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LA MÁSCARA DE LA HECHICERA Victoria Holt

La Máscara de la Hechicera - Freeditorial

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LAMÁSCARADELAHECHICERA

VictoriaHolt

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Tresdeseosenunbosqueencantado

Estoyatrapada.Meencuentroapresadaenunatelarañayelqueyomismalahayatejidoapenasmesirvedeconsuelo.Cuandopiensoenlamagnituddelo que he hecho, me siento abrumada por un aturdido terror. Me hecomportado de manera perversa, lo sé, tal vez criminal; y cada mañana,cuandomedespierto,hayunapesadanubeencimademíymepreguntoquénuevosdesastresmevaareservareldía.

ConcuántafrecuenciahedeseadoqueojalánuncahubieraoídohablardeSusana,deEsmondydelosdemás…pero,sobretodo,deSusana.OjalánuncahubieratenidoaquellavisióndelcastillodeMateland,tannoble,tanhermoso,consuimpresionanteentrada,susmurallasgrisesysusalmenascomosurgidasdeunromancemedieval.Entoncesjamáshubierapodidocaerenlatentación.

Alprincipio,todomepareciómuyfácilyyoestabadesesperada.

«Esteviejodiabloseencuentraatulado,tentándote»,mehubieradichomiviejaamigaCougabadelaisladeVulcano.

Eracierto.Eldiablomehabíatentadoyyohabíasucumbidoalatentación.Por eso estoy aquí en el castillo de Mateland, atrapada y desesperada,buscando algún medio de salir de la situación que cada día resulta máspeligrosa.

Todoseremontaahacemuchotiempo…enrealidad,empezóantesdequeyonaciera.Eslahistoriademipadreydemimadre;eslahistoriadeSusanaytambiénlamía.Sinembargo,cuandomepercatéporvezprimeradequehabíaalgoinsólitoenmí,apenasteníaseisaños.

Pasé aquellos primeros años en elCrabtreeCottage del prado común deCherrington.Laiglesiadominabaelprado,queteníaunestanqueenelcentrojunto al cual había un banco demadera en el que los ancianos se sentabancuandohacíabuentiempoysepasabantodalamañanacharlando.Enelpradohabíatambiénunmayo,yelPrimerodeMayolosaldeanoselegíanunareinayseorganizabanunosmaravillososfestejosquesolíacontemplaratravésdelastablillas de las persianas demadera de la ventana del salón cuando lograbaescapardelaseveramiradadetíaAmelia.

Tía Amelia y tío William eran muy religiosos y decían que se hubieratenidoquedesterrarelmayoyacabarconaquellasceremoniaspaganas;peroyo me alegraba de poder decir que aquélla no era la opinión del resto denosotros.

Cuánto hubiera deseado salir allí, trayendo ramos verdes del bosque y

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tomandounade lascintasydanzandoalrededordelmayocon los retozonesfestejantes.PensabaqueserelegidaReinadeMayodebíaserelcolmode ladicha.Perohabíaque tenerdieciséisañospor lomenosparapoderaspirarasemejantehonory,poraquelentonces,aúnnohabíacumplidolosseis.

Acepté la peculiaridad de mi vida y supongo que hubiera seguidohaciéndolo durante algún tiempo de no haber sido por los movimientos decabezayporlasalusionesqueescuchabaamialrededor.UnavezleoídeciratíaAmelia:

—No sé si hicimos bien,William. La señoritaAnabelme lo pidió y yocedí.

—Huboeldinero—lerecordótíoWilliam.

—Peroesoesjustificarelpecado,esoesloquees.

TíoWilliamleaseguróquenadiepodíadecirqueelloshubieranpecado.

—Hemosjustificadoaunapecadora,William—insistióendecirella.

William replicó que a ellos nada se les podía reprochar. Habían hechoaquelloporloquehabíansidopagadosytalvezhubieranrescatadounalmadelfuegodelinfierno.

—Lospecadosde lospadres soncastigadosen loshijos—le recordó tíaAmelia.

ÉlselimitóaasentirconlacabezaysalióhacialaleñeraenlaqueestabatallandounacunitaparalasfiestasdeNavidadenlaiglesia.

EmpecéadarmecuentadequeatíoWilliamlepreocupabamuchomenosser buenoque a tíaAmelia. Sonreía de vez en cuando…cierto que era unasonrisa un poco torcida, como si se avergonzara de ella, pero a vecesamenazabaconaflorar;yunavezquemesorprendiócontemplandoatravésdela persiana los festejos del Primero deMayo abandonó la estancia sin decirnada.

Estoy escribiendo al cabo de muchos años, pero creo que empecé apercatarme muy pronto de que en la aldea de Cherrington se hacíancomentarios acerca demi persona. TíoWilliam y tíaAmelia formaban unaparejamuypocoadecuadaparaestaralcuidadodeunaniña.

MattyGrey,quevivíaenunadelascasitasdelpradoysolíasentarsealapuertade sucasaen losdíasdeverano, era todoun«carácter», tal comosedecía en la aldea.Me gustaba hablar conMatty siempre que podía. Ella losabíay,cuandomeacercaba,emitíaunosextrañosresuellosysuvoluminosocuerpo se estremecía, lo cual era su manera de reírse. Me llamaba y meinvitabaasentarmeasuspies.Mellamaba«pobrecitobicharraco»ylerogaba

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asunietoTomquefueracariñosoconlapequeñaSuewellyn.

Minombremegustababastante.EraunacombinacióndeSusanyEllen.Lawcreoquedebieronincluirlaparaquenohubieradosesjuntas.Meparecíaqueeraunbuennombre.Distinguido.HabíamuchasEllensennuestraaldeayhabíaunaSusanalaquellamabanSue.Encambio,Suewellyneraoriginal.

***

Tomobedecíaasuabuela.Impedíaquelosdemásniñosseburlarandemíporelhechodeserdiferente.YofrecuentabalaescuelaDame,dirigidaporunaseñoraquehabíasidoinstitutrizdelahijadelterratenientequevivíaenlagranmansióny,cuandoaquellaseñoritayanoprecisódesusservicios,eligióunacasitanolejosdelaiglesiaeinauguróunaescuelaalaqueacudíanlosniñosdelpueblo,inclusoAnthony,elhijodelahijadelterrateniente.Aésteleibanaasignar un tutor cuando tuviera aproximadamente un añomás, y después lomandaríanaotraescuela.Formábamosungrupoheterogéneoquesereuníaenelsalón frontalde laseñoritaBrenty trazábamos letrasconunospalillosdemadera en unas bandejas llenas de arena y cantábamos las tablas. Éramosveinte niñosde todas clases, con edades comprendidas entre los cincoy losonce años; algunos terminarían sus estudios a los once años y otros loscontinuarían.Aparteelherederodelterrateniente,estabantambiénlashijasdelmédico y tres niños de un agricultor del lugar; y después había otros comoTomGrey.Entreellos,yoeralaúnicacuyascircunstanciaseraninsólitas.

Elcasoesqueyoeraunpocomisteriosa.Habíallegadoalaaldeaundía,ya nacida.La llegada de lamayor parte de los niños era un acontecimientomuy comentado antes de que el recién llegado hiciera efectivamente suaparición.Vivíaconunmatrimonioqueconstituíalaparejamenosidóneaquepudiera haber para hacerse cargo de una niña. Iba siempre bien vestida y aveces lucíaunasprendasmáscarasde loque lasituacióneconómicademisguardianessehubierapodidopermitir.

Despuésestabanlasvisitas.Ellaveníaunavezalmes.

Erahermosa.Llegabaa lacasitaenel cabrioléde laestaciónyamímeenviaban al salón para que la viera. Sabía que era una ocasión importanteporqueelsalónsóloseutilizabaencasosmuyespeciales,porejemplo,cuandonosvisitabaelvicario.Laspersianasestabansiemprecerradasparaevitarqueelsolestropearaelcolordelaalfombraodañaralosmuebles.Serespirabaenélunaatmósferasagrada.TalvezfueralapinturadeJesucristocrucificadooladesanEsteban,creoqueera,conmuchasflechasclavadasenelcuerpoy lasangremanándoledelasheridas,alladodeunretratodenuestrareinacuandoera jovenconunacaramuyseria,desdeñosaycondenatoria.LaestanciamedeprimíaysólolaatraccióndeocasionestalescomoelPrimerodeMayomeimpulsaba a contemplar a través de las tablillas a los que se divertían en el

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prado.

Sin embargo, cuandoElla estaba allí, la habitación se transformaba. Susatuendos eran maravillosos. Lucía unas blusas que siempre parecían llevaradornosdevolantesycintas;llevabafaldaslargasacampanadasysombreritosconadornosdeplumasylazos.

Siempremedecía:«¡Hola,Suewellyn!»,comosirecelarademí.Despuésmetendíalamanoyyocorríaatomársela.Entoncesmelevantabaenbrazosyme estudiaba con tanto detenimiento que yo me preguntaba si llevaría lacrenchadelpelorectaysihabríarecordadolavarmedetrásdelasorejas.

Nos sentábamos la una al lado de la otra en el sofá. Yo aborrecía casisiempre el sofá. Estaba hecho, de tela de crin yme hacía cosquillas en laspiernas, incluso a través de las medias, pero, cuando ella estaba allí, no lonotaba. Me hacía muchas preguntas, todas acerca de mí. ¿Qué me gustabacomer? ¿Tenía frío en invierno? ¿Qué hacía en la escuela? ¿Eran todosamablesconmigo?Cuandoaprendía leer,quisoque lemostrara lobienquesabía hacerlo. Me rodeaba con sus brazos y me estrechaba con fuerza y,cuandoregresabaelcabrioléparallevarladenuevoalaestación,meabrazabayparecíaqueestuvieraapuntodeecharseallorar.

Resultabamuyhalagadorporque,aunquesepasabaunratohablandocontíaAmeliacuandoamímemandabansalirdel salón,parecíaque lasvisitasmelashacíaespecialmenteamí.

Cuandoellase iba, lacasaparecíadistinta.Daba la impresióndeque tíoWilliam se esforzara por impedir que sus facciones rompieran a reír; y tíaAmeliaandabaporlacasamurmurandoparasusadentros:

—Nosé.Nosé.

Comoeslógico,lasvisitaseranobjetodeatenciónenelpueblo.James,elconductordel cabriolé,y el jefedeestaciónhacíancomentarios envozbajaacerca de ella. Comprendí más tarde que habían llegado a sus propiasconclusionesacercadeunasuntoquedifícilmentehubierapodidocalificarsede oscuro y nome cabe lamenor duda de queme hubiera enteradomuchoantesdenohabersidoporlaordendecuidardemíqueMattyGreylehabíadadoasunieto.Tomhabíadejadomuyclaroqueyoestabaasucargoyquecualquiera queme injuriara amí tendría que responder ante él.Yo quería aTom,apesardequeéste jamás sedignabahablardemasiadoconmigo.Paramí,sinembargo,eramiprotector,micaballeroconsurelucientearmadura,miLohengrin.

Pero ni siquiera Tom podía evitar que los niños juntaran sus cabezas ymurmuraranacercademí,yundíaAnthonyFeltondescubrióellunarqueyoteníajustobajolaboca,enelladoderechodelabarbilla.

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—Fijaosen laseñalque tieneSuewellynen lacara—gritó—.Eselsitiodondelabesóeldiablo.

Todosescucharonconlosojosmuyabiertosmientraséllescontabacómoeldiabloacudíaamedianocheyelegíaalossuyos.Despuéslosbesabay,enellugarenelqueloshabíarozado,quedabaunaseñal.

—Tonto—ledije—.Muchagentetienelunares.

—Loshayquesonespeciales—dijoAnthonyconairemisterioso—.Losécuandoloveo.Unavezviaunabrujaqueteníaunlunarasíjuntoalaboca…¿loveis?

Todosmeestabanmirando,horrorizados.

—Nopareceunabruja—osódecirJaneMotley,yotuvelacertezadequeno lo parecía con mi pulcro vestido de sarga y mi cabello castaño claroseveramentealisadohaciaatrásyrecogidohaciaarribaendostrenzas,sujetacadaunaconunacintadecolorazulmarino.Unbonitoycómodopeinado,talcomodecía amenudo tíaAmelia cuando le expresabamideseode llevar elcabellosuelto.

—Lasbrujascambiandeforma—explicóAnthony.

—YosiempresupequehabíaalgodistintoenSuewellyn—tercióGill, lahijadelherrero.

—¿Cómoes…eldiablo?—preguntóalguien.

—Nolosé—repuse—.Jamáslehevisto.

—Nolacreáis—dijoAnthonyFelton—.Llevalaseñaldeldiablo.

—Eresuntonto—ledije—,ynadieteibaaprestaratenciónsinofueraselnietodelterrateniente.

Tomnohabíaacudidoalaescuelaaqueldía.Habíatenidoqueiraayudaraarrancarpatatasparasupadre.—Bruja—dijoAnthony.

Yoteníamiedo.Todosmeestabanmirandoconunaexpresiónmuyextrañay súbitamenteme percaté demi aislamiento, del hecho de ser distinta a losdemás.

Eraunaextrañasensación…porunaparte,dejúbiloporserdistintay,porotra,detemor.

ApareciólaseñoritaBrentyyanohubomásmurmullos,pero,alterminarlas clases aquel día, abandoné a toda prisa la escuela. Aquellos niños medabanmiedoacausadealgoquehabíavistoensusojos.Creíandeverasqueeldiablomehabíavisitadoporlanocheymehabíadejadosuseñal.

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***

Crucécorriendoelpradohaciael lugarenqueMattyGreyseencontrabasentada a la puerta de su casa; tenía a su lado una olla de medio litro decapacidadymanteníalasmanoscruzadassobreelregazo.

—Corres…comosieldiabloteestuvierapersiguiendo—megritó.

Un frío temor se apoderó demí.Mevolví amirar.Matty estalló en unacarcajada.

—Eraundecir.Notepersigueningúndiablo.Peroteveomuyagitada,esosíescierto.

Mesentéasuspies.

—¿DóndeestáTom?—pregunté.

—Todavíaarrancandopatatitas.Lacosechadeesteañohasidobuena.—Mattysepasólalenguaporloslabios—.Aunabuenapatatitanohayquienlaiguale. Toda caliente y harinosa, con su bonita envoltura marrón. Nada laiguala,Suewellyn.

—Estelunarquetengoenlacara—dijeyo.

—¿Quéeseso?—dijoella,clavando losojosenmí, sinmoverse—.Ah,esoesunsignodebelleza,esoes.

—Dicenqueeselsitiodondemebesóeldiablo.

—¿Quiénlohadicho?

—Enlaescuela.

—Notienenderechoadecireso.YaselodiréaTom.Éllesharácallar.

—¿Porquélotengoentonces,Matty?

—Bueno,avecessenaceconeso.Lagentenacecontodaclasedecosas.Mira,laprimademitíanacióconunacosaqueparecíaunpuñadodefresasenlacara…acausadelantojoquetuvosumadredecomerfresasantesdequeellanaciera.

—¿Yporquétuvomimadreelantojodequeyonacieraconunamanchaasíenlacara?

Estabapensando:«¿Dóndeestámimadre?».Eraotrademiscosas raras.No tenía madre. No tenía padre. Había huérfanos en el pueblo, pero éstossabíanquiéneshabíansidosuspadres.Ladiferenciaestribabaenqueyonolosabía.

—Bueno, eso nunca se sabe, ¿verdad, cielo? —me dijo Matty en tono

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consolador—.Atodosnosocurrenestascosasdevezencuando.Yoconocíaauna niña que nació con seis dedos. Eso no era fácil de ocultar. ¿Qué es unlunarquenadiehabíaobservadoantes?Voyadecirteunacosa.Creoqueaquítefavorece.Haymuchaspersonasquelesatribuyenunagranimportancia.Lososcurecenparallamarlaatención.Notienesquepreocuparteporeso.

Mattyeraunadelaspersonasmásconsoladorasquejamásheconocidoenmi vida. Se conformaba con su suerte, lo cual era poco más que vivir enaquellaoscuracasita…«unaarriba,otraabajo,unapiezaenlapartedeatráspara lavar y guisar y un retrete al fondo del jardín,—así solía describirla.Lindabaconlacasadesuhijo,elpadredeTom—.Cerca,peronodemasiado—solíadecir—,queescomodebeser».Y,si losdíaseran lobastantesecosparaquepudierasentarsefuerayverloqueocurría,nopedíamás.

Aunque tíaAmelia deplorara el hecho de que permaneciera sentada a lapuertadesucasa,rebajandoconellolacategoríadelprado,lociertoeraqueMattyvivíasuvidatalcomoqueríayhabíaalcanzadoungradodesatisfacciónalquemuypocaspersonasllegan.

Cuandoacudíalaescuelaaldíasiguiente,AnthonyFeltonsemeacercóymesusurróaloído:

—Eresunabastarda.

Me le quedé mirando. Había oído utilizar aquella palabra en tonoinsultanteyestabaapuntoderevelarlecuáleralaopiniónqueteníadeél.PeroTomseacercóenaquelmomentoyAnthonysealejódeinmediato.

—Tom—dijeenvozbaja—,mehallamadobastarda.

—No importa—dijo Tom, añadiendomisteriosamente—: No ha sido laclasedebastardaquetúpiensas.

Locualmeresultómuydesconcertanteenaquellosmomentos.

Dosotresdíasantesdemisextocumpleaños,tíaAmeliamellevóalsalónparahablarconmigo.Eraunaocasiónmuysolemneyesperéconansiedadloqueibaadecirme.

Eraelprimerdíadeseptiembreyunrayodesolhabíaconseguidofiltrarseatravésdelastablillasdelapersianaquenoestabaconvenientementecerrada.Lorecuerdoahoracontodaclaridad:elsofádeteladecrin,lassillasajuegotapizadasenteladecrinenlasque,Diosgracias,casinuncasesentabanadie,con sus respaldos protegidos cuidadosamente por unas fundas, la rinconeracon los adornos que se desempolvaban dos veces por semana; las pinturassagradasdelaparedyelretratodelajovenreinadeaspectotanantipático,conlosbrazoscruzadosylabandadelaOrdendelaJarreterasobresushombroscaídos.Noserespirabalamenoralegríaenaquellaestanciayporesoelrayo

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desol resultaba tan fuerade lugar.Estabaseguradeque tíaAmeliasedaríacuentaynotardaríaenecharlofuera.

Peronolohizo.Estabaevidentementemuyabsortaybastantepreocupada.

—LaseñoritaAnabelvaavenireldíatres—dijo.

El tres de septiembre era el día de mi cumpleaños. Junté las manos yesperé.LaseñoritaAnabelsiempremehabíavisitadoeldíademicumpleaños.

—Piensahacerteunpequeñoobsequio.

El corazón me empezó a latir con fuerza. Esperé, conteniendo larespiración.

—Sieresbuena…—añadiótíaAmelia.Eralapremisahabitualyporellono le hice demasiado caso. Después prosiguió diciendo—: Te pondrás elvestidodeldomingoaunqueseajueves.

Elhechodeponermeeljueveselvestidodeldomingosemeantojóllenodebuenospresagios.

TíaAmeliamanteníaloslabiosfirmementeapretados.Comprendíquenoaprobabaaquellareunión.

—Vaallevarteapasareldíafuera.

Me quedé asombrada. Apenas podía reprimir mi entusiasmo. Hubieradeseadoempezarabrincararribayabajosobrelasillatapizadaenteladecrin.

—Debemosprocurarquetodoestébien—dijotíaAmelia—.NoquisieraquelaseñoritaAnabelpensaraquenotehemoseducadocomounadama.

Declaréquetodoestaríabien.Noolvidaría loquesemehabíaenseñado.Nohablaríaconlabocallena.Tendríaelpañueloapuntoporsilonecesitaba.Nocanturrearía.Recordaríasiemprequeteníaqueesperaraquemedirigieranlapalabraantesdehablar.

—Muybien—dijo tíaAmelia;y,más tarde, laoídecir a tíoWilliam—:¿Quéestarátramando?Nomegusta.Resultaráperturbadorparalaniña.

Vinoelgrandía.Misextocumpleaños.Mecalzaronlasbotasnegrasconbotones y me pusieron la chaqueta azul oscuro con un vestido de algodónmercerizadodebajo.Llevabaunosguantesazuloscuroyunsombrerodepajaconunacintaelásticabajoelmentón.

Vinoelcabrioléde laestacióncon laseñoritaAnabely,cuandovolvióamarcharse,mellevabatambiénamí.

La señorita Anabel estaba distinta aquel día. Se me ocurrió pensar queestabaunpocoasustadade tíaAmelia.Nohacíamásquereírseydoso tres

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vecesmetomólasmanosaltiempoquemedecía:

—Esoesbonito,Suewellyn.

Subimosal trenbajolamiradacuriosadel jefedeestaciónymuyprontonosalejamosentrelosresoplidosdelvapor.Norecordabahaberestadoenuntrenynosabíaquéeraloquemásmeemocionaba,sielrumordelasruedasque parecían entonar una alegre canción o los campos y bosques que ibanpasandovelozmente;sinembargo,loquemásmecomplacíaeralapresenciadelaseñoritaAnabelsentadaamilado.Devezencuando,mecomprimíalamano.

Habíamuchaspreguntasquedeseabahacerle,perorecordélapromesaquelehabíahechoatíaAmeliadecomportarmecomounaniñabieneducada.

—Estásmuy callada, Suewellyn—dijo la señoritaAnabel y entonces leexpliquéloquemehabíandichoacercadelaconvenienciadenohablarhastaquemedirigieranlapalabra.

Ellaseechóareír;teníaunarisaparecidaaungorjeoquemeimpulsabaareírmecadavezquelaoía.

—Vamos,olvídatedeeso—medijo—.Quieroquemehablessiemprequeteapetezca.Quieroquemedigascualquiercosaqueseteocurra.

Y lo más curioso fue que, una vez levantada la prohibición, me quedémuda.

—Pregúntametúyyotecontestaré—dije.

Ellamerodeóconunbrazoymeatrajohaciasí.

***

—Quieroquemedigasqueeresfeliz—dijo—.TegustantíoWilliamytíaAmelia,¿verdad?

—Sonmuy buenos—dije—.Creo que tíaAmelia esmás buena que tíoWilliam.

—¿Acasoélnoesamablecontigo?—mepreguntórápidamente.

—Oh,no.Másamablequizá.Pero tíaAmeliaes tanbuenaque lecuestatrabajoseramable.Nuncaseríe…

Me detuve porque la señorita Anabel se estaba riendo mucho y parecíacomosiyohubieradichoquetíaAmelianoeraamable.

Ellaselimitóaabrazarmeymedijo:

—Oh,Suewellyn…eresunaniñitatanpequeña.

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—Nolosoy—dije—.SoymásaltaqueClaraFeenyJaneMotley.Yellassonmayoresqueyo.

La señoritaAnabel seguía abrazándome con fuerza, por lo que no podíaverleelrostroymeparecióqueellanoqueríaqueseloviera.

Eltrensedetuvoyellaselevantó.

—Vamosabajaraquí—dijo.

Metomódelamanoynosapeamosdeltren.Avanzamosporelandéncasicorriendo.Fuerahabíauncarruajededosruedasconunamujersentadaenél.

—Oh,Janet—gritólaseñoritaAnabel—,sabíaquevendrías.

—Puesclaro—dijolamujer,mirándome.

Estaba pálida y llevaba el cabello castaño aplanado a ambos lados de lacaray recogidohaciaatrásenunmoño.LucíaunsombreromarrónconunacintaajustadabajolabarbillaysúbitamentemerecordóatíoWilliamporqueobservéqueestabatratandodereprimirunasonrisa.

—Conqueéstaeslaniña,señorita—dijo.

—Ésta es Suewellyn —contestó la señorita Anabel. Janet chasqueó lalengua.

—Noséporquéestoy…—empezóadecir.

—Janet,teloestáspasandomuybien.¿Estáahílacanasta?

—Talcomousteddijo,señorita.

Janetconsultóelrelojquellevabaprendidoasublusadefustánnegro.

—Lasonceymedia—dijo.

—Tomalacanasta—dijolaseñoritaAnabel,asintiendo—.Prepáralotodo.Suewellyn y yo vamos a dar un pequeño paseo. Te gustará, ¿verdad,Suewellyn?

Yo asentí con la cabeza.Mehubiera gustado cualquier cosa que hubieracompartidoconlaseñoritaAnabel.

—Tengacuidado,señorita—dijoJanet—.Silavieran…

—Nonosvanaver.Puesclaroqueno.Nonosacercaremosdemasiado.

—Esperoqueno.

LaseñoritaAnabelmetomódelamanoyambasnosalejamos.

—Pareceunpocoenfadada—dije.

—Escautelosa.

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—¿Yesoquéquieredecir?

—Quenolegustanlosriesgos.

No sabía de qué estaba hablando la señorita Anabel, pero me sentíademasiadofelizparaqueellomepreocupara.

—Adentrémonos en el bosque—dijo ella—.Quiero enseñarte una cosa.Ven.Corramos.

Empezamosacorrersobrelahierba,sorteandolosárboles.

—Aversimepillas—dijolaseñoritaAnabel.

Estuveapuntodepillarla;entoncesellaseechóareíryseapartódemí.Mesentíatodavíamásfelizqueeneltrenyelcarruaje.Elbosquequesehabíaaclaradoynosencontrábamoscasifueradelmismo.

—Suewellyn—medijoellasuavemente—.Mira.

Y allí estaba, a unos cuatrocientos metros del lugar en el que nosencontrábamos, elevándose sobre una suave pendiente, con un foso a sualrededor.Lopodíaverclaramente.Eracomouncastillodecuentodehadas.

—¿Quéteparece?—medijo.

—¿Es…deverdad?—pregunté.

—Pues claro… es de verdad. Lleva ahí setecientos años. Imagínate,Suewellyn.

Siemprehe tenidomuybuenamemoriavisualypodíacontemplaralgoyrecordarlocondetalletrasunamiradaodos,razónporlacualpudeconservarlaimagendelcastillodeMatelandgrabadaenmimenteeneltranscursodelosañossucesivos.Ahoralodescribotalcomoséqueera.

Cuando,a laedaddeseisaños, loviporprimeravez,huboaqueldíaunalgomágicoquerecordaríaenlosañossucesivoscasicomounsueño.

El castillo era soberbio y misterioso. Estaba cercado por unas altasmurallasyenloscuatroánguloshabíaunasimpresionantestorrescilíndricas;acadaladoseveíaunatorrecuadradayestabatambiénla tradicionalpuertafortificadaconsusmatacanes.Unasalargadasventanasseabríanenlosmurosde sillería. El parapeto de la torre de atrás que defendía la puerta de abajoconstituíaunsobrecogedorrecuerdodequeenotrostiempossehabíaarrojadodesdeallíaceitehirviendosobrecualquieraquesehubieraatrevidoaintentarromperlasdefensas.Detrásdelasalmenashabíaunospasadizosdesdedondelos defensores del castillo debían arrojar su lluvia de flechas. Todo eso ymuchomásloaprendímástarde;lleguéaconocertodoslosvoladizos,todoslosmatacanes; todas lasvueltasde lasescalerasdecaracol.Pero,apartirde

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aquel momento, ya me fascinó por completo. Era como si se hubieraapoderadodemí.Mástardemecomplacíaenpensarqueelcastillomehabíainducidoaactuartalcomolohice.

Pero, en aquellosmomentos, sólo podía permanecer de pie al lado de laseñoritaAnabel,contemplándolosinhabla.

Laoíreírseypreguntarmeenunsusurro:

—¿Tegusta?

¿Quesimegustaba?Meparecíaunaexpresiónmuyinsulsaparadescribirlos sentimientos que me inspiraba el castillo. Era lo más maravilloso quejamáshubieravisto.HabíaunapinturadelcastillodeWindsorenelsalóndelaseñoritaBrent y eramuybonita.Pero aquello era distinto.Aquello era real.Pude ver que el sol de septiembre iluminaba los afilados fragmentos depedernaldelosmurosyloshacíacentellear.

Ellaestabaaguardandomirespuesta.

—Es…precioso.Esreal.

—Puesclaroqueesreal—dijolaseñoritaAnabel—.Llevaahísetecientosaños.

—¡Setecientosaños!—repetícomouneco.

—Muchotiempo,¿verdad?Yfíjate,túsólollevasseisañosenlatierra.Mealegrodequeteguste.

—¿Vivealguienenél?

—Caballeros…—dijeenunsusurro—.Talvezlareina.

—La reina no, y hoy en día no existen caballeros con armadura… nisiquieraenloscastillosdesetecientosañosdeantigüedad.

Súbitamente,aparecieroncuatropersonas:unaniñacontresniños.Estabancruzandoacaballolaextensióndehierbaquehabíafrentealfosodelcastillo.La niña iba montada en un caballito y la miré con especial detenimientoporqueparecíateneraproximadamentemiedad.Losniñoseranmayores.

LaseñoritaAnabelcontuvofuertementelarespiración.Posólamanoenmibrazoymeacompañódenuevoalosmatorrales.

—Bueno—murmurócasiparasusadentros—.Vanaentrar.

—¿Vivenaquí?—pregunté.

—Notodos.SusanayEsmondsí.MalcomyGarthsonvisitantes.

—Susana—dije—.Esunpococomominombre.

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—Puessí,escierto.

Observé cómo los jinetes cruzaban el puente tendido sobre el foso.Franquearonlapuertafortificadayentraronenelcastillo.

Suapariciónhabíaafectadoprofundamentea laseñoritaAnabel.Éstametomó súbitamente de la mano y entonces recordé las instrucciones que mehabía dado tía Amelia en el sentido de que no hablara a menos que medirigieranlapalabra.

La señorita Anabel echó a correr por entre los árboles. Traté de darlealcancey ambasnosvolvimos a reír.Llegamos aun clarodel bosquey allíJanet había abierto la canasta, había extendido unmantel sobre la hierba yestabacolocandocuchillos,tenedoresyplatos.

—Esperaremosunpoco—dijolaseñoritaAnabel.Janetasintióyfrunciólos labios como si estuviera reprimiendoalgoquequeríadeciryquenoeramuyagradable.

LaseñoritaAnabelsediocuentaporquedijo:

—Noesasuntotuyo,Janet.

—Oh,no—dijoJanetcomounagallinaconlasplumaserizadas—,esolosémuybien.Yohagosimplementeloquemedicen.

LaseñoritaAnabellediounempujoncitoydespuésdijo:

—Prestadatención.

Todasprestamosatención.Pudeoírel rumor inconfundiblede loscascosdeuncaballo.

—Yaestáaquí—dijolaseñoritaAnabel.

—Tengacuidado,señorita—leadvirtióJanet—.Podríanoserél.

Aparecióantenuestrosojosunhombreacaballo.Anabellanzóungritodealegríaycorrióasuencuentro.

Élbajódelcaballoyamarróelanimalaunárbol.LaseñoritaAnabel,queeramuy alta, pareció de repentemuy bajita a su lado. Él apoyó lasmanossobresushombrosylamiróduranteunossegundos.Despuésdijo:

—¿Dóndeestá?

LaseñoritaAnabelextendiólamanoyyocorríhaciaella.

—ÉstaesSuewellyn—dijo.

Yome incliné en reverencia, tal comome habían enseñado a hacer antepersonas como el terrateniente o el vicario. Él me levantó en brazos y me

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estudió.

—Pero,siesmuypequeña—dijo.

—Recuerdaquesólotieneseisaños—ledijolaseñoritaAnabel—.¿Quéesperabas, una amazona? Y es muy alta para su edad. ¿No es cierto,Suewellyn?

Yo dije que era más alta que Clara Feen y que Jane Motley, que eranmayoresqueyo.

—Bueno—dijoél—,esunasuerte.Mealegrodequesuperesaestasdos.

—Perosiustednolasconoce—dije.

Yambosseecharonareír.

Élmedejódenuevoenelsueloymediounaspalmadasenlacabeza.Hoymehabían dejado el cabello suelto.A la señoritaAnabel no le gustaban lastrenzas.

—Ahoravamosacomer—dijolaseñoritaAnabel—.Janetyanoslotienetodopreparado.Después—ledijoalhombreenunsusurro—:Noloapruebaenabsoluto,teloaseguro.

—Esonohacefaltaquemeloasegures—dijoél.

—Piensaqueesotrodemisplanesabsurdos.

—Bueno,¿yacasonoloes?

—Vamos,sabesquetúloqueríastantocomoyo.

Élnohabíaapartadotodavíalamanodemicabeza.Medespeinóelcabelloydijo:

—Creoquesí.

Al principio, lamenté un poco que Janet y él estuvieran allí. Hubieraquerido tener a la señorita Anabel para mí sola. Pero, al cabo de un rato,empecé a cambiar de idea. Sólo hubiera deseado que Janet no estuvierapresente.Estapermanecíasentadaunpocoapartadadenosotrosysuexpresiónme recordaba a tía Amelia, lo cual me recordaba a su vez la desagradableverdaddequeaquelmágicodíaibaatocarasufinyyotendríaqueregresarala casa del prado, conservando tan sólo un recuerdo. Pero, de momento,aquelloeraelAhorayelAhoraeraespléndido.

Nos sentamos a comer yme situé entre la señoritaAnabel y el hombre.Unaodosvecesellalellamóporsunombre,queeraJoel.Amínomedijeroncómoteníaquellamarle,locualmeresultabaunpocoembarazoso.Habíaalgoen él que impedía que alguien pudiera hacer caso omiso de su persona

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constantemente. Intuíquea Janet le infundíaun temor reverente.Cuandosedirigíaaél,lellamaba«señor».

Tenía los ojos castañooscuroy el cabellodeun castaño algomás claro.Tenía unhoyuelo en la barbilla y dientes blancosmuy fuertes.Teníamanosblancas de apariencia muy fuerte. Se las estudié con detenimiento y vi unanillodeselloensudedomeñique.Parecíaestarobservándonosamíya laseñoritaAnabel;ylaseñoritaAnabelnosestabaobservandoalosdos.Janet,sentada a cierta distancia, había sacado su labor de punto y las agujasrepiqueteaban,revelandosudesaprobacióncontantaclaridadcomoloestabanhaciendosuslabiosfruncidos.

LaseñoritaAnabelmehizopreguntasacercadelCrabtreeCottageydetíaAmeliaytíoWilliam.Muchasdeellasyamelashabíahechoycomprendíquemelasestabahaciendodenuevoparaqueélpudieraescucharmisrespuestas.Élprestabaatenciónyasentíaconlacabezadevezencuando.

***

La comida era deliciosa, o tal vez yo estaba tan encantada que todomeparecía distinto ami vida cotidiana.Comimospollo, unpan crujiente y unaespeciedeescabechequejamáshabíasaboreadoanteriormente.

—Vaya—dijolaseñoritaAnabel—,aSuewellynlehatocadolaespoletadelapechuga—tomóelhuesodemiplatoylosostuvoensumano—.Vamos,Suewellyn, tira conmigo. Si te quedas con la mitad más grande, podrásformularundeseo.

—Tresdeseos—dijoelhombre.

—Sólopuedeseruno,Joel,yalosabes—replicólaseñoritaAnabel.

—Hoyvan a ser tres—dijo él—.Esun cumpleaños especial. ¿Acaso lohabíasolvidado?

—Puesclaroqueesundíaespecial.

—Por consiguiente, los deseos serán especiales. Vamos a celebrar laprueba.

—Yasabes loque tienesquehacer,Suewellyn—dijo laseñoritaAnabel.Tomó el hueso—.Tú rodeas con el dedito este extremo y yo rodeo conmidedoesteotroyentonces tiramos.Laquesequedeconel trozomásgrandetendráderechoaldeseo.

—Undeseoportriplicado—dijoJoel.

—Hayunacondición—dijolaseñoritaAnabel—.Nohayquerevelarlosdeseos.¿Preparada?

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Rodeamos con nuestros dedos meñiques los extremos del hueso. Seescuchóuncrujido.Elhuesosehabíarotoyyolancéungritodejúbiloalverqueeltrozomásgrandesehabíaquedadoenmimano.

—HaganadoSuewellyn—gritólaseñoritaAnabel.

—Cierralosojosyformulalosdeseos—dijoJoel.

Permanecísentadaconelhuesoenlamano,preguntándomequéeraloquemásquería.Queríaqueaqueldíaduraraeternamente,peroseríauna tonteríadesear semejante cosa porque nada, ni siquiera los huesos de pollo, podíalograr que ello se hiciera realidad. Estaba pensando intensamente. Lo quesiempre había querido era un padre y una madre; y, antes de que pudieradarmecuenta,yahabíaformuladoestedeseo…peronounpadreyunamadrecualquiera.QueríaunpadrecomoJoelyunamadrecomolaseñoritaAnabel.Ya había formulado mi segundo deseo. No quería tener que vivir en elCrabtreeCottage.Queríavivirconmipropiopadreymipropiamadre.

Yahabíaformuladolostresdeseos.

Abrílosojos.Ambosmeestabanmirandofijamente.

—¿Hasformuladolosdeseos?—mepreguntólaseñoritaAnabel.

Asentí y apreté los labios. Era muy importante que se convirtieran enrealidad.

Después comimos pastelillos con mermelada de cerezas y estabandeliciososy,mientrashincabaeldienteeneldulce,penséquenopodíahabermayorfelicidad.

Joelmepreguntósimontabaacaballo.

Ledijequeno.

—Puestendríaqueaprender—dijoél,mirandoalaseñoritaAnabel.

Joelselevantóyextendiólamanohaciamí.

—Venaversitegusta—medijo.

Mefuiconélal lugarenqueseencontrabasucaballo;élme levantóenbrazosymesentósobreellomodelanimal.

DespuésJoelhizopasearalcaballoporentrelosárboles.Meparecióqueera el momento más emocionante de mi vida. A continuación, montóvelozmenteamiespaldayempezamosacabalgarcon rapidez.Cruzamoselbosqueysalimosauncampo.Elcaballo ibaal trotey luegoalgalopeyyopenséporuninstante:«Alomejoreseldiabloquehavenidoparallevarme».

Lomás curioso, sin embargo, era que nome importaba.Quería queme

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llevara lejos.Quería permanecer con él y con la señoritaAnabel durante elresto demi vida.Nome importaba que fuera el diablo. Si tíaAmelia y tíoWilliameranunossantos,yopreferíaaldiablo.Tenía lasensacióndeque laseñoritaAnabel no estaría lejosdedonde él estuvierayque, si yo estuvieraconeluno,estaríaconelotro.

Peroelemocionantegalopetocóasufinyelcaballoempezódenuevoacabalgar despacio por entre los árboles hasta llegar al claro en el que Janetestabarecogiendolosrestosdelacomidaycolocandodenuevolacanastaenelcarruaje.

Joeldesmontóymetomóenbrazosparadejarmeenelsuelo.

Me sentía indescriptiblemente triste porque sabía que tu visita al bosqueencantadoconsulejanocastillohabíatocadoasufin.Eracomounhermososueñodelquenodesearadespertar.Perosabíaquenoteníamásremedioquehacerlo.

Él me levantó en sus brazos y me besó. Yo le rodeé el cuello con misbrazosyledije:

—Hasidounpaseoacaballoencantador.

—Jamásunpaseoacaballomehabíaresultadomásagradable.

LaseñoritaAnabelnosestabamirandocomosinosupierasireírollorar,pero,siendolaseñoritaAnabel,seechóareír.

Él montó en su caballo y nos acompañó hasta el carruaje. La señoritaAnabelyyo subimos.Él sealejóenunadirecciónynosotras lohicimosenotrapararegresaralaestación.

Allíbajamos.

—No olvides acudir a esperarme a la estación, Janet—dijo la señoritaAnabel.

Ellomehizorecordarcontristezaqueaqueldíaestabaapuntodeterminar,quemuy prontome encontraría de nuevo en el Crabtree Cottage y que losacontecimientosde aqueldía iban aperderse en el pasado.Nos sentamos launaalladodelaotraeneltren,tomadasfuertementedelamano,comosinoquisiéramos soltarnos jamás. ¡Cómo corría el tren! ¡Cuánto hubiera deseadodetenerlo!Lasruedasseburlabandemí,diciéndomeunayotravez:«¡Prontovasavolver!¡Prontovasavolver!».

Cuando ya casi habíamos llegado, la señorita Anabel me rodeó con subrazoymepreguntó:

—¿Quéesloquehasdeseado,Suewellyn?

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—Ah, no tengo que decirlo—dije—. Si lo hiciera, los deseos jamás seconvertiríanenrealidadyyonopodríasoportarlo.

—¿Tanimportanteseranentonces?

Asentíconlacabeza.

Ellaguardósilenciounratoydespuésmedijo:

—Noesdeltodociertoquenodebasdecírseloanadie.Selopuedesdeciraunapersona.Siquieres,claro…y,si lodicesenvozbaja,ellonoafectaráparanadaalaposibilidaddequelosdeseosseconviertanenrealidad.

Me alegré. Resultaba muy consolador poder compartir las cosas y connadielohubieradeseadomásqueconlaseñoritaAnabel.

Portanto,ledije:

—He deseado primero un padre y una madre; después he deseado queusted y Joel fueran mis padres; y después he querido que todos nosotrosestuviéramosjuntos.

Ellaguardó silencio largo ratoymepregunté sihabría lamentadoque ledijeratodoaquello.

Habíamos llegado a la estación. El cabriolé nos estaba aguardando y, alpocorato,yanosencontrábamosenelCrabtreeCottage.Ellugarsemeantojómás triste que nunca, ahora que había estado en el bosquemágico y habíavistoelcastilloencantado.

LaseñoritaAnabelmebesóydijo:

—Tengoquedarmeprisaparanoperdereltren.

Daba todavía la impresión de que estuviera a punto de echarse a llorar,peseaqueestabasonriendo.Escuchéelclopclopdeloscascosdeloscaballosqueselallevaban.

HabíaenmihabitacióndospaquetesquelaseñoritaAnabelhabíadejadoparamí.Unodeellosconteníaunvestidodesedaazuladornadoconcintas.Era el vestidomásbonito que jamáshubiera visto, el regalode cumpleañosquemehabíahecholaseñoritaAnabel.EnelotropaquetehabíaunlibroquehablabadecaballosycomprendíqueésteeraelregalodeJoel.

¡Oh, qué cumpleaños tanmaravilloso! Sin embargo, lomás triste de lasocasionesmaravillosasestribabaenelhechodequeéstashacíanquelosdíassucesivosparecieranmásmonótonos.

El comentario que le había hecho tíaAmelia a tíoWilliam acerca de laexcursiónhabíasido:

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«¡Perturbador!».

Talveztuvierarazón.

***

En el transcurso de las semanas siguientes, viví como en un sueño. Nohacíamásque contemplar el vestido azul colgado enmi armario.Nome lohabíapuesto.Eramuypocoadecuado,decíatíaAmelia;yyohabíallegadoala conclusión de que estaba en lo cierto.Era demasiado bonito para lucirlo.Erasóloparamirar.Enlaescuela,laseñoritaBrentmedijo:

—¿Quétehaocurrido,Suewellyn?Estásmuydistraídaestosdías.

AnthonyFeltondecíaqueacudíaporlasnochesalasreunionesdebrujasyquemequitabatodalaropaydanzabasincesarybesabalacabradelgranjeroMills.

—Noseastonto—ledecíayoycreoquelosdemásconveníanconmigoenquetodoaquelloseloestabainventando.

TíaAmelia jamáshubierapermitidoquesalieradenocheymequitara laropa, lo cual era indecente, y el hecho de besar a una cabra hubiera sidoinsalubre.

Leí todo loquepudedel libroacercade loscaballos.Eraunpocodifícilparamí;perosiempreesperabaquelaseñoritaAnabelvolvieraalgúndíaymellevara al bosque encantado. Era necesario que supiera algo acerca de loscaballos cuandome reuniera de nuevo con Joel. Entonces pensé que habríasidouna insensataalnohaberdeseadoalgoquefueramásfácildealcanzar:como,porejemplo,otrodíaenelbosque,enlugardeunpadreyunamadre.Lospadresylasmadresteníanqueestarcasados.YnoeranenmodoalgunocomolaseñoritaAnabelyJoel.

Empecéainteresarmeporloscaballos.AnthonyFeltonteníauncaballitoylesupliquéquemedejaramontarlo.Alprincipio,seburlódemí,perodespuéssupongoquedebiópensarque,sitratabademontar,mecaeríacontodacertezay entonces resultaría muy divertido. Me acompañaron a la dehesa de lamansiónymontéenelcaballitodeAnthonyyempecéapasearporelcampo.Fueunverdaderomilagroquenomederribara.YonohacíamásquepensarenJoeleimaginarqueélmeestabaobservando.Deseabacontodaelalmabrillarantesusojos.

Anthonysufrióunagrandecepciónyyanoquisodejarmevolveramontarsucaballito.

***

EranoviembrecuandolaseñoritaAnabelregresó.Estabamáspálidaymás

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delgada.Medijoquehabíaestadoenferma;habíapadecidopleuresíayporesonohabíavenidoantes.

—Sóloesomehaimpedidovenir—medijo.

—¿Vamosavolveralbosque?—pregunté.

Ellasacudiólacabeza,unpocotristemente,penséyo.

—¿Tegustó?—mepreguntóconvehemencia.

Junté lasmanos y asentí. No había palabras suficientes para expresar lomuchoquemehabíagustado.

Ellaguardósilenciocongestounpocoapenadoyyoledije:

—Erauncastillomaravilloso.Noparecíadeverdad.Creoqueesunodeaquéllos que a veces desaparecen. A pesar de la niña y de los niños queentraronenél.Yestabaelcaballo.Yomontéaquelcaballo…Galopamosconél.Fuemuyemocionante.

—¿Todoaquellotegustómucho,Suewellyn?

—Sí,megustómuchomásquecualquiercosaquejamáshayahecho.

MástardelaoíhablarcontíaAmelia.

—No—dijoAmelia—,noquiero,señoritaAnabel.¿Dóndeloibaatener?No estaríamos en condiciones de permitirnos semejante cosa. Habría máshabladuríasdelasquehayyleaseguroqueyaesbastante.

—Seríamuybeneficiosoparaella.

—Provocaría comentarios. No creo que el señor Planter estuviera deacuerdo.Haylímites,señoritaAnabel.Y,enunsitiocomoéste…Enprimerlugar,estánsusvisitas.Enestoscasos,nosuelehabervisitas.

—Losé,losé,Amelia.Perosetepagarábien…

—Noescuestióndedinero.Esunacuestióndeapariencias.Enun lugarcomoéste…

—Bueno,pues.Dejémoslodemomento.Mehubieragustadoquemontaraacaballoyaellalehubieraencantado.

Todoeramuymisterioso.SabíaquelaseñoritaAnabelqueríaregalarmeuncaballitoporNavidadyquetíaAmelianolopermitía.

Estaba furiosa. Hubiera tenido que desear tener un caballito. Aquellohubierasidomássensato.Habíasidounaestúpidayhabíadeseadoalgoquenoera posible. La señoritaAnabel se fue, pero yo sabía que iba a volvermuypronto, a pesar de haberle dicho tía Amelia que no viniera con demasiada

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frecuencia.Lasituacióneramala.

LepedíaAnthonyFeltonquemedejaramontardenuevoensucaballito,peroélsenegó.

—¿Yporquétendríaquehacerlo?—preguntó.

—Porqueyoheestadoapuntodeteneruno—lecontesté.

—¿Quéquieresdecir? ¿Cómoesposibleque túhayas estadoapuntodeteneruno?

—Heestadoapuntodeteneruno—insistíendecirle.

Me imaginé paseando a caballo frente a la dehesa de los Felton con uncaballito mucho más hermoso que el de Anthony Felton y me sentí tanenfurecidaydecepcionadaqueodiéaAnthonyyatíaAmelia.AtíaAmelianoselopodíadecir,peroaAnthonyselopodíadeciryasílohice.

—Eres una bruja y una bastarda—medijo él—, y es terrible ser ambascosas.

***

MattyGreyyanosesentabaalapuertadesucasa.Hacíademasiadofrío.

«Estevientoquesoplaenelpradomepenetraenloshuesos—decía—.Yesoesmaloparamistornillos.—Sustornilloseranelreumayeninviernoledolían tanto que no podía apartarse del fuego—.Hoy los tornillosme estánfastidiando—solíadecir—.Noesningunabroma,no.Noobstante,Tommevaencenderunbuenfuego,¿yquéesmejorqueunfuegodeleña?Y,cuandohayunateteracantandoenelhogar…tedigoquenosepodríaestarmáscercadelosángelesdelcielo».

AdquirílacostumbredeentrarenlacasadeMattycuandoregresabadelaescuela. No podía quedarme mucho rato porque tía Amelia no tenía queenterarsedeaquellasvisitas.Nolashubieraaprobado.Nosotrospertenecíamosauna«clasemejor»queladeMatty.Todoerabastantecomplicadoporque,apesar de que no estábamos almismo nivel que elmédico y el párroco, loscualesasuveznoteníanlamismacategoríaqueelterrateniente,estábamosunpocoporencimadeMatty.

Mattymedecíaquecortaraunabuenarebanadadepan.

—Lamitaddeabajo,cariño.

Y yo la colocaba en un largo tenedor de tostar que el tío de Tom habíahechoenlafraguaylasosteníadelantedelfuegohastaqueadquiríauncolorpardodorado.

—Unabuenatazadetécargadoyunabuenarebanadadepantostado, tu

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propiachimeneayelvientosilbandofueray tú lejosde todoello…nocreoquepudierahaberalgomejor.

YonoestabadeacuerdoconMatty.Podíahaberunbosqueencantado,unmantel extendido sobre la hierba; podía haber espoletas de pollo y dospersonas maravillosas, distintas a cualquier otra que yo jamás hubieraconocido. Podía haber un castillo encantado contemplado a través de losárbolesyuncaballoenelquegalopar.

—¿Enquéestáspensando,pequeñaSuewellyn?—preguntóMatty.

—Dependedeuno—dije—.Talvezaalgunaspersonasnolesgustaralatostadayeltéfuerte.Talvezprefirieranunacomidaenelbosque.

—Esoesloqueyoqueríadecir.Loqueaunolegustaría,¿verdad?Bueno,pues,esoesloquemegustaamí.Ahoratúmevasacontarloquetegustaríaati.

Y,antesdequepudieradarmecuenta,seloconté.Ellameescuchó.

—Ytúvisteestebosque,¿verdad?¿Yvisteelcastillo?Ytellevaronallí,¿verdad?Losé,fuelaseñoraqueviene.

—Matty—ledijemuyexcitada—¿sabíasque,sirompesunaespoletadepolloytequedasconeltrozomásgrande,puedesexpresartresdeseos?

—Oh, sí, es una costumbre muy antigua. Cuando yo era pequeña,comíamospollodevezencuando…eratodounfestín.Lodesplumábamosylo rellenábamos… y, al final, había una lucha entre los pequeños por laespoleta.

—¿Expresastealgunavezundeseo?¿Sehicieronrealidadtusdeseos?

Ellaguardósilenciounratoydespuésmedijo:

—Sí.Creoquehe tenidounabuenavida.Sí,creoquemisdeseossehanhechorealidad.

—¿Piensasquelosmíostambiénseharánrealidad?

—Sí,creoquesí.Cualquierdíadeéstos todoseharárealidadpara ti.Esmuyguapalaseñoraquevieneaverte.

—Eshermosa—dije—.Yél…

—¿Quiénesél,cielo?

«Estoy hablando demasiado —pensé—. No debo… ni siquiera conMatty».Temía,encasodequehablara,descubrirqueellonohabíaocurridorealmenteyqueyomehabíalimitadoasoñarlo.

—Oh,nada—dije.

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—Estásquemandolatostada.Noimporta.Raspalonegroenelfregadero.

Raspé lapartequemadadelpanypusemantequillaen la tostada.Hiceyservíelté.Despuésmesentéunrato,contemplandolasimágenesdelfuego.Viquelaleñaardíaentonosrojos,azulesyamarillos.Yvielcastillo.Derepente,lascenizascayeronenelhogarylaimagensedesvaneció.

Comprendí que ya era hora de irme. Tía Ameliame estaría echando enfaltayhaciendopreguntas.

LasNavidadesyacasisenoshabíanechadoencima.Losniñosacudíanalbosquepararecogerhiedrayaceboconqueadornarlaclase.LaseñoritaBrentinstaló un buzón en el recibidor de su casa para que echáramos en él lastarjetas a nuestros amigos. El día anterior a la víspera de Navidad, cuandoterminaran las clases, la señorita Brent actuaría de cartero, abriría el buzónrecubierto de papel, sacaría las tarjetas y, sentada junto a su escritorio, nosllamaría por nuestros nombres y nosotros acudiríamos a recoger las tarjetasquenoshubierandirigido.

Todosestábamosmuyemocionadosalrespecto.Hicimoslastarjetasenlapropia clase y hubo muchos murmullos y risitas mientras pintábamos lostrozosdepapely,congransigilo, losdoblábamosyescribíamosenelloslosnombresdeaquéllosaquienesibadirigidoelobsequio,echándolosdespuésalbuzón.

Porlatarde,habríaunconcierto.LaseñoritaBrenttocaríaelpianoytodoscantaríamosjuntos,ylosquetuvieranbuenavozactuaríandesolistas;yotrosrecitaríanpoesías.

Iba a ser un gran día para nosotros y todos empezamos a esperarlo conentusiasmovariassemanasantesdeNavidad.

ParamífuemuchomásemocionantelavisitadelaseñoritaAnabel.Vinolavísperadelafiestaenlaescuela.Mehabíatraídounospaquetesenlosquefigurabaescrita laadvertencia«AbrireldíadeNavidad».PeroamísiempremeemocionabamáslapropiaseñoritaAnabelqueloquetraía.

—Enprimavera—medijo—,comeremosdenuevoenelbosque.

Yomemostréencantada.

—Enelmismositio—dije—.¿Habráespoletasdepollo?

—Sí—meprometióella—.Entoncespodrásformularotrosdeseos.

—Alomejornomequedoconeltrozomásgrandedehueso.

—Yocreoquesítevasaquedarconél—medijoella,sonriendo.

—SeñoritaAnabel,¿estaráél…estaráJoel?

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—Creo que es posible —me contestó—. Te gustó, ¿no es cierto,Suewellyn?

Vaciléun instante.Gustarnoeraexactamenteunapalabraquesepudieraaplicaralosdioses.

Ellasealarmó.

—Notedebió…asustar,¿verdad?

Yoseguíguardandosilencioyellaañadió:

—¿Quieresvolveraverle?

—Oh,sí—gritéconentusiasmoyellapareciódarseporsatisfecha.

Mepusetristecuandovinoelcabrioléparallevarlaalaestación;peronotan triste como de costumbre porque, a pesar de que la primavera estabatodavíamuylejos,éstavendríaasudebidotiempoyentoncestendríaantemílamaravillosaperspectivadelbosque.

Tío William había terminado la cunita de Navidad que había estadohaciendoenlaleñerayahoralacunitaseencontrabaenlaiglesia,albergandounaimagendelNiñoJesús.TresdelosniñosdelaescuelaibanaserlosReyesMagos.Unodeelloselhijodelvicario,porquesuponíaqueeralógicoqueelvicario quisiera que lo fuera. Anthony Felton otro, porque era el nieto delterratenienteysufamiliahacíagenerososdonativosalaiglesiaypermitíaquetodas las fiestas al aire librey lasventasdeproductos tuvieran lugar en susterrenoso,encasodequelloviera,enelgransalón;yTomeltercero,porqueteníaunavozmuybonita.Escucharaquellavozangélicasurgiendodeunniñotandesaliñadoeracomounmilagro.MealegréporTom.Eraunhonor.Mattysemostróencantada.

—Supadreteníaunabonitavoz.Ymiabuelito también—medijo—.Escosadelafamilia.

Tom había colocado una enorme rama de acebo sobre El regreso delmarineroquetantoadornabalahabitacióndeMatty.YoestudiabaamenudoElregresodelmarineroporqueeralaclasedepinturaquenohubieraimaginadoqueMattypudieratener.Eraungrabadounpocolóbregoy,además,noteníacolor.Elmarineroseencontrabadepieenlapuertadelacasaconunfardoalhombro. Su mujer miraba con rostro anonadado, como si estuvieracontemplandoalgunahorribledesgraciaynoyaelregresodeunserquerido.Mattyhabíahabladode lapinturacon lágrimasen losojos.Eraextrañoquealguiencapazdetomarsearisalaspenasdelavidaderramaralágrimasporlaspenasimaginariasdealguienrepresentadoenuncuadro.

Yohabíainsistidoenquemecontaralahistoria.

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—Verás—medijoella—,ocurriólosiguiente.¿Vesaquellacunadeallí?Hayunniñopequeño.Peroelcasoesqueelniñonohubieratenidoquenacerporqueelmarinerollevabatresañosausenteyellahatenidoelniñomientrasélnoestaba.Aélnolegusta…yaellatampoco.

—¿Yporquénolegusta?Supongoquetendríaquealegrarsederegresaracasayencontraraunniñopequeño.

—Bueno,esoquieredecirqueelniñonoessuyoynolegusta.

—¿Porqué?

—Bueno, se podría decir que está celoso.Había dos cuadros.Mamá losrepartió al morir. Dijo: «El regreso es para ti, Matty, y La partida es paraEmma».Emmaesmihermana.Secasóysefuealnorte.

—¿YsellevóLapartida?

—Puessí.Ynoesqueleimportarademasiado.Amímehubieragustadotenerlosdoscuadros.Éllamataba,¿sabes?,yveníalapolicíaparallevárseloy ahorcarlo. Eso significabaLa partida.Oh,me hubiera encantado tener Lapartida.

—Matty—pregunté—,¿yquéocurrióconelniñitodelacuna?

—Alguiensehizocargodeél—dijoMatty.

—¡Pobreniño!Sequedósinpadreysinmadre.

Mattydijorápidamente:

—Tom ha estado aquí y me ha hablado de este buzón que tenéis en laescuela. Espero que hayas hecho una bonita tarjeta para Tom. Es un buenchiconuestroTom.

—Lehehechounapreciosa—dije—,deuncaballo.

—ATomlegustará.Esmuyaficionadoaloscaballos.Estamospensandoponerle a aprender con el herrero Jolly. Los herreros tratan mucho concaballos.

Las sesiones conMatty siempre terminaban demasiado pronto. SiempreestabanensombrecidasporlaideadequetíaAmeliameestaríaesperandoencasa.

ElCrabtreeCottagemeresultabatristedespuésdehaberestadoconMatty.Ellinóleodelsueloestabatanrelucientequeconstituíaunpeligroynohabíaramas de acebo sobre las pinturas de Jesucristo y de sanEsteban. El acebohubiera estado sin duda fuera de lugar allí y el hecho de colocar una ramasobre la antipática reina hubiera sido nada menos que un delito de lesamajestad.

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—Esuna cochinada—había sido el comentario de tíaAmelia—.Se caeportodaspartesysepisanlasbayas.

Llegó el día de la fiesta. Cantamos y los más capacitados—yo no meencontrabaentreellos—recitaronpoesíasyactuaroncomosolistas.Seabrióel buzón. Tomme había enviado un precioso dibujo de un caballo y habíaescritoenelpapel:«FelicesNavidades.Sinceramentetuyo,TomGrey.—Todoelmundohabíaenviadotarjetasatodoelmundoy,porconsiguiente,huboungranreparto.LaquerecibídeAnthonyFeltonseproponíaherirme,másquefelicitarme. Era el dibujo de una bruja montada en una escoba. La brujallevaba suelto el cabello oscuro y tenía un lunar negro en la barbilla—. TedeseounashechicerasNavidades»,decíalanota.EldibujoeramuymaloymeencantóobservarquelabrujamásseparecíaalaseñoritaBrentqueamí.Mevengué enviándole el dibujo de un niño enormemente gordo (Anthony eranotoriamenteglotónymuyinclinadoalaobesidad),sosteniendounpasteldeNavidad. «No engordes demasiado estas Navidades, no sea que no puedasmontaracaballo»,lehabíaescrito;yélsabríaquelatarjetaencerrabaeldeseodequeengordara.

LavísperadeNavidadcayeronalgunoscoposdenievey todoelmundoexpresó el deseo de que se solidificaran. Pero, en su lugar, se fundieron altocarelsueloymuyprontosetransformaronenlluvia.

Acudí a las ceremonias religiosas de medianoche con tía Amelia y tíoWilliam,locualhubieratenidoqueconstituirtodounacontecimientoyaquenoteníamosporcostumbrepermanecerlevantadoshastatantarde;peronadapodía constituir realmente un acontecimiento teniendo yo que caminar entremisdosseverosguardianesypermanecersentadarígidamenteconellosenelbancodelaiglesia.

Estuve medio dormida durante la celebración religiosa y me alegré depodervolvera lacama.Vinodespués lamañanadeNavidad,emocionanteapesardelhechodequeyonotuvieraningunamediadeNavidad.Sabíaquelosdemásniños las teníanypensabaen lodivertidoquedebía server lamediarepletadecosasbonitasymeterlamanoparasacarlosregalos.

—Eso es infantil—decía tíaAmelia—,ymalo para lasmedias.Ya eresdemasiadomayorparaestascosas,Suewellyn.

Noobstante,teníalosregalosdeAnabel.Denuevoprendasdevestir:dosvestidos,unodeellosmuybonito.Elazulqueellamehabíaregaladosólomelohabíapuestoenocasióndesusvisitas.Ahorahabíaunodesedayotrodelana y un preciosomanguito de piel de foca.También había tres libros.Meencantaron los regalosymigranpena fuequeAnabelnoestuvierapresenteparaentregármelosenpersona.

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Tía Amelia me regaló un delantal y tío William un par de medias. Laverdadesquedichosregalosnomeentusiasmarondemasiado.

Fuimos a la iglesia por la mañana; después regresamos a casa yalmorzamos. Hubo un pollo queme trajo recuerdos, pero no se habló paranadadelaespoleta.DespuéshubopasteldeNavidad.Porlatardemepusealeerloslibros.Fueundíamuylargo.HubieradeseadocorreralacasitadelosGrey.Mattysehabíaidoapasareldíaalacasadealladoylosalegresgritosdejúbilopodíanescucharsedesdeelprado.TíaAmelialosoyóydijoqueyaestababien,quelasNavidadeseranunasolemnefestividad.Seconmemorabael nacimiento de Cristo. La gente hubiera tenido que conducirse consolemnidadynocomportarsecomolospaganos.

—Yo creo que tendrían que ser alegres —dije—, porque ha nacidoJesucristo.

—Esperoquenoseteempiecenaocurrirextrañasideas,Suewellyn—medijotíaAmelia.

Laoícomentarcon tíoWilliamquehabía todaclasedegenteenaquellaescuelayqueeraunapenaquepersonascomolosGreyestuvieranautorizadasaenviarasushijosallí,mezclándosecongentedesuperiorcategoría.

DijecasiagritosquelosGreyeranlasmejorespersonasqueconocía,perocomprendíqueeraabsurdotratardeexplicarlesemejantecosaatíaAmelia.

VinodespuéselDíadelAguinaldo…otrafiestamástranquilatodavíaqueladeNavidad.Llovíayelvientodelsuroestesoplabaenelprado.

Undíamuylargo.Tansólopudedeleitarmeconlosregalosypreguntarmecuándoibaalucirelvestidodeseda.

***

AnabelvinoporAñoNuevo.TíaAmeliahabíaencendidolachimeneadelsalón—acontecimientomuy poco frecuente— y había subido las persianasporque ya no podía seguir lamentándose de que el sol le estropeaba losmuebles.

Bajo el sol invernal, la estancia seguía pareciendomuy triste. La luz nocontribuía a conferirmayor alegría a las pinturas. San Esteban parecíamástorturado si cabe, la reina todavía resultaba más antipática y Jesucristo nohabíacambiado.

La señoritaAnabel llegó a la hora acostumbrada, es decir, poco despuésdel almuerzo. Estaba encantadora con su abrigo ribeteado de piel y sumanguitodepieldefoca,hermanomayordelmío.

Laabracéyledilasgraciasporlosregalos.

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—Undía—medijo—,tendrásuncaballito.Insistiréenello.

Hablamos tal como solíamos hacer siempre. Yo le mostré mis libros ycomentamoscuestionesrelacionadasenlaescuela.NolehablédelasbromasdequemehacíanobjetoAnthonyFeltonysuscompinches,porquesabíaqueesolaibaapreocupar.

Así transcurrióeldíaconAnabely, a sudebido tiempo,vinoel cabrioléparallevarladenuevoalaestación.MeparecióquehabíasidounavisitadeAnabelcomolasdesiempre,peroellonoeraexactamentecierto.

FueMattyquienmehablódelhombredelaPosadadelReyGuillermo.

Tomtrabajabaallídespuésde lasclases, transportandoelequipajede losclientesalashabitacionesyencargándosedeotrosmenesteres.

—Esunasegundaalternativa—decíaMatty—.Porsilodelherreronodaresultado.

TomlehabíahabladodelhombredelaposadayMattymelocontó.

—HahabidounbuenescándaloenlaPosadadelReyGuillermo—medijoella—. Un caballero muy encopetado y poderoso, alojado en la mejorhabitación.Y llegó hecho una furia porque no había ningún cabriolé que lellevaraalaPosadadelReyGuillermoalbajardeltren.¿Cómoeraposiblequelohubiera?Elcabriolélousabaotrapersona,¿noescierto?—Mattymedioun suave codazo—. Ayer tuviste visita, ¿verdad? Bueno, pues, el señorTodopoderosotuvoqueesperaryhayunacosaqueaestaclasedecaballerosnosuelegustarledemasiado…yesqueleshaganesperar.

—En realidad, el cabriolé no tarda mucho en ir al Crabtree Cottage yregresaralaestación.

—Ah,peroesquealoscaballerosricoseimportantesnolesgustaqueleshagan esperar ni un minuto mientras se sirve a otras personas. Me lo hacontadoJimFenner(eranuestrojefedeestación,mozoyhombreparatodo).Sequedódepieenelandén,echandochispasmientraselcabrioléseibacontujovenseñorita.Nohacíamásquedecir:«¿Adóndeva?¿Vamuylejos?—YelviejoJimmy,muypreocupadoporquevioqueeraungranseñor,vayledice—:Bueno,señor,novaatardamucho.HaidotansóloalCrabtreeCottagedelpradoconlaseñorita».«ElCrabtreeCottage—rugeél—,¿yesodóndeestá?».«Está en el prado, señor. Junto a la iglesia.Aun tiro de piedra.La señoritapodría recorrer la distancia andando en diezminutos. Pero siempre toma elcabriolé y lo alquila para que la acompañe de nuevo a la estación». Esopareció tranquilizarle ydijoque esperaría.Lehizo a Jimmuchaspreguntas.Resultóqueeraucaballeromuycharlatáncuandonoestabaenojado.EstuvomuyamableyledioaJimcincochelines.EsonoescosaqueJimveatodos

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losdías.Dicequeesperaqueelcaballerosequedeaquímuchotiempo.

Comoesnatural,hubieradeseadoseguirhablandoconMatty,peromefuiyregresécorriendoamicasa.Ahoraoscurecíamuyprontoysalíamosde laescuela al crepúsculo. La señorita Brent había dicho que en inviernosaldríamosalastresparaquelosniñosquevivíanmáslejospudieranregresara casa antes de que oscureciera. En verano, terminábamos a las cuatro.Empezábamos a las ocho de la mañana en lugar de a las nueve como enveranoyalasochoestabatodavíamuyoscuro.

TíaAmeliaestabareuniendounashojasymedijo:

—Voyallevarlasalaiglesia,Suewellyn.Esunalástimaquenohayafloresenestaépocadelaño.Elvicarioestabadiciendoquetodoquedabamuyvacíocuandoseterminabanlasfloresdeotoñoyyolehedichoquebuscaríaalgunashojas para usarlas. Creo que le ha parecido una buena idea. Puedes venirconmigo.

Dejé la cartera de la escuela en mi habitación y bajé obedientemente.Cruzamoselpradoparadirigirnosalaiglesia.

Reinaba allí un profundo silencio. Las vidrieras de colores parecíandistintas sin la luzdel soloel resplandorde la iluminacióndegas.Hubieratenidoque asustarmeunpocopor el hechodequedarme sola allí, temiendoquela imagendeJesucristobajarade lacruzymedijeraqueeramuymala.Pensabaque,a lomejor, lasfigurasde lasvidrierasdecolores ibanacobrarvida.HabíamuchostormentosrepresentadosenellasyestabamiviejoamigosanEstebanque tantohabía sufrido en la tierra.Nuestraspisadas resonabanpavorosamentesobrelasbaldosasdepiedra.

—Tendremos que darnos prisa, Suewellyn —dijo tía Amelia—.Oscurecerámuypronto.

Subimoslostrespeldañosdepiedradelaltar.

—¡Ya está!—Dijo tía Amelia—. Lo animarán un poco. Creo que serámejorquelaspongaenagua.Mira,Suewellyn,tomaestejarrónyllénaloenelpozo.

Lo tomé y salí corriendo de la iglesia. El cementerio estaba fuera. Laslápidassepulcralessemejabanancianosyancianasarrodilladosconlosrostrosocultosporunoscapuchonesgrises.

El pozo se encontraba a pocosmetros de la iglesia. Para llegar hasta elmismo, tenía que pasar frente a algunas de las lápidasmás antiguas.Habíaleído sus inscripciones muchas veces cuando salíamos de la iglesia. Laspersonashabíansidoenterradasallíhacíamuchísimotiempo.AlgunasdelasfechascorrespondíanalsigloXVIII.Pasécorriendofrenteaellasendirección

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alpozoyempecéabombearelaguaconfuerzaparallenareljarrón.

Mientras lohacía,escuchéunapisadarepentina.Mevolvíamirar.Habíaoscurecido desde que tía Amelia y yo habíamos entrado en la iglesia.Experimentéunestremecimientoen lacolumnavertebral.Tenía lasensacióndequealguien…algomeestabaobservando.

Volvíaprestaratenciónalpozo.Habíaquehacerunesfuerzoparasacarelaguaynoerafácilaccionarlabombaconunamanoysostenereljarrónconlaotra.

Me temblaban las manos. «No seas tonta —me dije—. ¿Por qué ibaalguien a acudir al cementerio?». Tal vez fuera la esposa del vicario queregresabaalavicaríaotalvezalgunodelosdevotosfeligresesalquetambiénselehubieraocurridolaideadeadornarelaltar.

Habíallenadodemasiadoeljarrón.Vertíunpocodeagua.Yentoncesvolvíaescucharelrumor.Lancéunjadeodehorror.Unafiguraseencontrabadepieentrelaslápidassepulcrales.Estabaseguradequeeraunfantasmaquehabíasurgidodeunatumba.

Soltéungritodesobresaltoyechéacorreratodaprisahaciaelpórticodela iglesia.Derraméelaguadel jarrónymemojé lapecheradelabrigo.Perohabíaalcanzadoelrefugiodelaiglesia.

Medetuveuninstanteparamirarhaciaatrás.Nopudeveranadie.

TíaAmeliameestabaesperandoconimpacienciajuntoalaltar.

—Vamos,vamos—medijo.

Leentreguéeljarrón.Teníalasmanosmojadasyfríasyestabatemblando.

—Aquínohaysuficiente—medijoen tonodecensura—.Eresunaniñadescuidadayhasderramadoelagua.

Yomemantuvefirme.

—Allí afuera está oscuro —dije en tono obstinado. Nada me hubierapodidoinduciraregresaralpozo.

—Supongo que tendremos que apañárnoslas —dijo ella, rezongando—.Suewellyn,noséporquénopuedeshacerlascosascomoesdebido.

Arregló las hojas y salimos de la iglesia. Yomemantuve pegada a ellamientrascruzábamoselcementerioysalíamosalprado.

—Noesloquemehubieragustadoparaelaltar—dijotíaAmelia—.Perotendremosqueconformarnos.

Aquellanochenopudedormir.Meadormilabaymeveíajuntoalpozodel

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cementerio.Meimaginabaal fantasmasurgiendode la tierraysaliendoparaasustaralagente.Desdeluego,mehabíaasustado.Siemprehabía,creídoquelos fantasmas eran unos seres transparentes de un blanco brumoso. Pero,reflexionando acerca de ella con toda la serenidad que me permitían laoscuridadymitemor,recordéqueelfantasmaibacompletamentevestido.Eraunhombre,unhombremuyaltoconunrelucientesombreronegro.Nohabíatenidoocasióndeobservarotrosdetalles,exceptuandolafijezadesumirada.Unamiradadirectamenteclavadaenmí.

Al final, me dormí tan profundamente que a la mañana siguiente medespertétarde.

Tía Amelia me examinó con una expresión muy severa cuando bajé adesayunar.Nome había llamado. Jamás lo hacía.Yo tenía que despertarmesolaalahoraadecuadaeirmealaescuelaalahoracorrespondiente.Eraalgoque tenía que ver con laDisciplina, cosa que tíaAmelia reverenciaba tantocomolaRespetabilidad.

Porestemotivo,lleguétardealaescuelaylaseñoritaBrent,queopinabaque la Puntualidad era tan necesaria como la lectura, la escritura y laaritmética, me dijo que, si no podía llegar a tiempo, tendría que quedarmemediahoramásyescribirelCredoantesdeabandonarlaescuela.

Comoesnatural,esosignificaríaquenotendríatiempodevisitaraMatty.

Pasóeldíay,alastres,mesentéjuntoamipupitreescribiendo«CreoenDios Padre…» y, al llegar a «concebido», empecé a recitar el abecedario yterminéenveinteminutos.LollevéalsalóndelpisodelaseñoritaBrent,queestabaarriba,llaméalapuertayseloentregué.Ellaleechóunvistazo,asintióymedijo:

—Serámejorquetedesprisa.Estarásencasaantesdequeoscurezca.Yprocuraserpuntual,Suewellyn.Esdemalaeducaciónnoserlo.

—Si,señoritaBrent—dijeyoentonosumiso,alejándomeatodaprisa.

Sitomabaelatajodelcementerio,quemepermitíaganarunosminutos,talvezme diera tiempo a visitar aMatty y contarle lo del fantasma que habíavistoeldíaanterior.Sillegabatardeacasa,podríadecirleatíaAmeliaquemehabía retrasado, escribiendo el «Credo». Ella asentiría con aire sombrío yaprobaríalaaccióndelaseñoritaBrent.

El hecho de cruzar el cementerio después de la experiencia que habíatenidoeldía anteriorparecíaunpoco raro.Sinembargo, lomáscuriosoeraquemitemorconferíaalcementeriounaespecialfascinación,locualtalvezexpliqueenciertomodoloqueocurriómástarde.Aúnnohabíaoscurecidodeltodo.Eldíahabíasidomásclaroqueelanterioryelsolparecíaunabolaroja

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en el horizonte. Tenía miedo. Me debatía en una mezcla de inquietud yemoción,pero,enciertomodo,mesentíaatraídacasiinvoluntariamenteporelcementerio.

Encuantolleguémedijequeeraunaestúpidaporhaberlohecho.Eltemorme atenazó con fuerza y experimenté un gran deseo de darmedia vuelta yecharacorrer.Peronolohice.Memantendríaapartadadelsectormásantiguoymeabriríapasoporentrelaslápidasmásblancascuyasinscripcionesaúnnohabíansidoborradasporeltiempoylaintemperie.

Meestabansiguiendo.Losabía.Podíaoírlaspisadasamiespalda.Echéacorrer.Quienquieraquemeestuvierasiguiendotambiénapresuróelpaso.

Quéneciahabíasidoalhaberacudidoalcementerio.Estabajugandoaservaliente.Ayeryahabíatenidounaadvertencia.Quémiedohabíapasado,yesoquetíaAmelianoestabamuylejos.Mehubierabastadoconregresarjuntoaella.Y,sinembargo,hoyhabíaregresado…sola.

Pude ver los muros grises de la iglesia. Quienquiera que me estuvierasiguiendo era más rápido que yo. Aquello… él… me estaba pisando lostalones.

Contemplé elportalde la iglesia.Recordabahaberoídodecir algo sobrequelasiglesiaseranunrefugioporserlugaressagrados.Allínopodíanexistirlosmalosespíritus.

Vaciléjuntoalportaldelaiglesia…¿seríaconvenientequeentraraobienqueecharaacorrer?

Unamanoseextendióymetocó.

Lancéunjadeo.

—¿Quésucede,chiquilla?—Mepreguntóunavozmuycariñosaymusical—.Nohaynadaquetemer,¿sabes?

Dimediavueltaparamirarle.

Eraunhombremuyaltoyobservéelsombreronegroquetambiénllevabaeldíaanterior.Estabasonriendo.Susojoserandecolorcastañooscuroysucara no se parecía en absoluto a la cara que yo imaginaba que tendría unfantasma.Teníadelanteaunhombrevivo.Élsequitóelsombreroehizounareverencia.

—Sóloqueríahablarcontigo—añadió.

—Estabaustedayerenelcementerio—ledijeyo,acusándole.

—Sí —dijo él—, me gustan los cementerios. Me gusta leer lasinscripcionesdelastumbas,¿atino?

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Megustaba,peronodijenada.Estabatemblandodemiedo.

—Labombadelpozoestabaunpoco rígida, ¿verdad?—siguiódiciendo—. Quería ir a ayudarte. Hacía falta una persona que sostuviera el jarrónmientraslaotraaccionabalabombadelpozo,¿noteparece?

—Si—contesté.

—Enséñamelaiglesia,¿quieres?Meinteresanlasiglesiasantiguas.

—Tengoqueregresaracasa—ledije—.Llegotarde.

—Sí,mástardequelosdemás.¿Porqué?

—Mehanobligadoaquedarmepara…escribirelCredo.

—CreoenDiosPadre.¿Túcrees,chiquilla?

—Puesclaroquecreo.Todoelmundocree.

—¿Deveras?EntoncessabesqueDioscuidarádetiyteprotegerácontratodos los peligros de la noche… incluso contra los desconocidos con quienpuedas tropezarteen loscementerios.Vamos…sólounmomento.Enséñamela iglesia.Creoqueestánbastanteorgullososde lasvidrierasdecoloresquetienen.

—Elvicarioestámuyorgulloso—repliqué—.Sehanescritocosasacercadeellas.Éltienemuchosrecortes.Puedeverlos,siquiere.Élselosenseñaría.

Mesosteníatodavíadelbrazoymeestabaempujandohaciaelportaldelaiglesia. Echó un vistazo indiferente a los anuncios que había en el pórticoacercadelasdistintasreuniones.

Me sentímás tranquila en el interior de la iglesia.Aquella atmósfera desantidadme devolvió el valor. Intuía que nada horrible podía ocurrirme allícon el crucifijo dorado y las vidrieras de colores en las que aparecíarepresentadalavidadeJesucristoenhermosostonosrojos,azulesydorados.

—Esunaiglesiamuyhermosa—dijo.

—Sí,perotengoqueirme.Elvicarioselaenseñará.

—Enseguida.Seríamejorquelavieradedía.

—Prontooscurecerá—ledije—yyotengo…

—Sí,tienesqueestarencasacuandooscurezca.¿Cómotellamas?

—Suewellyn—lecontesté.

—Esunnombrebastanteinsólito.¿Quémás?—SuewellynCampion.

Asintióconlacabezacomosilegustaraminombre.

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—¿YvivesenelCrabtreeCottage?

—¿Cómolosabe?

—Tevientrarallí.

—Oseaquemehabíavistoantes.

—Estabaallícercacasualmente.

—Ahoratengoqueirme,delocontrario,tíaAmeliaseenojará.

—VivescontíaAmelia,¿verdad?

—Sí.

—¿Dóndeestántupadreytumadre?

—Tengoqueirme.Elvicariolehablarádelaiglesia.

—Sí,enseguida.¿Quiéneralaseñoraquetevisitóhacedosdías?

—Ya sé quién es usted—dije—. Usted es el que se enfadó por lo delcabriolé.

—Sí,escierto.MedijeronquehabíaidotansóloalCrabtreeCottage.Esunadamamuyatractiva.¿Cómosellama?

—SeñoritaAnabel.

—Ah,comprendo.¿Ytevisitamuyamenudo?

—Puessí.

Súbitamente,metomólabarbillaymeestudióelrostro.Penséqueeraeldiabloyqueestababuscandoellunardemibarbilla.

—Séloqueestábuscando—ledije—.Suélteme.Ahoratengoqueirme.Siquiereverlaiglesia,pídaseloalvicario.

—Suewellyn —dijo él—. ¿Qué ocurre? ¿Qué ocurre? ¿Qué estoybuscando?Dímelo.

—Notienenadaqueverconeldiablo.Senaceconello.Escomotenerunafresaenlacaraporhabertenidotumadreelantojodeunasfresas.

—¿Cómo?—dijoél.

—Noesnada, se loaseguro.Haymuchagenteque los tiene.Noesmásqueunlunar.

—Esmuybonito—dijoél—.Francamentebonito.Bueno,Suewellyn,hassidomuyamableconmigoyvoyaacompañarteacasa.

Salí casi corriendo de la iglesia. Él se situó a mi lado. Cruzamos

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rápidamenteelcementerioyllegamosalbordedelprado.

—Bueno, allí está el Crabtree Cottage—dijo él—. Echa a correr. Yo tevigilaré desde aquí hasta que te encuentres a salvo en casa.Buenas noches,Suewellyn,ygraciasporsertanamableconmigo.

Mientrasentrabaenmihabitación,tíaAmeliasaliódelasuya.

—Llegastarde—medijo.

—Mehanobligadoaquedarme.

Ellaasintió,esbozandounasonrisadesatisfacción.

—HetenidoqueescribirelCredo—ledije.

—Esoteenseñaráanoquedarteenlacama—mecomentó.

Entré enmi habitación.No podía hablarle acerca del desconocido. Todoresultabatanextraño.¿Porquémehabríaseguido?¿Porquéhabíaqueridoqueleenseñaralaiglesiay,unavezdentro,apenashabíamostradointerés?Todoeramuy desconcertante. Por lomenos, yo no había cedido al temor. Habíatenidoelvalordecruzarelcementerioyhabíadescubiertoqueelfantasmaeraunhombreenrealidad.

Mepreguntésivolveríaaverle.

Peronolevi.

Cuando acudí a visitar a Matty al día siguiente, ésta me dijo que elcaballero había abandonado la Posada del Rey Guillermo. Tom le habíallevadoelequipajehastaelcabriolé;yélsehabíaidoeneltren,conbilletedeprimeraclase.

—Era todouncaballero—dijoMatty—,viajandoconbilletedeprimeraclase y pidiendo lomejor que había en la Posada del ReyGuillermo. JohnJeffersnosueletenermuchosclientesasí,ylediounchelínaTomporsubirleelequipajeyotroporbajárselo.Todouncaballero.

Pensé en la conveniencia de referirle a Matty mi encuentro en elcementerioconaquelhombrequeeratodouncaballero.

Vacilé.Noestabamuyseguraalrespecto.Talvezalgúndíaselocontara,perotodavíano…no,todavíano.

Haciafinalesdesemanadejédeexperimentaraquellavagainquietudquehabía sentido desde que había visto por primera vez a aquel hombre en elcementerio.Alfinyalcabo,enlaiglesiamehabíaparecidoamable.Teníaunodelosrostrosmejorparecidosquejamáshubieravisto.Merecordabaunpocoa Joel. Su voz era parecida y sonreía de la misma manera. Había queridovisitar la iglesiayhabíapensadoque,siendounapersonaquevivíaenaquel

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pueblo,yopodríaexplicarlealgoacercadeella.Esoeratodo.

Sabíaquenohabíaacudidoavisitaralvicarioalotrodía,porquesehabíamarchadoalamañanasiguiente.

Habíasidoundíamuyfrío.LaseñoritaBrenthabíaencendidolachimeneade laclase…aunasí,nuestrosdedosestabanentumecidosacausadel fríoyesonoerabuenoparaescribir.Todosnosalegramoscuandodieronlastresypudimos regresar a casa. Entré a visitar aMatty, que se encontraba sentadafrenteaunarugientechimenea.Latetera,cubiertadenegrohollín,estabaenelhogaryMattynotardaríamuchoenprepararelté.

Merecibiócomosiempreconaquellarisasibilantequehacíaestremecersurollizocuerpo.

—Esoescomoundíaymedio—dijo—.Elvientosopladirectamentedeleste. Ni un perro saldría con semejante día… amenos que no tuviera másremedio.

Meacurruquéa suspiesypenséqueojalápudieraquedarmeallí toda lanoche.EnelCrabtreeCottagenoibaasentirmetanagustonimuchomenos.Sabíaquehabíauna capadepolvo en la repisade la chimeneayquehabíamigasdepanbajolasilladeMatty;perohabíaentodoaquellounaintimidadqueechabademenosencasa.Penséenmigélidodormitorio,desnudándomeallíarribaycaminandocautelosamenteporellinóleopeligrosamentelustrosoy temblandoen lacama. Juntoa lachimeneadeMattyhabíaunabotelladepiedraconaguacalientequeellasellevabaalacama.

EntróTomydijo:

—Hola,abuela.

Me saludó con una inclinación de cabeza. Siempre se mostraba tímidoconmigo.

—¿NoleshacesfaltaenelReyGuillermo?—lepreguntóMatty.

—Tengounahoraantesdequeempieceahabertrabajo.Noesquevayaahabermucho…conunanochecomoésta.

—Bueno,novienencaballerostanelegantestodoslosdías.

—Ojalávinieran—dijoTom.

Sinsabercómo,empecéacontarles lodemiencuentroenelcementerio.Notenía intencióndehacerlo,pero,enciertomodo,meparecíaqueellomedaríatono;Tomlehabíallevadoelequipajeyhabíarecibidounchelín.Queríaquesupieranqueyotambiénhabíaconocido.

—Parecequeleinteresanlasiglesiasytodoeso—dijoTom.

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Mattyasintió.

—Unavezvinounhombre…leinteresabanlastumbas.Allísesentaba…juntoalaestatuadesirJohnEcclestoneylafrotabaconuntrozodepapel.Sí,suelehaberestaclasedegente.

—Alsalirmástardedelaescuela,regreséacasacruzandoelcementerio.Allíestaba…esperando.

—¿Esperando?—RepitióTom—.¿Qué?

—Nolosé.Quisoqueentraraenlaiglesiaconélyledijequeelvicariolecontaríatodoloquedesearasaber.

—Oh,alvicariolehubieragustado.Cuandoempiezaahablardelosarcosylasvidrieras,nohayquienledetenga.

—Fuecurioso—dije—.Eracomosi,enrealidad,quisieravermeamí…ynolaiglesia.

MattyledirigióunaseveramiradaaTom.

—Tom—ledijomuyseria—,tedijequevigilarasaSuewellyn.

—Y lo hago, abuela. Aquel día ella tuvo que quedarse hastamás tarde,¿verdad,Suewellyn?,yyotuvequeirmeatrabajaralaposada.

Yoasentí.

—No tienes que visitar iglesias con desconocidos, cielo—dijoMatty—.Niiglesiasninada.

—Enrealidad,yonoquería,Matty.Élmeobligóenciertomodo.

—¿Ycuánto tiempoestuvisteisen la iglesia?—preguntóMattycongraninterés.

—Unoscincominutos.

—Yélselimitóahablarcontigo,¿verdad?¿No…élno…?

Me desconcerté. Matty estaba tratando de decirme algo y yo no sabíaexactamentequé.

—No importa —siguió diciendo ella—. Recuérdalo, Su SeñoríaTodopoderosayasehaido,creo.Porconsiguiente,yasehanterminadoparaéllasvisitasalasiglesias.

Sehizoelsilencioenlacasa.Despuéselcentrodelfuegosevinoabajoyarrojóunalluviadechispassobreelhogar.

Tomtomóelatizadorysearrodillóparareavivarelfuego.Teníaelrostromuycolorado.

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Mattysemostrabainsólitamentesilenciosa.

No podía quedarme más, pero me hice el propósito mental, cuandoestuvieraasolasconMatty,depreguntarleporquésehabíainquietadotantoporaquelhombre.

Sinembargo,jamássemepresentólaocasión.

***

Habíasidoundíatempladoybrumoso.Estabacasioscuropocodespuésdelastrescuandoregreséacasadelaescuela.Alllegaralprado,vielcabriolédela estación frente al Crabtree Cottage y me pregunté qué podría significaraquello.LaseñoritaAnabelsiemprenoscomunicabadeantemanosuvenida.

Porconsiguiente,novisitéaMattytalcomohabíasidomiintención,sinoqueechéacorrercontodalarapidezquepudeendirecciónamicasa.

Cuandoentré,tíaAmeliaytíoWilliamsalierondelsalón.Mostrabanunaexpresiónperpleja.

—Estás en casa —dijo innecesariamente tía Amelia; tragó saliva y seprodujounbrevesilencio.Despuésañadió—:Haocurridoalgo.

—LaseñoritaAnabel…—empecéadeciryo.

—Estáarriba,entuhabitación.Serámejorquesubas.Ellatelocontará.

Subícorriendo.Reinabaelcaosenmihabitación.MisropasestabansobrelacamaylaseñoritaAnabelhabíaempezadoacolocarlasenunamaleta.

—¡Suewellyn! —gritó ella al verme entrar—. Me alegro de que hayasregresadotantemprano.

Seacercócorriendoymeabrazó.Despuésmedijo:

—Vas a venir conmigo.Ahora no te lo puedo explicar…Lo entenderásmástarde.Oh,Suewellyn,quieresvenir,¿verdad?

—¡Conusted,señoritaAnabel,desdeluego!

—Tenía… después de haber vivido aquí tanto tiempo… pensaba… noimporta…yatengoturopa.¿Hayalgunaotracosa?

—Estánmislibros.

—Muybien,pues…veporellos…

—¿Esparaunasvacaciones?

—No—contestóella—,esparasiempre.Ahoravasavivirconmigoy…y…Yatelocontarétodomástarde.Demomento,quieroquenoperdamoseltren.

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—¿Adóndevamos?

—Noestoysegura.Perolejos.Suewellyn,ayúdame.

FuiporlospocoslibrosqueteníaylospusejuntoconmiropaenlamaletaquelaseñoritaAnabelhabíatraído.

Mesentíaperpleja.Siemprehabíaabrigadolaesperanzadequeocurrieraalgoparecido.Peroahoraqueestabaocurriendo,mesentíademasiadoaturdidaparapoderaceptarlo.

Ellacerrólamaletaymetomódelamano.

Nosdetuvimoscosadeunsegundoparaecharunvistazoalahabitación.Aquellahabitación escasamente amuebladaquehabía sido lamíadesdequepodíarecordar.Linóleoextraordinariamentereluciente,textosenlasparedes…todosellos,edificantesyligeramenteamenazadores.Elquemásmellamabalaatencióndecía:«Oh,quételatanenmarañadatejemoscuandonosejercitamosporprimeravezenelengaño».

Ibaarecordarloenlosañossucesivos.

Estaba la pequeña cama de hierro cubierta por el centón hecho por tíaAmelia…cadapiezarodeadaporunadelicadalabordepuntodeParís,señaldeencomiablediligencia.«Tendríasqueempezaracoleccionartrocitosdetelaparauncentón»,habíadichotíaAmelia.

¡Ahora no, tía Amelia! Me voy para siempre de los centones, de losdormitoriosfríosydelamásfríacaridad.MevoyconlaseñoritaAnabel.

—¿Leestásdiciendoadiós?—mepreguntólaseñoritaAnabel.

Asentíconlacabeza.

—¿Unpocotriste?—mepreguntóconinquietud.

—No—contestéconvehemencia.

Ellaserioconaquellarisaqueyorecordabatanbien,aunqueahorafueraunpocodistinta,másestridenteyligeramentehistérica.

—Vamos—dijoella—,elcabrioléestáaguardando.

TíaAmeliaytíoWilliamestabanaúnenelpasillo.

—Debodecir,señoritaAnabel…—empezódiciendotíaAmelia.

—Lo sé… lo sé… —replicó Anabel—. Pero tiene que ser así. Se tepagará…

TíoWilliammostrabaunaexpresióndesvalida.

—Lo que yo me pregunto—añadió tía Amelia— es qué va a decir la

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gente.

—Llevaañosdiciendocosas—replicó laseñoritaAnabelalegremente—.Quesigadiciéndolas.

—Alosdemáslesparecerámuybien,peroaquínonosloparece—dijotíaAmelia.

—Noimporta.Noimporta.Vamos,Suewellyn,delocontrario,perderemoseltren.

MiréatíaAmelia.

—Adiós, Suewellyn—me dijo con labios temblorosos. Se inclinó ymerozó lamejilla con la suya enungestoque en ella era loquemás sepodíaparecer aunacaricia—.Sébuenaniña…dondequieraqueestés.NoolvidesleerlaBibliayconfiarenelSeñor.

—Sí,tíaAmelia—dije—.Loharé.

A continuación, le tocó el turno a tío William. Él me dio un beso deverdad.

—Sé buena niña —me dijo, comprimiéndome la mano. Después salícorriendoconlaseñoritaAnabelendirecciónalcabriolé.

Comoesnatural,mirohaciaatrásatravésdelosañosynosiempreesfácilrecordar loqueocurriócuandounonohacumplidoaún lossieteaños.Creoque las escenas se desfiguranunpocoy que se olvidanmuchas cosas; peroestoyseguradequemesentía invadidaporuna tremendaemociónyquenolamentaba en absoluto abandonar el Crabtree Cottage, de no ser porMatty,cuando semeocurriópensar en ello, y porTom, claro.MehubieragustadosentarmeunavezmásjuntoalachimeneadeMattyycontarlecómomehabíaencontradoalaseñoritaAnabelenlacasametiendomiscosasenunamaletamientraselcabriolénosaguardabafueraparallevarnosalaestación.

Recuerdoqueeltrenavanzóinterminablementeatravésdelaoscuridadyque de vez en cuando aparecían las luces de una ciudad y las ruedascambiabanderitmo.Meestabayendo.Meestabayendo.MeestabayendoconlaseñoritaAnabel.

LaseñoritaAnabelmeapretólamanoconfuerzaymedijo:

—¿Eresfeliz,Suewellyn?

—Oh,sí—contesté.

—¿YdeverasnoteimportadejaratíaAmeliayatíoWilliam?

—No —dije—. Quería a Matty y un poco a Tom, y tío William megustaba.

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—Desdeluego,tehancuidadomuybien.Lesestoymuyagradecida.

Guardésilencio.Meresultabamuydifícildecomprender.

—¿Vamosairalbosque?—pregunté—.¿Veremoselcastillo?

—No.Nosvamosmuylejos.

—¿ALondres?—pregunté.

LaseñoritaBrenthabíahabladoamenudodeLondresylaciudadaparecíaindicada con una gran señal negra en elmapa para que pudiera encontrarlaenseguida.

—No,no—dijoella—.Muy,muylejos.Enunbarco.VamosamarcharnosdeInglaterra.

¡En un barco! Estaba tan emocionada que empecé a brincarinvoluntariamenteenelasiento.EllaserioymeabrazóyentoncespenséquetíaAmeliamehubieradichoquemeestuvieraquieta.

