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Isabel Del Alamo Triana-Corpus Barga, Cronista de Su Siglo-Universidad de Alicante (2001)

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LITERATURA

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CORPUS BARGA,CRONISTA DE SU SIGLO

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Isabel del Alamo Triana

CORPUS BARGA,CRONISTA DE SU SIGLO

UNIVERSIDAD DE ALICANTE

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© Isabel del Álamo Triana© de la presente edición

Publicaciones de la Universidad de AlicanteCampus de San Vicente, s/n.

03690 San Vicente del [email protected]

http://publicaciones.ua.es

Diseño de portada: Alfredo Candela

Preimpresión: E. EspagraficC/. Aries, 7, entlo. D. 03007 Alicante

Impresión: INGRA Impresores

ISBN: 84-7908-635-1Depósito Legal: A-l319-2001

Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información,ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado -electrónico, mecánico,fotocopia, grabación, etc.-, sin el permiso previo de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual.

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AGRADECIMIENTOS

Muchas gracias a Edmond Gabai por su generosidad, predisposicióny dedicación. Él ha puesto en mi mano todo aquello que he necesitado pa-ra seguir profundizando en la vida y la obra de Corpus Barga.

Agradezco, también, el interés que me ha demostrado siempre Gre-gorio Coloma Escoín. Su ayuda ha sido imprescindible para mis trabajossobre este autor.

Y muchas gracias, en especial, a Miguel Ángel Lozano Marco, por-que fue él quien me hizo descubrir a Corpus Barga.

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ABREVIATURAS UTILIZADAS

ACB: Archivo de Corpus Barga.

AGC: Archivo de Gregorio Coloma.

STO: Servicio de Trabajo Obligatorio alemán.

UIE: Unión de Intelectuales Españoles en Francia.

UNE: Unión Nacional Española.

MUR: Movimiento de Unidad Republicana.

SERÉ: Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles.

JARE: Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles.

UNÍ: Unión Nacional de Intelectuales.

CNE: Comité Nacional de Escritores.

FTP: Franc-Tireurs et Partisans Fran9ais.

FFI: Forces Franchises de l'Intérieur.

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A Claude, Daniel, Rebeca y Samuel

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ÍNDICE

CAPITULO I: EL DESPERTAR DE UN SEÑORITODE LA BURGUESÍA MADRILEÑA 19

Sus comienzos como escritor 19

Momentos difíciles 25

El despuntar de un periodista 30

Muerte de sus padres: la transformación definitiva 34

Estancia en Belalcázar. Huida a Buenos Aires. La vida rotay Primer viaje a América 35

Primer viaje a París 42

Problemas con la justicia. La creación de Menipo 44

CAPÍTULO II: PARÍS, CAPITAL DEL MUNDO.EL DESPEGUE PROFESIONAL DE CORPUS BARGA 51

Una nueva vida 51

La Primera Guerra mundial y la propaganda de guerra.Colaborador de la revista España 56

Corresponsal de La Correspondencia de España 65

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La censura y la cárcel. Adiós a la La Correspondencia de España 76

El gran momento de los corresponsales de guerra. Los artículosde Corpus Barga. El valor de la noticia 78

Corresponsal de El Sol 85

Colaboraciones en otros periódicos 98

CAPÍTULO III: EL GOCE DE VIVIR. LA AVENTURADE SUS VIAJES 103

Periodista y trotamundos 103

El primer viaje en avión de París a Madrid. Otros viajes 106

Director de la Agencia de La Nación en BerlínSu gran aventura en el Graf Zeppelin 119

CAPÍTULO IV: LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA.CORPUS BARGA EN MADRID 129

La instauración de la Segunda República y la situación de la prensa.La postura de Corpus Barga 129

Dimisión de El Sol. Su trabajo en Crisol. Las esperanzas de Luz.. 133

Sus trabajos en otros periódicos 155

CAPÍTULO V: LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. EL EXILIO 163

En el Madrid de la Guerra Civil. El compromiso de Corpus Bargacon la República española 163

Colaboraciones periodísticas 171

Salida definitiva de España 175

CAPÍTULO VI: CORPUS BARGA, DE NUEVO EN FRANCIA 181

La Ocupación alemana. La vida comprometida de Corpus Barga.Su compromiso antifascista 181

Sus trabajos periodísticos en la Segunda Guerra mundial 192

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aAAPITULO VII:VEINTISIETEAAANOSEN EL PERUU 203

Recomenzar en Lima. Director, profesor y periodista 203

Colaboraciones en diferentes periódicos 210

Viajes inolvidables 216

«Por insignificante que sea una vida, nunca se acaba de contarlo que pasa con ella»: redacción de sus memorias. Reencuentroscon España 217

El final 229

APÉNDICE 235

Documento 1: Corpus Barga, «Yo, gobierno» 237

Documento 2: Corpus Barga, «Yo he vendido la piel de una Venus» 239

Documento 3: Corpus Barga, «Humo» 241

Documento 4: Corpus Barga, «Verdades sobre la prensa» 249

Documento 5: Cartas de Corpus Barga a Luis Bello 253

Documento 6: Julián Zugazagoitia, «La otra Ganzúa. Villaníasdel famoso sobrino»; Corpus Barga,«Política y prensa» 259

Documento 7: Corpus Barga, «Chateau en France» 263

Documento 8: Cartas de Corpus Barga a su familia 271

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«De ninguna manera por modestia, sino que por el derecho na-tural que tenemos todos de vernos favorecidos, me parece queyo soy uno de esos escritores que pueden ser redescubiertosdespués de su muerte. Puede haber un indagador que algún díase tropiece con algo mío y se pregunte: quién sería este suje-to, dice cosas curiosas. Pero no hay que hacerse ilusiones».1

1. Fragmento de la carta de Corpus Barga fechada el 8 de abril de 1964, en «Cartas deCorpus Barga», Madrid, ínsula, n° 347, octubre de 1975, p. 3.

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CAPITULO I

EL DESPERTAR DE UN SEÑORITODE LA BURGUESÍA MADRILEÑA

Sus comienzos como escritor

El 19 de junio de 1887, día del Corpus Christi, nacía en Madrid An-drés García de la Barga y Gómez de la Serna.2 Al nombre de Andrés sele sumaban los de Rafael, Cayetano y Corpus. Este último -impuesto porhaber nacido en la señalada fiesta religiosa-, junto con la segunda partede su primer apellido, fue precisamente la forma que escogió para firmartodos sus trabajos: Corpus Barga. Se convirtió en la manera más autén-tica de revolverse contra todo y de poner de manifiesto su ausencia decreencias religiosas, el afán por estar contra todo lo establecido.

Este joven pertenecía a una importante familia de la burguesía ma-drileña. Su abuelo, Pedro Gómez de la Serna, ministro de Espartero, fuequien trasladó a Madrid y modernizó la vieja Universidad de Alcalá, ade-más de crear la cátedra de Derecho Internacional y dotar a la Universi-dad de una Facultad completa de Filosofía. Fue él, también, quien hizoposible el viaje de Julián Sanz del Río a Alemania.

2. Ramón Gómez de la Serna era su sobrino.

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Con respecto al padre de Corpus Barga, Félix García de la Barga,fue vicepresidente primero de las Cortes e íntimo colaborador de la po-lítica de Prim. Durante la Restauración formó parte del Estado Mayor dela reserva como senador vitalicio y consejero de Estado, cargos en losque continuó hasta jubilarse. Y es que la familia de Corpus tuvo muchoque ver en la historia de Madrid:

Apenas es posible hurgar en la historia de Madrid sin que salte algún Gar-

cía de la Barga o algún Gómez de la Serna. Si mueve usted los ojos desde

la historia del cielo, se encuentra usted con la estatua de uno de los ante-

pasados de Corpus, no sé si es su abuelo o bisabuelo, encaramados entre

los que adornan el frontispicio del Tribunal Supremo, del que fue uno de

los fundadores. 3

Los padres de Corpus Barga eran primos. Don Félix le sacaba a Do-ña Eulalia -hija de Pedro Gómez de la Serna- veintitrés años y había vis-to nacer a su mujer. Su matrimonio fue por amor y por él tuvieron quesuperar algunas dificultades.4 Tuvieron doce hijos -Corpus fue el últi-mo-, aunque varios de ellos murieron de niños. El hermano a quien Cor-pus estuvo más unido en su infancia fue Rafael, que le sacaba un año.Durante mucho tiempo fueron inseparables.

Desde bien temprano, Barga se rebeló contra la sociedad españolade aquellos años de principios de siglo5 y su rechazo se manifestó en to-dos los artículos publicados en los diferentes periódicos radicales de laépoca. Se alejó rápidamente del camino que, por su condición, se le ha-bía trazado. Volcado en su afición por la lectura devoraba un libro trasotro, de todo género. Fue siempre un gran lector: «... para mí la lecturaes escribir otro libro con el libro de otro».6

3. Augusto Assía, «Un gran cronista de Madrid consume sus últimos años en Lima», Ya,15 de mayo de 1975, p. 18.

4. Ver el primer volumen de Los pasos contados: Mi familia. El mundo de mi infancia,Madrid, Alianza, 1979.

5. Ver Isabel del Álamo Triana, Corpus Barga: contando sus pasos. «Primer viaje aAmérica» («La Vida Rota», segunda parte) y otros textos inéditos de juventud, Valen-cia, Pre-textos, 1997; asimismo, la Tesis Doctoral Corpus Barga, periodista (1887-1975), Universidad de Aix-en-Provence, 2000.

6. Carta de Corpus Barga, Lima, 15 de febrero de 1974 (AGC).

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En 1904 comienza a colaborar en los periódicos más radicales e in-cluso publica un libro de poemas, Cantares, atrevido e irónico, que élmismo hizo desaparecer. Cantares, publicado con tan sólo dieciséisaños, fue firmado con el nombre de Andrés García de la Barga, pero es-to ya no ocurriría más.

Hasta qué punto era duro consigo mismo es algo que se puede com-probar con la historia de este librito: Corpus quemó toda la edición e hi-zo desaparecer todos los ejemplares producidos por la imprenta, hasta laspruebas de corrección que habían quedado en ella. Por esta razón, noquedó ni rastro de esta obra, salvo unos pocos versos publicados en la re-vista Gedeón,1 que la tachó de modernista y atrevida; en esta publica-ción, que llevaba un subtítulo en el que se leía «Es el periódico de me-nos circulación en España» y que se vendía al precio de 25 céntimos, seencontraba la crítica al trabajo del joven Corpus. En un apartado que larevista titulaba «El papel vale más (notas bibliográficas)», se ridiculiza-ron diferentes fragmentos del librito.

Sin embargo, para Ramón Gómez de la Serna, el libro de su tío, le-jos de ser lo que Corpus pensaba, poseía algo muy singular:

Un día -no sabrá ni él mismo cómo- tuve en mis manos un ejemplar de sulibro... ¿Cómo se llamaba aquel libro? Lo tuve en mis manos muy pocosminutos; pero recuerdo aquello como si me hubiese asomado al libro máscrudo que he leído. Era interesante, disparatado, audaz. Tenía el estilo delos grandes alentadores.8

Además de escribir para diferentes periódicos, en 1906, con dieci-nueve años, publica otro libro: Clara Babel9 se trataba de un conjunto derelatos en los que el autor exponía sus ideas anarquistas y reformistas,por otra parte tónica general del ambiente intelectual de los primerosaños de siglo. El libro se abría con un primer relato, representación cla-ra de las más íntimas convicciones del joven Corpus. En él exponía laidea de tirar, de expulsar del hombre todo aquello que es superfluo y queno sirve para nada, y quedarse sólo con lo imprescindible, con aquello

7. «Poemas», 22 de abril de 1904.

8. La sagrada cripta de Pombo, vol. II, Madrid, G. Hernández y Galo Sáez, 1915, p. 437.

9. Madrid, Imprenta de J. Espinosa y A. Lamas, 1906.

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que da sentido a nuestras vidas. Hay que romper las normas establecidas,destruir todo lo «respetable». Ésta es la idea básica: evacuar lo que es-torba. Y lo que estorba es precisamente lo que tratamos como si fuera lomás sublime o digno de respeto. Corpus expresaba en este primer rela-to, que da el tono a todos los demás del libro, la idea de hacer tabla ra-sa de todo y comenzar desde cero, después de un profundo trabajo dedesbroce:

La vida está en el estómago. Se nutre el cuerpo; arroja lo que no necesita;y en estos excrementos, va la huella profunda de la vida que no los admi-te, que los desprecia. En lo miserable, en la hez de algo, es donde mejorpuede estudiarse ese algo, donde haya muchos hambrientos hay muchosricos estúpidos...La caca del niño, es incolora, desmayada. La del hombre sano, es llana,natural. La del preocupado es desigual, multiforme, surcada por muchasarrugas. La de una señorita, es delgada, pequeña. La de un viejo está enpartes rugosa... Es un estudio tonto: ni mejor, ni peor que los demás estu-dios. Para vivir momentos preciosos y agradables hay que proceder a laevacuación de todo lo que estorba. Y estorban las cosas que tratamos conmás respeto y que nos parecen más sublimes. Así está hecha la condiciónhumana... Podemos vivir en el silencio porque somos charlatanes. Yo to-mo la pluma pensando en los momentos que vendrán después; momentosmagníficos y preciosos.10

Por estas fechas, escribe también otro libro, La moral de la juven-tud, que no sabemos si llegó a publicarse.

Literariamente, Corpus Barga se nutrió en sus primeros años delgrupo de escritores finiseculares, sobre todo porque participó en las ter-tulias que sus componentes tenían por costumbre realizar en los cafés,como en el Nuevo Café de Levante, el café de Fornos o Pombo, por ci-tar algunos. Tuvo una gran amistad con Pío Baroja, Unamuno y Azorín.

Al primero que conoció personalmente fue a Pío Baroja. Era unacostumbre, en aquellos primeros años de siglo, que el joven Corpus, quehabía iniciado ya sus andanzas literarias, se reuniera con Baroja en casade éste. Allí, junto a la familia del escritor y, en ocasiones, el doctor PaulSchmitz (con quien Baroja realizó el viaje a pie de su Camino de per-

10. Ibid. p. 5.

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fección), se entretenían dándole un repaso a todos los movimientos lite-rarios. Después conoció a Ramón del Valle-Inclán, y pronto a otros gran-des escritores que se convirtieron también en sus amigos:

Los dos primeros escritores de la generación del 98 que conocí fueron cro-nológicamente Pío Baroja y Valle Inclán, con los dos llegué a tener granintimidad. Me gustaba y me gusta el tono de Baroja, tiene páginas en lasque no es posible explicarse porqué le parecen a uno bien: no es el estiloni la gramática, ni las imágenes, ni nada, aparentemente no tienen nada departicular y no se olvidan. El arte tiene un último término, es el que vale.Valle Inclán no sabía gramática ni le importaba, pero sabía de literaturamuchas cosas aparentemente inútiles porque no servían para hacer un es-tudio pero escribía como quería, podía escribir toda clase de hechuras, noescribía, inscribía, se sabía sus libros de memoria, tiene aciertos inmuta-bles. Pío Baroja me presentó a Azorín. Las frases cortas empezaron cuan-do Azorín escribía en francés, yo voy, yo vengo, yo saludo, yo me siento,usted se va, etc..., yo admiraba mucho a Azorín cuando se quitó el yo, sufrase corta y minuciosa era un deleite pero nunca se me ocurrió escribirasí, las frases no son cortas ni largas, no se miden en longitud, deben es-tar hechas a medida, los imitadores de Azorín no se daban cuenta de queellos las compraban en un Almacén, una frase larga nunca es demasiadolarga, siempre se le puede añadir algo..."

De entre todos los temas de conversación que podían llegar a tra-tarse en aquellas interminables tardes de tertulia, un lugar destacado loocupó la llamada «generación del 98». Así era como la denominaba Cor-pus Barga en aquellos años, hasta que Baroja, en una de sus múltiplesconversaciones, le rebatió esa apelación y le señaló que no existía tal ge-neración, corrigiéndole de esta manera:

He encontrado a Azorín y le he dicho que no comprendo por qué nos lla-ma la 'generación del 98'. Naturalmente, no somos una generación, y unmanojo de todos nosotros es como hacer un ramillete con un cardo, un es-pino, una ortiga y otras plantas por el estilo.12

11. Carta de Corpus Barga, Lima, noviembre de 1973 (AGC).

12. Los galgos verdugos (cuarto tomo de la tetralogía de sus memorias Los pasos con-tados), Madrid, Alianza Editorial, 1979, p. 349.

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A partir de este momento, para Corpus Barga la llamada «genera-ción» no fue tal, sino un grupo o movimiento, empeñándose entonces enque así debía ser llamado, desechando la antigua denominación. A estegrupo de escritores lo tituló con el acróstico V.A.B.U.M., es decir, Valle-Inclán, Azorín, Baroja, Benavente al principio, Unamuno y Maeztu. Mástarde añadiría a Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y también a Pi-casso, cuando lo conoció. De esta forma se convirtió en V.A.B.P.U.M.

La admiración que sintió por los escritores del 98 le llevó a afirmaren uno de sus artículos de Luz, del 28 de abril de 1932:

Pues fue nada menos que todo un movimiento espiritual. Hoy puede con-siderarse como el último movimiento espiritual habido en España. Un ar-tículo de Azorín, un cuento de Valle-Inclán, una novela de Baroja, una co-media de Benavente, un comentario de Unamuno y hasta una indignaciónde Maeztu eran algo espiritualmente distinto a todo lo que entonces cons-tituía la vida espiritual de los españoles. Han venido luego otros movi-mientos literarios, pero el milagro espiritual no ha vuelto a repetirse. Co-mo que el movimiento del 98 no era literario; Benavente, Baroja y Valle-Inclán no han tenido nunca la misma literatura. El movimiento del 98 fueun brote del espíritu español al contacto eléctrico de la nueva Europa, fueuna intuición de Europa, una revolución espiritual.

Años más tarde declaraba, en la entrevista realizada por WinstonOrrillo:13

Les unía el común gesto de protesta. Eran distintos entre ellos, pero la cen-sura al anquilosamiento de la vida española anterior, era lo que los identi-ficaba. La España decadente era la enemiga común. No era una genera-ción, era un grupo de escritores formado por Unamuno, Azorín, Baroja,Valle-Inclán, Maeztu y también dos poetas: Juan Ramón Jiménez y Anto-nio Machado. Y hay alguien a quien yo sitúo igualmente en este grupo(por lo que algunos me calificarán de arbitrario). Se trata del pintor PabloPicasso, que estuvo en Madrid en los momentos de efervescencia. Picassoes español doscientos por ciento y su misma rebeldía -que lo ha hechoatravesar, pulverizando, todos los ismos- es netamente española. Para míPicasso no se explica sin la generación del 98, ni ésta sin aquel.

13. Oiga, Lima, febrero de 1969.

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Pero en aquellas tertulias no pasaban revista únicamente al panoramaliterario, artístico o sociopolítico español, sino también a la literatura eu-ropea, centrándose en escritores como Maeterlinck, Rodenbach o la filo-sofía de Nietzsche y Schopenhauer. El pensamiento filosófico de Nietzs-che se había introducido en España proveniente de Francia a través del mo-dernismo catalán y entró a formar parte, muy rápidamente, de los círculosintelectuales madrileños. La doctrina del Superhombre fue la que más ecoencontró entre todos estos escritores de finales y principios de siglo.

Según recordaba su sobrino, Julio Gómez de la Serna:

En pleno sendero de la guerra literaria eligió el café de Levante, de la ca-lle del Arenal, y allí, oyendo música de Corvino (Corpus tuvo por aquellaépoca un acabado tipo de músico y de poeta), sentado en grupo con los dosBaroja, Valle-Inclán, Azorín (tan simpáticamente avanzado de ideas porentonces) y aquel magnífico humorista casi irreal que fue Silverio Lanza,14

intervenía con sus camaradas en la confección de las ideas más radicales,saturándose de las grandes drogas: música, literatura, política. Allí, el es-píritu burgués quedaba deshecho, triturado, en el fondo de los vasos de ca-fé, de las copas de alcoholes y de las pipas, llenas de carácter.(...) PeroCorpus Barga era antes que literato, hombre de acción. El periodismo leparecía más vital, más directamente influyente. Y al fundar Lerroux aqueldiario, El Radical, dirigido por Fuentes y que era denunciado casi todaslas noches, Corpus ingresó (algo así como por derecho propio) en su re-dacción.15

Momentos difíciles

(...) tu tendencia a la soledad. Desde niño, los paseos solo. En las conver-saciones, tu desatención. Suposiciones: no te gusta aislarte? sino, al con-trario, tenerte al corriente de todo. Ser el solitario? en la multitud. En rea-lidad has sido un solitario, salvo en el Rincón y la Revista. Lo fuiste en Pa-rís. Lo has sido en Madrid.16

14. Al que Corpus siempre admiró como escritor y de quien fue amigo.

15. «Impresión biográfica», Pasión y muerte. Apocalipsis, Madrid, Ulises, 1930, pp. 11 y 12.

16. Reflexiones escritas por Corpus Barga en su vejez y recogidas en «Algunos papelesinéditos de Corpus Barga», Papeles de Son Armadans, CCLII, marzo de 1977, p. 302.

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Junto a esta gran influencia en su vida y en su obra narrativa de losescritores del 98, el pensamiento anarquista directamente venido de Ru-sia fue el otro impulso decisivo que determinó la juventud de Corpus.Por conducto de Francia nuevamente, la literatura rusa había entrado enEspaña y los primeros escritores que habían arrasado eran Dostoievski yTolstoi. Ya a finales del siglo XIX, los intelectuales españoles estaban aldía en cuanto a traducciones francesas de los rusos se refería. Si bien es-tas traducciones no eran de gran calidad, sirvieron, sin embargo, para ac-ceder a los escritores rusos. De la misma forma, el pensamiento políticoy social proveniente de Rusia se había filtrado decisivamente en el mun-do intelectual español, en donde comenzaron a formarse grupos de rebe-lión, los gérmenes de la entonces incipiente clase obrera que protagoni-zaría años más tarde revueltas contra el gobierno. Marx, Bakunin, Tur-guenieff, Netchaieff, Kropotkine, eran algunos de los nombres que esta-ban entonces en las bocas y las mentes de todos. Pocos años después, conla guerra y las primeras chispas de la revolución, lo ruso volvería a co-brar en España un auge completo.

Corpus Barga, como muchos otros intelectuales de aquellos años, sevio fuertemente atraído por la doctrina anarquista y participó, a pesar de sucondición social, en muchas de sus actividades. Prueba de ello son las pá-ginas del tercer volumen de sus memorias, Las Delicias,11 en las que re-cuerda las reuniones clandestinas en la calle del Viento, cuando simpatiza-ba activamente con los brotes anarquistas en el Madrid de la monarquía.

Pero para Corpus Barga este anarquismo de los primeros años delsiglo XX tenía mucho que ver con una idea romántica de concebir elmundo. No se puede afirmar que fuera anarquista, en su sentido más es-tricto; a sus ojos, el anarquismo respondía a una actitud romántica, unenfrentamiento contra la sociedad, la política y hasta la literatura espa-ñola. Rusia y el anarquismo se habían convertido casi en mitos. El anar-quismo era, para él, una ideología alentadora, una doctrina que, como lohabía expuesto en Clara Babel, rompía todo lo aparentemente respeta-ble, eliminaba lo convencional para quedarse con lo verdadero. Su ad-miración por todo lo relacionado con ésta se trasladó también a sus artí-culos y a su vida.18

17. Madrid, Alianza, 1979.

18. De hecho, en el primer viaje que realizó a París pocos años después, entabló una es-trecha relación con un grupo de revolucionarios rusos y, más especialmente, con

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A pesar de todo, Corpus nunca pudo ni quiso desprenderse de loque ya era entonces y seguiría siendo en adelante. Por esta razón, pusoen boca de Solé, personaje de Las Delicias, la revelación de su auténticaposición con respecto a ese movimiento revolucionario que nacía enton-ces en España, alimentado por el anarquismo venido de Rusia:

... Es muy sencillo Andrés: te esfuerces lo que te esfuerces, sea en lo quesea tú nunca dejarás de ser... ¿Cuáles son las mejores palomas mensajeras?-¡Ah; ¡ah! ¡oh! ¡oh! las de sangre azul -el muchacho se había ido acer-cando a nosotros.-Una paloma mensajera de las mejores.-No me lo has querido decir claramente como nos decíamos todo cuandoéramos amigos. Ya sé lo que piensas: que nunca dejaré de ser un señori-to.19

Aun tratándose de un burgués radical, en Corpus convivía tambiénsu idea del anarquismo, ciertamente adaptada a su forma de entender lavida. Para Barga, el anarquismo tenía un sentido diferente al del resto desus seguidores. De esta forma, Rusia se había convertido en algo mági-co y único:

Esta palabra presentaba a la imaginación, cuando yo era joven, la figura deun hombre romántico, un príncipe anarquista. Era una palabra abracada-brante, mágica, mística. Decía sobre el anarquismo más que un concepto,más que una teoría. Decía una vida.20

El malestar y la insatisfacción personal del Corpus adolescentefueron, sin duda, una de las razones por las que éste se decidió a tras-ladar su rebeldía a los periódicos. Su característico descontento juntocon el sentimiento de inadaptación a la vida española le llevaron a seruna persona que gustaba de estar sola con sus pensamientos y con sutrabajos:

Lydia Stahl. Esta mujer sería detenida en Francia por espía, muchos años más tarde.A ella, Corpus Barga le dedicó una serie de artículos en 1935, en el Diario de Ma-drid, los días 24, 25, 26, 27, 29 y 30 de abril, así como el 2 de mayo.

19. Las Delicias, op. cit., p. 328.

20. «Algunos papeles inéditos», Papeles de Son Armadans, op. cit.

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Corpus Barga habitaba en el piso bajo.21 Recuerdo su aparición ante lagente que estaba en su casa, saliendo de su cuarto, con su cabeza de jovenprodigio matemático, con aquel pelo despeinado y aquel mechón rebelde,con ese aire un poco sonámbulo del hombre que ha estado largo rato en-tregado al cross-country cerebral de sus lecturas o a ver danzar sus ideasen el aire confinado de un cuarto de trabajo. Corpus salía deseando des-entumecerse en la acción, en la palabra, más contradictor, más irritante-mente paradójico que nunca.22

Una vez terminados sus estudios secundarios, apremiado por su pa-dre, decide estudiar la carrera de Ingeniería de Minas,23 que contaba congran prestigio en el Madrid de aquellos años. Para ello, tuvo que prepa-rarse muy duramente durante dos años en una Academia, con el fin depoder ingresar en la Escuela de Minas. Fueron años de intensa y severaformación para el muchacho que entonces era Corpus y que, a fuerza deestudiar y realizar ejercicios matemáticos durante todo el día, se fue ais-lando y alejando de su entorno familiar y de sus amistades.

Atravesó una época difícil a nivel personal. Se convirtió en un ado-lescente complejo e introvertido para el que sólo existían las matemáti-cas y, de una manera deformada y confusa, la idea de la mujer. Estas ob-sesiones le produjeron un desequilibrio nervioso y emocional:

Me pasaba todo el día con una aproximación de diez mil millonésimas, enuna habitación del piso tercero de la casa que hacía rincón en la plaza deCelenque, contemplando las batallas matemáticas que se desarrollaban enuna pizarra o interviniendo en las batallas, y esto me satisfacía físicamen-te (...) en el frígido cuarto estucado que seguía compartiendo con mi her-mano Rafael en la casa de nuestros padres, la maquinaria continuaba fun-

21. Se refiere aquí al piso bajo del inmueble en el que vivía Juan Ramón Jiménez, en lacalle de Lista; corrían los primeros años del siglo y allí vivió un tiempo Corpus, unavez muertos sus padres.

22. En la «Impresión biográfica» de Julio Gómez de la Serna, Mary en los altos hornos,op. cit., pp. 19 y 20. Obsérvese que su sobrino ya destacaba, como una de las carac-terísticas de su tío Corpus, la contradicción. Contradicción que aparecerá a lo largode toda la vida de Corpus Barga.

23. Según parece, como se prueba en la documentación personal de Corpus que se en-cuentra en el Archivo Histórico de la Universidad de San Marcos de Lima, antes ha-bía estudiado dos años en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Cen-tral de Madrid.

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clonando por la noche proyectada sobre las paredes blancas que se pusie-ron negras, cubiertas por las interminables frases del idioma algebraico, yme deslumhraban (...) Mi mente se había reducido a una tabla rasa pordonde pasaban sin dejar rastro las voces calladas de cantidades y medidasabstractas en busca de corroboraciones y de incógnitas. Fuera de ella todome parecía irreal, no miraba las cosas, no hablaba con las personas, iba so-lo; en mi casa respetaban, luego supe que con cierta inquietud, mi mutismo(...) pronto resulté el más alto de mis hermanos y, mientras más alto me ha-cía por fuera, me iba haciendo por dentro más encogido, encerrado, hura-ño. En el desfile mudo por mi pizarra interior se deslizaban, como en miscuadernos de clase, el príncipe Pí, la señorita \-l y la curva inferior de lapierna femenina. Con las voces calladas y los signos abstractos se acogíancada vez más hondamente en mí el hombre teórico y la mujer imaginaria.24

Sin embargo, dada su enorme facilidad y su gusto por las matemá-ticas -que se reflejó a lo largo de toda su vida, tanto en sus artículos co-mo en sus novelas-, esta preparación al ingreso en la Escuela de Inge-niería de minas así como la propia carrera no supusieron una gran difi-cultad para él, lo que le llevó a sacar brillantemente los tres primerosaños. La carrera de Ingeniería de minas gozaba, en aquel entonces, demucho prestigio social. Se trataba de unos estudios con amplias salidasy muy buena fama. Pero Corpus Barga nunca quiso ser ingeniero, y só-lo los emprendió por no contrariar a su padre, al que respetaba profun-damente Con este orgullo recordaría a lo largo de su vida al que había si-do su modelo ideológico:

Mi padre, llamado por Campoamor, el hombre justo de Horacio, era con-sejero de Estado y senador vitalicio en tiempos de la monarquía española.El poeta y el hombre justo eran seguramente una gran pareja de liberales.No estoy en condiciones de retroceder tanto, pero sí de decir que los ide-ales de mi padre eran los míos, siempre y hasta que abandoné Madrid jun-to con Machado y otros. Aunque es justo establecer una diferencia entreun liberal del siglo XIX y otro del siglo XX.25

Escribir y leer eran las pasiones que le ocupaban todos sus ratos libres.Además, las compañías anarquistas, a cuyas reuniones asistía clandestina-

24. Las Delicias, op. cit., pp. 79, 80.

25. Declaraciones recogidas por Hernán Belarde en la revista Estampa del periódico li-meño Expreso. Aunque no hemos podido acceder a la fecha de la entrevista, ésta da-ta de la época peruana de Corpus.

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mente, así como la inquietud y desasosiego del complejo adolescente queera, influyeron en su permanente alejamiento de su vida de siempre.

A esto se añadió un suceso importante: el hundimiento del tercerdepósito de las Aguas de Lozoya, que estaba en aquellos años en cons-trucción. El accidente provocó un enorme revuelo y movimientos de pro-testa y sublevación, por haberse quedado sepultados allí cientos de obre-ros. Hubo una indignación general y una gran manifestación en Madrid,pues la empresa constructora no había cumplido las normas y las obrasy trabajos se hacían de cualquier forma. Este dramático suceso fue otromotivo más por el cual Corpus se desmarcó de los pasos que le había tra-zado su familia. La distinción entre las clases sociales se le hacía másevidente y le hacía colocarse, cada vez más, en contra de los principiossociales de la sociedad española de principios de siglo.

Solitario e introvertido, acabó alejándose incluso de su hermanoRafael -al que siempre había estado muy unido- y se formó su propiomundo.26

El despuntar de un periodista

La transformación industrial en que se hallaba inmersa la sociedadespañola en estos primeros años del siglo, había favorecido una voluntadde transformación de los periódicos. Del periódico ideológico y de opi-nión, que representaba a un partido político, comenzaba, lentamente, apasarse al periódico visto como negocio, cuyo pilar fundamental de sus-tento era la publicidad y los lectores.

Dadas las especiales condiciones políticas -continuas crisis en elGobierno- y sociales -gran índice de analfabetismo en el primer terciode siglo-, esta transformación fue lenta. Pero, a pesar de todo, asistimosa un giro en la forma de concebir el periódico, que fue constituyéndoseen sociedades anónimas conforme pasaron los años. Asimismo, el mate-rial utilizado se modernizó. Cada vez más empresas periodísticas dispo-

26. En el volumen III de sus memorias, Las Delicias, op. cit., p. 53, Corpus dice, a pro-pósito del particular «estado de espíritu» de aquellos años de adolescente: «Yo nome siento aislado, no creo ser un desarraigado. Se podría decir que, al menos even-tualmente, soy un inadaptado y esto me da cierta tendencia a ser solitario».

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nían de rotativas y de linotipias que fueron sustituyendo, poco a poco, lafigura del cajista.

La participación de Corpus en el periodismo se remonta a princi-pios de siglo. Aunque el primer artículo del que se tiene noticia es de1906 -el 4 de agosto- y aparece en El País con el título «La soberbia delmercurio», es muy posible que ya antes o durante ese año hubiera cola-borado en otros periódicos.

Fundado en 1887, El País fue un periódico republicano que viviónumerosas vicisitudes y diferentes cambios de dirección y redacción,hasta llegar a ser el que era en estos primeros años de siglo en que el jo-ven Corpus Barga comenzaba a escribir. Escandaloso, virulento, enconstante oposición frente a la monarquía, El País se convirtió en el me-jor órgano de expresión que pudo desear para acoger sus ideas (aunqueya poco a poco el periódico había experimentado un profundo cambio araíz de la dirección de Castrovido, dejando de ser ese diario combativo yatrevido del cambio de siglo para convertirse en el órgano de la UniónRepublicana, partido republicano de centro).

En el caso de Corpus Barga, que atravesaba un delicado y difícilmomento personal, era lógico que intentara probar suerte en este perió-dico que se había destacado, por ser un diario agresivo y rebelde, querompía con la sociedad e iba contra corriente. Por aquellos años El Paísera un periódico con pocos recursos que aprovechaba los envíos para te-ner colaboraciones gratuitamente (algo que también hacían otros mu-chos).

En los artículos de Barga en este diario encontramos diferentes te-mas: desde su admiración por los cuadros de Solana, la celebración enParís de la cuaresma, la exposición de Zubiaurre, hasta una profunda de-fensa de la obra y la persona de Baroja (aunque a éste le rebate en variasocasiones algunas de sus opiniones). Como es de esperar de una perso-na ávida de esclarecer los problemas de la sociedad española, se pregun-ta una y otra vez sobre ésta. Para él «la energía española sólo es adapta-ble, sólo puede producirse en aparatos como el cabrestante que consien-ten la fuerza animal. La culpa de esta única adaptación será nuestra, delos españoles, que no hemos entrado aún, que todavía estamos al margende la cultura.»27

27. «El semitismo de Pío Baroja», El País, 21 de enero de 1913.

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Aunque no son muchos artículos, sí se extienden a lo largo de losaños. Sus colaboraciones se sitúan entre 1906 y 1914. Es decir, que el úl-timo artículo fechado es de 1914, cuando ya El País había dejado de serese periódico mordaz y provocador que le había caracterizado años an-tes. Quizás por ello los escritos de estos años ya no tienen el mismo to-no (además de que las circunstancias personales de Corpus habían cam-biado notablemente). La segunda decena del siglo XX es el momento enque Barga estaba viviendo en París y por ello dedicó una serie de artícu-los a la ciudad francesa, empezando así su costumbre de analizar su so-ciedad para los lectores españoles.

Pero también se dejó ver su pluma en El Impartial, fundado en1867 por Eduardo Gasset y Artime, periódico que contó con un granprestigio durante los primeros años del siglo XX (aunque no pudo evitarperder mucho de este prestigio cuando se dejó llevar por sus interesespartidistas y perdió la independencia que le había caracterizado); el éxi-to de su suplemento literario semanal, Los Lunes de El Impartial, fue,sin embargo, constante:

Todavía entonces, en España, el periodismo se titulaba de opinión, no sehabía transformado en periodismo de información, seguía siendo, sobretodo, político y literario. Esto último, especialmente, El Impartial. Apenasexistían revistas literarias, las letras vivían en los diarios.

(...)El Impartial no era imparcial, era, a su vez, político, pero se distinguía delos otros, los superaba, por su autoridad literaria. (...) En «Los Lunes de ElImpartial», la página especial dedicada todas las semanas a las letras, donJuan Valera dio el espaldarazo a Rubén Darío, y José Ortega y Gasset hi-zo que se publicaran las Sonatas de Valle-Inclán.28

Siendo López Ballesteros el director del periódico, Corpus Bargacolaboró de una manera intermitente, no con un gran número de artícu-los. Las colaboraciones se extendieron desde 1907 hasta 1913. Sin em-bargo, lo importante es comprobar cómo con tan sólo 19 ó 20 años seabrió camino y fue capaz de lanzar sus artículos en una publicación se-manal tan prestigiosa como ésta. El tono de estos escritos era paralelo alde las otras publicaciones en las que colaboraba, así como al de las no-

28. Corpus Barga, «Un aspecto de Ortega el refractario», Sur, julio-agosto de 1956, pp.170-179.

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velas que escribe por estos mismos años (como es el caso de Clara Ba-bel); es decir, son artículos atrevidos, en los que plantea, en ocasiones,sus audaces teorías sobre la vida y ,1a sociedad:

Sin embargo, la vida no está en la inteligencia; está en el estómago. La in-teligencia es un reflejo del estómago; es un a modo de estómago; tiene susdigestiones al revés; arroja alimento y por eso puede convertir al individuoen lo que quiera, siempre que el alimento tenga potencia bastante.El alimento que da la inteligencia forma al individuo. Y a la masa de indi-viduos la forma también lo que da su inteligencia; pero su inteligencia noda alimento, da únicamente hambre. Es más difícil que se sacie un gigan-te que un enano. La hormiga tiene de sobra comida en el invierno; el lobonecesita caer sobre las ovejas...Por eso el pueblo desprecia la delicadeza del manjar ante la cantidad. Lointenso debe llegar muerta ya el hambre, porque si no, aparece el delirio yel extravismo.La masa de individuos no se transforma por las ideas. Las ideas son paraella, una consecuencia, un relleno, resultado del hueco hambre. El hambretrágica de los pueblos no es cuando piden pan, sino cuando el pan queellos obtuvieron ha sido digerido. Los tiranos eran hábiles al dar el pan co-mo un regalo.29

Con respecto a El Intransigente, fundado en 1907 por Lerroux, es-te periódico tuvo tan sólo cuatro meses de vida. En frontal oposicióncontra la monarquía de Alfonso XIII, el periódico defendió en todo mo-mento a Ferrer, cuando éste fue procesado por su complicidad en el aten-tado del anarquista Mateo Morral contra el rey el día de su boda.

A Corpus, joven ácrata y rebelde, le faltó tiempo para enviar sus co-laboraciones con artículos a la altura del tono del periódico; en ellos sedestacaba la idea de acabar con la anquilosada sociedad española y re-novar el país transformándolo completamente.

La ideología anarquista es el modelo a seguir. Corpus Barga expre-saba sin pudor sus alentadoras ideas y la voluntad de acabar con toda la

29. Corpus Barga, «Sobre una contradicción nietzscheana», El Impartial, 11 de febrerode 1907. Esta idea de la vida empezando en el estómago es reiterativa en sus escritosde estos años. Lo hemos visto en el primer capítulo de su novela Clara Babel', peroes que lo mismo ocurre con otros textos de juventud, como La señorita v-7 y El anar-quista Barbón (ver Isabel del Álamo, Corpus Barga: contando sus pasos, op. cit.).

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sociedad y partir desde cero. Estas ideas pueden encontrarse descritas enel Apéndice de este libro, documento 1, en el que hemos reproducido unartículo que data de 1907, «Yo, gobierno», en el que Barga plasmaba susideas sobre los males de España, de la sociedad y del Gobierno. Se tratade una sección del periódico en la que se iban sucediendo las opinionesde diferentes escritores sobre lo que harían si pudieran gobernar. En es-ta ocasión era el turno de Corpus.

Con respecto a sus colaboraciones en El Liberal, estaban más biendedicadas a críticas literarias. Fundado en 1879, fue Miguel Moya su di-rector desde 1890, consiguiendo que el periódico se convirtiera en el máspopular y el gran rival de otro grande, El Impartial. Sin embargo, Bargaera mucho más que un republicano moderado, era un republicano decla-rado, quizás por esta razón no colaboró con un gran número de artículos.

Muerte de sus padres. La transformación definitiva

La historia de amor de Don Félix y Doña Eulalia, padres de CorpusBarga, duró toda la vida del matrimonio. Como la existencia de Don Fé-lix no se entendía sin la de su esposa, cuando ésta falleció a finales de1907, las ganas de vivir de su marido desaparecieron con ella. Una se-mana después de la muerte de Doña Eulalia, Don Félix se dejó morir, de-jando de comer y cayendo en una profunda tristeza que le hizo enfermarmortalmente. Su mujer lo había sido todo para él:

... aquella a la que había visto nacer, cuando él tenía veintitrés años y viocriarse y crecer y, después de coronar con ella su vida feliz, había de vermorir y por cuya muerte había de morir él porque habiendo visto todos lospasos, sin perder uno, del primero al último, por donde ella había pasado,no quería ver nada más en la vida.30

Cuando mueren sus padres, Corpus ya no ve sentido a lo que esta-ba haciendo. Abandona la carrera de minas y se lanza de lleno en su so-ledad, volcándose en la escritura y fomentando, cada vez más, sus nue-vas amistades anarquistas. Continúa sus tertulias con los grandes escri-tores de la época.

30. Mi familia. El mundo de mi infancia, primer volumen de la tetralogía Los pasos con-tados, op. cit., p. 114.

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Siguió interesándose por la cuestión económica, tomando concien-cia de su privilegiada situación de señorito burgués y decidió hacerse unhombre rompiendo con las comodidades familiares, lanzándose a laaventura de vivir solo, sin recursos.

Comenzó entonces la rebeldía y el grito insolente contra los cadu-cos principios de la sociedad española: en la plaza de Santa Ana, en unamanifestación en la que Caldos estaba hablando, Corpus se atrevió a lan-zar, en voz alta y con absoluta tranquilidad, tres vivas a la anarquía.31 Es-te fue su primer paso para contar con antecedentes penales y para po-nerse en contra a la fuerza pública española. Sin embargo, esta provoca-ción juvenil hay que interpretarla como un hecho sin importancia, casipropio de su edad y de las circunstancias políticas y sociales que vivía laEspaña de principios de siglo.

Estancia en Belalcázar. Huida a Buenos Aires. La vida rotay Primer viaje a América

Su familia comenzó a alarmarse por el comportamiento radical deljoven y por su simpatía con el movimiento anarquista. Corpus se habíaconvertido, como muchos otros jóvenes escritores de los que surgieronaquellos años en la prensa madrileña, en un dinamitante de la sociedadespañola. Para su familia esta actitud fue muy difícil de soportar, pues sesituaba completamente en contra de sus principios más arraigados.

Por ello, decidieron enviarle una temporada al pueblo de Belalcázar,en el que se encontraba su casa solariega. Éste estaba situado «en la zonanorte de la provincia de Córdoba, dentro de la comarca conocida popu-larmente como Valle de los Pedroches y limitando con Extremadura».32

31. La influencia de la ideología anarquista le trajo, como a tantos otros, muchos pro-blemas. El enfrentamiento con la sociedad española era tal que Corpus hizo de elloun estilo de vida, una forma de ser que le llevaría, en poco tiempo, a abandonar supaís. La primera confrontación llegaba en estos primeros años de siglo, cuando serebeló contra la literatura de Galdós y lo que este escritor representaba para los in-telectuales y escritores de entonces.

32. Joaquín Chamero Serena, Personajes de Belalcázar, Madrid, Ciencia 3, 2000, p. 13.Para todo lo relativo a la historia de este pueblo, ver también, del mismo autor, Delos Pedroches a las Indias, Madrid, Ciencia 3, 1996; de Manuel Rubio Capilla, Be-lalcázar. Historia, monumentos y personajes, Diputación Provincial de Córdoba,Ediciones Duque, 1999.

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En este pueblo de la Andalucía de principios de siglo, que vivía funda-mentalmente de la ganadería -un mundo de terratenientes, pastores y enel que su familia poseía algunos latifundios-, tomó notas para la redac-ción de la que sería su siguiente novela: La vida rota.

Corpus Barga nunca dejó de amar estas tierras cordobesas. Al pue-blo de su familia, viajaría en numerosas ocasiones a lo largo de toda suvida. Desde que era un muchacho hasta que fue un anciano. Corpus ne-cesitaba volver allí. Con todo lo cosmopolita que fue, Belalcázar siem-pre estuvo presente en su vida y le faltaba tiempo para ir a reencontrasecon su pasado en aquellas tierras andaluzas.

En estos años de principios de siglo XX, el pueblo representaba pa-ra aquel joven, ácrata y rebelde, recién despierto a una conciencia social,el atraso con respecto a Madrid, un lugar que no había sufrido transfor-mación alguna. Sin embargo, al mismo tiempo equivalía a un mundo deautenticidad que siempre valoró y necesitó. A pesar del atraso en que elpueblo se encontraba con respecto a la capital, Corpus apreció lo que ha-bía de bueno en ese mundo, sirviéndole también para abrir los ojos a larealidad social de los campesinos y ganaderos de aquellas tierras.

Este sentimiento de admiración y cariño por Belalcázar lo transmi-tió, a su vez, a su mujer y sus hijos, que apreciaron también la belleza deaquellas tierras, la hermosura que se desprendía de la rudeza, como re-cordaría Rafaela, la hija de Corpus, muchos años más tarde:

Mi padre y su hermana Lala eran grandes jinetes, sobre todo ella, y Andrésy yo heredamos ese gran placer, montábamos a menudo a pelo, a cabalgarcomo salvajes en esos campos secos comparados con los franceses y queal atardecer se volvían violeta, a la hora en que las mozas iban con su cán-taro en la cabeza o cadera, dependía de la habilidad de buscar agua al po-zo y que los mozos las acechaban.33

En el retiro de la Casa Grande, la familia esperaba que Corpus re-accionara y rectificara su rebelde actitud. Sin embargo, nada podía ha-cerle ya cambiar. Su vida se había decidido y determinado quizás ya eneste momento.

33. Escritos inéditos de Rafaela, sin fecha.

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Tras una temporada en Belalcázar, decidió escaparse de España. Seembarcó en Lisboa en un paquebote bórdeles llamado «Magellan», delas Mensajerías Marítimas francesas. Tras algunas escalas en Dakar, Ríode Janeiro y Montevideo, llegó a su destino: Buenos Aires.

Allí, sin dinero, conoció lo que significaba vivir en la más absolutamiseria. Precisamente lo que había estado buscando en Madrid, la des-marcación de su medio habitual y el pertenecer a las clases más desfa-vorecidas, lo conoció en aquel país. Además, este viaje obedecía a un de-seo de ponerse en contacto con grupos anarquistas de otros países queoperaban en Buenos Aires, así como a la pretensión de encontrar trabajoen algunos de los periódicos de allí.

El viaje resultó una frustración, pues lo que perseguía no lo consi-guió. Pero sí vivió ciertas experiencias necesarias para determinar aúnmás su actitud radicalmente distinta al de su prestigiosa familia. Además,sacó importantes conclusiones que le iban a servir para continuar el ca-mino que se había trazado:

Iba por la calle empapándose en agua, triste, decaído. Había llegado a co-nocer ese mundo sin ejes, del desheredado. Y pensó: Yo he cometido unatontería absurda, inexplicable, pude hacer este viaje sobra de dinero y meencuentro hecho un miserable; pero ahora, me alegro, porque he visto lavida terrible; sí, yo antes pensaba en un hombre delante de un león pararepresentarme algo terrible en la vida, en una gran catástrofe, o en una ha-zaña estupenda; y eso no es nada, eso se cubre con una cosa que tienen to-dos los seres, con el heroísmo. Y ahora, ha sido un momento, nada másque un momento, que mucho me durará, cuando he visto lo terrible, del in-feliz, del pobre, del desheredado, contra lo que no hay acción, pues estánrodeados por buenos y malos así como con una atmósfera donde se ha he-cho el vacío.34

Sin embargo, esta situación no duró mucho tiempo. Como en aque-llos tiempos la mayoría de edad se obtenía a los veintitrés años y Corpustenía sólo veintiuno, el hecho de ser menor hizo que su tutor, un tío departe del padre, tuviera todavía todo el poder legal sobre él. Éste mandóque lo buscaran y la policía lo arrestó. El joven regresó a Madrid, esta

34. Primer viaje a América, en Isabel del Álamo Triana, Corpus Barga: contando suspasos..., op. cit., pp. 178 y 179.

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vez en un camarote de primera clase, como correspondía a un muchachode su categoría social.

Sin embargo, de nuevo en Madrid colaboró en la prensa republica-na con más entusiasmo que antes y continuó fomentando las relacionescon sus amigos escritores y los intelectuales y artistas de aquellos mo-mentos.Y, en marzo de 1910, publicó la novela que había esbozado en suconfinamiento en Belalcázar: La vida rota, primera parte.

La voluntad de juzgarse duramente y criticar su obra fue una cons-tante a lo largo de su vida, como lo hemos comprobado con su libro Can-tares. Pues bien, con La vida rota fue también muy severo. Se autocen-suró desde las páginas de Prometeo, con ocasión de su publicación, de-nominándola burlonamente La vida loca:

Ciertamente no hemos leído muchos libros tan detestables como La vidaloca [subrayado del autor]. Y que este libro sea detestable resultaría lo demenos no estando como no está pensado en nuestras leyes -y la impuni-dad de la producción moderna lo demuestra,- el publicar libros normales.Pero además se advierte que el autor debe ser un mal sujeto, capaz de cual-quier tropelía y de todas las malas hazañas. Esto ya se sale del terreno li-terario por su dañosidad. Más podríamos decir, pero no merece este mallibro el espacio que está ocupando en la buena revista PROMETEO.35

Pero es que no se contentó únicamente con criticar la novela, sinoque su misma persona sufrió una autocensura implacable. Su sobrino,Ramón Gómez de la Serna, recordaba precisamente aquellos momentosy dejó testimonio de la personalidad de su tío, tan crítica y exigente con-sigo mismo:

Una vez, a raíz de la publicación de su gran novela La vida rota, le dijeque iba a hacer una crítica en la revista Prometeo,^ y él me atajó dicién-dome: «¿Quieres que yo mismo la haga?» Y se sentó a escribir dejando es-

35. «La vida rota, novela de Corpus Barga», n° 15, 1910, p. 102.

36. En esta revista de Ramón Gómez de la Serna es donde se difundieron los primerosmanifiestos futuristas italianos que cobraron tanto auge años más tarde entre el mun-do intelectual español, concretamente a partir de los años veinte.

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critas dos terribles cuartillas, en que se metía atrozmente con su novela y

con él mismo.37

Y es que, sin duda, para Corpus su vida entonces estaba rota, rotapor la muerte de sus padres, que le había descabalado por completo; y«loca» también por una desazón e inquietud que le mantenían en una cri-sis permanente. Fueron unos años en los que se sintió perdido e insegu-ro de todo, hasta de sí mismo. De hecho, en los cuatro volúmenes de susmemorias, deja constancia de la difícil adolescencia que vivió y que lehizo, primero, escaparse a Buenos Aires; más tarde, por Europa, y final-mente instalarse en París, lejos de todo. Sin embargo, como la contra-dicción fue la constante de su carácter, aun a pesar de criticar su novelaLa vida rota, ello no impidió que la recogiera y reelaborara muchos añosmás tarde, para realizar el cuarto volumen de sus memorias, Los galgosverdugos.

Con respecto a la segunda parte de La vida rota, Primer viaje aAmérica, que narraba su escapada a Buenos Aires, se publicó mucho mástarde, en mayo de 1997. Y es que en La vida rota, Corpus hablaba de unasegunda parte de la novela de la que nunca se supo nada. El hallazgo yestudio, hace tan sólo unos años, del manuscrito de Barga Primer viajea América, nos hizo concluir que nos hallábamos, por fin, ante la segun-da parte jamás publicada de La vida rota. La conclusión a la que llega-mos tras estudiar concienzudamente el libro y analizar diferentes datos38

fue que, tras la muerte de los padres de Corpus Barga en diciembre de1907, ante su conducta disipada y rebelde la familia lo confinó en Belal-cázar, en la Casa Grande. Como este viaje suponía una vuelta atrás, elhundirse todavía más en el mundo del que necesitaba salir, Barga deci-dió escaparse a Buenos Aires y lo consiguió. En el «Magellan» escribióLa vida rota. El colofón con el que terminaba esta novela indicaba queiba a haber una segunda parte: la historia del protagonista rumbo a Amé-rica. Y, efectivamente, la hubo, aunque no se publicó. Aquella novela eraPrimer viaje a América.

Con respecto a la fuga de Corpus Barga, ésta viene a demostrar sucaracterística insatisfacción. Y es que él nunca se apreció lo suficiente,ni como escritor, ni como periodista. Quizás es que jamás acabó de en-

37. La sagrada cripta de Pombo, vol II, op. cit., p. 437.

38. Ver Isabel del Álamo, Corpus Barga: contando sus pasos.., op. cit..

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centrarse y esa búsqueda de sí mismo le llevó a sentirse en todo mo-mento insatisfecho con respecto a lo que escribía o publicaba. En unaocasión declaró: «A mí no me gusta nada de lo que escribo, por la sen-cilla razón de que cuando lo leo me parece que lo escribió otro».39

Puede ser que ese permanente desasosiego fuera la razón que le lle-vó a elegir el camino del periodismo y también de la huida, viajando con-tinuamente:

No sé por qué, de qué ni cómo estoy desencantado. Quizás lo que me fal-ta es Madrid con su cielo alto, seco. O la ráfaga seca de Castilla. Me faltaEspaña, he vivido siempre en el extranjero. Aquí también y siendo esto co-mo nosotros estoy en el extranjero, he nacido para vivir desterrado, dispa-rado por un cañón para caer, después del vuelo, en donde debe exacta-mente colocarme. Todavía no me he situado. Me situaré alguna vez? Es-toy también exactamente mal colocado, me siento incómodo, no me sien-to bien a mí mismo (pues qué sería si estuviera con otro?).40

Ahora bien, pensar que Corpus Barga fue un hombre amargado yrecluido en sí mismo sería un error. Su otra cara es la de una persona deacción, de un rebelde que saltó a las páginas de los periódicos desde quefue un adolescente, para luchar contra la sociedad; un hombre que escri-bió novelas, cuentos, relatos, poesía, así como guiones de cine o realizó,también, traducciones de algunos libros. Una persona con un sinfín deamigos, entre ellos muchos escritores, periodistas, pintores, políticos,historiadores, y también gente corriente y muchos alumnos de sus añoscomo director y profesor en Lima. Una persona cosmopolita, elegante,culta, inteligente. Amante de Europa pero, por encima de todo, del Ma-drid de principios de siglo. Y un verdadero personaje romántico, comodebió serlo para su sobrino Julio Gómez de la Serna, quien lo recordabacon el gabán, el monóculo y la pipa:

Su monóculo, con esos terribles muellecitos para su perfecto sostenimien-to, que luego dejarán en la órbita craneana unas pequeñas callosidades,que sólo descubrirá una autopsia o el sepulturero del porvenir.

39. «En Lima con Corpus Barga», entrevista de Gonzalo de Bethencourt, Pueblo, Ma-drid, 9 de mayo de 1975.

40. Reflexiones inéditas de Corpus Barga escritas desde Lima en los últimos años de suvida (ACB).

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Son botines franceses, franceses y no ingleses.Sus guantes, que Corpus lleva cogidos en una mano con un gesto a lo Che-valier d'Orsay.Sus gabanes ingleses, ingleses más que franceses, que le envuelven comoalbornoces de baño.Pero Corpus Barga madrileñiza su aspecto europeizante fumando sin ce-sar unos terribles puros de la más castiza vitola democrática.41

Corpus Barga debe representar ante los parisinos el perfecto gentilhommede la province que pasa en París unos días. Corpus, en Madrid, parece másque nunca una cabeza (yo me atrevería a decir de estudio, en el buen sen-tido académico de esta palabra) unida a un gabán y a unos pantalones sos-tenidos interiormente por una de esas perchas de madera barnizada con loshombros redondeados, perchas de gran burgués. Corpus habla con una vozde timbre grave, pastoso, arrastrando las erres.42

Ya en sus primeros años de juventud se podían adivinar las caracte-rísticas que hicieron de él un muchacho singular. Ramón Gómez de laSerna lo recordaba así:

Corpus Barga es tío mío, verdadero tío, aunque sea muy joven. Vivía en elcaserón misterioso, enorme y destartalado, de la calle de Trujillo, la casadel virrey, la casa hipotética del tesoro. Se fue cuajando en aquella casa unprocer, el último procer, el descontentadizo del mundo. Su padre era unagran figura de hombre independiente y liberal, un anciano de pelo muyblanco y él era el hijo mimado, el pálido heredero, el jovencito con la vi-sión anciana, escéptica, burlona, tal vez un poco deshecha de las cosas.(...)Corpus pasa por las calles del atardecer con las manos a la espalda, juntoa Baroja, con las manos a la espalda también. En la familia, en el peque-ño de la familia, que era yo, causaba una honda impresión este tío joven-cito, que pasaba con rictus amargo y filosófico junto al barbudo siempreen barbecho Baroja.43

41. Puede ser que en aquel entonces fumara puros; sin embargo, la pipa fue para él unplacer irresistible y una costumbre que le acompañaría durante toda su vida.

42. «Impresión biográfica», Pasión y muerte..., op. cit., pp. 17 y 18.

43. La sagrada cripta de Pombo , op. cit., p. 436.

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Primer viaje a París

En 1910 se marchó de España, tentado por la necesidad de viajarpor diferentes países y por salir del ambiente de Madrid. Llegó a París,ciudad de la que se quedó prendado al primer instante y en la que se que-dó durante algún tiempo. Pero Corpus no fue el único que se «enamoró»de París. París era, por entonces, la capital del mundo artístico. La TorreEiffel, que había sido inaugurada en la Exposición Universal de 1889,fue otra vez, en 1900, el faro de la ciudad de la luz, símbolo de la capi-tal de la cultura del siglo XX.

El Hotel Lisboa, donde había vivido antes Alejandro Sawa, fue ellugar en el que se instaló. Desde allí enviaba artículos para El Radical yentabló una gran amistad con un grupo de estudiantes revolucionarios ru-sos (entre los que se encontraba Lydia Stahl), a los que conoció en la ta-berna del Panteón. Comenzó también su amistad, que se revelaría estre-cha y duradera, con Ilya Ehrenburg. Corpus le ayudaba a descifrar la po-esía de San Juan de la Cruz y Ehrenburg, a su vez, le ayudaba con los po-etas simbolistas rusos.

En El Radical, «Diario republicano de la noche», comenzó a cola-borar en 1910. El director era Ricardo Fuente y el periódico se constituíacomo órgano del Partido Radical. Salía al precio de cinco céntimos y laRedacción y Administración se encontraba en la calle Factor, 5. Consta-ba de tres ediciones diarias. Intelectuales y escritores como Ortega y Ba-roja colaboraban ocasionalmente en sus páginas, adscribiéndose de estamanera al Partido Radical en el que vieron por un momento la salida a lasituación política que vivía España. Sin embargo, pronto se desilusiona-rían de este partido.

Corpus Barga escribió varios artículos diseminados desde 1910hasta 1912, en los que realizó diferentes disertaciones sobre todo tipo detemas, desde la política hasta el teatro. Algunos artículos se podían leeren la primera página, en la zona central y bien a la vista. Su nombre fir-maba el final del artículo con una letra destacada en negrita.

Encontramos algún escrito dedicado a Valle-Inclán, así como unaconferencia sobre las propagandas pronunciada por Barga en la Casa delPueblo de Belalcázar; por supuesto, todo esto sin dejar de lado en sus

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artículos los violentos ataques a la religión y más concretamente a losjesuítas.

Hay que destacar, sin embargo, el relato largo que publicó en dife-rentes fechas, inaugurando de esta forma la sección de «Cuentos inédi-tos» de este periódico. Llevaba por título «La ceniza» y comenzó a pu-blicarse el 26 de junio de 1910.44 Se trataba de un cuento en el que lospersonajes implicados realizaban largas disertaciones sobre el sentidodel amor y la verdadera existencia de éste y en el que encontramos va-rios personajes de su novela La vida rota.

En este viaje a la capital francesa conoció a Ciges Aparicio, Nico-lás Estévanez, Luis Bonafoux, Manuel Machado, Eugenio D'Ors, Enri-que Díez-Canedo, Julio Camba, Fabra Ribas y muchos más. Además, seencontró también con antiguos amigos que viajaban a la capital parisina,como su sobrino, Ramón Gómez de la Serna, o Pío Baroja, con quienespasaba el rato frecuentemente en aquel «París de antes de la guerra, prós-pero, sin entrever el mañana, con algo de candido domingo en todos losdías.45

Pero todavía no había llegado el momento en que Corpus Barga tu-viera que quedarse definitivamente en París. Tras un viaje por Inglaterra,con estancia en Londres, volvió a España a mediados de 1911.

De nuevo en su país, se dedicó a realizar varios viajes a Belalcázary también a otros puntos de Andalucía. Republicano declarado, colabo-raba a menudo en los periódicos más radicales. En 1912 fue retratado porRicardo Baroja en un cuadro en el que aparecía con su volumen de Lavida rota y que fue presentado a la Exposición Nacional. Asistió, tam-bién, a un homenaje a Azorín en Aranjuez, junto con otros escritores delmomento como Ortega y Gasset, Baroja, o Lerroux.

Continuó escribiendo relatos y novelitas, en la misma línea rebeldey anarquista de los que había escrito antes. Prueba de ello son los relatosCómo se proyecta la aviación sobre la humanidad. La audacia del vue-

44. Se publicó por partes: los días 26 y 28 de junio, y los días 3 y 14 de julio de 1910.

45. Ramón Gómez de la Serna, Automoribundia, Madrid, Guadarrama, 1974, p. 222.

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lo. Desventuras pasajeras de la señorita Hern; asimismo, El anarquistaBorbón, El anarquista Halley y La señorita v-7.46

En Cómo se proyecta la aviación sobre la humanidad..., CorpusBarga realiza un homenaje a uno de los temas de su predilección y unade sus máximas ambiciones en la vida: volar. El relato narra el vuelo delpiloto francés Lucien Mamet en su Bleriot-XII, el día 26 de marzo de1910 en el aeródromo de Ciudad Lineal de Madrid. La descripción deaquel importante momento de la aviación se entrelaza con la historia dela señorita Hern. El texto pone de relieve el interés y la emoción que laslecturas de Santa Teresa despertaban en el joven Corpus, que llegaba acomparar la ascensión del monoplano con los momentos de éxtasis de lasanta. La admiración y exaltación del hecho de volar son los dos ejes so-bre los que se construye el relato.

Con respecto a El anarquista Borbón, narra la disparatada historiade un anarquista llamado Borbón en su casa de París. La desmitificaciónde la doctrina anarquista, la libertad, el determinismo, son algunos de lostemas expresados en este texto, en el que la ironía y la parodia juegan unpapel determinante. En El anarquista Halley, Corpus Barga expresa eltemor del mundo ante el anarquismo. El complot creado por el Universocontra la tierra es el argumento del relato, en el que la ciencia, encarna-da en el personaje de Edmund Halley, es la culpable del próximo finaldel planeta. La señorita V-7, es el prólogo del que debía ser la novelita«Vida y Muerte». En él Barga no quiso disimular su ánimo provocadorde estos años.

Problemas con la justicia. La creación de Menipo

El momento más señalado de estos años de la vida de Corpus Bar-ga es aquel en que crea Menipo. El 17 de noviembre de 1913 sale el pri-mer número de Menipo -El cínico-, como se subtitulaba. Semanario cre-ado, redactado y dirigido por él, debía su nombre al personaje del cua-dro de Velazquez. De los dibujos se encargaba Tito Salmerón, hijo de Ni-colás Salmerón.

46. Estos relatos fueron presentados también en Corpus Barga: contando sus pasos, op.cit. No habían sido publicados hasta ese momento. Su descubrimiento, transcripcióny estudio fueron determinantes para arrojar luz sobre el Corpus de aquellos años, ytambién para comprobar que todavía hay mucho por conocer de él.

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Como decía Barga, el semanario, tanto por su presentación comopor su contenido, fue un auténtico precursor. Aunque aparecieron tam-bién en estos momentos otros semanarios similares, de tono anticlericaly reformista, lo cierto es que Menipo estaba a la altura de las circunstan-cias e incluso más allá: republicano, rebelde, romántico, ácido, virulen-to, de tal forma atacaba en sus páginas al sistema español que pronto lecortaron las alas.

Con sólo ver el formato, el título y las primeras líneas, el lector sedaba cuenta rápidamente del tono del periódico. Con veintiséis años, Me-nipo supone el primer enfrentamiento «oficial» de Corpus con la censu-ra (aunque, como hemos visto, su carácter rebelde ya le había traído pro-blemas antes, pero no por escribir en la prensa). A pesar de que desde elprimer momento en que comenzó a escribir para los periódicos sus artí-culos estuvieron marcados por un tono atrevido y crítico, sin embargo, aconsecuencia del comentario que realizó sobre una avería que había su-frido el buque de la Marina «Carlos V» en su viaje a México, los milita-res y los jueces ociosos encontraron en el asunto de Menipo la excusaideal para ensañarse y entretenerse, haciendo de Barga el chivo expiato-rio que necesitaban.

Un amigo suyo, estudiante de Ingeniería como Corpus, republicanoy oficial de Infantería de Marina, le alertó a tiempo de lo que iba a ocurrir:

-Chico- le dijo secretamente al procesado-, te has caído: los jueces deMarina no tienen nada que hacer en Madrid, como no sea imponer algúnarresto a los marineros que se emborrachan los domingos en los bailes dela Virgen del Puerto; así que tu proceso lo han cogido con un gusto que teva a perjudicar: no hacen más que añadirle folios y folios.47

Aunque la libertad de prensa existía en España desde 1876, si se in-curría en un delito de imprenta era la jurisdicción ordinaria y el CódigoPenal los que regulaban el delito (según la Ley de Imprenta de 1883).Ahora bien, al mismo tiempo que sucedía esto los militares manejabanla Ley de Jurisdicciones, que se promulgó el 23 de marzo de 1906 y semantuvo vigente hasta el 17 de abril de 1931, en que fue derogada por elGobierno Provisional de la República. Por esta ley se otorgaba a los mi-

47. Corpus Barga, «Paris-Madrid hace veinticinco años», Diario de Madrid, 24 de abrilde 1935.

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litares el poder someter a la jurisdicción castrense los delitos de impren-ta que supusieran injurias u ofensas claras contra el Ejército. Atacandoen su artículo al acorazado «Carlos V», que era un buque de guerra delministerio de la Marina, el estamento militar argüyó que ése era un deli-to contra el Ejército y que como tal debía regularse bajo la jurisdicciónmilitar (los delitos contra la Patria se juzgaban con la legislación ordina-ria, como he señalado más arriba). El mismo Corpus Barga lo recordaríaasí años después:

Este joven disconforme con el régimen y la sociedad española de enton-ces, estudiaba una carrera de ingeniero y dirigía un semanario romántico,republicano y virulento, que se publicaba bajo la clásica advocación de«Menipo», y que, por su presentación, tanto como por sus ideas, fue en laprensa española un precursor, y, cual todos los precursores, perseguido.Los fiscales leíanlo atentamente, armados con todas las armas de la Ley deJurisdicciones, para cazarlo. Pronto le hicieron incurrir en ella.48

La «pega» de la famosa Ley de Jurisdicciones era que no admitía lalibertad provisional. De forma que las personas a quienes se les aplicaba laley eran inmediatamente detenidas y encerradas en prisión durante todo eltiempo que durara el proceso -aunque luego no resultaran culpables-.

Así las cosas y a sabiendas de lo que provocaba con la creación deeste semanario, el lunes 17 de noviembre de 1913 salía a la calle el pri-mer número de Menipo. Corpus Barga no ignoraba lo que podía pasar es-cribiendo ese tipo de artículos. Teniendo en cuenta que España se en-contraba en plena monarquía,49 no sólo entonces, sino desde el mismomomento en que empieza a escribir en los periódicos, lo que escribe eljoven Corpus sólo se puede interpretar como una provocación y tambiéncomo la libertad que él consideraba que un periodista debía tener paraexpresarse.

48 Ibid.

49. La crisis de la monarquía (como explica Javier Tusell, Historia de España, Madrid,Taurus, 1998) comenzó precisamente en este año de 1913, así como la del sistemade Restauración. Tras Canalejas, fue el liberal conde de Romanones quien asumió elgobierno, aunque no estuvo en él mucho tiempo. Dato fue quien se hizo cargo delpoder, existiendo desde ese momento una división en el partido conservador: por unlado, Dato (jefe del Gobierno) representaba la posición conservadora tradicional yMaura agrupó a la derecha extrema y también a la reformista. En los liberales esta-ban Romanones y García Prieto.

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Barga tituló así a su recién nacido periódico porque se sentía élmismo identificado con el personaje de este cuadro de Velazquez. Meni-po y Corpus eran la misma persona, «el filósofo griego, viejo y cínico»,embozado en una capa, como Barga se embozaba en su gabán. Corpus,Menipo, el cínico, se lanza a la calle, sale de su cuadro en donde no ha-cía más que aparentar, que ser admirado y decide tomar parte de una bue-na vez en la vida:

¿cuándo mejor ocasión que ahora para que salga adelante un cínico? (...)pero entre ser cínico por rendirse a un ambiente como el actual de Españao ser cínico por librarse de él, ¿quién dudaría?50

Desde el primer momento en que concibió este periódico había de-cidido no rendirse a aquel ambiente. Por lo pronto, Menipo era un «se-manario satírico», como lo precisaba su autor. En él atacaba absoluta-mente a todos los estamentos españoles, al gobierno, a la sociedad, laIglesia, la literatura. Desde las primeras líneas no dejó de arremeter con-tra el gobierno de Dato o todo personaje político de la actualidad espa-ñola de entonces.

Comenzaba Menipo con un diálogo entre diferentes personajes delos cuadros de Velazquez, «los vecinos de Menipo», y la explicación delporqué de la salida de Menipo a la calle. Todo valía para la crítica y laironía. Ya fuera a través de los dibujos de Tito Salmerón o de los textosde Corpus, la sátira y los chistes ácidos sembraban las páginas de estesingular periódico. Añadió, además, diferentes anuncios publicitarios.

Apoyándose una y otra vez en el adjetivo «cínico» y en el vocabu-lario más agresivo y directo, provocaba una y otra vez con sus textos y sino hubiera sido por este artículo, la denuncia le habría llegado, sin dudaalguna, por otro.

Corpus se caracterizaba, ya entonces, por no callar ni esconder susideas políticas y sociales. La indignación que sentía por la situación es-pañola y el despego que le provocaba le animaron a escribir, a atacar des-de las páginas de este semanario, sin cuidado, sin miedo, con el mayorsarcasmo:

50. Menipo, 17 de noviembre de 1913.

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Por retraso en la fabricación del papel que hemos encargado especialmen-te a la Papelera Madrileña, y no pudiendo demorar la salida del número,avisados ya nuestros corresponsales, salimos con un papel de color blan-co más duro que el que hemos de emplear adelante.Pero si el tono del papel será más blando, y con ello ganará, aumentaremosla dureza en el color de los escritos para que ganen también. No somos par-tidarios de las medias tintas de los colores políticos. ¡Aquí no caben máscolores que el de la vergüenza y el de la ira, que son muy parecidos!

Con motivo, pues, de aquel desafortunado artículo, los militares notardaron en reaccionar a la provocación y persiguieron a su autor paraencarcelarlo. Pero ya era demasiado tarde, pues Corpus logró huir de Es-paña, rumbo a París, en donde ya establecería su nueva vida.

Sin embargo, habría que preguntarse si, teniendo en cuenta las cir-cunstancias políticas y sociales de aquel momento, la creación de Meni-po y la redacción de ese artículo no fue una excusa más para hacer esta-llar una situación que el joven Barga ya no soportaba y decidirse, de unavez por todas, a vivir únicamente de lo que escribía, rompiendo su de-pendencia económica de la familia.

La decisión de Corpus Barga de dedicar su vida al periodismo vinodada por una profunda convicción desde su juventud. Esto no quiere de-cir que no se viera influida por los momentos propicios en los que tu-vieron lugar: la situación de la prensa y la forma de vida de los intelec-tuales en los años posteriores al comienzo de siglo. Y es que por aquelentonces todos aquellos que quisieran hacerse un nombre debían pasarnecesariamente por las páginas de un periódico. Escribir artículos deprensa era la característica común de todos los grandes escritores espa-ñoles de estos años de principios de siglo. Dependían de estos artículospara subsistir económicamente, porque se vendían muy pocos libros yera extremadamente difícil vivir de esta profesión. Además, al darse es-ta carencia, los escritores buscaban el público lector a través de los pe-riódicos.51 Como señala Paul Aubert, «c'est, done, autant le journal quifait l'intellectuel que l'intellectuel qui fait le journal.»52 Por ello, los pe-

51. Ver Paul Aubert, Les intellectuels espagnols et la poliüque dans le premier tiers duXXéme siécle, Tesis de Doctorado de Estado, Universidad de Burdeos III, 1995.

