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 LA NECRÓPOLIS .•*•.. Pí",-»» i Ayuntamiento de Madrid

La Necropolis

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Memoria Historico Descriptiva Proyecto Necropolis Fernando Arbos Y Jose Urioste. - Madrid : Imprenta Municipal, 1916 . - 46, [23] h. de lám. ; 26 cmContiene: Reforma del proyecto de Necrópolis , su ejecución y estudios complementarios del mismo / por Francisco García Nava . - P. 41 - 46 . - Fotografías de Hauser y Menet 1914 ca.

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L A N E C R Ó P O L I S

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AYUNTAMIENTO DE MADRID

C

LA NECRÓPOLIS

MADRID

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Mernoria  his

\ Parte histórica

ILegislación

  e h

ICeraenterios m

I Legislación  mo

¡Parte expoBitiv

jP lan tac iones . .

ISíincamiento..

I Abastecimiento

Alcantari l las , .

iKsEadis t iea. , . .

iReforma

  del

Irtroduecióu  . ,

Antecedentes

 d

pescripción  del

impiiaeiones

 d

Jktoa económic

ffjáminas

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ÍNDICE DE MATERIAS

Piíglnea.

M e m o r ia h i s tó r i co - d e s c r i p t i v a y p ro y e c to d e N e c ró p o l i s , p o r l os A rq u i te c to s

señores Arbós y Un íos te .

{Parte  7iisiÓTÍca.—Loñ  Egipcios 9

Los As ido s i 10

Los Griegos lO

Los Eiru scos . 11

Los Rom anos • , ,.. 12

Los Cris tianos.  l'¿

iLtígislacióii e hi gi en e '. 14

I

 CernenteHos mo derno s del ex tra nje ro 15

I Legislación mo dern a espa ñol a ; 18

jPa ite expoBitiva 21

IPlantaoiones 30

ISiincaraíento , 31

lAb.istGcimiento de ag ua s 32

Alcantarillas 34

¡Kstadistica  '¿&

i R e fo rm a d e l p ro ye c to , su e j e cu c i ó n y e s tu d i o s co m p l e m e n ta r i o s d e l m i sm o ,

p o r e l A r q u i t e c t o S r , G a r c í a N a v a ,

Ir trodueción • . . . , ' . 39

Anieeedentes del pro yec to y modificación del mism o 41

Hescripción del proy ecto en el esta do definitivo en que se está rea liz an do 42

UEpliaeiones del pr oy ec to 44

píatoa económicos y esta do ac tua l de las ob ras 45

úáiuinas 47

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MEMORIA HISTÓRICO-DESCRIPTIYA

OBÍ,

P RO Y ECTO D E N ECRÓ P O LI S

P O R L O S A R Q U I T E C T O S

D .  E E I ^ N A N D O A Í ^ B Ó ^ Y D . J O ^ ^ É U l ^ l O ^ T E

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P A R T E H I S T Ó K I C A

L o s E g i p c i o s .

Deade el origen de las Sociedades humanas, todos lo^ pueblos han seguido la prjietica constante de

conservar en piadoso depósito los reatoa de sus seres queridos, de respetar los muertos y de impedir

que sus despojos desaparecieran sin rendirles fervoroso culto

  y

  veneración.

La d iversa mane ra de in ter preta r la idea de la mue r te , las cre encias rel ig iosas de cad a país , sus

costumbres y el grado de civilización, son las causas que más directamente han influido en la prodac-

ción de las var ias manifes taciones arqui tectónicas des t inadas a l lenar aquel objeto .

La muer te , cons iderada como un s imple t ráns i to , e l a lma qu e ha bía de volver a encar nar en la

ves t idura qne abandonaba, y que era preciso, por tanto , garant i r de las in jur ias del t iempo y de los

hombres, constituía, por decirlo asi, la esencial tendencia, el principal propósito de la vida del pueblo

egipcio.

Creyendo ciegamente en las t ransmigraciones suces ivas has ta que el espír i tu fuera absorbido por

Ammon, el padre universal , es e l Egipto una de las naciones de la ant igüedad a quien más ha preocu

pado la idea de la muer te , quizá porque menos la temia. Labrando sus sepulcros , gas tando sus fuerzas

en levantar monumentos a la altura del orgullo de los autócratas que regían sus destinos y que tenían

lii insensatez de quere r trans m itir su nom bre a tra vé s de los tiempo s, cua ndo de la vid a y no del se

pulcro deben esperarse loa eternos recuerdos, pasó ¡os mejores días de su imperio en el mundo.

No permit iéndole las práct icas rel ig iosas unidas a las prescr ipciones de la higieBe entregar los ca

dáveres a la natural descomposición de la materia, embalsamaban los nuerpos de los pobres por medio

do betunes , y envuel tos en l ienzos , eran t ras l adado s a necrópol is su bterr áne as , s i tuad as al Occidente

dei Nilo, con vario s pozos que dab an acceso a sus diferente ó rdenes de g ale ría s, pa ra que, con serv a

dos de es te modo, pudieran esperar a l nuevo espír i tu que en el los había de encarnar , s in que sus pes

tilentes miasmas ejercieran nocivo influjo en los seres que les sobrevivían,

Las clases más íavoreoidas por la for tuna, empleaban inmensos capi tales en fabr icar sus tumbas ,

Iss

 casas eternas,

  des t inadas a morada de Jas momias , que algunos s iglos más tarde habían de servir

para especulación de los anticuarios y para enriquecer nuestras Bibliotecas y Museos,

Sus cuerpos d isecados , previa la extrac ción de las visceras , que colocadas en vaeos especiales er an

arrojadas al Nilo y reem plazad as por betunes y subs tancias arom áticas , después de bañ ados en eaen-

cias , fa jados con l ieuzos y ataviados con col lares y otros objetos de la humana vanidad , eran encerra

dos en cajas cub iertas de jeroglíficos, ac usa ndo ex teri orm ent e alg una s las faccione s y form as del ca-

I

  dSver que encerraban en su interior.

Hacia el Occidente, considerando el curso aparente del astro del día como alegoría de la vida, a su

ficiente elevación para sustraerlos de las inundaciones del Nilo, eran depositados en vaatos hipogeos

üoradados en los flancos de las montañas, disimulando con piedras la entrada a estas galerías, así que

I

 se había ext inguido la famil ia a quien p er ten ecía aquel s i t io de descanso ,

La pirámide cua drau gu lar , en recuerdo qu izá del pr imit ivo túm ulo, formado con la t ie r ra ex tra ída

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fiara dar lugar al cadáver y colocada encima de la sepultura, era otro de los monumentos que se cons-

l iuían paní encer ra r  IOH  cuerpos de  JOB Príncipee y Ma gna tes. En la meaeCa de Gizeh, cerca de Mem-

pliiB, 80 hallan si tuad as las más céleb res, cuy a ant igü eda d se hace rem ontar a los Rey es de la euartü

dir i i ist ía , o sea cuatro mil ahoa antes de Jesucristo.

Kritre los liijiogeos más notables podemos citar loa de Biban el Molouk, que encerraban los cuerpos

de loa UnyeB de las dinastías décímaoclava a la vigésima (1.800 años antes de nuestra era) .

Durante su vida , cada Far aón la bra ba su ta m ba . Consis t ían es tas en var ias sa las , cuyos techos y

paredes es taban l lenos de escul turas pintadas , comunicAndose por medio   áa  galerías; en el centro ¡ui-

l l íibuse lit sala dora da que co ntenía el sarcófago con la mo mia del l ie y, viéndos e la significación de

estiiB dücoruclonca repetidas al inl iuito; a ingreso , alego rías rep resen tan do al dios Ph ré, el Sol en su

apofíco, como sfmboio del l iey, durante su vida, derramando bienes f ísicos y morales sobre sus subdi

tos ,  concedióndolB la rgos año s para re ina r en e l m undo y e je rcer las a t r ibuc iones de Ho rus sobre  h

t ierra; en la sala contra] , y representando las transmigraciones sucesivas, el Sol poniente ocultándose

en lej i ino horizonte para volver a reaparecer al siguiente día; al exter ior inmensas moles formadas de

piedri ib superpuestas, dibujando su conjunto la forma eterna de la pirámide. He aquí el carácter de los

nionu mu ntos eg ipcios, que pretend iend o en van o s alv ar un nom bre del olvido, ha venido el t iempo y

li i mano de loa hombres a hacer inef icaces todas las precauciones tomadas para su conservación, no   \iii-

( l lor ido l ibrar le al cabo de cuarenta siglos de la avaricia de los bárbaros o de la curiosidad délos hom

bres du ciencia.

Los As i r los .

Análogas disposiciones a las de los enterramientos egipcios hallamos en la mayoría de las tumbas

<l() Asii i, ora afectand o la forma piram idu tru nc ada , term inan do con el sarcófago q ue enc errab a las

cenizas, ora la do galer ías, consti tuyendo verdaderos hipogeos, como los de los tres Reyes de Judá y

las que en Persia so supone conservaban los restos de Darío y Artagerges, horadados como los del

Egipto en loa f lancos de las montañas.

Desde Ábrah am (1.900 año s an tes de nu estra era) , se con struy eron sepulcro s tal lados en la ro(;a,

des t inados a rec ibi r huesos humanos , pues to que , según e l   Génesis,  aquél depositó el cuerpo de  SÜIÍI

on una doblo caverna , donde poste r iormente fué también é l ente r rado.

Una nueva forma de tumbas se observa en el Asia Menor, en el sepulcro de Mausolo, consistente

en un aubasaniento cuadrado, rodeado de columnas , coronado de es ta tuas y rematado por un t ronco

de pi rámide que sopor ta una cuadr iga .

.

 Laa tum bas de Absa lón y Z aca rías , formada de gra nd es bloques la pr im era, y mo noli ta la segundn,

presentan uua d isposic ión que más ta rde había de verse reproducida en e l monumento de Theron,

Los Griegos,

El pueblo gr ieg o, para quien la ¡dea de la mu erte n o e stab a ai iu reve stida de ese cará cter impo

nente y te r r ib le que luego hab ía de adq ui r i r , y que consideraba la pr ivac ión de sep ul tura como miH

pen a infaman te , en te r rab a los cadáv eres de los pobres en si tios ext ram uros de las pob lac iones ,  KOWM

cubriendo las fosas de t ierra, que después sembraba (1) , o los trasladaba a los laberintos de NaupÜSr

cuyas cante ras l legó a conver t i r en verdaderas necrópol i s .

(1) Ciuori i i , rsB í i índ oso ni t iam po de Ceoropa.

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Laa leyes de Solón y de Licurgo se oponían a qae se desplegara magnificencia en las tumbas; pero

Boljre el túm ulo prim itivo de la época heroica, que desp ués se rodeó de uu pequ eño mu ro de ladr illo,

corao se obse rva en el prom ontor io d e S iti es eou la tum ba d e Aq uiles, se le van tó m ás ta rd e el erfícMÍo,

sei ieil lo mo num ento de cuatro colum nas sosteniendo una cub ierta des t ina da a am par ar una sep ultur a.

Pueblo art ista por excelencia, quiso embellecer la muerte; y aun cayendo en el extremo de qae el

si t io dest inado a enterramiento fuera más bien el fruto de la ostentación que la rel igión de los recuar-

ílos,

  al  e-liculo  suced ieron los gra nde s basamen tos coronados por eolunuias; laa tum bas circu lares do

Pídmira, y la de Th erou en Agr igeii t i , tum bas cuyas pue rtas fingidas eu la piedra, pare cían indiuar

que el interior de aquel recinto jamás volvería a abrirse.

Ciando las ci tad as leyes dejaron de estar eu v igor, los progresos del lujo hicieron lab rar luonu-

]i ici i tos decorados con guirnaldas, vasos y otros atributos art íst icos, mezclados con los objetos a que

más afecto había tenido el difunto, y donde pudieran los parientes del finado entrar a l lorar eu pérdida.

Al paso que los ricos levantaban estas fastuosas construcciones, las clases poco acomodadas, en la

i iacesidad de señalar las sepulturas de sus deudos y al legados, decorándolas al mismo t iempo, inven

taron la  Stela,  forma carac ter í s t ica de l monumento fúnebre gr iego , car iñosa expresión dedicada a un

sor querido, losa de forma rectangular colocada vert icalmente, que tenia esculpidas coronas, floi 'es o

doücadoa bajo rel ieves, donde con digna calma se representaba la úl t ima escena de la vida.

Aunque emp leando procedim ientos m ás groseros que los egipcios y de peores i 'esal tados, tamb ién

embalsamaban los cadáveres, según nos refiere Homero, del cuerpo de Patroclo, disputado a los tro-

ynnos con tanto encarnizamiento.

Otros pueblos de la Grecia que tenían imbuida la creencia de que el alma era de naturaleza ígnea,

y se purificaba quemando el cuerpo que abandonaba, adoptaron el uso de la cremación de los cadáve

res,  conservando las ceniz as en sas c asas; cere mo nia míst ica en que, cons idera ndo la mue rte como

una renovación de la vida, se conm em oraba , anua lm ent e al principio de la prim ave ra, época en que

fc suponía renac er el Sol , haciend o gran des hog uera s de forma piram idal a las qu e se pr end ía fuego

ilespnés de haber colocado tend ida encim a la efigie de í lére ule s, como personificación del dios

solar.

Los Etruscos.

Si de la Grecia pasam os a Ja Eiru ria , verem os que los ünieos test imonios que del arte etrusco han

llegado a nuestros días, puede decirse qoe son las tumbas; remedo de las griegas, se dividían también

en  túmulos e hipogeos r odea dos los prim eros de un mur o de ladri l lo que contenía la t ierra en su bas e,

y horadadas en las rocas las ga ler ías de los segund os, cuy as puerta s se acusa ban una s veces, siendo

disimuladas o tra s.

En las tumbas se d isponían sa las sub terrán eas donde se deposi taban los cadáveres , ya encerrad os

an urnas, que recib ían la íor m a de sarcófago s, cuy a ta pa se decor aba con una figura yac ente , pero

despierta, ya tendidos en el lecho fúnebre, abandonados a su descomposición natural .

La clase proleta ria se en ter rab a en fosas abi erta s en la t ierr a, que se cubría n despu és, form ando

pequeños túmulos.

Los enterramientos de familia consist ían en salas simétricas, a las que se bajaba por medio de una

pscalera. Sobre el las se elevaba el túmulo, que a veces adquiría una proporción tan considerable como

la del mausoleo de Au gusto , plan tánd ose árboles en su superficie. Otras salas funera rias hal láb ans e

cubiertas por bóvedas cónicas y decoradas con lujoso mobil iario, como sucedía en la famosa tumba de

Chere, descubierta por Canina, y qae da una idea perfecta de lo que se hacía con los cadáveres de loa

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ricos ( n aquellos t iempos, Co ntenía uno sólo, ten dido sobre un lecho de bronc e, ad orna do d e r ico

adere zo y traje magnifico; f igm-as s imbólicaa, cade nas y pulseraa com pletaba n SE tocad o; vasos de

pla ta y bronce, res idnos de un car ro de cnatro ruedas , escudos , armas , e tc . , cons t i tu ían e l menaje in

terior , y dem ostrab an la pom pa q ue en las exequia s f i lnebres se desp lega ba e ntre los etruscos 900

aflos antea de nuestra Era.

Tambi6n se practicó la cremación, en Chiusi, Toscanella y otras ciudades modernas, quemando los

cacrpos y enc erran do las ceniKaa en urna s de pied ra esculpida prim eram ent e, y en vasos de barro

cocido después, que eran depositados en los

  cotumbarium,

  s it ios destinado s a recibi r las urn as ciñera-

riiis,  cotí pequeños nichos, debajo de los cuales ae ponían breves inscripciones,

Los Romanos.

Bajo los Rey es, y en los primeros t iempos de la Repü blica, los rom anos, no preoc upán dose tamo

como los egipcios ( le ia inviolabilidad de las sepulturas , puesto que sus creencias eran muy dis tint;5s ,

enterraban sna muertos como los etruscoa, verif icándolo, por regla general, en aus propias casas , em

pezando máa tarde a quemar los a imi tac ión délo s gi ' iegos , comenza ndo especia lmente es ta medida a

prii icipios del Imperio.

En vez do cesar au van idad en el lugar en que pa ra el hom bre todo ac ab a, e s table cían dis tinciones

iuiata mAs allá del aepitloro; el cad áve r del pob re, condu cido por cua tro  vespillones,  er a arrojado a

loa pozos  (puticulij  del monte Esqu iliuo, o a las exca vacio nes del  Sextertium  o del  arenaviat,  o que

mado delante de su caaa, recogiendo entonces el pariente más cercano las cenizas , que depositaba en

una urna de barro, para colocarlas en los   /-.olumbarium  s ituados a las márgenes de loa caminos y

  i-.v.,

piolados por algunos especuladores , que habiendo convertido sus viñas en estos depósitos cinerarios-

vendían el permiso para establecerlos all í (1) .

En tro los patr iólo s , tan luego como el hijo habla recib ido el últ im o suspiro del pad re y esclaraado

a los con curre ntes «ha viv ido í, era puesto el cad áv er en e¡ suelo, donde de spués de levan tarlo los

poliiiif.tores,   de emba lsam arle y de cub rir le el rostro con la pasta l lam ada  pallen,  se le co lo ca ba solivft

el lecho fúnebre, donde permanecía s iete días guardado por un esclavo, s iendo trasladado el últ imo de

éstos al sarcófago de sus a ntep asad os, s i se trat ab a de una inhum aciún , o al s it io l lamado   ustiina,

donde se colocaba la hoguera, formada con leña de pino o tejo, s i el acto que debía tener lugar era una

cremación, para que consumidas las carnes se recogiesen loa huesos en una urna, que el heredero depo.

s itaba en la tumba de familia.

Desde la Rep ública, exis tió la c ostum bre de arro jar los c adá veres a las l lam as; la cremación sa

miraba como un deber sagrado. Las leyes de los-DecemuiVos la prescribían, prohibiendo únicamente

que los cadáveres se quemaran dentro del rec in to de la c iudad.

Los sepu lcro s se ostab leeían en loa sitios de mi'is trá nsi to fuera del circ uito de las pob lacio nes; asi

esti iban en la vía Apia y en la de iaa tumbas de Pompcya.

El pueblo romano, imitador del arte, pero al que faltaba en el detalle el espír itu que guía a la con,

eepción, tenia túm ulos, pirá mi des e hipogeos como los egipcios; edículos, sarcófagos y estelas como

los grieg os; m onum entos a imitación de los de este últ imo pu eblo y del Asia, desde el levan tado a los

ho ra do s on Alban o y el hipogeo formado por la lam illa de los Scipiones, horad ado bajo la colina qae

separa las vías Apia y Latina, hasta las tumbas de Cecilia Míetella y de la familia Plautia y el mauso

leo de Adr iano , sobre cuyas ru inas había de levantarse más tarde e l cas t i l lo del Santo Ángel ,

{]) L, Cnni í ta, Aroh. Kom .  i.  I I .

