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Universidad Pedagógica Experimental Libertador Vicerrectorado de Investigación y Postgrado Instituto Pedagógico “Rafael Alberto Escobar Lara” Subdirección de Investigación y Postgrado
LA SUPERVISIÓN EDUCATIVA
¿VÍCTIMA O EXCLUIDA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS?
Autor: Bexabet García de Noguera [email protected]
Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) Maracay – Venezuela
PP. 118-139
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LA SUPERVISIÓN EDUCATIVA ¿VÍCTIMA O EXCLUIDA DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS?
Bexabet García de Noguera [email protected]
Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) Maracay – Venezuela
Recibido: 17/06/2014 Aceptado: 14/01/2014
RESUMEN
La supervisión es un proceso dinámico y continuo de orientación a factores que intervienen en la acción educativa, tanto humano como pedagógico y administrativo. Por consiguiente, debe estar apoyada en el principio de democratización, participación y autorrealización. Este artículo está dirigido hacia la reflexión teórica producto de una revisión bibliográfica sobre la supervisión educativa como ente humano que observa el ir y venir del sistema educativo. Esta constituye ese canal permanente de comunicación, respeto, autovaloración y autosatisfacción que promueve el desarrollo humano. Monitorea la ejecución de políticas establecidas para tal fin e introduce los cambios que la sociedad moderna demanda de la educación. La supervisión educativa debe verse como instrumento del desarrollo humano que permite su transformación. Busca institucionalizar una cultura vinculada con logros y cumplimiento de los procesos gerenciales. Resulta contradictorio pensar en un proceso gerencial, donde no esté presente la supervisión como una acción permanente que propicie la oportunidad de nutrir, perfeccionar y dar vida a las actividades que se realizan dentro del sistema educativo nacional. Palabras clave: Supervisión, educación, políticas públicas.
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EDUCATIONAL SUPERVISION Victim EXCLUSIVE OR PUBLIC POLICY ?
ABSTRACT
Supervision is a dynamic and continuous process of orientation factors involved in both human and pedagogical and educational administrative action. It must therefore be supported by the principle of democratization, participation and self-realization. This article is directed towards theoretical reflection product of a literature review on the educational supervision as a human being who observes the comings and goings of the education system. This is the permanent channel of communication, respect, self-worth and self-satisfaction that promotes human development. Monitors the implementation of policies established for this purpose and introduces changes that society demands of modern education. Educational management should be seen as an instrument of human development that allows its transformation. Seeks to institutionalize a culture linked to achievements and compliance management processes. It is contradictory to think of a management process, where supervision as a permanent action that promotes the opportunity to nurture, develop and bring to life the activities carried out within the national education system is not present. Key words: supervision, education, public policy.
INTRODUCCIÓN
Desde hace aproximadamente unos III siglos a. de C., hasta donde se tiene
conocimiento, ya los filósofos trataban de organizar las sociedades en busca de unos
acuerdos mínimos de convivencia con la intención de evitar las eternas luchas del hombre
por el hombre. Pero es a partir del siglo XV cuando estas ideas fueron moldeándose y
trajeron como consecuencia el surgimiento de algunos escritos que posteriormente se
transformaron en lo que hoy conocemos como teorías sociopolíticas. Estas persiguen,
entre otras cosas, el establecimiento de doctrinas que orienten a quienes pretendan el
ejercicio del poder, sobre algunos lineamientos para lograr las normas de convivencia
ciudadana y la búsqueda de mecanismos para satisfacer las necesidades de esas
sociedades en un marco de gobernabilidad.
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Más tarde, durante el transcurso de la era moderna, surge en Europa un grupo de
ilustrados, que se dedicaron a profundizar y difundir en las sociedades la necesidad de
crear acuerdos entre los ciudadanos lo cual llegó a materializarse bajo la figura de
contrato social. Luego, con el advenimiento de la Revolución Francesa y la fundación de
las nuevas repúblicas tanto en Europa como en América, se transformaron en lo que hoy
conocemos como Constitución Nacional o Carta Magna de cada República. De ella se
derivan todas las demás Leyes y Reglamentos que dan estructura legal y rigen el normal
funcionamiento de los estados y las sociedades, además de servir como fundamento para
la formulación de las políticas públicas y estrategias de desarrollo de las naciones.
Específicamente en Venezuela, el Estado se vale de estas políticas y estrategias, a
fin de llevar adelante el desarrollo y funcionamiento del sistema educativo de la nación. Se
debe proporcionar a la educación de los lineamientos y recursos, además hacer de ésta el
instrumento capaz de promover el desarrollo de la sociedad. La educación debe valerse de
diferentes herramientas para lograr tal fin. Es así como la gerencia se constituye en uno de
sus principales aliados a través de la puesta en práctica de sus principios interconectados
para llevar a feliz término la empresa escolar; de modo que al ejecutarlos se dé
cumplimiento a lo establecido para tener una educación de calidad.
