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Latinoamericana
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Universidad Católica Andrés BelloEscuela de LetrasLiteratura Latinoamericana
La familia como elemento de
ajuste y estructura social en las
nuevas naciones
César Garbán
Las novelas latinoamericanas presentan una alta carga política. Muestran historias
influenciadas por distintas tendencias como el romanticismo, el naturalismo. Pero es su
relación con el contexto histórico-social lo que las hace relevantes para el estudio de la
sociedad; están relacionadas con estrategias para la consolidación de un proyecto de nación.
Una de esas estrategias es la estructuración de la familia. ¿Pero qué es la familia? ¿Un
constructo?, ¿un discurso? Si nos vamos a la definición de la Real Academia Española
encontramos diversos conceptos que nos podrían ser útiles. Consideremos algunas: la
familia como un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas, como el
conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un lenguaje y como el
conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común. A mí
parecer estas tres son acertadas, definen de una manera bastante acertada lo que es una
familia. Pero más que esto, nos interesa es lo que representa la familia. Es decir, cuál sería
la función primordial de ésta en esta sociedad latinoamericana según las novelas que
analizaremos. Para esto, tomaremos en cuenta las obras de Aves sin Nido de Clorinda Matto
de Turner (1889) y Martín Fierro de José Hernández (1872).
En Aves sin Nido, se nos presenta la historia de Lucía y Fernando Marín quienes se
mudan al pueblo de Killac. Allí entran en conflicto con las costumbres barbáricas del
pueblo hasta que finalmente deciden abandonarla. Otros personajes de gran importancia
para en análisis son Margarita, supuesta india de belleza incomparable y Manuel, muchacho
de alta clase social que quiere estudiar derecho y que se enamora perdidamente de
Margarita.
Si nos fijamos bien, la mayoría de los personajes se encuentran agrupados bajo la
estructura de la familia. Esta novela privilegia la caracterización de los núcleos familiares.
Casi todos los personajes se encuentran dentro de este entorno (el familiar) a excepción de
algunos casos puntuales (Como el Cura Pascual y el obispo Pedro Miranda y Clero).
Revisemos algunos casos puntuales: Primero se encuentra la pareja de Lucía y Fernando
quienes representan la clase burguesa que viene a representar a la fuerza civilizadora. Son
una pareja muy bondadosa que se impone como misión cambiar el aspecto social del
pueblo. Aquí vemos el primer indicio de la familia como un elemento de ajuste social, en
este caso, ligado además al el económico. Ellos representan el elemento que proviene de la
ciudad, de la civilización.
Luego encontramos a la familia Yupanqui que se encuentra integrada por los padres
Juan, Marcela y sus hijos Margarita y Rosalía. ¿Quiénes son ellos? Un grupo familiar
indígena habitantes del pueblo de Killac. Ahora, ¿Qué es lo interesante acá? Como se
complementan estas dos familias, la de los Marín y la de los Yupanqui. Es decir, los Marín
son una familia incompleta, o mejor hasta pudiéramos decir que aún no son una familia
desde el punto de vista estricta. Dicho de otra forma, ellos dos serían entonces una familia
infértil. ¿Por qué? No tienen hijos y por lo tanto no son una familia fértil; no son una
familia productiva. Solo son ellos dos, Fernando y Lucia.
Ahora preguntémonos ¿Los Yupanqui serían una familia productiva? La de ellos es
sin lugar a duda una familia completa. Fértil pues tienen dos hijos, sin embargo ¿Hasta qué
punto son productivos? Ellos pertenecen a una sociedad bárbara que es la del pueblo de
Killac y en teoría al usar el término productivo lo relacionamos con el término de
civilización. Por lo tanto entra en cuestionamiento la productividad o no de esta familia. Sin
embargo si hablamos desde el ámbito social es otra cosa entonces.
Al menos en la limitación de estas dos familias, los Marín y los Yupanqui,
observamos una suerte de esfera moral y ética que acompaña a cada uno de sus integrantes.
