16
Inquisición y censura en el siglo XVIII: el Parnaso español de Quevedo Fernando Plata Parga Colgate University Un aspecto de la transmisión y recepción de la obra de Francisco de Quevedo que no ha recibido demasiada atención por parte de la crítica es la expurgación de su obra poética, llevada a cabo por la Inquisición española en el siglo XVIII. Para entender el marco en el que se pro- duce esta expurgación, presento, en primer lugar, un panorama de la actividad censora de la Inquisición y sus índices. INTRODUCCIÓN: LOS ÍNDICES DE LIBROS PROHIBIDOS La actuación del Santo Oficio en la España moderna afecta a casi todas las áreas de la sociedad: desde la actividad política, hasta las mi- norías religiosas (judaizantes, moriscos, protestantes). Son lo que Hén- ry Lea ha denominado «esferas de acción» que la Inquisición tenía encomendadas, y entre las cuales, la censura de imprenta fue una de las más efectivas. En un principio Torquemada y sus sucesores no incluyeron la cen- sura de libros como obligación inquisitorial (Lea, Historia, 3, p. 291). En 1521 Roma pidió a la Inquisición española que contuviera la prolifera- ción de libros luteranos, que impidiera la posesión o venta de esos li- bros, bajo severas penas, y que los libros fueran entregados a la Inqui- sición y quemados en público (3, p. 293). A partir de ese momento, la Inquisición española fue explotando su nuevo campo de acción. Su auto- ridad sobre los libros comenzaba después de que eran impresos, si bien la función de otorgar licencias de impresión, tras unos comienzos osci- La Perinola, 1, 1997.

inquisicin-y-censura-en-el-siglo-xviii---el-parnaso-espaol-de-quevedo-0.pdf

Embed Size (px)

Citation preview

  • Inquisicin y censura en el siglo XVIII: el Parnaso espaol de Quevedo

    F e r n a n d o P l a t a P a r g a Colgate University

    Un aspecto de la transmisin y recepcin de la obra de Francisco de Quevedo que no ha recibido demasiada atencin por par te de la crtica es la expurgacin de su obra potica, llevada a cabo por la Inquisicin espaola en el siglo XVIII . Para entender el marco en el que se pro-duce esta expurgacin, presento, en pr imer lugar, un panorama de la actividad censora de la Inquisicin y sus ndices.

    INTRODUCCIN: LOS NDICES DE LIBROS PROHIBIDOS La actuacin del Santo Oficio en la Espaa moderna afecta a casi

    todas las reas de la sociedad: desde la actividad poltica, hasta las mi-noras religiosas (judaizantes, moriscos, protestantes). Son lo que Hn-ry Lea ha denominado esferas de accin que la Inquisicin tena encomendadas, y ent re las cuales, la censura de imprenta fue una de las ms efectivas.

    En un principio Torquemada y sus sucesores no incluyeron la cen-sura de libros como obligacin inquisitorial (Lea, Historia, 3, p . 291). En 1521 Roma pidi a la Inquisicin espaola que contuviera la prolifera-cin de libros luteranos, que impidiera la posesin o venta de esos li-bros, bajo severas penas, y que los libros fueran entregados a la Inqui-sicin y quemados en pblico (3, p . 293). A par t i r de ese momento, la Inquisicin espaola fue explotando su nuevo campo de accin. Su auto-ridad sobre los libros comenzaba despus de que eran impresos, si bien la funcin de otorgar licencias de impresin, tras unos comienzos osci-

    La Perinola, 1, 1997.

  • 174 FERNANDO PLATA PARGA

    lantes, fue confiada al Consejo Real por un edicto de Carlos V en 1554 (3, p . 294).

    La censura inquisitorial era total, cuando el libro en cuestin era prohibido; o parcial, cuando se prohiba su circulacin doee corriga-tur, hasta que se expurgaran los pasajes ofensivos. Denunciar estos pa-sajes era tarea de todo catlico. Cuando se denunciaba un libro, se re-mita a los calificadores, y su veredicto, fuera la prohibicin total o la expurgacin, se enviaba a la Inquisicin. Su decisin era comunicada por un edicto invitando a los dueos de los libros censurados a entre-garlos para su destruccin o expurgacin, segn correspondiera.

    Al ir aumentado las condenas y expurgaciones, se hizo necesario redactar los ndices de libros prohibidos (3, p . 295). El primero es el de 1546 redactado por la Universidad de Lovaina. El inquisidor Valds lo mand imprimir en 1551 (Kamen, p . 113), con un apndice que enume-raba los libros prohibidos en Espaa, convirtindose en el primer ndice espaol (Lea, Historia, 3, p . 296).