En el marco de ese proceso educativo, a la supervisión le corresponde una elevada
tarea en procura de ayudar en la función gerencial, que persigue; hacer de este proceso
de supervisión una actividad donde interactúen lo humano, lo pedagógico y lo
administrativo como un todo; bajo la premisa de que cada una de estas actividades son
relevantes, por lo que ninguna debe sacrificarse en perjuicio de las otras. Por tanto, se
requiere dar cumplimiento a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
otorgándole igual importancia y el valor debido a la supervisión general que comprende
los aspectos de la administración escolar y la supervisión especializada que abarca la
actividad docente propiamente dicha.
La supervisión educativa, bajo ninguna circunstancia o precepto, puede ser
excluida y menos aun ser la víctima de políticas y decisiones dentro del sistema educativo
nacional. Debemos darle la importancia que requiere y hacer de esta un agente que nos
permita monitorear, de manera continua, todos los procesos que se realizan para aplicar
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correctivos y ajustes pertinentes. Así contribuir y garantizar el éxito de esa loable tarea de
educar para transformar a nuestra sociedad de cara a una mejor calidad y desarrollo
humano.
Educación, Sociedad y Democracia
Abordar el tema de la educación pareciera algo muy sencillo ya que el término por
sí solo resulta muy cotidiano, y como es lógico, de gran uso en las esferas sociales de
cualquier país. Cómo no serlo, si es una de las pocas ciencias que está al alcance de todos
y que en teoría está llamada a ser ese instrumento que permite al ciudadano el ascenso
dentro de la sociedad, tal como lo expresa Delors y otros (1996) “…la educación constituye
un instrumento indispensable para que la humanidad pueda progresar hacia los ideales de
paz, libertad y justicia social” (p. 9). Sin embargo, sabemos que para que esta funcione de
manera adecuada deben conjugarse una multiplicidad de factores para conformar, lo que
conocemos como: Sistema Educativo Nacional. Pero en este sistema interactúan una
variedad de actores que van desde el Estado, como rector de la misma, educadores,
estudiantes, representantes y sociedad civil entre otros.
Tras la educación está el gran secreto de la perfección de la naturaleza humana.
Kant, (1988) expresa:
La educación es un arte, cuya práctica ha de ser perfeccionada por muchas generaciones. Cada generación, provista de los conocimientos de las anteriores, puede realizar constantemente una educación que desenvuelva de un modo proporcional y conforme a un fin, todas las disposiciones naturales del hombre, y conducir así toda la especie humana a su destino. La Providencia ha querido que el hombre deba sacar el bien de sí mismo y le habló, por decirlo así: «¡Entra en el mundo!; yo te he provisto de todas las disposiciones para el bien. A ti toca desenvolverlas, y, por tanto, depende de ti mismo tu propia dicha y desgracia.» (p. 11-12)
La educación es entendida como un proceso global y continuo de la sociedad. Los
principales actores de ese proceso buscan el perfeccionamiento de su naturaleza y la
forma de ascenso en el medio de acción que redunde en beneficios propios
para cada individuo y colectivos para la nación.
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A lo largo del tiempo, las sociedades mundiales han sufrido diversas
transformaciones, más específicamente las relacionadas con los avances de la ciencia y la
tecnología, de lo cual no escapan los escenarios académicos de las escuelas, liceos y
universidades. De allí que los docentes requieran una constate preparación y
actualización, valerse de estos y de la propia naturaleza del hombre para sacar el mejor
provecho, convirtiendo todas estas transformaciones en un elemento de luz.
Transformar las sociedades es transformar a los hombres que la conforman.
Orientar sus capacidades intelectuales, físicas y morales hacia el alcance máximo de la
satisfacción individual y colectiva. Aquí juegan papel taxativo los agentes educativos
formales e informales. El objetivo supremo de la educación debería estar orientado a
devolverle al hombre su humanidad; ya que es evidente que ésta ha progresado a pasos
agigantados en desmedro de su propia esencia (autorrealización, autosatisfacción,
respeto, lealtad, sabiduría), en otras palabras: ser feliz, vivir en paz. Estos avances deben
ir de la mano con el progreso y la transformación axiológica del ser.
Al hablar de la educación Duplá (1991) plantea, que ésta es:
…una parte importante en la construcción de una sociedad democrática. Ella debe enraizar en los educandos los valores y actitudes indispensables para lograr una convivencia pacífica libre y democrática, por medio de una crítica leal y constructiva a los defectos del sistema social y por medio de una práctica pedagógica que encarne los valores democráticos que se inculcan. (p. 5-6)
Esta construcción de una sociedad democrática tuvo su génesis en la Edad Moderna,
caracterizada en sus inicios por la caída del Imperio Romano y la llegada de Cristóbal
Colón a América, finalizando con la Revolución Francesa. En este paréntesis de trescientos
años aproximadamente convergieron luces que iluminaron su construcción y por
consiguiente formaron las bases para su posterior fortalecimiento.
