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El Mollete Literario Marzo 15, 2014, Número 16, Segunda Época Director: Carlos Ramírez $10.00 pesos www.noticiastransicion.mx [email protected] Federico Campbell (1941-2014) La judicialización de la política o Sciascia en México Crítica a la Justificación de la dominación

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El Mollete LiterarioMarzo 15, 2014, Número 16, Segunda ÉpocaDirector: Carlos Ramírez $10.00 pesos

www.noticiastransicion.mx [email protected]

Federico Campbell (1941-2014)

La judicialización de la política o Sciascia en México

Crítica a la Justificación de la dominación

2 El Mollete Literario 15.03.2014

Mtro. Carlos RamírezPresidente y Director General

[email protected]

Lic. José Luis RojasCoordinador General Editorial

[email protected]

Consejo EditorialRené Avilés Fabila

Wendy Coss y LeónCoordinadora de Relaciones Públicas

Mathieu Domínguez PérezFormación

Raúl UrbinaAsistente de la Dirección General

Luis Rodríguez,Monserrat Méndez

Redacción

El Mollete Literario es una publicación mensual editada por el Grupo de Editores del Estado de México, S. A. y el Centro de Estudios Políticos y de Seguridad Nacional, S. C. Editor responsable: Carlos Javier Ramírez Hernández. Todos los artículos son de responsabilidad de sus autores. Oficinas: Durango 223, Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, C. P. 06700, México D.F. Reserva 15670.Certificación en trámite por la Asociación Interactiva para el Desarrollo Productivo, A. C.

… quien está preso en un estilo de pensar ideológico no tiene por qué aceptar que su creencia se deba a intereses particulares, porque él sólo ve razones.

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CuentoTerapia de grupo

PoesíaLa bella voz

Federico Campbell

(1941-2014) La judicialización

de la política o Sciascia en

México

Crítica a la Justificación de la dominación

Novedades literarias de la

quincena

Las letras de Seshat

Emisarios del pasado

Por Los Portales de

Puebla

Por Carlos RamírezPor Salvador

González BriceñoPor Lucila Rivera

de Blanco

Por EL Bolillo Escéptico

Índice

El Mollete Literario

Luis Villoro Toranzo

Su libroPor Luy

Coordinador:Freddy Secundino

Ángel Fuentes BalamYlla Kannter

José Manuel Ruiz RegilIldefonso García

Victoria Huila

Coordinador:Freddy Secundino

Yelenia CuervoLauri García Dueñas

Iván SeguraArely JiménezCynthia Pech

Coordinadora:Karina Rodríguez

Julián SaldiernaLuis R. Cedeño

Alejandro Martínez.

3El Mollete Literario15.03.2014

Por Carlos Ramírez

Federico Campbell (1941-2014) La judicialización de la política o Sciascia en México

—Qué onda, maestro.Ésas eran siempre las palabras de saludo de Fede-rico Campbell en la redacción de Proceso, en la casa de Fresas 13 donde trabajé casi seis años escalando posiciones: de reportero suplente a subdirector de la agencia CISA-Proceso y subjefe de información de la revista Proceso. Campbell venía siempre con libros y periódicos bajo el brazo, regordete, calvi-cie prematura, piel blanca. Sus temas de conver-sación eran siempre de política, planteadas con el método socrático de la pregunta; y el contenido invariablemente rayaba los asuntos sórdido de la política de la violencia.

Mi primera plática con él fue en torno al periódico El Día, donde yo había trabajado en 1975-1977; Fe-derico acababa de entrevistar a José Carreño Carlón, quien había salido del periódico por fricciones con la dirección en torno a línea editorial. Federico ya había publicado libros de entrevistas con escritores, estaba atento al periodismo y era muy amigo de Juan Rulfo.

No recuerdo exactamente la fecha, pero creo que fue a partir de 1980 en que nació como práctica el grupo que después llamamos El Mollete Literario. To-dos los jueves, al terminar el diseño de la revista, los que teníamos alguna función editorial nos juntábamos con Vicente Leñero para ir a comer molletes y tomar café al Vips más cercano, pero con la condición de no hablar de política sino primordialmente de literatura y de periodismo en general. Las reuniones juntaban como a diez personas: Leñero, Federico, Armando Ponce, yo mismo, Paco Ortiz Pinchetti, a veces Carlos Marín, varias veces David Huerta y otros. Leñero nos ponía al corriente de los nuevos escritores, contaba anécdotas de sus novelas y los demás participábamos como periodistas con poca cultura literaria. Federico nos introdujo a Leonardo Sciascia y yo hablé mucho de José Revueltas y de Sartre. Yo salí de Proceso en 1984 y no supe qué ocurrió con el grupo.

En ese tiempo literario, yo le quedé debiendo a Federico dos participaciones más allá de las de re-portero: cuando nos contó que Julio Scherer García le había encargado una línea de pro-ducción de libros escritos por re-porteros de la revista, yo me anoté con uno, el cual sería en realidad mi primer libro publicado: El país de las maravillas, varios textos de entrevistas, reportajes y columnas sobre la realidad nacional. Federi-co nunca impuso línea editorial y cuidó el contenido en función del propio contenido; es decir, nunca impuso sus ideas.

Luego Federico fue el que pri-mero me publicó cuentos. En El Mollete Literario contó su expe-riencia al frente de una pequeñí-sima editorial titulada “La Máqui-na de escribir”, cuya producción era una colección de plaquetes de unas cuantas páginas, porta-da amarilla, ya fuera de cuentos

o poesía. Por iniciativa propia ofreció publicar textos de quienes partici-pábamos en El Mollete, aunque él costo de la producción debía ser pagado por el autor. Ahí mis-mo, algún jueves, Leñero pro-puso que se hiciera una lista de interesados y que todos colaboráramos en el costo de producción para disminuir costos: yo me anoté primero, hice la colecta de apoyos y en realidad fue el único de El Mo-llete que publicó una plaquete: la titulé Fotos de Rebeca y fueron cuentos escritos sin técnica pero con pasión y contenido; de nueva cuenta Federico apoyó la producción y nunca hizo mención a la calidad. Era, por así decirlo, el editor ideal.