Nosapeamosdeltrenyesperamosenelandénlallegadadeotrotren.LaseñoritaAnabelsacódelbolsounastabletasdechocolate.

—Esocalmaráeldolor—dijo,riéndose.

Aunquenosabía loquehabíaqueridodecir,mereíconellaehinquélosdientes en el delicioso chocolate. Tía Amelia no permitía que hubierachocolate en el Crabtree Cottage. Anthony Felton había traído a veceschocolate a la escuela y se complacía en comerlo delante de los demás,comentándonoslobuenoqueera.

Eradenochecuandonosapeamosdeltren.Anabelllevabavariasmaletasque junto con lamía, formaban, unvoluminoso equipaje.Habíaun cabrioléquenoscondujoaunhotelenelqueocupamosunlujosodormitorioconcamadematrimonio.

—Tenemos que levantarnos temprano mañana por la mañana —dijo laseñoritaAnabel—.¿Puedeslevantartetempranoporlamañana?

Yo asentí con expresión feliz. Nos trajeron un poco de comida a lahabitación:sopacalienteyunjamónfríoqueestabadelicioso;yaquellanochelaseñoritaAnabelyyodormimosjuntasenlaespaciosacama.

—¿No te parece divertido, Suewellyn?—me dijo—. Siempre deseé queocurriera.

Yonoqueríadormirme.Mesentíamuyfeliz,peroestabatancansadaqueme dormí enseguida. Al despertar, me encontré sola en la cama. RecordédóndeestabaylancéungritodealarmaporquepenséquelaseñoritaAnabelmehabíaabandonado.

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Entonceslavi.Seencontrabadepiejuntoalaventana.

—¿Quéocurre,Suewellyn?—mepreguntó.

—Creíaquesehabíaido.Creíaquemehabíadejado.

—No—dijoella—.Yanuncavolveréadejarte.Venaquí.

Me acerqué a la ventana. Pude contemplar un extraño panorama. Habíamuchosedificiosyalgoqueparecíaunbarcomuygrandeenmediodeellos.

—Es el muelle —me dijo—. ¿Ves aquel barco? Zarpará esta tarde ynosotrasnosencontraremosabordo.

Laaventuraseestabahaciendocadavezmásemocionanteacadaminutoquepasaba.YesoquenopodíahabernadaquepudierasermásmaravillosoqueelhechodeestarconlaseñoritaAnabel.

Desayunamos en nuestra habitación y después el mozo nos bajó lasmaletasynosdirigimosalmuelle enuncabriolé.Sehicieroncargode todonuestro equipaje y subimos por una plancha.Asiendo fuertementemimanoconlasuya,laseñoritaAnabelsubióconmigountramodeescaleraysalimosaunlargopasillo.Llegamosaunapuertaalaqueellallamóconlosnudillos.

—¿Quiénes?—dijounavoz.

—Estamos aquí —contestó la señorita Anabel. Se abrió la puerta yaparecióJoel.

Élselimitóarodearlaconsusbrazosyaestrecharlaconfuerza.Despuésme levantó del suelo y me sostuvo en sus brazos. El corazón me estabalatiendo apresuradamente. Sólo podía pensar en la espoleta de pollo delbosque.

—Temíaquenopudieras…—empezóadecirél.

—Puesclaroquehepodido—dijolaseñoritaAnabel—.YnoibaavenirsinSuewellyn.

—No,claroqueno—dijoél.

—Ahoraestamosasalvo—dijoella,unpoconerviosasegúnmeparecióamí.

—Hastadentrodetreshoras,no…cuandohayamoszarpado…

—Nosquedaremosaquíhastaentonces—dijoella,asintiendo.

—¿Quépiensasdetodoeso,Suewellyn?—preguntóél,mirándome—.Hasidounpocounasorpresa,¿verdad?

Asentíconlacabeza.Contempléaquellaestanciaque,segúnmedijeron,se

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llamaba camarote. Había en ella dos camas, la una encima de la otra. LaseñoritaAnabelabrióunapuertayviotrahabitaciónmuypequeña.

—Aquíesdondevasadormirtú,Suewellyn.

—¿Entoncesvamosadormirenelbarco?

—Oh,sí,vamosadormiraquímuchotiempo.

Mesentíademasiadoperplejacomoparapoderhablar.EntonceslaseñoritaAnabel me tomó la mano y ambas nos sentamos en la cama de abajo.Meencontrabasentadaentreellosdos.

—Hayalgoquequierodecirte—medijolaseñoritaAnabel—.Yosoytumadre.

Mesentíinvadidaporunaoleadadefelicidad.Teníaunamadreyaquellamadreera la señoritaAnabel.Era lomásmaravillosoquepodíaocurrir.Eramejortodavíaqueviajarenunbarco.

—Yaúnhayotracosa—dijolaseñoritaAnabel,haciendounapausa.

EntoncesJoeldijo:

—Yyosoytupadre.

Sehizounprofundosilencioenelcamarote.Después la señoritaAnabeldijo:

—¿Quéestáspensando,Suewellyn?

—Estabapensandoqueloshuesosdepollosonmágicos.Mistresdeseos…sehanhechorealidad.

Losniñosdanmuchascosaspordescontadas.Notardémuchoentenerlasensación de que siempre había vivido en un barco. Muy pronto meacostumbréalbalanceoyaloscabeceos,alosbandazosyalassacudidasqueme producían el menor efecto, a pesar de que algunas personas se poníanenfermas.

CuandoelbarcoyallevabaundíanavegandoeInglaterraquedabayamuylejos,pudeobservarelcambioqueseoperóenmispadres.Sehabíanlibrado,enparte, de sunerviosismo.Semostrabanmás felices. Intuí vagamentequeestabanhuyendodealgo.Pero,alcabodealgúntiempo,meolvidédeello.

Estuvimosenelbarcoloqueamísemeantojóunaeternidad.Elveranosehabíapresentadosúbitay rápidamentecuando todavíanohubiera tenidoqueserveranoenabsoluto…además,eraunveranomuycaluroso.Navegábamospor unas tranquilas aguas azules y yo permanecía en cubierta con Joel o laseñorita Anabel… o tal vez, con ambos… contemplando las marsopas, lasballenas,losdelfinesylospecesvoladores…todas,cosasquenohabíavisto

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másqueenloslibrosilustrados.

Tenía un nuevo nombre. Ya no era Suewellyn Campion. Era SuewellynMateland.MepodíallamarSuewellynCampionMateland,lesugeríaAnabel.Deestamanera,noperderíaelnombrequehabíallevadodurantesieteaños.

Anabel era la señora Mateland. Me dijo que pensaba que ya no debíaseguir llamándola señorita Anabel. Discutimos acerca de cómo deberíallamarla.Madresonabademasiadoceremonioso.Mamáerademasiadosevero.Cómonosreímosdetodoello.Alfinal,elladijo:

—LlámamesimplementeAnabel.Ydejalode«señorita».

NospareciólomejoryaJoellollamépadreJo.

Estabamuycontentadetenerunpadreyunamadre.AmabaaAnabelconlocura.La adoraba. ¿Joel?Bueno,me intimidabamucho.Eramuy alto y suaspectoresultabaimpresionante.Creoquetodoelmundoleteníaunpocodemiedo…inclusoAnabel.

Nomecabíalamenordudadequeeraelhombremásfuerteyelegantedelmundo.Eracomoundios.

Pero Anabel no era una diosa. Era el ser humano más encantador quejamás hubiera conocido y nada podía compararse con el amor que ella meinspiraba.

DescubríqueJoeleramédicoporque,alcaerenfermaunadelaspasajeras,éllaatendió.

—Ha salvado la vida a muchas personas —me dijo Anabel—. Porconsiguiente…

Esperé que ella siguiera hablando, pero no lo hizo y me distraje tantopensandoen lomaravillosamentebienque sehabía resuelto todo, queno lehice ninguna pregunta. No había adquirido unos padres corrientes, sinoaquellos dos, nada menos. Era un verdadero milagro, tras no haber tenidoninguno.

La travesía prosiguió. Siempre hacía calor y a mí me resultaba difícilrecordarelvientodelestesoplandoporelpradoycómoeninviernoteníaqueromperlafinacapadehieloquecubríaelaguadelaguamanilconlaquemelavabaenmidormitorio.

Todo aquello había quedadomuy lejos y se iba haciendo cada vezmásbrumosoenmimenteamedidaqueminuevavidaseibaimponiendosobrelaantigua.

A su debido tiempo, arribamos a Sídney, una hermosa y emocionanteciudad.Mientrasatravesábamosloscanales,conmispadresunoacadalado,

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mipadremecontócómohacíamuchosañoslosprisioneroseranllevadosallípara sacarlos de Inglaterra. Aquella costa se parecía un poco a la deInglaterra…o,mejordicho,aladeGalesyporesolahabíanllamadoNuevaGalesdelSur.

—Elpuertomáshermosodelmundo—dijomipadre—.Así lo llamaronentoncesylosiguesiendo.

Todo aquello era demasiado para que una niña de mi edad pudieraabsorberlo.Unanueva familia; unnuevopaís; unanuevavida.Pero, siendotan joven,me limitaba a vivir al día y cadamañanamedespertaba conunasensacióndeemociónyfelicidad.

Aprendí algunas cosas acerca de Sídney. Íbamos a permanecer allí tresmeses. Encontramos una casa junto al puerto que alquilamos por un breveperíodoyallívivimosmuytranquilos.Reinabaenlacasaunavagainquietudque yo no había percibido cuando estábamos en el barco. Anabel solíamostrarsemásafectadaporellaquemipadre.Eracasicomositemieragozardeunafelicidadexcesiva.

Yoexperimentabatambiénciertotemor.

—Anabel—ledijeunavez—,cuandounaesdemasiadofeliz,¿puedealgoarrebatarletodalafelicidad?

Ella era muy perspicaz. Comprendió inmediatamente que me habíacontagiadopartedesuinquietud.

—Nadalograrásepararnos—dijoalfinal.

Mi padre estuvo ausente durante un período que a mí me pareció muylargo. Cada día aguardábamos el regreso del barco que le iba a traer. MepercatédequeAnabelestabatriste,apesardequeellatratabadeocultármelo.Seguíamos viviendo igual que cuando los tres estábamos juntos; pero yoadvertíaqueellaeradistinta.Sepasabalosdíascontemplandoelmar.

Undíaélregresó.

Estabamuycontento.Laestrechóensusbrazosydespuésmelevantódelsuelo,rodeándolaaellaconunbrazo.

—Nos vamos —dijo—. He encontrado el sitio. Os gustará. Podremosquedarnos allí… amuchasmillas de distancia en el océano.Allí te sentirássegura,Anabel.

—Segura—repitió ella—. Sí… eso es lo que quiero… sentirme segura.¿Dóndeestá?

—¿Dóndehayunmapa?

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Examinamoselmapa.Australiaeracomouncírculodemasadecochuraligeramentedeformado.NuevaZelandaeracomodosperrospeleándoseentresí.Yallíenelocéanopodíanversevariospuntitosnegros.

Mipadreestabaseñalandoconeldedounodeellos.

—Ideal—estabadiciendo—.Aislada…exceptuandoelgrupodelasotrasislas.Éstaeslamásgrande.Apenasocurrealgo.Lagentemuestrainclinaciónaseramable…plácida…loqueunoseimagina.Sehabíacultivadounpocoelcoco,peroahoraapenassehace.Haypalmerasportodaspartes.Yolallamélaisla de lasPalmeras, pera ya tenía el nombredeVulcano.Leshace falta unmédico.Nohayningunoenlaisla…nohayescuela…nada…Esellugarenelqueunopuedeperderse…unlugarpordesarrollar…unlugaralqueselepuedeofreceralgo.Oh,Anabel,megusta.Atitambiéntegustará.

—¿YSuewellyn?

—He pensado en Suewellyn. Tú podrás impartirle enseñanza durantealgunos años y después podrá ir a la escuela en Sídney. Tan lejos noestaremos.Vieneunbarcodevezencuandoparacargarlacompra.Esellugaradecuado,Anabel.Losupeencuantolovi.

—¿Quévamosanecesitar?—preguntóella.

—Montones y montones de cosas. Disponemos de un mesaproximadamente.Elbarcotocaallícadadosmeses.Quieroquezarpemosenelpróximoquevaya.Entretanto,vamosaestarmuyocupados.

Estuvimos muy ocupados. Compramos toda clase de cosas… muebles,ropa,provisionesdetodotipo.

—Mipadretienequeserunhombremuyrico—dije—.TíaAmeliadecíaquesiempreselopensabadosvecesantesdegastaruncuartodepenique.Sicuidas los peniques, las libras se cuidarán solas, era uno de sus dichospreferidos. No gastes y no quieras, era otro. Todos los mendrugos de pantenían que convertirse en un budín de pan y mantequilla y yo me veía amenudoendificultadesparaalimentaralospájaroseninvierno.

Mipadrehablabamuchode la isla.Laspalmerascrecíanenabundancia,perohabíatambiénotrosárboles,asícomofrutosdelárboldelpan,plátanos,naranjasylimones.

Había allí una casa que había mandado construir el hombre que habíaconvertido el cultivo de cocos en un próspero negocio. Mi padre habíaconseguidolacasaapreciodeganga.

Todonuestroequipajefuesubidoabordoy,alfinal,noshicimosalamar.Norecuerdoquéépocadelañoera.Unaseolvidabadeestascosasporquenohabíaestacionestalycomoyolasconocía.Siempreeraverano.

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***

Lo que jamás olvidaré fue mi primera visión de la isla de Vulcano.Observéinmediatamenteelenormepicoqueparecíasurgirdelmaryresultabavisiblemuchoantesdellegaralaisla.

—Esta isla tiene un nombre muy raro. Se llama algo que, traducido,significaelGiganteRugiente.

Nos encontrábamos los tres en cubierta, tomados de la mano,contemplandoporvezprimeranuestronuevohogar.Yallí estaba…ungranpicachosurgiendodelmar.

—¿Porquéruge?—preguntéávidamente.

—Siempre ha rugido. A veces, cuando se enfada de verdad, arroja unascuantaspiedrasyrocasardientes.

—¿Esdeverasungigante?—pregunté—.Jamáshevistoninguno.

—Bueno,pues,vasaconoceralGiganteRugiente,peronoesungigantedeverdad—contestómipadre—.Metemoquenoesmásqueunamontaña.Dominalaisla.ElnombrenativoeslaisladelGiganteRugiente,peroalgunosviajerosquellegaronaquíhacemuchotiempolallamaronVulcano.Yésteeselnombrequellevaenlosmapas.

Nosquedamosallícontemplándoloy,asudebidotiempo,latierrapareciórodearlaenormemontañayvimosarenasamarillasyondulantespalmerasportodaspartes.

—Escomounparaíso—dijoAnabel.

—Enesolavamosaconvertirnosotros—contestómipadre.

Nopodíamosacercarnosdirectamentealaislaytuvimosqueanclaracosade unamilla de la costa.Reinaba una tremenda actividad en la orilla.Unaspersonasdepielmorena remabanenunas ligerasyestrechasembarcacionesquemásadelantesupequese llamabancanoas.Gritabanygesticulabanysereíanmucho.

Nuestraspertenencias se cargaronen algunosde losbotes salvavidasdelbarcoyentreéstosylascanoaslastransportaronalaorilla.

Unaveztrasladadoelequipaje,nosllevaronanosotros.

Despuésserecogieronlospequeñosbotesyelgranbarcosehizodenuevoalamar,dejándonosennuestronuevohogardelaisladeVulcano.

Habíamuchascosasquehacerymuchasotrasquever.Nopodíacreerquetodo aquello estuviera ocurriendo. Me parecía algo sacado de un libro deaventuras.

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Anabeleraconscientedemiperplejidad.

—Undíalocomprenderás—medijo.

—Dímeloahora—lesupliqué.

—Ahora no lo entenderías —dijo ella, sacudiendo la cabeza—. Quierodejarloparacuandoseasmayor.Empezaréaescribirloahoraparaquepuedasleerlo cuando seas mayor y lo comprendas. Oh, Suewellyn, quiero que locomprendas. Quiero que nunca nos hagas reproches. Te queremos. Eresnuestra propia hija y la manera en que ello ocurrió hace que te queramosmuchomás.

Anabel se dio cuenta de mi desconcierto.Me besó y, abrazándome confuerza,añadió:

—Telocontarétodo.Porquéestásaquí…porquéestamostodosaquí…cómosucedió.Nopodíamoshacerotracosa.Nadatienesquereprocharleatupadre… tampoco a mí. No somos como Amelia y William —soltó unapequeñacarcajada—.Ellosviven…seguros.Ésaeslapalabraqueyobuscaba.Nosotros,no.Nuestranaturalezanonoslopermite.Tengolasensacióndequeesposiblequetúseascomonosotros—despuésvolvióareírse—.Bueno,asíestamoshechos.Y,sinembargo…Suewellyn,vamosaestablecernosaquí…nos va a gustar. Cuando sintamos nostalgia… recordaremos siempre… queestamosjuntosyqueéstaeslaúnicamaneradequepodamosseguirjuntos.

Learrojélosbrazosalcuello,abrumadaporelcariñoqueletenía.

—Nuncanosvamosaseparar,¿verdad?—lepreguntéconinquietud.

—Nunca—contestóconvehemencia—.Sólolamuertepodrásepararnos.Pero ¿por qué hablar de la muerte? Aquí está la vida. ¿No lo notas,Suewellyn?Esorebosadevida.Bastaconlevantarunapiedrayaquíestá…—hizounamueca—.Queconstequemelaspodríaapañarsinlashormigasylastermitasycosasparecidas…Peroaquíhayvida…yesnuestravida…lostresjuntos. Ten paciencia, mi querida niña. Sé feliz. Vivamos cada día segúnvenga.¿Podráshacerlo?

Asentíenérgicamenteycaminamos juntasporentre laspalmerashastaellugarenelquelastibiasaguastropicalesserizabansobrelaarenadelaplaya.

LahistoriadeAnabel

Jessamy había desempeñado un importante papel en, mi vida. Siemprehabía estado presente. Era rica, mimada y la única hija de unos padres

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excesivamente afectuosos. Jamás envidié suspreciososvestidosy sus joyas.Creoquenosoyenvidiosapornaturaleza.Esunademisvirtudesy,puestoqueno tengo muchas más, me parece aconsejable anotarlo. En cualquier caso,siemprepenséqueteníamuchasmáscosasqueella.

Ciertoquenovivíaenunamansión,rodeadadesirvientes.Noteníavarioscaballitosparamontarcuandomeapeteciera.Vivíaenunavicaríadeirregularconstrucciónconmipadreviudo—mimadrehabíamuertoalnaceryo—,ysólo teníamos dos criadas, Janet y Amelia. Ninguna de ellas me tratabaprecisamente con mimo, pero creo que Janet me apreciaba a su manera,aunque jamás quisiera reconocerlo. Ambas se mostraban muy dispuestas aseñalarmemisfaltas.Sinembargo,creoqueeramásfeliz,sí,muchomásfelizqueJessamy.

Elcasoes,queJessamyeraclaramenteloquelaspersonasamablesllaman«sencilla»yloquelaspersonasantipáticascomoJanet,quejamáspodíadeciruna mentira aunque ello sirviera para no herir los sentimientos de alguien,llamabanirremediablementefea.

—¿Quenoimporta?—SolíadecirJanet—.Supadrelecompraráunbuenmarido.Usted,señoritaAnabel,selovaatenerquebuscar.

Cuandome lodecía,Janet fruncía los labioscomosiestuvieraseguradequemis esperanzas de encontrar unmarido fueranmuy frágiles.La queridaJanet era la personamás buena delmundo, pero estaba obsesionada por unfirmedeseodedecirlaverdad,delquejamásseapartaba.

—MenosmalquenotehanllevadoanteeltribunaldelaInquisición,Janet—ledijeunavez—.Seguiríasmanteniéndoteaferradaalamásestúpidadelasverdadesdelantedelpostedelahoguera.

—Quécosasdiceusted,señoritaAnabel—replicóella—.Jamásconocíaalguienquetuvieratantafantasía.Tengaencuentamispalabras,cualquierdíadeésos,vaatenerunfracaso.

Pudoversuprofecíaconvertidaenrealidad;peroesofuemástarde.

Allíestabayoportanto,enmicasadelavicaríaconmidistraídopadre,lahonradísima Janet yAmelia que era tan virtuosa como Janet y todavíamásconscientedeserloqueésta.

Algunaspersonas sehubieranpodidopreguntar cómoeraposiblequeyodisfrutaratantodelavida,peroelcaso,esquedisfrutaba.Habíamuchascosasquehacer.Veíainterésamialrededor.Ayudababastanteamipadre.Unavezle escribí inclusoun sermónyél se encontrabayahacia lamitadcuando sepercatódequenoeralaclasedesermónquesusfeligresesdeseabanescuchar.Todo giraba en torno a lo que era una buena persona y, sin querer, había

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ilustrado mis ideas, describiendo algunas de las faltas de las personas queescuchaban, sentadas en los bancos. Afortunadamente, mi padre cambió elsermónporunoqueguardabaenuncajónsobrelosdonesdeDiosalatierra,dedicado,enrealidad,alosfestejosdelacosecha,pero,puestoquecambiólossermones antes de que mis revolucionarias palabras despertaran a losfeligresesdesumodorraacostumbrada,nadiesediocuenta.

Apartirdeaquelmomento,nomepermitieronescribirsermones.Fueunalástima.Mehubieragustado.

Recuerdomuy bien los domingos. La familia Seton siempre ocupaba subanco, directamente debajo del atril. Era la gran familia que vivía en lamansión y a la que mi padre debía su sustento. Estaban emparentados connosotros.LadySetoneramitíaporqueellaymimadreeranhermanas.AmyJane se había situado «bien» al contraermatrimonio con sir Timothy Setonqueeraunhombrericopropietariodemuchastierrasyque,segúncreo,teníatambiénmuchasposesiones.Eraunmatrimoniomuysatisfactorio,denohabersidoporunacosa.NoteníaunhijoquepudieraperpetuarelilustreapellidodelosSetonysusesperanzassecifrabanensuúnicahijaJessamy.Jessamyeraobjeto demimos constantes, pero, curiosamente, eso no la habíamalcriado.Era una niña más bien tímida y yo siempre llevaba las de ganar cuandoestábamossolas.Comoesnatural,cuandono loestábamosyhabíapersonasmayorespresentes,yosiemprejugabalimpio,locualquieredecir,quesiempredejabaaJessamyenelmejorlugar.

Cuando éramos pequeñas, antes de que le asignaran una institutriz,Jessamyacudíaaclasealavicaríaporquemipadreteníaporaquelentoncesuncuraauxiliarquesolíadarnoslecciones.

Perovoyaempezarporelprincipio.Habíadoshermanas llamadasAmyJaneySusanEllen.Eran lashijasdeunclérigoy,al crecer,SusanEllen, lamás jovende lasdos,seenamoródelcuraqueayudabaasupadre.Ésteerapobre y no gozaba, de medios para contraer matrimonio, pero Susan Ellenjamás se había preocupado por la faceta práctica de la vida. Actuando encontra de los consejos de su padre, de la aldea en pleno y de su enérgicahermana,sefugóconelcura.Eranmuypobresporqueélnoteníamediosdevida, razónpor lacual inauguraronunapequeñaescuelay sededicarona laenseñanza durante algún tiempo. Entretanto, Amy Jane, la virgen prudente,habíaconocidoalacaudaladosirTimothySeton.Ésteeraunviudosinhijosydeseaba desesperadamente tenerlos.Amy Jane era una agraciada jovenmuybiendispuesta.¿Porquénoibanacasarse?Aéllehacíafaltaunaseñoraparasucasayunoshijos conque llenar los cuartos infantiles.AmyJaneparecíaestarencondicionesdeproporcionarleambascosas.

AmyJanecreíaqueibaaserunaesposaapropiadaparaély,loqueesmás

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importante,queél ibaaserelmaridoadecuadoparaella.Riqueza,posición,seguridad… eran tres objetivos muy deseables a los ojos de Amy Jane. Y,despuésdeldesastrosomatrimoniodesuhermana,teníaquehaberalguienquerestablecieralafortunadelafamilia.

***

Porconsiguiente,AmyJanesecasóy,consuhabitualenergía,sedispusoallevaracabolastareasquesehabíapropuesto.Enpocotiempo,elhogardesirTimothyempezóasergobernadoconlamáximahabilidadparagrandeleitedeésteymuchomenosparaeldeloscriados,dadoqueaquéllosqueAmyJaneno consideró útiles fueron despedidos y los demás, comprendiendo que sudestino dependía de su capacidad de agradar aAmy Jane, procuraron hacerjustamenteeso.

No se tardó mucho tiempo en encontrar un lugar para el cura y suimprudenteesposa;ambosibanaviviralasombradelamansióndelosSeton.

Amy Jane se dispuso a continuación, a realizar su segundo proyecto, esdecir,llenarlashabitacionesinfantilesdelamansióndelosSeton.

Enesonofue tanafortunada.Tuvounabortoqueconsideróundescuidopor parte delTodopoderosoya quehabía rezadomuchoy había conseguidoque toda la aldea rezara, pidiendo un hijo para ella. Sin embargo, volvió aquedarembarazadacasiinmediatamenteyestavez,elembarazollegóafelizconclusióny, aunquenohubiera sido totalmente satisfactorio, por lomenos,habíasidounprincipio.

Sir Timothy se mostró encantado con la lloriqueante niña que, segúndeclaracionesdelaenfermeraAbbott,habíaprecisadodeunapalmadademáseneltraseroparaempezararespirar.«Elsiguienteseráunniño»,afirmóAmyJane con una voz capaz de acobardar almismoCielo. Elmédico se opuso,alegandoqueAmyJanepondríaenpeligrosuvidaencasodequelointentaradenuevo.Quesedieraporsatisfechaconlaniña.Laniñaestabarespondiendoaltratamientoeibaasobrevivir.

—No vuelva a correr este riesgo —le dijo el médico—. Yo no podríaresponderdelasconsecuencias.

Y, puesto que ni Amy Jane ni sir Timothy deseaban enfrentarse consemejante calamidad, no hubo más hijos. Y Jessamy, tras haberse pasadoalgunas semanas aferrándose precariamente a la vida, empezó de repente apedircomidaagritosyamoverlaspiernasyllorarcomotodoslosniños.

Algunosmeses después del nacimiento de Jessamy, la vida y la muertevisitaronsimultáneamentelavicaría.

***

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AmyJanesequedóaterrada.Mimadresiemprehabíaconstituidoparaellaunagrandecepción.Nosólohabíacontraídounmatrimoniodesastroso,sinoque además, precisamente cuando su hábil hermana la estaba ayudando arehacerse, ofreciéndole un medio de vida muy agradable que sir Timothyhabíaconseguidoconciertoesfuerzo,puestoquehabíaotrosque,enrealidad,se lomerecíanmuchomás quemi padre, ella había dado a luz una niña yhabíamuertoenlaempresa.Unaniñapequeñaenunavicaríaconunhombremásdesvalidoquedecostumbreeraunfastidio,pornodecirotracosapeor,perounamujerdelcalibredeAmyJanenoseamilanabafácilmente.EncontróaJanetyla instalóenlacasa.Apartirdeentonces, tuvequienmecuidarayAmy Jane, en su calidad de parientemás próximodemimadre,me tendríanaturalmentebajosuvigilancia.

Asílohizoefectivamente,ysuqueridaJessamyconstituyóunapartedemiinfanciayadolescencia.LosvestidosdeJessamyseenviabanalavicaríaparaquelosarreglaranparamí.Yoeraligeramentemásalta,razónporlacual,losvestidosmehubieranestadocortos,peroellateníaloshombrosmásanchosyloslevantabamás.Janetdecíaqueerajuegodeniñosestrecharlosunpocoylostejidoserandemejorcalidadquelosquehubieranpodidoentrarenaquellacasaprocedentesdelastiendas.

—A usted le sientan mejor que a la señorita Jessamy—decía, lo cual,viniendodeJanetqueeraincapazdedecirmentiras,resultabamuyhalagador.

Meacostumbré,por tanto,a llevarvestidosdedesecho.Pocosfueron losquenorecibídeJessamy.Dadoquepasabamuchotiempoensucompañíayvestíasuropausada,acabéconvirtiéndomeenunapartedesuvida.

HubountiempoenquetíaAmyJanepensóqueseríadebuentonomandaralasniñasalaescuelaysehablódelaposibilidaddeenviarnos.Laideameentusiasmó. Jessamy estaba aterrorizada. Pero entonces el doctorCecil, queeraelquehabíaaconsejadoquenohubieraenlashabitacionesinfantilesdelamansióndelosSetonmáshijosqueJessamy,llegóalaconclusióndequeéstanoeralosuficientementefuerteparairauninternado.«Elpecho»,selimitóadecir. Por consiguiente, nada de escuela y dado que el pecho de Jessamyestabademasiadodébilparapermitirleir,elmío,pormuyfuertequefuera—jamásnoshabíadadoniamínialdoctorCecillamenorindicacióndequenolofuera—,nopudollevarmeallí.LosgastostendríaquepagarlossirTimothyynocabíapensarqueéstemeenviaraalaescuelaypagaramientrassuhijasequedabaencasa.

Cuando había alguna fiesta en la mansión de los Seton, tía Amy Janecumplía siempre con su deber y me invitaba. Cuando acudía a la vicaría,utilizabaelcarruajeconuncalientapiéseninviernoyunasombrillaenverano.Enlosdíasinvernales,tomabasumanguitodemartasydescendíadelcarruaje

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mientras el cochero de los Seton lemantenía abierta la portezuela con grandeferencia y ella entraba en la casa.En verano, le entregaba la sombrilla alcochero,elcuallaabríasolemnementeylasosteníaenunamanomientraslaayudaba a bajar con la otra. Yo solía observar este ritual desde una de lasventanasdelpisodearribaconunamezcladehilaridadytemorreverente.

Mi padre la recibía con cierta turbación. Se buscaba frenéticamente lasgafas que había empujado hacia arriba. Siempre se le deslizaban demasiadohaciaatrásyentoncespensabaquelashabíadejadoenalgunaparte,cosaquehacíadevezencuando.

ElpropósitodelavisitadetíaAmyJaneerayo,sinlugaradudas,porqueyo era suDeber.No tenía razón alguna paramolestarse por un hombre quedebía sus medios de vida a su benevolencia —o, mejor dicho, a la de sirTimothy—,perotodaslasbendicionesquecaíansobrenuestracasapasaban,como es lógico, por ella. Me mandaban llamar y ella me estudiaba conatención. Janet decía que yo no le gustaba realmente a lady Seton porqueofrecía un aspectomás saludable que la señorita Jessamy, y le recordaba ladebilidaddelpechoylasdemásdolenciasdesuhija.NoestabaseguradequeJanet tuviera razón, pero intuía que tía Amy Jane no me tenía demasiadocariño.SupreocupaciónpormibienestarobedecíamásasusentidodelDeberquealafectoynuncamehagustadoserobjetodelDeber.Dudoqueaalguienleguste.

—Vamos a tener una veladamusical el viernes—dijo un día—.Anabeltendríaquevenir.Seríaconvenientequesequedaraadormirporqueterminarátardey,deestemodo,sesimplificaránlascosas.Jenningstieneenelcarruajeelvestidoquevaaponerse.Luegolotraen.

Mipadre,luchandoconsupropiadignidad,dijo:

—Oh,esono seránecesario.CreoquepodremoscomprarleunvestidoaAnabel.

TíaAmyJaneseechóareír.Yohabíaobservadoquesurisararasveceseraalegre. Por regla general, su propósito era el de rechazar o bien denigrar lainsensatezdelapersonaalaqueibadirigida.

—Esoseríatotalmenteimposible,miqueridoJames.

El «mi querido» era con frecuencia una expresión de reproche. Esomellamaba la atención. Las risas solían se expresión de alegría y las palabrascariñosaseranexpresióndeafecto.TíaAmyJane lesalterabaelsignificado.Supongo que ello se debía a su condición de persona eficiente y altamenterespetablequesiempreteníarazón.

—Difícilmente te puedes permitir el lujo de compra unas prendas

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adecuadas con los emolumentos que tienes —una repetición de la risamientras sus ojos recorrían nuestro humilde salón y lo comparabanmentalmenteconelpreciososalóndelamansióndelosSetopertenecientealafamilia Seton desde hacía cientos de años, con las brillantes espadas en laparedylostapicesquellevabanmuchasgeneracionesenpoderdelafamiliayseconsideraqueerangibelinos—.No,no,James,déjalodemicuenta.SelodeboaSusanEllen—elsuavetonodesuvozindicabaqueseestabarefiriendoa la muerta—. Es lo que ella hubiera querido. Jamás hubiera querido queAnabelseeducaracomounasalvaje.

Mi padre abrió la boca para protestar, pero tía Amy Jane ya se estabadirigiendoamí.

—Janetlopodráarreglar.Serámuyfácil—alosojosdetíaAmyJane,lastareasdelasdemáspersonassiempreeranmuyfáciles.Sóloerandifícileslassuyas.Penséquemeteníaciertaaversión—.Espero,Anabel—añadió—,quetecomportaráscondecoroynodisgustarásaJessamy.

—Oh,sí,tíaAmyJane,loharéynoloharé.

Experimentéaquelirresistibleimpulsodereírmequetanamenudosentíaenpresenciadeciertaspersonas.Mi tíapareciódarsecuenta.Envozbajayfunérea,medijo:

—Recuerdasiempreloquetumadrehubieradeseado.

Estabaapuntodedecirquenoestabaseguradeloquehubieradeseadomimadreporqueeradiscutidorapornaturalezayjamáspodíaresistirlatentacióndeaclarar lascuestiones.Algunosde loscriadosde lamansiónde losSetonmehabíandichoquemimadrenohabía sidoenabsoluto la santaenque laestabaconvirtiendotíaAmyJane.Mitíaparecíahaberolvidadolaobstinaciónde que había hecho gala al contraer matrimonio con un clérigo sinposibilidades.LoscriadosdecíanquelaseñoritaSusanEllenhabíasido«unabuena pieza. Siempre andabametida en algún lío y encima se reía de ello.Bienmirado,señoritaAnabel,esustedsuvivoretrato».Locualeramásquesuficiente.

Bueno,asistíalaveladamusical,luciendoelvestidodemoarédeJessamyqueerafrancamentebonito.Jessamydijo:

—Sí,estásconélmuchomásguapaqueyo,Anabel.

Jessamyeraunencantoyellohacequefueratantomásreprobablecómolatrataba. Le hacía constantemente malas jugadas. Hubo aquel asunto de losgitanosquelesdaráaustedesunabuenaideadeloquequierodecir.

Nos habían prohibido que fuéramos solas al bosque, pero el hechoprecisamentedequeelbosquenosestuvieravedadohacíaqueésteejercieraen

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míunafascinaciónespecial.

Jessamy no quería ir. Era la clase de niña que gustaba de hacerexactamente loque leordenaban;pensabaque todoeraporsubien.Elcielosabíaqueéstaeralaexplicaciónquenossolíandar.Yopensabaexactamentelocontrarioymecomplacíaentratardedemostrarquéeramásfuerte…simicapacidaddepersuasiónobieneldeseodeJessamydeseguirelcaminodelarectitud.

Yoganabainvariablementeporquelaacosabahastaconseguirlo.Alfinal,laconvencídequeseatrevieraairalbosqueenelquehabíanacampadounosgitanos.Podríamosecharunrápidovistazo,ledije,eirnosantesdequeellosnosvieran.

Elhechodequehubieragitanosenelbosquehubiera tenidoqueserunarazón de más para que no nos atreviéramos a ir. No obstante, yo estabadecididayacuséJessamydecobardíademodo tandespiadadoque,al final,accedióaacompañarme.

Llegamosallugarenelqueseencontrabaelcarromato.Habíaunahogueraallícercaconunamarmitahirviendo.Olíamuybien.Sentadaenlospeldañosdelcarromato,seencontrabaunamujerenvueltaenunchalrojohechojironesy con unos zarcillos de latón en las orejas. Era una típica gitana con unaenmarañadamatadecabellonegroyunosgrandesyrelucientesojososcuros.

—Buenosdíastenganustedes,hermosasseñoritas—gritóalvernos.

—Buenos días—contesté, asiendo a Jessamy del brazo porque tenía lasensacióndequeéstaibaadarmediavueltayecharacorrer.

—No tengan miedo—dijo la mujer—. ¡Pero si son dos señoritas muyelegantes!Creoquelasestáesperandounabuenasuerte.

Amímeemocionabalaperspectivadeecharunvistazoalfuturo.Siempreme ha gustado. No podía entonces y no puedo ahora tampoco resistir latentacióndelosadivinos.

—Vamos,Jessamy—dije,empujandoamiprimahaciaadelante.

—Creoquedebiéramosregresar—contestóellaenunsusurro.

—Vamos—repetí,sosteniéndolaconfirmeza.

A ella no le gustaba protestar. Temía que eso pudiera considerarse unamuestra de mala educación para con los gitanos. Jessamy siempre estabapensando en la buena y lamala educación y le aterraba hacer gala de estaúltima.

—Ustedesdosvienendelacasagrande,supongo—dijolamujer.

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—Ella,sí—contestéyo—.Yosoydelavicaría.

—Oh, quémaravilla—dijo lamujer, clavando los ojos en Jessamy quelucíaunabonitacadenadeorodelaquecolgabaunmedallóntambiéndeoroenformadecorazón—.Bueno,preciosamía—añadió—,estoyseguradequelaestáaguardandounabuenasuerte.

—¿Deveras?—dijeyo,alargandolamano.

Ellalatomó,diciendo:

—Ustedserálaqueseforjesupropiafortuna.

—¿Acasonoselaforjatodoelmundo?—pregunté.

—Ah, es ustedmuy lista, ¿verdad? Comprendo. Si, en efecto… con unpoco de ayuda del destino, ¿eh? Tiene usted un gran futuro, ya lo creo.Conoceráaunhombrealtoymorenoysurcarálosmares.Yoro…sí,veooro.Tieneustedungranfuturo,mipequeñaseñorita,vayasilotiene.Ahoravamosaveralaotraseñorita.

Jessamy vaciló y yo le tomé la mano. Observé lo morena que era y lomugrientaqueestabaladelagitanaencomparaciónconladeJessamy.

—Ooooh.Ustedsíquevaatenersuerte,yalocreo.Secasaráconunlordydormirá entre sábanas de seda. Llevará sortijas de oro en los dedos…másbonitosqueestacadenaquelleva—habíatomadolacadenaconlaotramanoylaestabaexaminando—.Oh,sí,tieneustedunmagníficofuturopordelante.

Unhombresehabíaacercado.Eramorenocomolamujer.

—¿Leshasestadoleyendoelfuturoalasseñoritas,Cora?—preguntó.

—Benditoscorazones—dijoellasuavemente—.Queríanquelesdijeralabuenaventura.Estapequeñavienedelacasagrande.

Elhombreasintióconlacabeza.Suaspectonomegustabademasiado.Susojoseran tanpenetrantescomo losdeunhurón; lamujer,encambio,estabagruesaymostrabaunaaparienciaapacible.

—Esperoquetehayancruzadolapalmaconplata,Cora—dijoelhombre.

Ellasacudiólacabeza.

Losojillosdehurónestabanbrillando.

—Oh,esodamuymalasuerte.Hayquecruzarlapalmadelamanodelagitanaconplata.

—¿Quéocurrirásinolohacemos?—preguntéconcuriosidad.

—Todo se trastornaría. Lo bueno se transformaría en malo. Oh, es una

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terribledesgracia…nocruzarlapalmadelagitanaconplata.

—Notenemosplata—dijoJessamy,aterrada.

Elhombrehabíaacercadolasmanosalacadena.Tiródeellayelcierresesoltó.Seechóareíryyoobservéqueteníaunosdientesmuyfeos;erannegrosyparecíancolmillosdeanimal.

Semeocurriópensarquelosmayoresteníanrazónyquenoeraprudenteadentrarseenelbosque.

El hombre sostenía la cadena en la mano y la estaba examinando conatención.

—Esmimejorcadena—dijoJessamy—.Melaregalómipapá.

—Supapáesunhombremuyrico.Supongoqueleregalaráotra.

—Melaregalópormicumpleaños.Devuélvamela,porfavor.Mimadreseenojarásilapierdo.

Elhombrelediouncodazoalamujer.

—SupongoqueCoraseenojarásinoseladamos—dijo—.Miren,ellaleshaprestadounservicio.Yesohayquepagarlo.Hayquecruzarlapalmadelagitana con plata… de lo contrario, se abatiría sobre ustedes un terribledesastre.Esasí,¿noescierto,Cora?Coralosabe.Ellatienepoderes.Estáencontactoconlosquelosaben.Eldiabloestambiénungranamigosuyo.Yélle dice: «Si alguien no te trata bien, Cora, dímelo». Bueno, decir labuenaventurasincruzar lapalmadelagitanaconplataestáencontradelasnormas.Peroeloroservirá…eloroserviráigual.

Jessamy se encontraba de pie como paralizada a causa del terror.Contemplaba la cadena que el hombre sostenía en su mano. Intuí queestábamosenpeligro.Pudeverquelosojillosdelhombreestabanestudiandonuestrosvestidos,sobretodoeldeJessamy.Ellallevabatambiénunapulseradeoro.Afortunadamente,lapulserasehallabaocultabajolamanga.

Comprendí súbitamenteque teníamosque alejarnos a todaprisa.ToméaJessamydelamanoyechéacorrercontodalarapidezquepude,arrastrándolaconmigo.Porelrabillodelojoviqueelhombreempezabaaperseguirnos.

—Déjalas—gritólamujer—.Noseasnecio,Jem.Déjalasyenganchaloscaballosalcarromato.

Jessamyestaba jadeandoamiespalda.Yomedetuveyagucéeloído.ElhombrehabíaseguidoelconsejodeCorayhabíadejadodeperseguirnos.

—Sehaido—dije.

—Ymicadenatambién—replicóJessamycontristeza.

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—Les diremos que se ha acercado a nosotros y te la ha arrancado delcuello.

—Esonoesdeltodocierto—dijoJessamy.

«¡Santocielo—pensé—, lopesadasquepueden llegaraser laspersonasquesiempreseaferranalaverdad!».

—Lahaarrancado—insistí endeciryo—.Nodebemosdecirlesquenoshemosadentradoenelbosque.Diremossimplementequeélsehaacercadoytelahaarrancado.

Jessamyestabamuyapenada.Sinembargo,fuiyoquiencontólahistoria,ateniéndometodoloquepudealaverdad,sindecirleshastaquéextremonoshabíamos adentrado en el bosque y eliminando el detalle de la mujer y labuenaventura.

Hubounagranconsternación…más,segúnpudecolegir,porelhechodequenoshubieranmolestado,talcomodijotíaAmyJane,queporlapérdidadelacadena.Enviaronaunoshombresalbosque,peroelcarromatoyasehabíaido, si bien los surcos de las ruedas y los restos de la hoguera señalaban ellugarenelquehabíanestadolosgitanos.

TíaAmyJane,quegobernabacasitodoslosasuntosdelpueblodelmismomodoquegobernabalosdelamansióndelosSeton,mandócolocarportodoelbosqueunosletrerosquedecían«Losintrusosseránperseguidosporlaley»y, a partir de entonces, no se permitió que los gitanos acamparan allí. Meaterréalpensarquemidesobedienciahabíasidolacausadetodoello,peromeconsolé,pensandoqueyonohabíaconvertidoenladrónalgitano;ésteyaloera,porconsiguiente,nocreíaquetuvieraquepreocuparmedemasiado.

La que se preocupaba era la pobre e inocente Jessamy, la cual seruborizabacadavezquesehacíancomentariosacercade losgitanosode labuenaventura.

Habíamos dicho unamentira, decía, y el ángel registrador tomaría nota.Tendríamosqueresponderdeellocuandollegáramosalcielo.

—Paraesofaltatodavíamuchotiempo—laconsolé—.Y,siDiosesloqueyopiensoquees,noletendrámuchasimpatíaaestepequeñofisgóndelángelregistrador.Noesbonitoespiaralagenteyanotarloquehaceenunlibrito.

Jessamyesperabasiempreque loscielosseabrieranyDiosme infligieraunterriblecastigo.Yosolíatranquilizarla,diciéndolequeDiosyahabíatenidooportunidadesmásquesobradasdehacerloynadahabíahechohastaentonces,locualqueríadecirqueÉlnomeconsiderabatanmalacomoparaeso.

Jessamy no estaba muy segura. Su vida estaba llena de temores eindecisiones.PobreJessamy,teníatantascosasyparecíaquenuncalessabía

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sacarprovecho.

Yo siempre habíamostrado un gran interés por Amelia Lang yWilliamPlanter.Éstoshabíanformadopartedelavicaríadesdequeyopodíarecordarysiemprehabíansidolosmismosalolargodelosaños.Despuésdescubríquehabía «algo entre ellos, —tal como decía Janet. En cuanto lo supe, tuvecuriosidadporaveriguarquéera.SolíacomentarloconJessamyyhacía todaclase de disparatadas conjeturas acerca de ellos. El nombre deWilliammeencantaba.SellamabaWilliamPlanter,esdecir—,plantador»,locual,ledecíaaJessamy,eraunnombrepreciosoparaunjardinero.¿Sehabríaconvertidoenjardinero porque se apellidaba «plantador» o habría sido simplemente unabromadeDios…odequienquieraquelehubieradadoaquelapellido?PorqueWilliampertenecía a una larga estirpe de «plantadores»y todos habían sidofamososporsusaptitudesjardineras.

MerevolcabaderisayconseguíaqueJessamyhicieralomismo,olvidandotodaslasnormasdelacompostura,mientraslebuscabaalagentenombresqueresultarantanadecuadoscomoeldeWilliamPlanter.Decíaquelacocinera,enlugar de llamarse señora Wells, se tendría que llamar señora Hornera. Elmayordomo Thomas debería poseer un apellido adecuado a su función. Alparecer, nadie conocía su verdadero apellido. Todo el mundo le llamabaThomas.El sirviente tendríaque llamarseJackCriado.YelcocheroGeorgeJaca. En cuanto a Jessamy, tendría que llamarse Jessamy Buena. Todo meparecíatremendamentedivertido.

Meseguíainteresandoaquel«algo»quehabíaentreAmeliayWilliam.Enuna insólita ocasión, conseguí queAmeliame hablara de ello. Sí, había unentendimientoentreambos,peroWilliam jamáshabíahabladoy,hasta tantonolohiciera,lascosastendríanqueseguirtalcomoestaban.

No podía comprender qué significaba aquello, puesto que había oídohablaraWilliammuchasveces.Noeramudo,dijeyo.

—Nohahablado—insistióendecirAmeliaynoquisodecirmás.

Yo fui el elemento que le hizo «hablar».Conseguí que se reunieran unatarde.Hice queAmelia saliera al jardín a cortar unas rosas cuandoWilliamestabatrabajandoconlosrosales.

Trashaberlesreunido,dije:

—William,túnoquiereshablar.Tienesquehacerloahoramismo.LapobreAmelianopuedehacernadahastaquetúhables.

Ellos se limitaronamirarseelunoalotroyAmeliaenrojeció, lomismoqueWilliam.

—¿Entoncesquieres,Amelia?—dijoél.

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—Sí,William—contestóAmelia.

Lesobservéconsatisfacción,peseaqueellosnoparecíanpercatarsedemipresencia.PeroWilliamhabía«hablado»yahoraambosestabanprometidos.

Elcompromisoduróvariosaños,pero,apartirdeaqueldía,sesupoqueWilliamyAmeliaestabancomprometidosy,aldecirmeJanetqueesoqueríadecir que nadiemás podría tenerles, yo comenté que no pensaba que nadiequisieratenerles.

LecontédequémanerahabíaconseguidoqueWilliam«hablara».

—¡SeñoritaMetomentodo!—dijo;peroyosupequeseestabariendo.

Siempre había razones que impedían que Amelia yWilliam se casaran.Williamvivíaenunacasitaqueselevantabaenlosterrenosdelavicaría.Erapocomásqueunachozaynohabíasitioparadospersonas.Labodatendríaqueaplazarsehastaqueencontraranunavivienda.

Amelia estaba furiosa por la demora, pero se alegraba de que Williamhubiera hablado. Yo le recordaba a menudo que ello se había debido a miestímulo.

Transcurrieron varios años y un día de otoñoWilliam sufrió una caída.Había colocado una escalera para recoger las manzanas de las ramas altascuando perdió pie. Se rompió una pierna, que nunca se le puso buena. SequedócojoyempezóapadecerreumatismoenlapiernaafectadayentoncesmipadrehablóconsirTimothyacercadeél.

Sir Timothy era un hombre bueno que se enorgullecía de cuidar de sussirvientes, y los nuestros, como es lógico—a través de tíaAmy Jane, claroestá—,sehallabanbajosujurisdicción.

ProntoresultóevidentequehabríaquehaceralgoporWilliamPlanter.SirTimothy,que,alparecer,tenía1posesionesentodoelpaís,erapropietariodeuna casa en el prado de Cherrington. Se llamaba la «Casa del ManzanoSilvestre»porelmanzanosilvestrequeteníadelante.

Williamyanopodíatrabajarcomoantes.Recibiría,portanto,unapensiónanual,secasaríaconAmelia,alaquehabíatenidoaguardandotantotiempo,yambos se instalarían en el Crabtree Cottage que iba a ser suyo mientrasvivieran.

William y Amelia se casaron y partieron con cierto esplendor haciaCherringtonyelCrabtreeCottage.

AmelianosenviabaunatarjetatodaslasNavidadesyparecíaquetantoellacomoWilliamsehabían instaladoenelmatrimonio tancómodamentecomoenelCrabtreeCottage.

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Nosotros teníamos un jardinero a horas que también trabajaba en lamansióndelosSeton,yunadelasviudasdelpuebloveníaparaayudarenlostrabajosdelacasaensustitucióndeAmelia.

Nosotras seguíamos creciendo. Jessamyme llevaba unosmeses, pero yosiempremeconsideraba lamayor.Teníamosdiecisiete añosy sehablabadenuestra«presentaciónensociedad».Esonoibaaocurrirhastaquetuviéramosdieciocho años, y la finalidad consistiría en encontrarnos unos maridosadecuados. Antes de aquel gran acontecimiento, hubo lo que yo llamabafiestasdeescaramuzayesposiblequeunadeaquellasfiestas,queporaquelentoncesnopareciódemasiadoimportante,fueralaquecambiaratodoelcursodenuestrasvidas.

TíaAmyJaneibaainvitaravariaspersonasaunafiestaenlacasa.Ibaahaber lo que ella llamaba«unpequeñobaile».No, no un baile propiamentedicho,simplementeunaagradablevelada,unaespeciedeensayo,suponíayo,delagrancampañaquese iniciaríacuandoJessamycumplieralosdieciochoaños.

YoluciríaunodelosvestidosusadosdeJessamy.Mipadreprotestóydijoque yo debería ir a la ciudad, comprarme la tela y decirle a lamodista delpuebloquemehicieraunvestido.Ahorayosabíaquelatelaquecompráramosy toda la ingeniosa labordeSallySummersno sepodrían comparar conunvestidoreformadodelguardarropadeJessamy,porquelasprendasdeJessamyvenían deLondres oBath y no sólo eran de últimamoda, sin que pudierancompetir con ellas todas las puntadas de Sally Summers, sino que, además,estabanconfeccionadasconunostejidostandelicadosycostososquenosotrosjamás nos hubiéramos podido permitir el lujo de comprar otros que lesigualaran.

Porconsiguiente,convencíamipadredequemesentíamuydichosaconlosvestidosusadosdeJessamy,diciéndoleque,cuandoJanetmeloshubieraarreglado,nadiesedaríacuentadequeloshabíanreformadoparamí.

Eraunvestidoprecioso…conuncorpiñobastanteajustadoyrecogidoenlacinturaconuna faldaque sederramabacomounacascadaconcientosdevolantes. A Jessamy le había quedado demasiado estrecho y resultaba idealparalatransformación.

Jessamyeramorenayteníalatezunpocoaceitunada;separecíaasupadreyhabíaheredadosunariz,queeramásbiengrande.Noobstante,suexpresióneramuydulceyteníaunospreciososojososcurosdegacela.Yopensabaque,consóloquefueraunpoquitomásalegre,seríamuyatractiva.Elvestidoeradecolorrosaynolafavorecíaacausadelcolordesutez.Yoerarubia,conojoscastañoclaroyunaspestañasmuylargasconlaspuntasdoradas;teníalascejasmuy bien dibujadas y de un tono algomás oscuro quemi cabello, lo

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cual, hacía que destacaran. Tenía la piel muy clara, una nariz ligeramenterespingonayunabocaancha.Sabíaqueeraatractivaporquelagentesiemprememiraba primero amí y después volvía amirar.No era enmodo algunohermosa, pero tenía una alegría desbordante que apenas podía reprimir.Siempre encontraba en la vida algo tan tremendamente gracioso quenecesitabacompartir labromaconalguien.Paraalgunaspersonas—para laspersonas como tía Amy Jane y Amelia—, aquello era un grave defecto;sacudían la cabeza y hacían todo lo que podían por refrenarlo; a otraspersonas,encambio,lesparecíadivertidoyatrayente.Losabíaporlamaneraenquesonreíancuandomemiraban.

Bueno,pues,allíestábamosenaquelpequeñobailequetanfatalibaaserparamifuturo.

Meenviaronelcarruaje,locualfueunadelicadezaporpartedemitíayaquemehubiera resultadounpocoviolento ir a pie desde la vicaría hasta lagranmansión,ataviadaconmismejoresgalas.

Llegué antes que los demás invitados y me dirigí a la habitación deJessamy.Esta lucíaunvestidoazuldeseda, llenodevolantesy frunces.Meapené mucho porque aquel color no favorecía a Jessamy y los volantestampoco resultabanmuy adecuados para ella. Estabamejor con su traje demontargris, luciendolaseverachaquetahechaamediday lachisteracon lacintadesedagrisalrededor.

Comodecostumbre,ellasealegrómuchoalverqueelvestidomesentabatanbien.

—Esencantador—gritó—.¿Porquéseráquemiscosassiempretesientanmejoratiqueamí?

—QueridaJessamy,esosonfiguracionestuyas—mentíyo,siendoasíquenuncame había interesado la filosofía del decir la verdad a toda costa quesustentabaJanet—.Ytúestáspreciosa.

—Oh, no es cierto. Todome está estrecho. ¿Por qué engordo? Tú estásdelgadacomounavara.

—Hagomásejercicioquetú,Jessamy.Biensabeelcieloquecomomucho.Pero tú sólo estás agradablemente llenita. Mary Macklin decía que a loshombreslesgustanlasmujeresllenitasyellatienequesaberlo.

Me reí porqueMaryMacklin era nuestra ramera local a la que tíaAmyJaneestabatratandodeexpulsardelpueblo.

—¿Telohadichoella?—preguntóJessamy.

—Oh,no,losédeoídas.

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JustoenaquelmomentoentrótíoTimothy.Llevabadoscajitasblancasdecartón.

—Paramisniñas—dijo,mirándonosconorgullo.

Enelinteriordelascajashabíaunasorquídeas.Lancéungritodejúbilo.Erajustoloquemehacíafaltaparaañadiruntoquedeeleganciaamivestidoreformado. Las orquídeas habían sido elegidas con esmero porque hacíanjuegoconnuestrosvestidosalaperfección.

Tío Timothy se quedó allí de pie como un colegial satisfecho ysúbitamentepenséqueeramuybueno.LeshabíaofrecidoelCrabtreeCottagealosPlanteryamímehabíaregaladoaquellapreciosaorquídeaquetanbienseconjugabaconmivestido.

DejélaflorsobrelamesadeJessamyyleechélosbrazosalcuelloatíoTimothy,besándoleconvehemencia.Y,justoenaquelinstante,entrómitía.

—¿Quéestápasandoaquí?—preguntó.

Yoretirélosbrazosydije:

—TíoTimothynosharegaladounasorquídeaspreciosas.

Tío Timothy se había puesto un poco colorado y había adoptado unaexpresióncomodepedirdisculpas.

—Te estás comportando conmucho alboroto.Ahora te voy a prender laflorenelvestido,Jessamy.Hayunlugaradecuadoyunlugarinadecuado.

—Bueno, yo me voy—dijo tío Timothy—. Tengo que atender muchascosas.

—Enefecto—replicómitíafríamente.

Meacerquéalespejoymeprendílaorquídea.EstabaencantadaconellaysorprendíatíaAmyJanedirigiéndomeunpardemiradasperversas.

ElcapitánLaudereraunode los invitados.Teníaunosveintitantosaños,suponíayo,yeraalto,eleganteycortés.EraelhijodesirGeoffreyLauderyestaba claro que él y su familia se contaban entre los personajes másimportantes,porquetíaAmyJanesemostrabamuyamableconellos.

ElcapitánLauderfuepresentadoaJessamyyambosbailaronjuntos.ÉleraencantadorehizoqueJessamysesintieraagustoinmediatamente,locualnocarecía de dificultades porque yo sabía que ella se consideraba siempreinferior en cierto modo a las demás personas. En cambio, con el capitánLauder estuvomuy animada y a mí se me ocurrió pensar que Jessamy erafrancamente atractiva; lo que hacía falta era alguien que la convenciera contantafuerzaqueellalopudieracreer.

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Yo bailé mucho y pude ver de vez en cuando que tía Amy Jane meobservaba con cuidado. Esperaba no haber cometido alguna incorrecciónporquelasreunionesdeaquellaclasemegustabanmuchoyhubieralamentadoenormementequemeexcluyerandeellas.Disfrutabamuchoensutranscursoydespuésme reía al recordarlas.Bailé el bailede la cena conun simpáticojovenqueerasoldadoy,aldirigirnosalcomedor,nostropezamosconJessamyyelcapitánLauder.

—Lepresentoamiprima—dijoJessamy.

ElcapitánLaudersevolvióamirarme.Mientrasmetomabalamanoymelabesaba,observéunbrillodeadmiraciónensusojos.

—EsustedlaseñoritaAnabelCampion—dijo—.LaseñoritaSetonmehaestadohablandodeusted.

YohiceunamuecayJessamyseapresuróadecir:

—Sólocosasbonitas.

—Gracias por haberte reservado el resto—repliqué. Todo el mundo seechóareír.

Loscuatronossentamos juntosy fueuna reuniónmuyalegre,perocadavezquelevantabalamirada,losojosdelcapitánLauderestabanclavadosenmí.

Cuandoabandonamoselcomedor,elcapitánsesituóamilado.

—Megustaríaquemeconcedieraunbaile—dijo.

—Bueno—contestéyo—,parecequeahoramismoempieza.

Bailamosjuntos.

—Esustedmuyhermosa—medijo.

Eso no era cierto, pero había aprendido hacía tiempo que, cuando laspersonas tenían una buena opinión de una, aunque fuera errónea, eramejorquelaconservaran.

—Ojalálahubieraencontradoantes—añadió.

—Estoy segura de que habrá usted disfrutado de la velada, aun sin micompañía.

Élseechóareírymedijo:

—Tengoentendidoqueesustedlahijadelvicario.

—Oh,Diosmío,Jessamylehaestadofacilitandoinformación.

—Letienemuchocariño.

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—Yyoaella.Esunapersonaencantadora.

—Sí, sí, ya me he dado cuenta. Pero sigo pensando que ojalá hubieraencontradoantesalafascinanteseñoritaCampion.

—Quécosastanamablesdiceusted.

—Pareceusteddudardemiveracidad.

—¿Debiera hacerlo?Me tengo en tan alto concepto que no seme habíaocurridonoaceptar todas lascosasbonitasqueustedmehadadoaentenderacercademí.

—¿Notienecalor?¿Vamosfuera?

Hubiera tenido que decirle que no, claro. Pero no lo hice. EstabademasiadoacaloradayqueríadescubrirhastadóndepodíallegarlaaudaciadelestimadoinvitadodetíaAmyJane.

Fuerabrillabalamedialunaentrelasestrellas.

—Estáustedpreciosaalaluzdelaluna—dijoél.

—Esmenosreveladora—repliqué.

Mehabíaatraídobajolasombradeunárbolymeestabarodeandoconsusbrazos.

—Considerando fríamente la situación—dije, apartándome—, creo quedebiéramosregresaralsalóndebaile.

—Lafríaconsideraciónesimposiblecuandoustedestácercademí.

Me había apresado súbitamente en un fuerte abrazo del que no podíalibrarme.Yentoncessuslabiosseposaronsobrelosmíos.

Había ocurrido con mayor rapidez de lo que yo creía posible. No meapetecíaestareneljardínyserbesadaalafuerzaporunhombrealqueapenasconocía.Peroéleramásfuertequeyo.

Entonces escuché una tos y él también debió escucharla puesto quemesoltó.Paramihorror,tíaAmyJaneseestabaacercandoanosotros.

—Oh—exclamó en tono sobresaltado al ver a quién había sorprendidobesándosebajounodesusárboles.

Despuésañadió:

—Capitán Lauder… y… mmm… Anabel. Hija mía, vas a pillar unresfriado.Entraenseguida.

Escapéconsumogusto.Y,mientras lohacía,escuchéami tíaañadiendoimpertérrita:

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—Quieromostrarlemishortensias.Aprovechandoqueestáaquí…

Me fui directamente al dormitorio de Jessamy. Estaba turbada yligeramente arrebolada. Tenía una mancha roja en la mejilla. La rocé concuidado.Desapareceríamuypronto.

Mearregléyregreséalsalóndebaile.

Jessamyestababailandoconunodelosterratenientesdelascercanías.

Aldíasiguiente,esperabaunareprimendadetíaAmyJane.Mehabíavistobesándomeconelcapitány,siendoésteunodesusinvitadospreferidos,teníalacertezadequemeecharíaamílaculpadeloquehabíaocurrido.ElcapitánLauderpertenecíaaunafamiliademasiadobuenayricaparahabercometidouna incorrección.Eraun soltero idóneoy eldescubrimientodeuncaballeroideal encuadrado en esta categoría era su próximo proyecto al que pensabaentregarse en cuerpo y alma. Por consiguiente, si el capitán había sidosorprendidocomportándosedemaneraincorrecta,ellonosepodíadebermásque al hecho de haber sido inducido por otra persona a cometer semejanteindiscreción.

Me asombró que no seme dijera ni una sola palabra, aunque de vez encuandolasorprendieramirándomedeunmodounpocoraro.

Durante algún tiempo, quise convencermedeque ella lo había olvidado.PerotíaAmyJanejamásloolvidaría.

Yasí,cuandoJessamyysuspadresfueronavisitarelcastillodeMateland,yonofuiinvitada,sibien,denohabersidoporaquelincidente,estoysegurade que lo hubiera sido ya que a menudo efectuaba visitas acompañando aJessamy,yJessamysiempresuplicabaqueyolesacompañara.Estuvesegurade que debió hacerlo en aquella ocasión, pero tía Amy Jane se mostróinflexible.

Por lo tanto, no fui al castillo de Mateland. De haber ido, las cosashubieranrodadodeotramanera.Séquetodohubierasidodistintoyqueahorano te estaría escribiendo esto, Suewellyn. Tu vida y la mía se hubierandeslizadoconmássuavidad.Encuántamedidalosgrandesacontecimientosdenuestrasvidasdependendefrágilescontingencias.Latuyaylamíahubieranpodido ser tandistintas… ¡y todopor culpadeunbesonodeseadobajounroble!

JessamyregresódelcastillodeMatelandenunestadoqueyosólopodíacalificar de absorto. Durante algún tiempo, no logré sacarle explicaciónalguna;despuésempezóaemergerunasorprendenteverdad.

Jessamyhabíadespertado;sehabíaanimado,locualeraloqueyosiemprehabía pensado que le hacía falta para resultar atractiva. El lugar de la niña

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desgarbadaloocupabaahoraunajovenagradable.

Comoesnatural,procuréarrancarlelahistoriasinpérdidadetiempo.

Al parecer, el castillo de Mateland era un lugar encantado. Era unacombinación de Eldorado, laUtopía y losCamposElíseos. Estaba habitadopordiosesyporunadiosaocasional;yyanadapodríaserigualparaJessamyahoraquehabíafranqueadoaquellosmágicosportales.

—Jamásolvidaré laprimeravisiónque tuvedeél—dijo—.Bajamosdeltren y el carruaje de Mateland nos estaba aguardando para conducirnos alcastillo. Jamás olvidaré la sensación que me produjo avanzar por aquelloscaminos…

—Acepto el hecho de que todo ello se te ha quedado grabado en lamemoria para siempre. Ya lo has mencionado dos veces. Sigue adelante,Jessamy.

—Bueno,esloquesepiensaquedebeseruncastillo.Esmedieval.

—Casitodosloscastillosloson.Dejemoselcastillo.¿Quémedicesdelagente?

—Oh, lagente…—dijoJessamy,mediocerrandolosojosy lanzandounsuspiro—.EstáEgmontMateland…

¡Egmont!Esunnombremedievalquehacejuegoconelcastillo.

—Anabel,simeinterrumpesparaburlarte,notelodigo.

Me quedé asombrada. ¡Signos de rebelión en nuestra dócil Jessamy! Sí,algohabíaocurridorealmente.

—EstáEgmont—dijeyo—.Sigueapartirdeaquí.

—Eselpadre.

—¿Elpadredequién?

—DeDavidyJoel.DavidtieneunchiquilloencantadorllamadoEsmond.Élseráelherederodelcastillo,claro.

—Qué interesante —dije fríamente, simulando una falta absoluta deinterés.

—Bueno,sinoquieresoírlo…

—Puesclaroquequierooírlo.Peroesqueeresmuylenta.

—Muybien, hay dos hermanos,David y Joel.David es elmayor y estácasadoconEsmeralda.

—Megustanlosnombres.

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—Yameestásinterrumpiendootravez,Anabel.Siquieresoírlo…

—Quiero,quiero—dijehumildemente.

—Daviddirige lahaciendaqueesdeconsiderablesproporciones. Joelesmédico…

«Ah—pensé—,conquees Joel».Conocía ami Jessamydemasiadobiencomo para no reconocer el cambio que se había producido en su voz alpronunciar aquel nombre.Observé, además, un leve temblor de emoción ensuslabios.

—Háblamedelmédico—ledije.

—Esunhombremuybueno,Anabel.Quierodecirquehacemuchobien…amuchaspersonas.

Advertíquemiinterésdecaíaunpoco.Habíadescubiertoquelaspersonasquehacenmuchobienamuchaspersonassemostrabanamenudoindiferentesa los individuos en particular. Les gustaban las personas en masa, noindividualmente. Además, solían estar tan sumergidas en sus buenas obrasque, fuera de ellas, resultaban un poco aburridas.Mi único interés por JoelresidíaenelefectoqueéstehabíaproducidoenJessamy.

—¿Cómo?—pregunté.

—Consutrabajo,naturalmente.Tieneunacasaenlapequeñalocalidad.Elcastilloestáfueradelaciudad…enplenacampiña.Élviveenelcastilloconsufamilia,claro.LosMatelandllevansiglosviviendoallí.

—ApuestoaquedesdelostiemposdelConquistador.

—Te estás volviendo a burlar de ellos. No, no desde los tiempos delConquistador.ElcastillofueconstruidounoscienañosdespuésdelallegadadelConquistadoraInglaterra.

—Veo que te conoces la historia de la familia al dedillo. Muy loabledespuésdeunabrevevisita.

—TengolasensacióndequeconozcoMatelanddetodalavida.

—¿Elcastilloobienasusfascinantesmoradores?

—Yasabesaquémerefiero.

—Creo que sí, Jessamy. Cuéntame más cosas del emocionante JoelMateland.

—Eselhijomenor.

—Sí,esoyamelohasdicho,puestoquetieneunhermanomayorllamadoDavid, el cual tiene un precioso hijo que se llama Esmond, engendrado en

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colaboraciónconlaresplandecienteEsmeralda.AellosyalabueloEgmontyalostengosituadosenmimente.AhoraháblamedeJoel.

—Esaltoyapuesto.

—Claro.

—Todalavidahabíaqueridosermédico.LafamiliaseoponíaporqueenlafamiliaMatelandjamáshabíahabidounmédico.

—Ciertamentequeno.Demasiadoaristocráticosparamancharseconunaprofesión.

—Vamos,dejadeburlarte,Anabel.Nadasabesacercadeestagente.

—Porsuerte, tusconocimientossontanvastosquelosderramasamanosllenas.¿CuántosañostieneJoel?

—Noesmuyjoven.

—Yocreíaqueeraelhermanomenor.

—Yloes.Davidlellevaunosdosaños.Joelhabíaestadocasado,peronotuvohijos.Aligualquetodaslasgrandesfamilias,queríanunheredero.

—¿QuéleocurrióalaesposadeJoel?

—Murió.

—Conqueviudo,¿eh?

—Eselhombremásinteresantequejamásheconocido.

—Deesoyamehedadocuenta.

—Ami madre le gustó mucho.Mi padre les había conocido en algunaparte…norecuerdodónde.Poresofuimosavisitarles.

—Estáclaroquelavisitaconstituyótodounéxito.

—Oh,sí—exclamóJessamyconfervor.

«Muysignificativo—pensé—.Unviudo.Talvezlamejorclasedemaridopara Jessamy. ¡Yel castillodeMateland!».HabíamuchasprobabilidadesdequetíaAmyJaneloaprobara.

Pareció que lo aprobaba porque, al cabo de aproximadamente un mes,hubootravisitaalcastillodeMateland.Lavisitateníaquedurartansólounosdías, pero se prolongó y Jessamy y sus padres estuvieron ausentes dossemanas.

Cuandoregresaron,unaradianteJessamyacudióaverme.

Adiviné la noticia antes de que ella me la comunicara. Se había

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comprometidoenmatrimonioconJoelMateland.TíaAmyJanehabíaganadolacampañacasiantesdehaberlainiciado.YanohabríabailesdepresentaciónensociedadparaJessamy…yentoncescomprendícondolorquetampocoloshabríaparamí.HubieracompartidolosdeJessamy,peronopodíaabrigar laesperanzadequelosorganizaranespecialmenteparamí.

Meencogídehombros.

Jessamy,consudulzuradecarácter,tuvotiempodepensarenmí.

—Cuando esté en el castillo de Mateland, tú vendrás y te quedarásconmigo—medijo.

Viensusclarosojoslosplanesqueestabaforjando.AJessamysiemprelehabía gustado compartir su buena suerte. Iba a tener el mejor marido delmundoysecomplaceríaenbuscarparamíotroquenoleanduvieraalazaga.

Labeséyledeseétodaladichadelmundo.

—Esloquetemereces,dulceJessamy—ledije,hablandoenserioporunavez.

LosMateland no habían acudido a lamansión de los Seton. Joel estabamuyocupadocon su trabajo,medijo Jessamy.Ellay su familiapodían ir aMatelandcuandoquisieran.

Laboda,noobstante,secelebraríaenSeton.TíaAmyJaneseentregóconfrenesí al ajetreo de la preparación porque aquélla iba a ser la ocasión desuperaratodoelmundo.Noserepararíaengastos.Alamuydeseablebodadesu única hija se le tendría que conceder todo el honor y la dignidad quemerecía.

Unatarde,pocodespuésdelanunciodelcompromiso,tíaAmyJaneacudióa la vicaría en su carruaje. Era a principios de mayo… ni calientapiés conmanguito, ni sombrilla. El criado de los Seton la ayudó a descender delcarruaje y ella entró directamente en la casa. Janet la acompañó a nuestroligeramentemíserosalón,enelquemipadre recibíaasus feligresescuandoéstosacudíanacontarlesusproblemas.

Memandaronllamar.

TíaAmyJaneseencontrabasentadaenelúnicosillóncómodoquehabía,apesardequesusmuellesestabantambiénunpocohundidos.Lomásseguroera que éstos emitieran chirriantes ruidos de protesta cuando alguien sesentabaymepreguntécómoibanasoportarelpesonodespreciabledemitía.Éstaechóunvistazoalaestanciaconsuhabitualmiradadesdeñosa,pero,enrealidad,noestabapensandoeneso.Semostrabademuybuenhumoryestabaclaroquelabodadesuhijaibaaserunodelosgrandesacontecimientosdesuvida,elcual,sólorivalizaríaconeltriunfodesupropiabodaconsirTimothy,

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enelquesebasabatodasuopulencia.

—Talcomosabéis—anunció—,Jessamyvaacasarse.

Nopudeevitarmurmurar:

—Yanoshemosenterado.

TíaAmyJaneprefirióhacercasoomisodemiimpertinenciayañadió:

—Labodaseráunacontecimientotanseñaladocomopodamoslograr.

Sonrió con expresión relamida. Ello significaba que iba a ser unacontecimientoseñaladísimo,tratándosedealgorespaldadoporlabolsadetíoTimothy,cuyocontrolsabíatodoelmundoquiénejercía.

—Timothy y yo estamos decididos a que sea un día que ni Jessamy ninosotrospodamosolvidarjamás.Haymuchascosasquehacerhastaeldíadelaboda.Nosécómovanaconseguirconfeccionarleelvestidoatiempo.Pero,hablando de la ceremonia propiamente dicha… Jessamy ha hecho unapetición.Quierequetúseassudamadehonor,Anabel.

—Oh,quéamableporpartedeJessamy.Siemprepiensaenlosdemás.

—Jessamyhasidoeducadamuybien—unaseveramiradaamipadrequecasinosepercatóde laalusiónporqueestabamuyocupadorecuperando lasgafasqueselehabíandeslizadomáshaciaatrásquedecostumbre—.Elcasoesquevasaserunadamadehonor.Yahoratendremosquevestirtecomoesdebido.VoyaordenarquevengaSallySummersytehagaunvestido.

—Talvezpodríamosencontraralgo…—empezóadecirmipadre.

—No, James.El vestido no puede encontrarse.Tiene que hacerse.Tieneque ser absolutamente adecuado para la ocasión. He pensado en el coloramarilloranúnculo.

A mí no me gustaba el amarillo ranúnculo. No era un color que mefavoreciera demasiado y tenía la sospecha de que tal vez tía Amy Jane lohubieraelegidoprecisamenteporestarazón.

—Jessamypreferíaelcolorrosaconchaoelazulceleste—añadió.

¡QueridaJessamy!Sabíaque,deentretodosloscolores,aquélloseranlosquemásmefavorecían.

—Supongo que ella, en su calidad de novia, será la que decida en estaocasión—dije.

Mitíanocontestó.Ensulugar,dijo:

—Sallyvendrádentrodeunosdíasconlatela.Nopodemosperdertiempo.Lehedichoquesequedaráaquíparaconfeccionarelvestido.Nocreoquele

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lleve más de un día. Tendremos la casa llena de invitados a la boda, porconsiguiente, no habrá sitio para vosotros. Naturalmente, tú oficiarás laceremonia, James, y Anabel se podrá reunir con los demás invitados en laiglesia y vendréis a lamansión para asistir a la fiesta. Los novios se irán apasarlalunademielaFlorencia.Podréisregresaralavicaríaunavezellossehayanido.Yoharéqueosenvíenelcarruaje.

—¡Oh, tía Amy Jane, quémaravillosamente bien lo sabes organizar!—exclamé—. Todo previsto hasta el último detalle. Estoy segura de que todosaldráapedirdeboca.

Ellamedirigióunainsólitamiradadeaprobación;y,cuandosefue,penséenlodistintaqueibaaserlavidaunavezJessamysehubieracasado,yenlomucho que yo había dado su presencia por descontada y lo mucho que laapreciaba.

Detodosmodos,acudiríaavisitarlaensumaravillosocastilloencantadoyconocería a sumarido, el cual había sido capaz de obrar en ella semejantemilagro.

Dosdíasmástarde,serecibiólatelaparamivestido.Eraunasuavegasadesedaazulceleste.

«¡QueridaJessamy!—pensé».

***

Eraunamañanaencantadora.Junioeraelmesdelasbodas.MañanaibaasereldíadelabodadeJessamy.

En la mansión reinaría mucho ajetreo a causa de la llegada de losinvitados.

—Tenemos la casa llena —declaró con orgullo tía Amy Jane—. LosMateland acudirán en pleno y, como es lógico, toda la familia del novio sealojaenlacasa.

YomehabíaofrecidoaayudareneladornodelaiglesiayporlamañanatempranosehabíanrecibidounasrosasdelosjardinesdelosSetonyahoralasflores habían sido colocadas en unos jarrones con agua en el pórtico de laiglesia.SallySummerseraunaartistaenelarreglodeflores,aparteelhechodesercosturera,ymiindomabletíalehabíaencomendadoaquellamisión.LapobreSallyteníalosojostanhundidosqueparecíaquefueranadesaparecerlede lacara;habíaestadomuyagobiadade trabajoenel transcursode lasdosúltimassemanas.

—Yoempezaréacolocarlas—ledije—.Ustedpuedevenirmástardeparadistribuirlas.Peroseráunaayudaqueyaesténenlosjarrones.

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Sallymeexpresósugratitudyaquellamañanadejunio,vísperadelabodadeJessamy,medirigíalaiglesiainmediatamentedespuésdeldesayunoymedispuseatrabajarenlosadornos.

Eraunamañanaencantadoraymesentíaalborozada.Mañanaibaaserelgrandía.QuiénhubieracreídoposiblequeJessamysecasaratanpronto.¡Latímida y pequeña Jessamy había encontrado a un hombre de su gusto cuyohogar era un castillo! Aunque lo compartiera con David, Esmeralda, elpequeñoEsmondyelabueloEgmont.Yelnovioeramédico.Quéprofesióntantranquilizadora.Unanopadeceríanuncamisteriosasenfermedadesporqueélsiempresabríadequésetratabay,¿aquiénibaaatenderconmásasiduidadqueasuqueridaesposa?Oh,sí,Jessamyeracomounareinadeunanovela.Jamás lo hubiera creído posible. En realidad, siempre había pensado que, apesardemisabrumadorasdesventajas,ibaaseryoquienprimerosecasara.

Bueno,elDestino—otíaAmyJane,locualestabayoempezandoacreerqueeralomismo—habíadecididolocontrario.Yaquíestabayo,delantedeaquelcubodefloresdemaravillosafraganciacuyoexquisitoperfumellenabatodoelpórticodelaiglesia,dispuestaaemprenderunatarea…paralaquenoestaba realmentemuy capacitada; pero tenía que ayudar un poco a la pobreSallyqueestabatanagotada.

Trasladé los cubos al interior de la iglesia y encontré los jarrones en lasacristía.Pusemanosa laobra.Ordené las floressegúnelcolor, fuialpozopormásaguayempecéaarreglarlas.

Llevabaunahoratrabajando,tomandocuidadosamentelostallosllenosdeespinasyarreglandolasfloreslomejorquepodía.

Erantanhermosas…sólolosmejorescapullosseríandelgustodetíaAmyJaneyyomeimaginabalosapurosquehabríanpasadolosjardinerosdesdeeldíaenqueellahabíatenidolacertezadequeibaahaberunaboda.Adoptéladecisióndequelasrosasdepreciosocolorrosado,cuyafraganciaeratodavíamásexquisitaqueladelasotras,tendríanqueadornarelaltar.Habíaunjarrónespecialqueseutilizabaparaeso.Erademetalypesababastante.Cometíelerrordellenarlodeaguaydecolocarlasfloresparasubirdespuésconéllostres peldaños alfombrados que conducían al altar. Como es lógico, hubieratenidoquedejarloenelaltaryllenarloallí.Habíasidoungranesfuerzopormiparteynoibaainvalidarlo.Estabaseguradequenopodríavolveraconseguirsemejanteefectoartístico.Porconsiguiente, toméel jarrónyempecéasubirlospeldañosdelaltar.

Noestoymuyseguradeloqueocurrió.Sioíqueseabríalapuertadelaiglesiaymevolvíycaíobiensitropecéycaíy,enaquelmomento,seabriólapuerta.

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Mevolvíamirarhacialapuerta,viaunhombredepieyeljarrónsemecayódelasmanos.Lasrosasestabancayendoypinchándomelasmanosehiceun supremo esfuerzo por salvar el jarrón, cosa que no logré. Caí por lospeldaños. Todo sucedió enmenos de un segundo.Me quedé tendida con elguardapolvoquemehabíapuestoencimadelvestidoempapadodeagua, lasfloresdiseminadasamialrededoryeljarrónrodandoporlospeldaños—pum,pum, pum— y esparciendo por todas partes los preciados capullos de losSeton.

Unhombresehabíaacercadoymeestabamirando.

—¿Quéhaocurrido?Metemoquelaheasustado—leoídecir.

Había oído hablar a menudo de aquellos dramáticosmomentos en cuyotranscurso se conoce a personas que ejercen de inmediato un efectodevastador.Yojamáshabíacreídosemejantecosa.Eranecesarioconoceralaspersonasantesdeestarencondicionesdejuzgarsiéstasibanaserdelpropioagrado. Eso era lo que siempre había creído. Los sentimientos profundostienenquedesarrollarse.

Sin embargo, algo me ocurrió en aquellos peldaños del altar. Este algosignificabaqueestabaacercándomealfinaldemidespreocupadaadolescenciaen la que, pormucho queme esforzara, cualquier cosa se convertía en unabroma.Estabaapuntodeocurriralgoquenoeraunabromaenabsoluto.

Observé que era alto y que tenía el cabello oscuro y cejas bastantepobladas.Eraenciertomodounrostro inescrutablequeyohubieradeseado,sinembargo,seguircontemplandoindefinidamente.

Debípermanecertendida,mirándole,tansólounossegundos,peroamímepareció mucho rato. Después él se arrodilló a mi lado y me ayudó alevantarme.

—Hederramadoelaguasobrelaalfombra—dije.

—Sí,enefecto.Perovamosaversiestáustedbien.

Vamos,levántese.

Asílohice.

—¿Estábien?—mepreguntó.

—Medueleunpocoelpie.

Él se arrodilló y me tocó el tobillo. Su tacto era firme y delicado a untiempo.

—Apriete—dijo—.Yahora…apoyetodoelpesodelcuerpo.¿Estábien?

—Muybien—contesté.

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—Nohayhuesosrotos.¿Quétallamuñeca?Meparecequesehadadoungolpeahí.

Memirélasmanos.Habíasangreenellas.

—Sólounpardepinchazosdelasespinas—dije,extendiendolamanoymoviéndola.

Élsonrióy,porprimeravez,recordélodesaliñadaquedebíaparecerconaquel guardapolvo que me estaba demasiado grande y el cabelloescapándosemedelashorquillas.

—Gracias—dije.

—¿Lo recogemos?—preguntó. Se agachó y recogió el jarrón—. No hasufridodesperfectos.

—Asíloespero.Esunodelosmejoresdelaiglesia.

—Esmuybonito.¿Dóndequiereponerlo?

—Enelaltar.Peroahoratendréquellenarlodeaguayvolveracolocarlasrosas.

—Yo que usted, no volvería a intentar subir los peldaños con el jarrónlleno.

—Hesidounaestúpida,perolohehechosinpensarlo.

Él colocó el jarrón sobre el altar y yome agaché para tomar el cubo deagua.Élmeloquitóylollevóhastaelaltar.EmpecéacolocarlasrosasdeunaformaquehubieraaterradototalmenteaSallySummers.

—Vaahaberunabodaaquímañana—dije—.Estoyarreglandolaiglesia.Noséhacerlomuybien,comoustedpuedever,peroyaloarreglaráncomoesdebido antes de que llegue el día. Habrá entrado para visitar la iglesia,¿verdad?

—Sí,esunaiglesiaantiguamuybonita.

—Normanda. En parte, por lomenos.Mi padre tendríamucho gusto enacompañarleenlavisita.Seconocetodalahistoriaaldedillo.

—O sea, que es usted la hija del vicario —dijo él, estudiándome conatención.

—Sí.

—Bueno,pues,mealegrodeconocerla.Lamentotansóloquemillegadalehayacausadotantasmolestias.

—Lopuedeustedatribuiramiimprudencia.

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—¿Estáustedbienahora?

—Muybien,gracias.

—¿Unpocoaturdidatalvez?

—No.Mehecaídomuchasvecesenmijuventud.

—¿Tiene usted muchas otras cosas que hacer con las flores? —mepreguntó,sonriendo.

—Muchísimas, pero no tendré más remedio que irme. La modista va avenirdeunmomentoaotroynoquierohacerlaesperar.Tienemuchascosasquehacery,además,es la florista localynosólo tienequeprocurarqueyoestébienparaelGranDíasinoque tienequeencargarse tambiéndequemimiserableobraresultepresentable.

—Bueno—dijoél—,nodeboentretenerla.

—Me hubiera encantado enseñarle la iglesia —dije en tono pesarosoporque,enaquellafase,aúnnohabíaaprendidoadisimularmissentimientosymesentíaextraordinariamenteemocionadaporalgunarazónqueentoncesnoalcanzaba a comprender ya que, a pesar de tratarse de un hombre apuesto,habíaconocidoaotroshombresapuestosymiconversaciónconellosnohabíasidoespecialmentebrillante.Enrealidad,mesentíamuchomáscohibidaqueotrasveces.Sólosabíaquemesentíamuyemocionadaymealegrabamuchodequeélhubieraentradoenlaiglesia.

—Quizásotravez—dijo.

—¿Vieneustedamenudoporaquí?

—Es la primera vez —me dijo—. Pero volveré. Y, cuando lo haga, labuscaréyleharécumplirsupromesa.

Salimosjuntosdelaiglesia.Élseinclinóyvolvióaponerseelsombreroquesehabíaquitadoalentraren la iglesia. Ibaenfundadoenunatuendodemontary se acercóal caballoquehabíadejadoatado junto a la entradaconcobertizo.

Yo entré en la vicaría. Sally Summers ya estaba allí, mirandonerviosamenteelrelojdepared.

—Nosepreocupe,Sally—dije—.Heestadoenlaiglesia.Lehepreparadoelaguayhecolocadoalgunas floresen jarrones.Nocomodebencolocarse,claro,peroahoraleserámásfácilordenarlas.

—Oh, gracias, señorita Anabel. Ahora déjeme ver qué tal le sienta elvestido. Ayer estuve en la mansión para ver a la señorita Jessamy. Estápreciosa.

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Me había quitado el guardapolvo y la ropa vieja y me había puesto elvestidodegasadesedaazul.

—Santocielo,señoritaAnabel—gritóSally—,tienesangreenlasmanos.

—Mehepinchadoconlostallosdelasrosas.Hetropezadoenlospeldañosysemehacaídoeljarrónconlasfloresytodo.

Sallyseagitóymedijo:

—Noquierosangreenestevestido,señorita.

—Ahorayahedejadodesangrar—ledijeentonosoñador.

Allíestabayo,deslumbranteconmivestidodedamadehonordelanoviaypensandoqueojaláaqueldesconocidopudieravermeahora.

Miréhaciaelfuturoylevillegandoalaiglesia.«¿Estáporaquílahijadelvicario?Meprometióenseñarmelaiglesia».

Ypasearíamosjuntosyélvolveríaunayotravez.

Imaginabaloqueestaríaocurriendoen lamansiónaquellamañana.TodoelmundoestaríacorriendodeunladoparaotroytíaAmyJaneseríacomouncapitánenelpuentedesubarco,vigilandoparaquesecumplieranlasórdenes.

¿Y Jessamy? Se despertaría temprano, eso si es que había conseguidodormir.

Lellevaríanunabandeja.Eltrajedenovia—orgullodelcorazóndeSallySummers— aparecería colgado en su armario. Se iniciaría el ritual delacicalamientoyJessamysetransformaríaenunapreciosanovia.

Yo hubiera tenido que estar allí. Tía Amy Jane se había mostrado muymezquina al excluirme. Yo era la confidente natural de Jessamy. Habíacompartido sus secretos infantiles. Era lógico que ella quisiera hablarconmigo. Y yo quería saber muchas cosas. Estaba segura de que Jessamydesconocía por completo los deberes delmatrimonio.No es que yo supieramuchas cosas a este respecto, pero mantenía los oídos atentos y los ojosabiertos,yhabíalogradoadquirirunaconsiderableinformación.

Lamañanafuetranscurriendolentamente.Mipadreestabanervioso.Ibaarealizarlaimportantetareadedirigirelservicioyoficiarlaceremonia.

—Es una boda como otra —le dije yo para consolarle. Más tarderecordaríaaquellaspalabras.

Me sentímuy satisfecha almirarme al espejo. El vestido de la dama dehonor de la novia era muy bonito. Raras veces había lucido un vestidoconfeccionadoespecialmenteparamí.Mesentíamuyimportante.

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Al final, llegó la hora de ir a la iglesia. Yo tendría que aguardar allí lallegadade lanovia.Yallí estaba ella acompañadade tíoTimothy…conunaspecto…sí,laúnicapalabraesradiante,consutrajederasoblancoyellargoveloylasfloresdeazaharenelcabello.

MevioyesbozóunasonrisamientrasyoabandonabaelúltimobancoparaseguirlaaellayatíoTimothyhastaelaltar.

Losinvitadosestabanllegando…losdelanoviaaunlado,losdelnovioalotro.Nuestrapequeñaiglesiaseibaallenardegentemuyimportante.

Entonces vino el novio. Y no tengo que decirte quién era, Suewellyn,porqueyalohabrásadivinado.Eraelhombrequehabíaconocidoenlaiglesiaeldíaanterior.EraJoelMatelandqueibaaserelmaridodeJessamy.

No pude comprender entonces mis emociones, pero más adelante iba atener ocasión de analizarlas. Sólo fui consciente de una pesada nube dedepresión,abatiéndosesobremí.CadavezqueaspireelperfumedelasrosasrecordaréaquelinstanteenlaiglesiaenqueélseadelantóparasituarsealladodeJessamy.Yescucharélasvocesdeambospronunciandolosjuramentos.

Y,apartirdeentonces,supequenadaibaavolveraserigual.

Recuerdovagamentehaberlevistoavanzarporelpasillocentral,llevandoaJessamydelbrazo.Puedorecordarlafiestadelabodaenlamansión.Todalagente,todoaquelesplendoryJessamyenmediodetodoaquello,rebosantedeencantoyfelicidady,entodaspartes,laopresivafraganciadelasrosas.

Élsemeacercóymepreguntó:

—¿Nohahabidoningunamalaconsecuencia?

—Ah,lacaída—dije,tartamudeando—.Gracias,no.Lohabíaolvidado.

—Elvestidolafavorecemucho—medijo.

—Gracias.Esunpocodistintoalguardapolvoquellevabapuesto.

—Aquellotambiénlafavorecía—dijoél.

Estábamosmanteniendounaconversaciónmuyextrañaparaserelnovioyladamadehonordelanovia.

—Noteníaideadequefueraustedelnovio—meoídecir.

—Yojugabaconventaja.Sabíaquiénerausted.

—¿Porquénosepresentó?

NolediotiempoacontestarporqueJessamysehabíaacercado.

—Ah,osestáisconociendo—dijo—.ÉstaesmiprimaAnabel,Joel.

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Meparecióquepronunciabaelnombredesumaridoconciertatimidez.

—Sí,losé—contestóél.

—Esperoqueosgustéiselunoalotro.

—Yanosgustamos.PerotalveznodebierahablarennombredeAnabel.

—Puedehacerlo—dijeyo—.Esverdad.

TíaAmyJaneseestabaacercandoanosotros.

—Bueno,vosotrosdos…

Se mostraba muy altanera en su nuevo papel de suegra. En lugar deresultarme ligeramentedivertidacomootrasveces,ahora laodiécon todaelalma.

Erainjusto,pensé.No,noloera.Hubieratenidoquellevarmealcastillo.Entonces le hubiera conocido antes. ¿Qué estaba pensando? ¿Quéme habíaocurrido?Lo sabíamuybien.Estas cosasocurrenaveces.Había algoen élqueme atraía yme inducía a reír y a llorar almismo tiempo. Es algo queocurredevezencuando,aunquenoconfrecuencia.Yamímehabíaocurridodemasiadotarde.

Los días transcurrieron lentamente después de la boda. Me sentíadeprimida.EchabademenosaJessamymuchomásdeloquehubieracreídoposible.MefuialabibliotecademipadreyleíunlibrosobreFlorencia.Meimaginaba allí… con él. Trataba de imaginarme a Jessamy allí. Jamás lehabíaninteresadodemasiadolasobrasdearte.MelosimaginabapaseandoporlasorillasdelArno,dondeDantehabíaconocidoaBeatriz.MelosimaginabacomprandopulserasconpiedrecillasincrustadasenelPonteVecchio.

—¿Quélehaocurridoderepente?—MedijoJanet—.Separeceatodounmesdedomingosdelluvia.

—Eselcalor—dijeporquehacíacalordeverdad.

—Es la primera vez queveoque eso la afecta—replicó ella—.Yo creoqueestácelosa.

Santocielo,Janetsiempreponíaeldedoenlallagaynovacilabaendecirlaverdad.

—Nodigassandeces—lecontesté.

Pasóagosto.Lafiestade la iglesiaocupóbuenapartedenuestro tiempo.SecelebróenlosjardinesdelamansióndelosSeton.

—Elañopasado—dijo tíaAmyJaneconsatisfacción—,Jessamyestabaaquíparaayudarnos.

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Tratédesumergirmeen lavidadelpueblo,peromicorazónestaba lejos.Noesqueellomehubierainteresadodemasiadoenotrostiempos,peroantestodomeresultabagracioso.Ahorasemeantojabainfinitamenteaburrido.

Aprincipiosdeseptiembre,Jessamyregresóacasaparapasarunasemanaconlossuyos.Yosabíaqueibaaveniryestabadeseandoverla.MepreguntéquésentiríacuandovolvieraaveraJoel.

NofuiinvitadaalamansióndelosSeton.

—Jessamyquerráestaralgúntiempoconsuspadres—dijotíaAmyJane—.Nadadeintrusos…nisiquieralafamilia.

Semostrabacircunspectamentesatisfechadeaquelmatrimonio.

PeroerapropiodeJessamyaprovecharlaprimeraoportunidadparaveniraverme.Vinoacaballo,luciendounpreciosoatuendodemontarazuloscuroyunelegantesombreroadornadoconunapequeñaplumaazul.

Nocabíalamenordudadequeerafeliz.Nosabrazamos.

—Oh,Jessamy,haestadotodomuytristesinti.

—¿Deveras,Anabel?—dijoella,asombrada.

—Nosotrosnoshemosquedadoaquí,distribuyendotazasdetéenlafiestaalairelibre…apeniquelataza,perotodoconbuenfin,mientrastúestabasenla romántica Italiacon tupríncipeazul.Dejaque tevea,mibelladurmientedespertadaporunbeso.

—Quétonteríasdices,Anabel…comosiempre.Estababiendespierta,telopuedoasegurar.Estabacontenta.Deotromodo,nohubieravistoaJoel.

—¿Yesexactamentetalcomotútelohabíasimaginado?

—Oh,loes…loes.

—¿Porquénolehastraídoparaqueleviéramos?

—Noestáaquí.Tienesutrabajo,¿sabes,Anabel?

—Claro.Ynoleimportaquetúvengas.

