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LA Familia Europea Jack Goody

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Jack Goody

La Familia Europea.

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La construcción de Europa

Crítica.

Barcelona. 2001

PrefacioEUROPA SE EST A CONSTRUYENDO. Esta gran esperanza solo se realizara si se tiene en cuenta el pasado: una Europa sin historia seria huerfana

y desdichada. Porque el hoy procede del ayel; y el manana surge del hoy. La memoria del pasado no debe paralizar el presente, sino ayudarle a que sea distinto en la fidelidad, y nuevo en el progreso. Europa, entre el Atlantico, Asia y Africa, existe desde hace mucho tiempo, dibujada por la geografla, modelada por la historia, desde que los griegos Ie pusieron ese nombre que ha perdurado hasta hoy. El futuro debe basarse en esa herencia que, desde la Antiguedad, incluso desde la prehistoria, ha convertido a Europa en un mundo de riqueza excepcional, de extraordinaria creatividad en su unidad y su diversidad.

La coleccion «La construccion de Europa», surgida de la iniciativa de cinco editores de lenguas y nacionalidades diferentes: Beck de Munich, Ba- sil Blackwell de Oxford, Critica de Barcelona, Laterza de Roma y Bari y Le Seuil de Paris, pretende mostrar fa evolucion de Europa con sus indudables ventajas, sin disimular por ello las dificultades heredadas. El camino hacia la unidad del continente ha estado jalonado de disputas, conflictos, divisio- nes y contradicciones internas. Esta coleccion no las piensa oculta1: Para acometer la empresa europea hay que conocer todo el pasado, con una pers-

.pectiva de futuro. De ahi el titulo «activo» de la coleccion. No hemos creido oportuno escribir una historia sintetica de Europa. Los ensayos que propo- nemos son obra de los mejores historiadores actuales, sean 0 no europeos, sean 0 no reconocidos. Ellos abordaran los temas esenciales de la historia europea en los ambitos economico, politico, social, religioso y cultural, ba- sandose tanto en la larga tradicion historiografica que arranca de Hero- dOlO, como en los nuevos planteamientos eiaborados en Europa, que han renovado profundamente la ciencia historica del siglo xx, sobre todo en los ultimos decenios. Son ensayos muy accesibles, inspirados en un deseo de claridad.

Y nuestra ambicion es aportar elementos de respuesta a la gran pregun-

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8 La familia europea

ta de quienes construyen y construiran Europa, y a todos los que se intere- san por ello en el mundo: «;,Quienes son los europeos? ;,De dande vienen? ;,Adande van?».

JACQUES LE ,GOFF

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PrólogoEL PROroSITO DE ESCRIBIR UN ENSAYO sabre «la familia en Europa» es evi- dentemente una tarea gigantesca. Las cuestiones retrocedeD basta log pri-

meros tiempos, cuando empieza a habeT fuentes. Se van hacienda mas com- plejas (y de ahi que menos accesibles) en la medida en que se multiplican lag diferencias intemas. No obstante, lag falces y el desarrollo del mismo conjunto basico de rasgos relativos a la familia, el parentesco y el matri- monio interesan a todos puesto que constituyen el media ambiente donde pasamos gran parte de la vida. Es indudable que se precisa un planteamien- to general.

Mis calificaciones no son ni de lejos lag habituates. No soy historiador ni estoy especializado en estudios sabre Europa sino que mas bien soy un com- parativista: antropologo par formacion, he realizado trabajo intensivo de cam- po en Africa e investigaciones menos intensivas en Asia. No me propongo ofrecer un relata sin discontinuidades; gena imposible hacerlo en el espacio que se me ha asignado. Mi perspectiva es mas bien analitica. Se me ha insta- do a que me ocupe de temas controvertidos dentro del estudio de la familia europea, 10 que significa remitirme a la obra de autores concretos y a menudo comentar anteriores trabajos mios. Con objeto de preservar la dimension his- torica y de examinar log problemas de cambia y continuidad, he intentado po- neT de relieve periodos significativos y tratar lag cuestiones controvertidas que ban suscitado. Esto solo me es factible desde mi perspectiva; el lector debe darse cuenta de que lag opiniones difieren muy radicalmente.

Pero tambien es necesario ocuparse de temas que se gillen de estas limita- ciones cronologicas a fin de examinar cuestiones como la dote 0 lag diferencias sectarias. Este proceder tal vez incluya asimismo saltar de un lugar a otTo y de una epoca a otra de un modo que probablemente perturbe a log historia- dares profesionales.

Esta claro que en un ensayo breve no puedo abarcar todas lag variacio- Des que hay a 10 largo de la his tori a de un gran continente. De hecho tal tarea me superaria con mucho. Esto significa tamar log casas individuates

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como paradigmas, aunque ningun caso pueda ser nunca una replica exacta de otro. Como me recuerda un erudito comentarista, E. P. Thompson calific6 a la antropologia y a la historia de disciplinas del contexto (subjects of con- text). Cierto. Pero tambien es inevitable que uno vaya mas alIa del contexto en los conceptos que usa (por ejemplo, «familia») y en las ideas que elabora, sobre todo si se considera fundamental subrayar el tratamiento comparativo con objeto de contrarrestar los multiples supuestos etnocentricos que hay alrededor de log temas concretos.

For ultimo, es evidente que habria podido escribir 0 desarrollar muchas cosas de no estar limitado por lag exigencias editoriales relativas a tamafio y publico. Esto es un ensayo de antropologia general y como tal debe leerse, no como una narraci6n hist6rica.

Mi punto de vista implica concentrarse en la literatura y las lenguas que conozco. Si Inglaterra mantiene una posici6n central, no se debe a que siga la linea de muchos historiadores para quienes la familia inglesa, y las actitu- des y sentimientos que conlleva, difiere esencialmente de la del resto del con- tinente en aspectos que estimularon la «modemizaci6n», el «capitalismo» 0 la «industrializaci6n». Mi objetivo es muy diferente: utilizar el amplio mate- rial de ese pais para sacar a la luz aspectos generales del analisis de las ins- tituciones domestic as en Occidente (y a veces tambien en Oriente,e incluso en familias mas dispersamente repartidas por el mundo). For 10 tanto, he pro- curado subrayar una perspectiva analitica y comparativa dentro del contexto

hist6rico.

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La mayoria de lag exposiciones hist6ricas, ademas de omitir las com- paraciones generales, no incluyen el presente socio16gico. Este es para mi un elemento intrinseco del analisis, no s6lo de la narraci6n; necesitamos com- prender, por ejemplo, que ha sido de la llamada «familia afectiva» para so- pesar si era en realidad tan afectiva. He intentado hacerlo a partir del trabajo sobre la situaci6n europea contemporanea que estoy llevando a cabo junto con Juliet Mitchell.

Vuelvo a los estudios europeos porque estoy convencido de que los investigadores hall adoptado una perspectiva demasiado estrecha cuando hall intentado abordar la historia de la familia en Europa. Esta empresa requiere una dimensi6n te6rica y comparativa porque, en el mejor de los casos, nece- sitamos examinar cualquier sistema particular como una de la serle de formas posibles y estar enterados de los otros trabajos que se hall hecho sobre la dis- tribuci6n, por ejemplo, de los tipos de familias 0 de log ciclos del desarrollo. S6lo entonces nos sera posible valorar las afirmaciones de los historiadores. For supuesto que todas las sociedades, y desde luego que todas las familias, son unicas. Pero en estas cuestiones los historiadores se ocupan de aspectos generales como la infancia 0 el amor matemo, que algunos entienden que no s6lo son particulares de Europa sino que estan relacionados de manera sig- nificativa con el proceso de modemizaci6n a escala global.

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Prologo 11

Consideraciones editoriales me hall hecho eliminar muchas referencias a «otras culturas», asi como lag relativas a Europa que no incidian directamen- te sobre mi texto. Se encontraran bibliografias mas extensas en algunas de lag obras generales que menciono mas adelante. A otros, cuyos nombres he omi- tido, presento mis excusas, pero la literatura es demasiado vasta para exami- Daria como es debido en un volumeD tan breve.

Al tratar estos asuntos estoy necesariamente en deuda con lag obras de otros estudiosos que me hall servido para centrar mi interes 0 bien me hall pro- porcionado log materiales. Para el primer periodo he intentado actualizar mi estudio The Development of Marriage and the Family in Europe (La evolucion del matrimonio y La familia en Europa) (1983), que ha sido comentado POT cierto numero de historiadores de la familia romana;1 Para otros periodos me he basado tambien en una selecci6n de obras que me parecian importantes! Debo especial agradecimiento a Olwen Hufton, Juliet Mitchell, Ulinka Ru- black, David Sabean, Martine Segalen, Keith Wrightson y a lectores an6nimos pOT sus extensos comentarios sobre el manuscrito, asi como a log consejos edi- toriales de Jacques Le Goff, a la ayuda de muchos amigos que me hall suge- rido lecturas y a la colaboraci6n de quienes hall participado en preparar el ma- nuscrito.

JACK GOODY

CAP{TUI,-O UNO

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Los principiosEL PASADO DE LA FAMILIA EUROPEA influye en su presente, tanto en las con- tinuidades como en las discontinuidades. Se habla mucho boy del final

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de la familia, y en un periodo anterior se hab16 de la invenci6n de la infan- cia y de la aparici6n de la «familia afectiva» (todo 10 cual implica un cam- bio radical con respecto a 10 anterior). La idea central de esta exposici6n es que no hay ningun final de la familia; alguna clase de emparejamiento sexual y de cuidados a los hijos es esencial para la inmensa mayor parte de la es- pecie humana. Las familias no reproductivas son desde luego mas comunes que en el pasado, pero constituyen una minorfa tanto en Europa como en otros lugares. De momento parece muy improbable que las modernas tec- nicas reproductivas sustituyan los placeres del sexo para la mayorfa de la

humanidad.

Se hall producido cambios estructurales a 10 largo del tiempo, pero en- cuentro discutible que la mejor forma de describirlos sea en terminos de aparici6n de la familia nuclear 0, afectiva, del amor parental 0 conJugal. Ha habido importantes continuidades al mismo tiempo que discontinuidades, aunque s6lo sea porque las exigencias de la reproducci6n social hall fomen- tado basta ahora alguna clase de estructura farpiliar pequefia a la vez que una fuerte vinculaci6n dentro de carla generaci6n y entre las generaciones. Se hall exagerado las particularidades de la familia moderna, sobre todo en Occiden- te, algunos de cuyos rasgos hall estado ahf desdelos ultimos tiempos de Roma y tanlbien en otras partes del mundo.l

Las primeras calces de la familia europea se hallan en las civilizaciones clasicas del Mediterraneo, Grecia y Roma, as! como en las sociedades triba- les germanicas y celtic as que dominaron buena parte del norte y el oeste del continente cuando aquellas civilizaciones florec!an en el sur. Ambos ramales se ban considerado responsables de aspectos significativos de la familia en la Europa posterior: Roma sobre todo del derecho de familia, y las tribus teut6- nicas, de rasgos como teller en cuenta el parentesco bilateral y la importancia concedida al «individualismo». Los textos jurfdicos clasicos no siempre son

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faciles de interpretar desde un punto de vista que se interesa por las conduc- tas, y sobre los antiguos gerinanos dependemos en buena medida de 10 escrito por extranjeros, dado que ellos eran analfabetos. Aunque es necesario corre- gir algunas de las concretas atribuciones, los romanistas y los germanistas, los clasicistas y los tribalistas, ambos tienen raz6n al percibir influencias en las posteriores estructuras de la familia. Pero algunos de estos rasgos, como el do- tar alas mujeres al casarse, no son exclusivos de las sociedades europeas. Ademas, la mayor de todas las influencias es la resultante del adveniiniento del cristianismo, que en ultimo termino procede del Oriente Pr6ximo, cuando la Iglesia, en el proceso de cristianizar, introdujo cierto numero de cambios que transformaron las anteriores pautas de la vida domestica.

Rasgos comunes de la vida familiar

Antes de elaborar estos temas, empecemos por examinar determinadas cues- tiones generales de la familia, el parentesco y el matrimonio, procedentes de estudios comparativos, que necesitamos recordar para ocuparnos de Europa. En primer lugar, no conocemos practicamente ninguna sociedad, en la his- toria de la especie humana, en que no fuera importante la familia elemental 0 nuclear, en la mayor parte de los casos como grupo que comparte la resi- dencia.

En segundo lugar, incluso donde la familia no es jurfdicamente mon6- gama, en la practica suele serlo; y la unidad basica de producci6n y repro- ducci6n siempre es relativamente pequefia. Las variaciones de tamafio de las familias ocurren dentro de una franja muy estrecha.

En tercer lugar, y consecuentemente, incluso donde existeD grupos de filiaci6n unilineal,como la gens patrilineal de los romanos, siempre se tienen en cuenta los lazos consanguineos (bilaterales) que generan ambos proge- nitores, incluidos los de aquel cuya filiaci6n no se reconoce (10 que Fortes denomina «filiaci6n 0 descendencia complementaria»). Por ejemplo, incluso en las sociedades patrilineales es siempre importante la figura del hermano de la madre, 10 cual no es en absoluto indicio de una anterior organizaci6n matrilineal.

En cuarto lugar, no hay ninguna sociedad en que no sean importantes, sentimental y jurfdicamente, los lazos entre la madre y el hijo (yen la in- mensa mayorfa tampoco dejan de serlo los del padre y el hijo), aun cuando en algunos contextos ideol6gicos se quite a estos lazos importancia (por ejemplo, entre las clases altas, segun la literatura, de las primeras sociedades mediterraneas).