Luego le perdí la pista, eventualmente nos encon-trábamos en alguna librería y un par de ocasiones ha-blé por teléfono buscando datos de escritores de Espa-ña antes de un viaje que hice a Europa. Las ocasiones que pude hablar con él lo noté igual, inquieto, siem-pre preguntando por el oficio periodístico o pidiendo opiniones sobre temas criminales del momento.

II

Los temas de Federico estaban ligados al periodis-mo; en algunas reuniones de El Mollete adelantó la no-vela que estaba escribiendo: Pretexta, una historia de un autor de libelos en contra de disidentes. La novela ha sido mal leída, aunque su redacción es a ratos muy hermética. El tema policiaco, de las fachadas políticas y la inseguridad eran sus obsesiones. A veces lo incre-pábamos en broma en las cenas por sacar, al menor pretexto, a Leonardo Sciascia, el autor italiano entonces vivo con temática criminal, judicial y de mafia.

Recuerdo que alguna vez me pre-guntó de Manuel Buendía, me hizo contarle mi hipótesis del crimen y luego supe que andaba recopilan-do datos para usarlos alguna vez. Federico era un lector de novela policiaca, el género conocido como “novela negra”. Nos platicó de la re-vista Black Mask o Máscara Negra que circuló en los Estados Unidos y que fue la promotora de esa línea editorial, creo que hasta jugamos en el grupo con la idea de hacer una versión mexicana pero sin muchas ganas de llevarla a la práctica. Eso sí, Federico creó una columna pe-riodística titulada justamente “Más-cara Negra” donde comentaba au-tores, realidades y temas policiacos.

Su libro Máscara Negra, de septiembre de 1995, recoge bue-

na parte de esas columnas. Ahí se ve la diversificación de temas y de

enfoques. Sólo que quizá le faltó meter los temas más a la reali-dad mexicana porque a veces se quedaba en el escenario específico del autor. México había entrado en una espiral de violencia desde 1984 con el asesinato de Manuel Buen-día, columnista de Excelsior, y en el sexenio de Salinas ha-

bía crecido el narco y había es-tallado el colapso de 1994.

Pero más que temáticas es-candalosas, Federico buscó en su

columna darle profundidad al análi-sis de la mentalidad criminal y el trata-

miento literario. Su libro de cabecera era Po-lítica y delito, de Enzensberger, donde el ensayista

alemán profundizaba en las relaciones de poder detrás de la criminalidad, usando, inclusive, algunos casos es-pecíficos, entre ellos el de Al Capone. Para Federico, el crimen tenía contexto social y por tanto, vía el modelo de la polis griega, político y de poder.

La columna “Mascara Negra”, como se aprecia en el libro, va mostrando la evolución de un observador: su descubrimiento de Sciascia, su conocimiento paulatino de la mafia y sus métodos de poder y de representación social y política, la irrupción del narcotráfico, la crimi-nalidad del poder y, hasta 1994, el asesinato de Luis Donaldo Colosio. De modo inevitable pasó a la revisión de las élites políticas mexicanas y puso a Carlos Hank González en su obturador político como representante de la clase política organizada en mafias de poder.

Su novela Pretexta es una exploración del lado oscuro del poder político mexicano: los servicios po-liciacos —que no de inteligencia— en su vertiente de clandestinidad; recuerdo haber hablado con él de las intercepciones policíacas y en una reunión de El Mo-llete Marín nos platicó sus conversaciones con un ex agente de las Federal de Seguridad que le reveló los mecanismos de intercepciones telefónicas. La novela trata de un periodista que es contratado para escribir un libelo sobre un profesor universitario involucra-do en la disidencia, pero a partir del caso real de los libelos realizados en la Secretaría de Gobernación en 1968 contra Daniel Cosío Villegas y contra los líderes del movimiento estudiantil del 68.

Llegamos a platicar de uno de los casos emble-máticos de esos escritores anónimos: el del filósofo muy reconocido Emilio Uranga, quien trabajaba para los servicios secretos de Gobernación y para trabajos oscuros de Luis Echeverría. Inclusive, le achacan la paternidad de algunos textos de libelo. Héctor Agui-lar Camín, en su novela La Guerra de Galio, describe un poco a Uranga. Creo que el caso de Uranga y el del juez de consigna Eduardo Ferrer McGregor, quien dictó sentencias absurdas a los líderes del 68.

La novela Pretexta tuvo buena aceptación aun-que no generó demasiadas repercusiones. Federico no quería crear falsas expectativas. Nos contó que

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le costó mucho trabajo el lenguaje her-mético que creaba atmósferas oscuras, aunque no tan sacudidoras como las de José Revueltas.

En las últimas columnas incluidas en Máscara Negra toca apenas el caso Co-losio. Como que Federico no estaba aún seguro de tener alguna idea concreta so-bre lo ocurrido y como que quiso usar el método Sciascia para analizar el asesinato del candidato presidencial del PRI. Dejó cuando menos algunas tenues ideas del caso en las columnas “El asesi-nato político” y la “criminalización del Estado”.

III

Dos autores obsesionaron personalmente a Fede-rico, uno de ellos por la amistad y el otro por su li-teratura: Rulfo y Sciascia. Federico conversó mucho tomando café con Rulfo y nos quedó debiendo un perfil humano del autor de Pedro Páramo. Federico nos contó aquel incidente de Rulfo con el ejército por una declaración que insinuaba criminalidad y luego se arrepintió. A Rulfo lo agobiaban con peticiones de de-claraciones políticas cuando él sólo escribía y leía; por eso lo hicieron hosco.

Sciascia (1921-1989) fue un autor italiano que transitó por tres temas literarios: la mafia, el sistema judicial y el Estado criminal. En reuniones de El Mo-llete Federico nos fue contando su acercamiento a Sciascia hasta la entrevista que tuvo con él en Palermo y luego la amistad hasta la muerte del italiano. El libro de Federico La memoria de Sciascia (1989) es apenas un acercamiento literario, humano y político a la per-sonalidad del autor de una buena gama de libros sobre el ambiente mafioso.

El libro de Federico revisa los principales libros de Sciascia, sobre todo Todo modo, El Contexto, El día de la lechuza, A cada cual lo suyo, Los apuñaladores y, entre muchos otros, La desaparición de Majorana. Sciascia desarrollo un estilo literario no sólo de investi-gación histórica y descripción de ambientes judiciales, sino que logró colocar opiniones sobre la descomposi-ción judicial de Italia y el ambiente de corrupción que permitió el surgimiento y consolidación de las mafias.

