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Leibniz y Ortega y Gasset Si uno relee los doce volúmenes de las Obras Completas de Ortega que incluyen prácticamente la totalidad de su obra, impresiona en primer lugar la enorme variedad de temas que le interesaron al filósofo español, desde la Física a la caza, desde la Política del momento al mundo de los presoeráti- cos. No es extraño que la persona dedicada al estudio de Leibniz vea repro- ducida en Ortega la curiosidad y el saber que excepcionalmente representa el filósofo alemán. Pero se trata de algo mucho más importante que lo que se entiende por mera curiosidad, pues detrás de la variedad de sus intereses a ambos autores les animan preocupaciones de orden epistemológico, meta- físico e incluso moral. También Leibniz hubiera podido decir: «Para quien lo pequeño no es nada, no es grande lo grande» 2 por mucho que dicha consideración tuviera un sentido distinto en el caso del filósofo alemán. Por lo pronto quisiera detenerme en algunas de estas semejanzas. Los dos autores fueron autores interesados por la vida pública de su momento. Pero la forma en que intervienen en ésta es, por supuesto, muy distinta. Por una parte, Ortega fue en su día una figura pública, representante de una 1. El presente articulo es una versión castellana de un artículo del mismo título que apareció en Studia Leibniziana 21-1 (1989), Pp. 87 a 97. A lo largo del articulo se citarán las siguientes ediciones: Ortega y Gasset, José, Obras Completas. Madrid, 1983. Sigla OC. 12 tomos. Ortega y Gasset, José, ¿Qué es conocimiento? Madrid, 1984. Sigla OC. 2. Leibniz, G. W., Dic phllosophischen Schriflen von O. W. Leibniz, herausgegeben von Cl. (ierhardt. Berlín, 1875-1890. Sigla O. Asimismo, se emplearán las siglas NF, específicamente para los «Nouveaux Essais sur lentendement humain.» y DM para el I)iscours de Mécaphisique. 1-322. Anales del Seminario de Meto/Aiea Nú nr Exí ni. Honíenaje a .51 Róbade. Ed. Conijiluteuíse. 1992

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Leibniz y Ortegay Gasset

Si uno releelos docevolúmenesde las ObrasCompletasde Ortegaqueincluyen prácticamentela totalidadde su obra, impresionaen primer lugarla enormevariedadde temasque le interesaronal filósofo español,desdela Físicaa la caza,desdela Políticadel momentoal mundodelos presoeráti-cos.No esextrañoque la personadedicadaal estudiode Leibniz vearepro-ducidaen Ortegala curiosidady el saberqueexcepcionalmenterepresentael filósofo alemán.Perose tratade algo muchomásimportanteque lo queseentiendepor meracuriosidad,puesdetrásde la variedaddesusinteresesa ambosautoresles animanpreocupacionesde ordenepistemológico,meta-físico e incluso moral. TambiénLeibniz hubierapodidodecir: «Paraquienlo pequeñono es nada,no es grande lo grande»2 por mucho quedichaconsideracióntuviera un sentidodistinto en el caso del filósofo alemán.

Por lo pronto quisieradetenermeen algunasde estassemejanzas.Losdosautoresfueron autoresinteresadospor la vida pública de sumomento.Perola formaen que intervienenen éstaes,por supuesto,muy distinta.Poruna parte, Ortega fue en su día una figura pública, representantede una

1. El presente articuloes unaversióncastellanadeun artículodel mismo título queaparecióen StudiaLeibniziana21-1 (1989), Pp. 87 a 97.

A lo largo del articulo se citaránlas siguientesediciones:Ortegay Gasset,José,Obras Completas.Madrid, 1983. SiglaOC. 12 tomos.Ortega y Gasset,José,¿Quéesconocimiento?Madrid, 1984. Sigla OC.2. Leibniz, G. W., Dic phllosophischenSchriflenvon O. W. Leibniz,herausgegeben

von Cl. (ierhardt.Berlín, 1875-1890.Sigla O.Asimismo, se emplearánlas siglas NF, específicamentepara los «NouveauxEssais

sur lentendement humain.» y DM parael I)iscours de Mécaphisique.1-322.

Analesdel SeminariodeMeto/Aiea Nú nr Exí ni. Honíenajea .51 Róbade. Ed. Conijiluteuíse. 1992

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tradición de intelectualeslaicos comprometidoscon la reforma moral delpaís.Susconferenciasy artículoseran seguidoscon enormeatencióny res-peto por la sociedadespañolade la primera mitad de estesiglo. Su vida yfigura. constituyenun postreroepisodio de una Ilustración quejustamentela obra de Leibniz anuncia.Su medio de comunicaciónfue el ensayoy elartículoperiodísticoy no la discusióncientífica. La forma y el fondo apun-tan a un círculo relativamenteamplio de autores.

En principio cl casode Leibniz pudieraparecemuy distinto. Comoserecordaráfue funcionflrio y miembrode pequeñosgrupos intelectuales;ex-pusosu pensamientoprimordialmenteen revistasespecializadasde escasadifusión o a travésde una amplísimacorrespondencia.Su obra se inscribeen el desarrollode Ja ciencia de su tiempo, a la que tan poderosamentecontribuyó.Sin embargo,Ortega y Leibniz tienen en común la preocupa-ción por la situación de la cultura del momento,la concienciade que eranecesarioaproximarsea éstadesdeuna reflexión metafísicasobrela razón,y la voluntad de llevar a cabodichareflexión de unamaneraprecisacon supropia obra. Ciertamente,el sentidoautobiográficode la obra leibnizianadeterminaque esaconcreciónse concibacomo la de una vida particularyno meramenteel descubrimientode lo universal y de lo racional en loparticular.Peroen cualquiercaso,susobrasconstituyendosversionesde lamodernidaden cuya discusiónnosencontramoshoy insertos,el unoen susinicios y el otro en al menossucrisis, si no su ocaso.

Es interesantenotarque Ortegaera conscientede que Leibniz no sóloera importantepor su obra,sino sobretodo como figura emblemáticade lacultura de sutiempo. Encontramosla siguientesemblanzadel filósofo ale-mán: «Leibniz fue todo lo que cabíaseren su tiempo: fue político, embaja-dor, se afanó en las grandescuestionesinternacionales,como en la uniónde las iglesiascristianas,fue ingeniero,hombredcnegocios.jurista, historia-dor, secretariode príncipes,bibliotecarioy hombrede mundo...susúltimase íntimas aficioneseran la puramatemáticay la purametafísica»’.

Lo más notablees queOrtegaen susañosde madurez,una vez que sesintió en posesióndc supropio sistema,quisollevar a cabounaobra análo-ga a la leibniziana,es decir, repensarlas humanidades—no las cienciasengeneral,como en el casodel filósofo alemán—desdeunosprincipios meta-físicos paralograr «unosde los doctrinalesfilosóficos máscompletosy máspulcros en sudetalle»~.