52. «La propagande étrangére en Espagne dans le premier tiers du XXe Siécle», Espa-ñoles y franceses en la primera mitad de siglo, Madrid, CSIC, 1997, pp. 357-411.

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riódicos se convirtieron en el mejor vehículo de comunicación y difusiónde ideas y, lo que es más importante, de transmisión cultural (muy porencima del libro). A través de la prensa fue como surgieron las grandesfirmas, como se dieron a conocer las ideas de los grandes intelectuales,así como la literatura y la ciencia. Fue el periódico por estos años y to-davía lo sería bastante tiempo más de una gran calidad literaria e inte-lectual. De hecho, muchas novelas vieron la luz en ellos por vez prime-ra y la filosofía se fraguó en sus páginas (precisamente porque su alcan-ce era mucho más amplio, por ser mucho más leído).

Pero en Corpus Barga la situación era diferente de la de la mayoríade los que se lanzaban a escribir para los diarios. Él hubiera podido con-tar con el apoyo económico de su familia y pese a todo decidió arreglár-selas por sí mismo y entregarse de lleno a su pasión. Guardaba algunospuntos en común con otros corresponsales de la época, como podían serla insatisfacción por el ambiente español en que vivía, el abandono de losestudios, el deseo de huir de su país; el concebir la ciudad de París comoel mundo opuesto al español, el mundo de la cultura, de la libertad, delarte. Sin embargo, Corpus Barga, aun perteneciendo a esta generación de«descontentos», se despegó de ellos en otros aspectos. Él no abandonósus estudios porque fuera un incompetente o un mal estudiante. Lo hizoporque, a pesar de sacar su carrera de Ingeniería de Minas brillantemen-te, ésta no le llenaba. Renunció a todo aquello voluntariamente, no pornecesidad o por calaverada. Esta decisión obedeció a un convencimientoprofundo.

Sí que era un insatisfecho -lo fue siempre-, sí que salió huyendo deEspaña, y sí es cierto, también, que París fue su meta. En esto es en loque entra a formar parte del grupo de corresponsales que por esta fechasproliferan, como Maeztu, Araquistain, Madariaga, Sánchez Rojas, Enri-que Fajardo, Manuel Ciges Aparicio o Gómez Carrillo. Sin embargo, sedecidió por el periodismo, aun entonces en que nada estaba claro en suvida y contando con la oposición de la familia. Y a partir de este mo-mento hizo todo por ser un auténtico profesional. Y lo consiguió.

En él existió desde siempre el periodista, sólo tuvo que, de una for-ma u otra, hacerlo salir. Pero, ¿qué significó para Corpus Barga el perió-dico?:

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Los periódicos no sólo le dan al público ingrato el producto de fábrica quedesea, no sólo le inician en ese consumo maquinal, le ofrecen todos los díasel arte más vivo, un arte involuntario, un arte automático, lo que quiere serel arte moderno. ¿Qué voracidad, lector, te echa sobre este periódico todaslas mañanas? Aunque seas un sabio y un filósofo, dejas un momento tuslibros o tus retortas para ver en el periódico lo que sin ponerse de acuerdole ha ocurrido en sus diversas partes al mundo. No le recibes como a unamigo que te viene a dar noticias o a contar historias. Es otra cosa. Es unchoque, es una confrontación de tu vida con la de todos.53

53. Corpus Barga, «Las fábricas de opinión», El Sol, 23 de febrero de 1924.

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CAPITULO II

PARÍS, LA CAPITAL DEL MUNDOEL ASCENSO PROFESIONAL

DE CORPUS BARGA

Una nueva vida

Lo más importante de la huida de Corpus Barga a París fue que su-puso para él su salida definitiva, como lo recordaría años más tarde:

Soy como tantos otros españoles, intelectuales y obreros, desperdigadospor Europa y América, un inadaptado a la vida española no porque lleveviviendo muchos años fuera, sino que estoy fuera desde mi juventud porhaber disentido radicalmente de la vida en España. Y no únicamente delrégimen político. De la vida, es decir, de la sociedad en todas sus mani-festaciones. De su imaginación o literatura como de su realidad política;de la vida familiar como de la social, y sobre todo de la vida más íntima,más falsamente íntima y espiritual.54

Insatisfecho, decepcionado, harto de la sociedad española, en Parísse instaló definitivamente y comenzó una nueva vida desde cero. Esta

54. Corpus Barga, «Nueva casta de españoles», Nueva España, n° 22, 14 de noviembrede 1930, p. 7.

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marcha definitiva de España fue obligada y también fue elegida. Era laúnica salida que le quedaba para poder vivir su propia vida y obedecía alprofundo deseo personal de romper cualquier relación con aquella Espa-ña que ya no podía soportar más.

Sin embargo, la necesidad de cambiar de vida y de hacerlo precisa-mente en París no fue una casualidad. Al revés, era la tónica general delos intelectulaes, artistas y escritores españoles de principios de siglo queencontraban en aquella ciudad ese mundo receptor y emisor del arte. Pa-rís era la capital cultural y artística por antonomasia. Cosmopolita y au-téntica, París daba a los españoles como Corpus todo aquello que la Es-paña y el Madrid de principios de siglo era incapaces de ofrecer. Euge-nio D'Ors, Manuel Azaña, Enrique Díez-Canedo, Ignacio Zuloaga, son,por citar algunos nombres, buen ejemplo de esta costumbre. Pero Parísera algo más; en palabras de Corpus, era «la capital entonces de todos losciudadanos inadaptados y refractarios del mundo».

En la capital francesa comenzó trabajando en una copistería mecá-nica de música para pianolas en la Puerta de San Martín, aunque estaocupación como obrero manual duró poco. Así lo narraba él mismo:

Se entendía bien con la máquina; no se le rompió nunca ningún rollo delos seis que agujereaba a un tiempo la pequeña rotativa que le encomen-daron; pero, en cambio, jamás le salió perfecto un redondel de los que secortaban a mano para ponerlos, sostenidos por el eje, en los dos extremosde los rollos agujereados y pegarles las etiquetas con el título de la músi-ca copiada. Fracasó con la cuchilla del taller. Era -y debe seguir siéndo-lo- cada vez más torpe, muy torpe de manos...55

Entonces se dedicó a trabajos editoriales y periodísticos. Sin em-bargo, poco importaba el trabajo en sí mismo; Corpus había encontrado,por fin, una forma de vida que le complacía y le hacía sentirse vivo. Enaquellos momentos era consecuente con su forma de entender la exis-tencia y se lanzó a disfrutar de ello:

El hombre libre que ahora parece un mito ha sido, si se quiere, un mila-gro, pero «ha sido» una espléndida realidad. Para ser hombre libre no ha-cía falta, en la época anterior a la gran guerra, nada más que una cosa tan

55. Corpus Barga, Diario de Madrid, 30 de abril de 1935.

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sencilla como difícil: serlo. El hombre que no quería someterse a las con-venciones, ni siquiera a las normas sociales; el que renunciaba hasta a lostiernos lazos de familia; en fin, el hombre que sólo quería contar consigomismo, por escasos que fueran sus medios materiales o modesto que fuesesu oficio, podía pagar con muy poca parte de su vida, de su esfuerzo, suparticipación en la vida común y rescatar el resto, sacarlo indemne y puropara sí. (...) En las grandes ciudades de Europa abundaba el tipo del hom-bre que, dedicado a un menester manual o intelectual modesto, pero inde-pendiente, trabajaba sólo algunas horas al día, o algunos días a la semana,o algunas semanas al año, para cubrir sus necesidades y sus apetencias, queeran de un orden superior al de su categoría social, y podía así darse el lu-jo de realizarlas en todo el ancho margen que le dejaba la materialidad dela vida, como un millonario. Como un millonario que tuviera análogas ape-tencias, entre las cuales no se encontraba, claro está, la de ser rico. Este ti-po de hombre superior y modesto era el que luego un día se destacaba. Ensu libre y ociosa elaboración había producido una obra original: al menosconstituía el público inteligente y vigilante, es decir, exigente, insoborna-ble, que mantenía el alto nivel en todas las producciones del espíritu. Lalibertad se ha realizado en el mundo como se han realizado el misticismo,la poesía y todos los valores espirituales: de un modo históricamente fu-gaz y sólo visible para los iniciados.56

Este retrato de hombre libre, superior, insobornable e inteligente,era el autorretrato de Corpus Barga en su nueva vida en París. A princi-pios de 1914 empieza a trabajar como linotipista en la casa editorial Nel-son, una editorial inglesa que se encargaba de la realización de una En-ciclopedia para las Repúblicas hispanoamericanas, a la vez que colabo-raba en La Correspondencia de España, El País y otros periódicos. En laCasa Nelson trabajó junto a Sacher Masoch hijo. Ambos se hicierongrandes amigos. Sacher Masoch padre fue el célebre novelista austríaco.Sacher Masoch y su primera mujer tuvieron un hijo que, en contra de loque se ha dicho en ocasiones, no murió de niño. Éste había sido educa-do en Alemania, estudió en un liceo de París y también en Londres. Es-trechamente unido a su amigo Corpus, «Sacher Masoch hijo, a cuestascon su nombre escandaloso, vivía oscuramente. Muy feliz. Mejor toda-vía, por encima de la felicidad. Solitario. Libre (hasta donde era posible

56. Corpus Barga, «Reflexiones sobre la tierra. El mundo se achica y se encarece», LaNación de Buenos Aires, 18 de mayo de 1936.

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serlo)».57 Por estas fechas Corpus se hace gran amigo, también, del fa-moso guitarrista Fabián de Castro, quien fue, incluso, testigo en la bodadel periodista.58

Corpus Barga debía hacer frente a su vida independiente y libre deataduras familiares, en una ciudad cosmopolita en la que se encontrabala flor y nata de la intelectualidad y el arte. Estaba como pez en el aguaen esta vida bohemia de París. Era feliz:

Nuestro director, el señor peruano, estaba orgulloso de nosotros pero seimpacientaba: «No sé lo que le pasa a ustedes -nos decía- nadie me traeningún artículo a partir del jueves». Éramos de una gran probidad. Ganá-bamos solamente lo que necesitábamos para vivir. La vida era fácil enton-ces, en París, para el que renunciaba al lujo de las apariencias y de los sen-timientos obligados. Sin familia y sin sometimientos sociales, cierta clasede hombres a quienes se les llamaba ibsenianos, nietscheanos o anarquis-tas, podían llegar a satisfacer sus gustos con facilidad. En lo que aún que-daba de Montmartre y del Barrio Latino se despreciaba al que trabajabapara ganar más de lo que gastaba.59

57. Extraído de la conferencia de Corpus Barga «Yo he vendido la piel de una Venus»,16 de mayo de 1969.

58. Fabián de Castro, gran guitarrista gitano, acompañaba a la Macarrona, «bailaora"an-ciana que se había hecho muy famosa por aquel entonces. Ella fue la maestra de Im-perio Argentina y de todas las que vendrían después y había salido de la Campanade Sevilla, la Universidad del baile gitano. Su público estuvo formado por los mejo-res escritores y artistas de España y cuando triunfó en París bailó únicamente en lasEmbajadas y en las mansiones del Faubourg Saint-Germain.

59. «Yo he vendido la piel de una Venus», op. cit. El título de la conferencia hace refe-rencia al de una narración del libro La herencia de Caín, de Sacher Masoch padre.El libro era en la adolescencia de Corpus una de sus habituales lecturas, sobre todo«La Venus de las pieles», en la que la protagonista se hacía llamar Wanda de Dou-naieff y se correspondía, en la realidad, con Aurora Rümelin, la primera esposa deSacher Masoch. Durante la Primera Guerra mundial Corpus conoció a esta mujer, lamadre de su íntimo amigo. Divorciada de su primer marido (Sacher Masoch, yamuerto) y viuda del segundo (un periodista internacional que dirigía la política di-plomática de Le Fígaro), en París, donde vivía, fue perseguida por austríaca. La im-presión que entonces tuvo de ella Corpus fue diferente de la que le produjo cuandoera la diana galante de sus lecturas de niño-adolescente. En estos años de la guerraCorpus tuvo que ayudarla para vender las famosas pieles, ante la desesperación eco-nómica de esta mujer. Como él mismo refirió en esta conferencia, la madre de suamigo «era una Venus que había tenido muchas pieles, unas pieles famosas. Era laVenus de las pieles. La llamó así su marido. La hizo célebre. Ella había contado lue-

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Los únicos gastos extraordinarios que resultaban absolutamente im-prescindibles para ellos eran los viajes o los gastos propios y obligadosde la época, como eran el sombrero y la corbata.

La noticia de la muerte de su hermano Rafael, al que tan unido ha-bía estado durante su infancia, le llegó a mediados de 1914. Este durogolpe, la pena por esta desaparición, se vio, sin embargo, superada por lainminencia de la Primera Guerra mundial y la nueva vida en París. Porestas fechas tuvo lugar, además, el acontecimiento más importante en lavida de Corpus Barga, el encuentro con Marcelle Trannoy:

El amor -carnal- explica la vida porque es la vida misma aprehendidapor todas las facultades del ser. Enamorado debiera decirse: enajenado.El enamorado no necesita explicarse nada porque todo se lo encuentra ex-plicado en el otro: el zapato y la estrella.60

Esta mujer francesa, hija de un escultor, vivía con su hermano, másjoven que ella, una vez muertos sus padres. Estudiaba medicina y, comoandaba mal de dinero, posaba para los pintores para ganar algo. Marce-lle debía ser, por lo tanto, una mujer nada común y bastante más avan-zada que sus contemporáneas españolas, características esenciales paraatraer al rebelde y liberal Corpus. El encuentro fue en «Rosalie», un res-taurante al que asistían los artistas de Montparnasse y también el jovenBarga con su amigo Sacher Masoch hijo. «Rosalie» era el nombre de ladueña, que tenía la costumbre de fiar y a veces le pagaban de forma ori-ginal, como lo hizo Modigliani con un dibujo. Allí fue donde Corpus viopor primera vez a Marcelle.

Ella se convirtió en su esposa y le hizo padre de dos hijos: Rafaelay Andrés. La unión duró toda la vida. Sobre el primer encuentro de la pa-reja, recordaba su hija:

go su vida matrimonial honestamente, con entera crudeza. No tenía nada de cortesa-na (nunca lo fue), ni de mujer fatal. Tenía una figura arrogante y un carácter fuerte,de provinciana, de mujer familiar de una ciudad pequeña de Polonia. Hubiera cria-do muchos hijos, regentado una casa. Se casó con un literato que alcanzó la celebri-dad contando su propia novela. Ella era la protagonista, la que se ponía las pieles yempuñaba el látigo. Su marido fue quien dio el nombre al masoquismo. Se llamabaSacher Masoch».

60. Reflexiones de Corpus Barga recogidas en «Algunos papeles inéditos», op. cit, p. 89.

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Papá nos contó que se fijó en mamá porque sólo bebía un vaso pequeño devino y no el medio litro que iba con el precio del almuerzo. No sé cuántotiempo duró el asedio pero una noche que iban por el Boulevard Saint-Jac-ques, a mamá, que tenía zapatos nuevos, le salieron ampollas en los pies,con lo cual papá la llevó en brazos supongo que a la rué Mouffetard, noconozco la fecha pero nací el 15 de julio de 1916.61

La Primera Guerra Mundial y la propaganda de guerra.Colaborador de la revista España

En toda Europa el comienzo del siglo XX vino marcado por los mo-mentos de inestabilidad general en que ésta se hallaba sumida y el con-secuente estallido de la Primera Guerra mundial. La situación se habíaacelerado con la enorme revolución industrial que llevó a Alemania a si-tuarse a la cabeza del resto de los países europeos, por encima de Fran-cia e Inglaterra; además, Alemania se convirtió en una amenaza para In-glaterra y se alzó como su seria rival colonial en África.

Una de las razones por las que la Primera Guerra mundial fue tandura y de dimensiones tan catastróficas, fue precisamente por el uso deun armamento que hasta ese momento no se había conocido. Con eldesarrollo y el auge de la entonces nueva tecnología, el cariz que tomóla guerra fue diferente y devastador. Por ejemplo, Alemania poseía fusi-les revolucionarios, de disparo continuo y automático. Además de los ga-ses asfixiantes y de la ametralladora, la aparición de los primeros avio-nes y de los zeppelin en misiones de observación, condujeron a una gue-rra cruel y diferente a todas las habidas anteriormente. A esto se unió lautilización del submarino y de los tanques y vehículos con armamentoshasta entonces desconocidos.

En España, el período que comienza a mediados del año 17, es elde una fuerte crisis en la sociedad y la política, de profundas convulsio-nes y cambios decisivos. Los acontecimientos que llegaba de fuera deEspaña no eran tampoco muy tranquilizadores. Por un lado, la PrimeraGuerra mundial y por el otro la revolución rusa. Dentro del país, en el ve-rano de 1917, la situación era crítica: tuvo lugar el pronunciamiento delas Juntas militares de Defensa, el fracaso de la huelga general del mes

61. Escritos de Ninoche. Sin fecha.

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de agosto, y la Asamblea de Parlamentarios buscando un cambio consti-tucional. Esta confluencia de movimientos supuso un cóctel peligrosoque hizo cambiar definitivamente el panorama político y social espa-ñol.62

Con respecto a la situación de la prensa en los años de la PrimeraGuerra mundial, lo más destacado fue que el contenido de los periódicoshabía comenzado a transformarse. La prensa se abrió a las noticias lle-gadas del extranjero y, por lo tanto, los periódicos optaron por los artí-culos informativos.

Hasta ese momento, la profesión de periodista carecía de estatutojurídico. Además, estaban muy mal pagados o sencillamente no lo esta-ban. La mayoría no cobraba nada por sus artículos ya que escribir en unperiódico era, en cualquier circunstancia, la única forma de hacerse co-nocer. Sólo con el paso de los años, abandonando el esquema del perió-dico del siglo XIX, los periódicos de empresa empezaron a pagar a sustrabajadores, aunque no muy generosamente. La cantidad normal era de150 pesetas al mes, salvo excepciones.63 El periódico salía a la venta alprecio de 5 céntimos, cantidad que se mantuvo hasta 1920.

La guerra había actuado como renovadora de la prensa española;por obligación, ésta debió cambiar sustancialmente la forma de concebirel periódico, pues la sociedad también estaba cambiando. Por lo prontolas noticias internacionales cobraron un interés muy especial, lo que sig-nificó un aumento de este tipo de comunicados. Ya no era el periódicoreplegado sobre sí mismo, sino que había una necesaria apertura al exte-

62. Lo que se concluye de aquellos críticos momentos es que los grupos renovadores noestaban unidos entre sí y no tenían la suficiente fuerza en contra del sistema, sinoque más bien tenían actitudes opuestas que les llevaron al fracaso. Ver Manuel Tu-ñón de Lara, La II República, Madrid, Siglo XXI, 1976. Javier Tusell, Historia deEspaña, op. cit; del mismo autor, Radiografía de un golpe de Estado. El ascenso alpoder del general Primo de Rivera, Madrid, Alianza Editorial, 1987.

63. Para conocer a fondo los detalles sobre la profesión periodística en el primer terciode siglo, ver Gonzalo Redondo Las empresas políticas de José Ortega y Gasset (Luz,Crisol, El Sol), volumen I, Madrid, Rialp, 1970. Paul Aubert, Lapresse espagnole etson public (1914-1918), These de 3éme cycle, Université de Pau, 1983. Les inte-llectuels espagnols et la politique dans le premier tiers du XXéme siécle, Tesis deDoctorado de Estado, Universidad de Burdeos III, 1995. María Cruz Seoane y Ma-ría Dolores Sáiz, Historia del periodismo en España, vol. Ill, Madrid, Alianza Edi-torial, 1996.

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rior. Los intelectuales continúan teniendo un papel decisivo en la marchade los periódicos, y éstos siguen ofreciéndoles la seguridad económicaque necesitan para vivir.

También la prensa sufrió la carestía del precio del papel (aunque searreglaría con el recurso del anticipo reintegrable)64 y el descenso de lapublicidad. Este difícil momento que atravesaban los periódicos se tra-dujo en un aumento de los servicios de propaganda de los países belige-rantes.65 De esta forma, muchos diarios españoles recibieron subvencio-nes de los países aliados o bien de Alemania y consiguieron así continuarsu existencia a pesar de la crítica situación económica. Alemania fue elpaís que introdujo la propaganda de guerra, lo más revolucionario y pro-vechoso para su pueblo. En 1940 Corpus declaraba:

En la guerra de 1914, Alemania sorprendió al mundo con dos armas apa-rentemente nuevas: la artillería pesada y la propaganda nacional (...) Ni laciencia ni el arte ni el espíritu verdaderamente alemán, proporcionaban alReich tantos adeptos como la propaganda. El mundo empezó a llenarse degermanófilos que no conocían Alemania, pero que se extasiaban de ante-mano, al menor indicio de algo alemán (...) Lo alemán llegó a ser una mar-ca de fábrica que garantizaba todo: la cultura, la disciplina y los tiradores,para el número infinito de papanatas que existen en el mundo (...) Enton-ces se vio que la propaganda no era sólo una cuestión de publicidad, sinoun arma temible de guerra. Y lo mismo que cañones pesados, Inglaterra yFrancia se dedicaron a hacer propaganda y descubrieron que existía ya.66

Las ayudas monetarias de un país o de otro suponían, a cambio, elapoyo por todos los medios posibles del periódico en cuestión. Entre

64. El Estado adelantaba a la Central Papelera el dinero que necesitaba para cubrir la di-ferencia entre el precio del papel que había en 1914 y el que vendría a partir de esafecha. Los periódicos debían devolver este anticipo a través de un impuesto de 5 cén-timos por kilo de papel (véase Paul Aubert, Les intellectuels espagnols et la politi-que..., op. cit., pp. 564-569. Jean-Michel Desvois, La prensa en España (1900-1931), Madrid, Siglo XXI, 1977).

65. Para todo lo referente a la propaganda extranjera, Paul Aubert, «La propagandeétrangére en Espagne», art.citado; Enrique Montero, «Luis Araquistain y la propa-ganda aliada durante la Primera Guerra mundial», Estudios de Historia social, n° 24-25, Madrid, 1983, pp. 245-265.

66. «Los nazis tratan al pueblo como a una tribu de negros», El Sol de Buenos Aires, 25de abril.

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ellos había para todos los gustos: los que sentían su adscripción ideoló-gica espontáneamente, sin recibir ningún tipo de ayuda económica; los quesí recibían ayuda, pero también apoyaban sinceramente la causa ideológi-ca; y los que estaban absolutamente corruptos, que se vendían al mejorpostor.

Con la Dictadura de Primo de Rivera67 mejoraron las condicioneslaborales de los periodistas. El número de páginas de los diarios aumen-tó de cuatro que tenían a principios de siglo, hasta doce o dieciséis quepodían llegar a alcanzar en este período. La confección era más horizon-tal, había menos columnas, empezando la titulación moderna que agili-zaba las páginas e introduciéndose fotografías.

El periódico se abría más a todos los sectores de la sociedad, inclu-yendo páginas femeninas, teatrales, infantiles, taurinas, etc. Los deportesespectáculo y el cine arrasaban en la sociedad española, lo que llevó a laintroducción de una página sobre ellos en la prensa diaria, además de na-cer revistas especializadas en esos temas. El arte de vanguardia, los es-pectáculos de masas, la transformación de la mujer, toda la sociedad es-taba cambiando68 y los periódicos se hacían cargo de ello. Para Jean-Mi-

67. La dictadura de Primo de Rivera fue la consecuencia de la quiebra del sistema cons-titucional español, que vivía dentro de una permanente crisis del sistema liberal par-lamentario desde hacía años y que se había agravado en 1923. Lo más destacado deesta dictadura no fue el esperado, como es lógico, apoyo de las derechas, sino «lavoluntad de colaboración de muchos de los viejos políticos, incluido Alcalá Zamo-ra, el futuro presidente republicano, y de parte de los intelectuales, entre los cualesel más destacado fue Ortega, quien intentó convertirse en mentor del dictador desdelas páginas de El Sol. Lo cierto es que el golpe de Estado de septiembre de 1923 fuerecibido con parecido entusiasmo con que luego sería acogida la República en abrilde 1931», Javier Tusell, Historia de España, op. cit., p. 596.Sin embargo, esta situación duró solamente un par de años, porque después los mis-mos intelectuales que le habían apoyado militaron masivamente en contra del régi-men de Primo de Rivera. Todos salvo los escritores de extrema derecha que colabo-raron con el régimen dictatorial (Ramiro de Maeztu o Eugenio D'Ors). Para el restode los intelectuales, a partir de 1927-1928 tiene lugar la ruptura definitiva de su pa-sado ideológico de apoyo a la dictadura, consecuencia también de la influencia de lanovela rusa, que les llevó a sentirse más comprometidos que nunca política y so-cialmente; además, el cierre de gran parte de las universidades, en 1928, y el aban-dono de la docencia de diferentes catedráticos (como Ortega), fue el golpe definiti-vo para el completo alejamiento de la intelectualidad.

68. Años más tarde, ya en la década de los treinta, España ya no era el país agrícola quehabía sido, sino que se había semiindustrializado. La tasa de mortalidad había des-

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chel Desvois, el período que abarcó los años 1910-1936, fue el de la edadde oro del periodismo español. En estos años se dieron las condicionesespeciales para el espectacular desarrollo de la prensa: •

L'evolution économique et technique qui cree la demande fournit aussi lesmoyens de la satisfaire. Les progrés de la vitesse de transmission de l'in-formation, le perfectionnement des moyens de composition et d'impres-sion, 1'acceleration des transports sont a 1'origine de changements qualita-tifs et quantitatifs tout aussi importants, voire davantage, que ceux qui ré-sultent des aleas de la politique. lis modifient la structure des entreprisesde presse en exigeant des investissements croissants, source de concentra-tion fmanciére et de rapports nouveaux avec le pouvoir, dans lesquels lavariable économique a toute sa place. 69

Terminada la guerra, el precio del papel se normalizó. Los diariosfijaron su precio a 10 céntimos. La censura previa, establecida tras laDictadura de Primo de Rivera, hacía aparecer en los periódicos el si-guiente título: «Este periódico ha sido visado por la censura». Pero estacensura no fue exageradamente dañina; con todo y con eso, no fue aco-gida con los brazos abiertos por parte de los periodistas.

En lo que respecta a Corpus Barga, estos fueron sus años más tras-cendentales profesionalmente hablando. Trabajó a un ritmo muy fuerte, pu-blicando un enorme número de artículos. De hecho, de los 2.108 artículos

cendido y la voluntaria reducción de la natalidad fueron los signos de la moderniza-ción de la estructura demográfica. La emigración había casi desaparecido y a cam-bio había un incremento de la población urbana. El porcentaje de analfabetos habíadisminuido, se había duplicado el número de estudiantes de enseñanza secundaria yde universitarios y la mujer había cambiado definitivamente, existiendo un númeroen aumento de mujeres universitarias. La modernización de la sociedad en los añostreinta era ya un hecho, que se había conseguido paulatinamente a lo largo de losaños veinte, con la aparición de las masas en la vida pública, la construcción de gran-des estadios de fútbol, de plazas de toros, de la difusión de la prensa gráfica o el fun-cionamiento de la primera emisora de radio española. El intento de alcanzar una de-mocracia política fue también el signo evidente de que la sociedad española habíaexperimentado un cambio total (ver Javier Tusell, Historia de España, op. cit.).

69. «Quelques considerations préalables», Presse et pouvoir en Espagne 1868-1975 (P.Aubert, J.M. Desvois, ed.), Colloque international de Talence, Maison des Pays Ibé-riques-Casa de Velazquez, 1996, p. 12.

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escritos por Corpus Barga que hemos podido fechar hasta ahora, una par-te muy importante está redactada en este período.'70

Barga fue un periodista de renombre. Contó con una merecida fa-ma de gran reportero de la que, sin embargo, y sin saber exactamente porqué, casi no queda nada:

Soy un articulista profesional que lleva cincuenta años de labor y no ha te-

nido todavía la curiosidad de coleccionar o aprovechar ninguna parte de sus

artículos, caso tan poco frecuente que en el medio siglo de mi vida de es-

critor no he conocido más que uno, entre los escritores españoles, el mío.71

Cuando Corpus marcha a París empieza el mejor período de su vi-da, aquel que duraría hasta el momento de su exilio en Francia. Es un pe-ríodo caracterizado por una producción constante, por una completaapertura a la sociedad, al arte y a la política. En esta inadaptación y des-contento que le lleva a salir de España comienza realmente su vida. EnParís es donde encuentra su camino, donde se realiza como periodista ytambién como hombre. Lejos ya de la familia, del ambiente madrileño,de los prejuicios sociales de su país, encuentra la libertad absoluta. Enesta capital dio rienda suelta a su intuición de periodista y consiguió unafama profesional que ya nunca perdería.

La Primera Guerra mundial le sirvió de plataforma para desplegartodas sus habilidades como corresponsal, aunque sus escritos ya no pa-saban desapercibidos:

Leo un artículo firmado por Corpus Barga, escrito desde París, y referen-

te a Tolstoi. En el artículo, a pesar de no aparecer más que informativo,

hay cosas. Basta el modo con que está todo en él contado.72

70. Si se quiere conocer el listado de los artículos de Corpus Barga que hemos podidoclasificar hasta hoy, ordenados tanto cronológicamente como por orden alfabético delos periódicos en los que trabajó, ver el cuarto volumen de nuestra Tesis DoctoralCorpus Barga, periodista (1887-1975), op. cit.

11. Corpus Barga, «Prefacio» a Mi familia. El mundo de mi infancia, primer volumen deLos pasos contados, op. cit., p. 10.

72. Miguel de Unamuno, «Divagaciones sobre la resignación y el esfuerzo», El Impar-tial, 1 de mayo de 1911. En este artículo, Unamuno recoge y comenta uno de Cor-pus, aparecido en La Correspondencia de España, sobre Tolstoi. Los comentarios yalabanzas del gran escritor le valieron a nuestro periodista su espaldarazo literario.

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Y es que sus escritos no eran meramente informativos, sino que loimportante en ellos residía en la forma de ser contadas las noticias, en losque se encontraban multitud de referencias a otros temas, a través de lascuales demostraba, una vez más, su profundo bagaje cultural. Son escri-tos de rápida lectura, pero densos de contenido. La extensión de las ora-ciones varía constantemente, así como la del texto. La segunda particula-ridad de este reportero es que trasladó a su vida profesional el arrojo y laaudacia del aventurero que llevaba dentro. La narración fue la clave deléxito de Barga. Las crónicas de personalidad propia que caracterizabansu estilo narrativo le abrieron el camino en el mundo del periodismo lle-gando a ser corresponsal de los dos grandes diarios españoles del mo-mento: La Correspondencia de España y El Sol.

La calidad de sus crónicas hizo que su comienzo en la revista Es-paña fuera muy aplaudido. España, «Semanario de la vida nacional»,en la que participaron los intelectuales más prestigiosos del país, fuefundada en 1915 por José Ortega y Gasset y dirigida por él durante al-gunos meses. La meta común de todos sus colaboradores era un pro-yecto reformista, sustituir la España oficial por una España regenerada.Si pensamos en el momento político y social en el que nació, podemoscomprender que España fue el producto de la preocupación de los inte-lectuales por el futuro de su país; un futuro incierto para el que propo-nían formar otra España creada a partir de la inteligencia y del trabajo.

En la revista fueron redactores habituales escritores de la talla dePérez de Ayala, Díez-Canedo, Pío Baroja, Maeztu, Eugenio D'Ors, y co-laboradores como Valle-Inclán, Unamuno, Azaña, Araquistain y el mis-mo Corpus Barga. Sin embargo, los problemas surgieron con los dife-rentes puntos de vista entre director y redactores, como consecuencia delas distintas formas de concebir el porvenir de España. Además, la revis-ta nunca pudo ser, como fue concebida en un principio, popular; sino to-do lo contrario: era una revista dirigida a un público selecto. Para acabarde empeorar la situación, se le reprochaba el recibir subvenciones.

Aunque era aliadófila por convencimiento, se vio en la necesidad deaceptar la ayuda inglesa y francesa para poder subsistir, hasta tal puntosu situación económica lo requería. Recibía la subvención inglesa de1.500 pesetas al mes y también ayudas de Francia e Italia y, a partir de1917, fue Francia quien se hizo cargo completamente de ella.73

73. Paul Aubert, «La propagando étrangére...», art. citado.

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En 1916, Ortega, decepcionado, abandonó la dirección, que pasó amanos del socialista Araquistain. España tomó entonces un giro nuevo,más periodístico, de total compromiso con los aliados, publicándose ensus páginas la mayor parte de los manifiestos relacionados con la defen-sa aliada. Pero no todo fueron buenas críticas a las publicaciones de es-tos manifiestos. Muchos tachaban a estos intelectuales y escritores defalsos, pues apoyaban al país francés o a otro aliado según lo que a cam-bio se podían llevar de beneficios. Por esta razón, José Francés, francó-filo convencido, llegó a decir con ocasión de la publicación de otro «Ma-nifiesto de los intelectuales»:

Cierto que hay nombres prestigiosos en esta lista; pero también abundanlos de señores absolutamente indocumentados, y, en cambio, faltan engran número los de artistas, escritores, políticos, hombres de ciencia, quedesde el primer momento consagraron sus entusiasmos por Francia. ¿Quése ha pretendido con ese manifiesto? ¿Demostrar que todo lo más salien-te de la literatura, del arte, de la política, de la ciencia, de la pedagogía es-pañolas estaba junto a Francia? Pues debió requerirse las firmas de cuan-tos demostraron su francofilia sin pensar en manifiestos que se publicaranen periódicos franceses, ingleses, italianos, rusos y japoneses. Se hubieravisto, entonces, la verdadera importancia del movimiento francófilo que esenorme y verdaderamente significativa.74

El dinero que Francia invirtió en el periódico para la buena difusiónde su propaganda la salvó durante un tiempo de la profunda crisis finan-ciera. La revista se situó mucho más a la izquierda que en años anterio-res y pudo sobrevivir un tiempo, aunque poco, pues no había más quepérdidas y la falta de anuncios la perjudicaba todavía más. Cuando aca-bó la guerra y también las subvenciones aliadas, la hecatombe no se hi-zo esperar.

Corpus Barga, partidiario también de esta renovación de la que ha-bía partido España, colaboró en numerosas ocasiones en sus páginas.Aunque sus artículos fueron más bien de corte literario o artístico, tam-bién la política internacional encuentra su lugar. Es más, de nuevo nos

74. José Francés, La muerte, Danza. Comentarios a la guerra, Madrid, Imprenta de Al-rededor del Mundo, 1914, p. 89. El libro comienza con una dedicatoria: «A todoscuantos luchan por el triunfo glorioso de Francia, que será el triunfo de la justicia yde la libertad».

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encontramos con artículos comprometidos, como era ya habitual en él,apoyando la causa aliadófila.

Empieza a colaborar en septiembre de 1915 hasta 1923, aunque noregularmente. En sus artículos, al encontrarse en París, pasa revista a laactualidad francesa, a la vez que realiza una serie de visitas-entrevista adiferentes personalidades políticas de aquellos momentos, como Aristi-des Briand, jefe del Gobierno en 1916, el académico Paul Deschanel,Rodin, el pintor Bonnat, Director de la Escuela de Bellas Artes, el filó-sofo Bergson o al hispanista francés Morel-Fatio. Dedica, asismismo, al-gunos artículos al tema ruso y también a diferentes viajes realizados porFrancia.

Hay que destacar la publicación de un cuento, La crueldad de losdioses, y una poesía, «La mujer del camino». El primero, que aparecía el1 de enero de 1921, lo dedica «A la memoria de mi amigo N...» y espe-cifica que pertenece a un libro inédito: La rosa de los cuentos. Se tratade un breve relato triste y desesperanzados Todo lo contrario del poemapublicado el año antes, el 6 de noviembre de 1920, extracto del librotambién inédito Ofrenda a Santiago. En él mezclaba Corpus palabras enfrancés y en español basándose en la cancioncilla «Frére Jacques», perodándole un tono burlesco.

En el primer artículo que escribe en España, «Anécdotas sumergi-bles», el 30 de septiembre de 1915, Barga «se confiesa», se autodefine,como persona y como periodista que va a ser y explica claramente y sintapujos lo que en esencia iba a ser su forma de escribir a partir de ese mo-mento, además de dejar claro cuál era su forma de concebir la vida:

Los hombres afirmativos son como los montones que se forman por el aca-rreo de tierras. Los hombres negativos son como esos hoyos que hay en elcauce de los ríos y que sumergen todo lo que lleva la corriente.

Pues bien, yo creo que soy un señorito madrileño, pero me parece que soyun hombre negativo.(...)

Precisamente porque no soy un hombre afirmativo, porque no estoy satis-fecho de mí mismo ni de los demás, porque me he propuesto el problemade la fatalidad española y del libre albedrío nacional, es por lo que empie-zo a escribir estas confesiones suscitadas ante el espectáculo de Francia,visto desde París. (...) Ya lo he dicho: no busquéis en mí nada esencial; soy

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hombre de ciudad, quiero decir, de café y de tranvía; vivo entre cosas mo-vibles y pasajeras; no tengo el eterno espectáculo de los campos, sino lavisión vertiginosa y chocante del tráfago del arroyo...Y por este arroyo hede navegar en la vana cascará de nuez de la anécdota callejera.Pero dentro de su banalidad hay anécdotas que flotan en la superficie yanécdotas que se sumergen. En calidad de hombre negativo, de hombrepozo, de hoyo en el cauce del arroyo callejero, a las últimas he de aga-rrarme.¡Españoles y lectores míos! ¡No me leáis si habéis de llevaros las manos ala cabeza cuando las palabras sumergidas en estas páginas intenten torpe-dear, sin aviso previo, a algún enorme Lusitania de la España vieja!

Corresponsal de La Correspondencia de España

Estaba siempre de perfil y por ello tenía la facultad y la gracia de no estarnunca de más en parte alguna, de ser abiertamente necesario en todo cuan-to estaba y desaparecía. En otro tiempo hubiera sido un afrancesado. Nolo fue. Pero sí hay que referirlo a París, a aquel París irrenunciable, comoera irrenunciable para los filósofos Alemania. Pero de otra manera. Nopuede haber analogía. Corpus Barga era una antena que recogía, no losecos de París, sino el París verdadero, tal vez el París que ya se extinguía.Leerle era como haber estado en París. Era la literatura que se defendía nohaciéndola, sino recogiéndola, recogiendo un París inextinguible.75

Lo más destacado de esta etapa profesional de Corpus Barga es sutrabajo como corresponsal: despega y se consagra definitivamente. Nohay que olvidar que será uno de los que se encargue de hacer llegar lasesperadas noticias de la guerra en Francia. Pasa de la simples colabora-ciones a un cargo de responsabilidad y categoría, que además le daba laseguridad de contar con un gran número de lectores ávidos por conocerlo que estaba ocurriendo en el país vecino.

Fue en 1916 cuando La Correspondencia de España nombró su co-rresponsal en París a Corpus Barga. La proliferación de corresponsalesde guerra que se dio en aquellas fechas en España era algo propio de losmomentos sociales y políticos en los que tuvieron lugar. Obedecía a undeseo de apertura del pueblo español, consecuencia de la Primera Gue-

75. María Zambrano, «Un perfil», Diario 76, 7 de junio de 1987.

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rra mundial, que le obligaba a estar al tanto de las noticias de la guerra.Si en un principio la información venía vía París -con el monopolio dela agencia Havas-, con el tiempo los corresponsales estuvieron en mu-chas otras capitales (Londres, Roma, Viena), lo que permitió que el lec-tor español tuviera sobre la sociedad occidental otros puntos de vista.76

Corpus Barga enviaba artículos periódicamente desde la capital france-sa, informando de los sucesos que allí acontecían a consecuencia de laGuerra mundial.77

Durante estos años conoció a un sinfín de grandes figuras del arte,la literatura, el teatro y la política. Desde Pablo Picasso, con quien man-tuvo una gran amistad,78 hasta Auguste Rodin, Colette, Jacques Riviere,Henri Bergson; también Thomas Mann, Camille Claudel, Andre Gide,Enrique Díez-Canedo, el escultor Mateo Hernández, Salvador de Mada-riaga79 o Paul Valéry, por citar algunos, que prueba la enorme apertura deCorpus al mundo que le rodeaba.

Actuaba de intermediario de las colaboraciones de escritores fran-ceses en las publicaciones españolas, como lo prueba la siguiente cartade Paul Valéry, fechada el 29 de julio de 1923 (ACB):

76. Ver Paul Aubert, «L'appel de l'étranger: le role des correspondants de presse» (Bu-lletin d'Histoire Contemporaine de l'Espagne, n° 28, diciembre, 1998).

77. España no entró en la Primera Guerra mundial. Era una potencia de segundo rangoentre los países europeos y no estaba dotada de importancia militar. Pese a que su si-tuación estratégica era envidiable, todavía estaba muy cerca el recuerdo de la pérdi-da de sus colonias y no consideró que fuera el momento de implicarse en un con-flicto bélico. Por eso se declaró neutral. De una forma casi general, los partidos es-pañoles estuvieron de acuerdo con la decisión de su Gobierno. Esto no quiere decirque la posición adoptada por España no levantara polémicas: el enfrentamiento ideo-lógico entre las derechas y las izquierdas no se hizo esperar. Y aunque la neutralidadfue, en líneas generales, positiva para el país, porque permitió el desarrollo econó-mico, sin embargo, en el terreno político le afectó seriamente, de la misma forma queen el social: el encarecimiento motivado por la marcha de la producción de los mer-cados extranjeros en donde se daban más beneficios, aun habiendo crecido algo lossalarios, produjo muchas tensiones en la población.

78. Corpus veía frecuentemente a Picasso, como lo prueban los testimonios de sus me-morias.

79. Sobre la relación de Barga con Madariaga, véase el cuarto volumen de las memorias,Los galgos verdugos, op. cit.

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Corpus Barga, cronista de su siglo

Chateau du MesnilGargeuvilleCher Monsieur,Je ne demande pas mieux que de donner a la revue de Madrid quelques pa-ges... C'est ici que la difficulté commence. II s'agit de trouver ees pages!Mes conferences sont évanouies dans I'atmosphere.Je ne puis vous donner que des notes; mais encoré, je ne le pourrais qu'auretour a Paris, oü sont mes papiers.Dites moi qui traduirait mon texte en espagnol?Croyez, cher Monsieur, a mes sentiments les meilleursPaul Valéry

Continuó, sin embargo, la relación con sus amistades de España, es-critores, pintores e intelectuales del momento. Se codeó con diferentestipos de hombres, célebres o no, de unas ideologías y de otras, de distin-tas nacionalidades y muy diversas profesiones. Fue un hombre con un in-finito número de amigos, que consiguió estar metido de lleno en el tor-bellino cultural que la ciudad le ofrecía. Corpus Barga era conocido yadmirado por todos gracias a sus crónicas y a su personalidad. De él re-cordaba Augusto Assía:

Su aristocratismo lo lleva Corpus en la piel y bajo la piel, traducido en unfulgor intelectual que le convirtió en París en una de las bengalas de lailustración de los años 10 al 30, al lado de otros españoles como Picassoo el guatemalteco Gómez Carrillo; de los grandes poetas franceses, comoPaul Valéry, Blaise Cendrars, Max Jacob, con los que Corpus compartía elbrillo de la época.80

Fue en La Correspondencia de España en donde comenzó a ser co-nocido y apreciado por todos. Sus comienzos los recordaba él mismo aAntonio Núñez, en su entrevista de junio de 1970:

-Yo mandé un artículo a La Correspondencia de España, el periódico delmarqués de Santana; era el periódico decano, monárquico. Entonces seempezaba a escribir enviando artículos a los periódicos. El más asequibleera El País, un periódico republicano que tenía muy poco dinero y se apro-vechaba de los envíos para tener colaboraciones gratis. Pero incluso pe-

80. «Un gran cronista de Madrid consume sus últimos años en Lima», Ya, 15 de mayode 1975, p. 18.

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riódicos como El Liberal o La Correspondencia de España se aprovecha-ban también de esta circunstancia. Al lunes siguiente de la publicación demi artículo en La Correspondencia de España, apareció en Los Lunes deEl Impartial, que era entonces la hoja literaria más importante de Madrid,un artículo de Unamuno que comenzaba diciendo: «Un señor que se firmaCorpus Barga...» y esto me dio el espaldarazo literario.(...)La Correspondencia me nombró corresponsal cuando el atentado de Sara-jevo y me dijo que marchara a Viena, pero yo me quedé en París porquesuponía, con razón, que París sería, no tardando mucho, el centro de noti-cias de la guerra.81

Fundado en 1859, en el periódico se mezclaban las noticias infor-mativas con los sucesos y otros muchos artículos de actualidad, lo que lellevó a convertirse en el periódico de mayor circulación en España. LaCorres, como todos la llamaban, tenía como director a Leopoldo Romeo,cuyo seudónimo era Juan de Aragón. En la redacción se encontrabannombres como Félix Lorenzo, Manuel Delgado Barreto, Enrique Fajar-do (Fabián Vidal) y Ramiro de Maeztu como corresponsal en Londres(de 1905 hasta 1909).

Mientras Corpus Barga fue su corresponsal en París los artículospodían encontrarse en la primera, segunda, tercera, sexta o séptima pá-gina. Tenía ediciones de mañana, tarde y noche. En una columna se leíael siguiente encabezamiento: «Correo de París», y más abajo: «De nues-tro redactor en París». A continuación se encontraba el artículo, que sehacía eco de la realidad política y social de aquellos años.

Corpus Barga, desde la capital francesa, dio su opinión acerca de laguerra, la situación del Estado francés, la vida española y también reali-zó ensayos sobre la Historia y el arte. Precisamente, entre los muchos de-talles que narró sobre esta guerra incluyó el momento en que el Gobier-no francés, bajo el caos y locura popular, decidió cambiar la moneda porotra forma de dinero nueva entonces: el papel. Una de las consecuenciasque tuvo este acontecimiento se halla reproducido en el Apéndice, docu-mento 2; se trata de un extracto de la conferencia de Corpus, «Yo he ven-dido la piel de una Venus», en la que cuenta la curiosa y divertida solu-ción que emplearon Corpus y sus compañeros de trabajo en la Casa Nel-

81 «Corpus Barga en Madrid», ínsula, n° 283, año XXV, junio de 1970, p. 1.

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son ante un difícil problema que se les presentó por este cambio de lamoneda al papel. Este recuerdo da muestra de lo que supuso esta deci-sión del Gobierno en los ciudadanos franceses.

Pero, además, en esta guerra Barga actuó como testigo de excep-ción que veía y escribía impactado por la máquina; un hombre que ob-servaba las dimensiones que la guerra adquiría gracias a una nueva tec-nología que estaba al servicio de los intereses bélicos. De ahí que sus ar-tículos hablaran, muchos de ellos, del desarrollo del maquinismo. Infor-maba de la situación política en los diferentes países implicados, ademásde la marcha de la contienda en cada unos de ellos: por ejemplo, los pla-nes militares de Alemania (el intento de hacerse con Calais que fracasótotalmente, en agosto de 1916), otro intento de atacar Riga que tambiénfalló.

Barga, periodista atento y crítico, informó, desde las páginas de LaCorrespondencia de España, sobre los nuevos ataques alemanes y pasórevista a los planes militares. Y es que esta nación no contó nunca con susimpatía. Para él «Alemania es el país de los grandes filósofos y de losgrandes errores.»82 Aunque ya entonces había observado que gracias alas ofensivas francoinglesas se iba a empezar a hacer mella en el gran im-perio alemán y que éste acabaría, tarde o temprano, por caer; porque Ale-mania, «como diría un labriego de mi país, ha tenido salida de potro an-daluz y parada de burro manchego.»83

En todo momento se consideró aliadófilo y se implicó siempre, des-de sus artículos, en la lucha de los aliados. Pero no hay que olvidar quegran parte del grueso de la prensa madrileña estaba al servicio de la ac-ción de la propaganda francesa, gracias a la suma que cada mes pasabana los diferentes periódicos como era el caso de La Correspondencia deEspaña, El Imparcial, El Liberal y de los dos órganos oficiales de los dospartidos del Gobierno de Dato y Romanones: La Época y El Diario Uni-versal. Lo más grave era que La Correspondencia de España había reci-bido anteriormente, hasta la primavera de 1916, una nada desdeñableayuda de la Embajada alemana, hasta tal punto las dificultades económi-cas pasaban por encima de los valores ideológicos. A partir de junio de

82. «Lo militar y lo guerrero», La Correspondencia de España, 25 de agosto de 1916.

83. Corpus Barga, «40.000 marcos de victoria». La Correspondencia de España, 12 deseptiembre de 1916.

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1917, Corpus Barga recibía, por ser corresponsal de este periódico, 500ptas más por mes (por supuesto, a cargo del Gobierno francés, en sucampaña de «financiar» los periódicos españoles al servicio de la propa-ganda pro Francia).84

A lo largo de estos artículos, Corpus habló de las potencias que par-ticiparon en esta Primera Guerra mundial, haciéndose eco de los aconte-cimientos que tenían lugar en cada una de ellas. En ocasiones reflexio-nará sobre la historia política de algunos de esos países o realizará di-sertaciones sobre la guerra, convirtiendo sus artículos en un interesanterecorrido histórico, político y social de los países europeos. Asimismo,realiza un gran número de escritos dedicados a la neutralidad y la paz.Viajó por Italia, Rumania, España, Polonia y Grecia, países sobre los queescribió una larga serie de crónicas.

Precisamente, Valle-Inclán le dirigió una carta a Corpus Barga en elaño 1785 en la que, en un momento dado, le hablaba de un artículo quenuestro periodista había escrito sobre Rusia. La carta es muy interesanteporque da cuenta de la buena relación que tenían los dos; en ella Vallerectifica un error que Corpus había cometido en su artículo algunos me-ses antes:

Valle-Inclán

Casal de la MercedPuebla de Caramiñal

Coruña

Muy querido Corpus: Por Tanis que ayer estuvo a verme en este cenovio

(sic) , he sabido su estancia en Madrid y su detención en San Sebastián.

Tanis lo sabía por España.*6 Aquí no llegan periódicos, y yo nada hago

84. Paul Aubert, «La propaganda étrangére en Espagne dans le premier tiers du XXémesiécle», art. cit.

85. ACB. Aunque la carta no tiene fecha, su contenido nos hace pensar que es de no-viembre o diciembre de 1917: en la carta Valle explica que se había enterado de ladetención de Corpus por un amigo a través de la nota publicada en España (que efec-tivamente apareció el 25 de octubre de 1917). Luego esta carta es posterior a la ci-tada fecha. Por esta razón presume que Corpus ya está en París, una vez liberado.Además, cita un artículo de Barga que es de enero de 1917.

86. Se refiere aquí a la nota aparecida en esta revista, que hace referencia al encarcela-miento de Corpus mientras era corresponsal de La Correspondencia de España..

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porque lleguen. Vivo en el mejor de los mundos ignorándolo todo: todo loefímero, que son los sucesos de nuestra vida desde que nacemos hasta quemorimos... Después debe comenzar la visión y el conocimiento verdade-ro, sin el engaño fundamental del tiempo y de la geometría. -He vuelto atener algunos éxtasis, y sin la ayuda del cáñamo índico que he abandona-do por completo. Tendido en el campo o frente al mar llego a la imanta-ción con todas las cosas del universo. Empleo la palabra imantación en sumás estricto sentido etimológico (sentir amor). He venido a ser un discí-pulo de Miguel de Molinos, que lo mismo se llega a la quietud por el amorque por el desasimiento. El atraido por todas las cosas se hace centro, y eldesasido se hace unidad.

Y viniendo a Miguel de Molinos he de recordarle que en un artículo queusted publicó en La Correspondencia, y que era muy interesante, sobre elalumbrado ruso Rasputin,87 caía usted en el error frecuente de confundir elMolinismo, heregía (sic) del Padre Molina, con el molinosismo, o quietis-mo, heregía (sic) de Miguel de Molinos.

Le presupongo ya en París, y allá le envío estas líneas. Mis afectos a Marce-la. Supóngole a usted padre y aun padrazo.88 A toda la familia de Chaumié89

hágale presente mis saludos, cuando la visite. Es posible que nos veamospronto, pues he sido invitado para visitar el frente italiano.

Le agradeceré que haga alguna gestión por averiguar lo que le incluyo enesta nota.90 Quizá la Casa de la Prensa91 pueda hacerlo.

Le abraza muy afectuosamente

Valle-Inclán

Ahora bien, el país en el que hizo un especial hincapié fue el suyo.Aunque por la postura neutral que éste había tomado ante la guerra no sepuede decir que saliera muy bien parado. Esta actitud era lógica, puestoque los intelectuales españoles se sintieron implicados en los graves mo-

87. «La Santa Rusia», 15 de enero de 1917.

88. Otro dato que indica que la carta es, en todo caso, posterior a julio de 1916, fecha enla que nació la primera hija de Corpus.

89. Jacques Chaumié, traductor de la obra de Valle-Inclán al francés. Fue cónsul deFrancia en Sevilla y pertenecía a una conocida familia política de la Tercera Repú-blica francesa. Su padre fue ministro de Justicia y formaba parte del cortejo francéscuando el rey Alfonso XIII visitó París y sufrió un atentado en la calle Rohan. En ca-sa del señor Chaumié padre pasó Valle dos meses durante su estancia en París paravisitar el frente de guerra francés, invitado por el gobierno de este país.

90. No se ha conservado nada más aparte de la carta.

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mentos que vivían los países europeos. Algunos escritores viajaron a losfrentes de guerra con la intención de divulgar sus experiencias a travésde sus libros o artículos. Entre ellos existían dos posturas enfrentadas:por un lado, los germanófilos; por el otro, los aliadófilos. Pese a todo, enlíneas generales, lo que entonces era un «intelectual» podía equivalerseal aliadófilo, es decir, a un hombre de izquierdas. En líneas generales,pues los había también germanófilos. Y también estaban aquellos que sesentían desinteresados por todo lo que estaba ocurriendo. Tal era el casode Pío Baroja, que así se lo contaba a Corpus en la siguiente carta inédi-ta, en la que expresa otra de sus características opiniones (ACB):

... Me han invitado hace unos días oficiosamente a ir como escritor a la

guerra, a cargo del gobierno alemán pero no he aceptado. Será una prue-

ba de incomprensión y de limitación pero me interesa más Avinarreta que

Jofre y Von Klerk. La guerra actual únicamente me da asco, me parece una

cosa pesada, antipática y desagradble.

Parece que también le han invitado a Benavente a ir a Alemania y que va

a ir.Como a mí esos sitios donde la gente se mata me tienen sin cuidado voy a

hacer un viaje uno de estos días por la orilla del Ebro.92

Principalmente, en los artículos de estos años encontramos referen-cias continuas al tema francés. Algo que es lógico, ya que durante losaños de la Primera Guerra mundial reside en Francia (salvo en las oca-siones en que realiza viajes por Europa en calidad de corresponsal deguerra). En La Correspondencia de España escribe, pues, numerosos ar-tículos que tienen como protagonista o bien la actitud de los ciudadanosfranceses ante esta guerra, junto con lo que representaba para Corpus elespíritu francés, o bien el comportamiento de su Gobierno durante esteperíodo de la Historia.

91. Organismo francés creado por el ministerio de Asuntos Exteriores para utilizar lapropaganda de Estado como arma de guerra. La propaganda francesa tenía como mi-sión contrarrestar la propaganda alemana, para lo que había que alimentar la simpa-tía de España hacia Francia. En este caso Valle-Inclán fue invitado para así poder es-cribir sobre la guerra. A pesar de todo, la propaganda alemana contó con una in-fluencia mucho mayor que la francesa. Todo hay que decirlo, los alemanes se en-cargaron bien de ello. Hasta tal punto que fueron ganando terreno en España, cadavez más germanófíla; además, la población alemana experimentó un importante cre-cimiento en el país.

92. 4 de junio 1916.

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Realizó también sus habituales estudios sobre temas de los más va-riados. De esta forma, podemos encontrarnos, por ejemplo, con un artícu-lo a propósito de la estancia de Valle-Inclán en París, con motivo del viajede éste al frente de guerra. Sus relaciones con el escritor, como ya hemosseñalado, se mantuvieron a lo largo de los años, convirtiéndose en unaamistad sincera, en la que lógicamente cabían los consejos literarios ypersonales, como se comprueba en esta otra carta de Valle:

Mi querido Corpus: Llego a Madrid y me entero de la muerte de nuestrocaro Jacques Chaumié. No quiero escribirle a Madame Chaumié en caste-llano, y en mal francés, con la ayuda de un diccionario sería absurdo, puesapenas sabría esgrimir unas cuantas frases rituales y vanales. Y mi verda-dera pena, mi momento de angustia y de aniquilamiento ante la noticia, nolo sabría expresar. Por eso le ruego, muy vivamente, que usted visite en minombre a Madame Chaumié y a Emmanuel, y se lo haga saber.¿Cómo la prensa española tan llena de noticias vacuas no ha publicado és-ta? ¿Cómo no ha hecho usted unas líneas?93

Aquí he visto el folleto que han publicado sus amigos de usted -yo los fe-licito- del viaje por los aires.94 Está bien. Pero no está completamentebien. Yo que, como todos los brujos, he volado mucho, -Oh el canavis(sic) índico- hallo una gran laguna. El vuelo, el columpio, el salto, la lu-cha, son siempre fórmulas supremas del placer sexual. Esta única falta enlos artículos de usted. Vuelva usted a volar, analice sus sensaciones, y ha-llará la razón de lo que le digo. No se me ofenda. Ustedes los literatos sonterribles. Pero le digo todo esto, precisamente porque los artículos en otrorespecto me han parecido admirables. Escríbame a Galicia. A Marcela há-gale usted presente mis amables recuerdos. Usted ya sabe cuánto lo quie-re, su viejo amigo que le abrazaValle-InclánP.D. Me olvidaba: A la pequeña sucesora, cuéntele usted la historia de unogro barbudo».95

93. Corpus publicaría un artículo en El Sol pocos días después, el 25 de diciembre.

94. Se refiere al librito que editó Juan Ramón Jiménez (costeado, dirigido y creado poréste), en prueba de la admiración que sentía hacia el trabajo de Corpus Barga sobresu viaje en avión, en 1919, desde París a Madrid, junto al famoso aviador BernardDe Romanet.

95. Madrid, 11 de diciembre de 1920, ACB. «La pequeña sucesora» es Rafaela, la hijade Corpus, familiarmente llamada Ninoche, que tenía entonces cuatro años y medio.

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Asimismo, puede viajar desde París hasta el golfo pérsico, trazan-do en un artículo el difícil recorrido de la red ferroviaria del Asia Menor.O nos podemos encontrar en el Parlamento francés, sobre el que realizaun estudio sobre el poder legislativo, el papel del Parlamento y la com-posición de la sociedad, exponiendo sus ideas para llegar a una perfec-ción parlamentaria. O escribirá sobre la batalla de Gaza y el problema dePalestina, el nacionalismo israelita y la probable internacionalización dePalestina por los franceses, ingleses e italianos, con la nacionalidad ca-tólica.

En 1916, con veintinueve años y trabajando como corresponsal deguerra de La Correspondencia de España, Corpus Barga declaraba enuno de sus artículos: «el deber más supremo lo impone la conciencia, yantes que mi labor de periodista está mi oficio de hombre.»96 En su largacarrera se le presentaron muchas ocasiones en las que demostró que el pe-riodista debe ser un testigo, un testigo fiel que transmite la noticia, la re-fleja para que otros la puedan conocer. Pero además, y sobre todo, tam-bién debe ser actor, puesto que en sus artículos, en todos sus artículos, es-tá él, está su opinión y su forma de pensar. Por ello, en las crónicas de co-rresponsal de estos años de guerra se dedicó a narrar la situación de lossoldados en las trincheras, a contar a los lectores españoles cómo era laguerra en Francia, el sufrimiento de los soldados y de los civiles.

Desde sus escritos realizó una labor de crítica contra el gobiernoalemán, haciéndose eco de los trabajos impuestos por las autoridadesalemanas a las poblaciones francesas de las provincias invadidas así co-mo de los medios empleados para que se cumplieran aquellos trabajos;narró los diferentes delitos cometidos por los soldados alemanes contralos inocentes, en su intención de hacer llegar a los lectores la realidad delo que acontecía en Francia:

Los soldados alemanes van por la ciudad durante la noche, barrio por ba-rrio, llevándose de cada familia las personas que eligen en el acto (...) Laspersonas deportadas son hombres (no queda ninguno hábil para el servi-cio de las armas), mujeres, muchachas, niños de quince años. ¿Adonde losllevan? No se sabe. (...) Cada familia está obligada a esperar reunida a lapuerta de su vivienda la visita de los soldados alemanes. (...) A una seño-rita convaleciente le dice un suboficial al quitarle la doncella: «¡Qué tris-

96. «Las madres mártires», La Correspondencia de España, 15 de agosto de 1916, p. 3.

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te tarea nos obligan a hacer!» «Más que triste -responde la señorita- pue-

de decirse bárbara». El soldado se indigna por esta palabra y denuncia a la

señorita, que es detenida, como está, sin sombrero97 y en zapatillas. A las

cinco de la tarde, después de un verdadero calvario, la dejan libre. Una

mujer ha tenido un sudor de sangre viendo prender a su niño; se lo de-

vuelven; ella no le reconoce ya.98

En definitiva, los años en La Correspondencia de España, sembra-dos de acontecimientos históricos, fueron recogidos por Corpus Barga yencerrados así, en sus artículos, para la posteridad. Realizó, desde 1915hasta 1917, una crónica sociopolítica y artística que posee, además delvalor informativo y por tanto, testimonial, el valor literario de quien, conmirada inteligente y espíritu crítico, supo ver en aquella magnífica revo-lución industrial y científica el comienzo del horror humano.

La censura y la cárcel.Adiós a La Correspondencia de España

«La prostitución es una costumbre de caballeros y la prostitución dela prensa y de la opinión es una costumbre de la autoridad».99 Con esta

97. Sobre el sinsombrerismo nos habla detenidamente en el primer volumen de sus me-morias, Mi familia. El mundo de mi infancia, op. cit., y en el segundo, Puerilidadesburguesas, Madrid, Alianza Editorial, 1980.

98. Corpus Barga, «Las madres mártires», La Correspondencia de España, 15 de agos-to de 1916. En este artículo incluye la «Nota dirigida por el Gobierno de la Repú-blica francesa a los Gobiernos de las potencias neutrales sobre la conducta de las au-toridades alemanas respecto a las poblaciones de las provincias francesas ocupadaspor el enemigo». Esta nota oficial, enviada por Briand, entonces ministro de Estadofrancés, llamaba la atención a los países neutrales sobre los horrores que se estabancometiendo en las provincias francesas invadidas. En contra de lo pactado, el Go-bierno alemán se había negado al envío de delegados de las potencias neutrales (quese encargaban de vigilar) a las provincias invadidas. A continuación de la nota ofi-cial aparecían unos anexos en los que se exponía una larga serie de hechos cometi-dos por los alemanes contra la población francesa: los trabajos impuestos, los me-dios empleados para que se cumplieran aquellos trabajos, la condición, edad y sexode los trabajadores, los lugares en los que se realizaban los trabajos y muchos ane-xos más en los que se describen detalladamente los diferentes delitos cometidos ylos numerosos artículos violados de la Convención de la Haya.

99. «Memorias de este verano. El honor de las autoridades o de caballero a caballero»,España, 1 de noviembre de 1917, n° 134.

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frase se resume la opinión de Corpus Barga acerca de la censura. Sin em-bargo, la prostitución de la prensa no pudo doblegarle nunca y esto va-mos a comprobarlo a continuación.

Corre el año 1917 y Corpus Barga se encontraba trabajando para LaCorrespondencia de España, como corresponsal en París además de co-laborar para la revista España desde 1915. Precisamente fue a raíz de suscolaboraciones en ésta por lo que surgieron los problemas. La revista sehabía hecho cada vez más dura en sus ataques al sistema de la Restaura-ción con la dirección de Luis Araquistain. Se había situado más a la iz-quierda y era cada vez más agresiva. Los ataques a la censura empeora-ron su ya de por sí delicada situación, llegándose a suspender desde el 9de agosto hasta el 25 de octubre de 1917, precisamente por no respetarla censura previa impuesta por Dato con motivo de la huelga general.100

Tanto Corpus Barga como Araquistain, García Bilbao y Núñez Arenas,no respetaron esta censura y fueron detenidos.

Barga ya tenía antecedentes: la detención en la plaza de Santa Anaa principios de siglo y el problema de Menipo. Por ello, en primer lugarfue detenido en San Sebastián. Allí, el jefe de policía, «el célebre Colldel crimen de Guadarrama», fue quien le interrogó. La segunda vez quele detuvieron fue en el Arenal de Bilbao y después le llevaron a la cárcelde Larrínaga. La tercera detención fue de nuevo en San Sebastián, y deallí le trasladaron a la cárcel. Los policías que le detuvieron habían pues-to a disposición del juez documentos falsos en su contra. Para Barga, losperiodistas que habían aceptado la censura previa en los momentos de lahuelga y que habían servido al Gobierno, los que, con su silencio, habí-an aceptado las condiciones del gobierno, resultaban más despreciablesque los propios policías que le habían encarcelado a él. Por ello, utilizósus escritos para pronunciarse sobre esta postura:

Este verano, la mayoría de los periodistas por la manera tan canallesca co-mo han representado lo sucedido, se han hecho en realidad policías hono-rarios. Es la odiosa costumbre del escritor pobre de ideas que hace con lapluma la policía de las opiniones.101

100. Ver María Cruz Seoane y María Dolores Sáiz, Historia del periodismo en España,op. cit., p. 241, y Javier Tusell, Historia de España, op. tit., p. 579.

101. «Memorias de este verano. El honor de las autoridades o de caballero a caballero»,art. cit.

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Sin embargo, la censura sobre la prensa en España había sido unapráctica común y lo seguiría siendo en años posteriores. Según Paul Aubert,

... la persecution des journalistes qui s'etait accentuée au cours de la pre-miere guerre mondiale (notamment avec remprisonnement de CorpusBarga, de Marcelino Domingo ou de Luis Araquistain) et au debut des an-nées vingt contre certains hommes politiques (Besteiro arrété a Villacarri-llo, le 3 février 1920, malgré son immunité parlamentaire) ou certains in-tellectuels pour délits de presse (Unamuno condamné a seize ans de pri-son a Valence pour ses articles dans El Mercantil Valenciano) se poursuitsous la dictadure. José Jiménez Valdivieso, par exemple, est condamné asix mois de prison en octobre 1923, Unamuno deporté en 1924 puis am-nistié choisit volontairement le chemin de l'exil.102

Barga no se achicó ante las presiones ejercidas por el gobierno, apesar de contar con antecedentes. Por esta razón continuó escribiendo loque pensaba sobre los acontecimentos de aquel crítico verano, y por ello,también, acabó en la cárcel. Sin embargo, una vez liberado continuó es-cribiendo lo que pensaba. Eso sí, antes dejó resuelto un asunto pendien-te: mientras había estado encarcelado por ponerse en contra de la censu-ra, el otro periódico para el que era entonces corresponsal, La Corres-pondencia de España, le había dejado tirado sin siquiera preocuparse porsu suerte. El periódico ya había sido tachado de demasiada mesura a lahora de decantarse por una tendencia política u otra, por ello no resultóextraña la actitud que tomó con respecto al encarcelamiento de CorpusBarga. Éste, indignado, decidió dimitir, dejando así un próspero trabajocomo corresponsal en este prestigioso periódico. El anuncio de su mar-cha de La Correspondencia de España se podía leer en la nota apareci-da en la revista España, el 25 de octubre de 1917,103 titulada «CorpusBarga en El Sol». Ésta decía así:

Nuestro querido amigo y colaborador Corpus Barga publicaba artículos,desde París, en La Correspondencia de España. Algunos de sus nume-rosos lectores nos han preguntado la razón de su silencio en la vieja ga-ceta ministerial de todos los ministerios que dirige D. Leopoldo Romeo,antiguo director de El Evangelio, más conocido ahora por Juan Aragón,

102. «La presse et le pouvoir sous la dictadure de Primo de Rivera, Presse et pouvoiren Espagne ]865-1975, Madrid, Casa de Velazquez, 1996, p. 76.

103. n° 133, p. 14.

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conspicuo por sus baturradas periodísticas, por su invento de la moneda desiete céntimos y por las inevitables autoexhumaciones de sus pretéritos ar-tículos proféticos. Disgustado por la conducta de La Correspondencia deEspaña, que no tuvo para él una palabra de defensa ni de compañerismomientras lo retuvieron encarcelado los esbirros de Sánchez Guerra, hatrasladado su colaboración al nuevo periódico que se anuncia con el títulode El Sol. Ya lo saben sus lectores. Felicitamos a El Sol por la adquisicióny a Corpus Barga por el dignísimo gesto.

EL GRAN MOMENTO DE LOS CORRESPONSALESDE GUERRA. LOS ARTÍCULOS DE CORPUS BARGA.EL VALOR DE LA NOTICIA

El papel de los corresponsales en la Primera Guerra mundial fue de-cisivo para contribuir a formar una opinión pública en España con res-pecto al problema de la guerra en Europa, para plasmar la imagen quelos españoles tenían de sí mismos y de su país y, también, para expresarla idea que tenían de España en el extranjero. La proliferación de estoscorresponsales obedecía a una transformación de la sociedad española, aun deseo de apertura y también a una evolución técnica:

Cette transformation s' explique pour des raisons techniques mais aussi parla volonté des directeurs de journaux d'en finir avec le monopole de l'a-gence Havas. Avec la creation des agences de presse au milieu du XIXesiécle et le développement des moyens techniques d'information, l'événe-ment, nous l'avons dit, s'est tranformé en nouvelle. La nouvelle a unestructure matérielle, elle occupe un certain espace, et elle a un prix (...)Avec 1'apparition des grands litres qui occupent plusieurs colonnes, lamasse de 1'information, jusqu'alors disposée verticalement, acquiert unedimensión horizontale, qui permet de souligner le caractére peu commundes événements guerriers commentés. Le public est soudain projeté enpleine contemporanéité, assailli par une grande quantité d'information etd'images qui proviennent souvent de pays qu'il ne connaít pas et dont ilignore jusqu'á 1'existence.104

Como corresponsal de guerra, Barga buscó informar de la maneramás fiel posible sobre lo ocurrido en los diferentes países extranjeros y

104. Paul Aubert, «L'appel de l'étranger...», art. cit., pp. 201 y 202.

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sobre todo en Francia. Sin embargo, esto no quiere decir que a la hora deescribir no buscara ejercer una influencia. Informó, sí, pero su opiniónestaba en cada uno de ellos y nunca intentó ocultarla. Es más, persiguiósiempre una toma de conciencia en los lectores.

Sus artículos eran, en primer lugar, aliadófilos. Contrario a la pos-tura neutral de España, en ellos instaba a los lectores a tomar partido porla causa de los aliados, y lo hacía por todos los medios posibles. En rea-lidad, la regla general era el que los corresponsales tuvieran que emple-arse más a fondo en la redacción de sus noticias, porque normalmente ellector estaba ya al corriente de lo que acontecía. Por esta razón se cuida-ba más el estilo, se interpretaba la noticia más que limitarse a infor-mar.105 Así lo hacía Corpus también.

El lenguaje de estos escritos era muy rápido, a veces las noticiaseran de corta extensión y en poco espacio decía muchas cosas. Algunasde estas noticias tratan complejas relaciones internacionales quizás difí-ciles de asimilar para un lector medio. Había que estar muy al día dequién era cada personaje político porque sus crónicas estaban plagadasde referencias a alianzas, tratados y constituían casi pequeñas leccionesde política internacional.

A pesar de todo, como siempre, como en todos los artículos de su vi-da, el escritor, Corpus, era omnipresente. Se sabía quién escribía, daba suopinión, su habitual sarcasmo e ironía se traslucía tímidamente, en unasocasiones, o bien abiertamente y con descaro, cuando se trataba de criti-car a algún país o a algún personaje político que no era de su agrado. Susapiencia en cuanto a política internacional no dejó lugar a dudas. Él co-mo nadie conocía los entresijos de todas las maniobras políticas de losgobernantes franceses y escribió sobre ello sin pudor, con un lenguajeatrevido, pero con la palabra justa para cada situación. Según se tratarade largas crónicas o de pequeñas noticias, el lenguaje era denso y carga-do de adjetivos; podía, asimismo, utilizar frases cortas, invadidas de co-mas y de signos de puntuación.

Tomaba sus notas, escribía sus artículos a máquina o los dictaba di-rectamente por teléfono o por telégrafo. Las condiciones a las que se en-frentaban estos corresponsales de guerra cuando tenían que viajar a los

105. «L'appel de l'étranger: le role des correspondants de guerre», art. cit.

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lugares en los que se centraba la batalla complicaban las cosas, aunquelas noticias siguieron llegando con puntualidad. A pesar de todo, ser co-rresponsal tuvo otras muchas ventajas para Corpus y de hecho constitu-yó el momento más prolífico de toda su carrera como periodista, todavíapor encima de sus trabajos de años después, durante la República. Du-rante estos años de profesión desplegó todas sus habilidades y consiguióser un profesional destacado y respetado; vivió, entonces, su época do-rada del periodismo.

