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La Puerta Abierta a los Gentiles

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La Puerta Abierta a los Gentiles

Introducción

Cuán importante es comprender

todos los acontecimientos que se

dieron en el primer siglo con los

discípulos de Cristo. A estas

alturas que han transcurrido dos

mil y tantos años, esto ha

provocado que las generaciones

presentes hayan olvidado sucesos

tan importantes que cambiaron la

historia en la predicación del

Evangelio, y que es de absorbente

interés recordarlos, tenerlos

presentes, porque ellos nos ayudan

a entender mejor el mover del

Evangelio en esta Tierra. Tal es el

caso del gran acontecimiento que

se dio el día en que la Puerta del

Evangelio se abrió oficialmente

para todos los pueblos que no

pertenecían al linaje de los hijos de

Israel.

mable Lector: Aunque a

usted le parezca raro y

sorprendente, en las primeras

décadas de la predicación, los

apóstoles, quienes fueron

depositarios de este Mensaje no

pudieron entender los términos

del Evangelio Eterno, aunque el

Maestro antes de partir al cielo les

dio bien clara la misión: “… Id por

todo el mundo y predicad el

evangelio a toda criatura. El que

creyere y fuere bautizado, será salvo;

mas el que no creyere, será

condenado.” Marcos 16:15 – 16

¿Pero que era para ellos toda

criatura? A medida que usted vaya

leyendo este tratado,

comprenderá que ellos al principio

entendían que el Evangelio

solamente era para los israelitas,

fue necesario que el Espíritu

Santo, a quien el Padre enviaría en

Nombre de su Hijo les enseñara

todas las cosas y recordara todo lo

que Él les había dicho: “Mas el

Consolador, el Espíritu Santo, a

quien el Padre enviará en mi

nombre, él os enseñará todas las

cosas, y os recordará todo lo que yo

os he dicho.” Juan 14:26.

Por lo menos después que el

Cristo Resucitado ascendió al

cielo, tres años y medio más

pasaron que el Evangelio solo se

les predicaba a los hijos de Israel,

pues al principio esa fue la orden

que recibieron: “A estos doce envió

Jesús, y les dio instrucciones,

diciendo: Por camino de gentiles no

vayáis, y en ciudad de samaritanos

no entréis, sino id antes a las ovejas

A

3

perdidas de la casa de Israel.” Mateo

10:5 – 6

Según la profecía, Dios estaba

empeñado en tratar fuerte y

personalmente con los hijos de

Israel por setenta semanas

proféticas, las cuales son

equivalentes a cuatrocientos

noventa días proféticos (70 x 7).

Siete días que tiene la semana, se

multiplican por las setenta

semanas, esto es equivalente a

cuatrocientos noventa días, pero

días proféticos. “… Día por año, día

por año te lo he dado” Ezequiel 4:6,

entonces cuatrocientos noventa

días proféticos son equivalentes a

setenta semanas proféticas, o sea

cuatrocientos noventa años

literales, esta profecía comprende

desde que se dio la orden de

reconstruir el templo de Jerusalén

que fue destruido por

Nabucodonosor, hasta que el

Mesías príncipe fuera inmolado

para redimir a Israel primeramente

y después al mundo: “Setenta

semanas están determinadas sobre tu

pueblo y sobre tu santa ciudad, para

terminar la prevaricación, y poner

fin al pecado, y expiar la iniquidad,

para traer la justicia perdurable, y

sellar la visión y la profecía, y ungir

al Santo de los santos. Sabe, pues, y

entiende, que desde la salida de la

orden para restaurar y edificar a

Jerusalén hasta el Mesías Príncipe,

habrá siete semanas, y sesenta y dos

semanas; se volverá a edificar la plaza

y el muro en tiempos angustiosos. Y

después de las sesenta y dos semanas

se quitará la vida al Mesías, mas no

por sí; y el pueblo de un príncipe

que ha de venir destruirá la ciudad y

el santuario; y su fin será con

inundación, y hasta el fin de la

guerra durarán las devastaciones. Y

por otra semana confirmará el pacto

con muchos; a la mitad de la semana

hará cesar el sacrificio y la ofrenda.

Después con la muchedumbre de las

abominaciones vendrá el desolador,

hasta que venga la consumación, y lo

que está determinado se derrame

sobre el desolador.” Daniel 9:24 –

27.