Este momentode madurezde la obrade Ortegase encuentraen 1935,fecha en que redactóHistoria corno Sistema.Escritopara formar partedelhomenajea Ernst Cassirer,estetexto es fundamentalporqueexponealgu-nos extremosfundamentalesdel método desdeel que se intentarállevar acabo la posterior renovación de las humanidades,la razón histórica: «El

3. 111-431. Apareceun elogio semejanteen VIII-325.4. Vtll-325.

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teibniz y Ortegay Gasset 523

hombrenecesitaunarevelación...Sólobajolapresiónformidablede algunatrascendenciase hacenuestrapersonacompactay sólida, y se produceennosotrosunadiscriminaciónentre lo que,en efecto,somosy lo que imagi-namosser... en nuestrosdías comienzaa descubrirsela gran realidadde lavida como tal, de la queel intelectono es másqueunasimplefunción y queposee,en consecuencia,un carácterde realidadmás radical que todos losmundosconstruidospor el intelecto... Mi propósito es... encontraren lahistoria misma su origen y autóctonarazón.Por eso ha de entenderseentodo su rigor la expresión«Razónhistórica». No una razónextrahistóricaqueparececumplirseen la historia, sino literalmente, lo queal hombreleha pasadoconstituyendola sustantivarazón, la revelaciónde unarealidadtrascendentea las teorías.»

Lo importanteesquesobretodo a partir de estafechaOrtegaintentaráaplicar los principios de la razón vital queya habíansido definidosprevia-menteen trabajoscomo¿Quées la Filosofía? Desdesu teoríade la genera-ción y de la vida como organizadaen torno a determinadascategoríasmniciaraun conjunto de trabajosque tienenpor objetivo sino la renovaciónde la cienciacomo pretendióLeibniz, al menosla de las humanidades.

Estametodologíacompartecon la leibnizianala voluntadde encontrarun equilibrio entre diversasposiciones.En el caso de Leibniz se trata dereconocerla unidadde la pluralidadde fenómenosdistintosen unainstan-cia infinita subyacentede la quecadauno de ellosseríauna manifestación.La racionalidadpermite apreciarquepor ejemploreligionesque en princi-pio se presentancomo irreductibles,coincidenen una religión de la razónquecontendríaprincipios comunesa todas ellas~. Dichosprincipios seen-contraríanal término de un análisisde los fenómenosque desembocaraenlos elementossimplescondicionesde suposibilidad.Se tratade aprehenderel orden posibilitante de las cosasdesde el cual se puedeconstatarsuscondicionesintrínsecasde posibilidad.Hay una unidad internaa las cosasquepermite su existenciay que el pensamientofilosófico ha de aclarar.

En el casode Ortegala reflexión filosófica también apuntaa un orden,pero éste es en cierta medida de otra naturaleza.No se estableceni severifica exclusivamenteen virtud del análisis,sino quetiene unadimensiónfenomenológicaen la medidaen que se trata del orden en que se dan lascosasen torno a mí en el mundo.ParaOrtegael mundociertamenteconsti-tuye un sistemay, por tanto, es susceptiblede análisis racional, pero éstaHo es la únicaconsideracióncon la queha de contarsea la horade analizarnuestroconocimiento.Se trata no sólo de un mundoque ha de conocerseracionalmente,sino también un mundoen el que el sujeto se encuentrayenel que irremisiblementeha decontarcon determinadoseondicionamten-tos que le son propios.

5. VI-47 y ss.6. Naert. E., «L’idée de religion naturelle selon Leibniz», en Leibniz: Aspectode

lhommeci de loeuvra Paris,1968. pp. 97 y ss.

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Estadiferenciaes fundamental.Mientrasqueen el casodel pensamientoleibniziano se cuenta con un saberideal, la ciencia divina a la que ha dellegarsepor la prácticadel análisisquedesemboqueo al menosapuntea unpuntodereferenciatrascendente,en el casode Ortega,quese mueveen unámbito postkantiano,se trata más bien de la aclaracióndel sujeto en uncontexto intrafenoménico.La unidad del conocimiento no se da en unainfinitud en la que todo encuentrasuunidad,sino en un sujetocircunstan-ciadoque se encuentraen el centrode supropia perspectiva.Ello significaque si el pensamientobuscauna unidad es de otra naturalezaque aquéllaa la que aspirael pensamientoleibniziano.Se trata más bien de la unidadque permite que la vida tengasentido.Porello si Ortegaensalzael pensa-miento leibniziano en Del Opíimistno en L~eibniz por se integrador,esaintegraciónserásólo parcialmentesemejantea la integraciónquede mane-raconstantebuscasupropiopensamiento.Se pareceráen la medidaen quese entiendeque la inteligenciabuscala unidad de 1(1 diverso,pero difiereen la medidaen que dicha unidad se encuentraen la vida electiva de unindividuo antesque en unaposiblecienciaabsoluta.

Con todo,el términointegraciónocupaun lugar muy significativo en elpensamientoorteguianoy estápresenteen éstedesdesus comienzos.Dequerersedefender la coherenciadel pensamientode Ortega uno de losposiblesrecursoses la constanciade determinadostérminoscon un signifi-cadoanálogocuandono idéntico orientandosu propiopensamiento.Tal esel casodel término integración.Aparecemuy pronto en los estudiossobreBaroja, que, como Fox ha mostrado,son decisivoscaraa la configuraciónde las Meditacionesdel Quijote>. El término integraciónsirve pararesumiruna de las grandeslimitacionesde la vida española,la forma en la que elhombreserelacionacon la mujer.Estaconstituiríauna—quizá única—delas grandesinnovacionesde OccidentesobreGrecia, peroen el casode lasociedadespañolaestarelación se da de maneranegativa.Lo cruciales quela mujerse presenta«comointegracióndel hombre»~.

En las Meditacionesdel Quijote reapareceal término cumpliendo unafunción fundamentalen la economíade la argumentaciónorteguiana.Comose recordará,la obra se define a si misma en el comienzocon Ja búsquedade unaEspañaposiblea partirde la queefectivamenteexiste.EstaEspañaposibleseríala transformacióny mejorade la actual,si bien detrásdeestostérminosse encuentrael propósitode mantenerlo que le pareceválido einsoslayablede la tradición culturalespañola,la impresión.Es la impresiónla quegarantizaque el individuo se atienea su realidadefectiva,aquéllaquede acuerdoconla famosaexpresiónde las palabrasiniciales ha de sersalvadasi el sujeto—autoro lector— pretendelograr su propiasalvación

7. VIII-326.8. Ortega y Gasset,1., Meditacionessobrela literatura y el arte (La maneraespañola

de ver las cosas).9. fI-lt7.

