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1 La escuela que imagino Published on 14/08/2009, 03:50 PM Last Update: 2 year(s) ago by José Luis Lens Fernández Category: All Articles » Transformación Educativa Share This En la escuela que imagino los temas y contenidos no son sólo seleccionados y elaborados por expertos de gabinete, sino que también son el resultado de una consulta popular. En la escuela que imagino, lo que se enseña y aprende es interesante y valioso para los alumnos, ya que tiene que ver con sus intereses, expectativas, necesidades y anhelos. En la escuela que imagino se enseña y aprende para que los alumnos puedan integrarse social y laboralmente a la sociedad establecida pero, principalmente, para que sean capaces de intervenir en su transformación. En la escuela que imagino no se estudia de memoria, sino en forma crítica, incorporando realmente los conocimientos con el objetivo de comprenderlos para cambiar el mundo. En la escuela que imagino no hay temas prohibidos. Las situaciones límite de la vida son tratadas en forma abierta y profunda: dolores, pérdidas, carencias sociales, injusticia distributiva, problemas económicos de la gente, nacimientos, muertes, enfermedades, sexualidad, esperanzas, espiritualidad. Los alumnos aprenden las asignaturas dentro del contexto: la matemática a partir de ejemplos de corrupción de funcionarios y políticos, así como en las lecciones que nos dejaron y dejan las privatizaciones de las empresas públicas; el castellano, en la lectura crítica de los medios gráficos y los programas de televisión; la geografía en los suplementos de turismo y en los conflictos internacionales; la física en el cambio climático, los accidentes de aviación y las investigaciones del espacio extraterrestre; la química en los fertilizantes para explotar la tierra, los alimentos y las armas de destrucción masiva y ; la historia en la conquista y explotación de los continentes del Tercer Mundo, como Asia, África y América; la educación democrática en el estudio de la reglas de juego del poder como marco para comprender las acciones políticas de quienes nos gobiernan. Y así con las demás asignaturas. En la escuela que imagino las asignaturas no conforman un mosaico de fragmentos que nunca se comunican entre sí, ya que se valora y práctica realmente la interdisciplinariedad y la multidisciplinariedad. En la escuela que imagino los maestros y maestras, los profesores y profesoras desarrollan clases realmente dialógicas y participativas, estimulando en todo momento la interrogación por parte de sus alumnos, practicando una pedagogía de la pregunta más que de la respuesta.

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La escuela que imagino Published on 14/08/2009, 03:50 PM Last Update: 2 year(s) ago by José Luis Lens Fernández Category: All Articles » Transformación Educativa

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En la escuela que imagino los temas y contenidos no son sólo seleccionados y elaborados por expertos de gabinete, sino que también son el resultado de una consulta popular.

En la escuela que imagino, lo que se enseña y aprende es interesante y valioso para los alumnos, ya que tiene que ver con sus intereses, expectativas, necesidades y anhelos. En la escuela que imagino se enseña y aprende para que los alumnos puedan integrarse social y laboralmente a la sociedad establecida pero, principalmente, para que sean capaces de intervenir en su transformación. En la escuela que imagino no se estudia de memoria, sino en forma crítica, incorporando realmente los conocimientos con el objetivo de comprenderlos para cambiar el mundo. En la escuela que imagino no hay temas prohibidos. Las situaciones límite de la vida son tratadas en forma abierta y profunda: dolores, pérdidas, carencias sociales, injusticia distributiva, problemas económicos de la gente, nacimientos, muertes, enfermedades, sexualidad, esperanzas, espiritualidad. Los alumnos aprenden las asignaturas dentro del contexto: la matemática a partir de ejemplos de corrupción de funcionarios y políticos, así como en las lecciones que nos dejaron y dejan las privatizaciones de las empresas públicas; el castellano, en la lectura crítica de los medios gráficos y los programas de televisión; la geografía en los suplementos de turismo y en los conflictos internacionales; la física en el cambio climático, los accidentes de aviación y las investigaciones del espacio extraterrestre; la química en los fertilizantes para explotar la tierra, los alimentos y las armas de destrucción masiva y ; la historia en la conquista y explotación de los continentes del Tercer Mundo, como Asia, África y América; la educación democrática en el estudio de la reglas de juego del poder como marco para comprender las acciones políticas de quienes nos gobiernan. Y así con las demás asignaturas. En la escuela que imagino las asignaturas no conforman un mosaico de fragmentos que nunca se comunican entre sí, ya que se valora y práctica realmente la interdisciplinariedad y la multidisciplinariedad. En la escuela que imagino los maestros y maestras, los profesores y profesoras desarrollan clases realmente dialógicas y participativas, estimulando en todo momento la interrogación por parte de sus alumnos, practicando una pedagogía de la pregunta más que de la respuesta.

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La escuela que imagino no es neutra ideológicamente y tiene como objetivo la formación de ciudadanía realmente democrática, activa y participativa. En esta escuela no se forman consumidores, sino ciudadanos. No se pelea contra la televisión, sino que se la coloca en el aula para el análisis crítico de sus programas, noticieros y publicidades. La propaganda es debatida, por ejemplo, comparando la fórmula química de los productos con la declarada por los fabricantes; denunciados todo tipo de incompatibilidades, así como todos aquellos productos nocivos a la salud; analizando y denunciado la práctica de venta de candidatos políticos como si fueran autos o jabones. En la escuela que imagino no se cierran los ojos a la realidad, sino que, por el contrario, se abren a ella críticamente. Esta escuela está abierta a la familia, al barrio, a la sociedad. Es una escuela integrada a la vida ciudadana. En la escuela que imagino la evaluación es comprendida correctamente. Como no está basada en la retención memorística, sino en la comprensión profunda y verdadera de los temas, no se cae en la ridícula práctica de prohibir a los alumnos disponer de los materiales de consulta en las evaluaciones. No se evalúa sólo para poner una nota de calificación, sino, principalmente, parta comprobar el verdadero crecimiento intelectual y social de los alumnos. La evaluación no se utiliza para sancionar y generar culpa en los alumnos. Se evalúa para mejorar sus aprendizajes, así como las técnicas y métodos de enseñanza de los educadores y educadoras. En la escuela que imagino los profesores están bien pagos y son reconocidos por la sociedad. No necesitan correr de escuela en escuela para poder sobrevivir. Es una escuela de una sociedad en la que la educación no es un privilegio, sino un derecho de todos. Su objetivo fundamental es ayudar a prepararse a sus alumnos para pelear por los derechos, porque la justicia, la libertad y la democracia hay que conquistarlas todos los días. José Luis Lens