Las Guerreras Maxwell III

Las guerrerasMaxwell.

Siempre te encontrar

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Las guerrerasMaxwell.

Siempre te encontrarMegan Maxwell

Esencia/Planeta


Megan Maxwell, 2014 Editorial Planeta, S. A., 2014

Avda. Diagonal, 662-664, 08034 Barcelona (Espaa)www.esenciaeditorial.comwww.planetadelibros.com

Diseo de la cubierta: Departamento de Arte y Diseo, rea Editorial Grupo Planeta Imagen de la cubierta: Shutterstock Fotografa de la autora: Archivo de la autora

sta es una obra de ficcin. Los nombres, personajes, lugares y sucesos que aparecen sonproducto de la imaginacin del autor o bien se usan en el marco de la ficcin. Cualquierparecido con personas reales (vivas o muertas), empresas, acontecimientos o lugares espura coincidencia.El editor no tiene ningn control sobre los sitios web del autor o de terceros ni de suscontenidos ni asume ninguna responsabilidad que se pueda derivar de ellos.

Primera edicin: octubre de 2014ISBN: 978-84-08-13238-7Fotocomposicin: Vctor Igual, S. L.Depsito legal: B. 17.133-2014Impresin y encuadernacin: EGEDSAPrinted in Spain - Impreso en Espaa

El papel utilizado para la impresin de este libro es cien por cien libre de cloro y estcalificado como papel ecolgico.

No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni su incorporacin a un sistemainformtico, ni su transmisin en cualquier forma o por cualquier medio, sea ste electrnico,mecnico, por fotocopia, por grabacin u otros mtodos, sin el permiso previo y por escritodel editor. La infraccin de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contrala propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Cdigo Penal).Dirjase a CEDRO (Centro Espaol de Derechos Reprogrficos) si necesita fotocopiar oescanear algn fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a travs de la webwww.conlicencia.com o por telfono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47.


Ser una Guerrera Maxwell es no dejarse vencerpor las adversidades. Es saber levantarse y luchar

por lo que uno quiere, aun habiendo perdido alguna batalla.

Guerreras,sois las mejores.

Megan


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PrlogodD

Castillo de Caerlaverock, 1312

En el castillo de Caerlaverock, cercano al condado de Dumfries,sus habitantes tristes y desolados lloran la terrible desgracia que sehaba cebado con el clan Ferguson. El da anterior, en una de lascuevas del bosque aparecieron los cuerpos sin vida de los hijos dellaird Kubrat Ferguson, Felipe y Kendrick, de trece y catorce aosrespectivamente, y los de su amada y dulce esposa Julia con la pe-quea Jane.

Haban salido a dar un paseo por el bonito bosque el da delcumpleaos de Angela, otra de las hijas, pero poco despus los ha-llaron desmembrados, lo que llen de desolacin a todos los habi-tantes del castillo. La nica que se salv de ese cruel ataque fueprecisamente la pequea Angela.

En el momento en que ocurri, la pizpireta nia haba ido a co-ger brezo escocs, unas hierbas medicinales que su madre le habaordenado ir a buscar para la tos de su padre. Cuando regres, al noencontrar a su familia donde los dej, los busc hasta dar con ellos.

Sin entender lo que haba ocurrido, corri hacia su madre, que,tendida en el suelo, se mova extraamente, y, arrodillndose a sulado con los ojos anegados en lgrimas, la pequea Angela llam:

Mam... mam...Al orla, la mujer tosi y una bocanada de sangre sali de entre

sus labios.Tienes que ser fuerte, mi amor... susurr, agarrando a su

hija.Mam... levntate...


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Tienes que ser valiente, Angela insisti ella. Cuida de tupadre y tus hermanas y, cuando seas mayor, enamrate y promte-me que disfrutars del amor.

Mam... mam, vamos, levntate gimi la nia entre l-grimas.

Julia, su madre, se estremeci y, con un hilo de voz, dijo:Mam os quiere a todos. Busca a pap y dile que lo espero.Y, sin ms, cerr los ojos y dej de respirar. Angela, sin saber qu

hacer, permaneci varios minutos abrazada a ella. La llam, la za-rande a la espera de que le dijera algo ms, pero su madre nuncams habl.

Sin parar de llorar, se acerc a sus hermanos. Los zarande tam-bin, pero ellos tampoco reaccionaron. Al final, horrorizada y conlas manos llenas de la sangre de los suyos, corri al castillo en buscade ayuda.

