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ricardomartinez9838
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contenidos
EditoresRicardo MartínezGonzalo Paredes
DiagramaciónSilvia Caracuel
Diseño de PortadaRicardo Martínez
Colaboradores BlogCristóbal Fuentes, Carlos González,Victor Herrero, Daniel Muñoz, Carmen Nabalón, Bernardo Pino, Catalina Reyes.Scott Sadowsky, Hugo Segura,Felipe Pumarino, Juan Pablo Vilches, Felipe Cussen, Carlos Tromben y Fitmoos Holzman.
AgradecimientosMarcela Tenorio, Gonzalo Martínez, Vic-tor Herrero,Carmen Gloria Jiménez, Vic-toria Calleja, Soledad Concha, SoledadAravena, Álvaro Bisama, CristiánPrado, Claudio Fuentes, Francisco Ortega, JorgeBaradit, Mike Wilson, Guillermo Soto, Ángeles Calleja, SoledadChávez, Paloma Salas, CamilaLeyton, Alexis González, Gaspar Puja-das, Claudio Álvarez, Francisca Cárca-mo, Arturo Pérez, Pablo Cáceres, RobertDoyle, Gabriel Labra, MarianoTacchi, José Miguel Corrales, CarlosSalazar, Miguel Muñoz, RodrigoBermúdez, Mauricio Vicencio,Sebastián Marín, Matías Valenzuela ss.cc., Felipe Hasler, Andrés Zahler, Sebastián Olivero. y a todos losamigos IRL y 2.0 que nos hanapoyado en este proyecto.
ContactoE-mail:[email protected]
Web:http://terceracultura.cl
Twitter:http://twitter.com/terceracultura
Facebook:http://facebook.com/terceracultura.cl
Journal of
Tercera Cultura
Cuéntate el final: el beneficio de los spoilers / Ricardo Martínez G.
Puedo leer tu mente: FMRI 2.0 / Ricardo Martínez G.
El elefante, el rey y Ana Karenina / Ricardo Martínez G.
Nolly does Nollywood / Ricardo Martínez G.
El porlaputa de la ciencia / Ricardo Martínez G.
El Síndrome de Beaucheff [documento original] / Ricardo Martínez G.
Una nota para los/as ávid@s lectores y lectoras de USLD / Scott Sadowsky
No Hit Wonder / Ricardo Martínez G.
Alta Fidelidad: porqué amamos las listas / Ricardo Martínez G.
La medición de Eratóstenes: la idea más profunda, elegante y bella / Ricardo Martínez G.
El Bosón de Higgs completa el puzzle / Ricardo Martínez G.
Trucos para romperla en el karaoke / Ricardo Martínez G.
Calcomanías Familiares en la 4×4: ¿Impression Management? / Ricardo Martínez G.
Películas, virales y pop corn / Ricardo Martínez G.
Aysén / Carlos Trombén
Cerveza barata y combos gratis / Ricardo Martínez G.
¿Realmente las personas de derecha son más tontas? / Ricardo Martínez G.
Yo odio MP3 / Ricardo Martínez G
El mito de las 400 palabras: la refutación simple / Ricardo Martínez G.
¿Se puede decir “ileal”? / Ricardo Martínez G
Guinness: zanjando discusiones de curados desde 1955 / Ricardo Martínez G.
Escribiendo en La Pared (The Wall) / Ricardo Martínez G.
Angry Birds, un juego cognitivo / Ricardo Martínez G.
Yo tomo leche… desde el neolítico / Ricardo Martínez G.
Mi mamá me los compró: Dinamita Show y La “Comedia del Arte” / Ricardo Martínez G.
Fin del Mundo Maya: no tan rápido / Ricardo Martínez G.
¿Es el Metrópoli un juego socialista? / Ricardo Martínez G.
Robotech: Lost in Translation / Ricardo Martínez G.
Cómo sacarse un siete sin leer la novela / Ricardo Martínez G.
Y los hipsters heredaron la Tierra… / Ricardo Martínez G.
¿Mujeres en las películas? Pruebe el Bechdel Test / Ricardo Martínez G.
La #caradecuica depende del contexto / Ricardo Martínez G.
Tere Marinovic y la Ley de Poe / Ricardo Martínez G.
¿Qué chucha son los memes? / Fitmoos Holzman
Personal Jesus /Jimena Castro
Los Picapiedra y el Origen del Lenguaje / Ricardo Martínez G.
Grito y plata / Carlos Tromben
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2011-2012 TerceraCultura.cl - edición estrictamente para uso personal no académico y sin fines de lucro. No se les ocurra citarnos en un trabajo, por si no se nota, este es un journal de broma. Cualquier parecido con la revista Trends in Cognitive Science es completamente a propósito.. Si le gustó ¡compártalo!
2013
5
editorial
Números con escote
Ricardo Martínez (editor y principal alimentador de este si-
tio) me amenaza en una pestaña de Facebook para que ent-
regue a tiempo esta introducción, mientras trato de abreviar
qué es Tercera Cultura. Podría contar que, para cada tema
que hemos conversado, siempre ha sacado como recomen-
dación un paper memorizado. O detallar alguna anécdota
como profesor, de las que hay, y miles. Pero salvo su grupo
de fanáticos, nadie más seguiría leyendo esto. Mejor tomar
el camino largo.
En el primer posteo de TC, publicado allá por septiembre
de 2009, Martínez definió cultura como «lo que la especie
humana hace en el mundo». Luego, en una ponencia cita al
editor de libros John Brockman para definir la tercera cul-
tura, que vendría a ser «lo que los científicos y otros pensa-
dores hacen visible de nuestras vidas, redefiniendo quiénes
y qué somos».
Más simple: «los intelectuales no son solo las personas que
saben cosas, sino personas que dan forma a los pensamien-
tos de su generación».
En el fondo, sintetizadores, comunicadores, pensadores
públicos, la tercera cultura viene y va en los científicos que
se comunican directamente con el gran público.
Esa es la imagen-con-etiqueta de TC, desde la vereda del
lector: números con escote, manuales de electrodomésticos
con letra grande, una especie de sincretismo con alcance, un
blog interesado en la ciencia, pero en un entorno humani-
sta.
TC es un blog complicado de actualizar a diario, inclusive de
agarrarle el ritmo de lectura: no es fácil esa extraña droga-
dicción de sus autores por los hallazgos en la frontera de
la mente, con temas que van desde la composición de los
nuggets de pollo a una guía para no perder en el juego Song
Pop o la justificación de la sexualidad de Sheldon Cooper,
ampliando la curiosidad hasta límites impensados de la en-
tretención, ¡a partir de información dura!, como sacada de
esos ladrillos que son las revistas científicas.
Multiversidad
Tengo la mente fijada en las conversaciones universitarias,
en todo lo que se habla durante los tiempos muertos de las
ventanas. Cuando pienso en TV, tengo en mente esos mo-
mentos.
Cuando salí del colegio quería ser abogado: usar humita,
defender a hijos de papá en problemas y hacer dinero, rela-
tivamente fácil, para comprar un sótano donde tocar batería
tranquilo.
Nada de eso pasó. Un generador de caracteres de CNN, la
mañana del 11 de septiembre de 2001, me noqueó la adoles-
cencia por completo.
«America under attack» se leía, contundente como un gan-
cho bien puesto, mientras los gringos de intercambio llora-
ban frente a la pantalla que destellaba el desastre en una
sala de colegio.
Esa mañana mucha gente despertó entre teléfonos sonan-
do al mismo tiempo por todo el planeta. En la tele, el der-
rumbe levantaba una enorme polvareda y también muchas
preguntas, las que no tenían respuesta, ni siquiera entre los
docentes.
De alguna manera se abrió un vortex y el aire se cortó
como un cisma partiendo la historia en dos. Un profesor
de filosofía habló de una inminente Guerra Mundial, donde
lo más seguro es que Chile estuviera del lado de Estados
Unidos, y otro profesor de historia mencionó un cambio de
temperatura en la Guerra Fría.
Ese día de enseñanza media en una esquina cualquiera de
San Bernardo comenzamos a hacernos preguntas de ver-
dad. Diría que empezamos a cavilar y a dudar de, más o
menos, todo.
Varios años después fui de los que se cambiaron de uni-
versidad y, por lo tanto, fui de los que tenían un horario con
muchas ventanas. Lo que agradezco a la distancia, porque
todos esos tiempos muertos fueron tierra fértil para las
mejores conversaciones y también para pensar colectiva-
mente. Entré a periodismo, primero en la Católica de Val-
paraíso, que en ese tiempo estaba en una vieja casona vi-
ñamarina con una piscina que revelaba su antiguo status
de pequeña mansión, llena de estudiantes del interior de
la región y de otras provincias, pero terminé la carrera en
la Portales, en el corazón de Santiago, en una jaula de ce-
mento que encerraba una diversidad más variada de estu-
diantes y realidades.
Antes de parecer un mall más o menos uniforme, la escuela
era casi como pasearse por una estatal, sin pasto ni cerve-
za: estaba habitada por extraños personajes sacados de la
imaginación de Peter Jackson: artesas rubios con fotocopias
desarmadas de Allen Ginsberg, góticas sacadas de un video
de The Smiths (tiempo después una de ellas transformó
Santiago en una novela de vampiros), un par de esos em-
prendedores distorsionados que se creen Mark Zuckerberg
por levantar un blog en WordPress, un rata de biblioteca que
transformó su obsesión por el Mr. Nobody de Parra en otra
novela, muchos aspirantes a periodista deportivo jugando
pimpón, promotoras part-time con taco-aguja y un largo et-
cétera, también entre los académicos: varios de apellidos
vinosos, periodistas con corazón de ingeniero comercial,
otros del montón y unos cuantos self-made man.
Ese hábitat impostado, la “multiversidad” como dice un
graffiti en la entrada de la Portales, democratizó las conver-
saciones de los años de escuela y de alguna manera afinó el
paladar y su gusto por las historias —las buenas historias—
y sus respectivos datos, y el interés por esa amalgama que
es la ciencia cognitiva, uniendo lo biológico con lo cultural,
para entender por ejemplo los cambios en el lenguaje ac-
tual: la dinámica de un sitio como Urban dictionary frente
al prestigioso Diccionario Oxford, o por qué los estados de
voto republicano de las últimas elecciones estadounidenses
fueron los mismos que en 1846 todavía tenían esclavos.
Eso es básicamente el cuesco de TC. Una cruza quiltra de
“alta” y “baja” cultura, temas de la mente, mucha televisión,
mucho más Internet, cable, conversaciones de pasillo,
Trending topics. Las mismas conversaciones de patio pas-
adas por el filtro de la curiosidad y la contundencia, tanto
científica como humanista.
Entiendo que es el tercer año de estos Journal of Tercera
Cultura, una especie de best of anual enchufado a nuestros
tiempos (en Internet, gratis). Lecturas que barren con esa
idea tristemente instalada de que un libro, por antonomasia
el vehículo difusor de ideas y cuna del pensamiento crítico,
es ahora un objeto de mercado, de alto valor agregado, lujo
de unos pocos.
Alejandro Jofré, creador de paniko.cl
editorial
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Cuéntate el final: el beneficio de los spoilers
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artículo 1
Por Ricardo Martínez G.
Spoiler es un término que se usa para referirse a develar la trama o el nudo principal de una obra narrativa, en especial una película, como que “Vader es el padre de Luke” o que “Rosebud era el nombre del trineo de la infancia del Ciu-dadano Kane”. Por lo general tendemos a odiar a quienes nos cuentan el twist final a modo de spoiler (cómo olvidar a la querida María Romero, a.k.a. “La Reina del Spoiler” que hizo en Chile de esta práctica un arte) y, por ejemplo, en los grupos de Usenet o en los blogs se ha establecido como cos-tumbre avisar cuando va a incurrirse en uno.Un experimento publicado por Psychological Science el año pasado (“Story Spoilers Don’t Spoil Stories”, Leavitt & Chris-tenfeld, 2011) da al trasto con la idea de que la gravedad del spoiler radica en que la historia “pierde su gracia”. Los
autores reclutaron a 819 sujetos (176 hombres, 643 mujeres) y les presentaron historias de tres tipos: a) narraciones con un giro al final, b) narraciones de misterio, y c) narraciones literarias, todas con un twist y de autores como John Updike, Roald Dahl, Anton Chejov, Agatha Christie y Raymond Carv-er. En el experimento, los sujetos leían una de tres versiones de la historia: i) sin modificaciones, ii) con un resumen que la spoileba, y iii) con un spoiler hábilmente incorporado en el primer párrafo. Luego se pedía que rankearan el placer que les había producido la narración (en una escala de 1 –más bajo– a 10 –más alto).El resultado: abismantemente los sujetos prefirieron los casos de historias spoilereadas, tal como muestra el grá-fico.
artículo 1
7
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Los autores y Johnah Lehrer sostienen que aparentemente un buen spoiler enfoca al lector en cómo se desar-rolla la historia, esperando que llegue al final o twist ya conocido:
“Tal vez los regalos de cumpleaños sean mejores si se envuelven en celofán, y los anillos de compro-miso lo sean si no se ocultan en mousse de chocolate” (Leavitt & Christenfeld, 2011:2).
Puedo leer tu mente: FMRI 2.0
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Esta noticia es vieja. Kerri Smith, para Nature, el 4 de abril
pasado publicó un artículo completísimo celebrando los 20
años del fMRI (imagen de resonancia magnética funcional),
el chiche de Foreman, el discípulo/enemigo del doctor House
que fue protagonista de la ahora clásica y terminada serie.
Como bien sabemos, los fMRI son unas máquinas de neu-
roimagen que permiten ver el cerebro en funcionamiento.
Su sistema de operación, más allá de las complicaciones
(que las tiene y muchas), supone que las zonas del encéfalo
que tienen más movimiento de agua (BOLD- blood-oxygen-
level-dependent) son las que están activas o funcionando.
En súper sencillo: cuando una neurona se activa debe reci-
bir más sangre (hemodinámica) para “recargarse”, la san-
gre tiene agua, y si se puede ubicar dónde va el agua con
precisión dentro de la corteza cerebral se puede determi-
nar cuáles son, y en que momento, las zonas activas. Si a
eso sumamos que disponemos de bastante buenos mapas
(Brodmann) del cerebro y sus diferentes regiones en cuanto
a tejidos, voilá. El fMRI hace eso mediante un sistema de
detección magnética, y, como muestra el siguiente gráfico,
se ha utilizado por veinte años (rebasando los 1500 papers
anuales hace un par) para probar las teorías más tiradas de
las mechas acerca de la relación entre las propias regiones
y las funciones que cumplen.
Smith divide su presentación en cuatro apartados, tratando
de dilucidar el futuro de la técnica. Nos permitimos traducir
algunos segmentos.
Medidas directas
“Tal vez el mayor enigma de resonancia mag-nética funcional es, exactamente, su técnica de medición. Los investigadores saben que mide el oxígeno transportado en la sangre por la hemoglo-bina, y asumen que una señal más fuerte refleja una mayor demanda de sangre oxigenada cuando las neuronas se activa eléctricamente en respuesta a una tarea. Sin embargo, varios trabajos han puesto esta suposición en tela de juicio, sugiriendo que los niveles de oxígeno en la sangre podrían aumentar en la pre-paración de la actividad neuronal, así como durante la misma, o, peor aún, que pudiera ser ondulada por razones distintas de la actividad neuronal”.O sea, no es seguro que dé cuenta de lo que creemos que
da cuenta.
Más que imágenes bonitas
“Los blobs (figuritas) multicolores que corresponden a las áreas del cerebro activas han ayudado al fMRI para ganarse el apodo de blobología, lo que re-fleja la frustración de algunos neurocientífi-cos con la información limitada que se trans-mite. Se puede demostrar que una tarea de lenguaje, por ejemplo, que se correlaciona con la actividad en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo, pero no si la actividad es en realidad el resultado del procesamiento del lenguaje – o simplemente de
artículo 2
Por Ricardo Martínez G.
prestar atención a una pantalla. ‘No se puede in-ferir la causalidad de mirar en una tarea que está sucediendo’, dice Peter Bandettini, que dirige la sección de métodos de neuroimagen funcional en el Instituto Nacional de EE.UU. de Laboratorio de Sa-lud Mental del Cerebro y la Cognición en Bethesda, Maryland. Es por eso que el uso de resonancia mag-nética funcional para demostrar que una región está relacionada con una tarea, “está empezando a dis-minuir’, dice”.O sea, adiós a sus cuerp… cerebros. Mientras no se puedan
encontrar relaciones causales más fuertes que las correla-
ciones entre comportamientos o funciones cognitivas e imá-
genes, las aseveraciones del tipo “tal área de Brodmann pro-
cesa tal cosa puntual” serán un poco como cuentos chinos.
Amortiguando el ruido
“El fMRI tiende a generar señales pequeñas y un montón de ruido. ‘Se necesita un buen montón de neuronas que se dis-paren en sincronía con las demás para ver un cambio en la oxigenación de la sangre’, dice Smith. El ruido significa que muchos cambios -un pequeño grupo de neuro-nas que dispara entre sí, o variaciones sutiles o ráp-idas en el flujo de sangre oxigenada- que no pueden ser recogidos. La baja relación señal-ruido obliga a los investigadores a utilizar el fMRI con un fuerte apoyo de en-foques estadísticos para seleccionar lo que es significativo en sus exploraciones -y eso significa que hay muchas man-eras de interpretar un conjunto de datos”.O sea, se convierte un poco como la interpretación del Tarot
o, dicho de manera más cercana a como funcionan las cosas
en ciencia hoy en día, “hagámonos pedazos con los modelos
procrustrianos” (en castellano, “botemos los datos que no en-
tendemos y tratemos de darle un sentido a los restantes”).
Aplicaciones clínicas
“Llevar el fMRI a la clínica es, para algunos, el reto más apremiante que el campo enfrentará en los próximos años. ‘Realmente no ha sido utilizado clínicamente en su-jetos individuales’, dice Bandettini. Los médicos quieren tener la posibilidad de determinar, por ejemplo, si un medi-camento está trabajando para aliviar la esquizofrenia, o si una persona con depresión está en peligro de cometer suici-dio. La dificultad estriba en dar sentido a la exploración de un individuo. La mayoría de los datos de la fMRI son los promedios de los resultados de muchas perso-nas hacen la misma tarea. Este método tiene una may-or probabilidad de ver una verdadera diferencia entre los dos grupos o dos tareas que los de un individuo”.O sea… OH WAIT!!!! Las imágenes de Foreman y sus lindos
blobs en pantallas de Macs en la serie House MD. ERAN
TRUCHAS!!! Sigh.
***
Puede que el fMRI tenga muchos desafíos por delante y es
bueno saber de sus limitaciones. No hay que olvidar, sin em-
bargo, que con él (y sus parientes EEG, SPECT, PET) llegaron
los mejores tiempos que ha vivido la humanidad explorando
el pedazo de carne (meatware) más valioso de la creación.
artículo 2
9
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
10 11
El elefante, el rey y Ana Karenina
La imagen del rey de España enfundado en una escopeta y
posando frente a un elefante muerto –una gracia que tiene
un costo de cincuenta mil dólares-, aunque tomada en 2006
en Botsuana, dio en estos la vuelta al mundo (la vuelta a
Twitter y la vuelta a FaceBook). Como indica una petición a
la WWF-Adena (filial en España de la ONG WWF y de la que
Juan Carlos es presidente honorario):
“Por la presente carta solicitamos se haga pública la más pronta revocación del cargo de Presi-dente de Honor a Juan Carlos de Borbón, debido a sus reincidentes cacerías de grandes animales, entre los que se encuentran búfalos, osos e incluso elefantes”.A raíz de la pelotera que se levantó, y leyendo algunos
comentarios en FaceBook sobre los elefantes (una especie
que se encuentra en estado de “vulnerable”, según la lista
IUCN), hemos recordado la explicación que daba Jared Dia-
mond en Armas, Germenes y Acero sobre las diferencias
entre especies domésticas y salvajes: el principio de Anna
Karenina.
Dice Diamond:
“Los animales domesticables son todos ig-uales, todos los animales indomesticables son indomesticables a su manera. Si cree que ya ha leído algo así antes, tiene razón. Sólo hay que hacer algunos cambios, y usted tiene la frase ya famosa del gran Tolstoi en su novela Ana Karenina: ‘Las familias felices son todas iguales, cada familia infeliz es infe-liz a su manera’. Por esa frase, Tolstoi quería decir que, con el fin de ser feliz, un matrimo-nio debe tener éxito en muchos aspectos difer-entes: la atracción sexual, el acuerdo sobre el dinero, la disciplina infantil, la religión, en las leyes, y otros temas vitales. El incumplimien-to de cualquiera de estos aspectos esenciales
puede condenar un matrimonio, incluso si tiene to-dos los demás ingredientes necesarios para la felici-dad. Este principio puede ser extendido para com-prender mucho más acerca de la vida, además de matrimonio. Tendemos a buscar de manera fácil un solo factor para explicar el éxito. Para las cosas más importantes, sin embargo, el éxito en realidad requiere evitar muchas causas po-sibles de fracaso por separado. El principio de Ana Karenina, explica una característica de la domesticación de los animales que tuvo graves consecuencias humanas, que tantas es-pecies de mamíferos silvestres grandes que parecen adecuadas para la domesticación, como las cebras y los pecaríes, nunca hayan sido domesticados y que las especies domesticadas con éxito hayan sido casi exclusivamente de Eurasia” (Diamond, 1997:cáp 9).Y a continuación da una lista de esas características o
equilibrios que hay que mantener para que una especie
pueda ser domesticada:
artículo 3
Dieta: cuando un animal come una planta u otro animal, la
transformación de biomasa de los últimos al primero es mu-
cho menor que el 100%. Normalmente la conversión es de un
10%. Diez kilos de grano aumentan un kilo en el caso de una
vaca. Pero para aumentar en un kilo el peso de un carnívoro,
se necesitan 100 kilos de grano. Esa es la razón de porqué
nunca se ha domesticado un carnívoro. Además, hay especies
extremadamente quisquillosas en su alimentación, como los
koalas que solo consumen un cierto tipo de hojas (o la tortuga
de la Angelito, que solo come flor de hibisco).
Tasa de crecimiento: el animal, además, debe crecer rápido,
especies como los gorilas o los elefantes que toman unos
quince años en llegar a la edad adulta, son muy malos can-
didatos
artículo 3
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Por Ricardo Martínez G.
Problemas de apareamiento en cautiverio: así como a no-
sotros los humanos no nos gusta que nos vean teniendo
sexo, algunas especies son igual de pudorosas, como los
chitas.
Agresividad: no son buenos candidatos los animales que
pueden atacar a los humanos, como los osos grizlies o los
búfalos.
Tendencia al pánico: la posibilidad de que la especie que
se está tratando de domesticar tienda a huir es otro prob-
lema, como en el caso de los antílopes, por lo que son
difíciles de mantener en cautiverio.
Estructura social: los animales sociales son más fáciles
de domesticar que los que no lo son, por la posibilidad de
mantenerlos en manadas.
Diamond expone, junto con ello, el listado de grandes
mamíferos hervíboros domesticados desde antiguo. El Big
Five (ovejas, cabras, caballos, vacas y cerdos) y el Minor
Nine (camello árabe, camello bactriano, llamas y alpacas,
burro, reno, búfalo de agua, yak, banteng y gaúr), así como
una tabla de fechas de domesticación.
Helena Cronin contó hace tres años en las recordadas
“charlas Darwin” que en la actualidad el 98% de la biomasa
del planeta estaba bajo dominio humano. Solo queda un
2% de biomasa salvaje, donde se encuentran los elefantes.
Creemos como Tercera Cultura que es un deber de nues-
tra especie, conservar y cuidar ese pequeño porcentaje y
que lo del rey no apunta en ese sentido.
12 13
Nolly does Nollywood
Según datos de la UNESCO, en 2009 los Estados Unidos produ-
jeron 485 películas: la India elaboró, por su parte, 1091. Entre
medio de estas dos –las industrias cinematográficas más po-
derosas del mundo-, se ubicó la emergente producción nige-
riana con 872 films. Nollywood supera a Hollywood y se ubica
por detrás de Bollywood.
La industria fílmica nigeriana es uno de los secretos mejor
guardados de la cultura popular actual y en Chile prácticamente
no sabemos nada de ella: si bien han aparecido reportajes en
Paula, Fucsia o El Mercurio, los relatos que nos llegan de este
fenómeno lo hacen muy mediatizadamente. Sabemos que todo
se inició con la cinta Living in Bondage (Obi Rapu, 1992) nar-
rando la historia de un hombre que se une a un culto secreto, as-
esina a su esposa en un sacrificio ritual, luego adquiere enorme
riqueza como recompensa, y posteriormente es perseguido por
el fantasma de la mujer. La obra se generó por el exceso de cin-
tas de video virgen que atesoraba Kenneth Nnebue, un comer-
ciante de Onitsha que creyó que era mejor vender los VHS con
contenido que en blanco, llegando a la increíble cifra de 750.000
copias (datos de The Economist). Lo que ocurrió luego fue más o
menos predecible, muchos otros aspirantes a productores inicia-
ron la fiebre del blockbuster de video casero: bajísimos costos de
producción (unos pocos miles de dólares), locaciones “locales”,
copias en el formato más barato (originalmente el VHS, pero,
ahora en los dos miles, el VCD), venta por un par de dólares la
copia, decenas de miles de compradores y ganancias por cin-
cuenta o cien mil dólares.
Fréderic Martel cuenta, en Cultura Mainstream (2011), una
situación vivida en Dsachang (Camerún), donde el alcalde de la
ciudad reprende a uno de los ciudadanos por construir una casa
sin permiso, pero al mismo tiempo deja pasar el “espagueti”,
que así se llama a todo un entramado de cables aéreos que
conectan poblados enteros con televisión por cable… pirata.
“Con un abonado que pague, mil familias están servidas” (Mar-
tel, 2011:400). El dato es enormemente relevante: gran parte
de la industria del entretenimiento en África es pirateada. El
autor indica que es común observar en las calles de Yaundé (la
capital de Camerún) vendedores de CDs y DVDs ilegales à la
sauvette (callejeros que huyen de la policía –mmm, ¿suena
conocido?), al punto que el 99% de los cedés vendidos en el
país son piratas. Pero, los piratas no pueden con Nollywood:
el costo de un VCD nollywoodense es tan pero tan barato que
no es negocio piratearlo.
En África prácticamente no hay cines. Mientras en México,
China y la India se abre una nueva sala de multicine al día, en
aquel continente las salas cierran. En cambio, se favorece la
audiencia casera, o en “video parlors” (construcciones ligeras
con algunos asientos rudimentarios y un aparato de televisión).
Entre ellos y las ventas directas la empresa nollywoodense
saca cuentas alegres año tras año.
Hemos estado revisando un libro comprensivo sobre el tema
“Viewing African Cinema In The Twenty-First Century: Art
Films And The Nollywood Video Revolution” (Saul & Austen,
2010) y la información y análisis que trae son valiosísimos. En
primer lugar se encuentra la dimensión numérica de los es-
pectadores: en el país viven 167.000.000 de personas (lo que lo
ubica como el séptimo país más poblado de la Tierra) contando
artículo 4
Por Ricardo Martinez
siete ciudades que superan el millón. En segundo lugar, los
contactos y la penetración de su cine en países cercanos: son
asiduos consumidores de cinematografía nigeriana los habi-
tantes de Ghana, Camerún, Níger, Benin e incluso todo el resto
del continente. En tercer lugar, su exportación a la denominada
diáspora africana, particularmente la del Caribe: en St. Lucía
se reporta que la mayor parte de los DVDs bootlegs son nolly-
woodenses; algo similar ocurre en St. Marteen, en el estado de
Florida e incluso existe interés en Nueva York, en Washington
DC y en los inmigrantes africanos en Europa.
