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CIENTIFICA Investigación Volumen 7, número 1 enero–julio 2013, ISSN 18708196 La producción agrícola de temporal de Zacatecas del año 1980 al 2009 MAXIMINO LUNA FLORES LUIS HUMBERTO ZELAYA DE SANTIAGO JOSÉ HERNÁNDEZ MARTÍNEZ Unidad Académica de Agronomía MAXIMINO GERARDO LUNA ESTRADA Unidad Académica en Estudios del Desarrollo Universidad Autónoma de Zacatecas [email protected]

La producción agrícola de temporal de Zacatecas del año 1980 al 2009

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Zacatecas ocupa el sexto lugar del país en superficie cultivada de temporal y es uno de los estados en los que la agricultura ocupa el mayor porcentaje de mano de obra.

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CIENTIFICAInvestigación

Volumen 7, número 1 enero–julio 2013, issn 1870–8196

La producción agrícolade temporal de Zacatecas del año 1980 al 2009

maXimino luna flores

luis HumberTo Zelaya de sanTiago

JosÉ HernÁndeZ marTÍneZ

Unidad Académica de Agronomía

maXimino gerardo luna esTrada

Unidad Académica en Estudios del DesarrolloUniversidad Autónoma de Zacatecas

[email protected]

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CIENTIFICAInvestigación

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Resumen

Zacatecas ocupa el sexto lugar del país en superficie cultivada de temporal y es uno de los estados en los que la agricultura ocupa el mayor porcentaje de mano de obra. Con base en datos que la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Ali-mentación (sagarpa) da a conocer a través de inter-net, se hizo un análisis de 1980 a 2009 de los cambios registrados de la superficie cultivada, la siniestrada, el rendimiento y la producción de los principales culti-vos de temporal de la entidad, así como la influencia de la precipitación sobre esas variables.

Palabras clave: agricultura, precipitación, superficie cultivada, superficie siniestrada, rendimiento.

Abstract

Zacatecas occupies the sixth place in the country in temporal acreage and is one of the states where agriculture is the largest percentage of labor. Based data sagarpa discloses through online, there was a 1980–2009 analysis of changes in acreage, the devas-tated acreage, yield and production of major crops, as well as the influence of rainfall on these variables.

Keywords: agriculture, precipitation, cultured surface, devastated area, yield.

Introducción

En Zacatecas la agricultura es la actividad que os-tenta el mayor porcentaje de mano de obra (inegi, 2010). El 87 por ciento de la superficie agrícola es de temporal (sagarpa, 2010) y está limitada para casi cualquier especie vegetal cultivada por las siguien-tes causas: 1) El volumen de precipitación durante el ciclo de cultivo es entre 30 y 50 por ciento inferior al requerido para que las especies cultivadas (frijol, maíz, avena forrajera, cebada, trigo, durazno) mani-fiesten su potencial productivo (Medina et al., 2003). 2) La distribución de la precipitación es irregular, la mayoría se presenta antes de que los cultivos alcan-

cen el 50 por ciento de floración, lo que da lugar a bajos rendimientos unitarios (Luna y Galindo, 1987; Luna et al., 2005). 3) Los suelos tienen una baja capa-cidad de almacenamiento de agua, el 77 por ciento tiene menos de 75 cm de profundidad y un con-tenido bajo de materia orgánica (menos de 1 por ciento) (Luna et al., 2005); mientras que la literatura (Ortiz y Ortiz, 1996) indica como mínimo 100 cm de profundidad y 4 por ciento de materia orgánica a fin de conservar una alta cantidad de agua.

Existen otras causas de tipo ecológico que di-ficultan el buen crecimiento y desarrollo de los cultivos de temporal en Zacatecas, como el inicio tardío de la temporada de lluvias, el corto ciclo de labranza, las temperaturas bajas y la ocurrencia de heladas tempranas. También hay circunstancias no ecológicas que contribuyen a la obtención de ren-dimientos bajos, algunas son motivadas por defi-cientes condiciones ecológicas: uso de variedades o semillas inapropiadas para la siembra, de bajo po-tencial de rendimiento, susceptibles a enfermedades y a la caída por los vientos; densidades de plantas de 20 a 30 por ciento inferiores a las recomendadas; no fertilización en un 40 por ciento del área cultiva-da o en cantidades menores a las precisadas por la planta; daños por plagas y enfermedades.

Debido a los bajos rendimientos, políticos y ma-cro economistas han manifestado que ya no debe impulsarse la agricultura en condiciones de tem-poral, sin tener en cuenta que esta actividad se ha desarrollado desde hace ochocientos años (Bonilla, 1889; Velasco, 1894; Rodríguez, 1977); en adición, a partir de 1980 se cultiva más de un millón de hec-táreas en Zacatecas (sagarpa, 2010). El objetivo fun-damental de este estudio fue averiguar si el rendi-miento unitario y la producción de los principales cultivos de temporal del estado se han modificado en el periodo 1980–2009, y de ese modo saber si ha contribuido o no en satisfacer las necesidades de alimentación humana y animal.