Barga fue uno de los que contribuyó, con su trabajo de correspon-sal, a formar a aquella España decadente, a abrir su país al resto de Eu-ropa y darle conciencia de su identidad. Para Paul Aubert, el papel des-empeñado por los corresponsales de prensa, entre los que incluimos aCorpus, fue definitivo:

Les correspondants de presse, des jeunes gens qui, á leurs debuts, n'a-vaient pas trouvé leur place dans la société espagnole, furent, done, aucours du premier tiers du XXéme siécle, des vecteurs d'ideologic qui con-tribuérent á la formation d'une conscience démocratique et forgérent unevisión sublimée de l'Europe en diffusant une image de celle-ci percuecomme un lieu de culture, de science, de justice et de democratic.106

Sus artículos crearon un estilo propio, un modelo que fue adoptadodesde entonces por muchos escritores y corresponsales. No sólo tratabanoticias de última hora, sino que también volvía a temas anteriores, te-mas que estaban lejos de la actualidad o que pertenecían a la vida diariao más mundana y a partir de ahí realizaba sus reflexiones. Siempre pre-ocupado por encontrar la palabra exacta que definiera lo ocurrido, paraCorpus Barga, «cada acontecimiento guarda en su seno, como una al-mendra, una palabra que le alude todo».107

Con respecto al estilo utilizado en sus crónicas, variaba según lascircunstancias. Sus artículos podían ser de brevísima extensión o tre-mendamente largos. Redactados con frases cortas, con un estilo rápido obien con largas oraciones y rebosantes de verbos en condicional. Sólo alfinal de su vida se decantó definitivamente por las frases largas, sin sig-

106. Paul Aubert, «L'appel de l'étranger...», art. cit., p. 223.

107. «Un viaje a los infiernos de la guerra. El ángel caído», La Correspondencia de Es-paña, 16 de octubre de 1916, p. 1.

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nos ortográficos, sin comas (que le molestaban terriblemente), haciendosus escritos de difícil lectura. Entonces recurrió al estilo de la escritura-pensamiento, prescindiendo de los obstáculos ortográficos.

Con respecto a las crónicas de sus diferentes viajes, en ellas utilizóun lenguaje sencillo, muy descriptivo, realizando, en el caso del viaje enavión de 1919, la humanización de la máquina, refiriéndose a ella con uncariño especial. Comparaciones e imágenes invadían estos artículos im-presionistas. Años más tarde, también desde el aire, esta vez desde elZeppelin, volvería a deleitar a sus lectores con una prosa muy sensual,muy desmenuzada. Frases cortas pero muy ricas, como debía ser la in-formación en un viaje de tales características. Este estilo impresionista,el lenguaje metafórico y descriptivo utilizado para las crónicas de susviajes, también fue alabado por todos.

Además, las referencias al lector y ciertas expresiones del estilo«como recordarán los lectores» o «el lector se preguntará», eran habi-tuales en sus crónicas. Artículos que se prestaban también a juegos sin-tácticos, de los que sólo fue consciente su autor y que los lectores nuncapudieron imaginar:

He escrito mis artículos, por ejemplo, a veces con preocupaciones mallar-meanas que nadie podía decubrir ni tenía sentido que fuesen descubiertas.O con otras preocupaciones, imposiciones por el estilo. Cuántos artículosmíos hay con todos los párrafos de la misma longitud, es decir las pausasmusicales. Durante mucho tiempo no hice más que artículos cortos conasuntos largos. Mis preocupaciones eran matemáticas y no políticas. Nocreo que haya habido un periodista peor que yo, más desentendido de laactualidad (que a veces hasta me olvidaba de tratar).108

La temática empleada era muy variada, aunque ésta no era una ca-racterística exclusiva de Corpus Barga. Lo cierto es que el periodismo li-terario se puso de moda en aquellos años, como recordaba Salvador deMadariaga:

... Nuestro pueblo, recocido en siglos de teología, no cree en las meras no-ticias mientras no vengan teñidas del color en que el lector piensa. Darle

108. Reflexiones de Corpus Barga (8 de mayo de 1950), recogidas en «Corpus Barga:algunos papeles inéditos», Papeles de Son Armadans, art.cit.

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a un periódico español un mero papel de informador frío equivale a ma-tarlo. Lo que el lector español desea saber es qué piensa de los hechos suFulano o Mengano favorito. Por eso vino a florecer entonces de modo tansingular el periodismo literario.109

Ahora bien, no es menos cierto que las crónicas de Corpus Bargaeran seguidas, por su originalidad y calidad literaria, con profundo inte-rés por muchos, intelectuales o no. Así lo recordaba Ramón Gaya:

Yo le había tenido siempre gran admiración porque mi padre, lo primeroque leía cuando llegaba El Sol era la columna de Corpus Barga, que eracorresponsal en París. Cada día enviaba una prosa espléndida sobre algomuy vivo, muy inmediato. Hablaba, por ejemplo, de una exposición deBraque, y al día siguiente sobre unas máquinas de escribir que habían apa-recido; sobre mil cosas, y siempre eran una maravilla.110

Otros, como Azorín, se preguntaron si aquella lucidez podía salirsedel terreno puramente periodístico para invadir el campo de la narrativa.Pues bien, así fue, porque las incursiones de Barga en la novela fueronmuchas a lo largo de su vida, aunque la mayoría de las veces fueron tansólo el producto de una época o de una corriente literaria, lo que proba-ría, por otra parte, su participación en todos los momentos artísticos y li-terarios que le tocó vivir (tal es el caso de sus novelas Pasión y muerte oMary en los altos hornos y Apocalipsis}. Sin embargo, su reconocimien-to como un escritor de talla le vino ya muy tarde, con la escritura de susmemorias. Para muchos fue el descubrimiento de un Corpus Barga es-critor todavía de mayor calidad que el periodista:

Descubrí, en efecto, no sólo a un escritor de tomo y lomo y un agudo yamenísimo cronista-zahorí de la sociedad española de ayer, también ungrande y original prosista, uno de los grandes prosistas, y ya es decir, denuestro siglo XX.'' '

109. Españoles de mi tiempo, Barcelona, Planeta, 1974.

110. «Ramón Gaya: la creación como un medio», Letras, Valencia, 1981, n° 78 y 79,p.7.

111. Pedro Lain Entralgo, «Corpus Barga y muchos más», La Gaceta Ilustrada, 24 deagosto de 1975.

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Pero, a pesar de todo, la profesión de Barga fue el periodismo. Deél vivió como pudo toda su vida, a pesar de la mala remuneración o in-cluso la ausencia de ésta. En efecto, en aquellos años no se hacía ningúncontrato de trabajo a los periodistas, y estos podían encontrarse en la ca-lle sin ningún tipo de indemización. Según Paul Aubert:

II n'y avail pas d'honoraires fixes ni de repos hebdomadaire. II fallut at-tendre 1920 pour que la loi de 1904 s'appliquát a la presse. Le seul avan-tage en nature dont bénéficiaient les journalistes jusqu'á l'avénement de laII République étaient l'entrée gratuite au theatre et la libre circulation surle réseau du Metro, des tramways et des chemins de fer.112

Como todo reportero o corresponsal de la época, sufrió en numero-sas ocasiones las dificultades propias de esta profesión, acrecentadas enlos años de guerra: los desplazamientos en cualquier medio de transpor-te improvisado, largas estancias en otros países, peligros y privaciones.A lo largo de su vida como periodista, fueron muchas las ocasiones enlas que tuvo que ingeniarse répidamente para llegar a transmitir las noti-cias que, de otra forma, no hubieran sido tales.

Las complicaciones surgieron, sobre todo, trabajando como corres-ponsal y teniendo que cubrir las noticias de guerra. O cuando, durante laguerra civil, tuvo que informar de los hechos ocurridos en España y enMadrid al periódico francés para el que trabajaba. O durante la SegundaGuerra mundial, cuando tenía que trabajar mayoritariamente en la pren-sa clandestina y tenía que viajar constantemente por Francia. Es en estostres períodos de su vida en donde se acumulan las circunstancias queprobaron el buen periodista que llegó a ser. A estos momentos hay quesumarle el viaje en avión en 1919 y el viaje en Zeppelin, que fueron tam-bién dos ocasiones más para poner a prueba su ingenio como reporteroy la finalidad única de esta profesión: hacer llegar la noticia al lugar in-dicado y en el tiempo preciso, de forma que no perdiera su valor.

Por ejemplo, en la Primera Guerra mundial, los adelantos tecnoló-gicos aplicados en materia de transmisión de noticias periodísticas se li-mitaban al telégrafo y el teléfono. Si estos métodos fallaban, el informa-dor se encontraba sin medio para transmitir sus noticias. Esto le ocurrió

112. Les intellectuels espagnols et la politique dans le premier tiers du XXéme siécle,op. cit., p. 392.

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a Corpus Barga y, además, en un momento crucial para la historia del pe-riodismo y de la política internacional de aquellos años: la liberación deBruselas. Así lo contó muchos años más tarde en una revista limeña, Ca-retas, en el apartado que llevaba por nombre «Confiese su crimen».113 Enél reconocía haber llegado en su juventud al límite de lo «honesto», movi-do, en un principio, por su afán de ser el primero en informar de una noti-cia de gran importancia y, en un segundo momento, impulsado por desen-tenderse de los problemas que la guerra acarreaba, lanzándose a vivir, así,las comodidades y privilegios que su condición de periodista le otorgaba.

La acción de este suceso se sitúa en Bruselas, al final de la Prime-ra Guerra mundial, cuando el ejército británico había entrado en la capi-tal y la había liberado de los alemanes. Nadie sabía entonces, no habíaforma de saberlo (los alemanes, en su retirada, habían cortado los hilostelefónicos y telegráficos, las carreteras y también las líneas férreas), quéera lo que estaba ocurriendo en la ciudad en aquellos momentos. Comoescribe Corpus en estos recuerdos, «el corresponsal que lograra romperel cerco y llegar a París el primero tenía asegurado un éxito mundial».

Adelantándose a la noticia -como era característico en él-114 se lasarregló para llegar de París a Bruselas, que ya supuso una difícil aventu-ra. Una vez en la capital su uniforme de corresponsal fue, junto con elbloc de notas y la pluma, el único equipaje que llevaba. Sin embargo, setrataba de lo único que necesitaba, pues con el ejército inglés sólo hacíafalta llevar el uniforme de corresponsal para poder moverse por todaspartes (no ocurría lo mismo con el ejército francés, con el que había quellevar, además del uniforme, la documentación y una tarjeta especial).

Tras dos días allí y con la mochila desbordante de valiosos docu-mentos sobre la situación en Bruselas, se encontró con el desafío de lle-

113. Con su testimonio titulado «Humo», participó en el apartado por el que se preten-día que escritores, artistas y personalidades de Lima confesaran un hecho poco«moral» que hubieran protagonizado en la vida.

114. Ese carácter impulsivo y decidido fue el que le hizo triunfar como periodista, puessiempre se adelantó a la noticia y allí donde veía que podía haber alguna, iba él, antesincluso de que se lo propusieran (como fue el caso del viaje en Zeppelin: en un primermomento y sin avisar a nadie se puso en contacto con Eckener y le pidió, en nombredel periódico para el que trabajaba -La Nación- la exclusiva de todo el viaje. El in-geniero aceptó y, sólo en un segundo momento fue cuando Corpus le puso un ca-ble al periódico dándole la noticia, que acogieron, cómo no, con sumo agrado).

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gar a París lo antes posible y dar la noticia tan esperada para así conse-guir el éxito periodístico. Ahora bien, como él mismo lo expresó, «¿có-mo convertirse uno mismo en medio de comunicación, en mensajero?».Había que hacer llegar la noticia cuanto antes a su periódico, aun sa-biendo que no existía medio material para hacerlo. Y tenía que hacerlo,porque él sabía que «las noticias son como la riqueza, no valen nada porsí solas, hay que llevarlas al mercado donde adquieren su valor.»115

Se las ingenió hábilmente y, tras muchos avatares, lo consiguió.Llegó a tiempo para coger el tren de París en Arras. Y ya en la capital te-legrafió la información a su periódico, logrando con ello un completotriunfo y las felicitaciones de todos. Sin embargo, lo que hizo para al-canzar su objetivo lo recordaría toda su vida como algo inconfesable. Pa-ra comprobarlo, véase el Apéndice, documento 3, en el que hemos re-producido el artículo en el que Corpus «confiesa» su «crimen»: servirsede unos pobres hombres, utilizarlos, a cambio de una promesa para lle-gar a su fin, abandonándolos después a su suerte.

Lo más destacado de este interesante artículo, es ver con qué habi-lidad y decisión llegó a arreglárselas Corpus, a pesar de todos los impe-dimentos, para hacer llegar esta importante noticia de última hora sobrela liberación de Bruselas. Si bien es cierto que dentro de él se hallaba elsentimiento inconfesable de la comodidad y el bienestar, también le mo-vió el impulso periodístico básico por el cual la noticia se hace muchomás importante que las circunstancias personales o materiales. Gracias ala rapidez de reflejos, a la decisión y el arrojo, dio con éxito su informa-ción y la llevó al mercado que más valor podía darle: el periódico.

Corresponsal de El Sol

Su trabajo como corresponsal en este prestigioso periódico españolle dio un valor especial a la carrera de periodista de Corpus Barga. En ElSol escribió ininterrumpidamente durante catorce años (de 1917 a 1931),para volverlo a hacer en 1936.

Su cargo fue el de corresponsal en París. Un puesto de tremenda im-portancia en aquellos momentos clave de la historia internacional. Sin

115. Incluido en el artículo «Humox

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embargo, no fue el único español a cargo de una corresponsalía. Todoslos que trabajaron en ello fueron personas capacitadas, con gran dominioen el campo de la literatura y grandes conocedores de la vida del país enel que les tocaba residir. Además, cada uno de ellos se hizo famoso porsus crónicas y contaba con su público adepto y fiel. Pero, como cuentaBarga, entre ellos surgieron no pocos problemas y en sus artículos se in-tercambiaban, solapadamente, sus ataques:

... se había hecho costumbre en El Sol que unos colaboradores polemiza-ran bajo cuerda con otros, sobre todo los editorialistas, y especialmente elgrupo de los que habían estado en Londres: Maeztu, Araquistain, Olaria-ga, Madariaga. Maeztu y Araquistain eran los que más chocaban. El lec-tor que no estaba en el secreto de tales polémicas debió, más de una vez,sentirse desconcertado ante la cólera que destilaban muchos de aquelloscomentarios sobre temas pacíficos.116

El Sol fue el resultado directo del verano de 1917 y nació de una po-lítica de renovación. Los sucesos ocurridos en aquel verano indicaban cla-ramente el rechazo, por parte de todo el pueblo, del sistema vigente y eldeseo de una urgente reforma. Además, la situación político-social en Es-paña era crítica y el ambiente vivido en el pueblo hacía presagiar aconte-cimientos decisivos. Precisamente, este clima de inquietud y desorden loencontramos narrado en el siguiente testimonio, hasta hoy inédito, queAzorín le escribió a Corpus Barga, en el que informaba de esta forma asu amigo, por aquel entonces en París, de la situación en su país. En es-te extracto de la carta transcrita de Azorín, nos hallamos ante una pe-queña crónica política y social del Madrid y la España de 1917 y en ellaestán, además, las sugerencias que el escritor da a dos artículos de Cor-pus:

... Política. Dato hace una semana que ha suspendido las garantías in-aguantables, Sagasta dixit. Obedecida medida (sic) a trabajos societarios ya una huelga ferroviaria revolucionaria que se preparaba. No ha ocurridonada. La prensa, censura amordazante. Todo el mundo habla, pourtant. derevolución, de ganas, se entiende, de que venga un fond en comble. Sóloha hecho el Gobierno hasta ahora: aumento de un real diario para el ran-cho del soldado; respetar un poco sí los chupatintas (?) de las oficinas, y... na más.

116. «Los tés de Madariaga», en Los galgos verdugos, op. cu., pp. 366 y 367.

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Pleito de los liberales. Quieren poner a Prieto en el puesto de Romanones.Éste por su mensaje francófilo no puede gobernar ahora, y tratan de habi-litar al partido liberal para que suba al Poder, porque Dato ha venido a des-tiempo y no se atreve a disolver las actuales Cortes liberales. Los periódi-cos están llenos de cortos, conciliábulos, más eres tú (sic), etc, de la greyliberal. Se duda, pues, que Prieto alcance la mayoría de las fuerzas paravolver de nuevo.

Pleito del Imparcial. El cotidiano matutino andaba mal de cuartos. Queríareforzarse. Púsose al habla con Urgoiti -Presidente de la Papelera españo-la y hombre de talento. Pactaron que Urgoiti aportaría capital y asumiríala orientación del periódico. En efecto, puso de director a Félix Lorenzo,y durante un mes -el mes de la «revolución"- el viejo Imparcial era otro,hablaba más alto y por encima del Alcázar. Consecuencia: se asustó Gas-set viendo comprometido su único pedestal político y rompió lo pactado.Los tribunales resolverán. Creo que lleva razón Urgoiti.

(...)Sus dos últimos artículos en el campo de denostación están bien, pero lesopongo un reparo: que están muy recortados de estilo. No tanto. Deje us-ted fluir la pluma, la condensación vendrá con el tiempo, por una especiede desbroce subconsciente, sin que usted se dé cuenta. Si procura de in-tento hacerse un estilo, malo. Usted tiene frescura escribiendo y rasgosoriginales. ¡Cómo que es una lástima que no escriba otra cosa además deperiodismo!..."7

Fue el espíritu de renovación el que hizo nacer este importante pe-riódico. Nicolás María de Urgoiti fue su creador. Llevaba acariciandodesde principios de siglo su idea de crear un periódico diario en el quepudiera defenderse de los ataques de la prensa contra su empresa de LaPapelera Española -que tenía el monopolio del mercado del papel y tam-bién del papel de prensa-. Junto a este interés comercial se encontrabatambién el cultural y el político.

Los banqueros de La Papelera propusieron a Urgoiti que en vez defundar un periódico adquiriese El Imparcial, idea con la cual estuvo con-forme Rafael Gasset, el principal accionista. Y así se hizo. Félix Loren-zo fue su director.118

117. Monóvar, 3 de julio de 1917.

118. Véase María Cruz Seoane y María Dolores Sáiz, Historia del periodismo en Espa-ña, op. cit.

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Los problemas llegaron cuando estalló el movimiento de las Juntas

de Defensa, el 1 de junio de ese verano de 1917. El diario se puso en-

tonces al lado de esta idea de renovación y de acabar con el sistema de

la Restauración. El mismo José Ortega y Gasset apoyó esta postura. La

respuesta no se hizo esperar: los Gasset rompieron su pacto con Urgoiti

y éste perdió el periódico. Félix Lorenzo, los redactores y el mismo Jo-

sé Ortega salieron del diario. Con este equipo que se iba de El Impartial

se propuso Urgoiti fundar la nueva publicación, contando a su lado con

el que fue el máximo ideólogo del periódico.

Urgoiti conocía a los más importantes intelectuales de aquellos mo-

mentos, tanto periodistas como escritores, y a ellos reunió para formar su

periódico.119 A José Ortega y Gasset y a él les unía ya una gran amistad

y unos objetivos comunes, por lo que Ortega y su hermano Eduardo in-

virtieron en la fundación del periódico.120 Corpus recordaba así la gesta-

ción de este gran diario:

Pero en España, como el problema constitucional estaba aún pendiente, como

no estaba resuelta esa unanimidad, ese plano en donde todos los ciudadanos

pueden tener una convivencia, surgió el propósito -que la Historia tendrá que

reconocer cuando se hable de la evolución de la prensa-121 de crear un gran

periódico de Empresa, que ya no fue un periódico del Estado monárquico, co-

mo era el ABC, como era también El Debate, sino que fue un periódico que

siendo de gran Empresa representaba el anti-Estado, el Estado por venir. Este

fue el periódico que fundó D. Nicolás María de Urgoiti: E! Sol.122

119. Contó con las colaboraciones de Ortega, Pérez de Ayala, Unamuno, Azorín, Ara-quistain, Gómez de la Serna, Bello, Maeztu, Icaza, Fernando de los Ríos, Gómezde Saquero, de Cavia, Diez Cañedo, Machado y otros. Tenía corresponsales en di-ferentes capitales internacionales: Corpus Barga en París, Salvador de Madariaga yRamón de Goyenuri en Londres, Federico de Onís en Nueva York, etc.

120. Ver Gonzalo Redondo, Las empresas políticas de Ortega y Gasset, tomo I, Madrid,Rialp, 1970; Paul Aubert y Jean-Michel Desvois, «El Sol: un grand quotidien aty-pique (1917-1939)», Typologie de ¡a prense espagnole, Université de Rennes, 1984.Para todo lo que concierne a la figura de Urgoiti y la historia de la Papelera Espa-ñola, ver Mercedes Cabrera, La industria, la prensa y la política. Nicolás María deUrgoiti (1869-1951), Madrid, Alianza Editorial, 1994.

121. Estas palabras fueron un vaticinio, pues el lugar que ocupó El Sol en la evoluciónde la prensa en España fue definitivo. Corpus, profundamente entendido en la ma-teria, ya lo supo ver en 1933, año en que hizo estas declaraciones.

122. Discurso pronunciado por Corpus Barga en la Casa del Pueblo y reproducida enLuz, 13 de julio de 1933.

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El primer director que tuvo el diario fue Félix Lorenzo, aunquetiempo más tarde éste sería sustituido por Manuel Aznar, a causa de unosproblemas que surgieron con Urgoiti. Cuando Aznar, a su vez, fue cesa-do por haber provocado quejas en su gestión como director, Urgoti vol-vió a dar la dirección a Lorenzo, dándole de este forma una nueva opor-tunidad.

La sede se encontraba en la calle Larra, haciéndose llamar «ElOlimpo», ya que allí se reunían hasta altas horas de la noche Urgoiti, Lo-renzo, Ortega y los colaboradores cercanos que estaban siempre en Ma-drid. Según Corpus, este «Olimpo», morada de los «dioses», no contabacon el aprecio de todos:

Había en El Sol una sala reservada para que se reunieran por las tardes Ur-goiti y los otros miembros escogidos del Consejo de Administración, el di-rector y los redactores o colaboradores más importantes. Los periodistas demesa, los verdaderos periodistas, despechados porque no tenían acceso aella, le llamaban despectivamente el Olimpo. Durante la dictadura de Pri-mo de Rivera se armaron en el Olimpo grandes discusiones entre Marte,que era Maeztu, Araquistain, que era Vulcano, y otras no menos importan-tes minervas. Cuando pasaba por allí, Madariaga podía ser Mercurio.123

«Diario independiente», como rezaba la portada, presumía de su in-dependencia de todo partido y su eclecticismo político. Se diferenciabadel resto de los periódicos en su gran tamaño y número de páginas. Elprecio también era diferente: diez céntimos, el doble del de los otros.Técnicamente era moderno, contaba con la mejor maquinaria de impre-sión, con las mejores rotativas y máquinas de composición. Además, te-nía un número especial que salía los domingos y que era elaborado du-rante la semana, al modo americano.

Urgoiti consiguió hacer con El Sol un tipo de prensa totalmente di-ferente de la que existía entonces en España, que era una prensa de par-tido, muy poco moderna, de escasa calidad informativa, que contaba conpocos lectores. Los redactores estaban muy mal pagados y se trataba deuna prensa sustitutiva de la opinión pública atemorizada y sin expresión,una prensa estrechamente vinculada a la política. El Sol fue algo único.Europeizante y moderno, con él pretendía Urgoiti crear un periódico de

123. En su cuarto volumen de memorias, Los galgos verdugos, op. cit., pp. 369-370.

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información general, independiente, de élite pero que intentara llegar auna gran parte del público. Además, fue uno de los pocos periódicos que,siendo aliadófilo, no aceptó la ayuda económica propuesta por francesese ingleses.

Se distinguió del resto de la prensa madrileña por su formato (elmismo que el de las máquinas rotativas) y su número de páginas. Se di-vidía en grandes secciones para que el lector no tuviera problema en ha-llar enseguida las noticias de su preferencia.124

Sin embargo, su verdadera importancia residió en el papel decisivoque jugó en la historia política española: los intelectuales que en él es-cribían, así como los que lo fundaron, persiguieron en todo momento eu-ropeizar y armonizar al pueblo español, despertarlo a una renovación -norevolución- que sacara a España del agujero negro en que se encontraba.Pero todo ello desde la razón. En ningún momento pretendieron sembrarel caos y el desconcierto que pudiera degenerar en una revolución irre-frenable. Su meta era formar al pueblo; informar, educar a esa opiniónpública que debía sustentar la renovación. No buscaron crear un periódi-co popular, ni por el precio ni por sus contenidos. Estaba muy claro loque pretendían y así lo expusieron en el manifiesto editorial del primernúmero:

124. La organización era la siguiente:

- la primera plana, que daba una impresión rápida y clara de los acontecimientosmás señalados tanto en política nacional como internacional.

- la segunda plana, que recogía las noticias de la ciudad de Madrid.

- la tercera, las de Cataluña.

- la cuarta de dedicaba a las informaciones de provincias.

- la quinta era para las informaciones del extranjero.

- la sexta, noticias de última hora.

- la séptima se dedicaba a la información económica y de bolsa.

- la octava, novedad en toda la prensa del momento, era la dedicada a la cultura.

Con el paso de los años la organización cambió algo, pero básicamente fue ésta.Por ello El Sol ha sido en la historia de la prensa española un periódico excepcio-nal. Salió a la luz con ocho páginas, pero poco a poco su número aumentó a 12 yalgunos números especiales contaron con 16.

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Corpus Barga, cronista de su siglo

Nuestras armas están en las afirmaciones de la razón y del trabajo, en el co-nocimiento de las energías nacionales, en los dictados de la tolerancia men-tal y del respeto social. Y en el servicio perenne de todo aquello -volvemosa decirlo, fieles al nombre y al emblema de El Sol. Que alumbre los espíri-tus, encienda las voluntades y venga a fecundizar los innumerables gérme-nes de sana y próspera vida que llevan las gentes íberas en sí mismas.

Este primer número salía el sábado 1 de diciembre de 1917, con unacabecera en la que aparecía su nombre y el dibujo de un sol naciente. Ensu primera página se encontraba el manifiesto editorial del periódico, sinfirma, pero parece ser que escrito por Mariano de Cavia. En él exponía elsentido de la creación del rotativo, la renovación, y los medios por los cua-les pensaban conseguirla. Y eso se intentó en todo momento, aunque enmuchas ocasiones Urgoiti tuviera que dar un toque de atención al incum-plirse los postulados iniciales de su diario: respeto a las instituciones polí-ticas legalmente establecidas, independencia política y partidista, apoyo alas manifestaciones de carácter regionalista -si no atentaban contra la uni-dad nacional- y sostenimiento de todas las manifestaciones del trabajo.

Sin embargo, El Sol no estuvo exento de problemas desde sus co-mienzos: la negativa del periódico a acogerse al anticipo reintegrable yla deuda que contrajo así con La Papelera.125 La sucesión de los conflic-tos que se cernían sobre él consiguió que el periódico de Nicolás Maríade Urgoiti viera su final el 25 de marzo de 1931, tras muchos avalares yproblemas y teniendo como trasfondo un delicado panorama político ysocial.126 Aunque el espíritu ideológico de Urgoiti y los suyos, entre losque se contaba Corpus Barga, continuaría en otra revista, Crisol, que

125. Para profundizar más en este asunto, ver Mercedes Cabrera, op. cit., y Seoane ySáiz, op. cit.

126. El general Berenguer era quien presidía el nuevo Gobierno tras la dimisión de Pri-mo de Rivera. La Monarquía se encontraba en una situación gravísima y Berenguercontribuyó a agravar más la situación, con su pretensión de volver a la Constituciónde 1876 y el mantenimiento del caciquismo y procedimientos políticos anteriores.La Monarquía aparecía ante los ojos de todos como partidiaria de esta vuelta atrásy fue perdiendo adeptos rápidamente, hasta los que había considerado más fieles.El interés por los asuntos políticos y los hechos públicos se convirtieron en la ca-racterística principal de la vida española de este período y esta movilización gene-ralizada fue la que haría cambiar las cosas con su comportamiento electoral. Be-renguer tuvo que dimitir y el gobierno que se formó a continuación fue el de Az-nar, en febrero de 1931, que convocó las elecciones municipales para el 12 de abrilde 1931.

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aparecería el 4 de abril y en la que se anunciaría la próxima aparición delque debía ser el verdadero continuador de El Sol: Luz.

Desde su aparición en el mes de diciembre de 1917 hasta el final dela etapa Urgoiti (1931), Corpus Barga fue corresponsal en París de ElSol. A su fundador, Urgoiti, tuvo pocas ocasiones de verle, sin embargo,siempre que tuvo ocasión lo defendió y participó en todas las empresasperiodísticas que organizó. A través de las cartas inéditas escritas por Ur-goiti y que hemos reproducido a continuación (ACB), podemos leer lasfelicitaciones de éste por el trabajo de Barga, a la vez que se prueba lacordial relación que ambos mantuvieron:

Nicolás M. UrgoitiMadrid27 Mayo 1924

Sr. D. Corpus BargaQuerido amigo: muy agradecido a sus informes y a la guía de turismo deBretaña. No tengo decidido el viaje dependiendo en gran parte de la lle-gada de mi hijo Ricardo.Si me decidiera se le avisaría. En todo caso es muy probable que tengaocasión de saludarle en esa a fines de julio.Muy bien sus crónicas. Todas interesantes y de forma insuperable.Suyo afmo y buen amigoUrgoiti

Nicolás M. Urgoiti Madrid 14 de febrero de 1924

Sr. D. Corpus Barga.

Mi querido amigo: Quedo muy agradecido a su diligencia y he dado avi-so a la Casa del Libro para que haga sus encargos a D. Carlos de Batllé,de la Librería Cervantes en la inteligencia de que procederá con gran ra-pidez en el servicio.Se ve efectivamente que la política francesa está agitada. No se ve lo mis-mo en la de aquí aunque todos los días hay mar de fondo.Le repito las gracias y quedo suyo affmo amigo y s.s.q.e.s.m.

Urgoti

Le felicito por las crónicas numerosas y muy interesantes.

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Corpus Barga, cronista de su siglo

Los artículos de Corpus Barga se encontraban en la página prime-ra, quinta y séptima; en la zona central, perfectamente visibles. Marcadopor los acontecimientos bélicos, sus escritos, sobre todo los de los pri-meros años, tuvieron como principal argumento la actualidad política,con una preferencia por las noticias informativas de la guerra y de la ac-tualidad internacional. Los artículos sobre el carácter francés y españoltambién fueron numerosos, así como las noticias de arte, literatura, es-pectáculos y las que se referían a la situación mundial.

De nuevo, sus crónicas no pasaron desapercibidas:

Yo devoraba siempre las de París, firmadas por Corpus Barga, de quienmás tarde había de hacerme muy amigo, cuando Corpus representaba a LaNación de Buenos Aires en Berlín y yo dejaba la Universidad de Unter denLinden por la corresponsalía de La Vanguardia. Como todas las extranje-ras de El Sol, eran las de Corpus Barga crónicas brevísimas que apenas lle-gaban a 500 palabras escritas en un estilo nervioso y brillante, donde la no-ticia y la metáfora formaban siempre unidad encantadora.127

La guerra estará siempre presente. Durante los años de la contien-da y tras la paz en, 1918, continuará dando cuenta de los acontecimien-tos políticos y de los entresijos de las numerosas reuniones o consejosentre los diferentes países. Escribirá con respecto a la actualidad, respe-tando al máximo la noticia, pero a partir de su opinión como periodistay como hombre al tanto de todo.

Corpus Barga se presenta como un absoluto conocedor de la políti-ca, la sociedad y la historia de Francia. Esto no le impidió estar al día detodo lo que acontecía en España, como demuestra en esta carta inéditadirigida a Unamuno desde la capital francesa y facilitada muy amable-mente por la Casa Museo de Unamuno de Salamanca:

4, rué Mathurin-RégnierParis (XV)11-5-26

Querido Don Miguel: Por este mismo correo le mando el libro de Vayo so-bre Rusia, y aquí le adjunto una carta de Vayo anterior a su detención y úl-

127. Augusto Assía, «Los corresponsales en el extranjero», Enciclopedia del periodis-mo, Noguer, 1966, pp. 374, 375.

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timos sucesos. La carta y el libro no se los di a usted al verle en Hendayaporque los tenía en el equipaje. Vayo está ya en libertad. Sabrá usted quelo detuvieron por recordar a Jiménez Asua en un brindis que pronunció enel banquete al Dr. Tapia. Había en el banquete -según nos hemos podidoenterar en París, pues ello fue después de mi salida de Madrid- algunosmédicos y farmacéuticos militares que se indignaron con las palabras deVayo y produjeron protestas y contraprotestas, armándose el gran jaleo.Además del escrito de la junta del Ateneo, con motivo de las últimas de-portaciones, ha habido otro firmado por muchos escritores y al cual hacontestado privada y amicalmente Primo de Riveira (como lo llaman siem-pre los periódicos franceses, los cuales con esto de Marruecos siguen másmudos que nunca sobre España). Espero verle a usted a su paso por París,camino de Bruselas. Como no sea antes el banquete que me han dicho sepreparaba para usted y organicemos aquí un vagón botijo. Recuerdos delos amigos y el saludo de Corpus.

Sus conocimientos sobre Francia son extraordinarios. De esta for-ma, una gran cantidad de sus escritos están dedicados a hablar sobre suactualidad inmediata: las innumerables jornadas en la Cámara francesa,los escándalos políticos de aquellos momentos, las elecciones generalesde 1919, el conflicto francoalemán de la cuenca del Ruhr en el año 1923;sobre los diferentes periódicos parisinos, las elecciones de 1924 y la vic-toria del bloque radical socialista frente al bloque nacional; así como laactualidad francesa que va desde 1917-18 hasta finales de los años 20.

A la batalla de Verdún le dedicó diferentes artículos, realizando enellos minuciosas descripciones sobre los terribles sucesos ocurridos allí.Criticó en muchos de ellos lo absurdo de la guerra y, sobre todo, lo in-coherente que podía llegar a ser el hombre, pues en el mismo lugar unosasistían a las más trágicas matanzas y, al mismo tiempo, pocos metrosmás lejos, otros se daban un banquete con la mayor tranquilidad:

... La batalla probablemente más sangrienta que haya habido entre loshombres, la de Verdún en la primera guerra mundial de nuestro siglo, re-sultó también probablemente siendo la más visitada. Duró semanas, me-ses, exactamente diez meses; se convirtió en una guerra dentro de la gue-rra. La fortaleza de Verdún subterránea, contruída o reconstruida por Vau-ban, el ingeniero militar de Luis XIV, era inexpugnable. Y muy amplia.Cabía mucha gente. Llegó a parecer un hotel. Las camas eran catres mili-tares, duros, húmedos, puestos unos encima de otros como en las cabinas

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de los buques. Pero, la cocina, el coronel-comandante tuvo mucho cuida-do de que fuera tan fina como en un buen restaurante parisiense para reci-bir al «tout Paris» y al todo de cualquier parte u orden del mundo. Allí seencontraban senadores norteamericanos, lores y ladies, obispos o ecle-siásticos parecidos de todas las religiones, actrices de la Comedia France-sa y estrellas de Folies Bergéres. Los norteamericanos se preocuparon deque nunca faltase harina de trigo, de modo que aquel fue el único sitio deFrancia en que se comía entonces pan blanco. Tenía hornos, pozos, salas,teatro. Se estaba en completa seguridad. Lo peligroso era entrar o salir. Sellegaba por una carretera oculta a la vista de la artillería enemiga durantekilómetros por unos telones pintarrajeados a la manera que los profanosllamaban cubista, la pintura de moda en aquel tiempo y que según los téc-nicos en óptica era la que mejor disimulaba, hacía que no se destacaran lascosas del paisaje. Se dejaba el automóvil a unos cuantos metros de la for-taleza. El bombardeo era constante. Se esperaba oír la explosión de unabomba y antes de acabar de oiría había que echar a correr y meterse de ca-beza en la entrada. Los corresponsales de guerra íbamos frecuentemente aVerdún. Una de las veces, cuando nos habíamos bajado del auto y estába-mos prestos a echar a correr y tirarnos de cabeza, nos detuvieron los cen-tinelas para que dejáramos paso al rey de Italia que había abandonado suvehículo algo más atrás y avanzaba envuelto por un pequeño grupo. Vimoscómo este puñado de hombres se disponía echado un poco hacia adelante,dispuesto para echar a correr. Vimos cómo corrió al sonar la explosión ydesapareció en la fortaleza. Hicimos lo mismo nosotros a la otra explo-sión. El hall del hotel, la primera galería, se hallaba muy animado reci-biendo al rey que iba a Verdún para asistir a una representación de gala dela Comedia Francesa, a la que asistirían otros dos reyes, el de Inglaterra yel de Bélgica, y horas más tarde nos enteramos, y se enteró él mismo, deque el rey de Italia había estado a punto de morir en la explosión. La bom-ba había estallado junto a él. Lo había visto una patrulla que pasaba enaquel momento por ahí. El suceso había ocurrido delante de nuestras na-rices y ninguno de los corresponsales lo habíamos visto. Si no hubiera si-do por la patrulla, se nos hubiese escapado la noticia, que era muy signi-ficativa... 128

Asimismo, Corpus aprovechó para narrar en sus artículos los mo-mentos de peligro a los que, en el ejercicio de su profesión como corres-

128. Corpus Barga, «La orgía de Baco y el banquete de Platón», Expreso, 14 de di-ciembre de 1964.

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ponsal, tenía que enfrentarse. Precisamente, José Altabella129 recuerda lareacción que tuvo nuestro periodista durante un episodio de tremendaimprudencia de un colega periodista en la ciudadela de Verdún. La ex-cepcional conducta de Barga fue una prueba más de la inteligencia y cor-dura que le caracterizaron en sus años de corresponsal de guerra:

Un día, acompañados de Luis Araquistáin, Manuel Aznar y un cronistahispanoamericano visitaban juntos un sector del frente de Verdún. Al lle-gar a una de las posiciones de la colina de Douamont, el periodista hispa-noamericano se separó del grupo, y trepó hasta la cúpula que cubría unade las piezas de artillería francesa. Verlo Corpus Barga y montar en cóle-ra fue todo uno. Y acrecentó su enfado al ver que Araquistáin seguía el te-merario ejemplo de aquel insensato.Corpus dijo:-¡Bájense de ahí! ¿Se han vuelto locos...? ¿Saben que hay vanguardias ale-manas a menos de quinientos metros y que pueden desencadenar un bom-bardeo en este sector?El periodista hispánico no sólo desoyó el consejo de nuestro compatriota,sino que aun no se atrevió a encararse con él:-¿Tiene usted miedo, Corpus?Pero éste, que supo apreciar rápidamente la ignorancia atrevida de su co-lega, encubierta bajo teatral bravuconería, le apostrofó iracundo:-Sí, me dan un miedo atroz los tontos. Pero espera, que ahora voy.Y en efecto, como lo advirtió lo hizo. Pero con desafiante complacenciaen el reto. No sólo subió al fortín, sino que se destocó del pequeño som-brero verde que cubría su cabeza y agitándolo de un lado a otro exclamó,dirigiéndose al enemigo:-No os molestéis en tirar, porque aquí hay un tragamundos.No bien acabó la frase, y mientras de un empujón lanzó posición abajo asu colega, hasta quedar en zona cubierta, le soltó tres o cuatro insultos, lle-nos de incontenible dureza, a la vez que explicaba:

-A los corresponsales de prensa se nos envía aquí para que podamos con-tar a nuestros lectores lo que vemos. Por tanto, nuestro deber no consisteen morir más o menos heroicamente, sino en sobrevivir a toda costa; por-que, muertos, ¿de qué le servimos a los periódicos?Araquistáin tuvo que excusarse diciendo que él no sabía que el peligro eratan grave. Unos minutos después, la predicción de Corpus se cumplió. Hu-bo fuego de artillería ligera. Pero más ligera fue la huida del colega bra-vucón hacia una más tranquila retaguardia.

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En El Sol, los temas tratados por Corpus fueron tan variados comolos que ofrecía la actualidad internacional de aquel entonces: los acuer-dos de paz entre las diferentes potencias europeas; pasando por la situa-ción de Jerusalén en 1917, tomada por los ingleses, los bombardeos deParís en 1918, la primera reunión de la Liga de las Naciones, en 1920, olos eternos problemas con Alemania. Francia tiene un papel de protago-nista principal en este período. Ya sea desde el punto de vista económi-co, político, social o, incluso espiritual, el francés y lo francés están entodo momento presentes.

España y los españoles disfrutaron también de mucho espacio enestas crónicas. Ahora bien, cuando se refería a su país lo hacía, en la ma-yoría de las ocasiones, para establecer una comparación con Francia enla que salía perdiendo España. Pese a todo le reconocerá, emergiendoirremediablemente esa admiración por su país español, la mayor cuali-dad con la que se puede medir a un pueblo: «Además (nunca se conven-cerán bastante los españoles), la mayor -casi la única- importancia quetiene hoy España en el mundo es la del idioma y los valores expresadosen él».130

Las crónicas de sus viajes sembraron las páginas de El Sol en 1922,1923, 1927 y 1928. Bajo el título «De soslayo. Paseos por Madrid», rin-dió homenaje a su amada ciudad con la larga serie de artículos que pu-blicó en 1922, en los que hablaba sobre ella. En estos artículos Corpusse abandonará al placer del recorrido por Madrid, describiendo sus ca-lles, comentando las transformaciones y los cambios en sus costumbrese incluso criticando duramente a los arquitectos de entonces con sus ca-sas de cemento en detrimento de su pueblo de ladrillos y tejas que habíasido hasta entonces Madrid. En muchas ocasiones los lugares madrileñosle servirán para evocar su pasado infantil en la ciudad, a finales del sigloXIX. Todos los detalles quedaron recogidos y atrapados para siempre enlas líneas de su artículos, en los que encontramos los diferentes tipos delmadrileño de entonces, los diversos y típicos oficios, las grandes callesy las callejuelas en las que Corpus recorría su Madrid de siempre.

129. «Corpus Barga», Periodismo y periodistas en la guerra civil, Madrid, FundaciónBanco exterior, 1987, p. 62.

130. El Sol, 30 de enero de 1926.

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También con artículos aislados esta ciudad se convirtió en su puntode mira en 1926, así como casi toda la geografía española que Corpusconocía excepcionalmente y de la que realizó un bonito estudio compa-rativo en el que cada ciudad gozaba del trato de la personificación (tras-ladando las diferencias y semejanzas a otras grandes ciudades europeastambién conocidas por nuestro viajero empedernido).

Con respecto al tema ruso, éste no está propiamente tratado en suscrónicas. Al contrario de lo que sucedía en La Correspondencia de Es-paña en que Rusia aparecía constantemente, disfrutando en muchas oca-siones de artículos enteros dedicados a este país, en El Sol, a lo largo desus artículos, tan sólo cuela reflexiones, pequeñas descripciones sobresus habitantes, sus costumbres o su política. Sin embargo, no por eso de-ja de informar siempre que haya algo de actualidad sobre Rusia, puestoque para él fue siempre el ingrediente indispensable para hablar de rege-neración y renacimiento: «resulta ahora casi obligatorio en Occidente elnombre ruso para todo lo que significa renovación civilizadora».131

Por último, nos encontramos con una larguísima serie de artículosdedicados al arte, la literatura y los espectáculos de París. Corpus se en-cargará de hacer un repaso de la sociedad parisina y de los acontecimien-tos culturales y artísticos de la ciudad. Pero no sólo se ocupó de la capi-tal. También realizó artículos de sus viajes a Marsella, Normandía, Bayo-na, etc. Asimismo, en 1919 incluirá una serie de artículos sobre su viaje enavión de París a Madrid con De Romanet. La visita a Benedetto Croce en-contrará también su lugar en los tres artículos que le dedicará en 1920, asícomo su entrevista con Mussolini y la visita al Vaticano. Escribió largosensayos sobre teatro, pintura, los nacionalismos en Francia, o el turismo.Dejó constancia de qué era «El Palomar viejo» («Le vieux colombier»),qué era la NRF (Nouvelle Revue Franfaise), el premio Goncourt, el pre-mio Balzac; la Academia francesa también entró en su punto de mira, re-alizando largos e interesantes ensayos, de la misma forma que escribió so-bre los Juegos Olímpicos de 1924 y las novedades teatrales en París.

Colaboraciones en otros periódicos

Influido por las ideas de la prensa norteamericana, Urgoiti decidiócrear en 1920 un diario de la noche. Se trataba de un diario más popular,

131. El Sol, 5 de diciembre de 1919.

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que pudiera contrarrestar así el déficit inevitable al que se veía asumidoun periódico elitista y selectivo como era su compañero El Sol. Desde LaVoz, como así se llamaba este nuevo diario, se defendieron siempre lasdecisiones tomadas en El Sol sobre el polémico aumento de los preciosde los periódicos, por lo que se encontraba en todo momento en claraoposición con el resto de los otros diarios. Pero, eso sí, se propuso ser unperiódico diferente de su compañero, un periódico para todos los espa-ñoles y no para la minoría que leía El Sol.

Desde el primer momento, este diario vespertino gozó de una mag-nífica acogida que se tradujo en una enorme tirada, la mayor de toda laprensa madrileña del momento. Su director era Enrique Fajardo (FabiánVidal) y su redactor-jefe Javier Bueno. Los colaboradores y redactoreseran más o menos los mismos que escribían en El Sol, aunque los «gran-des» no participaron. Ellos se reservaban para El Sol.

La Voz se convirtió en el periódico más leído por los madrileños. Yaunque prestaba más atención a los sucesos e incluía críticas taurinas, nopor eso abandonó la calidad literaria. Corpus Barga colaboró en muycontadas ocasiones, en el apartado «Reflejos de París», en la primera ho-ja y en la parte central, con artículos en los que trató más bien asuntossociales y literarios.

Pero éste no fue el único periódico y revista para los que colaboróBarga en estos años. Entre 1921 y 1922 salieron a la luz los cuatro nú-meros de la ecléctica revista de Juan Ramón Jiménez, índice. Barga es-cribió en tres de ellos. Fue el propio Juan Ramón quien le pidió su cola-boración en esta revista:

Madrid, 2 de mayo de 1921

Sr. D. Corpus Barga,París.

Mi muy querido Corpus:

llegó su mensaje de primavera, imprevisto y agradable como unbrote. ¡Gracias frescas, de todo corazón!

Azorín, Alfonso Reyes, E. D'Ors, P. Henríquez Ureña, E. Díez-Ca-nedo, J. Moreno Villa, Julio Torri, Pedro Salinas, Adolfo Salazar, Gabriel

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G. Maroto y yo vamos a hacer una revista mensual: índice. ¿Quiere ustedser redactor con nosotros?

Deberes del redactor: un trabajo mensual; una cuota mensual de 25pesetas -hasta que la revista se pague sola, que será pronto-; y un grupode suscriptores.

Además de los trabajos de los redactores, irán, en cada número, 2 ó3 de colaboradores, -criterio estrecho y amplísimo, a un tiempo-.

Si a usted le gusta ser redactor, como redactor, y si no como colabo-rador (a los colaboradores se les pagará ¡perdón! desde el primer número;como se pueda, al principio; bien, luego). Mándeme en cuanto le sea po-sible, un trabajo suyo: verso, prosa; sentimiento, idea, injenio (lo que us-ted prefiera); derecho de los redactores y colaboradores: libertad absoluta.

Van unos boletines de suscrición (sic), por si encuentra usted ahísimpatía hacia nosotros.

Un fuerte abrazo de su

Juan Ramón

Conde Aranda, 16132

El trabajo de Corpus en la revista se compuso de una obra de es-tructura dialogada, El ayuda de cámara133 y de dos relatos. El primer re-lato que se publicó fue El Gobernador. Fantasía sobre la vida española.Situaba la acción en Barcelona a comienzos de los años veinte y tratabade la ficticia ascensión de un joven a gobernador de Barcelona. Todo ellomezclado en un confuso clima de conspiraciones políticas.

Valentina. De las memorias de un errabundo, fue el segundo relatoque publicó en esta revista. El interés que destacamos en él no es, qui-zás, el literario, sino el saberse extraído directamente de la novela Pri-mer viaje a América, que escribió aproximadamente diez años antes, trassu escapada a América. El relato narra el momento en que el protagonis-ta, en Buenos Aires, llega a una casa de mala muerte, buscando habita-

132. Carta extraída del libro de Juan Ramón Jiménez, Selección de cartas (1899-1958),op. dr., p. 59.

133. Publicada de nuevo en La Nación de Buenos Aires, el 22 de marzo de 1936.

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ción, y asiste al juego de cartas en el que unos tipos se juegan a unaitaliana.134

Nuevo Mundo, revista gráfica fundada por José del Perojo en 1894,se consideraba más bien de izquierdas y contó con colaboradores comoMaeztu y Unamuno. Aunque durante años fue considerada como una re-vista de poca calidad, sin embargo, contaba con buenas crónicas literariasque salvaban precisamente el otro aspecto menos intelectual de la revista.Al morir en 1908 su fundador surgieron desavenencias que condujeron ala fundación, en 1911, de Mundo Gráfico. Poco más tarde, en 1914, Nico-lás María de Urgoiti pasó a controlar Prensa Gráfica, la editora de MundoGráfico. En lo que concierne a los trabajos de Barga en este diario, hemosde destacar su participación en la sección que llevaba por título «Reflejosde París», en la que incluyó sus crónicas sobre los acontecimientos artís-ticos y sociales que tuvieron lugar en la capital francesa.

En La Revista de Occidente la firma de Corpus Barga se pudo leerdurante muchos años. En ella se consiguió reunir a la flor y nata de la in-telectualidad española, haciendo de esta revista la más relevante y tras-cendental de todos los acontecimientos culturales de los años 20. Funda-da en 1923 por José Ortega y Gasset, la revista estuvo en circulación conenorme éxito hasta 1936, fecha en la que acabó su primera etapa. Contócon un gran prestigio nacional, y lo que era más importante en aquellosaños, un gran prestigio internacional. Rafael Alberti, García Lorca, PedroSalinas, Pío Baroja, Pérez de Ayala y otros muchos más fueron colabora-dores asiduos. En ella se trataron siempre una enorme diversidad de te-mas sin alejarse de su ámbito cultural, salvo a partir de 1931, año en quela revista se abrió irremediablemente a la situación política española.

Aunque estaba dirigida a un público minoritario, la Revista de Oc-cidente tuvo una gran influencia en España, creando una atmósfera pro-picia para el desarrollo cultural del país.135 Se puede decir que era el ór-gano a través del cual se expresaba la intelectualidad española. La revis-ta más importante de los intelectuales.

134. Corpus gustó siempre de utilizar sus trabajos, una y otra vez, para diferentes publi-caciones. De determinados escritos hacía diferentes versiones a lo largo de los años.Era un empedernido «rehacedor» de sus textos.

135. Véase Evelyne López Campillo, La 'Revista de Occidente'y la formación de mi-norías (1923-1936), Madrid, Taurus, 1972.

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De periodicidad mensual, la renovación de la novelística españolafue uno de las finalidades de la publicación a través de la colección No-va Novorum, en la que los intelectuales implicados en esta renovaciónpudieron publicar sus trabajos -como fue el caso de Corpus Barga-. Enlos años 30 esta colección lanzó las obras de los escritores adscritos a lacorriente entonces en boga de la novela: la novela estetizante, deshuma-nizada. Tal es el caso de Pasión y Muerte o Mary en los altos hornos yApocalipsis, de Corpus Barga; también encontramos Cazador en el alba,de Francisco Ayala y las obras de algunos otros escritores más como Ro-sa Chacel o Benjamín James.

Las colaboraciones de Corpus en esta revista se prolongaron du-rante muchos años. Empezó a escribir desde el primer número, en juliode 1923 y lo hizo sistemáticamente hasta 1926. A partir de entonces,aunque no de forma continuada, continuó escribiendo hasta 1936. Mu-cho tiempo después, a partir de 1963 y desde Lima, volvería a colaboraren ella.

Sus artículos en esta revista estuvieron dedicados, desde el primermomento, a temas estéticos y artísticos, críticas literarias y ensayo. Pasórevista a diferentes novelas de Baroja, realizó ensayos sobre la literaturafrancesa, la política, la pintura, y dedicó varios artículos de homenaje asu gran amigo Valle-Inclán. Seguía teniendo al corriente al lector de loque sucedía en París, pero más bien a nivel artístico y social: las exposi-ciones, los bailes en la Opera, en el Palacio Real. Francia y los francesescontinuaron siendo su punto de mira.

Escribió interesantes críticas a los poemas de Paul Morand y a algu-na novela de su amigo Leon Werth, Gide o Paul Bourget; también realizócomentarios a las obras de teatro estrenadas en París y ensayos sobre laliteratura francesa, así como una interesante biografía de Rimbaud y unaserie de ensayos sobre las relaciones posibles entre la política y la litera-tura, con motivo del Congreso Internacional de Escritores que había te-nido lugar en París, en 1924. Se puede decir que toma el pulso a la vidaartística francesa y es el que habla a España de las novedades literariasdel país vecino.

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CAPITULO III

EL GOCE DE VIVIR. LA AVENTURADE SUS VIAJES

Periodista y trotamundos

Corpus Barga fue un gran periodista y también un trotamundos. Enningún momento estuvo obligado, ni tuvo la necesidad de realizar algu-nos de sus arriesgados viajes; su profesión no se lo requirió así. Si bien,esto le sirvió para ascender en su categoría como reportero. Sin embar-go, no fue esta ambición lo que le llevó a jugarse la vida o a viajar sindescanso de un lado a otro. Fue una necesidad vital. Barga estaba ávidode aventuras y de sensaciones que le permitieran sentir la vida a flor depiel. Estaba anhelante de viajar, de cambiar de perspectiva, de ver otrasgentes, conocer otras culturas... en definitiva, dejarse llevar por la vida.Fue un espíritu inquieto, intranquilo, que no podía estar mucho tiempoen el mismo lugar. Se trataba, por estas razones, de un caso especial den-tro de su género.

Además, se convirtió en un pionero. Fue el primer periodista en re-alizar un vuelo en avión desde París a Madrid. Y también el único perio-dista español en hacer el primer viaje en el Graf Zeppelin. Y, en los doscasos, se presentó voluntariamente.

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El espíritu aventurero determinó su carácter e hizo de él un repor-tero diferente a los demás y también un hombre singular, al que, sin em-bargo, su mujer Marcelle supo comprender y pudo, a pesar de todo, res-petar. Porque no debió ser fácil la vida con un hombre independiente co-mo Corpus. Ella fue la persona que mejor resumió, en una sola frase, elespíritu inquieto y libre de ataduras de su marido: «... c'est dans un trainque je t'imagine le mieux, t'en allant quelque part, n'importe oü, maistoujours aussi tranquille et sans bagage sentimental».136

Aventurero y audaz, en su intento de ahogar o acallar de alguna for-ma ese sentimiento de inquietud y desasosiego permanente, Corpus Bar-ga encontró en el periodismo lo que necesitaba para vivir. Un desasosie-go que, por otra parte, se dio siempre en él, si bien es cierto que la épo-ca que le tocó vivir lo favoreció y que su caso puede recordarnos al deotros escritores o periodistas como él. Corpus vivió en París, capital ar-tística e intelectual de todos los hombres de principios de siglo, traba-jando para los grandes diarios de la época, pero también nos encontra-mos con otros como él que se encontraban en otras capitales importan-tes, como Londres. Allí estuvieron Salvador de Madariaga, Ramiro deMaeztu, Luis Araquistain y otros más. Ahora bien, lo que es indudablees la existencia de un elemento diferenciador entre Corpus y el resto desus compatriotas: éste es el arrojo y la intrepidez con que se lanzó, vo-luntariamente, en las diferentes aventuras de las que hablaremos másadelante. Barga siguió al pie de la letra lo que podía resumirse como elpensamiento de aquellos años veinte, los años posteriores a la guerra.Como apuntaba su sobrino Ramón Gómez de la Serna, la vida espiritualy artística estaba tomando otro rumbo:

Todas las combinaciones del mundo son necesarias para que éste acabebien desenlazado, y si inspira a la vida una ley de necesidad, se podría de-cir que está bien que existan todas las novelas posibles y que alguien teníaque tramar las que aparecieran viables.

Hay que decir todas las frases, hay que fantasear todas las fantasías, hayque apuntar todas las realidades, hay que cruzar cuantas veces se pueda lacarta del vano mundo, el mundo que morirá de un apagón.137

136. Carta de Marcelle, Belalcázar, 1936 (ACB).

137. El novelista, Valencia, Editorial Sempere, 1923, p. 392.

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Corpus Barga, cronista de su siglo

Ésta era la realidad a la que se ajustó: la de vivir intensamente unavida que podía acabar en cualquier momento. El sistema de valores eu-ropeo se había destruido tras el desastre de la guerra y la toma de con-ciencia de que la vida podía acabarse en cualquier momento arraigó entodas las mentalidades. Por ello se desató una voluntad imperiosa de go-zar de la vida, después de los sufrimientos y las privaciones de la gue-rra.138 Había que aprovechar: éste fue el modus vivendi de intelectualesy artistas. Y también de Corpus Barga, viéndose favorecido de esta ma-nera el desarrollo de la esencia aventurera y viajera que fue en todo mo-mento uno de los rasgos más característicos de su persona:

Nunca me he podido acostumbrar a la sala o los despachos de redacción o

de dirección, siempre me han parecido detestables; en cambio, las im-

prentas de los periódicos, desde la primera en que entré, han sido una de

mis delicias, me gusta todo en ellas; el ruido, el olor, ese olor a tinta de im-

prenta, el sofoco, la suciedad, el desorden aparente, tantas cosas desagra-

dables producen una embriaguez de energía y dinamismo.139

138. Véase Serge Berstein y Pierre Milza, Histoire du XXe siécle, París, Hatier 1996.En Francia, las fiesta populares, el «tango» y el «dancing» conocieron un esplendorsin igual; el descubrimiento del «jazz» negro americano, la moda de los cines y lassalas de fiestas de noche, todo se veía enfocado hacia el lema de vivir al máximo losplaceres de la paz. Comenzaron los llamados «années folies». El sentimiento de unacrisis de civilización generó movimientos artísticos como el Dada (con Tristan Tza-ra a la cabeza), que rechazaba toda disciplina e incluso la fuente del lenguaje y delpensamiento; y el surrealismo (en el que sobresalía André Bretón), con el que lospoetas rechazaban el control de la razón sobre el pensamiento y dejaban a un ladocualquier cuestión estética o moral. El automatismo psíquico puro, es decir, el fun-cionamiento real del pensamiento, se tradujo en todas las artes, pero sobre todo enel cine, la forma de arte más característica de los felices veinte. Sin embargo, losfelices veinte no fueron exclusivos de Francia, sino que fue una forma de vivirse lavida que tuvo lugar en Europa como consecuencia de la guerra. En España tambiénestuvo presente este espíritu de exprimir el presente y gozar de la vida, asistiendoa espectáculos, al cine, practicando deporte; en Gran Bretaña se tradujo por unabúsqueda desenfrenada del placer, las faldas cortas en las mujeres y el pelo corta-do a lo chico, el florecimiento del «football» y del «cricket», las carreras de caba-llos y de galgos, los cines y las pistas de patinaje. En Alemania asistimos a un pe-ríodo extraordinario de efervescencia intelectual y artística, con el expresionismo ala cabeza. La arquitectura, la pintura y el cine serán los tres sectores artísticos enlos que Alemania se situará en la vanguardia europea. Sobre todo el cine expresio-nista será el protagonista de una difusión total en el público.

139. Corpus Barga, «Los tés de Madariaga», artículo incluido en Los galgos verdugos,cuarto volumen de Los pasos contados, op. cit., p. 378.

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Esta vida peligrosa, embriagada de energía y dinamismo, a la queCorpus como tantos otros de sus contemporáneos se lanzaron, estaba ca-racterizada por el amor al riesgo, a la aventura, a los viajes. Vivir con lomínimo pero difrutando al máximo. Como escribió Cendrars:

Aujourd'hui je suis peut-étre l'homme le plus heureux dumondeJe posséde tout ce que je ne desire pasEt la seule chose á laquelle je tienne dans la vie chaquétour de 1'hélice m'en rapprocheEt j'aurai peut-étre tout perdu en arrivant140

Barga llevó esta idea hasta sus últimas consecuencias, rompiendocon su familia y con su aburguesado y cómodo ambiente madrileño delque hubiera podido gozar indefinidamente. La vida de Blaise Cendrars,aunque todavía mucho más errante y viajera que la de Barga, se aseme-ja en ese afán por la aventura y por los grandes viajes. Como Corpus, na-ció en 1887, aunque su vida fue más corta pero no menos intensa, reco-rriendo casi el mundo entero y escribiendo sobre él. El desasosiego inte-rior era el motor que le obligaba a partir, a cambiar de lugar, algo así co-mo lo que le ocurría a Barga, quizá también siguiendo la misma profun-da urgencia de marchar a la que se abandonó por completo Blaise Cen-drars y que éste último resumió en pocas líneas: «Quand tu aimes il fautpartir/ Ne larmoie pas en souriant/ Ne te niche pas entre deux seins/ Res-pire marche pars va-t-en».141

El primer viaje en avión de París a Madrid.Otros viajes

En el año 19 se firmó en París la paz de Versalles y al presidente de la Aso-ciación de Corresponsales Extranjeros se le ocurrió la idea de enviar unmensaje de paz a los países no beligerantes con un periodista y un as de laaviación.142

140. Blaise Cendrars, «Vie dangereuse», Au coeur du monde. Poésies completes 1924-1929, París, Gallimard, 1996, p. 76.

141. «Tu es plus belle que le ciel et la mer», Ibid., p. 12.

142 . «Corpus Barga en Madrid», entrevista de Antonio Núñez a Corpus Barga, ínsula,art. cit.

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Corpus Barga fue el periodista elegido. Bernard de Romanet, el asde la aviación, que había empezado su trayectoria profesional como ji-nete (su aristocrática familia tenía una larga tradición en la materia). Enla Primera Guerra mundial debutó en su carrera como aviador de caza,alcanzando enseguida la fama y llegando a pertenecer a la prestigiosa es-cuadrilla francesa de combate llamada «Las cigüeñas», formada porFonk, el mariscal del aire; su arrojo y habilidad al abatir diecinueve avio-nes alemanes le cubrió de gloria. Cuando hizo el viaje con Corpus con-taba veinticinco años (murió dos años después, cuando empezó a traba-jar probando los aviones nuevos y las innovaciones de la casa Breguet.Se mató en una salida de prueba).

Para darnos cuenta de lo trascendental de este viaje, hay que recor-dar que volar era muy peligroso entonces. El aterrizaje era lo peor, pu-diendo llegar a resultar fatal. En el aire, el aviador estaba completamen-te abandonado a su suerte. La noche antes de la partida, Corpus y los de-más reporteros y aviadores salieron por diferentes tabernas para tranqui-lizarse e intentar quitarle importancia a lo que iban a hacer: jugarse la vi-da. En el último momento, todos los aviadores y reporteros se echaronatrás, arguyendo que el final de la guerra había llegado, que todavía es-taban vivos y que era absurdo tentar así a la suerte. Únicamente De Ro-manet y Corpus Barga se lanzaron a la aventura y decidieron volar cos-tase lo que costase.

Corre el año 19 y Corpus, aventurero y valiente, sube al biplano deuna sola hélice, un Breguet sin brújula, un motor de 300 caballos y dosagujeros en la carlinga: el de los mandos, para el piloto, y el otro, el dela torrecilla de las ametralladoras. El avión alcanzaba 200 km/h y apro-ximadamente 400 m de altitud. Con medio cuerpo al aire Corpus Bargase lanzó a la hazaña de volar en aquellas condiciones. Sin embargo, ésteno era su primer vuelo. Su bautismo se había producido pocos años an-tes, cuando era corresponsal de guerra para La Correspondencia de Es-paña; la Primera Guerra mundial trajo como un gran adelanto el volar denoche, y él lo hizo. Gracias a un amigo, el historiador francés de arte es-pañol Bertaux, amigo de un general de aviación, logró su sueño larga-mente acariciado de poder volar.

Ahora, en 1919, Corpus Barga se convertía en el primer periodistaespañol que iba a realizar el viaje Paris-Madrid en avión:

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Con la correa que había en mi agujero para atarme, porque se iba, natu-ralmente, con medio cuerpo fuera, se improvisó un asiento delante del míoy más bajo para el mecánico, que hizo todo el viaje sentado en esta correaentre mis piernas y sobre la ventanita de papel de mica abierta en el suelopara que el artillero tuviera una visual más. Por cierto, que el papel de micaestaba roto y aunque por esta trampa o ventanita del suelo no nos podíamoscaer porque no cabíamos, se realizaba para nosotros en una realidad impre-sionante la metáfora de estar columpiándonos sobre un abismo. El médicodel aeródromo me examinó el corazón; el comandante me hizo reconocercon mi firma que hacía el viaje bajo mi exclusiva responsabilidad (...) Mepusieron un pasamontañas de lana, me taparon con una bufanda las orejasy todo el rostro -lo que no impidió que llegara a Madrid con la cara des-pellejada- me cubrieron con una combinación de caucho forrada de piel,el casco también de caucho, los anteojos, los guantes redondos y me pu-sieron entre las manos enguantadas y torpes un «block» de papel y una la-picera para hablar por escrito en el aire donde había de ser mordaza elviento.143

De este paseo por el cielo dejó unas magníficas narraciones que pu-blicaría en el periódico para el que entonces era corresponsal: El Sol.144

En esta serie de artículos recogió sus andanzas e impresiones aéreas. Lacalidad de sus escritos, una «joya literaria», en palabras de Juan RamónJiménez, no pasó desapercibida en el mundo intelectual y el poeta seofreció a encargarse personalmente de la realización y posterior publica-ción de un librito, titulado Paris-Madrid. Un viaje en el año 79,145 comolo prueban las siguientes cartas de Juan Ramón Jiménez:146

143. Corpus Barga, «Memorias de un periodista. Más sobre un viaje en avión en 1919»,La Nación de Buenos Aires, 16 de agosto de 1936.

144. Ver Arturo Ramoneda Salas: Corpus Barga: Un viaje en el año 19. Un viaje en elaño 30. Otros viajes.. Madrid, Júcar, 1987.

145. Madrid, Establecimiento Tipográfico de Fortanet, 1920.

146. Aquí reproducimos sólo dos de las cinco cartas que dan prueba del trabajo de re-copilación propuesto por Juan Ramón. Para saber más sobre esta publicación y po-der leer el resto, ver Juan Ramón Jiménez, Selección de cartas (1899-1958), Bar-celona, Picazo, 1973, pp. 56-58.

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Madrid, 13 de julio de 1919

Sr. D. Corpus Barga.

Mi querido amigo:

siguiendo mi costumbre de acercarme a cuanto me interesa al cora-zón y la frente, tengo el placer de dar a usted mi enhorabuena por el deli-cioso Viaje que está usted publicando en El Sol. Haciendo esto, le doy sa-tisfacción a mi conciencia artística y goce a mi voluntad.

Suyo afmo. amigo y lector

J.R.J.

Madrid, 27 de julio de 1919

Sr. D. Corpus Barga,París

Mi querido amigo:

varios amigos de usted y míos, y yo, hemos pensado editarle, en unbello tomito, su Viaje. ¿Tenía usted alguna idea sobre ello? Entonces, na-da. Nosotros haríamos una edición de 1.000 ejemplares, el producto de cu-ya venta sería, naturalmente, para que usted dispusiera de él a su gusto. Setrata, como usted sabe, de demostrar a usted así -y contra algo indefinido-nuestra admiración y conformidad.

Le abraza

J.R.J.

Perdone si van las palabras «producto» y «venta»; pero yo estoy encarga-do de la edición, y tengo que cumplirlo todo.

V.

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Su publicación sufrió diferentes contrariedades y finalmente fue detirada limitada, y en él se recogía el conjunto de artículos sobre el viajeen avión. Sin embargo, a pesar de las dificultades, el librito fue muy ala-bado por aquellos que pudieron leerlo, escritores e intelectuales, como,por ejemplo, Cipriano Rivas Cherif, quien llegó a decir sobre éste:

... merecían el ser coleccionados aquellos artículos en que el simple lectorhallará grande complacencia, el bibliófilo avara satisfacción en poseerlos,y especialísimo interés el historiador literario; pues que tal viaje represen-ta la primera y preciosa tentativa en lengua española por describir adecua-damente, sin corrección, pero con propiedad -no a ras de tierra-, el inci-piente vuelo del hombre.147

No dudamos de que las especiales y difíciles circunstancias que ro-deaban este viaje fueron suficientes para animar al periodista a embar-carse en esta aventura, siempre ávido de desafíos. Pero conociendo supasión por la aviación, fue el hecho de poder volar lo que le hizo sacarel arrojo para lanzarse en su viaje por las nubes. Siempre estuvo intere-sado por las proezas aéreas y entendió la aviación como uno de lo ma-yores avances de la ciencia, el verdadero progreso de la humanidad. Ytambién como un sueño hecho realidad: el sueño de volar. Como él lle-gó a decir: «Volar como andar: la quimera del hombre libre».148

Este sentimiento sublime que nacía del vuelo lo había narrado ya enlos primeros años del siglo XX, en un breve relato titulado Cómo se pro-yecta la aviación sobre la humanidad. La audacia del vuelo. Desventu-ras pasajeras de la señorita Hern.149 En él llegó a decir:

El monoplano seguía una vuelta y pasaba por encima de nuestras cabezas.Saludaba con su gorra de aviador y nuestra emoción subía hacia él, cla-morosa, vibrante. Le enviábamos algo nuestro, algo que en nosotros se ha-bía desprendido al desprenderse el monoplano de la tierra. Y esto, en nos-otros, mirones ignorantes, pequeños salvajes, no podía ser más que unaemoción noble, profunda, y como característica especial, nueva.150

147. «Corpus Barga, Paris-Madrid», La Pluma, diciembre de 1920, p. 336.

148. «La primera salida del autogiro», Diario de Madrid, 8 de abril de 1935.

149. Op. cit.

150. Ibid., pp. 197-198.

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Aunque era finales de junio, el viaje fue bastante accidentado debi-do a la climatología. Salieron de París con un tiempo muy malo, vinien-do a sumarse más tarde la niebla. Tuvieron que aterrizar en Montmori-llon y después en Angulema para repostar. Continuó el mal tiempo y elviaje: esta vez lograron llegar a Burdeos. Allí, a causa de la borrasca y lalluvia tuvieron que estar cuatro días. El quinto día, a pesar del mal tiem-po decidieron continuar el viaje, saliendo al Océano para esquivar lasdensas nubes que no les dejaban ver. Luchando contra el viento entraronen España por San Sebastián y por fin llegaron a Vitoria, en donde sequedaron más tiempo de lo previsto por no haber gasolina en el antiguocampo de aviación en que aterrizaron. Y después lograron salir por finrumbo a Madrid, haciendo las etapas Vitoria-Burgos, Burgos-CuatroVientos (aeródromo de Madrid).

Sin embargo, fue un rotundo éxito. Así se lo hicieron saber a los dospersonajes cuando llegaron a Madrid, en donde les esperaban los home-najes y recepciones propias de lo que había sido un gran acontecimientopolítico y social. El 9 de julio, tuvo lugar un banquete en el Ritz organi-zado por la junta directiva de la Asociación de la Prensa y el día 11, DeRomanet asisitió a su audiencia con el rey Alfonso XIII. Corpus Barga en-tregó a Miguel Moya, Presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid,el mensaje de paz que le enviaba su homólogo de París, Jean Dupuy.

Poco antes de su regreso a París, Corpus Barga y De Romanet fue-ron despedidos por un gran número de amigos:

Un grupo muy numeroso de periodistas, catedráticos, artistas y hombresde ciencia se reunió anoche en el restaurante La Huerta para obsequiar conun banquete de despedida a nuestro querido redactor en París, Corpus Bar-ga, que regresa a Francia, cumplida ya la honrosa misión que le trajo a Ma-drid.

(...)La comida de ayer en torno a Corpus Barga tenía, además del homenajepersonal, esa cordial finalidad de volver a reunir a aquellos españoles dis-persos en toda clase de disciplinas y trabajos, que en un momento real-mente histórico unieron sus nombres y sus esperanzas a una causa de altaidealidad.151

151. «Banquete de despedidad a Corpus Barga», El Sol, 18 de julio de 1919. El autor serefiere con esta última frase a la firma del manifiesto de adhesión a los aliados quehabían hecho tiempo atrás.