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La célebre Consti tución romana conocida por Ja ley de las Doce Tablas, cuidándose únicamente

de la parte l i igiénida, preserlbía que no se sepultaran los cadáveres dentro de las poblaciones y deja-

lia aJ arb itrio priv ado la forma , lu ga r y pro pied ad de los en ter ram ien tos (1). Es ta ley se eu mplió con

tal rigor, que los cadáveres de Augasto, Tiberio y Domieíano se enterraron en la vía Apia, y otros Em

peradores dictaron luego leyes especiales prohibiendo bajo crecidas sumas el qae algunas familias pa

tricias que lo pre ten dían en terr ase n dent ro de los m uros de Rom a. No sólo las prá ctien s liigifinicas,

sino las idea s religi osas , ex clu ían de las ciuda des a los m uerto s, segiln se Infiere de algn nos edicto s

de Adriano y Diocleciano,

Estas eran las costumbres, ol espíri tu y las leyes que regían en ¡as ceremonias fúnebres del pueblo

romano; pueblo que, según Walter Moyle, disfrutó en t iempo de Ñama del sistema rel igioso más hábil

y concil iador que pudiera imaginarse, y cuya rel igión primit iva le dio una sublimo idea do la divini

dad, pero qne la imaginación ardiente de los paiscd del Mediodía necesi tó ampliar de nuevas imáge

nes;  y desde la época de los Tarquines, a medida que Roma se engrandecía, quiso tener más lujo de

divii iidadesi y cons ervan do el origen de los grie gos y la predilección por los etrnscos, t rnjeron los

ídolos de estas dos naciones. Los dioses se fueron mult ipl icando; los Emperadores quisieron l legítr a

gfir dioses, y, las inst i tuciones rel igiosas fundadas simultáneamente en los principios polí t ico y divino,

y estrecham ente unidas a la Consti tución, al cabo de once siglos de acata m iento y de trimifos pare

cían indestructibles. Cien mil lones de hombres las creían eternas, y, sin embargo, Roma ae desplomó

(lubriei ido de ruinas el mundo. Un puñado de crist ianos escondidos en las Catacumbas bastó para

minarla.

Los Cristianos.

Los lugares de donde Roma sacó

  \SL

 puzzolana  pa ra la consti 'ucción de sus sober bios m onum entos,

prestaron un refugio a los part idarios de la nueva idea, que amparados por la naturaleza del terreno,

aprovecharon sus d i la t ada s ga ler ías para de st inar las a l en terra mien to de sus cadáveres , qu izá a lec

cionados para el lo por los judíos bautizados, cuyos profetas se ocultaban en t iempos peligrosos para

Isi 'ael en las cuevas del monte Oreb, o por los apóstoles a quienes durante la pasión ile Jesús sirvie

ron de asi lo las grutas de la fuente Eozel . Así , que lá rel igión crist iana, puso término a las sangrientas

ceremonias fúnebres de los romanos, cuando dejó de derramarse en el las la sangre de los siervos y de

los gladia dore s, una civi l ización co ntr ar ia a la doc trin a del genti l ism o empezó a esp arcirse por el

mundo. El lug ar de sep ul tura común adqu i r ió un carác ter que basta en tonces no ha bía ten ido . Loa

cuerpos de loa adeptos eran colocados en nichos de la longitud del cadáver, y el hueco se tabicaba

enseguida o se cubría con un a losa dond e se ponía n sencil las y elocu entes ins cripcion es. Ex ist ían

también otros espacios mayores, abiertos asimismo en el seno de estas galerías y capaces de conte

ner unos doce fieles, cuyos espacios se denominaban

  cubiculog,

  y toda es ta red subte rráne a , que l legó

11  tener 1.200 kilóm etros de exten sión, según el Pa dr e M archi , const i tuía los cem enterio s o catac um -

Ijas de la primera época del crist ianismo.

Viniendo la nuev a rel igión a pro clam ar l a ig ual da d de todos los hom bres an te el hombre Dios,

nada turb aba la majestuosa calm a de estos recintos de la m uer te. Un vaso con la sangr e de rra m ad a

en holocausto de Jesús y sencil la palma grabada en la cal reciente del tabicado del nicho, era la única

'listinción entre el míirtir y el simple creyente. Loe objetos que decoraban los sepulcros paganos fueron

sasti tiüdos aquí por a cruz d e la red enció n y el divino mo nog ram a d e Cristo. La m uer te tuvo otra

(I)  Jnlra nuroi civitatie, coTpui  í e p i ií i u rt B d o n '  non potett ve l uiíTina fieri.

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interpretación; loe gentiles la consideraban como el ñn de la vida, y los cris tianos coino eí principio

ele la esperanza.

La Hemília evangélica fué froctif lcando; las estataas de los falsos dioses desaparecieron de las pla

zas públicaa; la efigie de Júpiter cedió su lugar a la cruz del Redentor, y sobre las s iete colinas apa-

rccieron otras tantas iglesias dedicadas al culto cris tiano. Divulgado éste por las demás naciones, ios

Li;mp os Hc mu ltiplic aron , y ca da uno de ellos pued e decirs e que se co nvirtió en el sepulcro de una

c i u d a d ;  BC  enterró en el atr io, en las inmediaciones del ábside y hasta en el interior de las iglesias .

El cadáver no fué colocado ya en la vía pública. Al empezar después de la muerte la nueva vida  RH

cl seno de Dioa, se miró con el miis profundo roapcto la espolia que había contenido un alma inmortal.

LoB ente rram ient os adq uirie ron un ca rác ter sagrad o; la sa ntidad de l luga r pare cía ponerlos a cu

bierto de toda proEanacIún; cerca de los vivos estaban los muertos menos expuestos al olvido; se ereii i

que las preces de la Iglesia tenían más valor dichas sobre las tumbas; la sepultura no era una s imple

inluiinaciún, sino una profesión de íe.

Si tales prodigios opera la nueva religión en la sublimidad de las creencias , indudablemente que

litibía de verif icar u na ren ovació n en el art e. L lam ad a a com batir el sensualismo pa gan o y predica r la

liamilda d, susti tuy ó a las tum bas de los t iempos antig aos, m odestos sarcófagos que reflejaran lo efímero

de la vida, con estat uas y acen tes o simples losas fdnebres , que constitu ían el pavimen to d el atr io y

naves de las iglesias .

La idea religiosa prestó su numen a los esti los latino, bizantino y lombardo, primero, y más tarde

a lo romíinleo y ojival, hasta que reclamando el arte más libertad para sus concepciones, vino el rena

cimiento, y la humana vanidad volvió a apoderarse de la mansión de la muerte; y prestando nunva

vida a los fr íos mármoles de loa sepulcros, la estatua yacente de algunos s iglos antes , se levantó   da  su

lecho para arrodillarse en actitud de orar por el cadáver a quien representaría.

Las exageraciones del paganismo volv ieron a reaparecer en la cons t rucción de las tumbas , do i i ie

parecía que el hombre quería vencer a la muerte, y las humildes sepulturas de los primei 'os mártiies

se trocaron en los suntuosos monumentos que el genio de Miguel Ángel y Rafael, inventara pam

encerrar en la Basílica de San Pedro los euei'pos de los Pontífices.

Legislación e higiene.

Los gra ve s incon ven iente s de las se pult ura s en el inter ior de la s iglesias , la dif icultad de que el aire

so ren ov ase en locales tan re duc ido s y la precisión d e abr ir las fosas par a v erificar nue vos sepelios,

mezclándose las exhalaciones sepulcrales en lugares donde todo conspiraba a reconcentrar vapores

diiFioííos, dieron lug ar a disposic iones c anón icns y leye s higié nic as, qu e pusier an eficaz correctivo a

aquel abu so, l ín el año 563 el Concilio de Br aga , sancion ando la disposición dad a por Teodosio en el

 'M

do nuestra l ira, proliibió la inhumación dentro de las iglesias , España tuvo también leyes sobre

cem ente rios. La do las Pa rt id as , ley 4. ' , título X II I, p art id a ."•, los define dicien do que son

el tugar donde  se  soiiervaii los muertos e se tornmi los cuerpos dellos en cenisa.

La ley  11.",  t i tu lo XII I , par t ida 1 ." , mauda^i íee j t í t j s  iglesias no se enlierren más que determinadas

peisonas, como los Heyes y  sits  hijos, Obispos y otros personajes de santidad y  virtud.

D,

  Juan I , en 1379, ordenó  qus ningunos fuesen osados de hacer llantos ní otros duelos desaguisados

por cualquier que Itnare.

D,

  felipo II , en príi i ; ' raátipa de 1J65, mandó que no excediera de doce el número de hachas que se

pasierau en las exequias fúnebres .

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D.

  Felipe V, en pragmática de 1723, repetida luego por bandos de 1760 y 1763, diotó diapoaieloiiQs

acerca de los ataodes.

D,

  Carlos III, en 1787, mandó restablecer la discipl ina de la iglesia, en el uso y eonstruoción de

los cem enterios , seg ún lo dispue sto en el Ritu al ro m ano y en la ley 1 1.*, título X II I, par tid a l." , encar -

gando se estableciesen cementerios rurales.

La Real cédula de 15 de noviem bre de 1796, disponía que mien tras éstos se con struy eran , se cuidiii 'a

de enterrar los cadá vere s a la profu ndida d conv eniente , y que las mond as se hicíerau en las horas y

fistado de la atmósfera más a propósito par a que no se propag aran los miasm as.

Por las disposiciones ci tadas vóse, pnes, que los principios de higiene, predominando sobre loa sen

t imientos rel igiosos, t rataron de trasladar los cementerios de las ciudades a distancia que conciHara

liis ventajas mo rale s de su frecu entación con la salud púb lica, y en casi todos los países se legisló en

aquel sentido.

Una reacción adm inist rat iv a se hizo preciso para evitar los abusos, no sólo de los ente rram iento s

en   las iglesias, sino tamb ién en si t ios qae por el desarr ol lo de las poblaciones había n qued ado dentro

(le casco de éstas.

Haguenot, en 1747, y Maret, en 177.S, demostraron en Francia, en sus tratados de higiene, el peli

gro que había en inhumar los cadáveres en las iglesias y dentro de los si t ios habitados, riesgo que han

venido a confirmar las observ aciones de Ram azzini en Ital ia , las epidem ias des arro l lada s en RÍom y

Ambert , con motivo de haberse removido la t ierra de sus cementerios, los fenómenos de dificultad en la

reapiración y mov imientos convulsivos que Mj '. Fc rre t descubrió en las personas que a sist ieron a la

traslación de los cadáveres que exist ían enterrados en la iglesia de San.Eustaquio, de París, las calen

turas epidémicas ha bid as en Sauiieu a cau sa de los enterram ientos veriBcados en Sun Satu rnin o, y

otros muchos casos que sería proli jo enumerar.

Cementer ios modernos del extranjero.

Francia,  has ta el siglo X V II I, tuvo los cemen terios den tro de las ciuda des. Alreded or de las igle-

Bías se agru paba n las tum ba s, y en el interio r de aquel recinto eran inh um ados ú nica m ente los saoer-,

dotes y personas de distinción.

El famoso d ecreto de 12 de Julio de 1804- (23 Pr airia l), de dond e p uede decirse qae a rr an ca n ca an tas

disposiciones relat ivas a cementerios están en práct ica en aquella nación, prohibió las inhumaciones

donde ee ejerciera el culto, previnie ndo se verificaran fuera de las poblaciones, cons ideran do como

mejores terrenos al efecto los más elevados y expuestos al Norte, debiendo cercarse con un mui'o de

(ioa metros de elevación y plantarse de árboles, cuidando que éstos no embarazasen la l ibre circulación

del aire. Cada inhumación debía hacerse en una fosa separada, de metro y medio de profundidad, por

80 centímetros de ancho, ¡leñándose ens eguid a de t ie rra bien c om pacta . L as sepultur as hab ían do

distar entre sí de 30 a 40 cen tím etro s por los lados y de 30 a 50 por la ca be za y pies, no pnd ínnd o

abrirse ni servir m ás que una sola vez cad a cinco años, Pre scrib e que todo cementerio com pren da

un espacio cinco veces ma yor que el necesario par a cub rir las necesid ades de un añ o, y que si el

i  numero de defunciones ocur ridas diese luga r a ocup ar más terreno del c alcula do, se enterr ase en el

mmediato, señalando el limite a que se hubiese llegado al finalizar este período. Los cementerios

cerrados podían darse en arr iend o a los cinco años de claus ura , pa ra ded icarlos ex clus ivam ente a

I  Hacienda o plantaciones, sin permit ir excavación alguna. Cualquier persona tendría derecho a colocar

sobre la tam ba de sus parien tes o amigo s un a pied ra sepulcral u otro signo análog o. Tam bién podr ía

I  ser enterrada dentro de au propiedad, siempre que ésta se bai lase a ¡a distancia de 40 rneli 'os de las

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- lé -

Villas o aldeas. Cadn corDunión religiosa debería tener su cementerio, y en el caso de exis tir ano solo

pa ra todos los t iuUos, ha brí a d e d ivid irse por janro s, fosos o setos , en tanta s partea c uant os éstos fueran

con entrada especia l y ter reno proporcionado a l número de habi tan tes de cada comunión . Las

  autorj-

dados cuidarían de que no se faltase al respeto debido a la memoria de loa muertas . Esta ley r ige en

toda la nación francesa y colonias que de ella dependen, con las modificaciones posteriores que las i^ir.

cunsEaticiaa de cada localidad han obligado a introducir .

l ín Paría, íuoron suprimidos a principios de este s iglo los cementerios que, aunque fuera ya dala

población desde que se prohibió enterrar en las iglesias , quedaron, s in embargo, comprendidos on

 el

ensa nche de la vil la, constru yéndo se posteriorm ente los de M ontm artre en u na can tera caliza, el

  át

M ont-l 'a rnasc, que sustituyó a los anti guo s de Clam art, de Sainte Ca therlne y de V au gir ard , y el del

l 'ére-La cliaise, en el em plaza mie nto de la cas a de cam po del célebre confesor de L uis X IV . En todoa

ellos BC  voi'iílcan los on ter ram len tos en el suelo o en cri pta s, con m onu me ntos sobr e la superficie del

terreno y su administración corre a cargo de la Municipalidad.

Inglaterra,

  tuvo tam bién la costum bre de dar sepul tura a los cadáv eres en las iglesias y jardinei.

Kl primo r cem enterio que se construyó fué el de Ken sal-G reen, a tres milla s de Lo ndre s. Despuéi ge

ediílciiron otros vari os, en tre ellos el Lon don- Ne crópo lls, y el especial p ar a pob res de "Woklng. Los sn

torramlentoB so veril lcan en la t ierra, y los cementerios , o pertenecen a compafifas que venden el teñe

no par a inhum acio nes, con obligación de c onser varlos y dispone r los trenes mo rtuorios , o son prnpio-

díid de Juntas compuestas de determinado número de miembros de dis tintas religiones, que adqu¡rii ; i i

e l te r reno median te un contra to p ara pago d e in tereses y am or t ización de la deuda contra ída , contando

uon los rendimientos de ios entierros .

Italia,

  qu e s iguió asimism o el tra dic ion al uso de verif icar los ente rram ien tos en loa tem plos, encie

rra en Pisa el célebre camposanto fundado por el Arzobispo tibaldo, cuyo suelo se formó esparciendo

t ier ra dol Calvar lo , t ranspor tada por 5 i í navios , ten iendo la cual idad, a l deci r de Valery , de consumir

los cadáve res ráp idam ente , Ha ce t iempo que no so en t íer r ra en su rec in to , excepción hecha de los gran-

des l iombres.

Entro los cementerios más notables y modernos de e^ta nación, merece citarse en Eoma el s lcuiído

en e l Campo Verano, cerca de la Bas í l ica de San Loren zo; depe nde de la adm inis t rac ió n comunal , y

las en ter ramientos se d iv iden en sepul turas , mausoleos y unos n ichos

  [loculij,

  de depósitos destinadus

a recib ir un cad áve r por tres meses, a f in de que du ran te este t iempo pued an las familias construu' U

que haya de serv i r def in i t ivamente .

Los restos mortales de los pobres se colocan eu pozos profmdos, destinando uno a cada día del año

y echando una onpa de cal viva al terminar la Inhumación del día correspondiente, Al año s lguleutei

cuando so vuelve a abrir la fosa se encuentra l impia de residuos.

Ta m bié n m erece especial m ención el cem enterio Staglien o en Geno va, que a no du da r es el más

bollo de Italia, propIed¿ul del Municipio de la ciudad. Hállase situado en la falda de una colina iism<í-

diata al r ío Visagno, constando de tres cuerpos de edif icio y de grandes pórticos. Hay en él sepultui^is ,

maufloloos, panteones y nichos en las galerías para una o dos personas, auuquo estos últimos mejor i l ls -

piiestús que en Espafla.

Álomania,

  ente rró tam bién en las iglesias has ta 1785, en que por las orde nan zas del Emperador

Jos é II 8e crea ron los cem enterio s fuera de las c iuda des. En Vie na, el régim en de éstos corre a cargo

del Consejo comunal en unos, y de sociedades particulares en otros . El s is tema de enterramientos   non-

sis te en sepulturas , mausoleos y criptas . De los nueve cementerios s ituados en el término de la cindad,

los miis Impo rtantes son el l lam ado W ílhrln g, el de San M arcos, el den om inad o Schm elzer, Friedhorf

y e cen tral , o sea el qu e fué objeto del concu rso de 1870, y q ue se edificó en los terr eno s de Kaiser-

Ebersd orf y Llm m erln g. Esta necrópolis es lo últim o que en gran des cap itale s se ha construid o adafi-

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tado a ios adeían tos modernosi én ella los e nter ram ient os se verifican en el saelo; hay sep ultar as <ie

primera, segunda y tercera clase, pórticos cubiertos, colambarios, sala mortuoria, depósito do cadáve

res,  despaclio de ñores y otras depeiiduiicias,

Lwftecfc, población donde los enterramientos estuvieron siempre a cargo de la iglesia, y que venían

¡  Ttriíicándose en los sitios que cada templo poseía al efecto, cesó en esta costumbre cuando en 1831,

.

  nroliÍbi6náose.de an modo terminante la inhumación en la ciudad, se construyó Tuera de sn recinto un

I

 cementerio gen eral pa ra las cinco iglesias de la misma . La adm inistración do éste, corre a carg o do

nna diputación comunal denominada  Diputación de cevienlerios y entierroit,  y las inhumaciones Be

ícriñcan exclus iva me nte en la tie rra. T res ceme nterios mas peq ueños existen en los arr ab ale s, r igifin-

I  iluse todos ellos por el mismo reglamento que el general,

Pi'usia,  s iguió respecto al s is tema de enterramientos las cos tumbres observadas en Alemania, y una

I vuK establecidos los ceme nterios fuera de las poblacio nes, lia dictad o mu chas y ace rtad as disposicio-

I  lies acerca de la administi-ación y régimen de aquéllos y sobre construcción de viviendas en sus Inme-

¡

  tliaeiones, logran do por eí, te medio poder exh ibir necró polis del gusto de las de Jeru salé n y New -klr-

I

  ciie de Berlín, y la bellís im a de Leipz ig, las cuales re ún en cua nta s mejora s y ad elan tos aconsejan las

buenas prácticas y la ciencia.

Bélgica,  e nte rrab a también los cad áve res dentro del recinto de las poblaciones , ha s ta que obede-

citado a las necesidades exigidas por la higiene y el s istema adoptado en casi todas las naciones, em-

I

 pazo a constru ir sna cem enterios en las afueras, s iendo el más notab le de ellos el erigido en Brusela s

[de el sitio conocido con el nombre de  QiutríCer L eopold.

