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Centro de Investigación Histórica
ÍNDICE
AGRADECIMIENTO .............................................................................................................. 2
FORMACIÓN ACADÉMICA ................................................................................................. 4
VOCACIÓN Y ENTRADA AL SEMINARIO ....................................................................... 4
FORMACIÓN SACERDOTAL ............................................................................................... 6
MINISTERIO SACERDOTAL ................................................................................................ 8
SUS OBRAS ............................................................................................................................ 9
PROCESO DE SU ENFERMEDAD ..................................................................................... 11
Arquidiócesis de Monterrey
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a Juanita Galván Leal (hermana del Padre Fidel) quien nos hiciera posible
recaudar este breve ‘diálogo espiritual’ sobre el padre Fidel Galván.
Esta entrevista se realizó el día jueves 22 de enero del 2015 en el comedor del Padre Fidel.
Este pequeño esbozo biográfico del ‘padrecito santo’ (como con cariño tantas veces le llamó,
y le sigue llamando su hermana Juanita) desea ser un humilde pero sustancial homenaje al
sacerdote que enamorado y con firme decisión buscó configurarse con
Cristo Buen Pastor, siendo así todo para todos.
Que el estremecedor testimonio de este sacerdote sea para nosotros (lectores) un impulso y
una renovación de ánimos para seguir respondiendo con entereza, confianza y fidelidad a
Dios que nos ha llamado a estar con Él.
Fidel “ya no te llamo siervo, sino amigo” (Cfr. Jn 15,15).
Fotografía: Padre Fidel junto a Juanita Galván Leal (su hermana mayor).
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JUANITA GALVÁN LEAL ENTREVISTA ACERCA DEL PADRE FIDEL
Fecha: Jueves 22 de Enero del 2015
INFANCIA
NOMBRE COMPLETO DEL PADRE FIDEL
Fidel César Leal Galván
FECHA DE NACIMIENTO
13 de marzo de 1953
NOMBRE DE SUS PADRES
Simón Galván Oyervidez y María Leal Garza
¿CUÁNTOS HERMANOS TUVIERON EN TOTAL?
10 hermanos: 5 hombres y 5 mujeres.
NOMBRE DE TODOS LOS HERMANOS
Aurelio, María Isidra, María Emilia, Jesús María, Francisco, Sanjuana, César
Fidel, Maricela, María de la Luz y Ernesto.
¿QUIÉNES VIVEN TODAVÍA?
María Emilia, Jesús María, San Juana, Maricela y María de la Luz.
¿CÓMO LO RECUERDAN CUANDO ERA NIÑO?
Éramos muy traviesos. Él era muy inquieto, pero siempre fue una persona muy
activa, tenía mucha intuición y pensaba siempre en el bien de los demás.
Les voy a platicar una anécdota que al padre Fidel siempre le gustaba
platicarla:
En una ocasión mi mamá le compró un cajón de bolear, -ya que en ese tiempo
muchos niños boleaban zapatos en Cadereyta-, pero a mi hermanito le daba pena
bolear, él quería trabajar pero de eso no. Había un arroyo antes de llegar a la casa en
donde en un árbol él escondía el cajón para bolear y se iba casa por casa tocando
puertas para ver si se les ofrecía que les hiciera mandados. Cuando hacía los
mandados le daban ‘el pesito’ o los cincuenta centavos. Y cuando llegaba a casa le
daba el dinero a mamá, pero ella pensaba que era dinero que se ganaba de la boleada,
hasta que un día se le descubrió y se le dio su santa regañada.
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FORMACIÓN ACADÉMICA
¿DÓNDE ESTUDIÓ?
Estudió primaria en Cadereyta y posteriormente Contador de Comercio. Él era
bueno para la escuela, y tenía un carisma que se ganaba a todas las personas; sus
maestros lo querían bastante. Nuestros padres aunque humildes siempre nos
enseñaron la honradez.
¿ALGUNA ANÉCDOTA QUE RECUERDA MIENTRAS ESTUDIABA?
