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© MESOAMÉRICA 38 (DICIEMBRE DE 1999), PÁGS. 1–31. HISTORIOGRAFÍA Y ETNICIDAD EMERGENTE EN EL MÉXICO COLONIAL : FERNANDO DE ALVA I XTLILXOCHITL , DIEGO MUÑOZ CAMARGO Y HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC Salvador Velazco * Resumen Este ensayo examina los proyectos historiográficos de tres autores que nos ilustran sobre la construcción de una etnicidad emergente en el México colonial. El historiador texcocano Fernando de Alva Ixtlilxochitl intenta insertar la historia antigua de Anahuac en el marco de la historia universal cristiana, al proyectar a Texcoco como la praeparatio evangelica del mundo mesoamericano. De esta manera, Texcoco se convierte en una civilización precristiana con su diluvio, torre de Babel y su “rey David”o mesoamericano en la figura de Nezahualcoyotl. Diego Muñoz Camargo, el segundo autor analizado en este trabajo, se autodesigna como un español de pura cepa y no acepta su identidad “tlaxcalteca”. Su discurso etnográfico construye al indígena como inferior al español en todos los órdenes y hace buenas migas con la ideología del imperio español que justifica la posesión de sus dominios americanos, por una pretendida superioridad cultural. Final- mente, se analiza la Crónica mexicana de Hernando Alvarado Tezozomoc, historiador mexica, descendiente de Moctezuma. Alvarado Tezozomoc se apropia de la nueva cultura cristiana como una estrategia de reposicionamiento en la situación colonial. El artículo intenta hacer una reflexión sobre algunos de los autores del México colonial que muestran el predicamento de estar nepantla (“en medio”) entre Anahuac y Europa. Abstract EMERGENT ETHNICITY IN THE WRITING OF COLONIAL MEXICAN HISTORY: FERNANDO DE ALVA IXTLILXOCHITL, DIEGO MUÑOZ CAMARGO, AND HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC This article looks at the historiographic role played by three writers in shaping a sense of emergent identity in colonial Mexico. Fernando de Alva Ixtlilxochitl, from Texcoco, attempted to place the ancient history of Anahuac in the context of a global Christian past, representing Texcoco as the praeparatio evangelica of the Mesoamerican * Salvador Velazco es mexicano y obtuvo un doctorado en literatura mexicana colo- nial en la Universidad de Michigan. Es profesor asistente de español en el Claremont McKenna College en California y actualmente realiza investigaciones sobre el cine mexicano. Una versión previa del presente artículo fue ponencia en el XXI Congreso de LASA en Chicago, Illinois del 24 al 26 de septiembre de 1998. Su dirección de correo electrónico es [email protected].

Historiografia Y Etnicidad Emergente en El Mexico Colonial

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  • HISTORIOGRAFA Y ETNICIDAD EMERGENTE EN EL MXICO COLONIAL 1

    MESOAMRICA 38 (DICIEMBRE DE 1999), PGS. 131.

    HISTORIOGRAFA Y ETNICIDAD EMERGENTE ENEL MXICO COLONIAL:

    FERNANDO DE ALVA IXTLILXOCHITL,DIEGO MUOZ CAMARGO

    Y HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC

    Salvador Velazco*

    ResumenEste ensayo examina los proyectos historiogrficos de tres autores que nos ilustran

    sobre la construccin de una etnicidad emergente en el Mxico colonial. El historiadortexcocano Fernando de Alva Ixtlilxochitl intenta insertar la historia antigua de Anahuacen el marco de la historia universal cristiana, al proyectar a Texcoco como la praeparatioevangelica del mundo mesoamericano. De esta manera, Texcoco se convierte en unacivilizacin precristiana con su diluvio, torre de Babel y su rey Davido mesoamericanoen la figura de Nezahualcoyotl. Diego Muoz Camargo, el segundo autor analizado eneste trabajo, se autodesigna como un espaol de pura cepa y no acepta su identidadtlaxcalteca. Su discurso etnogrfico construye al indgena como inferior al espaol entodos los rdenes y hace buenas migas con la ideologa del imperio espaol que justificala posesin de sus dominios americanos, por una pretendida superioridad cultural. Final-mente, se analiza la Crnica mexicana de Hernando Alvarado Tezozomoc, historiadormexica, descendiente de Moctezuma. Alvarado Tezozomoc se apropia de la nueva culturacristiana como una estrategia de reposicionamiento en la situacin colonial. El artculointenta hacer una reflexin sobre algunos de los autores del Mxico colonial que muestranel predicamento de estar nepantla (en medio) entre Anahuac y Europa.

    AbstractEMERGENT ETHNICITY IN THE WRITING OF COLONIAL MEXICAN HISTORY:FERNANDO DE ALVA IXTLILXOCHITL, DIEGO MUOZ CAMARGO,AND HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC

    This article looks at the historiographic role played by three writers in shaping asense of emergent identity in colonial Mexico. Fernando de Alva Ixtlilxochitl, fromTexcoco, attempted to place the ancient history of Anahuac in the context of a globalChristian past, representing Texcoco as the praeparatio evangelica of the Mesoamerican

    * Salvador Velazco es mexicano y obtuvo un doctorado en literatura mexicana colo-nial en la Universidad de Michigan. Es profesor asistente de espaol en el ClaremontMcKenna College en California y actualmente realiza investigaciones sobre el cinemexicano. Una versin previa del presente artculo fue ponencia en el XXI Congreso deLASA en Chicago, Illinois del 24 al 26 de septiembre de 1998. Su direccin de correoelectrnico es [email protected].

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    world. In this way Texcoco was recast as a pre-Christian civilization, complete with itsown flood, its own Tower of Babel, and its own Mesoamerican King David in the formof Nezhualcyotl. Diego Muoz Camargo, on the other hand, thought of himself as apure-blooded Spaniard, shunning his Tlaxcalan identity. His ethnographic discourseviews the Indian as inferior to the Spaniard in every respect, a disposition that fits wellwith Spanish imperial ideology, justifying the possession of its American dominion onthe grounds of alleged cultural superiority. Finally, the Crnica mexicana of HernandoAlvarado Tezozomoc is examined. A descendent of Moctezuma, Alvarado Tezozomocappropriated the new Christian culture as repositioning strategy to deal with a colonialsituation. The article seeks to shed light on colonial Mexican writers whose work reflectsthe predicament of being nepantla or between Anahuac and Europe.

    En el Mxico colonial surgi un grupo de historiadores (miembros de lanobleza indgena o sus descendientes mestizos) que ha escapado en granmedida a la atencin de los estudios literarios coloniales. Estudio en el pre-sente trabajo a tres de ellos: Fernando de Alva Ixtlilxochitl (Texcoco), DiegoMuoz Camargo (Tlaxcala) y Hernando Alvarado Tezozomoc (Mxico-Tenochtitlan).1 Ms que ver los textos de estos autores como canteras dedonde extraer datos sobre la historia antigua de Anahuac, he preferido deter-minar la relacin entre el sujeto de la comprensin y su reconstruccinhistoriogrfica. Quin reconstruye tal o cual visin de Anahuac y por qu?Cul espacio de enunciacin construye el sujeto historiogrfico? Cmo ypor qu se produce una etnicidad emergente en el contexto del rgimen colo-nial? Estas preguntas, fundamentalmente, dirigieron la presente investiga-cin. Por ello, seal la necesidad de superar una de las ms socorridas opi-niones de la crtica hoy en da que postula los trabajos de estos autores comocrnicas mestizos.2 Ciertamente, hay elementos para intentar una configu-racin tipolgica de esta naturaleza. Los textos de estos autores estn estruc-turados sobre la base de una mezcla de elementos de la tradicin indgena yla occidental. De esta manera, al hablarse de crnica mestiza se hace honora la etimologa del vocablo mestizo, que se deriva de Misticius y que signi-

    1 Este artculo resume parte de la temtica desarrollada en mi trabajo, Visiones deAnahuac: historiografa y etnicidad en el Mxico colonial: Fernando de Alva Ixtlilxochitl,Diego Muoz Camargo y Hernando Alvarado Tezozomoc (Tesis de doctorado, Univer-sity of Michigan, Ann Arbor, 1996).

    2 ngel Mara Garibay K., Historia de la literatura nahuatl (Mxico: Editorial Porra,[19531954] 1971); y Martin Lienhard, La crnica mestiza en Mxico y el Per hasta1620: apuntes para su estudio histrico-literario, en Revista de Crtica Literaria Latino-americana 9: 17 (1983), pgs. 105111.

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    fica precisamente mezclar.3 Sin embargo, al decir que son mestizos por elmodo de produccin de sus discursos historiogrficos se escamotea el sentidopoltico e ideolgico de estas obras histricas.

    Adems, el concepto de mestizaje est polticamente muy marcado enel contexto latinoamericano, porque con l se trata de unificar artificialmentediferentes grupos tnicos como parte de un proyecto de integracin nacionalpromovido por las lites de poder. La nocin de mestizaje, para explicar larealidad multicultural de Amrica, privilegia una posicin etnocentrista por-que se disimula con esta engaosa nocin el desplazamiento ms radical delas formas culturales indgenas en aras de la occidentalizacin.4 Consecuen-temente, propuse que en lugar de hablar de crnicas mestizas hablemos dela construccin de un espacio de enunciacin desde donde el sujeto histo-riogrfico pronuncia un discurso transcultural. Entra en juego en la cons-truccin de este espacio de enunciacin la situacin tnica y cultural delsujeto de la comprensin: su sexo, con cul grupo tnico se identifica, a quclase social pertenece, para qu escribe o habla, en cul subjetividad se afilia.5

    Un discurso transcultural es aquel que se construye para entablar un dilogocon el colonizador y sus modelos discursivos, no tanto para resistir la domi-nacin o ratificarla como para engancharse en un proceso de negociacincultural.6 Es un espacio discursivo articulado por el sujeto historiogrfico

    3 Joan Corominas, Breve diccionario etimolgico de la lengua castellana, 3a edicin(Madrid: Gredos, 1973), pg. 393.

    4 Jorge Klor de Alva, Colonialism and Postcolonialism as (Latin) American Mi-rages, en Colonial Latin American Review 1: 12 (1992), pgs. 323; y The Postcoloni-zation of the (Latin) American Experience: A Reconsideration of Colonialism, Postcolo-nialism, and Mestizaje, en After Colonialism: Imperial Histories and Postcolonial Displace-ments, Gyan Prakash, editor (Princeton, New Jersey: Princeton University Press, 1995),pgs. 241275.