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A partir de estos rasgos es posible concluir que, por razones generales, en ningun sentido serio ha inventado Europa, dejando de lado el capitalismo, la familia elemental 0 nuclear, ni tan siquiera la pequefia domestica. Las distin-

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Los principios 15

tas sociedades concedeD distinto peso alas relaciones domesticas y tambien varia la amplitud con que se reconoce el parentesco. En los tiempos clasicos, tanto Grecia como Roma pornan cierto enfasis en los grupos de filiaci6n uni- lineal (linajes y claDes patrilineales), pero estos desaparecieron en Europa bajo el impacto de los invasores germanicos con sus parentelas bilaterales y bajo la presi6n de la Iglesia cristiana que debilit6 todos los grupos de paren- tesco mas amplios al lirnitar eficazmente su extensi6n e iniciar un sistema distinto de relaciones rituales, las de padrinazgo. Este debilitarniento conve- rna tanto a la Iglesia como a los senores feudales. Gradualmente los lazos bi- laterales mas amplios fueron perdiendo importancia hasta que, hoy, con unas pocas excepciones, la real amplitud de las relaciones de parentesco Tara vez desbordan en Europa a los descendientes de la pareja de abuelos, es decir, a los tios y tias carnales (hermanos de los progenitores) y sus hijos (primos hermanos).

l,Se produjo ya este cambio en la sociedad romana a partir del siglo II a.C.?2 Tal vez padezcamos en esto de una falta de la adecuada informaci6n, puesto que no es facil visualizar una sociedad con grupos de filiaci6n agnati- cios (unilineales) que no reconozca al rnismo tiempo el parentesco bilateral. Puesto que sabemos que los TOrnaDOS ternan la gens, 10 que importa en esta cuesti6n no es si tambien reconocian los lazos bilaterales, sino pOT que de- saparecieron los agrupamientos unilineales. Se ha sostenido que la disrninu- ci6n de la importancia de la gens y de lafamilia ha favorecido «la emergencia de otros dos grupos, la familia compleja, creada mediante sucesivos matrimo- nios, y la familia cognaticia 0 los cognados, centrada en una persona y que incluye los parientes de las lineas masculina y femenina».3 Pero no se ofrece ninguna raz6n que explique la disrninuci6n ni la cronologia de la final desa- parici6n de la gens. Este hecho no parece habeT sido considerado un proble- ma. En Europa, grupos de filiaci6n (clanes) que fueron algo mas que patrorn- micos (es decir, que apellidos) se encuentran en Irlanda 10 rnismo que en las Highlands de Escocia y en algunas zonas montafiosas de los Balcanes (por ejemplo en Albania). Es interesante que en Italia hubiera algun reconocirnien- to de 10 que yo he llamado lignajes, pOT ejemplo entre la nobleza florentina4 y genovesa, asi como en otras zonas del Mediterraneo, caso de Corfu.5 Uti- lizo esta palabra para distinguirlos de los linajes africanos, que retienen las propiedades de los varones dentro del grupo, mientras que con la diver- sificaci6n de la devoluci6n siempre se dispersaban al casarse las mujeres, 10 que conlleva una relaci6n distinta entre el grupo y la propiedad. l,Supornan estas colectividades alguna continuidad de grupos de filiaci6n anteriores? En otras partes de Europa los claDes y los linajes habian desaparecido 0 no habianexistido nunca. No parece habeT pruebas de que los anglosajones ha- yan teriido nunca otra cosa que parentelas (de diversos tipos) que regula- ban la defensa y las infracciones de maDera similar a como 10 hacian en otros lugares los claDes unilineales. l,Habia otros pueblos germanicos con gruposi

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16 La familia europea

unilineales? Los primeros codigos de leyes hacen que tal posibilidad parezca poco probable.

Tampoco invento Europa, como tanto se ha reivindicado, la infancia ni tan siquiera el afecto (tampoco el «amor») entre marido y mujer ni entre padres e

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" hijos. Los padres siempre ban llevado Into pOT log hijos, Y log conyuges el uno pOT el otro. El duelo 10 mismo que el afecto son ut)iversales y solo ha dicho otra cosa la mas grosera historia de lag mentalidades en combinacion con el etnocentrismo prepotente e ignorante. Una vel mas hay diferencias de enfasis, pero log sentimientos son un pobre material para log historiadores, que es pro- bable que cometan indecibles errores al valorarlos.6 El cuidado de log hijos

dentro de la relacion conyugal, que defineD log derechos sexuales y maritales !

relativamente exclusivos, es cuasiuniversal. Apesadumbrarse y llevar luto pOT log hijos es una de sus consecuencias; tambien 10 es el apego sentimental en- tre log conyuges. Es falso (en mi opinion) veT estos rasgos como algo que apa- rece en log siglos XVI, XVII 0 XIX. Esto no puede seT cierto,7 pOT 10 mismo que tambien es falso buscar su origen en la Roma tardla. Sin duda existe una «his- toria» de log sentimientos, pero no en log burdos terminos unidimensionales que ban propuesto muchos historiadores europeos.

Eurasia y la Edad del Bronce

Algunos de log rasgos de la vida familiar, como el amor materno y la atrac- cion sexual, que ban sido vistos como exclusivos de Europa, son meras va- riantes de rasgos universales. Otros no son caracteristicos de Europa sino de toda Eurasia, de lag grandes civilizaciones que surgieron durante la Edad del

Bronce.

La Edad del Bronce cre6 unas nuevas condiciones que afectaron a la fa-

milia a todo 10 ancho de Eurasia; esta suposicion se opone frontalmente a la concepcion marxista y weberiana predominante en Europa de que Oriente y Occidente divergieron en un periodo anterior no especificado, vision esta que encaja facilmente con lag ideas, no solo de la opinion publica occidental, sino

de la inmensa mayoria de log historiadores y cientificos sociales europeos, de

que desde antiguo ha habido diferencias entre Oriente y Occidente, diferen-

cias que fueron relevantes en el posterior proceso de modernizacion.

l,Que paso en la Edad del Bronce? He sugerido que introdujo nuevas for-

mas de estratificacion, en contraste por ejemplo con Africa, basadas en la propiedad de la tierra. Ahora era posible cultivar la tierra con metodos mas intensivos (mediante el arado, la irrigacion, etc.), 10 que producla un mayor excedente pOT encima de la subsistencia capaz de mantener lag artesanlas y

lag especializaciones de la vida urbana.

Estos cambios de tipo socioeconomico tuvieron profundos efectos sobre

lag estructuras familiares. Es evidente que tambien otros cambios socioeco-

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Los principios 17

n6micos afectaron alas estructuras familiares, las economias esclavistas del mundo clasico, el feudalismo de la Edad Media. La principal discusi6n de los investigadores modemos se ha centrado sin duda en 10 ocurrido a partir del Renacimiento y en los efectos asociados con el desarrollo del capitalis- mo mercantilista, con la Reforma y sobre todo con la aparici6n del capitalismo industrial bacia finales del siglo XVIII. Estos cambios influyeron inevitable- mente en la formaci6n y funcionamiento de los grupos domesticos que antes constituian unidades de producci6n y que dejaron de serlo para la mayor parte de los europeos, aunque la propiedad siguiera siendo importante para la mayorfa; como unidades de reproducci6n, sin embargo, se ban visto menos afectadas basta el siglo actual, dado que en esta esfera tienen una cierta auto- nomia que les proporciona algun grado de continuidad. En tanto que unida- des reproductivas, las familias tienen una tarea permanente que realizar en el pIano individual y en el societal. Tambien ahi incidi6 el muy importante fac- tor de la ideologia y la practica religiosas, como vemos en los actuates de- bates acerca del aborto, que en parte aislaba estos campos de las presiones de los grandes cambios socioecon6micos. Un entrelazamiento de estas con-

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sideraciones es 10 que constituye el marco donde plantear cualquier trata- miento de la historia de la familia europea.

Las principales sociedades de Europa y de Asia practicaban una agricul- tufa avanzada mediante el uso del arado y la irrigaci6n, de modo que las di- ferencias en este aspecto no eran tan sefialadas. Hay una buena raz6n para des- cartar algunas de las concepciones mas extremadas sobre las diferencias entre los sistemas de parentesco oriental y occidental, que van implicitas en los ra- zonamientos de quienes yen la preexistente familia europea ligada a los mo- demos logros de este continente, por ser muy distinta de los sistemas orien- tales, mas amplios y a menudo unilineales.8 Pero, si bien cada sociedad 0 sub- grupo presenta su propia selecci6node variables de parentesco, tambien tienen mucho en comun. E incluso las propias opciones pueden verse a veces como las distintas soluciones que se ofrecen a problemas similares, por ejemplo en relaci6n con las estrategias sobre la herencia 0 sobre la administraci6n do- mestica.9

Es seguro que una buena parte del continente gan6 alguna unidad gracias a la generalizada adopci6n de las normas cristianas por pueblos con muy dis- tintos antecedentes. Esta relativa uniformidad afect6 a muchos aspectos de la vida familiar, como la prohibici6n del matrimonio entre parientes, entre afines y entre la recien inventada categorfa de «parientes rituales», los parientes por padrinazgo, los parientes espirituales. Pero la posterior divisi6n religiosa en- tre cat6licos y protestantes tambien se convirti6 en algo importante para la fa- milia, sobre todo para los grados de prohibici6n matrimonial (por 10 menos en Inglaterra y entre los hugonotes franceses) y para su complementario «tabu del incesto», asi como para el divorcio, que se volvi6 posible, aunque no ha- bitual, en todos los pafses protestantes con excepci6n de Inglaterra.

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18 La familia europea

Un examen de log rasgos particulares de la Europa cristiana no tiene Dada que ver con lag ideas al uso de la singularidad de Occidente en relacion con la modernizacion, 10 que conlleva ver a log demas (sobre todo a Asia) como atrasados e incapaces de realizar el necesario paso adelante.1o Evidentemen- te, la singularidad solo puede demostrarse mediante una sistematica investiga- cion comparativa, no mediante especulaciones etnocentricas.

Oados estos rasgos generales de la Eurasia posterior a la Ectad del Bron- ce, es necesario que nos preguntemos por que hemos de aislar a Europa para estudiar lag instituciones familiares. Pues solo se trata de un continente ficti- cio, sin limitaciones geograficas que 10 cierren de forma concluyente, sino tan

J solo con una frontera imaginaria que pasa por el Bosforo y log Urales.\I Esta razon fundamental tiene que ver con la concepcion de Europa como el con- tinente cristiano, en primer lugar, y como el que encabeza a escala mundial la modernizacion, la industrializacion y el capitalismo, en segundo lugar. Am- bas nociones proponen la busqueda de factores singulares, incluida la fami- lia, en el primer caso en tanto que consecuencia, en el segundo como posi- ble causa de su liderazgo. Respecto al primer factor, debe recordarse que el continente tiene falces no cristianas, tanto germanicas (ademas de lag cel- ticas y lag de otras «tribus») como clasicas (10 mismo griegas que romanas), y que el propio cristianismo debe mucho alas tradiciones del Antiguo Testa- mento judfo. Ademas, el continente siguio conteniendo pequeiias minorfas, como judios y musulmanes, por no hablar de log gitanos y otros grupos am- bulantes, que tenian distintas creencias y formas de vida, mas log emigrantes mas recientes llegados de lag Indias Occidentales, del norte de Africa, del Africa subsahariana y de la India. Con respecto al segundo, Europa, e inclu- so la Europa cristiana, formaba parte de la zona eurasica mas amplia que tenia un considerable numero de importantes rasgos comunes, heredados 0 desarrollados a partir de lag culturas posteriores a la Edad del Bronce, rasgos como dotar alas mujeres y el asociado «domplejo de propiedades de la mu- jeD>.12 En la mayor parte de lag sociedades lag mujeres hall sido consideradas «menores de ectad legal», por 10 menos hasta hace muy poco, 10 cual es uno de log aspectos de su frecuente subordinacion e incluso opresion. Su posicion no solo ha variado de una sociedad a otra y de una epoca a otra, sino tam- bien segun la clase y dependiendo de la composicion de la familia de origen. En lag sociedades posteriores a la Edad del Bronce, la mujer sin hermanos podia ser heredera, capaz de hacer que el hombre se trasladara a vivir con ella y de «llevar log pantalones», como seiiala mas de un proverbio campesino. Una heredera era en muchos aspectos importantes superior a un hombre sin un centimo, incluso a muchos hijos mas jovenes de su misma clase. Si bien este sistema de dotacion rue modificado a su

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conveniencia por la Iglesia cristia- na, siguen estando potencialmente vigentes log aspectos que inciden sobre lag estrategias familiares (en tanto que distintas de la caridad) que dieron lugar a ese complejo de variables. Este complejo de variables emergio como fuer-

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Los principios 19

za de contrapeso en diversos momentos de la historia europea, modificando a su vez lag prescripciones de la Iglesia, como ocurrio en el caso de Enri- que vm de Inglaterra.

