Las Trampas Del Éxito

Josué Gonçalves

Las Trampas Del ÉxitoPublicado por Concepts and Values Publishing

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Estados Unidoswww.conceptsandvalues.com

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Todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión Reina Valera 1960

Publicado originalmente en portugués bajo el titulo As tres Armadilhas do Sucesso © 2008

La versión traducida es publicada según el acuerdo con Editora Mensagem Para Todos.

Todos los derechos reservados. This Translation Edition is published by arrangement with

Mensagem Para Todos, SP, Brasil. All rights reserved.© 2011 Josué Gonçalves

Diseño grafico y tipografía: Concepts and Values PublishingEdición y revisión: Concepts and Values Publishing

Impreso en Columbia

ISBN 978-1-61076-011-9

Dedicatoria

Mi gratitud a mi padre Zico Gonçalves (in memoriam), que me dejó un legado de liderazgo que vale la pena ser

imitado.

Índice

Introducción 1

Capitulo 1: Aislamiento: La vulnerabilidad del líder 4

La necesidad de un mentor para el líder 5

¿Porque la rendición de cuentas es vital en la vida del líder? 6

Cuatro cualidades del líder que rinde cuentas 8

Ejemplos de lideres que tenian mentores a quienes rendian

cuentas 9

Lideres aprendiendo de los gansos 10

Capitulo 2: Activismo: El peligro del líder 13

Los peligros del activismo en la vida del líder 13

Entrando en forma espiritualmente 16

Cuando la reserva esta baja 17

Líderes aprendiendo del águila 18

Preguntas para reflexionar 19

Capitulo 3: Complejo de Omnipotencia 21

Identificando los peligros del orgullo en la vida de un líder 22

Siete barreras que impiden que el líder termine su carrera 28

La gloria del burrito 29

Capítulo 4: Características de un líder que termina

bien la carrera 32

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IntroducciónEl tema de este libro es el rey Usías, un líder que comenzó muy

bien como rey de Judá y terminó de la peor forma posible. Con la finalidad de comprender mejor el mensaje sobre las trampas del éxito es importante leer cuidadosamente los veintitrés versículos de 2 Crónicas 26:1-23.

Entonces todo el pueblo de Judá tomó a Usías, el cual tenía dieciséis años de edad, y lo pusieron por rey en lugar de Amasías su padre. Usías edificó a Elot, y la restituyó a Judá después que el rey Amasías durmió con sus padres. De dieciséis años era Usías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.

E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó. Y salió y peleó contra los filisteos, y rom-pió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos. Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gurbaal, y contra los amonitas. Y dieron los amonitas presentes a Usías, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso. Edificó también Usías torres en Jerusalén, junto a la puerta de ángulo, y junto a la puerta del valle, y junto a las esquinas; y la fortificó. Asimis-mo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas; porque tuvo muchos ganados, así en la Sefela como en las vegas, y viñas y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agri-cultura. Tuvo también Usías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jeiel escriba, y de Maasías gobernador, y de Ananías, uno de los jefes del rey. Todo el número de los jefes de familia, valientes y esforzados, era dos mil seiscientos. Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los enemigos. Y Usías preparó para todo el ejército escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras. E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que es-tuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras.

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Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso. Más cuando ya era fuerte, su corazón se enal-teció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso. Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Je-hová, varones valientes. Y se pusieron contra el rey Usías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Usías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios. Entonces Usías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente, delante de los sacerdotes en la casa de Je-hová, junto al altar del incienso. Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido. Así el rey Usías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue ex-cluido de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra. Los demás hechos de Usías, primeros y postreros, fueron escritos por el profeta Isaías, hijo de Amos. Y durmió Usías con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en el campo de los sepulcros reales; porque dijeron: Leproso es. Y reinó Jotam su hijo en lugar suyo.

