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La regla de oro: química y cuántica / CIENCIORAMA 1 Imagen tomada de: http://pedsocial.files.wordpress.com/2011/09/imagendeunaregladorada.jpg La regla de oro: química y cuántica Carlos Velázquez El pionero cuántico Esta historia se inició en 1915 de una manera un tanto inesperada, con un chico que acudió a una de “librería de viejo” en Roma y compró, después de mucho regatear, un libro de matemáticas escrito en latín, publicado más de 60 años atrás. Aunque el libro era anticuado, el chico decidió que le serviría para aprender matemáticas y mejorar su latín, un reto menos descabellado de lo que parece, pues el latín es más cercano

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La regla de oro: química y cuántica / CIENCIORAMA 1

Imagen tomada de:

http://pedsocial.files.wordpress.com/2011/09/imagendeunaregladorada.jpg

La regla de oro: química y cuántica

Carlos Velázquez

El pionero cuántico

Esta historia se inició en 1915 de una manera un tanto inesperada, con

un chico que acudió a una de “librería de viejo” en Roma y compró,

después de mucho regatear, un libro de matemáticas escrito en latín,

publicado más de 60 años atrás. Aunque el libro era anticuado, el chico

decidió que le serviría para aprender matemáticas y mejorar su latín, un

reto menos descabellado de lo que parece, pues el latín es más cercano

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al italiano que al español. Leería algo que para nosotros equivaldría al

Poema del Mío Cid en su versión original.

Proveniente de la clase media italiana Fermi fue una de las piezas clave de la física del

siglo XX. Imágenes tomadas de: http://lombokmusic.com/wp-

content/uploads/2012/03/art4.jpg

http://noticiasmvsfotos.blob.core.windows.net/media/fotos/7f83fcda9aca83b018774ca68779

05b4.jpg

Fermi nació en 1901 y fue el tercer hijo de una familia de clase media

alta. Era reservado y poco expresivo, pero tenía un don que le permitió

crear vínculos profundos y duraderos con personas valiosas que conservó

a lo largo de toda su vida y que le ayudaron en las múltiples empresas

que emprendió. Dos de estos lazos perdurables fueron el ingeniero Amidei,

quien lo guió en el aprovechamiento de sus cursos universitarios y su

amigo Enrico Persico, con quién tuvo una amistad basada en preguntas y

retos matemáticos mezclados con bromas a los transeúntes de Roma.

Entre las características más notables de Fermi estaban el tesón y

la meticulosidad; una vez que emprendía algo se empeñaba en ello sin

perder el ánimo. Además tenía un gran gusto por comprender lo esencial

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de los problemas que resolvía, quitando, en lo posible, todas las

complicaciones matemáticas y logrando un estilo altamente ilustrativo y

esclarecedor.

Fermi supo ver que el futuro de la física estaría determinado por las

nuevas teorías de la mecánica cuántica (ver "Los nuevos elementos", "La

luz, ¿onda o partícula", "Un vienés y su gato", en Cienciorama) que

habían surgido hacía poco y que explicaban los nuevos fenómenos de las

líneas de emisión de los espectros luminosos de los elementos y la

interacción de la radiación electromagnética con la materia, de modo que

desde muy temprano se volvió un propagandista de la teoría cuántica en

un país donde la veneración por las teorías del siglo XIX era la norma.

Un ambiente delicado

El ambiente en el que crecieron las nuevas teorías físicas estaba marcado

por dos características contrapuestas: por un lado, había tal revolución en

el pensamiento que en las universidades se proponían nuevos y atrevidos

experimentos que dieron pie a teorías que no tenían nada que ver con la

forma de pensar que hasta entonces se tenía; y por otra parte, en los

países que estaban a la cabeza de esta revolución hubieron grandes

movimientos políticos y artísticos que oscilaban entre posturas que

demandaban cambios radicales y la restauración de la tradición.

En la década de 1920 a causa de la primera guerra mundial en la

que perdió Alemania, y a causa de la crisis económica se gestaron los

sombríos acontecimientos políticos que una década más tarde pondrían en

entredicho la libertad de hacer ciencia.

En Austria, Francia e Inglaterra había conflictos políticos de distinta

índole, y en Alemania, donde la teoría cuántica tuvo su desarrollo más

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notable, se instauró paulatinamente el nazismo, y la política racista

terminó afectando también el ambiente de la investigación científica. Italia,

que en un primer momento quedó al margen del conflicto bélico, tuvo que

decidir su postura política y finalmente se alineó con Alemania.

El grupo de investigadores que Fermi lideró en Italia llegaron a ser conocidos como

Los chicos de la Via Panisperna.

