15
La Resurrección Queridas hermanas, queridos hermanos, el año litúrgico para mí es un año terapéutico. Joung, el terapeuta suizo, habla de un sistema terapéutico. A lo largo del año litúrgico se van tratando los temas más importantes del alma, del ser humano, de su valor como ser humano, y se los presenta de tal manera que van pudiendo cambiar cada vez más nuestra vida profunda. Por ejemplo, en la época del Adviento se trata de que nuestros placeres se conviertan en anhelos. La terapéutica no solamente busca lograr esto a través de la disciplina sino convirtiéndose en anhelo. El tiempo de la Navidad se trata de un nuevo comienzo, se trata de no quedarnos atados al pasado sino de que Dios comienza con nosotros este nuevo inicio y que nos encontramos con este niño interior, con este ser, con esta esencia de nuestra persona. En el tiempo de la Cuaresma se trata de la purificación, se trata de la práctica de la libertad interior. El tiempo de la cuaresma es una especie de entrenamiento para la libertad interior. Y en este tiempo de Pascuas se trata entonces de que la vida, que fue más fuerte a través de la resurrección que de la muerte, en nosotros surja cada vez más y florezca en nosotros cada vez más. Por eso, el tiempo de la Pascua también es una etapa de terapia, una etapa que Dios nos regaló para que en esos cincuenta días la vida, que Jesús en su resurrección, triunfando sobre la muerte, también en nosotros pueda llegar a captar a todos los aspectos de nuestra vida. La Resurrección significa dos cosas, significa que nosotros esperamos que luego de la muerte nosotros resucitemos en Dios, que Dios nos tome en sus brazos, y la Resurrección, la fiesta de Pascua quiere fortalecernos en esta creencia que nosotros no morimos en la oscuridad sino que avanzamos hacia el amor de Dios, y así como María Magdalena vivió al Resucitado como una Palabra de Amor, nosotros podemos confiar en que en la muerte Dios va a hablar con sus Palabras de Amor con nosotros y que no vamos a cernos de esas manos amorosas, de esas manos que podemos disfrutar una y otra vez a lo largo de nuestra vida. Pero la resurrección no significa entonces solamente el anhelo de una vida después de la muerte sino que la resurrección, tal como lo dice el título que nos convoca hoy, debe en realidad suceder todos los días, debemos en realidad todos los días poder levantarnos del miedo hacia la confianza, salir de la desesperación a la esperanza, ir del sepulcro hacia la vida. Para poder levantarnos, resurgir todos los días de estos cincuenta días es hermoso poder leer los textos evangélicos de

La Resurrección

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Queridas hermanas, queridos hermanos, el año litúrgico para mí es un año terapéutico. Joung, el terapeuta suizo, habla de un sistema terapéutico.

Citation preview

Page 1: La Resurrección

La ResurrecciónQueridas hermanas, queridos hermanos, el año litúrgico para mí es un año terapéutico. Joung, el terapeuta suizo, habla de un sistema terapéutico. A lo largo del año litúrgico se van tratando los temas más importantes del alma, del ser humano, de su valor como ser humano, y se los presenta de tal manera que van pudiendo cambiar cada vez más nuestra vida profunda. Por ejemplo, en la época del Adviento se trata de que nuestros placeres se conviertan en anhelos. La terapéutica no solamente busca lograr esto a través de la disciplina sino convirtiéndose en anhelo. El tiempo de la Navidad se trata de un nuevo comienzo, se trata de no quedarnos atados al pasado sino de que Dios comienza con nosotros este nuevo inicio y que nos encontramos con este niño interior, con este ser, con esta esencia de nuestra persona. En el tiempo de la Cuaresma se trata de la purificación, se trata de la práctica de la libertad interior. El tiempo de la cuaresma es una especie de entrenamiento para la libertad interior.Y en este tiempo de Pascuas se trata entonces de que la vida, que fue más fuerte a través de la resurrección que de la muerte, en nosotros surja cada vez más y florezca en nosotros cada vez más. Por eso, el tiempo de la Pascua también es una etapa de terapia, una etapa que Dios nos regaló para que en esos cincuenta días la vida, que Jesús en su resurrección, triunfando sobre la muerte, también en nosotros pueda llegar a captar a todos los aspectos de nuestra vida.La Resurrección significa dos cosas, significa que nosotros esperamos que luego de la muerte nosotros resucitemos en Dios, que Dios nos tome en sus brazos, y la Resurrección, la fiesta de Pascua quiere fortalecernos en esta creencia que nosotros no morimos en la oscuridad sino que avanzamos hacia el amor de Dios, y así como María Magdalena vivió al Resucitado como una Palabra de Amor, nosotros podemos confiar en que en la muerte Dios va a hablar con sus Palabras de Amor con nosotros y que no vamos a cernos de esas manos amorosas, de esas manos que podemos disfrutar una y otra vez a lo largo de nuestra vida. Pero la resurrección no significa entonces solamente el anhelo de una vida después de la muerte sino que la resurrección, tal como lo dice el título que nos convoca hoy, debe en realidad suceder todos los días, debemos en realidad todos los días poder levantarnos del miedo hacia la confianza, salir de la desesperación a la esperanza, ir del sepulcro hacia la vida. Para poder levantarnos, resurgir todos los días de estos cincuenta días es hermoso poder leer los textos evangélicos de la época cuaresmal pero también los textos que hablan de la resurrección. El domingo de Pascuas, la liturgia en la Iglesia en realidad comienza con una simple canción con el texto del Salmo 36 porque la Iglesia cree que las palabras del Antiguo Testamento en realidad son las palabras que describen el misterio: “He resurgido y siempre estaré contigo”, “Tu has puesto tu mano sobre mí”, “Tan hermoso es para mi saber de ti”. Estas son palabras son palabras que dice el Resucitado. Esto significa que Dios, después de la muerte, ha mantenido la mano sobre el para que la muerte no lo tome en sus garras sino que aún en la oscuridad estaba en las manos de Dios y ha resucitado. Y en estas palabras la liturgia también nos impone conceptos a nosotros, también podemos decir de nosotros que hemos resucitado y que siempre estamos con El. Hablamos en estas palabras en el sentido de Jesucristo, nos levantamos todas las mañanas, y este levantarnos todas las mañanas es como una imagen de la resurrección, es como una imagen de que Dios nos despierta todas las mañanas a la vida, que con El estamos y que no nos caemos de la comunidad en la que nos encontramos y para mí es tan hermoso escuchar o leer ese saber, porque Jesucristo, a través de su muerte y de su resurrección ha experimentado las alturas y las profundidades del ser humano, su saber alcanza también hasta la más profunda oscuridad de mi vida, su conocimiento alcanza también a la falta de relaciones de mi muerte, el siempre sabe de mí, aún cuando yo me olvide a mí mismo, el saber de Jesús sobre mí es justamente eterno, y este es el mensaje de estos versos de este salmo y la liturgia, en todos los textos del viejo testamento ve una imagen de la resurrección.Permítanme hoy retomar algunas historias de la resurrección del Nuevo Testamento e interpretarlas de tal manera que las podamos utilizar para nosotros, que nos reencontremos en ellas, y nosotros, para Pascuas, todos los años volvemos a experimentar el misterio que debemos reformular para nosotros todos los años, aún cuando he escrito sobre eso siempre me tengo que volver a preguntar qué significa para mí la resurrección y el creer en el resucitado en esta época

