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ENTRANDO Y SALIENDO DE LAS AULAS: MAESTRAS Y MAESTROS TEJEN LA MEORIA Y EL PENSAMIENTO PARA LA COMPRESIÓN DEL CONFLICTO SOCIAL Y ARMADO. No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico de paz pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas contra la pacificación y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda o algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento en realidad somos un país tan peculiar que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será. Oda A La Pacificación de Mario Benedetti Diversas son las manifestaciones y lógicas territoriales de la guerra que atraviesan la Nación y el Tolima. El Conflicto Interno Armado se presenta mediante un complejo entramado social y territorial que afecta las comunidades y transforma cientos de vidas humanas. Su mirada detenida advierte diferencias señaladas por la historia y por las huellas territoriales que ha ido sembrando en muchos lugares. Son variadas las interpretaciones académicas como los relatos que circulan en la memoria heredados de los abuelos. Es inherente al SER de los maestros y maestras, desde su papel de actores sociales de la esperanza, el asumir el reto de comprender todos los conflictos estructurales de nuestro país: la tenencia de tierras, el conflicto

La Memoria Habita en El Aula

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ENTRANDO Y SALIENDO DE LAS AULAS: MAESTRAS Y MAESTROS TEJEN LA MEORIA Y EL PENSAMIENTO PARA LA COMPRESIÓN DEL CONFLICTO SOCIAL Y ARMADO.

No sé hasta dónde irán los pacificadores con su ruido metálico de paz

pero hay ciertos corredores de seguros que ya colocan pólizas contra la pacificación

y hay quienes reclaman la pena del garrote para los que no quieren ser pacificados

cuando los pacificadores apuntan por supuesto tiran a pacificar

y a veces hasta pacifican dos pájaros de un tiro

es claro que siempre hay algún necio que se niega a ser pacificado por la espalda

o algún estúpido que resiste la pacificación a fuego lento

en realidad somos un país tan peculiar

que quien pacifique a los pacificadores un buen pacificador será.

Oda A La Pacificación de Mario Benedetti

Diversas son las manifestaciones y lógicas territoriales de la guerra que atraviesan la Nación y el Tolima. El Conflicto Interno Armado se presenta mediante un complejo entramado social y territorial que afecta las comunidades y transforma cientos de vidas humanas. Su mirada detenida advierte diferencias señaladas por la historia y por las huellas territoriales que ha ido sembrando en muchos lugares. Son variadas las interpretaciones académicas como los relatos que circulan en la memoria heredados de los abuelos. Es inherente al SER de los maestros y maestras, desde su papel de actores sociales de la esperanza, el asumir el reto de comprender todos los conflictos estructurales de nuestro país: la tenencia de tierras, el conflicto político institucional o la fragmentación del Estado, la clase dirigente y de la exclusión social. Como uno más dentro de estos, tenemos el Conflicto Interno Armado, padecido por nuestra sociedad hace más de cincuenta años, fenómeno propuesto como elemento de debate en la cotidianidad de las escuelas. La invitación es a levantar la voz desde el pensamiento, con una mirada serena, responsable, independiente y libre.

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Maestros y Maestros de todos los espacios del Tolima, personas de todas las condiciones sociales y económicas, diferentes expresiones políticas y religiosas, negritudes e indígenas, niños y niñas, jóvenes, adultos. Hombres y mujeres capaces de transformar nuestro territorio con hechos de vida. Desde la llanura, la montaña y el nevado, por ríos y caminos, desde calles, veredas, pueblos y ciudades, en todos los rincones y aulas de instituciones educativas del Tolima, donde habita la vida con fuertes aspiraciones a la dignidad a pesar del miedo, la violencia, y la corrupción que nos seduce el sentir. Buscando la unidad de manera solidaria, rompiendo la complicidad del silencio y la indiferencia, proponemos el pensar por nuestra cuenta, para perturbar el aparente orden impuesto por los discursos estandarizados verticalmente que con sutileza, nos responsabiliza de todos los males producidos por la exclusión social configurada en el escenario del mercado. Perturbar el inmóvil encanto de ver la televisión en camas y sillones, para asumir el inquietante y conflictivo propósito de construir una paz sin hipocresías sociales.

Tejiendo una poderosa red virtual y de proximidad, dinámica, cuestionadora de la realidad política y social, para consolidar contundentemente lo único que como ciudadanos inermes, queda frente a los grandes poderes globales, la conciencia, al saber de Saramago: “la alternativa al neoliberalismo se llama conciencia” y los(as) educadores la sabemos sembrar.

Los educadores al pensar el Conflicto Interno Armado asumen el esfuerzo ético de confrontar las tendencias interpretativas del mismo; una búsqueda rigurosa de la verdad sin dejarse seducir por cómodos relativismos; ahondar en la profundidad de los argumentos y la solidez de las explicaciones para validar y reaccionar activamente frente a la información recibida, consolidando un universo comprensivo propio. Subvirtiendo el paradigma noticioso y de farándula, ofrecido por los dos canales privados de comunicación que han construido tradicionalmente una visión de país, distrayendo el derecho a la información, presupuesto necesario, para tomar posición y decidir.

