Las Prisiones - Kropotkin

7/17/2019 Las Prisiones - Kropotkin

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LAS

PRISIONESPedro Kropotkin



INTRODUCCIÓN

La cuestión que me propongo tratar esta nochees una de las más importantes en la serie de

las grandes cuestiones que se ofrecen a la

humanidad del siglo XIX. Después de la

cuestión económica, después de la del Estado,

aquélla es, quizás, la más importante de

todas. En realidad, puesto que la distribución

de la usticia fue el principal instrumento en

la constitución de todos los poderes, puestoque es la base misma ! el fundamento más

sólido de los poderes constituidos, no

e"ageraré si digo que la cuestión de saber

qué debe hacerse con los que cometen actosantisociales, encierra en si la gran cuestióndel gobierno ! del Estado.

#uchas $eces se ha dicho que la funciónprincipal de toda organización pol%tica, es

garantizar doce urados probos a todo

ciudadano, al que otros ciudadanos denunciaren

por cualquier moti$o. &ero falta saber quéderechos debemos reconocer a esos diez, odoce, o cien jurados, sobre el ciudadano alque consideren culpable de un acto antisocial

perjudicial para sus semejantes.

Esta cuestión resuél$ese actualmente de la

manera más sencilla. 'e nos responde(

!Casti"ar#n$ !%entenciar#n a muerte, a



trabajos &orzados o a presidio$ ) esto es loque se hace. Es decir, que, en nuestro penoso

desarrollo, en esta marcha de la humanidad por

entre los preuicios ! las ideas falsas, hemos

llegado a tal punto. #as también ha llegado lahora de preguntar( '(s justa la muerte, esjusto el presidio) '%e consi"ue con ellos eldoble &in que tr#tase de obtener* impedir quese repita el acto antisocial tornar mejor al hombre que se hiciera culpable de un actode +iolencia contra su semejante) , paraconcluir, 'qué si"ni&ica la palabra culpable,con tanta &recuencia empleada, sin que hastala &echa se haa intentado decir en quéconsiste la culpabilidad)

* todas estas preguntas propóngome responder+

dar un esbozo de respuesta, meor dicho, en el

corto espacio de una $elada.

randes son estas cuestiones, que encierran en

s% la dicha, no sólo de los centenares de

millares de detenidos que en este momento

gimen en nuestras cárceles ! presidios+ la

suerte, no sólo de las mueres ! ni-os que

sollozan en la miseria desde que el cabeza de&amilia fuera encerrado en un calabozo, sino

también la dicha ! la suerte de toda lahumanidad. oda inusticia cometida con el

indi$iduo, es en /ltimo término sentida por

toda la humanidad.



I

0iento cincuenta mil seres, mueres ! hombres,

son anualmente encerrados en las cárceles de

1rancia+ muchos millones en las de Europa.

Enormes cantidades gasta 1rancia en sostener

aquellos edificios, ! no menores sumas en

engrasar las di$ersas piezas de aquella pesada

máquina 2 polic%a ! magistratura 2 encargada

de poblar sus prisiones. ), como el dinero no

brota solo en las caas del Estado, sino que

cada moneda de oro representa la pesada labor

de un obrero, resulta de aqu%, que todos los

a-os, el producto de millones de ornadas de

trabao es empleado en el mantenimiento de las

prisiones.

&ero 3quién, prescindiendo de algunosfilántropos ! dos o tres administradores, se

ocupa en la actualidad de los resultados que

se $an obteniendo4 De todo se habla en la

prensa, que, sin embargo, casi nunca se ocupa

en nada que a las prisiones se refiera. 'i

alguna $ez se habla de ellas, no es sino a

consecuencia de re$elaciones más o menos

escandalosas. En tales casos, por espacio dequince d%as se grita contra la administración,

se piden nue$as le!es que $a!an a aumentar el

n/mero, nada bao, de las $igentes, ! pasado

aquel tiempo, todo queda igual, si no cambia !

se hace peor.



En cuanto a la actitud regular de la sociedad

! de la prensa respecto a los detenidos, no

pasa de la más completa indiferencia( con talde que tengan pan que comer, agua para beber !

trabao, mucho trabao, todo $a bien.

Indiferencia completa, cuando no odio. &orque

todos recordamos lo que la prensa dio no hace

mucho, con moti$o de algunas meoras

introducidas en el régimen de las prisiones.

(s demasiado para los p-caros, se le%a en

periódicos que se las echaban de a$anzados.

Nunca ser#n tratados tan mal como se merecen.&ues bien, ciudadanas ! ciudadanos( habiendo

tenido ocasión de conocer dos cárceles de

1rancia ! algunas de 5usia+ habiéndome $isto

obligado, por circunstancias de mi $ida, a

estudiar con cierto detenimiento las

cuestiones penitenciarias, creo que deber m%o

es decir a la faz del mundo lo que son las

prisiones de ho!, as% como el relatar misobser$aciones ! el e"poner las refle"iones que

estas obser$aciones me sugirieran.

Dicho esto, abordo la gran cuestión. En primer

lugar, 3en qué consiste el régimen de las

prisiones francesas4

'abido es que ha! tres grandes categor%as de

prisiones( la Departamental, la Casa central !la Nue+a Caledonia.



En lo que a la 6ue$a 0aledonia se refiere, los

datos que tenemos respecto a aquellas islas

son tan contradictorios ! tan incompletos, que

es imposible formarse una idea usta de lo quees all% el régimen de los trabaos forzados.

En cuanto a las prisiones departamentales+ la

que nosotros nos $imos obligados a conocer, en

L!on, se halla en tan mal estado, que cuanto

menos se hable de ella meor será. En otra

parte die en qué estado la encontré,

bosqueando a la $ez la funesta influencia que

eerce sobre las criaturas que en ella están

encerradas. *quellos infelices son condenados,

a causa del régimen a que se han sometido, a

arrastrarse toda la $ida por cárceles !

presidios ! a morir en una isla del &acifico.

&or consiguiente, no digo más acerca de la

prisión departamental de L!on, ! paso a la

0asa central de 0lair$au", tanto más cuantoque, con la prisión militar de 7rest, es el

meor edificio de tal suerte con que 1rancia

cuenta, !, a uzgar por lo que se sabe

respecto a las prisiones de los demás pa%ses,

una de las meores cárceles de Europa.

8eamos, pues, lo que es una de las meoresprisiones modernas+ uzgaremos más

acertadamente a las otras. *d$ertiremos que la

$imos en las meores condiciones( poco antes

de llegar !o, uno de los detenidos hab%a sido

muerto en su celda por los carceleros, ! toda



la administración hab%a sido cambiada+ ! con

franqueza he de decir que la nue$a

administración no ten%a en modo alguno aquel

carácter que se halla en tantas otras

cárceles( el de tratar de hacer la $ida deldetenido lo más penosa posible. Es también la

/nica prisión grande de 1rancia que no tu$iera

una sedición después de las sediciones de hace

dos a-os.

0uando el ser humano se acerca a la inmensa

muralla circular, que costea las pendientes de

las colinas en una longitud de cuatro

9ilómetros, antes que ante una cárcel,

creer%ase unto a una peque-a población

fabril. 0himeneas, cuatro de ellas

grand%simas, humeantes, máquinas de $apor, una

o dos turbinas ! el acompasado ruido de los

mecanismos en mo$imiento+ he aqu% lo que se $e

! se o!e al pronto. 0onsiste esto en que, para

procurar ocupación a : ;<< detenidos, ha sidonecesario erigir all% una inmensa fábrica de

camas de hierro, innumerables talleres en los

que se trabaa la seda ! se hace el brocado de

clases, tela grosera para muchas otras

prisiones francesas, pa-o, ropa ! calzado para

los detenidos+ ha! también una fábrica de

metros ! de marcos, otra de gas, otra de

botones ! de toda clase de obetos de nácar,molinos de trigo, de centeno ! as%

sucesi$amente. =na inmensa huerta ! e"tensos

campos de a$ena se culti$an entre aquellas

construcciones, ! de cuando en cuando sale una

brigada de aquella población sueta, unas



$eces para cortar le-a en el bosque, para

arreglar un canal otras.

>e ah% la inmensa in$ersión de fondos, ! la$ariedad de oficios que ha sido necesario

introducir para procurar un trabao /til a :

;<< hombres.

'iendo incapaz el Estado de tan inmensa

in$ersión de fondos ! de colocar

$entaosamente lo que producen, es e$idente

que ha tenido necesidad de dirigirse a

contratistas, a los que cede el trabao de los

detenidos a precios en mucho inferiores a los

que rigen fuera de la cárcel. Efecti$amente,

los ornales de 0lair$au" no son sino de ?<

céntimos ! de : franco. #ientras que en la

fábrica de catres puede un hombre ganar hasta

@ francos, much%simos detenidos no ganan sino

A< céntimos por ornada de :@ horas, ! enocasiones sólo ?<. De esta cantidad el Estado

se apropia una mu! notable parte, ! el resto

es di$idido en dos, una de las cuales se

entrega al preso para que compre en el comedor

alg/n alimento+ el resto le es entregado

cuando sale de la prisión. En los talleres

pasan los detenidos la ma!or parte del d%a,

sal$o una hora de escuela, ! ;? minutos depaseo, en fila, a los gritos de !una$ !dos$ delos carceleros, distracción a la que se

denomina hacer la rastra de chorizos. El

domingo se pasa en los patios, si hace buen



d%a, ! en los talleres cuando el tiempo no

permite salir al aire libre.

*greguemos a/n que la 0asa central de0lair$au" estaba organizada bao el sistema de

silencio absoluto, sistema tan contrario a la

naturaleza humana que no pod%a ser mantenido

sino a fuerza de castigos. *s% es que durante

los tres a-os que !o pasé en 0lair$au", fue

ca!endo en desuso. *bandonábase poco a poco,

siempre que las con$ersaciones en el taller o

en el paseo no fuesen demasiado acaloradas.

