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Revista Cultural La Tajea fruto de La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de San Miguel de Abona

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El Rincón

Detalle: Calle Hernández Alfonso

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eEdita:

IlustreAyto.deSanMigueldeAbona

Ctra.aLosAbrigos,30-38620

web:www.sanmigueldeabona.org

e-mail:[email protected]

Direcciónycoordinación:

ConcejalíadeCultura

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TF937/2002

«LaTajeanohacenecesariamentesuyoslasopinio-

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ocualquierotro,sinpermisoprevioporescritodela

editorial(ConcejalíadeCultura).»

EJEMPLARGRATUITO

Introducción

Valentín E. González Évora - Tte. Alcalde y Concejal de Cultura

LaCasa-GranerodeViñaVieja

María Luisa De Peuter Fourmy

ElPersonaje:D.IgnacioRodríguezLópez

Francisco Javier González Méndez

UnpaseoporlaBibliotecaMunicipal

Losmolinosdegamona

Julio Concepción

ElviajedeModu

Isabel Medina

Pedazosdepoesía

Francisco Tejera Feo

D.JoséVicenteMartínezCalcerrada

Octavio Rodríguez Delgado

ElTrotamundos

Marian Tur Iglesias

Efeméridesdelsur(V)

Fernando Sanz Sanz

Lahabitaciónmágica

José Guadalupe

OndasDeportivas

Álvaro Toledo

Costumbresfunerarias

Francisco Javier González Méndez

Lamagiadelasal

Clemente Feo Feo

FotoNoticia

ColeccionabledeCocina

Umberto Marinoni Lapini

ColeccionabledeAlfarería

Pedro Benítez Reyes

Detalle: Calle Hernández Alfonso

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IntroducciónIlustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Se acerca el final del año 2005, un año cargado de sonrisas, esperan-zas, alegrías, ilusiones... y por qué no, también de momentos tristes,

porque al fin y al cabo, de esto se compone la vida de cada uno de nosotros.

La Tajea ha paseado otro años más por las calles, no sólo de este municipio sanmi-guelero, sino por las de todos aquellos que han querido compartir sus palabras con los lectores de sus páginas en algún momento determinado. Hemos viajado por estas tie-rras canarias, pero también nos hemos ido a las tierras de tantas y tantas familias de emigrantes. Nos hemos adentrado, una vez más, en el mundo de la cultura, de las tradiciones, del legado histórico.

En este nuevo número que se presenta, se ha querido colaborar con el espíritu navi-deño que todos llevamos dentro en estas fechas. Cuentos de Navidad, excursiones a Belén, Regalo de Reyes... Pero además, y como no podía ser de otra forma, tienen cabida como en cada número, aquellos artículos que nos hacen saber más de lo que tenemos a nuestro alrededor: como podría ser una breve descripción de la Casa-Granero de Viña Vieja, o los últi-mos acontecimientos deportivos que cada día se abren paso con nuevas modalida-des. Quizás, mencionar aquellos persona-jes que, aún quedando muy lejanos en el

tiempo, nos hacen ver detalles y peculiari-dades de aquellos que formaron parte de este entramado de gentes, como puede ser el caso de D. José Vicente Martínez Calce-rrada.

Tal vez, podríamos pararnos a leer detenidamente, esa pequeña descripción que nos hace José Guadalupe de una habi-tación de ensueño... una habitación en una casa que bien podría ser la de cualquiera de nuestros abuelos. Tal vez, deberíamos detenernos un poco más en esas efeméri-des del sur que nos relata cada mes Fer-nando Sanz, o las curiosas historias que nos cuenta Clemente Feo a través de los caprichos de la química.

Otro mes más en el que tenemos que agradecer, como lo hacemos siempre, su confianza. Sin embargo, y como decía al principio, esta vez damos las gracias de una manera especial, acompañadas de un deseo para el próximo año que empieza:

“Sólo la pequeña llama de una vela es capaz de hacer desaparecer la mayor de las oscuridades.

Con el deseo de que nuestras vidas se llenen de luz en este nuevo año que empieza...”

Felicidades

Valentín E. González Évora1er Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura

Presencia la sonrisa de un niñoy tu día triste habrá acabado

Anónimo

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¿Sabía que...?Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

La Casa-Granero de Viña ViejaNota breve para su historia

La zona conocida como Viña Vieja en su día formó parte del mayo-razgo instituido por la familia Soler en la comarca de Chasna. Pedro

Soler y María de Cabrera fundaron un mayorazgo en el año 1602, ante el escribano lagunero Alonso Gallego, en virtud de la Real Cédula otorgada por Felipe III en noviembre del año anterior, que les autorizaba a ello. Este mayo-razgo, de carácter hereditario por vía de primogenitura, incluía bienes tasados entre 40.000 y 50.000 ducados. Entre dichos bienes, que tanto eran adquisi-ciones propias como de procedencia hereditaria, se encontraba una propie-

dad descrita por la historiadora Pérez Barrios1 como “(...)13.- Una casa de teja, con un cercado y huerta de arbo-lado con su fuente de agua, donde lla-maban La Viña Vieja.(...)”.

Esta “casa de teja” es una casa-gra-nero que sirvió a los terrenos agríco-las circundantes, que constituían una unidad de explotación de la misma familia. Datar esta vivienda, o sea, adjudicarle una posible fecha de cons-trucción, es una tarea complicada. Es lógico pensar que la descripción que se da de dicha propiedad se corres-ponda con la vivienda que nos ocupa, ya que en la cercanía de la casa existe una fuente de agua, la vivienda se encuentra cercada, y tiene una huerta a su lado. Por tanto, teniendo en cuenta que la vivienda ya figuraba en la escri-tura fundacional del mayorazgo en 1602, podemos inferir una fecha de construcción anterior. En la actualidad y teniendo en cuenta los datos con los que contamos, no podemos alcanzar mayor precisión que la de decir que fue

construida posiblemente a finales del siglo XVI.

La casa-granero de Viña Vieja, situada junto al camino público del mismo nombre, figuraba en 19262, con el número 2 de orden del citado camino. Sus propietarios eran entonces los here-deros de Antonio Alfonso Gorrín, domi-ciliados en La Laguna en esa fecha. Ellos mismos transmitieron a sus medianeros su conocimiento de la antigüedad de la casa, ya que según decían había per-tenecido “al Marqués” (refiriéndose al Marqués de la Fuente de Las Palmas, cabeza del mayorazgo Soler en el siglo XIX y propietario anterior a esta familia). Actualmente su propietario es Miguel Hernández Calzadilla, descendiente de la citada familia Alfonso.

Esta vivienda propia de las zonas agrícolas cuenta con una era, un horno, los establos, el granero y el abaste-cimiento de agua necesarios para la explotación de los terrenos circundantes y la vida de los medianeros que habita-ban la citada edificación.

María Luisa De Peuter FourmyResponsable del Archivo Municipal

1 PÉREZ BARRIOS, Carmen Rosa, El mayorazgo de los Soler en Chasna. Una visión histórica a través de sus pleitos. Ayuntamiento de Arona, Cajacanarias, Cabildo Insular de Tenerife, 1.998.

2 Registro Fiscal de Edificios y Solares, 1.926. A.M.S.M.A.

BibliografíaPérez Barrios, Carmen rosa; El ma-

yorazgo de los Soler en Chasna. Una visión histórica a traves de sus pleitos. Ayuntamiento de Aro-na, Cajacanarias, Cabildo Insu-lar de Tenerife, 1.998.

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

El PersonajeA la Memoria de Ignacio:

El PracticanteEl sanmiguelero siempre estará agradecido de la figura del practicante, D. Ignacio Rodríguez López. Su pueblo ha estado orgulloso por haber tenido el privilegio de contar con un profesional como fue este personaje.

Nació en San Mi-guel de Abona, el 17 de septiem-bre de 1935,

realizando sus primeros es-tudios en Granadilla y en su pueblo natal, trasladándose con posterioridad a Santa Cruz donde hace el bachi-ller, para posteriormente ter-minar su carrera.

Sus primeras prácticas fueron en el antiguo Hos-pital Civil, hoy Museo de la Ciencia y el Hombre, y en el Servicio Militar (Ceuta), actuando como ATS. Fue el número siete de España cuando se presentó a las Oposiciones, trasladándose a Galicia durante por lo que en principio eran dos años donde desempeñaría su profesión; pero su estancia no llegaría a los dos meses, puesto que la hija del alcalde de aquel pueblo gallego era practicante; así que llegaron a un acuerdo de compartir sueldo con la condición de regresar a Canarias.

Llegó a su pueblo natal donde trabajó como ayu-dante del médico D. José Feo Rodríguez, adquiriendo de esta manera una gran experiencia. Con el paso del tiempo, salió la plaza de practicante en San Mi-guel de Abona, puesto que ocupa D. Ignacio, y donde pasaría a dedicar cuarenta años de su vida al servicio de los demás.

Francisco Javier González Méndez

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Un paseo por la Biblioteca MunicipalLa Vida, juego de naipesde Benito Pérez Armas

Son treinta y cinco años desde que se inició en 1970 uno de los reconocimientos más importan-

tes de la literatura canaria: Premio de Novela “Benito Pérez Armas”.

Don Benito Pérez Armas estuvo desde temprano vinculado a las letras. El periodismo, los cuentos y las nove-las fueron sus grandes vocaciones; al lado de la primordial que fue siempre la política.

La Vida, juego de naipes, novela realista escrita en 1908, trata de un viejo protagonista isleño “héroe de la epopeya isleña en América”, a quien la enfermedad detiene para que pueda contar su historia y para que el joven protagonista pueda casarse con su hija. Don Alonso, natural de Tenerife (donde transcurre la historia), mató a un hombre en defensa propia y huye a América donde pasó una vida de aven-turas. Cansado, viejo, rico y sufriendo del corazón, vuelve a su país natal.

El título intenta resumir la ética de ese protagonista que se fue endu-reciendo para adquirir todo el valor necesario para luchar contra la adver-sidad.

