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    Version en Espaol

    La legibilidad de la Historia?

    Violencia estatal, texto e imagen en la obra de Marcelo Brodsky y Len Ferrari

    Kerry Bystrom

    La fotografa goza de una posicin privilegiada en el debate acerca de cmo se

    debe construir una memoria colectiva de la violencia estatal en Argentina. Como Victoria

    Langland sealara, la fotografa se ha convertido en el smbolo por excelencia de la

    prdida sufrida en los pases del Cono Sur, y tambin de las luchas persistentes por la

    memoria que desde entonces se han desarrollado (Langland, 2005: 88-9). En un sentido

    concreto, el poder simblico de las fotografas se puede ver en el ser icnico de las

    imgenes como las de los Documentos Nacionales de IdentidadDNI- de los

    desparecidos que portaron las Madres de Plaza de Mayoimgenes que han retenido

    su valor como marcadores de la memoria para nuevas generaciones, y que ms all de

    ello, han ingresado al lxico global del activismo por la memoria.1La fuerza de estas

    imgenes se debe en gran parte a creencias duraderas que relacionan la fotografa y la

    memoria. Luego de su invencin en 1839, la fotografa fue popularizada como un medio

    para ayudar a las personas a recordar a y preservar una conexin con los muertos.

    Efectivamente, a causa del funcionamiento de su medio, se ha considerado con frecuencia

    que la fotografa contiene una huella o vestigio durable de los seres queridos fallecidos

    (Krauss, 1978). A finales del siglo XIX, las imgenes fotogrficas resultaron

    1Diana Taylor (2003) analiza el enlace entre estas imgenes en las rituales del activismo de las Madres, las

    Abuelas e HIJOS. Langland (2005) analiza como las imgenes reaparecen en activismo protagonizado por

    otras grupos en Argentina y tambin fuera del pas, en los memoriales informales a las vctimas del 11 de

    septiembre en Nueva York.

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    indispensable como manera de documentar y brindar autenticidad a las condiciones

    sociales, jugando asismismo una importante funcin de evidencia (Sekula, 1986). En la

    actualidad, la idea prevaleciente de que la fotografa nos conecta con el pasado al mismo

    tiempo que lo verifica, permite a la imagen representar testimonio de eventos usualmente

    considerados como irrepresentables. Es comi si en la historia de la fotografa y en sus

    posibilidades tcnicas, medita Horacio Gonzlez, quedase encerrada la posibilidad de

    una reflexin sobre los hechos ms hrridos de la historia contempornea (Gonzlez,

    2001: 15).

    Sin embargo, hay un dilema inherente en tomar en la imagen fotogrfica como un

    smbolo de la memoria colectiva, particularmente cuando se trata de una memoria de la

    violencia: la exposicin a la imagen podra en ltima instancia aumentar y no disminuir la

    distancia entre el espectador y el pasado (Cadava, 1997). Crticos de la fotografa han

    articulado este problema de maneras diversas. Segn Roland Barthes, la existencia fsica

    de la imagen fotogrfica podra de alguna manera bloquear cualquier conexin real con la

    persona o evento fotografiado, precisamente porque se asemeja a la persona o evento en

    s mismo (Barthes, 1981). Julia Kristeva advierte que el espectculo doloroso de la

    imagen fotogrfica perturba nuestros mecanismos de percepcin, por ende socavando

    nuestra capacidad de procesar la informacin codificada en la imagen (citado en Hirsch,

    1997: 24). Escribiendo sobre fotografas de los campos de concentracin Nazi, Susan

    Sontag sostiene que un acontecimiento conocido a travs de fotografas ciertamente se

    vuelve ms real de lo que hubiera sido si uno nunca hubiera visto las fotografaspero

    luego de una repetida exposicin a las imgenes [dicho acontecimiento] se vuelve menos

    real (Sontag, 1977: 20). El problema al que todos los crticos refieren es que como la

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    imagen fotogrfica parece revelar el pasado, as tambin oscurece este pasado. El

    excedente de visibilidad conduce a una especie de invisibilidad.

