20

La etica como angustia. Kierkegaard y Aranguren

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Kierkegaard sigue ejerciendo su influencia como uno de los pensadores más importantes de la Historia. Su pensamiento impregnó todo el siglo XX de forma indeleble, abriendo camino a algunas de las rutas de la filosofía más transitadas a lo largo del mismo. Menos conocida ha sido su influencia sobre el pensamiento español y, en especial, el impacto causado en Aranguren: posiblemente el ensayista más reconocido de su época en los ámbitos de la ética y el pensamiento político. Tal y como expone Torralba de forma precisa en este ensayo, Aranguren, después de Unamuno y del escritor mallorquín, Joan Estelrich (1896-1958), fue quien ahondó con más profusión y penetración intelectual en las categorías kierkegaardianas para introducirlas en su propia filosofía práctica.

Citation preview

Francesc Torralba

LA ÉTICA COMO ANGUSTIAKIERKEGAARD Y ARANGUREN

COLECCIÓN SIGLO XXI: ÉTICA ACTUAL

PROTEUS

LA ÉTICA COMO ANGUSTIAKIERKEGAARD Y ARANGURENFrancesc Torralba

Dirección editorial: Miquel Osset HernándezDiseño gráfico de la colección: Imma CanalDiseño editorial: Ana VarelaFotografía de la portada: © Ana Varela

Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del «copyright»,bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra porcualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático,y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

Primera edición: febrero 2013

© Francesc Torralba© para esta edición: Editorial Proteus

c/ Rossinyol, 408445 Cànoves i Samalúswww.editorialproteus.com

Depósito legal: B. 4602-2013ISBN: 978-84-15549-79-6BIC: HPQ

Impreso en España - Printed in Spain

ÍNDICE

Aranguren, lector de Kierkegaard...................................................................................11

La galaxia Kierkegaard...............................................................................................17

La tarea del filósofo (p. 17)— Existencia estética y existencia ética (p.34)— Lo ético y lo religioso (p. 38)— Las categorías clave (p. 47)—Notas (p. 80)

La huella de Kierkegaard.................................................................................................87

Teología dialéctica (p. 88) — Filosofía de la existencia (p. 97) — Éticade la situación (p. 102) — Teología católica (p. 107) — Notas (p. 117)

Contrapuntos...........................................................................................................123

Kierkegaard y Lutero (p. 124) — Kierkegaard y Pascal (p. 128) — Kier-kegaard y Unamuno (p. 132) — Notas (p. 143)

A modo de conclusión.....................................................................................................147

Bibliografía................................................................................................................151

Bibliografía de José Luis López Aranguren (p. 151) — Bibliografía sobreSøren Kierkegaard (p. 151)

Para Eliseo, amigo del alma, compañero de fatigas

ARANGUREN, LECTOR DE KIERKEGAARD

El objetivo fundamental de este ensayo consiste en explorarla recepción del pensamiento de Søren Kierkegaard (1813-1855) en la obra del profesor José Luis López Aranguren (1909-1996).1En 2009 se celebró el centenario del nacimiento de Aran-

guren, uno de los profesores y pensadores más influyentes enel campo de la ética y por extensión de la filosofía práctica queha dado nuestro país en el último siglo. Reconocido intelec-tual, heterodoxo por vocación, influyó decisivamente en lagestación del pensamiento filosófico especialmente desde laTransición política hasta su fallecimiento. A pesar de no ser un especialista en la obra de Aranguren,

el autor de esta monografía ha pretendido rendir su particu-lar homenaje al profesor abulense, esbozando la recepción queéste llevó a cabo en su obra completa de la filosofía de SørenKierkegaard. Según nuestras investigaciones, este aspecto noha sido estudiado en el presente y, sin embargo, Arangurenfue uno de los más perspicaces conocedores e intérpretes dela obra de Søren Kierkegaard en el ámbito hispanoamericano.Para ello, se ha revisado, a fondo, toda su obra y, en parti-

cular, los textos en los que, de un modo directo o indirecto serefiere al filósofo danés. Son muchos los fragmentos de su obradonde se reseña directamente la obra de Kierkegaard y casisiempre de un modo laudatorio, pero sin ahorrarse observa-ciones críticas. Su interés no es puramente histórico o erudito.Tampoco responde a una moda o fama circunstancial. Aran-