Con La Vida, juego de naipes, tenemos una novela regional, que a través de sus protagonistas refleja los sentimientos de nuestro pueblo y pinta sobre sus páginas a un canario triunfador, lo que no parecía fácil ni posible para quien no saliera de la colonia:

“Para mí la Vida es juego de naipes, senci-llamente juego de naipes... Baraja la mano oculta (yo creo que la de Dios) le da a usted los naipes (hasta ese momento soy fatalista), para que los combine libremente, según su criterio..., para que haga la jugada... ¡Ésa es toda la libertad del hombre!”.

“Un hombre sin historia,es como un árbol sin hojas”

Benito Pérez Galdós

Don Benito Pérez Armas estuvo

desde temprano vinculado a las

letras. El periodismo, los cuentos

y las novelas fueron sus grandes

vocaciones; al lado de la primordial

que fue siempre la política.

La Vida, juego de naipes

Autor: Benito Pérez ArmasEditorial: MARIARFecha de publicación: 1990Páginas: 200ISBN: 84-87137-91-1

La vida de un practican-te de pueblo que puso toda su humanidad y empeño en su lucha diaria. Un hombre que contribuyó con el nivel de la salud de los sanmi-gueleros. Sito, como popu-larmente se le conoció. Vivió en el tiempo de la medicina rural y creyó en ella. Eran tiempos donde existía la hu-manidad, y él la tenía detrás de su mirada.

No existía tanta ma-quinaria como ahora, ni los adelantos que tenía el Hospital, pero en la medici-na rural de San Miguel no eran ajenos al dolor. En D. Ignacio estaba la figura del practicante, del consejero, del médico... A cualquier hora del día o de la noche, con la lluvia o con el viento, no importaba, lo princi-pal era la salud de su

paciente. Para el enfermo era como una luz que entra-ba en su cuarto.

Ignacio o Sito, Sito o Ignacio, conocía los ante-cedentes de los enfermos y sus diagnósticos siempre eran certeros. Este persona-je creyó en su profesión, a la que se entregó en cuerpo y alma, dejándose la piel en el camino de su pueblo, en esa profesión de practicante que ya ha quedado atrás.

Este sanmiguelero que nos trajo mucho y se llevó la satisfacción del deber cum-plido y el reconocimiento de su pueblo que siempre le dirá “GRACIAS, SITO”.

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Los molinos de Gamona Julio Concepción

Dentro de los diver-sos juguetes de gamona destacan por su presencia

lúdica los molinos de viento, ya que eran ampliamente elaborados tanto por niños como por niñas, al ser un ju-guete versátil escapó al en-corsetamiento de la división sexual del juguete. La mayor parte de los entrevistados tanto varones como hem-bras lo recordaban hacer.

Este juguete ha tenido una fuerte presencia a lo largo y ancho de la co-marca Sur, ya que prácti-camente todos los chiqui-llos de las zonas de costa,

medianía y cumbre se po-dían permitir su elabora-ción, al tener fácil acceso a una planta que se daba en toda la franja altitudinal

de la comarca.Los molinos de gamona

encontraron su inspiración en los pocos molinos de viento que molían el gofio

en el Sur de Tenerife, los chi-quillos encontraron en estos una fuente inagotable de inspiración, “en el Sur exis-tían molinos de viento que hacían el gofio, molían el gofio con sus aspas y todo, porque cuando hacía viento es cuando molía. Y eso es lo que imitábamos nosotros con los de gamona. Allí en Charco del Pino debajo del Bailadero había un molino que era de don Domingo Es-tévez. Un molino pa’ moler, con la estructura de piedra y tenía cuatro aspas y su tela, bueno igual a los que están en Lanzarote y Fuerteventu-ra y ese molino lo puso en

“Yo creo que si le gustarían los juguetes

de gamona, porque lo hallan como una cosa

extraña, una cosa que no es vista, ¿mira tu

con que jugaban los viejos de antes, los niños

de antes? y nosotros los juguetes que tenemos

y no lo queremos”

Pablo Manuel Rodríguez Cabrera, 1920 Ifonche-Adeje

Ficha TécnicaLA GAMONA

Familia: LiliáceasEspecie: Asphodelus aestivusLongevidad: PerenneAltura: 55-150cm.Floración: final invierno-principio veranoHábitat: terrenos roco-sos, arenosos y suelos pobres.Ecología: esta planta, de origen mediterráneo, es frecuente en luga-res abiertos y soleados de la zona baja y de medianías, aunque pue-de llegar a cotas por encima de los 1.400 m en áreas del Pinar del su-roeste de las Islas de ma-yor relieve. Su tendencia natural es a formar colo-nias de notable densidad y extensión.Notas: * Los animales de pasto suelen dejarla intacta en los prados. * Las gamonas son algu-nas de las Liliáceas más abundantes y que mejor sobreviven al efecto de-vastador del hombre en los campos.

Planta de la Gamona

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Charco del Pino en el Baila-dero abajo. (José Victorino Gómez Orama, 1918. San Miguel de Abona).

Estos molinos de juguetes se elaboraban de diferentes formas encontrándose tres modelos distintos, una ver-sión simple de dos aspas y dos modelos más complejos de cuatro aspas.

Para poder ajustar en-tre sí las aspas y evitar que estas se salieran, los mu-chachos buscaban palitos a modo de clavo entre las distintas plantas del medio natural “Nosotros buscába-mos pa´ trancar las aspas

d e l molino, el palo seco del Cornical. Ese palo es el que hace de clavo porque el Cornical tiene mucho nudo y lo rompíamos y ya los nudos hacían de cabeza de clavo, ya era un clavo pal molino, apropiado pa eso. Como si fuera un cla-vo, como antes no teníamos otros medios, ahora tam-bién se puede hacer con un clavo de verdad” (José Victorino Gómez Orama, 1918. San Miguel de Abo-na).

En los distintos juegos desarrollados por niños y niñas, estaba el amarrar el molino a distintos arbustos, plantas o árboles de altura considerable, para contem-plar con placer su movimien-to al tocarlo el viento. De ver moler en su imaginación cosechas abundantes de tri-go, millo o cebada. “Como estaba en esos montes cui-dando cabras, y eso, pues siempre estaba con la na-vaja en las manos, entonces hacíamos molinos de viento de gamona. Y un día fui por ahí pa rriba y me hallé una gamonas y me puse hacerlo y amarrado está en un pino, ahí encima en el monte es-

tán amarrados en un pino dando

vuel-tas allí (ri-sas). Eso se hace el molino y queda el molino dando vueltas. Lo ponías tú, lo amarrabas en un palo de escobón o lo ponías empi-nado en una gamona y así corría. Donde corría el vien-to, pa allí corría el molino, cuando le tocaba el viento pa llí iba. ¡Buueeno en cada instante hacíamos deso! (Amadeo Hernández Quija-

da, 1933 Ifonche-Vilaflor). “La poníamos en lo alto de una gamona grande y cuando venía el airito se po-nía a moler, el airito venía y daba vueltas” (José Victo-rino Gómez Orama, 1918. San Miguel de Abona).

Si por di-versas razones no hacía vento-lera la propuesta de juego cambiaba “cuando no hacía viento corríamos con el molino en la mano pa´ que diera vuelta, cuando no hacía viento pues corríamos con el en la mano” (José Victo-rino Gómez

Orama, 1918. San Miguel de Abona) y también si que-ríamos, a correr con el moli-no, a correr, ¡las muchachas corriendo como machonas!” (Ángela Alayón Pérez, 1912 Cabo blanco-Arona).

Había variantes que los muchachos aplicaban a los molinos para obtener mayor fuerza del viento, una de ellas era poner-le un trozo de cartón en el extremo de las aspas, otros retorcían ligeramente las aspas humedeciéndo-las con su saliva, “eso era bueno retorcerlas un poco, retorcíamos las aspas de la gamona con saliva y luego esa forma quedaba. ¡Eso molía que daba miedo!” (José Tacoronte Melo, 1918 Ifonche-Vilaflor)..

Sin lugar a dudas el molino de gamona y los juegos que lo acompañan destacan por meritos pro-pios en un mar de activi-dades infantiles. Juegos sencillos de un mágico co-tidiano que nos hace sentir que lo simple es un buen invento.

Doña Ángela Alayón Pérez, 1912 Cabo Blanco-Arona, realizando un molino de cuatro aspas igual al que hacia de niña.

Don Salvador Gonzá-lez Alayón, 1919 La Cañada Verde-Arona, con su molino de vien-to de dos aspas.

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Era Navidad y Santa Cruz, igual que La Laguna y otros lugares de la isla, estaban llenos de luz como si un chorro de sol se hubiera escondido en los escaparates. Modu, de la mano de Alicia, caminaba por la calle del Castillo

con los ojos abiertos de par en par. Y eso que los ojos de Modu eran grandes... grandísimos, y se abrían en su cara redonda y oscura como si fuesen los faros de una nave espacial.

-¡Camina, Modu! - Dijo Alicia cogiéndole de la mano.Pero Modu, con sus ocho años a cuestas, buscaba entre

la algarabía un regalo para su madre. -Tiene que ser muy especial, dijo... Como ella - y siguió

caminando.Mamá le contaba historias antiguas del lejano país de

donde vino poco antes de que él naciera. Pero en la isla no las conocía nadie y se sintió raro. Una cosa era el mundo que ella trajo en su mochila de sentimientos y otra las costumbres de la gente que veía cada día en el colegio, en la calle...

Y eso que en la isla estaba también Alicia, que tenía diez años, una melena rubia y unos ojos que verdeaban con el sol.

Y cuando Modu se sintió distinto, Alicia le dijo que por dentro todos los humanos compartimos lo mismo, así que no valía la pena disgustarse. Y, además, le había regalado un cuento maravilloso: El patito feo, escrito por un señor muy antiguo que se llamaba Andersen.

-¿Seré yo como un cisne, Alicia? Le dijo emocionado.-Tú no serás nunca un cisne, Modu, porque eres un niño;

pero te aseguro que eres el más guapo de todos los que conozco.

-¿De verdad?-¡Claro que sí!Y se abrieron de par en par los faros de sus ojos y Alicia

le enmarañó los rizos negros de su cabeza y desde aquel día Modu y Alicia, se convirtieron en amigos inseparables.

Tanto que fueron juntos a comprarle un regalo para su madre. Pensó que ya era hora de mostrarle cuánto la quería y lo feliz que era a su lado. Claro que no estaba su padre: había muerto en una horrible guerra poco antes de que él naciera.

