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Foro Interno 2014, 14, 35-63 ISSN: 1578-4576 http://dx.doi.org/10.5209/rev_FOIN.2014.v14.46803 Los levellers y el “humanismo radical”: dentro y fuera del republicanismo Fernando FERNÁNDEZ-LLEBREZ Recibido: 18 de marzo de 2014 Aceptado: 4 de agosto de 2014 RESUMEN El objetivo del presente artículo es ofrecer una reflexión sobre la formación intelec- tual y política de los levellers. En primer lugar, se pretende comprobar en qué medi- da la identificación de los levellers como “santos milenaristas” es certera o si, por el contrario, resulta más adecuado situarlos dentro de un tipo de humanismo. En segun- do lugar, analizaremos cuál es la relación entre el pensamiento político de los lev- ellers y el republicanismo cívico. Y, finalmente, trataremos de definir a los levellers como un grupo que postula un proyecto político de tendencia moderna e inclusiva, conformando lo que hemos denominado como humanismo radical. PALABRAS CLAVE Niveladores, humanismo, pensamiento radical, republicanismo cívico, teoría política. ABSTRACT The aim of this article is to reflect on the intellectual and political background of the Levellers. First, we will seek to discover to what extent the identification of the Lev- ellers as “millennialist saints” is accurate or whether, on the contrary, it is more appro- priate to place them within the category of humanists. Second, we analyze the rela- tionship between the political thought of Levellers and civic republicans. Finally, the Levellers are defined here as a group that posits a modern and inclusive political proj- ect, forming what we may call a radical humanist movement. KEY WORDS Levellers, humanism, radical thought, civic republicanism, political theory.

Leveller y El Humanismo Radical

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  • Foro Interno2014, 14, 35-63

    ISSN: 1578-4576http://dx.doi.org/10.5209/rev_FOIN.2014.v14.46803

    Los levellers y el humanismo radical: dentro yfuera del republicanismo

    Fernando FERNNDEZ-LLEBREZ

    Recibido: 18 de marzo de 2014Aceptado: 4 de agosto de 2014

    RESUMEN

    El objetivo del presente artculo es ofrecer una reflexin sobre la formacin intelec-tual y poltica de los levellers. En primer lugar, se pretende comprobar en qu medi-da la identificacin de los levellers como santos milenaristas es certera o si, por elcontrario, resulta ms adecuado situarlos dentro de un tipo de humanismo. En segun-do lugar, analizaremos cul es la relacin entre el pensamiento poltico de los lev-ellers y el republicanismo cvico. Y, finalmente, trataremos de definir a los levellerscomo un grupo que postula un proyecto poltico de tendencia moderna e inclusiva,conformando lo que hemos denominado como humanismo radical.

    PALABRAS CLAVE

    Niveladores, humanismo, pensamiento radical, republicanismo cvico, teora poltica.

    ABSTRACT

    The aim of this article is to reflect on the intellectual and political background of theLevellers. First, we will seek to discover to what extent the identification of the Lev-ellers as millennialist saints is accurate or whether, on the contrary, it is more appro-priate to place them within the category of humanists. Second, we analyze the rela-tionship between the political thought of Levellers and civic republicans. Finally, theLevellers are defined here as a group that posits a modern and inclusive political proj-ect, forming what we may call a radical humanist movement.

    KEY WORDS

    Levellers, humanism, radical thought, civic republicanism, political theory.

  • 1 David WOOTON, Los Niveladores, en John DUNN (ed.), Democracia. El viaje inacabado(508 a.c-1993 d.c.), Tusquets, Barcelona, 1995, p. 86.

    2A lo largo del presente artculo tenderemos a usar la expresin inglesa levellers. Aun as,utilizaremos, a veces, la expresin castellana niveladores para evitar cierta reiteracin.

    3 Caroline ROBBINS, The Eighteenth-Century Commonwealthman, Amagi-Liberty Fund.,Indianapolis, 2004.

    4 Henry BRAILSFORD, The Levellers and the English Revolution, Stanford Univesity Press,London, 1983, p. xi: [T]o our generation fell the good fortune of re-discovering the Levellers.

    5 Vase Quentin SKINNER, Rethinking Political Liberty in the English Revolution: HistoryWorkshop Journal, n. 61 (2006), pp. 156-170.

    6 Para estos autores vanse, entre otros, obras clsicas como: William HALLER, Liberty andReformation in the Puritan Revolution, Columbia University Press, Columbia, 1955; Murray TOL-MIE, The Triumph of the Saints, Cambridge University Press, Cambridge, 1977; o Christopher HILL,El mundo trastornado. El ideario popular extremista de la revolucin inglesa del siglo XVII, SigloXXI, Madrid, 1983.

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    INTRODUCCIN

    El estudio acadmico sobre los levellers es un hecho relativamente novedoso yreciente. El primer libro sobre los Niveladores no apareci hasta 19161 y losrelevantes Debates de Putney no fueron publicados hasta la ltima dcada delsiglo diecinueve2. No fue realmente hasta despus de la segunda guerra mundialcuando los levellers empezaron a ser estudiados de forma especfica y con laimportancia que merecen. La obra de Caroline Robbins3 (1903-1999), publicadaen 1959, dio el pistoletazo de salida a dichos estudios. Por eso no suenan extra-as las palabras de Henry Brailsford (1873-1958), otro de los pioneros en elestudio sobre este movimiento, cuando afirm que nuestra generacin tuvo labuena suerte de descubrir de nuevo a los levellers4. Es ms, no ser hasta losaos ochenta del pasado siglo cuando de verdad ocupen un lugar propio en lahistoria intelectual5.

    En trminos generales, la mayora de los investigadores sociales de refe-rencia a la hora de conocer la primera fase de la revolucin inglesa han compar-tido una idea similar sobre los levellers. Para muchos de estos, entre los quepodemos destacar a William Haller y sus discpulos6, los integrantes de estemovimiento suelen ser vistos como una especie de santos milenaristas enarmas que defendieron un proyecto poltico ms cercano a explicaciones y pos-tulados premodernos que a concepciones modernas de la poltica. En un sen-tido similar los analiza John Pocock cuando afirma que si bien:

  • El Agreement of the People supuso una antinomia en relacin con la AncientConstitutionestamos ante algo comparable al momento savonaroliano en el quela conciencia cvica, la conviccin apocalptica y la naturaleza heredada del pasa-do, entran en una relacin complejaLos radicales de 1647 pueden ser considera-dos, por tanto, como personas que vivan un momentoen el que pareca inmi-nente el advenimiento del verdadero milenio o, dicho en trminos ms espirituales,el momento en el que se crea iba a tener lugar una liberacin que casi divinizaralas capacidades humanas7.

    El propsito del presente artculo es problematizar dicha tesis. En este sen-tido, nuestro objetivo ser doble. Por un lado, pretendemos comprobar en qumedida la identificacin de los levellers como santos milenaristas es certera osi, por el contrario, resulta ms adecuado situarlos dentro de un humanismo defensor de ciertos derechos humanos que podramos denominar como polti-camente radical. Y, por otro, observar cul es la relacin entre ese humanismo delos levellers y las concepciones republicano cvicas de la poca, con el propsi-to de determinar en qu medida se sitan dentro y/o fuera de dicha tradicin. Latesis que pretendemos exponer es que la teora poltica de los levellers se carac-teriza por el desarrollo de una determinada concepcin humanista tendencial-mente integradora en la que interactan algunos elementos republicanos-cvi-cos y planteamientos ms modernos y radicales de la poltica, configurando loque podramos denominar como humanismo radical.

    De este modo, comenzaremos haciendo un breve esbozo de las fuentes inte-lectuales de este movimiento dentro de la revolucin inglesa. Seguidamente, rea-lizaremos un recorrido por algunos de los conceptos centrales de su pensamien-to, tales como la supremaca popular, su defensa de la justicia, su matriz popular,etc., con la intencin de caracterizar dicho humanismo radical. Finalmente, abor-daremos en qu medida todo ello supone una extensin o no del argumentario delos santos milenaristas, as como si conlleva una redefinicin del republicanis-mo cvico, o una crtica externa a este. O, por el contrario, si hablamos de un dis-

    7 John G. A. POCOCK, El momento maquiavlico. El pensamiento florentino y la tradicinrepublicana atlntica, Tecnos, Madrid, 2002, pp. 454-455. Podra recordarse que Michael Walzeren su magistral libro La revolucin de los santos no sita a los levellers en el mismo lugar quelo hace Pocock en su tambin excelente libro. En este sentido, para Walzer los santos milenaris-tas quedan identificados con los radicales puritanos, los disciplinarios de la poca isabelinalospresbiterianos y los congregacionistas del perodo de los Estuardo, es decir,la corriente principaldel puritanismo, los autnticos calvinistas ingleses, pero no con los levellers. Michael WALZER,La revolucin de los santos. Estudio sobre los orgenes de la poltica radical, Katz, Madrid, 2008,p. 10.

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  • 8 WOOTTON, Los Niveladores, pp. 84 y ss.9 Marco REVELLI, Presentacin, en AA.VV., The Levellers. Los Debates de Putney. En las

    races de la democracia moderna, Capitn Swing, Madrid, 2010, p. 16.10 Ibid., p. 17.11 HILL, El mundo trastornado, p. 96.

    curso que hace que los niveladores se encuentren dentro y fuera de ese republi-canismo.

    LEVELLERS: FORMACIN EN CONTEXTO

    En sentido estricto, el movimiento leveller fue una experiencia relativamentecorta en el tiempo durando unos cuatro aos (1645-1649). Su momento lgido sedio en 1647 en torno a los conocidos Debates de Putney. Los levellers ganarondicho debate, pero no la revolucin, acontecimiento del que salieron victoriosossus adversarios Oliver Cromwell (1599-1658) y Henry Ireton (1611-1651). Encualquier caso, resulta imposible comprender hoy la gnesis de la revolucininglesa sin hacer una parada en este grupo de activistas defensores de la igualdadpoltica8.