—Oh,no.Élmeloaconsejó.Medijo:«Todosquerránverte,tupadreytumadre y tu prima…». Temencionó a ti, Anabel. Creo que le causastemuybuenaimpresión.Alcaerteporlospeldañosdelaltar.Puedescreerlo.

—Sí, lo creo. Debía ofrecer un aspecto bastante curioso, con unguardapolvodeSallytodomojado,elcabellomediosueltoyrodeadaderosas.

—Melocontó.Lehizomuchagracia.Dijoquelehabíasparecidomuy…

—¿Muyqué?

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—Graciosay…atractiva.

—Veoquetehascasadoconunhombredecriterio.

—Tienequeserlopuestoquemeeligió.

Oh, sí, Jessamy había cambiado. Tenía aplomo y seguridad. Él se loshabríainfundido.¡AfortunadaJessamy!

—Haytantascosasquequieroquemecuentes—ledije—.QuieroquemehablesdeFlorenciaydelaslunasdemielydelavidaenelcastilloencantado.

—Teveointeresada,Anabel.

—Puesclaroqueestoyinteresada.

—Voyasugerirteunacosa.

—¿Qué?

—Cuandoregrese,vendrásconmigo.

—¡Oh,Jessamy!—exclamé.

Eracomosisehubieranencendidomuchaslucesamialrededor.Alegría…alegríaindescriptible,ydespués,avisos.No,no.Nodebesir.¿Porquéno?Yasabesporqué.

—¿Noquieresvenir,Anabel?—LavozdeJessamyreflejabadecepción—.Teveíataninteresada.

—Loestoy,pero…

—Pensaba que te encantaría venir. Precisamenteme estabas contando loaburridoqueestodolodeaquí…

—Bueno,esque…¿Creesquedebo?

—¿Quédemoniosquieresdecir?

—Soisreciéncasadosytodoeso.Seríalaterceraendiscordia…

—Noesasíenabsoluto—dijoella,rompiendoareír—.Noestamossolosenunacasapropia.Vivimosenelcastilloyestántodoslosdemás.NoesqueveaaJoeldemasiado.

—Ah,¿nolevesdemasiado?

—Tieneunacasaenlaciudad.Allíesdondetrabaja.Aveces,sequedaenlaciudad.Avecesmesientounpocosola.

—¿Sola? ¿Y qué me dices de David y Esmeralda, por no hablar delpequeñoEsmondydelabuelo?

—Elcastilloesmuygrande.Túnuncahasvividoenuncastillo,Anabel.

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—No, en efecto. Tú tampoco habías vivido en uno hasta que contrajisteestebrillantematrimonio.

—Nohablesdeestamanera.

—¿Cómo?

—Comositeburlaras.

—Yaconocesmiimpertinencia,Jessamy.Nadasignifica.Enmodoalgunoquisiera burlarme de tu matrimonio. Mereces ser feliz. Eres muy buenapersona.

—Nodigastonterías—replicóJessamy.

Lediunbeso.

—Tehasvueltosentimental—medijoella.

—Jessamy—contesté—.Irécontigo.

Comoesnatural,habíaqueresolvermuchascosas.

—Sí,tienesqueir—medijomipadre—.Tesentarábien.Nohassidotúmismaúltimamente.

—¿Telaspodrásarreglarsinmí?

—Claro.Haymuchaspersonasdispuestasaayudarmeenelpueblo.

Eracierto.Ensucalidaddeviudo,mipadresiempresolíaserobjetodelasatenciones de una interminable corriente de damas maduras o ancianas,deseosasdecongraciarseconél.Jamáscomprendiósusrazonesypensabaquelasmovía su interés por la iglesia.Era un hombremuy inocente.Yonomeparecíaaélenabsoluto.

Necesitaría ropa nueva, dijo Jessamy y vino con todo un montón devestidos.

—Losestabaclasificando—dijo—.Ibaatirarlos.

Janetsepusomuycontentaydijoqueestabadeseandoponermanosa laobra.SemostrabamuyfavorableamivisitaaMateland.Creoque,aunquenomelodemostrara,mequeríaypensabaquemiúnicaoportunidaddeconseguirunmarido adecuado tendría que pasar por Jessamy.Había estado esperandoque me organizaran bailes de presentación en sociedad, compartidos conJessamy, claro, y estaba segura de que yo iba a ser la que obtuvierapretendiente.

TíaAmyJanenoestabamuyconvencida.

—Esperaunpoco—dijo—.QueAnabeltevisitemásadelante.

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Pero,porunavez,Jessamysemostró inflexibleyunadoradamañanadeseptiembreellayyonossentamosunaalladodeotraenunvagóndeprimeraparadirigirnosaMateland.

Había una parada especial en Mateland y se podía ver en el andén unletrero que anunciaba el Castillo de Mateland. Al apearnos, ya nos estabaaguardando un carruaje con un hombre con librea. Éste se inclinó en unareverenciaysehizocargodenuestroequipajedemano.

—Elrestolorecogeráelcarro,señora—ledijoaJessamy.

Pronto enfilamos al trote el camino que conducía al castillo. Jamásolvidarélaprimeravisiónquetuvedelmismo.Túyalohasvisto,Suewellyn.Te lo mostré y te impresionaste tanto como yo. Por consiguiente, no esnecesario que te lo describa con detalle. No hace falta que te hable de lamagnificenciadeaquellosgruesosmurosdepiedra,delaimpresionantepuertafortificada,delastorresconsusmatacanesydelasangostasventanas.

Meentusiasmó.Habíaunabrumadoradaenelaireytuvelaimpresióndeencontrarmeenelumbraldeunemocionantedramaenelqueibaainterpretarundestacadopapel.

—Veoquetehaimpresionadoelcastillo—dijoJessamy—.Impresionaatodoelmundo.Cuandoloviporvezprimera,meparecióalgosalidodeunodeaquelloscuentosdehadasquesolíamosleer,¿teacuerdas?

—Sí.Siempresolíahaberenellosunaprincesacautivaalaquehabíaquerescatar.

—Y las princesas eran todasmuy hermosas y tenían una larga cabellerarubia.Delmismocolorquelatuya,Anabel.

—Meparecequenoencajodemasiadobienenestepapel.Laprincesaerestú,Jessamy.DespertadadetusañosdesueñoenSetonporelbesodelpríncipeJoel.

—Oh,mealegrodequehayasvenido,Anabel.

Cruzamos la puerta fortificadaypenetramos enunpatio.Se acercaron atodaprisaunoscriadosynosotrasdescendimosdelcarruaje.

—Gracias, Evans—dijo Jessamy en tono mesurado. Me parecía que lavidaenelcastillolesentabamuybien.

Túhasvistoelexteriordelcastillo,Suewellyn,peronoelinterior.Puedescreerme,elinteriorresultaanálogamenteseductor.Elpasadopareceasaltarteyenvolverte cuando entras en el vestíbulo. No me sorprende que todos losMateland reverencien aquel lugar. Tiene muchos siglos de existencia. Fueconstruidoporunodesusantepasadoshacemuchísimosaños,peseaqueenel

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siglo XII era poco más que una fortaleza. Se le han ido añadiendo otrasconstruccionesatravésdelostiempos.Creoqueellosamantodassuspiedrasylohancuidadoyembellecido.Essuhogarysuorgullo.Inclusoyoempecéaexperimentarenciertomodolosefectosdesumagnetismo,apesardequemirelaciónconélestabateniendolugaratravésdeJessamy,casadaconunodelosmiembrosdeaquellafamilia.

Elvestíbulo resultaba impresionante con susmurosdepiedrabellamentelabrada en los que aparecían colgadas unas armas. Había también variasarmadurasquehabíanpertenecidoadistintosmiembrosdelafamilia.Parecíanunoscentinelasqueestuvieranmontandoguardia.Eltechodevigasdemaderaeramuybonitoy,haciaelfondo,habíaunagaleríadejuglares;alotroladoseencontrabanlasrejasy,juntoalagalería,sepodíaverunahermosaescalinata.Jessamymemirabaporelrabillodelojoparacomprobarquéefectomeestabaproduciendoelcastillo,perohastayomehabíaquedadomudadeasombro.

—Te llevaré a tu habitación —me dijo—. Está cerca de la mía. Venconmigo.

Cruzamoselvestíbuloynosdirigimoshacialaescalinata,enloaltodelacualhabíaunalargagalería.

—Es la galería de los retratos. Aquí están colgados los retratos de losmiembrosdelafamilia,ilustresono.

NomedigasquehayMatelandque«no»sonilustres.

—Muchísimos —dijo ella, soltando una carcajada. Yo hubiera deseadoquedarmeunpoco,peroellameapremió.

—Ya tendrás tiempo de verlo —me dijo—. Ven. Quiero enseñarte tuhabitación.

—¿Sabenqueibasavolver?¿Sabenquevengoyo?

—Saben que iba a volver. No les dije que venías tú. Tú no lo dijisteenseguida.

—Talveznomequieranaquí.

—Tequieroyo—dijoella,abrazándome.

—Esunacasaunpocorara,¿verdad?

—Creoquelopareceporqueesmuygrande.Cadacualvaalosuyo.Nadiesemeteconnadie.Esodamuybuenresultado.Hepensadoquenotegustaríasentirteaisladaenelcastillo.Poresotuhabitaciónestácercadelamía.

—Tienes razón. No me gustaría sentirme aislada. Imaginaría que todosestosMatelandbuenosymalos,muertoshacetiempo,semeibanaaparecer.

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—Tú siempre imaginabas cosas. Más tarde te lo enseñaré todo… labiblioteca, la galería larga, la armería, el comedor, el salón, la sala demúsica…todo.

—Nomesorprendequeatumadrelegustaraestelugaryloconsideraraundignomarcoparasuestimadahija.

—Oh,amimadrelegustóencuantolovio.

—A su lado, lamansión de los Seton parece la casita de un bracero delcampo.

—Vamos,yaserámenos.

—No,claroqueno.Esoes injustocon laviejayqueridamansiónde losSeton.Setonesencantador.Peronoestoymuyseguradesilopreferiríaauncastillo.Estelugartienealgo.Casiparecequeestévivo.

—Yabastadefantasías…Éstaestuhabitación.

Miré a mi alrededor. Era de forma circular. Había tres altas y angostasventanas con unos cortinajes de terciopelo escarlata, una cama con cuatropilares y cortinas doradas, cubierta por una colcha de color dorado, ungabineteconunapalanganayunaguamanil.Unasalfombraspersascubríanelpavimento de baldosas de piedra; había una mesa y un pequeño escritorio,unas sillas y varias alacenas.Mepareció que la habitación estabamuybienamueblada.

—Nosencontramosenlatorrefrontalcilíndricadelaparteoccidental—medijoJessamymientrasyomirabaatravésdeunaventana.

Pudeverprados,laderascubiertasdehierbaybosquesenlalejanía.

—Yo…estamosunpocomásabajo,enelpasillo.

—¿Puedovertuhabitación?—dijederepenteypenséenseguidaqueojalánolohubieradicho.

Noqueríaverlahabitaciónqueellosocupaban.Queríaolvidarmedeellosporcompleto.

—Puesclaro.Venaverla.

Laseguíunostrespasoscorredorabajo.Ellaabriólapuertadeparenpar.Eraunavastayhermosahabitaciónconunagrancamaadornadaconpreciosascolgadurasdeseda.Habíauntocador,unassillasydosgrandesarmarios;yungabinetesimilaralmío.

Yonohacíamás que imaginarlos juntos y hubiera deseadoborrar demimenteaquellaimagen.Mehacíasentirdesdichada.

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Mevolvípararegresaramihabitación.

—¿Dóndeestánlosdemás?—pregunté.

—Ah,DavidyEsmeraldaseencuentranenelalaeste.Nosreunimosalashorasdelascomidas.

—¿Yelabuelo?

—Tienesuspropiosaposentos.Nolosabandonamuyamenudo.Anabel,hayalgosobreloquedeboadvertirte.

—¿Sí?

—SetratadeEsmeralda.Está inválida.Loestádesdehacealgunosaños.Tienealguienquelehacecompañía.

—Oh,nomelaimaginabainválida.

—Sufrió una caída de caballo hace unos dos años. Se pasa casi todo eltiempoenunasilla.LaatiendeElizabeth.

—¿Elizabeth?

—ElizabethLarkham.Enrealidad,esmásbienunaamiga.Esviuda.Tieneunhijo…Garth.Elhijoestáenunaescuela.Vieneaquídurantelasvacacionesparaestarjuntoasumadre.Mira…escomounmiembrodelafamilia.Yalesconocerásatodosalahoradecenar.

—¿Y…tumarido?

—Tambiénestará,creo.

Llamaronconlosnudillosalapuerta.

—Ah, te están subiendo el equipaje. ¿Quieres lavarte? Te subirán aguacaliente. Después tal vez te apetezca descansar un poco. Comeremos en elcomedor pequeño.Yo te acompañaré allí cuando estés lista.Al principio, teperderíasporelcastillo.Yosolíaperderme.

Vinomiequipajeyconélunacriadaquemetraíaaguacaliente.

Saqué un vestido—uno azul con el corpiño ajustado y la falda bastanteamplia—,unode losvestidos reformadosdequeconstabamivestuario.Eraunvestuariobastantegrandeyelúnicovestidoespecialmenteconfeccionadoparamíeraeldegasadesedaazuldedamadehonordelanovia.

Melavé,metendíunratoenlacamaypenséenloextrañoqueresultabaaquello y en la rapidez con la cual todo había ocurrido. El año pasado poraquellas fechas, desconocíamos el nombre de Mateland. Ahora estábamosemparentadosconlafamilia.Y,mientraspermanecíatendida,mepreguntéquéibaaocurrircuandovolvieraaveralmaridodeJessamy.Sólolehabíavisto

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unpardeveces: unavez cuandoestaba arreglando las flores en la iglesiayotra coincidiendo con la boda; y, sin embargo, podía recordar todos losdetallesde su rostro, su inquisitivaypenetrantemirada, como si yohubieraejercidoenélunefectoanálogoalqueélhabíaejercidoenmí.

Mianhelodeverleeracasiinsoportable,pesealocual,yoeraconscientedeunasvocesdeadvertenciaenmiinterior.

«Nodebíashabervenido—medecían».

Pero, como es natural, tenía que aceptar la invitación de Jessamy a sunuevohogar.InclusotíaAmyJaneaprobabaquelohubierahecho.

Llamaronalapuerta.

—¿Estáslista?—dijoJessamy—.Quéguapaestás.

—¿Loreconoces?—lepregunté.

—Sí,peroamínuncamehabíasentadotanbien.

—Ahora te sentaría. Estás muy bonita. El matrimonio te favorece,Jessamy.

—Sí —dijo ella—, creo que sí —me tomó del brazo—. Mañana teenseñaréelcastillo.

—Erescomolasoberanadetodoloqueinspeccionas.

—Oh,no.Yono.ElseñordelcastilloesmásbienelabueloEgmont…y,despuésdeél,David.YdespuésEsmond.Ellos son los soberanos.Nosotrosestamosalmargen.RecuerdaqueJoelnoesmásqueunhijomenor.

—Meparecequeamastuviejocastillo.

—Se llega a amar, ¿sabes, Anabel? Tal vez tú no puedas percibirlo…porquenoeresunaMateland,peroestáahí.Hanluchadoporélenelpasado…handadolavidaporél.

—No me cabe duda. Bueno, tú te has convertido en uno de ellos, miqueridaprima.Cuántohayqueandar.

—Tehedichoqueerauncastillomuygrande.

—Estoydeseandoexplorarlo.

—Algunossectoressonhorribles.Lasmazmorrasycosasporelestilo.

—Mi querida Jessamy, hubiera sufrido una espantosa decepción si nohubierahabidomazmorras.

Habíamosllegadoaunapuertaenmarcadaenunarcodepiedraapuntadoyescuché unas voces al otro lado. Jessamy levantó la aldaba y entró. Yo la

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seguí.

Noeraunahabitaciónmuygrande.Lachimeneaestabaencendidayelloconfería un aire acogedor a la estancia. Había varias personas y, al entrarnosotras,unhombreselevantóysenosacercó.

Enrealidad,noeracomoelJoelquehabíaturbadomispensamientosdesdelaprimeravezquelehabíavisto,peroteníaciertoparecidoconél,porloquecomprendí de inmediato que era David, el hermano mayor y heredero delcastillo. Tenía el cabello oscuro y unos brillantes ojos negros.Me tomó lasmanosylasestrechóconfirmeza.

—Bienvenida aMateland—medijo—.He sabido inmediatamentequiénerausted,señoritaAnabelCampion.Jessamynoshahabladodeusted.

—Yusteddebeser…

—DavidMateland.Tengoelhonordeserelcuñadodesuprima.

Mehabíatomadodelbrazo.Susmanoserancálidas,casiacariciadoras.

—Aquí la tienes, querida. Anabel, la prima de Jessamy. Supongo quepodemosllamarlaAnabel,¿verdad?,formapartedelafamilia.

Conque aquélla era Esmeralda, la del nombre deslumbrante. No hubierapodido imaginarme a una persona menos parecida a una piedra preciosa.Estaba pálida y tenía el cabello de un castaño polvoriento. Sus claros ojosazulesaparecíanhundidosymepreguntésipadeceríamuchosdolores.Teníalaspiernascubiertasporunamantadepelodecolorazulysusfinasmanosdevenasazuladasdescansabanflácidamentesobrelamisma.

—Nosalegramosdetenerlaenelcastillo—medijo—.SerámuyagradableparaJessamy.Elizabethquerida,ven,asaludaraAnabel.

Unamujerjovendeelevadaestaturahabíaentradoenlahabitación.Debíaandarporlostreinta.Eraesbeltayllevabaellustrosocabellooscuroconrayaenmedioyrecogidoenmoñoenlanuca.Teníaunosgrandesojosazulesunpoco adormilados y unos gruesos labios rojos que desentonaban en ciertomodoconelrestodesucara.Teníaunanarizfinaqueleconferíaunaspectosevero.Eraunrostrointeresante.

Metendiólamanoyestrechólamíaconfuerza.

—Hemosoídohablarmuchodeusteda travésdeJessamy—dijo—.Ellaestabadecididaaquevinieraapasaraquíunalargatemporada.

—Siemprehemossidomuybuenasamigas,aparteelhechodeserprimas—dije.

Susojosmeestabanestudiandoeimaginéqueenaquellossoñolientosojos

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azulesbrillabaundestellodereflexión.

—¿DóndeestáJoel?—PreguntóDavid—.¿Vaavenir?

—Sabía que yo regresaba hoy —dijo Jessamy—. Estoy segura de quevendrá.

—Asíloespero—dijoDavid—.Nollevacasadoeltiemposuficienteparapermanecerlejosdecasa.Vamosatomaruntragomientrasleesperamos.NosésialaseñoritaAnabelleapeteceríaprobarnuestraCopaMateland.Esunaelaboraciónespecial,seloaseguro,señoritaAnabel.

—Gracias—dije—.Laprobaré.

—Nobebasdemasiado,Anabel—meadvirtióJessamy—.Esmuyfuerte.

—Nodebíashaberlaavisado—dijoDavid—.QueríaverabrirsedeparenparlaspuertasdesucomedimientoyveremergeralaverdaderaAnabel.

—Lepuedoasegurarqueenestosmomentossoyyomisma—dije—.Nohayningunaotraalaquesepuedadarsalida.

Élseacercóyadvertíquesusojosseposabanenmí.Meestabaponiendounpoconerviosa.

—¿Deveras?—dijo—.Mehaparecidodesdeunprincipioqueeraustedunadamamuysingular.

ElizabethLarkhammeofrecióunacopadepeltreconlabebidaespecialdeMateland.

—Estoy segura de que le va a gustar—medijo—.La elabora el propioDavid.Nopermitequelohagaalguienmás.

—Sóloyoconozcolafórmulamágica—dijoél,mirándomealosojos.

—Meinteresaráprobarla—dije,acercándomelacopaaloslabios.

—Estoypendientedesuspalabras—medijo.

—Esbuena…muybuena.

—Entoncestermíneselaytomeotra.

—Mehanhechounaadvertencia—lerecordé.HizounamuecayJessamyseacercóamí.

—Yonuncabebodemasiado—medijo.

—Yotampocovoyahacerlo.

Ellamedirigióuna levesonrisade inquietud.«QueridaJessamy»,pensé.Semerecetodolomejor.Uncastillo,unmaridoquelaameyalqueellaame.EraindudablequetodoelmundoteníaquequereraJessamy.

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Cuandonosdirigíamosacenar,llegóJoel.

Metomólamanoynotéqueunestremecimientodeemociónmerecorríaelcuerpo.Meparecióquenosmirábamoselunoalotromástiempodeloquesuelesercostumbreenestoscasos,perotalvezfueranfiguracionesmías.

—Mealegrodequehayavenido—medijo.

—Gracias.Yyomealegrodeestaraquí.

Nosfuimosacenar.Mesentéasuladoyrarasvecesmehabíasentidotanemocionadaentodamivida.

—Esperoquenohubieracomplicaciones—medijo.

—Mequedéperplejauninstanteyélañadió:

—Lacaída.Eltobillo…lamuñeca…

—Oh,no.Nolashubo.

Y entonces pensé: «Eso no es cierto. Hubo complicaciones, pero no laspuedomencionarporquenocreoquealgovuelvaaserexactamenteigualqueantes».

—La primera vez que la vi, la señorita Campion se encontraba tendidasobrelospeldañosdelaltar—lesdijoélalosdemás.

—Esotendrásindudaunsignificado—dijoDavid.

—Yoestabarodeadaderosas.

—¿Unaespeciedecorderodelsacrificio?

—En modo alguno. Lucía un enorme guardapolvo. Mire, estabadisponiéndomeaadornarelaltar.

—Ah,queríahacerunabuenaobra.

—ParalabodadeJessamy—añadí.

—Las flores eran preciosas —exclamó Jessamy—. Jamás olvidaré elperfumedeaquellasrosas.

—Estoy seguro de que se debieron arreglar muy artísticamente —dijoDavid.

—Enefecto,peronoporobramía.Mitalentoenestesentidoesnulo.

—Pero, encambio, sabecaermuybienpor lospeldañosdel altarpuestoquesuperólapruebasinhabersufridodañosnieneltobillonienlamuñeca.

NopodíaentenderaDavidMateland.Suevidenteinteréspormímeestabahaciendosentirmuyincómoda.Dabalaimpresióndequerermostrarseamable

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conmigo,pero,almismotiempo,seobservabaunmatizburlónensuactitud.

—Esperoquesesientaagustoenelcastillo—dijoEsmeralda.

—Yomeencargarédequeasísea—dijoJessamy.

—Está un poco expuesto a las corrientes de aire—señaló Esmeralda—.Peroenestaépocadelaño,noresultadesagradable.

—Dicen que en invierno, cuando sopla el viento del este, un acorazadopodríasurcarnuestrospasillos—añadióDavid.

—No es tan malo como eso —me dijo Joel, inclinándose hacia mí yapoyandosuavementeunamanoenmibrazo—.Además,aúnnoestamoseninvierno.

—Recuerdolaprimeravezquevineaquí—dijoEsmeralda—,meparecióun lugar muy frío. Yo procedo de Cornualles, Anabel, donde el clima esmuchomásbenigno.

—Perohúmedo—tercióElizabethLarkham—.Yoprefieroeldeaquí.

—Bueno,esqueaElizabethleencantaestelugarytodoloqueconélserelaciona.

—Creosimplementequetengosuertedeestaraquí—medijoElizabeth—.Esmeraldaesmuybuenaconmigo.Yesunalivioteneramihijoaquídurantelasvacacionesescolares.

—QueridaElizabeth—murmuróEsmeralda.

Laconversaciónsedesarrollóenestostérminosdurantelacomida.Yomepercaté de que se respiraba cierta atmósfera de tensión. El ambiente meresultaba muy extraño. Estar cenando en una habitación con tapices en losmuros y una armadura en una esquina, estar en un castillo medieval encompañíadeunosdesconocidos…—exceptuandoaJessamy—constituíaparamíunanovedad.Peroeraalgomásqueeso.Teníalasensacióndequeaquellasgentes llevaban unas existencias muy complicadas que no eran lo queparecían.

EstabaEsmeraldaensusilla,asiduamenteatendidaporElizabethLarkhamcon susmovimientos casi felinos y con aquellos extraños ojos que parecíanadormiladosyque,sinembargo,captabantodoloqueestabaocurriendo.

DespuésestabaDavid.Meparecíaqueaéstelecomprendíaunpocomejorque a los demás. Resultaba evidente que era un hombre que gustaba de lacompañía de lasmujeres. Susmiradas eran demasiado atrevidas como paraqueyopudierasentirmeagusto;yhabíaensubocaciertahuelladecrueldadque,amijuiciosereflejabaensuconversación.Habíauntoquedeasperezaensuspalabrasyteníalaimpresióndequesecomplacíaendecircosashirientes.

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Talveznofueraoportunoemitirjuiciosprecipitados,peroyosiemprelohabíahecho.¡Cuántasvecesmehabíavistoobligadaamodificarmiopiniónacercadealguien!Teníaunaesposainválidayelloteníaqueserunapruebamuydurapara un hombre con semejante naturaleza sensual, o eso imaginaba yo. Sinembargo,mispensamientoslosocupabasobretodoJoel.Joeleraunenigma.Apenas dejaba traslucir algo. Parecía distinto a los demás. Era médico yparecía extraño encontrar a un médico ejerciendo su profesión en un lugarcomoaquél.Teníaunalojamientoenlaciudad,lacual,segúnpudecolegir,seencontraba a unos tres kilómetros de distancia del castillo. Según Jessamy,estaba entregado a su trabajo y algunas veces se quedaba en la ciudad. NoacababadecomprenderporquésehabíacasadoconJessamy.

Estaba llegando nuevamente a conclusiones precipitadas. ¿Quién puedesaberquéesloqueatraealaspersonasentresí?EstabaclaroqueJessamyleadorabayacasi todos loshombres lesgustaseradorados.Cuandoélestabapresente,yomepercatabadequemiatenciónsecentrabaexclusivamenteenél.Eraconscientedetodaslasvecesquemehablaba,detodaslasvecesquememiraba; yno creoque fueran figuracionesmíaspensar que lohacía conciertafrecuencia.

Me emocionaba. Deseaba estar a su lado. Deseaba llamar su atención,hablar con él, averiguarlo todo acerca de él. Quería saber qué sensaciónproducía el hecho de saber que se había nacido en un castillo, el hecho dehabertranscurridotodalavidaenunlugarcomoaquél,dehabersidoeducadoconsuhermanoDavid.Meobsesionabasupersona.

Nos trasladamos a un pequeño salón para tomar café. Allí se habló demuchascosas.Aldíasiguiente,mepresentaríanalabueloEgmontyconoceríaal joven Esmond. Tenía cuatro años yme dijeron que había nacido un añoantesdequeEsmeraldasufrieraelaccidente.

Alasdiezenpunto,Jessamydijoquemeibaaacompañaramihabitación.Dijoqueestabacansadadelviajeyqueestaba seguradequeyo también lodebíaestar.Mañanameenseñaríaelcastillo.

Dije buenas noches y Jessamy me acompañó a mi habitación,iluminándomeporlaescaleraconunavelaenunapalmatoriadelatón.

SemeantojómisteriososubirporaquellaescalinatasiguiendoaJessamy.Avanzamosporlagalería.Laspinturasparecíandistintasalaluzdelavelayunapodíaimaginarqueeranpersonasvivientesquenosestabanmirando.

—Nopodríamostenerluzdegasenelcastillo—dijoJessamy—.Resultabastanteincongruente,¿noteparece?

Memostrédeacuerdo.

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—Enalgunasocasiones,ponemosantorchasenelvestíbuloprincipal.Teaseguroqueresultandemuchoefecto.

—Nomecabelamenorduda.Jessamy,túamastucastillo,¿verdad?

—Sí.¿Túnoloamarías?

—Creoquesí—contesté.

Llegamosalahabitacióndelatorreyellaencendiódosvelaseneltocador.

Nodeseabaquesefueratodavía.Sabíaqueaquellanochenoibaadormirbien.

—Jessamy—dije—,¿tegustaviviraquícontodasestaspersonas?

—Pues claro quemegusta—Jessamy abriómucho los ojos—. Joel estáaquí.

—Pero es como un hogar compartido, ¿no? EstánDavid y Esmeralda…Sondoshogares.Yasabesloquequierodecir.

—Lasfamiliascomoéstasiemprehanvividojuntas.

En los tiemposantiguoshabíamuchasmás.CuandoEsmondcrezcay secase,viviráaquíconsufamilia.

—Ytushijostambién,supongo.

—Puesclaro.Esunatradición.

—¿YtellevasbienconDavidyEsmeralda?

—Sí…—dijoella,vacilandoun instante—sí…claro.¿Porquéno ibaallevarmebien?

—Me parece que protestas demasiado. ¿Por qué no ibas a llevarte bien,dices?Yocreoquehaymuchasrazonesporlascualesnodeberíasllevartebienconellos.Laspersonasnotienenporquéllevarsenecesariamentebienporelhechodeverseobligadasavivirjuntas.Enrealidad,esmásprobablequenosellevenbienquelocontrario.

—Oh,Anabel, eso esmuypropiode ti.Nopuedodecir que le tengaungranaprecioaEsmeralda.Esbastanteconfusayseencierrademasiadoensimisma.Ellosedebeasusituación.Estanhorrible.Antessiempremontabaacaballo.Nopuedesermuyagradableparaella,¿nocrees?YDavid…bueno,noleentiendoenabsoluto.Esdemasiadointeligenteparamí.Dicecosasmuyagudas…aveces…

—¿Cosasagudas?

—Cosashirientes.ÉlyJoelnosellevanbien.Loshermanosnosiemprese

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llevanbien,¿verdad?AvecespiensoqueDavidestácelosodeJoel.

—¡Celoso!¿Porqué?¿Tienealgunaintenciónconrespectoati?

—Claroqueno.Perohayalgo…Ydespués…Elizabeth.

—Pareceunajovenmuyreservada.

—SeportamaravillosamentebienconEsmeralda.CreoqueDavidleestámuy agradecido por lo que hace por Esmeralda.Y ella se alegramucho deestaraquí.Mira,esviuday tieneunhijodeunosochoaños…le llevaunoscuatroañosaEsmond.Elniñoestáenuninternadoyellaestámuyagradecidade que pueda venir aquí a pasar las vacaciones. Eso le resuelve un granproblema.Anabel,tegustaJoel,¿verdad?

—Si—contestéserenamente—,megusta.Megustamucho.

Ellamerodeóconunbrazo.

—Mealegro,Anabel—medijo—.Mealegromuchísimo.

A la mañana siguiente, Jessamy me acompañó en un recorrido por elcastillo.MedijoqueJoelyasehabíamarchadoalaciudad.

Meencantótodoloquevi.

Me dijo que empezaríamos por abajo y así lo hicimos, bajando por unaescalera de caracol de piedra con una barandilla de cuerda a la que eranecesario asirse con fuerza dado que la escalera no era muy ancha y seestrechabaalmáximoporunlado.

Lasmazmorras eranhorribles, conunas pequeñas celdas sin ventilación,muchasdeellassinunaventanucaconbarrotestansiquiera.

—Odio todo esto de aquí abajo.Nadie viene jamás…comono sea paraenseñárseloaalguien.Todosloscastillosantiguosteníanmazmorras.HubounMateland,entiemposdeEsteban,creo,cuandoelpaíssehallabatrastornadopor graves agitaciones, que solía asaltar a los viajeros y después los reteníaaquíparapedirunrescate.Suhijoeratodavíapeor.Lostorturaba.

—Vamosaverelresto—dijeyo,estremeciéndome.

—Estoy de acuerdo contigo. Es horrible. Aconsejé que tapiaran lasmazmorras,peronoquierennioírhablardeello.Egmontseponerojodefuriaantelasolamencióndeestaposibilidadodecualquierotramodificacióndelcastillo.

—Locomprendoenciertomodo.Pero,porloquerespectaaestelugar…creoqueseríamejorolvidarloqueocurrióaquí.

Subimoslaescaleraconlaayudadelabarandilladecuerdayllegamosa

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unasaladepiedra.

—Eso —me explicó Jessamy— se encuentra justo bajo el vestíbuloprincipal.Sesubeporestaescaleradepiedraysesaleaunpequeñopasilloyallídelanteestálapuertadeaccesoalvestíbuloprincipal.Esoesunaespeciedecripta.Cuandomuerelagente,elataúdsedejaaquíalgúntiempo.

—Hueleamuerte—dije.

Ellaasintió.

—Observa la construcción en bloques de creta dura. Y fíjate en estassólidascolumnas.

—Impresionante—dije—.Estoyseguradequeéstaeslapartemásantiguadelcastillo.

—Si,formapartedelaprimeraestructura.

—Quétristedebíaserlaexistenciaenaquellostiempos.

Nopodíaapartarlamazmorrademimente.Estabaseguradequeseguiríapensando en ella cuando me encontrara de nuevo arriba, en mis lujosashabitaciones.

Regresamos al vestíbulo en el que Jessamy me mostró las piedrasbellamente labradas y las preciosas vigas de madera del techo abovedado.Despuésmeenseñólasexquisitascolgadurasdehilo,quesehabíanpuestoenocasión de la visita de la reina Isabel al castillo, y las complejas tallas quehabíaalpiedelagaleríadelosjuglares,enlasquesehallabanrepresentadasescenasdelaBiblia.Despuéspasamosalalargagaleríaenlaquetuveocasióndeestudiar losretratosdevariosMatelandantiguosymodernos.MeparecióinteresanteveralabueloEgmontparateneralgunaideaacercadelhombrealqueibaaconocer.SeparecíaextraordinariamenteaDavid.Teníalasmismascejaspobladasylosmismosojospenetrantes.HabíaunretratodeJoelyotrodeDavid.

—Alniñoaúnnolohanpintado—dijeyo.

—No.Noleshacenelretratohastaquecumplenlosveinteaños.

—Qué emocionante poder contemplar a los antepasados de todos estosaños.Oh,Jessamy,talveztusdescendientesheredentodoesoalgúndía.

—No es probable en modo alguno —dijo ella—. En primer lugar, yotendría que tener un hijo… y, además, está Esmond. Sus hijos serán losherederos.Davideselmayor.

—SupongamosqueEsmondmuriera…oquenosecasara…entoncesnohabríaherederoslegítimos.

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—¡Oh,nohablesdelamuertedeEsmond!Esunchiquilloencantador.

MeparecióqueJessamyestabadeseandoalejarsedelagaleríaderetratos.

Exploramos el resto de la casa. Estaba el salón, el comedor en el quehabíamoscenadolanocheanterior,labiblioteca,laarmería,lasaladearmasde fuego—jamás había visto semejante colección de armas de fuego—, lahabitación Isabel, la habitaciónAdelaida—ambas reinas habían honrado elcastilloconsupresencia—yestabantodoslosdormitorios.Mepreguntécómoeraposiblequesellegaraunoaorientarenaquelcastillo.

Alfinal,llegamosalcuartoinfantilyallípudeconoceraEsmond.Era,talcomo Jessamy había dicho, un niño precioso. Estaba sentado junto a unaventana en compañía deElizabethLarkham, la cual estaba leyendoun librocuyaspalabrasibasiguiendoconeldedo.

Elniñoselevantóalvernosentraryseacercóanosotras.Jessamydijo:

—ÉsteesEsmond.Esmond,tepresentoalaseñoritaCampion.

Élmetomólamanoymelabesó.Fueungestoencantadoryyopenséqueera muy guapo con su cabello oscuro y sus bellos ojos azules… todo unMateland,sinlamenorduda.

—UstedeslaprimadeJessamy—dijoelniño.

Yoledijequesíyleexpliquéqueestabavisitandoelcastillo.

—Losé—medijo.

Elizabethapoyóunamanoensuhombro.

—Esmondmehaestadohaciendopreguntasacercadeusted—dijo.

—Esmuyamabledetupartequetehayasinteresado—ledijealniño.

—¿Sabeleer?—Mepreguntóél—.Eselcuentodelostresosos.

—Creoqueyaloconozco—dije—.«¿Quiénsehasentadoenmisilla?».«¿Quiénsehacomidomiestofado?».

—No era un estofado. Eran unas gachas de avena —me corrigió consolemnidad.

—Me parece que eso cambia con los años —repliqué—. Estofado ogachas,¿quéimporta?

—Importa—insistióendecirél—.Elestofadonoseparecealasgachas.

—Esmondesmuymeticulosoconlosdetalles—dijoElizabeth.

—¿Yosoymeticuloso?—PreguntóEsmond—.¿Quéesunmeticuloso?

—Yateloexplicaréotravez—ledijoElizabeth—.Ibaasacarle—nosdijo

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—.Yaeslahoradelpaseodemediamañana.

—Todavíano—dijoEsmond.

Ellaletomófirmementedelamano.

—Ya tendrás ocasión de seguir hablando con la señorita Campion—ledijo.

—Bueno,nosotrasvamosacontinuarnuestrorecorrido—dijoJessamy.

—Es un lugar fantástico, ¿no es cierto? —dijo Elizabeth, mirándomedirectamenteyyopresentíunavezmásquemeestabacatalogando.

Convineenquesí.

—Vamos a ver las almenas —anunció Jessamy—. Quiero mostrarte elpasillodepiedra.

—Teverémástardeentonces—ledijeaEsmond,elcualasintióydijoconciertatristeza:

—Noeraestofado.

Jessamyyyosubimoslospeldañosdepiedra—deotrapeligrosaescaleradecaracol—ysalimosalasalmenas.

—Esmondesunchiquillomuyserio—medijoJessamy—.Leconvendríamezclarseunpocomásconniñosde suedad.Sólove aotrosniños cuandovienenaquíGarthyMalcom.Yambossonmayoresqueél.

—HeoídohablardeGarth—dije—.Pero¿quiénesMalcom?

—Esalgoasícomounprimo.SuabueloeraelhermanomenordeEgmont.Yatelopuedesfigurar.DeduzcoquehuboalgunadisputaentreEgmontysuhermano.Sepelearonoalgoasí.EgmonthacedidoyMalcomvisitaelcastilloperiódicamente.CreoqueEgmontgustadeconsiderarlecomounimprobableherederodelcastillo.Mira,siEsmondmurierayJoelyyonotuviéramoshijos,imaginoqueMalcomseríaelsiguienteenlalíneadesucesión.MalcomtieneaproximadamentelaedaddeGarth…aveceslestenemosaquíalosdos.EsoesbuenoparaEsmond.Comoeslógico,Elizabethsededicaaélencuerpoyalma. Creo que se pone un poco celosa si el niño muestra interés por otrapersona.

—No tiene por qué tener celos demí.Yono soymás que un barco quepasadenoche.

—No digas eso, Anabel. Quiero que vengas aquí a menudo. No sabescuántomealegratuvenida.

—¡Quetealegra!Túnonecesitasalegrarte,desdeluego.

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—Loquequierodeciresquetúacrecientasmialegría.

Peromehabíapuestosobreaviso.Lascosasenelcastillonoeranloqueparecían.Jessamynoeracompletamentefeliz.EstabaseguradequeelloteníaalgoqueverconJoel.

***

Llevaba tresdíasenelcastillo.HabíaconocidoaEgmont,unancianodeaspecto más bien feroz, con las pobladas cejas de losMateland que, en sucaso,erangrises.Semostróamableconmigo.

—Lehascaídosimpática—medijoJessamy.

Medijoqueteníafamadesermuymujeriegoyqueensujuventudhabíatenido amantes por toda la campiña. Había numerososMateland en todo eldistrito.

—No creo que alguna vez intentara negar su paternidad —me dijo—.Estabaorgullosodesuvirilidad.Porotraparte,siemprecuidódeellos.

—¿Yquémedicesdesumujer?¿Cómoreaccionabaantelaexistenciadeestosbastardosportodalacampiña?

—Ellalosoportóyloaceptó.Nopodíahacerotracosa.Comoesnatural,enaquellostiemposestascosassedabanpordescontadas,muchomásquehoyendía.Lareinadamuybuenejemplo.

—Hapuestodemodalavirtud—repliquéyo—,peroesosignificaavecescorrerunvelosobrelainmoralidad,enlugardesuprimirla.

Ellafrunciólevementeelceñoyyomepreguntéquéestaríapensando.Meestaba haciendomuy sensible a su estado de ánimo. Por primera vez en suvida,Jessamymeestabaocultandoalgo.Teníalacertezadequenotodoeraloque a primera vista parecía. Sin embargo, por mucho que lo intentara, nolograbaquemerevelarasusmásíntimospensamientosy,amedidaqueseibaprolongandomiestanciaenelcastillo,tantomayoreramicertidumbredequeallíseocultabansecretos.

Veía a Joel con frecuencia, pero nunca a solas.Aveces,me parecía queambosprocurábamosqueasífuera.Perollegóundíaenquenosencontramosasolas.

Yo había estado paseando un poco a caballo por los alrededores delcastillo.Jessamymontabamucho.EnSetonlohabíahechosiempreytíaAmyJanehabíaaccedidoa regañadientesaqueyocompartierasus lecciones.Meencantabamontaracaballoyalgunosdelosdíasmásfelicesdemiinfancialoshabía transcurrido galopando y trotando por los campos y recorriendo loscaminos,enfundadaenunodelosatuendosdemontardeJessamyarreglados

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paramí.En aquella época, nadame resultabamás emocionantequegaloparconuncaballoenmediodelosazotesdelviento.

Porconsiguiente,mecomplacíamuchomontarenMatelanddondehabía,como es lógico, una gran caballeriza y varios caballos de repuesto. MebuscaronunacabalgaduraadecuadayJessamyyyosalíamostodoslosdíasapasearacaballo.

En el transcurso de uno de nuestros paseos, nos tropezamos conDavid.Había estado recorriendo la finca de losMateland a cuyo cuidado dedicabatodoslosdíasy,alvernos,nosacompañóennuestropaseo.

Charló con nosotras amistosamente, quiso saber qué opinaba de lascaballerizasdeMatelandydelcaballoquemehabíanasignadoymepreguntócuántospaseoshabíadadoycosasporelestilo.

Endeterminadomomento, Jessamy sedetuvoparahablar conunamujerqueseencontrabaa lapuertadeunade lascasitas.Yodescubríunaextrañasonrisa en los labios deDavid. Éste aceleró un poco el paso y le seguí. SeadentróporunaveredayentoncescomprendíquepretendíadejarrezagadaaJessamy.

—¿SabeJessamyquevamosporestecamino?—lepregunté.

—Yanosencontrará—contestóél.

—Pero…

—Vamos,Anabel.Nuncatengooportunidaddehablarconusted.

Huboalgoensuvozquemeindujoamostrarmecautelosa.

—Lavamosaperder—protesté.

—Éstapodríaserlafinalidaddelproyecto.

—Nodelmío—lerecordéyo.

—Anabel, es usted una joven muy atractiva. Y lo sabe. Y no es tanrecatadacomoquierehacermecreer.Noshahechizadoatodos.

—¿Atodos?

—Amipadre,amíyamihermanoreciéncasado.

—Mehalagahabercausadosemejanteimpresiónensufamilia.

—Anabel,ustedcausaríaimpresióndondequieraquefuera.Tienealgomásquebelleza.¿Losabía?

—No,peromeinteresaconocerelcatálogodemisvirtudes.

—Tieneustedvitalidad…unarespuesta…

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—Unarespuesta,¿aqué?

—Aaquelloquedespiertaenloshombres.

—Estoyaprendiendomucho,perocreoquedebodecirqueaquíterminalaprimeralecciónyquelaprimeralecciónserálaúltima.

—Medivierteusted.

—¿Otro de mis talentos? Francamente, me va usted a convertir en unapersonamuyvanidosa.

—Noledigoalgoqueustednosepa.Desdequellegóalcastillo,haestadoconstantementeenmispensamientos.¿Hapensadoustedenmí?

—Naturalmentequepiensoenlaspersonascuandoestoyensucompañía.AhoracreoquedebiéramosbuscarladeJessamy.

—Permítameque leenseñe lafinca.Haymuchascosasque le interesaríaver,Anabel…

YodimediavueltayllaméaJessamyquenosestababuscando.Mereuníconella.

—Nomehedadocuentadequesubíaisporestecamino—medijoella.

Me sentíamuy agitada. Pensé que no podía quedarme en el castillo.Meparecíaquehabíaalgounpocosiniestroenaquelhombre.Queríaalejarmedeél.

Pensémucho en lo queDavidmehabía dicho.Yohabía impresionado atodosloshombresdelafamilia.Esoeraloquehabíadicho.Meconstabaqueaél le había impresionado. ¿Qué andaba buscando? ¿Una breve aventura, unbreve coqueteo? Estaba casado con una inválida y ello debía constituir unadurapruebaparaunhombrecomoél.Nomecabíalamenordudadequedebíatratarde seducir a todas lasmujeresconquienesentrabaencontacto,por loque tal vez no debiera atribuir excesiva importancia a su comportamiento.Bastaría con demostrarle que yo no era unamujer de las que se entregan afugacesaventurasamorosasconhombrescasados…y,aunquelofuera,élnomeatraía.

Me gustaba sentarme junto al abuelo Egmont y hablar con él. Éste semostrabatambiénmuycortésymedabaaentendercontodaclaridadquemeconsiderabaunamujeratractiva.YojamáshabíapensadodemasiadoenesoyeracomosihubieracambiadoalponerlospiesenelcastillodeMateland.Mehabíanhechizado.«¡Todohombrequeteveatedeseará!».Algoasí.ElabueloEgmontmeguiñabaelojoconpicardíaymedabaaentenderque,si tuvieratreintaañosmenos,estaríadispuestoacortejarme.Ellomehacíagraciayyoreaccionaba con una despreocupada coquetería que a él le encantaba.Había

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observadoquesuactitudenrelaciónconJessamy,EsmeraldayElizabetheramuydistinta.Porconsiguiente,talvezfueraciertoquehabíaalgoenmícapazdeencenderaquellachispaenlosMateland.

Sabía que Joel era consciente demi presencia, pero él parecía evitarme.Sinembargo,meloencontréundíaalsalirdelascaballerizas.Jessamyteníaalgoquehacerymehabíapreguntadosinomeimportaríasalirapasearsolaacaballoaqueldía.

Como es lógico, contesté que no y, cuando ya había cruzado la granentrada y estaba bajando por la pendiente que conducía al bosque, Joel sereunióconmigo.

—Hola—medijocomoentonodesorpresa—.¿Hoypaseasola?

—Sí.Jessamyestáocupada.

—¿Sedirigeustedaalgúnlugarespecial?

—No.Unsimplepaseoalazar.

—¿Leimportaquelaacompañeunrato?

—Meencantará—dije.

Y así nos adentramos en el bosque y me emocioné tanto como cuandonuestro encuentro en la iglesia y más tarde en la boda. Era aquella claseespecialdeemociónquesóloélpodíainspirarme.

Mepreguntósiloestabapasandobienenmivisitaydespuésmehablódelavicaríaydelaiglesiaquetantolehabíaimpresionadoyyoempecéacharlarpor los codos sin darme cuenta. Me sentía alborozada. Hubiera deseadoapresaryretenerlosminutosparaquenopasaran.

—Supongoquetodaslasesposasehijasdevicariosllevanlamismaclasede existencia —dije—. Siempre hay una gran preocupación. Puede ser latechumbre,latorreoelcampanario…Ésteeselsiglodelasiglesiasenruinasen Inglaterra, lo cual esmuy lógico, supongo,puestoque lamayorpartedeellas fueron construidas hace por lo menos quinientos años. Ustedes debentenerproblemasconelcastillo.

—Constantes—measeguró—.Nuestrogranenemigo,elescarabajodelamuerte, nos obliga continuamente a tomar medidas. Ganamos una o dosbatallasydespuésvolvemosaoírlegolpearenotrositio.Enrealidad,éstaeslapreocupacióndemihermano.

—Ylasuyaessuprofesión.¿Haymuchosmédicosenlafamilia?

—No.Yosoyelprimero.Fueunaespeciedebatalla,peroinsistímucho.

—Sí—dije—,meloimagino.

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—Ah,conqueyamehacatalogado,¿eh?

—Sí, como la clasedehombreque, cuando llegaa la conclusióndequequierealgo,loconsigue.

—Nocreoqueseaexactamenteasí,peronadahabíaqueimpidieraenmicasolaeleccióndelaprofesiónmédica.Erasimplementequejamássehabíahecho y, si conoce usted alguna razónmás tonta para no hacer algo que elhechodequejamássehayahecho,dígamelo,porfavor.

—Ninguna—dije—.Osea,queestudióy,alfinal,obtuvoeltítulo.

—Enefecto.Ynoesquefueraelheredero.Lossegundonesgozandemáslibertadquelosherederos.Avecesnoesmalacosasersegundón.

—En su caso ciertamente no lo fue. Hábleme de sus estudios. ¿Estáespecializadoenalgo?

—No… Simplemente medicina general…—me habló de su período deaprendizajeydecómo,alfinal,habíaabiertounconsultorioenlaciudad:

—Hacíamuchafalta—dijo—.Seregistraunagranescasezdemédicosenestazona.Tengomuchotrabajo,selopuedoasegurar—sevolviósúbitamentea mirarme—. ¿Le gustaría ver mi consultorio? Me encantaría mostrárselo.Esperoconstruirunhospitalenlaciudad.Esloquenecesitamos.

—Si—dije—,megustaríamucho.

—Entoncesvengaconmigo.Estamosmuycerca.

Nosencontrábamosenlasafuerasdelaciudadyseguimoscabalgandoensilencio. Me pregunté cuánto hablaría con Jessamy. Estaba claro quedisfrutabahablandodesutrabajo.

Mateland era una pequeña ciudad y, al pasar nosotros, varias personassaludaron a Joel.Me alegré de que fuera tan popular.Mehabló de aquellasgentes.

—Éste tiene el corazóngrande.Es difícil de tratar porque es un hombreexcesivamente enérgico. Riñones —añadió, refiriéndose a una delgadamujercitaquelesaludóconun«Buenosdías,doctor»alpasar.

—Es decir que, para usted, son corazones, riñones o cualquier cosa queandemal—dije,riéndome.

—Esoesloquemeinteresa.

—Los demás somos cuerpos, supongo, hasta que descubre usted quealgunodenuestrosórganosesdignodeatención.

—Esoesmásomenos.

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Habíamosllegadoaunacasadetresplantas.Estabaseparadadelrestodelascasasdelacalle.Habíaunacalzadacocherayuncaminosemicircularquesubíahastalacasayteníaunaverjaencadaextremo.Entramos,desmontamosyélatónuestroscaballos.

Al entrar en la casa, apareció una mujer en el vestíbulo. Adivinéinmediatamentequeeraelamadellaves.

—Dorothy—dijoél—,lepresentoalaseñoritaCampion,laprimademimujer.

Dorothymeestudióconlamirada.

—Buenosdíastengausted,señorita—medijo.

—¿Hayalgúnrecado?—preguntóJoel.

—HavenidoJimTalbot.Dicequeleagradeceríaqueacudieraavisitarasuesposaestatarde.Estámejor,dice,peronoseencuentradeltodobien.

—Iré esta tarde, Dorothy—Joel se volvió hacia mí—. ¿Le apetece unataza de té o café? Hay tiempo, creo, antes de que empiece la consulta,Dorothy.

—Meapeteceríaunpocodecafé—dijeyDorothyseretiró.

Fueunahoramágicaparamí.Rebosabadeentusiasmoporsutrabajoysemeocurriópensarquenoledebíaresultarfácilhablarconmuchaspersonastalcomohacíaconmigo.Suvidaeramuydistintaaladelosrestantesmiembrosdelafamilia.¡Unmédicomodernoenaquelescenariomedieval!

Mientrastomábamoscafé,meexplicóalgunascosasalrespecto.

—Sihubiera sido el hermanomayor—medijo—, jamáshubiera podidohacerlo,yesosignificamuchoparamí.Nopuedoexplicarle loemocionantequeresulta.Unonuncasabecuándovaadescubriralgodevitalimportancia…algún síntoma extraño, algún tratamiento…algo que le indique el camino aseguir.Unviejomédicomeinspirólaaficióncuandoyoerapequeño.Veníaalcastilloparaveramimadreyyosolíaobservarleyescucharle.Mipadreseechóareírcuandodijequedeseabasermédico.«¿Porquéno?—dije—Davidpuededirigirlahaciendadelcastillo».Enrealidad,aellosleshubieragustadoqueayudaraamihermano.PeroDavidyyonuncahemostenidolasmismasopiniones.Hubierahabidoroces.Noséquiénesmásobstinado…siéloyo.Ambos queremos salirnos con la nuestra y, cuando dos personas comonosotros empiezan a tirar en direcciones contrarias, algo tiene que ocurrir.¿PorquénovinoantesalcastilloconJessamy?¿NohadichoqueibaustedamenudoalamansióndelosSeton?

—Porquenomelopidieron—contesté.

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Élmemirómuyfijamenteydespuésdijoalgoquemealarmóycomplacióauntiempo.

—¡Unalástima!—Selimitóadecir.

—Bueno,alfinal,hevenido—dijeyorápidamente.

Élguardósilenciouninstantey,acontinuación,dijo:

—Somosmuyraroslosdelcastillo,¿verdad?

—¿Deveras?

—¿Nonosconsideraasí?

—Todaslaspersonasresultaninesperadascuandoselasllegaaconocer.

—¿Oseaquenopiensaquehayalgoennosotrosespecialmentedistinto?

—No.Exceptuandoelhechodequepuedanustedesseguirlalíneadesusantepasadoshastahacecientosañosyeldequevivanenuncastillo.

—Yopasomuchotiempoaquí—dijoélentonovacilante.

—¿LegustaesoaJessamy?—pregunté.

—Ella…no ha venido por aquímuy amenudo.Me quedo aquí cuandoquieroempezartempranoporlamañanaobiencuandotrabajohastatarde.

—Noestámuylejosdelcastillo.

—Peroavecesmeparecemásfácilquedarme.

MeparecióextrañoqueJessamynomelohubieracomentado.

—Hablandodenuestradiferencia—añadióél—.Siemprecirculanrumoressobre nosotros, ¿sabe? Se dice que pesa sobre nosotros una maldición queafectaalasesposasdelosMateland.

—Ah,¿enquéconsisteestamaldición?

—Esuna largahistoria.Resumiendo,en tiemposde laguerracivil,hubodesacuerdo entre el castillo y los habitantes de la ciudad. Ellos estaban enfavordelParlamento.Comoesnatural,elcastilloeraestrictamenterealista.Elejércitodelreydominabalazonaypareceserque,endeterminadomomento,efectuóunaincursiónenlaciudad;unodelosciudadanoslogróescaparyvinoal castillo con su joven esposa que estaba embarazada. Pidió ayuda. Se lanegaronyunodemisantepasadosamenazóconentregarlosaloshombresdelrey.Ellossealejaron;laesposamurióenunacunetayelmaridomaldijoalosMateland. Habían asesinado a su esposa, dijo, y no tendrían suerte con lassuyas.

—Bueno,yocreoqueesosehabráreveladofalsounayotravez.

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—Puesno lo sé.Locuriosodeestas leyendasesque,devezencuando,suelenconvertirseenrealidady,cuandoelloocurre,adquierenmásfuerza.

—Y,cuandono,supongoqueseolvidan.

—Mimadreempezóadeclinarcuandoyocontabadiezaños—dijoél—.UstedsabequeJessamyesmisegundaesposa.JamásolvidarélanocheenquemurióRosalie.Eramiesposa…miprimeraesposa.Teníadieciochoaños.Nosconocíamosdesdequeéramosniños.Eradelicadaybonitaybastantefrívola.Le gustaba bailar y era un poco vanidosa en relación con su aspecto…encantadoramentevanidosa,¿comprende?

—Si—dije—,locomprendo.

—Ibaacelebrarseunbaileenelcastillo.Ellasehabíapasadovariosdíashablando de su traje. Era toda unamasa de volantes… de color lila, segúnrecuerdo. Estaba entusiasmada con él y se lo probó la víspera del baile.Empezóabailarporlahabitación.Seacercódemasiadoalallamadelavela.Tratamosdesalvarla…peroyaerademasiadotarde.

—Quéterrible.Cuántolosiento.

—Nosepudohacernada—dijoélserenamente.Yoextendíunamanoylerocélasuya.

—Peroahoraesfeliz—ledije.

Élmetomólamanoylaretuvo,peronocontestó.

—Después—añadió—,hubounaccidentedecaballo.Esmeralda,yasabe.Mimadre…Rosalie…Esmeralda.

—PeroahoratieneustedaJessamyylasuertevaacambiar.

Él siguiómirándome sin hablar. Pero algo ocurrió entre nosotros.Habíamuchas cosasqueno eranecesario expresar conpalabras.Yo lo comprendí.HabíaencontradociertapazconJessamy,peroqueríaalgomás.

¿Cómo lo sabía yo? Por cierto anhelo que descubrí en sus ojos, pormireacciónaélypormicertezadequeéllosabía.

Posélatazadecafé.

—Suspacientesestaránalllegar—dije.

—Mealegrodequehayavenido—mecontestó.

—Hasidomuyinteresante.

Meacompañóhastaellugarenelqueseencontrabanlasmonturas.

Me alejé a caballo con expresión pensativa y, cuando estaba a punto de

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adentrarmeenelbosque,oíelrumordeunoscascosdecaballoamiespalda.Yentoncesunjinetesesituóamilado.

—Buenosdías.

EraDavid.

—Buenosdías—contesté—.Ibaaregresaralcastillo.

—Nopondráreparosaquelaacompañe,espero.Yotambiénregreso.

Inclinélacabeza.

—¿Observociertaausenciadeentusiasmo?Veoquenosoytanafortunadocomomihermano.¿Quélehaparecidoaquellacasa?

—¿Haestadoustedsiguiéndome?—lepregunté.

—La he visto salir casualmente con el viejo Joel —me contestó consonrisamaliciosa—.Selesveíamuysatisfechosalosdos.

—Meloheencontradoporcasualidadyélsehaofrecidoamostrarmesuconsultorio en la ciudad.Me parece que en un hecho tan natural como éstenadahayquejustifiquesusonrisa.

—Muy cierto—dijo él—. Todomuy correcto y natural. Por qué no ibanuestro noble doctor a enseñarle el consultorio a su prima política. Me haparecidooportunodejarcaeralgunaspalabrasdeadvertenciaensusinocentesoídos. Nada hay que elegir entre nosotros, ¿sabe? Los hombres Matelandsiempre han tenido losmismos ojos errantes… siempre han sido… siemprehansidofamososporellodesdelostiemposdelreyEsteban.Nocambiansumanerade serdelmismomodoque los leopardosnocambian susmanchas.GuárdesedelosMateland,queridaAnabel,y,sobretodo,guárdesedeJoel.

—Está dando rienda suelta a su imaginación. Tanto usted como suhermanosonhombresfelizmentecasados.

—¿Deveras?

—Yyo—dije—encuentromuydesagradableestaconversación.

—Enestecaso—contestó,inclinandolacabezaenburlóngestoderespeto—,nodebemoscontinuarla.

Regresamos al castillo en silencio. Estabamuy turbada. Sabía que teníaquealejarmeyquenodeberíaregresar.Quéaburridaresultabalavicaría.Mispensamientosestabanenelcastillo.Jessamymeescribió.

Teechodemenos,Anabel.DeberíasvenirporNavidad.EnelcastillosecelebraránunasNavidadestradicionales.Tienenquecelebrarseigualquehacecientos de años bebidas ceremoniales y demás, y una gran ponchera en el

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vestíbuloconhumeanteponcheensuinterior.MelohacontadoEsmond.Élyyonosestamoshaciendomuyamigos.HabrávillancicosenNochebuenaysedistribuirán cestas de comida navideña entre todos los aldeanos necesitados.Suben al castillo para recogerlas. Los jardineros ya están empezando apreparar los adornos. Tendremos una fiesta en casa. Ven, Anabel. Todo semalograráparamísinovienes.Joelestámuyocupado.Llevovariassemanascasi sin verle. Dice que hay muchas enfermedades en la ciudad. Trabajamucho.AlabueloEgmontnolegusta.DicequejamáshabíaocurridoqueunMatelandrecibieradinerodelosdemásacambiodeloquehace.Piensaqueeshumillante. Y que conste que Joel no les cobra a los pobres. Todos losMateland son ricos… muy ricos, creo. Joel es realmente un hombre muybueno,Anabel.Loesdeveras…

Me detuve aquí. Me pareció que Jessamy se mostraba excesivamentecategórica. Y después seguí pensando en O. Era médico y ayudaba a lospobres, locualeramuyencomiable.Sinembargo,seobservabaensu rostrouna determinada expresión… que yo no acertaba a describir, pero que mesugeríaquenoeraunsanto.Eraunhombrequesalíaenbuscadeloquequeríayquenodescansabahastaconseguirlo,estabasegura.Podía serdespiadado.Me había obsesionado. Pensaba que ojalá nunca le hubiera visto. «Somostodos iguales», había dicho David. ¿Significaba eso que todos eran unosmujeriegos?

«Dejadepensarenellos»,medije.

Había muchas cosas que hacer en la vicaría, aun cuando yo hubieradecididoquenoibaairaMatelandporNavidad.TíaAmyJaneytíoTimothyhabíansidoinvitadosalcastilloysetrasladaríanallí.

—Será muy interesante celebrar las Navidades en un castillo—dijo tíaAmyJane—.Esperoquetodovayabienaquí,James—queríadecir,comoeslógico,que ibana ser lasprimerasNavidadesenqueellanoestaría encasaparasupervisarlosfestejos—.Estaréaquíparalafiestadelosniños—añadió—.YdarépermisoparaquelaUnióndeMadrescelebresureuniónanualennuestrosalón.Yameheencargadodetodo.Creoquepuedodejarelrestoentusmanoseirmeconlaconcienciatranquila.

¡Cuántohubieradeseadoir!«Tonta—medije—,túhastenidolaculpa.Tehabíaninvitado».

MeparecieronunasNavidadesmuylargas.LloviódurantetodalavísperadeNavidad. Janet preparó el ganso con la ayuda de una de lasmujeres delpueblo.Erademasiadotrabajoparaellasola,ahoraqueAmeliasehabíaidoalCrabtreeCottage.

El médico, su esposa y sus dos hijas comieron con nosotros el día de

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Navidad. Pareció una cosa muy tranquila en comparación con nuestrashabituales Navidades en la mansión de los Seton. El día se me antojóinterminableydespuésvinoelDíadelosAguinaldos.

Salí a dar un paseo a caballo. Tenía permiso para montar uno de loscaballosdelascaballerizasdelosSeton.Elmozoquemeloensillómedijo:

—NoparecelomismosinlaseñoritaJessamy.Eraunajovenencantadora.

—Es,Jeffers—ledije—.Nohabledeellacomosipertenecieraalpasado.

Mesentíadeprimida.Nohalléplacerenaquellamañanaapesardeserundíatempladoyencantador,conunasuavebrumaenelaire.Observéquehabíamuchas bayas en el acebo, lo cual era indicio de un inviernomuy riguroso,segúndecíanlosqueeranversadosenasuntoscampestres.

Estaba inquietaporJessamy.Ynosabíaporqué.Ella lo tenía todo.¿Porquéteníaquepreocuparmesufuturo?TeníaquedejardepensarenelcastillodeMatelandyensusmoradores.Mividaibaaseguirotrorumbo.

Regreséconelcaballoa lascaballerizasde losSetonydesdeallímefuiandandoalavicaría.Mipadrenoestabaencasa.

—Aúnnohavuelto—medijoJanet—.Leesperabahaceunahora.Estoyesperandoparaponerlacomidaenlamesa.

—¿Creesqueestátodavíaenlaiglesia?

—Dijoqueibaasalirabuscarnoséqué…nomeacuerdoquéera.

Entré en la iglesia.Cadavezque entraba, nopodía dejar de imaginarmetendidasobrelospeldañosdelaltarconJoelMatelanddepieamilado.Hastaentonces,yohabíasidounapersonadistinta.

Llaméamipadre.Noobtuverespuesta.

«Tienequeestarenlasacristía—pensé—,oenlacapilladelaVirgen».

Entonceslevi.Seencontrabatendidomuycercadellugarenelqueyomehabíacaído.Meacerquéaélgritando:

—Padre,¿quéhaocurrido?

Mearrodilléjuntoaél.Alprincipio,creíqueestabamuerto.Entoncesleviparpadear.Salícorriendoenbuscadeayuda.

Habíasufridounataqueyestabaparalizadodeunladoyhabíaperdidoelhabla.

LecuidéconlaayudadeJanet.Vinounvicarioparasustituiramipadredurantesuenfermedad…esodecían;peroyosabía,yJanet también,quemipadrejamásvolveríaapredicar.

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Tom Gillingham era un joven soltero muy serio. Janet suponía que lehabíanenviadoconunpropósitodeliberado.

—¿Quépropósito?—preguntéyo—.¿EldeDiosoeldelobispo?

—Nomeimportaríasuponerqueunpocodeambos—replicóJanet.

Fiel a su costumbre de hablar sin rodeos, Janet me había planteadoclaramentelacuestión.

—Su padre no va a mejorar —me dijo—. Rece a Dios para que noempeore.Y,¿quévaaserdeusted?Tienequepensarenustedmisma.Sí,yapuedemirarmecomosiquisieradecirmequememetieraenmisasuntos.Sonmis asuntos. Trabajo aquí, ¿no? ¿Qué nos ocurrirá a usted y a mí cuandomuerasupadre?

—Esposiblequevivamuchosaños.

—Usted sabe que no. Ya ve que se agrava día a día. Yo calculo dosmeses…tresalosumo.Entoncestendráustedquepensar.Dudoqueelvicarioledejeunafortuna.

—Tusdudasestánconfirmadas,Janet.

—Bueno, pues, ¿qué va usted a hacer? ¿Dama de compañía de algunaanciana?Nomelaimaginoenestetrabajo,señoritaAnabel.Institutrizdeunosniños…esoesunpocomásprobable,perosiguesinseradecuado.Oeso,oquedarseaquí.

—¿Ycómopodríahacerlo?

—EsoestáclarísimopuestoqueTomGillinghamessoltero.

Nopudeevitarunasonrisa.

—Noséquéibaadecirélsisupieraqueleestásorganizandoelfuturo.

—Noleimportaría…talcomoyolohearreglado.Escariñosoconusted,señoritaAnabel.Nomesorprenderíaquetuvieraenproyectoalgoporelestilo.

—Desdeluego,esunjovenmuysimpático—convineyo.

—Yusted se ha educado en una vicaría… conoce todos los entresijos ydemás.

—Meparecemuysatisfactorio,denoserporunacosa.

—¿Cuáles?

—NoquierocasarmeconTomGillingham.

—Dicenqueelamorpuedeaumentar.

—Ypuedetambiéndisminuir,pero,sinoestápresentealprincipio,nieso

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siquierapuedehacer.No,Janet,tendremosquepensarenalgunaotracosa.

—Yonoestoymuypreocupada.PodríairmedurantealgúntiempoacasademihermanaMarian.Nuncanosllevamosmuybien,peropodríaquedarmeallíalgúntiempomientrasbuscaraalgo.

—Oh,Janet—exclamé—,noquisieradecirteadiós.ElrostrodeJanetsecontrajo,peseaqueéstacontrolabasiempresusemociones.

Ambas guardamos silencio. Nos enfrentábamos con un futuro muysombrío.

CuandotíaAmyJaney tíoTimothyregresaronacasa,sehorrorizaronalconocerlanoticiadelaenfermedaddemipadre.

—Esotecolocaenunasituaciónmuydifícil,Anabel—dijotíaAmyJane.

—TendrásquevenirtealamansióndelosSeton—medijoelbondadosotíoTimothy.

Tía Amy Jane le miró con frialdad. Jamás le había gustado que medemostraracariño.

—Anabel jamás querría vivir de caridad —dijo ella con firmeza—. Esdemasiadoorgullosa.

—¡Caridad!—ExclamótíoTimothy—.Esnuestrasobrina.

—Misobrina.Porconsiguiente,Timothy,yosoylaquedebesaberquéesmejorparaella.Creoquehabráalgoquepuedahacer.

—Sabré lo que tengo que hacer cuando llegue el momento —dijefríamente.

TíaAmyJanememiró conexpresión inquisitiva.Comprendíque estabaempezandoaelaborarunplandeacciónconrespectoamifuturo.

Al ver que TomGillingham ya se encontraba en la vicaría y, de hecho,habíasidonombradosucesordemipadrecuandoéstemuriera,tíaAmyJanevio lamismasoluciónquehabíavistoJanet.TomGillinghamse tendríaquecasar conmigo… tanto si quería como si no.Tendríaque entrar en razón, aligualquetodaslaspersonasquedesempeñabanalgúnpapelenlosproyectosdetíaAmyJane.

YosabíaqueTomnopondríareparos.Mostrabainteréspormíyyosabíaque me bastaría con reaccionar favorablemente para que él me propusieramatrimonio.

Peroyonopodíahacerlo.Elloequivaldríaaescribirelfinaldelahistoriademividaporquetodoloquesiguieraseríaprevisible.

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Si Jessamy no se hubiera ido. Si yo jamás hubiera visto el castillo deMateland, si jamáshubieracomprendidoquehabíaenelmundootrasmetasdistintas almero hecho de vivir con cierto grado de comodidad, tal vezmehubiera mostrado dispuesta a aceptar lo que parecía inevitable. Pero habíavislumbradootravida.HabíaconocidoaJoelMatelandy,aunqueéstefueraelmaridodemiprima,seguíapensandoenél.

El hechode instalarme serenamente en la iglesia deSeton en calidad deesposadelvicario,noeravidaparamí.

***

Mipadremurióenprimavera.Había llegadoelmomentodeadoptarunadecisión.

TomGillinghammehabíadichocontodaclaridadquenoteníaquedarmeprisaenmarcharme,sibien,siendoyosoltera,noseríacorrectoquesiguieraviviendoenlarectoría.Mientrasvivíamipadre,aunqueestuvierainválido,eradistinto.

Llegóeldíadel entierro.Tomofició la ceremoniay todosnosdirigimosdespuésalcementerio,siguiendoelataúdconsusportadores.

Mientraspermanecíamosdepiealrededorde la tumba,mesentí invadidapor la desolación al pensar en mi querido padre con su inutilidad y sunaturalezadistraída,perosiemprehumilde.

Eraeltérminodeunmododevida.

Notéunamanoenlamíay,alvolverme,viaJessamy.Alverla,meaniméymellenédeciertaesperanza.Partedemitristezasedesvaneció.

***

Todoslosvisitantesquehabíanacudidoadarnoselpésamesehabíanido.Jessamyseencontrabasentadaenuntaburetedemidormitorioconlosbrazoscruzados alrededor de las rodillas,mirándome.Siempre se había sentado deaquellamanera.Elhechodeverlaallímetrajomuchosrecuerdosdenuestrainfanciaencuyotranscursoyolahabíadominado,lahabíaintimidadoavecesylahabíahechoobjetodemisdiabluras.Querida,queridaJessamyquenuncahabíadejadodeamarmeapesardemimaldadparaconella.

—¿Quévasahacer,Anabel?—mepreguntó.

Meencogídehombros.

—NovasacasarteconTomGillingham,¿verdad?Mimadredicequesí.

—Porunavez,seequivoca.MegustaTom,pero…

—Puesclaroquenopuedescasarteconél—dijoellaconfirmeza—.¿Qué

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ocurriríadespués?

—Creoquelaúnicaalternativaquesemeofreceesbuscarmeuntrabajo.

—Oh,Anabel.Esonotegustaría.

—Cuandonosetienedinero,amenudosetienenquehacercosasquenosondelagradodeuna.PeroestoypreocupadaporJanet.Mira,aunquepuedairseaviviralgúntiempoconsuhermana,noquierequedarseallí.Tendráquebuscarseotrotrabajo…ylostrabajosnoseencuentranfácilmente.

—Anabel,quieroqueregresesconmigo.Venalcastillo.Teechomuchodemenos.Meencuentrosolamuyamenudo.Adecirverdad,Joelsepasafueramuchotiempo…yentonces…yentonces…piensoquenoestámuy…

—¿Quenoestámuyqué?

—Satisfecho de nuestromatrimonio. Le veo casi distante algunas veces.Esmeraldapuededecircosasmuyhirientes,aligualqueDavid…sobretodo,David.AvecespiensoqueélyJoelseodian.YdespuésestáElizabeth…Noséquépensardeella.Avecesmesientomuysolaallí…unpocoasustada.No,noexactamenteasustada…pero…

—Yopensabaqueerasmuyfelizallí.

—Ylosoy…sobretodoahora…Anabel,voyatenerunhijo.

Melevantédeunsalto,letomélamano,lahicelevantardeltabureteylaabracé.

—Sí,¿notepareceemocionante?—dijoella.

—Joelestarámuycontento.

—Sí, lo está.Anabel, tienes que regresar conmigo.Digo que tienes queregresar…sobretodoahora.

—Nocreoquedeba,Jessamy.

—Peroesquetienesquehacerlo.Nopuedesabandonarme.

—¡Abandonarte!Tienesunmarido…unhijo en camino.Lo tienes todo.¿Quépuedesquererdemí?

—Tequieroati—Jessamyguardósilenciouninstante.Despuésañadió—:Anabel,mesentiríamásfeliz,mássegura,sitúestuvierasconmigo.

—¿Segura?¿Dequétienesmiedo?

—Den…nada,enrealidad.—Jessamyseechóareírconnerviosismo—.Nosé.Talvezsedebaaquesetratadeuncastillo.Hayallí tantascosasdelpasado.Todos losMatelandmuertoshace tiempo…Aveces,mepareceque

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estánallí…observándolo todo…Despuésestá la leyendade lasesposas.SedicequetraemalasuerteserunaesposaMateland.

—Jessamy—ledije—,tútienesmiedodealgo.

—Sabesquesiemprehesidounpocotonta.Anabel,tenecesito.Yalohearreglado. Janet podría venir contigo. Podría ser tu sirvienta personal. Seresolveríatodositúvinieras.

—Pero…talvezlosdemásnomequerrían.Tumarido…tusuegro…

—Estásequivocada.Estásabsolutamenteequivocada.Todossemostraronmuycomplacidoscuandolosugerí…todosellos.Dijeroncosasencantadorasacercadeti.ElabueloEgmontdijoquetúalegraríaslacasa.Daviddijoqueseríaagradabletenerteporqueeresmuygraciosa.

—¿YEsmeralda?

—Ella nunca se entusiasma demasiado por nada, pero no dijo que noqueríaquevinieras.

—¿Ytumarido?

—Creo que estaría tan contento como los demás. Piensa que seríabeneficioso para mí tenerte allí. Hay sitio suficiente en el castillo. Y Janetpuedevenirtambién.¿Creesquelegustaría?

—Sí —dije—. Pero no creo que fuera prudente —después añadí confirmeza—:No,Jessamy,noiré.

Perosabíaqueiría.Podíaseguirdoscaminos…unodeelloserasombríoynadameofrecía,yelotromellevabahacialaaventuraylaemocióny,aunquepudiera resultar peligroso, mi naturaleza siempre me había impulsado acortejarelpeligro.Meatraíaymefascinaba.

Antesdequetranscurrieraunmesdesdelamuertedemipadre,JanetyyonospusimosencaminohaciaelcastillodeMateland.

Allíestabayoportanto, instaladaenmihabitacióndelatorre.MinuevohogareraahoraelcastillodeMateland.Janetestabaencantada.

—Unpocodistintoalavicaría—comentó—.YaquípuedovigilaraestaseñoritaJessamy,ellaqueestandulce,porquenoestoymuyseguradequelatratenbien.

—¿Quéquieresdecir?—lepregunté.

—Meparecequelatienenunpocoabandonada,esoesloquequierodecir.Yaquíhaygentequenecesitavigilancia.

YJanet tambiénsemostrabafelizdeencontrarseinstaladaallíencalidad

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deperroguardiándelcastillo.

Yoestabaempezandoasuperarelgolpedelamuertedemipadre.Nomehabía dado cuenta, cuando él vivía, de lo mucho que le quería. Me habíaparecido siempre tan inútil, tan confuso, tan encerrado en sus libros,cumpliendo con sus obligaciones y dirigiendo todos los domingos unossermones a unas gentes que acudían no tanto guiados por el deseo deescucharle cuanto porque se esperaba de ellas que acudieran. Ahora que sehabíaido,mepercatabadequehabíasidounhombregeneroso.Habíapasadoporaltosubondad.

Mehabíadejadounpocodedinero…nolobastanteparapodervivir,perosí lo suficiente para comprarme algunas cosas que pudiera necesitar y parapermitirmeconservarunmínimodeindependencia.

Haber abandonado la vicaría y haberme sumergido en aquel nuevo yemocionante ambiente era el mejor medio que se me podía ofrecer pararecuperarme de mi pena. Jamás había considerado a mi padre como miguardián;éljamássehabíainmiscuidodemasiadoenmisasuntosyhabíasidounafiguraensegundoplano;pero,ahoraquesehabíaido,mesentíasola.

Pasaba los días con Jessamy y creo que yo constituía para ella tantoconsuelocomoellaloconstituíaparamí.

Era indudablequemehabíanacogidofavorablemente.ElabueloEgmontbajóacenarlaprimeranochedemiestanciaenelcastilloymehizosentarasulado.Parecíagozardeciertosecretoplacer.

—Va usted a traer un poco de vida al castillo—me dijo, moviendo labarbillaparaexpresarsualegría—.Siempremehagustadoveramiladoaunabonitamujer.

Davidladeólacabezaymeguiñóelojo.

—Conque está aquí —dijo—. Ahora es uno de los nuestros. No esnecesarioqueledigaloquepiensoalrespecto.MilbienvenidasalcastillodeMateland,hermosaAnabel.

¿Y Joel? Me miró fijamente con ojos sonrientes, diciéndome con másclaridaddeloquehubierapodidohacerconpalabraslomuchoquesealegrabadequeyoestuvieraallí.

Esmeralda apenas puso de manifiesto algún sentimiento en uno u otrosentido.

—Esperoquelegusteviviraquí—medijoentonodubitativo.

ElizabethLarkhamdijoqueeraindudablelomuchoqueJessamysehabíaalegradodemillegada,comosipensaraqueJessamyibaaserlaúnicaquese

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beneficiaradeella.

Y allí estaba yo. Había encontrado un refugio paramí y para Janet. Nocabía dudar de la satisfacción de Janet. Ella compartía también aquelesnobismo innato de casi todos los criados, por el cual cuanto másencumbradaeslacasaenlaquesirventantomáscomplacidossemuestran.Ypasardeunavicaríaenlaquehabíaquehacerciertaseconomíasauncastilloenelqueparecíahaberunacorrienteinterminabledebienesmaterialeshabíasidoungranprogreso.

Supe desde un principio que tendría que andarme con cuidado. Davidestaba decidido sin duda a perseguirme.Observaba cierto brillo en sus ojoscada vez que me miraba. Sabía que ya era su amante en su imaginación.Estabadecididaanollegaraserlojamásenlarealidadymedabacuentadeque él estaba análogamente decidido a que lo fuera. Era un hombredespiadado.Sí,tendríaqueandarmeconcuidado.Noesquetemierasucumbirasusestratagemas.Esojamáspodríaocurrir;sinembargo,creíaqueél ibaahacertodoloposibleporatraparmeenunasituacióncomprometida.Encuantoa Joel, no estabamuy segura acerca de sus sentimientos haciamí.Algunasveces,susojosseposabanenmíconelmismodeseoqueyohabíaobservadoenlosdeDavid.Cuandoestabaasulado,metocabaelbrazo,lamanooloshombrosyyointuíaquedeseabaestarcercademí.

Hubiera sido una insensata si nome hubiera percatado de los profundossentimientosquehabíadespertadoenloshermanosMateland.

Habíavecesenquepermanecíatendidaenmidormitoriodelatorreymedecía:«Sifuerasunamujerbuenayvirtuosa,teiríasdeaquí.Sabesquenadabuenopuederesultarde todoeso.Davidesunbucanero,undescendientedeaquelloshombresquecapturabanalosviajerosylosllevabanalcastilloparatorturarlosobienpedirunrescate.Seríacapazdehacercualquiercosacontalde satisfacer sus deseos. Corres un gran peligro con él. Y… te estáscomprometiendocadavezmásconJoel.Teemocionasupresencia.Esmás,aveces buscas su compañía. La verdad es que te estás enamorando de JoelMatelandyquecadadíatecomprometesmás.ConvertirseensuamanteseríamáshorriblequeconvertirseenlaamantedeDavidporqueéleselmaridodeJessamy».

La atmósfera resultaba inquietante. Cada noche cerraba la puerta de midormitorio con llave. Me alegraba de que Jessamy se encontrara a pocaspuertasdedistancia.SolíaimaginármelosaellayaJoeljuntos.Peroélsolíatranscurrirmástiempoenlacasadelaciudad.

Jessamyestabaturbada.Unaveztuvounapesadillaygritó.Yoacudíasudormitorio y la encontré revolviéndose en la cama. Estaba diciendo algoacercadelamaldiciónquepesabasobrelasesposasMateland.

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Ladesperté,latranquilicéymequedétodalanocheensuhabitación.

—Estabassoñando—ledije—.Nodebestenerestaspesadillas.Sonmalasparaelniño.

Bastaba conque Janetoyodijéramosque algoperjudicaría al niñoparaque Jessamy se preocupara. Su vida giraba en torno del niño. Era como sibuscaraenélalgúnconsuelo.

HabíamuchascosasquehubieradeseadopreguntarleaJessamyacercadesumatrimonio,peromeresultabadifícilhablardeello.Temía traicionarmissentimientoshaciaJoel.

Teníaqueocurrirloinevitable.Quieroquecomprendas,Suewellyn,queniyoniJoeléramosperversos.Amboshabíamostratadoportodoslosmediosdeque no ocurriera. Pero hay algo en nosotros que nos impulsa a actuar condespreocupacióny,enel transcursodemisprimerosmesesdeestanciaenelcastillo, lo intentamos de veras, pero se trataba de algo más fuerte quenosotros.

***

Jessamytuvoquedejardemontaracaballoyyosalíaapasearsola.UndíameencontréaJoelenelbosque.

—Teníaquehablarconusted—medijo—.Sabequelaamo,Anabel.

—Nodebedecireso—contestésinconvicción.

—Debodecirloqueescierto.

—SecasóustedconJessamy.

—¿Porquénovinoconellalaprimeravez?Todohubierasidodistintosihubieravenido.

—¿Deveras?—dije.

—Usted sabe que sí. Hubo una tremenda e innegable atracción entrenosotrosyadesdeelprimermomentoenquenosconocimosenlospeldañosdelaltar.Aquellofuemuysignificativo.¡Oh,Anabel,sihubierasidousted!

MeesforcépornoolvidarlalealtadqueledebíaaJessamy.

—Peronolofui—dije—.YustedsecasóconJessamy.¿Porquélohizosinolaamaba?

—Ya le hablé de mi primer matrimonio. Tenía que volverme a casar.Quería tener hijos. Había esperado años. Eso es lo más irónico. Si hubieraesperadounpocomás…

—Ahorayaesdemasiadotarde.

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—Nuncaesdemasiadotarde—dijoél,inclinándosehaciamí.

—PeroJessamyessuesposa…muyprontoledaráunhijo.

—Ustedestáaquí—dijoél—yyoestoyaquí…

—Creoquedeboabandonarelcastillo.

—Nodebehacereso.Si lohiciera,yolaseguiría,nadaresolveríaconsupartida.Anabel,ustedyyosomosdelamismaclase,estamoshechoselunoparaelotroSurgióalgoentrenosotrosdesdeunprincipio.Usted losabe tanbien como yo. Sólo muy raras veces en la vida se encuentra a la personaadecuadaenelmomentoadecuado.

—Pero nosotros nos hemos encontrado en el momento indebido —lerecordé—.Demasiadotarde…

—No vamos a permitir que los convencionalismos nos repriman.Apartaremosaunladoestasbarrerascreadasporelhombre.Ustedestáaquíyyoestoyaquí.Esoessuficiente.

—No, no—insistí en decir yo—. Jessamy esmi querida prima. Ella esbuena y totalmente incapaz de deslealtades y crueldades. No debemostraicionarla.

—Le digo que vamos a estar juntos, Anabel —dijo él con firmeza—.Duranteelrestodenuestrasvidas,selojuro.¿Piensaquevoyadejarquesevaya?Ustednoesdeesaspersonasquepermitenquelosconvencionalismosdestrocensusvidas.

—No,talvezno.PeroestáJessamy.Sifueraotrapersona…

—Vamosaatarloscaballosaquíyhablaremosunpoco.Quieroretenerla…hacerlecomprender…

—No—dijerápidamente—,no.

Y,dandomediavueltaconmicaballo,mealejéalgalope.

Pero era inevitable. Una tarde, él vino a mi habitación. Jessamy estabasentada en el jardín. Era un precioso día de septiembre y estábamosdisfrutandodeunsolcomodeveranillodeSanMartín.

Élcerró lapuertaysequedódepie,mirándome.YomehabíaquitadoelvestidoymedisponíaacambiarmeparareunirmeconJessamyeneljardín.

Élmetomóensusbrazosymebesó.Siguióbesándomeyadvertíque ledeseabatantocomoélmedeseabaamí.

Pero Jessamy estaba allí abajo, inocente y confiada, y yome aferré a lalealtadyalamorquesentíaporella.

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—No,no—protesté—.Aquíno.

Eraunaconfesión.Élmeapartóunpocoymemiró.

—Túsabes,Anabel,amormío—medijo—quenospertenecemoselunoalotro.Nadaenlatierranosvaaseparar.

Yolosabía.

—Muyprontoentonces…—añadióél.

Yestabasonriendo.

No quiero justificarme. No hay justificación. Nos hicimos amantes. Fueunaperversidadpornuestraparte,perolaverdadesqueningunodelosdosesun santo. No pudimos evitarlo. Nuestras emociones eran más fuertes quenosotros.Estoyseguradequerarasvecesdospersonasseamancomonosotrosnosamábamos…inmediataysimultáneamente.Estoyseguradequeamarasíeselestadomásfelizquepuedehaberenelmundo…siseeslibredehacerlo.Tratamos de olvidar que estábamos traicionando a Jessamy, pero, como eslógico, yo no podía olvidarlo por completo. Era la amargura demi éxtasis.Algunasvecesenquenosencontrábamosenlamayorintimidad,loolvidaba;pero no pormucho tiempo, yme resultabamuydifícil huir del recuerdo deJessamy. Siempre la tenía en mi mente, exceptuando aquellas insólitasocasiones,ymedespreciabaamímismaporengañarlapuestoque,mirandohaciaatrás,mepercatabadequehabíacomprendidoqueibaaocurriralgoasíencasodequeacudieraalcastillo.Hubieratenidoquesernobleygenerosa.Hubiera tenido que buscarme un puesto de dama de compañía de algunaancianaantipáticayatendersusdeseos,sacarapasearasudetestableperritoobientratardededicarmealatareadeeducaraunospequeñosmonstruosenelcuarto infantildealgúnhogardesconocido.Meestremecíaalpensarloy, sinembargo,apesardelodesdichadaquehubierasido,hubierapodidomantenerlacabezaalta.

***

Jessamy tuvo un embarazo difícil. El médico dijo que tendría quepermanecer en cama y ella así lo hizo. No se quejaba y aguardabaansiosamente el día en que nacería su hijo. Se mostraba muy consideradaconmigo.

—Notienesquequedartetodoeldíaencasa,Anabel—medecía—.Tomauncaballoyentrénalo.

¡QueridaJessamyydespreciableAnabel!Tomabauncaballo,medirigíaalacasadelaciudadyallímereuníaconJoel.

Él no tenía tantos remordimientos como yo. Él era un Mateland y losMateland, imaginaba yo, jamás se habían privado de la satisfacción de sus

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sentidos.Yoeraplenamenteconscientedequehabíahabidomuchasmujeresantes que yo. Y lo más curioso es que ello se me antojaba un reto. Iba aconseguiratarleamí.Estabadecididaahacerlo.Enrealidad,yoeraporaquelentoncesunamezcladecontrastes.Estabajubilosayestática,pero,almismotiempo,mesentíainvadidaporlavergüenzayelaborrecimientodemímisma.Sabía, sin embargo, una cosa y era que no tenía más remedio quecomportarme tal como lo estabahaciendo.Era comosiunapoderosa fuerzanosempujaraelunohaciaelotro.Yocreoqueéltambiénpensabalomismo.Decíaquejamásensuvidahabíaconocidoalgocomoaquelloy,aunqueesoesloquesueledecirlagenteentalescircunstancias,yolecreía.

Debes comprender, Suewellyn, que, si no hubiera sido un sentimientopoderoso y abrumador, si no hubiera tenido la certeza de que aquél era elúnico hombre al que podría amar, no me hubiera entregado a semejantesrelaciones.Nosoyunamujerbuena,perotampocosoyligeradecascos.

***

Porconsiguiente,mientrasJessamyaguardabaelnacimientodesuhijo,yohacía ardorosamente el amor con su marido. Estábamos completamenteabsortoselunoenelotroyúnicamentecuandonosencontrábamossolosenaquella casa podíamos permitirnos el lujo de comportarnos con naturalidad.Enelcastilloteníamosqueocultarnuestrossentimientosysabíamosquenoshallábamos en una situación sumamente peligrosa. No sólo teníamos queengañaraJessamysinoque,además,yoeraconstantementeconscientedelavigilanciaaquemesometían losojosdeDavid.Elhechodeque lehubierarechazadolehabíaparecidograciosoy,almismotiempo,habíaintensificadosusdeseos.

En caso de que supiera algo, Esmeralda no prestaba al asunto lamenoratención. Creo que estaba acostumbrada a los devaneos amorosos de sumarido.AmenudosorprendíaaElizabethLarkhamvigilándomedecerca.EralaamigadeEsmeraldayresultabaevidentequenoaprobabaelinterésqueyodespertabaenDavid.

Encuantoalviejo,estabaseguradeque,dehaberestadoalcorrientedelasituación,éstalehubieraresultadomuydivertida.

Eraunhogarmuyextraño.Cuandoestabaenelcastillo,conquienmásagustomesentíaeraconel jovenEsmond.Noshabíamoshechomuybuenosamigos. Yo solía leer para él y ambos nos sentábamos en compañía deJessamymientras ella confeccionaba alguna prenda infantil. Paramí era unconsuelo tener al niño a mi lado; me sentía muy incómoda cuando meencontrabaasolasconJessamy.

CreoquelaúnicapersonaquesabíaloqueestabaocurriendoentreJoely

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yo,eraDorothy.Ésta semostraba imperturbableyyonopodía saber loquepensaba. Se me ocurrió pensar que tal vez otras mujeres hubieran acudidoantesa lacasa.Se lopreguntéa Joelyél reconocióqueellohabíaocurridounaodosveces.Measeguróconvehemenciaquetodoaquellohabíasidomuydistinto.Jamáshabíahabidoalgocomolonuestro,yyolecreía.

Garth, el hijo de Elizabeth Larkham, vino al castillo para pasar allí lasvacaciones estivales. Era un niño bullicioso que se comportaba como si elcastillo fuerasuyo.Le llevabavariosañosaEsmondyeraelquedirigía losjuegos.Mepregunté siEsmond le acogería conagrado.Élnodecíaqueno.Erademasiadoeducadoparaeso.Sumadredecíaqueerabuenoquetuvieraaalguien más próximo a su edad y tal vez tuviera razón. Vino también otromuchachoparaunabrevevisita.Eraunaespeciedeprimo, llamadoMalcomMateland.DedujequesuabueloeraelhermanodeEgmont.

Mirando ahora hacia atrás, todo lo que ocurrióme parece inevitable. Lahija de Jessamy nació en noviembre y para entonces descubrí que yo iba atenerunhijo.

Fueundescubrimientodevastador,sibienescierto,quehubieratenidoqueestarpreparadaparaello.Meguardélainformacióndurantevariosdías.

La hija de Jessamy fue bautizada con el nombre de Susannah. Eracostumbreennuestrafamiliaimponerdosnombresalasniñas.AmyJane,porejemplo. Mi madre se llamaba Susan Ellen. En cuanto a Jessamy y a mí,nuestros nombres eran una combinación de otros dos: Jessica Amy y AnnBella. Es lógico, por tanto, que Jessamy pensara en llamar Susan Anna oSusannahasuhija.

TandistraídaestabaJessamyconsuhijaquenoadvirtiómipreocupación.

Hablé demi apurada situación con Joel. Él semostró encantado ante laperspectivadequetuviéramosunhijoyapartóaunladotodaslasdificultades.Estaba empezando a comprendermuybien a Joel.Era un hombre enérgico,como todos los Mateland. Cuando surgía alguna situación difícil, siemprepartíadelabasedequesepodríaencontrarunasolución.

—Bueno,cariño—medijo—,esoyahaocurridoantes,millonesdeveces.Yaencontraremosalgúnmedio.

—Tendréqueirme—dije—.Encontraréalgunaexcusaparaabandonarelcastillo.

—Alejarteduranteunbreveperíodo…sí.Peroregresarás.

—¿Yelniño?

—Yabuscaremosalgo.

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Tardamosalgúntiempoenelaborarunplandeacción.Decidimosalfinal,queyolesdiríaalosdelcastilloqueunlejanoparientedemipadrequevivíaenEscociaestabadeseandoverme.Habíaoídohablaramipadredeaquellagente,pero,alparecer,habíahabidoalgunadisputaen la familiayahora,alenterarsedequemipadrehabíamuerto,deseabanverme.

LedijeaJessamyqueconsiderabaconvenienteir.

Jessamyodiabalasdisputasfamiliaresymedijoqueporquénoibaapasarconellosunaodossemanas.

Mefui,dandoaentenderqueestaríaausenteunaodossemanas.Despuésyaencontraríaalgunarazónparaprolongarmiestancia.

Ahoraestabaembarazadadetresmeses.Janetconocíaelsecreto.Hubierasido imposible ocultárselo. Al principio, se mostró horrorizada, pero suesnobismojugóenmifavor.Porlomenos,elpadredemihijollevabaungrannombreysuhogarerauncastillo.Ellohacíaqueelpecadofueramásvenialasusojos.Meibaaacompañar.

NofuimosaEscocia talcomohabíamosdicho,sinoaunapequeñaaldeademontañacercanaa losApeninosyallívivimosmientrasaguardábamoslallegada del niño. En el transcurso de aquel período, Joel vino dos veces averme y, en cada una de las ocasiones, pasó unos cuantos días conmigo.Fueron unos días muy apacibles. Estábamos juntos en las montañas ysimulábamos que estábamos casados y que yo no me ocultaba para quenuestrohijonacieraensecreto.

Bueno,a sudebido tiempo túvinistealmundo,Suewellyn,yquieroquesepasahoraqueningúnhijofuemásamadodeloquefuistetú.

