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304 www.sochinf.cl y la cultura La avaricia en el psicoanálisis y la religión The avarice in the psychoanalysis and the religion A unque finalmente son dos caras de la misma moneda, la Real Academia Española de la Lengua distingue la codicia de la avaricia en que esta última, ade- más de un afán excesivo de poseer riquezas, incluye la compulsiva necesidad de atesorarlas. Una primera referencia religiosa la en- contramos en el Nuevo Testamento, cuando Jesús en la parábola del administrador infiel dice: “Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero” (Lucas 16:13). La palabra que usa para el dinero es Mammonas en griego, aunque el texto original fue escrito en arameo. Es notable que Jesús utilizara esta palabra pues tiene significados similares en lenguas del cercano oriente. Beneficio u utilidad en fenicio, riqueza en arameo, y dinero en hebreo. Para el Papa Benedicto XVI es de origen fenicio y evoca seguridad económica y éxito en los negocios y añade: “Podríamos decir que la riqueza se presenta como el ídolo al que se sacrifica todo con tal de lograr el éxito material; así, este éxito económico se convierte en el verdadero dios de una persona”. Fue el Papa San Gregorio Magno (540- 604) el que ordenó y jerarquizó los pecados, proponiendo siete llamados capitales, del latín capitus, cabeza, es decir, de donde se derivan los otros. En el sexto lugar colocó la philar- guria, amor al oro o avaricia. Posteriormente, Santo Tomás de Aquino, profundizó en los fundamentos teológicos en su obra Summa theologiae, señalando: “Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados. Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada”. Y más específicamente: “Pues vemos que por las riquezas el hombre adquiere la facultad de cometer cualquier pecado y de cumplir el deseo de cualquier pecado: porque el dinero le puede ayudar a obtener cualquier bien temporal, se- gún dice Eclesiastes 10, 19: “Todo obedece al dinero”. En este sentido es claro que la codicia de las riquezas es la raíz de todos los pecados”. Pasaron setecientos años hasta 1908, cuando Sigmund Freud publicó su texto “El carácter y el erotismo anal”, provocando nuevamente un escándalo de proporciones, al relacionar el dinero y la avaricia con las heces y la constipación. Esta relación era ya conocida por la mitolo- gía de distintos pueblos, entre otros los aztecas, para quienes el oro era el excremento de los dioses. En el texto se alude a las investigacio- nes de Alfred Jeremías, para quien “Mammon es el babilónico Manman, un apelativo de Nergal, el dios del mundo subterráneo. Según el mito oriental, el oro es caca del infierno”. Para Freud la terquedad, economía y pulcritud son los rasgos característicos del carácter anal. Si la pulcritud se manifiesta en una manía des- mesurada del orden y la limpieza, la terquedad en obstinación desmedida y la economía en avaricia, entonces entramos en el terreno de la neurosis obsesiva. En septiembre de 2013, el Papa Francisco formuló una variante de lo anterior al señalar que “el dinero es el excremento del diablo” y reafirmó que cuando se le convierte en ídolo se peca de idolatría. Pareciera que los contemporáneos idó- latras del dinero, neuróticos, pecadores o simplemente sinvergüenzas forman parte de esa humanidad que en palabras de Serrat “si no fueran tan temibles nos darían risa, y si no fueran tan dañinos nos darían lástima”. Ernesto Payá Hospital Dr. Exequiel González Cortés, Universidad de Chile. Referencias bibliográficas 1.- Sagrada Biblia; The Catholic Press. Chicago. 1965. 2.- Homilía de Su Santidad Benedicto XVI; Plaza de San Clemente. 2007. http://w2.vatican. va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/ documents/hf_ben-xvi_hom_20070923_velletri. pdf (accedido el 6 de mayo de 2015). 3.- Boxaca L, Lutereau L. La avaricia como una forma de neurosis que excede el acopio de dinero. https://planetafreud.wordpress.com/ category/articulos/ (accedido el 6 de mayo de 2015). Figura 1. Pieter Bruegel el viejo. “Avaricia, de la serie los siete pecados mortales o los siete vicios”. Figura 2. Hieronymus Bosch. “La mesa de los pecados capitales”. Óleo sobre madera. Museo del Prado. Rev Chilena Infectol 2015; 32 (3): 304

La avaricia en el psicoanálisis y la religión604) el que ordenó y jerarquizó los pecados, proponiendo siete llamados capitales, del latín capitus, cabeza, es decir, de donde se

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304 www.sochinf.cl

y la cultura

La avaricia en el psicoanálisis y la religiónThe avarice in the psychoanalysis and the religion

Aunque finalmente son dos caras de la misma moneda, la Real Academia Española de la Lengua distingue la

codicia de la avaricia en que esta última, ade-más de un afán excesivo de poseer riquezas, incluye la compulsiva necesidad de atesorarlas.