#ucho podr%a decirse acerca de esta cárcel

pro$isional ! de corrección+ pero las palabras

que le hemos dedicado bastarán para dar una

idea general de lo que aquello es.

En cuanto a las prisiones de los otros pa%seseuropeos, basta decir que no son meores que

la de 0lair$au". En las prisiones inglesas,

por lo que de ellas sé, gracias a la

literatura, a informes oficiales ! a memorias,

debo decir que se han mantenido ciertos usos

que, afortunadamente, están abolidos en

1rancia. El tratamiento es en esta nación más

humano, ! el tradmill, la rueda sobre la queel detenido inglés camina como una ardilla, no

e"iste en 1rancia+ mientras que, por otra

parte, el castigo francés, consistente en

hacer andar al recluso durante meses, a causa

de su carácter degradante, de la prolongación



desmesurada del castigo ! de lo

arbitrariamente que es aplicado, resulta digno

hermano de la pena corporal que a/n se impone

en Inglaterra.

Las prisiones alemanas tienen un carácter de

dureza que las hace e"cesi$amente penosas.

En cuanto a las prisiones austriacas ! rusas,

se hallan a/n en un estado más deplorable.

&odemos, pues, tomar la 0asa central de

1rancia como representante bastante bueno de

la prisión moderna.

>e ah%, en pocas palabras, el sistema de

organización de las prisiones

consideradas como las meores en estosmomentos. 8eamos ahora cuáles son los

resultados obtenidos por estas

organizaciones e"cesi$amente costosas.

Dos respuestas tiene esta pregunta. ) es

la primera que todos, hasta la misma

administración, están de acuerdo en que

estos resultados son los más lastimosos.

El hombre que ha estado en la cárcel, $ol$erá

a ella.



0ierto, ine$itable es esto+ las cifras lo

demuestran. .os in&ormes anuales de laadministraci/n de justicia criminal de0rancia, nos dicen que la mitad

apro"imadamente de los hombres uzgados por elTribunal %upremo ! las dos quintas partes delos sentenciados por la polic%a correccional,

fueron educados en la cárcel, en el presidio(

éstos son los reincidentes. 0asi la mitad Bde

;@ a ;? por :<<C de los uzgados por

asesinato, ! las tres cuartas partes Bde A< a

A@ por :<<C de los sentenciados por robo, son

otros tantos reincidentes. A< <<< hombres son

anualmente detenidos sólo en 1rancia. En

cuanto a las cárceles centrales, más de la

tercera parte Bde @< a ;< por :<<C de los

detenidos, puestos en libertad por aquellas

mal nominadas instituciones correccionales,

$uel$en a la cárcel dentro de los doce meses

que siguen a la fecha de su primera salida de

ella. Es tan constante este hecho, que en

0lair$au" se o%a decir a los carceleros( 1u e2tra3o es que 0ulano aun no haa +uelto4'5abr# tenido tiempo de pasar a otro distritojudicial) ) ha! en las casas centrales presosancianos que, habiendo logrado tener un sitio

bueno en el hospital o en el taller, ruegan,

al salir de la cárcel, que se les reser$e el

sitio aquél para su pró"imo regreso. *quellos

pobres ancianos están seguros de que notardarán en $ol$er.

&or otra parte, los que han estudiado !

conocen estas cosas Bcitaré por eemplo, el



doctor LombrosoC, afirman que si se lle$ase

cuenta de los que mueren en cuanto han salido

de la cárcel, de los que cambian de nombre, o

emigran, o logran ocultarse después de haber

cometido un nue$o acto no de acuerdo con lasle!es $igentes+ si todos éstos fuesen tenidos

en cuenta, uno se $er%a precisado a

preguntarse si todos los detenidos puestos en

libertad no incurren en la reincidencia.

>e aqu% lo que se consigue con las prisiones.

&ero no es esto todo. El hecho por el cual un

hombre $uel$e a la cárcel, es siempre más

gra$e que el que cometiera la primera $ez.

odos los escritores criminalistas están de

acuerdo en esto.

La reincidencia se ha hecho un problemainmenso para Europa, un problema que 1rancia

quiso no ha mucho resol$er, en$iando a todos

los reincidentes a gustar de la fiebre de

0a!ena. &or otra parte, la e"terminación

empieza !a el camino. odos habéis le%do que,

hace tres d%as, once reincidentes fueron

pasados por las armas a bordo del na$%o que a

aquel punto les lle$aba+ acto de sal$aismoque será mu! tenido en cuenta cuando el

capitán de la embarcación sea nombrado

director de la colonia de 0a!ena.



&ues bien, no obstante las reformas

introducidas, no obstante los sistemas

penitenciarios puestos a prueba, el resultado

siempre ha sido igual. &or una parte, el

n/mero de hechos contrarios a las le!ese"istentes no aumenta ni disminu!e,

cualesquiera que sea el sistema de penasin&li"idas. 'e ha abolido el 6nut ruso ! lapena de muerte en Italia, ! el n/mero de

asesinatos sigue siendo igual. *umenta o

disminu!e la crueldad de los erigidos en

efes+ cambia la crueldad o el esuitismo de

los sistemas penitenciarios, pero el n/mero de

los actos mal llamados cr%menes, contin/a

in$ariable. 'ólo le afectan otras causas, de

las cuales ahora $o! a hablar.

), por otra parte, cualesquiera que sean los

cambios introducidos en el régimen

penitenciario, la reincidencia no disminu!e,

lo cual es ine$itable, lo cual debe ser as%+la prisión mata en el hombre todas las

cualidades que le hacen más propio para la

$ida en sociedad. 0on$iértenle en un ser que,

fatalmente, deberá $ol$er a la cárcel, ! que

e"pirará en una de esas tumbas de piedra sobre

las cuales se escribe Casa de correcci/n 2, !que los mismos carceleros llaman Casas de

corrupci/n4

'i se me preguntara( '7ué podr-a hacerse paramejorar el ré"imen penitenciario), !Nada$ 2

responder%a 2 porque no es posible mejorar una



prisión. Salvo algunas pequeñas mejoras sin

importancia, no hay absolutamente nada que

hacer, sino demolerlas.

&ara acabar con el asqueroso contrabando del

tabaco podr%a proponer que se deara fumar a

los detenidos( *lemania lo ha hecho !a+ ! no

le pesa haberlo hecho( el Estado $ende tabaco

en el comedor. &ero, después del contrabando

del tabaco, $endr%a el del alcohol. ) todo

conducir%a al mismo resultado( a la

e"plotación de los detenidos por los

encargados de $igilarles. &odr%a proponer que

al frente de cada prisión hubiera un

&estalozzi Bme refiero al gran pedagogo suizo

que recog%a a los ni-os abandonados ! hac%a de

ellos buenos ciudadanosC, ! podr%a también

proponer que, en lugar de los $igilantes, e"

soldados ! e" polic%as casi todos, se pusieran

sesenta o más &estalozzi. &ero me

responder%ais( 'D/nde encontrarlos) )tendr%ais razón( porque el gran pedagogo suizo

no hubiera aceptado la plaza de carcelero+

hubiera dicho( 2El principio de toda prisión

es falso, puesto que la pri$ación de libertad

lo es. #ientras pri$éis al hombre de libertad,

no lograréis hacerle meor. 0osecharéis la

reincidencia. ) eso es lo que ahora $o! a

demostrar.



II

>a!, en primer lugar, un hecho constante, un

hecho que es !a, en s% mismo, la condenación

de todo nuestro sistema udicial( ninguno de

los presos reconoce que la pena que se le ha

impuesto es la usta.

>ablad a un detenido por hurto, ! preguntadle

algo acerca de su condena. s dirá(

Caballero, los peque3os rateros aqu- est#n,los "randes +i+en libres, "ozan del apreciodel p8blico. 3) qué os atre$er%ais a

responderle, $osotros que conocéis las grandes

compa-%as financieras fundadas e"presamente

para sorberse hasta las monedas de cobre que

ahorran los conseres, ! para permitir que losfundadores, retirándose a tiempo, echen

legalmente su agudo anzuelo sobre las peque-as

fortunas que encuentran a su alcance4.

0onocemos a esas grandes compa-%as de

accionistas, sus circulares enga-osas, sus

timos... 30ómo responder, pues, al prisionero,

sino diciéndole que tiene razón4

>ablad ahora a aquel otro, que está preso por

haber robado en grande. s dirá( No &uibastante diestro9 he ah- mi delito. 3) quéhab%ais de responderle, $osotros que sabéis



cómo se roba en las altas esferas, ! cómo,

después de escándalos inenarrables, de los que

tanto se habló en estos /ltimos tiempos, $eis

otorgar un pri$ilegio de inculpabilidad a los

grandes ladrones4 0uántas $eces no hemos o%dodecir en la cárcel( !.os "randes ladrones nosomos nosotros9 son los que aqu- nos tienen$3) quién se atre$erá a decir lo contrario4

0uando se conocen las estafas incre%bles que

se cometen en el mundo de los grandes negocios

financieros+ cuando se sabe de qué modo %ntimo

el enga-o $a unido a todo ese gran mundo de la

industria+ cuando uno $e que ni aun los

medicamentos escapan de las falsificaciones

más innobles+ cuando se sabe que la sed de

riquezas, por todos los medios posibles, forma

la esencia misma de la sociedad burguesa

actual, ! cuando se ha sondeado toda esa

inmensa cantidad de transacciones dudosas, que

se colocan entre las transaccionesbur"uesamente honradas ! las que son

acreedoras de la 0orreccional+ cuando se ha

sondeado todo eso, llega uno a decirse, como

dec%a cierto recluso, que las prisiones fueron

hechas para los torpes, no para los

criminales.

En tal caso, 3por qué tratáis de moralizar a

los que llenan cárceles ! presidios4 Este es

el eemplo e"terior. En cuanto al eemplo dado

en la prisión, in/til ser%a que hablásemos de

él e"tensamente+ sábese !a lo que es. >able de



él en otra parte ! mi art%culo fue reproducido

por toda la prensa. La filosof%a de todas las

prisiones, de 'an 1rancisco de amtchat9a, es

siempre ésta( .os "randes ladrones no somos

nosotros9 son los que aqu- nos tienen. =n solohecho, por otra parte, bastará como cuadro de

costumbres+ hablaremos del tráfico del tabaco.

