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La otra cara del género documental2

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Resumen : el documental es percibido por el espectador como el género

audiovisual con mayor credibilidad. Este ensayo plantea precisamente la tesis

contraria, que será el género donde más decisiva será la postura previa del

creador a la hora de tomar una posición y defenderla mediante imágenes que

pretenden mostrar la realidad, y por ello se hace más necesario el análisis

crítico de la obra y sus condicionantes por parte del espectador.

Introducción: un recorrido por los tipos de documen tal en la historia.

Razones de su prestigio y credibilidad

Se puede considerar que el origen del cine es documental. Cuando los

hermanos Lumiere graban la salida de los trabajadores de la fábrica en 1895

registran la realidad durante breves segundos. Seguramente aún no se

planteaban las posibilidades del nuevo medio de comunicación que estaban

creando y tampoco que sería la ficción la que se haría con el poder en muy

poco tiempo. Tan sólo plantaron su cámara y grabaron. El cine comienza

siendo documental y este parece ser inicialmente tan solo un registro de la

realidad, no una representación, ni una interpretación, ni mucho menos una

construcción de la misma. Con el tiempo, y una vez superado el impacto inicial

que suponía ver la realidad en movimiento, los cineastas entendieron que el

público demandaba nuevas elaboraciones a partir de ese nuevo invento y que

la respuesta estaba en la infinitas posibilidades que otorgaba la ficción. Como

alternativa a ese uso ficcional del nuevo medio una serie de cineastas, entre los

que destacaron Robert Flaherty y Dziga Vertov, comenzaron a entender las

posibilidades que ofrecía el formato documental a la hora de mostrar la realidad

y transmitir un mensaje. Por supuesto captaron rápidamente la importancia de

la elección de lo que se quiere mostrar y cómo hacerlo. Ya desde los

comienzos de la imagen filmada se vislumbraba que “por intensa que sea

nuestra creencia en la fidelidad de un registro, una imagen no tiene nada de

La otra cara del género documental Autor: José Almeida González Asignatura: Educación y comunicación en el ciberespacio

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objetivo” (Breschand, 1998: 11). Solo desde esta premisa se puede entender y

valorar la importancia ética, social y política que este género ha tenido en la

historia del siglo XX. La enciclopedia Wikipedia define el documental como “la

representación de la realidad vista por algo audiovisual”. Esta definición sirve

para comenzar a entender el género pero es aún limitada, por lo que se hace

necesario clasificar los diferentes tipos o modelos de documental. Se puede

definir el documental de tres maneras diferentes: “según el punto de vista del

espectador, del texto y del realizador” (Nichols, 1997:42). A partir de ahí se

pueden distinguir cuatro tipo de documentales según el modelo de

representación (Nichols, 1997:66): expositivo (revela el mundo con intenciones

didácticas haciendo uso de una voz omnisciente), observacional (permite al

realizador la sensación de la mínima intervención en lo que cuenta, algo que no

duda en transmitir al espectador; aparece en contraposición al anterior modelo

al que le achaca una función moralizadora que no quiere aceptar), interactivo

(surge de la necesidad del realizador de hacerse patente sin volver a la

exposición clásica; utiliza las entrevistas y la participación directa del

realizador), y reflexivo (más introspectivo, trata de hacer evidente las

convenciones de la representación de la realidad). Posteriormente, en otros

trabajos, como recoge Weinrichter (2005), Nichols pasó a denominar

participativo al modelo interactivo e introdujo dos nuevas modalidades más

para intentar completar el mosaico documental: el performativo (en el que el

sujeto creador interviene activamente en el documental y trae la subjetividad a

un primer plano que tambalea los cimientos del género) y el poético (donde la

estética cobra un significado particular).

No parece que esta clasificación se tenga que entender como un reflejo exacto

de una cronología evolutiva del género (Weinrichter, 2005:36). Los

documentales, ya desde los primero tiempos, suelen presentar una hibridación

de las técnicas de los diferentes tipos que se han presentado, pero esta

clasificación sí permite comenzar a comprender los objetivos éticos, políticos

sociales o estéticos de los realizadores a la hora enfrentarse a la realización de

los mismos.

