75
1 ORÍGENES DEL CRISTIANISMO JOSÉ JULIÁN CARDONA CARDONA UNIVERSIDAD CATÓLICA POPULAR DEL RISARALDA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS LICENCIATURA EN EDUCACIÓN RELIGIOSA PEREIRA 2010

José Julian Cardona - Origenes Del Cristianismo

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Un ensayo acerca de los diferentes momentos históricos y los diferentes movimientos que formaron el cristianismo primitivo

Citation preview

1ORGENES DEL CRISTIANISMO JOS JULIN CARDONA CARDONA UNIVERSIDAD CATLICA POPULAR DEL RISARALDA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS LICENCIATURA EN EDUCACIN RELIGIOSA PEREIRA 2010 2 ORGENES DEL CRISTIANISMO JOS JULIN CARDONA CARDONA TRABAJO PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR AL TTULO DE LICENCIADO EN EDUCACIN RELIGIOSA ASESOR PBRO. HERNANDO ZULUAGA UNIVERSIDAD CATLICA POPULAR DEL RISARALDA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANASLICENCIATURA EN EDUCACIN RELIGIOSA PEREIRA 2010 3CONTENIDO INTRODUCCIN...5 CAPTULOI:MARCOPOLTICO-RELIGIOSODELOSORGENESDEL CRISTIANISMO Y DE LOS PRIMEROS SIGLOS DE SU EXPANSIN..9 1.1 DATOS BBLICOS...9 1.2 SURGIMIENTO DEL CRISTIANISMO..13 1.3 EL TRASFONDO JUDO..15 1.4 EL CRECIMIENTO DEL CRISTIANISMO...23 CAPTULO II: TEORAS SOBRE EL ORIGEN DEL CRISTIANISMO.28 2.1 UNA CUESTIN CON POSIBLES RESPUESTAS28 2.2PRIMERARESPUESTA:NACIMIENTODECRISTO:JESS HISTRICO,COMORESPUESTAALACUESTINSOBREELORIGEN DEL CRISTIANISMO......29 2.2.1 El contexto histrico y geogrfico del Jess histrico...31 2.2.2 Los primeros pasos...35 2.2.3 El reino de Dios.36 2.2.4 Taumaturgo popular y exorcista.38 2.2.5 El grupo de Jess..39 2.2.6 El conflicto que desemboca en la cruz41 2.3SEGUNDARESPUESTA:LAOBRADEPABLO,ELSEGUNDO FUNDADOR DEL CRISTIANISMO`.45 42.4 TERCERA RESPUESTA: PENTECOSTS, FUERZA PARA EL ENVO.47 CAPTULOIII:ENLARESURRECCINSEENCUENTRALA RESPUESTA AL ORIGEN DEL CRISTIANISMO..51 3.1 PUNTO DE PARTIDA: JESS, HOMBRE Y DIOS..51 3.21CORINTIOS15:TESTIMONIODEPABLOSOBRELA RESURRECCIN.54 3.3 LA RESURRECCIN, ORIGEN DE LA FE EN CRISTO56 3.4 CRISTIANISMO E IGLESIA60 3.5 LA IGLESIA EN LA HISTORIA..62 3.6 LA EUCARISTA SACRAMENTO DE RESURRECCIN..63 CONCLUSIONES.65 BIBLIOGRAFA...73 5INTRODUCCIN El fenmeno religioso ha sido y es una de las dimensiones personales de hombres y mujeres, a la vez que uno de los elementos fundamentales en la configuracin de los grupos humanos y de las sociedades en el tiempo y en el mundo de hoy. Adems de constituir un conjunto de creencias, preceptos y ritos para los fieles que las practican, las religiones adquieren una dimensin cultural por su influencia en el mundo del pensamiento y del arte, por las races religiosas de muchas estructuras, costumbres y usos sociales, as como por influir en los cdigos de conducta individual y colectiva derivados de sus respectivas concepciones del hombre y del mundo. Esta perspectiva dota al fenmeno religioso de un papel relevante en el conocimiento de las sociedades a lo largo del tiempo y de su pervivencia en elementos de la cultura presente. Ahora bien, en el mundo actual se asiste, ms que en otras pocas, a un pluralismo que afecta tambin a las creencias. Simultneamente se da una progresiva secularizacin de la sociedad y un incremento del pluralismo religioso. De este modo, larealidadcontemporneaincluyeunagranvariedaddecreenciasreligiosasyno religiosas y un no menor pluralismo religioso que muestra, adems, cambios en el papel e importancia de las distintas religiones. Dadalaimportanciapreponderantequetienelareliginenloindividualyenlo colectivo de la vida humana, y ante la enorme profusin de credos religiosos, vale la penapreguntarselasrazonesporlascualeselCristianismosepresentacomouna opcin diferente y privilegiada sobre todo el entramado de posturas con respecto al 6Ser Superior y a la manera de entrar en relacin con l, pues afirma de una manera tajante y radical el hecho de que su Fundador es el mismo Hijo de Dios, el Mesas esperado que traera la salvacin a todos los hombres de todos los tiempos y lugares; yporestaraznellamismaesdepositariadelaRevelacin.Poreso,sehace necesario analizar el Cristianismo desde sus albores, para reconocer la propuesta que se hace desde all para el hombre de todos los tiempos y lugares.Es por esta razn que abordar en el presente trabajo la cuestin sobre el origen del Cristianismo, es decir, desde sus rudimentos hasta que logr configurarse como un sistemadecreenciasautnomo.Concretamentelapreguntaalaquedesdelos planteamientospresentadosenloscaptulossiguientesintentardarrespuestaes: Cul fue el acontecimiento que dio inicio al Cristianismo?Peroquedaentoncescomotareainicialdeterminaryanalizarculessonlos acontecimientos histricos que posibilitaron el inicio del Cristianismo, con el fin de adquirirunamayorcomprensindeestemovimiento,quemsqueunareligin constituye un completo estilo de vida.Paralograrestecometido,elpresentetrabajoabordaeltemadelorigendel Cristianismo a partir de tres captulos: En el primero encontraremos los elementos propios de la cultura grecorromana que fueron moldeando la aparicin del Cristianismo, como decamos anteriormente, en sus inicios profundamente vinculado al judasmo. Enelsegundocaptulorevisaremostresdelasmsimportantesteorassobrelos acontecimientoshistricosquepudierondarpasoalCristianismocomosistema 7religiosoautnomo,asaber:ElnacimientodeJ ess(J esshistrico);laobra evangelizadoradePablodeTarso,consideradopormuchoscomoelsegundo fundadordelCristianismo;yelacontecimientodePentecosts,cuandosegn HechosdelosApstoles,J esscumplesupromesadeenviaralParclito (Consolador). Finalmente, en el tercer captulo, ahondaremos en la respuesta tenida por la Teologa Cristianacomolamsacertadafrentealacuestinsobreelorigenhistricodel Cristianismo,basndonostantoendatosbblicoscomoenlainformacin suministrada por importantes tericos y telogos. Estainvestigacin,alpretendersealarelacontecimientoolaseriede acontecimientos histricos que dieron origen al movimiento cristiano en la Palestina heleno- romana, aborda desde un punto de vista nuevo y original el Cristianismo, a partirdelreconocimientodesuenormeinfluenciaenlaformacindelamisma cultura occidental y la orientacin que los hechos histricos han venido siguiendo desdequelahumanidadescuchelmensajedelhombredelacruz.Las investigacionesanterioressehaninteresadoenelCristianismocomoobjetode estudiodesdeunabordajemsteolgicoquehistrico-crtico,arguyendoun conjunto de ideas y argumentos, todos ellos venidos de interior mismo de quienes conforman el grupo de los creyentes. Por el contrario, aqu tendremos como puntos de reflexin la investigacin imparcial de historiadores que, lejos de todo presupuesto de fe, desarrollan objetivamente un estudio bastante serio, no para competir con el de la fe o quitarle a este su sustento, sino al contrario, para asentarlo en presupuestos que le 8denlamayorclaridadyevidencialidadalcontenidoteolgicosobreunodelos mayores dogmas del Cristianismo: su aparicin como parte de la voluntad divina, que se ha revelado a los hombres de todos los tiempos, culturas y lugares. 9CAPTULO IMARCO POLTICO- RELIGIOSO DE LOS ORGENES DEL CRISTIANISMO Y DE LOS PRIMEROS SIGLOS DE SU EXPANSIN 1.1 DATOS BBLICOS. Desdesusmismosorgenes,elEvangelio1,basefundamentaldelCristianismo,se injert en la historia humana. De hecho, eso es el Evangelio: las buenas nuevas de queenJ esucristoDiossehaintroducidoennuestrahistoria,enprodenuestra redencin. Los autores bblicos no dejan lugar a dudas acerca de esto. El Evangelio de San Lucas nos dice que el nacimiento de J ess tuvo lugar en tiempo de Augusto Csar, y siendo Cirenio gobernador de Siria2. Poco antes, el mismo evangelista coloca su narracin dentro del marco de la historia de Palestina, al decirnos que estos hechos sucedieron en los das de Herodes, rey de Judea3. El Evangelio de San Mateo se abre con una genealoga que enmarca a J ess dentro de la historia y las esperanzas del pueblo de Israel, y casi seguidamente nos dice tambin que J ess naci endasdelreyHerodes4. Marcos nos da menos detalles, pero no deja de sealar que su libro trata de lo que aconteci en aquellos das5. 1=bien+=noticia.BuenaNoticia,laRevelacindeJess.2Lc.2,2.3Lc.1,5.4Mt.2,1.5Mc.1,9.10ElEvangeliodeSanJ uanquiereasegurarsedequenopensemosquetodasestas narraciones tienen un inters meramente transitorio, y por ello comienza afirmando que el Verbo que fue hecho carne en medio de la historia humana6 es el mismo que era en el principio con Dios7. Pero despus todo el resto de este Evangelio se nos presenta a modo de narracin de la vida de J ess. Por ltimo, un inters semejante puede verse en la Primera Epstola de San Juan, cuyas primeras lneas declaran que lo que era desde el principio es tambin lo que hemos odo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos8. Esta importancia de la historia para comprender el sentido de nuestra fe no se limita a la vida de J ess, sino que abarca todo el mensaje bblico. En el Antiguo Testamento, buenapartedeltextosagradoesdecarcterhistrico.Nosloloslibrosque generalmente llamamos histricos, sino tambin los libros de la Ley por ejemplo, Gnesisyxodo,ydelosprofetasnosnarranunahistoriaenlaqueDiosseha revelado a su pueblo. Aparte de esa historia, es imposible conocer esa revelacin. Tambin en el Nuevo Testamento encontramos el mismo inters en la historia. Lucas, despus de completar su Evangelio, sigui narrando la historia de la Iglesia cristiana en el libro de Hechos. Esto no lo hizo Lucas por simple curiosidad anticuaria. Lo hizo ms bien por fuertes razones teolgicas. En efecto, segn el Nuevo Testamento la presencia de Dios entre nosotros no termin con la ascensin de J ess. Al contrario, 6Jn.1,14.7Jn.1,2.81Jn.1,1.11el propio J ess les prometi a sus discpulos que no les dejara solos, sino que les enviara otro Consolador9.Y al principio de Hechos, inmediatamente antes de la ascensin, J ess les dice que recibirn el poder del Espritu Santo, y que en virtud de ello le sern testigos hasta lo ltimo de la tierra10. La venida del Espritu Santo en el da de Pentecosts marca el comienzo de la vida de la Iglesia. Por lo tanto, lo que Lucas est narrando en el libro que generalmente llamamos Hechos de los Apstoles no es tanto los hechos de los apstoles como los hechos del Espritu Santo a travs de los apstoles. Lucas escribe entonces dos libros, el primero sobre los hechos de J esucristo, y el segundo sobre los hechos del Espritu. El segundo libro, empero, casi parece haber quedado inconcluso. Al final de Hechos, Pablo est todava predicando en Roma, y el libro no nos dice qu fue de l ni del resto de la Iglesia. Esto tena que ser as, porque la historia que Lucas est narrando necesariamente no ha de tener fin hasta que el Seor venga. A veces en el curso de esta historia habr momentos en los que nos ser difcil ver la accindelEsprituSanto.HabrquienesutilizarnlafedelaIglesiapara enriquecerse o para engrandecer su podero personal. Otros habr que se olvidarn del mandamiento de amor y perseguirn a sus enemigos con una saa indigna del nombre de Cristo. En algunos perodos nos parecer que toda la Iglesia ha abandonado por completo la fe bblica, y tendremos que preguntarnos hasta qu punto la Iglesia puede 9Jn.14,1626.10Hch1,8.12verdaderamente llamarse cristiana. En tales momentos, quizs nos convenga recordar dos puntos importantes. El primero de estos puntos es que la historia a la que nos estamos refiriendo es la historia deloshechos delEsprituSanto; peroeslahistoria deesoshechosentre gentes pecadoras como nosotros. Esto puede verse ya en el Nuevo Testamento, donde Pedro, Pablo y los dems apstoles se nos presentan a la vez como personas de fe y comomiserablespecadores.Y,sieseejemplononosbasta,notenemosmsque mirar a los santos de Corinto a quienes Pablo dirige su primera epstola. El segundo punto que debemos recordar es que ha sido precisamente a travs de esos pecadoresydeesaIglesiaalparecertotalmentedescarriadaqueelEvangelioha llegadohastanosotros.Anenmediodelossiglosmsoscurosdelavidadela Iglesia, nunca faltaron cristianos que amaron, estudiaron, conservaron y copiaron las Escrituras, y que de ese modo las hicieron llegar hasta nuestros das. Adems, segn iremos viendo enelcurso deesta historia, nuestro propio modo deinterpretar las Escrituras no deja de manifestar el impacto de esas generaciones anteriores. Una y otra vez a travs de los siglos el Espritu Santo ha estado llamando al pueblo de Dios a nuevas aventuras de obediencia. Nosotros tambin somos parte de esa historia, de esos hechos del Espritu. 