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Además, comenzó a escribir un libro de poemas, Ofrenda a Santia-go y otro de relatos, La rosa de los cuentos; ninguno sería publicado, pe-ro sí se encargó de mostrar algunos extractos en España (en 1920 y1921) y La Gaceta Literaria (en 1927).152 Asimismo, además de los ar-tículos publicaba también ocasionalmente algunos cuentos aparecidos eníndice,153 como El gobernador y Valentina, a los que ya hemos hecho re-ferencia.154

En 1922, realiza una traducción de la novela de su gran amigo Le-ón Werth, Ivonne et Pijallet, aunque finalmente la novela salió con el tí-tulo de Ivona y su amante.^55 Las razones de este cambio las explicabaPío Baroja en la carta inédita que presentamos a continuación (ACB), enla que, además, pone al corriente a su amigo de los difíciles momentosque Nicolás María de Urgoiti estaba atravesando:156

Amigo Corpus: Recibí su carta hace días. Es difícil, muy difícil hacer to-davía nada positivo en esa cuestión de la cultura española. Usted mismono creo que alcanzará esa época que yo espero que vendrá pero que ven-drá muy tarde. España está ahora en una época parecida a aquella Francia

152. En España publicará La mujer del camino (n° 288, 6 de noviembre de 1920) y Lacrueldad de los dioses (n° 296, 1 de enero de 1921); en La Gaceta Literaria publi-có Oiseau. Estampa francesa del siglo XX, (n° 2, 15 de enero de 1927).

153. El gobernador, en el n° 2 y Valentina en el n° 4, ambos en 1921. El ayuda de cá-mara sería otro relato publicado en esta revista, en el n° 1 (que saldría nuevamenteen 1936). Esta publicación mensual contó únicamente con cuatro números y fuecreada por Juan Ramón Jiménez, Azorín, Alfonso Reyes, Eugenio d'Ors, Pedro Sa-linas, Diez Cañedo, Moreno Villa, Henríquez Ureña, Julio Torri, Salazar, y GabrielMaroto.

154. Como he señalado, en Corpus Barga se dio siempre una reelaboración continua desus trabajos, una repetida vuelta a los escritos que, por una razón u otra, gozabande un especial interés para él. Esto se comprueba con el relato de Valentina, y tam-bién con el que llevaba por título Cartas a una desconocida: publicado el 21 de fe-brero de 1937 en La Nación de Buenos Aires, saldría a la luz nuevamente, aunquereelaborado, el 1 de enero de 1955 (en El Comercio de Lima), bajo el título Asesi-nato de Narciso. Riesgos de la imagen.

155. Madrid, Caro Raggio.

156. Con respecto al asunto de Urgoiti, hay que señalar que no fue éste el primer pro-blema ni la primera crisis mental que tuvo, sino más bien una de las tantas que lellevarían a la depresión y la locura (véase Mercedes Cabrera, La industria, la pren-sa y la política. Nicolás María de Urgoiti (1869-1951), Madrid, Alianza Editorial,1994).

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de Luis Felipe en que Guizot aconsejaba a los franceses como todo idealel enriquecerse.Ya veo que aceptó Vd. traducir la novela de León Werth Ivonne et Pijallet,para Caro. Es una novela agradable y discreta en el buen sentido de la pa-labra discreta. Adviértale Vd. al autor puesto que lo conoce que el títulohay que cambiarlo porque en español Pijallet (el subrayado es del autor)resulta ridículo.Ya habrá Vd. visto que Urgoiti sale de El Sol. Se hacen aquí muchas ver-siones acerca de esto; quien dice que los navieros vizcaínos lo echan por-que la política de Urgoiti y por lo tanto la de Ortega, que hace de Emi-nencia Gris, les estorba, quien dice que Urgoiti ha caído en el lazo que lehan tendido unos comerciantes alemanes de papel y quien dice que está lo-co. Ya veremos lo que resulta de esto.La señorita traductora de la Dama de Uturbi me escribió diciendo queMartineche no le daba contestación y que se iba a su pueblo.Yo me voy a Vera a principios de año. Recuerdos y que Mile Barga esté yabien.

Su afmoPío Baroja

24 Obre

Por su trabajo como periodista, tuvo la oportunidad de conocer agrandes personajes de la Historia: políticos como Jaurés, Guesde, Sem-bat, Trotski, Mussolini, Hitler, Goebbels o Salmerón; además, participa-rá activamente en la vida social y artística de París, actuando de anfitriónen las visitas que algunos escritores realizaban a la capital francesa, co-mo Valle-Inclán, Baroja, Rivas Cherif, Azaña, Blasco-Ibáñez y su granamigo Unamuno:

NoveltyFamily-Hotel2, Rue La PerouseParis (XVI)Amigo Corpus Barga: Dispénseme la tardanza en contestarle pero no medejan descansar y digerir mi viaje. Tengo que pagar la novatada de París,donde sólo estuve quince días... hace 39 años!Aquí tiene usted, arriba, la dirección de mi actual retiro, lo más lejos po-sible del barullo. Por las mañanas no salgo antes de las once, pero lo me-

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jor es que esos señores me avisen su visita. Y es a usted sobre todo a quiendeseo ver ¿cuándo, dónde y cómo? Usted me lo dirá.Sabe que es su amigo y compañeroMiguel de Unamuno.157

Asimismo, muchos amigos escritores que estaban en España enaquellas fechas le escribían para pedirle favores de París, como es el ca-so de su amigo Pedro Salinas:

Sr. Don Corpus Bargas (sic) Madrid 1 de mayo de 1928

Mi querido Corpus:

Tengo el gusto de presentarle a Vd. por estas líneas a Esteban Vicente, pin-tor de los de la joven hornada, de grandes dotes y buenas realizaciones. Vaa París a trabajar; como cree que no podrá vivir de la pintura, desea traba-jar en cualquier cosa, en relación con sus aptitudes. Pienso que Vd. con sularga experiencia de París, podrá aconsejarle y acaso ayudarle. Y estoy se-guro de que si puede lo hará.Muchas gracias, querido Corpus. Ya le he visto a Vd. por esos mares deDios, por lo visto sin hacer escala en ninguna parte más que en El Sol,donde le he encontrado y rindiendo viaje en las elecciones francesas. Nole quiero decir, porque eso no hay que decirlo nunca y es siempre supues-to las ganas que tengo de ir a París. Pero con ganas, no se franquean kiló-metros, no se rinden fondas, y no se llenan los bolsillos. Así pues, por aho-ra no más que recuerdos de Margarita y el abrazo de siempre de su siem-pre amigo

Salinas158

Corpus Barga viajará como corresponsal de El Sol a Bretaña(1923), a Holanda (1929) e Italia (1920 y 1925). En su primer viaje a Ita-lia visitó Roma, Florencia, Ñapóles y Milán, entrevistando a Filippo Tu-rati, Paolo Treves, Giacinto Menotti Serrad, Colonna di Cesaró, LuigiSturzo, Benedetto Croce, Giovanni Giolitti y Filippo Méda. En sus artí-culos de estas fechas dejará constancia de la compleja situación de Italiaen aquellos momentos, como era la crisis económica y los complicados

157. París, 1 de agosto de 1924 (ACB).

158. Carta inédita, ACB.

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problemas en los partidos políticos. Sobre todos ellos escribirá porme-norizadamente. Asistió, además, al discurso de Mussolini el 3 de enerode 1925 y publicó la entrevista que había realizado al dictador italiano,de la misma forma que hablará sobre la importancia del Vaticano y na-rrará sus impresiones sobre la audiencia que Pío XI le había concedido.Conversó con Pirandello, Marinetti y Malaparte y escribió varios artícu-los sobre los puntos fundamentales del fascismo.

También viajó a Alemania en 1927, dejando tras de sí una larga se-rie de artículos sobre estos países. En este año embarcará en el lujosotrasatlántico «Cap Arcona», que salió del puerto de Hamburgo con sus206 metros de largo, 26 de ancho y con una capacidad para más de 1.500personas, naturalmente divididos en primera, segunda y tercera clase. Sudestino era Boulogne-sur-Mer. El trasatlántico no se privaba de nada:

Hornos eléctricos, máquinas de vapor, tienda de flores, piscina abajo,«tennis» arriba, cuatro ascensores, 112 cuartos de baño, masaje, gimnasia,médico, joyero, zapatero, sastre, peluquerías, «dancing», «bar», cinemató-grafo, un piso de salas y salones, con tapices, maderas ricas, globos dealabastro, chimenea de leña.159

Realizó un largo viaje que le serviría para escribir sus «cartas-océa-no»: «En la especie postal constituye un género intermedio entre la carta yel radio. La recoge por radio el barco que va a entrar en el puerto y laenvía por correo a la capital. Es un radio barato y más tierno».160 En es-tas cartas-océano Barga se preguntaba, desde una perspectiva humorísti-ca, sobre el comportaniento de las diferentes clases sociales que convi-vían en aquel trasatlántico y relativizaba los principios que consideramosmás estables.

La carta-océano costaba 25 francos y constaba de veinte palabras.Por cada palabra más había que pagar 50 céntimos. También sobre estasfamosas formas de escritura escribió Blaise Cendrars, para quien la car-ta-océano se asemejaba mucho a lo expresado por Corpus. Cendrars ladescribió así:

159. Corpus Barga, «Un palace flotante», El Sol, 2 de diciembre de 1927.

160. Corpus Barga, «La Atlántida», El So!, 21 de marzo de 1928.

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La lettre-océan n'est pas un nouveau genre poétiqueC'est un message pratique a tarif régressif et bien meilleur marché qu'unradioOn s'en sert beaucoup a bord pour liquider des affairesque Ton n'a pas eu le temps de régler avant sondepart et pour donner des derniéres instructionsC'est également un messager sentimental qui vient vousdire bonjour de ma part entre deux escales aussiéloignées que Leixoés et Dakar alors que me sachanten mer pour six jours on ne s'attend pas a recevoirde mes nouvellesJe m'en servirai encore durant la traversée du sud-Atlantique entre Dakar et Rio-de-Janeiro pour porterdes messages en arriére car on ne peut s'en servirque dans ce sens-láLa lettre-océan n'a pas été inventée pour faire de lapoésieMais quand on voyage quand on commerce quand on esta bord quand on envoie des lettres-océanOn fait de la poésie.161

En 1929, Corpus Barga viajó a Holanda para asistir a la Conferen-cia de la Haya en la que Alemania consiguió la aceptación del planYoung por el que redujo la deuda que tenía contraída con los países ven-cedores de la Guerra y se proponía la evacuación de las zonas ocupadasde Renania. Fue a Amsterdam y a Utrecht; de aquí lo hizo al pueblo deDoorn y más concretamente a la casa Haus Doorn, morada del últimoemperador de Alemania, Guillermo II. El objeto de la visita era el dar aGuillermo II varios números de La Nación que contenían las declaracio-nes y fotografías de uno de los nietos del emperador a su llegada a la Ar-gentina. De todo ello dejó también unas maravillosas crónicas, como erasu costumbre.

Por estas fechas realiza también constantes viajes a España en don-de continúa sus relaciones con los intelectuales y escritores amigos desiempre, como Azorín y Baroja; del primero recibirá esta original notade bienvenida:

161. «Lettre-océan», Au coeur du monde, op. cit., p. 22.

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Un egroto de Madrid -transeúnte raso, paseante de la Corte- da la máscordial bienvenida al caballero -y caballeroso- Corpus Barga. Y le pre-viene que en Madrid, la última capital de Europa donde se paseaba, ya nopasea nadie. (Todos caminan). Nadie, menos el que suscribe y el ÍnclitoParadox.

AzorínHoy, 14, XII, 1922.162

Corpus continúa asistiendo, además, a las tertulias de los cafés a losque siempre solía ir, como Pombo, la cervecería La Española o el café deLevante.

En 1930 publica Pasión y Muerte o Mary en los Altos Hornos ytambién Apocalipsis,163 escritos varios años antes y publicados ambos enla Revista de Occidente.164 Las novelitas se presentaron en la colección«Nuevos valores», a través de la cual la editorial buscaba divulgar lasobras de los escritores vanguardistas. Parece ser que Corpus, que estabaen estos momentos viviendo en Berlín, no había sido el reponsable de es-tas dos ediciones. Al servicio, pues, de la técnica vanguardista de losaños veinte y de la corriente deshumanizada, estas dos novelitas son elproducto de un escritor preocupado por experimentar las nuevas formasde la novela. El desarrollo industrial y tecnológico, la novela estructura-da sobre la vida urbana moderna, la imagen visual, la velocidad y el di-namismo, son algunas de las características de las dos aportaciones quedejó Corpus en forma de novela al vanguardismo entonces en boga. Asi-mismo, las formas heredadas de la «deshumanización del arte» de Orte-ga, con la prioridad de la forma sobre el fondo, de separar el arte de larealidad, y la introducción de las técnicas oníricas del surrealismo, juntoa las técnicas cinematográficas, son las influencias evidentes en estas dosnovelitas barguianas. El cine, sus técnicas e importancia, así como losactores entonces de moda (Charlie Chaplin y Buster Keaton) tendría unpapel muy importante en numerosos artículos de Corpus y en varias de

162. ACB. Esta carta, junto con otras de Azorín, se puede encontrar también en Grego-rio Coloma «Azorín y Corpus Barga», Anales Azorinianos-4, Fundación CulturalCAM, Alicante, febrero, 1994.

163. Madrid, Ulises, 1930.

164. Apocalipsis apareció en julio de 1923; Pasión y muerte en marzo de 1926, tomoXI, n° XXXIII.

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sus novelas (Hechizo de la triste marquesa), de la misma forma que nu-merosos intelectuales se sintieron profundamente atraídos por él. ParaIan Gibson, Dalí, Lorca, Alberti, por citar algunos, eran «férvidos cine-filos y apasionados admiradores de Keaton».165

En Pasión y muerte, Corpus precede el relato con una carta que es-cribió al editor y en la que él mismo planteaba las bases de lo que era laliteratura deshumanizada, que había practicado con esta novela cuandola escribió en París, en 1926. La carta decía así:

Mi estimado amigo: En el siguiente manuscrito ha querido el autor pre-sentar la novela más limpia de datos, descripciones y cuadros, más con-creta -y no sé si más descarnada- que se haya escrito en castellano; unanovela, en fin, que para diversión de los matemáticos se podía haber es-crito en fórmulas algebraicas. Su ambición es humilde en el país de losCristos, tan admirables, con enaguas, y, por los mismo, es de esperar, quela novelita no tenga muchos lectores. ¿Tiene usted la amabilidad de ser eleditor reponsable?

Con respecto a Apocalipsis o El amigo del hombre, se nutre del su-rrealismo, con su juego alegórico y la acción que narra el sueño de un as-trónomo en la noche del 27 de diciembre. Las dos novelitas responden alas influencias de la transformación que la novela sufre tras los años dela Primera Guerra mundial, con el cambio de talante producido entoncescomo consecuencia de la transformación en la técnica y en las propiascostumbres: aparecen los primeros automóviles, los aviones, la radiote-lefonía, las fotografías al magnesio y el cine sonoro; todo ello produjo enlas actitudes sociales un profundo cambio que se reflejaría asimismo enla novela y que conocería el mayor auge entre los años veinte y los añostreinta.166

165. Lorca-Dalí. El amor que no pudo ser, Madrid, Plaza y Janes, 1999, p. 127. Para to-do lo referente a las novelas de Corpus Barga, véase Isabel del Álamo Triana, Lospasos contados, Memoria de Licenciatura, Universidad de Alicante, septiembre,1991; Corpus Barga: periodismo y literatura, Memoria de D.E.A., Universidad deAix-en-Provence, octubre, 1995; y Corpus Barga: contando sus pasos, op. cit.

166. La novela intelectual, los ismos, la novela deshumanizada, el ensayo novelado, to-dos los intentos renovadores de la novela fueron posibles en esta década. La reno-vación comenzaría con los primeros años de la década de los veinte, desarrollán-dose una nueva forma de concebir la literatura, fruto de la nueva visión de la vida.Las corrientes vanguardistas tuvieron mucho que ver en esta renovación de la no-

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Director de la agencia de La Nación en Berlín. Su gran aventura enel Graf Zeppelin

Para entonces, Corpus Barga comenzó a colaborar en La Nación, elgran periódico de Buenos Aires. Además de escribir artículos se ocupa-ba de la colaboración literaria francesa. En La Nación pasó de ser cola-borador habitual a director de su agencia en Berlín.

Fundado en 1870 por Bartolomé Mitre, el director era Jorge A. Mi-tre y de él llegó a decir Corpus que, bajo su dirección, «... la potencia pe-riodística que alcanzó La Nación de Buenos Aires puede ser comparadaa una de las mayores en las letras».167

Lo más importante que hay que destacar del trabajo de Corpus Bar-ga en este periódico es la existencia de cuatro etapas de producción. Porun lado, desde que comienza sus colaboraciones, en enero de 1929, has-ta el momento en que el periódico le nombró director de la agencia deBerlín y fue a residir a esta ciudad. La segunda, es el período en el cualCorpus viajó a Madrid, con el advenimiento de la República, para en-cargarse esta vez de la dirección de la agencia de La Nación en la capi-tal. Esta etapa abarca hasta el final de la guerra civil española. La terce-ra etapa, fue la que tuvo lugar encontrándose en Vichy, antes de la ocu-pación alemana en Francia. Y por fin, la cuarta y última etapa se dio re-sidiendo en Lima: desde 1955 hasta 1962. Según la etapa histórica y per-sonal que vivió, así fueron escritos sus artículos.

Pero en este momento es la primera etapa la que nos interesa, la queabarca desde 1929 hasta 1931. Lo primero que observamos es que, sibien en 1929, desde París, continuó sus artículos dedicados a la literatu-ra francesa, el arte y temas de actualidad de la sociedad francesa, el año1930 marcó un cambio. Fue el momento en que Corpus viajó en el Zeppe-lin hasta América del Sur pasando el Ecuador. Como consecuencia de ello,

vela, pero también hay que tener en cuenta la atención que toma ésta entonces porlo estrictamente formal, apartándose del contenido. La novela intelectual daría pa-so a una incipiente novela social y también a la generación que sería conocida mástarde como la del 27. En definitiva, una amalgama de corrientes artísticas y litera-rias que afectaron a la novela de la misma forma que había afectado a la propia for-ma de vida.

167. «Historia y periodismo», Expreso, 3 de marzo de 1963.

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escribió los artículos de sus viajes, aunque también dedicó algunos escritos ala actualidad alemana de entonces y al peligro del nazismo creciente.

Comienza a colaborar también en La Gaceta Literaria. «Ibérica,americana, internacional. Letras-Arte-Ciencia. Gran periódico quincenal»,La Gaceta Literaria fue una revista que se proclamó de vanguardia inte-lectual y artística. Órgano de expresión de la llamada «generación del 27»,en ella se encontraban las nuevas tendencias vanguardistas que arrasabanen aquellos años. La revista contó con diferentes secciones y se destacópor la talla de sus colaboradores, tanto españoles como extranjeros. Fun-dada por Ernesto Giménez Caballero y por Guillermo de Torre, vio la luzel 1 de enero de 1927. Quince días después salía el primer artículo deCorpus. Sus artículos fueron, sobre todo, crónicas teatrales, aunque nofaltaron las crónicas literarias y su particular visión de la sociedad fran-cesa. En ella colaboró desde 1927 hasta 1929.

Como lo hizo también en Nueva España, «Semanario político y so-cial», que nació en enero de 1930 y tuvo la corta vida de un año y medio(acabó en junio de 1931). Revista adscrita al Partido Republicano Radi-cal Socialista, en ella colaboraron intelectuales y escritores como Gil-Al-bert, Zugazagoitia, Arderius, Sender y muchos más. Aunque las firmasprovenían de diferentes ideologías, todos ellos defendían, como la revis-ta, determinados puntos: el laicismo, la separación de la Iglesia y el Es-tado, los derechos de los trabajadores, etc. Corpus Barga aportó algunosartículos en 1930; estos eran de tono político, y en ellos expuso, una vezmás, sus ideas acerca del nacionalismo catalán, al que veía como un pe-ligro para España.

Sin embargo, uno de los momentos más emocionantes en su vidallegaría en Berlín, cuando, en 1930, se trasladaba a vivir a esta ciudadtras haber sido nombrado director de la agencia que La Nación tenía enAlemania. Allí es donde conoció al director de teatro Meyerhold (a quienentrevistó para La Nación, poco antes de que éste se suicidara) y estre-chó su relación con Francisco Ayala, que se encontraba en la ciudad ale-mana en aquel momento, así como con Augusto Assía. Tuvo la ocasión,además, de conocer a Charles Chaplin, sobre el que dejó escrito:

Su mayor placer, lo que hubiera deseado, era pasearse por las ciudadesdesconocido. Lo comprobé, pasada la primera ola impresionante de la re-cepción, días después, hablando con él en un círculo reducido de amigos.

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Charlie tuvo el proyecto, que no sé si llegó a realizar, de disfrazarse parapoder salir a la calle. Naturalmente, no de Chariot, aunque no pensaba to-davía en separarse de él. Chariot era su manera de mirar el mundo. Hu-yendo de sus admiradores resultaba inevitable, de modo insensible, quehuyera de lo que éstos admiraban en él. Huyendo de lo admirable en él,huía también insensiblemente, inevitablemente, de él mismo. Ahí estaba elfondo de la inquietud que se notaba en Charlie Chaplin y que, como en to-do hombre, era lo que había de hacerle cambiar.168

En el mes de mayo se le presentó otra ocasión de volar que acogióenseguida como una arriesgada aventura que no había que dejar escapar:se trataba del viaje en el «Graf Zeppelin», atravesando por primera vezel Ecuador por el Atlántico Sur. Nuestro periodista, nada más enterarsedel viaje que se preparaba, logró hacerse con la exclusiva de la informa-ción para su periódico, La Nación de Buenos Aires: Corpus Barga iba aser el encargado de narrar las emociones de este gran viaje a todos loslectores. La exclusiva de la América inglesa la tenía un periodista norte-americano representante de la prensa Hearst. La editorial berlinesa Ulls-tein se había quedado con la exclusiva europea, representada en un pe-riodista alemán. Y el representante de la América de habla española eraCorpus Barga.

El viaje lo realizó en Zeppelin hasta Pernambuco y de allí tomó unhidroavión hasta Buenos Aires, ya que La Nación sólo hizo la exclusivaen la parte de América que le interesaba y en el viaje precursor del queluego habría de hacer el viajero corriente. Se trataba del primer viaje co-mercial y atravesando, por vez primera también, el Ecuador por el Atlán-tico Sur. Corpus Barga dejó unas deliciosas crónicas de este increíble ylargo paseo por el cielo. Siempre recordaría esta inolvidable aventura:

Buck, un discípulo de Cohén, el filósofo del neokantismo con el que seformó Ortega, me enseñó un periódico de la tarde donde se decía queEckener169 iba a hacer la travesía que ya le he indicado (Sevilla-Pernam-

168. Corpus Barga, «Paradoja de lo cómico», El Comercio, 17 de junio de 1955.

169. Hugo Eckener era el piloto del dirigible. Con este zeppelin ya había volado atrave-sando el Atlántico Sur, en el año 28, y el Atlántico Norte, en 1929. Ingeniero y sa-bio alemán, era director, desde 1918, de la gran firma aeronáutica del conde «Zep-pelin», que fabricaba grandes dirigibles para poder asegurar el transporte trasatlán-tico de pasajeros y así poder hacer la competencia a los grandes buques «Norman-die» y «Queen Mary». El «Graf Zeppelin» era un dirigible gigante, que llevó de Eu-

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buco-Baltimore). Inmediatamente, tomé el teléfono y le pedía la exclusivade la información, sin consultar con el periódico. Le dije a Eckener que leponía al instante una carta ratificándole lo que le decía por teléfono y pu-se un cable a La Nación comunicándole mi gestión y mi compromiso.Aquella noche fui al teatro y, a mi regreso, ya tenía la respuesta felicitán-dome por la iniciativa.170

El proyecto inicial de Eckener había sido recorrer el triángulo Se-villa-Pernambuco-Baltimore, juntando así en cada uno de estos tres pun-tos las líneas de aviones continentales de Europa, Sudamérica y Nortea-mérica; por ello había decidido no llegar a Buenos Aires y atenerse lomás posible a su plan. Por lo tanto, el gran diario bonaerense limitó suexclusiva a la parte de América que le interesaba. Ello hizo que su re-presentante, Corpus Barga, viajara en Zeppelin hasta Pernambuco, para,desde allí, ir en hidroavión hasta Buenos Aires (realizando de esta formael viaje más rápido hecho hasta entonces del centro de Europa a Argen-tina, sin aparatos de record) y después volver en barco hasta Berlín.

Tanto su vuelo en el dirigible como su viaje en hidravión le sirvie-ron para escribir unos excelentes artículos, dedicados durante días con-secutivos del mes de mayo a su extraordinaria hazaña; en ellos Corpusexaltaba aún más ese espíritu aventurero que le hacía sentirse vivo:

Desde el viernes que salí de Pernambuco en hidroavión he comido y dor-mido al azar; he vivido como todo hombre razonable, me parece a mí, de-biera tratar de vivir siempre. No ya al día, a la hora, al minuto.171

Barga es el reflejo fiel de esta forma de vida de los escritores e in-telectuales que había arrancado en los años veinte convirtiéndose en sumáxima hasta el final: la vida había que vivirla intensamente, haciendotodo aquello que uno sintiera dentro de sí mismo, aprovechando cada mi-nuto antes de que se acabara. Corpus Barga se había propuesto disfrutardel goce de vivir:

ropa a América a más de 15.000 pasajeros y 120 toneladas de flete. El famoso«Hindenburg», también obra suya, de 245 metros de largo y 130 kilómetros por ho-ra, conoció, sin embargo, un trágico fin: el 6 de mayo de 1937, cuando se disponíaa aterrizar en Nueva York, explotó y ardió.

170. Corpus Barga, entrevista de Antonio Núñez en ínsula, op. cit.

171. «Declaraciones al llegar a Buenos Aires», La Nación, 27 de mayo de 1930.

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Para qué dormir si las noches en la costa no acaban nunca de contar todolo que tienen que decir. Cuál mejor sueño que levantarse a las cuatro de lamañana y cruzar, en busca del cielo, un río despierto que se revuelve enlas sábanas.172

El Zeppelin navegaba a una altura de 200 metros aproximadamen-te y tardó dos días y medio en atravesar la masa de agua del Atlántico,sobre la que se tenía la impresión, en palabras de Corpus, de que «si unviajero se tirara por la ventana, no moriría ahogado, sino estrellado co-mo contra una acera».173

El dirigible había salido de Friedrichshafen, dirigiéndose hacia Be-sancon, para pasar por la cuenca del Ródano. Habiendo pasado antes porBasilea, atravesaron Francia, sobrevolando Lyon, Besancon, Marsella,para llegar a las islas Baleares y más tarde, Cartagena. Pasaron por el Es-trecho de Gibraltar, y antes de llegar a Sevilla, fueron invitados a bajar aMarruecos y hacer una excursión por Ceuta y Tetuán. Una vez de nuevoen el aire, y después de dejar atrás Tánger, llegaron por Cádiz hasta Pa-los de Moguer, sobrevolaron Málaga, Almería y finalmente llegaron aSevilla, en donde se detuvieron. En Sevilla se les recibió con un gran en-tusiasmo, el pueblo entero volcado en la espectacular llegada del Zeppe-lin, que fue visitado esa misma noche por todos.

Al día siguiente, comenzó de nuevo el viaje, dirigiéndose entonceshacia las islas Canarias, para pasar después las islas de Cabo Verde yacercarse cada vez más al Ecuador. Pronto llegaron a Santiago y PortoPraia, para continuar su camino y pasar, horas después, el Ecuador -atres días de viaje de Sevilla gracias al Zeppelin-. De aquí se dirigieron aPernambuco, en donde se vieron obligados a repostar y adonde llegaronde noche. Corpus Barga hubo de abandonar el Zeppelin en esta ciudadpues el Dr. Eckener no aseguró que se fuera a detener en Río de Janeiro.Barga tomó entonces un hidroavión para trasladarse a Buenos Aires, lu-gar de destino, pues su meta periodística era saber cuánto podía tardar unviajero de Sevilla a Buenos Aires con el zeppelin y las líneas comercia-les de aviación existentes entonces.

172. Ibid.

173. «El primer paso del zeppelin de uno a otro hemisferio», Oasis, 1935.

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Una vez terminado su periplo en el dirigible, el viaje en hidroaviónle descubrió nuevos placeres: la costa americana fue apareciéndose antesus ojos desde Arcajú hasta Buenos Aires, pasando por Bahía, Río de Ja-neiro y muchas ciudades más, en todo su esplendor. La selva, la playa,las montañas, el amplio abanico de paisajes que ofrece América se des-plegó para el hábil y agradecido espectador que era Corpus Barga. Peroantes de llegar a término su aventura tuvo la oportunidad de despedirse,desde el aire, de su admirado dirigible:

Muchas esperas he tenido que sufrir como periodista. Ninguna tan ex-traordinaria como ésta, en el cielo de Río de Janeiro, buscando a la luz delalba un punto negro en el horizonte. Río de Janeiro dormía, cansada de es-perar al dirigible. Sólo las colinas continuaban despiertas y vigilantes es-crutando el horizonte también. De pronto una colina se ruborizó. Acababade percibirse por el Sur algo deslizándose sigiloso entre las nubes. El GrafZeppelin llegaba cauteloso ante las colinas. Iba a acercarse, sin embargo,cuando detrás de ellas salió, radiante, el sol fanfarrón a darle el alto. Se vioal Graf Zeppelin retroceder horizontal. El dirigible, frente al sol, parecíaun aparato fotográfico enfocando a un personaje. Luego el zeppelin se pu-so a su vez a brillar como el acero, y dando una vuelta, despectivo, se fuea despertar el aeropuerto, cubierto aún con las sábanas de niebla. Desde elhidroavión saludé al Dr. Hugo Eckener, que estaba en su puesto, mirandocon mal ojo a mi aviador. Tiene prohibido que se vuele tan cerca de él.174

Aunque para la época aquel viaje en dirigible resultaba de lo másmoderno y avanzado, hoy nos parecería muy arriesgado viajar en talescondiciones, por encima de la tierra atravesando el Océano Atlántico. Nopodemos pasar por alto lo poco tranquilizadora que era la estructura queformaba el Zeppelin, en donde los viajeros se situaban debajo del globo,exactamente en el buche:

La vida de los viajeros del Zeppelin, cuando no duermen, pasa entera enel salón-comedor, que es de cinco metros cuadrados. De este comedor, quetiene ventanales a los lados, salen dos pasillos. El que va hacia adelantedeja a la derecha la cocina eléctrica y a la izquierda la estación radiotele-gráfica y conduce al antepuente, donde están las mesas con los mapas, se-paradas por cristales, del puente, en donde se hallan, en el centro, el timón

174. Corpus Barga, «Despedida del dirigible en Río de Janeiro», La Nación, 23 de ma-yo de 1930.

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de dirección, y a la izquierda, el de profundidad. El pasillo que sale del co-medor y va hacia atrás tiene a derecha e izquierda, diez de cada lado, lascabinas, y al final los lavabos, y termina en una puerta que se abre, cuan-do va un oficial, ante la escalerilla que sube a las entrañas del aeróstato.Hasta allí, la parte que acabamos de recorrer, la reservada a los pasajeros,es la que forma ese buche que tiene el zeppelin. A partir de allí, subiendola escalerilla, empieza un camino colgante, de 30 centímetros de ancho y220 metros largo, sustentado por cuerdas y alambres, pendientes de la ar-mazón de aluminio. A ambos lados de él, en el hueco del aeróstato, se ha-llan los compartimentos de hidrógeno que hacen al zeppelin menos pesa-do que el aire; los balones de lona con el gas Blau para los motores; losdepósitos metálicos de bencina para los motores también, si hace falta; losdepósitos de tela para el agua; los almacenes, los equipajes, las hélices derepuesto, un taller de reparaciones. En el bosque de alambres, cuerdas ytelas, la tripulación acampa;175 tiene colgadas tiendas de campaña, dondeviven los mecánicos, los oficiales, los capitanes y el doctor Eckener. En elcaminito colgante hay agujeros, cerrados con mica, para ver por ellos latierra o el mar, y del caminito parten escalerillas a las altas ventanas de lanave hueca, por las que se sale a las góndolas de los motores, que son cin-co y van colgadas fuera. En cada una, con cada motor, va un mecánico. Latripulación es de cuarenta hombres y un grumete fotógrafo. El número depasajeros no puede pasar de veinte en el actual zeppelin.176

Hasta Sevilla viajaron veintidós pasajeros, de los cuales se bajaroncuatro en Sevilla y se subieron dos más: representantes de la aeronáuti-ca española, el infante don Alfonso (invitado por la casa Zeppelin) y elteniente coronel Emilio Herrera. Había otros españoles: el conferencian-te García Sanchiz, el doctor Jerónimo Megías y el señor Herrero. Eran,en total, diecinueve pasajeros: dos mujeres norteamericanas, una alema-na y una británica. Los hombres eran quince, de los cuales seis eran es-pañoles, dos norteamericanos, cinco alemanes, un brasileño y un suizo.De todos estos, sólo seis eran turistas y el resto eran pasajeros que tení-an como misión la observación o la representación. Había tres represen-tantes de la prensa: de Alemania, los Estados Unidos y de Hispanoamé-rica (Corpus) y tres representantes de organismos oficiales de Brasil, Es-paña y Prusia.

175. Pues en las cabinas sólo cabían los pasajeros.

176. Corpus Barga, «Un viaje al zeppelin», Diario de Madrid, 19 de diciembre de 1934.

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Teniendo en cuenta las especiales características del Zeppelin y quese trataba de la primera vez en que iba a cambiar de hemisferio, es lógi-co que el viaje fuera considerado como toda una aventura. Al ir el diri-gible cargado, con las lluvias ecuatoriales y las arenas del Sahara se te-mía que cayera al Océano. Por ello resultó tan caro, pues las principalesempresas europeas de seguros tuvieron que reunirse para asegurar el diri-gible y a los pasajeros que viajaban en él, sobre todo a los que lo hacíanpor motivos profesionales.

El viaje de Corpus desde Friedrichshafen (a orillas del lago deConstanza) a Pernambuco, le costó al periódico tres mil dólares, a losque había que añadir el recorrido en hidroavión, la vuelta en barco y, loque era todavía más importante, el seguro en el dirigible:

La dignidad periodística, no diré que fuera preciso, pero en fin, reforzabaaquella precaución humanitaria: La Nación no podía permitir que su co-rresponsal fuera asegurado en menos que el de la prensa norteamericana,como no podía ir a hoteles menos importantes. Cuando les cuento a misnietos este viaje como una fábula, siempre les digo que si hubiera muertoen esos días, unas veces supongo que ahogado en el mar, otras veces quede un reventón por haber comido mucho, ellos serían ricos y vivirían enpalacios. Por cierto, que con el primer supuesto empiezan a ponerse tris-tes y acaban riendo; y con el segundo empiezan riendo y acaban por po-nerse tristes.177

A los gastos del viaje se unieron otros más: los de los cables y losradios. Sin embargo, había que cablegrafiar y radiar lo más posible, puesera la justificación de todo lo invertido en el viaje. El problema era quelos radiotelegrafistas no se comprometieron a radiar más que despachosde treinta palabras e incluso a veces ni eso, una vez se hubiera perdido elcontacto con la costa y no hubiera medio de utilizar los buques. Y estofue lo más penoso y difícil para Barga y los demás periodistas del diri-gible. Tan complicado resultaba desmenuzar una información destinadaa un vastísimo público, que, como llegó a decir, él «hubiera preferidopartir piedras».178

177. «La rueda del aire», El Nacional de Caracas, 9 de septiembre de 1954.

178. «Un viaje al Zeppelin», Diario de Madrid, art. cit.

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Esta circunstancia le llevó a exprimir al máximo su capacidad deperiodista, narrando, de forma dividida, observaciones concretas y abun-dantes sobre este gran viaje. Por esta razón declaró que, «en el periodis-mo, como en todo, las dificultades mejoran la obra».179 Pese a ello, Cor-pus reconoció en todo momento la gran dificultad que supuso para lostres periodistas el radiar mensajes con tan pocas palabras, recordando es-tos días vividos en el zeppelin como los de más difícil trabajo en su pro-fesión de periodista.

Pero es que, a este problema, se le vino a sumar otro, todavía ma-yor. Precisamente el día más señalado de aquel importante viaje, en queel dirigible iba a cruzar el Ecuador, la radio estaba inevitablemente ocu-pada lo que impedía la transmisión de las pequeñas crónicas; CorpusBarga se valió de su ingenio e improvisación para hacer llegar la noticia.En vez de resignarse, se le ocurrió esta brillante idea:

El día que íbamos a pasar el Ecuador, el comandante Eckener acaparó laestación de radio para tener noticias del tiempo; los corresponsales dePrensa no podíamos utilizarla. Ni siquiera despachos de a treinta palabrasse podían radiar. Era el día más importante, cuando en Buenos Aires y entoda América se habían cruzado apuestas sobre si el «zeppelin» pasaría ono, y se esperaba la información del viaje con emociones, no ya humanas,sobrehumanas, de embite y azar. El problema para los informadores no seplanteaba ya del mismo modo que para los viajeros. Consistía en ver, nocómo pasaba el «zeppelin», sino cómo pasaría la información.Al mediodía aún no había podido enviar ninguno de mis despachos de lamañana. Los metí todos en un sobre, indiqué en éste lo que eran y adondedeseaba enviarlos por radio, prometiendo que a quien tal hiciese La Na-ción, de Buenos Aires, le pagaría los gastos y le daría su merecida recom-pensa. Até el sobre a un pequeño paracaídas y lo arrojé sobre las islas deCabo Verde. Los despachos llegaron perfectamente a su destino, y el «zep-pelin» pasó alegremente el Ecuador.180

Con las crónicas de Corpus en su destino logró, una vez más conéxito, hacer llegar sus impresiones del viaje a los expectantes lectores.

179. Ibid.

180. «El primer paso del zeppelin de uno a otro hemisferio», Oasis, 1935, p. 143.

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CAPITULO IV

LA SEGUNDA REPÚBLICA ESPAÑOLA.CORPUS BARGA EN MADRID

La instauración de la Segunda República y la situaciónde la prensa. La postura de Corpus Barga

Con el advenimiento de la Segunda República en España,181 los gran-des periódicos que estaban respaldados por importantes empresas pudie-ron mantener su postura independiente y continuar su trayectoria. Perosurgieron también, como era de esperar, otros periódicos que para subsis-tir se adscribieron a la República y esto les mantuvo en candelera. Aque-llos que intentaron estar con un partido o con otro, no duraron mucho. Deestos momentos, lo más destacado es que Manuel Azaña, conforme pa-saron los años, se percató, como otros muchos republicanos, de que ca-recía de una prensa adicta. Era necesario, pues, que la República conta-ra con un órgano para la difusión de sus ideas y por ello se constituyó la

181. Tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, llegó la sorpresa cuando eléxito de los republicanos vino a imponerse y la caída de la monarquía también. Porprimera vez en la Historia de España el Gobierno era derrotado y el sistema caci-quil abatido. La Monarquía llegaba a su fin. Alfonso XIII abandonó rápidamente elpaís tomando un barco en Cartagena rumbo al exilio. Pero, ¿cómo fue posible la ca-ída de la Monarquía? Para Javier Tussell (Historia de España, op. cit.) está claro:sus representantes habían cometido el error de identificarse con todo lo que el país

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prensa azañista, que empezó con la compra, por parte del Gobierno de laRepública, de los tres importantes diarios El Sol, La Voz y Lwz.182

En cuanto a los cambios obtenidos con la constitución de la Repú-blica, el primero de ellos fue la abolición de la Ley de Jurisdicciones -lafamosa ley que marcó el destino de Corpus Barga-, el 17 de marzo de1931, y la instauración de la libertad de prensa. Sin embargo, esta liber-tad de prensa fue una pantomima del gobierno republicano, pues nuncaexistió como algo más que puramente teórico. En la práctica, la realidadera bien distinta: a la libertad de prensa vino a sumarse rápidamente laLey de Defensa de la República (el 21 de octubre de 1931), obtenida ur-gentemente por Azaña por medio de las Cortes ante los ataques que habíarecibido de diferentes periódicos; esta ley se convertiría en la tapaderaideal para censurar todo aquello que al Gobierno no le pareciera bien, esdecir, todo aquello que, de una forma u otra, estaba en contra de la Repú-blica. Muchos periódicos fueron suspendidos y a otros se les impuso se-rias multas. La libertad de expresión no era tal, la apología de la monar-quía quedaba prohibida y, meses después, también la prensa militar.

El 28 de julio de 1933, la Ley de Orden Público sustituyó a la Leyde Defensa de la República, aunque era, si cabe, más represiva.183 Sin em-

consideraba caduco, el liberalismo oligárquico. Sin embargo, la alegría de los pri-meros momentos no duraría mucho. El ambiente comenzó a cambiar con el pasode los meses y mucho más con el paso de los años, a partir de 1934, terminandotrágicamente. Para Tusell, el cambio fue debido a diferentes circunstancias queconfluyeron en el mismo momento: por un lado, el impacto de la crisis económicamundial de los años treinta (a «los felices veinte» le iban a seguir ahora los críticostreinta, con el crack de la Bolsa de Nueva York que arrastró tras de sí al resto de laseconomías del mundo occidental) que influyó en las tensiones sociales y promovióun clima ambiental y cultural proclive a la violencia. La crisis económica influyó de-cisivamente en la sociedad y se cebó sobre las clases proletarias. Aumentaron de for-ma exorbitante las huelgas y el paro, que antes de la guerra civil estaba en un 12%(entonces no existía subsidio, de forma que no tener trabajo era lo mismo que estaren la más absoluta miseria). Pero, además, a este clima se sumó la brusquedad conque se produjo la transformación política, la en un principio inexperiencia de la cla-se dirigente de la República y la discontinuidad en los grupos de poder. Sin embar-go, el inconveniente mayor fue la propensión a tolerar la violencia e, incluso, a pro-moverla, lo que desembocaría poco después en el estallido de la guerra civil.

182. Ver María Cruz Seoane, «Las empresas periodísticas y el poder en la II Repúbli-ca», Presse el pouvoir en Espagne, op. cit., pp. 151-164.

183. Ver M.C. Seoane y M.D. Sáiz, Historia del periodismo en España, vol. Ill, Madrid,Alianza Editorial 1996.

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bargo, la gota que colmó el vaso de los ánimos de muchos fue la censuraprevia que tenía tomada la prensa del país y que, en la revolución de oc-tubre de 1934,184 llevó a todos los periódicos a ser censurados y muchossuspendidos durante quince meses. La guerra civil estaba ya cercana.

Hasta los años 30, la censura que se había cernido sobre CorpusBarga había sido la censura del gobierno contra periodistas como él, quese oponían a sus ideas y su mandato. Utilizaba entonces las páginas deldiario para clamar con fuerza contra estos gobiernos o contra las injusti-cias que cometían. Sin embargo, con el advenimiento de la Segunda Re-pública, Corpus tuvo que enfrentarse a una postura totalmente nueva has-ta entonces. Si la República había representado el ideal de gobierno, elgobierno que tuvo no fue, desde luego, el que había esperado. A pesar dela abolición de la Ley de Jurisdicciones y la instauración de la libertadde prensa, esta libertad no fue tal. Los problemas, lo hemos visto, co-menzaron con la Ley de Defensa de la República, pero es que la Ley deOrden Público llegó a establecer la censura previa. Para Corpus Barga,la utilización de la censura por parte del gobierno de la República repre-sentaba un hecho inadmisible y fue precisamente uno de los argumentosque le desencantaron de la República en la que tenía tantas esperanzas.Era una realidad que estaba ahí y contra la que se mantuvo en contra: elGobierno de la República utilizaba tapaderas para poder ejercer su cen-sura tranquilamente, como antes lo habían hecho otros.

184. Con la entrada de la CEDA en el Gobierno (Alcalá Zamora le concedió la carterade Justicia, Agricultura y Trabajo), se provocó una de las crisis más profundas dela República, pues suponía la posible entrada en el Gobierno de un partido que na-da tenía que ver con ésta. La protesta de los grupos de izquierda no se hizo esperar,teniendo como resultado un importante movimiento huelguístico que tuvo lugar entoda España. Los acontecimientos más graves se dieron en Cataluña y en Asturiasy concretamente en esta región hubo una verdadera sublevación que recordó mu-cho a la revolución rusa. La ocupación militar derrotó a los rebeldes, los mineros,contándose alrededor de mil seiscientos muertos. Tanto unos como otros hicieronprueba de una contundente y despiadada crueldad, anticipo de la guerra civil, ase-sinando los revolucionarios a muchos civiles y realizando el Gobierno detencionesa diestro y siniestro que condujeron a ejecuciones sumarias y a muchas torturas. Pa-ra Javier Tusell, «... desde un punto de vista democrático la sublevación de 1934 re-sulta injustificable. El llamamiento a la CEDA para ingresar en el gobierno era ló-gico y natural y la izquierda, al no aceptarlo, demostró falta de paciencia y de con-fianza en sí misma, aparte de perder autoridad moral para condenar la sublevaciónde 1936. (...) La revolución estuvo muy mal organizada y por reacción fomentó elauge de la derecha extrema en vez de cerrarle el paso» (Historia de España, op.,cit, p. 643).

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Para Jean-Michel Desvois, el asunto era más complejo y respondíamás bien a una salvaguarda de los intereses de la República y a un po-tenciamiento de la libertad:

... L'abrogation de la loi des «Jurisdictions», l'instauration de la loi de De-fense de la République et la supression de la presse militaire, si elles sontle produit d'initiatives d'Azaña et des Gouvernements dont il fait partie,ne sont pas á mettre sur un méme plan. La premiere et la derniére résul-tent en definitive d'un méme souci de libérer la société espagnole du poidsdu militarisme et ne nuisent en ríen á la liberté d'expression, qu'elles con-tribuent au contraire á développer. La deuxiéme est le produit de circons-tances qui aménent les républicains á sacrifier une parcelle de liberté, aunom de l'efficacité et de la sauvegarde de l'essentiel. Son caractére transi-toire est la pour prouver qu'elle n'est pas conforme á leur conception pro-fonde de la vie politique. II n'en reste pas moins qu'elle ternit leur actionet marque négativement les rapports d'Azaña avec la presse.185

La realidad es que la situación hizo que muchos que en un princi-pio habían buscado y apoyado la República se vieran defraudados y ata-caran la figura de Azaña. Así le ocurrió a Corpus Barga, que no aceptólas medidas adoptadas por el Gobierno azañista. Por ejemplo, según Bar-ga, un hecho inaceptable de aquel gobierno fue la compra de los tresgrandes periódicos de Urgoiti, la intención de hacerse con una prensaadicta y la supresión de los periódicos de oposición, así como la censu-ra previa. En el Apéndice, doc. 4, hemos reproducido el artículo de Cor-pus Barga «Verdades sobre la prensa», publicado en Luz, el 26 de agos-to de 1933. En él, Barga expresaba abiertamente, como era su costum-bre, su forma de concebir la libertad, la libertad de todo periódico y to-do periodista de opinar según su voluntad y también de cambiar de opi-nión. En el artículo realiza una interesante disertación sobre los periódi-cos de partido y los de empresa, así como sobre los acontecimientos ocu-rridos con la prensa republicana en aquellos momentos. Para Barga, a pe-sar de que la situación de la prensa había mejorado en aquellas fechas sise comparaba con épocas anteriores, sin embargo, debía tener como prin-cipio fundamental el buscar la independencia de la empresa que los fi-nanciaba; en definitiva, buscar la independencia ideológica.

185. «Manuel Azaña et la presse», Azaña et son temps, Jean Pierre Amalric y Paul Au-bert (edd.), Coloquio internacional organizado por la ciudad de Montauban y elCentre National de la Recherche Scientifique, Madrid, Casa de Velazquez, 1993,pp. 246 y 247.

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El 5 de febrero de 1933, profundamente influido por este ambientede malestar, Corpus Barga pronunció, en el teatro Alcázar de Madrid,una polémica conferencia, «La República y la Prensa», en la que hablómuy duramente sobre la maniobra que el Gobierno azañista había lleva-do para hacerse con los tres periódicos de Urgoiti, así como criticó y ad-virtió del peligro de una excesiva mitificación de la figura de ManuelAzaña. Con Azaña en el Gobierno no se había llegado, ni mucho menos,a la tranquilidad de los ciudadanos republicanos. Las injusticias, la cen-sura y las corrupciones hacían recordar períodos históricos criticados an-tes por ellos.

Dimisión de El Sol. Su trabajo en Crisol.Las esperanzas de Luz

En este delicado y decisivo ambiente que vivían los españoles186 ycon el trasfondo problemático en el sector de la prensa, la aportación deCorpus en los periódicos fue intensa. Estuvo trabajando sin cesar en to-dos los grandes diarios madrileños que se decían auténticamente repu-blicanos. En toda actividad de apoyo a la República estaba él. Sus escri-tos de estos años son, pues, sobre todo políticos (lo que no le impide re-alizar también crónicas literarias y artísticas o bien acercar a los lectoreslas noticias internacionales).

Destacamos en este período la dirección de la agencia en Madriddel gran periódico argentino, La Nación. Cuando la Segunda Repúblicaespañola se proclamó en abril de 1931, La Nación envió entonces a Cor-pus Barga a dirigir su agencia de Madrid. Allí se trasladó con sus hijos ysu mujer, ocupándose de su dirección hasta mediados de la Guerra civil,momento en que abandonó la dirección por la ambigua postura que el pe-riódico tomó ante la República. Asimismo, sobresale la dirección de otro

186. Desde 1933 hasta 1936 la República vivió sus mayores momentos de inestabilidadgubernamental. Con la insurrección de 1934 se dio el primer pasó para la ruina delrégimen. Quizás, el principal problema residía en la no aceptación de la existenciay el ejercicio del gobierno por parte de la derecha, tratándose, como decía tratarse,de la primera experiencia democrática española. El triunfo de las derechas con laCEDA, en las elecciones de noviembre de 1933, probó el mal funcionamiento delas izquierdas durante el primer bienio republicano. El segundo bienio, desde 1935,no fue mejor, llegándose a llamar «el bienio negro». En realidad, la crisis de la Re-pública se demostró una y otra vez con la sucesión de Gobiernos que tuvo desde1933. Véase Javier Tusell, Historia de España, op. cit.

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gran periódico madrileño: Luz; también, la creación y dirección de Dia-blo Mundo y las innumerables colaboraciones para otros grandes perió-dicos y revistas.

Barga participó en muchos eventos políticos en España, como el he-cho de haber firmado, el 3 de mayo de 1926, junto con otros muchos in-telectuales, un escrito de protesta dirigido a Primo de Rivera sobre losconfinamientos y las detenciones de algunos de ellos. Asimismo, en mar-zo de 1929, con motivo de la Exposición de Pinturas y esculturas de es-pañoles residentes en París, pronunció una conferencia sobre el cubismoy Picasso. Al mes siguiente, firmó un manifiesto contra la Dictadura, queprotagonizó un grupo de intelectules dirigidos por Ortega y Gasset. Pe-ro su compromiso no se limitó solamente a apoyar ciegamente a la Re-pública, sino que, cuando algo le pareció mal, no se calló. Y lo que esmás importante, jamás aceptó ningún cargo en aquel gobierno: «... No hepertenecido a ningún partido político pero he sido fiel al gobierno de laRepública en la que no quise recibir ningún cargo».'87

El enorme número de amigos que tuvo a lo largo de su vida desta-có de él su característica integridad, sobre todo en momentos decisivoscomo éste del advenimiento de la República. Precisamente, en aquellosmomentos la práctica habitual entre los intelectuales era muy distinta,sobre lo que escribió Corpus con mucha ironía:

Con la República aparecieron las Embajadas vacantes como novias dispo-nibles para los intelectuales. Novias más o menos jamonas, pero los inte-lectuales tampoco eran unos niños. Cada cual se casó con la que pudo, loque no impidió flechazos y que cada cual tuviera su secreta o cínica pre-ferencia. Hubo incluso alguna violación, como la cometida por AméricoCastro con la embajada de Berlín. Hasta don Fernando (Fernando de losRíos), que estaba llamado a mayores destinos y era un hombre puro, se veque sintió el flechazo de una, la de Washington. Es lo que acabó siendo,embajador en Washington, al final de la República, cuando no podía serotra cosa.188

En marzo de 1931 abandonó la redacción de El Sol. No fue el úni-co. Muchos más hicieron como él, a consecuencia de la compra de la ma-

187. Carta de Corpus Barga, Lima, 4 de octubre de 1962 (AGC).

188. «Los tés de Madariaga», Los galgos verdugos, op. cit., pp. 372 y 373.

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yoría de las acciones del periódico por parte del grupo de monárquicosque controlaba «La Papelera», con la que el diario estaba endeudado.189

Desde ese momento el periódico se encontró al servicio de la Corona,siendo entonces su director Ramón Solano; sin embargo, tras las elec-ciones municipales del 12 de abril y el triunfo republicano, el periódicose convirtió en republicano. Antiguos colaboradores de Urgoiti comen-zaron a trabajar para este nuevo órgano del régimen republicano. Hastael mismo Manuel Aznar pasó a ser su director. Todo ello supuso la de-cepción, no sólo de Urgoiti, sino de sus fieles colaboradores, lo que lle-vó a establecerse un duro ataque desde las páginas de Crisol -su suce-sor- contra El Sol.

Corpus Barga fue uno de los que se unió al grupo de redactores queabandonó El Sol, cuando éste se lanzó a las manos monárquicas. Amaba pro-fundamente este periódico y el espíritu ideológico que representaba, y de-fendió siempre que El Sol había tenido una importancia decisiva y ya «his-tórica en el advenimiento de la República y en la transformación espiritualde España».190 Por esta razón se sintió ofendido e indignado cuando muchosde sus compañeros sí aceptaron ingresar en el nuevo El Sol monárquico:

Estábamos en Berlín algunos colaboradores de El Sol, y recuerdo nuestradesesperación, nuestra primera desilusión, cuando supimos que, a poco deproclamarse la República, en El Sol, que era monárquico, se celebraba unbanquete en honor de los que se habían quedado o habían entrado despuésde nuestra separación en el periódico y habían obtenido altos cargos en laRepública. A ese banquete asistieron algunos ministros, por lo menos unode ellos socialista.191

Tiempo después, en 1932, Luis Miquel realizó un trust junto con LaVoz y Luz. Pero con el tiempo esta idea se reveló como un gran fracasoy finalmente El Sol y La Voz fueron vendidos en pública subasta, en ju-nio de 1934.'92

189. Ver Paul Aubert y Jean-Michel Desvois, «El Sol: un grand quotidien atypique (1917-1930)», Typologie de la presse hispanique, Actas del Coloquio de Rennes, 1984.

190. «Desmoralización de un partido», Luz, 12 de julio de 1933.

191. Ibid.

192. Para todo lo referente al trust de Luis Miquel y a la prensa azañista, ver Jean-Mi-chel Desvois, «Azaña et la presse», Azaña et son temps, Jean Pierre Amalric y PaulAubert (edd.), Madrid, Casa de Velazquez, 1993, pp. 227-257.

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El 4 de abril de 1931 aparecía Crisol, revista creada por NicolásMaría de Urgoiti (y ayudado muy de cerca por José Ortega y Gasset).Aunque contó sólo con un año de vida, la revista fue el portavoz de la in-telectualidad republicana y en ella colaboró nuestro periodista constan-temente. Cuando el periódico dejó de publicarse poco tiempo después, el7 de enero de 1932, Luz fue el encargado de tomar el relevo a ese espíri-tu republicano introducido por Crisol.

«En este Crisol nuestro va a fundirse la República».193 Esta frase po-día leerse en el primer número de Crisol, que salía a la luz el día 4 de abrilde 1931, es decir, diez días después del último número de El Sol. El pe-riódico fue trisemanal en un principio; sin embargo, el 28 de junio co-menzó a salir diariamente, lo que supuso el desastre económico definitivo.

Los anuncios de la futura y cercana publicación diaria fueron in-cluidos en las páginas del mes de junio. Se vendía al precio de 20 cénti-mos, es decir, el doble que el de los diarios (aunque cuando pasó a ser dia-rio el precio era de 15 céntimos, todavía superior al del resto) y tenía die-ciséis páginas. La Sociedad Editorial Fulmen era la Editora del periódico.

Crisol se convirtió en el órgano en donde se expresaron las ideas dela Agrupación al Servicio de la República, llamando a los jóvenes intelec-tuales a formar un grupo de presión contra la monarquía. El manifiestofundacional había salido meses antes, concretamente el día 11 de febrerode 1931, en El Sol. Los firmantes eran José Ortega y Gasset, Gregorio Ma-rañón y Ramón Pérez de Ayala. En este manifiesto se condenaba rotunda-mente a la Monarquía y se llamaba al pueblo y sobre todo a los jóvenes in-telectuales a unirse en una República con dinamismo y disciplina.

Crisol, creado también por el tándem Urgoiti-Ortega, fue concebi-do -ya lo anunciaba Urgoiti en el primer número- como un paso para elque sería el periódico definitivo: Luz,. Continuador de la ideología repu-blicana de su antecesor, El Sol, Crisol estuvo también dirigido por FélixLorenzo. La Dirección y Administración se encontraba en Alcalá 37. Sinembargo, a pesar de que la publicación del primer número contó con unéxito de tirada absoluto, el periódico no tuvo, ni mucho menos, la buenaestrella de El Sol. En poco tiempo la revista empezó a tener serios pro-blemas, además de los económicos y técnicos, de índole ideológica: dis-

193. Félix Lorenzo, «Sin promesa preliminar», Crisol, 4 de abril de 1931.

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paridades entre los redactores, los colaboradores y, sobre todo, entre Ur-goiti y Ortega. Para éste último, el periódico pecaba de combativo, depromotor de la revolución y el desorden. Sin embargo, hay que decir quela situación política en la que nació la revista dejaba pocas posibilidadespara otra cosa. Según Mercedes Cabrera:

... la actitud y el tono de sus páginas estaba muy lejos de la templanza y lacalidad que El Sol había buscado siempre. Porque tampoco las circuns-tancias políticas permitían la consolidación de un periódico independien-te y de calidad, recién nacido. La prensa en la República no iba a ser enningún momento un medio de comunicación neutro, sino arena y arma delas luchas entre las clases sociales y los partidos políticos, y Crisol no erani una cosa ni otra. Nicolás Urgoiti y su 'Olimpo' no desempeñaban ya elpapel de conciencia crítica, modernizadora y europeizante que pretendie-ron cumplir con El Sol durante la Monarquía y la Dictadura. Esa actitudcarecía de sentido tras el 14 de abril.194

Durante los meses en que el periódico estuvo en circulación, cola-boraron en él diferentes intelectuales y escritores como Pérez de Ayala,Azorín, Corpus Barga, Arturo Soria, Fabra Ribas, Ramón Gómez de laSerna, Fernando de los Ríos, Ortega y Gasset, Bagaría, Salvador de Ma-dariaga y muchos más. El periódico centró su punto de mira en la reciénnacida República, excediéndose en sus exaltaciones y llamamientos amovimientos populares. El mismo Urgoiti no estaba de acuerdo con es-ta actitud que muchos de sus colaboradores tomaron, pero se sentía can-sado e impotente para frenar ese ambiente cada vez más enrarecido. Or-tega, su apoyo principal en todos esos años, se separó también de la ac-titud política del periódico y todo ello supuso el fracaso final de Crisol.

Con respecto al papel de Corpus Barga en el periódico, comprome-tido hasta la médula con su República, colaboró intensamente desde elprincipio hasta el final. Como era de esperar, un gran número de artícu-los estuvieron dedicados a los valores de la República. Sin embargo, elrepublicanismo que en todo momento defendió y exaltó no estaba reñi-do con la profunda amistad que mantenía con otros escritores o intelec-tuales que no eran de la misma opinión e ideología. Muestra de ello es lacarta inédita de Pío Baroja que reproducimos a continuación (ACB):

194. La industria, la prensa y la política, op. cit., p 264.

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20 Abril 31

Amigo Corpus: Recibí el telegrama de Vd. Lo de Ricardo fue una aventu-ra desdichada. Había ido a ver un mitin con unos amigos del Ateneo (ha-ce unos meses se hizo ateneísta) a Albacete. Luego le instaron a que fue-ra a un pueblo próximo a San Martín de Valdeiglesias para un mitin repu-blicano y en el camino el auto donde iban se chocó con un carro. El chó-fer parecía que iba dormido. El golpe le recibió Ricardo en el ojo derechoy todo hace pensar que ya no verá de ese ojo. A pesar de esto el hombreestá animado y pensando con entusiasmo en las cosas de la República.

A mí este movimiento republicano me interesa poco. Me parece ver en to-do retórica y pedantería.

Además yo tengo poco sentido social y el que se arreglen o no se arreglenlas cosas de la vida para los que vayan a vivir dentro de cuarenta o cin-cuenta años no me interesa nada.

Mañana o pasado voy a ir a Andalucía a curiosear por allí y luego iré a Pa-rís. Quizá si tengo tiempo vaya también a Berlín.

Su afmo

Pío Baroja

Los escritos de Corpus Barga se encontraban en una sección llama-da «Lo inesperado». Son artículos de diferente extensión, desde algunossumamente cortos hasta otros que ocupaban casi todo el largo de la pá-gina. Solían encontrarse en el centro, entre otros dos artículos. El núme-ro de la página en que aparecían variaba constantemente.

Desde el mes de junio de 1931 hasta el 5 de enero de 1932 (dos díasantes de publicarse por vez primera Luz), Corpus colaboró para el perió-dico. En sus escritos se encontraba descrita Madrid como protagonistabajo la República. En ellos se dedicó a contemplar su ciudad y los cam-bios que se habían operado en ella desde el siglo anterior hasta la fecha.Para él, Madrid era una víctima de la monarquía en su infraestructura ur-banística. Por otro lado, pasaba revista a temas de todo tipo: desde la ac-tualidad internacional, hasta una disertación sobre el torero Guerrita; pa-sando por el estreno de la película «Fatalidad» de Stenberg, protagoni-zada por Marlene Dietrich. También recuerda su viaje en el Zeppelin elaño anterior o anuncia la muerte del músico Vincent D'Indy. En defini-tiva, como es habitual en él, un número enorme y variado de temas.

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Sin embargo, la tónica general es la del artículo dedicado a la ac-tualidad política y social que vivía España: los enfrentamientos en Bur-gos, el decreto de reducción de sueldos, la marcha de la República en Es-paña, etc. Desde principios de junio hasta el mes de septiembre escribeconstantemente para Crisol. Más tarde, a partir de noviembre, vuelve aretomar su pulso casi diario y así hasta el que fue el final del periódico.

Este fin tuvo mucho que ver con la postura que el noticiero tomócon respecto a los graves problemas políticos y la crisis económica quevivía España. Con el comienzo del debate parlamentario sobre la Cons-titución, los ánimos de los ciudadanos estaban bastante revueltos. Lasmedidas legales reformadoras afectaban a todos los intereses socialesque caían mal en ese delicado momento de crisis económica. Sin embar-go, la gota que colmó el vaso y que sembró definitivamente la confusióny disparidad de posturas fue la cuestión religiosa: las órdenes religiosasserían disueltas y sus bienes nacionalizados. Esta decisión del gobiernoprodujo fisuras serias en la misma coalición gubernamental, en la quehabía una derecha republicana. Por esta razón, la comisión parlamenta-ria decidió, para contentarlos, redactar un nuevo artículo en el que limi-taba la disolución de las órdenes únicamente a la de los jesuítas, ya queentendían que estos tenían un voto de obediencia a una autoridad que noera el Estado. Esta medida tampoco convenció a la parte socialista delgobierno, que se retiró. Fue entonces cuando Manuel Azaña, para inten-tar contentar a unos y a otros, propuso la prohibición de que las órdenesreligiosas pudieran enseñar y la disolución de la Compañía de Jesús. Conello obtuvo el voto de los socialistas, pero no el de los radical-socialis-tas. De esta forma, tras la dimisión de Maura y de Alcalá Zamora, Aza-ña se encargó del nuevo gobierno, a la vez que los diputados católicos seretiraban de la Cámara, en contra del texto constitucional que éste habíaanunciado. La derecha católica se situó desde ese momento en la postu-ra enfrentada contra la Constitución.

Crisol apoyó la postura de Azaña, aunque Urgoiti quiso arreglarlode alguna manera aconsejando que se abogara también por la constitu-ción de una derecha, encabezada por Miguel Maura, que pudiera actuardentro del régimen. Urgoti ya no sabía cómo moderar o hacer conviviren su periódico posturas tan enfrentadas y extremistas como las que te-nían sus redactores. Este hecho influyó definitivamente en la marcha deOrtega y Marañón y en el empeoramiento físico de Urgoiti. Crisol tenía

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los días contados.195 Ya en diciembre se estaba preparando todo para loque sería la conversión de Crisol en Luz.

«Diario de la República», como se subtitulaba, Luz nació el 7 deenero de 1932, al precio de 10 céntimos y con dieciséis páginas. Funda-do también por Nicolás María de Urgoiti196 y nuevamente en estrecha co-laboración con José Ortega y Gasset, este periódico vespertino se pre-sentaba como continuador de El Sol y duró hasta el día 7 de noviembrede 1934 (el Diario de Madrid fue entonces quien se encargó de tomar elrelevo).

Tanto Crisol como Luz tuvieron que verse con muchas críticas encontra y opiniones peyorativas acerca de su calidad y de sus redactores.Los reproches llegaron tanto de los grupos de derechas, como de los deizquierdas. Los de derechas consideraban estos dos periódicos comoanarquistas y no representativos del espíritu de la República. Para los deizquierdas eran hipócritas, y estaban dirigidos por un capitalista comoUrgoiti.

Con el mismo director, Félix Lorenzo, y relacionado en su apelati-vo con sus antecesores El Sol y Crisol, Luz simbolizaba con su nombrealgo más. Desde que Crisol se gestó, su fundador tenía claro que era unpaso necesario para llegar al periódico emblemático que estaban buscan-do, verdadero sucesor de El Sol:

«Luz..., más luz», pedía Goethe en su lecho de muerte. Luz pondrá a la vis-ta las negruras de la España actual e iluminará con sus fulgores las gloriasde la España de nuestros hijos.197

Por fin, había llegado ese esperado momento. Situada la Redacción,la Administración y los talleres en la calle Narváez 70, el mismo día enque Luz salía a la calle lo hacía también el primer artículo de CorpusBarga para este periódico. Con «Así va el mundo» comenzó sus colabo-

195. Ver María Cruz Seoane y María Dolores Sáiz, Historia del periodismo en España,vol. HI, op. cit.

196. Aunque no fue él quien se encargó personalmente de llevar sus intereses, sino susdos hijos José y Ricardo, ya que su delicado estado de salud se lo impidió.

197. Nicolás María de Urgoiti, «A los lectores. Nace Crisol y alborea Luz», Crisol, 4 deabril de 1931.

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raciones en él, algo que hizo casi diariamente a partir de ese momento ydurante todo el año de 1932. En 1933 y 1934 sus escritos fueron menos,habiendo tomado posesión de su cargo como director en el periódico.

El lugar ocupado por sus artículos se situaba en un apartado titula-do «Entre dos luces», generalmente en la página siete y en la zona supe-rior de la hoja, entre dos crónicas. Estos solían ser de corta extensión.Aquí se dieron cita todo tipo de temas: la ciudad de Madrid disfrutó, có-mo no, de un lugar especial, dedicándola una larga serie de artículos;junto a estos, encontramos escritos sobre los momentos de actualidad po-lítica y social, que conviven con las habituales crónicas literarias y diver-sos temas como la situación de las mujeres-soldado en China, la pinturade María Blanchard, la prensa de partidos, la ley del divorcio, la poesía deFrancisco Valdés, la exposición de las obras de Picasso en París y mu-chos más; todo ellos sin perder de vista la actualidad internacional.

Sin embargo, no debemos pasar por alto el momento político y so-cial que vivía España y que se convertirá, otra vez, en el nudo central desus crónicas: la marcha de la República y los problemas surgidos con elnacionalismo catalán; de breve extensión generalmente, pero cargadosde apasionamiento y riqueza expresiva.

Es quizás el momento de mayor implicación política en sus escri-tos (junto con su época de Francia, tras el exilio). El momento en que sevuelca como nunca en la realidad política de su país, intentado dilucidarabsolutamente todo, aunque en muchas ocasiones fuesen los propioscomponentes del Gobierno de la República o su funcionamiento lo quese vio en entredicho. Por ejemplo, en julio de 1931 encontraba que elpartido republicano no estaba constituido como debía ser y ponía comoejemplo a seguir la disciplina y democracia con que se había constituidoel partido radical socialista. El problema que encontraba en los partidosrepublicanos que habían existido hasta ese momento, era el que éstos nohabían existido más que como partidos autónomos, cuando en realidaddeberían haber intentado ser una estructura nacional y democrática.

En 1932, le criticaba a la República el continuar con los usos par-lamentarios de la Monarquía, ese parlamentarismo que, a su entender,era anacrónico e inadmisible. Nada más encontrarse en el poder, acusófallos a la República que él consideraba heredados de la monarquía, queésta, a su vez, había heredado del parlamentarismo británico. Para Bar-

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ga, el parlamentarismo de la República española tenía que aprender delde Francia y Alemania, más modernos. Asimismo, en su opinión, desdeel primer momento el Gobierno que llegó al poder debió realizar unasdeclaraciones y constituir enseguida la Cámara, cosa que tardó mucho enhacer. Acto seguido, debería haber ejercido funciones de poder ejecuti-vo. Sin embargo, el debate político de inauguración de la República pe-có de anticuado, de simple contestación al discurso de la Corona.

El método parlamentario contó con todas las críticas de Barga.Era lento, obsoleto, y, algo inadmisible, todo lo que se podía haceren una tarde tardaba una semana en hacerse. Corpus se dio cuenta deque el parlamentarismo en la República venía a ser lo mismo que enla Monarquía:

El método parlamentario sigue siendo viejo, cada vez más anacrónico, ab-surdo, inadmisible. La República se ha implantado en plena crisis univer-sal de parlamentarismo. Los Parlamentos, insustituibles, están cambiando,se están transformando. La República continúa en España con los usos ycostumbres parlamentarios de la Monarquía. No ha suprimido más que losmaceros. Conserva hasta el género chico parlamentario de ruegos y pre-guntas verbales.198

Otro de los defectos que criticó desde sus artículos fue la ausenciade constitución de un partido republicano disciplinado y democrático.Para él los partidos políticos eran necesarios, tenían que existir, pues eranEstados formados contra los males del Estado; hasta ese momento lospartidos republicanos españoles habían existido, pero como partidos au-tónomos, y eso no tenía valor. A su parecer, el ejemplo a seguir era el delpartido radical socialista de 1931, pues se trataba del primer intento, trasproclamarse la República, «de estructuración nacional y democrática deun partido republicano español».199

Asimismo, cuando en agosto de ese mismo año Corpus conoce lanoticia de que un buque con obreros rusos distinguidos en los trabajosdel plan quinquenal realizaba un viaje por Europa, consideró inadmisi-ble que el gobierno de la República no hiciera todo para que estos traba-

198. Corpus Barga, «Hombre nuevo; viejo método», Luz, 21 de enero de 1932.

199. Corpus Barga, «Disciplina en el Congreso radical socialista», Crisol, 28, de juliode 1931.

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jadores atracaran en España. Acusó a la República de hermética y recor-dó que los trabajadores españoles estaban necesitados de saber lo que eraauténticamente la revolución social, cuál era su verdadero significado:esto es la resolución de pasarlo mal, de sacrificarse y exigirse más de símismos para poder superarse.

Refiriéndose al problema de los jesuítas, Corpus, como en su mo-mento Ortega, no veía un peligro para la marcha de la República el quehubiera o no jesuítas en España. Por ello, cuando más tarde se planteóeste problema pensó que se estaban buscando conflictos donde no los ha-bía y que la República estaba, una vez más, yendo por un camino equi-vocado. Para Barga, la Compañía de Jesús no era la Compañía más te-mible de la Iglesia e incluso llegó a declarar en sus artículos que se tra-taba de una Congregación religiosa que podía hacer más daño a la Re-pública desde fuera que desde dentro.200

A estas críticas al Gobierno de la República se sumaban los artícu-los en los que vertía toda su fe y su admiración por la República. Escri-tos en los que deja constancia de que, a pesar de los problemas y de loserrores, la esperanza en la República debía ser completa. Corpus Bargatenía la certeza de que era lo mejor que podía haberle pasado a España ya los españoles. Fue siempre un incondicional de la República y defen-dió sus valores, hasta los que parecían más puramente formales:

El símbolo de las equivocaciones y los equívocos que se cometen con laHistoria y el problema de España se encuentra, sin duda, en lo que se haescrito de la bandera rojo y gualda. Esta bandera, en contra de lo que se haescrito, no se pudo cubrir de gloria en Lepanto, ni la pudo tremolar Pela-yo, ni pudo preferir perecer antes que rendirse en Sagunto, ni resistir enNumancia. Es moderna, la llevó de Ñapóles a Madrid, en el siglo XVIII,Carlos III, el único intento de buen rey de los Borbones españoles. Sus co-lores casualmente coinciden con los de Aragón y Cataluña. La Repúblicano la desechó. No hizo más que añadirle el color morado de la banderamás histórica de España: el pendón de Castilla.201

Desde el apartado «Entre dos luces» planteó un debate sobre el po-lémico Estatuto catalán, dedicando a este asunto una larga serie de es-

200. «La cuarta dimensión de los jesuítas», Luz, 15 de enero de 1932.

201. Corpus Barga, «Por España. En honor de la verdad», art. cit.

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critos durante todo el mes de mayo de 1932. Corpus Barga se situó en to-do momento en una postura enfrentada contra el nacionalismo; por ello,desde las páginas de Luz lanzó críticas severas contra Cataluña a travésde originales artículos basados en diálogos imaginarios: los del rey Gui-llermo de Alemania, Otto de Hungría, Jorge de Grecia y otros; tambiéndiálogos entre demócratas y liberales; uno imaginario entre una catala-na, una castellana, una portuguesa, una italiana, una rumana y una lati-na; otro diálogo imaginario entre las sombras de Maura y Salmerón, ymuchos más de este estilo.