    La diseminacin del luteranismo en Sevilla y Valladolid puso en evi-dencia la necesidad de un ndice espaol propiamente dicho, para prohibir los libros herticos. Este apareci en 1559, y en l se declara que los libros herticos sern quemados, los libros de humanidades y catlicos con notas herticas sern expurgados y devueltos a sus due-os, y los libros annimos, o sin lugar de impresin o impresor, se-rn examinados (3, pp . 297-298).

    Despus de impreso, los libreros tena obligacin de exponer el n-dice pblicamente para su consulta (Kamen, p . 114). Con los Edictos de Fe y la actividad de los confesionarios, muchos espaoles se convirtie-ron en informadores que denunciaban cualquier pasaje que pudiera parecer sospechoso u ofensivo. En opinin de Lea, a esto se deben las expurgaciones increblemente triviales de que aparecen rebosantes los ltimos ndices (Lea, Historia, 3, p . 301). Este ser el caso, como veremos, del Parnaso espaol.

    La Inquisicin espaola era independiente de la romana y ms cui-dadosa. Los ndices romanos se basaban en el ndice Tridentino de Po IV, que era solamente de libros prohibidos. Esto quiere decir que, aunque el libro slo tuviera algn pasaje objetable, ste no se indicaba y se prohiba el libro entero. Por el contrario, en Espaa, la Inquisi-cin preparaba ndices expurgatorios, en los que se sealaban los pasajes que deban ser eliminados para que el libro pudiera circular (Lea, Historia, 3, p . 303; Kamen, p . 115). En muchos casos, la Inquisi-cin no segua las prohibiciones del ndice romano e inclua libros no censurados por Roma (Kamen, p. 115), Por ejemplo, Quevedo aparece en los ndices espaoles, pero no en los romanos.

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO XVIII: EL PARNASO ESPAOL... 175

    El pr imer Index expurgatorias espaol propiamente dicho fue el de Quiroga de 1584 (los ndices eran conocidos por el nombre del inqui-sidor general) , ya que los anteriores eran ndices de libros prohibidos (3, p . 304). En el siglo XVII se publicaron nuevos ndices en 1612, 1632 y 1640 (Kamen, p . 121). En el siglo XVIII , el primero de ellos fue el de Valladares-Marn en 1707, que contena no slo las obras condenadas o expurgadas durante el siglo XVII , sino otras muchas descubiertas pol-los compiladores o revisores. Ent re los nuevos expurgos se halla, por pr imera vez, el de la poesa de Quevedo incluida en el Parnaso espaol de 1648. Los dos ltimos ndices fueron los, de Prez de Prado de 1747 y Rubn de Ceballos, de 1790, llamado ndice ltimo. Este presenta una peculiaridad: puesto que los ndices anteriores eran muy costosos y de difcil manejo debido a su gran tamao, el de 1790 pres-cinde de los expurgos, y se imprime en un volumen pequeo. Eso provoca que los dueos de libros censurados no tengan fcil acceso a los detalles de la expurgacin que proporcionaban los ndices anteriores (Lea, Historia, 3, pp . 306-3071).

    CENSURA DEL PARNASO ESPAOL DE QUEVEDO El Parnaso espaol de Quevedo, impreso en 1648, fue expurgado,

    como dije, por pr imera vez en el ndice de 1707, el primero publicado desde la aparicin de los poemas (el ndice anterior era de 1640). La expurgacin del Index de 1707 (Novissimus, 1, pp . 441^42) se repite en el de 1747 (Index, 1, pp . 459-460). El ndice ltimo de 1790 ya no detalla los versos que deben ser expurgados, sino que remite al expurgatorio de 17472.

    Los ndices estn ordenados alfabticamente siguiendo el nombre, no el apellido, de los autores, que se distribuyen en tres clases: a la pr imera per tenecen los autores herticos damnatae memoriae; a la segunda, los autores conocidos que se prohiben o expurgan por una razn u otra; a la tercera pertenecen los libros annimos o inciertos. Quevedo est incluido entre los autores de la segunda clase.

    Del Parnaso se expurgan 362 versos y un fragmento de uno de los asuntos (posiblemente escrito, como era prctica general en la po-ca, por su editor, Gonzlez de Salas). Slo se expurgan cinco poemas completos.

    1 Sobre los ndices de libros prohibidos, vid. tambin Defourneatix, pp. 1S-34 y

    Pinto, especialmente pp. 311-316, 2 Quevedo (d. Franc. de). Su Parnaso espaol, en Madrid 1648, corrjase como

    el Expurgat. de 1747, pag. 459 (ndice ltimo^ p. 221).