'abido es que está prohibido fumar en toda

prisión francesa. ), sin embargo, fuma aquel

que quiere ! puede+ sólo que esta mercanc%a

preciosa, que mastica primero, que en seguida

se fuma ! que se absorbe como rapé en forma de

ceniza, se $ende al precio de cuatro sueldos

pitillo, a cinco francos el paquete de diez

sueldos. 3) quién $ende este tabaco a los

detenidos4 F=nas $eces los carceleros, otras

los contratistas de trabaosG 'ólo que la tasa

es e"orbitante. >e aqu%, por otra parte, cómo

se practica la operación. El detenido se hace

en$iar cincuenta francos a nombre del

carcelero. Este se queda con la mitad de dicha

suma ! da el resto al interesado, pero entabaco, ! a precios por el estilo del citado.

El contratista, por su parte, muchas $eces

paga el trabao en pitillos.

) nótese bien que no sólo en 1rancia ocurre

esto. La tarifa de la cárcel de #ilban9, en

Inglaterra, es absolutamente igual( se pagamás a $eces. rátase de un acuerdo

internacional.



*d$ierto que, por mi parte, no do! a estos

hechos gran importancia. 'upongamos que se

permite a los detenidos asociarse para comprar

alimentos, cual se hace en 5usia, ! que la

administración no puede robarles nada.'upongamos que el tráfico del tabaco

desaparece ! que éste es $endido a todo el

mundo en el comedor. La prisión no deará por

eso de ser prisión, ! no cesará de eercer su

influencia deletérea.

Las causas de esta influencia son mucho más

profundas.

odo el mundo conoce la influencia deletérea

de la ociosidad. El trabao ele$a al hombre.

&ero ha! trabao ! trabao. >a! el del ser

libre, que permite a éste sentirse una parte

del todo inmenso del uni$erso. ) ha! el

trabao obligatorio del escla$o, que degradaal ser humano+ trabao hecho con disgusto !

sólo por temor a un aumento de pena. ) tal es

el trabao de la prisión. 6o hablo del molino

disciplinario inglés, en el que el hombre ha

de andar como una ardilla sobre una rueda ni

de otros trabaos BtormentosC por el estilo.

Eso no es otra cosa que una baa $enganza de

la sociedad. #ientras que toda la humanidadtrabaa para $i$ir, el hombre que se $e

obligado a hacer un trabao que no le sir$e

para nada, se siente fuera de la le!. ) si más

adelante trata a la sociedad como desde fuera

de la le!, no acusemos a nadie sino a nosotros



mismos. Las cosas no son más bellas cuando se

toma en consideración el trabao /til de las

prisiones. )a die por qué salario irrisorio

trabaa all% el obrero. En estas condiciones,

el trabao, que !a en s% no tiene ning/natracti$o, porque no hace funcionar las

facultades mentales del trabaador, es tan mal

retribuido, que llega a considerarse como

castigo. 0uando mis amigos anarquistas de

0lair$au" hac%an corsés o botones de nácar, !

ganaban H< céntimos en diez horas de trabao

BH< céntimos que se con$ert%an en < después

de que el Estado se apropiase su parteC,

comprend%an mu! bien el disgusto que tal

trabao hab%a de inspirar a un hombre

condenado a hacerlo. 3Jué placer puede

encontrarse en semeante labor4 3Jué efecto

moralizador puede eercer ese trabao, cuando

el preso se repite continuamente que no

trabaa sino para enriquecer a un amo4 0uando,

al acabar la semana, recibe una peseta ! H<

céntimos e"clama, ! con razón( 2Decididamente,los $erdaderos ladrones no somos nosotros+ son

los que aqu% nos tienen. #ás a/n. 6uestros

compa-eros no estaban obligados a trabaar+ !,

en ocasiones, por un trabao asiduo recib%an

una peseta. ) obraban de tal modo porque la

necesidad les impulsaba a hacerlo. Los que

estaban casados, con el dinero aquel manten%an

correspondencia con sus esposas. La cadena queun%a la casa con la cárcel no estaba rota, !

los que no estaban casados ni ten%an una madre

a quien sostener, sent%an una pasión( la del

estudio+ ! trabaaban con la esperanza de

poder comprar, llegado el fin del mes, el



libro deseado. &orque 3dónde, sino en la

cárcel puede estudiar el trabaador4

en%an una pasión. &ero 3qué pasión puedee"perimentar un prisionero de derecho com/n,

pri$ado de todo lazo que pudiera aficionarle a

la $ida e"terior4 &or un refinamiento de

crueldad, los que imaginaron nuestras

prisiones hicieron cuanto pudieron para

interrumpir toda relación entre el prisionero

! la ciudad. En Inglaterra, la muer ! los

hios no pueden $erle más que una $ez cada

tres meses, ! las cartas que han de escribir

inspiran risa. Los filántropos han lle$ado el

desprecio a la naturaleza hasta no permitir al

detenido que firme si no es al pie de una

circular impresa.

En las prisiones francesas, las $isitas de los

parientes no son tan se$eramente limitadas, !en las prisiones centrales el director hasta

se halla autorizado para permitir, en casos

e"cepcionales, la $isita con sólo una $era

por medio. &ero, las cárceles centrales están

leos de las grandes poblaciones, ! son las

grandes ciudades las que procuran ma!or n/mero

de detenidos. &ocas mueres disponen de medios

para hacer un $iae a 0lair$au", a fin detener algunas cortas entre$istas con sus

esposos. *s% es que la meor influencia a que

el preso pod%a ser sometido, la /nica que

podr%a traerle de fuera un ra!o de luz, un

elemento más dulce de $ida, las relaciones con



sus parientes, le es sistemáticamente

arrebatada. Las prisiones antiguas eran menos

limpias, menos ordenadas que las de ho!+ pero

eran más humanas.

En la $ida de un prisionero, $ida gris que

transcurre sin pasiones ! sin emoción, los

meores elementos se atrofian rápidamente. Los

artesanos que amaban su oficio, pierden la

afición al trabao. La energ%a f%sica es

rápidamente muerta en la prisión. La energ%a

corporal desaparece poco a poco, ! no puedo

encontrar meor comparación para el estado del

prisionero, que la de la in$ernada en las

regiones polares. Léanse los relatos de las

e"pediciones árticas, las antiguas, las del

buen $ieo &aK! o las de 5oss. >oeándolas,

sentiréis una nota de depresión f%sica !

mental, cerniéndose sobre todo aquel relato,

haciéndose más l/gubre cada $ez, hasta que el

sol reaparece en el horizonte. Ese es elestado del prisionero. 'u cerebro no tiene !a

energ%a para una atención sostenida, el

pensamiento es menos rápido+ en todo caso,

menos persistente+ pierde su profundidad. =n

informe americano hac%a constar, no hace

mucho, que mientras que el estudio de las

lenguas prospera en las prisiones, los

detenidos son incapaces de aprendermatemáticas. ) es la pura $erdad+ eso es lo

que ocurre.



* mi entender, puede atribuirse esta

disminución de energ%a ner$iosa a la carencia

de impresiones. En la $ida ordinaria, mil

sonidos ! colores hieren diariamente nuestros

sentidos+ mil menudencias llegan a nuestroconocimiento ! estimulan la acti$idad de

nuestro cerebro.

6ada de esto e"iste para el prisionero+ sus

impresiones son poco numerosas ! siempre

iguales. De ah% la curiosidad del recluso. 6o

puedo ol$idar el interés con que obser$aba,

paseándome por el patio de la prisión, las

$ariaciones de colores en la $eleta dorada de

la fortaleza+ sus tintes rosados, al ponerse

el sol, sus colores azulados de por la ma-ana,

su aspecto indiferente en los d%as nublados !

claros, por la ma-ana ! por la tarde, en

$erano ! en in$ierno. Era aquélla una

impresión completamente nue$a. La razón es

probablemente quien hace que a los presos lesgusten tanto las ilustraciones. odas las

impresiones referidas por el recluso,

pro$engan de sus lecturas o de sus

pensamientos, pasan a tra$és de su

imaginación. ) el cerebro, insuficientemente

alimentado por un corazón menos acti$o ! una

sangre empobrecida, se fatiga, se descompone,

pierde su energ%a.

>a! otra causa importante de desmoralización

en las prisiones, sobre la cual no se habrá

nunca insistido lo suficiente, porque es com/n



a todas las prisiones e inherente al sistema

de la pri$ación de la libertad. odas las

transgresiones a los principios admitidos de

la moral, pueden ser imputadas a la carencia

de una firme $oluntad. La ma!or%a de loshabitantes de las prisiones son personas que

no tu$ieron la firmeza suficiente para

resistir a las tentaciones que les rodeaban, o

para dominar una pasión que llegó a

dominarles. &ues bien, en la cárcel, como en

el con$ento, todo es apropiado para matar la

$oluntad del ser humano. El hombre no puede

elegir entre dos acciones+ las escas%simas

ocasiones que se ofrecen de eercer su

$oluntad, son e"cesi$amente cortas+ toda su

$ida fue regulada ! ordenada de antemano+ no

tiene que hacer sino seguir la corriente,

obedecer, so pena de duros castigos. En tales

condiciones, toda la $oluntad que pudiera

tener antes de entrar en la cárcel,

desaparece. 3) dónde encontrará fuerza para

resistir a las tentaciones que ante élsurgirán, como por encanto, cuando franquee

aquellas paredes4 3Dónde encontrará fuerza

para resistir al primer impulso de un carácter

apasionado, si durante muchos a-os hizo todo

lo necesario para matar en él la fuerza

interior, para $ol$erle una herramienta dócil

en manos de los que le gobiernan4

Este hecho es, a mi entender, la más fuerte

condena de todo sistema basado en la pri$ación

de la libertad del indi$iduo. El origen de la

supresión de toda libertad indi$idual se halla



fácilmente( pro$iene del deseo de guardar el

ma!or n/mero de presos con el más reducido

n/mero de guardianes. El ideal de nuestras

prisiones fuera un millar de autómatas

le$antándose ! trabaando, comiendo !acostándose por medio de corrientes eléctricas

producidas por un solo guardián.

