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Cual. Filol. Chis. Estudios Latinos 1998, n.» 15: 157-169 Horacio y Prudencio Vicente CRisTÓBAL RESUMEN Elementos comunes y diferentes en la poesía lírica de Horacio y Prudencio. SUMMARY ISSN: 1131-9062 Shared aid different elements in the Horace and Prudentius lyric poetry. Con sus dos obras líricas, Caihemerinon y Peristephanon, Prudencio se convierte en el mejor y máximo representante de este género poético en el ámbito del cristianismo naciente. Lo que fue Horacio en la Roma pagana, lo es ahora Prudencio en la Roma cristianizada. A la pregunta de cómo construye Prudencio su nueva poesía casi es una obviedad necesaria la respuesta: con elementos parcialmente viejos y par- cialmente nuevos, con tradición y originalidad, con herencia del paganismo y aportaciones del recién triunfante cristianismo, poniendo énfasis natural- mente en esta novedad. De manera análoga también construyó Horacio sus poemas líricos: acudiendo, si, al legado helénico de Alceo, Safo y Píndaro, por una parte, pero añadiendo él lo genuino de su época y de su romanidad, el espíritu de su siglo y de su propio carácter y formación. Es indispensable, en efecto, que todo lo nuevo se edifique sobre un con- texto viejo con el que confrontarse y manifestarse como tal novedad, parti- cipando con él de ciertos comunes puntos de partida. No podrá haber nunca 157

ISSN: 1131-9062 1998, n.» 15: 157-169 Horacio y … · templanza, elementos estos que no chocaban de ningún modo con el cris- ... sos que eran horacianos pero en combinaciones estróficas

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Cual. Filol. Chis. Estudios Latinos

1998,n.» 15: 157-169

Horacio y Prudencio

Vicente CRisTÓBAL

RESUMEN

Elementoscomunesy diferentesenla poesíalírica deHoracio y Prudencio.

SUMMARY

ISSN: 1131-9062

Sharedaid differentelementsin the HoraceandPrudentius lyric poetry.

Con susdosobraslíricas, Caihemerinony Peristephanon,Prudencioseconvierteen el mejor y máximorepresentantede estegéneropoéticoen elámbitodel cristianismonaciente.Lo quefueHoracioen la Romapagana,loesahoraPrudencioen la Romacristianizada.

A la preguntade cómo construyePrudenciosunuevapoesíacasiesunaobviedadnecesariala respuesta:con elementosparcialmenteviejos y par-cialmentenuevos,con tradicióny originalidad,con herenciadel paganismoy aportacionesdel reciéntriunfantecristianismo,poniendoénfasisnatural-menteen estanovedad.De maneraanálogatambiénconstruyóHoracio suspoemaslíricos: acudiendo,si, al legadohelénicode Alceo, Safo y Píndaro,por unaparte,peroañadiendoél lo genuinode suépocay de suromanidad,el espíritude susiglo y de supropio caráctery formación.

Es indispensable,enefecto,quetodo lo nuevoseedifiquesobreun con-texto viejo con el queconfrontarsey manifestarsecomo tal novedad,parti-cipandocon él deciertoscomunespuntosde partida.No podráhabernunca

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en la historia cultural revolucionestotalesporquela disposiciónde medioses limitaday compartida;porquelos objetivos,al fin y al cabo,no sontam-poco sustancialmentedistintos;y porqueel sujetohumano,en su máspro-fundarealidade idiosincrasia,permanecefiel inevitablementea unosmol-desque lo conforman.Y aunquea los mismosinterrogantesqueel hombrese planteaseandiferenteslas respuestasenuna épocay enotra, no obstan-te, el hechode ser comuneslos interrogantesimplica ya una garantíadeentendimiento,diálogo y sucesión. Por muy distinto y revolucionario quefuerael cristianismoen susorígenesy a pesarde ciertosespíritusfanáticos—comoTertuliano—quehubierandeseadoromperdel todoconla tradición,cegadospor el celo desmedidode lo nuevo,no obstante,la culturapaganasirvió, como sabemos,de apoyoy fundamentoal recientemensaje.Consta-tamos,por ejemplo,cómo los nuevostemplosse alzaronen el lugar de losviejoso bien se hicieroncon los viejos materiales;y así —por aludir a unamuestraespecialmentepalmaria—la capilla o ermitade SantaEulalia, enMérida, conocidapopularmentecomo «Hornito de SantaEulalia», secons-truyó aprovechandomaterialesde un templodeMarte, de maneraquela ms-cripción queen un principio presentabael dintel de entrada(Marti sacrumVetilla Pacutli: «Dedicadoa Marte por Vetila, mujer de Paculo»),fue am-pliada de estamanera: iam non Marti sed Iesu Christo D(eo) Op(timo)M<’aximo) eiusque sponsaeEulal(iae) V(i)r(gini) M<’a)r(lyri) denuoconse-Cratum: «Consagradode nuevo,no ya a Marte, sino a Jesucristo,Dios Ópti-

