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La soledad de alguna ruina olvidada Quién nos dirá de quién en esta tarde, sin saberlo, nos hemos despedido. Limites, Jorge Luis Borges. Quiero encontrar un atajo, en medio de estas ruinas circulares, por dónde no quise venir, a donde me trajeron a empujones, y escapar del infinito infierno de las apariencias, que no son más que el reflejo de alguien que está soñando, y preguntarte, en medio de los infinitos arcanos que encierran las palabras, princesa de los ojos infinitamente hermosos, qué se esconde detrás de la sangre que derrama la compleja red del destino. Pero ambo sabemos, princesa lejana, que los días no están marcados para juntar nuestras soledades que se aburren de tanto estar solas, que la noche, esa infinita ecuación envejecida de algún dios malévolo, no ha de encontrarnos juntos debajo de algunos sueños que olvidamos a la deriva. Hay preguntas cuyas respuestas no están en las infinitas combinaciones de letras de la imaginaria biblioteca de babel. Ay princesa, y disculpa que te llame así, pero así te conserva mi recuerdo,

La Soledad de Alguna Ruina Olvidada

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La soledad de alguna ruina olvidada

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La soledad de alguna ruina olvidada

Quin nos dir de quinen esta tarde, sin saberlo,nos hemos despedido.Limites, Jorge Luis Borges.

Quiero encontrar un atajo, en medio de estas ruinas circulares, por dnde no quise venir, a donde me trajeron a empujones, y escapar del infinito infierno de las apariencias, que no son ms que el reflejo de alguien que est soando, y preguntarte, en medio de los infinitos arcanos que encierran las palabras, princesa de los ojos infinitamente hermosos, qu se esconde detrs de la sangre que derrama la compleja red del destino.

Pero ambo sabemos, princesa lejana, que los das no estn marcados para juntar nuestras soledades que se aburren de tanto estar solas, que la noche, esa infinita ecuacin envejecida de algn dios malvolo, no ha de encontrarnos juntos debajo de algunos sueos que olvidamos a la deriva.

Hay preguntas cuyas respuestas no estn en las infinitas combinaciones de letras de la imaginaria biblioteca de babel.

Ay princesa, y disculpa que te llame as, pero as te conserva mi recuerdo, pero as te conservo en las noches de fras nevadas donde se congelan las ganas de seguir mirando hacia una ventana que parece ser la tuya.Si supieras lo mucho que me duele que no seas la espada que ahuyente la soledad de mis das.

Si vinieras, tan slo un instante, tan uno slo unos segundos, al lejano pas donde nace la flor celestial y saciaras todas estas malditas ganas que se cuelan por mis dedos, entonces, juntos, muy juntos, ms all del tiempo y el espacio, en un templo lejano y oscuro, veramos nacer un universo hexagonal slo para los dos.

Pero no vienes, parece ser que te ataja la inclemente sombra del destino, para ser que no quieres venir. Hay alguna soledad tan grande que se baa de soledades lejanas, hay algo en esta noche tan oscura que mata todas las esperanzas de volver a verte.