Son personas que van de la mano con lo que es un modelo de comportamiento ético. Si
comparamos estas dos familias con los miembros del pueblo que no son parte de una
estructura familiar entonces podemos observar fácilmente una gran diferencia entre sus
morales y normas de comportamiento. Tomemos los casos del Cura Pascual, del obispo
Pedro Miranda y Clero y de Pedro Escobedo, el compadre de Isidro Champi. Estos
personajes se caracterizan por no tener escrúpulos y por estar involucrados en los
malentendidos y en las injusticias que se presentan durante toda la novela.
Esto nos llega a pensar en la familia como un medio de ajuste de lo social
relacionado con lo que es ético. Es decir, como un medio civilizador. La civilización
debería estar en consonancia con todas estas ideas y presunciones que atentan contra la
barbarie. Como la define la R.A.E., la civilización es el “estadio cultural propio de las
sociedades humanas más avanzadas por el nivel de si ciencia, artes, ideas y costumbres”.
Prestemos atención al término “costumbres”. El pueblo de Killac se caracteriza por la
práctica de costumbres que se pueden categorizar en lo barbárico y aquellos que no
participan de esto son los miembros que pertenecen a un núcleo familiar. Es decir, en esta
obra lo que pertenece a la barbarie no está relacionado con lo racial. Los Yupanqui son
indios y a pesar de eso se nos muestran como personas que están en consonancia con
prácticas relacionadas a la civilización. Los Marín de por sí ya vienen de la capital. Aquí la
lucha entre civilización y barbarie no es una lucha necesariamente entre el campo y la
ciudad, –aunque también se pudiera ver así-, o entre las diferencias raciales, sino entre lo
que es inherentemente social. Por eso podemos decir que la familia se usa en esta obra, o
mejor, se propone como un medio institucionalizador y como un medio para el control de la
sociedad. Como una herramienta, diría yo, para controlar la locura y las pasiones del
hombre.
Antonio Castilla Cerezo (2006) en Michel Foucault, la familia y el poder
psiquiátrico, nos habla de la definición de locura que usa Samuel Tuke (1813) en su texto
Retiro:
“la locura, según las ideas del siglo XVIII, es una enfermedad no de la naturaleza ni
del hombre mismo, sino de la sociedad; emociones, incertidumbres, agitación,
alimentación artificial” (Castillo, 2006, p.2)
Es decir, la locura supone un producto de la complicación en las relaciones
interpersonales del hombre. Una de esas supone el alejamiento de éste de la naturaleza. Y
sin embargo no es tan sencilla esta cuestión. Si consideramos esto, ¿dónde quedaría el
elemento civilizador de la ciudad? Es decir, los Marín pertenecen a la ciudad, pero los
habitantes de Killac están más cercanos al campo – y por lo tanto a la naturaleza- y sin
embargo son los más cercanos a las costumbres barbáricas. Eso responde por supuesto a
una concepción de lo que es vivir en sociedad pero además mezclado a lo que podríamos
llamar como un plan de social ligado a la nación y al bienestar de cada uno de los
integrantes de ésta. En Killac no existe esta consideración, este respeto hacia el otro que es
considerado como inferior. Y es precisamente por esta razón que los Marín a pesar de venir
de la ciudad están en más concordancia con esta idea de sociedad.
Tomemos en cuenta dos consideraciones. La de Federico Engels (1922) en Origen
de la Familia de la Propiedad Privada y del Estado, en donde dice:
La familia, dice Morgan, es el elemento activo: nunca permanece estacionario, sino
que pasa de una forma inferior a una forma superior a mediad que la sociedad
evoluciona de un grado más bajo a otro más alto (Engels, 1922, p.29)
Y la de Castilla (2006) que habla de una funcionalidad de la familia en concordancia
con lo que entiende Tuke como retiro:
… el retorno a la naturaleza propiciado en el Retiro conlleva una simplificación de
las relaciones interpersonales que es lo que justamente nos remite al modelo familiar en el interior
del asilo. En efecto, no se trataba, en dicho establecimiento, de suprimir toda actividad social, sino
de minimizarla. (Castilla, 2006, p.3)
La familia es entonces el gran evento civilizador que permite controlar, o mejor
moldear a sus integrantes para que funcionen bajo una determinada manera que es
considerada que es considerada como adecuada que corresponde a un contexto histórico
determinado.