Usías, nombre que significa “Jehová es mi fuerza”, fue el sexto de los dieciséis reyes que reinaron en Judá. Subió al trono después de la muerte de su padre Amasías. Usías comenzó a reinar desde los 16 años y reinó durante 52 años. Tuvo mucho éxito en sus campañas militares.

Después de asumir el trono reconquistó y reconstruyó la ciudad de Elot permitiendo que Judá tuviese acceso al mar y poder así negociar con otras naciones (2 R. 16:5-6; 2 Cr. 28:17). Dios fortaleció el poder militar de la nación y lo ayudó a subyugar a los filisteos, árabes y amonitas. Después de derrotar a los filisteos, Usías mandó destruir los muros de sus principales ciudades, y, con los filisteos derrotados, abrió camino a los puertos del Mediterráneo. Con la finalidad de mantener el control sobre los territorios recién adquiridos, Usías construyó ciudades en Filistea, y en ellas colocó guarniciones militares y oficiales de Judá.

Construyó torres sobre las murallas de Jerusalén y reparó los daños provocados por el ejército del reino del norte Israel, que había invadido una parte de la ciudad de Jerusalén (2 R. 14:13). Usías formó un ejército de 307.500 hombres muy bien entrenados (2 Cr. 26:13). Además de hábil

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guerrero, el rey Usías era excelente constructor y se especializó en agri-cultura y ganadería (2 Cr. 26:10). Aprendió a tratar con la tierra, a hacer pozos, a construir cisternas, y usó personas para trabajar en los campos, criando todo tipo de animales, formando rebaños, plantando huertas y viñas. Levantó torres en los campos, desde donde los guardias podrían vigilar y detectar la presencia de invasores, protegiendo al pueblo. Usías fue considerado un ingeniero de notable saber. El ejército comandado por Usías era el único de su época con armas bélicas diferenciadas; ellos poseían colosales catapultas que lanzaban flechas a largas distancias y grandes piedras, tales aparatos de guerra eran armas secretas de Israel, lo que demuestra la genialidad militar de Usías. Pocos reyes lograron realizar tantas hazañas y obtener el éxito que Usías alcanzó. Sus podero-sos hechos y el superioridad de sus emprendimientos lo hicieron famoso en la nación, fama que trascendió las fronteras del país, repercutiendo en la tierra de Egipto. Cuando Usías llegó al auge de su reinado, a la “cumbre” de su liderazgo, sucumbió a la seducción del poder y “se per-dió”. Como consecuencia de su liderazgo, se alejó de la familia, de los amigos, del trono y del templo del Señor.

Admirado y estimado por su pueblo, Usías podría haber dejado un le-gado de bendiciones para la nación, pero, al final de su vida, el titular de tantos galardones, ante los ojos del pueblo estaba siendo evidenciado, no por sus hechos, sino por su pecado. Al estudiar la vida de Usías, surgen preguntas que nos hacen reflexionar con respecto al tipo de liderazgo que ejercemos.

• ¿Por qué Usías no logró terminar como comenzó?

• ¿Por qué Usías dejó que el fuerte deseo de poder consumiese su

alma?

• ¿Por qué muchos líderes comienzan bien, pero se pierden al fi-

nal?

• ¿Cómo queremos ser recordados?

• ¿Qué estamos dejando detrás?

• ¿Cuál es el legado que dejamos a las futuras generaciones?

Consciente de la gran necesidad de que surjan verdaderos líderes, presento en los próximos capítulos algunos consejos de como mantener un buen liderazgo sin incurrir en los errores que lo lleven a caer. Son tres las trampas del poder: Aislamiento, activismo y complejo de omnipotencia.

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Capitulo 1AISLAMIENTO:

LA VULNERABILIDAD DEL LÍDER

“La búsqueda por el poder aumenta el aislamiento, inhibiendo el desarrollo del carácter del líder”. (Bill Trall)

John Maxwell en uno de sus libros, dijo: “Más importante que dejar una herencia es dejar un legado”. Una de las muchas lecciones

que aprendemos con la experiencia de Usías es que un buen comienzo no garantiza un final feliz.