Materiales y métodos

Los datos recabados provienen de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Agropecuario,

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Pesca y Alimentación (sagarpa, 2010). La superficie siniestrada, considerada incosteable, se obtuvo al restar a la superficie sembrada la superficie cose-chada. El rendimiento y el volumen de producción corresponden a la superficie cosechada. Se estima-ron cifras de precipitación notificadas durante el ci-clo de cultivo de temporal para frijol y maíz porque son los cultivos de temporal más importantes del estado. El cálculo en frijol se alcanzó al promediar la lluvia registrada en nueve estaciones climatológi-cas representativas del área frijolera (franja central: Colonia Emancipación y Ábrego del municipio de Fresnillo, Calera, Enrique Estrada, Jerez, Villanue-va y Ojocaliente; región Noroeste: Miguel Auza y Sombrerete); concerniente al maíz, se agregaron los de dos estaciones del Cañón de Tlaltenango (Tepe-chitlán) y el Cañón de Juchipila ( Jalpa).

Con el propósito de hacer un análisis general, se usó el promedio de la precipitación media estima-da de frijol y maíz. El inicio del ciclo de cultivo fue considerado en una decena de un mes (entre el 10 de junio y el 31 de julio), periodo que registra más de 30 mm de precipitación, cantidad adecuada para favorecer la humedad suficiente en la superficie ara-ble de los suelos agrícolas de Zacatecas; cuando deja de llover concluye el ciclo (del 20 de septiembre al 10 de octubre). La información fue obtenida de la página web del Campo Experimental Zacatecas (ini-fap Zacatecas, 2010). Relativo a las tablas, muestran promedios aritméticos de cada quinquenio a partir de 1980; pero rangos, coeficientes de correlación y regresiones competen datos anuales.

Resultados y discusión

Superficie cultivada1

Superficie total

Durante los treinta años bajo estudio, la superficie total de temporal cultivada fue de 1 millón 62 mil ha, con un rango entre 863 mil (1989) y 1 millón 185

1 Incluye la extensión sembrada y plantada en un año determinado y la plantada (con cultivos perennes) en años anteriores.

mil ha (1987). La media por quinquenio osciló entre 1 millón 25 mil (1980–1984) y 1 millón 96 mil ha (1985–1989) (tabla 1); sin embargo, en 1980, 1989, 1992 y 1993 (datos no presentados) la superficie total fue inferior a 1 millón de ha; incluso, en 1989, se notificaron sólo 863 mil ha. Lo anterior fue propiciado por el inicio tardío de la temporada de lluvias (Luna y Gutiérrez, 2000; Medina et al., 2003) y a que se tuvieron precipi-taciones entre 256 y 286 mm en el ciclo de cultivo, 30 por ciento inferiores a la precipitación media del pe-riodo 1980–2009 (380 mm). El coeficiente de correla-ción de la superficie total sembrada y el volumen de precipitación fue r = 0.24, con p≥0.05, lo que supone que no hubo asociación entre las variables.

En 2009 se cultivaron en condiciones de temporal treintaiún especies vegetales (excluyendo las espe-cies de flores), de ellas, el frijol, el maíz para grano y la avena forrajera representaron el 90 por ciento de la superficie total (tabla 1). Otros cultivos con más de 800 ha cada uno son: pastos (8 mil 900 ha), sorgo forrajero (5 mil 500 ha), agave (4 mil 226 ha), cala-baza para semillas (3 mil 940 ha), cebada forrajera (mil 417 ha), avena para grano (1 mil 320 ha), sorgo para grano (1 mil 213 ha), nopal forrajero (912 ha) y manzano (843 ha).

Frijol

Su superficie media fue de 622 mil ha, aunque varió desde 418 mil en 1980 hasta 759 mil en 1999 (sagarpa, 2010). En 1980, 1989, 1992, 2001 y 2008, disminuyó a la sembrada un año antes y un año después como resultado del inicio tardío de la temporada de lluvias (Luna y Ortiz, 1998; inifap Zacatecas, 2010). Su fecha límite de siembra, indicada por el inifap Zacatecas, es entre el 10 y 15 de julio para variedades de noventa a noventa y cinco días a madurez y noventa y cinco a cien días, respectivamente (Medina et al., 2003). La ecuación de regresión entre la superficie sembrada de frijol como variable dependiente y el año como variable independiente fue: Y = 618 + 0.28A (probabi-lidad del modelo estadístico = 0.0001, r 2 = 0.001); esto presupone que no hubo una tendencia a elevarse o disminuir; pese a que en el cuarto quinquenio fue mayor que en los demás. Tampoco se observó aso-ciación entre la superficie sembrada y el volumen de

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precipitación del ciclo de cultivo (r = –0.08); es decir, con alta o poca precipitación se sembró estadística-mente la misma superficie de frijol.

La mayor se tuvo en el quinquenio 1995–1999 y las menores en 1980–1984 y 2000–2004 (tabla 1). En el primero se sembró una alta superficie con maíz para grano, y en el último, se elevaron significativa-mente las superficies de avena y maíz forrajeros, y trigo para grano. Como resultado se tiene una co-rrelación de r = –0.38 (p<0.05) entre frijol (ssf) y ave-na forrajera, r = –0.49 (p<0.05) entre la ssf y maíz fo-rrajero y r = –0.44 (p<0.05) entre ssf y trigo. Mientras que dichos cultivos tuvieron una superficie mayor, la de frijol decreció.

Maíz para grano

Se sembraron 331 mil ha de maíz de temporal en promedio de 1980 a 2009, con un rango de 223 mil ha en 2005 hasta 482 mil en 1981 (tabla 1). En los prime-ros dos periodos se sembró aproximadamente 40 por ciento más que en los tres siguientes, y en el último 22 por ciento menos. Las estadísticas de la sagarpa reca-ban superficies superiores a 550 mil ha en la década de 1970. La ecuación de regresión entre la superficie sembrada de maíz para grano (variable dependiente) y el año (variable independiente) fue: Y = 436 – 6.8A (probabilidad del modelo = 0.001; r 2 = 0.64), lo que confirma una disminución del área sembrada con maíz que coincide con el aumento en la superficie de

frijol y algunos incrementos en avena y maíz forraje-ros, con r = –0.65 y r = –0.46, respectivamente.