De este modo se puede economizar+ pero no

admite luego que hombres, reducidos al estado

de máquinas, no sean, una $ez libres, los

hombres que reclama la $ida en sociedad.

El preso, una $ez libre, obra como aprendió a

obrar en la cárcel. Las sociedades de socorro

nada pueden contra esto. Lo /nico que le es

posible hacer es combatir la mala influencia

de las prisiones, matar sus malos efectos en

algunos de los libertados. F) qué contraste

entre la recepción de los anti"uos compa3eros! la de todo aquel que en el mundo, se ocupa

de la filantrop%aG &ara los esuitas,

cristianos ! filántropos, los prisioneros,

cuando libres, son como la peste. 30uál de

ellos le in$itará a su casa ! le dirá

sencillamente( 5e ah- un aposento, ah- tieneusted trabajo, siéntese usted a esa mesa

&orme parte de nuestra &amilia) Le hace faltasostén, fraternidad, no busca sino una mano

amiga que estrechar. &ero, después de haber

hecho cuanto estaba en su poder para

con$ertirle en enemigo de la sociedad, después

de haberle inoculado los $icios que



caracterizan las prisiones, se le $uel$e a

echar al arro!o, se le condena a tornarse

reincidente.

odos conocemos la influencia de un trae

decente. >asta un animal se a$ergonzar%a de

presentarse entre sus semeantes si su

e"terior le hiciera $erse rid%culo. ) los

hombres comienzan por dar un e"terior de loco

al que pretenden moralizar. 5ecuerdo haber

$isto en L!on el efecto producido en los

presos por los traes que se les imponen. Los

recién llegados, atra$esaban el patio en que

me paseaba para entrar en el aposento en que

se cambia de ropa. 0asi todos ellos eran

obreros e iban $estidos pobremente+ pero sus

traes estaban limpios. ) cuando salieron con

el innoble uniforme de la prisión, remendado

con trapos multicolores, un pantalón diez

pulgadas más corto de lo debido, ! con un mal

gorro, se les $e%a a$ergonzados de presentarseante los demás, $estidos de aquella suerte.

al es la primera impresión del prisionero,

que, mientras $i$a, se $erá sometido a un

tratamiento que probará el ma!or desprecio de

los sentimientos humanos. En Dartmoose, por

eemplo, los detenidos son considerados faltosdel menor sentimiento de pudor. 'e les obliga

a formar en fila, completamente desnudos, ante

las autoridades de la prisión, ! a eecutar en

aquella forma una serie de mo$imientos



gimnásticos. !:ol+eos$ !;lzad los dos brazos$!.a pierna derecha$ ) as% sucesi$amente.

=n detenido no es un hombre capaz de tener unsentimiento de respeto humano. Es una cosa, un

simple n/mero+ se le considerará un obeto

numerado.

'i cede al más humano de todos los deseos, el

de comunicar una impresión o un pensamiento a

un compa-ero, cometerá una infracción de la

disciplina. ), por dócil que sea, concluirá

por cometer esta infracción. *ntes de entrar

en la cárcel, habrá podido causarle

repugnancia la mentira, enga-ar a uno+ más en

la cárcel aprenderá a mentir ! a enga-ar+

hasta llegará el d%a en que la mentira ! el

enga-o sean para él una segunda naturaleza.

) desgraciado del que no se somete si la

operación del registro le humilla, si la misma

le repugna, si dea $er el desprecio que le

inspira el guardián que trafica con tabaco, si

parte su pan con el $ecino, si tiene a/n la

suficiente dignidad para irritarse al recibir

un insulto, si es lo suficientemente honrado

para rebelarse contra las peque-as intrigas+la prisión será un infierno para él. 'erá

sobrecargado de trabao, si es que no se le

en$%a a que se pudra en una celda. La más

peque-a infracción en la disciplina, tolerada

en el hipócrita, le hará obeto de los más



duros castigos+ será insubordinado. ) un

castigo traerá otro. 'e le conducirá a la

locura por medio de la persecución, ! por

feliz puede tenerse si sale de la prisión de

otro modo que en el ata/d. 8imos en 0lair$au"cuál es la suerte del insumiso. =n aldeano,reputado como tal, se pudr%a en el calabozo de

castigo. 0ansado de tal $ida pegó a un

$igilante. 'e le recomendó permaneciera en

0lair$au". Entonces se suicidó. ) careciendo

de un arma para hacerlo, se mató comiéndose

sus propios e"crementos.

1ácil es escribir en los periódicos que los

$igilantes debieran ser se$eramente $igilados,

que los directores debieran elegirse entre las

personas más dignas de aprecio. 6ada tan fácil

como hacer utop%as administrati$as. &ero el

hombre seguirá siendo hombre, lo mismo el

guardián que el detenido. ) cuando los hombres

están sentenciados a pasar toda la $ida en

situaciones falsas, sufrirán susconsecuencias. El guardián se torna

meticuloso. En ninguna parte, sal$o en los

monasterios rusos, reina un esp%ritu de tan

baa intriga ! de farsa, tan desarrollado como

entre los guardianes de las prisiones.

bligados a mo$erse en un medio $ulgar, los

funcionarios sufren su influencia. &eque-as

intrigas, una palabra pronunciada por fulano,forman el fondo de sus con$ersaciones. Los

hombres son hombres, ! no es posible dar a un

indi$iduo una part%cula de autoridad sin

corresponderle. *busará de ella, ! le

concederá tanto menos escr/pulo, ! hará sentir



tanto más su autoridad, cuanto más limitada

sea su esfera de acción. bligados a $i$ir en

mitad de un campamento enemigo, los guardianes

no pueden ser modelos de atención ! de

humanidad. * la liga de los detenidos, oponenla liga de los carceleros. La institución les

hace ser lo que son( perseguidores ruines !

mezquinos. &oned a un &estalozzi en su lugar

Bsi es que un &estalozzi es capaz de aceptar

cargo talC, ! no tardará mucho en ser uno de

tantos guardianes.

5ápidamente, el odio a la sociedad in$ade el

corazón del detenido, quien se acostumbra a

aborrecer cordialmente a los que le oprimen.

Di$ide el mundo en dos partes( aquella a que

pertenecen él ! sus compa-eros, ! la en que

figura el mundo e"terior, representado por el

director, los guardianes ! demás empleados.

Entre los detenidos fórmase una liga contra

los que no $isten el trae de prisionero.*quellos son sus enemigos, ! bien hecho está

cuánto se puede hacer ! se hace para

enga-arles. =na $ez libre, el detenido pone en

práctica su moral. *ntes de estar preso

hubiera podido cometer malas acciones sin

refle"ionar+ entonces tiene !a una filosof%a

propia, la cual puede resumirse en estas

palabras de ola( !7ué p-caros son loshombres honrados$

'ábese en qué horribles proporciones crecen

los atentados al pudor en todo el mundo



ci$ilizado. #uchas son las causas que

contribu!en a este crecimiento, pero la

influencia pestilente de las prisiones ocupa

el primer lugar. La perturbación pro$ocada en

la sociedad por el régimen de la detención, esen este sentido más profunda que en ning/n

otro. In/til resulta e"tenderse en el asunto.

En lo que a prisiones de ni-os respecta Bla de

L!on, por eemploC, puede decirse que d%a !

noche la $ida de aquellos desgraciados está

impregnada de una atmósfera de depra$ación. Lo

propio ocurre con las prisiones de adultos.

Los hechos que obser$amos durante nuestro

cauti$erio, e"ceden a cuanto pudiera idear la

imaginación más depra$ada. Es necesario haber

estado mucho tiempo preso ! haber escuchado

las confidencias de los otros reclusos para

saber a qué estado de esp%ritu puede llegar un

detenido. odos los directores de prisión

saben que las cárceles centrales son las cunas

de las más sorprendentes infracciones de las

le!es de la naturaleza. ) se incurre en ungra$e error al creer que una reclusión

completa del indi$iduo en el régimen celular,

puede meorar tal situación. Es una per$ersión

del esp%ritu la causa de estos hechos+ ! la

celda es el medio meor para dar aquella

tendencia a la imaginación.



III

'i tomamos en consideración las $arias

influencias de la prisión sobre el prisionero,

debemos con$enir en que, una a una, ! todas

untas lo mismo, obran de manera que cada $ez

tornan menos propio para la $ida en sociedad

al hombre que ha estado alg/n tiempo detenido.

&or otra parte, ninguna de estas influencias

obra en el sentido de educar las facultades

intelectuales ! morales del hombre, de

conducirlo a una concepción superior de la

$ida, de hacerle meor que era al ser

detenido.

La prisión no meora a los presos+ en cambio,

seg/n hemos $isto, no impide que, losdenominados cr%menes, se cometan+ testigos,

los reincidentes. 6o responde, pues, a ninguno

de los fines que se propone. >e aqu% el porqué

de la pregunta( '7ué hacer con los quedesconocen la le, no la le escrita, que noes otra cosa que una triste herencia de un

pasado triste, sino la que trata de los

principios de moralidad "rabados en elcoraz/n de todos).

) esa es la pregunta a que nuestro siglo ha de

contestar.



>ubo un tiempo en que la medicina era el arte

de administrar algunas drogas a tientas,

descubiertas por algunos e"perimentos. Losenfermos que ca%an en manos de los médicos que

administraban aquellas drogas, pod%an morir o

sanar a pesar de ellos+ pero el médico ten%a

entonces una e"cusa( hac%a lo que todos. 6o se

pod%a e"igir de él que superase a sus

contemporáneos. &ero nuestro siglo,

apoderándose de cuestiones apenas entre$istas

en otro tiempo, ha tomado la medicina en otro

sentido. En lugar de curar las enfermedades,

la medicina actual trata de e$itarlas. ) todos

nosotros conocemos los inmensos resultados

obtenidos de este modo. La higiene es el meor

de los médicos.