    Los levellers configuraron un grupo heterogneo y poroso de difcil delimi-tacin conceptual e histrica y, ms aun, si se interrelacionan con sus aliados losagitadores. Haba levellers militares aunque tambin muchos de ellos eran civi-les. Ya fuesen lo uno o lo otro, la pluralidad social conformaba parte de su reali-dad. As, haba yeomen, es decir, pequeos propietarios cultivadores que eranhombres libres e independientes, orgullosos de sus pequeas propiedades ydecididos a defenderlas con su propia vida9, que no formaban parte ni de la aris-tocracia tradicional ni de la gentry10. Pero, del mismo modo, haba artesanos,pequeos comerciantes, sastres, ; hablamos de un grupo con una alta y diver-sa presencia en sectores populares, tanto rurales como urbanos, siendo estos lti-mos los que le dieron su aspecto ms especfico y activo.

    Esta diversidad afect tambin a los orgenes intelectuales de su pensa-miento poltico. Es conocida la presencia de ideas religiosas congregacionistas.Estaban acostumbrados a convivir bajo ciertas reglas en las que la libre discu-sin, el ejercicio del voto y el debate encarnizado formaba parte de su cotidia-neidad, lo cual le deba mucho a la tradicin religiosa en la que se insertaban11.Es imposible negar que todas estas concepciones formaron parte del backgroundde su pensamiento poltico constituyendo lo que podramos llamar como su sub-suelo moral. Pero, al mismo tiempo, los levellers recibieron otras influenciasintelectuales. Entre ellas, la proveniente de la tradicin humanista latina que per-

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  • mita formas de argumentacin no teolgicas para dicho subsuelo, as comopara ir ms all de este. La formacin acadmica de algunos de los autores leve-llers, por lo menos de los ms representativos y conocidos, confirma esta influen-cia.

    Por sealar solo algunos ejemplos, Richard Overton (1640-1663) fue beca-rio en el Queens College de Cambridge siendo educado por tutores humanistas;John Lilburne (1614-1657) se jactaba de alardear de su formacin en la Escuelade Gramtica de Newcastle; Maximilian Petty (1583-1689) fue miembro delRota, el club de discusin de James Harrington (1611-1677); William Walwyn(1600-1681) destacaba por su alto conocimiento de la obra de Michel de Mon-taigne (1533-1592), Justo Lipsio (1547-1606) y Pierre Charron (1541-1603),dirigiendo un grupo de discusin sobre la poltica y el pensamiento republicano;incluso Thomas Rainsborough (1610-1648), el ms religioso de todos ellos comose puede comprobar en los Debates de Putney, tuvo tambin una slida forma-cin en una escuela de Gramtica; y, por supuesto, John Wildman (1621-1693)que, como ha dicho Samuel Glover, fue el pensador ms interesado en los argu-mentos polticos republicanos12 de todo este grupo, as como uno de los porta-voces de los levellers en los citados debates y, presumiblemente, el autor de laprimera versin de su texto de referencia: el Agreement of the people de 164713.Por todo ello se puede afirmar que algunos de los lderes de los levellers eranhombres de un nivel educativo comparativamente alto en una poca en la que esoera sinnimo de tener una formacin en retrica clsica e historia republicana14.

    Est acreditado que hubo cierta recepcin, cuanto menos formal, de deter-minado humanismo cvico renacentista en los lderes levellers de mayor presti-gio. Aun as, es preciso dilucidar en qu grado se dio esa influencia y qu plan-teamientos humanistas fueron los que recibieron tal acogida. Pudiera ser que aunteniendo ciertas fuentes comunes con el republicanismo cvico, la lectura e inter-pretacin que hagan de estas los levellers les lleve a defender un proyecto pol-tico distinto al del republicanismo cvico. Para ello, comenzaremos por analizarel significado poltico de su texto ms emblemtico, el Agreement of the people(o acuerdo del pueblo).

    12 Samuel GLOVER, Introduccin, en AA.VV., The Levellers. Los Debates de Putney, p. 46.13 Para esta atribucin de autora vase: Ibid., pp. 48 y ss. Para otra interpretacin, aunque

    no contraria a esta, pero s complementaria, vase SEVERAL HANDS, An agreement of the peoplefor a firm and present peace upon grounds of common right and freedom. 28 October 1647, enAndrew SHARP (ed.), The English Levellers, Cambridge University Press, Cambridge, 2004, p. 92.

    14 GLOVER, Introduccin, p. 44.

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  • 15 REVELLI, Presentacin, p. 23.16 Vase Andrew SHARP (ed.), The English Levellers; y Arthur S. P. WOODHOUSE, Puritanism

    and Liberty, University of Chicago, Chicago, en http//oll.libertyfund.org/index.php?option=comcontent&task=view&id=1319&Itemid=287 (15-12-2013).

    17 Ian GENTLES, The Agreements of the people and their political contexts, en MichaelMENDLE (ed.), The Putney Debates of 1647. The Army, the Levellers, and the English State, Cam-bridge University Press, Cambridge, 2010, p. 156.

    LOS LEVELLERS Y LA SUPREMACA POPULAR: LA CRTICA AL GOBIERNO MIXTO

    El Agreement of the people, en sus tres versiones, es el documento ms caracte-rstico de los levellers. Su significado poltico es innegable. Y tambin su rele-vancia para el debate que se plantea en estas pginas, as como para los que sedieron en esos aos trascendentales (1645-1688), que no fue otro que abordar elproblema de la fundacin de algn orden social despus de la disolucin de todofundamento tradicional15. Pero conviene recordar que no fue lo nico que escri-bieron. La inmensa cantidad de panfletos, cartas o documentos que, a da de hoy,se conocen sobre los levellers16, nos obliga a situar en contexto y de forma rela-cional esta obra, para as comprenderla mejor.

    El primer Agreement of the people fue escrito en 1647 y sirvi como docu-mento de referencia para los Debates de Putney. Su novedad es alta porque ni esuna rplica de la libertad antigua clsica, que hace de la participacin poltica unhecho indiscutible como ethos cvico, ni tampoco es un mero contrato que garan-tiza los privilegios de unos pocos. Es un acuerdo poltico en el que los derechossolo se pueden garantizar porque, precisamente, hay una norma suprema que escomn e igual para todos y aprobada por la plebs (o commons). Esa fue su tras-cendencia poltica. Y de ah que para los levellers no bastara con conseguir tal ocual medida, sino exactamente un Agreement of the people como mxima expre-sin republicana de la idea de que sin poltica no hay libertad posible.

    La derrota de dicha propuesta explica por qu un par de aos ms tarde loslevellers escribieron un segundo Agreement. Todo parece indicar que este segun-do documento fue ms el producto de cierta componenda que un texto elabora-do a voluntad17. Finalmente se redact un tercer Agreement, escrito desde la pri-sin de Londres por Lilburne, Walwyn, Thomas Prince (1630-1657) y Overton,que fue el ltimo intento de los levellerscomo grupo de dejar huella en todoel proceso poltico que se abri tras la muerte del rey. Entre el primer y tercerAgreement hay ciertas diferencias, pero pese a ello, los distintos Agreementssuponen la defensa de una concepcin de la vida poltica para la cual la libertad

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  • es lo contrario de servidumbre y esclavitud18 y en la que la libre disposicin deuno mismo19 y la participacin ciudadana en la esfera pblica van de la mano20.Bajo la frmula del Agreement of the people, los levellers defendieron la apro-bacin de un documento escrito que contara con determinadas premisas paracontrolar la actividad de los gobernantes (tanto del rey como del parlamento), segarantizaran ciertos derechos que deban ser siempre respetados por el poderpoltico21 y se le otorgaba la supremaca al pueblo.

    Si tomamos como ejemplo el tercero de estos acuerdos apreciamos el reco-nocimiento de derechos bsicos o fundamentales tales como el mantenimientode aquellas salvaguardas y garantas de la vida, de la seguridad, de la libertad, dela propiedad y de los bienes22; libertad religiosa, de culto y de fe, limitado en elejercicio de la funcin pblica en relacin al papismo o cualquier injerenciaextranjera23; la casi desaparicin de la pena de muerte; el derecho a una defensajusta24; etc. En definitiva, toda una batera de derechos caractersticos que supo-nan una garanta para la libertad y la igualdad de los ciudadanos ante la ley que,aun siendo limitada en comparacin a da de hoy, expresa una concepcin bas-tante avanzada en lo que afecta a limitar la arbitrariedad del poder, y que conlle-va establecer cierta distancia para con el republicanismo clsico y el cvico25, ascomo con los postulados piadosos de origen protestante26.

    18 Quentin SKINNER, Hobbes y la libertad republicana, Universidad Nacional de QuilmesEditorial, Buenos Aires, 2010, pp. 128 y ss.

    19 Ricardo CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison: la gnesis de la democraciaconstitucional, CEPC, Madrid, 2011, p. 67.

    20 Para esto, vase Fernando FERNNDEZ-LLEBREZ, Humanismo, participacin y ciudadanacvica. Elementos para una democracia de calidad: Revista Espaola de Ciencia Poltica, n. 30(2012), pp. 31-53.

    21 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 181.22 John LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), en AA.VV., The Levellers.