    Es este dilema el que lleva a Sontag a sugerir que la narrativa, y no la imagen,

    es el medio ms conducente a la comprehensin (Sontag, 1977: 24). La ilegibilidad,

    contina, promueve una aceptacin de la incomprensin. No es suficiente ver a la

    atrocidad histrica; debemos ser capaces de leerla. Esta tesis, la cual Sontag trae

    nuevamente a consideracin en Regarding the Pain of Others (2003), tiene

    implicaciones importantes para el proyecto contemporneo de construir la memoria en

    Argentinaun proyecto que tiene como fin no slo comprobar el hecho de que existan

    campos de concentracin en este pas, sino tambin desafiar lo que Elizabeth Jelin ha

    llamado memoria habitual o rutina y promover formas durables de compromiso con

    la historia de la violencia (Battiti, 2005).2Como Leonor Arfuch indica, la tesis de Sontag

    nos fuerza a cuestionar si la imagen, que se pretende inmediata, real, documento puro, es

    la ms apropriada para generar reflexin sobre las tragedias de la poca (Arfuch, 2003:

    18).Su tesis pide al lector que reconsidere qu nos dicen realmente las imgenes del

    pasado. Nos pide que reflexionemos sobre si la observacin es lo mismo que la memoria,

    y si la observacin como espectadores puede generar reflexin sobre la historia.

    Tambin, en el nivel del meta-anlisis, nos desafa a examinar crticamente la pregunta

    de si la historia reciente de Argentina es comprensible slo cuando es legible, y qu esto

    puede significar.

    Estas preguntas han sido abordadas por dos artistas profundamente involucrados

    en la lucha por la memoria: Marcelo Brodsky y Len Ferrari. Ambos artistas utilizan el

    2La coleccin Memoria en construccin, compilado por Marcelo Brodksy, incluye el artculo de Battiti y

    tambin un extracto de Sontag 2003 que formula este desafo entre la narrativa y la imagen.

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    medio fotogrfico para cuestionar los lmites de la fotografa misma como modo de

    construir una memoria que genere reflexin sobre la experiencia de la violencia estatal,

    en vez de poner distancia entre el presente y este pasado. Dos obras en particular, el

    ensayo fotogrfico Los condenados de la tierra (2001) de Brodsky y la serie Brailles

    (1997-2004) de Ferrari, encarnan el desafo de construir la memoria como de hacer de la

    historia algo legible. Como veremos, las obras yuxtaponen texto e imagen al intentar

    descifrar lo que ambos artistas presentan como el lenguaje ilegible de la violencia. Al

    hacerlo, las obras modifican la definicin de la legibilidad histrica y su relacin con la

    fotografa, y finalmente refuerzan el poder de la imagen.

    Len Ferrari

    Desde muy temprano en su carrera, el artista conceptual Len Ferrari concibi su

    arte como una intervencin poltica. De hecho, fue con su controversial obra La

    civilizacin occidental y cristiana (Western and Christian Civilization) (1965), una

    pieza de protesta contra la Guerra de Vietnam que presenta una figura de Cristo ligado a

    un avin de bombardeo, que logr su primer protagonismo. En 1968 escribi: el arte no

    ser ni belleza ni novedad; el arte ser eficacia y perturbacin. Una pieza de arte exitosa

    ser aquella que produce un impacto sobre la escena en la cual trabaja el artista,

    equivalente, de alguna manera, a un acto de terrorismo de un pas que luchapor ser libre

    (Ferrari 2005: 316). Amediados de los aos 70, su trabajo se reorient hacia la denuncia

    de la violencia estatal militar y de las estructuras sociales que la apoyaron en Argentina

    otra vez, la civilizacin occidental y cristiana. Su obra de 1976 titulada Nosotros no

    sabamos nada, por ejemplo, documenta la aparicin de una cantidad de artculos

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    periodsticos sobre cuerpos no identificados que comenzaron a aparecer al inicio del

    rgimen militar, demostrando as que la gente nunca podra afirmar su ignorancia sobre la

    violencia que se estaba viviendo. Viviendo en el exilio forzado en Brasil, y mientras se