Uno de los temas que atrajo la atención de Federi-co fue el análisis que hizo Sciascia de las cartas de Aldo Moro, el líder de la democracia cristiana que había lo-grado un acuerdo con el Partido Comunista Italiano para compartir el poder ante la descomposición del Estadio. Varias veces primer ministro y hombre clave en la Democracia Cristiana, Moro fue secuestrado en

marzo de 1978 por el grupo Brigadas Rojas y apareció asesinado en septiembre en un punto simbólicamente equidistante entre la DC y el PCI. Si bien se lee la his-toria política de Italia, ahí comenzó el final del sistema político que hoy tiene a Italia en la descomposición total y que prohijó a Berlusconi.

El caso Moro aún no ha sido estudiado. El ambiente de Europa en 1978 estaba prefigurando el fin de la he-gemonía de los Estados Unidos. Henry Kissinger había salido ya del Departamento de Estado, la sordidez del

mundo Nixon había sucumbido ante Watergate, Jimmy Carter no podía administrar su política de derechos humanos y Ronald Re-agan se preparaba para tomar el poder y comenzar su acoso final contra la Unión Soviética.

El principal temor de los EU radicaba en la posibilidad de que los partidos comunistas llegaran al poder. En 1973 Nixon y Kis-singer había usado todo el poder del imperio para aplastar la expe-riencia democrática de Salvador Allende en Chile, aprovechando las limitaciones del propio go-bierno de Allen-

de. En Europa la izquierda había avan-zado con la muerte del franquismo en 1975 y el reconocimiento oficial del Partido Comunista de España en 1976 y la famosísima reunión de partidos comunista de occidente en España bajo el nombre de Eurocomunismo para decretar su independencia de la Unión Soviética y su aspiración de ga-nar el poder por la vía democrática.

Italia se había trabado. La DC ya no podía gobernar sola y el PCI ha-bía llegado a acumular un tercio del electorado, por lo que su ingreso al gobierno era inevitable, ante el horror de los EU. En este escenario se dio el secuestro de Moro, su asesinato y el mensaje de vio-lencia dejado. A lo largo de su secuestro, Moro fue es-cribiendo cartas que tuvieron muchas lecturas: desde las que buscaban claves de su localización, hasta el de-terioro político, moral y humano de un político frente al secuestro, pasando por la amenaza de la muerte en un ser humano.

Sciascia publicó un libro antes de terminar 1978, El caso Moro, en el que le dedicó buen espacio a las cartas del político. En su libro sobre Sciascia, Federico le de-dica un capítulo a desentrañar el misterio de las cartas de Moro a través del misterio de la lectura de Sciascia. En realidad, Sciascia no logra desentrañar ningún mis-terio, su libro trata de hacer una lectura literaria de las cartas y del caso mismo y no profundiza en la descom-posición del Estado y del sistema político. La impre-sión que queda del libro de Sciascia es que el escritor italiano no alcanzó a entender el secuestro y prefirió el enfoque tangencial en que la realidad se abandona a la literatura. Como personaje literario Moro es asumido por Sciascia como un títere del poder y al final el poder lo necesitaba muerto, no rescatado.

El enamoramiento literario de Federico por Sciascia cuaja en el libro La memoria de Sciascia, donde Cam-pbell va desmenuzando los personajes y las historias y encontrando las realidades ocultas en la literatura. A la distancia, se ve que Federico respetaba demasiado al italiano, por lo que lo dejo ir si haberlo exprimido; ciertamente que Sciascia ya estaba cansado y su razona-miento no quería ser profundo, pero de todos modos hay una percepción en Sciascia sobre el agotamiento del Estado frente al poder criminal de las mafias.

Federico fue más incisivo en sus conversaciones sobre Sciascia y el México criminal en proceso de descomposición que en los textos.

IV

La producción literaria de Campbell no siguió una trayecto-ria consistente. Luego de Pretexta —que merece una nueva fase de lectura—, se dedicó a algunos li-bros sobre periodismo tratando de construir un manual. La gran no-vela política del poder quedó apa-rentemente en su mente porque ni siquiera llegó a esbozarse en al-guna columna. Después de cerrar

el capítulo de Sciascia en 1989 con el libro, Federico quedó en una especie de limbo creativo, con énfasis en la recuperación del mundo familiar.

Su muerte fue sorpresiva. No se sabe de textos en preparación, aunque sus textos publicados merecen al-gunas rediciones. Queda, en todo caso, la esperanza de que en algún cajón haya más columnas sobre la crimi-nalidad del poder y ojalá que pueda existir el esbozo de alguna novela sobre el colapso de violencia del Estado. Federico tuvo un conocimiento profundo sobre esos só-tanos del crimen político, no tanto en casos concretos sino como mecanismos de dominación sistémica. Tam-bién había que rescatar aquellas columnas de “Máscara Negra” que no alcanzaron a incluirse en el libro y buscar en los cajones algo más sobre Sciascia.

Sciascia y Campbell en Racalmuto, Sicilia, 1985

Funeral de Federico Campbell

5El Mollete Literario15.03.2014

En este mes de marzo ofrecemos una sugerencia literaria y se trata del libro Tierras insólitas, un tex-to que nos promete la lectura de extraordinarias piezas de cuento fantástico.

En nuestras Ventanas de marzo, presentamos cuatro creaciones literarias en prosa: Minificciones de la crea-ción y la caída, parte II, de Julián Saldierna, La cigarra de Luis Cedeño. Finalmente cerramos nuestra partici-pación con dos bellos poemas: Me pierdo en la garganta del insomnio de Alejandro Martínez y El canto del sin-sonte de Luis Cedeño.

Esperamos que el viento de marzo lleve hasta sus oídos las Letras de Seshat para el deleite de su alma.

Karina Rodríguez.Coordinadora de las Letras de Seshat

Sugerencia LiterariaTierras insólitas. Antología de cuento fantástico. Se-lección y nota de Luis Jorge Boone. Editorial Almadía, México, 2013.

