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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL P.jj t1j) CUADERNOS de ESTRATEGIA 19 INSTITUTO ESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS Estudios de investigación realizados por el Seminario de “Sociedad y Fuerzas Armadas”. LAPROFESIÓN MILITAR DESDE LA PERSPECTIVA SOCIAL YÉTICA 4 MINISTERIO DE DEFENSA

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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

P.jjt1j)

CUADERNOSde

ESTRATEGIA19

INSTITUTO ESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS

Estudios de investigación realizados porel Seminario de “Sociedad y Fuerzas Armadas”.

LA PROFESIÓN MILITARDESDE LA PERSPECTIVASOCIAL Y ÉTICA

4MINISTERIO DE DEFENSA

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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

CUADERNOSde

ESTRATEGIA19

INSTITUTO ESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS

Estudios de investigación realizados porel Seminario de “Sociedad y Fuerzas Armadas”.

LA PROFESIÓN MILITARDESDE LA PERSPECTIVASOCIAL Y ÉTICA

Julio, 1990

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CATALOGACIÓN DEL CENTRO DE DOCUMENTACIÓNDEL MINISTERIO DE DEFENSA

INSTITUTO ESPAÑOL DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS.Seminario de Sociedad y Fuerzas Armadas.La profesión militar desde la perspectiva social y ética /estudios de investigación realizados por el Seminario deSociedad y Fuerzas Armadas.— [Madrid]: Ministerio deDefensa, Secretaría General Técnica, D. L. 1990.— p.; 24cm.—(Cuadernos de Estrategia; 19).Precede al título: Centro Superior de Estudios de laDefensa Nacional.—D. L. M-0000-000.—NIPQ 076-90-059-6.—ISBN 84-7823-1 09-9.1. Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional(Madrid).II. España. Ministerio de Defensa. Secretaría General Técnica, ed.III. Título.

EDITA: MINISTERIO DE DEFENSA

Secretaría General Técnica

ISBN: 84-7823-109-9.

NIPO: 076-90-059-6.

Depósito Legal: M-3321 0-1 990

IMPRIME: Imprenta Patronato de Huérfanos E.T.

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C E S E D E N Instituto Español de EstudiosEstratégicos

SEMENARIO NÚM. 4: ‘SOCIEDAD Y FUERZAS ARMADAS”

Grupo de Trabajo “G”. Sociología Militar

Grupo de Trabajo “H”. Conciencia Nacional de la Defensa

LA PROFESIÓN MILITARDESDE LA PERSPECTIVA SOCIAL Y ÉTICA

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ÍNDICEPág.

PROPÓSITO

Grupo de Trabajo «G<

LA PROFESIÓN MILITAR DESDE LA PERSPECTIVA SOCIAL

INTRODUCCIÓN13Por Jesús Martínez Par/cío

Capítulo /EL CAMBIO DE MODELO DE ORGANIZACIÓN EN LA PROFESIÓN

MILITAR: HACIA EL CORPORATIVISMO21Por Jesús Martínez Parido

Capítulo lILA MOVILIDAD SOCIAL EN LAS FAS37Por Maria José Ramírez Lauta

Capftulo IIIINTEGRACIÓN MILITAR EN LA SOCIEDAD DEL CAMBIO TECNO

LÓGICOPor Mar/sa Rodríguez Mojón

Capítulo IVAPROXIMACIÓN PSICO-SOCIOLÓGICA: LA FORMACIÓN MILITAR

Y SUS ROLES, PAUTAS, ESCENÁRIOS Y OBJETIVOS FUTUROS.. 59Por Carlos Echevarría Rodríguez

ANEXO: Análisis del contenido de la ley 85 de 197866

Capítulo yNOTAS SOBRE UNA POSIBLE SOCIOLINGÜÍSTICA MILITAR85Por Jorge Azpizua Turrión

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Pág.

ANEXO A: Dos órdenes militares: Aranda en el año 1766 y Rojo enel año 193694

ANEXO B: Un informe sobre la academia de Toledo en el año 1926 95ANEXO C: Dos textos de militares soviéticos en los años 1978 y

198998

Grupo de Trabajo «H»

LA PROFESION MILITAR DESDE LA PERSPECTIVA ETICA

INTRODUCCIÓN103Por Abel Barahona Garrido

Capítulo VIVOCACIÓN MILITAR111Por Carlos Jiménez Martínez

Capítulo VIlLA FORMACIÓN MILITAR121Por Gerardo Lagüens Marquesán

Capítulo VI/I

LA FORMACIÓN DEL MILITAR DE CARRERA (Aspectos específicos)131

Por Joaquín Prats del Campo

Capítulo IX

ESTATUTO PROFESIONAL DEL MILITAR139Por Felipe Quero Rodiles

Capítulo X

RASGOS DEL MILITAR PROFESIONAL151Por Joaquín Blanco Ande

Capítulo Xl

LA DEONTOLOGÍA PROFESIONAL163

Por José Maria Delgado Cobos

COMPOSICIÓN DEL SEMINARIO169

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PROPÓSITO

El presente trabajo del Seminario aborda el tema de la profesión militar;estudio que, si es importante en sí, se potencia en la actualidad debido a losgrandes cambios que en la política internacional y en el nuevo orden deseguridad de las naciones se están produciendo y verosímilmente van aproducirse.

Un grupo de trabajo del Seminario abordará el estudio desde el puntode vista sociológico, aunque no de forma sistemática como un todo sino másbien según aspectos parciales que lo tocan sólo de forma puntual y que enabsoluto no lo agotan. El otro grupo de trabajo estudiará sus aspectos éticossiguiendo un discurso reflexivo y de forma más unitaria, pese a que se llevea cabo a partir de las propias convinciones morales de cada uno de losautores.

Queda pues, dividido el trabajo en dos partes: la primera en la que se contempla la profesión militar desde una posición extrema y, en lo posible, mensurable La prof esión militar desde la perspectiva social; y otra, que trata losaspectos más internos y hasta más íntimos del estamento La profesión militardesde la perspectiva ética.

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GRUPO DE TRABAJO “G”

LA PROFESIÓN MILITAR DESDELA PERSPECTIVA SOCIAL

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INTRODUCCIÓN

POR JESÚS MARTÍNEZ PARIdO

Los tiempos que corren son de grandes mudanzas. No falta quien aseguraque los acontecimientos históricos van por delante de los hombres. Los hayque aseguran que los cambios que nos han tocado vivir son tan profundosque hasta la Historia ha llegado a su fin. Si esto se llega a afirmar de lasociedad toda, el futuro que se vaticina a las organizaciones e institucionesno se queda a la zaga en cuanto a confirmar las crisis por las que estánpasando, a/tiempo que se aventura no pocas tensiones y conflictos.

Como no podría ser de otra manera, la organización militar y los militarestambién se encuentran inmersos en la zarabanda del cambio. Una de lasseñales de la mudanza, que no es la menor, y aplicando las técnicas de lasociolingüística, es el cambio en la denominación del órgano encargado dela administración de los asuntos militares. No hace tanto tiempo se denominaba como Ministerio de la Guerra; del Ejército, después; de la Defensa, enlos tiempos de ahora. No nos deberá extrañar si en el futuro se nos proponen los de “ministerio del desarme” o el de “promoción del empleo castrense” o de la “industria militar” o cualquier otro similar.

Ante tanta algarabía modernista no estará de más recordar la cita del textosagrado. Sabio por esta circunstancia y, además, por ser viejo. Aunque lo demenos es la letra pues más conveniente es partidipar de su espíritu.

“Vanidad de vanidades; todo es vanidad..Lo que fue, eso mismo es lo que será, y lo que se hizo, eso mismo es loque hará; no hay nada nuevo bajo el soL”

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Una de las primeras exigencias en la sociología del cambio es la de distinguir entre lo verdaderamente nuevo y lo que es mera apariencia y modapasajera. Entre lo que responde a una esencia a la que no se puede renunciar, pues desaparecería el sentido castrense de la organización, y lo que esmero reflejo de intereses de grupo y del momento.

Las páginas que siguen a éstas son un intento por presentar algunos delos acpectos que caracterizan el cambio en el que se hallan inmersas nuestras FAS. Cada uno de los autores, y el Grupo de Trabajo como taL ha pretendido presentar su punto de vista y someterlo a la consideración crítica delos que tienen la amabilidad de leer estas páginas.

Todo proceso de cambio es complejo, pero en nuestro caso lo es más.Nuestras FAS se hallan inmersas de lleno en un cambio organiza tivo paraada ptarse a las nuevas exigencias de la defensa que vienen de atrás. Esecambio se produce coincidiendo con tiempos de mudanza política. Y esosdos procesos se encuentran inmersos en otro que busca la salida a la crisiseconómica nacional que además de ser estructural, por razones de nuestropeculiar modo de desarrollo, lo es a/tiempo mundiaL

Por si a lo anterior le faltara a/go para complicar el panorama, nos encontramos en unos momentos donde se desmoronan los muros de quienes seconsideraban como uno de nuestros enemigos principales. Donde se negocian reducciones de armas convencionales y se busca acomodo a losincómodos pactos y organizaciones de defensa.

El panorama de distensión —cno habrá que poner alguna cautela a tantooptimismo desbordado?— parece que está dando la razón a quienes se preguntan para qué los ejércitos, no sólo internacionales, sino los propios de lasnaciones. Cómo se justifican los presupuestos militares en tiempos de aperturas económicas. Para qué el mantenimiento de las industrias de armas.Cómo se puede insistir en la conveniencia de un reclutamiento forzoso, y asíotras tantas que se podrían añadir.

Dejando para otra cuestión la respuesta a las preguntas anteriores, dealguna ya se dejo algo en los trabajos del curso pasado “Solidaridad yDefensa Nacional” las páginas que siguen parten del supuesto que las circunstancias no van a forzar la marcha de la historia sobre manera y quetodavía nos queda algo de historia por escribir.

Los procesos de cambio de la organización militar, como una organizaciónmás de la sociedad, no puede entenderse bajo la interpretación dicotómica aluso en la sociología de las FAS tal como propone Charles C. Moskos. Ni la‘institución” militar estuvo vacía de conocimientos complejos, ni la “organización” responde a las leyes de la of erta y demanda propias del mercado detrabajo. Entre nosotros estamos viendo como ese planteamiento, aunque particular como lo es en el voluntariado especiaL no termina de cumplir los objetivos perseguidos. Cabe apuntar como hipótesis un fracaso semejante, aunque en este caso mucho más significativo en sus consecuencias, a la nuevafigura del “militar de empleo” todavía por desarrollar.

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Fracaso mucho más destacado si se acepta que la profesión militar esalgo más que una mera habilidad para manejar artefactos sofisticados acuya función se les ha despojado de su sentido histórico: la de ser la últimarazón del Estado. Cualquier otra función se podrá agradecer pues pone algúntipo de solución a situaciones difíciles y coyunturales, pero habrá que reconocer que no es su objetivo ser un recurso que subaste las deficiencias deotros departamentos ministeriales, como tampoco podrá aspirar a descargaren otros lo que es de su responsabilidad. Claro que también puede ocurrirque por parte de quien tuviera la autoridad se pensara y actuara en contrario,y, ante esa decisión, habría que pIe garse y tratar de hacerlo lo mejor posible.

El tránsito hacia otros modelos de organización militar plantea un problemasin resolver: el que se refiere a/tipo de enseñanza militar más apropiado. Elrepaso de la historia del ejército nos obliga a reconocer que es uno de susproblemas recurrentes: se plantean de la misma forma y con los mismosargumentos en situaciones políticas diferentes. Condición inequívoca paraque el mismo se politice. Otro de los problemas recurrentes es el del serviciomilitar.

La militar es una organización para y por la guerra, pero cada día quepasa se hace más patente lo de “ejércitos para la paz”. Cómo adaptar laorganización para esa función, qué cambios habría que introducir en sussímbolos y en sus sistemas de valores, si se pueden adaptar los medios yrecursos para tan nobles objetivos como son los de convencer antes que losde vencer.

Se reconoce como prioritario que el sistema de enseñanza militar se imbrique en el sistema general de enseñanza pero existen diferencias evidentesque están por evaluarse de cara a conseguir el objetivo de eficacia militar. Ellicenciado, o el titulado medio, tiene que competir y demostrar su valía antesde ejercer su oficio. El oficial o el suboficial comienza a ejercer su funcióndesde el mismo momento que recibe el .despacho que le acredita. Aprendeun oficio que puede que nunca llegue a ejercer, y él será el primero endesear que nunca tenga que demostrar sus conocimientos y habilidades. Esmás, ocurrirá que la mayoría de los que hayan sido sus profesores nohabrán llegado a entrar en combate. Se le evaluará, para decidir su ascensoy promoción profesional por criterios que muy poco tendrán que ver con laprofesión de las armas. Se reconocerá por todos la complejidad creciente deloficio militar, pero se pondrán trabas presupuestarias considerables y delógica dada la limitación de los recursos para que adquiera ese conocimiento. La complejidad de los sistemas de armas, en cuanto al acortamientoentre el tiempo del estímulo y el de la respuesta adecuada, exigirá una formación repetitiva y rígida que va contra el doble principio que tiene la guerra:el del azar y el artístico. En otras ocasiones se planteará la necesidad decrear centros de formación internacionales, para reducir costes e incrementarla eficacia en el manejo de la armas, donde habrá que redefinir el conceptode soberanía nacional y de unos profesionales al servicio de la nación.

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Uno de los problemas que se derivan del tipo de enseñanza militar que seproponga en el cómo asignar los mejores profesionales para cada uno de lospuestos de la organización. ¿La enseñanza debe ser generalista, en su doblesentido de exigir unos conocimientos universales y para formar a los generales, o por el contrario habrá que formar especialistas en un sentido total? Laprofesión militar seguirá siendo una profesión para toda la vida o se podrádejar, ingresar o reingresar en cualquier momento de la vida del aspirante.Cuánto peso tendrá en la enseñanza militar todo lo que se refiere al “estilode vida” y cuánto al conocimiento y manejo de personas y de artefactos ensituaciones de tensión extrema.

De lo que no debe quedar duda es de la falacia que se ha desarrollado ymantenido con éxito desde un buen número de investigaciones sociológicasrespecto a las consecuencias futuras de la organización —se está pensandode manera obsesiva en la intervención militar en la política general— a partirdel origen social de los oficiales, suboficiales y de la tropa. Partiendo de undeterminismo social que nada tiene que ver con la terca realidad, ni con lateoría, se ha supuesto que ese reclutamiento en las “clases bajas” de laorganización y de la sociedad, o en un alto porcentaje de autorreclutamientosupone un serio peligro para la convivencia y la consolidación de un modelode sociedad democrática. Mantener estos argumentos desde algunas cátedras y altos despachos no deja de ser un contrasentido si nos atenemos ala realidad propia y ajena, como ya se ha dicho, a la experiencia que aporta lateoría y la investigación científica.

Uno de los retos del cambio en la profesión militar es el de incorporar las“nuevas tecnologías”, siempre las ha habido si nos atenemos a un análisiscomparado y relativo, a una organización caracterizada por su carácter tradicionaL No es menos importante dilucidar en todo militar qué tanto le corresponde como administrador de recursos tecnológicos cada vez más sofisticados, con su correspondiente encarecimiento y, como consecuencia, escasezde repuestos, y qué tanto le corresponde a la idea de servicio y entrega auna idea que ya no es la del mantenimiento de unos intereses imperialistas olos de grupos sociales privilegiados de la sociedad, o a los de una castaguerrera.

No es menos compleja la serie de ambivalencias y disonancias que sepueden presentar en una organización que en alguno de sus componentesmaneja una tecnología sofisticada y en otros se carece de lo más fundamental. Si uno de los principios fundamentales del oficio militar en cuanto a ladoctrina que lo guía es que ésta es válida en cuanto que es elaborada por elpropio militar que la va a utilizar y que responde a sus verdaderas necesidades de la defensa, algo parecido se puede decir respecto de la tecnologíanecesaria para alcanzar esos objetivos de “defensa suficiente”. Esta tecnología militar deberá responder a las exigencias que se le plantea en sus objetivos nacionales de defensa y los que le corresponda en el reparto delesfuerzo de defensa colectiva. Habrá que tan malo es el derroche, pues asíse destruye lo que hay que defender, como el no contar con el sistema apropiado en todas sus consecuencias. No deberá responder por tanto con unas

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inversiones, costosas por la propia definición de tecnología avanzada, a losintereses de otras organizaciones bien sean nacionales o internacionales, o alas imposiciones de intereses que nada tienen que ver con los de la naçión dela que son su última razón.

Todos estos aspectos del cambio en la organización militar y en la pro leSión militar quedan reflejados en el “habla militar”. Hay que reconocer desdeaquí la dificultad que plantea profundizar en ese conocimiento puesto que nose trata de hacer un registro de palabras y expresiones, ni por supuesto unnuevo diccionario. Se trata de descubrir, a partir de las palabras, el sistemade valores y de símbolos que encierra y da forma a la profesión militar. En unanálisis histórico se podrían percibir los cambios fundamentales que sehayan podido producir y qué es lo que permanece inalterable y por tantopreservar a toda costa. Qué hay de tradición insoslayable y con la que no sepuede romper, y qué hay de convención. En un análisis comparado se descubrirían las diferencias, y las semejanzas, entre los diferentes Ejércitos,Armas y Cuerpos.

No sería menos importante descubrir las disonancias y concordancias quese dan en un momento determinado entre lo militar y lo civil. Se podrá asícontestar de una vez por todas cuánto hay de verdad o de perjuicio mantenido en lo de la separación de civiles y militares. Dónde no hay distancia yentre qué grupos existe ese distanciamiento y desconocimiento. Si se responde a una realidad incuestionable o si es motivo de intereses ideológicos ode oportunidad

Como queda dicho al principio, las páginas que siguen no son otra cosaque unas propuestas para seguir investigando después de haber/as sometidoal análisis y las críticas de los que las tengan a bien tenerlas en sus manoshasta el final.

EL PRESIDENTE DEL GRUPO DE TRABAJO

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CAPÍTULO PRIMERO

EL CAMBIO DE MODELO DE ORGANIZACIÓNEN LA PROFESIÓN MILITAR:

HACIA EL CORPORATIVISMO

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EL CAMBIO DE MODELO DE ORGANIZACIÓNEN LA PROFESIÓN MILITAR

HACIA EL CORPORATIVISMO

POR JESÚS MARTÍNEZ PARIdO

Una de las preocupaciones centrales de los clásicos de la Sociologíaentre los que habría que incluir a no pocos sociólogos contemporáneos, hasido analizar e interpretar el paso a un nuevo orden social de uno tradicional.Para la mayoría de esos teóricos, cada uno de esos momentos reflejado enuna estructura social considerada como única y de valor explicativo universal. Otros teóricos, lo consideraron como una nueva combinación de losagentes y factores sociales ya existentes.

La mayoría de los análisis del cambio social se reducen a explicar el pasode la sociedad rural a la urbana, y de ésta a la metropolitana; de la agricultura a la industrial, y más tarde la postindustrial, a la ocupacional, planteándose en la actualidad el modelo de “organización segmentada o plural”. Encualquier caso, siempre bajo un planteamiento dicotómico.

Cada una de esas situaciones consideradas como terminales tiene queadjetivarse de mil maneras diferentes pues el modelo explicativo apenas separece a la compleja y terca realidad. Así lo de capitalismo avanzado, sociedad postindustrial, tecnocrática, o la ya indicada de segmentada y plural, porseñalar unos pocos entre tantos adjetivos que se manejan en la literaturasociológica más reciente. Son intentos por encontrar acomodo en las cerradas explicaciones a las realidades incómodas.

En muchas estrechas teorías quedan preguntas por encontrar explicación.Así, ¿qué lugar se concede a los valores éticos que se manifiestan en lassociedades masa”? ¿Dónde se colocan los principios de moral pública y

privada que se resisten a desaparecer? ¿Cómo se explican conductasheráicas en una organizción que maneja una tecnología sofisticada? ¿Cómo

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son posibles las neurosis de combate producidas ante la pantalla de un sistema de dirección de tiro? ¿En razón de qué principios se mantiene unaestructura jerárquica y rutinizada que ante todo busca la eficacia en términosde coste-beneficio?

Plantearé mi propuesta corporatista” siendo los términos desarrollados porSalvador Giner al considerar los procesos de cambio no de una manera tandistinguida ni tan determinista como los que se manejan con demasiada frecuencia. Como reconoce el autor, el concepto no es nuevo en la teoríasociológica: aparece y desaparece de acuerdo con la necesidad de reconsiderar los modelos y teorías acerca de la sociedad:

“La historia moderna del accidente europeo debe plantearse como latransición de una sociedad de órdenes ligada a una legitimación tradicional y sobrenatural del rango, a una sociedad “corporativa” basada enla justificación utilitaria de las asimetrías y subordinaciones”. (1)

Siguiendo ese mismo planteamiento, todo momento de la transiciónsupone una desigual distribución del poder, la riqueza y el prestigio quepuede explicarse por razones de tipo político, económico y cultural. En semejante interpretación no estará de más incluir una nueva variable explicativa: el“cierre social”.

“El cierre es el proceso por el cual ciertas posiciones sociales sonreservadas activamente por ciertas gentes para sí mismas o para otrasespecíficas, con la exclusión de los demás. A nivel microsociológico elcierre entraña la atribución de una posición a un individuo dado porrazones de discriminación y no a otros. A nivel macrosociológico significa la distribución discriminatoria de ingresos, autoridad, poder, prosperidad, empleo y privilegio a categorías específicas de individuos conexclusión de otros”. (2)

Un estudio dinámico de la desigualdad en la historia nos permite destacartres maneras diferentes de “mediatizar” el “cierre social”. En la sociedad feudal fue el estamento; en la burguesa la clase social y, por último, en la actualidad, en las sociedades democráticas desarrolladas, la “corporación”, Encada una de esas etapas el “cierre” se justifica por una forma específica dehegemonía. Con otras palabras. Cada una de esas etapas se caracteriza porun orden en el cual es dominante un determinado modo de vida y pensamiento. El concepto que se tiene de la realidad se encuentra inmerso en lasociedad por medio de todas sus manifestaciones, institucionales y privadas,conformando con su espíritu todos los gustos, la moral, las costumbres, losprincipios religiosos, culturales, políticos, así como todas las relaciones sociales y, de un modo particular, las que tienen que ver con lo intelectual y lamoral.

En cada uno de esos momentos existe un “mapa deferencial”, siguiendo lapropuesta de estratificación de Edward Shils, en el que las FAS y los militaresocupan una posición determinada gozando en ocasiones de mayores(1) Giner, S. Clase, poder y privilegio en la sociedad contemporánea, en Papers. Revista de Sociología,

núm. 20; pp. 138-157; p. 140,(2) Ibídem, p. 141.

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privilegios, y en otros de no tantos. Conviene no olvidar que la deferencia enuna categoría que se otorga por el poder —la soberanía popular reflejada esla Constitución—, pero también por todas aquellas personas, grupos y coordinaciones que mantienen algún tipo de integración con la corporación encuestión, así como con sus miembros.

La disonancia entre la deferencia adscrita y la otorgada, el predominio deésta sobre aquélla, me permite hablar del “poder de contención” que se produce en presencia de las FAS. Poder que se manifiesta de una manera máscontundente en las sociedades que se encuentran en los primeros momentos de la transición de un modelo político ocupaban una posición central, aotro donde se pretende su “nacionalización”. En esos momentos, los políticosque participan en las reglas del juego democrático, incluso los que controlanlos resortes del poder, se consideran como “huéspedes en el poder”.

La situación hegemónica de cada momento no debe considerarse comoresultado de las acciones de las fuerzas económicas, o de las sociales, políticas o militares sino más bien como confluencia de múltiples intereses quellegan a un consenso fundado en una “solidaridad de orden superior”, pormanejar los términos de Parsons.

El cambio social, considerado como tránsito, debe considerarse como unproceso de interiorización, “internalización” si se utiliza la traducción literal deBerger y Luckmann (3), de un nuevo sistema de valores, sin olvidar que notodos surgen ex novo, y racionalizar la nueva posidón social que debenocupar.El resultado de la transición no es otro que la incorporación de nuevos elementos de legitimación junto con sus símbolos. El desplazamiento de las clases dirigentes, las familias políticas y sus clases de apoyo, del centro a laperiferia del mapa deferencial, siendo sustituidas por otras que se encontraban en posiciones periféricas.

Las consecuencias inmediatas de dicho proceso no son otras que la aparición de nuevas relaciones económicas y de poder, tanto en sus aspectoscuantitativos como cualitativos, así como el desarrollo de nuevas formas dedesigualdad y, por último, la ruptura de los mil y un sueños milenaristas quese habían forjado hasta entonces,

Si representamos en un sistema de ejes las dos variables señaladas conanterioridad, “legitimación” y “localización”, y si damos valores a dichas variablesse obtiene la tipología que me permite considerar las cuatro formas posiblesque puede tomar cualquier organización. La evolución que se puede considerar como “lógica”, aunque reconozco lo complejo que es mantener semejante calificación en la historia de cualquier sociedad, la represento medianteun trazo grueso. Deben considerarse otras posibilidades desde el momentoque toda organización está inmersa en el juego de fuerzas que se manifiestan en la historia de su pueblo. La evolución, en cualquier caso, en pocas

(3) Berguer, P. y Luckmann, T. La construcción socia! de la realidad (Buenos Aires: Amorrortu, 1 972.)

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ocasiones sigue una tendencia lineal, o sigue las leyés del progresó y larazón:

Legitimación.Profesional. Organización. “Corporatización”Privilegio. Institución. Corporación.

Central. Periférica.Localización.

La legitimación podrá hacerse en términos de status, de privilegio, y de‘eficacia” profesional. No quiero decir con esto que en los momentos anteriores al cambio la milicia descuidara la enseñanza del complejo y sofisticadooficio de la guerra. En la sociedad “premoderna” los conocimientos y habilidades del oficio militar deben considerarse como los más avanzados. Enmuchas ocasiones esos conocimientos militares sirvieron de fundamentopara los conocimientos y habilidades civiles.

Por lo mismo, en las etapas donde las FAS manejan complejos sistemasde armas, muchos de ellos de tecnología punta, la formación militar norechaza la conservación de unos valores que le son característicos. Esto nosupone que considere que le son privativos. La disciplina, lealtad, acatamiento jerárquico, patriotismo, etc., no son patrimonio exclusivo de la milicia,pero sí debe reconocerse que son valores fundamentales para el buen ordendel ejercicio de las armas.

La segunda dimensión del proceso queda reflejado en el desplazamientode algunos grupos de poder y su posterior localización en el nuevo mapadeferencial. Se puede hablar así de una posición central y de otra perfÓricapara señalar los dos extremos de esta variable. Pero no debe olvidarse queentre ellos existen muchas situaciones intermedias. En el caso de las FASespañolas ese desplazamiento ha sido mínimo si nos atenemos a la letra,pero el desplazamiento ha sido considerable si se considera la realidad.

El el artículo 37 de la anterior ley orgánica del Estado se fijaban las funciones de las FAS.

“... garantizan la unidad e independencia de la Patria, la integridad desus territorios, la seguridad nacional y la defensa del orden institucional”.

La actual Constitución recoge esas funciones en su artículo 8 de lasiguiente manera:

tienen como misión garantizar la soberanía e independencia deEspáña, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.

Como queda dicho, la letra es semejante, pero su espíritu es diferente y,en definitiva, en una profesión claramente de acción es esto lo que importa.Si nos fijamos en los principios rectores de ambos ordenamientos de máximorango podemos encontrar que ese mínimo desplazamiento responde a con-

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cepciones políticas bien diferentes y alejadas entre ellas. Así, la ley orgánicatrataba de:

“... perfeccionar y recuadrar en un armónico sistema las instituciones delrégimen —‘nacido el 18 de julio de 1936”, tal como se decía en lasprimeras líneas de su preámbulo— y a asegurar de una manera eficazpara el futuro la fidelidad por parte de los más altos órganos del Estadoa los Principios del Movimiento Nacional.”

En cambio la vigente Constitución señala que:

“La Nación española... proclama su voluntad de: garantizar la convivencia democrática de la Constitución y de las leyes conforme a unorden económico y social justo.Consolidar un Estado de derecho que ásegure el imperio de la ley comoexpresión de la voluntad popular.Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio delos derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.Promover el progreso de los derechos humanos, sus culturas y tradido nes, lenguas e instituciones.Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar atodos una digna calidad de vida.Establecer una sociedad democrática avanzada.Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficazcooperación entre todos los pueblos de la Tierra”.

Este cambio se puede rastrear también en las palabras. Así las pronunciadas por el almirante Carrero Blanco en abril de 1 968 ante un auditorio formado por militares que se graduaban en Estado Mayor:

que nadie, ni desde fuera ni desde dentro, abrigue la más mínimaesperanza de poder alterar en ningún aspecto el sistema institucional,porque, aunque el pueblo español no lo toleraría nunca, quedan en últimoextremo las FAS.”

Poco tiempo después, en la Pascua Militar de 1982, el Rey proclamó unauditorio en el que pudieron estar algunos de los oficiales que escucharonlas palabras anteriores un nuevo argumento político a tener en cuenta por laCorporación:

confiemos en el perfeccionamiento sucesivo del sistema democráticoque se ha dado el pueblo español y observemos siempre el mandato dela mayoría, porque el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Volviendo a las variables que considero fundamentales para discriminar laestructura militar de cualquier sociedad y considerando los cuatro “tipos ideales” de estructuras que pueden presentar las FAS de una sociedad, la primera y principal conclusión que me permito considerar es que el planteamiento anterior supera el modelo dicotómico desarrollado por Charles Moskos,

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incluso cuando tiene que considerar una tercera posibilidad considerada porél como: organización segmentada o plural, o híbrida” (4).

La bibliógrafía sociológica es muy abundante para repetir quí las características que definen y diferencian la institución de la organización. CharlesMoskos ha resumido recientemente esas diferencias en el cuadro 1. Noes mi objetivo en estas páginas hacer un análisis de la validez y fiabilidad de lasvariables propuestas. Eso queda para un trabajo más amplio que estoy realizando. Vaya por delante que aplicándolas al caso español, y sospecho que acualquier otra organización militar, su capacidad descriptiva no es suficientepara explicar ni interpretar la totalidad de nuestra situación. Además, si serealiza un análisis comparado con otras organizaciones complejas se podrácomprobar que esas características no son exclusivas de las FAS.

Cuadro 1.—Definición y diferencia entre institución y organización.Variable Institución Ocupación

Legitimidad. Sistema de valores propio. Ley de oferta y demanda delmercado de trabajo.

Obligaciones de la pro- Difusas. Específicasfesión.

Fundamento de la remu- Rango y dignidad, conocimientos y destrezas.neración.

Forma de la remuneración. En especie” y reconoci- Salario y gratificaciohes demiento social. acuerdo a la productividad

Distribución de los salarios Desproporcionado y arbi- Proporcionado y regulado.trario

Residencia En el mismo lugar de tra- Fuera del lugar de trabajo.bajo.

Esposa. Perteneciente al mismo Ajena al grupo.grupo.

Consideración social. Fundada en la idea de Fundada en la remuneraciónservicio y vocacion. del salario.

Grupo de diferencia. Interno de pertenencia. Externo.Evaluación de la con- Sin un plan y en términos De acuerdo a un plan

ducta profesional, ajenos a la profesión. explícito yen términosestrictos de la profesión.

Sistema legal. Propio. Común.

Beneficios al retirarse. Preferente. Los de cualquier profesional.

(4) Moskos, Charles C., Institutiona//Ocupationa!. Trends in Armed Proces: An Update, en Armed Forcesand Society, vol. 12, núm. 3, pp. 377-382.También puede verse en Bañón y Olmeda, (Eds.), La institución militar en el contemporáneo. Madrid:Alianza Editorial, 1985.

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La tercera solución, “segmentada o plural”, se resuelve por este autor constderando la existencia de los rasgos institucionales que se adscriben a unaparte de la organización militar —a las armas combatientes; a las armas yunidades “tradicionales”—, mientras que los propios de la profesión se asignaa las armas de apoyo, gestión y todasaquellas actividades militares que tienen que ver con la toma de decisiones (5).

El tercer modelo que se deduce de mi esquema, el que corresponde a la“corporación”, en el que tampoco entraré en su detalle, y al que Amos PerImutter (6) ha dedicado un buen númerode páginas a su estudio, puederesumirse de la siguiente manerá:— Duda de la eficacia del sistema político y discute su legitimidad.— Desconfía del sistema de gobernación y de representación del poder polí

tico de la sociedad.— Dispone de una organización suficiente para recabar la opinión de todos

los estamentos militares y los institucionaliza en una cámara representativaque tiene como función asesorar, imponer y vigilar al poder político entodo lo que tiene que ver con la seguridad nacional.

— Se hace oir ante la Jefatura del Estado para asesorarle en todas las decisiones consideradas por encima de los intereses de partido y a corto plazo.

— Crea o patrocina un movimiento social de salvación nacional que aglutirtaa la mayoría de los cuadros militares y de sus clases y grupos de apoyo.

— Dicen moverse por razones de búsqueda y desinteresada consecución delbienestar y “salud” de la sociedad.

La “corporatización militar” —comporat/sm en su acepción inglesa; mantengo el barbarismo hasta que no se encuentre una expresión castellana quesea capaz de diferenciarlo de la “corporación”— la considero como una “asociación organizada jerárquicamente, administrativamente integrada y orientada hacia haces específicos de fines bajo un principio de maximización delos resultados”.

Como se deduce de la definición, tal concepto es válido para cualquierorganización compleja de la sociedad moderna. Llamo la atención desdeaquí la necesidad que tiene la llamada sociología militar de llevar a cabo análisis comparados para salir del círculo cerrado de enfoques y conclusionesque preocupa a los que nos interesamos por estos asuntos (7).

(5) un análisis de esta interpretación se encuentra en Alonso Baquer, M. Tres modelos de integración:instituciona ocupacional e híbrido, en Boletín de Información del CESEDEN, núm. 199; marzo, 1987.

(6) Perlmutter, A. Lo militar y lo político en el mundo moderno. (Madrid: Ejército, 1982).(7) El tratamiento del “corporatismo” y de las “corporatizaciones” en el panorama de la sociología actual.

así como el análisis de algunos casos concretos, además de una amplia bibliografía al respecto sepuede encontrar en el número monográfico de la Revista Española de Investigaciones Sociológicás,núm. 31, de julio-septiembre de 1985.Puede ser de interés, por los casos analizados, en los que se incluye un artículo mío sobre el Ejércitoespañol, la obra de Salvador Giner (Ed.) El corporatismo en España. Barcelona: Ariel Sociología, 1988.

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Pasaré a continuación a describir con algo más detallado los rasgos quecaracterizan esta cuarta posibilidad que he nominado como “corporatizacióny corporatismo militar”.

La ‘corporatización” define de manera autónoma y sin posibilidad de apelación a ninguna otra instancia de la administración del Estado las oportunidades de sus miembros, así como su inclusión-integración y la promoción detodos sus individuos. Estas circunstancias así como el control de la “privacidad” de sus componentes da lugar a un sistema de valores que justifican yguían su funcionamiento. Un sistema que se caracteriza por la imbricaciónde valores tradicionales con otros que sustentan una sofisticada tecnología yconocimientos profesionales complejos.

La “corporación” es fuente de influencia y poder, más lo primero que losegundo, más allá de los despachos, cuarteles y campos de maniobras. Másallá de la que se deriva de la estructura jerárquica tradicional de mando.Frente a este reforzamiento del poder, la nueva organización es cuestionadacada vez más, con más fuerzas de coherencia crítica por grupos cada vezmás numerosos ya no tan marginales. Esa propia crítica presenta una con-tradición: hay un consenso generalizado al reconocerle la necesidad de esepoder y esa eficacia, al tiempo que es cada vez mayor el temor por la consolidación de su poder hegemónico.

El poder de la corporatización” no reside en su capacidad de coaccióndisuasión pues esa circunstancia pertenece a estructuras pasadas, ni en supoder de “contención”, pues ha sido desplazada de manera definitiva a laperiferia social. el poder reside en su propia estructura: en su flexible rigidezpara asumir lo diverso e incluso para anticiparse a las peticiones que puedanvenir desde fuera. Una estructura que le permite mantener su unidad de doctrina a pesar de los cambios en la sociedad e incluso en la propia organización. Esa unidad se impone a ‘todos” sus miembros, incluso al personal contratado, sea militar o civil, expulsando a todos los que no están dispuestos aasumir dicho principio. En el caso de los profesionales civiles será fuente deconflicto al tratar de imponer los sindicatos conductas reivindicativas y depresión sin tener en cuenta lo peculiar y particular del lugar del trabajo.

La “corporación militar” compite con otras “corporaciones”, incluso delpropio Estado, bajo el principio de suma-cero para asegurarse el control delas decisiones importantes que directa o indirectamente puedan afectarle.Esa competencia puede realizarla de forma individual pero también aliarsecon otras que le faciliten alcanzar sus objetivos. La industria militar, o aquellos organismos que tengan que ver con las relaciones exteriores, por ponerejemplos. Esa competencia tiene lugar también con el fin de coaptar los centros de deferencia más importantes de la sociedad.

La pérdida de eficacia ‘corporatista” y la falta de recursos adecuados paracumplir con sus objetivos no supone la competencia beligerante por los fondos presupuestarios, sino que se produce el congreso en igualdad de condi

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ciones después de haber presionado de forma conveniente en los centros dedecisión político-administrativos, con el fin de asegurarse un reparto equilibrado pero desigual de las influencias. Puede incluso que se esté dispuestoa renunciar a ciertas necesidades si ello le facilita el control de aquellasdecisiones consideradas como importantes para el control autónomo de lacorporatización”.