11

guren se anticipa a su tiempo y descubre un Kierkegaard quetrasciende los análisis de los existencialistas franceses. Sesumerge en las tumultuosas páginas espirituales del pensadordanés y descubre su religiosidad luterana y el trasfondo de supensamiento.A lo largo de los últimos cincuenta años, se ha estudiado,

con esmero y precisión, la recepción del pensamiento de SørenKierkegaard en la obra de don Miguel de Unamuno (1864-1936), su introductor en el mundo hispánico, pero apenas seha abordado la recepción y la influencia del pensador danésen la gestación del pensamiento de Aranguren. A pesar de que Unamuno tiene el mérito histórico de ser

el primero en darlo a conocer al mundo hispano, después dehaber aprendido a leer la lengua danesa para afrontar directa-mente la obra del pensador de Copenhague, Aranguren rea-liza un fino análisis de su filosofía y adapta no pocas de suscategorías en su propia articulación intelectual. Se puede afirmar, sin hipérbole alguna que, después de

don Miguel de Unamuno y del escritor mallorquín, JoanEstelrich (1896-1958), López Aranguren es, dentro del ámbitohispánico, quien ahonda con más profusión y penetraciónintelectual en las categorías kierkegaardianas y las introduceen su propia filosofía práctica.2 Este aspecto no ha sido ape-nas estudiado y lo que pretendemos hacer en esta monogra-fía es contribuir, aunque sea modestamente, a llenar estehueco bibliográfico.José Luís Aranguren considera a Kierkegaard como uno de

los tres pensadores más relevantes del siglo XIX. Comparte,en este sentido, la misma opinión que Karl Jaspers, quien sitúaen el máximo nivel a dos grandes monstruos del pensamientooccidental: a Friedrich Nietzsche y a Søren Kierkegaard.3 Lud-wig Wittgenstein es más radical que el pensador de Basileacuando afirma que el más profundo del siglo XIX fue, con dife-rencia, Søren Kierkegaard.Escribe Aranguren en una presentación monográfica de

Kierkegaard publicada en 1951: «Los tres pensadores más

12 LA ÉTICA COMO ANGUSTIA. KIERKEGAARD Y ARANGUREN

considerables, sin duda, de la segunda mitad del siglo pasado—o, dicho, con más exactitud, posteriores al hegelianismo,pues Kierkegaard no pertenece a la segunda mitad, sino a lamitad misma de la centuria— son Kierkegaard, Nietzsche yDilthey. Ortega prefiere al último, Jaspers, a Kierkegaard yNietzsche, Heidegger, tal vez a Nietzsche».4A juicio de López Aranguren, Kierkegaard no sólo es el

padre de la filosofía existencialista y de la teología dialéctica,sino además, el artífice del renacimiento de la teología lute-rana en el siglo XX. Al hacer esta afirmación, el pensador cas-tellano no se olvida del influjo que Kierkegaard ha tenido enla teología católica, por ejemplo, en Hans Urs von Balthasary le considera como el pensador más influyente en el siglo XX:

Desde un punto de vista centralmente religioso, Kierkegaardcon quien enlazan Unamuno y la teología dialéctica, que hahecho posible el renacimiento del genuino protestantismo y, ala vez, ha planteado problemas nuevos al pensamiento cató-lico, abriendo otras perspectivas a la apología de nuestra reli-gión y que, a más de todo esto, ha ejercido una influenciadirecta sobre gran parte de la filosofía actual, sobre el primerdramaturgo existencialista —cronológicamente—, Ibsen, ysobre el primer poeta en lo que va de siglo, Rilke, es segura-mente el hombre más importante de los que han preparadonuestro tiempo y, en el campo católico, sólo Newman podría,acaso, compararse con él.5