Page 2: La Resurrección

de Pascuas, y en este momento y en esta situación en la que me encuentro en este momento ¿cómo puedo festejar yo la resurrección?. Quisiera comenzar con el evangelio de San Mateo. San Mateo ilustra que las mujeres, a la noche, ya fueron a la tumba para meditar, están sentadas en la tumba y quieren pensar toda la noche acerca de qué significa ese Jesucristo para mí, qué significa que ha muerto y que está en la tumba. Eso en griego significa “teorein”, meditan, practican la contemplación, y en ese momento, un ángel de Dios viene del cielo, desciende, y es como un terremoto, es como una enorme fuerza que rueda la piedra, se sienta allí y Herodes, que es el guardia para cuidar ese sepulcro cae como muerto delante de esa tumba, y esa resurrección que puede suceder en medio de mi vida. Cuando sucede la resurrección, cuando el ángel de la resurrección ingresa, entra en mi vida, también se produce como un terremoto, se moviliza algo en mí, ya no sigo el viejo, el anterior, todos mis patrones de comportamiento no me alcanzan, algo se abre, algo se ilumina en la oscuridad de mi noche y el ángel me quita esa piedra que me bloquea. La Biblia relata sobre un acontecimiento, sobre un suceso, pero también relata de tal manera que también tiene una significación para nosotros, son símbolos, son imágenes. Esto de quitar la piedra significa muchas veces también para nosotros que estamos frecuentemente bloqueados por una piedra, que estamos limitados, que no podemos salir de nosotros, que no tenemos el coraje de ir hacia el otro, tenemos miedo de que eventualmente el otro nos evalúe negativamente, nos vea mal, es como una piedra. Resurrección significa que esa piedra es eliminada, que esa piedra se corre y que nosotros podemos sobre esa piedra, sobre ese sepulcro de nuestra compasión con nosotros mismos, podemos resurgir de ese sepulcro de nuestra desesperanza y podemos surgir hacia la vida divina de la resurrección. Pero también significa otra cosa, los carceleros que caen como muertos al suelo ¿qué significan esos carceleros? Son esas voces que en nuestro interior nos dicen “que todo quede como es, que no son posibles nuevos sueños para ti, que no existe una nueva vida para ti, que tienes que arreglarte con tu vida tal como es”. Esas voces de la desesperanza, esas voces de la minusvalía, esas voces del desprecio por la propia persona. En realidad la resurrección significa que esas palabras, esos guardias caen como muertos y ya no tienen poder sobre nosotros, de modo que la voz de Jesús nos toma, nos moviliza, y la voz significa “levántate y anda”. Por supuesto, las mujeres se encuentran con el ángel, y todas las historias de la resurrección tienen que ver con un ángel, siempre aparece el ángel de la resurrección y en el evangelio de San Mateo el les da un mensaje a las mujeres, les dice “¿ustedes buscan a aquél que ha sido sepultado?, el no está aquí, ha resucitado, vayan a Galilea”. Galilea es una imagen de ese paisaje mixto, es ese país en donde convivieron los paganos y los judíos, es una imagen hermosa para mí porque el ángel les dice a las mujeres “allí en Galilea, donde ustedes tienen su hogar, donde ustedes trabajan, allí donde ustedes viven, allí es donde ustedes van a vivir, van a experimentar al resucitado y van a ver al resucitado. ¿Cómo lo vemos, cómo lo miramos? No lo podemos ver directamente, pero en algunas oportunidades tenemos una especie de relámpago, de luz, que nos permite sentir que algo se abre en nosotros, que algo nos ilumina, y eso es ver al resucitado. Y en Galilea eso significa que allí donde nosotros estamos en casa, donde está nuestro hogar, donde tenemos nuestros viejos conflictos y preocupaciones, y si vemos además a Galilea como símbolo del país mixto, del país de la convivencia de paganos y judíos esto significa que yo deberé experimentar la resurrección allí en donde convive en mí lo creyente y lo no creyente, lo fiel y lo no divino en nosotros. Nadie de nosotros es totalmente creyente. Todos nosotros tenemos una parte no creyente, una parte no divina, una parte sin Dios. El resucitar no significa que estemos completos de Dios y de Jesús, tenemos nuestras dudas, muchas veces estamos lejos de esta creencia, de esta fe, y en Galilea, justamente en lo cotidiano de nuestra vida, y resucitar allí, levantarnos allí y creer en el resucitado todos los días y creer que todos los días estamos con el, eso significa verdaderamente experimentar, vivenciar la resurrección.En el Evangelio de San Marcos en realidad la resurrección se describe muy claramente porque siempre se trata de mujeres que se acercan al sepulcro y esto es llamativo porque en realidad San Pablo, el evangelista, sólo habla de los hombres y los cuatro evangelistas hablan de mujeres que estuvieron en la tumba porque de alguna manera tienen más experiencia, más vivencia de la vida, de la muerte, de la resurrección, del nacimiento. Ellas experimentan, ellas conocen en su corazón la resurrección, que es posible que resurja nueva vida de la tumba oscura, por eso son

