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Vol. 28, No. 96 (2007) 119 Entregado: 13 de mayo de 2007 Aprobado: 25 de mayo de 2007 LA HISTORIA DE LA LITERATURA DE LA NUEVA GRANADA: EXPRESIÓN DEL CANON CONSERVADOR Diana Paola Guzman' Universidad Santo Tomás Resumen En Colombia, el siglo XIX se fue consolidando como el escenario propicio para generar una serie de debates entre diferentes corrientes ideológicas, importadas de Europa, tales como el utilitarismo ingles y el tradicionalismo español. Dichos movimientos fue- ron, en realidad, los encargados de definir y determinar los lineamientos estéticos y políticos de la nación. El pensamiento conservador tomó como referencia a la literatura para exponer su proyecto ideológico; por tal razón, las historias de la literatura colom- biana escritas en esta centuria se definieron por construir un relato de nación que defendiera de manera fiontal el lazo histórico, lingüístico y religioso con España. La presencia de la ilustración ibérica en las figuras de los filósofos católicos, marcó un derrotero definitivo en la concepción de literatura e historia. Palabras Clave Tradición, lengua, neoclasicismo, gramática. Abstract The 19th century was the best scenario -for Colombia, to motivate several debates between diverse ideological trends; some of these lines of thought were imported from Doctoranda en Literatura de la Universidad de Antioquia, Magister en Literatura Hispanoamerícana del Instituto Caro y Cuervo, Profesional en Estudios Literaríos de la Pontificia Universidad Javeriana. Actualmente, se desempeña como directora del proyecto SIFCO (Sistema de Información de la Filosofía Colombiana) auspiciado por la Universidad Santo Tomás. Es docente de la Pontificia Universidad Javeriana, en el programa de estudios literarios.

LA HISTORIA DE LA LITERATURA EN LA NUEVA GRANADA EXPRESIÓN DEL CANON CONSERVADOR

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Vol. 28, No. 96 (2007) 119

Entregado: 13 de mayo de 2007

Aprobado: 25 de mayo de 2007

LA HISTORIA DE LA LITERATURA DELA NUEVA GRANADA: EXPRESIÓN

DEL CANON CONSERVADORDiana Paola Guzman'

Universidad Santo Tomás

Resumen

En Colombia, el siglo XIX se fue consolidando como el escenario propicio para generaruna serie de debates entre diferentes corrientes ideológicas, importadas de Europa,tales como el utilitarismo ingles y el tradicionalismo español. Dichos movimientos fue-ron, en realidad, los encargados de definir y determinar los lineamientos estéticos ypolíticos de la nación. El pensamiento conservador tomó como referencia a la literaturapara exponer su proyecto ideológico; por tal razón, las historias de la literatura colom-biana escritas en esta centuria se definieron por construir un relato de nación quedefendiera de manera fiontal el lazo histórico, lingüístico y religioso con España. Lapresencia de la ilustración ibérica en las figuras de los filósofos católicos, marcó underrotero definitivo en la concepción de literatura e historia.

Palabras Clave

Tradición, lengua, neoclasicismo, gramática.

Abstract

The 19th century was the best scenario -for Colombia, to motivate several debatesbetween diverse ideological trends; some of these lines of thought were imported from

Doctoranda en Literatura de la Universidad de Antioquia, Magister en Literatura Hispanoamerícana delInstituto Caro y Cuervo, Profesional en Estudios Literaríos de la Pontificia Universidad Javeriana.Actualmente, se desempeña como directora del proyecto SIFCO (Sistema de Información de la FilosofíaColombiana) auspiciado por la Universidad Santo Tomás. Es docente de la Pontificia Universidad Javeriana,en el programa de estudios literarios.

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Europe, such as the English utilitarism or the Spanish traditionalism. Those movementswere, actually, responsible to define and settle the nation's aesthetic and political paths.The Conservative thought took the Literature as a reference in order to expose itsideological project. Therefore, the different histories about Colombian literature -writtenin this century, were defined to build a narration of a country which defends the historical,lingual and religious ties to Spain. The Iberian Enlightenment— expressed in the figuresof Catholic philosophers, was crucial in the definition for the conception of literatureand history.

Key Words

Tradition, language, neoclassicism, grammar

Como es bien sabido, la lengua y la tradiciónson las bases del pensamiento conservadordel siglo XIX. Pensamiento que mantuvo enalto las banderas de la iglesia presentándolacomo el estandarte de la civilización: evange-lización y educación. La literatura se identifi-ca con la idea del progreso, como manifesta-ción de la "civilización" y "reflejo del carác-ter" de una nación; es producida y consumi-da por el mundo ilustrado, conformado porlos grupos dominantes, criollos y minorita-rios. Todos estos escritores se ubican entrela conmoción de la guerra, la incertidumbrede la idea del progreso y la presencia inevita-ble de voces que trasuntan el ámbito local. Elpensamiento conservador es reflejo de estaincertidumbre. El historiador Rüssel Kirk^ ca-racteriza los principios de la mentalidad con-servadora de la siguiente manera:

1. Creencia de que existe un designo divi-no que rige la sociedad y la concienciahumana, forjando una cadena de dere-chos y deberes que liga a grandes y hu-mildes, a los vivos y a los muertos. Poresta razón los problemas políticos sonen el fondo problemas religiosos y mo-rales.

2. Cierta creencia en la variedad de la vidahumana, frente a los limitativos desig-nios de la uniformidad, utilitarismo eigualitarismo de la mayor parte de lossistemas radicales como el liberalismo yel socialismo.

3. Convicción de que la sociedad requiereórdenes y clases, es decir, jerarquías. Laúnica igualdad entre los hombres es lamoral.

4. Creencia en que la libertad y la propie-dad están indispensablemente unidas.La propiedad es una garantia de la liber-tad y la nivelación no implica progresoeconómico.

5. Fe en las normas consuetudinarias, enla tradición como única manera de de-rrocar las tendencias anárquicas delhombre.

6. Reconocimiento de que cambio y reformano son cosas idénticas y que las innova-ciones son con mucha frecuenciadevoradores incendios, más que muestrade progreso. La sociedad debe cambiar perosu conservación exige cambios lentos.

KIRK, Rüssel: La mentalidad conservadora en Inglaterra y ¡os Estados Unidos. Madrid: Rialp, 1956.