mo Máximo, y a suesposaEulalia,virgen y mártir».Las muestrasdeámbi-tos distintos, semejantesa ésta, podrían fácilmente multiplicarse, y no esdesdeluego la menosvistosael hechodeque la ciudaddonderesidíala ca-pitalidad del imperio continuarasiendo la cabezade la iglesia cristiana.Dela mismamanera,la poesíacristianasiguió en buenamedida—en la medidade lo posible,queeraunaamplia medida—las pautasdela pagana.SiendoHoracio el modelode poesíalírica, es lógico y naturalque la lírica pruden-cianasurgieramarcada—todo lo parcial y restringidamentequesequiera—por la lírica horaciana.Y ello muy apesardel tonocombativoy apologéti-co dePrudencio,de sudecididoenfrentamientocon la mitologíay con la re-tóxica y de suexpresavoluntadde oponersea la culturapagana,tal y comosedeclaraen los vv. 34-42del Prefacio,especialmenteen las palabrasCon-

culcetsacra gentium, labem,Roma, tuis inferat idolis. A pesarde todoello—insisto—,creo que la continuidad-como tambiénnaturalmente,y mu-chomás,la novedad—sehaceevidenteen la poesíacristianade Prudencio,del mismo modo que la continuidad con el paganismose hace manifiestaen tantasy tantas realidadesde la cultura cristiana. Y a mí personalmente

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—frente a lo queprefierenotros investigadores—me complacemásdesta-car la unidadque la diferenciay hacermás hincapiéen lo uno queen lo di-verso. De modoquequisierasubrayaraquícómo deHoracioaPrudenciosemantieneunafirme cadenade tradiciónen la concepciónde lo lírico’.

¿Quépodíaservirde la lírica horacianaparaunalírica cristiana?En pri-mer lugar, la formaexquisita:el estilo, la arquitecturapoemática,la métricadistintivadel género.En segundolugar, iñucho dela doctrinaestoica,con suénfasisen la virtud, y especialmentesu prédica de la pacienciay de latemplanza,elementosestosque no chocabande ningún modo con el cris-tianismo y cuyapresencia,incluso,en la moral cristianaes,en muchosca-sos, el resultadode una asimilación del estoicismo.No era desdeluegoaprovechable,como no fuerade maneraantifrástica,todo sucaudalde epi-cureísmoy hedonismo,todasu incidenciaen el másacá,con duda—cuan-do menos—o incredulidadsobrelos futuriblesde laultratumba;no eraapro-vechable—si no eraparadarlela vuelta—el carpediemhoraciano,tópiéovertebradorde muchasde suscomposiciones,como sesabe;no eraaprove-chabletampocosuangustiosacontemplacióndela muertecomo fin absolu-to del hombre;y eradudosamenteútil —y Prudenciodecidióqueno le ser-via, al menosde una maneradirecta— la mitología pagana,con toda sualforja de nombresparadigmáticosy leyendas.Ocurremuchasvecesen eleventualseguimientode Horaciopor Prudencioque la imitacióno reniinis-cenciaesde tipo polémicoo antifrástico,estoes, se retomael temade aquélparallegar a conclusionesdiferenteso contrapuestas,y paramarcarahí lasdiferenciasentreel cristianismoy las viejasideas2.Queda,pues,el temadefondo,el interrogantebásico,peroencauzadoen otra direccióny respondi-do de otra manera.Así ocurre, como veremos,en lo relativo al tema dela