Page 3: La Resurrección

justamente ellas, las mujeres, las mensajeras de la resurrección. En el evangelio de San Marcos también aparece el ángel de la luz en la tumba y les llama la atención a las mujeres para que vayan a Galilea y se confronten con El allí, pero la reacción de las mujeres es llamativa porque le temen, se asustan y se van, todavía no pueden anunciar la Buena Nueva. La Buena Nueva todavía tiene que ingresar en sus corazones, y esto es así en la historia también, no podemos salir después de Pascuas y decir sí ha resucitado, está todo claro, no, lo que tenemos que hacer es permitir que ingrese ese misterio en nuestro corazón, permitir que penetre ese misterio en nuestra tumba. Y el mensaje de la resurrección en San Marcos también significa otra cosa, el comienza con su evangelio en el desierto. El desierto es el lugar de los demonios, de los poderes demoníacos oscuros que nos retienen de ser hombres. La tumba también es el espacio de los demonios, es el espacio de pensamientos necrófilos como dice la teología, y en medio de esa oscuridad en donde en realidad viven los demonios, está la luz de la resurrección. En el espacio más oscuro del corazón ha entrado la luz, se ha iluminado allí en donde el pesar, el dolor es mayor, allí se ha iniciado la nueva vida, allí es donde en realidad vivían los demonios en mi alma, el ángel de la luz ha entrado y me ha iluminado, y este es un mensaje realmente muy calmante, muy consolador para nosotros.San Lucas nos ha contado hermosas historias de la resurrección, no quiero adentrarme pero también el mensaje de los discípulos de Emaús es realmente consolador porque nosotros, y los discípulos en realidad no entendían nada, no le creían al mensaje de la mujer de la resurrección, esto es habladuría de la mujer y por eso se fueron totalmente decepcionados, desilusionados de que todo esto no tenía ningún sentido, de que aquél en el que habían puesto todas sus esperanzas había muerto, había fracasado, pero en el camino Jesús va con ellos, no lo conocen, y para mí la imagen es hermosa también porque Jesús no les predica sino que les pregunta, les dice ¿qué tienen que contarme? Y cuentan de sus pesares, de su desesperanza, cuentan de su dolor, y recién cuando el escuchó intenta entonces, en base a la escritura, explicarles todo lo que ha sucedido. Realmente esto es una imagen muy interesante para mí para lo que es la asistencia espiritual porque no significa que yo le enseño algo al otro y le digo “así tienes que vivir de este modo o de este otro modo” sino que lo que hay que hacer es escuchar. Escucho su pesar, su desesperanza, sus anhelos, y luego intento enriquecer, vincular su vida con la Sagrada Escritura para poder iluminar su vida a través de esas palabras, para poder comprender mejor el sentido de esa vida. La resurrección para Lucas, que es griego y que como griego ama a la filosofía griega, significa que yo debo poder entender mi vida y para Lucas la clave de entender la vida significa que en realidad el Mesías debía haber sufrido todo esto para entrar en su gloria. Esta es una imagen que San Lucas debe entender que es el camino de Jesús para entrar en la gloria de Dios pero nosotros también tenemos que entenderlo, tenemos que pasar nosotros también vicisitudes, tenemos que cargar con nuestra cruz para lograr la gloria, para lograr esa manera única que Dios pensó de nosotros. La resurrección entonces significa que cuando nos hayamos levantado en esa idea que Dios se hizo de nosotros, logramos resucitar. Todos ustedes también conocen la historia en donde le piden que se quede con ellos, se ha hecho la noche, ha avanzado la oscuridad, nosotros también nos deprimimos cuando se pone oscuro y ellos sabían, y nosotros sabemos, que no estamos solos en este ámbito oscuro de mi alma sino que El, el resucitado, está allí conmigo y camina conmigo. Y cuando les parte el pan, en aquella oportunidad, ellos lo reconocen y dicen que les ardía el corazón cuando el hablaba con ellos. San Lucas dice que en realidad la “Eucaristía” es el espacio en donde nosotros podemos encontrarnos con el resucitado diariamente, allí está entre nosotros, allí nos explica la Sagrada Escritura y cuando escuchamos las lecturas del nuevo testamento y del viejo testamento, entonces los escuchamos como palabras de resucitado, en una nueva luz, en una nueva iluminación, y pretende explicárnosla para que entendamos la Biblia. Entender la Biblia significa por supuesto también entenderse mejor, entendernos mejor nosotros mismos. Entender la Biblia significa entender mejor a Jesús. Siempre vuelvo a encontrarme con gente que teme leer algunos pasajes de la Biblia porque temen leer acerca de lo diabólico, del castigo, pero la práctica me ha enseñado que la gente que tiene miedo de leer la Biblia tiene miedo de sí mismos, porque se menosprecian, porque se castigan, y por eso ven en la Biblia esas palabras negativas y las malinterpretan porque las interpretan a partir de ese patrón de menosprecio de su propia persona, de desvalorización. La imagen de Dios de nosotros, como decía San Agustín es

