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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Director: Matelo, Gabriel Osvaldo Spoturno Ghermandi, Camila Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en Letras Cita sugerida Spoturno Ghermandi, C. (2011) La visión crítica hacia el American Dream en cuatro cuentos de John Cheever [en línea]. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.803/te.803.pdf La visión crítica hacia el American Dream en cuatro cuentos de John Cheever

La vision critica hacia el American Dream en cuatro cuentos de

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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

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O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

Director: Matelo, Gabriel Osvaldo

Spoturno Ghermandi, Camila

Tesis presentada para la obtención del grado de Licenciada en Letras

Cita sugerida Spoturno Ghermandi, C. (2011) La visión crítica hacia el American Dream en cuatro cuentos de John Cheever [en línea]. Tesis de grado. Universidad Nacional de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.803/te.803.pdf

La visión crítica hacia el American Dream en cuatro cuentos de John Cheever

Tesina de Licenciatura en LetrasFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educación

U.N.L.P.

La visión crítica hacia el American Dreamen cuatro cuentos de John Cheever

Camila Spoturno Ghermandi

Director Lic. Gabriel Matelo

Año 2011

1

INDICE

Introducción……………………………………………………………………………...3

El Sueño Americano desde las perspectivas de Walter Allen y David

Madden…………………………………………………………………………………..5

La mirada crítica hacia el Sueño del éxito en los cuentos de John Cheever “O City of

Broken Dreams” y “The Pot of Gold”.............................................................................11

La pesadilla del hombre suburbano en los cuentos de John Cheever “O Youth and

Beauty!” y “The Swimmer”.……………..………….....................................................34

Conclusión……………………………………………………………….......................50

Notas.…………………………………………………………………...........................53

Bibliografía……………………………………………….…………………………….58

2

Agradecimientos: al Licenciado Gabriel Matelo, por su tiempo, conocimiento y

generosidad. También, por haberme enseñado y guiado con paciencia y responsabilidad.

A la Doctora Carolina Sancholuz, por sus sugerencias y reflexiones.

A Luciana y Raúl, mis padres, por su cariño y apoyo incondicional a pesar de la

distancia.

A mi hermano Alejandro, por trasmitirme fuerzas y alentarme en mis emprendimientos.

A mis amigas del alma, Rocío y Natalia, por los momentos compartidos.

A Juan, por su amor y compañía.

3

Introducción

La crítica cheeveriana ha señalado en numerosas oportunidades la presencia del

tema del Sueño Americano 1 en los cuentos de John Cheever. Rodrigo Fresán, al

referirse a una antología de cuentos del autor afirma que estos “retratan con humor sutil

y magistral la cara invisible del ‘sueño americano’” (contratapa)2. Asimismo, John Dyer

sostiene en el artículo crítico titulado “John Cheever: Parody and the Suburban

Aesthetic” que algunos cuentos de Cheever no son un simple ataque satírico e irónico al

Sueño Americano sino que, al parodiar los suburbios, da cuenta de cómo esta mirada

crítica se vuelve compleja y en muchos casos resulta cómplice. No obstante, esta

relación se encuentra presente también en comentarios no legitimados por entidad

académica alguna y, por tanto, “no especializados”3, sobre cuentos del escritor

estadounidense, en este caso el relato titulado “The Swimmer” el cual es descrito como

“Little more than another social parable about the dark side of the American Dream”.4

Sin embargo, no existe ningún trabajo específico que indague sobre la

perspectiva de John Cheever acerca del Sueño Americano. El objetivo de este trabajo es

estudiar este problema a través del análisis de cuatro cuentos del escritor

estadounidense. Esta indagación se realizará a partir de las características, alcances y

relaciones con la historia y la cultura estadounidenses del complejo constructo cultural

conocido como American Dream propuestas por David Madden en American Dreams,

American Nightmares (1970) y por Walter Allen en The Urgent West (1969), ensayos

indispensables para abordar el tema.

Este estudio se concentrará en explorar la perspectiva que tiene John Cheever

acerca del Sueño Americano en cuatro de sus cuentos del período de posguerra, los

cuales fueron publicados en The New Yorker entre fines de la década del cuarenta y

mediados de los años sesenta. Se trata de: “O City of Broken Dreams” (1948), “The Pot

of Gold” (1950), “O Youth and Beauty!” (1953) y “The Swimmer” (1964),

especialmente seleccionados por contar con una conexión temática más explícita. No se

han incluido cuentos donde si bien hay ciertas referencias al Sueño Americano, estas no

son principales a la historia como el Sueño de lo rural-agrario en “The Common Day”,

así como al Sueño de la frontera en “Torch Song” o el cuestionamiento de la felicidad

conyugal en “The Cure”, entre otros. Asimismo, la elección de esos cuatro cuentos

reside en la posibilidad que generan de ser comparados entre sí desde diversos enfoques,

4

lo cual enriquece el análisis central de manera significativa, como se demostrará más

adelante.

5

Capítulo 1

El Sueño Americano desde las perspectivas de Walter Allen y David Madden

A fines de la década del sesenta y principios de los setenta dos ensayistas, David

Madden y Walter Allen en sus libros American Dreams, American Nightmares5 (1970)

y The Urgent West6 (1969) respectivamente, se ocuparon del tema del Sueño

Americano, mayormente en relación con distintos escritores estadounidenses de fines

del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Sin embargo, no han ofrecido una

definición7 ni una taxonomía para este concepto. Tampoco, como se ha señalado en la

introducción, han incluido en sus estudios a John Cheever.

En este capítulo se intentará exponer la historia cultural y la caracterización del

Sueño Americano que ofrecen ambos ensayistas, así como la relación que establecen

entre este concepto y parte de la literatura estadounidense.

En The Urgent West, Allen comienza por plantearse qué es el Sueño Americano.

A pesar de encontrar una dificultad para definir este concepto ya que, según Allen, suele

ser un cliché utilizado en los discursos de oratoria política, afirma que la noción existe y

que la primera formulación de esta puede encontrarse en la declaración de la

independencia redactada en el año 1776 por Thomas Jefferson8. En este sentido, Allen

afirma: “The statement is the expression of a dream almost in the classic Freudian

sense, in that it is the fulfilment of wishes than can probably never be fully realised in

actuality.”(4).

De acuerdo con Allen, el Sueño Americano nace en Europa con la mirada

idealizada hacia las tierras de América9, las cuales son percibidas como: “both Utopia

and fairyland.” (14), donde los sueños podían realizarse y donde todo es posible.

Madden, por su parte, se refiere a esta posibilidad como a las “edenic promises of the

American land” (27) y a la figura del Adán estadounidense como al nuevo hombre

quien recrea un nuevo mundo en el espacio salvaje y virgen donde todo parece posible.

Allen encuentra en The Great Gatsby (1925), novela de Francis Scott Fitzgerald, la

presencia de esta versión del Sueño ya que hacia el final de la obra se compara la

inocencia de Gatsby, el narrador-personaje quien se desplaza del Medio Oeste al este en

busca de la realización de sus sueños, con la inocencia de los marinos holandeses que

6

navegaron y vieron por primera vez la costa este de Estados Unidos en el siglo XVI. Es

así como Allen afirma: “The Great Gatsby is a poetic celebration of the American

dream, and a comment, pessimistic maybe, upon it.” (11), puesto que Nick vuelve a su

pueblo del Medio Oeste con un fuerte sentimiento de fracaso.

En relación con esta primera versión del Sueño, Allen destaca a los puritanos

como el grupo más importante que buscaba concretar sus ideales en el nuevo continente.

Allen sostiene que, aun cuando la teología puritana ha desaparecido, la ética puritana

continúa en la mente de los estadounidenses:

The association between industry and hard work, with their fruits in material prosperity, and

virtue survived even in those who had no belief in Puritan theology. Even when the theology

disappeared the Puritan ethic remained. The conspicuous example is Benjamin Franklin, both in

the ordering of his life as a young man, as he describes in his Autobiography, and in his precepts

(…) (26).

Esto derivará en una de las versiones más populares del Sueño Americano, el

Sueño del éxito económico, donde se postula que el trabajar duro es lo único que se

necesita para llegar a la prosperidad económica.

La versión del Sueño del éxito material se analiza en uno de los ensayos

incluidos en el libro American Dreams, American Nightmares titulado “Focus on Arthur

Miller’s Death of a Salesman. The Wrong Dreams”, Chester E. Eisinger sostiene que

uno de los Sueños presente en la obra de Arthur Miller es el “business-urban-success

dream” (165) o el “business success dream” (174). El término utilizado por Eisinger es

traducido en este trabajo como Sueño del éxito económico o Sueño del éxito material.

Asimismo, este crítico explica los orígenes y el desarrollo del Sueño a lo largo de la

historia de Estados Unidos:

The business-urban-success dream begins with the Puritans’ doctrine of the calling, which was a

codification of the protestant ethic, designed for an essentially mobile middle-class people whose

primary interest was in the economics trade production. Franklin’s secularisation of the

Protestant ethic made it available to every business-industrial community in the country. And

Franklin fulfilled in his own life the middle-class dream of the shopkeeper whose shop came to

7

keep him; he rose in wealth an eminence through the application of the middle-class virtues of

thrift, industry, and prudence which had passed to Poor Richard by way of puritan treatises like

Cotton Mather’s essays to Do Good and Defoe’s Essay Upon Projects. The apotheosis of worldly

success through business and industry accords with the Hamiltonian view of the national destiny

and reached its highest pinnacle after the Civil War under the sanction of individualism. The

businessman, living in accordance with Franklin’s worldly ethic, was a viable American hero

until the collapse of the economy in 1929. (166).

Death of a Salesman (1949), es entonces analizada por Eisinger como una obra

donde el protagonista, Willy Loman, de clase media baja, fracasa en la concreción del

Sueño del éxito económico de los años treinta y cuarenta en Estados Unidos.

El Sueño Americano en la forma del Siglo de la Razón10 es, al igual que la

primera versión, una mirada idealizada de América. Según Allen, en el ensayo ‘What is

an American’11, Crévecoeur describe una sociedad ideal que carece de los males que

posee el viejo continente, esto es, una sociedad utópica donde el hombre ha escapado de

las cadenas de la sociedad europea y se encuentra libre. Madden, por su parte, hace

referencia a este mismo ensayo y afirma que el nuevo hombre que vive en América deja

atrás antiguas costumbres y prejuicios y recibe y acepta nuevos estilos de vida.

Asimismo, Madden apunta que De Tocqueville, en La Democracia en América (1835),

la presenta como una tierra de maravillas: “America is a land of wonders in which

everything is in constant motion and every change seems an improvement.” (xviii).

Uno de los componentes más importantes del Sueño Americano es la frontera.

Según Allen, ha habido en la historia de Estados Unidos distintos estadios de la frontera

que han tenido una influencia relevante en el carácter de los estadounidenses, entre otras

cuestiones.

Allen comienza entonces exponiendo los orígenes de la frontera a través de una

cita del libro del historiador F. J. Turner llamado The Frontier in American History

(1921):

At first, the frontier was the Atlantic coast. It was the frontier of Europe in a very real sense.

Moving westward the Frontier became more and more American thus the advance of the frontier

8

has meant a steady movement away from the influence of Europe, a steady growth of

independence on American lines. (52).

Más adelante Allen explica: “It was in the frontier states … as they entered the

Union during the first twenty-five years of its existence, that universal suffrage was

pioneered; and it was the influence of these states that made democracy effective in the

original thirteen colonies of the eastern seaboard.” (53). Luego, el triunfo de la frontera

se dio por la elección de Andrew Jackson como presidente ya que: “Jackson was from

Tennessee, which had been admitted into the Union in 1796, was an Indian fighter, a

man from the backwoods and their spokesman.” (53). Asimismo, Allen explica cómo la

frontera promovió la democracia y el individualismo en los estadounidenses:

(…) it is to the frontier … that the American character owes other qualities, both good and bad.

Its most important effects, according to Turner, were the promotion of democracy and

individualism. On the frontier, community … existed before government. Men got together and

made common cause to provide themselves and their families with the essentials of social life,

schools, roads, water supply, drainage, etc. There was no existing authority they could turn to for

those things. If they wanted them, they had to provide them for themselves. Government came

into being as a result. (55).

Por último, Allen sostiene que la frontera, a pesar de dejar de existir como

entidad geográfica a fines del siglo XIX, sigue siendo un factor condicionante de la

mentalidad estadounidense. De acuerdo con Allen, esta influencia se hace más patente

en el nomadismo y en la movilidad propia del carácter estadounidense, así como

también en la tendencia, en contraposición con Europa, de construir y destruir, teniendo

confianza en el futuro y acentuando más el ‘llegar a ser’ que el ‘ser’. Es así cómo la

frontera quedó como la gran imagen del sentimiento estadounidense de posibilidad y es

por ello que conforma una parte importante del Sueño Americano.

Según Allen, una de las novelas estadounidenses más representativas del Sueño

de la frontera es The Adventures of Huckleberry Finn (1884) 12 de Mark Twain, donde el

protagonista anhela escapar de la casa de su madre adoptiva, de las imposiciones de la

civilización y la sociedad, hacia un lugar de libertad individual. Allen afirma que en

Twain hay un tratamiento romántico del Sueño, el cual contrasta, por ejemplo, con el

9

planteo de este mismo Sueño en la novela The Grapes of Wrath (1939) de Steinbek,

donde se narra el desplazamiento de los Okies13 hacia California, en busca de una vida

mejor, para fracasar en el intento. En la novela de Steinbeck hay un cuestionamiento al

Sueño de la frontera y se muestra su costado oscuro.

Asimismo, el Sueño de la frontera también se encuentra presente en la novela de

The Catcher in the Rye (1951), de Salinger, la cual, según Allen, tiene en común con la

de Steinbeck el estar asociada a la huída, aun cuando en cada novela se presente este

tema de manera diversa:

The Grapes of Wrath describes flight motivated by economic misery towards more prosperous

lands. The Catcher in the Rye describes a more hopeless flight, the flight from what seems to the

boy-hero the crippling evasions and hypocrisies, the absence of generosity, of Adult American

life. Like the Okies, but unlike Huck, who is in many respects his exemplar, he finds nowhere to

fly to, no place to go. There is no escape for young Holden Caulfield except the psychoanalyst’s

couch, after which, one must assume, follows conformity with the society rebelled against. (59).

David Madden en la introducción a American Dreams, American Nightmares

también se ocupa del Sueño de la frontera en relación con las migraciones dentro de

Estados Unidos que se dieron luego de que la frontera cerrase. Algunos personajes de la

novela de Sherwood Anderson, Winesburg, Ohio (1919), resultan un ejemplo

paradigmático del, como lo llama Madden, ‘individual dreamer’, esto es, del personaje

que deja su pueblo de origen en el Medio Oeste para probar suerte en otro espacio

donde haya más posibilidades de concreción del Sueño.

Otra versión del Sueño se da luego de la segunda posguerra14 en Estados Unidos.

Allen coloca a la generación beat como un ejemplo de literatura donde rechazan los

valores de Estados Unidos y buscan huir lejos de la civilización para tener otro tipo de

experiencias. De manera similar, Madden afirma:

The beat generation writers of the 1950’s, last of the old-fashioned romantic, banned together in

smalls groups and set out upon Whitman’s open road, escaping false American Dream values and

civilization by encountering the sort of experiences that only the American road can provide. In

On the Road (1955), Jack Kerouac, a transitional figure between the true believers and the

10

agnostics, is a witness to the hero Dean Moriarty, one of the last American ‘frontiersmen’.

(xxxiii).