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Leibuizy Ortega y Gasset 525

Pero en cambio es el trabajo de conceptualizaciónlo que constituye lareabsorciónde la circunstanciaque «es el destinoconcretodel hombre»ParaOrtegaexiste una «culturaeuropeaintegral»12, que inéluye tanto elconceptocomo la impresión,es decir, tanto la meditacióne interpretacióncomo la experienciaa la quedicha interpretacióncorresponde.La limita-ción de la culturaespañolaquelas Meditaciones... tratande superarconsms-te en la ausenciade reflexión, es decir, de incorporaciónde conceptosa laexperienciacotidiana. De ahí el diagnósticode la realidadespañolaqueapareceen el apartadotitulado«Integración»,«Representamosen el mapamoral de Europael extremopredominiode la impresión.El conceptonoha sido nuncanuestroelemento.No haydudaqueseríamosinfieles a nues-tro destinosi abandonáramosla enérgicaafirmación de impresionismoya-centeen nuestropasado.Yo no propongoningún abandono,sino todo locontrario: una integración» ‘~. Esta integraciónen la representaciónde larealidadde la experienciay de la reflexión tambiéncomporta,comosugierela noción de salvación, la plenitud del propio individuo. El individuo seafirma e integraa lo quedice y piensade acuerdocon un uso relacionadodel término en un texto del mismoperíodo %

No se trata únicamentedel objetivo de una obraparticular.En la medi-da en que la doctrina del conceptoen las Meditacionesconstituyeel marcode la obra orteguianaposteriory se intentala reabsorciónde la circunstan-cia a la quealudeOrtegaen ella,el conceptode integraciónseguiránestan-do presente.

En Españainvertebrada la noción de integraciónadquiereun sentidopolítico. La noción es concebidacomo un proyectoque integrasus partes.«La historia de toda nación..,es un vastosistemade incorporación»‘>. Encambiola desintegraciónes enjuiciadanegativamenteen la medidaen quesuponela descomposiciónde una unidad dinámicay creativa ~.

Sin embargo,el rangomás generalquese prestabaa la noción de inte-graciónen las Meditacionesdel Quijote siguepresenteen el conjuntode laobra orteguiana.Así en fin torno a Galileo en 1933 se afirma: «la culturaes,en efecto,unafaenade integracióny unavoluntad de aceptarlealmente

17

todo lo que,queramoso no, estáahí constituyendonuestraexistencia»

10. 1-322.11. 1-322.12. [-341.13. 1-359. Cfr. asimismolos comentariosdei. Maríasensu edición de lasMeditacio-

nesdel Quijote. Madrid. 1984, p. 165. SánchezCámaraha estudiadoel desarrollodelconceptode integraciónen FernterNora y una relacióncon Ortega:El integracionismode Fernier Nora y su impronta orteguiana. Revista de Occidente.120, Mayo 1991. Pp.

127 y ss.14. [-269.15. 111-51.16. 111-53 y 89.17. y-hl.

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Aproximadamentediez añosdespuésla noción de integraciónreapareceen sus estudiossobre Velázquezcuandorealiza un elogio de Descartes:~<...laforma tradicional de ejercitarpensamientoes hierático formalismo,incapazde integrarseen la vida efectivadecadahombre,basadoenconven-cionesmecánicamenterecibidas» ~.

Una utilización tardía deestostérminosapareceen Origeny Epílogodela Filoso/Za. Setrata de unade las formulacionesmáselaboradasdel méto-do orteguianoaplicadoal estudiode la historia de la filosofía dondeOrtegaintroduce una versión propia del método dialéctico. De maneraexplícitaalude a Hegel el mantenerque el objetivo del procesode la historia es lasuperaciónde unas ideas por otras, «lo que Hegel llamaba Aufhebung,término queyo vierto con el de “absorción” 9 Ello conducea un procedermetódicoqueconsisteen “no abandonarninguno—de susaspectos—e mn-tegrarlos»

La gran diferenciacon Hegel es que esteprocesode integraciónno selleva a cabo únicamenteen virtud de las exigenciasdel mismo discursofilosófico, sino confrontandola teoríacon la realidadefectiva. Sin embargo,se aproximaal método hegelianoen el empleode la categoríade la totali-dad. El discursodebeapuntara un todo. En cambio,nuestroserroressur-gen frecuentementede que creeamosque «asegurarnosde si una idea esverdad se reducea confirmar ese único carácter“real” de la idea que esenunciarun “auténticoaspecto”—a no buscarsu integraciónconfrontandola ideano sólocon el aspectoqueella enuncia,sino con el decisivocarácterde la realidadque es “ser entera” y, por lo mismo, tener siempre “másaspectos”—»2! De ahí queel término integraldesempeñeunafunción cen-tral en el resumenque Ortegaofrecede su propio quehaceren la medidaen que éstepresenteapresar«la- “cosa”» como«es “en realidad” la sumaointegral de sus aspectos»y por ello es necesario«integrar» los distintosaspectos«en una vistasuficientementetotal para el temaque en cadacasonos ocupa»22

Es muy difícil que por comparacióna la noción de análisis en Leibnizno resultea primera vistael conceptoorteguianode integraciónimpreciso,y apuntandoa una actitud antesquea unaprácticaepistemológicaprecisa.Sin embargo,puederelacionarsela integracióncon casosde análisis de fe-nómenoshumanosconcretos.Es pertinenteal campo general dentro delcual Ortegasitúaactividadescomo la cazao el teatro.Se tratade reconocerel lugar quedistintasrealidadesocupandentrode unaperspectiva.La inte-graciónes compatibleen ese sentidocon la valoraciónde lo pequeñoque

18. VIII-484

19. IX-359.20. IX-364.21. lX-373.22. IX-374k5.

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Leihaiz y Ortegay Gasset 527

vimos que Ortegabuscabacon sus Meditaciones...o con El Espectador..«La perspectivase perfeccionapor la multiplicación de sus términos y laexactitudconque reaccionemosantecadauno de susrangos»23

Finalmente,deberesaltarsecómo el ideal de integraciónquese da enambosautoresrequiereen unateoría dela perspectivaquepermitarecono-cer al mismo tiempoel carácterirreductiblede cadapunto de vista indivi-dual sobreel universo,su coherenciainternay la posibilidadde ampliaryperfeccionarlade modoque resultecompatiblee inclusoconvergenteen loquerespectaa lasdemás.Porello unaparteimportantedel presentetrabajohacereferenciaa la teoría de la perspectiva.

2

Sin embargo,antesde detenernosen algunasde las dimensionesdelperspectivismoen el pensamientode nuestrosautoresconvienehacerrefe-renciaa la interpretaciónorteguianade la doctrinaleibnizianade losprinci-pios. Ortegaseencuentraen claraoposición a una concepciónanalíticadelconocimientocomo puedeser la leibniziana,pero ello no impidió que enLa Idea de Principio en Leibniz reconocierasu importancia histórica yentendieraquesu estudiopodíaponerde manifiestoimportantesverdades.