A pesar de la importancia que tiene el punto de vista del creador a la hora de

analizar los documentales, este ensayo se centrará fundamentalmente en el

impacto que tienen sobre el espectador las diferentes herramientas de

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construcción de la verdad que en ellos se utilizan. En pleno siglo XXI, cuando

en los ámbitos académicos la discusión sobre la verdad de las imágenes

parece estar superada, no se puede obviar el impacto y auge del documental y

el reportajismo, a través de los cuales se hace llegar determinadas visiones del

mundo a una gran mayoría de una población necesitada de certezas. Por ello

es fundamental una “alfabetización mediática” (Aparici, Fernández, García &

Osuna: 2009: 293) para aprender a comprender y a analizar los textos fílmicos

en general y los documentales en particular, para entender el funcionamiento

de los mecanismos de manipulación del género en cuestión y que el público

sea consciente de ellos para poder realizar una reinterpretación personal y no

inducida. La clave del prestigio y la credibilidad del documental estriba

precisamente en la idea de que registra la realidad, muestra la verdad. Ese

contrato es el que firma con el espectador y el que subyace en las técnicas

documentalistas, ocultándose conscientemente en una gran mayoría de las

ocasiones su “conflicto entre puro registro y expresividad”, sin explicar que

“ninguna película -ni siquiera un reportaje- podría existir sin un punto de vista”

(Weinrichter, 2005:21). “La interpretación de la realidad es siempre modificada

por su creador, por la técnica y por el punto de vista del observador” (Aparici et

al., 2009:293), pero sólo podrá se podrá realizar una interpretación correcta y

crítica cuando el observador sea consciente de ello. La ficción siempre esconde

detrás un discurso sobre el poder, pero el documental parece mantener su

estatus de verdad gracias a ese contrato que sigue estableciendo con el

espectador, por el cual parece comprometerse a mostrar la realidad tal y cual

es, a describirla, a mostrarla o sugerirla, pero en ningún caso a crearla como lo

hace la ficción. Y ahí radica el engaño consentido por un observador no

avezado. Ahí radica el principio que sustenta este escrito: “comprender las

imágenes no es descifrarlas como jeroglíficos; es en primer lugar, reconocer

que se trata de un artificio” (Melot, 2010, citado en Aparici, 2010:20). Solo

desde ese reconocimiento se podrá intentar comprender la realidad que nos

muestra el documental.

Por este motivo en este ensayo se defiende la idea de “considerar el

documental como un discurso y no como una representación” (Platingas, 1997,

citado en Weinrichter, 2005:21). El documental es una meditación, un ensayo

fílmico sobre la realidad. El realizador comparte con el espectador su punto de

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vista sobre el mundo, expone sus argumentos y su ideología1, realzando lo que

considera destacable. Solo desde este planteamiento podemos romper con la

falaz interpretación del documental como constructor de verdad, como registro

de la realidad e incluso como representación de la misma, y podemos

encontrar un modo de analizar críticamente las propuestas a partir de un uso

adecuado de los argumentos y las técnicas fílmicas.

Importancia del “encuadre” en el documental. Anális is de los

documentales La otra cara del cambio climático y Un a verdad incómoda.

Han pasado los años, el documental ha evolucionado y nos ha dejado

verdaderas obras maestras que se estrenan en festivales, aunque raramente

se exhiben con éxito en las sala cinematográficas. Pero la realidad es

persistente y más allá de la evolución del género que nos cuenta Nichols

(1997), en la gran mayoría de los documentales que llega al gran público a

través de la televisión sigue prevaleciendo el modelo expositivo, aunque se

usen también técnicas de los modelos observacional e interactivo-participativo

para conseguir una mayor fuerza y una mayor capacidad de influencia en la

audiencia. Para comprender esta fuerza, se analizarán dos documentales

actuales que presentan tesis absolutamente contrapuestas en cuya defensa los

realizadores utilizan todo tipo de “técnicas de manipulación de la realidad:

utilización de frases hechas, presentación de intermediarios populares,

argumentos huecos y exagerados, omisión de hechos, añadidos

degradantes…” (Aparici et al., 2009).

El problema del cambio climático es un asunto científico cuyas espectaculares

y peligrosas consecuencias para la población mundial hizo que se convirtiera

en uno de los temas recurrentes en los medios de comunicación desde los

años setenta, creciendo en importancia con el paso de las décadas. El

planteamiento del problema es sencillo: ¿es la actividad humana, a través de

procesos industriales que expulsan a la atmósfera dióxido de carbono, la

causante del actual calentamiento que parece soportar nuestro planeta?