Usemos, como ejemplo la “pirámide del éxito” para demostrar lo que posiblemente sucedió con el rey Usías. Cuando Usías comenzó a reinar (2 Cr. 26), estaba en la parte baja de la “pirámide”, donde hay mucho espacio para los movimientos y también para tener cerca de sí a amigos y mentores. En esta fase, Usías todavía no había comprobado su liderazgo, y estaba en el inicio de una caminata que se prolongaría por los próximos cincuenta y dos años de vida.

Después de conquistar y reconstruir ciudades, construir torres para proteger a su pueblo, organizar un ejército vencedor y fabricar armas bélicas, Usías subió algunos escalones en la “pirámide del éxito” pasan-do a ser notado, aplaudido, reconocido, ganando fama y notoriedad. La elevada posición que pasó a ocupar en la pirámide ya no le daba espacio para tener junto a sí a los amigos, y como siempre sucede, en este punto de la pirámide el éxito tiende a dejar al líder aislado.

La Pirámide del Éxito:

Cuanto más subimos, mayor es el aislamiento, menos son los amigos y mayores son los riesgos de caer “caer por la borda”.

En la base, tenemos espacio para movimientos, varios amigos, y no nos encontramos en una “posición de evidencia”.

El escritor Bill Thrall, en su libro “El surgimiento de un Líder” dice: “La búsqueda por el poder aumenta el aislamiento, inhibiendo el desa-rrollo del carácter. Relaciones planificadas y manipuladoras tal vez nos ayuden a conquistar ciertos derechos, pero no logran satisfacer nuestras

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necesidades más profundas”.

El éxito casi siempre levanta barreras que aíslan al líder, alejándolo de aquellos que podrían nutrir su alma con gracia, amor y compasión. Jesús, como líder, evitó que en el auge de su ministerio sus “asesores” levantasen muros, paredes o cercas de aislamiento alrededor de su li-derazgo. El evangelista Lucas registró un hecho que ocurrió en Jericó, donde los “asesores” quisieron levantar una muralla de aislamiento al-rededor de Jesús impidiéndole atender a un ciego limosnero: “Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!” (Lc. 18:38-39)

Observe que, al oír el clamor del hombre, Jesús lo atendió no sin antes reprobar la actitud de aquellos que intentaron levantar un muro de aislamiento alrededor de su liderazgo: “Jesús entonces, deteniéndo-se, mandó traerle a su presencia; y cuando llegó, le preguntó, diciendo: ¿Qué quieres que te haga?” (Lc. 18:40-41). Jesús se detuvo, llamó al cie-go, le preguntó qué quería que le hiciese y le curó marcando su vida para siempre. Cuando el líder se vuelve accesible, sin darse cuenta descubre que la accesibilidad es uno de los secretos para comenzar y terminar bien una carrera.

La necesidad de un mentor para el Líder

El éxito acostumbra atraer a aduladores hipócritas alejando del líder a aquellos que le dicen la verdad. Los aduladores siempre

dicen lo que al líder le gusta escuchar, y este comportamiento alimenta el ego del líder y provoca en el adulador un sentido de seguridad. La diferencia entre el adulador y el mentor – profeta, es que el profeta dice lo que el líder necesita escuchar, aunque no le guste.

El mentor e instructor del rey Usías era el profeta Zacarías. “Y per-sistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó” (2 Cr. 26:5). Mientras Zacarías vivió, Usías sirvió al Señor con fidelidad.

En la ausencia de Zacarías el rey Usías no supo conducirse alejándo-se de la presencia de Dios. Una de las trampas más peligrosas del éxito es la “soledad” provocada por el poder. El líder no puede olvidar que la “soledad del poder” casi siempre es el preludio de una calamidad.