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Este tipo de mentalidad comenzó a cambiar, almenos en la clase dirigente de tierras ameri-canas, al finalizar el siglo XVIII. Los estadis-tas americanos, comenzaron a ponerse encontacto con los pensamientos liberales, re-publicanos y demócratas que se produjeroncon la revolución fi'ancesa:

Pensamiento basado en la idea deque el origen del poder de los gober-nantes se basa en el consentimientode los ciudadanos. Ahora bien, unasociedad determinada por el consen-timiento de los ciudadanos, en susvariables intereses, era forzosamen-te una sociedad abierta, sometida acambios frecuentes, que nopodia in-volucrar la tradición como funda-mento de sus tradiciones^

Enfrentados al cambio, los conservadorestambién se encontraron con un dilema, su re-lación con el tiempo de transición en el queestaban situados durante el siglo XIX: ser unconservador consecuente implicaría un difi-cil, casi imposible cambio de mentalidad. Mi-guel Antonio Caro -sin duda el pensadorconservador más consecuente del fin de si-glo colombiano-, superó esa contradiccióncon relativo éxito. Caro tenía la convicción deque el poder soberano tenía orígenes divinosy, que por ende, la política sin bases moralesy religiosas carecía de fundamentos sólidos.El escritor bogotano, autor de la primera his-toria de la literatura colombiana, José MaríaVergara y Vergara compartía dicha concep-ción. La tradición es la base de la cohesiónsocial, su mayor soporte, que en el caso delos pueblos latinoamericanos era la tradición

política y cultural española, constituía la pie-dra angular que daría sustento a una tradi-ción neogranadina. La independencia de Es-paña fue justificada, pero esto no implicó unaruptura radical y absoluta con el pasado, conun pasado representado en factores de len-gua, religión, civilización material, etc:

En vez de declaramos hijos, herede-ros e imitadores de Lope, Riojay cal-derón hemos ido a buscar padres enLamartine y Víctor Hugo, tradicio-nes el la literatura de la enciclope-dia, y modelos en los novelistas fran-ceses*.

Es evidente que la obra de Vergara perteneceal canon conservador y que el autor se acogefimdamentalmente al pensamiento tradiciona-lista encabezado por Miguel Antonio Caro.En el presente artículo, veremos como la His-toria de la literatura de la Nueva Granada,acoge elementos ideológicos y los pone alservicio de su estructura central de análisis.El primero de ellos representado en la defensafrontal de la escritura neoclásica, el conceptode lo bello, la crítica de la imaginación racionalrepresentada en el estilo barroco, la defensafrontal al origen divino de la norma, el rechazodel romanticismo y finabnente, la constituciónde una estructura cronológica que es fiel re-sultado de un modelo ideológico claro.

Entre el utilitarismoy el tradicionalismo

Historia de la Literatura de la Nueva Gra-nada. Parte primera desde la Conquistahasta la Independencia (1538-1820), fue

^ RESTREPO Jaramillo, Gonzalo: El pensamiento conservador en Colombia. Medellin: Bedout, 1956, p195.

'' VERGARA y Vergara, José María. Historia de la literatura de la Nueva Granada. Parte Primera. Desde laConquista hasta la Independencia (¡538-1820). Bogotá: Imprenta de Echeverría Hermanos, 1867, p 167

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publicada en 1867 en la Imprenta deEchevarria Hermanos^ Su autor, el bogotanoJosé Maria Vergara y Vergara, centraria suvisión de mundo sobre la oposición a la co-rriente utilitarista* y a la filiación con el tradi-cionalismo'. Encabeza Jaime Balmes, repre-sentante de tradicionalismo gnoseológico,para quien el don divino más importante queel hombre poseía era la lengua, puesto quelas ideas imiversales no se obtenían por laabstracción, sino por la tradición de los ma-yores, a través del lenguaje. Los conserva-dores asumieron esta tendencia como un ele-mento fundamental de su periplo teórico ypolítico, tomando como bandera de batalla, lasistemática relación que proponía el Tradi-cionalismo entre lengua y nación.

Con el transcurrir del tiempo se ñieron cons-tituyendo ideas claves de dicha corrienteideológica: conciencia histórica, antisupers-tición, evolución y asimilación del pasado enel presente, cultura y civilización. Todas es-tas ideas concretas generaron en el suelo gra-nadino, una suerte de conservador relativa-mente seguro de sí, con ideas claras y que se

esfuerza en poner a la patria a im nivel deprogreso intelectual. Sin embargo, la fuerzacivilizadora más fuerte y legítimamente reco-nocida para ello no es otro que el catolicismorepresentado en la iglesia. Esta visión se re-fíeja en la refíexión que Vergara hace de laimportancia de la iglesia en la revolución de1810, por medio de la formación de los caudi-llos en sus colegios:

Esos preclaros varones se formaronen aquellos establecimientos, y ello,fuera de otros hombres eminentes queexistieron en todo en siglo XVIII, fue-ron el fruto de los árboles sembradospor la mano bienhechora de los fun-dadores de los colegios. Todos, valedecirlo, católicos^.

La Independencia se convirtió, segúnVergara y Vergara, en un hecho resultante dela labor de la Iglesia sobre la sociedad grana-dina, e incluso funda tm concepto de nacio-nalismo católico que justifica la presencia deEspaña a través de la lengua y la literatura.Este nacionalismo, el autodenominado cató-

Existen varias reediciones: segunda edición con anotaciones de Antonio Gómez Restrepo, Bogotá: Libreríaamericana 1905. tercera edición con notas de Antonio Gómez Restrepo y Gustavo Otero Muñoz, Bogotá:editorial Minerva 1931. 2 vols. Cuarta edición Bogotá: ediciones ABC, biblioteca de la presidencia de laRepública, 3 vols 1958. para el presente artículo, haremos referencia a la primera edición (1867).

El utilitarismo, en cabeza del inglés Jeremías Bentham, está ligado a la moral práctica y a la realidad política,rechazando el derecho divino y natural porque no se fiuidamenta en hechos concretos y tangibles; es decir,todo fenómeno debe partir de la observación y la experiencia. En cuanto a lo concerniente al Estado, susfunciones y naturaleza, no obedece a una organización mística ni moral, sino que su razón debe centrarse enel origen y la necesidad de crear un ente para promover la felicidad del colectivo. En caso tal que el Estadoy los partidos políticos no cumplan con tal cometido, deben ser reemplazados de inmediato. Dicha premisaes tal vez la base del pensamiento utilitarista y dio origen a las principales teorías constitutivas de estepensamiento que a su vez influyeron en América.