    Los debates de Putney, pp. 294 y ss. 23 Advirtase la diferencia respecto del primer Agreement of the people (1647), donde la tole-

    rancia religiosa era plena. Ver SEVERAL HANDS, An agreement of the people, p. 94.24 Son importantes estas dos ltimas cuestiones ya que los levellers se opusieron al asesina-

    to del rey, precisamente, porque no haba ley que lo justificara.25 Para el republicanismo clsico la referencia central es ARISTTELES, Poltica, Gredos,

    Madrid, 1988; y para el republicanismo cvico el ya citado POCOCK, El momento maquiavlico.Para un recorrido por los diferentes republicanismos puede acudirse a Mara Jos VILLAVERDE, Lailusin republicana. Ideales y mitos, Tecnos, Madrid, 2008.

    26 Esta concepcin leveller del poder poltico es muy diferente de la que tena el hugonotePhilippe De Mornay (1549-1623) sobre el Estado como el templo de Dios. E igualmente distan-te de la del puritano John Knox (1514-1572) para quin la mxima autoridad, el profeta, era, segnWalzer, un funcionario especial de DiosSu estatus y su funcin no estaban determinados por

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  • una estructura constitucional. WALZER, La revolucin de los santos, pp. 105 y 114. Para un reco-rrido por la idea de individuo en esta conducta piadosa puritana, vase Laura ADRIN, El gobier-no del individuo en el puritanismo: William Ames (1576-1633): Foro Interno. Anuario de teorapoltica, vol. 11 (2011), pp. 93-126.

    27 That the power of this and all future representatives of this nation is inferior only to theirswho choose them. SEVERAL HANDS, An agreement of the people, p. 94.

    28 Which is not derived from the People, either immediately by their personall consent, oragreement, or mediately by the mutuall consent of those, who are elected by the People to repre-sent them. John WILDMAN, Putney Projects, p. 44,http://eebo.cica.es/datos1/web.e0002/116240/index.pdf (12-1-2014).

    29 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), en AA.VV., The Levellers. Los debatesde Putney, pp. 244 y 243.

    Pero los Agreements suponan ir, adems, un poco ms all. Era la maneraa travs de la cual los levellers criticaron el gobierno mixto. Este movimiento,recogiendo el sentir ltimo por el que se haba salido a la calle para cambiar yderrocar al rgimen, pensaba que su Agreement era incompatible con el principiode soberana parlamentaria que se defenda en los Heads of Proposals. El con-flicto que planteaban los levellers con su defensa de los Agreements no afectabasolo a la deslegitimacin soberana del Rey, sino que postulaba un planteamientoms ambicioso de contraposicin entre la soberana parlamentaria y la popu-lar, de tal modo que la supremaca no resida en el propio parlamento sino en elpueblo que lo elige. Como quedaba reflejado en el propio Agreement de 1647:Que el poder de este y de todos los futuros representantes de esta nacin es soloinferior a quienes los han elegido27.

    Este planteamiento no est solo recogido en los Agreements. La crtica deWildman, en su Putney Projects, a los Heads fue locuaz. Sus palabras son pal-marias en el sentido de que no hay autoridad legtima que no derive del pueblo,ya sea directamente, por consenso o acuerdo de sus miembros, o indirectamente,por mutuo acuerdo de aquellos que son elegidos por el pueblo para que le repre-senten28. Por eso no cabe gobierno mixto alguno para los levellers pues supon-dra reconocer que la supremaca sera compartida entre el pueblo y otra institu-cin (ya fuera el parlamento, los lores o el propio Rey). La propuesta de gobiernomixto era lo que los grandes es decir, Cromwell y sus aliados haban pacta-do y defendido en los Heads of proposals, y que quedaba representada en el dere-cho de veto del rey. Es por ello por lo que Wildman propone:

    Que todo el contenido de las propuestas debe ser cambiado si en ellas existealguna concepcin de derecho de veto del reyDar al rey el poder legislativoresulta contrario al mismo juramento de su coronacin, y lo mismo ocurre con otor-garle el poder al rey del derecho de veto para que pueda rechazar cualquier ley29.

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  • Y todo ello porque lo que se vulnera es un principio fundamental como elde la igualdad ante la ley: Ellos [los lores] deben someterse a todas las leyes, lascuales deben tener el mismo valor para ellos que para todos los dems30. Endefinitiva, para los levellers el fundamento de lo que, con el tiempo, denomina-remos como soberana era de carcter popular, separndose as de las justifica-ciones y defensas del gobierno mixto que pregonaban los grandes. La defensaleveller de la supremaca y el consentimiento popular31, as como su crtica algobierno mixto, supone distanciarse tambin de una parte del ncleo de la tradi-cin republicano cvica, porque en esta ni las teoras sobre el acuerdo poltico nila crtica al gobierno mixto estn presentes.

    LOS LEVELLERS Y LA RELEVANCIA DE LA JUSTICIA

    La perspectiva poltica de los levellers est definida ms por lo que se desea paraun futuro mejor que por las influencias del pasado. En su literatura, la tradicindel freeman conforma una parte de las inquietudes y anhelos que motivaron susexigencias a lo largo de su existencia. Este es uno de los elementos ms estudia-dos por los especialistas para este perodo y momento histrico, de ah que nonos detengamos en l. Pero junto a ello en los levellers se aprecia un incipienteiusnaturalismo y una preocupacin por un determinado sentido de la justiciahumanista que le dio un sello especfico (por lo menos para su poca y pas) a suargumentacin poltica.

    El sentido de la justicia defendido por los levellers qued palmariamenterecogido en los Debates de Putney. Al inicio de dichos debates hubo un tema dediscusin que afectaba al grado de compromiso que los representantes tenan enrelacin a los acuerdos establecidos. Esta polmica era bien concreta pues remi-ta a la crtica que los levellers hacan a los grandes por estar pactando con el reylos acuerdos a sus espaldas. Pero en el transcurso del debate la crtica fue ms

    30 Ibid., p. 258.31 De nuevo se aprecia una profunda distancia entre lo planteado por los levellers y lo pos-

    tulado por el puritano Knox quin se vea como un hombre enviado por Dios. John KNOX, TheAppellation from the Sentence Pronounced by the Bishops and Clergy (1558). Citado en WALZER,La revolucin de los santos, p. 113. Puede consultarse la obra original de KNOX, The Appellationof John Knox, en http://eebo.cica.es/datos4/web.e0025/7080/index.pdf (26-11-2013). O con lo pos-tulado por Christopher Goodman (1520-1603), quin vea a los magistrados como administrado-res de los sagrados misterios divinos, no por designacin de los hombres o para s, sino por decre-to de nuestro salvador. Christopher GOODMAN, How Superior Powers Ought to be Obeyed (1558).Citado en ibidem.

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  • 32 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 125.33 Ibidem.34 Una defensa del orden que concuerda con los objetivos centrales de los viejos hugono-

    tes: el orden, la organizacin, la disciplina, el deber: estas eran las ideas centrales del pensamien-to hugonote. WALZER, La revolucin de los santos, p. 103.

    35 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 122.36 Ibid., p. 100.

    all, elaborndose una de las reflexiones ms sutiles que dieron los levellers a lahora de legitimar el sentido del pacto poltico.

    Cules fueron los fundamentos terico poltico de los grandes en toda estacontroversia? El autor ms representativo vuelve a ser Ireton cuando indica quelos pactos contrados libremente entre los hombres deben de ser mantenidos. Sisuprims esto, no se qu base resta para todo aquello que vosotros denominisderecho del hombre32. Este acuerdo establece: su derecho a disfrutarlo, a la pro-piedad y al uso, la disponibilidad de la tierra, subordinada a la autoridad generalestipulada por nosotros para el mantenimiento del orden y el respaldo de estaley33.

    El contrato que postula Ireton est supeditado al mantenimiento del orden yde la propia ley como elementos justificativos de su legitimidad34. Es la defensade un derecho histrico que, por el mero hecho de ser histrico, acta comomotor principal de su razonar, no aportndose argumento alguno de carcter ticoo poltico. El joven abogado Wildman detecta esta cuestin y lo denuncia:

    El otro asunto que me gustara considerar concierne a un principio que heobservado difundirse con gran preocupacin, este es: que una vez estipulado uncompromiso entre dos personas, aunque despus el compromiso resulte injusto, esnecesario respetarlo y sufrir las consecuencias; y por esto cuando un parlamen-tocometa alguna injusticia, si nos hemos comprometido a obedecer las leyes allaprobadas, a pesar de ser injustas, debemos mantener el juramento de obediencia.Confieso que a mi me resulta un principio bastante peligroso35.

    Esto le resulta peligroso a Wildman porque obedecer por obedecer a lo nicoque lleva es a defender un determinado pasado: en este caso, el de los freeholdersingleses, y esto no era lo que pretendan los levellers. Frente a la seguridad que esepasado les daba a los grandes, los levellers argumentaron en trminos de un futu-ro ms justo, aunque eso supusiera subvertir el pasado heredado. Como sealaWildman: Cualquier obligacin asumida en el pasado debe ser reexaminada pos-teriormente cuando se discute si esta es honesta o no lo es; y si no es justa, novincula a las personas aunque se trate de un juramento36.

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  • Los levellers no niegan la relevancia del argumento histrico, pero s losupeditan a una determinada idea de justicia. Una defensa de la justicia que tam-poco se define por ser personal, intransferible y subjetivista. De hecho, su con-cepto de justicia era bastante claro y remita a una concepcin de los derechosnaturales y de la salus populi que, pudiendo ser discutibles, difcilmente puedenser acusados de subjetivismo tico tal y como pretendan hacer los grandes (laconcepcin de cada hombre, segn la expresin de Ireton)37.

    En lo que s tenan razn los grandes era en apreciar que lo propuesto porlos levellers significaba ya otro tipo de pacto poltico que iba ms all de lamanera inglesa habitual de justificarlo. Es cierto que los levellers se insertabandentro de la tradicin inglesa, pero lo hacan renovndola38; y lo hacan hastatal punto que pareca que hablaban de algo plenamente ajeno a su propia historiay a su derecho consuetudinario. Haba relacin, pero la tradicin de discurso quedesarrollaron, tena ya elementos nuevos donde el sentido de lo justo para el pue-blo era el motor del necesario acuerdo poltico. Un motor que no miraba ya tantoal pasado como s al futuro, dndole un aire de modernidad singular.