Y mamá no quería que a él le pasara lo mismo. Por eso cogió su mochila de

sentimientos y le dijo muy seria acariciándose la barri-

ga grande y redonda donde él estaba:“Modu, tenemos que abandonar la tierra de nuestros

antepasados y viajar hacia un lugar luminoso donde la guerra no te alcance. Será muy duro, hijo, pero tú nacerás donde la solidaridad nos abra una puerta. Te llevaré en mi barriga, te protegeré con todo mi cuerpo para que nada pueda hacerte daño. Ya verás, mi niño, seremos felices en esa isla que aún no conocemos”

Y así fue como mamá y Modu se embarcaron en un barquito pequeño.

Muy pequeño: una patera.Claro que Modu cabía en cualquier sitio donde cupiera

su mamá porque él, acurrucado en su barriga calentita, no pagó ningún billete.

Luego vino lo peor. Y lo peor lo contó mamá. Y los ojos de mamá se llenaban de agua cuando recordaba aquel viaje. Decía que me agarraba fuerte para que no sintiera miedo ante las olas que se levantaban muy grandes como las fauces de un león hambriento. Y me tapaba con su anorak de plásti-co para que el agua de la tormenta no me llegara.

“No te preocupes, Modu, aunque yo tiemble un poquito no te preocupes, mi niño... Es que hace mucho frío, pero tú haz como si nada. Acurrúcate bien para que no te asuste el ruido de los truenos, ni le tengas miedo a los relámpagos... Hijo, sólo son luces que encienden la noche como si fuera un día de fiesta”

Y mamá y yo nos abrazamos aún más.A veces me da mucha pena porque yo no me enteré de

nada.O tal vez sí, pero no lo recuerdo.Ha pasado el tiempo y ahora que soy mayor quiero ha-

cerle un regalo especial. Claro que eso es muy difícil. Veo muchas cosas: escaparates que alumbran maravillas, pero hay dos problemas:

Problema número uno: tengo cinco euros.Problema número dos: no sé si habrá en el mundo dinero

suficiente para pagar el regalo que yo quiero comprarle.Alicia dice que soy una calamidad, que cinco euros no

es una fortuna, pero que le puedo comprar alguna cosa bonita: un collar africano que, seguramente, le gustaría un montón, una bufanda para el frío, o...

Eso dice Alicia, pero a mí no me convence. Tengo que pensar. Y rápido porque el último día es el

El Viaje de Modu Isabel Medina

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cinco de enero y las luces, que han secuestrado el sol para que alumbren la noche, me están dando prisa.

¡Ya lo tengo! ¡Ya lo tengo! - Gritó. Y hubo un niño que en esta Navidad se encerró en su habitación durante más de dos horas.

Al día siguiente Alicia leyó un poema.Y mamá también lo leyó el día seis de enero por la

mañana.“Hijo... gracias”, y lo abrazó fuerte y no dijo nada

más porque le picaban los ojos. Yo voy a leerlo. Son cosas de Modu, que tiene ocho

años, la piel muy oscura y ojos como los faros de una nave espacial.

Dice así:

CARTA A MI MADRE

Hace tiempo... Mucho tiempo... Antes de que escribieran mi nombre, O construyeran mi cuna,O bordaran mi vestido, o me arrullaran Sin prisa en las alitas del viento,Estaba yo, mamá, que te crecía por dentro.¡Chist...! ¡Chist...! ¡Silencio! ¡Silencio!Soy una secreta flor, El más hermoso misterio.

Tu barriga se hizo grande,Yo soñaba con el cieloPara robar a escondidasEl más hermoso lucero.Quería ponerlo en tu frente,En el balcón o en tus sueñosPara decirte, mamita,Te quiero... te quiero... te quiero...

En mi habitación calienteYa se escuchaban tus quejas(¿Qué de patadas da el niño?,¿Será futbolista, ella?)No quiero ser futbolista, mamá,Que esta cuna es muy pequeña.Yo solo quiero abrazarteMucho... mucho... mucho...Aunque no lo sepas.

En mi cunita de aguaMecí toda mi alegría,Mi ilusión y mi esperanza.¡Qué maravilla! ¡Mi casa!

Era Navidad y Santa Cruz, igual que La Laguna y otros lugares de la isla, estaban llenos de luz.

Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

EL MAR, EL MAR

El mar, la mar, espejo azulado,Bosque ensalitrado verde claro,Vehículo de orillas e ilusiones,Paseo de galeones y bajeles,De bergantines, buques y veleros,Depurador de humanas inmundicias.

Eres despensa pródiga, repletaPara la humanidad de pobre y hambrienta,Con tus olas lamiendo acantiladosVerticales, tus cuevas abismalesY tus peces desnudos en la hondura,Sin espejos, sin soles y sin albas,Donde la mar tiene su útero salado.

El mar inspira músicas y cantosDe marinos, tenores y poetas.También tiene aristas afiladasY trampas escondidas, camufladas.

Cada día la mar se traga a cien incautos,Engulle arboladuras y pateras,Cajas fuertes, joyas, condecoraciones,Vapores y cañones

En la mar, como en la tierra, siempre El pez grande se come al pequeño.

La tengo gran respeto a la mar.Me enerva, me marea, me impresiona.

Si la mar repartiera algún diploma Le rogaría que me asignaraMarinero en tierra.

EL ERMITAÑO

El ermitaño vive en su colinaY llegó con los pájaros cantoresLejos del mundanal fragor urbano.Una espesa niebla oculta su pasado Y su nombre al borde del olvido.

Unos harapos cubren su esqueletoImpregnado de un musgo verde claroQue le funde en el paisaje solidario.

La caridad del bosque su sustento.Patea diariamente la espesura Y los pájaros vuelan y revoloteanSobre él y le abanican su barba plateada.

Vive indiferente su soledad sombría…

Puntual testigo de alboradas y de ocasos,Un día gris faltó a su cita cotidiana.Sobrevuelan la choza cientos de pajarillos,Cantan su música enjambres de abejas.

El ermitaño cambia de bosque verde.Los árboles lloraron hojas secas.

Pedazos de Poesía Francisco Tejera Feo

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Nuestro biografiado nació en la Villa de Campo de Criptana (Ciudad Real) en “la provincia de Castilla

la Nueva” el 25 de octubre de 1745, siendo hijo del teniente capitán don Vicente Martínez Calcerrada, natural de Alcázar de San Juan, y de doña María Teresa Martínez Pantoja, que lo era de la antedicha villa. Cinco días después fue bautizado en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción por el Lcdo. don Cristóbal Antonio de Flores, teniente de cura de dicha parroquia; se le puso por nombre “José Vicente” y actuó como padrino su tío paterno don Juan Francisco Calcerrada.

Cabo 1º “de sueldo Continuo” de la 3ª Compañía del Regimiento pRovinCial de abona

Con motivo de la importante reforma de las Milicias Canarias efectuada en 1770 por el inspector de las mismas y comandante general del archipiélago don Nicolás María

Dávalos, numerosos cabos y sargentos profesionales, la mayoría procedentes de la Península, fueron destinados a los distintos regimientos de estas islas,

para hacerse cargo en cada compañía de la instrucción de la tropa.

Por dicho motivo, el Sr. Martínez Calcerrada fue destinado como cabo

1º a la 3ª Compañía del Regimiento Provincial de Abona, que correspon-día a San Miguel de Abona, por lo que se estableció en ese pago sureño, que por entonces dependía del pueblo de Vilaflor, donde ya residía en el momento de su boda.

El 19 de marzo de 1774, a los 28 años de edad, contrajo matrimonio en la ermita del Pago de San Miguel, jurisdicción de la parroquia de San Pedro Apóstol de Vilaflor, con doña Catalina Josefa de la Cruz Delgado Zamora, natural y vecina del Pago de San Miguel e hija de don Salvador Delgado Martínez y doña Ana Gon-zález Zamora; los casó el ex-definidor Fray José de San Agustín Picar, pres-bítero del Orden de San Agustín con licencia del beneficiado don Agustín Lorenzo Viera y Torres, después de haber sido examinados en la Doctrina Cristiana y en virtud del Despacho del Lcdo. don Eduardo Sall, vicario gene-ral del Obispado, dado en Canaria a

Don José Vicente Martínez Calcerrada (1745-1811)

Octavio Rodríguez DelgadoProfesor Titular de la Universidad de La Laguna

Don José Vicente se casó en San Miguel de Abona, donde vivió desde antes de 1774 hasta su muerte, acaecida en 1811.

Traemos hoy a las páginas de esta revista los datos biográ-ficos de un personaje poco conocido, que fue el tronco del

que partieron todos los que hoy llevan el apellido Calcerrada en el Sur de Tenerife, sobre todo en San Miguel de Abona.

SARGENTO 1º DE INFANTERÍA DE SUELDO CONTINUO, SOCHANTRE Y NOTARIO PÚBLICO ECLESIÁSTICO DE LA PARROQUIA DE SAN MIGUEL DE ABONA

Simultáneamente a su carrera

militar, don José Vicente

desempeñó el cargo de sochantre

de la parroquia de San Miguel y

también ejercía en la misma como

notario público eclesiástico

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

28 de abril de 1773 por ante el nota-rio público don Carlos Pérez López; y actuaron como testigos don Diego Gallegos, el sargento don Andrés Fer-nández de Villar y don Bernardo Bello, vecinos del mismo pago. Se velaron el 26 de mayo de 1774. Fueron vecinos del Pago de San Miguel en el Pago de Las Casas.

El 20 de enero de 1775 actuó como padrino de “Antonio José Abad”, hijo de don Juan Antonio de Santa Rosa-lía Batista Ruiz, sargento 1º de la 1ª Compañía del Regimiento Provincial de Abona, y de doña María de Lina-res Delgado. El 5 febrero de 1775 continuaba como cabo 1º de la 3ª Compañía del Regimiento de Milicias Provinciales de Abona y el 30 de junio de 1777 figuraba como “cabo 1º de sueldo continuo” del mismo Cuerpo, con un sueldo de 67 rs vn y 17 mara-vedís.

