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14 de diciembre de 1955 El otro día vimos a un enfermo grave, un caso clínico que yo ciertamente no elegí pero que era extremadamente interesante ya que hacía jugar de alguna manera la relación del inconsciente a cielo abierto en su dificultad de que suceda en el discurso analítico. Lo hacía jugar a cielo abierto ya que bajo ciertas circunstancias excepcionales, todo lo que en otro sujeto comparable hubiese podido suceder con el mecanismo de la represión, en él se encontraba soportado por otro lenguaje. Un lenguaje de alcance reducido que se llama dialecto… propiamente el dialecto corso…había funcionado para él bajo esas condiciones tan particulares, forzando, si podemos decirlo, la función de particularización propia del dialecto, que había vivido luego de su infancia en Paris, hijo único de padre y madre, personajes extraordinariamente encerrados sobre sus propias leyes, había vivido con sus parientes, encerrado en un uso exclusivo del dialecto corso. Cosas bien extraordinarias habían sucedido entre sus dos parientes, perpetuas manifestaciones ambivalentes de sus vínculos estrechos y del temor de que penetrara la mujer a quien se llamaba el objeto extranjero. Esas querellas se desarrollaban a cielo abierto, es decir cayendo directamente en la intimidad conyugal de los padres pero todo esto ocurría en el dialecto corso. Nada sucedía en la casa si no pasaba por el dialecto corso. Había dos mundos: el mundo de la élite, o sea el del dialecto corso y luego lo que sucedía afuera que era de otro registro. Y la separación entre los dos se mantenía aún presente en la vida del sujeto cuando nos contaba la diferencia de sus relaciones con el mundo, entre el momento en que se encontraba de cara con la madre y el momento en que paseaba por la calle. ¿Qué resultaba de esto? Es el caso más demostrativo. Dos cosas resultaban: la primera, evidente en el interrogatorio, era la dificultad que el sujeto tenía para volver a evocar [réévoquer] sea lo que sea en el viejo registro, es decir de expresarlo en el dialecto de su infancia, ya que era el único que hablaba con su madre. Nos lo dijo de esta manera: “En la medida en que usted me habla (en francés), no puedo sacarlo”

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Traducción al castellano de la primera sesión del seminario de 1955

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14 de diciembre de 1955

El otro día vimos a un enfermo grave, un caso clínico que yo ciertamente no elegí pero que era extremadamente interesante ya que hacía jugar de alguna manera la relación del inconsciente a cielo abierto en su dificultad de que suceda en el discurso analítico.

Lo hacía jugar a cielo abierto ya que bajo ciertas circunstancias excepcionales, todo lo que en otro sujeto comparable hubiese podido suceder con el mecanismo de la represión, en él se encontraba soportado por otro lenguaje. Un lenguaje de alcance reducido que se llama dialecto… propiamente el dialecto corso…había funcionado para él bajo esas condiciones tan particulares, forzando, si podemos decirlo, la función de particularización propia del dialecto, que había vivido luego de su infancia en Paris, hijo único de padre y madre, personajes extraordinariamente encerrados sobre sus propias leyes, había vivido con sus parientes, encerrado en un uso exclusivo del dialecto corso.

Cosas bien extraordinarias habían sucedido entre sus dos parientes, perpetuas manifestaciones ambivalentes de sus vínculos estrechos y del temor de que penetrara la mujer a quien se llamaba el objeto extranjero. Esas querellas se desarrollaban a cielo abierto, es decir cayendo directamente en la intimidad conyugal de los padres pero todo esto ocurría en el dialecto corso. Nada sucedía en la casa si no pasaba por el dialecto corso. Había dos mundos: el mundo de la élite, o sea el del dialecto corso y luego lo que sucedía afuera que era de otro registro. Y la separación entre los dos se mantenía aún presente en la vida del sujeto cuando nos contaba la diferencia de sus relaciones con el mundo, entre el momento en que se encontraba de cara con la madre y el momento en que paseaba por la calle.

¿Qué resultaba de esto? Es el caso más demostrativo. Dos cosas resultaban: la primera, evidente en el interrogatorio, era la dificultad que el sujeto tenía para volver a evocar [réévoquer] sea lo que sea en el viejo registro, es decir de expresarlo en el dialecto de su infancia, ya que era el único que hablaba con su madre. Nos lo dijo de esta manera:

“En la medida en que usted me habla (en francés), no puedo sacarlo”

Era justo lo que le pedía, que se expresara en el dialecto corso, que me repitiese las conversaciones que había tenido con su padre. Por otra parte se veía en él una neurosis, disponíamos de las marcas de un comportamiento que dejaba ver el mecanismo que podemos llamar “regresivo”… término que suelo emplear con prudencia…viendo cómo, a partir de la manera singular de practicar su genitalidad, se realizaba sobre el plano imaginativo, llegando… de manera también muy visible…a una suerte de actividad regresiva de las funciones excrementicias.