Contamosconalgunostrabajossobreel tema,quenossirvendepuntodepartida,ta-les comolos de O. Weinrich,«Horatiuschristianus»,Universitas2 (1947) 1441-1453,A.Salvatore,«QuarationePrudentius,aliquaCathemerinonlibri car,ninaconscribens,Hora-tium Vergilium que imitazus sil», AFLN 6 (1956) 119-140, Ch. Witke, «Unidentiusanétetradition of Latin poetry», TAP/ZA 99(1968)509-525,1.Opelt,«Pnsdentiusund Horaz»,enW. Wimmel (cd.), Forschungzur romischenLiteratur: Fesrchnftzum60 Geburtstag vonKarl Btichner,Wiesbaden1970,pp. 206-213,1. Pucci, «Prudentius’Readingsof Horaceinte Cathemerinon»,Latomus 50 (1991)677-690y L. Rivero, «PuentesdePrudencio»,en sulibro Lo poesíade Prudencio,Huelva-Cáceres1996, pp. 197-202.

2 EstotambiénsucedeenlasrelacionesdedependenciaquesedanentreCatuloy Pru-dencio(cf. L. Rivero «Ecoscatulianosen los poemas de Prudencio», Anuariode EstudiosFilológicos 19 [19961443-455)y entreOvidio y Prudencio(cf. L. Rivero,«Pervivenciati-termiadelos Medicaminafacieifemineae de Ovidio»,Habis26 [1995]145-152).

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muerte,tópico enHoracio,y tópico tambiénenPrudencio,perovistopor és-te ya a la luz de la nuevareligión y cobrando,en consecuencia,un tonoes-peranzadoy optimistay hastaexultante,lejosde aquellalóbregay angustia-da melancolíapropiadeHoracio.

Éstees,en realidad,el mismoprocederde nuestroFray Luis a la horadeimitar aHoracioensuspoemas3:prescindedetodosuaparatoepicúreoy lle-na el molde con contenidoy doctrinacristiana.Perocon unasalvedad:queFray Luis sísabeapreciarlasbellezasde la arquitecturahoracianay los mássutilesprocedimientosde estilo, mientrasquePrudenciotienemás bien in-teresespor la materiapoética;y Fray Luis no tieneinconvenientes-comoPrudencio—en acudiral mito clásicoparaejemplos,excursosy figurasta-les como la metonimia(aunqueamplie su marcode referenciasejemplan-zantesacudiendotambién,y más aún,a la historia de Españay a la Biblia).PerotantoFray Luis comoPrudenciorechazandeHoracio el tópico delcar-pe diein y lo transmutan.Es un casomuy semejante,aun conel intervalodedocesiglos,de cristianizaciónde Horacio,deseguimientode Horaciocomomodelolírico, obviandosuespíritupagano.

En cuantoa la métricade supoesíalírica, Horacioes,de unaformana-tural, el modelo fundamental,y muy bien —como indicaL. Rivero4—«po-dhahaberinspiradoal calagurritanoinclusola propiaalternanciademetrossencillosy cultosen susdoscoleccionespolimétricas».Ello apesarde queno son desdeñablesla influenciade Ausonio y la de los poetaenouelli delsiglo II, así como de los himnos de San Ambrosio, con su marcadaprefe-rencia,estosúltimos, por el dímetroyámbico; y a pesartambiéndeque ensusversos—en lo referentea la prosodia—sehacepatentecon frecuenciala granmutaciónquela lenguade la épocahabíaya sufrido.Utiliza a vecesestrofashoracianascomo la sáficaen Cath. VIII y Per. IV. Así el asclepia-deomenorenserie,como enHoracio,en Cath.y; y otrasvecesutiliza ver-sosqueeranhoracianosperoencombinacionesestróficasno horacianas:asíel gliconio, asclepiadeomenor y asclepiadeomayor, formandouna estrofatrística, enprogresivaampliaciónde susmiembros,en el Prefacio.Es decir,conjugaunavezmásla tradicióncon la originalidad.Peroes ésteun asuntosuficientementeestudiado5y enel queno nosvamos a detenerahora.

Así lo tratamosde mostrarennuestroestudio«Horacioy FrayLuis», en O. Estefa-nía (cd.), Horacio, el poetayel hombre,Madrid 1994, Pp. 163-189.

Op. cii., p. 226.Sobremétricapmdencianavéasela importantemonografíade J. Luque,La versifi-

codón de Prudencio,Granada1978.