¿Quépodíahacer?Hubierapodidoinstalarmeenunacasaenalgunaparte.Pensamos en ello. Joel hubiera podido visitarnos. Pero yo no quería queocurriera tal cosa.Quería que todo resultara lomás fácil posible para todosnosotros.Joelqueríaqueyovivieraenelcastillo.Porconsiguiente,decidimosque tú vivirías con Amelia y William Planter. Yo podría visitarte confrecuencia y vigilarte y podía confiar en que los Planter cumplirían con suobligación:además,seríanbienremuneradosporello.

Ellos te tomaronbajo su custodiay te educarony, tal como tú sabes,yosolíaacudiraverteconregularidad.

Es una situación bastante corriente.Como es natural, la gente empezó asospechar.LosvecinosdelosPlanterdebieronadivinarlo.YosiempreledecíaaJoelque teníamosquesacartedeallí.Quería tenerteconmigo.LosPlanterjamástemaltratarían,deesoestabasegura,peronuncateamarían.Yoestabamuypreocupadaporti.

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¿Recuerdas el día que te llevé aMateland? Temostré el castillo y vinoJoel. Fuistemuy feliz aquel día, ¿verdad? Formulaste tres deseos. Estuve apuntodeperderelaplomocuandomerevelastecuáleseran.

Pareceunmilagroquesehayanconvertidoenrealidad.Ojalásehubieranconvertidoenrealidaddeotramanera.

Ya te he hablado deDavid, ¿verdad?David era un hombremalvado. Séqueni Joelni yo somos santos.Séquepermitimosquenuestros sentidos sesuperpusieran al deber. Sé que te trajimos al mundo imprudentemente,sabiendoquenosibaaserimposiblecriartetalcomolopadresdebencriarasus hijos.Nospreocupamosprimeropor la satisfaccióndenuestros egoístasdeseos. Pero amamos, Suewellyn, amamos. Ésta es mi justificación. Davidjamás hubiera podido amar algo o a alguien más que a sí mismo. Sepreocupaba por su orgullo, el cual, tenía que ser satisfecho a toda costa.Además,habíatambiénenvidiaenél.IntuírápidamentequeenvidiabaaJoel.Ciertoqueeraelhermanomayory teníaunhijoque le sucedería.PeroJoelexperimentabaunaespeciedeplacerinterior.SutrabajoentrelosenfermosledabaunasatisfaccióndelaqueDavidcarecía.Además,Davideraunhombremuy sensual. No digo que Joel no lo fuera. Lo era. Hay en tu padre unacrueldad análoga a la que había en David. Ambos poseían los rasgoscaracterísticos de los Mateland. Ambos ponían de manifiesto una aficióninnataalpoderydicenqueelpodercorrompe.PeroJoeleracapazdeamor.YamímeconstaqueDavidnoloera.Sólosepreocupabaporlasatisfaccióndesusdeseos.Yolehabíarechazadoysuponíaque,comoconsecuenciadeello,sudeseopormísehabíaintensificado;sinembargo,élnosólomequeríaamísinoque,además,queríavengarse.

David era un hombre de otro siglo. Pertenecía a una época en la que elseñordelcastilloeraunseñorfeudalalquetodoelmundoobedecíaydecuyocaprichodependíaeldestinode todos.Lecreíacapazdegrancrueldad;másaún,decomplacerseenella.

Por consiguiente, Suewellyn, tú te criaste en el Crabtree Cottage y yosiempre me había hecho la promesa de que te compensaría por aquellosprimerostiempos.Nofueronunabandono.Esojamás.Yosufríaporti,ansiabatenerteconmigo.Joelyyohablábamosdeticonstantemente.

Rezabaparaquepudiéramosestarjuntos.Éseeramideseo…ytambiéneltuyo.

Los años empezaron a sucederse con rapidez. Yo sabía que estabanpreñados de peligros. Sabía que David me vigilaba. Suponía que estaba alcorrientedeloquehabíaentreJoelyyo.

Descubrí que Elizabeth Larkham era su amante. Era unamujer extraña,

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unamujerinsólita.CreoqueapreciabaaEsmeralda,pero,talcomonoshabíaocurridoaJoelyamí,susemocioneslahabíandesbordado.AquelloshombresMatelandpodíanejercerunterriblepoder.

Enciertomodo,leestabaagradecidaaElizabethporqueapartabademílaatención de David. A decir verdad, yo intuía cierta amenaza en el castillo.Había sido el escenario de muchas tragedias en el pasado; muchas oscurasaccioneshabían tenido lugar en el interiorde aquellosmuros.Aveces creíaque laviolencia, lapasión, lamuerteyeldesastredejanenposdesíalgunahuellaquepercibendespuéslasgeneracionessucesivas.

Aveces,reinabaunaatmósferacomoladeunacalderaapuntodehervir.EstabaDavid,envidioso,sensual,buscandosatisfacersusinsaciablessentidos;estabaEsmeraldaensusilla,inmóvilygriscomounfantasmadelpasadoyamenudo me preguntaba cómo habría sido su vida con David antes de queocurrieraelaccidente.EstabaElizabethLarkham,tranquilizandoaEsmeralda,haciéndose necesaria para Esmeralda… y para el marido de Esmeralda; yestábamosyoyJoel,entregadosanuestrapasiónilícita,tratandodeaferrarnosa algo que jamás podría ser mientras Jessamy viviera. Estaba tambiénJessamy,laqueridaeinocenteJessamy,conscientedequealgoandabamalensu matrimonio, consciente de la indiferencia de su marido y de su propiaineptitud, viviendo por su hija. Y después los hijos: Esmond, brillante einteligente, casi a punto de ser enviado a un internado; Garth, que veníadurante las vacaciones; y Malcom, que hacía visitas menos frecuentes, unmuchacho dominante que ya ponía de manifiesto los rasgos típicos de losMateland;y,naturalmente,Susannah,unaniñapreciosaquesolíagritarparalograrsalirseconlasuyayquesereíaadorablementecuandoloconseguía…otraauténticaMateland.

Aunasí,hubountiempoenquelleguéasentirmesegura.¡Quéinsensata!Davidjamásibaapermitirqueotrapersonalevenciera.

TalvezseestuvieracansandodeElizabeth,perolocierto,esqueobservéquecadavezmeacosabaconmásinsistencia.Cuandosalíaapasearacaballo,élmeseguía.Meresultabamuydifícildirigirmealacasadelaciudadsinqueélmeviera.

Salía cuando tenía algún momento libre y, si no conseguía eludir suvigilancia,noibaalacasayJoelmeesperabaenvano.

Descubrí que Joel odiaba intensamente a David. Las emociones de Joeleransiempreintensas.Jamáshacíalascosasamedias.Seentregabaencuerpoy alma a cualquier cosa que le obsesionara. Le obsesionaba su trabajo; leobsesionaba nuestra pasión. Yo pensaba a menudo en los felices quehubiéramos podido ser —él, tú y yo, Suewellyn— en aquella casa de laciudad,lejosdelcastillo.

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EsomerecuerdalaúltimavezquetevisitéenelCrabtreeCottage…no,nolaúltimavezporquelaúltimavezfuecuandotellevéconmigo.Quierodecirlapenúltimavez.

Nomepercatédequemeseguían.Hubieratenidoquedarmecuenta.Peroéleramuyhábil.Davidhabíaobservadoqueyomeausentabaconfrecuenciadelcastilloduranteundía,paravisitarpresuntamenteaunosparientesdemipadre.Yohabíadichoqueéstoseranunaramadelafamiliaencuyacasamehabía alojado cuando tú naciste y a la que había tenido ocasión de conocerentonces.

Bueno,enaquellaocasión,DavidmesiguióhastaelCrabtreeCottage.Sequedó unos días en la posada local e hizomuchas preguntas. Te vio…y teasustó, según creo. Descubrió lo que esperaba descubrir. Tú estabas allí…nuestrahija,míaydeJoel.

Regresómuycontentoyalotrodíamesiguiócuandosalíadarunpaseoacaballoymedioalcanceenelbosque.

—Bueno,Anabel—medijo—,tengoquehablarcontigo.

—¿Yquétienesquedecirme?—lepregunté.

—Esalgoapropósitodeleternotriángulo…tú,Joelyyo.

—Nocreoquequieraescucharloquetengasquedecirmeaesterespecto—repliqué.

—Ah,peroesquenosetratadeloquetúquierasescucharsinodeloqueyotengoquedecir.Losétodo,dulceAnabel.SécómooscomportáistúyJoel.Enlugardeatendersupuestamentealosenfermos,túyélosdedicáisaretozaren su dormitorio de soltero.Me sorprende de ti, Anabel, aunque no de mihermano,desdeluego.

—Voyaregresaralcastillo.

—Todavíano.Yaregresaremosmástarde.Losétodo,Anabel.Sédelnidodeamor,instaladoencimadelasaladelaconsulta.Sétambiéndelachiquilla.Esencantadora…loquecabríaesperardeunahijatuya…ydeJoel,claro.

Me sentí enferma de horror. Pensaba que tal vez hubiera adivinadomisrelacionesconJoel,peroelhechodequehubieradescubiertotuexistenciamehorrorizaba.

—Tú…—empecéadecir,tartamudeando—túhashabladoconella…

—No te alarmes. Las chiquillas nome atraen.Me gustan lasmayores yhermosascomotú,Anabel.

—¿Porquémediceseso?¿Porquémehasespiado…?

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—Ereslobastantelistaparasaberlo.NoséquévaadecirJessamycuandose entere de que su querida amiga es la amante de su marido. ¡Y de que,además,tieneunahija!¿SabesquetuhijasepareceunpocoaSusannah?Nohaymucha diferencia en sus edades.No cabe duda de que ambas son unasMateland.

Mesentíenferma.PenséenJessamy.Imaginabasuapenadorostrocuandoseenterara.Quefuerayoprecisamente…¡suprimaysumásqueridaamiga!Latraicióneramilvecesmáshorrendaporseryoquienlehabíasidodesleal.

—NodebesdecírseloaJessamy—dije.

—Noquierohacerlo,claro.Ynoloharé…conuna…condición.

Mequedéfríadeespanto.

—¿Qué…condición?

—Cabíaesperarqueellofueraobvioparaunapersonacontantacapacidaddediscernimientocomotú.

Tratédealejarme,peroélapoyóunamanoenlasriendasdemicaballo.

—Bueno—dijo—,¿noserásimplementecuestióndecuándo?

Levantéellátigo.Hubierapodidoazotarleelsonrienterostro.Élmeasióelbrazo.

—¿Porqué tanofendida?—preguntó—.Noeresunavergonzosavirgen,¿verdad?Quierodecirquenoibaaserlaprimeravezqueteentregarasaestaclasedeaventura.

—Eresdespreciable.

—Ytúeresdeseable.Tanto,dulceAnabel,queestoydispuestoatomarmetodaclasedemolestiasporti.

—Noquierovolveraverte.

—¿Adónde iremos? ¿En el castillo? Sería divertido, ¿verdad? ¿Cuándovendrás?

—Nunca—contesté.

—Oh,pobreyqueridaJessamy,¡cómosevaadisgustar!

—¿Esquenotienesdecoro?

—Enabsoluto.

—Teodio.

—En ciertomodo, eso lo harámás interesante.Mira,Anabel, he estadoesperandoestemomento…duranteaños.SélodetiyJoel.¿Porquéser tan

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amableconunhermanoytancruelconelotro?

—Joelyyonosamamos—dijeconvehemencia.

—Muyconmovedor.Casimehacellorar.

—Dudoquejamáshayaslloradoporalgocomonoseaderabia.

—Haymuchascosasque tienesqueaprenderacercademí,Anabel.Perolasaprenderás.Vasadisponerdemuchotiempoparaello.TienesqueocultarleaJessamytumaldad,¿noescierto?Ysólohayunmedioparahacerlo.

—Yomismaseloiréadecir.

—¿Deveras?¡PobreJessamy!EsunamuchachamuysentimentalynohaestadobiendesdequenacióSusannah.Padecedelospulmones,túlosabes,ysucorazónnoestáenlascondicionesquedebiera.EsperoqueaJoelnoselehayaocurridoalgunaideagenial.Oh,Diosmío,laintrigasecomplica.Nosécómorecibirá lanoticia.Merefieroa lahistoriade tumaldad.Tuyaydesumarido…elmaridoylamejoramiga.Pordesgracia,sucedeamenudo.

Espoleéelcaballoymealejéalgalope.Nosabíaadóndeirniquéhacer.Al final, regresé al castillo. Jessamy estaba descansando, me dijeron. Mesentíapresadeunagraninquietud.NopodíasoportarqueJessamyseenterara.

Ylaalternativa…

Estaba temblando de miedo. Un pensamiento me martilleabaconstantementelacabeza.Jessamynodeberíasaberlo.

Volvíaunayotravezamimentelaescenaenelbosque.Nopodíaolvidarel brillo de sus ojos y sus gruesos labios sensuales. Podía leer suspensamientos con toda claridad y comprendía que, al final, él sabía quemeteníaensupoder.

***

Mi puerta se abrió lentamente. Me levanté sobresaltada porque eraJessamy.

—¿Teheasustado?—medijoella.

—N…no—contesté.

—¿Ocurrealgo?

—No,¿porqué?

—Teveo…distinta.

—Medueleunpocolacabeza—ledije.

—Oh,Diosmío,Anabel,noesfrecuenteverteindispuesta.

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—Estoycasibien,enrealidad.

—DebesdecirleaJoelquetedéuntónico.¿Porquénotetiendesunpoco?HabíavenidoahablarcontigoacercadeSusannah.

—¿QuéleocurreaSusannah?

—A veces puede ser muy testaruda, ¿sabes, Anabel? Quiere salirseconstantementeconlasuyayparecequesiempreloconsigue.

—EsunaMateland—dijeyo.

—No tendría que molestarte con eso ahora. No es algo importante.Supongoquequeríasimplementehablar.Estabaunpocopreocupadaporellay, cuandoestoypreocupada, es a ti aquien recurro. ¿Recuerdas?,haceunossieteañosquevinistealcastillo.

—Yoteníadiecisieteentonces—dijepordeciralgo.

—Eso significa que ahora tienes veinticuatro. Tendrías que tener unmarido,Anabel.

Cerré los ojos porque aquello me estaba resultando insoportable. Ellasiguióhablandocomosimeditaraparasusadentros.

—Tendríamosquehaceralgopor ti.Organizar fiestas…bailes…hablaréconJoel…cuandolevea.¿Quéocurre?¿Deverasestásbien?Yonohagomásquehablaryatiteduelelacabeza.¡Debesdescansar,Anabel!

Meobligóatendermeenlacama.Mecubrióconunacolcha.Yohubieradeseadogritarle:«Tendríasqueodiarme.Esoesloquemerezco».

Ellamedejótendidaallí,tratandodepensarenloquedeberíahacer.

Nosemeocurríaunasolución.Jessamytendríaquesaberloyyonopodíasoportar que lo supiera. Era necesario que se lo dijera a Joel. Pero temíahacerlo.Temíaloqueélpudierahacer.Sabíaquesellenaríadecóleracontrasuhermanoy,sinembargo,teníaquedecírselo.

Salí de mi habitación, todavía enfundada en mi atuendo de montar. Alllegaralvestíbulo,Davidmellamó.Corríhacialapuerta,peroélllegóantesqueyo.

—Hay un límite de tiempo, ¿sabes? —me dijo—. Digamos que cuatrohoras para que adoptes una decisión. Creo que sería un bonito gesto queacudierasamihabitación.Estáenlatorrecilíndricafrontal.Esunahabitaciónmuy agradable.Encenderé la chimeneamuy temprano.Te estaré esperando.Supongo quemi diligente hermano estará en el consultorio.No parecemuydeseosodeestarconsumujer.Nosotrosyasabemoselporqué,claro.Tieneotrascosasquehacer.Muybien,Anabelquerida,estanoche.

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Mealejécorriendo.Medirigíalascaballerizas.Montéenmicaballoymefuiadarunpaseo.Peronofuialaciudad.NomeatrevíaadecírseloaJoel.Perotendríaquedecírselo,claro.

Galopé temerariamente por los campos, preguntándome constantementequéibaahacer.

Eramuyentradalatarde.«TengoqueveraJoel,tengoquedecírselo».Unade las cosas que nos habíamos dicho el uno al otro era que siempre locompartiríamostodo.

Había terminado con sus pacientes y observé su complacencia al verme.Mearrojéensusbrazos.Estabamediosollozandodealivio.

Selocontétodoy,mientrasmeescuchaba,palideció.Alfinal,dijo:

—Teesperaestanoche.Ensulugar,meencontraráamí.

—Joel—grité—,¿quévasahacer?

—Voyamatarle—medijo.

—No,Joel.Tenemosquereflexionar.Notienesqueprecipitarte.Seríaunasesinato…tupropiohermano.

—Seríasimplementematarunaavispa.Leodio.

—Joel…porfavor…tratadecalmarte…

—Debesdejarlodemicuenta,Anabel.

—NopuedosoportarqueJessamyseentere.Yajamásvolveríaacreerenalguien. Siempre ha confiado en mí. Siempre hemos estado muy unidas…hemossidomuyamigas.Nopuedosoportarqueseenteredequehehechoeso,Joel.

Comprendí que estaba dominado por la cólera y no podía pensar enningunaotra cosa.Sabíaque la cólerapodía serviolenta,obsesiva.Recordécómo una vez un niño de la ciudad había sidomaltratado por sus padres ycómosehabíaencolerizadoJoelconellos.Consiguióque lesencarcelaranyqueelniñofueracuidadoenotrolugar.Eraunacólerajusta,desdeluego,perono había tenido en cuenta que los padres se hallaban bajo los efectos de latensión y no eran personas de inteligencia normal. Yo discutí con él alrespecto, pero se mostró inflexible. Ahora sólo pensaba en vengarse deDavid…noporhabernosespiado,noporhabertelocalizado,sinoporloquemehabíainsinuado.Porsuchantaje,decíaél,porqueesoeraenefecto.Ysólohabíaunmediodetratarconloschantajistas,decía,yestemedioconsistíaeneliminarles.

Yoestabaasustadade laspasionesquehabíadespertadoenaquellosdos

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hombres. Conocía sus temperamentos tormentosos, el de Joel no menostormentosoqueeldeDavid,yestabaasustada.

Regresamosjuntosalcastillo.Yomedirigíamihabitaciónpretextandoundolordecabezaynobajéacenar.Jessamyvinodespuésdelacenaparavercómomeencontraba.Medijoquetodoleresultabamuyextraño.JoelapenashabíahabladoyDavidsehabíacomportadodeunamaneramuyrara.

—Sehapasadoelratogastandobromas…incomprensibles—dijoJessamy—.No las he entendido yme he alegrado de que terminara la cena. PobreAnabel.Estaninsólitoquenoteencuentresbien.Davidestabadiciendoqueno recordaba que alguna vez hubieras estado indispuesta… exceptuandoaquella vez hace seis o siete años en que pasaste una temporada con losparientesde tupadre.Hadichoque,antesde tupartida,notenías tuaspectohabitualperoque,cuandoregresaste,observóqueyatehabíasrecuperado.Hasidounacenahorrible,Anabel.Mehealegradodequeterminara.Peroestáscansada—seinclinóparabesarme—.«Mejorporlamañana»,esoesloquelaviejaamaPerkinssolíadecir,¿teacuerdas?

—Gracias,Jessamy—dije—.Tequieromucho.Recuérdalo.

—Notedebesencontrarmuybienparahabertepuestotansentimental—dijoella,riéndose—.Buenasnoches,Anabel.

Hubiera querido extender la mano hacia ella, tratar de explicárselo ypedirleperdón.

Permanecítendidaallíunbuenrato.

Joelhabíadichoquevendríapormíyqueambosnosdirigiríamosjuntosala habitación de David. Pero no vino y, mientras esperaba con los ojosclavadosenlapuerta,oíelsonidoamortiguadodeundisparoenelexteriordelcastillo.

Permanecíalertayprestéatención.Noseescuchabaelmenorruidodesdeabajo.TemíaqueeldisparotuvieraalgoqueverconDavidyJoel.

Me dirigí a la habitación que Jessamy compartía con Joel y me detuvejunto a la puerta, escuchando. Estaba segura de que Jessamy se encontrabasola.

Entoncesnopudeevitarlo.MedirigíalahabitacióndeDavid,situadaenlatorrecilíndrica.Medetuvejuntoalapuertayescuché.Nosepercibíaelmenorrumor, por lo que abrí la puerta despacio y asomé la cabeza al interior. Elfuegoparpadeabaen lachimenea.Lahabitación sehallaba iluminadapor laluz de varias velas.Había una silla junto a la chimenea y se observaba unabatadesedasobrelacolchadeterciopelodelacama.

Allínohabíanadie.

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Mis temores se estaban intensificando por momentos. Bajé corriendo laescalera y salí al patio. Tenía que saber qué había ocurrido y me aterrabadescubrirlo. Oí las pisadas de alguien que corría. Contuve la respiración yescuché.

Joelestabacorriendohaciamíycomprendíquehabíaocurridounaterribletragedia.

Me arrojé en sus brazos. Apenas podía respirar. Tenía como un enormenudoenlagarganta,locual,supongo,queeradeterror.

—Heoído…undisparo…—dije,tartamudeando.

—Hamuerto—medijo—.Lehematado.

—Diosnosayude—murmuré.

—Heidoasuhabitación—medijo—.Lehedichoquelosabíayqueibaamatarle.Élmehadichoqueloíbamosaarreglardeunamaneracivilizada.Meha sugerido un duelo a pistola. «Ambos somos buenos tiradores», me hadicho. Hemos ido a la sala de armas de fuego por las pistolas. Él siemprecreyóqueeraelmejortirador…poresomelohasugerido…peroestaveznolohasido.

—Lehasmatado,Joel—dijeenvozbaja—.¿Estásseguro?

—Sí.Enplenocorazón.Esdondelehabíaapuntado.Habíaqueelegirentreéloyo…yteníaqueserél…porti…pormí…porSuewellyn.

—¡Joel!—grité—.¿Quévasahacer?

—Siemprepenséqueundíaleibaamatar…delocontrario,élmemataríaamí.Yahabíamosestadoapuntodehacerlounaodosveces.Ahorayatodohaterminado.Mevoy.Tengoquehacerlo…estanoche…

—Joel…¡no!

—Túvendrásconmigo.Tendremosqueabandonarelpaís.

—Ahora…

—Ahora… esta noche. Tenemos que pensarlo cuidadosamente. No esimposible. Podré arreglar la situación con mi banco cuando estemos lejos.Podemosllevarnosobjetosdevalor…todoloquepodamoscogerynosresultecómododellevar.Veatuhabitación.Recogetodoloquepuedas.Quenadieseentere de lo que estás haciendo.Mañana por la mañana ya estaremos muylejos.Recorreremosacaballounoscuantoskilómetrosydespués tomaremoseltrencondestinoaSouthampton.Embarcaremosynosiremosa…Australiacontodaprobabilidad…y,desdeallí,seguiremosaotrositio.

—Joel—dijeenvozbaja—.La…niña.

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—Sí—dijoél—.Yahepensadoenlaniña.Tendrásqueirabuscarla.Lostresnosiremosjuntos.

Regresé amihabitaciónyunahoradespuésdehaber oído el disparodepistolayaestabacabalgandoatravésdelanocheconJoel.

Nos separamosen laestaciónde ferrocarril.Él sedirigióaSouthamptondondetúyyonostendríamosquereunirconél.Yoteníaqueesperarlallegadadelostrenesynopudeacudirarecogertehastaeldíasiguiente.Elrestoyalosabes.

Éstaesmihistoria,Suewellyn.Túhasllegadoaquerernosatupadreyamíyahoraquesabescómoocurrió,locomprenderás.

Laisla

ApesardetodoloocurridodesdeeldíaenquemimadreacudióallevarmedelCrabtreeCottage, aún sigo recordandoaquellosañosen la islacomo losmás felicesdemivida.La isla sigue siendoun lugarencantadoparamí,unparaísoperdido.

Mirandohaciaatrás,nosiempreresultafácilrecordarlosacontecimientoscon claridad. Los hechos se confunden con los años.Me parece ahora quetodoslosdíaseransoleados…locual,supongoqueescierto,exceptuandolatemporadadelluvias.¡Ycuántomegustabalalluvia!Solíapermanecerfueray dejar que me cayera encima aquella suave y fragante lluvia que meempapabalapiel;ydespuéssalíaelsolyelvaporseelevabadelatierra,yyomesecabaenunmomento.Cadadíaparecíarebosardefelicidad,pero,comoeslógico,noeraexactamenteasí.Habíavecesenqueadvertíaciertotemorenmispadres.Cadavezquearribabaunbarcoduranteaquellosprimerosaños,mimadreseesforzabaporocultarmesuinquietudymipadresesentabajuntoa la ventana más alta que daba a la bahía con un arma de fuego entre lasrodillas.

Despuéstodosecalmabay,cuandoelbarcovolvíaazarpar,trashabernostraídotodaclasedeemocionantespaquetes,bebíamosunvinoespecialynosreíamos alegremente. Comprendímuy pronto quemis padres temían que elbarcotrajeraaalgunapersonaalaquenoqueríanver.

Al llegara la isla, fuimos recibidosporLukeCarter aquienmipadre lehabíacompradolacasa.LukeCarterhabíasidoelpropietariodelaplantacióndecocosquehabíaaportadociertaprosperidadalaisla.Ledijoamipadrequeél había vivido allí veinte años. Pero se estaba haciendo viejo y queríaretirarse.Además, la industriasehabíaderrumbadoen losúltimosaños.Los

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mercadoshabíancaído;lagentenoqueríatrabajar;queríapermanecertendidaal sol y rendir tributo al viejo Gigante Rugiente. Él se iba a quedar paraenseñarleamipadreadesenvolverseenlaisla.Lapróximavezquezarparaelbarco,seiría.

Ahoraestabasolo.Habíatenidounsocioquehabíasucumbidoaunadelasfiebresdelaislacuyosefectosseintensificabandurantelatemporadahúmeda.

—Ustedesmédico—dijo—.Supongoquesabrácómohacerlesfrente.

Mipadredijoqueunodelosmotivosquelehabíaninducidoatrasladarseaaquella islaenparticulareranaquellasfiebresendémicas.Creíaquepodríadescubriralgúntratamientoparaellas.

—TendráustedquehabérselasconelviejoWandalo—ledijoLukeCarter—.Eselquemandaenellugar.Éldecidequiénvaamoriryquiénno.Eselbrujoyelgranjefe.Permanecesentadobajosunopalycontemplalatierra.

Enel transcursodelosdíassucesivos,LukeCarteracompañóamipadreenunrecorridoporlaisla.

Mi madre jamás me permitía salir sola. Cuando salíamos, me tomabafuertemente de la mano y a mí me desconcertaba observar que nuestrapresenciallenabaderegocijoalosisleños,sobretodoalosniñosalosqueeranecesariopropinarunaspalmadasenlaespaldaparaevitarqueseahogaran.Aveces les sorprendíamos mirándonos desde las ventanas y, en caso de quenosotros levantáramos la vista, ellos se retiraban rápidamente como sitemieranporsusvidas.

Porlasnoches,LukeCartersolíahablarnosdelaislaydelosisleños.

—Son inteligentes —nos dijo—. Muy astutos, sin embargo, y con losdedosmuy largos.No respetan la propiedad.Hayquevigilarles.Les gustanloscoloresyelbrillo,peronosabríandistinguirentreunbrillanteyuntrozode vidrio. Si les trata bien, reaccionarán en consecuencia. Jamás olvidan uninsulto, como tampoco olvidan una buena acción. Si sabe uno ganarse suconfianza,sonmuyfieles.HevividoconellosveinteañossinquemehayanapaleadohastamoriromehayanarrojadoalcráterdelviejoGiganteRugienteamododesacrificio,porconsiguiente,mehaidobastantebien.

—Yocreoquetambiénmelassabréarreglar—dijomipadre.

—Le aceptarán… a su debido tiempo. Los desconocidos despiertan susrecelos. Por esome ha parecidomejor permanecer algún tiempo aquí. Paracuandome vaya, ya le considerarán a usted como una parte de la isla. Soncomoniños.Noplanteanmuchosproblemas.SólotienenustedesqueprocurarmostrarserespetuososconelGigante.

—Háblenos del Gigante —dijo mi madre—. Ya sé que es la montaña,

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claro.

—Bueno,estaislaperteneceaunarchipiélagovolcánico,talcomoustedessaben. Debió surgir hace millones de años, cuando se estaba formando lacortezadelaTierrayseregistrabanmuchaserupcionesinternas.AsíaparecióelviejoGigante.Eseldiosdelaisla,comocomprenderán.

Ellos creen que tiene poder sobre la vida y la muerte y que hay queaplacarle.Lerindenhomenaje.Conchas, floresyplumasadornanlas laderasdelmonte y, cuando éste empieza a rugir, ellos se preocupanmucho.Es unviejodiabloestemonte.Unavezhubounaauténticaerupción.Debióocurrirhace unos trescientos años y la isla quedó casi totalmente destruida. Ahorarugedevezencuandoyarrojaalgunostrozosderocasylava…parahacerlesunaadvertencia.

—Meparecequehubiéramos tenidoqueelegirotra isla—dijomimadre—.NomegustaelruidodeesteGiganteRugiente.

—Esmuyseguro.Recuerdequehacetrescientosañosquenoestá loquepodría llamarse activo. En realidad, los pequeños rugidos son como unaválvuladeseguridad.Yahizosuerupción.Dentrodeotroscienaños,sehabráapagadoporcompleto.

NospresentóaCougabaquelehabíaservidomuybienyestabadispuestaahacerlomismopornosotros.Esperabaconvencernosdequenosquedáramoscon ella porque ahora le iba a resultar difícil abandonar la casa grande einstalarseenunadelaschozasdelosnativos.Habíaestadoasuserviciocasidurante losveinteañosdesupermanenciaen la isla.Teníaunahija llamadaCougabel,alaquedeberíamosacogerconsumadreenlacasa.

—Lesserviránbien—nosdijoLukeCarter—.Yseráncomounaespeciedemensajerasentreustedesylosnativos.

Mi madre afirmó inmediatamente que tendría mucho gusto en quedarseconlasdos,puestoquehabíaestadomuypreocupadapensandoencómoibaaconseguirlaservidumbreadecuada.

PasaronlasprimerassemanasdenuestraestanciaenlaisladeVulcanoy,cuando Luke Carter se disponía a marcharse, ya nos encontrábamosperfectamenteinstalados.

Mipadreyahabíacausadounaprofunda impresión.Eraunhombremuyalto,unmetronoventaconcalcetines,ylosisleñoserandebajaestatura.Ellolediounaventajainmediata.Estabadespuéssupersonalidad.Eraunhombrenacidoparadominaryesoesloquesedispusoahacer.LukeCarterleshabíaexplicadoaalgunosdelosisleñosquemipadreeraungranmédicoquehabíaacudidoallíparacontribuiracuraralagente.Teníaunasmedicinasespeciales

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yélcreíaqueibaahacermuchobienenlaisla.

Losisleñossedecepcionaron.YateníanaWandalo.¿Paraquénecesitabana otro médico? Lo que ellos querían realmente, era alguien que siguieracomercializando los productos del coco y que devolviera a la isla laprosperidaddeantaño.

Parecíaunalástimanoexplotarlosrecursosnaturales.LaisladeVulcanoera lamayordelarchipiélagoyera todoloqueunose imaginaquedebeseruna isla de los mares del Sur: sol ardiente, abundantes lluvias, ondulantespalmerasyplayas arenosas.Mipadrehabíadichoquedeseababautizar a laislaconelnombredeisladelaPalmacuandolahabíavistoporvezprimera,pero la islaya se llamabadeVulcano, locual, eraunnombreanálogamenteidóneo,teniendoencuentalapresenciadelGigante.

***

Eraunaislapreciosa,deunosochentakilómetrospordieciocho,frondosa,lujuriante,dominadaporlagranmontaña.Lamontañaimpresionabamuchoeinfundía pavor y lo más curioso era que, cuando uno se encontraba en suproximidad,enlaislanoeraposiblealejarsedemasiadodeella,parecíaposeeraquellasrarascualidadesquelosnativosleatribuían.Losvalleseranfértiles,pero,siunolevantabalamirada,podíaverlasdevastacionescausadasporelGiganteenlapartesuperiordelasladerassobrelasquesehabíaderramadosucólera, desgarrando la tierra. En los valles, sin embargo, los árboles y losarbustoscrecíanprofusamente.Lacasuarina,elárbolde lacerayelpinodeNueva Zelanda florecían en abundancia junto al árbol del pan, el sagú, losnaranjos, las piñas, los dulces bananos y, como es natural, el inevitablecocotero.

EranecesariovigilaralGigante.Podíaenfurecerse,medecíaCougaba,querápidamente sehabía encariñado conmigo, convirtiéndose enuna especiedeniñeraycriada.Yolaapreciabaymimadresealegrabadeelloymeanimabaaquesiguierahaciéndolo.Cougabaestabaagradecidaporquenosólosehabíaquedadoellaenlacasa,sinoque,además,habíamospermitidoquesequedaratambién su hija. Quería mucho a su hija, una niña que debía teneraproximadamente mi edad aunque resultara difícil adivinarlo, tratándose deuna nativa. Su piel era considerablemente más clara que la de su madre yaquel suave tono tostado resultaba muy atractivo. Tenía unos vivos ojososcurosygustabadeadornarseconconchasycuentas,muchasdeellasteñidasderojoconsangrededragón.Cougabeleraunachiquillamuyimportante.Ylosdemás ledemostrabancierto respeto.Ellosedebíaa sunacimiento.Ellamisma me dijo que era hija de la máscara. Más tarde averigüé lo que esosignificaba.

DescubrímuchascosaspormediodeCougabel.Mellevabaconsigopara

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depositarconchasyplumasdegalloenlasladerasdelamontaña.

—Túvenirtambién—medecía—.Alomejor,Giganteenfadadocontigo.TúveniralaislayWandalonocontento.DecirHombredelaMedicinaaquí.Querer hombre para vender cuerda y cestos y aceite de coco… No quererHombredelaMedicina.

—Mipadreesmédico—contesté—.Nohavenidoaquíparatrabajarconloscocos.

—Tú llevarconchasalGigante—dijoella, asintiendocongesto juiciosocomoqueriéndomedecirqueseríaprudentequesiguierasuconsejo.

—El Gigante puede enfadarse mucho. Ruge… ruge… ruge… Arrojapiedrasardientes.Yomuyenfadado,decir.

—Esloquesellamaunvolcán—ledijeyo—.Hayotrosenelmundo.Esunacosamuynatural.

ElinglésdeCougabaydeCougabeleramejorqueeldelamayorpartedelos isleños. Llevaban mucho tiempo viviendo en la casa grande. Aun así,dejabamuchoquedesear.De todosmodos,Cougaba tenía unos gestosmuyexpresivosynosotrospodíamosentenderlamuybien.

—Avísanos —dijo—. Dice yo enfadado. Entonces nosotros llevarleconchas y flores. Cuando yo era niña como usted, señorita, arrojaron a unhombrealcráter.Eramalo.Matóasupadre.Ylearrojaron…peroalGiganteno gustar. No quería un hombremalo para el sacrificio. Quería un hombrebueno.Entonces tomaronhombresantoy loarrojaron.PeroelviejoGigantetodavíaenfadado.HayquevigilaralviejoGigante.Unavezacabarcontodalaisla.

Yo tratabadeexplicarlequeeraunfenómenoperfectamentenatural.Ellameescuchaba, asintiendocongestograve.Peroyo sabíaquenoentendíaniunapalabrade lo que le decía y que, dehaber entendido algo, tampocomehubieracreído.

Pocoapocofuiadquiriendoconocimientosacercadelaislaatravésdemispadres, de Cougaba y Cougabel y del brujoWandalo que no ponía reparoalgunocuandoibaasentarmeasuladobajoelnopal.

Era muy bajito y delgado y sólo llevaba un taparrabo.Me fascinaba lamaneraenquelesobresalíanlascostillas.Contemplarleeracomocontemplarun esqueleto. Tenía una pequeña choza redonda junto a un claro entre losárbolesyallípermanecíasentadotodoeldía,trazandolíneasenlaarenaconsuvaramágica.

Laprimeravezque levi fuepocodespuésde lapartidadeLukeCarter,cuando los temores demimadre se habían apaciguado un poco y yo podía

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salirpormicuentasiempreycuandonomealejarademasiadodelacasa.

Me quedé junto al borde del claro, contemplando aWandalo porquemefascinaba.Élmevioy, cuandoyoestabaapuntodealejarmecorriendo,mehizo señas de que me acercara. Yo me acerqué despacio, fascinada, perotemerosa.

—Siéntate,pequeña—dijo.

Yomesenté.

—Túcurioseasyatisbas—dijo.

—Esquetúmefascinas.

Nomecomprendió,peroasintióconlacabeza.

—Vienesdelmardesdemuylejos.

—Oh,sí.

Le hablé delCrabtreeCottage y le conté que habíamos venido en barcomientrasélmeescuchabaatentamente,comprendiendopartede loqueyo leestabadiciendo,segúnmepareció.

—No queríamos hombre de lamedicina…Hombre para la plantación…¿Comprendes,pequeña?

Ledijequesíyleexpliqué,talcomolehabíaexplicadoaCougaba,quemipadrenoeraunhombredenegociossinounmédico.

—No queremos hombre de la medicina —repitió él con firmeza—.Hombredelaplantación.Gentepobre.Hacerricaalagente.Nohombredelamedicina.

—Lagentetienequededicarseaaquelloquesabehacermejor—leseñalé.

Wandalotrazóunoscírculosenlaarena.

—Nohombredelamedicina—acercólavaraalcírculoquehabíatrazadoy agitó la arena—. No bueno que haya venido… Hombre de la medicinamarchar…Venirhombredelaplantación.

Resultaba muy inquietante y difícil de comprender, pero había algosiniestroenlasaccionesypalabrasdeWandalo.

Cougabelyyojugábamosjuntas.Erabuenotenerunacompañera.AsistíaalasleccionesquemimadremedabayCougabasellenabadealegríaalverasuhijitasentadaamilado,sosteniendounlápizytrazandosignossobreunapizarra.Eraunachiquillamuyinteligenteydistintaatodaslasdemásdelaislaconsupielcolorchocolateclaro.Casitodoslosisleñoseranmuymorenosymuchosdeellosnegros.Muyprontoempezamosairjuntasatodaspartes;ella

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sabíapordóndeandabayquéfrutossepodíancomersinpeligro;eraunaniñafelizyyomealegrabadesucompañía.Meenseñócómocortarnuestrosdedosconconchasymezclarnuestrasangre.

—Ahorabuenashermanas—medijo.

Yointuíaquemispadresnoerantanfelicescomohabíanpensado.Primeroestaban las visitas de los barcos y, pocos días antes de su llegada, yo mepercatabadesuinquietud.Cuandoelbarcozarpabadenuevo,volvíamosaserinmensamentefelices.Mesentabaconellosylesoíahablar.Mesentabaenuntabureteapoyadacontralarodillademimadreyellameacariciabaelcabelloconlosdedos,talcomosolíagustarlehacer.

Yosabíaquemipadresehabíatrasladadoalaislaparaestudiarlamalaria,la fiebre intermitente, las fiebres de los pantanos y de la jungla. Queríacomprobar si era capaz de desterrar aquellas enfermedades de la isla. A sudebidotiempo,teníaprevistoconstruirunhospital.

—Quiero salvar vidas, Anabel —dijo en cierta ocasión—. Quierocompensar…

—Has salvadomuchas vidas, Joel—dijo ella rápidamente—.Y salvarásmuchasmás.Nodebescavilar.Teníaqueocurrir.

Yoquería hacer algo.Quería demostrarlesmi amorymi agradecimientoporelhechodehabermesacadodelCrabtreeCottage.

En cierto modo, yo había contribuido en parte a configurar el futuro y,mirando hacia atrás, me preguntaba qué hubiera ocurrido si yo no hubieradescubierto, a través de mi amistad con aquellas personas, lo que estabaocurriendorealmente.

***

Debíamos llevar unos seismeses en la isla cuando elGigante empezó arugir.

Unadelasmujeresoyóelrugidocuandosedirigíaadepositaruntributoalos pies de la ladera. Había sido un rugido de enojo. El Gigante no estabacontento.Elrumorempezóaextenderse.YopudevereltemorreflejadoenlosojosdeCougaba.

—ElviejoGiganterugiendo—medijo—.ElviejoGigantenocontento.

Acudí a ver a Wandalo. Le encontré sentado con su vara, trazandorápidamenteunoscírculosenlaarena.

—Vete —me dijo—. No hay tiempo. Gigante ruge. Gigante enfadado.Hombrede lamedicinanoqueridoaquí,diceGigante.Quererhombrede laplantación.

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Mealejécorriendo.

Cougabaestabapreparandoelpescadoqueibaaguisar.

—Pequeña señorita… —dijo, sacudiendo la cabeza— viene grandesgracia.Giganterugir.DanzadelaMáscaravenirpronto.

PocoapocoaverigüéloquesignificabalaDanzadelaMáscara…enparteatravésdeCougaba,algomásatravésdeCougabel,yenparteatravésdeloscomentariosdemispadresacercadeloquehabíandescubierto.

DurantecientosdeañossehabíancelebradoenVulcanoaquellasdanzasdelaMáscara.LacostumbresepracticabaenlaisladeVulcanoynoseconocíaenotrolugardelmundo;yladanzaseefectuabacuandolosrugidosadquiríanuntonosiniestroylasconchasyfloresyanoparecíanaplacaralGigante.

El Santo —que ahora era Wandalo— tomaba su vara mágica y hacíasignos.Eldiosde lamontaña le indicaríacuándodeberíacelebrarse lafiestade laMáscara.Siempresehacíaen la fasede lunanuevaporqueelGigantequeríaquelosritossecelebraranenlaoscuridad.Unavezelegidalanoche,seiniciaban lospreparativosquedurabanmientras la luna ibamenguando.Lasmáscaras se podían hacer con cualquier material, pero solían serprincipalmentedearcillayteníanquecubrirporcompletoelrostrodelquelasllevara.Elcabelloseteñíaavecesderojoconeljugodeldrago.Entoncessepodía preparar la fiesta. Había cubas de kawa y de arrac, que era el jugofermentadodelapalmera.Habíapescado,tortuga,cerdoyaves,todolocualse cocía en grandes hogueras encendidas en el claro en queWandalo teníaestablecidasumorada.Lanocheestaríailuminadatansóloporlasestrellasyporlashoguerasenlasquesecocíanlosalimentos.

***

Todoslosparticipantesenladanzateníanquesermenoresdetreintaañosy teníanque ir completamente enmascaradosde talmodoquenadiepudierareconocerles.

Eneltranscursodetodalavíspera,lostamboresredoblaban,primeromuydespacio…yeltamboreoseprolongabaalolargodetodalanoche.Losquetocaban los tamboresno teníanquedormirse.Encasodeque lohicieran, elGiganteseenojaría.Alolargodetodoslosfestejos,lostamboresnodejaríandetocary,pocoapoco,losredoblesseiríanintensificandohastaalcanzaruncrescendo.Aquéllaseríalaseñaldelcomienzodeladanza.

Yo no vi laDanza de lasMáscaras hasta que fuimuchomayor y nuncaolvidaré las evoluciones y contorsiones de aquellos cuerpos morenos ybrillantes a causa del aceite de coco con que se habían untado. Losmovimientoseróticosteníanelpropósitodeexcitaralosparticipanteshastael

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frenesí. Se trataba de un tributo al dios de la fertilidad que era su dios, elGigantedelaMontaña.

Amedidaqueproseguía ladanza, lasparejas ibandesapareciendodedosendosenelbosque.Algunossehundíanenlugaresenlosqueyanopodíanadentrarsemás.Yaquellanochecadaunadelasjóvenesyacíaconunamanteynielhombrenilamujersabiaconquiénhabíacohabitadoaquellanoche.

Eramuyfácildescubrirquiénhabíaconcebidoaquellanochepuestoqueelactosexualentretodosloshombresymujereshabíaestadoprohibidodurantetodaunaluna.ElmotivodelaimportanciadeCougabelestribabaenelhechodehabersidoconcebidadurantelaNochedelasMáscaras.

SecreíaqueelGiganteRugientehabíaentradoenelhombremásdignoyhabíaelegidoalamujerquealumbraríaasuhijo;porconsiguiente,cualquiermujer que tuviera un hijo de nueve meses después de la Noche de lasMáscaras se consideraba bendita por el Gigante Rugiente. El Gigante nosiempresemostrabapródigoconsusfavores.Sinoseconcebíaningúnhijo,ello significaba que el Gigante estaba enojado. A menudo no nacía niñoalgunoconcebidoaquellanoche.Algunasdelasmuchachasseasustabanyeltemorlashacíaestérilesporque,talcomomeexplicóCougabamásadelante,elGigantenoqueríaconcedersusfavoresaunacobarde.Encasodequenonacieraalgúnniñoconcebidoaquellanoche,eranecesariohacerunsacrificiomuyespecial.

Cougabarecordabalavezenqueunhombrehabíatrepadohastaelmismobordedelcráter.Elhombrequeríaarrojaralgunasconchasasuinterior,peroelGigantehabíaextendidolamanoylehabíaatrapado.Jamásvolvieronaveraaquelhombre.

Nunca olvidaré la primera Fiesta de las Máscaras después de nuestrallegada.Todoelmundosecomportabadeunamaneramuyextraña.Lagenteapartaba la mirada cuando nos acercábamos. Cougaba estaba preocupada.Sacudíalacabezasincesarydecía.

—Giganteenfadado.Gigantemuyenfadado.

Cougabelsemostróunpocomásexplícita.

—Gigante enfadado contigo—dijo con una expresión de temor en susbrillantesojos.Despuésmeestrechóensusbrazos—.Noquererquetúmorir—añadió.

Meolvidédeellodemomento,perounanochemedespertérecordándoloypensé en las historias que me habían contado acerca de los hombres quehabíansidoarrojadosalinteriordelcráterparaaplacaralGigante.AtravésdeCougabelmepercatédelpeligroquecorríamos.

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—Giganteenfadado—meexplicóCougabel—.Máscaravenir.ÉlenseñaráenlaNochedelaMáscara.

—¿Quieresdecirqueosdiráporquéestáenfadado?

—Está enfadado porque no querer hombre de la medicina. Wandalo eshombredelamedicina.Nohombreblanco.

Selodijeamispadres.

Mi padre contestó que eran un hato de salvajes. Tendrían que estarleagradecidos. Precisamente aquel mismo día se había enterado de que unamujerhabíamuertoacausadelasfiebres.

—Sihubieraacudidoamíenlugardeacudiraaquelviejolocodelbrujotalvezhoyestuvieraviva—dijo.

—Creoquetendríasqueabrirlaplantación—terciómimadre—.Esoesloqueellosquieren.

—Quelohaganellos.Yonadasédecocos.

Empezaronaescucharselostamboresdebambúyelredobleseprolongódurantetodoeldía.

—Nomegusta—dijomimadre—.Susonidosemeantojasiniestro.

Cougabaandabaporlacasasinquerermirarnos.Cougabelmerodeóconsusbrazosyrompióensollozos.Yocomprendíquenosestabanavisando.

Seoíanlostambores;podíamosver la luzdelashoguerasyelolordelacarne de cerdo. Mis padres se pasaron toda la noche sentados junto a laventana.Mipadresosteníaunarmaentrelasrodillas.Yomequedéconellos.Me adormecí y soñé con las aterradoras máscaras; después me desperté ycomprobéquesehabíahechoelsilencioporquelostamboreshabíancesadoderedoblar.

Elsilenciopersistióhastalamañanasiguiente.

Más tarde, durante el día, ocurrió una cosa muy extraña. Una mujer sepresentómuyangustiadaenlacasa.MelahabíanseñaladocomolamujerquehabíaconcebidoenlaúltimaNochedelasMáscaras.Elsuyoeraportantounniñoespecial.

El niño estaba enfermo. Wandalo había dicho que moriría porque elGigante estaba enojado. Como último recurso, la madre había decididollevarleelniñoalhombreblancodelamedicina.

Mipadrellevóelniñoalinteriordelacasa.Selepreparóunahabitación.Mipadreacostóalniñoyledijoalamadrequesequedaraconél.

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Lanoticiadeloquehabíaocurridoseextendiómuyprontoylosisleñossecongregaronalrededordelacasa.

Mi padre estaba muy nervioso. Dijo que el niño padecía fiebre de lospantanosyque,siyanoerademasiadotarde,podríasalvarle.

Todossabíamosquenuestrodestinodependíadelavidadelniño.Encasode que éstemuriera, era probable que nosmataran… o, en elmejor de loscasos,quenosexpulsarandelaisla.Noqueríanaunhombredelamedicina.Queríanquesevolvieraaponerenmarchalaplantación.

Mipadreledijoalborozadoamimadre:

—Está respondiendo al tratamiento. Tal vez le pueda salvar. Si lo hago,Anabel,pondréenmarchalasplantaciones.Sí,loharé.Nadaséacercadeestacuestión,peroaprenderé.

Aquella nochenonos acostamos.Mirédesdemiventanayvi a la gentesentada allí. Llevaban antorchas encendidas. Cougaba dijo que, si el niñomoría,prenderíanfuegoalacasa.

Mipadrehabíacorridounterribleriesgoalacogeralniñoenlacasa.Peroéleraunhombrecapazdecorrerriesgos.Mimadretambiéneracapazdeello.Yyotambién,talcomodescubrímásadelante.

Por la mañana la fiebre había disminuido. A lo largo de todo el día, elestadodelniñofuemejorandoy,altérminodelajornada,resultóevidentequeestabaasalvo.

Sumadre se arrodilló y besó los pies demi padre.Él la hizo levantar yllevarse al niño. Después le dio unos medicamentos que ella aceptóagradecida.

Jamásolvidaréaquelmomento.Ellasaliódelacasaconelniñoenbrazosynohubonecesidaddequealguienlepreguntaracuálhabíasidoelresultado.Surostrolodecíacontodaclaridad.

La gente se arremolinó a su alrededor. Todos tocaron al niño con gestoasombradoydespuéssevolvieronamiraramipadre.

Éllevantólamanoylesdirigiólapalabra.

—Elniñosepondrábieny fuerte.Esposiblequepuedacuraraotrosdeentre vosotros.Quiero que acudáis amí cuando estéis enfermos.Es posibleque os pueda curar. Es posible que no.Todo dependerá de lo enfermos queestéis.Quieroayudarosatodos.Quieroalejarlafiebre.Voyaponerdenuevoenmarcha las plantaciones.Tendréis que trabajar duro porque tengomuchoqueaprender.

Se hizo un profundo silencio. Después los nativos se situaron los unos

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frentealosotrosyjuntaronlasnarices,locualcreoquedebíaserunaformadefelicitarse.Mipadreentródenuevoenlacasa.

—Ypensarquetodosehadebidoacincogranosdecalomel,otrostantosdeun compuesto de coloquíntida y de polvode escamoneay unas gotas dequinina—dijo.

NoseconcibióniñoalgunoaquellaNochedelasMáscaras.Eraunsigno,dijeronlosisleños.ElGiganteleshabíaconsideradoindignos.Habíaenviadoa su amigo, el hombre blanco de lamedicina, y ellos no le habían honradodebidamente.

El hombre blanco había salvado al hijo del Gigante y, porque estabacontento y porque ellos habían interpretado la Danza de las Máscaras, elGigante le había pedido a su amigo que pusiera de nuevo en marcha lasplantaciones.

***

LaislaprosperaríamientrassiguierarindiendohomenajealGigante.

Ahorami padre dominaba la isla. Le llamabanDaddajo ymimadre eraMamabel.Yoeraconocidacomolapequeñaseñoritaolapequeñablanca.Noshabíanaceptado.

Cumpliendosupalabra,mipadresedispusoaponerdenuevoenmarchaelnegociode la islay,graciasa su inmensaenergía, loconsiguiómuypronto.Los isleñosestaban locosde felicidad.Daddajoera sindudael emisariodelGiganteRugienteylesibaahacernuevamentericos.

Mi padre puso enmarcha inmediatamente un semillero de cocos. Habíaencontradoen lacasaalgunos librosacercadel temaquehabíadejadoLukeCarteryqueleproporcionaronlanecesariainformación.Eligióunaparceladetierra y colocó en ella cuatrocientos cocos maduros. Los isleños secongregaron a su alrededor muy emocionados, diciéndole lo que tenía quehacer, pero él actuaba según las indicaciones del libro y, al verlo, ellos sellenaron de respeto porque estaba haciendo exactamente lo queLukeCarterhabíahecho.Loscocossecubrierondespuésconunacapadetrescentímetrosdearena,algasybarroblando.

Mipadreencargóadoshombresquelosregarandiariamente.Porningúnmotivodeberíandejardehacerlo,dijoél,mirandohacialamontaña.

—No,no,Daddajo—gritaronellos—.No…no…nosotrosnoolvidar.

—Serámejorquenoloolvidéis.

Mi padre nunca semostraba reacio a utilizar lamontaña como amenazacuandodeseabaquesehicieraalgoyelsistemaledabaunadmirableresultado

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ahoraquelosisleñossehabíanconvencidodequeeraelamigoyelsiervodelGigante.

Loscocossecolocaronenlaparcelaenabrilymipadredijoquetendríanque trasplantarse antes de la llegada de las lluvias de septiembre. Todosobservaronelprocesopresididopormipadre,conversandomientraslohacían,asintiendoconlacabezayrestregandosusnarices.Estabanmuycontentos.

Las plantas se colocaron en unos hoyos de unos sesenta a noventacentímetrosdeprofundidad,separadasentreunosseismetros,ysusraícessedepositaron en un lecho de barro blando y algas marinas. Los regadorestendríanqueseguirrealizandosutareaunosdosotresaños,señalómipadre,ylos nuevos árboles deberían protegerse de los rigores del ardiente sol. Losnativos trenzaron unas hojas de palmera que utilizaron para proteger a losjóvenesárboles.Losárbolestardaríanunoscincooseisañosendarfruto,peroentretantosepodríanhacerprogresosconlosárbolesmadurosqueabundabanenlaisla.

El vivero era una fuente de alegría. Se consideraba la señal de que laprosperidadibaavolveralaisla.ElGiganteRugientenoestabaenojadoconellos.Lejosdecastigarlesconsucólera,leshabíaenviadoaDaddajoconelfindequeocuparael lugardeLukeCarterqueyasehabíahechoviejoynosecuidabade lascosas, razónpor lacual todoelmundohabíaabandonadosustareasy,comoconsecuenciadeello,laislahabíadejadodeobtenerbeneficios.

Mipadreseentregóconentusiasmoalproyecto.Ellosleaceptabanahoracomo médico, pero él necesitaba otra válvula de escape para su tremendaenergía y aquel trabajo se la proporcionaba. Comprendo ahora que tanto élcomomimadreestabannerviosos.AmenudosuspensamientossedirigíanaInglaterra.Estabanlejosdelmundocivilizadoysóloestablecíancontactoconél cuando venía el barco cada dos meses. Al principio, habían buscado unrefugio, un lugar en el que ocultarse y poder estar juntos. Lo habíanencontrado y, tras haber alcanzado cierta seguridad, echaban demenos todoaquello.Erahumanoqueasífuera.

Por consiguiente, el proyecto de los cocos significómucho para ellos yabsorbiótodasuatención.Reinabaunanuevaatmósferaenlaisla.MuyprontosepodríanenviarproductosaSídney.Unagentevinoaver amipadreparaorganizar la venta de los productos. En la isla se utilizaban las conchas decauri en calidad de moneda. Mi padre pagaba a los nativos con conchas.Resultaba sorprendenteobservar lo satisfechosqueestaban los isleñosahoraque tenían algo que hacer. En lugar de haber un par de mujeres sentadas,trenzandoperezosamenteuncestobajounárbol,talcomolashabíamosvistonosotrosalllegar,ahorahabíagruposdemujeressentadasenunasplataformasabiertas por los lados, pero protegidas del sol por un techadodebardas; las

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plataformas las había mandado construir mi padre y en ellas las mujerestrenzabancestos,abanicos,cuerdasycepilloscon la fibraexterna.Mipadrehabía convertido además algunas chozas redondas en una fábrica para laproduccióndeaceitedecoco.

Lavidahabíacambiadodesdequenosotroshabíamos llegado.AhoraeracomoenlaépocaenqueLukeCartereraunhombrejovenyenérgico.

Mipadrenombróunos supervisores encargadosdecontrolar lasdistintasactividades y los supervisores estaban orgullosísimos. Resultaba divertidoverlespavonearseytodosloshombresaspirabanaconvertirseensupervisores.

Porlamañanamipadrededicabaunahoraaatenderencasaalosenfermosynohabíadudadequelasaluddelosisleñoshabíamejoradodesdenuestrallegada.La gente lo sabía, ymi padre era considerado con respeto y temor.Creoquemimadreeraapreciada;yyoeraobjetodecariño.

HabíamossidobienacogidosenlaisladeVulcano.

Endosañosmipadreseerigióenseñordelaislaymimadremedijomástardeque,amedidaquetranscurríaeltiempo,sefueronpercatandodequenoeraprobablequellegaraalguienenbarcoparallevárseloyconducirloanteuntribunalporasesinato.Entonceslallegadadelbarcoseempezóaaguardarconansiedad porque éste nos traía libros, ropa, comida especial, vinos ymedicamentos.

Eraemocionantedespertaryverelgranbarcoancladoaescasadistanciadelaisla.Porlamañanatempranolascanoassehacíanalamaryregresabancargadas con los artículosquemipadrehabíapedido. ¡Québonitas eran lascanoas… ligeras, finas y ahusadas! Algunas medían unos seis metros deeslora,otrasllegabanamedirdieciocho.Susproasypopaseranaltas,estabanhermosamenteesculpidasyeranelorgullodesuspropietarios.Cougabelmedijoquelasproasy laspopasprotegíana losocupantesde lascanoasdelasflechasque los enemigospudieran arrojarles, porque enotros tiemposhabíahabidonumerosaspeleasentreellos.

Yodijeque lascanoasparecíanunas lunascrecientesdiseminadasporelmar cuando se encontraban a cosa de una milla de tierra. Brillaban al solporque sus proas y popas se hallaban adornadas a menudo con nácar. Measombrabalarapidezconlacualaquellosestrechosypuntiagudosremosleshacíansurcarlasaguas.

Portanto,parecíaqueyanoshabíamosacostumbradoalavidadelaisladeVulcano.

Yo estaba creciendo. Los años pasaban tan rápidamente que perdía lacuenta.Mimadremedaba leccionese insistíaenhacerlodiariamente.Pedía

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constantementelibrosdeSídney,ysupongoquemeestabaeducandocomoacasi todas las niñas de mi edad pertenecientes a cierta clase social cuyaeducaciónestabaacargodeinstitutrices.

Cougabel seguía compartiendo mis lecciones. Estaba creciendofísicamenteconmás rapidezqueyoporque lasniñasde la islamadurabanaloscatorceañosymuchasdeellasyaeranmadresaestaedad.

A Cougabel le encantaban mis vestidos y gustaba de probárselos. Mimadreyyovestíamosunasbatassueltas…unamodainventadapormimadre.Las prendas convencionales hubieran sido imposibles con aquel calor.Llevábamos unos grandes sombreros de fibra trenzada que mi madreablandadaconsiderablemente,sumergiéndolosenaceite…unmétodotambiénde su invención. Y los teñía… sobre todo de rojo con jugo de drago quenosotros llamábamossangrededragón.Perohabíaencontrado tambiénotrashierbasyfloresquecrecíanenlaislaydelasquetambiénhabíaconseguidoobtener tintes.Cougabelquería lucirbatasy sombrerosdecolores como losqueyo llevara,yellayyo íbamosvestidas igual.Aveces,sinembargo,ellaregresabaasuatuendonativoynolucíamásqueuncinturóndeflecoshechocon conchas y plumas que le llegaban hasta medio muslo, dejando aldescubiertolapartesuperiordesucuerpo.Alrededordelcuellollevabasartasde conchasy adornosdemadera.Entonces se la veía distintayparecíaotrapersona.Cuandosesentabaconmigoconsubatayasistíaalaslecciones,yopodíaolvidarquenopertenecíamosalamismaraza.Aparteelcolordesutez,hubiéramospodidoserdosniñasenunacasadecampo.

Suponía,sinembargo,queCougabelnoqueríaqueyoolvidaraqueeraunaisleñay,porsifuerapoco,unaisleñaespecial.

Una vez nos fuimos andando hasta el pie delmonte ellame dijo que elGiganteRugienteerasupadre.Yonoacertabaacomprendercómoeraposiblequeunamontañafueraunpadreymereí,burlándomedeella.Ellaseenojó.Aveces, podía enojarse muchísimo. Su humor cambió bruscamente y, enaquellosmomentos,susgrandesojososcurosseencendierondefuria.

—Élesmipadre—gritó—.Loes…loes…soyunahijadelaMáscara.

AmísiempremegustabaquemehablarandelaMáscarayellaañadió:

—Mimadre bailó en laDanza de laMáscara y elGigante vino a ella atravésdeunhombre…desconocido…talcomohacelaNochedelaMáscara.Élme introdujo en ella y yo fui creciendo hasta convertirme en una niña apuntodenacer.

—Esonoesmásqueuncuento.

Aúnnohabíaaprendidoporaquelentoncescuándoesprudenteguardarse

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laspropiasopiniones.

Ellasevolvióamirarmeymedijoenfurecida:

—Túnosabes.Túpequeña.Túblanca…TúhacesenfadaraGigante.

—MipadreestáenmuybuenasrelacionesconelGigante—dijeen tonolevementeburlónporquehabíaoídoamispadresbromearacercadelGigante.

—GiganteenviaraDaddajo.Enviaratiparaaprenderme…

—Paraenseñarte—dijeyo,corrigiéndola.

MeencantabacorregiraCougabel.

—Tehaenviadoparaaprenderme—insistióendecirella,contrayendolosojos—.CuandoseamayoryhayaunaMáscara,saldréadanzaryvolveréconelniñodelGigantedentrodemí.

Lamiréasombrada.«Si—pensé—,estamoscreciendo.Cougabelserámuyprontolosuficientementemayorcomoparatenerunniño».

Empecé a reflexionar. El tiempo estaba pasando y nosotros estábamosperdiendosunoción.

Yoteníatreceaños.Llevabaseisenlaisla.Duranteaqueltiempo,mipadrehabía creado una floreciente industria y, a pesar de que muchas personasseguían muriendo como consecuencia de distintas fiebres, el índice demortalidadsehabíareducidoconsiderablemente.

Mi padre estaba escribiendo un libro sobre las enfermedades tropicales.Teníaprevistoconstruirunhospital. Ibaa invertir enaquelproyecto todo loquetenía.Todossussueñosyesperanzasgirabanentornodeaquelhospital.

Mepercatédequemimadreseproponíaalgo.Unatarde,cuandoyahabíacedidoelintensocalordeldía,ambasnosencontrábamossentadasalasombradeunapalmera,contemplando losmovimientosde lospecesvoladoresa rasdelagua.

—Estás creciendo, Suewellyn —me dijo—. ¿Has pensado que no hassalidodeestaisladesdequellegamos?

—Túymipadretampoco.

—Nosotrostenemosquequedarnos…perohemosestadohablandomuchoacercadeti.Estamospreocupadosporti,Suewellyn.

—¿Preocupadospormí?

—Sí,portueducaciónyportufuturo.

—Estamosjuntos.Esloquequeríamos.

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—Esposiblequetupadreyyonosiempreestemosaquí.

—¿Quéquieresdecir?

—Teestoysimplementeexponiendounaverdaddelavida.Todotermina,¿sabes?Suewellyn,tienesqueirteaunaescuela.

—¡Escuela!¡Perosinohayunaescuela!

—LahayenSídney.

—¡Cómo!¿Abandonarlaisla?

—Lo podríamos arreglar: Vendrías a pasar las vacaciones con nosotros.Navidad… y el verano. El barco sólo tarda una semana desde Sídney. Unasemanaparair…unasemanapararegresar.Tienesquerecibirunainstrucciónsuperioralaqueyotepuedadar.

—Esalgoquejamássemehabíaocurrido.

—Tienesqueprepararteenciertomodoparaelfuturo.

—Nopodríadejaros.

—Sóloseríadurantealgúntiempo.Lapróximavezquevengaelbarco,túyyonosiremosaSídney.Echaremosunvistazoalasescuelasydecidiremosloquehayquehacer.

Me quedé asombrada y, en un primer tiempo, me negué a tomar enconsideraciónlaidea,pero,alcabodeunrato,mispadreshablaronconmigoyse despertó mi afición latente a la aventura. Mi educación había sido muyextraña.Duranteunosseisaños,habíavividoenelCrabtreeCottageenelquehabíasidoeducadasegúnlasmásrígidasnormas.Despuésmehabíanllevadodeallíyconducidoaunaislaprimitiva.Imaginabaqueelmundoexteriormeibaaresultarmuyextraño.

Eneltranscursodelassemanassiguientesmedebatíentreunamezcladesentimientos contradictorios. No sabía si lamentaba esta decisión o si mealegrabadeella.Perocomprendíasuconveniencia.

Cuando le dije aCougabel queme iba a la escuela su reacción fuemuyviolenta. Me miró con sus grandes ojos brillantes y me pareció que suexpresióneradeodio.

—Yovengo,yovengo—repetíasincesar.

Tratédeexplicarlequenopodíavenir.Teníaqueirmesola.Mispadresmeenviabanporquelaspersonascomoyoteníanqueeducarseylamayorpartedenosotrosíbamosaunaescuelapararecibireducación.

Ella no me escuchaba. Cougabel tenía por costumbre cerrar la mente a

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cualquiercosaquenoquisieraescuchar.

Una semana antes de que llegara el barco,mimadre y yo ya habíamoshechotodoslospreparativosparalapartida.Eraagosto.Yotendríaqueiralaescuela en septiembre y en diciembre regresaría a la isla. No iba a ser unaseparaciónmuylarga,seguíadiciendomimadre.

UnamañanaechamosenfaltaaCougabel.Nohabíadormidoensucama.Ocupabaunapequeñacamaenunahabitacióncontiguaalamíaporquehabíaexpresado el deseo de dormir en una cama al ver las nuestras. En realidad,queríatodoloqueyoteníayyoteníalacertezadeque,si lehubierandichoqueteníaqueiralaescuelaconmigo,sehubierasentidomuyfeliz.

Cougabaestabamuyangustiada.

—¿Dónde ir?Llevarse losadornos.Mire labata.Ella irseconconchasyplumas.¿Dóndeir?

Dabalástimaoírla.

Mipadretratódetranquilizarla,diciéndolequeteníaqueestarenlaisla,ano ser que hubiera tomado una canoa y se hubiera trasladado a otra isla.Pareciómáslógicobuscarlaenlaisla.

—Ella ir al Gigante —decía Cougaba—. Ella ir a pedir que pequeñaseñorita no se vaya. Oh, es malo… es malo llevarse a pequeña señorita.Pequeña señorita ser de aquí… pequeña señorita no ir —Cougaba sebalanceabahaciaadelanteyhaciaatráscantando—:Pequeñaseñoritanoir.

Mipadredijo en tono impaciente queno le cabía lamenor dudadequeCougabelregresaría,ahoraquelehabíadadounbuensustoasumadre.Peropasóeldíayellanoregresó.Yoestabaenojadaydolidaconellaporquehabíaacortadoladuracióndeltiempoenquepodríamosestarjuntas.

Alpasarelsegundodía,todosempezamosainquietarnosymipadreenvióalamontañaaunosgruposdehombresensubusca.

Cougaba estaba temblando de terror y mi madre y yo tratamos detranquilizarla.

—Yoasustada—decía—.Yomuyasustada,Mamabel.

—Yalaencontraremos—ledijomimadre,calmándola.

—SelodijeaamoLuke—selamentóCougaba—.Ledije:«Nodormirencamagrandedelamodurantetodounmes.LaDanzadelasMáscarasseráenlunanueva».YamoLukereírseydecir:«Noparamíyparati.Hazloqueyodigo, Cougaba». Le hablo del Gigante Rugiente y él reír y reír. Despuésduermoenlacama.DespuéslaNochedelaMáscaramequedoenlacamay…tengo un hijo. Todos decir: «Ah, este hijo del Gigante, Cougaba mujer

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respetada.Giganteveniraella».PeronoeraelGigante…EraelamoLukeysilosupieran…mematan.YentoncesamoLukedecir:«QuepiensenqueelGigante ser padre del niño». Y él reír y reír. Cougabel no ser hija de laMáscara.Yahorayoasustada.CreoqueGiganteestarmuyenfadadoconmigo.

—Nodebes tenermiedo—le dijomimadre—.ElGigante comprenderáquenotuvistelaculpa.

—Él se la ha llevado. Sé que la ha llevado. Sacar la mano y arrojarlaabajo…arrojarlaalaspiedrasardientesdondequemarparasiempre.EldecirCougabamala.Túdecirtuhijamía.Ahorasermía.

NadapodíamoshacerparaconsolaraCougaba.Ellagemíasincesar.

—Aquelviejodiabloestabajuntoamicodo,tentándome.

Hesidomala.Hepecado.DijelagranmentirayelGiganteestáenfadado.

MimadreleadvirtiódequenolodijerayellofueunalivioparalapobreCougaba,algoqueestabamuydispuestaahacer.Yohabíavistoalosnativoscomportarse con benevolencia desde que habían aceptado a mi padre encalidad de emisario del gran Gigante, pero me preguntaba cómo secomportaríanencasodequesevolvierancontranosotros.YloqueCougabahabíahechoseríasindudaasusojosunpecadoimperdonable.

Aquella noche encontraron a Cougabel. Mi padre la descubrió en lamontaña.Sehabíarotounapiernaynopodíaandar.

La llevó a la casa y le entablilló la pierna.Después la hizo tender en lacamayledijoquenosemoviera.

Yome sentaba a su lado y le leía yCougaba le preparaba toda clase debebidasdestiladasdeplantasporqueeramuyhábilenestascosas.

CougabelmedijoquehabíaidoalamontañaparapedirlealGigantequeimpidieramipartidayquedespuéssehabíacaídoysehabíahechodaño.LoconsiderabaunsignodequeelGigantequeríaquemefueraydequeaellalahabíacastigadopordudardelasabiduríadesusdeseos.

Nosotrosaceptamosestaexplicación.

Cougabanovolvióacomentarelengañorelativoalnacimientodesuhija.El Gigante no podía estarmuy enojado, le dijomimadre, porque se habíalimitadosimplementearomperlelapiernaaCougabelymipadrehabíadichoque,teniendoloshuesosjóvenesyfuertes,lepodríaarreglarlapiernaynadiepodríaadivinarqueselahabíaroto.

Los días anteriores a mi partida los pasé sobre todo en compañía deCougabel y, cuando llegó el momento de irme, ella se mostró tranquila yresignada.

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Mipadrelamentabamuchoquenosfuéramos,peroyosabíaquepensabaqueeraloquehabíaquehacer.

Mi madre y yo llegamos por tanto a Sídney y mi deleite ante aquelhermoso puerto y tal vez mi entusiasmo todavía mayor ante aquella granciudad, porque estaba acostumbrada a las bellezas pintorescas, mereconciliaronconaquellanuevafasedemivida.Megustabatodalagente.Megustabanlascallesqueserpenteabansinordenniconciertoporhabersurgidode los caminos de carros de otros tiempos. Me encantaban sobre todo lasgrandescallesy,enpocosdías,conseguíorientarme.Comprabaconmimadreenunasgrandestiendascomojamáshabíavisto.Nuncahubierapensadoquehabíatantascosasparacomprar.

Tendríamos que comprar ropa para la escuela, me dijo mi madre en lahabitacióndenuestrohotel.

—Peroantes—añadió—,tenemosquebuscarlaescuela.

Mimadrehizoaveriguacionesyvisitamostresescuelasantesdedecidirnospor una. No estaba lejos del puerto y se encontraba en pleno centro de laciudad.Mimadrehablóconladirectorayleexplicóque,vivíamosenunaisladelPacíficoyquehastaentoncesellamehabíadado lecciones.Mehicieronalgunaspruebasdelasquemecomplacedecirquesalíbastanteairosa,porloque cabía afirmar quemimadre había sido una buenamaestra. Se convinoentoncesenqueyoibaaingresarenlaescuelaencalidaddeinternacuandoempezara el curso, lo cual le daría tiempo a mi madre para dejarme en laescuelaytomarelsiguientebarcopararegresaralaisladeVulcano.

¡Qué semanas aquéllas! Compramos como locas. Ya me conocía losnombresdelascallesysabíaorientarme.PudimoscomprarmiuniformeenlacalleElizabeth.Ladirectoranoshabíaindicadoadóndeir.CompramosropasyprovisionesymedicinasparaenviarlasconelbarcoqueibaazarparrumboalaisladeVulcano;y,trashaberrealizadolascompras,nosdivertimosmuchoexplorando la ciudad, contemplando los barcos que arribaban al puerto,visitandoellugarenelquehabíadesembarcadoelcapitánCook;yyomesentíde nuevo como una niña que hubiera salido de excursión con Anabel, trashabermeellarecogidoenelCrabtreeCottage.

Llegó el día demi ingreso en la escuelay tuvimosquedespedirnos.Mesentía desesperadamente triste y echabamucho demenos amis padres y laisla.

Pero, amedida que transcurrían las semanas,me fui acostumbrando.Mipeculiaridadconstituíaunaatracción.Lasniñassepasabanhorasescuchandolas historias que yo les contaba de la isla. Yo era una curiosidad y, siendointeligenteycapazdevalermepormímisma,empecéadisfrutardelaescuela.

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En Navidad, cuando regresé a la isla, había cambiado. Todo habíacambiado.Cougabelestabamejorysupiernanomostrabalamenorseñaldehaberseroto.¡Otrotriunfoparamipadre!

Peroyanoresultabaunacompañeraadecuadaparamí.Noeramásqueunaisleñayyoyahabíasalidoalanchomundo.

Ahora yo hacía muchas preguntas. ¿Qué estábamos haciendo allí? Mimadrehabíahabladoconmigoyhabíahechoalusionesalpasado,perosiemprehabía conseguido soslayar las preguntas embarazosas. Ahora ya no podíaseguir haciéndolo. Quería saber por qué teníamos que transcurrir nuestraexistencia en una isla remota, habiendo ciudades como Sídney en las quehabíatodounmundoporexplorar.

Recordéelcastilloquehabíavistoañosatrás.Siemprehabíaejercidoenmíunefectomágico.Ahorameobsesionabaydeseabaconocermuchascosas.Laescuelame había despertado demi perezosa indiferencia en relación con elpasado.Meconsumíaeldeseodeaveriguartodoloquehabíaocurrido.

Deahíquemimadredecidieraescribirlotodopararevelármelo.

Lapróximavezqueregreséparatranscurrirlasvacacionesencasa,ellameentregósurelatodeloquehabíasucedidoyloleíconavidez.Locomprendí.Nomeescandalizóaveriguarqueyoeraunabastardaymipadreunasesino.Experimentaba una gran curiosidad por saber lo que habría ocurrido tras lapartida demi padre. Pensaba enEsmondySusannah.Eran los quemásmeinteresaban. Me preguntaba si les vería alguna vez, y ardía en deseos detrasladarmeaaquelmágicocastilloparaencontrarles.

Ladanzadelasmáscaras

Mepasédosañosenlaescuelayyahabíacumplidolosdieciséiscuandosedecidió que debería dejarla para regresar a la isla. Entretanto, había hechoamistad con los Halmer. En la escuela, Laura Halmer y yo nos habíamoshechomuyamigas.Ella sehabía sentidoatraídaalprincipiohaciamí comoconsecuencia de la singularidad de mis insólitos antecedentes y habíaescuchado con avidez mis relatos de la isla. A mí me había atraído susofisticación.EllaconocíamuybienlaciudaddeSídneyylastiendaseransufelizterritoriodecaza.Sufamiliasededicabaaactividadesagrícolas,yposeíauna gran hacienda a la que siempre se refería como «la propiedad». DichapropiedadseencontrabaaunosochentakilómetrosalnortedeSídney.Laura,en su calidad de hija menor de una familia de hermanos, estaba un pocomimadayeralógicoque,durantemisegundoperíodoenlaescuela,sugiriera

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que la acompañara a su casa para pasar allí las vacaciones intermedias quesólodurabanunasemana,razónporlacualnomedabatiempoaregresaralaisla.Mealegrémuchodepoderhacerlo.

En casa de losHalmerme encontré en otromundodistinto. Fui acogidapor la familiacongrancordialidadporseramigadeLauray,enpocosdías,tuvelaimpresióndeconocerlesdesdemuchosaños.Lapropiedaderaunlugaremocionante porque en ella se desarrollaban muchas actividades. SelevantabanalamaneceryloshombresHalmersalíantempranoyregresabanalas ocho de la mañana para desayunar a base de bistec o chuletas. Habíamuchosjornaleros,dedicadosadiversastareas.Eraunapropiedadenorme.

Allí conocí por primera vez a Philip Halmer. Eramás joven de los treshermanosdeLaura.Losdosmayoreseranunoshombresaltosymorenostanparecidos que, durante los primeros días, no lograba distinguirlos.Hablabanconstantementedelasovejasporquelasovejaseranelprincipalnegociodelapropiedad;sereíanmucho;comíanmuchoymeaceptaroncomoalguiendelafamiliaporseramigadeLaura.

Con Philip era distinto. Tenía por aquel entonces unos veinte años. Eramuy listo,me dijo sumadre. Tenía el cabello de un rubio suave y los ojosazules;erasensibley,alenterarmedequeestabaestudiandoparamédico,mesentí inmediatamente atraída hacia él. Le explique que mi padre se habíatrasladado a la isla para estudiar las enfermedades tropicales y que teníaintención de construir un hospital allí. Yo me mostraba muy entusiasta enrelación con la labor demi padre yPhilip y yo hablábamosmuy amenudoacercadelaisla.Ellohizoqueseestablecieraentrenosotrosunnexoespecial.

EneltranscursodeaquellasemanadevacacionesintermediasquepaséencasadelosHalmer,aprendímuchascosasacercadelavidaenlazonadeloschaparrales.Laura,Philipyyosalíamosapasearacaballoyencendíamosunahoguera entre los chaparrales y preparábamos té en un bote de hojalata ycomíamos bollos y tortas demaíz; pocas cosasme habían sabido antes tanbien.Philipmehablabadelosárbolesydelfollajeyamímefascinabanlosaltoseucaliptoscuyasramaspodíancaertanrápidaysilenciosamentedesdesugran altura que podían empalar a un hombre, motivo por el cual se habíanganado ladenominacióndeFabricantesdeViudas.Vi los árbolesy la tierraabrasadosporlosterriblesincendiosforestalesysupedetodaslasplagasquepodíanacosaralosqueseasentabanenaquellaregión,avecesinhóspita.

Así,pues,trasaquellabrevesemanaencasadelosHalmer,seprodujootrocambioenmivida.

RegreséalaescuelaydespuésempezóaacercarseNavidad.

—TodosquierenqueregresesyquepaseslasNavidadesconnosotros—

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medijoLaura.

Peronopodía,claro;meesperabanenVulcano.Ahora,cuandoestabaenlaisla,mesentíaaisladaycoartada.Eralaprimeravezquemesentíamuypocoagustoconmifamilia.

Mimadresabíaloqueestabaocurriendo.Pasábamosmuchoratojuntas.

—Ah,Suewellyn—medijoundía—,hascambiado.Hasvistounpocoelmundo.Sabesqueelhechodepermanecerenjauladaenunaislanoeslaúnicavidaquepuedehaber.Tuverazónalenviartealaescuela.

—Anteserafeliz.

—Pero el conocimiento es siempre deseable. No podías pasarte toda lavidaenunapequeñaisla.Noquerrásquedarteaquícuandoseasmayor.

—¿Quévaisahacertúymipadre?

—Dudoquealgunavezabandonemoslaisla.

—Mepreguntoquéestaráocurriendo…allí—dijeentonomeditativo.

Ella no tuvo que preguntarme a qué lugar me refería. Sabía que estabapensandoenelcastillo.Porqueyohabíaleídoloocurridoallíy,atravésdesuspalabras,lohabíavistoclaramentetodo.

—Despuésdetantotiempo…—añadí.

—Jamásnospodríamossentirasalvosinosmarcháramosdeaquí—dijoella—.Tupadreesunhombrebueno,Suewellyn.Recuérdalosiempre.Matóasuhermanoenunarrebatoyjamáslopodráolvidar.PiensaquellevagrabadalaseñaldeCaín.

—FueunagranprovocaciónyDavidmerecíamorir.

Escierto,peromuchosdiríanqueunmalnosecorrigeconotromal.Yomesientoculpableenciertomodo.Ocurrióporcausamía.Oh,Suewellyn,quéfácilresultaversemezcladosen…elhorror.

Guardésilencioymásadelantetuveocasiónderecordaraquellaspalabras.¡Cuántarazóntenía!

—Un día —añadió ella—, tal vez regreses a Inglaterra. Podrías ir alcastillo.Nohaynadacontrati.

Despuésempezóahablarmedelcastilloymeforjéenlamenteunaimagendelmismotanclaracomocuandomelohabíamostrado.Lopudeverentoncestalcomolohabíavistoaqueldíadehacíamuchotiempo,consuscilíndricastorresalmenadasysusgrandesmurosdepiedra.

Después me habló del interior del castillo. Me describió los diversos

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métodosparaguisarelcordero,porquedeesohabíamuchoen lapropiedad.Contemplaba con asombro las grandes empanadasque entrabany salíandelhorno.Ylosdíasibanpasando.

Yohablabaconlosmozosylosaborígenesquetrabajabanenlapropiedadyme encantaba hacerlo.Me entusiasmaban los altos eucaliptos, las acaciasamarillas y las granadillas que crecían en el jardín que la señora Halmercuidabacontantoesmero.

Megustabaaquellafamilia;megustabalaamistosamaneraconlacualmehabían aceptado y su modo de recibirme casi como ignorándome, lo cualqueríadecirquemetratabancomoaalguiendelafamilia.

MealegrémuchocuandoPhilipregresóespecialmenteacasaparaverme.Solíamos recorrer juntos a caballo muchos kilómetros. Todo aquello erapropiedad de la familia, me decía, y después añadía que estaba deseandoterminarlosestudiosdemedicinaparapoderempezaratrabajarenloquelegustaba.

Me hizo muchas preguntas acerca de mi padre y yo le hablé de otrosdetallesdelhospital.Suinterésibaenaumentocadavezquehablábamos.

—Es la clase de proyecto que me atrae —dijo—. Haber abandonadoInglaterrayvenidoaquípararealizarestalaboresmaravilloso.

Yonolereveléelmotivoporelcualmipadrehabíavenido,peromesentímuyorgullosademipadreyledijeaPhilipquesehabíaganadoelrespetodelosnativostrasunaduraluchayqueinclusohabíavueltoaponerenmarchalaantiguaindustriadeloscocos.

—Mipadrecreequelagentesóloestásanacuandosededicaaalgoqueleproducesatisfacción.

—Yo estoy de acuerdo—dijo Philip—.Un día quiero ir a conocer a tupadre.

Ledijequeestabaseguradequeseríamuybienrecibido.

—Y, además—añadió—, cuando dejes la escuela, Suewellyn, vendrás apasarconnosotrosalgúntiempo,¿verdad?

Lecontestéqueprimero tendríanque invitarme.Él se inclinóhaciamíymediounsuavebesoenlamejilla.

—Noseasidiota—dijo—.Nohacefaltaqueteinvitemos.

Mesentíamuyfeliz.EstabaempezandoacomprenderquePhilipHalmersignificabamuchoparamí.

Cuando regresé a casa por Navidad, los obreros ya habían iniciado la

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construccióndelhospital.Eraunaobramuycostosaporque todoelmaterialteníaque traersedesde fuerae interveníanmuchosobreros.Mipadreestabamuyemocionado;mimadresemostrabamenoseufórica.Cuandoestábamossolasmedecía:

—Estoyunpocoinquieta.Vendrágentedefuera.Vendrágentedecasatalvez. Yo sé lo que significa guardar un esqueleto en un armario. Temo quealguien abra la puerta del armario que hemos conseguido mantenersatisfactoriamentecerradadurantetodoestetiempo.

—Yatododebeestarolvidado—laconsolé,peronoestabamuyseguradequeasífuera.

—Estoy un poco inquieta —añadió—. No puedo explicarlo. Temo estehospital.Veoenélalgosiniestro.

—Hablas como Cougaba… sólo que con un inglés distinto, pero elsentimientoeselmismo.

QueridaAnabel,¿creesquelagenteandabuscandoprodigiosypresagioscuandovivedurantemuchotiempoentrepersonassupersticiosas?

Por mi parte, me sentía un poco incómoda con Cougabel. Me habíadistanciadodeellayyanomegustabatranscurrirtantotiempoensucompañíacomoantaño.Remarenunacanoayanosemeantojabatantemerariocomoantes.Noqueríaquemecontaranhistoriasde los isleños.Mispensamientosestabanlejos,enelmundoexterior.

Ella me siguió durante algún tiempo, mirándome con sus grandes ojosllenosde reproche,yavecesmeparecíaqueenaquellosojosardíaelodio.Entonces trataba de hablar con ella, de contarle cosas de Sídney y de laescuelaylapropiedad.Ellameescuchaba,peroyomedabacuentadequesuatenciónfluctuaba.Cougabelnopodíaimaginarseotromundoquenofueraeldelaisla.

Regreséa la escuelaypasédenuevo lasvacaciones intermedias con losHalmer. Hubo una gran fiesta porque Philip había superado los exámenesfinalesyahorayateníaeltítulo.

—Suewellyn—medijoél—,voyaaceptartuinvitación.VoyairalaisladeVulcanoparavisitaratupadreyverelnuevohospital.

Yomemostréencantadaporquesabíaqueamispadreslesibaagustar.Sehabían puestomuy contentos al decirles yo que pensaba traer a casa amisamigos.

Se dispuso todo y, al llegar las próximas vacaciones, Philip y Laurameacompañaronalaisla.

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Fueron unas vacaciones maravillosas. Mis padres aceptaroninmediatamentealosHalmery,comoeslógico,resultóquemipadreyPhiliptenían muchos intereses comunes. Philip se mostró entusiasta del hospital,cuyaconstrucciónaúnnohabíafinalizado.Seguíanllegandolosmaterialesylos obreros y los isleños lo observaban todo con asombro y reverencia. Eracierto que la construcción del hospital había cambiado el rostro de la isla.AquelrelucienteyblancoedificiomodernoconstruidoalladodenuestracasahabíatransformadoaquellaisladelosmaresdelSurenunamodernacolonia.

Mi padre teníamuchos proyectos. En lamesa, al terminar de comer, sepasabamuchoratohablando.Comprendíqueseproponíaconvertir laisladeVulcano en una especie de Singapur. Stamford Raffles lo había hecho allí.¿Porquénoibaélapoderhacerloaquí?

TodosleescuchábamosprendidosenelembrujodesuelocuenciayPhilipmásquenadie.

—¿QuéeraSingapurantesdequeRafflesconvencieraalsultándeJahoredelanecesidaddecederaquellugaralaCompañíadelasIndiasOrientales?Poraquel entonces, apenashabíaalguienallí. ¿Quiénhubieracreídoposibleque se convirtiera en lo que es hoy en día? La cesión tuvo lugar apenas aprincipios de siglo. Raffles creó Singapur… introdujo la civilización enSingapur. Bueno, pues, eso es lo que voy a hacer con este grupo de islas.Vulcano será el centro. Aquí empezaremos con nuestro hospital. Voy atransformarlaenunaislasaludable.¡Notenemosmásqueunaindustria,perouna industriaextraordinariamenteproductiva!—Despuéssiguiócantando lasexcelencias del coco—: Nada se desperdicia. Todo se produce muysencillamente y sin grandes dispendios. Ya tengo en proyecto establecerplantacionesenotras islas.Quieroextender lasexplotaciones…rápidamente—su gran preocupación era, sin embargo, el hospital—. Necesitaremosmédicos —dijo—. ¿Creéis que habrá muchos que quieran venir aquí? Demomento, será difícil, pero, a medida que nos vayamos desarrollando… amedidaquehayamáscomodidades…

Yseguíahablandodeestaguisa.

NocabíadudadequetantoLauracomoPhilipHalmermostrabanungraninteréspormifamilia.

Yomealegrabamuchodequemispadreslestuvierantantoaprecio.Peroadvertíaciertainquietudenlaisla.Supongoqueelhechodehabervividotaníntimamenteconpersonasprimitivasydehabermeinstaladoentreellassiendomuy jovenme había permitido llegar a comprenderlasmejor.Yo intuía quealgo fallaba.Talvez lo advertía en susmiradas, en la furtivamanera con lacualevitabanmirarmealosojos.TalvezfueralaviejaCougabaquenohacíamás quemover la cabeza ymurmurar para sus adentros. Tal vez fueran las

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miradasquelosnativosdirigíanalgranedificioblanco,brillandoalsol.

Tuve una clara advertencia. Me encontraba tendida en la cama con lamosquitera ami alrededor cuando oí que se abría suavemente la puerta.Alprincipio, pensé que eramimadre, la cual acudía amenudo paramantenerconmigo aquellas conversaciones nocturnas que tanto le gustaban; por reglageneral,ellamirabayesperabaaqueyoledijeraqueentrara.

Durante un segundo, nadie apareció. De repente, el corazón empezó alatirmeconfuerza.Lapuertaseabriómuydespacio.

—¿Quiénes?—pregunté.

Nohuborespuesta.Entonces lavi.Habíaentradoen lahabitación.Lucíauncinturónhechodeconchasensartadascomocuentas.Lasconchaserandecolor verde, rojo y azul; tintineaban débilmente cuando ella se movía.Alrededordelcuellollevabavarioscollaresdeconchasparecidas;loscollaresle colgaban entre el valle de sus pechos; iba desnuda de cintura para arribasegúneracostumbreenlaisla.EraCougabel.

Meincorporétrabajosamente.

—¿Qué quieres, Cougabel, a esta hora de la noche? Ella se acercó a lacamaymedirigióunamiradaacusadora.

—AtiyanogustarCougabel.

—Noseastonta—ledije—.Puesclaroquemegustas.

Ellasacudiólacabeza.

—Tienesaella…amigadelaescuelaytienesaél.Si,losé.Lesquieresaellos…noamí.Yopobremedioblanca.Ellostodosblancos.

—Quétontería—dije—.Ellosmegustan,escierto,peronohecambiadoconrespectoati.Siemprehemossidoamigas.

—Túmientes.Esonobueno.

—Tendríasqueestaracostada,Cougabel—ledijeconunbostezo.

—Daddajolestienequesacardeaquí—dijoellasacudiendolacabeza—,lodiceelGigante.Daddajonotienequedarteestehombre.

—¿Dequéestáshablando?—ledije.

Peroyolosabía.Cougabel—yesoqueríadecirsumadreytodalaisla—creíaquePhiliphabíavenidoparacasarseconmigo.

—Malo,malo—añadió—.Gigantelodice.Élmelohadicho.YohijadelGigante.Voyalamontañayéldice:«Quesevayaelhombreblanco.Sinoseva,Giganteenfadado».

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Estaba celosa, claro. Yo lo comprendía. La culpa era mía. No le habíahecho caso ahora que Laura y Philip estaban allí. No hubiera tenido quehacerlo.Lahabíalastimadoyerasumaneradedecírmelo.

—Mira,Cougabel—ledije—.Éstossonnuestrosinvitados.Poresotengoque atenderles. Por eso no puedo dedicarte tanto tiempo como antes. Losiento, pero entre nosotras nada ha cambiado. Soy tu amiga y tú eres miamiga.Mezclamosnuestrasangre,¿no?Esosignificaquesomosamigasparasiempre.

—Significaqueserámalditalaquelorompa.

—Nadievaaromperlo.¿Mecrees,Cougabel?

Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas. Ella se me quedómirandosinintentarenjugárselassiquiera.Yosaltédelacamaylaabracé.

—Cougabel…pequeñaCougabel…nodebesllorar.Vamosaestarjuntas.Telovoyacontartodoacercadelagranciudaddelotroladodelmar,Somosamigas…parasiempre.

Esoparecióconsolarlay,alcabodeunrato,seretiró.

Aldíasiguiente, lescontéaLaurayaPhilipsuvisitanocturnaylesdijequedeniñashabíamosjugadojuntas.

—Tienesquedejarquesereúnaconnosotrosalgunasveces—dijoPhilip—.¿Sabemontaracaballo?

YocontestéquesíylesagradecíaLaurayPhilipquefuerantanamablesconella.Recorríamoslasplayasconunacanoa.Cougabelyyoremábamosytodosnosreíamosmucho.

—Esrealmenteunamuchachamuyhermosa—dijoPhilip—.Elhechodequetengalapielmásclarahacequesedistingadelosdemás.

Cougabelvestíaaveceslasbatasquesolíautilizarantes.Lesentabanmuybien, pero, con las plumas y las conchas, estaba realmente preciosa. Yoobservaba a menudo que sus ojos se posaban en Philip y que siempreprocurabaestarcercadeél.Sihabíaqueserviralgo,leservíaprimeroaél.APhiliplehacíangraciasusatenciones.

Peroentoncesempezaronlasdificultades.Cougabelmedijo:

—Giganteruge.Muyenfadado.Wandalopreguntarquéocurre.AlGigantenolegustaelhospital.

MipadrehabíasidoinformadodeelloporWandalo,sibiennocontantaexactitud. El Gigante había empezado a rugir unos días antes. Al ir a lamontañaparadepositarunasconchasenhonordelGigante,unamujerlehabía

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oídorugirenfurecido.Algoestabaocurriendo.Algodelaislanolegustaba.ElGiganteguardabasilenciodesdehacíamuchotiempo,mientrashabíaduradola construcción del hospital y los trabajos de la plantación habían idoprogresandosatisfactoriamente.¿Porquéhabíaempezadoarugirahora?

Alprincipio,mipadreseirritó.

—¡Después de tanto tiempo, van a poner obstáculos en mi camino!—gritó.

—Comprendensindudalasventajasdelhospitalydelaplantación—dijoPhilip.

—Desde luego,pero son fanáticamente supersticiosos.Permitenqueesteviejovolcánlesdomine.Yohetratadodeexplicarlesquehaycientosdeellosportodoelmundoyquenadatienedeextrañoqueunvolcánapagadorujaunpocodevezencuando,talcomoellosdicen,mientrassecalma.Nohahabidounaerupciónimportantedesdehacetrescientosaños.Ojalápudierahacérselocomprender.

Philip yame había oído hablar de laDanza de lasMáscaras y de cómoCougaba había afirmado que Cougabel era una hija del Gigante. Él semostraba enormemente intrigado por las historias de la isla y solía sentarseconCougabelparaqueésta lecontaracosas.Ellasemostrabaencantadayamímeparecióqueconellohabíaquedadoresueltalacuestióndelosderechos.