Por supuesto que esta floreciente área de inversión y creación
no está exenta de críticas. Onookome Okome en el capítulo del
libro de Saul & Austen llamado “Nollywood and Its Critics” co-
menta que los cineastas tradicionales africanos ven con ma-
los ojos estas producciones baratas y de rápida factura (algo
que rememora el video chileno como Cementerio pa’l Pito o
El Manso Asado), en especial los que provienen de la tradición
francesa (las películas de Nollywood son en un inglés muy
característico que incluso para un hispanoparlante no resulta
difícil de entender al menos en su texto básico). Uno de esos
críticos se ensaña de la siguiente manera:
“Las historias giran invariablemente en torno a la in-fertilidad o la ausencia de hijos, el problema del abandono de los niños, la poligamia, o proble-mas de deserción, legados o herencias, la pros-titución, rivalidades entre hermanos, hombres mujeriegos, raptos del marido o la esposa,
problemas con los suegros, las casas de ayu-da, la vinculación y prestación de juramento. Cuestiones culturales sensibles, tales como el Sistema de Osu, el incesto, la brujería y el fetichismo también se abordan. Algunas de las producciones en idioma Inglés han tratado historias relacionadas con la delincuencia, las drogas, la salud y el fraude, sobre la base de lo que sucede en los últimos tiempos. Sin embargo, los principales problemas de nuestro tiempo, tales como el desempleo, los problemas del sistema legal, la justicia, la equidad, la libertad, la política, los problemas sociales, la educación, los servicios médicos, la vivienda, la alimentación, la adicción a las drogas o el tráfico siguen pidiendo un tratamiento en pan-talla más desarrollado” (Okome, 2010:29).Okome sugiere directamente que si bien el cine nigeriano
tiende a estereotipar la imagen de África: “Nollywood y los pro-
ductos culturales que vende constituyen un documento social,
un tableau vivant, si se quiere, de la historia contemporánea
social y cultural de Nigeria, desde abajo hacia arriba”.
Para más información sobre este extraordinario escenario cul-
tural remitimos al documental Welcome to Nollywood (Meltzer,
2007). Del mismo modo se puede revisar un canal dedicado de
YouTube con cintas completas en: NollywoodLove.
artículo 4
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
14 15
Meredith Carpenter y Lillian Fritz-Laylin, dos graduadas
de Biología Molecular y Celular de la Universidad de Cali-
fiornia en Berkeley llevan el twitter @ncbirofl, una de las
cuentas más jocoso-nerd de la red social. Las autoras que
repasan investigaciones científicas curiosas o desfachat-
adas, todas candidatas al igNobel, hacen un pequeño re-
sumen en su página alojada en Discover Magazine, y twit-
tean llamativos títulos para que el mundo se entere de que
“no se puede dormir en medio de una explosión sónica” o
que “tener un tono de voz bajo no significa poseer mejor
semen”. Desde el 30 de junio del 2009, cuando abrieron
su cuenta en el pajarito, hasta ahora han hecho solo 705
tweets, que son dignos de ver (una especie de porlaputa
científico). Veamos, al azar tres de sus posteos:
Naturalistic observations of beer drinking among college
students. “Hemos observado el comportamiento de consu-
mo de cerveza de 308 estudiantes universitarios en un bar.
Las relaciones que se encontraron fueron las siguientes:
cerveza, los hombres bebiendo en los bares consumen
0.92 oz por minuto; las mujeres beben menos cerveza que
los hombres, y se quedan en el bar por un período de tiempo
más largo, los clientes beben mucha más cerveza cuando
se bebe en grupo y en se compra la cerveza en pitchers en
comparación con vasos o botellas, y los intervalos entre la
llegada del grupo y tomar la primera copa y entre la salida
del partido y tomar la última copa varía inversamente con
la concentración de alcohol en la sangre”.
Living large: The powerful overestimate their own height.
artículo 5
“En tres experimentos, hemos probado la predicción de que
la experiencia de los individuos de su propio poder influye
en su percepción de su propia altura. Un alto poder, en
relación con un bajo poder, se asocia con una menor es-
timación de la altura de un poste en relación con la propia
altura (Experimento 1), con mayores estimaciones de su
propia altura (Experimento 2), y con la elección de un ava-
tar más alto para representarse a sí mismo en el juego
Second-Life (Experimento 3)”.
People prefer dance clubs that smell like peppermint.
“Desde que se prohibió fumar en los restaurantes, bares y
clubes, los olores indeseables que estaban ocultos por el
humo del cigarrillo se hicieron no-
tar. Esto abre nuevas posibilidades
para mejorar el entorno del club de
baile con la introducción de agrad-
ables aromas ambiente que enmas-
caran los olores no deseados y per-
miten que los clubes que compiten
puedan diferenciarse. Un estudio de
campo se realizó en tres clubes de
baile con un cuadrado latino de 3 ×
3 con pre-y post-mediciones de las
condiciones de control sin aroma.
Las tres fragancias a prueba eran
naranja, agua de mar, y la menta.
Estos olores se usaron para mejorar
la actividad del baile y para la evalu-
ación de la jornada, de la música, y
el estado de ánimo de los visitantes
en comparación con el formato sin
ningún olor añadido. No se encontraron diferencias sig-
nificativas entre los tres aromas”.
Otros posteos de estas muchachas (ya queríamos nosotros
que salieran al ruedo un par de mujeres que compitieran
con Adam Savage y Jamie Hyneman, los MythBusters),
también elegidos al azar, son:
• [Ring ring] … Hello? … Hi! Are you a lesbian?
• Women can identify men with gonorrhea by their smell.
• Does bestiality cause penile cancer?
• A scientifically optimized bubble bath.
• Can playing Tetris help cure PTSD?
Lo que más nos llama la atención de esta iniciativa es que
tensiona hasta el extremo el concepto mismo de Tercera
Cultura: si la Tercera Cultura pretende comunicar los
avances en ciencias y humanidades a “la gente de a pie”
y el tipo de estudios que Meredith y Lillian abordan son
claramente súper atractivos para cualquiera de nosotros,
pero a la vez súper extravagantes, ¿dónde se encuentra
la línea que separa la divulgación del simple merodeo
anecdótico? Para nosotros esto queda como tarea para la
casa; por mientras veamos el video (::LOVE::):
artículo 5
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
El porlaputa de la cienciaPor Ricardo Martinez
16 17
El Síndrome de Beaucheff [documento original]
Hoy me enfrasqué en una estúpida y falta de sentido discusión so-
bre qué era realmente ser nerd en FaceBook. Y claro, cuando se
argumenta con personas que son genias de la argumentación no
hay forma de ganar: en resumen, perdí. Pero la disputa trajo algo
bueno, el recuerdo del denominado Síndrome de Beaucheff. Por
si no lo conocen, copio una definición de otro blog:
“El síndrome de Beaucheff es una alteración en la per-cepción psíquico-visual que se manifiesta en una dismi-nución paulatina del estándar de belleza de las mujeres a las que el afectado se encuentra expuesto. El síndrome se
produce cuando el hombre se encuentra en un ambiente en el que hay muy pocas mujeres o el promedio de belleza es más bajo que lo normal. La baja densidad de mujeres hermosas motiva una adecuación al medio en forma de autodefensa subconsciente que insta a los varones a con-siderar hermosas a las mujeres disponibles. Esta situación se produce principalmente en las escuelas de Ingeniería y los regimientos. El nombre del síndrome se debe a que fue detectado en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile (ubicada en Beaucheff 850, San-
artículo 6
tiago de Chile), entre estudiantes de Plan Común. El sín-drome fue descrito por primera vez por Claudio Salvatore, en la revista Theodore Kausel (publicación que dio origen al boletín del CEI de la Escuela de Ingeniería de la Univer-sidad de Chile), a fines de los Años 1980. Posteriormente fue descrito en el libro La conquista de la mujer. Salvatore utiliza la terminología “efecto Beaucheff”, influido quizás por el «efecto cerveza»”.Y claro, me interesó hallar la fuente original de 1989. Y, como
siempre que uno busca estas cosas, San Usenet me ayudó. Acá
está, rescatado de las arenas del tiempo, la primera document-
ación del Síndrome.
***
El Síndrome de Beaucheff
Al principio en la escuela uno no notaba nada extraño. El primer
semestre parecía pasar sin daño alguno, uno era un polluelo recién
ajustándose al nido. La ausencia de mujeres era aceptada como
los horarios, los cursos, el edificio, como parte de esta situación
nueva: La Universidad. Las movidas del colegio se mantenían
y una mujer no pasaba a ser más que eso, una mujer. Hacia el
segundo semestre las cosas empezaban a cambiar, notábamos
elementos de sexo femenino entre nosotros, incluso encontrá-
bamos que una tenía bonitos ojos u otra buen trasero. Pero las co-
sas se complicaban con la llegada del verano y las vacaciones des-
fasadas, en ese entonces, para Febrero. Una niña bonita en traje
de baño se nos hacía en esos días de últimos exámenes algo tan
irreal y difuso como un sueño febril, unas vacaciones en el Car-
ibe o conducir un Porsche Turbo. Tras el primer verano sin playas
las cosas iban mal. Muchas niñas de la escuela, antes ignoradas,
empezaron a entrar en la categoría de posibles. Providencia con
sus minas enfundadas en deliciosos pantalones se nos empezó a
antojar sucursal del paraíso.
Así el tiempo pasó por nosotros. La guatita crece, el carrete ya no
se esfuma como por arte de magia al día siguiente, todas las ma-
ñanas frente al espejo hacemos inventario del pelo que nos queda
y empezamos a ir a clases los sábados por la mañana.
Nos avejentamos. La salida del fin de semana ya no era tan vital
como para el musulmán sus tres oraciones diarias en dirección
a la Meca. Nos volvimos quietos como aguas estancadas, es decir
profundas pero sucias, cada año más libidinosos. Podríamos
hacer un experimento: pasear una niña aceptable por el patio y
conectar la mente de los estudiantes de ingeniería que la obser-
van a pantallas de video.
Las imágenes que veríamos darían escalofríos a Jack el Destripa-
dor. Ensayemos la situación inversa: imaginemos a uno de nues-
tros muchachos paseando por una escuela de diseño, arquitec-
tura o ingeniería comercial. Parecería un ratón hambriento, recién
materializado en una tienda de quesos finos.
No hay caso, nuestro sujeto se vuelve con el tiempo cada vez más
urgido. Ya la cuestión no es elegir, la idea es conseguir algo, lo que
sea, cualquier cosa. Se quiere un cuerpo para saciar en parte los
obscenos deseos, pero también un alma que te cobije y te relaje.
Desgraciadamente las movidas, las oportunidades de conocer
mujeres, decrecen con el tiempo.
Aquellos con hermanas menores las esconden de sus condiscípu-
los y como a princesas medievales, preferirían verlas sacrificadas
antes que entregadas a los hunos, es decir a sus compañeros de
escuela.
Más estos son sólo síntomas. La tensión nerviosa, el deslum-
bramiento frente a cualquier falda, el llegar al día siguiente co-
mentando la mina del último comercial de televisión, el llegar al fin
de semana y sentir que te tiritan las patas, el escribir verdaderos
tratados de ginecología en los baños de la escuela, ese ir progresi-
vamente perdiendo la decencia y el buen gusto para con una escala
cada vez menos exigente para evaluar al sexo débil. Estos son sólo
los síntomas, nada irrecuperable ha sucedido aún. Todavía nos
mantenemos de pie. El Síndrome de Beaucheff sólo se convierte
en enfermedad terminal, uno de nuestros muchachos sólo cae
definitivamente desde el momento en que empieza a pololear,
enamorado hasta las patas como buen ingeniero, con una niña
de la escuela. Se les observa pasear por el patio y los amigos bajan
la cabeza como si pasara un cortejo fúnebre. -Pobre, era tan bue-
no-. Como aquellos soldados a los que ha quebrado la tensión del
combate y abrazan la locura, nuestro amigo pasa junto a nosotros
enamorado hasta las patas. Pero así es la cosa, los muchachos
de ingeniería no se caracterizan por agarrar bellezas, pero eso
sí, tradicionalmente les hacemos el quite a las “cabeza hueca”.
Porque, ¿a quién le interesa una morena de ojos verdes dotada de
figura perfecta, rostro inocente y voz sensual, si es incapaz de el-
evados razonamientos abstractos? ¿A quién?, ¡digan!, ¿a quién le
interesa? ¡¡¡A mí!!!
[Teodor Kausel 2, primavera 1989]
artículo 6
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Por Ricardo Martínez G.
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artículo 7 artículo 7
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Una nota para los/as ávid@s lectores y lectoras de USLD
Hace un par de semanas, un grupo de lo que voy a llamar niños tocó la puerta de mi casa. Cuando les abrí, en vez de pedirme que participara en una rifa o algo por el estilo –como me temía– me hicieron una pregunta que me dio un poco de pena:Disculpe, caballero, pero ¿vive algún niño aquí?¡Puchas! No tenían con quién jugar, y estaban tan abur-ridos que iban de puerta en puerta en busca de compañeri-tos. Lamentablemente, tuve que decepcionarlos con un algo avergonzado no. Fue entonces que una de las niñas del grupo, de unos 6 ó 7 años de edad, me hizo otra pre-gunta:Y ¿no habrá alguna niña?Debo confesar que me reí un poco - ¡ojalá que no me haya malinterpretado la pobre niña!– pero detrás de esta pre-gunta inocente hay un fenómeno lingüístico interesante.
Un grupo de niñas chilenas. Según los publicistas naciona-les, por lo menos
La abogado del diabloDesde hace algún tiempo, se ha estado luchando contra ciertos fenómenos de la lengua castellana que cada vez más personas consideran sexistas. El uso de sustantivos masculinos singulares para referirse a mujeres que ejer-cen determinadas profesiones y ocupaciones –la alcalde, la concejal, la abogado, la juez y cosas por el estilo– probable-mente constituyó el primer frente de la batalla.Estas construcciones tienen su origen en la realidad social de antaño: por mucho tiempo sólo había alcaldes hombres, concejales hombres, abogados hombres y jueces hombres, de modo que la gente estaba acostumbrada a escuchar sólo las versiones masculinas de tales sustantivos. En ese contexto, la palabra abogada era tan insólita como lo es todavía la palabra embarazado, y no se escuchaba por la misma razón: no existían referentes en la realidad que hicieran necesario su empleo.Pero con el correr de los años, las mujeres empezaron a ingresar a estas profesiones, ocupaciones y cargos, y en consecuencia surgió la necesidad de hablar de la presi-denta, la ejecutiva, la senadora, la alcaldesa, la concejala y similares. Sin embargo, las fuerzas conservadoras de distintas sociedades hispanoparlantes se resistieron fér-reamente al empleo de estas palabras. El argumento que esgrimían con más frecuencia era que el sustantivo mas-culino supuestamente “engloba”, “abarca” o “incorpora” al femenino, de modo que –según este punto de vista– una mujer es abogado, nunca abogada, palabra supuestamente “innecesaria” o incluso “inexistente”.Los hablantes, haciendo uso de su soberanía lingüística, no hicieron caso a estos argumentos, y siguieron impulsando el cambio. O, mejor dicho, siguieron hablando como mejor les parecía, hasta que la lengua cambió a nivel de sistema.
Y el resultado está a la vista: en Chile, por lo menos, hoy en día se escucha muy rara vez la abogado, la senador, la ingeniero, la presidente, etc.Quedan sólo unos pocos casos limítrofes que se resisten a esta tendencia, como la cantanta, que parece no usarse casi nunca en estos lares: sólo figura 281 veces en Google (y varios de estos resultados son erróneos: por algún mo-tivo, Google insiste en incluir “la cantanta [sic] Santa María de Iquique” en los resultados).Es probable que tarde o temprano empecemos a decir tam-bién la cantanta, tal como algunos peruanos ya lo hacen, y que las demás excepciones caigan en el camino. Esto, por dos motivos.Primero, porque se trata de un cambio regularizador de la lengua: en el castellano, casi todos los sustantivos que se refieren a personas de un determinado sexo biológico (masculino o femenino) tienen el género gramatical cor-respondiente (también masculino o femenino). Hablamos de el despistado, la indignada, el perdedor y la ganadora; jamás de la despistado o la perdedor, y menos de el in-dignada o el ganadora. Casos como “esta abogado” y “una ingeniero” constituyen verdaderas aberraciones: están compuestos de un determinante femenino (la, una, esta, esa, nuestra, etc.) y un sustantivo masculino (abogado, ing-eniero, etc.), cosa que simplemente no cuadra con el pa-trón general de la lengua. Decir la abogada le devuelve al sistema su simetría y regularidad.Un segundo factor que sin duda aportó al éxito del cambio es el hecho de que es tan eficiente como la alternativa: no cuesta más decir la abogada que la abogado. De lo con-trario, podría no haber prosperado. niños + niñas = ¿niños?Pero hay otra batalla que está lejos de concluir. Se trata del uso de un sustantivo masculino en plural (los alumnos, los diputados, los chilenos, los ciudadanos) para referirse a un grupo mixto, compuesto tanto de hombres como de mujeres.En los últimos años, esta práctica –que sin duda es de larga data– ha empezado a generar ruido para algunos. Si un grupo contiene hombres y mujeres, ¿por qué deberían mencionarse sólo los hombres? Más aún cuando los hom-bres son minoría en el grupo, o incluso cuando está pre-sente uno solo. Si se trata de un grupo mixto, ¿por qué no decir niños y niñas en vez de sólo niños?
La postura tradicionalista
La postura tradicional del hispanismo es que sería innec-esario hacer mención de las personas de ambos sexos en estos casos porque los sustantivos de género mascu-lino se referirían a las personas de sexo tanto masculino como femenino. Es decir, tal como sucedió en el caso de los sustantivos de profesiones y ocupaciones (la ingeniero, la abogado), se asevera que lo masculino englobaría lo fe-menino y, en consecuencia, supuestamente no hace falta mencionar a las mujeres.Este argumento merece una serie de reparos. En primer lugar, conceptos como necesario e innecesario no son aplicables a las lenguas. ¿Es necesario que el castel-lano marque el plural con tan alto grado de redundancia (e.g. “Las nuevas técnicas no están aceptadas“)? ¿Es nec-esario que el alemán distinga el genitivo del dativo? ¿Es necesario que el portugués tenga vocales nasales, que el mapudungun tenga formas duales o que los argentinos usen vos en vez de tú? Estas preguntas no tienen sentido. Más provechoso sería preguntar si es necesario que el guepardo tenga manchas.Por otra parte, la postura tradicionalista busca apoyarse en el hecho de que género no es lo mismo que sexo (a menudo tratando a las personas que dicen “niños y niñas” de igno-rantes, incultas y estúpidas o de políticamente correctas…
Por Scott Sadowsky
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¡este tema sí que despierta pasiones!). Ahora bien, es cierto que género gramatical y sexo biológico son conceptos dis-tintos. Todos entendemos que una guagua (sustantivo de género gramatical femenino) puede ser de sexo masculino, que un bebé (género gramatical masculino) puede ser de sexo femenino, y que ni el lucro (género masculino) ni la corrupción (género femenino) tienen sexo.Pero, a la vez, está claro que cuando se trata de seres humanos, el género gramatical y el sexo biológico casi siempre coinciden (guagua y bebé son excepciones pre-cisamente porque se refieren a seres todavía asexuados). Este hecho es lo que impulsó la adopción –ya casi univer-sal en Chile– de sustantivos de género femenino para per-sonas del sexo correspondiente (la abogada en vez de la abogado). Y es probablemente uno de los factores que ha llevado a cuestionar la idea tradicionalista de que en los plurales, las mujeres estarían automáticamente presentes aunque sólo se hable de los hombres, ya que cuando nos topamos con un sustantivo de género masculino referido a personas, tendemos a pensar que las personas son hom-bres. Negar la estrecha relación entre el género gramati-cal y el sexo biológico en el caso de los seres humanos es pecar de ingenuidad. Finalmente, la postura tradicionalista hace caso omiso de los hablantes y de la sociedad, de dos maneras distintas. Primero, concibe la lengua como un ideal platónico, una entidad independiente de los hablantes (¡ubicada quizás dónde!) que sería inmutable y perfecta, y que tendría su propio “espíritu” o “genio”. Según este punto de vista, su-mamente popular en el siglo XIX y todavía considerado de punta por más de un hispanista, los hablantes no deberían tener participación alguna en la constitución y desarrollo de su propia lengua. Todo lo contrario: los hablantes de-berían limitarse a reproducir el castellano platónico (llámese norma culta, español estándar, o lo que sea) y rechazar todo cambio no oficialmente aprobado por la Real Academia Española (dado que las academias subsid-iarias han renunciado a la posibilidad de actuar de manera independiente, no vale la pena considerarlas).Con esto, se está tratando de usurpar la soberanía lingüís-tica de los hablantes, que son los creadores y dueños de la lengua. Realmente cuesta concebir el descomunal grado de patudez que esta gente demuestra al autoproclamarse dueños y soberanos de todo un idioma, pero ahí está.Segundo, la postura tradicionalista se basa en la idea de
que la lengua no tendría relación alguna con la socie-dad. Por citar un solo ejemplo, si un término resulta bru-talmente ofensivo para los hablantes, como es el caso de indio referido a los quechuas, aimaras, mapuches y otros pueblos indígenas americanos, ¡ni importa! Hay que seguir usándolo, aunque en gran parte del mundo hispanopar-lante sea tan despectivo y violento como el inglés nigger. Y para más remate, habría que evitar los términos no ofensi-vos, como indígena. Los argumentos que se esgrimen para apoyar este punto de vista son pobres e ingenuos –los de-cretos de la RAE, la etimología, el logicismo– y tienen en común un singular desdén por los efectos que la lengua puede tener en la sociedad.Lo mismo sucede en el caso del uso de plurales masculi-nos para referirse a personas femeninas. Un sector cada vez más grande de la sociedad considera que esta prác-tica invisibiliza a las mujeres, relegándolas a un segundo plano o incluso eliminándolas por completo del discurso y, por ende, de la consciencia de los oyentes. En consecuen-cia, algunos han empezado a mencionar las personas de ambos sexos explícitamente: los niños y las niñas, chilenas y chilenos, etc.Pero los tradicionalistas fruncen el ceño ante estos argu-mentos y abogan por mantener las prácticas lingüísticas de siempre. Lo social no es una consideración para ellos; lo que vale es la tradición. La postura innovadoraLa postura innovadora aboga por hacer mención explíci-ta no sólo de los hombres, sino también de las mujeres, cuando un grupo está compuesto de ambos. Este punto de vista está diametralmente opuesto al tradicional. Por una parte, da gran importancia al papel social de la lengua: reconoce que puede tener efectos en la sociedad y en los hablantes que van más allá de la mera comunicación.Por otra parte, la postura innovadora parte de la base de que los hablantes son los dueños de su lengua y pueden hacer con ella lo que les plazca. En consecuencia, no re-conoce la legitimidad de las personas y entidades que se arrogan el derecho de controlar cómo los demás usan la lengua. A la vez, concibe la tradición como algo netamente histórico que no tiene por qué determinar el futuro de la lengua.Por lo tanto, la postura innovadora no busca imponer el uso de formas como “los niños y las niñas” desde arriba, mediante dictámenes oficialistas, pronunciamientos de la
RAE, gramáticas prescriptivas y similares, sino que intenta implantarlo desde abajo, mediante la concientización de los hablantes.Así que no hay que hacerse ilusiones: ambos bandos están tratando de determinar el futuro del castellano. Sólo que los tradicionalistas recurren al autoritarismo para tratar de imponer la forma que defienden (también pueden tratar de convencerles a los hablantes, pero sus argumentos tarde o temprano recurren a la autoridad), mientras que los inno-vadores apelan a los hablantes a elegir libremente la forma que este bando favorece, generalmente con argumentos que apelan a valores como la igualdad de género.Resumiendo, los tradicionalistas piensan que no existe ningún problema: no se ha mencionado a las mujeres en grupos mixtos históricamente, así que no habría por qué empezar a hacerlo ahora. Los innovadores, en cambio, consideran que la no mención sistemática de las mujeres sí constituye un problema, y que debería rectificarse.
¿Cómo innovar?Si queremos nombrar explícitamente a las mujeres en un grupo compuesto de gente de ambos sexos, en vez de suponer que su presencia puede deducirse de la presencia de hombres, ¿cómo lo podemos hacer? Es aquí donde los innovadores se topan con un gran problema: hay muchas soluciones, pero ninguna es particularmente eficiente, pocas pueden utilizarse en la lengua oral, y varias de el-las probablemente serían consideradas poco estéticas por no pocos hablantes. Veamos algunas de las opciones para hablar de un grupo mixto de alumnos.
l@salumn@slxs alumnxsEstas dos alternativas se ven bastante en internet, y tam-bién en rayados, grafitis, panfletos y volantes. Reemplazan las vocales que corresponden al morfema de género (o, a) por la arroba, la letra x u otra cosa (en el afiche a la derecha se usa nada menos que la estrella negra del anarquismo; supongo que Bakunin no se habría opuesto). De este modo, se eliminan las marcas de género y, por ende, toda refer-encia a un sexo determinado, logrando un trato igualitario para hombres y mujeres.Lo notable de estas opciones es que son tan eficientes como su competencia: l@s alumn@s no utiliza un solo carácter más que los alumnos. Además, la arroba tiene un valor icónico muy simpático, ya que está compuesta de
una a más algo que podría interpretarse como una o. No se podría inventar un símbolo más apropiado, en realidad.El problema que presentan estas dos alternativas, sin em-bargo, es grave: ¡no se pueden pronunciar! Por esta simple razón, parece imposible que l@s alumn@s y/o lxs alumnxs trasciendan la escritura para hacerse parte de la lengua (y aquí conviene recordar que la lengua es oral; la escritura no es más que un sistema –totalmente optativo– que busca representarla).
