La Superación de La Metafísica Por Medio Del Análisis Lógico Del Lenguaje - Rudolf Carnap

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Celebro la publicación de este articulo, ya que es la primera vez que una de mis obras aparece traducida al español.Al parecer en Latino América se está desarrollando ahora un interés creciente por seguir aquellos métodos de investigación filosófica que resultan más sobrios, claros, analiticos y, sobre toéio, que se encuentran vinculados más al pensamiento científico que a la problemática de la metafisica tradicional. Quiero enviar mis saludos y mis mejores deseos a todos aquellos que se esfuerzan por cultivar esta manera de pensar.Rudolf Carnap

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  • INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSFICAS

    Coleccin: C UADERNO S

  • Cuaderno 10

    RUDOLF CARNAP

    LA SUPERACIN DE LA METAFSICA POR MEDIO

    DEL ANLISIS LGICO DEL LENGUAJE

    T r a d u c c i n :

    C. Nicols Molina Flores

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSFICAS

    PROGRAMA DE MAESTRA Y DOCTORADO EN FILOSOFA MXICO 2009

  • B824.6C37182009 Camap, Rudolf, 1891-1970

    La superacin de la metafsica por medio del anlisis lgico del lenguaje / Rudolf Camap; traduccin de C. Nicols Molina Flores. la. reimpr. Mxico : UNAM, Instituto de Investigaciones Filosficas: Programa de Maestra y Doctorado en Filosofa, 2009.36p. (Coleccin cuadernos / Instituto de Investigaciones Filo

    sficas; cuaderno 10)

    Traduccin de: berwindung der metaphysik durch logische analyse der sprache

    ISBN 978-607-02-1128-7

    1. Positivismo lgico. 2. Metafsica. I. Molina Flores, C. Nicols, tr. II. t. III. Ser.

    Ttulo original:berwindung der Metaphysik durch logische Analyse der Sprache

    {Erkenntnis, t. II, pp. 219-241, 1931-1932. Felix Meiner Verlag, Leipzig.)

    Primera edicin en espaol: 1961 D.R. 1961 Universidad Nacional Autnoma de Mxico Primera reimpresin en espaol: 15 de diciembre de 2009 D.R. 2009 Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio sin la autorizacin escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSFICAS Ciudad Universitaria, Delegacin Coyoacn

    C.P. 04510, Mxico, Distrito Federal Tels.: 5622 7437 y 5622 7504; fax: 5665 4991

    Correo electrnico: [email protected] Pgina web: http://www.filosoficas.unam.mx

    PROGRAMA DE MAESTRA Y DOCTORADO EN FILOSOFA Ciudad Universitaria, Delegacin Coyoacn

    C.P. 04510, Mxico, Distrito Federal Tel.: 5622 1820

    Todos los derechos reservados

    Impreso y hecho en Mxico ISBN 978-607-02-1128-7

  • Celebro la publicacin de este articulo, ya que es la primera vez que una de mis obras aparece traducida al espaol.

    A l parecer en Latino Amrica se est desarrollando ahora un inters creciente por seguir aquellos mtodos de investigacin filosfica que resultan ms sobrios, claros, analiticos y, sobre toio, que se encuentran vinculados ms al pensamiento cientfico que a la problemtica de la metafisica tradicional. Quiero enviar mis saludos y mis mejores deseos a todos aquellos que se esfuerzan por cultivar esta manera de pensar.

    R udolf Carnap

  • I. IN TR O D U CCI N

    Desde los escpticos griegos hasta los empiristas del siglo x ix ha habido muchos opositores a la metafsica. La naturaleza de las crticas expuestas ha sido muy diversa. Algunos han declarado que la teora metafsica es errnea en razn de oponerse a nuestro conocimiento emprico. Otros la han considerado nicamente incierta en base al hecho de que sus problemas trascienden el lm ite del conocimiento humano. Muchos antimetafsicos han declarado estril el ocuparse de las interrogantes metafsicas, pudieran o no ser respondidas, porque en todo caso es innecesario preocuparse por ellas. Es mejor dedicarnos enteramente a las tareas prcticas que absorben la diaria actividad del hombre.

    El desarrollo de la lgica moderna ha hecho posible dar una respuesta snueva y ms precisa al problema de la validez y justificacin de la metafsica. Las investigaciones de la lgica aplicada o de la teora del conocimiento, cuyo propsito es esclarecer por medio del anlisis lgico el contenido cognoscitivo de las proposiciones cientficas y, a travs de ello, el significado de las palabras que aparecen en dichas proposiciones, conducen a un resultado positivo y a uno negativo. El resultado positivo es elaborado en el campo de la ciencia emprica; se esclarecen los conceptos particulares de distintas ramas de la ciencia, se explicitan tanto sus conexiones lgico-formales como las epistemolgicas.

    En el orden de la metafsica (incluyendo la filosofa de los valores y la ciencia normativa), el anlisis lgico ha conducido al resultado negativo de que las pretendidas proposiciones de este campo son totalmente carentes de sentido. Con esto se ha obtenido una eliminacin radical de la metafsica como no fue posible lograr desde los antiguos puntos de vista antimetafsicos. Desde luego, ciertas ideas conexas pueden localizarse ya en varias meditaciones anteriores, por ejemplo en las de ndole nominalista, pero solamente ahora,

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    despus de que el desarrollo de la lgica ocurrido en las ltimas dcadas la ha transformado en un instrumento de la necesaria precisin, resulta posible la realizacin decisiva de dicha superacin.

    Cuando decimos que las llamadas poposiciones de la metafsica son carentes de sentido, hemos usado estos trminos en su acepcin ms estricta. Dando a la expresin un sentido lato se caracterizan en ocasiones una proposicin o un problema como carentes de sentido cuando su planteo es totalmente estril. (Por ejemplo, el problema de cul es el peso medio de aquellos habitantes de Viena cuyo nmero telefnico termina en 3?, o proposiciones que resultan obviamente falsas como en 1910 Viena tenia 6 habitantes, o proposiciones que son no solamente emprica sino lgicamente falsas, proposiciones contradictorias tales como las personas A y B son un ao ms ancianas cada una respecto de la otra .) Estas proposiciones en realidad poseen sentido aun cuando sean estriles o falsas, ya que solamente proposiciones con-sentido son clasificables entre (tericamente) fructuosas y estriles, verdaderas y falsas. En sentido estricto, sin embargo, una secuencia de palabras carece de sentido cuando, dentro de un lenguaje especfico, no constituye una proposicin. Puede suceder que a primera vista esta secuencia de palabras parezca una proposicin; en este caso la llamaremos pseudoproposicin. Nuestra tesis es que el anlisis lgico ha revelado que las pretendidas proposiciones de la metafsica son en realidad pseudoproposiciones.

    Un lenguaje consta de un vocabulario y una sintaxis, es decir, de un conjunto de palabras que poseen significado y de reglas para la formacin de las proposiciones. Estas reglas indican cmo se pueden constituir proposiciones a partir de diversas especies de palabras. De acuerdo con esto, hay dos gneros de pseudoproposiciones: aquellas que contienen una palabra a la que errneamente se supuso un significado o aquellas cuyas palabras constitutivas poseen significado, pero que por haber sido reunidas de un modo antisintctico no constituyeron una proposicin con sentido. A travs de ejemplos mostraremos cmo en la metafsica aparecen pseudoproposiciones de ambas clases. Ms tarde inquiriremos por las razones que sostienen nuestra suposicin de que la metafsica en su conjunto no consta sino de tales pseudoproposiciones.

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  • S U P E R A C I N DE LA M E T A F S I C A 9

    II. EL SIGN IFICAD O DE U N A PA LA B R A

    Cuando (dentro de un lenguaje determinado) una palabra posee un significado, usualmente se dice que designa un concepto; si esta significacin es slo aparente y en realidad no la posee, hablamos de un pseudoconcepto. Cmo explicarse el origen de los pseudoconceptos? No puede afirmarse que cada palabra fue introducida en el lenguaje sin otro propsito que indicar algo determinado, de manera que desde los principios de su uso tuvo un significado definido? Cmo entonces pudo llegar a tener palabras asignificativas un lenguaje tradicional?

    Es seguro que originalmente cada palabra (exceptuando casos singulares que ms tarde mostraremos) posey un significado. En el curso de la evolucin histrica, una palabra frecuentemente cambia su significado. Tam bin sucede a veces que una palabra pierda su antiguo significado, sin llegar a adquirir uno nuevo. As es como surge un pseudoconcepto.