Como apasionado lector de Kierkegaard, López Arangu-ren conoce bien las trampas y los escollos que supone una com-prensión de su obra. También es consciente de su voluntad deocultamiento y de la intrincada red de seudónimos que rodeaa su obra. A pesar de no leer la obra del pensador danés en sulengua original, Aranguren tenía acceso a distintas traduccio-nes parciales de la obra de Kierkegaard, la francesa, la inglesa,la italiana y la alemana, y tuvo cautela para distinguir los pla-nos y las conexiones internas del corpus kierkegaardiano.

ARANGUREN, LECTOR DE KIERKEGAARD 13

Kierkegaard —afirma Aranguren— es la contradicción, la para-doja. Además, si bien es cierto que se descubre a sí mismo, lohace siempre o casi siempre ocultándose, y solamente se puedesorprender su secreto —ese secreto último que tanto curaba deguardar— a través de la intrincada dialéctica de seudónimos,ocultaciones y revelaciones. Y sobre todo —ya lo señala Joliveten el prólogo— es preciso ocuparse de él como un amigo —ocomo de un enemigo— y no con el espíritu, tan odiado por él,del professor publicus que objetiva y deja congelado y yerto, «abs-tracto», todo cuanto toca.6

No deja de ser sorprendente que en el año 1951 Arangurenfuera capaz de advertir las trampas y problemas de la herme-néutica de Kierkegaard. Conocía a fondo el gusto por la ocul-tación en Kierkegaard y por preservar un secreto que, a la vez,es su principal argumento de seducción.7Amparándose en las observaciones de Régis Jolivet, uno

de los máximos especialistas franceses de la obra de Kierke-gaard en la segunda mitad del siglo XX, Aranguren, se haceeco del odio, más aún, del desprecio, que el pensador sentíapor la figura del profesor, del académico, del magíster.Como en el caso de Arthur Schopenhauer y de Friedrich

Nietzsche, Søren Kierkegaard rehúsa la filosofía universitariapor estar alejada del mundo de la vida, de la existencia con-creta, de la vida del hombre de carne y huesos. Sin lugar adudas, este aspecto suscitó el interés de Aranguren, profesornato, maestro de maestros, que siempre pretendió articular unpensamiento en interacción con la vida íntima, social y pública,con clara voluntad de trascender la jerga filosófica y el herme-tismo del lenguaje.

Søren Kierkegaard Forskningscenteret Copenhague, agosto de 2009.

14 LA ÉTICA COMO ANGUSTIA. KIERKEGAARD Y ARANGUREN

NOTAS

1 Este ensayo se ha desarrollado dentro del proyecto Schelling-Kierke-gaard. La génesis de la angustia contemporánea, con el apoyo del Minis-terio de Ciencia e Innovación (FFI2008-00402). Agradezco a José Gar-cía Martín, Presidente de la Sociedad hispánica de amigos de Kierke-gaard, sus sugerencias y observaciones.

2 El largo ensayo de Joan Estelrich se publicó en La Revista entre 1918-1919. Cf. Estelrich, J.: Entre la vida i els llibres, Publicacions de l’Aba-dia de Montserrat, Barcelona, 1996.

3 La misma idea expresa T.P.S. Angier en Either Kierkegaard or Nietzs-che. Moral Philosophy in a New Key, Ashgate, Aldershot, 2006. Dice:«Why a book on Kierkegaard and Nietzsche. Quite simply, becausethey are the most significant moral philosophers of the nineteenth cen-tury. Their works show a remarkably trenchant and penetrating awa-reness of key ethical issues, while also demonstrating a stylistic flair thatis rare in philosophical writing» (p. 1).