Por otro lado, Madden sostiene que la ficción seria muestra el fracaso del Sueño

Americano, mientras que la cultura popular lo afirma. Asimismo, la cultura masiva y la

publicidad validan el Sueño Americano15. Sin embargo, esto no es siempre así, tal como

demuestra Madden al afirmar que el cine reflejó y a veces criticó el temperamento del

Sueño Americano. Es así como, por ejemplo, las películas de vaqueros reivindican el

pasado de los héroes y las de gángster cuestionan el presente de los años treinta en

Estados Unidos.

Finalmente, tanto Madden como Allen dan cuenta de que el Sueño Americano

no condice con la realidad. Así, las condiciones de vida en Estados Unidos estaban lejos

de ser las que planteaba Crévecoeur en su ensayo, la experiencia de los asentamientos

fue muy distinta a lo que esperaban encontrar los europeos, la pobreza mostró el fracaso

del Sueño del éxito económico en distintos períodos de la historia de Estados Unidos.

Asimismo, la realidad de los afro-americanos y de los indígenas resultó otra visible

contradicción del Sueño. Sin embargo, tal como afirma Allen, aunque el Sueño no

condiga con la realidad, lo importante es que se trata de una visión ideal.

Consideramos que las perspectivas histórico-críticas que adoptan David Madden

y Walter Allen en torno a la caracterización del Sueño Americano, resultan

instrumentos críticos valiosos para nuestra lectura del problema en los cuentos de

Cheever, como pretendemos demostrar en los siguientes apartados.

11

Capítulo 2

La mirada crítica hacia el Sueño del éxito en los cuentos de John Cheever “O

City of Broken Dreams” y “The Pot of Gold”.16

En su introducción, David Madden describe los distintos Sueños americanos y

afirma que estos han derivado en pesadilla, e incluso hay momentos en que ambos

conceptos opuestos interactúan. Entre los Sueños incluidos se encuentra el llamado

“common man’s dream of success” (xxx), definido por Madden de la siguiente manera:

The migration of the individual dreamer who leaves the small town by train or bus or by

hitchhiking is the most common sort of American literature, from Winesburg Ohio (1919), the

archetype for such stories, to North Toward Home (1968), in which Willie Morris thirty-three-

year-old editor of Haper’s Magazine, chronicles his own migration in pursuit of fame and

fortune; dreaming of a cultural utopia, the intellectual liberal southerner migrates North. (xxiv).

Tanto en “O City of Broken Dreams” (1948)17 como en “The Pot of Gold”

(1950)18 los personajes principales emigran de estados ubicados en el Medio Oeste hacia

Nueva York, buscando el Sueño del éxito al que se refiere Madden en la cita. Es así

como, en el primer relato, Evarts y su familia, dejan su pequeño pueblo en Indiana,

llamado Wentworth, soñando con la cultural utopia, como la llama Madden, de escribir

una obra de teatro que se haga famosa. De manera similar, en el segundo cuento, Ralph,

proveniente de Illinois, y Laura, su esposa, de Wisconsin, persiguen el Sueño de hacerse

ricos triunfando en el mundo de los negocios.

El Sueño del éxito económico se hace posible a través del desplazamiento

espacial de los personajes lo cual guarda relación con el Sueño de la frontera (Dream of

the frontier). Aun cuando la definición de este último Sueño ya ha sido explicada en el

capítulo primero, resulta necesario recordar la característica principal de este, la cual

Allen denomina “The American sense of possibility” (58), concepto típicamente

estadounidense y que abarca, como se ha expuesto, varias cuestiones. En este caso

particular, el sentido de posibilidad está dado por el movimiento desde un espacio

12

pequeño, campestre y de poco crecimiento cultural a uno grande, cosmopolita y donde

el desarrollo de la cultura es amplio.

La manera principal a través de la cual John Cheever critica el Sueño del éxito

económico en ambos cuentos está dada por la distancia19 entre la mirada de los

personajes y la del narrador heterodiegético20 hacia diversos elementos que conforman

el Sueño, a saber: el espacio de la ciudad como lugar por excelencia del Sueño del éxito

económico, la caracterización de personajes que buscan el Sueño, así como también los

que pertenecen al mundo de los negocios.

La representación del espacio de la ciudad, lugar del Sueño del éxito material

Tanto al comienzo de “O City of Broken Dreams” como de “The Pot of Gold”,

aparece una representación de la ciudad, lugar de la meta de los sueños de los

personajes principales de ambos cuentos.

En “O City of Broken Dreams”, la descripción de la ciudad está dada, por una

parte, por la focalización interna variable21 de los personajes; y, por la otra, por la

focalización omnisciente22 del narrador del cuento. En la primera, se evidencia la mirada

de los personajes hacia la ciudad sin intervención del narrador; en cambio, en la

segunda, siendo el focalizador el narrador heterodiegético, tienen lugar varias

situaciones que se irán analizando.

La ciudad se presenta, entonces, en primera instancia, desde diferentes

focalizaciones internas. En el primer caso, el personaje focalizado23 es Alice, quien, al

llegar a la estación de trenes de la ciudad: “noticed that the paving, deep in the station,

had a frosty glitter, and she wondered if diamonds had been ground into the concrete”

(50). Luego, se focaliza en Evarts: “The faces that passed them seemed purposeful and

intent, as if they all belonged to people who were pursuing the destinies of great

industries. Evarts had never seen so many beautiful women, so many pleasant, young

faces, promising an easy conquest.”(51).

No obstante, la representación de la ciudad no se limita al campo restrictivo de la

mirada de los personajes focalizados sino que, por el contrario, se amplía al oponerse a

la mirada del narrador heterodiegético, desde una focalización omnisciente.

Así, el narrador, mediante focalizaciones omniscientes, describe la mirada

idealizada, ingenua e inocente de los Malloy al ver y caminar por la ciudad por primera

vez. Primero, se describe la emoción de los Malloy ante la expectativa de llegar a Nueva

13

York y al ver la ciudad desde las ventanas del tren, se acentúa la exageración de su

comportamiento propio de la ingenuidad y del miedo a lo desconocido: “They

streightened their backs and raised their heads, searching for oxygen, like the crew of a

doomed submarine.” (48). Más tarde, el narrador se distancia a través de la ironía

situacional24: “Neither of them had seen New York before, and they watched its

approaches greedily, for Wentworth was a dismal town and even the slums of

Manhattan looked wonderful to them that afternoon.” (50). Finalmente, al focalizar en

la mirada de Evarts se evidencia una vez más el distanciamiento: “Evarts had seen so

many movies of Park Avenue that he observed its breath and bleakness with a sense of

familiarity.” (55). En los últimos dos pasajes hay una distancia entre el saber del

narrador y el los personajes, donde el primero explica cómo la mirada idealizada de la

ciudad por parte de los Malloy es, en parte, consecuencia de las referencias con las que

cuentan: su pueblo y las películas.

De igual manera, en “The Pot of Gold” la representación de la ciudad se

construye, en un principio, a través de focalizaciones internas en distintos personajes del

relato. Así, los Whittemore ven la ciudad como el lugar de las oportunidades y donde

los sueños se hacen realidad:

The city seemed to them a generous place, where people were rewarded either by a sudden and

deserved development like this or by the capricious bounty of lawsuits, eccentric and peripheral

business ventures, unexpected legacies and other windfalls.25(123-4).

Más adelante, desde una focalización interna en Ralph, se retrata la

representación del Sueño del éxito material en una de las versiones más típicas y

tradicionales como es la del ascenso social y económico a través del trabajo:

He was twenty-years old; poverty and youth were inseparable in his experience, and one was

ending with the other. The life they were about to leave had not been hard, and he thought with

sentiment of the soiled table cloth in the Italian restaurant where they usually went for their

celebrations, and the high spirits with which Laura on a wet night run from the subway to the bus

stop. But they were drawing away from all this. Shirt sales in department-store basements, lines

at meat counters, weak drinks, the roses he brought her up from the subway in the spring, when

14

roses were cheap-these were all unmistakably the souvenirs of the poor, and while they seemed

to him good and gentle, he was glad that they would soon be memories. (124).

La descripción de la ciudad como el lugar donde el Sueño del éxito material se

puede alcanzar remite al período de posguerra en el que los relatos se encuentran

enmarcados. En ese momento la bonanza económica tuvo como consecuencia el

aumento de la producción y el consumo masivo de productos promovido,

principalmente, por la publicidad. Por tanto, por un lado, en “O City of Broken

Dreams”, los Malloy, le imprimen un carácter casi mágico a la gran cantidad de

mercancías propias de la sociedad de consumo donde la publicidad cumple un papel

crucial:

It was getting dark, and the lights of Broadway answered all their simple prayers. High in the air

were large, brightly lighted pictures of bloody heroes, criminal lovers, monsters and armed

desperadoes. The names of movies and soft drinks, restaurants and cigarettes were written in a

jumble of light, and in the distance they could see the pitiless winter afterglow beyond the

Hudson River. The tall buildings in the east were lighted and seemed to burn, as if fire had fallen

onto their dark shapes. The air was full of music, and the light was brighter than day. They

drifted with the crowd for hours. (52)26.

Además, si como sostiene Madden, la publicidad y la cultura masiva afirman la

validez del Sueño Americano, los carteles que promocionan objetos de consumo y la

publicidad del cine y el teatro que aparecen en la cita resultan formas de sustentarlo y

conducen a los Malloy a creer en él y a desear su realización27 .

En consecuencia, en “O City of Broken Dreams” el Sueño del éxito material se

critica a partir del contraste entre la representación de la ciudad desde la mirada de los

personajes y la del narrador. La primera presenta a la ciudad como el espacio de las

oportunidades, las elecciones y la abundancia; desde la mirada que, al ser contrastada

con la del narrador omnisciente, crítico y escéptico, resulta inocente, idealizada e

infinitamente expectante, ya que, a pesar de que los Malloy experimentan el Sueño

Americano y logran probarlo y convencerse de que lo lograrán, allí está el narrador para

recordar que esto es solo un Sueño.

15

Por otro lado, en “The Pot of Gold” la finalización de la Segunda Guerra

Mundial se describe desde una focalización omnisciente:

Ralph life was, as it has always been, dominated by anticipation. In the years directly after the

war, the city appeared to be immensely rich. There seemed to be money everywhere, and the

Whittemores, who slept under their worn overcoats in the winter to keep themselves warm,

seemed separated from their enjoyment of this prosperity by only a little patience,

resourcefulness, and luck. On Sunday, when the weather was fine, they walked with the

prosperous crowds on upper Fifth Avenue. It seemed to Ralph that it might only be another

month, at the most another year, before he found the key to the prosperity they deserved. (131).

En este pasaje se narra cómo los Whittemore son excluidos del sueño de

prosperidad propia del período de la segunda posguerra. Sin embargo, hacia el final del

mismo, hay un cambio de nivel y Ralph focaliza la misma situación, idealizándola, al

pensar que pronto se volverán ricos. El contraste entre una focalización y la otra

evidencia una distancia del saber. No obstante mantener la esperanza, los Whittemore

son cada vez más pobres: “and then go home and eat a can of beans for dinner and, in

order to balance the meal, an apple for dessert.” (131).

Si bien tanto los Malloy como los Whittemore no pueden alcanzar el Sueño,

ambas parejas experimentan la espera de diversa manera. Los Malloy tienen una cuota

de inocencia e ingenuidad más fuerte que los Whittemore y viven en la pobreza,

gastando sus ahorros en una nueva posibilidad, la cual termina fracasando cada vez; en

tanto que los Whittemore viven el Sueño de manera más intensa: pasean, comen, van a

espectáculos.

Como ejemplos de la representación de la ciudad en ambos relatos, se analizará

la descripción de dos elementos: el pavimento y el ruido del tránsito, los cuales son

presentados de diversas maneras en los dos cuentos.

En “O City of Broken Dreams”, a través de Alice se focaliza el pavimento en

dos oportunidades. En la primera, desde su mirada idealizada, se percibe el brillo de la

helada sobre el pavimento como si tuviera diamantes incrustados. En la segunda, ya

hacia el final del relato, Alice continúa percibiendo el pavimento de la misma manera, a

pesar de que la mirada del narrador contraste con la de ella: “It was a rainy night, and

16

the dark, wet paving, deep in the station, did not glitter, but it was still Alice’s belief

that diamonds had been ground into it, and that was the way she would tell the story.”

(66).

En “O City of Broken Dreams” se percibe el ruido del tránsito desde

focalizaciones internas variables. Así, los Malloy, al llegar a Nueva York, advierten el

sonido del tránsito de manera placentera: “They wandered through the marble waiting

room following the noise of traffic and klaxons as if it were the bidding of life.” (51).

Luego, al llegar al hotel Mentone y levantar la ventana de la habitación, Alice nota que

el ruido del tránsito: “sounded, as it had sounded in the station, like the irresistible and

titanic voice of life itself.” (51). Esta idealización de los personajes contrasta con

focalizaciones omniscientes por parte del narrador donde se presenta ese mismo

elemento como una molestia que impide a Evarts, en un primer momento, conciliar el

sueño: “Evarts had not slept that night. The noise of the traffic had kept him awake, and

he had spent the small hours sitting at the window. His mouth felt scorched with

tobacco smoke, and the loss of sleep had left him nervous.” (53). Luego, al tercer día de

su estadía en Nueva York, una situación análoga vuelve a repetirse: “he had left his

creative strength in Indiana. He shut his eyes and tried to recall the strong, dissolute

voice of Mama Finelli28, but before he could realize a word, it would be lost in the noise

from the street.” (65).

En “The Pot of Gold” Ralph percibe el ruido del tránsito en tres oportunidades.

En un principio, se siente atraído y entusiasmado por los sonidos nocturnos de la calle,

que connotan misterio y grandeza:

The peculiar excitement with which the air of the city seems charged after midnight, when its

life falls into the hands of watchmen and drunks had always pleased him. He knew intimately the

sounds of the night street: the bus brakes, the remote sirens, and the sound of water turning high

in the air-the sound of water turning a mill wheel –the sum, he supposed, of many echoes,

although often as he had heard the sound, he had never decided on its source. Now he heard all

this more keenly because the night seemed to him portentous. (124).

Sin embargo, al avanzar el relato y al acercarse al fracaso del sueño, los mismos

sonidos de la calle que antes atraían a Ralph, ahora resultan amenazadores y no dejan

dormir ni a Ralph ni a los demás habitantes de la ciudad:

17

The charm and excitement of the street after midnight escaped him. The explosive

brakes of a Madison Avenue bus made him jump. He shut the window, but the noise of traffic

continued to pass through it. It seemed to him that the penetrating voice of the city had a mortal

effect on the precious lives of the city’s inhabitants and that it should be muffled.” (127).

(…) for it seemed to him then that sleep was what everyone in the city sought and only

half captured. All the harried faces on the street at dusk, when even the pretty girls talk to

themselves, were looking for sleep. Night-club singers and their amiable customers, the people

waiting for taxies in front of the Waldorf on a wet night, policemen, cashiers, window washers-

sleep eluded them all. (127).

Por tanto Ralph intenta inventar 29 una persiana veneciana que silencie los ruidos

del tránsito.

With such a blind, friends paying a call on a spring evening would not have to shout to be heard

above the noise of trucks in the street below. Bedrooms could be silenced that way (...) (127).

En resumen se puede plantear que, por un lado, Alice en “O City of Broken

Dreams”, persiste en la idealización del Sueño a pesar de haber fracasado ya que su

mirada del pavimento no cambia aunque al final del relato se entera de que Evarts no

podrá terminar de escribir su obra de teatro; mientras que en “The Pot of Gold” sucede

lo contrario: el pavimento no es ya un objeto idealizado, sino que se transforma en un

obstáculo. Por otro lado, el ruido del tránsito resulta entonces en ambos cuentos un

elemento de fascinación y atracción en un principio y luego una molestia para los

personajes, situación que aparece más marcada en “The Pot of Gold”, a través de las

numerosas focalizaciones internas en Ralph, desde las cuales se evidencia el malestar

que produce dicho ruido. En cambio, en “O City of Broken Dreams” prevalece una

visión idealizada del mismo desde focalizaciones internas en los Malloy y en una sola

ocasión se presenta la molestia desde una focalización omnisciente. Se puede sostener

18

así que la distancia entre la mirada del narrador heterodiegético y la de los personajes es

mayor en el primer cuento que en el segundo30 .