    5 Walter Mignolo concibe la semiosis colonial como un emergente campo deestudios que vendra a remplazar al que comprende a la literatura colonial (preocupadoste sobre todo por medir el valor esttico de los textos de conformidad con patronesestablecidos en Europa) y se ocupa de la produccin, transmisin y encuentro de signosheterogneos en una situacin colonial. Es decir, la semiosis colonial se hace cargo deinteracciones semiticas que escapan al mbito privilegiado por la letra: produccionesorales, picto-ideogrficas, textiles, que se dan en reas tales como la mesoamericana o laandina. Tambin la semiosis colonial trae a presencia la pregunta del espacio de enunciacindesde el cual el sujeto de la comprensin habla/escribe de los procesos de colonizacin.Vase Walter Mignolo, The Darker Side of the Renaissance: Literacy, Territoriality, andColonization (Ann Arbor: University of Michigan Press, 1995), pgs. 125 y 315334.

    6 Mary Louise Pratt, Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation (London yNew York: Routledge, 1992), pgs. 67.

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    que se encuentra entre dos tradiciones culturales, que est nepantla (en me-dio) entre Europa y Anahuac y que, por lo tanto, tiene que negociar ellegado cultural que hereda del mundo indgena con las nuevas formas cultu-rales que Espaa impone en la situacin colonial. Sin embargo, cuando ha-blo de nepantlismo no se debe pensar en un armonioso sincretismo cultural.7

    Debe entenderse la idea de estar nepantla como un desplazamiento entrediferentes campos culturales (Mesoamrica y Europa); es un estado dinmi-co y cambiante, una reconstruccin de fronteras culturales e ideolgicas; esun espacio de conflicto y escisin, de ruptura y continuidad.

    Pasemos a continuacin a examinar los proyectos historiogrficos de losautores aqu estudiados. Me interesar, ms que el enfoque que inquiere so-bre la verdad objetiva de la realidad del mundo antiguo de Mxico y de lapostconquista, ver la reconstruccin que hacen estos sujetos historiogrficosde esa realidad para insertarla en el marco de la sociedad colonial. En espe-cial, me interesa analizar la relacin entre la etnicidad de estos cronistas y susdiscursos historiogrficos. Estos escritores, como se ver, nos ilustran sobreuna etnicidad que se produce como parte del proceso colonial y en respues-ta a la necesidad de incorporar la tradicin indgena en el marco de la nuevacultura dominante o de producir estrategias de reposicionamiento en el nue-vo orden colonial.

    FERNANDO DE ALVA IXTLILXOCHITLFernando de Alva Ixtlilxochitl (1578?1650) elabora en el primer cuarto

    del siglo XVII diversas obras histricas del Mxico antiguo. La definicintnica que le corresponda a Alva Ixtlilxochitl en su mundo era la de casti-

    7 Recordemos que la idea del nepantlismo se ha desprendido de un comentarioque hace un indgena del valle de Mxico cuando ste fue severamente reprendido porfray Diego Durn porque continuaba con sus prcticas idoltricas. Leamos el pasajepor Durn hacia 1579: y as riendole el mal que haba hecho me respondi Padre note espantes pues todava estamos nepantla y como entendiese lo que quera decir por aquelbocablo y metfora que quiere decir estar en medio torn insistir que medio era aquel enque estaban me dijo que como no estaban aun bien arraigados en la f que no me espantasede manera que aun estaban neutros que ni bien acudan la una ley ni la otra pormejor decir que crean en Dios y que juntamente acudan sus costumbres antiguas yritos del demonio y esto quiso decir aquel en su abominable escusa de que aun permanecanen medio y estaban neutros. Vase Fray Diego Durn, Historia de las Indias de NuevaEspaa y islas de la tierra firme, Jos F. Ramrez, editor, 2 tomos ms un Atlas de Estampas(Mxico: Editora Nacional, [15791581] 1951), II, pg. 268. nfasis agregado.

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    zo por haber nacido de madre mestiza y de padre espaol. Aunque en nues-tros das algunos estudiosos consideran a Alva Ixtlilxochitl como mestizo8

    y otros como espaol,9 el cronista ms bien se presenta a s mismo comoun noble indgena texcocano, y as parece haber sido estimado en el Mxicocolonial tanto por los funcionarios espaoles como por los notables indge-nas de Texcoco. En su Relacin sucinta en forma de memorial dedicadaprobablemente al virrey Luis de Velasco (el segundo), marqus de Salinas,que gobern la Nueva Espaa de 1607 a 1611, Alva Ixtlilxochitl clara-mente se ubica como descendiente de estos seores que son los monarcasde Texcoco:

    Suplico a vuestra excelencia reciba este pequeo servicio y se acuerde de lospobres descendientes de estos seores cuando se ofrezca ocasin que vuestra exce-lencia escriba a su majestad [Felipe III, que gobern de 1598 a 1621], que enello recibiremos muchos bienes. Humilde criado de vuestra excelencia que sumano besa.10

    Pero no slo Alva Ixtlilxochitl se representa a s mismo como noble ind-gena sino que as lo consideran los seores principales. En la aprobacin quedan las autoridades indgenas de Otumba y San Salvador Quatlacinco delrea de Texcoco al Compendio histrico del reino de Texcoco, opsculo presen-tado en 1608 como un memorial de mritos y servicios prestados a la coronapor Texcoco, Alva Ixtlilxochitl recibe el reconocimiento de la nobleza indgena:

    esta dicha aprobacin la hacemos y por ser nuestro hijo y descendiente de losdichos reyes y seores de los aculhuas, y porque los que fueron de esta provincia de

    8 Eugenio del Hoyo, Ensayo historiogrfico sobre D. Fernando de Alva Ixtlixochitl,en Memorias de la Academia Mexicana de la Historia correspondiente de la Real de MadridXVI: 4 (1957), pgs. 339360; y Gloria Grajales, Nacionalismo incipiente de los historiadorescoloniales (Mxico: UNAM, 1961).

    9 Germn Vzquez, introduccin a Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Historia de lanacin chichimeca (Madrid: Historia 16, 1985), pgs. 741; y Jos Joaqun Blanco, Laliteratura en la Nueva Espaa: conquista y Nuevo Mundo (Mxico: Cal y Arena, 1989).

    10 Fernando de Alva Ixtlilxochitl, Obras histricas (incluyen el texto completo de lasllamadas Relaciones e Historia de la nacin chichimeca en una nueva versin establecidacon el cotejo de los manuscritos ms antiguos que se conocen), edicin, estudiointroductorio y un apndice documental por Edmundo OGorman, 2 tomos (Mxico:UNAM, 1975), I, pg. 413.

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    Otumba descienden de su propia casa y linaje, como aparece en la dicha histo-ria, que si Dios fuere servido saldr a la luz y se divulgar.11

    Alva Ixtlilxochitl, como descendiente de Nezahualcoyotl (14021472),el personaje quizs ms conspicuo del mundo antiguo nahua, y como miem-bro de la sociedad novohispana que se consolida en el siglo XVII, nos mues-tra el predicamento de estar nepantla entre Anahuac y Europa y la manera deresolver dicho predicamento.

    El proyecto historiogrfico de Alva Ixtlilxochitl consiste, en esencia, eninsertar la historia antigua de Mxico en el cauce de la historia universalcristiana. Para tal efecto tiene que imaginar el pasado histrico de Anahuacasimilado al designio histrico de Occidente. Alva Ixtlilxochitl representa eladvenimiento del cristianismo como un suceso profetizado por sus antepasa-dos para la realizacin del ms alto destino indgena: recibir la luz de la ver-dad evanglica. La mudanza de los tiempos y cada de los seoros ya estabaprofetizada en el mismo seno de los pueblos precristianos indgenas. As,Alva Ixtlilxochitl proyecta a Texcoco como la ciudad elegida por Dios parapreparar la llegada de la fe cristiana. A travs de Texcoco, Anahuac se convier-te en una civilizacin precristiana con un diluvio, una torre de Babel, un reyDavid mesoamericano (Nezahualcoyotl); en suma, Texcoco es el centro quefunge como una especie de praeparatio evangelica del mundo indgena y, deesta manera, Alva Ixtlilxochitl ofrece una solucin de continuidad a la histo-ria de Anahuac que se empalma con el presente colonial. El cronista texcocanoconcibe la conquista de Mxico como parte de un plan divino de salvacinen el que Texcoco tiene un sitio de especial importancia. A travs deNezahualcoyotl y de Nezahualpilli, profetas bblicos de Texcoco, se forja

    11 Alva Ixtlilxochitl, Obras histricas, I, pg. 519. nfasis agregado. Como vemos, elcronista se identifica tnicamente con Texcoco, por lo que la comn denominacin dehistoriador mestizo que se le da en nuestros das al cronista obedece a pruritos de tiponacionalista. En el contexto de su poca, el mestizo no era muy bien visto, por lo quedudo que Alva Ixtlilxochitl se haya considerado a s mismo dentro de esta definicintnica. Es hasta el siglo XX, despus de la Revolucin Mexicana, que la idea del mestizocomo ser emblemtico de la mexicanidad se consolida. La idea de que el mestizoencarna la esencia de la mexicanidad es una elaboracin intelectual y poltica creadapara unificar un territorio pluricultural, con diferentes grupos tnicos y diferentes proyectoscivilizatorios. Mxico como el resto del territorio que denominamos Latinoamricaes una entidad plurilingstica, multicultural, que no puede ser reducida a la categora demestizo. Un texto reciente que ilustra el proceso del encumbramiento del mestizo en lahistoria mexicana es el de Agustn Basave Bentez, Mxico mestizo: anlisis del nacionalismomexicano en torno a la mestizofilia de Andrs Molina Enrquez (Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 1992).

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    un eslabn entre el tiempo mesoamericano y el del cristianismo. Por mediodel capitn Ixtlilxochitl, el aliado de Corts en la guerra contra Mxico-Tenochtitln, se logra la victoria militar. La preocupacin esencial de AlvaIxtlilxochitl es mostrar la continuidad entre la sociedad indgena y la nuevasociedad que nace con la colonizacin espaola. Su discurso transculturalrefleja una etnicidad emergente que integra elementos de tradicin hetero-gnea.

    Para ilustrar mi argumento, ofrecer slo un aspecto de lo que en otraocasin he llamado la imaginacin historiogrfica de Alva Ixtlilxochitl.12

    Este aspecto tiene que ver con la creacin de Nezahualcoyotl, el poeta, elsabio, el legislador por antonomasia del mundo antiguo de Mxico, como elrey David de Anahuac, mismo que constituye el eslabn entre Mesoamricay Occidente.

