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La indiferencia religiosa * Con este artículo se da continuidad a la serie Laicidad y Laicismo, iniciada en Humanitas 34 y continuada en Humanitas 36. Ambos textos, al igual que el presente, corresponden a editoriales de la revista romana La Civilta Cattolica. «¿La religión? No me interesa». «No siento necesidad alguna de tener o profesar una religión». «¿El problema de Dios? Nunca me lo he planteado y de hecho no me lo planteo». «No estoy contra Dios ni contra la religión. Nada tengo contra quienes creen en una u otra religión. Cada uno es libre de creer lo que quiera. En cuanto a mí, estoy bien sin religión». «A mí nada me dice la religión. ¿Por qué debería interesarme en ella? ¿Y además para qué sirve?». He aquí algunas expresiones que se escuchan en boca de varias personas: son la señal de la indiferencia religiosa. Con estas palabras se expresa la actitud de quienes no ven ni sienten en Dios y la religión un «valor», es decir, algo digno de ser deseado y buscado, y que valga la pena comprometerse para tenerlo. Para la persona indiferente religiosamente, Dios y la religión no son una realidad de la cual uno deba preocuparse; son asuntos irrelevantes, sin importancia para la vida. En otras palabras, no son problemas «serios», «vitales» y por tanto importantes para la vida humana hasta el punto de no poder prescindir de su consideración. Para la indiferencia religiosa, Dios sencillamente ha «muerto», es decir, ha desaparecido del horizonte de una persona. En realidad, no está en tela de juicio su existencia o inexistencia, sino su «valor», o sea, su importancia en la vida del hombre. Dios también podría existir, pero nada significa para la existencia del hombre, que tranquilamente y sin traumas puede prescindir del mismo y vivir como si no existiera. La indiferencia religiosa implica por consiguiente una triple actitud: una actitud «mental» de desinterés y falta de atención en relación con el problema de Dios y la religión; una actitud «afectiva» de frialdad y alejamiento de Dios y la religión; una actitud «práctica», ni religiosa ni antirreligiosa, sino puramente a-religiosa, «vacía» de Dios, en el sentido de que toda problemática religiosa está ausente, ya que carece de valor para la existencia. Además de estar ausentes la interrogación y la búsqueda de Dios, hay una «insensibilidad» por todo cuanto atañe a Dios y la religión. En relación con el ateísmo, la indiferencia se sitúa más acá y más allá del mismo: más acá, en cuanto, mientras el ateísmo niega la existencia de Dios, la indiferencia religiosa no se pronuncia necesariamente sobre la existencia o inexistencia de Dios y puede llegar a admitir que existe Dios o un Ser Superior; más allá, en cuanto, mientras el ateo se 1 / 10

La Indiferencia Religiosa

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Teología

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La indiferencia religiosa * Con este artculo se da continuidad a la serie Laicidad y Laicismo, iniciada en Humanitas 34y continuada en Humanitas 36. Ambos textos, al igual que el presente, corresponden aeditoriales de la revista romana La Civilta Cattolica.

