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Ideología, fetichismo de la mercancía y reificación

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    Mario MargulisIdeologa, fetichismo de la mercanca y reificacin

    Estudios Sociolgicos, vol. XXIV, nm. 1, enero-abril, 2006, pp. 31-64,

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    El valor se expresa en dinero, que fue en su origen una mercanca espe-cial, susceptible de representar el valor en los procesos de intercambio. Asaparece el dinero, en su inicio una de las mercancas con condiciones particu-lares que la habilitaban para ser referente general de valor: el oro, la plata; ms

    tarde, el dinero papel y otros mecanismos monetarios ms recientes, progre-sivamente ms abstractos y sofisticados. Con la generalizacin del sistemamercantil, el intercambio entre objetos de naturaleza y utilidad diferente apa-rece como natural, y se naturaliza su expresin en dinero. Ms an, el preciode las mercancas suele estar establecido antes de iniciar su produccin. Comolos objetos se producen para ser vendidos, es razonable que se conozcan sus

    precios probables con la mayor aproximacin posible para planificar el pro-ceso productivo y evaluar su conveniencia econmica. El precio apareceante nuestros ojos como una cualidad naturalde la mercanca, y es precisorecurrir a aquella ardua desconstruccin para dar cuenta del complejo proce-so, de la extensa cadena lgica que subyace a la compra-venta de mercancasque se desenvuelve con naturalidad en la vida cotidiana.6

    El eje de ese proceso reside en la mercanca y en su representante y

    mximo fetiche: el dinero. La base de la ilusin radica en el doble carcter dela mercanca: valor de uso/valor de cambio, que es homlogo a los parescualidad/cantidad y concreto/abstracto. En el interjuego de esta duplicidad,y en el predominio de lo cuantitativo y de lo abstracto por sobre lo cualitati-vo y concreto, se apoyan los imaginarios que impregnan la cultura del capi-talismo: predominan los rasgos abstractos sobre los concretos, la cantidadsobre la cualidad; con el desarrollo del sistema capitalista, todo tiende aconvertirse en mercanca y el aspecto dinero, el valor monetario, adquiere

    presencia dominante en la vida social. Con ello se ataca la diferencia, impe-ra una igualdad abstracta.7El dinero es la superacin de toda diferencia cua-

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    6 Marx comienza su obra ms famosa afirmando: La riqueza de las sociedades en queimpera el rgimen capitalista de produccin se nos aparece como un inmenso arsenal demercancas (El Capital, op. cit., t. I, p. 3). Mercanca es un objeto producido para ser vendi-

    do. Ese objeto puede ser considerado desde el ngulo de la calidad o de la cantidad: desde lacalidad se atiende a su valor de uso; desde la cantidad, al valor de cambio. Desde la lgica delas mercancas, el valor de uso no es el objetivo principal del proceso productivo: la mercancadebe acreditar su valor de uso para poder realizarse como valor de cambio.

    7 En el primer captulo del tomo primero de El Capital, Marx se remonta a Aristteles,quien fue el primero en analizar el problema del valor. Aristteles se pregunta por la naturalezadel intercambio comercial: presupone el cambio de 5 lechos por una casa. Incluso consideraque esa igualdad puede tener tambin su expresin en dinero. Pero el pensador griego se plan-tea que para que estos objetos corporalmente distintos puedan equipararse entre s, deberamediar alguna igualdad sustancial, alguna sustancia comn a la casa y a los lechos. Elcam-

    bio dice Aristteles no podra existirsin la igualdad, ni stasin la comensurabilidad. Sin

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    litativa, su igualacin en el plano de la cantidad. Con la generalizacin delintercambio mercantil, en el mundo de las mercancas, en el mercado, comien-za a funcionar esa supresin de diferencias: todo es homogneo, todo esigualable y susceptible de ser valorado en trminos de dinero. Se desplazan

    los aspectos cualitativos de los objetos tiles; en el plano de la conciencia, lasdiferencias no desaparecen pero se distancian, pasan a segundo plano.