    Siguiente

  • 176 FERNANDO PLATA PARGA

    Un repaso de las ediciones del Parnaso del XVIII nos permite comprobar hasta qu punto se respetan las disposiciones inquisitoria-les3:

    La pr imera edicin, despus de su inclusin en el expurgatorio de 1707, es la de Madrid, imprenta de Manuel Romn, 1713. En sta, as como en la de Madrid de 1729, impresa por Alonso de Padilla, se sigue al pie de la le tra lo establecido en el ndice: los versos expurgados no aparecen, y en algunos casos se eliminan de uno a tres versos ms para que el poema no se resienta en su estructura lgica. Esto ultimo es co-mn a todas las ediciones censuradas.

    En la edicin de Madrid de 1724, publicada por Juan de Ariztia, y en la de Madrid de 1729, salida de la imprenta de Hierro , se sigue tambin el expurgo del ndice de 1707, tal y como se advierte en la portada: emendadas [las musas] en esta ultima impression, segn el Expurgatorio del ao de 1707.

    La edicin de 1726 en Amberes, a cargo de la viuda de Henrico Verdussen, es excepcional, ya que no se censuran los poemas, quiz porque el mandato inquisitorial no afectaba a Flandes.

    El l ibrero Iba r r a imprime en Madrid en 1772 el Parnaso espaol como volumen IV de las Obras completas de Quevedo, siguiendo el expurgo del ndice de 1707 1747. Normalmente indica los versos ex-purgados con lneas de puntos suspensivos: tantas como versos expurgados.

    La ltima edicin del siglo XVIII es la de los herederos del otro gran l ibrero madrileo, Sancha. Son los volmenes VII y VII I de las Obras completas de Quevedo, ambos de 1794. Se t ra ta de un caso muy interesante ya que no es fiel al ndice y publica muchos de los poemas y versos que deberan haber sido expurgados, mientras que mantiene la censura de otros. Como el expurgatorio del ao 1790 fue editado por el mismo Sancha, deberamos pensar que el l ibrero y sus herederos (San-cha muri en 1790) conocan bien la necesidad de expurgar el Parnaso. Sin embargo, ya vimos que el ndice de 1790 slo indica que el Parnaso se debe expurgar , pero remite al ndice de 1747 para los detalles; puesto que libreros y editores slo estaban obligados a tener un ejemplar del ltimo ndice, quiz no tuvieran un ejemplar de los an-teriores para comprobar y seguir el expurgo.

    Esta mutilacin constituye un captulo interesante dentro de la transmisin de la poesa impresa de Quevedo en el siglo XVII I , que en general no ha sido tenido en cuenta por los editores. A. Rey, en su edi-cin de los poemas de la musa Polimnia, nota que en el epgrafe del

    3 De las ediciones del XVIII, siete son posteriores a 1707 (vid. Mol, Proceso,

    pp. 327-330 y Quevedo, Poesa moral, pp. 44-50).

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO XVIII: EL PARNASO ESPAOL... 177

    soneto 87, en la edicin de 1713, faltan las palabras monjas y beatas, por lo que hace depender esta edicin de la de 1652 (Quevedo, Poesa moral, p . 45); tambin dice que la edicin de 1729 (de Alonso de Padilla) procede de la de 1713, ya que le faltan al soneto 87 los tercetos y la par te mencionada del epgrafe (Quevedo, Poesa moral, p. 48); por ltimo, dice que la edicin de 1794 no deriva de la de 1648 porque el soneto 87 aparece mutilado en 8 versos, por lo que sigue la versin censurada de 1713, 1724 y 1729, pero coincide con la de 1772 en censurar siete versos en vez de 6 y en poner unas lneas de puntos en el espacio de los versos omitidos (Quevedo, Poesa moral, p . 50).

    Posiblemente el soneto 87 (Blecua, nm. 110) no sea el ms adecuado para establecer la filiacin de estos impresos, ya que la par te del epgrafe que dice monjas y beatas y los siete versos finales son los nicos fragmentos de la musa Polimnia que estn incluidos en el ndice de 1707, por lo que no sabemos si las coincidencias se deben a que unas ediciones se hacen a plana y rengln de otras, o por el contrario, si independientemente, los diferentes impresores tuvieron en cuenta el ndice expurgatorio. Por lo tanto, la censura del Parnaso en el ao 1707 debe tenerse en cuenta para establecer la filiacin de las edi-ciones del XVII I .

