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, ''\" 'n Capítulo 4 De cómo narran el diálogo lagráfica,laradio y la televisión Para el público existen diferencias muy grandes entre vei' y oír al personaje, sólo oírlo o sencillamente imaginárselo a travésdel relato escrito delperiodista. Pero, para los propios entrevistar!<)fps, la.~dife,endas en la cC;:~!:-ticci¿n de los reportajes según se trate de uno u otro medio son inmensas. Una de lasdiferencias esenciales reside en que en la radio y la TV la conversación casi siempre debe competir con otros materiales y soportar intenupciones. Los programas de radio y TV ofrecen,junto a la enlre,vista,jlashe.s informativos, músic ca,comentarios de columnistas,juegos, espacios de cocina y, sobre todo, cortes publicitarios. Buena parte de la conversa- ción vasiendo intercalada por losotros rubros, de moJo que su clima no es el que se haya creado en el diálogo mismo sino en el compacto de todo,.y el contenido de la charla sufre muchas modificaciones estimuladas por las Olras cosas que pasan en el estudio. Aunque no hubiera cortes, por ejemplo en aquellos pro- gramas de cable que se extienden una hora o treinta minu- tos sin interrupciones, la charla de cada invitado avanza con- tra las interrupciones y los comentarios de los demás, y un argumento puede no llegar a cerrarse porgue, en el camino, lafrasede otro interlocutor derivóel tema hacia un afluente. 39 @) (lzpaj)

La Entrevista Televisiva

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Capítulo 4

De cómo narran el diálogola gráfica, la radio y la televisión

Para el público existen diferencias muy grandes entre vei'y oír al personaje, sólo oírlo o sencillamente imaginárselo através del relato escrito del periodista. Pero, para los propiosentrevistar!<)fps, la.~dife,endas en la cC;:~!:-ticci¿n de losreportajes según se trate de uno u otro medio son inmensas.Una de las diferencias esenciales reside en que en la radio yla TV la conversación casi siempre debe competir con otrosmateriales y soportar intenupciones. Los programas de radioy TV ofrecen,junto a la enlre,vista,jlashe.s informativos, músicca, comentarios de columnistas,juegos, espacios de cocina y,sobre todo, cortes publicitarios. Buena parte de la conversa-ción va siendo intercalada por los otros rubros, de moJo quesu clima no es el que se haya creado en el diálogo mismosino en el compacto de todo,.y el contenido de la charlasufre muchas modificaciones estimuladas por las Olras cosasque pasan en el estudio.Aunque no hubiera cortes, por ejemplo en aquellos pro-

gramas de cable que se extienden una hora o treinta minu-tos sin interrupciones, la charla de cada invitado avanza con-tra las interrupciones y los comentarios de los demás, y unargumento puede no llegar a cerrarse porgue, en el camino,la frase de otro interlocutor derivó el tema hacia un afluente.

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Pero, volviendo <1la radio y 1<1TV abierta, cllando se avanzasobre un t.;ma, lucgo rle una sucesión de (ortes, si se vuelve<J él hay que hacer un rápido raa(mlo, pero se ha perdido suclirna, aUIlc¡tl'~ a lo mejor se haYiIgallada pOI. los temas queaporta la nuta que acaba .-le escuch,lrse o la atmósfera quedejó notando 1<1charla de un colurnnisLa, QLliero dedr queel di{¡logo ya no está colocado e11 el centro.

EH el clima de las charlas audiovisuales el fantasma delpúhlico puede negar a inhibir a los person.ües. Está daroque en una entrevisla televisiva (}radial ti sujeto práctica-lIlerHe no tiene ninguna posibilidad de olvidar que el oyen-te está presente. En cambio, si la entrevista gráfica tiene lascondiciones apropiad¡¡s (hay tiempo)' un adecuado lugarsin int.errupciones) y ha sido conducirla como se dcbe, elentrevistado rknc\e a perder 1In puco de conciencia de queestá hablando para miles de lectores y vive el clima de unaconversación Horma!. En todo caso, está pendiente deljui-cio y de las pregU"iÜ<lsde! periodista, pero ~ínsisto, segúnla habilidad del periodista-, acerca de la gente, no lo estáde \11\3 }llanera t,u) extraordinariamcnte tensa como en

radio y TV.Si es cierto, como hemos dicho, que en toda entrevista

periodística est<Ín presentes nume¡'Qsos fant<lsmas (el públi-co, el medio, los person<ljes pares del sujeto, las institUclonesa las nwles esta ligado, las paranoias [Iel e'ntre\~stado y las delperiodista), en el caso de la prensa escrita los fanUlsmas pue.den llegar a diluirse homeopáticamente porque el lector ylos otros están más lejos que mlflca (eso plantea otros dile.roas éticos, en el sentidO de las cosas que el ~ntrevistado dicea veces olvidamlo la gravedad que tienen cuando salen publi-cad:l5). Pel.o cuando se .habla para televisión o radio se -estáen un escenario que seguramente no es la casa -aunque enalgunos C(lSOS 10 se~-, porque interviene la parafernalia tec-nológica del medio (cámaras, luces, micrófono, auriculares,grabador, gente del equipo). El entrevistado percibe clara-

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mente la tensión y también la preocupaciéltl del periodista-pendiente de luces, micl"ófon?s¡ timing- y toma conciell-cia de todo el hecho industrial que hay c1eln'isde esa ch;\rlapÍlbJic<I. El periodista comienza la nota hablando a los lde-espectadores y presentando al entrevistado. Luego, no dejade dirigirse al televident.e modulando S\I voz y usando, pro-bablemente, un tono más formal que el que emplearía siestuviera conversando exclusivamente con el entrevistado.

