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V Jornadas Debates Actuales de la Teoría Política Contemporánea, Bs. As. 2014
LA PARRHESÍA CÍNICA COMO FORMAS DE VIDA
Jimmy Ortiz Palacios1(Universidad Distrital Francisco José de Caldas)
Resumen
En este texto me propongo, en primer lugar, identificar algunos gestos2 cínicos para
analizar aquello que los caracteriza. En segundo lugar, intentaré aproximarme a la
parrhesía cínica como espacio de posibilidad en términos de formas de vida que
transvalora los valores establecidos. En la tercera parte, haré una lectura de lo que me
parecen algunos gestos de la parrhesía cínica presentes en el personaje revolucionario
Subcomandante Marcos –aunque no es el único– a quien presentaré en este escrito.
Finalmente, de la mano del anterior análisis realizado apostaré por la importancia de formas
de vida como vida política3, como terreno posible de re-existencia
4 que fisura el campo de
la política –y lo político– establecida, cambiando de este modo el “valor de la moneda” de
algunos procesos de producción de subjetivaciones políticas en la actualidad. Pues creo que
lo anterior permite pensar nuevos espacios de re-configuración de lo político donde será la
vida misma la que se pone en juego al momento cuestionar los límites actuales del
escenario político.
1 Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana en la
Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Participante del núcleo de lectura de la Línea de Investigación
“Genealogía de las Subjetividades Contemporáneas”. E-mail: [email protected]
2 El gesto lo entenderé aquí como la expresión de una acción en sí misma.
3 En este trabajo seguiré la apuesta de Giorgio Agamben (2010) por una “forma-de-vida” como vida política.
Esta vida política, me parece, puede leerse como posibilidad pensable que no se rige por prescripciones
impuestas (codificadas), sino por espacios de posibilidad donde se habita, donde puede que algo pase o no.
Entonces, vida no separable de su forma; nada se puede aislar y en su vivir se juega el vivir mismo.
4 Esta es la apuesta a la que Camilo Rios le empieza a dar forma a partir del 2012. Para ampliar lo que se
entiende por re-existencia, cf. RIOS, Camilo (2012). “Configuración de subjetividades en sociedades de
control”. Tesis de maestría no publicada. Universidad Nacional de General San Martín (UNSAM). Instituto
de Altos Estudios (IDAES). Sobre todo el capítulo 6, llamado “Un nuevo terreno de lucha”. Allí se esboza lo
que puede llegar a ser una re-existencia, y ésta, como apuesta ético-estético-política.
Dentro del amplio campo de las Ciencias Sociales, las investigaciones de Michel
Foucault han ampliado los análisis sobre el saber, el poder y los procesos de subjetivación
en la actualidad. Sus análisis arqueo-genealógicos actualizaron las propuestas hasta ese
momento vigentes. Ahora bien, en su último curso en el Collège de France, titulado El
Coraje de la verdad (1984), Foucault continúa sus investigaciones sobre la parrhesía
(“decir veraz”), iniciados en su curso El gobierno de sí y de los otros (1983). Pero en esta
ocasión, mostrando cómo en los cínicos el “hablar franco” se inscribe en el cuerpo y se
pone en juego en la existencia misma; es decir, en las acciones –el vivir mismo– y no sólo
en los discursos. De esta manera, se adopta una actitud (ethos) como modo de vida frente a
lo convencional, lo reglamentario, lo legislativo, etc.
1. Breve acercamiento al cinismo en la antigüedad
En el siglo IV a.c, se sabe que existió un personaje llamado Diógenes de Sínope,
mejor conocido como Diógenes el perro. De lo anterior dan cuenta algunas de las fuentes
que tenemos de la época y otras posteriores: los Diálogos de Platón, la referencia que
aparece en algunos libros de Aristóteles, la Vida de los filósofos más ilustres de Diógenes
Laercio, los Discursos de Dión de Prusa, los Discursos de Juliano, entre otros. Por medio
de estas fuentes también sabemos que fue discípulo de Antístenes, quien es considerado el
primer cínico.