Esa noche, tras recuperar los cadveres, se habl de un ataquesalvaje de los lobos. Pero quienes vieron aquellos cuerpos y los cor-tes que tenan comprendieron que aquello slo lo podan haber he-cho aceros manejados por maleantes y villanos.

Con gesto sombro, el laird Kubrat Ferguson escuchaba el res-ponso del padre Godo por su familia, mientras sus otras hijas,Davinia, de quince aos, May, de doce, y la pequea Angela, dediez, lloraban desconsoladas. No podan creer lo que haba ocurri-do. Su encantadora madre y sus hermanos ya no volveran conellas nunca ms.

Mientras el padre Godo continuaba con la oracin, el laird mira sus hijas, a aquellas tres damitas a las que amaba con todo su ser,y apret los dientes para no llorar. l no poda, no deba hacerlo,tena que demostrar entereza.

Volvi a mirar a sus hijas y reprimi las lgrimas. Nunca olvidarael gesto de terror e incredulidad de la pequea Angela al llegar al cas-tillo. Ella haba visto lo que ningn nio debera ver nunca: la muertems descarnada. Hundido y atormentado, volvi a fijar la vista en lostartanes que cubran los cuerpos sin vida de su mujer y sus hijos.


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Pensar en Julia, en su sonrisa, su valenta y su dulzura le rompi elcorazn y de pronto record la promesa que l le haca cada vez quenaca uno de sus hijos. Una promesa que saba que en un futuro po-dra traerle problemas, pero que iba a respetar, aunque fuera lo lti-mo que hiciera por su esposa.

Angela, an conmocionada por lo ocurrido, mir a su padre y,ponindose de puntillas, acerc la boca a su odo y, sorprendindo-lo, susurr a media voz:

Mam dijo que tena que ser valiente y cuidar de ti y de mishermanas.

Al or eso, el laird esboz una triste sonrisa y, levantndola delsuelo, la abraz y dijo:

No te preocupes, mi nia. Pap os cuidar.Tres das ms tarde, el clan atrap a unos villanos con las perte-

nencias de los fallecidos. El laird Kubrat Ferguson los mat uno auno sin piedad, mirndolos a los ojos y maldiciendo sus almas paratoda la eternidad, mientras murmuraba:

Muerte por muerte.Esa noche, tras vengar a su familia con toda la rabia del mundo,

les dio un beso de buenas noches a sus tres queridas hijas y, cuan-do lleg a sus aposentos, dio rienda suelta a su pena, su amarguray su dolor. Desesperado como nunca en su vida, llor a los pies desu vaco lecho conyugal, mientras repeta una y otra vez:

Mi cielo, no puedo vivir sin ti. Mi cielo, esprame...No era consciente de que la pequea Angela lo observaba como

un ratoncillo asustado desde detrs de la puerta entreabierta, musi-tando:

No llores, pap. Yo ser valiente y os cuidar.A partir de ese da, la vida de todos los moradores del castillo de

Caerlaverock y alrededores cambi. Nada volvi a ser igual, porqueel laird Ferguson nunca dej de sufrir por amor.


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Escocia, condado de Dumfries, 1325

El laird Kieran OHara regresaba agotado junto a su ejrcito dehighlanders y su amada madre, tras cabalgar durante das hasta laabada de Dundrennan desde su hogar, el castillo de Kildrummy.Llevaba meses buscando a su hermano James, apodado JamesOHara el Malo por sus fechoras, y le haban llegado noticias de quepoda estar en aquella abada, malherido.

Pero el viaje no dio fruto. El moribundo que haba all no eraJames y, ceudo, Kieran decidi retornar a Kildrummy, cerca deAberdeen.

Qu piensas? le pregunt el joven Zac.En James contest Kieran, observando a su madre.Su hermano James llevaba cerca de dos aos sin dar seales de

vida y eso angustiaba a Edwina, la madre de los OHara. Desolado,Kieran no poda olvidar las tristes palabras de la mujer al abandonarla abada de Dundrennan:

No siento a James, Kieran. Extraamente, ya no lo siento.OHara, con el corazn encogido, mir de nuevo a su madre y le

dijo a Zac:El da que encuentre a James, yo mismo lo matar por el sufri-

miento que le est causando a mi pobre madre.El joven suspir. No guardaba demasiado buen recuerdo de Ja-

mes OHara. Lo haba conocido vagamente cuando era pequeo ysu hermana Megan, junto con Kieran, tuvo que ingenirselas parasolucionar un problema con l antes de que se convirtiera en algoirreparable.