—Desde luego —dijo mi padre—, el que realmente esté creandoproblemas es este viejo diablo de Wandalo. Siempre ha estado ofendidoconmigo. No importa que hayamos salvado muchas vidas con el modernotratamiento de estas virulentas fiebres que son como una plaga en un climacomo éste. Yo he usurpado el lugar del viejo brujo y él está buscando unaocasiónparaderribarelhospital.

—Esoesalgoqueustednuncalepermitirá,losé—dijoPhilip.

—Anteslemataría—contestómipadre.

Pero el viejo Wandalo permanecía sentado bajo el nopal, haciendogarabatos en la arena con su vara y nosotros, seguíamos recibiendo noticiasacercadelosrugidosdelGigante.

NosenteramosdequeenlapróximalunanuevaseibaacelebrarlaDanzadelasMáscaras.

PhilipyLauraestabanmuycontentos.Considerabanunafelizcoincidenciaqueelloocurrieradurantesuvisita.

Yoeraahoramásconscientequeantesdeaquelfrenéticoestadodeánimoque se adueñaba de la isla. Comprendí que, aunque mi padre hubiera

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introducido muchas cosas buenas que ellos habían apreciado durante algúntiempo, los isleños podían regresar a su antigua barbarie en una noche.MipadrejamáshabíaconseguidodesterrarelmiedoquelesinspirabaelGiganteRugienteycomprendía,aligualquemimadre,quesehabíaengañadoalcreerquelohabíalogradosiendoasíqueellosehabíadebidoúnicamentealhechodequeelGigantehubierapermanecidoalgúntiempoensilencio.

Cougabel estaba muy excitada. Esta vez se uniría a los danzantes. Seestabapreparandoensecretoymimadredijoquetendríamosqueextremarlavigilancia habiendo una muchacha núbil en la casa. Ello no había sidonecesario en ocasiónde la últimadanzaporqueCougabel era entoncesmuyjoven.

En sucalidaddehijadelGigante, tal comoellay los Isleños creíanqueera, la ceremonia iba a revestir un especial significado para ella. Cabía laposibilidaddequeelGigantequisierafavorecerasuhija.

—¿Yesonoseríaunincesto?—lepreguntéamimadre.

—Estoyseguradequeestacuestiónseríapasadaporaltoenesteambientetan exaltado—contestó ella, añadiendo—:Oh, Suewellyn, es necesario quesimulemostomárnosloenserio.BastantesquebraderosdecabezaleestádandoelviejoWandaloatupadrecontodasestasalusiones.

—¿Crees de veras que podría llegar a convencer a los isleños de que elGigantenoquiereelhospital?

—EsWandalocontratupadreyamínomecabedudadequeganaríatupadre.Perotendráencontratodoelpesodemuchossiglosdesupersticiones.

Fueronunosdíasdemuchonerviosismoparanosotrosy,aunquePhilipyLaura pensaran que todo aquello era muy intrigante, yo era profundamenteconscientedelasinquietudesdemispadres.

Cougabel no se apartaba de Philip. Se sentaba a la puerta de la casa y,cuando él salía, corría tras él.Yo les había visto sentados bajo las palmerasmientrasellalehablaba.

—Estoy reuniendo todaclasedeconocimientospopularesdeVulcano—medijoél—.Ynohaycomohacerloatravésdesufuentenatural.

Sehabíadadolaordendequeningúnmaridocompartieralachozaconsumujerduranteunmes.Philip loconsiderabamuygracioso,perosemostrabaimpresionadopor la seriedadde los isleñosypor suvoluntadde respetar latradición.Porconsiguiente, lasmujeresvivían juntasenciertaschozasy loshombresvivíanenotras.Cougabelysumadrevivíantodavíaconnosotrosy,puestoquenovivíaenlacasaningúnvarónisleño,lasituaciónseconsiderabacorrecta.

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***

¡Cómo creció la tensión en el transcurso de aquellas semanas!Mi padreestaba impaciente.Decíaqueapenas se trabajaba.Nopensabanenotracosamásqueenhacerselasmáscaras.

—Secalmaráncuandotodohayapasado—dijomimadre—.Perotupadreestá decepcionado. Esperaba que hubieran superado todas estas cosas. Hayalgunos hombres buenos que le ayudan, como tú sabes, y esperaba poderadiestrarles para el hospital, aunque primero necesitara un médico que leayude,ypensabaadiestrartambiénaalgunasmujerescomoenfermeras.Perotodoesolehaceaunadudardequealgunavezloconsiga.Sisoncapacesdeolvidarlotodoporestadanzaritual,ellosignificaquesontanprimitivoscomoantes. Tu padre siempre espera poder destruir esta insensata leyenda delGigante.

—Seránnecesariosmuchosañosparaeso—comentéyo.

—Él no lo piensa. Cree que cuando vean los milagros de la modernamedicina,comprenderánqueloúnicoquepuedentenerdelamontañaesunaerupciónvolcánica…y,encualquiercaso,esmuyprobablequeelvolcánestéapagado.Creoqueseimaginanestosrugidosparacrearunpocodeemoción.Porcierto,¿tehahabladoPhilipdeloquetupadrelehasugerido?

—Puesno—contesté,conteniendounpocolarespiración.

—¡No me digas! Supongo que querrá pensarlo un poco. Pero tu padreestabadiciendoquePhilipsesienteatraído.Leinteresamuchoelexperimentoy tu padre va a necesitar un médico. Suewellyn, me encantaría que Philipdecidieraunirseanosotros.

Enrojecídeemoción.Encasodequelohiciera,yoseríamuyfeliz.

Nomehizofaltahablar.Mimadremerodeóconsusbrazosymeestrechóconfuerza.

—Sería maravilloso—dijo—. Una solución. Significaría que os ibais aquedaraquí…túyPhilip.Túleestimas.Puesclaroquesí.¿Creesquenomehedadocuenta?Sidecidevenir,estoyseguradequeellotendráalgoquevercontigo. Desde luego, el hospital le entusiasma. Dice que es una ideamaravillosa.Dicequeesmagníficayadmiramuchoatupadre.¿Notepareceextraordinario que se interese por el estudio de las enfermedades tropicalestantocomotupadre?

—TúestáspensandoquePhilipyyovamosacasarnos.Éljamásmelohasugerido.

—Oh,cariño,nohacefaltaqueseamostanreservadas.Yaséquenolohahechotodavía.Ésteesungranpaso…Esprobablequequierahablardeello

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con sus padres.Vendría a vivir aquí…Oh, ya sé que estamos apenas a unasemana de viaje del continente, pero, aun así, es una pequeña aventura.Yoseríamuyfeliz.Estehospital…estaindustriaquetenemosaquíeselresultadodelesfuerzodetupadre.Undíatodoesoserátuyo.Todoloquetupadreteníase ha invertido en esta isla. Ya no le queda ahora ninguna propiedad enInglaterra. Hemos estado viviendo de su fortuna durante años y ahora estehospitalselohallevadotodo.Loquequierodeciresqueéstaestuherencia…y lo que más desearíamos tu padre y yo es ver a su sucesor aquí antes…antes…

—Vaisavivirtodavíamuchosaños.

—Claro,peroesbonitoverquelascosasestánarregladas.SipudiéramoslibrarnosdeesteperjudicialWandaloydesuGiganteRugientey sepudieraorganizar una vida de personas civilizadas, todo seríamuy sencillo. Te veoturbada. No tienes por qué estarlo. Tal vez no hubiera debido hablar, peroquería decirte lo felices que seríamos si… si todo saliera bien. Philip esencantadoryatupadrelegustayamítambién.Ytútambiénlequieres,miqueridahija.

Tenía razón. Le quería. Podía imaginarme un futuro en el que todosestuviéramosallí.La isla seguiríacreciendo.Tendríamosotrascomodidades.Mipadreeraunhombredotadodeunainmensacapacidaddeorganización.Ycreo que Philip no era distinto a O. Ambos trabajarían bien juntos. Philippermanecíajuntoamipadredurantelahoradeldíaenqueésterecibíaalospacientes y mi padre le mostraba los tratamientos que se utilizaban paracombatirlasenfermedadespropiasdelasislas.

HabíaporlomenosdoceislasarracimadasalrededordeVulcano.Mipadrecreíaqueundíaibanaconstituirunarchipiélagomuypróspero.Laindustriacocotera se desarrollaría y tal vez se crearan otras. Entonces cabría laposibilidaddequeelbarcovisitara las islasconmásfrecuencia,en lugardeuna vez cada dos meses; sin embargo, el gran objetivo de mi padre eradescubrirelorigenyeltratamientodelasfiebresdelasislasyesoeraloqueestabadecididoahacer.

Se había iniciado el redoble de los tambores. Cougabel se hallabaencerradaensuhabitación.Yosabíaque,aligualquetodaslasmuchachasyloshombresqueibanaparticiparenelritual,seestabaexcitandoypreparandomentalmenteparaelfrenesí.

Dondequiera que fuéramos podíamos oír el redoble de los tambores. Elrumor fuemuy suave…casi comounmurmullodurante lasprimerashoras,peroelruidonotardaríamuchoenaumentar.

MetendíenlacamaypenséenCougabelquehabíavenidoadecirmeque

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estabacelosa.Habíavistounaexpresiónensusojosquemehabíaalarmado.Duranteunoodos segundosnomehubiera sorprendidoquehubiera sacadounodeaquellospuñaleslanceoladosqueutilizabanlosisleñosymelohubieraclavado en el corazón. Sí, me había dirigido una mirada asesina, como siestuvieraplaneandovengarsedemiolvido.

¡PobreCougabel!Deniñasapenashabíamosnotadoqueéramosdistintas.Habíamos sido muy amigas, hermanas de sangre, y habíamos sido felicesjuntas.Perolasituaciónhabíatenidoquecambiar.Hubieratenidoquesermáscariñosaconella,másconsiderada.Nosupequeestabatandolidaconmigo,sibienhubieratenidoquecomprenderloporquesehabíadirigidoalacumbrede1montañacuandoyoestabaapuntodeirmealaescuela.

El redoble de los tambores nos mantuvo despiertos toda la noche y ennuestracasareinabalainquietud:mipadreestabaenojadoporquelosisleñoshabíanvueltoasusantiguascostumbres,mimadreestabanerviosaporélyyoestabaligeramentepreocupadaporCougabelyemocionadaalmismotiempopor las alusiones quemehabía hechomimadre a propósito dePhilip.MiréhaciaelfuturoaquellanocheymeparecióquehabíamuchasposibilidadesdequePhilip se uniera a nosotros.Todo iba a cambiar. ¿Sería realmente ciertoqueestabaenamoradodemí,quequeríacasarseconmigoycompartirnuestravidaenlaisla?

Eraunaagradableperspectivaqueenmodoalgunoseteníaquedesechar.Aúnme faltaba un año en la escuela. Cómo hubiera deseado que cesara elredobledeaquellostambores.

Los tambores siguieronescuchándosea lo largode todoeldía siguiente.AhorapodíamospercibirelolordelacomidaqueestabanpreparandoenaquelclaroenelqueWandaloteníasumorada.Estábamosaguardandolaoscuridady la súbita cesación del redoble de los tambores, la cual resultaba tanimpresionantecomoelpropioredoble.

Alfinal,sehizoelsilencio.

Estabamuy oscuro. Yome lo imaginaba todo, a pesar de que nunca lohabíavisto.

Eraconvenientequenosquedáramosencasa,decíasiempremipadre.Nosabía cómo reaccionarían si vieran a un extraño entre ellos, y, a pesar deltiempo que llevábamos viviendo allí, en una noche como aquélla seríamosunosextraños.

Tratamosdehacernuestravidahabitual,peronoerafácil.Lauravinoamihabitación.

—Esmuy emocionante, Suewellyn—me dijo—. Jamás había disfrutado

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deunasvacacionesparecidas.

—Túmehasofrecidounasvacacionesmuybuenasenlapropiedad.

—Las propiedades son una cosa muy corriente —dijo—. Eso es tanextraño… tan distinto a todo lo que había visto antes. Philip estáabsolutamente entusiasmado por este lugar —me miró sonriente—. Tienetantosatractivos.Prométemeunacosa,Suewellyn.

—Serámejorquemedigasdequésetrataantesdequeteconteste.

—Meinvitarása tubodayyo te invitaréa lamía.Ocurra loqueocurra,iremos.

—Esoestáhecho—dije.

Estaba hablando con despreocupación.No tenía idea de lo trascendentalqueibaaseraquellapromesa.

—Novolveréalaescuela.

—Todoserámuyaburridosinti.

—Elañoquevieneporestasfechastetocaráatidejarlaescuela.

—¡Qué suerte tuve al conocerte! Sólo tengo una queja. Hubieras tenidoque nacer un año después y entonces ambas hubiéramos abandonado laescuelajuntas.Escucha.

El silencio había terminado. Los tambores habían empezado de nuevo aredoblar.

—Esosignificaqueelfestínhaterminado.Ahoraempezaráladanza.

—Ojalápudieraverlo.

—No.Mipadreloviounavezymimadretambién,Fuepeligroso.Sileshubierandescubierto,sóloelcielosabeloqueleshubieraocurrido.Mipadretiene la certeza, de hecho, el viejoWandalo se lo dio a entender, de que seenojaríanmucho.DescubriríanqueelGiganteRugienteestabaencolerizadoyalgohorribleibaasuceder.ElG.R.loordenaría…atravésdeWandalo,claro—miróamialrededor—.¿DóndeestáPhilip?

—Nosé.Dijoqueibaalhospital.

—¿Paraqué?Aúnnoestálistoparaempezaratrabajar.

—Leencantaestarallíyplanear todaclasedecosasSí, allímedijoqueiba.

El temor se apoderó de mí. A Philip le interesaban mucho las antiguastradiciones.¿Seríaposiblequehubieraidoaverladanza?Erapeligroso.Élno

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sedabacuentadelopeligrosoqueera.Nohabíavividoconaquellagente,Leshabíavisto tan sólo comopersonas amablesy complacientes.Noconocía laotracaradesunaturaleza.Mepreguntéquéleharíanaunapersonaalaquesorprendieranespiandoensufestín.

—Jamásseleocurriríairallí—dijoLaura,leyendomispensamientos.

—No,claro—convineyo—.Mipadreleexplicóqueseríapeligroso.

—Esonohubieraimpedidoquefuera—dijoLaura—.Pero,sipensaraqueelloibaadisgustaratupadre,noiría.

Mequedétranquila.

Permanecimos sentadas juntas un rato. Escuchamos cómo los tamboresalcanzabansucrescendoydespuéssehizoelsilencio.

Elloqueríadecirqueenelclaronohabíanquedadomásquelosancianos;losjóveneshabríandesaparecidoenelbosque.Elsilenciocreabaunatensiónmuchomayorqueelruido.Meacosté,peronopudedormir.

Un impulso instintivo me hizo levantar de la cama y acercarme a laventana.Vi aPhilip.Venía de la direccióndel hospital; se estaba acercandodespacioyfurtivamente.

Tuve la certeza de que había estado observando a los danzantes.Comprendíqueellolehabíaparecidoirresistible,apesardelaadvertenciademipadre.

Cougabelmedespertóalamañanasiguiente.Lucíasuatuendonativo,concollaresdeconchasyamuletosalrededordelcuello.

Estabadistinta.Habíaparticipadoenlasfiestasdelanocheanterior.

Semeacercóriendoymedijoenvozbaja:

—Sé que tengo la semilla del Gigante dentro de mí. Tengo un hijo delGigante.

—Bueno,Cougabel—dije—,parasaberlo,hayqueesperar.

Ellaseagachóenelsueloymecontempló,tendidaenlacama.Sonreíaysuexpresiónsoñadorarevelabaqueestabapensandoenlanocheanterior.

Cougabelhabíaentradoenlacondicióndemujer.HabíapasadoporlagranexperienciadelaMáscaraycreía,talcomosupongoquelesocurreatodaslasmujereshastaqueaveriguanquenoestánembarazadas,quellevabaensusenolasemilladelGigante.

Desdeluego,Cougabelestabasegura.Nohacíamásquemirarme,comosisehubieraapuntadoungrantriunfo.Mástarde,viaPhilipasolasyledije:

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—Tevillegaranoche.

Élseturbó.

—Tupadremeadvirtió—dijo.

—Perotúfuiste.

—Pornadadelmundoquisieraquetupadreseenterara.

—Noselodiré.

—Eraalgoquenopodíaperderme.Quieroentenderaestagente.¿Yquémejormaneradeentenderlaqueunanochecomolaqueacabadeterminar?

Me mostré de acuerdo. Al fin y al cabo, mi padre también había sidotestigodeunaNochedelaMáscara.Ymimadretambién.Habíanconseguidoocultarse.Mi padre había dicho: «En realidad, están demasiado absortos loquehacenparaandarbuscandoespías».

—Voyaregresar,¿sabes?—añadióPhilip.

—Oh,Philip,mealegromucho—contestéconvehemencia.

—Sí,yalohedecidido.Voyatrabajarcontupadre.Peroantestengoquehacer un año de prácticas en los hospitales de Sídney. Para entonces,Suewellyn,túyahabrásterminadolaescuela.

Asentímuycontenta.

Elloequivalíaaunacuerdo.

CuandoregreséaSídney,echédemenosaLaura.Efectuéunavisitaa lapropiedad.Habíaunnuevoadministradorquesehabíahechomuyamigodeella.Supusequeestabanenamoradosy,alplantearleyo lacuestiónaLaura,ellanolonegó.

—Bailarásenmibodaantesdequeyobaileen la tuya—medijo—.Noolvidestupromesa.

Ledijequenolahabíaolvidado.

Philip no estaba. Se encontraba haciendo su año de prácticas en loshospitalesynopodíadejarlo.

Cuandoregreséalaislaparapasarlasvacaciones,estabaapuntodenacerelhijodeCougabel.IbaaserunnacimientomuyespecialporqueocurriríaalosnuevemesesdelaNochedelaMáscaray,dadoquehastaentonces,segúnmedijoconorgullo,ellahabíasidovirgen,nocabíalamenordudaacercadelapaternidaddesuhijo.

—Ella hija de la Máscara y tendrá hijo de la Máscara —decía

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orgullosamenteCougaba.

Eramuy típicodeCougaba seguir suponiendoque todos aceptábamoselhechodequeCougabelhabíasidoconcebidaunanochedeladanza,apesardehabernosconfesadoellamismaquelaniñaerahijadeLukeCarter.Setratabade una de las características de los isleños que más nos exasperaban.Afirmabanquealgoeraciertoantelapruebaabsolutadequenoeraverdadyseguíancreyendoenelloobstinadamente.

LehabíatraídounregaloalniñoporquedeseabaresarciraCougabeldemipasadoolvido.Ellame recibió casimayestáticamente y aceptó la cadenadeoroyelcolgantequeyohabíacompradoenSídney,dijomimadresinpoderdominarse, como si recibiera incienso, mirra y oro. No cabía duda de queCougabel se había convertido en una persona muy importante. Seguíaviviendoennuestracasa,peromimadredecíaquenodeberíamostenerlaencasaporque,cuandonacierasuhijo,lebuscaríanunmaridoypodíamostenerlacertezadequeanteseríamuyadecuado.UnahijadelaMáscaraquegozabaporellodelaprotecciónespecialdelGiganteyquehabíanacidodelapropiaMáscara,talcomotodoscreían,ibaaserunaesposamuycodiciada.Y,siendo,además, una de las bellezas de la isla, Cougabel recibiría muchasproposiciones.

LedijeaCougabelquemealegrabamuchoporella.

—Yoalegretambién—medijo,dándomeaentendercontodaclaridadqueyanoleinteresabamicompañíatantocomoantes.

Una noche me despertaron unos extraños ruidos y el rumor de unasapresuradas pisadas cerca de mi habitación. Me puse una bata y salí ainvestigar.Apareciómimadre.Metomódelbrazoymeempujódenuevoalinteriordemidormitorio,cerrandolapuerta.

—Cougabelvaadaraluz—medijo.

—¿Tanpronto?

—Demasiadopronto.Elniñollevaunmesdeadelanto—mimadrehabíaadoptadounaexpresiónmisteriosaypreocupada—.Yacomprendesloqueesosignifica,Suewellyn.Diránqueelniñonofueconcebidoaquellanoche.

—¿Nopodríaserprematuro?

—Podríaserlo,peroyasabescómoesestagente.DiqueelviejoGiganteno permitiría que naciera demasiado pronto. Santo cielo, eso puedeacarrearnos problemas. Cougaba está terriblemente trastornada. No sé quévamosahacer.

—Todoesoesunaestupidez.¿CómoestáCougabel?

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—Estábien.Losalumbramientos son fácilesparaestagentequeviveenestrechocontactoconlanaturaleza.

Llamaronalapuerta.MimadreabrióyaparecióCougaba.Nosmirócongrandesojosperplejos.

—¿Quéocurre,Cougaba?—seapresuróapreguntarlemimadre.

—Venga—dijoCougaba.

—¿Estábienelniño?—preguntómimadre.

—Niñogrande,fuerte,varón.

—EntoncesCougabel…

Cougabasacudiólacabeza.

Nos dirigimos a la habitación en la queCougabel se encontraba tendidabocaarriba,triunfante,peroconunoexpresiónligeramenteagotada.Mimadreteníarazón.Alasisleñaslescostabamuypocoesfuerzodaraluz.

Elniñodescansabaasulado.Teníaelcabellooscuroyliso…muydistintoalabundantecabellorizadodelosniñosdeVulcano;perolomássorprendenteerasupiel,Eracasiblanca,locual,unidoasucabelloliso,proclamabaqueelniñoteníasangreblanca.

Miré a Cougabel. Yacía tendida con una extraña sonrisa en los labios ymanteníalosojosclavadosenlosmíos.

***

Hubo gran consternación en la casa. Mi madre dijo primero que nadiedeberíaenterarsedequeelniñohabíanacido.Despuésacudióinmediatamenteainformaramipadre.

—¡Unniñomedio blanco!—gritó él—.Diosmío, esto es desastroso.Ynacidoantesdetiempo.

—Ciertoquepodríaserprematuro—lerecordómimadre.

—Jamás lo aceptarán.Esopodría serdesastrosoparaCougabel…yparanosotros.DiránqueyaestabaembarazadaantesdeiralaMáscaraytúsabesqueesoesasusojosunpecadomerecedordelamuerte.

—Yelhechodequeelniñoseamedioblanco…

—RecuerdaqueCougabelllevasangreblancaenlasvenas.

—Sí,pero…

—NopuedescreerquePhilip…oh,no,esoesabsurdo—añadiómipadre—. Sin embargo, ¿quién podría ser? Claro que el padre de Cougabel era

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blanco y eso puedo explicar genéticamente que haya dado a luz un hijotodavíamásblancoqueella.Nosotros losabemos,pero¿quévamosahacerconlosisleños?UnacosaesseguroNadiedefueradeestacasadebesaberqueelniñohaflorecido.Cougabatendráqueguardarelsecreto.Sóloduranteunmes.ExplícaseloaCougaba.Estoy segurodequeesnecesario…para todosnosotros.

Yasílohicimos.NofuefácilporqueelnacimientodelhijodeCougabelseesperaba con gran expectación. Grupos de personas se congregaban frentenuestracasadepositabanconchasasualrededorymuchosisleñossubíanalamontañapararendirtributoalGigantecuyohijo,segúnelloscreían,estabaapuntodenacer.

Cougaba lesdecíaqueCougabel teníaquedescansar.Gigantese lehabíaaparecidoensueñosylehabíareveladoqueelalumbramientoibaaserdifícil.Elalumbramientodeunhijosuyonoeracomolosdemásalumbramientos.

Afortunadamente,losisleñosaceptaronlaexplicación.

Mipadre,siempredeseosodeconvertirlosdesastresenventajas,leordenóaCougabaquedijeraalagentequeelGiganteselehabíaaparecidoenotrosueñoytalvezlehabíadichoqueelniñolestraeríaunsigno.

Les daría a conocer lo que pensaba de los cambios que estabanproduciendoenlaisla.Apesardesuinsolencia,yosabíaqueCougabelestabapreocupada.Comprendíaasugentemejorquenosotrosynomecabelamenordudadequeaquelnacimientoprematurosería tanhondoasusojoscomoelcolorde lapieldelniño.Porconsiguiente, tantoellacomoCougabaestabandispuestasaacatarlasórdenesdemipadre.

Lo único que teníamos que hacer eramantener el nacimiento en secretoduranteunmes.Teniendoencuentacredulidaddelosisleños,ellonofuetandifícilcomohubierapodidoser.BastabaconqueCougabadijeraqueGigantehabíaordenadoestooaquelloparaqueellosaceptaran.

Sin embargo, qué grande fue nuestro alivio cuando pudimos mostrar elniño a la muchedumbre que aguardaba. Todos nuestros esfuerzos habíanmerecidolapena.InclusoWandalotuvoquereconocerqueelcolordepieldelniño indicaba que el Gigante se mostraba complacido con lo que estabaocurriendoenlaisla.Legustalaprosperidad.

—Y,porsifuerapoco—dijomimadreconregocijo—,hadejadodesoltarestosdesdichadosrugidos.Nohubierapodidosermásoportuno.

Asípudimosresolveraquelladelicadasituación.Sinembargo,apesardelaafirmación de mi padre en el sentido de que no era muy insólito que unapersonadecolor,hijadepadreblanco,engendraraaunhijodepielclara,yo

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seguíapensandoenPhilipyunayotravezacudíanamimentelasimágenesdePhilipyCougabel,riéndosejuntos.

Creoquemis sentimientoshaciaPhilipcambiaronporaquelentonces.Otalvezfuerayolaqueestuvieracambiando.Meestabahaciendoadulta.

SusannahenlaisladeVulcano

Pocodespuésvolvíalaescuelaparaterminarelcurso;y,cuandoregresé,Philipyasehabíainstaladoenlaisla.

Elhechodeestardenuevoconélmetranquilizóymehizopensarquemissospechaseran infundadas.Cougabelhabía introducidoaquellas ideasenmimenteylohabíahechocondeliberación.RecuerdoqueLukeCarternoshabíadicho que los isleños eran vengativos y nunca olvidaban hacerlo. Yo habíaprovocado los celos de Cougabel y, conocedora de mis sentimientos haciaPhilip,ellamepagabaconlamismamonedapormediodeél.

«¡Muchacha estúpida!—pensé».Más estúpidahabía sidoyo todavíaporhabercreídosemejantecosaporunmomento.

El niño iba creciendo. Los isleños le traían regalos y Cougabel estabaencantadaconél.SubióconelniñoalamontañaparadargraciasalGigante.Semeocurriópensarque,conindependenciadecualquierotracosa,Cougabelera muy valiente, porque había logrado engañar a los suyos y encima seatrevíaairalamontañaparadargraciasalGigante.

—Talvez leha idoadar lasgraciasporhaberla libradodeesta apuradasituación—comentómimadre—.Laverdadesquedebieradarnoslasgraciasanosotros.

Fuimuyfelizdurantelosmesessucesivos.Philipsehabíaconvertidoenunmiembrode la familia.Yohabía terminadomisestudiosen laescuelaymispadres eran más dichosos de lo que jamás hubieran sido… exceptuandoaquellos insólitosmomentosque en ciertaocasiónmehabíamencionadomimadre. Comprendí ahora que se sentían en paz. A medida que pasaba eltiempo,elpeligrohabíaidodisminuyendoysumayorpreocupaciónhabíasidoyo.Ahora sabía que estabanpensando en la conveniencia dequeme casaraconPhilipymeinstalaraallíparaelrestodemivida.Yonotendríaquevivirconfinada como ellos. Tendría que efectuar largos viajesAustralia yNuevaZelanda y tal vez pasar una larga temporada en nuestra patria. Las islasseguíanprosperandoMuyprontoseconvertiríanenunacomunidadcivilizada.Eraelsueñodemipadre.Queríaquehubieramásmédicosyenfermeras;éstossecasaríanentresí,decía,ytendríanhijos…

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Oh,sí,éstoseranlossueñosqueélymimadrecompartían;peroelhechoquemássatisfacción lesproducíaera lacreenciadequemi futuroyaestabaresuelto.

Habíaotracuestión.Yohabíaobservadoqueunodelossupervisoresdelaplantación,un jovenmuyaltoapuesto, rondabaconstantemente lacasaen laesperanza de ver a Cougabel. Le gustaba tomar el niño y acunarlo en susbrazos.

—CreoqueFoocaeselpadredelniñodeCougabel—ledijeamimadre.

—Amítambiénsemehabíaocurridopensarlo—dijomimadre,riéndose.Sereíamuchoaquellosdías—.Esfácil imaginar loquesucedió—prosiguiódiciendo—. Ambos eran amantes. Es probable que Cougabel supiera queestaba embarazada la noche de la danza. ¡Qué criatura tan intrigante!Verdaderamente,hayqueadmirarla.Eslistalamuchacha.LukeCartereraunindividuo muy astuto y creo que le ha transmitido a su hija parte de suscaracterísticas.Esunamaravillaelmodoenqueha logradoque la situaciónredundaraensubeneficio.

Nos reímosdel engañodeCougabely, cuandoFooca, acudióaCougabaofreciéndoseacasarseconsuhija,todosestuvimosmuycontentos.

Cougabeltambiénloestuvo.

Senospermitióasistiralaceremoniadelabodaporqueellahabíavividoen nuestra casa. Se pasó toda la noche en una de las chozas con cuatromuchachas solteras seleccionadas, todas vírgenes, las cuales la untaron conaceitedecocoyletrenzaronelcabello.Foocaestabaenotrachozaconcuatrojóvenes que lo cuidaban. Después, a última hora de la tarde, se celebró laceremoniaenmitaddelclaro.LasmuchachassacaronaCougabeldelachozaylosjóveneshicieronlopropioconFooca.Cougabaseencontrabaallíconelniño en brazos y dos mujeres lo tomaron solemnemente y lo entregaron aCougabel. La novia y el novio se tomaron de la mano mientras Wandaloentonabaalgo ininteligibleparanosotrosyCougabelyFoocasaltaron juntossobre un tronco de palmera. Era un tronco que se guardaba en la choza deWandalo,ysedecíaquehabíasidovomitadoporelcráterdelGigantehacíamuchos años cuando la isla había quedado prácticamente destruida. De lamismamaneraqueeltroncohabíaresistido,elmatrimoniotambiénresistiría.Eraunsímbolo.

Después hubo un festín en el claro y también danzas, si bien no de tipofrenéticocomolasqueteníanlugarlanochedelaDanzadelasMáscaras.

Trashaberpresenciadolaceremoniadelsaltosobreeltronco,Philipyyobajamos paseando a la playa. Se había iniciado los cantos de la boda ypodíamos oírlos en la distancia. Nos sentamos sobre la arena de la playa,

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contemplandoelmar.Eraunaescenapreciosa.Lashojasde laspalmeras semecían suavemente, acariciadas por la leve brisamarina; el sol, a punto deponerse,habíateñidolasnubesderojosangre.AnuestraespaldaselevantabaelpoderosoGigante.

—Jamás soñé que pudiera haber un lugar semejante en la tierra—dijoPhilip.

—¿Vasaestaragustoaquí?—pregunté.

—Másqueagusto—dijoy,volviéndosedelado,seapoyósobreelcodoymemiró—.Mealegromuchodeque túyLaurafueraisamigas—añadió—.Deotromodo,túnuncahubierasvenidoalapropiedadyahoranoestaríamosjuntos.Piénsalo.

—Loestoypensando—dije.

—¡Oh,Suewellyn—murmuróél—,quétragediahubierasido!

Yomeechéareírporquemesentíamuyfeliz.

—¿Qué piensas de Cougabel? —Me oí preguntar. Aún seguíasospechando, a pesar de creer que era una estupidez. No obstante, queríahablardeello.Queríaestarsegura.

—Bueno,esunacoqueta—dijoél—.¿Sabesquenomesorprenderíaquelepusieraloscuernosaeste…?¿Cómosellama?¿Fooca?

—Se la considera muy atractiva. Esta gente es a menudo muy bienparecida, pero ella destaca porque es distinta, ¿comprendes? Este toque deblanco…

—Ah,sí,tupadremecontóquesupadreeraunhombrequevivíaaquí.

—Sí.Nos pegamos un susto cuando nació el niño. Tenía la piel todavíamásclaraqueCougabel.

—A veces ocurre. El próximo hijo es posible que sea muy oscuro. Ydespuéspodríatenerotrodepielmásclara.

—Bueno,ahorahasaltadosobreeltronco.

—Quetengasuerte—dijoPhilip—.Quetengansuertetodoslosdelaisla.

—Ahoraestufuturo.

Élmetomólamanoylaretuvo.

—Sí—dijo—.Mifuturo…nuestrofuturo.

El sol seencontrabamuybajoenelhorizonte.Ambos locontemplamos.Siempredesaparecíaconmucharapidez.Eracomounenormegloborojoque

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cayera al mar. Ya no estaba. Se hizo enseguida la oscuridad. No habíacrepúsculos como los que yo recordaba vagamente de mi infancia enInglaterra.

Philip se levantó de un salto.Me tendió lamanopara ayudarmey yo latomé.

Se oían los cantos de la boda yme pareció que todo andaba bien en elmundo.

Transcurrióunasemana.Elbarco ibaa llegardeunmomentoaotro.Mipadre estaba aguardando ansiosamente su llegada. Le iba a traer lossuministrosquenecesitaba.

Traería también el correo. No es que recibiéramos muchas cartas, peroLaura era unabuena corresponsal y generalmente había una carta suyaparamí.

Mepreguntéquétalandaríansusrelacionesamorosasysideverasseibaacasarantesqueyo.EstabaseguradequePhilipmequeríaymeibaapedirquemecasaraconél.Nosabíaporquévacilaba.Yahabíacumplidolosdiecisieteaños,perotalvezélsiguieraconsiderándomedemasiadojoven.Esposiblequeparecieramásjovendeloqueeraporquehabíapasadobuenapartedemividaaislada del mundo. No obstante, a pesar de que había hecho alusiones alfuturo, él todavía no me había pedido que me casara con él, ésta era lasituacióncuandollegóelbarco.

Medespertéunamañanaylovi,blancoyreluciente,enproximidaddelabahía. Se encontraba a cosa de unamilla de distancia porque las aguas querodeabanlaislaeranmuypocoprofundasynolepermitíanacercarsemás.

Hubo el habitual nerviosismo, pero no más que el habitual, y, mirandohaciaatrás,measombréunavezmásdequeeldestinonoadvirtieraalagenteenlosmomentosenlosquevaaproducirseungranacontecimientocapazdecambiartodasuvida.

Los pequeños botes del barco estaban siendo bajados y las canoas ya seestabanacercando. ¡Quéentusiasmoseproducíacuando llegabaelbarco!Elruidoyelgriteríoerantremendosyapenaspodíamosoírloquedecíamos.

Mispadresyyonosencontrábamosenlaplaya,disponiéndonosarecibirlas embarcaciones, cuando, para nuestro asombro, vimos a alguien a quienestabanayudandoabajaraunodelosbotesdelbarco.Eraunamujer.Estababajandoporlaoscilanteescalaydosmarineroslasostenían.Seacomodóenlaembarcaciónderemosparaquelacondujeranalaplaya.

—¿Quiéndemoniospuedeser?—preguntóAnabel.

Nuestros ojos contemplaban fijamente la embarcación que se estaba

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acercando.Ahoralapodíamosverconmásclaridad.Erajovenylucíaungransombrerodealaancha,adornadoconmargaritasblancas.Eraunsombrerodelomáselegante.

Se había vuelto hacia nosotros. Nos había visto. Levantó una mano engestomayestáticocomosisupieraquiéneséramos.

La embarcación estaba rozando la arena. Uno de los marineros habíasaltado.Lediolamanoyellaselevantó.Teníaaproximadamentemiestatura,queeramásbienelevada,yllevabaunadherentevestidodesedablanco.Meparecióqueeramuyatractivayqueseparecíaaalguienqueconocía.

De repente, lo comprendí. Era comomirarme a un espejo, un espejo nototalmentefiel,yvermereflejadadeunmodomásfavorecedor.Lapersonaaquienseparecíaerayo.

Elmarinero lahabíaayudadoabajardelbote.La levantóenbrazosparaquenosemojaralospies.

Ellasequedódepiemirándonosyesbozóunasonrisa.

—SoySusannah—dijo.

Creo que todos pensamos que estábamos soñando… todos menosSusannah.Elladominabaporcompletolasituación.

Mis padres estaban como aturdidos. Anabel no hacía más que mirarla,comosinopudieracreerquefuerareal.

Ellasediocuenta.MeparecióquedebíahabermuypocascosasdelasqueSusannahnosedieracuenta.Ylasituaciónseleantojabamuydivertida.

—Teníaqueveniraveramipadre—dijo—.Encuantosupeadóndeteníaqueir,emprendíelviaje.YAnabel…terecuerdo.¿Aquién…?

—Nuestrahija—dijoAnabel—.Suewellyn.

—¿Tuhijay…?—dijoella,mirandoasupadre.

—Si—dijoél—.NuestrahijaSuewellyn.

Susannah asintió lentamentemientras esbozaba una sonrisa.Despuésmemiródirectamente.

—Somos hermanas… hermanastras. ¿No es emocionante? ¡Imagínate,descubrirquesetieneunahermanaamiedad!

—Yosabíadetuexistencia—dije.

—¡Oh,esunaventajainjusta!—explicóellasinapartarlosojosdemí—.Somos iguales, ¿verdad? —Se quitó el sombrero. Llevaba el cabello conflequillo sobre la frente—. Somos efectivamente hermanas —añadió— y

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podríamos ser más parecidas… si vistiéramos de manera similar. Oh, esemocionante.¡Cuántomealegrodehaberteencontradoalfinal!

LosmarinerosdepositaronelequipajesobrelaarenaalladodeSusannah.

—Hasvenidoparaquedarte—dijoAnabel.

—Ahacerosunavisita.Siqueréisacogerme.Hevenidodemuylejos.

—Entremosalacasa—dijoAnabel—.Tendremosmuchodequéhablar.

Susannahseacercóamipadreylotomódelbrazo.

—¿Tealegrasdequehayavenido?—preguntó.

—Puesclaro.

—Yoestoymuycontenta.Terecuerdo,¿sabes?…ytambiénaAnabel.

—Tumadre…—empezóadecirél.

—Murió…haceunostresaños.Deneumonía.Sí,tengomuchascosasquecontarte.

Varios muchachos y muchachas se habían acercado para observar a lareciénllegada.Mipadrelesgritó:

—Vamos.Echadnosunamanoconestasmaletas.

Ellos se rieron y se acercaron a toda prisa, contentos de que se lesincluyeraenlaaventura.

Y,deestemodo,entramosalacasa,enmediodeuntumultodeemociones.

Philip ya estaba allí y salió al oírnos.Al ver aSusannah, se detuvoy lamirófijamente.

—Éstaes lahijademimarido—dijoAnabel—.HavenidodeInglaterraparavernos.

—Quéinteresante—dijoél,adelantándose.

—Encantada—dijoella,tendiéndolelamano.

—EldoctorHalmer—anunciómipadre—.DoctorHalmer, lepresentoaSusannahMateland.

—¿Havenidoustedparaquedarse?—preguntóPhilip.

—Así lo espero, durante algún tiempo. El viaje es muy largo paraquedarme sólo un día. Creo que el barco zarpa mañana. Espero serles losuficientementesimpáticacomoparaquenomeenvíendenuevoenél.

—Esustedbastanteparecida…

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—Es natural—dijo ella, volviéndose a mirarme con rostro sonriente—.Compartimosunpadre.

Todosentramos.Cougabasalió,seguidadeCougabel.Éstahabíaacudidoevidentementeavisitarasumadreyllevabaenbrazosalniñocuyavenidaalmundohabíasidodemasiadoprematuraparanuestratranquilidad.

—Cougaba —dijo Anabel—. Ha llegado nuestra hija de Inglaterra.Encárgatedeprepararleunahabitación.

—Sí,sí,sí—dijoCougaba—.Cougabel,túmeechasunamano.

Cougabelsequedódepiesonriendo,conelniñoenbrazos,mirándonosamíyaPhiliphastaquesusojosseposaronenSusannah.

—Esunacasaagradable—dijoSusannah.

—Lahemosmejoradomuchodesdequevinimos—contestómipadre.

—Debe hacer unos once años. Recuerdo que tenía siete cuando… osfuisteis.

—Haceonceaños—dijoAnabel serenamente—.Estarás sedienta.VoyapreparartealgodebebermientrasCougabatepreparalahabitación.

—¡Cougaba!¿Es la siniestramujerquemehamiradocomosi fueraunaespeciedediabloescapadodelaspuertasdelinfierno?

—Cougabaeslamayor—dijeyo.

—Ah,yomereferíaalajovenconelniño.Soncriados,supongo.Deseabatantoencontraros.Fuetanrepentina…vuestradesaparición.

Mimadretrajolimonadaalaquehabíaañadidoalgunasdelashierbasquehabíadescubiertoyqueleconferíanundeliciososabor,convirtiéndolaenunaagradablebebidarefrescante.

—Comeremos dentro de una hora —dijo Anabel—. ¿Tienes hambre?¿Quieresqueloadelante?

Susannah dijo que no. La bebida era refrescante y le parecía muy biencomerunahoramástarde.Ledirigióamipadreunapícaramirada.

—Supongoqueteestaráspreguntandoquecómoteheencontrado.ElviejoSimons,quetellevabatodoslosasuntos,murióelañopasado.SuhijoAlainsehizocargodelnegocio.ConseguíqueAlainmerevelaratusecreto.Noselohedichoanadie,peroestabadecididaaveniraverte.

—¿CómomurióJessamy?—preguntóAnabel.

—Fue durante un frío invierno de hace tres años. Nos pasamos variassemanasbloqueadosporlanieveenelcastillo.Yasabescómosoplaelviento

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poraquelloscorredores.Esel lugarconmáscorrientesdeaireque jamásheconocido.Bueno,esofuedemasiadoparamimadre.Lospulmonessiemprelehabían planteado problemas. Elizabeth Larkham, ¿recordáis a ElizabethLarkham?, murió unos meses más tarde de la misma dolencia. Muchaspersonasenfermaronaquelinvierno.

—¿Ycómoquedótumadrecuando…?—EmpezóadecirAnabel.

Susannahledirigióaquellasonrisareservadaqueyoyahabíaobservadoenella.

—¿Cuando os fuisteis? —preguntó—. ¡Oh, destrozada! Se pusoterriblemente enferma. Uno de sus resfriados se complicó con bronquitis.Estaba demasiado enferma para pensar en otra cosa que no fuera tratar derespirar.Laoídecirqueesolasalvódemorirdemelancolía.

Anabel cerró los ojos. Susannah estaba abriendo una vieja herida yhurgandoenellaconuncuchillo.

—Pero todo eso pertenece al pasado —añadió—. Ahora las cosas sondistintasenelcastillo.

Cougabelbajóparadecirquelahabitaciónyaestabalista.

—Sólo ha tenido que hacer cama —dijo; después miró a Susannah yañadió—:Habitacionessiemprelimpiasenestacasa.Mamabelloquiere.

—Quéencomiable—dijoSusannah.

Cougabelseencogiódehombrosyserio.

—Voyaacompañarteatuhabitación—dije.

Pensaba que mis padres desearían permanecer a solas un rato paracomentar aquel acontecimiento inesperado. Philip se daría cuenta. Era muysensible,yyoimaginabaquealegaríaalgunaexcusaparadejarles.

Susannahselevantórápidamente.Supusequeestabadeseandopermanecerasolasconmigo.

Al llegar a la habitación, echó una indiferente mirada a su alrededor ydespuéssevolvióamirarme.Estabaclaroqueyoleinteresabamuchomás.

—¿No es… divertido? —dijo—. No sabía que iba a encontrar unahermana.

Sesacudióelpeloycontemplósuimagenreflejadaenunespejo.Serioyse acercó amí.Tomándomedel brazo,me arrastró hacia el espejo y ambaspermanecimosdepiefrentealmismo,launaalladodelaotra.

—Esunparecidobastanteacentuado—dijoella.

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—Bueno,talvez.

—¿Quéquieresdecircon…talvez?Tedigo,hermana,quesitecortaraselcabello con un flequillo… si lucieras un vestido de moda como éste… sifuerasunpocomenosseria…¿Comprendesloquequierodecir?Perosihastatienesunlunarenelmismositio.¡Imagínate!

Locontemplé.Habíaolvidadodesdehacíamuchotiempoaquellunarquemeparecía tansignificativocuandoAnthonyFeltonmeatormentabaacausadelmismo.

—Yolollamomipuntodebelleza—añadióSusannah.

—Esmásoscuroqueelmío—dije.

—¡Queridae inocenteSuewellyn!Te lo confesaré a ti y sólo a ti.Me looscurezcounpococonunlápizespecialquetengoparaestefin.Tengounosdientes perfectos… tú también, hermana… y el lunar en este sitio atrae laatención hacia ellos. Por eso usaban lunares postizos en el pasado.Ojalá sehicieraahora.Quédivertidoquetútengasunojustoenelmismolugar.Voyadecirteloquevamosahacer.Telooscureceréunpocoparaacentuarloynosvestiremosigual.¡Oh,esemocionantehaberteencontrado,Suewellyn!

—Si—dije—,loes.

—Tienesqueenseñarmelaisla.Megustaelmédico.¿Vasacasarteconél?Esbastanteguapo, ¿verdad?No tandistinguidocomonuestroqueridopapá,peroesqueresultamuydifícilquealguienpuedacompararseaunMateland.¿Noestásdeacuerdo?

—Creo que Philip es guapo—dije—. Y no estamos comprometidos enmatrimonio.

—Todavía…no—dijoella.

Tenía la impresión de que Susannah podía leer mis pensamientos. Mefascinaba y, al mismo tiempo, me hacía sentir muy incómoda. Mis ideasestaban tan agitadas y yo estaba tan extasiada ante su presencia que apenaspodíacaptarloquemedecía.Separecíaamíy,sinembargo,eramuydistinta.Eraloqueyotalvezhubierasidosihubieravividoenunmundodiferente…un mundo de castillos y de vida regalada. En eso estribaba la diferencia.Susannahrebosabaconfianza;secreíafascinanteyhermosay,porquelocreía,lo era. Sus rasgos eran tan parecidos a losmíos que no hubiera podido sermuchomásatractivaqueyodenohaberlocreído.Súbitamentesemeocurriópensarquehubierapodidoserexactamenteigualqueella.

Me estabamirando a través del espejo y tuve de nuevo la desagradableimpresióndequepodíaleermispensamientos.

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Siguióhablando,comosicontestaraamispalabras.

—Si,somosiguales…rasgoporrasgo.Sólotieneslanarizunapizcamáslarga que la mía. Pero las narices son importantes. ¿Recuerdas la deCleopatra?Dehaber sidounpocomás larga,¿oquizásunpocomáscorta?,hubieracambiadolahistoriadelmundo,segúndijoalguien,¿verdad?Bueno,pues yo no creo que esta diferencia entre nuestras narices vaya a cambiartantas cosas. Soy ligeramente más animada que tú…más descarada y másirreverente. Pero eso tal vez se deba a mi educación. Nuestras bocas sontambiénunpocodistintas.Latuyaesmásdulce…comouncapulloderosa.Lamíaesmásancha…demuestraquesoymuyaficionadaalascosasbuenasdelavida.Nuestrosojos…lamismaforma,elcolorligeramentedistinto.Tútienes la tez un poco más clara que yo. Vistas así, el parecido no es muyacusado, pero, si nos vistiéramos igual… si la una asumiera el papel de laotra… entonces sería otra historia. Hagámoslo un día, Suewellyn. A ver sipodemos engañarles. No creo que podamos engañar a Anabel. Tú eres supequeñaovejita,¿verdad?¿SabesquesiempretuvelacertezadequeAnabelocultaba algún secreto? Resulta difícil pensar en todos aquellos años. ¿Túpuedespensarenellos,Suewellyn?

—Si,puedo.

—Yatiteteníanescondida,¿verdad?YsupongoquelanocheenquemipadrematóatíoDavid,fueronatodaprisaportiytetrajeronconsigoaestaisla desierta. Qué vidas tan emocionantes las de nosotros los Mateland,¿verdad?

—Éstadeaquídifícilmentepodríadescribirseenestostérminos.

—Pobre Suewellyn, eso tenemos que cambiarlo. Tenemos que procurarquetuvidaseamásdivertida.

—Imagino que eres de esas personas a las que les ocurren cosasemocionantes.

—Sólo porque las busco. Tengo que enseñarte a buscarlas, hermanitapequeña.

—Notanpequeña—repliqué.

—Másjoven.¿Cuánto?¿Losabes?

Comparamosnuestrasfechasdenacimiento.

—Ah,yosoylamayor—dijoella—.Porconsiguiente,estájustificadoquete llame hermanita. O sea, que te escondieron, ¿eh? Anabel te visitaba.Debieron tener una pelea terrible aquella noche. Jamás olvidaré aquellamañana en queme desperté, intuyendo que había ocurrido algo. El castilloestabasumidoenunprofundosilencioylasniñerassenegabanacontestara

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mispreguntas.Yonohacíamásquepreguntardóndeestabamipadre.¿QuélehabíaocurridoamitíoDavid?Ymimadrepermanecíatendidaenlacamayparecíaqueestuvieramuertacomomitío.Tardémuchotiempoenaveriguarloque había sucedido. Jamás les cuentan a los niños estas cosas, ¿verdad?Nocomprenden que lo que tú imaginas puede ser mucho peor que lo que hasucedidorealmente.

—Difícilmentepodríahaberunatragediamásgrande.

—Tú lo sabías, ¿verdad? Supongo que te lo debieron contar.Y supongoquesabeselporqué.

—Locuentan cuandocreenquedebes saberlo—dijeyoy ella soltóunacarcajada.

—Eresunahermanapequeñamuydigna.Me imaginoquesiemprehacesloqueesjustoyhonroso,¿verdad?

—Yonolocreo.

—Niyo tampoco…si eresunaMateland.Pero imagínate loque sentí alsaberqueteníaaunasesinoporpadre.Claroquenolosupehastamástarde.Tuve que averiguarlo yo misma… escuchando detrás de las puertas. Loscriados siempre hablan. «¿Dónde está mi padre?». «¿Por qué ya no estáaquí?».Yo siempre hacía preguntas y ellosmantenían la boca cerrada y yoadivinabaatravésdesusmiradasquehubierandeseadodecírmelo.Ynohabíanadieenlacasadelmédicoytodoslospobrespacientesseibandevacío.Ymimadre,claro…siempreestabaenferma.Ellanadamedecía.Silehablabademipadre,selellenabansimplementelosojosdelágrimas.PeroyoloaverigüéatravésdeGarth.Éllosabíatodoynosupoguardarelsecreto.Medijoqueera lahijadeunasesino.Jamás loheolvidado.Creoqueexperimentóciertasatisfacciónaldecírmelo.DijoquesumadremeodiabaporquemipadrehabíamatadoatíoDavid.

Sevolvióhaciamíyapoyóunamanoenmibrazo.

—Estoy hablando demasiado—dijo—. Lo hago siempre. Ya tendremostiempo de hablar, ¿verdad? Hay tantas cosas que quiero contarte… tantascosasquequierosaberacercadeti.Comeremosdentrodeunahora,hadichoAnabel.

—¿Quieresqueteayudeadeshacerelequipaje?

—Bueno, sacaré algo de la maleta y me cambiaré. ¿Crees que la negraperversamequerrátraerunpocodeaguacaliente?

—Mandaréquetelasuban.

—Dilequeno leecheningúnencantamiento.Pareceunadeésasque los

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preparan.

—Enrealidad,esmuybuena.Sólohayqueandarseconcuidadocuandoseleshacealgunaofensa.Mandaréquetesubanelaguacaliente.¿Quieresquevengaaavisartecuandoestélistalacomida?

—Seríaencantador,hermanita.

SalídesuhabitaciónysólomástarderecordéquehabíallegadoelcorreoenelbarcoyquemeestabaaguardandounacartadeLaura.

NodejédepensarenSusannahnisiquieramientrasrasgabaelsobre.

MiqueridaSuewellyn:

Al final, ha ocurrido. La boda tendrá lugar en septiembre. Coincidiráexactamenteconelbarco.Podrásllegarunasemanaantesyayudarmeenlospreparativos.Estodomuyemocionante.Mimadrequiereunabodaportodoloalto.Loschicossimulanquenoydicenqueesunatontería.Peroyocreoque,enrealidad,estánentusiasmados.

Meestánconfeccionandountrajeblanco.Lostrajesdelasdamasdehonorserán de color azul pálido. Tú serás una de las damas de honor. Mandaréconfeccionarlostrajesysóloharáfaltaunarápidapruebacuandovengas.LeescribotambiénaPhilip.Podréisviajarjuntos.Oh,Suewellyn,soymuyfeliz.Teheganadoenlacarrera,¿verdad…?

Apartélacartaaunlado.Lapróximavezquevinieraelbarco,tendríaqueestar dispuesta a marcharme. Philip podría ir conmigo. Tal vez la boda deLauraleindujeraacomprenderqueyoeracasitanmayorcomosuhermanayqueyaerahoradequemecasaratambién.

Sonreí en mi fuero interno. Todo estaba encajando con naturalidad… ohabíaencajado.

Teníalasensacióndequetalvezcambiaranlascosas,ahoraqueSusannahhabíallegado.

***

Y cambiaron. Su sola presencia cambió el lugar. Reinaba en la isla unagranconmociónporsucausa.Lasmujeresylasmuchachashablabandeellaysereíancuandonosveíanpasar.Loshombreslaseguíanconlosojos.

ASusannahleencantabaaquelinterés.Estabamuycontentadeencontrarseenlaisla.

Era encantadora, afable y cariñosa; y, sin embargo, su presencia entrenosotros ejerció un efecto que estaba muy lejos de ser tranquilizador… yosabía que a Anabel le recordaba a Jessamy y que ello turbaba su paz de

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espíritu. Ahora era tan consciente como al principio del mal que le habíahechoaJessamy.

—Mipobremamásiempreestabamuy triste—dijoSusannah—.Janet…¿recuerdas a Janet? Janet decía que no tenía voluntad de vivir. Janet semostraba impaciente.«A lohecho,pecho» solíadecir. «Denada sirve llorarpor la lecheque sehaderramado». ¡Como si perder almaridoy a lamejoramigadeunasepudieracompararconlalechederramadadeunajarra!

SusannahrompióareírmientrasrecordabaaJanetylaimitabaconmuchapropiedad, segúnpensé yo. Sin embargo, por divertido que pudiera resultar,todoelloletraíaaAnabelunosrecuerdosmuyamargos.

¿Ymipadre?

—VinounnuevomédicoaMateland.Lagentesepasóañoshablandodevosotros…Eraunprodigio,¿verdad?PobreabueloEgmont.Solíadecir:«Heperdidoamisdoshijosdegolpe».Alcabodealgúntiempo,empezóadedicarmuchaatenciónaEsmonde invitóaMalcoma ir al castillomásamenudo.NospreguntábamossiMalcomibaaserelsiguienteenla líneadesucesión.No estábamos seguros de ello porque el abuelo Egmont siempre le habíaguardado mucho rencor al abuelo de Malcom. Me tenía bastante cariño yalgunas personas pensaban que yo iba a ser la siguiente en caso de queEsmondnotuvierahijos.Siemprelehabíangustadolaschicas…legustabanmucho más que los chicos… —Susannah se echó a reír—. Es un rasgofamiliar de los varones que se ha transmitido a través de los siglos. Parecíacomprenderlaposibilidaddequelaschicastuvieranotrascualidades,apartelabellezayelencanto.Solíarecorrerlahaciendaconmigoymostrarmecosasyhablar conmigo acerca de ella. Solía decir que nada había como tener doscuerdasenelarco.GarthsolíallamarnosaEsmond,aMalcomyamílasTresCuerdas.

Enmedio de su conversación aparentemente superficial, Susannah sabíadescubrir el punto en el quemejor se podía clavar la flecha y, cuando elloocurría, se observaba en su rostro una expresión de inocencia tal que nadiepodíacreerquesedieracuentadeloqueestabahaciendo.

Mostraba un gran interés por el hospital, pero, en cierto modo, se lasapañaba para menospreciarlo. Era maravilloso tener semejante sitio en undesierto, decía. Hubiera podido formar parte de un verdadero hospital,¿verdad?Tendríanqueadiestraraaquellasnegraseneloficiodeenfermeras,suponía.¡Quéemocionante!

Hacíaquetodoparecieraalgoasícomounteatro;yyoobservéahoraqueen Philip se había operado un cambio. Ya no mostraba aquella mismaexpresióndeentusiasmocuandohablabadelalaborqueibaarealizar.

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Me pregunté si incluso mi padre habría empezado a pensar que aquelproyectoeraunsueñodescabellado.

Anabel y yo nos sentamos juntas en nuestro lugar favorito bajo laspalmeras, a la sombra delGigante Rugiente y,mientras contemplábamos elperláceomardeun traslúcido color verde azuladoy escuchábamos el suaverumordelasolasrompiendoenlaplaya,Anabeldijo:

—OjaláSusannahnohubieravenido.

Yo guardé silencio. En realidad, no podíamostrarme de acuerdo porqueSusannahmeentusiasmaba.

Las cosas habían cambiado desde su llegada y, aunqueme constaba queello no había ocurrido de una manera muy cómoda, mi hermanastra mefascinabaporcompleto.

—Supongo que, en realidad, soy injusta —dijo Anabel. Es natural quetraiga recuerdos de cosas que nosotros preferiríamos olvidar. No hay quereprochárselo.Loqueocurreesquehacequenosotrosmismosnoshagamosreproches.

—Estanextrañoparamí…tanemocionanteenciertomodo—dijeyo—.Aveces,tengolaimpresióndeestarviéndomeamímisma.

—El parecido no es tan acusado como para eso. Vuestros rasgos soniguales. La recuerdo de niña. Era… perversa. Eso no se suele señalardemasiadoenlosniños.Pero,bueno,talcomodigo,soyinjusta.

—Esmuyamablecontodosnosotros—dije—.Creoquequieregustarnos.

—Algunas personas son así. Parece que no quieren causar daño…y, dehecho, nadie puede señalar nada en concreto, pero constituyen unamolestiapara losdemás aunqueden la impresiónde ser inocentes al respecto.Todoshemoscambiadosutilmentedesdequeellahavenido.

Pensémuchoenello.Eraverdadendeterminadosentido.Mimadrehabíaperdidosuexuberantebuenhumor;pensabamuchoenJessamy.Yolosabía.Mipadrevivíatambiénenelpasado.Lamuertedesuhermanohabíasidoparaélunapesadacarga.Jamásnecesitaríaquelerecordaranloquehabíahecho,perohabíaempezadoahallarsusalvaciónysehabíadedicadoasalvarvidas.Y ahora el peso de la culpa le había vuelto a abrumar. Por otra parte, elhospitalhabíasidomenospreciadoenciertomodo.Parecíaunjuegoinfantilenlugardeunagranempresa.

Philip también había cambiado. Yo no quería pensar en Philip. Habíacreídoqueestabaempezandoaquererme.Cuandohabíaacudidoporprimeravezalapropiedadencalidaddeamigadesuhermana,yonohabíasidomásque una colegiala para él.Habíamos disfrutado de nuestramutua compañía,

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habíamos hablado y nos habían gustado las mismas cosas. A mí me habíaentusiasmadotodoloquehabíavistoyaéllehabíaencantadomostrarmelasáridas llanurasdel interiordelcontinente.Perohabía tenidoquehacersea laideadequeyoestabacreciendo.Meparecióque,cuandovinoalaisla,yalohabíaconseguido.Talvezconvanidadexcesiva,habíacreído serunade lascausas de su venida. Mis padres también lo habían creído así. Todos nossentíamosmuy felices y a gusto. La pesadilla de la terrible experiencia quemispadreshabíanvividosehabíaatenuadoaunquejamáspodríadesaparecerpor completo.Ahora la volvían a tener encima, traída porSusannah.A éstanadaselepodíareprochar,comonofueraelhechodeplantearlascosasdetalmaneraqueparecíaquetodoellohubieraocurridoayer.Pero¿yPhilip?¿Dequé modo le había cambiado Susannah? El caso era que lo había dejadoestupefacto.

Cougabelmedijoundíaenquesetropezóconmigoenlaescalera:

—Vigílala,ellahechicerayhacerungranhechizoparaPhildo.

PhildoeraPhilip.Aéstelehabíahechograciaelnombrealoírloporvezprimera.SignificabaPhilipeldoctor.

Cougabelapoyóunamanoenmibrazoymedirigióunaexpresivamiradaconsuslimpiosojos.

—Cougabelvigilaráporti—dijo.

«Ah—pensé—,volvemosaserhermanasdesangre».

Comoeslógico,megustóelhechodeestarenmejoresrelacionesconella,peromemolestóloquemehabíainsinuado…tantomásporcuantoyosabíaqueeracierto.

Era natural quePhilip se sintiera atraídoporSusannah.Se había sentidoatraído por mí y Susannah se parecía a mí, pero en un envoltorio másdeslumbrante.Losatuendosquelucía,sumaneradehablarymoverse…todoera tentador.Yohubierapodido imitarla fácilmente,perodesdeñabahacerlo.Por otra parte,me entristecía observar cómo se iba reduciendo el interés dePhilippormíycrecíaporlosmássofisticadosencantosdeSusannah.

Mimadresemostrabamuyfríaconélymipadretambién.Ambosdebíanhaber comentado aquel cambio y habían empezado a darse cuenta de queSusannah —sin hacer otra cosa que no fuera mostrarse encantadoramenteamablecontodosnosotros—estabaechandoaperdernuestrosplanesparaelfuturo.

Aellaleencantabamicompañíay,pormiparte,mesentíafascinada,peroexperimentabaalmismotiempociertaaversiónhaciaella.

Tenía la sensación de haber regresado a aquel mágico día en que había

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vistoelcastilloyhabíaformuladolostresdeseos.Nocabíadudadequeellatambiénestabaobsesionadaporelcastillo.Melodescribiócontododetalle…el interior, quiero decir. El exterior estaba grabado en mi memoria parasiempre.

—Es maravilloso pertenecer a semejante familia—me dijo—. Yo solíasentarme en aquella gran sala principal y contemplar aquel alto techoabovedadoylaspreciosastallasdelagaleríadelosjuglaresymeimaginabaamis antepasados bailando. La reina vino una vez… la reina Isabel, ¿sabes?Estátodoenlosarchivos.LosMatelandTudorsearruinaronconaquellavisitaytuvieronquevenderalgunosdelosroblesdelparqueparapagarlasfacturasde los agasajos. Otro antepasado plantó nuevos árboles gracias a larecompensaquerecibiótraslaRestauraciónporhabersidolealaCarlos.Lespuedes ver a todos en la galería. Oh, sí, es emocionante pertenecer a estafamilia… aunque haya habido ladrones, traidores y asesinos entre nosotros.Oh,perdón.NotienesquesertansensiblealodetíoDavid.Noeraunhombremuybueno.Apuestocualquiercosaaquemipadretuvomuybuenasrazonespara participar en aquel duelo. Además, un duelo no es un verdaderoasesinato.Ambosaccedenabatirseyunogana,esoestodo.Oh,quisieraquenopusieraisestacaratansombríacuandohablodetíoDavid.

—Nuestropadrelollevaenlaconcienciadesdehacemuchosaños.¿Quésentiríastúsihubierasmatadoatuhermano?

—Puestoqueno lo tengo,meresultadifícildecirlo.Pero,simataraamihermanastra,mesentiríamuyenojadaconmigomismaporque,siquieresquetedigalaverdad,cadadíamegustamás.

Sabíadecircosasencantadorasdeestetipo,razónporlacual,nadiecreíaquealgunaveztuvieraintencióndeherir.

—TíoDavideraunMatelandtípico—añadió—.Enotrostiempos,hubieraasaltadoalosviajeros,seloshubierallevadoalcastilloysehubieradivertidocon ellos.Había uno que lo hacía en la EdadMedia. TíoDavid se hubierainclinadoporlasmujeres…undestinopeorquelamuerteytodasestascosas.Le gustaban mucho las mujeres, vaya que sí. Tenía amantes bajo lasmismísimasnaricesdetíaEsmeralda.Tenencuenta,quelapobrecillaestabainválida.Y,además,esunamujermuycargante.EncuantoaElizabeth…peroellahamuertoahora.

—¿YquéhaydeEsmond?—pregunté.

—Te revelaré un secreto, ¿quieres, Suewellyn? —Dijo, cambiando deexpresión—.VoyacasarmeconEsmond.

—Oh,quémaravilla.

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—¿Cómolosabes?

—Bueno,sitúlequieres…yoshabéiscriadojuntos…

—Muybuenas razones,perohayotra. ¿Quieresque te ladiga?Debierasadivinarla.¿Nopuedes?No,claroqueno.Eresdemasiadobuena.TehacriadoladulceAnabel…cuyadulzuranoleimpidiótenerunahijaconelmaridodesumejoramiga…

—Porfavor,nohablesasídemimadre.

—Perdona,dulcehermana.Perosumejoramigaeramimadreyyoestabapresentecuandoseenteró.Perotienesrazón.Noesjustohablardeelloahora.Enrealidad,noesjustojuzgaraalguien,¿verdad?Sólolaspersonasgazmoñaslo hacen, porque, ¿cómo pueden saber qué es lo que induce a la gente acomportarse como lo hace y cómo sabemos nosotros lo que haríamos encircunstanciassimilares?

—Estoydeacuerdo—dije.

—En tal caso, nome juzgarás con excesiva dureza si te digo que voy acasarmeconEsmondporqueeselpropietariodelcastillo.

—¿Ynotecasaríasconélsinolofuera?

—No.Espuraysimplementeporqueeseldueñodelcastilloymecasaríacon cualquiera que fuera el dueño del castillo. Yo lo heredaría si Esmondmuriera,pero,puestoqueEsmondestáprimero,tendríaquecasarmeconélobien matarle… y el matrimonio es más fácil. Bueno, veo que te heescandalizado. Piensas: se vende por un montón de piedras y habla delasesinatocomosifueraunacosanatural.

Yoguardésilenciomientraspensaba:«SivaacasarseconEsmond,seiráytodoquedaráigualqueantes.Philipyyovolveremosaestarjuntos».

Peronoseríalomismo,claro.

—El castillo me ha fascinado desde que era niña —añadió, nopercatándoseporunavezdequemiatenciónsehabíaapartadodesusasuntosparacentrarseenlosmíos—.Yosolíabajartemerosamentealasmazmorras.Veníanajugarconmigolosniñosdeunamansióncercanayleshacíaentrarenlacripta…lacriptadaaccesoa lasmazmorras.Sebajanunospeldañosy teencuentras en un lugar muy oscuro y frío… muy frío, Suewellyn. Cuestaimaginar el frío de allí abajo. Y después están las tumbas… Matelandfallecidos hace mucho tiempo, descansando majestuosamente en aquellassoberbiastumbas.Undíayodescansaréallí.Nocambiarédeapellidocuandomecase.Nunca seréotra cosamásqueunaMateland.EsmuycómodoqueEsmondseamiprimo.

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—¿Conoceéltuobsesiónporelcastillo?

—Enciertomodo.Pero,aligualquetodosloshombres,esvanidoso.Creequeéltienequeestarincluidoenestaobsesiónyesoesalgoquemeconvienehacerlecreer.

—Meparecesmuycínica,Susannah.

—Tengoque ser realista.Hayque serlo, si sequiereconseguir loque sedesea.

—¿CuándovasacasarteconEsmond?

—Probablemente,cuandoregrese.

—¿Yesocuándoserá?

—Cuandohaya visto elmundo.Estuve en una escuela para señoritas enParís durante un año y, al terminar, quise completarmi educación, viajandoporelmundo.QueríahaceralgoasícomounGranRecorrido.Peroentoncesdescubrídóndeestabamipadrey,comoesnatural,modifiquémisplanesymevineaquí.

—Alhabértelodicho,estehombrecometióunafaltadelealtad.

—Tuvequemostrarmemuyencantadoraconél.Puedohacerlosiquiero.

—Tengolaimpresióndeque…todolohacessinesfuerzo.

—Esoparece.Enesoconsisteelarte…enqueparezcaalgoquesehacesinesfuerzo.Perohayquetrabajarmucho,¿sabes?

—Avecesmeparecequeteríesdemí…queteríesdetodosnosotros.

—Esbuenoreírse,Suewellyn.

—Peronoacostadelosdemás.

—Yo no quisiera lastimaros… a ninguno de vosotros. Pero si os quieromucho.Soismifamilialargotiempoperdida.

Sus ojos me estaban mirando con expresión burlona. Pensé que ojalácomprendieraaSusannah.

Sinembargo,nocabíalamenordudadequesuentusiasmoporelcastillodeMatelandera sincero.Estaba empezandoa sentirme tan subyugada comoella. Tenía la impresión de estar paseando con ella por aquellas salasabovedadas. Percibía el frío de las tumbas, el terror de las mazmorras, elmisteriodelacriptayelesplendordelasalaprincipal.Teníalasensacióndehaber subido la escalinata y de haber contemplado los retratos de aquellosMateland muertos hacía tiempo, de haber comido en su compañía en elcomedor con susparedes cubiertasde tapicesy sus sillasdepuntode aguja

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salidasde lasmanosdealgúnantiguoantepasado.Paseabapor lahabitaciónBraganzaocupadaporlareinadeestenombrecuandosehabíaalojadoenelcastillo.Me sentaba junto al mirador de la biblioteca con gran cantidad delibrosde lasestanteríasamontonadosami lado…yen la salaprincipaly lapequeñasaladeldesayunoquelafamiliautilizabacuandonohabíainvitados.Despuéspaseabaporlaarmeríadenoche,cuandotodoresultatanespectralylas armaduras parecían centinelas que montaran guardia. Me parecía haberestado en el solarium tomando los últimos rayos del sol antes de queoscureciera.Eraextraño.Teníalaimpresióndequeconocíaelcastillo,dequehabíavividoallí.DeseabaquemehablarandeélyacosabaconstantementeaSusannahconpreguntas.

Aellalehacíagracia.

—Yaveselpoderdelcastillo—dijo—.Túquenuncahaspuestolospiesen él, desearías estar allí. Te gustaría poseerlo, ¿verdad?Oh, sí, te gustaría.Imagínate en el papel de señora deMateland. Imagínate bajar a las cocinastodaslasmañanasparahablardelmenúdeldíaconloscocineros,examinandoladespensa,contandolasconservas,organizandobailesytodaslasdiversionesque forman parte de las fiestas en un castillo. Es porque perteneces a lafamilia.Eresunadenosotros.Nuestrasangrecorreportusvenasy,aunquelahayasadquiridodeunamanerapocoortodoxa,estáahí,¿no?Eslacunadetusantepasados.Tusraícesbrotandeaquellosantiguosmurosdepiedra.

Era muy significativo lo que decía. Jamás olvidaría mientras vivieraaquellavezenquehabíaestadoenloslindesdelbosqueconAnabelylohabíacontemplado por vez primera y había visto a los jinetes cruzando la puertafortificada:Susannah,Esmond,MalcomyGarth.

Susannahyyopasábamosmuchoratojuntas.LedijequeasistiríaalabodadeLaurayquemeiríaenelbarcolapróximavezqueésteviniera.

—¿Teirástútambién?—lepregunté.

—Lopensaré—dijoella—.Estarásausentedosmeses.Oh,sí,tengoqueircontigo. Tengo que empezar a preparar mi regreso a casa. ¿Por qué no tevienesconmigo?Meencantaríaenseñarteelcastillo.

—¡Irme contigo! ¿Cómo les explicarías mi presencia a Esmond… aEsmeraldayalosdemás?

—Les diría: «Ésa es mi querida hermana. Nos hemos hecho buenasamigas.Vaaalojarseenelcastillo».

—Ellosibanasaberquiénerayo.

—¿Yporquéno?EresunaMateland…unadelosnuestros,¿no?

—No podría ir. Me harían preguntas. Averiguarían dónde estaba mi

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padre…

—Piénsalo—medijoella,encogiéndosedehombros—mientrasbailesenestaboda.

—Meirédentrodedossemanas.

—YPhilip irá contigo.Lanovia es suhermana, ¿verdad?Tendréque ir,creo.

—Estoy segura de que los Halmer te recibirían muy bien. Es una granpropiedadyhaymuchashabitaciones.

Ellaadoptóunaexpresiónpensativa.

Algunosdíasmástarde,medijo:

—¿Por qué llevas siempre estas batas, Suewellyn? Me gustaría vertevestidaconalgorealmenteelegante.

Venaprobarteunodemisvestidos.Vamosaversipodemosengañarles.Tevestiráscomoyo.

—Hacefaltaalgomásqueunvestido.

—Voyaprobarlo—dijoella,mirándomedetenidamente.

Sacóelvestidoblancoquelucíaalllegaralaisla.Seloacababandelavar.

—Vamos,póntelo.Dejaquetevea.

Lohice.Elvestidometransformó.Mesentabacasialaperfección.Yoeraligeramente más alta, tan ligeramente que sólo se notaba cuando nossituábamoslaunaalladodelaotra;yeratambiénunpuntomásdelgada.

—¡Quétransformación!Porelhechodevivirenunaisladesiertanotienesqueparecerteaunanativa—dijoella—.Fíjateeneso,¿quépiensas?

Nosencontrábamoslaunaalladodelaotra,decaraalespejo.

—Cadaunasiguesiendoellamisma—dije.

—Ven.Dejaquetearregleelcabello.

Me senté y ella se apartó rápidamente, regresando después junto a mí.Habíaempezadoacortarmeelcabelloantesdequeyomehubieradadocuentade lo que estaba haciendo: Protesté, pero ya era demasiado tarde. Habíaempezadoacortarmeunflequillo.

Seriodemiconsternación.

—Teaseguroqueseráunamejora.Teencantará.Encualquiercaso,ahorayaesdemasiado tardeparadetenerme.Por favor, estatequieta sinoquieresestropearmitrabajodeartesanía.

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Permanecísentada.Laimagenqueestabaviendoenelespejoeradistintaalaquesolíacontemplarcuandomemiraba.

—¡Ya está! —Exclamó Susannah, retrocediendo un paso—. ¿No esemocionante?—Acercóelrostroalmío—.Podríamossergemelas.Túeresunpocomásrubia.Talvezelclimameaclareunpocoelpelo…simeatrevieraasalirsinsombrero.Yahoravamosacompletarlaimagen.

Volviómi rostrohaciaellayaplicóun toquede lápiznegroal lunarqueteníaenlabarbilla.

—Bueno,yahemoscompletadolaimagen.¿Creesquepuedesengañarles?

—¿Engañaramimadre?¡Nunca!

—Talvezno,perosípodríasengañaralosquenoteconocenmuybien.

Seestabadivirtiendoylebrillabanlosojos.

—Estoydeseandobajaracenar.Tienesquellevarestevestido,Suewellyn,y,cuandoestemosenSídney,compraremosalgunasprendasparati—memiréelvestido,blancomientrasellaañadía—:Quédateconél.Tesientamuybien.Siempremehagustadoestevestido.Peromásentiqueenmí.

No hacía más que mirarme al espejo. No, en realidad, no me parecíamuchoaSusannah;peroeraunyodistintoelquemeestabamirandodesdeelespejo.

Al salir de la habitación de Susannah, me encontré cara a cara conCougabel.Ellamemiró,dejóescaparunpequeñogritoyhuyó.

—Vuelve,Cougabel—legritéyo—.¿Quéteocurre?Ellasedetuvoysevolvióamirarmecomosifueraunaaparición.

—Oh,no…no…—gritó—…malo…malo…

Despuésdiomediavueltaysealejócorriendo.

Sequedarondeunapiezacuandomepresentéala,horadecenar.

—¡Suewellyn!—exclamómimadre,auténticamente;consternada—.¿Quéhashechocontucabello?

—Lohehechoyo—dijoSusannahcasientonodedesafío.

Mimadreselimitóamirarme.

—¿No tegusta?—PreguntóSusannah—.¿Ynoestáencantadoraconmivestido blanco? Yo estaba harta de aquellas batas y de que mi hermanaanduvieraporahícomounanativa.

—Esencantador—comentóPhilip—.TeparecesmuchoaSusannah.

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Eso me dolió un poco. Estaba encantadora porque me parecía más aSusannah.Porlomenos,erasincero.

—¿Peroquédemoniostehashecho?—Fueelcomentariodemipadre.

—LohahechoSusannah—ledijomimadre.

—Vamos,madrastra…—SusannahsereferíadevezencuandoaAnabel,llamándola madrastra; lo hacía utilizando un tono en cierto modo irónico.AnabellodetestabaySusannahlosabía—.Cualquieradiríaquelehecortadolacabeza.

—Lehascortadopartedesuhermosocabello—dijoAnabel.

—De esta manera, luce más; y ella está muy bonita. Tienes quereconocerlo.

—Está…máspulcra.

—¡Vaya!—ExclamóSusannah—.Esoesloquesedicecensurarmedianteunalevealabanza.¿Aquiénleinteresaestarmáspulcra?Esoesparalastíassolteronas. Nosotras queremos estar más elegantes, más à la mode y másguapas,¿noescierto,Suewellyn?

—PorelamordeDios—dije—,dejaddediscutiracercademicabello.

—Amímegusta—tercióPhilipsuavemente.Traslocual,nosdispusimosacenar.

Aquellanocherecibídosvisitascuandoyaestabaacostada.Laprimerafuemimadre.Sesentóenelbordedelacamaymedijo:

—¿Quétehainducidoapermitirquelohiciera?

—No me he dado cuenta de lo que estaba haciendo hasta que haempezado. Entonces no ha tenidomás remedio que seguir. En ciertomodo,tienerazón.Además,micabelloofrecíaunaspectounpocodescuidado.

—Hacequeteparezcasmásaella.Acentúavuestroligeroparecido.

—Noimporta.Yaestáhecho.Noesmásquecabelloymevolveráacrecercomoantesasudebidotiempo.

—ProntoasistirásalabodadeLaura.Supongoqueellairácontigo.

—Los Halmer son muy hospitalarios. Estoy segura de que Philip la hainvitado.

Elrostrodemimadreseendureció.

—Ojalánohubieravenido—medijo—.Lohacambiadotodo…

—Si las cosas han cambiado —dije yo serenamente—, no ha sido

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realmente sólo por ella. Si hubieran sido más… firmes… no hubierancambiado.

YoestabapensandoenPhilipymimadrelosabía.

—Esunaespeciedesirena—dijomimadreen tonoenojado—.Siemprefueunaniñaextraña.Recuerdoque siempreandabametidaen todaclasedemarrulleríasytravesuras.Pensábamosque,cuandocreciera,ibaacambiar.

—Notienesquepensarmaldeella,Anabel.

—NosepareceenabsolutoaJessamyniasupadre.Nosédedóndehabrásacadoestamaliciosaperversidad.

—YodiríaqueesunrasgodelosMateland.Algunosdelosantepasadosnofuerondemasiadobuenos.En realidad,Susannahnoesmala.Avecespuedesermuyencantadora.

—Siempre tengo la sensación de que está provocando dificultades.Supongoquenomegustaporqueeslahijadetupadreynomegustalaideadequenadieledéunahijamásqueyo.

Anabelsiempresemostrabasincerayyolaapreciabaporello.

—Querida, querida Anabel—dije—, no te preocupes porque me hayancortado un flequillo. Nada podrá modificar nuestra unión, ¿verdad? Conindependenciadeloqueocurra,túsiempreestarásamiladoparaayudarme…yyoestaréaltuyo.

Ellasemeacercómásymerodeóconsusbrazos.

—Tienesrazón,Suewellyn—dijo—.Algunasvecespiensoquemeestoyconvirtiendoenunaviejatonta.Mebesóysefue.

Mi segunda visita se presentó aproximadamente media hora más tarde,cuandoyaestabaapuntodeconciliarelsueño.Éstafuemásdramática.

La puerta se abrió lentamente y una negra figura se deslizó al interior.Apenaspodíadistinguirlaporqueenlahabitaciónnohabíamásluzqueladelalunacrecienteyuncieloestrellado.

Meincorporéenlacama.

—¡Cougaba!

—Sí,pequeñaseñorita.Cougaba.

—¿Ocurrealgo?¿EstábienCougabel?

—Cougabelmuyasustada.

—¿Quéhaocurrido?

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—Loqueustedhace—dijoella,señalándomeconeldedo—.Loquees.Hayunhechizosobreusted.

Yolevantélamanoymetoquéelflequillo.

—Vamos, Cougaba, ¿me has despertado para decirme que no te gustacómomehecortadoelcabello?

Ellaseacercómásalacama;teníalosojosredondosacausadelhorror.

—Yo le digo… malo… malo… Cougabel sabe —dijo—. Usted suhermanadesangre.Lonota.Lonotaaquí…

Cougaba se tocó la frente y el lugar en el que se suponía que estaba elcorazón.

—Ella dice: «Malas cosas le han pasado a pequeña señorita. Hechicerallevársela…hacerlamala.Hacerlacomohechicera».

—QueridaCougaba,debesdecirleaCougabelquenosepreocupe.Estoyperfectamentebien.Sólomehancortadounpocoelcabello.

—Brujamala—dijoella—.Cougabasabe.Cougabelsabe.CougabeldijoaGigantenogustarle.Rugiócuandosehizoestacosamala.

—¡ElGigante!¿Quétieneesoqueverconél?

—Aélgustarquelaislasergrande…rica.AélgustarDaddajoyMamabely pequeña señorita.No gustarleHechicera…y ahora ella tomarla y hacerlacomoella.

—Nadiemevaatomarniacambiarme.Soyyomismaysiempreloseré.

Cougabasacudiólacabezatristemente.

—Ustedirse.Irseengranbarco—seacercómásalacama—.LlevarseaPhildo con usted. Llevárselo de ella. Ella hacerle un hechizo. Usted…Phildo… felices. Nos gusta. Tener niños pequeños… crecer en la isla.Másniños…muchosniñospequeños…yhacerislarica.PeroGiganteenfadado.Aélnogustar.Llevársela…Volver…volverconPhildoytenerniños.

—Oh,Cougaba,teagradezcoquetepreocupestantopormí.

Extendí los brazos y ella se acercó y me abrazó durante un instante.Despuésseapartóyfruncióelceño,mirándomeelcabello.

—Nobueno—dijo,sacudiendolacabeza—.Ellatomarla…hacerlacomoella…Cougabelmuytriste.Lonotaenlasangre.DiceGiganteenfadado.Elsupadre…Elpadredesuhijo.EllamuyunidaaGigante.

ResultabainútilrecordarleaCougabaqueellonoeracierto.Noimportabaque, en un momento de tensión, ella hubiera confesado que el padre de

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CougabeleraLukeCarteryquenosotrossupiéramosqueelhijodeCougabelnohabíasidoconcebidolaNochedelasMáscaras.Aligualquetodoslosdesuraza,Cougabaaceptabacomoverdadloqueellaquería.

Noobstante,tratédetranquilizarlay,puestoquepensabaqueSusannahseibaairmuypronto,dejóquelaconsolara.

Faltabaunasemanapara la llegadadelbarcoyyoyaestaba listapara lapartida.

EstábamoscenandocuandoSusannahdijo:

—Hedecididono iraSídney.Aúnnoestoypreparadaparaabandonar laislay,reconozcámoslo,cuandomevaya,tendréqueregresaracasay,¿cuándovolveréatenerlaoportunidaddeveniraveros?

Sehizoelsilencio.Philipestabacompletamenteconsternado.

—ALauralehubieragustadoqueasistierasasuboda—dije—.Yoestabadeseandoquenosvieraalasdosjuntas.

—Conflequillosytodo—exclamóSusannahentonoimpertinente—.No.Yaestoydecidida.Nomerechazaréis,¿verdad?

Miró con expresión de súplica a nuestro padre y después se volvió,posandolosojosenAnabel.

—Comoesnatural,puedesquedartetodoeltiempoquedesees—dijomipadre.

—Pensabaquelaimpresióndenovedadyasehabíadesvanecidounpocoahora—añadióAnabel.

—En eso te equivocas. Este lugar es fascinante. Piensa en todo lo queestáis haciendo.Cuando se ponga auténticamente enmarcha el proyectodelhospital, será magnífico. Me encantaría verlo. Pero supongo que, para supuestaenfuncionamiento,faltantodavíamuchosaños.Talvezregresealgúndíaaverosatodos.Pero,demomento,aúnnomeapeteceirme.¿Teimporta,Suewellyn?

—Estaba deseando presentarte a Laura. A ella le hubiera encantadoconocerte.Perolocomprendo,claro.

—Regresarás dentro de dos meses. Entonces yo tendré que irme, peropasaremosundíaencantadorantesdequemevaya.

—Parecequetegustalavidaprimitiva—dijoAnabelconfrialdad.

—Hayciertascosasquemeretienenaquí.

Sus ojos recorrieron la mesa y se posaron en Philip; «Pero él se irá

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conmigo», pensé yo, yme pregunte que le parecería la isla a Susannah sinPhilip,aquienpoderesclavizar,ysinmí,dequiénpoderburlarse.

Muyprontoibaaconocerlarespuesta.

Había salidode la casay estababajandoa la playapara sentarmeenmilugarfavoritobajounapalmeraconelpropósitodeleerunodeloslibrosquehabíanllegadoenelúltimobarco.Philipseencontrabaamilado.

—Quierohablarcontigo,Suewellyn.

—Sí.¿Dequésetrata?

—¿Nossentamosbajoesteárbol?

Resultabaevidentequeestababuscando laspalabrasadecuadas.Al final,dijo:

—Heestadopensandomuchoenello…

—¿Enqué?

—EnlabodadeLaura.

—Hayquesacartelaspalabrasconsacacorchos,Philip.¿QuéocurreconlabodadeLaura?

—Bueno,haymuchafiebreenlaisla…

—Siemprelahahabido.

—Es…esdemasiadotrabajoparaquetupadrepuedahacerlosolo.

—Selasapañabamuybienantesdequetúvinieras.

—Creoquemenecesitaaquí.

—Ah,meestásdiciendoquenoquieresiralabodadeLaura—dijemuydespacio.

—Noesquenoquierair,Suewellyn.

—Bueno,esqueprefieresquedarteaquí.

—Noesunacuestióndepreferencias.Esquemeparecequedebiera…

Asentíconlacabezaycontempléelhermosomarencalma,hoydeuntonoopalescenteconelaguatanclaraquepodíaverselaarenadelfondo.

Hubieradeseado tendermeen la arenayecharmea llorar.Nocomprendíhasta aquel momento lo mucho que deseaba quedarme allí rodeada de mifamilia,conmimadreprofundamenteamada,conmiveneradopadre…yconPhilip.Habíahechoplanesconvistasaunfuturomuylejano.Habíavistoelhospitalenplenofuncionamiento,cumpliendotodaslasmisionesdequeyolo

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creía capaz.Habíavisto la isla convertida enunapróspera comunidadymehabíavistoamímismaconPhilip,educandoanuestroshijosallí.

—Piensasque…que…—meoídecir.

—Sí—dijo élmuy serio—.Nopodría irme tranquilo y dejar a tu padresolo…ahora…

«QuieresdecirquenodeseasdejaraSusannah»,hubieraqueridogritarle.

O sea, que todo había terminado. Durante todo aquel tiempo me habíaestadodiciendoqueellaacabaríayéndoseynosotrosolvidaríamossuvenida.

Entonces pensé: «Pobre Philip. Nunca se casará contigo. Se casará conEsmond…porelcastillo».

Elgiganterugiente

Por consiguiente, me fui sola a Sídney. Uno de los hermanos de Lauraacudió a recibirme al puerto y después me acompañó a la propiedad. Elequipajemeloenviaríanaldíasiguienteencarro.

Tuve que explicarle a Alan, el hermano, que Philip había pensado quehabíademasiadotrabajoenlaislaparaqueélpudierairse.

—TeaseguroqueLauraselovaatomarmuyamal—dijoAlan,haciendounamueca.

En la propiedad me recibieron cordialmente. Laura estaba radiante. Sedecepcionó al no ver a Philip, pero, tras el disgusto inicial, recuperórápidamenteelbuenhumordadoquesufelicidadnolepermitíasepararsepormuchotiempodesudichaabsoluta.

Me gustaba su futuro marido. Se irían a Queensland, donde él habíaheredadounapropiedad,yteníanprevistomarcharseinmediatamentedespuésdelaboda.

MeprobéeltrajededamadehonoryLauradijoqueminuevopeinadoeramuyelegante.

—Tecambiamucho,Suewellyn—medijo—.Hasperdidoaquel aspectoinocentequetenías.Parecesunamujerdemundo.

—Talvezestéempezandoaserlo.

Vinoamihabitacióntalcomohacíacuandoéramoscolegialasysesentóenelsuelo,quitándoseloszapatosyapoyandolabarbillaenelcuencodesus

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manosmientrasyopermanecíasentadaenelsillón.

—¿Noterecuerdaesootrostiempos?—dijo—.Yahora…imagínate,mevoyacasar.Meheadelantado.

—Mellevasunaño.

—Si,éstapodríaserlarazón.Lafamiliaestádecepcionada,Suewellyn.

—¿TerefieresalaausenciadePhilip?

—Siy,además,creoqueesperabanenciertomodo…Yasabescómosonlasfamilias.Tienenunabodaenlafamiliaeinmediatamentequierenotra.Mipadredicequelasbodassoncontagiosas.Enrealidad,creoqueelpróximovaaserAlan.PeroellospiensanenPhilip.Teaprecianmucho,Suewellyn.

—Siemprehansidomuyamablesconmigo.Esosignificómuchoparamícuando venía a pasar aquellas cortas vacaciones. Puesto que nome hubieradado tiempo a trasladarme a la isla, hubiera tenido que quedarme en laescuela.

—Aellos lesencantabaquevinieras.Pensabanque te llevabasmuybienconmigo.MeparecequePhiliphahechomal.¿Tantotrabajohayporallí?

Yovacilé.

—Suéltalo —me dijo ella—. ¿Qué ha ocurrido? A mí no puedesengañarme.¿Quéhaocurridoentrevosotrosdos?

—Nohaynada…

—Hayalgo.¿Yanoosgustáiselunoalotro?

—NocreoquealgunavezlehayagustadoaPhiliplosuficienteparaquerercasarseconmigo.

—Legustabas.Seestabaenamorandodeti.Todoslosabíamos.Mimadresolía decir que no era más que una cuestión de tiempo. Están muydecepcionados.Queríananunciarloenmiboda.

—No.Nohabía nada de todo eso en absoluto—ellame estabamirandofijamenteynotuvemásremedioqueconfesárselo—:Mihermanastravinoavernosalaisla.Sepodríadecirquelehizoperderlacabeza.

—Ah,¿ysevaacasarconella?

—Oh,no.Ellasevaacasarconotro.

—¡Quélío!¡YmenudotontoesPhilip!

—Soncosasqueocurren.Nosepuedenorganizarlasvidasdelosdemás.

—¿Teimporta…?

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—NuncapenséquehubieraalgoserioentrePhilipyyo.Supongoqueaúnnoestabamuymadura.Mispadrespensaronquesería idealporqueentoncesyome quedaría en la isla y Philip trabajaría allí conmi padre.En realidad,todoencajabademasiadobien.

—¡Quélástima!Esoestropealascosasenciertomodo.

—Atinotelaspuedeestropear.Todoesperfecto.Vasaserinmensamentefeliz,Laura.

—Si,losoy.VendrásapasarunatemporadaconnosotrosenQueensland,¿verdad?

—Podríatomarloenconsideración…simeinvitaran.

—Teinvitoaquíyahora.

—Muybien,pues,lotomaréenconsideración.

Despuéshablamosdelospreparativosdelabodaydelalunademielyyolehicecreerque,enrealidad,Philipnohabíasidomuyimportanteparamí.

Laurasecasóyyofuisudamadehonory,aldíasiguientedelaboda,ellaysumaridoemprendieronelviajedelunademiel.Mequedéenlapropiedadaguardandolapartidadelbarcorumboalaisla.Tratarondeconvencermedequemequedarahastaelúltimodía,perolesdijequequeríaefectuaralgunascompras en Sídney. La verdad era que deseaba marcharme. Había allídemasiadascosasquemerecordabanmis felicesvacacionesencompañíadePhilipyLaura.Semeocurriópensarquejamásvolveríaavisitarlapropiedad.No quería hacer demasiados planes con vistas al futuro.Me pregunté cómoibanaserlascosasenlaislacuandoSusannahsehubieraido.EraposiblequePhilip se quedara, a menos que se inventara alguna excusa para seguirla aInglaterra,cosaqueeramuycapazdehacer.Noqueríapensarenello.

Fuetodaunaaventuraalojarmesolaenelhotel,peseaquelospropietariosme conocían por haber estado una o dos veces allí con los Halmer cuandoéstos acudían para acompañarme al barco y despedirme. Había muchosclientesenelhotel,sobretodoganaderosdelosllanosquesesentabanenelgransalón,hablandodelospreciosdelalanayhaciendonegociosentresí.Yomequedéenmishabitacionesypedíquemesirvieranlascomidasallí.SólopermaneceríaenSídneydosdías.Noobstante,semeantojóunperíodomuylargo y comprendí que era la primera vez en mi vida que estabaauténticamentesola.

Ansiaba regresara la islay, sinembargo,mepreguntabaquéencontraríacuandollegara.Noseríaelparaísoquehabíasidoenotrosviajesdelpasado.Philip se habría enterado de que Susannah no le tomaba en serio. ¡PobrePhilip!

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¡QuédistintohubierasidotodosiSusannahnuncahubieraidoalaisladeVulcano!

Era la mañana de la víspera de la partida del barco y decidí efectuaralgunascomprasdeúltimahora.SalídeunodelosestablecimientosdelacalleElizabethenelquehabíacompradoalgunasprendasparaAnabely,alemergeralaluzdelsol,unavozmedijo:

—Buenosdías,señoritaMateland.

Mevolvíyviaunjovenalquejamáshabíavisto.Élsequitóelsombreroymehizounareverencia.

—Nome recuerda—dijo—. SoyMichaelRoston, deRoston Evans.Mipadre,queeraquienllevabasusasuntos,murióhacetressemanasyahorayomehehechocargodelnegocio.

ComprendíentoncesquemehabíatomadoporSusannah.Vacilé.

—Losiento—meoídecir.

—Fuerepentino—añadióél—.Unataque.Porcierto,hallegadoalgoparausted. Ibaa llevarloalbarcoyenviárseloa la isladeVulcano.Suponíaqueaúnestabaustedallí.

—Estabaesperandoelbarco—dije.

—¿O sea que regresa de nuevo? ¿Va usted a venir a recoger lacorrespondencia? Ya sabe dónde estamos, en la calle Hunter. Es un pocomolestalasubidahastaelcuartopiso.Perolafirmallevamuchotiempoenelnúmero33deHunter.Amipadrejamásselehubieraocurridomudarseaotrositio.

El corazónmeestaba latiendoapresuradamente.Elnombre segrabócontodaclaridadenmimente,locualsignificabaquelaideaestabaallísinqueyomehubieradadocuenta.SeñorMichaelRostondeRostonEvans,calleHunter,número 33, cuarta planta. Sería divertido recoger la correspondencia deSusannahyllevársela.

