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La ciudad de la Bicicleta En un hermoso planeta muy lejano de aire puro y nubes blancas, donde las estrellas son bellas y su sol es amarillo como un anillo. Existían dos poblados a cada lado. Se llamaban la primera “La ciudad de la nueva era” y La ciudad de la bicicleta era “La Otra”. La primera progresista, con mucho marketing, de edificios lustrosos y calles con veredas blancas. La otra color tierra, de senderos con rosas llena de silencios y claridad, llena de miradas hacia los demás. La primera sustentable y moderna, la otra paciente y en bicicleta. La primera con ruidosos ruidos sustentables que ahuyentaban los pájaros y a las mariposas al andar. La otra llena de rinrin para saludar. La primera era muy amable para despertar pero luego se tornaba molesta al comenzar. La otra no tenía variabilidad de amabilidad, más bien parecía monótona en su bienestar. La primera ocupando mucho espacio al andar. La otra ya lo dijimos un pequeño sendero nomas. La primera depravada en post de la sustentabilidad, la otra que paciente que está. La primera estresada, furiosa y frustrada, la segunda alegre, cantante y serena. La primera peligrosa, riesgosa y en decadencia, envió a su mandatario a la otra residencia, a ver como solucionaba el problema que los retrasaba ya que en la otra nadie se quejaba y al volver y ver tantas caras de agonía se dio cuenta que la hipocresía es la que realmente contamina. Y desde ahora y para siempre no en la otra si no en esta decretó la implementación de la humilde bicicleta.

La Ciudad de La Bicicleta

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La ciudad de la Bicicleta

En un hermoso planeta muy lejano de aire puro y nubes blancas, donde las estrellas son bellas y su sol es amarillo como un anillo. Existan dos poblados a cada lado. Se llamaban la primera La ciudad de la nueva era y La ciudad de la bicicleta era La Otra. La primera progresista, con mucho marketing, de edificios lustrosos y calles con veredas blancas. La otra color tierra, de senderos con rosas llena de silencios y claridad, llena de miradas hacia los dems. La primera sustentable y moderna, la otra paciente y en bicicleta. La primera con ruidosos ruidos sustentables que ahuyentaban los pjaros y a las mariposas al andar. La otra llena de rinrin para saludar. La primera era muy amable para despertar pero luego se tornaba molesta al comenzar. La otra no tena variabilidad de amabilidad, ms bien pareca montona en su bienestar. La primera ocupando mucho espacio al andar. La otra ya lo dijimos un pequeo sendero nomas. La primera depravada en post de la sustentabilidad, la otra que paciente que est. La primera estresada, furiosa y frustrada, la segunda alegre, cantante y serena. La primera peligrosa, riesgosa y en decadencia, envi a su mandatario a la otra residencia, a ver como solucionaba el problema que los retrasaba ya que en la otra nadie se quejaba y al volver y ver tantas caras de agona se dio cuenta que la hipocresa es la que realmente contamina. Y desde ahora y para siempre no en la otra si no en esta decret la implementacin de la humilde bicicleta.