    A este respecto el planteamiento de Walwyn fue meridianamente ntidocuando apel a las reglas universales de la equidad y de la justicia comunes, lascuales obligan a todos los hombres y a toda autoridad del mundo...Estas liberta-des y privilegios que reclamis son derechos tan legtimos como el aire que serespira39. Pero seguramente sea la reflexin de Overton la ms contundente detodas cuando seal que:

    Cualquiera que fuesen nuestros antepasados, o hicieran lo que hiciesen, osufrieran lo que sufriesen, o se vieron obligados a ceder, nosotros somos los hom-bres de la edad presente y debemos ser absolutamente libres de toda clase de exor-bitancias, abusos, o poder arbitrarioSabis que las leyes de esta nacin son indig-

    37 Ibid., p. 126. De nuevo la distancia entre la concepcin leveller de la justicia y la de Knoxes elocuente. Para Knox ni el consentimiento del pueblo ni el proceso del tiempo ni la multitudde hombrespueden establecer una ley que Dios apruebe [correspondiendo] fundar la justicianoen la leysino en la eterna providencia [de Dios]. John KNOX, Works, IV, p. 49. Citado en WAL-ZER, La revolucin de los santos, p. 117. Puede acudirse a la obra original de John KNOX, A GodlyLetter (1554) en http://eebo.cica.es/datos5/web.e0029_2/8582/index.pdf (26-11-2013).

    38 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, pp. 80 y ss.39 [T]o the universall Rules of common equitie and justice, all men and all Authority in the

    world are boundThat libertie and priviledge which you claime is, as due unto you, as the ayreyou breath in.William WALWYN, Englands Lamentable Slaverie, en The Writings of WilliamWalwyn, edited by Jack McMichael and Barbara Taft, Georgia University Press, Georgia, 1989, p.149.

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  • 40 For whatever our forefathers were, or whatever they did or suffered or were enforced toyield unto, we are the men of the present age and ought to be absolutely free from all kinds of exor-bitances, molestations or arbitrary power. Ibid., p. 46. Ye know the laws of this nation are unworthya free people and deserve from first to last to be considered and seriously debated, and reduced to anagreement with common equity and right reason, which ought to be the form and life of every govern-ment. Ibid., p. 35. Richard OVERTON (with William Walwyns collaboration), A remonstrance ofmany thousand citizens. 7 July 1646, en SHARP, The English Levellers, pp. 35 y 46.

    41 GLOVER, Introduccin, p. 34.42 Vanse Quentin SKINNER, Liberty before Liberalism, Cambridge University Press, Cam-

    bridge, 1998; y POCOCK, El momento maquiavlico.43 GLOVER, Introduccin, p. 34.44 Ibid., p. 46.

    nas de un pueblo libre y, desde el principio al fin, deben ser consideradas, debati-das seriamente y reducidas a un acuerdo con equidad comn y justa razn, las cua-les deberan ser la forma y la vida de todo gobierno40.

    Toda una declaracin en defensa de la justicia que sin ser contraria a todaperspectiva histrica, aunque s a cierto historicismo, se proyecta a un presentedueo de su futuro. Una reflexin sobre la justicia que nos lleva a hablar de losderechos humanos invocados y de la concepcin humanista que los funda-mentan.

    LOS LEVELLERS Y LA DIMENSIN PLEBEYA DEL HUMANISMO: LA ANTESALA CIU-DADANA

    Como recuerda Glover, mientras que los levellers podan coincidir en que elrepublicanismo significaba el gobierno por el pueblo, discrepaban acerca de loque constitua el pueblo41. Para la tradicin republicana inglesa al uso, larepresentada por Harrington, John Milton (1608-1674) y Marchamont Nedham(1620-1678) entre otros y que es algo posterior a los levellers42, el pueblo que-daba identificado con los hombres propietarios: seores de unas tierras o empre-sarios; de ah que todos ellos propusieran modelos de gobierno que excluan alpueblo llano de cualquier participacin significativa43. Es cierto que esta inter-pretacin fue la que triunf histrica, poltica e historiogrficamente hablando.Pero tambin lo es que no es la nica lectura humanista posible.

    Muchas obras y textos levellers contienen numerosas referencias a la his-toria clsica y a la teora poltica44 como forma de justificacin de sus propios

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  • pareceres. La presencia de ideas de Nicols Maquiavelo (1469-1527)45 en rela-cin a las diferencias sociales existentes entre ricos y pobres y la injusticia queello conlleva fue recurrente. Tambin lo fueron las de Tito Livio (59 a. e. c-17 e.c.), Plutarco (45-120) y Tcito (56-117) en relacin a la plebs y a su negativa acombatir a los enemigos de Roma hasta que sus propias demandas de una refor-ma poltica se hubieran visto satisfechas46.

    Si hay un autor leveller que utiliz las fuentes humanistas ese fue Wildman.Y lo hizo tanto en sus textos anteriores como posteriores a 1647. No fue casualque en su conocido panfleto Englands Miserie and Remedie, publicado en1645, hiciera mencin a Cayo Flaminio (s. III-217 a. e. c.) como el proveedorde un modelo para el parlamento y el pueblo llano47. Flaminio fue el artfice denovedosas leyes agrarias en la repblica de Roma del siglo tres a. e. c. y se habadirigido a la multitud y les haba enseado a entender y emplear sus protestascontra el Senado y el resto de los senadores para reformar sus abusos. Por eso loscomunes48 le tenan en gran estima, tanta como odio le tenan los senadores49.Del mismo modo, en The Lawes Subversion, publicado en 1648, Wildmandaba carta de presentacin a la opinin democrtica ateniense de que se debegobernar de acuerdo con las leyes50, no pudiendo hacer lo que las leyes no dis-ponen. Tomando ejemplo en Polibio (203-120 a. e. c.), Diodoro Sculo (90-30 a.e. c.) y Jenofonte (430-354 a. e. c.), afirmaba Wildman que los gobiernos habansido originalmente creados por el acuerdo comn, libre y voluntario del puebloy haban sido refrendados por los usos y leyes de cada pas, siendo el puebloquin daba las leyes a los magistrados. Dicho en la antigua lengua de Roma:Imperium in Magistratibus, Authoritatem in Senatum, Potestatem in plebe,Majestatem in populo51.

    45 La obra maquiaveliana de mayor referencia fue Istorie Fiorentine, aunque tambin tuvie-ron eco los Discorsi. Vase Nicols MAQUIAVELO, Discurso sobre la primera dcada de Tito Livio,Alianza, Madrid, 2000; e Historia de Florencia. Istorie Fiorentine, Tecnos, Madrid, 2009.

    46 GLOVER, Introduccin, p. 39. 47 Ibid., p. 53.48 Se refiere a comunes en el sentido de plebeyo. En el original, commons.49 [M]ade his addresse to the multitude, and taught them to know and use their Power over

    himselfe, and his fellow Senators in reforming their disorders: For this the Commons highly estee-med him, and the Senators as deeply hated him, &c. John WILDMAN, Englands Miserie and Reme-die, 1645, p. 4, http://eebo.cica.es/datos1/web.e0002/113209/index.pdf (12-1-2014).

    50 [T]hat he should govern the people by rules of Law. John WILDMAN, The Lawes Sub-version, 1648, p. 2, http://eebo.cica.es/datos1/web.e0031/39605/index.pdf (12-1-2014).

    51 Mando en los magistrados, la autoridad en el Senado, el poder en el pueblo llano y lamajestad en el pueblo en su conjunto. WILDMAN, The Lawes Subversion, p. 1.

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  • 52 Para una definicin de movimiento social y su inicio en la historia moderna, acdase aCharles TILLY, Los movimientos sociales, 1768-2008. Desde sus orgenes a Facebook, Crtica, Bar-celona, 2010, pp. 75 y ss.

    53 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), p. 299.54 Ibid., p. 295.55 Ibid., p. 299.

    Son estos aspectos humanistas radicales de la primera modernidad, ignora-dos habitualmente por los estudios del establishment republicano, los que estnpor detrs de la concepcin popular de los levellers. Es esta mirada plebeya laque se inserta en los panfletos y textos y hace que este grupo, con toda su plura-lidad, despliegue un tipo de humanismo donde la categora commons acta comoantesala de la moderna ciudadana, siendo un ejemplo su dinamismo y conexincon los sectores ms dbiles de la sociedad.

    Los levellers no solo pretendieron que fuese el pueblo quien aprobara suacuerdo, sin pasar por el parlamento, sino que como activistas que fueron seanclaban en la sociedad para expresar sus protestas. Es cierto que los levellers nofueron un movimiento social en su sentido estricto52. Pero s fueron protagonis-tas, partcipes y representantes de una no pequea cantidad de movilizacionespopulares. Esa era y fue su fuerza, introduciendo un elemento central para la pos-trera teora de la democracia en donde la presin de la sociedad civil, categoratodava inexistente o meramente incipiente, se torna en un elemento fundamen-tal para el buen funcionamiento de la res pblica.

    Este sentido cvico-popular qued reflejado tambin en algunas de sus pro-puestas. La ms conocida es la suspensin y aniquilacin de los diezmos, no san-cionando a quienes no quisieran participar en el mantenimiento econmico delclero53. Pero es necesario destacar otras dos consideraciones ms por su moder-nidad y actualidad. Una es el sentido y funcin que se le otorga al Estado en rela-cin a la recaudacin de los impuestos y en general a todas aquellas actividadesque evidentemente le sern delegadas para tal fin, como la ampliacin de nues-tra libertad, la reparacin de las injusticias y la prosperidad del pas54. La otra,es en relacin a que el poder pblico deber preocuparse de manera particularpor salvaguardar a todas las personas de la criminalidad, de la miseria y la men-dicidad55. Ambas propuestas van dirigidas claramente a atender a los sectoressociales ms desfavorecidos de la poca, expresando una evidente sensibilidadsocial e inclusiva con la intencin de que nadie quede fuera del acuerdo.