La religin? No me interesa. No siento necesidad alguna de tener o profesar una religin. El problema de Dios? Nunca me lo he planteado y de hecho no me lo planteo. No estoy contra Dios ni contra la religin. Nada tengo contra quienes creen en una u otra religin. Cada uno es libre de creer lo que quiera. En cuanto a m, estoy bien sin religin. A m nada me dice la religin. Por qu debera interesarme en ella? Y adems para qu sirve?. He aqu algunas expresiones que se escuchan en boca de varias personas: son la seal de la indiferencia religiosa. Con estas palabras se expresa la actitud de quienes no ven ni sienten en Dios y la religin un valor, es decir, algo digno de ser deseado y buscado, y que valga la pena comprometerse para tenerlo. Para la persona indiferente religiosamente, Dios y la religin no son una realidad de la cual uno deba preocuparse; son asuntos irrelevantes, sin importancia para la vida. En otras palabras, no son problemas serios, vitales y por tanto importantes para la vida humana hasta el punto de no poder prescindir de su consideracin. Para la indiferencia religiosa, Dios sencillamente ha muerto, es decir, ha desaparecido del horizonte de una persona. En realidad, no est en tela de juicio su existencia o inexistencia, sino su valor, o sea, su importancia en la vida del hombre. Dios tambin podra existir, pero nada significa para la existencia del hombre, que tranquilamente y sin traumas puede prescindir del mismo y vivir como si no existiera. La indiferencia religiosa implica por consiguiente una triple actitud: una actitud mental de desinters y falta de atencin en relacin con el problema de Dios y la religin; una actitud afectiva de frialdad y alejamiento de Dios y la religin; una actitud prctica, ni religiosa ni antirreligiosa, sino puramente a-religiosa, vaca de Dios, en el sentido de que toda problemtica religiosa est ausente, ya que carece de valor para la existencia. Adems de estar ausentes la interrogacin y la bsqueda de Dios, hay una insensibilidad por todo cuanto atae a Dios y la religin. En relacin con el atesmo, la indiferencia se sita ms ac y ms all del mismo: ms ac, en cuanto, mientras el atesmo niega la existencia de Dios, la indiferencia religiosa no se pronuncia necesariamente sobre la existencia oinexistencia de Dios y puede llegar a admitir que existe Dios o un Ser Superior; ms all, encuanto, mientras el ateo se 1 / 10La indiferencia religiosa plantea el problema de la existencia de Dios, aun cuando lo haga resolvindolo negativamente, la persona religiosamente indiferente niega la consistencia misma de dicho problema, considerando que no tiene sentido hablar de Dios. En realidad, la ausencia, el vaco, la falta de sentido de Dios son ms graves que su negacin, que a menudo es dolorosa y atormentada. En este sentido, la indiferencia religiosa es posreligiosa, a diferencia del atesmo, que permanece en el mbito de lo religioso, aun cuando lo haga negativamente. Desde este punto de vista, la indiferencia religiosa, precisamente en el sentido que acabamos de explicar, es un fenmeno nuevo en la historia humana. En el pasado, ser religioso, tener y practicar una religin era un hecho normal. No faltaban quienes no eran o no pretendan ser religiosos; pero ms que a-religiosos, eran antirreligiosos o mejor dicho irreligiosos, en cuanto consideraban a la religin irracional, malfica y daina para el hombre, alienante, fuente de fanatismo e intolerancia y causa de divisiones y guerras. As, tambin para ellos la religin era una realidad, aun cuando fuese para condenarla y combatirla. En la actualidad, la situacin es distinta en ciertos aspectos. Indudablemente hay muchas personas irreligiosas, en mayor o menor medida sumamente contrarias a la religin, personas que se han planteado o se plantean el problema religioso, si bien lo resuelven negativamente. La novedad actual es el fenmeno de los sin religin, el hecho por tanto de que muchos no se plantean el problema religioso ni advierten la necesidad o utilidad de planterselo. No se ocupan del mismo ni siquiera para combatirlo, y se sienten a sus anchas siendo sin religin. Este fenmeno va en aumento en el mundo de hoy y tiende a caracterizar de manera cada vez ms significativa la poca actual como no religiosa. * * * Al hablar de indiferencia religiosa, es necesario precisar algunas cosas. En primer lugar, el fenmeno de los sin religin es esencialmente occidental y se da en distintos grados en los pases europeos, en Amrica del Norte y Australia, pero en menor medida, aun cuando est aumentando, en el mundo