Estas luces de democracia fueron generadas por un movimiento filosófico que se
caracterizó por la exaltación de la razón humana como luz que guía hacia la verdad y el
progreso para la época lo que se denominó “La Ilustración”. Este período de la luz estuvo
conformado por un grupo de hombres estudiosos que dedicaron su vida a
buscar la paz en una sociedad justa, libre de disputas, injurias y atrocidades.
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Así pues, la educación se constituyó en arista importante que permitió disipar las tinieblas
de la humanidad a través de las luces de la razón.
Entre este grupo de hombres estudiosos cabe mencionar a Thomas Hobbes, John
Locke, Montesquieu y Rousseau, los cuales a través de sus teorías lograron promover la
primacía de la Nación, la Ciudadanía, y la División del Poder Público. Ellos entendieron la
educación como factor indispensable del progreso social. Es de hacer notar que se habla
de la educación como una generalidad, sin ahondar en elementos específicos como
planificación, organización, dirección, control, pero la misma estaba presente para la
época, como instrumento de luz y desarrollo. No cabe duda alguna, la modernidad nos ha
dejado una gran herencia: La democracia como fuente de inspiración para la
independencia de los pueblos de América y el nacimiento de las nuevas repúblicas como
el primer paso hacia la era Contemporánea.
En esta época emergen nuevas teorías sociopolíticas, las cuales podrían
denominarse teorías madres que dieron lugar a teorías secundarias y doctrinas con las
cuales nuestros gobernantes se han permitido ensayar en las diferentes formas de
gobierno, así surge el capitalismo, el comunismo y el socialismo.
Venezuela no escapa a la realidad de la modernidad y en su transitar por el tiempo
ha experimentado cambios en las políticas educativas que de alguna manera se han
evidenciado en sus organizaciones. Sin embargo, los cambios no han sido perdurables ya
que responden a directrices de gobiernos, mas no a políticas de Estado.
Existe una estrecha relación entre la educación y la democracia. Esta última se
construye con el conocimiento, principios y valores que mueven la sociedad, los cuales
responden a sus necesidades e interesen en función de su preparación y de los valores
como el reconocimiento del otro, responsabilidad, honestidad y solidaridad. Estos se
constituyen en la riqueza más preciada de una práctica democrática en la cual la
educación juega un papel preponderante.
Es importante hacer mención que en 1999 se plantearon metas importantes a la
educación venezolana al promulgarse la nueva Constitución. En ella quedaron claros los
compromisos y condiciones que deben reunir aquellos profesionales
involucrados con la docencia. La educación debe corresponderse con la
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realidad mundial y continental en todos los órdenes; además de responder a las
demandas del país y a la preparación de las generaciones futuras.
Las Organizaciones y la Escuela
La existencia de las organizaciones es uno de los principios característicos de la
sociedad actual. La complejidad de la vida y la arduidad de los objetivos sociales
propuestos hacen que el hombre tenga que asociarse con sus semejantes para procurar
lograrlos. Es difícil comprender la vida cotidiana sin reseñar las organizaciones que actúan
como extensiones del ser humano para alcanzar unas metas específicas.
En este sentido, Stoner (1996), define las organizaciones como un “… grupo de
personas que buscan los beneficios de trabajar juntas con el propósito de alcanzar una
meta común” (p. 6). Esta conceptualización hace especial énfasis en el logro de objetivos y
metas, y para ello, se necesita la capacidad y las herramientas adecuadas para lograrlos,
tales como el conocimiento, las estrategias conceptuales y teorías adecuadas para tal fin.
Esto solo sería posible o concebible por la interacción entre un grupo de personas con un
interés común.
Lo anterior, implica que no es posible entender la naturaleza del hombre, si
desconociéramos o si no tomásemos en cuenta, sus capacidades y necesidades de
convivencia social. Por lo tanto, al hombre se le hace imposible alcanzar un nivel de
desarrollo humano sin la interacción con otros seres humanos.
Así, la educación de cualquier individuo es, en gran parte, el producto de sus
interacciones con otros hombres. Es el resultado de factores como: los valores, la cultura,
sus creencias y el tipo de roles desempañados. Es a través de la educación como el
hombre se nutre para vivir en sociedad. En este sentido plantea Pérez (2004), “la
educación, pues es, o puede llegar a ser la tarea humanizadora por excelencia, el medio
privilegiado para que cada persona se plantee y alcance una vida en plenitud” (p. 149).
Desde esta referencia se sustenta la concepción de que la educación es la herramienta de
apalancamiento de desarrollo humano y de prosperidad de una sociedad.
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Todos estos elementos amalgamados: organización, ser humano, metas y normas
permiten visualizar lo que sería una gestión superior que denominaremos gerencia, la cual
es indispensable para la existencia de una sociedad, al respecto plantea Guédez (2001)
que “La gerencia es un proceso porque arranca de una materia prima a la cual se le
aplican unos medios de transformación para obtener un determinado producto” (p. 29).