Page 4: La Resurrección

una clave muy importante de cómo podemos leer la Biblia, y esa clave en realidad se corresponde con la clave que Jesús le indicó a sus discípulos, la clave es la Palabra de Dios, es el principal enemigo de tu voluntad hasta que se convierta en tu propia voluntad. En tanto tú seas tu propio enemigo, la Palabra de Dios será también tu enemigo. Sé tu propio amigo, entonces la Palabra de Dios estará en unicidad contigo. Nosotros nos enojamos entonces cuando leemos palabras en la Biblia con una luz negativa, cuando nos castigamos, cuando somos nuestros enemigos, cuando nos desvalorizamos y somos prejuiciosos con nosotros mismos, leer la Biblia es ser armoniosos con nosotros mismos, en ese momento nos vamos a experimentar como amigos, como seres únicos en nosotros mismos, y ésta es la experiencia de Jesús a través de las palabras de la Sagrada Escritura de poder dejar de ser tan duros y tan castigadores con nosotros y no tan prejuiciosos con nosotros. Cuando se referían a que ardían las palabras de Dios en sus corazones significa que interpretemos de otro modo esas palabras. Un teólogo y psicólogo holandés, muy conocido y que me ha gustado leer mucho y con quien he podido encontrarme en dos oportunidades, decía que “ardían sus corazones”. Los asesores espirituales que arden en sus corazones en realidad hablan como si hablaran desde un vacío, no hablan ya desde su corazón, no pueden llegar a las personas, las palabras de Jesús surgen de su centro corazón y es por eso que surge el calor en los corazones de las personas a las que el se dirige y por eso surge el amor hacia Jesús, y entonces en ese sentido lo ven y no lo ven. Piensen en esta hermosa historia que volvemos a encontrar una y otra vez en la Eucaristía en donde el sacerdote parte el pan y ahí vemos ese rito y nos ofrece Su cuerpo, ese cuerpo que ha pasado por la muerte y que ha triunfado sobre la muerte y eso para nosotros es la esperanza de la resurrección y en este pequeño rito, cuando el sacerdote hunde el pan en el vino esto es el misterio de la resurrección en sí mismo, porque una parte que se ha partido en nosotros se hunde en el amor divino, es mojado en ese vino, es decir que entramos en la inmortalidad de Dios. Nuestra mortalidad, nuestra falibilidad, nuestra falta de fuerzas, nuestra muerte se convierte en el misterio de la resurrección justamente a través de ese rito de mojar el pan en el vino, es decir de la simbolización de la resurrección sobre la muerte. Cuando en Jerusalén se encuentran con los demás discípulos y cuentan que se encontraron con Jesús también el cena con ellos y en griego la palabra significa “yo soy yo mismo” y no solo significa “yo soy yo” sino que para la filosofía estoica significa el núcleo central, lo sagrado interior, el núcleo intocable, divino en el interior de la persona, es por eso que la resurrección, en la vida cotidiana, significa que yo soy yo mismo en mi mismo. Quizás parece simple de comprender, “yo soy yo mismo” dirán ustedes pero cuántas veces ustedes no son ustedes mismos. Piensen, ustedes pueden meditar la resurrección tratando de pensar en todo lo que hagan un día “yo soy yo mismo”, sin embargo ¿soy yo mismo o estoy bajo presión de tener que demostrarme frente al otro, de querer presentarme de un modo determinado, de cumplir mi rol, mi papel, realmente soy yo mismo o estoy permanentemente bajo la presión de tener que gustarle o rendirle pleitesía a mi jefe, o cuando en la vida cotidiana vivo entre mi familia, ¿soy yo mismo o cumplo mis roles? Resucitar significa ser uno mismo, estar en armonía con ese interior, con esa imagen intachable, inmaculada que Dios se hizo de nosotros. Esto en realidad es una práctica concreta que debemos hacer desde la resurrección. Intentemos en la vida cotidiana decir yo soy yo mismo. Mientras caminamos por la ciudad ¿voy con apuro de un horario a otro o realmente estoy conmigo mismo, voy en mi centro en todo lo que hago? Por supuesto que yo también lo vivo en mí mismo, que me doy cuenta que no estoy en mi centro, que me determinan de afuera, pero la resurrección, el resucitar, significa justamente el levantarse en esa vida propia, en esa vida única que Dios me ha dado, y ese es básicamente el mensaje que pretende darnos el evangelio de San Lucas.Hay hermosas historias adicionales sobre la resurrección. Una es la historia de María Magdalena que en realidad es una historia de amor, porque San Juan en su evangelio cuenta del encuentro con Jesús que recuerdan las palabras de amor del Antiguo Testamento, en el tercer capítulo, en el himno, cuando todavía había oscuridad a la mañana, la novia se despertó y buscaba cosas que amaba, buscaba a aquél que amaba, tres veces dice que María Magdalena buscaba a aquél que amaba. Tres veces dice María Magdalena que se lo llevaron a aquél que amaba y que ella no sabe a dónde está. María Magdalena también se levantó en la oscuridad de la mañana, busca en el sepulcro a aquél que ama su alma y después de tres veces de hablarle,