Si bien en ambos cuentos estos personajes inocentes tienen, mayormente, una

mirada idealizada hacia la ciudad que contrasta con las de los narradores, también se

advierten ciertas diferencias entre la representación de la ciudad en uno y otro relato,

habiendo en el primero un distanciamiento y una idealización del espacio urbano más

fuerte que en el segundo.

Sin embargo, la distancia crítica que impone el narrador no solo tiene lugar en lo

que respecta a la ciudad sino también a la descripción de los personajes principales de

los relatos.

La caracterización de los personajes principales en “O City of Broken Dreams”

y en “The Pot of Gold”

Si, como observa Rodrigo Fresán: “estos textos retratan con humor sutil y

magistral la cara invisible del ‘sueño americano’” (contratapa), este “humor”31 está

presente en algunas descripciones de ciertos episodios. Por tanto, el narrador, describe a

los Malloy humorísticamente, tomando algunas características estereotipadas de los

pueblerinos, como vestirse deliberadamente con las ropas que en su pueblo se usan para

ocasiones especiales:

They were dressed, like the people you sometimes see in Times Square on Saturday Nights, in

clothing that had been saved for their flight. His light shoes had perhaps not been out of the back

of the closet since his father’s funeral or his brother’s wedding. She was wearing her new gloves

for the first time-the gloves she had been given for Christmas ten years ago. (48).

Es así como, desde una estrategia narrativa, se acerca la mirada del narrador a la

del narratario32 incluyéndolo a través de la segunda persona del singular. Así, es posible

pensar que esta mirada compartida, que se identifica con la perspectiva del citadino

frente al pueblerino, califica a los Malloy con cierto desdén. Sin embargo, los Malloy no

logran pasar desapercibidos, ya que todos se dan cuenta de que ellos no pertenecen a la

ciudad:

19

The conductor who came through the car taking tickets after Albany, noticed The Malloys, and

something about their appearance worried him. As he came back through the car, he stopped at

their seat and talked to them, first about Mildred-Rose and then about their destination.

‘You people going to New York for the first time?’ (49).

En otro momento del relato, el narrador ironiza el miedo extremo al ridículo y a

la estafa que la ciudad provoca en Alice: “She forbade Evarts to ask directions. ‘If they

find out we’re green, they’ll fleece us’, she whispered.” (51). Así, en “O City of Broken

Dreams” se describe a los Malloy como los típicos pueblerinos quienes temen y a la vez

sienten fascinación por la ciudad.

Por otro lado, en “The Pot of Gold”, los Whittemore son presentados desde una

focalización omnisciente, donde la intervención del narrador es más fuerte al apelar al

narratario a través de la segunda persona del singular. Se trata de una estrategia del

narrador heterodiegético, el cual se ubica fuera de la historia que luego contará, esto es,

en otro nivel:

You could not say fairly of Ralph and Laura Whittemore that they had the failings and the

characteristics of incorrigible treasure hunters, but you could say truthfully of them that the

shimmer and the smell, the peculiar force of money, the promise of it, had an untoward influence

on their lives. (122).

A Ralph se lo describe como:

(…) a fair young man with a tireless commercial imagination and an evangelical credence in the

romance and sorcery of business success, and although he held an obscure job with a clothing

manufacturer, this never seemed to him anything more than a point of departure. (122).

En la última parte del enunciado, se evidencia una intrusión del narrador33, el

cual se coloca en una posición diferente a la del personaje, tildando su trabajo de oscuro

(obscure). De manera similar, en el siguiente pasaje, la intrusión del narrador permite

que este imponga una distancia crítica hacia los personajes, esta vez, evaluando la vida

20

de los Whittemore como monótona e improductiva: “She worked as a secretary, and her

salary, added to what he brought home from the clothing business, was little more than

enough to keep them going, but they never seemed touched by the monotony of a

saving and gainless life.”(123).

Otra manera en que el narrador se distancia, es al oponer la focalización

omnisciente al discurso directo de los personajes34, donde el narrador no puede

intervenir:

Laura resigned from her job when she got pregnant. The reorganization and Ralph’s new

position hung fire, but the Whittemores talked about it freely when they were with friends.

‘We’re terribly pleased with the way things are going,’ Laura would say. ‘All we need is

patience.’ (124).

Del contraste de miradas presente en estos dos últimos pasajes, se desprende la

idea de que la esperanza y el optimismo con el que los Whittemore enfrentan la

situación de espera resulta en vano.

Hacia el final del relato se muestra la actitud de Ralph ante la espera del llamado

de Mr. Hadaam, millonario que le ofrece el trabajo que podría convertir a Ralph en un

hombre exitoso:

Eight days lay between Ralph’s interview and the telephone call and he realized that nothing

would be definite until Tuesday, and that there was a possibility that Mr. Hadaam, while crossing

the country, might, under the subtle influence of travel, suffer a change of heart. He might be

poisoned by a fish sandwich and be taken off the train in Chicago, to die in nursing home there.

Among the people meeting him in San Francisco might be his lawyer, with the news that he was

ruined or that his wife had run away. But eventually Ralph was unable to invent any new

disasters or to believe in the ones he had invented. (134).

Esta focalización interna desde donde se presenta la corriente de la conciencia35

del personaje, luego deja lugar, en el último enunciado, a una focalización omnisciente

21

que presenta una visión más amplia la cual juzga de manera negativa los

acontecimientos.

Por otro lado, que Mr. Hadaam muera el mismo día en que debía llamar para

darle trabajo a Ralph, resulta una ironía que se intensifica cuando Ralph imagina la

larga lista de posibles muertes del millonario.

Otro momento donde se muestra cómo Ralph enfrenta la espera es la siguiente:

Since the change in their lives still depended upon a telephone call, he refrained from talking-

from thinking, so far as possible- about the life they might have in California. He would go so far

as to say that he would like some white shirts, but he would not go beyond this deliberately

contrite wish, and here, where he thought he was exercising restraint and intelligence, he was,

instead, beginning to respect the bulk of superstition that is supposed to attend good fortune , and

when he wished for white shirts, it was not genuinely modest wish so much as it was a memory-

he could not have put it into words himself-that the gods of fortune are jealous and easy deceived

by false modesty. He had never been a superstitious man, but on Tuesday he scooped the money

off his coffee table and was elated when he saw a ladybug on the bathroom window still. He

could not remember when he had heard money and this insect associated, but neither could he

have explained any of the other portents that he had begun to let govern his movements (134-5).

Así, desde una focalización omnisciente con una marcada intrusión del narrador,

este impone una distancia crítica ante las supersticiones populares, juzgando exagerada

la de Ralph.

Cuando los Whittemore prueban la efectividad del invento de Ralph, se

evidencia el contraste entre lo que realmente estaba sucediendo (la persiana no

disminuía el ruido del todo) visto por el focalizador omnisciente, a través de un

comentario entre guiones, y el deseo de los personajes de que el invento sea efectivo (el

silencio los cautiva): “When the paint had dried, he hung the blind, and they opened the

window for a test. Silence-a relative silence- charmed their ears.” (128)

Es así como, la caracterización de los protagonistas en ambos cuentos se

construyen de manera tal que el narrador heterodiegético se distancia de sus actitudes

optimistas, de las vanas esperanzas e idealizaciones, para poder así colocarse en otro

lugar de mayor cuestionamiento de la situación. Se trata de un contraste entre la realidad

22

objetiva presentada por este último y la conceptualización del Sueño del éxito

económico en las mentes, sentimientos y discursos de los personajes.

Para seguir indagando en el cuestionamiento del Sueño del éxito en “O City of

Broken Dreams” y en “The Pot of Gold”, se examinará la representación del mundo de

los negocios, conformado por personajes y los espacios en los que se mueven.

El mundo de los negocios y sus personajes

Uno de los personajes de “O City of Broken Dreams”, Mr. Leavitt, cuya función

en el relato es venderle a Evarts el Sueño del éxito económico, es descrito de la

siguiente manera: “Mr. Leavitt wore a lot of gold. He had several rings, a gold

identification bracelet, and a gold bracelet watch, and he carried a heavy gold cigarette

case, set with jewels.” (60). El oro del señor Leavitt (como los diamantes del

pavimento), constituyen símbolos del Sueño del éxito material. La cantidad exagerada

de oro que usa el personaje y la calidad dudosa del mismo sugiere falsedad. También, el

agente es descrito como un personaje desagradable y grotesco en el siguiente fragmento:

Mr. Leavitt seemed either to be eating something or to be having trouble with its teeth, for at the

end of every sentence he worked his lips noisily and thoughtfully, like a gourmet. He might have

been eating something, since there were crumbs around his mouth. Or he might have been

having trouble with his teeth, because the labial noises continued all through the interview (60).

Al entrar al edificio Evarts repara en que no está cuidado: “At the end of a long

corridor, there was a pair of bronze doors, fastened by a bifurcated eagle. Evarts turned

the wings of the imperial bird and stepped into a lofty manor hall. The panelling on its

walls was worm pitted and white with rot.” (59). Si en un principio el despacho del

señor Leavitt impacta a Evarts por su opulencia, luego advierte la presencia de suciedad

que denota inactividad y abandono:

The richness of the hall impressed him profoundly. Then, he noticed that the sofa was covered

with dust. So were the table, the magazines on it, the lamp, the bronze cast of Rodin’s ‘Le

Baiser’-everything in the vast room was covered with dust. (59).

23

La oficina del productor de Evarts, Mr. Murchinson, tiene similitudes con la de

Mr. Leavitt en cuanto a la suciedad y dejadez que presenta: “The front room of

Murchinson’s office was dingy-intentionally dingy, Evarts hoped-but it was not

inglorious, for there were many beautiful men and women there, waiting to see Mr.

Murchinson.” (54). A través de esta distancia irónica se evidencia lo que Evarts piensa,

lo cual aparece entre guiones desde una focalización interna breve, y no condice con la

realidad que se muestra desde una focalización omnisciente.

Asimismo, la actitud del agente para con Evarts es percibida por el narrador de

manera negativa:

Before we go any further, though,’ he said, softening his voice, ‘I want you to sign these papers,’

he said sadly, and you’ll make four hundred thousand dollars. Oh, you authors!’ he exclaimed.’

You lucky authors! ’ ... As soon as Evarts had signed the papers, Mr. Leavitt’s manners changed

and he began to shout again. (60).

Este cambio de tono evidencia falsedad, el agente está interesado solo en el

beneficio económico que Evarts le pueda aparejar. Si se tienen en cuenta algunos

cambios que tuvieron lugar en la sociedad estadounidense desde los años cuarenta y

que, según afirma Collins, fueron objeto de discusión en algunos cuentos de John

Cheever, se puede entender la actitud del agente. Estos cambios son explicados por

Collins de la siguiente manera:

The increasing alienation of modern man from the central role in his own life to that of a

peripheral, almost ignored spectator to a social process that seems self-activating and self-

perpetuating, an alkaline-energized, long-playing world that has little real need of any

individuals, requiring merely a mass to fill up seats, consume what is provided for them, carry

out the game assignments that are appropriate to their role identity. And if they falter or fumble

at these assignments, it makes little difference to an autonomous, self-repairing machine

structure, for all the parts are replaceable with virtually no interruption of movement. It is a

world where people no longer take heroic voyages through which they shape their time and

24

create a new reality. Rather, over the nearly fifty years that stretch from the mid-thirties to the

present time, the world we live in has become one of increasingly greater impersonality, one

where individualism has been reduced to an increasingly mute and helpless consciousness of self

as irrelevant. (2-3).

En una sociedad como la descripta por Collins, Evarts es reemplazable por

cualquier otro; carece de importancia que sea él el escritor o de qué trate su obra de

teatro ya que, como le dice Mr. Leavitt: “I haven’t read your play, of course, but if

Tracy wants it, I want it, and so does Sam Farley.” (59). Así, el agente le explica cómo

funciona el mundo de los negocios. En el relato, el único que lee la obra es Tracey

Murchinson. Una de las actrices, Susan Hewitt, lo felicita y finge haberla leído: “How

she could have read his play, Evarts did not know, but he was too confused by her

beauty to worry or to speak (…)” (64). De igual manera, también Ralph es sustituible

por cualquier otro hombre. De hecho, el trabajo que Ralph estaba esperando tanto se lo

asignan a otra persona sin proporcionarle explicación alguna. Luego, en varias

oportunidades a lo largo del relato, Ralph se encuentra con propuestas prometedoras de

trabajo que nunca se realizan.

El mundo de los famosos y las estrellas de cine se encuentra representado en un

momento del cuento en el que los Malloy son invitados por Tracey Murchinson a una

fiesta en su casa, donde la mayoría de los invitados son actores exitosos. Allí, una pareja

los ignora: “Mr. Murchinson introduced the Malloys to a couple who stood near the

door, and abandoned them. The couple turned their backs on the Malloys.” (56). Más

tarde, Mr. Murchinson le pide a Alice que cante y cuando comienza a hacerlo, el

público disfruta del espectáculo y la mayoría, que había venido de pueblos como ellos,

sienten nostalgia por su lugar de origen. Luego, se describe desde una focalización

interna en Evarts, como éste siente deseos de detener a su esposa antes de que haga el

ridículo con una última pirueta, pero no se anima a interrumpirla y se preocupa al

anticipar lo que ocurrirá:

Alice took a quick breath and attacked the last verse. Evarts had begun to sweat so freely that the

brine got into his eyes. ‘I’ll lay me doun and dee,’ he heard her sing; he heard the loud crash as

she hit the floor; he heard the screams of helpless laughter, the tobacco coughs, and the oaths of

a woman who laughed so hard she broke her pearl bib. The Murchinson’s guests seemed

25

bewitched. They wept, they shook, they stooped, they slapped one another on the back, and

walked like the demented, in circles. When Evarts faced the scene, Alice was sitting on the floor.

He helped her to her feet. ‘Come, darling,’ he said. (57).

Luego de la humillación que sufren, los Malloy se van de la fiesta cuyo

anfitrión, el productor, es delineado por el mayordomo de manera negativa:

If these walls could only talk! There hasn’t been any heat in this house since we came back from

Hollywood and he hasn’t paid me since the twenty-first of June. I wouldn’t mind so much, but

the son of a bitch never learned to let the water out of his bathtub. He takes a bath and leaves the

dirty water standing there. To stagnate. On top of everything else, I cut my finger washing dishes

yesterday. (63).

Se pone así, en tela de juicio este mundo de las apariencias donde tanto Mr.

Farley como los Murchinson tienen deudas que esconder. La esposa de Tracey

Murchinson le informa a Evarts la gran suma que deben, pero, a pesar de ello, Evarts

continúa idealizando a esta mujer que forma parte del mundo del cine.

En “The Pot of Gold” el mundo de los negocios también está presente, sin

embargo, ya no se trata de agentes, actrices y productores, sino, por un lado, de hombres

que ofrecen trabajo a Ralph, cuyas ofertas quedan en la instancia de la mera propuesta

y, por el otro, de comerciantes que Ralph contrata para divulgar su invento:

He [el promotor contratado] had a number of other lines-mirror wastebaskets, orange-juicers-and

he said that he knew all the Manhattan housewares buyers intimately. He was garrulous, and

when he was unable to sell the blinds, he came to the Whittemores’ apartment and discussed

their product at length, and with a blend of criticism and charity that we usually reserve for

human beings. (129).

