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1 INTRODUCCIÓN En enero de 2011 se iniciaron una serie de revueltas en países del norte de África y del Medio Oriente conocidas como “la pri- mavera árabe” y que tuvo como detonante la incineración a lo bonzo de un joven vendedor de mercancías en Túnez. Las protes- tas que iniciaron en Túnez y que provocaron la caída de la dicta- dura de Ben Ali, pronto se exten- dieron a otros países de la zona, como Egipto, donde fue destitui- do Hosni Mubarak después de 40 años de régimen. Las protestas se extendieron has- ta Libia donde fueron suprimidas de manera represiva mediante el uso de la fuerza, dejando miles de civiles muertos por parte del régimen de Muamar Gadafi, lo que provocó la alzada en armas de sectores de la sociedad, sumer- giendo a Libia en una guerra ci- vil que se pensó terminada tras la intervención de la Organización LIBIA: 4 AÑOS DESPUÉS DE LA INTERVENCIÓN HUMANITARIA Y EL R2P John González Henao 1 Situación actual del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en marzo de ese año y la posterior caída del líder libio Muamar el Gadafi. La operación fue vista como la consolidación del principio de la Responsabilidad de Proteger (R2P) y el éxito material de este principio, al ser una misión de rápido despliegue y que logró po- ner fin a la represión del régimen contra las protestas, así como evi- tar cualquier matanza ante las

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IntroduccIón

En enero de 2011 se iniciaron una serie de revueltas en países del norte de África y del Medio Oriente conocidas como “la pri-mavera árabe” y que tuvo como detonante la incineración a lo bonzo de un joven vendedor de mercancías en Túnez. Las protes-tas que iniciaron en Túnez y que provocaron la caída de la dicta-dura de Ben Ali, pronto se exten-dieron a otros países de la zona, como Egipto, donde fue destitui-do Hosni Mubarak después de 40 años de régimen.

Las protestas se extendieron has-ta Libia donde fueron suprimidas de manera represiva mediante el uso de la fuerza, dejando miles de civiles muertos por parte del régimen de Muamar Gadafi, lo que provocó la alzada en armas de sectores de la sociedad, sumer-giendo a Libia en una guerra ci-vil que se pensó terminada tras la intervención de la Organización

Libia: 4 años después de La intervención humanitaria y eL r2p

John González Henao1

Situación actual

del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en marzo de ese año y la posterior caída del líder libio Muamar el Gadafi.

La operación fue vista como la consolidación del principio de

la Responsabilidad de Proteger (R2P) y el éxito material de este principio, al ser una misión de rápido despliegue y que logró po-ner fin a la represión del régimen contra las protestas, así como evi-tar cualquier matanza ante las

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amenazas de Gadafi de acabar con la oposición. No obstante 4 años después de la intervención de la OTAN la situación es mucho más compleja en términos humani-tarios y políticos, con múltiples milicias involucradas, dos auto-proclamados gobierno enemigos, y múltiples amenazas a la seguri-dad de otros Estados.

El conflIcto lIbIo

En el marco de “la primavera árabe”, se organizó en Libia una protesta para conmemorar el ase-sinato de 12 personas por el régi-men de Gadafi en febrero de 2006 en Bengasi, y mostrar el rechazo a las caricaturas de Mahoma que habían aparecido en la prensa eu-ropea. A esta protesta le siguieron otras que se esparcieron por todo el país. Estas protestas fueron respondidas por el régimen con severas medidas de represión, en-tre ellas el despliegue de tanques, aviones y el uso indiscriminado de armas de fuego contra los ma-nifestantes.2

Ante el ataque a civiles y las ame-nazas de Gadafi de exterminar a la oposición, la respuesta inter-nacional a la situación en Libia en términos generales fue de re-chazo. Desde las organizaciones regionales la Liga Árabe vetó la participación de Libia en esta organización, y la Organización para la Cooperación Islámica y la Unión Africana rechazaron las medidas represivas tomadas por el régimen de Gadafi. A su vez el 26 de febrero de 2011 el Consejo de Seguridad (CS) de la ONU aprobó la Resolución 1970 en la que hace alusión al R2P, al recordar en su preámbulo la res-ponsabilidad de las autoridades libias de proteger a su población,

y rechaza las violaciones sistemá-ticas a los derechos humanos. En esta resolución el CS de seguridad tomó medidas como remitir la si-tuación libia al Fiscal de la Corte Penal Internacional, imponer un embargo de armas, prohibir via-jes y controlar activos de varias autoridades libias.3