Avena y maíz forrajeros, trigo y cebada para grano

Las superficies medias de avena y maíz forrajeros y trigo de grano son bajas, comparadas con los pro-medios de frijol y maíz para grano (tabla 1); pero en el último quinquenio (2005–2009) se elevaron porque el gobierno promovió su labranza con la intención de sustituir al frijol y al maíz para grano en las áreas con mayor limitación de agua de lluvia. El promedio de avena forrajera en el quinquenio 2005–2009 fue de 167 mil ha, el de maíz forrajero de 57 mil ha y el de trigo para grano de a 25 mil 200; dichas cifras expresan un crecimiento notable, pues antes del año 2000 se sembraban menos de 60 mil ha de avena forrajera, casi nada de maíz forrajero y menos de 20 mil ha de trigo (sagarpa, 2010).

Referente a la cebada, en el segundo y quinto quinquenios la superficie fue menor (tabla 1) y en los otros cuatro varió de 10 mil 200 ha hasta 15 mil 700, si bien no muestra incremento o disminución regular a través de los años (sagarpa, 2010). Como ya se mencionó, hay una correlación negativa entre las superficies sembradas de estos cultivos y las su-perficies de frijol y maíz para grano, producto de las altas superficies sembradas, en especial en el último quinquenio.

Tabla 1superficie ToTal culTivada (sTo–miles de Ha), superficie (miles de Ha) de los principales culTivos anuales y precipiTación media esTimada duranTe el ciclo de culTivo (pp–mm)

de Temporal en el esTado de ZacaTecas por QuinQuenio, 1980–2009

Quinquenio sto Frijol Maíz g Avena f Maíz f Trigo g Cebada g Durazno Tuna pp

1980–1984 1,023 538 435 15 1.0 8.8 10.2 4.7 — 392

1985–1989 1,096 643 397 26 0.5 12.4 6.3 14.0 13.1 307

1990–1994 1,015 653 291 34 1.6 11.1 14.8 21.3 13.9 400

1995–1999 1,095 713 296 48 2.2 9.7 15.4 22.8 13.9 337

2000–2004 1,056 649 303 91 7.0 4.7 3.2 17.3 15.3 423

2005–2009 1,082 545 261 167 57.0 25.2 14.0 13.5 17.3 433

Promedio 1.062 622 330 64 12.0 12.0 10.7 15.6 12.3 382

g = grano, f = forraje.Fuentes: sagarpa, 2010 e inifap Zacatecas, 2010.

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Frutales

Los cultivos anuales ocupan casi toda la superfi-cie de temporal en el estado (96.6 por ciento en el quinquenio 2005–2009). Aunque también hay fruta-les (tuna, duraznero, manzano, chabacano, ciruela, membrillo, pera, perón y tejocote), sólo se localizan en pequeñas áreas (36 mil 300 ha en el quinquenio 2005–2009); sobresalen la tuna y el duraznero con el 83 por ciento (tabla 1). El duraznero ocupaba 4 mil 700 ha en el quinquenio 1980–1984, en tanto que el promedio de 1995 a 1999 llegó a 22 mil 800 ha porque el gobierno promovió y apoyó su cultivo en ese lapso; en el último se notificaron 13 mil 500 ha, tras la eliminación de plantaciones por no ser costeable (Rincón et al., 2004). En contraste, la superficie de no-pal tunero creció en los últimos dos quinquenios, de 1995–1999 a 2000–2004 aumentó en 10 por ciento, y de este último al 2005–2009, en 13 por ciento.

Superficie siniestrada

Superficie total

El porcentaje medio de superficie siniestrada res-pecto a la superficie total cultivada fue de 16.4 (174 mil ha), con un mínimo de 1.2 por ciento en 2002 y un máximo de 47.1 por ciento en 2005 (sagarpa, 2010). En cinco años osciló entre 30.7 y 36.5 por cien-to (23 por ciento) y alcanzó 41.8 y 47.1 por ciento en 1999 y 2005, respectivamente; en trece años (43 por ciento) varió entre 1.2 y 9.2 por ciento. La superficie siniestrada entre quinquenios (tabla 2) fluctuó des-de 11.1 (2000–2004) hasta 20.2 por ciento (1980–1984).

Al observar los porcentajes medios de siniestra-lidad en los quinquenios, no se aprecia una relación regular entre esta variable y el volumen medio de precipitación; no obstante, el coeficiente de correla-ción de las variables, teniendo en cuenta los datos de los treinta años estudiados, fue r = –0.51 (p<0.01), lo que apunta que conforme disminuye la precipi-tación, aumenta el porcentaje de siniestralidad; por el contrario, a una mayor precipitación correspon-de una menor siniestralidad. La ecuación de regre-sión entre la superficie siniestrada como variable dependiente y la precipitación en el ciclo de cultivo

como variable independiente es: Y = 45.86–0.079P, con una r 2 = 0.265 y una probabilidad 0.0036 del modelo estadístico.

