¡HOY VOY A MORIR!

LA HISTORIA DE UN NIÑO INDIGO Y SU PADRE FALLECIDO

ALBERTO LAJAS

© Jose A. Lajas AntunezHOY VOY A MORIR

Bilbao, España, Noviembre de 2018

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Dedicado a mi padre, Francisco Lajas, “ Kiko”, por su esfuerzo, y dedicación para sa-car a su familia. Aun desde el cielo, sigue preocupándose y cuidando a los suyos. Te quieropapa.

PROLOGO

Cuando decidí escribir este libro, lo hice por dos razones. Una,porque ya es el momento. Y dos, porque deseaba hacer un ho-menaje a mi padre que está en el cielo.

Este libro es de esos libros que uno va diciendo que “mañana loescribiré” y ese mañana, nunca llega. Y quizás ese mañana nollegaba porque dentro de este libro hay dolor, sufrimiento, injus-ticias, muerte. Y ademas, en este libro estoy, siempre he estado,como primer espectador, desde los cuatro años, cuando la minase llevó a mi padre. Pero por otro lado, y después de una granmeditación, me di cuenta de que no podía poner como excusa aldolor y al sufrimiento, ya que han sido mis maestros y los quehan hecho de mi lo que soy.

Escribir un libro autobiográfico no es algo que me gustara. Dehecho cuando amigos o gente conocida o famosos decían queiban a escribir su autobiografía, en mi siempre sonaban con ecoalgunas frases como “ ya, contará lo que le convenga”, o “ siem-pre mienten, sobre todo los famosos”. Y después de mucha me-ditación, un día, la semana pasada, estando a solas en mi oficinade Centro Lajas, apareció mi padre, con expresión feliz, y convoz calmada, solo me dijo:

- “ Hijo, ¿ porque no cuentas ya todo? Te hará bien, y seráun bonito homenaje a todos los que estamos en el cielo...”

Mi padre, sonrió, y se fue. Al rato, llorando como un niño, porfin, me di cuenta que tenia que escribir el libro que tienes en tusmanos. Lo tenia que hacer por mi, como terapia, para terminarde expulsar todos “mis demonios”, y estar totalmente en paz,pero también y sobre todo debo hacerlo por la memoria de mipadre, y tantos padres maravillosos, humildes, trabajadores, quese dejaron la piel en los campos de España y después la vida enlas minas.

No esperes en este libro mi auto-biografiá, mis intimidades, ocosas así. No, en este libro solo aparecerán partes de mi, de miinfancia y adolescencia, y quizás algo de mi edad madura, perolos momentos que aquí relatare, de dolor muchos, no deben em-pañar la misión de este libro, que no es otra que hacer un home-naje a mi padre, Francisco Lajas, Kiko, y por extensión a los mi-les de Padres que se tuvieron que ir al cielo.

Si, mi padre, como mi hermana Emilia, su hija Yolanda, y otrosfamiliares que están en el cielo, se que me guiaran y darán luzen este libro, el cual estoy seguro que hará que derrames lagri-mas, pero también se que en el podrás aprender las leccionesque los personajes te regalaran, lecciones llenas de amor y hu-mildad.

Estoy apunto de escribir las primeras letras, y tengo la carne degallina, y mi corazón late fuerte. Si, mi padre está impacientepor canalizar conmigo y contar todo, con todo lujo de detalles ycon mucho amor y respeto.

Antes de comenzar, debo decir que muchos personajes son rea-les, pero otros serán fruto de mi imaginación, y otros muchos losconoceré al ir escribiendo y canalizando con mi padre.

Mi amor y cariño. Alberto Lajas .

Capitulo 1- La misión

Uno de mayo de 1949. Estamos en el cielo, en la casa de Dios.Yo soy el que Soy, el creador de todas las cosas, Alfa y omega,principio y fin, nos ha reunido a todos los niños índigo en la salade los Crisoles. Siempre que el Padre llama a los índigo a esteimponente salón es porque seguro nos va a asignar destinos enla tierra a los presentes.