    La obra mayor de Alva Ixtlilxochitl, la que conocemos con el ttulo deHistoria de la nacin chichimeca (alrededor de 1625) y a la que, segn EdmundoOGorman, debe recurrirse para captar su concepcin del pasado,13 nosofrece la galera ms completa de los gobernantes de Texcoco, los ms sabios,nobles, virtuosos y justos que hubo en la antigedad mesoamericana, segnAlva Ixtlilxochitl. El ms grande de todos ellos, Nezahualcoyotl (14021472),es presentado en el texto como una especie de rey del Antiguo Testamento.Dice OGorman que Alva Ixtlilxochitl es el principal arquitecto, por nodecir el inventor, de la imagen popularmente divulgada y aceptada de aquelmonarca como el David de la historia antigua de Mxico.14 El paralelismocon el rey David ha sido observado por la mayora de los estudiosos deNezahualcoyotl.15 Ambos sufren persecuciones, desprecian supuestamente alos dolos y se enfrascan en una bsqueda del dios desconocido. La conver-gencia es tan asombrosa que hasta se asemejan en la forma de obtener a laque sera su mujer legtima el crimen y en el castigo que ambos sufrie-ron por su pecado: la muerte de sus primognitos. Los personajes indgenas,Cuaucuahtzin (gobernante de Tepechpan, un altepetl [seoro, estado t-

    12 Salvador Velazco, La imaginacin historiogrfica de Fernando de Alva Ixtlilxochitl:etnicidades emergentes y espacios de enunciacin, en Colonial Latin American Review7: 1 (1998), pgs. 3358.

    13 Edmundo OGorman, Estudio introductorio, en Alva Ixtlilxochittl, Obrashistricas, I, pg. 218.

    14 OGorman, Estudio introductorio, I, pg. 217.

    15 Jos Luis Martnez, Nezahualcyotl: vida y obra (Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 1972).

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    nico] subordinado a Texcoco) y Azcalxochitzin (su prometida), se convier-ten en Uras y Betsab. El que primero hace la asociacin es Fray Juan deTorquemada en su Monarqua indiana, cuando dice: El que hubiere ledolas sagradas escrituras echar de ver, ser este caso el mismo que el que lesucedi al rey David, en el adulterio, que tuvo con Betsab, mujer de elfidelissimo, leal vasallo Urias.16

    Este Nezahualcoyotl tan parecido al rey David supuestamente vislum-bra, a travs de una ardua bsqueda metafsica, la existencia del nico Diosque existe, el del cristianismo, a quien llama in Tloque in Nahuaque oIpalnemohuani:

    Tuvo [Nezahualcoyotl] por falsos a todos los dioses que adoraban los de estatierra, diciendo que no eran sino estatuas de demonios enemigos del gnerohumano; porque fue muy sabio en las cosas morales y el que ms vacil,buscando de donde tomar lumbre para certificarse del verdadero Dios y cria-dor de todas las cosas, como se ha visto en el curso de su historia, y dantestimonio sus cantos que compuso en razn de sto, como es el decir, quehaba uno solo, y que ste era el hacedor del cielo y de la tierra, y sustentabatodo lo hecho y criado por l que jams se haba visto en forma humana nien otra figura, que con l iban a parar las almas de los virtuosos despus demuertos, y que las de los malos iban a otro lugar, que era el ms nfimo de latierra, de trabajo y penas horribles. Nunca jams cuando se ofreca tratar dedeidad, los nombraba ni en general ni en particular sino que deca Intloqueyn Nahuaque ypalnemo alani17

    Veamos un poco, a la luz de investigaciones contemporneas sobre lacultura nahua, las implicaciones de la cita de Alva Ixtlilxochitl. En principio,las nociones de cielo e infierno eran ajenas al pensamiento indgena, puestoque la idea de un lugar al que iban los pecadores no existe como tal en elmundo mesoamericano. La forma de muerte determinaba el sitio al que se

    16 Fray Juan de Torquemada, Monarqua indiana, 3 tomos, introduccin por MiguelLen-Portilla (Mxico: Editorial Porra, [1615] 1969), I, pg. 155. Sabemos que Tor-quemada sigue los manuscritos de Alva Ixtlilxochitl o que, en todo caso, trabajaron enestrecha colaboracin. Vanse OGorman, Estudio introductorio, I, pg. 216; y MiguelLen-Portilla, Fuentes de la Monarquia indiana, en Fray Juan de Torquemada, Monarquaindiana (Mxico: UNAM, 1983), VII, pgs. 99103. El episodio bblico se encuentra enel libro de Samuel. Vase Sagrada Biblia, versin directa de las lenguas originales porElono Ncar Fuster y Alberto Colunga (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1966),pgs. 314316. En la Historia de la nacin chichimeca, la muerte de Cuaucuahtzin apareceen el captulo XLIII. Vase Alva Ixtlilxochitl, Obras histricas, II, pgs. 117120.

    17 Alva Ixtlilxochitl, Obras histricas, II, pgs. 136137.

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    destinaban los muertos: ora a Mictlan (los que moran de muerte natural),ora a Tlalocan, lugar de Tlaloc (los que haban muerto por obra del agua,como los ahogados); al otro lugar adonde iban los que moran en combate oen sacrificio era el cielo, donde vive el sol. sta era la manera ms honrosa demorir.18

    Con respecto al verdadero Dios y criador de todas las cosas, cuya in-tuicin atribuye Alva Ixtlilxochitl a Nezahualcoyotl, se podra sealar lo si-guiente. La traduccin que ofrece Len Portilla del primer concepto odifrasismo nahua, in Tloque in Nahuaque, es el dueo de lo que est cerca yde lo que est en el anillo o circuito.19 ngel Mara Garibay, por su parte,ofrece la siguiente traduccin: el que est junto a todo, y junto al cual esttodo.20 Del segundo concepto, Ipalnemohuani, la traduccin de Len Porti-lla es Aquel por quien se vive.21 ngel Mara Garibay ofrece la de Dadorde la vida y dice el investigador mexicano que esta nocin era aplicada al sol,a la tierra y al agua.22 En breve, estos conceptos nahuas eran metforas delprincipio creador que ellos tenan en la visin de Ometeotl, una suerte depareja divina que todo lo haba creado, el dios de la dualidad,23 un concep-to distinto al dios monotesta cristiano en que est pensando Alva Ixtlilxochitl.En dos artculos recientes, Georges Baudot explica la manera en que AlvaIxtlilxochitl, al asimilar al dios cristiano con el concepto nahua de in Tloquein Nahuaque, intenta integrar el pasado prehispnico dentro de una visinhistrica novedosa en el marco de la sociedad colonial.24 Al recuperar esteconcepto indgena para insertarlo en una perspectiva teolgica cristiana, AlvaIxtlilxochitl legitima el orden novohispano, ya que el dios del cristianismo haestado siempre presente en la historia de Anahuac bajo la forma de in Tloquein Nahuaque. Por ello, presenta a Nezahualcoyotl como un profeta que ven-

    18 Miguel Len-Portilla, La filosofa nahuatl estudiada en sus fuentes (Mxico: UNAM,1959), pgs. 201215.

    19 Len-Portilla, La filosofa nahuatl, pg. 165.

    20 Garibay K., Historia de la literatura nahuatl, pg. 408.

    21 Len-Portilla, La filosofa nahuatl, pg. 166.

    22 Garibay K., Historia de la literatura nahuatl, pg. 404.

    23 Len-Portilla, La filosofa nahuatl, pg. 168.

    24 Georges Baudot, Sentido de la literatura histrica para la transculturacin en elMxico del siglo XVII: Fernando de Alva Ixtlilxochitl, en Reflexiones lingsticas y literarias,Rafael Olea Franco y James Valender, editores, 2 tomos (Mxico: El Colegio de Mxico,1992), II, pg. 127.

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    dr a elaborar la plataforma conceptual preparatoria al reconocimiento ulte-rior de la fe cristiana.25 A travs de la representacin de Nezahualcoyotlcomo un rey al que le fue dado intuir la existencia del dios cristiano, se colocaal reino de Texcoco en una clara oposicin frente al de Mxico-Tenochtitlan:mientras la ciudad de Motecuhzoma es la ms viva manifestacin de los cul-tos idoltricos en honor de Huitzilopochtli, la ciudad de Texcoco se convier-te en la praeparatio evangelica del mundo indgena nahua. Desde Texcoco seprepara espiritualmente el advenimiento del cristianismo. Alva Ixtlilxochitl,al crear este personaje de la antigedad nahua como una suerte de rey-filso-fo que anticipa la nocin de un dios no conocido cristiano, engarza la tra-dicin mesoamericana en el flujo de la historia occidental cristiana.

    Esta versin del pasado est concebida para tener un efecto en la reali-dad de la postconquista y es, adems, una reconstruccin historiogrfica querefleja el proceso de construccin de una emergente etnicidad en el Mxicocolonial. Alva Ixtlilxochitl no rechaza la cultura occidental sino que intentaconciliarla con su herencia texcocana. Esto da lugar a consecuencias serias:Alva Ixtlilxochitl sacrifica elementos de la especificidad cultural meso-americana; Nezahualcoyotl adquiere el carcter de un personaje bblico, apar-tado de su tiempo y circunstancia. El cronista de Texcoco trata de disociarsede un pasado ignominioso e idoltrico inventando el monotesmo de Neza-hualcoyotl. El suyo es un esfuerzo intelectual preocupado no tanto en perma-necer fiel a la tradicin mesoamericana como en crear una nueva tradicinque concilie aportes europeos e indgenas. Su historiografa es el producto dela negociacin cultural que emprende Alva Ixtlilxochitl entre el legado ind-gena que recoge de Texcoco y la tradicin occidental, que comienza a impo-nerse en el nuevo orden colonial. Tener que usar los parmetros europeospara medir el nivel cultural de Texcoco es reflejo de la posicin de AlvaIxtlilxochitl como subordinado. La apropiacin del lenguaje del poder comobase para la construccin de un discurso historiogrfico, que intenta conju-rar las diferencias culturales y afirmar una posicin en el nuevo orden colo-nial, refleja su estatus de subordinacin. Es importante determinar la red derelaciones en que se sita la subalternidad y en la que un sujeto social puedevariar su posicin de subordinante a subordinado o viceversa.26 Entiendo la

    25 Georges Baudot, Imagen y discurso del Mxico antiguo en la fundacin novohis-pana: el pensamiento nahuatl contemplado por la evangelizacin franciscana, en La imagendel indio en la Europa moderna, publicaciones de la Escuela de Estudios Hispano-Ameri-canos de Sevilla 353 (Sevilla: Consejo Superior de Investigaciones Cientficas, FundacinEuropea de la Ciencia y Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1990), pg. 235.

    26 Fernando Coronil, Listening to the Subaltern: The Poetics of Neocolonial States,en Poetics Today 15: 4 (1994), pgs. 643658.