La situación en Libia no mejoró, y ante el avance del ejército de Gadafi contra la ciudad rebelde de Bengasi, y la amenaza de ex-terminar a la oposición, el 17 de marzo de 2011, el CS aprobó la Resolución 1973 (con la absten-ción de Rusia, China, Brasil, In-dia y Alemania). En esta, al igual que la Resolución 1970, se recor-dó la responsabilidad de proteger a la población por parte de las autoridades libias, y la amenaza a la paz y la seguridad internacio-nales que la situación constituía. Así, basado en el Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas, el Consejo autorizó a los Estados miembros a tomar «todas las me-didas necesarias» para proteger a los civiles y a las zonas pobladas por civiles que estén bajo ame-naza de ataque en Libia, incluido

Bengasi, aunque excluyendo “una fuerza de ocupación extranjera de cualquier forma en cualquier parte del territorio libio”. En esta misma resolución el Consejo de-cidió establecer una prohibición de todos los vuelos en el espacio aéreo libio a fin de ayudar a pro-teger a los civiles, autorizando a los Estados partes a adoptar “to-das las medidas necesarias para hacer cumplir la prohibición de vuelos.4

El 19 de marzo, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña comenza-ron la “Operación Protector Uni-ficado”, con bombardeos aéreos contra las fuerzas de Gadafi. El 23 de marzo de 2011, las fuerzas aliadas anunciaron que habían anulado la capacidad operativa de las fuerzas aéreas de Libia y tenían el control del espacio aé-reo del país. La OTAN asume el 31 de marzo el control de todas las operaciones militares de sus Estados miembros dentro y alre-dedor de Libia en el marco de la operación “Protector Unificado”. Según la OTAN, en su campaña militar aérea y marítima de sie-te meses se llevaron a cabo más

Lanzador Múltiple de Ejercito Libio

Bernd Brincken/CC

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de 9.700 misiones de combate y se destruyeron más de 5.900 ob-jetivos militares.5 En octubre de 2011 tras el apoyo de la OTAN, las fuerzas rebeldes conquistaron el país y ejecutaron a Gadafi.

la rEsponsabIlIdad dE protEgEr y la IntErvEncIón En lIbIa

El caso libio puso en la agen-da internacional el debate sobre la aplicación práctica de la R2P, principio aprobado por la Asam-blea General de la ONU en sep-tiembre de 2005. La R2P redefine el alcance de la responsabilidad nacional e internacional con res-pecto a la protección de los civi-les en los conflictos (genocidios, crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y limpieza étnica) en tres pilares. El prime-ro es la responsabilidad primaria de un Estado por proteger a su población contra este tipo de vio-laciones a los derechos humanos. El segundo es la responsabilidad de la comunidad internacional de alentar y ayudar al Estado en hacerlo. La tercera es la responsa-bilidad de la comunidad interna-cional a utilizar todos los medios

pacíficos, diplomáticos, humani-tarios y otros, para proteger a la población si el Estado no protege o, si es el que viola los derechos humanos de su población.6 Este principio abre la posibilidad de usar la fuerza bajo mandato del Consejo de Seguridad de la ONU como un último recurso para pre-venir o frenar cualquier violación sistemática de los derechos huma-nos. El núcleo de la R2P es la idea de que la soberanía de un Estado está condicionada por el compor-tamiento hacia su población y ya no es la facultad absoluta que te-nía el Estado westfaliano.

