Ístmica-Ensayo sobre la promocion de la lectura en Nicaragua II _(2 con corecciones_)

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NO ES NUNCA DEMASIADO TARDE LA PROMOCIN D ELA LECTURA EN NICARAGUA EN LA ERA DE LAS NUEVAS TECNOLOGAS Mariantonia Bermdez A la memoria de Franz GalichNo slo de pan vive el hombre. Yo si estuviera desvalido en la calle no pedira un pan; sino que pedira medio pan y un libro. Y yo ataco aqu violentamente a los que solamente hablan de reinvindicaciones econmicas sin nombrar jams las reinvindicaciones culturales que es lo que todos los pueblos piden a gritos. Est bien que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espritu humano porque lo contrario es convertirlos en mquinas al servicio del estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organizacin social.

Federico Garca Lorca Discurso pronunciado en la inauguracin de la biblioteca de Fuente Vaqueros, Grana

Leer para vivir Gustav Flaubert

Resumen La comprensin lectora es una competencia comunicativa bsica que junto con las habilidades en el dominio de las tecnologas de la informacin y la comunicacin se vuelven esenciales para la formacin de nios y adolescentes. Ante las posibilidades que genera el cambio de concepcin educativa operado en Nicaragua a partir de la suspensin de la autonoma educativa, se hace necesaria la revisin de las polticas de lectura pblica si se quieren mantener lo ndices de alfabetizacin conseguidos en recientes campaas de alfabetizacin Ello conlleva someter a la consideracin las polticas de lectura pblica y a reexaminar el papel desempeado por las instituciones encargadas de promover la lectura en el pas, con la idea de iniciar a los educandos en la cultura lectora y tecnolgica. Las estrategias para superar la pobreza extrema deben,

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necesariamente, de pasar por alcanzar mayores niveles de calidad educativa que ayuden a enfrentar la situacin de dependencia econmica del pas. Palabras claves: Nicaragua, alfabetizacin, lectura pblica, TIC, educacin Abstract Reading comprehension is a basic communications competence that along with skills in information and communication technologies has become essential in children and youth people education. In Nicaragua, the ending of educational autonomy has given as a result the arising of changes in educational conception. Therefore, it is necessary to assess reading public policies in order to keep alphabetization index gained during recent alphabetization campaigns. Holding in mind to set up students in reading and technological culture, to submit into consideration the reading public policies and to reexamine the role played by those institutions in charge of reading promotion in Nicaragua becomes imperative. Strategies to overcome poverty must include stretching out education quality levels in order to undertake Nicaraguan economic dependency. Key Words: Nicaragua, alphabetization, public reading, ITC, education.

INTRODUCCIN En el siglo XXI las tecnologas de la informacin y la comunicacin (TICs) sern una herramienta esencial en el camino que las naciones centroamericanas recorrern hacia la sociedad del conocimiento. Sin embargo, existe una asimetra en el desarrollo de las polticas de la TICs entre los pases de la regin y este desfase redunda en el uso social que la poblacin hace de las nuevas tecnologas. En el mbito del mundo educativo, los recursos tecnolgicos dan un soporte esencial a las nuevas estrategias didcticas que demandan mayor implicacin del educando en el proceso formativo, por cuanto conlleva la dinmica que aporta el estmulo audiovisual que tanto anima a los nios y adolescentes. No obstante, en el caso de un pas como Nicaragua las polticas de ajuste estructural han tenido muchas repercusiones negativas en los programas educativos y han incidido, directamente, en los ndices de alfabetizacin y en el acceso de importantes sectores de la poblacin a la escolarizacin a lo largo de toda la dcada de los noventas y, parcialmente, en el decenio del dos mil, lo cual ha afectado sensiblemente la capacidad

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lectora de un elevado nmero de habitantes. No parece tan claro que con ndices tan elevados de analfabetismo funcional, en Nicaragua el uso social de las TICs pueda generalizarse dado que el carcter interactivo que exigen dichas tecnologas parte de una base fundamentalmente lectora. En diversas oportunidades, Carlos Tnnermann, ministro de educacin en la dcada de mil novecientos ochenta, ha esbozado con claridad los obstculos que impiden que en Nicaragua haya una cultura de la lectura, establecida y con tradicin, a pesar de los intelectuales con los que contamos. El Exministro ha explicado las dificultades que experimentan los nios que al salir de la primaria no dominan bien la lectoescritura y que desean continuar con su formacin en el nivel medio. Fundamenta sus palabras en cifras proporcionadas por la UNESCO, las cuales revelan que en Amrica Latina la mitad de los nios aprueban la escuela primaria sin un dominio solvente de las habilidades en lectura y escritura. (Snchez, 2004) Los estudios ms recientes sobre lectura, a nivel internacional, indican que frente a la pujanza de las nuevas tecnologas, se est operando un cambio en la forma de leer de los estudiantes de educacin media que llegan a la universidad arrastrando carencias en materias de comprensin lectora. Por ello, desde distintos ministerios de educacin latinoamericanos, se impulsan planes de lectura que convierten el aula de clases en la principal punta de lanza de una estrategia que involucra a diversos mbitos sociales y que van ms all de la familia y la escuela, porque la lectura debe ser una preocupacin de toda la sociedad. Una vez que el equipo del Ministerio de Educacin (MINED) del gobierno OrtegaMorales consigui diagnosticar la situacin real del sistema educativo nacional producida por la Ley de participacin educativa que, en el contexto de la Ley General de Educacin, permita la gestin econmica de los centros escolares desde el mismo territorio y concientes de la necesidad de la profesionalizacin del profesorado a travs de la dinamizacin de las escuelas normales, se convirti en prioridad impostergable reforzar, dentro de los estudios de lengua, la comprensin lectora y la escritura funcional. Entre los principales escollos con los que tropieza la educacin primaria del pas, est el incremento de los ndices de repitencia en los ltimos ejercicios lectivos y la falta de certeza en algunos sectores del mbito educativo de que es a travs de los caminos que ofrece la lectoescritura, que el ser humano se introduce en el amplio mundo del conocimiento, ya sea humanstico o cientfico. 3

En este sentido, hemos podido conocer opiniones de directores de colegio que piensan que dedicar unas horas a la promocin de la lectura entre los alumnos de primaria interrumpe la dinmica y el normal desarrollo de los programas educativos; o la opinin de la directora del Centro de Documentacin del mismo MINED, Mara de los ngeles Iglesias, quien considera que la generacin del hbito lector es una responsabilidad exclusivamente familiar (Onda Local, programa dedicado a la lectura en Nicaragua en ocasin del da internacional del libro. Radio La Primersima, 21 de abril del 2007), por un lado, y la opinin de los mismos educandos en cuanto a la pertinencia y la necesidad de los estudios de lengua espaola en su propia vida. Ftima Yamal Sierra Alfaro, nia trabajadora de Somoto, respondi de esta manera al preguntrsele por las calificaciones obtenidas en la escuela:Mis clases van muy bien y mi clase favorita es matemticas, porque sirve para muchas cosas, para dar bien el vuelto. Y la clase que menos me gusta me gusta es espaol porque es aburrida (Vizcaya y Chavara, 2004. p 15).