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Cuando estamos solos somos tentados a hacer cosas que jamás haríamos si alguien estuviese con nosotros. ¿Qué le faltó a Usías? Le faltaron men-tores. El mentor es el recurso que Dios usa para mantener al líder en la “ruta”. Cuando el líder se considera auto suficiente y desprecia a aque-llos que deberían ser sus “mentores”, su liderazgo se vuelve vulnerable y el fracaso es solo una asunto de tiempo. Todo líder debería ejercer su liderazgo teniendo presente esta verdad:

Cuando estamos solos somos tentados a hacer cosas que jamás haría-mos si alguien estuviese con nosotros.

Una vida no supervisada, no es vivida con responsabilidad. ¡Sin su-pervisión, se vive irresponsablemente!

Una vida no supervisada, no es vivida con responsabilidad.

Como líder Jesús nos dejó una gran lección sobre rendición de cuen-tas en la parábola del Hijo Pródigo. Al leer la parábola, queda claro que la decisión que el hijo tomó de vivir lejos de la supervisión del padre, sin la obligación de rendir cuentas, lo condujo a la quiebra.

“Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba”. (Lc. 15:15-16)

Es común que el líder se pierda y pierda todo cuando opta por vivir una vida sin “rendición de cuentas”. El hijo que era rico perdió todo hasta el punto de envidiar la comida que los cerdos comían. ¡Qué triste realidad! Un hombre que tenía todo, se perdió en la vida, a tal punto de desear comer aquello. La comida que era dada a los cerdos, porque le faltaba el alimento básico. “Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba”. Cuantos líderes cristianos pierden todo por preferir ejercer un liderazgo sin supervisión, y hoy su-fren sintiendo dolores y remordimientos lejos del templo, del hogar, de los amigos y de la familia, semejantes al rey Usías. No es aconsejable ejercer el liderazgo sin tener a alguien a quien rendir cuentas.

¿Porque la rendición de cuentas es vital en la vida del líder?

A continuación presento siete razones de la importancia de la rendición de cuentas por el siervo de Dios que ejerce liderazgo.

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Primero - “[…] y cordón de tres dobleces no se rompe fácilmen-te” (Ec 4:12). Cuando estamos solos somos tentados a hacer cosas que jamás haríamos si alguien estuviese con nosotros. “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2:18). Dios presenta aquí la base para un liderazgo responsable centrado en principios. El andar solo, facilita el acceso al territorio de la tentación, donde el terreno suele estar minado.

Una vida cerrada y aislada en torno a sí misma facilita la acción del maligno.

Segundo - La rendición de cuentas es como una barrera de pro-tección para la mente y la vida del líder. Una vida cerrada y aislada en torno a sí misma facilita la acción del maligno, teniendo en cuenta que el ser humano tiene una tendencia natural para hacer lo malo. “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9). El líder que no rinde cuentas manifiesta que vive con exceso de autoconfianza, ese sentimiento fue lo que hizo que Pedro negase a Jesús (Lc. 22:31-62).

Tercero - La rendición de cuentas es una barrera contra el error. Todo líder debe tener un “consejo fiscalizador”, o un mentor espiritual a quien deber rendir cuentas frecuentemente. La persona que rinde cuen-tas tiende a ser más prudente y cautelosa. Recuerde: Los momentos en que nadie nos está observando, son los de mayor interés para el diablo. Eva estaba sola cuando fue tentada por el diablo (Gn. 3). La ausencia de Adán en aquel momento facilitó el trabajo del tentador.

Cuarto - Cuando rendimos cuentas Dios no protege e impide que cosechemos los resultados desfavorables de nuestro propio juicio ne-gativo. El amor al poder, al dinero y al sexo prohibido siempre fueron los ingredientes usados por el adversario para minar y destruir al líder. Cuando el líder toma en serio la rendición de cuentas se protege de las saetas inflamadas que el enemigo suele lanzar contra él.

Quinto - Al rendir cuentas de nuestra vida y acciones evitamos que nuestros pecados queden escondidos. “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, para que seáis sanados” (Stg. 5:16). La forma como el líder trata el pecado es un indicativo de cómo está el nivel de su comunión con el Señor.