La sala de los Crisoles es difícil de describir, por su gran majes-tuosidad, pero por tratar de resumirlo, puedo decir que tiene unosuelos brillantes, como de fuego, como si estarían construidoscon perlas o diamantes, que dan un brillo casi cegador, de ahí elnombre de Crisol. Su techo esta construido de mármol rosa, lasparedes de Agata y Turquesa, y en cada punta hay candelabrosde mas de dos metros, de oro y piedras preciosas. En el centrode la sala hay un sillón de oro y piedras preciosas, y el asientoesta forrado con telas de satén y raso. Ahí es donde se sentaraDios padre.

Todos estamos nerviosos, expectantes. De repente, por fin, en-tra ya Dios Padre, sonriente, lleno de luz, y todos nos levanta-mos. Estamos presentes mas de mil niños índigo.

Dios, después de darnos a todos la bendición, comienza a ha-blar:

-Hijos míos, deseo deciros que estoy muy feliz y lleno degozo por la misión que hoy os voy a encomendar a cada uno devosotros, estoy tan feliz que las lagrimas resbalan por mi tez.Todos sois especiales para mi, ninguno mas que otro. Habéissido entrenados desde hace cientos de años para conocer y en-tender al ser humano, y por tanto poder, así, ayudarles en sus lu-chas diarias. Se y así me consta que muchos de vosotros tam-bién estáis llorando de felicidad, porque sabéis y entendéis lomaravilloso de esta misión...de bajar a la tierra, entrar en elvientre de una mujer que se os asigne, una vez mas, y cumplirvuestra misión. No temáis nada, ya que ya sabéis que jamas es-taréis solos, pues los Santos Arcángeles y sus ayudantes, los án-geles, estarán siempre cerca de vosotros.

Ahora, Dios, nos hace llamar, uno a uno. Dios se acerca a nues-tro oído, nos abraza, y con voz bajita, nos revela donde vamos air, y cual será nuestra misión. Todos estamos muy nerviosos,impacientes por saber cual será nuestro destino y nuestra mi-sión. Llega mi turno. Me arrodillo ante el Padre, y el, con vozcelestial y tierna, me dice:

-Arhayudath, tu irás al vientre de Carmen, y tu padre seraFrancisco y tu nombre terrenal ser José Alberto, aunque todos tellamaran Alberto. Nacerás en un pequeño poblado, llamado Ga-llarta, cerca de Bilbao, en España. Tu labor sera dar amor, y sertu mismo, nada mas, con eso habrás cumplido tu misión. Yapuedes ir a la sala de espera, allí el hermano Malakias te dará to-das las instrucciones de tu misión y te formará. De antemano,gracias hijo por brindarte voluntario para esta misión . Nos ve-mos pronto. Te bendigo. Te amo.

Me dirijo a la escuela de Dios, donde me está esperando, feliz,con una gran sonrisa, el hermano Malakias, el responsable de laescuela, lugar donde vamos todos los niños índigo para ser pre-parados antes de bajar a la tierra. Malakias, después de darme ungran abrazo, se dirige a mi:

-Ah, querido Arhayudath, que bien te veo. Son ya muchas lasmisiones que has hecho en la tierra, y creo que puedas estar can-sado. Pero tranquilo, que esta sera la ultima, y una vez que lacumplas, podrás por fin ingresar en la Universidad del Cielo yasí poder convertirte en maestro y formar a otros índigos, comotu siempre has deseado.

Feliz de escuchar sus palabras, le respondo a Malakias:

-Gracias hermano Malakias por tu recibimiento y tu amor.Si, lo cierto que ya han sido cinco reencarnaciones, y me sientoalgo cansado, pero por la gracia y amor de Dios estoy feliz ydispuesto a cumplir con éxito, como con las demás veces, estamisión. Y se que tu, como hiciste en las otras ocasiones, me for-maras bien para desempeñar con éxito mi trabajo.

