Huarochiri Chamanes

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    DILOGO ANDINO N 35, 2010Departamento de Ciencias Histricas y GeogrficasFacultad de Educacin y HumanidadesUniversidad de Tarapac, Arica-Chile. ISSN 0716-2278Pginas 57-68

    Recibido: diciembre de 2009Aceptado: abril de 2010

    * Profesor del Departamento de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Investigador Asociado delInstituto Francs de Estudios Andinos. Correo electrnico: [email protected], [email protected]

    La idolatra indgena como manifestacin de la bsqueda de estabilidadante la variabilidad climtica en el centro del Per, siglo XVIII

    The indigenous idolatry as a manifestation in the search for stability in face of the climaticvariability in Central Peru, 18thcentury

    Carlos Carceln Reluz*

    RESUMEN

    La existencia de manifestaciones religiosas producidas como efecto de fenmenos climticos es muy constante, pero lo que vamos a

    demostrar es la existencia de una bsqueda generalizada de estabilidad, ya que unos invocan al Dios y los santos catlicos buscando

    estabilidad, un orden sin alteraciones que permita la permanencia del cuerpo poltico indiano, y otros invocando a los apus y a lashuacas andinas buscando restitucin de sus poderes, en la medida que el orden prehispnico presenta una unidad entre lo humano,

    lo divino y lo natural, que se manifiesta en su religiosidad tan perseguida durante la Colonia, pero que sobrevivi adaptndose

    a las circunstancias, perdiendo mucho de su sabidura ancestral, entre ello la tecnologa necesaria que responda a los problemas

    trados por la variabilidad climtica.

    Palabras clave

    Religin, Huarochir, clima.

    ABSTRACT

    The existence of religious manifestations resulting from climatic phenomena is constant, but what we are going to demonstrate

    is the existence of a widespread search for stability provided that some invoke the Catholic God and Saints looking for stability,

    an order with no alterations which allows the permanence of the Indian political body. Others invoke the apus and the Andean

    huacas looking for the restitution of their power to the extent that the pre-hispanic order presents a unity between what is human,

    what is divine, and what is natural. This is expressed in their persecuted religiousness throughout Colonial times. This religiosity

    couldsurvive, but adapting to the circumstances and losing much of its ancient wisdom, as the necessary technology to face the

    problems brought by climatic variability.

    Key words

    Religion, Huarochir, climate.

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    Preliminares

    Como ya muchas investigaciones para Mxico

    y Espaa han demostrado la existencia de ma-nifestaciones religiosas producidas como efectode fenmenos climticos es muy constante,pero lo que vamos a demostrar es la existenciade una bsqueda generalizada de estabilidad,es decir, tanto en el mbito urbano como ruralla poblacin indgena, mestiza y criolla invocalos poderes sobrenaturales de acuerdo a suspatrones culturales1.

    Ya que unos invocan al Dios y los santos

    catlicos buscando estabilidad, un orden sinalteraciones que permita la permanencia delcuerpo poltico indiano. Y otros invocando alos apus y a las huacas andinas buscando res-titucin de sus poderes2, en la medida que elorden prehispnico presenta una unidad entrelo humano, lo divino y lo natural, que se mani-fiesta en su religiosidad tan perseguida durantela Colonia, pero que sobrevivi adaptndosea las circunstancias, perdiendo mucho de susabidura ancestral, entre ello la tecnologa

    necesaria que responda a los problemas tradospor la variabilidad climtica.

    La idolatra o la restitucin del ordencsmico andino

    Ante los terribles efectos de la variabilidadclimtica la poblacin indgena recurre a los

    1Toda alteracin ambiental generalizada(Moseley 1981)

    o Lapso crtico(Huertas 1987) es seguida de cambios oajustes polticos y cambios o conmutaciones ideolgicas.No faltan movimientos sociales de tipo mesinico, comosucedi a mediados del siglo XVIII, despus de la granalteracin de la naturaleza durante casi toda la primeramitad de dicho perodo. En Huarochir se present elfenmeno del Santarrosismo; en la selva muchas tribus venen Juan Santos Atahualpa a un mesas: se revitalizan lostiempos del inga. Alberto Flores Galindo (1990) relacionaeventos naturales con las patologas del fin del mundo,ve a los pueblos andinos del siglo XVIII en espera delfin, de un granpachacuti(Huertas 2001: 18).2 Como seala Miguel Maticorena la movilizacin social,en este caso las manifestaciones religiosas, plantean

    tambin la Restitucindel orden prstino de los Incas.Miguel Maticorena Estrada Cuerpo poltico y resti-tucin en Tpac Amaru, Tercer Tomo de la Coleccindel Bicentenario de la Revolucin Emancipadora de TpacAmaru. Lima. 1981.