Page 5: La Resurrección

Jesús le habla con su nombre “María” y allí encuentra todo el amor que en su vida también había encontrado en Jesús con ese nombre con el que ella se había sentido amada por El, es decir que con su nombre el le habló a ella personalmente, la valoró en lo propio, en su nombre, no la juzgó, y ella dice “Raboní” y dice con estas palabras “mi Maestro”. Esta también es una imagen realmente muy interesante, muy importante para la resurrección, porque si leemos el evangelio de San Juan, en el primer capítulo, los discípulos se encuentran con Jesús y lo siguen, y lo reconocen cada vez más como el Maestro, como el Mesías. Lo reconocen cada vez más como el Hijo de Dios, y en la historia de la resurrección dice que el no es el maestro, no es algo objetivo sino que es “mi” maestro, se ha vuelto mi maestro. La resurrección significa que yo tengo una relación especial, particular, única, con Jesús, que la experimento, el se ha convertido en mi Maestro, el ha resucitado y se ha convertido en el maestro al que yo puedo seguir. Es una relación muy profunda. Por eso la resurrección también significa que no podemos caer de las manos de Dios, es decir que la muerte no nos hace alejarnos de Dios. Marcel, un filósofo francés, en una oportunidad decía: “Amar significa decirle al amado: tú no morirás”. Marcel decía, y esto aparece también en el evangelio de San Juan donde María es nombrada con su nombre, “y yo no caeré de las manos de Dios, no perderé el amor de Dios aún cuando muera”. Ese amor no morirá, ese amor perdurará triunfando sobre la muerte, y esto en realidad es una enorme esperanza, un mensaje muy esperanzador porque muchos de nosotros tememos a la muerte, tememos que ahí termine el amor de Dios, y ese es el mensaje, el mensaje es que no perderemos ni el amor de Dios ni el amor del hombre. El amor es más fuerte que la muerte, ese es el mensaje. María Magdalena quiere sostener, agarrar a Jesús, y Jesús le dice: “No me sujetes porque yo debo ascender hacia mi Padre, por eso sólo podemos apreciarlo, tenerlo dentro de nuestro corazón, pero también habrá momentos de oscuridad, de lejanía, así es nuestra vida, no podemos resucitar completamente, no podemos hacer que en esos cincuenta días la luz de la resurrección penetre en todas las cavidades oscuras de nuestro corazón, siempre volveremos a tener estos momentos oscuros de muerte y de oscuridad pero también tendremos la luz y la iluminación en nosotros. Lo mismo sucede con la historia conocida de Tomás, el que duda. Tomás justamente duda y el que verifica que ese que ha muerto, ha resucitado y ve que las heridas se han modificado, se han cambiado, y eso también significa la resurrección para mí, significa que yo ya no siento mi debilidad, mi depresión, las heridas que he experimentado en mi niñez. En realidad sería una ilusión pensar que a través de la resurrección van a desaparecer todas mis heridas. No se trata de eso, se trata de que las heridas se puedan ver de otra manera, de apreciarlas como algo valioso. Como dice Tomás cuando toca las heridas de Jesús, de la mano, del corazón. Las heridas de la mano también significan para nosotros que alguna persona, en algún momento de nuestra vida, nos ha clavado en un lugar, nos ha fijado, cuando alguien nos agarra y no nos deja ir, no nos deja caminar nuestro propio camino. La herida en la mano también significa cuando alguien nos retira su mano, su apoyo, cuando alguien nos deja caer, cuando alguien nos juzga mal, esas son heridas en la mano y esas heridas de los clavos significan la luz del resucitado, significan que la herida ya no me pueden separar de la vida sino que transformadas a través de la resurrección de Jesús han sido transformadas para mí también, este es el mensaje salvador. O por ejemplo la herida en el corazón, cuando uno tiene una herida de amor, cuando uno se siente herido en el corazón, esa es una herida muy dolorosa, más dolorosa que cualquier otra herida, y justamente allí es donde Tomás pone su mano sobre Jesús, y luego de todos esos contactos dice: “Mi Dios, mi Señor, Señor mío, Dios mío”. Primero dice “tu eres mi maestro”, después dice “tú eres el Hijo de Dios”, y acá no sólo dice “tu eres el Hijo de Dios” sino “tu eres mi Señor, tu eres mi Dios”, nuevamente esa relación personal a la que ya había hecho referencia anteriormente.No quiero interpretar todo absolutamente sino demostrar que la resurrección tiene relación con nuestra vida y este resurgir tiene muchos significados. Resucitar, resurgir a la vida desde lo pétreo, tiene que ver también con lo vivo, resurgir contra la injusticia, resurgir de las estructuras injustas y con todo aquello que inhibe la vida en nuestra sociedad. Esto en Lucas y en Hechos fue descrito para los discípulos en la fuerza de la resurrección, ellos fueron testigos de la resurrección y ser testigos de la resurrección significa no solamente difundir el mensaje de que Cristo ha resucitado sino también que siempre que me levanto contra la injusticia, a favor de la persona que está en una situación de emergencia, que me atreva a resurgir o a presentarme