En el seno de la OTAN y en es-pecial en Estados Unidos, hubo un triunfalismo con respecto a la intervención. Como lo seña-la Kuperman (2015), el entonces Comandante Supremo Aliado de Europa, James Stavridis, declaró que “la operación de la OTAN en Libia con razón ha sido acla-mada como una intervención modelo.” Después de la muerte de Gadafi, el propio Obama dijo, “Sin poner un solo miembro del servicio de Estados Unidos en el suelo, logramos nuestros obje-

tivos.” Estados Unidos parecía haber logrado tres cosas: nutrir la Primavera Árabe, evitar un genocidio como el de Ruanda, y eliminar Libia como una fuente potencial de terrorismo.7

No obstante, en el plano inter-nacional, a la intervención hu-manitaria/militar en Libia le surgieron críticas por parte de potencias emergentes como Bra-sil, quien sostuvo que la misión en aquél país demostró la nece-sidad de claridad sobre R2P. Para los brasileños, la misión había ido mucho más allá del mandato del Consejo de Seguridad basado en la R2P y fue, de hecho, más so-bre el derrocamiento del régimen de Gadafi que proteger a los ci-viles.8 Un punto de vista también expresado por otras potencias emergentes como India, Sudáfri-ca, China y Rusia.

dEscomposIcIón polítIca y El fracaso dE la dEmocracIa

En julio de 2012 se celebraron elecciones democráticas con la fi-nalidad de crear un gobierno de transición que eligiera a un pri-mer ministro, su gabinete, y un consejo constituyente que redac-tara una nueva constitución. Es-tas elecciones estuvieron rodea-das por un aura de optimismo al ser las primeras elecciones demo-cráticas en 42 años, y la posibili-dad de ser el punto de inicio de un nuevo rumbo para los libios.

De 3,500.000 personas aptas para votar, 2, 865,937 (82%) se habían registrado para votar y 1, 764,840 personas, (62%) de los votantes registrados, emitieron sus votos en 6.629 centros de votación en todo el país.9 En estas elecciones la Alianza de Fuerzas Nacionales,

Milicia armada y civiles en la ciudad de Ajdabiya

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de tinte liberal y que lideró el go-bierno interino del 2011, se hizo con 39 de los 80 escaños asigna-dos a los partidos políticos en el Congreso General de la Nación (CGN).10

Las expectativas frente a este nuevo gobierno fueron meras ilusiones y el país se vio frente a una crisis política que se perpe-túa hasta el día de hoy. El jefe de gobierno electo en aquella oca-sión, Mustafa Abu Shagour, duró menos de un mes en el cargo al no conseguir mayoría, siendo el primero de siete primeros minis-tros que han ocupado el puesto en menos de cuatro años.11 El sucesor de Abu Shagour fue Ali Zeidan, quien desde el primer día tuvo que afrontar el proble-ma de las milicias (pro Gaddafi y las rebeldes) que habían sur-gido en el marco de la guerra civil de 2011. Estas milicias tie-nen sus propias ideologías, y sus propias lealtades tribales, y ven en la fuerza el mejor medio para lograr sus intereses. Las distintas milicias poco a poco se hicieron con el control de la seguridad de las ciudades y de las fronteras, y la gestión del gobierno libio por crear un ejército propio mediante la integración de las milicias que derrocaron a Gadafi, tampoco dio resultados, deteriorando aún más la situación.12

En enero de 2014, las frágiles instituciones libias se ven nue-vamente socavadas por los en-frentamientos y los intereses de las distintas milicias. En este contexto el general Jalifa Haf-tar lanzó la llamada “Operación Dignidad” contra los grupos yi-jadistas de Bengasi y el este del país, entre ellos Ansar al-Sharia. El ataque también iba dirigido

contra el parlamento Libio de ese entonces, el CGN, que cada vez se mostraba más proislamico y plan-teaba la posibilidad de aplicar la Sharia en Libia.

La inestabilidad política de Libia se hizo evidente tras las eleccio-nes de 2014 cuando Fajr Libia, o “Libia Dawn” - una coalición diversa de grupos armados que incluye una serie de milicias is-lamistas - rechazaron el resultado de la elección y se apoderaron de control de Trípoli. El gobierno reconocido internacionalmente se trasladó a Tobruk, mientras que Libia Dawn estableció un gobierno rival, conocido como el nuevo Congreso General de la Nación, en la capital Tripoli.13

En últimas, Libia pasó de tener un gobierno liderado por Gadafi y con control sobre todo su te-rritorio, a tener dos gobiernos y más de 1700 milicias enfrentadas entre sí. La situación se extiende a las distintas regiones, como en la Cirenaica, donde hay luchas entre facciones por hacerse por el control del poder regional. Es decir que en Libia la violencia tiene matices y va más allá de en-frentamientos entre políticos se-culares y políticos y grupos isla-mistas, sino que también hay una serie de actores locales y regio-nales que quieren llegar al poder aprovechando el vacío de poder existente. Lo anterior puede sig-nificar un obstáculo en cualquier transición democrática o intento de gobierno de unidad nacional dado que los intereses de los lí-deres regionales y el gobierno na-cional no estén en concordancia y la inestabilidad se perpetúe.