131.2 SURGIMIENTO DEL CRISTIANISMO. Lo que hoy llamamos Cristianismo surgi en el seno del J udasmo, por entonces ya tipificadoydiversificado,comounmovimientomuyentusiastaycarismtico, inexplicable sin una experiencia religiosa muy peculiar, y que se caracterizaba por unarelacinmuyespecialaJ ess,aquiensusdiscpulosatribuanunpapel singularsimo junto a Dios. Este movimiento se diversific tambin muy pronto y fue diferenteenGalilea(DocumentoQ),enJ erusaln(especialimportanciadelas tradicionesdelamuerteyresurreccin);peroladiversidadsehizomuchomayor cuando,primeroloshelenistasydespusPablo,dieronelpasodeabrirsealos gentiles en la dispora, fuera de Palestina. Un movimiento entusiasta y carismtico, por su propia naturaleza, tiende a expresarse de formas muy diferentes11. LasrelacionesconelJ udasmo,lasactitudesantelasociedadyelImperio,la prolongacinposteriordelneasquesepuedenconstatardesdemuypronto (trayectoriapetrina,paulina,sapiencial,jonica)fueronfactoresqueexplicanque muchos autores hablen de los Cristianismos primitivos12.En el seno mismo de las trayectorias mencionadas se introdujo a finales del siglo I y enelIIunapluralidadinternamuynotable.Diferentescorrientescristianas reivindican la autoridad de las grandes personalidades del pasado para legitimarse. La lneaquetriunfa,conocidacomoproto-ortodoxia,lohaceenconfrontacin 11 F. VOUGA, Los primeros pasos del Cristianismo. Escritos, protagonistas, debates. Madrid: EVD.2001.297p.12CROSSAN,J.D.,Elnacimientodelcristianismo,Barcelona,Crtica,2002.14fundamentalmente con el judeocristianismo radical (que hubiese hecho imposible la extensin universal) y con el gnosticismo13.La proto-ortodoxia que triunf tena una gran capacidad inclusiva, como se ve en la enormepluralidaddelCanondelNuevoTestamento.Esuntriunfoquepuede explicarse con muy buenas razones sociolgicas y teolgicas, pero que no nos puede llevar a olvidar las lneas cristianas que quedaron arrumbadas en este proceso. Porlaenormevariedaddefuenteshistricasquesugierengrancantidadde elementospresentesenelcontextodelJ udasmotempranoenelquenaceel Cristianismo, elementos todos ellos que influyeron sobremanera en la constitucin y consolidacin de ste, es necesario cribar todas las teoras existentes, con el fin de entresacar los elementos comunes a ellas que nos permitan una comprensin global de las circunstancias histricas, polticas, sociales y religiosas, que se convirtieron en elnidodelCristianismo,comosistemareligiosoindependiente.Esoselementos comunes en el estudio historiogrfico de este contexto antes mencionado podemos exponerlos en las ideas siguientes: 13 El gnosticismo es un complejo sistema sincretista de creencias provenientes de Grecia, Persia,Egipto, Siria,AsiaMenor, etc. Es de notar lainfluencia platnica. Porsu complejidad,la cantidad desectas gnsticas y la diversidad de sus creencias, es muy difcil de entender o de sintetizar elgnosticismo.Se les llama "gnsticos" por la "gnosis" (conocimiento), ya que afirmaban tener conocimientossecretos obtenidos de los apstoles y no revelados sino a su grupo elite, los iluminados capaces deentender esas cosas. Enseaban conocimientos secretos de lo divino mientras que la doctrina delCristianismoortodoxoeraasequibleatodos.Muchosgruposgnsticossetenanporcristianos,porloquecausabanunaenormeconfusin.Esporeso que la Iglesia tuvo que confrontar los errores del gnosticismo y diferenciarlos del Cristianismoautntico. Desde sus orgenes, las creencias gnsticas fueron rechazadas por los cristianospor serunapeligrosafalsificacindelEvangelio.151.3 EL TRASFONDO JUDO. J ess de Nazaret fue un judo palestino condenado a muerte por Poncio Pilatos, el procurador de la provincia de J udea, la cual comprenda el territorio del viejo reino hebreo de J udea. El Cristianismo surgi del J udasmo, por lo que conviene volverse haciaelmundopoltico-religiosojudoconelfindeencontrarlosiniciosdel Cristianismo. Entiemposhelnicos,elpueblojudohabadisfrutadodeconsiderable independencia, bajo los gobernantes selecidas14. El involucramiento de los romanos con los judos inici en el ao 63 a.C.; y, alrededor del ao 6 de nuestra era, J udea se convirtienunaprovinciapuestabajoelmandodeunprocuradorromano.No obstante,siguilaintranquilidad,aumentadaporlasdivisionesentrelosmismos judos:Los saduceos pugnaban por una fidelidad rgida a la ley hebrea, rechazaban toda posibilidad de inmortalidad personal y estaban a favor de la cooperacin con los romanos.Los fariseos seguan rigurosamente el rito judo y aunque deseaban liberar a J udea del control romano, no apoyaban los medios violentos para alcanzar esta meta.14 Entre 201 y 200 a.C., el rey Antoco III, de la familia de los selecidas, los soberanos de Siria,consiguearrancaralostolomeostodala Palestina,comprendidaJudea;unavezmsaIsraelletocacambiardeamo. Lasrelacionesdelosjudosconelnuevo soberano parecequefueroninicialmenteexcelentes. Segn Flavio Josefo, los judos habran ayudado incluso a Antoco III a derrotar a laguarnicin tolomaica presente en Jerusaln. En todo caso, Judea hizo pronto un completo acto desumisin, manteniendo a cambio los selecidas el estatuto de autonoma interna de que habangozado ya bajo los tolomeos, adems de una serie nada despreciable de privilegios fiscales.JACKSONCASE,Shirley.LosforjadoresdelCristianismo.T.I.Barcelona:LibrosCLIE,1987.16Los esenios eran una secta juda que viva en comunidad religiosa cerca del Mar Muerto. Tal y como se revela en los rollos del Mar Muerto una coleccin de documentosdescubiertosen1947-losesenios,aligualqueotrosjudos, esperaban un Mesas que salvara a Israel de la opresin, comunicara el reino de Diosy negociara el verdadero paraso en la tierra.Uncuartogrupo,loszelotes,eranextremistasmilitantesquepropugnabanel derrocamiento violento de la dominacin romana. Una revuelta juda en el ao 66 denuestraerafuesofocadaporlosromanostrascuatroaos.ElTemplode J erusalnfuedestruidoyelpoderromanoseimpusounavezmsdemanera absoluta en J udea. En medio de la confusin y de los conflictos en J udea, J ess de Nazaret (6 a.C-30 d.C.), inici su predicacin pblica. J ess creci en Galilea, importante centro de los militanteszelotes.ElmensajedeJ ess,bsicamente,eramuysimple.Dio seguridades a sus camaradas judos de que no intentaba minar su religin tradicional: Nopiensenquehevenidoaabolirlaleyolosprofetas;nohevenidoaabolirlos, msbienadarlescumplimiento15. De acuerdo con J ess, lo importante no era el rgidofanatismodelaletradelaleyyelsometimientoalasreglasyalas prohibiciones, ms bien la transformacin de lo ntimo de la persona: As, en todos los casos, haz a los dems lo que te gustara que los otros te hicieran, puesto que esto resumelaleyylosprofetas16. El mandamiento de Dios era muy sencillo, amar a 15Mt.5,1719.16Lc.6,31.17Dios y al prjimo: Ama al Seor, tu Dios, con todo tu corazn, toda tu alma, toda tu mente y con toda tu fuerza. El segundo mandamiento es: ama a tu prjimo como a ti mismo17.EnelSermndelaMontaa,J essexpreslosconceptosticoshumildad, caridad y amor fraterno- que conformaran las bases del sistema de valores de la civilizacin occidental medieval. Por supuesto, no coincidan con los valores de la clsica Civilizacin Greco- romana. Sibien hubogentequesaludaJ esscomoelMesasque librara aIsraeldela opresin e instaurara el reino de Dios sobre la tierra, J ess habl de un reino celestial ynodeunreinoterrenal:Mireinonoesdeestemundo18.Enconsecuencia, defraud a los radicales. Por su parte, los lderes religiosos conservadores juzgaron que J ess socavaba el respeto hacia la religin juda tradicional. Para las autoridades romanasdePalestinaysusaliadoslocales,elnazarenoeraunrevolucionarioen potencia, capaz de transformar las esperanzas judas de un reino mesinico en una revuelta contra Roma. Por estas acusaciones J ess fue entregado a las autoridades romanas, quienes lo crucificaron19; Poncio Pilatos, procurador romano para la J udea, dict la sentencia, instigado por los lderes religiosos judos.Emperoestonoresolvielconflicto.UnospocosfielesseguidoresdeJ ess, difundieron la noticia de que J ess haba vencido la muerte, haba resucitado y luego haba ascendido a los cielos. La noticia de la resurreccin de J ess se volvi el dogma ms importante de la doctrina cristiana. J ess era aclamado en este momento como el 17Mc.12,2830.18Jn,18,36.19Jn,19,1216.18ungido( en griego),elMesas, quienregresaraeinstauraraelreinode Dios en la tierra. El Cristianismo inici como un movimiento religioso dentro del J udasmo, y as lo consideraronlasautoridadesromanasdurantemuchasdcadas.Apesardequela tradicin afirma que uno de los discpulos de Cristo, Pedro, fund la Iglesia Cristiana en Roma, el personaje ms importante de los primeros tiempos del Cristianismo despus de J ess- fue Pablo de Tarso (5-67 d.C.). Pablo se acerc a los no judos y transformelCristianismodeunasectajudaenunmovimientoreligiosoms amplio. Llamado el segundofundador del Cristianismo20,Pablofueun judo,ciudadano romano, muy influido por la cultura griega helenstica. Crea que el mensaje de Cristo debera ser predicado no slo a los judos, sino tambin a los gentiles (los no judos). Pablo fue pionero en la fundacin de comunidades cristianas a todo lo largo de Asia Menor y en las costas del Mar Egeo. Fue Pablo quien provey un fundamento universal para la difusin de las ideas de Cristo. Ense que Cristo era, en efecto, un Dios redentor, el Hijo de Dios, que haba venido a la tierra para salvar a todos los seres humanos, pecadores, a causa del pecado originalcometidoporAdnaldesobedeceraDios.Consumuerte,Cristohaba expiado los pecados de la humanidad y haba hecho posible que todos los hombres y mujeres experimentaran un nuevo inicio con la posibilidad de la salvacin personal. Aceptando a Cristo como salvador, ellos adems podran ser salvados. 