Mi padre nos mantuvo con 10 pesos diarios toda la vida, pero nunca nos faltó
que comer (carne, hígado, corazón…); mi padre era tablajero. El dueño de la
carnicería todos los días le daba 10 pesos y un pedazo de carne. Mi padre era tan
honrado, pero tan honrado, que el dueño de la carnicería nos daba más carne, y de la
mejor, pero mi padrecito nada más tomaba un pedacito, y de la más dura, porque era
regalada. En ocasiones cuando estaba el dueño y me tocaba que a mí me atendiera mi
padre, le decía el dueño a mi papá: -“Tú atiende al de atrás, déjame atender yo a
Juanita”. Y el señor nada más agarraba el cuchillo y ‘zaz’, cortaba un pedazote de
carne. Llegábamos a la casa y me decía mi mamá: “Te atendió don Mario verdad”,
por la gran cantidad de carne que llevábamos. Todo esto lo fuimos aprendiendo mis
hermanos y yo, como un ejemplo y modelo de vida.
Fidel estuvo viniendo todo un año a Monterrey a su preparación para entrar al
Seminario, pero nadie sabía nada, llegaba como a las 10 de la noche todos los jueves,
pero nosotros pensábamos que era porque estaba en los grupos de la Parroquia.
VOCACIÓN Y ENTRADA AL SEMINARIO
¿CÓMO INICIÓ EN ÉL, SU LLAMADO?
Teníamos unos tíos en Cadereyta y ellos tenían una tienda, ellos nos ayudaban
dándonos trabajo. Fue en esa etapa en que el padre Fidel recibió el llamado a través
de una Señorita (ya grande de edad) que trabajaba en esa tienda, que le decía: Ay
César, deberías ir a la Iglesia, ve a la Iglesia. “Ahí hay una ‘cajita’ con vidrio y allí
está Nuestro Señor”. Y gracias a ella, él entró al seminario. Siempre le llamábamos
por el nombre de Cesar, y no de Fidel como se le llamó después de entrar al
Seminario.
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El trabajo de Fidel era llevar a la oficina de los camiones el mandado que las
personas compraban cuando iban a la tienda. Y la oficina de los camiones estaba
frente a la Iglesia San Juan Bautista, así que cuando terminaba de entregar el
mandado, éste metía el triciclo al atrio y entraba a la Iglesia para orar ante el Cristo
que tienen en una vitrina dentro de la parroquia. Y nuestra tía se enojaba, porque
preguntaba: “¿Dónde está César?”, y cuando llegaba lo regañaba, pero a él no le
importaba porque ya venía lleno de la presencia de Dios. Y fue así como inició su
vocación. Tenía alrededor de 15 años.
¿CÓMO FUE SU ENTRADA AL SEMINARIO?
Como dijimos, Fidel hizo su preparación todo un año para entrar al seminario,
más sin embargo, cuando acabó le dijeron que había un impedimento para entrar. El
padre encargado del proceso vocacional habló con él para exponerle las causas por
las cuales no podía entrar al Seminario. El padre le decía: “Pero es que mira Fidel, no
puedes entrar, tienes que terminar la secundaria y la preparatoria”, pero Fidel le
decía: “No, no, no. Padre deme la oportunidad porque yo sé que si no entro ahorita,
ya no podré entrar; la necesidad de la casa es muy fuerte”. Y esto último era su
preocupación, porque en ese tiempo nada más yo (juanita) trabajaba. Ya se habían
casado cuatro hermanos y en ese tiempo estaba yo enferma de mis riñones. Nosotros
esperábamos que terminara de estudiar para que se pusiera a trabajar y tener otro
ingreso más. Después le resolvió el padre que la única manera en que él pudiera
entrar al seminario era que debía cursar el primer año de secundaria y preparatoria al
mismo tiempo junto a su primer año del Seminario. Y Fidel se comprometió. Él
estudiaba los tres grados estando en el Seminario. Casi no dormía.
¿CÓMO RECIBIERON LA NOTICIA DE QUE LO HABÍAN ACEPTADO EN
EL SEMINARIO?
Cuando a mi hermano lo aceptaron en el Seminario, lo recuerdo como si fuera
ayer. Llegó gritando a la casa como a las once de la noche: “¡Papá, Mamá, Juani!
Levántense porque les traigo una noticia”. Estaba muy contento. Dijo: “Mamá, voy a
entrar al Seminario”. -“¿Cómo ‘mijito’?, - “Sí, voy a entrar al Seminario, tengo un
año preparándome y ya me aceptaron. Pero tengo la mortificación de que no le voy a
poder ayudar a Juanita a trabajar porque voy a entrar al Seminario”. Y las palabras
que dijo mi madre en esa ocasión se me han quedado muy grabadas: “SI DIOS LO
ESTÁ LLAMANDO, VÁYASE ‘MIJITO’ CON TODO EL CORAZÓN, A NOSOTROS
NO NOS VA A FALTAR NADA. SI DIOS LO LLAMA, ADELANTE. USTED POR
NOSOTROS NO SE PREOCUPE”. Cuando César dijo que lo habían aceptado se me
enchinó todo el cuerpo y sentí una emoción hermosísima.