El Mesías moriría a la mitad de la

septuaginta semana, pero quedaría

media semana, o sea tres años y

medio para que el Dios de

Abrahán terminara la negociación

con Israel. En esa última media

Para los apóstoles toda criatura

que se le tenía que llevar el

Evangelio lo interpretaron al

principio en el contexto que era

solo al pueblo de Israel.

4

semana los apóstoles trabajaron

febrilmente buscando a las ovejas

perdidas de la casa de Israel, para

ese tiempo profético, el Mesías ya

había regresado al cielo, en este

último espacio de oportunidad

para Israel sellaron los ciento

cuarenta y cuatro mil de las doce

tribus de Israel (pida nuestro

folleto: ¿Quiénes fueron los ciento

cuarenta y cuatro mil sellados?)

El Evangelio en esos días, después

de la muerte y resurrección del

Mesías, solo fue predicado entre

los israelitas, los restantes pueblos

de la Tierra no habían recibido la

buena noticia del Reino de Dios:

“Ahora bien, los que habían sido

esparcidos a causa de la persecución

que hubo con motivo de Esteban,

pasaron hasta Fenicia, Chipre y

Antioquía, no hablando a nadie la

palabra, sino sólo a los judíos.”

Hechos 11:19. Al ubicarnos en

este contexto histórico podemos

descubrir que la Iglesia de Cristo

sufrió varios cambios en la misión

que se les había dado a los

apóstoles.

¿Qué concepto tenían los

apóstoles, y todo judío religioso

acerca de los gentiles? Lea lo que

el apóstol Pedro le dijo a

Cornelio, centurión romano:

“…Vosotros sabéis cuán abominable

es para un varón judío juntarse o

acercarse a un extranjero; pero a mí

me ha mostrado Dios que a ningún

hombre llame común o inmundo”

Hechos 10:28.

Fue necesario que se diera un

espectacular milagro para que la

puerta de la predicación a otros

pueblos fuera abierta. Y cuando la

oportunidad de los gentiles se

abrió, la iglesia que para ese

entonces solo estaba formada por

miembros de sangre hebrea, a la

iglesia primitiva le costó asimilar

este cambio, por el concepto que

ya vimos que ellos tenían. (Pida

nuestro folleto: “El Concilio de

Jerusalén”)

Note que estas son palabras del

apóstol Pedro, el cual revela el

sentir y pensar de los

seguidores de Cristo en las

primeras décadas del

cristianismo, lógicamente los

apóstoles no iban a ir a

compartir el santo Mensaje así

por así, porque hasta ese

momento no habían entendido

que también los gentiles tenían

entrada a la salvación.

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Todo empezó con un alto oficial

del poderoso ejército romano:

“Había en Cesarea un hombre

llamado Cornelio, centurión de la

compañía llamada la Italiana, piadoso

y temeroso de Dios con toda su

casa, y que hacía muchas limosnas al

pueblo, y oraba a Dios siempre. Este

vio claramente en una visión, como

a la hora novena del día, que un

ángel de Dios entraba donde él

estaba, y le decía: Cornelio. El,

mirándole fijamente, y atemorizado,

dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus

oraciones y tus limosnas han subido

para memoria delante de Dios.

Envía, pues, ahora hombres a Jope,

y haz venir a Simón, el que tiene por

sobrenombre Pedro. Este posa en

casa de cierto Simón curtidor, que

tiene su casa junto al mar; él te dirá

lo que es necesario que hagas.”

Hechos 10:1 – 6.

Este hombre siendo romano, era

justo, y de alguna manera había

entablado cierta amistad con

judíos religiosos, por lo que

leemos en el texto 22 del capítulo

10 de Hechos: “Ellos dijeron:

Cornelio el centurión, varón justo y

temeroso de Dios, y que tiene buen

testimonio en toda la nación de los

judíos, ha recibido instrucciones de

un santo ángel, de hacerte venir a su

casa para oír tus palabras.” Hechos

10:22

Seguramente de esta manera ese

hombre había recibido el

conocimiento del Dios de Israel,

pero este conocimiento no estaba

completo, y era necesario que

alguien le ampliara los

conocimientos sobre el tema de la

Salvación porque para ese

entonces el sistema de justificación

había cambiado y la mayoría de

los judíos no lo entendía.