Lis alumnisles alumnesEstas dos alternativas son bastante exóticas. Consisten en crear un nuevo morfema plural sin marca de género: i, e o posiblemente otra cosa. Un fonólogo cubano-americano propuso algo así en una lista de correos hace como 15 años, pero medio en broma; no he visto estas formas “en
artículo 7 artículo 7
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terreno” nunca.Esta solución efectivamente resolvería el problema del uso del masculino para referirse a mujeres, y lo haría con máx-ima eficiencia: no requeriría de un solo morfema más que el plural masculino “englobante”. Además, tiene la ventaja de ser pronunciable, que no es poca cosa.El único problema de esta alternativa es que su adopción obligaría a cambiar el sistema gramatical del castellano. Y que conste que no estamos hablando de esas reglas ar-bitrarias que se encuentran en los libros de gramática pre-scriptiva, del estilo “No reduplicarás los clíticos” o “Úsese el subjuntivo y no el condicional en cláusulas encabezadas por si” (son pocos los hablantes que conocen este tipo de reglas, y menos aún los que las tomen en serio). Por el con-trario, estamos hablando aquí de cambiar el sistema gra-matical profundo que todo hablante nativo adquirió en su infancia y que utiliza de manera automática e inconsciente. ¡Eso es lo más difícil que hay! Y cuando se da –como en el caso de vuestra merced > vuesarced > vuested > usted, o de ha de cantar > cantará– se debe a procesos espontá-neos, y no a dictámenes desde arriba ni a argumentos que buscan provocar cambios desde abajo.Eso dicho, hay un fenómeno que en una de ésas podría servir como base de un cambio de este tipo, en el largo plazo. Apuesto a que todos ustedes le han escuchado a al-guien –probablemente una mujer joven– decir “mis ami-guis” o “mis primis”. Estas palabras son notables, entre otras cosas, porque terminan en una i no acentuada, cosa extremadamente rara en el castellano.Este fenómeno parece operar a través de la apócope del diminutivo: amigo > amiguito > amigui, y de ahí al plural amiguis. Hasta el momento, el proceso parece limitarse a ciertos lexemas; todavía no escucho compañeris ni her-manis, por ejemplo, aunque no descarto para nada que existan. De agarrar vuelo, este proceso podría volverse productivo, capaz de aplicarse a cualquier palabra.Si eso sucediera, y si las formas resultantes perdieran el valor de afecto que palabras como amiguis parecen tener (cosa que limita su aplicabilidad), tendríamos un morfema -i- que no marca el género y que serviría para formar plu-rales junto con el morfema plural. Entonces, sería posible decir alumnos (hombres), alumnas (mujeres) y alumnis (hombres y mujeres).No digo que sea particularmente probable que esto suceda, pero es una posibilidad. El hecho de que el mismo morfema epiceno tendría que adoptarse en los artículos (lis amiguis)
y adjetivos (primis simpátiquis), además de los sustantivos, sin duda complica el panorama.
los alumnos(as)los(as) alumnos(as)los alumnos/aslos/as alumnos/aslos/las alumnos/asEstas alternativas se ven con frecuencia en el ámbito edu-cacional. Resuelven el problema mediante la inclusión de ambos morfemas de género, o y a. Los recursos es-pecíficos que se utilizan para hacerlo –paréntesis o bar-ras oblicuas; la repetición del morfema plural -s, y/o del artículo– son un poco chocantes en términos visuales, pero se entienden. Sin embargo, estas soluciones obligan a los hablantes a trabajar un poco más, tanto al escribir como al leer. No se trata de un obstáculo insuperable, pero es un punto en su contra, y no va a ayudar a que estas opciones se adopten.Por otra parte, aunque quizás no se note a primera vista, no está para nada claro cómo deberían pronunciarse es-tas frases. La segunda y la cuarta, por ejemplo, ¿deberían decirse “los as alumnos as”? Si escuchara eso, franca-mente no sabría de qué se trata.
el alumnadoEsta alternativa consiste en reemplazar los sustantivos plurales por un sustantivo colectivo singular: el alumnado, el profesorado, etc. A primera vista esta opción parece muy ingeniosa, ya que es pronunciable y eficiente, y es la única que evita por completo el problema de la repetición masiva de toda palabra con morfema de género (determi-nantes, sustantivos y adjetivos). Es decir, nadie en su sano juicio va a decir:Los alumnos nuevos nacidos después del 1 de enero de 1985 y las alumnas nuevas nacidas después de esta misma fecha.Y nadie sabría cómo decir:Los/as alumnos/as nuevos/as nacidos/as después del 1 de enero de 1985.Una frase como El alumnado nuevo nacido después del 1 de enero de 1985, en cambio, probablemente suena medio raro, pero si se adoptara esta solución, los hablantes se acostumbrarían y frases como ésta dejarían de llamar la atención.
El gran problema que enfrenta esta opción es que el cas-tellano tiene muy pocos sustantivos colectivos, y los mecanismos para crearlos ya no son productivos. La gran mayoría de estas palabras se refiere a animales o cultivos: rebaño, bandada, trigal, pinar, etc. No está nada de claro cuál sería el sustantivo colectivo para distintos grupos de personas: el carabinerado, el academiquerío, la poke-monada y el poetal son –quizás– técnicamente posibles, pero seamos honestos… nadie va a usar estas palabras.En todo caso, aunque encontráramos la manera de acuñar más sustantivos colectivos, en la práctica tendríamos que inventar uno para cada sustantivo plural, y eso simple-mente no va a suceder: implicaría un descomunal esfu-erzo. los alumnos y las alumnasEsta alternativa es muy común en el mundo de la educación. Consiste en repetir la frase nominal referida a hombres en su versión femenina: ciudadanas y ciudadanos, las profe-soras y los profesores, etc.Esta solución es sumamente pronunciable, que es un pun-to en su favor. Pero a la vez, es la menos eficiente de to-das las alternativas. En comparación con el tradicional los alumnos “englobante”, por ejemplo, implica pronunciar el doble de sílabas más una (la conjunción y). Y eso pesa. Tanto así, que cuando se usa esta fórmula, rara vez se mantiene a lo largo del escrito: típicamente, se parte con algo así como Estimados académicos y académicas, pero dentro de unas pocas oraciones se termina refiriéndose sólo al masculino (Todos ustedes están inscritos en el sistema).
¿En qué va a terminar todo esto?El abandono de los sustantivos masculinos singulares referidos a mujeres (la abogado, la senador, la ingeniero) fue producto de un proceso esencialmente lingüístico y espontáneo: nació del deseo de regularizar una serie de inconsistencias que iban en contra de dos tendencias gen-erales del sistema: (i) a determinante femenino (la, una, esta), sustantivo femenino (abogada, presidenta, senadora), y (ii) a ser humano femenino, sustantivo femenino. (Este mismo impulso regularizador es lo que lleva a algunos ni-ños a decir cosas como el comunisto y el poeto). El hecho de que el cambio no implicó un esfuerzo adicional por parte de los hablantes seguramente le ayudó a imponerse.
Muy distinta es la situación del uso de sustantivos mascu-linos plurales para referirse a grupos mixtos (los alumnos para referirse a alumnos y alumnas). El impulso detrás del abandono de esta costumbre es netamente sociopolítico: el deseo de dar un trato igualitario a las mujeres. Por lo tanto, quienes comparten este valor van a tender a adoptar el cambio (los alumnos y las alumnas para referirse a gru-pos mixtos), mientras que quienes no lo comparten van a seguir con la práctica tradicional.Por otra parte, todas las alternativas a la fórmula tradicio-nal presentan falencias importantes: algunas no pueden pronunciarse (l@s alumn@s, los(as) alumnos(as), los/as alumnos/as); otras implican la creación de un número po-tencialmente infinito de palabras que van a resultar ridícu-las para muchos (abogadal, senadorío, choferado); y la solución que parece ser más viable, por ser pronunciable y por no requerir de la creación de nuevas palabras (los alumnos y las alumnas), es también la menos eficiente de todas, ya que implica repetir gran cantidad de palabras.Así las cosas, parece difícil que se abandone el masculino “englobante” más que esporádicamente.Difícil, pero no imposible.Y digo eso por la niña que mencioné al comienzo de esta columna. Cuando le dije que no había niños en la casa y me preguntó en seguida si acaso había alguna niña, reveló algo muy interesante: en su clasificación mental, niños y niñas conforman categorías distintas; la categoría niños no subsume la de niñas. Concretamente, cuando le dije que no había niños, entendió que no había niños hombres; según su interpretación, no me había referido a la posibili-dad de que hubiera niñas mujeres. Por eso me preguntó explícitamente.Esto casi seguramente se debe al uso frecuente de pa-labras distintas para hombres y mujeres en el sistema educacional: las expresiones alumnos y alumnas, niños y niñas, profesores y profesoras son pan de cada día en ese entorno. Así las cosas, es de esperar que cada vez más personas, partiendo con los niños de hoy, compartan esta nueva categorización mental (nueva para el castellano, por lo menos).Y si eso pasa, la presión por buscar una solución al uso del masculino plural para referirse a grupos mixtos sólo va a ir en aumento.O sea, hay pelea para rato.
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No Hit Wonder
¿Qué tienen en común Nirvana, los Ramones, Bob Dylan, Led Zeppelin y Jimi Hendrix? Que nunca alcanzaron el número uno.Se suele hablar de los One Hit Wonders, esas estrellas pasajeras que de un día para otro alcanzan la cima de los charts, para desa-parecer tan rápido como habían venido. ¿Ejemplos? Los del Río con “Macarena”, Right Said Fred con “I’m Too Sexy”, Gerardo con “Rico Suave” o Nena con “99 Luftballons”. Un precioso artículo de Cracked.com nos llamó la atención sobre algunos One Hit Wonders que merecían respeto (A-ha, Dexys Midnight Runners, Devo, Faith No More y Chumbawamba), y nos preguntamos. ¿No habrá acaso otra categoría, paralela a los desconocidos de un solo éxito y las es-trellas que pueblan los charts? Así que pusimos manos a la obra en la búsqueda de lo que acá vamos a llamar No Hit Wonders: grupos e intérpretes reconocidos como héroes de la música y que sin em-bargo nunca han tenido un número uno.
Para llevar a cabo el proceso, seguimos el siguiente procedimiento:1. Seleccionamos a los primeros cincuenta artistas de la lista “Roll-ing Stone’s Greatest Artists of All Time”.2. Revisamos uno por uno la cantidad de singles en el Nº1 de la lista Hot 100 del Billboard (como esta lista existe desde noviembre de 1955, para los años anteriores utilizamos las referencias de la Wikipedia).3. Creamos una tabla con el número en la posición Rolling Stone, el nombre del artista, su cantidad de números uno, y si ella era cero, la posición más alta alcanzada y el nombre de la canción que llegó a ese lugar.Por supuesto que hay otros métodos posibles, que hay otros lista-dos de artistas igualmente válidos aparte de Rolling Stone y que no estamos considerando ni los charts de álbumes, ni las listas espe-cializadas por género musical. Aun así, los resultados son sorpren-dentes y hablan por sí mismos. Acá va la tabla.
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Por Ricardo Martinez
Las invitamos y los invitamos a hacer este ejercicio con sus grupos o vocalistas favoritos, se llevarán también una sorpresa
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Alta Fidelidad: porqué amamos las listas
Uno de mis inicios de novela favoritos es este:
“Mis cinco rupturas amorosas más memorables, las que
me llevaría a una isla desierta, por orden cronológico:
Alison Answorth, Penny Hardwick, Jackie Allen, Charlie
Nicholson, Sarah Kendrew” (Nick Hornby,Alta Fidelidad,
1995).
Es uno de mis inicios de novela favoritos, entre otras co-
sas, porque pega el cornete de entrada. Cuando lo leemos
sabemos que estamos frente a esa extraña mezcla que no
se da muy seguido entre cultura pop y experiencia vital. Y
es que yo amo –amamos- las listas. De todo tipo, desde
las que compilan los productos creativos hasta las de las
compras. La dupla Hornby-Frears hizo de esta práctica un
arte y cracked.com la ha elevado a la categoría de pieza
fundamental de la sociedad contemporánea: sin listas todo
sería menos entrete.
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Por Ricardo Martinez G.
¿Por qué amamos las listas? Acá el Top Five desde un pun-
to de vista cognitivo.
1. Las listas son un elemento básico de la memoria: cuando
las ciencias cognitivas se iniciaron (de acuerdo con el relato
standard) el 11 de septiembre de 1956, uno de sus hallaz-
gos seminales fue, justamente, que nuestra mente opera
por medio de listas. La ponencia de George Miller sobre “El
mágico número siete más o menos dos” indicaba justa-
mente que a lo largo de la historia han existido las listas.
Ejemplos: las siete maravillas del mundo, los siete mares,
los siete pecados capitales, las siete hijas de Atlas en las
Pléyades, las siete edades del hombre, los siete niveles del
infierno, los siete colores primarios, las siete notas de la
escala musical, los siete días de la semana. Estas listas
tenían que ver con la capacidad de almacenamiento de la
Memoria de Corto Plazo. Es notable que en la antigüedad
y en el Renacimiento las listas contuvieran típicamente si-
ete elementos, en nuestra época eso ha cambiado y los dos
tipos de listas más habituales son el Top Five y el Top Ten.
Echo de menos las listas de siete componentes. Snif.
2. Las listas tienen que ver con la organización de la me-
moria: muchos estudios cognitivos de fines de los sesen-
tas e inicios de los setentas (vg. Collins & Quillian, 1969)
apuntan a que los seres humanos solemos organizar la
información en redes de significación, de acuerdo con el
punto anterior, nos resultaría más sencillo organizar la
red si tenemos unos pocos elementos.
3. Las listas nos llaman la atención: citando al enorme
William James, la atención es “la toma de posesión por
la mente, de forma clara y vívida, de uno de objetos pre-
sentes al mismo tiempo” (James, 1890:381-382). Las lis-
tas logran encausar esa toma de posesión porque enfocan
en vez de distribuir los recursos atencionales.
4. Las listas constituyen identidad: “what really matters is
what you like, not what you are like” dice Rob en uno de
los pasajes memorables de Alta Fidelidad (lo que podría-
mos traducir como “lo que realmente importa no es como
eres sino lo que te gusta”). Las listas tienen esa magia,
cuando las creamos nos ayudan a formar identidad: somos
un poco nuestras propias listas. Peter Elbow (1992) sos-
tenía que una de las maneras más importantes para tener
una figura pública era tener una “vida interior”, una auto-
biografía, el autor suponía que particularmente cuando se
escribe, quienes llevan a cabo de mejor manera esta tarea
son quienes disponen de “algo que decir”, quienes tienen
una voz. Las listas son pura voz, y esa es una de las gra-
cias clave del libro y la película que inspiran este posteo.
En las nuevas corrientes cognitivistas, las sociocognitivas,
esta imbricación entre cognición individual y represent-
ación pública es de máxima importancia. Las listas son
justamente un caso de fenómeno sociocognitivo: son per-
sonales, pero a la vez son sociales. Bary Faulk en “Love,
Lists, and Class in Nick Hornby’s High Fidelity” (2007)
anota que “las experiencias de Rob, tanto eróticas y de au-
dio, sociales y privadas, se filtran y se ordenan a través de
una red familiar para los fanáticos del pop: la lista de Top
Five”. La lista le permite tener una vida y una historia.
5. Las listas son controversiales: bueno, esto lo he sacado
de este artículo de CBS, pero puedo agregar algo. Cuando
nos movemos desde la cognición clásica, en el primero de
estos puntos, hasta este lugar en el que estamos ahora,
llegamos al 2012. Hoy se sabe que la cognición no puede
desprenderse del poder y del conflicto. Nuestros proce-
sos internos están en gran parte mediados por la sociedad
que nos rodea, por las otras cogniciones. La cognición es
situada y distribuida. Las listas también “sufren” de esta
situación. Hacer una lista no solo da identidad, sino que
lleva a la identidad a entrar en el juego y la competencia
con otras identidades (Goffman, 1959). Una lista, cualquier
lista, tiene eso que Jorge Teillier llamaba “antojolía” (por
“antología”), y es posible de ser discutida. Alta Fidelidad no
hubiera sido posible si junto con Rob no hubieran estado
sus dos compinches listeros: Barry y Dick. En el intercam-
bio de listas de estos tres personajes radica gran parte de
su magia. Si una lista no es compartida y puesta bajo la
mirada crítica de otros, no es realmente una lista.
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Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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La medición de Eratóstenes: la idea más profunda, elegante y bella
Como todos los años, nuestros padres de EDGE realizan la
pregunta del año. Ha tocado un tema hermoso:“¿Cuál es la
explicación más bella, profunda y elegante?”. 191 person-
alidades del mundo del conocimiento han respondido, y nos
quedamos con la respuesta de Dan Sperber: “La medición
de Eratóstenes de la circunferencia de la Tierra”; uno de los
momentos más gloriosos de la inteligencia humana. Les co-
piamos y traducimos el texto del antropólogo.
DAN SPERBER
Social and Cognitive Scientist; Directeur, de Recherche au
CNRS Paris; Author, Explaining Culture
La medición de Eratóstenes de la circunferencia de la Tierra
Eratóstenes (276-195 aC), el jefe de la famosa Biblioteca de
Alejandría del Egipto ptolemaico, realizó innovadoras con-
tribuciones a las matemáticas, la astronomía, la geografía y la
artículo 10
Por Ricardo Martinez G.
historia. También argumentó en contra de dividir la humani-
dad entre griegos y “bárbaros”. Por lo que es más recordado,
sin embargo, fue por haber proporcionado la primera med-
ición correcta de la circunferencia de la Tierra (una historia
muy bien contada en el libro de Nicholas Nicastro, Circumfer-ence).
¿Cómo lo hizo?
Eratóstenes había oído decir que, cada año, en un solo día al
mediodía, el sol brillaba directamente al fondo de un pozo
abierto en la ciudad de Siena (hoy Asuán). Esto significaba
que el Sol estaba entonces en el cenit. Para ello, Siena había
de estar en el Trópico de Cáncer y el día tenía que ser el sol-
sticio de verano (nuestro 21 de junio). Él sabía cuánto tiempo
le llevaba a viajar las caravanas de Alejandría a Siena y, sobre
esa base, calculó la distancia entre las dos ciudades en 5.014
estadios. Supuso que Siena estaba al sur en el mismo meridi-
ano que Alejandría. En realidad, en esto se confundió un poco,
pues Siena se encuentra algo al este de Alejandría, y también
se equivocó en el supuesto de que Siena se encontrara justo
sobre el Trópico, pero, casualmente, el efecto de estos dos
errores se cancelaron. Entendió que el Sol se encontraba lo
suficiente lejos como para tratar sus rayos como paralelos
que llegan a la Tierra. Cuando el Sol estaba en el cenit de
Siena, este tenía que encontrarse al sur del cenit de la más al
nortina Alejandría. ¿Por cuánto? Eratóstenes midió la longi-
tud de la sombra proyectada por un obelisco situado en frente
de la Biblioteca (eso dice la historia, pero puede haber usado
algún otro objeto, vertical más conveniente), y, aun sin la trig-
onometría que no se había desarrollado por ese entonces, de-
terminó que el Sol estaba en un ángulo de 7,2 grados al sur
del cenit. Ese mismo ángulo, infirió, indicaba la curvatura de
la Tierra entre Alejandría y Siena (véase la figura). Como 7.2
grados es una cincuentava parte de 360 grados, Eratóstenes
podía entonces, multiplicando la distancia entre Alejandría y
Siena por 50, calcular la circunferencia de la Tierra. El resul-
tado, 252.000 estadios, con un tímido error de 1% respecto
de la medición moderna de 40.008 kilómetros.
Eratóstenes reunió piezas aparentemente no relacionadas:
evidencia –sobre el ritmo de las caravanas, el sol brillando en
el fondo de un pozo, la longitud de la sombra de un obelisco–,
hipótesis –la esfericidad de la Tierra, su distancia al Sol–, y
herramientas matemáticas, para medir una circunferencia
que sólo podía imaginar, pero no ver ni medir directamente.
Su resultado es simple y convincente: la forma en que llegó al
resultado muestra la genialidad de la inteligencia humana.
¿Eratóstenes llevó a cabo un pensamiento concreto sobre
el problema de la circunferencia de la Tierra (de la misma
forma en que podría haber estado pensando concretamente
sobre la distancia de la Biblioteca al Palacio de Alejandría)?
Creo que no. Él estaba pensando más bien en un desafío
planteado por las estimaciones, bastante diferentes de la
circunferencia de la Tierra que habían sido ofrecidas por
otros estudiosos de la época. Estaba pensando en diversos
principios matemáticos y herramientas que podían ser uti-
lizadas para zanjar el tema. Estaba pensando en el uso de ev-
idencia que podía hacerse a partir de diversas observaciones
e informes. Eratóstenes buscaba encontrar una solución
clara, un argumento convincente. En otras palabras, estaba
pensando acerca de representaciones, teorías, conjeturas,
informes, y en una manera novedosa e intuitiva de ponerlos
juntos. Al hacerlo, se inspiró en los demás, y en el objetivo de
los demás. Su hazaña intelectual sólo tiene sentido como un
vínculo especialmente destacable en una cadena socio-cul-
tural de eventos mentales y públicos. Para mí, es un ejemplo
impresionante, no sólo de la inteligencia individual humana,
sino también y sobre todo de los poderes de la mente social y
culturalmente extendida.
artículo 10
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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El Bosón de Higgs completa el puzzle
Cuando estudiaba infructuosamente ingeniería en los años ochenta uno de los temas más fascinantes para nosotros como alumnos (aparte de las HP-41CV, C++ y Duna) eran las partículas elementales. Era habitual que en las oficinas de los profesores o en las salas de estudio se encontraran posters como el siguiente.
Nuestros favoritos eran los quarks, partículas pequeñas que iban más allá (o más abajo o más adentro) que las que nos habían enseñado en el colegio (protones y neutrones). Los quarks se nominaban por una letra (“u”, “d”, “c”, “s”, “t”, “b”) y había una manera mnemotécnica para record-arlos, el lema “up, down, charm, strange, top, bottom” (que parecía “combo” de videojuego). La gracia de es-tas partículas elementales era que cuando se combina-ban daban origen a las partículas más conocidas por la gente de a pie. Por ejemplo,un protón se formaba con dos quarks “u” y un quark “d”, y un neutrón se formaba a su vez por dos quarks “d” y un quark “u”. Aparte de eso, los profesores nos mencionaban misteriosas teorías como el color y el sabor, que eran responsables de la manera como los quarks interactuaban entre sí (el color con la fu-erza nuclear fuerte y el sabor con la fuerza electrodébil).Junto con los quarks había otras simpáticas partículas llamadas lepotones que eran también seis: el electrón, el muon, el tauon y sus respectivos neutrinos (partícu-las casi incapturables porque atravesaban todo lo que se ponía a su paso). En conjunto con los quarks, los leptones constituían los denominados fermiones.Y finalmente había otros elementos llamados bosones, a los que los profesores no hacían muchas referencias (su búsqueda y existencia caía directamente en el campo de la brujería).
La historia de la postulación y el descubrimiento de estas partículas abundaba en historias entretenidas, como que Murray Gell-Mann uno de los grandes responsables del
artículo 11
modelo (llamado Modelo Standard) había tomado el nom-bre de los quarks de la frase “Three quarks for Muster Mark!” sacada del Finnegans Wake de James Joyce (cu-riosamente Gell-Mann recibió el Premio Nobel el mismo año -1969- que un discípulo de Joyce:Samuel Beckett) o que el origen de toda esta empresa se debía a los filó-sofos griegos Leucipo y Demócrito, que pensaban que si uno cortaba un objeto en juliana y seguía picando como cocinero de sushi iba a haber un momento en que la ma-teria no pudiera ser reducida más (atomismo).Acá viene lo bueno. Los profesores nos contaban que evi-
dentemente, para llegar a picar los objetos hasta tamaños infinitesimales había que ocupar unos cuchillos especial-es (Ginsu LVL: over 9000) que se llamaban “aceleradores de partículas” que básicamente lo que hacían era agarrar partículas elementales y hacerlas correr lo más rápido posible de manera que chocaran entre ellas y, con los sensores adecuados, poder determinar qué demonios había quedado del Tremendo Choque. Eso es, en sen-cillo, el Large Hadron Collider, un Ginsu (acelerador de partículas de alta energía) que se construyó para deter-minar, entre otras cosas, si existe el hasta ahora elusivo Bosón de Higgs, un bosón del cual la comprobación de su existencia completaría el puzzle del Modelo Standard y cuya caracterización abriría a nuevos desarrollos y nue-vos modelos en la física de partículas.
Y esa es la noticia (según San The Guardian):
“Dos equipos de físicos en el laboratorio del CERN cerca de Ginebra se están preparando para anunciar sus últimos esfuerzos para descubrir el bosón de Higgs. La escurridiza “partícula de Dios” se ha convertido en la partícula más buscada en la ciencia mod-erna. Su descubrimiento sería la prueba de la ex-istencia de un campo de energía invisible que llena
el vacío del espacio. El entusiasmo en la comunidad científica está al rojo vivo. Peter Higgs, el físico la Universidad de Edimburgo, quien propu-so la idea de la partícula en el año 1964, está volando a Ginebra, al igual que los otros dos hombres que publicaron las teorías similares en la misma época: François Englert, profesor emérito de la Universidad Libre de Bruselas (ULB, Bélgica), y Tom Kibble, profesor emérito del Imperial Col-lege de Londres. Ha habido rumores, especu-laciones, y, ayer por la noche, incluso con una supuesta fuga del laboratorio cuando un vídeo anunciando el descubrimiento de una nueva partícula fue publicada acciden-talmente en su sitio web”.
La noticia se encuentra en desarrollo (las animamos y los animamos a seguir el detalle en el blog del Guardian) y en diversos sitios científicos de la Internet se sostiene que los hallazgos de los dos equipos deben procesarse (lo que tomará meses) y analizarse en detalle (lo que tomará años), pero más allá de las legítimas llamadas a la “calma”, hay que reconocer que, este es un enorme paso en la explicación científica de “la vida, el universo y todo lo demás”.
artículo 11
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Por Ricardo Martinez
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Trucos para romperla en el karaoke
Desde tiempos inmemoriales, para más pelos y señales,
desde la Edad Media (los goliardos, las sociedades
báquicas y cantantes), las personas cantamos cuando
salimos de juerga. La forma más antigua (empresari-
alizada) de la que se registran documentos de este tipo
de recreación carretera parece ser la goguette:
“Una ‘goguette’ era, sobre todo a inicios del siglo XIX, una reunión informal de trabajadores cuyo principal objetivo era cantar y beber en una taberna, al ini-cio de la actividad se realizaba la distribución de los ‘cantantes’ y luego, a lo largo de ella cada uno era lla-
mado a interpretar durante su respectivo turno (Ja-cobs & Scholliers 2003). Desde ese origen funcional, la goguette se convirtió en un cierto tipo de recinto for-mal (Moulin 2004), el más famoso de los cuales fue el ‘Caveau’” (Martínez, 2008:168).
La goguette era el equivalente decimonónico de los ka-
raokes actuales, esos aparatos, recintos y actividades
en que, por unos pesos y unos tragos, cualquier hijo
de vecino puede convertirse en el nuevo Justin Bie-
ber (OH WAIT!!!). Supongo que todos tenemos ya, a
estas altura del partido más de algún cuento con el-
artículo 12
Por Ricardo Martinez G.
los. Desde jornadas memorables en que ganamos 6-0
hasta actuaciones para el olvido tratando de convencer
al público de que la canción que elegimos, nuestra can-
ción favorita, merecía ser interpretada a todo pulmón
en el boliche de turno. Pues bien, ¿hay algún truco para
que la salida al karaoke se convierta en un espectáculo
inolvidable? ¡Claro! Ryunosuke Daido y colegas del To-
hoku Institute of Technology han publicado un paper en
que dan con el secreto del karaoke bien interpretado:
el entusiasmo. Los investigadores elaboraron una lista
de 23 características que todo buen cantante de kara-
oke debe tener en cuenta. Lo ponemos acá como un
decálogo (sic):
1) cante con voz ruidosa
2) realice ataques fuertes de las notas
3) utilice subidas repentinas de la voz
4) use una voz ruidosa en los notas altas
5) lleva a cabo articulación dinámica
6) haga una articulación fuerte de cada nota
7) avance de a poco hacia la altura (pitch) requerida
8) manténgase en la escala
9) ocupe una altura (pitch) más alta que la nota cor-
recta
10) mantenga una altura (pitch) estable
11) use voz con vibrato
12) use una voz poderosa
13) use una voz de grito
14) ocupe voz brillante
15) atrévase con una voz ronca
16) mantenga la fuerza de la voz hasta justo antes del
final de la frase
17) pronuncie claramente de la letra de la canción
18) haga consonantes articuladas
19) ocupe sonidos fuertes de la respiración
20) haga portamentos (click para ver)
21) haga cierta improvisación del ritmo
22) haga cierta improvisación de la melodía
23) manténgase en el ritmo
Esto no es todo. No todas las canciones se prestan para
estos recursos. Por eso, la segunda clave es la elección
del tema. En primer lugar NUNCA elija un tema del que
no se sepa la letra de memoria. En segundo lugar, opte
siempre por canciones con “construcción progresiva” y
en estilo de “power pop” o “power ballad”. ¿Necesita un
listado? Se lo damos (click en las canciones para ir al
video de YouTube respectivo):
Cheap Trick – “Surrender” (1978)
The Cars – “Just What I Needed” (1978)
Buzzcocks – “Ever Fallen in Love (With Someone You
Shouldn’t’ve)” (1978)
The Knack – “My Sharona” (1979)
The Romantics – “What I Like About You” (1980)
Rick Springfield – “Jessie’s Girl” (1981)
The La’s – “There She Goes” (1990)
Weezer – “Buddy Holly” (1994)
The Wonders – “That Thing You Do” (1996)
Gin Blossoms – “Follow You Down” (1996)
Ah, no, no le gustan en inglés. Probemos con el castel-
lano:
Camilo Sesto – “Vivir Así Es Morir De Amor” (1978)
Massiel – “Eres” (1981)
Daniela Romo – “La ocasión para amarnos” (1983)
Luis Miguel – “Palabra de honor” (1984)
Cristian Castro – “Lloran las rosas” (1997)
Nek – “Laura No Está” (1997)
Esta última, sobre todo, les aseguramos que la rompe,
pero la rompe rompe. Si se sigue al pie de la letra el
decálogo, saca trago.
artículo 12
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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Calcomanías Familiares en la 4×4: ¿Impression Management?