En primer lugar, la utilización de la primera persona del plural es una fuerte

intervención del narrador que incluye al narratario; sin embargo, en esta oportunidad

esta estrategia tiene la finalidad de colocar la mirada del narrador unida a la del

26

personaje y a la del lector en una nueva toma de distancia, esta vez condescendiente,

con respecto a las esperanzas de los protagonistas.

En segundo lugar y a pesar de esto, hay en el pasaje también una representación

del comerciante como alguien que no es de fiar. La mentira y la hipocresía son

asimismo parte de la búsqueda del éxito económico, tal como afirma el crítico Eisinger

a propósito del análisis sobre algunas versiones del Sueño del éxito material presentes

en Death of a Salesman:

Under the pressure to succeed in business, the appearance of things is always more important

than the reality, and the truth about one’s accomplishments is never impressive enough; it is

consequently, necessary to delude everyone, even oneself, so often that lying becomes the

habitual mode of discourse and hypocrisy the accepted moral stance. (170).

Tanto en “The Pot of Gold” como en “O City of Broken Dreams” se representa

un mundo de los negocios por momentos absurdo e insólito. Es así como Ralph

encuentra a Mr. Fellows (con quien debe llegar a un acuerdo para poder vender su

invento) en una situación extraña, limpiando una mancha de la corbata con un trapo

empapado de gasolina. De manera similar, Evarts al ir a ver a Mr. Leavitt por segunda

vez preocupado por la llamada amenazadora de Murchinson, lo encuentra limpiando

una mancha en el piso. El agente se disculpa diciendo que así es cómo pasa el tiempo

para relajarse. La situación en la que se encuentran tanto el inventor como el agente

sugiere que la razón por la cual deben encargarse ellos mismos de la limpieza es falta de

trabajo y dinero. A pesar de esto, ni Evarts ni Ralph interpretan esa situación absurda

como un rasgo de ineptitud e improductividad de los personajes. Asimismo, Ralph

tampoco se preocupa al buscar a Mr. Fellows por los lugares más bajos de Nueva York,

hasta toparse con la dueña de una casa de huéspedes quien le muestra un par de medias

que habían pertenecido al hombre que busca. Finalmente, Ralph encuentra a Mr.

Fellows, planteándose una evaluación negativa que puede pertenecer tanto al personaje

focalizado como al narrador: “Mr. Fellows was greedy. He wanted a hundred dollars in

cash and fifty per cent of the royalties.” (128).

La contrafigura de estos hombres insólitos, absurdos e ineptos es Mr. Hadaam,

quien es un representante genuinamente exitoso del mundo de los negocios:

27

MR. HADAAM had a parlor and a bedroom in the Waldorf Towers, and when Ralph went to see

him, late next afternoon, on his way home from work, Mr. Hadaam was alone. He seemed to

Ralph a very old man, but an obdurate one, and in the way he shook hands, pulled at his

earlobes, stretched himself, and padded around the parlor on his bandy legs Ralph recognized a

spirit that was unimpaired, independent, and canine. (132).

Mr. Hadaam personifica el Sueño que Madden denomina “the oldest American

Dream of all: to be rich, famous and great.” (xii)”, pudiéndoselo comparar con

personajes como Uncle Ben36 en Death of a Salesman, o Dan Cody en The Great

Gatsby, típicos hombres de frontera, tenaces e independientes, lo que los diferencia de

los agentes retratados en los cuentos.

Resta reflexionar sobre qué tipo de percepción tienen los personajes “inocentes”,

esto es, los Malloy en “O City of Broken Dreams” y en “The Pot of Gold” no solo los

Whittemore, sino también los Hollinshed y los que Laura llamará the missing; todos los

cuales comparten con la pareja de protagonistas el deseo de ascenso social y de riqueza

a través del éxito en el mundo de los negocios.

Laura conoce a Alice Hollinshed en Central Park, cuando ambas llevan a sus

hijos a jugar y al principio la ve como a una “pretty woman, who moved so freely

through expensive stores and restaurants.” (126), para luego darse cuenta de que lo que

muestra y le ha contado puede ser sólo apariencia:

Mr. Hollinshed was vice-president of a new firm manufacturing a soft drink, but the dress that

Mrs. Hollinshed wore day after day was one that Laura recognized from before the war. … [Así

como con respecto a su hijo comenta] his serge, like his mother’s dress looked worn and

outgrown. (130).

Hacia el final del relato, durante una fiesta, Alice, se revela como una mujer

desdichada a causa de haber esperado tantos años un golpe de suerte que nunca ha

llegado:

28

It was good soap, good English soap, the kind I like, and I decided to save it for the big day

when Larry made a killing, when he took me to Bermuda. First, I was going to use it when he got

the job in Bound Brook. Then I thought I could use it when we were going to Boston, and then

Washington, and then when he got this new job, I thought maybe this is it, maybe this is the time

when I get to take the boy out of that rotten school and pay the bills and move out to those bum

hotels we’ve been living in. ... Do you know what it feels like? To live for fifteen years on

promises and expectations and loans and credits in hotels that aren’t fit to live in, never for a

single day to be out of debt, and yet to pretend, to feel that every year, every winter, every job,

every meeting is going to be the one. To live like this for fifteen years and then to realize that is

never going to end. Do you know what it feels like? (136).

Un poco más tarde, Alice se entera de la buena fortuna de los Whittemore y

reacciona de manera exagerada, evidenciando la violenta angustia que le produce ver

que alguien ha llegado a tener lo que ella siempre ha deseado y no sabe cómo obtener:

How do you get it? How do you rate it? What is so wonderful about you that you get a break like

this?’ She ran her fingers down Laura’s bare arm. The dress she was wearing smelled of benzine.

‘Can I rub it off you? Will that make me lucky? I swear to Jesus that I’d murder somebody if I

thought it would bring us in any money. I’d wring somebody’s neck-yours, anybody’s-I swear to

Jesus I would-. (137).

Los sentimientos de Alice son expresados en primera persona, desde un discurso

directo. Si bien se trata de una conversación entre Alice y Laura, gran parte de la

catarsis de Alice se encuentra en la forma de un monólogo, donde el narrador se oculta,

cediéndole la palabra al personaje. Así la distancia disminuye y se muestran los eventos

de manera dramática, en tanto se representa la situación en la que Alice se encuentra

desde una perspectiva empática y seria.

Con el tiempo, Laura se da cuenta de que los invitados habituales a las fiestas

como ella y su marido, van disminuyendo y van dejando de concurrir:

29

The Whittemores were invited to a party for Monday night and Laura insisted that they go. The

guests at the party were the survivors of a group that had coalesced ten years before, and if

anyone had called the roll of the earliest parties in the same room, like the retreat ceremony of a

breached and decimated regiment, ‘Missing…Missing…Missing’ would have been answered for

the squad that had gone into Westchester; ‘Missing…Missing…Missing’ would have been

spoken for the platoon that divorce, drink, nervous disorders, and adversity had slain or

wounded. Because Laura had gone to the party in indifferent spirits, she was conscious of the

missing. (135).

Esta percepción de la inasequibilidad del Sueño y la influencia que tiene en los

protagonistas no tiene lugar en “O City of Broken Dreams”, donde los Malloy solo se

rodean de gente exitosa y son ellos los únicos en esa situación. Es esta una de las

diferencias por las cuales ambos cuentos tendrán desenlaces diversos.

El derrumbe del Sueño en “O City of Broken Dreams” y en “The Pot of Gold”

Hacia el final del primer relato, Evarts camina por Fifth Avenue buscando en su

memoria la voz de Mama Finelli para inspirarse y terminar de escribir la obra de teatro

que le han encargado. Esto es un caso de ironía situacional donde sucede lo opuesto a lo

esperado. Evarts encuentra a Mama Finelli para enterarse de que lo demandará por

haber escrito una obra sobre ella. El protagonista entonces, debe abandonar su proyecto.

Luego del fracaso de Evarts hay un final abierto37 donde el narrador presenta dos

posibilidades: o bien la familia ha vuelto a su pueblo donde “their stories might not be

believed” (67) o, lo que según el narrador es más fácil de imaginar, la familia seguirá

moviéndose en persecución del Sueño: “One can see them playing hearts in the lounge

car and eating cheese sandwiches in the railroad stations as they travelled through

Kansas and Nebraska-over the mountains and on to the Coast” (67). Cuando la historia

ha terminado con el fracaso del Sueño y con la decisión de los Malloy de seguir

moviéndose, el narrador heterodiegético asume una presencia más marcada e incluye al

narratario a través de la partícula neutra “one”, y, desde una focalización omnisciente,

interviene presentando dos finales que suponen lo que podría llegar a pasar.

El hecho de que la familia se siga moviendo y desplazando por el país, vuelve al

tema presente en ambos cuentos sobre el Sueño de la frontera, dándole al relato una

30

circularidad y reafirmando así la relación existente entre este sueño y el del éxito

económico.

Por el contrario, en “The Pot of Gold” los personajes principales dejan de creer

en el Sueño. Esto sucede cuando la distancia entre el narrador heterodiegético y los

personajes desaparece y la mirada de los Whittemore pasa de ser inocente e idealizada,

a acercarse más a la del narrador escéptico y crítico. Este cambio coincide con el

momento en que los personajes se dan cuenta de que la búsqueda de dinero no tiene

sentido.

El fracaso del Sueño es concientizado por Laura desde una focalización interna,

ya no idealizada:

The hunt, the search for money that had seemed to her natural, amiable, and fair when they first

committed themselves to it, now seemed like a hazardous and piratical voyage. She had thought,

earlier in the evening, of the missing. She thought now of the missing again. Adversity and

failure accounted for more than half of them, as if beneath the amenities in the pretty room a

keen race were in progress in which the loser’s forfeits were extreme. (137).

Por su parte, Ralph, después de enterarse de que Mr. Hadaam ha tenido un

ataque cardíaco, lo que significa que no podrá cumplir su promesa de darle trabajo y la

definitiva caída del sueño de prosperidad económica, ve a su mujer con otros ojos, como

por primera vez:

(…) like a skilful and patient woman establishing herself in front of a loom, … she picked up

and put down pins and bottles and combs and brushes with the thoughtless dexterity of an

experienced weaver, as if the time she spent there were all part of a continuous operation. ‘It did

look like the treasure…’ (138).

Para Ralph el verdadero tesoro al final del arco iris es su mujer y se sorprende

frente a la palabra treasure lo que lo lleva a realizar una reflexión similar a la que Laura

había tenido la noche anterior:

31

The word surprised him, and for a moment he saw the chimera, the pot of gold, the fleece, the

treasure buried in the faint lights of a rainbow, and the primitivism of his hunt struck him. Armed

with a sharp spade and a homemade divining rod, he had climbed over hill and dale, through

droughts and rain squalls, digging wherever the maps he had drawn himself promised gold. Six

paces east of the dead pine, five panels in from the library door, underneath the creaking step, in

the roots of the pear tree, beneath the grape arbor lay the bean pot full of doubloons and bullion.

(139).

Después de esto, Ralph observa a su mujer con otros ojos:

Her smile, her naked shoulders had begun to trouble the indecipherable shapes and symbols that

are the touchstones of desire, and the light from the lamp seemed to brighten and give off heat

and shed the unaccountable complacency, that benevolence, the spring sunlight brings to all

kinds of fatigue and despair. Desire for her delighted and confused him. Here it was, here it all

was, and the shine of the gold seemed to him then to be all around her arms. (139).

Se encuentran aquí algunas metáforas de la luz pero utilizadas de otra manera,

ya no para remitir al Sueño del éxito económico, como sucedía en el cuento “O City of

Broken Dreams”, sino para referirse a una realidad donde, desde la focalización interna

de Ralph, el tesoro es su mujer y la luz están asociadas a ese momento mágico. Mientras

Ralph antes creía que “All his desires seemed to lie outside the small apartment Laura

had arranged” (125), ahora es justamente allí, en una escena cotidiana donde el deseo

tiene lugar.

De lo analizado se desprende por un lado, que tanto en “O City of Broken

Dreams” como en “The Pot of Gold” la forma principal a través de la cual John Cheever

cuestiona el Sueño del éxito económico es la distancia crítica que impone el narrador al

contrastarse la mirada de éste con la de los personajes. Ya sea a través de la oposición

entre la mirada del narrador desde una focalización omnisciente con la de los personajes

desde focalizaciones internas o discursos directos, o por medio de contrastes entre la

mirada del narrador heterodiegético y la de los personajes dentro de una misma

32

focalización omnisciente; en ambos casos, el narrador escéptico se distancia de la

mirada idealizada e inocente de los personajes hacia el Sueño del éxito material.

La distancia también se crea a través de las intrusiones del narrador, donde éste

pone en tela de juicio la forma de búsqueda y de espera del Sueño por parte de los

personajes principales de ambos cuentos, juzgándola inadecuada y vana. Asimismo, la

aparición del narrador de manera más evidente, mediante el uso de la primera persona o

la segunda del plural (incluyendo al narratario), en algunas ocasiones, o la primera del

singular en otras; resulta otra estrategia narrativa con el propósito de generar mayor

distanciamiento.

Es así como, los Malloy y los Whittemore, son descriptos como los típicos

inocentes y crédulos pueblerinos que llegan por primera vez a la gran ciudad en busca

del ascenso social. La ciudad es, desde su mirada, el lugar de las oportunidades y

elecciones, un lugar para maravillarse, pero que también temen. Sin embargo, este

Sueño choca constantemente con la realidad objetiva.

En “O City Of Broken Dreams” hay una distancia mayor que en “The Pot of

Gold” y de distinta naturaleza, ya que en el primero es irónica o humorística, mientras

que en “The Pot of Gold” predomina una ‘distancia del saber’, esto es, de conocimiento

del mundo y, en especial, de la ciudad, la cual también está presente en el primer

cuento, aunque en menor grado. Esta diferencia permite concluir que la idealización del

Sueño es más marcada en “O City of Broken Dreams” que en “The Pot of Gold”, lo cual

se encuentra asociado al cambio de perspectiva de los Whittemore, al acercarse, hacia el

final del relato, a la mirada del narrador escéptico; dando lugar así a un desenlace donde

los personajes dejan de lado el Sueño y viven su realidad de amor conyugal como el

logro realmente importante. Mientras que en “O City of Broken Dreams”, al haber

mayor distancia y prevalecer la mirada idealizada, aun hacia el final del relato, los

Malloy siguen creyendo en el Sueño y no hacen una crítica a posteriori de su fracaso.

Por otro lado, se puede afirmar que la crítica no está dirigida a los inocentes

pueblerinos por los que el narrador, en ocasiones, demuestra empatía; así como tampoco

al grupo de las víctimas como lo son (además de los Malloy y los Whittemore) los

Hollinshed y the missing, siendo todos ellos excluidos del sistema cruel que promete a

muchos pero beneficia solo a unos pocos y donde los individuos son reemplazables

unos por otros.

El cuestionamiento del Sueño apunta, entonces, a los personajes que conforman

el mundo de los negocios, el cual está representado en los dos cuentos por

33

descripciones, mayormente desde focalizaciones omniscientes por parte del narrador, de

personajes que hacen posible que ese mundo funcione y los espacios donde se

encuentran. Así, a través de evaluaciones y juicios negativos como también a través de

ciertas intrusiones por parte del narrador igualmente críticas, se presenta el universo

empresarial como un espacio hipócrita, falso y absurdo que desconcierta a los

personajes. Sin embargo el desconcierto o el desencanto es mucho menor en el primer

cuento, prevaleciendo y persistiendo en el segundo, lo cual contribuye al cambio de

perspectiva hacia el Sueño de los Whittemore.