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    subordinacin no como una condicin esttica o esencialista sino como unacondicin dinmica y relacional en la que los grupos o clases sociales msencumbrados, como es el caso de la nobleza indgena de Texcoco, puedenperder esa posicin de poder y hegemona en un momento determinado. Enbreve, el proyecto historiogrfico de Alva Ixtlilxochitl est ligado al inters deempalmar la civilizacin mesoamericana con la occidental en un continuumhistrico. Su insercin de Anahuac, a travs de Texcoco, en la historia univer-sal cristiana subraya una continuidad entre las culturas indgena y europea.27

    DIEGO MUOZ CAMARGODiego Muoz Camargo (1529?1599) es el autor de la relacin geo-

    grfica conocida con el ttulo de Descripcin de la ciudad y provincia de Tlaxcalade la Nueva Espaa e Indias del Mar Ocano, para el buen gobierno y enno-blecimiento dellas, que el propio Muoz Camargo entrega en 1585 en Ma-drid a Felipe II.28 La respuesta a la famosa Instruccin y Memoria, que orde-n Felipe II para obtener informacin estratgica sobre los territorios con-quistados, propicia la formacin de un discurso etnogrfico (de thnos-nus,raza, nacin, tribu y de graphiks, referente a la escritura o al dibujo)29 enel contexto de la situacin colonial. Asistimos a una totalizadora descripcinde la sociedad y cultura indgenas que abarca, entre otros de sus rasgos, susritos, ceremonias, costumbres, creencias religiosas, mitos, cantos, espectcu-

    27 En el contexto de la poca y ms all de Anahuac es el Inca Garcilaso de la Vega(15391616), quien tiene un proyecto historiogrfico similar al de Alva Ixtlilxochitl. Ensus Comentarios reales de los incas (1609) marca una trayectoria histrica que ira de lospreincas, a los incas y de stos a los espaoles. De esta suerte, el imperio incaico funcionacomo una praeparatio evangelica semejante a Texcoco. Pachacamac sera el equivalente dein Tloque in Nahuaque, nombres quechua y nahua para referirse al dios cristiano. Parauna discusin a fondo del Inca desde esta perspectiva, vase Margarita Zamora, Lan-guage, Authority, and Indigenous History in the Comentarios reales de los incas (Cam-bridge: Cambridge University Press, 1988); y para una comparacin entre Alva Ixtlilxochitly el Inca, vase Carmen Bernand y Serge Gruzinski, De lidoltrie: Une archologie dessciences rligieuses (Paris: ditions du Seuil, 1988), pgs. 122145.

    28 Diego Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad y provincia de Tlaxcala de lasIndias y del mar ocano para el buen gobierno y ennoblecimiento dellas, edicin facsmil delManuscrito de Glasgow con un estudio preliminar de Ren Acua (Mxico: UNAM,[15801585] 1981). Esta edicin contiene las 157 pinturas que Muoz Camargo incorporal texto verbal. El mismo Ren Acua presenta una transcripcin del manuscrito en elprimer tomo de sus Relaciones geogrficas del siglo XVI: Tlaxcala. En el presente trabajocitar por esta transcripcin.

    29 Corominas, Breve diccionario, pgs. 260 y 302.

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    PORTADA DE LA DESCRIPCIN DE LA CIUDAD Y PROVINCIA DE TLAXCALA...

    Fuente: Ms. 242 de la Coleccin Hunter de la Universidad de Glasgow, Escocia.

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    los, tributos, dioses, templos, juegos y genealogas de las clases gobernantes.No slo Diego Muoz Camargo construye discursivamente la realidad fsicade Anahuac como un edn abierto a la expoliacin, sino que tambin seenfrasca en la construccin de la alteridad (el indgena americano) como unser devaluado culturalmente. El espacio textual en que se escucha su particu-lar voz confina al indgena al mundo de la barbarie. En contraste con AlvaIxtlilxochitl, quien se niega a demonizar a Anahuac al proyectar a Texcococomo la praeparatio evangelica de Mesoamrica, Muoz Camargo demonizael espacio indgena y a sus habitantes en virtud de sus prcticas idoltricas.

    A diferencia de Alva Ixtlilxochitl, Muoz Camargo se constituye comoun autor espaol que no acepta identidad indgena. En la situacin colonialse crea una sociedad jerrquica que categoriza estrictamente a las personasnacidas como resultado de la fusin racial; en el lenguaje de la poca, como esbien sabido, se llama a esa clasificacin rgimen de castas.30 El cronistaMuoz Camargo claramente se autorrepresenta como un espaol, aunque,en realidad, era un mestizo (categora racial que le corresponda en el mun-do colonial de acuerdo con la clasificacin de las castas). Sabemos que losmestizos, en su gran mayora, vivan como espaoles o como indios duran-te el siglo XVI y an en el XVII, es decir, antes de constituirse en un tercergrupo tnico bien diferenciado. Por ello, escribe Jonathan I. Israel, fue su-primido cuanto recordase origen mixto, excepto en el caso en que un apelli-do de abolengo, como Moctezuma, Tezozomoc o Ixtlilxochitl, hiciera ilustrea quien lo llevara.31 A diferencia de Fernando de Alva Ixtlilxochitl que cons-truy una etnicidad heterognea que integra componentes tanto occidenta-les como indgenas, Muoz Camargo opt por excluir su herencia indgena.Su madre fue una macehualli (mujer plebeya) tlaxcalteca, al parecer, deoscuro linaje, de acuerdo con la informacin proporcionada por Fray Juan deTorquemada.32 Sus orgenes tlaxcaltecas no le permitan a Muoz Camargouna identificacin con el estamento de la nobleza indgena. Por ser un mez-clado y ser agraviado por la doble circunstancia de carecer de sangre noble,por un lado, y por el otro de llevar sangre de idlatras, tena que mostrar a

    30 Magnus Mrner, Estado, razas y cambio social en la Hispanoamrica colonial (Mxico:Secretara de Educacin Pblica, 1974); y La importancia biolgica del mestizaje, en1492/1992, en Europa/Amrica: la historia revisada, John H. Elliot, editor (Madrid: DiarioEl Pas, 1992), pgs. 4245.

    31 Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida poltica en el Mxico colonial, 16101670, Roberto Gmez Ciriza, traductor (Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1980),pg. 72.

    32 Torquemada, Monarqua indiana, II, pg. 349.

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    ultranza su ortodoxia religiosa y su espaolidad. Analizando la historiografaalternativa que el Inca Garcilaso de la Vega presenta en su Florida del Inca,Jos Rabasa seala que el Inca cuestiona el estatuto de limpieza de sangre quedefina la hidalgua en el siglo XVI, al constituirse como un autor indioen un contexto en que los indios no podan ser autores de obras historio-grficas. El Inca deconstruye el factor de la limpieza de sangre que actuaba ensu contra por ser un mestizo o, como l se autodesigna, un indio. MuozCamargo, en cambio, es un mestizo que se constituye como un autor es-paol. De cualquier forma, en ambos casos est presente el estatuto de lim-pieza de sangre que era un elemento de discriminacin legal y social y unobstculo insalvable para muchos que no podan mostrar un linaje puro decristianos viejos.33 Muoz Camargo construye toda una elaboracin intelec-tual sobre la realidad cultural indgena que revela que el sujeto de la com-prensin desea preservar su identidad libre de toda forma de mezcla o inva-sin de la alteridad. En este sentido, como apunta tienne Balibar, se confi-gura un discurso que busca purificar el cuerpo social y legitimar polticas deexclusin.34 Las caractersticas de su discurso etnogrfico arrojan luces sobreuna etnicidad no asumida ni aceptada por este sujeto en el Mxico colonialdel siglo XVI. An ms, nos da indicios de la emergencia de un nuevo tipotnico-social: el colono, el encomendero, el vecino espaol o criollo, el hijodel conquistador o el mestizo que se inmiscuye en las repblicas de indiospara asegurarse beneficios de ndole personal.35 Una serie de intereses econ-

    33 Jos Rabasa, Porque soy indio: Subjectivity in La Florida del Inca, en PoeticsToday 16: 1 (1995), pgs. 79108.

    34 tienne Balibar, Is There a Neo-Racism?, en Race, Nation, Class: AmbiguousIdentities, tienne Balibar e Immanuel Wallerstein, editores (London y New York: Verso,1991), pg. 17.

    35 La intrusin de los colonos espaoles en las repblicas de indios se dio, desdeluego, sin el beneplcito de las comunidades indgenas y con airadas protestas legales queno dieron resultados en la prctica. A este respecto, David M. Szewczyk escribe conrelacin a Tlaxcala: En los aos de 1540 y 1550, un alto nmero de europeos se establecien la provincia como agricultores, molineros y carreteros. Los indgenas resistieron laintrusin. Durante la quinta y sexta dcadas del siglo XVI, el Cabildo (la institucin quefunga como la voz corporativa de los indgenas) entabl varias demandas en contra de losgrandes terratenientes europeos. Los resultados fueron nulos. Los europeos se encon-traban firmemente establecidos en el campo. Poco despus fincaron su residencia en laciudad de Tlaxcala. Vase David M. Szewczyk, New Elements in the Society of Tlaxcala,15191618, en Provinces of Early Mexico: Variants of Spanish American Regional Evolu-tion, Ida Altman y James Lockhart, editores (Los Angeles: UCLA Latin American CenterPublications, University Of California Press, 1976), pg. 139. Traduccin del autor. Vase

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    micos ligaban a Muoz Camargo con Tlaxcala (comercio, ganado, minas,puestos pblicos). Revisemos, en forma muy breve, algunas de las particula-ridades de este discurso.

    El discurso etnogrfico de Muoz Camargo se nutre de uno de los in-gredientes ideolgicos en que se apoya la dominacin espaola, a saber, laidolatra indgena y el culto diblico que los antiguos pobladores deAnahuac profesaban a sus dioses, vistos stos por Muoz Camargo como laencarnacin de Satans y sus ministros infernales. Por ejemplo, dice del diostutelar de los tlaxcaltecas, Camaxtle, que este dolo, CAMAXTLE, no pudoser sino el mismo Demonio, porque hablaba con ellos, y les deca y revelabalo que haba de suceder y lo que haba de hacer... y dice que los sacerdotesindgenas deban ser nigromnticos, hechiceros y encantadores o brujos, otenan hecho pacto y combinacin con el Demonio.36 El autor de la Des-cripcin de la ciudad y provincia de Tlaxcala tambin utiliza (o manipula)inferencias de carcter filolgico para marcar la naturaleza demonaca de lacultura nahua, como se aprecia en la siguiente explicacin que da sobre laetimologa de la palabra Tezcatlipoca:

    TEZCATLIPUCA, que quiere decir, en la etimologa de su nombre, el diosespejo o el dios de la luz, y PUCAH quiere decir dios negro DiosTezcatl, en la lengua mexicana, quiere decir espejo; que, compuesto destosdos verbos en estos dos lenguajes, quieren decir espejo dios negro o luzdios. Y a m me parece que quisieron llamarle LUZBEL, como en efecto, porinducimiento del Demonio que los tena tan sujetos y rendidos, pretendien-do ser adorado destas mseras gentes...37

    En la cosmovisin nahua, Tezcatlipoca era una de las mscaras con queencubre su ser dual Ometeotl, figura en que se resumen todos los atributosde la divinidad.38 De Tezcatlipoca escribe Fray Bernardino de Sahagn en suHistoria general de las cosas de Nueva Espaa, que el dios llamado Tezcatlipuca,

    tambin el estudio clsico de Charles Gibson, Tlaxcala in the Sixteenth Century (NewHaven, Connecticut: Yale University Press, 1952).