    La expurgacin de las poesas de Quevedo ha despertado, en lo que a m se me alcanza, poco inters entre los quevedistas4, Fernndez Guerra en el catlogo de las obras de Quevedo incluido en sus ediciones (Obras, 1, pp . cii-civ; Obras completas, 1, p . 460) se limita a sealar la inclusin del Parnaso en los expurgatorios y la existencia de algunas ediciones del XVIII expurgadas. Segn Palau y Dulcet, las ediciones del XVII I e ran poco codiciadas por los biblifilos, a juzgar por su nota a las anteriores a 1668: Todas las ediciones descritas no estn castra-das por la Inquisicin, y por lo tanto son las ms apreciadas (6, p . 191). J. M. Blecua (Quevedo, Obra Potica, 3, pp. 522-523), publica el texto de la Inquisicin con las indicaciones para expurgar las poesas de Que-vedo y comenta que puede ser interesante para el futuro socilogo de nuestra poesa (p. 522),

    Tampoco entre los estudiosos de la censura inquisitorial ha suscitado gran inters esta expurgacin. No se menciona a Quevedo en la obra fundamental de Reusch. Otros estudiosos se ocupan brevemente del

    4 Ms inters ha provocado la aparicin de varias obras en prosa de Quevedo en

    los ndices de 1632 y 1640; vid. los apuntes de Astrana en su ed. de Quevedo, Obras completas, pp. 874-875 y 1249-1255; la introduccin de Lpez Grigera a Quevedo, La cuna, x-xi y Parker , p. 103.

  • 178 FERNANDO PLATA PARGA

    problema de la prohibicin de sus obras en prosa5, y slo A. Mrquez (pp. 170 y 238) menciona la expurgacin de la poesa de Quevedo en 1707.

    Sin embargo, la expurgacin de estos poemas es interesante, no slo para el estudio de la transmisin impresa del Parnaso espaol, sino tambin porque el anlisis de algunos de esos pasajes expurgados por la Inquisicin permite comprender qu tipo de texto era blanco de la censura de los inquisidores y ver cmo el metdico y meticuloso trabajo de expurgacin sigue las normas establecidas por el Santo Oficio para la censura de libros. Voy a seleccionar, pues, algunos de los pasajes mutilados para estudiar los motivos y el modo de su expurgacin.

    En la mayor par te de los casos, como es de esperar , se censuran pasajes con alusiones religiosas en contextos poco reverentes. La regla 16 para expurgar libros6 establece claramente los pasajes que se han de eliminar:

    Palabras dudosas, y equivocas que puedan mover los nimos de los lectores, para que apartndose del verdadero, y catlico sentido, se inclinen opiniones malas, y nocivas ... palabras de la Sagrada Escritura no alegadas fielmente ... quales-quier palabras de la Sagrada Escritura aplicadas impamente para usos pro-fanos, y aquellas cuyo sentido, y declaracin se aparta de la unnime exposi-cin, y sentido de los padres, y Doctores [...] Se han de expurgar los escritos que ofenden, y desacreditan los ritos Eclesisticos, el estado, dignidad, ordenes, y personas de los Religiosos (Novissimus, s. p.).

    El romance Comisin contra las viejas (nm. 708) se inicia con unos versos que parodian las frmulas de una proclama oficial imprecando a las viejas (Quevedo, Poesa selecta, p . 293). Ent re los insultos, se leen los siguientes versos:

    Dicen que, habiendo de ser los que os rondan, sacristanes, la Capacha y la Dotrina, andis sonsacando amantes, (w. 25-2T7)

    El sentido de estos versos censurados, segn Arellano y Schwartz, es que las viejas, descritas en textos satricos como lujuriosas, se rodean de amantes a los que roban (sonsacan), en vez de estar rodeadas, como

    5 Vid. especialmente Lea, Chapters, pp. 199-201; Moldenhauer, p. 235; Paz y

    Meli, pp, 71 Y 473475; Sierra Corea, pp. 290-291; Pinta Llrente, 1, pp. 47, 54, y 116-117; y Vlchez Daz, p. 89.

    6 Se publica en el ndice de 1640; yo la cito por el de 1707.

    7 Cito los versos por la ed. de Blecua. Pongo en cursiva los censurados en todos los

    ejemplos.

    Anterior Inicio Siguiente

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO XVIII: EL PARNASO ESPAOL... 179

    sera ms normal, por su edad, de los que participan en los entierros: sacristanes, hermanos de San Juan de Dios (llamados de la Capacha por recoger sus limosnas en capachas) y los nios de la doctrina, que tradicionalmente acompaaban estas procesiones (Quevedo, Poesa se-lecta, p . 294). El inquisidor quiz no capt el sentido de los versos y pens que los sacristanes rondaban a las viejas por motivos lujuriosos, de ah la expurgacin.

    El romance Advertencias de una duea a un galn pobre (nm. 713) es un dilogo entre una duea y un galn. El galn suspira por su amada, y la duea le aconseja que se deje de suspiros y le ofrezca di-nero. El galn pobre, horrorizado ante el discurso de la duea, la in-sulta, descomulgado avechucho, chisme revestido en sierpe, y la exorciza, para sacar a la duea, identificada con el diablo, de la casa (Quevedo, Poesa selecta, p . 303). Los versos finales fueron expurgados:

    [contra ti...] no valen sino conjuros del misal y de los prestes. Yo traer quien destas casas, con cruz, estola y asperges, saque,, como los demonios, la duea legin que tienen, (w. 95-100)

    El soneto Confisin por los mandamientos (nm. 587) fue censurado en su totalidad, ya que se t ra ta de una parodia de las frmulas de con-fesin8.