Con la finalidad de producir un buen rendi-miento las especies vegetales anuales y algunas pe-rennes requieren un mayor volumen de agua del que se registra habitualmente en el ciclo de cultivo de temporal en el estado (Ruiz et al., 1999); en adi-ción, la distribución de la lluvia es irregular, lo que ocasiona déficit de agua para los cultivos anuales, principalmente en las etapas de floración y llenado de grano, el cual contribuye a que no haya cosecha cuando es severo (Luna y Galindo, 1987).

El coeficiente de correlación entre la superficie total cultivada y el porcentaje de superficie sinies-trada, aunque es negativo, no es estadísticamente significativo (r = –0.23, p≥0.05), como lo demuestra la regionalización ecológica efectuada por el Campo Experimental Zacatecas (Medina et al., 2003; inifap Zacatecas, 2010), en la que se delimita el área poten-cial para el cultivo de especies vegetales de temporal en la entidad a fin de lograr altos rendimientos. La superficie del área potencial es menor que la que se cultiva, porque la regionalización elimina las áreas con temporal deficiente.

Frijol

La media siniestrada fue de 15.2 por ciento, osciló desde 11.4 hasta 23.1 por ciento (tabla 2), entre 1.2 por ciento en 2002 y 1.6 por ciento en 1990, hasta 41 por ciento en 1992 y 1999, y 44.8 por ciento en 2005; los últimos porcentajes representan 224 mil, 313 mil y 261 mil 200 ha perdidas en esos años. Pese a que en los periodos 1980–1984 y 2005–2009 hubo una mayor precipitación que en el lapso 1985–1989 (tabla 2), la superficie siniestrada también fue mayor; esto puede deberse a que los datos de la tabla 2 refieren un promedio de cinco años que pueden provenir de cantidades muy altas y bajas, y también a una distribución irregular de la precipitación a lo largo del ciclo de cultivo.

Así, en 1980, 1982, 1992, 1997, 1999, 2000 y 2005 los porcentajes de siniestralidad fueron superiores a 30 por ciento (23 por ciento anual), el promedio de pre-cipitación fue de 215 mm, mientras que el promedio

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de los treinta años fue de 339 mm y el rango de pre-cipitación varió desde 150 mm en 1997 hasta 520 en 2008. La ecuación de regresión de esas variables fue Y = 278.1–0.54p (figura 1), donde la precipitación fungió de variable independiente y la superficie siniestrada de variable dependiente; la probabilidad del modelo estadístico fue p<0.006, con un valor de r 2 = 0.22. El coeficiente de correlación entre la superficie sembra-da de frijol y la siniestrada (r = 0.44, p<0.05) advierte que al sembrar una alta superficie de frijol se apre-cia un alto porcentaje de siniestro; a la vez, cuando la superficie sembrada es menor, el porcentaje tam-bién lo es. La regionalización ecológica hecha por el Campo Experimental Zacatecas (Medina et al., 2003; inifap Zacatecas, 2010) delimita el área potencial de frijol de temporal con altos rendimientos (82 mil 119 ha) o medianos (298 mil 542 ha), que es menor a la sembrada porque la regionalización elimina las áreas con temporal deficiente. En los lugares con más li-mitaciones es recomendable sembrar especies menos sensibles a condiciones adversas, como avena y maíz forrajeros, y trigo para grano.

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Precipitación en mm

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Pronóstico para Y

Figura 1. Influencia de la precipitación registrada durante el ciclo de cultivo sobre la superficie siniestrada de frijol

de temporal en el estado de Zacatecas de 1980 a 2008.

Maíz

Se registró en promedio 18.6 por ciento de siniestro de la superficie con maíz de temporal, con un rango que osciló casi desde 0 por ciento en 1983, 1990, 2002, 2003, 2004, 2006 y 2008 (20 por ciento), hasta 29–54 por ciento en 1980, 1982, 1989, 1992, 1999, 2000, 2005 y 2007 (30 por ciento cada año) (sagarpa, 2010). Los

años con mayor área siniestrada están asociados con precipitaciones inferiores a la media estudiada (382 mm) y los de menor a precipitaciones altas (tabla 2 y figura 2). En algunos, como 1985 y 1998, la superficie siniestrada no fue alta y las precipitaciones fueron bajas porque la distribución de la lluvia fue relati-vamente regular durante el ciclo de cultivo. Algo se-mejante se observó por quinquenio: el promedio de precipitación de 1980 a 1984 y de 2005 a 2009 fue alto, pero se notificó un alto porcentaje de siniestralidad. En la tabla 2 también se observa que el maíz tiene un mayor porcentaje de siniestralidad que el frijol, lo que justifica su preponderancia en el estado.

La ecuación de regresión entre la precipitación (variable independiente) y la superficie siniestrada de maíz (variable dependiente) es Y= 167.4 – 0.256P (0.007= probabilidad del modelo y r2= 0.24). Por cada milímetro de precipitación restado a la precipitación media de 1980 a 2009 (382 mm), a 167.4 ha se le suman 256, y por cada milímetro más, a 167.4 se restan 256 ha; es decir, conforme la precipitación disminuye en un milímetro, la superficie siniestrada aumenta en 256 ha, y al contrario, al aumentar la precipitación, la su-perficie siniestrada disminuye (figura 2). El coeficiente de correlación de la superficie sembrada de maíz y la siniestrada no fue estadísticamente significativo (r = –0,10), lo que hace suponer que los productores siem-bran sin tomar en cuenta si lloverá bien o no, con la esperanza de obtener algo de cosecha.

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Pronóstico para Y

Figura 2. Influencia de la precipitación registrada durante el ciclo de cultivo sobre la superficie siniestrada de maíz

de temporal en el estado de Zacatecas de 1980 a 2008.

