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CRITICÓN, 119, 2013, pp. 67-83. La difusión de la obra poética de Quevedo entre manuscritos e impresos (siglos xvii y xviii)* Isabel Pérez Cuenca Universidad San Pablo-CEU La obra poética de Quevedo, a partir de la primera impresión del Parnaso español (1648), ha sido objeto de numerosas ediciones y estudios que han planteado cuantiosas interrogantes, en gran medida carentes de respuestas aceptadas de forma unánime por la crítica. Y lo que viene a ser peor, en siglos pasados fue habitual que, lejos de procurar abrir una senda por la que transitar con alguna certeza en la selva poética quevediana, se acrecentó la confusión reinante en ella sumándole poemas de procedencia poco o nada fiable, adjudicándole la obra de otros o rechazando la auténtica, la más de las veces con argumentos insostenibles y opiniones infundadas. En definitiva, la sucesión de ediciones poco o nada rigurosas y la carencia de un catálogo razonado de la poesía y de los manuscritos e impresos que la transmiten privaron al lector de esta parcela de la obra quevediana de una edición pulcra y realmente crítica, situación que explica las desalentadoras palabras de Dámaso Alonso escritas en un cuaderno autógrafo fechado en el año 1963 1 : Hay sectores —unos pocos— de nuestra literatura por los que ha pasado una investigación metódica, aclaradora y ordenadora. Puede servir de ejemplo el Cantar de Mio Cid. […] Pero hay otros barrios de nuestra literatura dejados de la mano de Dios. No me refiero a muchos que nadie toca, sino a otros sobre los que se ha escrito bastante. La investigación que ha pasado por allí ha sido desordenada, fantasiosa, atrabiliaria, recelosa del investigador que *Este trabajo se inscribe en los proyectos de investigación FFI2012-3436 y HAR2012-37208-C05-04 financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, en el marco del VI Plan Nacional de I+D+i 2008-2011. 1 Cito por Pérez Cuenca y Campa Gutiérrez, 2004, p. 286, nn. 32 y 33.

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CRITICÓN, 119, 2013, pp. 67-83.

La difusión de la obra poética de Quevedoentre manuscritos e impresos

(siglos xvii y xviii)*

Isabel Pérez CuencaUniversidad San Pablo-CEU

La obra poética de Quevedo, a partir de la primera impresión del Parnaso español(1648), ha sido objeto de numerosas ediciones y estudios que han planteado cuantiosasinterrogantes, en gran medida carentes de respuestas aceptadas de forma unánime por lacrítica. Y lo que viene a ser peor, en siglos pasados fue habitual que, lejos de procurarabrir una senda por la que transitar con alguna certeza en la selva poética quevediana, seacrecentó la confusión reinante en ella sumándole poemas de procedencia poco o nadafiable, adjudicándole la obra de otros o rechazando la auténtica, la más de las veces conargumentos insostenibles y opiniones infundadas. En definitiva, la sucesión de edicionespoco o nada rigurosas y la carencia de un catálogo razonado de la poesía y de losmanuscritos e impresos que la transmiten privaron al lector de esta parcela de la obraquevediana de una edición pulcra y realmente crítica, situación que explica lasdesalentadoras palabras de Dámaso Alonso escritas en un cuaderno autógrafo fechadoen el año 19631:

Hay sectores —unos pocos— de nuestra literatura por los que ha pasado una investigaciónmetódica, aclaradora y ordenadora. Puede servir de ejemplo el Cantar de Mio Cid. […] Perohay otros barrios de nuestra literatura dejados de la mano de Dios. No me refiero a muchosque nadie toca, sino a otros sobre los que se ha escrito bastante. La investigación que hapasado por allí ha sido desordenada, fantasiosa, atrabiliaria, recelosa del investigador que

*Este trabajo se inscribe en los proyectos de investigación� FFI2012-3436 y HAR2012-37208-C05-04financiados por el Ministerio de Economía y Competitividad del Gobierno de España, en el marco del VI PlanNacional de I+D+i 2008-2011.

1 Cito por Pérez Cuenca y Campa Gutiérrez, 2004, p. 286, nn. 32 y 33.

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vendrá después. Allí no hay sendas ni modos de orientarse, esos campos parecen fangalespisoteados en todas direcciones por rebaños sin guía. Un terreno de este tipo es la literaturasobre Quevedo, especialmente lo que toca a los textos de su obra poética.

Y en otro lugar dice:

[…] El caso de Quevedo no es mejor […]. A veces el que más revuelve manuscritos es el quemás disparates acumula. ¿Será posible que el público culto se quiera enterar de que en la épocaen que vivimos no hay erudición posible sin un sistema científico que la contenga y lacoordine? Treinta años ha rodado por ahí, como única edición citable de Quevedo, una quecon gran cencerro se proclamaba a sí misma “crítica”, cuando era la edición más acrítica oanticrítica que se ha impreso en el mundo.

Esos fangales a los que alude Dámaso Alonso desaparecieron gracias a la labor deJosé Manuel Blecua que por vez primera ordenó, clasificó y cotejó los testimonios detransmisión impresa y manuscrita, desechó las falsas atribuciones y dio al lector unagenuina edición crítica, considerada actualmente la vulgata de la poesía de Quevedo. Noson desdeñable tampoco los esfuerzos de James O. Crosby por ofrecer «la cronología deunos trescientos poemas» quevedianos2. Pues bien, a partir de la cronología pergeñadapor Crosby y los materiales reunidos y organizados por Blecua, procuraré esbozar unpanorama general —que de manera alguna pretende ser definitivo— de la posibledifusión de la obra poética de Quevedo durante su vida y en los años siguientes a lapublicación del Parnaso y de las Tres musas.

En primer lugar, se hace obligatorio recordar que existe la tendencia a considerarque la poesía de Quevedo antes de la publicación del Parnaso fue, excepto unos cuantospoemas, una desconocida entre sus contemporáneos y que la actitud del poeta madrileñofue la de guardarla para sí, principalmente la amorosa, religiosa y moral, mientras que lasatírica y burlesca llegó con mayor frecuencia al público lector del seiscientos. Estaopinión se fundamenta básicamente en la ausencia de testimonios manuscritos y en laescasez de impresos con fecha anterior a la publicación del Parnaso. Otra corriente sedirige más a defender que el Quevedo poeta alcanzó un elevado conocimiento yreconocimiento entre sus contemporáneos3.

En segundo lugar, es preciso en este punto no olvidar que durante los siglos xvi yxvii las poesías de nuestros clásicos van a difundirse a través de distintos canales noexcluyentes —oral y escrito, ya sea letra impresa o manuscrita— y, como ya señalóRodríguez-Moñino, no podemos suponer que «la obra poética era ampliamenteconocida»; tampoco que «tal como se puede leer hoy, se podía leer en los siglos de oro»y, por último, que «la onda expansiva de la creación personal alcanzaba dilatadasfronteras de público»4.