    36 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pgs. 143 y 147. Para una ampliadiscusin de la emergencia y desarrollo del demonio como una construccin occidental ysu importacin al contexto del Nuevo Mundo, vase Fernando Cervantes, The Devil inthe New World: The Impact of Diabolism in New Spain (New Haven, Connecticut: YaleUniversity Press, 1994).

    37 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 131.

    38 Len-Portilla, La filosofa nahuatl, pg. 166.

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    era tenido por verdadero dios, y invisible, el cual andaba en todo lugar: en elcielo, en la tierra y en el infierno.39 Sahagn no nos ofrece una traduccindel vocablo. Miguel Len Portilla traduce Tezcatlipoca como espejo quehumea.40 La traduccin de Len Portilla est ms apegada a la etimologade Tezcatlipoca ya que tezcatl significa espejo (igual en Muoz Camargo),pero la diferencia no slo est en la interpretacin de pucah/poca que procededel sustantivo poctli humo sino en la analoga o asociacin de Tezcatlipocacon Luzbel, el prncipe de los ngeles rebeldes que por el pecado de elacindecide sublevarse contra Dios. Veamos la siguiente cita de Muoz Camargoque nos conecta con el tema del sacrificio humano, la ofrenda que el demo-nio exiga a los indgenas:

    Dems destos ritos y ceremonias que hacan, ofrecan en esta fuente muchosperfumes y matando hombres humanos en servicio del Demonio, que lostena sujetos y rendidos con sus engaos, que no saban ya que ya con quservirle ni agradarle, si no era ofrecindole sus propios cuerpos y corazones, queera lo mejor que tenan; y tras esto, las almas, que se las llevaba al infierno.41

    El tema del sacrificio humano proporciona a Muoz Camargo la opor-tunidad para falsear el sentido sagrado de las occisiones rituales, ya que enMesoamrica no se consuma carne humana por razones de necesidad sinopor motivos de carcter religioso: La idolatra universal y el comer carnehumana ha muy pocos tiempos que comenz en esta tierra Y ans, habacarniceras pblicas de carne humana, como si fueran de vaca y carnero,como el da de hoy las hay.42 Es improbable la existencia de carniceras decarne humana en el Mxico precortesiano como lo afirma categricamenteel cronista puesto que, insisto, el comer carne humana en el mbito mesoame-ricano tena una funcin diferente a la de satisfacer un gusto mundano. Eneste sentido, escribe Orozco y Berra: Los mexica, en virtud de la trasmutacin,coman la carne de la vctima, no por ser codorniz, culebra u hombre, sinoporque era una sustancia santa. La tenan por cosa consagrada como aque-

    39 Fray Bernardino de Sahagn, Historia general de las cosas de Nueva Espaa, primeraversin ntegra del texto castellano del manuscrito conocido como Cdice Florentino,introduccin, paleografa, glosario y notas de Alfredo Lpez Austin y Josefina GarcaQuintana (Madrid: Alianza Editorial, 1988), pg. 38.

    40 Len-Portilla, La filosofa nahuatl, pg. 390.

    41 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 55.

    42 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 195.

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    lla masa de tzoalli de que formaban el cuerpo de Huitzilopochtli, que despe-dazada serva en menudos trozos para su comunin mstica.43 En breve,Muoz Camargo se inscribe en la tradicin demonizadora con que se explicala realidad cultural del espacio que se denomina Amrica a raz de su contac-to con Europa. Por ello, y en consonancia con la poltica imperial, la solucines cristianizar el mbito indgena. As, Muoz Camargo no se cansa de profe-rir alabanzas a la divinidad y al emperador por la accin evangelizadora.Reproduzcamos partes de un largo apstrofe que suspende la digesis delrelato etnogrfico y que debi de agradar infinitamente los devotos odos deFelipe II:

    PLUS ULTRA, Seor! Aqu sea santificado v[uest]ro sants[im]o nombrepor toda la redondez de la tierra, y que cian toda la esfera los esmaltes dev[uest]ra sagrada Pas[i]n para que seais alabado y ensalzado de todas las gen-tes. Hgase [vuest]ra volun[ta]d ans en la tierra como en el cielo, que, conms justo ttulo puede usar la santa madre Iglesia deste PLUS ULTRA, queno el csar cuando se puso por trofeo de ampliar su imperio, seoro y man-do, enalteciendo y ensalzando su nombre y fama Porque, con este sacra-ts[im]o nombre, se consigna la universal conversin destas nuevas gentes, yque el Demonio, enemigo del gnero humano, sea vencido y desbaratado,quebrantndole todas sus fuerzas y astucias [a] aquel ha que en esta ceguedady engao los ha tenido rendidos y sepultados en tinieblas, sin conocimientosde la verdadera lumbre de n[uestr]ra salvacin...44

    Desarrollemos otro aspecto del discurso etnogrfico de la Descripcin dela ciudad y provincia de Tlaxcala. Tendremos que hablar del rapto lrico que elsujeto discursivo experimenta ante el paisaje de Anahuac, mientras que colo-ca a sus habitantes en un grado de inferioridad cultural. Veamos en la si-guiente grfica la bipolaridad que informa el discurso de Muoz Camargopara quien nosotros constituye la poblacin espaola del Mxico colonial yellos la de los indgenas, a quienes les atribuye cargas extremadamente ne-gativas:

    43 Manuel Orozco y Berra, Historia antigua y de la conquista de Mxico, 4 tomos(Mxico: Editorial Porra, [1880] 1978), I, pg. 166.

    44 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 111.

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    Sin embargo, aunque Muoz Camargo considera inferiores a los natu-rales del Nuevo Mundo, no deja por eso de sentirse embelesado por el paisa-je de Anahuac. El sujeto etnogrfico establece una actitud dual con respectoa su objeto: desprecia a los indgenas, pero se siente sublimado ante el paisajeamericano. Cuando describe la etimologa de la palabra Tlaxcala, que signi-fica lugar de pan, escribe: y tuvieron razn de decirlo ans y llamarlo de estenombre, porque sin duda ninguna es la ms frtil provincia y abundosa demaz y otros mantenim[ient]os y legumbres que hay en toda esta Nueva Es-paa y agrega, para fundamentar su asercin, como testigo de vista.46 El

    45 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pgs. 77, 99 y 174.

    46 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 36. El cronista, al contestar laspreguntas del cuestionario oficial, busca autorizar su discurso mediante la figura de laautopsia (accin de ver con los propios ojos, segn Corominas, Breve diccionario,pg. 73): segn lo que he visto de ms de treinta y cinco aos a esta parte que ha quehe residido en esta ciudad y su tierra (Descripcin de la ciudad, pg . 34).

    Espaoles(Superioridad)

    Indgenas(Inferioridad)

    Honor carecen de honra y razn

    Valenta son pusilnimes en extremo grado

    Talento

    estos naturales sean de tan bajo talento en sus nimos yfuerzas corporales, son muy dbiles y de bajos pensamien-tos que, sacarlos de su paso y bajo ser en su modo naturale igualarlos con el talento que Dios dio a los espaoles, escontra toda razn aun el da de hoy, en esta provincia deTlaxcala, hay indios tan simples y de tan poco entendi-m[ien]to, que se pueden comparar a animales irracionales

    Trabajouno de los mayores males que tienen es la ociosidad, madrede todos los vicios

    Nobleza

    Dems, y allende desto, le ayudaron [los tlaxcaltecas aCorts] a ganar y a conquistar toda la redondez y mquinadeste nuevo mundo, dndole el d[e]recho y accin quetanan contra los mexicanos porque fuese universal rey yseor dellos; y que, por esto, son hidalgos y caballeros. stas,y otras fanfarrias y locuras dicen, que jams acaban deblasonar del arns.45

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    sujeto discursivo se queda sin palabras ante la excelsa visin de la Sierra deTlalocan, ubicada en el rea de Texcoco:

    alta cumbre de aquellas montaas de Tetzcuco, que son las sierras de Tlalocan,altsimas y umbrosas... En las cuales yo he estado y visto y puedo decir queson bastantes para descubrir el un hemisferio y otro, porque son los mayorespuertos y ms altos desta Nueva Espaa, de rboles y montes de grandsimaaltura, de cedros, cipreses y pinares, que su belleza no puedo encarecer conpalabras que cuadren, que parece que llegan a cielo por orden de naturaleza.Y, pues con palabras no puedo explicar los conceptos que a esto me espiran,splalo el buen entendimiento del discreto lector.47

    Y despus de quedarse como hechizado frente a la naturaleza portentosade Anahuac no puede sino darle inmensas gracias a Dios artfice universalde todo lo criado. Muoz Camargo, maravillado ante la tierra de Tlaxcala,concibe la majestuosidad de Anahuac como un espacio abierto para la explo-tacin: En estas montaas hay grandes rasgos e indicios de gran riqueza deminas de plata, porque se hallan muchos metales, vetas, veneros y quemazo-nes de plata. Y como no olvida que se dirige a Felipe II, se convierte en unasesor del rey que se permite hacer recomendaciones: si se buscasen y hubie-se perseveranc[i]a, en ellas toparan grandes riquezas.48 Adems de hablarde los recursos minerales que no se han explotado lo suficiente, el cronistamenciona los mritos de su padre como introductor del ganado en la provin-cia de Tlaxcala:

    Los ganados que en estos valles se cran son de buen gusto y sabor, especial-m[en]te la carne del carnero Comenz a criar DIEGO MUOZ CAMARGOcon dos ovejas burdas, y fue tanta su curiosidad, que vino a tener, destas dosovejas, ms de 40 mil en diez aos Y, ans, fue uno de los prim[e]ros cria-dores de ganados que hubo en esta Nueva Espaa y en el valle de Atzompan.49

    47 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 145.

    48 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 71.