    En cualquier caso, el tema capital donde se aprecia esta dimensin cvico-popular, aun con toda su ambigedad o ambivalencia, es en las consideracionesde los levellers sobre el sufragio.

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  • LOS LEVELLERS, IUSNATURALISMO POLTICO Y DERECHO AL SUFRAGIO

    Para entender adecuadamente el debate relativo a los derechos naturales hay queinsertarlo en las consideraciones vertidas sobre el sufragio. En los Debates dePutney se encuentran dos posturas claramente diferenciadas a la hora de justifi-car dicho derecho. Por un lado, estn los levellers y agitadores que apelarn a unincipiente, y contradictorio, derecho natural y, por otro, los grandes que afirma-rn que solo tienen derecho al sufragio los freeholders. Entre los primeros seencuentra Rainsborough, que ser quien protagonice el debate frente al incansa-ble Ireton, defensor inapelable de los freeholders. Rainsborough fue de todos losdefensores del Agreement el autor que us ms argumentos que invocaban a lasescrituras religiosas para la defensa de sus planteamientos.

    En el fragor del debate, Ireton, intentando justificar que solo los propieta-rios pueden votar, le hace la siguiente pregunta a Rainsborough: Me gustarasaber en qu derechos os amparis para afirmar que todos los hombres debentener derecho de voto en las elecciones. Quizs en el derecho natural?56. Y con-tina Ireton diciendo que Rainsborough:

    Quiere invocar la ley natural, segn la cual un hombre debe tener el poder,superior a esa constitucin y contrario a ella, de elegir a aquellos que deben deci-dir las que sern las leyes de ese estado, aunque dicho hombre no tenga otro inte-rs permanente en este Estado que el que pueda trasladar consigo mismo; si seadmite en base a la ley natural que nosotros somos libres, seremos tambin igualesy como consecuencia cada hombre tiene que tener el derecho de voto, entoncesmostradme por qu razn yo no podra en base a ese mismo derecho, quitaros vues-tras posesiones57.

    Ntese que cuando Ireton habla de la constitucin no se est refiriendo auna constitucin cualquiera que sirva de norma comn para una poblacin. ParaIreton esa constitucin es la constitucin inglesa vigente hasta la fecha. Unaconstitucin que asimila el derecho al voto, el inters permanente en el pas y elser propietario de tal modo que solo pueden votar los freeholders. Pero Ireton vams all y a partir de dicha concatenacin de supuestos realiza una falacia y unaadvertencia.

    56 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 164.57 Ibidem.

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  • 58 Que esta fuera la propuesta ms defendida no supone que no estuviera cubierta de ciertascontradicciones dentro de los propios levellers e incluso en los planteamientos de algunos de ellosa lo largo de sus reflexiones. Por ejemplo, ya en Putney el propio Maximilliam Petty, tras hacer unaacalorada defensa de un sufragio masculino muy inclusivo, muestra una actitud ms conciliado-ra cuando seala que la razn para excluir a aprendices y servidores o aquellos que viven de lalimosna es que ellos dependen de la voluntad de otros hombres, y tengan miedo de llevarles la con-traria. Ibid., p. 202. Argumento vinculado a la tradicin republicana cvica la defensa del hom-bre libre aunque de menor alcance, en relacin al sufragio, que el defendido por otros levellers.Del mismo modo, es preciso reconocer que, a veces, la categora pobre no queda claramente defi-nida, pudiendo llevar a equvocos. Pero, en cualquier caso, y aun con sus contradicciones, parececlara la tendencia inclusiva sin ser plena del proyecto poltico leveller en este aspecto pro-bablemente la mayor para la Inglaterra de la poca. En un lugar similar se encuentran las refle-xiones y propuestas de Baruch Spinoza, el gran heterodoxo sefard. Vase Baruch SPINOZA, Trata-do poltico, Tecnos, Madrid, 1978.

    59 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), pp. 165 y 166.60 Ibid., p. 166.61 Ibid., p. 156.

    La falacia es que la defensa del derecho al sufragio para todo ciudadanoingls (que es la propuesta leveller)58 conlleve negar el derecho a la propiedad. Yla advertencia de la que intenta prevenirnos es que la defensa de ciertos derechosnaturales implica identificar libertad con igualdad; identificacin que, porsupuesto, Ireton no comparte en absoluto.

    Rainsborough comienza respondiendo a la falacia de Ireton recordndoleque supone olvidarse de la ley de Dios afirmar que porque un hombre invoqueel derecho natural de toda persona al voto, con el mismo argumento est partici-pando en la destruccin del concepto de propiedadDios dice que existe la pro-piedad por qu, entonces, si no habra hecho la ley no robars?59. Pero eso noes bice, dir Rainsborough, para justificar la tirana: Dado que soy pobre,tengo que ser oprimido; si no poseo propiedad alguna en el pas, tengo que sopor-tar todas las leyes, sean justas e injustas. Pero qu digo?...Es el poder de losricos lo que hace esto posible, y lo que mantiene a los pobres bajo la tirana msgrande que el mundo jams haya podido imaginar60. De ah el conocido alega-to de Rainborough en defensa del sufragio no censitario:

    Pienso que el ms pobre de Inglaterra tiene el mismo derecho a vivir que elms rico y por ello, seores, creo que est claro que cada hombre que tenga quevivir bajo un gobierno, tiene primero que aceptar con su consentimiento a esegobierno. Y mantengo que el hombre ms pobre de Inglaterra no tiene la obligacinde obedecer a un gobierno en el que no ha participado de su construccin61.

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  • Pero no fue solo Rainsborough quien habl en este sentido. El agente civilleveller Maximiliam Petty, que acompaaba a Wildman en los Debates de Put-ney, fue claro a la hora de desmantelar la falacia que identifica el igual derechoal voto con la negacin del derecho de propiedad. Y lo hace sin necesidad de ape-lar a la tradicin bblica. En palabras de Petty:

    En cuanto a la cuestin de que si cada ingls residente en Inglaterra tuvieraque elegir y votar a sus representantes la propiedad quedara destruida, pienso que,al contrario, este sera el nico medio para conservarla. Ya que pienso que cadahombre es libre por naturaleza, y creo que la razn por la que los hombres eligie-ron representantes, cuando eran demasiado numerosos para que cada uno pudieradar directamente su propio voto, fue para que estos pudieran defender la propiedadde todosEn consecuencia, destruir la propiedad y dar a cada hombre su derechode voto no son lo mismo62.

    Pese a lo dicho, el insistente Ireton no cejaba en su empeo de postular quelos que no tenan propiedad no podan votar porque no tenan un inters perma-nente en su pas.

    No contento con ello, Ireton di un paso ms sealando que si yo quieroirme a vivir a un pas como forastero, o vivo en un pas sin poseer en l un inte-rs permanenteentonces tendr que someterme a las leyes y normas que esta-blezcan aquellos que representan en su conjunto los intereses del pas63. Unaafirmacin que supone identificar a los nacidos ingleses que no posean tierra(pobres, sirvientes,....) con los no ciudadanos ya que quedan identificados comoextranjeros, establecindose una continuidad sine die entre las categoras de par-ticipacin poltica, propiedad de la tierra, inters en el pas, ciudadana y tradi-cin. Este es el bucle en el que Ireton, como representante del pensamiento repu-blicano hegemnico de la poca, se instala y al que remite sin cesar. Un bucleque es claramente criticado por los levellers. La clave de la crtica est en la noaceptacin de la identificacin entre defensa del inters permanente del pas y serpropietario, la cual a su vez lleva a desmontar tambin la consiguiente asimila-cin entre extranjero y no propietario.

    Para los levellers, el derecho al sufragio remite a la puesta en prctica deuna ley fundamental, de un derecho poltico que afecta a todos los hombres naci-dos en Inglaterra como personas que tienen inters permanente en el pas, tengano no propiedad. En este caso es Wildman quien lo expresa de forma clara cuan-

    62 Ibid., p. 170.63 Ibid., p. 159.

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  • 64 Ibid., p. 175.65 Ibid., p. 176.66 Ibid., pp. 176 y 177. Una reflexin que supone introducir en el debate el concepto mismo

    de ciudadana poltica: de su naturaleza, justificacin y extensin como fundamento del nuevo con-cepto de soberana. REVELLI, Presentacin, p. 24. Qu lejos se encuentra este planteamiento delpostulado por Knox. Como dice Walzer, citando al propio Knox: El verdadero conocimiento deDios escribi Knox no nace con el hombre ni llega a l por poder natural...El conocimientoverdadero se identificaba, entonces, con la iluminacin religiosa (o bien con la dedicacin religio-sa, ya que los profetas no eran msticos). WALZER, La revolucin de los santos, p. 116. Vase tam-bin KNOX, A Godly Letter (1554).

    do seala que la cuestin a dilucidar es si el sufragio universal es contrario a unaley fundamental, segn la cual el que vota tiene que tener un inters permanenteen el pas64. Para argumentar en este sentido, Wildman comienza diciendo queel caso de los extranjeros es diferente de aquel que vive en el pas por habernacido en l. Si un forastero es admitido para vivir en una nacin, con tal de queeste se someta a la forma de gobierno que han aceptado los ciudadanos de esanacin, gozar de sus mismos derechos salvo en este caso particular65. Partien-do de esta diferenciacin entre ciudadanos y no ciudadanos, Wildman plantearque los ciudadanos ingleses estn comprometidos con su libertad de tal modoque:

    El objetivo de los Parlamentos no es confirmar aquello que ya est instituido,sino el de actuar bajo las justas normas de gobierno. Cada una de las personas deInglaterra tiene derecho a elegir a sus propios representantes, al igual que los mspoderosos. A m me parece que el principio incontestable de todo gobierno es quedepende del libre consenso del puebloEsto no puede ocurrir si no es a travs de suconsentimiento, esto es, a travs de su voto, y por ello, segn esta mxima, no existepersona alguna en Inglaterra que no posea el derecho de voto en las elecciones66.