Por otra parte, todo lo que era del orden de lo habitualmente reprimido, es decir expresado por el intermediario de los síntomas de la neurosis, estaba perfectamente presente y no me dio trabajo, el se expresaba mucho mas fácilmente cuando estaba sostenido por el otro lenguaje. Usé la comparación del ejercicio de una censura sobre un diario,

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no solo de tiraje limitado, sino en una lengua, un dialecto que no sería comprensible mas que por un número extremadamente limitado de personas. La función del lenguaje … es decir la intervención del discurso común, el establecimiento del discurso común, casi el discurso público…en el sujeto es un factor importante para la función del mecanismo de la represión, que es algo que revela acerca de la imposibilidad de acordar a la palabra del sujeto un cierto pasado, ligado a algunas funciones de las cuales la primera… la palabra ligada al mundo propiamente infantil, tal como Freud lo subrayó, y que por ese hecho no pueden pasar al discurso común… continua funcionando en el campo del reconocimiento, continúa funcionando como palabra en esta lengua primitiva que ya le es dada al sujeto distinta al dialecto corso con el cual podía decir las cosas mas extraordinarias, a su padre cosas como: “Si no te vas, te voy a desordenar”1

Todas las cosas…que serían las mismas que diría un neurótico habiendo tenido que construir una diferente neurosis… estaban allí, visibles, previstas que sean en el registro de su otro lenguaje que era la lengua no solamente dialectal, sino inter-familiar.

¿Qué es la represión [refoulement] para el neurótico? Es que él fabrica esa otra lengua con sus síntomas, es decir…si es un histérico, un obsesivo…con la dialéctica imaginaria de él y del otro. Ven que el síntoma neurótico en su construcción juega el papel de la lengua que permite expresar la represión, lo que nos permite tocar con el dedo que la represión y el retorno de lo reprimido son una sola y misma cosa, el derecho y el revés de un solo y único proceso.

Esto no es ajeno a nuestro problema ya que ustedes lo saben desde al punto en que hemos llegado, cual va a ser el método a propósito del Presidente Schreber, ver en un discurso que participando del discurso común, ya que ustedes lo verán hoy, es con el discurso común que él se expresa para explicarnos lo que le sucedió y que aún perdura, de un modo de relaciones al mundo que consideramos nosotros como real.

Comprendan que se trata de ver el análisis en su propio discurso en tanto que testimonia las transformaciones que son de la realidad, como decimos, de una realidad que no solamente testimonia en él sino que es a través de su testimonio y en la estructura real…ese testimonio ofrece modificaciones de la estructura…una testificación en donde lo verbal es dominante ya que es por el intermediario de ese testimonio escrito del sujeto que nosotros tenemos la prueba. Es a partir del momento en que conocemos la importancia…en la estructuración de los síntomas psiconeuróticos… de la palabra, que avanzamos procediendo metódicamente: no decimos que la psicosis tenga la misma etiología que la neurosis; tampoco decimos que es, como la neurosis, un puro y simple hecho de lenguaje… lejos de eso, pro sabemos que la psicosis es muy fecunda en el modo en que ella puede expresarse en el discurso. Tenemos una prueba en ese fragmento que nos lega el presidente Schreber y que promueve nuestra atención, y también la atención casi fascinada de Freud…y sobre la base de esos testimonios, por una análisis interno nos muestra ese mundo en tanto estructurado. Nos preguntamos hasta donde

1 “Si tu ne t’en vas, je vais te foutre dans le mal” es una expresión de argot familiar, donde está implicado el desarreglo, la mala presentación.

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podremos llegar en el discurso del sujeto y si nos permitirá definir, aproximarnos a los mecanismos constituyentes de la psicosis.

