Inteligencia emocional

La habilidad que tienen los seres humanos de controlar sus propias emocionas

es altamente importante, pero se vuelve imprescindible para nuestro desarrollo

personal cuando la juntamos con la de comprender, interpretar y responder a las

emociones de los demás. Esta capacidad es referida por los psicólogos como

inteligencia emocional, y sigue siendo un discurso polémico entre ellos, ya que

muchos sugieren que se la puede aprender y fortalecer, mientras otros indican que es

una característica innata presente desde el nacimiento. Desde los años 1990 está siendo

desarrollada y explorada por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer, los cuales la

definen como

el subconjunto de la inteligencia social que implica la habilidad de monitorear

nuestros sentimientos y los de los demás, para discriminar entre ellos y usarlos

como una guía para nuestras acciones (1990, p. 186).

Ellos propusieron un modelo que dividía a la inteligencia emocional en cuatro

factores o ramas diferentes: la precepción de la emoción, la habilidad de razonar

usando emociones, la habilidad de comprender las emociones y la habilidad de

manejarlas. El primer paso de este modelo para llegar a comprender las emociones, es

la capacidad de percibirlas con exactitud, un proceso ayudad por señales no verbales

como el lenguaje corporal y las expresiones faciales. En este paso estaríamos haciendo

uso de la comunicación extraverbal, el cual es un sistema de gestos, señales y códigos

que enviamos hacia el receptor, el cual puede estar o no acompañado de la

comunicación verbal (Coll, 2015). Es importante recordar que la comunicación no

verbal es un método efectivo para expedir información sobre nuestras emociones

personales sin ninguna necesidad de explicaciones verbales adicionales; en algunos

casos, esta comunicación tiene lugar de forma inconsciente, sin que el mensajero esté

completamente consciente de los mensajes que está transmitiendo. A nivel laboral, la

comunicación no verbal conduce a interacciones óptimas entre socios, además que

ayuda a la coordinación y colaboración, para así logras sus objetivos de equipo. En el

segundo paso, se usan estas emociones para promover un pensamiento y actividad

cognitiva; de esta forma le damos prioridad a lo que reaccionamos y respondemos

emocionalmente a estos sucesos que llaman nuestra atención. En el tercer paso nos

damos cuenta que estas emociones que percibimos, pueden trasmitir una variedad de

significados; es por esto que al comprenderlas podemos entender cuál es el provocante

de esa emoción y que están significando en la situación en la que nos encontramos.

Finalmente, la cuarta rama nos enseña a manejar estas emociones, al regularlas y

responder apropiadamente, siendo esta una parte esencial de capacidades como la

empatía o manejo de la ira. La empatía es una habilidad práctica de la inteligencia

emocional, la cual hace que experimentemos las emociones de los demás como si

fuesen propias. Todas estas ramas están en orden creciente, ordenándose en relación a

procesos psicológicos básicos hasta llegar a proceso más altos e integrados (Mayer et

al, 2000).

Es importante recordar que la inteligencia emocional no implica el ahogar

nuestras emociones, sino poder dirigirlas y equilibrarlas de acuerdo a la situación. La

inteligencia interpersonal es una herramienta esencial que nos ayuda a diario, ya que

nos encamina hacia el entendimiento de los demás y está basada en el desarrollo

correcto de la empatía y el manejo de relaciones interpersonales. La inteligencia

interpersonal, que encapsula a la empatía y las habilidades sociales, constituye junto a

la inteligencia intrapersonal a las habilidades prácticas de la inteligencia emocional

(Coll, 2015). La inteligencia intrapersonal va a trabajar con la autoconciencia, la cual

es la habilidad para distinguir y designar nuestros proceso internos de los cuales

llegamos a adquirir conciencia. Esta autoconciencia es esencial para áreas del diario

vivir, como la enseñanza, aprendizaje y estudio. En nuestro cuerpo aparecen señales y

reacciones físicas a nuestro medio, como también reacciones emocionales/cognitivas,

por lo que la autoconciencia nos ayuda a estar al día y pendiente de nuestro cuerpo y

sus señales. El problema con fallos en la autoconciencia es que podríamos ignorar

nuestras debilidades y conducir a problemas de inseguridad, ya que no estaríamos

conscientes de cuáles son nuestras fortalezas (Inteligencia Emocional, s.f.). Es por esto

que la autoconciencia nos ayuda a desarrollar los demás aspectos de la inteligencia

intrapersonal: el control emocional la motivación. Al logra un mayor conocimiento de

lo que nos sucede en nuestro cuerpo, adquirimos un mayor control emocional; además,

al cultivar la autoconciencia logramos energizar a los que nos rodean, motivándolos

hacia que se comprometan y confíen en ellos mismos (Wechsler, 1940).