«Mira—le diría—, el parecido debe sermuy acusado. Seme acercó unjoven que me tomó por ti y decidí dejar que lo creyera y te he traído lacorrespondencia».

—Yorecogerélacorrespondencia—dije.

—Muybien—dijoél.

—Talvezvayaestatarde.

—Sí, hágalo. Si yo no estuviera, alguien se la entregará.Avisaré de queustedvaair.

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—Esoharéy…sientomucholodesupadre.

—Le echamos de menos. Él lo llevaba todo. No siempre es fácil cogertodos los hilos. Pero seguiremos conservando nuestras antigua relaciones,claro,particularmenteconsusrepresentantesdeInglaterra.LlevamosmásdecincuentaañoscolaborandoconCarruthersGentle.

Ledilasgraciasyregreséalhotel.Ahoranoprestélamenoratenciónalosganaderosqueestabanhaciendosusnegociosconlalana.

Me encaminé directamente a mi habitación. Aquel encuentro me habíaestimuladoconsiderablemente.

Me quité el sombrero. Sí, me parecía a ella. Me sentía como ella.Importante.RecibiendocartasdeInglaterraatravésdeunagenteaustraliano.

Lapequeñasimulaciónmehabíaanimado.

Aquellatardeacudíarecogerlascartas.Volvíaveraljoven.Estavezyaestabamás preparada para desempeñarmi papel.Recordé que el joven sólohabía visto a Susannah una vez y muy de pasada. Su padre se hubierapercatadoinmediatamentedequeyoeraunaimpostora.

—¿Le gusta la isla de Vulcano, señorita Mateland? —me preguntó,iniciandodeestaguisalaconversación.

—Mepareceinteresante.

—SupongoqueregresaráaInglaterraantesdequefinaliceelaño.

—Talvez.

—Estará usted echandodemenosmuchas cosas.Mi padremehabló delmaravillosocastilloenelqueustedvive.

—Esunlugarmuyhermoso.

Mehizodespuésalgunaspreguntasacercadelaisla.

—Tengo entendido que ha cambiado desde que se construyó el hospital,que la industria es floreciente y que se está convirtiendo en una comunidadbastantecivilizada.

—Asíes,enefecto—dije.

—Tengoentendidoquehayquedarlelasgraciasalinglésquesetrasladóallíhaceunosaños.Noesunlugarmuyprometedor.Creoqueunavezlaislaquedótotalmentedestruidaacausadeunaerupciónvolcánica.

—Esofuehacetrescientosaños.

—Ahorasupongoqueelvolcánestáapagado.

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Ledijequedebíairmeporqueteníaqueprepararmuchascosasparaeldíasiguiente. Temía que me hiciera algunas preguntas a las que me resultaradifícilcontestar.

Me llevé lacorrespondenciaamihabitacióny laguardéenunapequeñamaletademanoquellevaríaconmigo.

Mepreguntabaqué ibaadecirSusannahcuando ledijeraquemehabíanconfundidoconellaenlascallesdeSídney.

Hacía mucho calor el día que zarpamos. Me quedé en cubierta,contemplandoel soberbiopuerto.Permanecí allímientras atravesábamos losHeadsyhastaquelatierraseperdiódevistaynosencontramosenaltamar.

Entoncesmefuiamicamarote.

Estabadeseandoveramispadres,pero,enciertomodo,temíaregresaralaisla. Susannah ya estaría preparada para marcharse. Pobre Philip, ¿querríaacompañarla?

«Oh, Susannah —pensé—, ¿por qué viniste a la isla para desorganizarnuestrasvidas?».

Llevábamos varios días de navegación y, a la tarde del día siguiente,avistaríamos tierra.Me despertó por la noche el balanceo del barco.No eracorrienteenaquellasaguas.

Cuando bajé a desayunar, me di cuenta de que había ocurrido algo. Lagente conversaba con aquellamezcla de emoción e inquietud reveladora dequealgoextraordinarioestáapuntodesuceder.

Preguntéquéocurría.

—No podemos averiguar la causa. El barco empezó a balancearse. Noshemosdetenidoporque,cuantomásavanzamos,tantomayoreselbalanceo.

Durante lamañana,percibimosenelaireunextrañoolor;unoloracreysulfuroso,yhabíaunanubedehumoflotandoenelcielo.

Empezaronacircularporelbarcotodaclasederumores.

Me detuve para hablar con una mujer que se encontraba apoyada en laborda,contemplandoelmar.

—Dicenquehayunaerupciónvolcánicaenalgúnlugar—mecomentó—.Unadelasislas…

Unpánicoterribleseapoderódemí.

—¿Encuál?—grité—.¿Encuáldeellas?

—No lo sé —contestó la mujer, sacudiendo la cabeza—. Todas son

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volcánicasenestazona.

Me sentí mareada. Tuve visiones de los limpios y grandes ojos deCougabel,llenosdeprofecías.«GiganteRugientenocontento…».

Una fatalista certidumbre se apoderó demí. Sabía que el Gigante habíacesadoderugiryhabíadadoriendasueltaasucólera.

Elcapitánnosabíaquéhacer.

Teníaqueentregarmercancíasenlaislaynoestabaabsolutamentesegurodecuáldelasislashabíaresultadoafectaday,dadoqueelbalanceodelbarcohabíacesado,decidióarriesgarseaseguiradelante.

Yo me encontraba en cubierta. Estaba contemplando las ruinas de mihogar. Podía ver la cumbre de la montaña escupiendo llamas y rodeada dehumo.

Medirigíalcapitán.

—Éstaesmicasa—ledije—.Tengoqueiraverlopormímisma.

—Nopuedopermitirquevaya—contestóél—.Espeligroso.

—Esmicasa—repetíconobstinación.

—Enviarédosbotesalaorillaporsihubieraalgunapersonaquenecesitaraayuda.

—Yoiréconellos—dije.

—Metemoquenopodrépermitirlo.

—Esmicasa,¿sabe?—repetíayo.

Él lo sabía porque había estado almando de aquel barcomuchas de lasvecesenqueyohabíaidoyvenidodelaescuela.

—Nopuedopermitirquevaya—dijo.

—Entonces iré a nado. No puede impedírmelo. Tengo que verlo pormímisma.Mimadrepuedeestarallí…mipadre…

Élcomprendióqueestaballenadeangustiaytemor.

—Bajosupropiaresponsabilidad—dijo.

Meencontrabaenaquella islaotrorahermosa.Miréamialrededor,peroapenaspodíareconoceralgo.ElGiganteselevantaba,enormeyamenazador,con sus laderas requemadas por las terribles corrientes de lava que habíavomitadosobrelafértil tierra.Sobreloquequedabadelaschozassepodíanverescoriasvolcánicasycenizas.Quedabanrestosdepiedrapómezardienteydelavaencendida.Estabaoscuro,casicomosifueradenoche,peropudever

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queloúnicoquequedabadelhermosohospitaleraunmontóndepiedras.

—¿Dónde estáis?—murmuré—. ¿Anabel… Joel… dónde estáis? Philip,Susannah,Cougaba,Cougabel…¿Dónde?

Habíaríosdepastosobarroportodaspartes.Estabaclaroquelacorrientede lava se había condensado en lluvia, mezclándose con el fino polvovolcánicohastaformaraquellapasta.Lacorrientedelavahabíabajadoporlasladerasyhabíasepultadolascasitasdelosisleños.

***

Alrededordelaislahabíapolvoypiedrasquehabríansidoarrojadasporelcráteravarioskilómetrosalaredonda.

No podía creerlo. Era una pesadilla. Sabía que nadie podía sobrevivir asemejantecataclismo.

Estabaperdido…todo.Todamividasehabíaborrado.

¿Por quéme había reído del Gigante Rugiente? ¿Por qué nos habíamosreído todos? ¿Por qué no habíamos hecho caso de las advertencias de losnativosqueeranmásexpertosquenosotros?

Al final, el Gigante nos había destruido…, había destruido a mi padre,junto con sus sueños y esperanzas, a mi querida madre, a Cougaba, aCougabel,aSusannah,aPhilip…

YomehabíasalvadograciasaunmilagroquehabíaadoptadolaformadelabodadeLaura.Peromehabíasalvado,¿paraqué?

Estabasola…desconsolada.

Penséqueojaláhubieraestadoallíconellos.

Elcapitánmemiróconojoscompasivos.

—Nada puede usted hacer. Ninguno de nosotros puede hacerlo. DeberegresaraSídneyconelbarco.

Teníalamenteenblanco.Nopodíapensarenelfuturo.Nopodíapensarenotra cosa más que en el hecho de que ellos se habían ido… de que todoshabíanmuerto.NoqueríaregresaraSídney.Queríaquedarmeenaquellugaren el que todos habíamos sido tan felices. Quería rebuscar entre losescombros.Queríabuscarybuscar.

—Porsiacaso…—ledijealcapitán.

—Nadie puede haber sobrevivido —me dijo el capitán, sacudiendo lacabeza—.¿Adóndehabríanido?Imagíneseloquedebióocurrir.

—Dígamelo—sacudílacabeza,gritando—.Dígamelo.

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Élmerodeóconsubrazoytratódeconsolarme.

—Nodebeatormentarse—medijo.

—¡Que no debo atormentarme!Mi casa… todo lo que amaba… todo loquesignificabaalgoparamí…perdido…¡ynodeboatormentarme!

Élguardósilencioyyoañadí:

—Dígamequéleshaocurrido.Dígamecómofue.

—Debió ocurrir conmucha rapidez—dijo—.Es posible que no hubieraninguna señal de advertencia. Una súbita conmoción… en el interior delcráter…

—Rugiente —grité yo histéricamente—. Era el Gigante Rugiente.Nosotros nos reíamos de él… nos reíamos. Oh, era malo… y nosotros nosreíamos…

—MiqueridaseñoritaMateland,denadasirvepensarenello—medijoél—.Dudoquehayansufrido.Tododebióocurrirconexcesivarapidez.

—Todoha terminado…—dije—.Añosdeesperanzasysueños…y todohaterminado.

—Permítame acompañarla de nuevo al barco —dijo el capitán—.RegresaremosaSídneyyentoncespodráustedhacerplanes.

—¿Planes?—Murmuréconaireausente—.¿Planes?

Nohabíapensadoenelfuturohastaentonces.Pero,comoeslógico,teníaqueseguirviviendo.

No quería pensar en el futuro.No quería pensar en vivir sin ellos. Sóloquería saber cómo había ocurrido. Quería pensar en ellos en sus últimosmomentos.Mimadre,laquemásqueríadetodos,laseñoritaAnabelquehabíatraídotantafelicidadaunachiquillaenunacasasinamorhacíatantosaños,laseñoritaAnabel, lade la risamásalegrequeyo jamáshubieraoído…habíadesaparecido. Yo sabía lo que significaba ser amada tiernamente y habíaamadoamivez.Yahora…yahora…

Nopodíaimaginarmeunmundosinella.

—Dígame…dígamecómoocurrió—volvíagritar.

—Bueno, fue una erupción volcánica. Pensábamos que estaba apagado.Hacíatrescientosañosquenoseregistrabaunaerupción.Selimitabaagotearunpocodevezencuando.

—Rugía —dije yo—. Rugía y rugía. Era el Gigante Rugiente. Así lollamaban.

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—Séquelosnativossemostrabanmuysupersticiososalrespecto.Siempresemuestransupersticiososcon lascosasquenoentienden.Debióproducirseuna oscuridad total. El mar estaría movido. Como usted puede ver, se haretirado de las playas. Se observan muchos animales marinos muertos.Debieronversedestelloscomoderelámpagosylalavadebióempezarabrotardelcráter,sepultandolaisla.

—Lavaardiente…

—Yelpolvovolcánicodebióformarlapasta.Elairedebíaestarllenodevapor. Pero se está usted atormentando, señorita Mateland. Vamos, laacompañaréalbarco.Tenemosquealejarnosrápidamente.Queríacerciorarmedequenadapodíahacer.Nadiehasobrevivido.Yalove.Vengaconmigo.

—Quieroquedarme—grité,ilógicamente—.Esmicasa.

—Yano—dijoélcontristeza—.Venga.Tenemosqueregresar.Podríaserpeligrosopermaneceraquí.Podríaproducirseunanuevaerupción.

Metomófirmementedelbrazoymeacompañóalapequeñaembarcación.

Regresamosalbarco.

Sabía que jamás iba a olvidar el espectáculo de la isla… humeante,destruida. El hospital… las plantaciones… todos los sueños… todo lo quehabíasignificadoalgoparamí…todohabíadesaparecido.

Debía estar como aturdida. El capitán me acompañó al hotel. Era unhombremuyamableysiemprerecordarésucompasivocaráctercongratitud.

Todoelmundosemostrabaamableconmigo,talcomosuelemostrarselagentecuandoocurrealgunaterribledesgracia.Eldirectordelhotelmeasignómiantiguahabitaciónymedejósolaallí.Deseabaestarsola.

Estuve allí dos días: sin comer, tendida simplemente en la cama. Sóloexperimentabaaliviocuandodormía,cosaquehacíadevezencuandoacausadelpuroagotamiento.Peroeldespertareraterribleporqueentoncesmesentíaabrumadadenuevoporlarealidad.

Pasadosaquellosdosdías,despertédemiestupor.LaseñoraHalmervinodesde la propiedad porque se había enterado de lo que había ocurrido.Dijoque tenía que regresar con ella.Necesitaba recuperarme de aquel espantosogolpe.

Lopenséynoestuveseguradesiqueríairono.LasuyaseríatambiénunacosadelutoporquesuhijoPhiliphabíasidounadelasvíctimas.

Dijo que compartiríamos nuestra pena y que nos consolaríamosmutuamente.

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Alobservarqueyoestabatodavíademasiadoaturdidacomoparaadoptarunadecisión,dijoqueregresaríaalcabodeunasemana,peroquesientretantoyoqueríairasucasa,seríabienrecibidaencualquiermomento.

—Podráspensarenloquevasahacer—medijo—.Lopensaremosjuntas.Enlapropiedadestarástranquila.Nadietemolestará.

Unavezsehuboido,tuvelasensacióndequehabíadescorridolacortinaquemehabíamantenidoencerradaenmitristeza.

¿Quéibaahacer?Siteníaqueseguirviviendo,tendríaquellevarunavida.Habíaperdidoamifamiliaymihogar.¿Adóndeiría?¿Quétendríaquehacer?

Tratédeapartaraunladoestaspreguntas.

«Nomeimporta—medecía—.Nomeimportaloquevayaaserdemí».

Eraunaestupidez.Yoestabaallí.Estabaviva.Teníaqueseguirviviendo.

¿Cómo?

Mesentíinvadidaporlainquietudalrecordarqueestabaenunhotel.Teníaunpocodedineroquemehabía traídoparaelviaje,peronomeibaadurarmucho.

Estaba sin un céntimo… casi. Mi padre lo había invertido todo en elhospitalylasplantaciones.Aquelloibaasermiherencia.

Recordaba amimadre, diciéndome: «Tu padre ha invertido todo lo queteníaenelhospitalyenlasplantaciones.Esoserátuyoundía,Suewellyn».

Nopudesoportarelrecuerdodesuvozydeaquelloshermososojosazulestanpreocupadospormí.Hundíelrostroenlaalmohada.

—Nomeimporta.Nomeimportaloquevayaaserdemí—murmuré.

Yentoncesmeparecióvolver aoír suvoz:«Esoesuna tontería, cariño.Tienes que seguir viviendo. Tienes que encontrar alguna solución. No espropio de ti darte por vencida. Nosotros no somos gente de esta clase. Tupadre… yo… tú. Cuando la vida es cruel, le hacemos frente. Luchamos,Suewellyn».

Tenía razón. Tendría que seguir adelante. Tendría que abrirme paso enmediodeaquelcenagaldedolorytristeza.Teníaqueseguirviviendo.

Necesitaría dinero, por consiguiente, tendría que trabajar. ¿Qué podíahacer?¿Quéhacíalagentequeseencontrabaenmisituación?Habíarecibidouna buena educación. Mi madre había sido una institutriz excelente. Podíahaceralgo.

Pero no quería.Quería tomar el barco y regresar a la isla deVulcano y

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subiralcráterdelamontañaydecirlealGiganteRugientequememataratalcomoleshabíamatadoaellos.

Casipodíapercibirlasmanosdemimadre,acariciándomeelcabello.

«Suewellyn,eresunaMateland.LosMatelandnuncasedanporvencidos».

Si,eraunaMateland.Penséenmisantepasadosde lagaleríade retratos.Siemprehabíadeseadoiralcastillo.Inclusoahoralodeseaba.Mesorprendía.Ellosignificabaquelavidameinteresabaunpoco.Debíainteresarme,puestoque,experimentabaeldeseodeverelcastillo.

EntoncesrecordélacorrespondenciadeSusannahquehabíarecogido.Lateníaenmimaleta.¿Quéibaahacerconellaahora?¿DevolvérselaaRostonEvans? ¿Explicar queme había hecho pasar por Susannah?No tenía ánimoparaeso.

Saqué las cartas y las manoseé. Era un alivio no pensar durante unosinstantesenaquelladesoladaisla.

No sé cuándo se debió apoderar de mí aquel impulso. Fue como si meagarraraaunacuerdasalvavidas.TeníaquedejardepensarenmispadresyenPhilip.Temíaquehaceralgoquemeabsorbierahastatalpuntoquedejaradetorturarme.

Abrílacarta,diciéndomequeahoraSusannahhabíamuertoyyoteníaquesaberalgodesusasuntos.

Era una carta de aspecto oficial y la había enviado un procurador deMateland,losCarruthersGentlemencionadosporelseñorRoston.Leí:

QueridaseñoritaMateland:

Nosvemosenlaobligacióndeinformarladelrepentinofallecimientodelseñor EsmondMateland, ocurrido el jueves pasado.De conformidad con eltestamentodesuabuelo,elcastillodeMatelandcontodassushaciendas,pasaa usted en calidad de heredera nombrada por su abuelo, en caso defallecimiento de su primo, sin descendencia. Le ruego tenga la bondad deponerse en contacto con nosotros cuanto antes. Estaremos en comunicaciónconlosRostonEvansycompañíaaquienesenviamosestacarta.Asurecibo,tenga la bondadde acudir al despachode éstos en el número33de la calleHunterdeSídney.

Sinceramentesuyo,

pp.CarruthersGentleLtd.

Habíaunafirmaquenopudedescifrardeltodo.

Me reclinéenel asiento.Esdecir, queSusannahera ahora lapropietaria

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del castillo. Aquél había sido su propósito y tenía previsto casarse con suprimo Esmond Mateland por esta razón. Ahora Esmond había muerto ySusannaherapropietariadelcastillo…mejordicho,loseríasiestuvieraviva.¿Aquiénpertenecíaahoraelcastillo?

Creoque la idea semeocurrióenaquelmomento.Era tandescabellada,tanabsurdaque,alprincipio,no lacapté.Peroestabaallícomounasemilla,germinando,dispuestaabrotaryaestrangularmisescrúpulos.

Miestadodeánimodebíasermuyraroporque,algunassemanasantes,nosemehubieraocurridoabrircartasquenoestuvierandirigidasamí.

Tomé la otra carta. Era una caligrafía débil e inclinada. Antes de poderdetenerme,yahabíarasgadoelsobre.Decía:

QueridaSusannah:

Ya te habrás enteradode la terriblenoticia.Comopuedes suponer, estoydesolada. Se encontraba tan bien hace tan poco tiempo. Losmédicos estándesconcertados. Puedes imaginarte mi estado. Estoy abrumada por la pena.Tienesqueregresaracasaenseguida.Séqueteencuentrasenelotroextremodel mundo y que tardarás en llegar. Pero, por favor, emprende el viajeenseguida. Me parece que hace mucho tiempo que no te vemos porquerecuerda que te pasaste un año enFrancia en aquella escuela de señoritas ydespuésestuvistemuypocotiempoencasaantesdeirtedenuevo…estavezaAustralia.Prontonimeacordarédelaspectoquetienes.Hacetantotiempo.

Sé loquesentirás.Tusufrimientoserácomoelmío.Al finyalcabo, túeraslamuchachaconquienibaacasarseyyosumadre.¿Quiénpodríaestarmás cerca? Había amenazado con dirigirse a Australia para traerte a casa.CiertoquesepasómuchotiempoenParíscuandotúestabasallí.Lasituacióndeaquíescaótica.CarruthersGentledicenque tienesquevenirporquesólocuandotúregresessepodránarreglarlascosas.TúeresahoralapropietariadeMateland.Santocielo,quétragediasacosananuestrafamilia.Esmondmorirasí… tan joven. Y su padre… he tenido una buena participación en estossufrimientos.Misojosnomejoran,naturalmente.Esunprocesogradual,peroyamehanadvertidodequedentrodecincoañosestaréciega.

Tienesquedisponertearegresaracasaenseguida,Susannah.

Contodomicariño.

TutíaEsmeralda

Volvía leer lascartasymepasémuchoratocon lamiradaperdidaenelespacio.

Cuandolevantélosojos,observéquehabíapermanecidosentadaallímediahora. En su transcurso, mis pensamientos me habían llevado de nuevo al

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pasado.Meencontrabaenelbordedelbosque,contemplandoelcastillo.Meencontraba en su interior, viéndolo con toda claridad gracias a lo que mehabíancontadomimadreySusannah.

Eraasombroso.

En el transcurso de todo aquel tiempo, no había pensado en mi trágicasituación.

Lagranimpostura

Unadelascaracterísticashumanasmáscorrientes,consiste,enelhechodeque, cuando alguien emprende una acción censurable, deshonrosa e inclusocriminal,lamentedeltransgresorempiezainmediatamenteadescubrirrazonesquejustificansuacción.

Yo era unaMateland. La descendencia de mi padre estaría incluida sinduda en la línea de sucesión. Yo era la segunda hija demi padre. Esmondhabíamuerto;Susannahhabíamuerto.Simispadres sehubierancasado,yohubierasidolasiguiente.

Denadamevalíarecordarquemispadresnosehabíancasado.Talcomomedecíanlosniñoscontodafranquezaenlaescuela,yoeraunabastarda;ylosbastardosnogozabandederechoalguno.

Sinembargo,medijomipersuasivamente,mipadrehabíaqueridoamimadreconmásternuraqueanadie.Asusojos,ellaerasuesposa.YoeraunaMateland. Había cambiado de apellido al irme con ellos; tenía derecho sinduda,aserreconocidacomotal.

Laideaseestabaafianzando.

DenohabersidoporSusannah,Philiphubieraestadoahoraconmigo.Mehubieraacompañadoalabodadesuhermanaynoshabríamoscasado,porqueél,estabaenciertomodo,enamoradodemí,talcomoyoloestabadeél.

PeroSusannahhabíavenidoymehabíarobadomiamor.¿Porquénoibayoaquedarmeconsuherencia?¡Yaestaba!Lohabíadicho.

—Es fantástico —exclamé en voz alta—. Es imposible. Es un sueñodescabellado.

¿Ylaalternativa?

Contemplé cara a carami sombrío futuro. Podía acudir aRostonEvans;podíaconfesarmipequeñaimpostura.Demomento,lacosanoeramuyseria.

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DespuéspodríairmeacasadelosHalmeryquedarmeconlaseñoraHalmerhastaquedecidieraloqueibaahacer.Talvez,podríapedirprestadounpocodedineropararegresaraInglaterraybuscarmeallíuntrabajodeinstitutrizode dama de compañía, que eran los únicos caminos que se ofrecían a lasmujeres de cierta educación que se ven súbitamente obligadas a ganarse lavida.Seríaabsolutamentedesdichada.

Por otra parte, estaba aquel descabellado plan que acababa depresentárseme.Estabanacudiendoamimentetodaclasedeconceptos,ideasyposibilidades.

«Está mal —seguía diciéndome—. Es un engaño. Es un delito. Esimpensable».

Enciertomodo,elhechodereflexionaracercadeello,meservíadealivioymehacía olvidarmi desgracia. «Pues claro que no lo haré—medecía—,peroseríainteresantevercómosepodríahacer…siesquesepudierahacer».

Pasóunahora.Seguíapensandoenello.

PodíaacudiraRostonEvans.El jovennomeconocía.Enrealidad,creíaqueyoeraSusannah.Elhechodequemehubieraabordadoenlacalle,habíasidoelcomienzodetodo.Jamássemehubieraocurridosemejanteideasiellono hubiera sucedido. El destinome estaba tentando. Era como un anzuelo.Había empezado a dar el primer paso por la pendiente al permitirle seguircreyendo que yo era Susannah. ¿Por qué lo había hecho? Era como siestuvieranempezandoaemergerunaspautaspreordenadas.

Laprimeraparteseríafácil.PodríaacudiralseñorRostonyconseguireldineroparamiregresoacasa.Lepodríadecirquehabíaembarcadorumboalaislaynohabíapodidodesembarcaracausadelaerupciónvolcánica.Todoelloeracierto.

PodríairaInglaterra…yalcastillodeMateland.Entoncesseiniciaríalapartemáspeligrosa.

UnafrasedelacartadeEsmeraldaacudíasincesaramimente:«Prontonimeacordarédelaspectoquetienes.Hacetantotiempo».

¡Sindudaestabaescritoqueasíocurriera!

Pensaba mucho en el castillo. Creía saber algo acerca de Esmeralda atravésdeloqueAnabelySusannahmehabíancontado.Habíadichoquehacíamuchotiempoquenonosveíamos;sehabíareferidoaladebilidaddesuvista.Aquella carta era comoundedoqueme estuviera haciendo señas, comoundestinoquemeestuvieradiciendo:«Ven.Setehaallanadoelcamino».

Esmond era la única persona tan profundamente consciente de todo lorelacionadoconSusannahcomoparadescubririnmediatamentelaimpostura.

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YEsmondhabíamuerto.

Bueno,habíasidodivertidosoñaryforjaraquelladescabelladaaventura,ybien sabía Dios lo mucho que necesitaba divertirme para poder superar lahorribledepresiónquemeabrumaba.

HastaahoranadahabíahechocomonofueradejarqueRostonmecreyeraSusannah, recoger la correspondencia de ésta y leerla. Todo ello no eraexcesivamenteperverso.

Teníaquedejarloyempezarareflexionarconsensatez.

La tristeza me invadió. No hacía más que ver a Anabel acudiendo avisitarmealCrabtreeCottagellevándomeconsigoenaquellanochequejamásibaaolvidary,sobretodo,asiendomimanomientrasambascontemplábamosjuntaselcastillo.

No experimentaba el menor deseo de seguir viviendo a menos que… amenosque…

Pasé una nochemuy intranquila.Me adormecía y soñaba que llegaba alcastillo.

«Ahoraesmío»,medecíaensueños.

Despuésmedespertabayme revolvía en la cama sinpoder librarmedelsueño.

Porlamañana,loprimeroquepenséfue:«ElseñorRostonestarábuscandoaSusannah.Pensaráquenoestuvoenlaisla.Aestashorasyasabráqueeslapropietaria del castillo y que éste era el contenido de las cartas que meentregó.Estaráaguardandosuvisita».Yohabíacreadounasituación.Lohabíaolvidado. Sí, estaba metida en ello más profundamente de lo que habíasupuestoalprincipio.

En lugar de horrorizarme, la idea me llenó de regocijo. Los Matelandvivíanpeligrosamenteyyoeraunadeellos.

Entoncessupequeibaalanzarmeaestadesaforadaaventura.Ibaaponeren práctica elmayor engaño que jamás hubiera podido concebir. Sabía queestabamal.Sabíaquepodíacorrerungraveriesgo.Peroibaahacerlo.Teníaquehacerlo.Eraelúnicomediodesalirdeaquellodazaldeabatimiento.

El caso era que nome importaba lo queme pudiera ocurrir. ElGiganteRugientemehabíarobadodegolpetodoloquemeimportaba.

Iba a emprender aquella acción desesperada porque, por un considerablenúmeroderazones,meibaaproporcionaruninterésporlavida.

Además, quería el castillo. En cuanto lo había visto, me había sentido

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ligadaaélyeldeseodeadueñarmedeélaumentabapormomentosporqueeraloúnicoquemepermitiríadesearseguirviviendo.

Mientras bajaba por la calle Hunter, reflexioné acerca de lo que iba adecirlealseñorRoston,pero,cuandoentréeneledificioyempecéasubirlaescalera, aúnnoestaba totalmentedecidida.Nomehubiera sorprendidoquehubiera soltado bruscamente la verdad acerca de mi engaño. Sin embargo,cuandoélmerecibióensudespacho,nolohice.Empezódiciéndome:

—SeñoritaMateland,mealegrodequehayavenido.Laestabaesperando.Hasidoterrible.Claroquesiemprehaylaposibilidaddequeelvolcánentreenerupción,peronadielocreíaprobable,delocontrario,mipadrelehubieradesaconsejadoelviaje.Tienequehabersidoungolpeparausted.Yahora…estegolpetodavíamayor.ElfallecimientodesuprimoenInglaterra.

—Yo…yonopuedocreerlo.Esterrible.

—Claro, claro. Supongo que debió ser una enfermedad repentina. Algoinesperado.Unaconmociónespantosaparausted.

Meestabatranquilizandoamablemente,peroyointuíqueestabadeseandoiralgrano.

—SupongoqueregresaráustedaInglaterra.

—Esloquedebohacer.Nodispongodesuficientedineroparaelpasaje…

—Mi querida señorita Mateland, eso no constituye problema alguno.Hemos recibido instruccionesdeCarruthersGentle.Lepuedoadelantar todolo que necesite. Le podemos reservar el pasaje. Tengo entendido que su tíaestáaguardandoansiosamentesuregreso.

Mi determinación se estaba debilitando. «El viejo diablo» se encontrabaefectivamentejuntoamicodo.

De repentecomprendí eneldespachodel señorBoston,que ibaa seguiradelante.

TressemanasmástardezarpérumboaInglaterraenelvaporVictoria.Mispensamientosvolvieronaaquelviajequehabíaefectuadoencompañíademispadres más de diez años antes. Qué distinto había sido y, sin embargo, enambos viajes me había sentido dominada por una sensación de aventura yemoción.Enamboscasos,meestabadirigiendoaunanuevavida.

Meestabaocurriendoalgomuymisterioso.Estabacambiandodecarácter.A veces, experimentaba la extraña sensación de estar convirtiéndome enSusannah. Había en mí una nueva crueldad. ¿Sería posible que, cuandoalguienmoría,elalmadeaquellapersonahallararefugioenelcuerpodeotra?Creíarecordarquehabíauna teoríaaesterespecto.Aveces,meparecíaque

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Susannahsehabíaencarnadoenmí.

ElseñorRostonmehabíahechoentregadeunbaúlderopaydocumentosqueellalehabíadejadoencustodia.AntesdeabandonarSídney,melopusetodo. Me probé todos los vestidos y los elegantes sombreros. Todos mesentabanperfectamente.EmpecéacaminarcomoSusannah.Empecéahablarcomoella.Lamuchachaquehabíasidojamássehubieraatrevidoahacer loque ahora estaba haciendo. Lo más significativo era que había dejado debuscarjustificaciones.

EraunaMateland;eralahermanadeSusannah;pertenecíaalcastillo.¿PorquénoibaaasumirelpapeldeSusannah?¿Quédañopodíacausarconello?Susannah había muerto. Significaría simplemente que iba a cambiar minombredeSuewellynporeldeSusannah.Inclusosonabanunpocoparecido.

EnlosbaúlesfigurabanimpresaslasinicialesS.M.

Mispropiasiniciales.

La larga travesía por mar me ofreció el tiempo que necesitaba paraacostumbrarmeyparaobservarelcambioqueseestabaoperandoenmí.Lagentesefijabaenmí.Habíaperdidotodomirecelo.Mehabíaconvertidonosóloenunajovenatractivasinoenalguienquesabequeloes.

Elhechodequeahoranopudieravolvermeatráscontribuíaaaumentarmiconfianza.Teníaqueseguiradelanteyloibaahacer.Nadiesepercataríajamásde la diferencia. A partir de aquel momento, yo sería Susannah Mateland,herederadeuncastilloydeunafortuna.

Aquelladescabelladaaventuramehabíasidobeneficiosa.Eratanabsurdayestabatanpreñadadepeligrosyhabíatantascosasqueaprenderquenoteníatiempo de pensar en mi desgracia. Podía incluso sonreír, pensando enSusannahque siempre sehabíacomplacidoen llevarmeventajayqueahorahabíadesaparecido,dejándomeamíparadisfrutardeloqueerasuyo.

Enelbarcohabíaunpocodevidasocial.Elcapitánsefijabamuchoenmí.Sabíaquehabía idoavisitaraunosparientesen la isladeVulcanoyestabamuyapenado.Perosealegrabadequehubieralogradoescaparindemne.

—Sihubieraocurridounasemanamástarde,yohubieraestadoallí—dije—.QueríaefectuarunaúltimavisitaantesderegresaraInglaterra.

—Sehaescapadofelizmenteporlospelos,señoritaMateland.

Contempléelmarcontristeza.Habíamomentosenqueteníalaimpresióndeestarmuylejosdeserfelizyseguíapensandoqueojaláhubieraestadoallíconellos.

Élmediounapalmadaenlamano.

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—No debe afligirse, señoritaMateland, pero es una tragedia que la islahayaquedadoasolada.

Comprendióqueeltemaeradolorosoparamíynovolvióamencionarlo.

Sin embargo, se mostraba especialmente amable conmigo y le dije queregresabaacasaparahacermecargodemiherencia.

—ElcastillodeMatelandhapasadoamipropiedadalmorirmiprimo—dije.

—Ah,laesperanaustedmuchascosasasuregreso.¿Conoceestecastillo,señoritaMateland?

—Oh,sí…sí…esmicasa.

—Seencontrarámejorcuandollegueacasa—dijoél,asintiendo.

Yoseguíhablandodelcastillo.Mesentíarebosantedeorgullo.TeníacasilasensacióndequeSusannahmeempujabadesdemiinteriorymeaplaudía.Ypensé: «Eso es lo que hubiera hecho Susannah. Me estoy convirtiendo enSusannah».

Éstafuelapartemásfácil.

Era abril cuando arribamos a Southampton. Tomé el tren con destino aMateland.Eracomodesandaraquelviajedehacíamuchotiempoenquehabíapermanecido sentada, asiendo con fuerza la mano de Anabel, rebosante deemociónporelhechodequemistresdeseossehubieranhechorealidad.

Recordé el consuelo que me proporcionaba Anabel y aquella nueva yencantadora sensación de seguridad. Ahora estaba muy lejos de sentirmesegura.

Enrealidad,meestabainquietandopormomentos.

***

EstacióndeMateland.¡Quéconmovedoramentefamiliar!Meapeédeltrenyunhombreconunagorradeviseramesalióalencuentro.

—¡SeñoritaSusannah!—gritó—.Bienvenidaacasa.Laestánesperando.Me alegro de verla. Qué terrible tragedia, ¿verdad?… El señor Esmondmorirseasí.

—Sí—dijeyo—.Terrible…terrible…

—Le vi poco antes de morir. Regresó a casa. Había estado fuera. Aúnpuedoverlebajandodeestetren,conaquellasonrisasuya…tanserena.«Otravezdevueltaacasa,Joe»,medice.«AmínomepillarásmuchotiempolejosdeMateland».Nocomousted,señoritaSusannah.

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—No,Joe,nocomoyo.

—Bueno,hacambiadoustedunpoco.

Mediounvuelcoelcorazónacausadelsúbitotemor.

—Oh…esperoquenoparamal.

—No…no.Esono,señoritaSusannah.LaseñoraTomkinsealegrarádesuregreso. Justamente me decía el otro día: «Ya es hora de que regrese laseñorita Susannah, Joe. Cuando ella vuelva, cambiarán las cosas en elcastillo».

—DelerecuerdosdemipartealaseñoraTomkin,Joe.

—Asíloharé,señorita.Estoydeseandollegaracasaparadecírselo.¿Lehaenviadoelcastilloalgúncarruaje?

—Noestabaseguradelahora…

—Lepediréelcabriolé.¿Quéleparece?

Ledijequeeraunabuenaidea.

Mientraspermanecíasentadaenelcabriolé,recorriendoaquelloscaminos,me dije que aquélla iba a ser mi primera prueba. Tendría que mantenerconstantementemuyabiertoslosojosylosoídos.Notendríaqueperdermenielmenor detalle. Tendría que aprender constantemente. Incluso aquel breveencuentro me había permitido averiguar el nombre del jefe de estación, elhechodequeéstetuvieraunaesposayeldequeEsmondtuvierauncarácterreposado.

Eraespantoso,horribley,almismotiempo,tremendamenteestimulante.

Y,súbitamente,todoestabafrenteamíentodasugloria.Mesentíinvadidapor la emoción al contemplar aquellas encumbradas murallas y las sólidastorrescilíndricasenlascuatroesquinas,lapuertafortificadaconsusalmenas,los grises muros de pedernal, formidables, inexpugnables, y las angostasranurasdelasventanas.

Experimentéunagranoleadadeafectoposesivoporaquellugar.Mateland.Eramío.

Elcabriolépenetróenelpatio,cruzandoelrastrillo.Allínosdetuvimosydos criados se acercaron corriendo para ayudarme a descender. No estabaseguradesiteníaqueconocerlesono.Elmayordelosdosmedijo:

—SeñoritaSusannah…

—Sí—contestéyo—.Estoyaquí.

—Esunabuenanoticia,señoritaSusannah.

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—Gracias—dije.

—Parece que hace mucho tiempo que se fue, señorita, y han ocurridomuchas cosas desde entonces. Éste es Thomas, señorita, el nuevomozo decuadra.

—Buenosdías,Thomas.

Thomasserozóunmechóndepeloquelecaíasobrelafrenteymurmuróalgo.

—Bueno, señorita Susannah. Mandaré que suban el equipaje a suhabitación. Querrá usted ver enseguida a la señora Mateland. Ha estadoaguardandosullegadaconimpaciencia.

—Sí—dije—,sí.

Entré en el castillo. Reconocí el vestíbulo principal través de lasdescripciones que de élme habían hechoAnabel ySusannah.Contemplé elsoberbiotechodevigasdemadera,lasparedesdepiedradelasquecolgabanalgunos tapices junto con lanzas y picas. Sabía que en la parte superior delmurohabíaloquellamabanun«atisbadero».Eraunaaberturaapenasvisibledesde abajo por parte de quienes no supieran exactamente dónde estaba.Detrás había un pequeño gabinete desde el que las damas de la casa solíancontemplarlasfiestasdeabajocuandoselasconsiderabademasiadojóvenesparaparticipar, o bien cuando los invitados erandemasiado atrevidos.Sabíaqueahoraseutilizabaparaverquévisitanteshabíanllegadoypoderseunoirhaciaotroladoencasodequenolesquisieranrecibir.

Tenía lahorriblesensacióndequeestabasiendoobservaday,derepente,mientraspermanecíadepieenelvestíbulo,elterrorseapoderódemí.

Me había metido en todo aquello sin reflexionar. No había pensado adóndeme iba a llevar. Era una impostora. Era un engaño. Estaba tomandoposesióndeaquelmagníficolugarsintenerderecholegalahacerlo.

Denada servíapensar ahoraque teníaunderechomoral, tal comohabíaestadopensandodesdequemehabíaembarcadoenaquellalocaaventura.

Habíavenidoparatomarposesióndelcastillo.Eracomosimeencontrarabajo los efectos de un hechizo. Ahora me parecía que cientos de ojos meobservaban,meinvitabanaseguiradelante,seburlabandemíymeinstabanaquevinieraaverquépodíahacerparaapoderarmedelcastillo.

Enesteprimermomento,mesentíaatrapada.Allíestaba,enelcentrodelvestíbulo principal, y no sabía qué camino seguir. Susannah se hubieraencaminadodirectamenteasuhabitaciónobienaladeEsmeralda.Susannahlohubierasabido.

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Habíaunaescalinatahaciaelfondodelvestíbulo.

Sabíaqueconducíaa lagaleríaderetratos.Se lahabíaoídomencionaraAnabelyaSusannahmuchasveces.Empecéa subiryexperimentéalivioalveraunamujerdepieenelrellano.

Erademedianaedad, teníaunaspecto severo, llevabael cabello castañoapartadodelafrenteyalisadohaciaatrásyteníaunosojoscastañoclarosmuypenetrantes.

—SeñoritaSusannah—dijo—.Vaya,yaerahora.

—Hola—dijeyocautelosamente.

—Dejequelavea.Mmm.Hacambiado.Elextranjerolehasentadobien.Laveounpocomásdelgada.Supongoqueseráportodoestetrastorno.

—Supongoquesí.

«¿Quiénes?—mepregunté—.Algunaespeciedecriada,peroconciertosprivilegios». Un horrible pensamiento cruzó por mi imaginación. Podía serunadelasniñerasqueconocieranalaniñadesdesunacimiento.Siasífuera,muyprontodescubriríamiimpostura.

—Fueterrible…lodelseñorEsmond…tanderepente.¿VaprimeroaveralaseñoraMatelandobienasuhabitación?

—Creoqueserámejorquevayaprimeroaverla.

—Laacompañaréylaavisarédequehallegado,¿quiere?

Asentíconalivio.

—¿Cómoestásuvista?—pregunté.

—Muchopeor.Tienecataratasenlosdosojos.Puedeverunpoco…pero,comoesnatural,seagravará.

—Losiento.

—Bueno—dijo lamujermirándomeconseveridad—,yasabeustedqueellanuncasehatomadoalaligeralasdesgracias…yahoraquehamuertoelseñorEsmond…

—Claro—dije.

Lamujerempezóasubirlaescalerayyosubíasulado.

—Laavisarédequeestáaquíantesdequeentre—dijo.

Avanzamos por la galería. Tuve la impresión de conocerla bien. Allíestaban todos mis antepasados. Los estudiaría detenidamente cuando meapeteciera.

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Estábamossubiendolaescalera.Alllegaraloaltodelamisma,lamujersedetuvo.Sevolvióamirarmeytuvelaimpresióndequeelcorazónsemeibaaescapardelpecho.

—¿Vioustedasupadre?—mepreguntó.

Asentí.

—¿Yalaseñorita…Anabel…?

Advertí un leve temblor en su vozmientras lo decía y entonces lo supeporque,alprincipio,sucarasemehabíaantojadovagamentefamiliar.Eralaquehabía traído lacomidaaquellavezquehabíamos idoalbosquey laquehabía llevado el carruaje, la que, según Anabel me había contado, siempredecía lo que pensaba, no podía decir mentiras y raras veces decía cosasagradablesacercadealgo.Tratéporunosmomentosdebuscarsunombreenlosescondrijosdemimemoria.¡YentoncespenséqueeraJanet!TeníaqueserJanet, perono caería en la trampadeutilizar sunombrehasta que estuvierasegura.

—Sí—dije—,lesvialosdos.

—¿Eran…?

—Eran muy felices juntos —dije con vehemencia—. Mi padre estabarealizandounamaravillosalaborenlaisla.

—Nosotrosnosenteramossimplementedelaexplosiónodeloquefuera.

—Fueunaerupciónvolcánica.

—Lo que fuera los mató a los dos. La señorita Anabel… era muyrevoltosa…peroteníauncaráctermuydulce.

—Tienesrazón—dije.

Otravezaquellaseveramiradaclavadaenmí.

—Jamáshubieratenidoquehacerlo—dijo,encogiéndosedehombros.

Sevolvióyseguimosandando.Sedetuvojuntoaunapuerta,llamóconlosnudillosyunavozdijo:

—Adelante.

Janetmemiróyseacercólosdedosaloslabios.

—¿Erestú,Janet?—Oíquedecíalavoz.

—Sí,señoraMateland.

Teníarazón.EraJanet.Meparecióquehabíahechoprogresos.

—LaseñoritaSusannahhallegadoacasa,señoraMateland.

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Entréenlahabitación.

ConqueaquéllaeraEsmeralda,laesposadeDavid,aquienmipadrehabíamatadoenunduelo.Seencontraba sentadaenuna silla, lejosde la luz.Eraevidentementeunamujermuyaltaydelgada;suexpresióneraderesignación,selaveíapálidayelcabelloseleestabavolviendogris.

—Susannah…—dijo.

—Oh,tíaEsmeralda—meoídecir—,mealegrodeverte.

—Pensabaquenuncaibasavenir.

Suvozsonabaquisquillosa.

—Había cosas que resolver —dije, besando su mejilla de piel tan finacomoelpapel.

—Estacosatanterrible—empezóadecir—.Esmond…

—Losé—murmuré.

—Fuederepente.Estaterribleenfermedad.Estababienlasemanaanteriorysúbitamentesepusoenfermoysemurióenunasemana.

—¿Quéfue?

—Una especie de fiebre… fiebre gástrica. Si por lo menos Elizabethviviera.Seríaunconsueloparamí.Malcomtieneuncaráctermuypráctico.Loarreglótodo.Oh,miqueridaSusannah,tienesquellevarlutoconmigo.Séqueibasacasarteconél,peroéleramihijo…miúnicohijo.Loúnicoquetenía.Ahoranotengoanadie.

—Tenemosqueconsolarnosmutuamente—ledije.

Ellasoltóunextrañobufido.

—Esoesunpocoincongruente,¿noteparece?

Lediunapalmadaenlamanoporquenoestabaseguradeloqueteníaquecontestarle.

—Bueno—añadió—,tendremosquetratardellevarnosbien.Supongoquenoquerrásecharmedemicasa.

—¡TíaEsmeralda!¿Cómopuedesdecirsemejantecosa?

—Bueno,ahoraqueEsmondsehaido,supongoquenotengolosmismosderechos. Siendo su madre, era natural… bueno, da lo mismo. Lo que seasonará.Estodotanangustioso.

—Noteníaintencióndemolestaranadie—leaseguré—.Quieroquetodosigaigual.

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—Tusviajestehansentadomuybien,Susannah.

—Ah,quieresdecirquehecambiado.

—Nosé.Supongoqueseráporqueteveodespuésdetantotiempo.Teveodistinta en cierto modo.Me imagino que todos estos viajes cambian a unapersona.

—¿Enquésentido,tíaEsmeralda?—preguntéconinquietud.

—Essimplementeunaimpresión.Meparecesmenos…bueno,yosiemprehepensadoquetúerasmuydura,Susannah.Nosé…

—Háblamedetusojos,tíaEsmeralda.

—Cadavezestánpeor.

—¿Nosepuedehaceralgo?

—No,esunaviejadolencia.Lapadecemuchagente.Tengoquesoportarla.

—Losiento.

—¡Ahíestá!Esoqueríadecir.Tehasvueltomáscariñosa.Dalaimpresióndequetepreocupasdeverdad,jamáspenséquemisojosteinteresaran.

Aparté el rostro. Esmeralda pensaba que mi interés por sus ojos era decarácter puramente altruista. Lo lamentaba por ella, pero no podía evitarcomprenderqueaquelladolenciasuyaconstituíaunaventajaparamí.

—¿Teapeteceunpocodeté?—añadióella—.¿Oprefieresirprimeroatuhabitación?

Derepente,meacordé.Teníaquedescubrirdóndeestabamihabitación.Siesperabaaquemesubieranlasmaletas,podríaidentificarlagraciasaellas.

—Nosésimehabránsubidolasmaletas—dije.

—Tiradelacuerdadelacampana—dijoella—.Lespediréquenossubanunpocodetéyquenosdigancuándotesubiránelequipaje.

Janetregresó.

—Dilesquenossubanunpocodeté,Janet—leordenóEsmeralda.

Janetasintióyseretiró.

—Janet no cambia demasiado — me atreví a decir. —Janet… ah. Esdemasiado impertinente, si quieres que te diga la verdad. Parece creer queocupaunaposiciónespecial.Mesorprendióquesequedaratraslahuidadetupadrehaceaños.VinoconAnabeldesucasa,¿sabes?TienesquehabervistoaAnabelcontupadre.

—Sí.

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—Oh,aquellaislaridícula.AvecespiensoquehayunrasgodelocuraenlosMateland.

—Esmuyprobable—dijeyo,soltandounapequeñacarcajada.

—Aquel horrible asunto. Dos hermanos… jamás podré superarlo. MealegrédequeEsmondfuerademasiadojovenparasaberloquehabíaocurrido.YdespuésJoelyéndoseaaquella islayviviendoallí comounnababoalgoporelestilo.Tupadresiemprefuemuyextravagante.Adecirverdad,Davidtambién lo era.Entréa formarpartedeuna familiamuyextrañacuandomecasé.

—Bueno,deesohaceyamuchotiempo,tíaEsmeralda.

—Muchísimos años de aburrimiento. Tiene que habermuchas cosas quepuedascontarme…acercadeellos…detodo.

—Algúndíaloharé—dije.

Nostrajeronelté.

—Susannah, ¿quieres servirlo?—me pidió ella—.Yo no veomuy bien.Soycapazdederramareltéenelplatito.

Mesenté,llenélastazasyleofrecíunaaella.Habíaenunabandejaunospastelillosyunpocodepanymantequilla.

—Esmond estuvo muy nervioso tras tu partida —añadió ella—.Francamente,Susannah,¿hacíafaltaquetequedarasallítantotiempo?

—Estámuylejos,¿comprendes?,y,habiendohechounviajetanlargo,meparecióqueteníaquequedarmeallíunatemporada.

—¡Menudaerestúparanoencontrarelescondrijodetupadre!YdespuésregresasteaSídneyy,entuausencia,todoaquelloestalló.Quéculminacióndetodoaquelmelodramasecreto.Lecuadraenciertomodo.

—Fue…horrible—dijeconvehemencia.

—Perotúnoestabasallí,Susannah.

—Avecespiensoqueojalá…

Ella estaba esperando. Tenía que andarme con cuidado. No tenía quemostrarlaintensidaddemissentimientos.TeníalaimpresióndequeSusannahjamás se había preocupado demasiado por las cosas que no la concerníandirectamente.

—Pienso que ojalá me hubieran acompañado a Sídney —dije sindemasiadaconvicciónenlavoz—.HáblamedeEsmond.

Sehizounbrevesilencioydespuéselladijo:

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—Fue una recaída de aquellamisteriosa enfermedad que sufrió antes dequetefueras.¿Recuerdas?

Asentí.

—Estuvoenfermoentonces…desesperadamenteenfermo.Talcomosabes,pensamos que iba a ser el final… pero se recuperó. Pensábamos que iba asucederlomismolasegundavez.Fueunterriblegolpe.Malcomsehizocargodelosasuntosdelafinca.EsmuyamigodeJeffCarleton.

—Ah,¿deveras?—dije.

—Sí. Creo que Jeff piensa que la herencia hubiera tenido que pasar aMalcomdespuésdeEsmond.Enrealidad,yopenséqueasíibaaser.Perotuabuelosiemprehabía tenidoprejuicioscontraMalcomacausadesuabuelo.Seodiabanaquellosdoshermanos.Jamásheconocidoaunafamiliaenlaquehubieramásriñas.

Experimentéuntemblordeinquietud.Tendríaqueconoceraaquellagente.Estabapatinandosobreunacapadehielomuyfinayllegaríainevitablementeaunlugarenelqueelhieloseríademasiadodelgado…yentoncesocurriríaeldesastre.

—CreoqueJeffCarletonquerrávertemuypronto.Estáunpoconerviosoporestascosas,peroesnatural.

—Claro —repliqué, buscando desesperadamente en mi mente algunainformación recibida en el pasado que me pudiera indicar quién era JeffCarleton.

—Espera que todo siga igual que siempre.No creo que quieras cambiarnada. Yo siempre pensé que mi querido Esmond era ligeramentedespreocupado.

Me estaba empezando a forjar una imagen de Esmond. Tranquilo.Despreocupado.

—CreoqueledioaJeffdemasiadamanolibreyJeffesperaquetodosigaigual.

—Asílocreo—dije.

—Siemprehubomuchasdisputasentornoalahaciendaysupongoque,almorirDavid,Jeffdebióhacersecargodetodo.AéllegustabayEsmonderaentoncesmuyjoven.

—Ydespreocupado—añadíyo.

Ellaasintió.

Tomé un sorbo de té caliente. Me reconfortó, pero nada pude comer.

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Estabademasiadoagitada.

Esmeraldasiguióhablandoyyomedebatíadesesperadamente,tratandodecogeralgúnhiloyhaceralgúncomentarioatinado.Fueunejercicioagotadory,cuandollamarona lapuertayaparecióJanetparadecirqueyamehabíansubido las maletas a la habitación, me levanté con gran rapidez. Estabadeseando disponer de unas cuantas horas para poder asimilar lo que habíaaveriguado.

Melevantéydijequemeiríaamihabitación.

—Nosveremosalahoradecenar—medijoEsmeralda.

Salí.Ahora había llegado elmomento de buscarmi habitación. Suponíaque debía estar en el piso de arriba. Me volví furtivamente a mirar. Eraimportantequenadiemeviera.Subícorriendolaescalera.Alllegaraloalto,unafiguraemergiódesdeelfondodelpasillo.EraJanet.

—¿Vaasuhabitación,señoritaSusannah?

—Pues…sí—repliqué.

—Bueno, susmaletas están allí. Subí con ellas para cerciorarme de quetodoestuvierabien.

—Ah,gracias.

«Vete—hubieradeseadogritarle—.¿Quéestáshaciendoaquí?».Eracasicomosisupieraquemeencontrabaenunapuroyquisierapillarme.

Paséjuntoaellayellaseencaminóhacialaescalera.Habíaunaventanaenel pasillo. Me acerqué a ella y me detuve como si quisiera contemplar elpanoramadeabajo…elverdepradoyelbosqueenlalejanía.

CreíqueJanet sehabía idoymedirigíhacia laprimerapuerta.Estabaapuntodeabrirlaconrapidezcuandooísuvoz.

—No…no…yonoloharía,señoritaSusannah.Yoqueustednoloharía.

Habíaregresadoyseencontrabadepieamiespalda,apoyandounamanoenmibrazo.

—Seríademasiadodolorosoparausted.Estácomoélladejó.Sumadrenopermitióquecambiáramosnada.Creoquevieneaquíaveces.No lees fácillevantarse.Creoquesesientaaquíameditar,llorandosudesaparición.

«¡La habitación de Esmond!» pensé. ¡Me había escapado por los pelos!Janethabíacreídoquedeseabameditar.

Queríalibrarmedeella.

—Tengoqueentrar,Janet—dijeconloqueamímeparecióunaadecuada

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dosisdeemoción.

Ellalanzóunsuspiroyentróenlahabitaciónconmigo.Todoestabamuypulcro.Estaba sucama,unahileradeestanteríasde librosa lo largodeunapared, el escritorio en un rincón, los sillones, las cortinas color bronce concrisantemosestampados.

Janetseencontrabaamiespalda.

—Murióenestacama—dijo—.Sumadrenoquierequesecambie.Peroyonoleaconsejaríaquesequedaraaquí,señoritaSusannah.Nosé.Damiedo.Noesbuenoparausted.

—Quieroquedarmeunratoaquí,Janet—contesté—.Quieroestarsola.

—Muy bien, pues. Haga usted lo que quiera —dijo ella, retirándose ycerrandolapuerta.

Mesentéenunsillón,peronoestabapensandoenEsmondsinoenJanetyenlamaneraenqueibaaencontrarmihabitaciónsinqueellasupieraquelaestababuscando.

Al cabo de un rato, abrí cautelosamente la puerta y asomé la cabeza alpasillo.Todoestaba tranquiloydesierto.Avancé furtivamenteporelpasillo,abriendounapuertatrasotraybuscandomismaletas.

Habíavariosdormitorios.Abríconcuidadolapuertadelfinaldelpasilloyencontrélahabitaciónenlaquesehallabanmismaletas.

Nerviosayentensión,entréymedejécaerenlacama.

Yaquellonoeranmásquelasprimerashoras.

Mientrasdeshacíalasmaletas,llamaronalapuerta.

—Adelante —dije con el corazón latiéndome con fuerza tal como meocurríasiemprequeteníaqueenfrentarmeconalgunanuevaprueba.

EraJanetotravez.

—¿Lapuedoayudar?

—No,gracias.Yamelasapañaré.

—¿Heolvidadotraerlealgunacosaasuhabitación?

—Nocreo.

—Grace,lanuevacriada…letieneunpocodemiedo.

—¿Yesoporqué?

—Bueno,haoídohablardeustedydesusberrinches.Yahoraesustedelama,porasídecirlo.

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Mereíconinquietud.

—¿Va usted a poner todas estas cosas en el cajón? Todas tan biendobladas.Esonoespropiodeusted, señoritaSusannah. Jamásconocíaunapersona más desordenada que usted. Las cosas siempre diseminadas por elsuelo.Ahorasehavueltoordenada.¿Ésteeselefectoquelehahechoelviaje?

—Podríadecirsequesí.Cuandosehacenydeshacenlasmaletas,unasedacuentadequetienequemantenerlascosasunpocoenorden.

Ellaasintióymedijo,bajandolavoz:

—Quierodecirlealgo.SobreAnabel.

—¿Sí?—dijeyoconinquietud.

—Ustedlavioenaquellaisla.¿Cómoestaba?

—Estabacontentayfelizyparecíasatisfechadelavida.

—Fueungolpeterribleparamícuandosefue—dijoJanet,sacudiendolacabeza—.Eracomosifueramía.Nohubieratenidoquedejarmeaquídeestamanera.

—Nolehubierasidofácilllevarteconsigo.

—¿Porquéno?Vineaquíconelladesdelavicaría.Yohubieratenidoqueestarconella…noenestelugar.

—Bueno,pues,tequedasteaquí.

—Yo la quería —dijo Janet en tono meditativo—. Era un poco unaenredadora…siempreandabatramandocosas…nuncasabíaunaloqueibaahaceracontinuación…peroteníauntemperamentomuydulce.

Yonopodíahablar.Temíaquemiemociónmetraicionara.

—¿Y eran felices allí… ella y el amo Joel?—añadió—. Jamás olvidaréaquellanoche.Todasaquellascarrerasdeunladoparaotro…todoelruidoylas conversaciones…y después cuando le encontraron allí afuera.Recuerdoque lo llevaban en una camilla. En cierto modo, no parecía que estuvieraocurriendoenlavidareal.Lomaloquetienelavidarealesqueavecespuedenoparecerreal.¡Oh,mipobreseñoritaAnabel!

Yo pensé: «Todo eso tiene un propósito. Experimenta recelos. Me estásometiendoaprueba.Significaalgo».

—Había una chiquilla —dijo ella—. Yo la vi una vez. Una niña muybonita.Noséquédebióserdeella.

—Estabaallí…conellos—ledije.

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—¡VayaporDios!Hubieratenidoquesuponerlo.LaseñoritaAnabelnosehubieraido,abandonándola.

—No,nolohizo.

—Entoncesladebióustedverenaquellaisla,señoritaSusannah.

—Sí,lavi.EraSuewellyn.

—Exacto.Unavezcomieronenelcampo.Yoestabaallí.

—¿Deveras?—preguntéyoconelcorazónlatiéndomeatodaprisa.

Temíaquemiagitaciónmetraicionara.

—Sí.Unachiquilladesconcertada.SeveíaqueeraunaMateland.¿Quéfuedeella?

PercibílosojosdeJanetclavadosenmíycontestérápidamente:

—Estabaenlaisla…cuandoocurrió.Murióconellos.

—Pobrecilla. Me recordó a usted cuando la vi. Aproximadamente lamismaedad…lamismafigura…yunalgoquemehizopensar:«¡Nocabelamenordudaacercadelestablodelqueprocede!»Esunatragediaterrible…yunasuertequenoestuvieraustedallícuandoocurrió.EscuriosoquesefueraustedaSídneyjustoenelmomentooportuno.

—Parecessaberlotodo,Janet.

—Bueno,esquelaseñoraMatelandrecibiólanoticiaatravésdeaquellosabogados,¿comprende?ElamoJoelhubierasidoelauténticoherederotrasladesaparición de Esmond, en caso de que no le hubieran desheredado…Detodosmodos,fuemuchomejornotenerleenmediodelcamino,comosedice.ElviejoamoEgmontseencontróenunbuenapuroalcomprenderquehabíaperdidoasusdoshijosdeunsolotirocomoquiendice.DesheredóalamoJoely,de todosmodos, estabael amoEsmond.Quiénhubierapensadoqueél seibaamorirasí.MealegrodequelachiquillaestuvieraconlaseñoritaAnabel.Yosóloestuveconellosunrato,peroresultabaenternecedorverlesjuntos…aunque estuviera mal, claro. Mi pobre señorita Anabel. Se merecía cosasmejores.

—Sí—dijeyoconfervor—,enefecto.

Janetmemirócondurezayyomeapresuréaañadir:

—Bueno,ahoratodohaterminado.

—Tantasmuertes—dijoJanet—.Nomegusta.Aquelvolcán…bueno,fuelavoluntaddeDios.PobreamoEsmondtambién.Nosécuántotiempovamosadejar suhabitación tal comoestá.Sumadrenoquiereque secambie. ¿Va

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ustedatolerarlo,señoritaSusannah?Lospapelesdelescritorio…loslibrosydemás…sintocar…dejándolotodoexactamentetalycomoestabacuandoélmurió…bueno,esoesloquehaqueridosumadre.

—Yaveremos,Janet—dijeyo.

Ellamemiróconexpresiónafligidayseretiró.Unavezsehuboido,mequedésentadaenlacama,contemplandoelespacio.

«¿Sospechaalgo?»,mepregunté.

Superé aquella velada bastante bien. Pude apañármelas con Esmeraldasobre todo porque era parcialmente ciega y no podía distinguir algunadiferencia entre Susannah y yo. Además, era una mujer completamentecentrada en sí misma, lo cual, constituía una gran ventaja en una situacióncomo aquélla. Apenas prestaba atención a las diferencias que pudieradescubrir,atribuyéndolasentodocasoalosefectosdelviaje.

Conloscriadoseradistinto.AlgunosdeellosconocíanaSusannahdesdepequeña,perocreoquemeaceptabancomoaSusannahaunquepensaranquehabíacambiado.

LamástemibleeraJanet.Janetsabíademasiado.ConocíalaexistenciadeSuewellyn.Talvezempezaraaatarcabos.Yentonces,¿qué?

Aquellamismanochepudedescubrirconquéfacilidadpodíacometerunerror. ¿Quién hubiera creído que pudiera traicionarme una cosa tan sencillacomounbudín?

Elpostrede aquellanoche erabudínde jengibre.Nomeapetecía comernada y tomé un poco de queso y galletas después del plato principal,rechazandoelbudín.Chaston,elmayordomo,debióinformardeelloporque,cuandoya lehabíadado lasbuenasnochesaEsmeraldayestabaapuntodesubirlaescalinataparadirigirmeamihabitación,unaagitadamujerderostroarreboladoapareciódesdedetrásdelamamparaycerróelpasoalaescaleraconsuvoluminosocuerpo.

—¿Ocurrealgo?—pregunté.

—Síocurre,señoritaSusannah.

—¿Dequésetrata?

—Megustaríasaber,señorita,siesustedde laopinióndequeyanosoydignadeguisarparaestacasa.

Semejanteafirmaciónhechacontantaverborreayenuntonoqueyosólopodíacalificardebelicoso,constituíaunaindicacióndequelairadeaquelladamasehabíadesencadenadocontodasufuerza.

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MepreguntéporquésemehablabadeaquellamanerayentoncesrecordéqueyoeraSusannah,ladueñadeaquellaenormecasa.

—Puesno—dije—.Lacomidamehaparecidoexcelente.

—¿Puesqué le haocurrido ami budínde jengibrepara que semehayadevueltointacto?

—Nada,estoysegura.

—¡Algohabrátenidoquelahayamolestado!Selohehechoespecialmenteparausted,sabiendolomuchoquelegusta.Metomolamolestiadehacérseloen su primera noche… tal como hago siempre que usted regresa a casa dealgúnviaje…y,cuando lodevuelvena lacocina, apenasquedaalgo.Nohaprobadoniunpoco.

—Oh,se…—habíaolvidadoquenoconocíasunombre—.Losiento.Elcasoesque…estoydemasiadocansadaparapodercomerestanoche.

—No—dijoella,haciendocasoomisodemiinterrupción—,lorecibotalcomo lo he enviado.Ymedigo cuandome lo traen: «Bueno, señoraBates,pareceque susartesculinariasno son lo suficientemente sublimesparaésosqueviajanporesosmundos».Pueslepuedodecir,señorita,quenomuylejosde aquí hay gente que recibiría conmucho gusto en su casa a alguien quesupierahacerunbudíndejengibrecomoéste.

—Esqueestoymuycansada,señoraBates.

—¿Cansada usted? Usted nunca ha estado cansada. Y, si ésos son losefectosdelosviajes,haríaustedbienquedándoseencasa…

—¿Meprepararáustedunbudíndejengibremañanaporlanoche,señoraBates?—ledijeentonodesúplica.

Ella me miró con expresión despectiva, pero yo pude ver que estabaempezandoaablandarse.

—Loharíasimeloordenaran.

—Entalcaso,meencantarásaborearlo.Ahoraestoydemasiadoagotada…ymefaltaelnecesarioapetitoparahacerlehonorestanoche.

—Hatomadoustedqueso,mehadichoChaston—replicóellaentonodeacusación—. ¡Ha dejado mi budín de jengibre por el queso! Cuando larecuerdodepieenunasillaconlosdedosenelcuenco,lamiendocuandoyonomiraba…—surostrosearrugóenunasonrisa—.Ustedmedecía:«Eseljengibre,señoraBates.Eldiablomehatentado».Erausteddemuchocuidado,vaya que sí, y el budín de jengibre siempre fue su preferido. Ahora pareceque…

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—Oh, no, no, señora Bates, todavía me gusta. Por favor, hágame unomañana.

Ellaestabaempezandoaparpadear.

—No podía comprenderlo —dijo—, al ver llegar el budín tal como lohabía enviado. Hubiera sido suficiente para partirle el corazón a cualquiercocinera.

Se había ablandado. Aceptó mis excusas. Pero cuánto alboroto por unbudín.¡Teníaqueandarmeconmuchocuidado!

Mesentíaagotadacuandolleguéamidormitorio.Habíaaprendidomuchascosasylamásimportantehabíasidoeldescubrimientodelafacilidadconlacualpodíatraicionarme.

Dormí bien. Me imagino que estaba agotada tanto física comomentalmente.Me desperté con aquella sensación que ahora empezaba a serhabitualenmí:unamezcladeterribleinquietudyemoción.Comprendíaqueen cualquier momento se podía descubrir mi engaño. Tendría suerte sisobrevivíaunascuantassemanas.

Me levanté y bajé a desayunar. Tenía cierta idea de que el desayuno setomabaentre lasochoy lasdiezydequeunamismaseservíadelaparador.Entré en la sala en la que habíamos cenado la noche anterior. Si, la mesaestabapuestaparaeldesayunoylacomidahumeabaenunosplatosdeplataquehabíaenelaparador.

Mientrasdesayunaba,entróJanet.

—Oh,qué temprano—dijo con su acostumbrado tono familiar—.No esmuy propio de usted levantarse a esta hora, señorita Susannah. ¿Qué le haocurrido?¿Hacambiadodehábitosenelextranjero?LaseñoritaDormilonasehaconvertidoenlaseñoritaMadrugadora.

Osea,quehabíavueltoacometerotrofallo.Teníaquerecordarlo.

—No creo que Jeff Carleton llegue antes de las diez —añadió—. Leaseguroquenoesperaráqueustedquieraecharunvistazoalafincaconélaesta hora. Estaba diciendo que se alegrabamucho de que usted regresara acasa.Dicequeesunaresponsabilidadmuygrandeparaélnopudiendorecibirpermiso para lo que quiere. Aunque le advierto que el señorito Esmond ledejabamásomenosmanolibre.Dicequenoesperalomismodeusted.

Presté atención. O sea, que aquella mañana tendría que efectuar unrecorrido por la finca con Jeff Carleton, el administrador. Tenía queagradecerleaJanetquemefacilitaratantainformación.Mealegrabadeestaraveriguando tantas cosas. Había aprendido a mantener los ojos y los oídosabiertos.

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—Estarédispuestacuandollegue—dije—.Hasdichoalasdiez.

—Bueno,ésaeslahoraalaqueustedyelseñoritoEsmondsolíanirconél,¿no?

—Oh,sí—dije.

—LehamandadoaJimque leensilleaDominico.Estásegurodequeaustedleapetecerárecorrerlahaciendainmediatamente.

—Oh,sí—repetí.

—Supongo que Dominico no la habrá olvidado. Dicen que los caballosnuncaolvidan.Conustedsiemprefuebueno.

Aquellas palabras encerraban una advertencia. Experimenté una angustiamomentánea.¿Ysielcaballomerechazaba?LaspalabrasdeJanetmehabíandado a entender queDominico, a pesar de que era bueno con Susannah, semostrabamenosinclinadoaserloconotraspersonas…

—Ladejoconsudesayuno—dijoJanet.

Subí ami habitación yme cambié a un atuendo demontar.Musité unaplegariadeagradecimientoamipadreporhabertraídounpardecaballosalaisla y a los Halmer por haberme permitido montar tan a menudo en lapropiedad. Todos ellos eran hábiles jinetes y el hecho de galopar en sucompañíapor la regiónde loschaparralesyde tratardeemularsuhabilidadmehabíaproporcionadoconfianzayciertaexperiencia.

Pocodespuésdelasdiez,JeffCarletonllegóalacasa.Yobajéarecibirle.

—Bueno,señoritaSusannah—dijo,estrechándomelamano—,mealegrodeverladeregreso.Esperábamosquevolvieraantes.Esohasidounaterribletragedia.

—Sí—dijeyo—,terrible.

—Todo fue tan repentino. Apenas una semana antes yo había estadorecorriendo la finca a caballo con él y con el señoritoMalcomydespués…desapareció.

Yosacudílacabeza.

—Disculpe que le hable de ello. Tenemos que seguir adelante, ¿no escierto,señoritaSusannah?,ymepreguntositendráustedalgunaideaacercadelafinca.

—Bueno,megustaríaecharleunvistazo…

NoestabaseguradesillamarleJeff,CarletonobienseñorCarleton…porloquenolellaménada.

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—Querrá usted hacerse cargo de todo, imagino—dijo él, soltando unacarcajada.

—Oh,sí,supongoquesí.

Llegamosalosestablos.Elmozoseadelantóymedijo:

—Buenosdías,señoritaSusannah.YaletengopreparadoaDominico.

—Gracias.

Pensé que ojalá conociera los nombres de aquella gente. Era uninconvenientenoconocerlos.

Identifiquéelcaballo.Sunombreeraestupendo.Erauncaballoprecioso,con un pelaje negro en el que se observaban algunas manchas blancasalrededordelcuello.Elnombrelecuadraba.

—Aquí hay alguien que se alegrará de su regreso, señorita Susannah.Dominico siempre fue su caballo. Le juro que se quedómuy triste cuandoustedsefue.ClaroqueyaseacostumbróasuausenciacuandoustedestuvoenFrancia.

—Escierto—dije.

Me alegré de haber hecho siempre buenas migas con los caballos y depoder acercarme a Dominico con confianza. Le di cautelosamente unaspalmadas.Echólasorejashaciaatrás.Habíaadoptadounaactituddealerta.

—Dominico —le susurré—, soy Susannah… que ha vuelto para estarcontigo.

Hubo un momento de tensión en cuyo transcurso no supe si iba arechazarme.Ledinuevamenteunaspalmadasyledije:

—Notehasolvidado.Meconoces.

Le estaba hablando con suavidad. Me saqué un terrón de azúcar delbolsillo. Susannah siempre lo había hecho con nuestros caballos. Eran unascriaturasconlasquesemostrabamuycariñosa.

—Esoestáhecho—dijoelmozo—.Larecuerdamuybien.

Saltéalasillay,dándolenuevamenteunaspalmadas,murmuré:

—MibuenDominico.

NoestuveseguradesisabíaquenoeraSusannah,perocomprendíquelehabíagustado;y experimentéuna sensaciónde triunfomientras salíamosdelascaballerizas.

—¿Adóndequiereirprimero?—preguntóJeffCarleton.

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—Lodejoasudiscreción.

—MeparecequepodríamosecharunvistazoalosCringle.

—Sí—repliqué—, si le parece una buena idea. Permití deliberadamenteque se adelantara. Llegamos a un camino que discurría junto al bosque ycabalgamoselunoalladodelotro.

—Vaaencontrarustedalgunoscambios,señoritaSusannah.

—Meloimagino.

—Hacemuchotiempoquenoveníaustedporaquí.—Muchísimotiempo.ClaroquehuboaquelbreveperíodoenqueestuveencasatrasmipermanenciaenFrancia.

—Si,ydespuéssevolvióamarchar.Habráalgunascosasqueustedquerrácambiartalvez.

—Yaveré.

—Ustedsiemprehatenidoideasacercadelafinca.Asentí,preguntándomequéideashabríatenidoSusannah.

—Claroquenuncapensamos…

—Claroqueno.Perosoncosasqueocurren.

—ElseñoritoMalcomsemostrómuyinteresado.Estuvoaquíhaceunmes,creo.

—¿Sí?

—Creoqueteníaciertasideas…siendounhombre,esnatural.Cuandoelseñorito Esmond murió… debió pensar probablemente que usted no iba aquerer molestarse en dirigir los asuntos. Yo pensé para mis adentros: «¡NoconocesalaseñoritaSusannah!».

Soltéunabrevecarcajada.

—Claroque,tratándosedeunafincacomoésta—prosiguiódiciendoJeffCarleton—,lagentepodríapensarque,habiendounhombreenlafamilia,esélquiendeberíaocuparsedeestosasuntos.

—YustedcreequeMalcomteníaestaidea.

—Desde luego que sí. Él pensaba que tal vez fuera el siguiente cuandoEsmondmuriera,habidacuentadequeustederaunamujer,peseaconstarle,al igual que a todos nosotros, que su abuelo tendría sus dudas acerca de laposibilidaddenombrarleherederoacausadeaquelladisputadehacetiempo.

—Sí—dijeyo.

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—Podría decirse que el hermanomenor de su abuelo tenía derecho a lafincayqueestederechopodíapasarasuhijoyasunieto.Tieneciertalógica.Algunas familias no permiten que hereden las damas. Los Mateland sondistintos.

—Sí,losMatelandsondistintos.

Por lo menos, había logrado averiguar cuáles eran las pretensiones deMalcom.EraelnietodelhermanomenordelabueloEgmont.Unapretensiónmuydefinida.Eraaquélaquienyoleestabarobandolaherencia.

Unestremecimientodealarmamerecorrióelcuerpo.

Pero era un día encantador. Los campos estaban llenos de ranúnculos ymargaritas;ylospájarosestabanlocosdealegríaporqueelsolbrillabaenelcieloylaprimaveraseestabaconvirtiendoenverano.

Nopudeevitarsentirmealborozada.

—Las granjas están obteniendo muy buenos beneficios —añadió JeffCarleton—.TodasmenosladelosCringle.Noséquépiensausteddeellosysideseahaceralgunasugerenciaalrespecto.

—Los Cringle —dije yo como si estuviera reflexionando acerca de lacuestión.

—Sevinieronabajodespuésdelatragedia.

—Oh…sí.

¿Dequétragediaestaríahablando?Teníaqueandarmeconcuidado.

—El viejo ya nunca ha vuelto a ser elmismo.Parece que a Jacob le haafectado más que a nadie. Cierto que Saúl era su hermano. Creo que erangemelos…siemprejuntos.JacobdependíadeSaúl.Fueunterriblegolpeparaél.

—Tienequehaberlosido.

—Y, comoconsecuencias de ello, la granja se ha resentido.Yo sugerí laconvenienciadequitársela.Noestánsacandoelmáximoprovechodelatierra.Esmondnoquisonioírhablardeello.TeníabuencorazónelseñoritoEsmond.Todos sabían que podían contarle sus problemas. Sé que usted solíaimpacientarseunpococonélaveces.

—Si—murmuré.

—Por consiguiente… supongo que estarán esperando que se produzcancambios.EstálaabuelaBelldelascasitasquequierequelearregleneltejado.Tendríamosqueencargarnosdeello.Leentrará la lluviasino loarreglamosbien.IbaapedirleaEsmondqueselohiciera,peroélcayóenfermoelmismo

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díaenqueellaibaaplantearlelacuestión.¿Quiereecharunvistazoaltejado?

—No—dije—.Encárguesedequeloarreglen.

—Seríaconvenientehacerlo,laverdad.Pero,volviendoalosCringle…—yo miré a mi alrededor. Vi trigales y unas ovejas pastando a lo lejos. Laalqueríaselevantabaenunvalle—.Enrealidad,nocuidanlapropiedad.Saúlsí lohacía.Saúleraunbuen trabajador…unode losmejoresque teníamos.Fueunalástima.Nadieconsiguióllegaralfondodelasunto.

—No—dijeyo.

—Bueno, esoya eshistoriapasada.Haceunañoomás…yaeshoradeque se hubiera olvidado. La gente a veces se mata… tiene sus motivosparticularesyyodigosiemprequehayquevivirlapropiavidayprocurarnojuzgaralosdemás.¿QuiereveralosCringle?

Vaciléydespuésdije:

—Sí,creoquesí.

Cambiamos de dirección y cabalgamos por entre los campos de trigo ycentenoparairalaalquería.

DesmontamosyJeffCarletonatóloscaballos.Jeffcruzódespuésunpatioen el que unas gallinas estaban picoteando lombrices o cualquier cosa quepudieranencontrar.

JeffCarletonempujóunapuertaqueestaentreabierta.

—¿Hayalguienencasa?—gritó.

—Oh,esusted—dijounavozronca—.Puedeentrar.

Entramos a una cocina de pavimento de piedra. Hacía calor y algo seestabacociendoenunhornillo.Unamujerqueseencontrabajuntoaunamesateníalasmanosmetidasenuncuenco.Estabaamasandopasta.Sentadoenunrincóndelachimeneaseveíaaunanciano.

—Hola,Moisés—dijoJeffCarleton—.Hola,señoraCringle.HavenidoaverleslaseñoritaSusannah.

Lamujerhizodemalaganaunareverencia.Elviejosoltóungruñido.

—¿Cómoestán?—preguntéamablemente.

—Comosiempre—dijoMoisés—.Estacasaestádeluto.

—Losé—contesté—.Ylosiento.Pero¿cómovanlascosasenlagranja?

—Jacob trabaja como un esclavo —dijo el viejo—. Por la mañana, almediodíayporlanochetrabajacomounesclavo.

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—Ylosniñosleechanunamano—añadiólamujer.

—Sin embargo, las cosas no marchan como debieran —señaló JeffCarleton.

—EchamosdemenosaSaúl—musitóamargamenteelanciano.

—Losé—dijeyo.

—Losniñoscreceránmuypronto—dijoJeffentonotranquilizador—.Meestaba preguntando si no sería una buena idea dejar el año que viene enbarbecholahectáreaymediadeGravel.Nodabuenacosechay llevaunoodosañossindarla.

—EracosadeSaúl—tercióMoisés.

—Bueno —replicó Jeff amablemente—, Saúl tampoco hubiera podidohacergrancosaconestecampodehaberestadoaquí.Yocreoquelodejaríaenbarbechocosadeunaño.

—SelodiréaJacob—dijolamujer.

—Hágalo,porfavor,señorCringle,y,siquiereconsultarconmigo,estaréasudisposiciónencualquiermomento.Bueno,yanosvamos.

SalimosyJeffdesatóloscaballos.

—Nohasidoquedigamosunaacogidamuycordial—comenté.

—¿La esperaba usted en casa de los Cringle? Todos están obsesionadoscon loque leocurrióaSaúl.Es terriblequeunhombre sequite lavida.Loconsideran como una desgracia para la familia. Está enterrado en laencrucijada. El rector no quiso enterrarlo en tierra sagrada. Eso significamuchoparapersonascomolosCringle.

—Meloimagino.

Estabadeseandoalejarmealmáximodeaquellaalquería.

Habíamos salido al camino y estábamos atravesando una zona arboladacuandoalgopasósilbandojuntoamicabezayestuvoenuntrisdealcanzarmeantesdecaerruidosamentealsuelo.

—¿Quéeseso?—dije.

JeffCarletonsaltódelcaballoyseagachó.Recogióunapiedra.

—Tienenqueserunosniñosquejugaban—dijo.

—Unjuegomuypeligroso—repliqué—.Simehubieraalcanzado…olehubieraalcanzadoausted…hubierapodidohacernosmuchodaño.

—¿Quiénhaarrojadoestapiedra?—gritóél.

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Silencioporrespuesta.

Jeffmemiróyseencogiódehombros.Despuésdejócaerlapiedraalsueloycorrióporentrelosárboles,gritando:

—¿Quiénandaahí?

Tuve la certezade escuchar el rumorde alguienque corría por entre loshelechos.

Jeffregresóymontóensucaballo.

—Noveoanadie—dijo—.¿Seguimosadelante?

Yoasentíconlacabeza.

Recorrimos la finca y tuve ocasión de ver otras granjas y a otrosarrendatarios.Superélapruebasinhabercometidoerroresgraves,peroaquellapiedramehabíatrastornado.EstabaseguradequemelahabíanarrojadoamíyquelohabíahechoalguienpertenecientealamisteriosafamiliaCringle.

Cuando regresé a la casa, Janet se encontraba en el vestíbulo.No podíaquitarme de la cabeza la idea de que me estaba vigilando. Pareciótranquilizarsealverme.

—Bueno,hatenidounabuenamañana,señorita,esoestáclaro—medijo.

—Sí,gracias,Janet.

—Hayalgoquequeríadecirle.EssobrelahabitacióndelseñoritoEsmond.Usted dirá lo que hay que hacer, claro, pero he pensado que tal vez leinteresaríaexaminarestahabitación…yrevisar,porejemplo,lospapelesdesuescritorio.AlgunavezhabráquehacerloydoñaEsmeraldanotieneelvalordehacerlo…y,además,suvisitanoselopermite.Hepensadoque,siustedtieneintencióndehacerlo…quizáquierahacerlo…pronto.

—Gracias—dije—.Loharécuandotengaocasión.

La emoción se había apoderado de mí. ¿Quién sabe?, tal vez pudieraaveriguar algo a través de los documentos que había en el escritorio deEsmond.Sí,eraunaexcelente idea.Podríaserde inestimablevalorparamí.Talvezaquellospapelesmeproporcionaraninformacióndevitalimportanciaparamipapel.

MelavérápidamenteyalmorcéconEsmeralda.Ellaeralomásfácilparamíysucompañíameresultabamuyrelajante.Suacusadacegueraconstituíaunagranayuda,locual,eraperversodepensar,perodeboreconocerqueeraun alivio; además, su casi exclusiva concentración en símisma era tambiénunaventaja.

Mepreguntócómohabíapasadolamañanayledijequehabíarecorridola

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haciendaencompañíadeJeffCarleton.

—Menuda eres tú para no encargarte inmediatamente del asunto—dijoella—. Siempre le estabas diciendo a Esmond que tenía que tomárselo conmásinterés.YosiempredecíaquetúestabasenamoradadelcastilloynoyadeEsmond.

—Oh,tíaEsmeralda—protesté—,¿cómopuedesdecireso?Sinembargo,siempreheamadoelcastillo.

—Nohace falta queme lodigas…O sea, quehas recorrido la haciendaconJeff.Quésuertetienesdepodermoverte.Ojaláyopudiera…

Deestemodo,nosdeslizamoshaciasu temapreferidodeconversaciónyestuveasalvoduranteelrestodelalmuerzo.

Decidí poner en práctica la sugerencia de Janet cuanto antes y, cuandoEsmeraldaseretiróasuhabitaciónparasusiestadelatardeylacasasequedótranquila,mefuialahabitacióndeEsmond.

Cerré la puerta y me quedé de pie, mirando a mi alrededor. Era unahabitacióncorriente…siesqueunahabitacióndelcastillodeMatelandpodíaconsiderarsecorriente.Laventana redondeadaabiertaenelmuroyelbancodepiedraalpiedelamisma,ladistinguíandecualquierhabitaciónquejamáshubieravisto;loquesemeantojómásconvencionalfueelmobiliario.Habíaunsofá,dossillones,unasilla,unamesitasobrelaqueseveíaunquinquéyelescritorioenunrincón.LahabitaciónnadamerevelabaacercadeEsmond.

Meacerquéinmediatamentealescritorio.AllíestaríanlospapelesdequeJanetmehabíahablado.

Abríuncajónyvivarioscuadernosdenotas.Toméunoyloabrí.Habíaenelíndicetodaunaseriedenombrescuidadosamenteanotados.Pasélaspáginasy vi que contenía información acerca de unas personas, comprendiendoinmediatamentequesetratabadepersonasquevivíanenlafinca.

Me percaté de lo útil que me podría resultar aquella información. Sirepasaracuidadosamenteaquelcuaderno,conoceríalosnombresyaveriguaríaalgoacercadelagentequevivíaenlafinca.

Hubieradeseadogritar:«Gracias,Janet,porhabermeconducidoaesto».

«Emma Bell —leí en la lista del principio. Busqué la página que seindicabaenelíndice—.Desetentaytantosaños.Viveenlacasitadesdequesecasóhacecincuentaaños.Loshijossehancasadoysehanido.Estásola.Vivedeloqueganacomocosturera».

AhorayasabíaqueéstaeralaEmmaBellcuyotejadohabíaquearreglar.

«TomCamber.Ochentaaños.LlegóaMatelandalosdoce.Tendrálacasita

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mientrasviva.DespuésseestudiarálaposibilidaddeofrecérselaaTomGeldercuandosecaseconJessieHill,criada».

Eramaravilloso.Podríaestudiaraquelcuadernoysaberlo todoacercadeaquellagenteantesinclusodeconocerla.Nohubierapodidodisponerdemejorayudaparaconsolidarmiposición.

Seguíleyendoconcrecientesatisfacción.Decidíllevarmeelcuadernoparaestudiarlo. Me sentía enormemente alborozada ante la idea de recorrer acaballolafincaytropezarmetalvezconTomGelderydecirlequetendríalacasitacuandoéstaquedaralibre.

Aquellaspersonasestabancobrandovidaparamíyyodeseabacontodaelalma hacerlas felices y conseguir que se alegraran de que yo me hubieraconvertido en la señora del castillo. Ello aliviaría considerablemente miconciencia y,mientras leía los datos correspondientes a cada una de ellas ypensaba en lo que podría hacer, parte de mi abrumador sentimiento deculpabilidadempezóadesvanecerse.

Estabaprofundamenteenfrascadaenlalecturadelcuadernocuandooíqueseabríalapuerta.Mesobresaltéymevolví,advirtiendoquemeruborizaba.

Janetseencontrabadepiejuntoalapuerta.

—Oh, me parecía haber oído a alguien aquí —dijo—. Pero no estabasegura.Estáustedrevisandolospapeles,talcomolehedicho.

Meestabamirandofijamenteytuvelacertezadequerecelabademí.

—Heseguidotuconsejo—ledije—.Todoestámuyordenado.

—Bueno,algunosdeestospapeleshayqueestudiarlosdetenidamente—replicóJanet—.Ymealegrodequelohagausted.NoconvienequelohagadoñaEsmeraldaysetrastorne.

—Parecequehayinformaciónrelacionadaconlafinca.

—Esotienequehaber.Talvezenelinteriordelescritorio…

—Elescritorioestácerradoconllave.

—Tiene que haber una llave en alguna parte. ¿Dónde la guardaba elseñoritoEsmond?

Meestabamirandoconunaextrañaexpresión…mediodivertidaymedioconsternada.NolograbaentenderaJanetenabsoluto.

Chasqueólosdedosyañadió:

—Creoquelaguardabaenestejarrón.Esoes.Laencontrécuandoestabaquitando el polvo. Pensé que era mejor quitar yo misma el polvo de esta

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habitación.Yasabecómosonalgunasdeestaschicasenloconcernientealosobjetosdelosdifuntos.Encuantomuerealguien,piensanquesetransformaenunduende…peseaqueelseñoritoEsmonderaunhombremuybondadosoyjamás tuvo una palabra de reproche para nadie. Ah, sí, aquí está. En estejarrón.Meparecequeesésta.

—¿Estásseguradequeesoestábien?

—¿Quesiestábien,señoritaSusannah?

—Quierodecir…examinarestospapelesparticulares.

Sinquesumiradaseapartarademirostro,subocasecurvóenunasonrisa.Duranteuntemiblemomento,pensé:«Losabe.Seestáburlandodemí.Estasonrisa quiere decir que resulta gracioso que yo que he cometido este granengañotengaalgúnescrúpulo».

Surostrohabíavueltoaadquirirsuhabitualexpresióndepersonapráctica.

—Bueno,alguientendráquerevisarlosalgunavez.Estáustedtomandolasriendasdeloqueéldejó,¿no?

—Supongoquesepodríadecirquesí.

Tomélallave.

—Muybien,pues,señorita—medijoella—,ladejoconeso.

—Gracias,Janet.

—Serámejorquecierreelescritoriocuandohayaterminado.

—Loharé.

La puerta se cerró. Se mostraba claramente servicial conmigo, pero meponíaunpoconerviosa.Siempreaparecíasinmásymeproducíalaimpresióndequesabíaalgo.

Perotalvezestasensaciónsedebieraamisremordimientosdeconciencia.

Abríelescritorio.

Había varios montones de papeles pulcramente colocados en pequeñascasillas. Examiné algunos de ellos. Eran recibos y distintas facturas de laproducción que se había obtenido de las granjas. Había también algunasfacturasrelativasaobrasdereparaciónefectuadasenelcastillo.

Cosastodasqueyodeberíaconocer.Entonces,mientrascolocabadenuevoen su sitio uno de los montones de facturas, mi mano rozó unos libritosencuadernados en cuero. Los saqué. Estaban atados conjuntamente con unacinta roja; eran diarios y habían sido ordenados cronológicamente. Decidíexaminar el último. Se había empezado a escribir el año anterior y las

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anotaciones terminaban bruscamente en noviembre. Yo sabía por qué. EraentoncescuandoEsmondhabíamuerto.

Aquéllos eran los diarios de Esmond y, a través de su lectura, podríahacermealgunaideadelaclasedevidaquehabíallevado.

Me senté con los diarios en las manos. Tenía la sensación de estarprofanandounatumba.Lafacetahonradademipersonalidadsurgíadevezencuando y me desconcertaba. El hecho de que todavía existiera, tal vez,resultarasorprendente,peroallíestaba.

Sin embargo, el instinto de supervivencia era más fuerte y pudecomprender lo rentable que iba a serme aquel día. Tenía suerte de habermeabiertopasotanprontohastaaquellahabitaciónylasgraciasselasteníaquedar a Janet. Lo que allí pudiera averiguar revestiría paramí un inestimablevalor.

Abríelprimerdiario.Lasanotacioneserancortas.Porejemplo:

Tantalushaperdidounaherraduraestamañana.LahellevadoJolly.

Heesperadomientraslaherrabaymehablabadesuhijaquevaacasarseeste año. He llegado tarde para reunirme con S. Estaba furiosa. No me hahabladoentodoeldía.

Pasélaspáginas.

HeidoaBrayWoodsconS.Undíaprecioso.S.estabadebuenhumory,porconsiguiente,yotambién.HesalidoconJeff.Estádeseandoqueaprendacosasrelacionadasconlafinca.Melohepasadomuybien.

Paséaunodelosmásrecientes.EnélsehablabamuchodeSusannahylasanotacioneshabíanadquiridounnuevocarácter.Eranmásemocionalesdeloque hubiera sido la breve exposición de un hecho y, leyendo entre líneas,comprendíquelacausaeraSusannah.

Examiné la que había sido escrita poco antes de la partida de Susannahhacia Australia. Pensé que me permitiría averiguar más datos acerca deacontecimientos más recientes. Era necesario que descubriera la mayorcantidaddedatosacercadeSusannah.

S.meinquieta.Nolaentiendoenabsoluto.Aveces,esencantadora.Otrascreo que disfruta lastimándome. Aunque, en realidad, da lo mismo. Estamañana ha estado odiosa. Se ha pasado el rato discutiendo. Se hamostradomuy descortés con el pobre Saúl Cringle. Él se ha entristecido mucho. Alcomentarle yo que dice cosas que hieren los sentimientos de las personas ydestruyensuorgulloysurespetodesímisma,sehaburladodemí.Hadichoqueyoeramuyblandoyquejamássabríagobernarelcastillo.Mehadicho:«Supongo que tendré que casarme contigo para evitar que todo se haga

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pedazos y se convierta en ruinas». Al decirme ella eso, yo no he podidocontenerme y le he preguntado: «¿Lo dices en serio, Susannah?».Y ella hacontestado:«Puesclaroquelodigoenserio».Despuésmehatomadoelrostroentresusmanosymehabesadodeunamaneramuyextraña.Mehesentidomuyaturdido.

Ahora el diario parecía girar exclusivamente en torno a Susannah. Nocabíalamenordudadequeellalehabíafascinadoyaturdidoporcompleto.Sehabíanprometidoenmatrimonio.Élqueríacasarseenseguida,peroellaaúnnohabíafinalizadosusestudiosenlaescuela.

La historia estaba empezando a emerger. Me la imaginaba con suarrogancia, fruto de la confianza que le infundía su capacidad de atracción.Tenía algo que resultaba irresistible. Podía ser cruel y lograr que se leperdonaralacrueldad.Yocreoquesetratabadeunaatracciónfísicaexcesiva.

Dejé el diario sobre el escritoriomientras reflexionaba acerca de todo elalcancedemilocura.¿CómosemehabíapodidoocurrirquepudierasercapazdesercomoSusannah?

Despuésvolvíaldiario.

Garthvinoayer.Sevaaquedaraquíalgúntiempo.Hemossalidoapaseara caballo los tres juntos. S. le está tomando antipatía a G. Es una lástimaporqueéltratadeseramable.«Esunintruso»,diceella.Hasidomuygroseracon él y le ha dado a entender que no eramás que el hijo de una dama decompañía,unacriadaderangosuperior.Elizabethsepondríafuriosa.

Hoyhemossalidoapasearacaballo.Hemospasadopor lagranjade losCringle. Saúl C. estaba recortando el seto con una guadaña. Nos hemosdetenidoaecharunvistazo.S.hadichoquehabíaquerepararalgunasvallas.Saúlsehapuestomuycolorado.Parecíauncolegialquenohubierahecholosdeberes.Yelhechodequeseatanalto—debemedirunmetronoventa—mehainducidoalamentarlomuchomás.Haempezadoadarexcusas.Conaquellavozqueamínomegustaescucharporqueasustaalagentecuyosmediosdevida dependen del castillo, Susannah le ha dicho: «Yo que usted, meencargaríadearreglarestasvallas,SaúlCringle».Laguadañaselehacaídoyélsehahechouncortebastantegrande.EntoncesSusannahhacambiado.Hadesmontado,mehaarrojadolasriendasamíyhacorridoparaversiSaúlsehabíahechomuchodaño.Despuéshaobligadoaésteaentrarenlacasayellamismalehavendado.Mehealegradodeverestecambioenella.PeroasíesSusannah. Mientras nos alejábamos, me ha dicho: «No ha sido nada. Unpequeño corte. Pero él lo exagera porque quería que yo lo lamentara».«Vamos,nolocreo»,hecontestado.Yentoncesellamehadichoqueestabavolviendoamostrarmeblandoyquelanecesitaríaaellaparaelgobiernodelafinca. Ella sabría cómo tratar a la gente como Saúl Cringle. Después ha

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estalladoenunacarcajada.No,noentiendoaSusannah.