En la “corporatización” se desplazan las conductas de tipo autoritario sustituyéndolas por otras de persuasión e integración de sus miembros mediantediversas formas de recompensa, promoción e incentivos, reforzando así laidea de servicio por medio de estos tipos de contraprestaciones. Se busca asíreforzar el doble sentimiento de comunidad nacional e internacional. Una delas características más llamativas, en términos comparativos con modelosorganizativos anteriores, es la potenciación de las actitudes, opiniones y conductas universalistas, sin que por ello suponga la desaparición de los sentimientos nacionalistas.

La “corporatización militar” exige el desarrollo de nuevos modos jerárquicos de subordinación de funciones y personas al tiempo que se potencian laigualdad de oportunidades tanto en su disposición material como legal, puessu principio rector no es otro que disponer para cada puesto al candidatomás cualificado a fin de asegurarse la mayor eficacia. Este principio puedeverse manipulado en más de una ocasión a fin de mantener la tradicionaldesignación de esos puestos por miembros de otras clases. Se puede llegara dar el contrasentido que supone que en organizaciones impregnadas deespíritu democrático y de amplio fuero de la ley, se mantengan los sistemasde asignación encubiertos propios de sistemas aristocráticos. Como forma depaliar la tensión generada por este contrasentido, que puede llegar a provocar una larvada rebeldía de las clases subordinadas, se lleva a cabo unagenerosa institucionalización de las posibilidades de promoción interna, perosiempre que quede asegurada la supremacía de determinados privilegiossobre los recién llegados. Como resultado de la división del trabajo y de lacada vez más compleja diferenciación en la distribución del conocimientoprovocadas por las nuevas formas de guerra, de los sistemas de armas mástecnificados, las nuevas implicaciones que supone la actividad militar en lasociedad compleja, la asignación de puestos de mando e incluso la promoción recaerá en aquellos militares que presenten un curriculum que satisfagaese perfil aparentemente “cada vez menos militar”. La formación militar, poresta circunstancia, cuenta cada vez más con este hecho. Las academiasmilitares quedan reducidas a transmitir los conocimentos específicos de laprofesión y, en cualquier caso, se abrén a los conocimientos prácticos delmundo civil. La ósmosis entre los centros de enseñanza civiles y militaresalcanza su grado más alto y todo por un interés pragmático.

Todos aqueltos militares que no participan en esta nueva exigencia quedanrelegados a funciones subordinadas y, en cualquier caso, de menor prestigio“corporatista”. Esta situación puede desencadenar “coaliciones de clase” que

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recogen la crispación que supone este desplazamiento de los núcleos dedecisión y deferencia que venían controlando hasta entonces. La solución aesta tensión, inconcebible al tiempo que admisible en una organización militar, se ha encontrado en la apertura de vías de promoción vertical para todoslos que han demostrado su profesionalidad mediante la negociación consensuada entre los que han seguido la vía tradicional de promoción y los reciénllegados, Si la “carrera militar” no desaparece en la nueva “corporatización”,parte de sus privilegios serán distribuidos entre las nuevas formas de promoción. Sin embargo se mantiene la elección selectiva entre los que hanseguido las etapas de promoción clásicas para ocupar los puestos del vértice de la pirámide.

Hay que destacar una nueva paradoja a este respecto. La “corporatizaciónmilitar” se despolitiza, mientras que a los altos mandos se les exige una solidaria identificación con el Gobierno que detenta el poder. Esta circunstancia,especialmente conflictiva en los primeros momentos del tránsito, desencadena graves tensiones en el espíritu del grupo, llegando a romperlo, al verserelegados aquellos que en términos objetivos reúnen mayores méritos profesionales. Lo contrario también se produce. Los que se creen con méritossuficientes de “afinidad política” y de conocimientos estracurricu/ar que,sin embargo, son postergados en los ascensos o en el nombramiento paradeterminados cargos.

Para evitar tensiones que pueden llegar a desbordar el control de la actividad en la organización, se llega a pactos donde se equilibran los ascensos yla promoción profesional, según el modelo clásico —fundado en la antigüedad—, y el nuevo que se intenta implantar —fundado en criterios de selección—. Esta circunstancia es un factor de conflictos añadido pues no faltaráquien se sienta apeado de “sus derechos”, y quien no entienda cómo esrechazado si considera que cuenta los requisitos “objetivos” para el ascenso.

La “corporatización militar” se encuentra inmersa en un mundo social cuyosistema de valores le resulta extraño pues existe una disonancia entre lo civily lo militar. Su sistema de valores, de fuerte contenido trascendental, noencuentra su igual en el mundo civil. Puede existir la tentación enalgunos de sus profesionales a un peligroso nihilismo que justifique cualquierdecisión con el fin de sobrevivir profesionalmente o para no quedarse estancado en la profesión. No menos peligrosa es la situación de arrinconar algunos valores trascendentes a los estantes de los museos militares sustituyéndolos por asépticas experticias.

En esas tensas circunstancias, especialmente palpables en los primerosmomentos del cambio en la organización, aparecen círculos y grupos deactivos profesionales, de buenos profesionales, que encastillados en unosprincipios loables levantan la bandera de la regeneración y del “profesionalismo” de sus iguales. Lo que da lugar, en unos primeros momentos, a lapersecución y delación de conductas oportunistas y consideradas de servilespara el nuevo poder hegemónico de la “corporatización” y del poder políticode turno.

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La pérdida de ess virtudes puede llegar a producir la desaparición, en unsegundo momento, del carisma de la profesión militar y el de sus miembros.Puede que surjan conductas gremialistas” que dejan a un lado sus finesgastando todas sus energías en mantener el monopolio de su área de influencia apoyado en unos principios hueros que dicen reconocer los principios deobediencia y aséptica conducta profesional. No debe resultar extraño que enesos momentos puedan surgir algunas conductas mesiánicas que intentansalvarlo todo, resultando el pasado, a costa de destruir a todos los que nopertenecen al grupo elegido o que cuenten con su apoyo.

Uno de los problemas centrales en la consolidación del “corporativismomilitar”, pasado por alto por no pocos analistas, es el modo de evitar que se“rompa la tradición”. El deslumbramiento que produce ‘la tecnología puntaque manejan los ejércitos modernos, culpa de la que no están exentos lospropios responsables de imagen de las FAS hace olvidar un acontecimientobásico: éstas son más antiguas que el más tradicional sistema de armas queforma parte de su panoplia. En no pocas ocasiones esas FAS han tenido suorigen en guerras poco civilizadas; en su historia se podrán encontrar algunos momentos oscuros en el que habrán estado al servicio de ideas yGobiernos poco dignos; habrán pasado por etapas de derrotas y victoriasignominiosas, que han impuesto y defendido inhumanos imperialismos, perono se podrá olvidar que esas FAS “detengan el monopolio del poder delEstado” y que en la actualidad, en la mayoría de los Estados modernos delmundo occidental, están al servicio de la defensa de un sistema de valoresque son propios de sociedades democráticas avanzadas o que, en otroscasos, se encaminan en ese sentido.

¿Cómo se imbrica lo tradicional en lo moderno?, ¿cómo se asumen losnuevos valores sin que se produzcan choques con los antiguos?, ¿cómo seprofesionaliza una actividad que debe proteger el futuro que libremente seden sus ciudadanos? ¿cómo se integran unos conocimientos especialmentecomplejos en una profesión que está al servicio incluso de los que deseansu desaparición? Son algunas de las preguntas que rio se contestan en esteplanteamiento “corporatista” pero que las considero fundamentales para terminar de cerrar el concepto que propongo.

Las FAS en cuanto un componente más de la estructura de la “sociedad•corporativa” (8) hacia la que nos dirigimos, mantendrá una serie de pautasque serán comunes a las de las demás “corporaciones”. La corporatizaciónmilitar se caracteriza por:

a) Representar una movilización de recursos humanos y materiales conscientemente planificados para la consecución de unos fines explícitos, más omenos racionalizados que hará más flexible su funcionamiento. En nopocas ocasiones esos beneficios puede que no se perciban por parte delos propios miembros de la corporación pues tendrán un sentido más universalista.

(8) Giner, S. y Pérez Yruela, M., La sociedad corporativa. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas, 1979,

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b) La corporación “se atribuirá” la cualidad de ser la solución más eficazpara la consecución de sus valores específicos últimos.

c) “Tenderá a establecer criterios”, más o menos detallados, de lo que caracteriza la profesión en un sentido de eficacia, válida y legítima, tanto dentrode la “corporatización” como fuera de ella. Tratará de conseguir una “identificación moral” de todos sus componentes con sus principios.

d) Se caracterizará por un comportamiento “maquiavélico” que le permitiráasegurarse en cada momento gozar de la mayor eficacia de su gestión.

e) Dentro de ella se desarrollan los fenómenos típicos de la lucha por elpoder y los recursos escasos que distribuirá entre sus miembros e inclusoentre los que no lo son. Esa cesión de beneficios hacia el exterior seráutilizado llegado el momento como elementos de apoyo en decisionesfuturas que le puedan beneficiar.

f)1Tenderán a preocuparse más por el futuro que por el pasado, pues ya nocontrolarán los inputs y los outputs neceáarios para su cabal funcionamiento y se encontrarán a merced de los cambios que se produzcan ensu entorno. Los planes a medio y largo plazo concentrarán todos losesfuerzos de los responsables. Dado que su capacidad para absorber loscambios del. entorno será muy elevada, aunque no limitada, deberán incidircon insistencia en los centros de decisión para reafirmar la necesidad demantener en ellos la creencia de su importancia funcional.

La “corporación militar” se caracteriza por la unidad de o diverso en arasde la eficacia de la estructura como un todo. Por esta razón se puede decirque no existe una única estructura militar sino que existen distintas estructuras, que nada tienen que ver con la tradicional división de las armas y curpos, integradas todas ellas en una única organización.

Esa diversidad funcional supone romper con un juicio de valor, carente desentido real, que asegura que todos los militares poseen úna “personalidad-tipo” homogénea y uniforme, definida mediante inventarios de creencias quela definen. Normalmente esa personalidad se identifica con la definida porAdorno como “personalidad autoritaria”. Tampoco cabe pensar en la otrasolución extrema: la nómina de la corporación se regirá en cada momentopor la ley del mercado laboral. El gran reto de los planificadores del organigrama militar consistirá en fijar la proporción que debe existir en cada escalón y en cada actividad entre personal de “carrera” y “contratado”. No seránmenores las dificultades a la hora de asignar responsabilidades, o al fijar losplanes de estudio.

Mi propuesta al respecto es que el “corporativismo militar” va a dar lugar—aunque para ser más preciso hay que decir que esto ya se está produciendo—, y va a exigir a sus miembros una “personalidad etnocéntrica”. Estosupone que el militar va a mostrarse rígido en la aceptación de lo que sedefina en términos culturales como no homogéneo. Ese rechazo no serápermanente. Todo dependerá de la información que reciban por parte de laautoridad que “ellos reconozcan con un poder efectivo de referencia”, El

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componente temporal, situacional, es básico en esta concepción. Por ello, nose puede hablar de ‘ideología militar”, antes bien apunto la necesidad demanejar el concepto de “mentalidad militar”.

Esta situación puede llegar a provocar situaciónes de conflicto en cuantoque algún militar no reconozca a su superior jerárquico como el elemento dereferencia y sí por el contrario lo acepte de alguien que esté fuera de lalínea jerárquica que a él le afecta de manera orgánica.

La “mentalidad militar”, siguiendo los planteamientos de Theodor Geiger(9), debe considerarse como:

“Una actitud intelectual...; una predisposición psíquica...; la mentalidad esprevia...; carece de forma, es fluctuante...; depende del carácter social.Las mentalidades están más próximas del presente o del pasado”.

La actitud del militar profesional respecto de la “corporatización”, ante lasdos variables consideradas al principio de estas páginas nos definen,siguiendo el mismo método de análisis, cuatro tipos de mentalidades.

Legitimación.Profesional. Tecnócrata. Soldado.Privilegio. Guerrero. Señor de la guerra.

Central. Periférica.Localización.

No es cuestión de entrar en la descripción de cada uno de esos tipos—espero publicar pronto un trabajo donde a partir de una “encuesta” untanto peculiar a los militares españoles durante el período de la transiciónanalizo en detalle esas y otras mentalidades, cómo cambian y cómo surgenotras nuevas de acuerdo con los acontecimientos políticos en los que se veinmersas las FAS pero sí puedo señalar algunas conclusiones. Todas ellasparticipan cíe elementos y modos de estructurarlos semejantes que diferencian la profesión militar de cualquier otra. Por la peculiaridad del oficio de lasarmas esos rasgos comunes lo son con los que caracterizan a los profesionales de las FAS de otras sociedades, por muy dispares que sean en cuantoa su desarrollo, organización política, equipamiento, etc.

En cuanto a la “mentalidad particular” no cabe pensar, que sea permanente. Es cierto que la milicia “imprime carácter”, como cualquier otra actividad a la que uno se dedique de pleno y por propia iniciativa, y sobre esecomponente se añade otro que es temporal y que responde al momento enel que se vive. Puede cambiar tanto por razones de tipo personal como porrazones del ejercicio de la profesión, así corno a circunstancias externas decambios sociales y políticos. Cada una de esas mentalidades tipo coexistenen cualquier estructura que adopten las FAS. Para que esa corporación nosea disfuncional, cada estructura-tipo señalada en la primera tipología debecoincidir con la mentalidad-tipo correspondiente. La disonancia que se puedeproducir se explica, de acuerdo con esta propuesta, por la no concordanciaentre mentalidad y tipo de estructura.(9) Geiger, T., citado por Juan J. Linz, Una interpretación d los regímenes autoritarios, en Papers. Revista

de Sociología, núm. 8; pp. 11-26.—33—

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CAPITULO SEGUNDO

LA MOVILIDAD SOCIAL EN LAS FAS

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LA MOVILIDAD SOCIAL EN LAS FAS

POR MARÍA JOSÉ RAMÍREZ LAFITA

El concepto de movilidad social

La observación de la realidad social nos lleva a la constatación de queésta se encuentra estructurada de forma compartimentada. Pero, asimismo,se admite que la estructura social en las sociedades occidentales es esencialmente dinámica y el sistema de clases existente en ellas es, al menos deforma nominal, de carácter abierto, lo que puede significar que en estassociedades se pueden producir procesos denominados de movilidad social.

La movilidad social puede ser entendida tanto en un nivel intrageneracionalcomo a un nivel estrictamente ocupacional. La movilidad ocupacional, concretamente, la define Slocum de la siguiente forma: Ocupational mobilitymeans shiftting from one occupation to another. When this movement is between occupational status leve! It is called vertical occupational mobility. If isinvolves a chan ge (o another occupation at the same occupation status leveit is called horizontal occupationa! mobility (1). Otro autor, Giddens, entiendepor movilidad social todo movimiento a través de la división manual-no manual ya sea ascendente o descendente presentando, además en general,un recorrido corto.

El análisis de la movilidad social no puede ser abortado sin establecer unarelación con otros dos conceptos que lo complementan: el concepto depoder y el concepto de élite. El estudio de la movilidad social relacionadacomplementado con el concepto de élite tiene su origen en los denominadossociólogos “elitistas”, aunque al hablar de la teoría de las élites o elitismo,

(1) Slocum, W. Occupational Careers, Aldine Publishing company, chicago 1966, p. 159.

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son varios los autores que coinciden en afirmar que no se puede hablar deuna escuela de pensamiento uniforme y homogénea, pues existen diferencias significativas metodológicas entre los distintos autores. La profesora ManLuz Morán, al hablar del elitismo, lo resume del siguiente modo: el elitismobasa su rechazo en la sociedad de masas, no sólo en una pretendida superioridad de la minoría, sino también en una clasificación peyorativa de lamasa incapaz de gobernar a causa del número y ausencia de organización—G. Mosca— o por la imposibilidad que tiene de actuar de un modo lógico-racional” (2). El binomio élite-movilidad lo desarrolla Pareto a través de sucélebre teoría de “circulación de las élites”, que podríamos resumir como lasustitución constante de unas élites por otras procedentes de capas másinferiores de la sociedad, Cuando verdaderamente tiene lugar esa constante‘circulación de élites” más firmemente se mantiene, a su juicio, el equilibriodel sistema social. En la misma medida, y esto es quizás lo más llamativo,esa circulación asegura la movilidad ascendente “de los mejores espíritus dela sociedad”. G. Mosca profundiza aún más en la noción de élites comominoría que gobierna frente a la mayoría gobernada y, muy posteriormente,un sociológico americano W. WilIs, estudia la idea de élite iniciada porG. Mosca pero desde una perspectiva en cierto modo diferente.

Al hablar de movilidad, otra idea que suele subyacer es que los recorridosse suelen caracterizar por su brevedad ya sea en un sentido ascendente odescendente de la escala social, salvo lógicamente en ocasiones excepcionales. Pues las posibilidades de ascenso o, más concretamente, de movilidadsocial ascendente vienen muy determinadas por las posiciones que el individuo ocupa en el momento de su nacimiento y de forma mucho más determinante por las posibilidades educativas que tendrá posteriormente.

Para el pensador neomarxista R. Miliband, las posibilidades de movilidadsocial quedan muy limitadas por el tipo de educación al que se tengaacceso. La desigualdad de oportunidades educativas basadas en la clasesocial es una variable explicativa que se halla a su vez acompañada porotras como son los lazos de amistad, de relación y de parentesco y, deforma muy especial, el compartir un sistema de valores parecidos entre losmiembros de los estratos socioeconómicos más aventajados de la sociedadredundará de forma altamente positiva en las expectativas profesionales desus miembros.

Sobre la cuestión igualdad-desigualdad ante los recursos educativos secentra la célebre polémica entre Davis y Tumin. El primero de ellos parte delsupuesto de que ninguna sociedad es c/asless o no estratificada y concentrasus esfuerzos en explicar en términos funcionales la necesidad universal dela estratificación en cualquier sistema social. Para Davis: “la principal necesidad funcional que explica la presencia universal de la estratificación es precisamente la necesidad afrontada por toda sociedad de colocar y motivar a

(2) Morán, Man L., Algunas reflexiones en torno a G. Mosca y y. Pareto. La teoría clásica de las élites y ladefinición de la política. Cuadernos de Ciencia Política y Sociología. Núm. 18, p. 43.

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los individuos en la estructura social (3). Esta implicación de los individuosen la estructura social se realiza, según Davis, a través de dos mecanismos:a) Inculcar el deseo de los propios individuos de ocupar ciertas posiciones

sociales.b) Cumplir las obligaciones que esas posiciones llevan consigo.

La posibilidad de ascenso en la escala social la sitúa en los siguientestérminos: ‘la cantidad de movilidad es diferente de la igualdad o desigualdadcomparativa de recompensas. Por ejempo, las desigualdades tremendas derenta monetaria en los Estados Unidos son mucho más grandes que las quese encuentran en las sociedades primitivas, sin embargo la igualdad de oportunidades de moverse de un escalón a otro de la escala social puede sermayor en los Estados Unidos que en un sistema tribal hereditario” (4).

La respuesta de Tumin se orienta en el sentido de que los sistemas deestratificación social funcionan para limitar las posibilidades de descubrir lostalentos disponibles en una sociedad y, finalmente, apunta la siguiente reflexión: ...si la desigualdad social es un instrumento uniforme funcional paragarantizar que las tareas más importantes en una sociedad serán realizadaspor las personas más competentes” (5).

Todo lo que hasta aquí se ha expuesto parece sugerir al menos dos reflexiones:a) En las sociedades occidentales no existen límites de orden legal para

acceder a cualquier tipo de ocupación.b) Las posibilidades reales de movilidad ascendente quedan de alguna forma

muy restringidas, ya que entran en juego una serie de variedades como elorigen familiar, la educación, etc, que determinan de forma importante elfuturo profesional de un individuo.Parece deducirse, por tanto, que el “filtro social”, que tamiza las posibilida

des de ascenso social de un individuo, comienza a actuar de forma temprana. El economista americano Galbraith lo sintetiza en la siguiente frase: “la‘nueva clase’ no es un coto cerrado. En tanto que virtualmente nadie sesepara de ella cada año se le unen millares. El requisito más importante quese exige, sin lugar a dudas, es la educación” (6).

Los estudios de movilidad se suelen centrar, en mayor medida, en los decarácter intrageneracional; pero resulta sumamente interesante detenerse,aunque sea brevemente, en los estudios de movilidad ocupacional. En losEstados Unidos se han realizado algunos estudios de estas características,—el de Brom y Smith y Lipset y Bendix entre otros—. De ellos parece desprenderse que sólo una cuarta parte de la población analizada ha mantenidola misma ocupación a lo largo de su vida activa —25 a 64 años— y que se

(3) y (4) Davis, K. y Mons, W. El continuo debate sobre la igualdad en Clase, Status y Poder, tomO 1,pp. 151 y siguientes.

(5) Tumin, M. Algunos principios sobre la estratificación en Clase, Status y Poder, tomo l, p. 187.(6) Galbraith, J. La sociedad opulenta. Ed. Planeta, Barcelona,1 958, p. 287.

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puede detectar la existencia de algunas ocupaciones denominadas “puentes”las cuales confieren la experiencia inicial necesaria para facilitar el movimiento de un campo ocupacional a otro. Entre las ocupaciones que reúnenestas cualidades figuran, entre otras, la de oficial de las FAS pues la preparación que recibe, sobre todo de carácter técnico, parece facilitar el paso ala vida civil en el caso concreto de los Estados Unidos.

Todos los análisis sobre movilidad social son coincidentes en resaltar laimportancia, que la posición de partida del individuo juega en su futura trayectoria profesional. Esta variable resulta muy conveniente tenerla en cuentacuando se procede a analizar la movilidad social que puede presentar cualquier grupo social o profesional.

La movilidad social en las FAS

Conviene comenzar este apartado deteniéndose brevemente en algunoscambios de carácter legal o histórico que han posibilitado cambios substanciales en la estructura social del Ejército.

Las Reales Ordenanzas de Carlos III —1768— sustituyen los criterios deprivilegio de sangre por mérito personal o hidalguía en el caso de la oficialidad. Pero las pruebas de nobleza persistieron en el Ejército español y laArmada hasta la muerte del Rey Fernando VII ocurrida en 1836. A juicio delFernando Basterreche (7):

“No debe interpretarse en el sentido de que hasta dicho momento fuerainexcusable la nobleza para seguir la carrera de las armas. La confusiónpodría residir, quizás, en la equiparación de los militares con determinados grados de nobleza... Al reorganizarse el Ejército con el advenimientode la Casa Borbón y crearse el grado de cadete para el ingreso en laoficialidad en la carrera de las armas, se estableció por Real Resolucióndel 12 de marzo de 1738 que sólo se diese plaza de cadetes a los títulos del Reino y a sus hijos y hermanos, a los Caballeros y a las Ordenes Militares, a los hijos de hidalgo de sangre que probasen su calidady a los hijos de capitanes y oficiales de mayor edad”.

Realmente la sustitución paulatina de una clase por otra se debió más aun hecho histórico que a las leyes y decretos promulgados —me estoy refiriendo a la Guerra de la Independencia—. El acceso a la oficialidad por partede los cabecillas de la guerrilla, así como la conservación del grado una vezacabada la contienda, abrió en cierta medida las puertas del Ejército a lasclases más populares, Al regreso del “Rey absoluto” en 1814, éste se vioobligado a aceptar los hechos, pero creó un cuerpo exclusivo de la aristocracia: la Guardia Real que persistió hasta su muerte.

A partir de 1836, el criterio determinante fue, en cierta forma, el socio-económico frente al estamental. Hasta 1865, en que se suprimió la prueba delimpieza de sangre y de légitimidad, esto es, demostrar que no se tenían

(7) Basterreche, E. El Ejército español del siglo XIX, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1978, P. 104

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antecedentes moros o judíos, el criterio socio-económico prevaleció. Inclusoeste requisito comenzó a ser puesto en entredicho, pues como ha señaladoChistiansen, a partir de 1883 una publicación del Ejército hacía la observación de que el origen familiar de los aspirantes a oficiales, era fundamentalmente de hijos de agricultores, industriales, militares y funcionarios.

No hay lugar a dudas que, a partir de ese momento, como señala VicensVives, ‘la oficialidad española se realizó en el seno del pueblo” (8). Aunque lapresencia de hijos de oficiales se fue haciendo, en la segunda mitad delsiglo, más elevada. Pero es a partir de 1858 cuando se puede establecercon mayor precisión la presencia de éstos. Ello obedece al cambio en el tipode hoja de servicios, 20 de septiembre de 1858. A partir de ese momento seexplicitará en la misma profesión del padre. Hasta entonces, esta situaciónqueda englobada en la denominación de “calidad noble”. En 1860, un realdecreto crea becas completas en las academias para los hijos de militaresmuertos en acción o por el cólera. En 1875, otro decreto ampliaba dichasbecas para huérfanos y establecía también becas parciales para hijos de oficiales vivos. Además se rebajaba la edad de ingreso de 16 a 15 años en elcaso de hijos de militares.

Todos los datos sobre la procedencia social de la oficialidad en la segundamitad del siglo pasado, parecen sugerir que, junto una mayor presencia dehijos de militares, la clase media fue la auténtica proveedora de nuevos oficiales. Lo que parece evidente es que a la aristocracia dejó de interesarle, enbuena parte, la vida de la milicia. Esta situación obedece a que, salvo excepciones, la carrera de las armas no permitía el “estilo de vida” que la aristocracia aspiraba: tardanza en recibir la paga, estancamiento de ésta a lo largodel siglo —frente a la tendencia alcista de los precios—, la escasa pensiónde viudedad, etc.

En este sentido parecen ir muchos de los estudios que sobre movilidadsocial en el Ejército se han realizado en nuestro país. Así Raymond Carr, refiriéndose al Ejército español del siglo XIX, dice que fue “un instrumento demovilidad social que no tiene precedente en Europa” (9). En el mismo sentido lo hace el general Díez-Alegría (1 0): “de una oficialidad fundamentalmente aristócrata se muda a otra que está integrada por elementos procedentes de todas las clases sociales. El Ejército pasa a constituir, pues, unade las bases más importantes de promoción social”. Y también, en esta líneade prevalencia de la clase media en la oficialidad, parece orientarse el estudio de Alonso Baquer: La selección de la élite militar en el primer tercio delsigló XIX.

Podemos por tanto concluir, al analizar la plausible movilidad social en elseno del Ejército del siglo XIX, que las puertas de la milicia se abrieron deforma paulatina para buena parte de la sociedad española a lo largo de esesiglo.

(8) Vicens Vives citado por Heidrich, D. Ejército y política en España, Ed. Tecnos, Madrid, 1981, p. 78.(9) Carr, A. citado por Heidrich, D. ibídem, p. 59.(10) Díez-Alegría, M. citado por F. Basterreche, ibídem, p. 110.

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La movilidad social que dentro del Ejército pueda tener lugar en la sociedad actual ha sido también objeto de análisis. Pero en este tipo de análisissuele subyacer una idea que podríamos denominar preventiva: si logramosconocer la procedencia social del oficial podremos hasta cierto punto predecir su futuro comportamiento político, aunque parece lógico dudar de la fiabilidadcientífica que estas teorías puedan presentar. En este sentido se manifiesta elcatedrático J. Busquets en la primera edición de su libro: El militar de carreraen España: entre los hijos de militares eran los de suboficiales u oficialesprocedentes de escala auxiliar los predominantes... ¿Qué consecuencia tendrá para el futuro del país esta afluencia masiva de hijos de suboficiales? Siestos siguen ligados a la clase social de sus’ padres, y si fuese cierta la afirmaciónde Friedrich de que las clases medias-bajas son el sustrato en que se apoyan los regímenes fascistas, se podría concluir que los oficiales de esta procedencia inclinarían al Ejército hacia un régimen de este tipo. Sin embargo,no deja de ser una disquisición sin demasiado rigor cientifico. Ciertamenteocurre que los hijos de suboficial se integran rápidamente en una nuevaclase militar; sin embargo como no tienen el rçspaldo de un patrimonio familiar, siguen pertenenciendo económicamente a la clase media-baja, aunquecultural y socialmente sean hombres de carrera. Y esta situación de independencia frente a las clases explotadoras, unida a una toma de concienciade la situación económica que un cierto porcentaje de oficiales ha realizadoestudiando en la universidad, puede facilitar la aparición de un izquierdismomilitar a lo Nasser o a lo Velasco Alvarado” (11).

Analizando algunas de las ideas que J. Busquets sugiere en este textopodemos coincidir con él en que, efectivamente, el grueso de hijos de suboficiales ha ido en aumento —de forma especial a partir de la década de losaños 70— entre los aspirantes a los centros académicos militares, lo que podríainterpretarse como que el autorreclutamiento —en término más militar— o laherencia de ocupación —de forma más sociológica— se está produciendode abajo arriba, es decir, que hay movilidad social de carácter ascendente.No es el objetivo de este trabajo entrar en la dificultad o no de asimilación delas nuevas pautas de conducta que tendrá que asumir este oficial cuya procedencia familiar sea la suboficialidad, tema este que, en mi opinión, tiene ungran interés analítico.

En este momento, no existen disposiciones’ de carácter legal que seanventajosas para los hijos de militares a la hora de acceder a la carrera militar.Por lo que no parece rezonable esgrimir un principio de desigualdad de oportunidades en detrimento de otros colectivos civiles o que, parafraseando aGirona Olmos, no hay coto cerrado para la carrera militar. Hipótesis queparecen confirmarse si analizamos la alta proporción de hijos de civiles queconsiguen ingresar en los centros docentes militares, en los últimos años.Otra cuestión diferente es, cuál es la procedencia social de estos hijos deciviles, análisis que presentaría, sin duda, unos interesantísimos resultados.

(11) Busquets, J. El militar de carrera en España, Ed. Ariel, Barcelona, 1976, p. 206.

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Para finalizar, cabría hacerse la reflexión, que apuntan los profesores Bendix y Lipset, en el sentido que quizás convendría más preguntarse las causasque motivan la movilidad y las consecuencias que esta genera, y no tantoque tasas de movilidad social manejamos.

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CAPITULO TERCERO

INTEGRACIÓN MILITAR EN LA SOCIEDADDEL CAMBIO TECNOLÓGICO

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INTEGRAaÓN MILfiAR EN LA SOCIEDAD

DEL CAMBIO TECNOLÓGICO

POR MARISA RODRÍGUEZ MOJÓN

El desarrollo de las “nuevas tecnologías”, “tecnologías avanzadas”, o “tecnologías emergentes”, ha supuesto un impacto de tal magnitud sobre elmodo de producir y comunicarse, que ha alterado el funcionamiento de laeconomía a escala mundial, introduciendo elementos nuevos en los equilibrios de los centros de poder, influyendo en las relaciones entre las grandesempresas y en las de éstas con los Gobiernos, y provocando importantesvariaciones en la estructura ocupacional dentro de aquellos países en losque se han introducido de forma masiva.

La crisis económica parece estar en vías de clara superación, con unrelanzamiejito de la inversión, centrada en los sectores productores de nuevas tecnologías. El mercado mundial se reactiva, el empleo se va recuperando, y los Gobiernos de las grandes potencias tranquilizan a la opiniónpública con acuerdos de reducción de un cierto tipo de armas nucleares.

Las tecnologías claves para estos cambios han sido la microelectrónica yla informática, cuyo desarrollo ha transformado la relación del hombre con suentorno. Lo esencial es la información, que se genera y procesa a gran velocidad, transmitiéndose también rápidamente por medio de las telecomunicaciones, produciéndose un acercamiento real entre los transmisores y losreceptores, de tal forma que la capacidad de cada uno de ellos quedapotenciada con las capacidades acumuladas de los demás, y la aceleradadifusión de los mensajes emergentes.

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Principales características e impactos socio-económicos

La investigación y el desarrollo de estas tecnologías marcan el paso de untipo de producción basado en la cantidad a otro basado en la “calidad”.Aumenta también la productividad, y, como consecuencia, se produce unabaratamiento de los costes.

La calidad de cada una de las partes del producto terminado puede sermejorada independientemente del resto, pero influyendo en el equilibrio delconjunto, por lo que estos productos tienen una vida relativamente efímera.Sin embargo, otra consecuencia, en este caso positiva, es que esto ha provocado que haya un enorme intercambio de pequeñas partes mejoradas,que se incorporan a sistemas mayores, los cuales, a veces, han sido producidos por otros. Hay una estrecha interrelación entre las nuevas tecnologías:el desarrollo de cada una de ellas se alimenta del desarrollo de todas lasdemás. Como resultado, se ha creado un gran mercado internacional decompra y venta de tecnología, y todo lo que se descubre es rápidamenteconocido, por lo que resulta difícil mantener secretos en cuanto a innovaciones.

Con frecuencia, las empresas localizan físicamente las diferentes fases delproceso productivo en regiones, e incluso en países, diferentes, por razonesde mercado o acuerdos de cooperación. Esto es posible gracias a los avances técnicos en comunicaciones e información, que permiten una coordinación permanente entre los diversos lugares de emplazamiento de unaempresa.

Esto influye no sólo en la economía, sino también en el mundo laboral. Laimportancia del trabajador se transforma, valorándose más la cualificaciónque sus exigencias salariales. Se requiere una formación universitaria de loscuadros técnicos, y una movilidad constante, de acuerdo con las demandasdel mercado, y con los requisitos de formación permanente, que pueden exigir su trabajo a otros centros de investigación dentro y fuera de su país. Estorequiere también el conocimiento de varios idiomas, especialmente del inglés,que es el lenguaje informático universal (1).

En los países en que estas tecnologías se han implantado masivamente,se ha observado un cambio importante en la estructura ocupacional. Por unaparte, se produce una concentración de puestos de trabajo altamente cualificados desde el punto de vista tecnológico, en tareas de mantenimiento delas mismas, como red de apoyo pará su utilización. Y, por otro, un espectacular aumento del sector “servicios”. De acuerdo con J. Stanback, “de todos losnuevos empleos añadidos a la tecnología económía estadounidense entre1 969 y 1 976, el 90% lo fueron en servicios. De ellos, tan sólo el valor añadidode servicios de producción —financieros, fiscales, legales, comerciales, de

(1) Castells, M.. Marrera, A., Casal, P., Nadal, J., Melero, J., Escario, P.: Nuevas tecnologías, Economía ySociedad en España. Alianza Editorial. Madrid. 1986, pp. 554 a 565.

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asesoramiento a empresas, y comunicaciones— iguala el valor añadido de latotalidad de la producción industrial del país”. (2).

Influencia de las nuevas tecnologías sobre la defensa

En Occidente, el desarrollo de las nuevas tecnologías ha estado muyligado a la defensa. El anuncio, en el año 1983, del entonces presidente delos Estados Unidos, Ronald Reagan, de que su país se disponía a desarrollarun sistema de defensa anti-misiles balísticos, para cuya realización se preveía un gran esfuerzo presupuestario en la investigación y desarrollo de larobótica, la mícroelectrónica, los supercomputadores, optrónica, láseres yhaces de partículas, fue el comienzo de una preocupación general por noquedarse rezagados. Una buena parte del armamento convencional utilizadohasta esa fecha se quedaría obsoleto en comparación con la eficacia delque iba a producirse como resultado del tirón en Investigación y Desarrollo(l+D) de las tecnologías avanzadas.

La aparición del arma nuclear provocó, en su momento, una auténticaconmoción en el mundo de la defensa, en la forma de “hacer la guerra”, yen las actitudes hacia el hecho mismo de “declarar” una guerra. La aplicación de las tecnologías avanzadas a la defensa también constituye un importantísimo elemento de innovación, con enormes repercusiones de tipo estratégico, que afectan al funcionamiento de las coaliciones militares y al rol delas armas nucleares.

En primer lugar, ha cambiado el concepto mismo de “arma”, que se hasustituido por el de “sistema de armas”. Un sistema de armas implica: detección y obtención de las coordenadas del objetivo, transmisión y tratamientode las informaciones recibidas, designación de los blancos, orden de tiro, ydireccionalidad de la munición. En todo el proceso intervienen los radares, unsistema de cálculo y tratamiento de la información por diferentes modos, untipo de munición que pueda ser guiada, y un sistema de guía con capacidadde corrección de la trayectoria, generalmente a base de infrarrojos, láser, opor radio.

Entre el 40 y el 90% del coste final de un sistema de armas moderno estáintegrado por elementos y conjuntos electrónicos y ópticos. El gasto en electrónica constituye: el 35% del coste de un moderno avión dé combate: el45% del coste de un misil: el 30% del valor de un buque —sin contar elarmamento que transporte— y el 95% de los sistemas de comunicaciones (3).

Aunque hay una estrecha interconexión entre la importancia civil y laimportancia militar de cada tipo de tecnología avanzada, hay algunas que tienen especial interés desde el punto de vista militar, como los sensores visibles e infrarrojos; la tecnología de ondas milimétricas, la tecnología avanzada

(2) Citado por Díaz J. A. y Castilla, A. en: Ocio trabajo y nuevas tecnologías. Ed. Fundesco. Madrid 1987.p. 20.

(3) Castells, M. y otros, Ibídem. cap. 4.

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de materiales compuestos, los circuitos integrados de alta valocidad, la inteligencia artific5ial y la robótica (4). Pero la diferencia más ¡mportante no es larelativa a la mayor o menor utilización de un tipo de tecnología u otro, sinoaquellos aspectos de su desarrollo que interesan más a uno u otro sector. Eneste sentido, es necesario resaltar el hecho de que lo más importante para elsector civil es la rentabilidad, mientras que el sector militar debe de guiarsepor criterios de “eficacia”.