20BARBAGLIO,G.,PablodeTarsoylosorgenesCristianos.Salamanca,Sgueme,1997.19Desde el s. I, el Cristianismo inici a propagarse, bajo la gua de san Pedro y de los apstoles, y despus de sus sucesores. Se asiste, por tanto, a un progresivo aumento de los seguidores de Cristo, sobre todo dentro de los confines del Imperio Romano: a inicios del s. IV eran aproximadamente el 15% de la poblacin del imperio, y estaban concentradosenlasciudadesyenlaparteorientaldelestadoromano.Lanueva religin se difundi, de todos modos, tambin ms all de esas fronteras: en Armenia, Arabia, Etiopa, Persia, India21.Al principio, el Cristianismo se disemin con lentitud. A pesar de que las enseanzas del primitivo Cristianismo se difundan mayormente por la prdica de los cristianos proselitistas,ademshicieronsuaparicinmaterialesescritos.Pabloescribiuna seriedecartas,oepstolas,quedelineabanlasideasycreenciascristianasen diferentes comunidades. Asimismo, algunos de los discpulos de Cristo bien pudieron conservaralgunosdelosdichosdelMaestroenformaescrita,ylostransmitieron comomemoriaspersonales,quedespusllegaronaconstituirlasbasesdelos Evangeliosescritoslabuenanueva,respectoaCristo-loscualestrataronde formular un registro de la vida y de las enseanzas de J ess, y establecieron el ncleo delNuevoTestamento22.ApesardequeJerusalnfueelprimercentrodel Cristianismo, su destruccin por los romanos en el ao 70 de nuestra era dej a las Iglesias cristianas con una considerable independencia23.21F.VOUGA,LosprimerospasosdelCristianismo.Escritos,protagonistas,debates.Madrid:EVD.2001.297p.22DEIROS,Pablo.HistoriadelCristianismo.BuenosAires:C.B.deP.,1980.23BLZQUEZ,J.M.,ElnacimientodelCristianismo.Madrid:Sntesis,1990.20Alrededordelao100,sehabanfundadoIglesiascristianasenmuchasdelas ciudades principales de Oriente, as como en algunos lugares de la parte occidental del Imperio. Muchos de los primeros cristianos provenan de las filas de los judos helenizados y de las poblaciones del oriente de habla griega. Pero en los siglos III y IV,uncrecientenmerodeseguidoreshablabanlatn.Unatraduccinlatinadel Nuevo Testamento, escrito originalmente en griego, aparecida poco despus del ao 200, ayud a este proceso. Losgruposdeprimeroscristianossereunanalatardecerencasasprivadaspara compartir una comida comunal, llamada gape, o banquete de amor, y para celebrar lo que lleg a relacionarse como el sacramento de la Eucarista, o cena del Seor, celebracin comunal de la ltima cena de Cristo24: Entretantocoman,Jesstom pan, lo bendijo, lo parti y lo dio a sus discpulos diciendo: Tomad y comed; ste es mi cuerpo. Luego tom una copa, dio gracias y la ofreci, diciendo: bebed todos de estacopa.Estaesmisangredelaalianza,queesderramadapormuchosparael perdn de los pecados25. Al formarse las primeras comunidades cristianas, tenan una organizacin flexible, en laquehombresymujeresdesempeabanfuncionesimportantes.Algunasmujeres ejercan posiciones relevantes y, a menudo, como predicadoras. Las Iglesias locales secongregabanbajoelgobiernodeconsejosdeancianos(opresbteros),pero,a principios del segundo siglo, ciertos funcionarios conocidos como obispos llegaron a 24Hch.2,4247.25Mc.14,2225.21ejercerconsiderableautoridadsobrelospresbteros.Estosobisposbasabansu posicindesuperioridadenlasucesinapostlica:comosucesoresdelosdoce primigenios apstoles de J ess, eran los delegados vivientes del poder de Cristo26.Los obispos solamente eran varones, indicio claro de que en el siglo I de nuestra era lamayorpartedelascomunidadescristianascoincidanconelpuntodevistade Pablo, respecto que las mujeres cristianas deberan estar sujetas a la autoridad de los varones cristianos. ApesardequealgunosdelosvaloresfundamentalesdelCristianismodiferan marcadamentedelosdelmundoGreco-romano,alprincipiolosromanosno prestaron mucha atencin a los cristianos, a quienes consideraban simplemente una secta del J udasmo. La propia estructura del Imperio Romano ayud al crecimiento delCristianismo.Losmisioneroscristianosincluyendoalgunosdelosdoce apstolesodiscpulosoriginalesdeCristo-utilizaronloscaminosromanospara llevarse por todo el Imperio difundiendo la Buena Nueva. Noobstante,comotranscurrieltiempo,laactituddelosromanoshaciael Cristianismocomenzamodificar.Losromanosfuerontolerantesconotras religiones,salvoenelmomentoqueamenazabanelordenolamoralpblicos. Muchos romanos llegaron a considerar el Cristianismo peligroso para el orden del Estado romano. Estas opiniones a menudo se basaron en interpretaciones errneas. Porejemplo,laprcticadelaCenadelSeordioorigenarumoresdequelos cristianos practicaban crmenes horrendos, como el asesinato ritual de nios. Si bien 26M.SIMONA.BENOIT,ElJudasmoyelCristianismoantiguoBarcelona,1972.22sabemosqueestosrumoreseranfalsos,ciertosromanosloscreyeronylos manipularon en tiempos de crisis para incitar al pueblo contra los cristianos. Es ms, comoloscristianosllevabanacabosusreunionesensecretoyparecanestaren comunicacin con cristianos localizados en otras reas, el gobierno poda juzgarlos potencialmente peligrosos para el Estado. Algunos romanos pensaron que los cristianos eran excluyentes en exceso y, por lo tanto,nocivosparalacomunidadyelordenpblico.Loscristianosrechazabana otros dioses y, en consecuencia, se abstenan de acudir a los festivales pblicos que honraban a esas deidades. Por ltimo, los cristianos se rehusaban a intervenir en la adoracindelosdiosesdelEstadoyenelcultoimperial.Dadoquelosromanos consideraban estas ceremonias importantes para la vida de sus ciudades, el rechazo de los cristianos pona en peligro la seguridad del Estado, siendo a la vez un acto de traicin, punible con la muerte.Adems constitua una prueba de atesmo (no creer en los dioses) y estaba sujeto a castigobajoestoscargos.Noobstante,paraloscristianosquienescreanque nicamente haba un solo y verdadero Dios- la adoracin de los dioses del Estado y de los emperadores era idolatra, lo cual pondra en peligro su propia salvacin. Lapersecucinromanadeloscristianos,mientraselprimerysegundosiglosde nuestra era nunca fue sistemtica, ms bien slo espordica y local. La persecucin inici en el reinado de Nern. Habiendo destruido el fuego gran parte de Roma, el emperadorusaloscristianoscomochivosexpiatorios,losacusdeincendio premeditado y de odio a la raza humana, y los someti a atroces muertes en Roma. En 23elsegundosiglo,engranmedidaloscristianosfueronignoradosyconsiderados inofensivos.Altrminodelosreinadosdeloscincobuenosemperadores,los cristianos an representaban una pequea minora, pero con una fe considerable. Esta fuerza se basaba en la certeza de la moralidad de su conducta, conviccin reforzada por la disponibilidad de los primeros cristianos a convertirse en mrtires en aras de su fe27. 1.4 EL CRECIMIENTO DEL CRISTIANISMO. La persecucin espordica de los cristianos por los romanos en los siglos I y II no pudo detener en absoluto el crecimiento del Cristianismo. Al contrario, sirvi para fortalecerelCristianismocomoinstitucinenlossiglosIIIyIV,causaque modificar su dbil estructura del primer siglo, y avanzar hacia una ms centralizada organizacin de sus diversas comunidades eclesiales.Un elemento crucial para este cambio fue el visible papel de los obispos. Si bien eran anelegidosporlacomunidad,losobisposiniciaronaasumirmayorcontrol, constituyndoseelobispocomojefeylospresbteroscomoclrigossujetosala autoridaddelobispo.AlrededordelsigloIIIlosobisposerannominadosporlos clrigos,simplementeaprobadosporlacongregacinyluegooficialmente consagradosparaelcargo.LaIglesiacristianaibahaciendounabiendefinida 27TEJA,R.,ElCristianismoprimitivoenlasociedadromana,Madrid:Ed.Istmo,1990.24estructurajerrquica,enlaquelosobisposylosclrigoseranfuncionarios asalariados, separados de los laicos, o miembros regulares de la Iglesia28. El Cristianismo creci poco a poco en el primer siglo, se arraig en el segundo y se difundi ampliamente en el tercero. Por qu fue el Cristianismo capaz de atraer a tantosseguidores?Loshistoriadoresnoestndeltodoseguros,perohanofrecido varias respuestas a esta pregunta. Ciertamente, el mensaje cristiano tuvo mucho que ofreceralmundoromano.Lapromesadelasalvacin,posibleporlamuertey resurreccin de Cristo, ejerci un inmenso atractivo en un mundo lleno de sufrimiento e injusticia.El Cristianismo pareca imbuir la vida con un significado y un propsito que estaban ms all de las simples cosas materiales de la realidad cotidiana. En segundo lugar, el Cristianismo no era del todo desconocido. Poda simplemente ser considerada como otrareliginmistricaoccidentalqueprometalainmortalidadcomoefectodela muerte sacrificial de un Dios salvador.Al mismo tiempo, brindaba ventajas de las que carecan otras religiones misteriosas. Cristo haba sido un ser humano, y no una figura mitolgica, como Isis o Mitra. Es ms, el Cristianismo tuvo un atractivo universal. Asimismo, el Cristianismo dot de un nuevo significado a la vida, y brind lo que las religiones oficiales de Roma jams pudieron:unarelacinpersonalconDios,ascomouneslabnconunmundo superior. 28ORLANDIS,J.,HistoriadelaIglesia,Madrid:Rialp,2001.25Porltimo,elCristianismosatisfizolanecesidadhumanadepertenencia.Los cristianosintegraroncomunidadesunidasunasconotrasenlasquelaspersonas podanexpresarsuamorayudndosemutuamenteyofreciendoauxilioaobres, enfermos, viudas y hurfanos. El Cristianismo satisfizo la necesidad de pertenencia en una forma en la que el enorme, impersonal y remoto Imperio Romano jams pudo. El Cristianismo pareci atractivo para todas las clases. La promesa de la vida eterna se ofreca a todos: ricos, pobres, aristcratas, esclavos, hombres y mujeres29. Como Pablo enunci en su Epstola a los Colosenses: Deben revestirse del hombre nuevo, quesevarenovandohastaalcanzarunconocimientoperfectoaimagendesu Creador,dondenoexistenelgriegooeljudo,elcircuncisooelincircunciso,el brbaro, el escita, el esclavo o el hombre libre, ms bien que Cristo es todo y est en todo30.Apesardequenodesarrollunllamadoalarevolucinoalarevuelta social, el Cristianismo puso nfasis en un sentido de igualdad espiritual para todos los pueblos. Una vez que la Iglesia Cristiana estuvo mejor organizada, dos emperadores del siglo tercero respondieron con ms persecuciones sistemticas. El emperador Decio (249-251) culp a los cristianos de los desastres que asolaron a Roma en el aciago siglo III: fueron ellos quienes no adoraron a los dioses del Estado y, en consecuencia, stos se vengaron contra los romanos. Es ms, conforme la organizacin administrativa de la Iglesia creca, Decio juzgaba que el Cristianismo se asemejaba ms y ms a un Estado 29KESSLER,Juan.DilogossobrelahistoriadelaIglesia.SanJos,CostaRica:InstitutoVos,Lacy,G.,2003.30Col.3,911.26dentro del Estado que iba socavando el Imperio. En consecuencia, inici la primera persecucin sistemtica de cristianos. Se requiri a todos los ciudadanos presentarse ante los magistrados locales y ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Por supuesto, los cristianos se negaron. No obstante, los planes de Decio fallaron. Los funcionarios locales no cooperaron y adems el reinado de Decio no fue tan largo. La ltima gran persecucinlaordenDiocleciano,aliniciodelsigloIV,peroyaerademasiado tarde. El Cristianismo se haba fortalecido mucho, como para ser erradicado por la fuerza. La mayora de los paganos haba aceptado la existencia del Cristianismo. En el siglo IV, el Cristianismo prosper como nunca antes. El emperador Constantino desempe una funcin importante en el Cristianismo, al que apoy aparentemente desde el 312, en el momento que su ejrcito deba librar una batalla crucial contra Majencio en el puente Milvio, que cruzaba el ro Tber, al norte de Roma. De acuerdo con una historia tradicional, al entrar en una batalla decisiva, tuvo la visin de una cruz cristiana con la leyenda: Con este signo vencers. La tradicin prosigue que habiendo ganado la batalla, Constantino se convenci del poder del Dios cristiano. A pesar de que no fue bautizado ms bien que hasta el final de su vida, en el ao 313 promulg el famoso Edicto de Miln, por el que oficialmente se toleraba la existencia delCristianismo.DespusdeConstantino,losemperadoresfueroncristianos,con excepcindeJ uliano(360-363),quientratbrevementederestaurarlareligin politestagrecorromanatradicional.Noobstante,lmurienunabatallaysu gobierno fue demasiado corto como para generar algn efecto. Bajo Teodosio El grande(378-395),elCristianismofuedeclaradolareliginoficialdelImperio 27Romano.Unavezenelpoder,loslderescristianosutilizaronsuinfluenciapara proscribir las prcticas religiosas paganas. El Cristianismo haba triunfado31. 