&ues bien, lo propio hemos de hacer en lo que

ata-e a ese fenómeno social que a/n se llamacrimen, pero que nuestros hios llamarán

enfermedad social. E$itar esta enfermedad será

la meor de las curaciones. ) la conclusión

esta, se ha hecho !a el ideal de una escuela

que se ocupa en cuestiones de ese género.

Esta escuela, moderna, tiene !a toda unaliteratura. En sus filas militan los ó$enes

criminalistas italianos &oletti, 1erri,

0olaanni !, hasta cierto punto, Lombroso+

tenemos por otra parte, esa gran escuela de

psicólogos, en la que figuran riesinger !



raft2Ebbing en *lemania, Despine en 1rancia !

#andsle! en Inglaterra+ contamos con

sociólogos como Juetelet ! sus disc%pulos,

desgraciadamente poco numerosos, ! finalmente,

ha!, por una parte, las modernas escuelas depsicolog%a relati$a al indi$iduo, ! por otra

las escuelas socialistas relati$as a la

sociedad. En los trabaos publicados por esos

inno$adores, tenemos !a todos los elementos

necesarios para tomar una posición nue$a

respecto a aquellos a quienes la sociedad

$ilmente decapitara, ahorcara o apresara hasta

la fecha. res grandes series de causas

trabaan constantemente para traducir los

actos antisociales llamados cr%menes( las

causas sociales, las causas antropológicas,

las causas f%sicas.

0omienzo por estas /ltimas, que son las menos

comunes, ! cu!a influencia es incontestable.

0uando se $e cómo un amigo lle$a al correo una

carta en cu!o sobre no ha puesto la dirección,

d%cese uno que aquello es un ol+ido, un hechoimpre$isto. &ues bien, ciudadanas !

ciudadanos+ esos ol+idos, ese hecho

impre$isto, se repiten en las humanas

sociedades con la misma regularidad que losactos fáciles de pre$er. El n/mero de cartas

e"pedidas sin se-as se reproduce de a-o en a-o

con una regularidad sorprendente. &odrá ese

n/mero $ariar de un a-o a otro. &ero, si es,

supongamos, de mil en una población de muchos



millones de habitantes, no será de dos mil, ni

de ochocientos, el a-o pró"imo. 0ontinuará

siendo siempre de cerca de mil, con $ariación

de algunas decenas. Los informes anuales de la

oficina de correos de Londres sonsorprendentes bao este aspecto. *ll% se

repite todo, hasta el n/mero de billetes de

7anco arroados por los buzones en $ez de

cartas. F8ed qué caprichoso elemento es el

ol$idoG ), sin embargo, este elemento está

sometido a le!es tan rigurosas como las que

descubrimos en los mo$imientos de los

planetas.

Lo propio ocurre con los asesinatos que se

cometen de un a-o a otro. 0on las estad%sticas

de los a-os anteriores a la $ista, de antemano

puede predecirse el n/mero de asesinatos que

se registrarán en el transcurso del a-o

siguiente, en cualquier pa%s europeo, con una

sorprendente e"actitud. ), si se toman enconsideración las causas perturbadoras, unas

de las cuales aumentan, mientras las otras

disminu!en las cifras, puede predecirse el

n/mero de asesinatos que han de cometerse,

unidades más o menos.

>ace algunos a-os, en :MM;, .a Naturaleza, deLondres, publicó un trabao de '. *. >ill,

acerca del n/mero de actos de $iolencia ! de

suicidios en las Indias inglesas. odo el

mundo sabe que cuando hace mucho calor, ! a la

$ez es h/medo el aire, el ser humano se halla



más ner+ioso que en cualquier otra ocasión.&ues bien+ en la India, donde la temperatura

es e"cesi$amente calurosa en $erano, ! donde

el calor $a ordinariamente acompa-ado de gran

humedad, la influencia ener$ante de laatmósfera se hace sentir mucho más que en

nuestras latitudes. #r. >ill tomó las cifras

de actos de $iolencia cometidos, mes por mes,

en una larga serie de a-os, ! e"aminó la

influencia de la temperatura ! de la humedad

$aliéndose de estas cifras. &or un

procedimiento matemático mu! sencillo, hasta

pudo calcular una fórmula que a cualquiera

permite predecir el n/mero de cr%menes, con

sólo consultar el termómetro ! el higrómetro,

el instrumento que mide la humedad. ómese la

temperatura del mes ! multipl%quese por A,

agrégase al producto la humedad media, !

multipl%quese la suma por @+ el resultado será

el n/mero de asesinatos cometidos en el mes.

&uede hacerse lo propio para saber los

suicidios. 'emeantes cálculos deben parecer

mu! e"tra-os a los que toda$%a están de parte

de los preuicios legados por las religiones.

#as para la ciencia moderna, que sabe que los

actos psicológicos dependen absolutamente de

las causas f%sicas, tales cálculos nada tienen

de sorprendentes ni de dudosos. &or otraparte, los que por e"periencia conozcan la

influencia ener$ante del calor, comprenderán

perfectamente por qué el indio, en un calor

tropical ! h/medo, saca pronto el cuchillo

para acabar una disputa, ! por qué, cuando se



halla disgustado de la $ida, se apresura a

suicidarse.

La influencia de las causas f%sicas ennuestros actos, hállase mu! leos de haber

sido completamente analizada. ), sin embargo,

es cosa mu! conocida, que los actos de

$iolencia contra personas predominan en

$erano, mientras que en in$ierno son más los

actos $iolentos contra la propiedad.

0uando se e"aminan las cur$as trazadas por el

doctor E. 1erri, ! se $e la de los actos de

$iolencia, subiendo ! baando con la cur$a de

la temperatura, siguiéndola en todas sus

$ueltas, siéntese uno $i$amente impresionado

por la similitud de las dos cur$as, ! se

comprende hasta qué punto es el hombre una

máquina. El ser humano, que hace alarde de su

libre arbitrio, depende de la temperatura, del$iento ! de la llu$ia, como todo ser orgánico.

E$idente es que tales in$estigaciones hállanse

erizadas de dificultades. Los efectos de las

causas f%sicas son siempre mu! complicados.

*s%, cuando el n/mero de delitos sube ! baa

con la cosecha de trigo o de $ino, lasinfluencias f%sicas no obran sino

indirectamente, por medio de las causas

sociales 3Juién sospechará, pues, de tales

influencias4 0uando es el tiempo bueno !

abundante la cosecha, cuando los lugare-os



están contentos, indudable es que se sentirán

menos impulsados a $entilar sus rencillas a

pu-aladas+ mientras que si es el tiempo pesado

! la cosecha mala, lo cual torna al lugare-o

menos tratable, las disputas tomarán,indudablemente, un carácter más $iolento. #e

parece, por otra parte, que las mueres, que

constantemente tienen ocasión de obser$ar el

bueno ! el mal humor de sus maridos, podr%an

decirnos algo acerca de las relaciones entre

el bueno ! el mal humor ! el buen o mal

tiempo.

Las causas fisiológicas, las que dependen de

la estructura del cerebro ! de los órganos

digesti$os, as% como del estado del sistema

ner$ioso del hombre, son ciertamente más

importantes que las causas f%sicas. ) mucho se

ha hablado de ellas en estos /ltimos tiempos.

La influencia de las capacidades heredadas por

el hombre de sus padres ! la de su

organización f%sica sobre sus actos, fueron,

no ha mucho, obeto de in$estigaciones tan

profundas, que ho! podemos formarnos una idea

bastante usta de este conunto de causas.

0ierto que no podemos aceptar las conclusiones

de la escuela criminalista italiana, que deestas cuestiones se ha ocupado+ que no podemos

admitir las conclusiones del doctor Lombroso,

uno de los más conocidos representantes de la

escuela, especialmente aquellas a que llegara

en su obra sobre el aumento de la



criminalidad, publicada en :MAN. &ero podemos

tomar de ellas los hechos, reser$ándonos elderecho de interpretarlos a nuestro modo.

0uando Lombroso nos demuestra que la ma!or%a

de los habitantes de nuestras prisiones tienen

alg/n defecto en la organización del cerebro,

nosotros no podemos hacer otra cosa que

inclinarnos ante tal afirmación. rátase de un

hecho+ nada más que de un hecho. >asta nos

hallamos dispuestos a creer cuando afirma que

la ma!or%a de los habitantes de las prisiones

tienen los brazos algo más largos que el resto

de los hombres. ) aun cuando demuestra que los

asesinatos más brutales fueron cometidos por

indi$iduos que ten%an alg/n $icio serio en la

estructura de su cerebro, es esta una

afirmación que la obser$ación confirma.

#as, cuando Lombroso quiere deducir de estoshechos conclusiones a las que no puede prestar

autoridad+ cuando, por eemplo, afirma que la

sociedad tiene el derecho de tomar medidas

contra los que encierran tales defectos de

organización, negámonos a imitarle. La

sociedad no tiene ning/n derecho que le

permita e"terminar a los que cuentan con un

cerebro enfermo, ni reducir a prisión a losque tengan los brazos algo más largos de lo

ordinario. De buen grado admitimos que los que

han cometido actos atroces, actos de aquellos

que por instantes perturban la conciencia de

toda la humanidad, fueran casi idiotas. La



cabeza de 1re!, por eemplo, que dio hace

alg/n tiempo, la $uelta a toda la prensa, es

una prueba sorprendente de lo dicho. &ero

todos los idiotas no son asesinos. ) pienso

que el más rabioso de los criminales de laescuela de Lombroso retroceder%a ante la

eecución en conunto de todos los idiotas que

ha! en el mundo. F0uántos de ellos están

libres, unos $igilados ! otros $igilandoG FEn

cuántas familias, en cuántos palacios, sin

hablar de las casas de curación, nos

encontramos idiotas que ofrecen los mismos

rasgos de organización que Lombroso considera

caracter%sticos de la locura criminalG

oda la diferencia entre éstos ! los que

fueran entregados al $erdugo, no es sino la

diferencia de las condiciones en que $i$ieran.