Ante la pugna sostenida entre críticos que discu-ten si la literatura mexicana es radicalmente de corte realista, resulta fundamental la aparición de Tierras insólitas. Antología de cuento fantástico como un mues-trario de la producción literaria en este género. Los relatos seleccionados por Luis Jorge Boone explotan las posibilidades que la literatura, en tanto constructo ficcional, provee para hacer mella en todas aquellas cosas que damos por sentado; los textos fungen como nuevas miradas a los objetos cotidianos que aparecen ante nosotros como por vez primera, sorprendiéndo-nos y transgrediendo nuestras expectativas. A partir de cuentos como “Enigmas sueltos” de Jorge F. Her-nández no sólo cuestionamos los límites de la realidad objetual sino las formas mismas de la literatura que a veces se disfraza de instructivo o inventario. Asimismo

vez que lo intentaba se le resbalaba de entre los dedos. El juego les gustaba, entonces se probaron y de sus risas nació el deseo y de su piel brotó un aroma a fruta recién cortada.

Julián Saldierna.©Todos los derechos reservados

Adán y Eva1

“En tus manos encomiendo mi espíritu”, y dicho esto expiró. Despertó recostado sobre el jardín: suspiró aliviado, sin costilla, pero con Eva a su lado.

2Despertó con un dolor en el costado y reco-

noció a Eva: ahora era Virgen y era su madre, ella estaba a los pies de la cruz.

Julián Saldierna.©Todos los derechos reservados

Las letras de SeshatCoordinadora: Karina Rodríguez

Jacopo Robusti Tintoretto, Adán y Eva

los lugares comunes del género como las apariciones, vampiros, fantasmas y experiencias sobrenaturales son reescritas por los autores en textos como: “La cosa del otro milenio” de Jesús de León, “Ojos de lagarto” de Bernardo Fernández BEF, “Atrapar una sombra” de Francisco José Amparán o “Mar de la tranquilidad, océano de las tormentas” de Bernardo Esquinca. El lector experimenta la satisfacción de encontrarse ante la disolución de los límites de lo real a partir de narra-ciones que tienen como centro lugares tan cotidianos como una tienda de videos, el parque de la colonia ha-bitado por skates o el departamento de un músico. El hecho fantástico o sobrenatural es explorado a través de las 17 historias antologadas en Tierras insólitas de múltiples maneras, logrando atrapar la atención de di-ferentes tipos de lectores en esta variedad de propues-tas. El mosaico de relatos seleccionados por Boone pone a prueba la vitalidad del género en nuestro país y en nuestra actualidad demostrando que la creación mexicana se desdobla magistralmente en las distintas vertientes de la literatura.

Ventanas de MarzoMinificciones de la creación y la caída

El árbol1

Ella se bañaba todos los días como si el mundo fuera a durar para siempre, hasta que un día el mundo se acabó. Y salió del baño y no vio a nadie, sólo el mundo ahí solito en toda su inmensidad y en todo su silencio. Preguntó por sus papás, pero nadie contestó y entonces dijo “qué bueno, así no tendré que ir a la escuela.” Un día de tanto acostumbrar-se a la soledad quiso sentirse más natural y se quitó la ropa, se subió a un árbol y se quedó dormida. Ese día llovió mucho. Soñó que era un fruto y que alguien la mordía, pero en lu-gar de sentir dolor, sintió cosquillas. Desper-tó con una sonrisa siendo pecado, y la vida empezó de nuevo.

2El hombre fue creado entristecido. Algo le

hacía falta, pero no era hambre, ni sed, ni can-sancio. Un día cuando despertó con un dolor en el costado vio una especie de mujer que subía a un árbol. Fue a atraparla, pero cada

6 El Mollete Literario 15.03.2014

El canto del sinsonte

Cantan los pájaros, cantan sin saber lo que can-tan: todo su entendimiento es su garganta.

Octavio Paz

Es un pájaro sin voz el sinsonte:cubre su silencio de canto ajeno.Tristes son las notas. El canto, ameno.Pero la mirada en el horizonte

delata la ausencia del pensamiento.Se queda en el oído el remanentey triste canto de consciencia ausenteque, por tanto, carece de cimiento.

Diría que es lamento su tonadapero le daría sentido al eco,ruido que en sí mismo no dice nada,

es repetición y sonido hueco.¡Vive la fama, artista acabada,y morirás por el afluente seco!

Luis R. Cedeño©Todos los derechos reservados

Dios1

Pedí y se me concedió. Ahora Dios está siempre conmigo. Cada noche veo un pedazo de Él, su rostro sin cuerpo, a los pies de mi cama. Está enojado conmigo. Tiene una corona de espinas y con su mandíbula parece masticar palabras que nunca entiendo. No le digo nada, porque ignora que está muerto y no quiero que se vaya.

2Es el séptimo día. Dios se lava las manos

en las aguas del jardín. “Algo debió ser fuente o río y no es ni siquiera pez”, piensa y cae el agua de una cascada, y allí están las manos de Dios. “Mis manos están muy sucias” dice, y se las lava. No desea mirar a nadie, no quiere sa-ber nada, está muy triste y solo.

Julián Saldierna.©Todos los derechos reservados

La cigarra

-Mira: se me ocurre una idea genial. Encon-trarlo es imposible, no hay halcón certero para esta garza. Canta por todas partes a un tiempo. Renunciemos a la cacería. Lo mejor que pode-mos hacer es participar en el concierto.

A. Reyes, "La casa del grillo".

Cicadidae, dejando de ser ninfa. Cicadidae, abriendo sus alas en la floresta. Cicadidae, en-tre los sueños de timbales. Cicadidae: Orfeo de los animales. Sales de la tierra sin más que tu música. Cicadidae: hemiptera insecta, mosca que dirige en las noches su orquesta.

Las noches de verano son tu reino, nacien-do al calor de Primavera. Extiende tus alas bajo el firmamento: vuela, pequeña pimienta.

Cicadidae, ¿qué cantas a tu pareja?Cicada barbara, mogannia caesar; cicada

obtusa, ollanta modesta. ¿Cuál de tus nombres es una puerta?

Quiero entenderte y leer en tu canto y ha-blar de las sombras de tus quebrantos. Siento tu pena, tu triste llanto, pero ¿qué dices en tus arrebatos?

Chremistica ochracea, dame tu diccionario.Guardo silencio y oigo agazapado, sigo tu

huella y te busco con el ojo y la mano. No te amenace mi intento frustrado.

Hyantia honesta, busco tu secreto. Cuando suenan tus timbales y la orquesta se la lleva el viento, ¿qué es tan importante como para dejar la vida en ello?