Entonces, tenemos algunas anécdotas y comentarios sobre la vida de Diógenes, pero
ningún escrito que le podamos atribuir; pues no era de mucha importancia para los cínicos
la escritura, ya que lo importante para éstos era el vivir mismo. Diógenes el cínico no tenía
una “Academia” como Platón donde enseñar, tampoco era un Político como Alejandro de
Macedonia; por el contrario, era alguien que vivía en un tonel, que no se aseaba, que
andaba siempre con sus túnicas sucias, rotas y siempre acompañado de un bastón que, entre
otras cosas, usaba para golpear a los demás cuando lo creía conveniente.
Diógenes realmente incomodaba a los atenienses, aquella sociedad que se jactaba de
ser mejor que las otras. Algunos de sus gestos eran comer o masturbarse en el Ágora si
sentía la necesidad, apalear con su bastón a los ciudadanos, cagar u orinar en cualquier
espacio público de la gran ciudad si su cuerpo así lo requería. Veamos una de las anécdotas
contada por Diógenes Laercio: Estando en una cena hubo algunos que le echaron los
huesos como á perro, y él, acercándose á los tales, se les meó encima, como hacen los
perros (Laercio, 1792: 27). Este es sólo uno de sus gestos, aquellos que tanto molestaban a
los atenienses y que en varias ocasiones estuvieron a punto de costarle la vida.
En este sentido, tenemos otros encuentros en los que Diógenes, con su carcajada
cínica, dejaba mal plantados a personajes importantes de la Polis como Platón o Alejandro
de Macedonia. Frente al primero, habiendo definido Platón al hombre como un animal
bípedo de dos patas sin plumas, entró un día Diógenes en su “Academia” con un gallo
desplumado y soltándolo en el lugar, exclamó: ¡Aquí está el hombre de Platón! Esta fue
sólo una de las veces en las que Diógenes hizo quedar en ridículo a Platón. Ahora bien, en
cuanto a Alejandro de Macedonia, un día éste se acercó a Diógenes –quien estaba a las
afueras de su tonel tomando el sol– y le dijo que le pidiera cualquier cosa que deseara; a lo
que Diógenes contestó: Deseo que me dejes tomar el sol, hazte a un lado porque lo estás
tapando (Laercio, 1792). Leamos lo que nos cuenta Dión de Prusa en sus Discursos:
Y se alegraban al ver confundidos a los otros, pues los interpelantes temían por sí
mismos y se marchaban lejos de él. Además, se regocijaban sobremanera
siempre que se mofaba y bromeaba, como solía hacer de vez en cuando,
pero no podían soportar su franqueza cuando se acaloraba y hablaba en serio.
Igual que los niños, creo, se divierten cuando juegan con perros de raza,
pero cuando los animales se enfadan y comienzan a ladrar más fuerte, se
asustan y se marchan. (Dión de Prusa, 1988: 427).
Diógenes el cínico se erige de esta manera en perro que ladra y muerde, perro
siempre al acecho, en guardia. Así pues, mientras los demás celebran, apologizan, se
pavonean, etc.: él, el cínico, el perro, se ocupa de sí mismo y de los demás. Sin embargo,
este can no se ocupa de sí mismo ni de los otros enseñando, ni alabando, ni arrullando; sino
viviendo, haciendo de su propia vida un gesto de veracidad, de hablar franco. Con su forma
de vida, que tanto incomodaba a los atenienses, Diógenes dice y hace cuanto considera
imprescindible. Asimismo, para vivir no necesita más que lo estrictamente necesario: come
y bebe con la mano, duerme y descansa en un tonel, se masturba, caga y orina donde y
cuando su cuerpo así lo reclama.
De este modo, el perro (Diógenes) vive de acuerdo a un cierto ethos5, hace de su
vida una creación. El cínico como aquel que incomoda y pone en riesgo la “zona de
comodidad” de sí mismo y de los otros, dado que al hacer corresponder su decir con su
hacer, hace visible los “excesos” en el vivir y la falta de coraje de los otros. Estos otros son
los que sienten el peligro y huyen a esconderse, a diferencia del modo de vida cínico que
siempre se está jugando su propia vida. Vida siempre puesta en el campo de batalla, porque
vivir es vivir con coraje. Por esto, el cínico no huye, enfrenta; el cínico no ladra, muerde; el
cínico no duerme, vigila y está siempre alerta. Aquí, en estas formas de vida, me parece ver
en juego otro gesto cínico; la “inversión de la moneda”: Diógenes hace lo contrario de lo
que hacen todos, y al hacerlo, les muestra sus contradicciones, o lo estúpido de sus reglas,
de sus costumbres, de sus vidas. Hace visible que es posible crear nuevos modos de vida,
nuevas formas de vivir.