A lo largo de estos años, escribió sus artículos centrándose en loque para él era «el problema» de los nacionalismos en general. Y si bienfue un hombre que se destacó por su apertura a todo tipo de ideas y sucomprensión sincera hacia todas las manifestaciones populares, concre-tamente el nacionalismo catalán fue para él un peligro, una amenaza pa-ra la España recién nacida a una República renovadora.

Partía de la convicción de que el nacionalismo catalán era reaccio-nario, de un reaccionarismo biológico que ejercía chantaje sobre la inte-ligencia. Sin embargo, esta forma de pensar al respecto se explicaba por-que era la del hombre expectante ante los nuevos eventos que se prepa-raban en 1931. Barga lo había esperado todo de la República. Había lu-chado siempre, de una forma u otra, para el advenimiento de ésta, y en-tonces, por fin, España disfrutaba de ella. Y así debía ser. España enteradebía trabajar para que esa República continuara. Por ello, el nacionalis-mo catalán se había erigido, a sus ojos, como un serio problema.

Teniendo en cuenta la rectitud de sus principios republicanos, el es-píritu «nacional» -entendido como el espíritu de uno solo, de un pueblosolo, del pueblo republicano- era el que tenía que reinar en España. Pa-ra él, la República debía continuar siendo un movimiento nacional, esdecir, un movimiento en el que el pueblo organizara y decidiera, en elque había que hacerlo todo para el bien del pueblo. Como él decía, «laRepública es arquitectura nueva»202 y, por encima de todo, se tenía quedinamizar la vida española. Por ello se situó en contra de cualquier mo-vimiento separatista, cualquier movimiento que pudiera amenazar, aun-que fuera de lejos, a la República.

202. «La opinión de Tartarin», Luz, 6 de julio de 1932.

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A Cataluña le criticaba su ambiciosa política económica, de ahí quellegara a decir:

Sería Cataluña la primera a volver a acostarse como un camello -según lafrase oriental- ante el dictador. Si el dictador, por burdo que fuera, tuvie-se alguna habilidad, volvería a encontrar los primeros apoyos en Cataluña.Y cuando practicase la clásica política dictatorial de corrupción por el pro-cedimiento tan conocido históricamente de Ferias o Exposiciones interna-cionales, que llaman la atención sobre el exterior para asegurar mejor elpoderío en el interior, Barcelona volvería a entrar con toda su alma en eljuego.

El dictador volvería a hacer de Barcelona unos de sus centros de corrup-ción política marcando hasta a los artistas, desde luego a los escritores,con la señal de su esclavitud por treinta dineros que todavía hoy llevan al-gunos como un resquemor catalanista. Y los republicanos catalanes se ex-cusarían nuevamente diciendo: no debe empezar en Cataluña la rebeliónpara no darle carácter de separatismo. Y, en efecto, las rebeliones se sus-citarían en Castilla.

Y para contar al fin con los republicanos catalanes habría que firmar otropacto de San Sebastián.203

En realidad, en los años en los que colaboró para Luz y los años dela República en España, todos los movimientos nacionalistas que empe-zaban a cobrar fuerza en España contribuyendo a una inestabilidad polí-tica, fueron duramente criticados, llamando a los españoles republicanosa luchar contra ellos. Los nacionalismos, sobre todo el catalán, tendían aacabar inexorablemente con la República y, por tanto, había que lucharen su contra:

Pobre España: cuando con retraso secular parece que logra concluir conlos reaccionarismos anacrónicos de la Monarquía, el Ejército y la Iglesia,el reaccionarismo actual, el nacionalismo, vía Barcelona, se inyecta paravivificar más lo muerto.

¡Republicanos que no tenéis aún 30 años: si es que no estáis picados to-davía de españolismo ni de catalanismo, de ningún «ismo»; si sois nadamenos que hombres, con que seáis nada más que republicanos, juntaos y

203. Ibid. El problema al que hace referencia Corpus es el que se planteó con el Estatu-to de Cataluña y por la decisión, en esas mismas fechas, de que fuera el puerto deValencia y no el de Barcelona el que actuara como puerto de Aragón.

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adelante, viva la República, es decir: por la República viva, contra la Re-pública de los fantasmas! 204

Su opinión sobre los nacionalismos se extrapola a lo largo de losaños en los diferentes artículos que escribió, dándole pie para reflexio-nar sobre ello, sobre los pros y los contras, para concluir que estos seoponían radicalmente a la idea fundamental de la República y, sobre to-do, que «la liberación de los pueblos no puede estar en los nacionalis-mos».205 Con respecto al nacionalismo catalán, su rechazo se basaba enlas características particulares del catalanismo; Barga no se oponía a sa-tisfacer las aspiraciones de libertad de Cataluña, pero sí se oponía al sen-tido, para él reaccionario, del catalanismo; reaccionario porque era na-cionalista. A sus ojos, el ataque que realizaban entonces los catalanes so-bre el tópico castellano de la unidad impuesta al resto de las regiones es-pañolas no se tenía en pie. No existían argumentos para admitir que Cas-tilla fuera una, ya que para él eran muchas; y con respecto al imperialis-mo castellano, a Cataluña también podía achacársele su ambición impe-rialista y colonialista a lo largo del Mediterráneo. Aunque no hubieraexistido el mismo poder, sin embargo, tanto a Castilla como a Cataluñales había movido el mismo interés. El nacionalismo catalán era un hecho,pero un hecho propiamente innato a los catalanes, un hecho biológico. Yera también algo naturalmente dañino, que se situaba directamente encontra de la inteligencia de los pueblos.

En 1931 realizará esta despiadada crítica:

Y en cuanto a la época actual, no se puede seguir razonablemente el cur-so de los acontecimientos en España si no se reconoce que es de una fal-sedad redonda, que ha venido rodando, presentar a Cataluña como la par-te liberal de España en contra de la España tiránica del centro. Precisa-mente ha ocurrido lo contrario. A partir del 98, los movimientos de reno-vación -políticos, sociales, intelectuales- han tenido un sentido hondo li-beral y avanzado en toda España, excepto en Cataluña. Los catalanes hancogido de la Europa moderna el revés de la democracia, lo más reaccio-nario: el nacionalismo.

El nacionalismo catalán ha sido también lo más reaccionario en España,porque los otros reaccionarismos españoles (el militar, el clerical) eran

204. Corpus Barga, «El hueso antediluviano», Luz, 12 de julio de 1932.

205. Corpus Barga, «El hotel de las cuatro naciones», El Sol, 16 de mayo de 1936.

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anacrónicos, estaban apelillados, ya se ha visto: mientras que el naciona-lismo catalán era y es biológico. Ha venido ejerciendo el chantaje casi fí-sico que ejercen sobre la inteligencia todos los nacionalismos.206

Por esta razón Corpus pensaba que en Barcelona, a pesar de ser unagran ciudad industrial, la más industrial de España en aquellos años, nose había desarrollado un movimiento republicano o socialista y sin em-bargo sí el sindicalismo, que era el único «problema» insoluble que exis-tía entonces en España; precisamente porque «el sindicato, con el senti-do que ha tomado en Barcelona, no es el instrumento universal ideadopor los teóricos franceses del sindicalismo, sino que es un localismo, unautonomismo, un separatismo obrero».207

Cataluña sacaba partido, además, de lo que podía de España recha-zando lo que no le interesaba. Barga criticó esa postura de autonomía, deun intento de despegarse del resto del país (cuando, por el contrario, eco-nómicamente exigían una ayuda al Ayuntamiento de Barcelona entoncesen déficit).

Pero no sólo el nacionalismo catalán aparece como punto de mirade sus críticas. Asimismo, los gallegos y vascos son apuntados con lamisma precisión. Básicamente eran lo mismo, pues lo peor de un nacio-nalismo era el ansia imperialista unido al carácter retrógrado cargado deprejuicios, que no podía conducir a nada bueno:

El destino del nacionalista puede cumplirse o no, igual que todos los destinos,pero no puede ser otro que el que conduce a la dictadura y a la guerra. Los na-cionalistas vascos son los que se plantean bien el problema. Los catalanistas,como los galleguistas, padecen confusionismo mental. Les falta cabeza.208

El nacionalismo se oponía, por tanto, al espíritu de hombre libreque debía ser para Corpus la esencia de la humanidad. Barga estaba porencima de cualquier nacionalismo. Quería, pretendía ser un ciudadanodel mundo y que el mundo entero formara una sola Constitución. Y si pa-ra eso hubiera debido renunciar a los valores españoles para él más va-liosos, habría sido capaz de hacerlo:

206. «Continúan los tópicos sobre Castilla», Crisol, 4 de julio de 1931.

207. Ibid.

208. Corpus Barga, «Cabezas de castellano», Crisol, 4 de agosto de 1931.

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Y eso quisiera yo: que fuese de todo el mundo, que en todo el mundo hu-biese una sola Constitución y un solo idioma, aunque tuviera que apren-der una lengua muerta para leer el Poema del Cid (...) Pero daría inclusola pérdida de estas obras y de otras más, íntimas de la venerable literaturaespañola; daría las catedrales de Burgos y de Toledo, renunciaría a losgrandes almacenes de antigüedades, a todo el espíritu del pasado, si fuesenecesario para que, en el presente, se encontrara un espíritu tan ancho co-mo toda la humanidad; para que, en la política y en la literatura, la huma-nidad hubiese alcanzado lo que se ha conseguido para el vulgo con la mú-sica, y para algunos pocos hombres con la ciencia.209

En la línea de esta idea barguiana de poder vivir en un mundo don-de sólo existiera una lengua y una misma patria para todos los hombres,nos encontramos con otro artículo, de tono más crítico y severo, en elque da su opinión ante la nueva aparición del periódico catalán L'Hu-manitat. Enseguida establece la relación de este periódico con otro fran-cés, L'Humanité, que ese sí aparecía ante sus ojos con la idea renova-dora y ejemplar de la búsqueda de una sola humanidad. El periódico ca-talán merecía todas las reprobaciones y sátiras de las que él hizo manoenseguida.

En el fragmento que reproducimos a continuación, como prueba de loque acabo de afirmar, Barga evitó los matices para censurar la política delperiódico catalán, se lanzó de lleno contra él y contra el espíritu catalanista:

L'Humanité propugnaba el esperanto; lo que no sospechó nunca es que undía se viera reducida a publicarse en un idioma entonces casi olvidado,como el catalán. Pero L'Humanitat, por algo se llama así, debe tener lamisma aspiración social que L'Humanité ha tenido siempre. Aspira, sinduda, a que todos los hombres se entiendan. Si empieza por ayudar a di-vidirlos con un idioma más, es para unirlos luego mejor. Retrocede paratomar carrerilla. La política de atracción y solidaridad del Sr. Companys,tan inteligente, resulta igual que la política de tanto burgués panfilo tipoRobres, el que hacía los hospitales, pero antes hacía los pobres.210

209. «Yo saludo al presidente de la Generalidad», Crisol, 15 de agosto de 1931. CorpusBarga le dio siempre suma importancia a la Historia. La Historia de un país, en to-das sus facetas, era lo que le daba valor. España tenía una herencia histórica tangrande que era el mayor bien que podía poseer.

210. «L'Humanitat», Crisol, 10 de noviembre de 1931.

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El nacionalismo como tal era comparable con las religiones y elefecto que estas producían en la sociedad: el chantaje. Pero el triunfo deese catalanismo de los años treinta en España había tenido también susconsecuencias positivas: el «haber hecho vibrar el sentimiento nacionalespañol sin la costra de la Monarquía».211 Porque, para Barga, el movi-miento general que se levantó en 1932 frente al nacionalismo catalán fueuna prueba más no de que España volviera a su espíritu monárquico, si-no de que España estaba unida en la República, de que la República es-taba prendiendo profundamente en España.

Lo que pretendía hacer Cataluña era casi como una vuelta atrás enla Historia de su país, era una provocación para que se produjera de nue-vo la situación del siglo XV, con sus querellas y conspiraciones, con lasluchas entre los antiguos reinos. Por esta razón, España y la Repúblicareaccionaban unidas frente al catalanismo. La actitud antinacionalista notenía nada que ver con la monarquía, sino todo lo contrario, unía a losespañoles en la República.

Con respecto a la marcha de Luz en la vida madrileña, fue buena du-rante un tiempo, aunque poco tardaría en verse afectada por el agrava-miento del panorama periodístico a finales de 1932. El periódico, en unprincipio pensado con unos propósitos de absoluta independencia de to-da empresa y poder político, tuvo que renunciar a estos preceptos cuan-do los problemas económicos se fueron agravando y la única salida quese encontró fue la venta de las acciones al monárquico Luis Miquel (co-propietario del diario Ahora), quien, como ya hemos visto al hablar deEl Sol, constituyó un trust periodístico con este periódico, con Luz y conLa Voz. Félix Lorenzo fue sustituido en la dirección por Luis Bello (Lo-renzo murió pocos meses después). Con este cambio las cosas fuerondistintas también para Corpus Barga. A pesar de las promesas de Bellode mantener la continuidad espiritual de Luz, ciertas transformacionesdefinitivas se produjeron y el director se decantó abiertamente por losprincipios socialistas.

En un momento dado, Luis Bello se negó a publicar uno de los tra-bajos de Corpus Barga, el que llevaba por título «El epílogo de Alo-mar», a pesar de que el escrito no decía cosas nuevas ni más subidas de

211. Corpus Barga, «El hecho diferencial de Tortosa», Luz, 5 de enero de 1932.

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tono que otros tantos artículos que había escrito y publicado en el mis-mo periódico.

Sin embargo, para Corpus este hecho tenía una importancia enormepues significaba una afrenta al principio básico por el que entendía quedebía regirse todo periódico: la libertad de expresión. Podía haberse so-metido a la voluntad de Bello, haber aceptado sin más problema y habercontinuado su colaboración en el periódico, manteniendo así el aspectoeconómico resuelto. Pero no reaccionó de esta forma. Ante la negativa deBello, decidió dimitir, por lo que este hecho tenía de síntoma grave deperiodismo estrecho y dogmático, de mordaza contra la libertad de ex-presión. Que esto sucediera en un periódico republicano y en pleno go-bierno de la República, lejos ya, se suponía, de aquellas prácticas propiasde la monarquía y de la dictadura, le pareció inadmisible.

El desencanto y la decepción hicieron mella en él y en todos aque-llos que, como Corpus, habían creído en el espíritu republicano e inde-pendiente de este diario. Por ello, su dimisión fue una actitud que mu-chos de sus amigos intelectuales y escritores defendieron y compartie-ron; pero otros no. Tal es el caso de Azorín que, aunque verdadero ami-go suyo, le reprochó su postura asegurándole que las cosas no habían su-cedido como él pensaba y que no debía haberse tomado tan a pecho loocurrido. Para Azorín lo ocurrido no representaba una censura, sino sim-plemente una discrepancia en los criterios y, a su entender, Corpus se ha-bía equivocado:

Querido Corpus Barga: llevo cuarenta y cinco años de periodismo. En mu-chas ocasiones no han podido publicarse artículos míos. Unas veces por-que no tenían mérito literario; otras porque no convenía a la marcha delperiódico. Unas veces comprendía yo la razón del caso; otras experimen-taba vivísima contrariedad. Cuando ocurría esto último tenía la cautela deponer una noche entre el hecho y mi resolución. Y ocurría que a la maña-na siguiente ya veía las cosas de otro modo. Hoy la actitud mía ante misartículos es de recelo y desconfianza; por eso le pedía yo a usted no hacemucho tiempo, en conversación privada, benevolencia para un periodista-yo mismo- que creía merecerla por sus largos trabajos. Todo se puedeperdonar, menos la vejación personal. Hablo por propia experiencia. Y ve-jación personal no ha habido, ni asomos, en Luz. Si la hubiese habido, porlo menos un camarada le hubiera acompañado en su actitud.

Siempre, con toda sinceridad, queriéndole,

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Azorín.Madrid, 10 noviembre, 1932S.c. Zorrilla, 19.212

Como consecuencia de este problema, en el mes de octubre de 1932Corpus Barga dirigió dos cartas al director del periódico, Luis Bello, conmotivo de su dimisión; dos cartas que fueron, en realidad, dos largas di-sertaciones sobre el sincero y profundo parecer de lo que debía ser paraél un periódico íntegro y también el verdadero periodismo. Éste debíareposar, por encima de todo y como máxima inherente, en la libertad. Sinesta libertad era imposible entender el periodismo.

En la primera carta expresaba sinceramente cuál era su opinión conrespecto al periodismo ministerial que había vuelto a España y la dife-rencia tan abismal que encontraba entre el periodismo español y el euro-peo e incluso el americano, que colocaba a su país muy por debajo delnivel deseado. Asimismo, el atraso en que se hallaba España, en lo querespectaba a la prensa y a las condiciones laborales de los periodistas,eran expuestas objetivamente, demostrando una vez más el profundo co-nocimiento de las condiciones y los distintos tipos de prensa que se da-ban en cada país. Además, le reprochaba a Bello la forma en que estabahaciendo las cosas en Luz y le acusaba de haber transformado el perió-dico en uno de derechas. Por último, una vez más Corpus Barga se con-fiesa en esta carta fiel a sus principios republicanos por los que había da-do todo y que adquirió en su juventud. Por ellos había sufrido persecu-ciones y encarcelamientos, además de otros problemas familiares. Sucompromiso y republicanismo se demuestra una vez más, esta vez de supuño y letra, pues al sincerarse con Bello se autodefine como «republi-cano puro», realidad que perduraría hasta su muerte.

En la segunda carta acusaba a Bello de haber comenzado en el pe-riódico una política partidista y seguía reprochándole el haberle negadola publicación de su artículo, pues, a su parecer, en él no había nada cen-surable. Explica que el faltar al principio básico de escribir y opinar li-bremente le había impedido rotundamente plegarse a la voluntad de Be-llo y por ello había preferido dimitir antes que someterse y aceptar estehecho totalmente lamentable e impropio de una República. Por lo im-portante del contenido de estas dos cartas inéditas, testimonio de las más

212. ACB.

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íntimas convicciones de Barga con respecto a su profesión, las hemospresentado en el Apéndice, documento 5.

Corpus Barga estaba por la libertad de los cronistas, por la redac-ción de artículos de opiniones contradictorias, por el pluralismo en elque, según él, debía basarse todo periódico. Y estas bases no se estabandando entonces en Luz. Sin embargo, meses más tarde la situación cam-bió radicalmente y se solucionó todo, con una mayor participación deUrgoiti en el periódico y el final de la campaña azañista. Lo que ocurriófue que Azaña había logrado hacerse con una prensa adicta, formada portres de los periódicos republicanos entonces, El Sol, La Voz y Luz, con elque Luis Miquel había formado un trust. Con la presidencia de Miquel yla gerencia de Luis Martín Guzmán, íntimo de Azaña, los tres periódicosapoyaron a partir de entonces la política de Azaña. Sin embargo, los pe-riódicos descendieron de tirada con el paso del tiempo y se convirtieronen una verdadera ruina y Luis Bello se vio abocado a abandonar la di-rección de Luz, en 1933, pues Miquel ya no estaba de acuerdo con la lí-nea prosocialista que éste estaba dando al periódico. Ante el desastreeconómico que se avecinaba fue Urgoiti, a petición de Luis Miquel,quien se encargó de los periódicos, observándose enseguida un cambiode línea, criticando a Azaña y a los socialistas. Se consiguió, así, que aca-bara ese período en que Luz había sido el periódico del Gobierno y quevolviera el espíritu republicano independiente de antaño.213 Por ello ibaa velar su nuevo director: Corpus Barga.

Desde el mes de junio de 1933 y hasta el 7 de diciembre de 1934,Luz estuvo en la calle y Corpus Barga fue su director. Desde el primermomento se produjo un cambio: la portada del periódico sufrió unatransformación y el contenido también. El periódico se vendía al preciode 10 céntimos y tenía quince páginas. La portada contaba con dos pá-ginas, la de la izquierda, que llevaba el nombre del periódico, en grandesletras negras, y una cita, cada día diferente, formulada por diversos per-sonajes importantes. La página de la derecha servía para las fotos de di-ferentes noticias.

213. María Cruz Seoane, «Las empresas periodísticas y el poder en la II República»,Presse et pouvoir en Espagne 1868-1975, Maison des pays ibériques-Casa de Ve-lázquez, 1996, pp. 151-164.

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El interior se vio enriquecido con páginas sobre espectáculos, trans-portes, Madrid capital, el extranjero, los deportes, los toros y el arte. Loscolaboradores asiduos de la revista seguían siendo los mismos que antes:grandes escritores e intelectuales del momento adscritos a la causa repu-blicana. Tal era el caso de Rafael Alberti, que le escribía estas dos cartasinéditas al director de Luz:

Moscú 12 sep 1933Querido Corpus: le mando esos otros artículos. La continuación de uno deellos la recibirá mañana. He hablado aquí de su viaje. Van a tratar de arre-glarlo. Recibirá usted una carta de Teodoro Kelgin, catedrático de españolen Moscú, persona de toda confianza, gran amigo nuestro. En ella le con-tará los resultados de las gestiones.Quisiera que usted le pagara a mi madre cinco artículos: Le mando a ellaun recibo, que presentará en la redacción de Luz. Mañana salgo para el in-terior de la Unión Soviética: Bakú, Tigris, el mar Caspio, etc. Le mandaréartículos más interesantes aún que los del Congreso. Después, por Odessasaldré para Turquía, Grecia, Italia, España. Le seguiré enviando cosas. Pe-ro necesito que usted pague a mi madre enseguida para que pueda enviar-me el dinero a Stambul. Se lo agradecería.Ya le escribiré más extensamente.Le saluda y abraza su amigo

Rafael AlbertiLas señas siempre:MORPBoite póstale 850Moscú

Querido Corpus:ese artículo que le envío sobre un oficial del ejército rojo creo que tiene in-terés: es la historia viva de Rusia. Este oficial ha venido a mi cuarto a con-tarme su vida. Si no lo publica, no me pierda el artículo.Le saluda y abraza

R. Alberti

Ahora bien, esta nueva etapa en su vida y en la de Luz se abre conotra polémica: esta vez es el enfrentamiento entre Barga y Zugazagoitia,o lo que es lo mismo, entre republicanos y socialistas. Los problemas ha-bían empezado cuando Jualián Zugazagoitia, director de El Socialista,acusó a Luz, desde las páginas de su periódico, de estar metido en nego-

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cios sucios; además, declaró que La Nación había despedido a Barga ypor ello éste había entrado en la dirección de Luz. Sin embargo esto noera cierto. Lo que había ocurrido realmente era que el periódico bonae-rense había reducido su agencia de Madrid, conservándole un sueldo,aunque modesto, a Corpus. Además, antes del anuncio de la reducciónde La Nación ya Barga había decidido aceptar la dirección de Luz. A loscontinuos ataques de Zugazagoitia, Corpus Barga contestó:

Y ahora vamos a ver, Zugazagoitia: ¿no te da vergüenza elegir siempre laexplicación más baja? ¿No te da vergüenza de ti mismo? ¿No te mirasnunca al espejo? ¿Cómo puedes dudar de que un periodista republicano nonecesite encontrarse sin trabajo para lanzarse, si se le presenta la ocasión,a la empresa de hacer un periódico como lo ha deseado toda su vida? ¿Vasa negar la autoridad y la libertad con que yo he cogido la dirección deLUZ? ¿No te he dado y te estoy dando particularmente a ti pruebas deello? ¿No va a ser posible sacar la política española de los chismes de por-tería en que la tenéis metida ahora los que os llamáis socialistas más aúnque los republicanos, a pesar de que los republicanos han tenido siempreeste defecto?214

El director de El Socialista y el de Luz se intercambiaron a lo largode ese verano de 1933, agrios artículos en los que en muchas ocasionesllegaron a desacreditarse de manera muy dura. Consecuencia de esta po-lémica fue el duro debate público, en la Casa del Pueblo de Madrid, enel que se enfrentaron los dos oponentes. Corpus continuó contestando deforma mucho más acalorada en los artículos que le dirigió posterior-mente desde Luz, al igual que hizo Julián Zugazagoitia, quien llegó a lan-zar acusaciones muy graves contra Barga. Dos de estos artículos se en-cuentran recogidos en el Apéndice, documento 6. Uno de ellos es de Zu-gazagoitia, en el que desacredita despiadadamente la persona y el trabajode Corpus Barga, y el otro es de Corpus, que le sirvió de respuesta. Fueal periódico El Socialista a quien Barga criticó y dio los mayores ataques,acusándole de no tener nada de socialista, de ser un periódico de espíritupequeño burgués, de ser un diario ministerial de la más vieja escuela.

Continuando con estos años treinta, desde su punto de vista, Espa-ña se había perdido económicamente precisamente a causa del socialis-mo. Por ejemplo, en 1933, explicó en sus artículos que la falta de espíri-

214. «El ex socialista», Luz, 13 de julio de 1933

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tu de los hombre políticos y de los hombres de empresa españoles habíansido la causa de la depresión económica que vivía el país en aquellos mo-mentos. La culpa de que estos hombres con tan poco espíritu predomi-naran la tenía, sin duda, el socialismo, ya que había favorecido la apari-ción de empresarios apocados y políticos con falta de espíritu, lo que ha-cía que el país careciera de una clase burguesa bien definida (que podíahaber sido el apoyo de la República).

El socialismo, verdadero parásito del Estado, había promulgadocon su doctrina el rechazo hacia los hombres de empresa (por lo que es-tos tenían de creadores de riqueza). Además, el socialismo ya no era enaquellos años lo que había sido o lo que había buscado siempre ser. En-tonces ya no representaba al espíritu obrero, sino que representaba al go-bierno de la Administración ya vieja y anticuada. En definitiva, queríadecir todo lo que había de malo en la España de los años treinta.

Una vez terminada esta polémica, Corpus Barga se dedicó por en-tero a la dirección del periódico y a participar intensamente en activida-des culturales y sociales de apoyo a la República. Asistía a conferenciasimpartidas por otros intelectuales y escritores, al homenaje a Julián Sanzdel Río que se celebró en Torrearévalo, acudió a los actos celebrados enel Ateneo, como la sesión en la que se comentó la novela Los visionariosde Baroja (en abril de 1933). En julio de este mismo año formó parte delComité español de ayuda a las víctimas del fascismo presidido por LuisJiménez de Asúa y entre los que estaban, también, Unamuno, ClaudioSánchez de Albornoz o Américo Castro. El 8 de mayo de 1934 pronun-ció, en la II feria del Libro, una conferencia sobre «Los caminos de laspáginas». Asimismo, realizó diversos viajes por la geografía española y,sobre todo, por la provincia de Córdoba.

Ya el día 7 de noviembre de 1934 Luz tocaba a su fin.215

Sus trabajos en otros periódicos

Corpus Barga fue nombrado director de la agencia que La Nacióntenía en Madrid en 1931, año del advenimiento de la Segunda Repúbli-

215. Para saber más sobre la accidentada trayectoria del periódico y sobre su final, verMaría Cruz Seoane, «Las empresas periodísticas y el poder en la II República»,Presse et pouvoir en Espagne, op. cit.

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ca en España. En los años que siguieron a esta fecha dominó en sus artí-culos un tono más «comprometido» con la causa republicana. Su alegríapor la nueva situación española no podía ocultarse en sus escritos, desdelos que no dejaba de expresar su deseo de que a ese cambio político lesiguiera otro igualmente decisivo de la sociedad española.

A partir de 1933 escribió constantemente para este diario, hasta quea mediados de 1937 dejó de hacerlo a causa de la postura que La Naciónadoptó ante la República. El periódico venía manifestando desde tiempoatrás su simpatía por la España antirepublicana, conservadora. Sin em-bargo, hasta que esto sucedió, Barga nos dejó una larga serie de escritosde compromiso absoluto, en los que la situación política española eracuestionada una y otra vez. La intensa actividad social de estos años setrasladó a las páginas del diario. Por ello, nos encontramos con artículosdedicados a la literatura, el teatro, la novela, la pintura y la política es-pañola. Sin perder de vista su país en ningún momento, en ocasiones re-alizó estudios comparativos con diferentes países europeos. A pesar detodo, fue éste un período completamente «españolista» y republicano.Estaba en España y hablaba principalmente sobre ella.

También por estas fechas Corpus volvió a disfrutar de la direcciónde un periódico. Esta vez se trataba de un semanario que fue planeadopor él en estrecha colaboración con su amigo Arturo Soria Espinosa: setrataba de Diablo Mundo. Con este sugestivo nombre llamó nuestro pe-riodista a su periódico, que salió siendo él director de Luí. Sin embargo,el semanario no tuvo una buena marcha y duró muy poco tiempo: tan só-lo nueve números salieron a la luz.216 Pese a ello, se erigió como un buenperiódico de intelectuales republicanos que, desgraciadamente, no logrósobrevivir lo suficiente.217

¿Es socialista o fascista? -pregunta ahora la gente en España a todo lo quesale a la vida pública. Hay que contestar. A eso se llama «definirse». EnEspaña, como en todas partes, se vuelve a definir lo singular en plural. Nose pide ya ser algo propio. Lo propio es ser algo de todos. Ir adonde va lagente. Ser Vicente.

216. «Nueva Prensa» fue la empresa que hizo posible la existencia del semanario, en laque Corpus Barga tenía también algunas acciones.

217. Para todo lo referente a Diablo Mundo, ver Nigel Dennis, «Diablo Mundo»: los in-telectuales durante la II República, Madrid, Fundamentos, 1983.

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Si este semanario que hoy ofrecemos al lector fuera nacionalista, fascista,socialista o comunista, ningún título más expresivo que el de «Vicente»para definirlo. Pero no venimos a «definirnos», es decir, a confundirnos ya confundir a los demás, sino al contrario, en este DIABLO MUNDO pro-curaremos por encima de los prejuicios y por debajo de las palabras, ente-rarnos y enterar al que nos leyere de lo que son las cosas de que tratemos,lo que piensan y representan las personas a que nos refiramos y lo que nos-otros pensemos libremente de ellas.218

Con dos textos escritos por el director del periódico, Corpus Bar-ga,219 se presentaba la portada de este emblemático semanario llamadoDiablo Mundo. En la cabecera, en letras capitales y en negrita se leía cla-ramente el nombre del director. En la portada, entre los dos textos denuestro periodista, se encontraba una foto-montaje de Benjamín Falen-cia. En ella, un gran globo del mundo iluminado en el Universo por unquinqué que sostiene en la mano un hombre embozado con gabán. Dia-blo Mundo venía así a iluminar a los lectores en la oscuridad y confusiónen que se estaba sumiendo España. Los significativos versos de Baude-laire que se incluían en la primera plana venían a corroborar esta idea.

La Redacción y Administración se encontraban en la calle Cons-tantino Rodríguez, n° 4. Su primera aparición tuvo lugar el 28 de abril de1934, es decir, ocho meses antes de la desaparición de Luz. Las inten-ciones con las que había sido creado eran las de reafirmar los principiosrepublicanos entonces en entredicho ante la delicada situación política, yalertar a los ciudadanos del peligro que la República sufría. Corpus bus-có con Diablo Mundo rehacer la nación desde la República. Además, elsemanario debía ser independiente de cualquier poder político y debíaestar al servicio de la República. Con ese objetivo había sido pensado:«Somos, pues, también totalizadores y exclusivistas. Somos total y ex-clusivamente republicanos.»220

Salió a la luz con un precio relativamente alto para la época en quese encontraba: 40 céntimos. Sin embargo, esta medida obedecía precisa-mente al objetivo primordial del periódico de ser completamente inde-pendiente del Estado o de algún partido político.

218. Corpus Barga, «Todo ante uno», Diablo Mundo, 28 de abril de 1934, n°l.

219. El ya citado «Todo ante uno» y «Crisis».

220. Corpus Barga, «Todo ante uno», Diablo Mundo, n° 1, 28 de abril de 1934, p. 1.

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Diablo Mundo contó con una importante campaña publicitaria,anunciando además una lista de los grandes intelectuales que iban a par-ticipar en él. En ella se encontraban nombres como los de Federico Gar-cía Lorca, Rafael Alberti, María Zambrano, José Bergamín, Jorge Gui-llen, Juan Chabás y otros. Lamentablemente, ante la breve duración delperiódico sólo algunos de estos escritores pudieron colaborar en él. Talfue el caso de Max Aub, Guillermo de Torre, Vicente Aleixandre, EdgarNeville, José María Quiroga Pía, Rafael Alberti y Dámaso Alonso, porcitar algunos.

Se anunciaban diferentes colaboraciones en biología, medicina,economía, literatura y arte, incluyéndose dibujos de Benjamín Falencia.La diversidad de temas fue otro logro añadido al que se sumaron las co-rresponsalías de Antonio Marichalar en Francia, Eugenio Imaz en Ale-mania y Fernández Arnesto en Inglaterra. En definitiva, se buscaba unperiódico de corte europeo.

Corpus Barga, aun siendo su director, escribía también en sus pági-nas. En cada uno de los números de Diablo Mundo apareción un artícu-lo suyo.221 Todos ellos giraban en torno a la República, el peligro que laCEDA suponía y la situación en España, además de deleitar a los lecto-res con sus opiniones acerca de Europa.

Sin embargo, el final del diario llegó antes de lo previsto, porqueCorpus fue demasiado lejos en sus artículos con respecto a ciertos temasde la actualidad política. Diablo Mundo pecó de imprudente a la hora deinvolucrarse en ciertos temas, implicándose demasiado con una posturaque llegó a ser agresiva en muchas ocasiones: se hizo una campaña dedesprestigio contra la figura de Calvo Sotelo, para Corpus la verdaderaamenaza de la República junto a Gil Robles. Las críticas a este persona-je fueron tan fuertes que muchos de los que lo apoyaron en un principio,terminaron dándole la espalda para no verse involucrados. Y sin la ayu-da económica, no podía haber periódico. Por esta razón Diablo Mundoacabó cuando apenas había empezado.

221. Los números salieron en las siguientes fechas: n° 1, el 28 de abril; n° 2, el 5 de ma-yo; n° 3, el 12; n° 4, el 19; n° 5, el 26; n° 6, el 2 de junio; n° 7, el 9; n° 8, el 16 y n°9, el 23 de junio.

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Continuador o sustituto de Luz, el Diario de Madrid salía a la calleen diciembre de 1934, un mes después de la desaparición de su predece-sor, al precio de 25 céntimos. De gran formato, con 8 páginas, buen nú-mero de anuncios y fotos y en edición de noche, el futuro de este perió-dico no fue, sin embargo, muy halagüeño y duró exactamente un año. Sudirector fue Fernando García Vela y la Redacción y Administración seencontraba en Narváez, 72.

Corpus Barga colaboró en él desde el principio, con artículos varia-dos en los que encontramos descrita la realidad nacional y también las no-ticias de política internacional. Son artículos en los que predominaba untono desencantado de la vida, influido por los acontecimientos sociales ypolíticos tanto de España como de Europa. Dedicó también algunos de susartículos a Madrid. Pero quizás la tónica de estas publicaciones es la con-tinua vuelta atrás: rememora su viaje en Zeppelin, su viaje por Bretaña osu primer encuentro con de la Cierva con motivo de la primera salida delautogiro; como siempre, no faltó la palabra justa para referirse a españolesy franceses y tampoco podrá disimular, una vez más, su pasión por volar.

Además, publicó una serie de artículos que narraban su historia conla rusa Lydia Stahl, a la que conoció en sus primeros años en París y queen 1935 fue detenida en Francia por espía rusa y condenada a cinco añosde prisión. Lo más curioso de los artículos es que se autodenomina Me-nipo, pues en aquellos años de principios de siglo él era ese Menipo delcuadro de Velazquez que había saltado a la calle.

Con respecto a Cruz y Raya, revista política fundada y dirigida porJosé Bergamín, salía a la luz el 15 de abril de 1933 y duró hasta junio de1936 (contó con 39 números). «Revista de afirmación y negación» (en lacubierta aparecía un signo «más» y un signo «menos»), proclamaba uncatolicismo progresista. En contra de la idea católica que representaba laCEDA y José María Gil Robles, Bergamín se situaba también en oposi-ción a la política de Azaña; era republicano y demócrata, abierto a lasnuevas ideas.

En su revista, abierta a la intelectualidad, se dieron cita todo tipo deescritores.222 Entre ellos figuró la aportación de Corpus Barga en el nú-

222. Jean Bécarud, Evelyne López Campillo, Los intelectuales españoles durante la IIRepública, Madrid, Siglo XXI, 1978.

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mero dos de la revista, con un artículo dedicado a Ortega y Gasset, en elque hablaba de su personalidad, de su formación filosófica y de lo quehabía representado en la España de aquellos años.

En lo que se refiere a La revista de Occidente, en esta época tuvouna vida muy corta, llegando concretamente hasta la guerra civil. CorpusBarga continuó con sus colaboraciones en ella, en las que persistían, co-mo en el período anterior, las críticas literarias. Realizó un homenaje porla muerte de Valle-Inclán y también un largo ensayo, publicado en variosnúmeros, en el que hablaba sobre las relaciones entre la política y la li-teratura en España, la revolución rusa, la literatura soviética, y analizabadiferentes novelas de intelectuales franceses como Louis Aragón o An-dré Malraux.

Con respecto a las colaboraciones que hemos podido constatar enOasis, ascienden solamente a dos artículos. Ambos están dedicados algran viaje que realizó pocos años antes en el Graf Zeppelin. En los artí-culos, de los meses de marzo y septiembre de 1935, narra aquellos re-cuerdos de su viaje con minuciosidad y con nostalgia.

En 1936, Corpus resuelve comenzar su relación con El Sol, que yano pertenecía a aquellos que lo tenían cuando había dimitido. Empezó aescribir en él unos artículos de sus viajes por París, Viena, Budapest, Bu-carest y Rusia. Así se había anunciado la feliz vuelta del periodista:

Vuelve a reanudar su labor en estas columnas nuestro antiguo y queridocolaborador Corpus Barga. Emprende ahora este escritor una serie de via-jes por el mundo. Sus primeras visitas han de ser para los países de la vie-ja Europa, que él supo interpretar de manera tan certera. De cada uno delos puntos por que pase en su larga peregrinación enviará, reflejadas entantas otras crónicas, sus impresiones a nuestros lectores. La elegancia quesupo imprimir a este género periodístico, la crónica, le han hecho ser unode sus más felices cultivadores. Los lectores de El Sol tienen buena prue-ba de ello.223

En las crónicas de estos viajes Barga analizaba la situación políticay social de Austria, se paseaba por Viena desmenuzándola desde todos

223. Nota preliminar al artículo de Corpus Barga, «Una vuelta por Europa. Otro París.¿Otra Francia?», El Sol, 28 de abril de 1936.

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sus ángulos, para llegar a Budapest, en donde nos hablaba de sus pisci-nas de aguas termales, de sus bañistas, pero también de la realidad polí-tica y de la estratégica y delicada situación geográfica.

Por Bucarest paseó también a los lectores, llevándoles de la manopor su recorrido histórico y trazando la trayectoria política de Rumania,analizando las razas que convivían en aquellos lejanos años en Transil-vania, así como las artes populares, iglesias y monasterios.

Otra escala fue Besarabia, de aldeas pobres, razas mezcladas y malafamada. Sin embargo, para Corpus muy especial, porque en ella habíaalgo, y muy importante, que le hacía pensar en España: «su cielo -¡quécielo!-, tan español; sus amaneceres ardorosos en el camino, recuerdana los de España, sobre todo cuando las carreteras españolas eran polvo-rientas.»224

Y por fin, Rusia. A la que llegó sin ideas preconcebidas, sin prejui-cios:

...como un hombre libre, como he procurado ir siempre a todas partes, co-mo acabo de visitar otras naciones en esta vuelta que voy dando por Eu-ropa.

(...)Durante el viaje seguiré trabajando, naturalmente, en mi oficio de cronis-ta; pero no pretendo ser el cronista de la nueva sociedad rusa, de sus vir-tudes o de sus vicios. Soy un cronista de periódicos, es decir, de días tansólo. «¡Oh Alcázares! ¡Oh días!», exclamó el poeta. Mi crónica no inten-ta llegar a más que a decir cómo están al día los alcázares que idean loshombres. Y para llegar a esto, que parece tan fácil, no hay que hacerlo aposta. Hay que caer como de la luna, hay que preguntarse a cada paso: ¿Enqué país estaré?, y a lo mejor resulta que, efectivamente, se está en el paísindicado por la geografía. Al ir a conocer la Unión Soviética empiezo porolvidarme de que su régimen es comunista; no me importa, por lo pronto,saber cómo es; cuando fui a conocer Francia no me detuve en el letrero de«Liberté, legalité, fraternité», que se ve, al pasar, en las iglesias. Otros pa-sos fueron los que me llevaron a aprender qué es realmente la libertad enFrancia.225

224. «A orillas del Dniéster», El Sol, 1 de julio de 1936.

225. «Ante el país de los soviets», El Sol, 2 de julio de 1936.

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Recorrió sus pueblos más pobres, la geografía más desconocida,hasta llegar a Odesa, que describió con detalle, así como sus habitantes,calles y costumbres. Narró su viaje a Sebastopol en barco y por la costade Crimea, todo ello con hermosas y completas crónicas, deliciosas pa-ra la lectura y llenas de detalles interesantes para el lector de entonces yel de ahora. Y muchos más recuerdos de sus viajes había prometido, pe-ro el estallido de la guerra civil en España fue motivo suficiente para de-jarlo todo por esas tierras y viajar a su país. El Sol ya no pudo incluir ensus páginas los valiosos escritos de Corpus, pues la reducción de páginasse había impuesto y la guerra civil vino a poner punto final a una inesti-mable e interesante última etapa en este periódico.

De vuelta en París, Corpus continuó relacionándose con los grandesescritores y políticos de aquellos momentos: Jaurés, Guesde, Trotski oHitler, son algunos de aquellos importantes nombres que Barga conociópersonalmente y sobre los que escribió:

Por deber profesional he contemplado en alguna hora de su triunfo a lostribunos más populares de nuestra época: a Jaurés, que parecía un vaciadode escultura más que un hombre de carne y hueso; a Guesde, a quien sumujer no pudo sobrevivir y que era tan querido de los obreros de París por-que era tan parisiense como ellos; a Snowden, que se hace el antipático; aTrotski, el severo; a Mussolini, que siempre ha hablado desde su pedestal;a Hitler, a Goebbels, los ultrademagogos; a los viejos tribunos españoles,a aquel Salmerón, pluscuamperfecto, más aplaudido cuanto menos se lecomprendía.226

En estos años en París trató con Rapporport, así como con Maia-kowski y Kerensky. Picasso le presentó a Jean Cocteau y a Erik Satie conmotivo del estreno de Parade, del que el pintor era autor de los decora-dos y los trajes; Cocteau lo era del libreto y Satie de la música. Pero nosólo ellos, sino otros muchos más de los habituales al café de La Roton-de de París, como Juan Gris, Modigliani, Apollinaire o Diego Rivera, es-tuvieron también en su círculo de amigos.

226. Corpus Barga, «Dom Sturzo en Madrid», Luz, 1 de septiembre de 1934.

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CAPITULO V

LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA. EL EXILIO

En el Madrid de la Guerra Civil. El compromiso de Corpus Bargacon la República española

Para Corpus Barga, la Guerra Civil española había significado, «...una solemne estupidez nacida de la falta de inteligencia predominantehasta hace poco tiempo en los españoles».227

Y es que tras el fracaso que supuso la República española, la Gue-rra civil vino a continuarla como desenlace esperado del proceso ideoló-gico y sociopolítico en que vivía sumergida España en aquellos años.Aunque Europa fue la primera sorprendida con esta guerra y ningún pa-ís contribuyó formalmente a su génesis, sin embargo, la crisis europea yla crisis habida en estos años treinta en todo el mundo, contribuyeron de-finitivamente aunque indirectamente en el estallido de la crisis en Espa-ña; de la misma forma que la guerra española repercutió seriamente enlas relaciones internacionales de los Estados europeos.228 Asimismo, el

227. Extraído de la entrevista de Gonzalo de Bethencourt a Corpus Barga «En Lima, conCorpus Barga», publicada en Pueblo, 9 de mayo de 1975.

228. Las grandes potencias tenían sus propios intereses en esta guerra. No hay que olvi-dar el estratégico lugar geográfico que ocupaba España y el papel tan importante

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ambiente cada vez más caldeado, por diferentes motivos, en que vivía in-mersa la población española, desencadenó la precipitación de los poste-riores y trágicos acontecimientos. Pero, además de las causas internas, lasituación mundial influyó de forma definitiva en el desencadenamientode la guerra civil. España se vio profundamente determinada por el pa-norama de crisis mundial y por el fascismo, ambos signos característicosde los años treinta.

En lo que se refiere al terreno artístico, los intelectuales, entre losque encontramos también a Corpus Barga, habían sufrido un cambiofundamental en la forma de entender la creación literaria y artística, cam-bio producido como consecuencia de los momentos sociales que se vivían.El cambio de mentalidad de escritores e intelectuales en España es, pues,una realidad imposible de separar de la actitud personal de Corpus.

En los años veinte había sido lo que llamó Ortega «la literatura des-humanizada» la que había alcanzado su auge. La generación del 27 su-puso la renovación poética proveniente de las corrientes vanguardistasdel ultraísmo y del creacionismo. Tanto Ortega como la generación del27 hicieron posible la proliferación de poetas y, sobre todo, de prosistas,que consideraban el arte como algo independiente de la realidad y comopura creación, enfocado a un público capacitado para comprender estostextos en los que lo importante no era el qué sino el cómo. Se trataba deuna literatura de minorías.

que podía llevar a cabo en caso de guerra general. Además, los dos ejércitos espa-ñoles enfrentados necesitaban buscar fuera del país la artillería, la aviación y loshombres necesarios para librar este combate de nacionales y republicanos. La in-tervención de los cuatro Estados más importantes -Alemania, Italia, Francia y GranBretaña- en la guerra de España, suponía un grave conflicto entre ellos. Pero, co-mo explica Pierre Renouvin, a todos ellos les interesaba intervenir, de una forma uotra, en aquella guerra civil, porque «... El asunto español es un aspecto de los con-flictos ideológicos que oponen en Europa los regímenes políticos fascista, comu-nista y democrático. Abre importantes perspectivas, desde el punto de vista estra-tégico, ya se trate del control de las rutas marítimas en el Mediterráneo y en elAtlántico, ya del paso del estrecho de Gibraltar. Por último, desde el punto de vis-ta económico, ofrece oportunidades muy interesantes, puesto que los grandes Esta-dos, que realizan entre sí una carrera de armamentos, pueden tratar de asegurarseel suministro de materias primas para sus industrias metalúrgicas en este país, ricoen mineral de hierro y piritas» (Historia de las relaciones internacionales (siglosXIX y XX), Madrid, Akal, 1990, p. 1021).

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Sin embargo, a finales de los años treinta, la actitud meramente es-tetizante se fue abandonando progresivamente y la literatura empezó aacercarse cada vez más a la vida. Las circunstancias políticas y socialesde esta década transformaron a la mayoría de escritores y así surgió ca-da vez con más fuerza la novela de contenido político-social.

Como explica Ignacio Soldevila,

... la disgregación empieza a partir del fin de la primera dictadura en 1930,cuando el compromiso político comienza a modificar actitudes y a sacarde la campana neumática a algunos miembros de la generación que, entre1930 y 1936, van modificando, junto con su trayectoria ciudadana la lite-raria, roto el compartimento estanco entre ambas. Otras veces, la inmer-sión en la vida social y política del momento hace más que modificar laevolución literaria: la interrumpe, en ocasiones para siempre; otras, du-rante un largo período. Desde el estallido de julio de 1936, la generación,físicamente dispersa a los cuatro vientos del mundo, mermada de hombrestan importantes como García Lorca en la poesía y la dramaturgia, no seráya más que memoria de una edad de oro.229

El ambiente prefascista, el régimen soviético, la subida de Hitler alpoder, el desastre de la Banca de Nueva York y los acontecimientos quehabían acontecido en España -la República, las sublevaciones, las huel-gas, el estallido de la guerra civil-, necesariamente transformaron laperspectiva de la novela y la poesía. Además, la decisiva influencia delmodelo ruso en la situación de las clases populares e incluso el mismopueblo ruso como elemento provocador del pueblo, movieron indiscuti-blemente a los intelectuales a un cambio profundo de actitud.

Corpus Barga también se vio afectado por este cambio. Aunque nose dedicó a la novela en estos momentos, sus artículos estaban compro-metidos y relacionados casi siempre con los acontecimientos sociales enlos que se inscribían. Su vida estaba dedicada a la causa republicana. Enel mes de abril de 1936 había comenzado un largo viaje por la URSS(trabajando para El Sol, y ante la inminente muerte de Gorki) visitandoantes Hungría, Austria y Rumania. Había viajado hasta estos países en-viado por la República para dar una serie de conferencias; querían atraera los judíos de origen español. Tras el anuncio del estallido de la guerracivil en España, volvió de nuevo a su país.

229. La novela desde 1936, Madrid, Alhambra, 1980, p. 36.

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Durante los meses en que estuvo viajando por los diferentes paísesde Europa, su mujer y sus hijos se quedaron en el pueblo de la familia,en Belalcázar, en la Casa Grande. Allí pasaron una larga temporada has-ta que estalló la guerra civil. Precisamente, el día 18 de julio de 1936,Rafaela, la hija de Corpus, le escribía unas líneas (hasta hoy inéditas) asus padres desde Belalcázar (Marcelle se encontraba en París, en dondedebía reunirse con su marido) para tranquilizarles y ponerles al día decuál era la situación allí:

Aquí se está muy bien, asesinatos, revoluciones, tengo ganas de hacermeamericana. Hoy oí hablar al ministro de Gobernación, dice que hay abso-luta tranquilidad en toda la península, que ese conato de revolución no haencontrado eco y que el ejército, mejor dicho, esa porción de ejército lle-vado de la pasión política, ha olvidado el deber contraído con la Repúbli-ca, etc, etc. Aquí está todo absolutamente tranquilo y como conozco a ma-má quise mandar un telegrama diciéndoos que no os asustarais, pero lo hedejado temiendo que surgiera efecto contrario.230

Sin embargo, la tranquilidad debió durar muy poco, porque, segúnJoaquín Chamero Serena, los nacionales tomaron el pueblo de Belalcá-zar el día 19 de julio de 1936. Desde esta fecha hasta el 14 de agosto, díaen que los republicanos ganaron Belalcázar, los hijos de Corpus perma-necieron «secuestrados» allí; Serena explica que,

... en concreto fue la noche del 14 al 15 de agosto cuando se vencieron las úl-timas resistencias refugiadas en el Ayuntamiento, pero la calle en donde estáubicada la Casa Grande fue liberada el mismo día 14. Según cuentan algunaspersonas que vivieron esos momentos, rápidamente unos republicanos lleva-ron a Madrid a los hijos de Corpus, siguiendo instrucciones recibidas.231

Efectivamente, Corpus hizo todo lo necesario para poder sacar a sushijos del pueblo tomado por los nacionales. Años más tarde, Rafaela, suhija, lo recordaba así:

Dormíamos todavía cuando el Rubio, un criado, entró a nuestros cuartosgritando: «hay tiros, ay señoritos, levántense». Efectivamente que había ti-ros y muchos. Hacía ya un calor tremendo, una luz brillante, era tal el ca-

230. ACB.

231. Carta de Joaquín Serena Chamero, 30 de noviembre de 1999.

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lor que cuando se miraba a lo lejos la luz temblaba como cuando hierve elagua en una olla. Había un silencio que sólo interrumpía el tiroteo y a lo le-jos una voz de hombre que cantaba flamenco, qué belleza. Me dio una im-presión de paz total. No era el caso, eran los republicanos que atacaban Be-lalcázar, hacía más de un mes que estábamos en poder de los fascistas, mihermano y yo prisioneros en la Casa Grande. La batalla fue tremenda, me-tieron fuego al pueblo con los coktail molotov, ahí vi por primera vez lamuerte, fea y grotesca, (palabra ilegible) tenía media cara volada y con la ma-no derecha se agarraba su media barba. Los republicanos nos trajeron a Ma-drid, no sin muchas dificultades antes y fuimos a casa de la hermana de mipadre y éste ya estaba en Madrid, buscando la manera de sacarnos de Be-lalcázar. Mi madre estaba todavía en París con tifoidea, padre no le dijoque estábamos con los franquistas, nos creía en Madrid con los nuestros.

Tras sus viajes por el extranjero, Corpus Barga se implicó definiti-vamente con todo aquello que suponía un compromiso absoluto con laRepública. En sus frecuentes momentos de residencia en la capital fran-cesa -entonces vivía a caballo entre París y Madrid-, seguía recibiendoel correo de sus amigos españoles, que vivían sus propias circunstanciasdebidas a los delicados momentos que estaban teniendo lugar en Espa-ña. Tal era el caso de Pío Baroja, que le escribió esta carta inédita a suamigo Barga (ACB):

20 Agosto

Amigo Corpus: Estoy ya hace un mes en San Juan de Luz. Tuve que es-caparme de Vera porque parecía que no estaba uno allá muy seguro. Aho-ra veo la entrada en España difícil, aquí me dicen los españoles que loscarlistas tienen malas intenciones para mí. Tampoco tiene uno simpatíasen el Frente Popular.¡Qué porquería de política! Es el idiotismo llevado a sus últimas conse-cuencias. Como hay la glosofobia y el muermo debía de haber la peste delos políticos. Yo que he tenido la aspiración de vivir fuera de la política delas circunstancias en todos sus lugares comunes. Ahora la emigración, lasbarbas blancas, etc. Es un asco.Como estoy temiendo que esto va a durar para mí al menos bastante vayaVd viendo si hay en París algún rincón donde poderse ganar la vida. Estode San Juan de Luz es muy aburrido y ya de vivir fuera, preferiría si fue-ra posible París a una aldea.

De Vd afmo amigoPío Baroja

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señas: Rué Axular-Restaurant du Petit-Pont

San Juan de Luz

B.P.

Su compromiso varió a lo largo de su vida, según en el momento enque se encontraba y lo que las circunstancias requerían de él. Durante laguerra civil española, Corpus actuó como intermediario de las Embaja-das española y rusa en la compra de unos aviones para la República es-pañola. Era necesario que las dos Embajadas no tuvieran un contacto di-recto, para evitar así que el pueblo francés sospechara una relación co-munista entre la URSS y España, dando así razón a las afirmaciones quelos fascistas habían realizado sobre los republicanos españoles. Y es que,en el momento de la guerra, el ejército nacional se vio ayudado por Ale-mania y por Italia. El apoyo ruso fue para los republicanos. Con respec-to a Francia, la situación era delicada: en primer lugar pareció que iba aprestar su ayuda militar a la República española. Sin embargo, tras so-pesar sus propios intereses decidió adoptar una política de no interven-ción (aunque los comunistas no estaban de acuerdo y exigieron que seayudara al pueblo republicano español y los de derechas se decantaronpor los nacionales). El caso es que la intervención no se respetó nunca yFrancia, aunque con mucho control, participó también en la ayuda a Es-paña (Italia fue quien intervino de forma más importante, seguido deAlemania y de la Unión Soviética, que no se mostró tan generosa comose esperaba). Gran Bretaña fue la única potencia que respetó en todo mo-mento la no intervención, pensando en su propia seguridad, a pesar deque se decantaron por los nacionales.

En París, Fernando de los Ríos, entonces a cargo de la Embajada es-pañola, puso al corriente a Corpus de lo que la República esperaba de él:aviones.232 André Malraux, presidente de la Asociación de Escritores An-tifascistas, había estado en Madrid y volvía a París a procurarse los avio-nes que se necesitaban en España. Malraux sólo quiso tratar con Corpus.Con la ayuda de algunos simpatizantes de la causa republicana entre losdirectivos de la Air France, consiguieron una escuadrilla que había sidofabricada para el gobierno polaco. Los aviones se pusieron a nombre deCorpus Barga, figurando así como único comprador.

232. Ver «Azaña, Edipo Presidente de la República», Los galgos verdugos, op. cit., pp.289-295.

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Para sobrellevar el problema de las relaciones entre las Embajadasrusas y españolas sin levantar sospechas entre el francés medio, CorpusBarga actuó de enlace entre la Unión Soviética y el gobierno republica-no, haciendo de contacto entre éste y el escritor ruso Ilya Ehrenburg; e,incluso, fue testigo de la compra de armas para la República que realizóFernando de los Ríos a la URSS. Sin embargo este armamento tardó mu-cho en llegar.

Los aviones estaban preparados, los aviadores también (de ello sehabía encargado Malraux), sólo faltaban las armas. Los políticos france-ses que apoyaban a la República no podían dejar de un lado a la políticainglesa, por lo que decidieron no dejar salir armamento francés para Es-paña, con mucho desahogo para ellos. Por tanto, la escuadrilla llegó aEspaña, pero sin armamento:

Cher ami- Avant le depart de Madrid j'ai vu Prieto, un peu moins absur-de que quelques autres. II a pris de (palabra ilegible) envoyer l'usine á C,avec, comme destinataire, le chef de la base navale. Quand ce sera parti,télégraphiez moi seulement «C'est fait» et je regiera! les questions de de-tail. Pour les choses demeurées en suspens nous sommes tombés d'accordde les faire faire par Pastor, s'il est encore possible. Qu'il telegraphic aPrieto qu'il s'agit de ce dont je lui ai parlé, et il recevra aussitót l'argent(que dit Prieto).Ici avec Hidalgo, les choses vont bien. L'escadrille est enfin réellement or-ganisée, travaille á plein, et, provisoirement, les ennuis ont disparu.La situation s'améliore de jour en jour et rien n'est perdu, méme si Madrid(palabra ilegible). Le probléme des milices est loin d'etre résolu, maisd'autres elements, dont je ne puis parler par lettre, me semblent pouvoirrétablir (je dis seulement: pouvoir...) la situation. Depuis hier, sur Madrid,nous avons de nouveau la maitrise de l'air.Comme la militarisation est tres avancée, je vous salue amicalement enportant le poing á ma belle casquette de lieutenant colonel.

André Malraux233

Una vez en Madrid, Corpus continuó colaborando en diferentes ac-tividades apoyando a la República. Participó en todas los actos en su de-

233. Documento inédito escrito desde el Gran Hotel de Albacete. La carta está sin fe-char. ACB.

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fensa, asistió a conferencias y dio algunas sobre política internacional,firmará manifiestos y también dirigirá durante un tiempo La revista delas Españas.

Asimismo, ayudó a vaciar el Museo del Prado y a enviar todo lo queen él había a Ginebra, para salvaguardarlo. En los planes con respecto almuseo también tuvo que ver Malraux, como se comprueba en este testi-monio inédito del escritor francés:

Le 3 Nov 1934M. Corpus Barga3 Rué Paul Sauniére Paris 16éme

Cher ami - Je ferais bien volontiers les demarches nécessaires a votre re-tour. Mais lesquelles? II faudrait que vous me disiez exactement quoi. Enattendant, a tout hasard je ferai intervenir quand nous passerons par Va-lence, dans quelques jours. Le projet de transferí du Prado a Paris (expo-sition) est toujours vacillant, mais (frase ilegible) il y aurait la quelquechose d'intéressant pour vous.A bientót dans un sens ou dans l'autre, et bien amicalementAndré MalrauxJ'ai remplacé l'ancienne escadrille par une autre, formée de volontairessans contrats. II s'agit maintenant d'une formation uniquement révolu-tionnaire.

Su amistad con André Malraux se prolongó mucho más. Durante laSegunda Guerra Mundial los lazos creados entre los dos escritores se re-forzaron, recurriendo el escritor francés, en muchas ocasiones, a la ex-periencia de Corpus en lo que respectaba a las publicaciones en periódi-cos. Lamentablemente, el paso de los años y los acontecimientos, así co-mo la marcha de Barga a América del Sur, distanció a los dos amigos.

Barga fue también uno de los artífices del II Congreso Internacio-nal de Escritores Antifascistas, celebrado en julio de 1937 en Barcelona,Valencia y Madrid; colaboró y participó activamente en este Congreso,mediante conferencias y lecturas. Un mes antes había asistido, en París, ala recepción que ofrecía la embajada de España en honor de los escrito-res que tenían que participar en él. Allí estaban, también, intelectuales yescritores como José Bergamín, Max Aub, Luis Buñuel o Louis Aragón.

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Además, Barga apoyó con su firma diversos documentos de ayudaa los intelectuales y en contra del bombardeo de Guernica. Habló en elacto de afirmación antifascista celebrado en el Palau de la Música deBarcelona, en junio de 1937. Colaboró en El Mono Azul y en Hora deEspaña y continuó publicando relatos en La Nación, para la que habíavuelto a trabajar. Pronunció conferencias sobre sobre la actitud de los re-publicanos y los intelectuales durante la guerra, relacionándose con to-dos los escritores comprometidos de aquellos momentos.

Viajó, junto a otros intelectuales, a la Torre de Castañer, para en-contrarse con Antonio Machado. Además publicó diferentes relatos:234

Un musulmán arrogante, en La Nación, el 14 de julio de 1935;235 En elteatro de la guerra. Tragedia desconocida en un acto, 11 de agosto de1935; Cacería andaluza, también en La Nación de Buenos Aires, el 24de noviembre de 1935; El ayuda de cámara, Un embozado y una estatuay Puñales, La Nación, 22 de marzo de 1936; Chivo de dos madres, LaNación (22 de noviembre de 1936); Cartas a una desconocida, La Na-ción (21 de febrero de 1937); y por último Un entierro en Sevilla, La Na-ción, 13 de junio de 1937, que sería reproducido años más tarde en ElComercio de Lima.236

Colaboraciones periodísticas

Desde la capital de España, Corpus Barga comunicó a los lectoresfranceses del periódico Le Petit Parisién, al que informaba en calidad decorresponsal, de los acontecimientos ocurridos en Madrid y les puso aldía de todos los detalles.237 Para él, Madrid representaba el corazón deEspaña entera en aquellos momentos de guerra.

234. A los que habría que añadir los trabajos publicados postumamente: Los pies, Re-vista de Occidente, julio-septiembre de 1980, pp. 155-174; y El amante de Mada-me/Platón, El País, 6 de agosto de 1978.

235. Que había sido incluido ya en el libro Clara Babel, op. cit.

236. El 4 de abril de 1954. En 1945 lo había traducido al francés para el diario Action.

237. Hemos dado con una breve lista de artículos escritos en francés y enviados por te-léfono por Corpus Barga a un periódico de la capital francesa, quizá Le Petit Pari-sién. Los artículos a los que hacemos referencia carecen de fecha exacta y son:«Premier Mai sous les obús a Madrid», «Retrait des volontaires: oui Armistice:non, declare M. Giral», «La dissolution de la Junta de Madrid marque le retour a1'administration nórmale», «Madrid sous les obús craint une attaque au gaz»,

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Pero trabajó también para La Nación. Con un enorme formato, cua-renta y ocho páginas, cinco secciones, un gran número de anuncios y fo-tos, salía La Nación de Buenos Aires en Madrid. El periódico constabade noticias internacionales, de provincias, espectáculos, pasatiempos, vi-ñetas para los niños, relatos de diferentes escritores, avisos clasificados,cambios de moneda, bibliografía extranjera y nacional, automovilismo,«sports», «cinematógrafos», y una sección de «Actualidades», con re-portajes fotográficos de muchas páginas.

A partir de 1936, Corpus Barga colaboró en sus páginas y lo hizocomenzando por una serie de artículos de sus viajes. Rememoró el de1919 en avión y también su «paseo» en el Zeppelin en el año 30. Son porello artículos en los que abundan las crónicas literarias, las narracionesde sus viajes por Rusia y por Europa, aunque no deje de lado la actuali-dad española y dedique también algunos artículos al Madrid de la guerracivil.

Algunas crónicas de sus viajes por España y por Europa y varios re-latos se incluirán en los años 1936 y 1937, en los que su ideal republica-no «descansará» y estará menos presente. Se trataba del bloque que titu-ló Bodas de piedra, en el que Corpus presentaba tres relatos: El ayudade cámara, Un embozado y una estatua y Puñales, los tres el 22 de mar-zo de 1936. Chivo de dos madres se publicará el 22 de noviembre delmismo año; Cartas a una desconocida o los misterios del hombre, se pu-blicaba el 21 de febrero de 1937.

El Mono Azul, Órgano de la «Alianza de Intelectuales Antifascistaspara la Defensa de la Cultura», fue un periódico en el que todos los gran-des intelectuales españoles y también extranjeros se unieron con el pue-blo en su lucha antifascista. Poetas, escritores, esta gran empresa cultu-ral tuvo un gran peso en los años de la guerra civil, ayudando a comba-tir la opresión y la injusticia con la cultura y la participación. En él cola-boró Corpus Barga.

«C'est en contre-attaquant que les républicains arrivérent aux portes de Toléde»,«Le ministére Negrin est un 'ministére de guerre'», «Madrid se prepare a de nou-veaux combats» y «Depuis six mois Madrid se defend». En todo ellos aparece elsubtítulo «De notre envoyé special Corpus Barga par telephone» y Corpus explicadetalladamente cómo eran los bombardeos en la capital española, la reacción de lasgentes y las noticias políticas de última hora.

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La publicación contó con 47 números (desde agosto de 1936 hastafebrero de 1939),238 en los que no sólo los escritores de renombre escri-bían: el periódico estaba abierto a todo el pueblo, y en él podía colabo-rar todo aquel que quisiera apoyar con sus escritos la República y la li-bertad.

El Mono Azul, «Hoja semanal de la Alianza de Intelectuales Anti-fascistas para la defensa de la cultura», tomó su nombre de una idea deJosé Bergamín, en referencia a la prenda de vestir que llevaban algunosobreros-milicianos. De hecho, en él escribieron muchos milicianos anó-nimos, así como muchos intelectuales, poetas de la Alianza y también es-critores que iban a los frentes de guerra. Entre sus colaboradores se en-contraban Miguel Hernández, Pablo Neruda, Arturo Serrano Plaja, Vi-cente Aleixandre, Lorenzo Várela, Juan Gil-Albert, Rosa Chacel, MaríaZambrano, Ilya Ehrenburg, José Bergamín, Vicente Salas Viu, RamónGaya, Juan Chabás, Louis Aragón y muchos más.

Si consideramos el momento personal que vivía Barga, de total de-dicación a las actividades de la República, y la gran amistad que le uníaa Rafael Alberti, fundador del periódico, su colaboración era casi obli-gada. En él publicó un breve artículo en el que plasmó la imagen de Ma-drid en la guerra, así como firmó el siguiente documento en contra delbombardeo de Guernica:

NUESTRA PROTESTA POR EL BOMBARDEO DE GUERNICAAnte la destrucción por los aviones alemanes al servicio de Franco de laciudad de Guernica, archivo de las libertades populares de Euzkadi, sedede su tradición viva, la Alianza de Intelectuales Antifascistas levanta almundo su protesta por el bárbaro atentado y saluda a los combatientes vas-cos, al noble pueblo de Euzkadi, que lucha por su libertad y la de España.María Teresa León, Corpus Barga, Rafael Alberti, León Felipe, José Ber-gamín, Vicente Salas Viú, Arturo Serrano Plaja, Lorenzo Várela, RaúlGonzález Tuñón, Cordova Iturburu, Antonio Aparicio, Manuel Altolagui-rre, Luis Cernuda.Madrid, 28 de abril de 1937.

238. A partir del jueves 3 de mayo de 1937, El Mono Azul se publicaba junto con La Voz,en su intento por subsistir a pesar de los problemas económicos. Es decir, todos losjueves La Voz contó con esta hoja semanal que era El Mono Azul.

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Hora de España, «Ensayo. Poesía. Crítica. Al servicio de la causapopular», fue la otra gran revista, junto con El Mono Azul, que había na-cido como órgano de la Alianza de Intelectuales. Su primer número apa-reció en enero de 1937 y tuvo veintitrés (fue destruida durante la guerra).Revista mensual, en ella colaboraron todos los grandes intelectuales yescritores, así como nuestro periodista Corpus Barga.

La revista fue creada por Antonio Sánchez Barbudo, Rafael Dieste,Manuel Altolaguirre (en la edición), Juan Gil-Albert y Ramón Gaya (quedibujó las viñetas). Todos eran muy jóvenes y a ellos se añadieron RafaelAlberti, María Zambrano, Quiroga Pía y Emilio Prados. Entre las cola-boraciones habituales se encontraban las de Tomás Navarro Tomás, JoséGaos, Alberti, Díez-Canedo, Dámaso Alonso, Ramón Gaya, AntonioMachado, León Felipe, Luis Cernuda, Arturo Serrano Plaja, Lorenzo Vá-rela, Manuel Altolaguirre, Rosa Chacel, Vicente Huidobro, José Berga-mín, Fernando de los Ríos, Ilya Ehrenburg, y muchos de los más impor-tantes intelectuales y escritores del momento.

La Agrupación de Intelectuales al servicio del pueblo explicaba elporqué de ese título: «El título de nuestra revista lleva implícito su pro-pósito. Estamos viviendo una hora de España de trascendencia incalcu-lable. Acaso su hora más importante». Estos intelectuales, en su defensaacérrima de la cultura española durante la guerra, idearon y organizaronel II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas, en 1937, que secelebró en Barcelona, Madrid y Valencia. Uno de los artífices de esteCongreso fue, como lo hemos señalado, Corpus Barga. El Congreso reu-nió a los literatos más importantes del momento, españoles y extranjeros,a la vez que se firmaron documentos de solidaridad y adhesiones y se hi-cieron declaraciones políticas.

Corpus participó en cuerpo y alma en este Congreso. De hecho, pro-nunció un discurso en Madrid que fue publicado en la revista. El discur-so pronunciado llamaba a todos los intelectuales a defender la cultura:

... a defender a España contra el ataque de los Estados bárbaros. Permitidque una voz madrileña, al levantarse entre vosotros, reduciéndose a lo quees en realidad, a un gesto íntimo, salude sin palabras a los hombres de to-dos los pueblos que han venido a verter su sangre por el pueblo y en la tie-rra de Madrid.239

239. Corpus Barga, extracto del «Discurso pronunciado en el II Congreso Internacionalde Escritores Antifascistas», Hora de España, n° VII, agosto 1937, pp. 39-41.

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Salida definitiva de España

Corpus Barga salió de España el día 26 de enero de 1939, junto aAntonio Machado, su hermano José Machado, la madre y la mujer de és-te, así como con Tomás Navarro Tomás, el doctor Trías y otros médicoscatalanes. Corpus que, como residente en Francia, tenía en regla sus pa-peles, se acercó a la caseta del puesto fronterizo y gracias a él se consi-guió que el policía les cediera un automóvil para llegar a Cerbére. TantoAntonio Machado como su madre estaban enfermos y cansados y casi nopodían caminar.

En Cerbére se detuvieron a pasar la noche, dentro de un vagón deferrocarril. Al día siguiente, junto con Navarro Tomás, marchó a Perpig-nan para pedir ayuda al ministro de Estado de la República. El Comitéde Intelectuales de esta ciudad les dio algo de dinero y consiguieron unarespuesta del ministro: la Embajada en París correría con los gastos de lafamilia Machado en esta ciudad. Sin embargo, éste rechazó la oferta ydecidió quedarse cerca de allí, en Collioure, adonde le acompañó e ins-taló Corpus Barga.

Sobre este hecho se han escrito muchas cosas. Erróneamente sepensó que Antonio Machado había muerto en un campo de concentra-ción francés. Corpus Barga, en repetidas ocasiones y en diversos artícu-los, se dedicó a revelar lo falso de este dato; pues él, precisamente, fuequien acompañó a Antonio Machado en su salida del exilio. Por esta ra-zón, en 1966, Barga escribió una carta a Luis Ponce de León, director deLa Estafeta Literaria, para aclarar lo relativo a Machado.240 Sin embar-go, tuvo que hacerlo nuevamente dos meses después, ante la mala inter-pretación que se había hecho de su relato. Esta última carta fue la que leescribió Corpus Barga:

Me apena, señor director y amigo, tener que enviarle otra carta de rectifi-cación, detesto el periodismo de las rectificaciones, pero me obliga usteda escribirla y se obliga usted a publicarla por el uso que ha hecho de la pri-mera que le escribí, en la que me limité a relatar escuetamente cómo salióde España Antonio Machado al final de la guerra civil.