Entiendan bien que hará falta que se mantengan en una marcha metódica, paso a paso, que no se salten los relieves, creyendo ver de una manera superficial la analogía con un mecanismo de la neurosis. Mientras les daré algunos ejemplos. Esto lo encontramos en la literatura, especialmente bajo la pluma de un autor, Katan quien se interesó mucho en el caso Schreber.2 Da por supuesto que es de alguna manera en la lucha del sujeto contra la masturbación amenazante…provocada por los investimientos eróticos y homosexuales, manifiesta entre Schreber y el personaje que ha configurado el prototipo y el núcleo de su sistema persecutorio, a saber el Dr. Flechsig…que está el punto central, no solamente comprometiendo todas sus fuerzas, sus investimentos, sino hasta llegar a subvertir la realidad, es decir luego de un corto período de crepúsculo del mundo, habría llegado hasta reconstruir un mundo nuevo irreal en el cual no habría tenido que ceder ante esta masturbación amenazante. ¿No sienten que el mecanismo de lucha de esta especie, si se ejerce sobre un cierto punto de articulación en las neurosis, es algo cuyos resultados serían verdaderamente desproporcionados?

Si no me equivoco, el presidente Schreber nos relata claramente en sus antecedentes acerca de las fases de su psicosis cuando nos da la atestación que entre el primer empuje (poussée no es “brote”) psicótico, la fase llamada no sin fundamento pre-psicótica y el establecimiento progresivo de la fase psicótica en medio de la cual, en el apogeo de su estabilización durante la cual escribe su obra,… hay una fantasía que se expresa con estas palabras: “Sería bello… “ es un pensamiento que lo sorprende y el subraya el carácter de indignación con el que recibe este pensamiento de su parte… “Sería bello ser una mujer sufriendo (sic) el acoplamiento”, “debería ser hermoso ser una mujer que sea objeto del apareamiento”. ¿No advertimos el sentimiento de que hay allí una suerte de conflicto moral?

Nos encontramos de cara con fenómenos que han quedado olvidados para el psicoanálisis desde hace tiempo, ya que ya no se usa ese término y no sabemos no clasificar las cosas, es un fenómeno del orden de eso que Freud hace intervenir en la dinámica del sueño y que es de suma importancia en la interpretación de los sueños y que se llama un fenómeno preconsciente. Lejos de querer distinguir en eso un conflicto entre el ello y el ego, tenemos la impresión que se trata de algo que la menos parte del ego. El acento puesto en “que sería hermoso…” tiene el carácter de un pensamiento seductor y que el ego está lejos de desconocer.

En la Interpretación de los sueños. En un pasaje que les leería y que está situado a nivel de la crítica de los sueños de castigo, Freud admite muy precisamente que los deseos inconscientes puedan intervenir en el mismo novel donde interviene en el sueño. Admite que en una clase bien definida, limitada, mas infrecuente que en esos sueños que se llaman de castigo, nos la vemos con otro mecanismo y de una manera general: “el mecanismo de la formación se vuelve mas transparente cuando se sustituye la oposición de lo conciente y lo inconsciente, por la del yo y lo reprimido.”

2 Katan, …..

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Fue escrito en el momento de la Interpretación de los sueños, en el momento en que la noción del yo no estaba aun dominada pero ven que ya estaba presente en el espíritu de Freud.

“Señalemos aquí solamente que los sueños de castigo no están vinculados necesariamente con la persistencia de sueños dolorosos, nacen en cambio a menudo, parece, cuando esos sueños del día son de naturaleza apaciguante, pero expresan satisfacciones interiores. Todos esos pensamientos prohibidos son reemplazados en este concepto manifiesto del sueño por su contrario. El carácter esencial de los sueños de castigo me parece entonces ser el siguiente: los produce no un deseo inconsciente originado en lo reprimido sino un deseo de sentido contrario que se realiza contra éste, deseo de castigo que aunque inconsciente, mas exactamente preconsciente, pertenece al yo”.

Pienso que todos los que siguen la vía por donde los llevo poco a poco, atrayendo vuestra atención sobre el distinto mecanismo que emerge en todo momento en el discurso de Freud que se distingue de la Verneinung. Encuentran una vez más que se trata de la distinción entre algo que ha sido simbolizado y algo que no lo ha sido… que somos llevados a propósito de la incidencia que revela la posibilidad de la aparición al comienzo de la enfermedad en el ego… y de una manera que repito no conflictual…a saber que “sería hermoso ser una mujer durante el coito” revela esta primer emergencia de algo en el yo.

