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Juan Ponce de Leon

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Juan Ponce y el infante. Clientela y gobiernoen el 1500 antillano

por István Szászdi León-Borja

Abstract. – The early years of Ponce de León in the New World are poorly documented,as well as his background in his native León. We hardly have news of his first master,Pedro Núñez de Guzmán, who enjoyed high profile at the Spanish Court of the early six-teenth century. The friendship between Guzmán and frey Nicolás de Ovando, the thirdSpanish governor of Española Island, proved to be decisive in Ponce´s career and trustby the authorities.

Dícese hasta la saciedad que el conquistador de la isla de San JuanBautista arribó a las Indias con Colón en su segundo viaje. GonzaloFernández de Oviedo fue el primero en afirmarlo en su Historia Gene-ral y Natural de las Indias.1 En tiempos recientes se sugirió que Poncepasó a las Antillas en la armada de frey Nicolás de Ovando en 1502,fundándose tal hipótesis en las serias dudas que levanta el silencio dela documentación en torno a aquel viaje a este respecto.2 Mas hastaahora no ha habido pruebas concluyentes y la pérdida del rol de laarmada impide que tal posibilidad pueda ser valorada como un hecho

1 Gonzalo Fernández de Oviedo, Historia General y Natural de las Indias, Juan Pé-rez de Tudela (ed.), tomo I (Madrid 1992), XVI, 2, p. 90. Para el estado de la cuestión yla opinión de la historiografía sobre este particular, véase lo escrito por la historiadorapuertorriqueña Dra. Isabel Gutiérrez del Arroyo. Salvador Brau, La Colonización dePuerto Rico, Isabel Gutiérrez del Arroyo (ed.) (5. ed., San Juan de Puerto Rico 1981),pp. 29–30, n. 3.

2 Esta opinión fue sostenida primero por Alberto y Arturo García Carraffa, Enci-clopedia heráldica y genealógica hispanoamericana, tomo 71 (Madrid 1954), p. 73.Posteriormente, la siguió con nuevos argumentos Manuel Ballesteros Gaibrois, La IdeaColonial de Ponce de León (San Juan de Puerto Rico 1960), pp. 31–33.

Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas 41© Böhlau Verlag Köln/Weimar/Wien 2004

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incuestionable.3 La ausencia de toda documentación o noticia sobreJuan Ponce en las Indias antes de 1504 hace que su llegada, y las razo-nes que la motivaron, sea un hecho rodeado de oscuridad.4 La solucióna esa laguna histórica encierra el contenido de este trabajo que tienecomo meta el descubrir las relaciones de clientela que sostuvo Ponce,al igual que otros muchos conquistadores que se vieron acrecentadosen las Indias.

I. EL AMO DE PONCE Y EL INFANTE DON FERNANDO

Cuando el madrileño Gonzalo Fernández de Oviedo recuerda a Ponce,a quien conoció muy bien, afirma que

“[...] era un escudero pobre cuando acá pasó, y en España había sido criado de PeroNúñez de Guzmán, hermano de Ramiro Núñez señor de Toral. El cual Pero Núñez,cuando le sirvió de paje Joan Ponce, no tenía cien mill maravedís, o poco más, derenta puesto que fuese de ilustre sangre; y después fue ayo del Serenísimo señorInfante don Fernando, que agora es Rey de los Romanos.”5

La descripción, que debe tomarse por cierta, va acompañada de impor-tantes noticias. Efectivamente, Pedro Núñez de Guzmán fue hermanodel famoso comunero Ramiro Núñez de Guzmán. Don Pedro Núñezpertenecía a una de las más fieles familias servidoras de los ReyesCatólicos, la poderosa y antigua familia leonesa de los Guzmán. DonPedro había servido en la Casa del príncipe don Juan – circunstanciaque años más tarde beneficiaría a su antiguo criado Juan Ponce –, porlo cual se le encargó el oficio de ayo del infante don Fernando, futurorey de Hungría y de Bohemia, nacido en Alcalá de Henares en 1503.

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3 Sobre la documentación de la armada de Ovando, véase la única biografía cientí-fica escrita hasta la fecha sobre el comendador de Lares: Úrsula Lamb, Frey Nicolás deOvando. Gobernador de las Indias (1501–1509) (Madrid 1956), pp. 103-105. MonseñorMurga aportó en contra de la tesis de que Ponce estuviera en el pasaje de la dicha arma-da el que entre los papeles del erudito Fernando Belmonte no figura referencia alguna aéste, habiendo tenido la oportunidad de ver y resumir el legajo extraviado del ArchivoGeneral de Indias donde estaba el rol. Vicente Murga Sanz, Juan Ponce de León. Fun-dador y Primer Gobernador del Pueblo Puertorriqueño, Descubridor de la Florida y delEstrecho de Bahamas (San Juan de Puerto Rico 1971), pp. 26 y 31.

4 Murga, Juan Ponce (nota 3), p. 26.5 Fernández de Oviedo, Historia General (nota 1), p. 91.

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Frey Pedro Núñez de Guzmán había sido distinguido por los ReyesCatólicos por real provisión de 20 de septiembre de 1502 con la tenen-cia de los palacios de León. Tanto los méritos de su padre, tesoreroreal de los reyes, como su esclarecido linaje leonés le hicieron mere-cedor del cargo.6 Cabe explicar las especiales circunstancias de sunombramiento, como el resaltar los probados lazos de fidelidad que leunían al Rey Católico. Fue el propio rey don Fernando quien, despuésde la muerte de su esposa la reina Isabel, nombró a don Pedro claverode Calatrava, ayo y gobernador de la Casa del infante don Fernando,quien se había quedado en España con sus abuelos cuando su madredoña Juana había partido para Flandes.