Si bien es cierto que la pertinencia de la educacin es un eje fundamental sobre el que debe vertebrarse el sistema educativo nicaragense, por cuanto prepara a los nios y jvenes para que tomen parte del desarrollo econmico y social de sus comunidades, en un proceso en el que obviamente los conocimientos tcnicos juegan un rol destacado, se impone la necesidad de tener en cuenta el papel fundamental de la lengua como vehculo de expresin de pensamiento, cuyo estudio nos dota de capacidad de comprensin: un infante que tiene dificultades con la lectura, difcilmente podr comprender los enunciados de un problema matemtico.

La promocin de la lectura en Nicaragua. Un repaso a las tres ltimas dcadas.

Hoy no se puede hablar de la promocin de la lectura pblica en Nicaragua al margen de la problemtica de la educacin1 y la cultura en la que el pas est sumergido. Chartier y Hbrand (1994) la definen como el concepto que designa a la vez una esfera de intervencin del Estado se habla de lectura pblica como de salud pblica-, una gestin especfica sobre colecciones de libros y de documentos (bibliotecas de lectura pblica) pero tambin una prctica de lectura (libre acceso a estanteras, colecciones abundantes, variedad de medios, rpida actualizacin) (p. 118). Por ello, siempre depender de las concepciones que los gestores de la cosa pblica tengan sobre las polticas de instruccin que quieran desarrollar. 4

Con la llegada de la democracia, en febrero de 1990, de la mano de Violeta de Chamorro, el desarrollo, la promocin y el estudio de las humanidades en Nicaragua sufri un deterioro considerable. La implantacin de la ideologa neoliberal del pensamiento nico se fue haciendo lugar en la mentalidad de los nicaragenses, acogiendo las pretensiones de instaurar la idea de que la economa del pas, y su consiguiente crecimiento, necesitaban de la priorizacin de una cultura empresarial por encima de una agenda social que fomentara el desarrollo humano de amplios sectores del pas. Con el argumento de que la guerra haba colapsado la economa nacional, hubo una aceptacin tcita y resignada de la reduccin del gasto pblico de ndole social, como una especie de expiacin por haber credo que se poda alcanzar el cielo con la punta de los dedos. El ejemplo ms patente del retroceso sufrido en el mbito humanstico es el proceso de regresin experimentado por los recin alfabetizados durante la campaa de

alfabetizacin. Despus de reducir el analfabetismo hasta el 13.6% en 1980, se fue incrementando paulatinamente en las zonas de guerra hasta llegar al 24.6% diez aos despus. Durante aos no se conocieron datos oficiales gracias al acuerdo tcito de las autoridades del Ministerio de Educacin, que prevaleci por ms de una dcada, de no informar sobre la situacin real de la educacin en el pas (Gil, 2006). No obstante, segn el reporte anual de la UNESCO del 2005, Nicaragua permaneci dentro del grupo de cincuenta y cinco pases con los ndices de poblacin adulta alfabetizada ms bajos del mundo, compartiendo tan dudosa distincin con pases del frica subsahariana y pases musulmanes y sacndole ventaja en cuanto a poblacin iletrada a El Salvador y Honduras [Education for All 2006 (2005)]. Estos datos son reforzados por el hecho que cada ao quedaron fuera del sistema educativo ciento cuarenta mil nios que fueron incorporados a la matrcula escolar del ao 2007. De cualquier manera, ahora se sabe que la herencia de la administracin de Enrique Bolaos, segn datos oficiales, dej para el 2007, en materia de analfabetismo, un milln de nicaragenses, lo cual representa 20% de la poblacin. Actualmente, despus de la implementacin del programa audiovisual de alfabetizacin Yo s puedo la tasa de analfabetismo ha bajado hasta el 6.7%, con la previsin de declarar el pas territorio libre de analfabetismo hacia finales del 2009. Todos estos logros han sido posibles gracias al aporte del trabajo voluntario de cientos de maestros populares y alumnos de magisterio de las escuelas normales, ms que al presupuesto

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invertido por el Estado nicaragense en educacin, que no pasa del 3.9% del producto interno bruto.

La lectura pblica durante la Revolucin Sandinista

El nico vicio que vamos a promover en este pas es el vicio de la lectura. Sergio Ramrez

Durante la revolucin sandinista, la lectura pblica vivi un impulso integral que fue ms all de los esfuerzos de asociaciones de bibliotecarios por profesionalizar el gremio, tal y como haba ocurrido hasta entonces con la Asociacin Nicaragense de Bibliotecarios (ASNIBI) y la Asociacin de Bibliotecas Universitarias y Especializadas de Nicaragua (ABUEN). Tomando como punto de partida las necesidades lectoras a raz de la cruzada de alfabetizacin, desde el Ministerio de Educacin (MED) y la Direccin General de Bibliotecas y Archivos (DGBA) del Ministerio de Cultura, se inici un proceso de accin y reflexin encaminado a resolver la aguda problemtica del libro y de la lectura pblica en el pas. Con el afn de resolver la falta de equipamientos y de abrir espacios que promovieran el hbito de la lectura, se cre la red de bibliotecas pblicas que en el ao de 1985 sumaban un nmero de 42 y 412 bibliotecas escolares desde donde se impuls la campaa anual de bibliotecas escolares Carlos Fonseca Amador. La participacin de los estudiantes en estas campaas dio a conocer entre la poblacin estudiantil el espacio de la biblioteca al que no estaban acostumbrados y favoreci las visitas tanto a la de la escuela como a la pblica del barrio (Wellinga, 1994). Sin embargo, la situacin no se resolva nicamente con el asunto de la infraestructura si a lo que se aspiraba era a dar soluciones que abarcaran a los diversos agentes que conforman el mundo del libro y la promocin lectora. Por eso hubo que abordar el tema de edicin, impresin y distribucin de libros que llegaran a todas las ciudades del pas, las dotaciones a las bibliotecas con el soporte tcnico incluido, sin olvidar el importante aspecto de la investigacin. En el ao 1987 se llev a cabo el Segundo Seminario Nacional sobre Investigacin del Comportamiento Lector y Promocin de Hbitos de Lectura en la ciudad de Managua.