¿Cuál es la relación de esto con el desarrollo de un delirio que va a desembocar en hacer concebir a Schreber, que el hombre sería “la mujer permanente de Dios” ya que es ahí que va a expandir el delirio llegado a su punto culminante? Hay que aproximar estos dos términos: esta primera aparición del pensamiento que ha atravesado Schreber en el primer intervalo aparentemente sano, de su proceso, aproximación de eso y del estado terminal, el establecimiento de un delirio que lo motiva y lo sitúa de frente a un personaje todo poderoso y con el cual tiene relaciones eróticas permanentes, como un ser completamente feminizado, puede concebirse como siendo realmente… diría psíquicamente en la medida que su discurso lo puede expresarlo…una mujer. Diría que la relación no es simple de ver no obstante no está resuelta.

Un pensamiento fugitivo, la visión de algo que sin duda, se nos aparece como revelando algo que merita que nos detengamos en los estados, en las etapas, en las crisis que pueden hacer pasar de un pensamiento fugitivo al establecimiento de un discurso y de una conducta tan delirante como la suya. Es en ese sentido que se plantea la cuestión, en el sentido de los mecanismos que no están presentes, al menos no está dicho por adelantado que sean homogéneos a los que se encuentran en las neurosis, a saber el de la represión, es decir que está estructurada como un fenómeno de lenguaje.

Lo que quiero hacerles entrever es que encontramos… a propósito del paranoico, del psicótico que es Schreber…frente al asunto de que otro mecanismo propiamente imaginario domina en el mecanismo de la psicosis, aquel que va desde este primer atisbo de una identificación de sí mismo, de una captura de sí mismo en la imagen femenina hasta el

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desarrollo pleno de todo un sistema del mundo idéntico a esta imaginación de identificación femenina.

Bien… en esa dirección se plantea nuestro asunto, no tenemos ningún medio salvo que sea hipotético de resolverlo salvo que podamos seguir las huellas en el único elemento que disponemos, o sea con el documento, en el discurso del sujeto. Es por esto que la última vez los introduje en eso que debía plantear los términos, los fundamentos, las líneas directrices, la orientación de nuestra investigación, a sabe la estructura del discurso. La última vez comencé distinguiendo las tres esferas de la palabra. Y recuerdan como podíamos… en el interior del fenómeno de la palabra…integrar los tres planos: del simbólico, del imaginario representados a su vez por el significante y por la significación, y del tercer término, real, que es el discurso sostenido por la dimensión diacrónica, que el sujeto, no simplemente en tanto que dispone de un material significante que es su lengua materna o no, pero que el sujeto lo utiliza para hacer pasar las significaciones por el real, ya que no es lo mismo de ser cautivados en una significación o de expresar esa significación en un discurso que por su naturaleza está destinado a comunicar, acordar con las otras significaciones diversamente aprobadas. En este término de “aprobadas” se encuentra el resorte de lo que hace del discurso común, un discurso comúnmente admitido.

Ustedes no saben hasta qué punto esta noción de “discurso” es fundamental, incluso para lo que llamamos la “objetividad”, el mundo objetivado de la ciencia, el elemento de ese discurso de la comunicación… es decir del hecho que lo que es expresado del orden de los objetos científicamente afirmados, es antes que nada comunicable, se encarna en comunicaciones científicas… es absolutamente esencial…aun que perdamos de vista siempre ese mundo de la ciencia…ya que aunque hayan construido la experiencia mas sensacional y la hayan logrado, si otro no es capaz de repetirla luego de haberles comunicado de qué se trata, eso no sirve para nada. Es sobre ese criterio que se constata que una cosa no ha sido científicamente “aprobada”.

Cuando les hice en el pizarrón el cuadro de tres entradas… en el que localizábamos las diferentes relaciones en las cuales podemos analizar el discurso delirante… no hice un esquema del mundo; hice un esquema que es la condición fundamental de toda relación. Les hablé que en el sentido vertical esté el registro del sujeto, de la palabra y de la alteridad que es el Otro. El punto pivote en la función de la palabra es la subjetividad del Otro, es decir el hecho de que el Otro es aquel que es capaz, como el sujeto, de engañar y mentir.

Cuando les dije que es en ese Otro que debe de haber un sector que es el sector de los objetos reales, es aceptado que esta introducción de la realidad está siempre en función de esa palabra. Es decir que para que sea lo que sea que pueda relacionarse… en relación al sujeto y al Otro… en algún fundamento en el real, es necesario que haya en algún lugar algo que no engañe. Es una dialéctica correlativa de esta estructura fundamental de la palabra del sujeto, como debería ser una palabra que pueda engañar: hace falta también algo que no engañe. Esta función se cumple de diversas maneras según los aires culturales en los cuales la palabra, su eterna función, viene a funcionar.