    apus y a las huacas, ya que la evangelizacin yen particular sus mtodos violentos, reflejadosen las campaas de extirpacin de idolatras,

    no pudieron eliminar su importancia en todoel mbito de la sociedad colonizada. Seguimosla idea de Nicholas Griffiths:

    Si la Extirpacin fracas en destruir elsistema religioso nativo, fue porque nopudo reemplazar el papel indispensabledel especialista religioso, en particularsu vocacin como curandero, atendiendola salud fsica de su comunidad, o comochamn, manteniendo los lazos esencialesentre las deidades y la Humanidad. A fines

    del siglo XVIII todava el papel de esteespecialista permaneca intacto; ms anse haba hecho ms fuerte3.

    En el caso de la presente investigacin tenemosla acusacin iniciada en 1723 por el prrocoToribio de Mendizbal contra Juan de Rojasel chamn del pueblo de Carampoma en laprovincia de Huarochir, por idolatra:

    acuso por el motivo y fin particular desu yrreligion en adorar y dar culto a dichosydolos por creer verdaderamente que porellos conservaria vida tranquila aumentoy permanenzia en sus ganados y copiosaabundanzia de frutos de la tierra en sushaziendas de campo y para alcanzar estocon maior creenzia sacrificaba animales dedistintas espezies roziando con la sangredel sacrifizio las piedras y dando humosde suavidad a ellos quemandoles romeroy otras resinas4.

    Es decir, la poblacin de este pueblo comola de muchos otros acude a los especialistasreligiosos en la medida que estos son losconsiderados como los intercesores entrelos hombres y una naturaleza divinizada,concepcin que nunca fue superada por lacristianizacin de los Andes. Y menos dejadade lado por la legitimidad otorgada por latradicin y el parentesco, como tambin seseala en ese proceso:

    3 Griffiths 1998: 293.4 Archivo Arzobispal de Lima (A.A.L.), Idolatras, Leg.XI, Exp. 5, f. 34v, 1723.

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    para maior celebrazion observandolos profanos ritos de su iega y obstinadagentilidad contemplando en dichos ydolosla memoria de sus antepasados de quienes

    de subzesion en subcesion aba rezividodichos ydolos con la advertenzia y reflexade que avan de pasar a los hijos varonesy el maior de ella para que perpetuamentese conservase la ydolatria y adorazion vanay supersticios5.

    Lo que pueden comprobar los extirpadores esla existencia masiva de varios tipos de dolosubicados en el interior de las casas relacionadoscon la produccin ganadera y agrcola:

    los reverenciaban por creer que medianteellos se conservaran e incrementaransus animales, adems de ser mejores

    y ms abundantes las cosechas de suscampos6.

    As como tambin se constata que la poblacinde Carampoma, entre tantas, le rinde culto alas fuentes de agua, ya que se dice que:

    todos los yndios en comun adoraban ala laguna del monte7.

    A pesar de que el inicio del proceso demuestrala violencia contra los opositores a los ritosandinos, como fue el linchamiento del caciqueBatista Canchocapcha, quien muri a causa desus heridas, y unido a ello la comprobacin delas prcticas idoltricas, el nico sentenciadoa prisin fue el chamn Juan de Rojas.

    Esta situacin de conflicto que se agudiza araz de la Visita de Extirpacin de Idolatra de1723, se vena gestando desde inicios de siglo,

    ya que contamos con testimonios desde 1708,cuando el virrey Marqus de Castell dos Riusemite un Decreto al Arzobispo de Lima paraque haga administrar justicia a los indios deCarampoma, quienes son agraviados por suprroco, Juan de Astorga8. Abusos que se

    5 dem, f. 34v-35.6 Gushiken 1972-74: 158.7 A.A.L., Idolatras, Leg. XI, Exp. 5, f. 7v, 1723.8 A.A.L., Papeles Importantes, Leg. XII, Exp. 16, 1708.

    mantienen en el pueblo segn lo demuestranlas acusaciones contra Juan Jos Sagastizabal,por una serie de abusos en 17149, en especial

    econmicos a un pueblo que sufre los efectosde la variabilidad climtica y la disminucinde tributarios.