4 «Exposición de Kierkegaard», en: Cuadernos Hispanoamericanos, 22,(1951) 41.

5 Ibíd., 41.6 Ibíd., 42.7 Se debe subrayar que la traducción de las Obras y Papeles de Søren Kier-

kegaard en lengua castellana empezó a publicarse en 1961 por la edito-rial Guadarrama. En el primer volumen, traducido directamente deldanés y prologado por Demetrio Gutiérrez Rivero, el traductor escribe:«Traduzco el primer libro de Kierkegaard porque lo juzgo el más carac-terístico de su peculiar concepción del cristianismo y, además, por unarazón de nostalgia personal, ya que fue cabalmente la lectura de su intro-ducción en los años de mis estudios retardados en la universidad muni-quesa, la que me decidió de un brinco, sobre el vasto interés por toda lafilosofía de la religión contemporánea que me llevó allá, a entrar en lamaraña magnífica del Sócrates nórdico. Y no he sido defraudado portal empuje. Aquella impresión primeriza de unas páginas tan cristianas,tan fervorosamente cristianas como agua de manantial inusitado en elhorizonte opresivo de una cultura bisecularmente en ese sentido fría ymuchas veces blasfema o vanamente fervorosa, y a pesar de los gritos de¡eso no!, ¡eso no!, de mis verificaciones posteriores y de las interpreta-ciones más adversas consultadas, seguirá afianzándose siempre…, con-

ARANGUREN, LECTOR DE KIERKEGAARD 15

vencido cada día más de que Kierkegaard con su vida y su obra múlti-ple representa una llama de amor viva a Jesucristo de las más brillantesy arrebatadoras del cielo de Europa» (Obras y papeles de Søren Kierke-gaard, vol. I, Guadarrama, Madrid, 1961, p. 11). La exposición del pen-samiento de Kierkegaard de José Luis López Aranguren se realiza diezaños antes al proyecto de traducción en lengua castellana.

16 LA ÉTICA COMO ANGUSTIA. KIERKEGAARD Y ARANGUREN

LA GALAXIA KIERKEGAARD

LA TAREA DEL FILÓSOFO

Søren Kierkegaard nunca se sintió un filósofo en el sentidoestricto de la palabra, tampoco un teólogo, menos aún un pre-dicador o un profesor. Se comprendió a sí mismo, esencial-mente, como un escritor religioso. Eso es lo que fue. Enten-dió la tarea de escribir como una vocación, como una llamadadivina que debía ejecutar con disciplina. Como sugiere Paul Ricoeur, Kierkegaard, a pesar de no

considerarse a sí mismo un filósofo, inaugura lo que el pensa-dor francés denomina una crítica de las posibilidades existen-ciales. Su discurso sobre la existencia no es sólo la expresiónpoética de una emoción, es un género de pensamiento con-ceptual, que tiene sus propias reglas y su rigor interno, su pro-pio tipo de coherencia y requiere de una lógica propia. La reflexión de Ricoeur va más allá y llega a afirmar que

Kierkegaard inaugura el fin de la filosofía concebida como undiscurso total y funda la no filosofía o antifilosofía. Asimismo,sin negar la originalidad de Kierkegaard, le sitúa en el mismoterreno de Kant, Fichte y Schelling, por rehabilitar la creen-cia, el primado de lo práctico y la toma de conciencia de la fini-tud humana. Jean-Paul Sartre riza más el rizo y afirma textual-mente que Kierkegaard, fue, ante todo, un antifilósofo.1Más allá de la declamación de algunos de sus discursos

cristianos en algunas iglesias de Copenhague y del cono-cido noviazgo con Regina Olsen, Kierkegaard se dedicó,

17

íntegramente, a la tarea de escribir. Nunca trabajó; apenastuvo vida social. Se sintió, íntimamente, comprometido conel oficio de escribir y construyó un universo literario muypersonal, único en la historia del pensamiento, configuradopor una multiplicidad de personajes, de voces llenas de vida:sus seudónimos. Su obra puede considerarse como una confesión indirecta.

