Alberto Vizcaya RomeroIntroducción a la Sagrada Escritura

La Dei Verbum y la inspiración de las Escrituras

1. ¿Es el mismo Dios el que se revela en el Nuevo y el Antiguo Testamento?

Aquí el problema reside en que no se reconoce la autoría divina del Antiguo Testamento, la inspiración de los hagiógrafos de estos libros de la Biblia, ya que no corresponde la revelación del Dios del Antiguo Testamento con la del Nuevo Testamento en muchos textos. Aunque esto nos pueda parecer cierto, Dios revela a través de la historia su plan salvífico, teniendo en cuenta la vida de los hombres pertenecientes a su pueblo, en la Escritura los hombres elegidos, escribieron como autores de derecho que se valían de sus propias facultades. Mas explícitamente vemos que en el punto decimoprimero de la Dei Verbum podemos leer: “ La Santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor (...)” También en el 16: “Dios, pues, es inspirador y autor de ambos Testamentos, dispuso las cosas tan sabiamente que el Nuevo Testamento está latente en el Antiguo y el Antiguo está presente en el Nuevo.”

2. ¿Cómo resuelve el hecho de que la Escritura esté escrita por hombres, con sus limitaciones?

En este sentido lo tenemos claro, las Sagradas Escrituras fueron escritas materialmente por hombres, teniendo reconocida la autoría de las mismas, asimismo, sabemos que son escritas bajo la inspiración del Espíritu Santo; aquí la problemática cuestiona la inspiración de toda la Sagrada Escritura. A esto la Dei Verbum responde: “(...) Dios a eligió a hombres y se valió de ellos que usaban sus propias facultades y fuerzas, de forma que, obrando Él en ellos y por ellos, escribieron como verdaderos autores, todo y sólo lo que Él quería”.

3. ¿Cómo resuelve el problema racionalista de la Verdad de la Biblia?

Los racionalistas sostuvieron que como ni la inspiración ni el propio Dios se puede percibir o demostrar por la razón, no puede existir la inspiración de la Biblia, afirmando que es un libro humano como cualquier otro, eludiendo la verdad que reside en ella debido a las múltiples contradicciones que podemos encontrar. Así, una vez defendida en la inspiración en el Concilio Vaticano I, e el Vaticano II la Dei Verbum expresa: “Puesto que todos los autores inspirados o hagiógrafos afirman debe tenerse como afirmado por el Espíritu Santo, hay que confesar que los libros de la Escritura enseñan fielmente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las Sagradas Letras para nuestra salvación.