El autocontrol emocional nos asistencia en el moderar nuestras reacciones

emocionales en diversas situaciones, tanto sean positivas o negativas. Los mecanismos

de lucha-huida usados en los nuestros inicios evolutivos no son muy prácticos para ser

usados en la sociedad moderna, por lo que es necesario obtener un conocimiento de

nuestras emociones para poder controlar nuestros impulsos. Finalmente, en cuanto a la

motivación, esta está basada puramente en el deseo, por lo que se refiere a la

capacidad de enfocar nuestras energías en una dirección y propósito específicos. Al

usar la motivación dentro de la inteligencia emocional estaríamos canalizando nuestro

sistema hacia nuestro propósito principal. Además, se ha comprobado científicamente

que las personas motivadas, están conscientes de estar haciendo algo correcto, lo que

les conduce a una mayor perseverancia, motivación y ganas de mejorar (Coll, 2015)

(Inteligencia Emocional, s.f.).

Todas estas habilidades prácticas de la inteligencia emocional son observables

en la película El lado bueno de las cosas, la cual es principalmente una comedia

romántica la cual habla sobre la relación entre un hombre (Pat) con desorden bipolar y

una mujer (Tiffany) con desorden limítrofe de personalidad o borderline. La película

trata sobre Pat, el cual al inicio de la película lo vemos salir de un hospital psiquiátrico

gracias al permiso de su madre, mediante el cual regresa a la casa paterna a vivir con

ellos. Entendemos que él ha sido paciente en este hospital por ocho meses debido a un

episodio violento en el cual atacó y golpeó al hombre que descubrió manteniendo

relaciones sexuales con su mujer. De esta forma nos indican que le diagnosticaron un

desorden bipolar y por más que éste ha sido su único episodio violento, Pat ha

experimentado sentimientos de conducta anteriores a este. Según el manual DSM V, el

desorden bipolar de tipo I debe alcanzar los criterios de un episodio maniaco, el cual

puede estar precedido por episodios hipomaniacos o depresivos mayores. En el caso de

Pat, él tiene varios aspectos en común con los episodios maniacos, como el periodo

persistente de humor irritable, en el cual se presentan varios factores observables en la

película. Por ejemplo, Pat tiene una necesidad disminuida de sueño, al permanecer

despierto varias horas de la noche leyendo los libros recomendados por su esposa. Ene

esta etapa también tiene otro factor de episodios maniacos, en los cuales está más

hablador de lo usual y termina despertando a sus padres para opinar sobre el final de

uno de sus libros. Además, al salir del centro psiquiátrico, Pat sigue en su fase maniaca

ya que hay un aumento en las actividades dirigidas hacia una meta, lo que se observa

cuando él se ejercita de forma ritual todas las mañanas, para poder seguir perdiendo

peso y recuperar el amor de su esposa.

Según lo que Pat le cuenta a su psiquiatra, estos episodios maniacos se veían

precedidos por episodios hipomaniacos, en los cuales presentaba un estado de ánimo

irritable tanto en su casa u hogar, sin llegar al grado de violencia percibido en su

episodio maniaco, en el cual ya le fue muy difícil seguir embotellando estos

sentimientos y dejó rienda suelta a su ira. Pat también presentaba episodios de

depresión mayor, en los cuales era criticado por su esposo por su falta de energía,

interés disminuido en placer sexual o de cualquier tipo y sentimientos de inutilidad,

empeorados por las críticas de su esposa a su estado físico (APA, 2013). A través de la

película observamos sus cambios de humor, especialmente en su tendencia hacia la

agresión verbal y física, falta de habilidades sociales al decir las cosas incorrectas en el

momento incorrecto y falta de empatía, al no entender las preocupaciones de los que lo

rodean. De esta manera podemos observar fallas profundas en la inteligencia

emocional de Pat, especialmente en la autoconciencia, ya que muchas veces no está