Una primera referencia religiosa la en-contramos en el Nuevo Testamento, cuando Jesús en la parábola del administrador infiel dice: “Ningún siervo puede servir a dos amos: porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero” (Lucas 16:13). La palabra que usa para el dinero es Mammonas en griego, aunque el texto original fue escrito en arameo. Es notable que Jesús utilizara esta palabra pues tiene significados similares en lenguas del cercano oriente. Beneficio u utilidad en fenicio, riqueza en arameo, y dinero en hebreo. Para el Papa Benedicto XVI es de origen fenicio y evoca seguridad económica y éxito en los negocios y añade: “Podríamos decir que la riqueza se presenta como el ídolo al que se sacrifica todo con tal de lograr el éxito material; así, este éxito económico se convierte en el verdadero dios de una persona”.

Fue el Papa San Gregorio Magno (540-604) el que ordenó y jerarquizó los pecados, proponiendo siete llamados capitales, del latín capitus, cabeza, es decir, de donde se derivan los otros. En el sexto lugar colocó la philar-guria, amor al oro o avaricia. Posteriormente, Santo Tomás de Aquino, profundizó en los fundamentos teológicos en su obra Summa theologiae, señalando: “Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados. Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana está principalmente inclinada”. Y más específicamente: “Pues vemos que por las riquezas el hombre adquiere la facultad de cometer cualquier pecado y de cumplir el deseo de cualquier pecado: porque el dinero le puede ayudar a obtener cualquier bien temporal, se-gún dice Eclesiastes 10, 19: “Todo obedece al dinero”. En este sentido es claro que la codicia de las riquezas es la raíz de todos los pecados”.

Pasaron setecientos años hasta 1908, cuando Sigmund Freud publicó su texto “El carácter y el erotismo anal”, provocando nuevamente un escándalo de proporciones, al relacionar el dinero y la avaricia con las heces y la constipación.

Esta relación era ya conocida por la mitolo-gía de distintos pueblos, entre otros los aztecas, para quienes el oro era el excremento de los dioses. En el texto se alude a las investigacio-nes de Alfred Jeremías, para quien “Mammon es el babilónico Manman, un apelativo de Nergal, el dios del mundo subterráneo. Según el mito oriental, el oro es caca del infierno”. Para Freud la terquedad, economía y pulcritud son los rasgos característicos del carácter anal.

Si la pulcritud se manifiesta en una manía des-mesurada del orden y la limpieza, la terquedad en obstinación desmedida y la economía en avaricia, entonces entramos en el terreno de la neurosis obsesiva.

En septiembre de 2013, el Papa Francisco formuló una variante de lo anterior al señalar que “el dinero es el excremento del diablo” y reafirmó que cuando se le convierte en ídolo se peca de idolatría.

Pareciera que los contemporáneos idó-latras del dinero, neuróticos, pecadores o simplemente sinvergüenzas forman parte de esa humanidad que en palabras de Serrat “si no fueran tan temibles nos darían risa, y si no fueran tan dañinos nos darían lástima”.

Ernesto PayáHospital Dr. Exequiel González Cortés,

Universidad de Chile.

Referencias bibliográficas1.- Sagrada Biblia; The Catholic Press. Chicago.

1965.2.- Homilía de Su Santidad Benedicto XVI; Plaza

de San Clemente. 2007. http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/homilies/2007/documents/hf_ben-xvi_hom_20070923_velletri.pdf (accedido el 6 de mayo de 2015).

3.- Boxaca L, Lutereau L. La avaricia como una forma de neurosis que excede el acopio de dinero. https://planetafreud.wordpress.com/category/articulos/ (accedido el 6 de mayo de 2015).

Figura 1. Pieter Bruegel el viejo. “Avaricia, de la serie los siete pecados mortales o los siete vicios”.

Figura 2.HieronymusBosch.“Lamesadelospecadoscapitales”. Óleo sobre madera. Museo del Prado.

Rev Chilena Infectol 2015; 32 (3): 304