2. Aproximación a la parrhesía cínica
Michel Foucault, en sus dos últimos cursos en el Collège de France; El gobierno de
sí y de los otros 1983) y El coraje de la verdad (1984), estudió el problema de la parrhesía;
“decir veraz” y “hablar franco” en la antigüedad. No obstante, será en su último curso
(1984) donde el autor profundizará en la parrhesía cínica. En una de las definiciones que da
de la palabra parrhesía, nos dice Foucault que ésta es una actitud, una cierta manera de
vivir y de hacer; uno de los modos del decir veraz, siempre dirigiéndose hacia un fin
preciso (Foucault, 2011).
5 Michel Foucault, en su artículo de 1983 titulado ¿Qué es la ilustración?, escribe al respecto lo siguiente:
“Por actitud quiero decir un modo de relación con respecto a la actualidad, una elección voluntaria efectuada
por algunos, así como una manera de obrar y de conducirse que, a la vez, marca una pertenencia y se presenta
como una tarea. Un poco, sin duda, como lo que los griegos llamaban un éthos (Foucault, 2010: 981).
A diferencia de la parrhesía de personajes como Sócrates, quien siempre estaba
interpelando a la gente, diciéndoles la verdad así ésta los disgustara; el cínico no sólo tenía
en su discurso el decir veraz o el hablar franco, sino que su propia vida era ya un gesto
parresiástico. Veamos lo que nos dice Foucault:
[…] el cínico es el hombre que vive a plena luz del día, y vive a plena luz del día
porque es un hombre libre, que no tiene nada que temer del exterior. Es, en su
vida, la verdad en estado manifiesto […] para decir la verdad, está dispuesto a
dirigirse aun a los poderosos, aun a quienes son de temer, sin considerar, por su
parte, que sea un peligro desastroso perder la vida si su decir veraz irrita a las
personas a las que se dirige (Foucault, 2009: 352).
El decir veraz no consiste en decir a la política o al gobernante qué hacer, cómo
hacerlo, etc., sino que debe decir la verdad respecto de la acción política, de la acción del
gobernante. No se trata de decir “debe hacer esto y aquello”; el problema aquí es que “esto
y aquello” de la acción del gobernante o de quien sea, no es lo mejor, está siendo injusto,
violando los derechos, abusando de la posición de sujeto (Alcalde, Presidente, Profesor,
Jefe, etc.). En suma, no se trata de decirle a una forma de gobierno cómo debe hacer las
cosas, cuál es la “verdadera” forma de gobierno, sino que el problema es señalar lo que no
es tolerable y aceptable de tal o cual forma de gobierno. De lo que se trata en el decir
parresiástico, al parecer, es el del ser del gobernante, del modo de ser del gobernante o el
gobierno, el modo de ser de la política o el político, del amigo, del profesor, etc. La
parrhesía aparece como práctica que da formas a la propia vida, a la existencia del alguien.
De acuerdo con las investigaciones presentadas por Foucault, hay tres tipos principales
de prácticas parresiásticas utilizadas por los cínicos: la primera es la “prédica cínica”, que
tiene como fin una forma continua del discurso; sea este público o no (ibíd., 157). El
segundo tipo de práctica cínica es el escándalo, la puesta en tela de juicio de los hábitos
colectivos, de las opiniones, de los modelos de comportamiento, de las reglas
institucionales, etc. (ibíd., 159). Finalmente, tenemos el diálogo provocativo; por ejemplo,
el diálogo que Diógenes sostuvo con Alejandro de Macedonia. Tres tipos de prácticas que
hacen parte de la vida misma del cínico, de sus formas de vida.