ParecequereracosaraSaúlCringle.Encuentradefectosentodoloquesehaceenlagranja.Secomportadeunamaneramuyextraña.Unanochelaviregresar tarde. Estaba lloviendo y venía calada hasta los huesos. Salí a suencuentro y ella se enojó mucho conmigo. «Mira, EsmondMateland—medijo—,sivasaespiarme,nopiensocasarmecontigo.Jamásmecasaríaconunhombrequemeespiara».

Susannah casi no me ha hablado en todo el día. Vino a mi habitaciónanoche.Llevabapuestaunabataynadamás.Selaquitóysedeslizóalinteriordemi cama.No hacíamás que reírse.Me dijo: «Si vas a casarte conmigo,tendrásqueacostumbrarteaeso».

Oh,Susannah…

Nopodíaseguirleyendo.«Estámuerto—merepetía—.Estoyfisgoneandoalgoquesóloeraparaél».

NomesorprendíaqueSusannahsehubierapresentadoensuhabitacióndeaquellaguisa.Susensualidadconstituíaelnúcleodesuatractivo.Habíaunapromesaenlasmiradasquedirigíaaaquéllosaquienesdeseabaesclavizar;yyoteníalaimpresióndeque,encasodequeseencaprichara,nosemostraríareaciaacumpliraquellapromesa.

Mepreguntécómohabríansidosus relacionesconPhilip.Pero,comoesnatural,ellaseibaacasarconEsmond.

Noqueríaseguirleyendo.Y,sinembargo,mesentíaimpulsadaahacerlo.Si quería desempeñar a la perfección el papel que había asumido, eranecesarioquesupieracómoeraella.ElefectoqueejercíasobreEsmondmedecíamuchascosas;yyolahabíavistoconPhilip.

¡CómohabíapodidopensarquepodríallegaraserSusannah!

Reunílospapelesylosdiarios.Melostendríaquellevaramihabitaciónparaestudiarlosconmásdetenimiento.

Cerré con llave el escritorio, volví a dejar la llave en el jarrón y cerrésuavementelapuertadeldormitoriodeEsmondamiespalda.

Aquellanocheleíenlacamalospapelesrelacionadosconlafinca.Ahoraestabaseguradequepodría recorrer la fincaacaballoyhablarcon lagentecomo si la conociera. Me sentía invadida por una nueva sensación deconfianza. Probé algunos de mis recién adquiridos conocimientos conEsmeraldaytuvelacertezadehaberlohechomuybien.Conellaerafácil,sinembargo;noerapersonaquesepreocuparaporlasgentesdelafincacomonofueraparaproporcionarlescarbónymantasporNavidadybolloscalientesdeSemana Santa por Pascua (una hermosa costumbre que llevaba más de un

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siglopracticándoseenMatelandyquehabíasidoinstauradaporalgunaviudabienhechora) y un ganso por San Miguel. No es que ella se preocuparapersonalmenteporestosdetalles,peroordenabaqueotrosseencargarandeladistribución.Meimaginabaqueahoratendríaquehacerloyo.

Charlé con airede entendida con Janet, la cual, asintió con la cabeza engesto de aprobación, haciéndome sentir comouna niña que se ha aprendidobienlaslecciones.

Los días sucesivos transcurrieron tranquilamente, y yo, me pasaba lasmañanas cabalgando por la finca. Me detenía a visitar a algunos de loscampesinos, confiando en mis recién adquiridos conocimientos. La ancianaseñoraBellquitóelpolvodeunasillaparaqueyomesentaraymeempezóahablardelasgoterasdeltejado.

—Ya nos hemos encargado de ello, señora Bell —pude decirle—. Elbarderovendrámuypronto.

—Oh,señoritaSusannah—exclamóella—,mealegrarémucho,yalocreo.Noesagradableestarenlacamaynosabersilalluviatevaacaerencimaono.

Yocontestéqueestabaseguradequeno,yque,siemprequehubieraalgoquenecesitarahacerse,noslodijeraamíobienalseñorCarleton.

—Dioslabendiga,señoritaSusannah—dijoella.

—Ahoravamosacuidardeusted,señoraBell—leaseguré.

—Vaya,cuántomealegro.Havueltousteddistinta.SeñoritaSusannah,sino se toma a mal que se lo diga…Más suave por así decirlo. El señoritoEsmonderauncaballeromuysuave,siempreprometiendoaunquenosiemprecumpliendolaspromesas…yasabeustedloquequierodecir.GraciasaDios,ahoraserádistinto…

—Meesforzaréalmáximoparaquetodoelmundoestéagusto—repliqué—.Lamentoqueelambientenoseamásbonito.

—Oh, es precioso, señorita. Es lo que yo le dije aBell cuando vinimosaquí…deesohacecincuentaaños,señorita.

DijequeesperabaquelaseñoraBellcumplieraotroscincuentaañosenlacasitayesolahizoreír.

—Siemprefueustedundiablillo,pero,simeperdonaqueselodiga,esundiablillomássimpáticodesdequeharegresado.

Salímuycontenta.Porlomenos,lesgustabamásqueSusannah.

Después de la señora Bell, visité a las Thorn. Se trataba de una mujer

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inválidaconsuhijaEmily,lacual,debíatenercercadecincuentaaños.Lahijaera una delgada y huesuda mujercilla parecida a un ratón, de rápidosmovimientos,cabelloentrecanoyoscurosojillossobresaltadosquesemovíaninquietos,comositemieranalgúnpeligro.Conocíalasituaciónatravésdelosdiarios de Esmond. Había sido camarera de una dama y gozaba de buenaposiciónhastaquemuriósupadreysumadresequedó inválidaacausadelreumatismo.Entonceshabíatenidoqueregresaracasaparacuidarasumadre.SeganabalavidahaciendopreciososbordadosyconfeccionandoprendasparaunestablecimientodeMateland,locual,leresultabamuyútilporquesepodíallevareltrabajoacasa.PobreseñoritaThorn,losentíamuchoporella.

Sepusomuynerviosaalvermellegarymemirócomosifueraunprofetadeladesgracia.

—Estoysimplementevisitandolafinca,señoritaThorn—ledije—.Quierosaberquétalestátodoelmundo,¿comprende?

Ellaasintióconlacabezaysepasólalenguaporloslabios.Eraunamujerasustada.Mepreguntabaporqué.Tendríaqueprocuraraveriguarlosinquesenotarademasiado.PobreseñoritaThorn,eracomounratoncilloasustado.

Mientraspermanecíasentada,conversandoconella,seoyóungolpeeneltecho.Yolevantélosojos,presadelsobresalto.

—Es mi madre —dijo ella—. Quiere algo. ¿Me disculpa un momento,señoritaSusannah?Iréadecirlequeestáustedaquí.

Mequedésentada,estudiandolapequeñaestanciaconsuchimeneaabiertaylamesacubiertaporundesgastadoperolimpiomantelrojosobreelcual,seencontrabaunpaquetedepapeldesedaqueyosupusedebíacontenertrabajosdecostura.Pudeoírelincesantezumbidodeunavozenelpisodearriba.

Alcabodecincominutos,apareciódenuevolaseñoritaThorn.

—Perdone, señorita Susannah, le estaba explicando a mi madre que seencontrabaustedaquí.

—¿Podríaverla?

—Bueno,siustedquiere…

No estaba segura de si hubiera debido decirlo o no. Adivinéinmediatamentequenoera laclasedecosaqueSusannahhubieradicho.Lasorprendidamirada de la señorita Thornme lo dio a entender con claridad.Pesealocual,éstaselevantóyyolaseguíalpisodearriba.Lascasitaserantodasmásomenosiguales.Doshabitacionesenlaplantabajaconunacocinayunaescaleraenlahabitacióndeatrásqueconducíaalasdoshabitacionesdelpisodearriba.

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En una de ellas, se encontraba la señora Thorn, una corpulenta mujerparecida físicamente a su hija, pero aquí terminaba toda la semejanza.Comprendí inmediatamente que la señora Thorn era una mujer que sabíasalirsecon lasuya.Éstaera lacausade lamiradaacobardadadesuhija.SeveíafácilmentequelaseñoraThornposeíauntemperamentodominante.

Me escudriñó y, por un instante, pensé que iba a acusarme de ser unaimpostora.

—Vaya, es muy amable de su parte que se haya molestado, señoritaSusannah—dijo—, no me lo esperaba. Es la primera vez que alguien delcastillo viene a visitarme—me miró con una expresión desdeñosa que yoatribuí al resentimiento—. Ya no le sirvo a nadie para nada desde que mequedé inválida por culpa del reumatismo. Desde que Jack Thornmurió, notengoderechoalgunoaestaraquí,supongo.

—Vamos, señora Thorn, no hay que hablar así. Estoy segura de que laseñoritaThornnopermitiráquepiensesemejantecosa.

—Bueno,ella…—laseñoraThorndirigióasuhijaunaperversamirada—.Abandonósucarrera,sí,paraveniracuidarasuancianamadre.Esoesalgoquenosepuedeolvidarcomositalcosa.

—Tienelacasitamuyordenada—dije,comprendiendoqueelratoncitodelahijanecesitabaproteccióncontrasuseveraaunqueinválidamadre.

—Una melindrosa, eso es lo que es… una auténtica melindrosa…acostumbradaavivirenmansiones,esoes…sirviendoaseñorasdepostín.

Cadavezmeestabadandomáslástimaelratoncillo.

—Fueuna terrible desgracia la quemeocurrió, señoritaSusannah.Aquítendida…undíasíyotrotambién.Nopuedomoverunmúsculosinquemeduela.Nosalgo.Noséquéestáocurriendo.NomeenterédelfallecimientodelseñoritoEsmondhastaunasemanadespués.Y,cuandosehabló tantoacercadesuprimeraenfermedadySaúlCringlehizoloquehizo…bueno,pues,yotampocome enteré.Estas cosas la hacen sentir a una aislada…no sé simeentiende.

Ledijequesíyque lamentabasinceramente lasituación.Había idoparaversitodomarchababienenlascasitas.

—Todoestáenorden—seapresuróadecirlaseñoritaThorn—.Hagotodoloquepuedo…

—Yamehedadocuenta—dije,tranquilizándola—.Todoestámuypulcroyordenado.

—Dice que va a haber cambios ahora que usted ha regresado, señorita

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Susannah—dijonerviosamentelaseñoritaThorn.

—Parabien,espero—dijeyo.

—ElseñoritoEsmonderaunamomuybuenoconnosotros.

—Sí,losé.

Me levanté y me despedí de la señora Thorn. La señorita Thorn meacompañópor laescaleraysequedódepie juntoa lapuerta,conexpresiónsuplicante.

—Meencargobiendetodo—repitió—.Hagotodoloquepuedo.

Ojalá supiera cuál era elmotivo de su preocupación. Tenía intención deaveriguarlo.

MealejéacaballoyobservéquemeencontrabamuycercadelosCringle.Lagranjaysusmoradoresmefascinaban.MeintrigabaSaúl.Meloimaginabarecortando el seto mientras Susannah le provocaba. Ella le tenía antipatía,queríaburlarsedeélydemostrarle,suponíayo,quedebíasusmediosdevidaalcastillo.

Desmonté y atémi caballo.Unmuchacho pasó corriendo y se detuvo amirarme.

—Hola—ledije.

Élselimitóadarmediavueltaysealejócorriendo.

Empecéasubirporelcaminoqueconducíaalaalquería,pensando:«Nohubiera tenidoquevenir.Nohacemuchoque losvisitéencompañíadeJeffCarleton».Empecé apensar en las posibles excusas.Lepreguntaría a Jacob(ésteerasunombre)quéleparecíalaideadedejarenbarbecholahectáreaymedia de Gravel ahora que había tenido suficiente tiempo de reflexionaracercadelacuestión.

Llaméalapuertaconlosnudillos.Elancianoseencontrabasentadoensusillay la señora Jacob sehallaba limpiando lamesademaderayuna jovenestabahaciendoristrasdecebollasydejándolasenunabandeja.

—Oh,eslaseñoritaSusannahotravez—dijolamujer.

Lamuchachamemiróconunpardepreciososojoscastañosenlosqueseobservaba,sinembargo,conunaexpresiónasustada.

—He venido simplemente para ver si ya habían adoptado una decisiónacercadelcampo—dije.

—Nosotrosnosomosquiénesparaadoptardecisiones—dijo lamujer—.Nosotrostenemosqueescucharyhacerloquesenosmanda.

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—Yonoquieroqueseaasí—protesté—.Ustedesconocenmejorlagranjaqueyo.

—Jacob dice que, si lo dejamos en barbecho, nos faltará una cosecha y,aunqueéstanoseatanbuenacomodebieraser,nodejadeserunacosecha.

—En eso tiene razón—convine—. Creo que Jacob y el señor Carletontendríanquereunirseparadiscutirlo.

—DalealaseñoritaSusannahunasgotasdetusidra,Carrie—dijoelviejo.

—Oh,esonoserásuficientementebuenoparalaspersonascomoella.

—Unodenosotros lo fueunavez—comentó irónicamenteelviejoyyomepreguntéquéhabríaqueridodecir—.Tráela,chica—legritóalajovenqueestabatrenzandolasristrasdecebollas.

—Vamos,Leah—dijolamujer.

Lamuchachaselevantóobedientementeyseacercóaunacubaquehabíaen un rincón. A mí no me apetecía la sidra, pero pensé que iba a ser unadescortesía rehusar y bien sabía el cielo lo susceptibles que eran aquellasgentes.

—Lahahechoella—dijoelhombre,moviendolacabezaendirecciónalamujer—.Yesunabuenabebida.Legustará,señoritaSusannah.Eso,siempreycuandonoseausteddemasiadoorgullosaparabeberconpersonasdenuestracondición.

—¡Quétontería!—exclamé—.¿Yporquéibaaserlo?

—Algunaspersonasnosiempre tienenque teneruna razón—contestóelviejo—.Dateprisa,Leah.

Leah estaba abriendo la espita de la cuba y llenando una jarra con unlíquido dorado. Me ofrecieron un pichel de peltre. Tomé un sorbo. No megustabademasiado,perocomprendíquetendríaquebebersopenadeofendera los Cringlemás todavía de lo que aparentemente estaban, por lo quemeacerquéelpichelaloslabiosyseguítomandosorbos.Eraunabebidafuerte.Todosmeestabanobservandoconatención.

—La recuerdo cuando era pequeña —dijo el anciano—. De eso haceaños…cuandosu tíoaúnvivíaysupadreestabaaquí.Antesdequehuyeratrashaberasesinadoasuhermano.

Guardé silencio, pero estaba muy nerviosa. Percibí el odio que seencerrabaenelhombreyenlamujer.Lamuchachaeradistinta.Parecíaestarperdida en suspropiospensamientos.Eraunadelicadaypreciosa criaturaysusojosmerecordabanlosdeunagacela:grandes,suplicantesyenguardia,temerososdealgúnpeligrocomolosdelaseñoritaThorn.

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Adiviné instintivamente que estaba embarazada. Había un abultamientoapenasperceptiblebajosucintura…pero lomásreveladorerasuexpresión.Hubierapodidojurarqueestabaenlocierto.

—¿Vivesaquícontumarido?—pregunté.

No estaba preparada para el efecto que mis palabras produjeron. Ellaenrojeció intensamente y me miró como si fuera una bruja con poderessobrenaturalesparaescudriñarsumente.

—¡NuestraLeah…unmarido!¡Notienemarido!

—No…yo…noestoycasada—dijolamuchachacomosiellofueraunagrancalamidad.

Justoenaquelmomentofuiconscientedeunasombraen laventana.Mevolví de golpe. Pude distinguir fugazmente una ropa oscura, tras lo cual,quienquieraquehubieraestadomirandodesapareció.

Mi inquietud se acrecentó.Alguien había estado observándome desde laventana.Siempreresultadesconcertanteque laesténobservandocuandounanolosabe.

—Habíaalguienahí—dije.

—Unodeesosgrajosquepasanvolandofrentea laventana,supongo—contestólamujer,sacudiendolacabeza.

Yonocreíaquehubierasidoungrajo,peronadadije.

—No—siguió diciendo la mujer—, nuestra Leah no está casada. Tienedieciséis años.Esperará cosadeunaño todavíay, cuando secase,noviviráaquí.Estaalqueríanopodríamanteneramásgente.Ustedyaestápensandoquenorendimoslosuficiente.

—Yonopiensoeso,señoraCringle.

—Entonces alguna otra cosa la habrá traído aquí, señorita Susannah.Preferiríamosquenoslodijerasinrodeos.

—Quieroconoceratodaslaspersonasdelafinca.

—Pero, señorita Susannah, si nos conoce a casi todos de toda la vida.Claro,hubolavezqueustedsefuecuandoelseñoritoEsmondestuvoenfermoyparecíaqueseibaamorirynuestroSaúl…

—Callalaboca,mujer—ledijoelviejo—.LaseñoritaSusannahnoquiereoírhablardeeso.Supongoqueesloúltimodequequiereoírhablar.

—Creoqueesmejormiraralfuturo—dije.

Elancianosoltóunaásperacarcajada.

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—Es una buena idea, señorita, cuando el pasado no se presta a que lomiren.

Lasidraerafrancamentefuerteymehabíanllenadounpichelmuygrande.Me pregunté si podría dejarlo sin que pareciera una grosería. Llegué a laconclusióndequeno,bastanteofendidosestabanya.

Apuré el contenido del pichel yme levanté. La sidra era evidentementemuy fuerte. Veía la cocina de la alquería como un poco brumosa. Eraconsciente de que todos me estaban mirando con una especie de solapadotriunfo. Sin embargo, no la muchacha; ella era distinta; tenía demasiadosproblemas para que le interesara una victoria sobremi persona.Me parecíamuy comprensible en caso de que estuviera ilegalmente embarazada. Meimaginabaloqueesoibaasignificarenunhogarcomoaquél.

Estabadesatandoelcaballocuandoelmuchachoquehabíavistoalllegar,semeacercócorriendo.

—Ayúdeme,señorita—medijo—.Migatitasehaquedadoatrapadaenelgranero. No puedo alcanzarla. Usted sí podría. Está maullando. Venga aayudarme.

—Enséñameelcamino—ledije.

Surostroseiluminóconunasonrisa.

—Yoseloenseñaré,señorita.¿Melabajará?

—Loharé,sipuedo.

Élsevolvióyechóaandarrápidamente.Yoleseguí.Cruzamosuncampoyllegamosaungranerocuyapuertaseencontrabaabiertayestabaoscilando.

—Lagata…sehametido…allí arriba…ynopuedebajar.Ustedpuedealcanzarla,señorita.

—Lointentaré—dije.

—Poraquí,señorita.

Seapartóaunladoparaqueyopudieraentrar.Lohiceylapuertasecerróinmediatamente.Meencontrabaenunacompletaoscuridadynopodíavernielmenorasomodeluzexterior.

Lancéungritodeasombro,peroelmuchachosehabíaidoyoíelrumordeunpestilloaldeslizarse.Después…mequedésola.

Miréamialrededorysúbitamentemenotélacarnedegallina.Habíaoídohablardepersonasalasqueseleserizabaelcabello.Jamásmehabíaocurridosemejante cosa, pero me ocurrió entonces. Porque, colgado de una de lasvigas, vi el cuerpo de un hombre. Se balanceaba colgado de una cuerda y

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girabaligeramentealhacerlo.

Lancéungritoyexclamé:

—¡Oh…no!

Hubieradeseadodarmediavueltayecharacorrer.

Aquellos primeros segundos fueron terribles. El muchacho me habíaencerradoallíconunhombremuerto…y,porsifuerapoco,unhombrequesehabíaahorcadoohabíasidoahorcadoporotros.

Elterrorseapoderódemí.Elgraneroestabaoscuroyresultabamisterioso.Nopodíasoportarlo.Elmuchacholohabíahechodeliberadamente.Nohabíagataalguna…tansólouncadávercolgandodeunacuerda.

Estaba temblando. Me habían atraído hacia allí con un propósitodeliberado. Elmuchacho debía saber lo que había allí dentro. ¿Por quémehabíahechoeso?

Elpánicomeinvadió.Nosabíaquéhacer.

Elgraneroseencontrabaaciertadistanciade laalquería.Sigritara,¿meoirían?…y,encasodequemeoyeran,¿acudiríanlosCringleaayudarme?

Eso sería lo último que hicieran. Percibía las oleadas de odio que mehabíanasaltadoenlacocinadeaquellacasa…porpartedetodos,menosdelamuchacha llamada Leah. Tenía demasiados problemas para prestarmeatención.

Unaterriblesensacióndeineptitudseadueñódemí.

¿Quéibaahacer?¿Ysinoestuvieramuerto?Teníaquetratardebajarlo.Teníaque tratarde salvarle.Sin embargo,miprimer impulso era el dehuir,llamaraalguien,pedirayuda.Tratédeempujarlapuertaparaqueseabriera,perolahabíancerradoporfueraconunpestillo.Lasacudí.Peroelgraneroeraunaestructuramuyfrágilyempezóamoversemientrasyogolpeabalapuerta.

Teníaqueaveriguarsielhombreestabavivo.Teníaquebajarle.

Mesentíaenfermaeinepta.Deseabasaliralairelibreyalejarmedeaquelhorriblelugar.

Contemplédenuevoelmacabroespectáculo.Pudeverahoraquelafiguraaparecíafláccidaysinvida.Algoensumododecolgarmelodecía.

La contemplé horrorizada porque ahora había girado y yo estabacontemplando un rostro grotesco… un rostro que no era humano. Erablanco… blanco como la nieve recién caída y tenía por boca una sonrienteaberturadecolorsangre.

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Noeraunhombre.Noeraunserhumano,aunqueloscalzonesdepanayelgorrodetweedfuerancomolosquesolíanusarloshombresquetrabajabanenelcampo.

Meadelanté,peromiinstintoserebelabacontramivoluntaddeacercarmealacosa.

Comprendísúbitamentequenopodíaseguirallí.Golpeélapuertaygrité:

—Déjenmesalir.¡Socorro!

Me encontraba de espaldas a la cosa que colgaba. Experimentaba laextrañasensacióndequeéstaibaacobrarvida,descolgarsedelacuerdaquelerodeabaelcuello,acercarseamíyentonces…nosabíaquéibaasuceder.

La sidra me estaba haciendo efecto… provocándome una sensación demareo. No era una sidra corriente. Estaba convencida de que me habíanofrecidodeliberadamente una cantidad excesiva de aquel fuerte brebaje.MeodiabanaquellosCringle.¿Quiéneraelmuchachoquemehabíaencerradoenelgranero?UnCringle,estabasegura.Teníaqueserlo.Habíaoídodecirquehabíadoshijosyunahija.

Empecéagolpeardenuevolapuerta.Yseguípidiendosocorro.

Mis ojos miraron a mi alrededor. Estaba allí… aquella horrible cosasonriente.

Tenía que tratar de tranquilizarme. Me pregunté qué podría significaraquello. Lo habían hecho los Cringle. Querían asustarme. Le debían haberdichoalchicoquemellevaraallíymeencerrara.¿Conquéobjeto?¿Teníanlaintencióndemantenermeencerradaallí?¿Ydematarmetalvez?

Aquello era demasiado absurdo, pero estaba lo suficientemente aterradaparacreerposiblecualquiercosa.

Teníaquesalirdeallí.Nopodíasoportarpermanecerenaquelgraneroconesahorriblecosasonrientequememiraba,colgandodelacuerda.

Volví a gritar. Volví a aporrear la puerta hasta hacerla temblar bajomisgolpes.¿Quéesperanzatenía?¿Quiénibaapasarporallí?¿Quiénibaaoírme?¿Cuántotiempodeberíapermanecerencerradaallíconaquellacosa?

Me apoyé contra la puerta. Tenía que tratar de pensar con lógica ytranquilidad.Mehabíaencerradoallíunmuchachotravieso.Pero¿cuáleraelsignificado de aquella figura colgante? ¿Por qué me había conducido elmuchachohastaallíconlahistoriadelagataatrapada?Losmuchachoserantraviesospornaturaleza.Aalgunoslesgustabagastarbromaspesadas.Talvezalmuchachose lehabíaantojadodivertidoencerrarmeallíconaquellacosa.Era elmuchacho al quehabía visto al llegar a la alquería.Tenía que ser un

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Cringle.Podíahabercolgadoaquellafiguraallíydespuéshabermeesperado.¿Por qué? Todo aquello encerraba un significado, estaba completamentesegura.

No podía permanecer allí indefinidamente. Me echarían en falta. Pero¿quiénsabríadóndebuscarme?

¿Y si me acercara a aquella cosa… y la examinara con másdetenimiento…? Pero no me atrevía a hacerlo. Me resultaba demasiadoextraño y horrible en la oscuridad. Era como elmuñeco de un ventrílocuo.Peroésteteníaalgo…Parecíavivo.

Volvíaaporrearlapuerta.Teníalasmanosarañadas.Pedísocorroavozengrito.

Prestéatenciónpresadelaangustiayelcorazónmediounvuelcoporquehabíaoídounavoz.

—Hola…¿quéocurre?¿Quiénandaahí?

Golpeélapuertacontodasmisfuerzas.Elgraneroestabaestremeciéndose.

Oídespuéselrumordeloscascosdeuncaballoydenuevolavoz.

—Unmomento.Yavoy.

Elcaballosehabíadetenido.Sehizounbrevesilencio.Despuéslavozseoyómáscercana.

—Unmomento.

Estabadescorriendoelpestillo.Oíqueéstesalíadelapiezadecierre.Unrayo de luz penetró en el granero y yo casi caí en brazos del hombre queestabaentrando.

—¡Diosbendito!—exclamóéste—.¿Quéestáshaciendoaquí,Susannah?

¿Quiénera?Noleconocía.Enaquelmomento,noteníatiempoparaotracosamásquepararespirardealivio.

Mesostuvocontrasíuninstanteydespuésmedijo:

—Meparecióqueelgraneroseibaavenirabajo.

—Un muchacho me hizo venir hasta aquí…—dije balbuciendo—… ycerrólapuertaconpestillo.Hemiradoyhevisto…eso.

Élmirólacosaquecolgabadelacuerda.

—¡Dios mío!—dijo lentamente—. Menuda broma de gastar… menudabromataninsensata.

—Leheechadounvistazoymehaparecidoqueeraunhombre.Lacara

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estabavueltahaciaelotrolado.

—¿Esquenuncavanaolvidar…?

Nosabíadequéestabahablando,peromeestabadandocuentadequemehabían sacado de una situación aterradora para colocarme en otra muypeligrosa.

Élsehabíaacercadoalafiguraylaestabaexaminando.

—Esunodesusespantapájaros—dijo—.¿Porqué lohabráncolgadodeestemodo?

—Medijoquesugataestabaatrapadaaquí.

—UnodelosmuchachosCringle,¿verdad?

Decidí correr el riesgo. Suponía que tenía que conocer a losmuchachosCringle.Asentíconlacabeza.

—Eso es demasiado. A algunas personas les hubiera dado un ataque alcorazón.Túestáshechadeunamaderamásfuerte,Susannah.Vamosasalirdeaquí,¿teparece?¿Tieneselcaballocerca?

—Sí,juntoalaentradadelagranja.

—Muy bien. Regresaremos.He llegado estamañana.Me han dicho quehabíassalidoarecorrerlafincayhepensadosalirentubusca.

Salimos al exterior. Yo estaba todavía temblando a causa de aquellaexperiencia,peromehabíarecuperadolosuficienteparaexaminarle.Eraaltoy lo que más me llamaba la atención era su aire autoritario. Lo habíaobservadoyadmiradoenmipadrey,enaquellosmomentos,comprendíqueeraesoloqueaPhiliplefaltaba.Aquelhombreteníaelcabellooscuroysusojos castaños tenían unamirada penetrante que hubiera constituido paramíuna señal de advertencia de no haberme encontrado en semejante estado.Debiópercatarsedelexamenaqueloestabasometiendoporquemedijo:

—Deja que te vea, Susannah. ¿Has cambiado mucho desde tucircunnavegacióndelmundo?

Evitésumiradayprocurénomostrarmetannerviosacomomesentía.

—Algunaspersonasparecenpensarquehecambiado…unpoco—dije.

Élmeestabamirandoatentamenteyyomequitéelsombreroysacudíelcabelloporque,acausadelflequillo,teníalaimpresióndequemeparecíamásaSusannahsinsombrero.

—Sí—dijoél—,estásmásmadura.Ésteeselefectoqueteproducenlosviajes.Sobretodolaclasedeviajesquetúemprendes.

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—¿Quieresdecirquemehehechomayor?

—¿Acasononoshemoshecho todosmásmayores?Ha transcurrido casiun año…más que eso. No te vi cuando regresaste de la escuela. ¿Cuántotiempoestuvisteaquíentonces?

—Debieronserunosdosmeses.

—Y después se te ocurrió esta descabellada idea de irte a Australia.Queríasencontraratupadre.Loconseguiste,yalosé.

—Sí,loconseguí.

—Vamos a buscar a los caballos y regresemos a casa. Dios mío, estástemblando. ¡El maldito espantapájaros! Son muy vengativos estos Cringle.Nuncamegustaron.¿PorquéteníanqueculparteatidelamuertedeSaúl?Yasé que siempre le estabas pinchando. Es una lástima que no supierasmanejarles. Todo este fanatismo religioso. El viejo Moisés es un diablosanturrón,aunqueélseconsidereunángel.Creoquelesdioaestoschicosunbuenvapuleocuandoeranjóvenes.¿Yaquéleshaconducidotodoeso?SaúlsecolgódeunacuerdaenungraneroyJacob…seestáconvirtiendoenuntipocomo su padre. Y, además, es un necio si ha tenido algo que ver con estabroma.Tendría que andarse conmás cuidado ahora quemandas tú. Tendríaquepensarenlaposibilidaddeperderlagranja.Todostemenloscambiosquevasaintroducir.Encuantoalachica,Leah.Sellamaasí,¿verdad…?

—Si,sellamaasí.Lahevistoestamañana…

—Apuestoaqueloestápasandomuymal.Estabaterriblementeasustada.

Cada vez me sentía más perpleja. ¡O sea, que Saúl Cringle se habíaahorcado en un granero! Y, por esta causa, a mí me habían encerrado conaquelespantapájaroscolgandodelasvigas.ElhogardelosCringleencerrabaungransecretoySusannahformabapartedelmismo.

Súbitamentemesentímuyasustada.

Entretanto,teníaquedescubrirquiéneramirescatador.

Regresamosacaballoalcastillo.Élsepasótodoelratohablandoyyomeesforcédesesperadamentepornotraicionarme.

Al llegar a las caballerizas, se produjo para mí la primera situaciónafortunadadelamañana.

Unodelosmozosdijo:

—ConquehaencontradoalaseñoritaSusannah,señoritoMalcom.

Entonces supe que mi acompañante era el hombre a quien yo habíaarrebatadolaherencia.

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Cuandoentramosalcastillo,Janetseencontrabaenelvestíbulo.

—Buenosdías,señoritaSusannah,señoritoMalcom—dijo.

Contestamosasusaludoynotéquemeestabaestudiandoconatención.

—Elalmuerzoserádentrodeunahora—dijo.

—Gracias,Janet—replicóMalcom.

Me fui a mi habitación y no transcurrió mucho rato antes de que Janetllamaraalapuerta.

—Adelante—dije.

Ella entró y yo me percaté de aquella mirada vigilante que ya habíaadvertidoalverlaenelvestíbulo.

—¿Tiene usted alguna idea de cuánto tiempo se va a quedar el señoritoMalcom,señoritaSusannah?—mepreguntó—.Me loestabapreguntando laseñoraBates.Legustabaelsabordelazafrányaellaselehaterminado.Ynoestanfácilconseguirlo.

—Notengoideadecuántotiemposevaaquedar.

—Esmuypropiodeélesodepresentarsedemanerainesperada.Empezóapresentarse inesperadamente cuando… bueno, cuando su abuelo empezó adarleesperanzastrasladesgracia.

—Oh,sí—murmuréyo—.ConMalcomnosepuedeestarseguro.

—Ustednuncasehallevadodemasiadobienconél,¿verdad?

—No.Nuncamehellevadobien.

—Son demasiado parecidos ustedes dos, eso es lo que yo solía decirsiempre. Querían ustedes hacerse cargo de todo… los dos lo querían. Yosiemprepensabaque el pobre señoritoEsmond estaba comoaplastado entreustedesdos.

—Supongoqueesoeraunpocoloqueocurría.

—Bueno, puesto que ustedes dos siempre andaban a la greña… yoesperabasiemprelasvisitasdelseñoritoMalcom.Yosiempredecíaqueeranbuenasparausted—memiróconexpresióninquisitiva—.Aveces,podíaserustedunpequeñodiablillo.

—Supongoqueeraunpocoinsensata.

—Bueno, me parece que nunca le había oído decir algo parecido. Yosiempredecía:«LaseñoritaSusannahsiempreveunpuntodevistayésteeselsuyo».LomismoleocurríaalseñoritoMalcom.Deloquenocabeduda,esde

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queletieneungrancariñoalcastillo.Ylosarrendatarioslequieren,además.NoesquenoquisieranalseñoritoEsmond.Peroéleraexcesivamenteblandoy,además,teníalacostumbredeprometercosasqueluegonocumplía.Decíasiemprequesíporquequeríaagradaralagente.Aborrecíadecirquenoyporesonuncalohacía.Decíasiempresí,sí,sí,tantosipodíahacerlocomosino.

—Esoeraunerror.

—En eso estoy de acuerdo con usted, señorita Susannah. Pero todo elmundolequería.Fueungolpemuyduroparatodosnosotroscuandosemuriódeaquellamanera,ylagentedelafincalosintiómucho.

MeparecióquepodíapreguntarporlamuertedeEsmondporquesabíaqueSusannahnoestabapresentecuandoocurrió.

—Me gustaría conocer algo más acerca de la última enfermedad deEsmond—dije.

—Bueno, sucedió lo mismo que aquella vez que enfermó. Usted seencontrabaaquícuandoocurrió.Tuvolosmismossíntomas…aquellaterribledebilidad que se apoderó de él súbitamente.Ya recuerda usted cómo estabacuandoregresódeaquellaescueladeseñoritas.ElseñoritoGarthestabaaquítambién.Fue cuandoSaúlCringle semató.Después pareció que el señoritoEsmond mejoraba. Todo fue muy dramático, ¿verdad? Y entonces decidióustedirenbuscadesupadre.Séloquesentía.NuncaolvidaréeldíaenqueencontraronaSaúlCringleahorcadoenelgranero.Nadiepudodecirporquélo había hecho. Es posible que se debiera a algo relacionado con el viejoMoisés.Leshacíabailaralsonqueéltocaba.SaúlyJacobyahoralosnietos.SupongoquelajovenLeah,RubényAmósseloestánpasandomuymal.PeroellostienenlamaníadequeustedtuvoalgoqueverconelsuicidiodeSaúl.Lehabía estado usted pinchado, dicen… buscándole defectos… usted siempreacudíaalagranjadelosCringle,¿recuerda?

—Queríacerciorarmedequelafincamarchabaadecuadamente.

MeparecióqueJanetmemirabaconastucia.

—Bueno, eso entonces le correspondía aEsmond, ¿no?DecíanqueSaúlhabíasidoeducadocontantaseveridadquepensabaqueiríaapararalfuegodelinfiernoencasodequecometieraelmásmínimoerror.Éstapodríaserlaexplicación.

—¿Cómo?—dijeyo—.Sipensabaque iríaapararal fuegodel infierno,seríamáslógicopensarqueprocuraraaplazarsullegadaallí.

—Eso es lo que diría usted, señorita Susannah. Usted siempre ha sidoirreverente.Yo se lo decía a la señoraBates: «A la señoritaSusannahno leimportaniDiosnielhombre».Sumadretemíaporusted.

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—Oh,mimadre…—murmuréyo.

—¡Pobreseñora!Nuncasuperóelgolpedequelaabandonarandeaquellamanera…ydequeélsefueraconsumejoramiga.

—Teníansusrazones.

—Bueno,¿acasonolastienetodoelmundo?—Janetseencaminóhacialapuertaysedetuvo,conlamanoeneltirador—.Enfin,mealegrodequeustedyelseñoritoMalcomparezcanllevarsemejor.Aúnestemprano.Peroustedesandaban siemprepeleándose comoel perroy el gato.Yo creoque eso tienequeverconelcastillo.En losviejos tiempos, lagentesolíapelearsepor loscastillos…todoaquelaceitehirvientequesolíanarrojardesdelasalmenas…ylosarietesylosdardoslanzadosatravésdelasaspilleras…Todoesohacíanparaadueñarsedeuncastillo.Ahoraseutilizanotrosmétodos.

—Ahoratodoestáarreglado—dijeyo.

—Usted siempre se propuso ser la dueña del castillo—medijo ella conaire cauteloso—. Siempre pensé que ésta era la causa de que usted hubieradecididocasarseconEsmond.Yahora,claro,lohaconseguidosincasarseconél.Ustedesahoraladueñadelcastilloy,siEsmondhubieravivido,lohubieratenido que compartir con él. Aun así, usted se hubiera salido con la suya.Estoysegura.Peroahoraesdistinto.Ustedostentaelmandoabsoluto.

—Sí—dije,ymepareciómuyextrañoqueellaanduvierasiempredetrásdemíymehablaradeaquellamanera.

Sinembargo,nomeatrevíaadisuadirladequelohiciera.Habíaaprendidomuchas más cosas a través de Janet que de cualquier otra persona. Ynecesitabadesesperadamenteaprender.

—Bueno,yamevoy—dijo—,querráustedarreglarseparaelalmuerzo.

No pude evitar sentirme agradecida hacia ella.O sea, queMalcomy yoéramosviejosenemigos.Élqueríaelcastillo.Yhabíacreídoenlaposibilidaddeheredarloa lamuertedeEsmond.Habríasidoungolpemuyduroparaélverqueyo—o,mejordicho,Susana—melehabíaadelantado.

Ahora tenía que andarme con especial cuidado. Malcom conocía aSusannah, pero llevaba algún tiempo sin verla. Afortunadamente, jamáshabíansidomuyamigosy,dehecho,sehabíantenidoantipatía;noobstante,élestaba en la plenitud de sus facultades y nada le causaría más deleite quedescubriresteengaño.

Esta iba a ser mi prueba. Los demás habían sido relativamente fácilescomparadosconél.Esmeralda,talvez,mehubieraplanteadoalgúnproblemadenohaberestadomediociega;conMalcomseríadistinto.Éleraastutoy,porotraparte,nadalecomplaceríamásqueelhechodedescubrirqueyoerauna

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impostora puesto que, como consecuencia del fallecimiento de Susannah, éleraenrealidadelauténticoheredero.Sólounafalsariaseinterponíaentreélyelcastillo.

Íbamos a almorzar los tres solos, yme sentía invadida por la inquietud.Pensé que ojalá hubiera tenidomás tiempo para prepararme con vistas a lallegadadeMalcom.Desdelacabeceradelamesa,Esmeraldaleescudriñó.

—Suponíaqueprontoibasaestarconnosotros—ledijo.

—No sabía que Susannah estaría aquí, y pensaba echar un vistazo a lafincaporsihubieraalgunacosaquepudierahacer.

—Desdeluego,JeffCarletonsehabráalegradomuchodeverte.

—Aún no le he visto. Había salido y entonces yo he ido en busca deSusannah.

—Mehaalegradomuchísimoverte—ledije.

—Vaya,esoesinesperado,Malcom—tercióEsmeralda.

—Lohasido.¡Yenquécircunstancias!CreoquehabríaquedecirlesalgoalosCringle.Esohasidodemasiado.

—Esperoquenovayaahaberdificultades—dijoEsmeralda—,porqueesomeponeenferma.Biensabeelcieloqueyahemostenidobastantes.

—HansidoestosmuchachosCringle,supongo—dijoMalcom.

Penséqueyohabíaguardadosuficientesilencioydecidíintervenir:

—YoestabaencasadelosCringleyunodeloschicosmehadichoquesugatasehabíaquedadoatrapadaenelgraneroymehapedidoqueleayudaraaliberarla.Mehaacompañadoalgraneroyallíhabía…

—Eraunespantapájaros,vestidocomoSaúl—dijoMalcom.

—¡Qué…horrible!—exclamóEsmeralda.

—Estabacolgadoallí…—dije.

—YllevabapuestounodelosviejosgorrosdeSaúl—añadióMalcom—.Debodecirqueresultabamuyrealistahastaquelacosasevolvíayleveíaslacara.Producíaunaimpresiónterrible.

—Meloimagino.Poresohasestadotancallada,Susannah.

—Los Cringle tienen que olvidarse de todo eso —terció Malcom—.Tienenquedejardeechartelaculpa…deecharnoslaculpaanosotros…deloqueocurrió.Saúlnoestabaensusanojuicio,siquieresquete lodiga—meestabamirandofijamente—.Talvezalgunossepanporquélohizo…peroyo

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digoqueesmejorolvidarlo.

—Sí—dijoEsmeralda—,debieranolvidarlo.Esomeestádandodolordecabeza.

Entoncesempezóahablardeunanuevarecetaqueteníapara losdoloresdecabeza.Laconsiderabamuyeficaz.

—Lleva romero. Nadie hubiera podido imaginar que eso tuvierapropiedadescalmantes,¿verdad?

Yoempecéahablaranimadamentedehierbas,sindejardepensar:«TengoqueaveriguarquéestabahaciendoSusannahcuandoseprodujoelsuicidiodeSaúlCringle».Estabaseguradequehabríatenidoalgoqueverconello.

TerminamosdealmorzaryEsmeraldase fueasuhabitaciónadescansar.NopreguntéquéibaahaceraMalcom,sinoquemefuiamihabitaciónconelpropósitodeecharunvistazoaalgunosdelosdocumentosdelcastillo.

Pensé que ojalá pudiera olvidar la imagen de aquella horrible figuracolgando.

Había evitado la lectura de los diarios de Esmond. Me había mostradoreaciaahacerloymehabíaburladodemisescrúpulos, tan incongruentesenalguienqueestabacometiendouna imposturaquecadavezadquiríamás losvisosdeundelito.

A veces, experimentaba el deseo de hacer una maleta y marcharme,dejando una nota… ¿a quién?… aMalcom, diciéndole que Susannah habíamuertoyqueyolahabíasuplantado.Noteníaderechoaestarallíymeiba.

Pero¿adónde?¿Quéibaahacer?Muyprontomequedaríasinmediosparamantenerme.Talvez,pudierahacerloquehubieradebidohaceralprincipio:quedarmeconlosHalmerhastaqueencontraraalgunaespeciedetrabajo.

***

Nopodíaquedarmeenmihabitación.Meahogaba.Salíycrucéloscamposendirecciónalbosque.YallímetendíenellugarenelquehabíaestadohacíamuchotiempoconAnabel,contemplandoelcastillo.

Laintensidaddemiemociónmesorprendióymealarmó.Estabaprendidaenelhechizodelcastillo.Jamásloabandonaríavoluntariamente.Silohiciera,siempresuspiraríaporvolver.

Me había embrujado. Comprendí que debió ejercer el mismo efecto enSusannah.EllahabíaestadodispuestaacasarseconEsmondparaconseguirlo;y, a juzgar por lo que había oído decir de Esmond, cada vez me estabaresultandomásclaroqueellajamáshubierapodidoenamorarsedeél.Habríasentidohaciaél aquel suaveyprovocadorafectoqueyohabíaasociadocon

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ellayPhilip.

Me la imaginaba constantemente acudiendo a la habitación de Esmond,desnuda bajo la bata. Intuía el desconcierto y el deleite de Esmond. ¡PobreEsmond!

¿YSusannah?Queríaseradmirada,adorada.Mehabíadadocuentadesdeunprincipio.Mepreguntabaporquéhabríapermanecido tanto tiempoen laisla.AcausadePhilip,claro.

Enlasombradelbosquemesentíaenciertomodosegura.Eracomosielespíritudemipadreydemimadresecernierasobremí.Penséenelprimermomento de tentación yme pregunté por qué yo, que hasta entonces habíasidotanobservantedelasleyes,mehabíadejadoarrastrarporaquelengaño.Tratéenvanodebuscarpretextos.Habíaperdidoatodoslosqueamaba.Noteníamediosdevida.Lavidahabíadescargadosobremíun terriblegolpeyentonces…, se me había presentado esta oportunidad. El hecho de cometeraquella impostura me había librado de una depresión de la que intuía quejamás hubiera podido escapar.Mehabía hecho olvidar en algúnmomento amispadresy todo loquehabíaperdido.«Peronohay justificaciónalguna»,medije.

Y, sin embargo,mientraspermanecía tendida a la sombrade los árboles,supeque,situvieraocasióndevolveralpasado,volveríaahacerlomismo.

Me sobresaltó el rumor de la maleza. Alguien se estaba acercando. Elcorazón me empezó a latir de inquietud al aparecer Malcom por entre losárboles.

—Hola—medijo—.Tehevistovenirporaquí—setendióami lado—.Estástrastornada,¿verdad?Siguióestudiándomedetenidamente.

—Bueno —dije, contemporizando—, ha sido una experiencia bastanteperturbadora.

Memiróconexpresióninquisitiva.

—Enotrostiempos…—empezóadecir,perosedetuvo.

Yoaguardéconinquietudaquesiguiera.

—¿Sí?—dije,sinpoderevitaranimarleaquesiguiera,pesealaangustiaqueexperimentaba.

—Vamos, Susannah, ya sabes cómo eras. Bastante despiadada. Inclusocínica. Yo hubiera imaginado que te lo ibas a tomar como una especie debromapesada.

—¿Unabromaaquello?

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—Bueno,esposiblequeinclusotútehubierassobresaltadounpoco.Peronohubieraimaginadoquefueraadarteunataquedehisterismo.

—Amínomehadadosemejantecosa.

—Es una exageración —dijo él, riéndose—. Pero Garth solía decir:«Susannahestácompletamenteacorazada.Iráporlavidasinquelahieranlashondasylosdardosdelaadversafortuna.Ellajamáshapermitidoqueéstalefueraadversa».¿Lorecuerdas?

—Oh,Garth—dijeentonoevasivo.

—Yoestabadeacuerdoconél,¿sabes?Peroahorapareceserqueestacosadelgranerohaconseguidoatravesarlacoraza.

—Creoquetendríaqueregresar—dije,bostezando.

—Bueno,túnuncafuistemuyaficionadaamicompañía,¿verdad?

—¿Tienesqueseguirhurgandoenelpasado?

—Sientoestainclinación,porqueteveodistinta,enciertomodo.

—Lagentesueleparecerdistintacuandohacemuchotiempoquenoselahavisto.

—¿Loparezcoyo?

—Te lo diré más adelante, cuando haya tenido tiempo de reflexionaracercadelasunto.

Melevanté.

—Notevayastodavía,Susannah—medijoél.

Me quedé aguardando mientras él me miraba con aquellos ojos deexpresióndesconcertadaquedestruíanmipazdeespíritu.

—Queríahablarcontigo—añadió.

—¿Dequé?

—Delafinca,claro.Ahoratendrásquesermásseria.

—Soyseria.

—Entuausencia,yoestuvemuchoaquíconJeff…yEsmond.Esmondmepidió que le ayudara. La finca necesita mucho cuidado y atención… sobretodo cuidado, tú ya me entiendes. Hay que tratar con la gente… hay quepreocuparseporellayporsusproblemas.

—Losé.

—Nuncapenséquetedierascuenta.

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—Pareceserquepensabasmuchascosasrarasacercademí.

Malcom se había levantadoy se encontraba de piemuy cerca demí.Suproximidadmeturbabaclaramente.

—Ahoraquehasvuelto,¿quieresquemevaya?—preguntó.

Noséquésentimientodebióapoderarseentoncesdemí.Talvez,fueramiespíritudeaventura.Sabíamuybienquesullegadamehabíacolocadoenunasituación de inminente peligro. Pero él me excitaba. Tal vez, yo fuera unaauténtica aventurera y la idea del peligro añadiera sabor a mi vida. Encualquiercaso,meoídecir:

—N…no.Noquieroquetevayas…todavía.

Élmetomólamanoylasostuvoconfuerzaduranteunoodossegundos.

—Muy bien, Susannah —dijo—, me quedaré. Me apetece quedarme,¿sabes?,inclusoahoraquehasvuelto.Yomeaparté.Estabatratandodelucharcontraunainsensataemociónquenopodíareprimir.Aquelhombreejercíaenmíunefectoextraordinario.

Regresamosjuntosalcastilloyseguimoshablandoacercadelahacienda.

Aquellanoche,Malcomnosepresentóalahoradelacena.Dejódichoquecenaría con Jeff Carleton. Me sentí decepcionada, pero experimenté ciertoalivio. Me resultaba muy cómodo estar sola con Esmeralda, porque éstaapenasmeexigíaesfuerzo.

HablódeMalcomentonocrítico.

—Loestá consiguiendo todode Jeff—dijo—.Haestado comportándosecomo si el castillo fuera suyo en el transcurso de todos los años en quemipobreyqueridoEsmondhaestadoenfermizo.

—PobreEsmond—dijeamododetanteo—.Nuncaserecuperódeaquellaprimeraenfermedad.

—Nunca olvidaré lo enfermo que se puso mi pobre muchacho aquellaprimeravez—dijoella,asintiendo—.Perotúteacuerdastantocomoyo.

—Oh,sí…

—Tan enfermo estaba que no pensaba que pudiera sobrevivir y eraangustioso verle. Yo estaba con él todo lo que mi salud me permitía. Ydespuésaquellarecuperación…yelhorribleasuntodeSaúlCringlequetantonosconmovióatodos.Ydespuéstú…yéndoteaveratupadre.

—Lodescribestodoconmuchaprecisión—ledije.

—Esalgoquejamásolvidaré.Yocreoque,despuésdeaquellaenfermedad

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deEsmond,Malcomempezóaconcebiresperanzas.Creyódeverasqueibaaser el siguiente. Tu abuelo era un hombre perverso. Creo que disfrutabaalentando lasesperanzasdeMalcom.SiempreaborrecióasuhermanoyunavezdijoqueMalcomerasuvivoretrato.NoséquédebíadecirleaMalcomasolas. No me sorprendería que hubiera alentado sus esperanzas… porconsiguiente,cuandoEsmondsepusoenfermo,élpensónaturalmente…

—Eslógico—dije.

—Estuvomuchotiempoaquíentuausencia.Hacíamásporlafincaqueelpropio Esmond. Esmond se alegraba de dejar los asuntos en sus manos.Pobrecitomío,debíaencontrarsemuydébilporaquelentonces.

—PobreEsmond—volvíadecir.

—Nohubierasdebidodejarletantotiempo,Susannah.

—No,nohubieradebidohacerlo.

Cambiéde tema,preguntándoleacercadesudolordecabezay,comodecostumbre, eso no dejó de suscitar su interés. Cuando me retiré a mihabitación,mesentíamuydesvelada.

Teníaquehaceralgo.Teníaqueprescindirdemisúltimosescrúpulosyleerlo que Esmond había escrito acerca de aquel período en que él habíaenfermado y Saúl Cringle se había quitado la vida y Susannah habíaabandonadoelcastilloparairenbuscadesupadre.

Medesnudé,meacostéymellevélosdiariosalacama.

Encontréelquenecesitaba.Estabafechadounosdosañosatrás.Decía:

Una noche inquieta. He esperado a S. No ha venido. Ojalá accediera anuestra boda. Siempre dice: «Todavía no». Garth está aquí. Él y Susannahandan siempre discutiendo. He tratado de evitarlo, pero ella le llamaadvenedizo.S.medesconcierta.Cogeunasantipatíastanviolentas…aGarthy,naturalmente,aSaúlC.,porejemplo.

Malcomhallegado.ElyS.pareceserquesetienenunaantipatíateñidaenciertomodo de frialdad. Ella semuestra desdeñosa con él y él la ignora, osimulahacerlo.NocreoquealguienpuedaserrealmenteindiferenteaS.

S. ha estado fuera toda la tarde. No sé a dónde ha ido. Es inútilpreguntárselo.Aborreceloqueellallamaserespiada.Lahevistomontandoacaballomástarde.HasalidodelascaballerizasysehareunidoconGarth.Hanestadohablandounrato.Losheestadoobservandodesdemiventana.Siempreme preocupo cuando los veo juntos. Siempre temo que ella le diga algoimperdonableyquehayadificultades.Hoyparecía,sinembargo,quereinabaentre ellosmás armonía.Después ella ha entrado y él se ha ido.He bajado

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para reunirme con ella. Me ha parecido que estaba acalorada. Se lo hecomentadoymehacontestadobruscamente:

«¡Bueno, no es que estemos en pleno invierno que digamos!—O, conaqueltonodevoztanásperoqueutilizacuandoestáenojada—.¿Meestabasobservando? —Ha preguntado». «Si —he contestado—, he visto que tereuníasconGarth.Mehaalegradoverqueparecesmenosirritadaconélquedecostumbre».«Ah,¿deveras?—Hadichoella».«Si.—Lehecontestado—,tehevistobastanteamable».«¡Amable!—Mehagritado—.Yonuncahesidoamable con este hombre». Después se ha echado a reír y me ha besado.CuandoS.mebesa,nopuedopensarenotracosa.Ojaláfuerasiempreasí.

S. vino anoche. Nunca sé cuándo esperarla. Hace unas cosas tanextraordinarias.Teníaunabotellade sidraque lehabíadadoCarrieCringle.«PobreEsmond,creoquetesientamuymalquevengaatuhabitacióndeestamanera.Sinoquieres,noloharé,¿sabes?».EsoesmuypropiodeSusannah.Sabíaqueyolaqueríamásquenadaenelmundoyaveces,esolacomplace,pero, en cambio, otras veces la irrita. Me dijo: «Eso estimulará tu ardor.Ahogará tus escrúpulos. Vamos. Beberemos los dos». Llenó dos vasos quehabía traído.Me trajo el vaso yme hizo beber, acercándomelo a la boca ytomando ella después un sorbo del mismo. Era una bebida embriagadora.Cuandomehedespertadoporlamañana,ellasehabíaido.HayunpoemadeKeatsquemerecuerdaaS.Labelledamesansmerci.S.metieneesclavizado.Deesonocabeduda.

Mesentíindispuestoalamañanasiguiente.Penséqueeralasidra.S.vinoavermeysemostróconsternada.«Nohapodidoserlasidra—dijo—.Amínomehahechoefecto».Lerecordéqueellasólohabíaingeridounsorbodemivaso.«¡Teequivocas!—megritóásperamente—.Yotambiénmebebíunvaso».

Esmondtardóunmesenvolverahaceranotacioneseneldiario.

Hoymeencuentromejor.Menosdébil.S.seestápreparandoparaelviaje.Diceque tienequever a supadre.Creoque está trastornadapor lodeSaúlCringleaquienencontraronahorcadoenelgraneropocodespuésdeponermeyoenfermo.HancirculadomuchosrumoresyalgunoshancomentadoqueS.lehizolavidaimposibleyamenazóconconvencermedequelesarrebataralagranja.Noescierto.Jamáshizoeso.PerohabíaidoconfrecuenciaalagranjadelosCringle.Lagentelahabíavistodirigiéndosealamismamontadaensucaballo.Todoha sidomuydesagradable.Comprendoque se quiera ir y quesiemprehayaestadointrigadaporladesaparicióndesupadre.

Lasanotacioneseranapartirdeaquímuyescasas.

Hoyhe recibidounacartadeS.A travésdeunode losprocuradores,ha

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descubiertoelparaderodesupadre.Seencuentraenunaremotaisla,escribe,enlaqueescomounaespeciedegranjefeblanco.Estádeseandoverla.Garthhavenidohoy.Malcomvinoayer.Sucompañíameresultaagradable.

Hoyme he sentido un poco indispuesto.Algo parecido a la enfermedadque tuve hace unosmeses,Elmismo aturdimiento y losmismos calambres.Tenía que haber acompañado a Jeff en un recorrido por la finca. Ha idoMalcomenmilugar.

Hoyheestadounpocomejor,peronotantoporlanoche.Creoquetendréquellamaralmédico.

PiensoconstantementequeojaláS.estuvieraaquí.Nosécuándoregresaráa casa.Malcomdice que se vendrá a vivir al castillo si necesito ayuda.Meimaginoquemeconsideraunenclenque.Leheagradecidosuofrecimiento.Sequedaráunatemporada.CuandoregreseS.,noscasaremos.EllanoquerráqueMalcomestéaquí.Tendréqueprocurararreglarlo.

Lasiguienteanotacióncorrespondíaaunasemanamástarde.

Me sentía demasiado cansado para escribir. Y ahora estoy demasiadocansadoparaescribirmucho.

Pienso constantemente en S. Malcom y Garth son muy buenos. Ojalápudieralibrarmedeestaapatía.

Ésta era la última anotación. Comprendí por la fecha que había muertopocodespués.

Cerré el diario y me recliné contra la almohada con aire pensativo. EldiarioexplicabapocascosasynomehabíapermitidoconocerelmisteriodelosCringle;peromehabíaofrecidouna imagenmáscompletadeEsmondySusannah.

Recordé lo que Cougabel había dicho de ella. Era una bruja. Era unahechicera.Talvez,Cougabelhubieratenidorazón.

No podía dormir. Estaba pensando en el peligroso papel que habíaasumido.

«¿Dóndeterminará?»,mepregunté.

Cartasdelpasado

Alamañanasiguiente,JeffCarletonacudióalcastillo.Vivíaacosadeunkilómetro de las murallas del castillo. La casa había sido durante muchas

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generaciones la residencia del administrador de la finca y resultaba muyagradable,porqueJeffsabíarodearsedecomodidades.Erasolteroyteníaasuservicio a un matrimonio muy eficiente. Janet decía que vivía mejor quenosotroslosdelcastillo,porquenoteníaquesoportartodasaquellascorrientesdeaire.

Jeff era un hombre satisfecho de la vida. Estabamuy encariñado con elcastillo,peronohastaelextremodeidolatrarlo.Sisehubieraidoaotrafincaparecida, en muy poco tiempo se hubiera sentido identificado con ella talcomoahoraseidentificabaconMateland.Locierto,esqueJefferaunhombremuy normal que gustaba de organizarse la vida a su gusto y de vivir deacuerdoconsuspreferencias.Teníamossuertedeteneraunadministradortanbueno.

Habíavenidopara informardeque leordenaríaalbarderoquefueraa lacasa de la abuela Bell a la mañana siguiente. Yo contesté que se lo iría acomunicaralaabuela.

—Eso legustará—dijoél—.Agradeceráqueustedse lodiga.Lesgustasaberquealguienseinteresaporellos.

Enocasionescomoaquéllasmesentíacasifeliz.Queríahacertodoloquepudiera por aquellas gentes para que la vida les resultara más agradable.Quería poder decirme amímisma: «Es posible que esté suplantando a otrapersona,pero,porlomenos,hagomásbiendelqueellahubierahecho».

Sabíaquenomejustificaba,peroerauntantoamifavor.

Monté a caballo de muy buen humor y casi experimenté el deseo deponerme a cantar mientras contemplaba los setos y los verdes campos ypercibíalacariciadelasuavebrisaenmismejillas.

LleguéalacasitadelaabuelaBell,atémicaballoyllaméalapuerta.Nohuborespuestayentoncesentréporqueelpestilloestabadescorrido.

Entré en el cuarto de estar. Todo estaba tranquilo. La mesa aparecíacubiertaconunmanteldelana;elrelojhacíasolemnementetictacenlarepisadelachimenea,conlaviejacocinaallado.

—SeñoraBell—grité—,¿quéleocurre?

Aquellahabitaciónconducíaaldormitorio.Ahoraconocía ladistribucióndeaquellascasitasysabíaquelaabuelaBellutilizabalahabitacióndeatrásdelaplantabajaencalidaddedormitorioporqueleresultabamuytrabajososubirlaescalera.

Llamé a la puerta.Oí un ligero rumor y, empujando la puerta, entré. LaabuelaBellseencontrabatendidaenlacama;estabapálida,teníalasfaccionesentensiónyseestabacomprimiendoelpecho.

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—SeñoraBell—grité—,¿quéleocurre—?

Ellasevolvióamirarmeypudeverquesufría.

—Voyaavisaralmédicoenseguida—dije,saliendo.

Me dirigí a toda prisa a casa del doctor Cleghorn. Sabía dónde estaba,porquehabíapasadoporallímuchasveces.Anabelymipadrehabíanhabladodeaquellacasaporqueenella,habíatenidomipadresuconsultahacíamuchosaños. Tuve la suerte de encontrar al doctor Cleghorn y regresé con él a lacasita.

LaabuelaBellyanosufríaahora.Elmédicolahizotenderseyledijoquenodeberíamoverse.Ibaaavisaralaenfermeradeldistritoparaqueacudieraacuidarla.

—¿Hayalgoquepuedahacer?—pregunté.

—Pues nada, en realidad. Procure que no trate de levantarse. No debemoverse.Laenfermeravendráy, si todoelmundo lavigila,esoes lomejorquesepuedehacer.

Unavezfueradelacasita,medijo:

—Me temo que no haymuchas posibilidades de que se recupere. Llevamuchotiempopadeciendodelcorazón.Yesunaanciana.Ledoyunoscuantosmesesdevidatodolomás,ynovolveráalevantarsedeestacama.

—Pobreseñora—contesté—.Tenemosqueprocurarquenadalefalte.

—Esmuybondadosodesuparte,señoritaMateland—medijoelmédico,dirigiéndomeunaextrañamirada—.Leservirádealivioquelagentelavisite.Necesita cuidados. Nos hace mucha falta un hospital. El más cercano queconozcoseencuentraamásdetreintaycincokilómetros.Sehablóunavezdequeseibaaconstruirunoaquí…

«Sí—pensé—,losé.PeroestehospitalseconstruyóenunaislasituadaamuchoskilómetrosdeaquíylodestruyóelGiganteRugiente».

Regresé a la casita para aguardar la llegada de la enfermera del distrito.Cuandoéstavino,mefuiy regreséalcastilloparaalmorzar.Malcomestabaallíymeolvidédeminerviosismo.HablamosdelaabuelaBell:

—Cleghornmehadichoquehabíasidoasucasa—dijoMalcom—.Dicequeellahubieramuertositúnohubierasidoaavisarle.

Mesentíinmensamentesatisfecha.

—Iré a verla esta tarde—dije—. Tendrán que aplazar la reparación deltejado hasta que se encuentre un poco mejor. No podemos permitir que lohaganestandoellaenferma.

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—SelodiréaJeffparaqueaplaceeltrabajo—dijoMalcom.

—Sí,hazlo,porfavor—repliqué.

Aquella tardesalíhacia lacasitade laabuelaBellynomehabíaalejadomuchocuandoMalcomsemeacercó,montandoensucaballo.

—IbaaveralaabuelaBell—leexpliqué.

—Teacompañaré.

—Como quieras —contesté, procurando no mostrar demasiadoentusiasmo.

—Desde luego, te has tomado muy a pecho lo que te he dicho —mecomentó.

—¿Quémehasdicho?

—Que la gente necesita un toque personal.Las personas necesitan saberquepiensasenellascomosereshumanos.

—Esolosabíayomuybien—repliqué.

—Puesnadielohubieradichoantesdequetefueras.

—Todos crecemos, ¿no? Incluso tú eras un poco desconsiderado cuandoerasmásjoven.

Élmemiróinquisitivamente.

—Mepreguntoamenudoquétedebióocurrirlejosdeaquí—dijo.

—Hevistoalgodelmundo.Losviajesensanchanlamente,dicen.

—Ypareceserquecambiantambiénelcarácter.

—Meguardasrencor,¿verdad?

—Enabsoluto.EstoydispuestoaperdonarlealanuevaSusannahtodoslospecadosdelaantigua.

Entoncespensé:«Estásospechandoalgo.Tienequesospechar».

Me estaba mirando detenidamente y advertí que me ruborizaba bajo sumirada.

—AlgotendremosquehacerconlaabuelaBell—dijerápidamente.

—No te preocupes —dijo él, sonriendo—. Intercambiaremos ideas alrespecto.

Llegamosa la casitaBell, pero la abuelaBell estabademasiadoenfermaparahacernoscaso,sibienparecióquenuestrapresencialaconsolaba.

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Entró la enfermera del distrito y dijo que, en su opinión, alguien tendríaqueestarenlacasitatodoeldía.

—TalvezlosCringlepudieranprescindirdeLeah—dijo.

—Oh,sí,esunabuenaidea—dijeconentusiasmo.ObservéqueMalcomme estaba estudiando con atención—. ¿No estás de acuerdo?—le preguntéparadisimularmiturbación.

—Unaideaexcelente—dijoél.

—Si losCringleponendificultades,dígalesqueaLeahse lepagaráesteservicio—añadí—.Puedeveniralcastilloarecibireldinero.

—Seráunagranayuda—dijolaenfermera—.Yopuedopasarmeporaquíun par de veces al día, pero, en el estado en que se encuentra, hace faltaalguienqueestéconellatodoeldía.Gracias,señoritaMateland.VoyabuscarenseguidaaLeah.

—Mequedaréaquíhastaqueregreseconella—dije.

—Nosquedaremos—mecorrigióMalcom.

Unavezlaenfermerasehuboido,dije:

—Noesnecesarioquetequedes.

—Quieroquedarme—contestóél—.Meinteresa.

—Me gustaría que dejaras de mirarme como si fuera un bicho raro—estalléalfinal.

—Unbichoraro,no—dijoél—.Loqueocurre,esquenoaciertoadigerirestecambiotanmilagroso.Megusta,desdeluego.Megustamuchísimo,peromedesconcierta.

Meencogídehombrosconfingidaimpaciencia.

—Ahoratengoresponsabilidades—dije.

Leahentrótímidamenteenlacasa.Megustaba.Eradistintaalrestodelafamilia.Habíaadivinadopreviamentequeseencontrabaen«apuros»,talcomosueledecirse,yahoratuvelacertezadequeasíeraefectivamente.

—Pasa,Leah—dije—.Yasabesloquequeremosquehagas.

Ella me miró a mí, después miró a Malcom y comprendí que éste laintimidabamásqueyo,locual,mecomplaciómucho.

—Laenfermerayamelohadicho—contestóella.

—Osea,queyasabesquequeremosquetequedesaquíyqueledesalaseñoraBelllamedicinaqueeldoctorCleghornleharecetado.Siempeorara,

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puedespedirayudaenseguida.¿Tehastraídoalgunalaborparahacer?

Ellaasintióyyoapoyéunamanoensuhombro.Estabadeseandopedirleque confiara en mí. Suponía que pocas personas hubieran confiado enSusannah,peroalgunasvecesmeolvidabadelpapelqueestabainterpretando,lo cual, era una imprudencia porque Malcom se mostraba cada día másreceloso.Yoeraconscientedesumanerademirarme.Muyprontoempezaríaahacerme preguntas, a las que yo no sabría responder. Daba la impresión aveces, de que sabía que yo estaba engañando a todo elmundo y de que élestabaaguardandoelmomentoenqueyometraicionaradeltodo.

—Bueno—dijo cuando salimosde la casita—, lohas sabido llevarmuybien.Sediríaquetehaspasadolavidadirigiendofincas.

—Mealegrodequeasílopienses.

Me tomó del brazo mientras nos dirigíamos al lugar en el que seencontrabanloscaballos.Yometenséyhubieraqueridoapartarme,peropenséque no podría hacerlo sin que el incidente adquiriera una importanciaexcesiva.

—El terreno es muy accidentado aquí—dijo para justificar su cariñosogesto—.Esfácilresbalar.

No contesté y, cuando llegamos junto a los caballos, él me comprimiólevemente el brazo y,mientrasme ayudaba amontar,me dirigió una cálidasonrisa, pero en sus ojos seguía observándose la misma expresión deperplejidaddesiempre.

Malcomcenóaquellanocheconnosotros.YJeffCarletontambién.

Laconversacióngiróentornoacuestionesrelacionadasconelcastillo,locual, aburría a Esmeralda. Ésta trató de encauzar la conversación hacia susinteresantesenfermedadesyhacialostratamientosaqueeldoctorCleghornlaestaba sometiendo, pero, aunque consiguiera atraparnos, se veía fácilmentequesólolaescuchábamosamedias.

—EldoctorCleghorndiceque laseñoraBellnopuedesobrevivir—dijoJeff—.Yahubieramuertodenohabersidoporsuoportunallegadaalacasa,señoritaMateland.Llevóalmédico justoa tiempo.Noobstante, éldicequelleva mucho tiempo delicada y que no puede durar más que unos cuantosmeses,aunqueseleprodiguetodaclasedecuidados.Lacasitaquedarálibre.Habráquedecidiraquiénselavamosaconceder.

—¿Quiéncreequeselomerecemás,Jeff?—preguntóMalcom.

—Bueno,estánlosBaddock.Quierenirsedelacasadelpadredelamujer.Allí no hay suficiente sitio para ellos. La casita les sería muy útil y TomBaddockesunbuentrabajador.

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—¿Lehadichoustedalgoalrespecto?—preguntóMalcom.

—No,peroséquelaquiere.NadasepuededecirhastaquelaabuelaBellhayamuerto.

—Ciertamente que no —dije yo—. Parecería que estamos tratando dequitardeenmedioalaanciana.

—Enrealidad,lascasitasestándestinadasalostrabajadores—merecordóJeff.

—Bueno, el marido de la señora Bell trabajó para nosotros. Me parecemuyduroquetenganqueperdersuscasasjuntoconsusmaridos.

—Esunacuestiónlaboral—señalóJeff—.Lacasaformapartedelsalario.ElseñoritoEsmondpermitióquelaseñoraBellsequedarayellasequedó.

—Hizomuybien—dijeconciertavehemencia.

—Desdeluego—dijoMalcom,respaldándome.

—Muybien—replicóJeff—,peronoseríamuybeneficiosoparalafincaque todas las casas estuvieranocupadaspormujeresquehubieranperdidoasusmaridos.

—Bueno,segúnelmédico,lapobreseñoraBellnovaaduraraquímuchotiempo—dijoMalcom—,yloquehayquedecidiressisevaaotorgarlacasaalosBaddock.

—Dejemosestacuestiónhastaquelacasaquederealmentevacía—dijeyoconfirmeza—.Nomegustahablardelaabuelacomosiyahubieramuerto.

Sabíaquemehabíaacaloradoyquehablabaconexcesivoardor.Nohacíamásquepensarenloquesignificabaserpobreyviejoyconstituirunestorboparatodoelmundo.

—YnoledigaunapalabraalosBaddock—añadí—.Hablaríanynomegusta. Dejaremos la cuestión de la casa hasta que verdaderamente se lapodamosadjudicaraalguien.

Hablamos de otras cuestiones. Una o dos veces, sorprendí a Malcommirándome.Estabasonriendoyyoexperimentéunfugazinstantedefelicidad.

Al día siguiente, acudí a visitar a la abuela Bell. Leah estaba cosiendo.Ocultórápidamenteloqueestabahaciendobajounaprendaqueteníasobreelregazoysimulóestartrabajandoenésta.Habíaenrojecidointensamenteyyopenséqueeramuybonita.

—¿Cómohaestado?—pregunté.

—Nohacenada,señorita.Permanecesimplementetendida.

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—Le haré compañía un rato—dije—.Deja la costura y ve a la granja.Podríastraerunpocodeleche.Dilesquelocarguenenlacuentadelcastillo.Podrásestirarunpocolaspiernas.

Leahselevantóobedientementeydejósulabordecosturasobrelamesa.Despuéssaliórápidaysilenciosamente.Merecordabaaunagacela.

LaabuelaBellpermanecíatendidainmóvil,conlosojoscerrados.Miréami alrededor yme la imaginé llegando allí con el señorBell hacíamuchosaños,reciéncasada, iniciandounanuevavidaycriandoadoshijosqueasudebido tiempo, se habían casado y se habían ido lejos. El reloj hacíaruidosamente tic, tac y la abuela respiraba afanosamente.Me levanté y meacerquéal trabajodecosturaqueLeahhabíadejado sobre lamesa.Ledi lavueltayencontréloquehabíaimaginado.Habíaocultadolapequeñaprendaalvermeentrar.

«¡Pobrechiquilla!—pensé—.Dieciséisañosyapuntodesermadre.Sinmaridoysólounaterribleyseverafamiliaaquienrecurrir».

¡PobrepequeñaLeah!¡Cuántohubieradeseadopoderayudarla!«Loharé—meprometíamímisma—.Procuraréhacerlo».

Meacerquéalacamaylaabuelaabriólosojosymemiró.Parecióquemereconocíafugazmente.

—SeñoritaSu…Su…—murmuró.

—Sí,estoyaquí—dije—.Noseesfuerceenhablar.Laestamoscuidando.

Memiró,expresandoconsusojoselasombroquenopodíaexpresarconpalabras.

—Be…ben…—musitó.

—Nohable—lesupliqué.

—Ben…benditasea.

Letomélamanoyselabeséyensuslabiossedibujóunalevesonrisa.

—No…nolase…señorita…

NoerapropiodelaseñoritaSusannah.Esoeraloquehabíaqueridodecir.Susannahjamássehabíapreocupadoporlasancianasenfermas.Nosesentabajuntoa sus lechos.Sabíaquemeestabacomportandoendesacuerdoconmipersonaje, peronome importaba.Ansiaba consolarla.Quería decirle queyahabíamos dispuesto que el bardero acudiera a arreglarle el tejado, que nosíbamosaencargardetodoyqueibaatranscurrirlosúltimosañosdesuvidasinzozobras.

Creoqueconmipresenciaconseguítransmitirleestasideas.

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Ellame tomó lamano y nos encontrábamos de esta guisa cuando Leahregresóconlaleche.

—Muybien,Leah—ledije.

Ella me miró con aquellos grandes ojos de gacela tan turbados por elmiedo.

—Esustedbuena,señoritaSusannah—medijo—,diganloquedigan.Noesustedcomoantes…noeslamisma…

Nocomprendióloinquietantesquemeresultabansuspalabras.

—Gracias, Leah—dije—.Me gustaría queme dijeras si ocurre algo. Sinecesitas ayuda… Quiero ayudar a todas las personas de la finca… ¿Meentiendes?

Ellaasintió.

—Muybien,pues,Leah,¿ocurrealgo?¿Estáspreocupadaporalgo?

—Estoybien,señorita—dijoella,sacudiendolacabeza.

LadejémientrasellaledabalalechealaabuelaBellyregreséacaballoalcastillo.

Era distinta. Me preocupaba por las personas. Susannah jamás se habíapreocupado por alguien más que por sí misma. Y los demás estabanempezandoaobservarestadiferencia.

***

Aquella noche, a la hora de cenar, Esmeralda dijo que tendría queescribirleaGarth.Hacíamuchotiempoquenoteníanoticiasdeél.

Me pregunté cómo seríaGarth. Se habían referido a él varias veces.YosólosabíaqueeraelhijodeElizabethLarkham,laacompañantedeEsmeraldaenlosviejostiempos.EraviudayGartherasuúnicohijo.

Despuésmeolvidédeél.LacuestióndelaabuelaBell:ydelacasaydeLeahysuproblemameabsorbíatotalmente.

Temía que Leah emprendiera alguna acción violenta. No sabía de quémanerapodríaenfrentarseconunafamiliacomolasuya;noparecíaquefueraa tenerelvalorderebelarsecontraellos.Me la imaginabaahogándoseen lacorrientequediscurríaporlastierrasdelcastillocomoOfelia,confloresenlacabeza.O buscando otromedio de quitarse la vida.Yo había tratado variasvecesdehablarconella,peronadahabíaconseguido.Ellasiempreinsistíaenquenadaleocurría.

Dosmañanasmás tarde,cuandoacudía lacasita,descubríque laabuela

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Bellhabíamuerto.

Nadiehablabadeotra cosamásquede la abuelaBell.La enfermeradeldistritovinoparaamortajarlayelenterradorJackslecavólatumba.Asistíalentierro y Malcom me acompañó. Comprendí que con ello había vuelto asorprenderlesatodos.Susannahjamáshabíaasistidoaunentierrodelosquehabían tenido lugar en la finca, si bien Esmond lo había hecho de vez encuando.Prometíaamenudoqueasistiríay,cuandonoasistía,acudíamástardea visitar a la familia del difunto para explicarle el motivo que le habíaimpedido estar presente.Tal vez, ello no fuera verdad, pero servía en ciertomodo para apaciguarlos, porque demostraba que él no olvidaba los deberesparaconlosdifuntos.

Porconsiguiente,provoquéungranrevueloconmiasistencia,ymealegréde que mi presencia y la deMalcom pareciera realzar la ceremonia por elsimplehechodecreerloasílosasistentesalamisma.

Laslágrimasasomaronamisojosmientrasescuchabaelrumordelatierraaterronadacayendosobreelataúdypensabaenlapobreabuela.Alfinal,porlomenos,habíaencontradolapaz.

Malcommetomódelbrazomientrasnosalejábamos.

—Estásmuyafectada—medijo.

—¿Yquiénnoloestaría?—repliqué—.Lamuerteinspirapavor.

—Sédealgunosqueno loestaríanyaquienes lamuertedealguienconquiennohubieranestadopersonalmenterelacionados,seleshubieraantojadobastanteaburrida.Asíhubierassidotúenotrostiempos,Susannah.

Me asió fuertemente del brazo yme obligó a volverme y amirarle a lacara.Losmomentos como aquélme resultaban aterradores.Me pareció queestabaapuntodedecirmequeeraunafalsariayunaimpostora.

—Amenudomepregunto…—empezóadecir.

—¿Qué?—preguntédébilmente.

—Susannah, ¿qué ha ocurrido para que hayas cambiado? Te has vueltotan…humana.

—Siemprepertenecíaestaespecie,¿sabes?

—Lasactitudessuperficialesnoresuelvennada.

—Bueno,permítemedecirtequesoylamismadesiempre.

—Puesteesfuerzasmuchoporparecerotracosa.

—Oh,supongoqueerajovenydespreocupada.

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—No era una cuestión de juventud y despreocupación. Eras… unmonstruo.

Fingíignorarelcomentarioyañadí:

—¡Pobre abuelita! Era una buenamujer. Cumplió con su deber durantetodos estos años y se sentíamuy agradecida por el hechode poder vivir enaquellaoscuracasitayganarseelsustento.

Élguardósilencioymeparecióqueestabaprofundamenteensimismado,locual,resultabamuyinquietante.

Apenasnosdirigimoslapalabramientrasregresábamosalcastillo.

A lamañanasiguiente,unvisitanteacudióalcastilloparaverme.EraunjovenllamadoJackChivers.Trabajabaenvariasgranjascuandoseprecisabadesusservicios.

Le recibí en el pequeño salón contiguo al vestíbulo. Permaneció de piedelantedemí,manoseandonerviosamenteelgorro.

—Tenía que hablar con usted en seguida, señorita Susannah —dijo—.Quiero saber si tengoalgunaposibilidaddequesemeasigne lacasitade laseñoraBell.

—Peroesque…—empecéadeciryo—.Bueno,esqueyaestádecidido.

—Entonces lamento haberla molestado, señorita —dijo, dando mediavueltaconrostroapesadumbrado.

Había algo tan desesperado en la caída de sus hombros que le retuve.Observéquedebíatenerunosdieciochoañosyqueeramuybienparecido.

—Unmomento—le dije—.No se vaya todavía. ¿Por qué le hace tantafaltalacasita?

—Quierocasarme,señorita.

—Bueno, puede esperar un poco, ¿no? Habrá otras casas a su debidotiempo.

—Nopodemosesperar—musitó—.Gracias,señorita.Penséque, talvez,hubieraalgunaposibilidad.

—Nopuedenesperar—dije,añadiendo—:Dígameconquiénvaacasarse.

—LeahCringle,señorita.

—Oh—dijeyo—,siénteseunmomento.

Sesentóyyolemiréfijamentealtiempoqueledecía:

—Leahvaatenerunhijo,¿verdad?

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Él enrojeció hasta la raíz del cabello. Después sonrió, pero no fue unasonrisadecomplacencia.Eramásbien,deturbaciónydepánico.

—Sí, señorita, eso es, más o menos. Si tuviéramos un sitio adonde ir,podríamoscasarnos.

—¿Nopuedencasarsesinlacasita?

—Nohabríasitioparaella…LeahtendríaquequedarseenlagranjadelosCringle. La vida no merecería la pena. La única solución es, casarnos ensecreto…ydespuésirnosjuntosaunacasita.

—Comprendo —dije—. Sí, lo comprendo. Hay que reparar el tejado,¿sabe?Querráustedquelearreglenunpocolacasa.

Élmeestabamirandoconincredulidad.

—ComprendolodifícilqueibaaserlavidaparaLeahenlagranjadelosCringle —añadí—. Supongo que debería decirle que tendrían ustedes quehaberlopensadoantes…

—Losé,señorita.Siemprehayquepensarlo…peroelcasoes,quenosepiensa.Ellaesmuyguapayundíaestaballorando.Algohabíaocurrido.Encasa de los Cringle, siempre ocurre algo…Mucho rezar y mucho hacer elbien,perohacendesgraciadoa todoelmundo.Yentonces…antesdedarmecuentadeloqueestabahaciendo…y,trashaberempezado,seguimos.Quieroa Leah, señorita, y ella me quiere y no hay nada que queramos más quenuestroniñito…

Menotéunnudoenlagarganta.«NomeimportaloquedigaJeff—pensé—.NomeimportaloquedigaMalcom.Yosoylareinadelcastillo».

—Muy bien —dije—. Tendrá la casita. No hay por qué demorarlo.Cásenseymúdensealacasa.Lapodránlimpiar,¿verdad?Serámejorquenolo comenten hasta que usted y Leah se hayan casado. Los Cringle son unagentemuyrara.

—Oh,señorita,¿lodiceenserio?

—Lodigoenserio.Lacasitaessuya.VayaydígaseloaLeahynoolvidequeesunsecreto…todavía.

—Oh,señorita—dijoél—,noséquédecir.

—Enestecaso,nodiganada.Séloquesienteyporellonohacefaltaquemelodiga.

MontéenmicaballoymedirigíinmediatamenteacasadeJeff.Malcomseencontraba allí.Malcom acudía allí con frecuencia. Se hubiera dicho que elcastilloerasuyoporlamaneraenqueseocupabadelosasuntos.

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Loexpuseinmediatamente:

—HeresueltolacuestióndelacasaBell.SelavamosadaraJackChivers.

—¡Jack Chivers!—Exclamó Jeff—. No es más que un muchacho. LosBaddockestánprimero.

—LosBaddocktendránqueesperar.JackChiverslavaatener.

—¿Porqué?—preguntóMalcom.

—La hacienda del castillo es mía —dije, mirándole—. Yo soy la queadoptalasdecisiones.YalehedichoaJackChiversquetendrálacasa.

—Peroesonoparecerazonable—dijoJeffentonotranquilizador.

—En realidad, hay una buena razón para que le demos la casa. LeahChinglevaatenerunhijosuyo.Quierencasarseenseguida.Necesitanlacasa—ambos hombresme estabanmirando fijamente—.Yame imagino a LeahCringleviviendoconsushorriblespadres—añadíconvehemencia—.Pornohablardelabuelo.Comoes lógico,nopodría.Tengolaextrañasensacióndeque,sinosehacealgo,ellasequitarálavida.Yosoylaresponsabledeestagente.LeahyJackChiversvanatenerlacasitaysanseacabó.

Comprendíqueamboshombresestabanpensandoqueerauna insensatezpermitirqueunamujeradoptaradecisiones.Lamujerobedecíaalosimpulsosde sucorazónyellos, en sucalidaddehábileshombresdenegocios, sabíanperfectamentequeeralacabezalaquesiempreteníaquemandar.

Me reí en mi fuero interno. Tenían que recordar que era yo la quemandaba.

Al día siguiente, me fui a la casita y, estando en el dormitorio, oí quealguien abría cautelosamente la puerta. Bajé la escalera. Jack Chivers seencontraba allí con Leah. Ambos estaban mirando a su alrededor conasombrado arrobamiento. La transformación que se había operado en Leahparecíamilagrosa.Jamáshabíavistoaalguienmásrebosantedefelicidad.

Ytodograciasamí.

Experimentéunodeaquellosinsólitosmomentosdesupremafelicidadquerarasvecesseproducenycuyaduraciónsuelesermuybreve.

—¿Habéisvenidoainspeccionarvuestronuevohogar?—pregunté.

Leah corrió haciamí y después hizo una cosamuy rara. Se arrodilló y,tomandomifaldaporeldobladillo,selaacercóaloslabiosylabesó.

—Leah—dije,reprimiendomiemoción—,levántateenseguida.Dimeunacosa,¿vaisacambiarelpapeldelapared?

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***

En el transcurso de las semanas siguientes, me sentí muy feliz, lo cual,quiere decir, que podía pasarme varias horas seguidas sin recordar elespectáculodeaquellaisladevastadaylaterriblesensacióndepérdidademisseres queridos; y, al mismo tiempo, no pensaba en la enormidad de aquelengañoquehabíaemprendidoytampocomepreguntabacómoeraposiblequemehubieradejadoarrastraraello.

La razón estribaba en que estaba empezando a intervenir cada vez másactivamente en los asuntos de la hacienda del castillo. Me encantabaintervenir. Tenía la sensación de que había nacido para aquello. ¡Si hubierasidorealmenteSusannah,quécontentahubieraestado!

MeencantabaobservarelcambioquesehabíaproducidoenLeah;eraunahermosamuchachaylafelicidadacentuabasubelleza.EllayJackChiversseencontrabansumidosenunestadodedicha.Sepasabantodoslosratoslibresqueteníanenlacasita,arreglándola;el tejadoyasehabíareparadoylacasaestaba empezando a ofrecer un aspectomuy distinto al que tenía cuando laocupaba la señora Bell. Encontré en el castillo unas cortinas que podíancortarseyadaptarsealasventanasdelacasa.LagratituddeLeahbrillabaensusojos.

Como es lógico, hubo cierta oposición, sobre todo, por parte de losBaddock.Secomentaba,alparecer,quealgunaspersonaseranpremiadasporsuspecadosmientrasquelashonradaserandespedidasconlasmanosvacías.

JeffCarletonsemostrabadeacuerdo.NocreoqueMalcomsemostraradeacuerdo. Pero era mi voluntad e, independientemente de lo que pudieranpensar,losdemásnadapodríanhacer.

Conseguí apaciguar a losBaddock, prometiéndoles la siguiente casa quequedaravacíayellossecalmaronenciertomodo.

Estaba descubriendo en mí una nueva cualidad. Siempre me habíaninteresadolaspersonas.Lascomprendíaporquesabíaponermeensulugar;yellomeeramuyútil.Estabaempezandoaganarmelaconfianzadelagente,locual,eratodaunahazaña,puestoqueSusannaheramuyimprevisibleyundíase mostraba amable y, al otro, parecía no percatarse de la existencia de lagente. Estaba empezando a consolidar mi posición. Lo comprendía por lamanera en que las personas comentaban sus problemas conmigo y porqueestaba empezando a borrar la impresión que Susannah les había causado,sustituyéndolaporlamía.

No sólo me complacía ayudarles, sino que, además, pensabaconstantemente:«¿Serátanmalo,puestoqueleshagobien?SipuedohacerlesmásfelicesdeloquehubieransidobajoSusannah;¿puedeserunaaccióntan

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perversa?».Aunquenomodificaraelhechodequeyofueraunaimpostora,miengañome permitía obrar el bien. Susannah no vivía para disfrutar de todoaquello; por consiguiente, yo nada le había quitado. Pero aquello hubieratenidoqueperteneceraMalcom.

¡Malcom! Estaba constantemente en mis pensamientos. Desde el día enque yo había dicho que la casa iba a ser para Jack Chivers,Malcom y yohabíamostranscurridomuchotiempojuntos.

Jack Chivers y Leah Cringle se casaron. Yo asistí a la boda y, para miasombro,Malcomtambiénasistió.

La iglesia estaba casi vacía. Ningún miembro de la familia Cringle seencontraba presente. Aún seguían desaprobando la boda a causa de lascircunstanciasquelahabíanrodeado.

—Quenovengan—ledijeaMalcomenvozbaja—.Laocasiónserámásfelizsinsupresencia.

—Comodecostumbre,tienesrazón—contestóél.

MeencantóveraLeahavanzandoporelpasillodelbrazodeJack,consusojosdegacela radiantesdefelicidad.Alverme, las lágrimasasomaronasusojos.Penséqueibaadetenerseyquemeibaabesarelbordedelafalda.

Alsalirdelaiglesia,lesdimoslaenhorabuena.

—Oh,señoritaSusannah—dijoLeah—,nohubierapodidoocurrirdenohabersidoporusted.Jamásselopodrépagar.

—Bueno,Leah,ahorayaereslaseñoraChivers.Vasavivirfelizapartirdeahora.

—Esunaorden—tercióMalcom—.UnaordendelaseñoritaSusannahyvosotrossabéisquehayqueobedecersiempresusórdenes.

Leah apenas le miró. Era muy tímida. Pero sus grandes ojos de gacelaestabanclavadosenmí.

Cuando ella y Jack se dirigieron a la casita, tomados del brazo, yo mequedé mirándoles un rato. Súbitamente me di cuenta de que Malcom meestabaobservandodetenidamente.

—Susannah—medijosuavemente.

Yo temía mirarle porque pensaba que iba a revelar la emoción que meembargaba.

—Hashecho tuya su causa, ¿verdad?—añadió él—.Me imaginoque tepediránqueseaslamadrinacuandonazcaelniño.

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Yonocontesté.Élsemeacercóunpocomás.

—Parecen satisfechos de la vida —dijo en tono meditativo—. Elmatrimonio tiene muchas cosas buenas. ¿No estás de acuerdo conmigo,Susannah?

—Oh,sí…claro.

—Túmismalotomasteenconsideraciónunavez…túyEsmond.

Guardé silencio. Comprendía que me encontraba en un terreno muypeligroso.

—Susannah—añadióél—,hayalgunascosasquequierosaber.

—Creoquetendríamosqueregresaralcastillo—dijeyorápidamente.

—¿Quéocurre,Susannah?—Preguntóél,asiéndomeelbrazo—.¿Dequétienesmiedo?

—¡Miedo!—exclamé,soltandounacarcajadaenlaesperanzadequeéstaresultara convincente—. ¿De qué estás hablando? Vamos. Ahora tengo queregresar.

—Hayalgoquetengoquedescubrir—añadióél.

Enaquelmomento,estuveseguradequerecelabademí.Echéaandarconpasorápidoyélcaminóamiladosinhablarmás.

Aquellatarde,cuandomedisponíaainiciarelrecorridoporlafinca,élyameestabaaguardando.

—¿Teimportaqueteacompañe?—mepreguntó.

—Puesclaroqueno…siquieres.

—Loquieromucho—replicóél.

Lo curioso fue que no me dijo una sola cosa más susceptible demolestarme, y aquella tarde me sentí realmente feliz. Me encantó pasear acaballo con él bajo el sol. Traté de olvidar que me encontraba allídesempeñandounfalsopapel.TratédecreerqueerarealmenteSusannah,unaSusannahquequeríaayudaralagenteyquesecomplacíaenhacerlo.

PasamosfrentealacasadelasThorn,peronolasvisitamos.

—LaseñoritaThornsehapasadomuchosañoscuidandoasuantipáticayancianamadre—dijeyo.

—Eseldestinoquelesestáreservadoamuchasmujeres.

—Noesjusto—contesté—.Voyahaceralgoporella,sipuedo.

—¿Qué?

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—HedescubiertoquelaseñoritaThornestá llenadeinquietudes.¡Piensaenlavidaquelleva!Ojalápudierahacerlafeliz.

Habíamos recorrido una parte de la finca y ahora nos disponíamos apenetrarenelbosque.Paramí,siempreseríaelbosqueencantadoacausadeaquelepisodiodemiinfancia.

—Vamosadescansaraquíunrato—dijoMalcom—.Siemprefuemilugarfavorito.

—Ytambiénelmío—dijeyo.

—Desdeaquíhayunavistapreciosadelcastillo.Parececomounapintura.

Atamosloscaballosynostendimossobrelahierba.

Eralamayorsatisfacciónquehabíaexperimentadodesdelamuertedemispadres; y súbitamente comprendí que tal vez, pudiera volver a hallar lafelicidad.Habíaaprendidootracosa.Mifelicidadnosedebíaenteramentealoquehabíalogradohacerenlafinca.SedebíatambiénaMalcom.

Élme recordabaamipadre.Al finy al cabo, eraunpariente lejano.SeobservabaenélunacusadorasgodelosMateland.MedijequelaamistadconMalcomsuplíaalgoquemehacíafaltaparallenarelterriblevacíodemivida.

—¡Quéhermosoes!—Exclamóderepente—.¿Sabes,Susannah?,ésteesparamíellugarmáshermosodelmundo.

—Letienescariñoalcastillo.

—Sí.Ytútambién.

—Elcastilloejercecomounaespeciedehechizo.Sepiensaentodoloqueha ocurrido aquí—añadí—. El solo hecho de contemplarlo te transporta alsiglo diecisiete y a cien años más tarde, cuando vinieron los primerosMateland.

—Eresmuyversadaenlahistoriadelafamilia.

—¿Túno?

—Sí.Perotú…Susannah…túerasmuydistinta.Aquellafrasesiempremellenabadeinquietud.

—¿Deveras?—dijeconvoztenue.

—Deniñoyoteaborrecíaintensamente.Erasunamocosaegoísta.

—Algunosniñossonasí.

—Pero tú lo eras especialmente. Creías que el mundo sólo existía parasatisfacerloscaprichosdeSusannah.

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—¿Tanmalaera?

—Peor—dijoélcontonocategórico—.Eincluso,másadelante…

—¿Sí?—dijeyoparaespolearlemientraselcorazónmelatíaconfuerza.

—EstoyasombradodesdequeregresastedeAustralia.TodoestedramaporlacasadelosChiversyporlapobreypequeñaLeah.

—Eso nada tiene de raro—dije—.Es una triste historia humana que serepiteincesantemente.

—LoinsólitoeselpapelquehadesempeñadoSusannah.Tepreocupabasdeveras,¿noescierto?YtehasganadolaeternagratituddelapequeñaLeah.

—Estanpocoloquehehecho.

—LehasdemostradoaJeffCarletonquelaquemandaerestú.

—Bueno,ylosoy,¿no?Éllosabe.

—Losabeahora.

—Supongoquepiensasqueunamujernodeberíaocuparestaposición.

Élguardósilenciounosinstantesydespuésdijo:

—Dependedelamujerdequesetrate.

—¿Ytúcreesqueestamujeresdigna?