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Estarían equivocados de creer que fuesen los mismos elementos en el mundo…calificados… que los que han cumplido esa función. Eso que cumple la función para ustedes…personas presentes y contemporáneas… fuese la misma cosa que lo que la cumplían para algunos con quien nos podríamos comunicar perfectamente, uno que es Aristóteles. Es claro que todo lo que nos dijo Aristóteles es perfectamente comunicable y que sin embrago existe una diferencia absolutamente esencial en la calidad, en la posición en el mundo, de eso que para él ese elemento no engañador.

Piensen lo que piensen las mentes que sólo se atienen a las apariencias… que suele ser el caso de las inteligencias mas fuertes…se equivocarían…incluso aquellos que constituyen los más positivistas, los más liberados de toda idea religiosa… estarían equivocados al creer que por el hecho que ustedes viven en este preciso punto de la evolución de las ideas, los elementos estables no participan de eso que está tan francamente y rigurosamente formulado en la meditación de Descartes, acerca de Dios en tanto aquel que no puede engañarnos.3 Esto es así hasta tal punto- ya se los he recordado- que un personaje lúcido como Einstein cuando trata del manejo del orden simbólico lo recordó claramente: “Dios es astuto, pero no es maligno”.

El hecho de que todo reposa sobre la noción de que el sentido del real no puede…por delicado que sea de penetrar… jugar al villano con nosotros, que no hará cosas a propósito para someternos es…aunque nadie se detenga en eso…esencial para la constitución del mundo de la ciencia. Lo que admito con lo que llamo la referencia a un “Dios que no engaña” es que para nosotros el único principio admitido, fundado sobre los resultados que han sido obtenido de la ciencia…nunca hemos constatado que pueda mostrarnos que en alguna parte en el fondo de la naturaleza hubiese un demonio engañador pero lo que no se dan cuenta es que en alguna medida, como primera aproximación, hasta qué punto es necesario hacer este acto de fe para franquear los primeros pasos de la ciencia y de la constitución de la ciencia experimental…eso que para nosotros ha pasado al estado de principio, la materia misma-vayamos mas lejos- no es tramposa, no nos muestra cosas adrede para arruinar nuestros experimentos y hacer que nuestras máquinas estallen…eso puede suceder pero es porque nosotros nos engañamos… no hay duda de que no nos engaña. De todas maneras, eso no está servido en bandeja, hizo falta nada menos que la tradición judeocristiana para que eso pudiese franquearse de manera segura. No es por nada que el desarrollo de la ciencia tal como la hemos constituido con tenacidad, obstinación y audacia que caracteriza el desarrollo, se produce al interior de esa tradición.

Y está su reverso. Si la cuestión fue planteada de manera tan radical, se debe a que es en la tradición judeocristiana que un principio único es la base de todo, no solamente de acuerdo a las leyes del universo, sino ustedes saben que es el asunto…que ha atormentado y que tormenta a los teólogos…de la existencia de esas leyes, a saber que no solamente es el universo el que se ha creado ex - nihilo sino que es también la ley, y es ahí que se juega el debate teológico de un cierto racionalismo y de un cierto voluntarismo, ¿es que incluso el criterio del bien y del mal está señalando eso que podemos llamar el capricho de Dios?

3 Descartes, Renée: “Meditaciones” …

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La cuestión a sido llevada hasta ese punto tan radical por el pensamiento judeocristiano que ha podido realizarse, de manera decisiva, eso por lo cual el término de “acto de fe” no está de más: que “hay algo que no es engañador”. Que algo sea reducido a este tipo de acto y no a otro es algo esencial, que no tienen mas que reflexionar a qué llegaríamos en la velocidad en que andamos, si nos diéramos cuenta que no solamente hay un protón, un mesón, etc. sino que hay un “plus” con el cual no habíamos contado, un miembro de más, un personaje que mentiría en la mecánica atómica y verán que ya no nos reiríamos para nada.

Cuando dije que para Aristóteles las cosas eran completamente diferentes, eso estaba claro. Para él no había en la naturaleza mas que una sola cosa que podía asegurarle ese no embuste del Otro en tanto que real, y son las cosas que no mienten porque siempre vuelven al mismo lugar, a saber, las esferas celestiales. La noción de esferas celestiales como siendo eso que es incorruptible en el mundo…y que de ahí en mas son consideradas como siendo de otra esencia y que llegaron bastante tarde al pensamiento…esta noción habita el pensamiento cristiano ya que es indispensable hasta llegado el momento en que ha consentido… tarde por cierto… a tomar la posición judeocristiana al pie de la letra, es decir a interrogarse verdaderamente sobre las palabras de Dios y del mundo. Hasta ese momento era imposible de despegar tanto del pensamiento de los filósofos como de los teólogos, la idea que la función de las esferas celestes es la de una esencia superior y que la medida es el testimonio materializado, pero lo que decimos nosotros es que es la medida el testimonio de lo que no engaña.