Al morir Felipe el Hermoso, el infante Fernando se encontraba enel castillo de Simancas, donde don Diego de Guevara y don FelipeDaula intentaron prenderle y tomarle en su poder. Fueron el fiel clave-ro de Calatrava y su hermano, el obispo de Catania, quienes salvaronal infante al dar aviso a la Chancillería de Valladolid. Protegido por losoidores, el hijo menor de la reina doña Juana fue conducido a Valla-dolid a buen recaudo. Doña Juana dispuso que lo llevaran junto a ellaa Hornillos. En julio de 1508 su abuelo, el Rey Católico, lo llevó con-sigo a Andalucía, siempre acompañado de su ayo. Don Fernandoredactó testamento en Burgos el 2 de mayo de 1512, por el cual ledejaba a su nieto castellano la gobernación de los reinos castellanos ylos tres maestrazgos militares. El viejo rey sentía un enorme cariño porel joven infante, velando por su educación tal como en el pasado habíavelado por la de su hijo. Don Pedro Núñez no podía cumplir mejor consus obligaciones: el archiduque don Fernando iba creciendo, mostran-do una gran inteligencia, madurez precoz y juicio raros para su edad.Cuando el Rey Católico murió en Madrigalejo en 1516 testó de nuevoy modificó el anterior testamento. Le dejaba a Fernando rentas en elReino de Nápoles, de que al fin y al cabo no podían desprenderle porpertenecer a la Corona de Aragón, y debido a la poca edad de su nietofavorito dejaba la gobernación de los reinos y los maestrazgos a donCarlos. Esta modificación era el producto de las grandes presiones quehabía recibido el Rey Católico en los últimos años, al igual que su pro-fundo deseo de evitar una guerra civil.

Precisamente, Galíndez de Carvajal recuerda que, harto de dichasimpertinencias, don Fernando había dicho sobre la misión del cardenal

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6 Archivo General de Simancas (AGS), Cámara de Castilla, 140–154.

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Adriano – que era embajador de don Carlos y el cual, sabiendo laenfermedad del Rey Católico, se había trasladado a la aldea de Madri-galejo desde Guadalupe: “No viene sino a ver si muero. Decidle quese vaya, que no me puede ver.”

El franciscano no quería estar lejos del lecho del reye intimidarlecon los temores de todos los moribundos para conseguir un cambio deúltima voluntad favorable a su señor.

Don Fernando el Católico se encontraba camino de Guadalupecuando le asaltó la muerte en aquella aldea de Trujillo – Madrigalejo –,a donde quería llegar para asistir al Capítulo de la Orden de Calatravay proveer la encomienda mayor que había vacado por la muerte de donGutierre de Padilla. Y estaba decidido que el nuevo comendadormayor sería su nieto don Fernando de Aragón, hijo del arzobispo deZaragoza, don Alonso de Aragón, o en su lugar fuera nombrado el ayode su nieto, el infante don Fernando, don Pedro Núñez de Guzmán – aquien Galíndez de Carvajal por error llama “don Gonzalo Guzmán,Clavero de dicha Orden, hermano de Ramírez Núñez de Guzmán”, encuyo caso se daría la Clavería de la Orden al dicho don Fernando deAragón.7 Tanto eran el respeto y la confianza que tenía el Rey Católi-co a la persona y capacidad de don Pedro Núñez de Guzmán. Pero laúltima enfermedad del rey hizo cambiar todas las decisiones y planespreparados, ya no sólo para la Orden de Calatrava sino para la admi-nistración de todas las Órdenes de Castilla y de León. El cardenalAdriano, ni corto ni perezoso, se acercó al monasterio de Guadalupe,donde se reunía el Capítulo calatravo, para imponer a don Carloscomo maestre a pesar de la resistencia de un buen número de comen-dadores de calidad. Mandoles decir que las bulas por las cuales el papaLeón X reconocía como administrador del maestrazgo de la Orden asu señor venían en camino. Ello causó gran alboroto entre los comen-dadores, caballeros y religiosos, lo que llevó al propio cardenal a pre-sentarse ante el Capítulo. La situación de incertidumbre creada por lamuerte del rey permitió a Adriano imponer la Orden a don Carlos.8

Dice Galíndez de Caravajal que el rey don Fernando, al testar enMadrigalejo, dijo a los de su Consejo: “Pues en los maestrazgos, ¿qué

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7 Lorenzo Galíndez de Carvajal, Anales breves del reinado de los Reyes Católicosdon Fernando y doña Isabel: Crónicas de los Reyes de Castilla, tomo III (Madrid 1953),pp. 562–563.

8 Fray Francisco de Rades y Andrada, Chrónica de las tres Órdenes y Caualleríasde Sanctiago, Calatraua y Alcantara [...] (Toledo 1572), pp. 84v–85.

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me aconsejáis?” Le respondieron con razones para que los dejase adon Carlos. Entonces, el rey dijo: “Verdad es lo que decís pero miradque queda muy pobre el Infante”.

Los del Consejo le respondieron que “la mayor riqueza que SuAlteza podría dejarle al infante era dejarle bien con el príncipe donCarlos, su hermano mayor [...]”9

El abuelo rey debió anteponer la seguridad del nieto querido, suposibilidad de sobrevivirle. El viejo Rey Católico ya había sido testi-go de varios problemas sucesorios con dramáticas consecuencias den-tro de su propio linaje. El rey don Fernando quiso garantizar la vida yseguridad de su nieto castellano; según las leyes de Castilla, nombrara Carlos, el nieto flamenco nacido en Gante, como su heredero eraconforme a derecho. El Rey Católico llevaba años deseando la pazperpetua entre los reinos de España, que era lo mismo que la paz entresus nietos.10

El infante don Fernando se sintió frustrado, al igual que su partido,que constituía el núcleo de los más leales servidores de don Fernandoel Católico. Parece creíble que fue la pérdida del maestrazgo de lastres Órdenes militares lo que más le pesó, al igual que a sus servido-res; y mucho más al comendador frey Pedro Núñez de Guzmán, sien-do el hombre de su más íntima confianza.

El fundado temor a un nuevo rey extranjero (con consejeros nonaturales de los reinos), que nunca había prestado importancia ni inte-rés por las cosas de España, llevaba a la radicalización de aquel parti-

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9 Galíndez de Carvajal, Anales (nota 7), p. 564.10 En una carta al Rey Afortunado de su embajador Juan Mendes de Vasconçelos,

con fecha en Logroño, por la noche, a 7 de septiembre de 1512, el ministro lusitano re-lató el contenido de una conversación con el Rey Católico. Mendes se quejó de una ar-mada que se temía era con destino a Malaca. Don Fernando le desengañó y le explicóque aquellas naos se armaban por la Casa de Contratación en Sevilla para ir a descubrira las Indias. Añadió lo siguiente: “[...] e que o que me disera do desejo que tinha de serdemarcar todo, de maneira que nûca Portugal e Castela tevesem nhû debate, me tornavaagora a dizer, e que eu escrevese a V. A., que V. A. cuidase em algû caminho pera comoisto se podese fazer, e que ele por sua parte o cuidaria, e que folgaria muito de se achar,porqe´le, por ser velho, devia de viver poucos dias, que neses esperaba em Deus que nû-ca ouvese, rompimento mas que iria muito descansado se ficase tudo tâo craro que seusnetos, e todos os que deles viesem, nâo tivesem nûca causa de romper, e que com istofolgaria muito [...]” Martín Fernández de Navarrete, Viajes de los españoles a la costade Paria (Madrid 1937), p. 174.