1 Se entiende como ideología “el conjunto de valores sociales, ideas, creencias, sentimientos, representaciones e instituciones mediante el que la gente, de forma colectiva, da sentido al mundo en el que vive” (Quin en Aparici, 2010:23)

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Actualmente la gran mayoría de científicos de este campo “están de acuerdo

en que la actividad humana es el principal agente del cambio climático global”

(Castells, 2010:399). Esa certeza científica (sobre la que hay discrepancias) no

hubiera sido tan relevante si a través de un uso adecuado de los medios los

grupos ecologistas no se hubieran unido a los científicos para alertar de esta

situación y así llegar a la gran masa de ciudadanos. Durante los últimos

cuarenta años el cambio climático se ha convertido en el tema científico de

moda de manera recurrente, y sobre él se han escrito y realizado cientos de

trabajos divulgativos y documentales, así como ha recibido una importante

atención mediática. A pesar de ello la controversia continúa.

En 2007, coincidiendo con la publicación del cuarto informe de evaluación del

cambio climático por parte del IPCC2, que seguía en la línea de alertar de los

peligros generados por las emisiones de dióxido de carbono, se emitió en el

Channel 4 británico el documental negacionista La gran estafa del cambio

climático3, dirigido por Mario Durkin. No parece casualidad. Impecablemente

realizado, con un formato expositivo agresivo que utiliza herramientas

observacionales e interactivas-participativas, el documental trata de mostrar al

espectador que la tesis de que la acción humana provoca el cambio climático

es una tomadura de pelo, una conspiración ideada por los científicos para

recaudar fondos y por los anticapitalistas para frenar la globalización. El

documental presenta como absolutamente real lo que en el mejor de los casos

es una hipótesis no contrastada (que el Sol es causa del calentamiento), y para

ello el arsenal técnico utilizado es ingente: entrevistas a científicos relevantes

que refuerzan la tesis central, un montaje acelerado en el que presenta gráficas

de datos científicos que el espectador medio no puede llegar a comprender por

sí mismo (salvo por la intermediación de la voz omnisciente que le guía en sus

reflexiones), uso de la música para reforzar lo paródico de los argumentos

contrarios y potenciar los propios, presentación de datos científicos inconexos

que hacen creer en la poca importancia real del dióxido de carbono como gas

invernadero…La técnica se demuestra relevante y decisoria: el impacto que

produjo el documental fue considerable. Según recoge el blog de divulgación

2 El IPPC es el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático patrocinado por naciones Unidad. Desde 1990 ha realizado cuatro informes evaluando las causas y efectos del cambio climático, el último de los cuales se publicó en 2007. 3 Su título original en inglés es The great global warming swindle.

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científica Usted no se lo cree4, un estudio de opinión realizó una encuesta tras

el pase en televisión y el 80% de los televidentes decía haberse creído las tesis

del documental. Posteriormente se publicó un libro5 donde se denunció que

algunos de los científicos que participan en el documental pertenecen a think

tanks conservadores. Es interesante resaltar que la única cadena de televisión

que emitió el documental en España fue Telemadrid, cadena pública de la

Comunidad de Madrid gobernada por el PP, que lo compró y lo emitió ese

mismo 2007 en horario de máxima audiencia (algo que no es precisamente

habitual en el caso de los documentales en televisiones generalistas).

Un año antes de la producción de este documental otro se había convertido en

un fenómeno de masas con la tesis contraria: advertía de los peligros del

cambio climático y de la responsabilidad humana en él. El título del documental

en cuestión era Una verdad incómoda6 dirigido por Davis Guggenheim, cuyo

hilo conductor era una serie de conferencias impartidas por el ex vicepresidente

norteamericano y antiguo candidato a la presidencia de EEUU, Al Gore.