    Este milagro social opera sobre las significaciones, sobre la cultura. Enla sociedad capitalista, el poder del mundo del dinero (mercados, capital fi-nanciero) tiende a que todo se vuelva mercanca, pasando a predominar elvalor de cambio por sobre el valor de uso, la cantidad sobre la calidad. Latransformacin en mercanca involucra un proceso de empobrecimiento delos significados, los bienes se igualan en tanto que en la lgica del merca-do, cada vez ms abarcadora sus diferencias se dejan de apreciar. No esque las diferencias dejen de existir, sino que, en el juego de las mercancas,

    pasan a segundo plano. La mercanca es un significante ambiguo y de su an-lisis emerge una historia anterior, la de los valores de uso y de trabajos huma-nos diferentes: la historia precedente queda postergada y pierde visibilidad

    social como consecuencia de los juegos significativos que genera el desarro-llo mercantil.8Los aspectos concretos que determinan las diferencias entrelas distintas mercancas consideradas en su aspecto cualitativo (valor de uso),se velan, empobrecen, simplifican; se elimina su historia de trabajos huma-nos diferentes, se desvanece en el mbito del mercado y del dinero ladiferencia y la variedad que las caracterizan y que hacen necesario su inter-cambio.

    embargo, al llegar aqu, se detiene y renuncia a seguir analizando la forma del valor. Pero enrigoraadees imposibleque objetos tan distintos sean comensurables, es decir, cuali-tativamente iguales. Esta equiparacin tiene que ser necesariamente algo ajeno a la verdaderanaturaleza de las cosas y, por tanto, un simple recurso para salir del paso ante las necesidadesde la prctica. Ms adelante, Marx agrega que Aristteles, en su poca, no poda arribar adescubrir que lo que tienen en comn esos objetos cualitativamente distintos es trabajo hu-

    mano, porque la sociedad griega estaba basada en el trabajo de esclavos y se considerabanatural la desigualdad entre los hombres. Para esto era necesario llegar a una sociedad comola actual, en que la forma-mercanca es la forma general que revisten los productos del t rabajo,en que, por tanto, la relacin social preponderante es la relacin de unos hombres con otroscomo poseedores de mercancas, Carlos Marx, op. cit., t. I, p. 26.

    8 Considero que Roland Barthes, en su clebre Mythologies, Pars, ditions du Seuil,1957, particularmente en el captulo II, Le mythe, aujourdhui, tiene muy en cuenta los an-lisis realizados por Marx en el apartado El fetichismo de la mercanca y su secreto. Ms ade-lante, en este artculo, tratar de sealar algunos paralelismos entre los desarrollos de Barthes sobreel mito, considerado como sistema semiolgico, y el fetichismo en Marx. Vase Roland Barthes,Mitologas, Mxico, Siglo XXI, 1980, El mito, hoy, pp. 199-257.

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    La reificacin

    Gyrgy Lukcs9prosigue la reflexin de Marx sobre el fetichismo y acua elconcepto reificacino cosificacin.10Seala que el carcter de fetiche de la

    mercanca tiene consecuencias ideolgicas que influyen sobre la vida de lassociedades en que impera el modo capitalista de produccin, en las que las for-mas mercantiles se han generalizado penetrando todas las manifestacionesvitales e incluyendo al trabajador, para quien su propia fuerza de trabajoadquiere la forma de una mercanca que le pertenece. Se trata de un fen-meno social fundamental de la sociedad capitalista: la transformacin de lasrelaciones humanas cualitativas en atributo cuantitativo de las cosas inertes,la manifestacin del trabajo social necesario empleado para producir ciertos

    bienes como valor, comocualidad objetiva de estos bienes; la reificacinque se extiende en consecuencia progresivamente al conjunto de la vida psqui-ca de los hombres en la cual hace predominar lo abstracto y cuantitativo sobrelo concreto y lo cualitativo.11