Están por todos lados. Son como una invasión. Las cal-
comanías familiares pegadas en el parabrisas trasero
de las cuatro por cuatro conquistaron Santiago. Y son
horribles: figuras que parecen palotes, en un diseño de
sticker en blanco de adrede lo-fi, porte obligatorio de la
SUV del clan. Acá un intento de análisis.
ADVERTENCIA: La introducción de este posteo será
más larga que de costumbre, pero les aseguro que
luego de leerlo dispondrán de una herramienta pode-
rosa para analizar no solo el problema de las Calco-
manías Familiares, sino que muchos otros fenómenos
del Chile actual.
Me ha pasado ya como cinco o seis veces, empiezo a
pergeñar un artículo para Tercera Cultura y revisando
la bibliografía llego, una y otra vez al mismo libro. Se
llama “The Presentation of the Self in Everyday Life”
y lo escribió el sociólogo Ervin Goffman en 1959. Su
artículo 13
Por Ricardo Martínez G.
teoría es directa y explicativa:
“Cuando una persona entra en presencia de otras
personas, estas habitualmente tratan de adquirir
información acerca de la primera o deponer en
juego información sobre ella que ya se poseía.
Las personas estarán interesadas en general en:
la situación socioeconómica, la concepción de sí
mismo, la actitud hacia ellos, la competencia, la
fiabilidad, etc. Aunque parte de esta información
parece ser buscada como un fin en sí mismo,
hay razones prácticas para adquirirla. La infor-
mación sobre el individuo ayuda a definir la situ-
ación, lo que permite que los demás sepan de an-
temano lo que se espera de ellos y lo que pueden
esperar de él. Informados de esta manera, los
demás sabrán la mejor forma de actuar con el fin
de suscitar una respuesta deseada del primero”.
Goffman sostenía la metáfora del teatro que popu-
larizara Shakespeare en Como Gustéis: “El mundo es
un gran teatro” (“All the world’s a stage”, Acto II, Es-
cena VII), y pensaba que como actor, cada persona se
preocupaba de la imagen que transmitía a los demás.
En los ochentas y noventas diversos sociólogos y
psicólogos sociales desarrollaron este concepto de
“self-presentation” y acuñaron el término “Impres-
sion Management (IM)” para dar cuenta de las motiva-
ciones, objetivos y recursos que se movilizan y se en-
cuentran involucrados en la construcción de la imagen
pública.
En un artículo completísimo de Leary & Kowalski (1990,
“Impression management: a literature review and
two-component model”), los autores sostienen que la
IM consiste en dos componentes: la Motivación a la Im-
presión (en qué condiciones nos vemos más forzados
a “causar una buena impresión”, prácticamente nula
si fuéramos invisibles, altísima si nos damos cuenta
de que otros nos están observando atentamente) y la
Construcción de la Impresión (cuáles son los medios
por los cuales nos presentamos a los otros: verbales,
no-verbales, actitudinales, etc.).
Cada uno de ellos de acuerdo con Leary & Kowalsky
está constituido de subcomponentes.
Para la Motivación de la Impresión está:
1. la Relevancia de la Impresión para los Propios Ob-
jetivos (quienes me observan, ¿pueden realizar con-
secuentemente acciones que me beneficien o perju-
diquen –jefes, pares?),
2. el Valor de los Objetivos Deseados (los objetivos que
tengo y que son influidos por la impresión que doy, ¿son
esenciales en mi vida?), y
3. la Discrepancia entre la Imagen Deseada y la Ac-
tualmente Proyectada (¿cuán lejos está la imagen que
deseo proyectar de la que realmente estoy proyectan-
do?).
Para la Construcción de la Impresión está:
1. el Auto-Concepto (¿cómo me veo a mí mismo y qué
es lo que quiero que los demás sepan de mí mismo?),
2. las Imágenes de Identidad Deseadas y No-Deseadas
(¿cómo me gustaría o no me gustaría que me vieran los
demás?),
3. las Restricciones de Roles (¿qué lugar ocupo y qué
se espera y espero que se proyecte de mí en ese espa-
cio?),
4. los Valores Objetivos (¿cuáles son los valores y las
imágenes que son aprobadas socialmente en el espacio
artículo 13
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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en el que actúo?),
5. la Actual y Potencial Imagen Social (¿cómo me están
viendo en este momento los demás?).
Ahora, un grafiquito de resumen.
Si se fijan, el modelo se aplica a un sinnúmero de
fenómenos, desde cómo me visto, qué rituales sigo,
cuál es mi ringtone, qué películas voy a ver, qué cerveza
me tomo después de la película, cómo hablo del tema
de la película, etc., etc., etc.
Apliquémoslo, entonces, a los Family Stickers.
Primero, la Motivación a la Impresión se da en condi-
ciones bastante explícitas, manejar un auto, especial-
mente una 4×4 ocurre en un contexto urbano, donde
hay otras 4×4, donde los otros conductores de 4×4
miran mi 4×4. O sea, “como te explico”, ellos son los
principales observadores (nótese que la ubicación del
sticker en el parabrisas trasero a mano izquierda hace
que su “espectador” más directo sea, “el conductor
del auto de atrás”). Ir al dejar a los niños al colegio,
salir de paseo, etc. Es realmente difícil ver un Family
Sticker con un solo integrante familiar, o una pareja sin
críos. Respecto de la Relevancia de la Impresión para
los Propios Objetivos, también es obvio, ser como el-
los, los otros conductores que conducen 4×4, relevancia
altísima: convertirse en un par. El Valor de los Obje-
tivos Deseados es altísimo también, no se trata solo
de mostrar que tengo el dinero para poseer una SUV,
también “tengo” una linda familia. Finalmente, en
cuanto a la Discrepancia entre la Imagen Deseada y la
Actualmente Proyectada, pasa algo parecido que con
lo anterior: antes “mostrar” una SUV era símbolo de
status económico, con los Family Decals, muestra que
“necesito uno de estos vehículos, soy una madre o un
padre preocupado del bienestar de su familia”.
Segundo, respecto de la Construcción de la Impresión,
se trata de un medio curiowwso, a caballo entre el ideo-
grama, el emoticón y el cómic, la Calcomanía Familiar
tiene algo de ingenuo, de “lúdico”. El Auto-Concepto
tiene que ver con la proyección de la familia ideal. Las
Imágenes de Identidad Deseadas y No-Deseadas están
relacionadas con “los valores de la familia, encarnados
en la imagen de familia proyectada” por el primer lado,
y con “el desvalor de tener un auto caro” por el segundo
lado: el Family Decal proyecta un valor sobre un objeto
que indica un valor contrapuesto (de ahí la agudeza de
XKCD en el chiste que inicia este posteo). Respecto de
las Restricciones de Roles, la calcomanía proyecta un
rol de marido o esposa que pone por sobre todas las
cosas a sus pequeños (y, a veces, a sus mascotas tam-
bién), esto también afecta a los Valores Objetivos de un
grupo social que reconoce en las “familia bien constitu-
ida” el “núcleo de la sociedad misma”. Ello, finalmente
influye en la Actual y Potencial Imagen Social: basta
con decir que no se
ven por ahí Family Decals de familias divorciadas.
Como se puede observar, el modelo de Leary & Kow-
alski es sumamente poderoso para analizar este caso.
Por supuesto que, en un análisis apurado como este,
se me pueden haber pasado por alto muchas cosas,
espero comentarios. Y las invito y los invito a proyec-
tar este tipo de lectura sobre otros asuntos, como las
fotos de perfil de Facebook, los estados de Twitter, la
corbata que se lleva en la reunión, etc.
artículo 13 artículo 13
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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Películas, virales y pop corn
artículo 14
Por Ricardo Martínez G.
La Tercera Guerra Mundial ha comenzado. No se libra, como predijera Einstein, con dispositivos bélicos de alta tecnología, tampoco con “palos y piedras”: se trata de poder blando. La cultura y no la fuerza militar o indus-trial. Y Estados Unidos va ganando. Fréderic Martel, un sociólogo, escritor y periodista francés, ha escrito quizá el libro definitivo sobre el tema: Cultura Mainstream (Taurus, 2011), un paseo de 458 páginas que consigna y compila el trabajo de cinco años, centenares de en-trevistas y varias vueltas alrededor del mundo (visitó treinta países), en que paso a paso y con extraordinario rigor despliega la estructura de producción, creación, difusión y consumo que constituyen los fenómenos de masas de alcance global.
“¿Por qué triunfan Avatar, Shakira, Spielberg, Mu-jeres desesperadas, Slumdog Millionaire, Disney, Michael Jackson o MTV? ¿Cómo se fabrican los best sellers, los discos superventas y los grandes éxitos de taquilla? ¿A qué se debe el predominio de la cultura estadounidense y por qué está ausente Europa de esta gigantesca batalla cultural a es-cala mundial?” (Martel, 2011: contraportada).La respuesta se encuentra en modo passim a lo largo del volumen, y se puede sintetizar más o me-nos así:
“En la actualidad, cada día se inaugura de promedio una nueva pantalla de multicine en China, en India y en México. Y más de la mitad de los abonados a la televisión de pago se hallan ahora ya en Asia. A medida que aparecen nuevos gigantes en la economía mundial -China, India, Brasil, pero también Indone-sia, Egipto, México y Rusia-, su producción de entretenimiento y de información au-menta. Está emergiendo la cultura de los países emergentes. Frente al entertainment esta-dounidense y a la cultura europea, esos nuevos flujos mundiales de contenidos em-piezan a tener su peso. Se está dibujando una nueva cartografía de los intercambios culturales” (Martel, 2011: 17).
artículo 14
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Alvaro Bisama me regaló el libro para Navidad hace un par de semanas y lo devoré: realmente se trata de una de las lecturas más refrescantes e iluminadoras que se puede tener este verano. Martel repasa cómo se genera la cultura de corriente principal, a la que evita llamar “industria cultural”, prefiriendo el rótulo de “industrias creativas”, trasladándose -a velocidad de párrafo a pár-rafo- desde Hollywood a Bollywood, pasando por Nolly-wood (la extraordinaria y pujante industria cinematográ-fica de Nigeria, que produce más películas que la India y solo unas pocas menos que Estados Unidos); desde los estudios de TV Globo en Brasil hasta los de Al Yazeera en el mundo árabe; desde la capital exógena de la músi-ca latinoamericana en Miami, hasta el corazón del K-Pop y el J-Pop en el extremo oriente; se concentra en los héroes del dominio estadounidense del campo, como Jack Valenti (el mayor lobista político del cine norteam-ericano), Berry Gordy (el fundador del sello discográfico Motown e “inventor del pop”) y Pauline Kael (la crítica de cine de The New Yorker en los setentas, responsable en gran medida de la disolución de la dicotomía alta cul-tura vs. cultura popular). También queda espacio para lo indie, así que, del mismo modo que cubre a Pixar, in-vestiga los modos de trabajo de Producciones Apatow, o la estética de Wong Kar-wai, para descubrir que el indie no existe: en cine, los estudios grandes poseen estu-dios pequeños o independientes (Warner, por ejemplo, con New Line Cinema), en música, los Big Four (Uni-versal, Sony, Warner y EMI) controlan decenas de sellos menores, en la industria editorial las grandes editoriales manejan imprints, en el teatro hay vasos comunicantes entre Broadway (500 asientos o más), el Off-Broadway (entre 100 y 499 asientos) y el Off-Off-Broadway (menos de 100 asientos).
El viaje de Martel desenmascara las oscuridades de la industria del entretenimiento con una gracia que no es para nada menor: nunca deja que su propia postura ideológica se ponga por delante de la narración: es como un teórico del No-Logo o de la sociedad del es-pectáculo o de Para leer al Pato Donald ”operado de los nervios” y eso se agradece sobremanera. Tampoco se deja engrupir por la idea de que el predominio cul-tural global de los Estados Unidos sea algo irreversible: aunque conversa con Samuel Huntington en las prim-eras páginas, su análisis resulta más sutil que el del Choque de las Civilizaciones: descubre posicionamien-tos globales cruzados como el BRIC (Brasil, Rusia, In-dia, China) o Chináfrica (la penetración de la República Popular China en el mundo africano, abandonado por Europa y los Estados Unidos).Y en el centro de todo, están los datos freaks, el libro abunda en ellos, y es claro que luego de su lectura uno dispone de una batería de cuentos por contar: como que en el corazón de la industria cinematográfica se encuentra la venta de palomitas de maíz (que generan un margen de 90%). Sí, las palomitas que se compran en el multicine por dos lucas, le dejan 1800 pesos a la empresa -negocio redondo.
Fréderic Martel ha elaborado, con Cultura Mainstream, un trabajo de una ambición y alcance similares a los de Jared Diamond con Armas, Gérmenes y Acero. Pero, mientras este último resulta un relato omnicomprensivo acerca del hard power (el poder militar e industrial, o, como lo llama el mismo profesor Diamond: el cargo), en el volumen del francés lo que domina es el soft power: se cambian las armas por las películas, los gérmenes por los virales, el acero por el pop corn.
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Aysén
Con Marcelo Mellado tuvimos alguna vez un proyecto
de realizar un encuentro de escritores de ciudades y
pueblos abandonados de Chile. Marcelo vive en San
Antonio, o más específicamente en Llolleo, y ha hecho
un proyecto de obra centrado en la micropolítica de la
provincia profunda, la trastienda del Chile globalizado
y que puntea en los indicadores de competitividad,
riesgo-país, transparencia y ambiente de negocios. Por
cierto, el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes
no nos dio un miserable peso. Y ahí siguen las ciudades
y pueblos abandonados, con sus concejales, sus diri-
gentes gremiales, sus locutores de radio, sus poetas
láricos y sus microempresarios de la subsistencia.
Clientes todos del Fondart y del Fosis, delFNDR y de la
larguísima lista de siglas que componen el mapa del
vasallaje estatal de nuestra repúblicaunitaria y presi-
dencialista.
Cada vez que escucho noticias de levantamientos ciu-
dadanos en Punta Arenas, Rapa Nui, Calama y ahora en
Aysén, me acuerdo de Marcelo. De sus cuentos sobre
simposios de poetastros de provincia, poblados de pro-
fesores resentidos, sindicalistas fracasados, de oscuros
operadores políticos de terno y mocasín, con secretaria
y oficina en el único edificio de oficinas de la comuna.
La realidad que retrata Marcelo está a apenas un cen-
tenar de kilómetros de Santiago, pero es de una deso-
lación y una precariedad que me da escalofríos de solo
pensar en cuál será su equivalente en Aysén, la capital
artículo 15
Por Carlos Trombén
chilena del suicidio.
La economía ha estudiado poco la relación entre distan-
cia, aislamiento y desarrollo. Stephen Redding y Anthony
J. Venables publicaron hace poco un paper titulado The
Economics of Isolation and Distance, que entrega algu-
nas pistas basadas en una econometría rigurosa. Estu-
dios anteriores, en base a datos de Estados Unidos y la
Unión Europea, confirman que la productividad y, por
ende, el ingreso por habitante, son mayores donde la
densidad demográfica es mayor. Pese a todo lo que se
ha dicho respecto de la globalización, un rasgo impac-
tante de la vida económica es el carácter local que tiene
la mayor parte del intercambio, y como éste disminuye
marcadamente con la distancia. Enviar mercadería de
Los Ángeles a Santiago es más barato que hacerlo de
Santiago a Aysén por la simple razón de que las ru-
tas de transporte más transitadas son más baratas. Y
lo mismo corre para el tráfico de datos, las llamadas
telefónicas, etc. En una zona remota el valor agregado
es tragado de dos maneras: las empresas reciben me-
nos por lo que venden y deben pagar más por los bienes
intermedios y de capital que deben traer desde lejos. Por
esta razón el aislamiento implica menores salarios re-
ales y un menor PIB per cápita ajustado por paridad de
poder de compra (PPP).
Un trabajo anterior de Ciccone y Hall en los noventa
demostró que los estados más productivos y ricos en
EE.UU son, precisamente, los que cuentan con grandes
centros urbanos: Nueva York, Illinois, California, Texas.
Y los menos son Arizona, Nuevo México, las dos Dakotas
y Alaska.
Pensar en Aysén es pensar en nuestra propia Alaska,
un territorio aislado y de clima cruel. En 1956 el gobi-
erno federal de los Estados Unidos aprobó una ley para
dar servicios de salud mental a los habitantes de Alaska.
Tal como la reforma de la salud de Obama, fue denun-
ciado por la derecha estadounidense como una conspir-
ación socialista. En los últimos años Argentina se ha
jugado por establecer incentivos fiscales a la industria
en sus regiones extremas. En la provincia de Tierra del
Fuego Nokia y otros fabricantes se acogen beneficios
tributarios para fabricar celulares y notebooks. No serán
tan buenos ni baratos como los que se fabrican en Asia,
pero al menos permiten integrar este territorio a un cir-
cuito de producción, distribución y generación de rentas
que en algo compensa las externalidades negativas del
aislamiento. Es el tipo de cosas que les sube la presión
y provoca taquicardia en los neoliberales, pero resulta
de sentido político común. Brasil también lo hace con
Manaos. Pero la respuesta chilena al malestar en sus
zonas extremas es el desplazamiento de fuerzas espe-
ciales y la militarización del territorio. Un ministro que
va a negociar y regresa denunciando teorías conspirati-
vas completa el cuadro de un ADN político incapaz de vi-
sualizar lo que realmente está en juego: que la república
chilena es económica y políticamente inviable desde la
centralización autoritaria de Portales. Que las fuerzas
del mercado son total y absolutamente contradictorias
con el concepto de soberanía, idolatrado por los con-
servadores.
artículo 15
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
42 43
Cerveza barata y combos gratis
Hoy tuve una curiosa conversación con mi sobrina
putativa (la Giuli) y mi querida suegra (la Vicenta).
La Guili nos contaba que estaba de errepé (RR.PP.)
de unas fiestas en Viña/Reñaca y que a la última,
cerca de Mantagua llegaron como tres mil personas
a un lugar en el que solo cabían 500 y disponía de
solo cinco guardias: simplemente quedó la zorra.
La Vicenta se mostraba inquieta “porque la juventud
está cada vez más violenta”. Pero yo la tranquilicé
con una idea que sostengo hace tiempo: “no es la
juventud la violenta, es que el copete es barato”.
Hace ya quince años que tengo la impresión de que
existe una correlación inversa entre el precio de
la cerveza y las peleas producto del consumo de
alcohol. He visto un patrón que se repite: primero
se abre un “barrio bohemio” ondero, como Bellav-
ista, Suecia o San Damián, que se llena de estrellas
Por Ricardo Martínez G.
del Jet Set Criollo(oxímoron detected) y fologüers a
su siga; luego aparecen más locales que entran en
competencia con los originales del Barrio; poste-
riormente se produce una “guerra de precios” y se
empieza a vender trago cada vez más barato; esto
genera más mochas en las calles, luego conatos de
violación, asaltos y finalmente balazos; el Barrio
entra en decadencia y por último desaparece… hasta
que otro “barrio bohemio” lo viene a reemplazar y el
proceso se inicia nuevamente.
El caso de Suecia, para mí es el más cercano. Como
contaba la ahora flamante alcaldesa de Provi,
Josefa Errázuriz, en los años sesenta el cuadrante
formado por Santa Magdalena, General Holley,
Bucarest, la Costanera Andrés Bello y Avenida
Suecia, albergaba las mansiones más señeras de la
comuna. A fines de los ochenta, en General Holley
se instalaron algunas de las boutiques más high
de la capital. Luego, hacia mediados de la década
siguiente, arribó el EntreNegros, de la mano de
Miguel Piñera y Miguelo.
Recuerdo vivamente la despedida que le hicimos a la
Tone Moure antes de un viaje suyo a Francia en que
con algunos entrañables amigos nos juntamos en
uno de los locales del barrio. Me tomé tres cervezas
individuales a un costo de dos lucas cada una: seis
lucas en total, una verdadera millonada para el año
1997. Dos días más tarde, en Valpo, fui con otros
amigos al Kábala, donde me tomé el equivalente a
tres chelas individuales: una Escudo de litro. ¡¡¡Por
QUINA!!! El precio de Suecia era DOCE veces el de
Valpo. Y eso que el Kábala NO era un lugar barato.
En los años que siguieron Suecia mutó en “Sucia”,
un lugar al que había que ser valiente para en-
trar. ¿La razón? Cae de cajón: las cervezas bajaron
vertiginosamente de precio debido a la competencia
entre los múltiples locales que se fueron instalan-
do para atender a la masa humana que llegaba al
sector. Cuando el litro de “Marcela” llegó a la luca,
simplemente todo se acabó.
Me ha metido a San Google Scholar a buscar si se ha
hecho la correlación entre los precios de las chelas
y los combos y he hallado dos papers, uno británico
(“Price of beer and violence-related injury in Eng-
land and Wales”, Sivarajasingam et al, 2006) y otro
estadounidense (“Alcohol Regulation and Violence
on College Campuses”, Grossman et al, 1999), y
ambos llegan al mismo resultado: la correlación es
-0,48. Una “bella” correlación negativa.
Grossman et al (1999) sostienen que la cadena de
sucesos es la siguiente: hay una correlación entre
el consumo de alcohol y la violencia, largamente
documentada; y hay también una correlación, esta
vez negativa, entre el precio del alcohol y su con-
sumo.
Si se suma dos más dos, llegamos a la tesis que le
defendía a mi suegra, la Vicenta. Así que ya sabe-
mos: si quiere combos gratis, baje el precio de las
pilsen.
artículo 16
Journal of Tercera Cultura
artículo 16
Journal of Tercera Cultura
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¿Realmente las personas de derecha son más tontas?
Ha sido la noticia científica de la semana. La radio Bío
Bío ha titulado “Estudio de 50 años afirma que perso-
nas de izquierda son más inteligentes que las de dere-
cha” y las redes sociales han explotado. ¿Qué mejor
que los científicos respalden lo que muchos creemos,
que somos de izquierda porque somos más inteligen-
tes? Paños fríos: veamos el detalle.
La investigación fue publicada en el número correspon-
diente a febrero del journal Psychological Science que,
de acuerdo con la información de portada, se ubicaría
en el Top 10 de revistas de psicología en el mundo.
Nada de mal para comenzar. Los autores son Gordon
Hodson y Michael A. Busseri de la Universidad de Brock
y no, no está ubicada en Ciudad Plateada, sino en On-
tario, Canadá. El título completo del estudio es: “Bright
Minds and Dark Attitudes: Lower Cognitive Ability
Predicts Greater Prejudice Through Right-Wing Ideol-
ogy and Low Intergroup Contact”, siendo su abstract
(traducción propia):
“A pesar de sus importantes repercusiones en los comportamientos y las relaciones interpersonales, las habilidades cognitivas se han ignorado para las explicaciones de los prejuicios. Hemos propuesto y ensayado modelos de media-ción en los que menor capacidad cognitiva predice un mayor perjuicio, un efecto que es
artículo 17
Por Ricardo Martínez G.
mediado por la aprobación de ideologías de derecha (conservadurismo social, autoritarismo de derecha) y bajos niveles de contacto con grupos externos. En un primer análisis de dos a gran escala, datos representativos del Re-ino Unido (N = 15.874), hemos encontrado que una menor inteligencia general (g) en la in-fancia predice el racismo en la edad adulta mayor, y este efecto se encuentra mediado en gran medida a través de la ideología con-servadora. Un segundo análisis, esta vez de un conjunto de datos de los Estados Unidos con-firmó un efecto predictivo de la pobreza de
artículo 17
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
razonamiento abstracto con el prejuicio anti homosexual; relación parcialmente mediada tanto por el autoritarismo y los bajos nive-les de contacto entre grupos. Todos los análi-sis se controlaron por nivel de educación y esta-tus socioeconómico. Nuestros resultados sugieren que las habilidades cognitivas desempeñan un papel crítico, aunque subestimado, en el prejuicio. En consecuencia, se recomienda mayor énfasis en la investigación de la capacidad cognitiva en relación prejuicios y una mejor inte-gración de la capacidad cognitiva en los futuros modelos de prejuicios”.
Entonces, para comenzar, hay que tener cuidado con la referencia en el título de la radio Bío Bío: el estudio intenta es-
tablecer una correlación entre las habilidades cognitivas y los prejuicios, y NO entre las habilidades y adscripción a una
tendencia política, al menos no de manera directa. Veamos el gráfico con que los investigadores ilustran su propuesta:
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artículo 17
Según él, las actitudes prejuiciosas se encuentran mediadas por la ideología de derecha cuando se relacionan con las
habilidades cognitivas, tal como indican los resultados:
“Nuestro análisis de datos a gran escala del Re-ino Unido establece una relación predictiva entre el g (un factor latente de la inteligencia general-izada) en la infancia y los prejuicios de adultos, así como un efecto indirecto de g en el prejuicio a través de la ideología conservadora; este efecto indirecto explica más del 90 % de la relación en-tre g y el racismo en tres de los cuatro análisis. De este modo, la ideología conservadora repre-
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Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
senta una vía fundamental a través del cual la inteligencia infantil predice el racismo en la edad adulta. En términos psicológicos, la relación en-tre g y el prejuicio pueden derivarse de la pro-pensión de los individuos con menor capacidad cognitiva para apoyar las ideologías conserva-doras, porque esas ideologías ofrecen un sentido psicológico de la estabilidad y el orden” (Hodson & Busseri, 2012:192).
Pero, cuidado. Creemos que ante este tipo de resultados se debe ser extraordinariamente cauteloso. En primer lugar
por la gravedad de la interpretación más automática, y también prejuiciada.