    Y por si hubiera alguna duda, de nuevo Sexby, vuelve a insistir en ello rela-cionando el debate sobre el sufragio con la justicia y la dignidad humana, reco-nocindose como parte de aquellos que los grandes pretenden volver a excluir:

    No estoy dispuesto a renunciar ante nadie a mis derechos naturales. Si talesderechos le son negados a los pobres, que son los que ms han confiado en no-sotros, se llevar a cabo una de las mayores injusticias. Se ha dicho que si le con-cedemos a los pobres y aquellos que poseen una condicin humilde, su derechonatural, este pas se ir a la ruina. [Por el contrario] estoy seguro de que los pobresy los ciudadanos ms humildes de este pashemos sido el baluarte de liberacin

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  • del pas. Teniendo en cuenta sus condiciones, creo verdaderamente que han hechotodo lo que estaba en sus manos; y sus vidas no han sido consideradas lo suficien-temente valiosas como para procurar el bien del pas67.

    En esta alocucin, Sexby deja claro como el inters permanente por el pases independiente de si se tiene o no propiedad alguna, quedando vinculado alcompromiso con el bien pblico y a la creencia de que las vidas de todos, inclui-da las de los pobres, son igualmente valiosas. Toda una leccin de humanismocoherente con la concepcin segn la cual libertad y servidumbre son antnimos.De ah que concluya que tanto los ricos como los pobres:

    Deberan de tener la misma participacin en el gobierno. Por lo que tengoentendido, ustedes [se refiere a los grandes] se comprometieron a esforzarse hastaasegurar la libertad del pueblo. Debe ser anulada toda constitucin que no repre-sente la libertad del pueblo. La constitucin que hoy tenemos es de cuarenta cheli-nes de renta al ao, lo cual de ninguna manera hace que nuestro pueblo sea libre68.

    Estos son los argumentos con los que los levellers rompen en Putney laidentificacin entre derecho al sufragio y de propiedad, lo que los aleja del repu-blicanismo cvico, y haciendo suya la advertencia de Ireton asumen que la liber-tad y la igualdad son dos principios que, para que sean efectivos, deben ir de lamano. Por eso su nombre: niveladores (levellers).

    En este recorrido es obligado reconocer que la argumentacin iusnaturalis-ta fue usada de manera reiterada por el argumentario leveller. Pero conviene pre-cisar dicha afirmacin ya que si miramos detenidamente, apreciaremos que dichaexplicacin no est fundamentada en una perspectiva escolstica (ya sea tomistao de otra ndole). Por el contrario, realmente est cumpliendo una funcin ret-rico poltica que tiene como propsito contrarrestar la diatriba elitista sobre lapropiedad y, a la vez, desmontar la legitimidad de la constitucin inglesa, invo-cada por Ireton, como el lugar comn para la crtica a la monarqua. Y es que lacrtica poltica de los levellers, como ya vimos, no se apoya en la defensa de unpasado idlico y perdido, sino en su malestar hacia un presente injusto y en labsqueda de un futuro mejor. En este sentido, se puede afirmar que el iusnatu-ralismo leveller es un iusracionalismo crtico incipiente la justa razn dela que hablaba Overton definido ms por su dimensin secular, poltica yhumanista que por la propiamente metafsica y ontolgica.

    67 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 183.68 Ibid., p. 198.

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  • 69 Hubo algunas interpretaciones que, remitiendo a otros textos levellers, sealaban que lasmujeres, por lo menos las no casadas, s eran personas libres (freeman) las cuales tuvieron ciertopeso en el proceso capitalizado por este movimiento. Vase Patricia CRAWFORD, The poorest she:women and citizenship in early modern England, en MENDLE, The Putney Debates of 1647, pp.200 y ss.

    No obstante, esta argumentacin poltica de los levellers tan novedosa ymoderna (no olvidemos que estamos a mediados del siglo diecisiete) no eximepara reconocer que no todo fue oro en su narracin. Adems de algunas de lascontradicciones ya sealada entre algunos de sus miembros a la hora de dndesituar el lmite del derecho al sufragio masculino, hay que decir que fueronpocas, muy pocas, las alusiones a la cuestin de las mujeres en todo este debate.De forma especfica en Putney no aparece dicha cuestin, lo que indica que noocupaba un lugar destacado en su discurso poltico. Es verdad que la categoraman en esa poca poda designar tanto a varones como al genrico69. Pero seacomo fuere, s es cierto que, a la postre, las mujeres fueron excluidas de los dis-tintos avances polticos alcanzados y que la historiografa whig pro-establishmentse encarg tambin de que esto fuera as y no se moviera mucho ms. Del mismomodo, es necesario reconocer que al final, y sobre todo en el tercer Agreement, sque parece que los levellers cedieron a tanta presin y reconocieron ciertos lmi-tes al sufragio para sirvientes y mendigos. En su argumentacin podemos desta-car una fuerte tensin entre un sufragio universal masculino y otro ms restricti-vo relativo a la propiedad, que nos permite hablar de un grado de inclusin socialy poltico muy alto para la poca, en el que el peso de la argumentacin estuvo lamayora de las veces balanceado a favor de excluir la propiedad como criterio dedelimitacin electoral, aunque no siempre.

    Aun as, la cuestin no es tanto proyectar un discurso inmaculado y purosobre los levellers como mostrar los debates terico polticos que se dieron entreellos y cierto republicanismo, aun con todas sus contradicciones.

    LOS LEVELLERS Y LAS LIBERTADES REPUBLICANAS: LA CUESTIN DE LA TOLE-RANCIA

    La concepcin de la tolerancia religiosa que tienen los levellers iba ms all dela predominante en el mundo presbiteriano, independiente y, posteriormente,whig. Es verdad que muchos de ellos probablemente pertenecieran a iglesias reu-nidas o separatistas. No obstante, como muy bien seala David Wootton, lo quelos levellers proponan era una constitucin, un pacto, para el conjunto de lasociedad que incluyese tanto a los santos como a los pecadores. Se oponan a

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  • toda medida que hiciera recaer el poder en manos de los piadosos seleccionadospor s mismos70.

    Es cierto que en el tercer Agreement of the people (1649) se afirmaba queno se podr excluir a cualquier persona de cualquier funcin del Estado por opi-niones o prcticas religiosas, excepto a los que son partidarios de la supremacadel Papa (o de cualquier otra injerencia extranjera)71. Esto significaba recono-cer que haba algn lmite de tipo religioso en su concepcin de la tolerancia,aunque este fuese menor que el postulado por sus coetneos, pues en el proyec-to poltico leveller caban paganos, ateos..., lo cual no ocurra en los otros. Peroconviene detenerse un poco. Si atendemos al parntesis que acompaa a dichoarticulado, se aprecia cmo la limitacin no viene dada por una cuestin de con-ciencia o libertad religiosa sino, principalmente, por el problema poltico que seest dilucidando en ese momento histrico en relacin a la capacidad para man-tener una repblica libre de la injerencia extranjera. En esos aos el peligro deuna invasin era real y provena del poder papista. Esto nos lleva a pensar que lodicho en el Agreement of the people de 1649 responde ms a un argumento deindependencia territorial que a una criba de tipo religioso. Una defensa de laindependencia republicana que recupera y se enmarca dentro del sentido de lalibertad republicana latina caracterstica del renacimiento72.

    Coherente con esta explicacin de la tolerancia, ms poltica que de origenteolgico-presbiteriano, es la manera en la que los levellers defendieron la nece-saria separacin entre los asuntos que afectaban al conjunto de la repblica y lavida privada de cada quin, no siendo la religin el lugar desde el que articularla vida en comn. Son emblemticas, por conocidas, las palabras de Overtonsobre este menester cuando sealaba que de sus pecados y transgresiones perso-nales le debe rendir cuentas a Dios, pero que otra cosa es su actuacin:

    70 WOOTTON, Los Niveladores, p. 88. En uno de los textos claves del pensamiento hugo-note, Vindiciae contra Tyrannos de Junius BRUTUS (1576) (edicin inglesa de 1689 enhttp://cebo.cica.es/datos4/web.e0028/52847/index.pdf [20-1-2014]), se elabora una perspectivabien opuesta a lo defendido por los levellers. Como seala Walzer, en el Vindiciae los magistradosestn obligados por un pacto a mantener la verdadera religin. WALZER, La revolucin de lossantos, p. 105. Las cursivas son nuestras. La diferencia entre uno y otro planteamiento son evi-dentes.

    71 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), p. 300.72 Para un anlisis detallado de esta independencia republicana en la tradicin latina, vase

    Quentin SKINNER, Los fundamentos del pensamiento poltico moderno, vol. 1, Fondo de CulturaEconmica, Mxico, 1993.

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  • 73 But as I am in relation to the common-wealth, that all men have cognizance of, beacauseit concerns their own particular lives, livelihoods and beings, as well as my own; and my failingsand evils in that respect I yeeld up to the cognizance of all men, to be righteously used against me.So that the businesse is, not how great a sinner I am, but how faithfull and reall to the Common-wealth; thats the matter concerneth my neighbour. Arthur L. MORTON, Freedom in arms,Lawrence and Wishart, London,1975, p. 222.