2 Crosby, 1967, pp. 95-174.3 Para la primera propuesta puede leerse a Carreira, 1997 y Jauralde, 1988; para la segunda a Wilson,

1977 y Blecua, 1969-1971.4 Rodríguez-Moñino, 1968, p. 15. No ignoro los trabajos de Jauralde, 1988, Carreira, 2004 y Dadson,

2011, en los que matizan algunos aspectos expuestos por Rodríguez-Moñino. Creo que se puede llegar a laconclusión de que durante el siglo xvii la transmisión oral, manuscrita e impresa de la poesía conviven.

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Sin duda hallamos destacadas excepciones entre los autores del periodo, Luis deGóngora es una de ellas, cuyas muestras manuscritas de su obra poética lo sitúan en unaposición privilegiada en lo que a la transmisión y difusión de su poesía se refiere; otra esLope, que entregó a la imprenta cuantiosas poesías. Medir a cualquier otro poeta porestos raseros nos conducirá a caminos probablemente sin salida o a conclusionesdesvirtuadas.

Las posibilidades que tuvieron los contemporáneos de Quevedo de conocer su obrapoética fueron obviamente a través de la transmisión oral y escrita. La pregunta es sitoda su producción (876 composiciones publica Blecua), una parte importante o unamínima porción de ella5.

Cuando analizamos los materiales que nos han llegado lo primero que salta a lavista es que los documentos impresos o manuscritos fechados con anterioridad a 1648son muy pocos y transmiten un número reducido de poemas —este es el argumento delque se sirve Carreira6 para afirmar que la poesía de Quevedo fue casi ignorada, y suinfluencia, casi nula. Efectivamente, los impresos que hoy conocemos de fecha anterior a1648 transmiten un número muy limitado de poemas, apenas alcanza el centenar,repartidos entre unos 40 volúmenes, el primero de 1599 y el último de 1648. En estecómputo se incluye todo, desde los poemas que figuran en preliminares, obras de otrosautores o antologías hasta el Epicteto y Focílides en español de 1635 o la Epístolasatírica y censoria impresa en 16397, sin olvidar los repetidos, apócrifos y de autoríadudosa, que se distribuyen de la siguiente manera:

Se repite un romance en cuatro ocasiones (B. 8578), otros cuatro se dan a la prensatres veces (B. 708, 855, 856, 8619), y en dos ocasiones son impresos: cinco romances (B.69410, 71611, 72112, 75013, 77614), unas endechas (B. 43315), dos letrillas (B. 66016 y66417) y un soneto (B. 80718).

5 Todos los datos referentes a impresos y manuscritos de la obra poética de Quevedo se toman de laedición de Blecua: Quevedo, Obra poética, 1969-1971, y se hará referencia a los poemas de Quevedoempleando su numeración.

6 Carreira, 1997, p. 249.7 La lista completa —salvo error u omisión— es la siguiente: B. 39, 78, 82,107, 146, 193,194, 209, 219,

221, 222, 241, 249, 254, 271, 272, 279, 283, 284, 285, 286, 287, 290, 302, 346, 426, 428, 430, 431, 433,436, 439, 620, 621, 645, 652, 660, 664, 683, 687, 694, 697, 698, 699, 700, 701, 702, 703, 704, 705, 706,707, 708, 709, 710, 711, 713, 714, 715, 716, 717, 718, 719, 721, 725, 727, 729, 732, 736, 740, 750, 765,767, 774, 776, 780, 781, 785, 786, 804, 805, 806, 807, 820, 825, 849, 849, 851, 852, 855, 856, 857, 861,865, 866. Véase Carreira, 1997, pp. 240-247, donde pasa revista a todos los poemas de Quevedo impresosantes de Parnaso.

8 Primavera, 1636, Romances varios , 1640, 1643, 1648.9 Romances varios, 1640, 1643, 1648.10 Primavera, 1628 y Romances varios , 164311 Maravillas del Parnaso, 1637 y Romances varios, 1643.12 Maravillas del Parnaso, 1637 y Primavera, 1637.13 Quevedo, Sueños, 1627 y Pliego suelto, 74-36 BNE.14 Romances varios, 1640, 1643.15 Segunda parte del romancero general, 1605 y Maravillas del Parnaso, 1637.16 Primera parte de Flores de poetas ilustres, 1605 y Maravillas del Parnaso, 1637.17 Primavera, 1626 y Quevedo, El Marión, 1646.18 Primera parte de Flores de poetas ilustres, 1605 y Villamediana, Obras, 1635.

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Tres son los poemas apócrifos que antes de 1648 pasan por los tórculos: 1) Al poemadel lírico de don Francisco de Quevedo, contra el patronato de la gloriosa virgen santaTeresa, patrona de los reinos de Castilla, por nuestro muy santo padre Urbano, papaoctavo [sin año], hubo de imprimirse en torno al periodo de la polémica sobre elpatronato de España, año 1628. Son unas silvas de pareados que comienzan «De vientolenguas y de bronce labios». 2) Proclamación o aclamación a la majestad de Felipocuarto, rey de Castilla. Por don Francisco de Quevedo, del hábito de Santiago. Conlicencia en Barcelona, en casa de Jaime Matevat, 1641. Se trata de los conocidísimospareados que comienzan con el verso «Católica, sacra, real majestad». 3) Confesiónconsultiva de don Gaspar de Guzmán conde Olivares, hecha en el tránsito de su caída,con el testamento al mismo propósito, año 1643. Por don Francisco de Quevedo. Es unasilva de pareados, cuyo primer verso es «Sea Dios siempre alabado».

De estos tres apócrifos tenemos múltiples testimonios manuscritos, solo «Católica,sacra, real, majestad» se conserva en unos veinte manuscritos de la Biblioteca Nacionalde España (BNE), cuyas manos corresponden a los siglos xvii, xviii y xix, a los que hayque sumar los recogidos por Crosby19 en otras bibliotecas; de los otros el número detestimonios es algo menor, catorce de la sátira contra el conde duque en la BNE, y cincoen la misma biblioteca y uno en la de Menéndez Pelayo (BMP) del escrito contra elpatronato de santa Teresa20.

Finalmente el poema que genera serias dudas sobre su atribución a Quevedo es elsoneto que comienza «Bien te veo correr, tiempo ligero» (B. 3921), impreso en el año1625 en Obras de Francisco de Figueroa. Blecua cree posible que ese poema de Quevedose mezclase con los de Figueroa y terminase formando parte de la obra impresa de esteúltimo, ya que tanto los salmos que se integran en Heráclito cristiano como los poemasde Figuera corrieron sueltos22. Ahora bien, en ningún manuscrito del Heráclito cristianofigura este soneto; tan solo podemos encontrarlo en el ms. 17660 de la BNE y se trata,como bien señaló el propio Blecua, de una simple copia de Las tres musas (1670), asípues, el manuscrito no aporta prueba alguna que apoye tal atribución. Además, no seríaeste el primer poema apócrifo que se desliza entre las poesías de Quevedo. En el impresode 1670, los hay, por ejemplo, de Lupercio Leonardo de Argensola y de Pedro Padillaentre otros23.