La parreshía cínica, como he querido presentarles hasta el momento –muy al modo
del correcaminos–, se constituye como creación de formas de vida. Pero permítanme decir
lo siguiente: el cínico –el perro– no busca imitadores, su intención no es enseñar nada a
nadie; quizás, de lo que se trata es de des-enseñar. Por consiguiente, creo que no sería
cínico quien imitando a Diógenes de Sínope entre a masturbarse a un Congreso, museo,
escuela, universidad, etc. ¿Por qué digo esto? Porque me parece que en el cinismo también
podemos encontrar el siguiente llamado de atención: ser cínico es tener el coraje de crear
los propios gestos, el propio ethos de vida, el propio decir y ser veraz. Por eso no hay nada
que enseñar, pero sí formas de vida por crear. Digo entonces que los gestos cínicos no se
enseñan ni se imitan, sino que son potencia creadora; y al ser creación, resuenan en unos
más que en otros. Resonancias que abren un espacio de posibilidad para crear los propios
gestos, para crear un vivir cínico particular, singular, veraz, potente, parresiástico. Todo lo
que el cínico tiene son sus propias formas de vida, su propio cuerpo y nada más. El cínico
no escribe, no vive de proclamar discursos como sí de hacer y decir con sus formas de vida.
Con todo, esto no quiere decir que, de manera inexorable, se debe dejar de escribir y de
proclamar discursos, o que en la escritura y en los discursos no se vean gestos
parresiásticos; puesto que los hay. Pero sí, que para el cínico es más importante crear
formas de vida.
3. Formas de vida Zapatista
El primero de enero de1994, en el estado de Chiapas (México) se lleva a cabo una
lucha armada donde varias comunidades indígenas, cansadas de “tolerar” la forma de ser
gobernados, deciden dejar de tolerar y luchar por otras formas políticas de gobierno. Es
aquí donde podemos decir que emerge de manera colectiva lo que conocemos como el
“Ejercito Zapatista de Liberación Nacional” (EZLN), desde el cual nace, al mismo tiempo,
el personaje conocido desde entonces como el Subcomandante Marcos.
Ahora deseo pasar a la parte de esta ponencia donde apuesto por la vida
revolucionaria del Subcomandante Marcos (EZLN) como formas de vida cínica. En el
Subcomandante Marcos me parece encontrar los tres tipos principales de prácticas
parresiásticas que Foucault veía en los cínicos: primero, la “prédica cínica”; segundo, el
escándalo; y tercero, el diálogo provocativo. Veamos.
3.1 Prédica cínica en los discursos del Subcomandante Marcos
Contra la muerte, nosotros demandamos vida.
Contra el silencio, exigimos la palabra y el respeto.
Contra el olvido, la memoria.
Contra la humillación y el desprecio, la dignidad.
Contra la opresión, la rebeldía.
Contra la esclavitud, la libertad.
Contra la imposición, la democracia.
Contra el crimen, la justicia (Subcomandante Marcos, 2014)6
Las anteriores líneas forman parte del discurso dado por el Subcomandante Marcos
el 25 de Mayo del 2014. El SubMarcos va a la verdad, la manifiesta, la lleva hasta los
límites donde se puede morir o llevar a la muerte de otros. Su discurso es veraz, dice lo que
tiene que decir, lo que quiere decir; pero además, en ese decir se está jugando la vida
misma, las formas mismas del ser. Aquí no se trata sólo de decir que se demanda la vida,
sino que realmente se crean nuevos modos de vida. La vida se presenta como posibilidad de
ser de un cierto modo: “contra la esclavitud la libertad” no se queda sólo en eso; en decirlo,
se piensan nuevas formas de ser –siempre siendo– y se viven.
Pero claro, se puede decir que tal “libertad” no se ejerce ni se practica del todo
porque sus prácticas en sí mismas continúan codificadas; está bien, estamos de acuerdo en
esto. No obstante, el problema, creo, no es este, el punto aquí es que teniendo el coraje de
vivir en la diferencia –en tanto constituyente y no constitutiva–, fisuran lo establecido al
6 Esta y todas las citas que usaré en este acápite (“3. Formas de vida Zapatista”), las tomo del discurso
pronunciado por el Subcomandante Marcos el 25 de Mayo de este año, llamado Entre la luz y la sombra,
donde el Sub anuncia que el personaje deja de existir. El discurso se publicó –entre otros medios- en el blog
Enlace Zapatista. En http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2014/05/25/entre-la-luz-y-la-sombra/. El audio con el
discurso completo lo pueden encontrar en el siguiente enlace del blog Lobo suelto!
http://anarquiacoronada.blogspot.com/2014/05/audio-completo-del-sub-marcos.html
estar creando siempre sus formas de vida, pues son estas formas en sí mismas el terreno de
lucha. Por eso no es suficiente con decir las cosas, también lo dicho debe habitar-se con el
estilo mismo de vida. Sigamos.