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En cuantoa la formapoemáticaconvienedestacarqueun puntode pro-fundadiferenciaentreamboslíricos es la marcadaausenciaen Prudenciodeun diseño arquitectónicototal del poema, con proporcionessimétricas yequilibradas;al contrario de lo que sucedíaen la de Horacio.Es desdénomásbien ceguera.Prudencioestámásinteresado-como antesdecíamos—por cuestionesde contenidoy doctrinaquepor cuestionesformales.

Pero síhay continuidaden lo quese refiere a determinadasestructurasparciales.Hay,por ejemplo,en la lírica horacianaunatendenciaa la progre-sión o saltodesdelo naturala lo espiritual,delo concretoa lo abstracto,delo descriptivoalo reflexivo.Así, delaestampaestacional,comoen 1 4 (Sol-vitur acris hiems...),sepasafácilmenteaconsideracionessobrela finitud delhombrey a laconsejade aprovecharel día presente.Así tambiénsucede,ha-ciendolas salvedadespertinentes,en la poesíaprudenciana,sobretodo delCathemerinon:de la descripcióndel momentodel díay de los elementosre-alessepasaala interpretaciónsimbólicadetalesmomentosocircunstanciasparaincidir en el ámbitoespiritualdel hombrey extraeralgunalecciónmo-ral o teológica.Estaesunadeudaestructuralcon el poetadeVenusiaque,nopor sutil, convienemenosseñalar.Véasecomo ejemplocath. II 5-12, don-de del momentodel amanecer,con la oposiciónentrela tiniebla de la nochey la luz del sol, sepasaal ámbitohumanoy espiritualparaenfrentarla os-curidaddel pecadodel hombrea la claridadde la graciade Dios6:

Caligo terraescinditurpercussasolisspiculorebusqueiam color redituultu nitentissideris.Sicriostro moxobscuritasfraudisquepectusconsciumruptis resectumnubibusregnantepallescetdeo.

Un artificio queatañea la estructuray queya los antiguoslíricos griegosdesarrollaron(Safo,Píndaro)es el de la priainel o enumeraciónqueen suúl-timo miembroincideen lo personaly subjetivo,trashaberpresentadounase-rie de opciones.Es conocidoel usoque detal figura haceHoracioen suodaprimera,paraexponeruna seriede dedicacionesvitales,queél oponefinal-

6 Cf. M. MartínezPastor,«Simbolismode diesenla poesíade Prudencio»,De Romaal sigloXX (AnaMA Aldama, cd.), Madrid 1996, t. 1,pp. 363-371.

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menteala suyapoética.Puesbien,Prudencioutiliza tal recurso—conecosdelpasajehoracianomencionado—paraenfrentarsu vocacióncristiana a otrasvocacionesen Cadi. 1141-48:

Illumforensisgloria,hunetriste raptat classicunz,mercator hinc ac rusticusauara suspirant lucra.At nos lucelli acfaenorisfandique prorsus nescrr

nec arte fortes bellicate, Christe, solu,n nouimus.

A lo largo del discursolírico horacianoy siemprepor afán de variedadestilísticaabundabanlos cambiosde la simpley común aseveracióna la in-terrogaciónretóricae inclusoa la exclamación.Eso sevemuy bienenla oda1 5 a propósitode Pirra,dondea las interrogacionesiniciales (Quis muItagracilis te, puer in rosa...? cuiflauam religas Comam...?)sucedela excla-mación(heuquotiensfldemmutatosquedeosflebit...!) y a la exclamación,lasimple aseveración(me tabula saceruotiua parles indicat..). Puesbien,esemismo artificio estilístico silo ha captadoe imitado Prudencioen algunospasajesde suobralítica. Así en Ccuh.X 52 ss.,enXI, al principio, y enPer.11 33 Ss.