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do.11 El desbaratar la Casa de don Fernando se convirtió así en unanecesidad política para el partido flamenco, mucho más cuando susapoyos se extendían entre los detentadores del poder, los servidores yfieles del difunto Rey Católico. Ya en 1509 uno de los capítulos prin-cipales acordados por los embajadores del Rey Católico y de Maximi-liano en la Concordia de Blois trató sobre la venida a Castilla de donCarlos y el envío a Flandes del infante don Fernando, a la vez. Elaugusto abuelo aragonés demoró e incumplió en su vida lo asentado,llegando a proyectar el envío en su lugar de su nieto don Juan de Ara-gón a aquellas partes, escribiendo que “se sirva dél muy familiarmen-te y con entera confiança”.12

Don Pedro Núñez de Guzmán sirvió al infante hasta 1517, cuandofue destituido por el cardenal Cisneros en nombre del rey Carlos,quien nombró en su lugar a don Diego de Guevara, hijo de don Ladrónde Guevara y doña Sancha de Rojas – de quien ya hemos referido quequiso adueñarse de la custodia del infante Fernando. Guevara era ser-vidor de la Casa de Borgoña desde su tierna infancia; así, el infantequedaba vigilado y aislado, casi prisionero, en manos de un fiel al hijomayor de Felipe el Hermoso.13 Fue el cardenal Cisneros quien informó

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11 Galíndez de Carvajal, Anales (nota 7), p. 562. Prudencio de Sandoval, Historiadel Emperador Carlos V, tomo I (Madrid 1846), p. 235. Justa de la Villa, “Fernando I,rey de Bohemia y de Hungría, emperador de Alemania”: Germán Bleiberg (dir.), Dic-cionario de Historia de España, tomo II (Madrid 1968), p. 85.

12 Juan M. Carretero Zamora, “La Concordia de Blois de 1509 y los acuerdos parala gobernación de Castilla”: Actas del Congreso Hernán Cortés y su tiempo. V Centena-rio (1485–1985) (Mérida 1987), p. 534.

13 Agustín Redondo, Antonio de Guevara (1480?–1545) et l´Espagne de son temps:de la carrière officielle aux oevres politico-morales (Ginebra 1976), pp. 109–115. En1518 el aislamiento del infante queda ilustrado en la corta carta que envió el marqués deAguilar al rey don Carlos, con fecha de 21 de abril de 1518. “Muy Poderoso CatholicoRey y Señor. El señor Ynfante durmió aquy en Sotillo esta noche pasada y va muy bue-no loado Nuestro Señor, y va oy a dormir quatro leguas de aquy a vn lugar que se llamaEspinosa, la maior congoxa que lleua es la soledad que siente con la absençia de Vues-tra Alteza y en esto todos le tenemos conpañia plega a Nuestro Señor de dar a VuestraMajestad mucha vida y salud para que todos le podamos seruir, cada dia haré un mensa-jero a Vuestra Alteza haziéndole saber como va el Señor Ynfante porque se que VuestraAlteza se holgará dello.” AGS, Estado, 6, 88.

Cisneros había escrito a Diego López de Ayala, su enlace próximo a Chiévres, al po-co de morir el Rey Católico: “Que luego quel Rey Catolico murio, yo fuy a Guadalupesolamente por poner recabdo en lo que toica al Infante don Hernando, porque no ovyesealgunas revueltas y alteraciones en estos reynos, que en otros tiempos ha avido sobre

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a Chièvres, gran canciller, por medio de una creencia cifrada que con-fió a Diego López de Ayala, acusando al clavero de Calatrava y sushermanos de ser los instigadores de alborotos y rumores entorno a lapersona del infante. El cardenal de España aconsejaba cesar a los cria-dos de don Fernando, sustituyéndoles por personas de mayor recaudo.A principios de septiembre de 1517 el rey mandó desde Flandes queCisneros cambiara la Casa de su hermano, entregándola a M. Laxao ya don Diego de Guevara. Con nocturnidad Cisneros cumplió la realorden, echando fuera de la villa de Aranda a don Suero de Águila,caballerizo del infante; a fray Álvaro Osorio; al obispo de Catania yhermano del clavero, don Diego Ramírez de Guzmán; y al propio donPedro Núñez de Guzmán. Así, en medio de un tumulto popular y delas iras del infante, que fue sacado de la cama, Cisneros lo entregó alos flamencos, separándolo de los suyos.14

El alejamiento del infante don Fernando de la Corte castellana sig-nificó igualmente la dispersión de sus más leales servidores. La caídaen desgracia de don Pedro – y el virtual destierro del infante – esrecordada por Francesillo de Zúñiga en su famosa Crónica, en lossiguientes cínicos términos:

“El Rey partió de Valladolid y llegó a Aranda de Duero de allí envió al ilustrísimoseñor Infante, don Fernando su hermano, a Alemaña, y dioles los ducados de Austriay Tirol y Brabante. Y tomaron residencia a Pero Núñez de Guzmán, caballero deCalatrava, su ayo, en qué había gastado las despensas que el Rey nuestro señor dabaal dicho Infante; y hallose que lo más del tiempo le daba a comer arroz sin grasa ygallinas viejas y fruta no madura y que demás desto no le tenía dada comisión paraque diese a ninguna persona nada, si no fuese cualquier jubón raído o gorra comen-zada a raerse; y que si caballo quisiese darle, que fuese con 4 cuartos como casa.Y desto el Rey con enojo mandó dar al dicho ayo 21.000 de juro al quitar; y no 15

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semejante cosa, y que despues de aca no he de osar apartarme un solo dia ni quitarle demi mesma posada ni convenia hacer otra cosa, porque no han faltado personas con otrospensamientos muy al reves de lo que convenya al servicio de Su Alteza [...]” Carretero,“La Concordia de Blois” (nota 12), p. 535. Así premió don Carlos a Cisneros por susgrandes servicios.