    En qu consiste entonces el significado de una palabra? Qu estipulaciones deben establecerse respecto a una palabra para que sta tenga un significado? (para nuestras reflexiones, no interesa aqu si estas estipulaciones estn dadas en forma explcita, caso ste de algunas palabras y smbolos de la ciencia moderna, o si se ha logrado un comn acuerdo tcito, como .es el caso de la mayor parte de las palabras del lenguaje tradicional). En primer lugar debe fijarse la sintaxis de la palabra, es- decir, la manera como se presenta en la forma proposicional ms simple en la que puede aparecer; llamaremos a esta forma proposicional su proposicin elemental. La forma proposicional elemental, para la palabra piedra es, por ejemplo, X es una piedra ; en proposiciones de esta forma podramos designar algo dentro de la categora de cosas que ocupara el lugar de X , por ejemplo este diamante , esta manzana . En segundo lugar, para la proposicin elemental P que contiene a la palabra, debe haber respuesta a las siguientes interrogantes, las que podran ser formuladas de varios modos:

    (i). De qu proposiciones es derivable P y qu proposiciones pueden derivarse de P?

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  • IO R U D O L F C A R N A P

    (*). Bajo qu condiciones debe ser P verdadera y bajo qu condiciones falsa?

    (3) . Cmo puede ser verificada P?(4) . Cul es el sentido de PEs (1) la formulacin correcta; (s) es la formulacin de

    acuerdo con la terminologa de la lgica; (3) de acuerdo con la terminologa de la teora del conocimiento; (4) de acuerdo con la filosofa.

    W ittgenstein ha afirmado que (2) expresa lo que los filsofos han querido decir por (4): el sentido de una proposicin radica en sus condiciones (criterio) de verdad. [(1) es la formulacin metalgica; ms tarde daremos, en otro lugar, una exposicin detallada de la metalgica, como teora de la sintaxis y del sentido, es decir, de las relaciones de derivacin.]

    En el caso de muchas palabras, especficamente en el caso de la mayora de las palabras de la ciencia, es posible precisar su significado retrotrayndolas a otras palabras (constitucin, definicin). Por ejemplo: artrpodos son animales que poseen un cuerpo segmentado con extremidades articuladas y una cubierta de quitina . De esta manera ha quedado resuelto el problema antes mencionado en relacin a la forma proposicional elemental de la palabra artrpodo , esto es, para la forma proposicional la cosa X es un artrpodo . Se ha estipulado que una proposicin de esta forma debe ser derivable de premisas de la forma X es un animal, X posee un cuerpo segmentado , X posee extremidades articuladas , X tiene una cubierta de quitina y que inversamente cada una de estas proposiciones debe ser derivable de aquella proposicin. Por medio de estas estipulaciones sobre derivabilidad (en otras palabras: sobre su criterio de verdad, el mtodo de verificacin, el sentido) de la proposicin elemental sobre artrpodos, se fija el significado de la palabra artrpodos . De esta manera cada palabra del lenguaje es retrotrada a otras palabras y finalmente a las palabras que aparecen en las llamadas proposiciones de observacin o proposiciones protocolares . A travs de este retrotraimiento es como adquiere su significado una palabra.

    Para nuestros propsitos podemos dejar de lado el problema relativo al contenido y a la forma de las proposiciones

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  • primaras (proposiciones protocolares), el que an no ha sido resuelto definitivamente. Se acostumbra decir en la teora del conocimiento, que las proposiciones primaras se refieren a lo dado, pero no ha habido unanimidad en lo que respecta a qu es lo dado. A veces se ha sostenido que lo dado, en una proposicin de este gnero, se refiere a las cualidades sensoriales ms simples o a algn orden de sentimientos (por ejemplo "caliente , "azul , alegra y as sucesivamente), en otras, el criterio se ha inclinado a la concepcin de que las proposiciones primarias no pueden referirse sino a experiencias globales y a relaciones de semejanza entre ellas. Otra postura ms sostiene que estas proposiciones primaras han de referirse ya a objetos. Independientemente de esta diversidad de opiniones, se ha establecido que una secuencia de palabras slo posee sentido cuando se han fijado sus relaciones de derivacin de proposiciones protocolares, cualesquiera que puedan ser las caractersticas de estas proposiciones protocolares. Similarmente, una palabra slo tiene significado cuando las proposiciones en las que pueda aparecer son retrotrables a proposiciones protocolares.

    Teniendo en cuenta que el significado de una palabra se define mediante su criterio de aplicacin (en otras palabras: mediante sus relaciones de derivacin de su proposicin elemental, mediante sus condiciones de verdad, y mediante el mtodo de su verificacin), la estipulacin de este criterio elimina cualquier posible libertinaje respecto a lo que nos gustara que significara una palabra. Si la palabra ha de recibir un significado exacto no debe mutilarse su criterio de aplicacin; pero, por otra parte, no podemos usar algo ms que lo establecido por el criterio de aplicacin, ya que ste establece una determinacin suficiente de su significado. El significado est implcitamente contenido en el criterio y lo que resta hacer es explicitarlo.

    Supongamos, a manera de ilustracin, que alguien inventara la palabra nueva tago y sostuviera que hay objetos que son tagos y objetos que no son tagos.

    Para descubrir el significado de esta palabra, le preguntaramos sobre su criterio de aplicacin: cmo determinamos en un caso concreto si un objeto dado es tago o no lo es? Supongamos que l no es capaz de respondemos en concordancia con un criterio de aplicacin: no existen signos em

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    pricos de taguidad nos dice. En este caso tendremos que negar la legitim idad del uso del vocablo. Si la persona que usa la palabra insiste de todas maneras en que hay objetos que son tagos y objetos que no son tagos, no resta, para el modesto y finito intelecto humano, sino considerar que lo que es tago ser u n secreto eterno, pero, entretanto, podemos designarlo como un mero flatus vocis. Acaso persista en aseguramos que, a pesar de todo, 1 quiere significar algo con la palabra tago . De ello inferiremos solamente el hecho psicolgico de que est asociando a la palabra algunas imgenes y sentimientos. Mas no por ello adquiere sta algn significado. Si no se estipula un criterio de aplicacin para la nueva palabra no existe aserto alguno en las proposiciones en que aparece, por lo que stas resultan ser meras pseudoproposiciones.

    Como segundo caso, supongamos que se establece el criterio de aplicacin para una nueva palabra, digamos tego; especficamente, la proposicin este objeto es tego es verdadera si, y solamente si, el objeto es cuadrangular (para nuestras reflexiones resulta irrelevatite que este criterio est explcitamente establecido o que podamos obtenerlo de la observacin de los usos de carcter afirmativo y negativo del vocablo). Entonces diremos: la palabra tego es sinnimo de la palabra cuadrangular y no consideraremos como admisible que aquellos que la utilizan nos digan que, sin embargo, ellos queran significar con ella algo ms que cuadrangular; que desde luego cada objeto cuadrangular sea tambin tego, e inversamente, es el resultado de que la cuadrangularidad sea la manifestacin visible de la teguidad y que esta ltim a en s se halle oculta, no siendo una propiedad observable por s misma. Replicaremos que despus de que este criterio de aplicacin ha sido fijado mediante la precisin de la sinonimidad de tego = cuadrangular, no tenemos posterior libertad para querer significar esto o aquello otro con el vocablo.

    Resumamos brevemente el resultado de nuestro anlisis. Sea "a una palabra cualquiera y P (a) la proposicin elemental en la que aparece. La condicin necesaria y suficiente para que a tenga un significado puede darse en cada una de las formulaciones siguientes, que fundamentalmente dicen lo mismo:

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    i. Que las notas empricas de a sean conocidas, t . Que haya sido estipulado de qu proposiciones proto

    colares es derivable P(a)\5. Que las condiciones de verdad para P(a) hayan sido

    establecidas.4. Que el mtodo de verificacin de P(a)" sea conocido.1

    III. PALABRAS M ETAFISICAS CAR EN TES DE SIGN IFICADO

    Puede mostrarse ahora cmo muchos de los vocablos de la metafsica no satisfacen los requerimientos anteriores, por lo que resultan carentes de significado.

