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INFANCIA, EDUCACION ARTISTICA Y (RE)CONSTRUCCION SOCIAL Desde tiempos inmemoriales la expresión artística ha hecho parte de lo que nos diferencia como seres humanos de otras especies, se podría decir que la génesis de la humanidad se inició cuando el primer hombre prehistórico se cuestionó sobre su propio ser, sobre su origen e intentó hacerle saber esto a otro por algún medio generado desde su propia expresividad, enfocando su atención hacia lo sutil del universo, convirtiendo el uso de la sensibilidad en múltiples disciplinas que interrelacionadas conformaron las ramas del saber generadoras de conocimiento. Este espíritu creador del ser humano permanece manifiesto aun en nuestros niños y jóvenes, quienes a pesar de la creciente alienación de los mass media aun poseen destellos creativos por medio de los cuales intentan reconstruir o explicar el mundo que los rodea. Sin embargo a veces la opción del sueño y del juego no es del todo posible en la infancia de nuestro país debido a los diferentes factores violentos que truncan su desarrollo armónico, ya que muchas veces la opción de lúdica es el rebusque por el sustento cotidiano, o incluso insertarse en alguna clase de grupo que les ofrezca seguridad a cambio de la venta de su niñez. A pesar de esto el panorama no es del todo sombrío, pues en medio de la adversidad frecuentemente crecen las flores mas fragantes y de mejor color como diría Vargas Vila, cuando se utilizan las vías de la continua experimentación y el trabajo en colectivo a través de las disciplinas artísticas, herramientas para la comunicación de la inteligencia emocional, el pensamiento y el acto creativo. La praxis educativa y su carácter mediático pueden promocionar lecturas creativas del entorno sociocultural que nos hagan menos vulnerables a la deshumanización que perfila el mundo postmoderno ya que “todos los grupos necesitan y utilizan el arte como garantía de continuidad y cambio para realizar

Infancia, educación artística y reconstrucción cultural

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Ensayo acerca de educación artística por el licenciado Jonh Hartdy sterling

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INFANCIA, EDUCACION ARTISTICA Y (RE)CONSTRUCCION SOCIAL

Desde tiempos inmemoriales la expresión

artística ha hecho parte de lo que nos

diferencia como seres humanos de otras

especies, se podría decir que la génesis de la

humanidad se inició cuando el primer hombre

prehistórico se cuestionó sobre su propio ser,

sobre su origen e intentó hacerle saber esto a

otro por algún medio generado desde su

propia expresividad, enfocando su atención

hacia lo sutil del universo, convirtiendo el uso

de la sensibilidad en múltiples disciplinas que

interrelacionadas conformaron las ramas del

saber generadoras de conocimiento.

Este espíritu creador del ser humano

permanece manifiesto aun en nuestros niños y

jóvenes, quienes a pesar de la creciente

alienación de los mass media aun poseen

destellos creativos por medio de los cuales

intentan reconstruir o explicar el mundo que los

rodea. Sin embargo a veces la opción del

sueño y del juego no es del todo posible en la

infancia de nuestro país debido a los diferentes

factores violentos que truncan su desarrollo

armónico, ya que muchas veces la opción de

lúdica es el rebusque por el sustento cotidiano,

o incluso insertarse en alguna clase de grupo

que les ofrezca seguridad a cambio de la venta

de su niñez.

A pesar de esto el panorama no es del todo

sombrío, pues en medio de la adversidad

frecuentemente crecen las flores mas

fragantes y de mejor color como diría Vargas

Vila, cuando se utilizan las vías de la continua

experimentación y el trabajo en colectivo a

través de las disciplinas artísticas,

herramientas para la comunicación de la

inteligencia emocional, el pensamiento y el

acto creativo.

La praxis educativa y su carácter mediático

pueden promocionar lecturas creativas del

entorno sociocultural que nos hagan menos

vulnerables a la deshumanización que perfila

el mundo postmoderno ya que “todos los

grupos necesitan y utilizan el arte como

garantía de continuidad y cambio para realizar

sus valores culturales, el arte se reafirma a

través de las culturas por motivos

gnoseológicos (ofrecen un cierto conocimiento

del mundo espiritual), hedonistas y

recreativas” 1 de sensibilización de la

comunidad y sus contextos potenciando los

imaginarios que le son propios. La creación

artística como vía de reconstrucción cultural a

través de la cual los niños y jóvenes participan

en la transformación de su entorno socio-

cultural.