El modo de subsistencia, sea el de log que no poseen tierra, el de log cam- pesinos, el de log comerciantes 0 el de log nobles, influyo enormemente en la vida familiar, como pOT ejemplo cuando muchos trabajadores agricolas pasa- Ton de la produccion agricola alas laborys proto-industriales caseras. En el segundo caso ya no estaban sometidos alas mismas constricciones que en- traiiaba la produccion agricola campesina, constricciones como la limitacion de recursos para alimentar y distribuir entre log hijos, la necesidad de ajustar la tierra a la mano de obra, lag coacciones (y ventajas) de log derechos here- ditarios a la propiedad, que afectaban profundamente alas relaciones entre lag generaciones. «La propiedad hereditaria, en tanto que determinante "tangible" de la conformacion de la unidad domestica y de la estructura familiar, perdio terreno frente a la importancia avasalladora de la familia como unidad labo- ral.»!3 Los ingresos de lag mujeres estimularon el matrimonio temprano y el disponer de empleos para log hijos fomentolas familias numerosas.14 Esto sig- nifica que lag mujeres fueron a menudo la «vanguardia de lag industrias do- mesticas campesinas»,15 pero mas a menudo se produjo una indiferenciacion de la division del trabajo sin, en apariencia, todas lag desastrosas consecuen- cias que algunos previeron con su desaparicion.

Diferencias intemas

Si bien lag influencias del cristianismo y de la Edad del Bronce fueron fuer- tes, bubo muchas variaciones de la estructura familiar a 10 largo del tiempo y del espacio. Nadie esta proponiendo la uniformidad. Un reGiente libro sobre la

familia italiana desde la Antiguedad retoma la cuestion de la diversidad de la familia europea y el problema de generalizar.16 Bien hecho. Pero no logra sustituir 10 que log autores consideran paradigmas insatisfactorios, el evoluti- vo y el comparativo, pOT otros distintos. Mi intencion es tratar de plantear

I algunas propuestas muy generales que vayan mas alIa de la meTa afirmacion : de la diversidad, 10 que parece algo poco constructivo. Pues 10 que parece in-

finitamente variable y flexible visto desde dentro no siempre se ve igual desde fuera. En parte, pOT ego es pOT 10 que se necesita una perspectiva mas amplia. En este contexto, la ausencia de divorcio y la presencia del padrinazgo, pOT ejemplo, sobresalen como rasgos importantes de la Europa cristiana que dis- tinguen a estas sociedades de muchas de lag que hay alrededor y de muchas de lag anteriores. Algunos de estos factores no son de pOT sf absolutamente exclusivos de Europa: el divorcio es igualmente imposible en la India, existe parentesco ritual de diversas clases en otros lugares. Pero en Europa estos ras- gos forman parte del paquete que introdujo la Iglesia cristiana.

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Los sistemas de herencia varian mucho en Europa. Pero hay algunos fac- tares muy difundidos que distinguen, no tanto del resto de Asia como de Afri- ca, a buena parte de este continente, sabre todo la devoluci6n de propieda- des parentales a las hijas asi como a los hijos

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(en forma de herencia, de dote 0 de ambas casas). Y relacionado con esto esta que la devoluci6n recaiga en las hijas sin hermanos varones, en tanto que herederas, antes que en los va- fanes colaterales (primos); estos ultimos quedan par regia general excluidos. Estos dos factores diferencian la herencia europea de la afticana de un modo radical. Yo he sostenido que se trata de un rasgo de las sociedades posterio- res a la Ectad de Bronce y que esta relacionado con su sistema econ6mico y de estratificaci6n, en el que se creia esencial preservar el estatus de las hijas asi como el de los hijos (en otras palabras, el estatus de toda la familia na- tal), 10 que no sucede en absoluto en el caso de Africa. EI mismo hecho de repartir las propiedades entre hijos e hijas puede inducir a que las familias sean mas pequenas (es decir, sea menor el numero de hijos) que cuando la pareja se propane contar con el mayor numero posible de varones.

Algunas de estas diferencias tal vez hayan surgido a resultas de la susti- tuci6n de instituciones funcionalmente similares sin que necesariamente inter- viniera ningun acontecimiento exterior de importancia. Al examinar las es- trategias de la herencia, una alternativa a la adopci6n puede ser, aI menDs en los casas en que hay hijas, la posibilidad de transmitir propiedades aI hijo de una hermana, quebrantando en apariencia la herencia agnaticia predominan- Ie. 0 bien, 10 que de hecho es 10 mismo, contraer una uni6n filiacentrica (uxorilocal), donde el hijo politico que se gaDa actua como administrador provisional de la hija y de las propiedades parentales de ella; como diceD los franceses, ilfait Ie gendre. Se ha interpretado que la aparici6n de esta prac- tica a finales de la Antigtiedad seria un indicia de que se estaba pasando del reconocimiento agnaticio a la consanguinidad (Ia «sangre») y la alianza (0 matrimonio).!? En algunos sentidos la adopci6n poDia mayor enfasis en la fi- liaci6n directa. Como quiera que las hijas tambien son agnadas, la sangre (in- cluso la sangre agnaticia) resultaba favorecida par encima del parentesco «ficticio» creado par la adopci6n. Dudo de si debemos explicar esta sustitu- ci6n de la adopci6n en estos rerminos generales 0 si seria preferible buscar razones mas especificas. Una de estas seria la creciente influencia de la Igle- si& cristiana en este periodo, pues Salviano ya andaba tronando contra la adopci6n en el siglo v en nombre de que semejante acto privaba a Dios de 10 que era sura y a la Iglesia de propiedades. En cualquier caso, esta concreta sustituci6n de la heredera evidentemente s610 podia tener lugar en los casas en que habian nacido hijas en la familia.

No toda Europa tuvo la misma influencia del cristianismo. A comienzos del siglo Vill, los ejercitos arabes conquistaron la mayor parte de la peninsula Iberica, que pas6 a formar parte del Islam. Lo mismo ocurri6 en Malta, Sici- lia y secciones de los Balcanes, que siguen siendo musulmanas basta el dia

Los principios 21

de boy. La afluencia de judfos y gitanos tarnbien dio lugar a comunidades cuyo sistema familiar diferfa de modo significativo del del resto de Europa:"

Teniendo en cuenta la presencia islarnica, ha habido la tendencia a subrayar lag continuidades entre la vida en Andalucia y la de los habitantes preislarni- cas. Pero otra corriente insistia en las sustanciales diferencias:' Los arabes trajeron consigo la nocion de «tribu» y, aunque estas unidades mayores ten- dieron a perder importancia a partir del siglo x, se mantuvo la relevancia de los linajes patrilineales. Dentro de estos linajes se daba preferencia a los ma- trimonios entre parientes proximos, sobre todo de los hombres con la hija del hermano del padre, como es habitual en todo el Islam.

Uno de los argumentos a favor de la supuesta continuidad (y el consi- gniente rechazo de la influencia islarnica) ha consistido en alegar que las an- daluzas tenian mayor libertad que otras mujeres del mundo arabe y que esta libertad formaba parte de la herencia de los anteriores pobladores. Pero, al igual que en otros lugares, los lideres religiosos decretaron que las mujeres debian seT recluidas y USaf vela; la libertad no era tanto una caracterfstica del comportamiento del bajo pueblo sino mas bien del de las quiyan, 0 esclavas cultivadas, que cantaban, bailaban y participaban en la conversacion en las reuniones de hombres, y cuyo papel se asemeja al de la geisha japonesa y la hetaira de la Grecia clasica.

EI cristianismo

i;Hay rasgos que sean especificos de la familia europea? Eso depende de des- de cuando, y en alguna medida de desde donde, partamos. Para hacer una afirrnacion de este tipo tenemos que adoptar una perspectiva comparativa, observar los contrastes y las similitudes con Africa y Asia. La distribucion POT continentes no supone de,por si el factor principal que incide en ningu- na clase de diferencias, La Africa subsahariana difiere significativamente, tanto de Europa como de Asia, debido a teller un sistema de produccion mas simple, 10 que tuvo consecuencias para el caracter de la propiedad y de la es- tratificacion; y esto afecta a su vez aI caracter de la herencia, del matrimonio y de los lazos de parentesco.

Europa comenzo a diferenciarse sustancialmente de Asia y del Medite- rraneo que la rodea cuando adopto el cristianismo con su especifica seleccion de nuevas normas. Y estas nuevas normas no eran tan solo rasgos diacrfticos que servian para diferenciarse, par ejemplo, de judfos y paganos (aunque a menudo sirvieran para eso), sino que se introdujeron pOT razones especificas relacionadas con la oficializacion y mantenimiento de la Iglesia como orga- nizacion principal de la sociedad,

Si atendemos a la historia a largo plazo de la familia europea, destacan cierto numero de rasgos, La influencia de la Iglesia catolica en el matrimo-

22 La familia europea

nio y la familia, sobre todo en el contexto de la acumulacion de rondos que Ie iban siendo traspasados de la familia y del municipio, tuvo importantes consecuencias.20 Los efectos de lag normas especificas y de lag presiones ge- nerales se oponian alas estrategias sobre la herencia que habian utilizado lag

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familias euroasiaticas para continuar sus estirpes y prolongar la asociacion i entre parentesco y propiedad que preservaba log estatus jerarquicos. A todo j

10 largo de la historia europea bubo conflictos recurrentes entre log intereses eclesiasticos y log laicos con respecto a la acumulacion de rondos, 10 mismo que log bubo entre log intereses de la Iglesia y log del estado en cuestiones que iban mucho mas alIa de la familia pero que surgieron al emerger la Iglesia como «gran organizacion».

Resistencia

Puesto que algunas de estas estrategias fueron desechadas, cabria esperar una corriente subterranea de resistencia alas exigencias de la Iglesia, y esto es exactamente 10 que encontramos. Tambien podria esperarse que otras reli- giones con distintas prioridades se acomodaran mejor a estas preocupaciones de rondo, lag religiones mas proximas a la «tradicion euroasiatica», y asi su- cedio en el caso de log judios y, en alguna medida, de log grupos de musul- manes instalados dentro de Europa, que pOT ejemplo permitieron e incluso fomentaron log matrimonios entre proximos a la vez que permitian el divor- cio. Estas adaptaciones tambien caracterizanan a log movimientos hereticos que rompieron con el dominio catolico y a lag Iglesias ortodoxas. POT ultimo, el mas influyente de estos movimientos, el protestantismo, prescindio de algunas de lag restricciones. Como consecuencia, una de lag principales dife- rencias de estructura familiar es la que se da entre lag distintas comunidades religiosas, pOT ejemplo en el concreto papel que se asigna alas viudas en lag comunidades catolicas, sobre 10 que llamo la atencion Florence Nightingale. Un cambio aun mayor rue el ocurrido cuando lag normas respaldadas pOT la religion se vieron afectadas pOT la progresiva secularizacion y el decreciente papel de log tribunates eclesiasticos, a partir del siglo XVIII en Inglaterra, 10 que en ultimo termino permitio mayor libertad, entre otras cosas, para cam-

'" biar de pareja matrimonial.

El caracter de la imposicion pOT la Iglesia de importantes normas relativas al matrimonio y la familia, que posteriormente serian interiorizadas 0 bien aceptadas en diversos grados pOT log habitantes de la Europa cristiana, puede apreciarse a craves de como se eludieron tales normas a 10 largo de la historia europea. Siempre hay alguna desviacion de log preceptos sobre la conducta, pero yo me refiero a la creacion de una pauta sistematica que sefiala vincu- log con lag practicas asiaticas e incluso con lag de la Europa precristiana, en la medida en que nos es po sible reconstruirlas. Cuando la religi6n pierde im-

--Los principios 23

portancia debido a la secularizacion 0 a la conversion a otros cultos, como ocurrio despues del Renacimiento y la Reforma, lag normas cambian a todas luces. Este cambio ha ocurrido, por ejemplo, en el caso de la aprobacion del control de natalidad artificial, en el del aborto y en el del divorcio. Seguro que el control de natalidad se practicaba en Francia 10 mismo que en la ca- tolica Italia, pero esta practica era privada mientras que el divorcio era algo publico. Dado que la regulacion del divorcio paso en muchos' casos de log tribunales eclesiasticos a log estatales, cada vez ha sido mas accesible y ha abierto la posibilidad de nuevos matrimonios, excepto para log fieles de con- tados credos. Incluso boy, la sucesion de la corona inglesa sigue condicionada a evitar el divorcio y lag nuevas nupcias.

Es dificil sostener que este cambio este relacionado con cualesquiera de log factores que a menudo se entiende que favorecen la promocion de la fa- milia nuclear estricta, tenida por inherente al capitalism021 y a la moderna familia afectiva,22 pues es seguro que apunta bacia otra direccion muy dis- tinta, es decir, bacia la disolucion del matrimonio, bacia la desaparicion de la sanciones religiosas. La direccion del cambio es mas ambigua de 10 que daD a entender muchas de estas teorias. Hay prohibiciones que se levantan sin ser sustituidas por otras normas alternativas, concediendose tan solo mayor libertad de eleccion a log conyuges adultos. El resultado da lugar a muchas de lag complejidades de la vida familiar contemporanea.

La secularizacion que impulso este cambio formaba parte del giro mas amplio de la sociedad que acompafio al desarrollo de sistemas cientificos y educativos despues del Renacimiento, en el contexto de lag florecientes

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cul- tufas mercantiles. Los conocimientos ayudaron a la invencion de nuevas tecnologias, 10 mismo que el crecimiento de la riqueza que acompaiio a la exploracion y conquista de log territorios de ultramar, log inicios del comer- cio europeo a escala mundial, proceso que curiosamente ha sido denominado la acumulacion «primitiva» de capital.