Por fin, alguien que entendía que no buscábamos ni pastores que nos guiaran, ni
rebaños a los cuales conducir a la tierra prometida. Ni amos ni esclavos. Ni
caudillos ni masas sin cabeza.
[…]
Si me permiten un consejo: deberían cultivar un poco el sentido del humor, no
sólo por salud mental y física, también porque sin sentido del humor no van a
entender al zapatismo. Y el que no entiende, juzga; y el que juzga, condena
(ibíd).
La política, digo, no se agota en el papel de la representación. El SubMarcos no
“representa” al pueblo mexicano, ni a las comunidades indígenas, ni al EZLN. Habla en
nombre propio. Pero, su nombre propio no es uno, porque el SubMarcos no es un uno, no
es un solipsismo; no es un singular. Es un personaje que es muchos, un ser-en-plural: es
pueblo mexicano, es EZLN, es indígena. Siempre está siendo, en tanto los contenidos y
enunciados de la política –pero sobre todo de lo político– no están dados en sí mismos,
éstos están abiertos. El ejercicio político re-define, des-sacraliza el campo político para
crear cosas, modos-de-ser, ethos, nuevos modos de vida que siempre están actualizándose.
Se trata de enfrentar las propias luchas en la lucha misma –que no necesariamente debe ser
armada– ya que es en este espacio donde se hace visible el objetivo. Por consiguiente, no se
trata de saber si esto o aquello está mal o bien, sino de tener una actitud (ethos) frente a lo
que implica el hacer algo; es decir, la ética como formas de vida política, que a su vez,
requieren de una estética, dado que se hace necesario desplegar potencia creadora de
nuevos modos de existencia.
3.2 Escándalo en el ser-Subcomandante Marcos
Y en lugar de dedicarnos a formar guerrilleros, soldados y escuadrones,
preparamos promotores de educación, de salud, y se fueron levantando las bases
de la autonomía que hoy maravilla al mundo.
En lugar de construir cuarteles, mejorar nuestro armamento, levantar muros y
trincheras, se levantaron escuelas, se construyeron hospitales y centros de salud,
mejoramos nuestras condiciones de vida.
En lugar de luchar por ocupar en el Partenón de las muertes individualizadas de
abajo, elegimos construir la vida.
Esto en medio de una guerra que no por sorda era menos letal.
Porque, compas, una cosa es gritar “no están solos” y otra enfrentar sólo con el
cuerpo una columna blindada de tropas federales, como ocurrió en la zona de Los
Altos de Chiapas, y a ver si hay suerte y alguien se entera, y a ver si hay un poco
más de suerte y el que se entera se indigna, y otro poco más de suerte y el que se
indigna hace algo.
En el entretanto, las tanquetas son frenadas por las mujeres zapatistas, y a falta de
parque fue con mentadas de madre y piedras que la serpiente de acero tuvo que
echarse para atrás (ibíd).
El estilo de vida del SubMarcos (EZLN), aparece como escándalo veraz de verdades
inaceptables. El pasamontañas no como una manera de “no dar la cara”, de ocultarse, sino
como mueca, como gesto al gobierno mexicano el cual siempre está enmascarado. Por eso
el ser-pasamontañas dejará de ser cuando el gobierno mexicano se desenmascare y hable
verazmente; cuando ponga sobre la mesa las cartas necesarias para jugar. Con el personaje
del SubMarcos se cambia el “valor de la moneda”. En el escándalo no sólo se arriesga la
vida por decir la verdad, por la manera como se dice, a quien se dice, etc., también, por el
modo mismo de vivir, por la manera como se vive. El vivir zapatista es afirmación de la
vida, decir y vivir veraz, siempre yendo a contra-corriente de la convención, de la manera
“como se debe vivir”; y al hacerlo, hacen visible que se puede habitar la diferencia –en sí
misma, en tanto constituyente del ser–, que se puede ser de otro modo de como se es.