Dicho movimiento surgió como fuerza opositora a las nuevas corrientes europeas. El tradicionalismobuscaba transformar ciertas formas de la vida nacional como la esclavitud, sin que se produjese una rupturacompleta con la tradición hispánica. Ejemplo de ello es que su origen primario lo encontramos en suelo'ibérico y más exactamente en la segunda mitad del siglo XVIII. Grandes polémicas dividieron a los partidariosde la tradición y de la ilustración. La tendencia tradicionalista con hondas raíces en el medioevo español yen la época de los Austrias mayores, se manifestó partidaria de la "tradición", la defensa de la Iglesiacatólica, el mantenimiento del orden y del sistema político monárquico y colonial

Ibid., p. 74.

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lico, que confundía esa tradición espirítualcon el accionar históríco de una instituciónparticular, en este caso la Iglesia, proponeuna marca significativa en la historiografíaelaborada por tal sector (en la cual, dicho seade paso, participaron notorias figuras ecle-siásticas), para el cual todo lo bueno en nues-tra historía hahría sido gestado por la Iglesiacatólica y nuestra decadencia, en cambio,comenzaría en el momento en que decidimosapartamos de ella: Es bueno saber, que laliteratura nacional tiene por objeto la cons-trucción de una nación cuya identidad serefleje en los valores de la santa Iglesia y dela lengua, hija de Cervantes^. Es evidenteque el autor parte de un axioma esencial muysemejante al del nacionalismo católico, peroreferído al plano de la literattira, según el cualse debe considerar que todo lo hecho por laIglesia a lo largo de la historia, representa laverdadera tradición y, por lo tanto, todo loque se encuentra fuera de ella obedece a lasfuerzas antitradicionales o en el mejor de loscasos, preparatorias de la verdadera tradi-ción que es la católica. En palabras del mis-mo Vergara: La religión, de la misma mane-ra que la lengua, es para nosotros el vehí-culo para alcanzar aquella verdadprimordial y revelada de carácter divino'".

Al igual que en España, en nuestro país elTradicionalismo se convirtió en un mecanis-mo de defensa hacia las corríentes que llega-

ban de Inglaterra, Francia y Alemania. Inclu-so, muchos pensadores conservadores y conellos buena parte de los escrítores colombia-nos del siglo XIX, expresaron de distintasformas, la presencia de una falsa ilustraciónque acechaba a los jóvenes ingenuos, comolo afirma Balmes: Mefistófeles hace sus apa-riciones. Ha mediado una lectura, una con-versación imprudente, la presencia de unobjeto seductor".

Bajo esta premisa, el rechazo frontal a las for-mas "no convencionales" de escritura, repre-sentadas en la novela y la poesia romántica,ocupo una buena parte de la prosa reflexi-va'^ de dicha centuria en Colombia. A estaclasificación pertenecería la obra de JoséMaría Vergara y Vergara, quien no sólo gene-ra una historia de la literatura nacional, sinoque también toma como propia, la función deinstruir a los lectores en la elección de lo que"deben" leer, incluso definiendo su labor dehistoriador y literato:

Mas, lo que buscaba, las letras, loencontré siempre en el seno de la igle-sia misma, no tenía para que negarque me es muy grato reunir las glo-rias de la iglesia a las de la patria.Desearía que todas mis obras estu-vieran al servicio de la causa católi-ca, y me parecería perdido el tiempoque no emplease en tal objeto. Al tra-

Ibid, p. 23.

Ibid., p. 24.

La primera edición de esta obra, fue en 1890 a cargo de Libren'a de Ch. Bouret. En el presente trabajo,haremos referencia a la edición de 2a. ed. / enriquecida con las notas postumas. Buenos Aires: EditorialSopeña Argentina, 1940, p. 58.

Hacemos referencia al término acuñado por Flor Maria Rodriguez es su libro Hacia la novela: ta conciencialiteraria en Hispanoamérica (1792-1848) Santa Fe de Bogotá: Códice, 1993. La autora usa la idea de prosareflexiva para hacer referencia al ensayo y por ende, a la critica del siglo XIX. Esta seda la portadora deestrategias autoriales, que tenian y continúan teniendo la función de comunicar "la verdad sobre un asuntotratado", construyendo e influenciando el gusto y las preferencias de los lectores, y por tanto, sobre lasproducciones literarias que surgieran.

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bajar para mi patria, este queridopedazo de tierra que Dios me señalópor cuna, no quiero olvidarme quetambién soy ciudadano de la eterni-dad".

Como ciudadano de la eternidad, Vergara seopondría a cualquier forma que no expresaráde manera clara, razonable y cristiana,como lo enuncia en varias oportunidades, losvalores religiosos que resultan análogos alsistema axiológico de la patria. Por otra parte,la ausencia real o tenue de estas formas deescritura puede explicarse por la resistenciasistemática instaurada desde la "crítica" con-servadora de esos días. En la literatura, porejemplo, se rechazaban todas las formas ex-presivas, todo el material verbal que manifes-tara, de cualquier manera, una imaginaciónexacerbada e individual, un sustrato creativoque no recogiera ni construyera el epos pa-triótico. Incluso para Vergara la escritura ideal,que expresaba tanto desde el significantecomo del significado, estaba reflejada en losdocumentos escritos producidos por la Ex-pedición botánica:

La providencia deparo a losneogranadinos [con la ExpediciónBotánica] una compensación por laperdida que hacían las letras per-diendo a losjesuitas [expulsados porla corona en 1767], que habían fun-dado tantos colegios e introdujeronla imprenta en estas regiones'''.

Más adelante:

En aquellas ciencias exactas de quese ocupa la expedición, no podía acli-matarse las nuevas imágenes y losrebuscados trapos y alambricadas

" VERGARA, p. 14.

" Ibid, p. 193.