Las enfermedades del cerebro pueden

ciertamente fa$orecer el desarrollo de una

inclinación al asesinato. &ero éste no esobligado. odo dependerá de las circunstancias

en que sea colocado el indi$iduo que sufre una

enfermedad cerebral. 1re! murió guillotinado,

porque toda una serie de circunstancias le

impulsaron hacia el crimen. 0ualquier otro

idiota morirá rodeado de su familia, porque en

su $ida no se le empuó nunca hacia el

asesinato.

6os negamos, pues, a aceptar las conclusiones

de Lombroso ! de sus disc%pulos. &ero

reconocemos que, popularizando este género de



in$estigaciones, prestó un inmenso ser$icio.

&orque para todo hombre inteligente, resulta,

de hechos que acumulará, que la ma!or%a de los

que fueron tratados como criminales, no son

sino seres a quienes aquea una enfermedad, !a los que, por lo tanto, es necesario intentar

curar prodigándoles los meores cuidados, en

lugar de lle$arlos a la prisión, donde su

enfermedad no hará otra cosa que aumentar en

gra$edad.

#encionaré a/n las in$estigaciones de #ansdle!

sobre la responsabilidad en la locura. ambiéncaben aqu% muchas obser$aciones que hacer en

cuanto a las conclusiones del autor+

conclusiones que no $alen lo que los hechos.

#as no puede leerse la citada obra sin deducir

que la ma!or%a de los hasta ho! condenados por

actos de $iolencia, fueron sencillamente

hombres a quienes aqueaba una enfermedad

cerebral más o menos gra$e+ casi todos deanemia del cerebro+ no de plétora, como me

dec%a El%seo 5eclus no hace mucho, en el

momento de separarme de él para $enir a esta

conferencia. '%, de anemia, resultante de la

carencia de alimentación. (l loco idealcreado por la le , dice #ansdle!, el /nico quela le! reconoce irresponsable, no e"iste, como

no e"iste el criminal ideal que la le!castiga. Entre uno ! otro ha! una inmensa

serie de gradaciones insensibles, que hacen

que unos se toquen, se confundan. F) esos

seres son conducidos a la prisión, donde se

agra$a su enfermedadG >asta la fecha, las



instituciones penales, tan queridas de los

legistas ! de los acobinos, no fueron más que

un compromiso entre la antigua idea b%blica de

$enganza, la idea de la (dad 1edia, que

atribu%a todas las malas acciones a una mala$oluntad, a un diablo, que impulsaba al

crimen, ! la idea de los modernos legistas, la

idea de anular ! de e$itar lo que llaman

crimen por medio del castigo.

&ero seguro esto! de que no se halla leos el

tiempo en que las ideas que inspiraron

riesinger, raft2Ebbing ! Despine se hagan

del dominio p/blico+ ! entonces nos

a$ergonzaremos de haber permitido por espacio

de tanto tiempo que los condenados fueran

puestos en manos del $erdugo ! en las del

carcelero. 'i los concienzudos trabaos de

aquellos escritores fueran más conocidos,

todos comprender%amos mu! pronto que los seres

a quienes se en$%a a la prisión, a quienes secondena a muerte, son seres humanos que

necesitan un tratamiento fraternal.

0ierto que no proponemos construir casas de

curación en $ez de cárceles ! presidios.

FLeos de m% tal ideaG La casa de curación es

una nue$a prisión. Leos de m% la idea lanzadade cuando en cuando por los se-ores

filántropos que proponen conser$ar la prisión,

pero confiándosela a médicos ! pedagogos. Los

prisioneros ser%an toda$%a más desgraciados+

saldr%an de aquellas casas más quebrantados



que de las prisiones que ho! conocemos. Lo que

los presos de ho! no han encontrado en la

sociedad actual es sencillamente una mano

fraternal que les a!udara desde la infancia a

desarrollar las facultades superiores delcorazón ! de la inteligencia, facultades cu!o

desarrollo natural fuera estorbado en ellos

bien por un defecto de organización, anemia

del cerebro o enfermedad del corazón+ del

h%gado o del estómago, bien por las e"ecrables

condiciones sociales que actualmente se

imponen a millones de seres humanos. &ero

estas facultades superiores del corazón ! de

la inteligencia no pueden ser eercitadas si

el hombre se halla pri$ado de libertad, si no

puede obrar como guste, si no sufre las

m/ltiples influencias de la sociedad humana.

La prisión pedagógica, la casa de salud,

ser%an infinitamente peores que las cárceles !

presidios de ho!.

La fraternidad humana ! la libertad son los

/nicos correcti$os que ha! que oponer a las

enfermedades del organismo humano que conducen

a lo que se llama crimen.

omad aparte a ese hombre, el cual ha cometido

un acto de $iolencia contra uno de sus

semeantes. El uez, ese maniático, per$ertido

por el estudio del Derecho romano, se apodera

de él ! se apresura a condenarle, ! le en$%a a



la prisión. 'in embargo, si analizáis las

causas que impulsaron al condenado a cometer

aquel acto de $iolencia, $eréis Bcomo lo notó

riesingerC que el acto de $iolencia tu$o sus

causas, ! que estas causas trabaaban hac%amucho tiempo, bastante antes de que aquel

hombre cometiera el acto en cuestión. )a en su

$ida anterior se trasluc%a cierta anomal%a

ner$iosa, un e"ceso de irritabilidad( tan

pronto, por una bagatela, e"presaba con calor

sus sentimientos, como se desesperaba a causa

de una pena m%nima, como se enfurec%a a la

menor contrariedad. &ero esta irritabilidad

era a su $ez causada por una enfermedad

cualquiera( una enfermedad del cerebro, del

corazón o del h%gado, con frecuencia heredada

de sus padres. ), desgraciadamente, nunca hubo

nadie que diera meor dirección a la

impresionabilidad de aquel hombre. En meores

condiciones, hubiera podido ser un artista, un

poeta o un propagandista celoso. &ero, falto

de aquellas influencias, en un mediodesfa$orable, se hizo lo que se llama un

criminal.

#ás a/n. 'i cada uno de nosotros se sometiera

a s% mismo a un se$ero análisis, $er%a que en

ocasiones pasaron por su cerebro, rápidos como

el relámpago, gérmenes de ideas, queconstitu%an, no obstante, aquellas mismas

ideas que impulsan al hombre a cometer actos

que en su interior reconoce malos.



#uchos de nosotros habremos repudiado esas

ideas en cuanto nacieron. &ero, si hubiesen

hallado un medio propicio en las

circunstancias e"teriores+ si otras pasiones

más sociables !, sin embargo, bellas, talescomo el amor, la compasión, el esp%ritu de

fraternidad, no hubieran estado all% para

apagar los resplandores del pensamiento

ego%sta ! brutal, esos relámpagos, a fuerza de

repetirse, hubieran acabado por conducir al

hombre a un acto de brutalidad. Los

criminalistas gustan mucho de hablar ho! de

criminalidad hereditaria+ ! los hechos citados

en prueba de este aserto Bpor hompson, en un

periódico inglés de 0iencia natural, hacia

:MA<C, son $erdaderamente e"traordinarios.

&ero, $eamos. 3Jué es lo que puede heredarse

de padres criminales4

3'er%a acaso un chichón de criminalidad4

*bsurdo fuera afirmarlo. Lo que se hereda esuna carencia de $oluntad, cierta debilidad de

aquella parte del cerebro que analiza nuestras

acciones, o bien pasiones $iolentas, o bien

cari-o a lo arriesgado, o bien una $anidad más

o menos e"cesi$a. La $anidad, por eemplo,

combinada con el cari-o a lo arriesgado, es un

rasgo mu! com/n en las prisiones. &ero la

$anidad tiene campos mu! $ariados parae"pla!arse. &uede producir un criminal como

6apoleón o el asesino 1re!. &ero si se halla

asociada a otras pasiones de orden más

ele$ado, también puede producir hombres de

talento+ !, lo que es a/n más importante, la



$anidad desaparece bao el e"amen de una

inteligencia bien desarrollada. Los necios son

los /nicos $anidosos.

En cuanto al cari-o a lo arriesgado que es uno

de los rasgos distinti$os de los que son

uzgados por malas acciones de gran

importancia, tal cari-o, bien encaminado por

las influencias e"teriores, tórnase una fuente

benéfica para la sociedad. El impulsa a los

hombres a los $iaes leanos, a las empresas

peligrosas. F0uántos de los que ho! pueblan

nuestras prisiones hubieran hecho grandes

descubrimientos o e"ploraciones peligrosas, si

su cerebro, armado de conocimientos

cient%ficos, les hubiera podido abrir más

$astos horizontes que los que se abren ante el

ni-o cuando habita uno de nuestros estrechos

calleones ! recibe por toda instrucción el

in/til bagae de nuestras escuelasG. Elcristianismo trata de ahogar las malas

pasiones. La sociedad futura, 1ourier lo hab%a

pre$isto, les utilizará dándoles un $asto

campo de acti$idad.

F0uántas buenas pasiones no se encontrar%an en

la población actual de las cárceles !presidios, si fraternales relaciones, sólo

fraternales relaciones, las despertasenG El

doctor 0ampbell, que durante treinta a-os fue

médico en $arias prisiones inglesas, nos dice(

Tratando a los prisioneros con dulzura con



tanta consideraci/n como si &uesen delicadasse3oras, siempre reinar# el orden m#scompleto en el hospital4 5asta los

prisioneros m#s "roseros me sorprend-an por

los cuidados que a los en&ermos prodi"aban4%e podr-a creer que sus costumbresdesordenadas su +ida accidentada les han+uelto duros e indi&erentes4 1as, a pesar deeso, han conser+ado un +i+o sentimiento delbien del mal ! otras personas honradas

confirman lo que dice el doctor 0ampbell.