    recuperaba de la desaparicin de su hijo Ariel en 1977, escribi lo que podra ser

    considerado otro manifiesto: Espero encontrar ese lenguaje que me permita expresar lo

    que sucedi y sucede en mi pas [] con la fuerza con la que sucedi todo ese horror

    (Ferrari cited in Giunta, 2005a: 24). Esta frase sugiere que Ferrari considera que lograr

    encontrar un lenguaje capaz de representar la violencia estatal es una actividad tica

    necesaria, que tiene a la vez un impacto profundo en la comunidad del artista. Sin

    embargo, la pregunta es entonces: Qu clase de lenguaje hace posible esta

    comunicacin? Ms an, A travs de qu formas puede ser expresado el horror del

    pasado de manera significativa a los otros para la posteridad?

    Estas preguntas acechan los trabajos de Ferrari desde 1990la dcada luego de la

    cual Ferrari volvi a la Argentina, cuando tuvo que enfrentarse con los intentos fallidos

    de llevar a las Juntas frente a la justicia, y con la falta de memoria colectiva sobre lo que

    haba ocurrido. Dichas preguntas forman el ncleo central de una serie que el mismo

    cre en este perodo. La serie llamada Brailles consiste en un grupo de imgenes

    fotogrficas de cuerpos femeninos (desnudos de Man Ray y otras) as como imgenes de

    la iconografa cristiana y nazi (fotos de Hitler como un beb, o de cascos alemanes, y un

    collage de dos monjas lesbianas) que han sido editados junto con textos, desde poemas de

    Borges a Andr Breton hasta citas bblicas (Giunta, 2005b). Las imgenes del Holocausto

    son tpicamente utilizadas para aludir a la violencia estatal, como veremos nuevamente en

    la obra de Brodsky. As tambin, las figuras del cuerpo femenino y ciertas escenas de la

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    religin Catlica comparten esta asociacin en los trabajos de Ferrari, luego de haber sido

    incorporadas en otras obras que evocan los desaparecidos y en collages que ilustran

    una edicin dePgina/ 12 deNunca msde 1995.La insercin del texto Braille a estas

    imgenes, y particularmente a las imgenes de los cuerpos femeninos, constituye un

    modo de cuestionar la imagen como lenguaje capaz de comunicar sustancialmente la

    atrocidad histrica. Al mismo tiempo, una implicacin posible de las imgenes en

    Brailles es que la misma incapacidad de la imagen de proveer un acceso al pasado

    sealada visualmente por la inscripcin de un texto ilegible sobre la imagenes

    precisamente lo que admite la construccin de una memoria no habitual.

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    De todas

    maneras, para ver como las Brailles funcionan en este sentido, debemos contextualizar la

    serie en las obras anteriores de Ferrari sobre violencia estatal, texto e imagen.

    La obra titulada Carta a un general (1963), una pintura que representa una carta

    escrita en base a palabras no legibles, podra interpretarse como sugestivo de la visin

    temprana de Ferrari sobre estos temas. Dado que cada palabra individualmente es

    ilegible, esta pieza artstica no logra actuar como una carta en el sentido

    convencionalesto es, como una cadena de signos lingsticos que intentan comunicar

    una informacin especfica. Al ser presentada como arte visual, sin embargo, la carta

    recupera su poder comunicativo. Es la misma ilegibilidad de la letra pintada que le da

    vigor, siendo que sta ofrece al espectador la posibilida de atribuirle una serie de

    significados. Este trabajo puede ser ledo, por ejemplo, como un comentario sobre la

    censura a los artistas y escritores impuesta por el rgimen militar de ese perodo.

    Tambin puede verse como un espacio de participacin, en el cual el observador puede

    3The importance of the Brailles to the project of constructing a collective memory is indicated by the

    fact that one of the images from the series, Tarde que socavo nuestra amor, received the 1997 Premio de

    las Madres de Plaza de Mayo-Linea Fundadora (Giunta, 2005b).