" Ibid.. p. 195.

fiases del estilo culterano que prima-ba entonces en los escritos de la co-lonia (...) produjeron escritos clási-cos que más tarde veremos cuandoaparezcan en el escenario las figu-ras de Zea, Caldas, Nariño, Pombo,Valenzuela, y otros más'\

Es evidente que Vergara condena el abuso delas palabras y del efecto subjetivo que carac-terizó al romanticismo, y que además no esta-ba dentro del sentido común. Esta idea reafir-ma una de las funciones que el historiadorbogotano confiere a la literatura: la didáctica.El siglo XIX colombiano se caracterizó porun desequilibrio político y social, más de unadocena de guerras civiles, cambios de gobier-nos y enfi-entamientos económicos, resulta-ron en una clara oposición entre la instruc-ción y la barbarie, la educación se convierteen un elemento imprescindible dentro del pro-yecto de nación, cada uno de los bandos,sobre todo el conservador, le confirió a la lite-ratura la labor de "rescatar" al pueblo de suignorancia, de protegerlo de las malas influen-cias foráneas. El mal estaba encamado en eltono subjetivo del romanticismo, en la calum-nia, la falsedad y la mentira que el mundomoderno ofrecía, que transgredía el punto devista sacralizado de los intelectuales: el deafianzar las voluntades, la creación de un"mundo verdadero", al amparo del cual eraposible unlversalizar el carácter, de la patria yla moral. Científicos como Caldas, quien ocu-pa un lugar preponderante dentro de la His-toria de la Literatura de la Nueva Granada,y escritores como Vergara, consideraban quesu fiinción era la de instaurar un orden y unaverdad que, aunque tuvieran un origen divi-no y eterno, señalarían las virtudes del pue-blo ideal.

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Jaime Balmes: la universalizaciónde la verdad

Jaime Balmes'' (1810-1848) y José MariaVergara y Vergara comparten xma misma pre-ocupación, no sólo en lo referido a los dere-chos eclesiásticos, sino que ambos observancon preocupación el sometimiento al materia-lismo de sus respectivas sociedades, la pér-dida de los valores religiosos y la importa-ción de ideas del extranjero, sin que se pro-duzca un ideario propio. Con la influencia deBalmes, de Francisco Suárez, Francisco deVictoria, el padre Juan de Mariana, quienestrajeron a suelo hispánico la tradiciónteológica-legal de España, se fundamento enla Nueva Granada el movimiento reaccionariode los tradicionalistas. En palabras de CarlosValderrama Andrade:

Sus observaciones sociales, políticasy económicas sobre los bienes del cle-ro, lo ponen en primera línea comodefensor de los derechos eclesiásti-cos frente a las pretensionessecularístas del Estado español'^

En su obra El Criterio (1890), Bahnes explicitauna de las formas que tomó la tendencia con-

servadora, y que Vergara acogería con granentusiasmo: universalizar la realidad y el cri-terio de verdad desde una óptica autoritaria ydogmática de la iglesia católica, estandarteideológico y estético de la obra de José Ma-ría Vergara y Vergara: Es bueno saber, que laliteratura nacional tiene por objeto la cons-trucción de una nación cuya identidad serefieje en los valores de la santa Iglesia y dela lengua, hija de Cervantes^^.

Según el criterio de verdad" generalizado, elRomanticismo es rechazado, puesto que de-mandaba la presencia de un autor que cons-truia y expresaba un mimdo para sí, compues-to desde la perspectiva del sujeto, reflejandoy sublimando los sentimientos y las pasio-nes como la medida de la realidad, sin tener,en apariencia, ningún control de la realidad.La poesía romántica, como la visión del mun-do instaurada por y desde el sujeto, fraccio-naba el universo, sobresaltaba las emocio-nes individuales, que según Vergara, debíanapuntar hacia la creación de una conciencianacional uniforme y aceptada por todos:

El grande y funesto error de nuestrosescritores de sesenta años a esta par-

ís

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El filosofo y teólogo catalán, Jaime Balmes, divide la verdad en tres clases irreductibles, si bien hablamos dela misma cual si sólo fuera una. Éstas son las verdades subjetivas, las verdades racionales y las verdadesobjetivas. El primer tipo de verdad, la subjetiva, puede ser entendida como una realidad presente para elsujeto, que es real pero depende de la percepción del hablante. Por ejemplo, afirmar que se tiene frío o quese tiene sed son verdades subjetivas. El segundo tipo, la racional, es la verdad lógica y matemática, valiendocomo ejemplo cualquier operación de éste tipo. Finalmente, la verdad objetiva se entiende como aquella que- aún percibida por todos- no entra dentro de la categoría de verdad racional: afirmar que el cielo es azul, oque en el bosque hay árboles. Los tres tipos de verdad son irreductibles, y los métodos de captación difierende una a la otra. Por ello, es menester que la filosofía plantee en primer lugar qué tipo de verdad buscamos.

VALDERRAMA Andrade, Carlos: "Raices Españolas del pensamiento colombiano: del siglo XIX al XX".En: Memorias del FV Congreso Internacional De Filosofia Latinoamericana Tema Central: Tendenciasactuales de la filosofía en Colombia..Bogotá, Universidad Santo Tomás, 1986, pp. 150-160

VERGARA, p. 23.

Para Jaime Balmes nuestros sentidos son imperfectos para percibir la esencia de las cosas. Por tal razón, sehace necesario la creación de un método para llegar a la verdad. Como él mismo lo enuncia: Criterio es unmedio para conocer la verdad. .La verdad en las cosas es una realidad. La verdad en el entendimiento esconocer ias cosas tal como son. La verdad en la voluntad es quererlas como es debido, conforme a lasreglas de la sana moral. La verdad en la conducta es obrar por impuiso de esta buena voluntad. La verdaden proponerse un fin es proponerse un fin conveniente y debido, según las circunstancias. Balmes: 279.

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te, ha consistido en emanciparse delas letras españolas, mostrando almundo una literatura expósita, sinpadres ni tradiciones, y tratando deromper el lazo de oro que a pesar detan malos esfuerzos nos une aun aEspaña: la lengua de Cervantes. Unanación, una lengua''".

Muchas de las ideas de Balmes frieron heren-cia directa de Gaspar Melchor de Jovellanos(1744-1811), uno de los representantes másimportantes de la Ilustración española, y quea su vez, es consultado y nombrado porVergara en su obra:

Fue Jovellanos un gran norte en laenseñanza que recibí en el seminariode San Bartolomé. Gracias a él com-prendí la importancia de la educa-ción para todos y del bien hablar yaun más del bien escribir nuestrahermosa lengua^'.