    El madrigal A un bostezo de Floris (nm. 405) es una composicin petrarquista , en la que el yo lrico compara los dedos que su amada se lleva a la boca, al bostezar, con tres cruces. La diloga de cruces (por alusin a las que se hacen al juntar los dedos y llevrselos a la boca) permite una serie de juegos conceptistas, en los que esos dedos celestiales (v. 3) quedan crucificados en sus labios. La escena en-ciende el deseo del amante, que quisiera, como el buen y el mal ladrn del Evangelio, estar en una de esas cruces (y as, en la boca de su amada). La imposibilidad de cumplir su deseo, exigida por el cdigo amoroso petrarquista , provoca la muerte metafrica del yo lrico, si no en cruces, por ellas (v. 18). La mezcla de los delicados juegos con-ceptuales del petrarquismo con las referencias a la muerte de Cristo en la cruz provocaron, posiblemente, el expurgo del poema completo.

    La jcara pr imera (nm. 849 en la ed. de Blecua) tiene la forma de una carta que Escarramn, personaje del hampa, enva desde la cr-

    Vid. Arellano, p. 478.

  • 180 FERNANDO PLATA PARGA

    cel a su prostituta, la Mndez. El motivo del arresto es una pendencia entre rufianes borrachos en una taberna. Escarramn le da cuenta a su tronga de los amigos rufianes que se encontr al llegar a la cr-cel. De uno de los encarcelados se dice que sin ser san Pedro / tiene llave universal (w, 35-36), porque abre todas las puertas cuando entra a robar (Quevedo, Poesa selecta, p . 349). Este pasaje, curio-samente, no fue expurgado. Despus Escarramn se niega a pagar la patente, esto es, el dinero que los presos exigan a los recin llegados (Quevedo, Poesa selecta, p . 349); pelea con Perotudo el de Burgos y le da una cuchillada en la cara, negndose a pagar ese impuesto espe-cial. Por ese motivo recibe cien azotes en pblico, y le dice a la Mn-dez:

    Fui de buen aire a caballo, la espalda de par en par, cara como del que prueba cosa que le sabe mal; inclinada la cabeza a monseor cardenal: que el rebenque, sin ser papa, cra por su potestad, (w. 61-68)

    La diloga de cardenal, 'cargo eclesistico' / 'hematoma', era un chiste tradicional (Quevedo, Poesa selecta, p , 350); el rebenque, ' ltigo', produce cardenales, como el papa. Estos tres ltimos versos, considerados irreverentes con la jerarqua eclesistica, fueron censu-rados.

    La jcara siguiente (nm. 850) es la contestacin de la Mndez, en la que acusa recibo de la carta de Escarramn, y le r eprende por me-terse en pendencias estando borracho. Y le dice:

    Si por un chirlo tan slo ciento el verdugo te da, en el dar ciento por uno parecido a Dios ser. (w. 21-24)

    Es decir, si por un tajo (chirlo) que Escarramn le dio a Perotudo el de Burgos en la cara, el verdugo le propin cien azotes, que era la condena normal en la poca, el verdugo es como Dios, porque da ciento por uno. Esta es una alusin irreverente a la parbola evanglica de

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO XVIII; EL PARNASO ESPAOL... 181

    la pobreza voluntaria9, cuando Jesucristo le dice a Pedro que a todo aquel que deje su casa, hermanos, padres, hijos y t ierras para se-guirle a l , se le dar el ciento por uno, y heredar la vida e terna. Lo i r reverente de los dos trminos comparados, Dios y el verdugo, y el contexto de burlas provoca la expurgacin de esos versos.

    La jcara t e rcera (nm. 851) es la car ta de la P e r ala a su jaque Lampuga donde le da noticias de otros bravos, y de los castigos que re -ciben de la justicia. De uno de estos maleantes dice:

    Ahogado en zaragelles muri Lumbreras el Braco, con su poquito de credo, sin sermn y sin desmayo, (w. 83-86)

    El sentido de estos versos, segn la anotacin de Arellano y Schwartz, es que, ahogado con los calzones del verdugo (los zara-gelles), que se le ha subido encima para ahorcarlo mejor, el maleante Lumbreras muri rezando el credo; pero, debido a su ente-reza tpica, sin predicar al pueblo, como era normal ent re los crimi-nales arrepentidos. Tambin puede querer decir que no acept el ser-mn consolador del cura (Quevedo, Poesa selecta, p . 368). Al inquisidor no le pareci adecuada la inclusin del credo y el sermn en este con-texto y mand expurgar los dos ltimos versos.