    En el caso de la provincia de Huarochir tenemoslas solicitudes de los caciques del repartimientode Chaclla, quienes lograron que se hicieran5 procesos de visitas a lo largo del siglo XVIII:1703, 1724, 1725-26, 1729 y 1751, con cadauna de ellas podemos ver que las autoridadesespaolas confirmaban la cada demogrfica

    en esta zona, al extremo que todo el aparatoburocrtico colonial se alarmo10.

    Como una de las causas especficas de la cadademogrfica el cacique de Chaclla en 1703seala que se mantiene con bastante rigor yarmona la epidemia general11.

    Epidemia que podemos ubicar como resultadode las copiosas lluvias producidas durante

    algunos aos y sus respectivos extremos secosque se iniciaron desde fines del siglo XVII12,ya que desde esos aos se desarrollaban visi-tas para comprobar la cada demogrfica y lacada de la produccin, especialmente de unode los productos de primera necesidad comolo fue el trigo, as como tambin el dficit deabastecimiento de agua para riego y consumohumano13.

    9 Biblioteca Nacional del Per, Sala de Investigaciones(B.N.P.), c 1813, 1714.10 Para el caso de la Provincia de Huarochir usamos lainformacin trabajada por Margarita Gentile Lafaille, LosYauyos de Chaclla. Del siglo XV al XVIII. Tesis de Gradoen Ciencias Sociales, Universidad Nacional Mayor deSan Marcos, 1976.11 Archivo General de la Nacin del Per (A.G.N.P.),Derecho Indgena, c 307, f. 2v., 1703.

    12 Visita realizada en 1694. A.G.N.P., Derecho Indgena,c 189, 1706.13 Los detalles de la cada de la productividad agrcolaen el Per, sobre todo en las ltimas dcadas del sigloXVII, son explicados por scar Febres (1964).

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    Cuadro 1

    Cronologa de El Nio durante la primera mitad

    del siglo XVIII14

    Ao Categora

    1701 Fuerte1707-09 Moderado1715-16 Fuerte1718 Moderado1720 Muy fuerte1723 Moderado1728 Muy fuerte1736 Fuerte1740 Moderado

    1744 Moderado1747 Fuerte1750 Moderado

    Para evitar que el problema suscitado enCarampoma sirva de ejemplo en las otrascomunidades de Haurochir, las autoridadescoloniales reconocen la realidad de la cadadel nmero de tributarios, que fue confirmadapor la Visita de 172515, por lo que se hizo unanueva numeracin y estableci un nuevopadrn de indios en los principales pueblosdel valle de Santa Eulalia como Santiago deCarampoma, San Lorenzo de Huachupampa,San Juan de Iris, La Asuncin de Huansa ySan Pedro de Laraos16.

    Este proceso termin en 1725 debido a lafalta de consistencia de las acusaciones perotambin a la indulgente participacin de los

    jueces eclesisticos17. A mi entender esta acti-tud indulgente, adems de su debilidad en loprocesal, se deba tambin a que el argumentocentral de lo idoltrico de las acciones de losacusados era algo que tambin los sacerdotes

    14 Cuadro elaborado con las series cronolgicas resumidaspor Lorenzo Huertas,Diluvios Andinos. A travs de las fuentesdocumentales. PUCP. 2001. pp. 30-32. Informacin que asu vez resume la presentada por Anne Marie Hocqueg-hem y Luc Ortlieb, Historical records of El Nio eventsin Peru (XVI-XVIIIth centuries). The Quinn et al. (1987)chronology revised. En L. Ortlieb y J. Machar (eds.),

    Paleo ENSO Records. International Symposium ExtendedAbstracts. Lima, ORSTOM y CONCYTEC. 1992.15 A.G.N.P., Derecho Indgena, c 307, 1725.16 A.G.N.P., Derecho Indgena, c 232, 1726.17 Griffiths 1998: 285-86.

    asuman, tanto como propietarios y habitantesdel rea, como por ser ellos quienes acogen ydirigen los pedidos de rogativas para mejorar

    el clima. Es decir, para estos catlicos, lo quelos indios hacen es tambin una bsquedade estabilidad.