Pero Pedro, aunque Cornelio lo

mandara llamar, él jamás hubiera

ido, pues ya vimos cual era el

concepto que el apóstol tenía de

los gentiles, fue necesario que Dios

hablara con Pedro, así que: “Al día

siguiente, mientras ellos iban por el

camino y se acercaban a la ciudad,

Pedro subió a la azotea para orar,

cerca de la hora sexta. Y tuvo gran

hambre, y quiso comer; pero

mientras le preparaban algo, le

sobrevino un éxtasis; y vio el cielo

abierto, y que descendía algo

semejante a un gran lienzo, que

atado de las cuatro puntas era

bajado a la tierra; en el cual había de

todos los cuadrúpedos terrestres y

reptiles y aves del cielo. Y le vino

¿Cómo se abrió

la puerta a los gentiles?

6

una voz: Levántate, Pedro, mata y

come. Entonces Pedro dijo: Señor,

no; porque ninguna cosa común o

inmunda he comido jamás. Volvió la

voz a él la segunda vez: Lo que Dios

limpió, no lo llames tú común.”

Hechos 10:9 – 15

“Y mientras Pedro estaba perplejo

dentro de sí sobre lo que significaría

la visión que había visto, he aquí los

hombres que habían sido enviados

por Cornelio, los cuales,

preguntando por la casa de Simón,

llegaron a la puerta.” Hechos 10:17

Esta es la multiforme sabiduría de

Dios, trabajó primero a Cornelio

para que enviara a una delegación

a buscar a Pedro, el viaje se hizo

de Cesarea a Jope (hoy se conoce

como el puerto de Jaifa). Mientras

los hombres de Cornelio llegaban,

Pedro continuaba meditabundo

sobre la visión que había visto,

realmente era una extraña visión,

si la tomaba literalmente

contradecía todo el esquema de la

ley de alimentación que se conocía

desde los principios de la

humanidad: “Y mientras Pedro

pensaba en la visión, le dijo el

Espíritu: He aquí, tres hombres te

buscan. Levántate, pues, y desciende

y no dudes de ir con ellos, porque

yo los he enviado.” Hechos 10:19

– 20

.

“Entonces, haciéndoles entrar, los

hospedó. Y al día siguiente,

levantándose, se fue con ellos; y le

acompañaron algunos de los

hermanos de Jope. Al otro día

entraron en Cesarea. Y Cornelio los

estaba esperando, habiendo

convocado a sus parientes y amigos

más íntimos. Cuando Pedro entró,

salió Cornelio a recibirle, y

postrándose a sus pies, adoró. Mas

Pedro le levantó, diciendo:

Levántate, pues yo mismo también

soy hombre.” Hechos 10:23 – 26

¡Qué curioso! Pedro no acepta la

adoración que Cornelio le hizo,

pero hoy el supuesto sucesor de

Lejos estaba Pedro de poder

entender la visión que le había

sido enviada “un extraño lienzo

lleno de todos los animales

inmundos y la voz que le dijo:

mata y come” ¿Qué le quería

decir Dios en esa visión?

Pedro quedó atónito, él estaba

plenamente cierto que aquella

visión era de significado muy

profundo, y no simplemente le

decía que ahora podía comer

culebras, o todos los sucios

reptiles que venían en el lienzo.

7

Pedro si permite que se le postren

y le besen el anillo.

Para Cornelio, Pedro era un

hombre importante, pues Dios se

lo había recomendado para que le

aclarara los asuntos que atañan a la

Vida Eterna, pero Pedro se

sorprendió al ver que el Mensaje

no solamente lo iba a escuchar el

centurión romano, sino que habían

muchas personas invitadas: “Y

hablando con él, entró, y halló a

muchos que se habían reunido.”

Hechos 10:27

A partir de ese momento Pedro

entendió la visión que había visto

el día anterior, ¿Cómo era que iba

a matar y a comer? Él mismo

Pedro lo explica: “Y les dijo:

Vosotros sabéis cuán abominable es

para un varón judío juntarse o

acercarse a un extranjero; pero a mí

me ha mostrado Dios que a ningún

hombre llame común o inmundo”

Hechos 10:28

¿Cuándo le mostró tal cosa? En la

visión del extraño manto que

había visto bajar del cielo, donde

venían diversidad de reptiles y

distintas alimañas.