De acuerdo a lo planteado, se requiere una serie de elementos que contribuyan de
forma determinante al logro gerencial de cualquier empresa que permitan la
transformación de esa materia prima. En el ámbito educativo, según Ortega (1995) “La
educación es sin lugar a dudas, la tarea fundamental de la sociedad en su proceso de
formar nuevas generaciones, de mantener, conservar, enriquecer el patrimonio cultural y
educativo de un país” (p. 211).
Por tanto, la gerencia educativa, permite la transformación y enriquecimiento del
ser humano, además busca institucionalizar una cultura vinculada con la obtención de
logros y el cumplimiento de los procesos gerenciales: planificación, organización,
dirección, control y la gestión del conocimiento, que involucren a todos los actores del
Sistema Educativo. Una gerencia que persiga la efectividad en su gestión a fin de
garantizar de manera conjunta, coordinada y armónica el logro de los objetivos previstos.
Donde debe prevalecer el factor humano en todas sus vertientes como elemento
administrador del conocimiento, calidad y por sobre todas las cosas el respeto, lealtad,
autosatisfacción. Elementos estos que engrandecen al hombre.
La sociedad en la cual nos desenvolvemos, caracterizada por importantes y
significativos cambios, requiere de una nueva forma de organización para responder a las
exigencias del entorno en forma equilibrada y en armonía. Es necesario contar con una
gestión gerencial educativa que propicie acciones preventivas y correctivas que generen
dentro del sistema mejoras continuas en su praxis.
La sociedad le asigna a la educación funciones determinantes que procuran
superar la exclusión educativa y social, las cuales hacen referencia a los objetivos
atribuidos a la educación como son: desarrollo económico, vencer la pobreza y la
integración nacional. Para esto se necesita de la escuela como elemento operante que
organiza la circulación del conocimiento y donde se forma al individuo como
miembro de la sociedad.
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Al respecto López (2012) esgrime que “…deberá ser un espacio de construcción de
ciudadanía democrática en la que se aprenda a convivir en la diversidad” (p. 26). Es aquí
donde la gerencia se conjuga por medio de la práctica de un conjunto de habilidades
directivas orientadas a planificar, organizar, coordinar y evaluar la gestión de aquellas
actividades necesarias para alcanzar eficacia pedagógica, eficiencia administrativa,
efectividad comunitaria y trascendencia cultural en los centros educativos. Declara este
autor:
La escuela (plantel) es la unidad operativa más importante del sistema educativo, donde se cumple el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es un centro de trabajo organizado para desarrollar programas educativos, culturales y de liderazgo social. Es un centro de trabajo organizado que ejerce una acción a través de una entidad que cumple actividades fundamentales de administración de una buena empresa, como son: planificación, ejecución y evaluación. Tiene un nivel directivo pensante y de decisión, otro de ejecución y desarrollo formado por docentes, empleados, técnicos administrativos y el sector laboral. Se apoya además en la participación de la comunidad, mediante sus legítimas organizaciones, como son: la de los docentes, padres, representantes y estudiantes. (p. 26) La escuela juega un papel importantísimo en la transformación de la sociedad. En
ella no solo interactúan niñas, niños y adolescentes con diversos intereses y necesidades
sino también juegan un papel relevante los docentes. Estos últimos son los responsables
del accionar pedagógico dirigidos y orientados por un cuerpo directivo capaz de ejecutar
las políticas pautadas por el ente rector a fin de cumplir con las necesidades y
requerimientos para promover el buen vivir en un ambiente de armonía y respeto.
No existe duda alguna, referente a que uno de los principales retos a que debe
enfrentarse el gerente, pero de manera especial el líder de esta nueva era, es trabajar
dentro de un ambiente de incertidumbre y en constantes cambios. Tal situación le obliga a
valerse de una actividad fundamental dentro de la función gerencial, como es la
supervisión educativa. De esta manera, ejecutaría un proceso dinámico de control y
retroalimentación de los avances y problemas en la marcha de las instituciones
educativas, como centro de gravedad de todo el sistema, a objeto de tomar decisiones
acertadas y oportunas acordes con la realidad vivida por los actores principales del
sistema, más específicamente de los integrantes de la escuela.
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Las Políticas Públicas en Educación
El proyecto político venezolano contenido en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, define la educación como un derecho humano y un deber social
fundamental. La política educativa se halla sustentada en los artículos 102, 103 y 104;
definiéndola taxativamente de democrática, integral, gratuita y obligatoria. En relación a
la supervisión educativa se contempla en la Ley Orgánica de Educación en el artículo 43;
en los artículos 150, 151, 152, 153, 154 y 157 del Reglamento General de la Ley Orgánica
de Educación.