El mayor número de poemas impresos en fechas anteriores al Parnaso se concentraen Flores de poetas ilustres que colecciona 1924, Maravillas del Parnaso con 15 y los

19 Crosby, 1958.20 Pérez Cuenca, 1997 y Blecua, 1969b, vol. I, pp. 65, 68 y 76.21 Se imprime por vez primera en Las tres musas (1670).22 Sobre el problema textual, los manuscritos que transmiten Heráclito cristiano y su popularidad en la

época puede leerse Varela, 1995. Carreira, 1997, p. 242, n. 20, cree que este conjunto de poemas no pudotener ninguna trascendencia hasta que no fueron impresos en 1648 y 1670. Parece olvidar, en este caso, queson varios los manuscritos que nos han llegado con todos o algunos de los poemas que constituyen elHeráclito.

23 Véanse Pérez Cuenca, 2000a, 2000b.24 Dos de ellos solo se atribuyen a Quevedo en la «Tabla» y otro dedicado «A Celestina» se imprime

anónimo, sin figurar el nombre del autor en parte alguna. En la misma «Tabla» se niega la autoría a Quevedopara otros dos poemas.

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Romances varios de 1640 con 6, de 1643 con 33 y de 1648 con 8, todos ellos anónimosexcepto los publicados por Pedro de Espinosa.

El interés de estos impresos no lo establece únicamente el número de poemas querecopilan, sino qué poemas fueron seleccionados y su posible procedencia. Me interesanespecialmente los insertos en las Flores de Espinosa por figurar en ellos atribuciónexpresa a Quevedo.

En primer lugar, se considera esta antología de «relativo y limitado éxito editorial[…] que no estético», lo que se explicaría por romper con «ciertos cánones que todavíaposeían gran vitalidad en el ambiente intelectual español25». Pero esto último es a su vezlo que justifica que Espinosa seleccionase 18 poemas de un escritor relativamente joven,como entonces era Quevedo, junto a otros cuya madurez es un hecho, caso de Góngora,Martín de la Plaza, el mayor de los Argensola y el mismo Espinosa, únicos que lesuperan en número de poemas. El deseo de Espinosa, así lo manifiesta en el prólogo, noes otro que el de dar el lector una muestra de una nueva poesía26.

De acuerdo con Pepe Sarno y Reyes Cano, Espinosa «parece apostar, a modo dedeclaración de principios estéticos, por otros autores —los contenidos en las Flores—que pertenecen a una órbita distinta: la desarrollada a partir de los años 80 […], y quevendrá representada, entre otros, por Góngora y Quevedo, autores muy significativos ensu antología27». Y sobre la procedencia de los poemas del madrileño, sabemos que estosse obtuvieron de un volumen manuscrito28:

Estos versos se sacaron de vn libro de D. Francisco de Queuedo; pero es necessario aduertirque algunos que en el discurso del libro van sin nombre son suyos, como los señala la Tabla, yque otros, al contrario.

A juzgar por lo seleccionado, Espinosa contó con un manuscrito que ofrecía unvariado corpus poético quevediano, que difícilmente podemos pensar fue entregado porel propio Quevedo, pues en él se hallaban textos suyos sin atribución y otros que no loson figuraban con su nombre29.

25 Pepe Sarno y Reyes Cano, 2006, p. 19. Molina Huete, 2005, es de la misma opinión, y subraya que«aunque se conocen —escribe en la p. xx— algunos datos concretos de su difusión ultramarina acompañandoal Quijote y se constata su presencia en algunas bibliotecas nobiliarias, el perfil del público de la antología deEspinosa fue a un tiempo tan vario y erudito como la obra misma». Es difícil a veces establecer hasta quépunto fue limitado el éxito de un libro, sin embargo, quizá pueda ser de utilidad para su valoración saberquiénes poseyeron un ejemplar de Las Flores gracias a los inventarios conservados de bibliotecas particularesde los años 1600-1650 —cito por Díez Borque, 2010, pp. 112, 122 y 130—: Diego Sarmiento de Acuña,Conde Gondomar (1623); Francisco Moreno, guantero de la reina (1627), parece ser que tuvo dosejemplares, y Felipe IV (1637), y de los años 1640-1730 —cito por Dadson, 2011, p. 33—: Diego de Silva yVelázquez (1660), pintor, Francisco Gracián Berruguete (1678), médico, y Vicencio Juan de Lastanossa(1684).

26 Espinosa, Primera parte de Flores de poetas ilustres, 2006, p. 159.27 Espinosa, Primera parte de Flores de poetas ilustres, 2006, p. 159, n. 4.28 Espinosa, Primera parte de Flores de poetas ilustres, 2006, p. 765.29 También téngase en cuenta lo dicho en una nota anterior sobre los problemas de atribución en Flores.

Véase Pepe Sarno y Reyes Cano, 2006, p. 46. Blecua sin embargo pensó que Quevedo había facilitado lostextos a Espinosa, véase B. 660.

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Por tanto, el que sea una cifra elevada la que representa al poeta madrileño en estaantología o que esté presente en ambos libros que la constituyen30, no es lo mássignificativo, sino el ser su poesía una de las que les ha «sacado de las tinieblas de laignorancia», y esto explica que entre los poemas que forman parte de la selección,hallemos una representación bastante completa de los temas abordados por el autor31:dos sonetos morales (B. 78 y 107); uno religioso (B. 193); uno lírico de asuntomitológico en quintillas (B. 209); tres sonetos más pertenecientes al grupo de elogios,epitafios y túmulos (B. 219, 241, 249); otro soneto amoroso (B. 346); dos canciones ensextetos lira (B. 620 y 621), tres letrillas (B. 645, 652, 660), cuatro poemas breves, delos que tres se escriben en coplas castellanas y uno en redondillas (B. 804, 805, 806,807) y finalmente una octava real (B. 820) de los satíricos y burlescos. Quedan fuera losque Blecua denominó metafísicos, Heráclito cristiano32, Canta sola a Lisi, jácaras ybailes33. Parece que Quevedo con el conjunto de poemas seleccionado responde alrequisito de «varia brevedad» que anunciaba en el prólogo Espinosa para la antología,en la que, tal como afirman Pepe y Reyes34, «se privilegia la novedad temática oretórico-estilística; […] lo que a Espinosa más le interesaba era certificar cómo habíaevolucionado la poesía». Este corpus quevediano posiblemente tuvo una importantedifusión desde la publicación de Flores, pues los testimonios que nos han llegadomanuscritos e impresos así lo prueban: B. 193 solo se encuentra en Flores; B. 78 tambiénse imprime en Parnaso Español que ofrece la versión última; los poemas B. 219, 241 y249 se imprimen en Parnaso y los transmite un manuscrito fechado en 1728 que nocopia a Parnaso; de todos los demás hay testimonios impresos y manuscritos fechadosen el xvii, con certeza la mayoría anteriores a 1648 y alguno de ellos documenta sutrasmisión oral35.