31ORLANDIS,J.,HistoriadelCristianismo,Madrid:Rialp,1983.28CAPTULO IITEORAS SOBRE EL ORIGEN DEL CRISTIANISMO 2.1 UNA CUESTIN CON POSIBLES RESPUESTAS. Existen en relacin al tema de los orgenes del Cristianismo diversas posturas, pues enunmovimientoreligiosoquenaci,nodeunarevelacindivinapatente, apotesica y milagrosa en su gnesis, como en el caso del Judasmo y el Islamismo; sino de la epifana humilde y velada a los poderosos, casi insignificante (se pone en el mundocomounhechohumanocualquiera),quefueadquiriendomaticesde revelacin divina a medida que se configuraba el mensaje de J ess y se extenda su doctrinaporlosambientesyespaciosdesunatalGalilea;yenlaquelmismo afirmaba no controvertir la ley ni la religin mosaica, sino darle plenitud, viviendo as como un judo practicante y cumplidor; resulta complejo seguir los hilos histricos de los acontecimientos narrados por los Evangelios, de tal forma que pueda establecerse con precisin el momento en que sea plausible hablar de Cristianismo en el sentido pleno del trmino.Por eso se hace necesario revisar las afirmaciones que desde el estudio bblico se han presentado y que constituyen las bases del contenido teolgico.Estecaptulotieneporcometidodesarrollarunabreveperoclaraexposiciny revisin de los principales postulados hermenuticos y exegticos que afirman tener larespuestaalacuestindelorigenhistricodelCristianismo.Esapenasuna pequea alusin a esta temtica de tanta importancia paraentender elMensaje de 29J ess desde sus albores, en la raz genuina de la fe en J esucristo, el Hijo de Dios, tal y como la vivieron sus contemporneos y discpulos ms cercanos en el tiempo. Tales teoras son, a saber: El nacimiento de Cristo (J ess histrico); la obra evangelizadora de Pablo; y Pentecosts. 2.2PRIMERARESPUESTA:NACIMIENTODECRISTO:JESS HISTRICO,COMORESPUESTAALACUESTINSOBREELORIGEN DEL CRISTIANISMO. La investigacin histrica sobre J ess ha conocido diversas fases. Existi una primera quesebasabasloencontenidosdefe,tomandodeformaindiscutiblelosdatos aportadosporlaSagradaEscritura,particularmenteporlosEvangelios,queeran consideradosbiografasdeJ ess,enlasqueeraposibleencontrartodaslas referencias literales sobre su vida, palabras, acciones, actitudes, enseanzas Esta postura irreflexiva sobre la informacin suministrada de J ess por los Evangelios se mantuvohastafinesdelsigloXV,constituyendolaactituddebaseparatodoel desarrollo teolgico de la Patrstica, la Apologtica y la doctrina teolgica Medieval.ConelnacimientodelaEdadModerna,lanuevaexpresindelpensamiento filosficoyteolgicoapartirdelossolosconceptossuministradosporladocta ratio,genertodounreplanteamientodelospresupuestosteolgicossostenidos hasta ese momento histrico por la Iglesia, llegando algunas posturas ms radicales incluso a negar la existencia histrica de J ess, aduciendo que la relacin que se hace delcorrespondeaunafantsticaproduccinliterariadegrupossemitasque 30esperaban la milagrosa intervencin de Dios en la historia de un pueblo que haba gozadosusprerrogativas,entreellashabersidoelegidopararecibiralMesas anunciado por los profetas, en especial por Isaas.EstahermenuticaracionalistaypositivistadelTextoSagradodejcasisin fundamento de fe todo el contenido dogmtico de la Iglesia J ess, postura que fue declinandoprogresivamentehastaencontrarsusimaenelConcilioVaticanoII, cuando con la Dei Verbum se defini la Sagrada Escritura como Revelacin de Dios, acercadelproyectodesalvacinqueinvolucraatodosloshombresdetodoslos tiempos y lugares; y no como un tratado cientfico o histrico con verdades de esos rdenes del conocimiento irrebatibles.Estacomplejayextensadiscusinsobrelasverdadesdefecontenidasenla Revelacin neotestamentaria sobre J ess de Nazaret (J ess histrico), sumado a la diversidad de fuentes (pues no todo lo que conocemos` de la vida de J ess nos ha llegado por cuenta de los libros cannicos);a la enorme variedad de origen de las mismas; as como las dificultades para su estudio historiogrfico objetivo y veraz, hacenquealahoradeestablecercon precisinloselementosque permitantener certezas de quin era J ess en realidad (cuestin sta no debatida por la fe por la fe, sino por todo el estudio cientfico) y de los orgenes histricos del Cristianismo. Sin embargo, es posible realizar una sinopsis de los datos certeros que sobre J ess nos han aportado la hermenutica y la exgesis. Los siguientes apartados nos brindarn esta informacin. 312.2.1 El contexto histrico y geogrfico del Jess histrico. J ess fue un judo fiel y nunca dej de serlo. Ms precisamente fue un galileo, lo que es clave para situarle debidamente. La investigacin histrica y arqueolgica sobre Galileaestactualmenteenplenodesarrolloylasdiferenciasqueautoresmuy importantes de nuestros das tienen sobre el J ess de la historia estn ntimamente relacionadas con las distintas imgenes que se hacen de la Galilea del siglo I. E. P. SandersseimaginaunaGalileapacficayconpocasdiferenciasreligiosascon J udea32.Freyne,sindudaelquemsafondoaestudiadoeltema,presentauna Galileamuyconvulsionadaporlasdificultadeseconmicasyporelprocesode urbanizacin33.Crossan34yMack35subrayanespecialmentelahelenizacindela regin y la influencia en ella de los filsofos cnicos. El judasmo de Galilea era muy acendrado, pero diferente al de J erusaln, donde el papeldelTemploeramayorylapresenciadeescribasmsnumerosa;ambas regiones,desdelamuertedeSalomn,seconvirtieronenentidadesseparadasy haban tenido una historia poltica muy distinta. En tiempo de J ess, Galilea era un reino vasallo de Roma bajo la dinasta herodiana, mientras que J udea estaba bajo el control directo de Roma, que tena all un prefecto que dependa del legado de Siria. 32SANDERS,E.P.,LafigurahistricadeJess,Estella:EVD,2000.33FREYNE,S.Lageografa,polticayeconomadeGalileaylarespuestasobreJessHistricoenCHILTON,B,C.A.:Evans(eds.),1994.34CROSSAN,J.D.,ElnacimientodelCristianismo,Barcelona,Crtica,2002.35MACK,B.,Unmitodeinocencia:Mackylosorgenescristianos,Filadelfia:Fortress,1988.32J ess era de Nazaret (Mateo y Lucas sitan su nacimiento en Beln, lo que quiz es unaconstruccinteolgicaparareafirmarsuascendenciadavdica; 36entodocaso est claro que su infancia transcurri en Nazaret y era conocido como natural de esta localidad37.Eraunpueblopequeoypobre,comohapuestodemanifiestola arqueologa, pero que est a solo 5 km. de Sforis, ciudad reedificada por Herodes Antipas, que la convirti en capital de Galilea. Este dato es muy importante. En efecto, el proceso de urbanizacin, en marcha desde el tiempo de Alejandro Magno, haba llegado hasta Galilea que estaba rodeada de una serie de ciudades helensticas paganas y en las que los judos eran una minora. Al Este las diez ciudades de la Decpolis, al otro lado del J ordn, excepto Escitpolis / BetShean.AlNOTiro,SidnyAco/Tolemaida.AlO,enlacostadelmar Mediterrneo, Cesarea Martima, gran puerto e impresionante ciudad pagana donde resida habitualmente el prefecto romano. Al Sur, otra importante ciudad herodiana, Sebaste. Pero el proceso de urbanizacin penetraba en el corazn mismo de la Galilea juda. AnteriormentemencionaesterespectoSforis,coronadeGalilea,lallamaba Flavio J osefo. Ms tarde Antipas construy junto al lago Tiberias, donde traslad la capital.Laurbanizacinerasimultneamenteunprocesodehelenizacin,aunque Sforis y Tiberias mantenan una fisonoma predominantemente juda (en Sforis no 36Cfr.1Sam.16.37Jn.1,46;7,41;Mc.6,16.33se han encontrado restos paganos para el siglo I)38, pero era el lugar de residencia de la lite de funcionarios y propietarios. Cuando posteriormente, el ao 66 estall la sublevacinjuda,ambasciudadesadoptaronunaposturapro-romanatotalmente opuesta al campesinado galileo. Utilizando una terminologa tcnica39, se puede decir que Sforis y Tiberias no eran ciudades ortogenticas, nacidas como desarrollo de un entorno rural y en relaciones armoniosas con l, sino heterogenticas, es decir, en virtuddeuninflujoexternoyqueresultaunelementoextraoquerompelos equilibrios tradicionales del entorno rural. De hecho la situacin del campesinado galileo del tiempo parece que era sumamente difcil. Gravaban sobre ellos enormes cargas impositivas, con las que los herodianos financiaban su poltica de grandes obras pblicas; a esto hay que aadir los impuestos exigidos por el Templo de J erusaln. Las pequeas propiedades agrcolas familiares nopodanhacerfrenteatalsituacin.Consecuentementesedabanunprocesode concentracin de la propiedad, de modo que los pequeos propietarios se convertan en jornaleros, a veces incluso en esclavos, y la emigracin fuera del pas era muy numerosa. La ciudad siempre ejerce una cierta fascinacin sobre su entorno social. Pero esta fascinacin puede ser de atraccin por las nuevas formas de vida o de rechazo de los valores y costumbres que se ven como algo ajeno y perjudicial. Esto ltimo es lo que sucedaenlaGalileadelsigloI.Lossectoresruralesveanconhostilidadalas 38MEYERS,E.,JessysucontextoGalileo,enEDWARS,D.R.,Atlanta:McColough,1997.39FREYNE,S.Lageografa,polticayeconomadeGalileaylarespuestasobreJessHistricoenCHILTON,B,C.A.:Evans(eds.),1994.34ciudades introducidas por los herodianos, que rompan sus formas tradicionales de vida y les perjudicaban econmicamente. Se puede decir que frente a una economa de reciprocidad de carcter tradicional, basadaen lafamiliacomounidad deproduccinyconsumo,los herodianos,pro-romanos imperialistas, introducan una economa de re-distribucin en la que un gran poder central (el Imperio y el Templo) acumula una riqueza creciente, de cuyo reparto sale muy favorecida una lite. Latensin campo -ciudadesclave para entenderlafuncinsocial de J ess y su mensaje. No es exagerado afirmar que la Galilea del tiempo estaba atravesada por una crisis con hondas repercusiones culturales y econmicas. Desde ahora quiero llamar laatencinsobreelhechomuysignificativoyprobablementenadacasualdeque J ess no parezca nunca en los Evangelios visitando los ncleos urbanos importantes. En Galilea reinaba una acendrado espritu judo, pero la regin estaba abierta a una notableinfluenciahelenstica.Bastaunamiradaalmapaparacomprenderquelo contrario sera imposible. La ribera occidental del Lago, de especial importancia en el ministeriodeJ ess,estabamuypobladayabiertaalasrelacionesconelentorno pagano. Cafarnan, que fue algn tiempo centro de operaciones de J ess, estaba muy cercadeTiberias,lacapital,ydeMagdala/Tariquea,unalocalidadimportante conocidaporsuindustriadesalazndepescado.LospescadoresdeCafarnany Betsaida, sta ya en el territorio de Filipo, inevitablemente tena que tener relaciones con la cercana ribera oriental y pagana. Cerca de Cafarnan pasaba la va que llevaba a la Decpolis, como sabemos por los datos del evangelio y por el descubrimiento de 35unapiedramilar,quepuedeverseenlaactualidadenlasexcavacionesdela mencionada ciudad. 