El métodonuevovislumbradohistoria comoSistemadeberelacionarsecon los principios expuestosen En torno a Galileo. Apuntessobreel pensa-miento, los editadospóstumamentebajo el título Sobre la razón Histórica ysobretodo La Idea de Principio en Leibniz. Es dentro del contextode ladiscusiónde la razón donde Leibniz ocupa un lugar importantepara elpensamientoorteguiano.La Idea de Principio en Leibniz es fundamentalanuestrosefectospues,aunquetratapocode Leibniz —puesno llegó Ortegaacompletarla—,sedefine nuestroautorcon respectoal filósofo alemánde unamaneramuy nítida en las apretadaspáginasimuiciales. Leibniz es presentadocomo máximo exponentedel principialismo. Nos recuerdaOrtegaque fueel primero en formular el principio de los principios —relativo a toda pro-posición verdadera—,el principio de la razón suficiente, el principio deuniformidad o de Arlequín, el principio de identidadde los indescernibles,el principio de continuidad,el principio de equilibrio o ley de justicia, elprincipio del mínimo esfuerzoy el principio de lo mejor ~ Aquí claramentesigue Ortegael capitulo que Couturat dedicó a la cienciageneralen Leib-

23. 1-322.24. VtII-64, y no sólo el principio de razón, corno recordaráHeideggermástarde

en Der Saiz von Grund (ji. 26 de la edición alemana,Pfullingen 1967, y p. 26 de laedición española, Madrid, 1991). La diferencia es importanteporqueimplicará unaorientación distinta y quizá más precisa en la caracterización de la razón por partedeOrtega.

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niz ~>. Todos los principios que Ortegacita estánahí enunciados.Con Cou-turat, Ortegasubrayaque Leibniz intenta demostrarlos principios ~ Peropor oposicióna Couturat,Ortegamantienequede hechoen la obraleibni-ziana se da una actitud paradójicaante los principios. Los formula y lostiene en todo momentopresentesen susescritos27 pero al mismo tiempoal ofrecerformulaciónmuy diversasdeellos, al mantenerde maneradiversalas relacionesquemantienenentresí, al pretenderdemostrarlossin poderlolograr, deja a sus lectores «perplejos»ante una «dual tornesoleadaacti-tud» 25

De estaimagenarrancaLa Ideade Principio en Leibnizsin llegar nuncaa presentarexplícitamentesu explicación y superación.La actitud anteLeibniz constituyeclaramenteunacuestióncentralparaOrtega,peroquedasin aclarar.En el contextoconcretoal quehacemosreferenciapareceperci-bir Ortegaque el filósofo alemánen su prácticase aproximaa su propiatesisdel carácterdc constructoe imaginario del pensamientoen general.Pero,además,debetenerseen cuentala dimensiónnegativade la posiciónorteguiana.Paracomprendercual hubierasidoen estesentidola continua-ción posibledc la obrade Ortegaesoportuno,ami juicio, volver a la críticadel racionalismoleibniziano que Ortega realizó veinte años antes.En ellaexpone por qué las pretensionesdel racionalismole resultan al filósofoespañolinviables y contradictoriasy daríarazón de las dificultadesqueelpropio Leibniz halló en él. El texto es Ni racionalismo ni vitalismo de1926 29~ Las pocasobservacionespertinentesdel opúsculoDel OptimismoenLeibniz de 1948 confirmanque las observacionesdeestaprimeraaproxima-ción a la cuestiónsiguensiendoválidaspara Ortega

Estacríticasedirige en primer términocontrala pretensióndel raciona-lismo de llevar a caboun análisis exhaustivode la realidad.Pordefinición,todo análisis ha de detenerseen algo simple, y así en la medidaen quehallamosracional lo queesdivisible, el término del análisisseríairracional.De estamanera«la razón es una breve zona de claridad analítica que seabre entredos estratosinsondablesde irracionalidad»31, por una parte loquese me da inicialmentey quemis análisissólo aclarande maneraparcialy por otra los elementosen los que mi análisis desembocaríade podersellevar hastael fin y quesonobjeto de mi intuición. Sondenominadosestostérminos«ilógicos»e «irracionales»,justamenteen virtud de su irreductibi-lidad 32~ La tesis leibnizianade que un análisis puedeno ser radical, pero

25. 1. Couturat,La logique de Leihniz, Paris, 1901, pp. 176 y ss.26. Pp. 185 y 201. Parael texto orteguianocfr. VIII-65.27. VIII-64.28. VIII-86529. 111-270.30. V111-334,dondeparecehacerreferenciaal teoremade Gódel.31. 111-277.32. 111-275.

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Leibnizy Ortega y Gasset 529

vale en la medidaquemuestrala no incompatibilidadde los términos anali-zados,tambiénes rechazadapor Ortegaenla medidaen que la no incompa-tibilidad de dos términos analizadosno comportaimplicación mutua. «Seha hecho notar que la libre combinación heterogénealleva a productoscomo la idea de ‘justicia verde” que no se contradice,pero que tampocoposeeobjeto alguno congruente»5t En Del Optimismoen Leibniz se man-tiene una argumentaciónsimilar, pero haciendoreferenciaa la imposibili-dad que veíaLeibniz en la reducciónde las verdadesde hechoo verdadesde razón~. Particularmentematizaríala imagenque Orteganos ofrecedeLeibniz en lo que respectaa la infinitud del procesode aclaraciónde lasverdadesde hecho.Recuerdaquedichainfinitud le lleva a Leibniz a distin-guir dosplanos:lo queel hombreescapazde conocery lo queDios con suinteligencia infinita puedealumbrarV• Un texto típico de estatesisse en-cuentra en «Specimeninventorum». Para mí es claro que Leibniz aún seencuentracerca de Platón en este punto y entiendeque la racionalidadintrínsecadel mundoes limitada de forma que aun cuandoseaverdadqueDios ve másque el hombre,en rigor ve cuantohay queveren lo contingen-

36

te, éstesiemprees unarealidad intrínsecamentedeficienteParaOrtegaestalimitación de la razónno conducea su abandonototal,

sino que exige emplearseen el contexto de la vida del individuo, es decir,ya no intentade buscarlo simple y esbozarun análisis que se justifique asi mismo. En estepunto coincidirácon Leibniz cuandoésteconsideraquelas proposicionesde la matemáticahumanano son más que simbólicasyvulneranel principio de indiscernibilidad 37; en lugar de esto, la razón ha deaclararla circunstanciadel hombre de forma que le ayudea vivir. De estaforma se encuentraOrtegamáscercanoal ideal de elucidacióno aclaraciónde la circunstanciade la fenomenologíaqueel análisisformal del racionalis-mo, que en cierto sentidoreaparececon el positivismo lógico.

Otros textostardíos de Ortegadejanpreverque la vigencia implícita oexplícita, en la vida común o en la discusióncientífica de determinadosprincipios dependeríade las creenciasvigentesen un momentodetermtna-do. Así, cuandoen el Comentarioal Banquetede Platón Ortegahabla delsurgimientode la noción de verdaden Grecia que se convierteen una delas creenciasarraigadasnos da a mi juicio la clave sobrela justificaciónúltima de los llamadosprimerosprincipios que se apoyaríanen la vigenciade un conjunto de creenciasarraigadasen la cultura hastael punto de ser

33. 111-276.34. VItt-351.35. 111-277.36. cfr. Mi Coníingencyandthe ontological argumeníin G. W. Leibniz. Tradition

und Akíualitaí. Y InternationalerLeibniz Kongress.Hannover.1988, pp. 849y ss.37. 0. VII-40; IV-94-194 y VII-331.38. IX-777.