Las políticas públicas son las directrices de más alto nivel de una nación, es el
conjunto de acciones gubernamentales cuyo fin es garantizar el bienestar de una
población, y en el contexto educativo se plantean como esos elementos específicos en
procura de mejoras continuas para el mismo. En consecuencia, son un conjunto de líneas
de acción para todos los niveles y modalidades del sistema educativo y se constituyen en
los ejes de una gestión para el cambio. Expresa Pallarés (1986):
En el contexto educativo se tiene como producto de una política pública específica, la construcción de escuelas, la formación del personal docente, la implementación de becas; por consiguiente se trata de asuntos intermedios en el proceso de las políticas públicas. Los logros tienen explícitos el impacto que la misma está teniendo en la sociedad. Por tanto continuando con el mismo ejemplo de la educación, serían resultados de una política: las mejoras en relación a la alfabetización o en relación al fracaso escolar, o en el nivel cualitativo de los profesionales de la docencia. (p. 144)
La autora nos presenta una operativización de las políticas en la cual se evidencian
los beneficios cuando las mismas se han aplicado de manera coherente. Es decir, una
política pública será efectiva en la medida en que se permita su accionar utilizando la
estrategia adecuada.
En este sentido, es necesario que se generen políticas públicas que fortalezcan los
niveles y la calidad de la educación para disminuir la brecha que nos separa de aquellos
países que han desarrollado estrategias y han hecho grandes inversiones, para
lograr avances significativos. Para lo cual han utilizando, como herramienta
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fundamental, la educación de sus pueblos. De modo que nuestro país pueda orientarse
con certeza y en el menor tiempo posible hacia una mejor calidad educativa, mayor
inclusión, flexibilización de las estructuras académicas y administrativas. Que se ponga por
delante al ser humano y sus valores como visión de un futuro cercano.
En el complicado mundo en que vivimos y de acuerdo a los cambios constantes, la
educación debe valerse de herramientas fundamentales del proceso gerencial y de la
planificación, como son: la supervisión y el liderazgo, a objeto de poder dar respuestas
oportunas y eficaces al entorno social y universal. En tal sentido Venegas (2004), señala:
Las grandes variaciones en el marco social exigen planes y programas dinámicos que marquen los derroteros de la política educativa nacional, mediante esfuerzos técnicos y administrativos, que permitan la revisión y ejecución permanente de nuevas acciones tendientes a mejorar la calidad del sistema educativo, con un enfoque de gerencia y liderazgos estratégicos. (p. 27)
No existe duda alguna, referente a que uno de los principales retos a que debe
enfrentarse el gerente, pero de manera especial el líder de esta nueva era, es trabajar
bajo un ambiente de constantes cambios, incertidumbre y manejo de elevados volúmenes
de información. Tal situación le obliga a valerse de una actividad fundamental dentro de la
función gerencial, como es la supervisión educativa en tanto y en cuanto pertinente,
constante, orientadora y participativa.
Siendo así, se requiere de un compromiso nacional de políticas educativas concretas.
Pero de manera muy especial se hace necesario la sensibilización de todos quienes
tenemos la honrosa tarea de educar para adquirir de manera continua las herramientas y
los conocimientos cónsonos con la nueva educación. En ella debemos desarrollar
métodos de enseñanza y aprendizaje que faciliten un trabajo en equipo altamente
cooperativo, actuando como facilitadores y aprendiendo también dentro del proceso.
Es necesario mantenerse en un persistente aprendizaje con el propósito de
desarrollar las competencias académicas y pedagógicas que permitan fortalecer valores,
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calidad humana y cultura general. Esto redundaría en la formación de los estudiantes y de
una sociedad venezolana preparada para transitar a la par de las exigencias de este nuevo
milenio.
En una comunidad humana que constantemente establece sus fines y metas
educativas existe un flujo continuo de ideas beneficiosas para sus miembros. Es por medio
de la educación como el ser humano alcanza su mayor potencial y se transforma en un ser
de luces, responsable y libre. Con esa transformación contribuye al desarrollo de la
sociedad, se convierte en el ciudadano del mundo. Pensar en educación es pensar en el
futuro.
Supervisión Educativa
La supervisión es una función que está presente en todo accionar humano, a través
de ella se monitorean las actividades que se realizan, a fin de aplicar correctivos de ser
necesarios.
Cuando nos referimos a la misma en el campo educativo, estamos haciendo
mención a la doble función que debe cumplir: la administrativa y la docente. En ambas
hay un componente humano que no se debe obviar puesto que su accionar depende de
seres humanos y en esa función bidimensional se establece una interacción impregnada
de respeto, de orientación, que permita al profesional de la docencia autoevaluarse,
autovalorarse. Su labor docente debe estar dirigida a buscar el máximo de satisfacción
profesional, pero por sobre todas las cosas satisfacción personal.