14 Eloy Díaz-Jiménez y Molleda, Historia de los Comuneros de León y de su in-fluencia en el movimiento general de Castilla (Madrid 1916), pp. 74–78. Considérese laafrenta que se hacía a Guzmanes y a Osorios – y a toda la ciudad de León – ya que Ra-miro Núñez de Guzmán, hermano del clavero y del obispo de Catania, era regidor deLeón, hombre del más preclaro linaje de aquella antigua ciudad y reino, y gozaba degran reputación entre los suyos desde que regresara en 1486 de Portugal. No resulta sor-prendente que don Ramiro se convirtiera en el adalid de la comunidad en tierra.

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días pasados, el Rey mandó al Clavero quitar el dicho juro. Y este Clavero parecíagamo doliente o padre de confesión.”15

Efectivamente, don Pedro Núñez de Guzmán era conocido por su ofi-cio militar como “el Clavero”. En las relaciones de la Orden de Cala-trava figura como comendador de Mançanares en tiempos del comen-dador mayor Gutierre de Padilla durante el reinado de los ReyesCatólicos. Dice Rades y Andrada que después fue comendador mayorde la Orden de Calatrava. La documentación prueba que ya en 1518 –mientras don Fernando era conducido a Flandes – frey Pedro Núñezde Guzmán volvía al favor real, ya figurando entonces como comen-dador mayor de Calatrava.16

Mientras los aragoneses fieles a don Fernando – como el secretarioConchillos – se pasaban a los flamencos, las simpatías por el infantese concretaron entre un grupo de fieles y familiares de los Reyes Cató-licos en Castilla y León. Si en Castilla resultó infundado el temor delpartido flamenco a un levantamiento a favor de don Fernando, enIndias esas simpatías populares se manifestaron en un incidente en laIsla Española. En la villa de Santiago de los Caballeros, el año de1517, Pedro Ferrera dijo en público que en caso de guerra entre donCarlos y su hermano, él empuñaría su espada por el infante. Despuésde prenderle, el licenciado Lucas Vázquez de Ayllón le protegió y lodejó libre para volver a Santiago sin cargos. El hecho de que un oidorde la Audiencia de Santo Domingo tuviera tal comportamiento causóescándalo entre algunos, ya que el delito grave infringido era el detraición. Esto nos puede hacer creer que era una opinión compartidaentre muchos del vecindario dominicano, y que, para evitar malesmayores, el juez prefirió sobreseer. Ferrera también había dado vocesdiciendo: “Viva el Ynfante D. Fernando y el otro estese allá [en Flan-des]”.17

De este incidente don Francisco de Monroy hizo pronta relación.18

En Castilla don Carlos era recibido como nuevo príncipe a regaña-

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15 Françesillo de Zúñiga, Crónica burlesca del Emperador Carlos V, Diane Pamp deAvalle-Arce (ed.) (Barcelona 1981), pp. 76, 175 y 192.

16 AGS, Cámara de Castilla, 131, 101.17 Demetrio Ramos Pérez, La fundación de Venezuela. Ampiés y Coro, una singula-

ridad Histórica (Valladolid/Coro 1978), pp. 104–105.18 Era el alcalde mayor de la Española nombrado por frey Nicolás de Ovando.

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dientes. Los fieles a su hermano eran dispersados y humillados injus-tificadamente, y se entregaban los oficios y las más pingües rentas aextranjeros. No en balde fueron algunos de estos personajes significa-dos en el movimiento comunero. Lejos de ser republicano, el elemen-to fernandista en la comunidad acrecentó el carácter viejo monárquicoal buscar la legalidad perdida, soñando con devolver a Castilla el buengobierno de los Reyes Católicos. Los años posteriores a la muerte delRey Católico, como ha observado un historiador recientemente, fueronaquellos en que se revalorizó la obra de doña Isabel al desatarse enCastilla el caos político de una complicada sucesión dinástica.19

Fueron contemporáneos de frey Pedro Núñez de Guzmán, y tam-bién caballeros calatravos, los freiles Diego Carrillo, comendador delas Casas de Toledo, y Francisco de Bobadilla, comendador de Auñón.Posiblemente era deudo cercano a él otro calatravo de la época, freyNuño de Guzmán, comendador de Castellanos.20

El servicio al rey de los comendadores de las Órdenes militares noera nuevo en Castilla; ya en el siglo XIV existía una tradición dedependencia entre las Órdenes y la Corona, buscando apoyo ésta enaquéllas y recibiendo beneficios las Órdenes – en calidad de recom-pensa – del rey.21 Esta estrecha relación culminó con el proceso dereforma de las Órdenes militares en Castilla, lo que significó la apro-piación de los maestrazgos por el rey, en calidad de administrador.Este paso fundamental en la evolución de las Órdenes sucedió bajo elreinado de los Reyes Católicos, aunque es producto de un proceso. YaEnrique IV había obtenido del papa Pío II una bula, fechada el 3 deabril de 1459, por la cual le concedía la facultad de proveer la digni-dad de maestre y prior de las Órdenes de San Juan, Calatrava, Santia-go y Alcántara.22 Los buenos servicios prestados por el maestre de

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19 Ernest Belenguer, Fernando el Católico (3. ed., Barcelona 2001), p. 397.20 Rades, Chrónica (nota 8), pp. 84r–84v. Carrillo había sido el candidato que los re-

yes habían pensado apropiado para sustituir a Colón en la gobernación de las Indias. Ca-rrillo fue quien recomendó a Bobadilla en su lugar. El comendador de Auñón fue el nue-vo gobernador que envió a Colón cargado de cadenas a Castilla.

21 Philippe Josserand, “Les ordres militaires et le service curial dans le royaume deCastille (1252–1369)”: Les serviteurs de l´État au Moyen Age (París 1999), pp. 74–83.