En el medio audiovisual no hay modo ele no pt:rcibir altercero de la entrevista, el público. Por 10 tanto, la, respuesl:\S delclltrevistado serán más cuidadosas: éste se protegerá más,será menos espontánéo y resultará más difícil circular por sus

intimidades.Otro factor esencial de diferencia, especialmente enla:

gráfica y TV, son los 'tiempos de las resllUestils. En gráfica esparticulannente aconsejable dejar hablar mucho al entrevis-tarlo para que vaya calentando sus ideas y para que teng<l lasensación de que se dirige adonde él quiere llegar y no es lle-vado de 1~nariz P0l" el periodista. Pero en TV el tiempo estirano. Cuando se trata de programas que no van ~en vivo",es obvio que una entrevista grabada podrá cortarse despuésal editada, aunque, ¿son tantos los programas que se tomanel trabajo de editar las entrevistas? No. Bien, cuando efecti-vameHl~ lo h¡¡cen no es tan imperioso abreviar las respues-tas. Pero es obvio que una charla Huida, sin cortes, es un pro--duetO superior. De modo que lo convenientt: es inc1ur.ir alentrevisUldo a un (itmng, a una conciencia de que las respues-tas deben ser de 110 más de tres minutos. En consecuencia,hay que intcmlmpir cuando el entrevistado amenaza con unlarguísimo introito y sólo dejar hablar con escasa o ningunainterrupción cuando t;stamos ante un slüelo que jjcne unosmonólogos fascinantes, mechando ideas originales con anéc-dOUlS,chistes, cambios de ritmo y modulación, soltura corpo--ral, etcétera. En la inducción que se hace en radio y TVsobre el entrevistado, más que las larga.~ argumentaciones

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ji?

valoramos el uso de (rases dicaces, ing-eniosas, provocativas,la réplica. Frecuentemente, damos más valor a un tono quees Il1;\Sliviano y anecdótico, que suele ponel- el acento mássobre el modo de expresarse del sujeto, que a sus ideas.Bien, no todos Ir)s entrevistados son ing-eiliosos y poseedoresde una cualidad histriónica, pero nosotros sacamos esa partede ellos si los inducimos con nuestra manera de preguntar,con un tono -según el tema- alegre, divertido, dramático0, si hace falta, de duelo de espadtls_ Claw que el objetivo defondo de la entrcyist.., debe ser el de conseguir todos esoselementos como .~oporte de las ideas del entrevist<lc1o y no enlugar de ellas. Lo cierto es que la entrevista televisiva esobviamente mas teatral, hay un estar en escena dd periodi~tay su entrevist;\do, y los diálogos bien pueden abrevar en elf'énero del dif,logo teatral. ',

£1 mant'jo de b emoción y de los tiempos emocionales esclaramente mucho mfts importante en una conversación encím.\ras. En es/': .,-:>nlir:n f'_~vil,,1 di;lgr;mur Jos pa~cs '11lf' V::I

,) tener la entrevista, pensando en cómo debe comenzar,cómo manejar Jos picos y cómo cerrar la nota,

Otro dato a tener en cuenta es que el entre\~stado en TVestá muy pendiente de su apariencia fisica, de cómo saje, deinfmidad de mirada.~ invisibles. A menos que tenga unagenerosa experiencia escénica, sus aclitudes corporales sue-len ser más rígidas, y las seiiales que recibe del entorno -losgestos y movimientos del entrevistador, los técnicos queintervienen, el asistente de producción obsesionado por lostiempos, el público esponL'i.neo o no que se encuentra en elesttldio~ lo inhiben, En este punto desempeñan un papelfllnd;\mental la calidez del entrevistador o su habilidad p"radeslizar una broma oportuna que oficia de válvula de escape.Cuando permite la carcajada, abre al entrevistado la posibi~lidad ele ser más locuaz y expresivo.