    Vamos a tomar como ejemplo el trmino metafsico principio (en el sentido de principio de existencia, no de principio epistemolgico o axioma).

    Diversos metafsicos han ofrecido una solucin a la cuestin de cul sea el (supremo) principio del mundo (o de las cosas , o de "la existencia , o de el ser ) y han presentado como tal al agua, al nmero, a la forma, al movimiento, a la vida, al espritu, a la idea, al inconsciente, a la accin, al bien y similares. A efecto de descubrir el significado que la palabra principio tiene en este problema metafsico, debemos preguntar a los metafsicos bajo qu condiciones una proposicin de la forma "X es el principio de Y es verdadera y bajo qu condiciones es falsa. En otros trminos: inquiriremos por el criterio de aplicacin o por la definicin de la palabra principio . El metafsico nos responder aproximadamente como sigue: X es el principio de Y quiere decir que Y surge de X , el ser de Y rende en el ser de X , Y existe por virtud de X , y as sucesivamente. Pero estas expresiones son ambiguas y tienen muchas interpretaciones posibles. Frecuentemente presentan un signifi

    1 Para un estudio de las concepciones lgicas y epistemolgicas que, aun constituyendo el fundamento de nuestra exposicin, slo pueden ser examinadas aqui de un modo breve, vase WrrrcENSTxiN: Tractatus logico- philosophicus, 1Q28 [versin espaola, con el mismo ttulo, de la Revista de Occidente. Madrid, 1957. N. del T.j y Carnap: Der logfsche Avfbau der Welt, 19*8.

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    cado claro, por ejemplo cuando decimos de una cosa o proceso Y que "se deriva de X y observamos que las cosas o procesos de la clase X son frecuente e invariablemente sucedidos por procesos o cosas de la clase Y (es decir, que hay una relacin causal en el sentido de una sucesin regulada por una ley natural). Pero el metafsico nos dice que lo que l quiere significar no es esta relacin empricamente observable, porque en ese caso sus tesis metafsicas no seran sino meras proposiciones empricas de la misma clase de las correspondientes a la fsica. La expresin se deriva de no tiene aqu el significado de una relacin temporal o de una secuencia causal, que es el que comnmente tiene el vocablo. A pesar de ello no se especifica un criterio para que adquiera otro significado; consecuentemente, el pretendido significado "metafsico, que se supone poseyera el vocablo en contraste con el significado emprico ya mencionado, no existe. Si reflexionamos sobre el significado original de la palabra principium (o de la palabra griega correspondiente hallamos esta misma evolucin. La palabra es expresamente desposeda de su significado original de comienzo ; no se supone que signifique prioridad temporal ninguna, sino una otra prioridad, especficamente metafsica. Sin embargo, los criterios para esta "especificacin metafsica faltan. En ambos casos la palabra ha sido desprovista de su significado original, sin que se le haya otorgado alguno nuevo; lo que resta de todo ello es una especie de cscara vaca.

    Con frecuencia se conectan asociativamente diversas imgenes mentales procedentes de las pocas originales en las que fue usado significativamente, con imgenes mentales nuevas y sentimientos aparecidos con m otivo del uso del vocablo en su nuevo contexto. Ello no es Tazn para que la palabra devenga significativa; permanecer asignificativa mientras no le sea asignado su mtodo de verificacin.

    La palabra Dios es otro ejemplo. Haciendo caso omiso de la variedad de usos que ha tenido en tantos rdenes, podemos distinguir sus usos lingsticos a travs de tres contextos distintos, de tres situaciones histricas qu e incluso llegan parcialmente a coexistir en un orden temporal. En su uso mitolgico, la palabra tiene un significado claro. Ella misma o trminos equivalentes de otros lenguajes es usada en ocasiones para designar a seres corpreos que estn entroni-

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  • ad os en el Olimpo, en el Cielo o en los Infiernos, los cuales le hallan dotados en mayor o menor grado de poder, sabidura, bondad y felicidad.

    En ocasiones tambin se utiliza para designar a seres espirituales que, a pesar de no tener cuerpos semejantes a los humanos, en alguna forma se manifiestan en cosas o procesos del mundo visible y resultan, por consiguiente, empricamente comprobables.

    Por el contrario, en su uso lingstico metafisico, la palabra Dios designa algo que est ms all de la experiencia. El vocablo es deliberadamente despojado de cualquier significado relativo a un ser corpreo o a un ser espiritual que se halle inmanente en lo corpreo, y como no se le otorga un nuevo significado, deviene asignificativo. Puede parecer a menudo que la palabra Dios poseyera significado tambin en el orden metafisico, pero las definiciones establecidas al respecto han mostrado, ante una cuidadosa inspeccin, resultar pseudo-definiciones. Ellas conducen o a secuencias de palabras lgicamente ilegtimas las que posteriormente sern analizadas o a otras expresiones metafsicas (por ejemplo: la base primordial , lo absoluto , lo incondicionado , lo independiente , lo autnomo, y as sucesivamente) pero en ningn caso a las condiciones de verdad de su proposicin elemental. En el caso de este vocablo ni siquiera se ha satisfecho la primera exigencia de la lgica, o sea la exigencia de la especificacin de su sintaxis, es decir, de la forma como aparece en su proposicin elemental. En este caso la proposicin elemental debera tener la forma X es un Dios ; sin embargo, el metafisico o rechaza completamente esta forma sin sustituirla por otra, o, caso de aceptarla, no indica la categora sintctica de la variable X . (Son categoras, por ejemplo: cuerpos, propiedades de cuerpos, relaciones entre cuerpos, nmeros, etc.)

    El uso teolgico de la palabra Dios se sita entre el uso mitolgico y el metafisico. No hay aqu un empleo propio, sino una oscilacin del uno al otro de los usos mencionados. Algunos telogos tienen un concepto de Dios claramente emprico (esto es, mitolgico, de acuerdo con nuestra terminologa). En este caso no nos hallamos ante pseudopropo- siciones, pero lo desventajoso para el telogo consiste en que, de acuerdo con esta interpretacin, las proposiciones de la

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  • i 6 R U D O L F C A R N A P

    teologa son empricas y por lo tanto quedan sujetas a las decisiones de la ciencia emprica.

    El empleo lingstico que otros telogos hacen de este trmino es claramente metafsico; hay otros an que no siguen una direccin definida en razn de que en alguna ocasin se valen de un uso lingstico y ms tarde de otro, o bien porque se expresan en trminos cuyo uso no puede ser clasificado con precisin, ya que tienen un carcter ambiguo y referible indistintamente a cualquiera de los dos usos ya sealados.

    T al y como los ejemplos ya examinados de principio y de "Dios", la mayor parte de los otros trminos especficamente metafsicas estn desposedos de significado, por ejemplo, la Idea, el Absoluto , lo Incondicionado , "lo Infinito", el Ser-que-est-Siendo, "el No-Ser, la Cosa-en-S , el Espritu Absoluto, "el Espritu O bjetivo , la Esencia , el SeT-en- S, el Ser-en-y-para-S , "la Emanacin", la Manifestacin, la Articulacin, "el Ego , el No-Ego , etc. Con estas expresiones sucede lo mismo que con la palabra tago , nuestro ejemplo anteriormente.fabricado. El metafsico nos dice que no pueden especificarse condiciones empricas de verdad; si a ello agrega que a pesar de todo quiere significar algo con ellas, sabremos entonces que esto no es sino una mera alusin a imgenes y sentimientos asociados a las mismas, lo que, sin embargo, no les otorga significado. Las pretendidas proposiciones de la metafsica que contienen estas palabras no tienen sentido, no declaran nada, son meras pseudoproposiciones. Ms tarde inquirirem os acerca de su origen histrico.