Portugal,  que por su id ioma, cos tumbres y topograf ía , es hermana natural de España, ha seguido

I

  respecto a enterramientos un sistema igual ni nuestro, r igiendo para sus camposantos disposiciones casi

aii- 'dogas a las españolas. En Madera y en algunas otras poblaciones portuguesas existen cementerios

I  protestantes, s iendo adm inis trad os por las colonias inglesas, que cuidan de ellos sin in tervenc ión de

las autoridades del país.

Montevideo,

  dependiente en otro tiempo de la corona do Castilla, se rigió en este punto por las dis-

, posiciones vigente s en la me trópoli-

Contiene dos cem enterio s, el Central y el de Buceo , que mide 21 cu adr ad as. Las inhum acion es se

verifican en la tierra a una profundidad de nueve cuartas después de ser cubiertos los cadáveres con

I QLiii fuerte capa de cal v iva .

Nvw'Yovk,  cuya reciente his tor ia es tan gran de como la al ta impo rtancia que en brev e t iempo ha

¡_j cüiiseguido alca nza r, y que alb erg a en su recin to má s de un m illón de habita nte s, cu ent a doce cemen

terios,

  siendo dignos de mención el de la Trinidad, construido por la parroquia protestante del miamo

nombre, que es de cor ta extensió n y se ha lla en la is la de W an ha tta n, qu e sirve de asiento a la ciu-

I  ' lail , y los situados en los arrabales de Brooklyn, en Loug Island y de Jersey City y Holoken en tierra

i lirme, puntos separa dos do Nue va Y ork po r la an ch ur a de los ríos del Norte y del Est e,

El más imp ortan te de ellos y sobre el que se han mo delado to dos loa demAs, es el de Gree nwo ord,

|en las altura s do Go wan us, inm ediato s a los arra ba les de Bro okl yn; mide una extensión de 18:i hec-

tilrcas, y por la bellez a y raagniüoencia de sus mo num ento s está con side rad o com o uno de los máa

¡suiítiioaos del mundo.

Una Cédula del Estado, de 18 de abril de 1838, fué origen de la fundación.

¡íu dirección corre a cargo de un a Ju n ta de 15 vocales elegidos por sufragio entr e los prop ietarios

••

  las sepulturas, reno ván dose pe riódi cam ent e. Ella admi nis tra los fondos, que no pueden destina ree a

'Un objeto qne no sea el sostenimiento y mejora del cementerio. Su estado ea tan próspero, que a prin-

I

  cipios del año último contaba eon un capital de 898.783 pesos.

A ¡3 kilómetros del extremo Norte de Nueva Yorek, y lindando con el ferrocarril de esta población

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ft Arlem, fine tiene trenes p ara su servicio, se halla el cem enterio de Westehe ater, que au nq ue no de. u

Huntuoaídad del de Groen-Woord, no deja de ser digno de mención.

La udminiatraftión de éstos se halla a cargo de sociedades anónimas piotestantes, bajo el principio

de la ináa absoluta tolerancia religiosa de los finados. El sistema de nichos está abolido y los cadilve-

roa so entierran a la profiindidad marcada en el reglamento,

Rl cementerio del Calvario está dedicado a los católicos, y los enteiraraientos que en él tienen luj^ir

se sujetan en un todo a los ritos de la iglesia catól ica. L a superficie es de

 41

 hectíVreas, y la circuostaiuiiH

de ha llarse situ ado en N ewton , en la is la de Long Island , hace íácil su acceso al ferroca rril de Hushiiif;,

Atenas,  pa ra laa 50.000 alm as qu e cuenta de població n, tiene dos cem enterios gen era les , no muy

cxtonsoB, y uno pequcho pura loa protestantes.

  TJOS

 primo roa se hall an síLaados a N orte y Sur de l¡i

ciud ad, o indifere nlcm ente sirven par a los griejíos o par a las demáa comu niones, con laa ceremoiiiidi

resp cct ivaa a ca da r ollg ión . El Mu nicipio ea ei dueñ o de ios terr en os, qu e los vendo o dispo ne de ellos

sin sujeción a regla de ninguna clase.

Túnez,  ciu dad d e l'JO.OOO alm as, apr ox im ada me nte , enc ierra inflnitoa cem enter ios musulm ane s, dos

laraclitaa, uno católico, otro protestante y otro griego. No i- igiéníiose los mahometanos por principio al

guno higiónico ni mótodo de ninguna clase, los cementerios se encuentran dentro y fuera de la pol>la-

ción, así como on cualquier terreno que por ser propiedad de algiln santón o pertenecer a las mezquitiis ,

so considera sag rado . Loa ent erra mie nto s 88 verifican en el suelo, y la admin istraci ón de ós to se st áa ciir^o

do las mismaa mezquitas, en loa muaulraanes; de la comunión israelita, en loa hebreos, y de la igleaia,

f;n el católico, bajo la vigilancia de dos delegados que cuiden del buen orden del cementerio.

Constantiiiopia,  que de tiem po inme mo rial ten ía la cos tum bre de ente rra r loa cad áve res en las ¡¡ro-

ximid adea de las me zqu itas, dando ai olvido este siatema, ios que no tienen cab ida en el cementurio

cismático de Pera, que ocupa un gran espacio cuadrado, son sepultados en extensos bosques <le ei | jre

sea y pinoa Inmediatos a la capital. Existe un cementerio católico y como en los de la generalidad de

este rito, la ¡Silesia cuida de su administración.

E l  Japón,  que a posar do cua nto se dice de la civilizació n occiden tal, perm ane ce en la cuestión de

enterram ientos en un desconocimiento completo de precauciones hig iénicas ,ca rece en absoluto de t íena

consagrada donde verificarlos, pudicndo decirse que, cuanta extensión comprende su territorio, utro

tanto so destina a lugar de inhumaciones, Faltos loa japoneses de reglas a que atenerse sobre este punto,

BU volun tad es ley, cada cual procede a me dida de sa albe dr ío . Loa templos d e B udha o de Skinto,

situados a laa Caldas de las colinaa y montañas, vénse rodeados de extensas necrópolis en donde reposan

innu me rable s fieles adicto s a tal o cual confesión. De estos terre nos son, por lo ge ner al, dueños los

sacerdotes , que mediante una pequeña retr ibución conceden permiso para sepul tar en aquel los s i t ios .

Tr as la sucinta res eña q ue qued a hecha del aistema seguido en la inhum ación de los cadá vere s, en

todas las naciónos, y demostrado que España, lejoa de ser refractaria a cuantas disposiciones se linn

dictado en varios paíacs con objeto de mejorar las condiciones higiénicas de los pueblos en mucli. is

ocasiones ha dado en este sentido loa prim eros pasos, eual lo dem uest ran las le yes qu e de anteriores

siglos liemos citado y a, pare ce Ü egado el caso de indicar los que respon dien do a laa necesi dade s <le la

época y al asiduo cuidado que Jos gobernantes y legisladores han prestado a este asunto registran laí

publicaciones oficiales del presente siglo.

Legislación moderna española.

En Ü6 de abr il de

  130-1,

  a efecto de rem edi ar loa funestos malea que p rod uc ía el enterr am iento en

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las ¡fleBias, y por la veneración y respeto debidos a la casa de Dios,   su expedió una c i rcu lar m and an

do act ivar la construeeióii de c em enterios , disposición que fné rei t er ad a por otra de 28 de junio del pro

pio año. La guerra de la Independencia y los sucesos polí t icos acaecidos a consi 'cuencia do el la, i iubie-

ron de retardaren algunos puntos el cumplimiento de prescripciones tnn at inadüs, y las Reales órdenes

de 30 de junio de 18 4 y 23 de febrero de 1821, fueron exp edid as con objeto de rec ord ar lo m an dad o.

El estado de nuestras relaciones con Ins demás potencias, y el crecido núnicio de individuos adiotos

8 diferentes rel igion es, existentes a la sazón en Españ a, fueron sin duda algu na las razones que mo ti

varon en 13 de noviem bi'e de 1831, la Kcal orde n que dispu so se dier a sep ult ura a los que fnlleeiesen

futra de la comunión catól ica en terrenos adquiridos por las familias, pero sin señal i i lguiia de culto

público ni privado.

liespondiendo el Go bier no a un sen tim ient o filantrópico y dispu esto a no dejar incuniplim ciitadaB

las di-posiciones dictadas basta entonces, fué publicada la Real orden de 2 de junio de  18.^3,  en la que

6tí prevenía term inan tem ente que las poblacione s que tuvies en concluidos cementerio s, proc ediera n a

enteirar en ellos, y que a costa de los fondos do las fábricas de las iglcsiaa se dicae principio a ]a cons

trucción de los mismos en los puntos en que uo hubiera tenido efecto, mandándose por olra Real orden

lie  1¿  de ma yo de 18-19, resp etar la prohibición de e nter rar en los tem plos, d ictándos e disposiciones

especiales respecto a las inhumaciones de los Obispos, monjas, etc.

La población de Madrid, que como todjis las que cuentan un crecido número de habitantes, no podía

niduos de merecer atención especial, fué objeto de la Real orden de 28 de agosto de 1850, sobre cons

trucción de ceme nterios, d isponiéndos e en el la que no se consin t ieran a menos dis tancia de 1.500 var as

por la parte Noito y ninguno en el cuartel del Sur por la parte acá del Manzanares.

En enero de  185'1,  a propósito de la construcción de una yesería en las afueras de la puerta de Ato

cha, se expidió otra Rea l ord en, la cual establece como re gla gene ral pa ra lo sucesivo la dis tancia a

que de los cementerios deberán hallarse las ediñeaciones, fi jándose ésta en 100 metros como mínimum.

Queriendo el Gobierno prevenir el doloroso caso de que por cualquier circunstancia pudiera ser ente

na da viva una person a, expid ió en 11 de abri l de 1806 un a Real orden prec eptua ndo qne en épocas

l ibres de epidemias se permita el depósito de cadáveres en las capil las separadas de los templos donde

DO  haya culto, no entren los ñeles y tengan la venti lación necesaria.

En I6 de noviembre de 1857, recordando de nuevo  IHS  disposiciones anteriores sobre construcción

de cementerios, se hace notar la circ uns tan cia de exist ir todavía sin el los 2.655 pueb los. La facultad

de nombrar los empleados de los mismos no estaba bien definida, y con este objeto se expidió la Real

arden de 18 de marzo de

  lf^61,

  la cual la comete al Alcalde de cada localidad, pero con la condición

de someter la propuesta al Obispo o capellán encargado, el que deberá tener las l laves del cementerio

y fíicilitarlas al Alcalde o a quien le represente.

La Real orden de 17 de junio de 1863, a fin de re solve r dud as futuras , previe ne que en aquellos

pueblos en que el cementerio sea propiedad municipal , no corresponde a los párrocos percibir derechos

de enterram iento.

En 16 de jul io de 1871 se mandó provisionalmente que los Ayuntamientos dest inaran un lugar sepa

rado donde dar sepultura a los no católicos.

Y, por úl t im o, la Keal orden de 28 de febrero do iW72, dic tad a en confo rm idad a la le y de 29 d e

julio de 1855, m an da que los pueblos que ca rezc an de ce me nterio dest inado al ente rram iento da los

que no profesen la rel igión ca tól ica, amplíen los existe ntes, ro dea ndo la paj' te am pliad a con un mu ro

o cerca, dando acceso a la m isma por p ue rta especial , y qu e ins truy end o el oportuno exp edie nte y

st i jetándose a las regias de higiene pública y policía sanitaria, ee permita a los Ayuntamientos y Aso

ciaciones rel igiosas disidentes, la construcción de cementerios especiales.

Aunque oñcialnaente no se haya publicado un reglamento especial que con respecto a cementerios

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d e f i n a d e u n m o d o t e r m i n a n t e l a a a t r i b u c i o n e s d e l a s a u t o r i d a d e s c i v i l y e c l e s i á s t i c a , a d m i n i s t r a c i ó n

d o f o n d o s , d e r e c l i o s d e s e p u l t u r a s , Í T \s p ec ei án d e i n s c r i p c i o n e s , e t c . , s o n d i g n o s d e t e n e r s e e n c u e n t a ai

t r a t a r d e l a m a t e i ' i a , e l q n e d e s d e  H de feb re ro de I7H5 r ige en San I lde fo nso ; e l de l a c iu da d de Seifo .

via , f ie

  2 .l

  d e d i c i e m b r e d e l t í 4 6 , y e l d e P a l e n o i a , d e 9 d e n o v i e m b r e d e 1 8 4 9 .

C o m p e n d i a d H H s u c i n t a m e n t e l a s d i s p o s i c i o n e s q u e p a r a l a c o n s t r u c c i ó n y r é g ; i m e n d e l o s c e m e n t e

r i o s se li a n e x p e d i d o e n i i u c s i r a u n c i ó n e n e l p r e s e n t e s i g l o , v e a m o s l a s q u e , r e s p o n d i e n d o a l a s n niie-

s idadcB ex i f i i das por l a l i i f í í ene , ban s ido d i c t adas ,

I ' ' , n IHOl , | i o r manda to de l Rey U. Ca r los IV, se p ro l i i b ió de un modo t e jmina i i t e que los cadáve ina

f u e r a n l l e v a d o s a l os t e m p l o s p a r a v e r i f i c a r l o s f u n e r a l e s , r e i t e r á n d o s e e s t a d i s p o s i c i ó n e n 2 0 d e a go sto

<le 1K40,

E n  2H  d e a g o s t o d e 1 8 5 5 , r e c o r d A n d o s e n u e v a m e n t e l o p r e c e p t u a d o , s e h i z o r e s p o n s a b l e s a lo s 6o -

i j c r n a d o r u s d e l a I n o b s e r v a n c i a d e lo m a n d a d o , r e p i t i é n d o s e p o r l a s d i s p o s i c i o n e s d e 6 d e a g' O it o d e laóó

y 15 de febre ro de

  Í8T2\

  e l c u m p l i m i e n t o d e l a p r o h ib i c i ó n a n t e s m e n c i o n a d a .

I5n 19 de marzo de

  ítí-ÍS,

  12 de m ay o d e 1849, ;iO d e en er o de 1851 , 31 de ago sto d e 1 853 , 18 de i iln-il

de 1H.')5| 19 de jun io de 1857, IG do jul io del pro pio a ño , 6 de ag os to de 1867 y 25 de no v ie m b re de 1, 71,

a e d i c i a r o n d l f o r o n t e s R e a l e s ó r d e n e s r e l a t i v a s a l m o d o d e v e r i f i c a r l a t r a s l a c i ó n d e l o s c a d á v e r e s de

u n o s p u n t o s a o t r o s ; l a d i s p o s i c i ó n d e q u e l os e m b a l s a m a d o s p u e d a n s e r e x h u m a d o s e n c u a lq u ie r

t i em po ; la de qu e los qu e ca ro ze an de e s t e r equ i s i t o no p ue de n t en e r l u£ra r an t e s de l os do s a t t os ; q iie

t r a n s c u r r i d o e s t e p e r í o d o p u e d e e f ec t ua r fj e p r e v i o r e c o n o c i m i e n t o d e f a c u l t a t i v o , n o s i e n d o p r e c i s a esta

c i r c u n s t a n c i a , t r a n s c u r r i d o s c i n c o a ñ o s d e l e n t e r r a m i e n t o , s e m a r c a n l o s d e r e e l i o s q u e h a d e p e r c i b i r

h i i g l e s i a en que se ve r i f i quen l a s exequ ia s y que una vez sepu l t ado en un cemente r io ca tó l i co un indi

v i d u o q u e n o p e r t e n e z c a a e s t a r e l i g i ó n , si l a a u t o r i d a d e c l e s i á s t i c a p i d i e r a l a e x l i u m a c i ó n , l a ci v il se

opo t i í j a

  lí

  e s t a d e m a n d a .

L a s a u t o p s i a s y e m b a l s a m a m i e n t o s n o p o d í a n q u e d a r d e s a t e n d i d o s e n l a l e g i s l a c i ó n y e l r e g l a m e n

to de 20 de ju l i o do 1861 a t i endo a e s t e cu idado , f i j ando l a s r eg l a s pa ra ve r i f i ca r lo , y l a s que debe rán

o b s e r v a r s e e n l a m o m i t í c a c i ó n , e t c . , d i s p o n i e n d o t e r m i n a n t e m e n t e q u e f u e r a d e l o s h o s p i t a l e s y e scu e

l a s d e l r a m o n o p u e d a n t e n e r l u g a r l a s , a u t o p s i a s a n t e s d e l a s v e i n t i c u a t r o h o r a s d e l ó b i t o , c u y o lér-

m i n o d e b e r á t a m b i é n t r a n s c u r r i r p o r lo m e n o s p a r a p r o c e d e r a e f e c t u a r lo s e m b a l s a m a m i e n t o s , mar

c a n d o e l m o d o d e i n c o a r e l e x p e d i e n t e .

La s Re a le s ó rd ene s de 1.3 de feb re ro de 1863 , 5 de j u l i o de 1865 y 29 de n ov ie m br e de 1866 , a l de

c l a r a r q u e l a s d i s p o s i c i o n e s a n t e s c i t a d a s n o s o n a p l i c a b l e s a l o s c a s o s e n q u e l a s a u t o p s i a s t e n g a i i l u

g a r p o r m a n d a m i e n t o j u d i c i a l , s e ñ a l a n e l m o d o d e s a ti s f a c e r lo s g a s t o s q u e la s m i s m a s o c a s i o n e n .

A l d a r p o r t e r m i n a d a l a p r i m e r a p a r t e d e e s t a M e m o r i a , n o a b r i g a m o s i a p r e t e n s i ó n , n i a ta n t o lle

g a n n u e s t r a s f u e r z a s , d e p r e s e n t a r u n t r a b a j o a c a b a d o , c o m o h u b i e r a s i d o n u e s t r o d e s e o ; p e r o si h a bi da

c o n s i d e r a c i ó n a l p o c o t i e m p o d e q u e h e m o s p o d i d o d i s p o n e r , l o g r a m o s s e r m i r a d o s c o n b e ne v ol en c ia

p o r l os q u e n o s j u z g u e n , e s t o s e r v i r á d e l e n i t i v o a l p e s a r q u e n o s c a u s a e l t e m o r d e n o h a b e r ll en ad o

n u e s t r o c o m e t i d o d e u n m o d o t a n s a t i s f a c t o r i o c o m o l a í n d o l e d e l a s u n t o l o e x i g í a .

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PARTE EXPOSITIVA

Sitaado el terren o qae el Exc mo . A5'untamiento disp one pnra la implan tación de la Necrópolis H1

Este de Madrid, en el térm ino de Vieálv aro, l imitado próx im am enie al Oeste por un a línea tra zad a a

1,1 100 metros como dista ncia minim .i del vértic e del áng ulo más orien tal de la posesión llam ada la

lilipa; al Nordeste, por la carretera de Madrid a VicAlvaro; al Mediodía, por el camino alto de la Ca-

pitítl a este pueb lo, y al L ev ar te , por e arr oy o de la M edialeg ua, afecta la form a de un mo ntículo ,

cuyas pendientes, converg iendo hacia el centro o punto culm inan te, que se eleva sobre el nivel del

mar G95 metros según el plano del Instituto Geográfleo y Estadistico, van luego descendiendo hasta las

ciu-vas 675, 670 y

 66." ,

  que consti tuyen el cauce del arroyo, pudiendo calcularse que, por término medio,

existe un desnivel de 25 me tros entre la planicie más elev ada y la pa rte más baja del terr eno M bil

piua la implantación y otro de 12 metros entre este último punto y el icclio del arroyo que en descenso

l>oi' aquellas v ertien tes, v a a unirse , no m uy lejos, con el llam ado Ab roñ íga l.