Luis R. Cedeño©Todos los derechos reservados

Me pierdo en la garganta del insomnio

Me pierdo entre la garganta del insomnioen la noche que levanta siglos. Mi temorde cuerpo dividido en sombras;los muros, mi voz: los cristales.Mi descuido de no saber lo que pasa.

Sólo entiendo tus labios, desnudos, concretossobre la insalvable isla de los míos;sólo entiendo tu carne, tus manos, la nochetodo lo que salva a mi muertede morir fuera, distante,afuera de todas las fronteras de tu carne.

Se derrumba mi cuerpo sobre la noche;mi insomnio se sabe en otros ojos, otra boca.No hay nombres, idiomas, alfabetos,y lo que no es tiempo es conjuro,es mundo; entiendo, son labios:todo lo que salva a mi muertede morir fuera, distante, muy afuera de todas las fronteras de tu carne.

Alejandro Martínez.©Todos los derechos reservados

7El Mollete Literario15.03.2014

Como toque de clarín que despierta la mañana, el alboroto de los pájaros

en los añosos árboles del zócalo, alerta la histórica ciudad

de Puebla. Una nueva jornada comienza: Las sonoras campanas de Catedral anuncian la primera misa.

La magna obra de la Catedral suspendida hacia 1634 hubo de esperar la llegada del Obispo Juan de Palafox y Mendoza a la Angelópolis, para su conclu-sión, pues hasta entonces, edificada hasta la mitad de sus pilares, no tenía techos ni arcos, ni bóvedas y se había convertido en tenebroso refugio de prófugos e indigentes. La imponente ceremonia de su consagra-ción se llevó a cabo el domingo 18 de abril de 1649 entre rituales de exorcismos y cánticos de alabanza al Señor. Ahora es ya el refugio seguro para sus fieles que acuden a sus devociones tras las lujosas herrerías donde sus ángeles posaron con increíble levedad sus plantas, resguardando la histórica Catedral

La actividad comienza y se escuchan las podadoras en los jardines, el chirrido de la franela que acompaña la inagotable charla del bolero, los pregones de dulce-ros y periodiqueros que enarbolan entre las mesas de los portales las noticias del día opacando el rumor de las cafeterías. Incansable comienza a cobrar vida el es-cenario del eterno teatro que presencia como cambian los afanes, las modas y los actores, pero no la vida.

Nadie se acuerda ya que el zócalo frente al que desa-yunan, fue alguna vez el espacio público donde se im-partía la justicia. Y que allí, las autoridades coloniales llegaron a ejecutar a los infractores de sus leyes, siendo al mismo tiempo al paso de los años, foro de fiestas, funcio-nes de teatro, autos religiosos y hasta corridas de toros.

El portal más antiguo de Puebla es el que se conocía como Portal de la Audiencia y data de los primeros años de la fundación de la ciudad. Era allí donde residían los principales centros del poder, como El Cabildo, La Au-diencia Pública y la cárcel. El callejón de la Alhóndiga divide en dos secciones el portal sin que se pierda su ar-monía. El bullicio de este Portal aumenta en la medida en que la luz del día enciende el verde de los toldos decimo-nónicos en los balcones del edificio porfiriano del Ayun-tamiento. La indispensable marimba inicia los acordes del vals “Alejandra”. Es entonces cuando no es posible contener la imaginación, al ver las mesas ocupadas por grupos de personas correctas y serias que charlan con discreción. ¿Serán los muy conocidos mercaderes de an-tigüedades que cierran tratos entre sorbo y sorbo de café?

A nadie extraña su presencia. Las antigüedades de Puebla han cobrado fama en su concurrido “Callejón de los Sapos”. Es casi un paseo por los pasillos de un museo donde veremos desde tinteros, relojes de bol-sillo, cajas de medicamentos del siglo XIX, tejidos, ta-pices y alguna imagen que despierta la imaginación al pensar que tal vez fue desprendida de las manos rígidas de su dueña. Emociona pensar que aquéllos pobres objetos tan venerados, salieron de la obscuri-dad de sus roperos donde reposaron olvidados tantos años, para ir a parar en un puesto del Callejón de los Sapos, bajo la infamante etiqueta de su precio.

Sorteando las mesas en el Portal de Iturbide –an-tiguamente de Borja- sobre la Ave. 16 de Septiembre, Doña Mari ofrece sus billetes de Lotería diciendo entre dientes sus parabienes que ya nadie escucha “este es el número de la suerte, no lo deje pasar jefecito”-. Así mis-mo, por unas monedas vuelve a relatar la historia de uno de los sitios turísticos de la ciudad, en la que su viejo trabaja de velador “La Casa del que mató al animal”. Su voz adopta el tono misterioso de todo buen narrador: “Dice la gente que en esa casa vivió un valiente hombre en tiempos de la colonia. Fue el único que se animó a dar muerte a una serpiente maligna que atacaba de pronto en las casas más inesperadas. Salía de un ropero o de una alacena o se escondía entre los árboles de las huertas. Por eso, si se fija “usté” en los lados de la puerta de la fachada, se ven figuras de perros de caza y el rostro del hombre que salvó a la ciudad de ese ente maligno”.

Los cronistas validan esta vieja leyenda basándose en que tal vez se trata del antiguo culto a Quetzatcoatl, al que eran muy apegados los indígenas del valle poblano tlaxcalteca cuando los españoles llegaron. Es también de tomarse en cuenta que Puebla fue levantada en el valle llamado de Cuetlaxcoapan “lugar de las víboras”. Así pues, como todo mito que se apoya en algo de verdad, no podemos dejar de temer que en las antiguas casas poblanas de altos techos tal vez se albergue el siseo inter-mitente de alguna serpiente que ha vuelto de su pasado.

Este Portal de Iturbide, guarda por cierto, el or-gullo de haber sido el sitio donde se establecieron los comercios de más alcurnia de la ciudad, así como la primera imprenta de Puebla.

Cruzando el zócalo, se encuentra el Portal de las Flo-res donde los floristas encontraron el frescor y la sombra benigna para sus flores y vegetales, impregnando sus pie-dras con el recuerdo de sus aromas y sus pregones. Con el tiempo cambió su nombre al de Portal de Morelos.