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530 SalasOrtueta,1

imprescindiblesparaella. Porello Ortegase opondráen La Idea de Princi-pio en Leibniz al ideal de un conocimientosin mediación,a un puroconoci-miento empírico.

3

Pero la comparaciónentreLeibniz y Ortegaes mucho más compleja.Aunque Ortegano prolongasu análisis del pensamientoleibniziano en Laidea de principio en Leibniz cabe pensaren varios posiblesdesarrollosdela comparaciónque hemosiniciado. Nosotrosnos limitaremosa uno quetenga en cuenta el carácterintegrador del pensamientoIeibniziano y laconsiguienteimportanciade la noción de perspectiva.

Detrásde un proyectode cultura integradoray el reconocimientode laimportanciade la noción de perspectivaexistenpor lo prontodos órdenesde consideraciones,unasquehacenreferenciaa las limitacionesdel conoci-miento humano,que aconsejana la inteligenciaa restringirsea lo particular,y otrasde orden máspositivo, que insisten en la envergaduray estructuraracional de lo particular. Consiguientemente,la noción de perspectivaessimultáneamentelaafirmacióndel alcancey dela limitacióndel conocimientohumano.

A estosefectoses notableque las dificultadesqueOrtegaencuentraenel racionalismofueron en cierta medidaanticipadaspor el propio Leibniz:Pensemosen algunastesis típicasdel pensadoralemán:los términosde lamatemáticay geometríahumanasson abstractos,simbólicosen el sentidopeyorativo del término. (Por ello llega Leibniz a afirmar en algunos casosque las verdadesde la razón son hipotéticasfrente a las formulacionesmásfrecuentesde su absolutanecesidaden todos los mundosposibles.)O biensepuederecordarla imposibilidad de reducir las verdadesde hechoa verda-des de razón para el hombre1 Lo importantees que la coincidenciadeestaslimitacionesno empañaenel filósofo ~alemánni su fe ea la razón nisu virtuosismoal aplicarla a innumerablesproblemasen todos los camposdel saber¿Porqué?En partese trata de un casosuperlativode la creenciaenla razónquepuedesuperarestasdificultades,deacuerdoconel diagnósticoque el propio Ortega hacede la edadmoderna~. Asimismo, también sehallan justificacionesde los primerosprincipios queremontana Aristóteles,como la necesidaddemantenerel principiode identidadparaqueel discursoseaposible~‘.

Como anticipábamos,lo más importantede estas lirnitacioncs dc conoci-miento racionalque el propio Leibaizconstataesque remitena unavision

39. 0. 7-309.40. VI-lS.41. NF 4-17-21 65-474que remite a Metalísica 1012 Li 30.

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alternativadel conocimientoque es el perspectivismo,que se encuentrancon formulacionesdistintas en los dos autores.En amboscasospermitiráasimilar las limitacionesdel conocimientosin por ello renunciaral carácterobjetivo de la verdad.Parallegar a aclararel perspectivismode Leibniz yOrtegael primer pasoha de serdetenerseen la doctrinade la perspectiva.

El perspectivismoque mantiene el leibnizianismopermite asumir laslimitacionesde todo conocimientosin renunciara la condiciónde limitada-menteverdadera.Porotra parte,la nociónde perspectivatambiénes crucialdentro de la obrade Ortega,y por ello la comparacióncon Leibniz en estepunto esparticularmenteprometedora.

Nuestro punto de partida ha de ser la doctrina de la naturalezadelindividuo en ambosautores.La doctrina de la perspectivaen los doscasoses un momentode unaontologíapluralistaqueentiendeque la realidadestáconstituidapor individuos finitos. En amboscasos,además,el individuo escomprendidocomoconstitutivamenteactivo.ParaOrtega,la realidadúltimaes la vida, mientrasquela Leibniz se tratadela mónada.La vida sepresentacomofuturición: «Dondeel hombreestáprimordialmentees en suporvenir.Nuestravida es primeroun vivir elporvenircomotal» 42• Hay, pues,constan-cia experimentalde nuestrapropia actividad. En cambio,si en Leibniz lamónadaesfuerza,la experienciadel propiodinamismohayquecomprenderlacomo unaverdadde hecho,de inferior rangoepistemológicoque la verdadde razón.Mas la distanciaentreOrtegay Leibniz es másqueunadiferenciametodológicao inclusolaconceptuaciónexactade la realidadúltima.Mien-trasqueenLeibniz lamónadaescomprendidacomolaúnicafuenteinmedia-tadesuspropiaspercepciones,comoun pequeñoDios,y lo quenosrepresen-tamosno essinosudespliegue,enelcasode Ortegase cuentaconla realidaddel mundodesdeel primer momento.No es un autoridealistao preidealista.La experiencianos muestraque ineludiblementecontamoscon la realidaddel mundoexternoparapoder vivir. De lo contrario,la vida —paravolvera la caracterizaciónque he hechoun poco más arriba— no seríatambién«lo quemepasa»,ademásdeloquehago~. Asimismo,elcarácterdefuturiza-ción que Ortegaatribuyea la vida requiereque contemoscon la realidad.Mientras que en Leibniz hemosde hablar literalmentede generacióndepercepciones,inclusode apelición de percepciones,en el casode Ortegaloque se generaesen rigor unavida queencuentrasu unidad no en el poderfontanalde la mónada,es decir, de la sustancia,sino de un proyectovital,queejecuta un sujetolibre, atendiendoa sumundo.

Pero estasdiferenciasno impiden que determinadastesis leibnizianashayandejado en estepunto honda impronta en Ortega. La involucraciónSujeto-Objetoqueimplica la tesispIuraamecogitanturno es tan importante,