Imagen tomada de:

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/it/c/c8/Ragazzi_di_via_Panisperna.jpg

Los chicos de la Via Panisperna

En esos mismos años, sin embargo, en Italia hubo un resurgimiento de la

física. Aunque aislados en distintas universidades, toda una nueva

generación siguió con interés lo que ocurría respecto a los nuevos

descubrimientos. Fermi tuvo la fortuna de vivir en el momento preciso en

que toda una comunidad ansiosa de participar en la nueva revolución

necesitaba de alguien que dominara profundamente este nuevo

conocimiento, y con la ayuda de algunos notables físicos de la generación

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anterior, entre ellos Orso Mario Corbino, pudo reunir en Roma un

excelente grupo que trazó una ruta a seguir en el nuevo camino de la

física cuántica.

Estos físicos llegaron a ser conocidos como los chicos de la Vía

Panisperna, por el lugar donde se hallaba la sede del Instituto de Física.

Éste fue un centro donde Fermi, quien mostraba un gran dominio de todas

las áreas de la física, además de una forma de explicarla simple y

profunda que esclarecía lo que otros complicaban con matemáticas,

encabezó el gran entusiasmo que esta ciencia suscitaba.

La llave que lleva al núcleo

Desde 1911, cuando Rutherford demostró la existencia del núcleo atómico

bombardeando láminas de mica con partículas alfa, se abrió un nuevo

camino que llevaría a consecuencias inesperadas. Una de las claves que

llevaron más tarde a la liberación de la energía atómica fue la propuesta

de Rutherford, hecha nueve años más tarde, de la existencia de una

partícula con una masa semejante a la del protón pero con carga neutra,

la cual explicó algunas anomalías en la medición de pesos atómicos,

bastante conocidos para esa época.

Sin embargo, fue hasta 1932 cuando, después de escuchar acerca

de los experimentos del matrimonio Joliot-Curie, Chadwick diseñó un

aparato que le permitió afirmar la existencia del neutrón. En su

experimento usó polonio (una potente fuente de radiación alfa) junto con

berilio. Al hacer esta combinación, obtuvo una radiación desconocida que

al hacerla incidir sobre un blanco de parafina producía protones libres.

Chadwick luego mostró mediante cálculos que esta radiación desconocida

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debía consistir de partículas con una masa similar a la del protón pero

con carga neutra (ver "Los laureles del neutrón", aquí en Cienciorama).

Los experimentos de Irene Curie, Frederic Joliot y por otra parte los de James Chadwick

llevaron al descubrimiento del neutrón. Imágenes tomadas de: http://mujeres-

riot.webcindario.com/irene_curie.jpg

http://www.nobelprize.org/nobel_prizes/physics/laureates/1935/chadwick_postcard.jpg

El experimento desató toda una ola de entusiasmo pues dotaba a la

ciencia nuclear de una herramienta perfecta para hacer nuevas

investigaciones. Los neutrones, al ser eléctricamente neutros se pueden

acercar y colisionar con los núcleos atómicos sin verse afectados por la

repulsión electromagnética que sufrirían los protones o las partículas alfa.

Fermi y su grupo fueron de los principales entusiastas de este nuevo

campo, e inmediatamente se pusieron a diseñar experimentos y teorías con

la ayuda de las nuevas partículas.

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La regla de oro: química y cuántica / CIENCIORAMA 7

Caminar antes que correr

¿Cómo se procede en la investigación de las estructuras atómicas y

subatómicas? Desde hace varias décadas los físicos sabemos la respuesta,

y al igual que Fermi, simplemente tomamos una fuente de partículas y las

hacemos chocar contra lo que nos interesa investigar, y luego hacemos

los desarrollos teóricos necesarios para saber que está pasando. Así, el

grupo de Fermi diseñó fuentes que emitían los recién descubiertos

neutrones, las refinaron para que fueran más potentes y las aplicaron

metódicamente sobre cada uno de los elementos conocidos. Era la

“refinada” técnica de "pegarles a todos para hallar al culpable”.

Aunque esto demuestra que los físicos no deberían enseñar a los

policías, lo cierto es que el grupo de Fermi tenía una idea de qué es lo

que buscaba, y en particular era saber qué núcleos atómicos eran capaces

de absorber neutrones para luego observar qué pasaba. El grupo descubrió

la existencia de varios isótopos, o sea elementos cuyos núcleos tienen el

mismo número de protones que otros, pero distinto número de neutrones,

y observó los procesos de decaimiento (o sea, de transformaciones en el

tiempo que sufrían sin intervención de agentes externos) de varios de

estos isótopos. También realizó la primera síntesis de un elemento

transuránico, o sea, creó el primer elemento sintético, el neptunio, aunque

no se dio cuenta de ello inmediatamente.