En 1779 estaba empadronado en el Barrio de Las Casas del Pago de San Miguel, en la casa nº 450 de la amplia jurisdicción de Vilaflor; figuraba como “Cabo de sueldo continuo” que “pasa con su sueldo” y con 34 años de edad; le acompañaban su esposa, doña Catalina Josefa, de 24 años; dos hijos: José y Miguel, de tres y un año, respectivamente; y tres cuñados: don Salvador Delgado, de 30 años y jor-nalero, don Tomás de la Concepción, de 20 años, y don Antonio Miguel, de 18 años.

saRgento 1º pRofesional, soChantRe y notaRio públiCo eClesiástiCo de la paRRoquia de san miguel de abona

El 29 de septiembre de 1782 el cabo Martínez Calcerrada efectuó un bautizo en San Miguel “por nece-sidad”, que luego fue validado en la parroquia de San Pedro de Vilaflor.

Continuaba como cabo el 17 febrero 1787, pero el 31 de diciembre de 1789 ya había ascendido a “sar-gento de sueldo continuo” y su sueldo se elevaba a 112 rs vn y 17 marave-dís; con su ascenso quedó vacante en el Regimiento una “escuadra de cabo 1º de sueldo efectivo”, que continuaba sin cubrir el 31 de agosto de 1790.

El 24 de julio de dicho año 1790, junto al teniente don Agustín Gonzá-lez Bethencourt, comandante de la 1ª Compañía del Regimiento, el sargento Calcerrada eligió a 16 hombres del Cuerpo que se pedían para pasar a prestar sus servicios a la capital. Conti-nuaba con el mismo empleo e idéntico sueldo el 31 de agosto inmediato.

El 28 de junio de 1791 obtuvo en Campo de Criptana una copia certifi-cada de su partida de bautismo, que

el 26 de agosto de 1795 fue inscrita en el libro de bautismos de la parro-quia de Vilaflor, “para los efectos qe. combengan á su familia y que conste su filiazon.”. Y en 1808 figuraba como vecino de San Miguel y “Sargento 1º de Infantería Premiado del Rey nuestro Señor”.

Simultáneamente a su carrera militar, don José Vicente desempeñó el cargo de sochantre de la parroquia de San Miguel, que ya ocupaba en 1801. Y también ejercía en la misma como notario público eclesiástico, empleo que ostentaba en mayo de 1796 y en el que continuaba en junio de 1811.

El 18 de marzo de 1808 don José Vicente Martínez Calcerrada conti-nuaba como testigo en los testamen-tos otorgados en dicho pueblo, pero ya no los redactaba. En ese mismo año seguía empadronado en San Miguel; figuraba con 64 años, en compañía de su esposa, cuatro hijos y una hija.

falleCimiento y desCendenCia

Don José Vicente Martínez Calce-rrada falleció en su domicilio de San Miguel de Abona el 28 de septiembre de 1811, a los 67 años de edad; no había testado y sólo se le adminis-tró el Santo Sacramento de la Extre-maunción, “porque se insultó”. Al día siguiente se oficiaron las honras fúnebres en la iglesia del Arcán-gel San Miguel por el cura párroco don Pedro Machado y Tejera, y a continuación recibió sepultura en el mismo templo.

Le sobrevivió su esposa, doña Cata-lina Josefa, con quien había procreado

nueve hijos, nacidos en San Miguel y bautizados en Vilaflor, que redujeron el apellido compuesto “Martínez Cal-cerrada” al actual “Calcerrada” y son el origen de todos los que aún lo llevan en este municipio y la comarca de Abona: don José Hipólito (1775), dipu-tado del común del Ayuntamiento de San Miguel, que contrajo matrimonio en 1809 con doña María Alonso Mena, viuda de don José Patricio Monroy e hija de don Miguel Alonso Mena y doña María de León Delgado, con sucesión; don Francisco (1778-1788), bautizado en caso de necesidad por el sargento don Andrés Fernández Villar, vecino de Tamaide; don Agustín Felipe de sAn luis (1779); doña MAríA Anto-niA del Buensuceso (1781), apadrinada por los hermanos don José Antonio doña Josefa Manuela Rodríguez Feo, que en 1802 casó en San Miguel con don José Bernardino Monroy Del-gado, hijo de don Domingo Lorenzo Monroy y doña Josefa Delgado Mora-les, vecinos de San Miguel en El Lomo, con descendencia; don toMás rAFAel cAlcerrAdA (1784), que en 1808 con-trajo matrimonio en la parroquia de San Miguel con doña Juana Agustina González del Pino, hija de don José González del Pino y doña María Del-gado, con sucesión; don Miguel BAl-tAsAr de sAn telesForo (1786?-1801), fallecido en su pueblo natal; doña FrAnciscA AntoniA (1789), nacida en Granadilla y casada en 1808 con su primo hermano don Agustín Con-rado Delgado Martínez Zamora, hijo de don José Antonio Delgado Martí-nez y doña María Pérez Alonso, con descendencia; don FrAncisco Antonio (1791?), segundo del nombre, casado en 1817 con doña María de San José Delgado Llarena y Sierra, hija de don Juan Delgado Llarena y doña Josefa Sierra Pérez, con sucesión; y doña FeliciAnA MArtínez cAlcerrAdA delgAdo (1793?-1862), que casó en 1830 con don Diego Antonio Quintero Gonzá-lez, natural y vecino de Charco del Pino (Granadilla) e hijo de don Juan Quintero y doña Ana González Díaz, y falleció en dicho pago a los 69 años de edad, dejando descendencia.

Manteniendo la tradición fami-liar, en la descendencia de don José Vicente Martínez Calcerrada conti-nuaron existiendo militares, como los hermanos: don Pablo Calcerrada Bello (1857-?), 2º teniente de los Volun-tarios de Puerto Rico, y don Ignacio Calcerrada Bello (1867-1964), sar-gento de Milicias; ambos hijos de don Saturnino Calcerrada (Delgado) Llarena y de doña María Candelaria Bello de León.

Firmas de don José Vicente en 1801 y 1808, la primera como notario público eclesiástico de San Miguel de Abona.

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El trotamundos Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

La Estrella de PlataQueridos Reyes Magos:

A pesar de “peinar canas” sigo teniendo ilusiones y

sigo creyendo. Tan sólo tengo un de-seo y es el de realizar un Viaje al lugar que hace más de 2000 años, guiados por esa Estrella, les llevó a conocer y formar parte de la historia del mundo cristiano. El mismo lugar que como cada año y rodeado de mis nietos re-presento humildemente en el salón de mi casa.

(...)

Aeropuerto de Tel-Aviv, la vigilan-cia policial me transmite esa seguridad que deseaba encontrar entre esta mul-titud de contrastes, de diferentes cultu-ras, de razas y de credos.

A unos ocho kilómetros al sur de Jerusalén, en una zona montañosa de Judea y a 780 metros sobre el nivel del mar asentada en la cumbre de dos co-linas gemelas, donde coexisten los mi-naretes de las mezquitas con las agu-jas de las iglesias, donde se mezclan cultivos de vides, almendros, brevas y olivos, donde el retroceder en el tiem-po envuelve mi mente: Belén (Beth – Le-bem - “casa de pan”), se alza como la ciudad más antigua de Palestina y una de las más importante del mundo cristiano.

Me encuentro en la Plaza del Pe-sebre (Manger Square), ancha e irre-gular, centro de la vida de la ciudad, a punto de entrar en la basílica de la Natividad, el lugar santo por excelen-cia del mundo cristiano y custodiada por monjes ortodoxos. La primera impresión es la de hallarme frente a una fortaleza por la austeridad y la dureza de sus muros, espaciosa y con varias salas anexas, pertenecientes a diferentes confesiones cristianas (orto-doxa Armenia, ortodoxa Griega y la Iglesia latina-católica romana). Me di-rijo a la nave central de la basílica y a ambos lados del presbiterio, mientras se escucha los cantos de los monjes ortodoxos, unas escaleras de mármol me conducen a una gruta subterránea de dimensión casi rectangular ilumina-da por 32 lámparas de aceite, velas y cirios que hacen del lugar un espa-cio de penumbras. Sus paredes están cubiertas de un manto de cuero cui-

dadosamente estampado que no deja ver su pared original quemadas en un incendio. Allí, situado debajo de un pequeño altar, se encuentra la razón

de mi viaje, una estrella de plata mar-ca el lugar donde ocurrió; una simple inscripción en latín que reza “Hic de Virgine Maria Jesús Christus natus est” (Aquí de la Virgen María nació Jesu-cristo) da fe de ello. A la derecha, en una cavidad, se encuentra un pequeño altar de los Reyes Magos, dedicado en su honor y, en frente, a la altura del suelo, el lugar del pesebre en el que María colocó al recién nacido.

Por una puerta lateral pasamos a la Iglesia de Santa Catalina de Alejan-dría regentada por la Iglesia Católica. En ella se encuentran diferentes grutas santas, como la del sueño de San José, en el que fue avisado de que huyera de Herodes y se refugiara en Egipto; la de los Santos Inocentes, víctimas de la crueldad del rey y, la última, la de San Jerónimo, el traductor de las sagradas escrituras de hebreo a latín que se estableció en ese lugar durante treinta años.

Terminada la visita a la basílica, con el alma inundada de paz, recorrí Belén, con sus callejuelas sin aceras, estrechas y tortuosas, pendientes y es-calonadas, con sus zocos orientales en donde se venden objetos religiosos de olivo y nácar.

Tras coger la guagua y ya en las afueras de la ciudad, nos dirigimos a la gruta conocida como el Campo de los Pastores, lugar donde, según cuenta la historia, un grupo de pas-tores velaban sus rebaños cuando se les presentó el Ángel del Señor comu-nicándoles la gran noticia: “Hoy en la ciudad de David os ha nacido un salvador; el Mesías, el Señor” ( Lc 2, 8 – 20).

… Gracias por el regalo.

Marián Tur Iglesias

Belén se alza como la ciudad

más antigua de Palestina

y una de las más importante

del mundo cristiano.

Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada ( Lucas 2,1-14)

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Efemérides del Sur (V) Fernando Sanz Sanz

La Tienda de Josefina Reverón era una casa antigua de dos aguas, situada cerca de donde

hoy está la estación de ser-vicio “gasolina y gasoil de Guaza”. Algunos dueños les daban las listas de los obre-ros y el dinero para que ella pagara los jornales y así, al ir a cobrar, le hacían la com-pra allí.