Esas esferas son incontestablemente divinas para Aristóteles y curiosamente, se mantuvieron como tales largo tiempo en la tradición cristiana medieval, en la medida en que heredaban ese pensamiento antiguo y que heredándolo no se trataba simplemente de una herencia escolástica sino de algo que era natural para el hombre que estamos en una posición excepcional de no preocuparnos de lo que sucede en la esfera celeste. Hasta hace bastante poco, tenemos testimonio de muchas culturas en la que la presencia mental en los hombres de lo que pasara en el cielo era un elemento de referencia esencial para la realidad, salvo para la nuestra.

Es nuestra cultura la que presenta esta propiedad que creo es la característica común para los presentes, salvo para algunos que puede que tengan curiosidades astronómicas, el hecho de que no pensemos en el retorno regular de los astros ni de los planetas ni de los eclipses ya que eso no tiene para nosotros ninguna importancia ya que se sabe que eso marcha solo. Sin embargo vean el margen de diferencia que puede existir en eso que llamamos con una palabra que no me gusta, “la mentalidad” de gente para quien la garantía de todo lo que pasa en las relaciones de la naturaleza es simplemente un principio, que ella no sabría engañarnos, es decir que el al continuación de la afirmación del “Dios que no engaña”: que hay en algún lado algo que garantiza la verdad de lo que se presenta para nosotros como real.

Hay un mundo entre esa posición y la posición normal natural, la mas conocida, en la que aparece en el espíritu de la mayoría de las culturas e

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incluso las mas avanzadas, aquellas para las cuales la observación astronómica nos testimonia lo mas avanzado, no solo de la reflexión sino que para aquellos esta garantía de la realidad está en el cielo y cualquiera se la manera en que se la representan.

Todo esto está en relación con nuestro propósito, ya que estamos en la trama con nuestro primer capítulo del presidente Schreber, que nos pone inmediatamente en el sistema de las estrellas y que como lo articula es esencial para la lucha contra la masturbación y que ha estado desatendido: o bien no tiene lugar y si lo tiene no haría mal de comprenderlo.

[Lacan lee párrafos del libro de Schreber, capítulo 1]

Pareciera que habría relaciones de manera que cada nervio del intelecto representa en particular la entera individualidad espiritual del hombre: en cada nervio del intelecto están inscriptos la totalidad de los recuerdos. Se trata de una teoría extremadamente elaborada en que la posición no sería difícil de encontrar, aunque más no sea a título de una etapa de discusión, en los trabajos científicos aceptados por todos. Tocamos aquí la noción en nuestro neurótico…y sin dudas no es por un mecanismo de la imaginación que sea de por sí excepcional, tocamos el lazo de la noción de alma con aquella de la perpetuidad de las impresiones.

Se notan los fundamentos del concepto de alma en la exigencia, en las necesidades de una conversión de las impresiones imaginarias. Diría que casi está allí el fundamento, no la prueba, sino el fundamento de la creencia en la inmortalidad del alma, eso que hay de irresistible en eso que sucede cuando el sujeto se considera a sí mismo; no puede concebir su existencia pero considera sino más bien considera que no puede concebir que una impresión participe del hecho de que ella, el alma, es para siempre. Hasta aquí nuestro delirante no delira más que un extremadamente extendido sector, por no decir extensivo, de la humanidad.

[Lacan continúa leyendo fragmentos del capítulo]

No estamos lejos del universo espinoziano al decir que está esencialmente fundado sobre la coexistencia del atributo del pensamiento y del atributo de la extensión. Estamos en una dimensión que es de por sí mas que interesante para situar si podemos decirlo, la cualidad imaginaria de ciertos estados o de ciertas etapas del pensamiento filosófico.

[Lacan continúa la lectura]

Nos plantea esta interrogante al momento en que ha partido de esta noción de Dios y veremos luego porqué para él es necesario, lo cual está ligado a su discurso mas reciente, aquel con el cual el va a sistematizar su delirio para comunicárnoslo.