Las Naciones Unidas han iniciado conversaciones entre las diversas

facciones políticas de Libia. Sin embargo, los esfuerzos de la ONU para impulsar el dialogo entre los dos gobiernos se ven limitados por los bajos niveles de confianza entre ellos, los intereses diversos frente al futuro de Libia, y por el convencimiento de cada parte de que puede llegar a imponerse frente a la otra.

mIlIcIas, tErrorIsmo IslámIco y rEgIonalIzacIón dEl conflIcto

La caída de Gadafi ha tenido múl-tiples impactos en la geopolítica y seguridad en África y en el Medio Oriente. Libia es ahora un gran depósito de armas sueltas en el mundo, y sus fronteras son tran-sitadas diariamente por una serie de actores no estatales (yihadis-tas, mercenarios) fuertemente armados que amenazan con des-estabilizar aún más una región ya bastante compleja.

Las armas procedentes de los arsenales del caído régimen de Gadafi se han propagado hacia el Sahel (Argelia, Níger, Malí) y otros lugares como Somalia, Siria, Egipto y Túnez,14 siendo usadas por actores no estatales como terroristas islámicos y gru-pos rebeldes en esos países. Tal situación se dio en Malí, cuando en 2012 hubo un golpe de esta-do contra el presidente Amadou Toumani Touré en el marco del conflicto con los Tuareg y al-gunos movimientos islámicos, quienes fueron reforzados por la llegada de excombatientes de la guerra libia y sus armas, logran-do tomar el norte de Malí. Las armas que iban destinadas a Mali eran transportadas a través del sur de Túnez, el sur de Argelia y el norte de Níger, quedando al-gunas armas en estos países.

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Dentro de las armas que antes pertenecían al ejército de Gada-fi se encuentran los lanzamisiles portátiles SA-24 y SA-7, de fa-bricación rusa y con capacidad de derribar un avión comercial. Libia contaba con unas 20.000 unidades de los cuales se teme que muchos se encuentren en el mercado negro.15

Libia también es ahora el lugar de operaciones del terrorismo yihadista. En octubre de 2014, 800 combatientes leales al Es-tados Islámico (EI), tomaron el control de Derna, a unas 200 mi-llas de la Unión Europea. Desde entonces, la rama libia del Esta-do Islámico ha tomado el control de otras ciudades como Sirte y ganado un grado de influencia en Bengasi, la segunda ciudad más grande del país.16 Ante esta situación países de Europa, Áfri-ca y Oriente Medio se han visto envueltos en este conflicto que amenaza su seguridad. Por ejem-plo el Estado Islámico ha ame-nazado con invadir a Italia de migrantes provenientes de Libia, provocando que desde este país se plantee la posibilidad de que el ejército de Italia pueda inter-venir en Libia para luchar con-tra los combatientes del EI. El uso del territorio libio por parte este grupo yihadista para aterro-rizar y amenazar a otros Estados ha sido el motivo o la excusa que ha aumentado los intereses y la participación de otros Estados de la región en este conflicto. En fe-brero el Estado Islámico decapi-tó 21 trabajadores migrantes de Egipto por ser cristianos coptos, difundiendo luego un video con imágenes del hecho. Como reac-ción Egipto decidió emprender ataques aéreos directos contra objetivos del grupo en Derna.