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En este encuentro de profesionales del libro se debati sobre la produccin intelectual, considerada como carente de incentivos, as como la falta de produccin editorial en la mayora de campos del saber; los problemas de la industria grfica que favorecieran la edicin de libros; la falta de canales de distribucin y la escasa prctica lectora de un pas donde el 50% de la poblacin estaba recin alfabetizada. De este segundo seminario existe un documento, El libro y el lector, que presenta una detallada pormenorizacin, con tablas y cuadros estadsticos, del estado de la situacin en 1987. Del primer seminario no hay datos que permitan establecer comparaciones del avance hacia una instuticionalizacin del libro en Nicaragua, como evidencia de la falta de una cultura de la edicin en el pas. As mismo, a pesar de manifestar la voluntad de profundizar en el estudio del comportamiento lector de la sociedad nicaragense, en el seminario no se ley ni una sola ponencia que presentara los resultados de la investigacin del fenmeno. Tampoco los representantes de educacin explicaron los planes de promocin de la lectura en las escuelas, ni los criterios utilizados a la hora de elegir el tipo de lectura para los estudiantes de los diversos niveles educativos. El seminario hizo un diagnstico de la situacin, puso sobre la mesa las estrategias a seguir para superarla y sent las bases del proyecto lector de la Revolucin Sandinista encaminado a la creacin de una legislacin especfica sobre la poltica nacional del libro: No est en coherencia con nuestro proyecto el formar vicios pasivos [de lectura] de Buen Hogar, de Vanidades, de los comics, ni siquiera de los clsicos, sean estos artsticos, cientficos u otros. Queremos promover el vicio de la lectura para promover la prctica de la expresin oral y escrita. Y esto slo se logra cuando al leer un texto se lee tambin su contexto pasado y presente. Por eso es que ensear a leer y escribir no es un juego de nios. Y el desarrollar un hbito de lectura slo puede ser una accin integral. (Lacayo, 1987:61) No obstante, y a pesar de los cuatro millones de volmenes repartidos gratuitamente por el Ministerio de Educacin en los programas de educacin de adultos, el proceso de desarrollo y promocin del hbito lector en las bibliotecas escolares no fue ms all de responder a las exigencias de los programas educativos, puesto que:

la biblioteca escolar ha dedicado gran parte de sus esfuerzos y recursos, tanto humanos como bibliogrficos, para cubrir exigencias de los programas de estudio,

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pero no existe una poltica orientada a seleccionar otro tipo de literatura, porque no hay un presupuesto destinado a adquirirla y sus adquisiciones son en base a donaciones; las compras espordicas, que hacen las bibliotecas escolares, responden a actividades individuales realizadas por cada bibliotecaria (Espinoza, 1987:46).

Si bien es cierto que, desde el MED se daba respuesta a la demanda social de capacitacin tcnica y de creacin de cuadros especializados que resolvieran las

necesidades de desarrollo econmico en las reas de la reforma agraria y del sector productivo agroindustrial, como seala Julin Corrales, quien es conciente que la lectura no slo es un imperativo para los postalfabetizados (Corrales, 1987:100), las prcticas de promocin lectora durante esta poca conceban al libro como un contenedor de informacin al que hay que acudir cuando es necesario y no por gusto o como una fuente de formacin humana. Una de las conclusiones del seminario, tal y como seala Corrales, es la insistencia en remarcar la necesidad de la formacin de especialistas en la lectura que trabajen en la investigacin y que sean capaces de diagnosticar problemas generales de lectura, de elaborar programas especiales de lectura correctiva, de atender dificultades en cuanto a la rapidez y comprensin (p. 99). Especialistas que ayudaran a responder las interrogantes que el viceministro dejo planteadas:

Sabemos con precisin con qu propsitos leemos los nicaragenses? Cules son los intereses que nos impulsan a tomar un libro? Qu necesidades satisfacemos a travs de la lectura? Por qu visitamos una biblioteca? Hay un presupuesto familiar para la compra de libros? Cuntos hogares disponen de una biblioteca, por modesta que sea, y qu clase de biblioteca? Cul es el tipo de material que se ofrece en las libreras y bibliotecas y para qu niveles, modalidades, edades y propsitos? (p. 101) A pesar del esfuerzo dedicado a la apertura de editoriales como Nueva Nicaragua, que edit 250 ttulos en ocho aos; La Ocarina del Ministerio de Cultura, que edit 80 ttulos hasta 1988, fecha cuando se fusion con Nueva Nicaragua al cierre del Ministerio de Cultura y la editorial Vanguardia, que al ao 1987 haba publicado 21 ttulos y a pesar del milln de ejemplares vendidos por Nueva Nicaragua en sus

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primeros cuatro aos de existencia, no todos los escritores nicaragenses consiguieron ser publicados durante la Revolucin Sandinista, sobretodo los artistas noveles. Es as que la valoracin previa de los organizadores del Segundo Seminario sobre Hbitos Lectores, en la que se afirma que hay una falta de incentivos a la produccin intelectual, no necesariamente implica una baja produccin literaria. Efectivamente, los incentivos no existan: no han habido nunca en Nicaragua becas estatales de lectorado o de escritura. Si no se puede valorar la cantidad de escritores que dejaron sus manuscritos en los archivadores de las editoriales, en espera de ser editados, como explicara Erick Aguirre (Wellinga, p. 85), s se puede obtener una idea clara por las publicaciones que fueron apareciendo despus de 1990, sobretodo en el campo de la narrativa y que durante la poca sandinista ocup un segundo plano pues se dej todo el protagonismo a la poesa y al testimonio. Rosario Aguilar, Claribel Alegra, Gioconda Belli, Erick Blandn, Guillermo Bendaa, Orlando Nez, Blanca Rojas, Alfredo Valessi, Bayardo Tijerino, son algunos de los narradores, entre otros, que consiguieron publicar en los primeros aos de la dcada siguiente. Otro gnero que estuvo considerado de segundo orden fue el de la literatura infantil y juvenil, a pesar de los esfuerzos de la recin creada Asociacin Nicaragense de Literatura Infantil y Juvenil (ANLIJ), que intent institucionalizar el concurso internacional de literatura infantil y juvenil que tuvo su primera edicin en 1988. Por otro lado las colecciones La Mascota de la editorial Vanguardia, Quincho de La Ocarina y las coediciones de literatura infantil de Nueva Nicaragua fueron poco difundidas y de ninguna manera se puede decir que hayan cobrado la importancia que tuvieron los ttulos de la coleccin Biblioteca Popular de Cultura Universal. Los nicos libros que incorporaban fragmentos de obras literarias con cierta sistematicidad, ya fuera poesa o cuento, eran los textos escolares de distribucin gratuita en las escuelas, an cuando en la dcada de los ochentas aparecieron nuevos autores de literatura infantil y juvenil. Muchas veces los profesores utilizaban textos aparecidos en los suplementos culturales y tambin el MED aprovech la difusin de la prensa escrita para la divulgacin de material educativo. Una parte considerable de toda la produccin nacional de literatura para nios y jvenes contina teniendo su origen en la labor educativa o en el trabajo e folkloristas. La ANLIJ consigui publicar dos ttulos en 1988. No obstante este