    IV. EL SENTIDO DE UNA PRO PO SICI N

    Hasta ahora hemos estudiado solamente aquellas pseudoproposiciones que contienen una palabra asignificativa. Pero hay adems un segundo gnero de pseudoproposiciones; stas constan de palabras con significado, pero reunidas de tal modo que el conjunto no posee sentido. La sintaxis de un lenguaje especifica qu combinaciones de palabras son admisibles y cules inadmisibles. Sin embargo, la sintaxis gramatical de un lenguaje natural no es capaz de realizar la tarea

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  • /de la eliminacin de todos los casos de combinaciones de palabras que resulten sin sentido. Tomemos como ejemplo las dos siguientes secuencias de palabras:

    i. Csar es y.8. "Csar es un nmero primo.La secuencia de palabras (i) est construida antisintcti

    camente. Las reglas de la sintaxis exigen que el tercer trmino est ocupado no por una conjuncin, sino por un predicado, sea un sustantivo (al que puede acompaar un articulo) o un adjetivo. Por ejemplo, la secuencia de palabras Csar es un general est formada de acuerdo con las reglas de la sintaxis. Es por tanto una secuencia de palabra plena de sentido, una genuina proposicin. La secuencia de palabras (s) es sintcticamente correcta, puesto que posee la misma forma gramatical que la proposicin anterior. Sin embargo (a) carece de sentido. "Nmero primo es un predicado de los nmeros; no puede ser ni afirmado ni negado de una persona. A pesar de que (a) aparenta ser una proposicin, no lo es, no declara nada, no expresa ninguna relacin objetiva, existente o inexistente. Por ello llamaremos a esta secuencia de palabras pseudoproposicin .

    El hecho de que en este caso no se hayan violado las reglas de la sintaxis gramatical parece inducir a primera vista a la opinin errnea de que estamos frente a una proposicin, aunque ella sea frisa. Pero "A es un nmero primo es falso, si, y solamente si, A es divisible entre un nmero natural distinto de A y de 1; es evidentemente ilcito sustituir en este caso A por "Csar . Este ejemplo ha sido escogido porque en l, el sin-sentido resulta fcilmente detectable. Pero no siempre resulta fcil reconocer el carcter de pseudoproposicin en algunas de las llamadas proposiciones de la metafsica. El hecho de que los lenguajes cotidianos permitan la formacin de secuencias verbales carentes de sentido sin violar las reglas de la gramtica, indica que la sintaxis gramatical resulta insuficiente desde un punto de vista lgico. Si la sintaxis gramatical tuviera una exacta correspondencia con la sintaxis lgica no podran formarse pseudoproposiciones. Si la sintaxis gramatical no solamente estableciera diferencias en el orden categorial de las palabras, tales como sustantivos, adjetivos, verbos, conjunciones, etc., sino dentro de cada una de estas categoras hiciera las

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  • iS R U D O L F C A R N A P

    posteriores diferencias que son lgicamente indispensables, no podran constituirse pseudoproposiciones.

    Por ejemplo, si gramaticalmente se subdividiera a los sustantivos en distintas clases de acuerdo con las propiedades asignadas, sea a los cuerpos fsicos, sea a los nmeros, etc., entonces las palabras "general y "nmero primo perteneceran a diferentes clases gramaticales de palabras y (s) sera tan contrario al lenguaje como (i); por lo tanto, en un lenguaje construido correctamente, toda secuencia de palabras sin-sentido, sera de la clase del ejemplo (i). Meras consideraciones de orden gramatical las eliminaran de manera casi automtica; es decir, sera innecesario, a efecto de evitar sin-sentidos, el prestar atencin al significado de cada palabra individual, bastara con atender a su orden sintctico (por ejemplo, seran "categoras sintcticas cosas, propiedades de cosas, relaciones entre cosas, nmeros, propiedades de nmeros, relaciones entre nmeros, y as sucesivamente). En consecuencia, si se justifica nuestra tesis de que las proposiciones de la metafsica son pseudoproposiciones, en un lenguaje construido de un modo lgicamente correcto la metafsica no podra expresarse. Se revela aqu la importancia filosfica de la tarea que ocupa a los lgicos en la actualidad, al elaborar una sintaxis lgica.

    V. PSEUDOPROPOSICIONES M ETAFSICAS

    Vamos a examinar algunas pseudoproposiciones metafsicas en las que resulta especialmente obvia la violacin a la sintaxis lgica, aun cuando stas se ajusten a la sintaxis his- trico-gramatical. Seleccionaremos algunas proposiciones de aquella teora metafsica que al presente ejerce la influencia ms fuerte en Alemania:2 Slo debe ser investigado Lo-

    1 Las citas que siguen (las cursivas pertenecen al original) estn tomadas de la obra Was ist Metaphysik? de M. Heidegger, 1929 [Q u es metafsicaf, versin al espaol de X . Zubiri. Revista Cruz y raya, M adrid, 1933; reimpresa por El clavo ardiendo, Ed. Sneca, Mxico, 1941. L a traduccin se ha hecho directamente del alemn, sin tomar en cuenta la traduccin espaola de Zubiri, por considerarla ms literaria que textual. N . del T .] Podramos igualmente haber seleccionado pasajes de cualquier o tro de los numerosos metafisicos actuales o pretritos, pero los pasajes seleccionados cumplen de manera especialmente adecuada con el propsito de ilustrar nuestra tesis.

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  • S U P E R A C I N DE LA M E T A F S I C A *9que-est-Siendo y por lo dems nada; Lo-que-esti-Siendo olamente y nada ms; nicamente Lo-que-est-Siendo y fuera de ello nada. Cul es la situacin en tomo a esta Soda?.. . Existe la Nada slo porque existe el No, es decir, la Negacin. O sucede a la inversa? Existen la Negacin y el No slo porque existe la N ada?... Nosotros postulamos: la Nada es ms originaria que el No y la N egacin... Dnde buscaremos la Nada? Cmo encontraremos la Nada?. . . Nosotros conocemos la Nada. . . La angustia revela la Nada... Ante y por lo que nos angustibamos era propiamente' nada. De hecho: la Nada misma como tal estaba a h . .. Cual es la situacin en torno a la Nada?.. . La Nada misma nadea.

    Formaremos a continuacin un esquema, a efecto de mostrar cmo la posibilidad de formar pseudoproposiciones se basa en deficiencias lgicas del lenguaje.

    I . PROPOSICIONES

    DEL LENGUAJE

    ORDINARIO

    PLENAS DE

    SENTIDO.

    A. Qu hay afuera?

    af ( i ) Afuera hay lluvia.

    af(Ll)

    B. Cul es la situacin en torno a esta llu via? (Es decir, qu hace la lluvia?)

    II. SURGIMIENTO EN EL LENGUAJE

    ORDINARIO DE

    PROPOSICIONES

    SIN-SENTIDO

    A PARTIR DE

    PROPOSICIONES CON-SENTIDO.

    A . Qu hay afuera?

    aK)Afuera nada hay.

    af(Na)

    B. "Cul es la situacin en torno a esta Nada?"

    (Na)

    III. LENGUAJELGICAMENTECORRECTO.

    A. No hay (no existe) algo que est afuera.

    ~^(3x) af(x)

    B. Ninguna de estas formas puede siquiera ser construida.

    (Ll)

  • R U D O L F C A R N A P

    i. Conocemos la lluvia.

    i . Busca- mos la

    c(Ll)

    Nada,Encontramos >c(Na)la Nada, Conocemos la Nada.

    2. La lluvia llueve.

    ll(Ll)

    2. La Nada nadea.

    na(Na)

    3. La Nada existeSlO

    Las proposiciones bajo la columna I son impecables tanto gramatical como lgicamente y, por consiguiente, plenas de sentido. Las proposiciones bajo la columna 11 (a excepcin de B 3) tienen una perfecta analoga gramatical con aqullas de la primera columna. La forma proposicional II A (como pregunta y respuesta) no satisface, sin embargo, las exigencias que impone un lenguaje lgicamente correcto. A pesar de ello, resulta plena de sentido, ya que puede traducirse a un lenguaje correcto. Esto aparece en la oracin III A que tiene el mismo sentido que II A. La insuficiencia de la forma proposicional II A se demuestra en que, a partir de ella es posible llegar, por medio de operaciones gramaticalmente impecables, a las formas preposicionales carentes de sentido de II B, que han sido tomadas de las citas precedentes. En el lenguaje correcto de la columna III estas formas ni siquiera pueden ser construidas. Sin embargo, s u carencia de sentido no parece inmediatamente obvia, ya q u e en Tazn de la analoga con la proposicin con-sentido I B , es fcil ser inducido a engao. La deficiencia comprobada aq u de nuestro lenguaje reside, por lo tanto, en que a d iferen cia de un lenguaje lgicamente correcto, admite gram aticalm ente igual-

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  • S U P E R A C I N DE LA M E T A F S I C A >1

    pftd formal entre secuencias de palabras con-sentido y sin* Batido. Hemos agregado a cada una de las oraciones la pnnula que le corresponde en la notacin de la lgica sim- Iplica. Estas frmulas facilitan el reconocimiento de la ana- loga indeseable entre I A y II A que da origen a las construcciones sin-sentido II B.