En cabeza de Jovellanos, se frieron configu-rando gran parte de los preceptos que guia-ron el ideario conservador: la importancia dela lengua, introdujo los principios de la gra-mática racional o general, pero fue ante todoun defensor radical de los estudios literariosy de su importancia dentro de la conforma-ción de la identidad nacional. La educacióndel pueblo desde estos principios resultabamuy útil para el proyecto conservador: Edu-car al pueblo para mejorar la nación y al-canzar el ideal humano. El plan de estudios

redactado por Jovellanos^^, mientras estabapreso en Mallorca, evidencia que uno de suspropósito frindamental era el de inculcar eljuicio y la razón, a través de las letras, en elpueblo. El criterio de verdad como entidaduniversal, concepto que ya hemos enuncia-do en Balmes, garantizaba el cumplimiento deeste sistema axiológico. El instrumento prin-cipal serían las letras, comprendidas desde lagramática, la retórica, poética, lógica, ética ymoral religiosa, que reducían la expresión delas ideas al estudio de la literatura:

¿Por ventura es otro el oficio de lagramática, retórica y poética, y aúnde la dialéctica y lógica, que el deexpresar rectamente nuestras ideas?¿Es otro su fin que la exacta enun-ciación de nuestros pensamientos pormedio de palabras claras, colocadasen el orden y serie más convenientesal objeto y fin de nuestros discur-sos?".

La enseñanza de las letras estaba directamenterelacionada y determinante para el progresode la razón. A través del buen escribir y delbuen decir se evidenciaba el buen pensar, ele-mentos indispensables para la formación deljuicio. Para Vergara, los estudios literarios, contodo lo que implicaban, era el arma y la ban-dera más útil e importante para la construc-ción de un espíritu colectivo armonioso ydevoto; por tal razón, emprende la que seríala más importante de sus tareas: ordenar laliteratura nacional, crear una tradición, artifi-

VERGARA, p 19.

VERGARA, p 98.

Dicho plan está contenido en su obra Escritos políticos y filosóficos. Bogotá: Oveja negra, 1984. pp. 61-130, bajo el título "Memoria sobre educación pública o sea tratado teóríco-práctico de enseñanza, conaplicación a las escuelas y colegios de niños", escríta en 1790.

JOVELLANOS, Gaspar Melchor. "Memoría sobre educación pública o sea tratado teóríco-práctico deenseñanza, con aplicación a las escuelas y colegios de niños". En: Escritos políticos y filosóficos. Bogotá:Oveja negra, 1984. pp. 61-130.

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cial 0 no, que fortaleciera la misión didácticay conductivista que el pensatniento conser-vador, basado en Jovellanos y Balmes, habíaconferido a las letras:

La literatura es el espejo en el que serefleja por entero la vida la vida dela sociedad en lo privado y lo publi-co. Así la historia de la literatura conrelación a un pueblo no es sino unafaz, pero principalísima, de su histo-ria polítíca^\

La escritura neoclásica: el buenpensar, el buen hablar y el buenescribir

La relación que la época clásica encuentraentre la gramática y la lógica, se convierte enel fondo conceptual que reafirma la preferen-cia de los conservadores por la escrituraneoclásica. Como lo hemos visto, se convier-te en una estética que alberga los principiossobre los cuales se basa gran parte de la poé-tica propuesta por los conservadores, espe-cialmente por Vergara y Miguel Antonio Caro:

(...) Como el hombre para pensarnecesita de una colección de signosque determinen y ordenen las dife-rentes ideas de que sus pensamientosse componen, la lengua ha venido aser para él un verdadero instrumen-to analítico y el arte de pensar hacoincidido con la manera de hablar.

que vienen ya a ser uno mismo,2!

Tanto los enunciados de Caro en su Gramáti-ca, como los expuestos por Vergara en su His-toria, coinciden y evidencian la importanciadel lenguaje y su estructura dentro de la fun-ción de la literatura, hablar bien y escribir contodas las normas expuestas por la escuela dePort Royal̂ *. Es claro que el lenguaje, y porende la literatura, cumplen un papel puramenteinstrumental, operativo y lógico que expresa-ba la razón, y todo lo que con base en ella, seidentificaba como nación, la escritura debíademostrar de forma diáfana el pensamiento.En consecuencia, el Romanticismo trasgre-día la función principal del discurso literario,y menoscababa la gramática que representa-ba el pensamiento colectivo. Por tal razón,para Vergara y Vergara, el modelo neoclásicosigniñcaba un regreso a la base gramaticaldel pensamiento, a la representación clara ydirecta de las ideas nacionales:

Las grandes figuras del Siglo de Oroespañol que asumió el modelo latinoy no se limitó a imitarlos, son mues-tra de la escritura más ponderada.Pero lo repetímos, el nudo formadoentre las letras españolas y las gra-nadinas será tal vez desatado porotras manos, nunca por las nuestras.En ese enlace está la solución de nues-tro porvenir literario".

La presencia del modelo Neoclásico en nues-tro país, tuvo como función fundamental la"lucha" en contra de la subjetivización del

VERGARA, p. 13.

CARO, Miguel Antonio; Del uso en sus relaciones con el lenguaje. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1976,p38.

Para la teoda clásica del lenguaje que se inicio con la lógica de Port-Royal, las palabras eran un reflejo delmundo sensible, justo por cuanto eran el resultado del pensamiento que analiza y descompone la simultaneidaddel mundo en sus partes constitutivas y, en esa medida lo refieren y lo nombran, pero como representación.El mundo era visto como la totalidad de lo representable, y cada palabra, cada idea, debía tener, de algunamanera, siempre, un referente sensible.

VERGARA p, 91.

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mundo, tomando como base la figura autori-taria de Dios". Por otra parte, la fimción de laliteratura debía ser didáctica; más que repre-sentar al sujeto, era su principal objetivo, comolo enunció José María Vergara y Vergara, in-ventar formas e imágenes para representarlas ideas más abstractas y hacerlas reales ysensibles^^. El modelo neoclásico, estaba de-terminado por la fiinción de la escritura derepresentar nítidamente el pensamiento. Se-gún Arnold Hauser"", algunas de las caracte-rísticas que definen dicha estética son la ob-jetividad y la simplicidad en la expresión, va-lores que Vergara ponderó hó sólo en su His-toria, sino también en los artículos publica-dos en el periódico literario que fimdó: ElMosaico":

La prensa literaria ha venido a seruna necesidad, casi tan luminosacomo la prensa política. Los que vi-ven lejos de las luchas activas y delincendio de las pasiones; los queanhelan saber la marcha de las cien-cias, las imaginaciones ardientes ylos corazones sensibles, todos buscan¡aprensa literaria. Esta tiene la fun-dón de demostrar que se puede es-cribir y ser entendido, que las letrastienen la tarea divina y civil defor-

mar en el lector, la conciencia de latradición^'.