islmico, en los pases mayoritariamente budistas e hinduistas y en los pases con formas de religiosidad animista. Ahora, en el mundo occidental, la indiferencia religiosa no se ha propagado de manera uniforme en todos los pases. As, en Europa es ms comn en los pases del norte que en los del sur, y est ms difundida en los pases ms industrializados que en los de menor desarrollo industrial. Por otra parte, dentro de cada pas la indiferencia religiosa est ms difundida en ciertas zonas, a menudo por motivos histricos, como, por ejemplo, la sumisin durante largo tiempo a influencias antirreligiosas o anticlericales. Lo que se puede afirmar con amplio margen de certeza es que en el mundo occidental la indiferencia religiosa va en aumento prcticamente en todas partes. En segundo lugar, la indiferencia religiosa no es un fenmeno unvoco 2 / 10La indiferencia religiosa y claramente delimitable, sino un fenmeno sumamente complejo, variable y con lmites bastante inestables. As, la indiferencia religiosa puede coexistir con un determinado inters religioso, y muchas personas se interesan en hechos religiosos y en la vida de la Iglesia, pero algunas de ellas por motivos de trabajo (pensemos en los periodistas y en los operadores de la televisin); otras por el peso poltico que pueden tener los hechos, pronunciamientos y sucesos eclesisticos; otras por curiosidad (pensemos en los debates televisivos sobre argumentos religiosos, que algunos espectadores ven como si se tratase de un match, para ver quin gana y quin pierde); otros porque simpatizan con algunos personajes religiosos, como el Padre Po o la Madre Teresa. Est claro, en todo caso, que todas estas personas se interesan en el hecho religioso, pero en general no tienen o pueden no tener un verdadero inters religioso, es decir, su inters religioso es superficial, no las toca por dentro, no tiene sentido para su vida interior. Ahora bien, la indiferencia religiosa puede coexistir con la prctica religiosa. En general, cuando la prctica religiosa es suficientemente buena y habitual, aun cuando no sea muy comprometida y con gran participacin, no se puede hablar de indiferencia religiosa; pero cuando es poco frecuente o est vinculada con determinados hechos de la vida por ejemplo, la participacin (por amistad o por obligaciones de parentesco) en ritos religiosos con ocasin de un matrimonio o un funeral, es posible que se lleve a cabo en un clima de indiferencia religiosa, aun cuando no sea total. En realidad, esto implica una gama de actitudes considerablemente amplia. As hay personas en las cuales el inters religioso no est enteramente ausente, pero ocupa un lugar bastante modesto, a veces mnimo: en su jerarqua de valores, Dios y la religin estn presentes, pero ocupan uno de los ltimos lugares, si no el ltimo. Hay personas que afirman creer en Dios (porque debe existir comoquiera un Ser Superior, Alguien o Algo!), pero esta creencia bastante vaga e incierta no tiene influjo alguno en la vida, y esas personas de hecho viven como si Dios no existiera. Por ltimo hay personas (es difcil decir si son pocas o muchas) en las cuales la problemtica religiosa est del todo ausente: por una parte, jams se preguntan en forma seria, religiosa (es decir, plantendose semejantes problemas como interrogantes vinculadas con la propia vida y el propio destino), por Dios, Jesucristo, la fe cristiana o la vida eterna despus de la muerte; por otra, no comprenden elsentido de todo esto ni advierten su necesidad, carecen de toda inquietud religiosa y viven bien y tranquilamente sin religin. sta es la forma ms total y el grado extremo de indiferencia religiosa. * * * Es importante tambin para caracterizarla de mejor manera destacar algunos aspectos de la indiferencia religiosa. En primer lugar, es 3 / 10La indiferencia religiosa un fenmeno masivo. Queremos decir con esta expresin que mientras en el atesmo y la irreligiosidad declarada y combativa se cuentan pocos individuos, la indiferencia religiosa, en sus diversas formas, abarca un gran nmero de personas. As, en Italia, de acuerdo con encuestas recientes, los ateos declarados representan 5 por ciento a 6 por ciento de la poblacin adulta y entre 8 por ciento y 10 por ciento de los jvenes; quienes practican semanal o mensualmente la religin representaran entre el 25 por ciento y el 30 por ciento; en cambio, las personas religiosamente indiferentes en distintos grados constituiran el 50 por ciento de la poblacin italiana o tal vez ms. En esta masa de indiferentes se encuentran en distinta medida quienes se dicen