    49 Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad, pg. 88. Lo que no dice es que la intro-duccin del ganado afect considerablemente las cosechas de las comunidades indgenas,como lo seala Charles Gibson cuando habla de la incipiente industria promovida por elclan Muoz (padre e hijos) y otros compaeros suyos, como Gutierre Maldonado y Pedrode Meneses: Con ganado mayor y ganado menor esta clase no indgena estableci estanciasy permiti que el ganado pastara libremente en reas agrcolas indgenas... No es fcilpara el lector de nuestros das el valorar apropiadamente los graves efectos econmicos deuna intrusin de esta ndole. Para el agricultor indgena fue aplastante el dao ocasionado

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    AJUSTICIAMIENTO DE CINCO CACIQUES DE TLAXCALA

    Fuente: Ms. 242 de la Coleccin Hunter de la Universidad de Glasgow, Escocia, fol.242v, Pintura 14, que aparece en Muoz Camargo, Descripcin de la ciudad. El textodice: Justicia grande que se hico de cinco caciques muy prin[cipa]les de Tlaxcala y unamujer, seora de aquella tierra, porque, de c[rist]ianos, tornaron a idolatrar: y dos, demsdestos, fueron quemados por pertinaces, por man[da]do de Corts [y] por consentim[ien]toy beneplcito de los c[uatr]o s[eor]es, y, con esto, se arraig la doctrina cr[ist]iana. Lapalabra quintlatique significa los quemaron.

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    En resumen, el discurso etnogrfico de Diego Muoz Camargo articulauna serie de significantes negativos para la construccin de la otredad: idola-tra, demonizacin, carniceras humanas, bestializacin del indgena, etcte-ra. Sin embargo, Anahuac es un valle frtil, un extraordinario edn que dejasin palabras a Muoz Camargo. Michel de Certeau sita al siglo XVI comoun momento clave en que se inicia la labor historiogrfica al servicio delprncipe (del poder poltico). Antes la funcin de la historia era providen-cialista, es decir, era una historia sujeta a interpretar los designios de la divini-dad. Pero en el siglo XVI (a partir de Maquiavelo, ejemplo que da Certeaudel nuevo historiador) la historia se hace, se fabrica, en beneficio del Esta-do.50 En esta tendencia es que debemos ubicar el discurso etnogrfico deMuoz Camargo, en el que se ofrece una degradada representacin culturaldel indgena acorde con la tesis del imperio espaol que justifica la posesinde los dominios americanos por su misin civilizadora. En Diego MuozCamargo hay una tensin cultural opuesta a la de Fernando de Alva Ixtlil-xochitl: si ste construye un discurso transcultural que incorpora elementosde tradicin heterognea (europeos y mesoamericanos), que est ms all denacionalismos en un sentido o en otro, Muoz Camargo afirma el proyectoimperial de la corona espaola que intenta consolidarse bajo una fe, unalengua, una cultura.

    HERNANDO ALVARADO TEZOZOMOCHernando Alvarado Tezozomoc fue un noble indgena del Mxico colo-

    nial que perteneca a los estratos ms altos de la antigua clase gobernanteindgena: era nieto del clebre Motecuhzoma. En su Crnica mexicayotl dejaasentada su nobilsima herencia:

    Y hoy en el ao de 1609, yo mismo, Don Hernando de Alvarado Tezozomoc,que soy nieto de la persona que fuera el gran rey Moteuczoma el menor,quien gobernara y rigiera la gran poblacin de Mxico Tenochtitlan, y queprovine de su apreciada hija, de la persona de la princesa, mi amadsima ma-dre, Doa Francisca de Moteuczoma, cuyo cnyuge fuera la persona de DonDiego de Alvarado Huanitzin, padre mo preciadsimo, noble; son ellos quie-

    por el ganado... Se arruinaron casas; se afectaron obras pblicas; se destruyeron pueblosenteros... Vase Charles Gibson, Tlaxcala in the Sixteenth Century (Stanford, California:Stanford University Press, [1952] 1967), pgs. 152153. Traduccin del autor.

    50 Michel de Certeau, The Writing of History, Tom Conley, traductor (New York:Columbia University Press, 1988), pgs. 611.

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    nes me engendraron y en toda verdad soy hijo suyo yo quien aqu me nom-bro...51

    La nota biogrfica sobre Alvarado Tezozomoc ms completa que tene-mos es la que ofrece Mario Mariscal, quien lo considera el prncipe de loshistoriadores indgenas de Mxico.52 A pesar de ello, es muy poco lo quesabemos del historiador. El nacimiento de Alvarado Tezozomoc se sita aproxi-madamente hacia 15251530.53 Desempe una posicin como intrpreteen la Audiencia Real. Como perteneca a la dinasta de los reyes aztecas, fuellamado en algunas ocasiones para figurar en ceremonias pblicas.54 Su pa-dre, don Diego de Alvarado Huanitzin, fue gobernador de Mxico-Tenoch-titlan (15391542), mas no parece que l haya ejercido semejante cargo.

    La Crnica mexicana de Hernando Alvarado Tezozomoc, texto elabora-do hacia finales del siglo XVI, seala el proceso de transformacin socialsufrido por los aztecas, que de ser un grupo migratorio, humilde, cuandosalen del mtico Aztlan, llegan a convertirse en la cabeza de la llamada TripleAlianza (Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan) que dominaba el valle central deMxico y otras partes de lo que se denomina Mesoamrica. La Crnica relatael nacimiento de una nacin con base en la adoracin de Huitzilopochtli, eldios tutelar de los mexicas, que empuja a sus guerreros a conquistar y a domi-nar. Se asiste al peregrinaje de los aztecas que van en busca de la tierra prome-tida por Huitzilopochtli: la encuentran y fundan Mxico-Tenochtitlan; en-seguida, refiere el cronista los sucesivos gobiernos y conquistas de Iztcoatl, deMotecuhzoma, de Ahuiztotl, entre otros huei tlahtoqueh (grandes reyes),bajo el consejo del legendario Tlacaelel. Se refiere el tipo de tributo que ofre-cen los vencidos en guerra; es un relato pico en cuanto se asiste a las hazaasde los hroes mexicas; pero tambin adquiere dimensin de elega, de cantode lamentacin, por los cados en batalla o por los cautivos para la piedra delsacrificio. Mxico-Tenochtitlan es, segn Alvarado Tezozomoc, el centro delmundo antiguo, la ciudad sagrada de Anahuac bajo la gida de Huitzilopochtli.

    51 Hernando Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicayotl, traduccin directa del nhuatlpor Adrin Len, 2a edicin (Mxico: UNAM, [1609] 1992), pg. 7.

    52 Mario Mariscal, Prlogo, en Hernando Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicana(Mxico: Ediciones de la Universidad Nacional Autnoma, 1943), pg. ix.

    53 Garibay K., Historia de la literatura nahuatl, pg. 301.

    54 James Lockhart, The Nahuas after the Conquest: A Social and Cultural History ofthe Indians of Central Mexico, Sixteenth through Eighteenth Centuries (Stanford, Califor-nia: Stanford University Press, 1992), pg. 389.

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    Hacia el final de su relato, anticipa una explicacin de la cada frente a Cor-ts: es el relato mtico del Motecuhzoma que piensa que ha llegado el diosQuetzalcoatl a recobrar su reino. No podemos saber si es la manera real comoel Motecuhzoma de 1519 o 1520 visualiz la llegada de Corts: es la maneracomo su nieto, Alvarado Tezozomoc, dcadas ms tarde, representa a Mote-cuhzoma para darle un lugar en el drama de la conquista. En fin, la Crnicacuenta el nacimiento, consolidacin y simblica consumacin del imperiomexicano,55 viendo desde adentro la evolucin cultural de los mexicas congran apego a la historia oficial de los aztecas, la tradicin histrica de la Cr-nica X,56 a la que superpone una voz cristiana sin anular las voces mexicasque actualizan su esplendoroso pasado. No obstante Alvarado Tezozomoccensure y condene los sacrificios humanos, su historia sigue siendo azteca.Es decir, no es Tlacaelel, el idelogo del estado mexica, no es Motecuhzoma,el monarca que gobierna Mxico-Tenochtitlan a la llegada de los espaoles,quien anatemiza las occisiones rituales a lo largo del relato: es el cronista ensu funcin de narrador. Esa voz agregada al conjunto coral de la tradicinmexica es slo una voz superpuesta como en un gran cdice al que se sobre-pone al lado de los signos antiguos el signo de la nueva cultura dominante ya la que est destinada en principio la obra. La conquista de Mxico por elejrcito cortesiano trajo consigo el derrocamiento del poder azteca. En eltexto de Alvarado Tezozomoc se crea un espacio de poder discursivo en el quese rememora el antiguo podero, la guerra sagrada como pilar de la identidadmexica, la grandeza de la mexicayotl (la esencia cultural de la nacin mexica),lo que vena a alimentar el orgullo tnico de los descendientes de la noblezaindgena en el Mxico colonial ahora sujetos al poder de la corona espaola.

    55 Aqu debemos recordar que ni el concepto europeo de nacin ni de estado oimperio existieron en el Mxico antiguo. Por ello, aunque use la palabra imperio (si-guiendo a Alvarado Tezozomoc) no se debe pensar en el concepto occidental. El conceptoen nahuatl para designar esta nocin sera el de huei tlahtocayotl, vocablo que se deriva detlahtoani que, como sabemos, era la persona que tena el mando y autoridad en los altepeme(estados tnicos). Escribe Rudolf Van Zantwijk: Los aztecas designaban a todo el aparatogubernamental relacionado con el funcionamiento poltico del tlahtoani con el trminode tlahtocayotl lo que al tlahtoni se refiere. Vase El concepto del Imperio Azteca enlas fuentes histricas indgenas, en Estudios de Cultura Nahuatl 20 (1990), pg. 204.Mxico-Tenochtitlan lleg a convertirse en la huei tlahtocayotl ms poderosa de Anahuac.Historiar su proceso de encumbramiento poltico, social y militar, es lo que interesa aAlvarado Tezozomoc.

    56 Vanse Robert H. Barlow, La crnica X: versiones coloniales de la historia de losmexica tenochca, en Revista mexicana de estudios antropolgicos 7 (1945), pgs. 6587; yStephen A. Colston, The Historia Mexicana and Durns Historia, en Journal de la Socitdes Amricanistes LXII (1973), pgs. 3542.

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    EL HISTORIADOR DON FERNANDO ALVARADO TEZOZOMOC

    Fuente: Frontispicio de Fernando Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicayotl, Adrin Len,traductor del nahuatl (Mxico: UNAM e INAH, 1949).

    FIGURA 1

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    La funcin poltica de Alvarado Tezozomoc es recuperar esa tradicin. Contodo, este cronista ilustra tambin el proceso de formacin de un sujetoculturalmente heterogneo. La persona discursiva que habla en la Crnica yla persona histrica de Alvarado Tezozomoc convergen en la construccin deuna identidad nueva. Ser mexica y ser cristiano, segn se desprende del casode Alvarado Tezozomoc, no eran trminos irreconciliables o incompatiblesen el Mxico colonial.