240. La Estafeta Literaria, n° 349, 30 de julio de 1966.

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Toma usted de mi carta, como prueba del abandono en que Antonio Ma-chado estaba, que el automóvil en que iba tardó un día en ir de la provin-cia de Gerona a la raya de Francia. Hágame usted el favor de seguir el con-sejo que da usted a sus lectores ante mi relato: «piensen, imaginen, pón-gase en el trance», póngase usted en trance, sumergido en la emigraciónde un pueblo motorizado, y por mucha que sea su fuerza motriz no ade-lantará usted más. Un pueblo motorizado en marcha es aún más lento queun pueblo a pie. Los ciclistas adelantaban a los automóviles y los que ibana pie adelantaban a los automóviles y a los ciclistas. Lo mismo sucedió yla lentitud no fue menor en la salida de París cuando llegaron los nazis.Había empezado la marcha a media noche y al día siguiente a medio díaen un pueblecito de los aledaños, podía verse entre los emigrantes ham-brientos en busca de un restaurante o de una panadería a personajes de lamás alta intelectualidad francesa. En cuanto a Paul Valéry, que había sidopara el mundo oficial de la República francesa lo que Antonio Machadofue para la española, nadie lo sacó de París; allí se quedó desorientado, sincomprender bien lo que pasaba: en la primera guerra mundial, AnatoleFrance, el Paul Valéry de entonces, cuando el mundo oficial se fue a Bur-deos, se quedó en París, en el Quai d'Orsay, esperando la salida de un trenque nunca salía, abandonado de todos menos de Rappoport, un judío rusorechoncho, medio bufón, del barrio latino, que parecía Sancho Panza, allado de la figura alta y descarnada de Anatole France, quien en aquel mo-mento no era nada Quijote, había renunciado a sus ideas. En Alemania,huyendo de los bombardeos norteamericanos durante la última guerra, an-duvo con el saco al hombro el científico más trascendental de nuestrotiempo, Max Planck. Es verdad que los providencialistas pueden decir quese lo tenía bien merecido, pues es el responsable, si no de las bombas deque huía, de las que se lanzaron después y nos amenazan aún. En Españapasó al final, al principio y durante toda la guerra civil y en los dos ban-dos lo que pasa en todas partes en esos casos. ¿Cuándo vamos a dejar dever a España provincianamente?

El único medio de locomoción para sacar a Antonio Machado del atrancohubiese sido el avión; pero de España a Francia no lo hubo, no hubo másayuda que la bicicleta y el automóvil. Machado lo tuvo en España y lo tu-vo en Francia, cual conté en mi relato. Pudo marcharse de España cuandose podía salir tranquilamente, no quiso. Y aunque hubiera salido con tran-quilidad, si hubiese ido a un pueblo del Mediterráneo en la temporada deinvierno, nada más natural que encontrara los hoteles repletos. En fin, nidecidiéndose a dar el paso que separa a lo sublime de lo ridículo podrá na-die estremecerse, «sentir la estremecedora atrocidad», porque AntonioMachado y su madre esperaran descansando en una tienda de antigüeda-

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des. Ni tampoco aunque hubiera sido la de un ropavejero. Pero la de un an-ticuario es como el gabinete de un museo, habitación de obras permanen-tes; algunas, es verdad, puede sospecharse que están falsificadas; pero nosuelen estarlo por completo. En la tienda de un anticuario hay, a lo mejor,bellas ediciones de grandes poetas. Cuidado, amigo Ponce de León, si esusted el autor del artículo de La Estafeta, «Baeza en las Letras»,241 losequívocos, el quid pro quod, antes de Freud, se sabía ya que son muy sin-tomáticos: donde ponía «antigüedades», ha leído usted «antiguallas».Cierto que los poetas más admiradores de Antonio Machado hacen hoyuna poesía distinta de las estrofas de su tan admirado Jorge Manrique. Encontra de lo que suele decirse, pasa, se transforma, cambia la poesía y per-duran los poetas, si son de verdad; tienen éstos algo entrañable, difícil, ge-neralmente, de explicar. Lo entrañable, lo perdurable de Antonio Macha-do se halla a la vista: es su identificación con la tierra (entonces se decíapaisaje); con el paisaje y el hombre, el hombre de la tierra, incluso con elhijo agricultor de Adán, la sombra de Caín, pero no con el amo de la tie-rra, ni tampoco con el obrero industrial.Son penosas esas discusiones pueblerinas, rastro patán de las bizantinas,en torno a Machado, y es poco sagaz entretenerlas y azuzarlas en los pe-riódicos. Un antiguo lugar común político se ha hecho ahora para los es-pañoles realidad social. Estamos en días decisivos para España, días deaños que están siendo también decisivos para el mundo. ¿Perderemos unavez más los españoles la ocasión de hacer un país donde pueda vivir Es-paña entera, con sus diversidades y diferencias? ¿Se quedará la mitad deEspaña, que sentirá y resentirá a la otra mitad, como el cuerpo humanosiente y resiente el miembro amputado?

Con toda cordialidad

Barga se dedicó a aclarar la realidad de aquellos momentos. Él mis-mo explicó cómo había transcurrido esa entrada en Collioure: al llegar ala estación de este pueblo vieron que la calzada estaba siendo arregladay los coches no podían llegar a la estación. Mientras José ayudaba a an-dar a su hermano Antonio y la cuñada de éste se encargaba de llevar elequipaje, Corpus cogía en brazos a la madre de los Machado:

Prefirió quedarse en un pueblecito del Mediodía. Entonces lo conduje yoa Collioure, delicioso puerto de pesca del Mediterráneo, conocido de los

241. Aunque él era el director de la revista y a él se dirigieron las dos cartas de Corpus,el autor del artículo «Baeza en las letras», al que Barga se refiere, fue Pedro OrtizArmengol.

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pintores y visitado por los turistas. En Collioure no tuvo más remedio queentrar a pie. Estaban arreglando el suelo en la avenida de la estación. Pe-ro él podía andar apoyado en su bastón, arrastrando los pies más que decostumbre. El problema estaba en su madre, la viejecita, porque el otro hi-jo cargó con el equipaje. No era difícil la solución. La cogí en mis brazos,pesaba como una niña, y mientras la llevaba me susurraba en el oído:«¿Llegamos pronto a Sevilla?».242

Este gesto le valdría el reconocimiento y la sempiterna gratitud dela familia de Antonio Machado, que le escribió estas palabras muchosaños más tarde:

... yo le recuerdo a V. siempre, además de por sus méritos de insigne literato,por un motivo sentimental. Sé que V. llevó en sus brazos a mi madre, por an-durriales del exilio, hacia Collioure. Mil veces he tenido el deseo de expresara V. mi gratitud por aquello; pero mis ojos se nublan y huyen las palabras.243

En una tienda de antigüedades dejaron descansando y esperando aAntonio Machado y su madre, mientras que Corpus, José y su mujerbuscaban alojamiento. Lograron, por fin, encontrar un hotelito para ellos,llamado Bougnol-Quintana. Y allí se quedaron. Al día siguiente, Bargasalía hacia París. Antonio Machado moriría días después.

Esta es la historia real de lo que aconteció en la salida de España deAntonio Machado. Las atenciones y la buena fe de Corpus Barga hicie-ron que toda la familia Machado le reconociera para siempre un profun-do respeto y agradecimiento. La relación que tenía en estos años con lafamilia perduró, como hemos podido comprobar, a pesar del tiempotranscurrido. Prueba de esto es la siguiente carta inédita que Pepe Ma-chado le dirigió mucho tiempo después (ACB):

Santiago de Chile 16 de Enero de 1956Sr. Don Corpus Barga.Muy querido Corpus Barga: me dirijo a Vd pensando que es uno de los po-cos amigos que me restan en la triste meseta en que se emprende, ya, el

242. «Antonio Machado ante el destierro. Detalles inéditos de su salida de España», Losgalgos verdugos, op. cit. El mismo artículo podemos encontrarlo en Adelante, Mé-xico, 1956.

243. Joaquín Machado, Santiago de Chile, 12 de mayo de 1953, ACB.

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camino sin retorno. Impulsado por las nobles manifestaciones de su ver-dadera amistad, de que conservo pruebas imborrables, no solamente yo,sino, toda esta familia, me atrevo a pedirle su valiosa cooperación en unasunto que, desde luego, creo que le será simpático.El caso es el siguiente: acabo de terminar un retrato de Antonio. Lo repre-sentaba llevando en la mano su primer libro Soledades y en la edad en quelo escribió. Aparte del valor pictórico que pueda tener (no soy el llamadoa justipreciarlo) tiene, sin embargo, uno, sin par en el mundo: el de estarhecho por el único hermano pintor que hoy ya le resta porque he de decir-le que desgraciadamente en septiembre murió Joaquín. Mi único y tristecompañero de la jornada de América.Usted sabe, de largos años, la profunda relación fraterna que hubo siem-pre entre Antonio y yo. Esto me ha permitido grabarlo en mi mente, físi-ca y espiritualmente, lo que me hace estar en condiciones excepcionalespara hacer su retrato. Por eso desearía, y siempre que no le cause dema-siadas molestias, y le parezca bien, tratase de colocar esta pintura, bien enla Universidad, bien en la Escuela de Periodismo, que Vd, por derechopropio, dirige para bien del Perú, o en el centro que a Vd le parezca. Cla-ro que, el Centro de Periodismo, está muy indicado, ya que el poeta eratambién periodista. Pero, nadie mejor que Vd, que conoce el terreno, pue-de proponer la adquisición del cuadro (que en este caso casi, podríamosllamar, histórico), en la cantidad que estimasen digna de ofrecer, en aten-ción, no ya a mí, sino, al retratado.Yo lo regalaría, con el mayor gusto, pero mis condiciones no me lo per-miten y si lo vendo es porque siempre conservo para mí y los míos, copias,como ya hice con el retrato, adquirido por la universidad de Colombia, enNueva York. Al cabo soy yo el único que puede permitirse el lujo de no ne-cesitarlas ya que su recuerdo me acompaña siempre y, en todo momento,ha sido mejor, lo vivo, que lo pintado.Con los mejores saludos para su familia, de la nuestra, y singularmente asu señora, a la que tuve el gusto de conocer, en aquellas noches, imborra-bles, de Barcelona. Le envía a usted el más cordial abrazo su invariable yagradecido amigo,

Pepe Machado

Avenida Matucana 526

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CAPITULO VI

CORPUS BARGA, DE NUEVO EN FRANCIA

La Ocupación alemana. La vida comprometida de Corpus Barga.Su compromiso anti-fascista

El día 3 de septiembre Francia declaró la guerra a Alemania tras lainvasión de ésta a Polonia, pues se había comprometido a ayudarla en ca-so de invasión de los alemanes. Pero el pueblo francés no estaba en ab-soluto preparado, traumatizado todavía por los recuerdos de la primeraguerra mundial; por ello, cuando el 1 de septiembre de 1939 Alemaniainvadió Polonia, la trampa estaba definitivamente tendida para Francia.

Ésta declaró la guerra el día 3, aunque no combatió hasta mayo de1940. A este período de tiempo en el que no existieron operaciones es alo que se ha llamado «la dróle de guerre». Sin embargo, esta espera noejerció para nada un efecto de calma entre la población. Al revés, la des-moralización se dejó vencer, pues la población no vio clara la situación enla que no había ningún conflicto y, sin embargo, sí una serie de medidasde precaución exigidas por el gobierno: racionamiento de algunos ali-mentos determinados días a la semana, supresión de los bailes, ejerciciosde alerta y, en marzo de 1940, cartas de racionamiento generalizadas.

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Isabel del Alamo Juana

En junio de 1940, las tropas alemanas comenzaron su ofensiva ha-cia el sur. El 14 de junio fue ocupado París, a la que siguieron Lyon,Clermont, Angouléme y Bordeaux. Esto supuso una fuga masiva de lapoblación hacia el sur, un éxodo desordenado de la población francesaasí como de extranjeros y también de los republicanos españoles.

El Gobierno también tuvo que huir de París a Burdeos, con el con-siguiente desastre político. A los graves problemas políticos se añadió ladecisión del mariscal Pétain, vicepresidente del Consejo, de firmar un ar-misticio por el cual se comprometía a hacer cesar toda operación militar.A pesar de todos los esfuerzos de Reynaud por impedirlo, éste tuvo quedimitir el 16 de junio de 1940 y fue sustituido rápidamente por Pétain,quien se dirigió esa misma noche a Alemania para pedir el armisticio.244

Para acabar de empeorar las cosas, el nuevo gobierno francés refu-giado en Vichy, los nostálgicos del Antiguo Régimen, acabaron con laTercera República y, con la convocación de dos Cámaras en AsambleaNacional, dejaron la suerte de Francia y del régimen en manos de Pétain,empezando así una dictadura antirepublicana.

Por un lado se encontraba la zona ocupada por los alemanes; porotro, el gobierno colaboracionista de Pétain en Vichy. Si a Pétain le mo-vió el miedo a la situación en que quedaría Francia tras la guerra conAlemania como argumento para colaborar con ella, más patético aún fuecomprobar el renacimiento de unos grupos fascistas y xenófobos france-ses que encontraban su ideal supremo en la nación alemana. Junto a es-tos, el importante papel de la naciente Resistencia francesa, que tantocontribuyó a la victoria de los aliados americanos y británicos.

Obligados a salir de España, los intelectuales republicanos de 1939fueron acogidos, principalmente, en Hispanoamérica, aportando su sabercultural. En Europa, el lugar de mayor concentración de refugiados es-

244. «Le 22 Juin, l'Allemagne fait connaitre ses conditions d'armistice qui sont draco-niennes: l'armée franchise est réduite a 100. 000 hommes et les soldats qui ont dé-posé les armes sont consideres comme prisonniers jusqu'á la paix; toute fabricationde materiel de guerre est interdite et le materiel existant livré a rAllemagne; les na-vires francais devront étre desarmes sous controle allemand dans leurs ports detemps de paix; le territoire fran§ais est occupé au nord et a l'ouest d'une ligne dedemarcation et la France s'engage a payer les frais d'occupation.», S. Berstein et P.Milza, Histoire de la France au XXe siécle, Paris, Complexe, 1991, p. 313.

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pañoles fue Francia. Tras la liberación de este país, proliferarán las pu-blicaciones españolas, la mayoría de ellas órganos de expresión del go-bierno de la República. Sin embargo, estas revistas contaron con una vi-da efímera, justificada por las especiales condiciones en que nacieron yel ambiente en que se desarrollaron.

Si hay algo que se puede resaltar de todos los artículos que escribióCorpus durante su exilio francés, es su interés por la realidad política en quevive inmerso. Son artículos más que nunca comprometidos con la realidad.Escritos de denuncia, de repulsa, de indignación, de rebelión. La mayorparte de las publicaciones en las que escribe en Francia son de resisten-cia contra el yugo alemán.

Se siente implicado con la causa francesa y la española de los re-publicanos exiliados. Denuncia el fascismo, ataca al franquismo y deja-rá muy poco lugar para los artículos que no tengan que ver con la reali-dad de la guerra. En definitiva, nos hallamos ante un hombre que pone,en este momento de su vida, el periodismo al servicio de la causa delpueblo, de los exiliados republicanos y de los franceses oprimidos.

Pero, ¿cómo fue la vida de Corpus Barga, un español republicano yexiliado, establecido en Francia, con mujer e hijos franceses? Una vezcerciorado de que su amigo Antonio Machado se quedaba en buenas ma-nos y en un lugar seguro y tranquilo, recomenzó su vida en París. Mien-tras pudo trabajó en la capital francesa. Allí continuó su amistad con susamigos españoles: Ma Teresa León, Rafael Alberti y otros muchos inte-lectuales y artistas como José Quiroga Pía, Pablo Neruda o Picasso. Cor-pus vivía cerca de los Alberti y en alguna ocasión participó con ellos enlas emisiones radiales que Paris-Mondial realizaba para la América La-tina. Además, estrechó su amistad con intelectuales y escritores france-ses que apoyaban también a la República española, como Paul Eluard oLouis Aragón.

Trabajó, mientras hubo gobierno francés, como corresponsal de LaNación en Vichy y también fue uno de los diecisite vocales de la Juntade Cultura Española que impulsó la revista España Peregrina. Escribiópara numerosas revistas de unión de los exiliados, tales como Romance,Cabalgata, Realidad, El Patriota, etc. Se convierte, además, en uno delos artífices de la creación, en 1944, de la Unión de Intelectuales Espa-

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ñoles en Francia y participa activamente en los actos promovidos por és-ta;245 asimismo, colabora en la UNE y también en MUR.

Durante estos años en Francia se dio cuenta del profundo aisla-miento en el que vivían los escritores españoles en el destierro francés.Se lamentó de la profunda separación de la producción literaria españo-la de la emigración, ya que los escritores que se habían ido a América oa Londres no contaban con este perjuicio. Existían cientos de libros quese editaban en América, mientras que en París esto era impensable y loslibros españoles tardaban mucho en llegar a las librerías francesas, si lle-gaban. Lo poco que podía conseguir Corpus era por medio de amigos ve-nidos de América que le proporcionaban algunos libros y revistas.

Corpus Barga formó parte de la redacción de algunos de los núme-ros del Boletín de la Unión y participó en los cursos de conferencias or-ganizadas por la UIE, realizando discursos en diferentes ciudades deFrancia sobre la situación de los exiliados republicanos. Además, dirigióla revista Independencia.

Esta época profesional en el país francés viene marcada por sucompromiso total con la causa republicana, con la lucha antifascista ycon la causa de la Resistencia francesa. Su compromiso lo dirigió haciael terreno periodístico pero también se tradujo en numerosas actividadesde ayuda a los exiliados, a los resistentes y a los republicanos.246

245. «El pleno de la UIE del 24 de julio de 1945 definió las tres miras fundamentalesque inspiraban a la asociación: 1) El mantenimiento de la unidad entre los intelec-tuales españoles. 2) El contacto con la masa de españoles refugiados y emigradoscon objeto de contribuir a la ampliación de su cultura. 3) La intensificación de loslazos establecidos con el pueblo y los intelectuales franceses.

La UIE reafirmaba también la necesidad de que los exiliados no se aislaran y man-tuvieran la comunicación con todos los intelectuales opuestos al régimen fran-quista, que vivían en España. Por otra parte, consciente de la dispersión y del des-conocomiento de las mutuas acciones, deseaba coordinar sus actividades con lasde aquellas entidades de intelectuales republicanos españoles existentes en otrospaíses, hasta llegar a unificar nuestra acción y alcanzar una estructura federati-va», Arturo Ramoneda Salas, Crónicas literarias, op. cit., p. 75.

246. Para todo lo referente a la vida y la compleja situación de los exiliados españolestras la llegada a Francia cuando ésta entraba en guerra con Alemania, ver Alicia Al-ted Vigil, «Francia y el exilio español en la II Guerra Mundial», España y la II Gue-rra Mundial, Bulletin d'Histoire Contemporaine de l'Espagne, Maison des PaysIbériques, Talence, 1995, pp. 53-67.

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Andrés Capdevila247 guardó unos tristes y traumáticos recuerdos deaquella experiencia del exilio en la Francia ocupada, al igual que Anto-nio Vilanova, quien reprochó la postura del gobierno francés ante la ma-siva llegada de exiliados españoles. Capdevila recuerda que el campofrancés de castigo de Collioure, como otros tantos campos franceses endonde mal vivieron en la peores condiciones y fueron torturados tantosespañoles,

... fue una vergüenza que Francia reservó a los que durante casi tres añosdefendieron los grandes lemas que simbolizan: Libertad, Igualdad, Frater-nidad. Nadie guarda rencor a Francia por ello, pero sí conviene no olvidarque bajo los nombres más sagrados se esconden, a veces, la rapacidad, lacrueldad y los peores sentimientos del ser humano.248

No debemos pasar por alto tampoco cuál fue el destino de los mi-les de españoles llegados a Francia: los campos de concentración alema-nes. Estos españoles fueron arrestados por diferentes motivos: o bieneran prisioneros de guerra (aquellos trabajadores forzados en las fortifi-caciones militares en la fronteras alemana y belga o también aquellosque no tuvieron más remedio que luchar contra el enemigo ante su pro-ximidad); o bien eran componentes de los batallones de voluntarios ex-tranjeros en la guerra; o estaban internados en campos franceses de con-centración o trabajando al servicio de Vichy y sirvieron así de mano deobra esclava en Alemania; otros miles de españoles fueron entregados alServicio de Trabajo Obligatorio alemán; otros eran detenidos por la po-licía alemana, la francesa y también la española y, o bien eran nueva-mente enviados a España o bien eran considerados NN, es decir, enemi-gos del III Reich; también estaban los españoles arrestados por ser sos-pechosos de colaborar con el maquis o con la Resistencia francesa.

Corpus Barga no perteneció a ninguno de estos grupos. No estuvoen ningún campo de concentración, al contrario que muchos de sus ami-gos. Sin embargo, esto no cambió un ápice su postura, y se comprome-tió poniendo su vida en peligro en muchas ocasiones.

247. Un episodio de nuestra evacuación a Francia, Genova, 1978.

248. Los olvidados. Los exiliados españoles en la Segunda Guerra mundial, París, Rue-do Ibérico, 1969, p. 21.

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Como corresponde a uno de los artífices de la Unión de Intelectua-les en Francia, Barga, en calidad de «ilustre escritor y periodista», seconvirtió en uno de los portavoces de la posición del grupo intelectual es-pañol frente al fracaso español. El restablecimiento de la República erael sueño de muchos de ellos. En todo momento luchó por contribuir a launión de los intelectuales exiliados y por buscar soluciones al problemaespañol. Y es que tanto él como los republicanos exiliados se vieron obli-gados a luchar contra la indiferencia de las democracias occidentales ycontra la participación activa de soldados nazis y también fascistas.

Su labor tuvo consecuencias en el terreno profesional y se implicóen la causa de todos aquellos que padecían esta guerra contra Alemania,fueran de la nacionalidad que fueran, extendiendo su influencia y formade pensar a su familia, que también participó en este compromiso. Éstese veía, ya no sólo en el aspecto profesional, sino en la vida misma. Bar-ga estuvo ayudando a muchos franceses que tenían que esconderse de losalemanes, tenía contactos con el maquis, con la Resistencia y con los in-telectuales y escritores que luchaban contra la dominación alemana. Susartículos se encuentran, la mayoría de ellos, en las revistas clandestinaso las creadas por franceses de la Resistencia y españoles exiliados.

De la misma forma que durante la Guerra civil española creyó sudeber permanecer en Madrid y luchar como fuera en el apoyo a la Re-pública, entonces, desde la tierra francesa, al lado de todos los exiliadosque luchaban por el mismo fin, encontró su continuación participando entodas las publicaciones en que fuera posible para denunciar lo que esta-ba pasando en España y en Francia. Realizó un durísimo ataque contrael régimen de Franco y no dudó en describir lo que había sido el destinode miles de españoles en Francia, bajo la mano franquista.

La intransigencia y cerrilismo de Franco no sólo había destruido lainteligencia de su pueblo. En 1946, desde sus artículos del Boletín de laUnión de Intelectuales Españoles, sacó a la luz la verdad sobre la acti-tud de Franco con respecto a los españoles en aquella contienda. Y gri-tó, desde sus páginas que, en aquellos momentos en que tenían lugar losjuicios de Nuremberg,249 muchos ciudadanos españoles habían sufrido la

249. En un proceso que duró desde el 18 de octubre de 1945 hasta el 1 de octubre de1946 en Nuremberg, los aliados, ante la gravedad de los crímenes cometidos porlos nazis, decidieron juzgar a los responsables alemanes. Era la primera vez en laHistoria en que el crimen contra la humanidad era reconocido jurídicamente. Los

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misma suerte que los judíos y todavía padecían en las cárceles españo-las; todo ello con la aprobación y la ayuda de Franco que mantenía así,en España, el sistema penal nazi:

Los españoles detenidos en Francia por los falangistas con la ayuda de la po-licía alemana o por la policía alemana misma, y llevados a España, unos fue-ron fusilados, otros continúan presos. Tenemos que gritarlo. En los camposde concentración alemanes han sucumbido los españoles en la misma pro-porción sensiblemente que los israelitas; pero los españoles siguen padecien-do, sostenida por Franco, la persecución postuma de la policía hitleriana.250

Efectivamente, según Antonio Vilanova, el 61% de la población pe-nal española que había en los campos de exterminio nazis fue extermi-nada. El mayor porcentaje de víctimas de todos los grupos nacionalessometidos al salvajismo nazi:

Más de cuarenta mil españoles fueron deportados a Alemania como pre-sos o como trabajadores forzados. Casi quince mil pasaron por los campoalemanes de concentración. Solamente en Mauthausen y sus kommandosestuvieron cerca de diez mil. En total se estima que unos ocho mil espa-ñoles fueron asesinados de diversas formas en los campos y que varios mi-les más murieron por bombardeos aliados, en transportes, a manos de laGestapo o en accidentes mientras trabajaban como mano de obra forzadaen las fábricas alemanas o en desescombros. Y mientras esto sucedía,mientras miles de españoles sufrían y morían en los campos de concen-tración alemanes, Franco y Hitler se daban un abrazo en Hendaya; el mi-nistro de Gobernación, Ramón Serrano Suñer, acudía a Berlín a rendirpleitesía al nazismo y veinte mil soldados españoles eran enviados, conuniformes alemanes, como división 250a del ejército nazi, a ayudar a im-plantar en Europa el despotismo hitleriano.251

veintidós acusados se declararon «no culpable», pero el veredicto condenó a oncede ellos a la muerte en la horca, a tres a cadena perpetua, a cuatro a penas de entrediez y veinte años y tres más fueron liberados. Goring, mariscal del Reich, fue unode los condenados a muerte junto con von Ribbentrop, ministro de Asuntos Exte-riores, que se suicidó con cianuro (Annette Wieviorka, «Nuremberg: les nazis de-vant leurs juges», Les Collections de l'Histoire, París, n° 226, noviembre de 1998,pp. 90-95).

250. «La reconquista de la inteligencia española», Boletín de la UIE, n° 17, abril de1946.

251. Los olvidados, op. cit., p. 130.

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Durante la ocupación alemana de la mitad de Francia, Corpus Bar-ga trasladó su trabajo a Vichy, en donde colaboró para La Nación de Bue-nos Aires. Pero cuando los alemanes ocuparon toda Francia se trasladó aCour Cheverny, un pueblecito cerca de Blois, junto a su mujer y su hijo,en donde tenían la casa familiar, aquella que su mujer quiso tanto y en laque pasaron muchos años antes de marcharse definitivamente de Francia.Su hija Rafaela se había casado y se encontraba en los Estados Unidos.Sobre la vida de entonces había escrito los siguientes recuerdos:

Mis padres vivían muy retraídos en Cour, durante la ocupación, escondien-do, mejor dicho defendiendo a mi hermano del trabajo obligatorio en Ale-mania. Papá se daba grandes paseos con su bicicleta y su perro, su pipatambién, entonces era gran fumador de pipa (...) La casa era muy antigua ybonita, rodeada de bosques, de vez en cuando venían soldados alemanespara que les guisaran unas patatas y no era un requisito, sino una orden, depaso registraban toda la casa y mi madre temía por su hijo y marido, habíapoco de comer y en invierno hacía mucho frío por falta de carbón.252

En esa casa en medio del campo redactó la novela que publicaríaaños más tarde en Lima, Hechizo de la triste marquesa. Novela cercana ala cinematografía, Hechizo de la triste marquesa es una novela histórica,bajo una perspectiva crítica, cuya acción transcurre durante el final del rei-nado de Carlos II y el comienzo del de Felipe V. La brujería, la nigroman-cia, la filosofía y la cabala se dan cita en esta novela de intriga, de amor yvenganza. La ironía y la exposición de la filosofía pitagórica de la natura-leza basada en las matemáticas, confluyen en esta obra en donde tambiénhay espacio para la crítica y la reflexión sobre la historia de España.

También en este momento se lanza a la poesía, dejando como mues-tra una larga serie de poemas.253 Son todos ellos de corte más bien pesi-mista, directamente inspirados de la realidad, cuya temática recurrente esla vejez, la muerte, el dolor inflingido por los nazis. Asimismo, la recu-peración del pasado feliz y despreocupado ligado en todo momento aambientes españoles, es la otra cara de estos poemas.

En realidad, quien vivió más prolongadamente en Cour durante laguerra fue Marcelle, la esposa de Barga. Él, mientras podía, iba y venía

252. Peña Labra, n° 27, 1978.

253. Muchos de ellos fueron publicados en la revista Peña Labra.

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por la geografía francesa, volcado en su trabajo para diferentes trabajosy en sus actividades de apoyo a los exiliados republicanos.

Los períodos de tiempo que vivió en Cour no fueron, en absoluto,momentos de esterilidad creativa. Aunque aprovechó para disfrutar de lacompañía de su mujer y para gozar de los bellos paisajes dando largos pa-seos en bicicleta, allí, en esa casa rodeada de bosques y de campos, en elcorazón de Francia (aunque bajo la amenaza diaria de los alemanes), em-pleó también su tiempo en redactar novelas, estudiar inglés, leer y plantearargumentos e ideas para posteriores trabajos. Cuando permanecía fuera deCour Cheverny mantenía el contacto con su familia por medio de cables,telegramas, cartas. En ocasiones se encontraba con su hijo Andrés en Pa-rís, si podían coincidir los dos, o con su esposa Marcelle. Fueron años muyduros, pero Barga necesitaba para vivir sus colaboraciones en las que in-formaba de las noticias sobre la guerra, además, no podía dejar su com-promiso con los exiliados. Ninoche en Nueva York, Andrés, como su pa-dre, por Francia. Marcelle, en Cour Cheverny. Había que hacer lo imposi-ble para coincidir, al menos él, su esposa y su hijo, en alguna ocasión.

Tras el trabajo obligatorio para los alemanes, su hijo Andrés habíaconseguido la que era su pasión: realizar reportajes de guerra y continuaren cierto modo la profesión de su padre siendo fotógrafo de guerra ytambién corresponsal. Con él también viajando aquí y allá, los encuen-tros entre la familia fueron cada vez más difíciles, pero muy esperadospor todos. Fueron años azarosos, de sufrimiento y de miedo; pero el ir yvenir interminable, la casi permanente ausencia de Corpus y la total de-dicación al trabajo de periodista no variaron lo más mínimo. Estas trescaracterísticas permanecieron inalterables salvo durante el tiempo en quehubo de refugiarse en Cour Cheverny.

En la Francia ocupada, Corpus Barga tuvo que convivir como pudocon la amenaza de los nazis y en más de una ocasión se vio enfrentado alpeligro de una detención. Precisamente, sobre un terrible suceso ocurridoen Les Mézes (Cour Cheverny), dejó escrito el artículo-testimonio que re-producimos en el Apéndice, documento 7. Se trata de un interesante ydramático escrito, fechado en septiembre de 1944 y enviado a un periódi-co de América del Sur,254 a través del cual Barga dejaba como testimonio

254. Este mismo artículo lo presentó dos años más tarde en Le Patrióte (el 14 de abrilde 1946, n° 532, p. 2), bajo el título «Chateau en France».

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la realidad de la ocupación alemana en Francia, la opresión, los abusos ybarbaridades que representó el yugo alemán durante la Segunda Guerramundial. En el artículo, Corpus cuenta lo que allí aconteció con los sol-dados alemanes; estos iban en busca de armas que sabían que habían caí-do desde aviones en aquella zona y que habían sido lanzadas por los sol-dados aliados a los franceses de la Resistencia. El clima de tensión de es-te escrito nos da una idea de la situación y queda como un testimoniomás de todos los que se seguirán escuchando y leyendo sobre los alema-nes en la Francia de la Ocupación.

Corpus Barga fue un auténtico simpatizante de la causa francesa yde la Resistencia que nació en este país, al igual que su hijo, que tambiénse implicó en todo lo que pudo. Siempre que pudo participó, a través deartículos o con diferentes actividades en la denuncia contra Alemania yen la liberación del pueblo francés. Por esta razón, no dudó en ayudar alpoeta Louis Aragón a arrojar a la luz unos tristes hechos cometidos porlos alemanes y los franceses colaboracionistas. Ante la imposibilidad depublicar este crimen, pero también ante la necesidad de que se conocie-ra, Corpus actuó como estafeta clandestino pasando, de la zona ocupadaa la zona libre, un manifiesto escrito por Aragón bajo el gobierno cola-boracionista de Pétain. En él, Aragón narraba y denunciaba los fusila-mientos de un grupo de veintisiete franceses comunistas a manos de lossoldados alemanes, con el conocimiento y la ayuda del ministerio fran-cés del Interior.

El texto fue escrito en letra diminuta por el poeta, ya que tenía queexplicar lo acontecido sólo en una hoja pequeña, única forma de poderpasar el manifiesto. Corpus Barga fue el encargado de hacerlo llegar a sudestino: plegada en muchas veces, escondió la hoja en una caja de ceri-llas dentro de la suela de su zapato. Y es que el compromiso de CorpusBarga no fue a medias, sino que lo extrapoló de su vida personal a suprofesión de periodista y viceversa.

La causa antifascista fue su causa, y ayudó como pudo a los repu-blicanos exiliados, así como a los franceses que vivían soportando la in-vasión nazi. Se sentía comprometido, como periodista, en la labor de in-formar y denunciar aquella realidad. Prestó su ayuda a muchos francesesy también a miembros de la Resistencia, con quienes colaboraba estre-chamente. Hemos podido saber que ayudó y acogió, durante meses, auna niña francesa y su madre, que huían de los alemanes.

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Barga permaneció nueve años en Francia. No es el caso de muchosamigos intelectuales españoles, exiliados como él, que decidieron mar-charse de este país ante la difícil situación que amenazaba la vida de to-dos. En muchas ocasiones estos mismos amigos le animaron a irse tam-bién. Pero él no lo haría hasta que, viendo la insostenible situación quese vivía en el país y los momentos políticos en que estaba inmersa Espa-ña, accediera a la proposición de trabajo de la que hablaremos más ade-lante y marchara definitivamente al Perú.

Recuerdo de aquellos duros momentos del exilio, Ma Teresa León leescribía esta carta inédita, a propósito de su salida de Francia rumbo alexilio de América:

Queridísimos:

La aventura sigue. Cuando me embarqué tenía 39°. El barco iba hasta lostopes. La 3a Pont, un desastre. Toda clase de peces, turbantes y gorros nosacompañaban. Se oía hablar español como en Cádiz. Unos, hijos de espa-ñoles de Oran, con permiso; otros a la Legión. No necesito deciros la de-presión, el desánimo, la tristeza inmensa. Pedimos agua de Vichy y noscontestaron: «¿Creen que están ustedes en primera?», dicho con el más(palabra ilegible) acento de Marsella. En fin, que me quedé otras doce ho-ras más sin comer, sin beber y jurando. A la mañana siguiente todo searregló. Pagamos la diferencia y nos trasladaron al cuerpo central del bar-co que es donde parece ser van los privilegiados. Claro es que poco privi-legiados porque el barco es de esos que en tiempo de guerra se echan a lossubmarinos.Vamos cuatro españoles. Bueno, seis con nosotros. Buenos chicos. Tengomiedo que sean los últimos. Cuando vengáis vosotros si el SERÉ255 semuestra igual de poco espléndido, venid a pie. Es mucho más cómodo an-dar sobre las aguas.

255. Ante la masiva llegada de españoles exiliados a Francia y el deseo de su gobiernode desembarazarse de ellos, se crearon dos organismo oficiales: el SERÉ y la JA-RE. Ambos se encargaban del traslado de los refugiados españoles a otros paísessudamericanos y de su instalación y acogida en ellos. Sin embargo, «el carácter po-lítico contrapuesto del SERÉ y de la JARE, con el trasfondo de la pugna personalentre Juan Negrín e Indalecio Prieto y el asunto del Vita, se proyectó en los crite-rios de selección de los candidatos y produjo hondo malestar en los medios del exi-lio.», Alicia Alted Vigil, «Francia y el exilio español en la Segunda Guerra Mun-dial», España y la II Guerra Mundial, Bulletin d'Histoire Contemporaine de l'Es-pagne, n° 22, Maison des Pays Ibériques, Talence, diciembre 1995, p. 56.

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Además de las cuatro lagrimitas, al pasar Gibraltar vimos dos chalupas depescadores canarios. Todo ello nos dejó bastante emigrados. El sol queempieza nos ha alegrado un poco. Ya está lleno el barco de cascos colo-niales y yo he estrenado mi famoso traje blanco especial para pasajeros delSeré. No trabajamos. Yo hago diplomacia. Tengo ya muchos amigos de laRepública negra de Siberia que nos recibirán si el frente popular chilenosigue tambaleándose. Hay posibilidades de hacerse rico en 5 años. Creoque nuestra próxima dirección será Monrovia. Les estoy convenciendo pa-ra que reciban españoles. Veinte por lo menos van a ser reclamados al Se-ré. Me parece una cosa importantísima. Necesitan jaboneros y destilado-res de alcoholes y mineros. Hay oro, hierro y diamantes. El clima es mag-nífico. No es una colonia. En fin, creo que es el sitio ideal para algún buenmédico, algún ingeniero, contable, etc. Se habla inglés. Me parece tan for-midable que, Corpus, quiero que insistas con el presidente. Pero, por fa-vor, que manden gente seria y buena. Ni miritos sindicales, ni políticos.No sabemos si nos esperarán en Buenos Aires. Tardaremos aún 14 días. Enfin, seguiré contándoos el destierro. Muchos abrazos. Distribuidlos [pala-bra ilegible] abajo a Panchita y María. Escribidnos. Os beso muy fuerte.

Ma Teresa

Recuerdos al Seré. El famoso viejo no arregló nada. Rafael256

Corpus, quizá, todavía no había sentido como tal ese destierro quellegaría para él, en realidad, muchos años más tarde.

Sus trabajos periodísticos en la Segunda Guerra mundial

Se sabe, por declaraciones realizadas por el mismo Corpus, que unavez fuera de España, en 1939, continuó trabajando para La Nación deBuenos Aires en Vichy como corresponsal, durante el tiempo en que hu-bo gobierno francés. Sin embargo, los trabajos de Corpus no se limita-ron a este período, como lo prueban sus colaboraciones en la revista Crí-tica de Buenos Aires, en las que dejó unas crónicas directamente rela-cionadas con los asuntos de la guerra.

256. La carta está sin fechar.

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Desde 1939, nada más llegar a Francia exiliado de España, envíasus colaboraciones a este periódico sudamericano poniendo al día de loque ocurría en Francia a sus compañeros de Ultramar. Alemania y Hitlerocupan un lugar primordial en su páginas y Corpus Barga abogará, co-mo siempre, por rechazar la neutralidad e implicarse al máximo en lacausa contra Alemania e Italia. No existe variedad temática, constitu-yéndose como único tema de interés las noticias sobre la marcha de laguerra.

Romance, «Revista popular hispanoamericana», creada en México,fue publicada por los intelectuales españoles que llegaron de España trasel exilio en 1939; tuvo la corta vida de un año (desde el 1 de febrero de1940 hasta mayo de 1941) y contó con 24 números. Romance se consti-tuyó como una revista en la que se recogía lo más significativo del mo-vimiento cultural hispanoamericano. Martín Luis Guzmán y Rafael Ji-ménez Siles fueron los dos grandes artífices de esta publicación quince-nal. En ella participaron, con sus colaboraciones, todas las grandes fir-mas de escritores e intelectuales del momento: Alfonso Reyes, José Ber-gamín, Unamuno, Díez-Canedo, Juan de la Encina, María Zambrano, Jo-sé Giral, Adolfo Salazar, Pedro Salinas, León Felipe, Rivas Cherif, Ra-món Gaya, Benjamín Jarnés, Juan Gil-Albert, Esteban Salazar Chapela,y muchos más.

La colaboración de Corpus en esta revista no fue muy duradera.Escribió tres artículos (los tres en 1940), todos ellos relacionados conlos momentos políticos que se vivían. La neutralidad es la protago-nista de uno de ellos. La Segunda Guerra mundial en Francia, así co-mo la situación en Europa, son los temas desarrollados en los otrosartículos.

En El Sol de Buenos Aires colaboró desde mediados de marzo has-ta el mes de abril de 1940, con un gran número de artículos escritos ca-si diariamente; en ellos primaba la información acerca de la guerra, asícomo la actualidad política francesa. Se mantuvo, como siempre, en con-tra de la neutralidad. Todos los países implicados en la guerra pasaronbajo su pluma, al igual que había ocurrido durante la Primera Guerramundial. Asimismo, advirtió del peligro alemán, del aniquilamiento queel Reich pretendía realizar con todos:

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Indudablemente, el final de los fascistoides, de los fascistas y de los fas-cismos de Europa, será igual que el de las democracias y el de los hom-bres libres, si triunfa el Reich.257

Como nota excepcional de este período tenemos la novedad de quese podían leer artículos referentes a determinados temas artísticos y lite-rarios, aunque en mucho menor número que en otras épocas.

Paralelamente a sus colaboraciones en los periódicos, Corpus se-guía manteniendo contacto con todos los intelectuales exiliados con losque promovía acciones de ayuda y también de ataque y censura contra elfranquismo y el nazismo. Precisamente, en la carta inédita de QuirogaPía que sigue a continuación, el escritor da prueba de cómo funcionabanestas actividades y cuáles eran los problemas para su organización:

13-IV-1941

Mi querido Corpus: he sabido de ti de tiempo en tiempo, indirectamente,y, sobre todo, he tenido siempre la seguridad de que seguías preocupán-dote de mí y de los amigos tan profesos258 como yo. Trabajos de amistadperdidos: no me ha llegado ni un céntimo de lo que por varios conductoshas enviado para mí. Por lo que se refiere a la vía mejicana, no me extra-ña. Esta ha sido un katipamán azteco-jurista. Por mis cartas adjuntas po-drás hacerte una idea. Añadiré que Reyes ha venido esta semana, volvién-dose enseguida, después de haber establecido aquí una comisión, (fraseilegible) Filomena, la viuda de Marcelino Domingo. Los «ya subvencio-nados» (catalanes y prietistas, exclusivamente) seguirán cobrando, pormediación de un banco (no sé aún cuál). A los demás, morcilla puñetera!Cuando Reyes vino aquí, el otoño pasado, yo me había ofrecido a la lega-ción, gratuitamente, para ayudarles, al menos en lo referente a los intelec-tuales. No faltaron. Fue todo. En cambio, se admitió a gente en relacióníntima con ... Fernández Serrano, el secretario del JARE, que el 13 de ju-nio se pasó al Consulado de las flechas, con «armas y pasajes» (de la gen-te que debía salir por Burdeos. Por lo demás, parece que el tipo estaba asueldo del Consulado desde hacía tiempo).

257. Corpus Barga, «Revélase una discrepancia entre Ribbentrop y Goering», El Sol deBuenos Aires, 4 de abril de 1940.

258. Todos los subrayados son del autor.

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Aparte de todo esto, en la legación de Moctezuma han hecho mangas y ca-pirotes con los envíos de (palabra ilegible) «discrecionales». Reyes, con-cretamente, se ha puesto las botas. Recojo informes, que hago llegar a Mé-jico. Los que me atañen (y a Montesinos y a algún otro) son aplastantes.Como aquí no tenemos quien nos valga, te pido que (tampoco podemoscontar ahí con mucha gente de fiar) te esfuerces en favor nuestro. Sé quelo harás. Retén los nombres de: Montesinos, Teresa Andrés, Emilio Gó-mez Nadal, (palabra ilegible) Pretecesille, Luis Rubio Hidalgo (por éste,soy yo el que te lo pide por nuestra vieja y leal amistad), Castro Escude-ro, Salvador Bacarisse, Porras (muerto de asco en Hendaya), y el mío.

Y nada más, como no sea, con toda mi fe en el Corpus de siempre, unabrazo muy fuerte de tu viejo

Q.P.

Con respecto a Liberation, periódico clandestino durante la ocupa-ción alemana, era el órgano del movimiento «Liberation», que actuabaen la zona sur de Francia. En él Corpus escribió un solo artículo, en1944, escrito en francés y en el que hablaba sobre la situación política deEspaña bajo Franco.

Reconquista de España, «Al servicio de la Junta Suprema de UniónNacional», fue otra publicación destinada a un público exiliado y creadapor ellos; en ella colaboró con diferentes artículos, a partir de 1944, so-bre lo que significaba la Unión Nacional. Equivalía los crímenes perpe-trados por los nazis a los cometidos por Franco y la falange. Pero, sobretodo, nos encontramos con artículos en los que llamaba a la unión de losrepublicanos, a recordar que había existido una República y que sus ciu-dadanos, aun exiliados, todavía podían luchar por ella.

También en 1944 comienza sus escritos en El Patriota, periódico deToulouse, «Órgano del Frente Nacional de lucha para la liberación, in-dependencia y la grandeza de Francia». Una poesía sobre la Navidad enla guerra, un artículo de denuncia de los crímenes alemanes, otro artícu-los sobre la política, son las aportaciones de Corpus a esta revista delFrente Nacional.

En las mismas fechas escribe para Unión, «Semanario Literario-Ar-tístico-Político» del Comité France-Espagne de Rodez. Su director fue

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Roberto Madrid y se trataba de una publicación en la que la meta era launión de los oprimidos en los dos países. En ella encontramos la cola-boración de Corpus Barga en 1944, con uno de los poemas realizado enCour Cheverny durante esos años de la ocupación alemana. Nos halla-mos, como es lógico, ante un poema de alto tono pesimista, en donde losprotagonistas son la muerte y la guerra. Asimismo, escribió un artículodedicado a su amigo Machado: «Machado en Collioure».

Con respecto al Boletín de la UIE, comenzó a publicarse en 1944 yse mantuvo hasta octubre de 1948, año en que dejó de hacerlo tras habersalido 47 números. Su comité de redacción fue cambiando a lo largo delos años, pero en un principio lo formaba Moreno Cañamero, Nadal,Castro Escudero y Quiroga Pía. Barga llegó a ser también, en algunaocasión (en los números 42-43-44, de mayo-junio-julio de 1948), uno delos componentes del comité.

Precisamente, en la constitución de la UIE en París, en 1944, tuvomucho que ver Corpus Barga. Como señala Antonio Risco, ésta consta-ba de varias personas:

... un grupo de treinta y ocho refugiados, reunidos a propuesta de CorpusBarga, a los que se unieron cuatro catalanes y dos vascos en representa-ción de sus respectivas culturas. Entre los fundadores figuraban el escritorJosé María Quiroga Pía, el pintor Picasso, el ingeniero Emilio Herrera, lajurista Victoria Kent, el médico Víctor Viladrich, el doctor en ciencias Ni-colás Cabrera, el periodista Amadeu Bernadó, la bibliotecaria Teresa An-drés, el doctor en Letras José Ontañón, el cineasta Alfonso Gimeno, el es-cultor Joan Rebull, el compositor Salvador Becarisse, el musicólogo JoséCastro Escudero, el doctor en farmacia Pau Cirera, el general Eduardo Vi-llalba, la maestra Manuela Cabrero y el catedrático Julio Hernández. El es-critor Rafael Tasis representaba a la intelectualidad catalana y el juristaEJ. de Landáburu a los vascos. 259

La UIE se creó con la intención de reunir a todos los hombres, com-patriotas, libres e intelectuales. Todos los españoles, de cualquier cree-encia y partido, podían verse acogidos. La única condición era ser inte-lectual y haber mantenido un espíritu de progreso y respeto.

259. «Las revistas de los exiliados en Francia», en José Luis Abellán, El exilio españolde 1939, Madrid, Taurus, 1976, vol. Ill, p. 99.

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La asociación aspiraba a mantener unidos a los intelectuales espa-ñoles, contactar con la masa de refugiados y emigrados difundiendo lacultura e intensificar los lazos con el pueblo francés. Y, sobre todo, aspi-raba a no aislarse sino a agruparlos a todos, además de coordinar sus ac-tividades con las de los republicanos españoles en otros países, por ejem-plo en América o Londres. Testimonio de estas actividades promovidaspor la UNÍ y de sus entresijos, así como de las diferentes actividades queocupaban a nuestro periodista, es el extracto de esta carta inédita de Jo-sé María Quiroga Pía, dirigida a su amigo Corpus Barga:

.. Telefonéame un día de esta semana o de la que viene, a las horas de co-mer o de cenar. Aparte del gusto de pasar un rato de charla contigo (la úl-tima vez dejamos a Ortega sobre el tablero), quisiera consultar contigo unsinfín de cosas, comentar todo lo referente al tingladillo de la UNÍ y a sugente... ¡qué sé yo! Y para hablar de todo ello por carta haría falta muchapaciencia, mucha tranquilidad y -volvemos, o vuelvo, a lo de siempre-tiempo, ¡tiempo, tiempo libre! Y al final de cada carta resultaría que todolo importante se ha quedado en el tintero.

En fin, no desesperemos. Para volver al principal objeto de estas líneas:hazme el favor de llevar a Liberation2^® el manifiesto. Si consiguieras po-nerle la mano encima a Parrot, podrías darle la otra de esas dos copias, yque él comentase o por lo menos extractase el manifiesto en Les LettresFran$aises.2M

Por lo que hace a la reunión del martes, que vaya o no yo a ella, sería me-nester que la gente tuviese iniciativas, que hiciese algo más que aprobar oponer reparos. Afortunadamente, ahí ya no soy secretario ni cosa que se leparezca, sino uno del montón. ¿Qué pueden hacer los escritores, periodis-tas, profesores y, en fin, gente más o menos de pluma? Quiero decir, quépueden hacer de concreto. Hay que señalar tareas concretas, que es lo que

260. Órgano del movimiento clandestino «Liberation» de la zona sur de Francia.

261. Órgano clandestino del CNE «multiplicó los ataques contra los colaboradores y susperiódicos; entre sus redactores (en esa época necesariamente anónimos), figurabanno sólo Fran9ois Mauriac, Raymond Queneau, Jean-Paul Sartre y Albert Camus, si-no también Jean Paulhan, uno de los pilares de la editorial Gallimard, que albergóhasta 1943 La Nouvelle Revue Francaise, dirigida entonces por un fascista confe-so, Pierre Drieu La Rochelle. Los miembros del Comité Nacional de Escritoresconsiguieron imprimir incluso una falsa Bibliographic de la France, que era el ór-gano oficial de la edición», Herbert Lottman, La depuración (1943-1953), Barce-lona, Tusquets, 1998, p. 404, 547 páginas. El primer número oficial de esta revis-ta se publicó tras la liberación, el 9 de septiembre de 1944.

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necesitamos todos, y yo el primero. Creo que estamos todos -o casi todos,para no exagerar- llenos de buena voluntad. Pero con eso no basta. Es unpoco rosse lo que te voy a decir, pero la verdad es que con Tasis no po-dremos contar mucho, Atienza nos servirá bastante... para hacer lo que sele diga: la única cabeza para hacer una política literaria, o una política ser-vida por los escritores y realizada por ellos... eres tú. Lo que no quiere de-cir que yo escurra el bulto, ni mucho menos, sino que me declaro menoscompetente; que te tomo de guía para mí y para los otros, en una pala-bra.262

Además, la UIE emprendió diferentes acciones, como los cursos deconferencias en 1945 y 1946 en La Sorbonne, en el Instituto de EstudiosHispánicos, y que tuvieron un gran éxito (Corpus Barga participó enabril de 1945 con la conferencia «El Don Juan desconocido"). Asimis-mo, las exposiciones de pintura de artistas catalanes y de obras de Pi-casso, en 1945, que fueron destinadas a la obtención de fondos para losdeportados de Alemania. También se crearon cursos de cultura españolapara españoles y franceses y, lo que es más importante, la creación de es-cuelas de primera enseñanza (curso 1946-1947) en diferentes puntos deParís, totalmente gratuitas y dirigida tanto a niños españoles como afranceses (se intentaba salvaguardar la identidad cultural pues la idea deun pronto retorno a España seguía viva en los exiliados):

... la intención que guiaba a los miembros de la UIE quedó claramente ex-presada en la invitación dirigida desde las páginas del Boletín de la UIE atodos los españoles refugiados que llevaron a sus hijos a la escuela. Se tra-taba, por una parte, de «limpiar su castellano de los galicismos en que, na-turalmente, han caído durante su estancia en Francia»; por otra parte, deenseñar la lengua castellana, «a los desdichados niños que no la conocenpor haber nacido en el destierro o por haber llegado a Francia antes de sa-ber hablarla.»263

En el Boletín se publicaron importantes artículos sobre el derecho,la historia, la ciencia, el arte, la música, y contó con una prestigiosa sec-ción literaria. Corpus Barga incluyó poemas de su larga serie realizadaen Cour Cheverny, así como escribió acerca de la situación de desventa-ja en que se encontraban los intelectuales exiliados en Francia con res-

262. París, 28 de septiembre de 1944 (ACB).

263. Antonio Risco, «Las revistas de los exiliados en Francia», art. cit., p. 113.

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pecto a sus compañeros que habían viajado a América o Londres. Teori-zó sobre la poesía y la realidad, escribió sobre el destierro y sobre la si-tuación en España.

En 1944, Corpus fue a Toulouse en delegación junto con VictoriaKent, José Castro Escudero, José Atienza y Guillermo Fernández, paraasistir a la conferencia organizada por la UNE. También asistió a los ac-tos que el centro de intelectuales de Toulouse había organizado en honorde los mártires de la Resistencia. En enero de este año se realizó un ma-nifiesto de la UIE contra el régimen franquista, en el que se podía leer lafirma de Corpus Barga.

Un año más tarde, desde las páginas de Action, «Hebdomadaire del'indépendance francaise», Corpus Barga sacó a la luz su relato «Un en-terrement á Seville», y colaboró con un artículo sobre los EEUU y la po-lítica de Franco. Además, escribió en el Bulletin du Comité NationalFrance-Espagne. Estos comités surgieron en la parte del suroeste francésy en el mediodía, y se componían de franceses simpatizantes de la causarepublicana. Acogían a los intelectuales españoles y tenía su sede en Pa-rís. Las publicaciones que lanzaron fueron efímeras y mayoritariamentede información cultural. Sólo he podido fechar un artículo acerca de la co-laboración de Corpus en este Boletín. Data de 1945 y en él exponía susideas acerca de la postura española en la Segunda Guerra mundial.

Solidaridad española, publicada en Toulouse, era de otra revistadestinada a agrupar a los exiliados españoles y a prestarles su ayuda. Laaportación de Corpus es un artículo, en agosto de 1946, sobre la necesi-dad de ayudar a las víctimas del franquismo. El artículo estaba en la lí-nea de lo que pretendía la revista. En MUR, Movimiento de Unión Re-publicana, revista realizada también por exiliados republicanos en Tou-louse, escribió un artículo, en 1946, en la que ensalzaba al pueblo espa-ñol y daba muestra de la fe y la esperanza que todavía tenía en él.

Pero mucho más importante es su trabajo en Independencia. Cor-pus Barga fue, junto con Salvador Becarisse y Félix Montiel, el directorde la revista. El primer número fue publicado en octubre de 1946, en Pa-rís. «Revista quincenal de cultura española», el consejo de redacción es-taba compuesto por Rafael Alberti, Manuel Azcárate, Nicolás Cabrera,R. Candel Vila, J. M. Giner Pantoja, Emilio Herrera, Manuel Martínez-Risco, E. G. Nadal, Manuel Núñez de Arenas, Antonio Porras, Ogier

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Preteceille, José Quero Morales, J. M. Quiroga Pla, Jorge Semprún, J. M.Semprún y Gurrea y Arturo Serrano Plaja.

En 1946 Corpus Barga escribió en ella varios artículos, todos ellosreferidos a la realidad de la guerra y de la situación en España y en otrospaíses. Franco, la Unión Soviética, España y la República son algunos delos temas elegidos. De hecho, la revista tenía esta «orientación» de com-promiso, de actividad intelectual militante y mostró una preferente aten-ción por todo lo que ocurría en España, en el interior de España (esta idease relaciona con el espíritu del Boletín de la UIE al que ya hemos hechoreferencia). Existían también, por supuesto, las secciones de arte, músi-ca, poesía, etc.

Asimismo, también en Les Lettres Frangaises, órgano clandestinode los escritores de la Resistencia en Francia, y dirigido entonces porLouis Aragón, Barga colaboró publicando en él su visita a Pablo Nerudaen un país de Sudamérica, en el momento en que éste estaba perseguidoy escondido.

En febrero de 1945, en París, Perpignan y Collioure, se celebró la«Semana Machado», homenaje al poeta muerto años antes. Corpus in-tervino en este acto, así como Marcel Bataillon, Luis Capdevila, JeanCassou y otros. Junto con los demás escritores, viajó de Perpignan a Co-llioure en caravana y de pueblo en pueblo fueron recibidos con exalta-ciones de alegría. Ya en Collioure, su alcalde encabezó la manifestaciónque formó el pueblo entero para ir hasta la sepultura de Machado. En elhotel donde vivió, Jean Cassou habló en nombre de todos los escritores;según parece, tenían acordado levantar en el jardín de aquel hotel una es-tatua en memoria del poeta, que tenía que ser realizada por el escultor ca-talán Rebull. Sin embargo, la estatua no llegó a hacerse por falta de mediosy por las circunstancias. Dos años después, este asunto todavía estaba pen-diente. Prueba de ello, es el siguiente testimonio, hasta ahora inédito, deQuiroga Pía:

... Anoche nos reunimos, en casa de Bataillon, y con éste, Giner, Ontañóny yo, a propósito del monumento a Machado. Se acordó ampliar la Juntao comisión que se ocupa (?) (sic) del mismo, nombrando un nuevo miem-bro francés y otro español. El 2° será alguien del Gobierno... en cuanto séresuelva la crisis. El 1° se decidió que fuese Paul Eluard. Como tú eresamigo mío, me han encargado te transmita el acuerdo a ti, para que hagas

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el favor de escribirle a Eluard, y que éste se ponga enseguida en contactocon el Prof. Marcel Bataillon, 19 Rue de l'Abbé de l'Epée, París V, telé-fono: ODEon 94-24. Queremos que para el 22 de febrero (es decir, en lasemana del 22), los semanarios literarios de aquí publiquen artículos so-bre A. Machado (a propósito, Manuel, su hermano mayor, acaba de moriren España), con poesías de éste traducidas por los hispanistas franceses(Cassou, Bataillon, Armangeat, etc). Se recaudarán fondos, y una vez porsemana nos reuniremos en casa de Bataillon, poniendo en marcha de ve-ras la cosa, hasta ver en su sitio el monumento. Rebull parece que quieretrabajar. Pero tiene unas ideas fantásticas. Habla de un monumento quecostaría... 850.000 francos, ¡y hay recaudado poco más de 20.000!264

264. París, 22 de enero de 1947.

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CAPITULO VII

VEINTISIETE AÑOS EN EL PERÚ

Recomenzar en Lima. Director, profesor y periodista

Confieso, sin que me dé ninguna vergüenza, que mi pasión por el gran-dioso y pobre Perú era de conocer por conocer, como se conoce a lo queantes se decía un paisaje, como se conoce a un amigo; y la he satisfechotodo lo que he podido, menos, mucho menos de lo que he querido, porqueviajar por un país pobre es caro y yo soy más pobre que mi amigo el Pe-rú, no tengo ni metales, ni algodón, ni café, ni siquiera pisco; sin embar-go, me parece que escasas personas se habrán enajenado más que yo en lacampana neumática de las punas celestes, en el laberinto de los Andes pe-ruanos, en el mar hecho jirones de la selva, en el palacio encantado de cris-tal de las quebradas.265

En 1948, Corpus Barga se marchó de Francia para comenzar unanueva vida en Lima. Tenía sesenta y un años y una vez allí su trabajo deperiodista continuó al mismo ritmo de siempre.

Franklin Urteaga, así como el entonces rector de la UniversidadNacional Mayor de San Marcos, Luis Alberto Sánchez, le propusieron su

265. Corpus Barga, Expreso, 15 de noviembre de 1961.

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traslado a Lima para ejercer como profesor en la Escuela de Periodismo,pues la fama de su gran calidad como periodista había llegado hasta allí.Corpus comprendió que la situación en España no iba a cambiar y que lavida en Francia resultaba cada vez más difícil tras la guerra; por elloaceptó esta oferta y viajó al Perú:

Yo llegué aquí porque cuando Perón suspendió del todo La Nación deBuenos Aires de la que yo era corresponsal en París, pues me encontré enParís sin trabajo, y ya no tenía mis jóvenes años, ya era un hombre que te-nía grandes años de corresponsal en París, y entonces como conocía a mu-chos americanos que había conocido en París, que había conocido en misviajes aunque no fueron más que de ida y vuelta a Buenos Aires, les es-cribí aquí como escribí a otras repúblicas diciendo me encuentro en estasituación, comprenda Ud. que en París, no puede Ud. hacer nada pero sihay que ir allí voy con mucho gusto y me contestaron de varios sitios y lapropuesta que me hicieron y que me agradó más fue la de Lima. (...) Lapropuesta consistía en que me ofrecían un contrato en la Universidad deSan Marcos por dos años, para dar unas clases de periodismo, en un Insti-tuto de periodismo que había ya en la Universidad de San Marcos, y pordar una clase ahí, me contrataron dos años. A los dos años convirtieron elInstituto en Escuela y me hicieron Director y terminé con la clase y conlas otras clases que siguieron después en la Escuela.266

A Perú viajó solo, su familia se quedó en Cour Cheverny. Precisa-mente, las primeras impresiones del viaje en barco y de esta nueva vidaen Lima, lejos de los suyos, se las describió a su mujer en las singularesy reveladoras cartas que reproducimos en el Apéndice, documento 8.

Cuando Corpus Barga llegó a Lima, se encontró con una prensa yamodernizada pero con una situación social y política que no había cam-biado lo más mínimo en lo que respectaba al principio de siglo. En el Pe-rú se encontró, en este año de 1948, con una sociedad y unos problemaspolíticos muy complejos; una muy marcada diferencia social y una mi-seria profunda. La semilla de la revolución estaba ya sembrada y tardómuy poco en dar sus frutos.

266. Fragmento del borrador de la entrevista realizada por José Ma Oviedo en 1973,op. cit.

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La compleja situación socio-política y económica hacía del Perú unpaís en constante amenaza de explosión. Corpus pocuró no mezclarse enlos asuntos políticos, aunque se mantuvo en una posición de observacióny de apoyo de los más desfavorecidos. A lo largo de los veintisiete añosque vivió en este país, Barga fue aprendiendo a conocer bien a sus gen-tes y sus problemas y llegó a sentirse completamente identificado con es-ta tierra. No compartía su ideología revolucionaria o política y prefiriómantenerse al margen en esta cuestión.

Con respecto al periodismo limeño, estaba marcado por las sucesi-vas y numerosas dictaduras militares. Su compleja historia está sujeta alos continuos avatares sociales, políticos y económicos que vivió el paísy que ha vivido continuamente. Un periodismo que ha tenido que lucharconstantemente con las dictaduras militares de los diferentes gobiernos,cada cual más represivo. En definitiva, un periodismo completamentedistinto al europeo. De hecho, estos gobiernos determinaron definitiva-mente la marcha de la prensa en la capital y también en el país.267 Porello, la prensa peruana vivió momentos completamente diferentes a losdel resto de los países europeos y su funcionamiento difirió bastante delhabitual con que se había encontrado Corpus anteriormente.

Cuando llegó a Lima estaba en el Gobierno el presidente Busta-mante Rivero, que fue derrocado en octubre de ese mismo año. Desdeentonces estuvo en la presidencia el general Manuel A. Odría, hasta1968, en que fue derrocado por el general Velasco Alvarado. Durante es-tos años, el periodismo vivió una etapa de esplendor en la que surgieronnuevos periódicos, nuevas revistas, irrumpió con gran fuerza la televisióny se modernizó la radio notablemente. La influencia del periodismo nor-teamericano en las técnicas de escritura ayudaron también al desarrolloy auge del periodismo peruano. En definitiva, una renovación como nose había visto nunca antes, en la que numerosos factores participaron.Pese a todo, los gobiernos militares mantuvieron siempre un control so-bre la prensa con numerosas leyes represivas y éste fue siempre el prin-cipal problema con el que se encontró el periodismo en Perú.

En este clima de crisis y profundos problemas sociales, políticos yeconómicos, vivió Corpus Barga. En 1968, año en que subió al poder

267. Para todo lo referente a la historia de la prensa peruana, véase Juan GargurevichRegal, Historia de la prensa peruana (1594-1990), Lima, Ediciones La Voz, 1991.

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Velasco, el ambiente no podía estar peor y continuó así hasta 1975; po-cos días después de la muerte de Corpus, fue derrocado el general Ve-lasco y subía al poder el general Francisco Morales Bermúdez, casi másradical que el anterior.

Con respecto a su aportación al mundo del periodismo, sabemosque Barga se sumergió de lleno en sus colaboraciones con los grandesperiódicos limeños y que no dejó de lado, siempre que pudo, sus traba-jos en otras publicaciones sudamericanas e incluso españolas.

Esta etapa periodística de Corpus es la menos comprometida polí-ticamente hablando. Lógicamente, en razón de las circunstancias -laedad, el cambio de residencia, país radicalmente diferente a todos en losque había vivido antes, dedicación profesional también diferente, másvolcada en la enseñanza- su aportación al periodismo cambió también.Ahora nos encontramos con un periodista y un hombre más relajado,más dedicado a todo tipo de temas. Sus artículos tratan absolutamentesobre todo y no son monotemáticos, como los escritos durante los añosde la Guerra mundial o de la Guerra civil o la República. Asistimos a unapaciguamiento en el ánimo del escritor, que, sin embargo, no resta va-lor a sus escritos. Mucho más abierto que nunca en cuanto al abanico deposibilidades temáticas, hablará con verdadera pasión sobre todo. Es és-te, pues, un nuevo período de su vida, diferente a todos los que había vi-vido antes y que se va a traducir en un cambio en sus aportaciones pe-riodísticas, enriqueciéndolas.

En 1949, cuando el director de la Escuela de periodismo, José Ga-briel López Buinza, dejó su puesto de Lima, Corpus asumió su dirección,primero de forma interina y después definitivamente. Cuando llegó a Li-ma en 1948 se encargó de la cátedra de Ética y Sociología del Periodis-mo, dedicándose después, desde 1949 hasta 1967, al dictado de los cur-sos de Organización y Técnica del Periodismo. Además se ocupó interi-namente de la cátedra de Historia de la Cultura Española. En 1949 asu-miría, asimismo, y a petición unánime de la Junta de Catedráticos, la Di-rección de la Escuela de Periodismo.

Su vida continuaba dedicada al periodismo y, sin embargo, en el Pe-rú se encontró con otra forma más de entender su profesión, esta vez lade docente. Y también brilló en esta tarea:

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Su trabajo en la Universidad era excepcional. Asistía sin horario rigurosoa cumplir sus tareas directivas y de clase. Organizaba ciclos y cursillos pa-ra ampliar conocimientos, con la intervención directa de él y de otros in-vitados. Participaba, muy a menudo, en conferencias, en nombre de laUniversidad, cuando se trataba de celebrar una efemérides importante. Re-cuerdo sus magistrales conferencias sobre Goethe, la Historia del Arte, Pe-riodismo, etc. que ofrecía en el Salón General de la Universidad, para losestudiantes y público en general. Era exigente en sus apreciaciones sobreel rendimiento del alumno en cuanto a tesis, exámenes, seminarios, publi-caciones, etc.268

Gran conocido en los círculos internacionales de la capital peruana,fue recibido muy cordialmente por todos los profesores y los intelectua-les y escritores destacados. Conoció a todos los hombres representativos,políticos, artistas, escritores, profesores. Precisamente, con ocasión delcentenario del nacimiento de su padre, Rafaela hizo unas declaracionesen las que realizó una descripción de aquel periodista, escritor y profe-sor que fue su padre:

Aquí escribió sus Memorias y se dedicó, con verdadera pasión, a la cáte-dra universitaria. Su vocación era la de escritor y no dejó de escribir has-ta la víspera de su muerte. Trabajaba intensamente. Pero como sus alum-nos, algunos que venían de España, lo visitaban casi a diario, nosotros te-níamos una auténtica aula universitaria en esta sala, una cátedra perma-nente. Era muy claro en sus explicaciones y más aún en sus correcciones.Extremedamente generoso para comprender el error de sus dicípulos. Seequivocan involuntariamente, nos decía, por falta de conocimiento, y estoes lo que se debe buscar y es lo que él les transmitía. Nunca fue severo consus alumnos ni con nosotros.269

Fue un hombre que dejó un recuerdo imborrable en muchos deellos, como es el caso de Luis León Herrera,270 cuya opinión sobre Cor-

268. Declaraciones realizadas por Carlos Parra Morzán, Director del periódico peruanoAma Llulla (voz quechua que en castellano significa «no mentir», «no mientas»,«no seas mentiroso») y profesor Principal a Dedicación Exclusiva, hasta 1996, enla Universidad de San Marcos.

269. El Dominical de El Comercio de Lima, 23 de agosto de 1987.

270. Escritor, abogado y periodista, es también Catedrático principal de la UniversidadParticular Peruana «Cayetano Heredia» de Lima.

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pus era «óptima, debido tanto a su valor intelectual como a su valía per-sonal, pues era un hombre culto, íntegro, gentil, amable y muy querido yrespetado por la intelectualidad peruana».

Desde el primer momento en que pisó suelo sudamericano, las rela-ciones con los exiliados intelectuales no se rompieron. Al igual que Ma Te-resa León le brindó su ayuda para seguir adelante en la nueva vida en Li-ma, Corpus Barga realizó favores a todos aquellos que lo necesitaron. Alos pocos meses de llegar, Ma Teresa le escribía este documento inédito:

Buenos Aires16-junio-1948

Querido Corpus!

¡Tú en América! No te perdonará Dios ni nosotros si no vienes a la Ar-gentina. Ya he hablado con una especie de Asociación de Intelectuales Es-pañoles para que patrocinen tus conferencias. Claro que nuestra pobrezano puede cubrirte el viaje hasta aquí pero te garantizamos el teatro llenoy muchos miles de pesos. Nos dicen que vas a ir a Chile, luego, lógica-mente tu camino será éste. Dinos para cuándo llegarás, temas de las con-ferencias, etc. Así hizo León Felipe y no le fue nada mal. Yo te aconsejoque llegues aquí. Hoy escribo a Montevideo a Bergamín para contratarteallí algunas conferencias. Pero necesitamos los temas. Y nada más, por-que ésta es una urgentísima carta conminatoria. Lo demás lo hablaremoscara a cara.Te mandamos muchos abrazos Ma Teresa.

Por supuesto, el «hoy por ti, mañana por mí» era una divisa que nohabía que entender únicamente de interés sino de verdadera amistad: losescritores e intelectuales exiliados, todos ellos en las mismas circunstan-cias, sólo podían ayudarse de esa manera. Un ejemplo de la ayuda mu-tua es esta otra carta inédita de Ma Teresa León (ACB):

Barrancas del Paraná20-1-1954Querido Corpus:vuelvo a molestarte para mandarte esos poemas de Rafael sobre el Río Pa-raná. ¿Van bien en El Comercio! Ya te dije que habíamos recibido lo deCádiz muy bien publicado y te lo agradecimos. ¿Quieres ser tan dije (su-

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brayado de la autora) de dar nuestros artículos a Miró Quesada?271 Estoyen plena fiebre organizando la revista 15 Abriles que debe aparecer -comoes lógico- en abril. ¿Sabes de alguien que quisiera escribirme un reporta-je sobre la vida de las chicas de 15 años en Perú? Claro que con fotos ypagado.¡Qué cosas te pido!Pero te gustaría el consejo de redacción: 10 chicas de 15 años!Os beso a todosVuestraMaría Teresa

También viajó a diferentes puntos de Sudamérica, dando conferen-cias y visitando a antiguos amigos. Además, se encargó durante cuatroaños de la dirección de la revista de la Escuela de Periodismo, la Gace-ta Sanmarquina, que se preparaba en los locales de la Universidad, aun-que nunca quiso que apareciera su nombre en la revista. Además, graciasa él se pudo contar en la Universidad con la instalación de una imprentapara los alumnos.

Asimismo organizó una biblioteca y una hemeroteca, para lo cualse sirvió principalmente de los periódicos y revistas editadas en Perú yde las extranjeras que él mismo aportó de su amplia carrera.

Continuó relacionándose epistolarmente con sus amigos intelectua-les y exiliados. Los encontraba en los diferentes viajes que unos y otrosrealizaban por América, como fue el caso de José María Arguedas, Ra-fael Alberti, Gerardo Diego, Alejo Carpentier, Dámaso Alonso, JorgeGuillen, Juan Marichal, Jorge Luis Borges, Marcel Bataillon, y muchosmás. Todos ellos hicieron posible que Corpus no sintiera el aislamientoen aquel lejano país al que amó profundamente, tanto como lo conoció.Con Ramón Gómez de la Serna mantuvo a lo largo de su vida, pese a ladistancia y a las circunstancias, una estrecha relación. Ya fuera en Ma-drid, en París o en América tras el exilio, Corpus y su sobrino Ramón no per-dieron el contacto. Así lo prueba el testimonio de la siguiente carta inédita(ACB):

271. Miró Quesada era por aquel entonces el director del periódico El Comercio deLima.

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Ramón Gómez de la Serna 15 Abril 1955Mi querido y gran Corpus:por correo de barco recibirás paquetes de libros nuestros. Primero un pa-quete en que recibirás mi pesado (los subrayados son del autor) «Auto-moribundia» en el que encontrarás mi respuesta -no va a ser la respuestade otro- a lo que me preguntaste al despedirnos y además muchas cosasfamiliares y nuestros remotos encuentros en París. En los otros paquetescosas de invención y últimas biografías.En tu visita vimos que éramos los mismos -que es lo importante- aunqueun poco cansados.América conserva además como esas tinajas en que se momifican los ca-dáveres indios. Un poco incómodos, achicados, algo devueltos otra vez alclaustro materno pero rejuvenecidos como no nacidos.Con muchos recuerdos a tu mujer y a tus hijos recibe abrazos de tu admi-rador y sobrinoRamónMuchos recuerdos de Luisita para todos.

Colaboraciones en diferentes periódicos

Desde el Perú, Corpus Barga colaboró en diversos periódicos y re-vistas, como El Comercio de Lima, El Nacional de Caracas, Mar del Surde Lima, El Tiempo de Bogotá, Expreso de Lima y muchos más. Tam-bién lo hizo en las publicaciones españolas: Papeles de Son Armadans,ínsula, Revista de Occidente, etc. Y dirigió la Gaceta Sanmarquina, re-vista de la Escuela de Periodismo.