    Una inspeccin cuidadosa de las pseudoproposiciones que estn bajo II B nos muestra algunas diferencias ms entre ellas. La construccin de las proposiciones II se basa simplemente en el empleo equivocado del trmino nada" como un sustantivo, porque se acostumbra el uso de esta forma en el lenguaje ordinario para la construccin de proposiciones negativas de existencia (vase II A). En un lenguaje correcto para este propsito se utiliza no un nombre particular, sino una determinada forma lgica de la proposicin (vase III A); en la proposicin II B 2, a esta errnea utilizacin del nombre se agrega algo nuevo, a saber, se factura la palabra asignificativa nadear . Sealamos con anterioridad que las palabras asignificativas de la metafsica deben ordinariamente su origen al hecho de que una palabra significativa, a travs del uso metafrico que se le da en metafsica, es privada de su significado, pero aqu nos encontramos con uno de esos casos singulares en los que se ha introducido una palabra nueva que desde sus principios nunca posey significado alguno; aqu la proposicin analizada carece de sentido por una doble razn. Tam bin por dos razones debemos rechazar proposiciones como II B 3: en primera coincidiendo plenamente con las proposiciones anteriores por el error de usar la palabra nada" como un sustantivo; en segunda, esto encierra una contradiccin porque aun cuando resultara admisible la introduccin de nada como el nombre o la descripcin de algn objeto, an as resultarla negada la existencia de este objeto por su propia definicin, en tanto que en la proposicin II B 3 se afirmara nuevamente su existencia. Esta proposicin debera ser considerada contradictoria y por tanto disparatada, si no hubiera sido calificada ya como sin-sentido.

    A la vista de los burdos errores lgicos que hemos hallado en las oraciones II B, acaso pudiramos vemos conducidos a la sospecha de que la palabra nada" tal vez tiene, en la obra mencionada, un significado completamente distinto del

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  • sa R U D O L F C A R N A P

    acostumbrado. Esta sospecha se ve fortalecida al leer que la angustia revela a la Nada, que en la angustia est presente la Nada misma como tal. A q u la palabra "nada parece referirse a determinada disposicin emocional, acaso de un orden religioso o de algn otro capaz de sustentar una emocin semejante. Si ste hubiera sido el caso, entonces no se hubieran cometido los errores lgicos anotados en las proposiciones II B. Pero ya el principio de la cita textual anterior prueba que no es posible dar esta interpretacin. La combinacin de solo y y por lo dems, nada muestra inequvocamente que la palabra nada tiene aqu el significado usual de partcula lgica que sirve para la formulacin de una proposicin existencial negativa. La introduccin de la palabra nada es seguida inmediatamente por la pregunta dominante del tratado: Cul es la situacin en tomo a esta Nada?

    Nuestras reservas respecto a una posible interpretacin errnea, se desvanecen totalmente al notar cmo el autor del tratado est claramente al tanto de la oposicin que suige entre sus interrogantes y respuestas por una parte, y la lgica por la otra. Tanto la pregunta como la respuesta con respecto a la Nada son en s mismas igualmente un contrasentido . . . La norma fundamental del pensamiento a la cual comnmente se apela, el principio de no-contradiccin, la lgica general, rechaza esta pregunta. Tanto peor para la lgica! Debemos abolir su soberana: "Cuando el poder del entendimiento es quebrantado de manera tal en el campo de las preguntas acerca de la Nada y el Ser, entonces con ello tambin se decide el destino del dominio de la lgica dentro de la filosofa. La idea de la lgica misma se disuelve en el torbellino de un preguntar ms originario. Pero, estar de acuerdo la sobria ciencia con el torbellino de un preguntar antilgico? Tambin a ella se ha dado respuesta: La pretendida sobriedad y superioridad de la cien cia se transforma en ridiculez si ella se rehsa a considerar seriamente a la Nada. Hallamos aqu una buena confirm acin de nuestra tesis; un metafsico llega por s mismo a la conclusin de que sus interrogantes y respuestas son irreconciliables con la lgica y con las formas del pensamiento d e la ciencia.

    Ahora aparece claramente la diferencia e n tre nuestros puntos de vista y los de los antimetafsicos precedentes; nos

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  • otros no consideramos a la metafsica como una mera quimera o un cuento de hadas . Las proposiciones de los cuentos de hadas no entran en conflicto con la lgica, sino lo con la experiencia; ellas tienen pleno sentido aunque sean falsas. La metafsica no es tampoco una supersticin ; es perfectamente posible creer tanto en proposiciones verdaderas como en proposiciones falsas, pero no es posible creer en secuencias de palabras carentes de sentido. Las proposiciones metafsicas no resultan aceptables ni aun consideradas como hiptesis de trabajo , ya que para una hiptesis es esencial la relacin de derivabilidad con proposiciones empricas (verdaderas o falsas) y esto es justamente lo que falta a las pseudoproposiciones.

    Alegando la llamada limitacin de la capacidad humana de conocimiento, se ha hecho el intento de salvar a la metafsica oponiendo la objecin siguiente: efectivamente, las proposiciones metafsicas no pueden ser verificadas ni por el hombre ni por ningn otro ser finito. A pesar de todo, ellas pueden tener validez como conjeturas acerca de las respuestas que un ser con capacidad de conocimiento superior, o aun perfecto, pudiera dar a nuestras interrogantes y con este carcter de conjeturas deben ser consideradas, despus de todo, como con-sentido. Consideremos lo que sigue en oposicin a esta objecin. Si no puede especificarse el significado de las palabras o si la secuencia de stas no concuerda con las reglas de la sintaxis, entonces, ni siquiera estaremos planteando un problema. (Pinsese en los pseudoproblemas: es esta mesa taga? , es el nmero 7 sagrado? , qu nmeros son ms oscuros, los nones o los pares?) Donde no hay un problema incluso, ni un ser omnisapiente puede responder.

    El objetante tal vez respondiera ahora que as como el vidente puede comunicar al ciego un nuevo conocimiento, as un ser superior podra comunicamos tal vez un conocimiento metafsico, por ejemplo el de que el mundo visible es la manifestacin de un espritu. Reflexionemos qu quiere decir "nuevo conocimiento . Es concebible que pudiramos encontrar animales que nos informaran acerca de un nuevo sentido. Si estos seres nos demostraran el teorema de Fermat o inventaran un nuevo instrumento de investigacin fsica o formularan alguna ley natural hasta ahora ignorada, entonces nuestro conocimiento resultara incrementado con su

    S U P E R A C I N DE LA M E T A F S I C A S )

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  • R U D O L F C A R N A P

    ayuda, porque esto podra ser comprobado por nosotros. De un modo semejante puede tambin el ciego entender y comprobar la totalidad de los conocimientos fsicos (y por consiguiente todas las proposiciones del vidente). Pero si estos seres hipotticos nos dicen algo que no podemos verificar, entonces nosotros tampoco lo podremos comprender; en este caso no nos ha sido comunicada ninguna informacin, sino meramente sonidos verbales desprovistos de sentido, aun cuando tal vez asociados con imgenes. Sguese de aqu que nosotros podramos am pliar cuantitativamente nuestro conocim iento mediante la ayuda de otros seres, pero que no es posible adicionarle un conocimiento que en principio fuera de una clase distinta. M ediante la ayuda de otros seres podemos llegar a conocer con un alto grado de certidumbre lo que nos es incierto, pero lo que nos es incomprensible, carente de sentido, no puede devenir pleno de sentido con la ayuda de otro ser, as supiera enormidades. Por ello, ningn dios y ningn diablo podrn ayudamos a obtener algn conocimiento metafsico.

    4

    VI. CA R EN CIA DE SEN TID O DE T O D A M ETAFSICA

    Los ejemplos de proposiciones metafsicas que hemos analizado proceden de un solo tratado, pero nuestros resultados son tambin vlidos, en ocasiones incluso textualmente, para otros sistemas metafsicos. Cuando en el tratado mencionado se cita laudatoriamente una proposicin de Hegel (El Ser Puro y la Nada Pura, por consiguiente, son Uno y lo mismo), la invocacin est plenamente justificada. La m etafsica de Hegel tiene exactamente el mismo carcter lgico que este moderno sistema de metafsica; lo miao atae al resto de los sistemas metafsicos, aun cuando la especie de su fraseologa, y con ello la especie de los errores lgicos en que incurren, difieren en mayor o menor grado de la especie de los que aparecen en los ejemplos discutidos.