El recuento de manuscritos anteriores a la publicación del Parnaso no es másnumeroso que el de los impresos, además hay que tener en cuenta que en la mayoría delos casos no es posible fechar con exactitud los documentos que nos han llegado.Comencemos por los autógrafos: tenemos 1 poema conservado en un ejemplar dePíndaro36 (B. 289), 8 en otro de Flaminio Nobile37 (B. 131, 264, 282, 471, 483, 484,499 y 824) y otros 28 en un manuscrito38: B. 12, 135, 136, 137, 138, 139, 142, 143,

30 Recuérdese que en el segundo libro, dedicado a la poesía religiosa, tan solo figuran textos de 15 autoresy Quevedo es inicialmente uno de los elegidos (B. 193); cierto es que el poema de nuestro autor fue sustituidopor irrespetuoso en algunos ejemplares por otro de Valdés y Meléndez.

31 Sigo la organización temática realizada por Blecua.32 La fecha de Heráclito cristiano es de 1613.33 Las jácaras no se creen anteriores a 1610 y el baile, que se puede situar en época más temprana, se data

después de 1613-1615.34 Pepe Sarno y Reyes Cano, 2006, p. 65.35 Véase B. 660. El texto copiado en ms. 3985 obliga a pensar en una difusión oral. Si se revisa el trabajo

que Blecua realizó con los testimonios impresos y manuscritos y la relación existente entre cada uno de ellos,puede comprobarse que las versiones y variantes que registra revelan, salvo excepciones, una rica difusiónpara estos poemas. También podría ampliarse el conocimiento sobre la difusión de estas composicionesimpresas en Flores atendiendo a la propuesta de Pepe Sarno y Reyes Cano, 2006, pp. 97-125, sobre la posiblesrelaciones de la antología de Espinosa con otras recopilaciones del xvii.

36 Propiedad de la BNE, signatura R. 642.37 Pertenece a la Biblioteca Británica y lleva la signatura Add. Ms. 12108.38 Se trata del ms. xiv. E. 46 de Biblioteca Nacional de Nápoles. Véase Ettinghausen, 1972.

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144, 192, 200, 201, 203, 205, 291, 383, 390, 398, 399, 400, 401, 402, 403, 407, 411,508, 510 y 511.

El inventario del resto al que se puede asignar fecha, por orden cronológico, nospresenta un conjunto de nueve manuscritos con poesía de varios autores, algunos deellos facticios que copian en mayor o menor cantidad poesía de Quevedo:

1611 Segunda parte de las Flores de Poetas ilustres de España (B95-V2-33 FundaciónBartolomé March): B. 136, 138, 139, 203, 389, 398 y 399. Total: 7 poemas.

1615 Cancionero de 1615 (Rodríguez-Moñino39): B. 425 y 806. Total: 2 poemas.1613-1616 Moñino B: B. 135, 136, 137, 138, 139, 142, 144 y 398. Total: 8 poemas.1624 Ms. 3915 (BNE): B. 616. Total: 1 poema.1628 Cancionero de 1628 (250-2 Bibl. Univ. de Zaragoza): B. 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20,

21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 145, 616, 620, 621,622, 623, 652, 660, 694, 697, 716, 782, 792, 804, 805, 806, 807, 815, 819, 820 y842. Total: 46 poemas.

1627-1628 Cancionero antequerano (Bibl. Caja de Ahorros de Antequera): B. 134, 136, 138,139, 142, 144, 146, 203, 218, 267, 275, 280, 300, 341, 378, 398, 444, 447, 487, 622,645, 646, 652, 700, 713, 776 y 882. Total: 27 poemas.

1631 Ms. 26 (Fondo Hispánico de la Bibl. de la Univ. de Harvard): B. 145, 146 y 672. Total:3 poemas.

ca. 1650 Moñino: B. 148, 203, 273, 274, 337, 412, 413, 426, 440, 441, 539, 540, 550, 586,587, 607, 612, 619, 624, 653, 654, 657, 658, 659, 660, 661, 663, 664, 665, 666, 673,674, 675, 676, 677, 678, 679, 680, 700, 708, 713, 721, 722, 723, 734, 735, 803, 805,857, 867, 868, 869 y 872. Total: 70 poemas auténticos y 2 apócrifos40.

S. xvii Ms. 4117 (BNE): B. 12, 136, 138, 139, 197, 199, 204, 205, 382, 389, 399, 406, 408,426, 428, 430, 431, 436, 439, 444, 512, 513, 540, 544, 545, 622, 623, 624, 629, 660,700, 76, 721, 724, 725, 727, 729, 731, 732, 785, 819, 822, 828, 829, 843, 866. Total:46 poesías.

Si de nuevo empleamos la organización temática de Blecua, nos damos cuenta de quelos poemas copiados en estos manuscritos41 se distribuyen en poemas metafísicos: B. 12;

39 Los manuscritos que pertenecieron a Rodríguez-Moñino desde hace años se encuentran en la Bibliotecade la Real Academia Española.

40 Atribuye dos textos sobre Villamediana, los primeros versos son: «Señor correo mayor» y «Mediana,con ronca voz».

41 No incluyo los poemas autógrafos escritos en las obras de Píndaro y en Nobile que pertenecieron a subiblioteca particular porque o son testimonio único (B. 282, 289, 824) o se imprimen solo en Parnaso (B. 264,471, 483, 484) o en Las tres musas (B. 499), excepto B. 131 que se copia en un impreso del xviii. Estosautógrafos representan una versión primitiva, excepto B. 483. Sí incluyo los del manuscrito de Nápoles, dealgunos de estos poemas conocemos otros testimonios manuscritos, lo que abre la puerta a la posibilidad deque este conjunto no necesariamente lo guardase para sí. Las poesías que se copian en más de uno de estosmanuscritos son: B. 12: Nápoles y 4117; B. 135, 137: Nápoles y Moñino B; B. 136: Nápoles, Segunda partede Flores, Moñino B, Cancionero antequerano y 4117; B. 138: Nápoles, Segunda parte de Flores, Moñino B,Cancionero antequerano y 4117; B. 142 y 144: Nápoles, Moñino B y Cancionero antequerano; B. 145 y 146:Cancionero de 1628 y Universidad de Harvard; B. 203: Nápoles, Segunda parte de Flores, Cancioneroantequerano y Moñino ca. 1650; B. 389: Segunda parte de Flores y 4117; B. 398: Nápoles, Segunda parte deFlores, Moñino B y Cancionero antequerano; B. 399: Nápoles, Segunda parte de Flores y 4117; B. 426, 540,624, 721: Moñino ca. 1650 y 4117; B. 441: Nápoles y Moñino ca. 1650; B. 444: Cancionero antequerano y4117; B. 616: 3915 y Cancionero de 1628; B. 622: Cancionero antequerano, Cancionero de 1628 y 4117; B.