Realizado con importantes medios económicos, el documental se construye a

través de una extraña primera persona que hace que el espectador comparta

por un lado los pensamientos y preocupaciones de Al Gore, y por otro se

convierta en un asistente privilegiado de sus conferencias. Todo el conjunto es

utilizado con extrema precisión y usando técnicas similares al anterior

documental por lo que en octubre de 2007, según recogieron distintos medios7,

un juez en Inglaterra señaló hasta nueve errores importantes en la película, así

como un uso claramente alarmista de los datos y las predicciones, motivo por

el cual expresó sus reparos a su divulgación en los centros educativos. En

España, según la Fundación Biodiversidad8, 32500 copias de este documental,

4 Disponible en http://ustednoselocree.com/2009/11/26/timo-telemadrid/ 5 Merchantes of doubt, escrito por Noemí Orestes y Eric Conway 6 Su título original en inglés es An inconvenient truth 7Disponible en:

http://www.elpais.com/articulo/internacional/juez/senala/errores/documental/Gore/elpepuint/2

0071011elpepuint_10/Tes 8 Disponible en: http://www.fundacion-biodiversidad.es/es/inicio/noticias/noticias/106768-la-

fundacion-biodiversidad-distribuye-a-los-centros-escolares-32500-copias-del-documental-quna-

verdad-incomodaq

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con un coste de casi medio millón de euros, fueron distribuidos por los centros

de enseñanza secundaria de casi todo el país (algunas comunidades

renunciaron a ellos) durante el año 2008, bajo el gobierno del PSOE.

Este tipo de documentales no buscan la reflexión del espectador, sino su fe. Es

este tipo de documentales el que en realidad puebla las televisiones

generalistas y temáticas para ser visualizados por unos ciudadanos sin la

suficiente educación mediática para comprenderlos y analizarlos críticamente.

Para ello deberían investigar las fuentes de prestigio, entender y reconocer los

métodos de “persuasión” utilizados y las “técnicas de manipulación” (Aparici et

al., 2009), o comprender el “efecto Rashomon” (Aparici, 2010:17) a la hora de

interpretar la realidad, para así combatir ese uso indebido de las técnicas

documentales que intenta trasladar la impresión de que lo que se muestra es la

realidad y no una interpretación o una construcción de la misma.

Docuficciones: el artificio perfecto. Análisis del documental ¿Y tú qué

sabes?

¿Qué sucede cuando en un relato documental se introducen técnicas de

ficción? En este ensayo se utilizará el término docuficción para este tipo de

propuestas a pesar de que es una definición que aún no se ha impuesto y se

confunde en ocasiones con la de docudrama. Se entiende pues como

docuficción un documental que, manteniendo como eje uno de los modelos

referidos, refuerza mediante algún tipo de ficción su propuesta para hacer aún

mayor su capacidad de impacto. Como hemos indicado el espectador de

documental se sienta ante él con la idea de que se le va a mostrar algún

aspecto de la realidad que en general suele desconocer. El realizador debe ser

consciente de ello y en la medida de lo que pueda mantener la honestidad al

exponer sus ideas, respetar las bases de ese acuerdo no escrito, intentar

exponer claramente sus intenciones y argumentar correctamente a favor de sus

tesis. La docuficción no suele ser el terreno más apropiado para alcanzar estos

objetivos. Más bien al contrario.

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Un ejemplo de docuficción que abandonó el terreno de lo minoritario y

consiguió llegar al gran público fue ¿Y tú que sabes?9 Dirigido en 2002 por

William Arntz, Betsy Chasse y Mark Vicente., este documental trata de

extrapolar (sin base científica alguna), los postulados de la mecánica cuántica

(que se utiliza para explicar el mundo subatómico) al mundo macroscópico, con

el objetivo de demostrar que somos los seres humanos los que construimos la

realidad que nos rodea y que somos los responsables de ella. Esta realidad de

la que hablan no es la realidad social o política, sino que plantean la posibilidad

de construir el mundo físico que nos rodea y controlarlo. Manipulando lo

indecible los principios de la física cuántica, intenta introducir al espectador en

una especie de misticismo cuántico10, con el agravante de utilizar

indebidamente terminología científica inalcanzable para la gran mayoría de la

población con el objetivo de oscurecer y al tiempo prestigiar su discurso. Este

discurso es reforzado por una trama interpretada por una mujer sorda que sirve

como espejo del espectador y le muestra el camino de la revelación. En

principio nada debiera ser más fácil que contrarrestar el efecto de esta obra

mostrando al mundo sus graves deficiencias. No es suficiente. De hecho fue un

tremendo éxito, y a día de hoy sigue siéndolo. No es suficiente con la

demoledora reacción del mundo científico. No basta con ignorar o reírse de

este tipo de obras. Su impacto vuelve a hacer patente la necesidad de una

educación audiovisual para que sea el propio espectador el que realice el

análisis crítico de lo que ve. Sin intermediarios. En este caso es fácil rastrear en