42. IX-605, asimismo111-71.43. VtI-414.

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532 SalasOrtueta, 1

puesOrtegaal hacerreferenciaa ella laaceptaen elcontextodela intenciona-lidad fenomenológica~. En cambio,dondeentiendoqueseapreciaunaclarahuella de Leibniz es en la tesis del Discurso de Metafísica: ~<...quandonconsiderebien la connexiondescoses,on peut dire qu’il y a de tout tempsdans¡‘amed’Alexandredesrestesdetout ce quelui estarrivé et lesmarquesde tout ce qui lui arrivera...»~>. En el caso de Ortega,el texto dondeestadoctrinaaparecetraspuestacon mayorclaridadesen Historia corno Sistema.El narradorconfiesano poderser amantede Hermioneporqueya sabe«loquees “ser amante”y ha “hecho fondo la experienciade esaformade vidaquese llama“amara unamujer”». Antenosotrosestánlasdiversasposibilida-desde ser, peroa nuestraespaldaestálo que hemossido. Y lo que hemossidoactúanegativamentesobrelo quepodemosser...La vidaes constitutiva-menteexperienciadelavida... elserdelhombrees irreversible,estáontológi-camenteforzadoa avanzarsiempresobresí mismo,no porquetal instantedel tiempo no puedevolver, sino al revés:cl tiempo no vuelve porqueelhombre no puedevolver a ser lo que ha sido»~. Ciertamenteparaambosautoreslo que el hombrees estácondicionadopor el pasado,pero no deunaformaabsolutamentepositiva.En el casodel filósofo alemánesarelativaindeterminaciónse expresaen la conocida tesis de la irreductibilidad deverdadesde hechoa verdadesde razóna la queya hemoshechoreferencia,mientrasqueen Ortegaseconcibela relacióndemaneradistintade acuerdoconun planteamientofenomenológico.En principio,se tratadequeel pasadoimpide determinadascosasmásque determinaque se vayana hacerotrascosas.Mas entreesadiferenciade formulación seencuentrala obvia distin-ción metodológicaentre una mónadaque de maneraespontáneaproducesuspropiaspercepcionesy la aperturaque el sujetoorteguianotiene haciael futuro anteel cual se ha de desenvolverlibrementepor más que cuentecon el pasado,puesel futuro en algunamedidaes el fruto dela libre actividaddel individuo: ~s...vívíres algo quese hace haciaadelante,es una actividadqueva dc estesegundoal inmediatofuturo» ~. Al respetarsela experienciaque el sujetotiene de su propio vjvir seestableceunadiferenciacualitativaentrepasadoy futuro en Ortega;estámucho menosmarcadaen el casodeLeibniz.

Tambiéndesdela afirmaciónde la ultirnidad de la mónadaes necesarioentenderla noción de perspectiva.Se presentasobretodo en Leibniz, perotambiénencierto sentidoenel propio Ortega,como lasolucióndel problemaclásicode la unidady de la multiplicidad. Cadaindividuo estáabierto a unmundocomúndesdeun puntode vistao perspectivapropios.

44. OueelogiaOrtegaen VII-403. refirindosequizáaNE 4-2-1 0 5-347.45. DM 8 0 4-433, «cuando se considera adecuadamentela conexiónde las cosas,

puededecirseque desdesiempreha habidoen el almade Alejandrovestigiosde cuantole ha acontecidoy trazosde cuanto le ocurríra...’>.

46. VI-37.47. 111-71.

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Leibnizy Ortegay Gasset 533

Así, la teoríade la perspectivapermitedistinguir individuosdistintosconrespectoa un mundocomún 4% Estaindividuaciónse precisaenel contenidode suspercepciones.Lo que ven es distinto, pero a la vez para todas lasmónadasde un mundodeterminadolas leyes científicas y las verdadesderazónsonválidas.La coincidenciaseextiendea la multitudde acontecimien-tos únicosquetodaslas mónadasdeun mundoexperimentanquelo diferen-cian de todos los demásmundosposibles.Además,Leibniz entiendeque ladoctrinade la perspectivapermite sin vulnerar la autarquíade la mónadarecomponerla unidad del mundo, que la negaciónde la suficienciade lamateriahabíapuestoen entredichoen el sistemaleibniziano». Al ser lasperspectivascomplementarias,un mismo relatoocurresimultáneamenteenla totalidaddelos sujetosquecomponenelmundo—un terremotoen China,por ejemplo—,si bien cadauno se lo presentarácon distintos gradosdeintensidaden la percepcióny desdeun puntode vistapropio. El principiodecontinuidaddeterminaquecadaunode estospuntosdevistaseancomple-mentarios.La posiciónde Ortegaesdistintaporquela apelaciónaun métodofenomenológicodeterminaque aquéllo que caracterizaa un individuo noseani el ordeno estructurade susnotasni el gradode intensidadde su vidaperceptiva,como en el casode Leibniz, sino la experienciaque el sujetohacede símismocomo unarealidadquese hacey ala queacontecensucesos.No tiene sentidomantenerla vieja nociónde la individuación enfunción deunanaturalezacomún.Ciertamente,cadaindividuo elaborae interpretaunacultura común.Peroéstano es la perspectivadesdela cual Ortegaenjuiciael problema.Paraél lo fundamentalaquíes la unicidad de la vida: «la vidaes única siempre...absolutaforzosidadde referirsea sí, y referir a si todo.

50La unidadhacedela vida un ámbitohermético,ineomunicantey exclusivo»Parael individuo su vida es la única queradicalmentevive, independiente-mente de quecoincidao no con la de otros.

En Leibniz la autarquía de las mónadases inferida lógicamentede lasimplicidad—comohemosvisto—,mientrasque lasdiferenciasdelas móna-das —y de cadamomentodel despliegueperceptivoen que consisten—sederiva directamentedel principio de identidadde los indiscernibles.Setratade dos cuestionesseparadas,una referida a la constitución formal de lasustanciay la otra a las notasqueposee.En cambio,en Ortega,justamente

48. DM 9 (3 4-433.49. Se tratade una cuestiónimplanteablee irrelevante desdeel punto de vista

orteguiano.salvoen el momentoque de acuerdocon una orientaciónfenomenológicaen El Hombre y la Gentese planteala naturalezade la objetividad del conocimiento(V11-l49). Ello quedaclaroen El temade nuestrotiempo,en un pasajedeclarasresonan-ciasleibnizianas,enel que reformulala tesisdel filósofo alemáncomo monosmonadum.Dios es el conjuntode puntosde vista sobreel universo,perono es necesariodesdeestepunto de vista queéstasseansolidariasentresí comolo son las mónadasque pertene-cen al mismo mundo para Leibniz.

50. OC, p. 14.

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534 SalasOrtueta. J.

porquese ve el problemadesdedentro,desdela patenciade la vida, no seseparanlos dos ámbitos. La vida se refiere a sí misma y la diferencia ocoincidenciacon otras vidas es irrelevante.Ortegase encuentramáscercade Descartesque de Leibniz en estepunto, en la medidaen que más quelas notas del individuo, a la hora de entenderla individualización,pesalaexperienciainterna. Por ello, aun si dos vidas tuvieran exactamentelasmismasnotasseguiríansiendodistinguibles~‘.

Másqueen la doctrinadequetodoconocimientosedaenunaperspectiva,es en el perspectivismo,es decir, aquelladoctrinaque mantieneque todaexperienciaconstituye un punto de vista sobre una única verdad, dondeOrtegareconocesuproximidada Leibniz de maneramásexplícita,aunquecon importantesreservas.En las Confesionesde El Espectador,un textotempranode 1916,cita aprobatoriamenteel conocidopárrafo57 delaMona-dología:«Et commeunemémeville regardéededifferentescótésparaíttoutautreet est commemultipliée perspectivement.II arrive de mémeque parla multitude infinie desubstancessimples,il y a commeautantde différentsuniversqui ncsontpourtantque lesperspectivesd’un seulselonlesdifferentspointsde vue de chaquemónade»~2, El propio Ortegaen una nota al piede páginatieneinterésen hacerconstarqueestaconformidadcon la posiciónleibnizianano es existentea lo queél denominael idealismode Leibniz.

Recordemosparaprecisarmejor la distanciaalgunos aspectoscentralesde la doctrinadel perspectivismoen Leibniz:

1. Todamónada,y por analogíatodadoctrina,religión, sistemafilosófi-co o posición política es una expresiónde la verdadúnica.