    La reificacin es un mecanismo ideolgico que afecta las significacio-

    nes, aumentando su opacidad y ejerciendo un efecto deformador y engaososobre la discursividad social. Se extiende a diversas esferas de la vida social,desbordando el mbito de los puros intercambios econmicos. Lo ideolgi-co se expresa en el plano discursivo, en diferentes tipos de mensajes, en los quese advierten los sntomas tpicos que caracterizan a los efectos negativos de laideologa: empobrecimiento en la significacin, presentacin de la parte porel todo, alejamiento de la historia, apelacin a la naturaleza. Todo tiende aconvertirse en mercanca, sus efluvios alcanzan a esferas alejadas del mundomercantil y su influencia incluye, muchas veces, a actividades y mbitos que

    parecen ser resistentes o rebeldes a su campo de accin.La reificacin afecta a los aspectos concretos, cualitativos, aquellos ms

    relacionados con lo humano.12Tiende a hacer prevalecer aspectos rgidos,

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    9 Gyrgy Lukcs,Historia y conciencia de clase. Estudios de dialctica marxista, Mxi-

    co, Grijalbo, 1969. Esta obra fue originariamente publicada en 1923 ( Geschichte undKlassenbewusstsein; Studien ber marxistische Dialektik, Berln, Der Malik-Verlag).

    10 Esta conceptualizacin se inspira en la famosa frase de Marx, en el apartado sobre elfetichismo, en la que seala que las relaciones sociales que se establecen entre los trabajos

    privados de los productores aparecen, no como relaciones directamente sociales de las perso-nas en sus trabajos sino como relaciones materiales entre personas y relaciones sociales entrecosas, Marx, op. cit., t. I, p. 38.

    11 Tomado de Lucien Goldmann,Investigaciones dialcticas, Caracas, Universidad Centralde Venezuela, 1962, p. 75. Goldmann se considera discpulo de Lukcs.

    12 La reificacin implica que el hombre es capaz de olvidar que l mismo ha creado elmundo humano y, adems, que la dialctica entre el hombre y sus productos pasa inadvertida

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    apoya en la obra de Max Weber que la empresa moderna se basa en elclculo y que necesita para su existencia de una justicia y una administra-cin cuyo funcionamiento pueda en principio calcularse racionalmente se-gn normas generales fijas, igual que se calcula el rendimiento previsible de

    una mquina (). Pues estas modernas formas de la empresa, con su capitalfijo y su clculo exacto, son para ello demasiado sensibles a la irracionalidaddel derecho y de la administracin. Por eso no han podido brotar ms quedonde () el juez es, como en el estado burocrtico con sus leyes racionales,en mayor o menor medida, un autmata de aplicacin de artculos; autma-ta en el que se introducen los expedientes con las costas y las tasas para queentregue la sentencia junto con unos fundamentos ms o menos slidos yconcluyentes; un autmata, pues, cuyo funcionamiento es en todo caso calcu-lable en lneas generales.16 La justicia debe ser predecible, calculable, sus-ceptible de ser incluida en el clculo de los costos de produccin. Ello erosionala complejidad de los aspectos humanos implcitos que no se prestan al clcu-lo y a la precisin.17, 18

    El peso de la reificacin se advierte fuertemente en el crecimiento de la

    burocracia. El burcrata ritualiza los medios y se desentiende de los fines.19

    Para el burcrata lo importante son las tareas que tiene a su cargo, los pape-les y sellos que l maneja y sobre los que edifica su poder.20Quien expresa

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    16 Ibid., p. 104. Lukcs hace referencia explcita a la obra de su contemporneo MaxWeber, en especial aEscritos Polticosy aEconoma y Sociedad. Aunque el prrafo transcriptoest en la obra de Lukcs entrecomillado y se est refiriendo, en general, a la obra de Weber, noindica con precisin el origen de la cita.