esfuerzo, la llegada del cambio a comienzos de los aos noventas limit,

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considerablemente, el quehacer de promocin de la lectura entre los nios y adolescentes del pas (Arellano y Meneses, 2006: 12).

Desde la Direccin General de Bibliotecas y Archivos (DGBA) se coordinaba el desarrollo de lo que lleg a ser la red de bibliotecas pblicas. El proyecto de creacin del Sistema Nacional de Informacin y Documentacin (SNID) con sede en la Biblioteca Nacional y que incorporara al Archivo Nacional y la Hemeroteca Nacional nunca se lleg a concretar. Tambin se intent, sin conseguirlo, cambiar el perfil de la Biblioteca Nacional, de biblioteca pblica a centro de investigacin. Para ello se organizaban simposios, conferencias y charlas; actividades enmarcadas dentro de las Jornadas por la Independencia Cultural Rubn Daro. An con todo y el esfuerzo, la Biblioteca Nacional continu llenndose por las tardes con nios que necesitaban hacer sus tareas escolares. La DGBA contaba con el Centro Catalogrfico Nacional desde donde se haca el proceso tcnico del libro y se distribua a las bibliotecas de todo el pas. Esto contribuy a facilitar la organizacin de las bibliotecas de los departamentos que no contaban con biblioteclogos profesionales. Igualmente se trat de profesionalizar el trabajo de la hemeroteca y el archivo, cosa que an se haca ms difcil por la sempiterna carencia de recursos del Ministerio de Cultura que slo contaba con el 0.1% del presupuesto nacional (Wellinga 1994:69) Para el ao de 1985 la Escuela de Bibliotecologa de la Universidad Centroamericana egresa la primera promocin de licenciados despus de la reapertura de la carrera en 1980. Estos biblioteclogos reforzaron la labor impulsada por el MED y la DGBA en la red de bibliotecas pblicas y las bibliotecas escolares, pero tambin llegaron a laborar en los centros de documentacin que a lo largo de la dcada de los ochentas se abrieron en todas las instituciones estatales. La formacin de los biblioteclogos pona nfasis en el desarrollo de la cultura general del estudiante, los aspectos tcnicos propios del oficio, la administracin de la biblioteca y la investigacin. La Escuela de Bibliotecologa lleg a graduar a 179 licenciados, cifra nada despreciable si se toma en cuenta que la desercin universitaria en Nicaragua oscila entre un cuarenta y un cincuenta por ciento, fenmeno este que la guerra contribua a agravar.

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De todas maneras, a pesar de la slida formacin de los profesionales de la bibliotecologa y de la preocupacin constante por actualizar el pensum acadmico de la escuela (Reyes, 2002), la investigacin sobre la lectura no consigui fomentarse en el pas. Posiblemente porque la prioridad fue crear todo el andamiaje de las infraestructuras con el soporte tcnico adecuado, lo que consumi muchos recursos humanos. El desarrollo de la labor bibliotecolgica en la dcada sandinista parti prcticamente de cero puesto que la herencia de la administracin Somoza se circunscriba a la Biblioteca Nacional, las bibliotecas universitarias, la biblioteca del Banco Central y alguna biblioteca en uno que otro departamento. Probablemente lo que falt fue tiempo. Si el proceso de desenvolvimiento de la bibliotecologa no hubiera sufrido el corte abrupto de los aos noventas, quiz Nicaragua estuviera ahora al mismo nivel que el resto de pases latinoamericanos en cuanto a la investigacin se refiere. No obstante, la noticia que la Ley General de Educacin, en el Captulo II del Ttulo V incluye la Investigacin y experimentacin para el desarrollo del currculo (De

Castilla, 2006) abre una puerta al optimismo por cuanto se espera que la lectura ocupe un lugar preponderante en todos los niveles y modalidades del sistema educativo nicaragense. Sin embargo, y volviendo a los objetivos no alcanzados de la revolucin sandinista en materia de promocin de la lectura, adems de los ya sealados referidos a la investigacin y literatura infantil y juvenil, hay que tener en cuenta que la falta de concrecin de la ley cultural nacionales del libro y la lectura. Lo ms importante fue que no se consigui desarrollar la idea del placer de la lectura y de sus enormes posibilidades como instrumento formativo en todas las reas del saber humano. La acentuada preocupacin por la distribucin de textos escolares en la primaria y en la educacin de adultos, apenas si dej recursos disponibles para libros que fomentaran la lectura, a pesar que el material distribuido por el MED eran fundamentalmente cartillas y folletos editados en papel de peridico. Tanto en este aspecto como en muchos otros, la guerra desempe un importante papel por cuanto obstrua el normal desarrollo de cualquier plan, por lo que supona una sustancial desviacin de recursos. De ah que la herencia de los ochentas en materia de lectura pblica sea la de las bibliotecas atiborradas de nios que en perodo escolar las usan para cumplir con los deberes escolares. La aficin a la poesa es evidente en Nicaragua, cada sbado los 11 impidi que se disearan las bases de las polticas