Page 6: La Resurrección

contra la mentira, contra el odio, contra la injusticia, contra la pobreza, entiendo que esta resurrección actúa en la vida que tenemos aquí, para volvernos a parar una y otra vez a favor de la vida.El evangelio de San Juan relata una historia maravillosa más, la historia de los veintiuno, los discípulos vuelven a lo cotidiano, trabajan, han pescado durante toda la noche y todo fue inútil. Esta es una imagen, una metáfora de la noche, de lo inútil. A esto lo hablo con las personas “intenté tantas cosas, hice terapia, traté de manejar mi depresión, mis miedos, y nada me ha servido, fue todo inútil, fue frustrante, traté tantos caminos espirituales, me dediqué a la meditación, recé, transité el camino religioso y nada me ayudó”, eso es la noche de la inutilidad. “Traté de lograr una buena comunión en la familia, en la comunidad en la que vivo, y ahora todo fue inútil”, y ahí San Juan nos cuenta que Cristo se presentó en esta noche de la inutilidad desde la otra orilla, vino y de pronto estaba ahí parado y preguntó a los discípulos ¿no tienen algo de comer? No tenían nada porque habían pescado toda la noche inútilmente, los vuelve a enviar a lo cotidiano y les dice que repitan lo mismo, que vuelvan a pescar, lo que siempre habían hecho. Resucitar no significa que tenemos que hacer algo especial sino lo que siempre hacemos, es allí donde se debe producir la resurrección. “Arrojad la red otra vez sobre el lado derecho de la barca”, esto quiere decir que vuelvan a hacer lo mismo pero con otras dos condiciones diferentes, que lo hagan por Su Palabra, en pos de ella, ¿donde escuchamos la voz de El que ha resucitado?, a este impulso que escuchamos en el silencio de aquello que debemos hacer. La resurrección se produce allí donde nosotros seguimos nuestros impulsos internos. Conocen ustedes quizás al hablar con una persona, entender sus problemas, y el otro da miles de excusas para no salir del problema, entonces, seguir estos impulsos de nuestro interior en el silencio, estos son los que debemos seguir, porque es allí donde el resucitado habla con nosotros y debemos arrojar al lado derecho. El lado derecho es el lado consciente. Muchos lo hacemos en forma inconciente pero debemos hacer cosas nuevas en forma conciente, totalmente conciente para que se produzca la resurrección. Conocen ustedes la historia de arrojar la red, la red se llena, es cada vez más pesada, y el discípulo preferido dice: “Es el Señor”. Este también es un mensaje de resurrección. Como persona que está en una oficina y como administrador también me veo confrontado con muchas cosas cotidianas, con enojos, con conflictos y el no sucumbir a estos enojos sino decir “este es el Señor”. En una reunión que puedo estar bloqueado, pensar que el Señor está ahí esto le da a una mañana gris una atmósfera, un ambiente distinto, otra cosa surge, es el Señor. Todo lo que hagan, ir a pasear cuando estén solos, digan “es el Señor”. El resucitado no siempre es visible. Los discípulos tampoco lo reconocieron pero sintieron que era el Señor. En el oficio, en el trabajo, en la soledad, no estoy solo, el Señor está ahí, el resucitado está entre nosotros, conmigo, entonces la esperanza de la noche de la inutilidad pueda transformarse y la mañana gris se abra en un día luminoso. Pedro, totalmente entusiasmado, salta al agua, se sumerge, los otros lo siguen y tiran de la red, la llevan a tierra, son 153 pescados que están en esa red. Se ha pensado qué significado tiene este número, los exegetas alemanes tenían la idea de que los discípulos habían contado, y esto es típicamente alemán, el ser tan puntillosos, los teólogos franceses y españoles lo vieron de una manera muy diferente, que estaba llena de simbolismo, que este número tenía una alta carga de simbolismo. Cien es el cuadrado, veintiocho el triángulo, y veinticinco la esfera, así lo interpretan. Resurrección significa que todo aquello que es una contradicción en mí, el cuadrado y la esfera, lo triangular y lo cuadrado, se hace uno, todo aquello que no puedo reunir, mis diferentes necesidades, mis miedos, la confianza, todo se amalgama, ya no estoy separado, roto, entre el miedo y la confianza, entre la fuerza y la debilidad, sino que todo esto es uno en mí. Estar en la resurrección significa que todo se hace uno y que está unificado en mí. Y después está el desayuno maravilloso. Jesús mismo había cocinado los pescados, tenía pan y lo distribuye. Esta es una imagen de la Eucaristía. Si ustedes celebran la Eucaristía y tienen esta imagen en el trasfondo, nosotros en la noche de lo inútil estamos juntos, pronunciamos oraciones, se parte el pan, vamos a la comunión. Allí exactamente el vino a nosotros de un mundo completamente diferente. El, que ha resucitado del mundo divino, va a lo extraño de nuestro mundo, nos alcanza el pan, alimento de lo eterno, para que nuestra vida se transforme.