Voy a poner un ejemplo para ilustrarlo, los resultados del SIMCE. Observemos una tabla 2010:
En la tabla se indican los puntajes alcanzados en prome-
dio en las tres pruebas (Lectura, Educación Matemática
y Comprensión del Medio Social y Cultural) de 4º Bási-
co por grupo socioeconómico (Bajo, Medio Bajo, Medio,
Medio Alto y Alto). Es transparente que los puntajes su-
ben en todas las pruebas en la medida en que se avanza
hacia los niveles socioeconómicos más altos.
¿Podemos extraer de estos resultados la conclusión
de que los pobres son tontos? No. Existe un enorme
número de otras variables involucradas en el resultado.
La más conocida de ellas es el llamado capital cultural
(Informe Coleman, 1966). Si asumimos la premisa de
que los pobres son tontos probablemente estamos cay-
endo en un sesgo que también ha sido muy estudiado:
el sesgo de confirmación:
“En psicología y las ciencias cognitivas, el sesgo de
confirmación es una tendencia a investigar o interpre-
tar la información de tal suerte que confirme nuestras
preconcepciones, es decir nuestras creencias previas,
provocando errores en la interpretación del mundo que
nos rodea” (Santa Wikipedia).
Con el resultado del estudio que estamos abordando
puede ocurrir lo mismo. Las personas que somos de
izquierda tenderemos a aceptar sin mayores reparos la
idea de que las personas de derecha son menos inteli-
gentes, porque desde antes creemos eso.
Richard Feynman, el premio Nobel de Física 1965, dijo
una vez, en la sesión inaugural del Caltech (sí, allí donde
trabajan Sheldon, Leonard, Raj y Howard, TBBT):
“Puede ser, pues, interesante hablar explícitamente
de una especie de integridad científica, un principio de
pensamiento científico que equivale a una especie de
probidad a ultranza, algo así como querer refutar lo
hecho. Por ejemplo, si estamos realizando un experi-
mento, deberíamos dar cuenta no sólo de lo que nos
parece que tiene de correcto, sino de todos los aspec-
tos que a nuestro juicio podrían invalidarlo: otras cau-
sas que podrían explicar los resultados obtenidos; co-
sas que uno piensa han quedado descartadas por otros
experimentos, y cómo funcionaron éstos; todo lo que
garantice que los demás pueden saber qué es lo que se
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Yo odio MP3
Hoy tuve una entretenida discusión con Carlos Balboa
en FaceBook en la que yo defendía la importancia del
MP3 en la historia de la música. Eso me llevó a re-
cordar un artículo que escribí para el portal Terra a
inicios del año 2000. Lo busqué y lo encontré en mis
archivos. Se los dejo, porque creo que ahora lo que
aparece en ese texto es una especie de arqueología
de aquella época, y de lo que los MP3 significaron o
empezaron a significar. Presten especial atención a
ciertos datos como la NO existencia de Google (y los
buscadores que se ocupaban), el tamaño de los discos
duros, la cantidad de canciones que se almacenaban o
el volumen de bytes que soportaba Napster.
Yo odio MP3
Hola, me llamo Ricardo, y estoy aquí porque soy un
adicto a MP3.
Todo comenzó una lluviosa noche del junio recién
pasado. Una persona, que en ese entonces creía que
era mi amigo, me llevó frente a su computador y me
mostró en la pantalla un pequeño aparatito, que sim-
ulaba ser un equipo de música. Y me dijo: “Ricardo,
este es un reproductor de música en formato MP3”.
Me hizo escuchar la canción del Palomo Mensajero
(ese que peleaba con Pierre NoDoyUna) y a continu-
ación me explicó que el formato MP3 lograba que una
canción se pudiera guardar pesando entre 10 y 12 vec-
es menos que lo que pesaba en megas originalmente
www.mp3.es/knowhow/knowhow.html.
Eso significaba que en un CD en vez de caber 15 ó 16
temas, podían guardarse entre 150 y 160; pero, tam-
bién (snif) significaba el comienzo de mi adicción.
Mis primeros pasos
Fascinado con la posibilidad de, por ejemplo, tener
todos los discos de los Beatles en un solo CD, di mi
primer paso en el camino de la perdición y bajé de In-
ternet el reproductor que usaba mi futuro ex amigo
www.winamp.com. Lo único que podía escuchar eso sí,
era el saludo del equipo. Comenzó entonces una larga
odisea buscando lugares desde donde bajar también
música, comencé por www.mp3.com y seguí con el
buscador www.lycos.com. Pero, no era suficiente para
mí, desde esos lugares era harto poco lo que se podía
descender. Así que opté por seguir una sugerencia de
mi amigo (?), en voz baja me había dado el dato de su
dealer: “es confiable y discreto”, me dijo. Le envié un
e-mail a este desgraciado, al que no voy a mencionar,
pero al que desde ahora en adelante llamaré El Prov-
eedor, y claro, en unas pocas horas tocó a la puerta de
mi casa y me pasó cinco discos llenos de la droga: 800
canciones. Sonriendo le cancelé lo acordado y cerré
la puerta de mi casa creyendo que con eso sería sufi-
ciente. Qué equivocado estaba.
Días de Gloria
No puedo negar que en un primer momento la experi-
encia y la sensación fueran muy gratificantes. Imagín-
artículo 18
Por Ricardo Martinez G.
ense, ponía el WinAmp aleatorio y lo dejaba sonando
la noche entera, era como oír la radio. Luego vinieron
mis primeras fiestas. Como no me bastaba con 160
temas, guardaba en el disco duro unos 300 ó 400, se-
leccionados para la ocasión, y así los iba tocando a lo
largo de las largas horas de juerga nocturna. Empe-
cé a tener nuevos amigos, la gente más admiraba y
quería, pero, por mientras, iba borrándose parte de mi
memoria (en el disco duro), y mi pobre PC empezaba
a pasar pellejerías de tanto que lo cargaba de un lado
para otro. Además, no faltaban las quejas: que ponte
ésta, que está muy lenta la música, que los temas no
están mezclados.
Transformándome en DJ
Para la fiesta de año
nuevo decidí vencer tan-
ta crítica y me conseguí
dos softwares mezcla-
dores: el VTT hops.cs.jhu.
edu/~gonzo/carrot, y el
MP3-Mixer mp3software.
simplenet.com/noframe.
html. Con este último
podía mezclar automáti-
camente. Además me
hice de un nuevo disco
duro de 13 gigas dedica-
do sólo a los MP3, dónde
alojé la friolera de 1400
canciones que ya tenía.
Para qué les cuento, la
música sonaba sola y yo
dele que suene bailando.
Nuevos cocktails
A esas alturas del parti-
do había descubierto que
WinAmp era sólo una de
tantas posibilidades. Es-
taban el Sonique www.
sonique.com, el JukeBox,
y el Illurium Tagger 2000
come.to/Oddera, que
hasta traía karaoke. Aún
artículo 18
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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así mi adicción seguía fija en su
primer amor, porque WinAmp
www.winamp.com permitía
plugins, es decir pequeños
sub-programas que facilitaban
la vida, como el AudioStocker
(que lograba que las canciones
sonaran con volúmenes pare-
jos), o el NT Pitch (que parece
que lo crearon unos cabros de
Villa Alemana, y que aceleraba
la reproducción, tal como hacen
en las radios), y sobre todo el
MuchFX2 (que permitía hacer
que todos los plugins funcio-
naran simultáneamente). Y es-
taban los skins, interfaces más
atractivas para el equipo (mi
favorito: el Cold Fusion).
Cultivando mi propia droga
Obviamente en ese entonces ya
no quería seguir dependiendo
de El Proveedor, que aunque
había bajado los precios a causa
de la competencia, me estaba
menguando sustancialmente
el presupuesto para comida, vi-
vienda y vestido. Ingresé a una
facción de valientes y nobles
librepensadores y librecambi-
stas llamada chile, binarios,
sonidos en el grupo de noticias
www.deja.com. Estos mucha-
chines se dedicaban a mailear
gratis sus propios temas, a
cambio sólo de hacer de ésta
una nación libre y soberana.
Bueno, y también había profita-
artículo 18
dores, pero a precios realmente espeluznantes, por lo
bajo. Allí también supe de algunos paraísos del ciber-
espacio melómano, los Shangri-Lás del MP3. Primero:
Napster www.napster.com, comunidad dónde se podía
intercambiar música en vivo y en directo (los días de
mayor convocatoria había cerca de un ¡¡¡tera!!! de
melodías por bajar). Después: FTP Cute www.globals-
cape.com, que por fin resolvía el drama de entrar a
los lugares dónde Lycos siempre me dejaba sin saber
que hacer. Aunque no era tan bueno, porque los FTP
siempre mandaban mensaje de “too many users”, con
excepción de uno que por supuesto que debía de ser
chileno ftp://ftp.netup.cl/ (usuario: mp3, password:
emepe3). Y por fin: MP123 www.mp123.com, dónde se
podía swapear (cambiar uno a uno los temas, aunque
a veces los mandaban sin esa condición) con, al pare-
cer, miles de otros cibernautas. Antes de hacer esto
era necesario eso sí hacerse de una Box, para poder
dejar 50 megas guardados en ese misterioso espacio
que es la red.
Quiero rehabilitarme
No soy feliz en mi estado, ustedes deben creer que
es así, pero no. Los MP3 han cambiado mi vida, an-
tes hacía esas maravillosas fiestas y todo eso, hoy ni
salgo de mi casa buscando en todas partes sólo más
y más (es como si me hubiera picado un pariente del
gusanillo del juego de esas caricaturas de la Warner:
¡da cartas, cartas!). Con 2200 temas aún no me bas-
ta, ¿qué voy a hacer cuando vuelva a llenar mi disco
duro? ¿comprarme otro? Mi PC ya parece un tarro,
y está negro y prematuramente envejecido con tanto
acarreo. La tarjeta de sonido falla y la debo cambiar
cada 4 meses. El cable miniplug/RCA de 10 metros,
que me mandé hacer para tener salida por cualquier
equipo que soporte AUX, ahora parece un cordón de
teléfono de cuando los teléfonos eran negros y con
disco, y paso horas desenredándolo. No, no soy feliz,
MP3 es un vicio que uno sabe dónde comienza, pero
nunca dónde termina, ahora ando buscando un Dia-
mond Rio, para además escuchar música cuando vaya
por la calle: me volví un autista. Mis antiguos amigos
ya no están, no les gusta que vaya cambiando cada 5
segundos de tema sólo porque tenga muchos y jamás
los haya escuchado todos.
Por favor, se los recomiendo como un MP3 Anónimo,
no entren en este sendero de lágrimas y deseos per-
manentemente frustrados.
¿Y saben qué es lo peor?
Que aún no he conseguido la música del Palomo Men-
sajero.
Humm. Ahora vuelvo…
artículo 18
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El mito de las 400 palabras: la refutación simple
artículo 19
Por Ricardo Martínez G.
locura 18
es 17
Cualquier adolescente que sepa cantar estas tres
canciones hablaría con más de 400 palabras. ¿Cuán-
tas canciones maneja un adolescente? Estimamos que
varias decenas, por no decir centenares.
Otto Dörr no solamente está equivocado, sino que: a)
no basa su afirmación en ningún estudio serio, y b)
promueve la idea con una cobertura que no es tal. Nos
parece que esto es peligroso, muy peligroso.
El olvido de los datos del esta propuesta se puede re-
futar al menos de dos maneras más.
Adquisición de Lenguaje
Los estudios de adquisición lingüística (cf. Pinker,
1994) calculan que toda persona aprende 10 palabras
diarias desde los 4 hasta los 18 años.
Ley de Heaps
En lingüística del corpus existe una Ley que indica que
en una colección creciente de texto (corpus) SIEMPRE
van a aparecer formas nuevas. Esto es, si el texto sigue
aumentando, sea oral o escrito, el límite de palabras
diferentes nunca se va a alcanzar. Es cosa de escuchar
o grabar a un adolescente el suficiente tiempo para
que alcance y luego supere a Goethe.
artículo 19
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Entre todos los argumentos acerca de que “los chil-
enos hablan mal” que se pueden leer en la prensa
año tras año, uno de los que se llevan las palmas es
“usamos muy pocas palabras, unas cuatrocientas o
menos”. Esta afirmación ha vuelto a ser enunciada
–por enésima vez– por el psiquiatra Otto Dörr para La
Segunda de la siguiente manera hace unos meses:
“A juicio del miembro de la Academia Chilena de Medicina, en la actualidad, con suerte el chileno medio utiliza 400 palabras y la juventud, menos aún. ‘Lo que está a años luz de una persona culta alemana que maneja aproximadamente 16.000 palabras y más aún del gran poeta, dramaturgo y cientí-fico, Johann Wolfgang von Goethe, que utilizaba 80.000’, comenta”.
Lo complicado de una aseveración como esta es que
nunca está respaldada por estudios y los periodistas
y las lectoras y lectores la aceptan sin ningún reparo
(sesgo de confirmación).
Para refutarlo, vamos a hacer un ejercicio sumamente
simple. Tomaremos las lyrics de tres canciones de la
banda de reggaeton chilena Eyci and Cody, que, de
acuerdo con La Tercera, habría sido una de las bandas
que produjeron “Las canciones que se perfilan como
himnos del verano 2012”. Los temas son: “Te Amo
con Locura”, “Verano Salvaje” y “Amémonos a Escon-
didas”.
El total de palabras diferentes en ese sencillo corpus
es de ¡¡¡428!!! (para el cálculo se usó el software kf-
Ngram), siendo las veinte más frecuentes las que se
presentan a continuación (a la derecha, el número de
ocurrencias):
que 75
el 48
a 36
yo 36
lo 34
tu 34
ven 29
te 27
la 25
me 24
verano 24
y 24
se 23
mi 22
como 19
oye 19
si 19
de 18
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¿Se puede decir “ileal”?
La “salida” de Francisco Huaiquipán en el reality de
Canal 13 Mundos Opuestos, con la palabra “ileal” que-
riendo decir “desleal”, nos permite hacer un par de
reflexiones.
Primero: El lenguaje es dinámico, siempre se encuen-
tra abierto a la creación de nuevas palabras.
Segundo: Estas palabras se crean de diversas maneras
pero las más habituales son las siguientes (cf.Akmajian
et al, 2001):
Derivacionales:
• Aumentativos: -on, -ote, -azo. Ej. orejón, cabezote.
• Diminutivos: -illo, -ico, -ito, -uelo, etc. Ej. chiquillo,
niñito.
• Despectivos: significan desvalorización del objeto y,
a veces, desprecio u odio: -ote, -ucha, -astro, -uza. Ej.
bobote, casucha, poetastro.
• Gentilicios: sirven para formar nombres que indican
que es natural de… -no, -ense, -es, -eño, -ero, etc. Ej.
bogotano, tolimense, panameño.
• Patronímicos: que forman apellidos. Ej. -ez (hijo de...)
Martínez = hijo de Martín.
Generacionales:
• Acuñamiento: creación totalmente novedosa de una
cadena de sonido sin parentela léxica previa: geek.
• Acrónimos: construcción de una palabra que toma de un
sintagma las letras iniciales: URL, DOS, Paco.
• Abreviación: bus.
• Recorte (clipping): profe, labo, peli.
• Combinación: motel (de motor y hotel).
• Generalización: confort, freezer.
Lo que el ex jugador de Colo-Colo realizó fue la creación
de una nueva palabra por derivación ocupando un prefijo
(partícula que va antes de la raíz de la palabra). De hecho,
ocupó el prefijo negativo más usado en español. En un
artículo de Mercedes Brea de 1976 (“Prefijos formadores
de antónimos negativos en español medieval”) la autora
sostiene que:
“Su utilización está probada desde época tempra-na, con diferentes tipos de adjetivos: a) adjetivos simples: inpius /v/ pius; b) participios: inmerens /v/ merens, incoctus /v/ coctus, intolerandus /v/ tolerandus; c) adjetivos con sufijo -lis o bilis: inrmor-talís /v/ mortalis, intestabilis /v/ testabilis; d) adje-tivos con otros S: inreligiosus /v/ religiosus, ilepidus /v/ lepidus, impudícus /v/ pudicus, etc. Y este uso va en aumento en época clásica, hasta alcanzar un no-table desarrollo en la latinidad tardía, donde pro-liferan de tal manera las formaciones con IN- que en muchos casos no pasan de ser cre-aciones meramente ocasionales. En otras pa-labras, IN- llega a ser un mecanismo tan productivo que en cualquier momento se puede echar mano de él para negar un concepto cualquiera, de modo que puede suceder que después de satisfacer esa necesi-
artículo 20
Por Ricardo Martínez G.
dad circunstancial no vuelva a utilizarse el término en cuestión” (Brea, 1976:321-322).Hay que agregar que, en ciertos contextos, el prefijo IN-
cambia por I-, como cuando va delante de una “L”.
Tercero: De acuerdo con lo anterior, el neologismo de
Huaiquipán es perfectamente natural por la manera en
que funciona (y ha funcionado desde hace prácticamente
un milenio) el castellano. Es cierto que la forma “ileal” no
está documentada por la RAE, y que sí lo está la forma
“desleal”, pero ello no quita que, justamente por la flexi-
bilidad y dinámica de la lengua, se pueda crear espon-
táneamente.
Cuarto: Desde un punto de vista psicolingüístico se con-
sidera que todos tenemos en nuestras mentes una lista de
palabras (lexicón) y un procesador de derivaciones (el pro-
cesador morfológico), eso es lo que nos permite entender
una construcción que nunca habíamos antes escuchado o
pronunciado.
Finalmente es esta capacidad de crear, de pronunciar y de
comprender nuevas palabras la que le da a los lenguajes
humanos gran parte de su versatilidad y gracia.
________________________________________
POST-DATA (22:40 hrs):
Ante la ola de comentarios, tanto acá como en las redes
sociales, que reclaman porque estamos “respaldando el
flaitismo” y “contribuyendo a la destrucción de nuestra
lengua”, creo que es necesario aclarar que lo que aquí se
dice no es nuevo: les invitamos a leer el posteo y escuchar
el podcast que grabamos el 2010 con el lingüista y experto
en fonética Scott Sadowsky, colaborador habitual de nue-
stro blog.
Y los galaaditas tomaron los vados del Jordán a Efraím, y cuando alguno de los de Efraím que había huido decía: ¿Pasaré? Los de Galaad le pregunta-ban: ¿Eres tú efrateo? Si él respondía No, entonces le decían: Pues di Shibboleth. Y él decía Sibboleth, porque no podía pronunciar aquella suerte. Enton-ces le echaban mano y le degollaban. Y así murieron cuarenta y dos mil de los de Efraím.Jueces 12, 4-6
Un episodio de culto, en el que derribamos algunos mitos y
leyendas sobre nuestra lengua: la fonética y la sociolingüís-
tica del Castellano de Chile con Scott Sadowsky. ¿Usted no
lo diga? no… Usted sí lo dice!
El Dialecto Chileno y sus sonidos característicos, la difer-
encia entre decir “OSHO poh shoro” Y “OTCHO pos oye”,
nuestros modismos, las “variantes de prestigio“, los
Shibboleth y los sociolectos, el uso lenguaje como forma
“políticamente correcta” de discriminación. Purismo, Pre-
scriptivismo y Clasismo lingüístico, la relación entre pro-
nunciación y escritura, las groserías/garabatos/chuchadas,
el lenguaje flaite, el lenguaje cuico y la identidad social, la
variedad del vocabulario cotidiano, el vocabulario de los
académicos, el oscurantismo lingüístico postmodernista,
el “mito de las 300 palabras“, el “síndrome del universi-
tario de primer año“, y Remis muestra la hilacha con un
surtido de modismos y chuchadas típicas de un pudahueli-
no picante pos oye xD …todo al ritmo de Los Panteras Ne-
gras y Carlos Gardel (…que cada día canta mejor)
artículo 20
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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artículo 21
Trece millones de pintas de Guinness (niam, niam) se estima se consumirán hoy por la festividad de San Patricio (aparte de las cervezas rubias teñidas de verde irlandés). Como es habitual, el proceso pasará de la risa, al amor, al llanto y finalmente a los combos. En algún momento de la curadera (justo después del canto masivo de himnos institucionales: “Seeeer un romántico viajero” (8)), vendrán las disputas. Y seguramente muchas de ellas versarán sobre cuál es el edificio más alto del mundo, cuál es el animal más rápido, o cuántas pintas de Guinness se consumen para esta fecha. Es curioso, pero no sorpresivo, que sea la misma cerveza stout la que se haya dado cuenta de que estas típicas discu-siones de curados necesitaban ser zanjadas para no llegar a los golpes. “En una fecha desconocida en noviembre de 1951, sir Hugh Beaver (1890-1967) estaba de cacería en la colina de Slob, por el río Slaney en el condado de Wexford, en el sureste de Irlanda. Algunos chorli-tos dorados se perdieron en la búsqueda. Por la noche en Castleford sedieron cuenta de que no era posible confirmar en libros de referencia si el chorlito dorado era el ave de caza más
rápida de Europa. Se le ocurrió, entonces, a Sir Hugh, director gerente de la Cervecería Guinness, que debía haber muchas otras cuestiones debati-das noche a noche en los 81.400 pubs de Gran Bretaña es Irlanda, pero no había un libro con el que se pudieran zanjar los argumentos acerca de los récords. El 12 de septiembre de 1954, sir Hugh invitó a Norris y Ross McWhirter para ver si su agencia de datos y cifras de Londres podía ayudar. Se estableció una oficina en el 107 de Fleet Street y con intenso trabajo comenzó el desarrollo de la primera edición de 198 páginas. Las impresoras lanzaron el primer ejemplar el 27 de agosto de 1955. Mucho antes de la Navidad el Libro Guinness era el Nº1 en la lista de best-sellers“.
Por supuesto que hoy hay otras formas de resolver el prob-lema: se accede con el SmartPhone a la página de Wikipe-dia y casi cualquier consulta puede ser resuelta en cuestión de segundos sin llegar a los wates. De todos modos hay que reconocer en Guinness el primer método que quizá cuantas veces impidió la ruptura de amistades, de corazones o del cráneo.
artículo 21
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Guinness: zanjando discusiones de curados desde 1955Por Ricardo Martínez G.
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artículo 22
cambió el colegio, el kiosco de la esquina… y la letra: The
Wall. Era una cinta VHS que se llegó a rayar de tanto re-
producirse. Semana tras semana, año tras año, el calen-
dario mensual de la Casa Constitución –un lugar donde
se veían grabaciones de grupos underground y se podían
fumar pitos sin problemas– programaba a Pink Floyd
en el video de Alan Parker. Literalmente nos volaba la
cabeza. Había algo en esa película, en la manera como
se sucedían las canciones, en las animaciones de Ger-
ald Scarfe, en la visión de la vida, la locura y la muerte,
pero por sobre todo en el mensaje de “We don’t need
no education” que llegaba a lo más profundo de nuestro
ser. Entonces nos hicimos del cassette, luego del vinilo,
luego del video. Copiábamos la grabación una y otra vez,
sobre cintas vírgenes de 90 minutos (C-90), cuidando
de poner los títulos de las canciones con la misma ti-
pografía en que estaban escritas las lyrics del álbum. Se
las pasábamos a los amigos con orgullo, como diciendo,
“escribo como Pink” (el personaje de la película). Lu-
ego no bastaba con eso: ocupábamos el cuadriculado del
cuaderno de matemáticas para dibujar los ladrillos de
la pared y tatuábamos en tinta azul (o negra), encima
de él el título de la portada. De a poco fuimos cambi-
ando sutilmente la caligrafía infantil por esta caligrafía
adolescente, en la toma de apuntes de clase, en los pa-
pelitos que circulábamos dentro de la sala, y finalmente
hasta en las pruebas.
Había un ejercicio extraño, siniestro, contracultural si
se quiere en escribir como Pink. En solo meses había-
mos transitado desde el “ductus” de letra ligada, a es-
tas irregulares formas que escondían la angustia y la
fragilidad de la vida contemporánea, como lo ilustra la
artículo 22
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Escribiendo en La Pared (The Wall)
Hoy, en un par de horas más, se presentará en Chile el
espectáculo The Wall Live, comandado por el ex Pink
Floyd Roger Waters. Queremos recordar uno de los efec-
tos más importantes que este disco de 1979 tuvo sobre la
generación de adolescentes ochenteros: la caligrafía.
Era 1986 y recién despertaba de una larga pubertad para
entrar en la adolescencia. Mis cuadernos –como los
de muchos otros jóvenes de la época– llegaba casi in-
cólume a fin de año albergando galimatías algebraicas,
perspectivas laterales de planos inclinados, siluetas de
membranas celulares y poemas de Neruda copiados del
pizarrón. Salir de clases abría a otros sueños y otras
aventuras: el kiosco de la esquina, donde apurábamos
un pucho mientras contemplábamos a las niñas del
colegio de al lado, el pisco Tongoy mezclado con Coca-
Cola en cualquier oscura cuneta de alguna calle perdida
de Providencia o La Reina, las correrías por Emilia Téllez
o “La Tía”, y Bellavista con su centro nuclear: la Casa
Constitución.
Fue allí donde vi tres o cuatro veces la película que nos
Por Ricardo Martinez G.
60
siguiente imagen.
Escribir como Pink significaba desandar el camino, era
volver a los orígenes, era desarticular la base misma de
la educación que nos habían dado. Sí, es obvio que estoy
exagerando. Pero detengámonos un momento. Pense-
mos. La escritura, la letra manuscrita es uno de los ob-
jetivos iniciales y fundamentales de todo el sistema es-
colar contemporáneo. Mediante ella se ingresa a la fase
de escolaridad propiamente tal. La letra redondita de los
cuadernos de caligrafía, igual de un alumno a otro, por
los que las misses ponen estrellitas y felicitan a los pa-
dres, son un símbolo de la uniformización del sistema:
todo ordenado, todo armónico, sin disrupciones, sin es-
pacio para el temor ni el temblor. Pero carece de identi-
dad. Con ella no nos podemos individualizar. ¿Exagero?
Piense en sus bandas musicales favoritas. ¿Tienen una
tipografía asociada? ¿No está la letra Beatles, la letra
Metallica, la letra Quilapayún?
Saber dibujar, conocer el ductus, la tipografía, de las
carátulas y los cuadernillos de las bandas favoritas era
mucho más que andar con una polera comprada en Rock
Shop: era realmente true. Recuerdo el caso de un alum-
no, glamero como pocos, que fue a un recital hace un par
de años de RATT portando una chaqueta de jeans que en
su espalda tenía dibujado el nombre del grupo con lápiz
bic. El vocalista lo llamó al escenario, le pidió prestada la
mezclilla, y cantó el resto del recital con ella. Ese era un
gesto de un fan, de algo más que un fan. Era ser parte de
una ética. De una estética.
Teal Trigg, un diseñador que hace clases de en el London
College of Communication ha pasado años tratando de
explicar el fenómeno de las tipografías en la música y
su relación con el teen spirit. Su principal hallazgo ha
sido lo que denomina typo-anarchy; la idea de que la ti-
pografía musical, en especial la de la cultura punk, es
una forma de anarquismo. Se esconden en el gesto de
crear una tipografía adecuada para transmitir el men-
saje, la identidad, la presentación de sí mismo (à la Ervin
Goffman) y la construcción de un colectivo.
Por supuesto que nosotros quizá no entendíamos mu-
cho de esto cuando imitábamos la Floydian. Mal que
mal, era solo una choreza juvenil, similar a rajar los
pantalones o andar en skate. Pero, con toda la distancia
de las culturas (Londres siempre estuvo tan lejos), había
allí un proceso de Do it Yourself (DIY) honesto en toda su
ingenuidad.
