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133 AyTM 11.2, 2004 * Arqueólogos 1 Francisco Arias de Haro, Mercedes Navarro Pérez, Francisca Alcalá Lirio y Vicente Barba Colmenero: “Intervención Arqueológica de Urgencia en la Plaza Dr. Blanco Nájera/Los Huérfanos, de Jaén” (2003). INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO Durante los primeros meses del año 2003, se realizó una Intervención Arqueológica 1 encuadrada dentro de las obras de remodela- ción de la Plaza Doctor Blanco Nájera, tradi- cionalmente denominada Plaza de los Huérfa- nos (Figura nº 1). Esta actuación, se llevó a cabo dentro del ámbito del Proyecto Urban (Ayuntamiento de Jaén), que viene desarro- llándose en el casco histórico, a través de remo- delaciones en los distintos espacios públicos de la ciudad de Jaén. La excavación arqueológica consiguió docu- mentar parte del sistema de fortificación de la ciudad medieval, que atravesaba la plaza procedente de la medianería trasera de las viviendas de la calle Millán de Priego, y diri- giéndose hacia la Plaza de los Jardinillos (Lámi- na nº 1). También se localizó de una de las puertas de entrada a la ciudad: la Puerta de Baeza. Esta plaza se convierte en el punto de unión en el que convergen las calles de San Andrés, los Huérfanos y las Huertas, desem- bocando todas en la Calle Millán de Priego. Las tres primeras, angostas y estrechas, con- servan aún la antigua trama urbana, donde en siglos anteriores residían familias nobles y adi- neradas. Hoy se puede observar que estas calles forman parte de un barrio excluido, donde la pobreza y la marginalidad adquieren su mayor protagonismo. La plaza hace de punto de unión entre el antiguo y el nuevo Jaén; y la calle Millán de Priego y sus alrede- dores, se han convertido en los últimos años en un ir y venir de gentes que acuden a sus numerosos comercios y establecimientos de ocio, y donde el tránsito de vehículos y per- sonas es constante. De esta forma, la Plaza de los Huérfanos se ha convertido en la unión sui géneris entre dos formas distintas de vida, el silencio y el bullicio, la pobreza y el consumismo; del mismo modo, Intervención arqueológica en la Puerta de Baeza. Nuevas aportaciones al sistema fortificado de la ciudad de Jaén Mercedes Navarro Pérez * Vicente Barba Colmenero * Francisca Alcalá Lirio * Francisco Arias de Haro *

Intervención arqueológica en la Puerta de Baeza. … · servan aún la antigua trama urbana, donde en siglos anteriores residían familias nobles y adi-neradas. Hoy se puede observar

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133AyTM 11.2, 2004

* Arqueólogos

1 Francisco Arias de Haro, Mercedes Navarro Pérez, Francisca Alcalá Lirio y Vicente Barba Colmenero: “Intervención Arqueológica deUrgencia en la Plaza Dr. Blanco Nájera/Los Huérfanos, de Jaén” (2003).

INTRODUCCIÓN Y CONTEXTO

Durante los primeros meses del año 2003,se realizó una Intervención Arqueológica 1

encuadrada dentro de las obras de remodela-ción de la Plaza Doctor Blanco Nájera, tradi-cionalmente denominada Plaza de los Huérfa-nos (Figura nº 1). Esta actuación, se llevó acabo dentro del ámbito del Proyecto Urban(Ayuntamiento de Jaén), que viene desarro-llándose en el casco histórico, a través de remo-delaciones en los distintos espacios públicos dela ciudad de Jaén.

La excavación arqueológica consiguió docu-mentar parte del sistema de fortificación dela ciudad medieval, que atravesaba la plazaprocedente de la medianería trasera de lasviviendas de la calle Millán de Priego, y diri-giéndose hacia la Plaza de los Jardinillos (Lámi-na nº 1). También se localizó de una de laspuertas de entrada a la ciudad: la Puerta deBaeza.

Esta plaza se convier te en el punto deunión en el que convergen las calles de SanAndrés, los Huérfanos y las Huertas, desem-bocando todas en la Calle Millán de Priego.Las tres primeras, angostas y estrechas, con-servan aún la antigua trama urbana, donde ensiglos anteriores residían familias nobles y adi-neradas. Hoy se puede observar que estascalles forman parte de un barrio excluido,donde la pobreza y la marginalidad adquierensu mayor protagonismo. La plaza hace depunto de unión entre el antiguo y el nuevoJaén; y la calle Millán de Priego y sus alrede-dores, se han convertido en los últimos añosen un ir y venir de gentes que acuden a susnumerosos comercios y establecimientos deocio, y donde el tránsito de vehículos y per-sonas es constante.