&ero el secreto de ello es sencill%simo. El

enfermero del hospital 2 me refiero al

enfermero ocasional que a/n no se ha hecho

funcionario 2 tiene ocasión de eercitar sus

buenos sentimientos, tiene ocasión de

compadecerse, ! en el hospital goza de una

libertad que desconocen los otros presos.

*demás, aquellos de que habla 0ampbell se

hallaban bao la influencia de aquel hombree"celente, ! no bao la de polic%as retirados.



I8

En una palabra, las causas fisiológicas, de

las que tanto hemos hablado en estos /ltimos

tiempos, no son de las que menos contribu!en a

hacer que el indi$iduo sea conducido a la

prisión. &ero estas no son causas de

criminalidad propiamente dicha, como tratan dehacerlo creer los criminalistas de la escuela

de Lombroso.

Estas causas, meor dicho, estas afecciones

del cerebro, del corazón, del h%gado, del

sistema cerebro espinal, etc., trabaan

constantemente en todos nosotros. La inmensa

ma!or%a de los seres humanos tienen alguna de

las enfermedades mencionadas, pero estas

enfermedades no lle$an al hombre a cometer unacto antisocial sino cuando circunstancias

e"teriores dan ese giro mórbido al carácter.

Las prisiones no curan las afecciones

fisiológicas+ lo que hacen es agra$arlas. )

cuando uno de tales enfermos sale de la cárcel

o del presidio, es a/n menos propio para la$ida en sociedad que cuando entrara+ siéntese

toda$%a más inclinado a cometer actos

antisociales. &ara impedir tal efecto será

necesario aligerarle de todo el da-o que

causara la prisión+ borrar toda la masa de



cualidades antisociales que le inculcara el

presidio. odo esto puede hacerse, puede

intentarse al menos. #as entonces, 3por qué

comenzar por $ol$er al hombre peor de lo que

era, si, andando el tiempo, ha de sernecesario destruir la influencia de la

prisión4

&ero si las causas f%sicas eercen tan

poderosa influencia sobre nuestros actos, si

nuestra organización fisiológica es con

frecuencia la causa de los actos antisociales

que cometemos, Fcuánto más poderosas no son

las causas sociales, de las que ahora $o! ahablarG

Los que los romanos de la decadencia llamaban

bárbaros, ten%an una e"celente costumbre. 0ada

grupo, cada comunidad, era responsable ante

las otras de los actos antisociales cometidospor uno de sus indi$iduos. ) tan plausible

costumbre desapareció, como desaparecen otras

tan buenas ! meores. El indi$idualismo

ilimitado ha substituido al comunismo de la

antigOedad franco2saona. &ero $ol$eremos a

él. ) otra $ez los esp%ritus más inteligentes

de nuestro siglo 2 trabaadores ! pensadores 2

proclaman en $oz alta que la sociedad enteraes responsable de todo acto antisocial en su

seno cometido. enemos nuestra parte de gloria

en los actos ! en las reproducciones de

nuestros héroes ! de nuestros genios. La



tenemos también en los actos de nuestros

asesinos.

De a-o en a-o, millares de ni-os crecen en lasuciedad moral ! material de nuestras

ciudades, entre una población desmoralizada

por la $ida al d%a, frente a podredumbre !

holganza, unto a la luuria que inunda

nuestras grandes poblaciones.

6o saben lo que es la casa paterna( su casa es

ho! una co$acha, la calle ma-ana. Entran en la

$ida sin conocer un empleo razonable de sus

ó$enes fuerzas. El hio del sal$ae aprende a

cazar al lado de su padre+ su hia aprende a

mantener en orden la m%sera caba-a. 6ada de

esto ha! para el hio del proletario que $i$e

en el arro!o. &or la ma-ana, el padre ! la

madre salen de la co$acha en busca de trabao.

El ni-o queda en la calle+ no aprende ning/noficio+ ! si $a a la escuela, en ella no le

ense-an nada /til. 6o está mal que los que

habitan en buenas casas, en palacios, griten

contra la embriaguez. #as !o les dir%a( 2%i+uestros hijos, se3ores, crecieran en lascircunstancias que rodean al hijo del pobre,!cu#ntos de ellos no sabr-an salir de la

taberna$ 0uando $emos crecer de este modo lapoblación infantil de las grandes ciudades,

solamente una cosa nos admira( que tan pocos

de aquellos ni-os se hagan ladrones !

asesinos. Lo que nos sorprende es la

profundidad de los sentimientos sociales de la



humanidad de nuestro siglo, la hombr%a de bien

que reina en el calleón más asqueroso. 'in

eso, el n/mero de los que declaran la guerra a

las instituciones sociales ser%a mucho ma!or.

'in esa hombr%a de bien, sin esa a$ersión a la$iolencia, no quedar%a piedra sobre piedra de

los suntuosos palacios de nuestras ciudades.

), del otro lado de la escala, 3qué $e el ni-o

que crece en el arro!o4 =n luo inimaginable,

insensato, est/pido. odo 2esos almacenes

luosos, esa literatura que no cesa de hablar

de riqueza ! de luo, ese culto del dinero2,

todo tiende a desarrollar la sed de riqueza,

el amor al luo $anidoso, la pasión de $i$ir a

costa de los otros, a destrozar el producto

del trabao de los demás.

0uando ha! barrios enteros en los que cada

casa le recuerda a uno que el hombre contin/a

siendo animal, aun cuando oculte su animalidad

bao cierto aspecto+ cuando el lema es!(nriqueceos$ !;plastad cuanto encontréis a+uestro paso, buscad dinero por todos losmedios, e2cepto por el que conduce ante untribunal$ 0uando todos, del obrero al

artesano, o!en decir todos los d%as, que el

ideal es hacer trabaar a los demás ! pasar la

$ida holgando+ cuando el trabao manual es

despreciado, hasta el punto de que nuestrasclases directoras prefieren hacer gimnasia a

tomar en la mano una sierra o una pala+ cuando

la mano callosa es considerada se-al de

inferioridad, ! un trae de seda significa

superioridad+ cuando, por /ltimo, la



literatura sólo sabe desarrollar el culto de

la riqueza ! predicar el desprecio al

utopista ! al so-ador que la desde-a+ cuandotantas causas trabaan para inculcarnos

instintos malsanos, 3quién es capaz de hablarde herencia4 La sociedad misma fabrica a

diario esos seres incapaces de lle$ar una $ida

honrada de trabao, esos seres imbuidos de

sentimientos antisociales. ) hasta los

glorifica cuando sus cr%menes se $en coronados

por el é"ito, en$iándoles al cadalso o a

presidio cuando lo hicieron mal.

>e aqu% las $erdaderas causas de los actos

antisociales en la sociedad. 0uando la

re+oluci/n ha!a completamente modificado lasrelaciones del Capital ! del Trabajo+ cuandono ha!a ociosos ! todos trabaemos, seg/n

nuestras inclinaciones, en pro$echo de la

comunidad+ cuando el ni-o ha!a sido ense-ado a

trabaar con sus brazos, a amar al trabaomanual, mientras su cerebro ! su corazón

adquieran el normal desarrollo, no

necesitaremos ni prisiones, ni $erdugos, ni

ueces.

El hombre es un resultado del medio en que

crece ! pasa la $ida. *cost/mbrese al trabaodesde su infancia+ acost/mbrese a considerarse

como una parte de la humanidad+ acost/mbrese a

comprender que en esa inmensa familia, no se

puede hacer mal a nadie sin sentir uno mismo

los resultados de su acción+ que el amor a los



grandes goces 2los más grandes ! duraderos2

que nos procuran el arte ! la ciencia sean

para él una necesidad, ! segur%simos estad de

que entonces habrá mu! pocos casos en los que

las le!es de moralidad inscritas en el corazónde todos, sean $ioladas.

Las dos terceras partes de los hombres ho!

condenados como criminales cometieron

atentados contra la propiedad. Estos

desaparecerán con la propiedad indi$idual. En

cuanto a los actos de $iolencia contra las

personas, !a $an disminu!endo conforme aumenta

la sociabilidad, ! desaparecerán cuando nos

las ha!amos con las causas en $ez de

habérnoslas con los efectos. 0ierto es que en

cada sociedad, por bien organizada que sea,

habrá algunos indi$iduos de pasiones más

intensas, ! que esos indi$iduos se $erán de

cuando en cuando impulsados a cometer actos

antisociales.

#as esto puede impedirse, dando meor

dirección a aquellas pasiones. En la

actualidad $i$imos demasiado aislados. El

indi$idualismo propietario 2esa muralla del

indi$iduo contra el Estado2 nos ha conducido a

un indi$idualismo ego%sta en todas nuestrasmutuas relaciones. *penas nos conocemos+ no

nos encontramos sino ocasionalmente+ nuestros

puntos de contacto son e"cesi$amente raros.



&ero hemos $isto en la historia, ! seguimos

$iéndolos, eemplos de una $ida com/n más

%ntimamente ligada. La familia compuesta, en

0hina, ! las comunidades agrarias, son

eemplos en apo!o de lo dicho. *ll%, loshombres se conocen unos a otros. &or la fuerza

de las cosas, se $en obligados a a!udarse

mutuamente en los órdenes moral ! material.

La $iea familia basada en la comunidad de

origen, desaparece. En esta familia, los

hombres se $erán obligados a conocerse !

a!udarse, a apo!arse moralmente en toda

ocasión. ) este apo!o neutro bastará para

impedir la masa de actos antisociales que ho!

se cometen.

2), sin embargo 2se nos dirá2 quedarán siempre

indi$iduos 2enfermos si queréis2 que serán un

peligro constante para la sociedad. 36o ser%abueno desembarazarse de ellos de un modo o de

otro, o por lo menos impedir que perudiquen a

los demás4 6inguna sociedad, por poco

inteligente que sea, conciliará este absurdo.