Debido a ello, otra consecuencia es que las instituciones responsables dela defensa participan también en las tareas de l+D de las tecnologías avanzadas, dedicándole una parte importante de sus presupuestos. De estamanera, se aseguran de que se trabaja sobre las áreas de su interés, y elaumento no se queda obsoleto, fenómeno que es característico de los productos realizados con este tipo de tecnologías. Por otra parte, esto implica laposibilidad de mantener un equipo de personal especializado con un entrenamiento de continua puesta al día. Este personal puede ser militar o civil.

El línea con lo anterior, es interesante la utilización de un “índice de equipamiento”, propuesto por el equipo dirigido por M Castelis, para medir el nivelde equipamiento material de unas FAS. Es el siguiente:

le — PresupuestosdeDefensa—Gastosdepersonal— Número de hombres de servicio

Cuanto mayor sea el lep., mejor equipadas estarán esas FAS.En 1985, España tenía el índice de equipamiento menor de toda Europa

—0,53-—, seguida por Grecia —0,78—.

Cuadro 1.—Los lep. de otros paises occidentales en la misma fecha.

Países con serviciomilitar obligatorio

,,ep.

Países sin serviciomilitar obligatorio

Austria. 1,09Bélgica. 1.25

5,25 Canadá.España. 0,53

8,40 Estados Unidos.Francia. 2,20

5,00 Gran Bretaña.Grecia. 0,78Italia. 1,56Alemania Federal. 2,30Suecia. 2,56

(4) Delpech, J. F. New technologies, the Uniled States and Europe: lmplication for Western Security andEconomic Growth. en Allantic Community Quarterly, p. 52.

(5) Cuadro elaborado en base a los datos obtenidos de la p. 725 del libro citado en la notas 1 y 3, deCastells, M. y otros: y del cuadro 10,1, pp. 284 a 287, del Anuario Reducido del S/PR/ edición castellana de FEPRI, 1986.

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Los índices del cuadro 1 nos indican que existe una tendencia, por partede las naciones más poderosas, a reducir porcentualmente sus gastos enpersonal, a favor de los gastos en bienes de equipamiento. Evidentemente,no hay datos suficientes para definirse acerca de si un mayor lep. equivale, ono, a una mayor eficacia, aunque nos inclinamos a pensar que no necesariamente.

Aspectos estratégicosLa incorporación de las tecnologías avanzadas a la defensa ha alterado

significativamente algunos aspectos de ésta aunque se sigue manteniendo ladoctrina de la “disuasión nuclear” a nivel internacional, y la respuesta flexible” dentro de la Alianza Atlántica.Algunos estrategas, sin embargo, consideran que los sistemas de armas inteligentes disminuyen considerablemente la necesidad hasta ahora sentida poralgunos Gobiernos de disponer de un enorme arsenal de armas nucleares, alelevar el “umbral nuclear”. Así M. Weinberger decía, en 1958: ‘las nuevastecnologías aumentan la capacidad y la eficacia de las armas convencionales en tal medida que podremos reducir significativamente el empleo dearmas nucleares que no sean las estratégicas” (6).

Esta opinión parece favorecer la retirada del armamento nuclear de cargapequeña, como el portado por los misiles Pershing y Cruisse, y los SS-20,SS-21 y SS-22, tan fuertemente rechazados por la opinión pública de EuropaOccidental.

En opinión de Yves Boyer (7), lo qúe queda profundamente alterado es elconcepto de “campo de batalla”. Clásicamente, en un enfrentamiento bélicohabía una primera línea de combate y una retaguardia. Ahora nos encontramos con una especie de campo ampliado, en el que no se distinguen bien elfrente de la retaguardia. Esto se debe a la nueva estrategia de defensa propuesta por los Estados Unidos a la OTAN en 1982, conocida como “doctrinaRogers”, por haber sido este general quien la explicó. En esencia, consisteen detectar y destruir objetivos sitjados en la retaguardia del enemigo, yque éste tuviera dispuestos para intervenir en caso de ser vencidas sus tuerzas de “primer escalón”, o primera línea de combate. De esta manera, sepretende destruir la capacidad de. recuperación del enemigo incluso antes dehaber vencido a sus fuerzas situadas en la línea de contacto, que quedaríanaisladas y sin refuerzos.

Dejando a un ladó las implicaciones extremadamente, negativas que estopuede tener para la población civil —al no haber un lugar fuera del “campode batalla” en que pueda refugiarse una vez rotas las hostilidades— estotiene también consecuencias en el terreno de la logística.

(6) Weir%berger, M.: Annual Repon’, año fiscal 1985.(7) Boyer, Y.: Les nouvelles technologies en rnalerie d’armes conventionelleS. Lours implica lions stratégi

ques el poliliques. UNIDIR, Ginebra 1984.

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Para poder realizar un tipo de defensa como el que se ha explicado anteriormente, se ha de tener la capacidad de “integrar” una serie de operaciones que requieren cada una por separado, y en mayor medida el procesoglobal, de una utilización masiva de las tecnologías avanzadas. El programaDeep lnterdjctjon (Interdicción Profunda), por ejemplo, se compone de trespartesa) Un sistema de radar conjunto de vigilancia y adquisición de blancos, el

JSTARS.b) Un sistema de cálculo y tratamiento de la información recibida, a base de

ordenadores, que permite a los jefes militares conocer, en un tiempo real,el dispositivo enemigo detrás de la línea de combate, y seleccionar losobjetivos que les interesa destruir para poder influir en el curso de la batalla. El JTF.

c) Un misil que puede ser utilizado tanto por el Ejército de Tierra como por elde Aire, el JTACMS, para ejecutar los ataques en profundidad requeridos.

Una condición indispensable para poder realizar esto es “disponer de unmando eficaz y no interferible”. En el tipo de guerras que se librarían conestos sistemas de armas, el mando se ejerce desde lo que se ha denominado el Comando, Control y Comunicación de la Información (03-1). Es lomás importante de las operaciones militares, pues es el medio por el cual losjefes militares van a estar en condiciones de tomar y transmitir su decisiones.Implica la recepción de señales —obtenidas por medio de radar,. reconocimientos aéreos, escuchas electrónicas, observadores situados en el campo,etc.— a través de múltiples canales de transmisión. En un segundomomento, el procesamiento e interpretación de estas informaciones, a travésde supercomputacioras. Y, tras la toma de decisiones, la emisión de las órdenes concretas a los lugares adecuados. En el ataque, la actuación conjuntade los jefes de varias Armas del Ejército (en el caso del Deep Interdiction, delos de Tierra y Aire, pero en otros casos puede ser necesario incluir a laMarina), y en el caso de operaciones aliadas, de la convergencia logísticaentre los diferentes ejércitos aliados.

La mayor complicación se plantea al nivel del “diálogo” entre las múltiplesconexiones necesarias para el buen funcionamiento del conjunto.

“Todo ello exige que todos los ejércitos implicados dispongan de los mismos medios de transmisión y tratamiento de la información, para asegurar suinterconexión”. Esta interconexión de tipo tecnológico ha de ser tratada concautela, ya que puede empujar hacia una integración estratégica a un nivelmucho mayor del que jamás se ha conocido hasta la fecha (8).

La importancia de la cooperaciónA través de todo lo expuesto anteriormente, podemos ver que la coopera

ción se ha convertido en un factor importante en el mundo de las tecnologíasavanzadas.

(8) Boyer, Y. Ibídem. p. 33.

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Por una parte, las características mismas de los productos de alta tecnología ya implican una fuerte conexión entre los diversos centros productores,debido al fenómeno de su “alta fragmentación”, es decir, el hecho de quecontinuamente se produzcan mejoras en alguna de las partes del sistema,con la consecuente alteración del conjunto, y a lo que hemos denominadosu “vida efímera”.

Para el área específica de la defensa, vemos dos tipos principales decooperación:

a) Cooperación técnica entre los sectores civil y militar, tanto en las fases deinvestigación y desarrollo como en la de construcción de equipos, y, porsupuesto, en la de mantenimiento.

b) Cooperación técnica entre países con acuerdos de defensa.. Muy especialmente, la cooperación intra-europea.

La cooperación puede ser muy útil en varios aspectos: para próteger a tecnologías emergentes en la fase de l+D a nivel nacional; para promover la innovación competitiva de los componentes del futuro; y para facilitar la utilizaciónde los mejores disponibles en una coyuntura específica de guerra, al mismotiempo que se reducen los gastos de personal en época de paz.

Posible impacto de todo lo anterior sobre la profesión militar.

Como toda transformación en. el modo de producción, la introducción delas tecnologías avanzadas ha tenido un efecto significativo sobre la estructuraocupacional de la población civil, observable en aquellos países en Ios’cuales hace ya a!gunos años que el. fenómeno se está produciendo.

Igualmente sucederá con el pequeño universo militar. Por, lo tanto, y deacuerdo con los datos que hemos expuesto hasta aqúí podemos prever quelos cambios van a afectar de manera muy. especial a:a) La estructura ocupacional dentro de las FAS.b) Estrechamiento de relaciones e intercambios con la industria civil y con

las FAS de otros países. ,

Estructura ocupacional dentro de las FAS ‘

AUMENTO PoRcENTUAL DE PERSONAL ALTAMENTE cUALIFIcADo

Una de las características de la sociedad de las tecnologías avanzadas esla supremacía de lo cualitativo frente a lo cuantitativo. Es de prever que unejército que tenga que realizar las tareas especializadas de manejo de computadoras, sistemas de armas inteligentes, etc,, exija la mayor parte de susmiembros “un alto nivel de especialización’ técnica”. en los diversos escalones de manejo: ,, ‘ ,

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a) Como “‘bperadores del equipo”. Para lo que, además, necesitarán unadiestramiento continuo, tanto dentro de España como en otros países, ytanto dentro de la institución de las FAS como en fábricas, universidades uotros centros de l+D.

b) Para la importante red de apoyo, hace falta disponer de personal de mantenimiento” cualificado, corno ingenieros superiores, ingenieros técnicos yespecialistas científicos variados. La mayor eficacia del armamento probablemente disminuirá las necesidades de fuerzas de combate, pero unaparte de este personal tendrá que ser transferido a actividades de apoyo,especialmente a mantenimiento.

c) Uno de los elementos más importantes de una posible guerra, en la actualidad, son las comunicaciones. Para atenderlas debidamente es necesariodisponer de expertos en informática, radares, telecomunicaciones, satélites,etc.

d) El alto nivel de cualificación también deberá de incluir el manejo de idiomas extranjerós, especialmente del inglés.

INCORPORACIÓN, EN PUESTOS DE RESPONSABILIDADDENTRO DEL ÁMBITO DE LA DEFENSA, DE SECTORES DE LA POBLACIONTRADICIONALMENTE ALEJADOS DE ÉSTA: MUJERES CIVILES

La utilización de las tecnologías avanzadas disminuye la necesidad de unadefensa “física” en el campo de batalla. En los enfrentamientos bélicos delfuturo, ya no será tan importante el heroismo” como el buen manejo de latécnica. Especialmente a nivel de mando, ya que éste se ejercerá a distancia, manejando la información obtenida a través de las máquinas. Por lotanto, para ascender dentro del Ejército ya no será tan importante la experiencia castrense acumulada, como la habilidad para programar computadores combinada con un buen conocimiento de la estrategia de las posiblesreacciones del potencial enemigo, que se pueden adquirir en centros de formación especializados. Estos centros, por lo general, estarán adscritos a lasinstituciones responsables de la defensa, pero en ellos se puede dar cabidatambién a civiles con una alta cualificación, que estarán capacitados paraasimiliar las principales claves de funcionamiento en un período relativamentecorto. Los civiles con experiencia diplomática y de relaciones exteriores probablemente podrán estar bien cualificados para este tipo de tareas. Igualmente, aunque para áreas diferentes, los expertos en electrónica e informática. Estos tipos de trabajos son también perfectamente asequibles a lasmujeres —sin extremos aquí en la discusión de si este colectivo puede, ono, hacerse cargo de tareas que requieran un gran esfuerzo físico—, comosucedía con los ejércitos tradicionales.

De hecho, en la Marina norteamericana, hace ya años que las Unidadesde investigación y desarrollo tienen a civiles como directores técnicos.Incluso se han tomado medidas para cualificar a sus civiles de manera quepuedan ocupar puestos de responsabilidad en la organización. Éstas incluyen

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rotación de tareas, y cursos de especialización en escuelas tales como elWar College (Escuela de Guerra). Entre los oficiales de Marina se está estudiando el prestar mayor atención a aquellos que están especialmente preparados en el manejo de adquisición de material. Se prevé que estos oficialespasen menos tiempo en alta mar y más en tierra, con lo que se haría unaespecie de distinción entre “marinos húmedos” y “marinos secos”. Noparece sorprendente que se pudiera incorporar a civiles dentro de los equipos de este grupo de “marinos secos”. (9).

Respecto al tema de la incorporación de la mujer, debemos hacer notarque hasta la fecha, parece que su integración al Ejército se ha realizado demanera distinta a la que se ha previsto anteriormente. Un estudio sobre eltema, hecho en 1987 por Elisworth y Soldwedel (10), sobre el tipo de puestosocupados por las mujeres en el Ejército de los Estados Unidos demostrabaque éstas estaban excesivamente representadas en las categorías militaresde “personal sanitario”, y “tareas administrativas”, a lo largo que se añadía anivel de oficiales, los de “inteligencia” y “aprovisionamiento y logística”. Sinembargo, la presentación femenina está muy por debajo de la media en lospuestos de “operaciones tácticas”, “inteligencia y mantenimiento”, “oficinageneral y puestos ejecutivos”, así como en “reparación de equipo electrónico” y “reparación de equipo electrónico y mecánico”. Es decir, que seobserva una correspondencia entre aquellas profesiones que están reservadas más especialmente a la mujer dentro de la sociedad civil y los puestosque éstas ocupan dentro del Ejército.

Sin embargo, es de prever que su incorporación a otras tareas, especialmente aquellas que implican la utilización de modernos aparatos de tecnología avanzada, así como a los trabajos de l+D, vaya ampliándose en el futuro,al mismo tiempo que se vaya incrementando la incorporación de civiles quedestaquen por sus conocimientos tecnológicos o de estrategia internacional.

Servicio militar obligatorioDe acuerdo con todo lo anteriormente visto, la cantidad de personal militar

—profesional o no— presente en el campo de batalla, disminuirá en relacióncon el número de aquellos que estarán atendiendo a mantenimiento y operando el equipo sofisticado que se está utilizando. Por lo tanto, es fundamental asegurarse la alta cualificación de los que intervienen.

Además, las previsiones demográficas de aquí al año 2001 indican el predominio de una población de edad madura sobre la joven, siendo la edadmedia de unos 35 años (11).

(9) Colvard, J. E.: Technological Transformation of Del ence, en The Bureaucrat. Primavera, p. 19.(10) Ellisworth, E. W., y Soldwedel, B. J.. lncreasing Technological Employment Opporturlities br Women in

the Armed Forces. En Journal of Employmeflt Counseling, marzo, 1989, p. 21.(11) Varios autores: La Sociedad española en transformación. Escenarios para el año 2000. Ed. Pablo

Iglesias. Madrid, 1988. p. 18

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Debido a ello, es posible que se proceda a cambios en el servicio militarobligatorio. En el caso de que se decida pasar a un servicio voluntario, seráneóesario crear algún tipo de incentivos, facilitando la reincorporación a fasociedad civil de quienes se hayan prestado a hacerlo, de manera que tengan alguna ventaja en su posterior reinserción al mundo laboral. Estos incentivos podrán orientarse de manera que se facilitará la incorporación en untipo de trabajo civil que les ayudará a mantener los conocimientos recibidosdurante la prestación voluntaria. En el caso de que se mantenga el serviciomilitar obligatorio, es posible que se transforme la prestación, con un períodorelativamente corto de instrucción en una edad similar a la requerida para elactual cumplimiento del servicio militar, y sucesivas llamadas a filas, porperíodos breves de tiempo, en años posteriores, con objeto de proceder auna puesta al día de las habilidades requeridas.

De todas formas, conviene tener en cuenta que la actual tendencia de losGobiernos a gastar grandes cantidades de dinero en la producción y adquisición de material bélico, combinada con el hecho de que hace varias décadas que no hay en occidente una guerra de defensa del propio país, ha provocado un curioso fenómeno en la población civil: para el ciudadano medio,la defensa va perdiendo su dimensión de sacrificio personal, para pasar,cada vez más, a pertenecer a la órbita de los impuestos. Esto puede influiren la actitud de los ciudadanos hacia el servicio militar obligatorio, y sus presiones políticas a favor, o en contra, de su mantenimiento.

Estrechamiento de relaciones e intercambios con la industria civil y con lasFAS de otros países.

Este es un tema sobré el que ya hemos incidido a lo largo de los anteriores apartados. La investigación, fabricación, operación y mantenimiento, delas modernas armas, y de los sistemas de armas, requieren de una constante colaboración entre las industrias dedicadas fundamentalmente a productos y las que fabrican material bélico. También resulta completamenteindispensable que se mantenga una relación operativa entre los expertos delas FAS y los investigadores civiles, así como con sus centros de investigación, universidades, etc. Hay que prever la posibilidad del intercambio deespecialistas, para períodos más o menos prolongados, entre el Ministerio deDefensa y estos centros. Y no sólo dentro del propio país, sino también conel extranjero.

Por otra parte, las estrategias de defensa que se han estudiado o propuesto en el seno de la Alianza Atlántica parecen requerir de un nivel alto decorrespondencia en los sistemas de armas, por no hablar de otros aspectosmás controvertidos. A esto hay que añadir los altísimos costes de las armasmodernas. Por todo ello, la tendencia lógica será ir hacia la cooperación técnica creciente, tanto a nivel de investigación como de fabricación, y al deintercambio de especialistas, entre las FAS de naciones aIjadas.

Todo lo anterior redundará en una reducción cuantitativa de las FAS profesionales, equilibrada por el aumento de calidad y la incorporación de civiles.Lo que probablemente tendrá como consecuencia una importante mejora desu prestigio social, en relación directa con el aumento de cualificación y profesionalización de sus miembros.

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CAPÍTULO CUARTO

APROXIMACIÓN PSICO-SOCIOLÓGICA:LA FORMACIÓN MILITAR Y SUS ROLES,

PAUTAS, ESCENARIOS Y OBJETIVOS FUTUROS

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APROXIMACIÓN PSICO-SOCIOLÓGICA: LA FORMACIÓNMILITAR Y SUS ROLES, PAUTAS, ESCENARIOS Y

OBJETIVOS FUTUROS

POR CARLOS ECHEVARRÍA RODRÍGUEZ

Desde la experiencia personal como ex profesor de universidad, así comoprofesor de cursos militares o, desde la perspectiva de alumno de academiasmilitares y aulas universitarias, la relación entre la enseñanza universitaria y lamilitar es para mí un antiguo tema de reflexión.

En segundo lugar, la relación con profesores universitarios y militares profesionales de otros países, me trae a la memoria una serie de vivencias quepueden cooperar en una reflexión serena sobre el tema de este trabajo.

En tercer lugar, la reforma de la enseñanza militar, actualmente en marcha,hace que mi aportación a este tema, en el que han intervenido y están interviniendo expertos de diversos campos, deba considerarse como la de unmero miembro de este Seminario, con una base teórica y unos datos empíricos de un alcance limitado.

Como basamento jurídico de la enseñanza universitária, considero la Constitución Española y la Ley Orgánica de Reforma Universitaria. En el área militar, considero la misma Constitución y la Ley 85 de 1978 que recoge lasReales Ordenañzas para las FAS.

Como profesional militar, considero que mi balance personal, el equilibrioentre la información, experiencia y trabajos empíricos en los que he participado, está claramente inclinado hacia la enseñanza militar.

El trabajo presente se basa, fundamentalmente, en cuatro áreas de estudio:

1) Un análisis de contenido, realizado por el autor, sobre las Reales Ordenanzas para las FAS.2) Una aproximación a la enseñanza Universitaria.3) Algunos trabajos realizados con respecto al posible escenario bélico del

futuro.4) La intervención militar como Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas.

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Un análisis de contenido de las Reales Ordenanzas del año 1978

El análisis desde un punto de vista psico-sociolágico de textos de la Institución militar, ha sido preocupación de numerosos investigadores.

Nuestro análisis parte del documento a nuestro juicio más relevante, publicado sobre las FAS españolas que, como complemento de la Constitución,se ha publicado en los últimos años. La Ley 1978, aprobada por el Congresoy el Senado los días 20 y 27 de diciembre del mismo año sancionada por SuMajestad el Rey, llamada Reales Ordenanzas.

La importancia del texto es múltiple. Por una parte, se trata, como dice suartículo 1, de la regla moral de la Institución militar.

En segundo lugar, y desde el punto de vista de la enseñanza militar, constituye el texto que todo militar deberá conocer y cumplir exactamente”, talcomo expresa su artículo 26. Por todo ello, debe ser material fundamental enla planificación docente y de impartición obligada en todos los centros militares.

Hipótesis de trabajoPara nuestro trabajo hemos partido de las siguientes hipótesis:a) ¿Es aplicable un modelo de análisis de escenarios, en función dé los dife

rentes actores presentes en el texto y considerar, para cada uno de ellos,los diferentes roles o papeles que desempeñan?

b) ¿Es posible analizar cada uno de los roles fundamentales, en función delas conductas o actos que el actor debe cumplir, así como de las pautasmorales que deben orientarle, para el logro de sus objetivos?

Descripción del modelo de análisisEn la literatura sociológica tradicional, sobre sistemas de análisis de un rol,

se considera que las acciones y las expectativas son la base de la descripción del papel que un actor debe desempeñar. Por este motivo, y teniendoen cuenta que el texto contempla una serie de situaciónes, se han considerado éstas como acciones cuando existía un verbo para describirlas.

Por otra parte, estas acciones suelen estar sujetas a unas pautas, que sonexigencias que podemos llamar deontológicas, las cuales de alguna maneradeben regir las acciones.

Por último, tanto las acciones como las pautas, pretenden unos objetivosque definen, o intentan definir, la razón funcional del papel.

Este sistema simple de análisis, puede permitirnos el descubrimiento delnúmero y tipo de roles que el texto considera, así como la búsqueda de losactores fundamentales que aparecen en el escenario.

Sabemos, por otra parte, que la Institución militar cuenta con una estructura claramente jerarquizada. Esto aconseja, que hagamos tembién una

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aproximación a los diferentes niveles de status que existen dentro de lamisma. Esto queda facilitado porque el texto considera por una parte los niveles de la jerarquía militar y, por otra, las funciones del militar.

Dado que el documento es bastante ampio, hemos centrado nuestro análisis en los tratados primero y segundo, que se refieren a las órdenes generales y ‘órdenes particulares, dejando para un trabajo futuro el tratado terceroque abarca los derechos y deberes del militar.

Para la definición del concepto de rol y siguiendo a Parson, considerarnosque un rol es “un sector del sistema de orientación total de un actor ¡ndlvfdual, que se organiza sobre la expectativa en relación con un contexto deinteracción particular, el cual está integrado en una serie particular de criterios de valor que dirigen la interacción con un alter o más en los roles complementarios adecuados”.

De nuestro análisis se ha deducido la existencia de siete actores fundamentales: la Institución militar, el militar (genéricamente considerado), el soldado, el cabo, el suboficial, el oficial y el oficial general.

En un análisis más profundo, se deducirá la existencia de otros factorescon funciones de cooperantes, agonistas, etc... que complicarían excesivamente el objetivo inicial de nuestro trabajo.

Los roles fundamentales deducidos del análisis, son otros siete:

— Rol de miembro de la Institución.— Rol de combatiente.— Rol de mando.— Rol de apoyo y asesoramiento al mando.— Rol de instructor.— Rol de técnico.— Rol de administrador.

Aunque, en un momento dado, todos los actores son susceptibles derepresentar todos los roles, la interacción rol-status hace que los papelesfundamentales en cada nivel, estén más cerca de una cierta constelación deroles.

De nuestras reflexiones y experiencias, creemos que de los siete rolesfundamentales deducidos del estudio, hay sólo uno de ellos que es específico de la actividad militar: el rol de combatientes, y quizás en un futuro, el deFuerzas de Intervención de Paz en un escenario internacional.

Una aproximación a la iey Orgánica de Reforma Universitaria

Como específica la citada ley orgánica, en su preámbulo: el desarrollocientífico, fa formación profesional y la extensión de la cultura, son las tresfunciones básicas que, de cara al siglo XXI debe cumplir la Universidadespañola”.

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De ellas, la formación profesional es la que, a mi juicio, es plenamentecomparable con la función primordial de la enseñanza militar. No obstante,dentro del ámbito militar existe, también, una gran preocupaclon por el desarollo científico y la extensión de la cultura, como se ha demostrado historicamente.

Los alumnos que salen de la aulas universitarias van, en muchos casos, adesempeñar unos roles que pueden incluir desde miembros de una organización del Estado, en algún caso con funciones de mando o dirección, asícomo funciones de asesoramiento y pueden ser igualmente docentes, técnicos o administradores.

Existen también actividades y roles que serían muy específicos, como losdesempeñados por los profesionales liberales.

La profundización en la comparación de la Ley Orgánica de Reforma Universitaria con la Ley 85 de 1978 sobre las Reales Ordenanzas, obligaría a unanálisis del contenido de la primera de ellas, dado que el autor no dispone,por el momento, de dicho análisis, sería muy arriesgado y poco riguroso eltratar de hacerla.

Algunas reflexiones sobre el escenario bélico

Intentaremos describir en breves pinceladas el escenario básico militar, esdecir, el escenario bélico.

Vamos a apoyarnos, inicialmente, en Clausewitz que como dice el tenientegeneral Díez Alegría “es autor citado hasta el cansancio, pero rara vez confidelidad”.

Para aquél “la guerra es la comarca del peligro y, por tanto, el valor es laprimera y más importante propiedad del guerrero”.

Sigue diciendo el autor ‘la guerra es el campo de los esfuerzos y sufrimientos físicos; necesita para su existencia ciertas fuerzas físicas y morales ...“‘la guerra es la comarca del azar. En rama alguna de la actividadhumana, ha de dejarse a ese advenedizo mayor espacio”.

A pesar del enorme cambio social y tecnológico ocurrido desde entonces,los cuatro aspectos considerados en este caso por Clausewitz, están a mijuicio, plenamente vigentes.

El combate futuro

Según los estudios realizados sobre el adiestramiento para el combate delfuturo, hay pautas que lo diferencian, claramente, de la instrucción tradicional.

Vamos a extraer, de los estudios que forman parte del programa ARMY2000 que preocupa, altamente, el Ejército de Estados Unidos, dos características muy relevantes:

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LA EXISTENCIA DE UN EXTREMO NIVEL DE ESTRÉS

Se han detectado una serie de aspectos que incrementarán el nivel deestrés de los combatientes:

a) Las batallas futuras podrán ser más dilatadas en el tiempo y con menosrelevos de personal.

b) El peligro real se incrementará, dado que el espacio del campo debatallaaumentará.

c) La cantidad de metralla se incrementará y será más destructiva. La existencia de bombas inteligentes, nucleares, químicas, etc... producirán esteefecto.

d) Los sistemas de armamento y equipo serán más difíciles de manejar,menos fiables, más difíciles de reparar y de reemplazar.

e) Para enfrentarse con la presión creciente y la tensión, los mandos superiores pueden distanciarse más en el campo de batalla. esto puede llevara que sus juicios sean menos sensibles a las condiciones locales y laspequeñas Unidades puedan recibir órdenes de hacer más cosas equivocadas o erróneas.

f) Las Unidades serán más pequeñas, dispersas en amplias áreas y conectadas por sistemas de comunicación vulnerables.

g) El personal utilizará máscaras incómodas, chalecos o trajes antibala yropa para reducir la explosión a la guerra química o nuclear. Con unequipo complejo y caro, en uso continuado, hay una alta probabilidad derotura lo que conllevará a que estén indefensos ante el enemigo.

De todo esto se deduce que el estrés, tanto físico como psíquico, será unacaracterística del combate futuro.

LA NECESIDAD DE UNA TECNOLOGÍA DE APRENDIZAJE QUE PERMITA UNA MÁXIMARESISTENCIA A UNA SITUACIÓN TAN ESPECIAL.

Los trabajos realizados sobre el aprendizaje y el estrés, apuntan la necesidad de un ‘sobreaprendizaje”. Se define este “sobreaprendizaje” como lapráctica o ejercicio continuado más allá del punto donde la conducta puedeser ejecutada con un grado suficiente de calidad.

Hay una creciente evidencia de que la práctica extendida produce un proceso autmático, más bien que un proceso continuado. Existe también la evidencia de que un alto nivel de excitación —estrés— no afecta a los procesos automáticos.

El número de ensayos ó ejercicios necesarios para producir procesosautomáticos es muy elevado (2.000-2.500 ensayos en algunos casos). Porotra parte, sabemos que la respuesta dominante es prioritaria en caso deexcitación o extremo estrés. Por último, sabemos que el “sobreaprendizaje”impulsa la dominancia de una respuesta.

Es muy probable y, en algunos casos, peligroso que el “sobreaprendizaje”pueda ser dejado aparte en cualquier planificación o diseño de la formación

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militar. El elevado número de materias a tratar y de habilidades a desarrollar,imposibilita y no hace aconsejable el sobreaprendizaje” de muchas de ellas.No obstante, debería tenerse en cuenta que una habilidad, aprendida sólo enel punto de suficiencia, puede desagradecer en un momento de fuerte tensión.

Es claramente imposible que los alumnos sobreaprendan todo lo quepuede ser importante. Hay que tener en cuenta que el “sobreaprendizaje” sealcanza a expensas de la flexibilidad. Por todo ello, las decisiones sobre loque debería ser “sobreaprendido” no deben tomarse con ligereza.

Esta característica de la necesidad del “sobreaprendizaje”, creo que diferencia la formación militar de algunos otros tipos de enseñanza.

La intevención militar como Fuerzas de Paz de las Naciones Unidas

La existencia actual de miembros de las FAS como contingentes de pazen diversos escenarios internacionales, ponen de manifiesto la importancia yactualidad de este punto. Por ello quiero hacer alguna referencia al mismo,para poner de manifiesto la existencia de determinadas características queson comunes a otros escenarios de intervención.

Citando al general Horn “el servicio militar para la paz, es en algunosaspectos más difícil que para la guerra. Además de las cualidades militarescorrientes, exige no sólo inconmovible firmeza, sino también infinita paciencia y comprensión. No esperéis ni premio ni gratitud. Los soldados de todoslos contingentes, os dirán como, aquellos que un día os piden protecciónpara ellos y para sus propiedades, no dudarán al siguiente en acusaros conmentiras de: inactividad, parcialidad, interferencia, malos tratos, latrocinio yaún de crímenes capitales”.

Vemos con ello, que aunque las Fuerzas de Paz tengan unas características específicas, el preparar al personal tanto de mandos como de colaboradores para este nuevo escenario, requiere una formación profesional y unatensión deontológica similar a la de otros escenarios tradicionales.

A modo de conclusiones

Como expone el general Alonso Baquer: “el momento militar español, enuna situación de crisis, debería ser medido directamente por la capacidad delas Unidades para la resolución de conflictos con el mínimo daño y elmáximo de razón y por el conocimiento de los modos de irrupción de estosconflictos propios de la conteporaneidad que demuestren los mandos militares de más alta graduación”.

El escenario del conflicto tanto en el combate como en el papel de Fuerzade Paz requiere una planificación serena y una preparación concienzuda.

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Como hemos intentado domostrar, los papeles de lo militar son muy semejantes a sus equivalentes civiles teniendo quizás como aspectos específicosal escenario del conflicto bélico.

La extrema tensión tanto física, como psíquica y deontológica, que no esespecífica de “lo militar” requiere una preparación y quizás sobreaprendizajea todos los niveles que perecen aconsejar la existencia de una Fuerza deIntervención Rápida o equivalente con un muy alto nivel técnico y profesional.

Estas son unas reflexiones de un mero miembro de este Seminario.

Bibliografía

Alonso Baquer, M. Estrategia para la defensa. Instituto de Estudios Económicos (1988).Díez Alegría, M. Ejército y Sociedad. Alianza Editorial S. A. Madrid 1973.G. Hunt, J. y D. Blair, J. (eds. 1985) Leadership on ihe future Battlefield. Pergamon-Brassey’s 1985.Fisher, R. (Ltc) Management of slress in Organizations. U. S. Army, Organizational Effectiveness Center and

Schol, Ford Ord, california (1981).FM 26-2 Management of stress in Army Operations Headquarters Department of the Army (1983).Rodríguez Elizondo, J. Operaciones de mantenimiento de la Paz. Seminario CESEDEN (abril, 1989).ASK, cs. (COL) Interposition as techmiare in peace-keeping operations. Un Department, Army Sta fi, sne

den, Madrid (1989).capuzzo, U. (Generale) L’esperienza del contingente militare italiano in Libano. centro de Studi Strategici,

Roma (1985).Maria ni, A. Ande alter Esperienze della pariticipazione di Forzo Armate Nazionali and Operazioni Multan

Multinazionali o di Force del/ONU. Roma (1985).Casal, M. España en las operaciones de mantenimiento de la Paz: el manco político, CESEDEN (1989).

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ANEXO

ANÁLISIS DEL CONTENIDO DE LA LEY 85 DE 1978REALES ORDENANZAS PARA LAS FAS

Actor: el militar

Rol: miembro de las FAS

ACTOS:

— Conocer y cumplir la Constitución (26).— Conocer y cumplir las Reales Ordenanzas (26).— Mandar con responsabilidad (28).— Obedecer lo mandado (28, 32, y 33).— Hacer servicios (30).— Presentar objeciones (32).— Reservar objeciones que puedan perjudicar la misión (32).— Tomar decisiones (33).— No obedecer órdenes contrarias a las Leyes o que constituyan delito, en

particular contra la Constitución (34).— Asumir la responsabilidad de sus actos (34).— Mantener contacto personal con sus subordinados (35).— Tratarles correctamente (35).— Comunicar quejas (37).— No tolerar ni disimular la falta de subordinación (38).— Atender indicaciones de los que están de servicio (39).— Observar y exigir subordinación y policía (40).— Guardar discreción sobre los asuntos relativos al sevicio (45).— Observar las disposiciones y medidas sobre los secretos oficiales (45).— Informar (46 y 47).— Remediar irregularidades (47).— Dar parte a sus superiores de novedades o irregularidades (47).— Esforzarse en que su Unidad alcance los más altos niveles de prepara

ción (48).

PAUTAS:

— Valor (27 y 48).— Exactitud en el servicio (27 y 31).— Sacrificio y aún la misma vida en defensa de la Patria (27).— Disciplina (28 y 41).— Subordinación a valores (28).— Rectitud en la conducta (28).

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— Cumplimiento riguroso del deber (28, 29 y 30).— Sentimiento del honor (29).— Recta conciencia (29).— Prontitud en la obediencia (27).— Puntualidad y desvelo en el cumplimiento de los servicios (30).— Abnegación y austeridad (31).— Honrada ambición (31).— Riesgo (31).— Amor a la responsabilidad (33).— Fidelidad a los propósitos del mando (33).— Espíritu de iniciativa (33).— RespetP y lealtad a todo superior (35 y 38).— Respeto a los demás (40 y 41).— Compañerismo (35).

No familiaridades que afecten autoridad o prestigio (35).— Prudencia en las represiones (35).— Represión con motivo y justicia (35).— Satisfacción por el deber cumplido (36).— No murmuraciones (37).— Corrección en el saludo y uniformidad (40).— Unión entre los miembros de las FAS (41).— Propósito de no dar motivo alguno de escándalo (42).— El empleo que ostente no le faculta para tener acceso a (45):

— Lugares reservados.— Documentos reservados.

— Objetividad, claridad y concisión al informar (46).— Orgullo de su Unidad (48).

OBJETIVOS:

— Esforzarse en alcanzar (44):— Solida formación moral e intelectual.— Perfecto conocimiento de la profesión.— Adecuada preparación física.

— Cumplir sus misiones con competencia (44 y 32).— Actuar con eficacia en el combate (44).— Conocer y atender las inquietudes y necesidades de los subordinados

(35).— Velar por el buen nombre de la colectividad militar y por el suyo propio

(42).— Que su Unidad sea merecedora de ser designada para las más impor

tantes y arriesgadas misiones (48).

Rol: mando

ACTOS:

— Decidir (77 y 92).

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— Hacerse cargo de la decisión que adopte (79).— Ser responsable del servicio, gobierno y disciplina de su Unidad, Buque

o Aéronave (81).— Estar preparado para hacerse cargo del mando si le corresponde según

las Ordenanzas (81, 82, 83 y 88).— Exigir obediencia a sus subordinados (84).— No ordenar actos contrarios a las leyes y usos de la guerra o que cons

tituyan delito (84).— Ejercer la iniciativa en proporción a la importancia de la misión y a las

circunstancias imprevistas (86).— Tratar de inculcar una disciplina basada en el convencimiento (87).— Razonar las órdenes en lo posible paré facilitar su comprensión y acep

tación (87).— Conocer sus obligaciones y las de sus subordinados para (88):

— Cumplirlas.— Enseñarlas.— Exigirlas exactamente.