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    construir imaginativamente su versin de la carta al general. La decisin de Ferrari de

    representar la caligrafa deformada al punto de ser irreconocible, le permite plantear

    preguntas sobre la palabra en general, en contraposicin a cualquier otro grupo de

    palabras. Tambin le permite invitar al espectador a participar en un proceso de

    produccin de significacin que es, al mismo tiempo, una accin de protesta.

    Ferrari vuelve una y otra vez a la importancia de la palabra, lo cual llev a Luis

    Felipe No a describirlo como el gran tema de la obra de Ferrari (citado en Giunta,

    2005b: 229). Con la serie de 1994 llamada Maniques, en la que los textos en

    apariencia similares a los textos representados en la pintura de 1963 son escritos sobre los

    torsos de los maniques, Ferrari vincula al texto con otro gran tema: el cuerpo. [Ver Fig.

    1]Especialmente en relacin al fenmeno histrico de los desaparecidos, el cuerpo es

    un smbolo poderosamente cargado en el imaginario contemporneo. Tal como las

    imgenes de las siluetas sugieren, el cuerpo representa aquel pasado que necesita ser

    recuperado, pero que ya no existe. Es un vaco alrededor del cual giran las demandas de

    memoria, que sin embargo nunca podr ser concretamente regenerado (Brodsky, 2001;

    Jelin y Longoni, 2005). El uso de los cuerpos substitutos realizado por Ferrari trae a la

    mente a los ausentes, y en cierto sentido los llama de regreso a la existenciala escritura

    en los maniques caracteriza visiblemente la violencia perpetrada a los cuerpo de los

    desaparecidos. Estos maniques tambin hacen la imagen de la violencia legible. A

    diferencia de Carta a un general, las palabras sobre los maniques son parcialmente

    legibles, y de hecho anticipan los textos de la serie Brailles. Ferrari afirma que su

    caligrafa deformada ha sido diseada para hacer mmica de los discursos esbozados

    por los militares, modulada para representar la voz humana (Giunta, 2005b). Los

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    maniques includos en esta obra se convierten en cuerpos cuyas cicatrices, delineadas

    como palabras, presenten un testimonio legible contra la Juntas y la sociedad que apoy

    la violencia estatal.

    Cuando Ferrari comienza la serie Brailles [Ver Fig. 2], dos diferencias cruciales

    modifican la trayectoria de sus meditaciones ms tempranas. La primera es la atencin

    que presta a la imagen fotogrfica, lo cual no haba sido prominente en su obra anterior.

    El cuerpo en cuestin ya no es un busto en tres dimensiones, sino la imagen llana de un

    cuerpo o unos cuerpos. Es posible que esta atencin que ahora presta a la imagen

    fotogrfica seale un incremento en su inters por el problema de la memoria y el rol de

    la fotografa en la tarea de representar la atrocidad del pasado. En segundo lugar se

    encuentra el desplazamiento desde una caligrafa manual, legible, siquiera deformada,

    hacia una forma de escritura que conlleva una nueva forma de ilegibilidad. Como con los

    maniques, el cuerpo femenino es nuevamente la base sobre la cual se escribe con un

    cuerpo de lenguaje (Laudanno, 1997). Estos cuerpos cubiertos de capas, no obstante,

    estn construdos de tal forma que se encuentran inherentemente en contraposicin o

    inaccesibles entre s. Las formas de comunicacin utilizadas por Ferrari en estas piezas de

    arte se encuentran en planos perpendiculares, a travs de dos cdigos separados: visual y

    tactil. La gente que mira las fotografas, con algunas excepciones, no puede leer Braille.

    An en el caso de que una persona ciega que se encuentre en el pblico sea capaz de

    descifrar el texto en Braille, la imagen fotogrfica que le sirve como base sera ilegible.

    Comprender cada uno de estos lenguajes contrapuestos implica una ceguera hacia del

    otro. De esta manera, las obras estn compuestas alrededor de un impasse de

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    comunicacin ms profundo que el presente tanto en Carta a un general como en la

    serie Maniques, donde la visin es el nico sentido necesario para observarlas.