—Totalmente—contestóentonograve.

Permanecimosunratoensilencio;despuésdije:

—Malcom…túpensastecuandoEsmondmurióqueesoibaaserparati…

—Sí—dijoél—,meparecióprobable.

—Yloquerías.Loqueríascontodaelalma.

—Sí,escierto.

—Losiento,Malcom.

—¡Que lo sientes!—exclamó él, echándose a reír—.No tienes por quésentirlo. Es lo que se llama el destino. Nunca pensé que tu abuelo fuera adejarleelmanejodelafincaaunamujer.Debíaquerertemucho.

—Túhashechomuchascosasporelcastillo.Quisiera…

—Sí,¿quéquisieras?

Nocontesté.Nopodíadecirleloqueestabapensandoydije,ensulugar:

—Supongoqueteirás.Teecharemosdemenos…Jeffyyo.

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Élseinclinóhaciamíyapoyólamanosobrelamía.

—Gracias, Susannah. Tal vez alguien pudiera convencerme de que mequedara.

El corazónmeempezóa latir apresuradamente. ¿Quéestaba insinuando?¿Estaríadándomeaentenderqueélyyonosíbamosacasar…talcomohabíantenidointencióndehacerSusannahyEsmond?

Meestabaobservandoatentamente.Pensé:«Hallegadoelmomento.Simepidequemecaseconél,tendréquedecírselo».¿Yquéibaapensarsisupieraquesoyunaimpostorayunafalsaria?

—Pero tú tienes tu propia vida—me oí decir—. ¿Qué haces cuando noestásaquí?

Élmemiróperplejoe inmediatamentecomprendíquehabíacometidounerror.Susannahhubierasabidoloquehacía.

Trasunapausa,éldijo:

—TúyasabesquehayquedirigirStockley.Afortunadamente,TomRexonesunbuenadministrador.Poreso,puedodejar losasuntosensusmanos.Sihubiera que adoptar algunadecisión importante, se puedeponer en contactoconmigo.Porlodemás,estácompletamentecapacitadoparallevarlafinca.

O sea, que su casa era Stockley. Me pregunté dónde estaría. Tenía queandarmecon cuidadoparano traicionarme.Era fácil dar unpaso en falsoyahora mismo acababa de dar uno. Había interrumpido el curso de laconversación.¿QuéeraloqueestabaMalcomapuntodedecir?Ahorayanoibaadecirlo.

HablódeStockleyydeladiferenciaentresuhaciendayladelcastillo.

—No tiene la fascinación del castillo, claro, pero me gusta aquel viejolugar.Alfinyalcabo,esmío.

Y,mientras permanecía tendida escuchando aMalcom,me di cuenta deque mi situación se estaba complicando más que nunca porque me estabaenamorandodeél.

El idilio seguía adelante. Cadamañana salíamos a cabalgar juntos. Unavez, mi yegua perdió una herradura y tuvimos que llevarla a un herrero.Mientrasaguardábamosaquelaherraran,nosdirigimosaunaposadacercanay bebimos sidra y comimos pan caliente con queso. Raras veces me habíasabidomejorlacomida,yunavezmásrecordéintensamenteaqueldíaenquehabíacomidoenelbosqueconmispadresyhabíaformuladotresdeseos.Siahorapudieraformulartresdeseos.Desearíaque…no,noquefueraSusannah,sinoquepudieraserlaherederalegaldelcastillo,queMalcomenamorarade

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míyquepudieraolvidarlatragedialaisladeVulcano.

Era absurdo. Jamás la olvidaría, pero tal vez, con un poco de suerte,pudiera superponer otra imagen al pasado. Cabía la posibilidad de que elpresente y el futuro me fascinaran tanto que jamás sintiera la tentación demirarhaciaatrásyechardemenoslosdíasanterioresaladesgracia.

¿Porqué ibayoadesearquemeocurrieran talescosas?No lasmerecía.Habíacometidounaterribleimpostura,ynodeberíaquejarmeencasodequetuvieraquepagarlasconsecuenciasdemimaldad.

Pero,quéfelizhubierasidosilascosashubieransidodistintas.

RecuerdoqueaqueldíacomentamoselcasodeEmilyThorn.

Por lo menos, había conseguido romper su reserva y había logrado queconfesarasumiedo.

Lahabíaacorraladoensucocinajustoeldíaanterior.Estabamuynerviosa.Medijoquemeprepararíaunatazadetéyyomesentéenlacocina,hablandoconella.Cuandoestabaabriendoelbotedelté,seescuchóelrumordeunosgolpes desde arriba. Ella se aturdió y adoptó una expresión decepcionada yansiosa.

Selecayóelboteyeltéseesparciósobrelamesa.

—¡Diosmío—exclamó—,quéidiotasoy!Mimadretienerazón.

—Noesnada—dije.Toméelbotey empecéa recoger conuna cucharapartedeltéquesehabíaesparcidosobrelamesa—.Vayaaverquéquieresumadre—añadí—.Yoprepararéelté.

Ellaseretiróy,cuandovolvió,yoyateníahechoelté.

—¿Ocurrealgo?—pregunté.

—No.Sólo quería su limonada.Debehaber oídoquehabía alguien aquíabajo,señoritaSusannah.

Meloimaginaba.Habíainterrumpidoporquepensabaquesuhijateníaunavisita.

ComoconsecuenciadelaturdimientodelaseñoritaThorn,aquellamañana,mientrasnostomábamoselté,pudeintimarconellamásquenunca.

Habíasidodoncella.Yesolegustaba.

—Teníaunaseñoritaencantadora—medijo—.Ellateníaunpelopreciosoy yo sabía peinárselo de tal modo, que le luciera al máximo. Estaba muycontentaconmigo.Meregalabavestidos,cintasycosasporelestilo.Despuéssecasóyyohubierapodidoirmeconella,peromimadrenecesitabaaalguien

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quelacuidaraytuvequevolveracasa.

Pobre señorita Thorn, cuyo único destello de alegría había consistido enpeinarelcabellodeotramujery recibir lasprendasdevestirqueéstahabíadesechado.

Entoncesdescubrílaverdaderafuentedesuinquietud.Estabaclaroquesumadre constituía para ella una pesada carga, al igual que el hecho de versecondenada a cuidarla durante el resto de su vida. Ella lo aceptaba, pero,cuandomurierasumadre,¿adóndeiría?Tendríaquebuscarseuntrabajoyunlugarenelquevivir.¿Cómopodríahacerlo?Ellatambiénseharíavieja.

—Notieneporquépreocuparse—ledije—.Mientrasvivasumadre, lascosasseguiráncomoestán,ynodebe temerque lasaquemosde laviviendaantesdequehayamosencontradootracosaparausted.Quiénsabesidecidirétenerunadoncella.

Y,mientraspermanecíamos sentados en laposada, le conté aMalcom loquehabíadicho.Élmemirólargoratoconexpresióninquisitiva.

—Ésanoesmaneradedirigirconéxitounahacienda,¿sabes,Susannah?—medijo.

—Eslamaneradedirigirlafelizmente—repliqué—.ElcambioquesehaproducidoenlaseñoritaThornesprodigioso.

—Teestáscomportandocomounhadamadrina.

—¿Yquétienendemalolashadasmadrinas?

—Estánmuybiensiempreycuandotenganlamagiaamano.

—Yola tengo…enciertamedida.Quierodecir,quedispongodemediosparaayudaraestagentearesolversusproblemas.

Élseinclinóhaciaadelanteymebesólapuntadelanariz.

Meechéhadaatrásyentoncesmedijo,arqueandolascejas:

—Nohepodidoevitarlo.Estabastanencantadoraytanresplandecientedevirtud—apoyóloscodossobrelamesaymemiróinquisitivamente—.Dime,Susannah,¿quéocurrióenAustralia?

—¿Porquélopreguntas?

—Tienequehabersidoalgotremendo.ComolodesanPabloenelcaminodeDamasco.Hascambiado.Hascambiadoporcompleto.

—Losiento,pero…

—¡Quelosientes!Noescuestióndesentirlo.Esunmotivodealegría.Tehas convertido en una nueva Susannah. Te has vuelto consciente… te has

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vueltovulnerable.Siemprepenséqueteníaspellejodearmadillo.Sóloqueríassalirteconlatuya.PeroalgotienequehaberocurridoenAustralia…

—Encontréamipadre,claro.

Élmeestabamirandofijamenteymiinquietudcrecíapormomentos.

—Ahoraquelopienso,nisiquierapareceslamisma.Casipodríacreer…peroyonocreoenloscuentosdehadas.¿Ytú?

Pensé en los tres deseos que había formulado en el bosque encantado yvacilé.

—¡Sícrees!—exclamóél—.Algunaviejabrujadebióacudirati,¿verdad?Te debió decir: «Te convertiré en lo que tú quisieras ser y, a cambio, mequedarécontualma».Oh,Susannah,nohabrásvendidotualma,¿verdad?

No pude mirarle a los ojos. Pero estaba pensando: «Si, tal vez lo hayahecho».

—Nopermitasquealgotevuelvaacambiaracomoerasantes,Susannah.Porfavor,siguesiendocomoeres.

Yomelimitéapermanecersentada,mirándole,ysupeentonces,queestabaenamorada de Malcom Mateland. Me sentía alborozada, pero pronto ladesesperaciónseapoderódemíalpercatarmedelcarácterirremediabledelasituaciónenlaquemeencontraba.

Era una impostora.Estaba asustada.Aquello no eramásqueun engaño.Noteníaquedejarmeatrapardemasiadoenlared.

Pero¿dequémeibaaservir?Yaestabaatrapada.

***

Transcurrieronunoscuantosdíasmás.ViaMalcomcadadía.Janetsediocuenta. Creo que debí traicionar mis sentimientos hacia O. Ella era muyobservadora y a veces me ponía muy nerviosa porque imaginaba que meestaba controlandomuy de cerca; sin embargo, tenía que reconocer quemehabíaayudadoconsuschismorreosenmásdeunaocasión.

No había elmenor servilismo en Janet. Ella se consideraba una personaaltamenteprivilegiadayconderechoaexpresarsusopiniones.

—UstedyelseñoritoMalcomseestánhaciendomuyamigos—medijo—.Simelopreguntara,lediríaquemeparecequeesoesbueno.

—No te lo he preguntado, Janet —dije—. Pero supongo que todas lasamistadessonbuenas.

—Me recuerdausted a alguien aquien conocíamuybien.Siempre tenía

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una respuesta a punto. Bueno, supongo que la amistad es una buena cosa,pero,entrepersonascomoustedyelseñoritoMalcom,esalgomásquebuena.

—Ah,¿sí?—dije.

—Bueno, loquequierodecir esqueusted tieneel castilloy élquería elcastilloypodríasermuyútilparagobernarlo…ymeparecequeseaprecianbastanteelunoalotro…

—Janet,túsuponesdemasiadascosas—dije.

—Bueno, bueno —replicó ella en tono conciliador—. Tal vez hable adestiempo. Pero podría ser una buena cosa y nada tiene de malo decirlo.Podríaresolvermuchascosasyesoyaesbonitodeporsí.

O sea, que Janet ya se había dado cuenta. Me pregunté si también sehabríandadocuentalosdemás.

Mi naturaleza era tal, que siempre me inducía a ver las cosas conoptimismo.Penséparamisadentrosque,siMalcommeamarayyomecasaraconMalcomyélcompartieraelcastilloconmigo,¿quépodríahaberdemaloenello?Podríadejarlosasuntosensusmanos.Yosiemprerecordaríaqueéleraelherederolegítimo.¿Podríayo,ensemejantescircunstancias,olvidarmiculpa? Tal vez, se pudiera enderezar un entuerto. Yo estaría a su lado y leayudaría en lo que quisiera hacer. Sería como si Susannah hubiera muerto.Sería como si el heredero del castillo se hubiera casado conmigo y yo mehubieraconvertidodeestemodoenladueñadelmismo.

Parecíacomosilosdiosesdelabuenasuertemeestuvieranofreciendoelperdónenbandeja.

Fueunaencantadorayeufóricaexperiencia.MehacíapensarqueeralibredeenamorarmedeMalcom,decasarmeconélencasodequemelopidieraydevivirenpazelrestodemivida.

Tal vez, dentro de diez años, cuando hubiéramos crecido juntos yhubiéramos tenido hijos, se lo confesara todo. Para entonces, ya no habríaposibilidadningunadequeélno locomprendieraysemostraríadispuestoaperdonarme.

Oh,eraunaafortunadasolución.Parecíaposiblequepudieraalcanzarse.

Nosreíamosjuntos,trabajábamosjuntosyyomesentíafeliz.Hablábamosconstantementedel castillo:de loquehabíaquehacerydecómohabíaquehacerlo.Parecíaqueformáramosunasociedad.

Undíaélmepreguntó:

—¿HaspensadoalgunavezencasarteahoraqueEsmondhamuerto?

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Yoaparté el rostro.Nome atrevía amirarle. Sabía que sus sentimientoshaciamíeranmuydistintosalosquelehabíainspiradoSusannah,perosabíatambién que, siempre que estábamos a punto de llegar a una situación demayor intimidad, él se retraía a causa de cierto misterio que percibía entrenosotros.NopodíacreerenelcambioquesehabíaoperadoenSusannahy,apesar de que sus emociones le empujaban hacia mí, su sentido común leadvertía enmi contra. Creo que alguna vez pensaba que iba a volver a sercomo antes y se preguntaba si yo estaría jugando a simular. ¡Cuánta razóntenía!Y cuán amenudo había considerado yo la posibilidad de hacerle unaconfesión.Pero temíaperderle.Queríaatarleamí tan fuertementequeélnopudiera escapar aunque lo que yo hubiera hecho le llenara de horror. Laintensidaddemisemocioneseramuyprofunda, talcomoyocreíaquedebíaser la de las suyas, pero mi sensación de culpa y su desconfianza seinterponíanentrenosotroscomounaespadadedosfilos.

—Elmatrimonioesalgoquenodebeemprendersealaligera—murmuréyo—.Tú,quenuncatehascasado,estarássindudadeacuerdo.

—Ciertamente, siempre he pensado que era un estado que no debíatomarsealaligera.LamuertedeEsmonddebióserunterriblegolpeparati,¿noescierto?

Yoapartélacabeza,simulandoemocionarme.

—Estabaaleladoporti—añadióél—.Amímedabamuchalástimadeél.Tú eras muy distinta entonces. Parecías otra persona. Yo hubiera tenidoenvidia…ahora.

Lemiréa lacara.Hubieradeseadocon todaelalmaquemerodearaconsusbrazosymedijeraquemeamaba.

Élmeasióporloshombrosymesacudiósuavemente.

—¡Algohaocurrido,Susannah!—gritó—.¿Quées?Dímelo,porelamordeDios.

Hubieraqueridoconfesárselo.Peronomeatreví.Teníatanpocaconfianzaenélcomolaqueélteníaenmí.

—Mipadremurió—dijeserenamente—.Fueungolpemuygrande…

Élbajólosbrazos.Nomecreía.Noeraesoloquedeseabaescuchar.

Mesoltóconungestodeexasperación.

No dijomás, pero yo tuve la certeza de que un día…muy pronto… lodiría.Talvez,mepidieraquemecasaraconélyentonces,¿qué ibaahaceryo?¿Meatreveríaaconfesárselo?

Empecé a reflexionar enmi fuero interno. ¿Qué necesidad había de una

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confesión? Casándose conmigo, Malcom compartiría automáticamente elcastillo.

¿Porquénoteníaqueseréstalasolución?Eldestinomeestabaofreciendounasalida.

***

Talvezhubieratenidoquecomprenderqueesoerademasiadobuenoparapoderserverdad.Lavidanosueledesarrollarsecontantasuavidad.

EncontrélascartasenmiescritoriodelahabitacióndeSusannah.Eraunapreciosa pieza del siglo XVIII que había suscitado mi admiración desde elprimermomentoenque lahabíavisto.Teníavarioscajonesqueyoutilizabapara guardar los papeles y diarios que había sacado de la habitación deEsmond.

Había revisado amenudo dichos papeles.Me habían sidomuy valiososparaaveriguardetallesacercadelagentedelafincaymeresultabamuyútilestudiarlos.

MeencontrabaenunestadodeeuforiaporquehabíatranscurridocasitodoeldíaencompañíadeMalcom.HabíavisitadolacasadelosChiversyhabíaaveriguado que todo marchaba bien allí; vi que las cortinas del castilloresultabanmuydistinguidasycomprendíqueeranunafuentedeplacerparaLeah; sin embargo, lo que más la complacía era mi interés por ella. Meconsiderabaunaespeciedeprotectorayesomeconmovíaprofundamente.

Porconsiguiente,meapetecíaacostarmeymeacerquéalcajónparasacarunospapeles.Teníaintencióndesentarmeenlacamayexaminarlos,segúnlacostumbrequeyahabíaadquirido.Abríelcajóny,alsacarlos,viquealgunossehabíanquedadoenganchados.Tirédeellos,peronosalieronyentoncesmearrodilléymepusedecuatropatasparadescubrirquélosretenía.

Tirésuavemente,peronosalieron.Introdujeentonceslamanoparaversipodíapercibirconeltactoquélosretenía.Estabancomoatascados.Sisacaratodoelcajón,losliberaría.Asílohice.Entoncesdescubríquehabíauncajónsecretodetrásdelcajónenelqueyoguardabalospapeles.Introdujelamanoylo abrí.En su interior encontréun fino rollodepapeles atado conuna cintaroja.Deshice el nudo de la cinta y alisé los papeles.Vi que eran cartas. Elcorazón me empezó a latir porque descubrí que eran cartas dirigidas aSusannah.

Permanecíarrodilladaunossegundosconlascartasenlamano.Noerapornaturalezaunadeestaspersonasqueescuchandetrásdelaspuertasoleenlacorrespondenciadeotrasyahoravacilé,talcomohabíahechoaldescubrirlosdiariosdeEsmond.

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Un instinto me decía que aquellas cartas, tal vez, contuvieran unainformaciónvital,porloqueteníaquedejaraunladolosescrúpulos.Cerréelcajón secreto, coloqué el otro en su sitio y me llevé las cartas a la cama,reprendiéndomeamímismapormisescrúpulosyminecedad.

Las leí y, tras haberlo hecho, permanecí tendida y despierta en la cama,reflexionandoacercadesucontenido.Aquellascartasmehabíandestrozado.Sólopodíahacerconjeturasacercadequiénlashabíaescrito,peromeparecíaquesólohabíaunapersonacapazdehaberlohecho.

Estaban fechadas cronológicamente, por lo que supe que habían sidoescritasaSusannahpocoantesdesupartidahaciaAustralia.

Laprimeradeellasdecía:

QueridísimayAdmirabilísima(llamadaapartirdeahorayparasiempreQ.A.).

Qué dicha estar contigo tal como estuvimos anoche. Jamás soñé quepudiera ser así.Y lomejor aúnnoha llegado.Tú tienesquedesempeñar tupapelyentoncestodoocurrirámuypronto.Campanasdebodaynosotrosdosaquí, el rey y la reina del castillo. Tú sabes cómomanejar a S. C. Él harácualquiercosaquetúlepidas.Estáalelado.Hassidomuylistareduciéndoleasemejanteestado.Consérvaleasí.Notepreguntocómo,perolocomprendoytratarédenosentirmecelosodetuamanterural.Necesitamossuayudaparaloquenoshacefalta,yaqueello,tienequeprocederdeunafuentequenopuedadescubrirse…por si acaso. Si él nos lo proporciona, se verá envuelto en elasunto. No creo que se llegue a eso. Vamos a encargarnos de que todo sedesarrolleconsuavidad.

Q. A., tendré que escribirte porque no convendrá que ande por ahí ensemejantes circunstancias. Nunca se sabe. Podríamos delatarnos. Porconsiguiente, quema las cartas y escribe en cuanto las hayas leído. De estemodo,tepodréescribircontodafranqueza.ComunícamecuándoS.C.tehayadado loquenecesitamos.Lástimaque tengamosquemezclarle, peroyanosencargaremosdeellomástarde.Elreyylareinaactuarán.

Hastapronto,amormío.

DevotoEsclavoyFielAmante

Paséalasiguiente.

Q.A.:

Osea,queS.C.seestáhaciendoderogar.Nolotiene,dice.Selotendrásquesacar.Dilequeesparaunalimpiezafacial.Paraalgo,lodebenusarenlagranja.Arráncaselo.Meestoyponiendoceloso.Meparecequeletienesciertocariño. Estoy seguro de que desempeñas bien tu papel, pero terminemos de

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una vez y ya basta, ¿eh? Ojalá pudiéramos casarnos, pero supongo que noquerráshacerlohastaquelacostaquedelibre.Siemprefuisteundiablo,Q.A.Quieresnadaryguardarlaropa,¿verdad?NoquieressoltaralprimoE.hastaquedescanse.Quieresocuparelsupremolugar,¿noescierto?Recuerdaqueyollevolamismasangre.Sabesquesomosunaestirpeintrépida,intriganteyambiciosa.LosMatelanddeMateland.Quemaestacartay todasmiscartas.Sácale esta cosa a S. C. y después encárgate de utilizarla. Me estoyimpacientando por ti. Espero con ansia el día en que ambos podamos estarjuntosdondetúsabes.

MiQ.A.

TuDEFA.

Ylaúltima:

Q.A.

He estado esperando ansiosamente tus noticias. ¿Qué ha fallado? Lamezcla no era lo bastante fuerte. Sé que tenías que evitar las sospechas. Apuntodemorir…peroesonobasta,¿verdad?YS.C.quitándose lavidadeestamaneratanmelodramática.Lástimaquehayamostenidoqueutilizarle.Noobstante, tienes razón. No tenemos que volver a intentarlo hasta dentro demuchotiempo.Sí,estoydeacuerdo…unaño,yodiría.Entoncesselepodríadeclarar la misma enfermedad. Suena bastante verosímil. Quién hubierasupuestoqueS.C.ibaasertannecio.Esperemosquenohayahablado.Estaclase de gente suele hacerlo a veces. Hacen confesiones. Ojalá hubiéramospodido conseguir las sustancias sin su intervención. Pero era demasiadopeligroso… comprarla… o conseguirla a través de otro medio. ¡Habíamosconseguido borrar muy bien nuestras huellas y va este imbécil y llama laatención sobre supersonade estamanera!Ahorapresta atención,Q.A.Megusta tu plan. Te irás a alguna parte. Irás en busca de tu padre porque hasdescubiertosuparadero.Meparecemuybien.Nodebesestarpresentecuandovuelvaaocurrir.

Estupendo. Pero yo no puedo perderte durante todo este tiempo.Me irécontigo y regresaré… y, dentro de un año, lo tendremos todo resuelto.Tenemosqueserpacientes.Tendremosquepensarenlarecompensa…túyyonospertenecemos.

Enrealidad,esuna imprudenciaponer todoesoporescrito,perocontigosoyimprudente…talcomotúloeresconmigo.Leshemosengañadoatodoscon nuestras batallas. Seguiremos engañándoles. Te enterarás de la noticiacuandoestéhechoyentoncesregresarásacasay túyyodescubriremosquenuestra antipatía era un error. Siempre nos habíamos querido.Campanas debodayelcastilloennuestropoder.Matelandparasiempre.

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Quema esta carta igual que las demás. ¿Te das cuenta de que esta cartapodríacondenarnos?Peroyoconfíoenti.Encualquiercaso,ambosestamosmetidosenestaempresa.

Prontoiréalcastilloytúestaráshaciendoplanesparairte.MuéstratemuycariñosaconEsmond.Perovete.Lasituaciónpodríaserembarazosa.

Contigomuypronto.

TuDEFA.

Estabadestrozada.Aquellascartasrevelabanmuchascosas.Esmondhabíasidoasesinado.HabíasidolavíctimadeSusannahydesuamante.Susannahhabíaintentadomatarleysuamantehabíaconseguidohacerlo,convirtiendodeestemodoaSusannahenladueñadelcastillo.SusannahhabíaseducidoaSaúlCringleyéstelehabíaproporcionadoelvenenoquehabíacausadolamuertede Esmond… probablemente arsénico, puesto que se había hablado de uncosmético.Yellahabíacometidolaimprudenciadedejaraquellascartas—apesardelocomprometedorasqueeran—enelcajónsecretodesuescritorio,desoyendoelapremianterequerimientodesuamanteenelsentidodequelasdestruyera.Y,deestemodo,yo lashabíaencontrado.Qué imprudentehabíasidoSusannah.Sinembargo,talvez,hubieratenidoalgúnulteriormotivoparaguardarlas.

Estabatratandodenopensarenelabrumadorhechoquesedesprendíadetodoaquello.Noqueríaexaminarlo.Nomeatrevíaahacerlo.

Pensé en el día en que había permanecido encerrada en el granero conaquellahorriblefiguracolgandodelasvigas.Unacosaresultabaevidente.LosCringle sabían que Susannah había tenido algo que ver con Saúl y,creyéndomeSusannah,mehabíanobligadoaenfrentarmeconaquelhorror.

Eraunasituaciónexplosiva.

Sin embargo, tenía antemí un temor del que ya no podría escapar.Unafrase danzaba incesantemente antemis ojos. «Recuerda que llevo lamismasangre…».

Sólohabíaunapersonacapazdehaberescritosemejantecosa.¡Malcom!

Por consiguiente, debía saber que yo era una impostora. Debía saberloporque sus cartas revelaban lo íntimamente unido que había estado aSusannah.Noeraposiblequemehubieratomadoporella.Además,teniendoencuentaelcarácterdelasrelacionesentreambos,estabaclaro,quesabíaqueyomeestabahaciendopasarporella.¿Porquénomehabíadesenmascarado?Dehaberlohecho,elcastilloseríasuyo.¿Porquémepermitíaseguiradelanteconaquelengaño?¿Quépodíasignificaraquello?¿Dóndemehabíametido?Yoeraunaimpostora,losabía.Meestabahaciendopasarporotramujer.Pero

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Malcom,elhombredequienmehabíaenamorado,eraunasesino.

Noveíaotraposibilidad.

MalcomeraeldevotoesclavoyfielamantedeSusannah.Estabajugandoaalgúnjuego.¿Acuál?

Mesentíenfermademiedo.

Debía saber queSusannah habíamuerto y que él era un asesino.Era unactormuyinteligente.Teníaqueserloparasercapazdeengañarmetalcomoloestabahaciendo.Le interesabaelcastillo.Y,comoes lógico,habíahecho loquehabíahechoporelcastillo.

Sinembargo,¿porquénoloreclamabaahora?

Habiendo muerto Susannah, podría heredarlo. ¿Por qué no me habíadesenmascarado?

Los pensamientos se sucedían vertiginosamente en mi cabeza. Aquellanoche,noconseguídormir.Permanecí tendida, revolviéndomeyagitándomeenesperadelallegadadelaaurora.

***

A nadie vi a la hora del desayuno. Me dirigí al bosque. No podíaenfrentarmeconMalcom.Meparecíaqueélllevabaunamáscaraigualqueyo.¿Qué habría debajo de aquel rostro fuerte y agradable? Algo frío y artero,astuto,cruel,sensualyasesino.

Nopodía soportarlo.Había sidoengañadaporcompleto.Queríadejardepensar en él y, sin embargo, nopodía.Mehabía dejado arrastrar demasiadopor mis sentimientos. Además, yo no era simplemente una muchacha quehubieradepositadosuconfianzaenunhombre—unhombrecínico,capazdelasmásvilesacciones—,sinoqueera,además,unapersonamanchadaporlafalsedad.

¡Qué necia había sido! Qué tela tan enmarañada había tejido, y yo meencontraba en el centro de aquel misterio, de aquella intriga y de aquelasesinato.

Teníaqueprocurarquetodoparecieranormal.

Regresé al castillo para el almuerzo. Me alegré de ver queMalcom noestaba.HabíadejadodichoquealmorzaríaconJeffCarleton.

Esmeraldayyoalmorzamossolas.

Escuchéelrelatodesunocheinsomneydesuincapacidaddehallaralivioparasuespalda.Despuésoíquedecía:

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—Lehe escrito aGarthparadecirleque estás aquí.Hacemucho tiempoquenoviene.Esprobablequenosesientamuyinclinadoavenirahoraquesumadrehamuerto.

Después del almuerzo, volví a salir. Me fui al bosque y me tendí allí,contemplando el castillo y pensando de nuevo en aquel mágico día de miinfancia.Supongoquefueentoncescuandoempezótodo.

Pero¡quédistintaeraahoradeaquellajoveneinocenteniña!

Cuandoregreséacasa,Janetseencontrabaenmihabitación,guardandoenuncajónalgunascosasquehabíalavado.

—Santocielo—medijo—.Ponecaradehaberperdidounsoberanoydehaberencontradounpenique.

—Estoybien—repliqué—.Mesientounpococansada.Anochenodormíbien.

Meestudiódeaquellamaneraquetantomemolestaba.

—¡Yaseve!¿Ocurrealgo,señoritaSusannah?

—No—contesté alegremente—.Nada en absoluto. Ella asintió y siguióguardandocosas.

Oí la llegadadeunjineteenladistancia.Meacerquéa laventanayviaMalcom. Detuvo el caballo y permaneció unos momentos contemplando elcastillo.Podía imaginar la satisfaccióndesu rostro.LegustabaelcastilloaligualqueaSusannah,yamíestabaempezandoagustarme.Elcastilloestabahabitado, habitado por los fantasmas de las personas que habíanmorado enél…principalmenteporlafamiliaMatelandalaqueMalcom,Susannahyyopertenecíamos.

Estimábamoselcastillopormuchasrazones,nosóloporelhechodehabersido el hogar de la familia durante varias generaciones, sino también por elhechizoqueejercíaennosotrosyquenos inducíaamentiryaengañarparaobtenersuposesión…yqueinclusoaalgunosdenosotroslosinducíaamatar.

No bajé a cenar. Pretexté dolor de cabeza. No podía enfrentarme conMalcom…todavía.

Janetmetrajolacenaenunabandeja.

—Noquierocomer—ledije.

—Vamos—mecontestóellacomosifueraunaniñadedosaños—.Sihayalgúnproblema,esmejornoafrontarloconelestómagovacío.

Me estaba observando con ansiedad. A veces, me parecía que Janet meapreciabarealmente.

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Lanochenometrajoconsueloalguno.

Cuando, al final, conseguí sumirme en lo que hubiera tenido que ser undichoso olvido, me vi acosada por sueños de terror en los que interveníanEsmond,Malcom,Susannahyyomisma.

***

Porlamañana,melevantétempranoybajéparaversipodíadesayunarunpoco.Mientras jugueteabacon la comida, sepresentóGhastonparadecirmequeJackChivershabíaacudidoaverme.Estabaaguardando fuerayparecíamuytrastornado.

—Lehedicho,señoritaSusannah,quenoqueríamolestarlaa lahoradeldesayuno—dijo Chaston—, pero él ha dicho que es algo muy importanteacercadesumujerymehaconvencidodequevinieraadecírselo.

—¡Su mujer! —exclamé—. Pues claro que tenías que molestarme.RecibiréaJackChiversahoramismo.

—Muybien,señoritaSusannah.¿Lehagopasar?

—Sí,porfavor.Inmediatamente.

Jack Chivers entró en la sala. Yo le hice pasar enseguida a una de laspequeñasestanciascontiguas.PenséquehabíavenidoadecirmequeaLeahlehabían empezado los dolores y me preocupé porque aún no era ni muchomenos,elmomento.

—¿Quéocurre,Jack?—pregunté.

—EsLeah,señorita.Estámuytrastornada…

—Elniño…

—No,noeselniño,señorita.Dicequetienequeverla.Dicequevaya,porfavor,encuantopueda.

—Loharésinfalta,Jack.¿Dequésetrata?

—Se lo quiere decir ella misma, señorita Susannah. Si pudiera ustedvenir…

Ibavestidaconatuendodemontar,porloquedijequeiríainmediatamenteymefuiconélalacasaalomosdemicaballo.

Leahseencontrabasentadajuntoalamesa,muypálidayasustada.

—Pero,Leah,¿quéhaocurrido?—lepregunté.

—Esmipadre—medijo—.Melohasacado.

—¿Quetehasacadoqué,Leah?¿Quéquieresdecir?

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—Me amenazó con golpearme, señorita Susannah. Yo nunca lo hubieradicho… sobre todo ahora…no lo hubiera dicho. Pero estaba asustada…nopormísinoporelniño.Selohedichotodoyélhadichoqueyaarreglaríalascuentas…

—¿Quélehasdicho?

—Lehecontadolodeusted…ySaúl.

—¿Lodemí…ySaúl?

—SeñoritaSusannah,medijoquemeibaamatarsinoselocontaba.Hetenidoquedecírselo,señorita.Hetenidoquehacerloporelpequeño.

—Puesclaroquesí…pero¿qué?

—Nopuedoentenderlo,señorita.Escomosialguienocuparasulugar.Escomo si ustedyano fuera la señoritaSusannah.Usted esbuena.Yo loveo,señorita.Tienequesereldiabloquelaposeyó.Ahoraselohanexpulsadodedentro, ¿verdad, señorita?Séqueeso sepuedehacer.Ustedesbuenaahora,señorita.NuncavoyaolvidarloquehahechopormíyJack…yporelniño.Jacktampocoloolvidará.Perohetenidoquedecírselo…hetenidoquedecirlecómoeraustedcuandoteníalosdemoniosdentro.

—Pero¿quélehasdicho,Leah?

—Todoloquesabía…MitíoSaúlestabaatormentado,vayasi loestaba.Dijoquesualmaestabaperdida.Que tendríaque iral infierno.Solíahablarconmigo.Siemprehablabaconmigo.Mehabíasalvadodemuchosazotes.ErabuenotíoSaúl…peronohayquienpuedalucharcontraeldiablo,señorita…yustedteníaentonceseldiablodentro.

—Porfavor,Leah,¿quieresdecirmequélehascontadoatupadre?

—LoquetíoSaúlmehabíacontadoamí.Yoleshabíavistoaustedes…leshabíavistoyendoalgranerojuntosyquedándoseallí…ydespuéssalían,riéndose. Eran los diablos los que se reían, ahora lo sé, pero entonces yopensabaqueeraustedunamalvada…unabrujamalvada.YtíoSaúl teníaelrostro resplandeciente y parecía que hubiera estado con los ángeles… hastaqueseacordaba,yentoncesleentrabandeseosdematarse.

—Oh,ayúdame,Diosmío—murmuré.

—Él solía hablar conmigo. Habló conmigo la víspera del día en que lohizo. Estaba en el campo y yo le llevé el té frío y el bocadillo de tocinoahumado. Estábamos sentados junto al seto y él me dijo: «No puedosoportarlo,Leah.Tendréqueirme…hepecado.Hepecadoespantosamente.Ynoveosalida.Elsalariodelpecadoeslamuerte,Leah,yyomeheganadoestesalario.—Esomedijo,señorita—.Eldiablometentó»,dijo.Yyoledije:«Sí.

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LaseñoritaSusannah.Ellaeseldiablo.—Entoncesempezóatemblarydijo—:Nopuedoalejarmedeella,Leah.Cuandoellanoestáaquí,séqueestámaly,cuandoestá,sólopiensoenella».Yoledije:«Pideperdónynovuelvasapecar.—Éldijo—:Peroyahepecado,Leah.Hepecadocomo túnopuedesimaginar».Yoledije:«Si,haspecado,perolagentepecadeestamanera.MiraaAnnieDraper.Tuvounhijo y después se casó con el granjeroSmedley yahoravaalaiglesiaconregularidadytodoelmundolatienepormuybuena.Esloquesedicearrepentirsedelospropiospecados.Túpuedesarrepentirte,tíoSaúl.—Yélnohacíamásquesacudir lacabeza.Despuésdijoquehabíaido demasiado lejos. Yo me esforzaba por consolarle y le decía—: Es lomismo,tíoSaúl.TantosifueconlaseñoritaSusannahcomoteocurrióati…comoconunbuhonerodepasocomoleocurrióaAnnieSmedley».Peroélnoestabaconvencido.Yentoncesdijounacosahorrible.Dijo:«Espeorqueeso.Es peor que la fornicación y es suficiente para enviarme al infierno. Es unasesinato,Leah,esoes loquees.Ellamepidióque laayudaraaeliminaralseñorito Esmond. No puede soportarlo. No va a casarse con él. Mira, ellaquiereelcastillo,peronolequiereaél.—Yoledije—:¿Quéquieresdecir?¿Qué tienen que ver contigo los asuntos de la gente del castillo?».Y élmedijo:«EslaseñoritaSusannah.Tengoquehacerloqueellamepida.Túnoloentiendes.Tengoquehacerlo.Ylohehecho.Ynohaymásqueunasalida».Yo no sabía muy bien qué es lo que quería decir, señorita… hasta el díasiguienteenqueleencontraronahorcadoenelgranero.

—¿Yesoesloquelehascontadoatupadre?—preguntéconunhilillodevoz.

—Yonoselohubieradicho,señorita.NoselohubieradichodespuésdeloquehahechoporJackypormí.Noselohubieradicho…denohabersidoporelniño.Séqueteníaustedlosdemoniosdentro,señorita.Ahoralosé.Séque,sinellos,esustedbuenaycariñosa.Yonoselohubieradicho…denoserporeldañoquehubierapodidocausarlealniño.Peroteníaquedecirleaustedloquehabíahecho.

—Gracias,Leah—dije—.Gracias.Teestoymuyagradecida.

—Señorita Susannah —me dijo ella en tono muy serio—. Fueron losdemonios que tenía usted dentro, ¿verdad?Ya no volverá usted a sermala.Seráustedsiempretalcomoesdeverdad,¿noescierto?…¿buenaycariñosaparaquetodospodamossentirnossegurosconusted?

—Loseré,Leah—dije,llorando—.Loseré.

—Señorita Susannah, mi padre… puede hacer cosas terribles. Es unhombredemasiadobuenoparanolucharcontraloqueélpiensaqueesmalo…estédondeesté.Dicequenopermitiráqueesoseolvide.VaavengaraSaúl.Vaahaceralgo…noséqué.Peroesunhombreterriblementecruel…cuando

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quiereenmendarundaño.

—Leah—dije—,nodebestrastornarte.Piensaenelniño.

—Lo hago, señorita. Pienso en todo lo que ha hecho por nosotros. Fueterriblecuandovinoaquí.Peroyoestabaasustada, señorita,nopormí, sinoporelniño.

—Noteinquietes.Todosearreglará—dije.

Queríairmeparareflexionaracercadelsignificadodetodoaquello.

Salídelacasaymefuialbosque.Ahoraestabaatrapada.Habíapensadoadueñarmedelacustodiadelcastilloy,alhacerlo,mehabíapuestolamáscaradeunaasesina.

Estabaaturdidaacausadelmiedoyeraincapazdeforjarplanes.Nosabíahaciaquéladovolverme.

Elvengativo JacobCringle sabíaporqué sehabía suicidado suhermanoSaúl.Sabíaquesehabíaplaneadounasesinatoenelcastilloyquemástardeéstesehabíallevadoacabo.

Nopermitiríaqueseolvidaraaquelasunto.Ibaaperseguiralosasesinosyallevarlosantelajusticia.Ibaavengarlamuertedesuhermano.

Yo sabía que el asesinato se había planeado.Tenía pruebas en las cartasquehabíaencontradoenelcajónsecreto.Todoestabaempezandoaencajar.

Sinsaberlo,habíaasumidoelpapeldelaasesina.

MeencontrabaatrapadaenelcastillodeMateland.TalcomohabíadichoCougabel: «Aquel viejo diablo» había estado junto a mi codo. Me habíatentado.Habíaextendidoantemílagloriadelcastilloymehabíaprometidosqueseríamío…acambiodemilealtadhaciaél.

Y yo había sucumbido a la tentación. Ahora me encontraba en unasituacióncuyopeligroaumentabadehoraenhora.Cogidaenunatrampaqueyomismamehabíapreparado.

***

Nosécómosuperéeldía.Puestoquenopodíacomer,salí,simulandotenerque atender asuntos de la finca y afirmando haber comido en una de lasposadas.

Regreséaúltimahoradelatarde.Tendríaquevolveraalegarquemedolíala cabeza. No podía enfrentarme con ellos aquella noche. No quería ver aMalcom.Estaba tanmetido en el asunto comoyo y, cuando pensaba en lascartas, experimentaba náuseas. A través de ellas, se adivinaba con todaclaridad, cuáles habían sido sus relaciones con Susannah y lo que yo no

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acertabaacomprendereraelmotivoporelcualmeestabainduciendoacreerque me aceptaba. Debía haber sabido desde un principio que yo era unaimpostora. ¿A qué juego estaba jugando? Necesitaba tiempo… muchotiempo…paratratardeentendertodoaquello.

EntróJanetconunabandeja.

—Estánpreocupados—medijo—.Hacedosnochesquenobajaustedacenar.¿Quéocurre?

—Unsimpledolordecabeza.

—Noesnaturalquealasmuchachaslesduelalacabeza.Serámejorquelaveaunmédico.

Sacudílacabezayellaseretiró.

Cuandoregresóporlabandeja,vioquenohabíaprobadobocado.

Seacercóalospiesdelacamaymemiró.

—Serámejorquemelocuente—medijo—.Sihaydificultades,yopuedoserútil.

Nocontesté.

—Será mejor que me lo diga. Tal vez pueda ayudarla. La he ayudadobastante,creo,desdeelprimermomentoenqueustedvinoaquísimulandoserlaseñoritaSusannah.

—¡Janet!—exclamé.

—¿Piensaquenolosabía?¿Piensaquepodíaengañarme?Talvezpudierausted engañar a la pobre doña Esmeralda que apenas puede ver y no seinteresamuchoporotracosaquesímisma.Peroamínomeengaña.SupeencuantoleviqueeraustedlahijadelaseñoritaAnabel.

—¡Tú…losabías…!

—¡Suewellyn! —exclamó ella—. La vi una vez cuando era pequeña.AnabelyJoelvinieron.Eranunaparejatemeraria.Sí,adivinéquiénerausted.SepareceunpocoaSusannah…perohayunmundodediferenciaentre lasdos.Teníaquehacer todoloquepudierapor lahijadeAnabel.Yolaqueríamucho.Eraunajovenencantadora.Esloqueellahubierahecho,supongo.Oh,sí,supequiénerausted.

Loúnicoquepudedecirfue:

—¡Oh,Janet!

Ellasemeacercóymerodeóconsusbrazos.Aquellamuestradeemocióny afecto resultó tanto más eficaz por cuanto Janet no solía ser, en general,

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demasiadoexpansiva.

—Bueno,pequeña—dijoella—.Haréloquepueda.Nohubieratenidoquetratar de ser Susannah. Es como una paloma que fingiera ser un halcón.Susannahteníaeldiablodentro.Algunosloveíanylosabían,peronopodíanresistírsele.

—Todohaidotanlejos…—empecéadecir.

—No teníamás remedioque ser así.No sepuedenhacer estas cosas sintropezarcondificultadesmástardeomástemprano.Lavidanoesunjuegodemáscarasysimulaciones.

—Noséquéhacer—dije—.Tendréqueirme.

—Sí—convinoella—.Váyaseyempieceunanuevavida.Noobstante,labuscarán.ElseñoritoMalcomquerrásaberdóndeestá,¿noescierto?Parecequesehanencariñadoustedeselunoconelotro.

—Porfavor…—dijeenvozbaja.

—Muy bien,muy bien. Tiene gracia.No podía soportar a Susannah. Lomismo le ocurría a Garth. Creo que debían ser los únicos hombres que nohabíancaídoensusbrazos.Y talvezhubierancaídoconsóloqueella se lohubiera propuesto.Oh, ésa se conocía todos los trucos. Pero tenía el diablodentro…yyolodijedesdeunprincipio.

NopodíahablarleaJanetdelascartas.NopodíahablarledelaconfesióndeLeah.

Yaerabastantequesupieraquiénerayo.

Elloconstituíaparamíunpequeñoconsuelo.

***

Respirabaeldesastreenelaire.Nosabíaquéhacerniquédecir.Malcommehabía engañado totalmente.Lohabía sabidodesdeunprincipio. ¿Cuáleseransusplanesconrespectoamí?HabíasimuladocreerqueyoeraSusannah.¿Porqué?Había representadounsoberbiopapel.Pero talvezyo también lohubierahecho.

Estabaaturdida.Pensaba incluso,en laposibilidaddehuir,deocultarme,deregresaraAustralia…consiguiendopasaje…acudiendoacasadeLaura,obien,alapropiedadypidiendoamparo.

No, hablaría con Malcom. Le diría: «Sí, soy una impostora y unaembustera y haces bien en despreciarme. Pero tú eres un asesino. PlaneasteconSusannahasesinaraEsmondydespuésellasefueytúllevasteaefectoelplan.Porlomenos,yonohematado.Hetomadosóloloquehubierasidode

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Susannah,siellahubieravivido.Ysoysuhermanastra.Séqueloquetoméeslegalmentetuyoahora…perotúasesinasteporello».

Aúnnopodíairme.TeníaqueveraMalcomprimero.Teníaqueexplicarlepor qué había actuado como lo había hecho y quería saber por qué habíasimuladoélcreerqueyoeraSusannah.

Eldíatranscurrióconinquietud.Elgolpeseprodujopocoantesdelacena.

Íbamosacenarenelcomedorpequeño,talcomohacíamossiemprequenohabíainvitados.Albajarporlaescalinata,viaunhombreenelvestíbulo.

Alverme,élsequedómuyquietoydespuéssemeacercócorriendo.

—¡Susannah!—gritóy,acontinuación,sedetuvoenseco.

—Hola—dijeyo,sonriendo.

Era evidentemente alguien a quien tenía que conocer. Él se limitó amirarmefijamente.

Yobajéunpeldaño.Élmetomólasmanosyacercóelrostroalmío.

—Mealegrodeverte—dijo,tartamudeando.

Enaquelmomento,Esmeraldaaparecióenloaltodelaescalera.

—Mealegrodequehayasvuelto,Garth—dijo.Ahorayalosabía.

—LlevosinveraSusannahdesdequesefueaAustralia.

—Sí,escierto—dijeyoconvoztenue.

—Vamosacenar—tercióEsmeralda—.Oh,aquíestáMalcom.Malcom,Garthestáaquí.

—Esoveo—dijoMalcom.

Le miré cautelosamente. Era el mismo de siempre. Nadie hubieraimaginadoquepudierasercapazdeplanearunasesinatoasangrefría.

Traté de recordar las cosas que había oído decir acerca deGarth. Era elhijodeElizabethLarkham,lacual,eralaacompañantedeEsmeraldacuandoAnabelvivíaenelcastillo.Aúnseguíavisitandoperiódicamenteelcastillo.

Fuimosacenar.

—¿TegustóAustralia?—mepreguntóGarth.

Ledijequemehabíagustadohastaqueocurriólatragedia.

—¿Latragedia?

«Claro—pensé—nodebióenterarse».

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—La isla en la que vivía mi padre fue destruida por la erupción de unvolcán—dije.

—Esodebiósermuydramático,¿no?

—Fuetrágico—dije,percatándomedequemeestabatemblandolavoz.

—Ytútuvistelasuertedeescapar.

—EstabaenAustraliacuandoocurrió.

—Detinopodíaesperarseotracosa—dijoGarth.

—Vamos,Garth—dijoEsmeralda—,nadadepeleas.Yaséloqueocurrecuandovosotrosdoslleváiscincominutosjuntos.

—Nosportaremosbien,¿verdad,Susannah?

—Lointentaremos—añadíyo.

Me hizo varias preguntas acerca de la isla y yo las contesté con unaemoción que no pude reprimir. Después Malcom cambió de tema y todosparticipamosenunaconversacióncentradaenelcastillo. IntuíaqueMalcomsimpatizaba demasiado con Garth y suponía que el sentimiento debía sermutuo.UnaodosvecessorprendíaGarthmirándomeconexpresiónperpleja.

Meestabaponiendocadavezmásnerviosaporqueadvertíaquemeestabaevaluando.

—Hacambiado—dijoalfinal—.¿Nolocreesasí,Malcom?

—¿Susannah? —Contestó Malcom—. Oh, sí, desde luego. La visita aAustralialehadejadounahuellamuyprofunda.

—Fueunaconsiderableaventura—lesrecordé—y,teniendoencuentaloqueocurrió…

—Sí,teniendoencuentaloqueocurrió—dijoGarthmuydespacio.

—Susannah está demostrando ser una excelente guardiana… o tal vezpudiéramosdecirunsenescal—dijoMalcom,mirándomeconunasonrisa—.Debodecir,quemehasorprendidounpoco.

—¿Noteníasentoncesdemasiadabuenaopinióndemí?—preguntéenunsusurro.

—Nopuedodecirque la tuviera.Nunca imaginéquededicaras tiempoypensamientos a esta tarea. Nunca pensé que te pudieran interesar losarrendatarios.

—Osea,queestádemostrandoserunmodelodevirtud,¿verdad?—DijoGarth—.Debodecirquemeconmueve.

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—Garth,porfavor…—dijoEsmeralda.

—Muybien,muybien—dijoGarth—.Pero tengoquedecir que la solaidea de que a Susannah le hayan crecido alas, me hace gracia. Tendré queacostumbrarmeaello,supongo.¿Quéhashecho,Susannah?¿Pasarunanuevahoja,arrepentirtedelalocuradetucomportamiento…oqué?

—Meinteresatodolodelcastillo,naturalmente.

—Sí,siempreteinteresó…hastaciertopunto.Yahora…alhaberentradoensuposesión…supongoquelacosacambia.

Conseguí en ciertomodo, superar aquella inquietante cena.Mientrasnoslevantábamosdelamesa,Malcomdijo:

—Notehevistomuchoenestosúltimosdías.¿Dóndetehasescondido?

—Nomeencontrabamuybien—contesté.

—Te preocupas demasiado por esta gente —me dijo él con expresiónsolícita—.Unpocoestámuybien…

—Estoybien—insistíendecir—.Tansólounpococansada.

Subíamihabitación.

Estabapensando:«Nopuedoseguirasí.Algotienequeocurrir».AcariciélaideadebajarahoraaveraMalcomydecirleloquesabía.TalvezdebieraconfesárseloaEsmeralda.

Me quité el vestido y me puse una bata. Me senté ante el espejo,contemplandomi imagen reflejada en elmismo como buscando inspiraciónacerca de lo que debería hacer. Lamáscara de Susannah cubría todavíamirostro.Peropensabaquesemehabíacaídounpoco.

Oí unas pisadas en el pasillo. Se detuvieron junto ami puerta y ésta seabrió.

AparecióGarth.

Estabasonriendo.Seacercóamísinapartarlosojosdemirostro.

—No sé quién eres—me dijo—, pero sé una cosa y es que tú no eresSusannah.

—Hazelfavordesalirdemihabitación—dije,levantándome.

—No —contestó él—. ¿Quién demonios eres tú? ¿Qué estás haciendoaquí, simulando ser Susannah? Te pareces un poco a ella, sí. Pero amí nopuedesengañarme.Eresunaimpostora.¿Quiénerestú,pregunto?

Nocontesté.Measióporloshombrosymeobligóavolverlacabezahacia

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élmientrasacercabasurostroalmío.

—Si alguien conoce a Susannah, ése soy yo. Conozco a Susannahcentímetroacentímetro. ¿Dóndeestá?¿Quéhashechoconella?¿Dedóndehasvenido?

—Suéltame—grité.

—Cuandomelodigas.

—Soy…soySusannah.

—Eres una embustera. ¿Qué te ha ocurrido entonces?Te has vuelto unasanta, ¿verdad?Tanbuena con todo elmundo.Ganándote la aprobacióndelprimosegundoMalcom.¿Quépretendes?DicesqueeresSusannah.Entoncessigamosdesdedondelodejamos,¿quieres?Vamos,Susannah,túnuncafuistetanesquiva.¿Tedascuentadeltiempoquehacequenoestamosjuntos?

Mehabíaatraídohacia síyhabíaempezadoabesarme…deunamaneraviolenta y salvaje. Me estaba rasgando la bata. Parecía que se estuvierasumiendoenunaespeciedefrenesí.

—Detente—grité.

Sedetuvoysoltóunacarcajadaenciertomododemoníaca.

—SieresSusannah—dijo—,demuéstramelo.Nuncafuisteloquesedicetímida.Insaciable,asíerastú,Susannah.Sabesquemequeríastantocomoyotequeríaati.Poresoresultabatandivertido.

—Suéltame—grité—.NosoySusannah.

—Ah—dijoél,soltándome—,ahoravasadecirmelaverdad.¿DóndeestáSusannah?

—Susannah ha muerto. Murió en la erupción volcánica de la isla deVulcano.

—¿Yquiéndemonioserestú?

—Suhermanastra.

—Diosnoslibre.TúereslamocosadeAnabel.DeAnabelydeJoel.

—Ellosfueronmispadres.

—Ytúestabasconellosenaquellaisla…

—Sí.VinoSusannah.YomefuiaAustraliaparaasistira labodadeunaamigay,mientrasestabaallí,elvolcánentróenerupción.Matóatodoslosdelaisla.

—Yentonces…túocupastesulugar—memiróconunaexpresióncomo

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deadmiración—.¡Astutamuchacha!—añadió—.¡Astutachiquilla!

—Ahorasupongoqueselodirásalosdemás.Heconfesado.Ymealegro.Nopuedoseguirdeestamanera.

—Un buen plan —dijo él, mirándome con expresión reflexiva—. Ytomasteposesióndelcastillo,¿verdad?UndurogolpeparaMalcom.¡Menudabroma! —Empezó a reírse—. Esmond murió y eso le dio el castillo aSusannah…yentoncesvienelahermanitabastardaydecidequedarseconél.Resulta muy gracioso. En cierto modo, me gusta. Pero no es totalmenteperfecto, ¿verdad?, y, cuando viene el devoto esclavo y fiel amante deSusannah,seencuentraconuncucoenelnido.

Comprendíentoncesqueelautordelascartashabíasidoél.Ymeasusté.

—Fueunamalaacciónpormiparte—dije—.Ahoramedoycuenta.Selodiréalosdemásymeiré.

—Podrían llevarte ante los tribunales por impostora, pequeña intrigante.No,nodebesconfesar.Esoesunatontería.Yonotedelataré.Semeocurriráalgunasolución.Conquehamuerto,¿eh?¡Susannah!Eraunabruja.Eraunahechicera.Túnuncaseráseso,miqueridaypequeñaimpostora.Notienesloqueellatenía.¿Quéotrapersonalohatenidojamás?Oh,Susannah…estabapensandoqueestanoche ibaa ser comoantes. ¿Porquédebióquerer irseaaquellamaldita isla…?—Estaba sinceramente conmovido, pero, de repente,se animó—.Nuncapermitas que te abrume la desgracia—añadió—.Nuncallores por lo que está hecho y ha muerto y ha desaparecido. Yo no voy ahacerlo,teloprometo.Ahoratútieneselcastillo.Muybien,pues.Dejaréquetequedesconél…silocompartesconmigo.

—¿Quéquieresdecir?

—SusannahyyoíbamosacasarnoscuandoEsmondmuriera.

—Tú…túmatasteaEsmond.

—Nunca digas eso en voz alta —dijo él, asiéndome por la muñeca—.Esmondmurió.Sufrióunarecaídaensuantiguaenfermedad.Yestaveznoserecuperó.

Todoerarepugnante.Estabaaprendiendodemasiado,perohabíaundetallequeme alegraba el corazón:mehabía equivocado en cuanto al hombre quehabíaescritoaquellascartas.NoeraMalcomsinoGarth.

Con el terror que Garthme había provocado, se mezclaba la alegría desaber que Malcom jamás había sido el amante de Susannah y no habíaparticipadoenelasesinatodeEsmond.

Garthsemeacercóyapoyólasmanosenmishombros.

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—Túyyosabemosdemasiadoelunoacercadelotro,pequeña imitacióndeSusannah.Tendremosquecolaboraryveounmedio.Sí,loveo—metomólabarbillaentresusmanosycontemplómirostro.Yomeaparté.Measustabaelbrillodesusojos—.HevueltoacasapensandoqueestanocheSusannahyyo íbamos a estar juntos. Me moría de deseo por Susannah. Y ella hamuerto… aquella encantadora, deseable, perversa e insaciable bruja hamuerto. Aquella hechicera de hombres ha desaparecido. El demonio harecuperado lo que era suyo —casi me empujó para apartarme y se sentópesadamenteenunasilla,descargandounpuñetazosobreeltocador.

Despuésmiróhaciaadelanteyyomepreguntéquéibaahacer.

Súbitamente,empezóareírse.

—Conquehasmuerto,Susannah.Mehas decepcionado con tumuerte…Noimporta.Melasapañarésinti.Mehasenviadoaalguienquesepareceunpoco a ti. Podría creer que eres tú…aveces—sevolvió amirarme—.Venaquí—dijo.

—Noharésemejantecosa.Vete,porfavor.

—Quieromirarte.TienesquehacermeolvidarqueheperdidoaSusannah.

—Voyadejarelcastillo—dije—.Tienesqueirtemañana.

—¡Claro! Habla la reina del castillo. No importa que haya usurpado lacorona y que yo lo sepa. Piensas que vas a darme órdenes, ¿verdad? No,pequeñareinasinderechoalacorona,túvasahacerloqueyodiga.Ydespuéspodrásseguirsiendoreinamientrasyotelopermita.

—Mira—ledije—.Voyaconfesárseloalosdemás.Voyairmedeaquí.Ytúpuedeshacerlopeorqueseteantoje.

—¡Valor!—comentóél—.Yeradeesperar.Sinohubierastenidonervio,no estarías aquí, ¿verdad? Se me ha ocurrido un plan que podría serbeneficiosoparaambos.Megustas,pequeña.ErescomoSusannah…enciertomodo,yesopodríaserexcitante—metomólamanoytratódeatraermehaciaél—.Vamosaprobarlo.Vamosaversipuededarresultado.Simegustas,mecasarécontigo.Ygobernaremosjuntos,talcomoSusannahyyonoshabíamospropuestohacer.

—Porfavor,quítamelasmanosdeencimayvete—grité—.Sinolohaces,harésonarlacampanillaypedirésocorro.

—¿Ysiyolesdijeraloperversaqueeres?

—Puedeshacerlo.Piensodecírseloyomisma.

—Asílocreo.Seríaunainsensatez.Loecharíatodoaperder.Malcomseríaproclamado heredero legítimo y nosotros no queremos que eso ocurra,

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¿verdad? No. Quédate tranquila. Elaboraré un plan. Será como si forjaraplanesconSusannah.

—Noharéningúnplancontigo.

—Notienesmásremedio.Oseramableconmigooterminartujueguecito.

—Mijueguecitohaterminadoahora.

—Notieneporquéterminar.

—Silaúnicaalternativaconsisteenhacerplanescontigo,haterminadosinremisión.

—Bonitaspalabras.Pronunciadasconnobleza—girósobresus talonesymemiró—.Me gustasmás a cadaminuto que pasa. Ha sido un sobresaltoaveriguar que no eras Susannah Pero de nada sirve volver sobre el pasado,¿verdad? Ahora me iré… si tú quieres. Pero ya estoy elaborando planes…Vamosasacaralgobuenodetodoeso…túyyojuntos.

Sólopudedecirle:

—Porfavor,vete…ahora…

Élasintió.

Despuésseacercóymebesóconfuerzaenlaboca.

—Oh,sí—murmuró—,megustas,pequeñaSusannahdementirijillas.Vasaaceptarmisideas.Vamosaabrirnospasojuntosatravésdetodoesto.

Despuéssefue.

Mecubríconlabataloshombrosenrojecidosenellugarenqueélmeloshabíacomprimidoconfuerza.Mesentíaenfermaymuyasustada.

¿Quépodíahacerahora?

Mientraspermanecíasentada,llamaronalapuerta.Melevantédeunsalto,temiendoquehubieravuelto.

—¿Quiénes?—preguntéenvozbaja.

—SoyJanet.

Abrílapuerta.

—¡Santocielo!¿Quéhaocurrido?

—Nada…nada…—dije—.Todoestábien,Janet.

—Nomevengaconquenada.Séquenoescierto.Garthhaestadoaquí.Lehevistosalir.¿Quésepropone?

—Losabe,Janet.

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—Me lo suponía.Me he asustado al verle llegar. Había algo entre él ySusannah.Habíaalgoentreellaymuchoshombres.Nopodíaresistirsealoshombres…yaloshombresnohaynadaquelesgustemás.

—Oh, Janet —exclamé en tono hastiado—, ¿qué voy a hacer? Jamáshubieradebidohacereso.

—Pero lo hizo y a lo hecho pecho.Eso la ha devuelto al castillo al queperteneceporderechopropio.Hubieratenidoqueregresaryrevelarquiénera.Dudoquelahubieranrechazado.

—Janet…Garth…¿quiénes?

—ElhijodeElizabethLarkham.Solíapasarmuchas temporadasaquídemuchacho.Veníaaquíporquesumadreestabaaquí.

—Sí,losé.Pero¿quiénerasupadre?

—David, naturalmente. Elizabeth era presuntamente una viuda, pero,bueno, había sido la amante deDavid antes de venir aquí…yGarth fue elresultado.Sehizopasarporviudayvinoavivirbajoelmismotechoquesuamante.SonasíesosMateland.Siemprelohansidoalolargodelostiempos,creo.LosleopardosnopuedencambiarlasmanchasylosMatelandtampocopuedencambiarsumaneradeser.

Yoestabapensando:«¡LasangredelosMateland!Garth,naturalmente.NoMalcom». Me sentía profundamente aliviada porque Malcom estabacompletamentelibredeculpa.

Entonces le conté a Janet todo lo que había ocurrido. Fue un alivioconfesarlo.Porlomenos,sabíaqueellaeraunaamiga.Lereveléelencuentrode David conmigo cuando regresaba a casa de la escuela y le conté cómoAnabelhabíaacudidoarecogermeylostresnoshabíamosidojuntos.

EllameescuchóconatenciónyquisosabercómohabíavividoAnabelenlaislaysihabíasidofelizallí.

—¿Yserefirióalgunavezamí?—preguntó.

—Lohizo—contesté—ysiempreconcariño.

—Hubiera tenido que llevarme consigo —dijo Janet—. Pero entonceshubieramuertoyahoranopodríacuidardeusted.

—¿Qué voy a hacer, Janet?—pregunté—. Tengo que decírselo a ellos,claro.MañanaselodiréaMalcom.

Sí—dijoJanet—,peropensemosenelloprimero,estuvosentadaconmigohasta muy tarde y después yo me acosté. Estaba tan agotada que, para miasombro,dormíhastalamañanasiguiente.

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Al día siguiente, al levantarme, supe queMalcom había salido y estaríaausentetodoeldía.

Ello me concedía un día de respiro, puesto que había llegado a laconclusióndequelaconfesiónselaibaahaceraMalcom.

Bajéadesayunar.Mealegrédeestarsolaporquesólopudetomarmeunatazadecafé.Mientrasmelaestababebiendo,aparecióGhaston.JackChivershabíavueltodenuevoparaverme.

Lehicepasaralapequeñaestanciacontiguaalvestíbuloenlaquelehabíarecibidolaprimeravez.

—EsLeahotravez—medijo.

—¿Elniño…?

—No,essupadre.Dicequevayaaverlaencuantopueda.

Subíamihabitación,meenfundéenmiatuendodemontarymedirigíacaballoalacasita.

Leah me estaba aguardando y en sus grandes ojos se observaba unaexpresióndepreocupación.

—Esmipadreotravez.Hadejadoesoparausted.Mehadichoqueseloentregaraenpropiamano.

Toméelsobrequeellamedio,lodesgarré,saquéunahojadepapelyleísucontenido.

Tengoalgoquedecirle,señoritaSusannah,yquierodecírseloconrapidez.Usted intentó asesinar al señorito Esmond y mi hermano la ayudó. Era unhombre bueno, pero usted es una bruja y no son muchos los que puedenresistirse a las brujas. Ahora tiene usted que pagar por ello. Quiero unarrendamientoparapodertenerlagranjaduranteelrestodemisdíasyquieroqueésteserenuevedespuésparaAmósyRubén.Quieronuevoequipoytodoloquehagafaltaparaquelagranjavuelvaaprosperar.Podráusteddecirqueeso es un chantaje. Tal vez lo sea. Pero usted no puede traicionarme sintraicionarseaustedmisma.Vengaalgranero…aquélenelqueelpobreSaúlseahorcó.

Venga a las nueve esta noche y traiga un papel firmado en el que meprometaloquepido,yyoledoymipalabradequeguardarésilencioacercadeloquesé.Simefalla,aldíasiguiente todoelmundosabrá loqueconsiguióusteddeSaúlylaverdaderarazóndequeéstesesuicidara.

Contemplé el papel. Leah seguía mirándome con los ojos llenos deinquietud.

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Introdujelacartaenelsobreymelaguardéenelbolsillo.

—Oh,señoritaSusannah—dijoLeah—,esperoquenoseamuymalo.

Lamirécontristezaypensé:«Noveréalniñocuandonazca.Estarélejos.¿Dónde?».Jamásvolveríaaverelcastillo.JamásveríaaMalcom.

***

Nosécómoconseguísuperaraqueldía.

Janetvinoamihabitacióndurantelamañana.Impulsivamente,lemostrélacartadeJacobCringle.

—Esomesuenaachantaje—dijoella.

—Odia a Susannah —repliqué—. Lo comprendo. La consideraresponsabledelamuertedeSaúl.

—Nodebeirallíestanoche.

—SelodiréaMalcomcuandolevea.

—Sí—dijoJanet—.Confiéseloconsinceridad.Nocreoquereaccionecondemasiadadureza.Creoqueletieneunpocodeaprecio.Fueusteduncambiotanenorme…despuésdeSusannah.Élnolapodíasoportar.

—Tendréqueirme,Janet.Tendréquedejarlotodo…

—Regresará.Lopresientoenmishuesos.PerodígaseloaMalcom.Essumejorplan.

—Esohepensado.Salíparanotenerqueregresaralahoradelalmuerzo.MequedabaotrodíaporqueMalcomnovolveríahastamuytarde.Hoynolehablaría.Loharíamañana.Regreséymefuiamihabitación.Eramediatarde.

TomélacartadeJacobCringleylavolvíaleer.

Lo más curioso era que había estado pensando en la posibilidad deproporcionarnuevoequipoalagranjadelosCringleydeofrecerleaJacobunaliciente para que trabajara más, dado que me constaba que era un buengranjero.Asudebidotiempo,yolehubieradadotodoloquemepedía.Peroélme odiaba… porque pensaba que yo era Susannah. Quería decirle quecomprendíasudeseodevenganza.Pero¿cómo?

Mientraspermanecíasentadaconlacartaenlamano,seabriólapuertay,paramihorror,viqueeraGarth.

—Ah,lapequeñaimpostora—dijoél—.¿Tealegrasdeverme?

—No—contesté.

—¿Quétienesahí?

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Mearrebatólacartadelasmanosy,trashaberlaleído,laexpresióndesurostrosemodificó.

—¡Hombreinsensato!—dijo—.Sabedemasiado.

—Noiréaverle—repliqué.

—Tienesqueir.

—Voyadecírselo aMalcomencuanto tengaocasión.No seránecesarioqueveaaJacobCringle.

Éladoptóunaexpresiónpensativaymemiróconlosojosentrecerrados.

—Si no vas a verle, acudirá al castillo. Le gritará la verdad a todo elmundo.Tienesqueverleyexplicarlequiéneres.Díseloyyanotendráocasiónde hacer nada. Susannah hamuerto. Eso es el final del asunto. Es la únicasolución.

—CreoquedebieradecírseloaMalcomprimero.

—Malcomnoregresaráhastamuytardeestanoche.TienesqueveraJacobprimero.

Reflexioné.

—Irécontigo.Teprotegeré—dijoél.

—Nonecesitoquevengas.

—Muybien.Perodenadaleserviráproclamaragritostodoeso—añadióGarth,dandounapalmadaalacarta.

—Leveréestanoche.Seloexplicaré.

Élasintió.

Paramiasombro,nosiguiómolestándome.

Habíatomadounadecisión.IbaaveraJacobCringle.Leibaadecirqueyo no era Susannah, que jamás había conocido a su hermano Saúl y queSusannah había muerto. Tal vez, eso le dejara satisfecho y suavizara susdeseosdevenganza.

DespuésregresaríayleconfesaríaaMalcomlaverdad.

Experimentabaunasensacióndealivio.Milocoengañoestabaapuntodetocar a su fin. Cualquier precio que me pidieran debería pagarlo y aceptarcualquiercosaquemeocurrieraporquemelateníamerecida.

Meparecióqueeldíanuncaibaaterminar.Mealegrécuandollególahoradelacena,peseaquenopudecomer.Garth,Esmeraldayyoparticipamosenunaespeciedeconversación.Nopuedorecordarloquedije,perofueraloque

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fuesedebióseralgomuyvago,estoysegura.EstabapensandoconstantementeenloqueleibaadeciraJacobCringley,sobretodo,encómoseloibaadeciraMalcomdespués.

Temíaaquellanochey,sinembargo,estabadeseandoquellegara.

Cuandoterminólacena,mefuicorriendoamihabitaciónymecambiéderopa,enfundándomeenmiatuendodemontar.EranlasochoymediaymicitaconJacobCringleeraalasnueve.Tardaríadiezminutosenllegaralgranero.

EntróJanet.Estabamuyafligida.

—Nodebierair—dijo—.Nomegusta.

—Tengo que ir, Janet—le dije—. Tengo que hablar con Jacob Cringle.Hay que darle una explicación. Su hermano murió y él le echa la culpa aSusannah.

Yoocupéellugardeésta…ycreoqueledebounaexplicación.

—Escribirunacartacomoésa…escasiunchantajeyloschantajistassonmalagente.

—Nocreoqueseatansencillo.Creoquehayunadiferenciaenestecaso.Detodosmodos,yaestoydecidida.

Mientras permanecíamos allí, escuchamos el rumor de los cascos de uncaballoabajo.

—SeráMalcom—dijoJanet,mirándomefijamente.

—Selocontarétodoestanoche.Encuantoregrese,selodiré.

—No vaya —me suplicó Janet en tono apremiante. Pero yo sacudí lacabeza.

Ellasequedóinmóvil,mirándomemientrassalía.

Enlascaballerizasmontéenmicaballo.EldeMalcomestabaallí.Osea,queeraélquienacababade llegar.Unode losmozosacudiríamuyprontoaatenderasucaballo,porconsiguiente,teníaquedarmeprisa.

Salídelascaballerizas.Elgraneroresultabapavorosoalaluzdelaluna.Jamás había conseguido borrar demis pensamientos el terror queme habíainspiradoaquellugardesdequehabíavistoaquellahorriblecosacolgando.

Atémicaballoy,mientras lohacía,escuchéelrumordeunjinetequeseacercaba. Pensé que debía ser Jacob.Miré a mi alrededor y alguien estabadesmontandoamilado.EraGarth.

—Vengocontigo—medijo.

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—Pero…—empecéadecir.

—Nadadeperos—meordenóél—.Nopuedesmanejaresteasuntosola.Necesitasayuda.

—Noquieroayuda.

—Perolavasatener,tantosilaquierescomosino.Metomódelbrazo.Yointentésoltarme,peroélmeasióconfuerza.

—Vamos—dijo.

Lapuerta del granero chirrió cuando la abrimos.Entramos. Jacob estabaallíconunalinterna.Viqueelespantapájaroscolgabatodavíadelasvigas.

—Conquehavenido,señorita—dijoJacob,interrumpiendosuspalabrasalverquenoestabasola.

—Sí,hevenido—dije—.Hevenidoparadecirlequeestáequivocado.

—Yono,señorita.Amínomepodráconvencerdeotracosa.MihermanoSaúlsemató,dicen,perofueustedquienleindujoahacerlo.

—No,no.Yono soySusannahMateland.Soy suhermanastra.Ocupé sulugar.

Garthmeapretabaelbrazocontantafuerzaquemeestabalastimando.

—Cállate, pequeña estúpida—musitó—. ¿Qué es todo eso, Cringle?—dijo después en voz alta y tono encolerizado—. Está tratando de someter achantajealaseñoritaMateland.

—La señoritaMatelandnos destrozó cuando condujo ami hermano a lamuerte.Entoncesnosdesanimamos.Quierounaoportunidadparaempezardenuevo… eso es todo… para mejorar la granja… puesto que ella nos loarrebató,tieneobligacióndedarnoseso.

—¿Yquédiríausted,buenhombre,siledijeraque,porculpadelafaenadeestanoche,vaustedaperderlagranja?

Contuveelaliento.

—No…no,esonoestan…

—Le voy a decir lo que diría—gritó Jacob—. Diría que este lugar esdemasiadoincómodoparaustedesdos.Lesllevaríaantelajusticia.

—¿Sabeustedloquehahecho,Cringle?—murmuróGarthalegremente—.Acabadefirmarsusentenciademuerte.

—¿Quéquieredecir…?—dijoJacob.

Yo lancéungritoporqueGarthhabía sacadounapistolade subolsilloy

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estaba apuntando a Jacob. Pero Jacob fue demasiado rápido para él. SeabalanzósobreGarthyleasiólamanoquesosteníaelarma.

Amboshombresforcejearon.Yomeencogídemiedocontralapared.

Entoncesseabriólapuertayalguienentrójustoenelmomentoenquesedisparólapistola.Yocontempléhorrorizadalasangrequehabíasalpicadolapared.

La pistola había caído al suelo y Jacob Cringle se encontraba de pie,contemplandoelcuerpotendido.

EraMalcom quien había entrado y su presencia me llenó de alivio. SearrodillójuntoaGarth.

—Hamuerto—dijoserenamente.

Sehizounterriblesilencioenelgranero.Laluzdelalinternabrillabaenaquellamacabraescena.Elhorribleespantapájaroscolgabadelasvigasconelrostro dirigido hacia nosotros. Resultaba espantoso con aquella horribleaberturarojaenellugardelacaracorrespondientealaboca.

YenelsueloyacíaGarth.

JacobCringlesecubrióelrostroconlasmanosyempezóasollozar.

—Lehematado.Lehematado.Hecometidounasesinato.HasidoobradeSatanás.

Malcomsepasóunratosindecirpalabra.Penséqueaquelhorriblesilencioiba a prolongarse indefinidamente. Era como una pesadilla. No podía creerquefuerareal.

Estabaesperandodesesperadamentequeprontopudieradespertar.

—Hayquehaceralgo…yenseguida—dijoMalcomalfinal.

Jacob bajó las manos y le miró. Malcom estaba pálido; ofrecía unaexpresiónceñudaydecidida.

—Estámuerto—dijo—.Nocabelamenorduda.

—Yyolohematado—murmuróJacob—.Estoycondenadoparasiempre.

—Le ha matado en defensa propia —dijo Malcom—. Si usted no lehubieramatado, él le hubieramatado a usted.Eso es defensa propia, no uncrimen.Ahoraescúcheme,Jacob.Hapermitidoustedquesuafándevenganzalehicieraperder el sentido común.Usted es unhombrebueno, en el fondo,Jacob, y sería todavíamejor si no se creyera tan justo. Tenemos que actuarinmediatamente.Lohepensadomuyrápidamente,porloqueesposiblequeelplan tenga algún fallo.A primera vista, parece que podría dar resultado.Va

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ustedaayudarme.

—¿Q…qué,señor?

—Despuésdeestanoche,tendráustedelarriendodelagranjaparaustedysus hijos y dispondrá del equipo necesario para que la granja vuelva a serpróspera. Esta dama no es la señorita Susannah Mateland. Se ha estadohaciendopasarporlapropietariadelcastillo.Loentenderáustedasudebidotiempo.Peropodría haber dificultades.Unhombreha resultadomuerto estanoche e, independientemente de cómo haya ocurrido, habrá preguntas y seechará laculpaaalguien.Ustedyyovamosaprender fuegoaestegranero,Jacob. Vamos a borrar todas las huellas de lo que ha ocurrido esta noche.Dejaremos la linterna aquí entre el heno. El incendio tiene que pareceraccidental. Parecerá que dos personas han muerto en el incendio. GarthLarkham y esta dama. Este será el final de SusannahMateland y de GarthLarkham. —Malcom se volvió a mirarme y me dijo—: Escúchame conatención.Regresarásalcastilloycogerástodoeldineroquepuedas.Tomamicaballo,noeltuyo.Dejaeltuyoaquí.Procuraquenotevean,pero,sialguiente viera, compórtate connaturalidad.Queno se veaquemontasmi caballo;por consiguiente, no lo lleves a las caballerizas.Atalo en el bosque cuandoregresesalcastillo.Cuandohayascogidoeldinero,regresajuntoamicaballoydirígetealaestacióndeDenborough.Seencuentraaunostreintakilómetrosdedistancia.Quédateenlaposadadeallíydejamicaballo.Yoiréarecogerlomañana. Toma el tren con destino a Londres. Hay uno a las seis de lamadrugada.Y,cuandoestésenLondres,asumirástuverdaderaidentidad…ydesaparecerás.

Me sentía desesperadamente desgraciada.Mi engaño había terminado aligualquetodoaquelloquemerecíalapenaparamí.Percibíalafrialdaddesuvoz.Medespreciaba.

Tenía,comoeslógico,motivossobradosparaello.Pero,porlomenos,meestabaofreciendolaoportunidaddeescapar.

—Dameesteanilloquellevas—medijo.

—Melodiomipadre—contestéyo,tartamudeando.

—Dámelo—dijoélseveramente—.Ytambiénelcinturónyelbroche.

Melosquitécondedostemblorososyselosentregué.

—Constituiránunapruebadetupresenciaaquí,enelgraneroincendiado,aunquenoseencuentretucadáver.Bueno,Jacob,¿quédiceustedaeso?

—Haré lo que usted diga, señor. Es cierto que no tenía intención dematarle.Eldisparoseescapó.

—Yo creo que él tenía intención dematarle a usted, Jacob, para hacerle

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callarparasiempre.Demelapistola.Pertenecealcastillo.Yoladevolveré.—Malcomsedirigióamí—:¿Aquéesperas?Considérateafortunada.Yaseríahoradequetehubierasido.

Yomealejéyélgritóamiespalda:

—Ya sabes lo que tienes que hacer. Es imprescindible que no cometasningúnerror.Vete…aserposiblesinquetevean…ynoloolvides, tomaeltrendelasseiscondestinoaLondres.

Salí del granero tambaleándome como si estuviera aturdida. Tomé sucaballoyregreséalcastillo.

Nadiemeviocuandoentréenmihabitación.Janetseencontrabaallíconexpresiónmuyinquieta.

—Lehemandadotrasdeusted—dijo—.LeenseñélanotadeJacobyledijequiénerausted.

—Oh,Janet—dijeyo—,esoeselfinal.Mevoy…estanoche.

—¡Estanoche!—exclamóella.

—Sí. Ya sabrás lo que ha ocurrido. Garth ha muerto. Pero todo va aparecerdistintoacomoerarealmente.Yyomevoyairahoramismo…voyaalejarmedetodosvosotros,Janet.

—Voyconusted.

—No,nopuedes.Nodaríaresultadosilohicieras.TengoquedesaparecerylagentetienequecreerquehemuertoquemadaenelgraneroconGarth.

—Noentiendonadadetodoeso—dijoJanet.

—Loentenderás…ysabráslaverdad.Eselfinal.Tienequeserelfinal.Yotengo que obedecerle. Ha dicho que nome entretuviera y queme fuera enseguida.Tengoqueirme.Tengoquecogertodoeldineroquepueda.MevoyaLondres.Tengoqueiniciarunanuevavida.

Janetsaliócorriendodelahabitaciónmientrasyocogíatodoeldineroquepodía. No eramucho, pero, con un poco de cuidado,me duraría para unoscuantosmeses.Janetregresóconunabolsallenadesoberanosyunbrochedecamafeo.

—Tómelos—dijo—ycomuníquemeloqueocurra.Escriba.Prométamelo.No… júremelo. Comuníqueme siempre dónde está. El broche me lo dioAnabel.Ledaránunpocodedineroporél.

—Nopuedoaceptarlo,Janet.

—Puede y me sentiré mortalmente ofendida si no lo hace. Tómelo… y

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comuníquemedóndeestá…siempre.

—Loharé,Janet.

—Esunapromesasolemne.

Merodeóconsusbrazosyambaspermanecimosabrazadasunosinstantes.EralaprimeravezqueveíaaJanetprofundamenteemocionada.

Después abandoné el castillo.Me dirigí al lugar en el que había dejadoatado el caballo deMalcom. Aspiré un acre olor a quemado y supe que elgraneroyaestabaardiendo.Conelloseestabandestruyendolaspruebasdeloque había ocurrido aquella noche. Garth había muerto; Susannah habíamuerto.Laimposturahabíaterminado.

Despuésdelengaño

Hantranscurridotresmeses.

Supongo que no soy desafortunada. La señora Christopher es buenaconmigo.Melevantotodaslasmañanasalasseisymedia,lepreparoelté,selosirvoenlacama,descorrolascortinasylepreguntosihapasadounabuenanoche.Despuéstomoeldesayunoquemesirveunpocoaregañadientesunade las criadas porque no comprende la razón de que tenga que servir a unacompañera.DespuésayudoalaseñoraChristopheraarreglarse.Padecereumayelcaminarleresultadoloroso.Despuéslallevoadarunpaseomatinalensusilladeruedas.RecorremoselpaseoporqueestamosenBournemouthyellasedetiene a conversar con sus amistades mientras yo permanezco de pie,recibiendoaveces,unfríobuenosdíasdirigidoamí.

Después la llevodenuevoacasa.Ypor la tarde,mientraselladescansa,sacoapasearalpequinésqueesunacriaturademuymalgenioquemetienetantoapreciocomoelqueyoletengoaél, locual,significaqueexisteentrenosotrosunestadodeneutralidadarmadaquepodríaconducirnosencualquiermomentoaunaguerradeclarada.Despuésvoyalabibliotecayelijoloslibros—románticas historias de amor y pasión— que le gustan a la señoraChristopher.Y,asudebidotiempo,selosleo.

Asítranscurrenlosdías.

LaseñoraChristopheresunaamablemujerquetratadehaceragradablelavida de quienes la rodean; y yo se lo agradezco, tras haberme pasado tressemanasalserviciodeunaacaudaladaviudadelaBelgraveSquare.Yoeraloqueellallamabasu«secretariasocial»,locual,consistíaentodaunaseriedetareasqueellaesperabaqueserealizaranconlamáximarapidezyeficienciay

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todasalavez.Creoquehubierasoportadoaqueltrabajo,peroloquenopodíaaguantar era el carácter autoritario de la viuda. Me despedí y tuve la gransuertedeencontraralaseñoraChristopher.

Pasédelahumillaciónalaburrimiento;ycreoqueestoúltimomepareciómássoportableporquehabíaconocidoloprimero.

MantuvemipromesayleescribíaaJanetconregularidad.Lecomunicabadetalles de la ciudad y de la señoraChristopher y estoy segura, de que elladebía escandalizarse ante el hecho de que semejante destino le hubierasobrevenidoaunaMateland,aunquesunacimientohubierasidoirregular.

Meenteréatravésdeelladeloquehabíaocurrido.

Se suponía que Garth y Susannah habían acudido al granero con algúnpropósito y habían llevado la linterna consigo. Ésta se había volcado y elfuego había prendido en el heno seco que había ardido inmediatamente. SehabíanhalladorestosdelcuerpodeGarthy,apesardequenohabíaquedadorastrodeSusannah,sehabíanidentificadoalgunasdesusjoyasyuncinturónquellevabaaqueldía.

Malcomsehabíahechocargodelcastillo.LagranjadelosCringleestabaempezandoaofrecerelaspectodelostiemposanterioresalamuertedeSaúl.Leah había tenido un hijo: un niño. La muerte de Susannah la habíatrastornadomucho.

Éstaseranlasnoticiasdelcastillo.

Encuantoamí,podíaestarcontentadehabersalido tanbien librada.Loúnicoqueteníaquehacerahora,eraseguirconlavidaqueestaballevandoy,amedidaquetranscurrieraeltiempo,miimprudenteengañoseiríaperdiendoenelpasado.

Mientras recorría el paseo con el pequinés pisándome los talones ymientrasreflexionabaacercadeloslibrosenlabiblioteca,pensabamuchoenMalcom.

Eralógicoquemiengañolehubieramolestado.Fuiconscientedeelloenelgranero.Sinembargo,mehabíarescatado.HabíasalvadoaJacobCringledelos problemas puesto que, aunque fuera inocente de asesinato, le hubieraresultadomuydifícildemostrarlo.¿Yamíquémehubieraocurrido?SiGarthhubiera matado a Jacob, me hubiera encontrado en una situación muypeligrosa. Me hubieran podido acusar de complicidad en un asesinato.Experimentabaunfríoestremecimientodepánicocuandopensabaenello.Talvez,mehubieranacusado.HabíaciertamenteunapoderosarazónparaqueyoquisieralibrarmedeJacob.¿QuéhubieradichoyhechoGarthentonces?Sabíaque era unhombre totalmente sin escrúpulos. ¿Sehubiera idoymehubiera

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dejado soportando la acusación?Sin embargo, había sido salvada… salvadaporMalcom. Él había hecho posible que la Susannah que yo había creadomuriera,dejándomeamí,Suewellyn,libredevivirmivida.

Procurabanopensarenél,peromeresultabaimposible.Leteníasiempreen mis pensamientos. A veces, cuando leía, pronunciaba las palabras sinpensarensusignificadoporquemispensamientosestabanenaquellostiemposdelcastillo,ahoraaparentementetanlejanos,enqueMalcomyyosalíamosacabalgarjuntosyhablábamosseriamenteacercadelosasuntosdelcastillo.

¡Cuántoansiabaestardenuevoallí!Hubieradeseadofranquearacaballolapuerta fortificada, contemplar aquellos grises muros inexpugnables,experimentaraquelresplandecienteorgulloenelhogardemisantepasados.

Peroahoratodosehabíaesfumado.Lohabíaperdidotodo.Jamásvolveríaaverlo.

—Estássoñando—solíadecirmelaseñoraChristopher.

—Losiento—contestabayo.

—¿Fueunenamoradoinfiel?—mepreguntabaellaentonoesperanzado.

—No…nuncatuveunenamorado.

—¿Alguienquenuncahabló?

Medabaunapalmadaenlamano.Eraromántica.Vivíaenloslibrosqueleía;llorabaporlaspersonasbuenasquesufríanalgunadesgraciayseenojabaconlasmalas.

«Eres demasiado joven para estar encerrada cuidando a una vieja—medecía—. No importa. Tal vez, un día conozcas a alguien simpático en elpaseo».

Me encariñé con ella y creo que ella se encariñó conmigo y, aunque nocreía que quisiera perderme, sabía que se hubiera alegrado de que algúnapuesto héroe se hubiera enamorado de mí en el paseo y me hubieraconvertidoensuesposa.

Por consiguiente, no podía quejarme. Cuando pensaba en la viuda, mealegraba de la buena suerte que había tenido al encontrar a la señoraChristopher.

Eraunfríoyventosodíadeoctubre.Siemprehacíaunfríomuyintensoenelpaseoensemejantesdíasyamímecostabatrabajosujetarmeelsombreroycontrolaralperroconsucorrea.Teníalacertezadequeélsepercatabademisdificultades y no hacíamás que sentarse, negándose amoverse para que yotuvieraquellevarlemásomenosarastras.

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Cuando regresé, la criada me dijo que la señora Christopher deseabaverme.

Laseñoraestabaexcitada,teníalasmejillasarreboladaseibaligeramentedespeinada porque tenía la costumbre de tirarse de los cabellos cuando seponíanerviosa.

—Ha venido alguien preguntando por ti —me dijo con los ojos muyredondosacausadelacuriosidad.

—¿Pormí?¿Estásegura?

—Completamente.Hadichotunombrecontodaclaridad.

—¿Unhombre…?

—Oh,sí—dijolaseñoraChristophersonriendo—.Unhombredeaspectomuydistinguido.

—¿Dóndeestá?

—Letengoaquí.Seencuentraenelsalón.Noibaadejarquesefuera.Lehe dicho que no tardarías en regresar y le he encerrado allí con el Lady’sCompanion.

—Oh,gracias…

—Serámejorque te arreglesunpocoprimero, ¿eh?Vasdespeinada…y,talvez,debierasponerteunablusamásbonita.

Mearregléymedirigíalsalón.

Malcomselevantóalvermeentrar.

—Hola—dijo.

—Hola—contestéyo.

—Conque vives aquí —dijo, mirándome—. ¿Dama de compañía de laanciana?

Asentíconlacabeza.

—Hubieratenidoquevenirantes—dijo.

—Oh,no…no…Mealegrodequehayasvenidoahora.¿Ocurrealgo?

—No.Todomarchabien.

—YaloséatravésdeJanet.

—Si, te he localizado a través de ella.Todo salió tal como esperaba. SeaceptóqueGarthySusannahhabíanacudidoalgranerojuntos.Habíancorridorumoresacercadesusrelacionesy,porconsiguiente,todoencajaba.Buscaron

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elcadáverdeSusannah,perolosinvestigadoressedieronporsatisfechosconlosrestoscarbonizadosdelcinturónyconlasjoyasquesehabíanencontrado.Janetlashabíaidentificadoyotraspersonastambién.DejétucaballoallíparaqueloencontraranjuntoconeldeGarthyfuiarecogerelmíoaldíasiguiente.Todosedesarrollósegúnelplan.

—Fueunplanmuyinteligente.

—Porconsiguiente,Susannahhamuerto—añadióél—.LeahChivers sepusomuytriste,peroahoratienealniñoyparececontenta.

—¿Elcastillo?

—Todovabien.LohedejadoenlascapacitadasmanosdeJeffCarleton.Élseencargarádetodoenmiausencia.

—¿Tevas?

—CreoqueaAustralia.

—Seráinteresante.

Pensabaqueojalánohubieravenido.Mehacíarecordar lomuchoqueleestimabaylomuchoquedeseabaestarconél.

—Tengounmotivo—dijo—.Esperocasarme.

Vaya…tedeseosuerte.¿SeráalguiendeAustralia?

—No…peronosiremosallídespuésdelaceremonia…esosiellaaccede.

—Apuestoaquelaconvencerás.

Hubiera querido gritarle: «Vete. ¿Por qué vienes aquí a provocarme?».Peroledije:

—Supongo que debió sorprenderte mucho lo que hice. Debes habermedespreciadoporello.

—Fue una sorpresa en ciertomodo… pero creo que hubiera tenido quecomprenderquetúnoerasSusannah.

—Osea,que…enrealidad,noteengañé.

—Leteníaunaprofundaantipatía.Selahabíatenidosiempre…desdequeéramosniños.Elcambio…erademasiadoprodigiosoparaserreal—hizounapausa—. Creo que intuía subconscientemente que estaba ocurriendo algo…algomuyextraño.Susannahnopodíahabercambiadotanto.

—Bueno,pues…tedeseomuchasuerte…entumatrimonio.

—Suewellyn, estoy seguro de que ya sabes lo que quiero decir. Tododependedeti.

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Yomeloquedémirando.

—Queríavenirantes.Lamentéenviartelejosdeaquelmodo.Mepareciólaúnicamaneradesalirdeunasituacióndifícil.DespuésdescubríquelaqueridaJanetsabíadóndeestabas.

—LaqueridaJanet—meoídecir.

—Heforjadounplan.

—Eresmuyhábilforjandoplanes.

Y,de repente, todoelmundopareció cantar porque él había tomadomismanosentrelassuyas.

—Ésteeselplan—medijomuyserio—.YoiríaaAustraliayallí,porunamilagrosacoincidencia,descubriríaaunaparientelargotiempoperdida…unaprimasegundaotercera…oalgoasí…encualquiercaso,unatalSuewellyn.Vivía en la Isla de Vulcano con sus padres, pero se encontraba visitando aunosamigosenSídneycuandotuvolugarlaerupción.Sequedóportanto,enSídneyy,durantemiestanciaallí,conocíaunajovenquemellamólaatenciónporsuparecidoconmifamilia.Nosenamoramosynoscasamos.Laconvencídeque abandonaraSídneyy, comoesnatural, túya sabesquién resultó ser.Peroelplantieneunobstáculo.

—¿Cuáles?

—Nos casaremos antes de irnos, pero tendremos que hacerlo en secreto.NosiremosaAustraliadespuésdelaboda.EsposiblequevisitemoslaisladeVulcano. ¿O acaso eso te entristecería demasiado? Ya basta de tristezas.Despuésregresaremosacasa…anuestracasadelcastillo.Tansólomefaltaaveriguarunacosa.

—¿Cuál?

—Sitúestásdeacuerdo.

—Noestarésoñando,¿verdad?—ledije,sonriendo.

—No.Estáscompletamentedespierta.

Entoncesmeestrechóconfuerzaensusbrazosyyohubieradeseadoqueaquelmomentoduraraeternamente.ElsalóndelaseñoraChristopher,conlosretratosdelosperritosfalderosypequinesesquelahabíandominadoenotrostiempos,semeantojóellugarmáshermosodelmundo.

Entoncesfuimosadecírseloyellanosmiróconexpresiónradianteydijoque era como una de aquellas novelas que yo le leía y nos expresó susatisfacción.NoleimportabaenabsolutotenerqueinsertarotroanuncioenelLady’sCompanion,solicitandolosserviciosdealguienquesacaraapasearal

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perroyfueraacambiarloslibrosalabiblioteca.

***

Al cabo de unmes, nos casamos. Abandonamos Inglaterra en el OceanQueenyyocrucélosmares llenadedichahastaelotroextremodelmundo.Éramosmuy felices…tantomásporcuantonoshabíamosperdidoelunoalotrodurantealgúntiempo.

Nos alojamos enunhotel deSídney entre los ganaderosy los prósperosmineros; nos trasladamos a la isla de Vulcano. Me conmovió muchocontemplarcómolascanoasenformadelunacrecienteseacercabanalbarco.PermanecídepiesobrelaarenadelaplayaycontempléelGigantequehabíadestruidotantascosas.Ahoraestabaensilencio.Habíadejadoderugir.Yasehabían levantado algunas chozas y las palmeras que se habían librado delholocaustoaparecíanfrescasyverdesycargadasdefrutos.Seibanaplantarmás.TalvezVulcanovolvieraatenerhabitantes.

Asudebidotiempo,regresamosaInglaterrayencontramoselcastillo talcomohabíaestadodurantecientosdeaños.

LoscriadossalieronpararecibiralamoyalanuevaesposaMatelandqueélhabíadescubiertoenAustraliayquehabíaresultadoserunaparientesuya,unaMateland.

Janetestabaallí.

Tanprontocomoentréenmihabitación,acudióaverme.Porsegundavez,dioriendasueltaasuemoción.Fuecuandoprendíensublusaelbrochedelcamafeoquehabíaguardadoparaella.

Entoncesmemiró.

—Todohasalidobien—dijo—.Haconseguidotriunfar,¿eh?Despuésdetodossuspecados…

—Si, Janet —dije—. Después de todos mis pecados, he conseguidotriunfar.

FIN