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pertenecientes a Heráclito: B. 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27,28, 29, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38; morales: B. 134, 135, 136, 137, 138, 139, 142,143, 144, 145, 146, 148; religiosos: B. 192, 197 y 199; líricos a diversos asuntos: B.200, 201, 203, 204, 205; elogios, epitafios y túmulos: B. 218, 267, 273, 274, 275, 280,291; amorosos: B. 300, 337, 341, 378, 382, 383, 389, 390, 398, 399, 400, 401, 402,403, 406, 407, 408, 412, 413, 425, 426, 428, 430, 431, 436, 439, 440, 441; Canta solaa Lisi: B. 444, 447, 487, 508, 510, 511; satíricos y burlescos: B. 512, 513, 539, 540,544, 545, 550, 586, 587, 607, 612, 616, 619, 620, 621, 622, 623, 624, 625, 629, 645,646, 652, 653, 654, 657, 658, 659, 660, 661, 663, 664, 665, 666, 672, 673, 674, 675,676, 677, 678, 679, 680, 694, 697, 700, 708, 713, 716, 721, 722, 723, 724, 725, 727,729, 731, 732, 734, 735, 776, 782, 785, 792, 803, 804, 805, 806, 807, 815, 819, 820,822; sátiras personales: B. 828, 829, 843, 842; jácaras y bailes: B. 857, 866, 867, 868,869, 872.

Hemos añadido en este cómputo el manuscrito Segunda parte de las Flores de Poetasilustres de España, ordenada por Juan Antonio Calderón dirigido al marqués delCarpio, fechado en 1611. Carreira no lo consideró, pues al ser manuscrito «propiedadde un noble, no circuló, ni dio pie, que sepamos, a copia alguna, solo nos sirve paracomprobar cómo el poeta Quevedo se va haciendo un lugar, pero más bien entre losdoctos e iniciados»; circunstancias similares confluyen en el ms. 4117 de la BNE, queCarreira también excluye porque «comenzado en 1603, no se sabe hasta dónde llega, ycontiene bastantes poemas de Quevedo, varios de los cuales recogerá luego un impresode 1637»42.

Respecto al primer manuscrito, cierto que formó parte de una colección nobiliaria,pero esto no implica necesariamente que su uso quedase reducido al propietario y queeste no hubiese permitido su copia —quizá perdida hoy—, pues sabemos de otros queformaron importantes bibliotecas particulares y permitieron la consulta de sus libros aamigos o conocidos.

El otro manuscrito colecciona 46 poemas de Quevedo y ningún apócrifo se halla ensus folios, varias de las composiciones copiadas en él no figuran en Parnaso español, nien Las tres musas, otras solo aparecen en el impreso de 1648 o en el de 1670, y estasúltimas —las que también se hallan en Parnaso, en Las tres musas o en ambos— noemparentan nunca con esos impresos póstumos, pues corresponden a versionesprimitivas. Estos datos pueden permitirnos pensar que si bien no se puede fijar concerteza la fecha ad quem antes de 1648, sí que tuvo que copiar de un manuscritoconfeccionado en vida de Quevedo que contenía esas versiones previas a los impresos.

Los resultados finales de este cómputo de manuscritos y poemas contenidos en ellos,excepto los que conservan los autógrafos, organizados por temas —sigo de nuevo laclasificación de Blecua— nos ofrecen la siguiente información: en primer lugar, secopian 156 poemas de los 876 publicados por Blecua, que corresponde a un 19,40 %.

623, 716: Cancionero de 1628 y 4117; B. 660: Cancionero de 1628, Moñino ca. 1650 y 4117; B. 700:Cancionero antequerano, Moñino ca. 1650 y 4117; B. 713: Cancionero antequerano y Moñino ca . 1650; B.782: Cancionero de 1628 y Cancionero antequerano; B. 805: Cancionero de 1628 y Moñino ca. 1650; B.806: Cancionero de 1615-Moñino y Cancionero de 1628; B. 819: Cancionero de 1628 y 4117.

42 Carreira, 1997, pp. 241-242.

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En segundo lugar, del grupo de metafísicos43, 12 poemas, solo tenemos copia de 1(8,33%)44; de Heráclito tenemos 25 (89,28%) de un total de 28; de los 109 moralesestos manuscritos recogen 12 (11%); 3 religiosos (6%) de 50; 5 líricos (45,45%) adiversos asuntos de 11; de los 81 poemas insertos en el conjunto de elogios, epitafios ytúmulos se copian 7 (8,64%); 28 poemas amorosos (18,66%) de un total de 150; delcancionero Canta sola a Lisi solo tenemos 6 (8,57%) de los 70 que lo conforman; de lossatíricos y burlescos se copian 73 (23,32%) de los 313 que constituyen este corpus; 4(16,66) sátiras personales de 24, y del grupo de jácaras y bailes compuesto por 26 secopian 6 (23,07%).

Es evidente que el número de poemas más elevado corresponde a los satíricos yburlescos (73), lo que supone un 23,32% del total de su grupo, porcentaje superado porel 89,28% del Heráclito y el 45,45% de líricos a diversos asuntos; el porcentaje quecorresponde a jácaras y bailes (23,07%) no se aleja tanto del de satíricos, y tampocoparece escaso el de poemas amorosos (14%) comparándolo con él. Pero de esos 170poemas, la cifra de satíricos y burlescos, sátiras personales y jácaras y bailes es inferior ala suma de todos los demás, nos damos cuenta que más de la mitad, 87 (51,17%). Portanto, en estos manuscritos de varios autores del siglo xvii no apreciamos que la imagende Quevedo como poeta satírico y burlesco supere a la de poeta grave.

No conservamos manuscritos del xvii destinados exclusivamente a la poesía deQuevedo; sin embargo, sí los hay, aunque muy pocos, que recopilan su obra tanto enprosa como en verso y también alguno hay cuya copia podemos fechar en el xviii. Sinduda alguna, lo que nos ha llegado en mayor número son las copias misceláneas devarios autores que pueden incluir pocos o muchos poemas de Quevedo o atribuidos a élen ambos siglos.

El listado de manuscritos que solo compilan la obra de Quevedo es el que sigue:

S. xvii Ms. 3940 (BNE): copia 114 poemas de Quevedo y solo 5 apócrifos, entre estos la sátirapolítica «Felipe, que el mundo aclama», por una mano del siglo xviii. Es unmanuscrito facticio formado por cuatro bloques, uno con poesías de Garcilaso y elresto con obras de Quevedo, que ofrece en su mayoría versiones primitivas de lospoemas que se imprimen en Parnaso.