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Te entiendo, Kieran. Pero si haces eso, tu madre...Mi madre... lo cort l esbozando una fra sonrisa. Ella

es la nica que guarda algn bonito recuerdo de l.Yo tambin intervino Louis, que cabalgaba a su lado.

An recuerdo el da en que un caballo le dio una coz en la entrepier-na y aull de dolor. Nunca me he redo ms en mi vida.

Kieran solt una amarga carcajada.El idiota de mi hermano debera recordar que tiene una madre

que sufre por l dijo. Su ausencia la apena ms cada da quepasa y yo ya no s qu hacer para que sonra.

Despsate sugiri Zac.Louis solt una carcajada. Kieran y l eran buenos amigos y so-

lan ir a menudo de correras con mozas. Con una divertida sonrisa,Zac continu:

Segn he podido ver con mis propios ojos cuando he estadoen Kildrummy, la bonita lady Susan Sinclair bebe los vientos por ti,y a tu madre no parece desagradarle.

Bueno... eso no es lo mismo que pienso yo rio Louis.Zac, sin escuchar lo que haba dicho, aadi:Slo hay que ver la de veces que esa joven y su madre estn

invitadas en tu casa para pasar largos fines de semana para intuir queentre vosotros hay algo ms.

Sin apartar la vista de su madre, que iba en un carromato miran-do al frente, Kieran sonri y expuso:

Mi madre y la suya son amigas y Susan una buena muchacha,adems de toda una belleza, no creis?

Louis asinti; sin embargo, Zac respondi:Es una belleza, pero hay algo en ella que no termina de gus-

tarme.Ese comentario llam la atencin de Kieran, que, a la vez que lo

miraba, pregunt:Por qu dices eso?Segn mi hermana Megan, Susan es simple y aburrida con-

test Zac.



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Megan! Cmo no? protest Kieran con cario, al pensaren aquella mujer a la que le tena tanto aprecio.

Louis solt una carcajada.Estoy de acuerdo con la hermana de Zac dijo.Os olvidis de que a m me gustan todas las mujeres! repli-

c Kieran divertido.Y si tienen grandes pechos, ms! se mof Louis.Kieran sonri. Susan era una belleza que llamaba la atencin all

donde fuera, pero nunca se mostraba en desacuerdo con l en nada.Era demasiado dcil y conformista.

Louis mir al joven Zac Phillips y dijo:Hace unos meses, Kieran estuvo a punto de pedirle matrimo-

nio a Susan.Lo iba a hacer por mi madre gru Kieran.En serio le ibas a pedir matrimonio?l no contest, pero Louis lo hizo en su lugar.De no ser por que la noche anterior bebimos hasta casi caer

muertos, creo que este tonto ahora estara casado con ella.Molesto por cmo aquellos dos hablaban de su vida, Kieran los

mir ceudo. Casarse no era algo prioritario para l, pero su madrequera verlo con una esposa y saba que tarde o temprano tendraque planterselo. Pero deseoso de abandonar ya el asunto, sise:

Queris dejar de hablar de mi vida como si no estuviera de-lante? Parecis dos alcahuetas. Adems, slo faltara que mi madreos oyera, para que volviese a insistir con el tema.

Es cierto lo que ha dicho Louis? pregunt Zac divertido.Kieran OHara asinti y, consciente de que su madre no lo poda

or, explic:Esa noche bebimos hasta caer derrotados. Y aunque nunca he

querido pensarlo demasiado, creo que ha llegado el momento deque busque una mujer para Kildrummy, y de que unos nios corranpor mi hogar. Adems, mi madre envejece, y ya que el idiota de mihermano slo la hace llorar, al menos yo quiero verla sonrer. Quizcuando regrese de este viaje...


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Susan no es la mujer que t necesitas, y lady Edwina tambinlo sabe protest Louis.

Kieran sonri y mir a su madre. A ella no haba ninguna que leagradara para l.

Recuerda, Louis, que ser yo quien cargue con mi esposa, nomi madre.