    Es innecesario consignar aqu algunos otros ejemplos d e proposiciones metafsicas aisladas tradas de otros sistemas para someterlas al anlisis. Nos limitaremos a indicar la s especies ms frecuentes de errores.

    Probablemente la mayora de los errores lgicos com etidos

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  • cuando se confeccionan pseudoptoposiciones se base en las deficiencias lgicas que infectan, en nuestro lenguaje, el uso de la palabra ser (y de sus correspondientes expresiones en la mayor parte de los dems lenguajes europeos). La primera deficiencia reside en la ambivalencia de la palabra ser . sta se usa a veces como cpula que antecede a, y se relaciona con, un predicado (yo soy el autor de este estudio), en otras designa existencia (yo soy). Este error resulta agravado por el hecho de que los metafsicos carecen con frecuencia de una idea clara de esta ambivalencia. El segundo error reside en la forma que adquiere el verbo en su segunda significacin, es decir, la de existencia. Esta forma verbal muestra ficticiamente un predicado donde ste no existe. Desde hace bastante tiempo, se sabe efectivamente que la existencia no es una propiedad (vase la refutacin de Kant a la prueba ontolgica de la existencia de Dios). Pero a este respecto, slo la lgica moderna es totalmente consecuente: introduce el signo de existencia en una forma sintctica tal que no puede ser referida como un predicado a signos de objeto, sino slo a un predicado (vase, por ejem plo, la proposicin III A en la tabla anterior). Desde la Antigedad, la mayor parte de los metafsicos se dejaron seducir por la forma verbal y con ello predicativa de la palabra ser y as formaron pseudoproposiciones, por ejemplo yo soy, dios es .

    Un ejemplo ilustrativo de este error puede hallarse en el cogito, ergo sum de Descartes. Hagamos aqu caso omiso de las objeciones que, en relacin a su contenido, han sido formuladas en contra de la premisa por ejemplo en atencin a si la proposicin Yo pienso expresa adecuadamente la relacin objetiva pretendida, o acaso no contenga sino una hipstasis y consideremos a las dos proposiciones exclusivamente desde un punto de vista lgico-formal. Observamos dos errores lgicos esenciales. El primero reside en la conclusin ergo sum. El verbo sum est pensado aqu, sin ningn lugar a duda, en el sentido de existencia y en este sentido ha sido interpretado siempre, porque una cpula no puede ser utilizada sin un predicado. Pero en este caso la proposicin viola la regla lgica antes mencionada de que existencia slo puede ser enunciada en conexin con un predicado, no en conexin con nombres (sujetos, nombres

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  • s R U D O L F C A R N A P

    propios). Una proposicin existencial no tiene la forma a existe (como en yo soy, es decir, yo existo) sino algo existe de tal y tal clase . El segundo error reside en la transicin de yo pienso a yo existo . Si de la proposicin P(a) (a a se le asigna la propiedad P ) se va a derivar una proposicin existencial, entonces esta ltima puede aseverar existencia solamente con respecto al prediado P y no con respecto al sujeto "a de la premisa. Lo que se sigue de yo soy un europeo no es yo existo , sino existe un europeo . Lo que se sigue de "yo pienso no es "yo existo sino existe algo que piensa .

    La circunstancia de que en nuestros lenguajes la existencia se exprese mediante un verbo (ser o existir) no constituye en s un error lgico, simplemente es inapropiado, peligroso. Esta forma verbal fcilm ente nos conduce a la concepcin errnea de la existencia como un predicado y se llega, por tanto, a modos de expresin lgicamente incorrectos y consiguientemente sin-sentido como los examinados. El mismo origen tienen tambin formas tales como Lo-que- est-Siendo , Lo-que-No-est-Siendo, las que desde tiempo inmemorial han representado importante papel en la metafsica. En un lenguaje lgicamente correcto, tales formas ni siquiera pueden ser construidas. Parece como si, quiz bajo la seductora influencia del ejemplo griego, se hubieran introducido tanto en la lengua latina como en la alemana las formas ens o seiend especficamente para el uso de los metafisicos; este camino representaba un deterioro lgico del lenguaje, mientras se pensaba que de este m odo se eliminaban sus deficiencias.

    Otra violacin muy frecuente de la sintaxis lgica es la llamada confusin de tipo de los conceptos. En tanto que el error mencionado con anterioridad consiste en el uso predicativo de un smbolo que no posee significado predicativo, en este caso un predicado se usa como predicado, p ero como predicado perteneciente a un tipo diferente. A q u tenemos una violacin de las reglas de la llamada T e o ra de los Tipos. Un ejemplo artificial es la proposicin anteriorm ente analizada: Csar es un nmero primo. Los nom bres de personas y los nombres de nmeros pertenecen a diferentes tipos lgicos y otro tanto sucede con los predicados de personas (por ejemplo general) y los predicados de nm eros

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  • ("nmero primo). El error de la confusin de tipos, a diferencia del uso del verbo ser anteriormente mencionado, no es prerrogativa de la metafsica sino que tambin ocurre con frecuencia en el lenguaje usual de la conversacin, pero aqu, en raras ocasiones conduce a sin-sentidos. La ambigedad de las palabras con referencia a los Tipos es de un gnero tal que puede ser evitada fcilmente.

    Por ejemplo: i. Esta mesa es mayor que aqulla. i . La altura de esta mesa es mayor que la altura de aquella mesa. Aqu, la palabra mayor es usada en (i) para una relacin entre objetos y en (2) para una relacin entre nmeros y por consiguiente para dos distintas categoras sintcticas. El error carece aqu de importancia, podra ser eliminado escribiendo mayorx y "mayor2 . Entonces "mayorx sera definido en los trminos de mayor2 mediante la declaracin de que la forma proposicional (1) es sinnimo con (2) (y as otras de especie similar).

    En razn de que en el uso cotidiano del lenguaje la confusin de tipos no causa dao, ha habido la tendencia a ignorarla completamente, y para esos usos diarios puede, en realidad, considerarse expedito al lenguaje, pero en metafsica esto ha tenido consecuencias devastadoras. Aqu el condicionamiento ocurrido a travs del lenguaje usual condujo a una confusin de Tipos que, a diferencia de aqullas ocurridas en el lenguaje comn, no son ya traducibles a formas lgicamente correctas. Encontramos con especial frecuencia pseu- doproposiciones de este gnero, por ejemplo en los escritos de Hegel y en los de Heidegger, quien al adoptar muchas peculiaridades del idioma hegeliano adquiri con ello tambin sus defectos lgicos (por ejemplo, predicados que deben ser referidos a objetos de cierta clase son referidos, en lugar de ello, a los predicados de esos objetos o a el Ser , o a la Existencia o a una relacin entre esos objetos).

    Habiendo hallado que muchas proposiciones metafsicas son sin-sentidos, se plantea el problema de si no subsiste en la metafsica un ncleo de proposiciones con-sentido que deba persistir despus de la eliminacin de todas las que carneen de l.

    A travs de los resultados que hemos obtenido podra llegarse a la concepcin de que la metafsica encierra muchos peligros de caer en sin-sentido y que por ello, si uno quiere

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  • R U D O L F C A R N A P

    hacer metafsica, debera esforzarse por evitar cuidadosamente estos peligros. Pero en realidad la situacin es tal que no puede haber proposiciones metafsicas plenas de sentido. E llo se sigue de la tarea que la m etafsica se plantea: el descubrim iento y la form ulacin de un gnero de conocimiento que no es accesible a la ciencia em prica.

    Hemos establecido con anterioridad que el sentido de una proposicin descansa en el mtodo de su verificacin. Una proposicin afirma solamente todo lo que con respecto a ella resulta verificable. Por ello una proposicin, cuando dice algo, slo puede enunciar un hecho emprico. Algo que estuviera en principio ms all de lo experimentable no podra ser dicho, ni pensado, ni planteado.