    Durante esos aos ante la situacin deconstantes denuncias por el crecimientode los abusos econmicos de los doctrine-ros, el Virrey Castelfuerte expidi una RealCdula el 27 de marzo de 1726 para quelos Arzobispos, Obispos y Prelados de lasrdenes Religiosas:

    corrigiesen los abusos de los curas y doc-trineros de su respectiva jurisdiccin18.

    Denuncias que llegaron hasta el mismoConsejo de Indias, dando lugar a que el Reyde una Real Cdula el 13 de febrero de 1731por la que encarga al Virrey a:

    llamar a cada uno de los Prelados regularesque residen en esa capital y les comuni-quis las noticias con que me hallo de los

    escndalos y delitos practicados por sussbditos, a fin de que se apliquen con todavigilancia y cuidado a su remedio.

    Advirtindoles tambin que en caso de nocumplir con esta orden se les remitira aEspaa19.

    A pesar de la represin iniciada en 1723nuevamente la situacin de necesidad harque las prcticas idoltricas se mantengan

    y lleguen a transgredir el espacio domsticopara hacerse colectivas y por tanto peligrosaspara la supremaca catlica. Estas prcticasreaparecen en el mbito procesal en 1730,cuando es denunciado el cacique Francisco

    Julcarilpo, quien aparece en el proceso de1723 como uno de los acusadores del chamn

    Juan de Rojas.

    La oposicin de Jucarilpo a los ritos andinos lepudo generar muchas enemistades, sobre todo

    18Vargas Ugarte 1956: 169-170.19Vargas Ugarte 1956: 170.

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    * A.A.L., Visitas, Legajo 25: expediente VII, folio 1.

    Imagen 1

    Derrotero de Visitas Pastorales en la Provincia de Huarochir*

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    * Dvila Briceo 1965 [1586].

    Imagen 2

    Corregimientos de Huarochir y Yauyos*

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    una prdida de legitimidad frente a su pueblo.Con ello queda claro que se aline:

    posiblemente a su disgusto, con la oposicin.Su intervencin en el juicio de Rojas debede haberle dejado en una posicin peligro-samente ambigua a la vista de los nativistas.Su propio patrocinio de las deidades nativaspoda ser usado en contra suya para obtenersu destitucin. As, en 1730, Julcarilpo seconvirti en la vctima de un nuevo juiciopor idolatra. Como venganza, el caciqueproporcion un detallado relato de los ritoscolectivos que saba que practicaban losindios de su aldea20.

    El ocultamiento de las prcticas andinas esjustificado por el cacique por el temor de seratacado como lo fue su antecesor el caciqueBatista Canchocapcha:

    Y que en diez aos que a estado de se-gunda de cazique y alcalde mayor destadoctrina aunque a savido a visto y oydotodo lo que lleva dicho y declarado no adado quenta a las justizias del partido pormiedo y rezelo de que no le quitasen la vida

    como lo executaron con su antezesor donLorenzo Vauptista Cancho Capcha a quienpor remediar dichas ydolatrias lo tubieronmedio muerto y que por fin de eso y de laspedradas y palos que le dieron en breve sele ocasion la muerte21.

    Adems declar que su principal acusador,Juan Mango, era su mayor enemigo:

    Dijo que Juan Mango yndio de la

    Ascencion de Guanza por enemiga quetena con este declarante mobido del de-monio y aber lebantado semejante ardidy maldad hallandoce conprehendido enciertos robos que le tiene probados que asu tiempo22.

    El sealar esta circunstancia de enemistad noinvalida la denuncia, ms bien demuestra unaestrategia comn en este tipo de procesos, tantoseguida por los extirpadores, de contraponer a

    20 Griffiths 1998: 289.21 A.A.L., Idolatras, Leg. XII, Exp. 4, f. 12, 1730.22 dem., f. 38.

    los testigos contra los sospechosos, como porlos acusados para desprestigiar y bajar el nivelde credibilidad de los acusadores. Esta espiral

    de denuncias mutuas nos sirve para tener msy mejor informacin23.

    El cacique en lugar de ocultar informacin seali a los investigadores eclesisticos dandodetalles de los ritos, los lugares e incluso delos nombres de los especialistas que dirigenlas prcticas rituales andinas24.