    74 THE LEVELLERS, Los Debates de Putney (1647), p. 241.75 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, pp. 180-181.76 Ibid., p. 70.

    Con respecto a la repblica, que todos los hombres conocen, ya que concier-ne a sus vidas, sustento y ser particulares, as como a los mos propios; a ese res-pecto pongo en conocimiento de los hombres mis defectos y maldades para que lasempleen con justicia contra m. As, la cuestin no estriba en que yo sea un peca-dor, sino en mi fidelidad y sinceridad hacia la repblica. Es esto lo que incumbe ami vecino73.

    En un mismo sentido se expres Wildman cuando, ante una arenga religio-sa de Cromwell en medio de los Debates de Putney, afirmaba que no hay nadaen la palabra de Dios que nos muestre como se debe actuar en dichas cuestionesciviles74. Pudiera ser que hubiera coincidencia entre lo que viene bien a los asun-tos civiles, a la repblica, y sus creencias religiosas ms profundas, pero dichacoincidencia era solo una posibilidad ms y no una necesidad a la hora de confi-gurar el sentido de una vida pblica tolerante.

    Por tanto, en un contexto marcado por profundas divergencias religiosas yen donde el peso de la religin ocupaba un lugar destacado entre algunos idea-rios es relevante sealar que no fueron los levellers quienes se caracterizaron pordesplegar un tipo de argumentacin teolgica. Como bien seala Cueva Fernn-dez, los niveladores tendieron a una abierta libertad religiosa, mientras que losescritores del Interregno no, incluso en el caso ms aperturista, el de Milton75.La tolerancia religiosa de los levellers llegaba a donde no lo hacan otros repu-blicanos. Y de ese modo ampliaron el subsuelo tico protestante sobre el queoperaban. Es por ello que los levellers apelarn a bases secularizadas para suprograma poltico, apartndose del elitismo religioso excluyente y dedicndose auna frmula inclusiva de carcter cvico y que tomaba elementos del republica-nismo clsico76.

    Por el contrario, si queremos encontrar una concepcin poltica con argu-mentos testas de un modo significativo habra que mirar a otro lado. Fueron Ire-ton y Cromwell los que no dejaron de hacer referencias a Dios y a la teologacomo baluartes normativos en los que inspirarse. Valgan como ejemplo las pala-

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  • bras de Ireton en Putney cuando, en medio del debate sobre el Agreement, sea-laba que considero que lo esencial es que cada uno consulte a Dios para cono-cer los errores, engaos y debilidades de su corazn y le ruego a Dios que estpresente entre nosotros en esta bsqueda77 para as poder llegar a un acuerdo yuna decisin justa. Un alegato ms cercano a la celebracin de un cnclave quea la de una discusin sobre un pacto poltico. Algo coherente con su plantea-miento, pues los escritores de la Commonwealth nunca defendieron una para-mount law porque no la consideraban necesaria. Para ellos, el objetivo era cmobatir a los enemigos de la repblica puritana78. Por eso terminaron persiguien-do, entre otros, a rebeldes, irlandeses, monrquicos, cuqueros y levellers79.

    LOS LEVELLERS Y EL GOBIERNO REPRESENTATIVO

    En relacin al conjunto de propuestas planteadas sobre los mecanismos de repre-sentacin y control del gobierno y del parlamento, los levellers fueron bastantemeridianos y claros. Esto fue as desde el primer Agreement, aunque es en el ter-cero donde queda ms desarrollado.

    El punto de partida poltico de los Agreements es el libre pueblo de Ingla-terra80 que no est sujeto a poder externo alguno. Tras ocho aos de conflictos yde ofrecer diferentes salidas al mismo, el propsito de este nuevo pacto era garan-tizar la paz y la prosperidad de la repblica intentando paliar todas las discordan-cias y eliminar toda hostilidad y rencor, en los lmites en los que es posible hacer-lo hoy81. Y lo har siguiendo la estela del humanismo latino, para lo cual serimportante tratar de evitar los partidismos82, actuar contra los intereses corrup-tos83 y eliminar los inveterados abusos84 existentes en la repblica.

    77 THE LEVELLERS, Los debates de Putney (1647), p. 118.78 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 182.79 Ibidem.80 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649), p. 290.81 Ibid., p. 296. Que la bsqueda de la paz, y su valoracin positiva, sea un objetivo poltico

    para los levellers vuelve a ser un aspecto que contrasta, nuevamente, con el espritu hugonote. Unejemplo palmario de ello lo tenemos en este soneto hugonote: La paz es un gran mal, la guerra esun gran bien/ La paz es nuestra muerte, la guerra es nuestra vida/ La paz nos ha dispersado, la gue-rra nos convoca/ La paz mata a los buenos, la guerra es su sostn/ La paz es propia del malvado,la guerra del verdadero cristiano. WALZER, La revolucin de los santos, p. 106.

    82 LILBURNE y OTROS, Agreement of the people (1649) p. 289.83 Ibid., p. 295.84 Ibid., p. 297.

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  • 85 Ibid., p. 302.86 Ibid., p. 295.87 Ibid., p. 290.88 Ibidem.89 Ibid., p. 301.90 Ibid., pp. 290 y 291.

    Los autores de este tercer Agreement son conscientes de que los hombrestienen pocos escrpulos paraexcederse de los poderes que les han sido desig-nados y de los lmites de tiempo que les han sido confiados; para introducir unpoder arbitrario y tirnico85. Pero, tras una dolorosa experiencia, son aun msconscientes de que la mayor parte de los hombres sobre los que recae la tareade ejercer la autoridad pervierten sus fines con el influjo de los intereses corrup-tos, que terminan por dominarlos completamente, dando al traste con nuestrasesperanzas de paz y libertad86 conducindonos a la tirana. Por eso es necesariollegar a un acuerdo poltico como el propuesto; un acuerdo que tenga como pro-psito abolir cualquier poder arbitrario y poner lmites y diques a todo tipo deautoridad, tanto suprema como subordinada, a cualquier ulterior recurso de casa-cin87. Insertada en esta perspectiva terica son varias las medidas que los lev-ellers, y tambin los agitadores, van a plantear con el fin de establecer un gobier-no representativo acorde a estos principios.

    Es oportuno hablar de representacin porque esa es la expresin que usanrepresentacin del pueblo88 y tambin porque su intencin no es la decrear un tipo de gobierno directo, sino establecer buenos mecanismos para laeleccin de los representantes. En este planteamiento, seguramente, se encuentreuno de sus aspectos ms novedosos al intentar forjar un gobierno (de maneraincipiente) representativo en un entorno social donde primaba un republicanismode corte ms clsico. Pero cules fueron algunas de estas medidas?

    Junto a la ya mencionada separacin entre poder poltico y religioso, desta-ca su tremenda preocupacin por crear un poder autnticamente civil, alejado delpoder militar y de su control. Nada hay se dir en la parte final del Agreementde 1 de mayo de 1649 que represente un peligro tan grande para el Estadocomo el hecho de que el poder militar pueda adquirir preeminencia sobre la auto-ridad civil89, por lo que el poder militar debe quedar supeditado al Parlamento.Su crtica al bicameralismo en consonancia con la querencia ms popular delpensamiento leveller se combina con la propuesta de que el nmero mximode representantes en la cmara fuera de cuatrocientos, quedando excluidos lossecuaces del rey90. Estos cuatrocientos representantes sern elegidos bajo cri-terios proporcionales a las respectivas partes de la nacin, teniendo en cuenta

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  • los diferentes lugares, la manera de dar y recoger los votos, igualando el pro-cedimiento de las elecciones y el salario de los diputados y en la que se garan-tice la total seguridad de los representantes. La eleccin de los parlamentosser anual y los representantes no podrn presentarse a dos elecciones segui-das. Aunque s podrn repetir de manera alterna, fijando una fecha exacta parael final de mandato y la celebracin de las nuevas elecciones, y teniendo que tra-bajar los representantes todos los das sin excepcin durante cuatro meses alao91. En relacin a las incompatibilidades, y con el fin de que no se creen ban-dos que sustenten intereses corruptosningn miembro asalariado de las fuer-zas armadas, ni el Ejrcito,...ni ningn tesorero o administrador del dinero pbli-co podr ser elegido como diputado mientras ejerza su cargo92.

    Y todo ello condicionado a que los representantes no incumplan dicho pactobasado en la confianza (trust), ya que los levellers hablan de un poder el cual essiempre revocable y no puede ser de otra manera, y para ser empleado sinotro fin que nuestro propio bienestar93.

    Esta concepcin del gobierno de la res pblica chocaba con otras de lapoca94. En el republicanismo de Cromwell las diferencias entre monarqua ylord protector, en cuanto a figura omnipotente, resultarn pequeas. Tienen unalegitimidad diferente, pero la matriz tirnica del modelo cromweliano sita a surepublicanismo bastante cerca de las concepciones papistas, aunque desde pos-tulados protestantes. Es, como dice Glover, claramente, un republicanismo oli-grquico de tono conservador95. En el caso de Harrington, que se inspira en elmodelo veneciano, nos encontramos con una especie de gobierno de participa-cin directa distinto al diseado por Cromwell. Es una forma de participacinpoltica articulada sobre asambleas frecuentes de comunidades locales o tri-bus que, asemejndose al sistema tradicional ingls, combinan la doble fun-cin de reunir e instruir a la milicia local y de designar a los representantes de lacomunidad en la asamblea nacional96. Y como bien matiza Pocock: Los elegi-

    91 Ibid., p. 294.92 Ibid., pp. 291 y 292.93 [W]hich is ever revocable, and cannot be otherwise and to be employed to no other end

    than our own well-being. OVERTON, A Remonstrance of many thousand citizens, p. 33.94 Y distinto tambin al de pocas anteriores como la que postulaba el pensamiento hugonote.