En la profecía está comparado al

hombre sin Dios como un animal

sucio, ejemplo: “y haces que sean

los hombres como los peces del mar,

como reptiles que no tienen quien

los gobierne?” Habacuc 1:14

Pero lo que Dios había limpiado ya

no había que llamarlo inmundo, en

ese momento los animales que

había visto en la visión,

representaban a Cornelio y a todas

las personas que estaban

esperando a Pedro para oír su

Mensaje. Pero no le fue fácil al

apóstol entender estas dos

Palabras: “Mata y Come”. ¿Porqué

Matar? ¿Qué era lo que Pedro

tenía que matar para después

comer? Pedro debía matar su

orgullo, su altivez como judío, y

que ya no mirara despectivamente

a los gentiles, pues él mismo

confiesa que era abominación

acercarse a ellos. Y ¿qué era lo

que tenía que comer?

Simbólicamente comer es

entender, digerir aquella visión

que al principio era confusa, salida

de toda lógica, le estaba

rompiendo todo un esquema y

tenía que aprender el nuevo

sistema. Por eso leemos en el

verso 17 de Hechos 10: “Y

mientras Pedro estaba perplejo

dentro de sí sobre lo que significaría

la visión que había visto,…” Hechos

10:17

El apóstol estaba digiriendo aquella

comida, no lo había entendido del

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todo, por eso agrega el texto 19

del mismo capítulo: “Y mientras

Pedro pensaba en la visión, le dijo el

Espíritu: He aquí, tres hombres te

buscan.” Hechos 10:19

Hay varios ejemplos en la

simbología bíblica que comer

significa entender: “Y me dijo: Hijo

de hombre, alimenta tu vientre, y

llena tus entrañas de este rollo que

yo te doy. Y lo comí, y fue en mi

boca dulce como miel. Luego me

dijo: Hijo de hombre, ve y entra a la

casa de Israel, y habla a ellos con mis

palabras.” Ezequiel 3:3 – 4.

El profeta se comió el Mensaje, y

después fue a predicarlo, se aplica

la misma simbología con el apóstol

Pedro, él tuvo que comerse

aquella visión y digerirla, o sea

entenderla y después publicar

aquel Mensaje. Hasta el día de hoy

hay millones de estudiantes de las

Sagradas Escrituras que no han

podido digerir esta profunda visión

que al apóstol Pedro le costó

entender. También a los Apóstoles

y a la Iglesia de Jerusalén les costó

asimilar cómo Dios había abierto la

Puerta de predicación a los

Gentiles. Se dio un gran revuelo, y

a Pedro lo cuestionaron

fuertemente: “Oyeron los apóstoles

y los hermanos que estaban en

Judea, que también los gentiles

habían recibido la palabra de Dios. Y

cuando Pedro subió a Jerusalén,

disputaban con él los que eran de la

circuncisión, diciendo: ¿Por qué has

entrado en casa de hombres

incircuncisos, y has comido con

ellos? Entonces comenzó Pedro a

contarles por orden lo sucedido,

diciendo” Hechos 11:1 – 4 Note

bien que Pedro les explicó la razón

que le asistió por la cual había ido

donde Cornelio. Lejos estaba la

Iglesia de Jerusalén entender que

se les había abierto puerta para la

salvación a los gentiles. El hombre

a quien le entregaron las llaves del

Reino estaba haciendo uso

legítimamente de ellas: “Entonces,

oídas estas cosas, callaron, y

glorificaron a Dios, diciendo: ¡De

manera que también a los gentiles ha

dado Dios arrepentimiento para

vida!” Hechos 11:18

Pedro solamente abrió la puerta a

la predicación de los gentiles, él no

Como hemos dicho varias veces,

a este hombre de Dios le costó

comerse este Mensaje, tenía que

entender fielmente lo que le

quería decir Dios, pasaron varios

días para él poder digerir esta

visión: que el Mensaje del

Evangelio era también para los

gentiles.

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incursionó en ese trabajo, Dios

levantó a otro hombre para que se

hiciera cargo de este proyecto, y

este varón fue el apóstol Pablo.