Emisarios del pasadoPor Los Portales de Puebla

Por Lucila Rivera de Blanco

Poco a poco se ha ido perdiendo la costumbre de las reuniones de la alta burguesía en este portal. Sus elegantes casonas dan al paseo Bravo -llamado así en honor a Nicolás Bravo, presidente de la república en 1839 y en 1846 defensor de Puebla y Veracruz contra la invasión norteamericana-.

Esta privilegiada colonia da al parque porfiriano que por las noches enciende sus faroles prestando singular nostalgia a la modernidad poblana que se ostenta en importantes comercios, bancos, casas de bolsa, cines, boutiques y restaurantes. Por las noches esta moderna zona residencial se olvida de las austeras tradiciones po-blanas para dejar que la resonante música de las disco-tecas ahuyente las historias alucinantes del pasado. Sin embargo, sobre la Ave. Juárez se asoman como tercos fantasmas algunos monumentos funerarios del vecino Panteón Francés. Estatuas que representan ángeles cus-todios perpetuados en el artístico mármol del Siglo XIX.

En los tres portales de Puebla, a pleno mediodía, aún entre el repiquetear de celulares, gente atareada frente agendas electrónicas Palm y turistas en shorts de mezclilla deshilachada, se escuchan los acordes de la marimba convocando a los espectros del pasado que merodean por doquier en las voces que recuerdan los remedios caseros, las monjas milagrosas y documentos jesuitas que se exhiben en los grandes museos.

Pasado y presente armonizan en hermanable sincre-tismo que vuelve los Portales de Puebla el lugar de los encuentros y de las historias que creímos olvidadas.

www.estadoyseguridadnacional.mx

8 El Mollete Literario 15.03.2014

“Hablamos del indio, lo medimos y lo juz-gamos, pero no nos sentimos ni medidos, ni

juzgados por él”. Luis Villoro. Los Grandes momentos del indigenismo en México.

E n teoría, Luis Villoro Toranzo (3/nov/1922-5/

mar/2014) fue un filósofo ejemplar. Para él, podría

decirse en pocas palabras, la filosofía es un acto reflexivo de la

realidad, de la integración de la racionalidad filosófica al proceso

de la praxis colectiva y discusión de nuestros asuntos como sociedad,

para encontrar soluciones a conceptos de, por ejemplo, la

violencia ideológica como síndrome de trascendencia histórica —“El

sentido de la historia”— en América.

El precepto anterior es una interpretación, ni más ni menos, de la “XI Tesis sobre Feuerbach” de Marx; es decir, una suerte de “utilidad práctica” y social de la racionalidad filosófica muy a la mexicana o latinoa-mericana. Como la “teoría de la praxis” de un contem-poráneo de Villoro también valioso e igual de origen español, Adolfo Sánchez Vásquez.

Una “razón”, la occidental que, sin embargo, aco-moda todo a su manera. Para no hablar del control social desde el poder, o la dominación por las elites económicas y políticas, que se impone por todos los medios como “racional”; al fin formas de ver el mundo

que justifican hasta lo injustificable. Un enfoque ideo-lógico, y “superpuesto”, de concebir la vida digamos de manera tangencial pero a la vez vigente.

Ejemplo de ello son las reflexiones destinadas a es-cudriñar el asunto “indígena”, o el “indigenismo” en sus orígenes tras la Conquista. Y luego hacia el final, pues Villoro —en vivo y a todo color, cuando— se acercó al zapatismo del EZLN y al Subcomandante Marcos. Una vida en círculo, tanto personal como colectiva.

No obstante —mal de casi todos— desoír al propio originario por la incomprensión de su concepción del mundo es un error de no pocos. En otras palabras, porque toda cosmovisión del pasado precuauhtémico se construye desde la mirada del “ajeno”, así sea el propio De las Casas, Clavijero o Teresa de Mier. Los Códices antiguos, sobrevivientes de la catástrofe des-tructora del europeo de estas tierras vírgenes, no pasan de suvenires de pared.

Crítica a la Justificación de la dominación

Por Salvador González Briceño

En la praxis, más allá de su conocidísima El pro-ceso ideológico de la revolución de independencia (1953), destaca su primera obra escrita para reflexionar sobre la filosofía de la realidad mexicana que brota desde las aportaciones del grupo Hiperión (al que pertenecieron personajes como Samuel Ramos y Leopoldo Zea y Emilio Uranga), con sus planteamientos en Los grandes momentos del indigenismo en México (1950) en donde toma distancia de éstos, por el enfoque histórico que dio a la interpretación de la realidad en un contexto mayor. La llamada alteridad indígena.

A José Portilla, Uranga y Ramos, por ejemplo, les criticó la visión empirista o psicológica por sólo des-cribir conductas aisladas, mientras que a otros como Antonio Caso y Vasconcelos les juzga los “proyectos ideológicos y culturales”, sin considerar la problemáti-ca del país o con una comprensión “de largo alcance de la realidad nacional”. (Ver: “México en el alma de Luis Villoro. La razón razonable, alternativa a la violencia ideológica”, de Teodoro Ramírez, Mario).

Es decir, toma distancia de todos, aún con sus aportaciones interesantes para una comprensión de la mexicanidad. Pero se distingue no tanto por la ra-zón “teórica” como “práctica” o praxis. De ahí que a su pregunta inicial en Los grandes momentos…: “¿Cuál es el ser del indio que se manifiesta en la conciencia mexicana?”, él resuelve: No es en sí mismo el “indio” sino lo que revelan los que del “indio” se ocupan. Sue-na a dialéctica, pero es otra de las características de su pensamiento.

Los zapatistas le dieron “esperanza” en una socie-dad “racional” sin violencia, sin dominación no ideo-logía. Con ellos se casó hasta el final de su vida. El cír-culo de vida/muerte que le tocó a Villoro. Su herencia será, por mucho tiempo, histórica y cultural nada fácil de superar.

Luis Villoro y Subcomandante Marcos

Luis Villoro

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9El Mollete Literario15.03.2014

Coordinador: Freddy Secundino S.

Terapia de grupo

Ángel Fuentes Balam (Yucatán, Méx.)

Había un monstruo (yo era el monstruo): su piel era color vómito de niño enfermo, pero su alma no tenía color. Unos pelambres oscuros de brea le salían de la redonda cabeza hinchada y roja; su cuerpo era gordo como el de un feroz manatí y del tamaño de un campo de exterminio. Sus manos tenían los dedos torcidos, recordaban a tubérculos agusanados. Su rostro no tenía carne, sus colmi-llos eran como un ciempiés temeroso, su nariz se reducía a dos fosas negras y desiguales y sus ojos no tenían estrellas, por supuesto.