Entró al seminario de 18 años de edad.
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¿A QUÉ PARROQUIA ASISTÍA CUANDO SE FUE AL SEMINARIO?
Parroquia San Juan Bautista en Cadereyta.
El padre que estaba como párroco cuando Fidel entró al Seminario era el Padre
Ramón Sada y el vicario era el Padre Ausencio Rivera.
¿ESTUVO EN ALGÚN GRUPO PARROQUIAL ANTES DE ENTRAR AL
SEMINARIO?
Era Catequista, misionero y estaba en grupo de jóvenes.
FORMACIÓN SACERDOTAL
¿CUÁNTOS AÑOS ESTUVO EN EL SEMINARIO?
Entró en el año de 1968, y toda su formación la hizo en el seminario que está
en San Pedro. Estuvo ahí 12 años.
¿CÓMO VIVIÓ ÉL SU FORMACION?
En ese tiempo, cuando él entro, salían una vez al mes y se les podía visitar
cualquiera de los otros tres domingos. Mi esposo y yo lo visitábamos una vez al mes.
Después los empezaron a dejar salir los jueves. Fue en este tiempo cuando él
comenzó a ayudar a las personas que vivían a un lado de la barda del Seminario; los
citaba un día para ver qué era lo que necesitaban. En una de las asambleas eclesiales
que se hacían en la casa de la Iglesia, los edificios que antes eran del seminario
mayor, me enseñó el ‘cuartito’ donde él guardaba las cosas que iba a regalar
entresemana a las personas de bajos recursos.
Mi hermano tenía una fuerte amistad con un amigo yucateco de nombre
Walter, quien le ayudaba bastante con las materias de secundaria; pues mi hermano
tenía que pasarse todas las noches estudiando para poder sacar adelante las materias
de secundaria, prepa y las del primer año del Seminario.
El padre Fidel siempre fue noble con sus compañeros, enérgico para trabajar y
fiel para seguir a Jesús. Siempre gustó de tender la mano a quien estaba solo, al
desamparado y al alejado.
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¿ALGUNA ANÉCDOTA DURANTE SU FORMACIÓN EN EL SEMINARIO?
Fidel decía que quería ser sacerdote para ‘estar’ con la gente y servir a la
gente. El casi nunca estaba detrás del escritorio, él era el primero en agarrar la escoba.
Cuando le faltaban 4 años para terminar su formación, pidió permiso a sus superiores
para irse con un sacerdote, en septiembre de 1975, a una experiencia en Guatemala.
Pues él decía que en ese momento en el Seminario estaba muy cómodo y que no le
faltaba nada.
Él vivía con el padre de ahí, trabajaban en el día y por la noche salían a evangelizar.
El padre de ese lugar ayudaba a un grupo de drogadictos cuando invitó a mi hermano
a ir a apoyarle, y sólo le pidió que se llevara nada más un cambio de ropa, y así se
fue. Nos contó también que cuando llegó por primera vez a ese lugar una persona le
aventó un pica-hielo y le quedó arriba de la cabeza, en eso salió el sacerdote y le dijo:
“Tranquilo, viene conmigo”.
En diciembre vino a pasar la navidad con nosotros, pero cuando regresó, le
tocó vivir el terremoto de febrero del 1976, donde se abre la tierra 7 metros y se
pierde toda comunicación. El terremoto fue a las dos de la mañana, y en ese tiempo
vivían en una colina donde se desgajó el cerro y las personas quedaron sepultadas.
Ellos cuando se repusieron consumieron el Santísimo, y al salir de la casa se dieron
cuenta de que todas las personas de esa colina habían quedado sepultadas bajo los
escombros. Solamente él y el sacerdote se habían salvado milagrosamente.
Mientras tanto acá en Monterrey, todos los padres y todas las monjitas
llegaban a la casa para rezar rosarios a todas horas, y a pesar de todo, mi madre
siempre serena decía: “Mi hijo está vivo”, mientras todos sólo nos quedábamos
viendo unos a otros, sin que nadie le pudiera reprochar nada.