Varios autores, más desde la esfera de la opinión, aseguran que los colombianos, padecemos una guerra permanente. Inicia con la llegada de los españoles, quienes cometen un genocidio tan execrable como

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el perpetrado por los nazis en la segunda guerra mundial, pero disminuido en su dramatismo por efectos mediáticos, -pienso que los maestros ahí están llamados a desvelar lo que tanta tinta ha ocultado-. Continuamos con la Guerra en el proceso de independencia y la consolidación de nuestra nación. El periodo conocido como “La violencia” desafuero político sangriento entre liberales y conservadores, señalado por María Victoria Uribe como: “Matar, Rematar y Contramatar” y visibilizada con la muerte de Jorge Eliecer Gaitán en 1948. Redondea hasta los años sesenta entre las travesías de bandoleros, gamonales y campesinos que nos muestra el profesor Gonzalo Sánchez. Sigue la conformación de las guerrillas y la configuración del entramado que va perfilando el conflicto social y armado que nos acompaña hasta nuestros días, en una escalada evidenciada en masacres, despojos y desplazamientos. Muchas generaciones de colombianos, en toda su vida no han gozado nunca de un país en paz.

Como se nombre el fenómeno incide en la forma de afrontarlo. Planteado como cruzada contra el terrorismo, implica acciones de tierra arrasada hasta eliminar al enemigo que es maligno, no importa que caigan por la mera sospecha, tan solo por mostrar el hecho de pensar un tanto diferente, ambiente bien conocido pues lo padecimos en el gobierno anterior, donde la consigna era derrotar a los terroristas, asunto que hoy podemos comprobar que no se realizó.

Por otro lado, si se acepta un Conflicto Social Interno Armado, se refleja un proceso de marginación y exclusión, donde se puede proponer entablar escenarios de diálogo, ya que se reconoce en el otro, un adversario político, con el que se pueden negociar salidas, si hace el esfuerzo por comprender las causas que generan la divergencia de miradas.

En nuestra Constitución Nacional se dibuja Colombia como un Estado Social de Derecho, organizado como República, respetuoso de la dignidad humana, la solidaridad y el trabajo, donde prime el interés general. En la parte de los principios y específicamente en su artículo

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7, nuestro Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de nuestra nación.

La esperanza es que maestros y maestras sometan a creativos y críticos procesos, el análisis de contraste entre el país soñado en la Constitución y los retos que nos plantea la vida cotidiana. Colombia goza de una ubicación privilegiada, caracterizada por su fertilidad, rica en espacios donde ocurre el encuentro de múltiples pueblos con diferentes expresiones culturales, bajo su tierra y sobre ella, se producen frutos de todas las formas y colores que maravillan a quienes nos visitan. Pero desde su historia han saltado diversos actores movidos por el poder sustentado en el dinero que han configurado dolorosos procesos de violencia y desigualdad. Entonces, los recursos ya no son para todos, con la utilización de la fuerza se discrimina y desplaza; el poder queda cercado en manos de unos pocos, que a punta de balas niegan la existencia de formas de repartirlo equitativamente. Podemos señalar, que los colombianos no son violentos por naturaleza, sino que procesos excluyentes han poblado el país de víctimas negadas e invisibles, y victimarios, dueños hasta ahora del protagonismo; el resto de la sociedad, especialmente los maestros y maestras no deberían seguir con la indiferencia y el silencio, mientras otros niegan la existencia del conflicto, bajo el manto del terrorismo, para salvaguardar sus intereses, para diseñar un esquema de país atractivo a más dinero de inversionistas, creando un manto para que desde fuera, esto parezca una nación democrática y estable.

La violencia y el miedo han silenciado las expresiones de conciencia, camuflando por bastante tiempo, para poder sobrevivir, las voces y luces de pensamiento, en la figura del analfabeta político denunciado por Bertold Brecht. No se tendrán posibilidades de un vida digna, si en el debate público los maestros y maestras siguen ausentes, sino se teje en la memoria con los hilos de la historia, para inventar formas de ser distintas, concretadas en políticas públicas, desde espacios de decisión incluyentes, donde el dialogo supere las armas para poder escuchar ideas, argumentos y propuestas hechos desde la diferencia; se valore la diversidad de los lugares, se distribuya el poder en todas sus expresiones y se reconozca que hay que generar condiciones

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para la realización de todos los derechos señalados por la constitución. En la celebración del encuentro de maestros, maestras, niños, niñas y jóvenes, al accionar provocado por la palabra que atraviesan las aulas y patios de las escuelas, pasando por casas y parques, llegando a los centros donde se toman las decisiones, se forme para que la vida digna sea posible.

Maestros y maestras, no existen fórmulas mágicas, ni afortunadamente recetas verticales, el primer reto es el poder desarrollar y a la vez promover el trabajo colectivo tejido desde la diferencia; promover y llenar de contenido y significado el ejercicio de la participación, -sin olvidar consejos estudiantiles, los comités de padres, nuestras diferentes formas organizativas-. El reto es cambiar la forma de mirar y pensar la búsqueda de soluciones para un problema complejo, superando las medidas correspondientes a un pensamiento fragmentado. Promover el inventar nuevas maneras de actuar desde un Estado, entendido como un escenario de deliberación y acción, construido por todos y todas de manera horizontal y donde se reconozca la interlocución válida de la sociedad civil.

Este tema amerita contar con su voz: La invitación final, es que desde el aprovechamiento de este espacio, nos atrevamos a intercambiar escritos, ideas y propuestas que reflejen nuestro sentir y pensar sobre el conflicto interno armado, ojalá, hasta llenarnos de contenido, para encontrarnos en un gran foro regional de maestros y maestras del Tolima y construir un manifiesto, como base para comunicarle al resto del país las sociedad que soñamos.