    Al exponer una placa en sus exibiciones que instruye especficamente a los

    espectadores a tocar las fotografas, Ferrari parece ofrecer a su pblico vidente una

    oportunidad de ir ms all del momento inicial de incomprensin. De todas formas, el

    acto de participacin, el intercambio de cdigos, es engaoso, puesto que el tocar no

    acerca al observador a la comprensin de las palabras codificadas en Braille (Lebenglik,

    1997). Slo le permite a el/ella lograr un contacto fsico con su propia incapacidad de

    comprensin. Volvemos as al problema por el cual el intentar reconocer la historia a

    travs de la fotografa slo hace la historia menos reconocible. El Braille como texto

    ilegible simboliza visualmente el estado incompleto de la imagen, mientras que la

    experiencia de las fotografas nos trae, como espectadores y participantes, cara a cara con

    nuestra propia incapacidad de ver o leer el pasado de manera abarcativa.

    Estos trabajos, a travs de su propia composicin hbrida, sugieren que es

    importante no detenerse meramente a mirar las fotografas de la atrocidad histrica.

    Acceder visualmente a la imagen fotogrfica no es suficiente; la imagen no basta para

    representar el pasado. Alguna clase de relato es necesaria. Al mismo tiempo que sealan

    la necesidad de incorporar mltiples lenguajes de representacin en el proyecto de

    construir una memoria colectiva, las obras Brailles abren un espacio de participacin

    en dicho proyecto. Como ocurre con la obra Carta a un general, el signo visual de lo

    ilegible ofrece un espacio de interpretacin que la audencia debe procurar. La naturaleza

    particular de el texto inteligible includo en esta serie estimula a los espectadores a

    descubrir el significado de este espacio, puesto que es posible descifrar dicho texto. En el

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    caso de la imagen presente en la Figura 2, el texto impreso por su padre Augusto Csar

    Ferrari sobre una fotografa es una versin traducida del poema de Andr Breton

    Lunion libre. El hecho de que el cdigo de este lenguaje ilegible est presente, an

    en la forma de una traduccin transcripta, y que el espectador pueda encontrarla y

    comprender su relacin con la imagen, sugiere que lograr hacer contacto con la historia

    es posible. Ferrari parece implicar aqu que es posible que las imgenes fotogrficas

    generen una memoria reflexiva de la violencia estatal, aunque slo en el caso de que el

    espectador haya hecho un esfuerzo activo de conectar los diferentes cadveres y cuerpos

    que forman la imagen.

    Marcelo Brodsky.

    La posibilidad de convertir la imagen ilegible en un canal de participacin en el

    proyecto de construir la memoria colectiva est an ms desarrollada en la obra del

    fotgrafo Marcelo Brodsky. Brodsky, quien se convirti en un fotgrafo comercial

    reconocido durante su exilio en Madrid, dirigi su obra al problema de la memoria por

    primera vez en los aos 90. Ello constituy un intento de reconciliarse con su

    experiencia personal durante la dictadura. Su esfuerzo culmin con la exibicin de la obra

    tituladaBuena Memoria(1997), la cual hace un seguimiento de la vida de ciertos

    individuos de su escuela secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires, rastreando

    su presencia y ausencia en los aos subsiguientes. La muestra tambin sirve como

    conmemoracin de Fernando, su hermano desaparecido (Brodsky, 1997). Brodsky

    contina orientando su trabajo hacia este tema, como activista en la organizacin

    Derechos Humanos Buena Memoria, y tambin en en su libro de ensayos fotogrficos

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    Nexo (2001) y su libro de reflexin poltica Memoria en construccin: El debate sobre

    la Esma (2005).4En Nexo, de una manera ms directa que Ferrari, Brodsky plantea el

    texto ilegible como metfora de la violencia histrica. En ensayos fotogrficos como El

    bosque de la memoria, Restos, y Los condenados de la tierra, sugiere que la

    escritura en decadencia e irreconocible es en s misma el lenguaje de la violencia, el

    lenguaje a travs del cual la atrocidad deja sus huellas en el presente. En este contexto, la

    tarea del artista y del activista es hacer este lenguaje legiblerepresentando el texto

    ilegible de la historia de manera tal que sea accesible y comprensible a las futuras

    generaciones, y por ende previniendo que ocurra nuevamente.