    Por ltimo, el romance titulado Ridculo suceso del t rueco de dos medicinas (nm. 759) cuenta la ancdota del marido impotente y del viejo verde que necesita una purga para curarse de sus males ven-reos. Ambos acuden al mdico para curarse de sus dolencias y ste les da los remedios cambiados, lo cual provoca situaciones jocosas. Al des-cribir al marido impotente, el yo jocoso utiliza la imagen bblica del ngel cado; pero el referente sagrado es impregnado de sentido obs-ceno: el versculo de San Lucas 1, 52 depossuit potentes, par te del magnficat, sirve para definir, por negacin, al marido. Esto es lo que provoca la expurgacin del verso 31:

    Y, si bien, por lo cado, algo de demonio anuncia [el buen recin casado], lo de "depossuit potentes" ni le toca ni le ajusta, (w. 29-32)

    9 San Mateo 19, 29; San Marcos 10, 29-30; San Lucas 18, 29-30; vid. Quevedo,

    Poesa selecta, p. 357.

    Anterior Inicio Siguiente

  • 182 FERNAM)0 PLATA PARGA

    Comenta con razn Morales que este atrevimiento debi [de] resultar en su poca escandaloso (p. 173), aunque no seala que el verso fue efectivamente censurado10. Sin embargo, no es cierto que los detalles obscenos del poema repeleran a los finos odos de enton-ces,.. (178), El poema no es objeto de expurgacin, a pesar de la abundancia de chistes obscenos y escatolgicos, y el verso expurgado no lo es por su carcter obsceno, sino por la inclusin de un pasaje evanglico en contexto tan poco serio. Muy al contrario, los textos obscenos, conseguidos a base de equvocos o dilogas, eran respetados propter elegantiam ser monis. Somos nosotros los que nos escandaliza-mos ante las obscenidades o la escatologa en la poesa de Quevedo. Pa ra la poca eran materia corriente en determinados gneros como el yambo y el epigrama, y se lean en los modelos clsicos como Arqu-loco, Catulo y Marcial, por citar algunos. La Inquisicin, en la regla 7 de los ndices, tanto romanos como espaoles, si bien prohibe los libros que t ra tan cosas de propsito lascivas aunque no vayan mezcladas con er rores y herejas en la fe, hace una salvedad: los libros antiguos de este genero compuestos por Ethnicos ['gentiles'], se permiten por su elegancia, y propriedad; advirtiendo, que en ninguna manera se lean la juventud (Novissimus, s. p.).

    Cierro este estudio con una curiosidad bibliogrfica. Se t rata de la expurgacin manuscrita de un ejemplar del Parnaso espaol de 1703 (por tanto, publicado antes del ndice de 1707) y es un ejemplo muy in-teresante de la manera en que trabajaba la censura inquisitorial11.

    El texto est expurgado a mano12 por un delegado de la Inquisicin que firma en la anteportada: Expurgavi ex Commisione Sti Offcii / die 8 Aprilii 1760 / Joseph Pinell, Supr. Missionum. (vase lmina 1). Las normas que acompaan al ndice de 1707 autorizan a los tribunales a designar un nmero de revisores de libros que examinen las bibliote-cas y libreras. Este revisor exiga a los libreros inventarios de sus existencias, expurgar los libros que lo necesitasen y extender certi-ficado con su firma (Lea, Historia, 3, pp. 311-312). Pa ra el expurgo, se deban tachar con tinta los pasajes objetables, hasta hacerlos ilegibles (3, p . 309). Adems, la regla 12 del ndice indica que las enmiendas o

    10 Avellano (p. 184) s indica que esta frase aqu y en ei poema 763, v. 203 fue

    censurada en el ndice de 1707. 11

    El ejemplar pertenece a la biblioteca de la Universidad de Michigan en Ann Arbor. El libro se lo vendi a la Universidad William Salloch, librero del estado de Nueva York, en 1963. A pesar de mis pesquisas, ignoro quines fueron sus dueos anteriores. Vase su descripcin parcial en la lista de obras citadas,

    12 Un ejemplar del Parnaso de 1648 en la Biblioteca Nacional de Madrid,

    signatura R 4418, tambin est expurgado a mano, pero no se aprecian con mucha claridad los expurgos.

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO XVIII: EL PARNASO ESPAOL,.. 183

    expurgaciones se han de hacer: por autoridad del Santo Oficio, y de sus Ministros: y con firma, 6 firmas de la persona, personas que por el Santo oficio lo tuvieren su cargo. Y no haziendose assi, no se avr cumplido con la obligacin de la expurgacion. Esto fue, precisamente, lo que hizo Joseph Pinell.