El se pone en contacto con la experiencia y se enfrenta a este dilema: Diosese Dios del que se trata, que es el dios de mi delirio o como lo dice casi, habla de su experiencia individual, de ese dios con el cual tiene una relación erótica que como lo ven, consiste en saber que le va a arrojar rayos, entonces el asunto es saber si es Schreber el que va a ganar el

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amor de Dios hasta poner en peligro su existencia o si es que Dios va a poseer a Schreber y luego dejarlo planteado.

Se los esquematizo de una manera un tanto humorística pero eso no tiene nada de raro (drôle) ya que es el texto del delirio de un enfermo. Plantea allí el dilema de la cuestión de saber si Dios es siempre esa cosa que para él está de alguna manera en el revés del mundo y ven que eso no es el Dios del que les hablaba hace un rato, aquel ligado a una cierta concepción de la equivalencia de Dios y de la extensión pero que es la garantía que lo extenso no es ilusorio. Es el dilema entre ese dios que plantea y luego eso de lo cual testimonia como de una experiencia de lo mas cruda, a saber ese Dios con el cual tiene relaciones como si fuera un organismo vivo, un Dios viviente tal como el lo expresa.

La contradicción entre esos dos términos, piensen que no es sobre un plano que podamos considerar de lógica formal, ya que nuestro enfermo, no menos que cualquier persona, no está allí. Las famosas contradicciones de la lógica formal no tienen ninguna razón de ser más operantes en este enfermo que en nosotros que coexistimos mas o menos bien, salvo en los momentos se nos provoca a la discusión y donde debemos de ser muy quisquillosos acerca de la lógica formal, en nuestros pensamientos, los sistemas mas heterogéneos, los mas discordantes, en una simultaneidad por la cual la lógica formal parece completamente olvidada. Que cada uno se remita a su experiencia personal.

No hay allí una contradicción de la lógica formal, hay una cuestión muy seria planteada por el sujeto, vivamente probada por él, y que es justamente una dimensión de su experiencia: el Dios del cual mantiene la sombra, el esquema imaginario bajo la forma de un dios que lo califiqué de casi ser espinoziano y que está en vívida contradicción con ese dios que el mantiene teniendo con el esta relación erótica de la que testimonia perpetuamente.

Allí es donde planteamos la cuestión, no metafísica a saber ¿cuál es la vivencia real del psicótico? No estamos para contestarla y tampoco tiene sentido alguno para nosotros. El asunto es saber que es lo que nos permite situar estructuralmente en las relaciones del sujeto, el hecho de que un discurso se exprese de esta forma el cual testimonia acerca de una relación estructurada de una manera por el personaje con el que tiene esas relaciones y sus relaciones eróticas, el dios viviente. Es el mismo quien por la intermediación de todas sus emanaciones, de todos esos rayos divinos…ya que hay toda una procesión de formas… le habla y se expresa con él en esta lengua desestructurada desde el punto de vista de la lengua común y al mismo tiempo que está reestructurada sobre las relaciones mas fundamentales y que son aquellas sobre las cuales nos tendremos que interrogar y que es lo que el llama “la lengua fundamental”.

[Continua la lectura de Schreber]

Entramos aquí en el surgimiento sorprendente en relación al conjunto del discurso acerca de las creencias mas antiguas: que Dios es el amo del sol y de la lluvia.

[Continúa la lectura de Schreber]

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No podemos dejar de notar allí el lazo de la relación imaginaria con los rayos divinos ya que ella presenta esta observación con lo que ya expresamos. Tengo la impresión que hubo referencia literaria de Freud ya que sobre lo que Freud insiste es que en todo el mecanismo de represión, está esta doble relación de algo que está reprimido, es decir rechazado en un sentido y al mismo tiempo atraído por el otro, por eso que ya fue anteriormente reprimido.

El acento de la propia dinámica, de la intención de esta doble polaridad que va en el mismo sentido, es algo que no podemos dejar de apreciar como una analogía sorprendente que nos ofrece Schreber a propósito de los sentimientos expresados en la articulación de su experiencia.

Hace un momento les señalaba esta suerte de divergencia que el encuentra entre dos exigencias de la presencia divina, destinada a responderle, a justificar el mantenimiento del decorado del mundo exterior alrededor de él…y verán hasta que punto esta expresión está fundada… y aquella de Dios que el comprueba como la pareja de esta oscilación de esta fuerza viviente que se va a convertir de allí en más en la dimensión en la que el vive, sufre y palpita y algo del cual el carácter de divergencia se resuelva en estos términos:

“La verdad completa se encuentra quizás (a la manera de una cuarta dimensión) en una diagonal, que el hombre no puede concebir entre ambas orientaciones.”4

Se sale del paso, como se usa corrientemente en el lenguaje de esta comunicación tan desigual con su objeto, la que se llama comunicación metafísica, , cuando no se sabe conciliar esos dos términos…la libertad y la necesidad trascendente… y que se contente de decir que en alguna parte hay una cuarta dimensión y una diagonal, tirando cada uno de las dos puntas de la cadena, que es la distinción de dos planos, no puede escapárseles la relación también con esta dialéctica de otros dos que es perfectamente manifiesta en todo ejercicio de discurso.