Un cuarto factor es el lenguaje., lJue no podrá ser intelec-tual como lo es a veces en una conversación para un medio

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escrito, ya que tiene que parecerse m(ls a lo coloquial Cl)n

poco uso de conceptos densos.John BrMly se pregunta en The ernft ofintemiewiug (El IIrli:

de entrevistar) por qué las entrevistas en TV parecen general-mente más complacientes. Para la entrcvistador.t Sally QuinnIIn motivo impor.tante radica en que la pe¡"sona entrc'\'isradaestft muy consciente de que se encuentra en un estudio deTV. y cuenta que cuando abandonó la CES le hizo unaentrevista a Alice Roosevelt Longsworth pClra el diario TheWashington Post, en 1(1. que la entrevistada habló de sus expe-riencias lesbianas y del cuerpo de la ¡~lUjer Su ex editor lallallló: "¿Por qué no pusiste una cámara?", Quino le contes-tó; "Ella nunca hubiera hablado de esas co:;as f¡-ente a unacámara", Lo que lleva a subrayar también la diferencia entreel clima de la entrevista televisiva en exteriores -por ejem-plo, en la casa del entrevislado-, con pocas personas ddequipo del programa, de la entrevist<l- en un estud,io, dondetorle e:>r,;,uy promiscuo)' multiludim'sic.

Pero la mayor de las difeiencias entre la entrevista detelevisión, (a gráfica y la de radio es que la prime¡'a Llene 1lnamuy importante narración visual. El producto que se obtieneno es el simple resultado de la conve¡'sación entre pel'iodistay personaje sino una compleja alquimia de voces e imágenesen la c-¡ueel director de cámaras es el copilotO de la ch<lrla.Esto, que ha tenidD dos notables ejemplos en los últimostiempos - ~EI perro verde", el programa conducido por_elespaiioljesús Quinteros, y"A solas", una emisión semanalque estuvo a cargo del peruano Hugo Guerrero Mart.hineilz,dos muestras de inteligente mant;jo televisivo de la atmósferadel diálogo~ es la regla de la TV, aun cuando en la maY0fÍade los casos el manejo de cámaras resulta pobre, El públicono sólo está escuchando conceptos de los dos interlocutores;está observando a los dos moverse, gesticular, reaccionar dedistinta forma ante un estímulo. Pero el ojo del espectadorno marcha libremente; sigue la dirección que le imprime el

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CU"illldo no se trata de entrevistas púlílicas o económlcas,la radio permite conversaciones mucho más distendidas quelas de la televisión. Sus tiempos son otros: más n:l,üados, con1ll;1yOI' ;,pego a la ehilrla intimista, frecuentemente con másintervenciones personales tle110C\llOr, animador o periodis-ta, que en Hna buena cantidad de entreVislas está menos pn:-ocupado por las declaraciones del persDlI.1je que por lograrun cierto clima de tertulia y de confesiones.

dilector de c:Hll~\r;ls.Esü viendo, mtl.ced a la curiosiebd deLIs díTl'\;lr~\S, r1islinlos planos de lus perwn:\jes, sus rostros,sus manos, su modo d,~ sentarse, la ser"nic\(ld O el ra~tidioqlle no pucden disimular Vale decir (ltle ell1Jmbo de la COIl-vcrs;,óón nos está conL"llHl0 un,l historia y las imágenes ¡)]je-den estar narrfindonos otra paraleb y, en ocasiones, difen:n-te. Dd mbmo maria que en el encuentro con otr(ls personaspodemos [:sl<lr dicit::ndo una cosa con lits p:dabra;; y algu biendiferenle con los gestos.

Podría pensarse que esta dircrencía notable de la entre-vista u~le\'isiv;\ lleva a los periodisl<ls iI especializ;,rse en elmanejo del IenguOIje televisivo, ómams y otros elementos.Sin embargo, no es así. En la maY0lÍa de los casoS el directorde cámaras es corrcspolIsable Jc la entrevista y toma la ini-ciativa de los planos visuales por los C\1ales discurre la <:onver-sación. Es (1)v;<)que no puede ~er ti" otra forma en la entre-vista en vivo, donde el periodista no puede estar, al mhmotic:mpo, sentauo con ti personaje y manejando los switcher'Sen la sala de control. Pero también es así con l;¡s entrevistaseditad;).s, donde siempre guía la r1lano del director.

De modo que podemos conduiT IJUIi en la entrevista televisivaha)' dOJ nunuuures, dos puntos de viI/a, a1tnlJue el producto seauno Iolo y, en com'ecueucia, el eIpatalior 110 distinga las dosnarmciúrles. Este dato de los dos puntos de visla es de enormeimportancia para que tI entrevislac10r trabflje sus objetivoscon el director de cámaras, lo yue no significa, desde luego,que éSfe no deba actuar con mucha liberrad e iniciativa.

Ll entrevista de radio tiene otro registro. En primerJugar, periooistJts y entrevistados suelen usar ropas más infor-males, no ('slán pendientes de Sil aspecto físico ni de lasluces. Probablemente, declarar algo ante la audiencia sinestar a la vista de mu1timdes -aunr¡ue sí a la vista de las dos,tres o cinco personas del estudio.- provoca menos inhibicio-nes. L<l voz también oficia su dedo mágico, subrayando el

clima.

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Por Olro lado, el oyente es 11na figura muc.ho menos fan-tasllJagórica en l;\ l<ltlio. Efecliv<lmente, los oyellles tienenuna relación lllUY estrecha y p,lrlicipaliva. A lt) largo de Ulla

enlrevista radial, un pt'rs(Jll<~e público tiene oportunidad deescuchar a Illuchos oyentes opinando sobre SIlS declaracio-nes y, fl"ecuentement.e, expresándole su simpatía o su re-

chazo.