    Para comprender cmo esto podra realizarse, se puede examinar Los

    condenados de la tierra. Este ensayo fotogrfico ilustra las transformaciones que ocurren

    en una familia cuando dos hijos desentierran algunos libros que fueron clasificados como

    subersivos en los aos 70 y por ello mismo enterrados. La obra tiene sus orgenes en la

    exposicin Los condenados de latierra (1999), y consiste en imgenes de objetos que

    originariamente formaron parte de esa exposicin, tales como notas escritas a mano y

    pginas de libros, imgenes de gente mirando la exibicin y fotogramas extrados de un

    filme sobre la exposicin que fue grabado con Eduardo Feller en 2001. Prrafos

    explicativos acompaan estas imgenes. La obra total representa el proceso de la

    memoriauna memoria que es facilitada por la ausencia del texto arruinado en los

    libros, la cual se extiende desde la familia hacia el pblico ms amplio. Las imgenes

    de los textos desenterrados y del intento posterior de leer sus pginas se transforman en

    4Nexo examina desde el punto de vista artstico las mismas cuestiones abordadas criticamente en

    Memoria en construccin. Cmo contra positivamente a los jvenes los mecanismos de la destruccin?

    Cmo explicar la tortura, el sadismo, la picana? (Brodsky, 2005: 44).

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    un sitio en el cual ciertos episodios reprimidos del pasado pueden ser trados al presente,

    y en el cual una serie de conexiones amputadas durante la dictadura pueden ser

    reconstrudas.

    El ensayo fotogrfico de Brodsky trabaja dentro de lo que Andreas Huyssen ha

    llamado un proyecto casi global de poltica de la memoria, al enmarcar el caso

    argentino dentro del modelo del Holocausto, y al anticipar la naturaleza fragmentaria y

    traumtica del archivo histrico (Huyssen, 2001: 7). La invocacin de la Alemania nazi

    en la apertura del ensayo coloca las imgenes de Brodsky dentro de una tradicin que

    intenta comprender y explicar el pasado al cual la misma frecuentemente rotula como

    inaccesible o irrepresentable (Adorno, 1993). El archivo histrico est configurado aqu

    como una serie de fragmentosfotografas de un video sobre unos libros que estn en

    proceso de descomposicin. [Ver Figura 3] Los ttulos de estos libros, incluyendo Los

    condenados de la tierra, Sociedad industrial contempornea, y Rayuela, los conectan

    con la cultura de la Izquierday sus esperanzas de transformacin social en los aos 60 y

    70. Parcialmente desintegrados y contrapuestos a una era diferente, ellos claramente no

    puedencumplir la funcin para la que fueron concebidos (Brodsky, 2001: 77).Ellos

    tampoco pueden, en s mismos, relatar este perodo traumtico de la historia. En las

    imgenes de los libros que estn reproducidas en este ensayo, las pginas de los mismos

    libros son frecuentemente ilegibles. En este sentido, representan cadveres de

    desaparecidos, cuyos cuerpos nunca sern encontrados. La asociacin entre los libros y

    los cuerpos registra la huella inevitable de la violencia que el pasado ha impreso en el

    presente, y transforma el texto ilegible en smbolo de la violencia perpetrada por las

    Juntas en los cuerpos de sus vctimas. Nlida Valdez, la mujer cuyos libros son

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    desenterrados, instintivamente sustituye su cuerpo por el cuerpo textual en una nota que

    est includa en el ensayo. Agredec que los libros ocupasen ese lugar, ella escribe, y

    no nosotros (Brodsky, 2001: 79). Las imgenes de los libros entonces ocupan un lugar

    extrao, al representar una serie de objetos rotos. A su vez, dichos objetos son en s

    mismos una representacin poco fiel de una historia que est ausente y presente a la

    misma vez, que no puede ser observada completamente pero que es tambin inescapable.5

    De una manera similar a la experiencia de tocar las inscripciones Brailles en la obra de

    Ferrari, el acto de confrontar los hechos de la historia representados en estas imgenes

    slo sirve para ilustrar la naturaleza incomprensible de esta historia.