Trigg (2006, 77-78, “Scissors and Glue: Punk Fanzines
and the Creation of a DIY Aesthetic”) sostiene, respecto
de los fanzines punk que:
“A pesar de un conjunto emergente de ‘con-venciones’ punk, que incluían el formato A4 corcheteado, el diseño de página, los valores de producción de la fotocopiadora y la mezcla de elementos tipográficos mediante cut-n-paste, así como las letras escritas a mano y máquina, cada
fanzine mantiene su enfoque individualiza-do propio. Las técnicas de bricolaje alientan a que esto ocurra”.
Claro. Trigg habla de fanzines punk. Hechos con tijeras y goma de pegar, con letras recortadas como
cuando se compone un mensaje anónimo. Realmente
algo bien distinto, aunque en la misma época y en el
mismo contexto, de The Wall.
Y es aquí donde saltamos al presente y a la revisión del
pasado.
La Floydian podía darnos identidad, pero era una iden-
tidad tan uniforme como la moledora de carne de la
escena más recordada de la película. La letra no era
auténtica, era una espectacularización, un simulacro.
No era la caligrafía de Pink, era una caligrafía dis-
eñada para que pareciera auténtica sin serlo. No nos
dábamos cuenta, pero al reproducirla una y mil veces
nos convertíamos en aquello mismo contra lo que The
Wall luchaba: otro ladrillo -igual a otros centenares de
ladrillos- en la pared.
No importa. Ha transcurrido un cuarto de siglo y todavía
-al menos en mi caso- mi letra manuscrita es, con ligeras
variaciones, la que aprendí a dibujar con Pink Floyd.
61
artículo 22 artículo 22
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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Angry Birds, un juego cognitivo
El 14 de febrero, Día de los Enamorados reciente, fue lanzado en
FaceBook la aplicación Angry Birds que, en solo dos semanas
alcanzó los 3.300.000 usuarios. Revisando información sobre
este adictivísimo juego, hemos dado con un análisis 100% cog-
nitivo sobre por qué esta y no otra, parece ser la aplicación más
enviciante de las plataformas fijas y móviles de la actualidad.
Como bien sabemos, el juego consiste en el uso de una honda
(tirachinas) que se emplea para arrojar pequeños pájarillos
de aspecto enfadado y con forma de bala hacia estructuras de
hielo, madera y concreto que protegen a unos pobres cerditos
que parecen estar catatónicos o (como dicen en la contru) “ha-
ciendo la guagua”. El objetivo es destruir a los cerdos lo más
rápido y con el mínimo de lanzamientos que sea posible. Todo
de una simpleza que lo emparenta con el Pac-Man o con el Tetris
(dos juegos con los que construye una trilogía en la historia de
los arcades)
artículo 23
Por Ricardo Martínez G.
Charles L. Mauro de http://www.mauronewmedia.com pub-
licó un extensísimo artículo (“Why Angry Birds is so success-
ful and popular: a cognitive teardown of the user experi-
ence”, 2011) en que detalló los aspectos que hacen del juego
un favorito de grandes y pequeños. Acá resumimos algunas
de sus iluminadoras explicaciones:
Un concepto de interacción simple, pero atractivo.
En ciencia cognitiva se entiende que los videojuegos requi-
eren, para que sus jugadores tengan éxito en el gameplay,
del aprendizaje de rutinas procedimentales (una rutina
procedimental es una secuencia de acciones motoras, como
abrocharse los cordones de los zapatos o andar en bicicleta).
Estas rutinas se almacenan en la mente como un esquema
(información encapsulada que permite desempeñarse de
manera adecuada cuando se participa de alguna actividad,
como comprar en el supermercado o ir a una fiesta). Para ad-
quirir el esquema se necesita de tiempo, lo que se denomina
First User Experience o FUE. En el caso de los pájaros eno-
jados, el FUE es extraordinariamente corto, pero, lo que lo
hace “enganchante” es que, en la medida en que se avanza
de pantalla van surgiendo de a poco nuevos elementos que
complejizan el procedimiento. Según Mauro, esto es lo que
hace que no podamos dejar de jugarlo.
Tiempo de respuesta hábilmente controlado.
El autor plantea que la velocidad del tiempo de respuesta de
las interfaces computacionales es una ley. Sin embargo, en
el caso de los Angry Birds eso no se cumple directamente:
los vuelos de las aves, la destrucción de las estructuras, la
muerte de los cerdos es mucho más lenta de lo que podría
haber sido, aunque sin llegar a la exasperación. ¿Por qué?
Porque el pace de cada lanzamiento permite al jugador ob-
servar con atención cuál es el resultado de su juego, y eso
le da retroalimentación para luego mejorar su desempeño:
artículo 23
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
64 65
Fast is good, clever is better.
Manejo de la Memoria de Corto Plazo.
Como sabemos, la Memoria de Corto Plazo, o de Trabajo es
un subsistema de la memoria humana que nos permite in-
teractuar eficientemente con el entorno, sin necesidad de
acceder completamente al banco de memoria más volumi-
noso que es la Memoria de Largo Plazo. Ella es la que nos
permite recordar un número telefónico, saber dónde esta-
mos ubicados en el espacio o hacer un track de los sucesos
del día. En el juego, los diseñadores han sutilmente ma-
nipulado esta memoria al, por ejemplo, entregar primero
una panorámica del área de juego en cada pantalla y luego
ocultarla para cada lanzamiento. Esta manipulación hace el
juego más difícil y adictivo.
Misterio.
El misterio es uno de los elementos que hacen más atractiva
la experiencia con las creaciones humanas, lo hay en la lit-
eratura, el cine, o Yingo. En Angry Birds hay múltiples peque-
ños misterios que nos llaman la atención:
“Por ejemplo, ¿Por qué los plátanos pequeños se encuentran de repente esparcidos en algunas secuencias de juego y no en otras?¿Por qué las casas que albergan a los cerdos se agitan muy ligera-mente al principio de cada secuencia de juego? ¿Por qué al inicio del juego juego de muestra una sección transversal de rocas subterráneas y suciedad? ¿Por qué el salto mortal pájaros en la honda ocurre unas veces y otras no? Uno puede pasar mucho tiempo realizando un procesamiento de estas pequeñas pistas, consciente o incon-scientemente” (Mauro, 2011).
Cómo suenan las cosas.
El elemento musical, o “aural”, del juego, también está in-
creíblemente logrado, al punto que Mauro propone que tiene
un efecto cinematográfico. Los sonidos revelan (colaboran-
do a la elaboración del esquema mental) la tensión entre
cerdos y aves, al tiempo que muchas de las secuencias de
cada pantalla se articulan con sonidos estereotipados y ruti-
nas sonoras que generan una mayor inmersión cognitiva en
el proceso, como cuando el resto de las aves alienta al que
va a ser lanzado.
Cómo se ven las cosas.
Mauro propone que uno de los mayores logros del diseño del
juego es justamente cómo se ve, una estética de “high-camp
cartoon”. El juego tiene simpleza y sofisticación al mismo ti-
empo, manteniendo un equilibrio muy difícil de lograr entre
ambos polos. La gracia mayor en este sentido es que la icon-
ificación de los personajes del juego (para ocupar el concepto
de Scott McCloud) los hace ideales para desplazarse en un
artículo 23
sinnúmero de gadgets dentro de las plataformas computa-
cionales y hacia el mundo real, como en la polera que ilustra
esta sección.
artículo 23
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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artículo 24 artículo 24
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Yo tomo leche… desde el neolítico
Los franceses tienen el camembert, el roquefort y el brie. Los italianos, el parmesano, el mozzarella y el mascarpone. Los suizos, el emmental y el gruyère. Los ingleses, solo el cheddar. ¿Porqué solo hay un queso in-glés entre los más conocidos del mundo? La respuesta es sorprendente: por la intolerancia a la lactosa.
El reconocimiento de que algunos adultos (como Leon-ard Hofstadter de TBBT) son intolerantes a la lactosa –manifestado en síntomas como diarrea, calambres, hinchazón crónica y flatulencia, luego del consumo de productos lácteos– se puede datar hasta los romanos. En 1969, sin embargo, F.J. Simmons publicó un paper en que sostenía que existía una relación entre este mal y las prácticas de consumo de leche a lo largo y ancho del mundo. Esta propuesta se ha considera-
do desde entonces como el caso emblemático de una aproximación al estudio de las relaciones entre gené-tica y cultura que se conoce como gene-culture coevo-lution, que sostiene que:
“la evolución genética y cultural inter-actúan en la evolución del Homo Sapiens, re-conociendo que la selección natural de geno-tipos es un componente importante de la evolución del comportamiento humano y que los rasgos culturales pueden verse limitados por imperativos genéticos; al tiempo que tam-bién reconoce que la evolución genética ha dotado a la especie humana con un pro-ceso evolucionario paralelo, la evolución cultural” (Wikipedia).
Por Ricardo Martínez G.
En simple, los seres humanos somos originalmente intolerantes a la lactosa de adultos (luego del destete, el consumo de leche produce los síntomas indicados arriba en un 65% de la población de la Tierra), sin embargo, en aquellos lugares donde el consumo de leche animal (bovino, caprino y ovino) se instala, fa-cilita la selección de genes que permiten la ingesta en las personas (lactase persistance, LP). Si se traza un mapa de la prevalencia de intolerancia a la lactosa en el planeta, rápidamente se observa que donde ella es más alta, el consumo de leche sin elaborar disminuye, y que, en los casos en que se sigue consumiendo leche en esas regiones, esta se encuentra procesada (como queso, yogur o mantequilla), debido a que el procesa-miento aminora los síntomas.Este es un tema del que se han escrito volúmenes y volúmenes de papers. Recientemente, sin embargo, hemos dado con uno que resume y desarrolla en ex-tenso la idea; está editado por el International Dairy Journal (algo así como la Revista de los Lecheros del Mundo). El artículo fue escrito por Leonardi et al (2012),“The evolu-tion of lactase persistence in Eu-rope. A synthesis of archaeological and genetic evidence”, y plantea una aproximación al fenómeno que toma en consideración aspectos fi-siológicos, genéticos, sociales, evo-lucionarios y demográficos.
El artículo indica que la Lactase Persistance se relaciona con la presencia del alelo 13,910*T en los genes humanos y que esta varie-dad se puede rastrear hacia inicios del neolítico. Dos estudios, uno de Burger et al, 2007 y otro de Malm-ström et al., 2010, estudiaron la existencia de este alelo en pobla-ciones del neolítico temprano y me-dio en dos decenas de individuos y hallaron que en los inicios de dicha era los seres humanos no éramos LP, pero luego sí comenzamos a serlo. La explicación
más sencilla, aquella que determina que la LP se se-leccionó por la irrupción del consumo de leche animal a partir de ese periodo, parece sostenerse por ese y otros estudios. En efecto, una de las características del neolítico, según los autores del paper, es la transición al consumo de productos secundarios derivados de los animales. Los productos secundarios son aquellos que se extraen o utilizan durante la vida del animal, como la lana, la mano de obra (tiro, etc.) o el estiércol; mientras que los productos primarios son aquellos que se consiguen luego de la muerte del animal, como carne, piel, huesos o cuernos. La leche sería uno de los productos secundarios clave, y su producción uno de los rasgos que identifican el periodo neolítico como uno de grandes avances tecnológicos por la vía de la domesticación animal. Desde su origen en el Cercano Oriente y Anatolia (actual Turquía) hace 10.500 años, el neolítico se expandió en los siguientes miles de años por Europa como se observa en el siguiente mapa.
Esta deriva habría extendido concomitantemente el
consumo de leche y productos lácteos, particularmente porque habría habido un proceso de importación de ovejas (Ovis aries), cabras (Capra hircus) y vacas (Bos taurus) desde la región medular de difusión del ne-olítico hacia Europa, como parecen sostener los datos de hábitat de ganado en aquellos milenios. Una man-era como se determina la existencia de consumo lác-teo hace tanto tiempo respecta a una sub disciplina de la arqueología llamada arqueozoología: “mediante el análisis de composición por edad y sexo de conjuntos arqueozoológicos es -en teoría- posible identificar la estrategia de explotación” (Leonardi et al, 2012:91). El otro método es el análisis arqueométrico de la al-farería para detectar residuos lácteos. Ambos proced-imientos han permitido datar la producción y el con-
sumo sistemáticos de leche animal hacia 8000 años atrás en Anatolia, 7000 años atrás en los Cárpatos y unos pocos centenares de años más tarde en Gran Bretaña.
“La ausencia del fenotipo de Lactase Persistance es común en los seres humanos adultos (65%), y su distribución geográfica no es uniforme ya que la LP muestra una correlación con una historia de pastoreo y / o producción de leche. Es frecuente en Europa, con las frecuencias más altas en el no-roeste del continente (desde 0,89 hasta 0,96 en las Islas Británicas y Escandinavia), mostrando una disminución hacia el sureste, donde su fre-cuencia puede ser tan baja como 0.15 en todo el
Mediterráneo oriental” (Leonardi et al, 2012:91).El mapa que se muestra a continuación indica los índi-ces de LP en el Viejo Mundo. Nótese que los índices europeos más bajos (gris-es oscuros) se encuentran justamente en las zonas “queseras”, particularmente en Suiza; mientras que los más altos en las zonas “lecheras”, particularmente Gran Bretaña.
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artículo 24 artículo 24
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Mi mamá me los compró: Dinami-ta Show y La “Comedia del Arte”
Se llamaban Pilita y Merendina y actuaban como paya-sos en las escaleras del Portal Álamos en Viña. Los debo de haber visto en 1988 ó 1989. Sus chistes eran demasiado subidos de tono para los niños que los iban a ver en las heladas noches viñamarinas. Por eso Paul Vásquez y Mauricio Medina optaron por sacarse los dis-fraces y crear al Flaco y al Indio a inicios de la década de los noventa. En 1993 con unos amigos vi su película Ce-menterio Pa’l Pito, y reparé en una cosa. Ese mismo se-mestre había tenido el curso de Literatura General II que incluía el teatro renacentista. En varias de las sesiones del ramo se nos explicaron las características de una de las tradiciones teatrales más importantes de la época: la Commedia dell’Arte.
La Comedia del Arte era un tipo de teatro originado en Ita-lia en el siglo XVI que rescataba tradiciones anteriores de la Edad Media y de la Antigüedad, como los juglares, los bufones, y los textos de los comediógrafos latinos como Terencio o Plauto. En la Comedia actuaban los Innamoratti (enamorados, Isabella, Flavio), los Vecchi(Viejos, Pantal-one, Il Dottore, Il Capitano) –que intentaban impedir los
romances anteriores– y los Zanni(sirvientes, Arlecchino, Brighella, Colombina) que introducían deslices en las tramas (canovacci) que se denominaban Lazzi. Los Lazzi consistían en:“lo que Arlequín o las otras máscaras hacen en medio de la escena, que interrumpen con locuras repentinas, o con bromas ajenas al argumento de la obra que representan, y al cual son obliga-dos a volver; se trata de esas inutilidades que no consisten más que en el juego que inventa el ac-tor siguiendo su ingenio” (Fernández Valbuena 2006:LXX).Había Lazzi de diferentes tipos: orales, gestuales o físi-cos (la slapstick commedy); orientados siempre a causar la risa de los espectadores y la apreciación del arte de sus ejecutores. En el curso se nos enseñaron numerosos tipos de Lazzi que coincidían casi a la perfección con las rutinas estereotipadas del Flaco, como las clásicas: “mi mamá me los compró” o “golpes iban, golpes venían”. En el verano de 1994, mientras carreteaba una madrugada en una de las schoperías del Portal Álamos llegaron el Flaco y el Indio, seguidos por sus ayudantes y se pusi-eron, al calor de más shops, a contar las monedas gen-eradas por su reciente actuación en la plaza de Villanelo con la Calle Valparaíso. Era mucha plata para la época: estimo que unos 70 u 80 mil pesos. Me acerqué y les pre-gunté si podía entrevistarlos. Sí, al día siguiente, antes de la actuación.
Llegué como a las 21:00. Los Dinamita Show se tomaron su tiempo para besar guaguas, conversar con la gente y firmar muchos autógrafos. Les conté de la Commedia dell’Arte y de los Lazzi. Me respondieron que no sabían, que ellos venían de familias de payasos y que nunca habían escuchado de este tipo de teatro, aunque sus ruti-nas tenían mucho seso detrás, siguiendo las nociones del
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cómico y el comediante. En 1995 ya era vox populi entre los viandantes de la Calle Valparaíso que debían ir al Fes-tival. Llegaron en 1996 y el cuento es conocido.Siempre he guardado con cariño el episodio de la entre-vista. Nunca escribí el trabajo asociado para la Univer-sidad. Hace un año recordé la Comedia del Arte porque se puso cerca de mi casa una pizzería cuyos nombres de pizza eran los personajes. Me metí a la Wikipedia y busqué. Para mi sorpresa, en el artículo se explicaba que Paggliaccio era uno de los personajes tardíos de la tradición, originado hacia mil seiscientos: al final, enton-ces, la relación del Flaco y el Indio con la Commedia era mucho más profunda de lo que creía.***Veamos algunos ejemplos de lazzi típicos para ilustrar el argumento (extraídos de Tipología de los Lazzi en los pasos de Lope de Rueda, Oliva, 1988):
1. Dar golpes un actor a otro o entre ellos. Es lazzo de apoyo gestual, al que los personajes suelen responder con la palabra “paso” tras recibir los golpes. Suele ser de muy seguro efecto, dada su repetida aparición en las obras. El actor aquí hace uso de todo su poder gestual, enfatizando la acción convenientemente. (…)Cataloga-mos aquí otro tipo de golpes, imprevistos sin duda, que producen similar o superior efecto en el público, dado el carácter de sorpresa con que se presenta.
2. Soliloquios gestuales. También sin apoyos textuales, o muy escasos, son los que se refieren a los ademanes que hace un actor, más o menos apartado del lugar de la acción, sobre un diálogo determinado, que le gusta o disgusta. Sólo hay en él mímica y movimiento. Pueden parecer “apartes gestuales”.
3. Rematar en cuadro, próximo a lo que sería una gracia, por ejemplo, un amago de caída, antes de concluir una acción. Quizá sea éste el lazzo de mayor índice de fre-cuencia, pero de más comprometida reseña, pues forma parte más de la gramática personal del actor que de la del autor.
4. Información equívoca que da un personaje a otro so-bre determinado suceso que debe ser dicho a un ter-cero, y que es tergiversada intencionadamente en su
totalidad. Los actores utilizan una serie de recursos ex-presivos suficientes para transmitir al espectador la sor-presa de oír lo inesperado. El texto juega aquí un papel determinante.
5. Efecto de bululú. Es la representación de un diálogo por el mismo actor. Otro lazzo de seguro efecto humorís-tico, recurso que gozaba de amplia tradición entre los cómicos, pues fue manejado comúnmente por los jug-lares y jaculatoris. Es verbal y gestual, aunque la base de su existencia sea un discurso oral. Este suele ir acom-pañado de un cambio de posición y de voz del mismo ac-tor, que habla con otro personaje imaginario, ocupando sucesivamente la posición de éste y del primero, estab-leciendo así el diálogo.
6. Disfraz con intención de ocultarse. El actor maneja también a la vez el lenguaje oral y el del vestuario, al-terado con la idea evidente de engañar. De esta manera el protagonista cambia de tipo, a la vista del espectador, que espera con emoción el seguro redescubrimiento por parte de otros personajes. Cabe situar aquí el que podríamos llamar disfraz verbal, como sucede cuando un personaje se disfraza de otro con un habla totalmente distinta.
7. Los titubeos expresivos también tienen una parte oral y otra gestual. En ellos, el actor deja inconclusas deter-minadas acciones, con evidente intención de provocar hilaridad. A veces lo hace con su propia risa; otras, con acciones; y otras, muy comunes con vacilaciones orales normalmente provocadas por palabras que difícilmente sabe decir el bobo.
8. Temblar exageradamente es otro juego expresivo, bien definido por el actor, y que acompaña con destreza al texto. Supone acentuar situaciones concretas, propias de muy determinados estados de ánimo, que se prestan a la exageración mímica. Fundamentalmente, el actor ti-embla por miedo o por excitación.Como se puede observar, todos ellos aparecen en las ru-tinas de El Flaco y El Indio con extraordinaria regulari-dad y frecuencia; como buenos herederos de la tradición payasística y de la Comedia, han integrado los recursos a su espectáculo.
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resando en los antiguos mayas”, para informar a la gente sobre el verdadero papel desempeñado por el tiempo en la vida de esta civilización. Martin es el co-comisario de Maya 2012: Señores del Tiempo, una muestra que se in-augurará el 5 de mayo en el museo.
A pesar de las previsiones de fatalidad, los expertos se-ñalan que sólo hay una referencia a la fecha portentosa en todos los glifos mayas, esta referencia se encuentra en Tortuguero, un pequeño sitio en el sur de México. Y aunque la fecha de 2012 en sí es perceptible, la inscripción que sigue es difícil de descifrar debido a su mal estado. “Incluso en la forma dañada, (lo que viene después de la fecha) no parece que se refiera al 2012”, señala Martin. La sintaxis y la estructura de este glifo sugieren que el guion dañado haría referencia a un caso muy anterior. También hay una referencia a una fecha mucho más tarde, 4772 dC, en una inscripción en Palenque, lo que indica que los Maya pensaban que la vida continuaría más allá del 2012.
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Fin del Mundo Maya: no tan rápido
En el número de hoy de la revista Science, en su sección News of the Week, hay una breve nota sobre una exposición que partirá mañana sábado 5 de mayo en el Museo de la Universidad de Pennsylvania sobre el tiempo en la cul-tura Maya. Un par de datos sobre el “fin del mundo Maya” se deslizan en el texto, que tradujimos para ustedes.
Comprendiendo a los Señores del Tiempo (Science, 4-5-2012) [TRADUCCIÓN]
El fin del calendario de Cuenta Larga Maya el 21 de dici-embre 2012 ha desatado toda una industria casera de profecías. Libros, artículos, programas de televisión y
películas retratan multitud de eventos catastróficos que los mayas se supone habrían previsto. Esto puede ser un ejercicio frustrante para los científicos, puesto que los académicos mayas tienden a pensar que el final del cal-endario no es más que el final de un ciclo, y difícilmente puede vincularse con el fin del mundo o el fin de los ti-empos.
Sin embargo, Simón Martin, un epigrafista Maya y curador asociado del Museo de la Universidad de Pennsylvania de Arqueología y Antropología, observa un lado positivo de esta fatalidad y pesimismo. Esto, dice, es “una oportu-nidad única, ya que ahora todo el mundo se está inte-
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¿Es el Metrópoli un juego socialista?
El primer entretenimiento de tablero que hubo en la
casa donde transcurrió mi infancia, en la ahora inexis-
tente calle Vecinal -casi en El Bosque con Apoquindo-,
fue el Metrópoli. Lo fabricaba una de las empresas más
reconocibles por los que fuimos niños hace treinta o
cuarenta años: GUAU. Metrópoli era una representación
esquemática de la ciudad de Santiago de los setentas
que realmente parece -hoy- extraída de otra época. De
una capital en miniatura. Los sectores se identificaban
por tonos, Américo Vespucio – Colón en verde oscuro,
Recoleta en rosado, Gran Avenida en verde claro. No ex-
istían en este micromundo ni Lo Barnechea ni La Florida,
ni Maipú ni Lo Espejo. La sola lista de barrios (que, recor-
demos, se podían hacer con dos casilleros o solo con uno)
da una idea de cuán chica era esta urbe:
Alameda Bdo. O’Higgins – Ahumada, Vitacura, Providen-
cia – Los Leones, Matucana – San Pablo, Américo Vespu-
cio – Av. Colón, Arturo Prat, Bilbao – Tobalaba, Recoleta,
Irarrázaval – Pedro de Valdivia, Apoquindo – Villa El Do-
rado, Vicuña Mackenna – Diez de Julio, Gran Avenida.
Uno podía tele transportarse instantáneamente, en solo
un tiro de dados, desde Los Leones a Matucana.
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Por otro lado, estaban los servicios, restos arqueológi-
cos de una era pre-neoliberal:
Chilectra, Estación Central, Torres de Tajamar, (los edifi-
cios más altos de Chile, muchísimo antes del Costanera
Center, mucho antes del edificio de la CTC, antes de la
Torre Santa María), Estación Mapocho, Gasco (ilustrado
por ese emblemático cilindro cuadriculado al rojo y al ne-
gro que quedaba en ¡Chuchunco!), Aeropuerto Pudahuel,
Compañía de Teléfonos, Estadio Nacional, Club Hípico,
Hotel Carrera.
Las cartas de “destino” (amarillas y rojas con un vistoso
signo de interrogación como emblema) eran otra cosa:
además de un premio o castigo, llevaban alguna leyenda
curiosa como “Ladrillo está en la cárcel”.
Siempre me picaba cuando perdía este juego, me apesta-
ba que algunos de mis familiares se hicieran dueños de
casi todo el tablero y en cada vuelta me cobraran por de-
tenerme en sus propiedades. Y veía como construían ca-
sas de plástico verde y edificios, mientras yo me limitaba
a tratar de usufructuar con mi rasca control de las Torres
de Tajamar y el Club Hípico. Para qué decir cuando caía
en la Cárcel o pasaba por la Asis-
tencia Pública. El slogan de la caja
del juego lo decía todo: “Entretenido
juego, que hará de Ud. un dinámico
y próspero hombre de negocios”.
¡Este era el abuelito de KidZania!
Metrópoli, claro está, no era un
juego nacional, sino que una adap-
tación del estadounidense Monop-
oly, y ha sido criticado mucho, en
estos años de anticapitalismo, por
quienes sostienen ideas similares
a las de laNaomi Klein. Por eso, al
menos para mí, ha sido una sorpre-
sa de proporciones que en su origen,
en realidad fuera una forma de di-
fusión del socialismo.
Un artículo de Harper’s Magazine nos lleva a las verdad-
eras raíces del Metrópoli, y es de ver.
Según el autor, Christopher Ketcham:
“La historia oficial del Monopoly, tal como es contada por Hasbro, propietaria de la marca, afirma que el juego fue inventado en 1933 por un reparador de radiadores de vapor desempleado, y a tiempo parcial paseador de perros de Filadelfia, llamado a Charles Darrow. Darrow había soñado lo que de-scribió como una inmobiliaria comercial cuyos nombres de propiedad fueron tomados de Atlantic City, la ciudad donde él solía pasar sus va-caciones de niño. Patentado en 1935 por Darrow y Parker Brothers, Monopoly vendió poco más de 2 millones de copias en sus dos primeros años de producción, haciendo a Darrow un hombre rico y ahorrando probablemente la quiebra a Parker Brothers. Luego se convertiría en el juego propie-dades más vendido del mundo”.
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El artículo señala que a la fecha, en todas
sus variedades y en todos sus formatos de
ciudades, Metrópoli ha sido jugado por mil
millones de infantes y adultos en 111 países
alrededor del globo y que se estima que los
productores de plástico han construido ¡seis
mil millones de casitas verdes! A eso hay que
sumar que Mr. Monopoly, el personaje del
juego, suele ser citado por Forbes como uno
de los mayores billonarios ficticios, junto con
Monty Burns o Tío Rico.
Pero, como cuenta Ketcham, la historia tiene
otra historia dentro suyo:
“Los verdaderos orígenes del juego, sin embargo, no son mencionados en la literatura oficial. Tres décadas an-tes de la patente de Darrow, en1903, una actriz de Maryland llamada Lizzie Magie creó un proto-Monop-oly como una herramienta para la enseñanza de la filosofía de Henry George, un escritor del siglo XIX que popularizó la noción de que ninguna persona puede pretender tener tierra «pro-pia». En su libro Progreso y Pobreza (1879), George llama a la propiedad de la tierra privada un “principio erróneo y destructivo” y sostiene que la tierra debería celebrarse en común, con miem-bros de la sociedad actuar colectivamente como “el general casero”.