La infancia es el momento en que la

percepción proporciona la exploración directa

de lo que está presente en el exterior y se

convierte en el punto de partida de posteriores

análisis, gustos y afectaciones que nos

marcarán durante el resto de nuestra vida, tal

estimulación sensorial genera reminiscencias,

evocaciones de imágenes derivadas de los

objetos físicos y su transformación en

perceptos, que son captaciones y

categorizaciones del mundo que incluyen

“imágenes de la imaginación; pueden ser

visuales, auditivas o de cualquier otra

modalidad sensorial y, también puramente

verbales”2

Las diferentes redes sociales que se suscitan

en la escuela ponen de manifiesto las diversas

formas expresivas de los imaginarios infantiles

1 Anderson, Blau, Dissayanake. “Arte, Educación y Diversidad Cultural” 2 ARHEIM, R. “El pensamiento visual”. p. 111.

y juveniles que en cierto modo evidencian la

crisis comunicativa en la cual vivimos, que no

permite una interacción ni una relación

dialógica desde la horizontalidad de partes que

se encuentren en un mismo contexto, debido a

que la constitución de imaginarios y nociones

de identidad de la comunidad misma se haya

fuertemente influenciada por elementos y

factores externos a la imaginación propia. Se

plantea entonces la necesidad de fortalecer e

interrelacionar de una manera más efectiva las

redes de las comunidades (la escolar entre

ellas) y esto es generando permanente

reciprocidad entre los nodos que las

componen. Entra en escena la educación

artística como factor emancipatorio de la

cultura popular, acercando más a los niños a

su acervo cultural autóctono, por medio de los

canales expresivos presentes mas allá de la

cultura de consumo, favoreciendo la creación

conjunta, la evolución progresiva del

pensamiento complejo de inclusión en las

comunidades mismas, de manera propositiva y

activa, en los procesos de gestión social y

cultural, consolidando la creatividad como

estructura significativa en las diferentes

dimensiones del devenir humano.

La educación artística resignifica los contextos

en que se desenvuelve, incentiva la expresión

creativa como medio de liberación. El arte

radicaliza su conocimiento en lo paradigmático,

lo consciente, lo inconsciente y lo irracional de

cada ser humano y de la comunidad donde se

desarrolla. Es necesario reivindicar el arte

como actividad fundamental para el desarrollo

de las facultades narrativas en los procesos de

creación y contextualización del

(re)conocimiento, fortaleciendo el tejido cultural

innato a cada contexto en específico.

Durante la infancia la educación artística

favorece la integración de facultades analíticas

por medio del desarrollo de la sensibilidad

crítica, capaz de apreciar y producir

manifestaciones artísticas que promuevan los

intereses, las aptitudes y necesidades de la

población, haciéndola participe activa de la

vida socio-cultural del país y de la

(re)construcción de la identidad nacional desde

el conocimiento y consolidación de la propia,

”el conocimiento formal y conceptual acerca de

las artes es un componente importante de este

legado cultural, y se debería empezar

temprano a hacer que los niños se sintieran

cómodos con estas formas de conocimiento”3.

Es de vital importancia que las colectividades y

los proyectos culturales inserten en su

constitución la noción de sustentabilidad.

Hoy sabemos que para que una comunidad

goce de un bienestar sostenible debe ejercer

3 GARDNER, Howard. ”Educación artística y desarrollo humano. Ed.

Paidos, Barcelona, España, 1990. p. 33

su derecho a la autonomía cultural, la

preservación de los saberes en las nuevas

generaciones y en el diseño de sus prácticas

expresivas y creativas; sean estas públicas o

privadas, individuales o colectivas. En este

sentido, podemos definir a una colectividad

humana como sustentable mientras sea capaz

de desarrollar en sus propios términos un

entorno cultural que le permita identificarse,

utilizar códigos comunes de estructuración

simbólica y producir imaginarios y posturas

ideológicas congruentes y consecuentes con

su devenir cotidiano, asumiendo una postura

crítica y reconstructiva de su entorno, para

propender así a la consolidación de una cultura

propia, autodeterminada y que se replique en

cada generación.

La educación artística incentiva la

consolidación del pensamiento complejo,

desencadenando la producción de

manifestaciones estéticas novedosas que

colaboran en la consolidación procesos

identitarios libres de polarizaciones.