En Mar del Sur escribió un artículo, en 1949, en el que realizaba unestudio sobre la temática de Goethe y su pensamiento. El artículo le sirvió,una vez más, como trampolín para desplegar sus amplios conocimientossobre el tema, alimentados a lo largo de los años por sus múltiples lectu-ras. Aparentemente ésta fue la única colaboración que aportó a la revista.

Etcétera, dirigida por Pedro Alvarez del Villar, fue una revista pu-blicada en Lima y que contó con una gran fama. En ella, Barga publicóuna serie de artículos, fechados en 1950, sobre el mundo indio y el es-pañol. Con respecto a Caretas, semanario creado en 1950, fue editado ydirigido por Doris Gibson y Francisco Igartua, aunque años más tardecogería la dirección Enrique Zileri. Tuvo mucho éxito porque el periódi-

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co mantuvo, durante la dictadura de Manuel Odría, una distancia que sepudo entender como de oposición. De gran formato, llegó a convertirseen el periódico más importante del país, sabiendo combinar su indepen-dencia política con el acercamiento a los sectores más influyentes de laciudad.

El periódico era de tipo liberal y se alejó siempre de las dictadurasmilitares, habiendo sobrevivido a las de Odría (1950-1956), Pérez Go-doy (1962), Velasco Alvarado (1968-1975) y Morales Bermúdez (1975-1980); con los siguientes presidentes el periódico tuvo enfrentamientosmuy graves, sufriendo persecuciones, siendo cerrado varias veces y de-portado su director.

Sin embargo, Caretas se convirtió en el periódico peruano de máséxito, colaborando en él gente como Ciro Alegría, Raúl Porras Barrene-chea, Sebastián Salazar Bondy, Mario Vargas Llosa, Luis Alberto Sán-chez y otros más entre los que se encontraba Corpus Barga. Colaboró enella con un artículo en el que hablaba sobre las curiosidades de una feriaen Perú. En 1952 escribirá de nuevo, esta vez «confesando» una «malaacción» transcurrida durante la Primera Guerra mundial en Bélgica. Asi-mismo, en Alfar de Montevideo, existe un artículo suyo en el que reali-za un profundo estudio sobre su punto de vista a propósito del ensayo.

Diferente es el caso de su aportación en El Nacional, periódico dela ciudad de Caracas. En él Corpus Barga comenzó sus colaboracionesen 1952, prolongándose hasta 1959. La mayoría trataban sobre aspectosde la sociedad limeña o sobre temas de actualidad nacional e internacio-nal. El arte y la literatura, el recuerdo de su viaje en Zeppelin en 1930(como consecuencia de la muerte de su ingeniero, Hugo Eckener), asícomo los avances de la ciencia, son algunos de los temas que encontra-mos en sus artículos de estos años.

Las comparaciones entre España y América son reiterativas, la he-rencia de la literatura española en la americana, de la misma forma que lasreflexiones sobre Europa o el mundo norteamericano. Asimismo habló deotros temas hasta entonces nunca tratados, como es el caso del fútbol, delque llegó a decir, a propósito de un partido en el Estadio de Lima:

El público de los deportes es más que ningún otro, partidario y parte. So-bre todo si el juego es internacional. Llega a hacer de un deporte propio de

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una nación la medida de todas las naciones. En el campeonato sudameri-cano de fútbol que se está jugando en el Estadio de Lima, se han exaspe-rado no sería fácil definir qué rivalidades nacionales entre peruanos, boli-vianos y ecuatorianos, pueblos que, si para constituirse en naciones dis-tintas han podido tener razones naturales, no han sido éstas nunca de na-turaleza humana. Y aun cuando se trate de pueblos muy diversos de natu-raleza, la disciplina inglesa del fútbol unifica sus reacciones diferentes co-mo jugadores y tiende a convertirse en organismos británicos de los que sesaque el mayor rendimiento. Que los peruanos, los bolivianos o ecuatoria-nos jueguen muy bien al fútbol significará que se han hecho muy anglo-sajones, no que son muy peruanos, bolivianos o ecuatorianos, cual procla-man los públicos exaltados y aceptan hasta los hombres más sesudos. Delteatro se dijo que era la corrección y el modelo de las costumbres. Del ci-ne se ha dicho que es el opio para las personas decentes. Del deporte co-mo espectáculo habrá que decir que es el veneno de los pueblos.272

El Comercio era y es el gran periódico limeño; de gran poder, du-rante la dictadura de Leguía (1919-1930) se convirtió en el modelo deperiodismo peruano y se puede decir que el Perú fue entonces país de unsolo periódico.

Corpus comienza sus colaboraciones regulares en el SuplementoDominical, en 1953, aunque ya había publicado algunos ensayos en1949. En aquellos años el director de este gran diario, el más importan-te de Lima y del Perú y uno de los más notables de Hispanoamérica, eraLuis Miró Quesada de la Guerra. El periódico se había creado en 1839, ypoco a poco acabó convirtiéndose en el negocio familiar de los Miró Que-sada. Pero nunca se le pudo negar su definitiva importancia en el des-arrollo de la prensa limeña:

La aparición del diario El Comercio marca indudablemente un hito en lahistoria del periodismo peruano y coincide con el comienzo de una nueva

272. Corpus Barga, «Un juego que no es de manos», El Nacional de Caracas, 21 deagosto de 1953. Esta opinión peyorativa del deporte en cuanto que era promotor delos sentimientos nacionalistas, es característica en él. De hecho, ya en 1926 se po-dían leer desdeñosas afirmaciones a propósito del partido de tenis celebrado enCannes, en el mes de febrero de ese mismo año. En aquel entonces declaró: «Loshombres serios se apesadumbran contemplando al mundo emocionado por el de-porte. Lo triste es que el deporte sólo emociona de este modo, cuando, en el fondo,tiene algo de política, de nacionalismo y de nacionalismo sajón o entre anglosajo-nes» (El Sol, 20 de febrero).

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etapa en la historia del país: en lo político, búsqueda de estabilidad; en loeconómico, la llegada y promoción de los capitales y las prácticas comer-ciales que harán posible la iniciación del Perú en el capitalismo.273

Lo más destacado del trabajo de Barga en este periódico es la pu-blicación de sus relatos Un entierro en Sevilla214 y Asesinato de Narcisoo riesgos de la imagen (1 de enero de 1955) y Diálogo de las esferas (10de noviembre de 1957). Por lo demás, es un período en el que escribe so-bre todo: la literatura, el arte, teatro, pintura, Europa, América y un sin-fín de temas.

Y, de nuevo en La Nación de Buenos Aires, encontramos a CorpusBarga trabajando a partir de 1955 y hasta 1961. En sus páginas, dedicóvarios artículos a su viaje por la Isla de Pascua y la Isla de Más a Tierra,además de escribir diferentes artículos sobre la sociedad peruana, su geo-grafía y sus costumbres. Son crónicas cuya temática está dedicada almundo americano.

En Adelante, revista mexicana, sólo publicó un artículo, fechado en1956, en el que narró los detalles de la salida de Antonio Machado en eldestierro. Con ello quiso dar Corpus, de una vez por todas, la verdaderaversión sobre este capítulo tan poco conocido de la vida del escritor.

Sur es otra revista en la que su participación fue muy breve, apor-tando muy pocos artículos, más bien ensayos, en los que desarrollaba di-ferentes temas literarios. Sucedió todo lo contrario con Expreso, funda-do en 1961 por un grupo encabezado por Manuel Mujica Gallo, caracte-rizándose por su liberalismo. Su primer director fue Manuel Jesús Orbe-gozo y más tarde José Antonio Encinas. A partir de 1963 el diario era yacalificado como de izquierdas y contó con gran éxito, colaborando en éltodos los grandes intelectuales del momento. Tuvo muchos problemascon el Gobierno y años más tarde sería incluso expropiado.

Con respecto a las colaboraciones de Corpus Barga, éstas comien-zan en 1961 y se extienden hasta 1965. Sus artículos son enormementevariados: desde largos paseos por la geografía de la ciudad limeña, has-

273. Juan Gargurevich Regal, Historia de la prensa peruana, op. cit., p. 66.

274. Que había sido publicado en francés algunos años antes, en Action, 21 de julio de1945.

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ta ensayos sobre la ciencia, viajes por la sierra peruana, visitas de gran-des escritores a la Universidad de San Marcos; España y los españoles,el inca Garcilaso, ensayos sobre el arte y la literatura, recuerdos de su vi-da en París, Historia, teatro y verbenas madrileñas. Encontramos una lar-ga serie de artículos en los que narra su viaje a la Isla de Pascua (a la quellama «La Atlántida»), a la vez que realizó varios ensayos sobre la nove-la de escritores como Cela, Goytisolo, Sánchez Ferlosio y otros. Trató te-mas como el movimiento nudista, la literatura femenina en España, lossucesos políticos en los EEUU o el asesinato de Kennedy.

También es muy importante su papel en la revista de la Escuela dePeriodismo de la Universidad de San Marcos, La Gaceta Sanmarquina.Desde mayo de 1964 hasta noviembre de 1969, Corpus Barga se encar-gó de la dirección espiritual (era su verdadero director aunque nunca qui-so figurar como tal) de la revista, que surgió como el instrumento prác-tico de la teoría periodística aprendida en la Escuela. Los estudiantes ne-cesitaban practicar el periodismo real y por ello se dirigieron al rector pa-ra plantearle su demanda de obtener, o bien una emisora de radio uni-versitaria, o bien un periódico institucional. Como recuerda uno de aque-llos estudiantes, el papel de Corpus Barga fue decisivo para obtener eléxito:

Corpus Barga, Director de la Escuela, no tenía esperanzas de que las au-toridades nos hicieran caso. Pero nos alentaba en nuestros propósitos. Co-mo estaba indicado, un lunes de fines del mes de abril de 1964 acudimosal Rectorado, esta vez con nuestro Director a la vanguardia. El Rector nosrecibió con mayor cordialidad. Dirigiéndose a Corpus Barga le preguntósi era posible implementar algunas de las alternativas que planteábamos.Él contestó que si se nos proporcionaban los implementos, cualquiera deellos, era posible. Ponderó la inquietud justa de los estudiantes y le mani-festó que desde su punto de vista sería más adecuado un periódico, porqueél tenía larga experiencia en esto.275

Y, cómo no, lo consiguieron. En sus páginas se publicaron todo ti-po de artículos sobre ciencias, arte, literatura, antropología, medicina,con las firmas de grandes entendidos en cada materia. Se convirtió en elmedio de difusión real de la Universidad de San Marcos.

275. Román Robles Mendoza, «Corpus Barga y el periodismo sanmarquino», Ama Llu-lla, Lima, septiembre de 1997, n° 16.

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El periódico comenzó a publicarse en ese mismo año (1964), deforma mensual, y vivió diferentes etapas. La primera, de la que se en-cargó Corpus, tuvo 52 números y subsistió hasta octubre de 1969. Condiferentes interrupciones, la publicación fue saliendo hasta su quintaépoca, en la que se encuentra en la actualidad.

De la misma forma, en El Mercurio, publicación realizada en Val-paraíso, escribió un artículo, publicado en abril de 1962. Se trataba de unensayo sobre la novela de Anatole France y la de Turgenev, así como dela obra de Cervantes. Tiempo más tarde redactaría, también, para La Re-vista de Occidente. Esta vez fueron tres artículos. En uno de ellos, fe-chado en 1963 -cuando tenía setenta y seis años-, hablaba de Baroja, desu amigo Valle-Inclán, y realizaba un repaso por determinados hechospolíticos todavía en su recuerdo. En los otros dos se centraba en aspec-tos de la literatura.

Para la revista creada por Camilo José Cela, Papeles de Son Arma-dans, Corpus Barga envió un artículo, en 1964, en el que recordaba surelación con el escritor Silverio Lanza. Explicaba con detalle cómo lohabía conocido y la ocasión en que fue a visitarlo a su casa de Getafe.Años después, una vez muerto Barga, la revista publicó algunos papelesinéditos y documentos de sus últimos años.

En La Estafeta Literaria sus colaboraciones fueron puntuales, úni-camente para explicar, por un lado, los detalles de la salida en el destierrode Antonio Machado y su llegada a Francia; por otro lado, para reiterar,una vez más, las condiciones en que llegó Machado y su familia a Fran-cia y hacer ver que, dentro de lo que cabía, fueron muy bien acogidos.

ínsula fue una revista que acogió con gusto las colaboraciones de Cor-pus Barga y que, además, publicó en sus páginas diversos trabajos realiza-dos sobre su vida y su obra, como los de Rafael Conté, José Carlos Mai-ner, Gloria Rey Faraldos, la entrevista de Antonio Núñez, José Domingoo José Luis Cano. En ella Barga colaboró con artículos en los que con-taba detalladamente las relaciones entre Unamuno y Blasco Ibáñez, teo-rizaba sobre las relaciones entre el autor y su obra, o nos abría más ca-minos para conocer a Unamuno. Los artículos de Corpus aparecieron enlas páginas de ínsula desde 1966 hasta 1970.

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Y también en Visión del Perú, publicación limeña, pudieron leersedos escritos de Barga (1968), sobre el amor y sobre la poesía de CésarVallejo. Años después, en 1971 y con ochenta y cuatro años, envió un ar-tículo al diario madrileño Informaciones, sobre la novela y su difícil su-pervivencia en la sociedad de aquellos años. Era la forma que tenía deaportar su punto de vista sobre una literatura que, aunque se producía le-jos del lugar en que vivía, conocía profundamente.

Viajes inolvidables

Viajero incansable, Corpus Barga recorrió el Perú rincón por rin-cón, así como la ciudad de Lima. Precisamente, de ésta lo que le morti-ficaba era el clima: la intensa humedad hacía aún más difícil su respira-ción, como consecuencia del asma que padecía. Cuando en 1948 se tras-ladó al Perú, su espíritu inquieto y curioso no varió un ápice: la ciudadde Lima, la selva, la sierra... conoció el país de cabo a rabo. Incluso, so-lía decir a su familia que respiraba mucho mejor en las grandes alturas-hablamos de 5.000 metros-, a pesar del asma.

Viajó frecuentemente por los variados paisajes que ofrece este pa-ís: tanto la sierra, como la selva o la montaña. Recorrió el Amazonas, semezcló entre los indígenas, visitó los pueblos perdidos de las montañas,las ruinas del Machu Pichu, el pueblo de Cuzco y los miles de lugares noturísticos que llegó a conocer tan bien. Como había declarado tantas ve-ces, el Perú era un país para enajenarse, un país en el que se podía en-contrar todo. Un país que amó profundamente.

En 1954, con sesenta y siete años, viajó en barco a la isla de Pascuay a la de Más a Tierra (archipiélago de Juan Fernández).276 La isla dePascua le causó una honda impresión, sucumbiendo ante la misteriosamirada de los monolitos carentes de ojos de la isla. Para él se trataba deun verdadero paraíso, en donde vivían -en aquel entonces- unos 800mestizos de diversas razas -leprosos latentes- en donde casi no se traba-jaba, se vivía de la tierra y de los animales y no existían mercados, nitiendas, ni peleas, ni cárceles.

276. Juan Fernández fue quien descubrió, en el siglo XVI, el grupo de tres islas desha-bitadas en una de las cuales viviría en el siglo XVIII, durante cinco años, el náu-frago escocés que fue el personaje real de Robinson Crusoe.

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A la isla llegó tras un largo viaje en el «Pinto», un transporte deguerra chileno, y en él viajaban, además de Corpus, una etnóloga, unfraile capuchino, un ingeniero de aeropuertos, un radiotelegrafista, unmaestro de escuela y un albañil. Junto al misterio de los monolitos y laleyenda del hombre-pájaro, lo que más atrajo la atención de Barga y lo quemás le interesó fue la propia vida de sus habitantes, todos ellos mestizos,de cuyos rostros se acordaría siempre y de los que llegó a decir, realizan-do un sintético pero completo retrato:

Sus rostros mestizos presentaban los rasgos revueltos, algunos podían pa-sar por norteamericanos, otros por europeos del norte y del centro. La ra-za polinésica hundida entre ellos, más que bastardeada parecía gastada,usada como la ropa que llevaban puesta y habían cogido de las más diver-sas procedencias: camisas elegantes y pantalones desgarrados, camisetasde futbolistas y calzones largos, marineros, de campana. Iban descalzos ysi llevaban puesto el sombrero de la isla, con anchas alas de hojas de plá-tano y cordón de florecitas, era para venderlo, no por dinero (la isla de Pas-cua era un país donde no circulaba el dinero pero debo declarar, en honorde la verdad, que no por eso era la isla feliz) sino por otra cosa, una cami-sa, unos pantalones, un jabón, un perfume, unos cigarrillos. Trocaban to-do lo que llevaban además de los sombreros...277

A estos viajes le sucedieron sus correspondientes crónicas publica-das en diferentes periódicos limeños, como ocurría siempre que viajabapor cualquier punto de la geografía sudamericana, como el Amazonas, elMachu-Pichu, Cuzco, y muchos lugares más. Además, publicó su relatoAsesinato de Narciso o riesgos de la imagen, en El Comercio de Lima,el 1 de enero de 1955.

En 1956, viajó de nuevo a Francia, lo que le llevó a escribir tambiénuna serie de artículos sobre la Europa que él había conocido y la de en-tonces, así como sobre el desarrollo de la ciencia.

«Por insignificante que sea una vida, nunca se acaba de contarlo que pasa con ella»:278 redacción de sus memorias.Reencuentros con España

A pesar de su edad, la actividad intelectual y profesional de CorpusBarga continuó siendo intensa. Entre unos y otros achaques de salud

277. Corpus Barga, «La ciudad sin perros», Expreso, 5 de enero de 1965.

278. Corpus Barga, en el Prefacio a Mi familia. El mundo de mi infancia, op. cit., p. 12.

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Corpus intentaba, por todos los medios, proseguir esta actividad que lehacía sentirse vivo. Así lo contaba él mismo:

He pasado un mal invierno, con todas las complicaciones del asma que meproduce esta ciudad, y ahora empiezo otra vez a poder trabajar. No le hepodido enviar a usted el artículo sobre Unamuno. Tampoco se lo he man-dado todavía a Papeles de Son Armadans que va a rendir culto a Unamu-no publicando un artículo sobre él en cada número, no sé hasta cuándo.Tengo, además, mucho trabajo porque al que me dan la Universidad y lascolaboraciones periodísticas ha venido a añadirse el de la preparación deotro tomo de Los pasos contados que se decide a publicar el editor.279

En el año, 57 Corpus Barga comenzó la redacción de sus memo-rias.280 Con setenta años, Los pasos contados se convierten en la formaideal de recuperar la vida de un español desde 1887 hasta 1957. Sin em-bargo, sólo pudo terminar cuatro volúmenes y buscarles editor fue másdifícil de lo que había pensado. Los avalares que precedieron a su publi-cación le hicieron sentirse todavía más cansado y nostálgico, aunque pe-se a todo intentó por todos los medios poder publicarlas.

Con respecto a su forma de escribir las novelas, Corpus declararíaaños más tarde:

Yo no sé hacer un borrador, no puedo escribir una página, un párrafo, unafrase, sin dejar la anterior tal como pienso que debe ir. Mis numerosos ar-tículos de periódico no los he escrito de otra manera y en vez de rehuir lasdificultades no dejaba perder las que se suscitaban (mantener la firmeza delos párrafos dándole a cada uno el mismo número de renglones, disminuirsucesivamente los párrafos hasta la concisión final en dos otras frases, enuna si era posible, etc.) soy un materialista escribiendo, encuentro misocurrencias, me salen al paso, manejando la materia del escritor, las pala-bras, mi máxima para escribir sería: no a vuela pluma a corre tecla sino apulsaciones, sólo se puede cometer la grosería ruidosa de rasguear o te-clear y entonces llegar a la velocidad de vértigo si lo exige en la acción elentrenamiento de la mente (...) Si yo me esforzara y consiguiera escribir

279. Fragmento de una carta del 4 de octubre de 1964, reproducida en el artículo de Ra-fael Conté «De La baraja de los desatinos, Corpus, novelista», ínsula, n° 347, oc-tubre de 1975, pp. 1-3.

280. Asimismo, publicaba el relato Diálogo de las esferas, en El Comercio de Lima (10de noviembre de 1957) y un mes antes en El Nacional de Caracas (el 28 de octubre).

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el borrador de una novela entera me sucedería que al volver al borrador pa-ra corregirlo escribiría otra novela (...) Antes de escribir la primera fraseen el papel o en la memoria está ya en la mente la novela pero vaya usteda saber cuándo empieza allí: un hecho, una persona, un vuelo, una som-bra, una mirada, una exclamación, cualquier cosa hace nido en nuestra ca-beza a pájaros y la novela probablemente no sale de uno solo.281

En 1962, un nuevo amigo se suma a su larga lista: Gregorio Colo-ma Escoín, puente de Barga con España, que le traería aquello que habíaperdido ya de su país:

La primera que recibí de usted (se refiere a las cartas que se intercambia-ron) fue una de las impresiones más hondas que recibí de España despuésde tantos años de apartamiento. Precisamente por ser de un joven desco-nocido de un pueblo español que me trataba tan naturalmente, con vocesque me hablaban o, más exacto, con palabras que me sonaban a voz fres-ca...282

Gregorio Coloma fue un gran amigo del periodista y de su familiadurante los últimos trece años de vida del escritor, además de ser un lec-tor empedernido. Precisamente, esta fue una de las cualidades que másapreció Corpus en él, y ello le dio un valor inigualable a su amistad:

... nuestra correspondencia es más provechosa para mí que para usted y nosólo por la crónica de actualidad que hace usted sino porque el lector alque yo doy toda la importancia que tiene y no se le da en la literatura notiene rostros es una abstracción para el autor lo mejor que le puede suce-der al autor es llegar a establecer el contacto personal espontáneo únicocon el lector sin rostro...283

Coloma le puso al tanto de la nueva literatura en su país, le consi-guió muchos de sus títulos, a los que Corpus contestaba, una vez leídos,con sus características críticas literarias, completas y acertadas.

La historia de esta amistad es muy curiosa porque, aunque duró tre-ce años, nunca llegaron a encontrarse, ni siquiera una vez en que tuvie-

281. Carta de Corpus Barga, Lima, 30 de abril de 1972 (AGC).

282. Carta inédita de Corpus Barga, Lima, 18 de noviembre de 1965 (AGC).

283. Carta inédita de Corpus Barga, Lima, diciembre de 1970 (AGC).

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ron ocasión pudieron coincidir (durante el viaje de Barga a Madrid), ha-ciendo así el azar que su amistad quedara para siempre en forma de car-tas, aunque no por eso fuera menos sincera: «Lo limpio de nuestra amis-tad -que por no conocernos personalmente no ha sufrido ni la destilaciónde la presencia física- hace que en mi España inventada por la lejanía seausted uno de mis preferidos puntos de referencia».284 Por ello, el no ver-se llegó a conventirse para Barga en un punto todavía más positivo paraesa amistad:

Usted se figurará lo que ha sido el estrechamiento de dos manos haciendoun puño, esto es nuestra amistad. El que no nos pudiéramos ver en Madrida pesar del empeño que pusimos en vernos y al que usted fue expresa-mente para ello durante uno de mis viajes a mi pueblo disfrazado de granciudad (desnudo por dentro como su cielo y su miseria nacionalizada) meha hecho desistir de un propósito que tenía ha tiempo: el de pedirle a us-ted su retrato. Me resistía a hacerlo porque como le dije en la respuesta asu primera carta era usted el lector perfecto, el lector desconocido, sinotros prejuicios que los humanos y naturales. Me parecía que una pizcabastaba para traicionar a la personalidad, el carácter y las demás cosas.285

Como difícilmente llegaban libros españoles a Lima, salvo los deSeix Barral (los depositarios de Lima no liquidaban y Seix Barral teníaenormes débitos en la capital), Coloma se encargaba de enviarles diver-sos títulos de los escritores españoles entonces en boga. A su vez, cuan-do Barga podía, hacía lo mismo, bien con libros o con revistas. Se esta-bleció así un afortunado correo que sirvió al periodista para estar al díaen todo lo que acontecía en España a nivel literario. La amistad que seconstruyó con el paso de los años, fue un afecto verdadero que Corpusagradeció y correspondió: «me interesa mucho su interés por mí; son in-tereses recíprocos».286 Coloma fue, asimismo, el encargado de ponerleprólogo a la edición definitiva de Los pasos contados, años más tarde enAlianza. Consciente de la necesidad de hacer conocer la obra de Corpusen España, perseveró en publicar trabajos del escritor-periodista, cartas,relatos, pensamientos.

284. En la carta inédita de Corpus Barga, Lima, 5 de abril de 1968 (AGC).

285. En la carta inédita de Corpus Barga, Lima, 23 de agosto de 1973 (AGC).

286. Extraído de la carta inédita de Barga y fechada en Lima, 14 de abril de 1964 (AGC).

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Pero continuando con la trayectoria de nuestro periodista, en 1963vuelve a España por vez primera tras haber salido de allí en 1939. El mo-tivo fue el poder ultimar los detalles de la edición de los tres primerosvolúmenes de sus memorias, que se iban a publicar en Edhasa. En Bar-celona se encontró con algunos escritores como Goytisolo y en Madridse reunía con sus amigos y su familia:

Un madrileño que no haya visto su ciudad natal desde hace más de veinteaños y la vea hoy -tal es mi caso- no la reconocerá a primera vista, le pa-recerá que se encuentra en una ciudad desconocida.287

Por lo tanto, el primer volumen de sus memorias, Mi familia. Elmundo de mi infancia, salió a la luz en 1963. En él comenzaba con la es-pectacular genealogía de su familia, pasando por sus primeros pasos deniño que asistía a los cambios producidos en su familia y en la sociedadmadrileña de finales del siglo XIX y principios del XX.

En 1964, Corpus Barga asistió a la mesa redonda sobre La ciudady los perros de Vargas Llosa, que se celebró en la Universidad de SanMarcos. Además, sus amigos Rafael Alberti y Ma Teresa León le visita-ron en el Perú. En este mismo año asistió, también, a la conferencia deGerardo Diego sobre César Vallejo, que tuvo lugar en la Universidad. En1965, estuvo presente en la de Juan Manchal sobre Unamuno. Asimis-mo, asistió a las charlas de Jorge Luis Borges sobre Leopoldo Lugones(en 1965), a la de Nathalie Sarraute sobre el nouveau román (en 1966),a la de Rafael Lapesa sobre el español y la Historia de la Lingüística (en1967), y también a la de Eugenio Coseriu (en 1967).

El segundo volumen de sus memorias, Puerilidades burguesas, sepublicó en 1965. La infancia continuaba siendo protagonista de este re-lato, aunque ahora se caracterizaba por su apertura al mundo exteriorgracias al ingreso en el colegio. El mundo escolar y el sistema educativoson los dos pilares sobre los que reposan sus recuerdos.

También en este año de 1965 presentó el tercer volumen de sus me-morias, Las Delicias, al premio de la Editorial Alfaguara. La intenciónde Corpus era intentar por todos los medios poder publicarlo. Pero denuevo se encontraría con numerosos problemas. Por lo pronto no ganó el

287. Corpus Barga, «Variaciones urbanas», Expreso, 30 de junio de 1963.

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premio, pero es que, además, retiraron el libro del concurso y Alfaguarano lo publicó. El libro fue censurado y retirado como consecuencia de lostemas incluidos en él: la adolescencia y el despertar sexual de principiosde siglo. En 1967, Corpus declaraba con respecto a su publicación:

... se halla empantanado por el consejo en contra de la Orientación Biblio-gráfica (nombre que se diría puesto en broma) del Ministerio de la Infor-mación. Doy en esa crónica o novela los pasos adolescentes de nuestro si-glo donde empieza la historia de todo lo que ha pasado después en España,la historia que sentimos y como estoy en la adolescencia las notas princi-pales resultan ser la política y el erotismo. La censura me ataca estratégi-camente por el eros. Puede que haya olvidado algún tabú español, perootras intervenciones del lápiz rojo son manifiestamente un pretexto.288

El libro saldría a la luz muchos años más tarde, con los textos ínte-gramente restituidos, en la edición de Alianza. Mientras, se había autori-zado su publicación tres años más tarde, en 1968, con la editorial Edha-sa y previa censura y mutilación del texto:

Las Delicias trata de la adolescencia madrileña al comienzo de nuestro si-glo, en su adolescencia a su vez, en sus comienzos de adolescencia. Nues-tro siglo se hizo hombre en la primera guerra mundial, la que empezó en1914. Las Delicias tenía que mostrar las manifestaciones y los caminosque tenía que seguir la pubertad, la prostitución pública y privada. La cen-sura ha confundido gimnasia con magnesia, crudeza con lascivia. En lalengua, también se ha confundido. Las expresiones crudas van como sedecían.

(...)Si los premios literarios que se dan en España se diesen a los estudioscientíficos, para promover estudiosos, España dejaría de tener nada másque la cultura de un país subdesarrollado.289

La editorial El Puente publicó también estos tres primeros volúme-nes de las memorias, pero quebró después y dejó sin publicar el cuarto,así como Bruguera, que sacaría las memorias en la colección de bolsillo,años más tarde (en 1985).

288. Carta de Corpus Barga, 15 de abril de 1967, en «Cartas de Corpus Barga», ínsula,op. cit.

289. Carta de Corpus Barga, Lima, 16 de noviembre de 1968 (AGC).

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Mientras, entre achaques cada vez más serios a causa del asma, lasalud de Corpus Barga fue debilitándose. A ello se vino a sumar, fatídi-camente, el dramático suceso de la muerte de su hijo Andrés y su nueraSimone. Ocurrió en 1966, en un accidente de coche. El automóvil, quepara Corpus era la bomba atómica de nuestro tiempo, rompía de esta for-ma la vida del periodista y de toda la familia: «... nada más banal que mo-rir en un accidente de automóvil y qué insólito cuando le atañe a uno».290

En Ceilán, donde trabajaba Andrés como gerente de la compañíafrancesa de aviación UTA, tuvo lugar el accidente en el que salieron mal-heridos también sus tres hijos, los nietos de Corpus. Con setenta y nue-ve años, el superar en vida a su hijo y su nuera, le hundió en el dolor yel desconsuelo:

29 de setiembre, a las 6 de la tarde.

He interrumpido la lectura estoy mirando por el balcón la luz todavía cla-ra y ya sin sol me da frío la repetición de los automóviles que pasan delautomóvil parado esperando con la portezuela abierta la niña que sube ybaja todo esto para qué dónde está la vida no vale la pena Andrés lo vesSimone para vivir esto.

14 de octubre a las cuatro de la tarde.

Andrés, Simone, cómo habéis muerto, cómo estáis muertos. Es inútil quepasen los días y piense en todas las cosas de la vida. Sólo pienso de ver-dad cuando pienso en vosotros. No, no os siento; os pienso. No os siento.Dónde estáis? Dónde estabais? En otra vida? En la nada? No es eso. Sólopienso de verdad, sangro, cuando pienso en vosotros, Andrés, Simone.291

290. Carta de Corpus Barga, Lima, 18 de abril de 1967 (AGC).

291. Corpus Barga, «Algunos papeles inéditos», Papeles de Son Armadans, CCLII,marzo 1977, p. 301. A lo largo de este trabajo, hemos respetado en todo momentolos signos de puntuación o la ausencia de ellos de nuestro autor. Esto se convierte enuna característica común de sus escritos de los últimos años. En las memorias asis-timos a esta novedad, pero no sólo en ellas, puesto que también la redacción de mu-chos de sus artículos o reflexiones como la reproducida arriba, incluyen esta parti-cular forma de escribir sin «tropiezos», tal cual sale la narración de la mente del es-critor. De esta forma, hemos intentado dar gusto a Corpus cuando rogaba que se res-petara «escrupulosamente su falta de puntuación» (declaración incluida en la cartade Corpus a ínsula, 15 de abril de 1967, en «Cartas de Corpus Barga», op. cit).

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Desgraciadamente, la fatalidad volvería pocos años después: el nie-to que se había salvado en el accidente de Ceilán, murió trágicamente.

En 1967, ya con ochenta años, le llegó el momento de la jubilación:el día del Periodista, en la Ciudad Universitaria de Lima, se le rindió ungran homenaje; a él asistieron alumnos, catedráticos y el Decano de laFacultad de Letras y Ciencias Humanas. El Consejo de Facultad le otor-gó el título de Profesor Emérito y Corpus pronunció una interesante con-ferencia292 en la que recordó diversas anécdotas de su vida.

Se realizaron diferentes homenajes, a los que asistieron licenciadosde la escuela de más de veinte promociones, alumnos, compañeros de laUniversidad, amigos. Como explica Carlos Parra Morzán:

No fue de carácter oficial; fue un gesto espontáneo, pero de extraordinariocontenido espiritual. Los discursos fueron de gran valor, reconociendo lascualidades de periodista, escritor, gran maestro, que había entregado su vi-da a la causa de San Marcos, uno de los pocos brillantes prosistas hispá-nicos. 293

Flora Saldaña, alumna suya y redactora de La Gaceta Sanmarqui-na, recordó, en un emotivo discurso, lo que para ellos habían significadolas enseñanzas de Corpus Barga:

Muchas veces hemos sentido su intimidad llena de sutilezas. Corpus Bar-ga es con nosotros niño y joven. Niño por su ternura, por su espontanei-dad y su carcajada repentina; joven por su optimismo, por su decidido apo-yo a las transformaciones, por su fe y esperanza en el futuro, por sus sue-ños en un mundo maravilloso, conclusión de los programas de la ciencia.Le gusta conversar con la juventud, pero más con el estudiante de ciencias(...) Es, Corpus Barga, un joven; por eso, entre nosotros, viajaba apiñadoen los enormes ómnibus; con él hemos aprendido a ser jóvenes en nuestrajuventud y la juventud espiritual es tan importante en el periodismo comoen la poesía y en la ciencia. (...)

Corpus Barga organizó la ahora Escuela de Periodismo y realizó con su di-námico optimismo algo tan valioso que las generaciones de periodistas

292. «Mis años de periodista: una autobiografía comprendida entre los años más cru-ciales del siglo (1914-1945)».

293. Ama Llulla, septiembre, 1997, p. 6.

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que salgan de esta aula han de saber agradecer. Corpus nutrió a nuestra bi-blioteca, mayormente con su propio peculio, de revistas y periódicos devital importancia para la investigación periodística e histórica, así las an-tiguas Mundial,294 Variedades,295 Amauta296 Las Moradas297 Prisma,29*Revista de Lima299 etc, que están entre las mejores revistas peruanas, sincontar las recientes y periódicos extranjeros que traía semanalmente. Du-

294. Semanario fundado en 1920 por Andrés Avelino Aramburú Salinas (conocido inte-lectual, fue perseguido tras la caída de Leguía y se exilió en Chile, en donde mori-ría), vio la luz hasta 1933; fue la revista más importante de aquellos años, tanto porsus colaboradores como por su cautela y tolerancia para evitar la clausura por par-te del gobierno autoritario del presidente Leguía. De gran formato, la revista esta-ba ilustrada por importantes dibujantes e ilustres reporteros gráficos. Pero lo másimportante fue la importante relación de redactores, entre los que destacaban RaúlPorras Barrenechea, José Carlos Mariátegui, José Calvez, César Vallejo y muchosmás.

295. Este semanario fue fundado en 1908 y conoció muchos años de vida y de esplen-dor, hasta 1930. Manuel Moral fue su creador, convirtiéndolo en el semanario demás resonancia en la vida política criolla. Dirigido por Clemente Palma, en él se to-caban todos los temas, desde política y sociedad, hasta cultura y deportes. Estabadirigido a las clases medias. Partidiario del presidente Leguía, a la caída de ésteasumió la dirección Ricardo Vegas García. El semanario desapareció mientras eradirigido por Carlos Gamarra.

296. Fundada por José Carlos Mariátegui, la revista apareció por vez primera en sep-tiembre de 1926 y fue clausurada en noviembre de 1927, acusada por el Gobiernoleguiísta de fomentar el complot comunista. Fue una revista de lujo publicada porla Universidad Nacional de Ingeniería de Lima y trataba más de arte y letras que deciencia y técnica.

297. De esta revista no nos ha sido posible encontrar ninguna referencia, tan sólo lo quebrevemente le contaba Corpus Barga a Gregorio Coloma en una de sus cartas inédi-tas: «En Lima no se ha podido mantener ninguna revista literaria. Hubo una, LasMoradas, admirable, obra de un grupo de buenos escritores jóvenes, que eso sí sue-le haber por estas tierras, pero a quienes estas mismas tierras enormes que los pro-ducen se los comen, los desperdigan, o huyen al extranjero, el grupo y los escrito-res desaparecen», Lima, 25 de noviembre de 1962 (AGC).

298. Nació en 1905 y duró sólo hasta 1907. Empezó siendo un quincenario y acabósiendo semanario. Fue fundado por Manuel Moral (este fotógrafo portugués fuequien reemplazaría después Prisma por Variedades) y dirigido por Julio Hernándezy Federico Larrañaga. Se destacó por sus ilustraciones y fue la primera revista enla que se publicaron colores en noviembre de 1906.

299. Creada en 1859, vio su fin en 1863. Se trataba de un quincenario literario cultural,el más importante del siglo XIX en Lima. Fue fundado por los que eran los escri-tores más importantes de aquellos años, entre los que figuran José Antonio de La-valle, Ricardo Palma y José Casimiro Ulloa.

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rante las clases nos hacía usar estos periódicos y revistas en ejerciciosprácticos, alentándonos y pidiendo siempre nuestra intervención y crítica.Siempre le gustó lo justo y provechoso, por ello siempre nos sugería queescribiéramos como pensábamos y no imitando ciertos estilos literarios yformas periodísticas.300

Un año después, en 1968, su novela Hechizo de la triste marquesa(redactada en Cour Cheverny en 1940)301 es publicada en Lima bajo eltítulo La baraja de los desatinos, por la alusión que se hace en un capí-tulo de España como baraja de desatinos y no de destinos. El cambio deltítulo obedeció a las transformaciones de la lengua castellana según elpaís en que se habla, que en Lima hacía entender no que la marquesa es-tuviera hechizada, sino que tenía hechizo, es decir, gracia, gancho.

En España, a la hora de publicarla, se encontró de nuevo con la cen-sura. Esta vez el texto original se vio trasformado en la edición de SeixBarral. Pere Gimferrer, entonces encargado de la Sección Literaria de la

300. «Homenaje a Corpus Barga», La Gaceta Sanmarquina, octubre, 1967, p. 5.

301. Antes, mucho antes de comenzar una novela (lo hemos podido comprobar con losoriginales de Hechizo de la triste marquesa y de sus memorias), se documentabasobre todo. Escribía ideas que poco a poco iba desarrollando, recogía toda la infor-mación que podía sobre su futuro trabajo, ya fuera preguntando a diferentes perso-nas o leyendo en diversos libros. Dedicaba infinidad de hojas a escribir vocabula-rio relacionado con su novela y expresiones que se le ocurrían, así como los perso-najes que iban a participar y las expresiones que cada uno de ellos iba a utilizar. In-dicaba cómo debía ser cada capítulo, el tiempo utilizado, el tipo de narración, laconjugación. En definitiva, antes de lanzarse a la redacción se documentaba pro-fundamente. Por ejemplo, tomó notas sobre los más variados aspectos de la vida,que luego le sirvieron para sus memorias: guardaba un artículo sobre el flamencoy el cante jondo que quizás le sirvió para establecer las diferencias entre uno y otroy así poder hablarnos de ellos en Las Delicias; tenía en su poder una noticia veni-da de Moscú titulada «Reconstituyen fórmula de los stradivarius», que le pudo ser-vir para Las Delicias', se empapó bien de la historia de Madrid y la historia del Con-vento de las Descalzas Reales, también sobre el belalcazareño que conquistó Nica-ragua y marchó a Perú, sobre la Internacional, Bakunin, el socialismo, la Asocia-ción Internacional de Trabajadores, los orígenes del anarquismo; sobre Santa Tere-sa, sobre el monasterio de San José de Ávila, sobre los galgos verdugos, sobre elatentado de Morral, sobre el cuartel de Alabarderos, citas que atestiguan la consi-deración de Toledo como una ciudad sede de las ciencias ocultas, la Rusia de loszares, la francomasonería, las Fuentes de la Granja, las Sociedades Secretas, sobrelas palomas mensajeras, sobre quiénes eran los lunáticos, y cientos de datos más,de citas, de estudios, de artículos, que estaban destinados a enriquecer de forma de-finitiva la historia narrada en sus memorias y en sus trabajas literarios.

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Editorial Seix Barral había escrito a Corpus, de quien había realizado yaun artículo sobre Los pasos contados, para pedirle permiso para la pu-blicación de Hechizo de la triste marquesa. Corpus aceptó y así se pu-blicó la novela con su título original aunque algo censurada y suprimi-dos unos fragmentos; suprimió la nota introductoria de la edición de Li-ma y censuró el fragmento que trataba sobre el culto fálico. Como ya sa-bemos, también en este año se publica el tercer tomo de sus memorias,Las Delicias. Ambos libros sufrieron la censura en sus páginas.

En 1969 estaba preparando la publicación de su cuarto «paso con-tado», Los galgos verdugos, con la Editorial Guadarrama; pero no pudoser finalmente pues ésta se retiró y vendió sus acciones, comprandoAlianza Editorial el cuarto volumen, que sería publicado años después.En esta obra la novela y las memorias se unen de tal forma que el mis-mo narrador se convierte en un personaje más, en una acción en la quetambién es difícil distinguir la ficción del recuerdo y que transcurre todaella en el pueblo de Belalcázar.

En 1970, con ochenta y tres años, realizó su segundo viaje a Espa-ña, esta vez con una total aireación por parte de la prensa que supuso larealización de diversos homenajes. Viajó, en primer lugar, por Belalcá-zar y Córdoba y, después, de Madrid fue a París, en donde visitó a unode sus nietos y de allí marchó a Lima nuevamente, pasando por NuevaYork. En Madrid, ciudad a la que tanto amaba, se sintió decepcionado alobservar el cambio que había experimentado:

... la sorpresa que me ha dado Madrid es que no he encontrado la casa queestrangulaba la calle de Trujillos (...) la casa tan insignificante de la bur-guesía madrileña de mi nacimiento y mis primeros pasos (...) la que la hasustituido parece que está hecha para ser un almacén de ropas está alinea-da con las otras casas ha dejado el paso libre a los autos ha sido una vícti-ma más del automóvil del cual es sabido es el arma que produce más víc-timas de nuestro tiempo.302

La decepción fue todavía mayor en el viaje a su pueblo, Belalcázar,cuando contempló lo único que quedaba de su casa solariega: ruinas.

302. Extraído de la carta de Corpus Barga, Lima, 28 de agosto de 1970 (AGC).

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Todos los techos de la casa eran un agujero, no había techos, no había pa-redes, no había habitaciones, no había más que escombros, hundiste Andréstu bastón en ellos, medio metro de escombros. En los patios nada más queespigas silvestres. Tú conociste la casa entera y verdadera, habitada en susfunciones de casa de labor con muías muleros aperadores mozas yugos ara-dos carros un viejo lando de campo caballos sillas de montar de cornetaspara las amazonas y de tijeras para las señoras que iban en muía corral degallinas y pavos perros de todos los tamaños cerdos en la cerquilla o algúnrebaño de paso ovejas pastores cuernos de aceite borricos el jardincito flo-rido y enmurado, su tejadillo en un rincón y debajo una butaca para la se-ñora que hacía calceta con sus sirvientas sentadas en el suelo.303

En su visita al pueblo y a la Casa Grande304 le acompañaron sus dossobrinos españoles, Ignacio y Augusto. Único superviviente de aquellosya viejos recuerdos, a su vuelta a Lima Corpus sintió la necesidad impe-riosa de escribir sobre ello. Aquel desencanto serviría para realizar elepílogo al cuarto volumen de la tetralogía de sus memorias.

El viaje le había hundido en una profunda tristeza al comprobar quesu mundo, aquel que había dejado antes de irse definitivamente de Espa-ña, había desaparecido para siempre: «... en la calle vacía de casas ce-rradas en el pueblo deshabitado la soledad en la luz serena bajo el cieloalto el silencio solo no he sentido nunca nada igual».305

En 1971 fue operado de cataratas, lo que le dejó en reposo obliga-do durante algunos meses, ante la imposibilidad de escribir. Pero el gol-pe más duro llegó con la muerte de Marcelle. Su esposa, que ya estabaenferma y a quien, como Corpus, había destrozado la muerte de sus hi-jos y de su nieto, le acompañó casi hasta el último momento de su vida.Corpus no se separó de ella en sus últimos instantes. Su muerte le dejóhundido en la tristeza. La vejez y la nostalgia por el tiempo pasado y porsu España tan lejana fueron apagándole poco a poco.

303. Corpus Barga, Los galgos verdugos, op. cit., pp. 258 y 259.

304. La casa solariega de Corpus era conocida popularmente como «La Casa Grande delos García» y se encuentra en la calle del Conde Don Alonso.

305. Carta de Corpus Barga, Lima, 28 de agosto de 1970 (AGC). Corpus advierte aquíla fuerte emigración que había empezado en Belalcázar en los años sesenta. SegúnJoaquín Chamero Serena, actualmente el pueblo cuenta con 4.117 habitantes (Delos Pedroches a las Indias, op. cit., p. 13).

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Su cuarto paso contado, Los galgos verdugos, se publicó en 1973,en Alianza Editorial. Por él recibió, en 1974, el Premio de la Crítica. Pe-ro, por desgracia, esto no fue suficiente para aumentar el número de ven-tas, que desembocó en un estrepitoso desastre. ¿Cómo pudo suceder? Notenemos explicación. La realidad es que su publicación fue un fracaso.Como dice Andrés Trapiello:

Bien porque fuese republicano su autor, bien porque el país no daba paramás, el libro, en su género uno de los mejores de la literatura españolacontemporánea, pasó tan inadvertido que con los restos de la edición sepodrían haber hecho las barricadas de una cuarta guerra. Luego, no hacemucho, volvieron a reeditarse, y para la ocasión se desempolvaron unoscuantos incensarios y se volvieron a sepultar los ejemplares en las bode-gas oscuras, con el sahumerio. Fue su gran obra, una pirámide enterradaen el desierto.306

Con respecto a las memorias, éstas tenían que haber tenido, al me-nos, dos volúmenes más. Uno de ellos se habría llamado Vísperas del si-glo nuevo y el otro Mi diccionario. En el primero tenía previsto narrar suvida en el extranjero; el segundo estaría dedicado a España, a la que vol-vió cuando advino la República. Lamentablemente, aunque estaba traba-jando en estos nuevos volúmenes de memorias, no pudo terminarlos. Só-lo quedaron tres artículos pertenecientes a Mi diccionario,^1 así comoalgunas páginas de sus memorias Vísperas del siglo nuevo. Estas memo-rias inconclusas, estos borradores, saldrán próximamente a la luz.

El final

En mayo de 1975 la Asociación de la Prensa de Madrid nombrabaperiodista de honor a Corpus Barga. Sin embargo, a estas buenas noticiasse le habían sumado poco antes, como hemos señalado, otras trágicas: lamuerte de su nieto, Andrés, en 1972, y la de su esposa, Marcelle, en 1974.Como consecuencia de estos dos terribles golpes, Corpus Barga había su-frido un grave empeoramiento en su ánimo y también en su salud.

306. «Un hombre de palabra», El País, 24 de octubre de 1992, p. 11.

307. Publicados en Papeles de Son Armadans, agosto-septiembre de 1978 (n°sCCLXIX-LXX) y en octubre-diciembre del mismo año (n°s CCLXXI-LXXIII);posteriormente, en 1979, fueron recogidos por Alianza junto con otros trabajos, enla publicación de Los galgos verdugos.

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Además, la separación de España se había hecho más dura para éla medida que pasaron los años. Su ciudad era lo que más extrañaba. Ne-cesitaba el cielo, el aire, su luz, echaba de menos todo en ella. La nos-talgia se había ido apoderando de él. La nostalgia y la certeza de que novolvería jamás a vivir en su país. A pesar de no haberse considerado nun-ca un exiliado, un desterrado, en los años de su vejez sintió cada vez másel peso de sus raíces.

A su amor por la tierra peruana se unía su profunda desolación y tris-teza al saberse tan lejos de su país. La tristeza y la nostalgia, el desánimo,quizás por el secreto presentimiento de la proximidad de la muerte, le hi-cieron ver el mundo, en sus últimos meses, marcado por la desesperanza.

Su país fue, a pesar de todo, el punto de referencia en su vida. Contodo lo cosmopolita que siempre fue, el gran viajero que había en él sedesarmó en los últimos años de vejez y la obsesión de volver a Españase acrecentó rápidamente. Así nos lo explicaba su hija Rafaela:

¡España! La llevaba profundamente en él. Siendo tan internacional, ha-biendo conocido y vivido en tantos países, para él sólo era 'Madrid', 'elcielo de Madrid', 'el clima de Madrid', 'la luz de Madrid', 'la sierra de Es-paña' . Cuántas veces hemos podido oír estas palabras que se volvían másnostálgicas a medida que envejecía.308

En mayo de 1975, en una entrevista de Gonzalo de Bethencourt,Corpus manifestó su ferviente deseo de volver a Madrid y vivir allí eltiempo que le quedara de vida, creándose, a partir de ese momento, unatremenda polémica. Estas fueron sus declaraciones:

... Pero mire usted, yo quiero morirme en Madrid. Pido poco, muy poco,una cama, un cuarto y un lugar cerca donde ir a comer. Si tuviera dinero,a uno le extraña que un novelista de tanto éxito reciente afirme que estásin un céntimo -ah, esas liquidaciones de las editoriales a los autores conresidencia en la tierra lejana- me iba mañana mismo. Las circunstanciasme lo impiden. Y quede constancia de que digo eso de las circunstanciassabiendo que es una gran tontería, una forma de olvidarse de aquello queafirmó Marx, la economía es la ruptura de nuestras vidas (...) Me parece

308. Carta de Rafaela Gabai, Lima 2 de julio de 1991.

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justo que un hombre que vivió toda su vida en el extranjero quiera pasarlas últimas horas que le restan en su patria. A mí me fueron echando dedistintos sitios, lo mismo en Europa que en América. Así llegué hasta Li-ma para dirigir los estudios de periodismo y fundar su Facultad en la Uni-versidad de San Marcos...309

Como consecuencia de estas afirmaciones y su publicación en laprensa, su situación económica quedó en entredicho, creándose un ma-lentendido que le hizo más daño que bien a él y a su familia. Pero lo cier-to es que periodistas amigos, escritores e intelectuales le prestaron suayuda; le apoyaron y le brindaron su hospitalidad. Manuel Aznar fue elpromotor de esta iniciativa, como se lo expuso al mismo Corpus en la si-guiente carta inédita (ACB):

Agencia EFEMadrid, 12 de mayo 1975El Presidente Manuel Aznar

Muy querido amigo:

(...) Le escribo lisa y llanamente para decirle que a mí, personalmente, nome es posible leer estas cosas como quien lee una copla. Le recuerdo cons-tantemente. Hemos hecho muchas jornadas juntos. Le admiro y sobre to-do le quiero. Por tanto, he pensado que un grupo de amigos y admirado-res suyos, de cuyos sentimientos hacia usted estoy perfectamente seguro,no tendrán inconveniente en unirse a una iniciativa mía encaminada a re-solver el problema de su regereso a España. Me refiero, como es obvio, alproblema de carácter económico. No quiero, sin embargo, dar un solo pa-so sin que usted sepa esto y tolere la puesta en marcha de mi plan. No esposible que usted haya expresado los deseos que nos cuenta al interviuva-dor y aquí no hagamos algo porque los vea cumplidos. Espero su contes-tación. Escríbame tan pronto como le sea posible. Un abrazo de su amigotambién muy viejo, que no le ha olvidado nunca y que le es fiel a la amis-tad de hace cincuenta y tantos o sesenta años.

Manuel Aznar

309. «En Lima, con Corpus Barga», art. cit. Para todo lo referente a este asunto, ver tam-bién: Augusto Aussía, «Un gran cronista de Madrid consume sus últimos años enLima», art. cit.; Pedro Ortiz Armengol, «Carta a Don Corpus Barga en Lima», LaEstafeta Literaria, n° 566, 15 de junio de 1975.

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Incluso Camilo José Cela llegó a ofrecerle su casa. En su carta titu-lada «Carta abierta al decano de los escritores españoles» dio cuenta, asu vez, de la solidaria reacción que provocó en los intelectuales las de-claraciones de Corpus Barga y el clima de preocupación que motivó lapuesta en acción de muchos de ellos para lograr la última voluntad deCorpus. En ella decía:

... usted dice que quiere morirse en Madrid, ignoro, todos ignoramos lascampanadas de las muertes propias y ajenas, si su muerte está a la vueltade la esquina o si ha de enterrarnos a todos. Pero ni le discuto siquiera sudeseo (...) Paso por alto, como de puntillas, ante el hecho que me limito alamentar, de que usted haya llegado pobre y sin las espaldas guardadas alos ochenta y ocho años. Ignoro, y no me importa saberlo, si usted ganó ono ganó dinero en su vida y si supo o no supo administrarlo (...) Lo que yano ignoro (...) es que el problema que tiene planteado es de índole econó-mica (...) El asunto, según mis noticias, está en buenas manos y en lógicavía de arreglo, ya que dos hombres tan cabales y leales como Augusto As-sía y Víctor de la Serna, están moviéndose y procuran llevarlo a pertinen-te fin (...) Sobre este punto sólo he de decirle que nuestros comunes ami-gos, cuyos nombres no debe hacer públicos puesto que me lo prohibieron,y yo, nos ponemos a las órdenes de los otros dos amigos ya dichos (...) Leruego, mi querido amigo, que vaya usted haciendo la maleta que me ima-gino parca como la de un monje.310

Pero ya era tarde. El ocho de agosto de 1975 Corpus Barga murióen Lima a consecuencia de una neumonía. Junto a él estaba su familia.

Tras su muerte, Barga dejó muchas obras inacabadas, pues su vidacomo creador continuó hasta el último momento, a pesar de la edad y laenfermedad. Fue hasta el último instante una persona inteligente y lúci-da. Para Carlos Parra Morzán «su alejamiento fue muy sentido. Pese a suavanzada edad, mantenía una lucidez extraordinaria y su actividad nodisminuyó notoriamente. Era apreciado y admirado, creo yo, por su ver-ticalidad, su honestidad, cumplimiento, su carácter inflexible, su recti-tud, su amplia cultura y sus ideas conservadas en forma inalterable.»

310. Informaciones, 16 de mayo de 1975.

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Cualidades estas que le caracterizaron a lo largo de su vida, si tenemosen cuenta las declaraciones de todos aquellos que le conocieron.

A pesar de la vejez y el cansancio, de la enfermedad y la nostalgia,nunca dejó de rebelarse contra la intolerancia. Luis Herrera recuerda deél: «Siempre estaba con los perseguidos, los desheredados, y a favor dela justicia social de cualquier país hispanoamericano que fuese. Permíta-seme la atingencia personal de poder decir que era una especie de DonQuijote». Y es que Corpus Barga vivió su vida acorde a sus principios.Principios que mantuvo inalterables a lo largo de los años y que forma-ron en él su particularidad más señalada: la integridad.

Hemos querido terminar este estudio con los recuerdos que Rafae-la guardaba de su padre. Nadie mejor que ella para hacernos llegar, contrazo certero, al padre y al hombre.

Éste fue Corpus Barga:

Querido Luis

Me pides que te hable de mi padre, pero de quién?, del señor que nos la-vó la cara, un día que tu hermana Lala y yo nos habíamos maquillado? Te-níamos 12 años, creo. Del que nos obligaba a ducharnos antes de desayu-nar a Andrés y a mí? De aquel más simpático que por las noches, antes deque durmiera, me contaba unas deliciosas historias de una paloma y laprincesa Ninoche, en Venecia? Del que me llevaba al Louvre durante ho-ras o a ver el entierro de Sarah Bernhard, o a recorrer en bicicleta los cas-tillos del Loire con una enorme cuerda para arrastrar mi bici cuando mecansaba, porque para todo esto yo tendría 4 ó 5 años. O de cuando me ex-plicaba una teoría de (palabra ilegible) con cerillas? Creo que era sobreDon Juan. O aún de ese padre que se desesperaba porque era una pésimaalumna? De ese señor anticuado que siendo yo ya madre no quería quefuera al cine sola, pero con el cual podía hablar absolutamente de todo? Deese hombre aparentemente frío, siempre dueño de sí mismo incluso en cir-cunstancias trágicas, pero que se enfurecía cuando el café no estaba a sugusto. El ruido de la máquina de escribir, Beethoven, papá leyéndole a ma-má en voz alta sus recuerdos, son sensaciones de mi infancia, el olor a ta-baco inglés de su pipa, también. En los últimos meses de vida de mi ma-

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dre, un hombre tierno sentado al lado de su cama, cogidos de la mano yhablándole durante horas (...) Mi padre fue mi amigo, él, que si nunca lle-gó a enseñarme las matemáticas me enseñó a vivir. De Corpus Barga no tediré nada, ese lo descubrí bastante más tarde, lo sigo descubriendo aún. Laimagen que guardo y quiero tanto es ese anciano, hermoso, a quien saca-ba a pasear en auto cada tarde por esa Lima que conocíamos tan bien él yyo.311

311. Carta borrador inédita de Rafaela a su primo Luis, sin fecha.

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APÉNDICE

Los documentos presentados en este Apéndice están ordenados se-gún el momento de aparición en el estudio crítico. Todos y cada uno deellos son absolutamente imprescindibles para la confirmación de dife-rentes afirmaciones vertidas en este trabajo. Su presentación en esteapartado se debe a la larga extensión de estos documentos.

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Corpus Barga, cronista de su siglo

DOCUMENTO 1

«Yo, gobierno. Respuestas a una Enquete»(Corpus Barga, El Intransigente, 13 de abril de 1907)

«En España hay dos cosas del mismo modo características y mo-lestas: los gobiernos y las mujeres gordas. Todas las mujeres gordas soniguales; las rubias y las morenas; las feas y las bonitas. Es raro, ¿verdad?Bueno, pues todos los gobiernos también son iguales: los liberales y losconservadores, los radicales y los reaccionarios.

Gobernar es un oficio de esclavos y de miserables. También le gus-ta gobernar a la plebe presuntuosa. Mejor gobernante que Maura es uncobrador del tranvía o un acomodador del teatro. Mi mejor acto de go-bierno sería destruir la idea: gobernar. También acabaría con las mujeresgordas. Sólo pueden ser gordas, las mujeres cristianas que comen gar-banzos y no se mueven. La inmovilidad significa desprecio hacia la tie-rra. Para contemplar el cielo no hace falta alejarse de la quietud.

Yo, gobierno, daría un privilegio a los que se escapan de su casa, desu ciudad, de su círculo; y se hacen aventureros y bailarines. Un indivi-duo que no se enardece y mueve ligero los pies, es una verruga que le hasalido a la tierra.

En España un botarate puede serlo todo; puede ser ministro y pue-de ser portero de un Ministerio; puede ser vendedor de periódicos y pue-de ser director de un diario importante.

En cambio, una persona digna, sólo puede ser barrendero.312

Hace falta que todo sea barrido; hace falta que todo vaya a una es-puerta. Si no, consecuentemente, la espuerta será España. Aquí, un señorha negado, ha hecho una porquería y se ha sentado encima quedándosetan satisfecho. Después otro señor ha repetido la misma operación, y asítodos.

312. Ya en estos primeros años del siglo Corpus no puede ocultar lo que piensa sobre loque debería ser un hombre como es debido: debía moverse, viajar, cortar los lazoscon la familia y la ciudad. Romper con todo lo establecido. En España no era posi-ble encontrar esta clase de hombres, pues era un país habitado por incompetentes einmovilistas. Por esta razón Barga se fue de allí. Además, sólo aquellos que se con-tentaban con un trabajo humilde, pero digno, eran merecedores de su respeto.

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Los españoles viven de su prestigio. Un hombre que vive de su pres-tigio, es lo mismo que si se alimentara con lo que deja en el retrete.313

Hay que barrerlo todo. Sólo deben quedar en pie las ciudades histó-ricas, pero sin habitantes.314 El resto de España convertido en campo; y enél a vivir de la manera más animal posible, los fantásticos españoles.

Entonces sería el momento de ir convirtiendo la vida animal en vi-da de verdadero hombre sin necesidad de reprimir la lujuria de la tierra,la borrachera de la vida. Ya desaparecería de España el eterno fracaso.

España siempre fue derrotada, porque llevaba la derrota de la vidadentro; tenía hundido en las entrañas el clavo del cristianismo.

La vida española es una mujer gorda. Las madres de españoles, lamujer de españoles, es una mujer gorda. ¡Oh, qué gran porquería! ¡Oh, quégran ordinariez para la agilidad y para la fuerza; para la rígida flexibilidad!315

Yo, gobierno, daría un privilegio a los raros españoles de espírituanticristiano. Daría un privilegio a mi amigo el pintor Solana. Esto porel arte. Y por la ciencia anticristiana, daría un privilegio a mi amigo Sil-vestre Paradox.

Daría un privilegio al obispo que supiese tener queridas y no barra-ganas. Y al rey que armase a sus subditos para que cada uno que destru-yese lo que fuese causa de su mayor molestia.

Para mí, guardaría una montaña donde poder trepar; una montañaazotada por vientos fuertes para conservar diáfano el ambiente. Y unoslabios de mujer rojos y entreabiertos, que me enseñasen dientes blancos,afilados y crueles, que me diesen instintos de dominio y que me hiciesenolvidar que yo gobierno...»

313. La adopción en España de los males heredados es lo que caracterizaba su políticay también a la sociedad.

314. Porque de la historia de España Corpus sí estaba orgulloso y era lo único que me-recía salvar de su país.

315. La gordura en contraposición con la agilidad y la evolución. La gordura es sinóni-mo de inmovilismo, de decadencia, de malos hábitos, y caracterizaba tanto a la so-ciedad como a la política española.

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DOCUMENTO 2

«Yo he vendido la piel de una Venus»(extracto de la conferencia de Corpus Barga, 16 de mayo de 1969)

«El estallido de la primera guerra mundial de nuestro siglo, enagosto de 1914, al hacer pedazos el extraordinario sueño de paz al que,durante cuarenta y tres años, habían tenido tiempo de acostumbrarse yconsiderarlo normal los buenos europeos, abolió, como tantas otras co-sas, esa ciudadanía de trasmundo que se habían otorgado algunos hom-bres, dispuestos a sacrificarlo todo para preservar su libertad. Duranteunos días se temió en París que Inglaterra se declarara neutral ante lanueva contienda franco-alemana. Se achacó a Lloyd Georges (luego, conClemenceau, el conductor de la guerra), la política de la neutralidad. LaCasa Nelson, igual que las demás casas inglesas, cerró precipitadamentesus puertas y liquidó las cuentas con todos sus colaboradores. Pero, en-tonces, en la sorpresa con que cogió la guerra a los europeos, que, des-acostumbrados a ella no sabían por dónde cogerla, la primera medida aque dio motivo esta primera gran guerra industrial fue la de condenar amuerte a la fe en el capital, en la forma más tangible del capital, en el oroamonedado. Por orden del gobierno, desaparecieron de la circulación losluises y los medio luises de oro que permitían llevar en unas monedasque eran medallas y parecían dijes, el dinero suficiente para el pan y elplacer de cada día. En los Bancos había tumultos (no se había aprendidoaún la mansedumbre de hacer cola) para cambiar el menos de metal po-sible por el papel indispensable. Pero no había preparados, no se habíanimpreso aún billetes pequeños.

Sólo existían los grandes billetes para los grandes gastos. Con unode estos grandes billetes liquidó la Casa Nelson sus cuentas con Sacher,conmigo y con otros dos enciclopedistas. Teníamos un billete para loscuatro. No podíamos partirlo en cuatro partes; tampoco podíamos cam-biarlo: en los restaurantes, en las tiendas, preferían no vender a facilitarcualquier modo de cambio, como podía haber sido dar bonos o vales.Fue la primera noticia que tuvimos los cuatro enciclopedistas, de que ha-bíamos perdido nuestra libertad, incluso entre nosotros, en nuestro tras-mundo. Estábamos pegados los cuatro, como dos parejas de hermanossiameses, hechos unos cuádruples, sin libertad de movimientos, parali-zados por un pedazo de papel. En un movimiento aún de protesta, deci-dimos desembarazarnos dignamente de semejante papelucho: organiza-

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mos un banquete lo menos platónico posible en un gabinete particulardel restaurante La Perouse, famoso, este restaurante, porque cuando seencargaba, con la debida antelación de días, que prepararan un plato depollo con trufas, había luego que pagar las trufas que uno se comía y lasque se había comido el pollo durante los días que habían estado prepa-rándole para la muerte. Todo lo que dio de sí el mantel tendido por nues-tro billete estuvo rodeado de amigos refractarios y amigas generosas. Nonos dimos cuenta de que nuestro banquete era una comida fúnebre: está-bamos velando algo que había muerto, además del pollo con trufas...»

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DOCUMENTO 3

«Humo»(Corpus Barga, Caretas, 1952)

«Al finalizar la primera gran guerra de nuestro siglo (1914-1918),me encontré en Bruselas cuando entró en esta capital, liberándola, elejército británico. Pude llegar desde París a pesar de peripecias en las queme preocupó sobre todo salvar mi equipaje, muy ligero, la piel sin la cualno podría andar por Bélgica: era mi uniforme de corresponsal de guerra.La rapidez de la partida y las peripecias del camino me habían impedidoponérmelo pero era indispensable ir uniformado con el ejército inglés.Para ir con el francés, los corresponsales necesitábamos llevar, no un tra-je, sino, además de nuestros papeles de identidad, una tarjeta especial.Con los ingleses, yendo de uniforme, no hacían falta papeles, se le abríana uno todas las puertas, incluso las del campo, que son las más difícilesde abrir.

Mi uniforme y mis desvelos tuvieron su recompensa. A los dos dí-as de pasearme por la capital brabanzona, mi mochila de soldado raso dela pluma (no había podido llevar la máquina de escribir) desbordaba dedocumentos informativos vistos y oídos en una ciudad donde, si no sedormía ni comía, se bebía, cantaba y faranduleaba, se desnudaba en pú-blico a las mujeres, a unas porque se desmayaban en las apreturas de laplaza y las esquinas o de las salas históricas que recogían las palabras delrey y el burgomaestre, a otras para inflingirles el castigo medieval de ra-parlas como adúlteras o rameras por no haber defendido su cuerpo fren-te al enemigo, mejor que los soldados la ciudad.316

Pero, las noticias son como la riqueza, no valen nada por sí solas,hay que llevarlas al mercado donde adquieren su valor. En Bruselas notenía sentido, nadie lo hubiera leído ni escuchado, no tenía importanciaaquellos días contar lo que todo el mundo estaba viendo. En cambio, pa-ra el otro mundo, mucho más vasto, el que no estaba en Bruselas, estacapital era por aquellos días la más importante. Y no había modo de re-cibir noticias sobre ella. En Europa no se utilizaba todavía la radio y losalemanes, en su retirada de Bélgica, habían cortado metódicamente los

316. Castigo que se repetiría en la siguiente guerra mundial, con las mujeres que habían te-nido relaciones sexuales o habían colaborado de alguna forma con el enemigo nazi.

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hilos telegráficos y telefónicos, las líneas férreas y las carreteras. El co-rresponsal que lograra romper el cerco y llegar a París el primero teníaasegurado un éxito mundial.

¿Cómo convertirse uno mismo en medio de comunicación, en men-sajero? Tal fue el problema de técnica periodística que se me presentó.El uniforme de corresponsal de guerra me daba derecho a detener cual-quier vehículo militar y subirme a él; mas, ningún vehículo militar baja-ba a la frontera belgofrancesa, todos iban hacia el este, hacia Alemania,siguiendo la marcha del ejército. «Solamente en Mons encontrará usted-me dijo un jefe- algún auto del Estado Mayor que baje a las bases deLila o de Arras». El problema quedaba entonces limitado a ir de Bruse-las a Mons. Mientras los brabanzones se dedicaban a la orgía hasta cier-to punto inocente de la victoria, yo me agarraba el último a las farándu-las, como si me subiera a la plataforma de los tranvías, para atravesar rá-pidamente la multitud y descender donde me conviniera, en busca de unabicicleta o de un caballo que no existían.

A los belgas les gustan los ferrocarriles como a los niños. Muchosen la alegría del triunfo, se dedicaron a jugar con ellos, a reconstruirlosfebrilmente, en tiempos records, registrados para la historia. Pronto co-rrió, también como una farándula, por la ciudad la noticia de que la líneaférrea entre Bruselas y Mons estaba casi reconstruida y se preparaba asalir el primer tren. Cuando llegué a la estación no se podía entrar. Lamultitud se apretaba en ella y fuera de ella como un rebaño alegre y te-meroso. El escaso sentido gregario que tantos perjuicios le ha causado auno en la vida, fue allí mi salvación. Apartándome, eché instintivamentea andar paralelo a la línea férrea y a eso de un kilómetro pude metermeen la misma línea y volver a la estación, en la que divisé el tren ya for-mado.

Iba viendo cada vez más grande a la locomotora ostentosa, adorna-da con laureles y banderas. Me acerqué dispuesto a ir en ella, pero no eraposible en calidad de adorno y el ténder rebosaba en viajeros mezcladoscon el carbón. Corrí a lo largo del tren: en los estribos, en el techo habíauna costra de gente. Los alemanes habían sacado a los belgas de sus ca-sillas, haciendo que familias enteras se fueran a vivir bajo vigilancia, a lu-gares lejanos de su residencia habitual. Al retirarse el ejército alemán co-mo se recoge un tapiz, esas familias destapadas se habían ido poniendo enmovimiento para volver cada una a colocarse en su sitio. Se las veía a pie

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tirando, a medias con los perros, de los carritos en que llevaban sus en-seres. Pero no eran solo ellas las que ocuparon los vagones. Había tam-bién muchos belgas que estaban en ellos o fuera de ellos, agarrados co-mo podían, por el gusto ferrocarrilero de participar en la nueva inaugu-ración de la línea.

Pasaban las horas. ¿Cuánto tiempo llevaba aquella humanidad em-butida y enrollada en la cadena de madera y hierro? Se había cansado degritar o quizá la inmovilidad la había reducido a la vez al silencio. Estefue rasgado, en fin, por el silbido de la locomotora y, como en contra delo que suele creerse, los grandes impulsos vienen de afuera, yo me sentíimpulsado por mi uniforme, me lancé agresivamente al tren y me encon-tré en una ventanilla contra una cara que me acogía apacible entre cua-tro manos que me cogieron con fuerza y me hicieron entrar por la venta-nilla. Tuve que sentarme no entre dos sino sobre dos viajeros, la mitadsobre cada uno, los poseedores de las cuatro manos que me sostuvieron.

Eran locuaces. Enseguida me dijeron que eran padre e hijo y que es-taban en el tren desde el día antes, habían pasado la noche en el vagón.Se dirigían a un pueblo fronterizo donde tenían su casa. Llevaban prisapara ver si no se hallaba muy estropeada y para evitar los saqueos de quepodía ser víctima si continuaba deshabitada, pero pensaban pasar la no-che en Mons, adonde llegaríamos al final de la tarde, esperaban que unamigo les diera allí buena hospitalidad y me la ofrecieron a mí también.Debo decir, aunque no para que me sirva de excusa, que la bondad conque me trataban este padre y su hijo no era completamente un fruto es-pontáneo de su idiosincrasia. Las cuatro manos que se lanzaron a salvar-me no se lanzaron tanto a mí como a mi uniforme, es decir que no se lan-zaron tanto a una salvación como a cogerse a una tabla o traje de salva-ción.

Sabían muy bien que yo tenía derecho a movilizarme en los vehí-culos militares, sabían además que por la noche no podría tomar ningu-no, lo que me obligaría a quedarme hasta por la mañana en Mons. Meofrecían hospitalidad generosa, seguramente lecho y mesa, en esta ciu-dad, como me habían acogido generosamente en el vagón, a cambio deque yo les acogiera a ellos, les hiciera viajar en el vehículo que me aco-giera a mí. Todo esto, claro está, no hacía falta decirlo claramente. Fueuno de esos convenios tácitos, ofrecido y aceptado de todo corazón, yque obligan más que cualquier convenio escrito. Llegamos a Mons a la

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hora prevista, la inauguración había sido una victoria belga, mis acom-pañantes vieron enseguida a su amigo en la primera fila de los que nosesperaban y pudieron cumplir su compromiso mejor que podía imagi-nármelo.

Su amigo era profesor de la famosa Escuela de Agricultura deMons. Hombre de posición y prestigio, de buena casa, poseía en aque-llos momentos algo precioso: aves. Y estaba dispuesto a sacrificarlas enhonor de la victoria y provecho de nosotros, a quienes desde luego nosconsideró como huéspedes. Llamó enseguida a unos mozos para que car-garan con unas maletas pesadas que llevaban mis acompañantes y lasllevaran a su casa con la orden de que nos prepararan alojamiento y ma-taran y asaran unos pollos que habían de aderezar con coles de Bruselas.A nosotros nos invitó a ir con él al campo para desenterrar algunas de lasbotellas de borgoña que tenía ocultas con el propósito de que no se lasbebieran los soldados alemanes.