El juego de Lizzie Maggie, como ya documenta un pa-
per de 1977 que he encontrado en JSTOR (“Making Your
Move: The Educational Significance of the American
Board Game, 1832 to 1904”, Wallace & Edmonds, History
of Education Quarterly) se podía jugar de dos maneras:
a) a la usanza del actual Metrópoli, lo que provocaba pe-
leas familiares, envidia y “niños picotas”, o b) ¡cooperar!,
“bajo este conjunto de reglas alternativas, tendrían que
pagar rentas no al titular de la propiedad, sino en una
olla común de la tierra – la renta efectivamente era so-
cializada para que, como más tarde escribió Maggie, “se
consiguiera la prosperidad”.
A mí me hace sentido esta segunda historia, que parece
más afín a lo que el juego provocaba en nosotros de ca-
bros chicos. Monopoly podía ser un juego sobre el “mo-
nopolio”, pero, nuestra versión chilena se llamaba de otra
forma, “Metrópoli” (ciudad), y de eso finalmente se tra-
taba, de conocer, reconocer y vivir en nuestra “querida
y sucia” ciudad de Santiago.
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Robotech: Lost in Translation
Ha fallecido Noboru Ishiguro, el creador de Super Dimen-sion Fortress Macross que fue conocida en Chile como la primera generación de Robotech. Si bien ya hemos hecho referencia a la importancia de la animación japonesa para la infancia latinoamericana desde inicios de los setentas en nuestro posteo sobre Osamu Tezuka; este triste acon-tecimiento nos puede permitir volver sobre un par de tópi-cos que nos parecen dignos de compartir.
Mi vida en Internet ha tenidos momentos memorables, desde la descarga de las lyrics del Misplaced Chilhood de Marillion desde los computadores de la U en 1989, hasta el descubrimiento de las bases de datos de gru-pos indiepop Twee.Net en 2006, pasando por el hallazgo de Két félidő a pokolban (“Mediotiempo en el Infierno”), la película del cineasta húngaro Zoltán Fábri que inspiró Fuga a la Victoria de John Houston y la serie de viñetas de Fontanarrosa “El Fútbol es Sagrado” en 2002. No menor, entre dichos hallazgos fue una página y un artículo par-ticular el año 2000. Se trataba de QuitaDimension, una de las primeras web latinoamericanas dedicadas a ñoñerías, manejada desde Argentina con mano de hierro por un grupo de nerds de los buenos, de los antiguos. El artículo se llamaba “Robotech: el invento del siglo” y era firmado por Pedro Medraza, se los recomiendo vivamente. En él, el autor revelaba lo siguiente:
“Imaginemos que un productor toma tres series animadas diferentes (todas japonesas), modi-fica un poco los nombres de los personajes y reorganiza un poco los episodios para hacernos creer que en realidad se trata de una única serie. Ese fue el curioso origen de Ro-botech, la serie mas exitosa de los años ochenta”.
Ya es sabido por todos (yo lo aprendí con QuintaDimen-sión), pero, no está de mas recordarlo. Robotech, fue una “invención” de Carl Macek de la estadounidense Harmo-ny Gold, que unió los 36 episodios de Super Dimension Fortress Macross con los 23 de Super Dimension Cavalry of the Southern Cross y los 25 deGenesis Climber Mo-speada (¡todas seriales animé diferentes!), para generar 84 episodios que con la traducción y el hábil recurso de intercalar un capítulo en medio de la segunda gener-ación donde (a puro recorte) aparecían imágenes de la primera en los recuerdos de Dana Sterling, tenían una solución de continuidad y se convirtieron en el fenómeno de monitos animados de la década de los ochenta.
Robotech, de este modo es un caso singular de lo que García Canclini (2001) ha denominado desterritorial-ización cultural (“pérdida de la relación “natural” de la cultura con los territorios geográficos y sociales”, cf. Cobos, 2010:16). Lo es, porque su importación hacia los Estados Unidos (particularmente de la “primera parte”, Macross) supuso transformaciones que anglonorteam-ericanizaron la historia:
a) modificación de los guiones originales para dar en-trada a la línea argumental principal, laprotocultura, que aunque se fundaba en un concepto del animé original, se extiende por toda la saga,
b) anglificación de los personajes, como Rick Hunter a
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Por Ricardo Martinez G.
partir de Hikaru Ichijyo, Lisa Hayes a partir de Hayase Misa, y
c) descafeinización de los aspectos más adultos de la versión japonesa, como ciertas escenas de violencia o sexo.
Gran parte del debate acerca de la díada Robotech/Mac-ross que hemos observado hoy en los twiteos chilenos descansan sobre estas y otras divergencias entre el pro-
ducto cultural japonés y el yanqui. Una suerte de versión con dibujos de Lost in Translation.Pero hay más. En su estudio “Animación japonesa y glo-balización: la latinización y la subcultura otaku en América Latina”, Tania Lucía Cobos (2010) sostiene que existe otro tipo de desterritorialización/reterritorialización que han sufrido los animés, la latinoamericana, y en especial la mexicana. Según la autora, citando a Papalini (2006:42):
“La promesa de beneficios incentiva la inte-gración de las historias niponas a la oferta occidental. Se agregan además algunas razones propias de la globalización de las industrias culturales: un ritmo de producción creciente-mente veloz que obliga a producir material de manera continua y un público amplio y di-verso, exigen recolectar material de todos los territorios y de todas las culturas”.
Si bien son los Estados Unidos quienes llevan el pandero
en esta línea, con Viz Media a la cabeza y sin olvidar el acuerdo de 1996 entre Disney y Ghibli, Latinoamérica ha operado en paralelo, como ya comentábamos en el artículo anterior ya mencionado. Cobos sostiene que la desterritorialización del animé latinoamericana pasa por los siguientes elementos:
a) el doblaje, donde México ha ido adelantado al resto del subcontinente y una de las características principales es el esfuerzo por seguir la mímica de los movimientos de la boca de los dibujos, así como las entonaciones, tim-bres y estados de ánimo, a través de un doblaje neutral que pueda ser comprendido en todos los países de habla hispana; en este proceso suele ocurrir que la traducción viene desde la versión en inglés, se busca voces que tengan identidades sonoras similares a las originales, latinización de las inflexiones de voz, búsqueda de lati-nización de los contenidos de los diálogos para que re-suenen en el público latino.
b) alteración del video, principalmente a través de la cen-sura de desnudos y violencia, modificación de los open-ings y los endings, traducción de las canciones temáticas (donde “nuestro” Capitán Memo jugó un rol crucial por décadas),
c) el criterio de la audiencia, donde series orientadas a un público adolescente en su versión japonesa, se convi-erten en objeto de culto infantil.
Considero sumamente válido el debate Robotech/Mac-ross llevado a cabo por los fanáticos del animé y el manga a raíz del fallecimiento de Ishiguro, pero me parece que lo que plantea Cobos añade un tercer factor: nuestra ex-periencia del animé está doblemente mediada, tiene dos Lost in Translation, la primera en la traducción desde el Japón hacia los Estados Unidos, la segunda desde los Estados Unidos hacia Latinoamérica. Como niños o infanto adolescentes que nos enamoramos de Minmay y de Lisa (o de una de ellas dos solamente), que soñamos con pilotear un Veritech, que lloramos la muerte de Roy Focker, en realidad no era tan importante si la historia era japonesa, norteamericana o latina, porque finalmente esa historia se terminó convirtiendo en una historia uni-versal.
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Cómo sacarse un siete sin leer la novela
El personaje de la foto es mi ídolo. Pero realmente mi
ídolo. Por si no lo conocen es quizá el mejor meme de
la historia del mundo mundial: el Lazy Senior Student.
Les dejo tres de sus genialidades para que lo vayan
conociendo.
Me encanta este meme porque me siento medio identi-ficado con él. Cuando estaba en la Universidad yo era uno de esos personajes. Casi nunca leí un libro en mis estudios de literatura. Y sobreviví. Ya, ya sé que algu-nos se van a enojar con esto, “¡cómo es posible que un profesor universitario llame a no leer!”. Bueno, hay otro profesor universitario, un querido colega, que ha hecho esto más público, se llama Alejandro Zambra y ha es-crito un libro que se llama, justamente, No Leer.Les voy a contar la técnica para sacarse un siete sin leer
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el libro. Tiene seis pasos sencillos y casi nunca falla.
Paso 1: Analice al profesor.Sí, como lo leen. Cuando se lee un libro en la universidad no se lee un libro, se analiza un libro, y para analizarlo con buena nota hay que saber qué profesor es el que tenemos delante. Y eso es fácil: a)entreviste a alumnos de cursos superiores y pregúnteles qué onda el profe-sor o profesora, qué tipo de pruebas hace, qué estilo tiene para hacer clases, cuáles son sus obsesiones, b) revise si el profesor tiene publicaciones en línea y léa-las (aunque sea superficialmente), en solo media hora de trabajo ya va a saber con quién está tratando, y c) [lo más importante] revise en detalle la bibliografía se-cundaria del programa del curso, ¿la profesora es fan de Bakhtin, le gusta la Judith Butler, raya con el pos colonialismo?, ubique las entradas de Wikipedia de es-tas líneas y trate de entender de manera gruesa de qué va la cosa. Una vez hecho esto, cuando llegue la prueba o el ensayo adopte la “modalidad profe”, escriba en la “onda” del profesor, eso ya le garantiza un punto.
Paso 2: la bibliografía secundaria.Busque en scielo.cl u otra base de datos un par de pa-pers sobre el libro y léase los abstracts, le dará un toque de seriedad a su trabajo o prueba si cita a estos autores. Le aseguro que con el tiempo uno llega a tener memoria para estas referencias.
Paso 3: el resumen y la entrevista a sus compañeros.Léase el resumen del texto en la Wikipedia, o en otros sitios. También trate de leer las primeras dos y las úl-timas dos páginas del libro (de aquí hasta se puede aprender un par de citas literales que harán las delicias de grandes y chicos). Luego júntese, como una hora an-tes, con sus compañeros y pídales que le cuenten el libro. Hágale preguntas, preguntas ingeniosas, pregun-tas como las que haría el profesor. Ellos se lo agrade-cerán porque usted les está haciendo un coaching, y por su parte, usted está tomando una nota mental de qué es lo realmente importante de la obra.
Paso 4: Analice la actividad.En la universidad más que en el colegio los profesores
odian (odiamos) las respuestas literales. Pero, ojo, también odiamos las voladas sin sentido. Cualquier idea que pueda tener un respaldo, aunque mínimo, en el texto y que exprese un nivel mayor de reflexión o ab-stracción lleva todas las de ganar. Por lo que es muy importante que revise bien qué es lo que le piden hacer en la prueba o en el ensayo.
Paso 5: Trate de ir más allá del texto.Hacia dos lados: a) realizando inferencias (esto es, ha-ciendo relaciones o explicando causas y efectos que no están directamente en el texto) y b) conectando el texto con otros textos. Por ejemplo, si está leyendo El Socio, relaciónelo epocal y temáticamente con El Gran Gatsby; a los profesores nos sobrecoge cuando un alumno da con una línea interpretativa que pone en juego más de lo que hay en el texto exclusivamente. Dos pistas para esto último: revisar la época del autor y revisar la vida del autor. Cuidado, nada más insulso que decir: “el au-tor nació en la época de la Primera Guerra Mundial”, eso es puro decorado. En cambio decir: “su pertenencia a la generación de fines de los diez y principios de los veintes redundó en que su experiencia vital estuviera marcada por las obsesiones y fracturas de una época en que las certezas del diecinueve estaban siendo cuestionadas, por ejemplo en su texto esto se observa en…”.
Paso 6: La prosa.A veces pasa que en la prueba nos preguntan por algo que ni con todos estos pasos habíamos previsto. Mal. Pero hay una solución: escribir bien. Si usted escribe bien, si puede llevar a cabo su mejor prosa no está todo perdido. Hay un truco que asegura un cuatro, escri-bir enfática y contradictoriamente. Ejemplo: “Algunos autores [mentira no sabemos de ni uno, pero esto da distinción] sostienen que Roberto Bolaño es un hijo de nuestra época. Eso es a medias cierto [ya, acá comienza la contradicción] realmente la escritura de Bolaño se entronca con una tradición que viene de antiguo, incluso desde más antiguo de lo que se suele imaginar…” y así.***Claro, me pueden decir que para hacer todo esto sería mejor leerse el libro, pero, les aseguro que en solo un par de horas se pueden llevar todos a cabo.
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Escondida en la ironía se encuentra una verdad gi-gante: lo hipster NO se puede definir como la adop-ción de valores, estéticas o gustos específicos. Lo que es hipster hoy puede no serlo mañana. Es verdad que las gafapastas, los cigarrillos franceses, las bicicletas con canastillo, las cámaras Lomo son hoy señales de hipsterismo, pero nadie sabe por cuánto más. De este modo, hay que llegar a una definición que sea más abarcante y precisa. Voy a ensayar una: el hipster es una persona que busca la novedad, que quiere ser diferente. Para mí, este grupo no es en primer lugar una tribu urbana; se trata de un tipo de personalidad. Miren esta definición:
“Tipo 4: Es el diferente o ‘el especial’, pare-ciera que no encaja en ningún grupo social. Vive nostálgico, y justamente su compulsión es la melancolía, lo que le da la fuerza para ser lo que es. Tiene un mundo interno de sen-timientos y emociones que no exterioriza fácilmente, pero que más bien sublima artísticamente a través de poesías, pintu-ras, etc”.
Está tomada del Eneagrama, una tipología de person-alidades que se desarrolló a partir del trabajo de Gur-djieff y que tiene como exponentes contemporáneos a Oscar Ichazo y Claudio Naranjo. Parece la definición de un hipster. Mi idea es que estas características co-inciden con las siguientes: Búsqueda de sensaciones, Impulsividad, Extravagancia, Desorden. Ellas confor-man las sub escalas de una escala de personalidad de un rasgo de personalidad que se conoce como Novelty Seeking (del cual ya hemos hablado acá). He buscado por cielo, mar y tierra y no he encontrado ningún paper que relacione las dos tipologías (Tipo 4 del Eneagrama con Novelty Seeking), pero, alguien ya lo hará.
Como ya sabemos, investigadores como Francisco Aboitiz relacionan el Novelty Seeking con el alelo de siete repeticiones denominado DRD4 (acá, el que creo es el artículo académico más reciente en Chile sobre el tema). Como ya hemos indicado en su momento tam-bién, el Novelty Seeking y el DRD4 están relacionados
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Y los hipsters heredaron la Tierra…
Este va a ser un ensayo cognitivo. Hace un par de sem-anas, el gran Gonzalo Paredes me preguntó, ¿y desde cuándo que existen los hipsters? La pregunta tenía su qué. Paredes había reparado en que más atrás de los dos miles –en los noventas– ya los seguidores del Brit Pop (Pulp, Oasis, Blur) podían ser considerados hip-sters. En los ochentas podrían haberlo sido los que se catalogaban a sí mismos como “new wave”. Y de este modo, retrocediendo y retrocediendo, parecía no lle-garse nunca a una época en que no hubiera habido per-sonas de esta corriente (por ejemplo, creo que no es muy forzado pensar que era bastante hipster la tenida de Théophile Gautier: chaleco de raso escarlata, pan-talones verde claro, banda de terciopelo negro para el estreno de Hernani en 1830).
Claro, lo primero es la definición de hipster, porque si no, como en otros órdenes de cosas, podemos con-fundirnos. Amo esta entrada del urbandictionary.com:
“Hipster. Definitions are too mainstream. Hip-ster’s can’t be defined because then they’d fit in a category, and thus be too mainstream”.
Por Ricardo Martinez G. con la dopamina, que habría favorecido:
1. Conductas muy orientadas a metas, al punto de la obsesión.2. Motivación por la constante búsqueda de nuevas metas, especialmente las relacionadas con incentivos, como el dinero, fama, poder o logros ideales, aunque se inquietan una vez logrados esas metas.3. Confianza en la habilidad para controlar su propio destino y para controlar a los demás, al punto de la grandiosidad y tener conductas temerarias.4. Más agresión que compasión.5. Comportamiento por sobre el promedio en relación con el deseo sexual, pero no necesariamente abierta-mente hedonístico en otros aspectos.¿Son los hipsters lo que Previc –en la referencia del artículo recién citado– denomina cerebros hiperdop-aminérgicos? Mi apuesta es que sí, el hipster se carac-teriza más que nada por la búsqueda de novedades, el escaparse del mainstream o de la masa.
¿Desde cuándo existen los hipsters? Probablemente desde que comenzó la cultura humana, en el llamado Big Bang Cultural producido hace 75.000 años (mo-mento en que los hallazgos arqueológicos muestran que se produce una extraordinaria diversificación de las herramientas usadas). Eso ocurrió en el sur de África, en parte motivado por el consumo de mariscos que aumentó los niveles de dopamina en el cerebro de nuestros abuelos. Luego, por su misma búsqueda de novedades, nuestros antepasados salieron de Áfri-ca, poblaron cada esquina del planeta… Y los hipsters heredaron la Tierra.
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¿Mujeres en las películas? Pruebe el Bechdel Test
“Una película supera el Test de Bechdel si cumple
con tres condiciones:
1.- Debe haber al menos dos mujeres en la película,
y ambas deben tener nombres.
2.- Las mujeres deben hablar entre ellas.
3.- Estas mujeres ¿Hablan de otra cosa que no esté
relacionada con hombres?”
Rodrigo Moncada, uno de mis mejores amigos, me reco-
mendó vivamente ver (500) Days of Summer. La vi y real-
mente la amé. Pero algo me pasaba, había algo que no
estaba funcionando bien. Revisé lo que se había escrito
por los críticos chilenos y en general ellos la odiaron, en
general –también– con muy buenos argumentos.
Así que me puse a explorar y una cosa llevó a la otra (una
de las maravillas del Internet actual): primero pillé un
par de papers que hablaban sobre la “gentrificación ur-
bana en el cine indie” y “las películas de la transición
de la adolescencia”. Luego di con un concepto genial, la
Manic Pixie Dream Girl (MPDG: chica-rara-pero-cool-y-
linda), un concepto que es definido por la creadora del
término (Nathan Rabin, 2007) como:
artículo 31
Por Ricardo Martinez G.
“esa criatura cinematográfica burbujeante
y superficial que existe solamente en la febril
imaginación de sensibles escritores y direc-
tores para enseñar a los jóvenes de almas
pensativas a abrazar la vida y sus infinitos
misterios y aventuras”.
En AVClub hay un listado de dieciséis películas y person-
ajes que ocupan a la MPDG y que incluyen, entre otras,
a Kirsten Dunst en Elizabethtown, Natalie Portman en
Garden State, Kate Hudson en Almost Famous y Audrey
Hepburn en Breakfast At Tiffany’s.
Luego llegué al corazón de la crítica que –era necesario–
proviene del feminismo. La MPDG es un personaje plano
y no evolutivo, que solo se encuentra allí para satisfacer
la función de salvar al personaje masculino: casi nunca
tiene mundo interior, casi nunca tiene familia, casi nunca
tiene otras relaciones que las que guarda con el person-
aje principal. Su primer ejemplo es la Beatriz de Dante,
la MPDG es una “musa”, no una mujer. Esto lo explica de
manera soberbia Anita Sarkeesian del blog http://www.
feministfrequency.com, un sitio brillante que podríamos
llamar de feminismo terceroculturista.
Finalmente llegamos, a través de Anita Sarkeesian (ídola)
al concepto nuclear para deconstruir a las mujeres en el
cine, el Bechdel Test.
Este test fue creado por Alison Bechdel en su cómic Dykes
to Watch Out For y consiste simplemente en hacerse tres
preguntas sobre la película que se está viendo:
1.- ¿Hay al menos dos mujeres en la película con nom-
bres propios?
2.- ¿Estas mujeres hablan entre ellas?
3.- ¿Hablan estas mujeres de otra cosa que no esté rela-
cionada con hombres?
Es increíble la cantidad de películas que muchos de no-
sotros (varones) tenemos entre nuestras favoritas qüeno
pasan a veces ni siquiera la primera de las preguntas.
¿Ejemplos de Bechdel Fail?
• La trilogía original de Star Wars
• La trilogía de El Señor de los Anillos
• Harry Potter y las Reliquias de la Muerte: Parte II
• La Red Social
En la página oficial del test se puede ver un listado de
centenares de películas y su evaluación, con iconitos,
comentarios y demases.
artículo 31
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
86 87
artículo 32
Los “horrorosos” improperios que Daniela Aránguiz (es-posa del Mago Valdivia) propinó a Juliette Junot por ce-lular y que viene a engrosar la lista chilensis de videos prohibidos (ver acá) alcanzaron su punto cúlmine con la joyita: “tengo la pura cara de cuica”. Lo que nos lleva a la pregunta del día: ¿existe una cara de cuica? Lo más de sentido común sería contestar que sí, pero, una investi-gación de Shriver et al (2008, “Class, Race, and the Face: Social Context Modulates the Cross-Race Effect in Face Recognition”) parece indicar lo contrario.
Los autores, investigadores de la Universidad de Miami, trabajan sobre el fenómeno CRE (Cross-Race Effect) del que hablamos acá en Tercera Cultura hace un par de años:“Las personas solemos ser mejores distinguiendo rostros de nuestra misma raza que rostros de otras razas. Los asiáticos nos ven a todos los latinoamericanos como iguales, y los africanos ven a todos los europeos como iguales” (Martínez, 2009 [ejalé ]).
Este fenómeno se ha explicado (tal como hacíamos en aquel artículo) como un efecto de la expertización del cerebro al procesar rostros familiares (N250). Sin em-bargo, también hay (indicado en aquel posteo) una expli-cación diferente (socio-cognitiva):
“la tendencia de los individuos a pensar cat-egóricamente acerca de los miembros de los exogrupos. El pensamiento categórico implica la dependencia de categorías sociales (por ejem-plo, raza, sexo, edad) en lugar de caracterís-ticas individuales de los sujetos observados (…) El modelo socio-cognitivo sostiene que cuando se codifica una cara, las personas se centran en la categorización de los miembros del exogrupo, y en la individuación de los miembros del endogrupo” (Shriver et al, 2008:261).De manera más sencilla: cuando observamos a una per-sona de un grupo distinto al nuestro (por ejemplo, asiáti-cos si somos latinoamericanos) nos concentramos en categorizarlos como miembros de un grupo, más que
en sus características particulares.
Shriver et al diseñaron un experimento que consistía en mostrar personas blancas a sujetos blancos en diferentes contextos (algunos asociados a la prosperidad y otros a la pobreza), y encontraron que cuando las personas eran presentadas en contextos de pobreza, los sujetos no los podían reconocer tan fácilmente, y eran categorizados como blancos pobres de manera casi automática.
La conclusión en bastante clara: el rostro por sí solo no es suficiente para reconocer a alguien como “cuico” o “cuica”, de hecho, ese es uno de los resortes argumen-tales de My Fair Lady, aquella preciosa película en que el lingüista Henry Higgins (Rex Harrison) se esfuerza por mostrar que Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), una floris-ta de la calle, puede pasar por princesa con el contexto y el lenguaje apropiados. El caso de Daniela, parece ser justo el contrario. ^_^¡
CORRECCIÓNUno de los comentaristas de este posteo duda de que sea tan así como lo explicamos. Scott Sadowsky me ha hecho las mismas aprensiones. El estudio estaría WEIRD ses-gado. Me acaban de convencer. Obsérvese esta tabla que detalla el nivel de mezcla de genes blancos europeos con genes originarios americanos por clase social en San-tiago y Valparaíso (Cruz-Coke & Moreno, 1994):
artículo 32
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
La #caradecuica depende del contextoPor Ricardo Martinez G.
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Tere Marinovic y la Ley de Poe
Teresa Marinovic Vial alcanzó cierta figuración en In-
ternet luego de que en su blog personal, el 10 de sep-
tiembre de 2010 escribiera lo siguiente:
“’Una cucharadita por el papá…otra por la mamá…’ La escena enternece, si no fuera porque el que sostiene la cuchara es Piñera y el que no quiere comer, un mapuche malcri-ado”.
La publicación fue una bomba cuyas esquirlas todavía
vuelan. Mal que mal, por primera vez en mucho tiempo
teníamos a una persona de derecha expresando un
punto de vista que evitaba lo políticamente correcto.
El Mostrador no se hizo esperar e incluyó a la autora
entre sus columnistas habituales, a lo que ella accedió
de tal manera que ya llevamos un año y medio leyendo
sus apreciaciones que, quizá no con la exageración
de aquel memorable posteo, semana a semana sacan
artículo 33
Por Ricardo Martinez G.
ronchas de los más zurdos de entre nosotros.
Recuerdo que el “caso Marinovic” fue tema obligado
en cuanta tertulia, café o vacilón de la tarde hubiera en
ese ya lejano 2010. Y entre la sarta de improperios que
se lanzaban contra la bloguera, asomaba persistente-
mente una idea fija: Tere Marinovic NO existe, es una
invención del Mostrador para conseguir lectoría. Al-
gunos llegamos a seguir la ruta de blogger para tratar
de encontrar el origen de un personaje que nos sonaba
a una versión remasterizada e irónicamente “femi-
nista” del famoso Chupete Aldunate (para los que no
lo recuerdan, se trataba de un caballero que escribía
para The Clinic y que sostenía ideas derechistas dere-
chamente irrespetuosas, pero tras cuya figura se en-
contraba el genio de Guillermo Hidalgo).
La cosa es que, con el tiempo, la historia reveló que
Marinovic sí existía. Me pasó algo curioso: en algún
momento del 2011 abro mi FaceBook y me encuentro
con la siguiente invitación: “Tere Marinovic quiere ser
tu amiga”. LOL. Bueno, acepté, sin entender por qué el
personaje (en el entendido de que aún no dilucidábam-
os si era real o paródico) me había agregado. De hecho,
he sostenido más de alguna conversación con ella (o,
en ese momento, quien quiera que fuera que estuviera
tras esa cuenta, en la más Test de Turing). Incluso la
invitamos para hacerle una entrevista en el Podcast
de Tercera Cultura a lo que se negó muy cortésmente,
porque: a) no tenía interés en mediatizarse más, y b)
estaba a la espera de tener una guagua.
La aparición de Tere en TV terminó por zanjar que
realmente era una persona de carne y hueso y no la
creación de una mente ingeniosa.
Creemos hoy que toda la faramalla con la autora es un
caso excepcional de la Ley de Poe. Enunciada origi-
nalmente de esta manera (Nathan Poe –OJO, no Edgar
Alan– en agosto de 2005):
“Sin una sonrisa, un guiño u otra muestra fla-grante de humor, es totalmente imposible parodiar a un creacionista de tal manera que alguien no lo confunda con una pos-tura genuina”.
Aunque postulada inicialmente respecto del fundamen-
talismo creacionista, la idea se extendió hasta hacerse
un principio de la comunicación moderna, en especial
por Internet:
“El núcleo de la ley de Poe es que una parodia de algo extremo, por naturaleza, se vuelve imposible de diferenciar de extremismo sincero. Un corolario de la ley de Poe es el fenómeno inverso: sinceras creencias fun-damentalistas pueden ser confundidas con una parodia de esas creencias” (Santa Wikipedia).