— Obedecer las órdenes superiores (89).— Velar por la observancia de la disciplina (90 y 95).— Tomar medidas para evitar o corregir las faltas de disciplina (90).— Procurar ser graciable en cuanto pudiere (91).— Promover un ambiente de responsabilidad, interior satisfacción y mutuo

respeto y afecto (91).— Analizar la situación y estudiar la misión (92).— Valorar la información disponible antes de decidir (93).— Expresar la decisión en órdenes (92).— Dirigir, coordinar y vigilar la ejecución de sus órdenes (92).— Mantener su órdenes (93).— Organizar el conjunto de sus medios (94).— Establecer medidas de coordinación y control (94).— Comprobar y analizar los resultados (94).— Dar las órdenes a través de sus inmediatos subordinados (95).— Sostener las órdenes que den sus inmediatos subordinados (95).— Velar porque todos sus subordinados puedan ejercer sus funciones (97).— Emplear a todo el personal en los puestos, cometidos reglamentarios y

del modo más adecuado a las aptitudes de cada uno (98).— Proponer el cese en su destino de cualquier subordinado cuando apre

cie en él, manifiesta de eficacia (98).— Tratar de conocer a sus subordinados (99).— Cuidar sus condiciones de vida, inquietudes y necesidades (99).— Velar por los intereses de sus subordinados (99).— Tratarles con respeto (99),— Guardarles la consideración que merecen (99).— Guardarles el aprecio y confianza de todos (101).— Fomentar el espíritu de colaboración e iniciativa (101).— Mantener informados a sus subordinados (102).— Fomentar el intercambio de información (102).

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— Sostener el enlace y un estrecho contacto con los mandos subordinados (103).

— Adquirir la mayor competencia profesional (104).— Aplicar la Doctrina, reglamentos y procedimientos vigentes (104).— No cohartar la intuición y la imaginación (origen frecuente de resolucio

nes afortunadas) (104).— Premiar a sus subordinados en justa promoción (105).— Corregir las faltas y si procede reprender o sancionar (105).— Administrar los medios y recursos (1 07).— Evitar todo consumo innecesario (107).— Evitar formaciones, revistas y otros actos que ocasionan fatigas innece

sarias a la tropa y marinería (108).

PAUTAS:

— Capacidad para decidir (77).— El mando se logra más eficazmente (77):

— Por el prestigio.— La exaltación de las fuerzas morales.— Manifiesta preocupación por sus subordinados.— Ser modelo del que obedece.— Ser ejemplo de virtudes militares.

— El prestigio es fruto de (78):— Entrega.— Entereza moral.— Competencia.— Ejemplaridad.

— El prestigio debe mantenerse (78):— Por el constante espíritu de sacrificio.— El afán de superación.— La actitud digna en sus actos.

— La responsabilidad no es renunciable (79).— La responsabilidad no es compartible (79).— Nadie podrá excusarse con la omisión o descuido de sus subordinados

(79).— Es cargo muy grave no haber dado cumplimiento (80):

— A las Ordenanzas.— A las órdenes de sus jefes.

— Exactitud y puntualidad en el cumplimiento de las Ordenanzas y de lasórdenes (80).

— Tiene el derecho de que se respete su autoridad (84).— El amor a la responsabilidad es indispensable para el buen ejercicio del

mando (84).— Por el amor a la responsabilidad se hace acreedor a la confianza de sus

jefes y subordinados (85).— La lealtad y la confianza deben existir entre todos los miembros de las

FAS (87).

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— Empeño y exactitud en el cumplimiento de las órdenes superiores (89).— Firmeza, justicia y equidad en el ejercicio de su autoridad (91).— Prudencta en sus decisiones (93 y 95).— En situaciones que requieran su intervención no es disculpable el per

manecer inactivo (93).— No empeñarse en las órdenes si la evolución de los acontecimientos

aconseja variarlas (93).— Las vidas de sus hombres deben ser consideradas como valor inesti

mable que la Patria le confía (96).— No exponer las vidas a mayores peligros que los exigidos por el cum

plimiento de la misión (96).— No absorber ni invadir competencias ajenas (97).— Consideración y respeto hacia sus subordinados (99).— Esfuerzo (100).— Competencia y discreción (101).— Dedicación y esfuerzo (104).— En presencia de un superior no deberá castigar, ni aún reprender las

faltas que notare (106).— Ante sus inferiores no corregir ni llamar a atención a nadie (106).— Ponderación e integridad (107).— Exactitud y precisión en formaciones, revistas y otros actos (108).

OBJETIVOS:— Ejercer el mando (Título IV).— Observar las Ordenanzas y las órdenes de sus respectivos jefes (80).— Evitar que el subordinado obedezca únicamente por temor al castigo

(87).— Contribuir a la eficacia del conjunto (97).— Contribuir a la interior satisfacción de sus hombres (97).— Conseguir que sus subordinados logren sentirse integrados en el equipo

o Unidad (100).— Conseguir que sus subordinados superen los problemas de adaptación

que surjan (100).— Alcanzar en la tarea común el máximo rendimiento individual (100).— Alcanzar en la tarea común el máximo rendimiento de conjunto (100).— Asegurar la unidad de doctrina (103).— Asegurar la máxima eficacia operativa (103).

Ro/: combatiente

AcTos:— Concentrar atención y esfuerzo en el cumplimiento de la misión (123).— Tomar el mando, al caer el último jefe y proseguir la lucha (123).— Proseguir la lucha hasta conseguir el éxito (125).— Llegar al total agotamiento de los medios (125).— No abandonar el puesto sin haber hecho toda la defensa posible (126).— Conservar el puesto en beneficio de la acción común (126).

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— Conservar el puesto en beneficio del honor de las armas (126).— De producirse un peligro, permanecer en él hasta haber agotado los

medios para remediarlo (126).— Antes de abandonar un puesto tomar las medidas precisas para que no

caiga en poder del enemigo ningún documento importante ni meterialutilizable (1 26).

— Usar el máximo rigor con cualquiera que intente (128):— Cejar en su acción.— Abandonar su puesto.— Desobedecer las órdenes recibidas.

— Mantener el acuerdo moral e intelectual de los mandos (129).— Mantener la voluntad de vencer (129).— Mantener el enlace entre las Unidades (129).— Prestar decidida importancia y constante atención a la acción psicoló

gica del enemigo (130).— No permitir elogios al adversario... (130).— No permitir actos o conversaciones ensalzando el enemigo... (130).— Estar siempre vigilando (131).— Adoptar medidas para la mayor seguridad de las fuerzas e instalaciones

(131).— Dar cuenta de la disminución de la capacidad combativa de su Unidad

(132).— Tomar providencias para recuperar la capacidad combativa (132).— Subordinar su combate a la finalidad general (133).— Conocer y aplicar técnicas y tácticas de combate (134).— Estudiar las técnicas y tácticas del enemigo (134).— Obtener la información más exacta de la situación e intenciones del

enemigo (134).— Extremar la disciplina en caso de victoria (136).— Respetar los derechos del enemigo vencido (136).— Proteger la población civil (137).— No rehusar la rendición incondicional del enemigo (138).— No declarar guerra sin cuartel (138).— Respetar el cese o suspensión del fuego (138).— No atacar ni retener parlamentarios (138).— No ostentar engañosamente bandera blanca, la enemiga o la de organi

zaciones internacionales (138).— No utilizar medios de destrucción prohibidos (139).— No causar daños inútiles (139).— No causar daños que produzcan sufrimientos innecesarios (139).— No permitir saqueo, pillaje o venganza (139).— Tratar humanitariamente personas ajenas al combate (139).— Respetar hospitales y edificios de carácter religioso (139).— Respetar a los muertos (140).— Recoger y evacuar a los heridos y náufragos (140).— Estorzarse en no ser capturado.— Conocer derechos y deberes de los prisioneros (142).

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— Facilitar al caer prisioneros sólo nombre, filiación y fecha de nacimiento(141).

— Evitar responder a otras preguntas (142).— Intentar evadirse y ayudar a que sus compañeros lo hagan (142).

PAUTAS:

— Valor, acometividad, espíritu de lucha (122).— Plena entrega, sacrificio, energía, inspirar valor y serenidad (123).— Disciplina, orden (128).

OBJETIVO:

— Combatir.

Rol: apoyo y asesoramiento al mando

ACTOS:

— Ayydar en el cumplimiento de la misión (109).— Prestar apoyo incondicional (1 09).— Velar por el prestigio y el buen nombre de su jefe (109).— Cuidar la imagen que de él transmita (109).— Hacer suyas las directrices del mando (111).— No olvidar que el trabajo es impersonal (111).— Sólo es un auxiliar ayudarle en su cometido (111).— No olvidar que en caso de actuar es en nombre de otro (111).— Proporcionar una puntual y objetiva información (112).— Mantenerse al tanto de la situación de su Unidad y de aquello con lo

que tenga relación (112).— Prever el posible desarrollo de los acontecimientos (113).— Preparar planes para hacerles frente (113).— Buscar el modo de hacer el mejor uso de las armas y tiempo disponible

(113).— No proporcionar datos que puedan servir de información al enemigo o

dar pábulo al rumor (114).— Hacer cuanto pueda por mantener y elevar la moral de las Unidades y

lograr su confianza (115).— Facilitar el enlace (115).— Dar la debida importancia a las relaciones humanas dentro de la Unidad

(115).— Ser responsable ante su jefe (116).— En misiones de vigilancia o enlace, no inmiscuirse en el mando de las

Unidades (116).— Antes de la toma de decisión podrá proponer cuantas sugerencias

estime adecuadas (11 7).— Aceptar y defender la decisión como propia (117).— Ayudar a su correcta ejecución (117).— Al redactar documentos tener presente las circunstancias de los desti

natarios para una correcta interpretación (118).

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— Seguir en los documentos los principios de exactitud, claridad y concisión (118).

— Vigilar el desarrollo y ejecución de las órdenes (11 9).— Señalar las desviaciones observadas (119).— Dar solución a los problemas que se presenten (119).— Estudiar y analizar los resultados de toda clase de operaciones y ejerci

cios (120).PAUTAS:

— Lealtad (110).— Espíritu de sacrificio (110).— Resistencia física (11 0).— Gran competencia profesional (110).— Discreción (114).— Secreto(114).— Preocupación constante por las necesidades del soldado y marinero

(115).— El trabajo en equipo debe hacerse con (121):

— Disciplina intelectual.— Coordinación.de esfuerzos.— Capacidad de discusión.— Sin recelos, perjuicios o favoritismo.

OBJETIVOS:

— Apoyar y asesosar al mando.— Hacerse acreedor a la confianza del mando y de las fuerzas (11 0).— Dar datos que permitan formar un juicio exacto en que basar decisiones

(112).— Preparar y transmitir con fidelidad, claridad y oportunidad las directivas y

órdenes (11 7).— Proporcionar los necesarios elementos de juicio, con los que éste pueda

formular propuestas que mejóren la Doctrina, los reglamentos y los procedimientos operativos vigentes (120).

Rol: instructor

ACTOS:

— Ajustar tanto los planes dé instrucción como los de adiestramiento yenseñanza a los plazos previstos (144).

— No alterar los planes sin motivo justificado (144).— Velar porque profesores e instructores conozcan las materias que impar

ten (144).— Velar porque sepan aplicarlas y enseñarlas (144).— Desarrollar el espíritu creador de sus alumnos y subordinados (146).— Desarrollar la capacidad de análisis crítico, sentido de equipo, la propia

iniciativa y la inquietud por el constante y progresivo perfeccionamiento(146).

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— Emplear los procedimientos más adecuados (147).— Mantener con los alumnos una estrecha relación y una mutua compene

tración (147).— Contemplar su formación técnica (148).— Aprovechar los medios (149).

PAUTAS:

— Inquietud para conseguir los fines (143).— Eemplaridad (145).— Prestigio (145).— Rigor intelectual (145).— Constante trabajo (145).— Competencia profesional (145).— No tener más ambición (cuando se reciba adiestramiento) que lograr la

aptitud perseguida (150).— Voluntad para alcanzar los fines (150).

OBJETIVOS:

— Preparación para la guerra (143).— Educación militar de los subordinados (143).— Instrucción individual y colectiva (143).— Adiestramiento de su Unidad (143).— Que sus alumnos o subordinados alcancen madurez en su personalidad

(146).

Rol: técnico

ACTOS:

Esforzarse en profundidad y aumentar constantemente sus conocimientos (153).

— Tratar de aumentar el rendimiento en el trabajo (154).— Tratar de mejorar las características del armamento, material o equipo

(154).— Impulsar tareas de invetigacián (154).— Cuidar y conservar en perfectas condiciones de empleo el material,

equipo y armamento que tenga a su cargo (155).— Cumplir con exactitud todas las normas técnicas para la utilización, man

tenimiento y reparación de todo lo que esté bajo su responsabilidad (155).— Vigilar el cumplimiento de las medidas de seguridad (155).— Tener presente que (156):

— Cualquier trabajo aunque insignificante puede tener relevante importancia.

— Un defecto en la ejecución de cualquier trabajo puede producirdaños irreparables incluso el fracaso de la misión o la pérdida deuna Unidad.

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— Realizar de buen grado los trabajos extraordinarios que imponga el servicio (157).

— Aceptar los riesgos, fatigas e incomodidades que tenga que afrontar enel cumplimiento de su tarea (157).

— Respetar las tareas de responsabilidad de sus subordinados (158).

PAUTAS:

— Entrega en el trabajo (151).— Precisión (151).— Conocimientos adecuados (151).— Abnegación (152).— Espíritu de sacrificio (152).— Responsabilidad (152).— Estímulo continuo (152).— Exactitud en el cumplimiento de las normas técnicas (152).

OBJETIVOS:

— Conseguir la eficacia de la Unidad, Buque o Aeronave (152).— Poder realizar su cometido con la máxima perfección y rapidez (153).— Incrementar la potencia y perfeccionamientó de la calidad de las Unida

des (154).

Rol: administrador

ACTOS:

— Considerar que todas las actividades son igualmente necesarias en losEjércitos (159).

— Tratar de administrar de forma irreprochable los medios y recursos colocados bajo su responsabilidad (161).

— Mantener la máxima discrección en su labor administrativa (162).— Guardar reserva respecto a los alumnos que conozca por razón de su

destino (162).— Esforzarse en cumplir su cometido (160).— Atender celosamente al bienestar del personal (163).— Cooperar con el mando y en el mantenimiento de la disciplina (163).— Cuidar del cumplimiento de las disposiciones que afecten a sus activi

dades (164).— Proponer al mando cuantas mejoras y reformas considere conveniente

(164).— Cumplir con su deber dando parte de las irregularidades que observe

(164).— Informar al mando acerca de las repercusiones que los planes previstos

puedan tener sobre su servicio (165).— Comunicar con rapidez cualquier evento que pueda repercutir en el ren

dimiento de las fuerzas (165).— Presentar todas las propuestas que crea convenientes (165).

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— Cumplir con exactitud las órdenes recibidas (165).— No recibir, hacer entrega, ni consumir efecto alguno sin órdenes del

mando correspondiente (166).— No recibir, hacer entrega ni consumir efecto alguno cuando no reúna las

condiciones materiales y técnicas requeridas (166).— Mantener informado, a quien corresponda, del estado de los niveles de

asesoramiento fijados para su Unidad (167).— Emprender las acciones oportunas para la reposición de lo consumido

en la medida que estime necesario (167).

PAUTAS:

— Abnegación (160).— Espíritu de sacrificio (160).— Orden y método (160).— Claridad de juicio (160).— Rapidez de decisión (160).— Capacidad de organización (160).— Competencia profesional (162).— Capacidad de trabajo (162).— Experiencia en la tarea (162).

OBJETIVOS:

— Asegurar el apoyo que necesitan las fuerzas para cumplir sus misiones(159).

— Disponer oportunamente de los medios precisos para el éxito de lasoperaciones y el normal desarrollo de la vida de las Unidades (159).

— Obtener el máximo rendimiento de los medios a su alcance (161).— Lograr la máxima eficacia (162).— Conseguir el máximo rigor y rapidez en las operaciones (163).

Actor: el soldado

Rol. miembro de las FAS.

ACTOS:— Obedecer y respetar (50):

— A todo oficial y suboficial.— A los cabos de su propia Unidad.— Al que le mande estando de servicio.

— Conocer e identificar a sus jefes inmediatos (50).— No manifestar (51):

— Tibieza en el servicio.— Fatiga.— Desagrado por las condiciones que impone la vida militar.

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— Conocer sus deberes (51).— Guardar el orden y silencio apropiados (53).— Conservar la disciplina (53).— Actuar de actierdo con las instrucciones vigentes y las órdenes de su

jefe (53).— Conocer el lugar que le corresponde (53).— Desempeñar los trabajos y cometidos relacionados con el servicio (55).— Asistir a revista, formaciones y actos (55).— Mantener el buen estado de su vestuario y equipo personal (56).— Acreditar la instrucción recibida (56).— Conocer los derechos y deberes (57).— Conocer las leyes penales (57).— Realizar trabajos y servicios mecánicos (58).

PAUTAS:

— Interés.— Diligencia.— Ser digno de sus jefes.— Profesionalidad.— Pulcritud (policía).

¿BJETIVOS:

— Defensa de la Patria.— Contribuir (56).— Al prestigio de las FAS.— A la vida de las Unidades.— Al bienestar de las tropas.

Rol: combatiente

ACTOS:

— Conservar su armamento, material y equipo (52).— Conocer perfectamente el uso de los mismos (52).— Mantener el puesto de combate (52).— Estar atento al mando (52).— Conservar la disciplina (53).— Actuar de acuerdo con las instrucciones vigentes y las órdenes de su

jefe (53).— Conocer el lugar que le corresponde (53).— Poner máxima atención en lo concerniente al uso de las armas de fuego

(54).— No disparar el arma sin una orden (54).

PAUTAS:

— Valor.— Preparación (49).

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— Toma de conciencia de que la seguridad de todos depende del buenuso que haga de las armas (54).

OBJETIVOS:

— Eficacia de las FAS (49).— Contribuir a alcanzar la victoria (52).

RoL’ centinela

ACTOS:

— Conocer lo establecido para este servicio (59).— Estar capacitado para reaccionar con prontitud (59).— Recibir las órdenes a través de su cabo (60).— Recibir y reservar las órdenes que le dé el comandante de la guardia

(60).— Hacer respetar su autoridad (61).— Hacer respetar el puesto de guardia (61).— Advertir al que le desobedeciere (61),— Usar arma ante la sospecha fundada de (61):

— Amenaza a su persona.— Amenaza a la seguridad de su puesto.

— Dar la alerta (62).— Informar al cabo o comandante de la guardia de las novedades (62).— Vigilar el puesto (63).— No dejar nunca el arma de la mano (63).— No entregar el arma a ninguna persona (63).— Impedir la entrada o acercamiento a todo lugar calificado de secreto a

cualquier persona no autorizada (64).— Impedir en el caso anterior, que se saquen fotografías, tomen apuntes o

lleven a cabo cualquier actividad sospechosa (64).PAUTA:

— Atención y cuidado en la vigilancia (63).

OBJETIVO:

— Vigilar.

Actor: el cabo

Rol.’ mando

ACTOS Y PAUTAS:

— Hacerse querer del soldado o marinero (65).— Hacerse respetar (65).— No disimular faltas de subordinación (65).

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— Ser firme en el mando (65).— Ser graciable en lo que pueda (65).— Ser comedido en actitud y palabra (65).— Sancionar o reprender (65).— Conocer sus obligaciones específicas (67).— Conocer las obligaciones de sus subordinados (67).— Hacerse digno de la confianza de sus jefes (68).

OBJETIVOS:

— Cumplir y hacer cumplir las órdenes de sus jefes (67).

Rol: instructor

AcTos:

— Inculcar al soldado o marinero la disciplina y demás virtudes militares(66):— Que los aprecie.— Que los observe.— Enseñarle deberes.— Enseñarle derechos.— Enseñar a vestir el uniforme.— Enseñar a conservar su equipo.— Enseñar a cuidar las armas.— Conocer su sanidad o buque.

OBJETIVOS:

— Inculcar y enseñar (66).

Actor: el suboficial

Rol. mando intermedio

ACTOS:

— Colaborar con el mando (69).— Informar de cuantas novedades ocurran (69).— Enterarse perfectamente de las órdenes (69).— Transmitir las órdenes con claridad (69).— Hacer cumplir las órdenes exactamente (69).— No tolerar murmuraciones sobre (71):

— Los superiores.— Las órdenes del mando.

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PAUTAS:

— Conseguir la confianza y apoyo de sus jefes (69).— Obediencia y respeto (69).— Vocación (70).— Honor (70).— Espíritu militar (70).— Obrar rectamente (70).— Esforzarse en sobresalir (70),— Conocimientos profesionales destacados (70).— Dedicación y conducta ejemplar (70).

OBJETIVOS:

— Mandar (69).— Mantener y elevar la moral de sus subordinados (71).

Actor: el oficial

Rol: mando de unidad

ACTOS:

— Responder de la disciplina y buen gobierno de su Unidad (73).— Cuidar de sus subordinados (73).— Cumplir las órdenes recibidas (73).— Sostener las facultades de cada empleo (75).— Vigilar que (75):• — Sus subordinados sepan cumplir sus obligaciones.

— El servicio se haga con puntualidad.— Las armas y los servicios se mantengan.

— Cuidar la alimentación e higiene de la tropa y marinería (75).

PAUTAS:

— Honor y espíritu militar (72).— Puntualidad (72).— No excusarse (72).— No limitarse a cumplir su deber (72).— Compañerismo (74).— Guardar mutuo respeto (75).— Que todos tengan (75):

— Buen trato.— Pronta justicia, ánimo e interior satisfacción.

OBJETIVOS:

— Mantener la moral de su Unidad (72).— Mantener la Unidad en condiciones de actuar con plena eficacia (73).— Cumplir las órdenes (73).— Cuidar de sus subordinados (73).

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Rol. instructor

ACTOS:

— Cuidar de la instrucción y adiestramiento de su Unidad (73).— (Los demás actos, fdem que el rol de mando)

OBJETIVOS:

— Mantener la Unidad en perfectas condiciones de instrucción y adiestramiento.

Actor: oficial general

Rol: mando superior (76)

ACTOS:

— Coordinar actividades complejas.— Cumplir misiones de particular importancia.— Ejercer amplias perrogativas.

PAUTAS:

— Acreditar:— Virtudes militares.— Competencia profesional.— Entrega a la carrera.

— Extremar:— El amor a la responsabilidad.— Prudencia en el uso de sus atribuciones.— Equilibrio y firmeza en sus resoluciones.

OBJETIVOS:— Servir a la Patria.— Exponente ante la sociedad del prestigio de las FAS.— Ser un ejemplo para sus subordinados.

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CAPÍTULO QUINTO

NOTAS SOBRE UNA POSIBLESOCIOLINGÜÍSTICA MILITAR

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NOTAS SOBRE UNA POSIBLE SOCIOLINGÜÍSTICA MILITAR

POR JORGE AZPIZUA TURRIÓN

Acotaciones iniciales

Lo militar en lo socialFue Caín, el fraticida, el fundador del Estado, dicen los enemigos de éste.

Y hay que aceptarlo y volverlo en gloria del Estado, hijo de la guerra. Lacivilización empezó el día en qúe un hombre sujetado a otro y obligándole atrabajar para los dos, pudo vagar a la contemplación del mundo y obligar asu sometido a trabajos de lujo. Fue la esclavitud lo que permitió a Platónespecular sobre la república ideal, y fue la guerra la que trajo la esclavitud.No en vano es Atena la diosa de la guerra y de la ciencia. Pero ¿serámenester repetir una vez más estas verdades tan obvias, mil vecesdesatendidas y que otras mil vuelven a renacer?”

Si nos detenemos en el análisis de las rotundas y claras afirmaciones ypreguntas que anteceden, observaremos que el autor ha establecido unarelación entre las palabras que simbolizan los fenómenos humanos:

Guerra Esclavitud CienciaConectada con la existente entre:

Guerra EstadoEs obvio que estas cuatro palabras, acompañadas de otras, están en este

texto siendo objeto de una aplicación especializada de un sistema lingüísticoacotado que es el de la lengua castellana. Y no lo es menos el hecho deque los significados de esos símbolos, es decir, los fenómenos humanos queaparecen así entrelazados llevan a recordar una “categoría universal”extraída de dos casos concretos: el de Caín, el fatricida, y el de Platón, elespeculador de repúblicas ideales.

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Si atendemos al hecho de que la aplicación del sistema lingüístico acotado—el de un. intelectual— permite entrever que, implícitamente, en el textoaparece una relación:

Sociedad (dos hombres) Trabajo (de uno para los dos) CivilizaciónTambién conectadas con las anteriormente descritas, deberemos concluir

que entre el caso concreto primario “Caín”, hombre social pues comparte suvida con sus padres y con su hermano Abel, y el caso concreto “Platón”,hombre social que busca componer un sistema perfecto de relacionessociales, media una quiebra.

Esa quiebra es a aparición del conflicto, la aparición de la violencia, queusando términos rosseaunianos, rompe el estado de naturaleza y obliga a laaparición del Estado con mayúscula. Una abstracción humana y, por ende,en última instancia, no es otra cosa que la administración regulada de lamisma violencia: ¿de qué habla Platón, si no, en su República?

El objeto de la redacción de estas notas, me ha llevado a iniciarlas coneste pequeño, y acaso fallido, ejercicio de análisis lingüístico. Ciertamente, lacita textual no ha sido escogida de forma aleatoria: muestra radicalmente unacategoría universal que, entre otras cosas, obliga a la existencia deintituciones para su estudio como la que nos alberga. Pero al desvelar laautoría del texto propuesto, creo poder reforzar el presupuesto sobre el quebasaré el contenido de estas notas.

El texto de don Miguel de Unamuno. Pertenece a su obra: Del sentimientotrágico de la vida en los hombres y en los pueblos, escrito allá por el año degracia de 1912. Lamento no poder aportar análisis de otro autor sobre el significado de ese párrafo. Parece como si se hubiera pasado por alto esteaspecto del pensamiento de Unamuno, tan similar por otra parte, a las grandes corrientes de estudio sobre la violencia de aquellos años.

Entre las “verdades” tan obvias que nos recuerda Unamuno, explícita oimplícitamente, en este texto destaca la categoría universal que sirve de presúpuesto para estas notas; el hecho de que el Estado es hijo de la guerra, yque su relación familiar hace de ésta un fenómeno humano “y cabe repetirlo”, por ende, social.

No es el lugar este en el que quepa argumentar en pro y en contra de laidea de que, en el principio, la milicia fue el Estado. Pero para la confecciónde estas notas se podrá convenir en que una definición válida de “lo militar”puede ser la que propongo: “faceta con mayor o menor grado de especialización de la actividad estatal, circunstancial al mismo Estado en tanto queéste es el depósito de la administración de la violencia legitimada socialmente”.

De seguir esta convención, será fácil deducir que “lo militar” es, en últimoextremo, subsidiario de “lo social” y que, a su vez, dado que todas las relaciones sociales tienen expresión conflictiva —o dialéctica, si usamos del término hegeliano—, no poco de lo militar impregna lo social. Exactamente, si

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bien se mira, la misma relación que se produce entre “lo intelectual” y “losocial”. Y si no recuérdese el relativo aislamiento de Unamuno respecto desu entorno social, que finalmente le superó.

Lenguaje, lengua y espírituTodo lenguaje no es otra cosa que un sistema de comunicación, en su

configuración puede usarse multitud de “símbolos” expresivos de ideas talescomo gestos, dibujos y sonidos. La articulación de los sonidos dan comoresultado los símbolos que hemos dado en llamar “palabras”, propias yexclusivas del lenguaje humano caracterizado además por la traslación gráfica de esos sonidos. La especialización de uso de deteriminadas palabrasda lugar a lo que llamamos “lenguas”.

Ocurre que el aprendizaje de cualquierr lenguaje, amén de permitir lacomunicación con otros individuos, determina en el ser humano buena partede su psicología y en especial, de sus modos de pensar.

No es aventurado afirmar que, quien hable en el lenguaje articulado de loscastellanos, habrá adquirido muchas pautas o “frases hechas” que facilitan lacomunicación con quienes tienen su mismo dominio lingüístico. Esas “fraseshechas”, si pertenecen a algo, es una mentalidad colectiva, en este caso, lacastellana. Cuando de ello se cae en la cuenta, se presume la existencia deun “espíritu” común que se concreta en cada individuo perteneciente a unacomunidad humana.

Este es el razonamiento, sino original, sí bellamente expresado por Unamuno cuando afirmaba que “la lengua es la sangre del espíritu”. A partir deaquí, cabría extenderse en el análisis del problema que suscita esta convención —y seguimiento— cuando se aplica con un sentido integrador de diversidades lingüísticas, un sentido de “lo español”. Pero desde ahora se habráde prescindir de ello. “Doctores...”.

Veamos si es posible la traslación de esa convención en el análisis de unacolectividad distinguida por participar de una lengua común con otras colectividades, pero diferenciadas por el ejercer una función específica, por profesar un oficio como lo es el militar.

La posibilidad de una definición de una sociolingüística militar.Notemos, en primer lugar, que la colectividad o grupo militar tiene su razón

de ser en el ejercicio de su oficio —obsérvese que el verbo “ejercer” derivade la palabra “ejército”—. Como se verá más adelante, uno de los efectos deello es que se podrá reconocer un “habla”, o aplicación específica del lenguaje común o lengua de la comunidad a la que pertenece esa colectividad.

Cabe suponer que ese habla asumirá características propias que podrán asu vez ser analizadas desde muy diversos puntos de vista.

Son muchos ya los estudios que han centrado su interés en el análisis dela estructuración social, endógena y exógena, de las colectividades militares.

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Estos estudios constituyen la llamada sociología militar, los instrumentos analíticos así desarrollados nos permiten establecer toda una panoplia de modelos. Unos atienden a los aspectos organizados de la coleótividad; de cómo seestructuran las Divisiones —organizaciones horizontales de carácter operativoy funcional— o las Armas y los Cuerpos —organizaciones verticales decarácter corporativo y facultativo—, Otros se detienen en la descripción einterpretación de los sistemas de relación civil-militar atendiendo a los mil yun factores que inciden en el desenvolvimiento de una organización complejaen el seno de un conjunto social,

No es frecuente que, para ejemplificar las tesis expuestas se recurra alanálisis de las expresiones textuales surgidas en y entre la colectividad militar.

Pero, salvo la elaboración de diccionarios de uso militar de la lengua y delhabla —como los que en nuestros pagos compusieron Almirante y LópezMuñiz en los siglos XIX y XX, respectivamente—, las referencias específicasa los aspectos sociolingüísticos del habla militar son escasas y ligadas, lasmás de las veces, a análisis literarios o históricos cuyo objeto primordial noes éste. Sin embargo, lo que antecede basa la impresión de que sería interesante acometer un estudio al respecto. Porque la sistematización del hablamilitar, atendiendo al entramado de relaciones sociales en el que surge y sedesarrolla, puede arrojar mucha luz sobre temas tan caros a los sociólogosmilitares como lo son las mentalidades militares o las tensiones entre civilesy militares. La adquisición de una nueva perspectiva acaso mejore el conocimiento sobre estos asuntos.

Ello es posible porque existen ya numerosos instrumentos de análisis de losocial en lo lingüístico y viceversa. Además, tal labor se vería facilitada por lafácil identificación de centro de atención que supone la muy reglamentadavida de la colectividad militar que, en su seno, tiene articulada la integraciónde cada individuo según su grado de integración en el “mor del oficio”.

Elementos para una definición de sociolingüística militar

Tesis sobre la formación, el uso y la función de/lenguaje

Son múltiples las hipótesis de trabajo que han permitido desarrollar las investigaciones sociolingüísticas. Para el objeto de estas notas acaso sea dealguna utilidad la aplicación de las tesis propuestas por los profesores PeterBerger y Thomas Luckmann en sus estudios sobre sociología del conocimiento.

Sumariamente, estos profesores norteamericanos han centrado su análisisen los mecanismos de adscripción de las personas en las agrupacioneshumanas de carácter corporativo y/o institucional. Dentro del ámbito lingüístico, destacan y describen un proceso cuya secuencia es la que sigue: unapersona desea integrarse en un grupo corporativo y/o intitucional. Este grupoha generado en su seno un “sistema específico de conocimiento”, esto es, a

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partir de unos elementos propios de la actividad o función que ejerce entanto que tal grupo ha “definido” esos elementos. Estos elementos objetivospueden ser perfectamente los “artefactos” de uso en esa actividad o función.La definición de estos artefactos interrelaciona el conjunto de los mismos conel objeto mismo que legitima la existencia del grupo. El sistema así formadoproporciona, en última instancia, “una determinada interpretación del mundo”en el que, expresa o implícitamente, está presente un “sistema especifico devalores”.

Puestas así las cosas, el neófito deberá, forzosamente, adquirir ese sistemaespecífico de conocimiento. En principio, deberá acatarlo y asumirlo aprendiendo el lenguaje específico o “jerigonza” del grupo; esta fase inicial —educativa— es intensiva pues le permitirá identificarse a corto plazo con los integrantes del grupo. Desde ese momento sé inicia la “interiorización —eninglés, internalitation— de los sistemas de conocimiento y de valores delgrupo, hecho que supone una actividad reflexiva en torno a los sistemas deconocimientos y de valores del propio grupo y en su relación con el entornosocial en el que éste se inserta. En la medida en que la persona consigainteriorizarlos y compartirlos con sus pares en el seno del grupo este procesode socialización habrá culminado con éxito a satisfacción tanto de la personacomo del grupo.

Pero no con ello habrá terminado. Mientras dure la adscripción de la persona al grupo o mientras dure este mismo, se mantendrá la adquisición denuevos elementos objetivos, de sus definiciones y de las aportaciones en laelaboración de los sistemas de conocimientos y valores del grupo. Adicionalmente y derivado de la actividad reflexiva que permite la interiorización, esposible alcanzar un grado de excelencia suficiente para que, dentro del grupoy de entre sus integrantes surja una “academia” o instancia con autoridadsobre este proceso.

Todo este ciclo es evidentemente “reproductivo”. Y no otro carácter tieneel proceso social de formación y de uso del lenguaje. Este es uno de losaspectos de la función del lenguaje en el seno de cualquier colectividad. Deahí que quepa afirmar que la aplicación de esta hipótesis es afectable en elámbito de la colectividad militar. Veamos cómo se puede establecer un primer modelo de análisis.

Los registros de entrada

“EL MOR DE OFICIO”

En el libro citado anteriormente de Unamuno existe una definición generalde la palabra oficio: “... officum, significa obligación, deber, pero en concreto,y eso debe significar siempre en la práctica”.

A renglón seguido, Unamuno propone que el individuo que ejerce un oficioha “de hacer vocación del menester n que la suerte o la Providencia onuestra voluntad nos han puesto”.

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Ocurre que en nuestros días, la percepción de “este sentido dei oficio”—sentido antiguo y cuyo reconocimiento como valor religioso en tanto queprofesión civil distinta de la eclesial o monástica no debemos a Lutero, comosostiene Unamuno y acepta el profesor Aranguren en su glosa crítica delrecio vasco en su: Catolicismo y protestantismo como formas de existencia—casi ha desaparecido.

Desde la Edad Media hasta el asentamiento de la industrialización, los oficios civiles —incluyendo aquí al militar, pues el término civil surge históricamente en oposición a la profesión religiosa— se organizaron socialmentecomo grupos corporativos institucionalizados. No otra cosa eran los “gremios” y los “cuerpos”, articuladores respectivamente de los oficios manufactureros y administrativos, Estos grupos definían sus “artefactos”, es decir aplicando las tesis de Berger y Luckmann, sus elementos objetivos: el instrumental de trabajo, los procedimientos, incluso, el sentido último del mismo trabajo.Su norte, más cá de los presupuestos de la ética del protestantismo estudiados por Marx Weber, era el resultado práctico del mantenimiento del oficioconjurado con cierta idea de trascendencia del mismo. El “mor del oficio”—o, lo que es lo mismo, la estima de lo establecido por la costumbre en él—llevaba a la reglamentación formal (recuérdese que forma y lenguaje estáníntimamente relacionados) de todo un proceso de socialización en el mismo.Así el neófito era primero ‘aprendiz” —o sea, educado del lenguaje de lossistemas de conocimiento y de valores—, luego, pasaba a ser “oficial”—reconociéndosele con ello un acogimiento grupal y social de la interiorización del oficio— para, finalmente, ser “maestro” o titular de un grado de excelencia en el ejercicio del oficio que le permitía pasar a formar parte de la“academia” del mismo.

Nótese que, en lo militar, las distinciones de “aprendiz”, de “oficial” y de“maestro” eran las mismas; cambiaba sólo el léxico en algún grado. Si elaprendiz lo era de la Armada, era “grumete”; el rango de oficial tenía, y tiene,un sentido genérico para los individuos plenamente integrados en la profesióndel oficio de las armas; en la batalla, era el “maestre de campo” el que ordenaba el ejercicio práctico y final del oficio militar.

Una organización compleja como ya desde entonces es la militar tiene susespecializaciones que se plasman en su organización interna y que llegan aconfigurar dentro de ésta sus propios subsistemas de conocimiento y devalores. No otra cosa se refleja en el surgimiento de las academias militaresde las Armas y de los Cuerpos, encargadas de enseñar primariamente el«mor del oficio» en su faceta especializada, con su lenguaje propio. Veamos unejemplo:

Antaño, la voz “carguen”, o su traslado al lenguaje musical del toque decorneta, podría teñer matices según fuera el receptor de la orden imperativa.Si este era un infante dotado de fusil de repetición, montaba el arma y quedabaa la espectativa. Similar reacción tenía en el artillero respecto de su pieza.Pero si quien oía la orden era un jinete, este ponía automáticamente su montura al galope y se lanzaba sobre el enemigo. Lo mismo ocurre hoy con elcarrista, heredero del oficio del viejo soldado de caballería.

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EL AUXILIO DEL OFICIO

Pero ni la colectividad militar, ni sus integrantes están aislados socialmente,aunque otra cosa se diga o se pretenda. Con sólo centrar la atención en losefectos que ha de tener la aplicación, en virtud de mejorar las condicionesde ejercicio del oficio, de las nuevas tecnologías o de los nuevos usos organizativos que proceden de ámbitos distintos a los militares.