Fin. s. xvii Ms. 108 (BMP): colecciona 71 poemas tenidos por auténticos y 2 apócrifos. En élse copian los poemas antigongorinos que despiertan serias dudas sobre su paternidad,además de unos epigramas que también podrían no ser de nuestro poeta. Es uno deesos manuscritos cuya pretensión es la de coleccionar «fragmentos no impresos hastahoy», sin duda es una copia posterior a Parnaso.

S. xvii y año 1728 Ms. CXIV/1-3 Bibl. Provincial de Évora: es mayor el número de poemasfalsos que de auténticos, ya que se copian 81 de los primeros y 67 de los segundos.

43 Respecto al número global de poemas publicados por Blecua, 876, los porcentajes correspondientes porapartados son 1,36% para los metafísicos, 3,19% para Heráclito cristiano, 12,44% para los morales, a losreligiosos le corresponde el 5,70%, a los líricos el 1,25%, a elogios, epitafios y túmulos el 9,24%, a losamorosos el 17,12%, a Canta sola a Lisi el 7,99%, a los satíricos y burlescos el 35,73%, el 2,73% a las sátiraspersonales y el 2,96% le corresponde a las jácaras y los bailes.

44 Los porcentajes se establecen tomando como punto de referencia el número de poemas que Blecuapublica en este grupo, 12 en total. De igual manera se actúa en el apartado correspondiente a Heráclitocristiano, morales, etc.

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Entre los espurios hallamos varias sátiras políticas. Se estructura en dos partes, unaprimera del siglo xvii y una segunda del xviii, en este segundo bloque se encuentrantodos los apócrifos menos 2. A pesar de lo que dice su portada —«Obras en verso dedon Francisco Gómez de Quevedo […]»— se copian otras en prosa, unos entremeses yunas obras del padre Vicentino de la orden de san Benito, además de un «Cuaderno devarias curiosidades». Hace pocos años, se han rescatado de este manuscrito variosapócrifos para de nuevo adjudicárselos a Quevedo45.

S. xvii, xviii y xix Ms. 3708 BNE: hallamos 7 auténticos y 4 sátiras apócrifas, entre las quese hallan «León que invencible ruge», «Ya, Felipe cuarto rey», «Toda España está enun tris».

Princ. xviii Ms. 4312 BNE: en este hay además de 12 poemas de Quevedo 5 sátiras políticasapócrifas —«Príncipe que el mundo aclama», «Toda España está en un tris», «Ya,Felipe cuarto rey», «Salid, Elías Quevedo», «Habrá muy poquitos días.»

1765 Biblioteca desconocida, véase Revue Hispanique (1915): Blecua informa de 4 poemasde Quevedo y ninguno falso. El texto de la portada repite prácticamente las mismaspalabras que el de Évora.

1768 Ms. cxcvii Hispanic Society of America (HSA): hallamos 5 poesías del escritormadrileño y un romance apócrifo contra Olivares —«Habrá muy poquitos días». Elcolector solo tuvo interés, como indica la portada, en los «discursos jocosos que enverso y prosa dejó escritos don Francisco de Quevedo y que no se permitió a laestampa por ocultos fines.»

S. xviii Ms. 1952 BNE: tenemos 12 poesías de Quevedo y 6 sátiras políticas apócrifas:«Felipe, que el mundo aclama», «Toda España está en un tris», «Ya, Felipe cuartorey», «Salid, Elías Quevedo», «Habrá muy poquitos días» y «¡Oh, señor licenciado,Dios le guarde».

S. xviii Ms. 4066 BNE: colecciona 11 poemas de Quevedo y los apócrifos «Felipe, que elnombre aclama» y «A toda ley, madre mía.»

S. xviii Ms. 4067 BNE: tiene 20 poesías de Quevedo y 57 apócrifos, satíricos todos, varios detema político46. Este es un manuscrito que pretende coleccionar obras no impresas deQuevedo.

S. xviii Ms 5634 BNE: tan solo copia 4 poemas de Quevedo.S. xviii Ms 7370 BNE: recoge 12 poemas del escritor madrileño y 20 que se le atribuyen

erróneamente, en su mayoría sátiras políticas47.S. xviii Ms 12717 BNE: copia tres auténticos y tres falsos, ninguna sátira política entre estos

últimos («Gran plaza, angostas calles, muchos callos», «Yace aquí sepultada unaduquesa», «Lope dicen que vino. —No es posible»). Abundan las obras en prosa y lascartas, en varios papeles se indica que las copias proceden de los originales.

S. xviii Ms 17532 BNE: copia el apócrifo La cueva de Meliso.S. xviii Ms 18760/40 BNE: folleto de unos 30 ff. sin encuadernación que colecciona 12

poesías auténticas y 6 sátiras políticas falsas.S. xviii Ms. 29 RAE: hallamos aquí 12 poemas de Quevedo y el apócrifo Padre nuestro

glosado.S. xviii Ms 7609 Real Academia de la Historia (colección Salazar): tiene 12 poemas todos

auténticos.

45 Quevedo, Poesía inédita.46 No ofrezco los primeros versos de los apócrifos por ser la lista muy extensa. Puede verse en Blecua,

1969c, pp. 10-11.47 Véase Blecua, 1969c, pp. 13-14.

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S. xviii Ms 102 BMP: colecciona 3 poemas de Quevedo y 4 apócrifos, entre los que se halla elPadre nuestro glosado.

S. xviii Ms 103 BMP: copia 6 poemas de QuevedoS. xviii Ms 189, 2 Biblioteca de Copenhague: solo copia 6 sátiras políticas apócrifas,

«Católica, sacra, real majestad», «¡Oh, señor licenciado, Dios le guarde», «Felipe, queel mundo aclama», «Ya, Felipe cuarto rey», «Habrá muy poquitos días», «TodaEspaña está en un tris».

S. xviii Ms Crosby48: contiene 19 poemas de Quevedo y 8 apócrifos, sátiras políticas sobretodo49.

Fin. s. xviii Ms Wilson: recoge 2 poemas y 6 sátiras políticas apócrifas («Felipe, que el mundoaclama», «Toda España está en un tris», «Ya, Felipe cuarto rey», «Salid, ElíasQuevedo», «Habrá muy poquitos días», «¡Oh, señor licenciado, Dios le guarde»).

El resultado final queda reducido a solo dos manuscritos del siglo xvii destinados ala obra de Quevedo, ninguno copia del Parnaso, pero no podemos obviar los conflictosque plantea el de fines de siglo; 18 son de mano de la centuria siguiente; 1 tiene letrasde los siglos xvii, xviii y xix, y otro más con una parte de mano del siglo xvii y otra delxviii.