Su amigo se encogi de hombros, pero Zac pregunt:Y estaras dispuesto a perder tu libertad por una mujer a la

que no amas?Kieran rio, cruzando una mirada con Louis.Que me despose con Susan no cambiar mi vida. Yo no he

cado en la marmita del amor y de las palabras almibaradas, comoDuncan, Lolach o Niall. Segn ellos, han encontrado a la mujer quelos complementa, pero si yo me caso, no ser por sus mismos mo-tivos. Digamos que mi boda ser algo prctico, que me permitircontinuar con mi vida fuera de mi hogar, como siempre.

Seras capaz de casarte sin amor?Louis y Kieran se miraron un momento antes de responder y,

finalmente, este ltimo dijo:Sin lugar a dudas.Seguro? insisti Zac.Segursimo afirmaron al unsono los dos amigos, soltando

una carcajada.Susan Sinclair era una de las bellezas de las Highlands. Viva en

una estupenda mansin en Aberdeen, con sus padres. Era una deli-cada y sensual mujer de pelo claro como el sol y ojos del color delmar, y aunque muchos la cortejaban, Kieran tena claro que slo loaceptara a l. Quiz haba llegado el momento de lanzarse.

Bueno... pues tal como lo planteas, Susan ser una buena com-paa para tu madre concluy Zac.

No lo creo repuso Louis, que conoca bien a Edwina.Sin hacerle caso, el joven prosigui:Ambas podrn coser, cocinar, cuidar las flores. Aunque, bue-

no, s por mi hermana que...



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Otra vez Megan? rio Kieran, pensando en aquella bellezade ojos oscuros. Veamos qu te ha dicho ahora esa maldita brujamorena.

Segn ella, necesitas una mujer que te baje el ego y que sepadecirte que no a muchas cosas. Ella cree que slo eso te har feliz.

Tu hermana es un autntico demonio contest l divertido.Tambin dice que las mujeres te lo ponen muy fcil cuando les

sonres y que slo alimentan tu vanidad. Que te calientan la cama,pero no el corazn.

Decir que es un demonio es quedarse muy corto exclamKieran, rindose de nuevo.

Por qu elegir una cuando hay tantas dispuestas a darnos pla-cer? pregunt Louis, sonriendo.

S, segn Duncan prosigui Zac, pasin y mujeres no osfaltan y sois felices con lo que ellas os dan.

Duncan s que nos conoce y sabe lo que necesitamos asin-ti Kieran divertido, mirando a un risueo Louis.

Al anochecer llegaron a los alrededores de Dumfries. All, el lairdOHara busc una posada decente para que su madre Edwina y ladama de compaa de sta, Aila, pasaran la noche. Dormir al rasono era lo que ms les gustaba a ninguna de las dos.

Una vez Kieran las dej en el lugar, junto a varios highlanderspara que las protegieran, se march con sus guerreros a un burdelcercano para refrescarse la garganta.

De madrugada, cansados y algo bebidos, algunos OHara deci-dieron internarse en el denso bosque de robles para dormir un rato,a pesar de la lluvia y desoyendo las advertencias del posadero, queles dijo que ese bosque estaba encantado.

Dentro del mismo encontraron unas cuevas, buscaron lea secae hicieron un buen fuego. Despus desenrollaron sus speras man-tas y tartanes y, tras dejar a Arthur como centinela, el resto se acu-rrucaron en el suelo y se dispusieron a dormir.

Pero lo que esperaban que fuera un merecido descanso, prontose convirti en una locura. Los estaban atacando!


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Alertado por los gritos, Kieran se levant y sali de la cueva conlos hombres que estaban con l. La lluvia le dio en la cara y se sintimareado. Con la vista borrosa, pudo ver cmo Zac y Louis se levan-taban con torpeza.

Instantes despus, vio caer a Louis y, tras l, a Zac. Cuando Kie-ran iba a ir a ayudarlos, un fuerte golpe en la cabeza lo derrib.

La sangre que le corra por la cara, la lluvia, el mareo y la conmo-cin del golpe le impedan moverse.

Impotente, comenz a maldecir y a jurar que matara a los bas-tardos que los haban atacado. l, un highlander curtido en cientosde batallas, gravemente herido en varias ocasiones y temido por mu-chos ejrcitos, se senta un autntico intil y una presa fcil en suestado.

Finalmente consigui sentarse, pero una patada en el pecho lovolvi a tumbar en el suelo. Mientras un pie lo pisaba con fuerza ysenta la punta de un arma en la barbilla, oy que le decan:

Ser rpido en mataros, a cambio, me quedar con vuestroscaballos.