Así la describe Rosa Chacel: «En la obra de Kierkegaard sepuede estudiar la confesión de forma indirecta ilimitadamente.Tal confesión, siendo o pareciendo ser la más elaborada, noincluye casi en absoluto opinión del autor sobre sí mismo. Laforma indirecta, al ser ya de por sí una búsqueda, tiende a lograrel parangón exacto y, por ser una máscara que hace al autor, encierto modo, impune, le hace despiadado consigo mismo, conun sí mismo cuyo padecer puede tratar como ajeno».2En los manuales de la historia de la filosofía occidental, se

reconoce a Kierkegaard como el primer filósofo existencia-lista, como el primero que hizo de la existencia el objeto cen-tral de su pensamiento. En sentido estricto, esta etiqueta esverdadera, pero un tanto hiperbólica, pues, de hecho, los pri-meros textos de naturaleza estrictamente existencialista pue-den hallarse ya en algunos sermones de san Agustín, en losPensamientos de Blaise Pascal y, posteriormente, en las medi-taciones de Ludwig Feuerbach y de Schelling.Como filósofo de la existencia, Kierkegaard lleva a cabo una

crítica muy ácida de lo que él denomina la existencia poética.Como observa lúcidamente José Luis López Aranguren,

Kierkegaard critica la existencia poética. Entiende por tal exis-tencia una especie de fuga de la realidad, de la existencia indi-vidual y de sus terribles decisiones, una fuga en el plano de laimaginación. Es una salida por el plano de lo ideal, de lo fan-tasioso. Este tipo de existencia, típica del caballero romántico,es, en el fondo, una forma de desprecio a la vida real, a la quese cuece en el espacio y el tiempo.El romántico, tal y como le concibe Kierkegaard, crea un

mundo irreal y se instala en él, porque la realidad cotidiana le

18 LA ÉTICA COMO ANGUSTIA. KIERKEGAARD Y ARANGUREN

resulta insoportablemente tediosa. Para superar el tedium vitae,se fuga a un plano imaginativo y vive en él. A pesar de queKierkegaard fue, sin lugar a dudas, un escritor romántico,rehúsa la existencia poética como irreal y pueril.

Cuando Kierkegaard habla de la «existencia poética» —diceAranguren— está luchando contra el romanticismo también y,ante todo, contra el suyo propio. Pues que él dependía de losrománticos tanto, por lo menos, como de Hegel, es evidente. El«estadio estético» está tan magistralmente descrito como sólopodría hacerlo quien lo ha vivido intensamente. Y si, en fin decuentas, «romanticismo» es igual a «evasión» de la vida,¿quién más romántico que Kierkegaard? No sin razón se ha insi-nuado que si rompió su compromiso matrimonial ello debió deobedecer, entre otros motivos, a que sólo era capaz de amar poé-ticamente, pero no realmente.3

En efecto, Kierkegaard es, con todas las de la ley, un espí-ritu profundamente romántico. «Su mezcla estilística y auntemperamental de gravedad e ironía, angustia y humor, es—subraya Aranguren— completamente romántica».4Contra la existencia estética o poética, Kierkegaard reivin-

dica el estadio ético y, posteriormente, el religioso. La existen-cia poética carece de la categoría de la seriedad, del compro-miso, de la angustia. Es una fuga permanente de la real.Søren Kierkegaard, como Ludwig Feuerbach, su coetáneo,

busca una nueva filosofía (eine neue Philosophie), una filoso-fía arraigada a la vida, que sirva para esta vida, que se refiera alo concreto de la existencia particular de cada ser humano. Nole interesa una filosofía que pueda presumir de tener un esta-tuto epistemológico como el de las ciencias experimentales.Busca una filosofía para la vida, más concretamente, para estavida, para la de cada uno en particular.

LA GALAXIA KIERKEGAARD 19