    El ensayo fotogrfico de Brodsky, no obstante, no es (o no es nicamente) un

    comentario sobre la cara fugitiva de la historia. Ms bien, a Brodsky le concierne el

    proceso de construccin de una memoria colectiva perdurable. En esta creacin, la

    existencia de una nueva generacin de hijos abre la posibilidad de leer o recuperar la

    historia contenida en estos fragmentos. Cuando Valdez le dice a sus dos hijos que los

    libros censurados haban sido enterrados en el jardn, los nios interpretaron la

    informacin como una invitacin a una bsqueda del tesoro, refirindose a los libros

    como un TESORO. La madre comentaba que los gritos de alegra de nuestros hijos al

    encontrarlos contrastaron con la imagen de los libros destruidos y todo lo que estos

    representaban (Brodsky,2001: 79) para ella y su marido. El haber recuperado los libros

    fsicamente generaba as una apertura para Valdez y su marido de repensar sus propias

    experiencias, al ser forzados a explicar a los hijos todo lo que los libros

    representaban, y les provea una nueva forma de definir el significado de los libros. Los

    5Son porciones anlogas de una memoria traumtica, imgenes o eventos que, habindose resistido a la

    integracin original dentro de un marco narrativo existente, no pueden ser completamente procesadas ni

    olvidadas (Caruth, 1996).

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    libros, que en el pasado representaban una historia especfica, no slo representan esa

    historia misma hoy. Un relato sobre los fantasmas omnipresentes del pasado es

    transformada en una narrativa parcialmente reparadora de la reconstruccin y transmisin

    inter-generacional de la historia. De manera significativa, en las pginas finales del

    ensayo Brodsky incluye una fotografa de una padre y un hijo mirando juntos la exibicin

    original del video, de esta manera presentando un paralelo a la experiencia histrica

    particular de la familia Valdez. [Ver Fig. 4] El subttulo debajo de la foto dice, Me

    llam especialmente la atencin el momento en que un padre explicaba a su hijo por qu

    enterr sus libros, una explicacin que tal vez resultara difcil de entender para un nio

    (Brodsky, 2001: 82). Esta imagen fotogrfica incluye as el comienzo de una cadena de

    relatos que conecta las generaciones presentes y pasadas, al conectar al espectador o

    lector con la obra de arte misma.

    Quizs al proyectar en sus fragmentos histricos una visin positiva, Brodsky les

    otorga un poder performativo a las imgenes fotogrficas. An luego de estar enterrados

    por tanto tiempo, el comenta, las pginas del libro permanecen legibles. Brodsky

    escribe sobre los textos desenterrados: Son paladras silenciadas que han vuelto a ver la

    luz y que procuran mantener su significado. Legibles al fin, recompuestas, resurrectas de

    la tierra tras su abandono, buscan nuevamente a su lector (Brodsky, 2001: 84). Este

    llamado a un lector tiene un profundo significativo. No obstante, dado que la

    reivindicacin a la legibilidad textual no nace de las imgenes mismas, el lector

    imaginado en el texto debe ser capaz de hacer ms que descifrar los signos lingsticos

    escritos en sus pginas. La memoria fragmentaria de estos libros slo puede volverse

    testimonio rescatado por una nueva generacin a travs de un acto de reconstruccin

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    histrica de parte del lector, la cual pueda ser luego superpuesta a la imagen (Brodsky,

    2001: 77). Como el padre en la imagen fotografca que incorpora su propia historia en la

    exibicin y luego en el ensayo, el lector que mira las imgenes del los libros deshechos

    como los de la Figura 3 debe colocarse dentro del acto de narracin histrica promulgado

    en y por la obra de Brodsky. Una versin de la historia externa a la imagen misma llena

    de contenido a los espacios o vacos de los libros ilegibles, transformando un archivo

    fracturado en una narrativa momentariamente coherente. La historia ilegible e

    incomprensible que se vislumbra en las imgenes se convierte en un espacio en el cual

    los lectores pueden adjudicar numerosas narrativas, cada una capaz de ser transmitida.