A cada instante ms enfadado, Kieran bram, todava sin ver conclaridad:

Regresar de mi tumba para matarte!El otro hombre se carcaje, mientras apretaba an con ms fuer-

za el pie contra su pecho. Sin darse por vencido, Kieran tante a sualrededor en busca de su espada, pero antes de que la pudiera alcan-zar, un silbido hizo que el villano mirara hacia su derecha, justo an-tes de desplomarse.

Por suerte, Kieran fue rpido y lade el cuerpo. Si no lo hubierahecho, aquel indeseable le habra clavado la espada en la garganta ensu cada.

Con torpeza, pudo agarrar por fin su arma, pero, al levantarse,dio un traspis que lo hizo caer de nuevo hacia atrs.

Maldicin!A cada instante se encontraba peor. Intent levantarse de nuevo,

pero le fue imposible. Necesitaba despejarse e ir a ver cmo estaban



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sus hombres, en especial Zac. Si le ocurra algo al chico, su amigaMegan lo matara por no haberlo protegido.

De pronto, su mirada borrosa enfoc a varios encapuchadosque, con una destreza asombrosa, reducan a los maleantes. Los vioatacar, saltar de rbol en rbol y diezmar a los bandidos con unaagilidad y una destreza que lo impresionaron. Quines seran?

Tras un caos tremendo, minutos despus la calma lleg al bos-que. Los ojos se le nublaban y era incapaz de enfocar la vista conclaridad. Qu le ocurra? A su alrededor todo estaba borroso, con-fuso, pero pudo atisbar cmo los encapuchados se acercaban a l.Rpidamente, levant el acero, pero un golpe certero en la mano lequit la espada.

Qu queris? bram.Varios de ellos se agacharon y una dulce voz respondi:Tranquilzate. Hemos venido a ayudaros.Mareado y sin poder fijar la vista en nada ni en nadie, Kieran se

percat de que varios de los desconocidos se movan a su alrededor.Hablaban demasiado bajo para que pudiera or lo que decan y,como pudo, pregunt:

Quines sois?Eso no importa ahora respondi un hombre.Entonces, otra voz tan dulce como la primera que le haba habla-

do, dijo:Djame la talega. Este hombre est herido.Herido? Quin estaba herido?, pens Kieran.Entre los murmullos, distingui varias voces de mujer. Tena ga-

nas de vomitar. No saba qu le ocurra, hasta que una voz ruda yfuerte dijo:

ste es el laird Kieran OHara y sus hombres.Al or su nombre, Kieran se movi y dijo:De qu me conoces?Nadie contest a su pregunta, pero una de las mujeres propuso:Bebed esto. Har que el veneno desaparezca de vuestro cuerpo.Veneno?!


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Una dulce risa son cerca de su odo.Os echaron veneno en las bebidas para atontaros, robaros y

mataros. Por suerte para vosotros, uno de mis hombres estaba tam-bin en el burdel y se percat de lo que ocurra. Pero, tranquilo, conla pcima que os estamos dando, todos sanaris rpidamente.

Kieran bram. Matara a quien haba hecho aquello. Con ciertadificultad, alarg la mano y, tras agarrar con fuerza el brazo de lamujer que le haba hablado, pregunt:

Eres una mujer, verdad?Ella sonri, todava con la capucha puesta, y, conocedora de los

efectos de aquel veneno y de que l la vea borrosa, le limpi la san-gre de la cara y respondi:

Acaso importa eso?Desesperado al sentirse tan mermado, Kieran susurr:Dime cmo te llamas.La mujer lo mir. El herido era un hombre rubio de ojos claros,

corpulento y bien parecido. Sin duda alguna, un habitante de lastemidas Highlands, y, curndole la herida que tena en la frente, res-pondi:

Slo debera importarte que te hemos salvado la vida y tam-bin la de tus hombres, y ahora, si te ests quieto, terminar con estefeo golpe que tienes en la cabeza.

Cmo te llamas? insisti l.Chisss... ni una palabra ms o me enfadar.Los encapuchados se miraron entre s y sonrieron.Mientras un grupo se llevaba los cuerpos de los asaltantes para

hacerlos desaparecer, las mujeres atendan a los heridos y la que secuidaba de Kieran canturreaba:

En el bosque encantadoyo te he encontradoherido y asustadopor...