    Como indica Walzer: El tipo de gobierno que establecieron los dos pactos de Vindiciae no era ni ungobierno representativo ni, por cierto, un sistema de soberana popular, sino una clase muy especialde fideicomiso. La base de confianza constitucional era la identidad de conciencias piadosas. WAL-ZER, La revolucin de los santos, p. 100. Ver tambin BRUTUS, Vindiciae contra Tyrannos.

    95 GLOVER, Introduccin, p. 75.96 POCOCK, El momento maquiavlico, p. 475.

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  • 97 Ibid., p. 476. Una rotacin que tambin afecta al Senado la cmara de los pocos, sien-do elegidos de forma regular por tercios.

    98 WOOTTON, Los Niveladores, p. 92.

    dos son menos representantes en el sentido propio del trmino, que ciudadanos alo que les ha correspondido su turno en un empeo poltico activo y en un servi-cio pblico97 que garantice la participacin del individuo.

    El planteamiento de Harrington queda muy lejos de las reflexiones crom-wellianas, pero eso no significa que est en sintona con la concepcin de la rep-blica que los levellers defienden. Sobre todo es notoria la diferencia entre ambasconcepciones tericas. Por un lado, los levellers quieren crear un gobierno repre-sentativo donde se den buenas condiciones para una eleccin popular lo msinclusiva posible, junto a la presin social y de la calle, mientras que paraHarrington la cuestin es cmo participar directamente en el poder. Nos encon-tramos con la caracterstica diferenciacin entre gobierno directo y representati-vo, pero donde, curiosamente, los levellers y sus aliados los agitadores, tumul-tuosos, ms inclusivos y radicales, se encuentran alineados con lo segundo y nocon lo primero.

    Es cierto, como seala Wootton, que los niveladores defendan el gobier-no representativo sin tener la menor idea de cmo debera de conducirse este tipode gobierno en la prctica98. Por ejemplo, en lo relativo a la presencia de los par-tidos en dicho marco institucional, cuestin que ni imaginaron. Pero para noconocer las entraas que nuestra forma de gobierno democrtico conlleva, dieronalgunas pistas bastantes certeras y actuales.

    EL HUMANISMO RADICAL DE LOS LEVELLERS: DENTRO Y FUERA DEL REPUBLICA-NISMO CVICO

    Del recorrido que hemos llevado a cabo por el pensamiento poltico levellerode algunos de sus representantes ms genuinos y de los debates acaecidos enlas primeras etapas de la revolucin inglesa podemos sealar una serie de con-clusiones.

    En primer lugar, es verdad que los levellers conforman un grupo plural,tanto en lo que se refiere a sus objetivos como a su fundamentacin terica, nosiendo sencillo delimitar bien sus fronteras. Pero, aun as, sus referencias teri-cas, razones polticas y sus formas de argumentar sustancialmente seculares, lesseparan profundamente de los planteamientos polticos que defendieron los pro-fticos de su poca, as como de las fuentes teolgicas originarias (hugonotes,

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  • puritanos) que movilizaron a los santos revolucionarios. Esto nos lleva a decirque la interpretacin historiogrfica que identifica a los levellers con los santosmilenaristas es, cuanto menos, sesgada y parcial. Esa interpretacin representabien lo ocurrido en una parte de la revolucin, pero no en todos sus protagonis-tas ni en todo el proceso99. La perspectiva tradicional sirve para autores comoCromwell o Ireton y tambin para otros grupos como los diggers, con GerrardWinstanley (1609-1676) a la cabeza100, aunque no para los levellers.

    En segundo lugar, este recorrido por el pensamiento poltico de los levellerstambin nos ha permitido sealar la presencia de ciertos elementos del republi-canismo cvico en su seno que quedan recogidos tanto en las fuentes intelectua-les en las que se formaron como en la orientacin que tomaron algunas de susdemandas. La lectura de Maquiavelo y de la tradicin greco-romana formanparte relevante de la formacin terica y poltica de este movimiento, de talmodo que su desconsideracin conlleva una sobrevalorizacin del peso ejercidopor la tradicin religiosa a la hora de estudiar la obra de los autores levellers msrelevantes. Es esta inspiracin terico poltica, ms que su dimensin teolgica,la que est por detrs de los Agreements of the people, la gran apuesta poltica deeste grupo. Tambin la importancia que le dan al gobierno de la ley, as como suconcepto de libertad poltica son aspectos similares a la teora neo-romana de lalibertad puesta de relieve por Skinner [en la] que el mantenimiento de la perni-ciosa figura del rey convertira a los hombres en esclavos101. Y, de la mismamanera, se aprecian concomitancias con algunos postulados republicano cvicosde origen maquiaveliano a la hora de acercarse a la naturaleza humana.

    Pero que haya elementos que relacionan a los levellers con el republicanis-mo cvico no significa que no haya diferencias y no pequeas entre ambos plan-teamientos terico polticos. Como hemos intentado mostrar a lo largo de esteartculo, la apuesta que hacen los levellers por la supremaca y el consentimien-to popular, su crtica al gobierno mixto, su defensa de la justicia, su concepcinplebeya del pueblo, su actuacin como grupo social activo102, su secular inci-piente iusracionalismo poltico entreverado con cierta perspectiva histri-

    99 Para un recorrido reciente por la revolucin inglesa de 1688, puede acudirse a Steve PIN-CUS, 1688. La primera revolucin moderna, Acantilado, Barcelona, 2013, pp. 23 y ss.

    100 Para el caso de los diggers, vase Enrique BOCARDO, La historia como argumento: el usode la conquista normanda en la obra de los Levellers y Diggers: Revista Internacional de Pensa-miento Poltico (1 poca), vol. 1 (2006), pp. 186 y ss.

    101 GLOVERS, Introduccin, p. 48.102 Aspecto este, como recuerda Cueva, completamente extrao a los autores del Interreg-

    no. CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 183.

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  • 103 Como muy bien ha expresado Cueva: La coalicin niveladora era vocacionalmenteinclusiva. Ibid., p. 182.

    104 Podramos, tal vez, ubicar a los levellers en lo que Mara Jos Villaverde ha denomina-do como republicanismo liberal? Para dicha categora: VILLAVERDE, La ilusin republicana, pp.213 y ss.

    105 Actualidad que podra ayudar a explicar entre otras razones por qu la obra de loslevellers cobra ms protagonismo y relevancia, justamente, tras la segunda guerra mundial.

    106 CUEVA, De los niveladores a Marbury vs Madison, p. 77.107 George KATEB, Whitman y la cultura de la democracia: Foro Interno. Anuario de Teo-

    ra Poltica, vol. 12 (2012), pp. 199-231.108 Sheldon S. WOLIN, Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalita-

    rismo invertido, Katz, Madrid, 2008, p. 400.109 Por lo menos entre los autores ms cercanos. Cuestin aparte es el caso de William

    Shakespeare.

    ca, su defensa del gobierno representativo y de las libertades individuales y suconcepcin tendencialmente aunque no completamente inclusiva en rela-cin al sufragio103 son rasgos que claramente alejan a los levellers de la tradicinrepublicana clsica y cvica. Por lo menos en sus sentidos ms estrictos, acer-cndolos a concepciones ms modernas y radicales de la poltica. De ah que seams oportuno entender a los levellers como un grupo que, si bien en cuanto a susfuentes y en algunas de sus demandas se sitan en la estela de la tradicin repu-blicana cvica, en muchos otros aspectos y no balades su proyecto polticohumanista se ubica fuera de esta tradicin. Son estas consideraciones las que nospermiten hablar de los levellers como una experiencia humanista radical, noinsertada sustancialmente en el republicanismo cvico104, que pese a no sertriunfante en su poca ayud a forjar nuestra tradicin democrtica modernaen uno de sus sentidos ms inclusivos. De ah que algunas de sus promesas nosparezcan tan actuales105.

    Ahora bien significa esto que los levellers fueron demcratas en el sentidomoderno? Si nos atenemos al uso especfico de este trmino, ya sea en su propiapoca o tomando como referencia nuestro presente, tendramos que decir que no,pese a reconocer que s son uno de los grupos que se encuentran ms cerca de susignificado. No es, seguramente, el vocablo ms adecuado para denominarlos,aunque se parezcan bastante a ello106. No solo se aprecian carencias decisivasdesde el punto de vista de la inclusin poltica, sino que hay un aspecto que noest ni siquiera planteado y que George Kateb denomin como individualidaddemocrtica107 y recientemente Wolin como democratizacin del s mismo108.Es verdad que esta cuestin tampoco estuvo presente entre sus coetneos109 y,

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  • menos aun, entre los analizados en este artculo. Pero, tal vez, esta relevante fallas que pueda depender ms de su formacin protestante. En esto s que la cultu-ra puritana forj identidades cerradas, rgidas y controladoras que afectaron a laindividualidad democrtica110. Es sintomtico que este aspecto haya tenido tanpoco eco entre los especialistas de este perodo histrico. Es en esta ausencia, yno en su concepcin humanista radical, en donde habra que escarbar paraencontrar la huella protestante de los levellers, agitadores y quienes tuvieroncierto protagonismo poltico en esta y siguientes revoluciones, ya sean republi-canas o liberales. Pero eso queda para otra ocasin.

    110 Para una reflexin sobre dichas individualidades, vase ADRIN, El gobierno del indivi-duo en el puritanismo: William Ames (1576-1633). Para un planteamiento ms amplio sobre laforja de las identidades al inicio de la modernidad, vanse de Javier ROIZ, Sociedad vigilante ymundo judo en la concepcin del Estado, Editorial Complutense, Madrid, 2008; y El mundo inter-no y la poltica, Plaza y Valds, Madrid, 2013.

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