De esta forma, la Plaza de los Huérfanos seha convertido en la unión sui géneris entre dosformas distintas de vida, el silencio y el bullicio,la pobreza y el consumismo; del mismo modo,

Intervención arqueológica en la Puertade Baeza. Nuevas aportaciones al sistemafortificado de la ciudad de JaénMercedes Navarro Pérez *Vicente Barba Colmenero *Francisca Alcalá Lirio *Francisco Arias de Haro *

que en otros tiempos este mismo espacio uníala vida intramuros y extramuros, la ciudad y elcampo.

La morfología del espacio es irregular, sinsufrir demasiados cambios desde la demoliciónde la muralla y la puerta. Sin embargo, en losúltimos cuarenta años las antiguas casas que con-figuraban el entorno de la plaza, como es elcaso del viejo palacio perteneciente al Caba-llero Veinticuatro Don Tomás de Vera y Prado,el cual cedió en 1696 para casa de niños huér-fanos y que dio nombre a la calle y la plaza;han sido sistemáticamente demolidas para laconstrucción de bloques de pisos que hanborrado su antigua traza y fisonomía.

La existencia de la plaza es relativamentemoderna, en 1887 la muralla y la puerta yahabían desaparecido, adquiriendo el lugar unatopografía similar a la que conocemos actual-mente. En el transcurso de la intervenciónarqueológica aparecieron restos de los anti-guos empedrados pertenecientes a distintosmomentos constructivos del espacio público.También se ha documentado un refugio antia-éreo de la Guerra Civil Española, construidoen 1939, y al que no pudimos acceder a tra-vés de su largo pasillo abovedado por encon-trarse totalmente hundido y colmatado suinterior.

LA INTERVENCIÓNARQUEOLÓGICA

Durante el proceso de excavación se rea-lizaron cuatro sondeos, los cuales se ubicaronen aquellas zonas donde las obras de remo-delación de la plaza iban a afectar al subsuelo,por la colocación de diversas infraestructurasurbanas (Figura nº 2). Hay que señalar que nosencontrábamos en un espacio público dondeel transito de vehículos y personas era cons-tante, motivo por el cual la intervención haestado sujeta a continuas modificaciones y plan-teamientos metodológicos.

El primer sondeo realizado tenía unas dimen-siones de 4 por 2.5 metros, y fue ubicado enel extremo Sur de la plaza. Se documentaron

básicamente elementos de equipamiento urba-no contemporáneos: canalizaciones, zanjas decableado, saneamientos, etc. No hemos podi-do llegar a alcanzar la base geológica debido aque una gran atarjea atravesaba el corte y aúnse encontraba en funcionamiento. Los estra-tos arqueológicos registrados demuestran quenos encontramos a intramuros de la ciudadmedieval, ya que su topografía horizontalizadaparece indicar que van a chocar contra la mura-lla que actuaría como contención de ellos, ynos aportan materiales medievales tanto cas-tellanos como islámicos. De no ser así, losestratos presentarían una acusada pendientedescendiente hacia la calle Millán de Priego, yaque al exterior de la ciudad se localiza un granbarranco, y si es correcto un foso defensivo(ver Arias, Alcalá, Barba y Navarro en estemismo volumen).

El siguiente sondeo que se realizó tenía unasdimensiones de 9.5 por 2.5 metros, y queda-ba situado al suroeste de nuestro ámbito deestudio, lugar donde, como ya hemos indica-do, se localizó un refugio antiaéreo de la Gue-rra Civil Española.

El tercero de ellos se ubicó al Noroeste, enel límite de la plaza con la calle San Andrés. Enun principio se planteó con unas dimensionesde 10 por 2.5 metros, pero debido a que ellugar estaba ocupado por equipamientos urba-nos en uso: cables de alta tensión, de televi-sión y tuberías de gas; se tuvo que reducir a1.30 por 8 metros. En él se localizó la antiguaalineación de fachadas de las casas medievalesen la calle San Andrés para época moderna.

El último sondeo se realizó en el centro dela plaza, en un principio presentaba unas dimen-siones de 8 por 4 metros, aunque sucesiva-mente fue ampliándose por localizarse las estruc-turas del sistema de fortificación medieval y lapuerta de entrada a la cuidad. Los elementosdocumentados que forman parte de este sis-tema son: lienzos de murallas con diversas fasesconstructivas, una torre y la puerta de acceso;formando parte todos ellos del conjunto defen-sivo de las murallas medievales de la zona sures-te de la ciudad.