La presencia de la filosoña católica, y de laIglesia como baluarte de civilización, marcó,en gran parte, la adopción de los pensadoresconservadores nacionales del estiloneoclásico. El enunciado según el cual la fi-gura autoritaria de Dios era de donde emana-ban los principios universales de la moral,generando así el origen divino de la norma, seconvirtió en un baluarte principal dentro deeste pensamiento. Claro que no sólo se trata-ba de aceptar dicha norma y su origen, sinoque debía tener un representante terrenal quegarantizara el cumplimiento de los preceptosdictados por ella: la Iglesia Católica:

Yes de saberse que aquellos primeroshombres que pisaron nuestras tierra,venidos desde España, andrajosos ysin la más mínima muestra de educa-ción, borraron con sus armas cual-quier vinculo pacifico entre ambospueblos. No fue sino hasta la llegadade los hombres de la Iglesia que nues-tros pobres salvajes conocieron la pri-mera luz de verdad y civilización".

Tanto la moral pública como privada, el dere-cho nattiral y civil debían partir del principio

No es que los escritores conservadores colombianos, fueran ajenos a los problemas que planteaba lasubjetividad, sino que ellos consideraban que esta debía fundarse en un criterio unificado y en el temor a laautoridad divina, lo que implicaba una religiosidad "racionalmente" aprobada como necesaria y útil.

VERAGRA,p. 102.

Para ampliar el sustrato ideológico del estilo Neoclásico, ver la obra de Amold Häuser. Literatura yManierismo. Madrid: Guadarrama, 1969.

El Mosaico es el nombre de una tertulia o asociación de escritores fundada por Eugenio Diaz y José MaríaVergara y Vergara en el aflo de 1858. Unía a estos escritores el propósito de crear una literatura nacional quedescribiera en cuadros de costumbres la naturaleza y la vida nacionales. Sus trabajos literarios aparecieron enmuy diversas publicaciones, pero especialmente en el periódico que llevaba el mismo nombre de la asociacióny que apareció entre el 24 de diciembre de 1858 y ei 17 de diciembre de 1872.

VERGARA y vergara, José María: "Advertencias" en El Afoío/co,Bogotá No 1 (enero 28 1871) p 1. Elsubrayado es nuestro

VERGARA, p 198.

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de autoridad divina, pues la naturaleza huma-na y las leyes de devenían de ella, eran débi-les, con una disposición natural al pecado, adesviarse del camino que Dios había dispues-to para el Hombre. En el terreno nacional, laautoridad, según la visión de los escritoresconservadores, era más necesaria que nun-ca, ya que por causa de las corrientes foráneascomo el Utilitarismo o el Romanticismo, queadulaban las pasiones del individuo^'', elmundo estaba siendo recorrido por el fantas-ma de una "falsa Ilustración", síntoma de ladegradación humana. Era necesario alertar ala juventud de los peligros que amenazabanel mundo, alertarla sobre la aparición de "sec-tas" que confunden la verdad con el error yque llevan al hombre a un vida materialista.En resumen, era necesario infundir temor paraasegurar el orden. La literatura era laabanderada:

Las expresiones raras que sientan alhombre solo, propugnando cosas queél solo pude entender. Señores a losque no les importan los problemasde su patria. Esa es la literatura quenos llega de Europa, ese es el embe-lesamiento de nuestros escritores queinventan soledades donde nadie lasve. Hidras de cíen cabezas que obranbajo un designio ciego^K

Entre lo bello y lo bueno y loverdadero: la historia monumentalista

La forma de escritura del Neoclásico está pre-figurada por la transformación del conceptode lo bello, así como la función de la escritu-ra, en el ámbito epistemológico, queresponsabilizaba al lenguaje y a la palabra, derepresentar el pensamiento y de ordenar el

mundo y la experiencia. La escritura delneoclásico se inscribe en la gramática gene-ral a la que nos referimos anteriormente. Lanormatividad de lo bello que surgió en la ilus-tración, adquirió un nuevo sentido, como lohicieron el lenguaje y la razón. En España, lossacerdotes Jesuítas se interesaronfi-ontalmente en la nueva concepción de di-cho elemento. La belleza ya no era un granmisterio oscuro y denso, que reflejaba un or-den superior, microcósmico -como lo fue enla Escolástica-, sino que como todas las co-sas del mundo, obedecía a un orden racional;lo bello empezaba a verse como algo suscep-tible de ser racionalizado y develado por me-dio del análisis. Para Vergara lo bello tambiénpodía ser comprendido por el entendimientoy, como la naturaleza, era presentado por larazón exponiendo sus leyes:

La escritura que heredaron los escrí-tores del siglo XIX, unas letras cla-ras y diáfanas en donde lo bello y lobueno son un mismo nudo y en dondeel entendimiento se ve refiejado sinmás ni más^".

El buen gusto jugaba un papel primordial quereafirmaba la tríada neoclásica: el buen pen-sar, el buen escribir y el buen hablar, desdeun sistema de lo bello que surgía a partir delcarácter divino de la norma. Es claro que du-rante el siglo XIX Colombia no se escribióuna "estética", entendida ésta cono un tra-bajo reflexivo en tomo al problema de la crea-ción, y en donde se ante pusiera el escrítor ysu expresión sobre el problema del gusto. Ensu lugar se pueden encontrar gramáticas ytratados que definían los parámetros del buengusto de acuerdo con el canon predominan-te. La obra de José María Vergara y Vergara

34

3S

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VERGARA, p 50

VERGARA, p. 217.

VERGARA, p. 38

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es un ejemplo tácito de la propuesta de unaescritura que cumpliera con los elementospropuestos por Jovellanos y la escrituraNeoclásica. Podríamos decir que el autor tomados puntos de vista fiindamentales y que re-sumen dicha propuesta: 1) el juicio sobre lasobras no podía separarse del juicio sobre laintención que tuvo el creador, en este caso, lanación y 2) la belleza de lo representado guar-daba una estrecha relación con la belleza dela representación, por otra parte, de la vidapública del personaje que escribía. En plenadecadencia del Neoclasicismo, la Historia deVergara, reitera la "utilidad" de las máximas"eternas", incluso para la representación delos sentimientos.

Es de esta forma como se reafirma la presen-cia de una suerte de historia Monumentalistaque configura para el autor, los contomos deuna patria en formación. Son tres los perso-najes cuyas obras tienen mayor importanciapara el escritor bogotano, y que a su vez par-ticipan de manera activa en el movimiento deEmancipación: Francisco José de Caldas, Ra-fael Núñez y Francisco Zea, estos tres perso-najes se convierten en las bases de un ritualque apimta hacia la identidad.