    Se conoce un retrato de Hernando Alvarado Tezozomoc (Figura 1). Enl se ve al historiador vestido a la usanza espaola, con el sombrero en lamano, con la espada al cinto.57 Esto revela el deseo de Alvarado Tezozomocde adoptar la vestimenta, las armas, el blasn, los emblemas de la culturaespaola y, muy probablemente, la religin. Es presumible la apropiacin deestos nobles indgenas como Alvarado Tezozomoc de los valores de la nuevareligin ya que, en un texto con un destinatario completamente diferente aleuropeo, escrito en nahuatl, la Crnica mexicayotl, el propio Alvarado Tezozo-moc nuevamente se autorrepresenta como un noble cristiano: Y al redactareste libro ya dijimos arriba que somos muy muchos los nobles a quienes senos honr y se nos hizo merecer con primaca sobre todo cuando lleg elespritu, el verbo y la luz de nuestro verdadero seor Jesucristo, hijo verdade-ro de Dios.58 Era el cristianismo de Alvarado Tezozomoc sincero? Es impo-sible dar una respuesta firme. Muy probablemente s. Jorge Klor de Alva haechado por tierra la tesis de Robert Ricard de una tersa conquista espiri-tual, demostrando la persistencia de las creencias indgenas antiguas debajode los ritos y sacramentos cristianos.59 Concluye que, aunque la mayora dela masa indgena se asimil muy superficialmente al cristianismo, tambinreconoce que fueron las lites nativas, especialmente, las que con ms ahncorecibieron la enseanza evanglica que les fue impartida por las rdenes

    57 El retrato se encuentra en un manuscrito intitulado Tlalamatl Quauhquilpan, quese conserva en el Archivo del Museo Nacional de Antropologa en Mxico. ApareceAlvarado Tezozomoc junto a una persona que viste la ropa tradicional indgena, por locual es bastante evidente el contraste.

    58 Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicayotl, pg. 6.

    59 Jorge Klor de Alva, Spiritual Conflict and Accommodation in New Spain:Toward a Typology of Aztec Responses to Christianity, en The Inca and Aztec States14001800: History and Anthropology, George A. Collier y otros, editores (New York yLondon: Academic Press, 1982), pgs. 345366. Vase tambin Robert Ricard, La conqutespirituelle du Mexique (Paris: Institut dEthnologie, 1933); la edicin en ingls es TheSpiritual Conquest of Mexico: An Essay on the Apostolate and the Evangelizing Methods of theMendicant Orders in New Spain, 15231572 (Berkeley: University of California Press,1974).

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    mendicantes a lo largo del siglo XVI, como una estrategia de proselitismoreligioso para que de la pirmide social se derramara la palabra de dios. Estorevelara que, si bien hubo nobles que intentaron seguir con su regla de vidaantigua como fue el caso de don Carlos Ometochtzin de Texcoco que acaben la hoguera,60 autores como Alva Ixtlilxochitl y Alvarado Tezozomoc ha-blan como cristianos a otros cristianos del Mxico colonial, guardando ladebida distancia con respecto a las creencias religiosas precortesianas. Laetnicidad de Hernando Alvarado Tezozomoc un indgena por los cuatrocostados no parece representar ningn problema para que el historiadoracepte o, mejor dicho, se apropie de la nueva religin que se impone en elMxico colonial a raz de la conquista, ni para que actualice la memoria delpasado azteca con fidelidad a la tradicin histrica (la perteneciente a la Cr-nica X) en que se sita. Estamos en presencia de un indgena noble cristia-no. O de un tlamatini (sabio indgena) cristiano.

    Permtaseme ilustrar el caso de Alvarado Tezozomoc con un breve acer-camiento a la voz cristiana del narrador de la Crnica mexicana. Aunque lahistoria est contada por los actores mexicanos en su mayor parte el diostutelar, los huei tlahtoqueh, los valientes guerreros, es decir, los altos persona-jes de Anahuac, Alvarado Tezozomoc constantemente interviene en la na-rracin para condenar los sacrificios humanos y llamar a Huitzilopochtli de-monio. De esta suerte se configura un texto en el que hay una oposicin devoces.

    A quin y desde qu ngulo habla el narrador de la Crnica mexicana?Hernando Alvarado Tezozomoc se representa en el texto como un cristianoque habla a otros cristianos y condena desde esta perspectiva las prcticassacrificiales de sus antepasados. El sujeto discursivo (Alvarado Tezozomoc) sedistancia de los indgenas de la antigedad (las voces que cuentan la historiade Mxico-Tenochtitlan bajo la gida de Huitzilopochtli) cuando se incluyel mismo dentro del tiempo instaurado por la cultura occidental-cristiana.Esto se pone de manifiesto cuando el narrador de la crnica dice lo siguiente:

    Los mexicanos, despus de haber hecho asiento, casas, buhiyos, su templo yC de su Dios, comenzaron hacer casa y adoracin de Huitzilopochtli, yhecho el templo, pusieron luego al pi de Huitzilopochtli una gran xcara,como batea grande, manera de una fuente de plata grande, con que se de-manda limosna ahora en nuestra religin cristiana: habiendo hecho luego loslados del gran diablo Huitzilopochtli, le pusieron otros demonios manera

    60 Serge Gruzinski, El poder sin lmites: cuatro respuestas indgenas a la dominacinespaola, Phillippe Cheron, traductor (Mxico: Instituto Nacional de Antropologa eHistoria, 1988), pg. 49.

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    de santos, que fueron estos: Yopico, Tlacochcalco, Huiznahuac, Tlacatecpan,Tzommolco, Atempan, Texcacoac, Tlamatzinco, Mollocotlilan, Nonohualco,Zihuatecpan, Izquitlan, Milnahuac, Coaxoxouhcan, Acticpan, todos demo-nios sugetos al Huitzilopochtli.61

    El destinador del texto es (A) un noble indgena cristiano que habla asus destinatarios (B), otros miembros de la colectividad tambin cristianos(nuestra religin cristiana); se muestra en este breve pasaje quin habla aquin en el texto y, adems, el narrador apela a la competencia del lector enmateria de religin al establecer una comparacin entre los demonios deHuitzilopochtli alrededor de su altar a manera de santos, lo cual sera biencomprendido por su lector modelo,62 quien estara familiarizado con losaltares profusamente adornados con santos en las iglesias novohispanas. Enotros lugares del texto, el narrador vuelve a usar analogas que ayuden a sulector modelo a comprender mejor el mensaje:

    se hizo una solemne procesin y se ganaron muchos perdones como en nuestrasanta y cristiana religin; se hacia en servicio del gran diablo con tanta cruel-dad inhumana, con derramar tanta sangre, para untar con ella una piedra,que era figura del mismo demonio, maestro y cabeza de crueldades para en-viar almas al infierno.63

    En general, esta ubicacin del sujeto discursivo revela que su espacioenunciativo est cristianizado; por ello, marca una divisin entre un ellos(los mexicanos antiguos) y un nosotros (los mexicanos y espaoles del Mxico

    61 Hernando Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicana escrita por D ao deMDXCVIII, anotada por el seor licenciado Manuel Orozco y Berra y precedida delCdice Ramrez, manuscrito del siglo XVI intitulado: Relaciones del origen de los indios quehabitan esta Nueva Espaa, segn sus historias. Y de un examen de ambas obras, al cual vaanexo un estudio de cronologa mexicana por el mismo seor Orozco y Berra (Mxico:Editorial Porra, [1598] 1878), pgs. 227228. nfasis agregado.

    62 Umberto Eco ha desarrollado la nocin de lector modelo en un texto importantepara los estudios de la teora de la recepcin, Lector in Fabula. Esta figura del lectormodelo es una estrategia textual que usa el autor o productor del texto para evitar inter-pretaciones errneas o aberrantes por parte del lector o destinatario del texto. El LectorModelo escribe Umberto Eco es un conjunto de condiciones de felicidad, establecidastextualmente, que deben satisfacerse para que el contenido potencial de un texto quedeplenamente actualizado. Vase Lector in Fabula: la cooperacin interpretativa en eltexto narrativo, 2a edicin, Ricardo Pochtar, traductor (Barcelona: Lumen, [1979] 1987),pg. 89.

    63 Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicana, pg. 503. nfasis agregado.

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    colonial). Este nosotros no implica necesariamente ser espaol sino ser,sobre todo, cristiano. Este narrador extradiegtico y cristiano participa enlos hechos narrados slo en contadas ocasiones para condenar con visibleindignacin la adoracin de Huitzilopochtli y los sacrificios humanos. Lla-ma al dios protector de los aztecas dolo diablo de piedra y a las ceremoniasen su honor las concibe como crueldad inhumana.64 El narrador que cuen-ta la historia en la Crnica mexicana cumple, de este modo, con una funcinideolgica65 cuando emite juicios de repudio a la antigua religin azteca centra-da en el culto de Huitzilopochtli.

    El ttulo que se le da en la pintura del Tlalamatl Quauhquilpan aAlvarado Tezozomoc es el de nahuatlato (vase la Figura 1); es decir, aqu sele representa como bilinge, como intrprete, como traductor. Y en efecto,tal vez sta sea una buena manera de acercarse a Alvarado Tezozomoc: verlocomo un intrprete cultural que, gracias a su dominio de ambas lenguas,pudo escribir en espaol una de las historias ms completas que tenemos deMxico-Tenochtitlan. Pero esta aproximacin debe matizarse. Aunque laCrnica mexicana est escrita en espaol y es un texto que, en trminos gene-rales, se afilia genricamente a la narratividad occidental, la oralidad nahuaes la que mueve la mquina narrativa, situacin que da origen a una yuxtapo-sicin de dos modelos culturales, a un conflicto discursivo. Siempre se hablade la occidentalizacin del discurso cultural indgena pero poco se reparaen la indigenizacin de la crnica europea. Al escribir su crnica en espa-ol, como bien apunta Lienhard, Alvarado Tezozomoc deseaba insertarseen la esfera de la literatura universal del momento, la del imperio cristiano yespaol,66 pero al mismo tiempo que usa la forma discursiva occidental, lacrnica escrita con caracteres latinos, con la impronta cristiana, la desestructuraporque la oralidad que proviene del mundo mesoamericano, es decir, ellegado que recoge Alvarado Tezozomoc, irrumpe con gran fuerza en el marconarrativo. El narrador escribe con un espaol que muestra la influencia delnahuatl tanto a nivel lxico como sintctico: inversin de las palabras en unaoracin (Antiguamente ellos se jactaban llamar Aztlantlaca), omisin depreposiciones (Segundo nombre llaman Aztlan), insercin de numerososconceptos en nahuatl relacionados con la flora, fauna, poltica, religin eincluso oraciones que no se traducen por mandato de su Dios Huitzilo-

    64 Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicana, pgs. 321 y 471.

    65 Grard Genette, Narrative Discourse: An Essay in Method, Jane E. Lewin, traductoray prlogo de Jonathan Culler (Ithaca: Cornell University Press, 1980), pg. 256.