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Capítulo 5

Charla con Bernard Pivot, estrellade la televisión francesa:

"En TV hay que despertar deseoy frustración"

"Todos los programas, aun aquellos en los cuales los invi-tados están sentados en un sillón y hablan de libTOs -y no113}'¡-¡ad" más e~:.."'Ítico l' illnorfa{r~:.;l!l~!~,;:'8 ,- , tlebf;l":. ¡cr:~"

una mise en se8:JU:una música, un tiempo determio<ldo, unalógica y un suspenso. Y hay que logr.ar despenar en el tele-vidente el deseo de saber más y, a la vez, una cierta frustra-ción. ~Con semejantes ingredientes, Bernard Pivat se convir-tió desde hace varios all.OS en una gran estrella de latelevisión francesa haciendo entrevistas sobre libros y cultu-ra. Primero con Apostrophe, un programa dedicado exclusiva-mente a libros y escritores. y ahora con "Brouillon de cultu-re" ("caldo de cultura"), siempre COll entrevistas perorelacionadas con todas las artes, capta audiencias que supe-ran los dos millones de personas. Ser interrogado en su pro-grama supone provocar ventas masivas de libros o llenar salasele cine, teatro y exposiciones. En este diálogo, al que acce-dió telefónicamente desde sus oficinas en París, donde tam-bién dirige la revista Lire [Leer], Pivat explicó SllS fórmulas,su relación con los invitados y el público, sus ideas sobre eltappíngy su concepto sobre la ética de los periodistas.

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--,¿Cii'lllO ha ltedlO jJ(lHI que lIIiIlOJiC,¡¡]e flersolllls e~tln!!a(/'Il

j!lm,dif'lil¡:S de jnogrtJl/uH de leh'lIísióJlIJue hab/m¡ de libros y de clIl-

lumt-Bueno, cuando ~cinvita a un panel de intelectllales es

nece~ario qu!:: el entrevistador también se;¡ un intelectual yqlll:, al mismo tiempo, ~e coloque del lado deltelespectauor.E~ preciso que conozca bien a los ,HItares para que se puedacre;¡r un c1im;l de con[¡,l!1z;¡ Los invitados, cl];lndo se t.ra1ade escriton.:s, deben sentir que d periodista hizo el esl"uecLode leerl()~;.1'01-otra parle, uno también debe ganane la con-fi,\llL<Ideltdespectador. l'ara eso, no debe actuar como uncómplice de los escritores sino más bien de los televidentes,que qnieren lener más infonn~)ción tanto sobre el eScrilOrcomo sobre su liuro.

-¿Cuáles ~on lo.' j)robiemas WlI(.1-etOJ que pum/ea ell.eJlgultje

de la tdrui.\ión? Se me OGune r¡ur, r.l1t1Jguaje de la 1Vacepta más~n lémlinos (le jWHonajt's e húloTills fJ!te de conceptos deusos ...

-1'ara rní, no hay problemas. Simplemente, es necesarioeswblecer este vínculo de coufial17.a del que hablamos antesCOllel entrevistado y, al mismo tiempo, servir de enlace entreel ¡mtor y su libro, por un lado, y el telespectador, por otro.Yo siempre digo que una buena COllversación sobre un libro,al igual que sobre ulla pclículil. o Ulla exposición, debe crearuna sensación de frustración en el telespectador. El televi-dente tlelle que saber lo suficieute para estar bien informa-do, pero no demasiado como para que no tenga ganas desabe¡' n&s. H<lY que provocarle el deseo de que la entrevistatelevisiva. se prolongue a través de b. lectur3 misma del libro,b visitll a la exposición o la ida al CillC.Es un juego un pocosutil entre el conocimiento y]a frustración, entre lo que sedice y lo que no se dice. Resulta dificil de explicar, pero, eHmi opinión, las buenas emisiones son ílqllelbs en las que, alfitlallzar el programa, los telespectadores sienten que apren-dieron algo y son un poco más inteligentes, pero, al mismo

lÍempo, tienen una sensación de hustr,lCián qll'~ sólo s,';puede curar con llll n:llledio: leer el liln'o.

-¿Se f!'lude deGÍ¡. que usted m,{1. .;it1wdo¡¡¡:s le,lIrales ,'ioMe

temas abstractos?-En lugar de utilizar la pabbra "teatr<ll" hablarLl rle mise

e1l scenc. Pienso que todos los programas, aun un;l crllisiónliteraria donde los invit~\dos están sentarlos en un sillón yhablan de algo que no se mueve -110 hay nada más estático,más amorfo que un li\}ro-, aun este tipo de programasdebe tener una mise en scene, un tiempo, Ulla música (]ilecambia, cvidenLementc, seglll1 los escritores que eSláll senta-dos junto a mí. "Teatro" es decir mucho_ Yo hahlada de: dra-maturgia, de modo que haya un cie:rto suspenso, una cierulógica. Por este motivo, a menudo intenTO hacer programastemáticos. Prefiero reullir en un panel a escritores que tell-gan semejanzas y una relación estrecha entre ellos en l11gaJ"di; invitar a escritores qul;' nQ ~e conocen. Así. .~s!adntma1llr,gia, est.a mise en sCerte, se logra a través del tema m;ís 'lue riei

brillo del programa.