No debemos olvidar que Pablo fue

el hombre enviado exclusivamente

a los gentiles, él mismo lo testifica

cuando le escribió a los Efesios en

el capítulo 3 y versos 1 al 7: “Por

esta causa yo Pablo, prisionero de

Cristo Jesús por vosotros los

gentiles; si es que habéis oído de la

administración de la gracia de Dios

que me fue dada para con vosotros;

que por revelación me fue declarado

el misterio, como antes lo he escrito

brevemente, leyendo lo cual podéis

entender cuál sea mi conocimiento

en el misterio de Cristo, misterio

que en otras generaciones no se dio

a conocer a los hijos de los hombres,

como ahora es revelado a sus santos

apóstoles y profetas por el Espíritu:

que los gentiles son coherederos y

miembros del mismo cuerpo, y

copartícipes de la promesa en Cristo

Jesús por medio del Evangelio, del

cual yo fui hecho ministro por el

don de la gracia de Dios que me ha

sido dado según la operación de su

poder.”

Dios lo preparó para introducir la

doctrina de su Maestro en las

tierras del imperio Romano y le

recomendaba a la Iglesia que

rogaran por él para poder cumplir

con su delicado trabajo: “orando

también al mismo tiempo por

nosotros, para que el Señor nos abra

puerta para la palabra, a fin de dar a

conocer el misterio de Cristo, por el

cual también estoy preso”

Colosenses 4:3. Pablo no fue

evangelizado por algún apóstol, él

mismo lo dice: “pues yo ni lo recibí

ni lo aprendí de hombre alguno, sino

por revelación de Jesucristo… ni subí

a Jerusalén a los que eran apóstoles

antes que yo; sino que fui a Arabia,

y volví de nuevo a Damasco.”

Gálatas 1:12 y el 17.

¿En qué Iglesia fue ordenado este

Apóstol Para su Ministerio?

Fue en la Iglesia de Antioquía:

“Había entonces en la iglesia que

estaba en Antioquía, profetas y

maestros: Bernabé, Simón el que se

llamaba Niger, Lucio de Cirene,

Manaén el que se había criado junto

cumplir tan difícil misión,

enviado a los reyes y a la gente

importante de aquel mundo.

Este hombre fue un

prominente apóstol, un

verdadero instrumento para

cumplir tan difícil misión,

enviado a los reyes y a la gente

importante de aquel mundo.

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con Herodes el tetrarca, y Saulo.

Ministrando éstos al Señor, y

ayunando, dijo el Espíritu Santo:

Apartadme a Bernabé y a Saulo para

la obra a que los he llamado.

Entonces, habiendo ayunado y

orado, les impusieron las manos y

los despidieron. Ellos, entonces,

enviados por el Espíritu Santo,

descendieron a Seleucia, y de allí

navegaron a Chipre.” Hechos 13: 1

al 4. Pero cuando el Señor le envió

en su primer viaje misionero

todavía fue a buscar ovejas

perdidas de la casa de Israel, ya en

ese tiempo la puerta para los hijos

de Jacob se estaban cerrando:

“Entonces Pablo y Bernabé,

hablando con denuedo, dijeron: A

vosotros a la verdad era necesario

que se os hablase primero la palabra

de Dios; mas puesto que la

desecháis, y no os juzgáis dignos de

la vida eterna, he aquí, nos volvemos

a los gentiles.” Hechos 13:46.

Al principio del ministerio Pablo

trabajó duramente en el Asia

menor en las provincias de Éfeso y

Galacia, pero llegó el momento en

que el Espíritu le prohibió predicar

en esa región y le ordenó entrar a

Europa y para ser más exactos en

la región de Macedonia, provincia

del antiguo imperio griego. El

médico Lucas nos revela todos los

detalles, cómo fue que Dios le

ordenó a Pablo cambiar de ruta en

su ministerio. Lucas en su segundo

tratado relata que Pablo vio en

una visión a un varón Macedonio

que se puso delante de él, y le

rogaba diciendo: “Pasa a

Macedonia y ayúdanos” Hechos 16:

6 al 9.