Sostengo yo que la secularizacion de que hablo no equivale exactamente a la modernizacion, aunque muchos sociologos la hall entendido en estos ter- minos. La modernidad es un concepto escurridizo, sin ningun fundamento firme en el tiempo ni en el espacio y sin caracteristicas claramente definidas; junto con su contrapartida 10 «tradicional», sus rasgos difieren para cada auto-

i ridad. For otra parte, la secularizacion remite a la decadencia de la influencia , de la Iglesia, al traslado de log contenciosos familiares a log tribunales laicos,

a la disolucion de log monasterios, y asimismo al creciente enfasis en lag ideo- logias y lag explicaciones seculares. Este proceso rue una de lag facetas de la Ilustracion y del aumento de log conocimientos en la Europa dieciochesca, pero ha sido desde hace mucho un elemento sobresaliente del confuncionis- mo en Extremo Oriente y de la arraigada corriente Lokayata en la India. Des- de luego el escepticismo y el agnosticismo fueron rasgos comunes al pensa- miento occidental y al oriental a 10 largo de siglos, pero en Occidente no se

24 La familia europea

convirtieron en predominantes basta el siglo XVIII, aunque lag presiones cris- tianas sobre la vida familiar fueron sin duda modificadas por el generalizado movimiento bacia la Reforma del siglo XVI.

El interes por la secularizacion no es solo una cuestion ideologica, sino que tambien afecta a la propiedad. Cuando la Iglesia catolica dejo de teller 0 de ad- quirir propiedades, como habia hecho antes, necesariamente cambiaron sus relaciones con el resto de la sociedad y en especial con la familia. Cuanto me- nos adquma la Iglesia, mas quedaba en manos privactas 0 en las publicas.

Continuidades y discontinuidades

Esta tematica nos devuelve a la cuestion de la continuidad y el cambio de las estructuras familiares. Existen dos enfoques de la historia de la familia en Europa?3 Uno de los enfoques subraya que las continuidades de la familia, sobre todo en Inglaterra, ban sido decisivas para el proceso de la moderniza- cion, mientras que el otro tiende a opinar que el vinculo causal ha sido el contrario. En realidad, hay continuidad y hay cambio, y la principal tarea es tratar de establecer un equilibrio entre los dos hechos.

l,De que clase son las presiones que dieron lugar al concreto conjunto de relaciones familiares? Siempre hay «tradicion», persistencia, inercia. Un deter- minado sistema tal vez este adaptado a otros rasgos de la sociedad de un modo vagamente funcional. Como hemos visto, la tarea de la reproduccion tiene algunos parametros basicos (sexo, cuidado de los hijos, etc.). Una vez ha quedado establecido un conjunto de practicas, este tiende a transmitirse de generacion en generacion. Los grupos domesticos son los que organizan el espacio de la vida y tambien sirven de unidades de reproduccion y consumo; en cuanto tales, tienen algunas funciones que son relativamente autonomas, no subordinadas por completo a los cambios mas amplios, y que deben cum- plirse en todas 0 casi todas las sociedades humanas, aunque su realizacion pueda adoptar formas distintas. Pero es evidente que hay algunos cambios impoftantes que guardan gran relacion con los sistemas de produccion, dado que los grupos domesticos suelen ser unidades de produccion en las socie- dades agricolas. Estas relaciones tambien respondeD a imperativos de la Igle- sia, del estado (y su sistema judicial) y en alguna medida de los propietarios, asi como del mercado.

Asimismo me parece equivocado ver estos rasgos como fenomenos pu- ramente ingleses 0 incluso puramente europeos; tanto los argumentos a favor de la discontinuidad como los favorables a la continuidad estao fuera de lugar en este contexto. Los argumentos remiten a los anteriores planteamientos de Malinowski, Westermarck y otros sobre la universalidad de la familia ele- mental 0 nuclear.24 Si bien es posible que existan algunas situaciones-estruc- tufas como la de los nayar del suroeste de la India, que estamos de acuerdo

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rLos principios 25

en considerar fuera de log lfmites de esta definicion, no cabe duda de que la inmensa mayorfa de lag sociedades humanas estan construidas sobre lag re- laciones socioeconomic as y afectivas que ocurren en la unidad pareja-hijos. Estas relaciones afloran con gran claridad en log rituales funerarios; la tesis de la «indiferencia», la idea de que las sociedades anteriores, otras culturas y otras clases descuidan a sus hijos, adoptada pOT algunos historiadores de las «men- talidades», es desafortunadamente etnocentrica y pOT completo falsa.

Las grandes variables de que me he ocupado, a saber, economicas y re- ligiosas, operan a escala paneuropea. Lo llamativo de log recientes cambios de la familia europea es como se ban producido, no necesariamente al mis- mo tiempo nicon la misma velocidad a todo 10 ancho y largo del continen- te. Qtros autores, mas centrados en lag «mentalidades» 0 en log factores demograficos, a menudo se detienen en las diferencias entre lag regiones de Europa, sobre todos los autores que pretendeD relacionar estas variables con la llegada de la «modemizacion» a un unico pais (primordialmente a Ingla- terra) 0 a un unico territorio (Europa occidental). Como veremos mas ade- lante, la tentativa de definir las mentalidades a partir de estas bases no es convincente, mientras que algunas de las diferencias demograficas, como el tamafio de lag unidades domesticas, constituyen divisiones menDs nftidas, y probablemente menDs relevantes, de 10 que se ha defendido. POT otra parte,

:

I la mayor ectad matrimonial de ambos sexos y la practica asociada de hacer los solteros de sirvientes a domicilio constituyen sin lugar a dudas un rasgo general de los regfmenes europeos desde finales de la Edad Media, 10 que debe tenerse presente.

Me extendere sobre algunos de estos argumentos en los capftulos que si- guen, pero me ha interesado sobre todo proseguir con ahfnco la idea de que muchas de lag primeras normas introducidas pOT el cristianismo, en oposici6n al modo euroasiatico predominante, ayudaron a la Iglesia a acumular propie- dades a expensas de las familias y de los grupos de parentesco mas extensos. Si la influencia de la Iglesia rue tan inmensa, el proceso de secularizacion que promovi6 la ciencia nueva renacentista condujo a la modificaci6n de estas concretas normas, inicialmente en algunos paises protestantes. Con posterio- ridad, cuando se complement6 la agricultura con la protoindustrializaci6n y luego con la industrializacion, la familia dejo de estar ligada al acceso a la tierra y al final Tara vez era una unidad de producci6n. Estas transformaciones tuvieron efectos radicales sobre la vida domestica, que fueron llevados mas alIa durante la Segunda Revolucion Industrial, la del siglo XIX, y a rafz de log cambios socioeconomic os (0 Tercera Revolucion Industrial) que siguieron a la segunda guerra mundial. Estos son los principales factores que examino en los capftul08 que siguen;

Capítulo CUATRO

Los países germánicos,

HASTA QUE PUNTO influyó la herencia germánica en la familia europea? (Sobre esta cuestión hay mucho desacuerdo, debido en parte a lo poco que se sabe sobre la practica, a la vez que las fuentes sobre la primitiva ley germánica son difíciles de interpretar y están muy influidas por los intereses de los autores clásicos que las comentan. En la época en que los germanos hacían sus leyes escritas, su sociedad no sólo estaba afectada por Roma sino también por el cristianismo, y estos factores han de tenerse en cuenta cuando se pretende valorar el estado de cosas. Por esta misma razón, he pasado a considerar los testimonios germánicos después de haber examinado no sólo Grecia y Roma sino también el cristianismo.

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Los gennanos y demas pueblos «blirbaros» no tenfan sistemas de escri- tufa (excepto lag rudimentarias «runas») antes de entrar en estrecho contacto con las civilizaciones clasicas, y 10 que queda de sus escritos consiste sobre todo en c6digos legales. Los documentos arqueol6gicos nos proporcionan informaci6n sobre tipos de viviendas, cultura material y pautas de asenta- miento, 10 que indica diversas fonnas de acceso a log recursos y distintos ambientes sociales, que van desde lag casas aisladas y log villorrios basta las aldeas nucleadas. Pero, en 10 tocante a datos sobre el parentesco (matri- monio y familia) disponemos de muy poco, a no ser log comentarios de log autores romanos, como Tacito, que a menudo parecen versar sobre tipos ideales, en parte por ignorancia y en parte para hacer referencias polfticas a la vida romana. Oesde luego, gena po sible conjeturar a partir de compa- raciones entre el material arqueol6gico de reciente hallazgo, pero es peli- groso y potencialmente casi tan engafioso como muchas de lag reconstruc- ciones especulativas de log ultimos investigadores que trabajan sobre este

periodo.

58 La familia europea

i,Patrilineales 0 bilaterales?

La investigaci6n tradicional entendia a menudo que log primitivos germanos, y de hecho el conjunto de log indoeuropeos, se caracterizaban par teller es- tructuras de parentesco agnaticias, perspectiva que ha sido apoyada median~ te pruebas lingilisticas (por Benveniste, par ejemplo). Las tentativas hechas par log historiadores del derecho para reconstruir el sistema de parentesco de log primitivos germanos parecen tan vagas e improbables como lag de cual- quier sociedad mal documentada que conozcamos.\ La sipe se considera un clan, aunque tambien se ha propuesto que fuera un grupo residencial; se en- tiende que el concepto de familia es un desarrollo que va desde la unidad domestica (incluidos log esclavos) basta el grupo de parientes; se subraya la total autoridad del padre a la vez que se hacen referencias a una anterior or- ganizaci6n matrilineal a partir de fundamentos sumamente especulativos.

La tesis patrilineal mereci6 mucha atenci6n en Alemania y en otros lu- gares. Una teoria alternativa, defendida par Engels y que se remonta a Ba- chafeD y a La sociedad primitiva de Morgan (1877) ha hallado rastros de una anterior matrilinealidad. Las pruebas de estos ultimos son par completo en- gafiosas: se ha propuesto que log estrechos lazos con el hermano de la madre significan que en algun momenta log claDes germanicos pudieron haber sido matrilineales? No 10 fueron en absoluto. La mayor parte de lag sociedades patrilineales y cognaticias asignan un rol especial al no materna. Oesde que disponemos de algunos datos sabre log germanos, la herencia era resuelta- mente agnaticia, recayendo primero en log hijos, luego en log hermanos y log «nos». Esto iba a cambiar con el cristianismo. La anterior suposici6n es igual de debil y entiende que la tendencia agnaticia debe interpretarse como la su- pervivencia de una organizaci6n en claDes patrilineales.

En terminos mas realistas, otros autores hall subrayado 10 significativo de lag relaciones bilaterales (cognaticias) entre log anglosajones, que no son el resultado de supuestas quiebras de un sistema unilineal sino la forma de or- ganizaci6n social mas antigua que conocemos en estos pueblos.3 Se ha de- mostrado que la sipe no era unilineal, aunque se hayan documentado grupos unilineales en los bordes celticos de Europa, como son Irlanda y Escocia y otros territorios marginales.4 Las discusiones sabre la sipe, las atribuciones de matrilocalidad,5 el hablar de la dote como compra de la esposa,6 el papel so- bresaliente del hermano de la madre, todos estos rasgos ha sido malinterpre- tados para hacerlos encajar en unos injustificados esquemas especulativos sabre la evoluci6n que tienen muy poco fundamento en la realidad; en su ma- yor parte, lag discusiones sabre el parentesco de log primitivos germanos ban versado sabre «comunidades imaginarias».

El hecho es que practicamente ningun sistema patrilineal deja de reconocer los lazos maternos; con respecto a 10 vecinos, siempre tiene algo de err6neo

r--

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utilizar categorias de parentesco al decir que quienes residian juntos pasaban a seT parientes «<es miembro de la familia»), ya sea en el yir de log tallensi (Ghana) 0 en el thok dwiel de log filler (Sudan meridional). Lo que parece so- bresalir es que la sipe no era unilineal y que la organizacion del parentesco se basaba en la parentela. El uso del termino clan, con el que la mayoria de lag autoridades designan un grupo unilineal, es pOT tanto engafioso, con la po- sible excepcion de log grupos patronimicos que al parecer encontramos en lag zonas perifericas antes aludidas.

Los sistemas de parentesco bilaterales parecen habeT estado muy exten- didos pOT la primitiva Europa germanica y constituyeron, pOT ejemplo, «el mismo meollo de la estructura de poder de log merovingios»: Hermanos y hermanas tendian a casarse dentro del mismo circulo, pero lag mujeres no eran meras prendas en estas alianzas interfamiliares. Los matrimonios entre francos y mujeres galorromanas condujeron a la conversion de log primeros al cristianismo y leg garantizaban su ascendiente en la administracion del rei- no y de la Iglesia. Los lazos eran importantes pOT ambos lados (bilateral- mente), 10 mismo a traves de log hombres que de lag mujeres.

Tamafio de la unidad domestica

Otra importante discusion se ocupa de la supuesta reduccion del tamafio de la unidad domestica (que a veces se denomina familia). Se ha sostenido que bajo log carolingios se produjo «la sustitucion de la familia extensa pOT la unidad conyugal como centro reproductivo y economico de la sociedad», cambio que coincidio con el desarrollo de la estratificacion.8 <:,Empeoro esto lag cosas para lag mujeres, como se ha sugerido? Cualquiera que sea la rela- cion con lag clases y con lag mujeres, es sin duda falso que lag familias nu- cleares 0 lag unidades domesticas pequefias aparecieran pOT primera vez en esa epoca. Ademas, ya estaba estratificada la estructura de algunos anterio- res asentamientos germanicos septentrionales.