Después de esto, no supimos de él hasta un mes después, cuando nos hablaron
del Seminario para decirnos que gracias a Dios, estaba vivo pero que no se iba a
regresar porque estaba muy ocupado ayudando a muchos heridos y enfermos; duro
tres meses ayudando. Al padre Fidel le tocó andar sacando gente de entre los
escombros. Nos contaba que se amarraba un cinto y dentro del cinto se colocaba
frascos con medicinas para ir a auxiliar a los enfermos y heridos.
Cuando regresó, llegó muy delgado, y de las primeras cosas que nos dijo fue:
“Yo no regreso al Seminario”. Yo voy a estudiar para ser un Sacerdote Misionero.
Pues resulta que cuando él ya tenía todo arreglado para irse con los franciscanos,
llega Mons. Juan José Hinojosa a la casa de Mamá, y dice: “Doña María, prepáreme
la maleta de Fidel porque Fidel se va al Seminario, ¿Dónde está Fidel?” – “Está en la
Iglesia padre” –“Aquí lo espero”. Llega el padre Fidel de la iglesia y le dice:
“Fidelito, te vas conmigo”. –“No, no, no Monseñor. Yo no quiero ir al Seminario”. –
“Yo ya arreglé todo y usted va a ser sacerdote diocesano”. Y el padrecito no quería
pero se vino al Seminario.
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¿SACERDOTES QUE LO HAYAN AYUDADO EN SU VOCACIÓN?
Uno de los sacerdotes que influyeron en la vocación de Fidel fue un ‘tocayo’
de él, el padre Fidel, de quien no recuerdo el apellido, y Mons. Juan José Hinojosa
Vela. El mismo padre Fidel externaba grandemente su cariño hacia Mons. Juan José,
porque decía: “SI NO FUERA POR MONS. JUAN JOSÉ, YO NO SERÍA
SACERDOTE DIOCESANO, Y VAYA, QUE GRAN BELLEZA HUBIERA PERDIDO,
PORQUE ES VERDAD QUE HE SIDO MUY FELIZ SIENDO SACERDOTE
DIOCESANO”.
MINISTERIO SACERDOTAL
¿CUÁNDO FUE SU ORDENACIÓN?
Se ordenó el 1 de mayo del 1981, en la Catedral de Monterrey, de manos de
Mons. Adolfo Suárez Rivera.
¿COMPAÑEROS QUE SE HAYAN ORDENADO JUNTO CON ÉL?
Sus compañeros de ordenación fueron: El P. Luis Eduardo Villarreal, el P.
Jesús Vázquez, el P. Guillermo y el P. Juan Carlos Castillo.
¿EN QUÉ PARROQUIAS ESTUVO COMO SACERDOTE?
El primer nombramiento del padre Fidel fue como vicario cooperador de la
parroquia de San Pedro Apóstol, en Allende, N. L. Después paso a San Nicolás
Tolentino, donde el padre Tomás, siendo el Párroco, lo enviaba a la capilla, ahora
parroquia de San Juan de los Lagos, en la colonia Robles de San Nicolás. Ahí no
había dónde vivir, por lo que compró una casita en una de las cuadras aledañas a la
parroquia para quedarse mientras podía construir la casa parroquial. El padre
comenzó a construir la casa parroquial, pero la estrenó el padre Alejandro que fue
quien lo sustituyó. La capilla donde se veló al Padre Fidel, se hizo con puras ventas
de tamales y enchiladas.
¿QUÉ HACÍA PARA QUE LO QUISIERA TANTA GENTE?
Él evangelizó siempre, pero con un cariño especial hacia los niños. Él
escenificaba el evangelio, escribía los guiones y les ensayaba. Formó un grupo de
señoras con sus niños que eran quienes participaban en la representación del
evangelio; había niños desde tres años hasta doce años. Las mamás hacían los
vestuarios, ponían las canciones, etc.
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¿QUÉ COSAS ESPECTACULARES HIZO PARA QUE SUS MISAS
SIEMPRE ESTUVIERAN LLENAS?
Mi hermano, y no es sólo porque sea mi hermano, tenía el don de la
predicación; escuchara quien lo escuchara, le llegaba de una manera u otra el mensaje
de Jesús. Y a las parejas que se iban a casar siempre les daba una entrevista previa al
sacramento para conocerlos. Conocí al menos dos parejas que después de esa
entrevista decidieron no casarse, porque se dieron cuenta, gracias a la plática con el
padre, que no estaban preparados para el matrimonio todavía.