    17Siendo el conflicto jurdico una de las eventualidades de la produccin haba que ha-cerlo calculable para poder incorporarlo al clculo racional de los riesgos de la empresa. Lu-cien Goldmann tambin remite a la obra de Max Weber en este aspecto. Al respecto afirma: MaxWeber ha observado ya que el desarrollo de una produccin capitalista ms all de cierto nivel,es inconcebible sin una administracin y una justicia institucionalizadas cuyas decisiones puedan

    preverse a fin de integrarlas de antemano en la contabilidad de las empresas, es decir, sin unaadministracin y una justicia cuyas decisiones sean regidas por principios generales y forma-les y abstractos, los cuales no podran ser puestos en duda en cada caso particular ni siquiera en

    nombre de consideraciones humanitarias. Y agrega: Sin duda, la constitucin de una justiciaformal ha tenido aspectos positivos pues, ha reducido en una amplia medida la arbitrariedaddel poder personal: ello no impide que tambin haya eliminado las consideraciones humanas delfuncionamiento del aparato judicial, reemplazndolas por una ley impersonal, abstracta y reifi-cada. Todas las citas de esta nota fueron tomadas de Lucien Goldmann, op. cit., pp. 78 y 79.

    18Michael Lwy seala la influencia de Marx (fetichismo de la mercanca) en Max Weber,por intermedio de Georg Simmel y sus discpulos, entre ellos Lukcs y Ernst Bloch. Vase MichaelLwy, Figuras del Marxismo Weberiano,Revista Doxa, nm. 8, 1993.

    19 Vase R. K. Merton, Teora y Estructura Sociales, Mxico, FCE, 1965.20En la administracin estrictamente burocrtica, los siguientes aspectos alcanzan el

    punto ptimo: precisin, rapidez, falta de ambigedad, conocimiento de los expedientes, con-

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    con especial maestra el agobio que resulta de la burocratizacin del mundoes Kafka, que ha sido llamado el poeta de la reificacin. En sus obras mues-tra la situacin del hombre, relegado frente a un mundo cosificado y ajeno,en el que debe demostrar su derecho a la existencia. En su libroEl proceso,21

    el protagonista, el Sr. K. reducido a mera inicial, se entera una maanaque tiene un proceso; se interna a partir de entonces en un mundo labernticoabarrotado con expedientes, con empleados que detrs de sus ventanillas loremiten impasibles de una oficina a la otra y, finalmente, despus de transitar

    por infinitas oficinas y debatir con funcionarios desprovistos de todo gestohumano, sin que se sepa de qu se le acusaba, pierde el proceso y es ejecuta-do. En el mundo inhumano y cosificado que Kafka describe, el hombre esextranjero en el mundo, tiene que alegar por su derecho a la existencia, debetramitar los papeles que le otorgan permiso para permanecer en el ser. Otrasobras de Kafka transitan magistralmente por esa temtica: enLa Metamorfo-sis, el personaje se transforma en insecto; en tanto animal es aun ms cosa yaunque conserva su conciencia y memoria humanas, recibe el ms desgarra-dor rechazo de aquellos que lo rodean, aun los ms ntimos. En otra de sus

    grandes novelas,El Castillo, las relaciones de clase se proyectan a lo eter-no, y esto es precisamente uno de los elementos esenciales de la reificacin.22

    Kafka percibi tempranamente, con casi dos dcadas de anticipacin, el te-rrible drama que se gestaba en la Europa de su tiempo. El nazismo, la solu-cin final, los campos de exterminio, son un corolario del mundo que Kafkadescribe. La aplicacin masiva de la racionalidad industrial, de la cienciamoderna y de la burocratizacin extrema a la puesta en marcha de un dispo-sitivo eficaz destinado a matar con el menor costo a millones de personasindefensas, constituy la trgica demostracin de las potencialidades de lareificacin. Nada ms inhumano que un campo de exterminio, nada ms rei-ficado que la burocracia orgullosa del deber cumplido que hizo posiblela macabra tarea ejecutada por el poder nazi. Eichmann se vanagloriaba dehaber logrado que los trenes, que conducan hacia la muerte a miles de hom-

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    tinuidad, direccin, unidad, estricta subordinacin y reduccin de las fricciones y de los costosmateriales y de personal (). El cumplimiento objetivode las tareas significa principalmenteque estas tareas se llevan a cabo segn unas normas calculables y sin tener en cuenta a las

    personas. Citado por Zygmunt Bauman, Modernidad y Holocausto, Madrid, Sequitur, 1997,p. 18. La cita ha sido tomada por Bauman de H. H. Gerth y C. Wright Mills (eds.),From MaxWeber, Londres, Routledge & Kegan Paul, 1970, pp. 214 y 215.