    Y que los que son conozidos brujos destepueblo de Carampoma son los siguientesJuan Bauptista que es fiscal un biejo llamadoLivia Condor Juan Vauptista Cargua Yalle yPedro Pasqual y una muxer llamada MariaMadalena viuda que stos son los que savedeste dicho pueblo. Y que en el pueblo deLarao el ltimo que es de esta doctrina savetienen su ydolatria por tienpo de nuestropadre san Bartolome pero que no save siellos sacrifican pacos ni save adnde lohazen ni dnde tienen sus ydolos y questos no los a visto sino por oydas. Y quelos que se sealan en dicho pueblo son

    los siguientes Alonso Michue que es fiscalFrancisco Michue sacristan Bernardo elcantor Juan Mendoza Juan Reies el viejo

    Juan Vilca Iana Alonso Michue el viejocon que zerr todo lo que dize save el quedeclara de toda la doctrina25.

    Y para el caso del pueblo de Asuncin deHuanza, Julcarilpo seal:

    Y es que la dicha su mujer llamada doaPetronila de Apu Libia se exerzitava con

    ella Martin Chanpe y que save que steest preso y a Juan Guaranga FranciscoYlario y que ste es el mayor brujo queay. Y que aora con esta reboluzion abrquitado del medio los ydolos y brujeriasque tena y que cada ao para guardarlostienen entre todos ellos nonbrados unalferez que en lengua se dize marcaicyocy que este ao lo es Martin Santiago quetodos son del pueblo de la Asenzion. Y

    23 Idea trabajada en Spalding 1984 y seguida por Griffths1998:292.24 Spalding 1981: 17.25 A.A.L., Idolatras, Leg. XII, Exp. 4, f. 12-12v., 1730.

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    que tanbien para guardar dichos ydolos ybruxerias est reservada una viuda llamadaMaria Agustina y que sta tiene guardadoslos ydolos de fundamento. Y que tanbien

    save que los alcaldes y todos los maestrostienen su ydolatria aparte que la fundanponiendo las varas paradas en una casadonde las tienen sienpre paradas y queestas varas asta cumplir el ao no salen yentonzes que quando cumplen entran otrosy azen lo mismo y que estas baras tanbientienen su brujo sealado que las guarda yque este ao lo fue Martin Punchao y porotro nonbre Acaraquehe en compaia deJuan Goaranga su compaero y que poreso estan reservados de todo26.

    Especialistas que son nombrados en cuanto asu funcin e importancia, lo que resaltamos esel papel del Marcaiyoc, quien es el especialistade invocar a los poderes del medio ambienteen beneficio de la comunidad. Para el caso deCarampoma en el ao de 1730 tenemos lapresencia de Martn Santiago quien ejerciese cargo y se dice de l:

    Y que el marcaiyoc est tan libre queni tributos paga porque el comun se lospaga y que no haze totalmente nada deobligaziones y que ste nunca viene a oyrmisa porque dize que si la oye se perderanlas zimenteras y que por eso lo reservande todo porque no sale del pueblo. Yque quando ai falta de aguas se sube alos zerros a llamar los aguazeros. Y quequando llueve mucho se sube a ydolatrargritando que se suspenda el aguazero. yque minga a los muchachos para que lloren

    en prozesion con su tinbia [sic: tinya] yen nuestro ydioma significa tambor y quea esto auxilian y apremian los alcaldes yministros pero con tal secreto de que no sesepa ni los correxidores thenientes y curasy que aun estando el cura durmiendo loexecutan poniendoles espias. Y que el diams zelebre que tienen para hazer bruxeriasy ydolatrar que matan ms de zinquentao zien llamas pacos para sacrificar a losdifuntos que es como el dia de finadosen la christiandad es el dia despues de

    Santiago o en dia de aquella semana para

    26 A.A.L., Idolatras, Leg. XII, Exp. 4, f. 11, 1730.

    lo qual dize el que declara que cada yndioque tiene difunto de aquel ao mata unpaco y en su casa haze convite de chichay de sus usuales viandas27.

    Adems el testigo presenta a los idlatrascomo una asociacin permanente no dudandoen llamarla un gremio:

    ... Y que Antonio Carlos del dicho pueblode Asenzion y cantor que es con FranciscoCaga [sic] Capcha y Alonso Cargua Capcha,Juan Yaury que es fiscal y un biejo FranciscoParia Guaman, Juan Santiago de la Cruz,la madre de Lirpo, Magdalena, Maria

    Esperanza y que estas dos mujeres soncapitanas que todos stos con stas sonlos que hazen las bruxerias y los que con-tinuamente estan ydolatrando que son deun gremio sin otros que el que declara deque no se acuerda y que las piedras quese an allado sangre que son ydolos peroque el que declara no a concurrido a nadaque desde luego fue su mujer a quien pormalizia que de ella tena por diferentesvezes le dijo el que declara que mirara loque haza que l era cristiano y no permitia

    esas maldades28.