    Pinell expurga el libro siguiendo escrupulosamente lo establecido en los ndices de 1707 y 1747. La censura de los versos la hace unas veces tachndolos con tinta, cuando son pocos (vase lmina 3), y otras veces, pegando un papel blanco por encima de los versos, cuando son muchos (vase lmina 2). En cuatro ocasiones alguien ha vuelto a escribir en los mrgenes o encima del papel los versos censurados. La tinta es ms clara que la usada por Pinell: en tres casos es tinta marrn clara, y en otro caso es griscea, color de lpiz. La letra en los cuatro casos pa-rece ser la misma. Los versos que aparecen reescritos en forma ma-nuscrita han sido tomados posiblemente de otra edicin no censurada del Parnaso, ya que no ofrecen variantes destacables.

    Joseph Pinell nos proporciona, en definitiva, un ejemplo elocuente de la manera concienzuda en que actuaba la Inquisicin.

    OBRAS CITADAS

    I . Ediciones del Parnaso del siglo XVIII13

    El Parnaso espaol, y mvsas castellanas de don Francisco de Quevedo Villegas, Barcelona, Rafael Figver, 1703. Ejemplar: University of Michigan, Ann Arbor, Rare Book Room, PQ 6421. A5 1703.

    El Parnasso espaol, Monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castella-nas. Donde se contienen poesas de don Francisco de Quevedo Villegas, Madrid, Imprenta de Manuel Romn, 1713. Ejemplar; Newberry Library, Chicago, case 4A116, vol. I.

    El Parnaso espaol, Monte en dos cumbres, dividido con las nueve musas castellanas. Donde se contienen poesias de don Francisco de Quevedo Villegas [...] Sale aora aadido con adorno de unas disertaciones a cada una de las Musas, y nuevamente corregidas, y enmendadas en esta ultima im-pression, segn el Expurgatorio del ao de 1707, Madrid, Imprenta de Juan de Ariztia, 1724. Ejemplar: New York Public Librarv, NPE 1724.

    Obras de don Francisco de Quevedo Villegas, Amberes, viuda de Henrico Verdussen, 1726. 4 tomos. La poesa est en el tomo III, Tomo tercero. El qual contiene todas sus poesias. Ejemplar: Biblioteca Nacional, Madrid, R 16058.

    El Parnasso espaol, monte en dos cumbres? dividido con las nueve musas castella-nas. Donde se contienen poesias de don Francisco de Quevedo Villegas [...] Sale ahora aadido con adorno de unas dissertaciones a cada una

    Para su descripcin bibliogrfica, vid. los trabajos citados en la nota 3.

  • 184 FERNANDO PLATA PARGA

    de las musas, y nuevamente corregidas, y emendadas en esta ultima impression, segn el expurgatorio del ao de 1707. Vase el prologo, Madrid, Oficina de Francisco de el Hierro, 1729. Ejemplar: Biblio-teca Nacional, Madrid, R 35390.

    El Parnasso espaol, Monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castella-nas. Donde se contienen poesas de don Francisco de Quevedo Villegas, Madrid, Imprenta, y Librera de Don Pedro Joseph Alonso de Padilla, 1729. Ejemplar: Hispanic Societv of America, Nueva York, 861.3 Q5p 1729a v.l.

    El Parnaso espaol, Monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castella-nas, donde se contienen poesas de D. Francisco de Quevedo y Villegas [...]. Tomo IV de sus Obras, Madrid, D. Joachin Ibarra, 1772. Ejemplar: Newberry Library, Chicago, Y722 Q3.

    El Parnaso espaol, Monte en dos cumbres dividido, con las nueve musas castellanas. Donde se contienen poesas de D. Francisco de Quevedo y Villegas. Tomos VII y VIII de sus Obras, Madrid, Imprenta de Sancha, 1794. Ejemplar: niversity of Michigan, Ann Arbor, Buhr, 868 Q3 (vols. 7 y 8).

    2. Bibliografa general Arellano Avuso, Ignacio, Poesa satrico-burlesca de Quevedo, Pamplona, EUNSA,

    * 1984. Defourneaux, Marcelin, UInquisition espagnole et. les livres franqais au XVHIe sie~

    ele, Paris, Presses Universitaires de France, 1963. Index kbrorum prohibitorum, ac expurgandorum novissimus, Madrid, Ex Calco-

    graphia Emmanuelis Fernandez, 1747. ndice ltimo de los libros prohibidos y majidados expurgar f... j Contiene en resumen

    todos los libros puestos en el ndice expurgatorio del ao 1747, Madrid, Sancha, 1790.

    Kamen, Henry, La Inquisicin espaola, trad. de Gabriela Zayas, Barcelona, Crtica, 1985. (1.a ed., 1965).

    Lea, Henry Charles, Chapters from the Regious History of Spain Connected with the Inquisition, Philadelphia, Lea Brothers & Co., 1890.