suplementos culturales presentaban y lo continan haciendo- a sus lectores nuevos poetas, la edicin sistemtica de poetas nacionales en Nueva Nicaragua contribuy enormemente a fomentar este gusto en la cultura nicaragense dejando en un segundo trmino a la narrativa. Las redes de bibliotecas pblicas y escolares funcionaban an cuando la carencia de material bibliogrfico era evidente. La creacin y permanencia de los estudios bibliotecolgicos terminan de dar sentido a la estrategia integral revolucionaria sobre la promocin pblica del libro y los hbitos lectores, por lo que era de esperar que, una vez acabado el perodo de la revolucin, desde las organizaciones gremiales y dems sectores de profesionales del libro hubiera una defensa frrea de este mbito en el conjunto de la sociedad nicaragense, cosa que no sucedi. El primer golpe mortal que recibe la promocin de la lectura pblica en Nicaragua fue dado por el decreto que anunci el cierre del Ministerio de Cultura, en 1998, y la consecuente desaparicin de la DGBA. El traspaso de las bibliotecas que conformaban la red pblica a instancias municipales, signific su desarticulacin y no siempre dio los resultados esperados, puesto que no todos los municipios pudieron hacerse cargo del gasto de la biblioteca, ms an en las zonas de guerra. En muchos casos, si las autoridades municipales se comprometan a mantener al personal para que la biblioteca permaneciera abierta, las colecciones de libros no se actualizaban por la falta de recursos. Otra consecuencia del cierre de Cultura, adversa a la promocin de la lectura pblica, fue el fin de los talleres de poesa que se impulsaban desde los Centros Populares de Cultura. La Revolucin Sandinista gener formas heterodoxas de lectura como los peridicos murales, los boletines informativos, los folletos y las cartillas (Lacayo 1987:67). Las hojas fotocopiadas que se repartan en los talleres con la poesa de los mejores autores de la cultura universal son un ejemplo de esas prcticas que buscaban cmo resolver la carencia de libros. Obviamente eso contribuy a reforzar las preferencias poticas y la decantacin por la lectura de textos cortos. An as, es bastante claro que la decisin de cerrar el Ministerio de Cultura evidencia, no slo una gran torpeza y una enorme falta de comprensin del trabajo que desde ah se realizaba, sino tambin, el profundo desconocimiento de su aceptacin e insercin en amplios sectores de la poblacin, adems de coartar las posibilidades de una actividad que en Nicaragua tuvo gran difusin y que nos acercaba a prcticas y tradiciones literarias de grupos de Estados Unidos, Rusia o Argentina, por ejemplo, donde, en la actualidad, no solo se imparten talleres de poesa sino tambin de narrativa. 12

La lectura pblica en la era democrtica Una de las primeras medidas del gobierno de la administracin Chamorro fue la clausura del Viceministerio de Educacin de Adultos y la reduccin drstica del personal de Educacin2. Su ministro de la presidencia, Antonio Lacayo, declar que en ese gobierno la cultura no era una prioridad (Cruz, 2006), por lo que se inicia en 1990, una etapa de vacas flacas no slo para la educacin y la cultura, sino para los sectores que impulsaban el desarrollo humano en general. La poblacin nicaragense asisti incrdula, desde el balcn de la impavidez, a las piras de libros que circularon durante la Revolucin Sandinista, en Len, organizadas por alguien que se crey el cuento de que la Historia se haba acabado. Si en el rea educativa los diecisiete aos posteriores al fin de la Revolucin se caracterizaron por la privatizacin en los niveles de primaria y secundaria, la creciente emigracin de maestros aument los niveles de empirismo en el magisterio nacional y los altsimos niveles de desescolarizacin de la poblacin infantil y el desencuentro de posiciones de los sectores magisteriales y las autoridades educativas, en Cultura la situacin estuvo marcada por la desidia, el presupuesto raqutico y la falta de una idea clara de polticas culturales. En el 2006, el recin nombrado director Valle-Castillo puso el nfasis de su gestin en la restauracin del patrimonio histrico arquitectnico y musestico, el desarrollo del plan de accin de El Gegense, la edicin del Atlas de la Cultura; el apoyo a los artistas plsticos y la dinamizacin de la Cinemateca Nacional. No obstante, la mayor parte de la asignacin econmica de cultura se gast en pagar los salarios de los trabajadores y en los gastos de mantenimientos de los edificios desde donde se ofrecan los pocos servicios culturales de que disfrutaban los ciudadanos nicaragenses. Durante la administracin Bolaos fueron inauguradas diez bibliotecas pblicas con fondos provenientes de la cooperacin internacional, de las cuales no todas estn abiertas brindando servicios, lo que induce a la reflexin sobre lo adecuado de impulsar proyectos apoyados nicamente con fondos provenientes de la cooperacin, a sabiendas de que estos tienen una duracin determinada. En 1995 la Universidad Centroamericana cerr la carrera de bibliotecologa, una decisin que neg la posibilidad de formacin de nuevos profesionales y ante lo cual los ministros del MECD, Humberto Belli y del Instituto Nacional de Cultura, Gladys Ramrez, ni siquiera se pronunciaron. 13

Aunque se han producido avances en el campo legislativo3, por ejemplo, se ha aprobado la ley de derechos de autor, con la intencin de proteger la creacin artstica del pas y la ley de depsito legal -esta ltima fue suspendida por un recurso de inconstitucionalidadque buscaba ordenar la conservacin del patrimonio bibliogrfico y cultural,

respectivamente, la falta de presupuesto impidi la prctica del marco legal. En el 2000, el presidente Arnoldo Alemn firm el decreto ley 28-2000, con el que se cre la Biblioteca Nacional Rubn Daro (BNRD) y que anul el decimonnico referido a esta Institucin. De esta manera, la Biblioteca Nacional pas a ser el rgano rector de la red nacional de bibliotecas pblicas; qued integrada bajo su direccin la

Hemeroteca Nacional y a su vez, se constituy como sede del Sistema Nacional de Informacin Documental. Entre las atribuciones de la BNRD est la de formular directivas y llevar a cabo programas y actividades destinadas a la preservacin del patrimonio bibliogrfico de Nicaragua; as como la promocin del libro y la lectura (Captulo III, artculo 9), para ello cuenta, segn la ley, con un departamento editorial. No obstante, la realidad es que no se conocen las publicaciones con el sello de la Biblioteca Nacional. Segn el Directorio de la Red Nacional de Bibliotecas Pblicas existen en el pas 140 bibliotecas que reciben asesoramiento tcnico de la BNRD, aunque econmicamente continan dependiendo de la administracin municipal. Sin embargo los datos que ofrece el directorio son confusos y en algunos casos incompletos y equvocos el municipio de Waslala aparece en el departamento de Matagalpa cuando realmente pertenece a la Regin Autnoma del Atlntico Norte, entre otros- puesto que no especifican los criterios de inclusin en el listado. Es as que aparecan en l bibliotecas que llevaban varios aos cerradas, aunque exista el edificio y por ende- tambin el material bibliogrfico. En principio, del listado se deba tener en cuenta que siete bibliotecas no estaban funcionando, ya fuera por cierre o por falta de bibliotecario que atiendiera a los usuarios. Otro dato significativo es que haba departamentos en los que exista ms de una biblioteca en la cabecera departamental, como el caso de Ocotal o de Managua, por lo que no se puede asociar el nmero de bibliotecas a la cobertura municipal de todo el departamento. El 22% de municipios no tienen bibliotecas. La dependencia de las bibliotecas pblicas del estamento municipal dificulta el desarrollo bibliotecolgico en las ciudades econmicamente deprimidas ya que las alcaldas no cuentan con suficientes recursos para invertir en la actualizacin de las 14