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Avena y maíz forrajeros, trigo y cebada para grano

En general, el porcentaje medio de siniestro de ave-na forrajera (7.5 por ciento), de trigo (13.3 por cien-to) y de cebada (3.5 por ciento) es inferior al de frijol y de maíz para grano, no así el de maíz forrajero en el último quinquenio, que es semejante al de frijol y maíz para grano (tabla 2). Esto respalda la siem-bra de esos cultivos como parte del programa de reconversión productiva en la agricultura de tem-poral en la entidad.

Frutales

La causa principal de la superficie siniestrada de frutales de temporal en Zacatecas no es solamente la baja e irregular precipitación, sino la presencia de heladas tardías (las que ocurren después del 15 o 20 de abril), lo que ocasiona la muerte de yemas florales; también influyen daños por enfermedades y plagas, la falta de poda o una poda deficiente. Cabe recordar que un huerto de duraznero o de nopal tunero comienza a producir hasta tres o cua-tro años después de que se planta; por tanto, como la superficie siniestrada se logró al restar lo no pro-ducido, la superficie siniestrada que aparece en la tabla 2 puede estar sobrestimada; tal es el caso del quinquenio 1985–1989, en el que aumentó la superfi-cie plantada (tabla 1) respecto al anterior (1980–1984). Sin embargo, en el quinquenio 2000–2004, con una

precipitación alta se tuvo un alto porcentaje de su-perficie siniestrada de duraznero y relativamente alta de tuna, por causas de tipo ecológico y biótico. Por último, en los quinquenios de más baja preci-pitación hubo un alto porcentaje de siniestralidad, en tanto que en otros con alta precipitación el por-centaje fue bajo.

Rendimiento de los principales cultivos

Frijol

El rendimiento medio de grano de frijol de temporal fue de 439 kg ha-1, con un rango que varió desde 140 en 1989, hasta 670 kg ha-1 en 2006 (sagarpa, 2010). Los rendimientos más altos se alcanzaron en los años con una alta precipitación (1981, 1984, 1990, 1991, 2003, 2006, 2008) y los más bajos con precipitaciones bajas (1980, 1989, 1992, 1997, 2005), dicha situación se obser-va asimismo por quinquenio (tabla 3). Durante 1985, 1994, 2002 hubo una baja precipitación y un alto rendimiento debido a una regular distribución de la lluvia. El análisis de regresión, considerando la pre-cipitación como variable independiente y el rendi-miento como variable dependiente, dio como resul-tado la ecuación Y=72.89 + 1.078P (figura 3), con una probabilidad de 0.0001 para el modelo y r2= 0.64. Lo anterior significa que el volumen de precipitación en el ciclo de cultivo influye sobre el rendimiento.

De acuerdo con la ecuación de regresión entre el año (variable independiente) y el rendimiento (va-

Tabla 2superficie siniesTrada (%) ToTal (sTo), superficie siniesTrada de los principales culTivos Temporal

del esTado de ZacaTecas y precipiTación en el ciclo de culTivo (pp, mm) de 1980 a 2009

Quinquenio sto Frijol Maíz g Avena f Maíz f Trigo g Cebada g Durazno Tuna pp

1980–1984 20.2 19.0 23.0 8.0 0.0 21.6 8.0 7.8 10.0 392

1985–1989 14.9 13.5 18.8 1.0 0.0 17.2 1.1 26.5 39.7 307

1990–1994 12.1 12.7 13.8 6.5 0.0 14.2 1.0 12.8 10.7 400

1995–1999 18.9 18.4 22.7 6.4 0.0 15.7 0.6 25.8 16.5 337

2000–2004 11.1 11.4 13.0 4.0 0.0 3.1 5.4 36.9 18.1 423

2005–2009 16.4 23.1 27.8 17.2 22.4 9.7 5.3 13.9 17.7 433

Promedio 16.4 16.3 19.8 7.5 3.7 13.3 3.5 20.6 18.8 382

g= grano, f= forraje.Fuente: sagarpa, 2010.

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riable dependiente) Y=351.7 + 5.79A (figura 4), éste se elevó en promedio 5.79 kg ha-1 por año (1.62 por ciento anual) de 1980 a 2009; la probabilidad para el modelo fue de 0.035 y r2= 0.20. El incremento in-dica una tendencia importante: en una región con condiciones ecológicas limitadas se logró obtener una alta productividad con casi cualquier cultivo de temporal. La diferencia entre el rendimiento medio estimado (según la ecuación de regresión) de frijol de temporal de 2009 (520 kg ha-1) y el de 1980 (358 kg ha-1) es de 162 kg ha-1; si se multiplica 162 por el promedio de la superficie cosechada (suponiendo la misma cantidad de 531 mil ha en 1980 y 2009), el cre-cimiento en el volumen de producción en los treinta años sería de 86 mil toneladas anuales. Con ello se cubrirían los requerimientos de nueve millones de mexicanos, puesto que el consumo medio de frijol per cápita es de 11 kg. En la elevación paulatina del rendimiento ha influido el uso de variedades mejo-radas, la aplicación de fertilizante en un área mayor que antes, densidades superiores de plantas y el uso de «pileteo» o «contreo» para la captación de agua (Ledesma y Ramírez, 1994; Luna y Ortiz, 1998; Luna y Gaytán, 2001; Medina et al., 2003; Zandate, 2008).