¿Se puede afirmar que existe aislamiento cuando los integrantes delCuerpo jurídico de las FAS comparten “habla” con sus colegas civiles?Cabría decir lo mismo allá donde se fijara la atención.

El hecho mismo de que existan requerimientos de ‘auxilio” al oficio militardirigidos de los ámbitos civiles llevará, forzosamente, a que se interconectenlas hablas enriqueciendo el tronco común de la lengua. Y es evidente queello tiene implicaciones sociales.

Nótese la expresión “dar cuartel”. Su origen militar seguramente escaparáa la persona agobiada que solicita de sus deudos, amigos o conocidos comprensión ante su situación personal en un momento dado. Sin embargo susentido primario es el mismo tanto en el ámbito civil como el militar. La realidad humana, al cabo expresada mediante el lenguaje humano, es básicamente la misma para todos.

Los registros de sa/idaLA «JERIGONZA» MILITAR

El uso cotidiano del habla milar da lugar a términos y frases hechas que cumplen, durante el tiempo de su vigencia, el papel de facilitar la comunicacióndurante el ejercicio mismo del oficio. Comúnmente, el conocimiento de estostérminos y frases hechas se adquieren en la frase inicial o educativa. Lasrelaciones que, a partir de su análisis sociolingüísticoS, podrían establecerseserían muy significativas.

Tomemos los elementos “chopo” y “máquina”. En nuestros días, puede llegar a ocurrir que un recluta, por lo común un ser urbano, no sepa que unchopo es un árbol cuyo fuste recto como el cañón del fusíl, pero, desdeluego, por el uso que hará del término, identificará perfectamente “chopo”con fusil. La extensión del término “máquina” corresponde al inicio de laindustrialización; en una de sus aplicaciones en la jerigonza militar, con él serefería a la ametralladora. Su uso era afortunado, así se permite la expresión.Ese arma automática era, y es, una verdadera traslación del mundo delmaquinismo, de la producción en masa, a la acción de matar.

Formalmente, todo aquel que pertenezca a las filas de un ejército adquirirátoda o parte de la jerigonza militar vigente en aquel momento. Como pruebanótese el texto de García Serrano, referido a la Guerra Civil, Diccionario paraun macuto. En ocasiones, ese conocimiento hará que la persona que hubierapasado un cierto tiempo dentro de ese grupo llamado ejército pueda creerque está en conocimiento de los cercanos del oficio. Puede llegar a ocurrir,que estando dicha persona en fase de interiorización del lenguaje grupal, se

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?icie el conocimiento adquirido y lo que haya de tener “sentido” derive ensentimiento”. Aún honesta y sinceramente, ese sentimiento puede limitar la

potencialidad de desarrollo profesional de la persona y de su aportación, através del lenguaje, a la reproducción —evolutiva o no— del grupo. La tesisde Berger y Luckmann proveen en este punto del aparato analítico necesario.

LA ACADEMIA MILITAR

La “academia” era el jardín donde los amigos del saber, los filósofos comoPlatón, se reunían para debatir sobre lo conocido y lo entrevisto para encontrar más saber. El sistema, ya seguido entonces y que. perdura en nuestrosdías, para concertar a un grupo de personas de entre una colectividad paraformar “academia” es el de la coaptación. No basta que se quiera pertenecer a esta asociación de personas, sino que hay que haber sido reconocidocomo poseedor de una “excelencia” en el dominio y uso de los instrumentosde saber. Y esta “excelencia” está aparejada, más que al “sentimiento”, al“sentido”. Y, al contrario del “sentimiento”, el “sentido” es expresión racional.

De la alta y coherente capacitación racional de los integrantes de la “academia militar” emana la “autoristas” que revierte al grupo por más que en elseno de aquélla exista diversidad de opiniones. Así, la autoridad académicadeterminará las pautas de interpretación del mundo, el sistema específico devalores que impregna toda la enseñanza de la colectividad.

En nuestro ámbito de aplicación, el militar, ocurre como en todo ámbitosocial. Existe una “academia militar” que dictamina, en todo tiempo y lugar,los “artefactos” del oficio y contribuye a la regulación de lo que ha dado elllamarse “subsistencia de enseñanza militar”. E, integrada en una sociedadcompleja la Institución y colectividad, su “academia” participa junto a lasotras en la elaboración del lenguaje común de ésta, articulada políticamenteen un Estado.

Hombres y obra escrita componen la “academia militar”. Sería interesante,como trabajo preliminar al análisis sociolingüístico, constatar en que medidacoinciden hombres y obra escrita con la dedicación al mando superior y/o laenseñanza corporativa; y además, cuál es el grado de relación establecidacon los miembros y la obra de otras “academias” especificas. Sin duda, losdatos se encontrarían en los cuadros de los centros de enseñanza e investigación militar y en la publicística de éstos.

La influencia endógena de la “academia militar” se realiza en aplicacióndirecta de los mecanismos institucionalizados y descritos. Quedaría por vercuales han sido las características y alcance de su influencia exógena, a través del lenguaje común, en el conjunto social.

Punto... y seguido

Es posible ¡a realización de diversos estudios para la definición de la socio-lingüística militar. El militar es un grupo humano generador de un lenguaje

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específico, de relativo peso en su entorno y receptor, a su vez, de múltiplesinfluencias de la sociedad de la cual forma parte.

La utilidad de dichos estudios sería inmediata para el propio oficio. El análisis científico del lenguaje de los militares permitiría optimizar las pautas de suuso que, expresa o implícitamente, emanan de la “academia militar”. Mejorarla capacidad comunicativa interna, a través de la homogeneización en loposible de las jerigonzas propias de los Ejércitos, los Cuerpos, Unidades yespecialidades, constituye un elemento a considerar en la procura de mayores cotas de eficacia operativa.

Los estudios destinados a tal fin serían auxiliares de los trabajos que decontinuo se realizan para lograr las más altas cotas de eficaz cooperacióninterarmas suponiendo un a modo de tercer escalón logístico.

De cara al resto de instituciones de la sociedad española y a cada uno desus integrantes, la utilidad de tal tarea sería mediata. Para conocer a nuestrosmilitares es imprescindible saber como emplean éstos el lenguaje común, enque medida ciertos “significados” tienen diversos “significantes” y viceversasegún pertenezca el usuario del lenguaje a uno u otro grupo profesional yuna u otra colectividad social. Ello no podría ir más que en beneficio detodos a través del mutuo reconocimiento de las partes.

No sería nuevo el empeño, pues coincidiendo en el tiempo con el procesode reorganización de las Instituciones de la Corona española en el siglo XVIII, elMarqués de Santa Cruz de Marcenado ya anotó al respecto en el prefaciode sus: Reflexiones Militares.

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ANEXO A

DOS ÓRDENES MILITARES: ARMADA EN EL AÑO 1766Y ROJO EN EL AÑO 1936

En los libros de Reales Cédulas conservados en el Archivo HistóricoNacional, accesibles por otra parte en otros archivos y bibliotecas históricases posible encontrar copia impresa de la Real Orden que, consignada por elConde de Aranda, estableció los piquetes de vigilancia militar en Madrid traslos incidentes del motín de Esquilache del año 1 766.Tras aducir las causasque originan la disposición, en la orden se establece la organización, efectivo,localización, funciones y competencias de dichos piquetes, quedando en sustancia que éstos actuarán de forma paralela a los de la justicia ordinaria,para cuyo auxilio en las tareas del mantenimiento del orden público se establecen en una villa atenazada por el hambre, el saqueo y la violencia física.Significativo es el hecho que se establece un procedimiento de actuación deesos piquetes militares cuando topara en sus rondas con las cuadrillas dealguaciles de la justicia ordinaria. Los primeros darán el alto” y pediran el‘santo y seña”; cuando la cuadrilla de la justicia ordinaria se ¡dentifique comotal, el piquete militar ‘reconocerá” su autoridad poniéndose a las ordenes delalguacíl que ericabece la cuadrilla. Implícitamente, este texto proporcionadetalles sobre la concepción que el Conde de Aranda tenía de la condiciónde lo militar en tiempos de crisis.

No sorprenderá que, en noviembre del año 1936, cuando al hambre, elsaqueo y la violencia física, se unía el temor ante atentados y sabotajes deenemigos infiltrados o pendencias entre grupos políticos nominalmente aliados en una ciudad cercada, el jefe del Estado Mayor de la Defensa deMadrid, librara una orden escrita en términos similares, si no idénticos, a losempleados por el Conde de Aranda 170 años antes.

La citada orden se conserva en la “Caja 19 AR-AHN” del Archivo rojo yrevela gran similitud con los presupuestos desde los que pensaba el Condede Aranda.

No en vano, Aranda pertenecía al grupo que gestó las Reales Ordenanzasde Carlos III mientras que Rojo había sido educado en el cumplimiento deaquella normativa. El contenido de aquéllas, periclitado en buena parte en elaño 1936, no dejaba de impregnar las percepciones ante supuestos prácticos muy concretos que afectaban a la actividad de un militar, fuera rojo o no.

Ello constituye un ejemplo de como el uso de una expresión concreta dellenguaje tal eran las citadas Ordenanzas y las normas de ella derivadas configura la reproducción del grupo. Un factor que, empero, está relativizado porla continuidad y/o discontinuidad de decisiones que escapan al ámbito estrictamente castrense, y se incluyen en el global que, desde los antiguos, llamamos político.

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ANEXOB

UN INFORME SOBRE LA ACADEMIA DE TOLEDO EN EL AÑO 1926

De los días en que Primo de Rivera preparaba la que sería su reforma dela enseñanza militar se ha analizado poca documentación al respecto.Apenas si sabemos algo de lo que fue la investigación sobre las enseñanzasextraídas de los entonces recientes conflictos bélicos de la Primera GuerraMundial y de las campañas de Africa por Juntas y Comisiones en las queparticiparían personajes como los generales Villaba Riquelme, Ruiz-Fornells yLeopoldo Ruiz Trillo. Un estudio en profundidad al respecto podría servir paracotejar las hipótesis de Berger y de Luckmann en la configurción del conocimiento y del lenguaje en el seno de la corporación militar española.

Baste, de momento, traer a colación un material que bien podría situarseen el esquema propuesto en 2.1.1 como muestra de como una persona,alcanzado un alto grado de interiorización de los sistemas de conocimiento yde valores de su grupo corporativo e institucional, usa de categorías generales y específicas para reflexionar prácticamente sobre la base misma delproceso de socialización de esos sistemas; uno de los centros de enseñanzamilitar del momento. Baste señalar que este documento da pie para entrevercuáles son los mecanismos corporativos y/o institucionales de un grupo paraestablecer el grado de excelencia alcanzado por uno de sus integrantes. Noen vano este documento tuvo carácter reservado.

A Vicente Rojo Lluch, en su calidad de profesor secretario de estudios yde la Junta Facultativa del batallón táctico de la academia de Infantería deToledo se le encargó la redacción de un informe sobre el contenido, aplicación y carencias del vigente Plan de estudios del Centro.

En mayo de 1 926, Rojo entregó una durísima Crítica de algunos aspectosinteresantes del Plan de estudios y del régimen escolar de este Centro” delque extraemos algunos elementos:

De entrada, destaca tres graves defectos en el Plan de estudios:a) Desordenación de las diversas materias que lo constituyen.b) Ponderación inadecuada de las mismas en extensión y en intensidad.c) Falta de enlace entre las enseñanzas teóricas y las prácticas.llegando a afirmar, citando el axioma de Rabelais ciencia sin conciencia esla ruina del alma”, que:

‘... la conciencia del vigente Plan de estudios no se halla por ningunaparte; todo en él es ampulosidad, pedantería, ropaje externo más omenos modernista, pero sin alma que le dé vida y por eso el alumnosometido a él termina por formar en esa masa de oficiales analfabetos,analfabetos solamente porque nosotros supimos, quizá sin responsabilidad, enseñarles a odiar los libros demostrándoles que no servían paranada”.

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A lo largo de su informe insistió especialmente en la necesidad de armonizar la teoría y la práctica, la necesaria correlación de las asignaturas y desus contenidos y denunciando, en suma, la labor completamente pasiva” dela Junta Facultativa a la hora de tramitar las variaciones a introducir al término de cada curso académico con efectos desastrosos sobre la cualificación profesional que, sobre el papel, se reconocía a cada nueva promociónde oficiales con la entrega de despachos.

Pero, al ser su crítica básica tan profunda, no puede dejar de declararse:“Absolutamente convencido de que tan deficientes resultados no sonimputables al alumno sino al Plan y a los procedimientos de enseñanza,creo —que— debe buscarse en la variación de éstos la solución delproblema tan interesante. Tal variación debe ser radical, afectando atodos los aspectos del Plan de enseñanza y en tal sentido debe hacerseuna revisión de los siguientes extremos:1) Materias de estudio que constituyen el Plan.2) Clases prácticas y enlace con las teóricas. Prácticas generales.3) Procedimientos de enseñanza más apropiados para los diversos gru

pos de asignaturas.4) Elección y selección del profesorado.5) Organización escolar más adecuada al Plan que se adopte.6) Régimen de conceptuaciones y exámenes.7) Horarios. Locales. Material de enseñanza”.

Todos esos puntos serían desarrollados a los largo de una veintena depáginas en las que se realiza una completa propuesta de reforma de laenseñanza en la ácademia de Infantería de Toledo al tiempo que se insistíaen que:

“De la situación actual somos responsables únicamente los educadoresporque mantenemos orientada la enseñanza como medio para alcanzarun fin mediocre —la tal cacareada aptitud que no la alcanzan— y nocomo medio de desenvolver, fomentar, desarrollar e impulsar las facultades individuales que en su día —no aquí— han de dar su fruto”.

si bien, en descargo del profesorado cabía:“reconocer que nuestra competencia como maestros a esta casa llegamos ésta a muy mediano nivel. —Perdonen los “maestros” quesiempre fueron maestros y nunca adolescentes en enseñanza; perdonenlos “técnicos” que llegan a esta casa cargados de ciencia (?); y perdonen también los “veteranos” que no tuvieron nunca nada que aprender—”.

Para don Vicente, a la sazón un hombre de treinta años, resultaba de todopunto necesario que en todos los niveles de la organización docente de laacademia deberían establecer con toda claridad ante el alumno:

“La exigencia de estudiar para “saber” y no para “pasar” sobre todo sipor la rigurosidad en la actuación se sentaba desde el primer día el criterio de no pasar a nadie sin saber”.

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siguiendo un criterio que debería inundar de arriba a abajo toda la estructuraeducativa y formativa desde el mismo proceso de selección del profesoradopuesto que:

“Cualquiera de los dos sistemas seguidos, en general, para la eleccióndel profesorado, puede dar buenos resultados si se sigue honradamente;sin embargo somos más partidarios del concurso que de la oposición,porque aún admitida toda honradez en el concurso y en la oposición,por el primer procedimiento pueden obtenerse profesores ‘buenos”, porel segundo se obtendrían siempre profesores “técnicos” y la eduçaciónde nuestros oficiales es más que cuestión técnica cuestión moral”.

Así, con un claro sesgo elitista en la formación de los mandos profesionales del futuro ya desde la selección depara el año 1926, contrapuesto a lastendencias que se validaban y que buscaba producir el mayor número deoficiales para cubrir la compleja estructura militar, acaso la estructura estatalmás desarrollada del período.

Con fecha de 6 de octubre del año 1926 quedó cumplido el encargo, quese elevó al coronel director de la academia don Eugenio Pérez de Lema yGuasp para su tramitación ante la superioridad, no sin advertir que:

“Es deber del capitán que suscribe significar a V.S. las dificultadeshalladas para emitir tal informe, siquiera sea para justificar la posiblecomisión de errores en los juicios que se emiten; errores muy probablescuando las condiciones de observación han sido defectuosas”.

Porque respecto de los compañeros sólo le era posible “reflejar el comúnsentir” sin que se pudiera acotar para cada uno la evaluación de su “valor” yde sus “dotes de mando” ni mucho menos “fijar el concepto social e íntimo”pues:

‘Sólo una observación directa e intencionada sobre la persona puedepermitirnos formar juicio completo de sus sentimientos reales, de suestructura moral, de la orientación espiritual que animan sus actos y lascondiciones ‘efectivas”, no aparentes, de su carácter psicológico”.

y, en conjunto, tras notar la dificultad accesoria existente en:“La relativa independencia con que los profesores de este Centro realizan su labor..., debe solamente añadir el capitán que suscribe que losinformes adjuntos han sido redactados después de la indispensable,aunque apremiante, meditación, con absoluta sinceridad, reservadamente y tratando de reflejar el común entir de los compañeros”.

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AÑEXO C

DOS TEXTOS DE MILITARES SOVIÉTICOS EN LOS AÑOS 1978 Y EN 1989

En noviembre de 1977, el mariscal Ustinov, a la sazón ministro de Defensade la URSS, dio a la prensa un opúsculo conmemorativo del aniversario de laRevolución Soviética. La agencia Novosti publicó su edición castellana en losprimeros meses de 1978. Su título era: Sesenta años defendiendo las conquistas de la Revolución.

En dicho texto se glosaba la actividad del Ejército Rojo como garante delsistema político soviético. En él se aprecia la utilización de un maridaje de loslenguajes patriótico, político y militar encomiástico del statu quo institucionalsoviético. Un simple ejercicio de sustitución de los términos referidos al sistema político comunista por otros diametralmente opuestos, verbigracia lospropios del nuevo Estado español de 1939, sorprende al desocupado lector.La comparación del texto resultante con los similares en la intención elogiosade la función de los Ejércitos españoles de los años 40 y los años 50 evidencia una casi perfecta sintonía de los contenidos.

En el número de enero del presente año la revista Defensa publicó en susección “Con pluma ajena” un artículo del actual ministro de Defensa soviético, mariscal Yazov, titulado La “perestroika” llega a las Fuerzas soviéticas.En los once años anteriores muchas cosas parecen haber cambiado en laURSS. De forma más acentuada que durante el mandato de Kruschev los dirigentes soviéticos ejemplifican su crítica del pasado con la descripción de la situación presente que intentan resolver. El mariscal Yazov nose sustrae a la nueva norma. Y describe un proceso de reformas militaresligado al proceso de perestroika y de glasnot nuevos reglamentos castrenses, reorganización de la Fuerza y del sistema educativo general, fomento dela disciplina dentro de un nuevo cuadro de relaciones más democráticasentre los oficiales, suboficiales y soldados “sin atentar con el principio demando único”, etc.

Todo ello porque se han detectado disfunciones que se han de corregir yentre las que destaca la insuficiente preparación sicológica —sic— y moralde algunos jóvenes para el servicio militar” y la existencia de “una actitudpoco consciente hacia ese deber de honor, refrendado por la Constitucióndel país, hacia la responsabilidad personal por la defensa de la Patria”.

Una descripción no muy distinta y un uso de términos de la que habría unmilitar occidental, pongamos por caso español, a la hora de señalar algunosproblemas que afectan a las condiciones generales del ejercicio del oficiomilitar con un lenguaje de enlace entre el propio del oficio y el general deuso en el orden político.

Es obvio que, a pesar de las diferencias entre los sistemas políticos, existen problemas comunes derivados de nuevas realidades sociales surgidas

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tras cuarenta y tres ai’ios de paz en Europa, cuando además se percibe porlas gentes la difuminación de las amenazas.

Un detalle adicional sobre el que detenerse, Ustinov fue un ingeniero civilque, adscrito al programa nuclear soviético, hizo carrera en el Ejército Rojo.Yazov, por el contrario, tiene una formación básica de carácter militar. Quiense educó primariamente por la universidad civil es más “militarista”, en susentido más extendido, que el militar profesional. ¿En qué medida el primerotenía que legitimarse de continuo a través del lenguaje a emplear?

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GRUPO DE TRABAJO “H”

LA PROFESIÓN MILITAR DESDELA PERSPECTIVA ÉTICA

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INTRODUCCIÓN

POR ABEL BARAHONA GARRIDO

En el conjunto de posibles trabajos a desarrollar por el Seminario número 4durante el curso de 1989, se estimó que el analizar la profesión militar podríaser interesante en unos momentos en los que estaba en gestación un proyecto de Ley Reguladora de la Función militar y que acabó promulgándosecomo Ley Reg1uíadbra del Régimen del Personal Militar Profesional (LRPMP).

Concretándonos al Grupo de Trabajo “H”, después de amplias discusionesse determinó que, dentro de la amplitud del tema elegido, cabía considerarmuy diversos aspectos. Todos ellos de gran interés; pero entre los que inicialmente presentaban. a nuestro juicio, más prioridad estaban los que endefinitiva se han analizado y que son: La vocación milita’ La formación military más concretamente Formación del militar de carrera; El estatuto profesionalmilitar, y Rasgos y perfiles del profesional militar. Que ese análisis se hayahecho con más o menos éxito es otra cuestión, la cual queda a juicio decada lector.

Mucho se habla, sobre todo en estos tiempos, de la pro fesionalidad de lasFAS; y no es extraño. No cabe duda que las características de esas FAS sonen tal manera determinantes de sú actitud, que imprimen a la profesión militar un talante muy especial y, en cierto grado, diferenciador del resto de lasprotesiones.

En unos momentos como los actuales en los que el ambiente presenta uncreciente escepticismo y en el que el tono moral de la sociedad ha evolucionado enormemente, el pretender exaltar unos valores básicos para la dignidad humana y la convivencia social es algo que se mira con mucho recelo yhasta con sospecha. Tanto más cuando se centra en una profesión como lamilitar, que por su propia naturaleza ejerce una actividad de interés públicotanto como “función pública”, como de servicio a la comunidad nacional. Enel campo ético-moral se ha llegado a la gran norma universal de vida que es

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el “vive y deja vivir”, pero lo más grave es que algunos le añaden un tercertérmino que es “y no pienses”. En este sentido, no es de extrañar que eserecelo o sospecha a que antes hemos hecho mención se traduzca paramuchos en la creencia de que al tratar esa defensa de los valores básicos loque se pretende es realizar unas imposiciones doctrinar/as.

Hemos hablado de unas características de las FAS que imprimen a la profesión militar un talante especial y diferenciador del resto de las profesiones yconviene matizar esos conceptos. Ni el protagonismo, ni ninguno de los restantes valores que caracterizan al militar son, ni deben ser, cualidades exclusivas del mismo. Nuestras Reales Ordenanzas, en su artículo 4 dicen que:“Las FAS, identificadas con los ideales del pueblo español, del que formanparte, al que sirven y del que reciben estímulo y apoyo, son elemento esencial de la Defensa Nacional en su alerta permanente para la seguridad de laPatria”. Este concepto resulta de gran importancia a la hora de contemplar laprof esionalidad de los componentes de las FAS, y justifica lo que en un sentido más amplio quería expresar el general De Gaulle al escribir: «el espíritumilitar, el arte de los soldados, sus virtudes, son una parte integrante del capital de la Humanidad’>.”

Danton decía que antes de construir una ciudad hay que formar ciudadanos, pues lo mismo ocurre cuando una nación desea organizar sus FAS. Losejércitos están inscritos en la sociedad con un notable intercambio de aportaciones. Esos ejércitos son el reflejo de la sociedad a la que sirven y, a suvez, la sociedad es el reflejo de sus ejércitos. Como decía un tratadista “cadapueblo tiene el ejército que se merece”, y por eso no se comprende la postura de tantos ignorantes e insidiosos al pedir. “el ejército del pueblo y para elpueblo”, ya lo es, y convendría añadir “y ambos de la Patria y para la Patria’

No podemos por menos de citar, al respecto, lo que escribía Maquiavelo:“únicamente un pueblo para el que la grandeza y no el bien personal constituyael mayor de los valores, y que esté dispuesto a sacrificar todo e incluso morirpor sus ideales, estarán en condiciones de proveer soldados que formaránun ejército irresistible”.

En el preámbulo de la citada LRPMP se indica como uno de los objetivosde la ley configurar el status profesional de los militares de carrera y de losque mantienen una relación de servicios de carácter profesional no permanente. Estos conceptos se van aclarando posteriormente al dedicar el Título V a los militares de carrera y el VI a los militares de empleo. Los militares decarrera, dentro de los Cuerpos en que se integren, se agrupan en Escalassuperiores, medias y básicas, según el grado educativo para el ingreso enellas y de las facultades profesionales que aquéllos tengan asignadas.

Todo esto puede originar alguna confusión a la hora de matizar los trabajosque presentamos. No cabe duda que, en algunos aspectos concretos, nosreferiremos en exclusiva a los componentes de las Escalas superiores de losdistintos Cuerpos, sin embargo, al analizar otros conceptos no podemos pormenos de englobar, no sólo a los militares de carrera en su totalidad, sinotambién a los militares de empleo, pues su aportación profesional, aunque no

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sea permanente, sí exige unos requisitos y tiene unas características que ennada deben diferenciarse de la aportación de los militares de carrera. Bastaleer nuestras Reales Ordenanzas y concretamente su articulo 206, para confirmar lo anterior y comprender que esto es y debe ser así por ejemplo, exigen ejemplaridad y prestigio, alcanzados con rigor intelectuai método, constante trabajo y competencia profesional al militar que ejerce funciones deinstrucción, adiestramiento o enseñanza, lo hacen con un criterio generalizado, sin distingo alguno.

Estamos hab/ando de profesional/dad y la realidad es que no tenemos unadefinición concreta que nos permita aclarar a quienes consideramos efectivamente como profesionales en el seno de nuestros Ejércitos. Parece que lanota característica de la noción de profesional/dad es “el ejercicio de unaactividad que proporciona a su autor los medios económicos precisos parasu sustento y en la que se despliegan conocimientos técnicos y científicosespecialmente adquiridos para ello”. Es precisamente esta característica laque permite distinguir al profesional del habitual, el primero aplica sus conocimientos técnicos, específicamente adquiridos, en la actividad que desarrolla;en cambio, el segundo reitera unos actos uniformes. En realidad, los conocimientos técnicos especiales definidores del profesional se concretan en: exigencia de una titulación académica determinada; realizar una oposición parael ingreso en la academia correspondiente; la superación de un período deformación programado; y la inclinación voluntaria hacia la profesión de lasarmas y su continuación en ella dentro de la pro fesionalidad. Se habla, aveces, del militar como funcionario público. Las desigualdades existentesentre el funcionario civil y el militar son bien patentes; una cosa es que alm/litar se le asigne la condición de funcionario y otra que le definan como tal.Buena prueba de ello es que nuestra Constitución al definir nuestras FAS yasignar las misiones lo hace en su artículo 8, incluido en el Título preliminar yno en el Título IV del Gobierno y de la Administración. Esto puede interpretarse como que las FAS constituyen una Unidad Institucional del Estado decaracterísticas especiales que le imponen, a su vez, a sus miembros y cuyoaspecto trascendental hace que éstos no puedan ser equipados a aquel/osfuncionarios cuya misión fundamental es de tipo administrativo. El con fusionismo puede ser debido a que si bien es cierto que el militar debe ser operativo y gestor, cualidades de por sí compatibles, no exc/u yentes y ambasnecesarias, la operatividad es la que alcanza los objetivos principales de lasFAS. Por eso un sociólogo famoso definió a los militares profesionales como“especialistas en la dirección de la violencia armada “, pero olvidó que la participación de las FAS en la Defensa Nacional no se refiere sólo al ejércitomaterial de la violencia armada, sino que entraña también una compleja preparación intelectual, volitiva, ideológica y social que ya, desde tiempo de paz,influye sobre la propia organización de la defensa y de la estructura de lasFAS.

La profesión militar contiene unas esencias que es preciso conservar y asícomo Marañón repetía que: “el primer deber del médico es velar por el prestigio y el honor de la profesión”, el militar debe, también, velar por las esencias de su prof esión, si bien dentro de la auténtica cohesión que debe existir

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entre el ejército y la sociedad a la que pertenece, pese a que el militar propenda al aislamiento de otros grupos socio-profesionales, ajenos al suyo, pordiferentes causas, como son entre otras, una formación distinta de las otrasprof esiones, la aceptación de una jerarquía de valores que no antepone elprincipio de la utilidad a los de tipo espiritual, el grado de movilidad, que lehace tener que establecer cada cierto tiempo otros contactos sociales diferentes a los anteriores.

“Cualquier profesión exige el espíritu profesional y el alma cultural”, decíael general James, pero actualmente ninguna como la milicia y la enseñanza,necesitan reunir ambas .cosas con tanta altura e íntimo enlace.

Actualmente está de moda en nuestra nación y más concretamente entrenuestra clase política, la discusión sobre el grado y alcance que debe teneren las FAS esa pro fesionalidad

Muchas son las consideraciones que se hacen, en uno u otro sentido,sobre si se debe o no modificar el sistema de reclutamiento para dar cabidaa un voluntariado que llegue a cubrir la mayor parte o todas las necesidadesde nuestras FAS, profesionalizando así la totalidad de ésta.

Por un lado nos encontramos con un servicio militar basado en un reclutamiento obligatorio en un máximo grado, como es el de la URSS, donde nose admite excusa alguna para que sus ciudadanos se puedan eximir de servir personal y militarmente a su Patria. En el otro extremo el modelo americano cuyo ejército está formado todo él de voluntarios, alcanzando elmáximo grado de prof esionalización. Entre ambos caben numerosos y variados modelos. Mucho se ha escrito y se sigue escribiendo sobre estos temas.

La eficacia del sistema americano se ha puesto frecuentemente en duda yse ha planteado el hecho de que es precisa una reforma a fondo. Una de lasmedidas que llegó a tomar el Senado ya en 1980 es la de aprobar una leypor la cual todos los jóvenes de diecinueve y veinte años quedan obligadosa registrarse para un posible reclutamiento, pues como dijo el senador Nunn“no debemos dar la impresión de que nuestros jóvenes no están dispuestosa sacrificarse por la seguridad del país”. Esta medida, un tanto encubiertacon esa disculpa, lo que venía a prever es el que, en un momento dado,podía ser necesario echar mano de una parte de este contingente registrado,ante el hecho de que el voluntariado necesario no se lograse o de que sugrado de preparación fuese tan bajo —ya estaba ocurriendo— que hicieraimposible (a pro fesionalización adecuada para poder poner en sus manosunas armas —en su sentido más amplio— que por su modernización requieran cada día una más alta especialización.

Volviendo a lo que decía al respecto el general Jarnés en su libro Ejércitoy cultura, un pueblo que paga para que lo defiendan y se inhibe de sudefensa dejándola en manos de quienes toman el servicio militar como unmodus vivendi, corre graves riesgos. Ante esa falta de patriotismo tenemosque recordar a Canalejas cuando señalaba: “hay que decirlo sin agravio paranadie. O el militar es más patriota que los demás, o no es un buen militar’

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Hoy la idea de patria y sus derivados se tiene como un concepto reaccionario y poco democrático, olvidando que al calificativo de “patriota” debemosaspirar todos los ciudadanos que nos sintamos como tales, cualquiera quesea la profesión que se ejerza.

Si nos planteásemos la pregunta de cuál será e/futuro de la profesión militar nos surgirían muchas y fuertes deudas, justificadas por el acelerado desarrollo de los acontecimientos, principalmente en la Europa del Este. La evolución de la situación no sólo engendra dudas, sino que llega hasta acondicionar ese futuro de la profesión militar. Es lógico que cuando un ser ouna colectividad carecen de la sensación de estar amenazados, bajen suguardia y se despreocupen de su defensa, ya que es el propio ambiente enel que viven el que les hace sentirse seguros. Esta puede ser la causa deque muchos se planteen la cuestión de si será necesaria o no, para su propia nación, la existencia de unas FAS.

Precisamente en estos días se ha llegado a plantear en Suiza un referéndum sobre dicha existencia. La cuantía de los votos favorables a su disolución es, aunque minoritaria, superior al tanto por ciento esperado y sobrepasada gracias a los votos de las zonas rurales, las que, como es sabido,constituyen la esencia y núcleo más importante de la Confederación Helvética.

Como vemos, nos encontramos ante un gravísimo peligro que, en absoluto,puede ser ignorado. De aquí a fin del presente siglo es probable que se produzcan sensibles cambios en las estructuras estatales que han venido sucediéndose durante más de un siglo.

Los grandes bloques defensivos empiezan a perder su justificación y lacrisis política e ideológica del Este europeo implicará, sin duda, otra crisisideológica y política del Oeste. Las incertidumbres son muchas, pero todoparece indicar que “estamos asistiendo, como plantea el intelectual norteamericano Francis Fukuyama, no sólo al fin de la guerra fría, o a una faseparticular de la posguerra, sino al fin de la Historia en tanto que tal: el puntofinal de la evolución ideológica de la Humanidad y la universalización de lademocracia liberal occidental como formá final del gobierno humano...”

Nuestro pensador Julián Marías se hacía eco recientemente en el periódico Abc de estas inquietudes que se vienen planteando y recomienda quelo inteligente es tomar noticias de lo que está ocurriendo y de lo que sepuede y debe hacer ante los innumerables problemas existentes y los que,sin duda, se representarán por añadidura.

EL PRESIDENTE DEL GRUPO DE TRABAJO

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CAPÍTULO SEXTO

VOCACIÓN MILITAR

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VOCACION MILITAR

POR CARLOS JIMÉNEZ MARTÍNEZ

Sentimiento nacional

Lo constituye la impresión que causa en el ánimo, de todo aquello que serefiere a la Patria, tanto los resultados de circunstancias gloriosas y felices,como de fracasos y desdichas. El espíritu decanta los hechos, por suinfluencia en el sentir humano, incidiendo en la actitud ciudadana con arregloa los valores que imperen, valores que han de corresponderse con el estadode fortaleza moral y espiritual que permita cristalizar en la solidaridad, basede una conciencia nacional.

Cuando se carece de valores ético-morales, o se encuentran debilitados e,incluso, invertidos, no es posible imaginar que puedan lograrse los objetivosque toda nación ha de marcarse para alcanzar la finalidad de bienestar, queincluye la seguridad, ya que sin ésta, es imposible aquélla. Un país sin ideales comunes que aglutinen las diferentes tendencias, marchará carente deuna vía recta.

El “patriotismo”, cuando está afianzado en un pueblo, apoyado en la solidaridad, conforma una conciencia que permite afrontar los más duros avatarescon los que pueda enfrentarse una comunidad.

Este sentimiento de conciencia nacional es la base sobre la que descansala defensa. Si no existe la decisón de los ciudadanos, impulsados por elpatriotismo y en posesión de valores permanentes, esa defensa, aún dotadade los mejores medios, nunca ofrecerá garantías para la seguridad de lanación. A todo ciudadano, debe preocupar esta seguridad de su país paramantener la paz, tanto exterior como interior, teniendo en cuenta que estascircunstancias pueden estar influenciados por efectos cambiantes, ya que lasamenazas pueden presentarse, hoy, en formas muy diversas. Si no existeuna fuerza que proporcione la necesaria disuasión, se ofrecé una peligrosa

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debilidad que incluso puede llegar a constituir un fácil objetivo a interesescontrarios, debilidad que puede serlo no sólo en el aspecto militar, sino igualen los: político, económico, cultural, etc., campos diversos en los que es fácilcrear peligrosas discordancias.

El sentimiento nacional se crea en la familia y en el entorno, básicamente.La primera constituye la escuela de todos los valores ético-morales, complementándose con el entorno, círculo en el que se desarrolla la vida, en elcual se amplían o alteran los principios adquiridos en el seno familiar. Hoy,tanto de uno como de otro, se hacen apreciaciones diversas, pero suinfluencia por ser las primeras que el joven recibe en su mente y espíritu,resultan siempre, de gran impacto en el comportamiento posterior de estosseres humanos integrantes de una comunidad.

Como resumen de lo expuesto, el sentimiento nacional se basa en losvalores ético-morales, así, simplemente, sin connotaciones de corte alguno.Unos valores “primarios”, o ‘permanentes”, sobre los que debe desarrollarseel comportamiento de la persona, en plena libertad de sus derechos pero,con la estricta limitación de la libertad de los demás principios básicos detoda formación humana que pretende, solidariamente, vivir en comunidad.

Elección de un camino

Difícilmente se encontrará a un joven que, a los quince años, no hayaestablecido aún sus propósitos de futuro. Es la edad normal, en la cualempieza a manifestarse la dirección que pretende dar a su vida, por unaespecie de llamamiento que le conduce hacia un determinado camino, comolo expresa la voz latina vocare —llamamiento o acto de llamar—, de dondese deriva vocatio, transformada en español, en “vocación”. La llamada a elegir una profesión. El anhelo que se siente por vivir en una organización, Oabrazando un determinado estado, constituye el entusiasmo que genera esedeseo.

El aspecto natural de la vocación, de hecho, ha sido tenido en cuentadesde que existe la humanidad, como fenómeno natural de ella misma. Sonlos Estados Unidos los que inicián el estudio de este interesante, y gran problema, por el que se pretende que cada persona se encuentre en el puestodonde su rendimiento puede ser mayor, como consecuencia de la concordancia “trabajo-afición-aptitud” que han de estar íntimamente unidas, lo contrario no obtendrá un estado óptimo en el individuo, incluso, fácilmente llegarála frustración.