    Las proposiciones (con-sentido) se dividen en las siguientes clases:

    En primera, las proposiciones que son verdaderas exclusivamente por virtud de su forma ("tautologas, de acuerdo con W ittgenstein, y que corresponden aproximadamente a los "juicios analticos de Kant); stas no dicen nada acerca de la realidad. Las frmulas de la lgica y de la matemtica pertenecen a esta clase. Por s propias no son enunciados empricos, pero sirven para la transformacin de tales enunciados. En segundo trmino existen las formas inversas de tales proposiciones (contradicciones). stas son contradictorias y por consiguiente falsas por virtud de su forma.

    Para todas las dems proposiciones, la decisin sobre su verdad o falsedad Teside en las proposiciones protocolares, por lo que son "proposiciones empricas (verdaderas o falsas) y pertenecen al dominio de la ciencia emprica. Cualquier proposicin que se deseara construir y que no encajara en ninguna de estas clases devendra automticamente en sin-sentido. Ya que la metafsica no desea establecer proposiciones analticas, ni caer en el dominio de la ciencia emprica, se ve compelida bien al empleo de palabras para las que no ha sido especificado ningn criterio de aplicacin, y que resultan por consiguiente asignificativas, o bien a combinar palabras significativas de un modo tal que no obtiene ni proposiciones analticas (o en su caso, contradictorias) ni proposiciones empricas. En ambos casos lo que in evitablemente se produce son pseudoproposiciones.

    El dictamen por el que se pronuncia el anlisis l g ico sos-

    *8

    47*

  • tiene, por ende, que todo supuesto conocimiento que pre- ,tendiera hallarse por encima o por detrs de la experiencia carece de sentido. Este dictamen invalida, en primer trmino, cualquier especulacin metafsica, cualquier presunto conocimiento obtenible a travs del pensamiento puro o a travs de la intuicin pura que pretendieran prescindir de la experiencia. Pero este dictamen se aplica por igual a aquella especie de metafsica que, partiendo de la experiencia, pretendiera adquirir conocimiento sobre algo que estuviera al margen o ms all de la experiencia por medio de inferencias especiales (por ejemplo la tesis neovitalista de una entelequia actuante en los procesos orgnicos que resultara ininteligible en los trminos de la fsica, o la cuestin relativa a la esencia de la causalidad como algo trascendente a la comprobacin de ciertas regularidades de sucesin, o el hablar acerca de la cosa en s). El mismo dictamen puede aplicarse tambin a toda filosofa de normas o filosofa del valor asi como a la tica o la esttica como disciplinas normativas, ya que la validez objetiva de un valor o de una norma no es (y esto tambin de acuerdo con la concepcin de los axilogos) empricamente verificable ni deductible de proposiciones empricas y no puede, por tanto, ser afirmada de ninguna manera (por medio de una proposicin con-sentido).

    En otras palabras, o se designan caractersticas empricas para bueno , bello y el resto de los predicados que se emplean en las ciencias normativas, o no se hace esto. En el primer caso una proposicin que contuviera tales predicados se transformara en un juicio fctico y no en un juicio de valor. En el segundo caso devendra en una pseudoproposi- cin. De todas las maneras, resulta imposible construir una proposicin que exprese un juicio de valor.

    Finalmente el dictamen de carencia de sentido se aplica tambin a todas aquellas direcciones metafsicas a las que impropiamente se designa de ordinario como direcciones epistemolgicas, tales como el realismo (en tanto que ste quiere indicar algo ms que el dato emprico de que los procesos exhiben una cierta regularidad, la que posibilita la aplicacin del mtodo inductivo) y sus oponentes: el idealismo subjetivo, el solipsismo, el fenomenalismo y el positivismo (en su sentido antiguo).

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  • 30 R U D O L F C A R N A P

    Pero entonces, qu es lo que queda para la filosofa si todas las proposiciones que afirm an algo son de naturaleza emprica y pertenecen por tanto a la ciencia fctica? Lo que queda no son proposiciones, no es una teora n i un sistema, sino exclusivamente un mtodo, esto es, el del anlisis lgico. Con antelacin se mostr el uso negativo de este mtodo: sirve para la eliminacin de palabras asignificativas y de pseudoproposiciones carentes de sentido. Mediante su uso positivo sirve para el esclarecimiento *de los conceptos significativos y proposiciones, sirve para la fundamentacin lgica de la ciencia ctica y de la matemtica. En la situacin histrica presente, la aplicacin negativa de este mtodo resulta no slo importante sino necesaria, pero su aplicacin positiva ya en la prctica actual es la de mayor fecundidad, aunque aqu no podamos detallarla. La tarea bosquejada del anlisis lgico, la investigacin de los fundamentos del conocimiento, es lo que entendemos como filosofa cientfica en contraposicin a la metafsica.

    La interrogante acerca del carcter lgico de las proposiciones que obtenemos como resultado de un anlisis lgico, por ejemplo del de las proposiciones de ste u otros estudios lgicos, aqu slo puede ser respondida indicando que estas proposiciones son parcialmente analticas y parcialmente empricas. Las proposiciones sobre proposiciones y sobre partes de proposiciones pertenecen bien a la meta- lgica pura (por ejemplo: una secuencia constituida por el signo existencial y un sustantivo no es una proposicin), bien a la metalgica descriptiva (por ejemplo: la secuencia de palabras que se encuentra en tal y tal lugar de tal y tal libro carece de sentido). En estudios posteriores se mostrar cmo la metalgica, que trata sobre las proposiciones de un lenguaje dado, puede formularse en este mismo lenguaje.

    VII. L A M ETAFSICA COM O EXPRESION DE U N A A C T IT U D E M O TIVA AN TE L A VID A

    Nuestra declaracin de que las proposiciones de la metafsica carecen completamente de sentido, de que ellas no afirman nada, dejar, aun entre aquellos que concuerden intelec

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  • tualmente con nuestros resultados, un penoso sentimiento de disgusto: cmo es posible que tantos hombres pertenecientes a los pueblos y pocas ms diversos, incluyendo mentalidades eminentes, hubieran gastado tanta eneiga con tan genuino fervor en la metafsica para que ella no consistiera finalmente sino en meras sucesiones verbales sin sentido?, y cmo sera comprensible que estas obras ejerzan hasta el da de hoy una influencia tan fuerte sobre lectores y oyentes si no contienen ya no digamos errores, sino que son totalmente vacuas?

    Estas dudas estn justificadas ya que la metafsica posee un contenido nada ms que ste no es un contenido teortico.

    X as (pseudo)proposiciones de la metafsica no sirven para la descripcin de relaciones objetivas ni de las existentes (caso en el cual seran proposiciones verdaderas), ni de las inexistentes (caso en el cual por lo menos seran proposiciones falsas); ellas sirven para la expresin de una actitud emotiva ante la vida.

    Es posible apuntar presuntivamente que la metafsica surgi del mito. El nio se enoja con la malvada mesa que le caus dao. El prim itivo se esfuerza por congraciarse con el amenazador demonio de los terremotos o adora agradecido a la divinidad de las lluvias fertilizantes. Nos encontramos aqu con personificaciones de fenmenos naturales que son la expresin cuasi-potica de las relaciones emocionales del hombre con el medio que le rodea. La herencia del mito es asumida por una parte por la poesa, la que de manera deliberada y consciente reproduce e intensifica la efectividad vital del mito, por la otra es asumida por la teologa, en la que el mito se transforma en un sistema. Cul es entonces el papel histrico de la metafsica? T a l vez debamos considerarla como un sucedneo de la teologa en el nivel del pensamiento sistemtico y conceptual. Las (supuestas) fuentes sobrenaturales de conocimiento de la teologa son sustituidas aqu por fuentes naturales de conocimiento, pero (supuestamente) supra-empricas. Una inspeccin ms detenida reconoce a travs del ropaje, varias veces reformado, el mismo contenido del mito: hallamos que la metafsica surge de la necesidad de dar expresin a una actitud emotiva ante la vida, a la postura emocional y volitiva del hombre ante el medio circundante, ante el prjimo, ante las tareas a las que

    S U P E R A C I N DE LA M E T A F S I C A } !