Sin embargo, uno de los descubrimientos más trascendentales casi

se logró de manera fortuita. En 1934, mientras se irradiaban con neutrones

algunas muestras de aluminio y otros metales, los alumnos de Fermi

notaron, extrañados, que los resultados dependían de si hacían el

experimento sobre una mesa de madera o sobre una mesa metálica.

Después de realizar varias pruebas y descontar fuentes de error, notaron

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que las emisiones secundarias, producidas por materiales circundantes,

debían ser tomadas en cuenta.

Diseñaron entonces un experimento en el que primero probarían qué

pasaba si antes de dirigir el haz de neutrones al blanco, las fuentes

emisoras se atenuaban mediante espesores crecientes de plomo (para

simular la acción de la materia circundante). Sin embargo, en el último

momento, Fermi obedeció a su intuición y en vez de realizar los

experimentos con plomo, cambió este material por un pedazo de parafina

y lo que pasó fue sorprendente: después de irradiar al aluminio con la

fuente de neutrones filtrados por parafina, las emisiones estimuladas del

aluminio fueron mucho más grandes que lo que se había visto hasta ese

momento. Todo esto resultaba muy extraño hasta que Fermi lanzó la

hipótesis de que el efecto de la parafina era frenar los neutrones

mediante colisiones con sus moléculas de hidrógeno, y que estos

neutrones lentos eran los responsables de la actividad incrementada.

Resulta sorprendente que los neutrones lentos sean la clave de

muchos de los procesos de radiación que conocemos hoy en día, pero

podemos darnos más idea considerando lo siguiente: cuando los

neutrones son rápidos, al ser eléctricamente neutros pueden atravesar

fácilmente la materia y esparcirse a grandes distancias, de modo que su

efecto no se concentra en un blanco cercano. Por otra parte, al ser

energéticos y poder viajar, tienen más tiempo para sufrir desintegración

antes de interactuar con un núcleo cercano.

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El descubrimiento del neutrón y los posteriores trabajos de Fermi acerca de la producción

de neutrones lentos fueron la base para los trabajos posteriores acerca de las reacciones

nucleares en cadena. Uno de los momentos más críticos y geniales en la carrera de

Fermi se dio cuando decidió utilizar simple parafina para frenar los neutrones en vez del

plomo pesado.

Imágenes tomadas de: http://www.nuclenor.org/aula/222_07/images/37.jpg

https://tarotgabriel.files.wordpress.com/2014/03/vela-blanca.jpg

Además, si los neutrones son lentos, será mucho más probable que

interactúen con los núcleos en su vecindad, que es lo importante para las

reacciones nucleares. El descubrimiento de los neutrones lentos fue un

paso esencial en la consecución de las reacciones nucleares en cadena.

La regla de oro #2

En Roma Fermi solía discutir con sus alumnos en seminarios informales en

su propia oficina. Las conferencias solían comenzar de manera casual

mientras se discutía sobre el trabajo que se estaba haciendo o surgía

algún tema que interesara a Fermi o sobre el que uno de los alumnos

sentía interés. Él empezaba inmediatamente a exponer sus ideas y los que

lo escuchaban tenían la impresión de que había preparado su plática

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habiendo pensado mucho en el tema y desde hacía tiempo. Entre otros

temas, Fermi abordaba cosas como la teoría del cuerpo negro, la

viscosidad de los gases, la ecuación de Schrödinger, el análisis tensorial,

la teoría de la dispersión óptica, la curva de error gausiana, la teoría del

espín de Dirac, etcétera, etcétera.

Ahora les diré por qué titulé esta serie de artículos “La regla de

oro”: en realidad, cuando estudiaba física escuchaba hablar de la regla de

oro de Fermi y el nombre me atraía porque se oía muy misterioso. Pero

no me la enseñaron en mis primeros cursos de cuántica y tuvo que pasar

un tiempo antes de que la investigara por mi propia cuenta. Esta regla se

trata de lo siguiente: las líneas de emisión de los elementos químicos (Ver

"Los nuevos elementos... y sus arcoíris" en Cienciorama) tienen distintas

intensidades; o sea, puede ser que un elemento emita una línea en rojo y

otra en verde; una de las dos será la más brillante y cuando se

descubrieron no había manera de predecir dónde aparecerían (el sitio que

ocuparían en el espectro) ni cuál sería la intensidad luminosa de cada

una. Una vez que Schrödinger presentó su famosa ecuación con ella se

pudo predecir dónde aparecerían las líneas de cada uno de los elementos

si se era capaz de resolverla.