creyentes, pero no observantes y quienes consideran a la religin un hecho importante de la tradicin o algo que sirve para dar solemnidad a un evento. As, padres no creyentes y religiosamente indiferentes pueden pedir el bautismo para sus hijos por respeto a la tradicin o para no crearles condiciones de incomodidad en relacin con sus compaeros bautizados; o esposos no creyentes pueden pedir el matrimonio religioso para satisfacer a sus padres o porque el matrimonio por la iglesia otorga brillo y solemnidad a la celebracin de las bodas. En segundo lugar, se puede advertir que se llega a ser religiosamente indiferente de manera silenciosa y sin traumas, sin siquiera percatarse de que Dios ha desaparecido de la propia vida; o advirtiendo en un momento que Dios ha muerto en la propia existencia, pero sin saber cmo ni por qu y sin inters alguno en saberlo. Qu ha ocurrido realmente? Se cae en la indiferencia religiosa por un proceso de sofocamiento y expulsin, ante todo de sofocamiento: por una parte, los valores a los cuales se aspira en la propia vida, como la bsqueda del dinero, el poder, el xito a toda costa y todas las formas de bienestar fsico y psquico; y por otra, las preocupaciones por la familia, el puesto de trabajo siempre en peligro y la carrera ocupan de tal manera la mente y el corazn como para sofocar toda aspiracin espiritual y religiosa, que sta se apaga lentamente al no ser cultivada, sino ms bien coartada y abandonada. Adems, de expulsin: los valores a los cuales se aspira son tan contradictorios con los valores religiosos y una visin religiosa y cristiana de la vida que no pueden coexistir, de manera que estos ltimos son expulsados con distintos grados de rapidez. Est claro, por ejemplo, que aquel que hace del dinero, el poder o el placer el fin supremo y ltimo de su vida, subordinndolo todo a su logro, se encuentra en contradiccin tan grande con los valores religiosos que necesariamente termina por expulsarlos de su espritu. Por este motivo, Jess nos advirti que no se puede servir a Dios y al Dinero sin odiar a uno y amar al otro (Mt 6, 24), y nos advirti tambin que la semilla de la Palabra de Dios se ahoga al aumentar las preocupaciones de esta vida y los encantos de la riqueza (Mt 13, 22). 4 / 10La indiferencia religiosa * * * Cules son las causas del nacimiento y crecimiento de la indiferencia religiosa en el mundo occidental? Histricamente, se puede observar que la indiferencia religiosa es un fenmeno que se desarrolla simultneamente con la modernidad. De hecho, el nacimiento y desarrollo del mundo moderno estn marcados tambin por las etapas de la lenta, pero progresiva, expansin de la indiferencia religiosa. Han ejercido especial influjo en sta los fenmenos tpicamente modernos de la industrializacin y la urbanizacin, con el nacimiento de grandes centros industriales e inmensas metrpolis, formados por personas erradicadas de sus regiones y su propia cultura, incluyendo lo religioso, e inmersas en las culturas urbanas, cada vez ms secularizadas y religiosamentevacas. Este fenmeno se verifica ante nuestra vista: mientras ms moderno, civil y adelantado llega a ser un pas y en mayor medida aumenta en el mismo el nivel de bienestar, tanto ms se expande la indiferencia religiosa. Esto no significa, en todo caso, que la modernidad sea la causa de la indiferencia religiosa. sta constituye ms bien el ambiente adecuado para el nacimiento y desarrollo de la indiferencia religiosa, pero no es la causa propiamente tal. De hecho, la indiferencia religiosa es un fenmeno nuevo en cuanto a su amplitud, es decir, por su carcter masivo; pero hace ya casi dos siglos, en 1817, H.-F.-R. de Lamennais (1782- 1854), un sacerdote francs, publicaba un Essai sur lindiffrence en matire de religion, en el cual denunciaba el letargo y la indolencia (insouciance) de Europa en materia de religin, la ignorancia sistemtica y un sueo voluntario del alma, retomando una expresin de B. Pascal: La indiferencia de la religin. En realidad, el fenmeno de la indiferencia religiosa tiene sus races en los siglos XVII y XVIII: la Guerra de los Treinta Aos (1618-48), que tuvo lugar por motivos de predominio poltico entre las naciones catlicas y las protestantes, constituy un grave golpe para la religin, hacindola pasar por promotora de una guerra atroz, que ensangrent a Europa; el Iluminismo del siglo XVIII lanz un ataque frontal a la religin cristiana, declarando por una parte que la nica fuente de conocimiento y el nico criterio de verdad es la razn humana (racionalismo), y por otra que no existen