Esto lo podemos conectar inmediatamente con el Martín Fierro de José Hernández
(1872). En la obra la familia juega un papel importante en lo que denominamos como la
desgauchificación del gaucho. A través de la familia se busca cambiar la naturaleza del
éste: no solo deberá tener una sola mujer, sino además unos hijos los cuales deberá
mantener y educar. Deberá conformar un hogar y por lo tanto abandonar su naturaleza
nómada. Aquí se puede catalogar la familia como una institución moralizante con la que se
buscaba transformar al gaucho y cambiar sus costumbres. ¿Y por qué? Debido a que la
familia se convierte entonces en un medio con el que se busca acoplar y preparar al gaucho
para la estructura de la nueva sociedad que se forma. Lo que quiere decir que en esta nueva
etapa de las sociedades latinoamericanas no había espacio para el gaucho como un
miembro de éstas: no iba a poder acoplarse socialmente, porque iba en contra de los
preceptos aceptados y además no iba a encajar en los nuevos medios de producción. Aquí
entramos tal vez en una suerte de contradicción que se acerca a lo que habíamos comentado
sobre Ave sin nidos (1889) en lo referente a los conceptos del campo – ciudad. Es decir, el
gaucho lo consideramos como un hijo de la naturaleza que la educación no ha pulido ni
suavizado. Pero si con anterioridad hablamos de la locura como producto del apartamiento
del hombre de la naturaleza, ¿Por qué entonces en esta obra eso es lo que se propone? La
cuestión está en que no es eso precisamente lo que se propone. Lo que se propone
Hernández (1872) es un cambio de este personaje para prepararlo para la nueva sociedad
que se avecina y en la que, como ya dijimos, no hay espacio para el gaucho. Por lo tanto él
mismo se ve como un individuo maldito. Eso lo dice el propio Martín Fierro, en la Primera
Parte, en el verso 1319:
“El andaba siempre juyendo,
siempre pobre y perseguido;
No tiene cueva ni nido,
Como si juera maldito
Porque el ser gaucho… ¡barajo!
El ser gaucho es un delito” (Hernández, 1872, p.223)
¿Y cómo pretender lograrlo? A través de la educación.
En este momento encontramos cual es el plan social propuesto, a mi consideración,
presenta en las ambas obras que hemos venido estudiando. Es decir, el cambio social,
mejor, el plan social se estructura es a través de la educación y que mejor forma de
transmitir estos nuevos valores propios de esta nueva sociedad que está surgiendo que por
medio de la familia.
En Martín Fierro (1872), la educación pareciera que es el medio para la supuesta
reivindicación del gaucho ya que apuesta a la disciplina y a la moderación de la conducta
para que el individuo pueda acoplarse a la nueva estructura. Es la suplantación de un modo
de comportamiento por otro. Y por eso es que usé los términos “supuesta reivindicación2,
porque va más allá, se refiere a un blanqueamiento. Para que el contrato entre el gaucho y
la ley –y la sociedad, lo civilizado -se dé es necesario que ocurra este blanqueamiento. La
familia entonces funciona no solo como un medio de contención sino como un medio
disciplinador que prepara a los individuos para una nueva época. ¿Podríamos decir que los
adoctrina? Dejemos esa idea en el aire por un momento.