Asimismo, el Sueño del éxito material se encuentra estrechamente relacionado

con el período de prosperidad de posguerra. Los Malloy idealizan de manera más

intensa el Sueño que los Whittemore contribuyendo, nuevamente, a los diversos

desenlaces de los relatos.

Finalmente, la crítica hacia el Sueño del éxito económico no es ni trágica ni

dramática; sino que se presenta un fracaso del Sueño, en el primer caso, reemplazado

por una renovación de la fe en el mismo y, en el segundo, por otro Sueño que funciona

y se hace realidad.

El final de “The Pot of Gold” está conectado con la singularidad de este, por

tratarse del único cuento de John Cheever donde no se cuestiona el Sueño de la felicidad

matrimonial, sino que se lo rescata y se lo presenta, quizás, como una salida

esperanzada. Es también este relato el único del grupo de los que se ubican en la ciudad

de Nueva York, donde no se fracasa en el plano afectivo, lo que sí sucede, según Collins

en todos los demás:

While most are involved with mates or romantic interests of some kind, these relationships are

apt to be as perilous and unsuccessful as their jobs, a situation which intensifies their inner

solitary character and at the same time makes the protagonists still more distinct from the world

around them. (3).

Sin embargo, para poder seguir indagando en la perspectiva crítica cheeveriana

sobre el American Dream, es necesario examinar otros dos cuentos que, a diferencia de

los anteriores que pertenecen al grupo de cuentos situados en la ciudad, se agrupan en lo

que Collins38 ha denominado “Cheever’s Country”, es decir, los cuentos situados en los

suburbios.

34

Capítulo 3

La pesadilla del hombre suburbano en los cuentos de John Cheever

“O Youth and Beauty” y “The Swimmer”

“O Youth and Beauty!” (1953) y “The Swimmer” (1964)39 pertenecen al grupo

de relatos denominado por la crítica cheevereriana como “Cheever’s Country” por

tratarse de cuentos cuya acción se sitúa en los suburbios de Nueva York y cuyos

personajes pertenecen a la clase media alta estadounidense 40.

En ambos cuentos está presente una mirada crítica hacia el Sueño de pertenencia

al country club41 , presentándose así la pesadilla del hombre suburbano, ya que los

personajes principales pasan de pertenecer a dejar de formar parte del barrio residencial.

Se indagará entonces, en este capítulo, en la manera mediante la cual John Cheever

critica este Sueño y presenta la pesadilla, así como en el tipo de representación del

espacio del suburbio en ambos cuentos y en la caracterización de los personajes

principales.

Madden hace referencia a la pesadilla del hombre suburbano de la siguiente

manera:

Listening to the atheists of the American Dream, we hear that if the American Adam is not pure

myth, he has certainly fallen, he has lost his chance to regain paradise, there is no redemption, no

resurrection. To the atheists, the suburbanite is simply the logical nightmare dead end of the

frontiersmen, the farmer, the simple laborer. (xxvi).

Tanto en “O Youth and Beauty!” como en “The Swimmer”, los protagonistas

son hombres de mediana edad, ágiles, fuertes y bellos, quienes parecen más jóvenes de

lo que son y quienes realizan un ejercicio con la finalidad de demostrar que tienen el

estado físico para poder llevarlo a cabo. Así, en “O Youth and Beauty!”, Cash Bentley

asiste a las fiestas que se realizan en el vecindario todos los sábados por las noches.

Cuando ya es tarde y la mayoría de la gente se ha ido, realiza un juego con su amigo

Trace. El juego comienza cuando Trace se burla de que Cash está viejo, y éste, para

demostrarle lo contrario, cambia los muebles de lugar, le pide a alguien que dispare una

35

pistola para dar comienzo al juego y salta de mueble en mueble. Esta actividad, definida

por el narrador como una hurdle race, que como aclara, tiene todas las características de

una carrera solo que Cash carece de contrincante, se asemeja en algunos aspectos a la

que emprende Ned, el personaje principal del relato “The Swimmer”. En este cuento,

Ned decide cierto día de verano nadar por las piscinas de varios de sus vecinos,

atravesando el condado hasta llegar a su casa.

El contexto de escritura de ambos cuentos se sitúa durante el proceso de

suburbanización que tuvo lugar en Estados Unidos a fines de los años cuarenta y que es

descripto por Rodrigo Fresán, en un artículo titulado “Esto parece el infierno” (2009),

de la siguiente manera:

Con la posguerra, la prosperidad inundó Estados Unidos y las ciudades se entregaron a un boom

no solo de natalidad, sino también inmobiliario y económico. Pero por eso también los viejos

barrios se vieron arrasados por nuevos proyectos, los precios se dispararon por la demanda

desorbitada y la bohemia urbana se encontró económicamente desplazada a una nueva forma de

vida que emergía en los límites de esas ciudades: los suburbios. (5). 42

En el imaginario cultural, la suburbanización lleva al reemplazo virtual de los

espacios naturales. Es así como, en “O Youth and Beauty!”, los obstáculos que Cash

debe atravesar para poder realizar su carrera son los muebles de los livings de distintas

casas, objetos cotidianos cuyo correlato natural serían obstáculos pertenecientes a la

naturaleza. De manera similar, en “The Swimmer”, el mar, el lago y la laguna han

desaparecido para dar lugar a una piscina para cada patio, lo cual hace que el nado sea

domesticado, esto es, que se adapte la forma de nadar al espacio que se tiene disponible.

También, este lugar es un sitio donde se podría nadar desnudo (volviendo así al estado

natural) y, aunque Ned lo desea, advierte que no es compatible con las reglas sociales de

sus vecinos que debe respetar si quiere llevar a cabo su empresa: “To be embraced and

sustained by the light green water was less a pleasure, it seemed, than the resumption of

a natural condition, and he would have liked to swim without trunks, but this was not

possible, considering his project.” (714). Nadar con traje de baño, entonces, es otro

hecho artificial. De hecho, la única piscina donde Ned puede nadar desnudo es en la de

sus vecinos reformistas.

36

La representación del espacio del suburbio

Al inicio de “The Swimmer” se presenta el espacio del suburbio desde una

focalización interna de Ned, quien ve el paisaje de Bullet Park con admiración,

idealizándolo. Así, Ned se maravilla ante la riqueza de recursos que ofrece el nuevo

mundo del barrio residencial al que pertenece, asombro que se encuentra asociado a la

religiosidad: “The day was lovely and that he lived in a world so generously supplied

with water seemed like a clemency, a beneficence.” (714). También se maravilla con la

belleza del paisaje de las orillas del río Lucinda 43: “Oh, how bonny and lush were the

banks of Lucinda River! Prosperous men and women gathered by the sapphire-colored

waters while caterer’s men in white coats passed them cold gin.” (715).

Más tarde, se muestra la pérdida de este mundo de los suburbios a través de las

descripciones de algunas de las casas que Ned atraviesa durante su viaje. En la casa de

los Levy, por ejemplo, quienes se han ido recientemente, se describe la siguiente escena:

All the doors and Windows of the big house were open but there were no signs of life; not even a

dog barked. He went around the side of the house to the pool and saw that the Levys’ had only

recently left. Glasses, and bottles and dishes of nuts were on the table at the deep end, where

there was a bathhouse or gazebo, hung with Japanese lanterns. (716).

Ned se encuentra con los restos de una pequeña fiesta recientemente dejada.

Asimismo, al pasar por el picadero de los Lindley para ir hasta la casa de los Welcher,

Ned se topa con un espacio de lujo el cual está abandonado: “This meant crossing the

Lindleys’ riding ring and he was surprised to find it overgrown with grass and all the

jumps dismantled. He wandered if the Lindleys’ had sold their horses and gone away

for the summer and put them out to board.” (717). Inmediatamente después, en la casa

de los Welcher la piscina está vacía, la casa cerrada, y los muebles sin uso:

The breach in his chain of water disappointed him absurdly, and he felt like some explorer who

seeks a torrential headwater and finds a dead stream. He was disappointed and mystified. It was

common enough to go away for the summer but no one ever drained his pool. The Welchers had

37

definitely gone away. The pool furniture was folded, stacked, and covered with a tarpaulin. The

bathhouse was locked. All the windows of the house were shut, and when he went around to the

driveway in front he saw a FOR SALE sign nailed to a tree. (717-18).

Por último, la casa de Ned es descripta desde una focalización interna, lo cual

permite mostrar cómo el personaje toma conciencia de que la casa está cerrada y

abandonada desde hace tiempo. Ned niega la realidad y no asume que su objetivo ha

fracasado y que, en vez de haber llegado a su casa para reunirse con su familia, esta ya

no es su casa y se encuentra solo:

The place was dark. Was it so late that they had all gone to bed? Had Lucinda stayed at the

Westerhazys’ for supper? Had the girls joined her there or gone someplace else? Hadn’t they

agreed, as they usually did on Sunday, to regret all their invitations and stay at home? He tried

the garage doors to see what cars were in but the doors were locked and rust came off the

handles onto his hands. Going toward the house, he saw that the force of the thunderstorm had

knocked one of the rain gutters loose. It hung down over the front door like an umbrella rib, but

it could be fixed in the morning. The house was locked, and he thought that the stupid cook or

the stupid made must have locked the place up until he remembered that it had been some time

since they had employed a made or a cook. He shouted, pounded on the door, tried to force it

with his shoulder, and then, looking in at the windows, saw that the place was empty. (724-25).

La descripción de la casa de Ned, en comparación con las anteriores, resulta el

espacio donde el abandono y la decadencia es mayor ya que no sólo se encuentra vacía,

oscura y cerrada, sino que también tiene partes rotas y oxidadas44.

En conjunto, en “The Swimmer”, el paisaje de los suburbios está delineado

como un espacio donde el dinero y el lujo abundan y donde, a su vez, hay un descuido y

un abandono de objetos y espacios que representan el estilo de vida de la clase media

alta estadounidense. No así en “O Youth and Beauty”, donde habrá un tratamiento

diverso de estos mismos elementos.

Al inicio de “O Youth and Beauty!”, el narrador presenta el paisaje del suburbio

neoyorkino como un lugar de tranquilidad, paz y silencio45:

38

THEN IT is a summer night, a wonderful summer night. The passengers on the eight-

fifteen see Shady Hill- if they notice it at all-in a bath of placid golden light. The noise of the

train is muffled in the heavy foliage, and the long car windows look like a string of lighted

aquarium tanks before they flicker out of sight. Up on the hill, the ladies say to one another,

‘Smell the grass! Smell the trees!’ (255).

The air seems as fragrant as it is dark-it is a delicious element to walk through-and most

of the windows on Alewives Lane are open to it. You can see Mr. And Mrs. Bearden, as you

pass, looking at their television ... Mrs. Carver –Harry Farquarson’s mother in law-glances up at

the sky and asks, ‘Where did all the stars come from?’ She is old and foolish, and yet she is right:

Last night’s stars seem to have drawn to themselves a new range of galaxies, and the night sky is

not dark at all, except where there is a tear in the membrane of light. (255).

Esta representación idílica del espacio del suburbio se encuentra presente tanto

en la mirada del narrador como en la de los sujetos externos a ese espacio como lo son

los pasajeros del tren. La presencia del narrador en este pasaje resulta particularmente

marcada ya que es este quien conoce los nombres, apellidos y profesiones así como

también con quiénes están emparentados algunos de los integrantes del suburbio.

Asimismo, el narrador relata la conversación que tiene con uno de los habitantes de

Shaddy Hill y utiliza el deíctico last a través del cual se da a entender que ha estado

presente la noche anterior y ha visto las estrellas. Es este uno de los momentos en que el

narrador se presenta como un posible integrante del country club. Esta mirada idílica,

vuelve a aparecer hacia el final del relato cuando se describe una típica noche en los

suburbios de Nueva York. Sin embargo, esta vez, hay un tratamiento irónico sobre este

idilio:

At around five the Parminters called up and asked them over for a drink. Louise didn’t want to

go, so Cash went alone. (Oh, those suburban Sunday nights, those Sunday-night blues! Those

departing weekend guests, those stale cocktails, those half-dead flowers, those trips to Harmon to

catch the Century, those postmortems and pickup suppers!) It was sultry and overcast. (258).

39

Entre paréntesis hay una presencia del narrador más fuerte que describe

elegíacamente los elementos que connotan una finalización y que resultan negativos,

pero que están exaltados. En este caso, el narrador es un miembro de la comunidad que

conoce el estilo de vida de los habitantes de Shaddy Hill.

El momento de mayor distancia, cuando el narrador se hace presente en el relato

de manera más marcada, tiene lugar cuando Cash, hacia el final del relato, asiste a la

iglesia un domingo:

The family went off to Christ Church together at eleven, as they always did. Cash sang, prayed,

and got to his knees, but the most he ever felt in church was that he stood outside the realm of

God’s infinite mercy, and, to tell the truth, he no more believed in the Father, the Son, and the

Holy Ghost than does my bull terrier. (258).

A través de esta fuerte intrusión del narrador marcada por el cambio de de la

tercera persona a la primera del singular, se genera un gran distanciamiento y el

narrador tilda el comportamiento de Cash como hipócrita.

Se podría arriesgar la hipótesis de que en estas tres intervenciones marcadas del

narrador habría una mirada, por momentos, melancólica, y, por otros, irónica.

Asimismo, el narrador pertenece a ese mundo decadente que muestra. Contrariamente a

“The Swimmer”, donde la mirada del narrador hacia el mundo del suburbio en ningún

momento toma ese posicionamiento.

Las descripciones de los personajes principales

El narrador sugiere que las hazañas que emprenden Ned y Cash son heroicas

solo en apariencia, ya que se trata de un ejercicio estúpido y banal cuya única finalidad

es demostrar que son capaces de llevarlo a cabo. Ned, por una parte, emprende una

acción que nadie ha hecho antes, al nadar por las piscinas de sus vecinos hasta llegar a

su casa y al sortear distintos obstáculos en el camino. Cash, por otra parte, también

realiza una hazaña única que todos sus vecinos admiran.

40

Asimismo, en algunas oportunidades hay un tratamiento paródico del discurso

heroico. En “O youth and Beauty!” se describe la carrera de Cash de la siguiente

manera: “it was extraordinary to see this man of forty surmount so many obstacles so

gracefully. There was not a piece of furniture in Shady Hill that Cash could not take in

his stride.” (250). De manera similar, en “The Swimmer” se describe cómo Ned se ve a

sí mismo desde una focalización interna: “He was not a practical joker nor was he a fool

but he was determinedly original and had a vague idea of himself as a legendary figure.”

(714)46. La intrusión del narrador a través de la palabra vague, ambigua la percepción

que Ned tiene de su persona. En ambos ejemplos de los dos cuentos analizados la

parodia del discurso heroico surge principalmente del enaltecimiento de una tarea banal,

como si fuese una gran proeza.

Por otra parte, ambos personajes demuestran ser narcisistas. Ned se ve a sí

mismo como una figura legendaria y Cash, luego del accidente, extraña su heroísmo:

He does not understand what separates him from these children in the garden next door. He has

been a young man. He has been a hero. He has been adored and happy and full of animal spirits,

and now he stands in a dark kitchen, deprived of his athletic prowess, his impetuousness, his

good looks-of everything that means anything to him. He feels as if the figures in the next yard

are the spectres from some party in that past where all his tastes and desires lie, and from which

he has been cruelly removed. (256).

Asimismo, otro momento donde se contradice esta heroicidad que se atribuyen a

sí mismos tanto Ned como Cash, son las escenas de humillación de estos personajes.