Allí se veían muchos go-meros/as que se conocía allá, pero que aquí traba-jaban en distintas fincas y muchas veces no se veían en el tiempo de la zafra cuando el trabajo les desbordaban, aquellos que iban a cobrar y comprar allí dialogaban, era como una especie de “Tago-ror de muchos gomeros” que se saludaban y se hacían las preguntas pertinentes de aquí y de allá, y si estaba alguno de aquí oyendo estaba a la pesquisa de que se les esca-para alguna palabra poco habitual, para al siguiente día hacerle la excesiva bur-la. Cuando los gomeros se ponían la ropa con muchos remiendos decían: ese es el mapa de España ¿Cuál es la ropa y cuales son remiendos? Eso me dijeron más de una vez y me enseñaba mi abue-la “ande yo caliente, ríase la gente” y cuando se reían de los zapatos que hacíamos los gomeros, los de aquí no sa-bían hacerlos y me decía mi pobre abuela “de mi trabajo te reirás de mi dinero no te ríes” si continuo contando anécdotas de la tienda de Jo-sefina Reverón tendría para llenar varias páginas.

En la década de los no-venta hablé con ella cuando yo ya había publicado al-gunos libros y me decía que ningún gomero le quedó a deber nunca una peseta y en

cambio otras islas incluyen-do Tenerife si que le echaron muertos. Como anécdota me contó que un gomero le compró un reloj fiado y se fue para Venezuela y le dejó encargo a la familia que lo pagaran, pero ellos hicieron caso omiso y no le pagaron el reloj y, a los veintitrés años regresó el gomero y fue a vi-sitar a Doña Josefina después

del cordial saludo le dijo: aún tengo el reloj que le compré cuando me fui a Venezuela. Lo compré fiado y mi familia se lo pagó después, y D. Jose-fina le dijo: no te lo digo para que me lo pagues, tu familia se olvidó del asunto y nunca me lo pagó; allí mismo sacó la cartera (los tiempos habían cambiado y los gomeros ya tenían cartera) y después de tantos años le pagó el reloj, eso fue una anécdota entre otras muchas que ella conta-ba defendiendo a los gome-ros como honrados y buenos trabajadores. Algunos por

fastidiar la marrana decían: “los gomeros no comen para ahorrar” D. Josefina Reverón y su esposo Antonio Reverón eran oriundos de La Escalona (Vilaflor) y el ajetreo comer-cial les llevó a la costa; ella se dedicaba de cuerpo y alma al comercio y el al negocio, cuando comenzaron a poner en producción las fincas de tomates, la mayor parte de

estacones o cujes, así se de-nominan aquí, en La Gomera le decían latas y varas, estos los traía Antonio Reverón de La Palma, del Norte de Te-nerife y de La Gomera, las cañas si que en su inmensa mayoría las traía de La Go-mera, principalmente de Valle Gran Rey, Hermigua y Valle Hermoso que tienen grandes extensiones en barrancos de cañaverales, todos los años las cortaban y vendían las mejores, las más delgadas las aprovechaban para ponerlas bajo los techos de tejas en las edificaciones de dos aguas.

Ya todo eso fracasó, en los tomateros no se utilizan cañas y los techos de las casas son de cemento; aho-ra como no las cortan cada año se están los cañaverales muriendo de viejos, cada día van a menos. Además de este negocio el Señor Reverón vendía a las fincas estiércol para los tomateros y él mis-mo tenía una finca donde lla-maban “El Vivo” donde tenía algunos trabajadores todos gomeros Antonio Barroso es-tuvo con ellos muchos años, ahora él es patrón, tiene en Las Galletas una finca de plátanos. En la tienda tenía un empleado que se llamaba Elías, ahora vive en Los Cris-tianos. Cuando tenían poca gente en la tienda se dedi-caban a pesar en una pesa de mostrador marca “Dina” por un lado tenia para los pesos y por el otro una ban-deja, que en todas partes le ponían un cartón en el fondo para en cada pesada que-darse con los gramos que pesaba el cartón, pues bien ellos iban envolviendo en papel vaso que así se le de-cía pesaban a kilo y medios kilos el arroz, el azúcar, las lentejas, los fideos, los corta-dillos y los garbanzos para tenerlo ya pesado los sába-dos y domingos que acudía la gente en masa a comprar y ya tenían parte de la com-pra empaquetada pues todos los cereales venían en sacos y después había que hacer el dectal, el pesar con antela-ción era la mitad del trabajo adelantado; los sábados y los domingos tenían un tra-bajo exceso.

Entonces el único cine es-taba en San Miguel estaba en una transversal de la calle Bethencourt Alfonso el único entre Arona y San Miguel, bailes en Buzanada, Cabo Blanco,Aldea o El Valle de San Lorenzo y en las fiestas de cada pueblo una vez al año.

Adaptarnos a otra forma de vida

Cuando los gomeros se ponían la ropa con muchos remiendos

decían: ese es el mapa de España ¿Cuál es la ropa y cuáles son

remiendos? Eso me dijeron más de una vez y me enseñaba mi

abuela “ande yo caliente, ríase la gente”

Nota Aclaratoria: En el número ante-rior de La Tajea, aparece Pedro Sanz Sanz como autor de Efeméri-des del Sur, cuando lo correcto es Fernando Sanz Sanz.

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Cuando los mayores estaban hablando y tomando café des-pués del almuerzo. Yo me me-tía en aquella habitación y me

sentaba en un rincón.Las paredes no estaban encaladas

y se veían los bloques de canto. El piso era de cemento y no tenía baldosas. Era bastante oscura y no muy grande. No tenía ventanas y la poca luz que en-traba, lo hacía por los cristalitos de la sobrepuerta exterior. La penumbra y la cantidad de cosas que había dentro de esta habitación, la convertía en un lugar mágico para mí.

Cerca de mí habían colocadas dos o tres guatacas, una azada, un pico y una pala. En la pared, y aguantada por dos clavos llenos de herrumbre, colgaba una picareta. Más arriba, en una repisa de madera, se apilaban un montón de botes de metal, que por cierto, a mí me estaba totalmente prohibido tocar. Ha-bía uno que me llamaba mucho la aten-ción. Era plateado, y tenía una etiqueta con la bandera pirata. Los tapones eran de colores: uno verde, otro rojo, también había amarillos y estaban todos llenos de polvo.

A la derecha colgaba una caja de naranjas, a modo de estantería. Estaba llena de pequeños botes de pintura, tam-bién había botellas de aguarrás medio vacíos y en una lata de aceite, cortada a la mitad, unas cuantas brochas.

En el fondo, sobre unos bloques, re-posaban tres barricas. Estaban llenas de vino. Sobre éstas y tendido de pared a pared, colgaba un cordón que sostenía sacos vacíos, en lo que se podía leer “Up to date”.

Más allá y colgado de un hierro se hallaba un fonil grande de plástico ro-deado de trozos de manguera transpa-rente.

En otra pared, sostenida por un cla-vo, estaba la imagen en relieve, pintada de purpurina, de una virgen. Más allá, en el marco de la puerta, había una es-tampita descolorida de un santo clavada con una chincheta.

Junto a las barricas, en el suelo, es-taba un viejo baúl, que en su tiempo fue dorado. Estaba cerrado con llave y nun-ca supe lo que tan celosamente guarda-ba. A mí me hacía soñar con tesoros y

aventuras. Sobre el baúl estaban coloca-dos cuatro o cinco garrafones grandes como de dieciséis litros y otros tantos más pequeños de dos y cuatro litros. Recuerdo que algunos estaban forrados con cestos y otros con sacos. Estos últi-mos tenían dos nudos a cada lado que parecían sus orejas.

Por el otro lado, estaba una mesa pequeña de madera que tenía restos de pintura de diversos colores. A su lado, dos bancos con los mismos restos de co-lor de la mesa.

Uno de los grandes paraísos de la habitación, era la gaveta de la mesa. Allí había de todo: Pilas viejas, estam-pas de futbolistas, tuercas, fósforos usa-dos, unas barajas, boliches, trabas de la ropa, un mechero que no funcionaba, granos de millo, clavos viejos, tapones de corcho..., y mil cosas más. Me en-cantaba rebuscar en la gaveta y alguna que otra vez encontré alguna moneda de perra o de medio duro.

Siguiendo con las paredes, y junto a la puerta que comunicaba con el resto de la casa, colgaba un almanaque con la foto de una mujer de pelo corto. Tenía un bikini que sólo dejaba ver algo de su barriga y sus largas piernas acaba-das en zapatos de tacón. A mí se me parecía a una señora que salía en las películas. El almanaque tenía fecha de cuatro o cinco años atrás y publicidad de Víveres... no sé quién y estaba lleno de cagadas de mosca. Junto al almana-que, había un perchero con repisa. De

la percha colgaba una vieja gabardina y en la repisa descansaba un farol con un trozo de vela. Estaba lleno de telas de araña. Las mismas que adornaban las esquinas del techo y que estaban tan llenas de polvo que a buen seguro nin-guna araña la utilizaba como vivienda.

El techo tampoco estaba encalado, y se podían ver las vigas y los bloques, también el cable que iba desde el inte-rruptor hasta la triste bombilla, que entre la poca potencia y la tierra que tenía, alumbraba más bien poco.

Aquella habitación olía a muchas cosas: a humedad, a veneno, a vinagre, a los sacos de guano que se amontona-ban en una esquina, a tierra y a mucho más. Era curioso como cada olor era fá-cilmente reconocible.

En cuanto a los ruidos, era una habi-tación bastante silenciosa. Sólo los días de viento, la puerta exterior traqueteaba, pero cuando no, el silencio era absoluto. Si te quedabas callado podías oír hasta el vuelo de una mosca y si estabas mu-cho rato y tenías suerte, podías escuchar algún ratoncito merodeando por detrás de las barricas, sorteando las ratoneras que le acechaban para pillarle. Quizás si tenías más suerte aún los podías ver correteando entre los mil cachivaches que se amontonaban aquí y allá, o por entre los libros viejos de las estanterías, o por entre las cajas de cartón y made-ra que estaban llenas de herramientas, aros oxidados de barricas, novelas del oeste y de Corín Tellado.