En el caso de Aves sin nido (1889) el elemento de la familia como medio para el
blanqueamiento es aún más evidente. Esto radica en el amor –y por lo tanto el futuro
matrimonio- entre Manuel y Margarita y en la adopción de las hijas de los Yupanqui por los
Marín. ¿Y en qué consiste esa adopción? A primera vista podríamos responder esto
diciendo que trata de una relación inter racial entre los criollos y los indígenas que
representa una alianza étnica. En el caso de Ave sin nido, el elemento familiar se basa
primeramente en la conformación de un matrimonio socialmente conveniente. Dicho de
otra forma, se usa como excusa el tema amoroso para una consolidación que vendría siendo
uno representación simbólica de la unión entre diversos grupos sociales. De esta forma
podríamos concluir que se consolida la patria, buscando fomentar una unión armónica entre
las distintas clases sociales. La unión entre dos individuos trasciende en la forma de la
unión del colectivo, tan necesaria durante mediados del siglo XIX debido a los numerosos
conflictos internos en que se encontraban las recién formadas naciones. Sin embargo habría
que considerar algunos datos curiosos. Primero al adoptar a Margarita los Marín deciden
llevársela a Europa para que allí sea educada. Luego al final de la novela se descubre que
Margarita no es hija de Juan Yupanqui, sino de Marcela y el Cura Pedro Miranda y Claro.
Pero además también se descubre que era el padre de Manuel. ¿Esto que trae como
consecuencia? En la anulación del matrimonio entre Margarita y Manuel ya que se ha
descubierto que son hermanos. La unión simbólica entre Margarita, la supuesta indígena y
Manuel, el hombre de alta clase social, queda doblemente anulado. Primero por su
parentesco y después porque ya no sería una unión entre integrantes de dos razas distintas,
Margarita siempre fue mestiza. ¿Y dónde dejamos a Rosalía? Ella si es hija de Juan y
Marcela Yupanqui y por lo tanto si participa de su condición de indígena, y sin embargo es
prácticamente ignorada durante la novela. Se le da mayor prioridad e importancia a
Margarita. ¿Qué significa esto? Podríamos verlo como una suerte del estado de abandono
del indígena. Justo como el estado de abandono del gaucho. Si además, volvemos a
Margarita, es interesante observar como ella abandona su mitad indígena en favor a su
mitad criolla, blanca. Una vez que ella fue adoptada por los Marín sus costumbres
comenzaron a modelarse bajo otros prospectos. Bajo otra ideología. Ahora nos volvemos a
preguntar, ¿Es esto una suerte de adoctrinamiento?
La familia entendida como el medio propicio para la educación y transmisión de
valores para la formación de individuos acoplados para esta nueva sociedad, ¿puede ser
vista bajo el concepto de adoctrinamiento? Considero que sí porque la familia está
altamente relacionada con las ideologías propias de cada contexto social. Para comprobar
esto remitimos a lo dicho por Louis Althusser (1970) en su texto Ideología y Aparatos
Ideológicos de Estado:
“…los aparatos ideológicos de Estado funcionan masivamente con la
ideología como forma predominante, pero utilizan secundariamente, y en situaciones
límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica” (Althusser, 1970, p.
30).
La familia es entonces indudablemente, según Althusser (1970), parte de la lista de
instituciones pertenecientes a los Aparatos Ideológicos de Estado (AIE) que funciona en
conjunto con otros AIE como los son el sistema de las distintas escuelas públicas y privadas
y de las distintas iglesias (AIE escolar y religiosos respectivamente). Y como hemos venido
analizando, no solo trabaja en conjunto con ellas sino que prácticamente las engloba ya que
facilita el contacto entre éstas y el individuo.