Pero el terrorismo no era una amenaza antes presente en Libia y aunque Gadafi apoyó décadas atrás el terrorismo,17 el líder libio se había convertido en un aliado de Estados Unidos contra el te-rrorismo global, incluso antes de los atentados del 11 de septiem-bre de 2001. A finales de los años 90, Gadafi inicio acercamientos con Estados Unidos y Europa, para lo que renunció a su pro-grama de armas de destrucción masiva, mostró cooperación total contra las redes del terrorismo mundial, y aceptó la responsabili-dad por el atentado de Lockerbie, pagando fuertes sumas de dinero como indemnizaciones a las víc-timas. Lo hizo en parte porque se enfrentó a una amenaza domés-tica, los militantes del Grupo Is-lámico Combatiente Libio, aliado de Al Qaeda a finales de los 90. En este apoyo a la lucha contra el terrorismo Libia fue uno de los primeros países en condenar pú-blicamente los atentados el 9/11 contra el World Trade Center y el Pentágono, y ofreció el apoyo de sus servicios clandestinos a los EE.UU y su guerra contra el te-rrorismo global.18 En el contexto de lucha global contra el terro-rismo Libia era lugar de tortura contra presuntos integrantes de Al Qaeda, en la búsqueda de in-formación para los servicios de inteligencia estadounidenses y europeos.

El involucramiento de terceros Estados se hizo evidente desde mayo de 2014, cuando el general renegado Khalifa Haftar19 em-prendió la acción militar deno-minada “Operación Dignidad” con el fin de acabar con los isla-mistas (radicales o no). Haftar ha recibido el apoyo de Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, quienes

han bombardeado distintas po-siciones de rebeles islamistas y participaron en la batalla por el aeropuerto de Trípoli del lado del general Haftar.

costos humanos y dErEchos humanos

La intervención de la OTAN en Libia, además de exacerbar los distintos conflictos entre las dis-tintas milicias, y crear amenazas para la seguridad de otros Estados y la región, ha tenido un impor-tante costo humano.

Durante la campaña militar de 7 meses los bombardeos de la OTAN tuvieron como daño colateral 72 muertes de civiles, entre ellos 20 mujeres y 24 niños.20 Ahora bien, según varias ONGs de derechos humanos, la OTAN hizo esfuer-zos considerables por minimizar el riesgo de causar bajas civiles, por ejemplo usar munición guiada de precisión y, en algunos casos, dio previo aviso a los habitantes de las zonas a atacar.

En un primer momento se podría decir que el número de muertes de civiles tras los ataques aéreos de la OTAN en Libia fue bajo si se tiene en cuenta la cantidad de bombardeos, objetivos y la dura-ción de la campaña. El problema es que se han encontrado indicios de que varios lugares que fueron blancos de bombardeos, no se es-tuviera utilizando con fines mili-tares como para ser blanco de un bombardeo. Lo anterior significa-ría que en los bombardeos de la OTAN se cometieron crímenes de guerra por parte de esta orga-nización, en este caso por incum-plir el principio de distinción en-tre civiles y combatientes. Hasta la fecha no se han encontrado

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información que indique que la OTAN reparó a las familias y a los otros heridos.21

Después de la intervención que se suponía pondría fin a la ame-naza humanitaria, la guerra civil resultante ha generado una crisis humanitaria que supera a la si-tuación previa a la intervención de 2011. El CICR22 ha dicho que en Libia hay un desglose en los servicios básicos, un aumento en los precios de los alimentos bási-cos, los cortes de energía, escasez de combustible y de agua y una abrumadora sensación de inse-guridad entre la población. An-tes de la intervención, Libia era un país de renta media-alta, y el régimen de Gadafi había teni-do una sólida trayectoria en la entrega de servicios básicos, te-niendo un acceso casi universal a educación y salud. Un ejemplo de lo anterior era su puesto 64 de 185 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU.23

EscEnarIos y pErspEctIvas

De la intervención en Libia bajo el principio de R2P se pueden decir varias cosas. En primer lu-gar el apoyo de organizaciones regionales como la Liga Árabe, la Unión Africana y el Conse-jo para la Cooperación Islámica, así como la abstención más no rechazo de China, Rusia, India y Brasil, a la resolución 1973 y la resultante intervención en Libia, demuestran que el principio de la Responsabilidad de Proteger ha adquirido fuerza en el sistema internacional, internalizandose en el comportamiento y discurso de muchos Estados, quienes ven en este principio una forma le-gitima de usar la fuerza para po-ner fin a violaciones de derechos humanos. Este posicionamiento relativo no quiere decir que R2P sea aceptado por todos los acto-res y mucho menos de manera incondicional. El debate persiste y lo relativo a los parámetros e

instrumentos a usar, así como el objetivo de estas intervenciones, son temas que aun suscitan críti-cas y objeciones sobre la validez y la aplicabilidad del R2P. Como en este caso donde se suponía que la intervención tenía como fin pro-teger a la población civil y poner fin a la crisis humanitaria, pero se terminó derrocando a un gobier-no y a un sistema, y paradójica-mente, exacerbando la situación humanitaria.