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RESTOS ARQUEOLÓGICOSDEL PERÍODO ISLÁMICO

Para la fase califal no se ha documentado nin-gún elemento perteneciente al sistema de for-tificación que hemos encontrado; sin embargo,se han localizado varias estructuras realizadas conmampostería irregular y un suelo de ocupación,cuya funcionalidad es difícil de precisar, ya quenos aportan datos muy parciales, debido a lasreducidas dimensiones que ocupan y principal-mente, a la construcción de la fortificación enuna fase posterior en este mismo lugar, lo cualoriginó una gran remodelación del espacio arque-ológico anterior. Hay que decir, que se trata devarios muros y un pavimento formado por losasde mármol blanco (Lámina nº 2). Se encontra-ban amortizados por un relleno con materialcerámico de época omeya, y bajo el pavimen-to apareció un pequeño estrato de tierra com-pacta sobre la base geológica, a modo de nive-lación intencionada del terreno, que tambiénnos aportaba cultura material correspondientea los siglos IX-X, lo cual nos indica que la estruc-tura tuvo una pervivencia muy reducida.

En esta época, si es correcto, la fortificaciónde la ciudad se situaba más retranqueada, pordonde se supone que discurre la cerca roma-na 2, aunque se desconoce su ubicación exac-ta por el momento, por lo que estos restosencontrados debían emplazarse a extramuros.Lo cual nos sugiere que se corresponden conalgún tipo de edificio relevante, y el pavimen-to de mármol pertenecería a una al-munya cer-cana a la ciudad, dado que esta clase de sue-los no son habituales en viviendas corrientes,siendo muy posible que fuera de un alto cargomandatario o de un miembro aristocrático.

De época Almohade se corresponden variasestructuras anteriores a la construcción de la

fortificación de la ciudad. Encontramos unacanalización excavada en el sustrato geológico,y una fosa igualmente subterránea de tipo ver-tedero, en cuyo interior se pudo recuperarmateriales relacionados con la producción cerá-mica de esta época: gran cantidad de atifles yrollos de barro utilizados en hornos a modode parrilla.

En un momento posterior, comprendidoentre los siglos XI-XII, se construyen las prin-cipales estructuras documentadas y relaciona-das con la fortificación islámica: lienzos de mura-llas que reproducen un trazado zigzagueante entodo el recorrido de la plaza, y adosada a ellauna torre que con toda seguridad defendía unacceso en esta parte de la ciudad islámica. Noha sido posible documentar la estructura de lapuerta de esta época, aunque creemos que seencontraría en el mismo lugar que la pertene-ciente al período castellano, como veremos, enuno de los quiebros de la muralla y resguar-dada por varias torres (Figura nº 3).

La muralla almohade se apoya directamen-te sobre la base geológica, adaptándose per-fectamente a la propia topografía del terrenoy en otros casos sobre niveles arqueológicosanteriores (estructuras y pavimento de épocacalifal). Separa un gran desnivel entre el inte-rior de la ciudad y el exterior, conservándoseun alzado de 1.70 metros hacia dentro y aextramuros unos 3 metros de profundidad. Sitenemos en cuenta que actualmente las estruc-turas documentadas están demolidas, podría-mos suponer una altura original al exterior deal menos 8 metros.

Los restos de muralla documentados mar-can la siguiente trayectoria (Figura nº 3): diri-giéndose hacia la plaza desde el edificio “Vere-das” (CASTILLO, PÉREZ, MARÍN y ZAFRA, 1995),

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2 Aunque también se desconoce con exactitud el recorrido de la fortificación romana, que solamente ha sido documentada dentrodel ámbito urbano en la calle Borja (J. Zafra: “Intervención Arqueológica en el solar de la calle Borja, nº 6 de Jaén”). Si los estudios sonciertos, el recorrido lo realizaría cerca de nuestra excavación, por la calle San Andrés atravesando un lateral de la Plaza de San Juan.Excavaciones arqueológicas recientes realizadas en esta plaza y alrededores ha conseguido delimitar una necrópolis visigoda conenterramientos que perduran hasta época Emiral (M. Navarro, V. Barba y F. Alcalá: “Intervención Arqueológica de Urgencia en la Plazade San Juan” 2003), y estructuras de época califal a escasos 50 metros hacia donde se supone que se encuentra el interior de laciudad (F. Arias, M. Navarro, F. Alcalá y V. Barba: “Intervención Arqueológica en la calle Vacas de San Juan, nº 11”), por lo que debeubicarse en ese ámbito.