[Lee el texto de Schreber]

Hemos llegado al punto sobre el cual volveré la próxima vez a poner aun mas el acento, y es que a fin de cuentas Dios no tiene relación completa, real y auténtica mas que con cadáveres. Esto es destacable, sobre todo luego de las premisas que hemos escuchado, es decir que Dios, tal como lo expresa en algún lado, no entiende a los seres vivientes o aun que Dios, la omnipresencia divina, no capta las cosas más que del exterior y jamás del interior.

He aquí las proposiciones que no parecen ir de suyo ni que deben de ser esperadas por una coherencia…diría prejuzgada o preconcebida, de manera que podamos preconcebirla nosotros mismos… del sistema y sobre la cual volveremos la próxima vez. Simplemente vean en los primeros pasos que dimos acerca del texto y en el inicio que ven prefigurarse, a saber la relación psicótica en su último grado de desarrollo que se presenta

4 Schreber, … página 64

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comportando la introducción de esta dialéctica fundamental del engaño bajo una dimensión, si puede decirse, transversal en relación a aquella que se presenta en la auténtica relación.

El sujeto puede hablarle al Otro5 en tanto y cuanto trate con él acerca de la pregunta de fe o de fingimiento. Aquí estamos en el orden de un imaginario padecido, que es la característica fundamental del imaginario que se produce como fenómeno pasivo, como experiencia vivida del sujeto, algo que va a subvertir el término mismo del orden que sea, mítico o no en el pensamiento y que hace que el mundo, tal como lo ven desarrollarse aun mejor en el discurso del sujeto, se transforma en eso que llamamos esta fantasmagoría, pero que es lo mas cierto de su vivencia, y que no es justamente con otro sino con este ser primero, garante del real que establece una relación de juego de engaño.

Ese Dios de Schreber, tal como lo reconstruye en una experiencia por la cual subraya él mismo que ella está lejos de las primeras categorías, que era este un personaje por el cual no tenía hasta entonces ninguna importancia, existencia y menos aún para un ateo, un indiferente. Que ese personaje de Dios, ha sido antes que nada probado por él como el término de infinito, no otro, tampoco algo semejante a él sino el ejercicio de un engaño permanente y que en su delirio, Dios es esencialmente el término opuesto, el término polar en relación a su propia megalomanía pero en tanto… si puedo expresarlo así…que es e término debido a su naturaleza sea capturado en su propio juego.

Eso es lo que nos va a desarrollar el delirio de Schreber: Dios está capturado en su propio juego. Dios, por haber querido intentar capturar sus fuerzas, hacer de él el deshecho, la basura, la corroña de todos los ejercicios de destrucción que él ha permitido de manera de intermediario a él, Dios, ejercer sobre Schreber, Dios quedó atrapado en su propio juego. Es decir que a fin de cuentas, el gran peligro de Dios es de amar demasiado a Schreber. Esta zona transversalmente transversal.

Entre la transformación de eso que garantiza el real en el otro, es decir la presencia y la existencia del mundo estable de Dios, es la relación de eso con Schreber, del sujeto en tanto que realidad orgánica, cuerpo fragmentado. Una gran parte de sus fantasías, de sus alucinaciones, de su construcción milagrosa o maravillosa está hecha de elementos donde se reconocen claramente toda suerte de equivalencias corporales, mismo de ciertos elementos que tomaremos prestado de la literatura analítica: mostraremos hasta donde llega la alucinación de los hombrecitos, veremos lo que eso representa orgánicamente.

Aquí es donde se establece el pivote, en la relación significativa de esta ley enteramente en su dimensión imaginaria y que la llamo transversal ya que precisamente está en sentido diagonal opuesta a la relación de sujeto a sujeto, , como el eje de la palabra en su eficacia.

Este análisis no es mas que un esbozo y lo continuaremos la próxima vez.

5 Staferla escribe “otro”.

Page 12: JACQUES LACAN Seminario 1955 Diciembre 14 (Psicosis)