Con esto el apóstol

inteligentemente entendió que el

Eterno había terminado la Obra en

Galacia y que ahora lo llamaba

para otro proyecto: Evangelizar a

Europa. Hicieron todos los

preparativos, y tres fueron los

hombres que trabajaron en esta

misión, el médico Lucas, Silas y

Pablo quien iba al mando de la

operación: “Partieron de Troas,

vinieron camino derecho a

Samotracia, al día siguiente a

Neápolis” Hechos 16:1. Este

puerto se conoce actualmente con

el nombre de Karballa. Los

romanos le llamaban Néapolis que

quiere decir “Ciudad Nueva”,

puerto principal.

Lentamente la puerta para Israel

se fue cerrando y cada día se

abría más para los gentiles,

puerta que aún sigue abierta para

todos los pueblos de la Tierra.

11

Pablo, Lucas y Silas llegaron a

Macedonia para cumplir con la

orden Divina de anunciar entre los

cultos griegos el regenerador

Mensaje del Evangelio de Cristo;

tal parece que en el puerto de

Néapolis no se detuvieron mucho

tiempo, partieron de allí por una

ruta que los romanos habían

construido, llamada “Egnatia”. Esa

vía cruzaba toda Grecia, de

Oriente a Occidente y conducía a

los viajeros hasta el mar Adriático.

Por ese camino cruzó Pablo y los

que le acompañaban, en la

primera ciudad donde se

detuvieron a predicar fue en

Filipos. Aquí se inició el trabajo

fuerte de la predicación y lo

empezaron un sábado y como era

la orden: “Al judío primeramente”

Romanos 1:16.

En La Ciudad de Filipo

Pablo visitaba primero la sinagoga

de los judíos: “y de allí a Filipos,

que es la primera ciudad de la

provincia de Macedonia, y una

colonia; y estuvimos en aquella

ciudad algunos días. Y un día de

reposo salimos fuera de la puerta,

junto al río, donde solía hacerse la

oración; y sentándonos, hablamos a

las mujeres que se habían reunido.

Entonces una mujer llamada Lidia,

vendedora de púrpura, de la ciudad

de Tiatira, que adoraba a Dios,

estaba oyendo; y el Señor abrió el

corazón de ella para que estuviese

atenta a lo que Pablo decía. Y

cuando fue bautizada, y su familia,

nos rogó diciendo: Si habéis juzgado

que yo sea fiel al Señor, entrad en

mi casa, y posad. Y nos obligó a

quedarnos.” Hechos: 16:12 al 15.

Nota: Cuando se menciona una

colonia se está refiriendo a una

comunidad judía que Pablo

acostumbraba visitar antes de ir a

los gentiles.

Lidia era una próspera

comerciante y tal parece que es la

primera persona que se convierte

en la ciudad de Filipo,

seguramente esta mujer ayudó a

financiar aquel incipiente

ministerio.

Lucas sigue narrando, que después

tropezaron con una muchacha que

tenía espíritu de Adivinación, y

que daba grandes ganancias a sus

amos, Pablo le expulsó el demonio

en el nombre del Señor, y esto

provocó una convulsión en Filipo,

al extremo que pusieron en la

cárcel a Pablo y Silas, pero estos

varones no se amedrentaron, aun

después de haberlos azotado con

12

varas y sujetado los pies a una

pesada bola de hierro llamada

grillete.

A la media noche Silas y Pablo

cantaban himnos y los presos oían,

de repente se dio un terremoto y

la cárcel se abrió y el encargado

de la prisión intentó suicidarse

pensando que todos los reos se

habían ido mas Pablo le dijo: “no

te hagas daño, todos estamos aquí”.

El carcelero se conmovió y se

arrepintió y les lavó las heridas que

les había hecho al mandarlos

azotar.

Entonces salidos de la cárcel

entraron a la casa de Lidia, y

habiendo visto a los hermanos los

consolaron, y se fueron. Pero ya

quedaba organizada la Iglesia en

Filipo: Hechos 16:40.

Lucas, Silas y Pablo, avanzaron con

paso firme por toda aquella ruta,

su meta era tocar las principales

ciudades de Grecia. Estos

itinerantes viajeros, iban bien

armados con el Mensaje de Jesús,

tenían la autoridad de Dios para

arrancar del corazón de los griegos

toda aquella levadura de idolatría

y filosofías huecas, de las cuales los

griegos hacían alarde.