desciende desde el inicio de la calle San Andréscon dirección Este, produciéndose un primerquiebro hacia la parte central de la plaza contrayectoria Sureste. Este primer tramo con-serva una longitud de unos 10 metros aproxi-madamente. Existe un nuevo quiebro, aunquede poca entidad, hacia el Sur, marcándonos unnuevo tramo de 5 metros de longitud y unaanchura de 3 metros, coincidiendo con el lugardonde se adosa la torre excavada (Lámina nº3). El último trayecto documentado de estaestructura defensiva, se corresponde con unnuevo giro con dirección hacia el Este, tramodonde se aprecian las mayores reformas deépoca castellana y donde se localiza la puertade acceso a la ciudad.

La muralla almohade se construye de tabiy-ya, mediante cajones de encofrado que handejado la huella de los mechinales, espaciadosregularmente en líneas horizontales a una dis-tancia de 1.60 metros (Lámina nº 4). Presentasucesivas reparaciones en época medieval cris-tiana, localizándose pequeños arreglos de esqui-nas y reparcheos en las caras, apreciables porla utilización de distintos tipos de argamasa yla incorporación, en algunas zonas, de sillares.Aunque la muralla islámica no presenta “enca-misados” de sillares como en otras partes delrecinto fortificado (ver distintos artículos eneste volumen), ello es debido a que pudo seruno de los puntos más fuertes y mejor con-servados, tal y como lo apunta S. Lázaro, al indi-car que en la documentación que ha consul-tado no se registran reparaciones posteriores,y de haberlas serían de poca importancia (S.

LÁZARO, 1988: 36).

La torre documentada durante la interven-ción arqueológica se sitúa al nordeste adosán-dose a la muralla. Apoyada sobre la base geo-lógica mantiene la misma técnica constructivaque la muralla, mediante cajones de tapial, con-servando un alzado de 3 metros (Figura nº 4).A falta de confirmar la situación exacta de sucara Norte, se prevé que tenga unas dimen-siones de 4 metros en sus dos laterales y de5 en su cara frontal. En su interior se ha docu-mentado un suelo de ocupación que nos con-firma que la torre tendría una sala inferior deuna sola estancia, cuyo acceso se realizaría desde

el adarve de la muralla para época islámica,aunque para el momento castellano, comoveremos, la sala que presenta esta torre seencuentra totalmente amortizada.

En la zona de intramuros, junto a la mura-lla, se consiguió delimitar un suelo empedradocon sucesivas nivelaciones, que anula estructu-ras anteriores como la fosa y la canalización des-crita, y que en parte se apoya sobre la basegeológica. Se corresponde con una calle quediscurría paralela a la muralla y se encontrabademarcada por un muro perteneciente a unavivienda de época almohade, delimitándose uncamino de ronda de 4 metros de anchura. Lacalle es continuamente recrecida entre los sigloXI-XIII, por sucesivas nivelaciones de distintossuelos empedrados bajo los cuales se han loca-lizado atarjeas, cuya función es la evacuaciónde aguas residuales del interior de la ciudad islá-mica (Figura nº 5). Todas ellas presentan incli-naciones descendentes hacia el Norte de laplaza, por lo que debe de existir algún tipo dedesagüe en este tramo de la muralla.

RESTOS ARQUEOLÓGICOSDEL PERÍODO CRISTIANO

Tras la conquista castellana se observanimportantes reformas que en el sistema de for-tificación de la ciudad medieval, aunque, comoya hemos apuntado, en nuestro ámbito son depoca importancia. En el extremo sur y dondela muralla realiza un quiebro hacia la calle Millánde Priego, se produce la reforma más desta-cada: la construcción de una nueva puerta deentrada a la ciudad, que daba acceso directoal barrio de la judería (SALVATIERRA, V. 2003).Para ello, y como hemos dicho, pensamos quees muy posible que se reproduzca la estructu-ra de una puerta anterior, la cual se encontra-ba en un proceso paulatino de deterioradotras la conquista (Lámina nº 5). Se reparan losantiguos lienzos de tabiyya localizados junto ala misma, para lo cual se levanta un muro desillares unidos con argamasa, reforzando laestructura de la puerta, la cual presenta unasdimensiones de 3 metros de ancho, por el gro-sor que tiene la propia muralla que es tambiénde 3 metros (Figura nº 6). Se encuentra apo-

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yada directamente sobre la muralla islámica, yse pudieron documentar algunos herrajes comoun molinillo y la quicialera de la puerta (Figu-ra nº 7). También se localizaron elementos reu-tilizados como es el caso de una columna demármol, que hacía la función de tope de lapuerta en su cara exterior, y que se encontra-ba pulida por acción del paso de los carros. Estaentrada esta orientada a la actual calle Huér-fanos, y se encontraba protegida por la torreanteriormente descrita.