    21 Franz Kafka, Obras completas, Buenos Aires, EMEC, 1960, pp. 507-719.22 Joseph Gabel, Sociologa de la alienacin, Buenos Aires, Amorrortu, 1973, p. 49.

    Gabel agrega: El Castillo y sus habitantes llevan la marca de la falsa objetividad del mundoreificado, una objetividad de tipo alucinatorio (Gabel, op. cit., p. 49).

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    dioses son presentados como sujeto de la creacin. El hombre, sujeto,pasa a ser predicado. En escritos posteriores de Marx reaparece, en otrocontexto, la ideologa como inversin: los frutos del trabajo humano se pre-sentan ante el hombre como titulares de su potencia creadora. La imagen de

    la inversin persevera en Marx, que acude a la metfora ptica, inclusive enescritos de su madurez, como el apartado del primer captulo del primervolumen deEl Capital, dedicado al fetichismo de la mercanca.

    Ideologa y verdad

    Consideramos que la forma ms acabada de anlisis de lo ideolgico en Marxse encuentra en el desarrollo referido al fetichismo de la mercanca. En esetexto, Marx no menciona la palabra ideologa,44aunque parece ser alldonde se encuentra, dentro de su obra, su descripcin ms brillante, profunday de mayor alcance. En este artculo tratamos de aproximarnos al conceptoideologa a partir de los textos de Marx sobre fetichismo y de modo conse-

    cuente con sus contenidos.Ideologa y falsa conciencia:45se trata de un tema intensamente discuti-do.46Lo problemtico de esta expresin es que supone la existencia de unaconciencia verdadera. Es cierto que perduran en los anlisis sobre ideologaaspectos que evocan la falsa conciencia, en el sentido de formas engaosas, deuna conciencia grupal mistificada acerca del propio lugar en el mundo. Perolafalsa conciencia implica el supuesto de una conciencia verdadera: estaraimplcito que en alguna parte existe y est disponible una visin verdaderaacerca de lo social, lista y preparada para ser incorporada como objeto aca-

    44 tienne Balibar llam la atencin sobre el enigma que supone la completa desaparicinde la nocin de ideologa en los textos de Marx posteriores a 1850, citado por Slavoj Zizek(comp.), enIdeologa: un mapa de la cuestin, Buenos Aires, FCE, 2003, nota de la pgina 17.

    45 El propio Marx nunca utiliz la expresin falsa conciencia, la cual debe atribuirse a

    Engels, quien la introduce en una carta a Franz Mehring de 1893.Vase Terry Eagleton,Ideolo-ga, una introduccin, Barcelona, Paids, 1997, p. 123, y Federico Engels, Carta a Mehring, del14 de julio de 1893, en Carlos Marx y Federico Engels, Correspondencia, edicin de J. Jesiot,Buenos Aires, Editorial Cartago, 1973, p. 407.

    46 Un buen resumen de esta discusin puede encontrarse en Terry Eagleton, op. cit., pp.19-55 y 117-126. Este autor afirma: puede concebirse la idea de falsa conciencia como siimplicara la posibilidad de percibir el mundo en cierto modo de manera inequvocamentecorrecta, lo que hoy suscita una profunda sospecha. Adems, la creencia de que una minora detericos monopolizan un conocimiento basado cientficamente en cmo es la sociedad, mien-tras el resto de la gente est sumido en una conciencia falsa o poco clara, no encaja particu-larmente en una sensibilidad democrtica, ibid., p. 30.

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