consciente de las respuestas físicas y emocionales de su propio cuerpo, hasta que ya es

muy tarde y da rienda suelta a la ira. Pat no está utilizando un autocontrol conveniente

para la sociedad moderna, sino que sigue presentando respuestas de lucha-huida hacia

las agresiones emocionales, como observamos cuando no puede encontrar el video de

su boda, produciéndole mucha angustia y desesperación, la cual es expresada mediante

gritos, ira y violencia física hacia sus padres. Pat intenta seguir manejando su desorden

bipolar sin fármacos, indicando que necesita alejar de él toda la negatividad y estigmas

que la sociedad cultivó hacia él y enfocándose en metas positivas para reconquistar su

esposa. Para esto él usa palabras como Excelsior, la cual le recuerda que necesita

alejar esos pensamientos negativos y llegar a su Silver Lining. Esta palabra viene de

una frase famosa la cual indica que “cada nube tiene su lado plateado”, para indicarnos

que no hay mal que por bien no venga; es una metáfora hacia un pensamiento

optimista, usado para enfatizar que cada situación difícil o desagradable tiene sus

ventajas.

Durante este viaje de desarrollo emocional, Pat conoce a Tiffany, la hermana de la

esposa de su gran amigo a la cual recientemente se le murió su esposo. Después de

esta tragedia, la cual la dejó profundamente afectada, ella comenzó a presentar

aspectos que indican una personalidad limítrofe, aunque esto nunca es especificado en

la película. Ella presenta varios aspectos que indican este diagnóstico, el cual es

representado por estados de ánimo y relaciones interpersonales inestables,

impulsividad, automutilación y sensación de vacío (APA, 2013). E el caso de Tiffany,

la automutilación es a nivel emocional, ya que después de la muerte de su esposo ella

pasó por una etapa de rebelión sexual en la que mantuvo relaciones con todos sus

compañeros del trabajo. Esto es un tipo de automutilación emocional ya que le produjo

la pérdida de su trabajo y el estigma de la sociedad. Por otro lado, Tiffany explica que

nunca se sintió avergonzada de estos aspectos de su vida y que le sirvieron para

madurar y comprender sus problemas, por lo que le aconseja a Pat que debería también

aceptar su locura en vez de negarla, y aprender a convivir con quién es el mismo.

Tiffany intentó inspirar sentimientos de auto aceptación en Pat, siempre ayudándolo a

controlar sus problemas de ira no al recluirlos en una esquina de su mente como si ya

fueran agua pasada, sino explicándole de forma indirecta que al aceptarse a sí mismo

le será más fácil avanzar. Lo que más me impresionó de esta película es la descripción

agridulce que nos presentó de un sistema familiar en su punto de quiebre. Es una

mezcla fascinante sobre las interacciones de un hijo bipolar el cual ha perdido a su

esposa con su padre, el cual es un obsesivo compulsivo con sus propios problemas de

ira y apuestas, y una madre pasiva la cual es una observadora nerviosa de las

dinámicas familiares; a esto le podemos añadir la inserción de Tiffany, la cual con su

impulsividad cambia la forma de pensar de toda la familia, enseñándonos que el

espectro de las enfermedades mentales es totalmente amplio, pero que siempre habrá

una necesidad de desarrollar habilidades de inteligencia emocional. La empatía es algo

que está ausente en casi todos los miembros de esta ecuación, pero que se va

perfeccionando al todos intentar comprenderse entre ellos, tanto para evitar los ataques

de ira de Pat, las impulsividades sexuales de Tiffany, el colapso nervioso de la madre o

la pérdida del control del padre obsesivo compulsivo. Nos hace reconocer que todos

nacemos de forma aleatoria en algún espacio del espectro emocional, el cual puede

incluir varios grados de enfermedad mental y aptitud emocional. Nos enseña que al

trabajar para convertirnos más saludables emocionalmente podemos eliminar el

estigma asociado con las enfermedades mentales, dándonos cuenta que el tener una

enfermedad mental no es señal de debilidad y que nuestro progreso va a ayudar a todo

el círculo social que nos rodea.

BIBLIOGRAFÍA

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Salovey, P. y Mayer, J. (1990). Emotional Intelligence. Baywood Publishing Co, pp. 185-217.

Wechsler, D. (1940). Nonintellective factors in general intelligence. Psychological Bulletin, 37, pp. 444-445.