EN LAS PARROQUIAS DONDE ÉL ESTUVO ¿SURGIERON VOCACIONES
SACERDOTALES?
Hubo más en la Parroquia de Jesús Buen Pastor, pero también aquí hubo
vocaciones.
SUS OBRAS
¿CÓMO IDEÓ O SOÑÓ EL TEMPLO DE SAN JUAN DE LOS LAGOS?
Cuando entró al seminario consagró su vocación a la Virgen María, y le
prometió: “Un día te voy a construir un templo”. Por ello cuando pensó en este
templo, pensó en grande. Y lo hizo en grande porque Jalisco es grande, y dijo: “tengo
que hacerlo grande para que sea un triángulo: Jalisco, Nuevo León y Texas”.
El apoyo que Mons. Juan José le brindó al padre Fidel fue siempre fundamental.
Cuando el padre Fidel llevó la maqueta para presentar su nuevo proyecto a todos los
sacerdotes de Monterrey, todos le dijeron: “no, como crees que vas a poder con eso,
estás loco”. Mi hermano se sintió muy mal, se decayó bastante porque todos le
decían que no podría. Pero MONSEÑOR JUAN JOSÉ HINOJOSA SE ACERCÓ Y
LE DIJO: “USTED NO SE CREA, USTED PUEDE CON ESO Y MÁS”. Y gracias a
esa pequeña palmadita, ahí está el Templo.
¿CÓMO LOGRÓ TERMINAR EL TEMPLO?
Cuando llegó el Padre Fidel a la comunidad de San Juan de los Lagos, se
encontró con una gran dificultad, la gente no asistía para nada a la parroquia, a lo que
él resolvió visitar casa por casa, tocando puerta por puerta, invitándolos a las misas.
Más adelante, durante la construcción del templo, el padre se comprometió a
pagar la cantidad de $600,000.00 dls. por concepto de la hechura del techo, con la
empresa Geométrica. El ingeniero de la empresa firmó contrato con el padre frente al
altar, delante de todas las personas, donde se especificaba que si el padre lo pagaba
antes de los seis meses le iba a costar seiscientos mil dólares, pero si se pasaba de los
seis meses le iba a costar ochocientos mil dólares. Para pagar, comenzó a hacer una
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segunda colecta exclusivamente para el techo. Fue un trabajo arduo, y en ese tiempo
también comenzó la temporada de los conciertos. Frente a todos, en la misa, se
volteaban los cestos de las colectas y se comenzaban a contar, y en un pizarrón se
anotaba lo que faltaba y lo que ya llevaban recaudado. También como es común, las
críticas no se dejaron esperar y surgieron rumores de que el padre Fidel pedía la
colecta en dólares y cosas de esas, pero no, la deuda era en dólares y el padre
convertía los pesos a dólares para poder pagar.
El techo se construyó a base de conciertos. Al padre le gustaba mucho cantar,
e incluso realizó varios conciertos en los que él cantaba y en los que invitaba a
algunos artistas. Hizo 30 conciertos en el auditorio Luis Elizondo. Dos veces llenó la
plaza de toros. En las dos ocasiones fueron de dos días los conciertos.
¿CÓMO NACIÓ EL COMEDOR DE LOS POBRES DE LA PARROQUIA
SAN JUAN DE LOS LAGOS?
Este comedor nació el 1 de diciembre de 1996.
La idea del comedor le nació cuando visitaba a un enfermo en un hospital; era un
señor grande de edad, que lo cuidaba su esposa. Después de la unción, le dice la
Señora: “Padre, podría hacerme el favor de irme a comprar un lonche, llevo cinco
días sin comer, no puedo bajar porque estamos solos”. El Padre salió, fue y le compró
su lonche y su soda, y cuando iba en el elevador Dios le inspiró hacer ese comedor
para los familiares de los internados.
Inmediatamente después de este acontecimiento, el padre consiguió una
parrilla y les habló a sus amigos del mercado de abastos para pedirles apoyo, porque
iba a hacer comida para llevar a los enfermos y a las personas necesitadas. Comenzó
con una parrilla y con varias voluntarias. El padre se preocupó siempre por dar una
comida completa, porque él decía: “Con una comida completa las personas pueden
durar todo el día sin comer”. Actualmente damos alrededor de 350 comidas al día.