colecciones, contratar personal y desarrollar programas de promocin de la lectura atractivos para el pblico. En este sentido, se debe tener en cuenta el empirismo de los trabajadores de las bibliotecas, fenmeno que se da no slo en los departamentos sino tambin en la regin de Managua por lo que es evidente la urgencia de desarrollar programas de estudios bibliotecolgicos que capaciten a los bibliotecarios a lo largo y ancho del pas (Campbell, 2006b). Otro factor que incide en el normal desenvolvimiento de las actividades propias del quehacer bibliotecolgico son los vaivenes polticos que acontecen en los municipios. Un caso significativo es el de San Dionisio y Esquipulas en Matagalpa que no cuentan con bibliotecas pblicas. Esta zona, en otros tiempos de vital importancia para la economa del pas por la produccin de granos bsicos, donde los problemas de la propiedad han provocado una descomposicin social y una desbandada de campesinos hacia la emigracin al perder las tierras que les fueron entregadas por la revolucin, ha sido testigo de la reinstauracin de viejos modelos de relaciones sociales donde la idea de la cultura para las mayoras no tiene cabida. Por ley, a la BNRD le corresponde la promocin de la lectura pblica, pero carece de asignacin presupuestaria para ello. En mayo del 2005 el presidente Enrique Bolaos, obligado por los compromisos adquiridos en la XIII Cumbre Iberoamericana de de Jefes de Estado y de Gobierno, en la que se declar al 2005 como el Ao Iberoamericano del la Lectura4, firma el decreto de creacin del Consejo Nacional del Libro (CNL) que estar integrado por el MECD, el INC, el Centro Nicaragense de Escritores, la Asociacin Nicaragense de Bibliotecarios y Profesionales Afines (ANIBIPA),

representantes de los organismos promotores de literatura infantil, la Biblioteca Alemana Nicaragense y dems entidades vinculadas al mundo del libro. El presidente Bolaos queda, por ley, como miembro honorfico. Las reuniones ordinarias del CNL sern cada tres meses. Desde la publicacin del decreto en mayo del 2005 hasta la primera reunin ordinaria en octubre del 2006, el equipo asesor del ministro de educacin estuvo diecisiete meses redactando el reglamento del control y funcionamiento del CNL. Entre las funciones atribuidas a este Consejo est la elaboracin del Plan Nacional de Lectura. El ministro Miguel ngel Garca hizo el traspaso del MECD a las nuevas autoridades del MINED desoyendo las propuestas que tan oportunamente hizo Carlos Tnnermann, tambin miembro del Consejo, sobre la elaboracin

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de un amplio diagnstico de nuestra situacin actual en relacin a los temas fundamentales que deber atender [el CNL]: los hbitos de lectura de nuestros nios, nias, adolescentes y jvenes, las dificultades de acceso a los libros, los problemas relacionados con la produccin de libros y su circulacin y comercializacin, estado actual de las bibliotecas pblicas y escolares, etc (Tnnermann, 2006).

Desde la realizacin del Segundo Seminario sobre la investigacin del comportamiento lector y los hbitos de lectura en 1987, la situacin ha tenido pocas variantes y los problemas continan siendo los mismos, con el agravante de que los edificios que albergan las bibliotecas pblicas se han ido deteriorando, por ejemplo la biblioteca de Rivas se derrumb, y las colecciones bibliogrficas no se han actualizado. En el Informe de Gestin del quinquenio 2002-2006 del MECD5 no hay ningn item que se refiera a la promocin de la lectura pblica, la que, por la esencia formativa de la institucin, le corresponde ineludiblemente. El Consejo Nacional del Libro y la Lectura en coordinacin con la BNRD han impulsado el Programa Nicaragua crece leyendo que cuenta con un bibliobs donado por la cooperacin espaola y el apoyo de las escuelas de arte con el objeto de motivar la aproximacin de los nios al bibliobs. No obstante no se conoce el plan de extensin bibliotecaria de la BNRD, ni el de promocin de lectura de este bibliobs, tampoco la calendarizacin de sus salidas, ni que se hayan establecido ningn tipo de coordinacin con la Biblioteca Alemana-Nicaragense, que con su bibliobs, Bertold Brecht, lleva veinte aos trabajando en la promocin de la lectura pblica, estableciendo coordinaciones con las bibliotecas pblicas de los alrededores de Managua y Masaya. Los trabajadores del Bertold Brecht conocen de cerca los problemas y las necesidades lectoras de la poblacin infantil que visitan asiduamente. Sera un estupendo proyecto que el bibliobs de la Biblioteca Nacional y el Bertold Brecht coordinando esfuerzos, consiguieran hacer visitas organizadas con las bibliotecas municipales a lugares donde no existen los servicios bibliotecolgicos, por ejemplo, en las comarcas de municipios como Terrabona, San Rafael del Norte, Crdenas, San Dionisio y Esquipulas. Visitas que ofrezcan libros que respondan a las necesidades lectoras de la poblacin en el aspecto tanto tcnico como ldico; visitas que consigan llegar hasta la poblacin escolar y que de alguna manera sean una alternativa a la preocupante falta de material de apoyo