2. Las diferenciasentrelas mónadasse refieren a A) el gradocon queesteacontecerespercibido,y B) al puntodevistaqueseadopta,quepermitequedeterminadosaspectosde esteacontecerse veancon mayorclaridad ydistinción queotros.

3. Las diferenciasparticularesentre las mónadastiendena resolverseen la medidaen queel análisisde susrepresentacioneslas aproximaa unorden ideal que es el de las verdadesde razón.Por otra parte, la HarmoníaPreestablecidaimplica queenelcasodelasmónadascreadasesaconvergenciase refiera ademása la coincidenciaen la representaciónde un mundoconcre-tO.

4. Dios es la«monasmonadum».No sólo contieneensí todaslaspropo-sicionesposibles,sino quese tiendea identificar conellas,comola omnitudorealitatis en tanto que las poseeen gradoeminente.

En el casode Ortegala adscripciónal perspectivismoesde muy distintaíndole. En primer lugar, no se razonacomo en el casode Leibnizdesdelosconceptosde mónaday de Dios, sino que se partede la experienciade unadeterminadaperspectiva.Por ello, lapositividadde la experienciaconcretano se presentacomo algo que se debeabandonar,incluso que se pueda

SI. OC, Madrid. 1984. p. IS.52. tI-tS. El texto leibnizianoapareceen (3 VI-616.

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Leihnizy Ortega y Gasset 535

abandonar.Ni siquierase puedeconcebirla resoluciónde las distintaspers-peetivasen un único saberinfinito, comoen elcasodel filósofo alemán,sinoúnicamentela sumade las distintasperspectivasen Dios: «Dios es tambiénun puntode vista,perono porqueposeaun miradorfueradel áreahumanaque le hagaver directamentela realidaduniversal,comosi fuera un viejoracionalista.Dios no es racionalista.Su puntode vista es el de cadauno denosotros.Nuestraverdadparciales tambiénverdadde Dios ~. En términosgenerales,la maneraleibniziana de concebirel perspectivismoapuntaalpesode una imagende realidaddominadapor modeloscuantitativostal ycomosugierenlos trabajosdeSerresy aptaparadar pieaunavisión analíticade la individualidad. Sin embargo,lo quecuentamás en el pensamientoorteguianoes una voluntadde descripciónmásafín a la Fenomenología.

Pero para comprenderel atractivo que Leibniz tenía para el Ortegamaduroseránecesariodar un pasomásy teneren cuentaqueen Leibnizel perspectivismono essólo lasoluciónde un problemaepistemológico,sinola manifestaciónde un poder.La creencialeibnxzianaen la razóndeterminaque el perspectivismosea expresiónde la riqueza y plenitud de lo real.Leibniz no sólo enunciael perspeetivismo,sino quesuobra la ejecuta.Así,las famosaspalabrasde Teófilo al comienzode los NuevosEnsayos..,y apropósitodesu nuevosistema,que«alíaa PlatónconDemócrito,Aristótelescon Descartes,los escolásticoscon los modernos,laTeologíay la moral conla razón»»~, en realidad apuntana algo que está al menosparcialmenteconseguidoen la propia obra leibniziana:Uno es el Leibniz queescribeaDes Bossesy otro el quese dirige a Locke o a Arnauld,etc. Pero en últimainstanciahayunacoherenciade fondo quepermitereconocersin dificultadla existenciade un solo pensamiento.Por ello se trata sólo de que seancorrespondenciaspresididaspor la prudenciao eloportunismo,sino porquerealmenteLeibniz concibesu obra como integradorade otrasy en últimainstanciacomoexpresivade la fecundidadde unarealidadquese manifiestaa la vez contantariquezay diversidad,peroa lavez contantaprofundauni-dad.

De estoeramuyconscienteOrtegacuandoal final desuvida se aproximaa Leibniz. La integracióndelsaberen un sistema,asícomoelprincipialisnzo,es decir, radicalidaden el método,hacende la obra de ésteunaexpresiónfundamentaldel racionalismo.Ante ellalamiradadeOrtegaes ambivalente.Porunaparte,entiendeque la razóna laqueseadhiereLeibniz hade recibirunanuevafundamentación.Así, la Filosofía «tieneuna vez másque ir pordebajode loscimientosmismos,son las cosasqueparecíanmásincuestiona-bIes y últimas»~>. La razónpura que representala figura de Leibniz ha deser sustituidapor la razón vital.

53. lII-2t)2.54. NF 1-1 (35-64.55. VIII-280 cfr., RodríguezHuéscar,A.: Una caía en la perspectivafilosófica de

Ortega. Revistade Filosofía2/ViL enero-junio1984, ji. 32.

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536 SolasOrtueta, 1

Sin embargono sólo Ortegase ve a si mismocomo integradorcomoelfilósofo alemánsino frenteal existencialismosartreano,la figura de Leibniztambiénle permitereivindicarotradimensióndelafilosofía. «El tonoadecua-do a filosofar no es la abrumadoraseriedadde la vida, sino la alciónicajovialidad del deporte.del juego—Descartesy Leibniz se ocupandel aje-drez—,y muevena susdiscípulosmatemáticosparaquetrabajenmuy seria-mentesobrelosjuegos...hayen el teorizador,sobretodoen su forma promi-nenteque es el filósofo, una fruición de ‘~descifradorde enigmas”en que,por lo pronto, pierde el enigmatodo el carácterpatéticoqueper accidenspuedeenvolvery lo emparejaconeljeroglífico,la charada,y laspalabrascru-zadas>~1

Estetexto no refleja la concienciade crisisy la urgenciade sabera quéatenersequede maneraexplícita mueve una parte importantede la obrade Ortega.De hecho,el filósofo españoles conscientede la importanciadeaunarla concienciade los problemascon la recreaciónen el ejercicio de larazónquepropugne.No aceptarálaexistenciadeideaspermanentesy eternasque regulanlo real. Pero sí querrá mantenerla importanciadel uso de larazoncomo la actividad propia del intelectual.