Pensamos que esta torre se corresponde-ría con la identificada en los documentos estu-diados por Mª S. Lázaro (Actas Capitulares de1695), que se describe como “una torre quemiraba a la puerta Vaeza mas de seis varasfuera del arco” (LÁZARO MªS., 1988: 36). Quedaubicada de frente a la puerta y distanciada deella a 6.5 metros, de tal forma que la Puertade Baeza, junto al quiebro que realiza la líneade fortificación en este lugar, queda totalmenteprotegida. La torre es este período no presentaninguna sala inferior, ya que se encontrabarellena por materiales y escombros de épocaislámica.

El Deán Mazas describe la Puerta de Baezacomo si de un acertijo se tratara: “son dos puer-tas en una dispuestas de modo que ninguna sedescubre de frente”, a lo que varios autores hanresuelto que se trata de una puerta en reco-do. Nosotros no hemos identificado ese doblecodo, pese a que durante la intervención arque-ológica se buscó, y pensamos que más bien loque nos quiere decir es que la propia puerta,dada la anchura que presenta, tiene dos entra-das: un pequeño postillo por donde pasan laspersonas, y otra entrada más grande por dondecirculan las bestias y los vehículos (dos puer-tas en una). La columna anteriormente descri-ta hace de separación entre ambas, de estaforma se realizaría un control más exhaustivode las personas y las mercancías que entrabany salían de la ciudad, y fue este dato el que llamóla atención al Deán Mazas.

Se sabe que contaba con arcos de ladrillo,y S. Lázaro apunta que quedaba flanqueadapor dos torres almenadas, de una de ellas nohemos encontrado restos, posiblemente fue

destruida cuando realizaron el edificio conti-guo, la otra torre es la identificada en la exca-vación.

Existe un grabado realizado en 1567 porVanden Wyngaerde, en el cual se nos muestrauna panorámica de la ciudad medieval con elsistema de fortificación. En él se puede obser-var el trazado de la muralla y las diferentes puer-tas que en ella había. La Puerta de Baeza noaparece reflejada en el grabado, el motivo podríaser que la puerta por su disposición queda total-mente oculta desde la panorámica de dondeautor realiza el dibujo (aproximadamente en elextremo sur de la Zona Arqueológica de Marro-quíes Bajos). Nosotros mismos hemos busca-do esa perspectiva del dibujo sobre el terreno,y efectivamente, aunque hoy en día se compli-ca más la visión de la ciudad por los edificios,no quedaba reflejada por que se encontrabaescondida por las torres que la protegían.

Observando el grabado (Figura nº 8), laPuerta de Baeza se localizaría en el tramo dela muralla existente entre la Puerta de SanAgustín (1), que se encontraba situada en laactual Plaza de los Jardinillos y la Puerta del Sol,junto al Pilar del Arrabalero. La muralla discu-rre a lo largo de la actual calle Millán de Prie-go en dirección noroeste. En el dibujo, aunquelas distancias reflejadas parecen ser bastanterelativas, se observa la existencia de cuatrotorres entre ambas puertas, y alguna de ellaspodríamos identificarlas con las documentadasdurante las tareas de demolición e interven-ciones arqueológicas realizadas en las últimasdécadas.

Juan Eslava Galán (1999) hace referencia ala demolición, frente al nacimiento de la calleCastilla de un lienzo de muro de 11.60 m. delargo y su correspondiente torreón (2). Lasiguiente torre a la que tendríamos que hacerreferencia (3) se encontraría entorno a la Puer-ta Baeza, aunque no existe documentación algu-na que nos permita situarla con una localiza-ción exacta. A partir de ésta, es posible apreciaren el grabado un cambio en la trama de lamuralla, que podría indicarnos cierta profundi-dad. En este lienzo se localizaría la torre docu-mentada durante la intervención arqueológica

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(4), y que cumpliría una función defensiva res-pecto a la puerta. Nuevamente, aunque conmayor claridad, es posible apreciar que la mura-lla realiza un quiebro (documentado duranteesta intervención arqueológica). En este lienzose sitúa una nueva torre (5) localizada en la inter-vención arqueológica realizada en 1991 en elactual “Edificio Veredas” (CASTILLO, PÉREZ, MARÍN

y ZAFRA, 1995). Por tanto, la puerta quedabaprotegida entre dos torreones en un importantequiebro que realizaba la línea de fortificación(Figura nº 9).