Al estudiar nuestro proyec to, una de las circunsta ncias esenciales, que l iemos creído tener en cuen ta,

ba  aido la topografía del terreno, a ñn de que, al propio t iempo, que se pud iera sacar part id o de el la

para ocasionar los menores dispendios en el movimiento de t ierras, presentara la disposición más con-

vnnieu'ts para la l ibre circulació n del aire, objeto que creem os hab er l lenado conser vando aquélla y

adoptando el sistema de banqueos por zonas horizontales concéntricas, que a más de just ificarlo eonsi-

(loraciones económicas, está motivado porque la sección general y el conjunto del proyecto recuerdan

]y pirámide de an ch a b ase y prim itivo tú mu lo que , en vez de ser erigido por un solo hom bre , éalo, en

ei naso presente, por el Ay unta mie nto de M adrid, como sepu ltura decorosa y dig na de los hab itante s

cU:  la Villa.

La Necrópolis, en nuestro concepto, no debe ser el parque con jardines a ¡a inglesa de los comente-

riús de New-Y ork y de Lon dre s, ni su disposición ha de ser tal que se obs ervo en ella la ca ren cia de

orden y carácter que se nota en el del Póre Laehaise, en París; sino que, apartándonos de esto, creemos

razonada la composición arquitectónica que exprese un concepto fl losóíico: he aquí por qué combati

mos la idea de que sea únicam ente on terreno ce rcad o, con plantacio nes y paseos traza dos capr ichos a

mente para distracción de los curiosos, con mo num entos entreg ado s a una ruin a pre m atu ra, y don de

el templo de Dios pueda trocarse fácilmente por los establos de la cebra y el bisonte, y el sitio destina

do a lüs sepulturas por las diversas secciones dé un jardín de acl imatación,

Kn consonancia con lo expuesto, hemos desarrol lado nuestro proyecto estableciendo la gradación de

si 'pidturas que nos prescribe el programa, dividiendo la al tura total de cinco planos, cuyas dlEerencias

ú< ;  nivel son de cinco me tros, salvados resp ectiv am ente por ra m pas y escalin atas, y creye ndo que

eslas tristes mo radas, l lenas de preciosos recuer dos p ara ei pensa mie nto, deben tener entre nosotros

una especie de atrac t ivo qu e se está en el caso de fom entar, p er la s ventajas mo rales que rep orta la

frecuentación de estos luga res, y por que de la vene ración a los mu ertos depen de en gran m ane ra el

respeto entre los vivos, hemos dispuesto conv enien tem ente pórt icos, con la dist inción severa y dig na

que corresponde a cad a clase, don de pue dan discu rrir los visi tante s am par ado s de las inclem encias

del cielo, entre gáa dos e a las melanc ólicas reflexiones que al espíri tu su gieren ta n vene rados si t ios, y

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don de Be ha lla a cad a paso el recu erdo de les hom bres que más hon raron la pa tri a en los diversos ra

mos del humano saber .

A l herm anar

  cA

 ar te con loa extrem os ind icados , a l in ter preta r en el lenguaje arqui tectónic o, el

programa qne se nos ha impuesto, hemos reflexionado ai el carácter que adoptarse debiera, sería pina

mente civil, religioao, oque participara de ambos: y aun cuando ea difícil , en vista de la enumeración

do las obras del pasado y do los sentimientos tan múltiplea y confundidos de la época presente decidir

con acierto la cuestión, teniendo en cuenta las creencias i-eligiosas de nuestro país; el estudio de núes.

troa cementerios; el recuerdo de un pueblo que- hasta hace poco colocaba sus cadáveres bajo el amparo

del templo; la consideración de que sí la Necrópolis ae construye con objeto de mejorar las condiciones

higiónlcas de los recintos de la mu erte, no ae erige para ar ran ca r do nues tra conc iencia aquellns

cree ncia s, puesto que se em pieza por resp eta r las de los dem ás; y, por último, la ley fundam ental del

Eetttdo, cuyo art, 11 declara  que la religión católica, apostólica roman a es la suya, obligándose la

nación a manten er el culto y sus ministros,  nos ha decidido po rque pre dom ine el sentim iento religioso,

aun cuando la administración corj 'a a cargo del poder civil.

Bajo la impresión de esta idea hemos estudiado la forma que debería afectar la planta del proyecto,

y t ratándose de un cementer io catól ico, n inguna conceptuamos más caracter ís t ica que la cruz la t ina,

representación del lábaro santo donde fué redimida la humanidad, símbolo que miramos con respeto

desde nues tra infancia , y que t rad icion al cos tum bre hace tambié n colocar entre nues tras cruzadas

manoB cu and o ter mi na do el cal va rio de la vifla somos con ducid os a la últim a m ora da. En la necró

polis do que se trata esta íorma ae adapta perfectamente a la disposición del terreno y prescripciones

del programa,

Era de imprescindible necesidad en nuestra opinión, un eje de simetría con relación al cual se pu

diera dibujar y componer la planta de tal modo, que facilitando el acceso, agrupando con arte las di

ferentes construcciones, y dando la mejor orientación a l¡is edificaciones, que así lo exigieren permi

tiese en lo posible ajustarse a la forma del terreno para el desarrollo del pensamiento.

En su vista, l iemos elegido por eje la bisectriz del ángalo que forma la línea azul tragada en el plano

oficial, a los 100 metros del vértice más oriental de la Elipa, como límite de los terrenos de la Necró

polis,

  y la carretera de Madrid a Vicálvaro, e indudablemente sat is face todas las condiciones .

Colocada la entrada en esta forma tiene en la actualidad acceso directo por la carretera citada, y

ésta a su vez por la de Madrid a Aragón, por donde pueden conducirse los cadáveres déla parte N.

  15.,

siéndolo los del S. E. por la ronda contigua a las tapias del Parque de Madrid, y en su día lo podrí

tener mediante la aper tura de otras vías de comunicación. Reirne también la ventaja de permit i r ban

queos simétricos, que al par que satisfacen la cuestión económ ica, establec en la grad aci ón de las dis

t in tas clases de enterramiento y permiten la cons trucción de panteones en la forma que se expresará

 y

que cons ideramos la más adecuada.

Dada la intensidad de los vientos reinantes, y dominando sobre todos ellos el N. E. y S, O. , moti

van la mejor implantación para las habi taciones y depós i tos de cadáveres , real izando las exiger jcias

de la higieno, en términos que los vientos llegan a aquéllos sin haberse viciado aun con las exhala

ciones do las sep ultu ras (1). '

(1) Seg ún loa dn to s qnc no s him «ido füoilitftdos por el O bse rva tori o Ast ro uá m ico do ^Ladiric], co m pro ba do r p or el nn^TU"'

m etr o , IA durn olóu e ín tenaidAd de loa TÍentea en ol ú l t i m o qu iaq ue nío , han s ido los s igui ente s po r e l orden de ra jiynr a

m e n o r :

H o r a s .

N .  E 11.173

S, O B.Bfll

rJ . O  6.187

0 5.019

Horas ,

S.E 4.889

E 3.413

S a.ESa

S

  a.BTB

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Razona da la forma y disposición del ponjaiUo de la p la nta , pasem os a des crib ir sus difere ntes

iletallea:

La Capilla es, s in duda, iino de los edificios cuya situación es susceptible de apreciaciones distin

tas.  El punto culminante y central de la Necrópolis y la entrada a és ta , son los dos s i t ios qui i más se

prestan a  B U   imp lant ació n; p ero nos hem os deci dido a colo carla en el últim o de aejuÉllos por Ins

ventajas que presenta, porque, ai bien es verdad que, construida en el centro ocupa el s itio prol 'oronte

(ksrie donde el templo puede dominar y tener alrededor amparadas las turabas, ofi 'eco en cambio el

^ '¡•avisin'o inconveniente de tenerse que atravesar con los cadáveres la mitad del cementerio antes de

l legar a el la , l iabieiido de d esa nda r lo and ado por baja das , s iempre moles tas , s i e l lugar des t inad o

¡i sepul tura de los mismos se enc uen tra en la par t e anter io r a la Capi l la ; y no puedo tampoco adm i-

Lii'He bajo el pu nto de vista hig ién ico , p or q ue sien do el s itio niAs frec uen tado por los vivos, llega el a iro

viciado a su recinto con las pestilentes exlialaeiones de las sepulturas, al paso que su colocación on la

entrada, sobre obviar es ta d if icul tad , representa el l ímite entre la vida y hi muer te , e l lugar sagrado

un

 que se recibe el cuerpo antes de ent reg ar le a la m adr e t ier ra y donde la ig les ia elev ará sus pre-

iOB a Dios por el alma de los fieles, coloc ando los restos bajo la é gida de la relig ión . Más próx ima a la

ciudad de los vivos renovará en estos al hallarse en sus inmediaciones el recuerdo de personas que-

]

 idas , exci tándolos a p ene trar en su in ter ior y d ir ig ir fervorosa plega r ia . En su composición bemos

liiiú lo de aquel la s expres iones qu e p udi era n causa r pav oroso respe to , as í como en la do pór t icos y

galerías se lia buscado la sencillez en las formas, la solidez en las proporciones y la firmeza en el

adorno, que presenten garant ías de daración y que alejando infundados temores , famil iar icen la vida

i-on la muerte.

Los cadáveres que pueden conducirse en carruaje por loa tres primeros planos, de los cinco bancos

i |i ie se han formado en el ter ren o, en tra rá n por las pu er tas late ral es del cru cero , coloc adas en dispo

s ición de que haya en és te la mayor circulación de aire , poniéndose el féretro , durante las exequias ,

deViajo de la cú pu la, que es e cen tro de aqu él, mie ntr as las com itiva s, qu e por lo gene ral se a pe ará n

en el gran patio de honor qire existe delante de la Capilla, penetrarán en ésta por los pórticos que con

ci la coraunicaa y escal inata pr incipal , s i tuándose bajo la nave, Su capacidad es la marcada en el pro

graman en el ábside está el altar, con amplitud suficiente a su alrededor para las ceremonias de la

iglesia; unos cuerpos salientes forman la sacristía

  y

  pieza de ornamentos ; p inturas rel ig iosas decoran

las paredes y cúpula; una ar m ad ur a de ma dera al descubier to recordan do la de las ant ig uas ig les ias

liizantinas, con stituye su tech o; suntu osa esc alin ata accede a un ing reso cu bierto por do rad a esfei'a

•coronada con un ángel de bronce en actitud de orar; y la torre, donde tristes campanas han de doblar

ind icando la l legada de un nuevo cadáver , es tá rematada por graciosa aguja que os tenta la cruz, y

qiiB hendiendo los aires y bes and o las n ube s p are ce indic arnoa que hacia ot ra vid a se dirig ían las aspi .

Tuiciones de aquellos cuyos despojos mortales pasaron por tan santo recinto.

Antes de la capi l la , a la entrada precisamente de la Necrópolis , y dando sos fachadas a laa cal les

exter iores que la rodean y glor ieta p roye ctad a en el áng ulo, hál lan se las vivie ndas del personal a

<iuien se confía la dirección y custodia del cementerio, archivo, despachos y pieza de registro. Se han

colocado en este sitio por(iue reú nen las mejores co ndicion es de orientac ión, e stan do con stan tem ente

purificadas por los vientos N. E, y S. O. , que llegan a ellos y ventilan sus ámbitos sin haber tocado

* on las sepu ltura s; obede ce a las conv enie ncia s de la com posición g ene ral y sa situació n facilita, al

propio tiempo, la vigil anc ia de los depen dien tes, y la inscripció n inm edia ta de todo c adá ve r qtie se

lleve a sepultar.

En el piso bajo de uno de los pabellones están la oficina, despachos y archivo; en el entresuelo, la

liabitaoión del secretario y un sepulturero; en el principal la del médico.

Eu el o tro pabel lón, que jue ga con és te , se ha de s t inado la plan ta ba ja a dos habi tacione s para

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BCpnltareros y un cleepacbo pa ra el conserje; el entresuelo a ha bi ta ei ón par a el mismo, y otra para un.

Bepullurero, y el [jríncipal a vivienda del capellán.

Entre estas construcciones y la Capil la, a los lados del pat io qae existe delante de aquélla, háJlanse,

respcciivamonte, el depósito general y los part iculares, el judicial y almac6n de utensi l ios. En todos

80 lian evitado loa patios para que no se detenga en ellos el aire y se lian dispuesto tres lachadas para

la miis completa venti lación.

De gr an de impo rtancia es sin dnd a a lgnn a el establec imie nto de las casas in ortao rias, merced a

cuyo adelanto las tamil ias pueden abrigar la seguridad de que no ha de enterrarse vivo a ningano de

RUS individuos y ex per im enta r el consuelo de con tem plar s us restos algu nas horas más, ante s de (|iie

la inliurnución se verifique.

El descabdmiento de una señal cierta de la muerte real es un problema que ha preocupado desdi; la

fint igUednd a (;ran número de ñsiologistas y de médicos, dando lugar a encontradas opiniones, porque

«I paso que Bouchut (1) pone como ai^no irrecusable la cesación de latidos del corazón, hecha coiiitur

por la auscnltaeióri; el Dr. Jozalt (ü), manifiesta no liallarse conforme con la opinión de Bouchut, siendo

secundado más tarde en esta idea por Mr. Brachet y Mr. Depaal , Los éxtasis sanguíneos, las afeccio

nes cardiacas, las fiebres puerperales y otras, han dado lugar a mult i tud de casos do muerte aparente

y en tontamientos prematuros

  qu e

  reg í s t ra l a med ic in a .

Vosiilio, el autor de la

  Anatomía dul cuerpo hum ano,

  consum ió sus dias en hon da pe na, sin tciiar

lugar de regresar a su patria querida, por haber empezado la autopsia de un hombre a quien se ciuia

muerto, pero cuyo corazón palpitaba aún al penetrarle el escalpelo en el pecho.

Objeto de controversia cientiflca fué el caso ocurrido el año 1856, con una joven que habitaba en

Pa rís, en el barrio del Te m ple , y que después de mue rta a consecue ncia de una fiebre t i foidea, dio a

luz un feto de cuatro meses, heciio que el Dr. Deehambre, que no aceptaba la acción expulsiva de la

m atriz más que me dia hora, a lo sum o, ante s de la m uerte , exp lica ba diciendo que a un cuand o des-

puód de las veinte o treinta l ioras las úl t imas acciones de la vida orgánica están completamente exiin-

guida a, pudo ejercerse sobre el útero gra n presión por los gases desarrol la dos en el abdo m en.

M axim iliano l ía nfn iann , publicó en 18,51 su obra,

  L a'mort apparente e t Us entÉrremen tsprecipites,

y en el la refiere casos de muerte aparente qi ie habían l legado a durar una semana.

Vale rio M áximo, refiere el de una mujer rom ana en cinta que dio a luz du ran te sus funerale s: así,

d ice , una madre par ió después do muerta y un n iño fué l levado a la tumba an tes de su nacimiento .

En Suecia, en las forjas de Bystadt , fué acometida la hi ja del propietario de éstas, de un accidente

oclám psieo, y ent err ad a en la sepu ltura de fam ilia; fué halla da al día sigu iente fuera de su féiciio,

nadando en su sangre y con una cr ia tura en t re los brazos .

En F ran cia , en 1833 y 1845, i iubioron de suspen ders e bas tante s sepelios por hal l ars e todav ía vivos

los que se cre ían cadáveres .

Por úl t imo, el Dr. Bruhier, en su obra

  Incp.rtilnde des signes di mort,

  cita 181 de esas equivocacio

nes tan laniüiitables, que dieron lug ar a que F ra nk esta blec iera las casa s mortu orias en Alemaaia,

quo luego han ido gen era l izá ndo se en otros país es, y que hoy es l legado el c aso de dispo nerla s en el

nuest ro .

Mucho se ha escri to sobre los signos ciertos de la muerte; y aun cuando algunos médicos, y entre

el los Mr. Collongues en época m uy recie nte dieo que aper cibí a por medio de un a especie de pequeño es

tetóscopo de metal un ruido sordo, conocido con el nombre de

  ruido del mar,

  en la supe rficie del cuerpo

de todo ser v iv ien te , que iba de bi l i tándose y ex tendiéndos e desde las ex t rem idade s a las reg iones pre

co rd i a l y ep ig ás t r i ca , de sap a rec i en do p o r co mp le to de d i ez aq u in eeh o raadesp u ésde l amn er t e , y q u eso

U) Memodf t V '*^^ ' ' " ' "^ ' ' pnrn op ta r a l p rem io da Mr . Mani i i y p rsmif lidn por l a ¿en de mi a de Cienc ias de Bo ma .

l fSí

 O b r n o s o ri t a p a r a p r o p a g a r e n P r a n o i a l a i u s t a l a c i ú n d e l a s s a la s m o r t u o r i a s d e A l e m a n i a .

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I desaparición podría cons iderarse como un signo de ia raaevte rea , aun cuan do ase gu rab a qa e pod ria

I evitarse el temor de una le targía con el apa rato que l lam aba  dinamósco¡io,  apl icado sobre cualqu ier

i imi'Ee del cuerpo de l ind ivid uo veinte ho ras despu és de la de sap aric ión de los signo s ord inar ios de la

lULierte, la m ay or part e de los auto res que hem os co nsu ltado se ña lan la putrefacción como la ún ica

prueba segura de la muerte real; puesto que en el estado de muerte aparente el individuo no siente,

no se apercibe de tus objetos que le rode an y no se mu eve v olun tariam ente , pero en cambio persisten

I  los aiitos de la vida org án ica, ciertas funciones , y las contrac ciones m usc ula res .

Utra razón poderosa i iay también para la construcción de estas satas, cual es la de que en susdepó-

16iti)á puedan las familias con entero desahogo permitirse manifestaeionea de duelo que no son toleradas

I

  en i ina casa particular del interior de una población.