Recuerdo que en una de las estante-rías más altas, había un reloj de arena. Yo me subía a un banco y de ahí a la mesa, entonces subía el banco a la mesa y así podía llegar hasta él. Le daba la vuelta y me quedaba como tonto viendo caer los granos de arena.

Realmente aquella habitación era mágica. Yo me pasaba horas obser-vándolo todo y cada día descubría algo nuevo.

Por desgracia para mí, todo acaba-ba cuando los mayores me echaban en falta y me llamaban. En ese momento me tenía que ir.

Siempre desde la puerta daba una última ojeada a todo, como si quisiera memorizarlo y así poder recordarlo has-ta mi nueva visita.

La Habitación MágicaRecuerdos de mi niñez

Las condiciones climatológicas siguen estando pre-sentes en sus noticias. La travesía la califica como feliz, pues no habían tenido el calor acostumbrado

en esas latitudes. Un aire “bueno” del norte les había acompañado, proporcionado una “deliciosa” temperatura.

José Guadalupe

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Ondas DeportivasAscenso al Pico Teide

El pasado día 9 y 10 de sep-tiembre y siguiendo con la dinámica de la Concejalía de Deportes del Excelentísi-

mo Ayuntamiento de San Miguel de Abona, que procedieron a cerrar el programa de “CONOCE TU TIE-RRA”, donde varios fueron los sende-ros realizados bajo la organización de la concejalía y donde sin lugar a dudas, el ascenso al pico Teide era la prueba reina entre todos los sen-deros.

El mismo se realizó en dos etapas, de forma que el día nueve se ascendió hasta EL REFUGIO DE ALTA MONTA-ÑA partiendo desde Montaña Blanca, y donde se invirtieron 3:40 minutos, haciendo sólo tres descansos cortos. El sendero se acometió en horas de la tarde y con mucho entusiasmo por parte de los 12 integrantes.

La segunda etapa, la cual estaba dividida en dos fases, comenzaba en horas muy tempranas y a oscuras, para así llegar a la sima antes del alba. El trayecto nos llevó 1 hora y 40 minutos.

La segunda etapa concluía con una segunda fase, completando el descen-

so desde el pico Teide hasta Montaña Blanca, con un solo descanso en el refugio, momento que se aprovechó para reponer fuerzas, coger la mochi-la y continuar el descenso, en el que

se invirtió, un total de 3 horas y 30 minutos.

El tiempo total invertido por los ca-minantes, entre la subida y bajada al pico Teide fue de 8 horas y 50 minutos, tiempo aceptable si se tiene en cuenta que la expedición, estaba compuesta

por mucha gente poco profesionaliza-da en el mundillo del senderismo.

El grupo de senderistas, era de lo más heterogéneo, ya que estaba com-puesto por gentes muy diversas, donde era precisamente este aspecto el que le daba al mismo una peculiaridad nada común, más cuando el sendero a realizar ofrecía unas dificultades más que notorias, pues no se trataba de un paseo por la playa, ni de hacer el ca-mino real de San Miguel al Mirador de la Centinela, no, ¡no señor! Se trataba del ascenso al pico Teide, o lo que es lo mismo, ascender desde la altitud de 2.160 metros, hasta los 3.718 metros que tiene el Pico Teide, a no ser que lle-guen los chinos y nos demuestren con sus adelantos, lo que ocurrió con el Hi-malaya, que después de tantos años, van y descubren que tenía algún que otro metro menos.

El grupo, estaba compuesto por dos guías, Oliver, de La Laguna y Josué, de Icod de Los Vinos, algo en lo que acer-tó de pleno la organización, y diez caminantes, entre los que había gente bastante preparada en el mundo del senderismo, principiantes sin ninguna experiencia, jóvenes y otros no tanto.

Álvaro Toledo

El tiempo total invertido por los

caminantes, entre la subida y bajada

al pico Teide fue de 8 horas y 50

minutos, tiempo aceptable si se tiene

en cuenta que la expedición, estaba

compuesta por mucha gente poco

profesionalizada en el mundillo del

senderismo.

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Eso sí, sobrados de entusiasmo y vo-luntad, pero la nota relevante la puso la señora Milagro Rancel, vecina del pueblo, que con sus 60 años, nos dio a todos una lección en voluntariedad, superación y capacidad de sacrificio, colocándose al frente del grupo, tanto en el ascenso como en el descenso.

Milagros, vecina del pueblo y José Manuel, de San Isidro, son asiduos caminantes, curtidos en mil batallas, entre las que destacamos el Camino de Santiago, realizado recientemen-te, entre Los Realejos y Santiago del Teide. Milagros se mantiene en forma caminando a diario, mientras que el granadillero tiene por mala costumbre salir a patear cada fin de semana todo aquel sendero que precie, pero eso sí, como buena costumbre, siempre lo hace acompañado.

Los jóvenes Jonay y Mabel, vecinos de Guargacho, cumplieron. Mejor el primero, que ascendió a buen ritmo y mantuvo el tipo, a pesar de que era su primera caminata. En cuanto a Mabel, hizo tres tercios del ascenso, hasta el refugio a buen ritmo, decayendo en el último tercio, cuando le falló el aspec-to físico y anímico, haciéndole pasar un mal momento, donde este humilde servidor le sirvió de apoyo psicológi-co para culminar el último trecho del mismo antes de llegar al Refugio, que sirvió de descanso, para continuar al día siguiente, donde cumplió.

El sanmiguelero Juan José, a pesar de no ser un asiduo en estos menes-teres, mantuvo el tipo, cumpliendo en el ascenso. Se manifestaba disgusta-do, ya que por motivos de trabajo, no podía hacer el trayecto al completo, bajando en el teleférico, para cumplir con su jornada laboral.

El adejero José Manuel, ahora ve-cino local, puso el humor y más de una carcajada, dándole armonía al grupo. Esta ha sido su primera caminata y cree que no será la última. Cumplió como el que más.

Nieves, foránea, llegada desde Valladolid y residente en el municipio desde hace poco tiempo, superó la prueba a base de creerse que podía, manifestando su satisfacción una vez en la cima.

A la joven Mercedes, que venía desde El Médano, durante la primera etapa, le afectó el cansancio, el no ser una asidua y las dificultades que ofre-cía el empinado camino, le pasaron factura, pasándolo mal en el último tramo, entre las denominadas estan-cias de los alemanes y de los ingleses y el refugio, el resto del camino lo su-peró a buen nivel.

Magaly, llegada desde Venezuela y residente en el municipio, sufrió en sus carnes la inexperiencia y el desgaste físico, llegando al refugio gracias a la gran labor realizada por el guía de cola, Oliver, que hizo de porteador, ya que llevaba en sus espaldas varias mochilas, entre ellas las de Magaly y Mercedes. Por decisión propia decidió no hacer la primera fase de la segun-da etapa, que constaba de terminar el ascenso, partiendo desde el Refugio hasta el pico Teide y el descenso hasta el mismo. Algo que fue aceptado de buen grado por parte del resto del grupo, a pesar de que nos lamentá-bamos el que no pudiera llegara a la cima junto al resto.

Y para concluir con la mención de cada uno de los caminantes, que se podría decir de éste, quien escribe (Ál-varo Toledo). A decir verdad, disfruté como un enano, pues como me imagi-no sabrán que soy un amante del sen-derismo, barranquismo y todo aquello que sea parear nuestra geografía.

Una vez en el cráter, se vivieron mo-mentos de júbilo por parte de unos y otros, más por parte de aquellos que a lo largo del ascenso, dudaron en si iban a lograr su propósito. Logrado el mis-mo, se esperó ver amanecer con cierto disgus to por parte del g ru -

po, ya que no tuvimos suerte, pues la climatología no fue del todo buena.

Una vez en la cima y a la luz del día pudimos disfrutar de la belleza de un paraje que visto desde las alturas se hace inigualable, más, cuando se tiene la suerte de que te acompañe la clima-tología. Desde la privilegiada posición y con el alba haciéndonos compañía, todos los allí presentes (unas 40 perso-nas) tratábamos de captarlo todo para el futuro en cámaras de foto y de vídeo el momento y el lugar, pero que nada tiene que ver con lo que se siente en

ese preciso momento, algo que difí-cilmente tiene parangón.

PinceladasRoberto Carlos León (jugador) y Je-sús Bello Martín (directivo) son los únicos SUPERVIVIENTES de aquel CLUB DEPORTIVO EL MOCÁN, hoy en día, bajo el nombre de Club De-portivo EL ROQUE, fundado en la temporada 97/98, donde Eugenio Díaz “Goyo” fue el primer presi-dente y Juan Marrero el entrenador de un Club, que siempre ha milita-do en la segunda interinsular.

Roberto, se inició en el fútbol en las categorías bases del San Mi-guel, donde jugó hasta la tempora-da 96/97 dejando el representativo en categoría Juvenil, para pasar a formar parte del equipo de su ba-rrio, en el que continua después de ocho temporadas.

Jesús (Suso) ha sido siempre miembro de la directiva del club y delegado, algo de lo que se siente orgulloso, a pesar de lo difícil que se hace estar tantos años seguidos sin recibir apenas ayudas y apoyos, y no hablamos en términos econó-micos sino del apoyo anímico y de reconocimiento, algo que hace que cada año se lo piense a la hora de continuar o no.

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Costumbres Funerarias

Entre nosotros, como en todos los pueblos y tribus del mundo, el cuidado de los muertos ha sido preocupación del hombre.

En la prehistoria se rendía culto e incluso se los comían para su propia subsistencia.

Nuestros guanches colocaban los cadáveres en cuevas después de tra-tarlo convenientemente con diversas sustancias protectoras. Por otro lado, mientras en nuestros entierros las flores constituyen un lujo principal, en muchas razas no pasa lo mismo, pues celebran funerales con extraños ritos, muchas veces hasta salvajes. En las islas Andamans, los familiares, en señal de duelo, se pintan de pies a cabeza con una pasta acrílica gris; se afeita la cabeza del difunto y se pinta junto con las manos y las rodillas.