_¿ Trabaja mucho con sus invitados (mies de l05progrmllas?-Nunc<l me reúno con ellos antes, lli siquiera les hablo

por LdHono, para que la conversación sea espont<'í.nea. Esnecesario que la dramamrgía nazc<\ de la tspontaneidad. Elprogr(lma más exitoso es aquel que se convierte en lo que lositalianos llaman la "Comedia del Arte"; la mise en scene debecrearse a si misma. Yo la ayudo, intento organizarla, pero, enrealidad, [lebe surgir espontáneameule de la organi:uolciónmisma del espectáculo. 1'or ese motivo, ni siquiera ha)' undiálogo previo entre los entrcvist3dos, no hay org.\l"lizadón.Es preciso que todo nazca de la espontaneidad. A veces estono funciona, y algunos programas finalmente. no son UUe:IIOSporque, como dicen los franceses, "la m¡l)'ones<l se cortó".Otras veces funciona muy bien. Afortunadamente, son más

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]O~progr:1m~s donde esto funciona que aquellos en los queno funciona.

-¿Cllá1es sun las principales diferencias con la entn:viJia depnm.\{]. ~

-Hay muchas. En la prensa escrita, uno tiene todo elriempo que desea. En la televisión, Ulla entrevista debe durarUIl<1 cantidad determinada de minutos, debe ser lo suficien-temente corta, breve. Cuando liI entrevista con un escritor espara un medio escrito, usu<llmente se realiz.a en su casa Oenun café, y UlIO tiene todo el tiempo. Se puede hablar duran-te una hora, una hora)' media, dos horas. En cambio, en latelevisión, el tiempo e.~lá calculado. Recuerde que mis pro-gTama~ salen todos en vivo; no hay montaje, son emisionesdirectas. Los periodistas de la prensa escrita realiz.an unlllont¡ue posterior. Retienen lo que les parece má5 importan-te, esenciaL En la televisión directa todo vale, todo sale alaire. J'nr eso e~ IlecI:S<lrir,ob:,'ner, ('n un tiempo muy hr~ve,las mejores respuestas que se puedan esperar del autor. Yosiempre digo que una cntrevisUt por televisión es fat.tlmentemenos profund;:¡, menos tlet.tllada, que un;:¡(:~ntrevist.aen unperiódico, donde uno tiene todo el tiempo que desea paraexpresarse.

Por otro lado, en la prensa escrita las entrevistas se rea-lizan tile a téu. Quiero decj¡' que nadie, aparte del periodistay el sl~ieto, escucha lo que se dice y, por lo t.<lnto,es posibleobtener mejores respuestas. En esas condiciones, el escrilOrsuele sentirse m;¡.~libre de decir lo que le plazca que en latelevisión, sobre todo en la televisión abierta, donde hayluces agresivas y técnicos que van y vienen a su alrededor, yel periodista y su personaje se encueI!r:ran en un contextoque atenta fatalmente contra el necesario clima de con-flama,

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-¿Cómo hnce, entonces, ¡Jarfl creor eJe clima?-Es la pregunta más difícil que me podría h~1ber

hecho. Creo que, efectivamente, depende mucho de mí.Sjempre intelHo tranquilizar a mis invi!<ldos. Les hago sentirque no soy su enemigo sino S\1 amigo. Por otra parte, cumole dije antes, aruda mucho el que yo haya hecho el esfuerzode leer sus libros. Al mismo tiempo, empleo un poco dehumor, hago bromas, les pido, antes de la emisión, que seolviden de que están en la televisión y, fill<llrnente, intentotambién crear un clima de confianza entre los autores mis-mos, (le modo tal que se olviden de que están frente a lascámaras. Un programa sale bien cuando, al concluir, ll)~

invitados me dicen que ni se dieron cuenta de que estabanhablando en la televisión. Esto me hace sentir bien, evirlen.femente, porque me doy cuenta de que el autor estaba muycómodo, aUIl si, como sucede muchas veces, las preguntllseran difici1es.

-Se me ocun:e que la inmediatez de la televisión presC'llta ¡¡'/IU

ventaja y una desventaja. La ventaja seria que el entrevistado es/áe.'l:pueJtoa millones de personas y no puede evadir l(l pregunta. Ladesventaja es queTlo se puede hacer 1m montaje posterior. ¿Es así?