La conformación de imaginarios e identida-des sociales es una de las tareas que se impo-ne Vergara. Los actores históricos se convier-ten en: discursos como macro-actos de ha-bla orientados a constituir/reforzar unaidentidad nacional". Entes discursivos quecodifican la experiencia -emocional, moral e

intelectual- y moldean el comportamiento so-cial de los individuos, en términos de un mar-co de sentido ajustado al modelo oficial deidentidad nacional vigente. La exaltación "pa-triotera", en la escritura de Vergara, tiene unlugar central en su obra, pues pretende con-tribuir a reforzar el postulado de la superiori-dad granadina sobre los otros países deLatinoamérica. En palabras de S. Pahnen

Los Estados latinoamericanos del si-glo XIX y sus intelectuales habíanadquirido la capacidad de represen-tar, en forma coherente y convincen-te, la 'comunidad política imagina-da ' que es la nación^^.

En el periodo postindependentista, laintelligentsia^^ nacionalista había logradoconfigurar lo que, a partir de entonces y has-ta hoy, se consideran los rasgos esencialesde la identidad nacional, a saber: el estableci-miento de la "Campaña Nacional" de 1820como acontecimiento fiindador y la constitu-ción del intelectual que no pertenecía a la cla-se terrateniente, como héroe nacional. La lite-rattira, en tanto, expresión de estos proce-sos, se convierte en lo que Palmer llama "ri-tuales de identidad nacional":

El Estado había afirmado su volun-tad de ser, elaboraba un imaginarionacionalista oficial, y encaraba latarea de implantar el mismo en lasmasas. La literatura tendría esa fun-ción de ritual de identidad. Por ello.

PIZARRO, Ana: Palabra, literatura e cultura (volumen 2: Emancipación do discurso) Sao Pablo: editorialMemoria, 1994 p 45.

PALMER, Simon: La identidad, la literatura y la nación. Barcelona: Alianza Editoria 1992, p 170.

La intelligentsia es todo el estamento letrado nacional. Tanto el concepto de intelectual como el deintelligentsia aparecen a fines del siglo XIX, en sociedades católicas de modernización tardía: Francia yPolonia. En dos mundos, sin embargo, distintos: uno latino, otro eslavo; uno es la capital del siglo XIX, otroen la periferia; uno después de la revolución, otro antes. París acuña el nuevo significado de la palabraintellectuel, Polonia acuña el nuevo significado de la palabra inteligentcja. Como los representantes letradosde la nación.

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con algo de osadía podría tal vezdecirse que la literatura se incorpo-ró de manera temprana en el imagi-nario nacionalista oficial todavía enelaboración, antes que en el marcoexclusivo de lo que se ha denomina-do el "nacionalismo banal", es de-cir, la fase de la reproducción de unaideología nacionalista ya canoniza-da"».

Así, pareciera que desde entonces la literatu-ra se convierte en un refugio para el discursonacionalista de la "domestícidad", es decir,de la glorificación de las virtudes privadasantes que de la actividad política como basede la democracia popular y de los airesutilitaristas y liberales exiropeos. Vergara pro-puso una vivencia de la literatura profunda yfestiva de la communitas nacional, adquirien-do el carácter de momento fundacional decompromiso ético y efecto nacíonalizador oconstitutivo de la nacionalidad. La apariciónde los héroes como monumentos nacionales,hace evidente el carácter de celebración na-cionalista, de reafirmación pública de las per-tenencias y las lealtades a la nación. Caldas,Zea y Núñez se deben convertir, segúnVergara, en símbolos que movilicen a la co-munidad imaginada. En esta propuesta de his-toriar los actos ejemplificantes de los perso-najes alegóricos, intervienen en papel subor-dinado también otros símbolos de carácterestatal y cultural, como el himno, la poesía yla lengua; religiosos, como la Iglesia y la es-critura mística.

La funcionalidad de los actores elegidos porel autor, radica en el refuerzo de la economíamoral del sacrificio patrio que, a través de lahistoria, adquieren un valor importante espe-

cialmente porque se considera que la socie-dad está atravesando por una etapa de dra-mática pérdida de valores y sentimiento pa-triótico. Los tres hidalgos, son a pesar depertenecer a la clase privilegiada, símboloscuyas caracteristicas pueden ser acogidas portodos los nacionales:

Un rasgo destacado del nacionalis-mo oficial latinoamericano aún vi-gente es que, pese a haber sido pro-movido por la oligarquía defines delsiglo pasado, el modelo de identidadnacional elaborado tiene un profun-do anclaje en la cultura rural, asu-miendo así el carácter de un nacio-nalismo cultural con rasgos populis-tas".

Este orden del discurso nacionalista de cortebucólico, deposita el rol de la ejemplaridadsocial no entre las elites, sino en un modeloidealizado del pueblo: su héroe mítico es el"valiente y aguerrido". La clase dominanteno ha generado ima ideología de contenidooligárquico, una high culture que la convier-ta, además de elite económica y política, enelite cultural. Por el contrario, renunciando aconstituir a los sectores subalternos a su ima-gen y semejanza, las elites han elaborado unnacionalismo que les permite mimetizarse conla imagen mítica del pueblo. Sin embargo, laselites han asumido el papel de "guardián dela tradición" y de "educador del pueblo", en-señando a éste cómo debe ser y hacer, y con-denando su actuación cuando se desvía delmodelo ideal.

Estos personajes límínales, que tienden unpuente entre el pasado mítico y el presenteincierto, entre la tradición y la modernidad.

PALMER, Simón: "el discurso histórico en el siglo XIX latinoamericano" en El cerco de la razón: XIIIencuentro de hispanófilos anglosajones. México: UNAM, 2000 pp 120-140.

SMITH, Anthony: La identidad nacional Madrid: Trama Editorial 1997, p. 148.