SolíaHoracio variar tambiénel tonoadmonitorioy didácticocon la in-clusión de excursos,que adquiríana vecesdimensionesinesperadas,y quecomprendíanen su interior con frecuenciael parlamentode unode los per-sonajesprotagonistasde la historia insertada,de modo que el discursoseapartabaasíprogresivamentede su centro(así,por ejemplo,en III 11, don-de al mensajeprincipal sesubordinaun excursosobrelasDanaides,con par-lamentode Hipermestra;o enIII 27, quecontieneotro excursosobreel mi-to del raptode Europa,tambiéncon palabrasdelos personajes);los excursoseranpor lo común sacadosde la canterade la mitología. Tambiénestepro-cedimientolo utiliza —sin dudateniendoencuentaaHoracio— el poetadeCalahorra,perocambiandolo mitológico por lo bíblico (pueshabíadichoSanPabloen 1 Timoteo4, ‘7: Ineptasautemet anilesfabulas deuita: exerceautem£eipsumad pietatem): son susexcursosejemplificadores—al menospor lo quea su obralírica se refiere— historiassacadascorrientementedelAntiguo Testamento,y algo másexcepcionalmentedel Nuevo. Comose ve,la función semantiene,perocambiaaquíel signoreligioso, enunavolunta-dasuplantaciónde la mitología por lahistoria sagrada.Así enCath.II 73 ss.

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(luchadeJacobconel ángel);III 93 ss. (creacióndel hombrepor Diose ins-talaciónen el paraísoy advenimientoluego de unanuevaeracon la llegadadel Redentor),IV 37 ss. (Daniel en el foso de los leones).V 31 ss. (Moisésy la visión que tuvode Dios en la zarzaardiendo),VI 57 ss. (Joséintérpre-te de los sueñosdel faraón),etc.

Los poemasprudencianosa vecesadoptanel estilo hímnicopaganoenlo que comportaéstede referenciaa unasegundapersona,con anáforadelpronombre,tal y como,por ejemplo,sepresentabaen la oda1 10 de Hora-cio, himno a Mercurio (vv. 5, 9 y 17. te..., te.., tu). Así en Cath. IX 61 ss.:Tu cibuspanisquenoster tu perennissuauitas;y en 109 ss.: Te seneset teiuuentus,paruulorumte chorus.Claro estáquesetrata de un procedimien-to ya incorporadoplenamentea la himnografíacristianay queestátambién,por ejemplo,en el Te Deum~

Y pasandoya acuestionesdecontenido,observamos,sobretodo, un se-guimiento antifrásticode Horacio en determinadospuntosconflictivos. Deestemodo el exegimonumentumaereperenniushoracianoencuentrasuré-plica enPrudencioPer. X 1116ss.: el prefectohizo saberal emperadortodolo relativoal martiriode sanRomán,entregándoleun escrito«enpáginasdu-raderas»;peroel tiempo—dice Prudencio—ha desgastadoy destruidoesostestimonios;sólo la páginaescritapor Cristo es inmortal «y ningunatildepierdesuvalorenel cielo» (todoello enconcordanciacon laspalabrasevan-gélicasde JesússegúnMath. 5, 18 [cf Luc. 16, 17]: Amen quippe dico uo-bis, donectranseatcaelumet terra, iota unumaut unusapexnon praeterí-bit a lege, donecomniaflant. y Math. 24, 35: Caelumet terra transibunt,uerbaautemmeanonpraeteribunt).Un ángelanotóenel libro eternotodoslos sufrimientos,uno por uno,de Román,y éstesi queserálibro imborrablee imperecedero.Estoconstaal final delpoema,como tambiénla piezaIII 30de Horacio erael colofón de suprimeracolecciónde odas,y en estaorde-naciónconclusivadela proclamavemosotro síntomadequelaspalabrasdelpoetacristiano sonunacontestaciónaHoracio. Estáimplícito aquíun des-dénpor la literaturacomo valorensí mismo,queparaPrudenciono valesi-no como un medio e instrumentodesufe —pues,como diceE 3. E. Raby7:«He is first a Catholic,andonly in te secondplace apoet»—y estáimplí-cita aquí unaconcepcióncristianade la supervivenciadel hombreque vamás allá de la merainmortalidadconseguidapor la fama, que es lo que el

En el capitulosobrePrudenciode suA History of Christian Latin Poetry, Oxfordt997 (=1927),p. 47.