Anduvimos algo hasta llegar a una pradera en la que había un árbolmuerto. El profesor se detuvo al pie del árbol, sacó una brújula y echó denuevo a andar. A poco dijo: aquí es. Sacó un cuchillito de monte, se in-clinó y se puso a cavar. Extrajo cuatro botellas y a cada uno nos dio una,después de haber cubierto esmeradamente el boquete que había abiertoen la tierra. Llegados a su casa, bien instalados, abrimos las botellas y,antes de que llegara la cena, empezamos a beber el Borgoña. Los belgasson los grandes consumidores de este vino francés fuerte, predilecciónsensual que no tiene nada de caprichosa. Es hondamente histórica: lo quehoy llamamos Bélgica ha estado a punto de formar con otros territorioscentroeuropeos bajo el ducado de Borgoña un gran Estado que hubierapodido forjar una gran nación entre Francia y Alemania y hubiera dadoasí otra geografía política y por lo tanto otra historia a Europa.

Pero los belgas, si continúan rindiendo un culto báquico a los du-ques de Borgoña, no han terminado de invectivar al duque de Alba, el ge-neral de Carlos V y de Felipe II, el cual sin embargo se lo debieron a launión de las Casas de Borgoña y de Castilla y no sólo a los castellanoscomo ellos creen. Al enterarse de que yo era español, el profesor de Agri-cultura, con el calor del vino fuerte francés, me contó que todavía haypueblos en Bélgica donde se asusta a los chicos gritándoles: «Que vieneel duque de Alba!». No por defender al célebre general sino por mante-ner la conversación, repuse, también con calor, que el duque de Alba, pa-

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ra triunfar en Flandes, además de las armas había empleado las letras, yrecordé que, si había instituido el terrible, terrorista, Tribunal de San-gre, había hecho editar las obras del preciosista y suave Fray Luis deGranada.317

Tenía yo entonces metido en la cabeza a este Fray Luis, quería ha-cer un bestiario sacado de su Símbolo de la fe en donde habla con tantoprimor de los animales. Pedro Salinas, el poeta muerto ahora, estaba en-tusiasmado con mi idea y había intentado realizarla cuando era directorde la sección española de una casa editorial de París. Ayudado por el bor-goña, en la casa de Mons, sostuve que el duque de Alba sentía remordi-mientos por su acción en Flandes, se consideraba, diríamos hoy, como uncriminal de guerra. Evoqué el encuentro, uno de los más sugestivos quepuedan hallarse en cualquier historia, entre el guerrero y el místico, elduque de Alba, ya anciano, y Fray Luis de Granada, resplandeciente deautoridad, en Lisboa. El duque quiso confesarse con Fray Luis retros-pectivamente, sobre sus pecados en Flandes. Fray Luis tuvo miedo de re-cibir la confesión del duque.

El profesor de Agricultura se emocionó ante esta evocación y uni-dos todos por la cordialidad que despertaban en nosotros estos recuerdosde otras guerras, si es que todas las guerras no son la misma, y por el ca-lor que difundía el borgoña en nuestros cuerpos, acabamos brindandopor el rey Alberto de Bélgica, a quien se llamaba el Rey caballero, por elburgomaestre de Bruselas, que había estado heroico, por todos los héro-es belgas de aquella guerra de 1914 y... por el duque de Alba de la gue-rra de 1572. Mis acompañantes desde Bruselas, el padre y el hijo, en elestado de franqueza a que habíamos llegado, no pudieron menos de ha-cer expreso el acuerdo tácito que existía entre ellos y yo. El profesor deAgricultura fue como nuestro guardasellos. Fuimos a acostarnos que-dando perfectamente entendido que, al día siguiente, en el vehículo mi-litar que yo detuviera, haría entrar a mis acompañantes desde Bruselas,al padre y al hijo, aunque tuviera que meterlos de cabeza, como ellos memetieron a mí en el vagón.

Al día siguiente cuando me levanté, después de una noche en mue-lle cama, me encontré preparado un suculento desayuno al que no le fal-taba ni ese rayo de sol matinal que nos trae las eternas novedades delmundo. Le faltó, sin embargo, el complemento, de la misma categoría

317. Siempre presente el orgullo por la historia de su país y su grandeza e influencia enotros países.

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cósmica, que debía haber puesto yo: la pipa, la primera pipa de la maña-na, detrás del café o del té, sin la cual es extraño que haya habido paraí-so terrenal y no puede haber paraíso de Mahoma. No es que me faltasetabaco. Precisamente, el profesor de Agricultura, en quien reconocí en-seguida un hermano de la gran masonería internacional que formamoslos fumadores de pipa, la sociedad menos ocultable y la más temible,(ahora lo van a ver ustedes), la más clandestina, me había entregado, pa-ra que lo apreciara tanto como él, un tabaco especial, cultivado por élmismo, fruto de largas especulaciones y delicadas experiencias agríco-las. Lo que me faltó fue reposo, tiempo.

Una pipa, sobre todo la primera del día, no se puede fumar bien de-prisa y corriendo. Hay que fumarla despacio, a cada chupada más des-pacio. Sentado o, mejor, recostado. O, si se está de pie, dando pasos len-tos, de esos que no empujan el cuerpo contra el aire de delante, sino quelo reclinan en el aire que está detrás, porque hay un estar tumbado verti-cal, como hay un andar erguido horizontal. Yo no podía demorarme siquería llegar a Arras o a Lila antes de que saliera el tren de París, tomar-lo y encontrarme en París aquella misma noche y telegrafiar urgente-mente mi información de actualidad, ¡un éxito!. Pero quién sabe si no mehubiera retrasado a no ser por la premura con que me llamaban misacompañantes, el padre y el hijo, que me estaban esperando en la puer-ta, cargados con sus pesadas maletas.

¿Por qué me parecieron grotescos? Sus voces les obligaban a hacerun esfuerzo sobre los que ya hacían para sostener sus cargas. Me llama-ban con exigencia, como exigiéndome sin contemplaciones el cumpli-miento inmediato del contrato que habíamos firmado y sellado de pala-bra bajo la advocación del borgoña. Nos dimos los buenos días sin mu-cha amenidad. Caminamos, ellos delante con sus maletas repletas sobrelos hombros, yo detrás con mi pipa vacía en el bolsillo. Llegamos a la ca-rretera que iba cuesta abajo en dirección de Francia. El padre y el hijodepositaron, sudorosos, las maletas en el suelo, y el padre sacó de una deellas una bandera blanca. «Se nos ha ocurrido hacerla esta noche -me di-jo-, nos ha desvelado pero es lo mejor para lograr que se pare un auto-móvil, pueden creer que hay algún herido». Yo no dije nada, observabatristemente que todos los vehículos pasaban en dirección contraria a laque nos convenía. Les veíamos huir, les veíamos de espaldas porque, na-turalmente, nosotros mirábamos en el sentido en que ellos iban para di-visar cuanto antes al que viniera en sentido opuesto. El padre, ayudadopor el hijo, había enrollado cuidadosamente la bandera.

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De pronto, ante nuestra vista apareció en un destello, un auto delEstado Mayor. Lo adivinamos más que lo vimos. Así como, en las gue-rras napoleónicas, el oficial de órdenes (que, según dice Tolstoi en Gue-rra y paz, para demostrar la inanidad del arte militar napoleónico, llega-ba raras veces a su término) tenía una estampa inconfundible, jinete enbrioso corcel en las guerras de nuestro días es también inconfundible elauto de órdenes, potente, pequeño, abierto, con los bustos de dos hom-bres sentados, el chófer y el oficial, uno detrás del otro. A punto, misacompañantes, adelantándoseme avanzaron como autómatas hacia elcentro de la carretera desenrollando vertiginosamente la bandera blanca.Lo hicieron de un modo tan perfecto que debían tenerlo ensayado. Casicortaron el paso. Pero, el auto pasó raudo, arrastrando rayos de sol. Ni sedetuvo ni siquiera volvieron la cabeza para mirarnos los dos hombresuniformados que lo ocupaban. Mis acompañantes, el padre y el hijo, seretiraron junto a mí, como buscando más aún mi protección en su derro-ta, y volvieron a recoger la bandera, aunque ya sin cuidado, sin fe.

Y apareció otro auto, también del Estado Mayor, y entonces quiense adelantó fui yo. El auto hizo un brusco movimiento, rodó todavía porla cuesta abajo y se detuvo bastante lejos de donde estábamos. Instinti-vamente yo había echado a correr tras él y, con la precipitación de mispasos, se precipitaban en mi cabeza las palabras, las ideas que pensabaemplear para que el oficial del Estado Mayor permitiera que subiesen alauto los pobres y heroicos civiles belgas en busca de su casa perdida.Otros varios alegatos se me ocurrieron, porque la rapidez vence al tiem-po. Cuando llegué al auto, estaba abierta la portezuela. Puse el pie en elestribo para hablar al oficial que miraba delante de él y parecía no ha-berse dado cuenta de mi llegada. Al izarme vi, muy distantes, al padre yal hijo corriendo aplastados por sus maletas, más grotescos que antes, he-chos unos peleles. Yo estaba ya dentro del coche, junto al oficial que,siempre sin mirarme, dijo abriendo media boca, como suelen hablar losingleses: «Arras», nombre de la vieja ciudad española de Francia que mesonó por primera vez a gloria, al mismo tiempo que la portezuela del au-to se cerraba detrás de mí, de golpe, sin duda por un manotazo del chó-fer y el auto daba una arrancada que me hizo sentarme.

Debía ponerme de nuevo en pie, pedir que se parara el coche, gri-tar al oficial que no quería ir a Arras si no venían conmigo unos señoresque había dejado en la carretera. Ni volví la cabeza ni miré con esos ojosque tenemos detrás cuando sabemos lo que está ocurriendo a espaldasnuestras. Suprimí, asesiné a mis víctimas que dejé aplastadas en la ca-rretera, al sol, bajo sus pesadas cargas. El sol para mí era ligero en la su-

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prema voluptuosidad que une el movimiento y la inmovilidad. Era el solde mañana que nos trae las eternas novedades del mundo y que se me ha-bía eclipsado después del desayuno. La dulce amargura del café me volvióal paladar. Vi con el rabillo del ojo que el oficial, sin haber tenido ni la cu-riosidad de mirarme con quien iba, estaba atacando su pipa. Metí la manoen el bolsillo y saqué la mía y el tabaco exquisito que me había dado elprofesor de Agricultura. El oficial y yo aspiramos a la vez nuestras pri-meras bocanadas. Subieron dos nubéculas de humo, luego subieron otrasmás delgadas y más chicas, fueron así disminuyéndose hasta que las pi-pas quedaron quietas y silenciosas como nosotros, apenas respiraban.

Empezó un combate de pipas, a ver cuál era gozada con más delei-te, cuál duraba más, que en prolongar su duración, en apenas fumarlas,consiste el deleite de la pipa. Cuando llegamos a Arras y el oficial y yo,después de habernos bajado cada uno por su portezuela, nos dirigimos eluno al otro para estrecharnos la mano, y nos vimos por primera vez fren-te a frente, la pipa del oficial no respiraba, pendía de su boca hermética.La mía respiraba aún y para marcar mi triunfo la ahogué con una boca-nada final delante de las narices de mi cómplice. «Buen tabaco», excla-mó abriendo otra vez media boca. Fue mi venganza. Alcancé el tren deParís, el último vagón, estaba ya en marcha. Telegrafié, desde París, porla noche mi información. Tuve el éxito. Y cuando recibí las felicitacio-nes de mi periódico, sentí una terrible vergüenza. Yo podría decirles a us-tedes, para negar mi crimen de Mons, que estaba poseído por la fiebreperiodística en el cumplimiento de mi deber. Se lo podría decir a ustedespero no puedo decírmelo a mí mismo.

No fue por el periódico, ni por la gloria, como dicen los franceses.Me sentí impulsado por algo más hondo: la pipa, el auto, el sol, el triun-fo de la vida. Lo que fue ese impulso se halla en su revés, la inhibiciónde criminal que tuve en el triunfo, en el auto. El crimen llega a ser máso menos real según el estado, la condición, la circunstancia. Sé demasia-do que dejé muertos en la carretera al padre y al hijo, mis acompañantes.Todavía hoy, pasados treinta y cuatro años, mientras tecleo en la máqui-na de escribir y fumo la pipa, reaparece la visión última que tuve de ellosy que yo quise velarme a mí mismo viéndoles como dos peleles. Erandos condenados dantescos bajo su carga, dos almas en pena. Están aho-ra ante mis ojos y apenas si alteran la respiración de mi pipa. Doy unabocanada un poco más fuerte y desaparecen con el humo.

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DOCUMENTO 4

«Verdades sobre la prensa»(Corpus Barga, Luz-, 26 de agosto de 1933)

«¡Cuántas tonterías se están escribiendo sobre la prensa y la Repú-blica, y cuántas cosas se están diciendo sobre esto de mala fe! Pero, másque la mala fe, lo que predomina es la insuficiencia mental, el confusio-nismo que pone tan distantes los pensamientos de las verdades y que esla razón principal que explica la innegable tendencia a la farsantería quepuede apreciarse en España. Nuestro país no será el que tenga más far-santes, pero es el país que tiene más farsantes de buena fe; es decir, elque tiene más farsantes de peor clase: los que los son sin saberlo, y a loscuales, por consecuencia, es más lamentable señalarles su farsantería.

¡Qué falta hacen unos equipos de cínicos que, a golpes de verdades,fueran barriendo las falsificaciones que impiden la libre circulación mo-ral por España! Y si hay un escenario presto para la farsa en la vida es-pañola, evidentemente es el de la política, y dentro de la política, el pe-riodismo. No tiene, pues, nada de extraño y sería una farsa más hacer as-pavientos ante el hecho completamente normal de que un asunto tan cla-ro como el de las relaciones entre la Prensa y la República se oscurezca,se enturbie, se falsifique y acabe por no saberse dónde está la verdad.

Al fin y al cabo, esto es lo que se deseaba.

Sin embargo, la cuestión es tan sencilla que casi podría relatarse enun papel de fumar. Antes de que cayera la monarquía ya la vida públicahabía hecho que se superara en España el tipo de periódico de partido yque dominase, no sólo en Madrid, sino en muchas provincias, el tipo deperiódico de empresa. Esta evolución periodística ha sido, naturalmente,un fenómeno universal en la que entró la vida pública con su natural re-traso.

Nada más pueril que ponerse ahora a comparar con un sentido depugna el periódico de partido y el periódico de empresa. Tan pueril co-mo comparar, con la misma intención, un caballo y un automóvil. Am-bos, el periódico de empresa y el de partido, como el automóvil y el ca-

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bailo, son dos instrumentos sociales de dos épocas distintas. En el perió-dico de partido había inmoralidades que han desaparecido en el periódi-co de empresa. Por ejemplo, un redactor de un periódico de empresa notiene sometida su vida a que gobiernen tales o cuales mandarines, no vi-ve de una credencial como vivía el periodista de periódico de partido.

Es innegable que el periódico de empresa ha venido a asegurar, ahacer más independiente, y por lo tanto más digna, la profesión de pe-riodista, de la misma manera que los empleados de una gran administra-ción particular o del Estado tiene hoy más asegurada su independencia ysu dignidad que los antiguos empleados, que perdían su puesto con elcambio de Gobierno.

No carecen de grandes vicios los periódicos de empresa, ¿quién loduda? Son los vicios de nuestra época, del régimen social en que vivi-mos, y es una falsedad localizarlos en la Prensa, cuando no son diferen-tes de los vicios generales de cualquier otro orden de nuestra vida. LaEmpresa de un periódico, como la Empresa de una casa editorial, comola Empresa de un teatro o de un cinematógrafo, como toda Empresa queponga en movimiento riquezas espirituales o materiales, se rige por elprincipio mismo de la ganancia. O por lo menos de la sustentación.

El capital en la Empresa periodística, como en la teatral o en la deotro género, no es más que un elemento, aunque sea tan indispensablecomo los demás. La Dirección de un periódico tiene la misma indepen-dencia o la misma dependencia con respecto a la Empresa que la de unacasa editorial o la de un teatro. El ideal sería que la Empresa se limitaraa su función económica, aceptando la función espiritual de la Dirección.Un periódico debería poder variar de Dirección, es decir, de espíritu,aunque no cambiara de Empresa, y viceversa, aunque cambiara de Em-presa debería poder continuar con el mismo espíritu sí así lo estimaba laDirección.

Lo único que se puede exigir en los cambios de Dirección de un pe-riódico o de cualquier obra espiritual, como en un hombre, es la fran-queza, el reconocerlo y proclamarlo. Todo el mundo puede variar de opi-nión; lo que no puede es, bajo una supuesta opinión, defender otra. Qui-zá este criterio parezca demasiado radical y quepa opinar que un perió-

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dico no puede variar de opinión, como un hombre; pero en este caso, síse le exige a un periódico la identidad consigo mismo, claro está que es-ta identidad tiene que referirse al espíritu con que se fundó. Siempre queun periódico vuelva a defender lo que defendió en su primer número es-tará, evidentemente, dentro de su más pura ortodoxia.

Estas verdades generales y elementales, verdaderas verdades de Pe-rogrullo, ¿por qué se desconocen y no se quieren aplicar a la Prensa es-pañola? Cuando advino la República, todos los periódicos de empresaeran contrarios a ella. Había uno que hasta pocos días antes no lo habíasido.318 El último movimiento de defensa de D. Alfonso había hecho sa-lir de ese periódico a su fundador y a los redactores republicanos. Puesbien, en cuanto llegó la República no faltaron republicanos ni socialistasoficiales que por toda clase de razones humanas, demasiado humanas,olvidándose de los republicanos que se habían marchado, se presentarona sustituirlos y a prestar el aval de su republicanismo al periódico que yano lo era y que empezó a hacer así de periódico ministerial.

El fundador y el inspirador,319 que se había marchado de dicho pe-riódico, echados por los monárquicos, fundaron otro,320 que también lle-gó a caer bajo la mano de los mismos republicanos aprovechados y mi-nisteriales. Y hoy esos periódicos se recobran a su verdadero espíritu,vuelven a ser lo que fueron en un principio, republicanos independien-tes, es decir, no de tal o cual ficción de partido. ¿Qué se les puede re-prochar? Sus Empresas eran respetables mientras hacían el juego de losrepublicanos y socialistas mandarines, y ahora que no hacen juego nin-guno se les imputa como todo delito que desean la elevación del preciode los periódicos.

¿Pero existe un periodista honrado que no desee esto? El coste deun periódico apenas se paga hoy con diez céntimos. En ningún país delmundo el periódico es tan barato como en España. La inmoralidad pue-de estar en esa baratura, que es una incitación para que los periódicos deempresa se hagan ministeriales y vivan con el apoyo indirecto oficial.»

318. Se refiere a El Sol de Nicolás María de Urgoiti.

319. Urgoiti y Ortega y Gasset.

320. Luz.

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DOCUMENTO 5

Cartas de Corpus Barga a Luis Bello

17 octubre 1932

Don Luis BelloDirector de LUZ

No, Luis Bello, desde luego no puedo estar conforme con esa ma-nera monárquica de entender el periódico. Demasiadas supervivenciasdel antiguo régimen hay todavía en España pero ninguna puede ser tangrave como la vuelta a los tiempos que parecían ya olvidados aquí, igualque lo están en todo el mundo, los tiempos bobos del periodismo estre-cho y ministerial. El periodismo republicano que hay que hacer me pa-rece que es más difícil. No, no puedo estar de acuerdo con usted en unprincipio, y menos en el caso particular de LUZ; ni tampoco (aunque es-to no sea tan importante incluso para mí) sobre mi caso personal.

Le tengo a usted acostumbrado, desde que es usted director deLUZ, a leer todos los días mi artículo corto; permítame usted que hoy leinvite a leer esta carta que ha de resultar demasiado larga.

Punto de vista general:

Ahora en toda nación la prensa que no está fuera del régimen, enoposición absoluta, sirve frecuentemente no ya a un ministerio ni muchomenos a una persona sino al Estado. Así, aun en las naciones con liber-tad de prensa, si no existe ya casi ningún periódico ministerial, casi to-dos los periódicos son gubernamentales.

El Estado se ha incautado de los periódicos (en Rusia). O el parti-do de Estado los ha adquirido (en Italia); por cierto con un respeto y unaatención para los periodistas, considerados como trabajadores, dignos deimitarse. Ejemplos: al corresponsal en París del Corriere no le dijeronadiós sin darle de indemnización más de un millón de liras; al directordurante unos meses del Mensajero, periódico de segunda categoría, leacaban de dar más de medio millón para poder prescindir de él (si lo su-piera Félix Lorenzo!). O los periódicos mismos han creído comprendersu misión y sirven al Estado precisamente porque representan a un par-

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tido gubernamental o a un grupo de intereses (en Inglaterra, en Francia,en Alemania).

De modo que casi todos los grandes periódicos del mundo son gu-bernamentales; pero lo son bajo dos formas o con dos fondos distintos:o bien dogmáticamente como en Rusia y en Italia, donde el Estado esdogmático, o si no dialécticamente como en Inglaterra, Francia, etc...,donde los dogmas del Estado se apoyan en la dialéctica.

Recuerde usted que cualquier lector puede escribir al «editor» de unperiódico inglés para disentir, protestar o criticarle. Cuántas veces du-rante mi estancia en Berlín observé que los órganos católicos disentían alo mejor de su canciller Bruning sin que se rompiera por ello la unidaddel partido más firme de Alemania y de Europa. Uno de los mayoresatractivos democráticos del Berliner Tageblatt es el suplemento semanalque dedica a la polémica sobre asuntos anunciados de antemano. Los pe-riódicos de gran información de París, que son todos gubernamentales,además de la libertad que dan a sus cronistas, solicitan constantementeartículos de opiniones contradictorias para ocupar el sitio que han deja-do vacante hace ya mucho tiempo los artículos de fondo. El periódicomás hermético del mundo, Le Temps, desde que su nueva empresa, nadamenos que el reaccionarísimo comité des Forges, lo ha remozado no hatenido más remedio que abrir una Tribuna libre. Cómo no ha de proce-der la prensa de tal manera en las naciones de Europa donde las reunio-nes públicas son frecuentemente contradictorias? Y en América sucedeigual. Yo no he puesto ningún reparo a los artículos que, sobre el proble-ma catalán, me ha enviado usted para LA NACIÓN de Buenos Aires; ysin embargo, de haber tratado yo en el mismo periódico el mismo asun-to, aparte del trabajo de información en donde naturalmente no expusemis opiniones, hubiera discrepado de usted, como discreparon otros co-laboradores.

Caso particular de LUZ:

Si usted no quiere hacer de LUZ un periódico de este tipo demo-crático o dialéctico, tampoco lo va a hacer usted de tipo fascista o bol-chevique, de tipo dogmático, dictatorial (que yo comprendería si se die-ran los demás requisitos). Siguiendo su criterio lo que fatalmente haráusted será estrechar, achicar el periódico y facilitarle sin querer el pasoal destino más probable y triste que le espera: el de ser el periódico de la

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noche de la organización de derechas cuyo periódico de la mañana seaAhora.

Pero además el caso particular de LUZ obliga a otras consideracio-nes. LUZ, no lo puede usted olvidar, ha sido una aventura que hemos co-rrido juntos los que nos marchamos de El Sol por republicanismo. Des-de el punto de vista republicano mi posición ante el problema catalán esinatacable. Así lo han reconocido los propios catalanes. Cuando estába-mos en París, Maciá me daba la razón. No voy a discutir quién la tieneahora. Usted y yo hemos disentido en LUZ como disentíamos en El Soly ahora porque usted tiene a la Empresa detrás me va usted a amordazary a echar por la borda?

Mi caso personal:

Más aún. Es que el artículo que le ha alarmado a usted y cuya nopublicación como usted comprenderá es lo de menos en sí y sólo me im-porta como síntoma, no tiene nada que rompa ninguna línea del periódi-co. Lo guardaré como testimonio.

Sin modestia, no creo que haya un escritor republicano más puroque yo. Precisamente yo empecé a escribir no por literatura sino por re-beldía contra el antiguo régimen. Sacrifiqué mi carrera de ingeniero. Delos gobiernos monárquicos no he recibido más que persecuciones y cas-tigos.

Nunca he tenido contacto con la España oficial, no ya como mo-nárquico, ni siquiera como tantos republicanos y socialistas.321 Por ejem-plo, jamás en mis viajes he recibido pensiones, comisiones. De los go-biernos de la República tampoco he recibido ni me ha chocado no reci-bir nada.

Todos los que en El Sol hacían política internacional son embaja-dores, han ido a Ginebra, etc. A mí, que soy quizá el que más ha vividoesa política y fui el primero en vulgarizar al público español con ella,

321. Una vez más comprobamos que nunca aprovechó las circunstancias ni su condiciónde republicano para conseguir un puesto de poder, práctica realizada por muchos yconsiderada como muy común, pero que Barga nunca compartió.

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creando un tipo de artículo luego imitado en El Sol por los demás,322 na-die me ha hecho nada ni nadie puede decir que lo he echado de menos.

Porque haya venido la República no se me ha ocurrido que debíadejar de ser periodista. De los que abandonamos El Sol a los republica-nos amarillos, quizá he sido yo el más perjudicado. Estaba cobrandoahora en LUZ por hacer un artículo diario la mitad de lo que he cobradoen El Sol por hacer diez artículos al mes. En adelante es probable que meencuentre sin periódico republicano donde escribir en España. Si no fue-ra por el nombre que he ganado en la prensa extranjera iba a resultar queno podría con la República ni vivir.

De usted como siempre suyo

Firmado: Corpus Barga.

322. Y quizá en este hecho radica la singularidad y, desde luego, la importancia de Cor-pus como corresponsal: precisamente en crear un estilo, una moda, un ejemplo enla forma de presentar los artículos, en aquellos años impensable pero tan originalque pronto recibió el reconocimiento de los lectores y suscitó así una nueva formade hacer crónicas.

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Madrid, 26 de octubre de 1932

Don Luis BelloDirector de LUZMadrid

Amigo Luis Bello: Tiene usted mala memoria. No he sido yo niahora ni antes quien ha hostilizado a la política de LUZ, sino que fue us-ted quien antes, como colaborador, tomándose una libertad que esa, sí,no conoció límites, por la delicadeza de las personas al frente entoncesdel periódico, se revolvió incluso agresivamente contra ellas y desde lue-go produjo la vacilación y la contradicción introduciendo en las ampliasy auténticas bases republicanas de LUZ el elemento partidista, exclusi-vista, parte integrante del que en otros medios ha sido la causa positivacomo la indefensión en que estaba -y sigue estando- la República; ha si-do la causa negativa que haya podido dar armas al por lo demás inevita-ble movimiento crontrarrevolucionario, pues no hacía falta haber leído aLenin para prever éste y advertir cual se advirtió la necesidad de prepa-rarse a esperarlo. Pero el proceso político del movimiento contrarrevolu-cionario no se ha hecho todavía, aunque ha surgido ya algún chispazo.

Resultó pues una equivocación dejarle a usted tamaña libertad por-que en efecto la libertad de un colaborador, como usted reconoce ahora,no puede ser ilimitada. Yo no he incurrido en el desliz de decirlo ni me-nos de hacerlo. Yo tenía en LUZ la libertad que, dentro y fuera de Espa-ña, suelen tener los cronistas de todos los periódicos del mismo tipo. Lanueva empresa aseguró que no cambiaría la política del periódico. En elartículo que usted se ha negado a publicarme yo no digo más de lo quehe dicho otras veces, ni de lo que, bajo la dirección de usted, en LUZmismo decía Alomar el día anterior al que yo envié mi artículo. Cómousted, espíritu tan cauto, y no dirá usted que esto es una agresión, puedeperder el sentido de las cosas, el sentido de la medida, que dicen los fran-ceses, hasta el punto de sacar a relucir con este motivo nada menos quela defensa de la Constitución?

En fin, si todavía, dejando ese atavismo del antiguo régimen que esel exclusivismo tradicional, la insolidaridad entre los españoles, hubieseusted llegado a la dirección de LUZ para pedir a los redactores en un es-fuerzo común la superación de tales o cuales discrepancias, yo hubierarespondido como he respondido siempre a parecidos llamamientos y si

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hubiese sido preciso habría abandonado mi sección para dedicarme en elperiódico a otra tarea que me hubiera permitido no discrepar; pero es queusted, colaborador discrepante ha llegado a la dirección del periódico pa-ra plantear a otro colaborador el dilema de someterse o dimitir, supo-niendo injuriosamente que este otro colaborador, es decir yo, a quien us-ted debe conocer de antiguo, iba a desvirtuar su colaboración por con-servarla.

Se ha equivocado usted, amigo Luis Bello: y las agresiones que us-ted encuentra en mi carta quedan en pie porque no son mías sino que sedesprenden de la realidad de los hechos. Como le dije a usted desde unprincipio, y usted reconoció, el asunto trasciende de mi caso personal y,por lo tanto, me reservo el derecho de hacer de las cartas que yo le he es-crito a usted el uso que estime conveniente.

Excuso decirle que la ruptura de nuestras relaciones en LUZ dejaintactas nuestras relaciones en LA NACIÓN, y así espero que usted se-guirá enviándome sus artículos con la misma libertad de antes.

De usted como siempre

Firmado: Corpus Barga.

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DOCUMENTO 6

«La otra Ganzúa. Villanías del famoso sobrino»(Julián Zugazagoitia, El Socialista, 20 de agosto de 1933)

«Uno de los tres periódicos propiedad de los señores Miquel y Ur-goiti: Luz, diario de la República -no confundirlo con El Sol, órgano delos mismos amos, pero diario independiente-, recoge de nuestro artícu-lo de fondo de ayer el siguiente párrafo:

«De igual modo que hemos pasado dos veranos en el Parlamentopasaríamos un tercero, un cuarto, los que fuera preciso.»

Voz nuestra. Y por socialista, honrada y leal a carta cabal.

Pero véase el comentario que le aplica Luz'.

'Conformes. Un cuarto, un quinto y un siglo... Pero de igual modo,¿eh?: en el Poder, que no produce más que contrariedades, amarguras ysufrires sin cuento...

Pues nada, nada, mucha resignación y... ¡a seguir sufriendo por lapatria!'

Esto lo ha escrito o lo ha inspirado el director del periódico, ese An-drés García, de quien hablamos recientemente, bosquejando su semblan-za, en estas columnas.

Con ese y otros sueltos de la más baja estampa, el periódico aludi-do se ha colocado, sobre todo desde que lo destroza Corpus Barga, tam-bién conocido por el sobrino del capitán Kemtton, al ínfimo nivel moralde La Ganzúa, vulgo La Tierral

Andrés García es un hombre fracasado. Anarquista un día, ha des-cendido, como Salvador Canal, a bailarle el agua a los señores Miquel yUrgoiti. Se necesita poseer una sensibilidad de paquidermo, como la deCorpus Barga, para, alardeando de republicanismo puro, estar al frente

323. Dirigido y fundado por Salvador Cánovas Cervantes, el primer número salía el 16de diciembre de 1930. Profundamente anarquista, se trataba de un periódico polé-mico y agresivo en el que se lanzaban duros y atrevidos ataques contra el Gobier-no de la República, y más concretamente contra la figura de Azaña.

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de un diario donde se han publicado ya nueve artículos defendiendo alcontrabandista March, de quien se separó con asco nada menos que Del-gado Barreto, el encanallado director de La Nación.™

El sobrino del capitán Kemtton ha vendido su alma anarquista a unaEmpresa por un poco de calderilla. Se lo hubiera vendido lo mismo al ac-tual Gobierno si el actual Gobierno no la hubiera despreciado. He ahí eldolor de Andrés García, periodista de ínfulas, tonto embozado hasta ayer,que se encuentra sin pelo y sin ese porvenir que tanto seduce a los suje-tos de espíritu pequeño burgués como él.

Despedido de La Nación de Buenos Aires,325 obligado a economíasen virtud de la crisis económica, nuestro pobre Andrés ¿dónde iba a co-tizar su estilo plebeyo y su retorcida sintaxis? Urgoiti y Miquel le des-cubrieron. Querían hacer un periódico contra los socialistas, órgano de lacerril plutocracia española, que, además, albergara en sus columnas, siera menester, panegíricos sobre algún contrabandista. A todo se prestóAndrés García.

Tanto desciende el insensato en los ataques a los socialistas -quizásporque no le necesitamos para nada-, que es difícil imaginarse adondeva a llegar la fidelidad canina de Corpus Barga. No le detiene ningunavillanía. Se complace en la procacidad arrabalera. Tachona las planas delperiódico con los exabruptos de una burguesía furibunda.

Algún día aprenderá el absurdo director de Luz que los capitalistas noentienden de virtudes, y que la menos desarrollada en ellos es la gratitud.

Por lo pronto, créanos, se ha deshonrado.326»

324. Órgano oficial de la Dictadura de Primo de Rivera.

325. Zugazagoitia se equivocaba. La reducción de la plantilla de La Nación de BuenosAires en la agencia de Madrid no afectó a Corpus Barga. De hecho, le conservaronun sueldo, aunque no fuera exorbitante, suficiente para nuestro periodista (como loexplicó en su artículo de Luz, «El ex Socialista», 13 de julio de 1933). Y, además,sus colaboraciones para La Nación de Buenos Aires continuaron hasta 1937, mo-mento en que el periódico adoptó una postura ambigua frente a la República y Cor-pus decidió terminar su trabajo en él.

326. Aunque el artículo no aparece firmado, es evidente (si pensamos en la fecha en quefue escrito, y en el duro combate verbal que se había establecido entre Corpus y Ju-lián Zugazagoitia) que el escrito pertenece a este último.

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«Política y prensa»(Corpus Barga, LMZ, 22 de agosto de 1933)

«LA VENTA DEL ANARQUISTA327

Otra cosa hemos conseguido con el artículo de El Socialista de hoy,y es poder volver sobre el artículo difamatorio en cuestión, que, como ensí ni nos podía dar frío ni calor y nos dejaba en la molesta temperaturaambiente, dábamos de lado ayer en su parte anecdótica para referirnos alo fundamental. Sin embargo, vale la pena volver sobre ello, porque tie-ne mucha gracia. Sostiene que nuestro director «se ha deshonrado»,328

«ha vendido su alma anarquista a una Empresa por un poco de calderi-lla» para atacar a los socialistas. Como se ve, no estábamos equivocadoscuando decíamos más arriba que este estilo parecía el de un periodista deprovincias de hace veinte años.

Tratemos de razonar, que es la operación que le hace más daño a ElSocialista. Para atacar a los socialistas, ¿necesitaría un anarquista ven-derse? ¿De dónde salen siempre los ataques más furibundos contra lossocialistas sino de los anarquistas? Nuestro director podría ser anarquis-ta y escribir en LUZ contra los socialistas sin otra venta que la única queahora hace, y que es la más honrada del mundo, la de su trabajo. Peronuestro director no ha sido nunca anarquista en el sentido político de lapalabra; no ha estado afiliado nunca a ningún grupo anarquista.

Tiene, eso sí, lo mismo hoy que tenía en su juventud, un respeto fer-voroso por la actitud anarquista. Por la socialista, no la ha tenido jamás.La actitud socialista es puramente política y variable, y así, por ejemplo,el socialismo de la Segunda Internacional está desapareciendo. En cam-bio, la actitud anarquista ante el mundo es absoluta y eterna en el hom-bre, como la del cristiano. Políticamente no tiene ningún valor, y de aquíque sea absurdo hacer política anarquista. En fin, nuestro director puedereferirse a sí mismo, sin falsa modestia, de un modo más personal.

327. Reproducimos aquí tan sólo un fragmento del artículo de Barga, aquel en el que ha-ce referencia directa y contesta al anterior de Zugazagoitia.

328. Aunque el artículo tampoco lleva firma, por lo que en él se dice, es evidente que es-tá escrito por Corpus Barga.

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No hay en todo el partido socialista un hombre de vida política máspura que él. Perdió su posición y su carrera por sus ideas políticas, se hi-zo una vida y una posición independientes con su trabajo, y, cuando havenido la República, ha seguido siendo lo que era y escribiendo lo mis-mo. Desde que es director de LUZ no ha dicho nada sobre los socialistaso el socialismo que no hubiera dicho ya antes de serlo y cuando en El So-cialista le pedían graciosamente artículos.

Mas, en este aspecto, no necesita defensa. Todos nos conocemos, yla más pequeña cosa que se diga contra la conducta de este hombre estan increíble como si se le acusara de haber robado el reloj del ministe-rio de la Gobernación.

¿Y quién le difama? El órgano de un partido en donde se han im-provisado más fructuosas carreras políticas desde que la República reinaen España.»

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DOCUMENTO 7

«Chateau en France»329

(Corpus Barga)

«Todavía, cuando escribo este artículo, no se han reanudado las co-municaciones rápidas de prensa entre París y la América del Sur. Devas-taciones y necesidades de la guerra tienen aún, en este mes de septiem-bre, a París casi aislado. Se ha restablecido en él, como una gran cosa, elcorreo interior y han empezado a funcionar algunas líneas del tren me-tropolitano. Sería inútil enviar desde aquí actualidades al lector de ultra-mar. Pero, la actualidad de los años de ocupación alemana en Francia,como en los demás países de Europa subyugados, persistirá también du-rante años. En mucho tiempo no se acabará de aportar datos y testimo-nios de lo ocurrido en tan prolongado secreto. Voy a contaros algo de es-to que me ha tocado de cerca. Un detalle de uno de los aspectos más cu-riosos de la guerra clandestina.

Los preparativos de la invasión libertadora angloamericana me co-gieron en el campo, en una de las tierras más francesas, a diez kilóme-tros al sur de Blois. Un palacio, arropado en su parque, a orillas de unriachuelo, lo que se dice en Francia un castillo, y cuatro casas desperdi-gadas por los prados, alguna con su horno aunque medio derruido, for-man allí menos que una aldea, un lugar llamado Les Mézes. En el pala-cio no había más habitante que el guardián con su familia y en cada unade las cuatro casas vivíamos: un antiguo peón caminero y su viejecita, unlabrador con vaca y chiquillos, una familia de Blois y y yo con la mía.

Poca menta y mucho limón

Entre los cuatro vecinos reuníamos dos aparatos de radio, por lomenos, y un teléfono, el mío. Cuando la radio de Londres, en su emisiónfrancesa y en la lista, cada día más larga, de mensajes personales clama-ba: 'Poca menta y mucho limón, cuatro veces; repito, poca menta y mu-cho limón, cuatro veces', se oía a medianoche el revoleteo de un aero-

329. Esta narración la escribió para un periódico sudamericano del que no nos ha sidoposible conocer el nombre y tampoco si llegó a publicarse. Si hemos podido darcon él es porque Corpus se había encargado de conservarlo. El artículo fue publi-cados dos años más tarde en Le Patrióte de Toulouse, 14 de abril de 1946, p. 2.

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plano sobre las cuatro casas y el palacio.330 Si, al parecer, ningún habi-tante de Les Mézes había notado la coincidencia del aeroplano, el limóny la menta, como la gente del campo oye durmiendo, habíase percibidono sólo en Les Mézes sino en los lugares cercanos y en el pueblo, enCour Cheverny, que algunas noches había un vuelo misterioso, pasabaun avión aislado, entre las poderosas escuadras de aviones frecuentes poraquellos días y destinadas a bombardear los puentes del Loire, deshechosy rehechos para ser nuevamente deshechos, verdaderos puentes de rom-pecabezas.

Era natural que se hablara de este aeroplano y era extraño que pa-reciera no haber llamado la atención de los vigías alemanes que velabanen sus observatorios situados en las viñas. La gente dedujo que se trata-ba de un avión alemán encargado de vigilar el cumplimiento de las ór-denes, cada día más rigurosas sobre el oscurecimiento de las casas. Y setaparon mejor las ventanas y se encendieron menos luces. Mientras tan-to los vecinos y especialmente las vecinas de Les Mézes habían aguzadoel oído y ya, las noches de aeroplano, oían no sólo el revoloteo de éstesino pisadas sordas en el camino que rodea el parque del palacio y atra-viesa los prados entre las cuatro casas. Una noche dos hijas del antiguopeón caminero que habían venido a visitar a su padre, salieron al ruidotácito de esas pisadas y se quedaron detenidas en la sombra de la puerta,aún más negra que la del campo tormentoso (ha sido en aquel país un añode tormentas). Sus ojos decubrieron, junto a la tapia del parque, un fuer-te grupo de hombres parado, a la expectativa.

El maná de los patriotas

Las muchachas creyeron no ser vistas hasta que del grupo se desta-caron dos hombres, dirigiéronse hacia ellas y pasaron por delante. En-tonces, la más valiente de las muchachas preguntó con la cortesía fran-cesa, tan usada en el campo como en la ciudad: Buscan ustedes algo?

Los hombres no contestaron y volvieron sobre sus pasos. La mu-chacha volvió a preguntar: Buscan ustedes algo?

330. Los terrenos de lanzamiento de paracaidas (que contenían armas, explosivos, mu-niciones y aparatos de radio) se atribuían a los miembros de la Resistencia días an-tes de los lanzamientos. La llegada de los aviones se anunciaba a través de la radio,por medio de mensajes secretos, como el que hemos podido leer arriba.

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Uno de los hombres habló con autoridad: Demasiado saben ustedeslo que buscamos y que no somos ladrones si no buenos franceses. Cie-rren ustedes la puerta; y de esto, ni una palabra; también saben ustedesque el que habla es un mal francés y recibe el castigo que se merece.

Las muchachas en efecto cerraron su puerta, el avión cerníase entrenubes, tal impresión daba, y el grupo de hombres se desperdigaba en va-rios, cada uno de los cuales se precipitaba sobre un paracaídas abatido.Nadie salía titubeando del paracaídas. Los grupos iban volviendo al ca-mino cargados con bultos.

Guardaron el secreto, las hijas del peón caminero. Los vecinos deLes Mézes nos saludábamos muy cortésmente y nos hablábamos poco,disminuían nuestras conversaciones a medida que la guerra se apretabay nos ceñía. El único que recibía confidencias era yo. De los que veníana utilizar el teléfono.

Más sombría que la noche, la mañana...

El paracaidismo nocturno repitióse con más frecuencia desde quelas fuerzas angloamericanas desembarcaron en Normandía... Hasta quecierta mañana, al levantar la vista de un libro, vi por el ventanal tres hom-bres que desde la puerta del jardín me estaban mirando, ellos y sus ame-tralladoras de mano. Nuestra mutua contemplación fue instantánea. Lacortó mi mujer que entró en la habitación diciendo: La policía alemanaque viene a registrar la casa. Y aparecieron otros tres hombres con susametralladoras a lo largo del brazo.

-Qué quieren ustedes ver? -Le pregunté al que se adelantó prime-ro. Era un tipo de alemán grueso, con chaqueta y sombrero flexible.

-La cueva- me contestó en tono profesional. Colocóse a mi lado ylos otros dos detrás, con sus ametralladoras contra mi cintura.

-No bajes sin luz -Dijo rápidamente mi mujer.

-Tienen ustedes una lámpara? -Les pregunté, pero ya mi mujer nosdaba una y bajamos por la estrecha escalera.

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-Cuidado con las cabezas -exclamé pensando en la mía, es decir enque una vez me había dado un golpe en la frente al entrar en la cueva yen que ahora podía darse el golpe algún policía y disparar su arma cre-yendo en la agresión de alguien oculto.

En la cueva no había nada, pero un policía que debía ser ademáslector de novelas policíacas, empezó a patear en un ángulo del suelomientras opinaba en alta voz: -esta tierra ha sido removida hace poco.

Los otros no le hicieron caso y subimos: - vamos a ver la leñera-me dijo el alemán gordo y, al atravesar el jardín, me di cuenta de quehabía más hombres con ametralladoras, no todos alemanes, tambiénfranceses de la milicia,331 y de que la casa estaba cercada. Vieron la le-ñera, el granero y no me registraron ningún papel ni me pidieron los deidentidad. Dos veces pregunté con ingenuidad al que parecía el jefe, elalemán gordo: -a qué se debe esta visita?. Y las dos veces me contestóen un francés entrecortado: -nuestro servicio es sólo registrar, eso es deotro servicio. Con usted hemos terminado, me dijo al final. Y se fuerondejando en el jardín un centinela, el arma al puño.

El centinela se paseaba por delante de mi ventanal mirándome conel rabillo del ojo; en mi habitación, yo había vuelto a abrir el libro y em-pezaba a sentir una inquietud que no había sentido durante la visita. Sa-bía que en mi casa no podían encontrar nada y sabía también cuál era lacasa dónde podían hacer presa. Pronto un silbido policíaco perforó el ai-re, y el policía que se paseaba por delante de mi ventanal salió corrien-do. Salí al jardín. En los alrededores de la casa próxima, la que habitabala familia de Blois, sonaron varios disparos, los policías corrían de un la-do para otro con sus ametralladoras de mano. Tres de ellos salían de lacasa con una mujer, la llevaban a una casucha medio derruida que habíaal lado, la traían de nuevo a la primera casa. Una niña seguía el grupo an-

331. La milicia era la organización paramilitar instituida por el gobierno de Vichy y conel apoyo de los alemanes, para luchar así contra sus enemigos comunes: «El entu-siasmo de los jóvenes reclutas de la Milicia fue calentado al rojo vivo por los cola-boradores más comprometidos de Vichy, y esa organización no tardó en granjearseuna reputación de ferocidad por la forma en que mantenía el orden en nombre delmariscal Pétain, bajo la égida de su jefe, Joseph Darnand, y de Pierre Laval; en lapráctica, los milicianos servían a menudo como auxiliares de las fuerzas de ocupa-ción alemana y cantaban en los desfiles canciones de las SS», Herbert Lottman, Ladepuración, 1943-1953, op. cit., p 24.

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dando despacio. Los prados, los manzanos, todo había quedado tan fijo,detenido ante la tragedia.

La familia de Blois se componía de los abuelos, los padres y una ni-ña. Los abuelos estaban en Blois mismo atendiendo a su comercio deutensilios eléctricos. El matrimonio joven con la niña vivía en la casa,pero el marido salía por la mañana temprano para recorrer, como estafe-ta, varios grupos de los hombres de «el maquis»,332 es decir, de los quese habían echado al monte, al campo (todavía no se les llamaba corrien-temente FFI, Fuerzas Francesas del Interior).333 No había salido aquellamañana y había querido escapar al llegar la policía, por eso los disparos?O había salido y era necesario prevenirle para que no volviera?

332. Los «maquisards», grupos paramilitares, actuaban de enlaces, provocaban atenta-dos, se encargaban de los sabotajes, conseguían documentos falsos de identidad,etc. Estos servicios franceses de resistencia se encargaban también de procurarse elarmamento contra los alemanes, gracias a los lanzamientos de armas y provisionescon paracaídas por parte de los aliados, como se narra en este testimonio de Cor-pus. Pero normalmente eran ellos mismos quienes tenían que abastecerse de armas,lo que hacía que lucharan en desigualdad de condiciones contra los alemanes, conarmas en muchas ocasiones que no estaban a la altura de las circunstancias.Los servicios de la Resistencia francesa tuvieron un papel determinante en el des-enlace y la victoria de los aliados americanos y británicos contra los alemanes. Du-rante el desembarco, los hombres de la Resistencia desorganizaron las defensasalemanas, a la vez que saboteaban las vías de tren, las líneas de teléfono y telégra-fo y acosaban a las tropas alemanas que se encontraban así ocupadas, mientrasavanzaban los aliados: «Dans la nuit du 6 au 7, du crépuscule a l'aube, sans uneminute de repos, le moulin connaitra une activité intense, De tout le départementarrivent les émissaires qui reparten! avec des consignes qui seront scrupuleusementappliquées. Toutes les lignes téléphoniques sabotees, les poteaux indicateurs inver-ses, cassés ou macules pour étre rendus illisibles, toutes les routes laterales traver-sant l'intérieur du département en direction du centre du pays et de la Normandieinterdites aux convois par des arbres abbatus sur des kilometres et des kilometres.Le mouvement des troupes hitlériennes en direction du front de débarquementprend un retard fatidique en ees instants décisifs pour la liberté du monde. La nuitpasse avec une rapidité inouíe et lorsque pointe Taurore aux doigts de fée' nul nes'aper£oit qu'il n'a pas du tout dormí...», La France des maquis, Paris, Denoél,1964, pp 60 y 61.Estas acciones produjeron diferentes represalias alemanas, a cada cual más cruel yarbitraria. En París fue en donde la acción de la Resistencia se dejó sentir con másfuerza y tuvo su recompensa mayor en momentos claves como al final de la gue-rra: la liberación de la capital tras siete días de infierno y de lucha.

333. Las «Forces Fran§aises de l'intérieur» era la que se correspondía con la resistenciano comunista. Los FTP ("Francs-tireurs et Partisans Franjáis") sí eran comunistas.Asimismo, los servicios de la Resistencia francesa estaban formados también por

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Mi hijo, como estudiante, trabajaba obligatoriamente en una fábri-cade Blois,334 en la que trabajaban muchos españoles y en la que el sa-botaje estaba perfectamente organizado. Los ingenieros alemanes no lle-gaban a descubrirlo y amenazaban a los obreros con llevarles a Alema-nia. Cada obrero llevaba siempre su retrato en el bolsillo y sabía dóndetenía que presentarse en caso de apuro para cambiar de papeles de iden-tidad y marcharse a un sitio donde no le conocieran. El sabotaje habíallegado a hacerse en la electricidad y la fábrica trabajaba de modo inter-mitente. No me extrañó ver que mi hijo volvía a esas horas; lo que meextrañó es que la policía no lo hubiera visto.

-Voy ahora mismo a avisar al «maquis»- decidió.-Hay una docena de policías -le dije- Con que vengan treinta hom-

bres armados se salvará la mujer.

republicanos españoles, muchos de los cuales murieron combatiendo al lado de losmaquis o también fueron deportados a los campos de exterminio alemanes: «Losguerrilleros españoles eran gente experta en el uso de explosivos y en el empleo delas tácticas de la lucha de guerrillas. Sobresalieron además por su audacia y valen-tía. Su participación en los combates de Liberación en algunas zonas de Francia fuedecisiva», Alicia Alted Vigil, op. cit., p. 65.

334. El Servicio de Trabajo Obligatorio fue creado por ley de 16 de febrero de 1943, puesse necesitaban trabajadores civiles que suplieran a los alemanes que habían tenidoque incorporarse al ejército. Muchos de estos jóvenes, como cuenta Antonio Vila-nova (Los olvidados..., op. cit, p. 87), eran cazados en redadas hechas ya no sólo porla policía alemana sino también por la francesa, cuando salían del cine, o en el me-tro, o en los cafés o simplemente cerraban determinadas calles: «... Sauckel, jefe delreclutamiento de mano de obra para Alemania en Francia, pedía un número deter-minado de miles de hombres para ir a trabajar a Alemania. La gestapo, la policía, laMilicia de Vichy, la guardia móvil, la gendarmería, todas las autoridades se movili-zaban y, en ciudades y pueblos, atrapaban el número de obreros pedido, quienes erantransportados a lugares de trabajo en Alemania o a las obras de fortificación en lamuralla del Atlántico. Este fue, en realidad, el origen del maquis, porque la palabramaquis, nombre de origen corso, se usó en Francia para designar a los que, huyen-do de ser enrolados en el trabajo forzado alemán, preferían abandonar familia y ho-gar marchando a esconderse en montañas y bosques», Id., p. 257.Los grupos del maquis fueron cada vez más nutridos, llegaron a ser miles de hom-bres obligados a vivir en la clandestinidad y la Resistencia francesa decidió, en losaños 42 y 43, incorporarlos a la misma lucha que ellos. Cada vez se estrechó más larelación Resistencia-maquis, luchando ambos valientemente contra la ocupación.De nuevo hay que señalar la representación española tanto en la Resistencia comoen el maquis. Se pudieron contar en las filas del maquis unos 14.000 españoles (se-gún Antonio Vilanova en el estudio que acabamos de citar). E incluso hubo un ma-quis totalmente constituido por españoles, creado el 1 de abril de 1943. Los espa-ñoles fueron, por tanto, los primeros componentes en esta fuerza de resistencia.

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Debían estarla ya golpeando. Luego se supo que en efecto sucedióasí. Mi hijo logró salir en su bicicleta sin ser visto y nos quedamos es-perando la llegada de los salvadores y la batalla. No tardó mi hijo en apa-recer. Venía entre dos gendarmes.

Héroes oscuros, martillos sangrientos

Los gendarmes eran los jefes del «maquis» en Cour Cheverny. Loshombres del «maquis», que habían estado cerca la noche antes, se halla-ban ahora lejos, y no había posibilidad de avisarles para que llegaran atiempo. Los gendarmes se presentaron correctamente a «la Gestapo» pa-ra enterarse de lo que hacía. «La Gestapo» había pedido refuerzos aBlois y por la tarde llegaron camiones alemanes llenos de soldados quetomaron en Les Mézes posiciones estratégicas. Los campesinos jóvenesde los alrededores fueron obligados a dejar sus trabajos y a subir las ca-jas que la policía iba descubriendo en una cueva, junto a aquella casa. Laoperación se prolongó durante toda la noche. El campesino de la vaca yel guardián del palacio sufrieron un interrogatorio de horas contra unmuro, amenazados, vejados. Al antiguo peón caminero y a mí no nos in-terrogaron. Los policías alemanes y los milicianos franceses gritaron queiban a prender fuego a todas las casas de Les Mézes, quemaron nada másque una cuadra, robaron y saquearon la casa de la familia de Blois, sedieron en ella un banquete, bebiéndose las botellas de champaña que elviejo comerciante tenía escondidas para el día de la victoria y se lleva-ron presas a la mujer y a la niña. El marido había salido por la mañanatemprano, como de costumbre, y los campesions se pusieron en acechopor los caminos para prevenirle y que no volviera a su casa. Los abuelos,cogidos en su comercio de Blois, ingresaron en la cárcel. Toda la genteen Blois y en Cour Cheverny los creyó fusilados.

Se salvaron por su tesón heroico y por el avance rápido de los tan-ques americanos hacia el Loire. Otro día contaré cómo un gendarme ycuatro hombres del «maquis» libertaron a todos los presos políticos de lacárcel de Blois. Uno de esos presos, un padre y un hijo, los tuvimos ocul-tos al lado de mi casa. El padre, un herrero, uno fuerte, me refirió que letiraban al suelo y le daban tales puntapiés que le desplazaban como a untrapo. Al hijo le habían atado y suspendido, y así lo tuvieron sin comer,beber, ni lo demás, durante tres días. Por el padre supe que mi vecino deLes Mézes, el comerciante de Blois, y su mujer, los abuelos, vivían y es-taban ya libres como los otros presos. No les habían fusilado porque no

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confesaron. La «Gestapo» había descubierto cuatro toneladas de arma-mento y sabía que no había descubierto todo. Necesitaba descubrir tam-bién la organización que suponía tal acumulación de armas y municio-nes. El herrero me dijo que Wenech, tal es el nombre de mi vecino, vol-vía negro de los golpes que le daban cada vez que le llamaban a decla-rar. Una vez volvió sin sentido. Pero, en cuanto se recobraba, le decía asu vecino de celda que era precisamente el herrero: -son más de cuatrotoneladas pero no sabrán cuántas!

El señor Wenech, modesto comerciante de la antigua ciudad deBlois, que pasa los últimos años de su vida enfermo, demacrado, en sutienda, guardaba en su casa de Les Mézes, diez toneladas de armas y ex-plosivos para libertar a Francia. He visto luego al señor Wenech y me haprometido: -Algún día le relataré a usted todo lo que me han hecho. Nose lo he contado ni a mi mujer. Le diré a usted solamente, como una an-ticipación, que he visto a un hombre de veintitantos años, desnudo, den-tro de una caja de madera que tenía grandes espacios entre las tablas,contra el cual azuzaban a un perro. Cuando se llevaban al perro, sacabande la caja al hombre y barrían el suelo.

Esto último es lo que sin duda había impresionado más al señor We-nech, el barrido de la sangre. Hizo un gesto para ilustrarlo... El lectorpensará que tales manchas no se barren tan fácilmente.

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DOCUMENTO 8

Cartas de Corpus Barga a su familia

A bordo del Margrethe Bakke, martes, 4 de mayo, 48335

Marcelita:

esta es la tercera carta que te escribo. Te he enviado ya dos y un ra-dio. Vosotros podíais haberme escrito (a mí también se me olvidó decí-roslo) a uno de los puertos en que he hecho escala: Puerto-Cabello, Cu-razao, Barranquilla. De Puerto-Cabello y de Curazao te he hablado en lasotras cartas. Barranquilla (Colombia) es enteramente España... con ne-gros y en plena prosperidad. Algunos de sus barrios le dan a uno la im-presión de estar en los Cuatro Caminos, de Madrid, o en las afueras deBarcelona. La misma mezcla de casas nuevas, solares, automóviles, su-ciedad, miseria, niños desnudos y Plateros, borriquitos. El Prado es co-mo el final del barrio de Salamanca, de Madrid, mucho más grande, unacolonia de villas con jardines de árboles floridos, rojos y amarillos.336 Enel Prado, hay un gran hotel a la norteamericana pero de arquitectura es-pañola y vida internacional de piscina, en cuyas márgenes, las damasnorteamericanas ensayan posturas de portada de revista o anuncio de tra-jes de baño. El hotel es enorme, de varios cuerpos y amplias galerías yqué árboles. Estuve en la agencia de El Tiempo; por unas horas no al-cancé a Santos que ha llegado ya de Estados Unidos. No pude ir a Bo-gotá; en barco por el río se tarda varios días; en avión varias horas. Mar-garita se detuvo en Barranquilla solamente una mañana. Colombia se ha-lla todavía sacudida por el levantamiento popular del 12 de abril que hadestruido, sobre todo en Bogotá, gran número de edificios oficiales yparticulares, almacenes, comercios. Muchos comerciantes se han queda-do arruinados. Estas catástrofes tienen menos importancia en Américaque en Europa. Enseguida lo reconstruirán todo, más moderno, se reha-rán las fortunas y dejarán sin resolver el problema terrible de la des-igualdad de vida entre pobres y ricos (mayor aún que en España). Al díasiguiente llegamos a Cartagena de Indias, otro puerto colombiano. Eraprimero de mayo y el agente de la compañía que subía a bordo nos pre-

335. Carta dirigida por Corpus a su familia en Cour Cheverny (Blois).

336. Sus flores se llaman «trinitarias» (esta nota a pie de página es del autor).

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vino para que tuviéramos cuidado porque decía que la situación era muytirante. Sin embargo, los autos marchaban, el Mercado estaba abierto,desbordante de negros y de frutas y telas de colores chillones; sus ciga-rreras que hacen allí mismo y venden los puros, sus puestos de coca co-la y de chicha, las barcazas con montones de mercancía, nada y menosque nadie los cuatro soldados desperdigados que se paseaban perezosa-mente con el fusil colgado, podían despertar la sospecha de que la ciu-dad, como toda Colombia, estaba en estado de sitio. Es una ciudad ma-ravillosa, antigua (el primer puerto fundado por los españoles en estacosta) y moderna como si la acabaran de hacer, no que esté restaurada,sino que deben pintarla y acicalarla constantemente, igual que se hace enAndalucía. El Mercado se encuentra en las afueras. La ciudad se levantaen una isla de arena y está rodeada de murallas gruesas, con puertas pro-fundas que dan paso a calles de casas finas, andaluzas, de ventanas ba-jas, patios floridos y balcones volados o galerías, la casa andaluza colo-nial de los españoles. En el altar mayor de la iglesia-convento de los je-suítas, que se pasean -por el patio de palmeras- con hábito blanco, yaceun esqueleto, en una urna perpetuamente iluminada, la calavera al des-cubierto con la dura risa de las calaveras, y el cuerpo cubierto con unmanto magnífico, amarillo y oro. No cabe mayor fuerza expresiva en launión de lo descarnado y lo lujoso. La isla amurallada, perdida en unabahía inmensa, americana, tenía la protección que desde un pico de lacosta le daba el fuerte de San Felipe, el primer fuerte construido por losespañoles para espantar a los piratas: un laberinto de galerías en cuesta,abierto dentro de una roca, provisto de pozos, de huecos para los solda-dos, de sitios escondidos, de malicias para que las tropas pareciendo huirsurgieran a la espalda de los agresores... Costó un dineral, muchos añosy mucho talento de ingeniería militar que hoy podrían aprovecharse pa-ra hacer allí una película.

El sol de plomo, que desde Puerto-Cabello ha ido haciéndose másespeso le aplasta a uno en Cristóbal, a la entrada del canal de Panamá.Cristóbal y Colón son dos ciudades a continuación la una de la otra.Nosotros hemos hecho escala en la primera, a la misma puerta de la ba-hía en cuyo fondo, no se ve a simple vista, se abre el canal. Es una ciu-dad norteamericana de negros, parte de ella en la zona del canal, es de-cir bajo la jurisdicción de los norteamericanos. Todo es perfecto y gran-dioso, el puerto, los primeros edificios-oficinas, a la altura de las palme-ras gigantes y peligrosas porque desde su altura colosal dejan caer depronto una rama desprendida que, en nuestro huerto, sería un árbol. Ni-

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nochette,337 he ido discutiendo contigo todo el tiempo en los almacenesautomáticos estadounidenses: me he encontrado con las famosas botellasde leche. La ciudad es cuadricular. Las casas de los negros conservan laarquitectura colonial española, más en grande: sus galería profundas,donde las familias negras se distribuyen en habitaciones hechas conbiombos, forman amplias arcadas de sombra en la calle. Pero la única ma-nera de tener fresco es meterse en un cine refrigerado, la película es lo demenos, desde luego de lo más inferior. En el barrio de los blancos, las «vi-llas» están construidas sobre «pilotis» y los jardines reservados para la in-fancia blanca. Los mejores sombreros de Panamá no se venden en ningu-na de las lujosas tiendas de aquí, no se encuentran en Panamá sino en elEcuador, en Guayaquil, a donde iremos una vez pasado el canal.

El canal de Panamá, como todo de lo que se ha oído hablar mucho,no resulta como uno se lo figuraba. Salimos de Cristóbal a media maña-na internándonos en la bahía y tardamos como una hora en divisar lasprimeras compuertas de las esclusas. De Margarita se habían apoderadolos negros. Son marineros negros los que hacen todas las operaciones,con qué perezosa maestría, del paso de los buques por el canal. Este noes uno, es dos, le sucede lo que a los tres mosqueteros, que son cuatro.Hay un andén central que lo divide. Hay además, claro está, dos andeneslaterales. Mientras nuestro buque subía por un canal, otro buque bajabapor el otro. Cada buque va tirado lentísimamente por seis tractores eléc-tricos, tres de cada lado; tractores de cremallera que suben verticalmen-te casi, de un tramo a otro. Juguete gigante en una naturaleza más hostila medida que se sube. Pero, en fin, lo mismo que el canal de la Villette.La diferencia de uno a otro es la que hay entre un juguete de la rué Saint-Honoré y un juguete de una cacharrería. Lo que vale la pena del viaje yme alegra no haberlo hecho en avión, es la travesía de la inmensa lagu-na a que se sube, la laguna que encontró Núñez de Balboa y su puñadode españoles cuando atravesaron el istmo. Qué tíos. Qué admiración sinpalabras se siente por ellos navegando por aquí con toda comodidad.338

La laguna se diría un mar sin límites donde flotan islas de bosques. Niun hombre, ni una bestia, ni un pájaro, ni un rumor. El sol mismo pierdesu presencia, con la altura se ha hecho más ligero. Es una desolación es-

337. Ninoche, la hija de Corpus.

338. Otra ocasión en la que Corpus no puede evitar expresar el profundo orgullo y la sin-cera admiración que le produjeron siempre los hechos de la conquista de América.

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te enorme vértice de agua de la Tierra, casi no se está en la Tierra, aplas-tado a veces por un duro aguacero. Lentamente hemos navegado toda latarde por esta soledad interplanetaria. El sol no se ha puesto, se ha idoquedando todavía más solo, lejos. Al margen de la vereda entre señalesque sigue el buque, surge de pronto una islita en miniatura con su bos-que y su playa. La mirada se pierde buscando a los enanos que deben ha-bitarla. Luego, un islote con una casa de ingeniería colonial. El paisajese ha ido cerrando como un abanico. Navegamos por un río estrecho, uncanal; vamos dando vueltas y revueltas; en el silencio de la naturaleza ydel bosque, -todos los marineros van silenciosos-, se oye el pío de unpájaro. Cómo me hubiera gustado, Andresote,339 que hubieses venido allado mío, sentado en lo alto de la proa. Se oye un ruido de cascada: esuna máquina hidráulica flotante que está ensanchando la costa con cho-rros de agua. Aparece huyendo como una loca, una locomotora que sedeja el humo prendido en los árboles. En un recodo descubrimos una ciu-dad de reparaciones. Ha anochecido ya y vemos en el fondo una flechaluminosa, amarilla y verde: indica la entrada de las esclusas, la escalerade agua, para bajar. Los andenes, los tractores, las estaciones eléctricas,todo parece más perfecto iluminado artificialmente. Los marineros tirany recogen los cables sin perder una sola vez, marchan por los andenes,detrás de los tractores, llevando los cables del buque lento, como se lle-van las cintas a los lados de la carroza en los entierros. Hemos bajadotres tramos cuando tenemos enfrente un puente altísimo por donde pasanconstantemente automóviles veloces iluminados; detrás, en la falda deuna montaña, una profusión de luces, la alegría nocturna de una ciudad;sobre el puente cruza el ronrón de los aviones acompañado de sus estre-llas rojas y verdes. La circulación en el puente se ha detenido y al mis-mo tiempo que abajo se abre la última compuerta de la esclusa, el puen-te gira en el aire. Margarita adornada de banderas y encendido el palomayor entra en el Océano Pacífico. Balboa. Aquí llegó, con su puñado deespañoles, los que le quedaron, Núñez de Balboa, después de atravesarlas selvas y la laguna interplanetarias. Aquí se quitó las calzas; con la co-raza puesta y el casco señoreado de plumas, se metió en el agua llevan-do la espada en alto y seguido de un clérigo con un estandarte, tomó po-sesión solemnemente, pero como la cosa más natural del mundo, delnuevo mar. Comparados con estos hombres fabulosos, los modernos

339. Andrés, el otro hijo de Corpus.

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conquistadores de los polos no pasan de ser unas ursulinas.340 Por la tra-vesía del canal, un buque como el Margarita, con la carga completa, tie-ne que pagar ocho mil dólares. Los buques solamente de pasajeros paganmenos.

Pensarás que me aburro mucho cuando escribo tan largo. El Pacífi-co nos ha recibido bajo la lluvia, truenos y rayos. Hemos oído caer unoen el agua. Hay tormenta pero no tempestad. Las aguas no se levantan yMargarita no se mueve. Tiene la trepidación debida a las máquinas, in-cómoda para escribir a mano, como la del tren. El mal tiempo retrasaránuestra llegada a Guayaquil. Llegaremos pasado mañana. Desde ahí teenviaré esta carta, Marcelita. La próxima, desde Lima. Mañana conti-nuaré ésta.

Miércoles, 5.

Hemos pasado la línea del Ecuador. Hace un sol espléndido y nohace calor. El mar es azul como en Niza. Voy a prepara una carta paraUrteaga,341 no me vaya a encontrar en el Callao, adonde llegaré el lunespróximo, sin que me espere nadie. Empieza lo aburrido: conocer gentenueva, vivir con otros hasta que me instale. Si Aní se acuerda todavía demí, contarle el viaje como un cuento. Y la Revoltosa, la de los clavelesdobles, la del manojo de rosas, cuántas rosas ha cogido ya?342 Baiserstres tendres pour Simone.343 Je revois sa foto de Diane du Nord, je merappelle344 beaucoup d'elle. Je suppose que Robert345 n'est plus fáché

340. Vasco Núñez de Balboa emprendió el viaje por el istmo de Panamá en 1513, con160 hombres. Atravesó aquellas tierras, entonces uno de los territorios más difíci-les e intransitables de América y llegó al otro lado, aquel bañado por el Océano Pa-cífico. Entró a pie en el mar, completamente armado y tomó posesión de sus armasen nombre de España.

341. Franklin Urteaga fue quien habló a Corpus del trabajo en Lima como profesor.

342. Debe referirse a dos de sus nietos.

343. Su nuera.

344. rappeller ou souvenir? (la nota a pie de página es del autor)

345. Su yerno.

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avec moi. Je l'embrasse bien. Para Ninoche y Andrés un mismo abrazo.Y para ti, Marcelita, muchos besos de todos los calibres.

VuestroAndrés

Tenéis muchas fresas? Y el árbol frente a la puerta de mi despacho?Has cambiado de sitio los muebles de nuestro cuarto?

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Miércoles 12 de mayoLima

Marcelita: Por fin tengo noticias vuestras! Me he encontrado aquícon dos cartas tuyas, dos de Ninoche, una de Simone, otra de Andrés,otra de Giséle... A todos les iré contestando cuando esté menos atareadoque en estos primeros días. Besos y abrazos a todos.

Mi última carta te la envié desde Guayaquil y te he puesto un cableal llegar a Lima. Te escribo desde el despacho de Urteaga, en la terrazade su villa. Hace un día de sol. Por la ventana se ve el mar con olas fuer-tes y una isla alta, envuelta en niebla.

Lima no es una ciudad antigua y de calles estrechas. En lo que lla-man la vieja Lima, la calle más estrecha es como la del Príncipe, de Ma-drid. Es una ciudad amplia, hermosa, moderna, muy bien urbanizada, decasas nuevas enormes que quieren armonizar el estilo moderno con elantiguo español, como en Madrid, o son francamente modernas, de ven-tanas apaisadas y fachadas chatas, en los ensanches. Una ciudad muyanimada, muy española, con la gente parada en las aceras. Plazas y mer-cados monumentales.

Urtega tiene una villa moderna y bien puesta, algo lejos del centro,a más de 12 kilómetros. Tiene auto. Hay además la comunicación de untranvía rápido pero, a las mejores horas, lleno de gente. Urteaga ha cam-biado; se ha hecho un hombre fornido, con buena dentadura y gafas. Sumujer es muy simpática e inteligente; sus hijas son muy monas y vanmuy bien arregladas. Requena no ha cambiado; no conozco todavía a sufamilia (le he dado los dos frascos de perfume a la mujer de Urteaga; meha parecido más conveniente). He visto a otros amigos españoles; me heencontrado incluso con un pariente, un pintor casado con una sobrina deRamón, una hija de su hermano José que está en Chile.

La Universidad me ha recibido con mucha cordialidad; el decanovino al puesto a recibirme. El martes próximo daré una conferencia ra-diodifundida. Ayer me presentaron a los alumnos de una clase. Esta ma-ñana conoceré a los de otra. Pero, aquí la situación política es muy ti-rante. No se sabe lo que va a pasar. Nada está seguro. Tengo que defen-derme para que no me alisten en ninguno de los dos bandos que hay, acual más reaccionario.

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En Guayaquil me paseé por la calle de Belalcázar y saludé, en unjardín, a la estatua de Sebastián de Belalcázar, fundador de la ciudad.346

Son las 11 y a las 12-1/4 tengo que estar en la Universidad, me voycorriendo. Abrazos a todos, grandes y chicos. Qué lástima que no estésconmigo, Marcelita. Tuyo, Andrés.

346. Corpus fue siempre un hombre orgulloso por el pasado histórico de su país. Si, en-cima, a la creación de ese pasado contribuyó uno de los habitantes del pueblo de suinfancia, entonces el orgullo era mayor y cualquier excusa era válida para demos-trarlo, como acabamos de ver aquí arriba. Sobre este Sebastián de Belalcázar es-cribió en sus memorias: «... Un hombre humilde, un porquero, como solían serloen el país los muchachos de la gleba, Sebastián Moyano, desprendido enseguida desu familia y del terruño para embarcarse en Sevilla y correr el nuevo mundo comosoldado, siendo llamado, por su lugar de origen, Sebastián de Benalcázar, que ve-nido a América en la expedición de Pedro Arias, el suegro y verdugo de Núñez deBalboa, aparece, después de la conquista de Nicaragua, mucho más abajo, en el Pe-rú, con Pizarro pero en buque fletado por él, dotado de treinta hombres, y empren-de, desde el Perú, el viaje morrocotudo a El Dorado, subiendo por el hoy Ecuador,reconstruyendo Quito, una de las tres luego capitales arquitectónicas de Suraméri-ca (las otras dos son el Cuzco y Cartagena de Indias), fundando de paso, estratégi-ca y comercialmente Guayaquil, en la desembocadura de un río navegable, y des-cendiendo por el otro lado de Quito y subiendo y bajando sin detenerse hasta cer-ca de Bogotá, donde se encontró con otros españoles ( ) Benalcázar fundó Popa-yán y a pesar de que tuvo el bello título de gobernador de Popayán y de las pro-vincias Equinoxiales, murió en Cartagena de Indias, oscurecido en España. Gene-ralmente los conquistadores de América, empezando por Hernán Cortés se oscure-cían o los oscurecían en su patria. El lugar de Benalcázar llevaba dos siglos y me-dio desconociendo a su conquistador de América, había dejado de tener conde, te-nía su castillo en ruinas y no se llamaba Benalcázar sino Belalcázar cuando don An-drés construyó allí una casa de labranza», Mi familia. El mundo de mi infancia, op.cit., pp. 22 y 23.

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