22 Amalia Prieto Cantero, Patronato Real, Archivo General de Simancas, Catálogo V,tomo II (Valladolid 1949), p. 140.

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Santiago a aquel rey marcaron una pauta y fueron fiel reflejo de la tra-dición antedicha.23 Fernando V nombró a incondicionales para ocuparlos maestrazgos de Santiago y de Calatrava. Concretamente, en el casode Calatrava, nombró en 1482 a Garci López de Padilla, quien hastaentonces había ocupado la Clavería de la Orden.24 Cuando murió elmaestre de Calatrava en 1487, los reyes enviaron al Capítulo Generalde la Orden una bula del papa Inocencio VIII por la cual éste se reser-vaba la provisión de los maestrazgos cuando vacaren, prohibiendo laelección de nuevos maestres por parte de los comendadores, caballe-ros y clérigos de la Orden.25 Luego, el Sumo Pontífice concedió a Fer-nando y a Isabel la administración de la Orden de Calatrava.26 El ca-mino recorrido por los reyes ya había sido desbrozado por su primoJoâo II de Portugal reformando las Órdenes militares del vecino reino,poniéndolas bajo el control de la Corona.27

II. ¿CUÁNDO Y POR QUÉ PASÓ PONCE AL NUEVO MUNDO?

Ponce se despidió de su amo en fecha incierta, es de suponer quesucediera poco antes de su ida a las Indias. Siguiendo a Fernández deOviedo, ello tuvo lugar en una fecha anterior a la muerte de la ReinaCatólica en 1504 y el nombramiento que recibió don Pedro Núñez deGuzmán, el cual le encumbró en la Corte. Ponce llevaba recomenda-ciones de su antiguo amo, pues de no ser así no se hubiera jactado deestar a su servicio. El antiguo paje de don Pedro debía ser por enton-ces un hombre joven. Una solución razonable para la fecha de la lle-

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23 María Pilar Sánchez-Parra (ed.), Crónica anónima del reinado de Enrique IV deCastilla 1454–1474, tomo II (Madrid 1991), pp. 273–276, 343–345, 358–368 y 394.

24 Rades, Chrónica (nota 8), p. 81v.25 Luis Suárez Fernández, Los Trastámara y los Reyes Católicos. Historia de Espa-

ña, tomo 7 (Madrid 1985), p. 307. Rades, Chrónica (nota 8), pp. 69–73, 82v–83.26 István Szászdi León-Borja, “La Corona y las Órdenes Militares: los Comendado-

res Gobernadores de Yndias”: Boletín de la Academia Puertorriqueña de la HistoriaXVI–XVII, 49–52 (San Juan de Puerto Rico 1996), pp. 127–128.

27 Ibidem, pp. 127–131. En Castilla se siguió de cerca la reforma de las Órdenes por-tuguesas y el tratamiento que El-Rei les otorgó en las Cortes de Évora de 1481. Copiasde los Capítulos de Defensa de tales llegaron a Castilla, donde sirvieron para la medita-ción de los monarcas que los tuvieron de precedente. Manuela Mendonça, D. Joâo II(Lisboa 1991), pp. 219–220, 243–244.

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gada de Ponce a la Isla Española es hacerla coincidir con la delcomendador de Auñón, gobernador de las Indias.

Cuando a finales de 1494 don Cristóbal Colón dejó de dar señalesde vida a la Corte de Castilla, los reyes pensaron en buscar un visita-dor para las Indias ya que dudaban que se encontrara vivo el propiovirrey. La persona escogida fue el comendador Diego Carrillo de laOrden de Calatrava. Carrillo gozaba del favor real, pertenecía a unnobilísimo linaje toledano y era comendador de las Casas de Toledo,una importante encomienda con gran prestigio en la Orden al tratarsede la capital de aquélla. Antes de 1493 Carrillo había sido comendadorde Puertollano y gobernador de Zorita de los Canes. Es en esta épocade su administración de esa encomienda minera cuando conoció decerca al comendador Francisco de Bobadilla. Auñón, el lugar de laencomienda de éste último, es vecino de Zorita de los Canes. Carrillono viajó a Indias, en su lugar fue Juan Aguado, pero es seguro que elnombramiento de Francisco de Bobadilla para sustituir a Colón en elgobierno indiano fue por sugerencia de frey Diego Carrillo. El propioCarrillo debió ser considerado por los reyes tanto por su lealtad comopor su experiencia en organizar un territorio minero, característica dela Isla Española según los informes colombinos. Y esta condición deCarrillo, como su relación con Bobadilla, no ha sido indicada hastaahora.

En 1494 Bobadilla participó en el Capítulo General de la Orden deCalatrava celebrado en Tordesillas.28 El Capítulo iniciado en mayocontinuó en junio, coincidiendo con la firma del Tratado de Tordesillasentre Castilla y Portugal. Es posible que fuera entonces cuando sesugiriera el nombre del comendador de Auñón para la empresa trasat-lántica. El 21 de mayo de 1499 los reyes proveyeron a Bobadilla conpoderes de juez y gobernador de las Indias.29 El momento oportunopara el pasaje de Juan Ponce era éste. Y de no ser así, fue al pocotiempo de cruzar el mar Océano el comendador de Auñón cuando elviaje de Ponce tuvo lugar. Con la recomendación de un hermano cala-travo del nuevo gobernador se le abrían esperanzadores horizontespara prosperar en las Antillas.

29Juan Ponce y el infante

28 J. Marino Incháustegui Cabral, Francisco de Bobadilla. Tres homónimos y unenigma colombino (Madrid 1964), pp. 467–511. Rades, Chrónica (nota 8), pp. 83–84.

29 Martín Fernández de Navarrete, Colección de los viajes y descubrimientos que hi-cieron por mar los españoles desde finales del siglo XV, tomo I (Madrid 1954), pp.444–445.

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Mas fue durante la gobernación de frey Nicolás de Ovando cuandola suerte de Juan Ponce cambió. De pronto, aparentemente sin ningu-na justificación racional, Ovando encargó a Ponce el mando de loshombres que partieron desde Santo Domingo a la campaña delHigüey, y a Diego de Escobar la mesnada que partió desde Concep-ción y la villa de la Vega Real para la misma pacificación del surestede la isla el año de 1502. El comendador había nombrado comandan-te en jefe a Juan de Esquivel, quien se encargó de la capitanía de hom-bres partidos de Santiago.30 ¿Por qué Ponce fue elegido capitán? ¿Porqué Ovando le encomendó la exploración y conquista de la isla de SanJuan? Tales misiones eran de gran importancia como para ser enco-mendadas a un bisoño desconocido. Hasta ahora no ha habido una res-puesta a estas preguntas. Hay que encontrarla en el pasado de JuanPonce y de frey Nicolás de Ovando, en el período en que sus destinosconvergieron por primera vez antes de volverse a encontrar en SantoDomingo, a orillas del Ozama. Ocurrió en el período anterior a lafecha de la muerte del príncipe don Juan, el 4 de octubre de 1497, fies-ta de San Francisco, como recuerda Fernández de Oviedo. En estetiempo Ponce era paje de don Pedro Núñez de Guzmán. Para averiguarel pasado del joven criado hay que seguir la pista al amo.