4

Estaposición de crítica y a la vez de admiracióndeterminaque Ortegasiga en algunospuntos muy de cerca a nuestroautor. Un caso claro loconstituyela teoría de la substanciaa la quehemosde volver nuevamente.La dificultad que aquíle planteaa OrtegaLcibniz y, engeneral,la tradición,es la adscripcióna un pensamientoque fundamentala realidad humanaexclusivamentedesdeun principio previo. ParaOrtegaes evidenteque larealidadhumanaes unarealidademergente.Sin embargo«Enesa tradiciónresultaincomprensibleun modode serqueconsistaen meroensayoo conatode ser,el cualno inclusogarantíaalgunade queno se malogra,es decir,dequesu intentode serno sirvasólo parademostrarquees imposible»>~. Contodo, a la hora de la elaboraciónde su posición no deja de acudir a latradición.Se puedecitar un casosignificativo: las críticasorteguianasa lasubstanciaaristotélicaqueguardanun notableparalelismo,y que inclusosugierenque Ortegatenía presente—aunqueprobablementede manerainconsciente—un texto leibnizianoconcreto,el De Primae PhilosophiaeEmendatione>~. En él mantieneLeibniz quela realidadradical, la mónada,por oposicióna lo quehabíamantenidolaescuela,tieneespontaneidad.Lamónadaes constitutivamentefuerza. El pasajefundamentalreza así: «visactiva actumquendamsive entelequiamcontinent,atque inter facultatem

56. VIlt-306.57. VI1I-351.58. Ci 4-468.

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agendiactionemqueipsam mediaest,et conatuminvolvir, atqueita per seipsam in operationemfertur» »>, lo que traduciría: «la fuerza activa poseecierta ac-tualidado entelequiae implica conatoy se pone a sí misma enoperación».La espontaneidadde la mónadale permiteactuarsin más. Nonecesitacomoen el casode la potenciaescolásticade un estímuloexterno.Sevulneraasí el principioescolásticoy aristotélicodeque«todomóvil tienequeser movido por otro» 60 pero se haceen cierto sentidocon fidelidad alpropioAristótelesenlamedidaen quese tratade radicalizarsupensamientoy dar mayorprofundidada lo quesignifica estar en acto, la posibilidadrealsetransformaenactualidadoperativa,oqueelactoprimerodélugarespontá-neamentea actossegundos.

Si pasamosal textoparaleloen laobrade Ortega,el Prólogoa la Historiade la Filosofía de Emile Brehier 61 podemosapreciarcómo Ortegavalora laintuición aristotélicademaneraanálogaa Leibniz. Aquí ciertamentese haceun análisisquese refiere no a la perspectivavital propiade todo individuo,sino aquéllaquesólo algunosindividuos en particular desarrollan,a saber,la del filósofo. Mientras que la reflexión leibniziana se inserta dentro delcontextode la aproximaciónde la Dinámica a la Metafísica,la de Ortegaconstituyeun esfuerzoporcomprenderla historiade la reflexión filosófica.Además,es importanteteneren cuentalos textosaristotélicosque Ortegautiliza y queorientansuanálisisen una direccióndistinta: Metafísica (1048)y De Anima (417b 3). Leibniz cree ensanchary profundizar la noción deactohastaincluir laespontaneidaddelpensarsinmás.En cambio,la intencióndeOrtegaessubrayarla diferenciaqueyaexisteen Aristótelesentreaquellosmovimientosenlosqueel términodelmovimientoesdistinto delmovimientomismo y aquellosotros que merecenel nombre de energéticos,en los quese dala destruccióndelapotenciaporel acto: « es másbien,unaconserva-ción de lo que es en potenciapor lo que es en perfección(entelequia),de

62

modoque potenciay actose asimilan»De estaforma se vislumbraunasuficienciaen la operacióndel pensar

desdelo que se interpretala evoluciónhistóricade la filosofía. No se tratade unasuficiencia equiparablea la del espíritu hegeliano.Unicamentesepretenderecuperarel pasado,intentarproyectarlosobreelpresentey some-terloalasrevisionespertinentes63~ El actodelpensamientoindividual respon-de a la indigenciadel individuo y no puedeasemejarseal de la mónadaleibniziana. La filosofía «no es unadiversiónni un gusto,sino una de lasreaccionesa queobligael hechoirremediablede queel hombre“creyente”caeun día en la duda.La filosofía es el esfuerzonatatorioque hace para

59. 0 4-469.60. Física, VtI-l.214 b 24.61. VI-379 y ss.62. VI-415.63. VI-379 y ss. Cfr., asimismo,su Origeny Epílogo de la Filosofía, IX-364.

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538 SalasOrtueta.1

(ver de) flotar sobreel “mar de dudas”o con otra imagen,el tratamientoa queel hombresometela tremebundaheridaabiertaen lo másprofundode supersonapor la fe al marcharse»~ Naturalmente,aunqueel individuopuedellegar a responderde estaforma a las inseguridadesde sumomento,en ningúncasoalcanzaun saberabsolutoanálogoal hegeliano.La filosofíaes verdadera«no cuandoes definitiva —cosainimaginable—,sino cuandolleva en sí, como vísceras,las pretéritasy descubreen éstasel “progreso

65

haciaella misma »

5

Para acabardeseohacer algunasbrevesreferenciasa las intencionesmoralesde los dos sistemas.La proximidadentreestosdos autoreses me-nor queen otros puntosque ya hemosestudiado,perono obstantemereceatención. Una de las grandesaportacionesde Leibniz a la historia de lafilosofía consisteen haber concebidosu obra en su conjunto como unaTeodicea,es decir, como la reivindicación racionalde la justicia de Dios.De estaforma se explicita una preocupaciónética queno se refiere a actosparticulares,sino quese dirige haciala totalidaddelo existente.Setrata delegitimarcuantohay.Comose recordará,la tesisleibnizianacentralconsisteen la afirmacióndel optimismo: este es el mejorde losmundosposibles.Esel que Dios ha elegidodesdesupodery bondad,se tratade unareivindica-ción racionalde la legitimidadde lahistoria,de cuantoha ocurridoy ocurri-rá «‘. La Teodiceaes por antonomasiaciencia de lo singular, aquéllaen laquela valoraciónde la realidadva ligada a su conocimiento.

Estapreocupaciónse encuentrapresentetambiénen la obrade Ortegay determinaquepara él el reconocimientodel valor del mundoexistenteconstituyaunapreocupacióncentral,perola forma en queintentalegitimar-la difiere grandementede la seguidapor el filósofo alemán. Ello resultamuy claro en un texto fundamentalpara comprenderla evolución de supensamiento,las primeraspáginasde las Meditacionesdel Quijote. En ellasno sólose formulael principio básicode supensamiento:«Yo soy yo y micircunstancia»,sino queañade«si no la salvo a ella no la salvoyo» <‘. Paraexplicar¡oqueha deentendersepor«salvación»ha de añadirse«la reabsor-ción de la circunstanciaes el destinoconcretodel hombre»<¾y finalmente«el serdefinitivo del mundoes la perspectiva»69 Es decir, el sujeto ha de

64. VI-406.65. VI-419.66. leodicea,Prefacio,Ci 6-28.67. 1-322.68. íd.69. I-321.

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dar razóndelmundoparaserplenamentesi mismoy la filosofía y la culturajustamentetienenla función de hacerestoposible. La intenciónmoral deOrtegano es reconocerel buenordendel Universo. Por el contrario,en almenosdos pasajes,observaque la tesis leibnizianade que éste es el mejorde los mundosposiblesúnicamentenos diceque los demásseríanpeores~>.

ParaOrtegano es posibleabandonarla perspectivaindividual y concreta,perosíentiende—y en estoestáde acuerdocon Leibniz— quela reflexiónsobreella puedealumbrarsusposibilidades.Aquello quehade serlegitima-do es la vida individual queel individuo lleva a caboen unacircunstanciaconcreta.

Jaimede SAlAs ORTUETA(U.C.M.)

70. X-429 y VIII-343.