Tuvo que pasar un poco más de tiempo para que con estas

soluciones Paul Dirac diera una fórmula que predijera cuál sería la

intensidad de las líneas de emisión. Esta fórmula era tan apreciada por

Fermi que se refería a ella como la regla de oro #2 (para entender por

qué es la #2, diremos que existe la regla de oro #1 que se aplica a

transiciones de fase de primer orden, y que tiene que ver con otros

fenómenos, mientras que la #2 nos dice qué pasa con las transiciones de

fase de segundo orden, que sí tienen que ver con la intensidad luminosa).

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Esta forma de llamarlas de Fermi se hizo tan popular que después fue

conocida como la regla de oro de Fermi (sí, la #2). A favor de Fermi

debemos decir que él nunca se atribuyó la deducción de esta fórmula.

Cada línea de los espectros de emisión tiene una intensidad propia y distinta de las

demás, y podemos explicar este hecho mediante la regla de oro #2 que Fermi

popularizó. Imagen tomada de:

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6c/Visible_spectrum_of_neon.jpg

Lo que depara el futuro

Aunque aquí no lo hemos enfocado de una manera directa, esta historia

es una parte del camino que llevó a uno de los desarrollos más

dramáticos del siglo XX, tanto en términos humanos como científicos: la

bomba atómica. Desde el momento en que las armas atómicas

aparecieron, más que nunca se ha vuelto necesario reflexionar acerca del

papel de la ciencia, del conocimiento y de su intrincada relación con la

política y el destino de la humanidad.

En un siguiente artículo seguiremos desarrollando esta intrigante

historia. Mientras tanto, mantengan los ojos bien abiertos y las preguntas

impertinentes. Por cierto, a Fermi le encantaba hacer este tipo de

preguntas, así que les dejo algunas...

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La regla de oro: química y cuántica / CIENCIORAMA 12

Preguntas tipo Fermi

¿Cuál es el número total de lentes (gafas de sol, de lectura, para miopía,

etc.) que existe en la Tierra?

¿Cuántos gatos hay en la ciudad de México?

¿Cada cuánto nace un pájaro en el planeta?

¿Cuántos meteoritos han atravesado una nube en su recorrido?

¿Cuántas letras se pueden escribir con una pluma hasta que se acaba la

tinta?

Y les doy mi versión de la respuesta a la primera pregunta:

Cuando yo salgo a caminar, suelo contar el número de personas

que tienen lentes, comparado con las que no los tienen, y he encontrado

que alrededor del 15 o 20% de las personas utilizan lentes de cualquier

tipo. Estoy en un lugar donde estimo que el 70% de los problemas de

salud que se corrigen con lentes son atendidos, lo que me da una

estimación de que en general la población humana tiene una prevalencia

de un 20 a un 28% de problemas de salud visual corregibles con lentes.

Asumiendo que sea un 25% la población en general la que debería usar

lentes, de todas maneras hay que dividir a la población en varios grupos

de la siguiente manera: un 10% de la población en general satisface un

80% de sus necesidades, 30% satisface 60% de su necesidades, otro 30%

las satisface en un 20% y un 30% las satisface en un 5%. Esto hace que

en promedio, de la población que necesita lentes sólo un 36.5% los use.

Hasta aquí he dicho que estimo que 25 de cada 100 necesitan

lentes, pero de estos 25 sólo un 36.5% los tiene, o bien, sólo unos ~9 de

cada 100 tienen lentes. Tenemos una población de unas 7.2 × 109 personas

en el mundo, de modo que mi estimación del número de personas que

usan lentes es 6.48 × 107. Si a esto agregamos un 20% de lentes que

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existen pero que no son usados (principalmente los que están esperando a

venderse), llegaremos a 7.7 × 107 lentes en total en el mundo.

¿Alguna vez te has preguntado cuantos lentes hay en el mundo? ¿Cuántos gatos hay en

la ciudad de México? Estos son ejemplos de las famosas preguntas tipo Fermi. Imagen

tomada de: http://imworld.aufeminin.com/dossiers/D20100407/gatoOK-123953_L.jpg

En realidad, como vemos, aquí lo que importa es la manera en que

dividimos el problema. Si tuviéramos medidas de cada una de las

cantidades que he mencionado, nuestros cálculos se refinarían, pero la

esencia del razonamiento sería la misma. Por ahora es todo y nos vemos

en el siguiente artículo de Cienciorama.

Bibliografía

Laura Fermi , Átomos en la familia. Mi vida con Enrico Fermi, Editorial Marfil.

Emilio Segrè, Enrico Fermi, Conacyt, 1982.