Al respecto, hubo una relación negativa entre la superficie siniestrada y el rendimiento de frijol (r = –0.77, p<0.01), negativa entre la precipitación y la superficie siniestrada (r = –0.47, p<0.01) y po-sitiva entre el rendimiento y la precipitación (r = 0.80, p<0.01). Dichos resultados son previsibles de-bido a la escasa precipitación en la región: a una menor precipitación corresponde una mayor área siniestrada y un menor rendimiento; en cambio, a mayor volumen de precipitación se espera menor superficie siniestrada y mayor rendimiento. A fin de lograr mejores rendimientos, ganancias económi-cas y cuidar el medio ambiente, es preciso realizar prácticas de captación y conservación del agua de lluvia, sobre todo en las áreas de precipitación de-ficiente, así como llevar a cabo con oportunidad y calidad las labores de cultivo y minimizar costos de producción (Luna y Gaytán, 2001; Medina et al., 2003; Zandate, 2008). Otra alternativa es cultivar es-pecies más precoces que el frijol y con menos riesgo de siniestro por falta de agua, como avena, trigo, cebada y maíz para forraje.

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Precipitación en mm

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Figura 3. Relación entre el rendimiento medio de frijol de temporal del estado de Zacatecas y la precipitación registrada durante el ciclo de cultivo entre 1980 y 2008.

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Años

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Pronóstico para Y

Figura 4. Variación del rendimiento medio de frijol de temporal del estado de Zacatecas de 1980 a 2008.

Maíz

Concerniente al rendimiento medio de maíz de temporal, se alcanzó una cifra de 774 kg ha-1, con un rango de 500 en 1980 a 1 mil 230 en 2003 (sagar-pa, 2010). Los rendimientos más altos se consiguie-ron en años con alta precipitación (1990, 2003, 2004, 2006 y 2008), en tanto que los más bajos correspon-den a los de menor precipitación (1980, 1878, 1979, 1992, 1997). En 1994 se notificó un bajo rendimiento medio, pese a que el volumen de precipitación del ciclo de cultivo no fue tan bajo. La causa fue la mala distribución de la lluvia a lo largo del ciclo de cultivo, ya que la mayoría se registró antes de las etapas fenológicas de floración y llenado del grano; fases en las que el cultivo necesita más agua para dar un buen rendimiento (Edmeades et al., 1999;

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Luna y Gutiérrez, 2000; Cakir, 2004; Luna et al., 2005). La ecuación de regresión entre el rendimiento como variable dependiente y la precipitación como va-riable independiente es Y = 186.52 + 1.39P (figura 5), con una probabilidad del modelo de 0.0001 y r2 = 0.51, lo que presupone que la precipitación influyó sobre el rendimiento.

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Figura 5. Relación entre el rendimiento medio de maíz de temporal del estado de Zacatecas y la precipitación registrada durante el ciclo de cultivo entre 1980 y 2008.

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1975 1980 1985 1990 1995 2000 2005 2010

Años

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kg

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Pronóstico para Y

Figura 6. Variación del rendimiento medio de maíz de temporal del estado de Zacatecas de 1980 a 2008.

Según la ecuación de regresión entre el año como variable independiente y el rendimiento como variable dependiente Y = 622.6 + 9.07A (figura 6), con una probabilidad del modelo de 0.028 y r 2

= 0.17, el rendimiento se elevó en 9.07 kg ha-1 por año (1.46 por ciento). Al igual que el frijol de tempo-ral, el aumento es significativo por las condiciones ecológicas y tecnológicas limitadas de los cultivos de temporal en Zacatecas. En ese sentido, en el in-

cremento del rendimiento unitario interviene el uso de una tecnología más productiva que la empleada con anterioridad, tal como la fertilización adecuada en una mayor superficie, las prácticas de captación de agua y la siembra con mayor densidad de po-blación (Luna y Galindo, 1987; Medina et al., 2003; Luna, 2008).

Relativo a la superficie siniestrada y el rendimien-to hubo una relación negativa (r = –0.49, p<0.01), lo mismo que entre la superficie siniestrada y la pre-cipitación (r = –0.55, p<0.01), pero fue positiva en el rendimiento con la precipitación (r = 0.57, p<0.01). En otras palabras, si llueve menos se siniestra una mayor área y se obtienen menores rendimientos que cuando llueve en mayor cantidad; por el con-trario, con alta precipitación el porcentaje de super-ficie siniestrada es bajo y el rendimiento alto. Es re-comendable buscar formas de disminuir la siembra del cultivo de maíz en áreas con alto riesgo de pér-dida; asimismo, donde se cultive, es preciso realizar prácticas culturales que ayuden a eliminar ese ries-go, sin menoscabo del medio ambiente, como son incorporación de materia orgánica al suelo, siembra en surcos a nivel, empleo del «contreo» o «pileteo» y siembra de variedades tolerantes a sequía.

Avena y maíz para forraje, trigo y cebada para grano

El rendimiento medio de avena forrajera de los quinquenios más recientes (15.9 y 7.0 t ha-1) es supe-rior al de los cuatro anteriores (4.0 a 5.4 t ha-1) (tabla 3), si bien en los dos últimos se sembraron superfi-cies significativamente más altas que en los demás (tabla 1). El de maíz forrajero no muestra alguna tendencia, aunque antes del último quinquenio casi no se sembraba y en el último se consiguieron en promedio 57 mil ha. Con referencia al trigo, el ren-dimiento del quinquenio más reciente es mayor (2 mil 340 kg ha-1), mientras que en cebada hubo ren-dimientos altos en los quinquenios 1990–1994 (1 mil 933 kg ha-1) y 2005–2009 (2 mil 60 kg ha-1).