En tiempo de calor damos agua de frutas naturales, una vez al mes nos regalan 30
Pollos asados de un conocido lugar; llueve, truene o relampaguee, el comedor no
dejaba de servir comida.
El padre Fidel fue pionero en la asistencia a los familiares de los enfermos. Llegó un
tiempo en que dábamos 1200 comidas diarias; estábamos en el Hospital
Metropolitano, Hospital Civil y en la Clínica 6 del Seguro Social (IMSS).
¿ALGUNA ANÉCDOTA QUE NOS QUIERA COMPARTIR?
Cumplió casi 17 años en la comunidad, porque duró cinco años como vicario
cuando era capilla. Después lo nombraron párroco, y como párroco duró cerca de 12
años.
Muchas personas le traían sus diplomas, y le decían: “Gracias a usted, a su
testimonio, hemos logrado terminar nuestras carreras”.
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PROCESO DE SU ENFERMEDAD
¿CÓMO FUE EL INICIÓ Y DESARROLLO DE SU ENFERMEDAD?
El padre Fidel, con toda la presión y los problemas surgidos en la construcción
del templo de San Juan de los Lagos y del trabajo pastoral, comenzó con los
problemas de salud: primero la diabetes, y después le siguieron los triglicéridos.
Durante una de las fiestas patronales, que el padre hacía de 15 días, le dio un infarto
subiendo al altar.
En una de mis vueltas a Monterrey, vine a la operación de mi hermana mayor.
Cuando ya estaba a punto de irme a Estados Unidos con mi esposo y mis hijas, le
hablé al padrecito, y le dije: “Padrecito santo, ya me voy, cuídate mucho”, a lo que
el padrecito me contesto: “No, ¿cuál te vas a ir? Vente que necesito que me
acompañes a una cita con el cardiólogo a la Clínica”; estaba próximo su primer
concierto en el auditorio San Pedro, y no quería faltar a este. Fuimos a la consulta y,
después de ver los resultados, el doctor le dice: “Padre usted trae dos arterias
tapadas, lo vamos a internar para ver si podemos operar. Se interna mañana en la
mañana”, y le dijo el padre: “No señor, yo tengo mis fiestas patronales y no puedo
faltar”. –“¿Bueno va a hacer usted lo que quiere o lo que yo le mando?” – “Lo que
usted mande doctor, pero por lo pronto ahorita yo no puedo faltar, faltan tres días
para terminar las fiestas patronales”. El doctor se enojó, y como quiera mi hermano
no hizo caso y nos vinimos. Realizó el concierto y terminó en el piso con 240 de
presión, y de allí me lo llevé a otro hospital, donde nos dijeron que no eran dos
arterias las que tenía tapas, sino cinco, y que necesitaba cirugía. Pero como el padre
llegó muy alterado al momento de internarlo, los médicos consideraron conveniente
que era necesario dejarlo unos días en reposo dentro del hospital para que se
estabilizara. Mientras el padre se estabilizaba una amiga de él que trabajaba en el
canal 34 da una noticia: “Mi amiguito el padre Fidel está enfermo, está internado, lo
van operar y necesita sangre”. Hasta que me dijeron los médicos: “¿usted qué es del
padre?” – “Su hermana” -“Bueno, o detiene a las personas que vienen a donar
sangre o le piden a su amiga del canal que diga que ya no necesitan sangre…”;
porque todos querían donar sangre para el padre Fidel; los teléfonos estaban
bloqueados por todas las personas que pedían informes sobre cómo donar sangre para
el padre Fidel. Al padrecito santo le prohibieron las visitas, porque tenía que estar en
perfecta calma; y bueno, a mí me tocó ser la mala del cuento, y tuve que prohibir el
acceso a las visitas aunque mi hermano se me enojara. Duramos ocho días en el
hospital antes de la cirugía, y después otros ocho días después de la cirugía. El
padrecito santo entró a las 8 de la mañana a cirugía, y salió a las doce del mediodía
sentado y cantando del quirófano; la anestesista y el doctor se quedaron sorprendidos.
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Y una bella anécdota paso enseguida de esto.
Después que salió de la operación, en la madrugada llegó al hospital Lucha Villa. De
esto le dije a mi hermanito quien estaba recién operado: “Manito, manito, ahí está
Lucha Villa”, -a él le gustaban mucho las canciones de Lucha Villa-, y me dijo: “dile
a Patty que me traiga los santos óleos para irla a ungir”. Se levantó y le cantó al
oído: “No discutamos porque después de la primera discusión hay muchas más, hoy
terminamos…” y la mamá lo escucha cantarle a su hija al oído y va con él, deja que
unja a Lucha Villa y después el padrecito contentísimo por haberla ungido, al igual
que los familiares de Lucha Villa, se retiró a su cuarto.