realidades espirituales, como Dios, el alma o la vida despus de la muerte (materialismo). Sobre la base de estos dos principios, el cristianismo es declarado irracional, mtico, legendario y enemigo de la ciencia y el progreso: por eso es perjudicial para el hombre, ya que humilla a la razn, impide el progreso y crea en l la conciencia infeliz, con su idea del pecado y la amenaza del infierno eterno, y por ltimo obstaculiza la libertad, imponindole la ley de Dios, es decir, una ley que viene de fuera del hombre y de un Poder opresivo. As, para el Iluminismo, la religin cristiana, por una parte, es intil para la vida moral (P. Bayle), ya que nicamente los ateos son los individuos verdaderamente honestos (barn de Holbach), y 5 / 10La indiferencia religiosa por otra es positivamente daina y malfica (C. S. Helvtius). Esta visin negativa del cristianismo se refuerza y profundiza en el siglo XIX, con G. W. F. Hegel, L. Feuerbach, K. Marx, A. Comte, F. Nietzsche y E. H. Haeckel, y en el siglo XX con N. Lenin y el comunismo, A. Hitler y el nacionalsocialismo y una mirada de pensadores sumamente antirreligiosos y anticristianos, como J.-P. Sartre, y hombres de ciencia agnsticos y materialistas, como S. Freud, inventor del psicoanlisis. Esta lucha contra el cristianismo no fue puramente intelectual, sino tambin poltica: pensemos, en Francia, en la lacit (laicismo) de la Tercera Repblica, que condujo a las leyes de clara separacin entre la Iglesia y el Estado; en Alemania, en el Kulturkampf bismarkiano contra la Iglesia catlica y sus instituciones; en Italia, en el anticlericalismo del Risorgimento (N.del E.: movimiento en pro de la unidad italiana). Ese enfrentamiento poltico-religioso provoc tambin un alejamiento, intelectual inicialmente y luego afectivo, de la religin cristiana, considerada como un cmulo de mitos y leyendas, dogmas irracionales y ritos mgicos y supersticiosos; visualizada sobre todo como una limitacin de la libertad humana mediante la imposicin de leyes y preceptos contrarios a las exigencias ms naturales del hombre y perjudiciales para el desarrollo de la personalidad humana. Se present a Dios como enemigo del hombre y a la religin cristiana como impedimento para el pleno desarrollo de la persona humana y obstculo para su felicidad, debido al rigor irracional de sus leyes morales. * * * En este clima de alejamiento de la religin, naci y se desarroll hasta llegar a ser predominante en nuestra poca la ideologa del bienestar, es decir, la ideologa segn la cual el objetivo de la vida humana es alcanzar el mayor grado posible de bienestar, tanto fsico como psquico y espiritual. Es parte del bienestar ante todo la buena salud del cuerpo, el cuidado para mantenerlo fuerte, bello y joven, y luego el hecho de evitar todo sufrimiento, hasta el ms pequeo, y por tanto evitar todo lo que en alguna medida pueda ser causa de sufrimiento e incomodidad, todo cuanto impida ser feliz, sentirse satisfecho. Tambin es parte del bienestar la posibilidad de gozar de todas las cosas agradables que ofrece el desarrollo tecnolgico y satisfacer todos los propios deseos y exigencias. En realidad, los partidarios de la ideologa del bienestar ven en la religin cristiana y sus preceptos morales un obstculo para alcanzar la plenitud de la felicidad humana, ya que en el terreno de la moral impone sacrificios y renuncias insoportables. Por esos motivos, la ideologa del bienestar no se ocupa del catolicismo. Puede mostrar, en cambio, inters por una religin como el budismo, cuya prctica ayuda a eliminar todo tipo de sufrimiento y da alegra y serenidad aun en medio de las ms graves tribulaciones de la vida, o interesarse en la religiosidad dulce y tranquilizadora del New Age 6 / 10La indiferencia religiosa y en las formas de religiosidad oriental que conducen al bienestar espiritual y aumentan los poderes del hombre, despertando las potencias ocultas en l, como, por ejemplo, la Meditacin trascendental y el tantrismo. * * * As, la causa principal de la indiferencia religiosa es el triunfo en el mundo actual de la ideologa materialista del bienestar como fin en s mismo, que ha conducido a un desenfrenado consumismo y ha eliminado todo anhelo religioso, encerrando a las personas en una bsqueda afanosa del bienestar material, convertido en el objetivo principal de la vida. La religin ha sido en primer lugar combatida y luego excluida de la vida por considerarse intil para lograr el bienestar y ms bien contraria al mismo. Esto ha conducido a muchas personas de nuestra poca a una especie de destierro