    Lo que parece curioso segn el celo extirpadory la presin de la Iglesia en las comunidadesandinas, en particular en el caso de Carampoma,

    vemos que la plaza de su doctrina quedavacante y ningn sacerdote se presenta a suconcurso29.

    Este fenmeno de reavivamiento y manifes-

    taciones pblicas de la religiosidad andina nofue exclusivo de Huarochir, tambin se puedeapreciar en varias comunidades de Ayacucho,pero sin la intervencin de los extirpadores deidolatras. En 1720 en la zona de Mayunmarca,en los contornos de la ciudad de Huamanga,los indgenas se negaron a asistir a la doctrina

    y volvan vehementes a sus viejos ritos30.

    27 A.A.L., Idolatras, Leg. XII, Exp. 4, f. 11-11v., 1730.28 A.A.L., Idolatras, Leg. XII, Exp. 4, f. 11v., 1730.29 A.A.L., Concursos, Leg. VII, Exp. 1, 1731.30 Huertas 2001: 42.

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    Imagen 3

    Distrito Arqueolgico de Casta*

    * Tello y Miranda 1923.

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    Conclusiones: Vigencia de la visin

    religiosa del medio ambiente

    En esta zona de Huarochir la falta de preocu-pacin por parte del clero y las autoridadescoloniales permitir la supervivencia de estosrituales durante lo que quedaba de la Colonia,pero tambin hasta nuestros das, a pesar delos cambios y convulsiones en la zona como lasrebeliones indgenas de 1750 y 1783, la presenciade los llamados ejrcitos libertadores durantela Guerra de la Independencia, las expropia-ciones y despojos de tierras de la Repblica, laintolerancia de la Iglesia criolla decimonnica,

    la violencia de Sendero Luminoso y la eclosinde las sectas evanglicas.

    Esto lo demuestran los diversos estudiossobre esta zona de Huarochir realizados porinvestigadores como Julio C. Tello y PrsperoMiranda en la dcada de 1920 sobre las cere-monias gentilicias y los restos arqueolgicosconsiderados sagrados en la visin de lospobladores de Casta.

    Sobre este pueblo tambin encontramos eltrabajo etnohistrico de Margarita Gentillea inicios de los aos de 1970 donde encuen-tra directa relacin entre las actuales fiestascomunales y la supervivencia de costumbresreligiosas andinas que afianzan el parentescoentre sus habitantes.

    Para San Pedro de Casta tambin tenemos eltrabajo de Juan Echeanda a fines de los aosde 1970 en el que relaciona la ritualidad desustento prehispnico de los pobladores deSan Pedro de Casta con los usos tecnolgicosdel agua.

    Para los aos de 1980 encontramos las investi-gaciones de Paul Gelles donde ya se observanlas directas implicancias del ceremonial religiosoprehispnico sobreviviente a la evangelizacinen la conservacin de las estructuras de una

    tpica sociedad hidrulica.

    En la investigacin realizada a mediados delos aos 1990 para obtener la licenciatura

    constatamos y presenciamos la fiesta tradi-cional que se celebra todos los aos llamadaChampera o fiesta del agua. Celebrada de

    manera muy especial en las actuales comu-nidades campesinas de la cuenca alta de losros Santa Eulalia y Rmac.

    En la comunidad de San Pedro de Casta estafiesta, en pocas palabras, consiste en unaceremonia-ritual de limpieza de las acequias

    y canalizacin utilizando champas pedazosde tierra reforzados con pasto, antes de latemporada de lluvias, a comienzos de octubrede cada ao31.

    Testimonios similares fueron recogidos porGerald Taylor en los aos de 1980, en par-ticular sobre la relacin existente entre lossignificados de las creencias y prcticas ritualesactuales de los huarochiranos y lo narradoen los testimonios quechuas recogidos porel extirpador de idolatras Francisco de vilaa inicios del siglo XVII.

    Uno de los testimonios ms importantes sobrela ritualidad religiosa prehispnica sobrevi-viente que Taylor recoge trata de la champeraen la comunidad de San Damin32.

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