Pese a log argumentos de log historiadores juridicos de log germanos, pa- recen habeT pocas pruebas de que existiera «familia extensa», en el sentido de grandes unidades domesticas, en log pueblos que se instalaron dentro de lag fronteras de 10 que habia sido el Imperio Romano. Este hecho debilita la tentativa de relacionar la evolucion de la posicion de lag mujeres en la so- ciedad franca con la idea de que bubo una transicion de la familia «extensa» ala «reestructurada» entre log periodos merovingio (481-<:,75 I?) y carolingio (751-<:,987?).9 Si bien log gobemantes carolingios y la Iglesia insistieron en la monogamia mas de 10 que se habia hecho en epocas anteriores, y en este sentido limitado pusieron el enfasis en la familia conyugal, no existeD lag ne- cesarias pruebas de que se produjera un abandono de log grupos residenciales de mayor tamafio, sino tan solo quizas de una restriccion de 1as categorias

60 La familia europea

mas amplias de parientes. En realidad, refiriendose a los visigodos se ha pro- puesto que incluso estas categonas ya ternan poco fuerza y que la «familia monogama» constituia par entonces la unidad social basica.IO

Parentelas

i, Que importancia ternan las parentelas a comienzos de la Edad Media? Se ha argumentado que la Inglaterra anglosajona representaba una rase de transicion entre el parentesco y el senono, y que la parentela estaba perdiendo impor- tancia. Oesde luego, el senono paso a jugar un mayor papel en la vida social, pero los parientes seguian llevando a cabo venganzas de sangre en el siglo XI, y aun despues en algunos lugares. Tampoco era la tenencia de la tierra de ningun modo puramente individual, puesto que existian costumbres (mas tar- de conocidas como «Ie retrait lignagere» ) par las que los parientes podian im- pedir a sus miembros enajenar la tierra a extrafios. Las categonas amplias de parientes (las parentelas) seguian teniendo importancia en diversos contextos, pero su presencia en absoluto bacia irrelevantes las familias conJugates; en esta sociedad, como en todas las demas, ambas casas eran perfectamente compatibles. En un bien conocido estudio, Phillpots propane la generaliza- cion de que, donde persistieron las parentelas cohesivas en la Edad Media tar- dia, los campesinos y los habitantes de la ciudades «tendian a ser libres», 10 que suponia una perspectiva nueva sabre el papel del parentesco extenso. II

Ventas de tierras

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Oebido en parte a la abundancia de datos anglosajonas, a menudo se ha toma- do la situacion en Inglaterra como el modelo del principia de la Edad Media y de la evolucion social posterior mas en general, sabre todo en funcion del mercado y, mas concretamente, de la tierra. Par ejemplo, los estudiosos ban considerado que la venta de tierras era una «liberacion de un ambiente social mas tradicional y restrictivo».12 Se ha considerado que el derecho a enajenar se inicia con la Iglesia (que tenia que acumular tomando de los otros) y des- rues se va abriendo paso par la jerarquia secular. Como comentaba Engels sabre el testamento escrito, «entre los germanos fueron los clerigos quienes 10 introdujeron con objeto de que Dada pudiera impedir a los germanos pios legar su herencia a la Iglesia».13 Se entiende que esta evolucion prosigue; el «capitalismo, despues de todo, florecio primero en Inglaterra y el capitalis- mo es el triunfo del mercado y de los hombres que veian las transacciones desde una perspectiva empresarial y comercial». Cualquiera sea la realidad de este imaginativo cuadra, la existencia de venta de tierras dio lugar a un mercado de la tierra, el cual se supone que condujo allibre cambia.

Los pa(ses germdnicos 61

Esta «ingenua teleologfa» del desarrollo capitalista ha sido contrarresta- da sefialando que, al margen de 10 que ocurriera en Inglaterra, log «italianos en todo momento compraron y vendieron tierra, desde log mas antiguos do- cumentos medievales». «Pocas restricciones sobre la venta de tierra parecen haber habido en lag leyes romanas 0 germanicas de Italia.»14 En realidad, la venta de tierra no solo era un elemento normal de la vida social en el Impe- rio Romano sino, antes, en Mesopotamia. Y tampoco estaban restringidas a log hombres lag transacciones de tierras; en la Francia carolingia del siglo Vill, lag mujeres participaban en bastante mas del 10 por 100 de lag ventas.15 No obstante, a menudo log parientes controlaban lag ventas, por 10 menos de lag tierras heredadas (de la familia), de forma que no habfa una oposicion abso- luta entre 10s derechos individuates y log colectivos. Es obvio que ann no se habfa iniciado el individualismo ni el colectivismo habfa concluido. Parece a todas luces dudoso que quepa decir que el individualismo (bajo la forma de venta de tierras 0 de 10 que sea) caracterice a log anglosajones de maDera exclusiva (ni siquiera a log cristianos, pace Dumont).

El colapso de las ciudades

Otros cambios siguieron a lag invasiones germanicas. Mas de 400 ciudades italianas, como Brescia, se hundieron y no revivirian en varios siglos. Pero sobrevivieron algunas instituciones urbanas, mas en Italia que en ninguna otra parte. El analisis de lag disputas sobre tierras en la Italia lombardo-carolin-

, gia, entre log afios 700 Y 900, demuestra que si bien log pleitos a menudo , concluyen con escrituras 0 juramentos, lag pruebas escritas se van volviendo

cada vez mas importantes. Al parecer log notarios no desaparecieron y se re- queria su firma para que tuvieran validez log tftulos. Los cambios habidos en lag normativas indican que lag pruebas escritas se fueron imponiendo a log procedimientos puramente orales. Muchas personas estaban familiarizadas con documentos y log «documentos casi siempre se refieren a la tierra».16

El feudalismo

Consiguientemente, la misma autoridad no entiende que la Europa posroma- na pasara inmediatamente al regimen feudal, sino solo despues de haber adop- tado un «modo campesino», que no carecfa de estratificacion pero contaba con grandes hombres que daban tanto como recibfan, y por 10 tanto no acu- mulaban excedentes con log que participar en el comercio de bienes de «lujo». Hasta Offa, Inglaterra era una de esas sociedades, comparable a Islandia y quizas a Bretafia. En Francia tambien existfan elites, como atestigua la des- cripci6n de Gregorio de Tours. Estas gobemaban por la fuerza mas bien que

2 La familia europea

or anteriores donaciones. No obstante, en el modo campesino la gente esta- a mejor que bajo el regimen feudal, pues no pagaban renta al senor ni im- uestos al estado. POT otra parte, eran pocos log bienes que podian producir

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consumir. Este regimen se considera, en terminos marxistas, un sistema revio a la.~ clases, pero en realidad se describe coexistiendo con regimenes feudales» que pOT supuesto estaban estratificados. Ademas, incluso log re- :imenes campesinos suelen concebirse divididos de maDera caractenstica en lases, con buena parte de la tierra en manos de terratenientes.17

Es seguro que la propiedad de la tierra influy6 en la vida familiar de ma- lera fundamental, dado que la economia domestica se basaba en teller algun .cceso a la tierra. AI tratar de la familia bajo el feudalismo, otTo autor recalca :1 papel del sistema senorial en gobernar la fuerza de trabajo de log Campe- inos y en fomentar la primogenitura.18 Esta forma de herencia (e incluso ,trag formas de primogenitura que especifican un heredero principal) se en- :uentra sobre todo en la agricultura en grandes extensiones y muy organiza- la del sistema senorial, donde se distribuian centralizadamente lag parcelas lue trabajaba un hombre 0 una familia. Pero la primogenitura nunca es ab- :oluta; siempre viene modificada pOT la equidad entre parientes, una especie Ie etica distributiva entre quienes se hall criado juntos que exige asignacio- leg a log demas hermanos. Ademas, se encuentra en sistemas que no son .eudales, sobre tooo alli donde la tierra es un recurso escaso. En realidad, la 10ci6n de heredero principal unico bien puede habeT surgido desde abajo an- es que desde arriba, como ocurre actualmente en la Francia rural, donde el :6digo exige el reparto igualitario pero la practica es muy distinta, pues re- :onoce que lag fincas s610 bastan para mantener a una familia. Tampoco es a primogenitura el unico sistema que se encuentra bajo el dominio senorial. :"a diversidad que se puso de manifiesto en un prestigioso estudio sobre la .lerencia en la Francia del'siglo XVI gena incomprensible desde un punto Ie vista mas determinista, y 10 mismo podna decirse del reparto gavelkind :a partes iguales), del Borough French (primogenitura) y del Borough English :ultimogenitura) en Inglaterra.19 Pero la fuerzade trabajo estaba muy contro- lada pOT otros procedimientos, como pagar derechos pOT casarse y pOT otras Jtilidades (por moler e incluso pOT cocer el pan), teller limitado el acceso a lag tierras cultivables de lag aldeas, imponerle otTo tipo de servicios (entre :>tros log tribunates locales) y lag exigencias generales de obsequiosidad que fueron mitologizadas bajo la denominaci6n de «les droits de seigneur».

EI cristianismo

En el derecho de familia, se sostiene, el «cristianismo no comenz6 a ejercer influencia basta el siglo VIlI»}O Esta aflrmaci6n se refiere a log territorios francos, donde influyeron las normas romanas, lag germanicas y lag cristia.

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Los pa{ses germdnicos 63

nas, pero que segufan adheridos alas practicas familiares «paganas» y, en particular, a la poliginia, el concubinato y el divorcio. Estas practicas siguie- ran en usa basta que Pepino bubo destronado al ultimo fey merovingio en 751; para legitimar su propio gobierno, Perino «se presento a sf mismo como ministro de Dios responsable de reestructurar la sociedad con arreglo a los ide ales cristianos».

Aillevar a cabo estos cambios en el sistema matrimonial de log francos, Pepino el Joven encontro a mediados del siglo VIII una valiosa ayuda en el misionero ingles Bonifacio. Como anteriormente log agustinos en Inglaterra, Bonifacio busco el consejo del papa sabre 10 que debfa hacer, sabre todo con respecto al adulterio y el incesto. Las prohibiciones generales de la Iglesia contra el matrimonio basta el septima grado de consaguinidad, afinidad y pa- rentesco espiritual, que eran lag que definfan el incesto, fueron entonces intro- ducidas en log concilios francos. Incluso se prohibieron lag relaciones sexua- les entre cualesquiera de estos emparentados, 10 cual condujo a la prohibicion de todo matrimonio y a la confiscacion de lag propiedades (un agregado obra de Carlomagno). Como posterior medida de control, el sfnodo nacional de Vemeuil declaro que todos log casamientos debfan ser publicos.21

La imposicion de lag normas de la Iglesia a la sociedad germanica no rue inmediata ni faltaron resistencias. A principios del siglo VI la realeza podia hacer caso amigo, con impunidad, de lag leyes del incesto, pero a finales de siglo la firme postura de la Iglesia tuvo su efecto; se disolvieron log matri- manias entre parientes proximos!2 Desde luego, persistfa el matrimonio den- tro de log niveles de clase y locales. Al igual que la elite merovingia tendfa a casarse dentro de su media (aunque no entre parientes proximos), log cam- pesinos tambien trataban de casar sus hijas dentro de la aldea!3 Pero a fina- les del siglo VI la Iglesia habfa

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conseguido paller en vigor su legislacion sabre el incesto, prohibiendo par ejemplo el matrimonio de un hombre con dos hermanas. Lo mismo ocurrio con la poliginia, que estaba prohibida par el codigo visigotico aunque, como el concubinato romano, siguio practican- dose entre la realeza franca.

El divorcio no era faro basta mediados del siglo VIII, cuando log «caro- lingios introdujeron, tanto en la ley secular como en el derecho canonico, el principia de que log matrimonios duraban toda la vida»!4 Seguramente no se trato tanto de que log carolingios introdujeran estas practicas como de que lag aplicaron con mayor rigor. El divorcio par mutua acuerdo parece haber se- guido siendo popular. No obstante, Carlomagno insistio en hacer mas diffcil el divorcio, llegando a excluir el adulterio como causa. Esta decision fue re- forzada en 829 par cuatro concilios reformistas que prohibieron el repudio. Jonas de Orleans abogaba par la bendicion sacerdotal del matrimonio como salvaguarda del derecho de log hijos a la herencia.