-Es parte de la diferencia que señalé antes con la pren-sa escrita. En una entrevista para un diario o una revista, elperiodista puede grabar una hora para, finalmente, guaroarel mejor cuartO de hora. A mí no me gust;; h<lcer eso porqueconsidero que es engailar al espectador. Yo prefiero laespontaneidad. O sea, mostrar la natllralez.a misma de laentrevista, aun a riesgo de que esto resulte aburrido. Yo séque esta tendencia es cada vez más combatida en la televi-sión francesa, como...consecuencia del UlPping. Yo sé r:¡ue,hoy. es necesario tener ritmos más rápidos, que las respues-tas deben durar uno o dos minutos. Creo que soy el últimoen la televisión francesa que hace entrevistas donde los invi-tados pueden expresarse con más tiempo. Es cierto que esto

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S\~11:\((:a costa de un óerto aburrirni<.:l\lo. Existe el riesgo deque los lc1n'illentes aualldonen el plOgr¡J.nn. Ése es el peJi-gm Peru la Venl:lja <.:s,predsamel1le, la sinceridad.

Hilce alguno~ meses hice un programa en vivo con unpo(:ta con tilla duración dt'_dos hOlas. Es cieno que podríah;lber sido un programa de una hora, una hora y cuarto. Talvez hahría sido lI'l<Ís atractivo si hubiéramos eliminado lomenos interesante y hubiésemos dejado]o esenóal. Pt:rohabríamos tl',áeionado la personalid,'I(l cid invitado. Yyo que-rí" mus u-arlo en su verdad misma, tal como es, a veces con sufulgor y, 01r<L~veces, con sus pasajes un poco largos. Así quepreterí correr el riesgo de un cieno tedjo por parte del tdes-pectador. Porque 10 que me interesa es mosu.ar la verdad.

-¿Cl/ánta gCllte mira SILjJlogralllu actual y ~'J,ántagente lIIirOr

ha Apostrophe, J1¡ progruT/l(l (l"llteriOfY

--CO)) Aj)O!ilrophc [cnÍ'J entre un millón y medio y dosmill(1JIe~ y llIedio de telespectadol-es. El prograrrla salí:::.:alaire entre la~ 21.30 y las 23_ Actualmente, mi programacomienza a l::ts22.30 y termina a las 24, y la audiencia oscilaentre UTlOy dos millones de lelespectadores.

-¿Cuáles júeron lasprinájHl[n )ÚC05 de audiencia?-Son muchos los factores que deben tenerse en cuenta.

Ante todo, el lema_ Si se n-aLa de Ull Lema público ° de untema demasiado intelectual. Inl1uye también la competenciade los otros canales. Depende, tambíén, como le dije antes,de la hora en que el programa sale al aire. Por ejemplo, unode los programas que más se vieron file un debate muy ;jgi-tado, no hace mucho tiempo, sobre la lengua francesa y ~udefensa contra la lengua amerie;jlla, el inglés. Se debatió sies preciso que se rechacen los términos ingleses que seemplean cada va más en el idioma francés. ESLe programatuvo muchísima audiencia, Le estOy hablando de mi nuevoprograma, "Brouillon de cultun:n• El viernes próximo (13 de

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mayo) voy a recibir a Isabel1e AJjani. Es evidenle que voy acontar con lID público considerahle, porqt\t~ se trata de lln"gran estrella dd cine francés que r<lra ver aparece por ¡ek-visión. Por el contrario, el mellar índice de audiencia quetuve fue, no hace mucllo, en un programa. con \lO intelectualal que leen muy poca~ personas. Fue un programa dirigidoa UIl público mucho má~ restringido. La clave está en alter-nar programas dirigidos a un púhlico minoritario y progra-lIlas cllYo destinatario es un público mfls general.

-¡El conjunto de .1'11lludie11áa/ee libroso H1W.jJwte i111/-'oJ"((1n.

le no lee?~El\ general, la gente que mira mis programas es]o que

se llama "consumidores Clllturales"_ Se trOlla de genle quecompra libros, que va al cine y conCurre a exposicío[\(;s. EsUll público interesado por toda la cultura. AjJoslmphe penni-t.ió que se conocieran nltlChOS escritores y que se vendier;,Ull2. cantidad considerable de ljbros, a,lln ,le al~tores desu.\-nocidos. Hoy también intcl1to promocionar pelícuh:ls dedirectores poco conocidos, exposiciones y otras de tentro, yesto se traduce en un cierto éxÍfo_ Por ejernplo, CU<lndo invi-to a los aclares de alguna obra dctermillada, si digo que megustó mucho la obr'J seguramente el teiltro se llenará duran-

te vario~ meses.

_ ¿ Qlté impacto tiene su programa en la venta de libros r-Tiene mucho impacto, tanlO en b venta de lihl'os

como en la recaudación de cine y de teatro. Lo que creo esque si un programa como el mío no tiene una cien.1- inl1uell-cia sobre el consumo cultural, no sirve de nad(\. No plH~deser un simple entretenimiento. Vuelvo a lo que le dUe alprincipio: es necesario que, al termjnar el prob'Tawa, la gentetenga ganas de leer el libro o de ver el espectáculo. Si elpúblico no siente estos deseos, el programa es jnútil. Yosiempre me defino como una suerte de wcreador de deseo"_