2.2.2 Los primeros pasos. Tenemos poca informacin fiable sobre los orgenes de J ess, sobre sus antecedentes familiares y sobre los primeros aos de su vida. Este vaco ha sido colmado por la imaginacinpopularconnumerosasleyendas,algunasmuyantiguasymuy desarrolladas en diversos evangelios apcrifos. Sabemos que sus padres se llamaban J os y Mara y que vivan en Nazaret. Poco ms podemos decir. Hay reconstrucciones plausibles atendiendo a las costumbres judas deltiemposobrelacontinuacinconelmismooficioquesupadre,susvisitas frecuentes a la cercana Sforis, sobre su educacin juda en el seno familiar y en la sinagoga etc. DesdemuyprontosesuscitunagrancontroversiaentornoalorigendeJ ess. SectoresjudosleacusabandeserhijoilegtimodeMarayelreproche,queen aquella cultura resultaba gravsimo, quiz se refleje ya en los evangelios40. Cuando tiene ya en torno a 30 aos J ess aparece acudiendo a la llamada de J uan Bautista que promueve un movimiento de conversin en el desierto, junto al ro J ordn. No hay duda de que J ess se someti al bautizo de J uan Bautista y de que esto supuso una experiencia muy importante en su vida. Despus se independiz, quiz con otros, de J uan y durante algn tiempo parece que desarroll una actividad bautismal (el dato de J n.3,22difcilmentepuedehabersidoinventadoporlacomunidadcristianayel 40Jn.8,41.36mismoJ nen4,1-2tratadecorregirlo).PeroprontolapredicacindeJ essyel movimiento que promovi aparece con unas caractersticas propias y diferentes de las de J uan. 2.2.3 El reino de Dios. Es indudable que J ess proclam el Reino de Dios41. La expresin aparece numerosas vecesenlatradicinsinptica, pero prontocayendesuso enla iglesia(enJuan aparece 2 veces;en Pablo 7/8).S era unaexpresin conocida enel judasmo del tiempo,peronoexcesivamentepreponderante.Yhayunaseriedeexpresionesen torno al Reino de Dios (por ejemplo, entrar en el Reino) que slo aparecen en los Evangelios. Este dato es de vital importancia. El lenguaje no es el uso de etiquetas indiferentes o aspticas, sino que procede de una determinada experiencia, que despus contribuye a cultivar. J ess no hace una exposicin sistemtica en torno al Reino de Dios, utiliza un lenguaje simblico, potico y sugerente. Parte, por supuesto, de la comprensin juda, pero la va matizando de una forma muy particular. Hay salmos que celebran en el Templo de J erusaln la realeza universal y permanente deDios:Pueblostodos,tocadpalmas,aclamadaDioscongritosdealegra! PorqueYahv,elAltsimo,esterrible,elGranReydetodalatierra...Tocadpara nuestro Dios,tocad,tocadparanuestroRey,tocad!EsReydetoda latierra. Reina Dios... Sentado en su trono sagrado42. 41AGUIRRE,R.DelmovimientodeJessalaIglesiaCristiana,Estella:EVD,199842Sal.47;cfr.Sal.93;9699.37Pero hay otra concepcin del Reino de Dios que aparece en momentos de singular tribulacin del pueblo, en el momento del exilio, reflejado en el Deutero - Isaas, y en el momento de la terrible opresin de los Selecidas, como se refleja en el libro de Daniel43. En estos momentos el Reino de Dios se proclama en neto contraste con los reinosopresoresdelpresente,pretendesuscitarlaresistenciayesperanzadeun puebloquesufreyserefiereaunaintervencinfuturayliberadoradeDios,que cambiar la historia. Es claro que a lo largo de la historia, quiz ya en la Biblia misma, Reino de Dios es unaexpresinprofundamenteambiguayconfuncionessocialesdiversasyhasta contradictorias44.Enlosprofetaseslaexpresindelansiadeliberacindelos oprimidos, suscita su esperanza y tiene una fuerte carga socio-crtica. Hay un aspecto muy importante que suele pasar desapercibido: la proclamacin del Reino de Dios situado en su contexto histrico conllevaba necesariamente una carga decrticarespectodelateologaimperial.Portalentiendolaideologaque sacralizaba las estructuras del Imperio Romano que absolutizaba la Pax Romana y divinizaba al emperador. Esta teologa imperial se encontraba por todas partes: en las monedas, en las inscripciones, en los monumentos, en las festividades y en las obras de los grandes autores. ProclamarelReinadodeDioscomovalorcentralysupremosuponaunacrtica radical de la ideologa legitimadora del imperio que a los romanos no les poda dejar 43ALBERTZ,R.HistoriadelareligindeIsraelentiemposdelAntiguoTestamentoII,Madrid:Trotta,199944AGUIRRE,R.Racesbblicasdelafecristiana,Madrid:PPC,1997.38indiferentes. (Se explica as que San Pablo, que quiere extender el Cristianismo por el imperio, elimine prcticamente la expresin Reino de Dios, que le hubiese acarreado un conflicto mortal para sus pequeas comunidades an nacientes). 2.2.4 Taumaturgo popular y exorcista. DurantemuchotiempolosllamadosmilagrosdeJ esseranunengorropara historiadores y telogos que no saban qu hacer con ellos. En la Iglesia misma si no se poda eludir su explicacin se recurra a interpretaciones alegorizantes. Hoy las cosashancambiado.HastaloscrticosmsradicalesaceptanqueJ essrealiz curaciones que sus contemporneos consideraban milagrosas. El dato se encuentra en absolutamente todas las tradiciones evanglicas y quien lo niegue se incapacita para decir nada del J ess histrico. J ess tuvo las caractersticas de un sanador popular y este es un rasgo muy importante paraexplicarlaenormeatraccinqueejercaentrelagente.Unagran muchedumbre,alorloquehacaacudiael45. Sin duda que las tradiciones de milagrosdeJ esshansidomuyamplificadasporlafepostpascualyporla imaginacinpopular.Hayrelatosdemilagrosquesontotalmentecreaciones comunitarias. Habr que ver en cada caso46. Pero parece claro que J ess tena poderes taumatrgicos, que hay que situar a la luz de lo que la antropologa nos ensea sobre los llamados sanadores tnicos, que se dan prcticamente en todas las culturas. 45Mc.3,10;cfr1,3234;1,45;6,5556.46 THEISSENMERZ, La renuncia a la violencia y el amor al enemigo (Mt 5, 3848/ Lc 6,2738) y sutransfondo histricosocial, en Estudios de sociologa del Cristianismo primitivo, Salamanca:Sgueme,1985.39Los milagros de J ess estaban relacionados con la fe y la venida del reino. Por otra parte,J essysuscontemporneos,tienenunacosmovisinsupernaturalistadel mundo y creen en seres intermedios y espritus malignos: es el marco para entender losexorcismosdeJ ess47.Comolascuraciones,respondenaundatohistrico indudable pero que hay que saber interpretar. Es interesante notar que a diferencia de stas,latradicinnotiendeaengrandecerlosexorcismosdeJ ess,quenose encuentran ni en el ltimo evangelio, el de J uan, ni tampoco en las fuentes exclusivas de Mateo y Lucas; estn slo en las fuentes ms antiguas, en Mc y en Q. 2.2.5 El grupo de Jess. J essconvocabaatodoslosjudosen vistadelReinodeDios.Nirompiconel judasmo ni pretendi fundar una institucin propia en Israel, ni, menos an, aparte de Israel. PeroeljudasmodelsigloI,sobretodoantesdelacatstrofedelao70,era enormemente plural. Precisamente porque su unidad es tnica el judasmo no necesita propiamente una ortodoxia doctrinal; y en tiempo de J ess haba una diversidad muy grande de tendencias, grupos, interpretaciones y movimientos populares. En torno a J ess se form un grupo con caractersticas propias, como suceda con los maestros y profetas; encontramos gentes con diversos grados de vinculacin con el maestro y su movimiento. 47TWELFTREE,G.H.,Jess,elexorcista.UnacontribucinalestudiodeelJessHistrico,Hendrickson:Peabody,1995.40La creacin de los Doce es muy probable que se remonte a J ess (denominarles apstoles es, sin embargo, postpascual). Difcilmente puede ser una invencin que quien traicion a J ess fuese un miembro de este grupo. En la ms pura tradicin proftica, J ess realiz una serie de gestos simblicos a lo largo de su vida, uno de los cuales fue la constitucin de los Doce (otros gestos simblicos fueron la purificacin del Templo, las comidas con pecadores y publicanos, los gestos con elpanyelvinoenlacenadedespedida...).EsclaroquelosDocehacen referencia a los doce patriarcas y a las doce tribus, y la creacin de este grupo simboliza la voluntad de J ess de congregar al Israel escatolgico para la llegada del Reino de Dios. Hay tambin una serie de discpulos que son seguidores itinerantes de J ess. Su nmeroseravariable ymuchaspalabras deJ essse dirigena este grupo que lleva una vida radical y desinstalada; es evidente que entre estos discpulos hay un cierto nmero de mujeres, lo que no deja de ser un fenmeno muy notable. Un tercer crculo est formado por lo que se suele llamar simpatizantes locales, gentes que permanecen en sus casas y vida cotidiana pero que acogen a J ess y a sus discpulos y, de algn modo, se identifican con ellos. Tengamos en cuenta que el ministerio itinerante de J ess se desarroll fundamentalmente en un rea no muy extensa de Galilea. Ms all de estos simpatizantes locales, J ess alcanz un eco popular muy amplio ypositivoenlaszonasruralesdeGalilea.Losevangeliosestnllenosde 41indicacionestalescomosufamaseextendaportodaspartes,acudanal muchedumbres, se agolpaba la gente junto a l, se quedaban admirados de su enseanza... No hay datos para pensar que este eco popular positivo disminuyese a lo largo de la vida de J ess. Durante su estancia final en J erusaln, la gente (es ciertoquepuedetratarse,sobretodo,degalileosquehanperegrinadoparala fiesta) le tiene por profeta, est pendiente de sus palabras y es el favor popular con que cuenta lo que impide que las autoridades le pueden detener. Este eco popular de J ess poda movilizar a masas relativamente importantes de gente y este es un factor clave de la peligrosidad de J ess a los ojos de las autoridades48. Un profeta aislado y sin seguidores, por muy exaltados que sean sus planteamientos y proclamas, no es peligroso y no causa mayor preocupacin en los responsables del orden. 