de la religin en primer lugar, y luego a olvidarla. El hecho de atribuirse a la existencia un carcter puramente mundano, con lo cual slo tienen importancia la vida en el presente y la felicidad en este mundo, ha tenido como consecuencias necesarias el desinters y la indiferencia ante la religin. Dios ha llegado a ser intil e insignificante, desapareciendo del horizonte de la vida, pero silenciosamente, sin advertirse su muerte. Es esencial sealar que la ideologa del bienestar, adoptada por la sociedad moderna, en gran medida secularista, no slo es propuesta por la misma, sino tambin en cierto grado impuesta con todos los medios de persuasin de que dispone, especialmente los instrumentos de comunicacin social, que por una parte presentan una visin de la vida en la cual la dimensin religiosa suele estar ausente, cuando no es abiertamente criticada y enfocada negativamente, y por otra ofrecen amplio espacio a la publicidad, cuyo nico objetivo es exaltar los bienes de consumo de todo tipo y tratar de convencer a quienes ven y escuchan que si se desea la felicidad y el xito en la vida, es preciso adquirir esos bienes. Esta presin a favor de un consumismo desenfrenado se ejerce sobre la gente a partir de la ms tierna edad de manera constante, profundamente invasora y psicolgicamente constrictiva, de tal manera que para muchas personas es casi imposible sustraerse a su influjo. No es en absoluto sorprendente, entonces, que la mente y el corazn estn preocupados de poseer la mayor cantidad posible de bienes con el fin de aumentar el propio grado de bienestar y felicidad y no tengan inters alguno en Dios y la religin. As, la sed de bienestar cada vez mayor apaga de manera lenta e insensible la sed de Dios, es decir, el anhelo de una Realidad ms elevada y ms grande que los bienes de este mundo, anhelo existente en todo ser humano tan pronto como adquiere madurez como tal y es capaz de reflexionar sobre el sentido de la vida y por tanto comprender y sentir cules son las cosas que realmente tienen valor en la propia existencia. Esto puede ocurrir nicamente en un clima de silencio interior. 7 / 10La indiferencia religiosa Con todo, la forma en que se desarrolla la vida moderna no permite salvo con extrema dificultad llevar a cabo una reflexin de este tipo: la prisa con que tododebe hacerse; la bulla y los rumores, que no dan descanso ni de da ni de noche; las mil cosas, todas urgentes, que es preciso hacer cada da; la radio, la televisin y los dems medios de comunicacin, que jams dejan de retener la atencin con abundantes noticias, crean un clima que hace imposible entrar en uno mismo y reflexionar sobre el sentido de la vida y sus grandes problemas: quin soy?, por qu vivo?, de dnde vengo?, adnde voy?, termina todo con la muerte o hay una vida despus de la muerte? En realidad, viviendo en semejante clima, toda reflexin sobre el sentido de la vida y por consiguiente sobre la religin desaparece o mejor dicho parece desprovista de sentido e inters. * * * He aqu, entonces, la interrogante dramtica de fondo: qu se puede hacer para combatir la propagacin de la indiferencia religiosa? Se trata ante todo de despertar el hambre y la sed de Dios latentes en el corazn de todos los hombres, pero sofocadas por la afanosa bsqueda de bienestar. Para llegar a este despertar, el camino es sumamente largo y accidentado. El punto de partida puede ser la inquietud e insatisfaccin presentes en el interior de cada uno, que muestran cmo los bienes de este mundo el dinero, el poder, el xito, el placer en todas sus formas no satisfacen el hambre y la sed de felicidad que prometen satisfacer. Tambin el hombre que ha alcanzado en su vida las ms elevadas metas experimenta profunda insatisfaccin y amargura. Es curioso ver hoy da a todos los poderosos y realizados con una esplndida sonrisa de satisfaccin cuando aparecen en la televisin; pero a menudo es una mscara tras la cual se oculta el dolor de vivir que cada uno lleva en su interior. Tal vez de este modo se explica el hecho bastante extrao de que el mundo occidental jams ha gozado de tanto bienestar, con tan extraordinaria abundancia de bienes, y sin embargo no es un mundo satisfecho y feliz. Es todo lo contrario. Se observa, de hecho, en la sociedad occidental un profundo descontento, que a veces llega a la desesperacin, y una sensacin de amargura que puede conducir a la depresin y el suicidio, hasta el punto que en vez de sociedad del bienestar hay quienes califican la sociedad actual como sociedad del malestar. Puede parecer extrao, pero esta sensacin de malestar es experimentada actualmente en particular por los jvenes, algunos de los cuales llegan a quitarse la vida o ponerse en situaciones de grave peligro para su existencia o la de los dems, no respetando, por ejemplo, las normas del trnsito. En una sociedad que de nada los hace carecer, son seales de malestar juvenil la adopcin del consumo de drogas que queman el cerebro, como el ectasy, o grandes dosis de vino y licores, la desercin escolar o laboral y el hecho de frecuentar las discotecas durante muchas horas hasta llegar al aturdimiento. 