    Lea, Henrv Charles, Historia de la Inquisicin espaola. 3 vols., Madrid, Fundacin Universitaria Espaola, 1982-1984. 1.a ed. en ingls, 1906-1907.

    Mrquez, Antonio, Literatura e inquisicin en Espaa (1478-1834), Madrid, Taurus, 1980.

    Moldenhauer, Gerhard, Spanische Zensur und Schelmenroman, en Estudios eru-ditos in memoriam de Adolfo Bonilla y San Martn (1875-1926), vol. 1, Madrid, Viuda e hijos de Jaime Rats, 1927, pp. 223^239.

    Mol, Jaime, El proceso de formacin de las Obras Completas de Quevedo, en Lpez Grigera, Luisa y Redondo, Augustin (eds.), Homenaje a Eugenio Asensio, Madrid, Gredos, 1988, pp. 321-330.

    Morales, Remedios, Las procacidades de un romance quevediano, Edad de Oro, 9,1990, pp. 169-179.

    Novissimus librorum prohibitorum et expurgandorum ndex,. 2 vols., Madrid, Typographia Musicae, 1707.

    Anterior Inicio Siguiente

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO XVIIL EL PARNASO ESPAOL. -. 185

    Palau y Dulcet, Antonio, Manual del Librero Hispano-Americano, vol, VI, Barcelona, Londres, Librera Antiquaria, Maggs Bros,, 1926.

    Parker , Alexander A., Los picaros en la literatura. La novela picaresca en Espaa y Europa 1599-1753, Madrid Credos, i971, (L s ed. inglesa, 1967),

    Paz y Meli, Antonia, Papeles de Inquisicin. Catlogo y extractos, '2r

  • 186 FERNANDO PLATA PARGA

    * 2 * JL*

    ' i '

    fr ; V r # /

    16 '

    Ni 1

    &w,

    ESPAOL Y

    **^i&

    '>*5

    ' ,>, * *

    V*.

    ;ki V*'

    Lmina 1 Anteportada con la firma de Pinell.

    Ejemplar del Parnaso espaol de 1703 de la biblioteca de la Universidad de Michigan

    (Special Collections Library, University of Michigan).

    Anterior Inicio Siguiente

  • INQUISICIN Y CENSURA EN EL SIGLO X VIII: EL PARNASO ESPAOL... 187

    Encarece la hmtfotfctitltnnMof con vanosexempUtJ vtntaUnoln a'Wdod'd i - R O M A N C E L^^. '-; .I .*. - r ^ r

    A Nilla^ame atencin, tVi te-mer* iv~< iwr*mt JL\ Qu es dadiva que no empobira* i -r Mt4iirpf\ /A t#n>i._- i.

    Mientras que Cultipicaa ' , \ W W > f t / n ^ / r ( J k < !.'." Mi 4#/4 fe defbrocha ' * , ' }l hi*v*'^ri,*' *U"

    "'M.J c r / v ^ iftijitie*^^- ? , JAJ .-' fiw / f . n k'ih'i tiffi*' n

    r

    rs'k' ti rtt'i/ pc%tct.t)0) ,*; / / y -% i / .

    A^

    H .x-ta&w?*

    Lmina 2 Musa Thalia, romance II (n.Q 682, Blecua). Censura, con un papel

    blanco pegado encima, de los versos 5-96. Los versos 5-56 estn rescritos encima del papel por otra mano. Ejemplar del Parnaso espaol de

    1703 de la biblioteca de la Universidad de Michigan (Special Collections Library, University of Michigan), p. 342.

    Anterior Inicio Siguiente

  • 188 FERNANDO PLATA PARGA

    Pues cogi m\s berenjenas -

    : En-vna hora fin fembrar,

    Que vn hortelano Menfco ' 'ln todo vn ano cabal.

    * 3

    /*"n

    I-./..I Js'o ay otra -cofa de nueva, < ^ u a e a el veftir, y el clc^rj Caduca ropa me vifto, Y faya de mucha edad. ' >

    Acabado el dezenario, Adonde aora te vas,-Taya fejry quf tullida,1 ' Ya no me puedo mudar.

    1 Si acafo quifercs'aJgOj Q;fe te pfrecieraacj : , . Mandame,pues de bubofa,' M. Yo no me puedo mandar.

    l Aunque no de Calatrava, > De Alcntara, ni San Juan,1 Te envan fus encomiendas La J'elJez, Carava jal.

    Lmina 3 Musa Terpschore, jcara I I , (n.s 850, Blecua). Versos 137-148

    censurados con tinta por Pinell. De otra mano, se han restituido, al margen, los versos 137-141. Ejemplar del Parnaso espaol de 1703 de

    la biblioteca de la Universidad de Michigan (Special Collections Librar y, University of Michigan), p. 233.

    Anterior Inicio