En algunas comarcas de Australia son tan supersticiosos que hacen que los perros devoren a los cadáveres, pensando que los espíritus malignos se concentrarán en los muertos y deja-rán en paz a los vivos. Existen tribus que, después de exhumar el cuerpo, el padre recoge los huesos y los divide en pequeños fragmentos para hacer colla-res, repartiéndolos entre los parientes para el recuerdo; el cráneo se pinta, se adorna con conchas para que la madre lo lleve colgando del cuello.

Otros pueblos celebran la muerte alegremente pues la consideran como rescate de la libertad. Dando en la casa mortuoria un concierto instru-mental, seguido de un gran banquete donde se bebe y se ríe.

Entre las costumbres funerarias de América están las plañideras en los entierros: éstas son tres o cuatro llo-ronas que normalmente son mujeres dedicadas al oficio de llorar y decir en voz alta las cualidades y virtudes de los difuntos. También resulta muy curioso cómo los campesinos tuates acostumbran a participarles de bebi-das de las tiendas, abriéndoles con un palo las rígidas mandíbulas del finado y echarle chicha en la boca. Después de la ceremonia es llevado a la tumba; por orden de parentesco van chorreando sobre el féretro la cera de las velas que llevan encendidas, hasta cubrirlo completamente con una capa blanca.

Entre los campesinos boyacenses, la muerte de los niños constituye una verdadera fiesta social. El cadáver del niño se viste de angelito con alas dora-das y lo rodean de flores , haciendo un baile con música de tambores y flautas de caña. Echan pólvora para avisar a la gente, creyendo que si hay mucha concurrencia el niño sonríe; evitando los padres el estar triste, pues esto supone no gozar de la gloria eterna.

El abandono del cadáver ha sido preferido por las tribus nómadas. Los mongoles dejaban los cuerpos a orillas de los caminos en la creencia de que el espíritu se reencarnaría en el seno de las mujeres que pasaran por ese lugar. Por otro lado, eran los esquimales los que abandonan a los viejos entre los hielos aún cuando no están muertos les dejan algún alimento y esperan a que el oso polar los devore. Luego, ellos se comen al oso y así el espíritu volverá al hogar.

Se podrían aportar infinidad de datos y testimonios como los de la cul-tura egipcia, india, musulmana... Pero conozcamos algo del ceremonial fúne-bre en San Miguel de Abona.

Hasta mitad del siglo pasado este ceremonial era riguroso, existiendo un respeto y un verdadero duelo. Llegada la hora el difunto era amortajado (ves-tirlo con su mejor ropa) atándole las manos en el pecho y anudándole una cinta en el brazo y pierna derechos. El cadáver permanecía en la cama hasta que llegara el carpintero con un senci-llo cajón de madera teñido de negro.

El duelo se hacía en la casa del difunto, donde era velado por los

familiares y vecinos que se enteraban del fallecimiento cuando doblaban las campanas. Por el doble de las cam-panas los vecinos del pueblo sabían si era hombre, mujer, niño o adolescente: por un hombre eran trece dobles, por una mujer 10 dobles, por un niño un repique de gloria y por un adolescente un repique y un doble.

A la hora del entierro sólo iban los hombres, con gran respeto y silencio. Existían entierros de primera, segunda y tercera categoría. El cura llegaba a la puerta de la iglesia, si se le entre-gaba algo de dinero seguía detrás del féretro hasta la próxima parada. Si éste llegaba al cementerio estamos seguros que se trataba de un entierro de primera categoría.

En el cementerio las fosas eran cava-das en la tierra por el sepulturero. Era costumbre de los acompañantes coger un puñado de tierra, besarlo y tirarlo sobre la caja antes de enterrarlo.

El luto era riguroso, toda la ropa de la casa se teñía de negro con agua caliente y tinte. El día de la misa se hacía pasados ocho días desde el entierro y en ese período de tiempo los vecinos consolaban a los doloridos llevándoles algo de comer. Los hom-bres de la familia no se podían afeitar hasta el día de la misa en que hacían el mismo recorrido que en el entierro.

Son muchas y muy singulares las costumbres funerarias. Unas han cam-biado con el tiempo, otras siguen man-teniendo sus rituales. Lo cierto es que, al final, todos gozamos de una muerte pública y privada al mismo tiempo.

Una idea que ha estado siempre muy generalizada es que todo termina con la muerte y el que espíritu que daba vida al cuerpo tiene su destino en el mundo. Y ésta es una de

las razones para que haya surgido en todos los pueblos y en todas las civilizaciones una serie de ritos y costumbres entre nosotros de lo más variado.

Francisco Javier González Méndez

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Ahora, con todo respeto, pon-go a exposición, en aras de la cultura científico – tecno-lógica, una magia, casi mi-

lagrosa, que me ha impresionado y permitido ganar apuestas de “ser ca-paz de”. La sal, que hasta se usó como moneda de cambio y signo de rique-za, además de para sazonar las co-midas y para arrugar papas, se puede emplear en cometidos muy diversos; hoy comentamos uno sorprendente y difícilmente explicable.

Mi padre, siendo nosotros peque-ños, en los años próximos a 1950, apareció un día con un aparato, que fue nuestra alegría y contento, con el que se podían hacer helados.

En San Miguel la energía eléctri-ca era sólo para alumbrado, de 7 – 8 de la tarde hasta las 12 de la noche, no habían neveras, y el hielo, en barras, había que comprarlo en Granadilla, no sé si traído de Santa Cruz..

Ansiosos y expectantes, llegó el día de estrenar la heladera, se puso la natilla clara en un tamborcito ce-rrado, que mediante una manivela, dentro de un recipiente, como medio barril de madera, giraba rodeado de hielo y sal. La natilla espesó y seguramente nos parecería el mejor helado del mundo, pero ¿qué hubie-ra pasado si no se le hubiera puesto la sal al hielo?.

El hielo funde a 0ºC y esa sería la temperatura de la natilla sin espesar,

pero con la sal se consigue un efecto sorprendente, el hielo se derrite, la temperatura baja de cero y la natilla se cuaja como un helado.

La naturaleza nos sorprende y hace casi milagros. Los puntos de fusión y de ebullición o evaporación son característicos de cada sustancia pura, de tal forma que se usan para ayudar a su determinación e iden-tificación, pero si dos sustancias se mezclan, pueden darse cosas raras respecto a estos puntos, como se ve en el estaño de soldar (36% de plomo y 64% de estaño) que funde a 180ºC, mucho más bajo que sus componen-tes que tienen punto fusión, el estaño puro de 231ºC y el plomo puro de 327ºC, y también lo hemos visto en la “Historia de una receta” publicada en la revista 15 de La Tajea.

Así, cuando mezclamos hielo, que está a 0º C, con sal a temperatura ambiente (15 a 20ºC), la temperatu-ra de la mezcla puede bajar hasta – 21ºC, como sucede con la mezcla frigorífica formada por tres partes de hielo triturado, mezclado con una parte de cloruro sódico (sal común): ejemplo: 30 gramos de hielo tritura-do, mezclado con 10 gramos de sal.

Esta mezcla frigorífica no es la única, también se pueden dar estas otras:

3 partes de hielo triturado mez-clado con 4 partes de cloruro de cal-cio que alcanza -48ºC

Hielo seco (CO2 sólido) en meta-

nol o acetona puede lle-gar -77ºC

4 partes de agua, a 10ºC, mezclada con 1 parte de clo-ruro potásico llega -12ºC

1 partes de agua, a 10ºC, mez-clada con 1 parte de nitrato amónico llega -15ºC

De igual manera, al disolver en un bidón con agua el abono agrícola, nitrato potá-sico, para incorporar-lo en los sistemas de riego, también se enfría, apareciendo, por fuera del bidón, condensación de vapor como en los recipientes sacados de la nevera.

Con esto, termómetro en mano, usted me ganaría la apuesta “de ser capaz” de, con solo hielo para pro-ducir el frío, conseguir temperaturas por debajo de 0ºC. Pero, me surgen las siguientes interrogantes, que dejo en el aire: ¿qué pasa cuando se echa sal en las carreteras para derretir la nieve?. Aquí en Canarias no tenemos experiencia de ello, ya que sólo nie-va en las cumbres y en las Cañadas del Teide, pero donde lo hacen ¿la temperatura ambiente baja? y ¿qué efecto produce en los suelos agríco-las esa agua salada resultante del proceso?.

La Magia de la SalAntes que nada, decir que me confieso gratamente sorprendido por los actos de conmemoración del tercer aniversario de la Re-vista “La Tajea”, sobre todo por las atenciones y delicadezas que tienen sus responsables con los que nos atrevemos a par-

ticipar con nuestros escritos, que, supongo, serán extensivas a los que acceden a manifestar, mediante entrevistas, sus tes-timonios de vida, que popularizan el contenido de la revista y difunden las vivencias habidas en nuestro pueblo.

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Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Sería bueno que usted supiera que Miguel Medina Quesada nació en Tui-neje (Fuerteventura) en 14 de septiem-bre de 1887 y falleció en San Miguel de Abona, el 11 de agosto de 1955.

Estudió en La Laguna, en la Escuela de Magisterio. Cursó estudios de Dere-cho, lo que lo impulsó a colaborar en los distintos Ayuntamiento de los munici-pios donde ejercía profesión de maestro de Primera Enseñanza (Santa Úrsula, Tacoronte, San Miguel de Abona, en-tre otros). Su instrucción moral, religio-sa, cultural... le permitió ser hombre de bien, a pesar de todo lo que se le tildó y acusó (Fyffes), dado el momento político que vivió en su juventud; siendo hombre de inquietudes, supo luchar con ahínco ante la injusticia y la desigualdad. Co-laboró con su solidaridad con la causa que defendía, sintiéndola noble.

Su afán de hombre de leyes le llevó a colaborar activamente en la segregación del pueblo de Tazacorte, en La Palma, del que fue su primer alcalde.

En San Miguel de Abona, fue maes-tro nacional de niños del barrio de El Roque, teniendo su residencia por aquel entonces en el barrio de Tamaide. De carácter afable, se granjeó la amistad, el respeto y la consideración de sus convecinos. Hombre de carácter con-trovertido, pasaba las tardes charlando o jugando a las cartas, ajedrez, billar, dominó y otros entretenimientos en la Sociedad Cultural Casino de San Miguel con sus amigos.