Kl motivo que nos ha hecho colocar este grupo de edificaciones en el sitio yii indicado, ha tenido ol

I linlile objeto de lle na r la pres cripc ión liigién ica de que los vien tos do mi nan tes lleguen a e stas depeO '

ili;i;i 'ÍMs directamente sin haber atravesado parte alguna del cementerio, puesto que han de permanecr

LH

  L-ilas las fam ilias o los am igos has ta cerc iora rse de la rea lida d de la m ue rte de los ind ivid uo s qu e

' liiiu .leompañado , y sa tisfac er la idea filosófica de q.ue se depos ite ai presun to mu erto en el ante cein en-

I

 [eriij,

  y no se le introduzca en éste hasta que ciertamente sea declarado cadáver.

l'ü depósito gen eral está consti tuido por una vas ta sala, de c apac idad suficiente p ara conten er ^6

I  cuerpos. De planta rectangular , con entrada directa por la puerta principal de la Necrópolis, y con dos

ealiiias que comu nican con el paseo de Ronda, p ara que los cad áve res sean c onduc idos en carro hastn

el [iijs'ar de la sepultura; tiene sus muros extei'iores de fábrica de ladrillo con doble piso de ventanas ras

gadas que establezcan fuertes corrientes de aire, y las columnas que cortan el vano y armiidura de su

|eubi(ír ta de hierro, material elegido en vez de la madera por no prestarse fácilmente a la absorción de

los miasmss y ser más incombustible que éste. Alrededor de todas ias mesas, existe un paso desahoga-

I

 lio por donde puede circul ars e con com odidad . Aqu ellas s erán de fábrica de lad ril lo, reve stida s de

niániíol por todos sus paramentos, estando solado también de este material el pavimento, y chapado

eoii el todo el zócalo de la hab itació n ha sta la al tu ra de i '^O me tros . L as cu bie rta s de las me sas ten

drán la inclinación suficiente para que se deslicen los l íquidos que de ordinario

  BG

  desprenden de los

cueipos, aun cuando éstos se hallen colocados en caja, los que, reuniéndose en una ranura circular que

habrá cu la parte más baja con su corresp ondie nte sumid ero, pueden pasar a la alca ntar i l la colocada

al efecto. El piso de la sala es tará inclinad o hac ia el cen tro, y l lev ará u na c anal c on-de sagüe para re

coger los sobrantes del aseo diario, estableciéndose con este objeto el número de grifos que se indicará

después, colocados algunos de forma que, comunicando con un tubo ranurado, puedan euuu momento

I dado soltarse sus l laves y cae r el agu a al sucio desde los mu ros ha cia el centro.

La arquitectura de este edif icio, así como la de la sala de autopsias y pabellones que pasaremos a

Idoseribir , es la que, componiendo con el resto de la construcción, acusa perfectamente el destino a que

I so los d edic a.

i 'ara evitar que los vigilantes de guardia estén dentro del deposito, se ha diapuesto a uno de

  BUB

lados y a suficiente a ltur a pa ra qu e domine todos los cad áve res, u na ven tana de obse rvació n, ten iendo

I

 acceso este piso por una esca lera de ida y vuelta, de p iedra y hierro fundido. A esta h abitación con

currirán los avis ado res eléc tr icos de toda s las ca mp an illas , que se p ondrán en comun icación con ios

cadáveres en la forma más a propósito para que pneda notarse inmediatamente cualquier accidente que

I ocurriese.

Las paredes interiores del depósito serán estucadas, y en ellas, apoyados sobre pequeflas ménsulas,

iriSn espaciados unos platillos horizontales, donde se colocarán en las épocas de calores fuertes substan-

jcias que produzcan la absorción de los miasmas.

Podrá venti larse art if icialmente, haciendo una toma de aire en el exterior , que calentado por medio

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ciel vapor de agaa, cuyo generador estará en el sótano, penetrará en la sala por orificios pract icados

en BUS pare des, sirvien do otros p ar a el estat l ecím ien to d e las corrientes q ue han de purificarla,

Loe depósitos part iculares, que calculando el mayor número de cadáveres que en el los se aeostumbrj

hoy II dep osita r, hem os puesto en núm ero de ocho, inm edi ato s al ge ne ral , son de igu al construcciíjne

idóiiticas con dicion es que óstc. Se ha n colocado en el pla no del terr en o pa ra ev ita r e tener qu e subir

independientes uno de otro, faci l i tando su venti lación por ventanas en diagonal .

Teniendo en cuenta que estos depósitos son de pago, que es necesario ponerlos en las debidas condi

clones de ornato y proporcionar a los interesados que vayan a velar un cadáver la mayor comodidiid

posible, se han dividido en dos piezas, una con su c am a de m ármol, donde se colocará el férelio, y

otra con dest ino al vigi lante, que p ara ev itar resp ire en el am biente en que se halla el cadáver, le

observará por medio de un hueco pract icado en el tabique divisorio, cerrado por una luna. A la habi

tación de vigi lancia corresponderá el t imbre eléctrico que comunique con el cadáver. InmediatLis

 a

aqu611it están las piezas destinadas a los módicos y botiquín,

Al tralarso de las salas de autopsias, considerando que, si bien algunas familias miran con repug

nanc ia el que aquélla s se verifiquen en sus individuo s, ha br á otras que no pe nsa rán de igu al modo,

pero st rech az ar án el qu e se lleven a efecto en el mismo sitio en qu e se pra cti ca n la s ' pre ven idas poi

orden judicial , hemos dispuesto una para las que se hagan mediante retribución, y donde puedaü   za

omlialsaniíulos los cadáveres sin originar la molestia que esta operación produce en una casa pür-

Ucular.

lista sala, contigua a los depósitos, es de la misma construcción que aquéllos, y reúne iguales con

diciones de ventilación, desahogo y aseo. La mesa, colocada en el centro, será giratoria e inclir.;i(¡a,

conioi 'me aconsejan los úl t imos ad elanto s de la ciencia, pa ra que la disección p ued a hac erse con la

mayor comodidad, recogiéndose los despojos procedentes de los cuerpos, en unas artesas forradas de

zinc, a las que se pondrá su cubierta anles de ser conducidos en angari l las a la sepultura del cadáver

sobro que se ha operado. Habrá también un lavabo de mármol con su dotación de agua, además de la

que ha ds serv ir par a la l impieza de esta depe nde ncia . A uu extre m o de a sala, y con ent rad a itide

pendien te , hemos dest inado un lugar para que los in teresados puedan presenciar las au topsias .

líl ilopóaito judicial, situado con separación absoluta de los demás, tiene capacidad suficiente para

que se puedan expone?- ocho cadáveres, que serán examinados por el público a través de unos basi i -

dorea de cristales; Las mesas de este depósito t ienen una disposición especial , hal lándose más al tns,

las de hi segunda fila, a fin de que se distingan perfectamente los rostros. Construidas de igual clase

que las del depósito gener al , te ndr án todo alrededo r de su cubier ta un ba que tón resal ta do en el mismo

mármol, con objeto de que no rebase el agua que constantemente estará refrescando el cadáver,

cay end o sobre la pa rte posterior de la cabeza a ñn de retra sa r la descomposición todo el t iempo posible-

El cadáver se colocará desnudo, excepto la parte media del cuerpo, y sus ropas penderán a cierta

a l tura encima de cada mesa .

Inmediata al depósito referido está la sala de autopsias judiciales en análoga disposición que lay^

descripta para los part iculares, con si t io conveniente en que el Juzgado presencie la operación. Hay nn^

pequ eña sala p ara el jue z y facultat ivo, y hemos con siderad o nece saria o tra de anális is químicos,

puesto que esto forma par te de la autop sia en los casos de enve nen am iento , co ntrib uye ndo ademíis en

muchas ocasiones a esclai 'ccer los hechos y faci l i tar la acción de la just icia.

El almacén de utensi l ios está anejo a este gru po d e depe nden cias, habién dolo c olocado en este sitio

por su prox im idad a el las, y em pleán dose en la conatrueeión ladri l lo en sus fáb rica s y hierr o en sns

apoyos in termedios y armaduras; t i ene so en t rada por e l camino de Ronda y queda independien te po t

completo de todo lo que se refiere al Depósito judicial .

Al establecer las varias clases de sepulturas que se nos han prescri to, hemos tratado de hacerlo dí

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\ñ  manera mas razo nab le y diferenc iando un as de otras, no sólo poi" su imp ortanc ia sino tamb ién por

Ln posición rela t iva . Cinco me tros más elevad o que el piano de las cons trucc iones que acab am os de

¡iescribir se encuen tra e de la Capil la, que es a su vez el de las fosas de can da d y sepultu ras l lam ada s

ene) progra ma de 4." clase. Otros cinco sobre éste se elev a el nivel de las sep ultur as do 9." clase y

Uiiteocefi de 2.°; cinco más el de panteones de 1." clase, y otros cinco, o sean veinte sobre el plano do

Ingreso, loa si t ios dest inados a sepulturas de hombrea célebres,

I'I punto culmin ante de la Necrópolis ha sido el terreno dest in ado a sepultar los i 'estos de aquellos

li

 ,:i.

  .res que la patria t iene obligación de conservar;  y  a los que debe rendir, por su celebridad y por

|., .-. jjrFÍcios que durante su vida la prestaron, público testimonio de su gratitud.

Como se ve, este ai t io se hal la separado de las demás sepulturas, ocupando un lugar de prererencia

i;[itre ellas, porq ue si cu and o exis tía n su genio y sus talentos hicie rúnle s ele va rse sobro sus iionciuda-

[liiiios, natu ral es, que en la mo i'ada del etern o desca nso domin en tambió n a los que ta vez en este

[iminlo fueron sus discíp ulos y adm ira do re s. No los hemos i'eLinido en un pante ón , por qu e sob re qu ita r

pa l ibertad que el art ista de be tener al car acte riza r en cada monum ento las prenda s que ado rnar on al

hombre que encierra , no es justo tampoco coleccionar, después de mue rtos, en un a especie de museo a

aquellos de euyos cerebro s q uizá bro tar an en v ida ideas enter am ente opuestas; pero sí los hem os

^grii |jado para que el visi ta nte dist ing a a prim era vista el si tio a que debe dirig irse y para evita r el

fcue, lüseminados en dist intos punto s del ceme nterio, qu ed ara obscurecido a veces el sencil lo y el o-

Ueiite mausoleo del sab io por la fastuos a ostentació n del rico ca pita list a, siendo ve nc id a ha sta en la

(tumba la aristocracia de la ciencia por la de la cuna y el dinero.

Como quiera que por lo regular no andan hermanadas la sabiduría y la riqueza y son frecuentes los

ijasos de que hom bres que han prestad o servicios señalados a l país fallezcan en la indig enc ia, y av eces

ia .  caridad de sus deudos aea la que costee su traslación a la úl t ima morada, creyendo que la Patria

'"está en el deber de prop orcio narles honr osa sep ulta ra, ínterin se busc an los m edios d e eri girl es un

panieón definitivo, hemos creído de necesidad colocar en el centro del sitio destinado a hombres céle

bres uíi monum ento con su cripta . De forma circu lar, elevado del suelo por una peq ueña gr ad erí a, está

Jdecorado exteriorracnte por pi lastras y estatuas emblemáticas, y en su interior, por pinturas alusivas,

rematado por un hemisferio donde asienta la figura de España, a cuya gloria contribuyó el genio de

aquellos varones.

Un campo de sep ultur as al des cub ierto , para colocar pante ones sob re el las, exis te alrede dor del

üonumento, y su perímetro está cerrado por un elegante pórt ico dest inado a panteones cubiertos. Es

nay de notar la forma que, aprovechando la del terreno, hemos dado a éstos y los demás panteones de

fia Necrópolis que se hallan bajo los pórt icos. Si tuado el monumento en los intercolumnios de aquéllos,

couiu puede juzgarse por los planos, resguardado de las inclemencias del t iempo, y permit iendo a la

vez la libre circu lación de las c om itiva s por la d ivisión que se ha esta blec ido de paso y sitio de

nausolcos, a semejanza de ló dispuesto en el famoso cementerio de Pisa y en los de Genova y líoüía,

las criptas en el de que ae tra ta, t ienen su entr ada por el mur o de contención del terrap lén, esta ndo

porailadas en el mism o terren o pa ra reve st irlas después con las fábricas qu e cada cual el i ja. Las de

pombres célebres contendrán los restos de uno sólo, y el mausoleo estará en la arcada correspondiente

1 plomo.

Esta forma recuerda los hipogeos que todos los pueblos antiguos usaron: es económica, porque apro-

[fecha los desniveles de la localidad, y tiene la ventaja de que la agrupación de todas las criptas for-

Da

 el muro de contención pa ra p asa r de un plano a otro, sirviend o de ba sam ento al pórt ico supei 'ior,

I

  par que al mo num ento corres pon diente ; es higiénic a, p orqu e sat isface las condicion es de veii t i la-

Nn mejor que otra alguna, y está alumbrada por la entrada; y, por úl t imo, se presta a que cada uno,

neutro de las dimensiones que se le pre scr iban , le decore seg ún su gusto y fort una .

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Cinco metros Jnás bajo qae este plano, como ya hemos indicado, está el destinado a panteones

ptlmcra clase. Dos divis iones podemos hacer de éstos; panteones tajo los pórticos con cripta en li ipo. '

geo y entr ada por el plano inferior , y pan teones al d escub ierto. E na no s y otros ha y localidad para en.

cerrar ocho cadáveres de una misma familia y los residuos sucesivos de eada cinco años. Los pói-ticoi

tienen menos imp ortan cia quel os descritos para hom bres cólebres , y más que los ocupados por los pan.

teones de segunda clase. Estos y las sepulturas de tercera, se han establecido en el plano de la inme.

liiiitu curva de nivel, cinco metros más bajo que el anterior. Los panteones de segunda clase, en miii.

loga disposición qoe los de primera, difieren de ellos en que todos están colocados dentro de los pór

ticos y en los dos hemiciclos que terminan las rampas de entrada a este plano; son más sencillos en s i

decuriicii 'ni , y sólo permiten encerrar cuatro cadáveres y los residuos posteriores .

lüii todos los panteones de que queda hecha mención, podrá verificarse el sepelio bien en la tierra

o en las porcües laterales , sujetándose s iempre a las condiciones estéticas , higiénicas y administratives

que el reglam ento especial de a Necrópolis dete rmin e para ca da uno de ellos .

La s sep ult ura s de terce ra ciase "forman los braz os de la cru z, y son fosas d e nu ev e pies de largo

por tres do ancho; entre las manzanas de éstas , y en la proporción que la

  Estadística de mortaíidai

nos lia (ie ten nin ad o, cstíin las lla m ad as de inoc entes , de pa go , que mid en seis pies de larg o por doi

y modiu ile ancho, Todas ellas irán vestidas de citara de ladril lo de medio pie, y en algunas de más |

espesor, sejr iln la cali dad del terren o lo exig iere. Se ha dado a estas fosas má s lo ngitu d que la real-

mente iici;e."aria, con objeto de que, a semejanza do lo que se practica en algunos cementerios di.-¡ es '

Iranjero, pueda colocarse a su cabeza un pequeño columbario destinado a conservar las cenizas délas

inhum acione s quin que nale s en aquellos que adq uie ran perp etuid ad, s iendo trasl ad ad as al osario las

encer radas en las temporales , pusadoa c inco años s in renovación .

Las sepulturas do cuarta clase, con igual dis tinción de adultos y de inoeentee, perpetuas y tempo

rale s, so han esta ble cido en el plano inferio r sig uie nte . Miden las prim era s ocho pies de largo por trc;

de ancho, y las acgundas varían de dimensiones, s iendo las mayores de cinco pies de largo por dos I

y medio de ancho. Van revestidas de ladril lo, lo mismo que las anteriores . Un bosqaecillo de r í i^e

tación perfila las formas de la cruz y separa estas últ imas sepulturas de las l lamadas de caridad.

Es la vez primera que se intenta borrar en nuestros camposantos la desigualdad que hasta la muerte

pesa sobre las clases inferiores de la sociedad. El pobre, que no por serlo I iabrá dejado de ser úti l

 a la I

patr ia , y que har tas decepciones tendrá suf r idas ar ras t ra ndo u na v ida de pena l idad es , l levará  el  |

consitelo de ser depo sitado en una tum ba, d onde su fam ilia pued a arrod illar se y rog ar por su alma.

No se verá el repugnante espectácir lo que hoy se da en los cementerios generales , de lanzarlos a

 un

  |

hoyo, bajo unas cuantas paletadas de t ierra, presenciando a veces el padre como es hollado el eucrp

de su hijo, que queda en disposición quizá de que la l luvia del s iguiente día deje al descubierto   sn I

desfigurado rostro. Est a nec esida d, hac ía m ucho tiem po qu e se dejaba sentir , y tenem os un placer

inmenuo al pode rla l len ar en nue stro proy ecto, como carif ioso recuerd o que debe tr ib uta rse al que,

lleno en el mundo de privaciones y sujeto a un trabajo penoso y asiduo, supo fabricar con sus eniiU'

rec ida s ma nos los objetos qne , s irvién dono s de recre o, adm iram os por su he rm osura , la br ar nuestros |

campos , a l imentar nues t ra indus t r ia y cons t ru i r nues t ras habi tac iones .

Las fosas destinadas a este objeto, miden también ocho pies de largo por tres de ancho; son capa- [

ees pava cuatro cuerpos, con separación de un pie entre uno y otro; los sexos están separados acá

lado ,

  y entr e sus m anz an as las ha y de dicad as a inocentes , en proporción al núm ero de cad a clase, asi |

de pago como de car idad.

La profundidad de todas las sepulturas , se ha calculado de este modo: dos pies para ser ocupados

. por la caja;  un  pie de separació n entre uno y otro ca dá ve r en las destin ad as a vario s cuerpos, no pn- j

dien do nu nca exc ed er estos de cua tro; y seis pies desde la parte su perio r de la últ i ma caja hasta I

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supei'ñcie del tei'reiio, que es la que los mejores autores ftconsejaii ser la conveniente para que el ca-

dSveí' se consum a pró xim am ent e a los cua tro «ños de su en terra m ient o

En la par te pos ter ior del ter reno , o sea en la próxima a l ar royo de la Media legaa , se Im colocado

I

  el osario o ultra cem en teiio , que lia dé recib ir las últ im as ceniza s de nue stra ma sa corpórea ; no pre

senta el aspecto de los que exis te n en los cem enterio s acta ale s , s ino qiie es un exten so camp o con un

deulive de ocbo metros, próximamente, hacia el arroyo, alrededor del cual se forma ana calle que es

continuación del paseo interior de l íonda y algunas otras transversales , todas las que se InirAn en

terraplén a su nivel correspondiente, según se indica en los perfiles .

  151

  rem ane nte entre las calles se

irá rellenando con las moridas suces ivas. En el centro del osario está el depósito de agu a par a el Bor-

viuio de la Necrópolis.

Los paseos interiores de ésta se l ian dividido en calles de primero, segundo y tercer orden, nl;on-

I

  dieii i io a la clasif icación y condiciones establecidas en el programa; los primeros miden lü metros, cru-

I mn la Necrópolis en todos sentid os y s irven p ar a ol trán sito de los carruaje s; los segu ndo s, que s irven

I  para unir los ant erio res , t ienen el anch o de ocho me tros, espacio suficiente para que pued an circ ula r

las comitivas, y los tercer os, mid en 0 '84 m etros, y son los pasos que sopa ran una sep ultu ra de

letra.

Se ha dispuesto que los coches f i inebres y de aeom paflam iento p ueda n pen etrar en el cem enterio y

l- j icceder la altura de 10 metros por medio de espaciiosas y suaves rampns, cuyas pendientes no pasan

del ü '450 por 100, p ar a que aqué llos l legu en has ta el pie de la s e sca lera s qu e salv an el de snivel del

Milano de panteon es de prim era clase, desde do nde el cad áve r será conduciilo por los sep ultur eros,

habiendo creído inútil que lle ga ran hasta los otros dos planos más eleva dos, porque se hub iera des-

Iperdie iado muc ho ter reno pa ra e l desar ro l lo de ram pa s . Todo e l t rayec to que pueden recor re r los

car ruajes es tá empedrado de Macadam, con su cor respondiente bombeo y pendiente , para que las aguas

puedan correr a los lados hasta encontrar los sumideros que se establecerán en los puntos con^enien-

| tes,

  y que concurr i rán Lodos a su vez a la a lcantar i l la genera l .