Al respecto declara Fuguet (2006) que la función supervisora “es de carácter
administrativo y docente, a pesar que la experiencia nos indica que este último carácter es
olvidado en el proceso” (p. 15). Me atrevo a afirmar en relación a lo expuesto por el autor,
que pareciera que esta es una práctica arraigada en el ejercicio de la función supervisora
en relación a lo plasmado por Díaz (2011), en su artículo denominado: Caracterización de
la Evolución Histórica de la Supervisión Educativa en Venezuela, en el que plantea: “el Plan
Nacional de Supervisión (1984), elaborado por el Ministerio de Educación, encaminó su
acción especialmente hacia los aspectos administrativos y dejó prácticamente
desasistidos a los docentes en su labor” (p. 3). Se deduce entonces, que la
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supervisión carece de relevancia en el quehacer pedagógico en virtud de que los
supervisores se ocupan más de tareas administrativas y dejan de lado la esencia de la
escuela: lo que ocurre en las aulas.
Si centramos nuestra atención al deber ser y a las estructuras conceptuales se
puede decir sin duda alguna que al hablar de supervisión educativa se hace abordaje a la
calidad de la misma ya que este es el fin último que persigue este accionar que se nutre
con las políticas públicas establecidas para tal fin. La supervisión en el campo educativo
implica direccionar a los maestros en el desempeño de sus funciones en búsqueda de
orientar sus actividades para que cumplan fielmente con los objetivos de la educación. Al
respecto Nérici (1992) expresa:
La supervisión escolar es servicio de asesoramiento de todas las actividades que influyen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, con miras a realizar un mejor planeamiento, una mejor coordinación y ejecución de la misma, para que se atiendan en forma más eficiente a las necesidades y aspiraciones del alumno y la comunidad, así como para que se lleven a efecto más plenamente los objetivos generales de la educación y los objetivos específicos de la escuela. (p. 56)
En este orden de ideas, la supervisión es el proceso de instruir y ayudar al maestro
en su desempeño para que las instituciones alcancen con mayor eficacia los objetivos
propuestos de orden académico y administrativo docente. Por lo que conviene articular
conocimiento, la práctica y experiencia para cumplir con los fines establecidos. En este
sentido Teixidó (1997) plantea que:
El fin de la supervisión es mejorar el sistema educativo en su totalidad el cual debe alcanzarse a través de dos vías. Por una parte la supervisión de una institución escolar debe contribuir a la mejora de esa institución escolar; la supervisión controla, refuerza positivamente lo que funciona y orienta para que se pueda reconducir aquello que debe mejorarse. (p. 52)
La calidad de la supervisión escolar está orientada a ayudar y asesorar al docente a
establecer fuertes lazos morales con los miembros de la comunidad donde se
desenvuelve. Además, se enfoca en evaluar los resultados de los logros
obtenidos a fin de alcanzar en forma efectiva los objetivos propuestos,
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creando las condiciones de idoneidad de acuerdo a las necesidades educativas.
Sin embargo, plantea el mismo autor que la acción supervisora ha sido limitada a
entrevistas, reuniones de despacho y análisis de documentos. Lo cual es importante en el
proceso, pero si no se visitan las aulas, no se observan los procedimientos de enseñanza y
procesos de aprendizaje en el momento en que se producen todo el constructo de la
supervisión carece de fundamento (p. 93). Es decir, todo queda sin asidero.
Es de hacer notar que la base de la supervisión implica el conocimiento de la
realidad educativa y el acto pedagógico en sí en el momento en que se produce. Por
tanto, debe realizarse mediante un trabajo cooperativo y permanente. Al respecto
expresa Marín (2004) “…la supervisión escolar debe actuar continuamente y no sólo en
algunos períodos de la vida de la escuela…” (p. 113); de modo que este accionar sea un
proceso cotidiano y no esporádico. Que sea de verdadero apoyo a los docentes en lo
profesional sin obviar por supuesto al ser humano.
La supervisión educativa, debe cumplir un rol de primer orden en el sistema
educativo, ya que la misma se constituye en ese canal permanente de comunicación que
monitorea la ejecución de las políticas en las instituciones educativas. Por otra parte,
también en el cumplimiento de la función: se observa, detecta, evalúa y reporta los
principales problemas que afectan a la educación con la intención de elevarlas en el
menor tiempo posible a las autoridades correspondientes quienes deben tomar
correctivos para contribuir con una educación de calidad.
De esta manera la supervisión educativa, tiene una gran relevancia dentro del
sistema ya que sirve de agente que impulsa el dinamismo, la interactividad y
retroalimentación constante dentro de la educación. Es así como Alemán y Azuma (2009),
al destacar la importancia que tiene la supervisión, hacen énfasis en el rol que esta cumple
en el seguimiento de todos aquellos factores que tienen incidencia relevante en la calidad
de la educación, ya sean humanos, materiales o de actividades pedagógicas,
indistintamente que las instituciones o las escuelas sean públicas o privadas (p. 40). Ya
que mediante ese proceso continuo de supervisión se contribuye a introducir los cambios
que la sociedad moderna demanda de la educación.