Al cumplir el príncipe don Juan los 18 años, los Reyes Católicosorganizaron en Almazán una Corte para su hijo.31 Gracias a GonzaloFernández de Oviedo, quien perteneció a la Casa del Príncipe, pode-mos reconstruir como se compuso aquélla. Don Fernando y doña Isa-bel pusieron “diez caualleros diputados para la ordinaria compañía dela persona del Príncipe”. Cinco “ancianos” y cinco “mancebos”. Lareina mandó que nunca faltasen de la compañía de su heredero uno odos de los más viejos, además del ayo, Johan Çapata, que fue sustitui-do al morir por don Sancho de Castilla. Voy a citar lo que escribe Fer-nández de Oviedo sobre los cinco caballeros mayores o adultos quepor su virtud y prudencia fueron escogidos para el alto servicio deacompañar al príncipe:

30 István Szászdi León-Borja

30 Lamb, Frey Nicolás de Ovando (nota 3), p. 131. Fray Bartolomé de las Casas,Historia de las Indias, Juan Pérez de Tudela/Emilio López Oto (eds.), tomo II (Madrid1961), pp. 43 y 113.

31 Don Juan había nacido en 1478. Ramón Ezquerra, “Juan, príncipe don”: Diccio-nario de Historia de España, tomo II (Madrid. 1968), p. 85.

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“Estos eran: el dicho don Sancho de Castilla, que por su edad e loable ancianidad erael primero. El otro era Pero Nuñez de Guzman, que despues fue clauero de Calatrauae murio comendador mayor de aquella Orden, e despues que nascio el serenissimoinfante don Fernando, ques agora rrey de los Romanos e Ungria e Bohemia (tio deV.A.) fue ayo e le crió.”32

El tercer caballero fue Johan Velázquez, maestresala y luego contadormayor del príncipe. El cuarto caballero fue Johan de Calatayud, quienera también el camarero del príncipe. Para el quinto caballero prefierocopiar las palabras originales de Oviedo:

“El quinto destos ançianos fue don frey Nicolas de Ouando, comendador de Lares(de la Orden de Alcantara), que fue despues gouernador capitan general en lasYndias, e murio comendador mayor de su Orden.”33

Fue en esta época de grandes esperanzas, y durante el corto tiempo deun año, cuando don Pedro Núñez de Guzmán trató de forma cercanísi-ma al comendador de Lares, frey Nicolás de Ovando. El recuerdo per-sonal del muchacho que era paje de Núñez de Guzmán en la Corte deAlmazán, o la referencia escrita de don Pedro, recomendando a Ponceal nuevo gobernador de las Indias, hizo el milagro. Frey Nicolás deOvando, superviviente del “naufragio de los familiares” – es decir loscriados – producido al morir el príncipe, tomó bajo su privanza y pro-tección a Juan Ponce durante toda su gobernación.

Cuando don Fernando decidiera la creación del obispado de la islade San Juan, escogería a don Alonso Manso, antiguo sacristán mayordel príncipe don Juan, su hijo.34 Otro servidor del hijo de los ReyesCatólicos fue Gonzalo Fernández de Oviedo, quien fue mozo de cáma-ra y que también terminó en las Indias.35 Es por ello que conocía bien,y de hacía mucho tiempo, a Juan Ponce. Llama la atención que le omi-tiera en su Libro de la Cámara Real del príncipe don Juan. Puede queel conquistador, nacido en Santervas, no quisiera que fueran recordadossus orígenes humildes, su pasado tan distinto de la versión con delirios

31Juan Ponce y el infante

32 Gonzalo Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara Real del Príncipe don Juan(Madrid 1870), p. 15.

33 Ibidem, p. 16. Decía el duque de Maura que los caballeros “ancianos” de don Juanno habían alcanzado los cincuenta años. Duque de Maura, El Príncipe que murió deamor (Madrid 1944), p. 150.

34 Fernández de Oviedo, Libro de la Cámara (nota 32), p. 73.35 Ibidem, p. 59.

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de grandeza que hizo fomentar sobre sí cuando ya era rico e influyen-te. Tampoco querría que se le relacionara con el linaje de los Núñez deGuzmán. Ponce había nacido en Tierra de Campos en una oscurapoblación del Reino de León de donde le sacó don Pedro Núñez y nopertenecía al noble linaje andaluz de los Ponce de León como quisohacer creer cuando ya era un personaje distinguido de la sociedadindiana.36 Lo cierto es que las noticias relativas al leonés frey PedroNúñez de Guzmán y sus criados resultan esquivas al historiador.37

III. SIRVIENDO AL REY

Lo arriba dicho es el marco circunstancial que permitió el ascensosocial de Juan Ponce en la Isla Española. Con la llegada de frey Nico-lás de Ovando su trayectoria de éxitos se vio potenciada. Su personase vio integrada en el grupo de incondicionales encomenderos y regi-dores del comendador de Lares en la capital, en Santo Domingo.38 Lacampaña del Higüey, provocada por una sublevación de indios causa-da por el maltrato a los naturales, fue la nueva oportunidad para que elgobernador Ovando mostrara cuanta fianza tenía de Juan Ponce.39

32 István Szászdi León-Borja

36 No he podido comprobarlo, pero guardo la casi certeza que Santervás pertenecióa los señoríos de los Guzmán, cerca de Sahagún. Santervás pertenece a la provincia deValladolid desde el siglo XIX, partido de Villalón.

37 Fiel reflejos de esta realidad son las escasísimas noticias que ofrece el duque deMaura sobre este importante personaje. Duque de Maura, El Príncipe (nota 33), p. 205.

38 Esteban Mira Caballos, Nicolás de Ovando y los orígenes del sistema colonial es-pañol 1502–1509 (Santo Domingo 2000), p. 102.