    De esta manera, el ensayo fotogrfico de Brodsky intenta aceptar, adems de

    denunciar, el vaco dejado por los desparecidos. Lo que est ausentela ilegibildad

    revelada por las imgeneses lo que provoca al espectador a involucrarse con la historia.

    Por lo tanto, es esta misma ilegibilidad que abre la posibildad que las imgenes generen

    reflexin sobre el legado de la violencia estatal.

    A modo de conclusin

    Se podra decir que la pieza de arte de Brodsky titulada Los Condenados de la

    Tierra configura el dilema de construir una memoria de lahistoria reciente de Argentina.

    El libro se convierte en la metfora para el cuerpo humano, y la historia inscripta

    violentamente en el cuerpo del desaparecido se trasluce visiblemente en sus pginas.

    An as, no obstante, esta visibilidad debe aparecerse bajo el yugo de la ilegibilidadtal

    como el cuerpo del desaparecido nunca pudo ser recuperado. De manera fundamental,

    esta ilegibilidad paradjica queda expuesta nicamente cuando los libros mismos son

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    fotografiados y convertidos en imagen esttica. Esta conversin de la pgina ilegible en

    una imagen tiene, sin embargo, una consecuencia posterior. La misma redefine el

    concepto de legibilidad histrica en s, convirtiendo el acto de leer la historia en algo

    ms semejante a contarla, escribirla, o construirla. Cuando los vacos en las imgenes

    fuerzan al lector/espectador a moverse entre imgenes y textos con varios niveles de

    mediacin, el efecto de los ensayos de Brodsky persigue otro intento de cambio

    genricoal transformar la imagen de la pgina imposible de leer en una narrativa. Este

    relato de la historia, dinmico en estructura, puede ser transmitido y compartido a travs

    de generaciones.

    Mientras que Ferrari no aspira a documentar el proceso de construccin de la

    memoria con la misma intensidad que Brodsky, su trabajo tambin deja en claro la

    importancia de la participacin en la tarea de hacer de la historia algo legibley as

    comparte una visin expandida de la legibildad. Su serie Brailles utiliza una suerte de

    texto ilegible para sealar una brecha crtica en la imagen como vehculo hacia la

    memoria. Esta aparente ilegibilidad (en teora al menos) involucra al lector en la

    representacin de la historia. Lo invita a leer la historia mientras descubre el

    significado del texto Braille, armando pieza por pieza los cuerpos textuals y visuales

    contenidos en la obra, y articulando las posibles interpretaciones histricas que surgen de

    esta experiencia. Es este campo amplio de participacin que permite transformar al

    lenguaje de la violencia originariamente ilegible en un testigo comunicable de la

    atrocidad. La narrativa y la imagen entonces pueden actuar en conjunto; mientras el

    espectador se mueve entre estos cdigos diferentes, cada uno sumergido en el otro, la

    fotografa deja de ser una representacin chata de los muertos y se vuelve lo que una

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    crtica describe como un modo de cuestionamiento, resistencia y oposicin (Hirsch,

    1997: 7).

    Recordando la apertura de este artculo, Sontag critica a la fotografa puesto que

    ella implica que nosotros conocemos el mundo si lo aceptamos como la cmara lo capta.

    Pero, contina,

    esto es lo contrario de la comprensin, la cual comienza con no aceptar el mundo como se ve.

    Cualquier posibilidad de comprender nace de la capacidad de decir nocomprender e st basado

    en cmo [algo] funciona. Y el funcionamiento ocurre en el tiempo, y debe ser explicado en el

    tiempo. Slo lo que narra nos hace comprender. (Sontag, 1977: 24).

    Utilizando imgenes para sealar su propia incapacidad de aprehender o representar

    plenamente el pasado, de una manera que require una respuesta activa a ellas, Brodsky y

    Ferrari unen palabra e imagen, mirar, pensar, y decir, al punto que sus imgenes

    adquieren la dimensin temporal que demanda Sontag. Quizs entonces, ellos se hayan

    convertido en sitios para la construccin de la comprensin histrica.

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