la red la identidad de los autores intelectuales del documental: los tres

directores pertenecen a la Escuela de la iluminación de Ramtha11 que es la que

está detrás de la obra, cuya líder, Judy Zebra Knight es una de las personas

entrevistadas para defender las tesis del documental. Judy se presenta a sí

misma como la persona que canaliza el espíritu de Ramtha, un guerrero atlante

de 35000 años de antigüedad, que se ha reencarnado en ella. Por otro lado

9 Su título original en inglés es What the Bleep Do We Know!? 10 La Wikipedia define el misticismo cuántico como “la creencia pseudocientífica de que las leyes de la mecánica cuántica incorporan ideas místicas similares a aquellas encontradas en ciertas tradiciones religiosas o creencias de la New Age. Se deriva de una malinterpretación del problema de la medición” 11 Se define a sí misma como una alternativa a la filosofía, a la ciencia y a la religión para descubrir los misterios del mundo. Es considerada por muchos como una secta más de las que pueblan el planeta.

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alguno de los físicos entrevistados ha denunciado el uso indebido y

descontextualizado de sus palabras.

¿Es posible que miles de personas en todo el mundo caigan rendidas ante este

documental y se planteen que lo que dice es verdad? ¿Cuáles son los

mecanismos por los que aceptamos con tanta facilidad lo que nos muestran los

documentales sin discutirlo? En este caso al planteamiento pasivo e ingenuo

con el que un gran número de espectadores se sentó a ver este documental se

le unió el generalizado y preocupante analfabetismo científico de nuestra

sociedad. O resumiendo: “consumimos imágenes de forma indiscriminada sin

una reflexión crítica sobre su alcance estético, formato, calidad, contenido,

información, intenciones o ideología “(Aparici et al., 2009: 202).

Falsos documentales: el espejo que muestra la verda dera naturaleza del

género. Análisis del documental Operación Luna.

Con los llamados falsos documentales (fake o mockumentary) el espectador

puede empezar a ser consciente no sólo de las infinitas posibilidades de

manipulación del género, sino también de la postura que debe adoptar frente a

él. Se entiende como falso documental aquel que defiende una tesis absurda o

falsa pero mediante técnicas documentales consigue construir una realidad

creíble. Su verdadero impacto e importancia surge con el descubrimiento del

engaño.

Respecto a este tipo de documental es menos interesante para este ensayo la

manipulación de la imagen que la del discurso. “El documental se vuelve

consciente de sí mismo y de las estrategias que utiliza para construir su

discurso” (Weinrichter, 2005:70). Por eso se analizará un documental de

falsificación para comprender como su producción no solo ayuda a desmontar

la fiabilidad del documental como registro de lo real, sino que ataca a la misma

base del estatus de fiabilidad que algunos espectadores pretenden seguir

otorgando al género.

Operación Luna12 es un documental producido por el Canal Arte francés y

dirigido por William Karel en 2002. Defiende una tesis sugerente que lleva

12 Su título original en francés es Opération Lune

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circulando años en la cultura popular: las imágenes de la llegada del ser

humano a la Luna son falsas. A partir de ahí recoge una gran mayoría de los

argumentos relacionados con la teoría de la conspiración y los entrelaza

utilizando los modelos expositivo y observacional mediante una voz

omnisciente que guía al espectador, el uso de entrevistas a personajes

relevantes y anónimos relacionados con el asunto, y el uso de imágenes de

archivo. Esta obra debe hacer reflexionar sobre la credibilidad de las propias

imágenes de archivo y la importancia del montaje que de ellas se puede hacer.

La presencia de personajes reales relevantes en la política internacional como

Rumsfeld, Kissinger o la mujer de Kubrick consigue encubrir que la información

relevante se transmite a través de entrevistas a personajes secundarios de la

trama que sólo al final, a través de la lectura de los títulos de crédito, se puede

descubrir que son actores interpretando un papel. Un aspecto curioso a

destacar es que a pesar de los años pasados y de lo fácil que es rastrear su

motivación en la red, aún se encuentran en la misma numerosos testimonios de

gente que cree haber visto el documental que prueba definitivamente la mentira

de la llegada a Luna (también los hay muy irritados por el engaño). Es curioso

principalmente, porque lo único que puede probar definitivamente este

documental es la ficción que supone entender los documentales como espejo

de la realidad, y es una plataforma excelente para que el espectador se eleve

sobre el consumo pasivo del documental y comience a entender las otras

magníficas posibilidades que le ofrece como discurso sobre la realidad.