Page 7: La Resurrección

Ustedes ven que todas estas historias son historias muy actuales, historias sobre las cuales hay que meditar para que se hagan nuestras historias y que en medio de nuestra vida diaria podamos experimentar la resurrección.Yo quiero contemplar dos historias más en las cuales la resurrección también se transmite en forma clara. En Hechos de los apóstoles está la historia en la cual Pedro está en la cárcel y sabe que a la mañana siguiente será ajusticiado, está atado entre dos guardias y de pronto se le aparece el ángel del Señor en su celda y le dice “levántate y sígueme”, Estas ataduras se sueltan, los soldados se caen, se abren las puertas, y el sale a la libertad. Esto es una imagen para mi maravillosa respecto de cómo la resurrección puede suceder en medio de nuestra vida. A veces también estamos presos en un forzamiento interior entre dos soldados, en la psicología los soldados son el súper yo, estas normas internas que no nos dejan liberarnos, las voces internas del súper yo internalizadas de los padres, “esto no es algo sobre lo que se reflexiona, esto no se debe decir, esto no se debe hacer”, no podemos salir, no podemos romper estos modelos, estos patrones interiores. Si los soldados caen, se liberan, se caen las ataduras y de pronto estamos libres, se abren las nuevas puertas y podemos salir a lo ancho y a lo largo del mundo. Donde se abre una cárcel obtenemos libertad y vida interior, esto es un hecho destacable.Hay otra historia similar, están Pablo y Silas en la cárcel y a la medianoche cantan canciones de alabanza, himnos de alabanza. También es sorprendente porque ahí es donde no tienen oportunidad de sobrevivir y de todas maneras alaban a Dios. Se produce un sismo, las puertas se caen, las cerraduras se abren y salen a la libertad, salen afuera. El carcelero tiene miedo, prefiere matarlos porque todos los prisioneros huyen. La resurrección ocurre allí en medio de las tinieblas, en la noche, en la oscuridad, cuando estoy en la más profunda oscuridad, en la desesperanza, en la depresión, y si allí, a pesar de ello alabo a Dios, confío en Dios, entonces ahí de pronto puede ocurrir la resurrección, pueden abrirse las puertas y mi cárcel deja de ser cárcel y todo puede liberarse, abrirse.Un teólogo holandés, que estuvo con los trapenses en Tennessee durante varios meses y después de este tiempo de reclusión, que para el fue un tiempo de bendición, regresó, entendió poco tiempo después que otra vez tenía problemas de depresión y dijo que los conventos no se construyen para solucionar problemas sino sólo para alabar a Dios fuera de los problemas. Esto no significa que no debamos resolver los problemas en las sociedades, debemos resolver los problemas de la comunión, debemos tratar de resolver los problemas a través de la comunicación, atacarlos, no posponerlos, pero siempre vuelve a haber problemas de nuestra vida en nosotros mismos de manera que determinados problemas de nuestra vida no puedan ser superados por nosotros. A estos patrones no los podemos resolver simplemente. Yo tengo que salir de los problemas y a pesar de ellos confiar en Dios y alabar a Dios, Dios está allí en medio de la cárcel, en medio de la noche, lo alabo, que haya creado a esto por su Hijo Jesucristo, que haya bajado al ámbito de los muertos, de la muerte de mi alma, y si alabo en medio de los problemas entonces en mí también puede ocurrir la resurrección, se abren las ataduras, ya no me siento más apretujado, no me siento empujado, apremiado por los problemas sino que algo se libera. Esta es una imagen importante de la resurrección.Y la última imagen, como icono de la resurrección de Cristo, Cristo baja al ámbito de los muertos, toma a los muertos de la mano y los despierta a la vida. Esta Pascua y Resurrección significa que dejo que Jesús descienda al ámbito de los muertos, a mi ámbito de las sombras, es decir mí reino de las sombras. Un psicólogo suizo dice que cada uno de nosotros conoce lados de sombra, cada uno está estructurado en forma bipolar, amor-agresión, disciplina-falta de disciplina, razón-sentimiento, y si nosotros vivimos unilateralmente en uno sólo de los polos entonces el otro polo permanece en las sombras y reprimimos todo aquello que no queremos. Queremos ser fieles solamente y a toda nuestra parte no devota la queremos dejar de lado, entonces en la sensación de estar en las sombras. Por ejemplo aquél que quiere manejar todo tiene un fuerte lado de sombra en el cuál el mismo no se maneja. Siempre experimento que cuando acompaño a gente que es muy rigurosa consigo misma, un sacerdote acompañé que era muy riguroso, muy conservador, era una persona que defendía ultranza la normativa, pero esto no era una resurrección, era una persona que no es que estaba atada, estaba directamente rígida. Necesitaba lo totalmente rígido, y si no lo tenía, o estaba totalmente indisciplinado porque tenía problemas de alcoholismo, es decir, si vivimos en forma demasiado unilateral, o volcándonos