Malakias me lleva a el “ aula de la verdad”. Allí, me explicaque aun faltan unos quince años para que yo baje a la tierra, a lafamilia asignada, y que antes de bajar debo mirar todos los díasen la gran pantalla el dia a día de toda mi futura familia. La granpantalla es como un gran cine, donde los índigos podemos vercon detalle y en presente la vida de cada persona o familia a laque se nos asigne, para así, tener mas facilidades de entenderlesy amarles. Ya comienzan las imágenes, ya comienza la historiade mi familia, y tal como la vea en la pantalla, así te la voy a irrelatando.

Capitulo 2- La vida dura del campo

Año 1949, estamos en Valverde del Fresno, Extremadura, Es-paña. Nuestro hombre, Francisco Lajas, al que vamos a llamardesde ahora como todos le llaman, Kiko.

Kiko a nacido sin conocer a su padre. Cuando su madre, Ague-da, estaba embarazada de Kiko, su padr, Roman, falleció porculpa de la gangrena de una pierna donde recibió un balazo en laguerra Civil Española en la que Roman luchó.

Kiko a nacido sin padre, aunque su hermano Enrique, hizo lasveces de padre. Si, Enrique quiere a Kiko como a un hijo, loadora, y el se encarga de enseñarle todo en la vida. Kiko trabajaen el campo desde niño, apenas asistía al colegio, ya que habíamuchas bocas en casa que alimentar. Las manos de Kiko eranduras, y estaban ya curtidas de tantos callos que en ellas habíatenido.

Kiko, trabajaba con su hermano Enrique, y sus hermanas As-cension y Josefa en el campo, cada día, de sol a sol. Un dia, es-tando Kiko tumbado en pleno campo, ya de noche y con el cielocubierto de estrellas, mirando a una de ellas, la que mas brillaba,dijo:

-Se que ahí, en esa estrella tan bella, vive uno de mis hijos,lo siento, y se que el me ve...

¡ Madre mía, que emoción! Yo estaba viendo a mi padre en lagran pantalla y el sabia que yo estaba ahí, viéndole a el. Estemomento es maravilloso y jamas podre olvidarlo.

Ahora, mi padre se levanta, y se pone de rodillas, rezando aDios:

-Padre nuestro que estás en los cielos, en este día que ya estáterminado, te doy gracias por el día de vida que nos diste y portodos los alimentos y bendiciones. Padre, te pido que un día mebendigas con una maravillosa esposa y con muchos hijos, perote pido que todos, o al menos uno de ellos te bendiga.

De repente, el cielo se ilumina, de forma sobrenatural y espec-tacular. Kiko, sonriente, siente que Dios le ha respondido. Enrique se acerca a Kiko, y algo sorprendido le pregunta:

-Kiko, ¿has visto lo que acaba de ocurrir en el cielo?

Kiko, sonriendo, y mirando con Enrique al cielo, poniendo subrazo en el hombro de su hermano, le responde:

-No pasa nada hermano...solo fue Dios que me respondió.

Maña es San Blas, la fiesta del pueblo. Valverde está engalana-da, llena de luces y guirnaldas. Gentes de todos los pueblos cer-canos, incluso de Portugal, están llegando. Este día festivo, lógi-camente, ningún campesino trabaja.

Enrique está poniéndose guapo para el baile de esta noche. Estálavándose y afeitándose, afuera, en la calle, delante de un trozode espejo roto, y con la navaja que heredó de su padre.

Kiko se sienta al lado de su hermano, pensativo. Enrique, sindejar que la navaja resbale por su cara llena de espuma, le pre-gunta:

-Eh, hermanito, que pensativo te veo. No se porque me daque en tu cabecita estas viendo a una bella mujer, y seguro quese quien es...

Kiko, sonriente, y según se lava la cara, para también afeitar-se, responde a Enrique:

– No te equivocas hermano. Si, tengo en mi cabeza todoel tiempo a Carmencita...esa mujer me tiene loco...

Enrique empieza a golpear su cara aplicándose la colonia, yserio, le increpa a Kiko:

-¿Carmencita, la hija de Domingo? Buf, creo quel viejo gastamalas pulgas, y en cuanto un pretendiente de su hija no le gusta,saca la escopeta a pasear...