En términos prácticos la inter-vención en Libia es el ejemplo de como una buena interven-ción termina en fracaso. Como se pudo observar, la intervención en Libia no supuso excesivos costos de operación ni tampoco tropas en tierra (situación que siempre han evitado los países de occiden-te) y si bien, no era su fin último, puso fin a 41 años de dictadura de Gadafi. La paradoja de la inter-vención libia fue que el pueblo li-bio y sus gobiernos provisionales

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consecutivos exigieron su inde-pendencia pero también insistie-ron en la ayuda internacional. Esa dinámica causó frustración en la comunidad internacional, ya que trató de ayudar a reconstruir las instituciones libias que Gadafi ha-bía diezmado, pero su margen de acción era limitado. La comunidad internacional podría haber hecho más en Líbia, pero el columpio li-bio entre la ayuda internacional y la independencia, y la timidez o falta de voluntad de la comunidad internacional, fueron factores que encaminaron al estado del Magreb en la situación que hoy vive.

Al momento de escribir estas lí-neas (30 de octubre), el enviado especial de la ONU para el con-flicto libio, Bernardino León ha-bía enviado a los parlamentos (Tobruk Y Tripoli) su propuesta de crear un gobierno de unidad que tendría un mandato de un año (con posibilidad de prórro-ga), compuesto por seis miembros (primer ministro, tres vice prime-ros ministros y dos ministros).24 La propuesta fue rechazada por el parlamento reconocido por la comunidad internacional, el de Tobruk. Según fuentes no oficia-les, este exige que solo haya un presidente y dos vicepresidentes, y rechaza cualquier gobierno de reconciliación nacional y cual-quier injerencia del exterior.25

Lo anterior refleja la complejidad del escenario político libio en el sentido de que incluso al interior de los parlamentos hay diferentes posturas. Por ejemplo, en Tobruk, mientras un grupo de parlamen-

tarios quiere impulsar la unidad, los federalistas y los seguidores del general Haftar están en con-tra de un gobierno único.

Es precisamente la figura de Haftar en el escenario libio una variable que complejiza la situa-ción en este país. De aceptar un gobierno de unidad, y Haftar seguir como comandante de las fuerzas armadas, o incluso como líder político, los miembros de muchas de las tribus orientales rechazarían esto, y Libia seguirá fracturada en dos. Ahora bien, si Haftar es excluido del gobierno de unidad en un intento de ten-der puentes entre las diferentes tribus y milicias, se corre el riesgo de un intento de golpe de Estado por parte del general, generando así una desestabilización tanto en el este como en el oeste del país.26

Pero el peor escenario es la inexistencia de un acuerdo de gobierno de unidad. De no exis-tir, se mantendría e intensificaría la situación actual de múltiples milicias enfrentadas que buscan controlar diferentes territorios, las infraestructuras petrolíferas y de transporte más importantes. En este escenario no hay Estado libio, soberanía, legitimidad o instituciones que salvaguardar. Y el vacío de poder seria el es-cenario perfecto para el Estado Islámico, que si bien, no tiene control de vastos territorios libios como si lo hace en Iraq y Siria, ya ha ganado posiciones en la costa mediterránea libia, como Sirte y Derna, localidades cercanas a al continente europeo.

Si el estado Libio sigue fragme-tandose y el EI avanza y aprove-cha el vacío de poder, se puede hablar de una amenaza directa para la seguridad de Europa pro-veniente de Libia. Y es que el EI ya ha amenazado a países eu-ropeos desde Libia, como Italia con atacarlos o con “llenarlos de migrantes”. En este escenario, no sería descabellado hablar de una nueva intervención de la OTAN, pero en este caso, una interven-ción como resultado a un ata-que a uno de los miembros de la alianza, de acuerdo al artículo 5 de su tratado, y no una interven-ción humanitaria. Este escena-rio no parece estar alejado de la realidad si se tiene en cuenta que desde varios países europeos se ha barajado la posibilidad de in-tervenir (otra vez) en Libia, para, ya sea, frenar el avance del Esta-do Islámico, o para evitar el flujo de migrantes.