Page 8: La Resurrección

sobre un lado, entonces nuestras sombras se hacen cada vez más poderosas, más fuertes. Esto también significa que hay que dejar descender a Jesucristo en mi reino de las sombras. Aceptar la sombra y dejar que Cristo descienda no significa que yo de pronto viva todas mis agresiones o todos mis lados oscuros o de sombras sino que lo justifico, admito que es importante que sea hombre y que no sea una persona que vive sobre un solo lado, que sea unilateral. De un abogado estadounidense he leído que reprimía todos sus lados negativos. Primero se había casado y a todos sus aspectos negativos los reprimía o los volcaba sobre su mujer, su esposa. Esto es proyectar todos sus lados oscuros sobre otro, la mujer era la mala y el era el bueno. Se divorció y después comenzó un camino de devoción muy espiritual pero su espiritualidad no era la espiritualidad de la resurrección sino que se aferraba a la meditación, a las oraciones en su camino interior, pero a todo lo negativo no lo tocaba en su camino espiritual, Cristo no había descendido a su reino de los muertos. Después entró en una depresión, empezó una terapia porque no sabía como avanzar y el terapeuta tenía un método algo así como que le daba una voz al lado oscuro. Esta voz en la oscuridad decía: “si te manejas pensando solamente que eres perfecto te pegaré en los pies para que te des cuenta que eres un hombre y no que eres Jesucristo”. Es decir, si nos identificamos con ideales demasiado elevados y pensamos que somos absolutamente devotos y creyentes entonces la sombra se hace cada vez más oscura y más destructivo, o la proyectamos a otras personas y consideramos que estas otras personas son los malos y nosotros somos los absolutamente santos o la sombra nos busca, nos pasa a buscar a través de depresiones, nos ataca por bloqueos de los cuáles ya no podemos salir. La resurrección también significa para mí que esta verdadera terapia de dejar descender a Cristo a mi reino de los muertos para que todos los muertos sean llevados a la vida permite que yo adquiera más vida, que todo lo que está en mí pueda vivir, no hay que tener temor a este lado oscuro, a este reino de los muertos en mí, porque Cristo ha descendido y ha revivido todo.Estas son algunas imágenes que he querido darles. Todo aquello que celebramos en la Iglesia siempre tiene que ver con nosotros. Lucas es el evangelista del año litúrgico, todas las celebraciones que festejamos están en el evangelio de Lucas. La Navidad, la Epifanía, Pascuas, la Ascensión de Cristo, Pentecostés, todo esto está en el evangelio de San Lucas. Lucas consideró, relató la vida de Jesús como un año santo. A lo largo de este año todo se volvió santo al encontrarse con Cristo, y además refiere todo al hoy. “Hoy nació el Salvador, hoy ha sido bautizado”. En la sinagoga de Nazaret “hoy se han cumplido estas palabras”. Con el primer milagro: “hoy hemos visto algo increíble”. Con Zaqueo: “yo quiero ser tu invitado, hoy ha entrado lo santo a tu casa”, o el último hoy en la cruz, “hoy estarás conmigo en el paraíso”. Celebramos ahora el tiempo de Pascua para que en nosotros hoy ocurra lo que ocurrió entonces en la antigüedad. Hoy, para que toda la vida, toda la santidad, todo esto de la muerte y de la resurrección de Cristo se haga visible, asible, se ha hecho realidad en nosotros. Se implementó un año de santidad en el cuál la santidad ha penetrado cada vez más en la historia del mundo, la historia se transforma a través del año litúrgico, el año de la iglesia, no lo devoto que vale para nosotros sino aquello que va cambiando la historia. Podemos experimentar en la historia aquellos milagros de la resurrección por ejemplo del apartheid en Sudáfrica, donde de pronto se disolvió ese apartheid, en Alemania cuando se resquebrajó el Este, en Argentina también hubo este tipo de resurrección. Esto sucede también en nosotros y a veces tenemos que estar agradecidos que a través de la oración y a través de la liturgia haya sido preparado, es decir que la resurrección puede ocurrir de pronto en una sociedad. Pero celebramos el año litúrgico también para que la santidad se vaya formando o modelando en forma cada vez más profunda dentro de nuestra propia historia de vida. Se trata de analizar la historia, de verla, de contemplarla. El año litúrgico se maneja diferente con nuestra historia de vida, confronta la situación de nuestra vida con la vida de Jesucristo. En la medida en que celebramos su Historia, nuestra historia de vida se va transformando paso a paso, de manera que a través de este tiempo de Pascua, de estos cincuenta días, también es un número simbólico, algo se redondea, algo nos liberamos, nos vemos enteros, nos vemos embargados por el Espíritu Santo, la vida de la resurrección en cincuenta días, que esto se ancle cada vez más profundamente en su cuerpo, en su alma, en su corazón, en sus sentimientos, en todas aquellas áreas de su vida, y que puedan cobrar cada vez más vida, y que se levanten cada día nuevamente a la vida verdadera. Gracias por su atención.

Page 9: La Resurrección