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poemahoracianosostiene.Y la mayormuestrade contestacióna Horacio(quedecíaen vv. 3-5 de supoemaqueni la lluvia ni el viento ni la acumu-lación de añosni el pasodel tiempopodríanarruinarsuobra,másduraderaqueel bronce) la vemossin dudaen esaconstataciónprudencianade cómolos accidentesdel tiempo sí menoscabanlas produccionesescritasde loshombres(vv. 1116-1118):

Illas [sc. chartulae uluaces]sednetasconficirdiurina,fuligofuscat,puluisohducitsitu,carpit senectusaur ruinis obruit

Y seguimosenel enfrentamientode ambospoetasapropósitodelaspos-trimerías.Frentea la angustiaexistencialenHoracio queproduceel senti-mientode la finitud del hombrey de la certezadela muerte8,por oposiciónal caráctercíclico y eternodela naturaleza,sentimientobien expresoenodascomo la 1 4, II 3, II 14 y IV 7, Prudenciodesdesunuevacreenciacristianaen la inmortalidad,no sólodel almasino tambiéndel cuerpo,seoponecons-cientementea los presupuestosdesumodelopagano.De lo quepuedendarideaestosversosdel Cathemerinon(X 113-124y 141-148),donde-comoantesveíamos—tambiénlo naturalsirve comoresortepara la reflexión (lassemillasentregadasa la tierra,renacen;así tambiénel hombreresucita,ape-sardedisolverseantesen polvo y ceniza):

Quid turba supersresineptaclangensululamina miscer?Cur ram benecondita iuraluctu dolor arguit amens?(cm maestaqt<iescequerelle,lacrimassuspendire,marres!Nullus suapignoraplangar,mors haecreparatio uitae est.Sicseminasicca uirescunttammortua mmquesepulta,qucereddita caespireab imoitereresmeditanruraristas...

Non, si canosauctustasdissolveritossafau¡¡lis

SobreJo cual, y. E. Otón, «Horacioy su poesíadela muerte»,Estudios Clásicos 20

(¡976)49-71.

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fueritquecinisculusarerisminimi mensuropugilli,nec, si uagaflaminaet auraeuacuumper inaneuolanrestuierint cumpuluereneruos,botninemperiisselicebit...

Pero ademásen todaestaexposiciónpoéticano faltan reminiscenciascon-ceptualescon la odaII 20 de Horacio,otro poemaconclusivodondesease-gurabala inmortalidaddel poetagraciasa la fama, unodelos pocospasajeshoracianos—junto con Carm. III 30— en quedejaver el poetaciertoopti-mismo al encararsecon la ultratumba;y en esecienooptimismoPrudenciosíconcuerdacon Horacio,peroafirmandoel cristianounainmortalidadmáscompleta;allí, enefecto,como enloscitadosversosprudencianos(Quid tur-ba superstesineptalclangensululamina miscet?L.. 1ammaestaquiesceque-rella,/ lacrri massuspendite,marres!!Nullussuapignoraplangat...), se inci-tabatambiénaponerfin a los lamentosfúnebres(absint inaniflinerenenjaellucrusquerurpes et querimoniae;/compesceclamorem...)y senegaba,comoenPrudencio(nec...hominemperiisse licebir), realidada la muertedelhom-bre (non... obibo).

Y, siguiendocon el temadela muerte,la célebresentenciahoracianaqueafirma «Es dulcey honrosomorir por la patria» (Cann. III 2, 13: Dulceadec’orumestpro patria mori) y. queteníasusprecedentesen la lírica griegaarcaica9,pervive,cambiadade signo,en varioslugaresdelPerisrephanondePrudencio;así en125 y 28 y 51:

Hocgenusmortis decorum,hocprobis dignum ulr¡s...Pulchra res ictumsubensepersecutorispati...Dulce tunc iustis cremari, dulceferrumperpett...

y en Per. X 839,dondesin embargo,la cercaníaesmayorconel Salmo 115,15 (Prenotoin conspectuDomini/morssanctorumeius),como me indicaelprofesorMartínezPastor:

Pretiosasanctimorssubaspecrudei...

Cf. nuestrotrabajo«Píndaroy Horacio: a propósitode la ístmicaVII», enL. Gil-M.MartínezPastor-R.M Aguilar (eds.).Corolla Complutensis.Homenajeal profesorJoséE.Lassode la Vega,Madrid 1998,Pp. 273-279,concretamente276.