3.3 El diálogo provocativo del Subcomandante Marcos
Tal vez nos equivocamos al elegir cultivar la vida en lugar de adorar a la muerte.
Pero nosotros elegimos no escuchando a los de afuera. No a quienes siempre
demandan y exigen la lucha a muerte, mientras los muertos los pongan otros.
Elegimos mirándonos y escuchándonos, siendo el Votán colectivo que somos.
Elegimos la rebeldía, es decir, la vida.
Eso no quiere decir que no supiéramos que la guerra de arriba trataría y trata de
imponer de nuevo su dominio sobre nosotros.
Supimos y sabemos que una y otra vez habremos de defender lo que somos y
como somos.
Supimos y sabemos que seguirá habiendo muerte para que haya vida.
Supimos y sabemos que para vivir, morimos (ibíd).
Cabe anotar otro gesto que me parece importante. El Subcomandante Marcos es
Subcomandante justamente porque no está ahí para comandar, para guiar a las masas, para
ser el abanderado del pueblo mexicano o indígena. Él no está ahí para cambiar el mundo.
Es ahí –el personaje– como uno más de los de “abajo”, luchando junto con ellas y ellos,
para cambiar la propia vida, para vivir de otra manera. No se trata de luchar “como” él,
tampoco se trata de luchar para él, porque “él” es un impersonal. El SubMarcos se
encuentra entre ellas y ellos, formando parte del cuerpo solidario que se ha ido
constituyendo, que está en constante re-construcción, creando formas de vida. ¿Qué formas
de vida? Las que el terreno de posibilidad hace emerger, porque no es “una” forma de vida
sino formas, en plural; son formas posibles de habitar.
4. Formas de vida cínica como vida política
Aunque me podrán decir en este punto que es una mala lectura creer que en la
militancia del SubMarcos (EZLN) hay algo así como una parrhesía cínica en tanto formas
de vida, me parece que hay algunos gestos del personaje Subcomandante Marcos donde se
puede leer la revolución no únicamente como proyecto político, sino más precisamente,
como formas de vida. Por eso, insisto en ello, me parece leer en el SubMarcos una
parrhesía; no sólo en lo que dice o escribe, también, en lo que se hace, en sus formas
mismas de vida. En el modo como es la vida misma la que es veraz, la que “habla franco” y
se pone en riesgo. Es en el vivir mismo que se cambia el “valor de la moneda”.
Formas de vida política no tanto porque sea vida en comunidad, sino porque el vivir
mismo es político, y siendo de este modo, lleva la política al límite. Vida que no ladra;
muerde, hinca el diente hasta la médula. Existencia perruna que con su vida misma encara
al gobernante, al amigo, al ciudadano, a quien cree “tener” el poder sobre los otros. El
cínico, pues, como aquel que cambia el “valor de la moneda” y transfigura un espacio
político. No adula sino que “habla franco”, con veracidad. Hace lo que considera
pertinente, despliega su acción en lo que no le parece tolerable. En un momento donde
tolerar parece convertirse en bandera de comprensión, de entendimiento, etc., el gesto de no
tolerar se constituye en crítica, en indocilidad de la vida sobre cómo no ser gobernados,
cómo no vivir de cierto modo, cómo no callarse.
Pero estos modos de existencia no se reducen en una resistencia; me parece, que de
lo que se trata es de una re-existencia; es decir, un modo de existencia que siempre se está
creando, que está siendo siempre, que está aumentando siempre su potencia; potencia en
composición con otras. Existencia que en su existir mismo fisura el código, la cuadrícula
(Rios, 2012). Re-existencia que piensa su existencia como posibilidad de ser en-diferencia.
Existencia siempre actualizándose, haciendo de la existencia misma escenario de
posibilidad donde habitar, espacio sobre el cual actuar. Re-existencia porque no es una
existencia fija sino cambio continuo de las condiciones mismas de producción de la vida.
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Páginas web
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