De este breve inventario obtenemos la impresión de que es en el siglo xviii cuandomás interés despierta la obra de Quevedo, con una clara tendencia a recopilar aquelloque no está impreso. Esto puede explicar que la inclusión de textos apócrifos no sealabor ajena del colector dieciochesco, y que en ocasiones lo falso supere en número a loverdadero, y sea la sátira política, entre lo apócrifo, la que se lleve la palma. En losmanuscritos de letra del xvii es difícil hallar una falsa atribución y a pesar de que tresapócrifos se imprimieron, como hemos visto, en vida de Quevedo, los manuscritos quenos han llegado de ese siglo no se los han adjudicado. A todos estos se han de añadir dosmás del siglo xvii, que forman parte de una bonita colección de poesía manuscritaáurea, mss. 3795 y 3797 de la BNE, el primero con 35 poemas de Quevedo y el segundocon 36, ninguno de ellos le atribuye erróneamente texto alguno50.

Los restantes contabilizados en Blecua coleccionan obras de varios autores, y elnúmero de poemas de Quevedo varía considerablemente de unos a otros, entre uno yocho poemas. Los poemas en todos estos manuscritos, unos se transmiten atribuidos aél, a otros o anónimos51.

Ahora bien, no podemos pensar que todos estos materiales del siglo xvii (impresos ymanuscritos), fueron los únicos que difundieron la obra poética de Quevedo. Después derealizar una revisión — muy provisional en estos momentos— de cada uno de lospoemas publicados por Blecua en Obra poética, observo que hay géneros queposiblemente se difundieron más que otros (los romances y las silvas, además de letrillasy algunos sonetos), y no afirmo esto porque de unos se conserven más manuscritos oimpresos que de otros, si no porque se nos han trasmitido dos o más versiones,incluyendo testimonios de estadios intermedios, y algunas de estas versiones nos hacen

48 Este manuscrito, al igual que los restantes de Crosby, se halla en la Hispanic Society of America.49 Blecua, 1969c, p. 36.50 El detalle de los textos que copian puede verse en Blecua, 1969c, p. 6.51 Los que copian un número superior a diez han sido inventariados en páginas anteriores.

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pensar que, además de disfrutar de una transmisión escrita, tuvieron la fortuna de latransmisión oral, caso de los romances.

Veamos el ejemplo del romance B. 732. Conservamos 11 testimonios, 5 impresos y elresto manuscritos, que demuestran una transmisión oral, como dice Blecua:

La transmisión de este romance ofrece una innegable curiosidad. Salvo H1 [ms. 4117 BNE],que deriva de una copia muy próxima a H [Maravillas…], los demás textos se independizantotalmente. El texto B [ms. 3940 BNE] es el único que ofrece el mismo número de versos queA [Parnaso],52 pero con variantes importantes y alguna alteración; al paso que F [ms. 3795BNE] G [ms. 4124 BNE] H ofrecen la curiosidad de interpolar numerosos versos del romance“Desde esta Sierra Morena”, 711, cuya rama es igual. Sin embargo, estas interpolacionesproceden, a su vez, de tradiciones distintas, lo cual hace pensar en una clara contaminaciónproducida por el canto, ya que los versos restantes tampoco coinciden entre sí, acercándosemucho al de A el texto de F […]. A ofrece la versión más coherente y armónica.Fecha. La versión de H anterior a 1637, fecha de la primera ed. de las Maravillas. Presumoque las otras versiones ya contaminadas, serán también anteriores.

Igual ocurre con la canción B. 62253, modificada por González de Salas en Parnaso.Conservamos seis testimonios manuscritos (uno de ellos copia a Parnaso) que nospermiten afirmar que se produjo un principio de tradicionalización, puesto que solo elCancionero de 1628 ofrece un texto completo atribuido a Góngora y —explica Blecua—los demás suprimen y varían el orden, rasgos propios de la transmisión oral. Y lo que nodeja de ser curioso —sigue diciendo Blecua— «las variantes prueban, a su vez, que lastradiciones textuales son distintas, y en algún caso […] coinciden con el texto retocadopor González de Salas, lo que probaría que él dispuso de copias ya con correcciones».Las copias manuscritas confirman lo que escribió González de Salas en Parnaso sobreesta canción y las tres anteriores54:

[…] los versos por donde empiezan parece son familiares a las orejas de todos, pues nadiehabrá, que no los haya oído, demás de ser tan frecuentes las copias […], que ya por losmuchos ejemplares se podrían reputar por impresas, cuando no lo estuviesen, aunque yo creolo habrán sido en alguno de tantos librillos sabandijas, que bárbaramente brotan de ordinariopara auditorio muy vulgo.

Caramuel afirma lo mismo sobre la jácara del Escarramán55:

He querido copiar esta carta que hace más de cuarenta años hizo vibrar a España entera; todosla sabían de memoria, mereció extraordinarias alabanzas, porque no tiene un solo verso queno contenga una idea festiva. […] yo la encuentro en su Parnaso […]. Me aparto en algunascosas del texto manuscrito, me aparto de los libros impresos, y acudo a mi memoria paradecirlo todo con las palabras con las que la aprendí de niño. Y a mi juicio, un asunto tan ligero

52 Parnaso español en este poema, como en la mayoría que colecciona, ofrece la versión última.53 Blecua fecha la canción alrededor de 1603; sin embargo Crosby, 1967, p. 168, toma como fechas

referenciales los años 1627-1628 del Cancionero antequerano que la transmite.54 Quevedo, Parnaso español , p. 457.55 Caramuel, Primer cálamo, p. 140.

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tiene una abundancia tan grande de ideas que en otra parte no las vas a encontrar fácilmente.Estos versos fueron trasladados por hombres doctos a la vida y a los conceptos espirituales.

Antes de dar por concluido este breve y rápido recorrido, mencionar que Parnaso esel único testimonio para casi 300 poemas de los 552 que incluye. Por el contenido demuchos de ellos podemos pensar que se difundieron en círculos muy restringidos, porejemplo, los agrupados en las musas Clío o Melpómene. No creo que Quevedo guardasepara él esos poemas, como apunta Antonio Carreira que hizo nuestro autor con lamayor parte de su obra poética56. Con conjuntos poéticos como los formados en Clío yMelpómene podría pretender el agrado de los amigos que frecuentaba o granjearse elfavor de algún grande. A otros tantos no podemos negarles la posibilidad de que sehayan perdido para siempre en el transcurso de los siglos sus copias manuscritas, o talvez esté aún por encontrarse algún manuscrito o pliego suelto que recoja uno o varios deesos poemas que solo tenemos en Parnaso. De alguna difusión escrita u oral hubo dedisfrutar el romance B. 768, del que no conocemos más testimonio impreso omanuscrito que el que nos brinda Parnaso español , puesto que González de Salas afirmaque57:

Este romance se escribió para loa de una comedia, cuyo era el título Amor y celos hacendiscretos, que se representó en una fiesta y la recitó una comedianta a quien llamaban laRoma, en hábito de hombre.