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que ayude a los maestros de primaria de las zonas rurales, en el trabajo docente de la lectura en los primeros niveles educativos6. El problema esencial del funcionamiento de un bibliobs es la asignacin del combustible que deber de estar incluida en el presupuesto de la BNRD. Por el momento no se conoce el impacto que esta iniciativa est teniendo en los barrios y municipios del pas y cabe preguntarse si est haciendo salidas a las comunidades. Segn datos aportados por la Biblioteca Nacional en su pgina web, la Red Nacional de Bibliotecas Pblicas, que acta bajo su tutela, atiende a un total de 1,640.000 usuarios a travs de sus 140 bibliotecas anualmente (http://www.abinia.org/nicaragua/). Al no contar con los datos desglosados biblioteca por biblioteca, no se sabe con exactitud la cantidad de usuarios que atiende cada una de ellas, sin embargo, en el informe elaborado en el 2005 por Jimmy Grdelman para la Oficina Sueca para el Desarrollo Internacional, titulado, Ojal que Nicaragua fuera una repblica de lectores, discrimina el nmero de visitas de las trece bibliotecas atendidas por la cooperacin sueca en su programa de apoyo a las bibliotecas pblicas centroamericanas. Lo significativo del informe de Grdelman son las diferencias abismales de visitas entre una biblioteca y otra, por ejemplo, entre la biblioteca del municipio de Niquinohomo en el departamento de Granada con 21,250 visitas en 2004, lo que supone 1181 visitas cada 1000 habitantes y la de la cuidad de Chinandega con 4615 durante el mismo perodo, lo que significa 31 visitas cada 1000 habitantes. Obviamente este desfase entre las bibliotecas de la misma red obedece ms a los servicios, a la insercin del trabajo bibliotecolgico entre la poblacin y a la implicacin del personal de los equipos de trabajo, que a una poltica definida de atencin al usuario y de promocin de la lectura del sistema de la red de bibliotecas pblicas. En ese sentido, Jimmy Alvarado, director de la Biblioteca Nacional Rubn Daro, ha justificado la falta de definicin de un plan nacional de lectura, escudndose en el inters que las TIC generan en el pblico, eludiendo la responsabilidad que le corresponde a la Institucin que l dirige: () hay un decaimiento [de pblico en la BNRD]. Es un problema histrico la carencia del hbito de lectura, ms ahora con la tecnologa de la informacin. Los usuarios que aqu vienen, por no decir el cien por ciento, lo hacen por una obligacin acadmica. (Snchez, 2004). La Biblioteca Nacional atiende un promedio de veintisiete mil usuarios al ao, segn datos del 2004. Las nuevas tecnologas vehiculizan de forma ms rpida el 17

conocimiento que de otra manera tendramos que esperar para obtener en formato impreso, adems de que abren todo un universo de posibilidades para la bsqueda de informacin en el mundo entero y facilitan la conexin de usuarios a larga distancia, lo que es especialmente beneficioso para la poblacin de las zonas rurales. Son esenciales para la educacin y la capacitacin a distancia y no se debera de menospreciar su potencial. No parece la actitud ms acertada excusarse en el inters desmesurado de los adolescentes por los videojuegos para esquivar la responsabilidad que por ley han de cumplir. A pesar de este desalentador panorama, las buenas noticias vienen dadas por las cifras de la edicin de libros de los ltimos aos. Si en el septenio 1998-2005 se publicaron 248 ttulos, en el ao 2006 se dio el despegue del mundo editorial, despus de la crisis originada por el Huracn Mitch, con 325 ttulos, superando el promedio que se vena produciendo hasta 2005 en un 90.4%. Otro dato importante en cuanto a la produccin de material bibliogrfico lo aporta Campbell en su artculo Limitaciones de la Biblioteca Nacional de Nicaragua (2007) cuando explica que la llamada investigacin institucional producida a pequea escala y con fines no comerciales tales como los muy variados y diversos informes elaborados por las entidades de la sociedad civil y los organismos no gubernamentales, que aportan informacin valiosa para el estudio cientfico de la sociedad nicaragense, por el nmero de sus pginas pasaran a ser considerados libros, si nos atenemos a la definicin que de estos hace la UNESCO. Este tipo de edicin no pasa por la oficina de catalogacin de la Biblioteca Nacional a que le asignen un nmero ISBN por lo que queda fuera de registros y es difcil precisar la cantidad de ttulos publicados. Gracias al financiamiento de la cooperacin noruega, la Fundacin Libros para Nios ha comenzado un ambicioso plan editorial de literatura infantil, se trata de hermosas ediciones a todo color, en papel satinado. El problema de estos libros es que el precio no est al alcance de la poblacin de escasos recursos por lo que no se les podra considerar como parte de un programa nacional de lectura.

El desarrollo de las TIC en Nicaragua

Nicaragua es el pas centroamericano que ocupa el ltimo lugar segn la clasificacin elaborada por el Foro Econmico Mundial en cuanto al desarrollo de las nuevas

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tecnologas. Mientras Costa Rica se sita en el puesto 60, a la cabeza de la Regin, la tierra de lagos y volcanes, se encuentra en el nmero 116 (Hopmann, 2009). La zona geogrfica que cuenta con un mayor desarrollo de las telecomunicaciones es la regin del Pacfico, rea donde se concentra la mayor parte de la poblacin urbana. De los 153 municipios que conforman el pas, 103 no contaban con conexin a Internet a principios del 2007, cuando inici la segunda fase del proyecto del Fondo de Inversin en Telecomunicaciones. En el ao 2006 Nicaragua contaba con 23,624 conexiones a Internet, de las cuales slo el 27.84% estaban conectadas a la banda ancha y el 80.77% de estas conexiones eran de mbito domstico

(http://www.telcor.gob.ni/Desplegar.asp?PAG_ID=50). Gracias al financiamiento del gobierno de Finlandia, el Estado nicaragense impulsa la telefona rural en 18 municipios de la zona central y la Regin Autnoma de Atlntico Sur, dentro del programa de gobierno electrnico (e-gobierno), con el objetivo de dotar a las alcaldas de la tecnologa necesaria parea lleva a cabo una mejor gobernabilidad. Por otro lado, hacia finales del 2010 se terminar de habilitar telecentros en 104 municipios, tambin del rea rural, que garantizarn el acceso de la poblacin a los servicios de telefona e Internet. En principio, todo hace indicar que el desarrollo TIC en zonas remotas del pas garantizar el acceso de las escuelas de la zona a la conexin de Internet, siempre y cuando estas cuenten con los equipos necesarios. El Ministerio de Educacin (MINED) cuenta con el portal educativo

www.nicaraguaeduca.edu.ni desde el cual se puede acceder al programa de televisin educativa que cuenta con doce canales educativos a travs del sistema satelital Edusat. No obstante, la dotacin de recursos televisivos slo beneficia a 43 escuelas. Hay muchas escuelas que aunque cuenten con computadoras no tienen conexin a Internet puesto que el proceso de conexin de los municipios se concluir en el 2010, fecha en la que finalizar esta etapa de transicin. De todas formas, el portal carece de materiales para que maestro pueda bajarlos y trabaje con ellos en el aula de clase. Siempre existir entre los maestros la dificultad de acceder al material hasta que no se garantice que 100% de las escuelas cuenten con equipos informticos. El plan del libro y la lectura afecta fundamentalmente a las bibliotecas escolares, priorizando a las escuelas que no cuentan con una biblioteca escolar a las que se procura beneficiar con libros donados por el MINED. As mismo, se imparti el taller de 19