2.2.6 El conflicto que desemboca en la cruz. NosencontramosyahablandodelconflictoenlavidadeJess,elemento absolutamentecentralyclavehastaelpuntodequedesembocaenelhecho histricamentemsclarodesuvida:ensucrucifixin.Losevangeliosproyectan sobre la vida de J esslos grandes conflictos que sostuvieron loscristianoscon la sinagoga,sobretodoapartirdelao70.Portantohayqueadoptarunaseriede cautelas crticas para interpretarlos. Contraloquehansolidodecirautoresmuyfamosos,anrecientes,estotalmente incorrecto hablar de oposicin de J ess al judasmo o de ruptura con l. Pero tampoco 48Jn.11,4653.42sepuedenegar,comopretendenalgunosjudosactuales,queJ essprovocun importanteconflictointrajudo.EsindudablequelaactituddelgrupodeJ essse diferenciaba de la de otros grupos judos del tiempo. Existan diferencias de fondo de J ess con Juan Bautista que el pueblo captaba fcilmente. J uan es un asceta que se retira del mundo y anuncia un Dios justiciero; J ess, lejos de tener rasgos ascticos, busca a la gente, convive con ella y anuncia un Dios acogedor y cercano: Porque ha venidoJuanBautistaquenocomapannibebavinoydecs:demoniotiene.Ha venidoelhijodelhombrequecomeybebeydecs:Ahtenisauncomilny borracho, amigo de publicanos y pecadores49. Recurriendo otra vez a un esfuerzo de sntesis, creo que en el conflicto de J ess se pueden distinguir tres aspectos. A J ess hay que situarle respecto a la tensin existente en Galilea entre el campo y la ciudad, entre las lites urbanas y el campesinado50.La renovacin de la vida socialqueJ essidentificaconelReinodeDiosencuentragranecoenel campesinadogalileo,respondaasusnecesidades,peronoseidentificaba simplemente con la vuelta a los equilibrios tradicionales. Por el contrario, J ess es sumamente crtico con las lites urbanas, con los herodianos y con el nuevo tipo de civilizacin que estn introduciendo en Galilea. Creo que as se explica que J ess, que conoca bien las ciudades a travs de su experiencia en Sforis, evitase 49Lc.7,3334.50FREYNE,S.Lageografa,polticayeconomadeGalileaylarespuestasobreJessHistricoenCHILTON,B,C.A.:Evans(eds.),1994.43visitar los ncleos urbanos durante su ministerio que, por otra parte, se realizaba porentornosnomuylejanosdeellos(hayqueexceptuarlavisitadeJ essa J erusaln, que es evidentemente una ciudad del todo singular. Durante su estancia en Galilea, J ess no se confront de forma directa con los romanos, porque all su presencia era prcticamente invisible. El gran conflicto de Jess en J erusaln fue con la aristocracia sacerdotal, y giraba, ante todo, en torno a su actitud crtica respecto al Templo. A esto se aada que su ecopopularleconvertaenespecialmentepeligrosoyconsiderabannecesario atajar su influencia. J uan transmite una informacin histrica fidedigna cuando pone en boca de los sumos sacerdotes las siguientes palabras: Qu hacemos? Porquestehombrerealizamuchasseales.Siledejamosquesigaas,todos creern en l; vendrn los romanos y destruirn nuestro Lugar Santo y nuestra nacin. En vista de lo cual deciden darle muerte y J ess se escondi en Efraim, una pequea localidad en el lmite del desierto, entre J udea y Samaria51. Tuvo J ess algn conflicto con los romanos? Durante su estancia galilea J ess no tuvo una confrontacin directa con los romanos, pero que pas una vez en J erusaln?intervinolaautoridadromanaen lacrucifixindeJ ess?Hay una importante tendencia exegtica que considera que el Evangelio de Marcos tiene mucho de apologa pro-romanos: es un texto escrito en Roma y que encubre o disimula la peligrosidad que los romanos descubrieron en la pretensin de J ess y el conflicto consiguiente. 5111,4754.44ComohemosvistolaproclamacindelReinodeDiostenanecesariamenteuna resonancia de crtica poltica y de denuncia de la teologa imperial que no poda dejar indiferente a los romanos. Es indudable tambin que la decisin de crucificar a J ess fuetomadaporelprefectoromano,comoloindicaelusodelacruz,queeraun patbulo romano. Dados los usos imperiales, el prefecto de la remota Galilea poda con toda facilidad y sin reparo alguno enviar al suplicio a un pobre hombre molesto, que encima contaba con la enemiga de las autoridades de su pueblo. Los textos de la comparecencia ante Pilato estnmuy reelaborados por razones teolgicas yapologticas. No se puede excluir que hubiese un juicio y una sentencia romana de muerte. Lo que se puede decir con mayor seguridad es que J ess fue considerado peligroso por los romanos, que no se limitaron a confirmar una sentencia emitida segn el cdigo penal judo. J ess haba movilizado masas, haba suscitado expectativas populares intensas, que los romanos interpretaban como mesinicas -de hecho algunos judos consideraron a J ess un pretendiente mesinico- y esto le converta en un subversivo peligroso con el que haba que acabar cuanto antes. 452.3SEGUNDARESPUESTA:LAOBRADEPABLO,ELSEGUNDO FUNDADOR DEL CRISTIANISMO`. LosviajesdelapstolPablosondetodosconocidos,yentodocasopodemos informarnos sobre ellos en el libro de Hechos de los Apstoles. Por tanto, no nos detendremos aqu a seguir el itinerario de esos viajes. Baste sealar que, por alguna razn que el texto no nos dice, Bernab fue a buscar a Saulo a Tarso y le llev a Antioquia,dondetrabajaronjuntosporespaciodeunao,ydondeloscristianos recibieron ese nombre por vez primera. Estos dos hechos, han generado en algunos autores a lo largo de la reflexin sobre los orgenes del Cristianismo, la afirmacin de que es este el momento histrico en que propiamente se puede hablar de seguidores de J ess, plenamente diferenciados de los judos practicantes de aquellos tiempos. Luego de trabajar en Antioqua, en varios viajes, primero con Bernab y luego con otros acompaantes, Pablo llev el evangelio a la isla de Chipre, a algunas ciudades del Asia Menor, a Grecia, a Roma, y quiz hasta a Espaa. Pero,porotraparte,decirquePablollevelevangelioaesoslugaresnohade entenderse en el sentido de que l fue el primero en hacerlo. En Roma haba una iglesia bastante grande antes de la llegada del apstol, como lo muestra la Epstola a los Romanos. Lo que es ms, ya el Cristianismo se haba extendido por Italia hasta tal punto que cuando Pablo lleg al pequeo puerto de Puteoli haba all cristianos que salieron a recibirlo. Sin embargo, hemos de cuidar de no exagerar la importancia de la labor misionera de Pablo. Puesto que la obra de Pablo y sus escritos ocupan buena parte del Nuevo Testamento, siempre corremos el riesgo de olvidar que, al mismo 46tiempo que Pablo llevaba a cabo sus viajes misioneros, haba muchos otros dando testimonio del evangelio por diversas partes de la cuenca del Mediterrneo. Bernab y Marcos fueron a Chipre. El judo alejandrino Apolos predic en Efeso y en Corinto.YelpropioPablo,trasquejarsedequealgunospredicanaCristopor envidiaycontienda,segozadequeoporpretextooporverdadCristoes anunciado52. Todo esto quiere decir que, a pesar de toda la importancia de la labor misionera del apstolPablo,lagrancontribucindePablonofuesta,sinosuscartasquehan venido a formar parte de nuestras Escrituras, y que a travs de los siglos han ejercido su influjo sobre la vida de la iglesia. En cuanto a la labor misionera en s, sta fue llevada a cabo por algunas personas cuyosnombresconocemosPablo,Bernab,Marcos,etc.perotambinpor centenares de cristianos annimos que iban de un lugar a otro llevando su fe y su testimonio.Algunosdeestosviajabancomomisioneros,porrazndesufe.Pero probablementemuchosotroseranpersonasquesencillamentetenanqueirdeun lugar a otro, y que en esos viajes iban esparciendo la semilla del evangelio. Por ltimo, antes de terminar esta brevsima seccin sobre la obra de Pablo, conviene sealar que, aunque Pablo se consideraba a s mismo como apstol a los gentiles, a pesar de ello casi siempre al llegar a una ciudad se diriga primero a la sinagoga, y a travs de ella a la comunidad juda. Esto ha de servir para subrayar lo que hemos dicho anteriormente: que Pablo no se crea portador de una nueva religin, sino del 52Flp.1:1518.47cumplimiento de las promesas hechas a Israel. Su mensaje no era que Israel haba quedadodesamparado,sinoqueahora,envirtuddelaresurreccindeJ ess,dos cosashabansucedido:lanuevaeradelMesashabacomenzado,ylaentradaal pueblo de Israel haba quedado franca para los gentiles. 2.4 TERCERA RESPUESTA: PENTECOSTS, FUERZA PARA EL ENVO. Los judos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 das despus de la pascua. De ah viene el nombre de Pentecosts. Luego, el sentido de la celebracin cambi por el dar gracias por la Ley entregada a Moiss. En esta fiesta recordaban el da en que Moiss subi al Monte Sina y recibi las tablasdelaLeyyleensealpueblodeIsraelloqueDiosqueradeellos. Celebraban as, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableci con Dios: ellos se comprometieron a vivir segn sus mandamientos y Dios se comprometi a estar con ellos siempre. La gente vena de muchos lugares al Templo de J erusaln, a celebrar la fiesta de Pentecosts. En el marco de esta fiesta juda es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecosts. La fe religiosa viva, es ms que la asociacin de creencias nobles, es ms que un sistemaexaltadode filosofa,esunaexperienciaviva,quecomprendelos significados espirituales, los ideales divinos y los valores supremos, es conocedora de Dios y servidora de los hombres." La religin de J ess es un nuevo evangelio de fe que ha de ser proclamado a la humanidad entera.Esta nueva religin est fundada en la fe, la esperanza y el amor. 48En los Hechos de los Apstoles se recoge (en 1,8) lo que, en verdad, sera el envo de los discpulos de Cristo: RecibirislafuerzadelEsprituSanto,quevendrsobre vosotros,yserismistestigosenJerusaln,entodaJudeaySamaria,yhastalos confines de la tierra". Poco antes (en 1,5) J ess les dijo que Juanbautizcon agua,perovosotrosseris bautizados en el Espritu Santo dentro de pocos das". Era, propiamente, el episodio de la Ascensin del Seor. Dice el Decreto Ad Gentes (Sobre la actividad misionera de la Iglesia) que Fueen Pentecostscuandoempezaron"loshechosdelosApstoles"53, ya que, a partir de esemomento,ladisporaapostlicainici,verdaderamente,latransmisindela Palabra de Dios que J esucristo haba venido a traer, a hacer efectiva y posible. A este respecto, dice Benedicto XVI (entonces slo J oseph Ratzinger) en El camino pascual que Pentecosts representa para San Lucas el nacimiento de la Iglesia por obra del Espritu Santo. El Espritu desciende sobre la comunidad de los discpulos -"asiduos y unnimes en la oracin"-, reunida con Mara, la madre de J ess y con los once apstoles. Podemos decir, por tanto, que la Iglesia comienza con la bajada del Espritu Santo y que el Espritu Santo entra en una comunidad que ora, que se mantiene unida y cuyo centro son Mara y los apstoles54. 53AG4.54RATZINGER,J.LosorgenesdelaIglesia,Madrid:EVD,1998.49El Espritu de la Verdad vino a ayudar al creyente a atestiguar las realidades de las enseanzas de J ess y de su vida tal como la vivien la carne, y tal como El ahora la viveen cada creyente, de cada generacin de hijos de Dios llenados del Espritu. Pentecosts y la Iglesia. LaIglesianacidaconlaResurreccindeCristo,semanifiestaalmundoporel EsprituSantoeldadePentecosts.Poresoaquelhechodeque"sepusierona hablar en idiomas distintos"55, para que todo el mundo conozca y entienda la Verdad anunciada por Cristo en su Evangelio.La Iglesia no es una sociedad como cualquiera; no nace porque los apstoles hayan sido afines; ni porque hayan convivido juntos por tres aos; ni siquiera por su deseo de continuar la obra de Jess. Lo que hace y constituye como Iglesia a todos aquellos que "estaban juntos en el mismo lugar"56, es que "todos quedaron llenos del Espritu Santo"57.Unasemanaantes,J esssehaba"idoalCielo",ytodoslosquecreemosenl esperamos su segunda y definitiva venida, mientras tanto, es el Espritu Santo quien da vida a la Iglesia, quien la gua y la conduce hacia la verdad completa.Todo lo que la Iglesia anuncia, testimonia y celebra es siempre gracias al Espritu Santo.Sondosmilaosdetrabajoapostlico,contropiezosylogros;aciertosy errores,todaunahistoriadeluchaporhacerpresenteelReinodeDiosentrelos 55Hch.2,4.56Hch.2,1.57Hch.2,4.50hombres, que no terminar hasta el fin del mundo, pues J ess antes de partir nos lo prometi: "yo estar con ustedes, todos los das hasta el fin del mundo"58. 