La imposicion de estas normas revela de par sf mucho sabre cuales eran las practicas anteriores, en especial sabre la resistencia que se puso a la hege-

64 La familia europea

monia de la Iglesia. Pero en el caso carolingio, esto tambien condujo al con- flicto entre los modelos matrimoniales laico y eclesiastico. A finales de ese periodo, el modelo eclesiastico habia vencido y el matrimonio estaba consa- grado, pOT la legislaci6n secular y la religiosa, como uni6n de por vida. A me- diados del siglo XII se introdujo en la definici6n del matrimonio valido la idea de consumaci6n y, al mismo tiempo, se liber6 alas mujeres de la necesidad de contar con el consentimiento de los padres.25 Sin embargo perduraban res- tos de las anteriores costumbres; sigui6 habiendo abandonos, abducciones y uniones «end6gamas».z6

Al oficializar sus normas, la Iglesia cambi6 en ultimo termino la situaci6n de las mujeres. En los tiempos merovingios las mujeres eran las grandes be- nefactoras de la Iglesia en la Galia, como 10 fueron en otros periodos. Al re- partir limosnas, construir oratorios, multiplicar las instituciones caritativas y confiar la educaci6n de los hijos a los eclesiasticos, las mujeres ganaron cre- dito espiritual y ayuda practica. Las mujeres de la elite merovingia hicieron im- portantes aportaciones a la vida social al «convertir a sus maridos e hijos, ha- cer donaciones a la iglesia, fundar monasterios y administrar la caridad». Los matrimonios sine manu desaparecieron en los c6digos visig6ticos y borgo- nones, pero si bien el marido podia actuar en representaci6n de la esposa, no podia enajenar las propiedades de ella sin su consentimiento.z7

Yo no vena esta tendencia como un rasgo de la sociedad merovingia y ca- rolingia, sino como algo incrustado en el asentamiento de la Iglesia como «gran organizaci6n». Bien poco tiene de nuevo todo esto, sino que Dace de la situaci6n de las mujeres en otras grandes sociedades euroasiaticas, donde tenian derecho a una porci6n de las propiedades de sus padres. Pues el enfa- sis que se puso en la indisolubilidad del matrimonio no alter6 la posici6n eco- n6mica establecida de las mujeres con respecto a la propiedad. Al casarse la hija, el padre Ie entregaba las propiedades que Ie correspondian, incluidas lag tierras, tal com,o se acordaba en las negociaciones con el presunto marido. «Esto era la dote, que tanto podia llamarse wedd, 'senal' (de donde deriva la palabra wedding (en ingles, 'boda, casamiento'); wituma, dote; gifu, regalo; 0 bienfoederenfeoh, 'herencia 0 pago paterno'.» El mismo marido Ie apor- taba el morgangyfu, un regalo sustancial en forma de tierras u otros bienes, la manana siguiente a haberse consumado el matrimonio. «Desde el mismo inicio del matrimonio el marido tenia que declarar delante de los parientes de la novia "10 que el Ie transfena a cambio de haber aceptado su cortejo y 10 que Ie transferina de vivir mas que el".»28 La dote se agregaria alas propie- dades del marido durante el matrimonio, pero si ella enviudaba sin tener hi- jog se devolvena a su familia cuando muriera. Mientras vivia ella, disfrutaba de una sustancial viudedad. De ser viuda con hijos, estas propiedades que- daban en buena medida a su disposici6n y podia entregarlas a la Iglesia, ave- ces para consternaci6n de los hijos. Esto ocurri6 en el caso de una tal Aescwyn que leg6 un hacienda de Snodland, en Kent, al obispo de Roches-

---Los parses gennanicos 65

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leT. «Su hijo Aelfric acepto malla obra piadosa y pago a un sacerdote para que robara al obispo lag escrituras de propiedad.»29 El conflicto entre el he- redero y el beneficiario ha existido a todo 10 largo de la historia de la fami- lia europea.

La prohibicion del divorcio redujo la dispersion de lag propiedades de un hombre entre cierto numero de esposas, con la consecuencia, como ya se ha dicho, de que pocas mujeres participaban en lag transacciones de tierras des-

Ipues del periodo carolingio, aunque no sea facil entender el porque.3o Ya no

, se necesitaban log regalos a la novia para protegerse del divorcio, como ocu- rre en el Mediterraneo oriental, sino que servian de viudedad, de proteccion

i para despues de la disolucion. Puesto que lag mujeres ternan iguales derechos ! a la herencia en la ley romana, aparecen en condicion de viudas herederas del r marido en algo asi como el 50 pOT 100 de las escrituras.31

Algunos de log rasgos que se hall atribuido a merovingios y carolingios deben considerarse basados de maDera mas general en lag instituciones cristianas. Otros se encuentran, de manera aun mas generalizada, en las prin- cipales sociedades euroasiaticas. Se ha defendido que la introduccion de la monogamia cambia la estructura de la familia y la transmision de la propie- dad, pOT 10 menos en log niveles superiores de la sociedad. «La familia con- yugal, compuesta de marido, esposa e hijos, emergio como unidad economi- ca predominante», excluyendo lag concubinas y log hijos ilegftimos. «Las familias elementales» de divers as clases son normalmente la unidad econo- mica que predomina en lag sociedades preindustriales, mientras que de la mo- nogamia (presente en la India y que representaba la tendencia general en Eurasia) tambien puede decirse que fomentaba, mas bien que limitaba, el con- cubinato y la ilegitimidad.32 En cualquier caso, hemos de teller cuidado en no excedemos al interpretar 10 que ocurrio en esta concreta epoca, que tal vez modificara la familia conJugal pero desde luego que no la creo. Tampoco creo el amor conJugal, que algunos hall atribuido a la Europa modema, pero cuya presencia se percibe, con razon, en lag fuentes narrativas, lag donaciones y log testamentos de log tiempos merovingios. EI marido y la esposa a menudo eran enterrados juntos.33 El amor y el carino entre madres e hijos es asimismo evi- dente. Pero de ninguna manera ocurre pOT primera vez, como sabemos pOT log monumentos y documentos clasicos y del Oriente Proximo.

Al seT indisoluble el matrimonio, log padres se esforzaron cada vez mas en vigilar Clue los hi!os se casaran como el; debido, en ~nmeT lugar, de modo que se sostiene que disminuyo la hipergamia.34 Pero la hipergamia (matrimo- nio en el que la esposa asciende y el marido desciende) no es un matrimonio incorrecto en la sociedad estratificada. A igual que la hipogamia (matrimo- nio en el que el marido asciende y la esposa desciende), proporciona una via de movilidad social dentro de 10 que de otTo modo gena una jerarquia ngida; la riqueza e incluso la belleza se intercambian pOT el prestigio y el estatus.35 No hay pruebas de que supusiera ninguna modificacion a largo plazo, pues

66 La familia europea

esto siempre ha existido en Europa. Tambien se ha defendido que las serias consecuencias del matrimonio dieron Ingar a los «matrimonios de prueba», en los que las mujeres eran provisionalmente concubinas, y que bubo mayor competencia pOT las parejas matrimoniales. Pero ni los matrimonios a prueba

ni la competencia pOT las parejas son fen6menos exclusivos de l~ monogamia. i1.

La condena de las practicas anteriores,. .,

Algunos indicios sobre las anteriores practicas germanicas en la vida domes- fica los aportan las objeciones de los cristianos a 10 que hallaron. Estas ob- jeciones las hemos encontrado en la descripci6n que hace Beda de la co- rrespondencia entre san Agustin, primer arzobispo de Canterbury, y el papa Gregorio a prop6sito de

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la legitirnidad de los matrimonios pr6ximos a ojos de los cristianos. OtTo problema que ve Beda es la buena disposici6n de los pa- dres, en especial de las madres, a enviar a sus hijos a que los cnen nodrizas (aunque los ricos podfan instalar las nodrizas en sus casas). Esta practica esta relacionada con el temor alas suplantaciones de los propios hijos pOT los de otros, tema de muchos cuentos folc16ricos rnientras existi6 la practica; la cual perdur6 en toda Europa, pese alas objeciones de la Iglesia, hasta el siglo xx. Tambien estaba entremezclada con la general aceptaci6n del acogirniento, pOT el que los nifios, a menudo de tierna edad, eran puestos al cuidado de otros, que a veces eran parientes y mas a menudo no. Mas adelante esta tendencia de las sociedades europeas enlaza con la entrega de los hijos de las madres solteras (habitualmente en situaciones de necesidad econ6rnica y bajo la presion de la familia y las autoridades) y con que los hijos de las clases altas fueran educados pOT personas extrafias a la familia (y mas tarde en internados). La acogida familiar es una forma de adopci6n (por entonces prohibida) menos formal, que no afecta al estatus de parentesco «<parentesco ticticio») ni a la herencia, pero resuelve algunas otrasnecesidades de cuidados y crianza.

Los rnismos temas generales relativos a los matrimonios impudicos (in- cestuosos) que se encuentran en Beda se plantean en la secci6n escrita por Saxo Grammaticus de la Historia danica, que recoge el relato que mas tarde adaptaria Shakespeare en Hamlet. Fengi mata a su hermano Orvendil y casa con su viuda, Gerutha: «Agregando incesto al fratricidio», comenta el autor (libro ill, capitulo 77). Estos matrimonios se describen en la Cr6nica Anglo- sajona como «costumbres paganas», con 10 que se quiere decir que el matri- monio con las viudas de los parientes (ellevirato) estaba perrnitido pOT los no cristianos; Eadbald incluso se cas6 con la viuda de su padre.36 Este matri. monio 10 repiti6 (aunque condenado pOT la Iglesia) Aethelbald unos 250 alios despues. Segun los carolingios el incesto persistia en Bretafia, que habfa Toto con la Iglesia franca en 846. Aun antes de esto, se crefa que los bretones se acostaban con sus hermanas y violaban a sus cufiadas.37I

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! Los pa(ses germanicos 67

Parte de 10 que puede habeT perdurado de la Europa precristiana (sobre todo de la sociedad gennanica) eran fonnas populaTes de matrimonio, como el matrimonio pOT estrechamiento de manos, que dispensaba de rituales y ceremonias complicados y tal vez sea mas probable que eludiera las restric- ciones eclesiasticas. Del mismo modo, el pueblo desarroll6 fonnas de divor- cia, como la posterior «venta de esposas».38 Pero esta practica representa probablemente una reacci6n contra las restricciones, mas bien que la conti- nuaci6n de un uso anterior. La imaginaci6n popular invent6 fonnas de es-

\ quivar las restricciones que recaian sobre su comportamiento, restricciones que limitaban las estrategias sobre la herencia que beneficiaran a la familia en lugar de a la Iglesia.

Una instituci6n de la que se ha reivindicado una larga genealogia en los 1 territorios gennanicos era conocida como el kiltgang 0 bundling (encama- ! miento ).39 En esta practica, los j6venes de «estratos» bajos visitaban a sus pro- f metidas y pasaban parte de la noche con ellas, en un abrazo sexual que, en ~ principio, no alcanzaba la penetraci6n completa. En realidad, es evidente que

~no siempre ocurrfa asi, puesto que la proporci6n de embarazos premaritales era a menudo relativamente alta. No obstante, es probable que tambien el kiltgang

, fuera ~na inv~nci6~, pues poca falta hab~a hecho de no habeT prevalecido el , postenor matrimOnIO para hombres y muJeres.40

!. Los matrimonios se contrafan con menDs ectad que en la Europa posterior. r De hecho, toda la vida se desarrollaba antes, en parte debido a la temprana

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mortalidad, en parte a que en el siglo IX las mujeres de catorce anos eran adultas ante la ley. La ensenanza fonnal comenzaba alrededor de los siete afios, cuando se enviaban los varones a un gran senor 0 a un monasterio para seT debidamente educados. Al parecer las mujeres vivian menDs tiempo que los hombres, con una expectativa de treinta y seis afios de vida en la familia de Carlomagno. Esta situaci6n no era la general, pues entre la nobleza sajo- na ocuma 10 contrario, aunque era mayor la mortalidad de las campesinas en el siglo 1X.41

En conclusi6n, ni la tradici6n clasica ni la gennamca parecen habeT tenido\

1un efecto arrollador sobre la posterior familia europea. Habia elementos, como la dote, que eran nonnales en todas las culturas euroasiaticas, y otros, como el amor, conyugal 0 parental, y la familia elemental, comunes a un numero aun mayor de sociedades. En otros aspectos, muchas cosas habian sido transfor-

: madas pOT la aparici6n de la Iglesia cristiana y pOT el empeno de esta, al que l no faltaron resistencias, de establecer nuevas fonnas de conducta en la vida : domestica que llegaron a dominar la familia en las tierras gennanicas.

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CAPITULO CINCO

Pautas europeas y regímenes medievales

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LA EUROPA MEDIEVAL ERA EN BUENA MEDIDA un continente rural, en el que las ciudades volvieron a crecer después de haber desaparecido gran par te de la vida urbana a raíz de la caída del Imperio Romano. Persistió algo de comercio, desde luego, pero no volvió a desempeñar un papel a gran escala basta el desarrollo del comercio italiano en el siglo XV. Mucho antes de que esto ocurriera se creó en Europa una sociedad basada en las clases, con pautas matrimoniales y familiares diferentes según la posición que se ocupaba en la jerarquía. La elite actuaba de muy distinta forma que los campesinos1. En algunos aspectos estaba más controlada: Al casarse, que era muy pronto, se los presionaba a que lo hicieran con miembros de su propio grupo, por razones dinásticas. Los campesinos acostumbraban a casarse con otros campesinos de similar posición, pero su elección estaba menos constreñida, aunque el interés por acceder a la propiedad no era exclusivo de la elite. Y entre los campesinos había muy distintas maneras de transmitir la propiedad; en Inglaterra existía el reparto a partes iguales, la primogenitura y la ultimogenitura; en Francia las costumbres oscilaban entre las llamadas optativas y la mejora (preciput)2 Lo mismo ocurría en los Países Bajos.

Cada uno de estos sistemas estaba relacionado con distintos modos de estructurar la unidad domestica, lo que significaba que esta podía variar mucho3. La ultimogenitura, por ejemplo, significaba que el hijo menor (el «descarriado», el que se queda junto al hogar) se haría cargo de la tierra y permanecería con los padres que sobrevivieran. Los demás hijos tendrán que buscarse novias con tierra, deforestar nuevas tierras para roturarlas o bien buscar trabajo en las ciudades, en ocupaciones artesanales en otra parte, o como criados, o probablemente permanecer en casa como solteros. Esta situación nos llevaría a modificar la visión de la familia bajo el feudalismo para la que la primogenitura era dominante; había más posibilidades4.