39 La insurrección taína del Higüey está perfectamente explicada en la carta que es-cribieron varios padres de las Órdenes de Santo Domingo y de San Francisco, residentesen la Isla Española a Mr. de Xevres el 4 de junio de 1518 (los dominicos fray Pedro deCórdoba, fray Tomás de Berlanga, fray Juan de Távira y fray Antonio de Montesinos, en-tre otros; y los franciscanos fray Tomás Ansanus, fray Laterano de Beaurepaire, ademásde fray Valón). Mientras duró la construcción de la fortaleza de Santo Domingo sobre elOzama, los cristianos procuraron cazabe – el pan de la tierra – en el pueblo del Higüey,que era “la primera tierra viniendo de Castilla”, de la Isla Española, pues el cacique te-nía muchas labranzas de yuca. Enviaron un capitán, llamado Salamanca, en una carabe-la para cargar allí el dicho cazabe. El dicho capitán llevaba un mastín adiestrado para en-perrar indios. El animal – por accidente – destripó al cacique que murió a los tres días.Entonces los indios echaron a Salamanca y se alzaron. Fray Vicente Rubio O.P., “FrayPedro de Córdoba, padre de los dominicos de América”: Casas Reales 18 (Santo Do-mingo 1988), pp. 81–82.

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Juan de Esquivel fue escogido capitán general por el comendadormayor frey Nicolás de Ovando para la pacificación de aquella tierraextremeña de la isla. Juan Ponce era el capitán de los hombres de lavilla de Santiago en aquella campaña, que concluyó avanzado el añode 1504. Otro de los participantes fue Bartolomé de las Casas, quienconoció de cerca a Ponce y como él recibió indios en el Higüey. Ovan-do decidió fundar dos villas en aquel territorio, Santa Cruz de Aycaya-guna y Salvaleón, nombrando en esta última a Ponce por teniente suyoy capitán.40

Por causa del interés que la Corona tenía en la cercana isla de SanJuan, isla que no se tenía por descubierta por Colón, y debido a lasnoticias traídas por los indios de aquella isla vecina donde tenían susdeudos y tratos, el gobernador mandó la fundación de la villa de Sal-valeón del Higüey, verdadera plataforma para la conquista de Bori-quén.41 Siguiendo la tradición castellana, la fundación y el poblamien-to de Salvaleón en 1506 tenían el sentido de preparar las expedicionesde exploración, ofreciendo abrigo y aviamiento a los cristianos en lanueva frontera. Más que mantener la propia pacificación de la tierra,lo que se pretendió al fundar aquella villa era preparar la conquista delos indios boricuas.

Se creía que la isla guardaba grandes riquezas, con ríos auríferos.Para aquella campaña de tanta importancia radical, que permitiría porprimera vez colonizar una isla distinta a la Española, Ovando escogióa Juan Ponce para capitanear la empresa. En 1506 la armada conPonce, cuya misión era entablar un primer contacto con los indios deBoriquén, levó anclas en Santo Domingo, donde bajo la mirada delgobernador se había planeado esa primera expedición a la isla descu-bierta por Martín Alonso Pinzón en 1492.42 Ovando sugirió al rey elnombre de Ponce para la empresa de la isla de San Juan. El antiguocriado leonés del ayo del infante parecía persona experimentada y

33Juan Ponce y el infante

40 Murga, Juan Ponce (nota 3), p. 27. Frank Moya Pons, Después de Colón. Traba-jo, sociedad y política en la economía del oro (Madrid 1986), p. 34, n. 26.

41 Ádám Szászdi Nagy, Los guías de Guanahaní y la llegada de Pinzón a PuertoRico (Valladolid 1995), pp. 87–122. Aurelio Tió, Nuevas fuentes para la Historia dePuerto Rico (Barcelona 1961), p. 136.

42 Así lo testificó Francisco Rodríguez en la probanza de méritos de Juan GonzálezPonce de León. Tió, Nuevas fuentes (nota 41), pp. 67, 167; Szászdi, Los guías (nota 41),p. 124.

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conocedora de los indios. En 1508 Ponce, con autorización de Ovan-do, había cruzado el canal de Mona explorando la costa norte de SanJuan con un carabelón que partió de Salvaleón. Su casa-fuerte de pie-dra permanece en pie todavía hasta el día de hoy, cerca de San Rafaelentre palmas reales que ocupan el lugar donde se asentó Salvaleón, enla desembocadura del río Yuma, como mudo testigo de la segundaexpedición a la isla que los taínos llamaban Boriquén en 1508. Fueronéstas las razones que motivaron al Rey Católico escogerle para serviren esa isla, tanto por conocerla mejor que ningún cristiano, como porsus servicios pasados. Ponce aseguraría los intereses de la Corona enSan Juan, isla objeto de disputa con los Colón. En la instrucción que elrey envió al virrey de las Indias, don Diego Colón, con fecha de 3 demayo de 1509, se le mandaba que respetara a Juan Ponce de León enla isla de San Juan pues carecía de autoridad sobre él, y que no lenegara lo que necesitare y le pidiere para el poblamiento de la dichaisla. En ella se decía: “Se tomó cierto asiento por mi mandado conJuan Ponce, y mi merçed y voluntad es que en aquello no haya inno-vación”.43

Ponce, que actuó de teniente de gobernador de Ovando en la isla deSan Juan, alcanzó su plenitud de poderes, así, con la llegada de donDiego a la Española. No es de extrañar que don Diego lo viera comoun elemento ajeno u hostil en la vecina Boriquén, que encarnaba eldesafío por la Corona de sus derechos sobre la isla, heredados de supadre. El pasado de Ponce era contrario, como lo era en el presente alservicio de los almirantes de Indias.44

Don Diego Colón quiso imponer su autoridad virreinal en San JuanBautista frente a Ponce de León – a quien don Fernando el Católicohabía nombrado gobernador de la isla, estando ésta en litigio – y envióa Juan Cerón, contino de su padre y suyo, como su alcalde mayor aaquélla. Le acompañaban para aquel menester, entre otros, su herma-no Martín Cerón, con cargo de alguacil mayor de la isla; García Tro-che, contino del virrey don Cristóbal, que fue a las Indias en 1493; yAlonso de Cea, quien había sido grumete en el cuarto viaje del Almi-rante viejo y que había pasado a ser “criado del Almirante Don Cristó-bal Colón”. Cerón fue recibido en el oficio el día 28 de octubre de

34 István Szászdi León-Borja

43 Szászdi, Los guías (nota 41), pp. 124–125.44 No en balde Brau intuyó hace un siglo que “pudo Juan Ponce ser desafecto de

Colón”. Brau, La Colonización (nota 1), p. 94.

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1509. Miguel Díaz de Aux pasó de Santo Domingo a Puerto Ricopocos meses después, en abril; había sido nombrado hacía poco algua-cil mayor de la isla de San Juan por el virrey don Diego Colón.