Cash se humilla frente a todos haciendo el ridículo al sacar a bailar a una chica más

joven, quien lo rechaza:

He seemed restless and perhaps drunk. He banged into a table on his way through the lounge to

the ballroom. He cut in on a young girl. He seized her too vehemently and jigged off in an

ancient two-step. She signaled openly for help to a boy in the stag line, and Cash was cut out.

(257).

41

Ned también es humillado por algunos automovilistas que lo agreden al verlo en

una situación ridícula:

Had you gone for a Sunday afternoon ride that day you might have seen him, close to naked,

standing on the shoulders of route 424, waiting for a chance to cross. You might have wondered

if he was the victim of foul play, had his car broken down, or was he merely a fool. Standing

barefoot in the deposits of the highway-beer, cans, rags and blowout patches-exposed of all kind

of ridicule, he seemed pitiful ... He was laughed at, jeered at, a beer can was thrown at him, and

he had no dignity or humor to bring to the situation. (718).

La crítica, por parte del narrador, es más fuerte en la escena de humillación de

Cash, ya que él mismo se ha metido en esa situación, buscándola y teniendo plena

conciencia de ello, como lo hace en otros momentos del relato al forzar su cuerpo a

realizar las carreras de obstáculos como lo hacía antes del accidente, lastimándose,

haciendo el ridículo y provocando lástima en los espectadores. De diversa manera, Ned

se encuentra en una situación de sorpresa al encontrar en el camino un obstáculo que no

había podido prever y frente al cual no tiene más opción que esperar que algún auto lo

deje pasar, soportando que le arrojen objetos, sin tener la posibilidad de defenderse.

Pérdida del Sueño de pertenencia al country club

y pesadilla del hombre suburbano

Al inicio del relato tanto Ned como Cash son descriptos como integrantes del

country club. Así, el narrador identifica a Ned con la clase social y con el grupo de

vecinos que viven en Bullet Park; sus hijas juegan al tennis y Ned nada con el estilo crol

el cual se relaciona con un tipo de estatus social específico: “It was not a serviceable

stroke for long distances but the domestication of swimming had saddled the sport with

some customs and in his part of the world a crawl was customary.” (714). De manera

similar, los Bentleys pertenecen al country club a pesar de encontrarse en una posición

económica distinta de la de los demás vecinos: “they belonged to the country club,

although they could not afford it, but in the case of the Bentleys nobody ever pointed

this out, and Cash was one of the best-liked men in Shady Hill.” (250). En

42

consecuencia, la marca de pertenencia de Ned está dada simbólicamente por un estilo de

nado específico: el crol; mientras la de Cash es la popularidad entre sus vecinos.

Sin embargo, a lo largo del relato, ambos personajes pierden este lugar y su

Sueño de pertenencia al country club fracasa. Es posible registrar esta pérdida del Sueño

y la aparición de la pesadilla del hombre suburbano en la variación y cambio de ciertos

elementos que se repiten en ambos relatos. Según Morace, los cuentos tardíos de John

Cheever (entre los cuales se encuentran los dos que se analizan en este capítulo)

comparten una estructura narrativa en la cual se repite una escena varias veces en el

relato, con mínimas variaciones. El pasaje que se repite va adquiriendo mayor

intensidad a medida que el cuento avanza. Así, la demostración de Cash es relatada en

tres oportunidades en el relato, cada vez implicando un mayor riesgo para el

protagonista hasta terminar con su muerte. De manera similar, hay varios elementos que

se repiten en “The Swimmer” los cuales van cambiando paulatinamente hasta llegar a la

desolación del personaje principal. Algunos de estos elementos son, como ya se ha

analizado, el deterioro cada vez mayor de las casas por las que Ned pasa en su viaje, así

como también el momento del cruce con cada una de las piscinas.

En “The Swimmer” la pérdida del Sueño y la experiencia de la pesadilla del

hombre suburbano está marcada por la escena principal que se repite y varía una y otra

vez a lo largo del relato. Esta escena es el paso de Ned por las diversas piscinas de sus

vecinos, la cual, a su vez, contiene otros elementos que se repiten; siendo la luz y la

oscuridad en tensión uno de ellos. La tensión entre estos dos símbolos es reconocida por

John W. Cowley, como la tensión más importante en la narrativa cheeveriana:

Light versus darkness describes the central tension in Cheever’s work that critics have expressed

in variant antinomies: celebration versus apocalypse, dream versus nightmare, Yankee paradise

versus suburban wasteland … This tension informs even Cheever’s style and plot direction.

(270).

A su vez, otro de los elementos que se repite es el trato de los vecinos para con

Ned, así como también el estado de ánimo y físico del protagonista. Estos tres

elementos cambian y van tomando, progresivamente, un tinte de mayor negatividad.

43

El primer indicio de que Ned ha perdido su lugar en el country club tiene lugar

por primera vez en el relato cuando el protagonista se ve obligado a nadar en la piscina

pública:

The effect of the water on voices, the illusion of brilliance and suspense, was the same here as it

had been at the Bunkers’ but the sounds here were louder, harsher, and more shrill, and as soon

as he entered the crowded enclosure he was confronted with regimentation. ‘ALL SWIMMERS

MUST TAKE A SHOWER BEFORE USING THE POOL. ALL SWIMMERS MUST USE

THE FOOTBATH. ALL SWIMMERS MUST WEAR THEIR IDENTIFICATION DISKS.’ He

took a shower, washed his feet in a cloudy and bitter solution, and made his way to the edge of

the water. It stank of chlorine and looked to him like a sink. A pair of lifeguards in a pair of

towers blew police whistles at what seemed to be regular intervals and abused the swimmers

through a public address system. Neddy remembered the sapphire water at the Bunkers’ with

longing and thought that he might contaminate himself-damage his own prosperousness and

charm-by swimming in this murk, but he reminded himself that he was an explorer, a pilgrim,

and that this was merely a stagnant bend in the Lucinda River. He dove, scowling with distaste,

into the chlorine and had to swim with his head above water to avoid collisions, but even so he

was bumped into, splashed and jostled. When he got to the shallow end both lifeguards were

shouting at him: ‘Hey, you, you without the identification disk, get outa the water.’ (719).

Esta escena representa un simbólico descenso a los infiernos, donde algunos de

los elementos de las piscinas por las que había nadado antes, se encuentran

distorsionados y transformados en algo negativo y desagradable. En la piscina pública,

Ned debe nadar con la cabeza afuera del agua para evitar chocarse con la gente, lo cual

significa dejar de lado no solo el estilo crol, sino, lo que esto representa, su estatus

social. Asimismo, Ned debe soportar lavarse los pies con agua oscura y desagradable, lo

cual se encuentra asociado a la idea de bajar de escala social ya que, por otro lado, en la

piscina pública los que nadan no pertenecen a la misma clase social que Ned.

Finalmente Ned es echado de la piscina pública por no pertenecer a ese lugar, lo cual se

encuentra simbolizado en el relato por la falta de identificación.

44

La piscina de los Halloran contrasta con las anteriores, porque en esta ya no hay

agua cristalina, sino que la piscina toma una dorada opacidad, la cual deprime a Ned. La

tensión luz/oscuridad está presente así como también la relación entre esta y el estado de

ánimo de Ned. Por otra parte, los Halloran intentan ayudar a Ned con sus problemas,

pero él decide no escucharlos.

Uno de los momentos donde resulta más evidente que Ned ha dejado de

‘pertenecer’ a la sociedad representada por el country club, tiene lugar en la piscina de

los Biswanger, quienes nunca han formado parte del grupo de amigos de Ned. Esta

diferenciación está basada en la desaprobación de tanto los modales como del

comportamiento de la anfitriona de la fiesta, por parte del protagonista:

He crossed some fields to the Biswangers’ and the sounds of revelry there. They would be

honored to give him a drink. The Biswangers invited him and Lucinda for dinner four times a

year, six weeks in advance. They were always rebuffed and yet they continued to send out their

invitations, unwilling to comprehend the rigid and undemocratic realities of their society. They

were the sort of people who discussed the price of things at cocktails, exchanged market tips

during dinner, and after dinner told dirty jokes to mixed company. They did not belong to

Neddy’s set-they were not even in Lucinda’s Christmas card list. (723).

Ned termina siendo rechazado y agredido por Grace:

When Grace Biswanger saw him she came toward him, not affectionately as he had every right

to expect, but bellicosely.

‘Why, this party has everything,’ she said loudly, ‘including a gate crasher’.

She could not deal him a social blow-there was no question about this and he did not flinch. ‘As

a gate crasher,’ he asked politely, ‘Do I rate a drink?’

‘Suit yourself,’ she said. ‘You don’t seem to pay much attention to invitations.’

She turned her back on him and joined some guests, and he went to the bar and ordered a

whiskey. The bartender served him, but he served him rudely. His was a world in which the

caterer’s men kept the social score and to be rebuffed by a part-time barkeep meant that he had

suffered some loss of social esteem. Or perhaps the man was new and uninformed. Then he

45

heard Grace at his back say: ‘They went for broke overnight-nothing but income-and he showed

up drunk one Sunday and asked us to loan him five thousand dollars….’ She was always talking

about money. It was worse than eating your peas off a knife. He dove into the pool, swam its

length and went away. (722-3).

Esta vez, desde una focalización interna que se intercala con el discurso directo

de los personajes, se evidencia el contraste entre los sentimientos de Ned, esto es: el

sentirse superior y suponerse bienvenido, y la realidad de que está en bancarrota y que

no es bien recibido en la fiesta. Asimismo, durante esa fiesta, Ned toma conciencia de la

pérdida de estatus al ser desdeñado por un barman. Sin embargo, Ned se ampara en la

posibilidad de que el barman sea nuevo y no lo conozca, de allí su actitud para con él.

Este trato que los vecinos tienen para con Ned, especialmente la anfitriona, se

encuentra asociado al símbolo de la luz y del agua, ya que, al estar oscureciendo, el

crepúsculo se refleja en el agua y despide un brillo invernal.

Más tarde, en la casa de su antigua amante, Shirley Adams, Ned se coloca en

una situación de superioridad y de privilegio frente a su amante: “It was he who had

broken it off, his was the upper hand, and he stepped through the gate of the wall that

surrounded her pool with nothing so considered as self-confidence. It seemed in a way

to be his pool (…)”. (723). La piscina que Ned considera suya es la misma que no logra

nadar a su manera: “(…) and he paddled to the ladder and climbed out.” (724), siendo

este una vez más un signo de la pérdida del Sueño ya que Ned también deja de

pertenecer al no poder sostener las costumbres que lo asociaban a la clase media alta.

Por otro lado, producto del cansancio físico, Ned se siente forzado a subir por el

borde y a usar la escalera, ambas cosas que él desdeñaba: “He had an inexplicable

contempt for men who did not hurl themselves into pools.” (714) y: “He hoisted himself

up on the far curb-he never used the ladder- (…)” (714); perdiendo de esta manera el

Sueño de juventud, lo cual resulta relevante ya que su ex amante está con un hombre

más joven que Ned y lo rechaza.

En esta piscina, donde Ned es rechazado sin esperarlo, la luz es eléctrica, ya que

se ha hecho de noche y el agua de la piscina es de un azul intenso que, según el

narrador, no conecta a Ned con emociones profundas; mostrando así la conexión

existente entre el color del agua y de la luz en tensión y las emociones de Ned.

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En la última piscina al estar extremadamente cansado, Ned desciende

socialmente de manera simbólica una vez más, al no poder ni zambullirse (debe bajar

por las escaleras) ni nadar el estilo crol: “and swam a hobbled sidestroke that he might

have learned as a youth.” (724).

Finalmente, Ned llega a su casa para encontrarla vacía y abandonada. Si bien se

trata de un final abierto, se evidencia la pérdida del Sueño. Ned ha dejado de pertenecer

al espacio de Bullet Park con todo lo que ello conlleva: ha bajado de escala social, ya no

tiene su casa ni a su familia, está en bancarrota. El relato termina sin que se revele si

Ned continuará con la confusión en la que se vio sumido durante todo su trayecto o si se

dará cuenta de su realidad a través del golpe final de ver su casa vacía.

Así como sucedía en “The Swimmer”, en “O Youth and Beauty!” hay también

una escena que se repite con mínimas variaciones, la cual marca la pérdida del Sueño.

Se trata de la escena de demostración de Cash, la cual se repite en tres oportunidades

durante el relato. La primera vez, desde una focalización omnisciente, el narrador utiliza

la segunda persona del singular para poder así incluir al narratario y describir la escena

explicándola para un espectador ajeno a Shaddy Hill y posicionándose él mismo dentro

de la sociedad retratada:

(…) and when they had finished, you wouldn’t know the place … Cash would take off his shoes

and assume a starting crouch behind a sofa. Trace would fire a weapon out of an open window,

and if you were new to the community and had not understood what the preparations were about,

you would then realize you were watching a hurdle race. (249).

El contrato de Cash con su clase es a través de esta demostración de habilidad

física y humor y la popularidad que le genera entre sus vecinos, a pesar de que los

Bentley se encuentran en una posición económica problemática. Esto es central, ya que

Cash al tener un accidente y no poder realizar la demostración, comienza a perder su

sentido del humor y su pertenencia social.

La segunda oportunidad en que se narra la carrera de obstáculos es cuando Cash

sufre el accidente. Luego del mismo, el protagonista cambia y comienza a tener una

relación hostil con su entorno: “He listened to their dirty jokes with an irritability that

was hard for him to conceal … He was rude to his friends when they stopped in for a

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drink. He was rude and gloomy when he and Louise went out.” (255). Cash no logra

compartir ni fiestas ni reuniones como lo hacía antes y sin embargo insiste en continuar

realizando las carreras de obstáculos. En una tercera oportunidad, Cash se esfuerza

demasiado y termina desmayado en el piso. Es así como se humilla a sí mismo y

comienza a perder su estatus de pertenencia simbólica al country club.

Finalmente Cash muere durante la carrera de obstáculos, asesinado por su esposa

por accidente con el arma que debería dar comienzo a la carrera. Se trata de un final

irónico y absurdo con cierto efecto tragi-cómico.

La pesadilla del hombre suburbano se evidencia en “O Youth and Beauty!” a

través de la mirada crítica hacia el Sueño del amor matrimonial, presente en el texto,

como en tantos otros cuentos de John Cheever como “Season of Divorce” y “the Cure”,

ambos pertenecientes al grupo de “Cheever’s Country”.

Las peleas del matrimonio son descriptas por el narrador, desde una focalización

omnisciente:

By the standards of Shady Hill, the Bentleys were a happily married couple, but they had their

ups and downs. Cash could be very touchy at times. When he came home after a bad day at the

office and found that Louise, for some good reason, had not started supper, he would be ugly.

‘Oh, for Christ sake!’ he would say, and go into the kitchen and heat up some frozen food. He

drank some whiskey to relax himself during this ordeal, but it never seem to relax him, and he

usually burned the bottom out of a pan, and when they sat down for supper the dinning space

would be full of smoke. It was only a question of time before they were plunged into a bitter

quarrel. Louise would run upstairs, throw herself onto the bed and sob. Cash would grab the

whiskey bottle and dose himself. These rows, in spite of the vigour with which Cash and Louise

entered to them, where the source of great deal of pain for both of them. (251).

Algunas intrusiones del narrador presentes en el pasaje demuestran que su

posicionamiento, en un principio, se coloca del lado de Louise, juzgando el

comportamiento de Cash para con su esposa de manera negativa. Lo define a Cash

como touchy y ugly, así como tampoco justifica el enojo de Cash hacia su esposa

cuando ella no ha preparado la cena al comentar que esto sucede for some good reason.

Cash actúa con inmadurez, rasgo que ya habíamos notado en el personaje de Ned.