Participaba en cuantos actos cultura-les se desarrollaban en el pueblo. Des-tacan especialmente los Juegos Florales, en los que colaboró junto con el padre Flores. Se incorporó como funcionario

al Ayuntamiento y a título gratuito colaboró al lado de su amigo y secretario en aquel tiempo D. Francisco Medina.

Ensayaba c o m e d i a s , villancicos... actuando de sorchante en la Iglesia Parroquial, y se le recuerda, dado que no veía bien, con una lupa mirando el misal. Y como se usaba can-tar la misa en latín. Cuando el párroco cantaba, él contestaba (si no era el pro-pio del texto) añadiéndole su latinajo, ya que nadie lo entendía.

Miguel Medina Quesada

Comentarios

Se da a conocer el Ier Premio de Investigación Histórica Juan Bethenocurt Alfonso

Eduardo Miguel Mesa Hernández es el ganador del Ier Premio de In-vestigación Histó-rica ‘Juan Bethen-court Alfonso’ del Ayuntamiento de San Miguel de Abona con el trabajo ‘Los Abo-rígenes y el Mar: Los Concheros de Canarias’. El fi-nalista recibirá un premio por valor de 3.600 euros y

la publicación del trabajo, además de una reproducción de un grabado aborigen de la zona de La Centinela.

Cabe destacar el alto nivel de los distintos trabajos de investigación presentados según reflejó el jurado del cer-tamen, compuesto por Eduardo Aznar Vallejo, catedrático de Historia de la Universidad de La Laguna (ULL), Matilde Arnay de La Rosa, profesora titular del departamento de Prehistoria, Antropología e Historia Antigua de la ULL, y Pedro Bonoso González Pérez, director del departamento de historia de la ULLEste premio, cuyos trabajos deben versar sobre la historia de Canarias en cualquiera de sus vertientes, nace con la

idea de continuar en la línea de trabajo que se ha propuesto desde la Concejalía de Cultura, teniendo en cuenta también el éxito y gran acogida que han tenido otras iniciativas simi-lares como las jornadas ‘Juan Bethencourt Alfonso’ y otros certámenes como el de los premios literarios ‘Taramela’.

Götz Loepelmann y sus Pinturas

Los sentimientos, las vivencias y la forma de ver la vida de Götz Loepelmann se reflejan en la muestra de pin-turas, esculturas y cerámica del artista alemán residente en San Miguel de Abona que se expone durante el mes de diciem-bre en la sala de exposiciones El Aljibe. La obra, que estará abierta al público durante todo el mes de diciembre, expone a la vista del visitante numerosos rincones del municipio san-miguelero que refleja a través del lienzo este pintor que vive en San Miguel de Abona desde hace más de 30 años.

Con esta muestra, en muchas ocasiones cercana al vecino del municipio, y en otras ocasiones mucho más per-sonal o también el reflejo de hechos noticiables como la guerra de Irak, Götz Loepelmann ha querido compartir su obra y parte de su vida en esta época del año con todo aquel que decida acercarse hasta la sala El Aljibe.

FotoNoticia

Amelia del Pilar Medina Hernández

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El Cocinar es un Arte

COLECCIONABLE

Umberto Marinoni Lapini

Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Ingredientes:1 conejo grande, 150gr. de tocino, 50gr. de mantequilla, 1 vaso de Jerez, 1 cucharada de harina, 1 cebolla, 1 vaso de caldo, 12 ciruelas pasas, 2 yogures, perejil, tomillo, laurel, sal y pimienta.

Preparación:Derrite la mantequilla en una cazuela de barro. Corta el conejo en trozos pequeños, sazónalo con sal y pimienta y rehógalo en la cazuela. Añade el tocino en lonchas, la cebolla trinchada, las hierbas y el Jerez. Incorpora el cal-

do caliente al guiso. Deja cocer todo durante 45 minutos aproximadamente. Unos 5 minutos antes de terminar la cocción añade las ciruelas que previamente habrán estado en remojo en agua fría durante ½ hora. Retira el conejo y las ciruelas, pasa el caldo por el chino, separando las hier-bas. Disuelve en un poco de agua la cucharada de harina, agrégala al caldo y deja cocer 10 minutos sin dejar de re-mover. Añade el yoghurt y cuece unos minutos más. Coloca el conejo y la ciruela en una fuente de horno. Vierte la salsa por encima e introduce la bandeja en el horno durante unos minutos antes de servirlos, muy caliente.

Conejo con ciruelas

FotoNoticiaRegalo de Reyes En El Aljibe

Las ludotecas municipales El Globo y Jardín de La Estrella, han organizado para el mes de enero, una exposición pictórica que lle-vará por título “Regalo de Reyes”. Esta actividad queda englobada dentro del pro-yecto educativo de

las ludotecas con el objetivo de fomentar y potenciar el arte entre la población infantil. Las pinturas, que estarán expuestas en la Sala El Aljibe (bajo el Ayuntamiento), serán “reproducciones” de grandes obras maestras pertenecientes a Miró, Dalí, Velázquez, Goya, Botiche-lli, Manet, Vermeer..., entre otros, y estarán realizadas por niños con edades comprendidas entre los 3 y los 11 años. La recaudación de las obras vendidas (precio simbólico), será donada a la Congregación Religiosa Hermanos de La Cruz Blanca, que desde hace años se encuentra realizando una gran labor humanitaria en este municipio con personas que presentan alguna dis-capacidad psíquica.

Desde la Concejalía de Cultura de este Ayuntamiento se pretende también que ésta sea una magnífica ocasión para que las familias de los “artistas” se acerquen a la Sala y descubran ese recurso que aún es desconocido para muchos de los vecinos sanmigueleros.

Un Belén Diferente

Durante prácticamente todo el mes de diciembre queda expuesto en el Museo Casa de El Capitán (Sala El Artesano) el que se ha convertido ya en nuestro tradicio-nal Belén Municipal. Todo un poblado hebreo en el que se encuentran representadas diferentes actividades en la vida cotidiana de su habitantes: desde un zoco con gran movimiento comercial, pasando por el típico pastor con su rebaño hasta llegar, por supuesto, al esperado naci-miento y adoración de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente al niño Jesús.

Este año, al igual que el pasado, la Concejalía ha contado en la elaboración del mismo con la gran cola-boración de Juan José Tur, quien con mucha paciencia e imaginación nos brinda como regalo esta maravillosa exposición en miniatura.

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Coleccionable de alfarería tradicionalde San Miguel de Abona

COLECCIONABLE

Por Pedro Benítez Reyes

Punto de Información Sexual (Nuevo Servicio Juvenil)

Este servicio se presenta a través de la Concejalía de Juventud del Ayun-tamiento de San Miguel de Abona con la Colaboración de la Asociación Juvenil Achorán. La Asocia-ción Juvenil Acho-rán lleva varios años trabajando directamente con la población juvenil en diferentes municipios. Ahora lo hace directamente con San Miguel de Abona, siendo su sede actual la Casa de Juventud La Movida, con-tando actualmente con un equipo de jóvenes volunta-rios expertos en temas de sexualidad, entre los que se encuentra un enfermero.

El objetivo de la Concejalía de Juventud es el de incor-porar la experiencia de esta Asociación a su programa-ción anual, intentando que cada una de las actividades que salgan desde la Concejalía estén acompañadas por este servicio totalmente gratuito, bien mediante charlas, talleres, muestras, etc.

Actualmente el Punto de Información Sexual man-tiene un horario habitual de atención al joven todos los viernes de 18’00 a 21’00 horas en la Casa de Juventud La Movida (922-70.11.37). Con este nuevo servicio se pretende poder dar respuesta a todos aquellos jóvenes del municipio que, por su propia inexperiencia, puedan llegar a plantearse cualquier tipo de duda relacionada con el campo afectivo-sexual, enfermedades de trans-misión sexual, métodos anticonceptivos, prevención, etc.

Ilustre Ayuntamiento de San Miguel de Abona - Noviembre/Diciembre 2005

Piezas de Rescate

III Certamen Literario Premios Taramela

El Ayuntamiento de San Miguel de Abona, a través de su Concejalía de Cultura, con el fin de resaltar los valo-res de los escritores, cualquiera que sea su nacionalidad, convoca el Tercer Certamen Literario Premios Taramela 2006.

Después del gran éxito obtenido en las dos ediciones ante-riores, con casi 120 trabajos presentados en cada una de ellas y procedentes de dife-rentes partes de Cana-rias y Península, se ha querido seguir fomen-tando el hábito de estos grandes escritores, quienes podrán optar a diferentes premios en metálico, así como a la publicación de los pri-meros premios pertene-cientes a las diferentes modalidades: poesía, relato corto y cuento infantil.

Este año, a dife-rencia de los anteriores, la Concejalía de Cultura abre el abanico de participación a personas de cualquier nacio-nalidad, siempre que presenten sus trabajos en lengua española. Si quiere tener más información sobre este Certamen no dude en llamar al 922-700.000 ext. 221 ó 225

Siguiendo con las piezas que llamaremos de rescate por ha-berse encontrado incompletas y muy fragmentadas, empezare-mos dando las gracias a la familia que nos avisó del hallazgo de miles de fragmentos de loza dentro de unos molleros y pen-cones situados en lo alto de El Frontón.

La impresión que da es que hubo un horno en las cercanías donde guisaban loceras locales, por lo cual se encuentran frag-mentos en un radio de más de cien metros. La tipología de estas piezas tienen diferencias respecto a La Hoya o El Frontón: la olla es más alta, la boca más cerrada y las asas están situadas a más distancia del borde con respecto a la olla requemada.

La opinión que tenemos del uso de estas ollas es que se em-plearon para potajes y sobre todo para guisos de carne, pues la boca, entrante y estrecha, hace que el fuego no se introduz-

ca como pasa en los sartenes.

También se rescataron frag-mentos de piezas muy pequeñas y de tipo- l o g í a diferentes a lo que he- mos visto en la loza de San Miguel de Abona: un majador o mirtero que se distingue de otros dos recuperados anteriormente por tener el borde con bisel saliente hacia fuera.

Sin haberse estudiado muy afondo el lugar y los fragmentos, seguro que darán muchas sorpresas más puesto que se han re-cuperado cuatro piezas con variantes de las encontradas hasta hoy.

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Contra