En el siglo XVII, en el año 1699, según lasfuentes recogidas por S. Lázaro (1988) se rea-lizó una nueva puerta “en lo bajo de la calleSan Andrés que es por donde todos se mandan”.Referente a ella J.Ureña Castro (1986) publi-có un artículo en la revista Senda de los Huer-tos, en el que proporciona una valiosa docu-mentación gráfica, gracias a la cual podemossaber cómo era y su localización exacta, asícomo el trazado de la muralla en esta zona(Láminas nº 6 y 7) 3. En estos momentos lasmurallas comenzaban a perder su sentido defen-sivo, pero ahora adquieren un nuevo prota-gonismo para defender la ciudad contra las dis-tintas epidemias y plagas. La ciudad de nuevose aísla para evitar contagios, y la construcciónde una puerta en este lugar coincide con unroto importante de las murallas, y que es lugarpor donde todos pasan, lo cual suponía unriesgo, regularizándose esta situación evitandola intrusión de personas contagiadas. Esta puer-ta daría acceso directo a la Calle San Andrés,la cual conserva una trama urbana que pode-mos rastrear al menos hasta el siglo XVI, aun-que sufriendo un ensanchamiento en su tra-zado para adecuarlo a las nuevas exigenciasurbanísticas de los años 80.

La continua ocupación del espacio intra-muros se constata ya que una vez construidaslas defensas de la ciudad en época islámica yperdurando hasta el siglo XVIII, se superponenatarjeas distribuyendo el agua existente a intra-muros hacia el exterior, dirigiéndola a las abun-dantes huertas que se encontraban en los alre-dedores. En lo que respecta al caserío, hemosdocumentado varias estructuras cercanas a lasmurallas que siguen reproduciendo el caminode ronda que perdura, hasta que en el siglo XIXse decide realizar la plaza demoliéndose todaslas estructuras.

Hoy en día, la plaza de los Huérfanos, denuevo se encuentra en proceso de cambio, elnuevo espacio público contará con la integra-ción de los restos arqueológicos; un nuevo capí-tulo de la historia de la Puerta de Baeza se estáescribiendo.

BIBLIOGRAFÍA

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LÁZARO DAMAS, S. (1988): Desarrollo histórico del cascourbano de Jaén hasta 1600. Jaén, Colegio Oficial de Apa-rejadores y Arquitectos Técnicos.

SALVATIERRA CUENCA, V. (2003): “La judería de Jaén.Introducción a su análisis urbano”. Boletín del Instituto deEstudios Giennenses, nº 185 (Extraordinario), 421-458.

UREÑA CASTRO, J. (1986): “Aparición de restos de cons-trucción de la antigua muralla de Jaén”. Senda de los Huer-tos, 2, 33-34.

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3 Debido a problemas técnicos con el artículo, J. Ureña no pudo publicar ninguna fotografía sobre esa puerta, aunque sí un croquisbastante exacto de su ubicación. Gracias a la amabilidad de este señor, hemos tenido acceso a esas fotografías para poder com-prender mejor la estructura de la puerta.

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CIUDAD HISTÓRICA

Recinto amurallado medieval

Arrabal de San Idelfonso

Cerca del castillo

Figura 1. Plano de situación de la plaza.

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Figura 4. Planta de la torre excavada.

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Figura 9. Reconstrucción idealizada de la Puerta de Baeza.

Lámina 1. Vista general de la intervención.

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Lámina 3. Torre excavada.

Lámina 2. Pavimento de mármol.

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Lámina 5. Puerta de entrada a la ciudad medieval.

Lámina 4. Superposición de muralla de tabiyya islámica y de mampostería castellana.

150 AyTM 11.2, 2004

Lámina 7. Detalle de la puerta en la CalleS. Andrés. Foto cedida por J. Ureña Castro.

Lámina 6. Puerta que se realizó en elsiglo XVII en la Calle S. Andrés. Foto cedidapor J. Ureña Castro.