) he aqu% por qué(

*ntiguamente, los alienados eran consideradoscomo seres parecidos al demonio, ! se les

trataba como a tales. 'e les ten%a encadenados

en lóbregos sótanos, en argollas adheridas a

la pared, cual si se tratase de fieras. 8ino

&linel, un hio de la ran 5e$olución, ! se



atre$ió a quitarles las cadenas ! aun a

tratarles como a hermanos. 2Fs de$oraránG

gritábanle los guardianes. &ero &linel se

atre$ió. ) los que todos cre%an fieras,

agrupáronse en torno de &linel, a quienprobaron con su actitud que hab%a tenido razón

al suponer que en ellos dominaba la parte

meor de la naturaleza humana, aun cuando la

inteligencia estu$iese llena de sombras,

efecto de la enfermedad. En lo sucesi$o, la

causa de la humanidad triunfó en toda la

l%nea+ se cesó de encadenar a los alienados.

Desaparecieron las cadenas. &ero los asilos

2esa otra forma de prisiones2 subsistieron+ !

dentro de aquellos asilos se desarrolló un

sistema tan malo como el de las cadenas.

Entonces, los aldeanos 2s%, los aldeanos del

pueblecillo belga de heel, ! no los médicos2

hablaron cosa meor. Dieron( (n+iadnos

+uestros alienados9 les daremos libertad absoluta. ) les hicieron formar parte de susfamilias+ les dieron un sitio en sus mesas,

una herramienta con que trabaar en sus

tierras, ! les dearon tomar parte en los

bailes campestres de la u$entud de aquellos

lugares. !Comed, trabajad, bailad connosotros$ !Corred por los campos, sed libres$

Este era todo el sistema, toda la ciencia delaldeano belga.

) la libertad hizo un milagro. *un aquellos

que ten%an una lesión incurable tornábanse



dulces, tratables, miembros de la familia como

los demás. El cerebro enfermo trabaaba de un

modo anormal+ pero el corazón era el corazón

de los otros seres humanos.

'e o!ó la palabra mila"ro+ se atribu!eron lascuraciones a un santo, a una $irgen. &ero esta

$irgen era la libertad+ este santo era el

trabao de los campos, el tratamiento

fraternal.

El sistema tiene disc%pulos. En Edimburgo se

me dio el placer de presentarme al doctor

#itahell, un hombre que ha dado su $ida por

aplicar el mismo régimen libertario a los

alienados de Escocia. u$o que $encer

preuicios+ se luchó contra él, empleando los

mismos argumentos que ho! se emplean contra

nosotros+ pero él $enció. En :MMH, unos @.@<<

alienados escoceses gozaban de libertad,hallándose establecidos en familias pri$adas,

! comisiones de sabios, que hab%anle

estudiado, elogiaban el sistema. F)a lo $eoG

6inguna medicina fuera capaz de competir con

la libertad, con el trabao libre, con el

tratamiento fraternal. En uno de los l%mites

del inmenso espacio entre la en&ermedad

mental el crimen, de que #ansdle! nos habla,la libertad ! el tratamiento fraternal

hicieron un milagro. Lo propio harán en el

otro l%mite+ en el que se coloca actualmente

el crimen.



La prisión no tiene razón de ser. ) todos los

que aqu% estáis, sent%s lo mismo que !o+

porque si a los padres ! a las madres que $eo

preguntara quién sue-a para su hio unpor$enir de carcelero, ni una sola $oz me

responder%a.

0ualesquiera que sea el sue-o del padre ! de

la madre, no llegar%an a desear para su hio

una colocación de guardián de presos, de

$erdugo... ) en este desprecio está la

condenación absoluta del sistema de las

prisiones ! de la pena de muerte.

En la actualidad, la prisión es posible

porque, en nuestra sociedad ab!ecta, el uez

puede hacer carcelero o $erdugo a un miserable

salariado. &ero si el uez hubiera de $igilar

a sus condenados, si hubiera él de matar a losque manda aplicar quitar la $ida, seguros

estad de que esos mismos ueces encontrar%an

las prisiones insensatas ! criminal la pena de

muerte. ) esto me hace decir una palabra

respecto al asesinato legal, que denominan

pena capital en su e"tra-a erga.

Este asesinato no es sino un resto del

principio bárbaro ense-ado por la <iblia, consu ojo por ojo, diente por diente. Es unacrueldad in/til ! perudicial para la

sociedad.



En 'iberia, donde millares de asesinos se

hallan en libertad después de haber cumplido

su condena 2 o sin haberla cumplido, porque amillares hu!en los presos en las sel$as

siberianas 2, se encuentra uno tan seguro como

en las calles de una gran ciudad. En 'iberia,

donde se conoce de cerca a los asesinos,

generalmente son éstos considerados la meor

clase de la población. 8eréis al e" asesino

sir$iendo de cochero particular, ! notaréis

que la madre conf%a sus hios a un hombre que

fuera desterrado por matar a otro. 0osa de

notar es que el parricida irlandés Da$itt, que

conoce mu! a fondo las prisiones inglesas,

sintió la misma impresión. Los asesinos que

encontrara eran tan considerados como los

hombres más respetables en las prisiones. )

esto se e"plica. >ablo, e$identemente, de los

que asesinaron en un momento de arrebato+

porque los asesinatos combinados con el robo,son pocas $eces hios de la premeditación+ en

su ma!or%a son accidentales.

&or numerosas que sean las eecuciones de los

re$olucionarios en 5usia Bmás de ?< desde

:MANC, la pena de muerte no se impone en dicha

nación por los delitos de derecho com/n. 1ueabolida hace más de un siglo+ ! el n/mero de

asesinatos no es ma!or en 5usia que en el

resto de las naciones europeas( por el

contrario, es menor. ) en ninguna parte se ha

notado que el n/mero de asesinatos aumente



cuando la pena de muerte es abolida. Luego la

tal pena es una barbarie absolutamente in/til,

mantenida por la $ileza de los hombres. 'é que

todos los socialistas condenan la pena de

muerte. &ero entre los re$olucionarios que noson anarquistas se o!e a $eces hablar de ella

como de un medio supremo para purificar la

sociedad+ he conocido ó$enes que so-aban con

llegar a ser unos 1ouquier2in$ille de la

Re+oluci/n %ocial, que se admiraban de

antemano hablando a un tribunal

re$olucionario, ! pronunciaban con gesto

estudiado las clásicas palabras( 2Ciudadanos, pido la cabeza de 0ulano. &ues bien+ para

anarquista con$encido, semeante papel ser%a

repugnante. En lo que a m% se refiere,

comprendo perfectamente las $enganzas

populares+ comprendo que caigan $%ctimas en la

lucha+ comprendo al pueblo de &ar%s cuando,

antes de echarse a las fronteras, e"termina en

las prisiones a los aristócratas que

preparaban con el enemigo el fin de laRe+oluci/n+ comprendo lo de la =acquerie, ! alque censurase a ese pueblo le har%a esta

pregunta( >'5abéis su&rido como ellos, conellos) %i no es as-, tened, al menos, el

pudor de "uardar silencio. &ero el procuradorde la 5ep/blica pidiendo tranquilamente la

cabeza de un ciudadano rodeado de gendarmes !

confiando a un $erdugo, pagado a tanto poroperación, el cuidado de cortar aquella

cabeza, ese procurador es para m% tan

repugnante como el procurador del re!, ! le

digo( 2%i quieres la cabeza de ese hombre,t/mala4 %é acusador, sé juez, si quieres9



!m#s sé también +erdu"o$ %i te limitas a pedir la cabeza, a pronunciar la sentencia9si te apropias el papel teatral abandonas aun miserable la &aena de la ejecuci/n, no

eres sino un ruin arist/crata que seconsidera superior al ejecutor de sussentencias4 (res peor que el procurador delre, porque de nue+o introduces ladesi"ualdad, la peor de las desi"ualdades,después de haber hablado en nombre de lai"ualdad .

0uando el pueblo se $enga, nadie tiene derecho

a ser uez. 'ólo su conciencia puede uzgarle.

&ero, al procurador que quiere hacer asesinar

fr%amente, con todo el aparato ab!ecto de los

tribunales, una cosa tenemos que decirle( 2Note ha"as el arist/crata4 %é +erdu"o, si esque quieres ser juez4 '5ablas de i"ualdad)!?ues i"ualdad$ !No queremos la aristocracia

del tribunal junto a la plebe del cadalso$

5esumo. La prisión no impide que los actos

antisociales se produzcan+ por el contrario,

aumenta su n/mero. 6o meora a los que $an a

parar a ella. 5efórmesela tanto como se

quiera, siempre será una pri$ación de

libertad, un medio ficticio como el con$ento,que torna al prisionero cada $ez menos propio

para la $ida en sociedad. 6o consigue lo que

se propone. #ancha a la sociedad. Debe

desaparecer. Es un resto de barbarie, con

mezcla de filantropismo esu%tico+ ! el primer



deber de la Re+oluci/n será derribar las

prisiones+ esos monumentos de la hipocres%a !

de la $ileza humana.

En una sociedad de iguales, en un medio de

hombres libres, todos los cuales trabaen para

todos, todos los cuales ha!an recibido una

sana educación ! se sostengan mutuamente en

todas las circunstancias de su $ida, los actos

antisociales no podrán producirse. El gran

n/mero no tendrá razón de ser, ! el resto será

ahogado en germen. En cuanto a los indi$iduos

de inclinaciones per$ersas que la sociedad

actual nos legue, deber nuestro será impedir

que se desarrollen sus malos instintos. ) si

no lo conseguimos, el correcti$o honrado !

práctico será siempre el trato fraternal, el

sostén moral, que encontrarán de parte de

todos, la libertad. Esto no es utop%a+ esto se

hace !a con indi$iduos aislados, ! esto se

tornará práctica general. ) tales medios seránmás poderosos que todos los códigos, que todo

el actual sistema de castigos, esa fuente

siempre fecunda en nue$os actos antisociales,

de nue$os cr%menes.

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Las Prisiones - Kropotkin