Pablo en Tesalónica “Pasando por Anfípolis y Apolonia,

llegaron a Tesalónica, donde había

una sinagoga de los judíos. Y Pablo,

como acostumbraba, fue a ellos, y

por tres días de reposo discutió con

ellos, declarando y exponiendo por

medio de las Escrituras, que era

necesario que el Cristo padeciese, y

resucitase de los muertos; y que

Jesús, a quien yo os anuncio, decía

él, es el Cristo.” Hechos 17:1 – 3

Anfípolis y Apolonia no eran

ciudades importantes, la principal

ciudad de esa región era

Tesalónica y allí se detuvieron; a

juzgar por lo leído, el Señor tenía

mucha gente en Tesalónica para

ser salva, judíos, griegos religiosos,

y mujeres nobles conformaron la

iglesia del Señor en Tesalónica.

Esta Iglesia fue un gran bastión

para el cristianismo por el tipo de

gente que la formó. Pero la

oposición se manifestó

inmediatamente; Pablo tuvo un

ministerio tormentoso, no gozó de

tranquilidad en ninguno de los

lugares que visitaba.

Y lo maravilloso de todo esto, es

que el carcelero y toda su

familia se convirtieron al

Camino que el apóstol estaba

enseñando. Hechos 16

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Aquí en Tesalónica: “Entonces los

judíos que no creían, teniendo celos,

tomaron consigo a algunos ociosos,

hombres malos, y juntando una

turba, alborotaron la ciudad; y

asaltando la casa de Jasón,

procuraban sacarlos al pueblo. Pero

no hallándolos, trajeron a Jasón y a

algunos hermanos ante las

autoridades de la ciudad, gritando:

Estos que trastornan el mundo

entero también han venido acá; a los

cuales Jasón ha recibido; y todos

éstos contravienen los decretos de

César, diciendo que hay otro rey,

Jesús.” Hechos 17:5 – 7

Es que el Mensaje que portaba

Pablo hacía tambalear la corona de

César, porque él predicaba a un

gran Rey que pronto vendrá en el

tiempo de Dios e instalará un

gobierno en esta Tierra: “…Y los

reinos del mundo vendrán a ser de

nuestro Señor Jesucristo…”

Apocalipsis 11:15

Todo esto era un delito en el

imperio romano, por eso los

cristianos eran tildados de

sediciosos que atentaban contra la

seguridad del estado.

Debido a este revuelo provocado

por los incrédulos judíos, Pablo se

vio forzado abandonar Tesalónica,

caminó como sesenta kilómetros

por la misma ruta: “Entonces los

hermanos, luego de noche enviaron

a Pablo y a Silas a Berea; los cuales

habiendo llegado entraron a la

sinagoga de los judíos” Hechos

17:10

El Mensaje en Berea Berea era una ciudad pequeña de

poca importancia pero se

detuvieron en este lugar, porque

encontraron gente más noble que

los que vivían en Tesalónica, pues

recibieron la Palabra con toda

solicitud, escudriñando cada día

las Escrituras, para ver si estas

cosas eran así. Hechos 17:11

Pero los revoltosos de Tesalónica

vinieron hasta Berea y armaron

otro grave problema a Pablo y a

sus compañeros: “Así que creyeron

muchos de ellos, y mujeres griegas

de distinción, y no pocos hombres.

Cuando los judíos de Tesalónica

supieron que también en Berea era

anunciada la palabra de Dios por

Pablo, fueron allá, y también

alborotaron a las multitudes. Pero

inmediatamente los hermanos

enviaron a Pablo que fuese hacia el

mar; y Silas y Timoteo se quedaron

allí. Y los que se habían encargado

de conducir a Pablo le llevaron a

Atenas; y habiendo recibido orden

para Silas y Timoteo, de que viniesen

14

a él lo más pronto que pudiesen,

salieron.” Hechos 17:12 – 15

Pablo en Atenas De repente Pablo se vio frente a la

plaza, de la que en tiempos

pasados había sido el centro de

una bulliciosa civilización. Ahora

Atenas no era más que una ciudad

en decadencia, solamente tenía

unos diez mil habitantes, lo único

que le quedaba eran los suntuosos

templos dedicados a tantos dioses.