Juan Cerón era el oficial más importante de San Juan después delgobernador. A partir de que tomó la vara de justicia empezó a repartirlos indios boricuas entre los vecinos y pobladores estantes. Don Fer-nando, por medio de dos reales provisiones, reforzó los poderes dePonce nombrándole capitán gobernador de San Juan Bautista y a lavez mandó a quienes tuvieran las varas de la justicia que las entrega-ran a Ponce. Ello le permitió destituir a Cerón y a Miguel Díaz, des-pués de haber enviado traslado de ellas al virrey. Por ello resultaimportantísimo el enlace entre su hija Juana y García Troche. GarcíaTroche, natural de Olmedo en Castilla La Vieja, fue contino de Cristó-bal Colón, y como tal pasó al Nuevo Mundo en 1493.45 Troche nacióen una noble familia de Olmedo, de regidores de “los linajes de den-tro”; debió acercarse a Colón por mediación de Fonseca, cuyo herma-no era señor de Coca y “grande poder” en la región. Sus antepasadosse enterraron en la iglesia conventual de los mercedarios de Olmedo,en la plaza de Santa María del Castillo y en cuyos muros exteriorestodavía se conservan dos escudos, con las tres truchas, de la familiaTroche.

El 5 de julio de 1517 doña Juana y don Carlos ordenaron al tesore-ro Ochoa de Landa que pagara a los herederos de Cristóbal Colón losmaravedíes con que éste había socorrido a distintas personas en elcuarto viaje. En tal real mandamiento figura una partida que dice: “AGarçia Tyoche [sic], con otros mill e seysçientos e noventa y dosmaravedis y medio [...]”46 Esto es prueba que Troche acompañó algenovés en aquellas duras jornadas. Es posible que Cerón tambiénhaya estado al lado del Almirante entonces, cumpliendo las obligacio-nes derivadas de la continería. Ello justificaría que don Diego Colóntuviera a aquellos dos continos de su padre como los criados más idó-neos en quien confiar el establecimiento de su autoridad en la antigua

35Juan Ponce y el infante

45 István Szászdi León-Borja, “Los Continos de don Cristóbal Colón”: UniversidadNacional de Educación a Distancia (ed.), Espacio, Tiempo y Forma. Revista de la Fa-cultad de Geografía e Historia. Estudios en Memoria del Profesor Antonio Antelo Igle-sias. Historia Medieval (Madrid 2000), pp. 414–415.

46 Juan Pérez de Tudela et al. (ed.), Colección Documental del Descubrimiento(1470–1506), tomo III (Madrid 1994), p. 2122.

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Boriquén. Los Troche debían tener diversos conductos de acceso a laCorte, tanto por medios eclesiásticos como por haber continos realesentre los suyos. Además, estaban emparentados con las más notablesfamilias olmedanas y de las villas de los alrededores.47 Cuando en1511 Cerón fue restablecido en San Juan, García Troche era contador,oficio que ocupó más de tres años durante los difíciles días de la suble-vación indígena en la isla. El rey le premió con un regimiento. Porentonces Cerón, Díaz de Aux, los oficiales reales y Ponce de Leónhabían acordado el olvidar los tiempos pasados para el bien de la isla.

Juan Ponce tenía cuatro hijos: Luis, Juana – la mayor –, María eIsabel. García casó con Juana, su hermano Gaspar con María, e Isabel,ya muerto su padre, casó con el licenciado Antonio de Gama, juez deresidencia y gobernador de la isla, a finales de 1520. Ponce murió alaño siguiente en la Habana por una mala herida recibida de los indiosde la Florida. El adelantado había dejado por albaceas testamentarios,curadores y tutores de sus dos hijos menores, Luis y María, a su yernoGarcía Troche y a Juan de Soria, quienes pidieron el 9 de octubre de1521 la declaración como tales al teniente de gobernador Pedro More-no. El 4 de noviembre de 1521 Troche y Soria dieron a Gaspar Troche,casado con doña María Ponce de León, y a Jerónimo Velas, vecino deOlmedo, poderes de procuración para obtener de los reyes el que se

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47 Un Francisco Troche era por 1498 “familiar” del cardenal de Valencia, es decir, elequivalente de contino de Cesar Borja. El rey Fernando pidió al cardenal que Troche re-nunciara a un derecho que el papa le habría proveído sobre el monasterio benedictinocastellano de San Loal del Pinar por muerte de micer Esteban de Portillo. Antonio de laTorre, Documentos sobre las Relaciones Internacionales de los Reyes Católicos, tomoVI (Barcelona 1966), pp. 107–108. Sí había continos reales en la familia Troche. Uno deellos se llamaba Diego Troche, “Contino de Sus Magestades”, quien en compañía delcontino del presidente del Consejo Real, Francisco de Saavedra, y de Sebastián Rodrí-guez Hernán Ximénes, procurador de causas en el Consejo de Indias, fue apoderado desu deudo García Troche en 1540. Así consta en el otorgamiento y la sustitución de po-deres que hizo el doctor Iohan Ximénez de Monreal, vecino de Olmedo, en calidad deapoderado de García Troche, vecino y regidor de la ciudad de San Juan de Puerto Rico.Tió, Nuevas fuentes (nota 41), p. 437.

Diego Troche, vecino de Olmedo, tiene su sepultura en la iglesia mudéjar de San An-drés de aquella villa, junto al arco mayor, al lado de la Epístola. Don Diego Troche y sumujer doña María de la Palma habían fundado su mayorazgo en 1561. Pilar Matama-la/Jesús Urrea, La nobleza y su patronato artístico en Olmedo (Valladolid 1998), pp. 15y 95–97. Monreales, Velázquez y Saavedras eran parientes de los Troche naturales deOlmedo.

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hiciera merced en don Luis Ponce de León de los oficios de su padre,el adelantado. Si bien éstos se los concedieron, lo condicionaron a queno fuera “clérigo de corona”. Don Luis decidió entrar en religión,renunciando en favor de su cuñado García Troche, que se convirtió enregidor de la ciudad de San Juan de derecho.48 Y así fue como GarcíaTroche se convirtió en el heredero principal de Juan Ponce de León.

Al cumplirse los quinientos años del nacimiento en Alcalá de Hena-res de Fernando de Habsburgo, ofrezco estas páginas en su memoria.

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48 Murga, Juan Ponce (nota 3), pp. 251–253.

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