58Mt.28,20.51CAPTULO IIIEN LA RESURRECCIN SE ENCUENTRA LA RESPUESTA AL ORIGEN DEL CRISTIANISMO 3.1 PUNTO DE PARTIDA: JESS, HOMBRE Y DIOS. El mensaje cristiano, por ser profundamente humano y radicalizarse profundamente en la historia, tiene una dimensin humana e histrica que puede ser sometida a un riguroso anlisis. Claro est que este anlisis no puede olvidar en ningn momento el peculiarcarcterdelasfuentes.Enellaspuedenencontrarserasgoshistricos garantes de la existencia, accin e influencia de J ess de Nazaret. Y aunque a alguno pueda escandalizar este afn por encontrar al hombre tras el diseo divino que de l hacen los evangelios, no podemos olvidar que, tratndose de J ess, en lo humano se encuentralaesenciadelodivino59.EnJ essnoesposibledisociarestosdos aspectos.LasreduccionesracionalistasnofallabanalconsideraraJ esscomo hombre, sino al hacer de l una nivelacin en la que lo divino no contaba para nada. La comunidad primitiva no lo entendi as. Porotrolado,elmesianismodeJ essnopuedeidentificarseconelconcepto mesinico del Antiguo Testamento, como si de ste debiera recibir su sentido. No; es precisamentetodolocontrario.ElmesianismodeJ ess,surevelacin,decideel 59VIDAL,M.,UnjudollamadoJess,Baracaldo,1999.52sentido que tienen los anuncios veterotestamentarios, cuyos rasgos y semblanzas son interpretados por la comunidad desde J ess y en l60. PretendercomprenderlahumanidaddeJ essconcategorassacadasdela Antropologa general, es condenar al fracaso y hacer inexplicables los rasgos que nos ofrecen las fuentes neotestamentarias. A J ess hay que entenderlo desde su propia epifana, es decir, desde su propia manifestacin. Desde esta visin, J ess se muestra como quien se entrega a los dems, a los pobres, asumiendo su propia muerte en este empeo. Frente a este cometido, los poderes religiosos y polticos de aquel entonces slo pudieron decretar su exterminio. Y aqu se acabara todo si la muerte de J ess no hubiese sido la expresin suprema de su poderlo. Fueron precisamente los pobres, los esclavos y los marginados de aquella sociedad, los que se encargaron de dar cuenta de esta realidad. Y si J ess tuvo, como veremos, conciencia de ser la epifana de Dios, aquellos cristianos comprendieron muy pronto que ellos eran la epifana de Cristo61. No es de maravillar que se desprendiesen de sus bienes62, propagasen la liberacin63 y estuvieran dispuestos incluso de afrontar la misma suerte que su Maestro64. Se trataba de hacer presente, de manifestar el poder de Cristo en la tierra.El Cristianismo funcion desde siempre dentro de los condicionamientos histricos y culturales que le ha tocado vivir. La historia de la cultura tiene su propia marcha y los mismos cristianos, y an el mismo J ess, estaban condicionados por ella. Esto explica 60SCHENKE,L.,Lacomunidadprimitiva,Salamanca,1999.61BULTMANN,R.,TeologadelNuevoTestamento,Salamanca,1987.62Hch.2,4247;4,3237.63Hch.8,25.64Hch.5,4041.53quelaluchadeaquelloscristianosnoseplantearaentrminosdeunaliberacin poltica. Nadietenaconcienciadequelarazndelapobrezapudieraencontrarseenlas estructuras del poder econmico y poltico generadoras de marginacin y miseria. La esclavitud, por ejemplo, perteneca a la estructura de aquella sociedad. Ya siglos antes un filsofo como Aristteles fundament la esencial diferencia entre el esclavo y el ciudadano de Atenas. En el Cristianismo primitivo el mismo Pablo aconsejaba a los cristianos esclavos permanecer en su estado fieles a sus seores, aun cuando exigiera a stos: proveedlos de lo que es justo y equitativo, mirando a que tambin vosotros tenisAmo...65.Pablointerpretalaliberacincristianaslocomoliberacin escatolgica. Deberan pasar muchos siglos para que la humanidad comprendiera que la opresin tiene su origen en factores econmicos y polticos. Ponerlos en cuestin hoyesundebersiseadmitequeundeterminadonivelculturalconstituyeun instrumento de interpretacin que permiteconocer y explicar mejor elmensaje de Cristo66. 65Col.3,22.4,1.66Vat.II,Gaudiumetspes,58.543.21CORINTIOS15:TESTIMONIODEPABLOSOBRELA RESURRECCIN. AunquelaEscrituranointentaprobarqueJ essfueresucitadodeentrelos muertos,sipresentaevidenciasconcluyentesdelhechodequelverdaderamente resucit.LaresurreccindeCristoestregistradaenMt.28,1-20;Mc.16,1-20; Lc.24,1-53 y J n.20,1-21;25. La resurreccin de Cristo tambin aparece en el libro de Los Hechos(1,1-11). Deestos pasajeses posible obtener muchaspruebas de la resurreccindeJ esucristo.Esinteresanteobservareldramticocambioenlos discpulos. Ellos fueron del temor que los hizo esconderse en un cuarto, al entusiasmo y propagacin del Evangelio por todo el mundo. Qu otra cosa pudo explicar este dramticocambioenellos,sinolaexperienciadeveraJ esucristoresucitado?De igual forma, el apstol Pablo. Qu fue lo que lo cambi de ser un perseguidor de la iglesia,aconvertirseenunapstoldelaiglesia?EstosucedicuandoelCristo resucitado se le apareci en el camino a Damasco67. Otra prueba indiscutible, en la mayora de autores que reconocen en la Resurreccin el origen del Cristianismo, sin que se convierta por eso en el fundamento de la fe, es la tumba vaca. Si Cristo no resucit, entonces dnde est su cuerpo? Los discpulos y muchos otros vieron la tumba donde l fue sepultado. Cuando regresaron, Su cuerpo ya no estaba ah. Los ngelesdeclararonquelsehabalevantadodelosmuertos,comollohaba 67Hch.9,16.55prometido68. Ms an, otra evidencia de su resurreccin es la gran cantidad de gente a la que l se apareci69. ElpasajeclavedelaresurreccindeJ esucristoesten1Corintios15.Eneste captulo,elapstolPabloexplicaporquescrucialelentenderycreerenla resurreccin de J esucristo. La resurreccin es importante por las siguientes razones: (1) Si Cristo no resucit de los muertos, tampoco lo harn los creyentes (12-15). (2) SiCristonoresucit,susacrificioporelpecadonofuesuficiente(16-19).La resurreccin de J ess prueba que su muerte fue aceptada por Dios como la expiacin pornuestrospecados.Silsimplementehubieramuertoyhubierapermanecido muerto,esohubieraindicadoquesusacrificionofuesuficiente.Porlotanto,los creyentesnotendranelperdndesuspecados,yellospermaneceranmuertos despus de su muerte fsica (15,16-19) no existira tal cosa como la vida eterna (J n.3,16).MasahoraCristoharesucitadodelosmuertos;primiciasdelosque durmieron es hecho (15,20). Cristo ha resucitado de los muertos. (3) Todos aquellos que creen el l, sern resucitados para vida eterna, tal como l lo hizo (15,20-23). 1 Corintios 15 sigue describiendo cmo la resurreccin de J esucristo prueba su victoria sobre el pecado, y nos provee de poder para una vida de victoria sobre el pecado (15,24-34). (4) Describe la gloriosa naturaleza del cuerpo resucitado que recibiremos (15,35-49). (5) Proclama que como resultado de la resurreccin de Cristo, todos los que creen en l obtienen la victoria final sobre la muerte (15,50-58). 68Mt.28,57.69Mt.28,5.9.1617;Mc.16,9;Lc.24,1335;Jn.20,19.24.2629;21,114;Hch.1,68;1Cor.15,57.563.3 LA RESURRECCIN, ORIGEN DE LA FE EN CRISTO. Portanto,quienligasufealosdetalleshistricos,resultaesclavodelacrtica histrica70. En cambio, la fe que se centra en la vida nueva del Crucificado, con Dios y por Dios, sabe reconocer la relatividad de las cuestiones histricas. Aslascosas,elanlisishistriconopuedefundamentarelncleodelafe,pero puedeinterpretarlo y aclararlofrenteala increencia yla supersticin. Por ello, al encontrarnosconlosevangeliosytextosneotestamentariosquehablansobrelas apariciones del resucitado han de analizarse debidamente71. Lo decisivo es, segn confirman los testigos, la nueva vida de J ess originada en la muerteporobradeDiosyconDios,vidaenDios,quetrasciendetodaslas afirmaciones y concepciones, todas las representaciones, imgenes y leyendas. Portanto,lodecisivoparalapredicacindequeJ essresucitnoeselsepulcro vaco, sino la prueba de que J ess sigue vivo. Las narraciones del sepulcro vaco son relatos de cierta factura artstica para asombrar a los oyentes; los testimonios de las apariciones, en su forma ms antigua, son resmenes a modo de catecismo para ser aprendidosdememoria.Elsepulcrovaconohacemsqueexpresar:lnoest aqu, a lo que la fe ha de aadir: Ha resucitado, aunque sabemos que esta frase puede comunicarse a cualquiera sin tener que mostrarle un sepulcro vaco. Incluso revisando elEvangeliodeMarcos, elsepulcrovaco no da origenalafe,sino al 70PorcrticahistricaseentiendelaEscuelaquebuscacientficamenteunainterpretacinyprocesohermenuticodelostextossagrados.COMBY,J.,ParaleerlaHistoriadelaIglesia,Estella,1986.71HURTADO,L.W.,LordJesusChrist.DevotiontoJesusinEarliestChristianity,Cambridge:Edermans,2003.57miedo y al pnico72. De ah entonces que la fe en el resucitado es, pues, independiente del sepulcro vaco. La fe cristiana no convoca al sepulcro vaco, sino al encuentro con el Cristo viviente73. De esta forma es posible afirmar: tanto el sepulcro vaco como la historicidad de las apariciones no pueden ser motivo para el origen de la fe cristiana. Cul es entonces elorigendelafepascualcristiana?Deestapreguntasepuedenofrecerdos posibilidades bsicas de solucin. La primera de ellas es la de pensar que esta fe surge de la reflexin de los discpulos. En este caso, la gnesis de la fe en la resurreccin de J ess de Nazaret vendra dada enlasreflexionesdelosdiscpulos,basadasenelmaterialhistrico-religioso contemporneo, pero motivadas por el mismo J ess. No es seguir la causa de J ess, pues de ah se dira que los discpulos resucitan a J ess al continuar su causa; sino que se cree autnticamente que J ess est vivo, asumido desde la muerte en la vida de Dios y cuya glorificacin no es equiparable a la de otros mrtires o justos. De ah que la fe pascual no tiene por objeto ni tal sepulcro ni las apariciones, sino el propio J ess viviente. Tambin hay que considerar cristiano a quien cree en J ess como el Cristo viviente, aunque no crea en el sepulcro vaco ni en determinadas experiencias pascuales. La otra posible solucin es la de considerar si la fe pascual cristiana surgi de nuevas experienciasdelosdiscpulos.Quienrigurosamenteseatengaalostestimonios, 72Mc.16,8.73CROSSAN,J.D.,Elnacimientodelcristianismo,Barcelona:Crtica,2002.58renunciandoatodaespeculacinhistrica,tendrquereconocerquesegnel testimonio unnime de los escritos neotestamentarios, los discpulos no concluyeron la resurreccin de J ess meditando sobre su destino, sino que lo experimentaron vivo despus de su propia muerte74. Para esto debe tenerse en cuenta que no se atestigua una continuidad directa de la causadeJ essdespusdesumuerte,sinoqueseacentaunacontinuidad:J ess predicaba sobre la venida del Reino mientras sus discpulos convierten a J ess en su predicacin. Parece, pues, que los discpulos llegaron a creer, no como consecuencia desuspropiasreflexiones,sinocomoconsecuenciadesusexperienciasconel Resucitado, en cualquiera que fuese su naturaleza75. El mensaje de la resurreccin es ciertamente testimonio de fe, pero no producto de ella. Por tanto, si queremos atenernos a los testimonios neotestamentarios hemos de partir de encuentros del J ess viviente con sus discpulos: encuentros en los que han dehabersidotanconcretasqueocasionanuncambiodevida,puesdichas experiencias o apariciones son tambin encuentro y misin. Nuestra fe permanece ligada al testimonio apostlico. Unavezms;laintervencindeDiosenlahistoriadelmundoydelhombre individual no es un hecho constatado por la crtica histrica, sino un asunto de la fe que confa. La resurreccin no es, pues, un hecho puramente objetivo que pueda 74Mt.28,110;Mc.16,18;Lc.24,112;Jn.20,110.75Jn.20,2429.59concebirserazonablementesinlafeenlaresurreccin.Laresurreccinnoes materialmente verificable, no es objetivable. Experiencia pascual y fe pascual estn unidas interna e indisolublemente: no permiten una actitud de observador objetivo. Como seala Karl Rahner: Quiz sin la mirada alaresurreccindeJessnuncalograramos,dehecho,interpretarnosrectamente enestanuestraesperanzapropia,perotambinescierto,alainversa,que propiamenteslopuedeexperimentarlaresurreccindeJessunhombrequeya tiene por s mismo tal experiencia76. As entonces, puede decirse que histricamente no alcanzaramos la resurreccin de J ess, sino slo la persuasin de sus discpulos de que l vive. Si decimos que slo es aprehensiblehistricamentelaexperienciapascualsubjetivadelosdiscpulos,no hemosdeimaginarnosunavivenciacualquiera,sinoquehemosdeatender exactamentealoquedescribenlosdiscpulos,delimitndonosfrentealoque nosotros tendemos a pensar al respecto. En este sentido, frente a una concepcin crasamente materialista de la objetividad y realidad de la resurreccin, se puede decir fundadamente con Rudolf Bultmann que J ess resucit en la fe de sus discpulos, en la palabra de la predicacin, en el kerigma (anuncio). No somos llamados porque creemos. Creemos porque se nos llama. De hecho, J ess no se apareci a creyentes, sino a incrdulos77. 