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convierten la literatura, en un campo ritual debatalla donde sus héroes deben hacer mani-fiestas sus virtudes morales y su vocaciónpatriótica antes que sus dotes artísticas. Lasletras son el escenario del momentofundacional de la nación, de un quiebre sim-bólico en la historia de Colombia, que enmarcala profunda experiencia de la comunitas.Vergara elabora un discurso cívico, orienta-do a moldear la vivencia comunitaria, la con-ducta social en términos de un modelo canó-nico de identidad nacional. Los nuevos hé-roes de la nación encarnan al pueblodesprotegido, y hacen suyo el código caba-lleresco aplicado a las masas, defienden a supatria como valientes guerreros, apoyadospor sus abnegadas familias y bendecidos porDios. El éxito en su misión les ha permitidotrascender en la comtmidad e ingresar en lamitología nacionalista. Vergara elabora y am-plifica el disctirso nacionalista orientado aprovocar la adhesión simbólica y emotiva, decorte apolítico antes que pragmático o utilita-rio de los lectores, fortaleciendo los vínculoscomunitarios y las lealtades hacia la nación, ala vez que reproduce un modelo específicode identidad nacional, el cual destaca comofundamento de la nación a la tradición cultu-ral compartida (y a menudo inventada) másque a la voluntad asociativa:

El tratamiento épico que recibe eldiscurso literario, inculca, en la po-blación un sentimiento de continui-dad y diferencia comunitaria, ya queinserta a la literatura en una narra-tiva histórica que sé inicia hacia fl-

• nes del siglo XIXy se prolonga hastahoy, incorporándola como im elemen- -to fundamental de las tradicionesnacionales de origen y, por tanto, dela identidad nacional".

Los ejes de la obra de Vergara son actores deidentidad y a la vez símbolos rituales de lamisma. Pero además de sus aspectos políti-cos, dichas prácticas y ceremonias se consti-tuyen en un auténtico ritual de la violencia através del cual se interpela al poder social, yal mismo tiempo sirven para poner enjuego elcomplejo conjunto de elementos que confor-man el proceso de creación y recreaciónidentitaria, ya que a través suyo tienden aestabilizarse, a estandarizarse, pero tambiéna disputarse, la membresía, la pertenencia y laexclusión de/a un determinado sector.

Precisamente, tales particularidades definenuna ambivalencia que implica considerar quetodo lenguaje político y literario es un len-guaje vinculado a los procesos identitarios,y que éstos no pueden sino ser procesospolíticos, de manera tal que el ritual opera comoarticulador entre ambos polos. Por otra parte,la narración de la historia literaria y social,que para Vergara es tma sola, confiere cohe-rencia y orden a una sociedad que parecíadesarticulada y a la deriva, luego del naufra-gio postindependentista; la historia de la lite-ratura y sus personajes conferían undisciplinamiento. Pero ¿a qué se hace refe-rencia cuando se habla de disciplinamiento?Básicamente, a que la literatura reitera la tnis-ma lógica organizacional que el trabajo indus-trial, disciplinado, organizado, colectivo, enel que cada hombre tiene su puesto previa-mente estipulado en el cual desarrolla suscapacidades. A través de esta lógica, la mis-ma que anima las modernas sociedades de-mocráticas, igualitarias en el derecho y pro-fundamente desiguales en los hechos, se es-tablecen los patrones y performances acep-tables para tales roles; se regula y canaliza laviolencia (de otra forma "desbordante") queimplica el contexto social, se "enseña" a ga-

ANDERSON, Benedict Imagined communities Londres: Verso 1993 p 202.

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nar y a perder, a "comportarse" en una socie-dad racional y democrática, y a establecercuáles son los vínculos reales entre el des-empeño y la aspiración individuales y las ne-cesidades y prácticas colectivas. El procesode industrialización, al igual que el canon lite-rario propuesto por Vergara, parecía manifes-tarse a través de una poética particular devoluntad política, de construcción de un sen-tido de pertenencia nacional. Ese orden im-puesto es la base del ethos social que se re-afirma con la presencia de los nombres-insig-nia (Caldas, Núñez y Zea):

El proceso de formación del ethossocial, completaba su sentido con lapresencia, en el ámbito de ladirigencia y organización, de losnotables del momento. Esto es, el tra-dicional y dominante tema del avan-ce de la "civilización"sóbrela "bar-barie ", o el disciplinamiento de unamano de obra aún indócif^

La presencia del orden conservador generapersonajes, que sí bien pretenden ser símbo-los colectivos, reafirman las diferencias entregrupos sociales: Las prácticas clasificato-rias son el puente, además, entre el indivi-duo y el grupo, y poseen también una cons-titución dual^". En el ámbito de las relacio-nes cara a cara, de la interacción personal ode pequeño grupo, se puede reconocer undoble mecanismo de clasificación: el primerose vincula a la designación de la que es obje-to un individuo en relación con un colectivomayor, que puede remitir al ámbito del géne-ro, de lo étnico, de lo socio-laboral, de lo lo-cal, de lo religioso, etc. Se reconoce a través

de ésta, una pluralidad de identidades quehabítualmente se segmentan de manerajerarquizada. El segundo, en cambio,involucra las consecuencias prácticas de lasdesignaciones anteriores en el ámbito de laexperiencia cotidiana. En este nivel, esta for-ma particular de configuración social genera-dora de procesos ídentitarios que conformanlos héroes, comienza a fiincionar como lo queB. Anderson denominó comunidad imagina-ria"'.

La narración de los héroes no sólo evidenciala presencia y el choque entre grupos de lacomunidad imaginada, sino que cubren elvacío dejado por el Estado-nación, que enlos tiempos de Vergara, no había asumido to-davía una posición clara. Los héroes prote-gen al pueblo abandonado a su suerte, loeducan, disciplinan y díreccionan sin impor-tar el grupo social al que pertenezcan, lo ver-daderamente importante es generar una iden-tidad unitaria y consistente a las influenciasextemas. El reconocimiento de los héroes im-plica el reconocimiento de un valor público,reclamando una toma de posición que defineniveles de integración y distinción/exclusión.La identidad nacional, entonces, es el resul-tado de una tensión global-local, y servirápara distinguir a los agentes involucrados apartir de un cierto conjunto de hábitus vin-culados de manera directa con sus obras ycon las prácticas a él asociadas. El sujeto his-tórico merecía dicha mote desde su acción,desde su brillantez en los acontecimientosdecisivos de la historia nacional, todos loscontextos culturales debían identificarse demanera inmediata con la voz de los persona-

•" BILLING, Michael 1998 "El nacionalismo banal y la reproducción de la identidad nacional", en RevistaMexicana de Sociología (México D.F.), n° 1/98 p 40.

•"• Ibid., p 42.

•*' Es imaginaria porque su tamaño supera habitualmente el contacto cara a cara, y en consecuencia susmiembros no se conocen unos a otros personalmente aunque todos forman parte de esa imagen colectiva.

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jes, con el individuo ideal que no era tino sinotodos, pero que a su vez tenía una vozhegemónica, dotada de autoridad moral y san-guínea para domar al pueblo bárbaro, guiarlopor el camino divino, a través de una escritu-ra y unos personajes que siempre expresaránclaramente su intención.

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