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No estoy asustado protest l.De nuevo aquella hermosa risa llen sus odos.Eso dice la cancin, no lo digo yo.No estoy asustado, estoy furioso! mascull.Bueno sonri la joven. Visto que vuestra vanidad es mu-

cha, aun en un momento as, cantar otra que dice:

De las Highlands has llegadovaleroso y enojadopero t no me das miedoaunque seas un hombre fiero.

Kieran sonri sin fuerzas al orla, pero dijo:Pues deberas temerme, y ms con lo enfadado que estoy.Sin el menor atisbo de miedo, ella acerc su boca al odo de l y

susurr:Yo no le temo a nada ni a nadie.Y a la muerte?Menos todava.A pesar de lo mal que se encontraba, Kieran tuvo ganas de son-

rer por la locuacidad y determinacin de aquella mujer. Sin duda,adems de unas manos suaves, era valerosa y tena una bonita voz.

En ese instante, ella mir a la joven que, a su lado, estaba aten-diendo a otro de los highlanders y le pregunt sorprendida:

Qu ests haciendo?Tras soltar una casi inaudible risita, la otra encapuchada se toc

los labios, le puso a Zac una flor de color naranja sobre la oreja ymurmur:

Oh... besarlo, pero nadie lo sabr. No me he podido resistir.Amanece. Debemos marcharnos dijo la voz de un hombre

con firmeza.Dame unos instantes y enseguida termino contest la que

atenda a Kieran.Cuando acab, lo fue a soltar, pero Kieran, al notar que lo


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abandonaba, la agarr de la mano y tir de ella hacindola retro-ceder.

Dime quin eres insisti, antes de casi desmayarse.Tu salvadora susurr ella, mirndolo a los ojos.Sin soltarla, l musit a media voz:Juegas con ventaja. Dime quin eres, y... y... cuando est mejor

te bus... buscar y podr dar... darte las grac...No pudo acabar la frase.La joven sonri tranquila, saba que estaba bien a pesar de que

estaba prcticamente desmayado. Le toc con delicadeza el rubiocabello y, aunque le encantara volver a ver a aquel hombre, y dejar-se cortejar por l, no poda revelar su verdadera identidad. Sin em-bargo, antes de marcharse, cuando vio que su gente se alejaba, acer-c sus labios a los suyos y lo bes con delicadeza, murmurandocerca de su boca.

Del bosque encantado,un hada te ha salvado,y en un momento inesperadoun beso te ha robado.


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Cuando Kieran se despert, no saba cunto tiempo haba pasado.Abri los ojos y lo primero que vio fue el rostro angustiado de ladama de compaa de su madre.

Ya vuelve en s, mi seora, vuelve en s!Atontado, se movi hacia ella, pero en ese momento, oy a su

madre gritar:Hijo, qu susto! Pero qu ha ocurrido?Todava mareado, vio que el bosque oscuro y lluvioso de la no-

che anterior ahora era un bosque lleno de luz y de alegres cantos depjaros.

Se senta como si le hubieran clavado mil espadas en la cabeza.Como no venais a la posada explic su madre, he orde-

nado a nuestros hombres que salieran a buscaros y oh, Dios... qususto nos hemos llevado! Qu ha ocurrido, hijo? pregunt denuevo.

Sin poder responder a aquello, porque l mismo no lo saba, dijo:Tranquila, madre, estoy bien.Con gesto pesaroso y preocupado, ella se le acerc y, acaricin-

dole el pelo, replic:Bien? Bien?! Cmo puedes decir eso con la pinta que tie-

nes? Oh, tienes una herida en la frente y sangre en el cuello.Mam...Quin te ha curado? Quin os atac? Por el amor de Dios,

entre t y tu hermano me vais a matar a disgustos.Enfadado por cmo se encontraba y por las continuas preguntas

y reproches de su madre, fue a protestar, cuando ella, cambiando detono, murmur:


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Tesoro mo..., temo que te pase algo.Kieran se levant como pudo y, acercndose a ella, cuchiche en

su odo:Madre, te he dicho miles de veces que no me llames tesoro

delante de mis hombres.Por qu?Por el amor de Dios. Que soy el laird OHara. Qu van a

pensar?Ya sabes que lo que piensen los dems nunca me ha importado.

Kieran asinti, sin duda era cierto, y la mujer aadi: Por muylaird OHara que seas, yo soy tu madre y t eres mi tesoro, y nadie vaa impedir que te lo llame cuando yo quiera, entendido?