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  • s * R U D O L F C A R N A P

    se dedica, ante los infortunios que le aquejan. Esta actitud emotiva ante la vida se manifiesta normalmente de modo inconsciente en cada una de las cosas que el hombre hace o dice; aun podemos considerar posible que en alguno esta situacin llegue a reflejarse en sus rasgos faciales o en su deambular; sin embargo, algunos hombres tienen necesidad de dar una forma especial a la expresin de su actitud emotiva ante la vida en la que sta sea perceptible de un modo ms concentrado y penetrante. Si tales hombres estn capacitados artsticamente, hallarn en la creacin de una obra de arte la posibilidad de expresarse. Ya algunos han aclarado cmo la actitud emotiva ante la vida se manifiesta en el estilo y la naturaleza de la obra de arte (Dilthey y sus discpulos por ejemplo). (En relacin a esto es frecuente el uso del trmino "cosmovisin ; preferimos evitarlo debido a su ambigedad, a consecuencia de la cual se esfuma la diferencia entre actitud ante la vida y teora, diferencia que es de importancia decisiva para nuestro anlisis.) Lo que resulta relevante para nuestra reflexin es solamente el hecho de que el arte es un medio adecuado para la expresin de esta actitud bsica, en tanto que la metafsica es un medio inadecuado. Por supuesto que no existe objecin intrnseca a que cada quien use los medios de expresin que quiera, pero en el caso de la metafsica nos encontramos con la situacin de que a travs de la forma de sus obras aparenta ser algo que no es. La forma en cuestin es la de un sistema de proposiciones que se hallan en una (aparente) vinculacin lgica de premisa a conclusin, esto es, la forma de una teora. De este modo se aparenta un contenido terico mientras que, en verdad, como ya hemos visto, ste no existe. No slo el lector, sino tambin el metafsico mismo sufre la ilusin de que por medio de las proposiciones metafsicas se declara algo, se describe una situacin objetiva. El metafsico cree moverse en el terreno de lo verdadero y lo falso cuando en realidad no ha afirmado nada, sino solamente expresado algo, como un artista. No debemos inferir que el hecho de que el metafsico utilice como medio de expresin al lenguaje y como forma de expresin proposiciones declarativas sea, sin embaigo, la razn que lo induce a engao, porque el poeta hace lo mismo sin sucumbir por e llo a este auto- engao. Pero el metafsico basa sus proposiciones en argu-

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  • mentos, a d g e con firmeza aquiescencia para lo que considera el contenido de las mismas, polemiza contra metafsicos de orientacin distinta, tratando de refutar, a travs de su obra, lo que dicen. Por el contrario, el poeta no trata de invalidar en su obra las proposiciones del poema de otro autor porque l sabe que se halla en el terreno del arte y no en el de la teora.

    Acaso la msica resulte el medio de expresin ms idneo de esta acdtud ante la vida, en vista de que se halla ms fuertemente liberada de cualquier referencia a los objetos. El sentimiento armonioso de la vida que el metafsico trata de expresar en un sistema monista, se halla mejor expresado en la msica de Mozart. Y cuando el metafsico declara su sentimiento dualista-heroico ante la vida en un sistema dualista no lo har tal vez porque le falta la capacidad de Beethoven de expresar dicho sentimiento en un medio adecuado? En verdad los metafsicos son msicos sin capacidad musical, en sustitucin de la cual tienen una marcada inclinacin a trabajar en el campo de lo teortico, a conectar conceptos y pensamientos. Ahora bien, en lugar de utilizar esta inclinacin por una parte en el campo de la ciencia, y por la otra satisfacer su necesidad de expresin en el arte, el metafsico confunde ambas y crea una estructura que no logra nada en lo que toca al conocimiento, y que es insuficiente como expresin de una actitud emotiva ante la vida.

    Nuestra suposicin de que la metafsica constituye un sustituto del arte, aun cuando uno inadecuado, parece confirmarse con el hecho de que aquel metafsico que seguramente posey un talento artstico del ms alto grado, es deciT, Nietzsche, fue capaz de evitar con amplio margen el error de caer en esta confusin. Una gran parte de su obra posee un contenido predominantemente emprico, por ejemplo aquella en la que trata del anlisis histrico de determinados fenmenos artsticos o del anlisis histrico-psicolgico de la moral. Sin embargo, en la obra en la que expres ms enrgicamente lo que otros expresaron a travs de la metafsica o de la tica, esto es, en el Zarathustra, no seleccion una equivoca forma teortica, sino abiertamente la forma del arte, del poema.

    S U P E R A C I N DE LA M E T A F S I C A 3 3

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  • A la seccin I: m etafsica . E l empleo d el vocablo a travs de este estudio se hace de acuerdo con el uso com n en Europa es decir aplicndolo al campo de un pretendido conocim iento de la esencia de las cosas que trasciende la jurisdiccin de lo empricamente fundado de la d en d a inductiva. En este sentido metafsica induye sistemas como los de Fichte, Schelling, Hegel, Bergson, Heidegger, pero excluye aquellas tentativas orientadas a lograr generalizadones o sntesis de los resultados de las diversas dencias.

    A la secdn I: significado . Se ha llegado a distinguir actualmente diversos rdenes de significados, en espedal el significado cognosdtivo (designativo, referendal) por una parte, y los integrantes de un significado no-cognosdtivo (expresivo), es dedr emotivo y motriz, por la otra. En el presente estudio, la palabra significado debe tomarse siempre en el sentido de significado cognosdtivo .

    La tesis de que las oradones de la metafisica son asignificativas debe ser considerada en e l sentido de que ellas no poseen ningn significado cognosdtivo, ningn contenido afirmativo. No se pretende negar el hecho psicolgico, obvio por lo dems, de que s poseen significado expresivo. Esto est afirmado de manera expldta en la secdn V il.

    A la secdn V I: metalgica . Este trmino se refiere a la teoria de las expresiones de un lenguaje y en particular a sus reladones lgicas. Actualmente hacemos una da tin an entre sintaxis lgica com o teora de las reladones formales, y semntica como teora del significado y de las condidones de verdad.

    A la secdn VI: realismo e i d e a l i s m o La aseveradn de que tanto la tesis que afirma como la que niega la realidad relativa al mundo externo son por igual pseudoproposidones, fue tratada en el estudio monogrfico Scheinproblem e in der Philosophie: D a s Frem d- psychische und der Realismusstreit (Berln 1998); la naturaleza similar de las tesis ontolgicas en tomo a la realidad o irrealidad de entidades abstractas, tales como propiedades, reladones, proposiciones, f u e analizada en Empiricism, semantica and ontology' , Revue In te fn . d e Philos. (4, 1950, 90-40); este artculo se reimprimi en M eaning and necessity (9* edidn, Chicago, 1956). Mi criterio actual sobre el p ro b lem a ontolgico de la existencia sigue siendo en lo esendal el m ism o estab lead o ya desde mis primeros escritos. Este punto de vista aparece detallado en la secdn 4 de 'R p lica s y exposidones sistem ticas de! lib io de publicadn prxima T h e philosophy o f R u d o lf Carnap (Library of L iving Philosophers) que editar Paul A. Schilpp.

    NOTAS DEL AUTO R ( i 960)

    478

  • GLOSARIO

    Aussage = enunciadoAussagestze = proposidones declarativasB edeutun g = significadoBesagen = dedararEm pirischer Wissenschaft = d en d a emprica Form aler Wissenschaft = d en d a formal L ebensgefhl = actitud emotiva ante la vida Realwissenschaft = d e n d a fctica Sachverhalt = reladn objetiva Satz = proposicin Satzform = forma proposidonal Sinn = sentidoH^etanic/iauung = cosmovisin

    479

  • INDICE

    I. Introduccin ............................................................... 7

    II. El significado de una p alab ra.................................. 9

    III. Palabras metafsicas carentes de significado ........ 13

    IV. El sentido de una proposicin................................ 16

    V. Pseudoproposiciones metafsicas............................... 18

    VI. Carencia de sentido de toda m etafsica................. 24

    VII. La metafsica como expresin de una actitud emotiva ante la v id a .......................................................... 30

    Notas del A u t o r .................................................................. 34

    Glosario ................*............................................................... 35

  • L a su p era cin d e la m eta fsica p o r m ed io d e l a n

    lisis l g ico d e l len g u a je , editado por el Instituto de Investigaciones Filosficas, se termin de imprimir el 15 de diciembre de 2009, en los talleres de Grupo Edicin, S.A. de C.V. (Xochicalco 619, colonia Vertiz Narvarte, C.P. 03600, Mxico, D.F., Delegacin Benito Jurez). Para su impresin realizada en offset, se us papel cultural de 90 g.

    El tiraje consta de 1 000 ejemplares.