Había también una muñeca (que más bien eras tú) que sí tenía estrellas en los ojos.

El monstruo ahuyentaba a todos, porque si no, pues no hubiera sido lo bastante bueno en su oficio. De los gritos del monstruo no salían (no podían salir) himnos, ofrendas o palabras bellas. La muñeca (tú eres la muñeca, ya lo dije) vino de muy lejos; nadie sabe cómo, porqué, ni cuándo, pero vino. De su lejana montaña bajó para abrazar en punto de cruz a la bestia fofa e insulsa. El engendro odiaba a todos. Lo corroían las más pusilánimes pasiones y sentires que pueblan el corazón de los vivos. Escupía víboras al hablar, sudaba lágrimas de cocodrilo y su olor era como el de mil tumbas abiertas. Nadie se acercaba.

La muñeca no hizo nada (tú no hiciste nada), solamente se sentó a observar el largo hocico del cerdón. Le miró luego a los discos de los ojos, unas obleas amarillentas y sangrantes. La muñeca tenía unos botones fulgurosos por pupilas. Se miraron un largo rato mientras las nubes hacían su éxodo infinito. Qué se dijeron, nadie lo sabe. Lo cierto es que ahora el monstruo tiene sumo cuidado para no aplastar con su cuerpo o sus gruñidos a la viajera diminuta. “Soy tan enorme ,que nadie me ha mira-do”, quizás le dijo a ella y pudo acurrucarse en sus bracitos de tela, como si fuera un huevo prehistóri-co que no quiere nacer.

NefelibatoYlla Kannter (Veracruz, Méx.)

Caballa

Pepe Caramelo se enamora de una chica peculiar. Es de hierro y lo espera todos los días y a toda hora en la esquina de Bucareli y Reforma. “Caballa”, le dice Pepe. No le importa su tez hepática ni su sonrisa chueca. Él la visita puntual a la media noche, cada lunes. Dice que así de rara la quiere mucho, aunque ella sea más alta que él y los besos no sean cosa fácil.

*Del libro Cuentos de Caramelo, inédito.

¿Quién es Pepe Caramelo?

Victoria Huila (México, DF)

El conductor del taxi sintonizó la radio y em-pezó a escucharse una canción. Ella sonrió. Sonó el teléfono celular y Ella volvió a sonreír. Alguien, al otro lado de la línea, escuchó la canción y son-rió también… Terminó la canción y la llamada, pero Ella no dejó de sonreír.

Viaje en taxi

Ildefonso García (México, DF)

La temporada de lluvias es algo maravilloso. Suele desatar reacciones encontradas. Los pe-queñuelos, al salir del colegio brincan de gusto en cada charco a su paso. Los jardineros no se preocupan más por el riego de los prados y plantas de ornato. Corres cuando comienza el chubasco para quitar la ropa del tendedero o porque no traes paraguas. Pero un gran charco a la orilla de la banqueta es de lo más atractivo para algunos automovilistas. Cuando los ven se lanzan a toda velocidad y más cuando cerca hay un peatón des-cuidado. El baño es inevitable y el coraje supremo. Eso mismo experimenté el día de ayer después de que un infeliz me bañó con agua callejera. Tal fue mi enojo, que busqué y encontré tres piedras de mediano tamaño y las coloqué dentro del charco. Al día siguiente no pude evitar una sonrisa de venganza consumada. Restos de tapones de llanta se podían ver en las inmediaciones del lugar.

Una piedra en el camino

José Manuel Ruiz Regil (México, DF)

Me alegra enormemente saber que tengo amigos; que existen por ahí otras personas que de vez en cuando piensan en otra persona que se parece a lo que ellos creen que yo soy. No sé si siempre coincida, pero cuando nos vemos trato de que sea verdad.

Me entusiasma hasta las lágrimas recordar ya no los chistes o las risas, o los desencuentros con Arturo, con Angie, con Héctor o Tessa, sino el milagro de que por un instante dos personas coincidan en una idea, reaccionen de manera similar, acuerden sólo con un gesto, pretendan que se entienden, cedan su espacio y su tiempo para inventar ese país que llamamos amistad. Y que yo sea uno de ellos.

Me encanta saber lo que les gusta y no. Y dar-me cuenta de que a veces ellos tampoco saben lo que a mí me gusta. Que nos esforcemos por creer que aquello que nos apasiona al otro también le apasiona, hasta que nos decimos adiós.

Que pasen días, semanas, meses, a veces años y no sepamos el uno del otro, pero confie-mos en que aún existe. Y que siempre existirá. Porque la muerte no triunfa sobre la memoria. Y el recuerdo es lo único que es, incluso, cuando estamos frente a frente.

Que esté cierto de que aún en mis peores momentos no estarán presentes, ni yo en los suyos. Porque los peores momentos son, en ver-dad, íntimos e incompartibles. Pero una vez que pasan ahí estaremos ávidos para oír la historia y tender la mano, y darnos un abrazo en nombre de toda la humanidad.

Soy rico, no me cabe duda. Porque los mejo-res bienes son aquellos que no se pueden tener, los que se apropian. Y la amistad es una divisa que no se devalúa con el tiempo. En cambio va a la alza, a pesar de la especulación del indivi-dualismo, el aumento del olvido y la traición o el desplome de la costumbre.

Soy rico

cuento

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PoesÍa

Coordinador: Freddy Secundino S.

La bella vozDesestabilización

Black mirror

La muchacha miraba las vísceras de la espumaYelenia Cuervo (México, DF)

Yo misma me desarmo y me invoco

salto tus muslos en el albor de sus extremos

me remonto sin leyes

para cruzar los ríos de tu espalda.

Tú me acostumbraste a la extrañeza.

Tú, en el instante, tú en el horizonte.

Tú en vertical empuñando tu arma.

Tendida me ahogo de juicios nuevamente

porque sé de lo infranqueable,

del pandemónium, de la serpiente y el mal.

Tiro mi puño en combate

mi diestra y mi siniestra en tu dorso

sin esperar respuesta.

Veo pasar lo irremediable:

Legiones de insectos en tu mirada.