8 / 10La indiferencia religiosa Esta sensacin de malestar revela la existencia de una aspiracin a la felicidad que ninguna realidad terrenal y mundana puede colmar, por satisfactoria y humanamente apreciable que sea. Y en este punto encuentra su lugar el discurso cristiano, como respuesta al malestar humano, que de alguna manera est presente en cada hombre aun cuando no tenga plena conciencia del mismo. En realidad, el cristianismo se interpreta de manera enteramente errnea cuando se presenta como ocurre desde hace algunos siglos y aun en la actualidad como la religin de los misterios increbles, por ser irracionales y absurdos, y los preceptos morales inhumanos que pueden hacer profundamente infeliz la vida de los hombres. As, en el siglo XVII, Spinoza (1632-77) define el cristianismo como torva et tristis superstitio. En realidad, el Dios cristiano es el Dios que ha enviado al mundo a Jess, su Hijo, para traer a los hombres el Evangelio, es decir, anunciar que el reino de Dios reino de alegra y paz est cerca, es decir, comienza a realizarse en la historia humana en la persona y la obra de Jess. De hecho, la salvacin que Jess trae a los hombres no es pura- mente eterna,despus de la muerte, sino tambin temporal, como lo muestra el hecho de que l, con sus milagros, sana a las personas de la enfermedad y las libera de la esclavitud de las fuerzas demonacas, y devuelve la vida a los muertos. El cristianismo es la religin de la vida y la felicidad porque, por una parte, las verdades misteriosas que proclama iluminan, adems del misterio de Dios, el misterio que cada hombre es para s mismo, y por consiguiente iluminan el camino de la vida, tan a menudo oscuro y aparentemente sin sentido, y por otra el objetivo de los preceptos morales cristianos no es coartar la libertad humana y poner sobre la espalda de los hombres pesos insoportables que los hacen ser infelices, sino, por el contrario, sealar el camino justo para llevar una vida sana y feliz. Por ltimo, el cristianismo, teniendo como centro a la persona de Cristo crucificado y resucitado, ayuda al hombre a resolver los angustiosos problemas del sufrimiento y la muerte, que inevitablemente lo afectan por ms que se esfuerce por evitar el dolor y prolongar la vida. * * * Sin embargo, para que una persona religiosamente indiferente pueda percibir el cristianismo como fuente de felicidad y alegra y como solucin de los grandes y tormentosos problemas vinculados con el sentido de la vida, el sufrimiento y la muerte que se plantea en ciertos momentos de su existencia, es necesario que se libere del racionalismo y el materialismo y se abra al misterio. Por este motivo, la evangelizacin, como primer paso para la aceptacin del don de la fe, debe predisponer a las personas alejadas del cristianismo al sentido del misterio, valindose tambin de realidades ricas en simbolismo religioso, como el arte y la msica. No obstante, es difcil llevar a cabo en soledad este lento y fatigoso 9 / 10La indiferencia religiosa caminar hacia el misterio de Dios. Es ms fcil ms natural, podramos decir hacerlo en grupo. Lo demuestra el hecho de que actualmente muchas personas alejadas de Dios y la religin encuentran o reencuentran la fe y la prctica cristiana y los Movimientos de la Iglesia y otras formas de agrupacin cristiana que proponen intensas experiencias comunitarias de reflexin y oracin. En el mundo actual, lo que realmente cuenta para un encuentro con Dios es la capacidad de entrar en uno mismo para reflexionar sobre el sentido de la vida y los valores que la hacen digna de ser vivida. nicamente por esta va por gracia del Espritu siempre presente avivando el corazn de todo ser humano puede el hombre salir de la indiferencia religiosa y experimentar que no est hecho para las realidades de este mundo, siempre pasajeras y engaosas, sino para Dios, solamente en el cual su corazn inquieto puede encontrar el reposo y la felicidad a las cuales aspira.

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