Han pasado 4 años desde que cayó Gadafi y Libia pasó de ser el país con el índice más alto de ca-lidad de vida de África y Estado aliado de EE UU en la lucha con-tra el terrorismo, a un Estado (si es que se le puede llamar así) con dos gobiernos y dos primer mi-nistros enfrentados entre sí, cer-ca de 1700 milicias con distintos intereses y lealtades cambiantes, un nuevo centro de operaciones de la amenaza terrorista del Es-tado Islámico, y otro lugar del mundo que demuestra la demo-cracia no se puede ir replicando a la ligera y esperar que esta traiga paz o estabilidad.

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1 John González Henao Alumno del curso de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda, Bogotá - Colombia. Miembro del Grupo de Estudos e Pesquisa sobre Conflitos Internacionais (GEPCI) de la UNESP - Campus de Marília/SP.

2 LOBO FERNANDEZ, J.F. La intervención humanitaria ante las crisis en Libia y Siria: un estudio comparativo. Estudios Internacionales, v. 173, 2012, p. 37-66.

3 ONU. Consejo de Seguridade. Resolución 1970. Nueva Iorque, 2011. Recuperado el 1 de octubre de 2015, de, http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=s/res/1970%20(2011).

4 ONU. Consejo de Seguridade. Resolución 1973. Nueva Iorque, 2011. Recuperado el 3 de octubre de 2015, de, http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=s/res/1973%20(2011).

5 NATO. Operation Unified Protector Final Mission Stats. 2011. Recuperado el 30 de octubre de 2015, de, http://www.nato.int/nato_static/assets/pdf/pdf_2011_11/20111108_111107-factsheet_up_factsfigures_en.pdf.

6 ONU. La responsabilidad de proteger. Oficina del Asesor especial sobre la prevención del genocidio. 2015. Recuperado el 31 de octubre de 2015, de, http://www.un.org/es/preventgenocide/adviser/responsibility.shtml.

7 KUPERMAN, J. Obama’s Libya Debacle: How a Well Meaning Intervention Ended in Failure. Foreing Affairs, marzo/abril, 2015.

8 AVEZOV, X. Responsibility while protecting’: are we asking the wrong questions? Stockholm International Peace Research Institute. 2015. Recuperado el 03 de octubre de 2015, de http://www.sipri.org/media/newsletter/ essay/Avezov_Jan13.

9 THE CARTER CENTER. General National Congress Elections in Libya. 2012. Recuperado el 30 de octubre de 2012, de, https://www.cartercenter.org/resources/pdfs/news/peace_publications/election_reports/libya-070712-final-rpt.pdf.

10 De los 200 escaños que tenía el órgano legislativo denominado Congreso General de la Nación (CGN), 120 eran para candidatos sin partido o independientes.

11 KUPERMAN, J. Obama’s Libya Debacle: How a Well Meaning Intervention Ended in Failure. Foreing Affairs, marzo/abril, 2015.

12 FUENTE, I. Libia: la guerra de todos contra todos. Instituto Español de Estudios Estratégicos. 2014.

13 CAFIERO, G.; WAGNER, D. Four Years After Gaddafi, Libya Is a Failed State. Foreing Policy in Focus. 2015 Recuperado el 28 de septiembre de 2015, de http://fpif.org/four-years-after-gaddafi-libya-is-a-failed-state.

14 ONU. Consejo de Seguridade. Final report of the Panel of Experts established pursuant to resolution 1973 (2011) concerning Libya. Nueva Iorque, 2011. Recuperado el 05 de octubre de 2015, de http://www.securitycouncilreport.org/atf/cf/%7B65BFCF9B-6D27-4E9C-8CD3-CF6E4FF96FF9%7D/s_2014_106.pdf.

15 CALATAYUD, J. Armas procedentes de Libia alimentan los conflictos de África. El País. Recuperado el 15 de octubre de 2015 de http://internacional.elpais.com/internacional/2012/03/21/actualidad/1332354830_075357.html.