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n-¿HDY se lu meJlOS en ,Francia ?-Ahora sucede más o menos Jo mismo (lúe antes, con

algunas diferellcias. Los grandes lectores, los que leían unaG111ticladenorme de libros, desap;¡recieron como consecuen-cia de la televisión. En Glmbio, Glrla vez hay más gente cul-tiv:tda y un,t cantidad cada vez mayor de lectores, de "peque-ií.os lecton:s", esas personas que leen algunos lioros por año.Ya no existen esos lectores que leían un libro por día; desa-p"recieroIl. Evidentemente, un programa como Aflostropheoel que !Jugo en lit anualidad invitan a la gente a leer. Es unade las paradojas de la televisión: por un lado, la gente quemira la televisión abandona \<l lectura y, por .otro, un progra-ma como el mío incita al telespectador a leer. Es un juego deva)' vit:nc, óe equilibrio. Por un lado, la televisión dice"mírenme. no lean m;'\s" y, por otro, propone programascomo ellllío que dicen "mín:nme, pero después le<ln".

-MiÍs allá de ::::.programa, ¿se j!odría deár que la televisiónnu es enemiga de la lectura?

-No se puede decir que la tclC\üión o el cine sean ene-migos de la literatura. Por ejemplo, la televisión o el cineh;J.cen muchas adaptaciones de las obras literarias. Las prin-cipales obras Jilerarias francesas fueron adaptadas para latelevisión oel cine. A menudo, estas películas remiten allibro, incitan al telespectador a leer el libro. Exisre uojuego;¡mbiguo, U1I tanto pelverso, entre la televisión y ej. libro, y esque la televisión, de una ciert;¡ m¡¡ner<l, parece tener el efec-to de matar al libro. La televisión exige sólo una cosa: que nola ;¡bandonen nunca. Pero, al mismo tiempo, es cieno quet;¡mbit:J.l invita a la gente a leer -ya sea pbrqlle muestra unaobra literaria ;~daptada para la televisión o porque hay pro-gramas específicos como el mío que incitan al televidente aleer un libro-. Se trata de unjuego pendular, un tanto per-verso, un tanto hipócrita. Pero aquí debo agregar que esto esposible, en Francia, porque yo trabajoen un canal estalal.

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Sólo en los C<lna1t:sdel est<ldo puede haber un programacorno el mío. £n lo~ c;lnaJes privados no exi~te este tipo deprogramas. Todos los escritores norteamericanos que vinie-ron a AjJOstrophc se mostraron asombrados de participar enun programa en directo, en una buena hora de audiencia,sin ser cortLJ.dos por la publicidad y sin ser mezc1;¡do$ conboxeadores o agentes de holsa. Eso no sucede en los EstadosUnidos. Pero, ¿por qué es posible en Francia? PorC¡\le trabajoen un canal estatal, de servicio público. También tiene publi-cid;¡d, pero est£¡ oblig;¡do, moralmente y por diversos est¡¡tu-tos, a difundir programas culturales que deben contribuir ala promoción de obras culturales. En no canal privado, unprograma como el mío no existiría.

-Usled acaba de grabar un programa con pn-iodi.slas.¿/l1epuede contar so/n"e11d dialogaron?

-El tema principal que abordamos fue la pérdida decredibilidaQ de lns periodist(ls en gt:ner?l. Por qué el públicotiene menos confianz¡¡ en los periodistas hoy en relación conveinte años atdis. Se cree que una de las causas de todo estoestá en la televisión. La TV francesa, por t:,jemplo, cometiómuchos errores, principalmente durante la Guerra delGolfo. Hubo "despistes~ informativos que hicieron caer lacon£ianza del público en lo que ve por televisión y, desafor-nmadamente, en los periodisl4lS. Y, en cierto modo, la gentetambién tiene menos confianza en lo (pIe lee en 105diarios.Esa inquietud y lo que debería hacerse para restablecer esaconfianza fueron los temas de mi programa. Los despistes delos que hablo son originados, frecuentemente, por la obse-sión por el mling. Cada canal de televisión inlenta lener elmáximo de telespectadores y, para lograrlo, a veces recurrea cienos trucos. Lo que se debatió es un retorno a los valorestradicionales, sin tener en cuenta la <ludiencia de la televi-sión. Se acusó a la televisión y, al mismo tiempo, los periodis-tas hicieron una SUel'tc de mea wlpa.

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__ ¿For Ijué la jJhditla de credibilidad tn.J(lbién afectó a los perio-di,l/us de los diariús?