Madre...Dime, tesoro?l puso los ojos en blanco y decidi desistir. A veces era imposi-

ble razonar con ella.Al ver el gesto de su hijo, Edwina sonri. Kieran era un amor.

Era carioso, atento, detallista, pero cuando se enfadaba o se empe-cinaba en algo, era imposible razonar con l.

Poco despus, cuando l consigui convencerla para que, juntocon su dama de compaa, esperara en el carromato, se acerc a sushombres un poco ms recuperado.

Ests bien, Kieran? le pregunt Louis.l asinti y vio que el aspecto de su amigo no era mucho mejor

que el suyo.Por san Drustan, qu dolor de cabeza! exclam Zac en ese

momento.El joven se tocaba la cabeza, apoyado en un rbol.Con la boca pastosa, Kieran cogi el odre de agua que le ofreca

uno de sus guerreros y bebi. Estaba sediento. En su mente slohaba un nico pensamiento: deban buscar a los osados que los ha-ban atacado, pero tambin a quienes los haban salvado.

El laird Kieran OHara era considerado un highlander de buentalante, que pocas veces se enfadaba. Tena un carcter afable, con-



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ciliador con la gente y seductor con las mujeres. Pero en ese instan-te no era nada de eso. Un sombro humor se haba apoderado de ly slo quera dar con sus atacantes y hacerles pagar lo ocurrido.

An aturdido, y tras devolverle el odre al guerrero, pregunt:Estis todos bien?Todos asintieron con un murmullo, pero cuando Zac pregunt

qu haba pasado, Kieran no pudo darle una respuesta.An no lo s... pero encontrar, matar, degollar y descuarti-

zar a los infames que osaron hacernos esto mascull.Kieran, por el amor de Dios! grit su madre horrorizada,

al orlo.Mam, vuelve al carro.Necesito estirar las piernas, hijo contest ella rpidamente.Al ver que se alejaba, Kieran, ofuscado, sise:Maldita sea. Malditos villanos.El joven Zac suspir y Louis mene la cabeza. Ver a su laird en

ese estado no era algo que les gustase.Mi seorintervino entonces uno de los highlanders, creo

que deberamos regresar a nuestras tierras y...Yo opino como Gindar. Deberamos regresar a Kildrummy

terci Edwina, ya de vuelta, sin importarle la intencionada miradade su hijo pidindole silencio.

Ni hablar. Primero tengo que saber qu ha ocurrido dijoKieran entonces.

Hijo, por Dios...Pero al ver la sombra mirada de su hijo, se call y asinti. Des-

pus de que regresara al carro, Zac se acerc a su amigo y, con unasonrisa burlona, murmur:

No esperaba menos de ti. Y ensendole la flor naranja quetena en las manos, aadi: Yo tambin quiero saber quin hasido el osado que me ha utilizado de jarrn y hacrselo pagar.

Han robado caballos o algo? pregunt Kieran.No.Nada? No se han llevado nada? insisti sorprendido.


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Absolutamente nada. Ni una moneda, ni una espada... no faltanada contest Louis. Hay signos de lucha, pero ningn ma-leante muerto ni herido. Y luego estn nuestras heridas, curadas.Pero quin ha estado aqu?

La voz de la desconocida inund el cerebro de Kieran, que frun-ci el cejo.

Slo recuerdo las voces de unas mujeres que... empez.Unas mujeres?lo interrumpi Zac, tocando la flor naranja.Kieran asinti.Un grupo de mujeres y hombres nos ayudaron, pero no s

ms.Por estas tierras hay mujeres tan valerosas?Parece ser que s replic Kieran y sonri por primera vez.Zac sonriendo tambin, murmur:Eso me gusta.Tocndose la frente con cuidado, Kieran aadi:Antes de que yo perdiera la conciencia, una de las mujeres dijo

que los atacantes nos haban envenenado en el burdel. Y congesto adusto, sise, mirando a sus hombres: Regresaremos all yaclararemos las cosas.

Todos recogieron sus armas y se prepararon para partir. Kieranestaba intentando recordar algo ms cuando Louis se acerc a l.

Quiz sea cierto que este bosque est encantado.Al orlo, Kieran se par en seco y record una cancioncilla que

hablaba sobre un bosque encantado y, sin saber por qu, se toc loslabios y se estremeci.

Despus mont en su corcel negro, mir a sus hombres y, tras darla orden, regresaron al burdel en busca de explicaciones, mientras lse segua preguntando quin era la mujer que lo haba auxiliado.


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