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Sin embargo, de la cita anterior también se desprende que la mirada crítica del

narrador apunta a la ritualidad de estas peleas en las cuales ambos son partícipes,

ritualidad, que, según el narrador, resulta necesaria para mantener la pareja unida. Es así

como diversas circunstancias que se repiten forman parte de este ritual. Louise suele

pedir ayuda a su vecina Lucy para después no hacerle caso luego de la reconciliación

con su esposo:

She would cry into a cup of warmed up coffee and tell Lucy Bearden her troubles.

What was the meaning of marriage? What was the meaning of love? Lucy always suggested that

Louise get a job. It would give her emotional and financial independence, and that, Lucy said,

was what she needed. (251).

After a few days and nights of this, Louise would decide that she was at the end of her

rope. She would decide to go and stay with her married sister in Mamaroneck. She usually chose

a Saturday, when Cash would be at home, for her departure. She would pack a suitcase and get

her War Bonds from the desk. Then she would take a bath and put on her best slip. Cash, passing

the bedroom door, would see her. Her slip was transparent, and suddenly he was all repentance,

tenderness, charm, wisdom and love. (252).

Pero el narrador aclara: “But this quarrels and reunions, like the hurdle race,

didn’t seem to lose their interest through repetition.” (252). Aquí se refuerza la idea del

ritual que es lo que mantiene unida a la pareja, matrimonio definido por el narrador,

irónicamente, como “(…) the happiest married couple in the whole eastern United

States.” (252).

Ya sea desde la mirada melancólica, por momentos, e irónica, por otros, con la

que el narrador representa el espacio del suburbio en “O youth and Beauty!” o a través

de las descripciones negativas de casas en venta o abandonadas que se muestran desde

diversas focalizaciones, a veces omniscientes y a veces internas (desde la mirada de

Ned) en “The Swimmer”; en ambos casos la pérdida de este mundo de los suburbios

está presente y no se propone ningún otro mundo alternativo.

Hay un distanciamiento constante, por parte del narrador, quien parodia el

discurso así como las acciones heroicas de los protagonistas y quien muestra el

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contraste entre lo que Ned y Cash creen de ellos mismos, y la realidad objetiva de lo que

realmente sucede: son personajes que están solos, que provocan lástima en sus vecinos y

que se humillan frente a todos.

Finalmente, resulta importante tener en cuenta que en “The Swimmer” hay una

crítica al Sueño del éxito material, la representación del fracaso del Sueño se encuentra

en la figura de Ned quien ha perdido su capital y con él su lugar en los suburbios

representado simbólicamente por la pertenencia al country club. También, hay en este

cuento un distanciamiento hacia el Sueño de la felicidad conyugal o familiar ya que Ned

no logra reunirse con su familia al final del relato, porque parece haberla perdido. Este

distanciamiento aparece también en “O Youth and Beauty!”. Se tilda la actitud de Cash

para con su esposa de injusta e inmadura en ocasiones y se muestra el ritual de peleas y

reconciliaciones que une al matrimonio.

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51

1 Conclusión

I

Al indagar sobre la perspectiva de John Cheever acerca del Sueño Americano en los cuentos

analizados, resultó de utilidad tener en cuenta dos marcos teóricos: la mirada general acerca del

Sueño Americano propuesta en los ensayos críticos de David Madden y Walter Allen y la

perspectiva narratológica de Gerard Genette en vinculación con las correspondientes

reformulaciones de esta teoría realizadas por Mieke Bal.

Por un lado, los ensayistas analizan las vinculaciones del Sueño Americano con la historia,

la cultura y la literatura estadounidenses; así como su definición y caracterización. A partir de este

aporte, se puede identificar la temática del ‘Sueño del éxito económico’ en los primeros dos cuentos

analizados y del ‘Sueño de pertenencia grupal’, en este caso al country club, así como la ‘Pesadilla

del hombre suburbano’ en el último par analizado. Asimismo, al cotejar el análisis, tanto de Madden

como de Allen, de diversas posturas hacia el Sueño Americano en obras de distintos autores

estadounidenses, nos ha permitido delinear la perspectiva particular de John Cheever.

Por otro lado, a través del análisis de las estrategias narrativas, de los diversos modos y

grados en que son empleados los recursos narrativos de distancia, focalización y narrador,

propuestas por Gerard Genette y Mieke Bal, resultaron de especial utilidad para indagar la mirada

de John Cheever con respecto al constructo del Sueño Americano.

II

Para explorar esa mirada se eligieron, por un lado, dos cuentos que pertenecen al

grupo de los relatos cuya acción tiene lugar en la ciudad y cuyos personajes pertenecen a la clase

media baja y, por otro lado, se seleccionaron otros dos relatos que forman parte del grupo

denominado “Cheever’s Country”, donde la acción se sitúa en los suburbios y los personajes

principales forman parte de la clase media alta estadounidense. De esta manera, se intentó un grado

relativamente mayor de adecuación representativa del corpus total del autor. Esto, como se ha

apuntado en la introducción, aportaría además una ‘idea modelo’ desde la cual poder considerar

otros cuentos pertenecientes al mismo grupo y con características similares a los analizados en esta

tesina.

La mirada crítica de John Cheever hacia el Sueño del éxito material se evidencia al

observar la distancia crítica que impone el narrador al juzgar negativamente los elementos que

componen el Sueño en los dos cuentos que se analizan en el capítulo segundo de la tesina.

A través de las intervenciones del narrador se muestran varias instancias negativas

del mundo representado: el mundo de los negocios caracterizado por la hipocresía y la ineptitud, lo

‘reemplazable’ de los individuos en ese sistema y la abismal diferencia cuantitativa entre los

exitosos y los perdedores. Esta mirada del narrador se contrapone con la de los pueblerinos

‘inocentes’, quienes creen poder realizar el Sueño en el espacio de la metrópolis, por la que se

sienten atraídos y a la cual temen, pero siguen siempre buscando oportunidades e intentando

realizar el Sueño. Esta distinción se hace visible al analizar la distancia en cada caso entre la mirada

de un ‘narrador escéptico’ y la de los ‘personajes crédulos’ a través de diversos tipos de

focalizaciones. El narrador heterodiegético, a través de focalizaciones omniscientes ‘incrusta’

críticas, comentarios, evaluaciones negativas hacia los objetos (como la ciudad misma, por ejemplo)

a su vez focalizados internamente desde los personajes principales y que revelaban el campo

ideológicamente restringido de la mirada de estos.

Es así como en “O City of Broken Dreams” y en “The Pot of Gold” la crítica hacia el

Sueño del éxito económico está dirigida a los personajes que lo consideran posible y lo

promocionan y no a las víctimas de ese sistema, con las cuales el narrador muestra por momentos

empatía.

A pesar de que el Sueño no se logra concretar en ninguno de los cuentos, la mirada

hacia el fracaso no es homogénea ni tampoco definitiva: Evarts y su familia siguen viajando por el

país en busca del Sueño; sin embargo, Ralph y Laura dejarán de creer en él para vivir, quizás, otro

Sueño, el de la felicidad conyugal. De este modo, se afirma la posibilidad de cambio en los

personajes, ya que pueden suplantar la falta de realización de un tipo de Sueño, el de realización

económica, evaluado de forma negativa, para darle relevancia a otro, el de la realización afectiva en

la vida conyugal. Este cambio tiene lugar en los Whittemore cuya mirada finalmente se acerca a la

del narrador. Por su lado, los Malloy representan aquellos que no llegan a superar la credulidad y la

idealización del Sueño y no se detiene en su persecución.

Por otro lado, como se concluye en el capítulo tercero, la perspectiva de John

Cheever hacia el “Sueño de pertenencia grupal” es crítica. En ellos se representa el mundo de la

clase media alta con su sistema de pertenencia a un country club como parámetro de prestigio

social. A través del distanciamiento del narrador es posible observar el contraste entre lo que Ned y

Cash ven en sí mismos: juventud, belleza y éxito; y lo que se ve ‘desde fuera’: personajes

narcisistas que provocan lástima y terminan siendo humillados. Asimismo, a través de la variación

de escenas que se repiten en cada cuento: la carrera de obstáculos en “O Youth and Beauty”, el

estado de las casas y piscinas en “The Swimmer”, Cheever construye metafóricamente el proceso

descendente del fracaso del Sueño. También en ambos cuentos hay un distanciamiento por parte del

narrador hacia el Sueño de la felicidad matrimonial: Ned ha perdido el vínculo con toda su familia y

se ha quedado solo en una casa vacía y casi en ruinas; hasta el accidente, Cash y su esposa viven en

el laberinto de un ritual de peleas y reconciliaciones que es lo que parece mantener unida a la

pareja.

III

Si bien la perspectiva de John Cheever acerca del Sueño Americano es principalmente

crítica, se complejiza al presentar diversos tipos y grados así como algunas zonas de tensión.

Por un lado, la crítica parece resultar más fuerte y contundente hacia el mundo y los

personajes de la clase a la cual Cheever pertenecía. Es posible afirmar esto ya que la crítica más

ácida y fuerte está dirigida a los personajes que pertenecen a la clase media alta estadounidense,

como él, y no a los personajes de clase media baja los cuales son mirados desde una postura más

alejada y empática.

Por otro lado, la mirada de John Cheever hacia el Sueño de pertenencia grupal es compleja

ya que existe una tensión entre la mirada crítica acerca del espacio del suburbio y cierta nostalgia

hacia ese mundo cuya pérdida se registra.

Por último, al tratar el Sueño del amor conyugal, Cheever presenta cierto espectro de

alternativas ya que si bien en “O Youth and Beauty!” y en “The Swimmer” el narrador se distancia

y lo presenta como una cuestión altamente problemática y en general evaluada negativamente; en

“The Pot of Gold” es justamente ese mismo Sueño el que presenta la salvación de los personajes.

Notas

A pesar de que tanto David Madden como Walter Allen no propongan una definición así como tampoco una taxonomía del Sueño Americano en la cual basarnos, sí se puede pensar el término como una categoría que incluye un sueño de realización en distintos ámbitos como el material y el afectivo. Si bien importa aquí más la palabra “Sueño” que “Americano”, también se encuentra en relación con cuestiones culturales y hechos históricos propios de Estados Unidos. Agregamos aquí la definición de Sueño Americano propuesta por Rolando Costa Picazo en su artículo crítico: “Literatura del disenso en los Estados Unidos”, publicado en el libro El Sueño Americano (2009) “La literatura en EEUU desde la segunda posguerra”, donde también se subraya la idea del sueño de realización: “El Sueño Americano visualiza a un hombre que tiene todas las posibilidades de realizarse en plenitud, que puede ir de la pobreza a la riqueza, que puede llegar a ser presidente.” (22). 2 Cita extraída de parte de comentario que aparece en la contratapa de Relatos II publicado por Emecé en el año 2006. 3 Estos comentarios sobre Cheever en los que se establece una relación entre la narrativa del escritor y el Sueño Americano, pero que se diferencian de los de Fresán o Dyer, son comentarios o frases pertenecientes a lectores no especializados de Cheever encontrados en Blogs o críticas que aparecen en la red en el buscador Google al colocar en la entrada “Cheever/ American Dream”. Uno de estos comentarios es el aquí citado, pero, así como este, aparecen otros. 4 La entrada en la red de este comentario es la que sigue: http://www.enotes.com/short-story-criticism/swimmer-john-cheever. 5 American Dreams, American Nightmares es un libro conformado por ensayos todos ellos referidos al tema del Sueño Americano, mayormente en relación con obras de la literatura de Estados Unidos, editado por el escritor estadounidense, David Madden, quien escribe la introducción del libro. Al inicio de la introducción titulada: “True Believers, Atheists, and Agnostics”, Madden aclara lo siguiente acerca del contenido del libro: “American Dreams, American Nightmares is, then, a fuller examination of themes and literary problems explored in Tough Guy Writers of the Thirties and Proletarian Writers of the Thirties.” (xvi). Más avanzada la introducción afirma que: “The concept of the American Dream gone wrong is reflected in politically oriented social protest literature-the proletarian novel of the thirties for instance-and, paradoxically, in purposeless tough guy violence as well. In some popular fiction, a critique of

the American Dream is submerged.” (xxx). Es así como en American Dreams, American Nightmares, se examina de forma más completa lo que Madden había ya estudiado en un libro anterior sobre la crítica al Sueño Americano en la literatura. 6 Walter Allen divide The Urgent West en tres apartados. En el primero se ocupa de realizar lo que se podría llamar una ‘historia cultural’ del Sueño Americano, explica y desarrolla la teoría de la frontera y el tema de la influencia de la ética puritana en el Sueño Americano. 7 Si bien tanto Madden como Allen intentan definir el concepto de Sueño Americano, no logran dar con una definición, sino más bien, lo que ofrecen es una caracterización y una historia cultural de este concepto. 8 La declaración que cita Allen es la siguiente “We hold this truths to be self evident, that all men are created equal, that they are endowed by their creator with certain unalienable rights, that among these are life, liberty and the pursuit of happiness.” (4) 9 Utilizamos el término “América” cuando nos referimos al espacio que aun no era una nación. 10 Sobre el Siglo XVIII en relación con el Sueño Americano Rolando Costa Picazo afirma: “El Sueño Americano toma más cuerpo en la Edad de la Razón, con la idea de Progreso, uno de los grandes relatos del iluminismo, heredados de Francia e Inglaterra: la creencia de que el hombre no solo es política, social y moralmente perfectible, sino que su tendencia al perfeccionamiento es inevitable.” (21). 11 La carta llamada “What is an American” forma parte del libro Letters from an American Farmer, publicadas en el año 1782. Una de las frases que cita Allen de esta carta es la que sigue: “we are the most perfect society now existing in the world.” (5). 12 Allen afirma que la tematización del Sueño de la frontera en la novela se muestra de forma evidente, sobre todo, en las últimas oraciones: ‘I reckon I got to light out for the territory ahead of the rest, because Aunt Sally she´s going to adopt me and sivilize me, and I can’t stand it. I’ve been there before.’ (58). 13 El término “okie”, como gentilicio despectivo para los habitantes del estado de Oklahoma, surgió en la década de la Depresión de los 1930s cuando tuvo lugar una gran migración hacia el oeste de habitantes del Medio Oeste, por desempleo y problemas ecológicos en el manejo de la tierra. 14 Rolando Costa Picazo afirma acerca del Sueño Americano en la segunda posguerra en Estados Unidos: “Después de la Segunda Guerra se produce el triunfo de la Sociedad de Consumo: el sueño es una buena casa, bien equipada con todos los artefactos eléctricos, necesarios o no, y dos autos en el garaje. Detrás de esto está la Guerra Fría, que produce el colapso del sentido de temporalidad. Se cree que el mundo puede estallar en cualquier momento en Estados Unidos se construyen refugios antiatómicos en todas las ciudades-de manera que lo mejor es vivir el presente, darse todos los gustos. La Sociedad de Consumo en la Guerra Fría ha perdido el ideal del ahorro: ¿habrá un mañana? La gratificación debe ser inmediata. Hay que tener las cosas ahora, ya. Se compra ahora, se paga después-o nunca.”(27-8). 15 Madden, a diferencia de Allen, no solo trabaja con la literatura sino también con el discurso de las películas o de la música. Como afirma Madden: “Music in America has always expressed both dreams and nightmares:” (xxvi). 16 Según la clasificación de Robert G. Collins en “From Subject to Object and Back Again: Individual Identity in John Cheever’s Fiction”, los dos cuentos que se analizan en este capítulo pertenecen a un grupo de relatos que se sitúan en la ciudad, los cuales: “center around young men or couples living in New York just after the Second World War. They are, just about always, immigrants to the City; they are from what, in this later day, we call middle-American backgrounds. They are neither wholly at ease with their work nor obviously successful at it; frequently they lose their jobs or are browbeaten by employers in the course of the story. Yet, they all seem fundamentally decent men, with touchingly hopeful inner lives.”(3). 17 Publicado el 24 de enero de 1948 en The New Yorker. 18 Publicado el 14 de octubre de 1950 en The New Yorker. El título remite a una antigua leyenda irlandesa según la cual al final del arco iris hay una olla repleta de oro custodiada por un duende llamado Leprechaun. Este duende tiene poderes mágicos y, de ser capturado, concede tres deseos a quien lo libere. La olla repleta de oro es esquiva y casi imposible de alcanzar. 19 Se toma en cuenta aquí la definición de distancia propuesta en el Diccionario de narratología (1995): “(…) de lo que fundamentalmente se trata es de considerar la distancia en cuanto función del narrador, esto es, de entenderla como posición específica del sujeto de la enunciación con relación a la historia … Contrariamente [a la del showing] la técnica del telling traduce el incremento de la distancia del narrador con relación a lo que se relata; predomina entonces la tendencia reductora que caracteriza a la omnisciencia narrativa en cuanto estrategia de representación selectiva: ‘Es importante entender la comprensión por encima de todo como una consecuencia del punto de vista distanciado del narrador con relación a la acción narrada.” Más adelante, en la misma definición de distancia se afirma: “(…) la variación de la distancia está conectada con la perspectiva narrativa, una vez que la opción por el régimen del telling o showing implica criterios antagónicos de representación: omnisciente en el primer caso, eventualmente focalizada en el segundo, también con importantes implicaciones en el componente temporal; el estatuto y actitud del narrador… la(s) distancia(s) adoptada(s) por el narrador se proyectan también en el enunciado narrativo, bajo la forma de marcas subjetivas cualificadas.” (Reis Carlos y Ana Cristina M. Lopes 67-9). Mieke Bal, luego de haber revisado la categoría genettiana de ‘distancia’, propone ubicarla ya no en el estrecho marco del modo sino en la zona de intersección entre la voz y la focalización. Susana Reisz de Rivarola en su libro Teoría y análisis del texto literario (1989) aplica la categoría de distancia no ya a la mayor o menor proximidad con que el universo ficcional es puesto ante el lector implícito (y por su intermedio ante el lector real) sino a la ubicación del narrador y del focalizador extradiegético respecto de la