Esta diaposición permite establecer, s i fuere necesario, un s is tema de vías férreas que facili tara la

¡cüinunicaeión y servició interior de la Necrópolis , adoptándose entonces unas pequeñas barras-carriles ,

aií tema Loubut, sobre las que fueran rod and o, empujado s a m ano por los mismoa sepulturei 'os , unos

¡carr i tos de dimens iones ad ecua das p ara conducir los cadá vere s desde la capi l la has ta la m anza na

Idonde hubieren de ser sepul tados . Las ca l les tendrán sus nombres y las manzanas se d is t inguirán por

[medio de unas p i las t ras de p iedra b lanca , donde se inscr ib i rá e l nombre de la ca l le y número cor res -

¡pondiente a la manzana.

A los costados del osario, y apro vec han do la parte de terre no ati l iza ble , ae encu entra n los s it ios

iestinados para enterramiento de los no católicos. El establecimiento de cementerios en esta forma

tuvo lugar en Jos s iglos XVI y XVII en Alemania e Inglaterra, a consecuencia de las leyes que aque-

jl loa Gobiernos dictaron contra los católicos, obligándoles a enterrar sus cadáveres en los camposantos

Iprotestantes . Las protestas de los católieos que no emigraran a consecuencia de las proscripciones que

sofrían, dieron lug ar a la creación de los cem enter ios mix tos, que n ue stra s leyes orde naro n tam bié n

|hace bas tan tes años , como anter iormente hemos indicado.

En nuestro proye cto, uno de ellos se dedica a cemen terio de la comunión c ris tian a, pero no católi-

Es,

 y el otro a las diferentes religiones o sectas . Ambos tienen sus vías de com unicae ión, de ios mís-

jmos anchos que las de la parte católica, a excepción de las sepulturas de caridad, habiéndose suprimi-

So todo género de ediñca eion es, po rque no creem os que el A yunt am iento sea quien deb a erigir l as , s ino

[las confesiones que hay an de tener all í a u ' lu ga r de sepu ltura s .

En la parte posterior de la Capilla y en los pórticos que unen ésta con los destinados a panteones

Je tercera clase, hem os estab lecido un a especie de colum bario s con pequeñ os nichos, cuyo destino CB

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recibir los haesog de aqueüoa individuos que sus familias prefieran colocar aquí, después de halier '

estado un quinquenio, por lo menos, en sepultura, en vez de renovar ésta. Sus dimensiones son pie   j

medio de frente por dos de pi 'ofundidaci, puesto que irán encerrados en cajas proporcionadas al volu

men que ocupa n los huesos , cu ya longi tad má xim a será la de fémur .

A tino y otro lado de los pórticos, y pasa das las sepu ltur as, hay dos pequ eños cam pos triangulares,

dispuestos el uno para ente rram ien to de ac|ue31os ca dáv ere s que puedan estar sujetos a los recotiod-

mientos . jad íeialos que condu zcan ae scl are eer las inveat íga cione sde la jus t ic ia , y su s imétr ico al de los

Ind ividuos que hayan dejado do exis t i r en cumplimiento de pena impues ta por los Tr ibunales .

Un paseo de ron da de 12 me tros de ancho que c irc un da el p erím stro de la Necrópolis y cemente.

rioH ngrefíados facilita su completa vifíilancia, pa ra lo cual se han situad o, co nve nien tem ente , varias

casillas destinaihia a  fíuardua,  como puede observarse en l&s planos. El cercado está constituido por

una ver ja  un  la parto de en tra da , y por un m uro de cerra mie nto y contención de tie rra s en el restn de

la línea exteri or. Se lia proy ecta do de verja el prim ero porque cie rra la p art e m as baja, donde están

situadas las dependencias que ea necesario ventilar; y es de fábrica de ladrillo el muro, porque aprove-

chíutrlo los desniveles de la carretera y terrenos contiguos, y dando la coincidencí;i deque una y cjtvoi

forman un alto en la parte inmediata a la Necrópolis, teniendo un mismo nivel a los extremos de i'sia,

se rab aja rá la ca rret era ha- ta ve nir de nivel ent re los dos pun tos indica dos y el mu ro de cerramiiuto,

que por ol intecior tendrá sólo una albardilla de 1'50 metros; puesto que la altura del terreno excede»

la d« nluera, presentará al exterior resistencia más que suficiente para impedir el fácil asalto, no

 ahí-

eiondo ninfí^n obstáculo a la libre circulación del aire.

Pre par ada s las cal les in ter iores dol cementer io pa ra el movimiento de t ranvías , pue de es tablecerse

 un

servicio de ósios para la exclusiva conducoión de los cadáveres, desde la estación que al efecto se ctnis-

t rny a has ta el luga r donde hay a de dárseles sepul tura. No determin amo s aque l la , n i presentam'is  EI

estudio y trazado de vía, porque sobro considerarlo muy accesorio con relación al proyecto, de nada

serviría su estudio sin tener en cuenta las concesiones particulares que haya hecho el líxcmo. Ayunta

miento para aquella zona, entre las que de momento recordamos una hasta la Venta del Espíritu San

to y vtn tra nv ía de contorno de Madrid ; em presa s que desde luego estab lece rán ram ales hastn la

Necróp olis , facilitando las comunicncione a, sin que h ay a de a tend erse al pa go de peaje y derechos ad

qui rido s, que hab ría de satisfacerse y respe tarse segiin la jui ' ispr uden cia seg uida en el caso de que d

Ay unta mie nto se ap rop iara el mismo tra ye cto . Creem os, mu y en su lu ga r, esta observa ción , dejiiido

preparada nues tra planta para aquel la neces idad o para la conducción en carruajes , como actualmente

se verifica.

Después de haber indicado en cada uno de los edificios ya descriptos las condiciones y materiales  ^

que en su construcción han de emplearse, réstanos sólo decir, qite para la totalidad de los pórticos, elegi

mos la piedra berroqueña en el solado; piedra blanca de Novelda y calizas de Campaspero para las

colum nas, arcos e Impostas; ma dera s de Cuenc a teñid as pa ra las arm adu ras , y piz arr a pa ra las cubier

t a s ;

  elementos de cons trucción que cons ideramos los más sól idos y caracter izados para el objeto a  que

se dedica n; cimientos del ped erna l que se enc uen tra en aqu ella s est ratiñ eac ion es de te rren os; basa

mentos y bóvedas de fábr ica de ladr i l lo y demás que dejamos apuntadas .

Plantaciones.

Lo8 árbo les, en los cem enterio s, no son única me nte un a tradici ón p oética , s ino que responden a Is

cuestión de salubridad; desecan el suelo y absorben el agua, haciendo el ofi- iio de tubos de saneamien

to ver t icales . Algunas plantaciones acompañan las tumbas colocadas al a i re l ibre y son tes t imonio á*

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niadüsa solicitud. Antigua costumbre noa hace depositar coronas sobre el sepalcro de seres queridos,

tonviniendo, por Jo tanto , que e¡ mon umen to parezca esperar los y ped ir los . Los vege tales plan tados

ijor la mano del bijo, del esposo, del hermano, sobre la tamba del pobre, son tan elocuentes comosnií-

liiLisftS con strucc ione s. Los árb ole s ve rde s, resinoso s, conv ien en p ar tic ula r men te al ca rá ct er de los t;e-

aaiiteiioB y presentan muchas ventajas. Estos árboles tienen la propiedad de producir más ozono que

los otros, y el aira ozonado quema con actividad las materias orffánicas que tietie en disolución y sus-

pe lisió II .

Tsüiendo presentes estas razones, y señalado en los planos el s itio de las plantaciones, tenemos

iluií^amente que decir, que los Arboles que en nuestro concepto deben plantarse, son: el ciprés, el tojo,

los abetos y pina bete s y otras coniferas de ve rdu ra ta mb ién con stante . El ciprés fué ent re loa g rieg os

romanos s ímbolo tán eb re que aconipai laba a las tumb as . Horacio , le c i ta rel i r iéndose a Pós tumu s;

/jrKilio, le menciona a propósito de los funerales de Polidoro. Entonces, como ahora, el ciprés era el

¡trbrtl fúnebre por ex ce len cia , y en Rom a como on Gr eci a y en Or ien te, ese árb ol fué el ser q ue pa rc-

tia vt'lar por los muertos, elevando al Cielo las oraciones de loa vivos.

Debe considerarse como un eontraaentido la introducción en los cementerios de árboles de hoja; ca-

liicii y de verde alegre y arbustos de flor; en una palabra, todas aquellas plantas que recuerdan al cs-

bíi'itu ideas con trar ias a los sentim iento s que debe insp irar la vista de las tu m ba s. •

La faja de vegetación será en nuestro proyecto de arbustos de corta talla on la parte de donde sopla

h

  viento N. E, , y de oipreses apiñados que destruyan con sus raices los efectos de las aguas saturadas

pe materias orgá nica s que bañ en su p ie y estab lezc an, por decirlo asi, una b ar rer a entro la ciud ad de

Sos vivos y la de los muertos por la parte de Madrid. Las salas mortuorias, depósitos y viviendas de dc-

penclieiites y gu ar da s, están todas rode ad as de ja rdi ne s, pa ra que el aire que respir en sus ha bit an tes

lea todo lo más purificado posible,

Eu un país meridional como el nuestro, tiene justificación el colocar en algún punto del mismo

bosq;iGcillo, árboles de buena copa que puedan esparcir por sus flores aromas agradables, como sucede

cmi 1:Í acacia de flor, el paraíso y otras pla ntas que no hem os creido con ven iente situ ar a los lados de

Jila i;;Llles principales, puesto que está ya previsto en el proyecto que el visitante quede preservado del

Bol y de las lluvias, s in nece sidad de ore ar obstác ulos q ue im pida n la libre circulac ión del aire, coiisej '-

ran'iü sólo par a las pla nta cion es de l perím etro las diferen tes coniferas que he mos cit ado , a gr eg an do

. cedro íel Líba no, el de Oda ra y e de Vir gin ia, que con tant a rapidcK y ranjestnosidad veg eta en

[laestras Konas. El evonybus, el lauro cei'asijs, el aligustre del Japón y el boj, son todas plantas de on

prde serio, que pueden servir para formar y recortar algunos perfiles en la línea exterioi ' de las

nanzanaa que con stituy en las sepu ltura s, y los situado s entr e las lineas de árboles p ar a pres ent ar

ferraduras y matar el aspecto árido que ofrecería el suelo sin vegetación alguna.

Nuda decimos de las plantaciones en las turabas , pues to que habiendo de pasar a par t ieularcB,

Isto será objeto del regl am ent o especial de la Nec rópolis , adv irtie ndo q ue óstas deb erá n re un ir c iert as

Jondiciones, pues que se sabe por experiencia que sus raices, extendiéndose bajo el suelo, destruyen

as construcciones que rode an las tum ba s, las ra ma s dificultan e paso en tre las mismas, y otras veces,

novidas por los vientos, caus/in perjuicios en las tambas inmediatas.

Saneamiento.

Aunque se ha prep arado el proyecto para que sat is faga tod as las condiciones higiénicas , co mo qu iera

Sue la escasez del tiemp o y medios ma teri ales nos han im pedido pra ctic ar los reconoc imien tos que

lubiéramoE deseado para enterarnos de la formación geológica del terreno, queremos apuntar ligera-

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- - ^ ; i r : . a . T^ - •

- S á

mente la necesidad qne en nuestro concepto existe del drenaje, puesto que ha de elegirse para laj

¡nliutnacionee un a t ierra profun da, y quizá su fondo no repose sobre t ierra m ovib le para que los líquidos

puedan InflltrarBe y los gases pútridos resultantes de la descomposición no se esparzan poi- la atmósfera,

CircuTidado de arroyos el terreno, y construidas pequeñas barriadas en el Abroñigal y en la falda

de aqu ella s vertient es, merece algú n in terés esta cuestión pa ra prev eni r casos 'como los ocurridos ei¡

1840 y fíiJ6 con las aguas de los pozos de Menilmontant, alteradas por las filtraciones del ceraenn•rio

del Pcre-Lachalsc , y los que Mr. Jales Lefor t l ia somet ido úl t imamente a l estadio de la Academia

 de

Medicina sobre el agua potable de los pozos de Saint Dízier en el Allier . Muchos autores han tr i l lado

este punto y entre ellos merecen especial mención Orfila y Mr. Tardieu.

IGI dre na je, s iste ma do san ea m ien to de los ter ren os , ejec utad o por me dio de tab os cilmdrico.-i ¡le

barr o colocado s en el fondo de zan jas a bie rta s al efecto, t iene por objeto princi pal da r salida ;i U-

ag ua s esta nca das por falta do per m eab ilida d de l suelo o del subs uelo. La poros idad que se estaMece

en los terren os con esta opera ción da acces o por la superficie a l aire , facil i tan do la oxigenación del

siieio; pero con la aplicación de este método debe considerarse qne la aereaeión del mismo se efcctiáa

aun mAs poderosam ente por medio de los conductos subte r ráneo s que se establezca n en l íneas de tubos.

qne hasta pueden dir igirse algunas veces por debajo de las sepulturas que contengan los restos di; los

mu erto s. Desda el mo me nto en qae los tubos cesen de eon dac ir las ag ua s exc ede ntes de suelo, se lie-

nfin de aire, estableciendo asi un verdadero sistema vascular para la oxigenación del terreno, que i-oiis-

t i tuye seguramente el medio más eficaz de proporcionar uno de los elementos indispensables para la

descomposición de las mater ias orgánicas y e l preciso para su oxidación.

Es pues, evide nte, que el d rena je, dand o salid a al exc eso de a gu a con ten ida en el suelo , cuerpo

que retarda las reacciones químicas que deben operarse dentro de él y saturándolo de aire atmosférico,

contribuye muy cflcazmcnte a la descomposición más rápida posible de los cadáveres, consiguiéüilose

este resu ltado con tan ta m ay or pro ntitud cua nto miís acces ible sea el te rren o al paso del oxígeno liel

a i r e ;  este eleme nto re sue lve las m ate rias org áni cas que con sti tuy en los tejidos, en ag ua y ácido car

bón ico, ái paso que con los dem ás ele me ntos, nitróg eno , hidróg eno y fósforo de los mismo s tejidos

 se

forman tam bién am oniaco , ácid o suir id rico e hidróg eno fosforado, compu estos qu e a su vez poiirán

irse de str uy en do por la acción del mismo oxígen o del aire. Hcsoltarlo de todo esto, es el mejorar Ins

condiciones higiénicas de los alrededores de estos centros de putrefacción, evitando su perniciosa i i i -

f luencir t en la salud púb lica. Y como ha ya de tende rse a este objeto por todos los medios posibles, ha

de considerarse que el drenaje profundo, a pesar del coste de su establecimiento, es una operación im

por t an t í s ima que debe adop ta r se .

Siendo el objeto principal del drenaje en este caso, el acarrear dentro del suelo la mayor mas.- , po

sible de a ire , han de ad op tars e tubo s de O'IO a O'15 m etros de diám etro y colocarlos a la ma yor pro-

l 'mididad posible, a f in de qne el oxígeno obre sobre una capa grande de t ierra.

La alcantari l la que rodea el cementerio, puede hacer el oficio de foso colector y agentes quiniicoi,

pre pa rad os con ven iente me nte pu eden crista liza r los l íquidos que arrojen los tubos y n eutra lizar siia

efectos.

Abastecimiento de aguas.

Situada la Necrópolis en el término de VicAivaro y en,un lagar donde las aguas no se presentan

 en

abu nda ncia s ino a grand es profundida des, es evidente que hay q ae apelar a condi ic i r las del s it io donde

se enc uen tren , lo más altas posible y lo más ce rca del em plaz am iento de la mis ma . De los dist intos pnnloa

que para el objeto puede n e legi rse, ni ng uno reú ne las condiciones que el Canal del Lozoya, no sólo

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por lii clase de ellas, sino por la eifcun stan cia de estar distr ib uida s y encaÜ Adas l iasta la plaza de \&

Independencia, desde cuyo punto, por la carretera de Anigón y camino de Vicil lvaro qiic de aquéll i i

arranca, pasada la Venta del Espíri tu Santo, puede l levarse hasta la Necrópolis la necesai ' ia para ésta,

por medio de u ua tub ería de bierro fundido , q ue a la vez que conduzc a la dotación de aqué lla, l leve

consigo también la suficiente para las necesidades de la parte del término de Madrid que existe desde

' donde termin a el Ens an che has ta el f inal del término m unicip al del mism o. No desconocemos qu e una

FCK  establecida la ace quia de r iego de riv ad a del Canal del Lozoya que ha de desag ua r en c arr oy o

Abroiiigal, sei ' ía fácil con duc ir des de ella a la Necrópolis la cantid ad que se nece sitara ; pero esto l lev aría

consigo la pérd ida de carg a y la rep ug na nc ia cons ígaiente de tener q ue be ber d e un can al de r iego,

' que por esm erad a que fuese su policía, no po dría evita rse el que se arro jara n en su tray ect o cuerpo s

extrí if los, que si bien no pei ' judicarían a las t ierras, favoreceiían poco la pureza de las aguas.

Por estas razones y otras muchas que podrían exponerse, nos decidimos a l levar el agua a la

Necrópolis por medio de una tubería de hierro, a f in de conservar el l íquido en las mejores cündicionoa

y evitar en lo posible a m ay or pé rdi da de ca rga .

Expuestas estas consideraciones, es preciso determinar la cant idad que para las dependencias y

operaciones necesarias en la Necrópolis debe suministrarse, sin que a ello concurran el despilfarro ni

la escasez; y au nqu e ei pro gra ma no f ija de una m ane ra c oncre ta la d ota ció n'q ue l ia de co ndu cirse ,

necesario es, por lo menos, y sin que esto consti tuya base deíinit iva, analizar algunas necesidades de la

población que all í ha de residir y de las exigencias de los jardines, paseos y oficinas.

Rt personal que hasta hoy se asigna, según el programa, lo forman diez y ocho familias, que son:

la  úfú  capel lán, m édico, secretar io-archivero, conser je , gu ard as y s epul tureros; estas diez y ocho

familias se supone que necesitarán.al año como mínimo 13 metros cúbicos de agua por individuo; y

siendo cad a una de aqué llas, reg al ad a a cinco pe rso nas , nece sita rá el personal todo pa ra sus m ás

¡  precisas atenciones la cantidad do 1.170 metros cúbicos de agua. Como para las necesidades ordinarias

; de 1;Í Necróp olis ha de hab er algú n carj'o o carros con sus c orres pon dien tes cab allería s, y esto no se

asigna en el programa, f i jamos por alto para esta ate- ición una cantidad anual de 284 metros cúbicos.

Pai 'a los ocho depósitos especiales, cada uno con su grifo, regulamos en 440 metros cúbicos de agua

au menor do tació n.

Para el depósito general con 12 grifos, calculamos al año su gasto en 1.280 metros cúbicos.

Para el Depósito judicial , suponemos el consumo en 2.ISO metros cúbicos.

Pai'a el r iego de los jard ines gene rale s y pa rticu lare s eu la ex tensió n de los pante ones y sepultu

ras,  aO.OOO metros cúbicos.