    66 Martin Lienhard, La voz y su huella: escritura y conflicto tnico-social en AmricaLatina 14921988 (Hanover, New Hampshire: Ediciones del Norte, 1991), pg. 144.

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    pochtli, y les hablaba, y ellos respondan, y luego su mandato les deca:adelante Mexicanos que ya vamos llegando al lugar: diciendo caza achitoncaton nenemica mexicatl.67 En fin, todo esto apunta a una indigenizacin dela crnica espaola o a una crnica oralizante, para tomar prestado el voca-blo acuado por Susana Jkfalvi-Leiva.68 Como lo ha mostrado MartnLienhard, la Crnica mexicana, aunque escrita en espaol, tiene una semn-tica general que corresponde a la cultura nahua.69 Igualmente Mario Maris-cal ya haba anotado que parece indudable una cosa, y es que la obra fupensada originalmente en la lengua materna del autor, y de ello se resiente noslo su estilo, sino ms que nada, el sentido de toda ella.70 Desde este puntode vista la obra de Alvarado Tezozomoc postula un lector nuevo. Quin es elverdadero destinatario o lector modelo del texto de Alvarado Tezozomocque pueda captar el texto en toda su dimensin? Aunque en trminos gene-rales la obra se dirige a todo lector letrado de la Nueva Espaa o de Espaa,no es ste el verdadero lector que postula. No es ni un lector indgena mono-linge (nahuatl) ni un lector espaol monolinge (espaol). Slo un lectorbicultural, bilinge, podra captar el texto en todas sus dimensiones. De estemodo, Alvarado Tezozomoc incide en la formacin de un nuevo texto colo-nial que postula un nuevo lector, un indgena cristiano letrado, como era lmismo, un miembro de la ms alta alcurnia mexica.

    Recordemos que Hernando Alvarado Tezozomoc, que slo lleva en susvenas sangre indgena, a diferencia de Alva Ixtlilxochitl (castizo) o de MuozCamargo (mestizo), se representa en su Crnica mexicayotl (1609) como unnoble indgena cristiano. Este texto est dirigido no a los espaoles, como suCrnica mexicana (1598), sino a los miembros indgenas de Mxico-Tenoch-titlan. Dado el destinatario de la Crnica mexicayotl (escrita en nahuatl ysiguiendo la forma del xiuhpohualli, el anal precortesiano para la propiacomunidad indgena), la autodesignacin de Alvarado Tezozomoc sugiereque ser mexica y ser cristiano no eran trminos irreconciliables en el Mxico

    67 Alvarado Tezozomoc, Crnica mexicana, pgs. 223 y 224.

    68 Susana Jkfalvi-Leiva, quien analiza una serie de textos coloniales andinos delsiglo XVI, seala que los discursos historiogrficos sustentados por la tradicin oral indgenamarcan una prctica escrituraria ambigua y marginal en relacin con los modelos histricoseuropeos dominantes en la poca. En ellos se da voz al sujeto colonizado, inscribindoloen un nuevo paradigma historiogrfico. Proponemos clasificar a este tipo de textos comocrnicas oralizantes. Vase De la voz a la escritura: la Relacin de Titu Cusi (1570),en Revista de crtica literaria latinoamericana XIX: 37 (1993), pg. 259.

    69 Lienhard, La voz y su huella, pgs. 133144.

    70 Mario Mariscal, Prlogo, en Crnica mexicana, pg. xlii.

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    colonial. De esta suerte, a la herencia cultural mexica que recoge AlvaradoTezozomoc en la situacin colonial se contraponen los valores de la religincristiana. Surge la paradoja de que, al mismo tiempo que hace una apologade la historia antigua de Mxico-Tenochtitlan, condena la prctica sacrificialde sus antepasados. Juzga la cultura de sus antepasados desde la perspectivareligiosa que le impone el colonizador. La fractura de la tradicin mesoame-ricana en Alvarado Tezozomoc podra haber conllevado la bsqueda de unanueva identidad del sujeto colonizado que se apropia del cristianismo comouna estrategia que le permita seguir manteniendo una posicin de ciertahegemona, en un contexto en que su clase social pierde el poder frente alespaol. Si antes la lite en el poder hablaba de Huitzilopochtli, la de ahorahabla de Jesucristo. Desde esta perspectiva, podramos sealar la tensindiglsica que marca la crnica de Alvarado Tezozomoc por cuanto que laapropiacin del lenguaje cristiano con que censura la antigua religin estdeterminada por la imposicin de la nueva cultura dominante. AlvaradoTezozomoc, al igual que Alva Ixtlilxochitl, construye una nueva etnicidadpara acomodar la herencia indgena en el marco de la sociedad novohispana.Es decir, ambos se apropian del lenguaje del poder para afirmar una posicinen el nuevo orden colonial. Hablan por las lites de Texcoco y de Mxico-Tenochtitlan. Con todo, el discurso transcultural de Hernando AlvaradoTezozomoc no deja de presentar el conflicto de la nobleza indgena mexicaque, para poder hacer memoria de su glorioso pasado, tena que verlo con ojoscristianos. La Crnica mexicana es el vivo testimonio de un espacio de la rup-tura, del desgarramiento cultural, de la escisin que provoca el estar nepantlaentre dos mundos.

    CONCLUSINA Fernando de Alva Ixtlilxochitl, a Diego Muoz Camargo y a Hernando

    Alvarado Tezozomoc se les ubica generalmente como autores de una crnicamestiza, ya que sus trabajos histricos se configuran, en trminos generales,con modos expresivos emanados tanto de la tradicin europea como de lamesoamericana. En lugar de hablar de una crnica mestiza, debemos ha-blar de un discurso transcultural. Qu se gana con la nueva definicin? Enprincipio se evita la connotacin ms inmediata que tiene la de mestizaje,que remite inmediatamente a una mezcla racial, biolgica, mientras quetransculturacin se refiere ms bien a interacciones culturales entre miem-bros pertenecientes a culturas diferentes. La palabra transculturacin, comoes bien sabido, tom gran impulso a raz de la publicacin de Fernando Ortz,Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar, y se quiere significar con este

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    concepto algo diferente a la nocin de mestizaje.71 Mientras que con esteconcepto se implica una armoniosa identidad formada por dos sangres yculturas, con aqul se trata de describir cmo los sujetos coloniales o gruposmarginales seleccionan o se apropian de los modos de representacin que lacultura dominante pone a su disposicin no slo para asimilarse o resistirsino para entrar en un proceso cultural de toma y daca.72 Hemos vistocmo Alva Ixtlilxochitl intenta integrar la historia de Anahuac en el cauce deoccidente proyectando a Texcoco como la praeparatio evangelica del mundoantiguo mesoamericano; de esta manera, el cronista produce un discursoesencialmente de conciliacin cultural. Alva Ixtlilxochitl es un claro ejemplode un historiador de principios del siglo XVII enfrascado en la reconstruc-cin de fronteras culturales entre Anahuac y Europa como una manera deentender el pasado en funcin del presente. Diego Muoz Camargo, a dife-rencia de Alva Ixtlilxochitl, se constituye como un autor espaol que no aceptaidentidad indgena: su discurso etnogrfico est a tono con la ideologaauspiciada por el imperio espaol, ya que presenta a la alteridad indgenacomo inferior en todos los rdenes al espaol. La Crnica mexicana deHernando Alvarado Tezozomoc es una historia imperial que responde a losintereses ideolgicos de los antiguos gobernantes de Mxico-Tenochtitlan (latradicin oral de la Crnica X), cifrados en la guerra sagrada auspiciadapor Huitzilopochtli. En el caso de Alvarado Tezozomoc, es ms patente elconflicto que se manifiesta entre la herencia indgena mexica y la culturaoccidental a nivel de la estructura formal (una narratividad que resiente elefecto de la oralidad nahua) e ideolgica (la confluencia de voces oposicionalesentre los actores mexicanos que construyen la imagen de la nacin tenochcabajo el apostolado de Huitzilopochtli y el narrador que condena precisamen-te ese apostolado). A pesar del conflicto y tal vez como resultado del mis-mo, la historiografa de Alvarado Tezozomoc nos revela que el sujeto que

    71 Escuchemos a Fernando Ortz: Entendemos que el vocablo transculturacin expresamejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque ste noconsiste solamente en adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la vozanglo-americana aculturacin, sino que el proceso implica tambin necesariamente laprdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcialdesculturacin y, adems, significa la consiguiente creacin de nuevos fenmenos culturalesque pudieran denominarse neoculturales. Vase Contrapunteo cubano del tabaco y el azcar:Advertencia de sus contrastes agrarios, econmicos, histricos y sociales, su etnografa y sutransculturacin (Habana: Direccin de Publicaciones de la Universidad Central de lasVillas, 1963), pg. 103.

    72 Bronislaw Malinowski, Introduccin, en Fernando Ortiz, Contrapunteo cubanodel tabaco y el azcar, pg. xiii.

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    la produce construye una emergente identidad heterognea que intenta re-solver el predicamento de estar nepantla entre Anahuac y Europa. Es preferi-ble, pues, hablar de discursos transculturales (diversos) antes que de discur-sos mestizos. Este discurso transcultural, como se ha sealado, no es ni detotal resistencia o lucha ni implica una total adherencia a los valores del con-quistador: es un discurso que revela, fundamentalmente, que el sujeto que loarticula busca negociar entre dos culturas y construir un espacio de enuncia-cin en la situacin colonial.

    Al estructurar el presente trabajo alrededor del espacio de enunciacinque construyen estos cronistas en la situacin colonial, mi intencin es cues-tionar la pregunta: Quin es/quines son: mestizos, indgenas, criollos, es-paoles? Ms que la bsqueda de una identidad esencialista lo que persigo esver cmo el sujeto historiogrfico construye una identificacin tnica. Aun-que en Alva Ixtlilxochitl, por ejemplo, predomina la sangre espaola, el his-toriador funcion en el mundo colonial como un indgena noble que se iden-tifica con Texcoco; en cambio, Muoz Camargo niega la sangre indgena desu madre que lo confinaba al espacio denigratorio en su poca del mestizopara identificarse plenamente con su prosapia espaola. Alvarado Tezozomocse representa como un indgena noble cristiano. No es el factor biolgico, lasangre, la raza lo determinante (indgena/mestizo/criollo/espaol); lo quetenemos son identidades nuevas que incluyen diferentes afiliaciones o identi-ficaciones de individuos con grupos tnicos y/o categoras culturales talescomo clases sociales, religin, sexo, nacin, lenguajes, tradiciones. Ms queuna identidad fija, esencialista e inamovible, los sujetos historiogrficos aquanalizados son productores de una etnicidad emergente, heterognea, quepermite operar, reposicionarse, colonizar, en el nuevo mundo que se constru-ye en el Mxico colonial.