Pablo había llegado empujado por

el viento de persecución que los

incrédulos judíos le habían

levantado.

No fue nada fácil para Pablo y sus

compañeros sembrar el Evangelio

del Cristo Viviente, hubo terrible

oposición, no obstante todo esto,

el gran programa de

Evangelización para Europa tenía

que llevarse a cabo contra viento y

marea.

Pablo solo cumplía órdenes de

aquel que le había dicho que tenía

que “llevar el Evangelio a los reyes y

a los gentiles”

Por muchos siglos Atenas siguió

así, pero hoy en día es una urbe

de cuatro millones de habitantes.

Dice el escritor William Barclay en

su comentario el hecho de los

apóstoles: “Se dice que el número

de estatuas de Atenas era superior al

total de todas las ciudades de

Grecia”

Con toda razón el médico amado

registra: “Mientras Pablo los

esperaba en Atenas, su espíritu se

enardecía viendo la ciudad entregada

a la idolatría. Así que discutía en la

sinagoga con los judíos y piadosos, y

en la plaza cada día con los que

concurrían.” Hechos 17:16 – 17

Pablo, como era su costumbre,

después de conversar con los

judíos en la sinagoga se fue a la

plaza de los atenienses, mientras

esperaba a Silas y a Timoteo que

venían de Berea. Los epicurios y

estoicos que ruidosamente

pululaban por las calles de la

idolátrica ciudad, no pudieron

comprender al principio la

predicación que traía aquel

extraño profeta que se había

presentado como el predicador de

aquel “Dios no conocido” para los

dijo: “En Atenas es más fácil

tropezarse con un dios que con

un hombre”

Los Atenienses para ese

entonces solamente vivían de

recuerdos, era una ciudad

envuelta completamente en

idolatría. Un escritor de ellos

dijo: “En Atenas es más fácil

tropezarse con un dios que con

un hombre”

15

atenienses, que solamente le

habían edificado un altar.

Todos los dioses de aquella

idolátrica ciudad, tenían sus

sacerdotes y sus templos. Allí se

erguía un templo de Marte, el dios

de la guerra, modelaban las

sacerdotisas de la diosa Venus

incitando a la fornicación y los

musculosos hombres que le

tributaban culto al dios Olimpo.

Pero entre todos esos santuarios

había un altar dedicado a un Dios

no conocido quien no tenía

profetas ni adoradores en ese

lugar: “A este que vosotros honráis

sin conocerle os anuncio yo” les dijo

sagazmente el apóstol Pablo con

voz firme en el areópago, lugar

donde fue invitado a disertar, los

epicúreos y estoicos como estaban

somnolientos de sus oscuras

filosofías solamente murmuraron

“¿Qué quiere decir este palabrero?

Y otros decían: parece que predica a

nuevos dioses” Hechos 17:18

Pablo trabajó duramente en

Corinto. En este lugar se

encontraba el poder intelectual de

los griegos, por eso él les hizo

énfasis: “Así que, hermanos, cuando

fui a vosotros para anunciaros el

testimonio de Dios, no fui con

excelencia de palabras o de

sabiduría. Pues me propuse no saber

entre vosotros cosa alguna sino a

Jesucristo, y a éste crucificado. Y

estuve entre vosotros con debilidad,

y mucho temor y temblor; y ni mi

palabra ni mi predicación fue con

palabras persuasivas de humana

sabiduría, sino con demostración del

Espíritu y de poder, para que vuestra

fe no esté fundada en la sabiduría de

los hombres, sino en el poder de

Dios.” 1 Corintios 2:1 – 5

Este lugar era muy pervertido,

habían levantado una diosa del

sexo a quien llamaban Afrodita, en

este lugar terminó Pablo su primer

viaje a Europa.

NOTA:

El Todopoderoso permitió que el

imperio romano se extendiera por

toda Europa, y este en forma

estratégica para movilizar sus

legiones a diferentes lugares hizo

muchas rutas de comunicación y

de esas se aprovechó Pablo para

caminar por ellas y llevar el

Evangelio.

Después de Atenas, el gran

misionero con toda su comitiva

se dirigió al puerto de Corinto,

la ciudad influyente en la vida

comercial y política de aquella

región.

16

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