Para el r iego del arbolado y bosquecil los, 12.000 metros cúbicos.

Para el r iego matapolvos en los caiuinos y paseos, suponiendo dos diarios los que no l lueva, y los

I

  qoe-por esta c ir cu ns ta nc ia esto h úm ed o el piso, -íá.OOO m etro s c úb ico s.

Y para c i rcuns tancias im previstas y a um entos de dotación, con alg una s l laves en caaos especíales ,

regulamos al año

  5.000

  metros cúbicos.

Cuyas cantidades pat cíales componen nn total mínimo de metros cúbicos de agua

  al

  a&o

 de 134.080,

equivalentes a 113 reales fontaneros próximamente,

Pero como el sum inistro de ag ua se nece sita diaria m ent e en mu cho s con ceptos , y la alt ura a q ue

I  pQede llegar la del Can al de l Loz oya no es la suficiente p ar a todo s los puntos de 1» Ne cróp olis por d e-

I nvaciün, y ha y qu e tener prese ntes los casos de fuego del Cielo y otros que no pued en prev erse , claro

es, que hay necesida d pa ra a ten der a las altu ras ma yore s de los edificios y torrea, que las agua s se ele-

fenauna altura de 40 metros sobre el nivel del depósito de l legada de la tubería que conduzca las del

Lflnal, Esta elevació n t iene que hace rse por medio de m áq uin as elev atori as, que deb en ser dos para

^segurar e l servicio , y cu ya fuerza en cabal los de vapo r serA la neces ar ia para que ca da má qu ina

3

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pneda elevar en diez horas de trabajo los 367 metros cúbicos que corresponden cada veint icuatro horas

esto es-,  10'19 l i t ros de agu a por sega ndo a 40 met ros de a l ta ra , o sea nna cant idad de t rabajo de 407 C

kilograraetroa por seg and o, eqai ral entes a 5 '43 caballos de vapor, qu e se con vert i rán en 14 efectivos de

loa miamos, para tener en cuenta las pérdidas de fuerza del generador al motor, de éste a las bombas

 y

a otras resistencias de los frotamientos de las válvulas, pistón, codos y rozamiento de tubos. La clase

 de

máquina que nosotros elegiríamos sería: o la rotat iva de acción directa o la de Cornival de simple cfec^

to ,

  y en cuanto a los generadores, nos decidimos por el de Beilevil ie, modelo del año 1875, o por

  1

  de

Cornwal con tubos Gallovay.

El coste del ag ua , segiin la tarif a del reg lam en to del Cana del Lozoy a, ser ia al aSo 9,175 pescitas,

a menos que el Ayuntamiento de Madrid no gestione con el Gobierno alguna rebfija, si bien el Mmiici-

l)Ío podría reintegrarse de esta cantidad con el arrendamiento de aquella a los duetlos de los panteones

y Jardines de las sepul taras .

Alcantar i l las .

Con objeto de recoger las aguas pluviales, las escorrentias de los riegos y las producidas por el te

rreno y servicio de las dependencias de la Necrópolis, hemos proyectado una alcantari l la colectora que

reciba las aguas de todas las procedencias enumeradas antes; y es evidente, que calculada esta se^jeión

mayor, las demAs atarjeas que a aquella concurran, podrán tener solamente las dimensiones nccesí irías

pa ra su l impieza p arc ial . Bajo este pensam iento, hem os supuesto que el núm ero de hec tárea s de turre-

no a que ha de dar salida la alcantarilla colectora es el de 60, y que la boca de desagüe ha de estable-;

cerse en eJ arroyo de la Medialegua, en la curva si tuada a 660 metros sobre el nivel del mar; y comti

 1

ade má s es preciso que e sta alc anta ri l la ñna l se reco rra, l impie y venti le con faci l idad y sin daño de los'

encargados de esta operación, hemos aceptado las dimensiones menores que para la misma se re]jutan

indispensables, y son 0 '70 de ancho (luz) y 1 '70 al tura (luz), con las que puede l impiarse y repararas;

de pie por los operarios, sin necesida d de efec tuar estas operaciones de rodil las o incl in ado s, percibien

do los gases o miasmas nocivos que de el los han de emanar con el t ranscurso del t iempo y con l ; i fi l

t ración por el terreno de los l íquidos producidos por los cadáveres al l í enterrados.

Con las dimensiones ci tadas, y aceptando la pendiente de.20 metros por ki lómetro, o sea 0 '03 por j

me tro que resu lta de los puntos tom ados en el ter ren o, es posible desa gua r sin detenc iones, aun en uiu |

l luv ia que prod ujera u na cap a de agu a de 45 mil ím etros de al ta ra en t in terreno de 106 hectáreas,

 o

sea casi el doble d el que ho y se asigna a la Neerópolia, con cuy a ob ra, no sólo queda n ga rantid üs las

constru cciones , jardin es y enter ram ient os de un aluv ión, si que tam bié n se previe ne el caso de ll iiviü |

torroncialos desconocidas y las arroyadas que en lo futuro puedan ocurrir a aquella por desfigurarse |

el rel ieve do las t ierras contiguas y colindantes a el la y su zona cementerial .

La oor apro bación de lo que lleva m os dicho lo manifie sta la sigu ien te fór m ula y el dibujo de la sec-1

1

ción t ransversa l do a a lca ntar i l la co lec tora que se acom paña, en la esca la de — .

10

Y

-Y

0.0239

N = número de hectáreas de terreno que puede desaguar la sección de la alcantari l la que se pffj

pone .

S = superficie en metros cuad rad os de la sección transv ers al de la alc an tar i l la co lectora.

Y = pendien te de la so lera de la a lcanta r i l la en met ros por k i lómetro .

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Í> = perím etro mojado de la sección trans ve rsa l de la al ca nt ari lla .

Sustitnyendo los datos ya citados y expresados en la sección qae se acompaila, resulta

1.1374

\

J  1.137Í

4.49

X 2 0

0.0-¿39

Efectaando as ope racion es, resulta finalmente pa ra N un valor de 106, que es el núm ero de hectá-

Iveas que la alcantarilla colectora puede desaguar.

El coste del metro corriente de la alcantarilla que se propone es de 70 pesetas,

En los jnrdin illos de entra da, como lug ar de más allnen cia de pers on as, y en algún otro punto del

IbosquecilJo contiguo a la parte del osario, hemos creído oportuno el estableciniicnuo do kioscos dea-

Itiiiailos  A  urin ario s, puesto q ne en u n lugar tan dist ante de pob lado y de la extensión de n ue stra Ne-

lerópulis, deben facili tarse los medios de satislacer aquella necesidad.

Estadística.

De intento hemos dejado pn ra la últim a pa rte de esta Mem oria el ocup arnos de ciatos estadístico s y

I formular, siqu iera sea lig eram ent e, el modo de real izar u n p roy ecto qu e, aun cuu ndo pa rece de exce-

Isivo coste, no lo es si ae considera que paulatinamente ha de irse edificando, contando a veces para los

[nuevos gastos con los rendimientos que la parte construida haya producido.

{ metiendo

 de la b ase de que la m ort alid ad en Madrid es de 15.000 alm as al

  uño,

  y de que son dos

lias Necrópolis que ha n de con stru irse, hemos calcula do el nú m ero suficiente de ent erra m ien tos par a

¡que tenga cabid a en ella , no sólo la mor tan dad de un qu inq uen io, q ue es la cant ida d m ínim a que debo

Ifijarse teniendo prese nte las mo nda s per iódic as, sino Jas que pu diera n ocu rrir du ran te nue ve años en

|el ciiso de que las sep ultu ras no se ren ov ara n.

liemos comparado las diferentes clases de inlmmaeiones que se verifican en loa actuales cemente-

Irlos,

 y deducido la relación e ntre los p árvu los y los adu ltos pa ra las distin tas dime nsion es de sepul-

jliiras;

  y habiendo observado diferencias notables entre el fallecimiento de los niños de los pobres y el

I  personas con más medios de fortuna, se han tenido en cuenta aquéllas para la formación de núes-

I tto cálcu lo.

El número de enteiTamientoa de cada oíase es el señalado en el adjunto cuadro

ESTADO dei numero de enterramientos contenidos en la Necrópol is ,

iPanteones, .

CLISES

1

ISepultnras . '

¡ I d en i . . . .

¡Hem.

I ídem.

1 .

4 . ^

T O T A L E S

138 para 8 cadáves cada uno,

302 pa ra 4 id. id ,

Adultos

Pá rvulos

Adultos

Pá rvulos

De caridad, en cada fosa 4:

, - , , . , , .^ ( A dultos

Ca bid a de cad áv ere s í p¿j..,,ji]og

Enterramientos de cadáveres procedentes de l Depósi to judic ia l .

En Ins cementerios no católicos:

Cabida de enterramientos

T O T A L .

1.104

1.'208

4 .  « 2

1.634

12.060

4.637

23.3-28

12,052

1.836

5.500

67.791

• = ? R ^

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La oonstm cción del cem enter io , a semejaiiza de lo que se ha hecho ea otros países, po dr á verificars;

pault i t ínamente, i iaciéndoso de una vez la explanación general del terreno, el muro de eerramienloy

las df ipendeneias pr incipales, como la Capil la , casa mortaoria , pabellones de administración, etc .

En cua nto a las Toaas y a los pórtico s, en los cua les se ele var ían delicad os m on um ento s de arte, s.

i r ían e jecutando a medida que se faes^i a lqui lando o vendiendo los const ruidos ante r iormente .

Pa ra tacíl i t ar la ejecución comp leta de pens am iento, son var ios loa med ios que el Exc mo . Ayan.

tamie nto pod ría esco gitar . En tre ios que pueden propo nerse, ser ia ano la coneeaión a un a empresa par. i

l icular d ura nte algu nos af los, o la creación de un pape l c uy a renta y amo rtización se pag aría con I051

cAnones abonados por loa arrendatar ios de las sepulturas y por los compradores de las mismas.

Madrid, 17 de af^osto de

  IHll. —Fem ando Arbós.—José Urionte.

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:R:EÍFC:>:RIS/LA

D E L

P R O Y E C T O

  DE

  N E C R Ó P O L I S ,  S ü  E J E C U C I Ó N

ESTUDIOS GOMPLEMEHTARIOS

  D EL

  MFSMO

por

  e[

 Arqui tecto

  D

Francisco García Nava,

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I N T R O D U C C I Ó N

Antes de descr ibii - lo que será la Neerópolis de Madrid y de entrar en los pormenores de   BU  estudio,

E3  preeiea una explicación de la aparición de esta monograf ía .

LoB trabajos de esta índole son, generalmente, un resumen de ona obra ejecutada; y así como el pro

yecto con su Memoria precede a la obra , la Monog raf ía la sigue dand o c uen ta deta l lad a de cómo se

lia llevado a cabo.

Aun má s, en este trabajo apa recen refundidos proy ecto y ob ra ejec utada. Y esto obliga a dar ex pli-

caoión de su aparición en esta fecha y en esta forma.

Lo ae la ra iemoa brevemente .

La índole de la construcción q ue nos ocupa es tal , qu e la realización del proy ecto total no pued e

ni debe quedar terminada el día en que la Necrópolis se abra al servicio público.

Según Be exp lica detenid am ente en la Memoria del i i royecco, este deb e de ir com pletándo se por

con s tracción es per iód icas de diez en diez año s; al re vés d e lo qu e se venia ejecutan do en todos los ce

menter ios antiguos, en los que las necesidades del servicio imponían adiciones de patios agregados por

el s it io que más conv inie ra , qu e menos gas tos ocas ionara o que impon ía la neces idad de l mom ento, s in

iuí;ar a elección.

Este gran cementer io , como todas las Necrópol i s modernas , se i r á comple tando suces ivamente ,

según aconsejen las necesidades y conveniencias que arrojen las futuras estadíst icas; pero estas adi

ciones sucesivas, caerán dentro del plan general bastante amplio en extensión y en previsión, para com

prender y sat isfacer esas conveniencias que oportunamente aparecerán indicadas por las pretereneias

del público-

l ísta pr imera etapa de la construcción no com pleta el ceme nter io: le dota de lo preciso pa ra aten

der al servicio el día de su apertura, prosiguiendo después las construcciones de carácter complemen

tar io en su inter ior , para coronar su monumentalidad o para "prevenir per iódicamente el servicio pú

blico;

  y en su exterior ' , para facilitar sus accesos y  BUS  servicios.

Es ésta , a modo de guía, y se propone que, en el día ya próximo de la inauguración, estén contes-

t i idas cuantas preguntas or igine la contemplación de una obra aparentemente y aun en realidad, pero

necesar iamente, incompleta.

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A N T E C E D E N T E S   D E L   P R O Y E C T O   Y  M O D I F I C A C I Ó N   D E L   M I S M O

La historia de loa proyectos de Necrópolis del Este de Madrid, se remonta al aflo 1H7Í3. La idea Be

I

 debe al Exeuio. Sr. D. José Aba aeal , Alc alde entonces de este Ayunta mie nto, Id ea d ign a de su eleva

da mental idad, de dotar a la Corte de un Cementerio municipal que respondiera cumplidamente a todss

I

 las exigencias del A rte y de la Ciencia y a los deseos del pueblo d e Ma drid.

A un concurso abierto por el Ay unta mie nto, acudieron Arqu itectos con sus c orrespon dientes pro-

lyectos, ent re los que fué elegid o el susc ripto por IX Fer na nd o Arbó s y D, Jo sé Uinoste, proy ecto que

IEG   dispuso para la inmediata eieeación.

tóste fué el proyecto t ipo, alrededor del que empezó a desarrol larse toda la gest ión de que este tra-

' bajo es una reseña.  Y,  aunque inmediatamente a la aceptación de tal proyecto todo so disponía para

I

 diirle realidad, hubo de re tra sar se su ejecuoión y aun de ab and ona rse ésta de mom ento, ante la necesi

dad imperiosa de tener que acudir con urgencia al servicio público con un cementerio de ejecución ra-

I

 pidísima.

E la ño l8 84 s6 empieza con gran de empeño a const ru ir un cementer io provis ional , ll amado de

I

 epidemias, en emplazam iento dist into a unqu e m uy próxim o al dest inad o pa ra la Necróp olis.

Atendida la necesidad circunstancial y siendo bastante extensa la zona dest inada a ese cementerio

[de epidemias, vino éste a convert irse eu cementerio general , para lo que siguió sirviendo hasta hoy

I

  día mediante ampliaciones que duplicaron la primit iva superficie.

En el lapso de estos veint i t rés aüos y ante los inconv enientes y deñcien ciaa de que adolecía el ee-

; nieiitcrio provisional en su or igen , dos veces se plan teó el nue vo estudio de la N ecró polis; dos tante os

B e

  hicieron de acometer su real ización, reformando el primit ivo proyecto, pues siendo éste de excep-

cioaal importancia art íst ica por un lado y habiéndose acrecentado, según las estadíst icas, la población

y la morta l idad considerab lem ente ; p re tendien do ade má s e l Ayun tamiento hacer f ren te con la Necró-

I

 polis del Este al servicio total de ente rram ientos en esta Corte, aquel pro yecto resu ltaba mu y delicien-

te

y el plan general en el mismo propuesto, excesivamente caro, tanto que ambas tentat ivas de adap

tación resultaron infructuosas; teniendo que proceder con entera libertad el año 1907 el Arquitecto de

Cementerios a quien por enca rgo del Ex cm o. Sr. D. Ed uar do Vine enti fué enco me ndado el estudio.

Consérvase del proy ecto prim itivo la disposició n de la pla nta y la modiflción del relie ve del terr eno

que tan acer tada men te es taba es tudiada en aquél ; dent ro d ee sa misma disposic ión de sus grad as ,

calles,

  jardines y si tuación de edificios se amplió el t razado por la adaptación de nuevos terrenos hasta

l ie diez hectáreas más y el complemento de las zonas exteriores l lamadas de defensa; en más de treinta

nuevas hectáreas, aun se rindió tributo a aquél conservando en la forma una galería a modo de propileo

para el acceso, pero se varió el sistema de ente rra mi ento , el aprovec ham iento del te rren o; el sistem a

de construcción, el estilo; se introd ujo la instala ción de nichos y se estudió todo de nu ev o, con nue va

base de cálculo, nuevo cómp uto de dura ción y presupuesto tan dist into, que mien tras el an tiguo pro-

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mfm

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yoiMo edíflcaba la NecrópoÜ B con 8.0G6.000 pe seta s co n la bas e do 7.000 inh um acio nes anuales, la

nueva, más extensa que la .primitiva, t iene un presupuesto general de 10.000.000 y ano especial df

contrata de 8.856,000 pesetas , con una base de inhumación anual de 17.700, s iendo de observar qne  en

el actual se revialcii de ladril lo las sepulturas , cosa que no se hacía en aquel proyecto.

J ,a8 construcc iones que se realizan actualm ente y con las que se dará por ter m ina da la primera

etapa de la Neerópoli?, son:

Modificación de la superficie.

Cerram iuntos de muro y verjas .

Saneainieii to del subsuelo,

formación de ca l les y rampas ,

SarvlcIoB hidráuHcoB.

Hepulturas revestidas en la t ierra.

Nichos en tíalerlas .

(Construcciones arquitectónicas de la entrada del cementerio, consistentes en cinco edificios intloEii

Capilla y pórtico con las cinco puertas de acceso principal de la Necrópolis

El núm ero total de Bepulttiras de que es cap az la Ne crópo lis es la de 81,(í38, con cap ac ida d para

885.000 cad áve res contan do con ente rram iento s perpetuo s y temp orales . El n úm ero de nichos pura

iiilultos 7.^00 y pa ra piíi-vuloB 4,500. La dur aci ón pro bab le de la Nec rópolis, con sid erá nd ola como

sólo aptii piii'H cntcrram icntoa perp etuo s, es de cincue nta año s, pero ten iendo en c uent a que pudiera es

tenderse ia temporalidad a todas las clases , alcanzavUt uim duración de ochenta años.

Descripción del proyecto en el estado definit ivo en que se está realizando.

Aprovechando la Torma cónica del terreno desde antií ;uo destinado y adquirido para Necrópolis

 sf

formó una [l iráinide de cinco gr ad as , calc ulan do que el desm onte preciso pa ra tallar es ta s giLidas

protlujese el terrapliSn necesario para rellenar los barrancos del fondo. La mayor parte de este estudio

es el mejor acie rto de la antig'ua diaposición p lan ea da po r los Arq uite ctos cita dos , y como acierto que

es ,

  faé adoptado ampliándolo convenientemente por el aprovechamiento de terrenos que entonceK que

dab an fuera de traz ado . Hoy suman los terreno s adq airid os 300 fane gas del marc o Ma drid, más ds

iOO hectáreas .

Pa ra formar estas gra da s se hacían preciso muros de contención o de rev estim iento dispuestos

 con

contrafuertes , cutre los cuales se instalan pisos de nichos. Son, pues, es tos muros de contención, gale- ,

r ías de n ichos , las infer iores p ara a dul tos y la s super iores para párvulos .