Unidades domesticas

Las unidades domesticas se basaban principalmente en la familia nuclear; era raro encontrar unidades domesticas con tres generaciones, aunque en gran parte de Europa la generación de los mayores transfería pronto la tierra y se retiraba a la Sala de Poniente en Irlanda, a la casa de los ancianos (Alterteil) en Alemania, a una propiedad vecina en otros lugares. Contaban con ser mantenidos por los parientes, aun teniendo un hogar aparte y habiendo dejado de trabajar y de administrar la tierra. A veces este retiro conllevaba la redacción de un contrato entre las generaciones, un especie de hypothèque, por el que se determinaban las cantidades de alimentos y ropas a que tenían derecho5. También los hermanos se independizaban por regla general como campesinos, aunque si seguían viviendo cerca constituían una fuente accesible de abastecimientos de equipo para prestar y de mano de obra para contratar, como en el caso de Neckarhausen (Wiirthemburg, Alemania) en una época muy posterior6. No obstante, desde el punto de vista estructural debía haber rasgos comunes con las anteriores aldeas campesinas, lo que justifica que utilicemos datos posteriores sobre las prácticas rurales7.

«En Neckerhausen las casas contenían a menudo más de una pareja de casados a todo lo largo de los siglos XVIII y XIX, la media era de 1,4 "familias".» Esta cifra, que se

1 Duby (1978)2 Yver (1966)3 Razi (1980)4 Seccombe (1991)5 Goody (1990); Gaunt (1983)6 Sabean (1990)7 Este proceder tiene sus posibles peligro pero es sumamente rentable.

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aproxima a 1,59 de las «unidades domesticas» de las Ciudades Reales Libres de la Corona hungara (1784-1787), se clasifica dentro de las variedades de la familia indivisa y por 10 tanto no occidental8. La línea divisoria que se propone es muy tenue. Estas unidades domesticas alemanas se componían normalmente de parientes próximos que a menudo compartían la cocina, aun cuando no siempre comieran juntos, pues tras el matrimonio el hijo bien podía solicitar su Meistershaft para tener su propia «bolsa» mientras continuaba utilizando todos los servicios de los padres9. Recíprocamente, incluso después de este reparto el padre seguía teniendo algún derecho al trabajo del hijo; «aunque el matrimonio señalaba un hito e iniciaba el proceso de redistribución de los recursos, el periodo de transición era largo. La independencia señalaba la primera fase, pero ni aun entonces había una tajante sucesión generacional y pasaba mucho tiempo antes de que una pareja joven tuviera en sus manos la propiedad de los mayores»10

Cierto que los padres y los hijos podían pagarse unos a otros el trabajo que hicieran, dado que la introducción del libro de contabilidad había fomentado nociones muy exactas de los intercambios. Pero al mismo tiempo «cooperaban en trabajos y compartían los espacios de vivir, los almacenes y las herramientas. A veces incluso se adelantaban dinero y saldaban las deudas del otro. Me remito a este último ejemplo procedente de una comunidad estructuralmente similar para poner en claro la dificultad de distinguir las unidades domesticas (u hogares) de los grupos que cohabitan o comparten la vivienda; incluso cuando se ha producido la división de la tierra y se han creado lo que para algunos fines serian unidades independientes, los miembros siguen cooperando entre sí en muchos aspectos, dando como resultado una pauta compleja de relaciones superpuestas entre parientes. Esta complejidad hace menos provechoso, así como menos viable, distinguir entre las unidades domesticas nucleares (o elementales) y las unidades domesticas extensas (o complejas) o grupos que comparten la vivienda, lo mismo en la época medieval que en cualquier otra.

Familias nucleares

En el meollo de la red de relaciones de parentesco siempre hay una pareja conyugal que constituye la base de la familia nuclear o unidad domestica. La existencia de relaciones más amplias no excluye el énfasis en las más próximas. Si bien el énfasis varia, la familia nuclear nunca ha sido totalmente independiente o aislada, sobre todo en las zonas rurales. De modo que no es fácil decidir cuál era «la unidad básica» en ningún sentido global.

Al abordar el análisis de las unidades domesticas en la aldea de Ruyton11, se ha defendido que «lo que se discute es el carácter del sistema familiar ingles en los siglos XVI y XVII…¿Era la relativamente independiente familia nuclear la unidad básica de la sociedad (con todas las implicaciones que pudiera esto tener para nuestra comprensión de la interrelacionada historia demográfica y económica del periodo) o no?». O bien ¿constituyen los lazos entre parientes lejanos «la base de las relaciones sociales» en este periodo?

La polarización es lo problemático y lo que conecta con la «starke theorie» sobre el significado de la familia nuclear aislada: «la familia nuclear predomina, con o sin

8 Hajnal (1982), pp. 469, 4829 Sabean (1990), p. 266. Las cifras húngaras se refieren al total de la población mientras que las Neckarhausen corresponden a la aldea.10 Sabean (1990), 267 Para un ejemplo anterior procedente de Inglaterra, véase Razi (1980) sobre Halesowen en el siglo XIV.11 Wrighton (1981), pp. 152-153, comentando la obra de Chaytor (1980)

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sirvientes»12. Yo he defendido que pequeños grupos domesticos, que se aproximan a ser una familia nuclear, se encuentran en gran número de sociedades de todo el mundo. Las unidades domesticas inglesas eran, desde un punto de vista, bastante complejas, debido a que a menudo incluían sirvientes tanto emparentados como no emparentados (el bien documentado Ralph Josselin tomó a su hermana por «sirvienta»). Había relativamente pocas unidades domesticas pero sin duda había muchas familias trigeneracionales, cuyos miembros se ayudaban entre sí aunque no vivieran juntos13. Esta cooperación tuvo lugar en unos «pocos y nada característicos» casos en Terling14, pero ¿es siempre la documentación lo bastante detallada para proporcionar la misma clase de información que se ha reunido sobre Neckarhausen? Por razones generales, sería de esperar ese tipo de ayuda mutua entre deudos y amigos (vecinos) en las comunidades de aldea de este tipo, ya sea en Europa o en otros lugares.

La dispersión de los lazos de parentesco procedentes de las zonas rurales ocurre al emigrar a las ciudades, al trasladarse a las nuevas tierras de cultivo y con los desplazamientos de menestrales y artesanos. Este proceso puede haberse expandido en Inglaterra antes que en otros sitios, pero indudablemente, fue caso único, como afirman algunos defensores del excepcionalismo inglés. Esta dispersión no significo que las familias nucleares quedaran aisladas, salvo en un sentido superficial. Las hijas de Josselin regresaban al hogar para tener los hijos y su esposa fue a Londres a cuidar a una hija enferma.

Stone ve la situación de manera algo distinta, entendiendo que el periodo medieval se caracteriza por los lazos de parentesco extensos. Como ocurre con la opinión contraria, estamos ante un caso clásico de binarismo donde se contrapone la «familia (extensa) de linaje» a la nuclear y se atribuyen a ambas formas características muy generales, como la oposición entre intereses lectivos e intereses individuales. Esta oposición parece ser en conjunto demasiado tosca; en el primer periodo con toda seguridad tuvieron gran importancia los intereses individuales, lo mismo que lo tendría el papel del estado (colectivo) en tiempos posteriores.

La terminología de parentesco resalta el papel central de la familia nuclear en todos los países europeos, pero el hecho es especialmente claro en Inglaterra debido a la interferencia de los idiomas anglosajón y franco-normando después de la conquista de 1066. En anglosajón existen términos distintos pero emparentados para padre (faeder) y hermano del padre (faedera), lo mismo que para madre y hermana de la madre. Igualmente, en la generaci6n un individuo, los términos para primos se distinguen de los que corresponden a hermanos y hermanas. Después de 1066 la situación se hizo aun más manifiesta por el hecho de que se abandonaran los términos de parentesco correspondientes a los parientes que no formaban parte de la familia nuclear, sustituyéndolos por los franco-normandos, mientras se retenían las raíces germánicas para los parientes próximos, madre, padre, hijo, hija. La familia nuclear resulto aislada lingüísticamente, como ocurriría mas tarde en otros territorios germánicos donde se adoptaron términos franceses.

Lazos entre parientes lejanos

Pero ese grupo no se aisló en otros aspectos. Dentro del ámbito bilateral (la parentela) se reconocían los parientes para distintos fines sociales y, como hemos visto,

12 Laslett (1972), p. 2713 Chaytor (1980)14 Wrightson (1981) quien me hizo atender a Tadmor (1996)

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desempeñaban un papel importante en la vida de la gente, sobre todo cuando vivían cerca. En algunas zonas de Europa siguen encontrándose los llamados grupos patrilineales: en las Highlands de Escocia como en las montañas de los Balcanes, zonas donde era mínimo el control del estado y los vínculos con los parientes lejanos eran importantes para defenderse y para tacar (aunque en la Inglaterra anglosajona estas actividades se organizaban a partir de la parentela bilateral). Tampoco eran las regiones periféricas las únicas donde se daban tendencias agnaticias. Había tendencias agnaticias en los grupos de parientes germánicos, es decir, incluso dentro de un sistema básicamente bilateral; y lo mismo ocurría a menudo al introducirse apellidos, siendo Johnson el hijo de John. Pero no en todas partes. En los sistemas de la península Ibérica se incluía e incluso se prefería el nombre de la madre, un hecho que, como el uso de un término especial para el hermano de la madre (eam o emm en las tierras bajas de Escocia), también se ha interpretado erróneamente como una supervivencia de anteriores clanes matrilineales. Los apellidos son un desarrollo posterior. El estudio del parentesco en la Europa medieval se complica debido a que la mayor parte de la gente no tiene apellidos, o solo son topográficos; no había gens, ni siquiera patronímicos, de forma que es difícil seguir los parentescos (como sin duda lo era también para ellos mismos).

Los grandes grupos de parentesco, en realidad formas de linaje, siguen existiendo en zonas de Europa meridional, sobre todo entre la elite. Además de los Balcanes y las Highlands escocesas, encontramos grupos patrilineales diferenciados en algunas zonas rurales como Corfú y de un modo más espectacular entre la elite de determinadas ciudades de Italia, donde parecen haber sido reinventados como mecanismos de apoyo dentro de la situación políticamente fluida de las ciudades-estado15. Florencia es el caso mejor analizado. Grupos de agnados, que podían estar asociadas con una torre o formar una consorteria, operaban defensiva y ofensivamente. Su responsabilidad colectiva fue reconocida por el gobierno comunal en el siglo XIV; la vendetta estaba permitida, incluso para la gente del pueblo, aunque cada vez más regulada por la ley. Para las elites (los magnates), los lazos de responsabilidad agnaticia era considerablemente más extenso que para los demás, lo que les valía la obligación de castigar a quien obrase mal, lo mismo dentro que fuera del linaje. No obstante, la pretensión general del gobierno de la ciudad era suprimir la violencia privada y reservarse el derecho a tener el último control; también fue ejerciendo una supervisión cada vez mayor de las demás cuestiones sobre el parentesco, permitiendo que los emigrantes fueran tratados como nacidos en Florencia y que los ilegítimos fueran herederos16. En general, las redes de parentesco parecen haberse reducido al final de la Edad Media. Ahora los gobiernos centrales se ocupaban del orden público, de modo que los grandes grupos de parientes amplios, como eran las facciones armadas, tendieron a ser cosas del pasado.

Mentalidades e infancia

Para los historiadores de la familia que adoptan la idea de «mentalite», el periodo medieval constituye el espectacular telón de fondo, en nítido contraste, de la familia moderna. Aries, por ejemplo, entiende que la noción de infancia surgió en la Europa del siglo XVI, en un momento en que se dice que la vida de los niños había ganado mayor

15 Para Corfú, véase Couroucli (1985); para Florencia, véase Klapisch-Zuber (1985, 1991). En la frontera escocesa los “apellidos” campesinos que remiten a grupos de parientes con patronímico (los Armostrong, los Graham) parecen haber surgido bajo las condiciones feudales posteriores a 1300 hasta la pacificación de finales del siglo XVI (wrightson, comunicación personal).16 Klapisch-Zuber (1991), p. 28

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valor17. Al empezar a descender la mortalidad infantil, propone, los padres pudieron permitirse volcar su amor sobre los hijos sin el omnipresente peligro de que les fueran arrebatados. En realidad, la mortalidad infantil siguió siendo alta hasta finales del siglo XIX. Y en cualquier caso hay pocas pruebas de que la intensidad de la pesadumbre (o del amor) guarde relación con el número de hijos que se haya tenido, aunque la frustración tal vez sea mayor si la prole es menor. Los medievalistas han puesto en cuestión esta visión de la Edad Media y los antropólogos han hecho lo mismo a propósito de otras culturas18. Parece que hubo una importante cultura de la infancia en China, pero es a todas luces superficial creer que la variedad de juguetes, que se ha tomado como indicador, tenga correlación con la intensidad del afecto.