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No puede—como apuntábamosmásarriba— mantenerseen la poesíacristianade Prudencioel ideario, orientadoa lo hedonisticofundamental-mente,del carpediem, quepartedel presupuestode la vanidadde todaslascosasmundanaspor relación a la inmortalidady vida auténticade quesegozaráenplenituddespuésdela muerte(y no serávanorecordaraesteres-pecto las palabrasde SanJuanen suprimeraepístola,2, 15: Nolite dilige-re mundumnequeea quae in mundosunt. Si quis diligit mundum,non est

Caritas Patris in eo; quoniam omne, quod est in mundo, concupiscentiacarnis est er concupiscentiaoculorum er superbia uitae; quae non est exParre, sedex mundoest Er mundustransit er ConCupíscentiaelus; gui au-remfacir uolunraremDei manerin aeternum).Las imágenestópicas,segúndespuésde Horacio sehabíanprodigado,de «cogerlas rosasantesde quesemarchiten»(asíen el poemaDe rosis nascenribusde la AppendixVergi-liana, atribuido a Ausoniodesdeel Renacimiento)sonempleadaspor Pru-dencioen otro contexto: incita a las muchachasy jóvenesa recogerviole-tas y azafranespara ofrendara la santamártir Eulalia. Así en Per. III201-205:

Carpitepurpureasuiolassanguineosquecrocosmerite!Non carer bis genialis hiems,laxar et arito teperisglacies,fioribus ut cumulercalarhos.Ista comanribusefoliismunera, utrgopuerqite,date!

Y a estaexhortaciónse llega tras unazigzagueanteasociaciónde ideas:Prudenciotestimoniaqueel lugar de la tumbade santaEulaliaestáen Mé-rida, dondeexiste un templo a ella dedicadocon el suelo cubiertode mo-saicosquerepresentanpradosllenosde granvariedadfloral; y es a partir deaquí, a raízde la menciónde las flores, cuandoel poetapronunciasu inci-tación a recogerlas;flores de color púrpuray rojizo, como la sangre,que,simbólicamentey dadoeí contexto,puedenestarrefiriéndosea la guirnal-dadel martirio, flores que—como enel casodel martirio deSantaEulalia,quetuvo lugar en lo máscrudodel invierno— puedenflorecer inclusoan-tes dela primavera0.

lO Cf. nuestrotrabajo«El tópico delcarpedieta enlasletraslatinas»,enAspectosdi-clácticos de Latín. 4, Zaragoza 1994, pp. 225-268,especialmente265.

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Másexplícitamente,esacaracterísticainclinación horacianapor los pla-ceresdel cuerpo,la bebiday el sexoespecialmente,asociadacon frecuenciaal carpediem,aparececontradichay condenadaen variospasajescomoés-te (Cath. VII 16-25) de su émulo calagurritano,más afanosode ganar losbienescelestialesquelos terrenos:

Natasi licenrer diffluenspotu et ciboieiuna rite membranon coerceas,sequiturfrequentimarcidaoblectaminescinrilla mentísitt repescarnobilisanimusquepígris stertatur praecordiis.Frenenturergocorporuta cupidinesdetersaes intusemicesprudentia;sic excitatoperspicaxacuminelibe rquefiaru laxiore spiritusreruta parentetarectiusprecabitur.

En medio de todos estos contrasteshay, no obstante,una poderosacoincidencia:la imagenquedel varónjusto y constanteen el seguimientode susideales—a saber:el sabio estoico,imperturbableen medio de losaccidentesmásdesfavorables—quenos ofreceHoracio en Carm. III 3, 1-8, es una imagenmuy semejantea la que Prudencionos presentade losmártiresenel Peristephanon.imperturbablesy firmes ensufe antelasmásviolentasamenazasdel tirano, comotambiénprecisabaHoracio.Es la ima-gende muchosmártirescomo Lorenzo,Vicente y especialmenteRomán,inconmoviblesen sucreencia.FI tenorde Horacio —recordémoslo——erael siguiente:

Iustumer tenacetaproposití uirutnnon ciuiumardorpraita iubentium,

non uultus instantis tyrannimentequarit solida neqiteAuster,

dux inquierí turbidusHadríae,necfulminantis magnamanusloitis:

sifractus illabatur ay/jis,impauidumferierir ruinae.

Y estamenciónprecisade la ruina del universola tiene Prudencioa propó-sito deZaragoza(Per. IV 5-6), confiadaenla proteccióndelos muchosmár-tires y testigosque la defienden:

Citad. Filo)? Chis. Estudios Latinos1998, nP 15: 157-169

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Vicente Cristóbal Horacio y Prudencio

Plenamagnorumdomusangelorumnon timet mundifragilis ruinatatot sinu gestanssimulofferenda

munera Christo.