Rstas galerías s iguen las circunvoluciones que en el trazado acusa una cruz griega en las de adul- ,

los y s(ilü rotondas c ircula res en las de pá rvul os. E ste tra za do , cara cter ís tico de esta N ecrópolis y lí"'

adecuado al terreno, no se acusa lo bastante con las galerías por la mucha amplitud de éstas (488

  me

tros de eje de cruz y 1.976 metros de desarrollo de galería baja), por eso en el primitivo proypotoíf

 I

acusaban estas circunvoluciones de la cruz y de las rotondas altas con un pórtico o paso cubierto  dt i

construcción muy oara y de no menos caro entreteniraicnto. Actualmente se reserva a la iniciaüía

part icu lar el com pletar e sta visu alid ad, pa ra lo cual se disponen las fajas o zonas de pa nteon es, s iguien-1

do estas alineaciones clrculareB y rectas , según los salientes o entrantes del trazado.

Entretanto que los panteones no se construyan puede desde e recinto más alto central , l ibre de obi-

 ]

tácalos contemplarse e l t ranado geométr ico de es tas ro tondas y gradas .

De estas galer ías que da en esta prim era etapa , casi com pleta la pri me ra o inferior , destinada a ni-

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clios de adultos: com pleta la se ro nd a o inter m edia dest ina da a nid ios de párvulos y sólo con muros de

levest imiento la tercera superior de igual dest ino que la antwior.

La unión entre estas galerías, incluso las más al tas, se l iará por medio de rampas suaves que per-

mitán el acceso y la circulación rodada por todas sus cal les circulares y rectas.

Se facilitará, la circulación en el interior de la Necrópolia, de tal suerte, que se pueda entrar y tran

sitar por ella libremente con todo género de locomoción y con toda independencia de las conduccioneB

íüiiebres y de sus acompañamientos, por eso se disponen siete puertas: cinco en los pórticos ilo la pla

zoleta anterior y dos en la p arte posteriur de los muro s laterales. De éstas , las t res agru pad as en el cen

tro del pórt ico, se reserv an p ara Jas conduccionea fúnebres; las dos latera les también del pórt ico pa ra

entrada y sal ida de los que van de visi ta al cementerio, con exelusióa de las otras conducciones de que

se l ia hablado y las puertas de los muros laterales como auxil iares de las anteriores y para días de gran

concurso de gente.

Todos estos accesos y pórt icos quedarán terminados en la actual etapa.

Para la fáei l circulación de peatones y Tebícalos está dispuesta la red de cal les de diversos anchos

qufi acusa la planta; siendo la vía más importante porsu ancho de 30 metros y su desarrollo de 1.770

metros, la de circulación, qae rodea a la segunda meseta. Las cal los intermedias rectas, do unión de

piuiipas y la circular de la tercera meseta, tienen un anclio que varía de 5 á 10 metros y suman una Ion-

iíitiid de 2.680 metros,

Las calles de acceso a los panteones y las de separación de los cuarteles, tienen un ancho de   i'bO  me-

Lros y 8u long itud ex ce de rá de

  8.000

  metros cuando esté completa la Necrópolis, pero en la actualidad

sólo se harán unos 2.000 metros.

V.\

  punto de part ida de las principales cal les, es la plazoleta si tuada en la primera meseta a la que

dan frente los pórtiooá y en la que están emplazados los edificios.

Esta plazoleta antee emen te rio es de jar din es, c err ada con verjas. Sobre el la se al inean en primer

tfiidino los pórticos con sus casas de administración; los depósitos de cadáveres que tienen sus facha

das sobre calles de en tra da y salida de ca rru ajes no fúne bres y en el fondo y sobr e el bordo do la se

gunda meseta, la Capil la del cem enterio , que mare a ya el principio de éste con sus zonas do sep ultu ras,

aliiH'adaa con ella.

f^a superficie dest inada a cal les y jardines, y, por tanto, a zonas de arbolado en el interior del ce-

moii terío es la tercera parte de la total comprendida entre muros.

Ue aquí se deduce la imp ortanc ia gr an de que en este ceme nterio se da a las plantacion es con pre-

I

  ferencia a las construcciones, pues se pretende hacer un cementerio parque dB aspecto y condiciones

diametralmente opuestos a los pat ios cerrados que consti tuían los antiguos cementerios. En consecueu-

I

  cía, con estos principios de salubridad las galerías de nichos ni están en muros aislados, ni tienen tabi

ques sencillos, ni las protegen pasos cubiertos, ni se cierran en patios, sino que están en muros testeros

de la t ierra, son de piedra y ladri l lo, con buenos espesores; forman curvas abiertas de modo que sean

¡

  soldadas y limpias y lavadas por los vientos y las lluvias.

Paralelamente a esta construcción de dentro de muros, se l leva la modificación con transportes de

: t ierras de la zona exte rior de plan tacio nes l lam ada s de defensa, y qu e consti tuy e un a piolo ogación

IdEil parque interio r en 100 me tros de a nc hu ra alre de dor de los mu ros de la Ne cróp olis.

Completa lo descrito, la dotación de agua de la Necrópolis, que es de más de 2.000 metros cúbicos

I  diarios, para el servicio de riegos y para el abastecimiento de los edificios de administración y depó

si tos de cadáveres. La derivación se hace en la acequia de riego del Este, en su cruce con el paseo de

«onda, y t iene una conducción a lo largo de la cal le de Alcalá y carretera de Vicálvaro de tres ki ló

metros. Esta conducción se dis trib uye en depósitos par a el rieg o de zonas bajas, m otor p ara la eleva

ción a zonas al tas y tuberías que se ramifican para todos ios servicios de que se ha hecho méri to.

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. ^ G l

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A m p l i a c i o n e s d e l p r o y e c t o .

Con lo des crito , que da soflalarlo lo pre ciso p ar a ab rir al se rvic io Ja N ecrópo lis, y q ue se prett-nclc.

terminar en esta primera etapa de la construcción; pero aun el proyecto es más amplio en

  BU

 orif^en

y por süCesivaH adícioncH, porque desde el año 1905 viene siendo objeto de las atenciones prefereiitcj

de las personal idades dis t in tas que r ig ieron los asuntos munic ipales .

A su iniciad or, el Excm o. Sr. D. Ed uar do V ince nti , s iguió el Exc mo , Sr. D. Alberto Aguilera, que

r( fllizó BucesivaH gestiones para su realización.

10 Exeirio. Sr. D, Joaquín Sánchez de Toca, dio al proyecto base económica y le colocó en eoiuji.

clones  dü  dcllnit iva ejecu ción; pero la realización de la subasta estab a reserv ad a al Ex cm o. Sr. Con

de de Pofialvor, bajo cu yos ausp icios comenzó la construcc ión, p or hab erse adjudica do el rem ate en as

de diciembre de 1907. a favor del mejor postor D. Fernando Celayeta y Zarrionandia, coo la rehiíjü

del '23 por 100 on el precio tipo total de 8.434.32^'41 pesetas, que sirvió de base para la subasta.

[JOS  sucesivos Alcalde s y Comisionea munic ipale s no rega tearo u su influjo al ad elan to y a la reso

lución do las dif leultadea económicas y vicis itudes porque atravesó esta obra.

E Excmo, Sr . D,  JOB6  I l lancos Eodríguez, quiso aún completar el proyecto y extenderlo, regula-

1'ÍKii.ndo

  Hu unión con la urbe. Por  61  luí s ido prom ovido en moción qu e pres entó al Excm o, Ayunia.

niioiitn, y i"u6 tomada en consideración en sesión de IG de dicieuibre de 1910, el estudio de panteón mo-

numentii l de hombres cfilebres , para el centro y cúspide de U Necrópolis , y de su t iempo son loa   vm -

dios complementar ios del proyecto genera l .

Por varias razones no se había asociada la idea de panteón para personalidades i lustres a la f imr;-

rnl del proy ecto ; el cr iterio que impo nía aquella sup resión era muy dis tinto de los expuestos poi ' el

últ im o de los citados Alc aldes. Correspon diendo, pues, al requ erim iento y au n a la disposición dd

m lamo, se proy ectó el edif icio m onu me ntal de 30 metro s de diáme tro en su pla nta circ ular y 30 metros

de a l tura has ta cer rar su cúpula . La forma, d imens iones , carácter , d is t r ibución y accesos , son

 IKIO-

cuado s al s i t io en que se hub iera de insttUar, y su masa y proporcio nes correspo nden a la exten

sión do la pirámide de gradas que hubiera de coroníu ' .

Se dis tr ibuye en su interior en galería para instalar mausoleos de todas dimensiones; nichos bajos

para en ter ramientos d i rec tos , no de t ras lado , y n ichos a l tos o c inerar ios para t ras lados . Es capaz  en

las tres clases descritas de 250 sepelios .

Sus materiales son la piedra, los mármoles y esmaltes al exterior; el hierro, cemento y ladril lo   e)i

su constitución i nte rna , y los mármo les , bro nces y mosaicos al interior; y su impo rte a sciende a pese-

las 1.015.780'16.

En tre loa demás estudios com plem entario s , so bresalen el de horno de incineración de cadáv eres , que

ae eatnblocerA con acceso directo a la carretera de Vicáivaro, y con su columbario para la coloeaüión

de vasos cinerarios . Este proyecto, que ya con anterioridad estaba formado, según estudios del Avqui-

tocto 1). Pedro D omínguez Ay erd i, fuó incorporado al proye cto genera l de Necrópolis a petición deis

Comis ión U." , y por acuerdo del Excmo, Ayuntamiento de

  '20

  de jun io de 1913 y san cio nad o poris

Junta municipal en 7 de julio s iguiente, s iendo au importe de 105 Oll 'OG pesetas . El s is tema de

 liiciiif-

rjKjión es e de gas pobre, sistema seguido en varias capitales europeas, y especialmente en las Keciú-

polia que por su situación no permiten el uso del gas del alumbrado ni el de la energía eléctrica, sisteman

muy caros en In ac tual idad.

Siguen los proyectos de unión de la Necrópolis con el casco de la población en dos vías

  distiníaf-

que separen las conducciones, también dis tintas , que a la Necrópolis han de anuir: la de cadáveres  v

sus acompañamieatos , y la de personas que so lo vayan a v is i tar e l cementer io .

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Para ía pr im era, se reserva la cal le de O'Donnel l, cony enientem ente proíoiigada en l ínea rec ta ,

i lo tándola de un viaducto que salve el barranco del Abroñigal en la par te central de su prolongación,

o sea en el tram o ce ntra de . ésta, com pren dido e ntre la Ronda

  y

  la Necrópolis .

Esta.vía acorta la distancia casi en un kilómeiro, y su importe es 1.828,1'23'65  pese tas .

Para la segunda, seguirft s irviendo la carretera de Vicálvaro, que es hoy la vía linica de todAs las

coLiiiuceiones y asciende a 727,244'13 pesetas. Pero como el aislar el servicio fúnebre en la otra vía me-

j,)ra

 es ta carre tera; como adem ás las conces iones de t ranv ía ace lerar án la mayor Importan cia que ya

tomando, por ser eolace con extensas barriadas que se desiirrollan en las proximidades de los cemen

terios, unido a la circunstancia de ser camino militar; y, por último, abriéndose en el f lnal de segundo

kilómetro la gran plaza que precederá al cementerio, lian liecho pensar en la necesidad de variar sus

rasantes , dotándola también de otro viaducto, que desembocará en la plaza ci tada, salvándolos veinte

metros de desnivel del gra n ba rra nc o de la Eiip a, que hoy dificulta, afea y hac e enojoso el trán sito ,

obligado al cementerio, y que no puede subsistir en el actual estado, una ve?; que la Necrópolis se abra

al servicio general.

La dotación de alumbrado eléctr ico y de servicios higiénicos para el públ ico que acuda a toda hora

al cementerio, que importan 247.79S'53 pesetas, y los estudios de columbarios para el traslado de ceni

zas (ie los cem enterios que se clau suren , son nuevo s proyec tos que com plem entan el estudio en ejec u

ción y que se realizarán cuando aquél se termine, para dícr lugar a éstos.

Por acuerdo del Excm o. Ayun tamien to de 5 de noviem bre d e 1915, se es tán real izando las obras

nreesarias para la apertura al servicio público de la Necrópolis en la parte utilizable; a cayo efecto se

aislará un sector delim itado long itudi nalm ent e por el c entro del proy ecte ge ne ral , y en la pa rte lin-

diiiue con el act ual ceme nterio de N uestr a Señ ora de la Alm udcn n; habiéndo se amp liado tamb ién el

plan primitivo de dotación de agua, con destino a la zona de plantaciones, que constituye el perímetro

de la zona de defensa y con aplicación a la vez al cementerio de Nuestra Seüora de la Almudena.

Datos económicos y estado actual de las obras.

La base económ ica pa ra la co nstrucc ión d e la Necrópolis, la estab leció, como ya se ha dicho , el ex-

, ueleiitisimo Sr, D. Joa qu ín Sán che z de Toca , auto rizá ndo se la em isión por el Ex cm o. Ay an tara ieu to de

aii empréstito de 10.000.000 de pesetas exclusivamente destinado a esta obra.

Rl alcan ce del prim er presupu esto de co ntra ta, bajo el cual se verifioú la suba sta de las act uale s

I

  obras, fué de 8.856.0.^8 pesetas, distribuidos en los grupos dei

Modificación de la supe rñcie y esta ble cim ient o de calles y ram pa s 2.526.870

Simnamiento del sub sue lo y dota ción de rieg os 600.201

Muros de cerr am ient o y conte nción con susten tación de nichos  1.624.771

[Edificios y pórticos  1.879.- 43

Sepulturas

  1.903.077

[Varias obras, como cap ítulo de imp rev istos 421.716

Actualmente se han pagado 6.603,087 pesetas por dichos conceptos, algunos de los cuales han sido

laomentados , como el capí tulo de explanaciones , que se extendió a la zona de defensa o zona exter ior ,

jsefialándola 550.000 pesetas.

Las cant idades abon adas lo fueron;

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^ é á e l a ^

f or obras de expla nació n y afirm ado s. 2.330.234

Po r la consti ucción de la red de alc an tar illa s y cond ucció n de agu as has ta la Necr ópolis .555.0b2

l 'or los nmroa do cerramiento en

  S.- áO

 metros y por gale rías con 9.800 nichos y prepa

ración de nuevas galerías, qne contendrán 1.700 nichos

  1.471.8S6

Por ta construcción de cuatro edifleios y de los pórt icos, exclu idas las c u b ie rt a s— , . . . 851.lüO

Poy 15,8ü0 sepulturas  1.394.e;tú

Que da aún por ter m ina r las expla nacio nes, formación do cal les y ram pas que alca nza rá. ISG.fi.JG

La dlBirihucii'm ile ag ua s y term inac ión del san eam ien to del subsu elo 45.17S

La coro nació n de los cer ram ien tos y verja s .' 52.885

La conatracción de la Capil la y cubierta y terminación de ediflcíos y pórt icos  1.028.'..'i;i

Y com pleta r las sop ultu ras en la pa rte an tig ua y en la nu ev a ¿OS. iri;

O sea un tota de  1.831.235  pesetas, y 643.900 pesetas para obras en la zona exterior o de defensa.

Madrid, mayo de l í l lG.

&l SítauUíoto,

francisco Qarcia J^ava.

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2,  ÍJ. ,

LÁMINAS

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Í N D I C E D E L A S L Á M I N A S

I,"—Emplazamiento en la zona Este, y coinunicae.ioi ies con la urbe.

2."—Perspectiva de eori junto.

3,a—Edificio de administración (oficinas),

4.^—Depósito judicial de cadáveres.

5.*—Alzado principal de la capil la.

6,°-— Estudio del cimborrio de la capilla (exterior).

7."—Estudio del cimborrio de la capil la (interior).

8. ^Alzado  de testero de la capil la.

9, —Paso  de carrua jes .

lO .^ -Pó r t i co s de en t rada .

11.° '—Estudio de los pasos centrales de carruajes.

12."^—Panteón de hombres célebres (visto por la exedra de ingreso).

13. '—Panteón de hombres célebres (visto por la escalera de testero).

14. '^—Viaducto en la carretera de Vicálvaro.

16.^—Viaducto en la prolongación de la cal le de O'Donnell ,

16.' '—Estado de las obras en 1914.

17. '—Perspectiva del conjunto de edificios y pórt icos en la plaza de ingreao-

18.^—Edificio de administración (archivo).

19,"—Depósito part icular de la Necrópolis.

20 ."—Eampa en t re ga ler ías de adul tos .

21 ."—Rampa en t re ga ler ías de párvulos .

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ñJÍ,V J B E  I . Í O( W

F oto l ip i a de H. tu f t e r y M c nc t . - M a dr id

E MP L AZ AMIE NT O E N L A Z ONAE W OllUNiCAaONKS CON L A URBE

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Poloi ipia de Hauaer

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  Mead-' Madrid

D E P Ó á í T O J U D I C I A L D E C A D Á V E R E S

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Ko io i ip

ALZADO PRINCIPAL DE LA CAPILLA

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Fo C o l ip ia de

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  y  M c u ^ L . - M a d r i d

E ST U D I O D E L C I M B O R R I O D E I ,A C A PI L L A

EJíTERiOR

I

Ayuntamiento de Madrid

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t o l o l í p j ^ d e H a u s c F

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  M c n

ESTUDIO DEL CIMBORRIO DE LA CAPILLA

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INTERIOR

Ayuntamiento de Madrid

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ALZADO

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? Pin

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Fotot ipia de Haníer  j  MeneL-Sladria

PASO DE CARUAJES — PART E IN TERIOR

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  iA-olipia

  d e H a u s t r 7 M e n c E . ' M a d n d

P Ó R T I C O S D E E N T R A D A — P A R T E I N T E R I O R

Ayuntamiento de Madrid

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F o io i ip ia de Haoaer 7 Mc ne l -Madr id

ESTUDIO DE LOS PASOS CENTRALES DE CARRUAJES

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Foloüpia de Hauser   y   Msoeí.-Míi l r ld

PANTEÓN DE HOMBRES CÉLEBRES

VISTO FOR LA EXEDKA DE ÍNGResO

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P A N T E Ó N D E H O M B R E S C É L E B R E S

V I S T O P O R L A E S C A L E R A D E T E S T E R O

PocoLipia de üauaer y MenelH-M^tláfl

Ayuntamiento de Madrid

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^ ^ ^ f ^ B ^

l ' O in i ip iH de  üaiitcv y  M e n c i . - M a d r i d

V I A D U C TO EN L A « R A D E V IC Á L V A R O

Ayuntamiento de Madrid

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^ M Ü u á i k l í i i f í *

VIADUCTO EN l-A

  I ' ROI O N M K

  [.A CALLE DE O'DONNELL

Kuiot i p iM

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Ayuntamiento de Madrid

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FQioTipja de Hauser y -Menei. ->:a' lr id

• ESTA DO DE LAS OB RAS EN 1914

Ayuntamiento de Madrid

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Fotoi ipi i de fjauaer

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  Menee. -Madrid

co^7U^'TO   DE EDIFICIOS Y PÓRTICOS EN LA PLAZA DE INGRESO

Ayuntamiento de Madrid

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Jf   TÍÍ .V

FolúlTpia de Haos er

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  Meneir-MadHd

EDIFICIO DE AOMINISTRACIÓN 'ARCHIVOl

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DEPÓSITO PARTICULAR DE LA NECRÓPOLIS

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JL -

Fotot ipia de Hai iseí  j  Menet . -Madrid

R A M P A E N T R E G A L E R Í A S D E A D U L T O S

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R A M P A E N T R E G A L E R Í A S D E P Á R V U L O S

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