A Parson, modesto maestro de escuela estadounidense, se le considerauno de los primeros que inician trabajos sobre la investigación de la vocación. Sus resultados fueron, la recomendación de que en todas las escuelas,existiera un “consejo de vocación”. Sigue el célebre psicólogo de Harward,Hugo Müsterberg, que abre una amplia vía a los muchísimos investigadoresque le siguen. Casi simultánamente Starn y Lipman, inician en Alemania trabajos con base más científica. Uno de los ejemplos de aplicación, eficaz

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resultado de las investigaciones en Estados Unidos fue la organización de suEjército, ante la Primera Guerra Mundial, utilizando el procedimiento ArmyTest. Hoy ya es de uso general tanto para satisfacción de la propia persona,como para evitar sea ocupado en un puesto, que no le. corresponda, encualquier organización o empresa, por la falta de rendimiento al carecer de laaptitud necesaria, y la posibilidad de accidente cuyo resultado éconómico esgrave.

En general, el problema físico-psicológico-intelectual de las aptÍtudes paradesempeñar una profesión, sea cual sea el nivel exigido, ha de óonstruir unameta en bien de la sociedad. Científicamente se utilizan dos sistemas; unotrata de averiguar cuál es la mejor profesión para el individuo en cuestión yotro, cuál es el mejor individuo para un puesto determinado; el primero constituye la “orientación profesional” y el segundo la selección profesional”.

Existen fenómenos de vocaciones tardías. Estas son el resultado de: uncambio en la mentalidad, un posterior llamamiento, o descubrir un caminonuevo en el que nunca pensó. Corresponde a diferentes circunstancias, casitodas coincidentes en: los sentimientos, su valoración y la aplicación quehace cambiar la aptitud primitiva. Puede sentirse una profunda vocación yésta sufrir cambios que le abran otras perspectivas de futuro.

No debe confundirse la vocación con el deseo, anhelo o aspiración a ocupar un puesto, del que sólo se pretende obtener un beneficio, o como pasopara ocupar otro, Esto incluso, puede llegar a confundir a la propia persona ensu obsesión por alcanzar la primera meta que se ha marcado.

Por tanto, la vocación, o llamamiento a ocupar un determinado puesto enla sociedad, es tan beneficiosa, para el comportamiento de la persona, comopara el conjunto o comunidad de seres en la que se encuentra insertado.

Factores que influyen en la vocación

Desde su nacimiento, el ser humano se encuentra sometido a dos influencias, en forma muy directa, la familia y el entorno, o círculo que le rodea. Lafamilia vuelca en el nuevo ser a ella incorporado sus: valores éticos-moraleso fundamentales, cultura, ideales, concepción de vida, intenciones de futuro,etc.; lo que va generando, a su vez, en ese nuevo ser, y ajeno a sus propiasdecisiones, la inclinación hacia un camino determinado, en el que la profesión de los padres, ejerce una fuerte presiÓn que, como gota de agua, vacalando en sus preferencias, admitiendo que el joven ofrece aptitudes tantofísicas como intelectuales para esa profesión.

No es raro, por tanto, aceptar la idea de que los hijos se inclinan por laprofesión de los padres máxime cuando coincide el factor de endogamia.

Pero hemos de admitir que los factores existen con signos positivos eigual, con negativos.

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Como positivos, en una inclinación hacia una profesión determinada, seencuentra la satisfacción de los padres en los suyos, Es indudable que unjoven, de una familia en que los padres se encuentran orgullosos de susituación, y se consideran bien atendidos, estimados, y, sobre todo, satisfechos del trabajo que realizan y de su rendimiento, el ambiente y la atmósferade bienestar que les rodea, la transmiten a su hogar, en el que los hijos sonlos principales receptores. El niño primero, y joven después, nacido, desarrollado y educado en ese confortable hogar, sentirá nacer, en una proporción,la inclinación hacia las mismas metas alcanzadas por sus progenitores.

Igualmente, el entorno ejerce una gran influencia en los jóvenes en esecírculo del que reciben una presión determinada para su inclinación haciauna profesión en el que se desenvuelva su vida.

Destaquemos otro factor que igualmente ejerce una fuerte influencia, sinclara percepción por el joven, el genético o hereditario. No puede evitarseesta llamada a un camino que viene de muy atrás y produce efectos insospechados. La herencia, hay que admitirlo, juega un destacado papel en laelección de una profesión.

Como en todos los aspectos que puedan considerarse de la vida tambiénexisten factores negativos que actúan con efecto contrario a una posiblevocación. Como primero, hemos de citar la frustración que siente el joven,ante la profesión de los padres, que admiraba y posiblemente anhelaba,cuando alcanzada la edad de la comprensión percibe la fuerte contrariedadque sufren, y de los que no oye palabras de aliento en su posible decisión,sino, por el contrario, consejos invitándole a dirigir los pasos por otros caminos distintos al de ellos.

El entorno puede ofrecerle, en paralelismo, razones para mostrarle efectoscontrarios a ese proyecto o intenciones de futuro, resatándole lo erróneo desu pretendida elección, mostrando evidencias claras que no dejan de calaren la mente del joven al que hacen dudar y, por último, derivar hacia otrasdirecciones.

Consecuentemente, la vocación está sometida a presiones ejercidas, unaspor factores positivos otras por negativos que influyen directamente, en lavocación de cada ser humano, en uno u otro sentido,

Crisis vocacionalCuando exponíamos los factores negativos que alteran, o se oponen, a la

elección de un camino, destacabamos la influencia familiar y la del entorno.Si contemplamos el círculo de vida, actual, que rodea al joven nos encon

tramos con una sociedad materialista o hedonsita, permisiva a extremosmáximos que llega a admitir con toda naturalidad hasta hechos delictivos. Nose trata de una crisis de valores. Como muchos opinan, llega a s,er unainversión de valores, por falta de la formación moral, necesaria para enfrentarse a la crudeza de la vida actual. Su resultado es causa de una debilitación de la consecuencia nacional, una materialización del espíritu que se

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inclina más hacia los bienes materiales, fomentada por el consumiSmo. Porotra parte, los actuales esquemas morales-culturales que impactan en losniños, se transforman con los años en serios traumas sociales que puedenllegar a degradaciones difíciles de superar. La juventud, así, se desorienta,crea sentimientos egoístas de insolidaridad, asediada, a su vez, por unapseudo-cultura que le lleva a un desarme moral, ideológico y, consecuentemente, patriótico.

Hoy el materialismo presiona negativamente sobre la vocación y lareforma. Existen tendencias hacia una ventaja material que puede no Ilegarse a obtener en la profesión a la que el joven se siente llamado. Estohace que, muchos, cambien sus inclinaciones hacia otros caminos; conscientes de sú falsa elección, pero decididos por el atractivo de mejoras materiales, que les impulsan a otros puestos. Desafortunadamente para las profesiones, éstas pueden acoger a jóvenes sin vocación, de los que nuncaobtendrán un resultado provechoso.

Por otra parte, la falta de puestos de trabajo obliga a los jóvenes a dirigirsus aspiraciones hacia un camino seguro, remunerado y con aceptable nivel.En este caso, resolver el porvenir asegurando emolumentos, categoría social,—cada uno según su nivel de procedencia—, y localización deseada,supone la frustración de anhelos.

La vocación acepta la entrega y el sacrificio, supone una vida dedicada alservicio de algo”, no ese “algo” utilizado para obtener unas ventajas.

Hemos de admitir que existe crisis vocacional, la cual desvía a los jóveneshacia caminos que no fueron llamados y en los que nunca realizarán unalabor positiva.

La llamada a la carrera militar

Los españoles no son militaristas porque constituyen un pueblo guerrero,como lo han demostrado a lo largo de la Historia. No sienten admiraciónpor su Ejército, ni sus gestas, porque se consideran capaces, igualmente,para realizarlas. Son los países, en los que sus ciudadanos son menos guerreros, o no lo son, los que contemplan con respeto a sus soldados, ya queno se sienten dispuestos a emularlos. Por otra parte, una nación fórja muchode su patriotismo y respeto a lo militar, en las contiendas internacionales. EnEspaña, hace cinco generaciones se tuvo el último enfrentamiento con otrapotencia extranjera, muy lejana de la metrópoli y convertido, además, enimpopular.

El sentimiento nacional, o amor patrio, es el que produce en la juventud, elmás fuerte tirón hacia el servicio de las armas. Servicio que exige un gransacrificio, por las circunstancias que lo rodean, entre ellas, la absoluta dedicación, entrega y los cambios de lugar, son ya hechos que imponen unosóondicionantes, no sólo para el militar, sino, igual, para la familia; con los graves trastornos que estas variaciones producen en el entorno de vida, tales

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como, locaUzación, relaciones familiares, amigos, etc., los dos últimos citadosde alta incidencia sobre los hijos.

A su vez, esta profesión exige la posesión de unos valores que hacenexcluir al que no los posea: amor patrio, honor, valentía, lealtad, disciplina,subordinación y compañerismo. Constituyen siete pilares sobre los que básicamente ha de sustentarse la vocación militar. Esto no quiere decir, en modoalguno, que los citados valores sean privativos o poseídos en mayor gradopor los militares, tan sólo significa que son indispensables para pertenecer alas FAS; cualquier otra profesión puede poseerlos, y es lo deseable, pero enalgunas no serán tan obligados.

Son sentimientos, más espirituales que materiales, los que permiten, fácilmente, la dureza de la vida militar, que se sobrelleva por la ilusión del debercumplido. Tanto más anhelada cuanto más dificil es el alcanzarla, en eldeseo de servir, más y mejor, donde no cabe “hacer lo preciso de su obligación”. La carrera de las armas exige un renunciamiento a comodidades yafectos. Se acepta lo bueno, como lo que pueda tener de malo, porque estose puede llegar a hacerlo cambiar. Significa ser fiel a sí mismo, en la realización de su vocación.

Existe hoy, una fuerte oposición y campaña, bien orquestada y dirigida,contra el servicio militar obligatorio, la profesionalidad militar y los presupuestos de Defensa, Se combate, también, la modernización, profesionalización ynacionalización de esta Defensa, que muchos ven como un camino paraconceder peso político al militar, en determinadas condiciones. Es una campaña inteligente e intensa que se realiza en las naciones occidentales, penetrando, a la larga, en la mente de un sector de ciudadanos, sobre todo en lajuventud, lo que nos hace pensar si esta acción no está claramente dirigida aobtener la debilitación del denominado Bloque Occidental, al cual pertenecemos. Por otra parte, la participación en algunos sectores administrativoscrea un sentimiento de fragmentación nacional que difumina el sentimientode la patria común. Separación que, igualmente, conlleva la debilitación de laconciencia nacional de defensa, dificultando el logro de un mantenimientocomún de anhelos en las naturales intenciones de futuro.

Evidentemente, es fácil comprender que el llamamiento vocacional a lacarrera de las armas se encuentra muy influenciado por los obstáculos queestamos exponiendo. En la familia, se observa la falta progresiva de suinfluencia en los jóvenes, en lo que se refiere a la transmisión de los valoresético-morales y patrióticos, lo que se agrava en los casos de familias deshechas, así como, por los más frecuentes de estar también la madre, en untrabajo, fuera del hogar, sistema de vida en el que apenas se puede atendera los hijos en los estudios, y su consecuencia cada vez mayor, de falta decomunicación, entre los componentes de una misma familia.

Hoy los jóvenes, en una gran mayoría, muestran una acentuada indiferencia por la defensa de su nación. Ni ellos ni gran parte de los ciudadanoscreen posible una guerra internacional, tampoco piensan en que de la fortaleza de Su patria, depende la probabilidad de que sea atacada en lo político,

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económico o humano. Las investigaciones sociológicas, llevadas a cabo enlos últimos años, muestran claramente, un alejamiento de la juventud enestos problemas. Los jóvenes están sometidos a una acción permanente queles impulsa hacia un género de vida en la que impera la música violenta,dura, compuesta e interpretada, según dicen, para ‘liberar”. Sus resultadosson, en muchos casos, imprevisibles y la libertad, tan fácilmente convertidaen libertinaje, conduce hacia la indisciplina.

No se cultivan los valores del espíritu que fortalecen el amor patrio, lahístoria, gestas de héroes, aquellas páginas brillantes que hacen brotar elorgullo nacional. Hoy parece haber sonado la hora del cuerpo sobre el espíritu. La llamada a la carrera de las armas, no sólo no se ve favorecida sinoque está dificultada por las campañas que persiguen su desprestigio. Hoy,por la materialización del sentimiento de vida, se pierden muchas vocacionesmilitares, cuando el joven considera friamente, este factor que, indudablemtente, está ejerciendo, cada vez más peso en su decisión de intenciones.

Ello explica que los jóvenes, decididos por la carrera militar, han de seraquellos que, inexcusablemente, posean los valores esenciales ya citados.

La manifestación vocacional en la solicitud de plazas para los ejércitos,aspirantes a: oficiales, suboficiales, especialistas y voluntarios está muy directamente influenciada por los factores positivos y negativos que se hanexpuesto. Evidentemente, como en todas las profesiones, ha existido un porcentaje estimable de autoreclutamiento, con un cierto grado de influencia porla endogamia. Hoy día esto no tiene mucha validez, los jóvenes, en su mayoría, no admiten aquellos condicionantes familiares. Recordemos las familiasque, por tradición, dedicaban al primogénito al servicio de las armas y alsegundo a la iglesia. Actualmente los parámetros de tradición e influenciapaterna han evolucionado.

El cambio, en esas intenciones de futuro, de los hijos de militares de laposguerra se debe al contemplar las circunstancias de uno padres, malremunerados; mal atendidos; con escasos medios en sus Unidades queapenas permitían cumplir los programas de instrucción; con una...;J,ibertad paraque a partir de las dos de la tarde se buscasen otros empleos, con frecuencia humildes y de nivel más bajo al de su categoría militar; estas circunstancias nocivas para el mantenimiento del espíritu de cuerpo y de esa satisfacción interior, forzosamente habrían de ser transmitidas e influir en su familia.Esto quizá explique el considerable número de hijos de militares radicalizadosen doctrinas extremas.

No existe, hoy, ninguna limitación ni preferencia en el ingreso en las FAS.En las estadísticas se resalta el aumento progresivo de los hijos de civilesaspirantes sobre los de militares.

Aunque, contra la llamada vocacional, puede presentarse el hecho deaquellos que aspiran a una plaza ante la falta de puestos de trabajo, si bienes verdad, la realidad confirma que estos jóvenes son integrados, absorbidosy asimilados en el espíritu militar, en su mayor parte. En consecuencia, se

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están obteniendo nos cuadros, en todos los niveles, de condiciones humanas muy equilibradas que fácilmente se integran en la sociedad moderna.

La vocación militar, consecuentemente, es la llamada a una profesiónplena de sacrificios y total dedicación, Exige los valores ya citados, inexcusables para afrontar una vida dura y sin grandes compensaciones materiales.Hoy se ve escasamente favorecida para que en los jóvenes brote ese entusiasmo que les haga acudir al llamamiento del servicio de las armas, por laactual materialización de los esquemas de la vida moderna que se contraponen a la austeridad y rigidez que entraña esta profesión.

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CAPÍTULO SÉPTIMO

LA FORMACIÓN MILITAR

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LA FORMACIÓN MILITAR

POR GERARDO LAGÜENS MAROUESÁN

Conceptos previos

Cuando se tratade temas relacionados con la transmisión de los valoresculturales, es frecuénte incurrir en la confusión de dos términos, enseñanza”y “educación”, atribuyéndoles un mismo contenido o significado. Y ello es unerror, por cuanto el vocablo enseñanza” hace referencia a una transmisiónde conocimientos instrumentales, útiles y necesarios, e incluso imprescindibles, para el normal desarrollo de la vida humana individual y de relaciónsocial. El término “educación”, es mucho más amplio y ambicioso: no setrata ya de transmitir unos saberes de utilidad inmediata, sino de sobre labase de un mínimo de éstos, ayudar a desarrollar la personalidad del serhumano para prepararle a adoptar un criterio personal de valor ante los problemas individuales y colectivos que tendrá que afrontar en el desarrollo desu existencia. En resumen, mientras enseñanza” hace referencia a la mera“instrucción”, a la transmisión de conocimientos, abstracción hecha de cualquier incidencia de carácter ético o de cualquier ideal, “educación”, por elcontrario, aspira al desarrollo y perfeccionamiento del ser humano de unamanera total y teniendo en cuenta las circunstancias del entorno sociológicoy la del fin último del hombre, tanto en sí mismo como en tanto en cuanto esmiembro de una sociedad integradora.

La distinción que acabamos de expresar tiene extraordianaria importanciapara decidir la postura a adoptar frente al problema de la formación materialy moral del hombre. La postura que se adopte dependerá de la base filosófica que adoptemos a nuestra vez; si partimos de la creencia de que el serhumano no debe recibir influencias extrañas a su propia experiencia vital, nosinclinaremos por la mera ‘enseñanza”, por la simple transmisión de información material para adoptar problemas de subsistencia, abstracción hecha decualquier consideración de carácter ético, valores ideales, valores religiosos,etc. Por el contrario, si consideramos al hombre como un ser trascen

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dente, ehraizado en uños valores colectivos que le vinculán .en su individualidad y en su circunstancia de miembro de diversos círculos sociales —familia, patria, humanidad—, llegaremos a la conclusión de que debemosayudarle a encontrar las líneas maestras de su comportamiento social,transmitiéndole los valores y creencias que fundamentan nuestra vida social.

Delimitado el contenido de estos dos vocablos, diferentes pero íntimamanteligados entre sí, pasemos a desarrollar el aspecto educativo de decisivaimportancia en la formación de los miembros de la profesión militar. A nuestro juicio la educación es el medio por el cual una persona desarrolla suscapacidades, aptitudes y conducta general. Consiste en una serie de experiencias, seleccionadas o no, por las que pasa una persona, experienciasque no dejan de influir en el fin último del hombre, o, por lo menos, en lainterpretación personal de tal fin. Todas las experiencias son educativas enalgún grado y manera, aunque separadamente puedan ser buenas o malaspara el individuo o ambas cosas a la vez.

En un momento especial, los resultados de la experiencia reciben tambiénel nombre de educación. Al decir que “alguien ha adquirido una educación”,queremos significar que ha pasado por experiencias que han producido en élalguna capacidad para hacer frénte a otras semejantes con mayor eficacia.

Aunque toda persona se educa a través de su propia experiencia, lasociedad no abandona completamente la educaión al azar. El individuo estásometido a un proceso social en el que sufre la influencia de un ambienteparcialmente dirigido y soporta las normas impuestas por la sociedad en lavida familiar y social.

El ambiente especialmente gobernado y dirigido es la escuela, aunque nodebe olvidarse que comienza en el hogar familiar y que tras culminar en elcentro o centros docentes, dura toda la vida. La sociedad al establecer elsistema educativo, ofrece a sus miembros la oportunidad y la responsabilidad de pasar por las prácticas que desarrollen su capacidad de convivenciaen la sociedad a que pertenece, o, dicho en otras palabras, por medio de loscentros docentes se instruye a los educandos en los conocimientos, habilidades y sentimientos aprobados por la sociedad.

A través de toda su historia la educación ha sido el medio de que lospueblos de todas las épocas se han valido para acercarse a la clase de vidaque consideran óptima. Ahora bien, el lugar educativo por excelencia, después del hogar. familiar, es la escuela, que así se convierte en trascendentalinstrumentó mediante el cual todos los pueblos del mundo se esfuerzan porhacer de sus ideales de vida realidades para su descendencia. Pero ello noquiere decir que la acción educaiva haya de ser monolítica e igualitaria: salvolas grandes directrices que condensan el ideario social, la acción educativaestará condicionada por la finalidad que se espera alcanzar, especialmenteen los niveles superiores de enseñanza. Así, no tendrá las mismas características la formación de un jurista, que la de un médico o la del profesional delas FAS.

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No presenta la historia de la educación nada que se parezca a una trayectoria de crecimiento ininterrumpido y progresivo, apoyado en principios firmemente sostenidos a través de las edades; más bien se daría un constantefluctuar, en que se alternan períodos de avance y retroceso y se modificanconceptos fundamentales. Así, mientras unas veces aparece en ella el individuo subordinado a los intereses de la Iglesia o del Estado, otras se nosmuestra ocupando el centro de atención, recabando la subordinación de todoa su propio bienestar. Si en ciertas épocas y países se concede la primacíaa los valores espirituales sobre los materiales, en otras se rodea a éstos detodas las preferencias. En cuanto a los métodos en sí, no presentan menosacusados contrastes, pues varían desde el quehacer individual a la lección,desde el aprendizaje de oficios a la gimnasia mental de la práctica de laslenguas clásicas, etc. Tal es el panorama reprospectivo que se ofrece anuestros ojos. La enseñanza moderna presenta vestigios de tan abigarradoconjunto, como heredera que es de todas corrientes educativas del pasado,perono hay duda alguna de que desde algunos años se viene observandoun predominio de la desidealización de la acción educativa, dando de lado orechazando aquellas áreas que no tengan un inmediato campo de aplicaciónutilitaria, y así se observa una campaña contra el estudio de las lenguas clásicas, la preterición de materias no útiles” como la metafísica o la religión yel intento de profesionalizar” los estudios a todos los niveles, buscando únicamente la formación profesional inmediata. Por ello, es preciso en determinadas circunstancias, como por ejemplo la formación de los profesionales delas FAS, complementar la pura enseñanza técnica de la especialidad, conaquellas no impartidas en niveles educativos anteriores. De lo contrario secorre el gravísimo riesgo de recaer en el sistema educativo espartano, sinotra finalidad que la del servicio ciego al Estado, sin permitir incursiones envalores ‘no útiles”.

Finalmente señalemos que la educación opera en diversos sectores sociales, pero interdependientes. Así tenemos como primer campo de acción educativa la familia, unidad social primaria, seminario rei publicae, en opinión deCicerón, aseguradora de la propaqación y continuidad de la especie, transmisora de los ideales y valores de morales la comunidad. Como unidadsociológica, la familia es un grupo organizado, unido por lazos personales,íntimos y domésticos. Su misión no se limita a cuidar meramente del vástagodesamparado. Sirve también como medio para desarrollar personalidadessocialmente útiles para transmitir el trascendente cúmulo de conocimientoshumanos, tales como el idioma, la escritura, la conducta social, y para perpetuar la organización social. La familia es, por consiguiente, fundamental parala civilización humana, y no debe olvidarse que es anterior al propio Estado elcual debe protegerla y facilitar su desarrollo.

En los últimos tiempos, la familia ha perdido gran parte de su estabilidad yde su función tradicionales y ha acusado el golpe de los recientes cambiossociales. No ha podido librarse de las asechanzas disgregadoras contra lacivilización cristiana, al igual que el concepto de patria y los valores inherentes a dicho concepto. Y desde luego, el objetivo ha sido bien elegido, ya que

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para destruir la civilización actual, nada hay como empezar por los cimientos:la familia. Pero no todo son asechanzas: los nuevos estilos de vida —necesidad de trabajar fuera de casa de ambos cónyuges, por ejemplo— contribuyen al desmembramiento de los hogares y a la rápida extensión del divorcio,causa principalísima de la desmembración de los hogares. Los resultadosestán a la vista: tras el lógico vacío en la educación de los jóvenes, viene elpasotismo, la insolidaridad social y la delincuencia juvenil.

Hoy se detecta una reacción contra esta situación: se admite generalmente que la familia sigue constituyendo la influencia social más poderosaen la conducta del individuo por su trascendencia en los años formativos delniño. La desorganización de la familia se ha convertido en problema angustioso para la Pedagogía, la Sociología, el Derecho, la Psiquiatría y la Religión.

Nos hemos detenido especialmente en el problema familiar por su decisivaimportancia en el campo de la educación integral del hombre. Pero hay otroscampos sobre los que el factor educativo es decisivo para bien o para mal.Así la sociedad en general reflejará inexorablemente las virtudes ó los defectos de la acción educativa. La prueba palpable la encontramos en la situación de la sociedad actual, aquejada de muchos problemas que no son otracosa que el exponente de evidentes fallos educativos. También hay que teneren cuenta la importancia en materia educativa de los medios de comunicación de masas: la prensa, la radio, el cine, el teatro y la televisión son instrumentos decisivos para una tarea educativa positiva o negativa, y, desgraciadamente, hoy y en nuestra Patria poco positivo podemos encontrar en estoscampos para la educación del pueblo.

Finalmente, la tarea educativa se culmina —igualmente de forma positiva onegativa— en los centros docentes, en sus tres grados: básico, secundario ysuperior. En este campo existe el peligro de “deformación” o de educaciónnegativa con la tendencia a desvirtuar o enmascarar asignaturas tan formativas como la historia, la filosifía y las lénguas clásicas en beneficio de otrasmás “prácticas” o “profesionalizadoras”, como las matemáticas, las cienciasexperimentales o la técnica, tendencia que nos conducirá inexorablemente altipo humano del “bárbaro especialista” que nos hablaba Ortega y Gasset,muy docto en ciencia o técnica, y carente de toda formación ética, moral oreligiosa.

Objetivos diferenciados de la educación según los grados de enseñanza

Aunque hoy en día determinadas corrientes pedagógicas pretenden superar los tradicionales grados de la enseñanza por una pretendida enseñanzapermanente constantemente puesta al día, en este trabajo nos basaremos enla tradicional división de la enseñanza en básica o primaria, secundaria omedia y superior. Este esquema sigue vigente en todas partes, sin prejuiciode incorporar algunos espectros de las nuevas tendencias como la interdependencia de materias y las posibilidades de reconversión que, sin duda,pueden ayudar a disminuir el fracaso educativo, problema hoy de gran importancia.

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La Enseñanza Básica, considerada universalmente como obligatoria paratodos los ciudadanos, tiene como contenido aquellos conocimientos que seconsideran imprescindibles para el desarrollo posterior de la vida de relación,tanto bajo un punto de vista puramente técnico o profesional, como social encuanto a miembro de una sociedad estatal, con unos derechos a ejercer yunos deberes que cumplir. Se trata de preparar a los futuros ciudadanos paraacceder a otros niveles educativos, buscando desarrollar aptitudes y vocaciones tanto en el aspecto técnico como en el artístico. Asímismo, este nivelde enseñanza debe ser un eficaz instrumento de socialización, insuflando enel escolar los valores éticos de la convivencia con los demás ciudadanos, eluniversalismo y la especifidad; en resumen, no se trata tan sólo de formarciudadanos de un Estado, cuanto miembros de una Patria común. Finalmente, la Enseñanza Básica debe servir de fundamento para preparar alescolar en su futura participación en una economía industrial diferenciada,características de las actuales comunidades políticas.

La Enseñanza Secundaria o Media tiene dos áreas fundamentales: elBachillerato y la Formación Profesional. El objetivo inmediato es despertaraptitudes y vocaciones, si bien hoy se tiende a profesionalizar” este niveleducativo, objetivo reservado antes a la Formación Profesional. El Bachillerato, pese a las nuevas tendencias “profesionalizadoras”, es una etapa formativa de la personalidad, preparatoria para acceder a estudios superiores concretos según la personal vocación y aptitud. Pese a los intentos de“profesionalizar” esta etapa educativa, podemos afirmar que el bachilleratopretende formar “especialistas en ideas generales”, que no otra cosa significa “formación de la personalidad”, preparando al discente para adoptar unaposición personal ante la vida. Por otra parte, la tendencia profesionalizadorano supone otra cosa que cambiar la educación por la mera instrucción. Hayuna tendencia general a considerar esta etapa educativa como obligatoria,así como la Básica, tendencia que no puede tener duda en el caso de laFormación Profesional, pero que ya es más discutible en el del Bachillerato.

La Enseñanza Superior o Universitaria tiene como meta la preparaciónpara el desempeño de una profesión de carácter liberal, ya del campo de lasHumanidades, ya del de la Técnica. Hoy en día hay una fuerte tendencia asustituir las viejas y tradicionales Facultades y Escuelas Técnicas Superiorespor otras en las que la especialización es la meta final, bajo pretexto de la“demanda social”. Sin embargo, y aún reconociendo la necesidad de especialización de las viejas profesiones liberales en la compleja vida económicamoderna, no hay que olvidar el peligro de la aculturización como resultado deuna excesiva especialización. A nuestro juicio, la especialización sólo debevenir tras una etapa “educativa” o “formativa” integral. La aparición de nuevos títulos académicos y nuevas profesiones que responden a las nuevasnecesidades y demandas de la sociedad, lleva consigo el peligro de la automatización de las profesiones tradicionales y el debilitamiento de la conciencia cósmica del individuo.

Con lo dicho hasta el momento, podemos resumir los caracteres generalesde la enseñanza en los siguientes puntos:

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a) Facilita la inserción del individuo en la sociedad.b) Condiciona el comportamiento social posterior.c) Es decisiva para la movilidad y el cambio sociales necesarios para man

tener el progreso social.d) Para un resultado positivo es imprescindible la libertad de enseñanza —prin

cipio básico de una sana democracia— y la igualdad de oportunidades,cuya consecución es misión irrenunciable del Estado.La situación actual de la enseñanza y la educación tanto en nuestra

Nación como en otros Estados es, como ya hemos señalado, la tendencia auna especialización que incide de forma especial en los niveles secundariosy superiores. Aparte de ello, se observa con alarma que en algunos casos seutiliza la enseñanza para el adoctrinamiento sectario de las masas, fenómenomás frecuente a sociedades políticas que no respetan la libertad de enseñanza. Por su parte, las tendencias actuales propician la masificación de laEnseñanza Superior con evidente perjuicio de su calidad, y se intenta eliminarel humanismo en los niveles Medio y Superior, no admitiéndose nada que notenga utilidad práctica inmediata. Con ello el nivel cultural de la llamada hastaahora ‘clase intelectual” desciende de una forma alarmante con efectos decostosa recuperación en el tiempo en la calidad.

Esta situación ha sido posible por la concurrencia de otros factores ya aludidos en algún caso:a) Acción negativa de los medios de comunicación de masas por la zafiedad

de sus manifestaciones y/o su sectarismo. En este punto incluso unalabor educativa positiva en el seno de la familia, puede verse contrarrestada por la influencia exterior.

b) Masificación de los centros docentes, especialmente de la EnseñanzaSuperior con el evidente resultado de la pérdida de nivel cultural en elalumnado y en las promociones de titulados.

c) Progresiva degeneración de la Enseñanza Media, que, a su vez, condiciona a la Enseñanza Superior al no alcanzar el nivel cultural mínimo deaquélla.

d) Falta de rigurosa selección en el acceso a los estudios superiores, con undoble resultado negativo: insuficiente preparación en los alumnos y dificultad para hacer efectivo el principio de igualdad de oportunidades.

e) Finalmente, falta de autoridad en los centros docentes de los tres niveles,lo que hace posible la desmoralización del profesorado con evidenterepercusión en los resultados de su labor.

Planteadas así las cosas, no debemos detenernos en una crítica aséptica,sino que debemos señalar las líneas generales de una actuación posiblepara reconducir el problema educativo:1) Debe establecerse un equilibrio entre la demanda social y la preparación

cultural y profesional de los ciudadanos. No hay peor caldo de cultivo antisocial que una masa de titulados superiores sin salida profesional y sin ladebida preparación.

2) La plétora de titulados superiores provoca inestabilidad social al superar laoferta de puestos de trabajo.

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3) La falta de preparación de élites rectoras hace difícil el cambio socialconstante, signo de la etapa de economía industrial en que vivimos.

4) La tarea educativa debe impartirse en forma tal que garantice a las jóvenes generaciones la posibilidad de adaptación y versatilidad profesionalque exigen los tiempos, pero sin olvidar los valores tradicionales que sustentan la identidad nacional.

5) El olvido de los valores tradicionales lleva a la pérdida de la identidad personal, y ésta a la del grupo social, llegándose a la ruptura de la armonía social y a la pérdida de los valores fundamentales que debe regir la convivencia.La recuperación de aquellos valores debe ser tarea inmediata, inaplazable.

6) Simultáneamente con la preparación profesional hay que cultivar la sensibilidad por las diversas manifestaciones culturales, tratando de restablecerel humanismo, en especial en los niveles superiores.

7) Finalmente, la evolución de la sociedad modérna exige una educaciónpermanente y una constante actualización de los conocimientos. El acelerado ritmo de la evolución de las técnicas y de la ciencia en general,hacen de este postulado algo ineludible.

La formación de los profesionales de las FAS

Las consideraciones hechas al estudiar el fenómeno educativo en generalson aplicables al campo educativo de las FAS. Pero no debe olvidarse que alos centros de enseñanza militar se accede tras haber superado unos niveleseducativos en los que, hoy por hoy, se detectan graves omisiones y aúndeformaciones. Si una sociedad política no puede permanecer indiferenteante el hecho de una deficiente formación ética o social de sus ciudadanos,el asunto alcanza mayor gravedad cuando se trata de los futuros cuadros demando de las FAS.

En el caso que nos ocupa, los centros de formación militar, además de laenseñanza específica que lógicamente deben impartir, han de procurar subsanar las deficiencias educativas o las deformaciones que puedan detectarseen los niveles educativos exigibles para el acceso a las academias, deficiencias y deformaciones que hemos pretendido señalar anteriormente.

El sistema educativo que se emplea en una nación, influirá de forma decisiva en las FAS, por cuanto como dice Burton R. Clark —Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales. Ed. Aguilar, 1974—, “el sistema militarmoderno es una gran empresa educativa: su competencia depende de sucapacidad en hacer técnicos de los simples reclutas y de formar un cuerpode oficiales en el que el empresario y el tecnólogo ocupen lugares paralelosjunto al del estratega de antaño. La carrera militar depende cada vez más delbuen funcionamiento de las escuelas donde se preparan los oficiales parapuestos que exigen cualidades muy especiales y grandes conocimientos. Lasnaciones jóvenes ven en el Ejército un excelente instrumento de educación.En Israel, por ejemplo, el Ejército desarrolla un papel muy importante al ladode las escuelas para la culturización de los inmigrantes; los jóvenes aprendenallí el hebreo, la historia y la geografía de su pueblo, la moderna disciplina del

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trabajo con otros, y nuevos métodos de trabajo. en la mayoría de las naciones en proceso de modernización, los oficiales del Ejército figuran entre laspersonas con una mejor formación, distinguiéndose particularmente en lasfunciones técnicas y administrativas”.

Pero de los aspectos concretos de la formación del militar de carrera, setratará más ampliamente a continuación.

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CAPÍTULO OCTAVO

LA FORMACIÓN DEL MILITAR DE CARRERA(Aspectos específicos)

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LA FORMACIÓN DEL MILITAR DE CARRERA(Áspectos específicos)

POR JOAQUÍN PRATS DEL CAMPO

Aptitud y formación

El militar de carrera procede del ciudadano que ingresa en un centro deformación militar, con vocación para seguir la carrera de las armas. Sin entraren disquisióioneS sobre el significado de la palabra vocación, hemos deaceptar que todo individuo que elige una profesión lo hace dentro de unabanico de opciones, con la finalidad de procurarse un medio de vida, adquirir capacidad para crear y mantener a una familia y, de alguna manera serútil a la sociedad, por supuésto, aceptando la idea de que todo individuo queelerce una profesión, cualquiera que ésta sea, siempre que lo haga con éticaque la profesión exija, lo hace en servicio de la sociedad a la que pertenece,en otras palabras, sirve a su Patria.

La profesión militar, como cualquier otra profesión, necesita de un períodode aprendizaje, es decir de una enseñanza, basándose en las cualidadesfísicas, psíquicas y morales, necesarias tanto para el período de aprendizajecomo para el posterior ejercicio de la profesión.

El ejercicio de la profesión militar lleva en sí mismo, el encuadramientopermanente en una organización de las FAS. Para el militar de carrera, esteencuadramiento lo será: en un puesto de mando de un cierto nivel, en unpuesto de la administración militar, o bien como profesor en algún centro deenseñanza militar, academia o escuela militar.

El mando, en términos militares, significa estar investido de una cierta autoridad, para desarrollar todas o algunas de las funciones siguientes: controlar,coordinar, dirigir, adiestrar o instruir, y administrar, a las Unidades e individuospuestos bajo su autoridad. De forma general se puede afirmar que el militarprofesional ejercerá el mando a partir de. su primer destino y, excepto en algunos períodos, durante toda su vida como militar en activo. Y cualquiera que

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sea la Unidad sobre la que ejerza el mando, siempre tendrá a sus órdenes yserá responsable de hombres, armas, materiales y equipos, y su cometidocomo jefe o comandante será lograr que la Unidad bajo su mando estésiempre en condiciones de llevar a cabo su misión con eficacia, dentro delas órdenes recibidas de su superior jerárquico, actuando siempre en elmarco de la Constitución, de las Leyes del Estado y de las Leyes internacionales, para ello deberá:a) Con respecto a sí mismo, ser consciente de sus deberes y atribuciones, y

de su responsabilidad en relación con el mando que ejerce.b) Con respecto a los hombres a sus órdenes, adiestrarlos, instruirlos y con

ducirlos, prestando atención al mantenimiento de su moral y su saludfísica y mental, a Ja vez que a conservar la cohesión interna de su Unidad.

c) Con respecto al armamento, materiales y equipos de dotación de su Unidad, conocerlo, manejarlo, mantenerlo y, hasta un determinado nivel, repararlo.Estos tres aspectos expuestos exigen el en oficial la aptitud necesaria y la

posterior preparación para, con responsabilidad, ser educador y conductor dehombres y alcanzar un determinado nivel técnico. La primera de estas exigencias, la aptitud, obliga a una selección previa que ha de incluir: condiciones psico-físicas y nivel adecuado de conocimientos. La segunda exigencia,obliga a la formación en un centro específico en el que se le convierta eneducador, conductor y técnico, es decir reciba la necesaria educación en loscampos de la humanística, de la ciencia o arte militar, y de las ciencias engeneral.