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Es imprescindible destacar que la escuela requiere y exige un marco de supervisión
que vele por la fundamentación y orientación de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
En otras palabras, que facilite orientaciones apropiadas al quehacer pedagógico y
administrativo contribuyendo con el docente a superar desaciertos. Ejerciendo un
liderazgo democrático y participativo que proporcione atención oportuna, cooperación y
asistencia académica a los educadores. Que contribuya a resaltar esa subjetividad
implicada en la labor que realiza y en sus fundamentos ontológicos en toda su plenitud.
Con relación a esto, López citado por Cárdenas (1998) plantea que:
Se requiere de un equipo directivo eficaz, capaz de generar actividades cualitativas y cuantitativas importantes para el rendimiento de los alumnos y para mejorar la acción individual de los docentes…El equipo directivo debe asumir el seguimiento, la planificación pedagógica, el apoyo a la labor docente… (p.277)
Dentro de este orden de ideas, se delega al director de la escuela la responsabilidad
de guiar y orientar los procesos académicos para el logro de cambios de acciones que
respondan a las exigencias del diseño curricular poseedor de una visión humanística,
científica y social. Se requiere de su apoyo para que la gestión escolar se cumpla
cabalmente y llegue a feliz término.
Un sistema educativo enriquecido con un proceso de supervisión educativa que sirva
de enlace entre lo que se hace y lo que se requiere hacer, cumpliendo con su finalidad que
no es otra cosa que calidad educativa en toda su extensión. De este modo se
proporcionarían las mejores opciones dirigidas a que nuestros jóvenes adquieran
capacidades, habilidades y competencias que contribuyan a fortalecer las bases para
trascender en su conjunto. De forma simultánea se establecerían los lazos de solidaridad y
confianza requeridos para una convivencia democrática y equitativa entre los ciudadanos.
La supervisión es una relación interpersonal. Su práctica debe ser humanizada, es
decir, tener presente que antes que el educando, el profesor y cualquier actor educativo,
está el hombre con sus potencialidades, debilidades, intereses, necesidades, aspiraciones
y frustraciones. Por tanto, el respeto de cada uno de los actores educativos supervisados
debe ser su bandera. Debe proporcionar un amplio clima de motivación para generar el
cambio de comportamiento, mejoras profesionales y personales, en función
de las orientaciones.
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Es necesario que quienes planifican, administran, dirigen, controlan, y supervisan el
proceso educativo desarrollen sus actividades con eficacia y con eficiencia, a fin de
contribuir de manera significativa a lograr los cambios que reclama la educación, como lo
expresa Fuguet (2006) “Así la supervisión podrá convertirse en la fuerza motora que
impulsa el desarrollo educacional de un país”. (p.15)
La educación como ciencia e instrumento por excelencia generadora y propulsora
de cambios en los ciudadanos debe apoyarse en las bondades que le proporciona la
Función Supervisora como herramienta gerencial, dinámica y humana, para dar respuesta
a los cambios continuos de esta sociedad contemporánea.
Las sociedades democráticas se construyen desde la educación, con la inserción de
conocimientos y valores que las hacen fuertes, críticas y productivas, a fin de poder
progresar y dirigir su rumbo hacia un modelo perfecto de ideas donde reine la paz, la
libertad y la justicia social. Es aquí donde juegan un papel importante las políticas públicas
en educación. Más específicamente en lo concerniente a la supervisión educativa, la cual
debe ser cónsona con lo que se espera en las sociedades. En estas se establece que su
objetivo principal es conocer las necesidades y deficiencias del sector a los fines de
corregirlas y, a través de la aplicación del ordenamiento jurídico, mejorar la educación y la
calidad de la enseñanza.
La escuela es la unidad operativa del sistema educativo, donde se organizan los
conocimientos y se promueve el desarrollo integral del individuo como miembro de una
sociedad. En ella se deben brindar las herramientas necesarias para tal fin. Allí se ejecutan
las políticas públicas emanadas desde el ente rector y consecuentemente desde las
organizaciones escolares donde la supervisión educativa ejerce su mayor influencia con el
propósito de obtener el mejor beneficio.
CONCLUSIONES
La educación es el instrumento que permite al ciudadano el ascenso dentro de la
sociedad, por lo que deben interactuar diferentes elementos con intereses
comunes dirigidos al perfeccionamiento de su naturaleza. Transformar a las
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sociedades es transformar a los hombres que la conforman. Orientar sus capacidades
intelectuales, físicas y morales hacia la satisfacción individual y colectiva.
La educación tiene una gran relevancia en la construcción de la sociedad
democrática la cual tuvo su génesis en el siglo XV con el surgimiento de las teorías
sociopolíticas en manos de un grupo de individuos estudiosos, pertenecientes al
movimiento filosófico denominado “La Ilustración”.