Animacin, comprensin lectora y transicin de la etapa preescolar a primer grado a 60 maestros y tcnicos de educacin que servirn de reproductores en sus zonas de origen. En colaboracin con la UNAN-Managua y con apoyo de la UNESCO se organiz el I Congreso Nacional sobre las TIC en la Educacin Bsica y Media, en octubre de 2008, en el que se pretenda introducir a los educadores en el mundo de los recursos webs para la planificacin de unidades didcticas tales como las web quest o cmap tools. Estos congresos se repitieron en todos los departamentos del pas. Se inicia as el largo camino que introducir a los estudiantes en la correcta utilizacin de las computadoras, que vaya ms all de los mecnicos videojuegos que no exigen comprensin lectora. Si bien es cierto existe una evidente voluntad del Ministerio de Educacin de continuar con el cambio iniciado en enero del 2007 a raz de la suspensin de la Autonoma Educativa, lo cierto que es que el poco presupuesto no contribuye a desarrollar los programas con solidez, haciendo que muchos de ellos dependan de la solidaridad internacional, como el caso del programa de alfabetizacin Yo s puedo que depende de Cuba y funciona con televisores y videos donados por Venezuela. Un gobierno que ha adoptado como eje vertebrador de su poltica social la lucha contra la pobreza, no puede aplicar presupuestos que responden a un programa de liberalismo econmico dejando el gasto social en manos de la cooperacin internacional. Es de necesidad imperiosa la elaboracin de la poltica nacional del libro de tal manera que el Estado asegure el acceso de los recin alfabetizados a la lectura continuada con la intencin de que no se operen procesos regresivos de analfabetismo. El Estado cuenta con los instrumentos legales necesarios para articular una estrategia de desarrollo del libro, ya sea a travs de la Biblioteca Nacional Rubn Daro o reactivando el Consejo Nacional del Libro que depende del MINED. El desarrollo de un Plan Nacional de Lectura ms que recursos lo que precisa es de la voluntad de las personas implicadas, que salgan de las bibliotecas a buscar lectores. Los materiales se pueden tomar de Internet de entre las innumerables pginas especializadas en literatura infantil y juvenil. Slo as se conseguir cambiar el hbito de los usuarios de las bibliotecas pblicas que acuden a ellas a hacer tareas escolares. La educacin es la base fundamental sobre la que se debe de apoyar el crecimiento econmico que intenta aprovechar la actual etapa de transicin demogrfica, en la que por primera vez desde hace treinta aos la poblacin en edad laboral crece aceleradamente. Nicaragua debe enfrentar esta explosin demogrfica con uno sistema 20

educativo consolidado que aporte a la formacin de sus educandos una formacin calidad que les posibilite desenvolverse en la sociedad del conocimiento, slo as el pas conseguir superar las condiciones de pobreza extrema en las que vive 2008). La comprensin lectora es una de las competencias comunicativas bsicas. Obliga al cerebro humano a un ejercicio analtico-crtico constante. Por el contrario, un estudiante con dificultades de lectura arrastrar problemas de expresin oral y escrita, enfrentar quebraderos de cabeza ortogrficos, adems de los inconvenientes mismos de la falta de entendimiento a la hora de decodificar aquello que se lee. El portal educativo debe promover la lectura en clave de cultural nicaragense por cuanto los creadores nacionales usan como materia prima aquello que mejor nos define como pueblo, nuestro lenguaje. Por qu vamos a privar a nios y adolescentes de tan grato placer? Slo un buen lector har un buen uso de las TICs. (Acevedo,

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NOTAS1

Un anlisis exhaustivo de la situacin educativa del pas se encuentra en De Castilla Urbina, Miguel (1999). La educacin en el pas de los pobres. Managua: Editorial UCA. ___ Sindicalismo y gobierno: una agenda para el dilogo en torno a una agenda educativa: el caso deNicaragua. (http://www.unesco.cl/medios/documentos/conflictividad_nicaragua_sindiclaismo_gobierno_agenda_dial ogo.pdf) El Decreto no. 1 del 25 de abril de 1990 Ley creadora de Ministerios de Estado, publicado en La Gaceta no. 87, 8 de mayo de 1990, en sus disposiciones finales deroga el Decreto Ley no. 492 del 20 de agosto de 1980 Creacin del Viceministerio de Educacin de Adultos, publicado en La Gaceta no. 193 del 23 de agosto del mismo ao. 3 Ley no. 312-1999 Derechos de autor y derechos conexos. La Gaceta no. 166 y 167 del 31 de agosto y 1 de septiembre de 1999. 4 Los pases iberoamericanos que aparecen en el ltimo informe PISA-2003 de la Organizacin para la Cooperacin y el Desarrollo Econmico (OCDE) sobre lecto-escritura (Espaa, Portugal, Mxico y2

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Brasil en Informe Pisa del 2000) ocupan los ltimos lugares de una lista de pases que han participado en el estudio y que coloca en primer lugar a Finlandia, evidenciando las dificultades de los estudiantes iberoamericanos de educacin media en cuanto a la capacidad de comprensin lectora y de expresin escrita. 5 Gobierno de Nicaragua, Ministerio de Educacin cultura y Deportes. Informe del MECD Logros 2002-2006. (http://www.mecd.gob.ni/Pdf%202006/LOGROS%202002-2006.pdf) 6 Si el informe del exministro de educacin, Miguel ngel Garca, sobre su gestin en el quinquenio 2001- 2006, indica que se repartieron ocho millones de libros gratuitos en la primaria y secundaria cmo es que en las escuelas rurales de Rivas, Len y Chinandega no hay material para hacer ejercicios de lectura con los nios? [Brigada Rubn Daro. Informe del Proyecto de formacin para maestros de los departamentos de Len, Rivas y Chinandega y colaboracin con los centros de recursos pedaggicos de Rivas y Len de Nicaragua (2005-2006). Barcelona, Noviembre de 2006.]

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