Vale resaltar que si bien es cierto que en Aves sin nido (1889) Clorinda Matto de
Turner crítica el comportamiento de los miembros de las instituciones religiosas, no
propone su eliminación sino una reforma y una revisión de éstas. Es decir, describe
entonces una familia marcada por la vena de la religión. Tomemos lo dicho por Castilla
(2006) respecto a lo que dice Tuke (1813):
…una coalición contractual, una convergencia de intereses organizados, al modo de una
sociedad simple. Pero al mismo tiempo se entretiene con el mito de la familia patriarcal:
quiere ser una gran comunidad fraternal de los enfermos y de los vigilantes, bajo la
autoridad de los directores y de la administración. Familia rigurosa, sin flaquezas ni
complacencias, pero justa, conforme a la gran imagen de la familia bíblica”. La táctica
terapéutica del Retiro comporta, pues, de un lado, el exilio de las coordenadas espacio-
temporales de la modernidad y, de otro, la simplificación de los intereses individuales de los
alienados con vistas a su convergencia en el seno de una familia concebida en su idealidad
primitiva. (Castilla, 2006, p.3)
Lo que se propone en ambos textos, en los de Matto y Hernández, se entiende como
un plan social relacionado a un proyecto positivista que apunta hacia el futuro y hacia el
progreso. Para que éstos se den es necesario que las instituciones sociales estén
íntimamente enlazados con el trabajo y la relación entre los miembros de una sociedad, es
decir entre los medios de producción, el trabajo, y la familia. De esta manera vemos cómo
ha evolucionado a lo largo de la historia las formas en como el hombre se agrupa con los
demás para de esta forma sobrevivir y adaptarse a los cambios sociales y económicos:
Para salir de la animalidad, para realizar el mayor progreso que presenta la
naturaleza, era preciso un elemento nuevo, hacía falta reemplazar la carencia de
poder defensivo del hombre aislado, por la unión de fuerzas y la acción común de la
horda (Engels, 1922, p.33)
La agrupación del hombre ha permitido que éste haya podido evolucionar como
sociedad; desde el origen de la horda, que podemos definir según la R.A.E. como una
comunidad de salvajes nómadas que obran sin disciplina y con violencia, hasta su
evolución al modo de organización conocido como familia. La idea de la familia como
ideología es bastante acertada:
… la ideología incide sobre los individuos antes incluso de que nazcan, en la
medida en que la familia, con toda su carga de valores, espera al individuo desde el
preciso momento en que se conoce el embarazo de su madre; por ello, <<los
individuos son ya-desde siempre interpelados por la ideología en tanto que
sujetos>>, es decir, se hallan predestinados a insertarse en una configuración
ideológica determinada, ya sea como <<buenos sujetos>> (o sea, aceptándola para
convertirse, en última instancia, en cómplices de la ideología dominante en que se
inscriben) o como <<malos sujetos>> (esto es, negando dicha ideología). No hay,
por lo tanto, un <<afuera>> de la ideología, todo lo que hacemos está en relación
con ella, ya sea para afirmarla o para negarla, y nuestro destino como sujetos
depende en gran medida del grado de aceptación o de rechazo que mostremos hacia
la misma. (Castilla, 2006, p.10)
De esta forma observamos la idea de la familia como el medio de ajuste y estructura social
de las nuevas naciones latinoamericanas, debido a que este era la forma en que se podía
implementar una suerte de “tratamiento moral”. O mejor, observemos la familia como el puente
ideal para la aplicación de éste tratamiento, que consistía en una suerte de sumisión muy atenuada,
disimulada y hasta simbólica que estaba constantemente en trabajo. Es decir de un blanqueamiento,
como dijimos con anterioridad, constante. La familia es entonces la herramienta del Estado con la
que se buscaba modelar individuos en consonancia con un proyecto positivista que tenía como
prioridad la implantación de un modelo occidental relacionado al orden y al progreso y en donde
lamentablemente no había espacio para los miembros de la vieja sociedad colonial.
Bibliografía
Engels, F. (1922). Origen de la Familia de la Propiedad Privada y del Estado. San José, Buenos Aires: Claridad.
Althusser, L. (1989). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. México.
Castilla Cerezo, A. (2006). Monterrey. Centro de Investigación en Comunicación, Artes y Humanidades.
Hidalgo, B., Pérez, L., De Araucho, M., Ascasubi, H., Del Campo, E., y Hernández, J. (1977). Poesía Gauchesca. Caracas: Biblioteca Ayacucho.
Matto de Turner, C. (1994). Aves sin nido. Caracas: Biblioteca Ayacucho.