Kiko llena su cara de espuma de afeitar, y contesta a su herma-no:

-Bah, habladurías. Estoy seguro que esta noche cuando lapida para bailar, ella se derretirá y caerá en mis brazos...

Enrique, poniendose su camisa nueva de fiesta y encendiendoun cigarro, con una gran carcajada responde a Kiko:

-Jajaja, que imaginación tienes Kikito...¿Y dime, la besarasal son de los violines y la llevaras al prado y la harás un hijo?

Kiko, enfadado, coge la toalla y persigue a su hermano por todala casa atizándole con fuerza, y con el juego, sin querer, tropie-zan y caen encima de Agueda, su madre, la cual está ocupadahilando en la rueca la lana de oveja que acaba de esquilar. Enfa-dada les grita:

-¡ Zagales idiotas, dejar de hacer el tonto que me vais a rom-per el hilo !

Kiko y Enrique, con su traje de los Domingos, empapados encolonia Varon Dandy y con sus zapatos nuevos, relucientes, sedirigen a el baile.

En el otro lado del pueblo, en la calle de La Encina, se encuen-tra Carmencita, una joven que luce sus recién cumplidos dieci-siete otoños. Carmencita está mojando sus cabellos negros conagua, para pasar a aplicar brillantina en su pelo. Ahora mientrasse pinta de rojo carmín sus labios, su padre, Domingo, exaltadose levanta, y gritandola la dice:

-Niña, ¿cuantas veces te he dicho que no pintes tus morroscon esa cosa roja? Las mujeres que se pintan con eso acaban to-das en el prado con las piernas abiertas, y con un bombo en labarriga...

A Carmencita le da igual el discurso de su padre, el cual, porotra parte, ya está cansada de escuchar cada vez que decide ir aalgún baile. La joven se calza sus zapatos de charol, y sale co-rriendo. Antes, da un beso a Lucrecia, su madre, y despide a supadre, el cual, encendiendo un cigarro, sigue farfullando su dis-curso ético sobre el carmin...

Son las diez de la noche, Kiko está sentado en una bar, mientrastoma una cerveza junto a Enrique, y unos amigos. El baile ya hacomenzado, y las parejas casaderas del pueblo ya están pegadascomo lapas, bailando al son de un paso doble.

En ese momento llega Carmencita con sus dos hermanas y va-rias primas. Su hermana Emiliana, la mayor, al ver de lejos aKiko, se acerca al oído de Carmencita, y con voz picara la dice:

-Mira, mira, allí está tu galán. Y hoy lleva el guapo subido.Seguro que se está reservando para ti.

En ese momento se acerca a Kiko, Maria Luisa, una prima se-gunda de Kiko, la cual por cierto tiene fama en el pueblo de serligera de cascos, y tener tanto calor entre sus piernas, que siem-pre anda buscando varón que calme sus deseos, su ninfomania.

Maria Luisa saca a Kiko a bailar, arrimando su cuerpo y mos-trando sus escandalosos pechos. Mas que bailar pareciera que lajoven deseara que Kiko la poseyera allí mismo, por el movi-miento sensual y descarado de su cuerpo, y la expresión lujurio-sa de su rostro.

Carmencita esta viendo la escena, y dentro de ella hay un vol-cán a punto de reventar. Ella sabe que Maria Luisa desea llevar-se al catre a su Kiko. Emiliana, consciente de lo que esta pasan-do, coge a Carmencita del brazo, la lleva a una esquina, y conautoridad de hermana mayor, la dice, gritándola y moviendo sudedo indice hacia su cara:

-Niña, ¿estas tonta o que te pasa? ¿Te vas a quedar ahí debrazos cruzados, esperando a que esa zorra se trajine a tu novio?

Carmencita, de morros, contesta a su hermana:

-Emi, Kiko no es mi novio...puede hacer lo que le de lagana..