Sin embargo, la idea de Aries de que hubo un cambio de «mentalidades» en el periodo moderno ha sido retomada por Stone y, en un sentido distinto, por aquellos otros que ven en la llamada familia afectiva una característica que la diferencia del periodo medieval19. Yo no creo posible sostener la tesis de que ha habido en Europa un salto tan grande20. Es cierto que los estudiosos medievales han criticado con vigor las conclusiones de Stone sobre la primitiva vida domestica europea y que estas críticas las respaldaría la investigación antropológica21. Por supuesto que bubo cambios, pero concebirlos en forma de sustitución de la familia de linaje abierto (de 1460-1630) por la familia nuclear y patriarcal restringida (de 1550-1700) como hace Stone, es un modo engañoso de formalizar y generalizar excesivamente lo ocurrido. El grueso de la población de la Europa occidental no tuvo linajes en ningún momento y vivió en su mayor parte en unidades domesticas de familia nuclear. La idea de que bubo cambios psicosociológicos espectaculares, que tan a menudo incluye el enfoque de las mentalidades, no hace justicia al curso de los acontecimientos, conduce a negar rasgos que permanecen (como las pequeñas «familias» nucleares) y a subrayar excesivamente la singularidad de cada periodo, sobre todo en comparación con la familia moderna, caracterizada aquí por su «individualismo afectivo». Todo el énfasis que ponen estos autores en la familia nuclear «afectiva» de la época moderna parece pasar por alto los posteriores desarrollos de la vida domestica y mal en tender los anteriores. Estas variables psicológicas no están identificadas con la suficiente claridad para ser una gran aportación al análisis sociológico ni al histórico.

El enfoque demográfico

Un enfoque distinto, sobre todo demográfico, de la familia moderna subraya las continuidades con la época medieval, sobre todo en Inglaterra, donde se considera que ha aparecido con mocha antelación la pequeña familia «afectiva» aislada y que se ha desbrozado el camino para la posterior evolución de la sociedad. El problema afín de las posibles continuidades y diferencias entre las sociedades medievales y las modernas tiene que ver con la aparición de las llamadas pautas del matrimonio europeo y los rasgos que lleva asociados. Ha sido un supuesto común entre los historiadores que las unidades domesticas preindustriales se caracterizaban por las «familias» extensas o ampliadas, lo que significa que el tamaño medio (o estructura) era mucho mayor que en los últimos tiempos. El trabajo de Laslett y sus cole gas del Grupo de Cambridge, que han estudiado una serie de documentos parroquiales ingleses a partir del siglo XVI, demostró que, en la

17 Ariès (1962)18 Shahar (1990)19 Stone (1977)20 Macfarlane (1978); Laslett (1976)21 Véase Herlihy (1985)

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medida en que existen tales documentos, las unidades domesticas han sido relativamente pequeñas y que no hay pruebas que confirmen las anteriores hipótesis. Estas unidades domesticas se basaban en el matrimonio tardío y un 50 por 100 de los hijos se iban a trabajar de adolescentes en las tierras vecinas, como sirvientes que vivían con el patrón, tanto en servicios agrícolas como caseros. Cuando querían casarse tenían que dejar a quienes les daban trabajo y montar casa propia. El matrimonio se retrasaba, se ganaba experiencia, se acumulaba peculio y se obtenía independencia. En esta descripción, se calcula que los hombres se casaban con más de veintiséis años y las mujeres con más de veintitrés22.

La pauta del matrimonio europeo

Para otros, estos rasgos concretos caracterizan lo que Hajnal ha llamado la pauta matrimonial europea, de hecho del noroeste de Europa, que se contrapone a la mayor parte del resto del mundo, que se considera propia de las unidades domesticas mas pequeñas, y que contribuyó al desarrollo del capitalismo en esa zona. Los hombres y las mujeres acostumbraban a trasladarse a trabajar fuera de casa antes de casarse (y por lo tanto antes de tener prole) y a ahorrar para montar sus propias unidades domesticas (en realidad proveyéndose de dote a sí mismos). Los matrimonios tardíos también dieron lugar a ciertos rasgos asociados con la modernización, menor número de progenitores y de abuelos, menos unidades domesticas complejas, más opciones para elegir cónyuge y mas participación en la crianza y cuidado de los hijos.

La forma de la unidad domestica

Posteriormente Hajnal pasó de centrar la atención en el tamaño medio de la unidad domestica (Mean Size of Household, MSH), que resultó no diferir tanto entre Europa y el resto del mundo, a centrarse en la forma de la unidad domestica. Contrapuso la Europa noroccidental con Toscana, que se compara a la actual Maharashtra (India), presentando la primera un sistema simple de unidad domestica y la segunda un «sistema indiviso»23 El sistema simple se caracteriza por el matrimonio tardío y el cohabitar con sirvientes, de modo que no es tan «simple» como parece; la unidad domestica indivisa, resultante del matrimonio temprano, contiene dos parejas casadas (luego, mas hijos») y menos sirvientes que cohabiten. ¿Era también ésta la situación en época medieval? ¿Había continuidad más bien que diferencia? Los datos son escasos, pero no tanto para algunos rasgos supuestamente asociados. Hay tempranas pruebas de la presencia de gran cantidad de sirvientes durante una fase del ciclo vital, que se han hallado sobre todo en Europa septentrional y en menor número en la meridional24; en segundo lugar, pruebas de contratos de retiro, que en épocas recientes eran más frecuentes en Finlandia, Europa Central y sur de Francia, y menos frecuentes en Inglaterra; en tercer lugar, pruebas de mayores provisiones públicas destinadas a los pobres, lo que les permitía controlar mejor su fertilidad, puesto que no tenían que preocuparse de que los hijos log mantuvieran más adelante. Rastros de estos tres rasgos se hallarían en Inglaterra desde cuatro siglos antes de 1600, lo que se considera una demostración de la temprana presencia de la pauta matrimonial Europea en el periodo medieval y específicamente en Inglaterra, que se propone como su lugar de origen25. Pero ninguno de estos rasgos, y en especial el tercero que difícilmente estaba generalizado en las sociedades europeas, está exclusivamente vinculado a Inglaterra ni tampoco a Europa; provisiones caritativas se hacían en las

22 Laslett (1972)23 Hajnal (1982), p. 46424 Hajnal (1982), p. 47625 R. M. Smith (1979)

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demás grandes civilizaciones. Tampoco los altos índices de celibato se encuentran exclusivamente aquí; son lógicamente coherentes con los matrimonios tardíos y forman parte de la original pauta matrimonial europea de Hajnal. Cierto que algunos de estos rasgos estaban muy desarrollados en Europa, y una parte por lo menos desde la época medieval, por esto nunca tuvieron carácter exclusivo ni se aprecia que estuvieran necesariamente ligados al desarrollo del capitalismo. La diversidad mercantil se encuentra en otras partes del mundo con distintas constelaciones de variables parentales, de manera que está lejos de ser evidente la aportación especifica de ninguna a la posterior evolución; otros escenarios podrían haber conducido, y han conducido de hecho, a resultados similares. De ahí que, excepto en sentido etnográfico, la cuestión de la antigüedad y la localización de estos rasgos sea menos importante para la historia cultural del capitalismo de lo que han creído muchos estudiosos occidentales.

Matrimonio tardío y sirvientes con alojamiento

Lo que parece ser una diferencia significativa entre Europa y la mayoría de las demás partes del mundo es lo tardío del matrimonio y el número de sirvientes que viven en la casa. En una muestra danesa de 1645, más del 50 por 100 de quienes sobrevivieron a la adolescencia había estado sirviendo y los sirvientes suponían en todo momento entre el 6 y el 15 por 100 de la población total. La cifra tiene relación, desde luego, con el matrimonio tardío (y con el permanente aplazamiento del matrimonio), en contraste con las sociedades asiáticas donde el matrimonio, sobre todo para las mujeres, era temprano (el caso clásico es la India hindú), donde hay pocos sirvientes que vivan en la casa (pero mucha servidumbre) y donde los padres son más jóvenes, las generaciones están menos alejadas en el tiempo y la división residencial se produce más avanzado el ciclo domestico. En Europa tal vez este contraste precediera al Renacimiento, pero parece discutible que esta constelaci6n pre- diga la modernidad en log aspectos en que se ha propuesto26.

La notable obra del Grupo de Cambridge, que ha subrayado estos rasgos, se basa en recuentos de unidades domesticas y en archivos parroquiales. Algunos han señalado los problemas que plantea el análisis de las relaciones de parentesco a partir de estos documentos27 Se ha tendido a considerar que las unidades domesticas y las familias son «unidades naturales». Pese a la generalizada alegación de que los sirvientes no eran parientes de quien los empleaba, en Ryton (en Tyne y Wear) «quizás un tercio» de quienes se iban de casa (lo que no todos hacían) se instalaban con parientes28. Un problema similar plantea la transferencia de tierras. La autora sugiere en su análisis de la misma aldea: «Donde se ha considerado el cambio, se ha hecho en términos del gran cambio histórico -la industrialización o "modernización"- y la estructura de la unidad domestica se ha considerado a la vez causa y efecto»29 La teoría de la modernización requiere el abandono de los lazos de parentesco extensos. Pero ¿hasta que punto las transacciones de tierra tenían lugar entre parientes? ¿Predominaban estas transacciones internas?30 Se ha demostrado que incluso a finales del siglo XVII muchas ventas de tierras

26 Vease cómo acepta Seccombe esta propuesta (1991), aunque sea crítico con otros aspectos de la discusión. 27 Chaytor (1980), pp. 27, 2828 Chaytor (1980), p. 6029 Chaytor (1980), p. 27. La referencia al artículo de Laslett sobre “Familie und Industrialisierung”.30 Wickham (1994), p. 267. Las transferencias de tierras parecen haber ocurrido predominantemente dentro de la familia hasta el siglo XV, cuando la mayor disponibilidad está asociada a transacciones extrafamiliares, al menos a finales de ese siglo. Un reciente estudio de Norfolk demuestra que en el siglo XVI, cuando la tierra vuelve a ser escasa, la tendencia se invierte (Wrightson, comunicación personal en relación con la

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se contrataban entre parientes (¡aunque por más dinero que con extraños!). La mayor parte de las transacciones, incluidas las ventas, se realizaban con iguales, pero una parte se hacía con la Iglesia, ya fuese como regalos, ya como ventas.

Las normas cristianas

Las normas cristianas sobre el matrimonio, la sexualidad y el divorcio siguieron teniendo una primordial significaci6n en la Europa medieval31. Pero hemos de distinguir entre los valores generales promovidos por la Iglesia y las verdaderas normas administradas y sancionadas por el derecho secular y canónico. Con respecto a los valores generales, ni la concepción cristiana del matrimonio, según la cual existe primordialmente para la procreación y educación de los hijos, ni los que se refieren a la anticoncepción, el aborto, las relaciones homosexuales y los actos heterosexuales por placer, ninguno era tan susceptible de ser regulado como el divorcio. Se desenvolvía otra vida en el mundo donde las restricciones cristianas jugaban poco papel y esta vida tenia algo mas que una existencia cortesana; en otro plano muy distinto, esta vida se manifestó libremente en el Decameron de Boccaccio, una colección de cuentos urbanos que proporcionaron «descripciones agradables y subversivas de una sociedad entregada a la fornicación y el adulterio»32.

Resistencia

Por supuesto, la Iglesia nunca logr6 que todo estuviera a su gusto, aunque su influencia fue muy grande. Impulsó el trato igualitario de hombres y mujeres en las cuestiones domesticas y se opuso al papel de los grupos de parientes como los Montesco y los Capuleto; en realidad Romeo y Julieta subraya el papel liberador que jugó la iglesia en la elección de cónyuge. Esta claro que se plantearon conflictos entre las normas y las jurisdicciones de la Iglesia y del estado (y sencillamente de las prácticas en general). La jus occidendi (ley sobre el homicidio), dentro de la jus commune (derecho consuetudinario), era un caso de desigualdad, pues se aplicaba al adulterio de las mujeres pero no al de los hombres, lo mismo que su extensión a otras formas de homicidio por razones de honor. Se utilizó en Italia, España y Alemania por lo menos hasta el siglo XVIll. Pero se oponía de plano al derecho canónico, que insistía en que el marido y la mujer deben juzgarse por el mismo rasero. Los posteriores críticos de la Ilustración retomaron las objeciones a prácticas basadas en concebir la sociedad como una unión de familias en lugar de como una unión de individuos. No obstante, la idea del homicidio por honor, permitido a los hombres pero no a las mujeres, persistió en Italia hasta 1981, vinculando la sexualidad femenina al honor, en buena medida masculino, de la familia. El problema era intrínseco al tratamiento global del adulterio en toda Europa.

Dentro del derecho secular surge otro tipo de conflictos que también afectan a la familia. Las leyes locales difieren, pero para entenderlas es necesario conocer los valores y normas de conducta supralocales procedentes de las doctrinas cristianas y del derecho romano y canónico. El derecho romano también siguió operando como punto de referencia, sobre todo después de crearse las grandes escuelas jurídicas del norte de Italia y en los contextos no específicamente tratados por los concilios de la Iglesia. En el siglo XII hubo un conflicto entre los romanistas agrupados alrededor de Graciano y la Escuela de Bolonia, que querían basar el matrimonio (como en el derecho romano) en la consumación, y lo canonistas (sobre todo Pedro Lombardo y la Escuela Francesa) que se

investigación de Jane Whittle)31 Sheehan (1991)32 Kertzer y Saller (1991), p. 148.

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decantaban por el mutuo consentimiento. Fueron estos últimos los que salieron triunfantes, por lo menos en lo tocante a la Iglesia. Pero, si bien las leyes y normas seculares ocupaban los intersticios, la preponderancia de la Iglesia persistía en un amplio campo de regulaciones de la vida familiar, cuyos quebrantamientos se resolvían en los tribunales eclesiásticos. Esto no se modificó basta el Renacimiento, la Reforma y la posterior Ilustración, etapas a las que pasamos ahora.