Desde que el ser humano existe se ha visto envuelto en un proceso de integración,
en el que necesita interrelacionarse con sus semejantes no solo en lo personal sino
también en lo político, cultural, económico y social. Estos requerimientos de relación han
ido evolucionando con el transcurrir del tiempo.
La existencia de las organizaciones es uno de los principios característicos de la
sociedad actual. La complejidad de la vida y la arduidad de los objetivos sociales
propuestos hacen que el hombre tenga que asociarse con sus semejantes para procurar
lograrlos. Es difícil comprender la vida cotidiana sin reseñar las organizaciones que actúan
como extensiones del ser humano para alcanzar unas metas específicas. Así tenemos la
escuela como unidad operativa a través de la cual se ejemplifica la organización. Y por
ende, se constituye en el elemento más importante del sistema educativo donde se
cumplen los procesos de enseñanza y aprendizaje. En ella se desarrollan programas
educativos, culturales y de liderazgo social. Es un laboratorio de transformación donde
cumple un papel muy importante la gerencia y sus principios y donde la supervisión
educativa representa una influencia determinante para el realce del ser humano y el
progreso social.
Es necesario contar con una gestión gerencial educativa de calidad y competencia
comprobada para generar respuestas oportunas ante una sociedad cambiante y una
educación acorde a esas demandas sociales del entorno nacional y universal. Una gestión
que genere acciones preventivas y correctivas pertinentes. Que produzca dentro del
sistema mejoras continuas en su praxis, para lo cual, el gerente debe ser un líder que
aglutine y comparta esfuerzos con sus equipos a objeto de lograr que estos le sigan de
manera voluntaria.
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La gerencia educativa permite la transformación y enriquecimiento del ser humano.
Además, busca institucionalizar una cultura vinculada con la obtención de logros y el
cumplimiento de los procesos gerenciales: planificación, organización, dirección, control y
la gestión del conocimiento que involucre a todos los actores del sistema educativo.
Entonces, resulta contradictorio pensar en un proceso gerencial donde esté ausente la
supervisión educativa. Se requiere que esté presente como una acción permanente que
propicie la oportunidad de nutrir y dar vida a cada una de las actividades realizadas dentro
del Sistema Educativo Nacional.
La supervisión educativa tiene dos funciones importantísimas de igual valor y bien
definidas en la reglamentación venezolana. Sin embargo, a través del tiempo se le ha dado
mayor relevancia a la forma general de supervisión que implican aspectos comunes de la
administración. Se han minimizado las denominadas visitas de supervisión de clases que,
en mi criterio, son la esencia de la escuela. Es allí donde se puede obtener la información
de cómo se desarrolla el proceso, y por tanto, proporcionar las orientaciones pertinentes
para el mejoramiento de la calidad de la educación y el funcionamiento de los servicios
educativos.
Es necesario que quienes planifican, administran, dirigen, controlan, y supervisan el
proceso educativo desarrollen sus actividades con eficacia y con eficiencia. Todo con el fin
de contribuir de manera significativa a lograr los cambios que reclama la educación.
Cambios que deben dar respuesta a los ciudadanos y a las sociedades para que estas
puedan alcanzar los avances tecnológicos y científicos a la par del fortalecimiento de los
valores éticos en cada ser humano. Y así dotarlo de las capacidades suficientes para que
este pueda desenvolverse con autonomía y posibilidades de éxito dentro de esta sociedad
contemporánea.
Y finalmente quiero dejar mis aportes para la reflexión académica en torno a las
políticas públicas en educación afirmando que estas existen. Pero lamentablemente su
accionar en el aula, lo cual en mi criterio es la esencia de la escuela, se ha visto disminuido
obviando el seguimiento correspondiente. Se ha limitado la supervisión educativa en
función de su quehacer, ya que la misma se cumple medianamente cuando todo su
accionar se dirige a la supervisión administrativa. Se ha eludido la noble función técnico
docente con la cual se establece ese contacto humano tan necesario en la
formación del desarrollo integral de ese ser humano que necesita la sociedad.
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En consecuencia, considero pertinente por parte de las autoridades competentes
generar el vehículo más idóneo para transitar por esa senda que vaya dejando en su
recorrido la tan deseada transformación que solicita a gritos la sociedad actual. O en su
defecto cumplir con la misión encomendada.
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RESUSMEN CURRICULAR
Bexabet García de Noguera
Bexabet García, es licenciada en Educación Especial, mención Retardo Mental, egresada
de la Universidad José María Vargas de Caracas, Magister en Educación, mención
Gerencia Educacional de la UPEL, Caracas, actualmente cursante del Doctorado en
Educación en la UPEL, Maracay y se desempeña como profesor por horas en la U. E. E.
“Don Guadalupe Hernández”, ubicada en el sector el Amarillo en San Antonio de los Altos,
Estado Miranda.