SelecciónLa selección previa tiene por finalidad asegurarse, dentro de lo posible, de

que el aspirante tiene las condiciones físicas, la salud y estabilidad mentalnecesarias para el ejercicio de la profesión militar, así como un conocimientoprevio de lo que es la profesión y lo que ésta le va a pedir en el futuro, yademás, asegurarse de que su nivel de conocimientos es el adecuado paraseguir y asimilar los programas con que se va a enfrentar en la academiadurante la fase de formación. Esto último se puede lograr del estudio de suexpediente académico, centro en que recibió la enseñanza y, por supuesto,de las pruebas de conocimientos específicos que sean oportunas. En resumen, reconocimiento médico, pruebas físicas, test psicológicos, pruebas psicotécnicas, entrevista y prueba de conocimientos específicos.

Formación inicialLa fase de formación se inicia a partir del ingreso en el centro en el que

se van a efectuar los estudios, y se extiende durante el período de aprendizaje. Como yase ha dicho, la formación ha de abarcar tres aspectos básicos: como educador, conductor de hombres y técnico, y, por lo tanto, laenseñanza se tiene que desarrollar en los campos humanístico, militar y tecnológico.

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El aspecto humanístico ha de conducir al conocimiento del hombre y desu comportamiento, incluye disciplinas tales como la sociología, la didáctica,la ética y la moral, y el derecho. En relación con la moral diremos comoAlonso Baquer: lo característico de la moral, vivida por los ejércitos o lasarmadas, es el hábito de la disciplina, como balance de una sincera y razonable búsqueda de la solidaridad en la acción para el cumplimiento de unafinalidad común. Porque al capitán y al soldado les une una misma subordinación, es decir, el acogimiento a un mismo sistema de valores, losignificativo es el compromiso de la lealtad, como refrendo de un pacto recíprocode no abandono entre el capitán y el soldado o marinero. Lo notable es elsentimiento del honor, como repudio o vergüenza de toda conducta indignasocialmente descalificada. Lo definitivo es, por último, la fidelidad a la vocación como propósito hasta el fin de esa pauta prescrita de comportamientoque se tiene derecho a esperar de todos y cada uno de los compañeros dearmas (*)

El aspecto militar, lleva al conocimiento de la Institución militar y del comportamiento del individuo dentro de ella y de su estructura jerarquizada, elmilitar ha de ser respetuoso con sus superiores, obediente a las órdenes quereciba, subordinado al mando, disciplinado, resistente a la fatiga y valerosoante el peligro, responsable de las órdenes que dé, y rendir culto al compañerismo, con un claro concepto de lo que esto significa; ha de saberse ganarel respeto y el cariño de sus subordinados, así como el aprecio de sus jefesy compañeros, todo ello dentro de lo dispuesto en las Reales Ordenanzas ydemás Leyes del Estado. Este comportamiento, no es posible aprenderlomediante el estudio, por lo que habrá de serle inculcado a través de la vidadiaria en el centro de formación, durante las 24 horas del día, exigiéndole elcomportamiento adecuado en todos y en cada uno de los actos académicosde la vida cotidiana, y, por supuesto, con el ejemplo constante de sus jefes,profesores y educadores. Los actos de índole puramente militar y los ejercicios militares, entre los que se incluyen la instrucción en orden cerrado,constituyen la mejor didáctica para estos logros. Citando de nuevo a AlonsoBaquer ‘.. la finalidad del sistema militar de educación es prolongar en unomismo un género de vida valioso recibido por tradición” (*).

La formación técnica, ha de incluir todos los aspectos técnicos y científicos necesarios para conocer, emplear, mantener y, hasta cierto punto, reparar las armas y equipos de que están dotados las FAS, dentro del Ejército yespecialidad, a la que pertenezca. Esto forzosamente obliga a la inclusión enlos programas de estudio de determinadas disciplinas, tales como: mecánica,electricidad, electrónica, cinemática, termodinámica, informática, etc., lo quepuede obligar a ampliar los conocimientos de otras materias básicas, comofísica, química, y matemáticas. Además los planes y programas de estudiotendrán que incluir las materias específicas militares y las correspondientes asu especialidad y Ejército: topografía, tiro, navegación, aeronáutica, comunicaciones, armas, materiales, equipos y un largo etc. y, como complemento

() Alonso Baquer: Los estudios de un joven de hoy

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de todo ello, las técnicas y tácticas necesarias para el empleo de las Armasy Unidades, con seguridad y éxito.

Lógicamente toda la enseñanza ha de incluir las prácticas correspondientes, de las que unas materias exigirán mayor número de horas que otras, porlo que los planes de estudios habrán de ser muy ponderados, distinguiéndose entre lo que habrá de conocerse a fondo, lo que haya de conocerse enmayor o menor grado, y lo que simplemente necesite de un mero conocimiento; todo ello en relación con cada especialidad y Ejército, de aquí quetratar de unificar los estudios para todos los Ejércitos es totalmente imposible,ni siquiera en el aspecto humanístico, pues el medio en el que han de actuares totalmente distinto. Indudablemente el medio con sus propias características influye sobre los individuos, no sólo en sus respuestas, sino también ensu forma de ser. Así:a) El Ejército de Tierra, aún actuando en el medio normal del hombre, exige a

los componentes de este Ejército una gran resistencia a la fatiga, a lasincomodidades y a las inclemencias atmosféricas; a la vez, el terreno tieneuna gran influencia en el combate y proporciona al hombre abrigo, obstáculo y desenfilada.

b) La Armada, exige la familiarización con un medio hostil que amenazaconstantemente. La ocultación es imposible en la mar y las amenazasaérea y submarina permanentes.

c) El medio aéreo exige en los componentes del Ejército del Aire unas condiciones de equilibrio psíquico y de reflejos muy especiales, dado que elmedio obliga, la más de las veces a la acción en soledad, haciendo frentea amenazas y emergencias y a adoptar decisiones y respuestas instantáneas.De forma análoga, el medio influye sobre el material, es interesante pensar

en cómo el medio influye sobre la organización y ejecución del mantenimiento de las reparaciones.

El Ejército de Tierra es, en conjunto, sin duda alguna, el más móvil de losEjércitos, siempre actúa alejado de sus bases e instalaciones fijas conarmas y equipos totalmente móviles y más aún con centros de mando ylogísticos también móviles, que, a su vez, actúan físicamente distanciados delas Unidades de combate, las cuales tienen una capacidad muy limitada paraacarrear cargas logísticas —abastecimiento y repuestos— con lo que sucapacidad de mantenimiento se ve muy limitada y mucho más aún la capacidad de reparación, lo que disminuye la necesidad de personal técnico-reparador en las Unidades de combate más elementales.

La Armada, por el contrario, en la Unidad de combate elemental constituida por el buque, dispone de una gran parte de abastecimientos y repuestos, lo que proporciona una mayor autonomía, pero en su dotación ha decontar con personal técnico-reparador, lo que unido a las limitaciones deespacio exige que, el personal de combate haya de ser a la vez técnico enmayor grado. El buque cuenta a su vez con su centro de mando de combateenlazado permanentemente con todas sus estaciones de combate, almace

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nes y pañoles; es decir, que todos sus elementos están inmóviles en relacióncon el buque, aunque éste esté dotado de gran movilidad.

El Ejército del Aire es distinto, a su vez, ya que la Unidad elemental decombate, el avión, carece en sí misma de capacidad alguna de mantenimiento y reparación, siendo completamente inmóviles sus centros de abastecimiento, mantenimiento y reparación, —excepto, claro está, el reabastecimiento de combustible en vuelo— así como también son inmóviles, en sumayor parte, los centros de mando y control. Existe, pues, una separaciónclara entre el aviador de combate y el personal técnico en tierra.

Formación posterior o perfeccionamiento

Posteriormente, y una vez acabada su formación de un centro apropiado,el militar profesional, como cualquier otro profesional, se irá formando en elejercicio de la profesión, en todos los aspectos. La experiencia que vayaadquiriendo le irá haciendo apto para puestos de cada vez mayor responsabilidad, a la vez que le ayudará a decidir sobre su futuro en relación con laespecialidad a adoptar, o el tipo de Unidad especializada a la que sus aptitudes y preferencias le vayan dirigiendo. La especialidad que elija la obtendráen una escuela apropiada, que, en algunos casos, podrá ser en un paísextranjero. Con independencia del curso o cursos que realice para lograr unaespecialidad, deberá, en ciertos momentos de su carrera, y para obtener lapromoción a determinados empleos, superar los cursos de capacitación parael ascenso que las leyes determinan. Así como para puestos en la administración militar, o bien en Estados Mayores Conjuntos o combinados, habrá derealizar cursos en centros, que se conocen con el nombre de Escuela deEstado Mayor o Escuelas de Guerra, considerados por muchos como unnivel equivalente al doctorado en los estudios universitarios.

Conclusión

Como resumen y consecuencia de lo expuesto, se puede asegurar que elmilitar profesional o militar de carrera, necesita:a) De una vocación inicial.b1 De ciertas cualidades o aptitudes físicas, psíquicas y morales.c) De una formación humanística que le capacite como educador y conduc

tor de hombres.d) De una forma militar, entiendo por tal, su formación en la disciplina, subor

dinación, lealtad, en el concepto de la responsabilidad y en el compañerismo, con un complejo conocimiento de las leyes del Estado, de las militares y de las internacionales —derecho marítimo, derecho de gentes,leyes de la guerra, etc.—.

e) De una formación en relación con el empleo de las Unidades armas yequipos, es decir una formación técnica —la táctica es la técnica deempleo de Armas y Unidades— y también tecnológica para el mantenimiento y reparación de armas y equipos.

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f) De una ambientación farniliarización y conocimiento total del medio enque va a actuar, tierra, mar o aire, y para el que, sin duda, necesitará deunas condiciones físicas y psíquicas específicas.

g) De un período de formación y estudio que ha de ser lo suficientementelargo o extenso para lograr todas las necesidades expuestas y, a su vez,con unos programas de estudio perfectamente ponderados, para no alargar el período de aprendizaje inicial más allá de lo conveniente.

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CAPÍTULO NOVENO

ESTATUTO PROFESIONAL DEL MILITAR

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ESTATUTO PROFESIONAL DEL MILITAR

POR FEUPE QUERO RODLES

Determinación del concepto

Para abordar la importante y actual cuestión del estatuto profesional delmilitar, es imprescindible fijar previamente la noción de estatuto puesto que,-en otro caso, se corre el riesgo de carecer de un adecuado y único punto dereferencia y, en consecuencia, de padecer un cierto desacuerdo intelectual.

Conforme a lo dispuesto en el Diccionario de la Real Academia de laLengua Española, hay que considerar como “estatuto” aquella regla confuerza de ley que se utiliza para el gobierno de un Cuerpo.

Origen y evolución

Una vez fijado el concepto, conviene’comenZar por el análisis del origen yprocedencia de tal noción.

La necesidad de regular la actividad y la vida de los Cuerpos Armados esmuy antigua y universal. Aparece en la historia con anterioridad a la propianoción orgánica de ejército. Textos remotos, como por ejemplo algunos delAntiguo Testamento, aún siendo religioso, dedican una especial atención alos preceptos reguladores de la actividad y vida de los Cuerpos militares.

En España, la primera aproximación a una regulación estatutaria de estanaturaleza se remonta al mundo visigodo y aparece recogida en el LiberJudiciorum o Fuero Juzgo debido a Chidasvinto y a Recesvinto. Este primercuerpo estatutario fue modificado y completado en el año 673 por Wamba.

La llamada “Ley Militar” de Wamba “atendía a dos supuestos distintos: elde la incursión enemiga por las fronteras del reino y de la rebelión militarinterna. En ella se impuso el servicio militar obligatorio, sin excepción alguna,para los nobles, clérigos y hombres libres, cualquiera que fuese su clase y

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jerarquía, debiendo tonar las armas y acudir a la llamada de la Patria con lamitad de sus siervos, quienes los tuviesen... La ley establecía severas penascontra los infractores y las extremaba para los desertores, presidida por unespíritu reformador que aspiraba tanto a mejorar la organización militar comoa estimular el valor personal de los godos, haciéndoles elevarse de la decadencia en que se iban postrando” (1).

Esta ‘Ley Militar” supuso ya una verdadera regulación de las obligacionesmilitares. Su contenido innovador y reformador y, sobre todo, su impulso perfeccionador y de búsqueda de la eficacia militar constituyen las claves deeste cuerpo estatutario y una constante que va a inspirar una especie de proceso regulador continuo del ejercicio de la profesión militar que durará hastanuestros días.

Con la acción reguladora se trataba de dar forma y rigor al. Ejército, considerándolo como fuerza organizada y reglamentada. Téngase en cuenta quelos Cuerpos Armados de la época se concebían de una manera bastanteanárquica, con estructuras no regladas y con comportamientos irregulares,poco ajustados al derecho y las costumbres. Eran las “huestes” y “mesnadas”. La “hueste” “no era de composición homogénea ni respondía a unaorganización jerarquizada” (2) y lo mismo se podía decir de la “mesnada”,organizaciones ambas cuya formalización resultaba imprescindible. No teníaentonces nada de descabellado el intento de fijar, con normativas de obligado cumplimiento, aspectos como la organización, la disciplina, la jerarquía,las obligaciones de militares y ciudadanos y la conducta.

Otro importante esfuerzo regulador fue el debido a Alfonso X con sus Partidas, y más concretamente con la Segunda que constituyó un auténticocódigo moral y una ordenación importante de los preceptos castrenses (3).Con toda propiedad se puede afirmar que este cuerpo estatutario se configuró ya como lo que hoy se consideraría una Ordenanza Militar.

Con posterioridad se fueron sucediendo otras regulaciones entre las quecabe destacar las debidas a los Reyes Católicos y a Felipe II. También enesta época hay que destacar la aparición de obras de carácter técnico-militar que, sin buscar expresamente regulaciones estatutarias, han proporcionado criterios, principios de actuación, valores y conductas exigibles al militaren orden a conseguir la eficiencia técnica, muchos de los cuales fueron después, poco a poco, incorporados al cuadro de deberes y obligaciones delmilitar. Un ejemplo digno de ser destacado es el del Marqués de Santa Cruzde Marcenado y sus: Reflexiones Militares (4).

(1) Servicio Histórico Militar. Histor,’a del Ejército español. Tomo 1. Madrid 1983, p. 327.(2) Servicio Histórico Militar. Ibídem Tomo II, p. 47. - . . -

(3) Gárate Córdoba, J. M. Las Ordenanzas de Carlos III. Estructura Social de los jerc!tos. Las I-uerzasArmadas, Historial Institucional y Social. Tomo 1. Alhambra Asuri. Madrid 1986, p. 101.

(4) Trillo-Figueroa y Martínez-Conde F. Teoría del mando y buen gobierno de las tropas. Reflexiones Militaresdel Marqués de Santa Cruz de Marcenado. Comisión Española de Historia Militar. Madrid 1984, p. 67.

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Las Ordenanzas Militares

En el siglo XVIII se llevó a cabo, probablemente, el más profundo e importante ordenamiento estatutario de cuantos han tenido lugar. El impulso renovador y racionalista de la Ilustración, con su sacudida general al Mundo,alcanzó también al ámbito militar y avivó, de forma muy considerable, el proceso regulador que venimos considerando.

En España apareciéron las Ordenanzas de Carlos III que, sin duda, constituyeron el más profundo, importante y completo estatuto de la profesión militar de los conocidos en el Mundo. Su finalidad era también la de reformar ymodernizar el Ejército y la Marina para propiciar su eficacia y mejor acomodación a la sociedad y a las costumbres de su época. Una vez más, se trataba de organizar y regular el ejercicio de la función militar y los deberes desus profesionales, es decir, de los militares y de los Cuerpos Armados.

Las Ordenanzas de Carlos III abarcaron aspectos muy variados, amplios ydiversos, como son los tratamientos y honores, las leyes penales y el régimeninterior, el vestuario, los servicios de cuerpo y de guarnición, el reclutamiento,la organización, etc, Aunque muchos de ellos fueron pronto superados porlos tiempos, otros muchos, como el moral, el penal, el disciplinario y, sobretodo, lo que se podría denominar el “espíritu de la profesión” perduraronhasta el extremo de que, prácticamente, permanecen vigentes en nuestrosdías. Esta jerarquía esencial de valores morales y espirituales es lo que dasentido a los ejércitos y justifica su existencia.

Estas Ordenanzas Militares debidas a Carlos III inspiraron muchas regulaciones similares en Hispanoamérica. Según el Estudio Histórico de FernandoSalas (5), la primera referencia documental a la introducción de las Ordenanzas Militares en América data de 1774 y se sitúa en Caracas. Después hanido apareciendo en Argentina, El Salvador, Perú, Chile, Colombia, Cuba,Méjico, Bolívia, Eduador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y la República Dominicana. Todas estas naciones han conservado, enmayor o menor medida, el “espíritu de la profesión militar” derivado delcódigo estatutario español en sus respectivas Ordenanzas.

Hitos contemporáneos

Al final del siglo XIX y comienzos del siglo XX siguieron produciéndose importantes hitos en el proceso estatutario que venimos considerando. Así, con ocasión de la fuerte corriente asociacionista en los ámbitos profesionales, aparecida en los últimos años del siglo XIX, surgieron los primeros sindicatos en lamilicia.

En Holanda, en 1868, se reconoció, por primera vez, la existencia de unsindicato militar. En nuestra Patria, aparecieron también asociaciones deten

(5) Gárate Córdoba. Ibídem p. 128.

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soras de los intereses corporativos dentro del Ejército que fueron conocidascomo ‘juñtas de Defensa”, Estas no eran más que la fermentación de fasideas sindicalistas de Sorel, según Madariaga (6), o, como precisa Comellas,el efecto lógico ante la corriente general de sindicación de cuerpos y profesiones —que no se limitaba en absoluto a la clase obrera—” (7).

Con la promulgación de los Derechos del Hombre en Ginebra, en 1948, sepropició la aparición de organizaciones de este tipo en varios paíseseuropeos, dando con ello un paso más —aunque de muy dudoso resultado— en el proceso estatutario que nos ocupa.

En España, y con motivo de la transición oolítica llevada a cabo a partir de1975, se produjo otro importante hito. En 1978 se promulgó la Ley 85/78,por la que se aprobaron unas nuevas Ordenanzas Generales para las FASque se desarrollaron posteriormente, con rango de Decreto, con las respectivas Ordenanzas para el Ejército de Tierra, para la Armada y para el Ejércitodel Aire.

Como en las propias Ordenanzas se define, constituyen la regla moral dela Institución militar (8) y contienen, por tanto, los preceptos ordenadores dela conducta profesional, del régimen interior de los Cuerpos y Unidades, y delos deberes de los militares.

De forma simultánea, se produjo también en nuestra Patria una importantey profunda reforma de los aspectos penales, disciplinarios y jurisdiccionalesde la profesión militar. Se pasó de un marco jurídico muy específico y especializado a otro más general y común, inspirado en el criterio de la unidadjurisdíccional, en el de la reducción del ámbito penal específico al estrictamente indispensable y a una nueva filosofía disciplinaria.

Asimismo, se llevó a cabo una importante regulación profesional en el año1989, con la promulgación de la Ley 17/1989 LRPMP.

La regulación estatutaria del personal militar es también un hecho en otrospaíses, constatando así su carácter universal. Como hitos especialmente significativos quizá convenga contemplar la Asociación DBU, de las FAS de laRepública Federal Alemana, con más de 160.000 afiliados o el sindicato detropa VVDM, en Holanda (9).

Necesidad de una regulación

Se hace necesario profundizar en las razones y argumentos que han obligado —y, al parecer, siguen obligando— a establecer una regulación estatutaria específica para los militares, cuando no se siente esa misma necesidadpara otros muchos cuerpos y sectores profesionales de la sociedad.(6) Madariaga, S. de. España, ensayo de Historia Contemporánea. Espasa Calpe, SA. Madrid 1979, p. 253.(7) Comellas, J. L. Historia de España Contemporánea. Rialp. Madrid 1988, p. 353.(8) Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas. Ley 85/1978. Artículo primero.(9) Martínez Jiménez, J. Lección magistral en la entrega de diplomas de Estado Mayor, el 4 de mayo de

1977. Revista “Ejército’ junio de 1977, p. 5.

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Es evidente que la formulación de estatutos, con carácter general, es unanecesidad jurídica de naturaleza orgánica y funcional, exigible a toda asociación, grupo, partido, sociedad u organización social, sea cual sea su finalidad.Para determinados ejércitos profesionales esos estatutos pueden tener unadimensión fundamentalmente deotonlógica, como es el caso, por ejemplo, dela medicina, la abogacía, el derecho o la justicia, mientras que para otrosllega a alcanzar la condición de rígida disciplina, como ocurre con las órdenes u obligaciones religiosas.

Lo que resulta indudable hoy es que, a medida que un ejército profesionalse va haciendo más complejo y especializado, tiende a incrementarse en élel asociacionismo profesional. Y ello tanto para buscar la eficacia profesionalcomo para lograr la defensa de los intereses del grupo.

En la medida en que la milicia se va haciendo también cada día másespecializada y profesional, tiende a configurarse de,manera más corporativista y a cosiderarse con una conciencia de grupo más aguda y sensible. Eneste sentido, autores de reconocida solvencia reconocen y justifican tal tendencia en la milicia. Así, Anos Perlmutter afirma que “la profesión militar esun ejemplo sobresaliente, en los tiempos modernos, del profesionalismo corporativo. Al igual que las demás profesiones, constituye la expresión de unnuevo tipo social, un notable agrupamiento cultural y social, formado por individuos que no son ni capitalistas ni obreros, ni son los típicos administradoresy burócratas del Gobierno” (10).

Lo que da una importancia particular al problema estatutario que nosvenimos planteando es un hecho diferencial: la peculiaridad profesional delas FAS.

La necesidad primaria de protección sentida por toda la sociedad le lleva afacultar a algunos de sus miembros para utilizar la máxima fuerza disponibleen orden a garantizar la seguridad de la colectividad. Esa facultad confierea tales miembros, a los militares, una peculiaridad profesional indudable queexige una regulación estatutaria específica. Fernández Segado afirma que “lamilicia posee un sistema propio de relaciones morales que informa su conducta y que viene a constituir, en línea con el pensamiento orteguiano, unaética propia, una verdadera ética militar, sin la que en realidad sería casiimposible hablar de verdadero Ejército” (11).

Problemas que plantea

Pero si cuanto mayor es la racionalización de la profesión militar, segúnHuntington (12), más responsable políticamente se hace la Institución cas-

(10) Perlmutter, A. Lo militar y los político en el Mundo Moderno. Ediciones Ejército. Servicio de Publicaciones del EME. Madrid 1982, p. 45.

(11) Fernández Segado, F. El perfil diferencial de la escala de valores de la institución militar. Revista deEstudios Políticos (Nueva Época), núm. 51. Mayo-junio 1986, p. 93.

(12) Huntington, Samuel P. The soldier and de the State. Citado por Perlmutter en Op. cit. p. 45.

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trense, el problema de su regulación estatutaria se centra, cada día conmayor fuerza, en tres cuestiones básicas: la subordinación de la institución ala autoridad política —muchos subrayan aquí la condición de autoridad civil,lo que estimamos innecesario y, sobre todo, equívoco—, la compatibilidad dela ética profesional con la ideológica política dominante y la potenciación profesional para el logro de la eficacia máxima.

Por lo que se refiere a la subordinación de la Institución militar a la autoridad política, hay que reconocer que constituye una de las piezas clave delbuen funcionamiento del Estado. Aunque supera con creces el ámbito estatutario de la profesión militar —que es lo qué aquí estamos considerando—,incide en él con particular intensidad puesto que inspira la actitud general dela Institución y las pautas de conducta de sus miembros. Por ello, mereceaquí alguna reflexión.

El problema de la ausencia de esa debida subordinación proviene, conbastante frecuencia, de una desconfianza mutua. La disponibilidad de lafuerza en manos de los militares les proporciona una hipotética capacidaddefinitiva para intervenir en la gobernación del Estado, lo que constituye elargumento fundamental de esa desconfianza.

A este respecto conviene recordar que en la República de Platón, ya setrata del peligro de los guardianes de la comunidad, cuya misión encomendada es la defensa exterior y la paz interior. Al tener el monopolio de lafuerza pueden llegar a desbordar su cometido auxiliar y limitado, dominandoa la comunidad que debían servir. La sola educación del militar no sería suficiente sin una formación de hábitos que modelase su existencia, sin menoscabar su situación de guerreros, ateniéndose a su función ministerial y nopolítica (13).

La vieja idea de la intervención de las FAS en política debe ser erradicadadesde el convencimiento general de que la fuerza tiene que estar al serviciode la autoridad legítima. Pero también es imprescindible considerar que esaautoridad legítima tiene el deber de eercer el poder de que está investidacon el suficiente rigor y sentido de la justicia. Como dice Díez Alegría, “antetodo, es indispensable que el poder civil —hay que interpretar aquí este denominado poder civil como poder político, en coherencia con lo expuesto conanterioridad— sea ejercido con la dignidad y la eficacia que corresponde a sualtísima misión” (14).

En esta posición de armonía institucional es en donde radica la clave dela debida obediencia de las FAS al poder político legítimamente constituido, yhace innecesaria cualquier tipo de protección estatutaria de naturaleza profesional.

En cuanto a la compatibilidad de la ética profesional castrense con la ideología política dominante en un momento dado, hay que considerar el hechode que la Institución militar ejercita una función de naturaleza eminentemente(13) Oehling, H. La función política del Ejército. Instituto de Estudios Políticos. Madrid 1967, p. 43.(14) Díez Alegría, M. Ejército y Sociedad. Alianza Editorial. Madrid. 1973, p. 50.

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política y ello le obliga a integrarse, plena y rigurosamente y sin reservaalguna, en la tarea de la gobernación del Estado y le exige, a su vez, el másescrupuloso neutralismo en el debate de las ideologías que pugnan poralcanzar el poder.

Ese neutralismo político de la Institución castrense ha de lograrse con unaintegración seria y armoniosa en las tareas del Estado y no con la aplicaciónde un “apoliticismo” cerril individual, oficial e indiscriminadO, que está ya francamente superado y denunciado por los pensadores más variados. En esteorden de ideas dice Prudencio García que “no escasean, afortunadamente,los autores, tanto militares profesionales como hombres de estado y estudiosos civiles.., que nos advierten con toda lucidez de los riesgós que un apoliticismo insensato e indiscriminado por parte del Ejército puede acarrear acualquier país y al propio Ejército que se dejó arrastrar a él” (15).

Este es un aspecto que suele incidir de forma muy directa en las regulaciones estatutarias de los militares pero que, sin embargo, no todas lasnaciones toman en consideración. En algunas, por ejemplo, no se producenlimitaciones de ningún tipo en los derechos políticos individuales de los militares que disfrutan, por tanto, de los derechos generales comunes a todos losciudadanos. En estos países no se aprecian síntomas de interferencias graves ni dificultades especiales entre el derecho político del militar, consideradoindividualmente, y el obligado neutralismo de la Institución. En otras naciones,en cambio, se le limitan al militar algunos de los derechos políticos que sereconocen a los demás ciudadanos, en especial los referidos al asociacionismo en partidos políticos y sindicatos y la participación en la actividad política pública. Estas limitaciones suelen ser invocadas como garantía delnecesario neutralismo institucional aunque hay que reconocer que másparece una protección formal que una garantía real. Y ello al coste de unalimitación más que dudosa de los derechos fundamentales y básicos que sele reconocen a todo ciudadano.

Finalmente, por lo que se refiere a la potenciación profesional para la búsqueda de la eficacia técnica, hay que subrayar que resulta esencial que lainstitución, como tal, se sienta útil, necesaria y asumida por la sociedad. Suscomponentes, esto es, los militares han de sentirse estimados y valoradospor lo que son” y por lo que “hacen”. Sólo desde estos presupuestos sehará innecesario el recurso a la regulación estatutaria profesional en estamateria y la representación corporativa.

En este campo, el fenómeno que de manera más directa ha incidido en laregulación estatutaria profesional que venimos considerando es el sindicalismo militar. Desde la aparición del primer sindicato de este tipo en Holanda,hace más de un siglo, tal asociacionismo reivindicativo no pudo resultar másnegativo y. contradictorio con la naturaleza de un ejército. Como dijo el general Martínez Jiménez, estás organizaciones “son potencialmente negativas—más en los pueblos latinos, de mentalidady reacciones peculiarés— o sea,resultan proclives a perturbar la buena marcha de los ejércitos” (16).(1 5) García p. Ejército: presente y futuro. Alianza Editorial. Madrid 1 975, p. 35.(16) MartifleZ Jiménea. lbidem p. 7.

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En un interesante artículo sobre sindicalismo militar, publicado en la revistaEjército, en el año 1976, decía González Ruiz que “la sindicación, dentro delas estructuras militares, produce en los ejércitos el hundimiento del más eficaz, posiblemente el único medio de garatizar la eficacia de una fuerza militar: la disciplina. La introducción en el Cuerpo Castrense de una amplia gamade posturas internas legalizadas impide o dificulta muy seriamente la unidaddel Ejército en el solo y exclusivo fin de la defensa de lo permanente”.

La acción sindical que se configura entonces como un enemigo radical dela disciplina puesto que rompe el espíritu de servicio por medio de las reivindicaciones de grupo o individuales, distorsiona el sentido de unidad por lapresión de las posiciones de parte y propicia soluciones de compromiso. Esevidente, en consecuencia, que no debe tener cabida en la regulación estatutaria de la Institución militar.

Sin embargo, también resulta obvio que los miembros de las FAS no pueden quedar indefensos ni a merced de la arbitrariedad o del abuso de autoridad. Es imprescindible realizar un esfuerzo muy sensato en esta dirección yperfeccionar el sistema de defensa del individuo así como la regulación delos derechos y obligaciones de los militares. Unicamente desde una actitudseria y rigurosa en este sentido se puede descalificar, con toda rotundidad, elsindicalismo militar.

Planos básicos de una regulación estatutaria

Una regulación estatutaria coherente y acorde con los tiempos y costumbres modernos debe llevarse a cabo a través de tres planos básicos biendiferenciados: el moral, el penal y el formal.

Con la regulación en el orden moral se trata de acomodar los comportamientos individuales y colectivos a las circunstancias de paz o de guerra,dentro de una escala de valores morales vigente en la sociedad y de unascostumbres aceptadas.

Esta regulación de índole moral modula, de manera muy adecuada, el usode las armas, potencial y realmente, y transforma el Ejército en fuerza espiritual. Como dice Ortega, “se ha conseguido imponer a la opinión públicaeuropea una idea falsa sobre lo que es la fuerza de las armas. Se le ha presentado como cosa infrahumana y torpe residuo de la animalidad persistenteen el hombre. Se ha hecho de la fuerza lo contrapuesto al espíritu o, cuandomás, una manifestación espiritual de carácter inferior”. Y más adelante precisa: “La fuerza de las armas no es fuerza bruta sino fuerza espiritual”.

La regulación moral además propicia y favorece la existencia y práctica delas virtudes que resultan esenciales para el cumplimiento de las misionespropias de las FAS, como son la disciplina, el espíritu de servicio, el cumplimiento del deber, el compañerismo, la lealtad, la obediencia, etc. Sin estosvalores —que son generales y universales para todos los Ejércitos delMundo— no es posible concebir una fuerza militar. De aquí la imprescindible

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necesidad de regular en el orden moral el eercicio profesional de la carrerade las armas.

Con la regulación en el plano penal se persigue la configuración de uncuadro de derechos y obligaciones específicos de los militares en virtud desu reconocida peculiaridad profesional. Este orden penal ha de resultar perfectamente armónico con el ordenamiento jurídico general de la sociedad ydel Estado.

La regulación penal se desarrolla en dos vertientes: la penal propiamentedicha y la disciplinaria. Por la primera se tipifican los delitos específicamentemilitares, mientras que por la segunda se definen y delimitan los comportamientos y actitudes personales en su dimensión interna y corporativa.

Hay que llamar la atención aquí sobre algunos aspectos de gran importancia y trascendencia como son los relativos a la unidad jurisdiccional. Elhecho de que exista un fuero específico militar como consecuencia de lanecesidad de regular los deberes y derechos de los familiares en virtud desu peculiaridad profesional, no justifica la existencia de una jurisdicción particular. Como expone Rodríguez-VillaSaflte y Prieto, las FAS son una Institucióndel Estado “de la que se deriva la existencia de un ordenamiento jurídicointerno, que goza de cierta autonomía respecto al ordenamiento jurídico estatal. Sin embargo, esta especialidad del ordenamiento interno militar tiene suslímites en el principio de la unidad del ordenamiento jurídico y en las fronteras de la autonomía de las FAS como tal Institución del Estado”.

La independencia jurisdiccional de las FAS, vigente en España en épocaspasadas, se encuentra ya superada y cabe hablar de una jurisdicción “especializada” y limitada al estricto ámbito castrense dentro del valor global superior de la unidad jurisdiccional. Esta jurisdicción especializada es la única queadmite la Constitución por razones del ámbito en que se ejerce y por elderecho que se aplica.

Por último, con la regulación en el plano formal se busca la ordenacióninterna y la del régimen de vida de los Cuerpos Armados. Es de enormeimportancia establecer las normas de conducta corporativa, el sistema depromoción profesional, los signos externos de identidad o fórmulas de accesoa la profesión —por citar sólo algunas— porque en ellas reside buena partede la estimación y valoración que la propia institución cree tener y, en consecuencia, de la conciencia de su realidad.

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CAPÍTULO DÉCIMO

RASGOS DEL MILITAR PROFESIONAL

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RASGOS DEL MILITAR PROFESIONAL

POR JOAQUÍN BLANCO ANDE

Introducción

El perfil del militar profesional, deriva tanto de su condición de experto enel uso y manejo de las armas, esto es, de profesional de la actividad castrense, como de su status de funcionamiento público en la Administración delEstado. Como profesional su singular vinculación con el mundo que le rodea,le confiere, como apunta Samuel P. Huntington, una perspectiva peculiar deéste y les lleva a recionalizar su comportamiento y su papel. Los militares, aligual que las gentes, que actúan de igual forma durante un largo período detiempo, tienden a desarrollar hábitos de pensamiento persistentes ydiferenciados... de ahí la mentalidad militar, consiste, en este sentido, en los valores,las actividades y las perspectivas inherentes a la realización de la funciónprofesional y que se deducen de su naturaleza (1). Como funcionario, es unservidor del Estado, que tiene muy arraigado los conceptos de la unidad dela Patria, del mantenimiento del orden público, de la dignidad nacional, deldeber cumplido, etc.

Para Morris Janowitz, la Institución militar contemporánea, ha tendidodurante cierto tiempo, a desarrollar más y más características típicas decualquier burocracia no militar a gran escala. Esto es el resultado del cambiotecnológico, que aumenta considerablemente el tamaño de aquélla, impulsasu interdependencia con la sociedad civil y altera sus relaciones socialesinternas. No obstante, el análisis sociológico tipo de la organización militar notiene en consideración las consecuencias de estas tendencias y continúaresaltando sus dimensiones tradicionales, jerárquico-estratificadas y autoritarias, como base para diferenciar la Institución militar de la burocracia no militar (2).

(1) Huntington, Samuel. P. La mentalidad militar: el realismo conservador de la ática de los militares prof esionales (en la Institución militar en el Estado contemporáneo, Alianza Edit. 1985, p. 188)

(2) Janowitz, M. Changin Patiers of Organizational Authority: The Military Establishment, en Military Conf lict,Sage, Beverly Hills, 1975, pp. 221 y siguientes.

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Según Charles C. Moskos, las definiciones académicas y las actitudesideológicas hacia las FAS, fluctúan entre dos extremos. De un lado, seencuentran aquellos que ven al militar como un reflejo de los valores socialesdominantes y totalmente dependiente del liderazgo de los decisores civiles.Por otra parte, otros acentúan la diferencia entre los valores militar y los delresto de la sociedad, y afirman que los militares ejercen una influencia independiente en la sociedad civil (3).

El almirante Paul Auphan replica a los que identifican simplemente al militar de carrera como un profesional de la fuerza, arguyendo de contrario, queel militar es el continuador directo de los antiguos caballeros; es primeramente, aquel que de una vez para siempre ha hecho el sacrificio de su vidapara proteqer a sus semejantes o defender los valores que encarnan. Pensando, quizá en la Epístola de San Juan, que recomienda dar la vida por sushermanos, San Gregorio Naciauceno, Padre de la Iglesia, escribió, que si elorden sacerdotal es el mas santo de todos, el militar, es el más excelente (4).

Se ha afirmado que las FAS:1) Constituyen una organización al servicio del Estado y bajo el mando de su

más alta autoridad.2) que las FAS, para ser eficaces, deben estar compenetradas con las bases

ideológicas que informan el ordenamiento jurídico del Estado a quiensirven.

3) Que las FAS deben ser profundamente políticas. Luego, sus miembrospermanentes, los militares profesionales, deben poseer una alta formacióny cultura política,

4) Que los miembros de las FAS —oficialidad y suboficialidad de complemento, IMEC, tropa, etc.— a su paso por las diversas Unidades, debenrecibir una formación, no adoctrinamiento de carácter político en el que seles recuerde sus derechos y deberes como ciudadanos y se les inculqueel valor del funcionamiento de las institl.iciones democráticas, que el ordenconstitucional y vigente señala (5).Los generales Díez Alegría y Rojo Lluch, llegan a la conclusión, tras anali

zar las interacciones existentes entre las FAS y la sociedad, que las primerasdeben ser contempladas como:a) Un instrumento de fuerza organizada a disposición de la comunidad.b) Un órgano de cooperación en las funciones que incumben al Estado,

especialmente en lo concerniente a la educación de la masa social y aldesarrollo económico.

c) Reserva de virtudes y ser guardián de las tradiciones y valores nacionales (6).