Tres de los cultivos tuvieron rendimientos altos en el último quinquenio, en el que se sembró una superficie media más extensa (excepto cebada); tal vez influyó el uso de una tecnología de producción

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más apropiada: siembra de variedades mejoradas, mayor superficie fertilizada, mejor fertilización y densidades superiores de plantas. Acerca del duraz-no, su rendimiento medio disminuyó significativa-mente en el tercero y cuarto quinquenios (tabla 3), a pesar de que se elevó la superficie plantada (tabla 1). El rendimiento se mantuvo bajo en los dos últimos periodos, no obstante que la superficie se redujo de modo drástico. Cabe mencionar que su rendimiento nunca fue alto comparado con el medio nacional de durazno de temporal (3.6 t ha-1) y el determina-do por el inifap (Medina et al., 2003) como potencial para el estado bajo condiciones de temporal (2–5 t ha-1). Esto se debe a lo limitado del temporal (Ruiz et al., 1999) y a un deficiente manejo del cultivo, ya que casi no se fertiliza, no se controlan las plagas y en-fermedades, no se poda o se poda inadecuadamente (Rincón et al., 2004). Por su parte, el de la tuna no ha variado a través de los años (tabla 3), sólo la super-ficie plantada creció en 32 por ciento del primero al último quinquenio (tabla 1).

Producción de los principales cultivos

El volumen de producción es el producto de la su-perficie cosechada (ha) y el rendimiento medio uni-tario (kg/ha); tanto la superficie cosechada como el rendimiento son afectados por el volumen y la distribución de la precipitación registrada durante el ciclo de cultivo. Así, el volumen de producción de frijol del primer quinquenio (1980–1984) fue me-nor (tabla 4) por una escasa superficie cosechada

(436 mil ha) y un bajo rendimiento (400 kg/ha). La producción del cuarto quinquenio (1995–1999) fue menor que la del tercero y quinto, en el que se cosechó la mayor superficie media (582 mil ha). El rendimiento medio fue muy bajo (388 kg/ha) por-que el volumen de precipitación también lo fue (337 mm). La producción media del último periodo fue 32 por ciento más baja que la del penúltimo y pese a que ambos tuvieron un volumen de precipitación semejante, la superficie cosechada y el rendimien-to medio del último quinquenio fueron 27 y 6 por ciento menores debido a una deficiente distribución de la precipitación.

Algo similar sucedió con la producción del maíz de grano y los otros cultivos, pero hay algunas di-ferencias. Por ejemplo, su promedio de producción fue de los más bajos en el quinquenio 1990–1994 (171 mil t), en tanto que el de frijol en el mismo lapso fue de los más altos (262 mil t). La superficie siniestrada de los dos cultivos fue parecida (12.7 y 13.8 por cien-to, respectivamente), pero el rendimiento medio de maíz fue de los más bajos (680 kg/ha), en contraste con el de frijol que fue el más alto (460 kg/ha) de los cuatro primeros quinquenios; además, se cosechó una alta superficie de frijol y la de maíz fue relativa-mente baja. En el pobre rendimiento de maíz influ-yó una deficiente distribución de la precipitación y poca cantidad de agua, puesto que el maíz requiere como mínimo 500 mm distribuidos con regularidad en el ciclo de cultivo para lograr una cosecha acep-table (Ruiz, et al., 1999); por el contrario, el frijol sólo necesita 400 mm.

Tabla 3rendimienTo (Kg Ha-1) de los principales culTivos de Temporal del esTado de ZacaTecas

y precipiTación en el ciclo de culTivo (pp, mm) enTre 1980 y 2009

Quinquenio Frijol Maíz g Avena f Maíz f Trigo g Cebada g Durazno Tuna pp

1980–1984 400 750 5,000 9,030 2,485 1,330 2,620 — 392

1985–1989 344 700 4,020 16,890 1,220 1,082 2,760 6,230 307

1990–1994 460 680 4,480 12,520 1,060 1,933 1,810 5,780 400

1995–1999 388 635 4,760 16,570 1,020 1,174 1,050 6,250 337

2000–2004 542 920 15,880 17,530 560 1,480 1,420 5,970 423

2005–2009 508 923 7,025 10,340 1,210 2,130 1,410 6,430 433

Promedio 439 774 6,861 13,818 1,260 1,522 1,845 6,132 382

Fuente: sagarpa, 2010.

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La producción de avena y maíz forrajeros se elevó de manera constante, en especial en los dos últimos quinquenios por la influencia del programa de reconversión productiva, el cual involucra sus-tituir siembras de frijol y de maíz por esos cultivos. En trigo y cebada de grano no se observa alguna tendencia del volumen de producción, aunque la de trigo se elevó de modo notable durante el último quinquenio por efecto de una mayor superficie, y la de cebada aumentó a consecuencia de un rendi-miento superior. La del durazno fue muy alta en el segundo y tercer quinquenios, en los que alcanzó la mayor superficie plantada, pero luego decreció a la mitad por la reducción de la superficie y los bajos rendimientos. Finalmente, la de tuna mues-tra un incremento paulatino, junto con la superficie plantada.