Sexto - La rendición de cuentas hace posible que el líder reciba apoyo de personas que añadan valores a su vida. El líder precisa tam-

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bién ser pastoreado. Siempre es bueno preguntar: ¿Quién nos pastorea? El pastor necesita ser pastoreado y el pastoreo lo ayudará a ejercer un liderazgo responsable. Lamentablemente, gran parte de los líderes que ocupan posición de gran relevancia, no son pastoreados. Lideres no pas-toreados están en peligro.

Séptimo - La rendición de cuentas ayuda al líder a mantener en orden los negocios del hogar, la iglesia y su vida personal. Cuanto mayor sea el proyecto en que el líder está involucrado, mayor debe ser su cuidado en la rendición de cuentas. Esta era la gran preocupación del apóstol Pablo, cuando le escribió a Timoteo:

“Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?); no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo”. (1 Ti 3:2-6)

Cuatro cualidades del líder que rinde cuentas

Las personas que, por opción rinden cuentas de sus acciones a los padres, al cónyuge, a un grupo de amigos, al pastor consejero o

al grupo de estudio bíblico, son individuos que realmente quieren vivir de forma correcta, lejos de cualquier sospecha. Es necesario recordar siempre, que el ser humano tiene una tendencia natural de descuidarse cuando no está siendo observado. El pastor y escritor Charles R. Swin-doll, en el libro “Como Vivir Sobre el Nivel de Mediocridad” (Editorial Vida), escribió que las personas dispuestas a rendir cuentas, presentan, generalmente, cuatro cualidades:

1. Vulnerabilidad – Están dispuestas para hacer frente a sus propios errores y admitirlos antes de ser confrontadas. Cuando hay resistencia a esta práctica es porque la persona sufre de un problema llamado “exce-so de autoconfianza”. Ese fue el problema de Pedro, que lo llevó a ceder a la tentación. (Mt 26:31-35).

2. Vivacidad – Están dispuestas para aprender, tienen rapidez para oír, para reaccionar a la reprobación y mantenerse abiertas al consejo. Las personas paran de crecer cuando dejan de oír. Mantenerse humilde,

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abierto y receptivo para oír, a fin de corregir los errores en la marcha, es vital para el éxito constante (Pr 15:31; 19.20). Quien no escucha a nadie por orgulloso, tendrá problemas serios en su vida. La Biblia dice: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu”. (Pr 16.18)

3. Disponibilidad – Son accesibles, reaccionan bien a las interpela-ciones y no se resienten con las interrupciones. Siempre es bueno pre-guntarse si se está abierto y si acepta con alegría cuando le hacen pre-guntas personales. El aislamiento no es una actitud saludable para quien quiere andar en integridad.

4. Honestidad – Son fieles a la verdad sin importarles cuánto pueda ser herida o herir. Están prontas para admitir la verdad, aunque la con-frontación sea difícil y humillante. Desprecian todo lo que es artificial o falso.

Cuando el líder no se deja confrontar, instruir, aconsejar es porque comenzó a andar por el camino de los leprosos y el fin puede ser la muer-te del liderazgo y del líder.

Ejemplos de líderes que tenían mentores a quienes rendían cuentas.

Los líderes que terminaron bien su carrera ministerial estaban rodeados de 10 a 15 personas significativas que los ayudaban.

Recuerde, el mentor no dice lo que al líder le gusta oír, sino lo que debe oír.

Moisés rendía cuentas a Jetro (Ex. 18:10-27).

Josué rendía cuentas a Moisés (Ex. 17:10; 24:13).

Lot rendía cuentas a Abraham (Gn. 13:5).

Eliseo rendía cuentas a Elías (2 R. 2:1-2).

David rendía cuentas a Natán (2 S. 12:1-25).

José rendía cuentas a Faraón (Gn. 41:41-46).

Daniel rendía cuentas a Misael, Ananías y Azarías (Dn. 2:17).