Fueron 10 años después de que lo operaran, en que se manifestó el primer
tumor canceroso maligno con alto grado de proliferación al cerebro. Le dieron sus
quimioterapias y radiaciones durante un año y medio; saliendo adelante. Faltando
cinco meses para cumplir los cinco años desde la aparición del primer tumor, mi
hermano se comenzó a sentir mal. Yo se lo veía en el rostro, y le decía: “Manito tú
estás malo, te ves muy pálido”. Fuimos a que lo consultaran, y le diagnostican cáncer
de nuevo. Recibe cada 21 días quimioterapias de 5 días de duración, y en muchas
ocasiones después de las quimioterapias llegaba directo al altar. En un jueves de
Semana Santa, el padre Fidel le pidió al médico poder salir a las tres de la tarde para
hacer el lavatorio de pies, recorridos y todos los oficios de la Semana Santa”.
Recibió un total de 30 radiaciones en el cerebro y 15 radiaciones en la columna.
Mi hermanito venció el cáncer dos veces, y al año exactamente de terminar
con el segundo cáncer, aconteció que en una misa de primeras comuniones le da el
primer infarto. Cuando lo llevamos al hospital ya tenía cinco infartos cerebrales. Y
allí comenzó ya el calvario, cuando salió del hospital ya no podía caminar. Me lo
llevé a Cuba dos veces. Después de seis meses de no caminar, en quince días me lo
hicieron caminar.
En otra ocasión a mi hermano le habían puesto una válvula en el cerebro, porque
padeció principios de hidrocefalia, pero la válvula falló y nos fuimos ese mismo
domingo al Hospital. Entró en el quirófano y la anestesista le perforó el pulmón, y en
el quirófano mi hermano ‘se va’ durante seis minutos; y sale el médico a decirme que
es algo muy común que sucedan este tipo de cosas, a lo que respondí: “No me diga
que es muy común, porque no es la primera vez que le ponen un catéter central al
padre Fidel”. Después de eso lo estabilizaron y lo mandaron a cuidados intensivos, y
de allí se vuelve a ‘ir’ durante 20 minutos. Estuvo una semana y media en cuidados
intensivos, y cuando lo transfieren a cuidados intermedios lo regresamos a la casa
totalmente recuperado. Después de eso nos fuimos de viaje a Puerto Vallarta.
Después mi hermanito se complicó, y ya después mi hermanito falleció. Nunca se
quejó. Fue llamado a la casa del Padre el domingo 4 de enero de 2015.
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Cabe mencionar que antes de cuidar de mi hermano, una hija mía se enfermó de
escoliosis (enfermedad que tuerce la columna vertebral en forma de “S” o “C”) y tuve
que rematar mis negocios para poderla operar en Estados Unidos. En ese preciso
instante yo me consagré a Jesús y a la Virgencita. Les prometí cuidar a mi hermano y
a hablar las cosas de Dios.
¿CÓMO LOGRABA CONTINUAR EJERCIENDO SU MINISTERIO?
Entregándose y tomándose firmemente a la cruz de nuestro señor Jesucristo.
¿ALGO MÁS QUE NOS QUIERA COMPARTIR ACERCA DEL PADRE
FIDEL?
El padre ha recibido varios premios y reconocimientos, entre los que están: del
Club Rotarios, Rotario Internacional, la medalla de Paul Harris, el ciudadano de
Nuevo León y la medalla de Cadereyta como Buen Ciudadano.
¿HAY ALGO MÁS QUE NOS QUIERA COMPARTIR?
Cuando nuestro Arzobispo Mons. Rogelio Cabrera vio el templo tan lleno en
la misa de cuerpo presente del padre Fidel, se dio cuenta y agradeció a toda la
comunidad el gran amor que le tenían a su sacerdote.
¿CÓMO FUE EL PADRE FIDEL CON LOS SEMINARISTAS?
El padre Fidel siempre fue muy amable y fraterno con los seminaristas, hacia
ellos mostraba un amor especial. Los seminaristas siempre y sin falta se lo decían:
“Padre Fidel, queremos ser como usted”.