Conclusiones

Superficie cultivada

En el estado de Zacatecas se cultivaron en promedio bajo condiciones de temporal 1 millón 62 mil ha en el periodo 1980–2009, con variaciones relativamente pequeñas; en 2009 se cultivaron treintaiún especies, de ellas el frijol, el maíz de grano y la avena forraje-ra ocuparon el 90 por ciento del área. La superficie de frijol se elevó a 759 mil ha en 1999, luego decreció hasta llegar a 505 mil en 2009. La de maíz de grano bajó desde el tercer quinquenio (1990–1994) y a la

fecha ha permanecido en 261 mil ha. Con relación a la avena forrajera, se elevó paulatinamente del se-gundo al cuarto quinquenio y de modo drástico en los dos últimos, hasta llegar a 195 mil ha en 2009 por efecto del programa de reconversión productiva, al igual que las de maíz forrajero y trigo de grano. La de cebada de grano no mostró cambios significati-vos; la de durazno se elevó de forma notable en el tercero (21 mil 300 ha) y cuarto quinquenios (22 mil 800 ha), pero en el sexto únicamente se notificó el 40 por ciento respecto al promedio de esos quinque-nios. La de tuna se ha intensificado poco a poco, de tal manera que en 2009 se registraron 18 mil 354 ha. El volumen y la distribución de la lluvia a lo largo del ciclo de cultivo no influyeron sobre la superficie total cultivada o la sembrada de frijol, pero se sem-bró menor superficie de maíz, y en algunos años también de frijol, cuando la temporada de lluvias comenzó tardíamente.

Superficie siniestrada

El porcentaje medio de superficie siniestrada com-parado con la superficie total fue de 16.4. El de fri-jol (15.2 por ciento) fue menor que el de maíz de grano (18.6 por ciento), aunque de este último casi siempre se cosecha forraje. El porcentaje de sinies-tro de trigo de grano es semejante al de frijol; los de avena y maíz forrajeros y cebada de grano son menores. En durazno y tuna se obtuvieron altos porcentajes de siniestro, porque en ellos se inclu-yeron las superficies recién plantadas que aún no

Tabla 4 producción (miles de T) de los principales culTivos de Temporal del esTado de ZacaTecas

y precipiTación en el ciclo de culTivo (pp, mm) enTre 1980 y 2009

Quinquenio Frijol Maíz g Avena f Maíz f Trigo g Cebada g Durazno Tuna pp

1980–1984 174 251 78 9 17.1 12.5 11.4 — 392

1985–1989 191 226 104 8 12.5 6.7 28.4 51.4 307

1990–1994 262 171 144 20 10.1 28.0 33.6 71.9 400

1995–1999 226 145 212 37 8.5 17.0 17.7 72.0 337

2000–2004 312 243 1389 123 2.6 4.5 15.5 74.8 423

2005–2009 213 174 971 457 27.5 28.2 16.4 91.5 433

Promedio 230 202 483 109 13.1 16.2 20.5 73.3 382

Fuente: sagarpa, 2010.

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CIENTIFICAInvestigación

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producen fruto. En general, un bajo porcentaje de siniestralidad estuvo asociado a una alta cantidad de precipitación, y una alta siniestralidad a poca precipitación.

Rendimiento

Dentro de este rubro, el del frijol se elevó en 1.62 por ciento por año y el de maíz de grano en 1.46 por ciento; también creció el de avena forrajera, tal vez debido al empleo de una mejor tecnología de producción. En los otros cultivos, sólo el rendi-miento de cebada de grano del último quinquenio fue más alto que en los demás periodos. En general, cuando llovió más, se tuvieron rendimientos más altos, si bien influyó la distribución de la lluvia.

Producción

El volumen de producción es el propósito final de un productor y el gobierno, con la menor inver-sión y sin deterioro ambiental, para tener mayor ganancia, suficiente materia prima y conservar el medio ambiente. En el estado de Zacatecas, las con-diciones ecológicas en el desarrollo de la agricul-tura de temporal son deficientes por la baja canti-dad de lluvia, su irregular distribución y la escasa capacidad de almacenamiento de agua del suelo. Dichas condiciones propician en algunos años que la superficie siniestrada sea alta y los rendimientos bajos, lo que implica un volumen de producción bajo; en otros, se registran pequeños porcentajes de superficie con siniestro y altos rendimientos, y por lo tanto altos volúmenes de producción. Esto repercute en los precios de venta del producto, tal vez por eso disminuyó la superficie de frijol en el último quinquenio, pues desde el penúltimo se han obtenido altos rendimientos, aunque el promedio de producción del último (213 mil t) fue menor que el del penúltimo (312 mil t).

Una situación similar ocurre en la producción de maíz de grano, con relación al afecto de la llu-via. La diferencia estriba en que el maíz puede con-servarse sin deterioro significativo por más tiempo que el frijol y usarse como forraje; de ahí la estabi-lización de la superficie sembrada en promedio por

año, así como de los pequeños incrementos en el volumen de producción a causa de los aumentos en el rendimiento unitario.

Concerniente a la avena y el maíz forrajeros, en los dos últimos quinquenios se elevó significativa-mente, lo mismo que la de trigo de grano en el úl-timo periodo, gracias al programa de reconversión productiva, al sembrar con ellos una mayor super-ficie que antes en áreas donde predominaba frijol. Por diversas razones de tipo ecológico y cultural, aunado a la falta de apoyo, el cultivo de durazno, impulsado en la década de 1980, decayó al dismi-nuir drásticamente la superficie plantada, el ren-dimiento y en consecuencia la producción. No ha sucedido lo mismo con el nopal tunero, si bien su producción no se ha intensificado por el aumento en el rendimiento, sino en la superficie plantada.

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