Documentales performativos: mostrando las entrañas del género. Análisis

de la obra de Michael Moore.

¿Se ha mostrado entonces un camino para enseñar y aprender a analizar

críticamente los documentales? Se podría contestar afirmativamente gracias a

los falsos documentales, pero siempre se podrá objetar que estos buscan tan

solo engañar al espectador, sorprenderlo o reírse de él. Por ello este ensayo

finaliza con el análisis de los documentales performativos, que se muestran

como una de las maneras más honestas de plantear un documental desde el

punto de vista creador. Este tipo de documental “subraya los aspectos

subjetivos de un discurso clásicamente objetivo” (Nichols, 2001 citado en

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Weinrichter, 2005:49). Sirve para superar los modos expositivos, observacional,

interactivo-participativo e incluso reflexivo, al tiempo que los puede englobar a

todos, ya que lo que evidencia es la poderosa presencia de una subjetividad

creadora que construye un discurso sobre algún aspecto de la realidad. En

ningún momento el espectador debería sentirse estafado por la evidente toma

de posición del creador y la evidencia de las técnicas manipulativas utilizadas

para explicar y reforzar su postura, puesto que gracias a ello puede

comprender tanto los mecanismos de conformación de opinión que subyacen

en el uso de las distintas técnicas documentales, como reflexionar sobre lo que

se cuenta para alcanzar una opinión propia y no inducida. Para explicitar estas

ideas se puede plantear la valoración de la obra documental de uno de los

realizadores más controvertidos de la última década: Michael Moore. ¿Cuál es

su estilo? Moore se dirige directamente al espectador, lo interpela, le cuestiona

y lo hace no sólo mediante su voz sino también con su presencia física. No se

limita a dirigir, actúa frente a la cámara y provoca las situaciones que refuerzan

sus tesis para poder grabarlas, algo que otros documentalistas hacen pero

procuran ocultar al público. El espectador se ve arrastrado a través de un

montaje selectivo y manipulador del cual no puede evitar ser consciente, por lo

que recobra un espacio de reflexión para dialogar con lo que le están

exponiendo. Estos presupuestos ya estaban presentes en su primer

documental relevante, Roger & me (1989), y vuelven con fuerza a principios del

siglo XXI cuando su figura explosiona en el panorama internacional con

Bowling for Columbine (2002). Después vendrían Fahrenheit 9/11(2004), Siko

(2007) y Capitalism: a love story (2009), con los que lleva hasta el extremo su

planteamiento formal.

¿Se pueden plantear problemas con este tipo de documentales? Siguiendo a

Castells (2010) parece existir la certeza de que los seres humanos buscan solo

aquella información que refuerza sus creencias y valores, son “avaros

cognitivos”, por lo que un planteamiento performativo que evidencia sin tapujos

su subjetividad y olvida el contrato de verdad que establece el documental

clásico con el espectador, puede provocar el alejamiento de los que no quieren

replantearse sus ideas y un acercamiento fervoroso y casi dogmático de los

que ven sus ideas reflejadas con claridad en la pantalla. Es un problema real

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que no debe impedir comprender el posible alcance que su uso y análisis

puede otorgar.

Conclusiones

El documental, en ocasiones a su pesar, mantiene su estatus como género

audiovisual más fiable porque sus prácticas técnicas y formales son asumidas

por el espectador como un modo de acceder a la realidad. Solo con una

adecuada educación audiovisual que permita reconocer el modo en que los

documentales utilizan estas prácticas técnicas, formales e ideológicas para

construir los relatos, se podrá conseguir que dejen de inducir una falsa

percepción de verdad y puedan mostrarse finalmente como lo que son: un

discurso sobre la realidad que el realizador pone a disposición del espectador

para la reflexión. Es necesario aceptar que “toda realidad captada por cualquier

sistema de grabación o difundida por cualquier medio de comunicación implica

una manipulación” (Aparici et al., 2009:232) y que “una imagen no es la

realidad” (Aparici, 2010:14). A partir de ahí podrá ser “difícil saber si una

interpretación es la adecuada, pero no lo será tanto reconocer una que no es

pertinente” (Aparici et al., 2002:296), para así poder comenzar a construir con

la información que recibimos nuestro propio discurso sobre la realidad que nos

rodea.

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