Una nueva oposición, surgida como respuestaa una misma pregunta,es la relativaa los conceptosdenoblezay virtud. A eserespecto,el nuevoideal cristiano estádeclaradoen Per. X 116-140. En efecto, frente a laconcepciónhoraciana—la noblezao virtud sepuedeadquirir por educa-ción, no sólo por genealogía—que se manifestabapaladinamenteen elcontextode un elogio a Druso, hijo adoptivo de Octavio, en Carrn. IV 4,29-36:

fortes creanrurfortibus et honis;«st in iuuencis,esíin equispatrum

u¡rtus, nequeimbellemferocesprogeneran!aquilae columbata:

doctrina seduim promovelinsitam,rectiquecultuspectoraroborant,

y queen estopugnabaconPíndaro—sólo el linaje es fuentede virtud o no-bleza (lstlz. VII 24)ll~, paraPrudencio,en cambio,la noblezala daCristoy se aumentacon el martirio; no hay ya diferenciasde linaje.Así sedeclaraen estosversosqueplasmanel diálogo entrela autoridadpaganay el mártirRomán(Per. X 116 ss.):

«Tundatur>’ inquit «terga crebris ictibus,plumboqueceruisuerberaraextuberet.Personaquaequeconpetenterplectiturmagniquerefert itilis an sit nobilis.Gradu reorutaforma tormentisdatur»

Pulsatusergomarlyr illa grandinepostquaminter ictus dixir hymnumplumbeos,erectusinfir: «Absit ut menobilemsanguisparentumpraesteraut les curiae;generosaChristi sectanobilitar uiros.

Cf. nuestrocitadotrabajo«Píndaroy Horacio...»,Pp. 275-276.

Citad. Filo)? Chis. Estudios Latinos1998, nY 15: ¡57-169

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Vicente Cristóbal Horacio y Prudencio

«Siprima nostrisquaent incunabulisorigo textustemmatisrecenseas,delparentisesseab ore coepimus.Cul quisqueseruit, ille uereestnobilis;patri rebellis inueniturdegener.

«Henosdeindestemmariacceditnouuset splendoringensut magistratusuenit,si confirendí nomínistestemprobumsignentinustaferri et ignis uulneraa uim dolorum mors sequaturinclyta.

«Cavebenignusesseperuerseuelis,nec ml remissuslenirerpeperceris.incumbeinembrís. tortor, ur sim nobilis!Hin ampliatusni fritar successibus,genuspatris murrisqueflocci fecero.

Y sin duda,paralo esencialde estaconcepción,teníael poetacristianocomo fundamentolas palabrasde SanPabloen Gal. 4, 26-28: Omnesenimfui Dei eshsperfidem, quaeen in Cliristo lene. Quicumqueenimin Chris-to baptizatíestis, Chrisrum induistis. Non est !udaeus,neqiteGraecus:nonest seruus,negree liber: non est masculus,negreefemina. Omnesenim uosunum estisin Christo lesre.

Prudencio,en suma, es plenamenteconscientede su continuidad conrespectoa Horacio, tanto como de sudiferencia;sabe,por unaparte,quesuobralírica seinjertaen un viejo y robustotronco,peroconoceigualmentelasavianuevaqueconella aporta.Estánen sudesigniopoéticobienpresenteslo uno y lo diverso.

Quedenasí anotadasestasmuestrasde acuerdoy desacuerdoentrelosdospoetaslíricos, grandesambosaunquecondiferentegrandeza.Al fin y alcabo, el casode Horacioy Prudenciono es,en realidad,sino unamuestraparticularde un casogeneral:el enfrentamientoparcial y la parcial asimila-ción de paganismoy cristianismo.

Y quedeconello tambiénconstanciade mi homenajeal querido colega,MarceloMartínezPastor12.

~~ A quienagradezcoademáslassugerenciasqueme ha hechotras la lecturade estetrabajo.Comotambiénmanifiestomi agradecimientoaLuis Rivero,buenconocedordePru-dencio,por la revisióny útilesobservacioneshechasaestaspáginas.

169 Caed. Fi/of. Clós.Estudios latinos1998.nY 15:157-169