76RANHER,K.,Cursofundamentalsobrelafe,Madrid:Herder,1985.77BULTMANN,R.,TeologadelNuevoTestamento,Salamanca,1987.60SegnlosconcordestestimoniosdelNuevoTestamento,eselmismoJ essde Nazaret experimentado y reconocido como viviente, son las nuevas experiencias de fe, las vocaciones de fe, los nuevos conocimientos de fe sobre J ess, lo que puede explicar por qu su causa sigui adelante; cmo pudo surgir despus de su muerte un movimiento de tales consecuencias ligado a su persona. El enigma histrico del origen del Cristianismo aparece aqu resuelto de una manera provocativa: las experiencias de fe, las vocaciones y los conocimientos de fe de los discpulossobreelvivienteJ essdeNazaretconstituyen,segnlosnicos testimonios que poseemos, la chispa inicial del extraordinario desarrollo histrico de un movimiento mundial, en cuyo curso del patbulo de un hombre muerto en total abandono de Dios y de los hombres ha podido surgir una religin universal y, tal vez, algo ms que eso. 3.4 CRISTIANISMO E IGLESIA. La Resurreccin de J esucristo es el dogma central del Cristianismo y constituye la prueba decisiva de la verdad de su doctrina. SiCristonoresucitescribi San Pablo,vanaesnuestrapredicacinyvanaesvuestrafe78.Larealidaddela Resurreccin tan lejos de las expectativas de los Apstoles y los discpulos se les impusoastosconelargumentoirrebatibledelaevidencia:peroCristoha resucitado y ha venido a ser como las primicias de los difuntos79. 781Cor.15,14.791Cor.15,20.61DesdeentonceslosApstolessepresentaranasmismoscomotestigosde J esucristo resucitado80, lo anunciaran por el mundo entero y resellaran su testimonio con la propia sangre. Los discpulos de J esucristo reconocieron su divinidad, creyeron enlaeficaciaredentoradesumuerteyrecibieronlaplenituddelaRevelacin, transmitida por el Maestro y recogida por la Escritura y la Tradicin. PeroJ esucristonoslofundunareliginelCristianismo,sinotambinuna Iglesia. La Iglesia el nuevo Pueblo de Dios fue constituida bajo la forma de una comunidad visible de salvacin, a la que se incorporan los hombres por el Bautismo. La Iglesia est cimentada sobre el Apstol Pedro, a quien Cristo prometi el Primado y sobre esta piedra edificar mi Iglesia81 y se lo confirm y confiri despus de la Resurreccin: apacientamiscorderos, apacientamisovejas82. La Iglesia de J esucristo existir hasta el fin de los tiempos, mientras perdure el mundo y haya hombres sobre la tierra: y las puertas del infierno no prevalecern contra ella83. La constitucin de la Iglesia se consum el da de Pentecosts, y a partir de entonces comienza propiamente su historia. 80Hch.2,22;3,15.81Mt.16,18.82Jn.21,1517.83Mt.16,18.623.5 LA IGLESIA EN LA HISTORIA. LaIglesiacontinamanteniendolapresenciadeCristoenlahistoriahumana; obedece al mandato apostlico, pronunciado por J ess antes de ascender al Cielo: Id y ensead a todos los pueblos, bautizndoles en el nombre del Padre y del Hijo y del EsprituSanto,enseadlesaobservartodoloqueoshemandado.Yoestarcon vosotrostodoslosdashastaelfindelmundo84.EnlahistoriadelaIglesiase encuentra, por tanto, un entrelazarse, a veces difcilmente separable, entre lo divino y lo humano. Enefecto,proyectandounamiradaalahistoriadelaIglesia,hayaspectosque sorprenden al observador, incluso al no creyente: a) la unidad en el tiempo y en el espacio (catolicidad): la Iglesia Catlica, a lo largo de dos milenios, ha permanecido siendo el mismo sujeto, con la misma doctrina y los mismos elementos fundamentales: unidad de fe, de sacramentos, de jerarqua (por la sucesinapostlica);adems,entodaslasgeneracioneshareunidohombresy mujeres de los pueblos y culturas ms diversos y de zonas geogrficas de todos los rincones de la tierra; b) la accin misionera: la Iglesia, en todo tiempo y lugar, ha aprovechado cualquier acontecimientoyfenmenohistricoparapredicarelEvangelio,tambinenlas situaciones ms adversas; c) la capacidad, en cada generacin, de producir frutos de santidad en personas de todo pueblo y condicin; 84Mt.28,1920.63d) un llamativo poder de recuperacin ante crisis, a veces de mucha gravedad85. 3.6 LA EUCARISTA SACRAMENTO DE RESURRECCIN. La resurreccin de J ess es un acaecimiento metahistrico (transciende la historia) y como tal no es un hecho ocurrido en un tiempo y lugar determinado sino que es una realidad permanente y eterna. Por ello la Eucarista que se celebra en la Iglesia y que es el acto conmemorativo de la resurreccin tambin es una y nica. Sonmuchosloscristianosquedesconocenestacaractersticafundamentaldela Eucarista, clave para comprender la Eucarista en su sentido pleno: Desde que J ess instituylaEucaristaenlaltimacenaconsusamigosantesdeserprendidoy crucificado, son millones de millones de Misas las que se van celebrando en todo el mundo. Sin embargo, todas esas Misas no son sino la misma; por tanto una sola y nica Eucarista que es la que celebr J ess aquel primer J ueves Santo de la historia. Las dems no son sino la actualizacin de la misma. A partir de la resurreccin de Cristo y del advenimiento del Espritu Santo el da de Pentecosts quedafundada la Iglesia,entorno dela Eucarista.LaEucarista es la fuente de la que dimana toda la vida cristiana porque es el objeto de nuestra fe. No puede perderse de vista que la Eucarista es el mismsimo J ess que se nos presenta bajo la forma sacramental de pan. Ya las primeras comunidades cristianas se reunan en sus casas para celebrar la cena del Seor y partir el pan Eucarstico. Alrededor de 85KESSLER,J.,Dilogossobrelahistoriadelaiglesia.SanJos,CostaRica:InstitutoVos,Lacy,2003.64esta celebracin se originaban todas sus actividades: oracin, lectura de la Palabra, ayuda a los necesitados, vida familiar y social. 65CONCLUSIONES Luegodeabordarlavida,elmensaje,lapersonaylainfluenciadeJ essensus contemporneos inicialmente, y las repercusiones y alcances que han tenido sobre el desarrollodeOccidentedemaneraespecial,podemosdescubrirlaenorme importancia de su obra, que an cuando en sus albores fue humilde, no por esto ha dejado de marcar el desarrollo histrico de las culturas posteriores. Sin embargo, tenemos tambin que admitir, despus de este somero estudio, que l mismo y su mensaje, estuvieron profundamente afectados por la cultura de su tiempo, pues como lo expresara, su misin no inclua abolir la Ley y los Profetas, sino darle cumplimiento. Porotrolado,enlavisinsintticasobreelJ esshistrico,abordadaenelcuya brevedad y rapidez casi al final se plantea una pregunta que aparece varias veces en los evangelios y que, en nuestro caso, cumple casi las funciones de recapitulacin del recorridorealizado:quinesJ ess?Cmosituarleenelcomplejoyvariado judasmo de su tiempo? Algunos historiadores han credo posible definir a J ess de forma muy neta y clara: unrab,unsabio,unmago,unprofeta,unmesasrevolucionario,uncarismtico Galileo, un apocalptico. A m no me parece sensato contraponer histricamente estas tipologas ni encerrar en una sola la figura tan compleja de J ess. J ess tiene rasgos indudables de maestro, desabio, de rab.La gente y sus discpulos lellaman con frecuencia maestro. Su enseanza tiene claros rasgos sapienciales: la referencia a 66las aves del cielo y a los lirios del campo86, a la providencia del Padre87 o al Dios que hace salir el sol sobre buenos y malos88, el recurso a las parbolas, algunas de las cuales incluso tienen claros paralelos rabnicos. Pero la predicacin escatolgica de J ess, su anuncio de la llegada del Reino de Dios, le asemeja a los profetas. Varias veces la gente equipara a J ess con un profeta89: es innegableeltrasfondoprofticodesupredicacinentornoalReino.Nohayque oponer la dimensin sapiencial y la proftica que estaban en el judasmo del tiempo mucho ms cerca, eran ms compatibles, de lo que a veces se ha pensado. Lo que no creo posible es comparar a J ess con un apocalptico. En efecto, no tiene unavisindualistadelmundo,niesperaqueelenfuturoseafirmetrasla destruccin del mundo presente que estara totalmente corrompido. El Reino de Dios yaestirrumpiendo,loquesuponeunavisinmspositivadeloexistente,ysu plenitud conlleva una transformacin histrica, pero no una catstrofe csmica y el findelmundo.Adems,J ess,adiferenciadelaapocalptica,noentraen especulaciones sobre el futuro ni en clculos temporales. Como vimos en el segundo captulo, J ess fue un taumaturgo popular y un exorcista. UtilizandounacategoramodernadiramosqueJ essfueunldercarismtico,es decirconunaautoridadbasadaensuspeculiarescualidadespersonales(noest basadoenlatradicin,noeshereditaria,nodependededisposicioneslegalesy 86Lc.12,2231;Mt.6,2534.87Lc.12,27;Mt.10,2631.88Mt.5,45.89Mt.16,14;Mt.21,11.67tampoco de acreditaciones acadmicas) y que encuentra reconocimiento y adhesin en un cierto sector social. J ess basa su autoridad en su propia experiencia, considera que ha sido ungido por el Espritu de Dios. Esta autoridad de J ess es indudable y se refleja en su forma de hablar, de llamar en su seguimiento, de curar, en las exigencias quepropone.Esunfenmenoquelagentepercibeinmediatamente:quedaron asombradosdesudoctrina,porquelesenseabaconautoridadynocomolos escribas90. A J ess se le puede considerar un iluso fracasado, un soador peligroso, el iniciador de un camino ejemplar de vida, un hijo de Dios muy especial... Y el historiador no podr quiz zanjar esta polmica, pero s puede afirmar que la innegable autoridad personal y moral que mostraba hunda sus races en una honda y peculiar experiencia religiosa. La simple afirmacin de la resurreccin es incapaz de explicar el origen de la cristologa. En esta experiencia religiosa intent penetrar J . J eremas con su famosa teora sobre el Abba de J ess91. En pocas palabras, J eremas sostena que J ess us, tanto para designar como para invocar a Dios, la palabra aramea Abba, lo que consideraba un fenmenonicoeneljudasmodeltiempo,yconestapalabraprocedentedela relacin paterno-filial expresaba la conciencia de una relacin de inaudita confianza e intimidad con Dios, su padre. Aada que J ess siempre distingua entre mi Padre y vuestro Padre, es decir, que reivindicaba para s una filiacin divina excepcional y 90Mc.1,21.91JEREMIAS,J.AbbayelmensajecentraldelNuevoTestamento,Salamanca:Sgueme,2005.68superior diferente de la de los dems seres humanos. El Abba es muy caracterstico de J ess, que revela su experiencia religiosa, de lo que fue muy consciente la comunidad cristiana que incluso en la dispora, donde no conocan el arameo, conservaban esta palabra en su idioma original.92 Por otro lado, los primeros cristianos no crean que pertenecan a una nueva religin. Ellos eran judos, y la principal diferencia que les separaba del resto del judasmo era quecreanqueelMesashabavenido,mientrasquelosdemsjudosseguan