Emiliana, ahora mas furiosa, y zarandeando a Carmencita, laresponde:

- ¡ Claro que no es tu novio, ya que con lo mojigata que eres,que pareces una monja de clausura como sigas así, esperando aque el te pida ser novios, con lo corto que es, te veo vistiendosantos! ¡Anda, ve y arranca a tu hombre de las manos de esa fur-cia!

Carmencita se llena de valor, y se dirige a la plaza, y va a porsu Kiko. Cuando llega ve que ya no está, y pregunta a Enriquepor su hermano, el cual, algo avergonzado, tartamuedeando, laresponde:

-Mi, hermano se fue con nuestra prima Maria Luisa al pra-do, a tomar el aire.

Emiliana, la cual está todo el tiempo detrás de Carmencita, lacoge del brazo, y la va gritando en su oído:

-¿ Lo ves, lo ves? Ya se lo ha llevado al prado, y seguro queya están en “plena faena”.

Carmencita se dirige al prado, y allí, detrás de un fardo depaja esta Kiko tumbado, medio desnudo, y su prima, con lo pe-chos al aire, esta apunto de subirse encima de Kiko, para gozar.

Ante esa escena, a Carmencita la nace una furia de mil demo-nios, y en este momento deja de ser Carmencita para ser Car-men. Carmencita se quita su chaqueta verde pistacho, se arrancauno de sus zapatos de charol y empieza a golpear con la agresi-vidad de una leona herida a la prima de Kiko.

Maria Luisa, que trata de defenderse, tira de los pelos a Car-mencita, mientras esta la arrea una golpe en su boca, rompién-dola un diente, por lo cual la joven empieza a sangrar abun-dantemente.

Ante esta tremenda escena de dos mujeres practicando la luchalibre sin reglas, Kiko, sigue tumbado, petrificado, y con sumiembro viril, aun mirando al cielo.

María Luisa, se pone un pañuelo en su boca, para tratar de fre-nar la hemorragia que Carmencita la ha provocado. Kiko se subeel pantalón, y se dirige a Maria Luisa:

-Prima, creo que es mejor que te vayas a la casa de socorroa que te curen la boca.

Maria Luisa, coge su bolso y su chaqueta, y se marcha, a lavez que grita:

- ¡ Si en voy, pero no a la casa de socorro...voy a ver si en-cuentro un macho de verdad que me monte como es debido !

Carmencita, exhausta, después de la tremenda paliza recibi-da de manos de Maria Luisa, se calza su zapato y se atusa supelo despeinado. Kiko, avergonzado, trata de acercarse a Car-mencita, pero está muy enfadada, por lo que le dice a Kiko:

-No imagine que eras así...que en cuanto una mujer, hasta tuprima, te calentara el badajo te dieras así de fácil. Creia que erasun hombre bueno, noble y temeroso de Dios, pero veo que meequivoque...

Kiko, saca su pañuelo, lo humedece en su saliva, y mientraslimpia la cara de Carmencita, la responde:

-Carmencita, yo soy isa, como dices, bueno, noble, y temo aDios, pero soy un hombre y soy débil. Pero no deseo excusarme,lo que hice con mi prima, o mejor dicho, lo que iba a hacer, estamal, lo se. Pero yo te quiero a ti, y deseo que seamos novios.

Carmencita, aun arisca y dolida, aparta bruscamente a Kiko, ytrata de irse, pero Kiko la frena, agarrándola de la mano, la llevahasta su pecho, y agarrando su mandíbula, y acariciando su ca-bello, la besa, un beso tierno y lleno de muchas palabras, pala-bras que a Kiko le habria gustado decir a Carmencita, pero queal no ser capaz de hacerlo, lo hace con sus besos.

Carmencita, le dice a Kiko que la lleve al baile, y que la saquea bailar, y que todos vean que ya son novios.

Kiko coge del hombro a Carmencita, y la lleva hacia la plazadel pueblo. Justo está sonando un vals, con el que Kiko y Car-men, sin dejar de mirarse, enamorados, bailan muy pegados.Emiliana, sonríe feliz de ver que su hermana no se quedara paravestir Santos, y que por fin ya tiene a el hombre del que estaenamorada desde que era una niña.