(3) Moskos, Charles C. La nueva organización militar: ¿Institucional, ocupacional o plural? (en la InstituciónMilitar en el Estado Contemporáneo), Alianza Edfl. 1985, p. 140.

(4) Auphan, P. La guerra y el derecho natural. Revista Verbo núm. 60. Edil. Speiro, p. 744.(5) García Rodríguez J. Comandant del Arma de Aviación. Algunas considera clones sobre el militar y la

política Rey, de Aeronáutica y Astronáutica núm. 470, febrero 1980, p. 177.(6) Diez Alegría, M. Ejército y Sociedad. Alianza Edil. 1972 y Rojo Lluch, y. El Ejército como institución

social, 1968.

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Algunos exegetas de la vida militar, han barajado la hipótesis de que losrasgos del profesional castrense, obedecen a su supuesto apartamiento de lasociedad civil, en razón de la movilidad social que les imponen sus destinosy al hecho de vivir en zonas o edificios de uso exclusivamente para militares.A este respecto, J. Busquets, señala como causas del “aislamiento militar enEspaña”, las siguientes:a) Elevado índice de autoreclutamiento o proporción de oficiales, que a su

vez son hijos de militares.b) Elevado índice de endogamia o proporción de militares que se casan con

hijos de compañeros de profesión.c) Educación distinta del militar respecto a la del resto de la sociedad.d) Trabajo en el cuartel sin contacto con el público.e) Las viviendas y pabellones militares que malogran una posibilidad de con

vivencia con el resto de la sociedad.f) Una vida intelectual escasa (7).

¿Es positivo o es negativo que se dé un cierto distancimientO entre loscomponentes de las FAS y la sociedad civil? Entendemos, que abstracciónhecha de la especificidad de la vida diaria del militar profesional con todo loque ello conileva, —incluso por obvias razones de seguridad personal antelos atentados terroristas— no es bueno que exista una desconexión entre losmismos. ¿Por qué? Por la sencilla razón, de que si las primeras, nacen delPueblo, forman parte del entramado social, y están a su servicio, no es laudable que Sociedad y Ejército, se desconozcan: recelen recíprocamente porignorancia mutua y sobre todo que no se sientan identificados. Todas lasFAS, precisan del respeto y calor popular. Si todos los Ejércitos tienen entreotras misiones la de defender la unidad e integridad territorial, ¿Cómo no vana necesitar el apoyo efectivo de un Pueblo al que sirven y defienden?

Alfonso de Miguel González, estima que así como en otros cuerpos sociales, el distanciamiento o la incomprensión apenas tienen repercusión política,en el caso de las FAS representa un peligro potencial de cara a la estabilidaddemocrática el que se les trate de “separar”, “marginar” o “reducir a unghetto”, respecto al resto de la sociedad. Del recíproco desconocimientoentre el Ejército y la Comunidad se podrían derivar, entre otras cosas:a) Un sentimiento en la milicia de incomprensión total a sus problemas, no

sólo por parte de los dirigentes, sino incluso de la sociedad, como un todo.b) Una interpretación distorsionada por la parte militar, de la problemática

social y del sentir general de la población.c) Una falta de preparación para la participación política del militar.d) Un obtáculo para el desempeño de la función social del Ejército.e) Un ataque injustificado al Ejército desde los partidos políticos y grupos de

presión que mermando su prestigio, iría en deterioro de la disciplina militar.f) Una incomprensión civil de la problemática militar que cristalizada en

(7) Busquet, J. El militar de carrera en España. Edit. Ariei 1967.

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actuaciones políticas y disposiciones legales pudiera obstaculizar al Eército en el cumplimiento de su misión (política exterior, confección del presupuesto económico, leyes orgánicas, etc. (8).En materia de aislamiento de las FAS respecto de la sociedad, convendría

recordar aunque fuese de mera anécdota histórica, como la Ley de Defensade la República de 21 -X-1 931, consideraba entre otros actos de agresión ala República “la incitación a la indisciplina o al antagonismo entre InstitutosArmados o entre éstos y los organismos civiles” (artículo 1.11).

Los ejércitos son máquinas —se ha dicho— de hacer la guerra y cuantomejor engrasadas, mejor. A un ejército, tan pronto inicia el avance, sólo lodetiene y rechaza, otro ejército, mejor, más fuerte. Pero un ejército, no sólo eseso, es sobre todo la aglutinación de un pueblo en torno a su defensa, Unejército no sólo es el ‘cuerpo armado” de la Nación, es también su aliento,su espíritu su “alma.

Afirmaba Unamuno, que el Ejército, es un instrumento de la Patria ycuando los que se supone representan a la Patria, los que pasan por suconciencia, le mandan ir a batirse, el Ejército jamás se propone la cuestiónde si le mandan con razón o sin ella. Nada hay más opuesto al espíritu militar que el principio de libre examen. Y sin embargo, sin el libre examenpatriótico, jamás llegará a arraigarse de veras el patriotismo (9).

Rasgos y perfil del militar profesional

Es harto elocuente que el militar profesional, está adornado por una constelación de virtudes de orden castrense, perfectamente detectables desde elárea civil. Desconocerlo, o es ceguera, o es fanatismo, o es animadversión adicha carrera. El sentido del deber, del honor, de la disciplina, del amor a laPatria, de la obediencia, etc... aunque sean también visibles en otros cuerposy estamentos sociales, forman parte del acerbo de valores y de la idiosincrasia de la profesión experta en el uso y manejo de las armas. Dichas virtudes,como asevera J. Toynbec se yerguen ante nosotros, como un hecho monumental que sería imposible aminorar o desechar. Uno de los lugares comunes de la observación sociológica popular es que los pueblos, castas y clases militares, despiertan una admiración mayor que sus vecinos que seganañ la vida en actividades que no implican arriesgar la propia vida en elintento de disponer de las de los demás (10).

Amos Perlmutter, señala en su libro: Lo militar y los político en el mundomoderno, como característica del profesional militar, las siguientes: 1) Capacidad técnica —o administración de la violencia—. 2) Relación de dependencia —o responsabilidad ante la sociedad o el Estado—. 3) Espíritu corporativo

(8) Miguel González, A. Comandante de Aviación. Rey, de Aeronáutica y Astronáutica núm. 470, febrero1980, p. 182.

(9) unamuno, M. de. De /a Patria y e! Ejército. 1906.(10) Toynbec, Arnold J. Guerra y civilización. Edit. Alianza 1976, p. 23.

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—o conciencia del grupo y organización burocrática—. 4) Ideología típica —lamentalidad militar—.

Se ha especulado en numerosas ocasiones, acerca de una supuesta éticaprofesional de los militares, diferenciada de la ética que pervive en el campono castrense. ¿Existe acaso una ética militar” distinta de la civil? A nuestrojuicio, la respuesta es afirmativa; la formación recibida por los soldados profesionales en sus academias, promueve una especial cosmovisión, una singular tabla de valores”, que genera una “ética” diferente a la que es usualen otras parcelas estrictamente civiles. El militar suele tener una concepciónmoral” de la vida desarrollada que en otras esferas; quizás convenga tener

presente, que la existencia de la profesión militar presupone, como apuntaSamuel P. Huntington, intereses humanos en conflicto y el uso de la violenciapara defender y mantener esos intereses. En consecuencia, la ética militarenjuicia el conflicto como una pauta universal de la naturaleza y considera laviolencia arraigada en la inmutable naturaleza biológica y psicológica delhombre. Entre lo bueno y los malo del hombre, la ética militar resalta lo malo.El hombre es egoísta. Está motivado por el poder, la riqueza y la seguridad(11 ).

El militar profesional tiene muy acusado sentido del orden y la seguridad.Si la guerra, es ante todo, una carencia de seguridad personal, los señoresde la guerra”, perciben mejor que nadie en tiempo de paz, si en una sociedad política se dan las premisas de la “falta de seguridad”. Su clara percepción de las condiciones de la guerra y las que se deben dar en tiempo depaz, les permite apreciar la inseguridad con inusitada rapidez y clarividencia.

La específica formación que recibe el militar profesional en sus respectivasacademias militares, determina una peculiar forma de ser, una suigénerisactitud ante la vida, un especial talante e idiosincrasia. ¿Cuáles son los valores que conforman al personal militar? A nuestro juicio, y sin ánimo de serexhaustivos, consideramos que las características que configuran esencialmente al profesional de las armas son las siguientes.

Amor a la PatriaResulta obvio, que si al militar profesional, como experto en el uso y

manejo de las armas, se le encomienda la defensa de la Patria —deberasimismo inexcusable de todo ciudadano— parece lógico, que en las academias castrenses, se le inculpe el patriotismo, toda vez que malamente sedefenderá, lo que no se quiere.

El amor a la Patria, simbolizada en su Bandera, es por lo tanto, objeto departicular devoción, respeto y veneración por el estamento militar. En ocasiones, dicha actitud, no es debidamente entendida por algunos civiles, que laconsideran “fetichista” y exagerada. Ello ocurre así, toda vez que no todos losciviles “sienten” a la Patria, con la misma sensibilidad que los militares.

(11) Toynbec, A. Ibídem p. 23.

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A nuestro entender, amar la Patria, es ante todo y sobre todo, un acto laudable, que honra a quien lo profesa. Pocos sentimientos humanos superanen interés y altruismo al que quiere lo mejor para la tierra que le vio nacer.Su expresión máxima se concreta en dar la vida por la Patria: el precio másalto que pueda darse en este mundo. ¿Hay algo comparable a esa entrega?

Amar entrañablemente a la Patria, no es un despropósito, ni mucho menos,un acto de locura. Tampoco es egoísmo, sino amor solidario hacia toda lacomunidad. Amar a nuestra Patria, es un sentimiento fraternal y solidario, quea nadie daña y a nadie atenta, porque en definitiva, va en favor de todos losmiembros de la Nación.

Amar a la Patria de modo sincero y desinteresado, es una manifestacióndigna de toda loa, que debiera ser siempre estimulada por cualquierGobierno, abstracción hecha de la ideología que haya obtenido la victoria enla contienda electoral. Querer a nuestra Patria, es una acción no sectaria,que está por encima de cualquier consideración partidista, y por supuesto, almargen de cualquier discriminación económica, social o religiosa. En suma,amar a la Patria, constituye un derecho, pero también representa un deber,sin que nadie, individual o colectivamente, se considera monopolizador dedicho sentimiento (12).

Apego al orden y seguridadUn ejército debe ser ante todo “un conglomerado humano” en situación de

orden y de seguridad, de ahí la clara percepción que el militar de carreratiene de esas dos premisas, cuando escasean en el Estado que les tocavivir.

La específica preparación castrense en las academias —donde el orden yla seguridad ocupan un lugar prioritario— les convierte en testigos de excepción, cuando los primeros bandazos del desorden —anarquía y la inseguridad—, campan por sus respetos.

Se ha achacado injustamente a los militares de intentar sacralizar el ordeny la seguridad ciudadana, tachando incorrectamente tal posicionamiento deno democrático. ¿Cómo si no existiese un orden justo y democrático? ¿Quésería de cualquier Estado donde el orden no fuese respetado? Una sociedadpolítica, que se precie de justa, debe proporcionar a sus ciudadanos, entreotras cosas, una razonable seguridad, porque no existe mayor bien, para todomiembro de una comunidad, que el de su propia vida y el de su familia.

Como afirma, Thomas Hobbes, en su Leviatán, capítulo XXX —De lamisión de/representante soberano— “la misión del soberano —sea un monarcao una asamblea— consiste en el fin para el cual fue investido con el soberano poder, que no es otro, sino el de procurar la seguridad del pueblo; a elloestá obligado por la ley de la Naturalezá, así como a rendir cuenta a Dios, deesta ley y a nadie sino a l. Pero por seguridad no se entiende aquí una

(12) Blanco Ande, U. El Estado, la Nación, el Pueblo y la Patria. Edit. San Martin, 1985. p. 263.

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simple conservación de la vida, sino también de todas las excelencias que elhombre puede adquirir para sí mismo por medio de una actividad legal, sinpeligro ni daño para el Estado (13).

Una seguridad razonable, debe imperar en tiempo de paz. En tiempo deguerra, es más difícil la procuración de seguridad ciudadana ante un ataqueenemigo. resulta obvio decirlo.

Como señala, el autor el Leviatán, ‘todo aquello que es consustancial a untiempo de guerra, durante el cual cada hombre es enemigo de los demás, esnatural también en el tiempo en que los hombres viven sin otra seguridadque la de su propia fuerza y su propia invención pueden proporcionarles (14).

Sentido de la obedienciaUn ejército, representa una organización fuertemente jerarquizada, donde

las órdenes se imparten de arriba a abajo. Someter a votación de la tropauna orden militar proveniente del mando, podría ser un acto muy democrático, pero ajeno a todas luces a la quinta esencia castrense. En los ejércitos,no se votan las acciones militares, ni se discuten en asambleas o comités,se obedecen y punto.

¿Qué efectividad tendrían unas FAS, donde la tropa cuestionase o senegase a obedecer a su jefes y oficiales? Sería la anarquía, la desintegraciónde un ejército. Los ejemplos de la Historia, son bien elocuentes a este respecto: un ejército pequeño en efectivos, pero obediente, con sentido de ladisciplina y seguidor hasta el fin de sus jefes, ha derrotado en el campo debatalla a ejércitos más numerosos.

Al profesional se le forma y educa en las academias para cumplir la voluntad de quien manda, al objeto de que las FAS de que va a formar parte, seanlo más operativas posibles. Un ejército, un buen ejército, implica a primafacie, “acción o golpe rápido”, tanto en el ataque, como en la defensa, de ahíque las órdenes no deban discutirse, tanto por lo que afectaría a la esenciamisma de un ejército, que podría entrar en un proceso de descomposición,como por la morosidad en la mise en scéne.

El militar de carrera, está acostumbrado a obedecer y mandar. Para sabermandar bien, es necesario haber obedecido antes. En la pirámide castrense,quien está en la cima da órdenes a todos y no las recibe de nadie. Por ende,el profesional de las armas, es un ser formado en la obediencia y con granapego a la misma. La obediencia adquiere el carácter de ciega”, cuando sepresta sÉn examinar los motivos o razones del que manda.

En la milicia impera la frase proverbio de más vale obedecer que sacrificar”, tomada de las Sagradas Escrituras, que enseña la obligación que setiene de obedecer en primer lugar y ante todas las cosas el precepto delsuperior.

(13) Hobbes, T. El Leviatán. Antología de textos políticos. Edit. Tecnos. 1 965. p. 203.(14) Ibídem, p. 136.

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Obedecer no es, tanto en la esfera castrense, como en la civil o religiosa,un acto humillante, ni degradante. Obedecer implica reconocer e! ordenjerarquizado que existe en la Naturaleza. Como afirma Hobbes, obedecer eshonrar, porque ningún hombre obedece a quien no puede ayudarle o perjudicarle. Y, en consecuencia, desobedecer es deshonrar (1 5).

Sentido de la disciplinaLa observancia de las leyes y ordenanzas militares de un modo escrupu

loso constituye el alma” de la disciplina castrense. Un grupo armado que noacatase sus propias leyes, no sería otra cosa que una pléyade ácrata queterminaría por autodescomponerse. Un ejército sin disciplina, no es propiamente una fuerza armada; será una parodia de ejército, pero no un ejércitopropiamente dicho.

El militar profesional siente y percibe la disciplina, con la misma intensidady naturalidad, con que acusa en verano y en invierno, el calor y el frío en sucuerpo. Es consciente de que la indisciplina, es más propia de grupos incontrolados, de manadas desordenadas, que de unos ejércitos al uso.

¿Qué significa la disciplina para el castrense profesional? ¿Es una merarespuesta subjetiva de mera sumisión al mando, sin más connotación? ¿Esun acto tradicional irracional de acatamiento donde el raciocinio ha de serextirpado? Según Max Weber, la disciplina —como la burocracia— es algoobjetivo, que se coloca con firme objetividad a la disposición de todo poderque se interese por ella y sepa establecerla, Esto no impide, que en su másíntima naturaleza se oponga radicalmente al carisma y al honor estamental,especialmente al honor feudal. En lugar del trance heróico individual, de lapiedad, de la exaltdc5n entusiasta y de la entrega a un jefe en cuanto persona;en lugar del culto al “honor” y del Ejército de la capacidad hazañosa personal, considerado como un arte, la disciplina —añade aquel ilustre pensadorgermano— presupone el adiestramiento con vistas al desarrollo de una presteza mecanizada por medio de la “práctica” y en tanto que apela a fuertesmotivos de carácter “ético”, presupone “el deber” y la “escrupulosidad” (16).

Ser disciplinado un militar, no significa que sea un robot; una cosa escumplir la leyes y normas, por formación académica y convicción personal, yotra bien distinta, es intentar reducir a todo profesional de las armas, en unautómata. Todo castrense tiene su corazón, su “alma”. Guardar la disciplinaes un acto racional donde los haya.

Apego al honorLa hombría de bien y el apego al honor, son valores que se decantan con

singular fuerza en los miembros profesionales de los Ejércitos. La formaciónrecibida. por los militares, propicia que el profesionalismo castrense procurerespetar por los demás, comenzando por respetarse a sí mismo. Una vida

(15) Hobbes, T. p. 119.(16) Weber, M. Economía y Sociedad. F.C.E. México 1974. p. 882 y siguientes.

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honorable, recta y limpia, suele ser el bagaje que genéricamente acompañaa loá militares, abstracción hecha de las excepciones que se pueden dar,como encualquier otro estamento humano, porque en definitiva, un militar, esante todo un hombre.

La idea del honor, es uno de los sentimientos más arraigados en la carreramilitar. Al profesional de las armas, se le inculca desde el primer momento,en sus estudios, un profundo sentido del honor. ¡Cómo imaginarse unos ejércitos, donde sus componentes carezcan del más elemental sentido del honor!Como muy atinadamente señala Alfredo de Vigny, el honor es la conciencia,pero la conciencia exaltada. Es el respeto a sí mismo, y a la belleza de lavida llevado hasta la más pura elevación y hasta la pasión más ardiente. Elhonor es el pudor viril. La vergüenza de faltar a él es todo para nosotros (17).

Espíritu de servicioEl sentido de la entrega, de renuncia, el espíritu de sacrificio, de vocación,

del militar de carrera se parece en gran medida al del sacerdocio, articulándose en lo que se entiende como ascetismo militar. Mientras el sacerdote seentrega a los demás por amor a Dios, el militar defiende la sociedad poramor a la Patria. Alfredo de Vigny, decía en el siglo XIX, que los regimientosson conventos de hombres, pero conventos nómadas; por todas partes llevansus usos impresos de gravedad, de silencio, de moderación. Con ellos sellevan bien los votos de pobreza y de obediencia. El carácter de esos reclutas es indeleble como el de los monjes (18).

El acto de servicio, constituye para el profesional de carrera, uno de losdeberes más característicos de su carrera. Se aprende a servir no ya sólocomo una obligación inexcusable, sino como un compromiso ético hacia elEstado, hacia la Patria. Como recuerda Vigny, la servidumbre militar espesada e inflexible como la máscara de hierro del prisionero sin nombre y daa cuantos la sufren, un rostro uniforme y frío... La abnegación del guerrero esuna cruz más pesada que la del martirio. Es preciso haberla llevado largotiempo para conocer su grandeza y su peso (19).

Amor y defena de la pazCierta communis opinio atribuye a los militares de profesión el gusto por

las hostilidades bélicas y el desprecio de la paz. Semejante afirmación esuna falacia. Una cosa es que los militares sean los máximos expertos en eluso y manejo de las armas y otra bien distinta, es que idolasen la guerra,como de igual modo, tampoco se puede decir que un torero o un corredorde fórmula 1, deseen la muerte, aunque los riesgos de sus profesionalessean muy altos. El soldado de carrera, precisamente por conocer mejor quenadie los desastres y horrores de la guerra, la aborrece, lo que no le impideacudir a su encuentro cuando el Poder consituido le da la orden pertinente.

(17) Vigny, A. Servidumbre y grandeza militar. Espasa-Calpe Col. Austral. Madrid 1962 p. 156.(18) Ibidem, p. 51.(19) Ibídem, p. 19.

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El militar que pone en juego todo un saber en un conflicto armado al quese le ha ordenado que concurra, no hace otra cosa que cumplir con sudeber profesional de las armas y de servidor de su Patria. En este sentido,advierte el general francés Etienne Cope: —ex subjefe del Estado Mayor delEjército del Aire— que toda la nobleza del oficio de las armas tiene comoorigen el odio feroz, que cualquier militar responsable debe tener a la violencia guerrera. Para preverla mejor, para combatirla, para mejor dominarla.Jamás hubo batalla más apasionante que la batalla contra la guerra. Ensuma, el amor a la paz forma parte del acuerdo sentimental delmilitar profesional.

Espíritu corporativoEn la milicia, como en otras profesiones o cuerpos estamentales, es perT

ceptible un sentimiento corporativo. ¿Es esto acaso algo execrable o deleznable? ¡En modo alguno! Es lógico y natural, que uno exprese un sentimientode cohesión y de solidaridad hacia el grupo que comparte con uno el mismotipo de trabajo, de profesión o de Cuerpo (abstracción hecha de las inevitables rivalidades de orden personal). ¿No existe acaso espíritu corporativoentre médicos, abogados, notarios, jueces, ingenieros, arquitectos, catedráticos, etc., que se simboliza el la creación de instituciones o de colegios profesionales, que tutelan sus interesesy espectativas? ¿No existe un aliento desolidaridad entre los sacerdotes o entre las monjas? ¿Qué de particular tienepues, que los militares, posean un espíritu corporativo? Precisamente en laprofesión de las armas, donde el peligro de muerte en tiempo de guerra,acecha continuamente, ese espíritu de compañerismo y de corporativismo,encuentra su más justificada existecia.

¿De dónde fluye el espíritu corporativo en la profesión militar? Según BengtAbrahamson, deriva de los siguientes factores:1) El largo período de educación académica en el que se entablan lazos de

amistad y se interiorizan las bases y éticas de la profesión.2) Los códigos de conducta, los rituales y los símbolos relacionados con las

tradiciones internas y percibidos como funcionales para la solidaridad y lacohesión de los cuerpos de oficiales.

3) La existencia de medios de comunicación de contenido altamente especializado: revistas, publicacionés de orden interno, congresos, reuniones yviajes de estudio.

4) Sistema de rotación entre funciones de asesoramiento y de mando, quefacilita contactos amplios entre los miembros de la profesión.

5) Las recompensas profesionales —promociones, medallas y honores— quedirigen el interés de los miembros hacia los medios legítimos de hacercarrera (20).

(20) Abrahamson, B. .Professjona/ Soclailzation: Teory, Ethics, Corporatenes (en Mi/itary Pro!essiona/izat/onand Política! Power) Beverly HilIs. 1972, p. 69-70,

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CAPÍTULO UNDÉCIMO

LA DEONTOLOGÍA PROFESIONAL

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LA DEONTOLOGÍA PROFESIONAL

PoR Jos MARCA DELGADO COBOS

La deontología es por definición un tema difícil por situarse en el plano de lareflexión filosófica. La deontología profesional del militar plantea todavía másproblemas. Aquí vamos a intentar un análisis preliminar que pudiera serampliado en futuros cursos.

La deontología parece haber ocupado y ocupa un papel preeminente enla protesÓn militar. Incluso creemos que podria hablarse, en algunos casos ycircunstancias, de hipertrofia; sobre todo de una cierta forma de entender ladeontología y su papel. Dicho aparente preponderante papel, o preocupacióna primera vista, contrasta con la escasa dedicación a su estudio y desarrollopor militares y no militares. Causa en efecto verdadera sorpresa desde unplano puramente científico ver citada reiteradamente, incluso hoy, Deontología militar escrita por don Mariano Vega en 1947, probablemente porque nohay mucho más que citar. Dicha obra ha sido recibida y citada durante lustros acríticamente y, según parece, más por la valiosa personalidad de suautor que por la importancia en sí de su aportación.

En España, corno en tantos otros órdenes de la vida, las peculiares circunstancias de nuestra historia han influido decisivamente en esta materia, alintroducir un sesgo y una innecesaria exhaltación de una supuesta relaciónentre lo militar y lo religioso, y entre la deontología y una determinada concepción de lo religioso. Está desde luego por hacer un estudio serio de estascuestiones a la altura de nuestro tiempo.

Nuestra reflexión va a concentrarse en dos partes:a) Las peculiaridades de una cierta concepción de la deontología entre nues

tros militares actuales.b) Una breve idea de lo que a nuestro juicio debe ser una deontología mili

tar y un esbozo de valores y fines.Creemos en efecto que ha habido una indudable influencia en la concep

ción de la deontología profesional, del exceso de protagonismo político del— 163 —

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ejército, ligando deontología con supuestos imperativos categóricos de carácter cívicos-político, y del protagonismo de la religión católica y tradición religiosa en la profesión militar y en la organización política.

Como en otros conceptos que ha sido objeto de análisis y estudio en losúltimos años por el Seminario, la deontología profesional debe examinarse ala luz del nuevo contexto político y social de España y del Mundo. Esto no esrelativismo sino reconocer lo histórico del hombre, por más que a lo largo dela historia puedan entreverse una serie de contrastes en las aspiraciones y losvalores.

La apelación a ciertos “valores” tenidos por esenciales en esa concepcióntradicional de la deontología militar se ve cada vez más dificultada por unaactividad esencialmente tecnificada y gerencial incluso en el empleo de lafuerza. Desde este nuevo reemplazamiento de los ejércitos en la sociedad yen la organización administrativa, la ética o moral profesional no parece quetenga que jugar un papel muy diferente del que ésta debería de jugar enotros sectores profesionales o sociales, eso sí, con las peculiaridades propiasde la profesión. Por ejemplo, no cabe duda de la especificidad de la profesiónmilitar y de su especial vinculación a las tareas comunitarias. Pero en situaciones de normalidad política no parece que la justificación o fin de la profesión militar haya de poner un especial énfasis en la dirección de la cosapública y por ello en eco de supuestas concepciones eternas a defender enla arena política.

Especialmente necesaria nos parece la clarificación de que la deontologíamilitar no tiene nada que ver con la religiosidad y la práctica religiosa individual de sus miembros. La deontología profesional no es la dirección espiritualdel militar por los sacerdotes de sus respectivas creencias. Esta visión quizáarranque de la Reconquista primero y de las guerras de religión después y,en particular, del papel desempeñado por las órdenes de caballería como hasido puesto de relieve por historiadores como EIIiot y que ha llevado a asimilar deontología militar y religión, lo que no es exacto, dentro de un marcogeneral de identificación de monasticismo y caballería muy caro al militarespañol de los últimos años. Esta influencia que en sus orígenes puededecirse sintoniza perfectamente con un cierto estado de cosas en la sociedad ha tendido a perdurar, convirtióndose, en nuestra opinión, en anacronismo y actuar dicha concepción de forma claramente “mítica” y no comoauténtica guía del quehacer profesional.

No se trata obviamente de impugnar el valor de la tradición, los símbolos ylas formas, ni desde luego el valor de la deontología profesional y, obvio esdecirlo, el de la religión. Pero la confusión de planos creemos que hace unflaco servicio a la Institución y a las concepciones y actitudes defendidas.

Hay que reconocer que el papel que esos elementos casi puramente míticos juegan hoy en la educación del joven militar, en la motivación profesionaly profesionales y en las relaciones de las actividades del militar dentro de laorganización y en la sociedad, han de ser revisados. Hay que desbozarespecialmente lo que de componente Crítico rodea a la deontología profesio

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nal —esa educación soldado y monje— para llegar a un código de valoresauténticamente profesionales y específicos y, desde éstos, a los realmentevividos, para hacer un análisis mínimamente serio de la deontología tal ycomo esta ‘existe” hoy en la profesión y tal como ésta debe armonizarSecon el nivel de reflexión filosófica de la humanidad. Este componente “mítico”está probablemente en todas las deontologías militares y concepción de lomilitar del mundo, pero pensamos que en España, quizá por la secular dedicación de los ejércitos a la defensa de una fe religiosa, esta revisión es particularmente necesaria.

Hay una carga de “religiosidad”, en nuestra opinión mal entendida, en eltratamiento de la deontología. No deja de sorprender que todavía hoy losescasos artículos o estudios al respecto, más que deontologías o discusionesdeontológicas, parezcan “guías espirituales” de tipo personal aderezadas condoctrina social católica sobre una serie de cuestiones personales y algunassociales. Si como tales guías dichas obras pueden tener un indudable mérito,como obras de reflexión filosófica a la altura de nuestro tiempo son bastanterudimentarias. Cuando los pensadores modernos (Apel, Hare,. Rawis, o entrenosotros, A. Cortina, E. Guisán, etc.) están embarcados en superar la éticaracionalista kantiana o el idealismo hegeliano, con éticas “dialógicas”, “pluralistas”, mínimas, los planteamientos prevalentes y sobre todo la ausenciade reflexión contrasta con esa supuesta preocupación y sensibilidad deontológica del militar español. Es evidente, dicho en lenguaje coloquial-universitario, que la deontología es una “maría” en la enseñanza militar como lo esentre los médicos. Los abogados ni siquiera tienen una “maría” dedicada a laética profesional en la carrera. A lo mejor, al final, la conclusión, es que elmilitar español, en general, es profundamente religioso y más concretamentecatólico-practicante. Pero ello no soluciona la existencia, estudio y vivenciade un código ético o moral profesional a la altura de las circunstancias.

El segundo aspecto que también conviene resaltar es la influencia evidenteque en la deontología o en una determinada concepción de la deontologíaha tenido el protagonismo político de los Ejércitos en España. En este sentidola deontología habría venido .a veces a ser el código moral abstracto yposeedor de esencia eterna que permitiría al militar no responder más que“ante Dios y ante la Historia” desligándose cuando le ha parecido oportunodel poder y la organización estatal temporal. Entiéndase bien, no se estádiciendo que la deontología, haya sido causa o determinante de esto. Simplemente se avanza la hipótesis de que en buena parte una cierta concepción de la deontología ha servido subconscientemente, otras veces claramente, para justificar esa postura que en realidad lleva a sus últimasconsecuencias el sueño gremial feudal, esto es, la independencia de código,moral y jurisdiccón de cada clase profesional.

Obviamente, estos postulados no perduran en estos términos y aquí sólose ha pretendido una llamada de atención inicial que sirva para la.reflexiónsiguiente sobre lo que en verdad ha de ser el papel de una ética o moralprofesional a la altura del siglo XXI; en particuJar, la de los ejércitos.

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Desaparecida la organización corporativa y enmarcados todos los profesionales y quehaceres sociales en la relación del interés o bien público, noparece fácil justificar a estas alturas una deontología o moral corporativa, sinocomo aplicación concreta en el ámbito de una profesión, de un código general de moral social y cívica. Por otra parte, siendo el pluralismo político, moraly religioso, eje de la convivencia, parece que cualquier moral profesionalhabrá de tener necesariamente en cuenta dicho sustrato. Del pluralismo religloso se hacen eco ya las nuevas Ordenanzas. No hay que caer desdeluego en una moral profesional tecnocrática aunque —en buena parte ladeontología militar lo ha sido así siempre—, es decir, un mero código deestándar de competencia y eficiencia por más que se haya vestido de ilustres ropajes. Tampoco hay que despreciar esta parte del código pues es evidente que éste es uno de los papeles importantes de la deontología profesional hoy.

Como todo código de normas, el deontológico requiere una referencia aunos fines para que el mismo “solucione” el problema del “deber cumplido”o el “bien realizado” que todo ser humano normal siente. El código deontológico militar al uso está necesitado de una cierta depuración de conceptos.Tal vez España estaba llena de miserables en nuestro Siglo de Oro. Pero hacerde la honradez o la lealtad un valor específicamente militar no puede significar sino que el resto de la sociedad no era muy honrada.

Hay valores que son igualmente aplicables a muchas organizacionessociales hoy, por ejemplo, a las empresas, al Gobierno, al Parlamento o a losjueces. En general, mientras más se ha “publificado” lo privado, menosespecificidad parece tener este aspecto de los códigos deontológicos de ciertas profesiones más ligadas a la realización del interés público (militares, jueces y abogados, médicos, etc.). Incluso a los investigadores o científicospuros se les pide hoy una responsabilidad moral frente a la sociedad.

En una palabra, cuando toda actividad social se ordena claramente a larealización de intereses generales, la “especialidad” de las deontologías tradicionales queda bastante desdibujada. La revisión, no obstante, no ha deimpedir que el código moral militar se utilice como vehículo para inculcarciertas conductas, actividades o “virtudes” específicamente necesarias a laprofesión como, por ejemplo, el valor o la disciplina. Pero el grueso delcódigo no debe diferir hoy del aplicable en cualquier sector del quehacersocial, en particular, de los más ligados a la realización del interés general,aludidos.

El hecho de que el “cumplimiento del deber” y la obediencia ocupen unpapel preponderante en la profesión y organización militar, no significa que lavida del militar esté por ello fundamental y necesariamente orientada haciaunos valores profesionales. Dicho de otra forma, no es lo mismo que la vidaprofesional gire en torno a esos valores que ciertos valores se hayan convertido en estándares de conducta profesional. Y dicho de otra forma, habrá“buenos” y “malos” militares como buenos y malos profesionales, políticos,jueces, etc. Pero la ligación valores-profesión no nos parece consustancial

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mente superior a la que deba darse en otros ámbitos. Lo que pueden sersuperiores son los valores o los fines, aunque como diremos después, enuna sociedad cada vez más “publificada” no parece que la realización delbien común completa exclusivamente a unos pocos. En materia de defensa,ahí está toda la nueva concepción de la defensa como “tarea de todos’.

El segundo aspecto del código deontológico es el de los fines «valoresque son los que por contraste con ellos permiten discernir lo “bueno” o lo“valioso”. Sin estos fines, el código deontológico se convierte en un frío catálogo de comportamientos transmitidos por tradición y repentizados, desprovistos de toda trascendencia. Sin el sentido del fin y de la misión de cada persona y grupo en la sociedad, que es según parece un aspecto consustancialdel ser humano, no hay auténtica ética o moral profesional.

Pues bien, es evidente, que los fines del militar profesional y de los eércitos están hoy claramente definidos incluso en norma de rango constitucional;y son esos fines de defensa y servicio a la comunidad los que deben orientar el código de conducta profesional. A partir de dichos fines que necesariamente incorporan los valores asumidos por la sociedad española, el códigodeontológico del militar debe ser un catálogo de respuestas concretas a laresponsabilidad puesta en sus manos, en su quehacer diario, eliminandotópicos y toda grandilocuencia y referencia a obligaciones o deberes que enuna sociedad democrática sana deben ser deberes de todos los ciudadanos,o a misiones extratemporales y responsabilidades que no sean frente a sussemejantes a los que sirven. Dejamos para un futuro trabajo tanto la reflexiónmás profunda sobre la concepción general de la ética profesional acprde conla general reflexión filosófica de nuestro tiempo y el intento de un códigodeontológico revisado.

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COMPOSICIÓN DEL SEMINARIO

Presidente: D. JUAN DÍEZ NICOLASCatedrático de Sociología.

Secretario IP: D. ANTONIO DE QUEROL LOMBARDEROCoronel de Infantería de Marina DEM y EMA CON yLicenciado en Filosofía.

Secretario 2P: D. FRANCISCO PLANELLS BONEDCoronel de Infantería DEM y EMA CON.

GRUPO DE TRABAJO ‘G” SOCIOLOGIA MILITAR

Presidente: D. JESÚS MARTÍNEZ PARICIODoctor en Ciencias Económicas y Empresariales.

Vocales. D. JORGE AZPIZUA TURRIÓNLicenciado en Filosofía y Letras.Monseñor D. EMILIO BENAVENT ESCUINGeneral de División (Cuerpo Eclesiástico).D. CARLOS ECHEVARRÍA RODRIGUEZTeniente Coronel de Artillería.D. MARÍA JOSÉ RAMÍREZ LAFITALicenciada en Sociología.D. FERNANDO RODRIGO RODRÍGUEZLicenciado en Ciencias Políticas y Sociología.D. MARISA RODRÍGUEZ MOJÓNLicenciada en Ciencias Políticas y Sociología yen Psicología.D. JAVIER SIGOENZA MATEOCoronel de Artillería.

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GRUPO DE TRABAJO “H” CONCIENCIA NACIONAL DE LA DEFENSA

Presidente: O. ABEL BARAHONA GARRIDOGeneral de Brigada (R).

Secretario 1.Q: D. ANTONIO DE QUEROL LOMBARDEROCoronel de Infantería de Marina DEM y EMA CON yLicenciado en Filosofía y Letras.

Secretario 2P: D. FRANCISCO PLANELLS BONED.Coronel de Infantería DEM y EMA CON.

Vocales: D. FRANCISCO J. BENITEZ SANCHEZ-MALOTeniente Coronel de Caballería.D. JOAQUÍN BLANCO ANDEDoctor en Derecho.D. JOSÉ DELGADO COBOSLicenciado en Derecho.

D. JOSE MANUEL GONZÁLEZ PÁRAMODoctor en Derecho, en Ciencias Políticas y Económicas, en Filosofía y enCiencias de la Información.D. CARLOS JIMÉNEZ MARTÍNEZCoronel de Infantería DEM.D. FERNANDO JUSTE FERNÁNDEZCoronel de Aviación DEM.O. GERARDO LAGÜENS MARQUESÁNDoctor en Ciencias Políticas y Económicas.O. JOAQUÍN PRATS DEL CAMPOCoronel de lnfantería DEM.O. FEUPE QUERO RODILESTeniente Coronel de Infantería DEM.

Las ideas contenidas en este trabajo son de responsabilidad de sus auto-res, sin que refleje necesariamente el pensamiento del IEEE que patrocina

L su publicación

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