Tere Marinovic ha sabido explotar esta paradoja de man-
era increíblemente eficiente, en la tendencia a pensar
“es que no puede estar hablando en serio” se halla lo
adictivo de sus “salidas de madre” de los miércoles.
artículo 33
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
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artículo 34
Existe una explosión de páginas de memes desde junio
del 2010 hasta hoy en día. El gráfico permite visual-
izar las búsquedas realizadas en imágenes de Google
con la palabra meme, y éstas han comenzado a crec-
er desde a mediados del 2010, superando a principios
del año 2012 la búsqueda con la palabra “sexo” (una
palabra históricamente muy buscada en Internet).
Como podemos ver en el siguiente gráfico (Turquía se
excluye del análisis, puesto que en Turco meme sig-
nifica “mama” -loh peshoh), este fenómeno no sola-
mente es nacional sino que se extiende a través de
varios países con alto acceso a Internet. También po-
demos observar que el país en donde existe mayor
búsqueda de memes en el mundo es el mismísimo
Chile. Ya para el 2009, el 96% de los estudiantes chil-
enos accede a Internet, en el 2011 los jóvenes (15-24
años) representan el 27% del internet chileno, siendo
considerado chile un país altamente penetrado por el
internet. (Daie, 2011).
Caracterización de los meme
El meme (en singular) es un género discursivo grá-
fico, utilizado en Internet principalmente confines
humorístico.
Se entiende por género discursivo “un tipo de unidad
de discurso con particulares características formales
y de contenido” (Calsamigla y Tusón, 1999: 260-261).
El Código Meme lo definiremos como un código par-
alingüístico utilizado en internet, predominantemente
con fines humorísticos, por medio de iconos, picto-
gramas y otros símbolos que transmiten mensajes ki-
nésicos, emociones y sentimientos, que pueden com-
plementarse con un texto para formar un mensaje.
También puede tratarse de un código lingüístico,
especialmente cuando modifican el lenguaje escrito,
con palabras, conceptos, frases hechas y modismos
propios de internet. Esto seda fuertemente en el LOL-
speak, por ejemplo.
El Código Meme se ha especializado por zonas (como
países, regiones), establecimientos (como universi-
dades, colegios), teniendo en cada uno, distintos usos,
significados y de hecho diferentes y propios memes
ejemplifica con algún caso, tipo, etc..
Meme en singular, se le denomina a cualquier produc-
ción simbólica que se deriven de este género discursi-
vo, ya sea esta un signo, icono, pictograma, concepto,
mensaje, imagen y/o discurso. Como son muchos las
vamos a especificar cada una a continuación (las nu-
meraciones se refieren a las imágenes, que son ejem-
plos de estos términos):
artículo 34
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
¿Qué chucha son los memes?
Algo está cambiando en Internet de Chile. Con un 54%
de la población con acceso a internet, Chile es el país
con mayor cantidad de usuarios per cápita de Face-
book (con poco mas de 1 usuario cada 2 personas) y
Twitter (con un poco menos 1 usuario de Twitter cada 8
personas) en el mundo (Ferro, 2011). Pero este cambio
no solamente está en las Redes Sociales, este cambio
está en una nueva forma de producción cultural en in-
ternet, los MEMES.
El Mostrador y La Nación, dos diarios online que no
tienen modalidad impresa, se equiparan en su tráfico
a los dos Tumblr más importantes del Internet chil-
eno: porlaputa.com (PLP) y jaidefinichon.com (HD).
Se puede decir que PLP posee un tráfico equiparable
al diario La Nación, pero en algún momento de su his-
toria, PLP habría tenido más o el mismo tráfico que El
Mostrador. En el caso HD desde a mediados del 2011,
parece tener más tráfico que El Mostrador.
La gran diferencia que poseen estas páginas, es que
estos diarios en línea, pretenden una cierta neutrali-
dad, su discurso esta hecho predominantemente de
texto, y su público predominantemente son adultos.
Los dos Tumblr, su principal gracia es que su con-
tenido es imparcial y burlesco, predominantemente
hecho por imágenes que en su mayoría son memes,
siendo su público predominantemente, escolares y
universitarios.
Por Fitmoos Holzman
92 93
artículo 34
ación. Es una medida está producida por personajes, que
en su totalidad utilizará ningún meme ideograma.
Investigaciones sobre memes
Si bien es cierto que existen muchas investigaciones
o publicaciones estudian a los meme, casi absoluta-
mente todas estas confunden al Internet Meme (cual
es el concepto que estudiamos), con el concepto
Meme como unidad cultural.
Existen dos tesis de pregrado hechas en Estados Uni-
dos sobre el tema. La primera, de sociología, nos indi-
ca cómo los memes están cambiando el humor como
lo entendemos, los meme son una forma cultural que
se mezcla entre sí al punto de que no llegamos a sa-
ber cuál es el original y cuál el replicado, además,
según ella los memes han creado una forma de su-
perproducción de humor que se distribuye a través
del internet (Ramoz-Leslie, 2011: 72-74). La segunda
tesis, esta vez de lingüística, estudia al LOLspeak,
una modificación del inglés estándar utilizado en los
memes en inglés, primero, nos indica algo que apenas
sucede en los memes de Chile, una modificación pro-
funda en el lenguaje estándar, segundo nos indica
que los memes y el LOLspeak son una especie del
pidgin, puesto que genera un código común e inter-
lingüístico. (Lefler, 2011: 200)
Como podemos ver en los gráficos sacados del análisis
hecho en “Insights into Internet Memes” (Bauckhage,2011),
los memes tienen cuatro etapas de vida:
1. Adopción (periodo en que aumenta el uso del meme).
2. Peak o Mantenimiento (periodo en donde el meme
se usa en igual cantidad)
3. Desuso (periodo en se empieza a dejar de utilizar),
4. Muerte (hasta su muerte por no uso).
Una de las conclusiones del autor, es que los memes
no cumplen con un patrón de normalidad en su uso.
Más, los memes –la mayoría de los memes–, son
adoptados de forma explosiva, llegando a supeak rápi-
damente, en un periodo muy corto. Hay memes que su
adopción es más lenta, y hay memes que se mantienen
en el tiempo y no parecen morir.
Otra cosa que constata este trabajo, es que los memes
tienen a transformarse, agregándolecaracterísticas.
Por ejemplo Trollface (un meme muy famoso), se le
puso un traje y una pipa, y se transformó en Trolldad.
También los memes se combinan entre ellos, se hacen
viñetas, videos. Con los memes se puede hacer todo lo
que uno imagine.
En síntesis: que es son los memes.
Finalmente los “memes” (en plural, como discurso
social) son una institución humorística (quizás mas
precisamente serían una extitución), puesto que son
una serie de reglas (definición de el “neo institucio-
nalismo” sobre instituciones) que estandarizan al hu-
mor en internet. Suena frio y triste, pero eso son, una
forma de estandarización.
BibliografíaDaie, Rodrigo (2011) “Estado De Internet En Chile”, Country Manager Chile, Comscore, IncFerro, Raul (2011) “Telecom Stats” Business Intelligence & Content Development De Bnamericas, Santiago De ChileRamoz-Leslie, Nigel J. (2011) “Doin It For The Lulz: A Con-temporary Analysis Of Internet Humor”. Whitman College. United States.Lefler, Jordan (2011) “I Can Has Thesis?: A Linguistic Analysis Of Lolspeak.” The Interdepartmental Program In Linguistics. B.A., University Of Louisiana At Lafayette. Unites States.Calsamiglia, H & Tusón, A. (1999) Las Cosas Del Decir: Man-ual De Análisis Del Discurso. Barcelona: Ariel.Cátedra Arfuch (2009a) Semiología De Los Mensajes Visu-ales. Buenos Aires. Diseño Gráfico, Fadu, Uba.Robbins, S. And Langton, N.( 2001) Organizational Behaviour: Concepts, Controversies, Applications (2nd Canadian Ed.).
Upper Saddle River, Nj: Prentice-Hall
artículo 34
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
1 y 4: Texto superior e inferior. Este texto hace sin-
taxis con el meme ideograma, no tiene significado por
sí solo, según cómo esté mezclado con el meme ideo-
grama, será el resultado de su sentido.
2: “Meme ideograma”. Es una imagen que tiene un
significado especifico, en este caso es “la idiotez Face-
book”, que representa acciones que hacen los usuarios
de Facebook que son evaluados como desagradables.
3: Fondo (clásico de carpa de circo). Existen varios ti-
pos de fondo de meme, no tienen ninguna relación con
el mensaje, son meramente decorativos.
5: “Meme Cuadro” Inicial. Le llamaremos al de men-
saje, al cuadro de meme y por sí sola da mensaje,
combinando ideograma con texto en su interior.
6: “Meme Cuadro de Respuesta” al meme cuadro an-
terior. La idea de hacer un meme con respuestas, es
hacer un meme con un diálogo, a veces este diálogo es
ficticio, pero en su gran mayoría, la respuesta se hace
por intentar discutir o complementar lo que dijo otro
meme. En este caso con una frase hecha “¿A quién
chucha le importa?” y con la imagen de Coleman (que
también puede considerarse un meme)
7: “Meme texto” son todos los memes cuadros están
englobado dentro de un post. Debe tener coherencia y
cohesión en su enunciado.
8: “Meme Imagen” o “Meme icónico”. Este tipo de
memes no tiene significado prestablecido en el código
meme. Su significado se tiene que develar por sí solo,
o por algún comentario o texto que tenga escrito.
9: “Frase Meme” y texto posterior. Va tras el meme,
es una frase hecha, o modismo, que no tiene un sig-
nificado por la sintaxis de su léxico interno, sino que
tiene significado prestablecido en el código meme. El
texto posterior, es un texto que comenta al meme dis-
curso (también pertenece a este con él, si tiene coher-
encia y cohesión)
10: “Viñeta Meme”. La viñeta meme, posee varios meme
cuadros en el interior, y que narra una historia o situ-
94 95
Personal Jesus
artículo 35
Por Jimena Castro
rido de la vida de Jesús por falta de documentación. Por eso mismo es que su metodología es tomar una cita y analizarla de acuerdo al contexto. Por ejemplo, Jesús dice “Ni llaméis a nadie ‘padre’ vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo” (Mateo 23, 8-11). Este texto se trataría de una crítica a la jerarquía reinante en las comunidades religiosas y también familiares. La autoridad paternal sería exclusiva de Dios y que es cu-riosamente un Dios maternal. Adicionalmente, Pagola indica que “cuando el poder patriarcal desaparece, hacen su aparición los niños. Ellos son, junto con las mujeres, los más débiles y pequeños de la familia, los menos po-derosos (…) Según Jesús, ellos han de ocupar el centro en el reino de Dios” (197).
Coincidencia: al igual que Eckhart, Pagola es también perseguido. En este link se puede leer su declaración en torno a la polémica que ha ocasionado su texto. Pero, ¿dónde está la polémica?, ¿qué daño hace un libro que se encarga de dibujar a Jesús desde una perspectiva históri-ca? A pesar de ser escrito, como él mismo afirma, “desde la Iglesia Católica” (7), la Conferencia Episcopal Española declaró que “el Autor parece sugerir indirectamente que algunas propuestas fundamentales de la doctrina católica carecen de fundamento histórico en Jesús”.
La Conferencia Episcopal de España tiene razón: Pagola sugiere que la Iglesia tendría que reformular algunas de sus ancestrales doctrinas, en honor a la justicia del mensaje de Cristo. “Las cosas tienen que cambiar” se llama uno de los quince capítulos del libro y aquí recopilo algunas citas que podrían haber suscitado la polémica:
Matrimonio: “Probablemente, lo que más hace sufrir a las mujeres no es vivir al servicio de su esposo y de sus hijos, sino saber que, en cualquier momento, su esposo las puede repudiar abandonándolas a su suerte. Este derecho del varón se basa nada menos que en la ley: ‘Si resulta que la mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que no le agrada, le redactará un acta de repudio, se lo pondrá en la mano y la echará de casa’ (Deuteronomio 24, 1) (…) Mientras los doctos varones discutían [sobre los motivos válidos para abandonar a la esposa], las mujeres no podían alzar su voz para defender sus derechos” (195). Dice Pagola que todo parece indicar que la famosa frase “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” es bastante literal: el hombre, el varón, no tendría derecho a repudiar a la mujer.
La Ley: “Jesús confronta a la gente no con aquellas leyes de las que hablan los escribas, sino con un Dios compa-sivo. No basta con vivir pendientes de lo que dice la Torá. Hay que buscar la verdadera voluntad de Dios, que, en no pocas ocasiones, nos puede llevar más allá de lo que dicen las leyes. Lo importante en el reino de Dios no es contar con personas observantes de las leyes, sino con hijos e hijas que se parezcan a Dios y traten de ser buenos como lo es él. Aquel que no mata cumple la ley, pero, si no ar-ranca de su corazón la agresividad hacia su hermano, no se asemeja a Dios (Mateo 5, 21-22)” (218)
La buena vida: “Dios no es una fuerza conservadora, sino una llamada al cambio: ‘El reino de Dios está cerca; cam-biad de manera de pensar y de actuar, y creed en esta buena noticia’. No es el momento de permanecer pasivos. Dios tiene un gran proyecto. Hay que ir construyendo una tierra nueva, tal como la quiere él. Se ha de orientar todo hacia una vida más humana, empezando por aquellos para los que la vida no es vida. Dios quiere que rían los que lloran y que coman los que tienen hambre: que todos puedan vivir (…) A Dios le interesa el bienestar, la salud, la convivencia, la paz, la familia, el disfrute de la vida, el cumplimiento pleno y eterno de sus hijos e hijas” (287)
La Iglesia: “Esto es lo primero y más decisivo: poner a Jesús en el centro del cristianismo. Todo lo demás vi-ene después. ¿Qué puede haber más urgente y necesario para los cristianos que despertar entre nosotros la pasión por la fidelidad a Jesús? Él es lo mejor que tenemos en la Iglesia” (416). “Pertenecer a la Iglesia es comprom-eterse por un mundo más justo (…) Jesús no dejó detrás de sí una ‘escuela’, al estilo de los filósofos griegos, para seguir ahondando en la verdad última de la realidad. Tam-poco pensó en una institución dedicada a garantizar en el mundo la verdadera religión. Jesús puso en marcha un movimiento de ‘seguidores’ que se encargan de anunciar y promover su proyecto del ‘reino de Dios’. De ahí proviene la Iglesia de Jesús” (419)
La edición de Jesús. Una aproximación histórica fue re-tirada de la editorial española PPC y circula en Internet. La edición para Latinoamérica de la Editorial Claretiana Argentina sigue vigente hasta ahora. José María Iraburu, uno de los curas españoles más recalcitrantes debate en este texto con las ideas de Pagola. Ideas que, a fin de cuentas, hacen carne en Jesús la famosa sentencia de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.
artículo 35
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Cuando Martin Gore de Depeche Mode escribió “Personal Jesus” no estaba pensando en Jesús de Nazaret. Estaba pensando en Elvis Presley. Y pensaba en Elvis porque para Priscilla Presley, su esposa, estar casada con el ícono popular era como tener a un “personal Jesus”, “some-one who hear your prayers, someone who cares”, como dice la canción. También se casaron con Jesús (pero no con Elvis) Teresa de Ávila, Hildegard von Bingen, Úrsula Suárez y la misma Teresita de los Andes.
Jesús es un esposo, Jesús es un profeta, Jesús es un her-mano, Jesús es un alienígena ancestral y es también hijo de Dios. Como sea, Jesús es de todos.
Esta última es la postura de José Antonio Pagola, sac-erdote vasco que escribió el libro Jesús. Aproximación histórica. Como evidencia el título, el libro de 475 pági-nas se encarga de entregar una visión contextualizada de la vida y, sobre todo, de las declaraciones de Jesús. Se afirma de una extensa bibliografía que adjunta al fi-nal de cada capítulo. La inquietud de Pagola consiste en investigar cómo Jesús no ha podido ser olvidado, cómo ha removido tantos espíritus, cuánto se ha escrito y rep-resentado (bien lo sabemos en Semana Santa) sobre su vida. Un hombre que, para Pagola, lo único que hace es llevar “a creer en Dios como ha creído él, sin hacer de su misterio un ídolo ni una amenaza, sino una presen-cia amistosa y cercana, fuente inagotable de vida y com-pasión por todos” (6): traer de regreso una justa dignidad, para todos.
Si volvemos varios siglos atrás, nos vamos a encontrar con otro cura muy interesante: el Maestro Eckhart (1260-1328). Recuerdo un hermoso sermón donde explica la es-cena de la expulsión de los mercaderes del templo. Jesús, indignadísimo, desaloja a los vendedores de palomas, bu-eyes y ovejas con harto escándalo, látigos y gritos. “No hagan de la casa de mi Padre un mercado” (Juan 2, 12) les gritó. La escena bíblica narra también cómo sus discípu-los recordaron el salmo que decía “El celo por tu casa me devora”. Para Eckhart, el templo es el alma y los vend-edores, todas las ideas preconcebidas que tenemos con respecto a Dios (Dios es bueno, Dios es misericordioso, Dios tiene tal y cual forma). Por eso, la novedad de Jesús consistiría justamente en la expulsión, violenta, de esas ideas. Jesús buscaría dejar nuestras almas (el templo) vacías para que se llenen sólo de Él, una noticia: buena y nueva.
Creo que eso es lo que Pagola deja en claro con Jesús. Aproximación histórica, porque barre con cualquier idea que podamos tener sobre Jesús. Me acuerdo que cuan-do estrenaron La pasión de Cristo de Mel Gibson se la mostraron a Juan Pablo II y él sentenció “Así fue”, o algo parecido. El estilo de Pagola es totalmente contrario. Reconoce el autor que es muy difícil establecer un recor-
96 97
artículo 36
a la aparición del lenguaje.” (Science, 24 abril
2012:408).
Y aquí viene lo bueno. Como los cerebros no fosilizan,
no es posible acceder a cómo eran en la Edad de Pie-
dra. Pero, se puede hacer otra cosa: entrenar Homo
Sapiens contemporáneos en la elaboración de arte-
factos olduvayenses y achelenses y observar, medi-
ante fMRI, qué regiones del cerebro se activan para
estas tareas. ¿El resultado? Las áreas de lenguaje en
el cerebro y las zonas dedicadas a la manufactura de
herramientas de piedra se superponen, como muestra
la imagen siguiente.
El último paso en el establecimiento del eslabón que
conecta a los picapiedras con el origen del lenguaje
es la fase de aprendizaje. De acuerdo con Science,
otro equipo de investigadores probó, también con fMRI
que, al observar a un experto tallando herramientas
prehistóricas, se activaban las zonas de detección de
intenciones (Teoría de la Mente). Esto “proveería del
adecuado andamiaje para el desarrollo de la comuni-
cación vocálica intencionada”.
Finalmente, la idea de que los circuitos neurales de
procesamiento lingüístico y de elaboración de herra-
mientas descansa sobre la idea de co-optación; esto
es, que circuitos diseñados originalmente con cierta
función pueden ser colonizados por una función dis-
tinta. Algo que se encuentra en la línea de la Teoría de
los Spandrels (Stephen Jay Gould FTW!!!) y, más re-
cientemente, con Dehaene & Cohen (2007) y su Hipó-
tesis del Reciclado Neuronal. Pedro Picapiedra puede,
a partir de ahora, gritar “¡ENANO!” y Pablo, entend-
erlo.
artículo 36
Journal of Tercera Cultura Journal of Tercera Cultura
Los Picapiedra y el Origen del Lenguaje
Pedro Picapiedra, el cavernícola más famoso del
mundo, trabajaba en una cantera en Piedradura y, de
acuerdo con la serie de Hanna & Barbera (a.k.a. Ana
y Bárbara, 1960-1966), manejaba maquinaria pesada y
llevaba la vida típica de un working class man aunque
localizada en la prehistoria. Su existencia y sus prob-
lemas y alegrías eran espantosamente similares a
los nuestros. Ahora se sabe que también su lenguaje
podría haber sido similar: una serie de investiga-
ciones del nuevo campo del estudio experimental del
Origen del Lenguaje están conectando la emergen-
cia de la comunicación lingüística con la habilidad de
manipular piedras.
Un especial de News Focus, de la revista Science en
su último número de abril, detalla cómo la investi-
gación sobre el surgimiento y evolución del lenguaje
ha pasado desde la especulación teórica al campo de
la experimentación. Michael Arbib, por ejemplo, sos-
tiene que “existe una nutrida línea de investigadores
que tratan de conectar los registros arqueológicos
de la elaboración de herramientas con la evolución
lingüística”.
“Las inferencias comienzan con los primeros
ejemplos conocidos de tecnología humana, las
herramientas de corte olduvayenses. Datadas hace 2,6 millones de años, son instru-mentos sencillos de piedra con bordes afi-lados realizados con “martillos”. Este tipo de
herramientas poco a poco se hizo más refinado,
logrando un alto nivel de sofisticación hace unos 700.000 años: las hachas de mano del Achelense Tardío. De una alta tecnología
en comparación con Olduvai, los artefactos
achelenses han sido elaborados a mano deliber-
adamente con formas ovaladas o de lágrima, en
un proceso de fabricación de varios pasos que re-
quiere planificación y habilidades importantes. Una hipótesis es que las capacidades cog-nitivas que permiten la fabricación de herramientas permitió a sus fabricantes disponer de cerebros preparados para el desarrollo lingüístico: la capacidad de in-
struir a las generaciones venideras en los mo-
dos de fabricar herramientas habría llevado
Por Ricardo Martinez G.
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Grito y plata
Con un día de diferencia Evo Morales nacionalizó el 70% de la red de distribución eléctrica de Bolivia y la casa Sotheby´s subastó la cuarta versión (en pastel) de El Grito de Edvard Munch. No se sabe quién pagó US$ 120 millones por la obra del noruego, ni cuánto pagará el gobierno boliviano por los activos que detentaba la es-pañola REE. En cualquier caso son cifras comparables. REE ha invertido hasta la fecha US$ 179 millones en comprar la empresa y ampliar su capacidad. O sea que un cuadro expresionista de 91 x 73,5 cm. vale algo me-nos que un sistema complejo que abastece de electri-cidad a casi 8 millones de bolivianos. No menor es el detalle que las necesidades vitales de esos 8 millones de bolivianos tengan un valor financiero comparable a la contemplación solitaria de la obra de Munch. E infe-rior a los US$ 300 millones que pagó el año pasado la corona de Qatar por una de las cuatro versiones de Los Jugadores de Cartas, de Cézanne.
Estos hitos podrían dar lugar a un análisis marxista como los de Frederic Jameson (El Posmodernismo y la lógica cultural del capitalismo tardío). Sería algo así como el carácter irrepetible del acto pictórico, la ver-sión más extrema de lo que va quedando del artesan-ado en una época de industrialización, masificación y financiarización total. En El Grito se conserva el trazo y la mirada no de humano cualquiera, sino de una suerte de mago o de médium. Su aparato ocular y motriz, pero también sus pesadillas y sueños. Algo imposible de lograr con dispositivos de replicación digital.
El arte visual es un mercado singular por la naturaleza del bien transado y por los actores que intervienen en él. A diferencia de los mercados de bienes de consumo o de valores, la oferta y la demanda no operan de la misma manera, aunque sí existen barreras de entrada, problemas de agencia y de transparencia. En el caso de los artistas fallecidos, la elasticidad de la oferta es prácticamente cero, lo que se suma a la credulidad de muchos compradores con bolsillos anchos para expli-car los precios al alza de las grandes obras del im-presionismo y del modernismo. En otras palabras, un mercado donde la racionalidad desempeña un papel relativamente menor que en el resto de la economía.
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Por Carlos Tromben
A pesar de todo esto, el mercado de artes visuales tiene una relación concreta con el mercado bursátil. En la última crisis las ventas de las tres grandes casas de subastas (Christie’s, Sotheby’s y Phillips de Pury) se redujeron casi un 50%. Una explicación posible es el exceso de oferta que cabe esperar cuando algunos millonarios excesivamente apalancados como Bernie Madoff caen en desgracia.
Como activo las obras de arte no son fungibles, no caducan como un bono, ni dan lugar a rentas como las acciones. Se pueden revender, pero a un precio relati-vamente menos impredecible “científicamente”. Distin-tos estudios han concluido que los modelos de fijación de precio no consideran los costos de fabricación y re-producción de la obra, sino la reputación del artista y de la galería y/o casa de remates. De hecho Schönfeld y Reinstaller, economistas de la Universidad de Viena, hablan de un “guión” (script) empleado por los galeri-stas para valorizar las obras: los artistas debutantes se valorización usando como patrón los valores de otros que les preceden dentro de la misma tendencia y aplicando un descuento. Con técnicas de marketing focalizadas (hacia la crítica fundamentalmente), las galerías operan como maximizadores de precios más que de ganancias, controlando así el riesgo de produc-tos cuya valorización es intrínsecamente subjetiva.
¿Y qué hay de la rentabilidad? Un estudio de la Uni-versidad de Maastrich en base a información empíri-ca concluyó que entre 1976 y 2006 el mercado global tuvo su peak en 1990 y un piso entre 1995 y 1997. Más sorprendente aún, la autora (Rachel Ponwall) armó un porfolio de artistas separados por estilo y analizó su rentabilidad entre 1980 y 2006. Su conclusión es que los artistas contemporáneos son los más rentables (9%) y los maestros antiguos, los menos (5,3%). En medio se ubican los impresionistas europeos (6,3%) y los artistas modernos (7,6%).Cabe aquí citar al antipático de Jameson:“Lo que ha ocurrido [en el capitalismo tardío o pos-modernismo] es que la producción estética se ha in-tegrado a la producción general decommodi-ties: la febril urgencia económica de producir oleadas nuevas de bienes de apariencia siempre novedosa (desde ropa a aviones) y a tasas cada vez mayores de facturación, asigna una función cada vez más estructural a la innovación” (pp. 4-5).
Una commoditización del arte que tiene en Warhol su acta de nacimiento con la famosa lata de sopa Campbell.
Esto explica los altos precios del arte contemporá-neo, pero también la volatilidad de este sub mercado. Un ejemplo artista es el escultor estadounidense Jeff Koons. En 2007 vendió un corazón colgante metálico de color magenta (pieza que cualquier matriarca aris-tocrática chilena calificaría de “siutiquería atroz”) en US$ 23 millones, récord absoluto para un artista vivo. Un año y medio después Koons vendió un corazón simi-lar, pero de color violeta, pero en menos de la mitad. Detalle de época: Koons trabajó durante años como bróker de commodities en Wall Street. Y sus provoca-ciones van desde conejitos rosados, estatuas doradas de Michael Jackson, perros inflables pero de metal y esculturas basadas en su propia vida sexual con su ex pareja, la actriz porno Illona Staller, más conocida como Ciciolina. Detalle no menor es que Koons reco-nozca no intervenir directamente en sus obras más que como diseñador: subcontrata la ejecución a artis-tas jóvenes. Todo un maestro renacentista.
Pero volviendo a El Grito, se sabe que el vendedor fue el empresario noruego Peter Olsen, heredero de un imperio naviero cuyo padre fue vecino, amigo y mece-nas de Munch. La subasta duró exactamente 12 minu-tos y participaron cinco individuos, incluyendo el mis-terioso comprador que se quedó finalmente con la obra. Según el New York Times, en la sala de subastas se hablaba fundamentalmente inglés y chino. Y que fr-ente al edificio de Sotheby´s había un piquete de mili-tantes de Occupy Wall Street gritando de indignación.
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