actividad discursiva y focalizadora de sujetos intradiegéticos. Asimismo, caracteriza la distancia como el grado de identificación, en sentido literal, de una instancia con otra, (o como), el grado de identificación o de oposición afectiva o intelectual en relación con formas de modelizar los datos de la experiencia o emitir juicios sobre ellos.” (Rivarola s/p). 20 Se tiene en consideración la noción de ‘nivel narrativo’ y de allí, la clasificación de los narradores en homodiegéticos, heterodiegéticos o metadiegéticos por Gérard Genette en Figures III (1972): “Nous définirons cette différence de niveau en disant que tout évènement raconté par un récit est à un niveau diégétique immédiatement supérieur à celui où se situe l’acte narratif producteur de ce récit.” (238) El narrador heterodiegético en tercera persona es el narrador que narra a un nivel superior del relato del cual él mismo está ausente. 21 Se tomará en cuenta la noción de focalización interna desde la teoría de la focalización propuesta por Genette y las reformulaciones de esta teoría realizadas por Mieke Bal en su libro Narratology Introduction to the Theory of Narrative (1985). Genette en Figures III (1972), explica la elección del término ‘focalización’, para resolver las preguntas ‘quién habla’ y ‘quién ve’: “Pour éviter ce que le termes de visión, de champ et de point de vue ont de trop spécifiquement visuel, je reprendrai ici le terme un peu plus abstrait de focalisation, qui répond d’ailleurs à l’expression de Brooks et Warren: ‘focus of narration.’”. Luego, propone tres tipos de focalización: “Nous rebaptiserons donc le premier type, celui que représente en général le récit classique, récit non-focalisé, ou à focalisation zéro. Le second será le récit à focalisation interne, (…)”. Esta focalización interna se dividirá en tres subtipos: la fija, la variable y la múltiple. La primera tiene lugar cuando todo sucede desde el punto de vista de un solo personaje, la segunda cuando la focalización va cambiando y la tercera cuando se focaliza un mismo suceso a través de distintos personajes. El tercer tipo es la ‘focalización externa’ donde el narrador no conoce ni los sentimientos ni los pensamientos de los personajes, Genette lo explica con un ejemplo: “Notre troisième type sera le récit à focalisation externe, popularisé entre les deux guerres par les romans de Dashiel Hammet, où le héros agit devant nous sans que nous soyons jamais admis à connaître ses pensées ou sentiments, (…)”. (206). La teoría de la focalización de Bal difiere de la de Genette en algunos puntos. Bal presenta una nueva definición por la necesidad de distinguir: “on the one hand, the vision through which the elements are presented and, on the other, the identity of the voice that is verbalizing that vision. To put it more simply: they do not make a distinction between those who see and those who speak.” (143). Bal propone definir la focalización como: “the relationship between the ‘vision’, the agent that sees and which is seen.” El ‘agente que ve’ es el focalizador definido como: “the point from which the elements are viewed. The point can lie with a character or outside the fabula.” (146). Luego, distingue la focalización interna de la externa: “When focalization lies with one character which participates in the fabula as an actor we could refer to internal focalization. We can then indicate by means of the term external focalization that an anonymous agent, situated outside the fabula, is functioning as focalizor.” (148-9). 22 Se seguirá en este trabajo la noción de “focalización omnisciente” definida según el Diccionario de narratología ya citado: “Adoptamos aquí la designación de focalización omnisciente para aludir a uno de los tres términos fundamentales del sistema de focalización concebido y definido por Genette. Solamente que éste opera con la denominación focalización cero (o narrativa no-focalizada), haciéndola corresponder ‘con aquello que la crítica anglosajona denomina narrativa de narrador omnisciente y Pouillon ‘visión por detrás’. Entretanto, creemos terminológicamente más preciso hablar de focalización omnisciente, toda vez que las expresiones propuestas por Genette pueden ser entendidas como referidas a aquellas narrativas que, porque no recurren de forma significativa a procedimientos de focalización, pura y simplemente no suscitan reflexiones críticas en el campo de la perspectiva narrativa; por otra parte, hablar de narrativa no-focalizada puede llevar a pensar que el concepto de focalización es pertinente solamente en la acepción de restricción informativa que él asume en el caso de la focalización interna (a partir de un personaje) y de la focalización externa (por fijación solamente en la superficie de lo observable). Ahora bien, nada impide que se acepte la posibilidad de que el sujeto de la focalización sea el narrador … y que lo sea a partir de esa posición de trascendencia que es la de la omnisciencia narrativa; si en ciertos momentos y circunstancias el narrador ciñe el relato escrupulosamente a la focalización interna, en otros adoptará una focalización omnisciente excediendo el limitado ámbito de conocimientos de un personaje de la historia y el incluso aún más restringido dominio de lo exterior observado en focalización externa.”(Reis Carlos y Ana Cristina M. Lopes 104). 23 Se tendrán en cuenta las nociones de focalizador y de objeto focalizado propuestas por Bal en su teoría de la focalización. Según Bal, hay que preguntarse quién focaliza y qué focaliza ya que la imagen que recibimos del objeto focalizado está determinado por el focalizador y al revés: la imagen que el focalizador presenta de un objeto dice algo sobre el focalizador mismo. 24 La ironía situacional se define como: “A state of affairs or events in which is the reverse of what was, or was to be, expected; a result opposite to and as in the mockery of the appropriate result; as the irony of fate.” (Webster’s New International Dictionary of the English Language 1312.) 25 Esta actitud de esperar un golpe de suerte podría tener relación con la herencia del puritanismo en la forma de pensar de los estadounidenses, en este caso, de los personajes de los que nos ocupamos. Walter Allen, al explicar en la primera parte de su libro, la influencia del puritanismo, expresa: “With this belief in the relation between salvation and economic success went the belief into its converse: the lack of success in a man was evidence of his rejection by God. The poor were poor because they deserved no better.”(25) Asimismo, el hecho de que los personajes estén en constante espera y expectativa de que su suerte cambie se puede relacionar, por un lado, con el “American sense of possibility” y el tema de la frontera, expuesto por Walter Allen, y, por el otro, con la versión del Sueño que Madden llama “El Sueño de lo nuevo”, según Madden: “Americans have always asked, What’s next?-more inclined to dream into the future than to rest upon traditions of the past.”(xxv).

26 Más tarde, Alice, al sentirse abrumada por la variedad en el menú del restaurant, proyecta su elección a futuro: “Tomorrow, I’m going to have the baked beans ... and the chicken pie the day after that and the fish cakes after that” (51). 27 Otro momento del relato donde se evidencia la presencia del consumo propio del período, es cuando Evarts recibe una cantidad abrumadora de ofertas de diversos productos por teléfono: “Then, the telephone began to ring. First, it was a man who wanted to sell Evarts a secondhand mink coat. Then a lawyer and a dry cleaner called, a dressmaker, nursery school, several agencies and a man who said he could get him a good apartment.” (58). 28 Mama Finelly es el personaje que había inspirado a Evarts a escribir el primer acto de su obra en su pueblo de Indiana. 29 Aquí está presente el Sueño de la invención. Sobre los inventores individuales Madden afirma: “The American dreamer is unique among dreamers, for he has often, by necessity or inner compulsion, been a doer. (...) Individual inventors and scientific experimenters have stimulated material manifestations of the American Dream.” (xxi). 30 Si se tiene en cuenta el análisis de Stengel sobre el cuento de John Cheever titulado “The Angel of the Bridge” (1964), donde afirma que la fobia que los personajes sienten hacia ascensores y puentes tiene relación con: “a fear of the mechanization and change inherent in midcentury America.”(229); se podría entonces interpretar el ruido del tránsito como un ícono de la mecanización análogo al ascensor y al puente en el cuento analizado por Stengel. En los relatos examinados en esta tesina el ruido del tránsito resulta un impedimento para realizar el Sueño. 31 Según el diccionario de La Real Academia Española, humorismo es un “modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño, o ridículo de las cosas.” (1240). 32 Seguimos la definición de narratario propuesta en el Diccionario de narratología: “Tal como la díada autor/narrador también la definición del narratario exige la distinción inequívoca con relación al lector real de la narrativa, y también con relación al lector ideal y al lector virtual: el narratario es una entidad ficticia, un ‘ser de papel’ con existencia puramente textual, dependiendo de otro ‘ser de papel’, el narrador que se le dirige de forma expresa o tácita.” (Reis, Carlos y Ana Cristina M. Lopes 162). 33 Se tiene en cuenta aquí la definición de “intrusión del narrador” propuesta por el Diccionario de narratología : “(…) las intrusiones de un narrador en focalización omnisciente lo responsabilizan, en principio, a él mismo y tienden a configurar una genérica actitud emotiva e ideológica con relación a la historia y a sus elementos constitutivos … las intrusiones son casi siempre denunciadas en el enunciado por registros del discurso dotados de diverso grado de incidencia apreciativa y juzgadora. Desde el discurso abstracto … hasta la mera incertidumbre expresada por el discurso modalizante, se desdobla un amplio abanico cualitativo de posibilidades de intrusión … las intrusiones del narrador no pueden disociarse de la representación ideológica que se concreta en la narrativa.” (Reis, Carlos y Ana Cristina M. Lopes 127). 34 Se toma en cuenta aquí la definición de discurso directo propuesta por el Diccionario de narratología: “En el discurso directo, que se encuentra tanto en los diálogos como en los monólogos, el personaje asume el estatuto de sujeto de la enunciación: su voz se autonomiza, desvaneciéndose concomitantemente la presencia del narrador.” (Reis, Carlos y Ana Cristina M. Lopes 197). 35 En el Diccionario de narratología se explica que: “Otro importante aspecto del proceso de análisis de la focalización interna está constituido por aquello a lo que puede llamarse marcas de focalización (…)”y entre ellas se encuentran: “posible representación de la corriente de conciencia del personaje focalizador, (…).” (Reis, Carlos y Ana Cristina M. Lopes 103). 36 “The mythic version of the success dream is Uncle’s Ben: ‘When I was seventeen I walked into the jungle, and when I was twenty one I walked out. And by God I was rich.’” (Eisinger 168). 37 Robert A. Morace en el artículo crítico: “From Parallels to Paradise: The Lyrical Structure of John Cheever’s Fiction” afirma que los finales abiertos forman parte del carácter innovador de la narrativa cheeveriana y que John Cheever ha tomado esta forma narrativa del escritor ruso Antón Chéjov. 38 Robert G. Collins divide los cuentos Cheeverianos en tres grupos según el lugar donde se desarrolle la acción: la ciudad, los suburbios o países Europeos. 39“The Swimmer” fue publicado el 18 de julio de 1964 en The New Yorker y formó parte del libro de cuentos de John Cheever titulado The Brigadier and The Golf Widow (1964). 40 Según Collins, en estos cuentos: “we have a middle-aged family man, The Country Husband, whose outer trappings of classy house, social wife, and self-engrossed children are, in fact, conditions of servitude. A lonely figure, his real life is the bewildered private one inside his head. Vaguely trying, with rare success, to understand how he got where he is, who he is, what animates the strangers with whom he lives and whom, with a combination of instinctive need and duty, he loves, the Country Husband drinks too much, worries too much, tries too hard. He is ineffectual, pathetic at times, has only limited access to a brilliantly functioning world in which everyone else seems to succeed.” (4). Asimismo, Collins afirma que los personajes que forman parte de este grupo de cuentos pertenecen a la “middle class” (4) en contraste con los cuentos analizados en el capítulo anterior donde los personajes eran de clase media baja. 41Si bien no se ha encontrado dentro de las clasificaciones ni de David Madden ni de Walter Allen algo similar a lo que se podría denominar el Sueño del hombre suburbano o el Sueño de pertenencia al suburbio, se utilizará en esta tesina dicha denominación para referirnos a la contracara de la pesadilla del hombre suburbano, sí explicada por David Madden en la introducción al libro American Dreams, American Nightmares (1970).

42 Asimismo, Fresán comenta que John Cheever y su familia se trasladaron de Manhattan a los suburbios. Existe una conexión entre este movimiento personal y su escritura ya que: “años después se convertiría en un gran escritor de ese mundo de casas amadas, amas de casa, infelicidad y opresión.” (Fresán, 2009: 5.)”. Fresán incluye en su artículo su traducción de un texto autobiográfico de Cheever, publicado en Esquire, en julio de 1960. En esta crónica, Cheever explica el fenómeno de suburbanización: “hacia el final de la década del 40’ la clase media se empezó a mover ... el vasto movimiento de la población fue forzado por las cuentas de la carnicería, las propinas, el incremento de los costos de alquileres y los colegios y las demoliciones. (...)” (6). 43 Es así como Ned bautiza con el nombre de su esposa la línea imaginaria que traza como recorrido conformada por las piscinas de los vecinos, las cuales debe atravesar nadando hasta llegar a su casa. 44 En el relato existe una progresión de casas cada vez en mayor estado de abandono y en peor estado. Este orden progresivo también se da con otros símbolos que aparecen a lo largo del relato como son las piscinas y el trato de los vecinos para con Ned, los cuales se repiten pero que varían en cada nueva aparición, como se verá más adelante. 45 Esta representación del paisaje del suburbio contrasta con la del espacio de la ciudad delineada en el capítulo anterior, donde el ruido del tránsito, entre otros elementos, era primordial. 46 Esta autoevaluación de Ned permite afirmar que este cuento tiene como intertexto La Odisea ya que en ambas obras el protagonista realiza un viaje volviendo a su casa y a su mujer.

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