Acaso,

“la permanente impermanencia de las cosas”,

la sombra y el conjuro,

todo el cielo formando grandes nubes.

EstíoArely Jiménez (México, DF)

Hay tardes de Mayo en las que espero que llueva.

Salgo con la tetera de peltre al patio.

El ocaso destella los cubiertos

de oro sobre los ladrillos.

Las tazas están junto a la puerta,

ya con azúcar, por si acaso.

Prendo una hoguera pequeña

para enviar registros de humo

a manotadas largas y cortas,

llamo a las nubes.

La niebla cubre mi rostro,

cicatrices transparentes se escurren

hasta trocarse en un borboteo metálico.

Créeme, es lento traer el agua desde el pecho,

quitarle lo rojo de la sangre

y lo negro de la tristeza.

Huele a tierra mojada.

Tu recuerdo siempre regresa

con el perfume de la humedad.

¿Manzanilla o azahar? ¿Qué prefieres?

Mejor un café para despertar de la melancolía

y amanecer en una esquina de la noche, mojada,

murmurando todavía tu nombre.

Del silencio que te habitaCynthia Pech (México, DF)

Habitante de tu cenote sagrado,

mundo sumergido al que nadie entra,

necesito el néctar de la palabra

para poder bordar la maleza de tus sobacos,

imaginar el paisaje desde la ventana,

luchar contra el esqueleto de arañas y olvido,

mover la piedra que aguarda esperanza,

percibir el olor de la tierra mojada

—que ven tus ojos claros como el fondo del río—

donde anidas los sueños,

bañas con tu brisa la melancolía,

y remojas los bordes apenas

del silencio que te habita.

*Del libro “La sangre apalabrada. Antología de poe-

sía”, Ed. La Tinta del Silencio, México 2013.

Iván Segura (México, DF)

Dame una posibilidad de escape

y la tomaré

Dame una oportunidad de fuga

y no lo dudaré

Dame una luz

en esta vida obscura

y yo me iluminaré

porque es tanta la desesperación

porque es tanta la locura

la cordura que me quema por dentro

que un poco de agua en el desierto

será suficiente para beber

saciará mi sed

y olvidaré lo que es cierto

creeré en fantasías

en días de 24 hrs sin jornada laboral

en el animal que llevamos dentro

corriendo libre por praderas

sin calles.

No calles

esto es un deseo de libertad

esto no es un sueño

es una exigencia

esto no es esperanza

es una revolución

esto es una insurrección

en contra del orden establecido

esto es la existencia

y la pienso vivir libre

Que un poco paz

no valga lo suficiente para dejar de levantar el puño

Dame una puerta

y Yo la abriré.

Lauri García Dueñas (El Salvador)

A Saúl Ibargoyen, mi maestro

La muchacha miraba las vísceras de la espuma

mientras la playa esplendía bajo el oscuro sol

tímida, metía los pies en la sal remota

deslizando con los dedos la luz que le cegaba.

Ante el frío del contacto con el agua, el estertor cesó.

Desmayada, la encontró un pescador

con el color blanco de la muerte en el rostro

con el corazón explotado de nostalgia

y en la mano, un pequeño manuscrito del adiós.

Su cuerpo delgado dejó una huella remota en la arena

pero nadie supo nunca el origen de tal explosión.

*FE DE ERRATAS: Por un error involuntario, en la anterior entrega de esta sección este poema apareció a renglón seguido. Esta es la versión original.

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Por El Bolillo Escéptico

Novedades literarias del mes

Breve Historia de Ruanda y Borundi: Desde la época colonial hasta los años noventa. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Serie Estudios Globales. México. 2013. 151 pp.

De Myrna Rodríguez Añuez, investigadora de la Facultad de Dere-cho y Ciencias Sociales de la BUAP. Un excelente estudio de la diná-mica histórica de Ruanda y Borundi desde la época anterior a la co-lonización por los alemanes y belgas llegando hasta los años noventa, en que estos países logran su independencia. Texto pensado para el público en general y para estudiantes interesados en los temas histó-ricos, sociales, culturales y políticos del continente africano.

La Nueva Democracia en América. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Juan Pablos Editor. Colección Teoría Política. México. 2013. 179 pp.

Del maestro César Cansino politólogo y filósofo de la Universidad Autónoma de México, en este libro hace una reseña de la historia reciente de los Estados Unidos, desde los ataques del 11 de septiem-bre de 2001, hasta llegar a la crisis global del capitalismo, la llegada de Barack Obama a la presidencia. En este texto el maestro Cansino, hace un estudio y reconocimiento de lo singular y original de la nueva democracia en América.

El Regreso del PRI y de Carlos Salinas de Gortari. Editorial Planeta. México. 2010. 276 pp.

Libro de Carlos Ramírez, maestro en Ciencias políticas y con una trayectoria de 43 años como columnista y analista político. En este libro el autor nos muestra una biografía política del PRI, y en la que da cuenta de los propósitos históricos de esté partido. Un libro polémico ya que el autor al escribir este texto en 2009, se adelantó a la llegada del PRI a la silla presidencial en 2012.

Teoría del Diseño Editorial Avanzado. Instituto de Investigaciones en Diseño Editorial Avanzado (IIDEA). México. 2014. 207 pp.

Del maestro de la UNAM y periodistas José Luis Rojas Ramírez, quién a lo largo de sus 40 años como editor, da vida a este libro actualizado sobre diseño editorial avanzado, que viene a llenar ese hueco existente en la bibliografía de México, para aquellos que quie-ren aprender de una forma práctica, ya sean estudiantes de Comu-nicación, Diseño Gráfico y demás carreras afines. Libro auxiliar para editores profesionales de los medios impresos en nuestro país.

De Largo Aliento. Periódico cultural mensual. Editor Magaña Reyes y Roura. México. 2014. 40 pp.

Nuevo periódico cultural que dirige el periodista Víctor Roura. En su editorial señala que se habla tanto de la cultura que nadie hace nada por ella. Porque lo que parece importar en este momento es el discurso, no las acciones. De ahí que Roura y un grupo de jóvenes, y no tan jóvenes periodistas culturales, decidieron editar De Largo Aliento, periódico mensual que saldrá el primer lunes de cada mes, con un regalo al lector de un poster a todo color, una litografía o fo-tografía coleccionable.

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