16 CAFIERO, G.; WAGNER, D. op. cit.

Série Conflitos Internacionais é editada pelo Observatório de Conflitos Internacionais da Faculdade de Filosofia e Ciências (FFC) da Universidade Estadual Paulista Julio de Mesquita Filho (UNESP) - Campus de Marília – SP

Editor: Prof. Dr. Sérgio L. C. AguilarLayout: Paula Schwambach MoizesISSN: 2359-5809Comentários para: [email protected]ível em: www.marilia.unesp.br/#oci

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Rússia e Política de Influência V. 1, n. 1Congo - A atual dinâmica do conflito e a rendição do M23 V. 1, n. 2 Oriente Médio: islamismo e democracia V. 1, n. 3As invasões russas na Geórgia (2008)e na Criméia (2014) V. 1, n. 4A Nigéria e o Boko Haram V. 1, n. 5A guerra civil síria, o Oriente Médio e o sistema internacional V. 1, n. 6Colômbia: as FARC e os diálogos de paz V. 2, n. 1O Estado Islâmico V. 2, n. 2Haiti: a atual conjuntura da Minustah e o Brasil V. 2, n. 3Congo: desordem, interesses e conflito V. 2, n. 4

17 Al régimen de Gadafi se le atribuye el atentado de Lockerbie (Escocia) en diciembre de 1988 que dejó 288 muertos. Se dice que el atentado se dio en respuesta a los bombardeos estadounidenses de Trípoli y Bengazi en 1986.

18 LEWIS, W. The War on Terrorism: The Libya Case. The Atlantic Council of the United States, 2002. Recuperado el 20 de octubre de 2015, de, http://www.bits.de/public/documents/US_Terrorist_Attacks/0204-War_Terrorism_Libya_Case.pdf.

19 Khalifa Haftar es un exmilitar del ejército Libio y compañero de Gadafi en el golpe de Estado de 1969. Haftar fue acusado de traición en los 70s, huyendo a Estados Unidos empezando a trabajar con la CIA para derrocar a Gadafi. En 2011 volvió al país a luchar con los rebeldes pero en 2014 se hace con el apoyo de varios militares y emprende una campaña contra los islamistas para lograr la estabilidad de Libia. Más adelante se convierte en el líder del brazo armado del gobierno de libio de la Ca reconocido internacionalmente.

20 HUMAN RIGHTS WATCH. La OTAN debe investigar muertes de civiles en Libia. 2012. Recuperado el 15 de octubre de 2012, de, https://www.hrw.org/es/news/2012/05/14/la-otan-debe-investigar-muertes-de-civiles-en-libia.

21 AMNISTIA INTERNACIONAL. Libia: La OTAN debe asumir la responsabilidad de sus actos. Recuperado el 05 de octubre de 2015, de https://www.es.amnesty.org/actua/acciones/libia-otan/. HUMAN RIGHTS WATCH. op. cit.

22 CICR. Libia: se necesita más ayuda humanitaria mientras la violencia continúa. 2015 Recuperado el 30 de octubre de 2015, de, https://www.icrc.org/es/document/libia-se-necesita-mas-ayuda-humanitaria-mientras-la-violencia-continua.

23 UNICEF. Libya Humanitarian Situation Report. 2014. Recuperado el 18 de octubre de 2015, de http://www.unicef.org/appeals/files/UNICEF_Libya_Sitrep_March_2015.pdf.

24 PEREGIL, F. La ONU propone a Libia un Gobierno único de transición. El País 9/10/2015. Recuperado el 30 de octubre de 2015, de, http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/09/actualidad/ 1444342337_515430.html.

25 DEUTSCHE WELLE. Parlamento libio en Tobruk rechaza plan de paz de la ONU. 20 Octubre 2015. Recuperado el 30 de octubre de 2015, de, http://www.dw.com/es/parlamento-libio-en-tobruk-rechaza-plan-de-paz-de-la-onu/a-18792180.

26 PACK, J. Libia, un precipicio aterrador. El País. 2015. Recuperado el 30 de octubre de 2015, de, http://internacional.elpais.com/internacional/2015/10/20/actualidad/1445360196_258947.html.