La escuela es entonces el espacio propicio

para promover una sociedad más consciente

de sus riquezas pluriétnicas, ya que durante

sus primeros años los niños son

auténticamente curiosos acerca de su cultura,

tanto a nivel regional como nacional, el niño

busca en sus referentes locales los roles que

en un futuro serán la idiosincrasia proyectada

como modo de vida, su identidad dependerá

entonces de la tierra nutricia con que hayan

sido alimentados su espíritu e intelecto en las

fases primeras de su desarrollo. La diversidad

entra en juego cuando existe una voluntad

específica de asegurar su supervivencia, su

multiplicación y sus interrelaciones. El objetivo

debe ser “la interacción, el mestizaje, la

combinatoria creativa que permita acceder a

nuevos universos expresivos, a nuevas

alianzas sociales cuya finalidad sea la esencia

de lo más noble de la especie humana: la

solidaridad en la búsqueda de nuevas

fronteras del conocimiento y nuevas formas de

expresar las emociones que ello suscita”.4

El aula respira con actitud lúdica llegando por

distintos caminos al conocimiento. La

investigación en lúdica, pedagogía y juego de

Jesús A. Motta advierte que “La clave del

paradigma es aprender a aprender. El juego

puede cambiar el sistema escolar a partir de

encontrar los niveles de conceptualización y

otros imaginarios. Un nuevo proyecto

pedagógico puede surgir de una metodología

basada en la expresión artística, con

programas lúdicos que permitan dar identidad

cultural a la pedagogía a partir de valores

propios. Los procesos alternativos de

aprendizaje también se podrán generar a

partir de la lúdica como recurso pedagógico

4 DELGADO I CLAVERA, Eduardo, JIMÉNEZ, Lucina y BARBERO,

Jesús Martín y ORTIZ, Renato, “Cultura y sustentabilidad en

Latinoamérica”.OEI, España, 2005. p.56

por generar nuevas formas de conocimiento y

permitir profundizar en conceptos. Una

metodología lúdica puede propiciar una mayor

capacidad de enseñar con la infancia de la

postmodernidad. El método ideal sería que los

niños descubran el conocimiento a partir de la

expresión corporal, musical, plástica, y

literaria”.5

Y es precisamente en el juego en donde

incluso también los adultos nos identificamos

de nuevo con los diversos actos creativos de

nuestra infancia, nuestra expresividad aflora de

la misma forma que cuando éramos niños a

pesar de lo curtidos que podamos estar por las

arenas del tiempo, cada niño en nuestro

interior surge con la fuerza que tuvimos en ese

entonces…. ¿no será acaso que tanto desazón

del mundo contemporáneo se debe a que

hemos invertido los polos de la balanza?

Enviamos nuestros docentes mejor calificados

a la educación superior cuando el trabajo de

afianzamiento de un proyecto educativo

5

MOTTA, Jesús Alberto (compilador) “Lúdica 1 y 2, encuentro

nacional de lúdica”, Ed. Universidad Distrital Francisco José de

Caldas. Bogotá, Colombia. 1999. p. 103

sostenible debería comenzar desde la más

temprana edad, ofreciendo las herramientas

lúdicas y comunicativas que proporciona la

pintura, la danza, el teatro, los títeres, la

alfabetización visual, el juego combinatorio de

las imágenes, ya que los adultos hemos

olvidado estos juegos por estar en el avatar

cotidiano del sustento, y en esta carrera

desbocada hacia ningún lado hemos

arrastrado a las generaciones venideras, tal

vez es el momento de hacer un alto en el

camino y hacer algo concreto por la infancia

que se está perdiendo pues tanto la casa como

el colegio han “inscrito en nosotros la jerarquía

de las diversas funciones de habitar... es más

que un cuerpo de vivienda, es un cuerpo de

sueño... el colegio otra estancia del ser, donde

se concentra una certidumbre de ser”.6

Somos veraces con nosotros mismos en el

acto creativo, en el juego en conjunto y en la

lúdica sencilla y profunda que se manifiesta en

la risa infantil.

6 Op. Cit. p. 64

John Hardy Sterling Sierra

Licenciado en Educación Básica con

Énfasis en Educación Artística Universidad

Francisco José de Caldas.

Jefe de área jornada tarde Educación

Artística y Cultural I.E.D. Antonio José

Uribe.

I Semestre Especialización Infancia, Cultura

y Desarrollo Universidad Distrital Francisco

José de Caldas

AGOSTO-SEPTIEMBRE 2011