-Purque el público no sabe distinguir bien entre losptrioJíSl<IS de la prensa escrilll, los pl'l'iodist,\s de radío y losperiodistas de H'.le\~sión" Para el público, se trata del conjlJn-lOde los l)eriodislas. Es más: nlllchos de ellos trab,~,m en lapn:nsa escrita y l;lInbién en la radio y 1<1televisión. El públicotiene una óo.:rta tendencia a meter a lodo el mnndo en lamisma bolsa. De todas maneras, según Jo que revelan lastncuestas, la ¡:{t'nte sigue U::niendo más conl1anz,1 en losperiodistas de la prensa esnit;1 que en los de la televisión. Enel fondo, lo que sucede actualmente es una pérdida de cre-dibilidad de la imagen. El público comienza a preguntarse siJ¡¡S imágenes (lUt ve por televisión son verdader(ls. Antts, elpúblico creía que lo quc veía por televisión era forzosament.elleno. Cuando llegó la T'V,la gente vda la:; im?;genes y crda('ll ellas de inmediato. La teltvisión tra visLacomo una espe-cie de EVOlngelio" Lo que uno veía no podía ser falso. Lt.!-egoel público entendió, poco a poco, que hay una manera depresentar las imfigenes que puede ser engailosa. Quizá lamayor t:dlJcación esté llevando a ser más desconfiado. Loqlle se ve es que el público tiende J. desconjiar menos de laspalabras, de lo escrito, que de la imagen.

-¿Usted (:la que los jJt~,.iudistasde huy.?!úentan más?-No todos los periodistas engañan al público. Yo me

refiero a los despistes de los que hablaba antes. En el caso dela Guerra del Golfo, lo mismo les sucedió a los periodistasargentinos y a los franceses. No sabían nada porque todoestaha censt~rado y, sin embargo, siguieron escribiendo en laprensa y haciendo programas especiales por lelevisión ynIdio. Sólo se contentaban con hacer suposiciones. El públi-co lo percibi6, y tuvo la sensación de haber sido engai'lado.Ahora bien, nu tS culpa exclusiva (k los periodistas, porquehabia ulla CelJSUra impuesta por los rnililill"l;s. Pero el públi-

I:U tuvo la perce-pción de que nD le estaban diciendo la ver-

dad porque ]05 periodistas, sencillamente, desconocían laverd;I(1. No tenían los medios de conocerla. El púhlico se sin-Lió decepcionado. Ahora bien, esto no quiere decir quetodos los periodistas hayan mentido. Se puede decir que h)mismo sucede en todos los ámbitos: los errores de algunosafectan al conjunto de una profesión. La televisión actual-mente debe recuperar la contianza del púh1ico que, es cier-to, es cada vez mfis crítico y escéplico frente a lo que veExige cada vez más de lo~ periodistas. Pero, claro, al mismotiempo la gente de la televisión está en plena hatalla paraganar audiencia -al igual qne los diarius y la radio- y, ,1veces, esta luchajw::ga en detrimento oe la calidad y de la

veracidad.

-¿Tiene sentido distinguir Jases dmtro de ww mltrevista? Pi)¡"

qt:1"ilplo, jJrebrr.mlasgenerales, jJlegu1~la$ d1lTa~', mrnnt"l,t05 de 'UW)'IJJ"

intimidad ..._Francamente, no creo que haya una teoría. Cada

autor, cada libro. cada película, es un. caso diferente. !Jaraciertas enU"evistas, es ncces3¡"iO crear de inl1lt::diato ese climade confianza. En algunos casos, hay que comenzar por pre-guntas más directas. En otros, por preguntas generales yluego llegar a otras UHY.ECOmás puntuales. Yo no creo enuna ttona de la entrevista. Creo en entrevistas adaptadas a

cada entrevistado.

_Para lograr un /;uen clima. ¿cree que es válido emplear algoparecido a una "hipnotización del C1lln:oislado"?

-No, en absoluto. Yo creo mucho en las relacioneshumanas, en el calor de los sentimientos. En un debate inte-lectual, la gente que tiene ideas se somete a una suerte deconfesión. No creo en ¡¡bsoluto en el hipnotismo.

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o;::Produce el efecto contrario al que yo deseo: el entrevis-

tado no es consciente de sí mismo. Ylo que yo pretendo esque los escritores que vienen a mi programa sean perfecta-mente claros, perfectamente inteligentes y perfectamentelibres para decir lo que piensan.

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Capítulo 6

Maleta de loco 1(gajes del oficio)

La saturación de la estrella favorita

Los medios parecen una calesita "ue siempre gira conlos mismos caballos. El C01"Uuntode los canales abiertos detelevisión, las radios AM:y-lasFMmasivas y la mayor parte dela prensa escrita basan sus entrevistas -UllO de los insumasprincipales de los medios- en un número no muy superiora cien personajes públicos (políticos, economistas, estrellasde cine y modelos, deportistas, médicos y muy poco más).Tenemos la impresión de que son siempre los mismos queofician de rostro de tapa en la revista de la semana, queabren las secciones de los diarios, que nos despienan con laradio para repetir por enésima vez su "chivo", su flamante li}tingo su invalorable opinión sobre la cuadratura del círculo,y que, merced a la magia del wpping, muchas veces estánsimultáneamente en dos o más canales.

¿Por qué se los entrevista cada día de la semana, cadames del año, ano tras a¡'lO,para que digan eternamente lomismo?, ¿qué atractivo hay en ello, qué sentido tiene?, ¿quécosa nueva puede esperarse?, ¿no se satura el público?

Una primera respuesta puede apuntar a la influenciaque ejercen el ejército de operadores políticos, promotores,encargados de prensa, agentes y productores que martillan

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