Blecua amplía la información añadiendo el nombre del autor: Tirso de Molina, elaño de impresión: 1627 y datos de representación: Pedro Valdés la representa en Sevillaen 1615.

En un trabajo relativamente reciente de Rodrigo Cacho (2004) sobre difusión deunos poemas de Quevedo, se demuestra que varios poemas fueron leídos yaprovechados por otros poetas contemporáneos suyos; además, la fecha de impresión dela obra de estos le ha permitido datarlos (1609-1636). En este grupo tenemos otroromance de Quevedo (B. 689), que solo transmite Parnaso. Ahora, gracias a que suscuatro primeros versos fueron parafraseados en el Hospital de los incunables (1636) dePolo de Medina, como demuestra Cacho, podemos afirmar que circuló —entre pocos oentre muchos— antes de su impresión en Parnaso, además de adelantar la fecha de sucomposición al menos en tres años, puesto que Crosby58 y Blecua lo dataron en el año1639.

Finalmente, si acudimos a los inventarios de bibliotecas, estos permiten aventurarcuáles pudieron ser los intereses lectores del periodo que nos ocupa. Díez Borque59 en 60inventarios con poesía de los años 1600-1650, tan solo en el de Cristóbal GonzálezCossío de la Hoz (1636), contador de resultas de su majestad, encuentra el nombre deQuevedo, aunque en el de Felipe IV (1637) podría hallarse su traducción de Anacreón y

56 Carreira, 1997, p. 247.57 Quevedo, Parnaso español , p. 633.58 Crosby, 1967, pp. 152, 172.59 Díez Borque, 2010, pp. 129 y 138. En los inventarios de los años 1600-1650 la poesía española no tiene

una gran presencia, pp. 45-51.

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en el de María Barreneche (1650) su Parnaso Español. La situación varía cuando lasfechas de los inventarios se establecen entre los años 1640-173060: ahora la presencia delas obras poéticas de Quevedo aumenta considerablemente, pues una vez que en 1648 y1670 se dieron a la imprenta, las prensas reimprimieron y sacaron nuevas ediciones concierta frecuencia.

C o n c l u s i o n e s

1. Los manuscritos del siglo xvii suelen transmitir poemas auténticos deQuevedo o que aún consideramos auténticos.

2. Los apócrifos se integran en la obra poética de Quevedo a partir del sigloxviii.

3. Con especial hincapié se atribuye erróneamente a Quevedo la poesía satíricade carácter político relacionada con el reinado de Felipe IV.

4. El los manuscritos formados con anterioridad a Parnaso, el número depoemas burlescos y satíricos, sátiras personales, jácaras y bailes no supera alresto.

5. El cotejo de variantes y el análisis de las diversas versiones pueden permitiren algunos casos detectar múltiples canales de transmisión para la poesía deQuevedo.

6. Es posible atestiguar para algunos poemas su difusión no por el cómputo deimpresos y manuscritos, sino a través de referencias —como las de Gonzálezde Salas— o por el aprovechamiento que otros autores hicieron de ellos—como ha hecho Cacho Casal.

7. Los inventarios de bibliotecas también nos indican en ocasiones la presenciade obras de Quevedo en ellas, lo que puede darnos una ligera idea del gradode difusión que alcanzaron.

Los manuscritos antiguos que contienen la obra de un poeta —escribió Rodríguez-Moñino—,siempre han sido escasos: No quiere esto, en modo alguno, decir que no los hubiera o que nolos haya, sino que son rarísimos, y, por tanto, que no han podido servir para la expansión dela obra literaria de sus autores […], añadiré ahora que a veces han desaparecido del mapaliterario (según nuestra construcción actual), escritores de gran fama en su tiempo, pero cuyaobra estaba limitada a uno o dos manuscritos, por ejemplo, Pedro Rodríguez de Ardila […],que no ha sido editado, no lo conoce la crítica, no tiene puesto en las historias de la lírica delos siglos de oro y, a juzgar por las escasas muestras que hemos alcanzado a ver, bien merecetenerlo61.

Quevedo ha corrido mejor suerte que Rodríguez Ardila, pues el Parnaso español yLas tres musas últimas salvaron una parte importante de su poesía de las sombras delolvido. Es fácil comprobar cómo, desde el año 1648 hasta hoy, las ediciones de su obrapoética se han sucedido de forma imparable, no todos los autores contemporáneos aQuevedo han sido tan queridos por los tórculos. Cuento 30 ediciones desde la aparición

60 Véase Dadson, 2011, pp. 30 y 31, sobre el valor de las obras de Quevedo tasadas, p. 37. Losinventarios de 1640-1730 o no tienen libros de poesía o muy poca (p. 29).

61 Rodríguez-Moñino, 1968, pp. 31-32.

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del Parnaso español en 1648 hasta finales del xviii entre españolas y extranjeras, 14anteriores a 1700, de las que 9 se imprimen entre esa primera de 1648 y la de Las tresmusas de 1670. Además el modelo establecido en Parnaso62 fue aprovechado en otrosimpresos poéticos posteriores63, prueba de su éxito, difusión e influencia. Excluyo delcómputo los corpora parciales que se imprimen en antologías, como la de Alfay,romanceros64 y otras recopilaciones de los siglos xvii y xviii, en las que suele tenersiempre un hueco nuestro poeta. La poesía de Quevedo, en mayor o menor medida,nunca ha dejado de estar presente en el mapa literario español y desde temprano se ganóun puesto en las historias líricas de los siglos de oro.

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62 Sepúlveda, 2007.63 Ruiz Pérez, 2008.64 Sobre los romanceros, véase el trabajo de Campa Gutiérrez en este mismo volumen.

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Resumen. En este trabajo se realiza una revisión del repertorio de impresos y manuscritos confeccionado porJosé Manuel Blecua en Obra poética de Quevedo, junto a otros documentos de época y posteriores y unaselección de estudios del siglo xx, con el fin de intentar ofrecer nuevos enfoques en torno a la difusión de lapoesía de Quevedo durante los siglos xvii y xviii.

Résumé. Réexamen du répertoire des imprimés et des manuscrits réalisé par José Manuel Blecua pour sonédition de la Obra poética de Quevedo; avec d’autres documents (d’époque et postérieurs) ainsi qu’unesélection de travaux du xxe siècle, on proposera de nouveaux éclairages sur la diffusion de la poésie deQuevedo aux xviie et xviiie siècles.

Summary. In this paper we review the repertory of printed and manuscript text, made by José Manuel Blecuain Quevedo’s Obra poética, together with some�other documents (Quevedo’s contemporary and more recentones), as well as a selection of studies dated in the 20th century. The aim is to present new points of view onthe diffusion of Quevedo’s poetry during 17th and 18th centuries.

Palabras clave: Difusión. Obra poética. Quevedo, Francisco de. Siglos xvii y xviii.

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