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Pablo rendía cuentas a la iglesia de Antioquía (Hch. 13:1-3).

Timoteo, Tito y Filemón rendían cuentas a Pablo.

El Dr. Robert Clinton III, profesor de liderazgo del seminario de Teo-logía Fuller cree que el 70% de los líderes no terminan bien. Él basa su estadística en seis criterios:

1. Los líderes que pierden la postura de aprendizaje no terminan bien. Esto ocurre porque dejan de oír a los demás.

2. La atracción de su carácter declina.

3. Dejan de vivir según las convicciones.

4. Se equivocan al dejar de lado las contribuciones decisivas.

5. Pierden la conciencia de su influencia y su destino.

6. Pierden su vibrante relación con Dios.

El aislamiento y la falta de un mentor fue una de las causas del fra-caso del rey Usías. Los líderes hoy, pueden aprender de los errores del rey Usías, resistiendo al aislamiento y cultivando una relación estrecha con los mentores. ¡Recuerde que, mientras Zacarías el profeta instruyó al rey Usías, él se mantuvo sirviendo al Señor!

Líderes aprendiendo de los gansos

“Cuando un ganso bate las alas, forma un “vacío” para el si-guiente ganso. Volando en una formación en V, el desempeño

de cada ave en la bandada mejora en un 71% con relación a que si ésta volase sola”.

Enseñanza: Las personas que comparten una dirección común hacia un determinado objetivo y desarrollan un sentido de comunidad, pueden alcanzar sus objetivos más rápido y más fácilmente.

“Siempre que un ganso sale de la formación, siente la resistencia al intentar volar solo. Rápidamente, vuelve a la formación, aprovechando la “succión” del ave inmediatamente delante suyo”.

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Enseñanza: Si tuviésemos el instinto de un ganso, permaneceríamos en formación con aquellos que se dirigen hacia donde pretendemos ir y estaríamos dispuestos a aceptar su ayuda, así como dar nuestra ayuda a otros.

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“Cuando el ganso líder se cansa, va para atrás en la formación e, inmediatamente, otro ganso asume su lugar, volando hasta la posición de la punta”.

Enseñanza: Es necesario que las tareas pesadas sean alternadas y así dividir el liderazgo. Las personas, así como los gansos, son dependientes unas de las otras.

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“Los gansos que van atrás, en la formación, dan graznidos para in-centivar y alentar a los de adelante y así aumentar la velocidad”.

Enseñanza: Debemos estar seguros que nuestro “graznido” es incen-tivador para que nuestro equipo aumente su desempeño.

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“Cuando un ganso está enfermo, herido, o es abatido, dos gansos salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo. Se quedan con él hasta que esté listo para volar nuevamente o muera. Una vez que esto suceda, ellos vuelven a emprender vuelo, con otra formación”.

Enseñanza: Si nosotros aplicáramos el sentido común al igual que los gansos, también estaríamos al lado de los otros en momentos difíciles.

Me gustaría que usted medite en estas enseñanzas de los gansos. Lea con atención, reflexione sobre cada punto, llévelos a su realidad, comparta con su equipo y discútalo. ¡Hasta de los gansos puede aprender el líder!

“No hay soledad más triste y que castigue tanto como el hombre sin amigos. La falta de amigos hace que el mundo parezca desierto. Aquél

que es incapaz de tener amistades tiene más de irracional que de hombre”. (Francis Bacon, Canciller Inglés)

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“Amigos son los que en la prosperidad aparecen si reciben invitación, y en la adversidad aparecen sin ser llamados”.

(Anónimo)

“Sólo existe una cosa mejor que hacer nuevos amigos: conservar los viejos”. (Elmer G. Letterman)

“La soledad es un arma que mata aún sin haber alguien para dispararla”. (Kahlil Gibran)

“Los amigos siempre nos dicen la verdad, aun que sea para mostrarnos nuestro pecado”. (Josué Gonçalves)